errázuriz-balbontín, imágenes de cristo en el arte paleocristiano.pdf

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    1/20

    A I S T H E S I S

    32

    1999.

    I M G E N E S

    D E

    C R I S T O

    E N

    E L

    A R T E

    PALEOCRISTIANO

    L u i s

    H e r n n

    E r r z u r i z

    L

    E l d a R .

    B a l b o n t t n B.

    Instituto

    de E s t tic a

    Pontificia

    U n i v e r si d a d Ca tlic a de

    Chile

    E l

    propsito

    d e este artculo es investigar acerca

    d e

    la s i m g e n e s

    ms

    anti

    guas que

    se conocen d e

    Cristo,

    la s

    cuales

    corresponden

    a

    lo s primeros

    siglos

    d e l

    perodo

    paleocristiano

    Ellas

    estuvieron

    precedidas

    por

    el em

    pleo casi

    exclusivo

    d e

    smbolos

    razn por

    la cual

    se

    plantean

    algunas

    hiptesis

    respecto

    a

    lo s

    factores

    que

    pueden

    h a b e r

    incidido

    en

    la

    ausencia

    d e i m g e n e s

    d e l rostro

    de

    Cr isto.

    S o b r e

    la

    base d e estos antecedentes se

    consideran

    sus primeras representaciones en la

    pintura

    abarcando algunas

    d e origen

    pagano

    otras

    milagrosas

    y

    d i v e r s a s

    creaciones pictricas

    de l arte

    paleocristiano

    Finalmente,

    se

    presentan

    testimonios literarios

    d e

    la

    poca,

    relativos

    al tema.

    T h e

    purpose

    of

    this

    article is to investgate

    about

    the most ancient i m a g e s

    of C h r i s t

    ever

    known,

    which corresponded

    to

    the first centuries

    of the

    PaleoChristian period T h e s e i m a g e s were

    preceded

    by

    the

    almost

    exclusive use

    of

    symbols

    which

    is

    the

    reazon

    w h y

    we

    posed some

    h y p o t h e s e s

    regarding

    the

    factors

    that might

    h a v e

    influenced

    on the

    absence of C h r i st s

    face

    i m a g e s . O n

    the

    basis

    of these

    antecedens we

    consider

    his

    first

    representations

    in

    painting

    c o m p r i s i n g

    some

    of pagan

    origin

    and

    other

    miraculous

    images,

    and d i f f e r e n t

    pictorial

    creations

    from

    the PaleoChristian A r t .

    Finally,

    we prsent

    some

    literary

    testimonies

    of

    the

    age

    concerning

    this

    matter

    1

    R E P R E S E N T A C I O N E S

    D E C R I S T O

    1 1

    I c o n o g r a f a simblica:

    S m b o l o s

    cristianos

    o

    cristianizados

    D u r a n t e

    lo s

    aos de

    expansin

    d e l

    cristianismo

    h a s t a fines

    d e l siglo

    se

    g u n d o ,

    h a b r a n

    existido

    i m g e n e s

    visuales

    o

    representaciones

    simblicas

    pero

    no

    representaciones

    d e l rostro d e

    Cristo,

    salvo

    quizs

    algunas

    raras

    excepciones

    consignadas en

    textos

    hi st ri cos

    o

    eclesisticos

    en siglos

    posteriores P o r lo

    tanto

    en

    ese

    considerable

    perodo

    d e

    tiempo

    se

    emplearon

    preponderantemente

    Este

    artculo

    corresponde

    a

    una

    parte

    d e l

    P r o y ect o

    d e

    Investigacin d e

    C r e a c i n

    y

    Cultur a

    Artstica

    9 8 /

    14

    c ,

    titulado

    Evolucin

    de l Rostro

    de

    Cristo

    en la

    Pintura,

    que

    h a sido

    patrocinado

    por

    la

    Direccin d e

    I n v e s t i g a c i n

    d e

    la

    Pontificia

    Universidad

    C a t l i c a

    d e

    Chile

    D I P U C ) .

    10 5

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    AISTHESIS

    N

    32

    1999.

    signos

    y/o smbolos

    que generalmente proclamaban

    la salvacin del

    hombre

    y

    pretendan

    motivar al

    creyente

    a

    vivir

    la s

    enseanzas bblicas.

    Algunos

    de ellos

    provenan

    de

    modelos mitolgicos

    grecorromanos,

    pero,

    como

    veremos

    fueron

    revestidos

    de

    un

    nuevo

    contenido

    y

    reinterpretados a

    fin

    de

    ensear

    la

    fe .

    As

    surge

    una

    iconografa

    cristianizada

    que

    muestra

    por

    ejemplo:

    Las

    decoraciones

    y

    escenas

    pastorales campestres o

    de jardines

    que

    simboli

    zan

    el

    Paraso,

    en

    respuesta a

    la

    necesidad

    de representar

    el

    ms all

    como

    lugar de paz

    y

    serenidad

    El

    mito

    de

    Eros

    y

    Psyque,

    divinizacin

    del alma

    humana

    que se

    identificaba

    con

    la

    sed

    y

    el

    amor

    al

    solo

    y

    verdadero

    Dios.

