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  • Nm. 131 Noviembre del 2004

    La Oracin PblicaPodemos preguntarnos cual es la

    diferencia entre la oracin " esa ele-vacin del alma a Dios"que se hacepor ejemplo en la Santa Misa, o enconjunto con nuestros hermanos, quees la oracin pblica y vocal y la quehacemos solos frente al Sagrario o ennuestra casa, la mental y privada.

    Todos los bautizados formamosparte de la Iglesia, somos parte delcuerpo mstico de Cristo; el Seor nosdijo que " donde estn dos o tres re-unidos en mi nombre, all estoy Yo enmedio de ellos" (Mt 18, 20).

    Esta oracin puede hacerse enconjunto con otras personas, inclusoJesucristo le da tanto valor que pro-mete "estar en medio de nosotros"cuando la hagamos. Esa es la oracinpblica, la que se hace en nombre dela Iglesia, por un ministro destinadolegitimamente a este fin (CIC, 1256).

    Esta oracin suele tener uncaracter eminentemente litrgico,como le ocurre al rezo del Oficio divi-no. Santo Toms le llamaba a estaoracin comun; y considera que deberealizarse en voz alta para que el pue-blo fiel tenga conocimiento de ella.

    Don Antonio Royo Marn nos diceen su Teologa Moral para seglaresque "La oracin vocal est al alcancede todos". No se requiere de una fr-mula determinada, si bien la ofreceinsuperable el Padrenuestro. Para quesea verdadera oracin es preciso ha-cerla con atencin y verdadera piedad

    La oracin vocal debe ser audiblenecesariamente cuando es un grupoel que reza. Dios no hizo a los hom-bres individuos solitarios, hechospara vivir aparte unos de otros. Noshizo entes sociales, miembros de gru-pos, dependientes unos de otros, pri-mero del grupo de la familia y, luego,del grupo ms grande que componenmuchas familias: la comunidad.

    La oracin de grupo o en comnes especialmente grata a Dios. Des-

    de el mismo origen del hom-bre, la oracin en co-mn ha expresadonuestra unidad enDios, el lazo de lacaridad frater-na que debieraunir a todos loshombres de buena voluntad. Para loscatlicos tiene la significacin aa-dida de nuestra unidad en el CuerpoMstico de Cristo. Es esta unidad laque da a la oracin en grupo muchams fuerza que la mera suma de lasoraciones de los individuos que locomponen. Esto hace que las oracio-nes de la familia que reza unida o delgrupo que reza junto sean tan efica-ces y tan agradables a Dios.

    Cuando el Cuerpo Mstico deCristo, su Iglesia, ora oficialmente ensu nombre, es la llamada oracinlitrgica o pblica. La Santa Misa esoracin litrgica. El Oficio Divino, quetodo sacerdote est obligado a recitardiariamente, es oracin litrgica. Lossacramentos, consagraciones y ben-diciones oficiales impartidas por laIglesia, son oracin litrgica, porqueen esta es toda la Iglesia la que ora.Es Cristo en su Cuerpo Mstico (lo quenos incluye a ti y a m) quien ora,aunque lo haga a travs de un indivi-duo solo, designado como su represen-tante.

    Es ms fcilinventar una mentira,que defender una verdad.

    PRECAVIDOEl padre de familia,

    acompaado de su mu-jer, sus suegros, dos tas,

    y once criaturas, pregun-t en la ventanilla de una pe-

    quea estacin de ferrocarril:-Hay algun tren, de carga o de pasa-jeros, que vaya ahora hacia el norte?-No, seor -contest el empleado.-Y alguno que vaya hacia el sur?-TampocoEntonces el seor se volvi a la fami-lia y les dijo:-Aprense. Ahora pode-mos cruzar las vas.

    DE RENTEROS-Juan, ya me debes 5 meses derenta. Si no pagas tendrs quedejar la casa.-Yo irme sin pagarte lo que tedebo... Jams!

    Ese bien que deseasque te hagan,

    hazlo t primero, a los dems.

    Los Lmites deser Padres

    Te di la vida, pero nopuedo vivirla por ti.

    Puedo ensearte mu-chas cosas, pero no puedoobligarte a aprender.

    Puedo dirigirte, perono responsabilizarme porlo que haces.

    Puedo llevarte a la Iglesia, pero nopuedo obligarte a querer.

    Puedo instruirte en lo malo y lobueno, pero no puedo decidir por ti.

    Puedo darte amor, pero no puedoobligarte a aceptarlo.

    Puedo ensearte a compartir, perono puedo forzarte a hacerlo.

    Puedo hablarte del respeto, pero note puedo exigir que seas respetuoso.

    Puedo aconsejarte sobre las bue-nas amistades, pero no puedo esco-grtelas.

    Puedo educarte acerca del sexo,pero no puedo mantenerte puro.

    Puedo platicarte acerca de la vida,pero no puedo edificarte una reputa-cin.

    Puedo decirte que el licor es peli-groso, pero no puedo decir no por ti.

    Puedo advertirte acerca de las dro-gas, pero no puedo evitar que las uses.

    Puedo exhortarte a la necesidad detener metas altas, pero no puedo al-canzarlas por ti.

    Puedo ensearte acerca de la bon-dad, pero no puedo obligarte a ser bon-dadoso.

    Puedo amonestarte en cuanto alpecado, pero no puedo hacerte unapersona moral.

    Puedo amarte como nio, pero nopuedo colocarte en la familia de Dios.

    Puedo hablarte de Jess, pero nopuedo hacer que Jess sea tu Seor.

