Es parte de las historia que nos cuentan cuando somos chicos. Nos dicen que vamos a ser tal o cual cosa si somos tal otra. A m por ejemplo me decan que me pareca al to Alberto, que haba sido un empresario sper exitoso, el gerente ms joven del Banco Nacin, y que haba perdido todo por vago, o porque jugaba. No lo recuerdo, porque lo cierto es que la historia del to Alberto se adaptaba a la cagada que me haba mandado ese da, y por eso, y otras cosas, es que nunca llegu a saber de verdad que haba pasado con ninguno de ellos.La verdad cruda es que los padres se inventan estos cuentos para que uno sienta que es el to Alberto, que puede llegar a conseguirlo todo y perderlo todo igual de rpido por costumbres de chicos, como dormir hasta las 12. Los tos como el to Alberto deben tener costumbres de chicos y por eso no triunfan en la vida, porque el mundo es de los hombres que no se acuerdan de cmo era la casa materna, ni los guisos maternos. Que comen cualquier porquera y se cogen a cualquier mina y todo les da lo mismo.Yo y el to Alberto estamos destinados al fracaso. Porque somos lo que fuimos y nos cuesta trabajo, o no queremos, olvidar lo que podramos ser. Por eso tomamos, o dormimos hasta las 12. Por el miedo a que un da vengan los dueos del Banco Nacin y nos quieran nombrar algo ms grande de lo que podemos cargarnos encima de los hombros.