    La

    nave que en

    distintas

    religiones

    evocaba el viaje de

    la s almas

    al

    ms

    all,

    pas a

    ser

    smbolo

    de la Ig lesia

    que

    conduce el alma a

    Dios.

    (Ilustracin

    Y

    KMlAV/CTORA.Qy

    EVTXITANNl^

    1. La nave guiada por la lu z del

    faro:

    expresa el

    camino

    hacia

    la

    salvacin por

    la fe. Epgrafe con

    smbolos

    Roma,

    Museo P o

    Cristiano.

    La

    via

    que

    ensea el

    misterio de

    Cristo

    y

    de

    la

    Iglesia1.

    Y o

    soy

    la

    vid

    y

    vosotros lo s

    s rmientos

    (Jo

    15

    5).

    (Ilustracin

    2

    Tambin

    lo s dibujos

    y

    pinturas

    de

    algunos

    animales

    habitualmente

    usa

    dos

    en la sociedad romana

    para decorar

    diversos

    ambientes

    paganos

    se

    convir

    tieron

    en smbolos cristianos:

    La

    paloma

    representa el

    alma

    inocente,

    o bien

    el

    Espritu Santo.

    (Ilustracin

    N3

    El

    pavo es

    smbolo de

    la

    inmortalidad.

    (Ilustracin

    4

    El

    ave

    fnix

    indica el

    renacer

    la

    resurreccin

    y

    la

    inmortalidad.

    fueron:

    Tal vez

    lo s

    smbolos

    ms

    conocidos

    y

    quizs

    usados con

    mayor

    frecuencia

    Rousseau,

    D.

    L Icona.

    Splendore

    de l

    tu o

    Volto.

    Torino:

    Paoline

    1992

    p

    27 .

    106

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    N

    32,

    1999.

    2 V id entre ramajes

    det.):

    Yo

    soy

    la vid

    y

    vosotros lo s sarmientos .

    Roma,

    Santa

    Constanza

    Bveda

    anular .

    ff

    :

    i

    3. Lpida

    sepulcral

    de

    Alejandra:

    Roma,

    Museo P o

    Cristiano. La

    difunta,

    al

    centro

    con lo s

    brazos levantados

    en la

    actitud

    del

    orante

    con

    una

    paloma que

    le ofrece una

    corona.

    El pez

    smbolo de

    Cristo

    por

    el acrstico

    ICTUS

    pez

    Iesus

    Christos

    Theou

    Uios Soter.

    El

    crismn

    o

    monograma que corresponde

    a

    las

    dos

    primeras

    letras

    griegas

    del

    nombre

    Cristo:

    XP.

    Ilustraci n

    N

    5

    El

    ancla o ncora que

    significaba

    la

    salvacin.

    Ilustracin

    N

    6

    El

    cordero

    constituy

    durante siglos

    el smbolo

    cristiano

    por

    excelencia.

    Por

    su

    parte

    la s

    figuras

    humanas

    encuentran

    su

    expresin

    principalmen

    te

    en el Buen

    Pastor,

    smbolo de

    Cristo que

    salva

    lo s

    pecadores

    y

    de

    cuya

    representacin

    haremos

    posteriormente

    una

    referencia ms

    explcita;

    en

    algunas

    figuras

    bblicas

    y

    en

    el

    Orante,

    Siglo

    II I

    ca 2

    representacin del

    alma

    del

    difun-

    2

    Figura en actitud de

    orar

    frecuente

    en la s pinturas

    catacumbales

    se

    representaba de

    pie

    con

    los

    brazos

    abiertos

    y

    la s manos

    vueltas

    hacia

    lo

    alto.

    107

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    AISTHESIS

    3

    1999.

    to recibido

    en

    la

    felicidad

    eterna

    que

    para lo s cristianos se

    identificaba

    con

    la contemplacin

    de

    Dios

    manifesta

    da en la inmov ilid ad d e la

    persona

    y

    la

    mirada

    fija. En

    el

    s.

    IV

    estas

    idea

    lizadas

    figuras se vuelven

    realistas

    con

    rostros expresivos

    y

    un

    nfasis

    retratstico

    1.2. Iconografa

    simblica

    Figura

    ciones

    paganas

    atribuidas

    a

    Cristo

    Las

    imgenes

    y

    pinturas que

    se

    realizaban en

    tumbas paganas

    espe

    cialmente entre

    los siglos

    II I

    y

    V

    tam

    bin

    fueron

    usadas

    en

    la s tumbas

    de

    lo s

    creyentes

    pero

    fueron

    cristianiza

    d s

    en

    el

    sentido que

    la misma

    icono

    grafa poda

    hacer alusin

    a

    algn

    pa

    saje del Evangelio.

    No

    obstante

    es

    un

    hecho

    que

    la s

    representaciones paganas o aque

    llas

    mitolgicas adquirieron una nue

    va connotacin

    Interesante

    es

    el

    caso

    de

    Hermes

    Crioforos

    una de la s

    doce

    divinidades

    del

    Consejo

    del

    Olimpo

    dios de

    lo s

    pastores

    y

    protector de

    lo s

    rebaos.

    Se

    representaba

    como

    un

    joven

    imberbe,

    de

    cabellos

    cortos

    vestido con tnica

    sobre la

    rodilla

    que lleva

    el

    carnero sobre sus hombros. Su

    figura se

    asocia

    con el

    Buen

    Pastor,

    imagen

    de

    4.