    Puedo explicarte cmo vivir, perono puedo darte vida eterna.

    (Repetirla con frecuenciacuando tengas dificultades)

    Corazn Dulcsimo de MaraEnsame el camino!

    jaculatoriajaculatoria

  • Si la obediencia no te da paz,es que eres soberbio.

    620

    El Rey

    HEMOS DE ACTUAR CONLIBERTAD INTERIOR

    Es llamativo que los hombres seanmuy celosos de su libertad y, al mis-mo tiempo, se dejen esclavizar por eltemor al qu dirn. Afirman, orgullo-sos, su independencia, para someter-se seguidamente al imperio de la opi-nin pblica.

    La Historia del Burrorase una vez un viejo que te-

    na un burro al que quera vender.Un da l y su hijo, y el burro, porsupuesto, fueron al mercado. El ca-mino era largo, haca calor y al vie-jo no le apeteca andar.

    -Ya que tenemos un burro,usmosle mientras podamos, y sesubi en l. El hijo se agarr al ra-mal del burro y siguieron el cami-no.

    -No te da vergenza, viejo? -ledijo alguien por el camino. T enburro mientras tu hijo tiene quecaminar.

    El viejo se sonroj y pareci aver-gonzado. Se baj del burro y sujetel ramal.

    -Mntate un rato y yo sujetar alburro -dijo a su hijo.

    A continuacin se encontraroncon unas seoras que venan delmercado.

    -No te da vergenza? -gritaron,levantando los puos contra el jo-ven-. Un joven como t montandoen burro mientras tu anciano pa-dre va andando.

    La cara del joven se puso tan rojacomo la de su padre momentos antes.

    -Las seoras tienen razn, padre.Yo no debera ir descansando mien-tras t caminas.

    El que Dirn-Por qu no nos

    montamos los dos? -dijo el viejo.

    El burro siguicon los dos hombressobre l.

    -No os da vergenza? -gritaronunos hombres que recogan heno enun campo cercano-. Dos adultos en-cima de un pobre burro. Cmo po-dis ser tan crueles?

    El viejo y su hijo bajaron rpida-mente.

    -Ya s lo que podemos hacer -dijoel joven por fin-. En lugar de que elburro nos lleve, nosotros llevaremosal burro.

    Los hombres fueron recibidos congrandes carcajadas de burla, mien-tras se esforzaban en llegar al mer-cado llevando al burro sobre sus hom-bros.

    -Fjate!, dos hombres llevando unburro, cuando el burro est hechopara llevarlos a ellos -gritaba la gen-te a coro.

    -Por intentar dar gusto a todos -dijo el viejo-, no hemos agradado anadie. En el futuro seremos nosotroslos primeros en agradarnos.

    Cuentos para dormir

    (Everest, Len, 1994, p. 35)

    AYUDA A LA NIA A ENCONTRAR SU ABANICO

    reflexin

    Durante el invierno, elRey Akbar par en unlago para baar susmanos y pies, cerca alpalacio. Al entrar al lago, se dio cuentade lo fro que estaba el agua y dijo quedaba una recompensa a quien se arries-gara a pasar una noche entera en l.

    Una persona de muy bajos recursosse ofreci a hacerlo. Durante la noche,pas todo el tiempo dentro del agua, vi-gilado por los soldados del rey.

    Al da siguiente, fue a reclamar surecompensa y los soldados confirmaronsu hazaa. Sin embargo, alguien quequera causar problemas, pregunt: -Pero, cuntame mi buen hombre, quhizo usted toda la noche?

    - Bien, mientras estaba en el agua,mir al palacio todo el tiempo.

    -Es decir; a travs de tu mirada fuis-te capaz de obtener calor de la luz delpalacio. O sea, no has cumplido con tuparte, pues no has quedado en el aguahelada totalmente como se esperaba.

    A pesar de lo injusto que son la afir-macin, nadie se atrevi a cuestionar-la, ni siquiera el Rey. Birbal, su conse-jero, decidi corregir la injusticia. Asque invit a toda la corte a un almuer-zo un da en su casa.

    Despus de muchas horas de esperay de preguntas, finalmente Birbal losllev adonde se cocinaba la comida. Vie-ron que la olla estaba colgada en un r-bol... a cinco metros del fuego!

    - Pero, qu ests haciendo, Birbal? -le pregunt enojado el rey.

    - Estamos cocinando. Por alguna ra-zn, ha llevado ms tiempo que de cos-tumbre.

    - Pero, qu tontera! - coment el cor-tesano; el mismo que haba impedidola recompensa al pobre hombre del lago- Cmo es posible que una olla a cincometros de distancia reciba el calor delfuego.

    - Bueno, si un hombre a unos kil-metros de distancia puede recibir elcalor del palacio, no es lgico que estaolla tambin lo recibira?

    Aclarado el punto, el rey mand lla-mar al pobre hombre y le dio su mere-cida recompensa.

    La justicia es un don que t tienes;ya lo has desarrollado?

    No hay tiempo para sonrerConocemos realmente a nuestro

    vecino? Nos conocemos realmentelos unos a los otros?

    Hoy en da, por la forma en quevivimos, no nos conocemos muy bien.No hay tiempo ni siquiera para son-rernos. Pienso mucho en el sufri-miento de la familia. La ruptura de lavida familiar se debe, en gran parte, aque no tenemos tiempo para estarjuntos. Ni siquiera para sonrernos! Alos abuelos los metemos en asilos. Lospadres estn tan ocupados que no tie-nen tiempo para estar en casa cuandollegan los hijos de la escuela. No haynadie esperando al nio