    Pavo

    real

    entre otras

    decoraciones det.)

    Roma Santa Constanza

    Bveda

    anular .

    5.

    Lpida

    sepulcral

    d e Sebe ru s:

    Tiene

    el

    nombre del

    propietario.

    Al

    centro

    el

    monograma

    acom

    paado de la s letras Alfa

    y

    Omega

    principio

    y

    fin)

    y

    un

    tonel,

    que

    alude

    al

    oficio del difunto.

    108

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    AISTHESIS

    N

    32,

    1999.

    6.

    Epitafio de

    Antonia,

    Roma,

    Catacumba de

    Domit i la : El

    ancla

    smbolo

    de

    la

    cruz

    y

    dos

    peces

    smbolo

    de Cristo.

    Cristo,

    del

    cual

    se

    h ic ie ron d ive rsa s

    representaciones

    Una

    de

    ellas

    encontrada

    en la sala de

    reunin

    de

    la Domus

    Eclesiae

    de

    Dura

    Europos3,

    corresponde

    a la

    ms

    antigua

    representacin

    pictrica

    considerada

    cristiana

    que se

    conoce

    y

    se

    conserva

    en

    la

    actualidad

    Pintada sobre

    un muro de

    fondo

    rojo

    y

    la

    figura,

    con

    un

    cordero

    sobre

    sus

    hombros,

    avanza

    l levando su

    rebao

    ante

    s.

    Esta

    imagen pone

    de relieve

    la

    accin

    salvadora de

    Cristo

    y

    no

    puede

    ser

    considerada

    precisamente

    como

    una

    figuracin de

    la

    persona de

    Jess,

    sino

    ms

    bien

    como

    un

    ideograma,

    hasta el

    punto

    que

    puede

    repetirse

    varias

    veces

    en

    el

    mismo ambiente

    o

    en la misma

    obra

    artstica 4

    As,

    de

    esta

    forma,

    se

    asimila

    y

    se

    mantiene

    la

    iconografa,

    pero

    cambia

    la

    f inal idad: la

    vctima

    oveja o

    carnero

    destinada

    al

    Sacrificio,

    se

    transmuta

    para

    los

    cristianos

    en el

    alma

    salvada

    por el

    Pastor

    I lustraciones

    7

    y

    8 .

    El

    tema

    mismo tiene

    su

    origen

    en diversos

    pasajes

    evanglicos

    como

    por

    ejemplo:

    Yo

    soy

    el Buen

    astor

    Jo

    10,

    11)

    o

    la

    parbola

    de

    la

    oveja

    perdida

    Le

    15,

    4-7. .

    El

    pastor

    es

    gua

    del

    pueblo

    cristiano

    y

    salvacin

    para

    su

    rebao

    Caracter izaba

    una

    estrecha

    relacin

    entre

    el obispo

    pastor)

    y

    lo s

    fieles

    rebao)

    y

    constitua la

    3

    Ciudad pequea a

    orillas

    del

    Eufrates,

    en Siria

    del

    Norte;

    fu e

    destruida

    el ao

    256. La

    mencio

    nada

    pintura

    fu e

    encontrada

    en

    una casa

    cristiana

    en

    la

    l l amada

    Sala

    Bautismal, dond e la s

    pintu

    ras

    cumplan una

    funcin

    ilustrativa de lo s

    medios

    sacramentales

    para

    el

    nefito

    4

    Di

    Bernardino,

    A.

    Diccionario

    Patrstico

    y

    de

    la

    Antigedad

    Cristiana.

    Salamanca:

    Ed.

    Sigeme,

    1991.

    Tomo

    II,

    p.

    1706.

    109

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    6/20

    AISTHESIS

    N

    32

    1999.

    7.

    El

    Buen Pastor.

    Roma,

    Catacumbas de

    San Calixto.

    Cripta

    de

    Lucina.

    expresin

    ideal

    de las

    Primeras

    Comuni

    dades

    Cristianas,

    razn por la

    cual

    tuvo

    una amplia

    difusin

    a

    pesar

    de

    la s

    dife

    rencias

    iconogrficas,

    con

    o sin

    barba

    vigilando

    el

    rebao

    acariciando

    el

    perro

    l levando

    un cubo

    de

    leche

    vistiendo

    t

    nica

    corta

    y

    sandalias

    de

    pie o

    sentado

    y

    un

    gran

    florecimiento hasta

    la

    Edad

    Me

    dia

    perodo

    en el

    que

    desapareci

    casi

    completamente

    En

    la imagen

    del

    Mauso

    leo de

    Gala

    Placidia

    por

    ejemplo

    Cristo

    imberbe

    con una aureola

    de gloria

    y

    con

    una

    cruz

    por

    cayado

    est

    sentado en

    un

    monte

    rodeado

    por su

    rebao

    Este

    recurso

    de figuraciones

    indirec

    tas

    o

    atribuidas podemos encontrarlo

    tam

    bin

    en la figura d e

    Orfeo

    del

    siglo

    III

    Catacumbas de

    Dom itila .

    El

    mito narra

    que

    Orfeo

    hijo

    de una

    musa

    baja a

    los

    in

    fiernos para

    embelesar con

    su msica

    a

    los

    monstruos infernales

    y

    buscar

    a

    su

    esposa

    Eurdice. La visin

    cristi niz d

    vislum

    bra la fig ura d e

    Cristo

    que

    desciende

    al

    S El Buen

    Pastor.

    Roma,

    Catacumbas

    d e S an ta

    Domitila .

    110

  • 7/25/2019 Errzuriz-Balbontn, Imgenes de Cristo en el Arte Paleocristiano.pdf

    7/20

    AISTHESIS

    N

    32,

    1999.

    infierno

    a

    fin

    de

    liberar

    las almas

    pri

    sioneras. La

    figura

    de

    Orfeo-Cristo se

    convierte

    en

    smbolo

    y

    a su

    vez

    el sm

    bolo

    comienza

    a abrir

    el

    camino

    para

    una

    representacin

    figurativa.

    La

    figura

    de la

    hemorrosa

    sana

    da

    por

    Cristo

    Ilustracin

    9 ,

    de

    fi

    nes

    del s.

    III,

    tendra

    su

    gnesis

    en

    lo s

    orantes

    encontrados en

    la s

    catacumbas

    o

    cementerios.

    Es

    probable

    que

    en

    este

    caso ,

    la

    imagen

    de

    Cristo se haya

    inspi

    rado

    en la

    figura

    de

    un

    orante.

    Sin

    em

    bargo,

    tambin

    podra

    pensarse

    que la

    atribucin

    del

    milagro

    evanglico,

    a

    di

    cha

    imagen,

    fuera

    arbitraria

    y

    no

    co

    rrespondiera

    efectivamente ni a

    la

    figu

    ra de

    Jess,

    ni

    al

    pasaje bblico.

    En

    otros

    casos se

    utiliz

    la

    imagen

    de una divinidad

    pagana,

    conocida

    en

    la

    poca,

    para ser

    presentada

    como

    cristia

    na:

    Cristo-Helios

    Necrpolis,

    bajo la

    ba

    slica

    vaticana .

    La

    figura

    de

    Cristo

    apa

    rece,

    junto

    a

    cepas de

    vias

    entrelazadas,

    con

    los

    atributos de

    Apolo,

    la

    cuadriga

    y

    los

    caballos.

    Siete

    rayos

    de

    lu z

    i luminan

    la

    nimbada

    cabeza

    de esa

    imagen

    simb

    lica

    que

    evoca

    manifiestamente

    al

    redentor

    como

    sol

    verdadero ,

    en un

    intento

    por

    oponerse

    a

    la

    difusin

    del

    culto

    del

    sol

    invictus favorecido

    por

    los ambientes de

    la

    corte,

    a

    mediados del

    siglo tercero.

    Esto se ve

    ratificado

    cuando

    la

    Iglesia se apropia en

    cierto

    modo,

    de sus

    mismos

    esquemas

    conceptuales e

    iconogrficos

    y

    contrapone

    al So l

    Invic tu s de

    origen

    pagano)

    el

    Cristo

    Helios,

    el

    Sol

    Salutis

    del

    culto

    cristiano ,

    que conduce a

    la

    salvacin

    eterna 5

    Un

    tema

    tradicional del

    arte fnebre de muchos pueblos

    antiguos,

    como

    los

    etruscos

    y

    lo s

    mismos

    romanos,

    que

    crean

    en

    la

    inmortalidad

    del

    alma,

    asume

    en

    el

    cristianismo

    un

    valor

    especial,

    pues

    el

    rito

    de

    la

    cena

    fnebre

    se

    transform

    en

    el

    banquete

    Eucarstico

    de

    lo s

    fieles

    Ilustracin

    10).

    La

    prioridad

    otorgada

    al

    desarrollo

    del

    culto

    y

    la d ifus in de la

    doctrina,

    permiti

    que

    en

    la mayora

    de

    las

    representaciones

    se

    hiciera

    preeminente

    el

    contenido

    o

    finalidad

    didctica,

    por

    sobre la

    exaltacin

    de

    la

    forma,

    la

    cual

    hasta

    el

    siglo

    V

    aparece como consecuencia

    de

    un

    arte

    ms

    bien

    simple,

    esbozada con escasos

    trazos

    y

    poco

    diligente.

    Resumiendo,

    la s

    primeras

    representaciones

    que

    aluden a

    Cristo corres

    ponden

    fundamentalmente a

    smbolos

    o

    bien a

    imgenes

    profanas

    que

    fueron

    cristianizadas

    y/o

    atribuidas,

    de acuerdo

    a lo s mitos

    y

    creencias de

    la po ca .

    9.

    Curacin

    de la

    hemorrosa.

    Roma,

    Catacum

    bas

    de San

    Pedro

    y

    Marcelino.

    Ibd.,

    p.

    1154.

    111

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    1999.

    10.

    Banque t e

    Eucar s tico . Fractio Pais .

    Roma,

    Catacumba

    de

    Prisci la. Capella

    reca

    1.3.

    Escasez

    de

    representaciones

    de C ris to

    en

    lo s

    primeros siglos

    El arte

    del

    retrato

    era

    comn en

    dicha poca

    y

    parece

    haber

    sido

    empleado

    ms

    frecuentemente que

    en

    otros

    perodos

    histricos

    tanto

    en Grecia

    donde

    se

    exponan

    retratos de magistrados

    en

    lugares

    pblicos-,

    como

    en

    Roma

    donde

    exis

    tan

    aquellos

    del emperador

    representado s

    en

    efigies

    y

    monedas ,

    de los

    altos

    dignatarios

    y

    tambin

    de

    familiares

    realizados sobre

    medallones

    cuya

    imagen

    constitua un silencioso recuerdo de la persona

    retratada .

    Estos

    trabajos nos

    recuerdan

    que

    el

    retrato

    era

    una

    imagen

    esencialmente

    conmemorativa 6

    Por qu

    entonces,

    si

    existieron

    medallones incluso con

    la imagen

    de

    lo s

    apstoles,

    no

    se

    ejecutaron

    piezas similares

    con

    la

    efigie de

    Cristo?7.

    Muchos

    pueden

    ser

    lo s factores

    que

    han

    incidido

    en

    ello.

    Algunas

    hipte

    sis

    son las

    siguientes:

    a)

    La

    tradicional aversin

    juda

    a

    la

    representacin

    de

    imgenes

    sagradas,

    de

    alguna manera

    influy

    y

    deb i impedir la

    divulgacin de un retrato

    de

    Jesucristo.

    Para

    lo s cristianos

    de la

    antigedad,

    el

    retrato constituye

    un pro

    blema

    moral

    de

    gran

    importancia8.

    Ms que

    cualquier

    otra

    imagen,

    podra

    ser sospechosa

    de

    exponer a

    lo s

    cristianos al

    peligro

    de la idolatra

    En

    el

    Ant iguo Tes tamen to

    Lv

    26 1;

    Deut

    4 23;

    Deut

    5

    8

    se

    expresa claramente

    la

    prohibicin

    de

    reducir a

    Dios

    a un

    objeto:

    5

    Grabar,

    A.

    Christian

    Iconography.

    New

    Jersey:

    Princeton

    University

    Press

    1980

    p

    64 .

    7

    En

    lo s

    Museos Va ti canos

    se

    encuentra un

    medalln

    del II

    o II I

    siglo que

    representa a San

    Pedro

    y

    San Pablo.

    Cfr.

    A.

    Grabar,

    op.

    cit.,

    p

    66 .

    112

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    AISTHESIS

    N

    32,

    1999.

    No

    tendrs

    dolos,

    no te hars

    figura

    alguna

    de

    la s

    cosas

    que

    hay

    arriba

    en

    el

    cielo o

    aqu

    debajo

    en

    la

    tierra

    ni

    de

    lo que

    hay

    en

    la s

    aguas

    debajo

    de la

    tierra.

    Ante

    ellas

    no

    te

    hincars ni

    le s

    rendirs

    culto;

    porque

    yo

    Yav,

    soy

    tu

    Dios . Deut

    5,

    8-9.

    La

    asimilacin

    y

    continuidad

    de

    esta

    norma

    juda

    se

    manifiesta en

    la

    expresa

    condena

    de

    algunos

    autores

    cristianos

    como

    el

    obispo

    Eusebio de

    Cesrea

    n.

    265

    t

    340 ,

    que prohibe

    representar

    imgenes divinas.

    En

    carta a

    Constanza9

    a

    propsito de una

    representacin

    de

    Jess,

    con

    tono

    decidido

    declara idoltr ica la

    costumbre de

    la

    poca

    de

    representar

    la s

    divinidades

    en

    imgenes .

    En

    general

    la

    autoridad

    eclesistica

    de lo s

    primeros

    siglos

    se

    opuso

    tenaz

    mente que se adornasen

    la s paredes

    de la Igle si a.

    Ello

    qued

    documentado

    en el

    canon

    36

    del

    concilio

    de Elvira

    Espaa

    del

    ao 306:

    N os ha

    parecido

    bien que

    en

    la s

    iglesias

    no

    deban

    haber

    pinturas

    y

    que

    no se

    deba

    pintar

    sobre

    la s

    paredes

    aquello

    que

    se

    venera

    o

    se

    adora 1

    b

    Es

    posible

    que hayan

    existido algunas

    imgenes

    de Cristo

    en

    la s iglesias o

    lugares

    de

    reuniones

    de

    lo s

    cristianos

    pero

    habran

    desaparecido junto con

    lo s

    edificios de

    la

    poca,

    quedando

    slo la s

    pinturas de los

    hipogeos

    o ce

    menterios bajo

    tierra.

    c)

    En lo s

    primeros

    aos

    del

    cristianismo era

    muy

    fuerte

    la creencia

    de

    lo s

    fieles

    que confiaban

    y

    esperaban el

    segundo

    advenimiento

    de

    Cristo.

    La

    convic

    cin

    de la

    inminente

    Parusa

    pudo

    haber

    redundado

    en

    una falta

    de

    inters

    por

    conocer

    su apariencia

    fsica.

    d

    Por

    ltimo,

    hay

    quienes

    postulan

    que el

    rostro

    de

    Jess

    en

    su vida

    terrena,

    no

    deba

    aparecer

    muy

    distinto

    de

    lo s

    rostros

    que

    sus

    discpulos

    encontra

    ban

    habitualmente entre la gente . Quizs

    por esta

    razn

    nadie

    en

    su

    poca

    hizo

    su

    retrato11.

    No

    obstante estas

    hiptesis,

    pudo

    habe r hab ido algunas representaciones

    del

    rostro de

    Cristo

    que

    constituiran

    la

    excepcin

    En

    efecto

    Eusebio

    de

    Cesrea

    da cuenta de

    la

    existencia

    de

    im ge nes d e Jess

    en

    el

    siglo

    I. Tal

    vez

    esta

    sea

    la

    primera

    imagen de Jess que

    se

    remonta a su

    poca. Habla nd o d e

    la

    hemorrosa,

    sanada

    por

    Jess

    M t

    9,

    20-23. ,

    relata

    que

    frente a

    su

    casa en la

    ciudad

    de

    Paneas,

    haba un monumento que

    recordaba el

    hecho:

    [...]

    Sobre

    un

    peasco

    [...]

    se

    yergue

    la

    estatua

    de

    bronce

    de

    una

    mujer

    que dobla

    la

    rodilla

    con

    la s

    manos

    extendidas

    en la

    actitud de

    una

    persona que

    implora,

    de

    9

    Ep.

    II

    ad

    Const.

    Aug .

    Citado

    por Di

    Bernardino,

    op.

    cit.

    p

    1154.

    10

    Cit.

    por D.

    Rousseau,

    op. cit.

    p

    42 .

    11

    Bertolone,

    V. Una

    ricerca

    interdisciplinare . II

    Volto

    de i

    Volti:

    Cristo. Vol.

    I: Istituto

    Internazionale

    di

    Ricerca

    sul Volto

    d i C ris to . E ditric e

    VELAR,

    1997,

    p

    17 .

    Segn el

    Profesor

    Gastn

    Soublette,

    tambin

    se puede

    considerar

    que la

    ausencia

    de

    retratos de

    Jess

    se

    deba

    al

    escaso

    inters que

    la

    teologa

    de San Pablo

    le

    atribuye

    al

    Jess histrico.

    Otra

    posibilidad

    podra

    relacionarse

    con

    el

    hecho

    de

    que

    lo s

    judos,

    en sus

    textos,

    consignan

    lo s

    acontecimientos

    slo

    como

    una

    derivac in de la

    accin

    de

    Dios en la vida de lo s

    hombres,

    por

    eso sus

    descripciones

    son

    tan

    escasas Los

    retratos

    de Jess

    aparecen

    cuando los

    cristianos

    judos

    dejan

    de

    influir

    en

    la

    naciente

    Iglesia.

    113

  • 7/25/2019 Errzuriz-Balbontn, Imgenes de Cristo en el Arte Paleocristiano.pdf

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    AISTHESIS

    N

    32

    1999.

    frente

    a

    ella se yergue

    otra imagen de

    la

    misma

    materia

    que

    reproduce un

    hom

    bre

    en

    pie que

    esplndidamente

    envuelto

    en un

    manto

    tiende la

    mano a

    la

    mujer

    Se dice que

    tal

    estatua

    retrata

    a Jess. Ha

    permanecido

    hasta

    nuestros

    das

    la hemos

    visto

    con nuestros

    propios

    ojos

    durante una

    estada en

    esa

    ciu

    dad12.

    El

    mismo

    Eusebio

    da

    cuenta

    a travs de

    la

    Historia

    Eclesistica

    de

    algunas

    representaciones de Cristo

    y

    de lo s

    apstoles:

    No

    hay

    que

    extraarse

    para nada que

    los

    antiguos paganos hayan

    hecho

    esto,

    porque

    hemos visto la s

    efigies de

    los

    apstoles

    Pablo

    y

    Pedro

    y

    de

    Cristo

    mismo

    conserva

    das

    sobre

    tablas

    pintadas

    La

    cosa

    es

    bien

    natural

    porque lo s

    antiguos

    segn

    la

    usanza introducida en el

    paganismo

    solan

    honorar as

    a

    sus salvadores 3

    Documentacin

    ms

    antigua

    tambin de

    orden

    literario,

    nos informa

    que

    en

    ambientes

    heterodoxos e

    incluso paganos

    existieron

    imgenes de

    Cristo.

    As

    Tertuliano

    n .

    155

    t

    222

    habla

    de

    imgenes

    del

    Buen

    Pastor

    en el

    fondo

    dora

    do de clices de vidrio En la

    biografa

    de

    Alejandro

    Severo

    que

    rein desde el

    ao

    222

    al

    235

    tambin

    hay

    una

    mencin

    sobre una

    imagen

    de Cristo:

    Todas

    la s

    maanas

    l

    e l

    emperador

    Alejandro

    Severo

    haca

    sus devocio

    nes

    en

    su

    larario.

    Donde

    se

    haban

    colocado

    la s

    imgenes

    de

    lo s

    ms dignos

    entre lo s emperadores

    divinizados

    y

    de algunos de

    lo s

    mejores

    hombres de

    bien,

    entre

    ellos

    Apolonio

    d e

    Tiana

    y

    omo

    dice

    un historiador

    de la

    poca

    la s

    imgenes

    de

    Cristo,

    de

    Abraham,

    de Orfeo

    y

    de

    otros

    semejantes

    y

    final

    mente

    lo s

    retratos

    de

    sus

    propios

    antepasados 4

    En

    sntesis

    de

    acuerdo

    a

    la s

    fuentes

    consultadas

    la s

    primeras representa

    ciones del rostro de

    Cristo,

    de las cuales se

    tiene

    informacin

    iconogrfica,

    se

    remontan

    al

    siglo

    III.

    No obstante es

    posible

    que

    independientemente de

    los

    factores que

    pueden haber

    influido

    en

    esta

    situacin

    se

    hayan

    creado imgenes

    de Cris to

    contemporneas a su

    poca,

    de

    las

    cuales no existen

    evidencias

    2.

    PR IMERAS REPRESENTACIONES DEL

    ROSTRO DE

    CRISTO

    Las

    expresiones

    figurativas de las

    primeras

    comunidades

    cristianas

    no

    buscaban,

    al

    parecer

    la

    representacin

    fisionmica

    del

    Mesas.

    Tal

    como

    hemos

    visto

    hubo

    ms

    bien

    inters

    en

    atribuir

    significados

    cristianos

    a

    imgenes

    ya

    conocidas o utilizadas

    en

    representaciones

    pictricas

    de

    otra

    ndole.

    En

    Roma,

    la s manifestaciones

    pictricas

    ms

    tempranas fueron

    encontradas

    en ambiente

    catacumbal

    y

    se sitan

    en

    lo s

    primeros

    decenios del

    siglo

    tercero

    12

    Cesrea,

    Eusebio

    de. Hist.

    Eccl.

    7

    18 .

    Cit.

    por

    D.

    Rousseau

    op

    cit.,

    p 26.

    13

    Ibd.

    14

    Historia

    Augustae.

    Lampridio,

    E.

    Biografa

    de

    Alejandro

    Severo

    cap

    XXIX

    2.

    Cit.

    por

    A. Grabar.

    El Primer Arte Crist iano. M adrid:

    Aguilar,

    1967 .

    114

  • 7/25/2019 Errzuriz-Balbontn, Imgenes de Cristo en el Arte Paleocristiano.pdf

    11/20

    AISTHESIS

    N

    32

    1999

    Ellas

    muestran que

    la pintura cristiana

    nace

    y

    se

    desarrolla

    dentro del

    contexto

    cultural

    de

    la

    poca

    insertndose

    en

    la

    corriente

    artstica de la

    antigedad

    tarda

    de

    la

    cual

    tom lo s

    caracteres ms cdmunes

    y

    propios d e dicha

    pintura

    con

    una

    veta

    popularizante

    que

    tenda a

    privilegiar

    el

    contenido

    y

    el

    valor

    expresivo

    de

    la

    imagen

    en

    desmedro del

    rigor

    formal de

    la

    tradicin

    clsica

    heredada

    de

    lo s

    griegos

    Es

    decir

    su contenido posee un

    significado

    religioso

    cristiano

    pero

    la s

    formas

    de

    representacin en

    nada difieren

    de

    aquellas

    habitualmente

    difundidas

    en

    el

    mundo

    romano

    el cual a

    su

    vez

    haba

    recibido

    el

    influjo griego

    Por

    lo

    tanto

    podemos

    suponer

    que

    muchas de la s

    imgenes

    pictricas

    de

    los

    primeros

    siglos

    pueden

    ser

    atribuidas

    a

    una determinada

    representacin

    de

    Cristo

    pero

    no

    hay

    certeza

    de que haya

    sido

    hecha

    con esa

    intencin

    En

    algu

    nos

    casos

    es probable que

    haya

    existido la in tencin

    de representar a

    Cristo

    para

    lo

    cual se

    emple

    una

    imagen pagana o

    la

    iconografa mtica

    atribuyndole

    un

    significado

    cristiano

    Sin

    embargo

    paulatinamente

    la

    imagen

    de

    Cristo

    comenzar

    a

    perfilarse

    A un

    cuando la s

    representaciones

    basadas

    en una idealizacin

    apolnea

    subsis

    tirn ms

    all del

    siglo

    VI

    ya en el

    siglo

    III

    cerca del

    ao

    250

    encontramos un

    Cristo

    sentado

    con un

    rtulo

    en

    sus

    manos

    y

    que

    se

    conoce como

    El Sermn

    de

    la

    Montaa

    en el

    hipogeo de

    lo s

    Aurelio

    Este es

    quizs uno

    de lo s

    primeros

    intentos

    de

    representar

    a

    un

    hombre

    ms

    real

    que

    lleva

    vestimentas propias

    de

    su

    lugar de

    origen

    con cabellos largos

    y

    una vaga

    impresin

    de

    barba

    Frente

    a

    l

    pasa

    un

    rebao

    de

    ovejas

    Curiosamente

    esta

    pintura no

    tiene

    analoga

    con

    ninguna

    otra de

    su poca Tal vez porque

    el

    repertorio de imgenes

    con

    el

    cual

    contamos es

    m uy

    limitado

    o

    bien porque siendo una obra

    destinada

    a un am

    biente

    no

    cristiano

    el

    artista utiliz en

    forma

    ms

    libre

    un

    tema

    cristiano

    Durante

    el

    perodo paleocristiano

    la funcin prevalente de la s imgenes

    con

    sista

    en ser un

    instrumento

    al

    servicio de

    la

    catequesis

    un

    medio

    para dar a

    conocer

    las nuevas

    ideas

    y

    por

    lo

    tanto gravitaban esencialmente

    en

    torno

    a la s enseanzas

    de

    Cristo

    Arno ld Hauser

    se

    refiere a esta tendencia

    en

    los

    siguientes

    trminos:

    El

    arte cristiano

    de

    lo s

    primeros siglos

    es

    slo una forma ms

    evolucionada

    y

    hasta

    puede

    decirse

    una derivacin

    del

    arte

    romano

    tardo

    [ ]

    corresponda

    ante todo

    al

    gusto de

    la s

    clases

    inferiores

    [ ]

    tanto

    en

    orientacin como

    en

    calidad

    En

    particular

    la s pinturas

    de la s

    catacumbas

    deben d e

    haber sido

    en

    su

    mayor

    parte

    obra

    de

    simples

    artesanos

    aficionados

    o

    pintores de

    brocha

    gorda

    cuya adecuacin

    para

    tales

    tareas

    provena

    evidentemente

    ms

    de

    sus

    senti

    mientos que

    de

    sus

    dotes16

    En

    otras

    palabras

    dicho

    arte

    intentaba

    evocar

    lo s

    f un d am e n to s d e

    la

    pro

    pia

    fe a

    travs

    de un

    lengu je

    figurado

    que

    expres r

    tales

    conceptos

    en

    forma

    clara

    y

    fcilmente comprensible

    para

    todos

    con

    el

    objeto

    de

    iniciar a

    lo s

    fieles en

    el culto

    Esta

    imaginera

    cristiana encuentra sus

    orgenes

    y

    vnculos

    profundos

    en

    dos

    grandes

    doctrinas: la

    helenstica

    y

    la

    hebraica

    la s

    cuales

    propugnan

    tesis

    15

    Que

    posee

    lo s rasgos

    o

    caractersticas fsicas de

    Apolo

    el

    ms

    bello

    de lo s

    dioses

    romanos

    16

    Hauser

    A

    Historia Social

    de

    la Literatura

    y

    el

    Arte

    Madrid:

    Guadarrama

    1969

    Vol

    I

    Cap

    IV 1

    p

    171

    115

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    AISTHESIS

    N

    32

    1999.

    opuestas en

    lo que concierne

    a la

    representacin

    de

    lo divino en

    forma

    sensible,

    como

    sostiene

    G. C.

    Argan 7

    La

    primera

    helenstica,

    concibe lo divino

    en la

    evidencia

    de

    formas

    natu

    rales

    y

    antropomrficas;

    la

    segunda hebraica

    excluye

    y

    condena

    como

    idolatra

    la

    representacin

    figurativa

    de

    Dios.

    Para

    lo s

    primeros

    cristianos

    en

    principio,

    esta

    prohibicin permaneca

    vlida

    no

    pudindose

    aceptar

    que

    Dios

    infinito

    se

    manifestara enteramente

    en

    formas

    finitas.

    Sin

    embargo

    Dios

    se haba

    revelado,

    encarnndose

    y

    en

    cuanto

    haba asumido fo rma

    humana,

    Cristo

    era

    represent ble

    Pero

    qu modelo de

    representacin poda ser

    usado

    si

    de

    la

    figura asumida

    por

    Dios

    encarnado

    Jesucristo,

    no

    qued ningn

    documento

    visual ni

    descripcin

    o testimonio

    escrito

    de su

    poca,

    ni

    tampoco

    hay

    referen

    cias sobre

    su

    aspecto fsico

    en

    lo s

    evangelios?

    Como

    veremos

    ms adelante es

    posible que

    la s

    representaciones

    del

    ros

    tro de Cristo hayan

    buscado sus

    fuentes

    en el

    mundo

    de

    la s

    imgenes

    milagro

    sas

    y

    en

    algunos

    textos

    coetneos

    perdidos

    con el

    tiempo,

    pero

    descritos

    por

    autores

    medievales

    3.

    FUENTES VISUALES

    DEL

    ROSTRO

    DE CRISTO EN

    LA PINTURA

    3.1.

    Imgenes

    milagrosas

    Escasos

    son

    lo s testimonios visuales

    de lo s primeros

    siglos que existen

    actualmente

    por

    lo

    tanto

    no es fcil

    determinar

    lo s orgenes de la s

    representa

    ciones

    de

    Cristo.

    Sin

    embargo

    es

    posible

    suponer

    que esta escasez

    iconogrfica

    est ligada

    al

    hecho de

    que

    hubo

    algunas

    imgenes milagrosas

    de

    Cristo,

    segn

    narran

    fuentes

    confiables

    la s

    que se

    conocen

    con el

    nombre

    de

    aqueropitas ,

    que

    proviene del griego acheiro poietos

    y

    significa

    representaciones

    no

    hechas

    por mano

    humana 18.

    Estas

    habran

    surgido

    del

    contacto

    del

    rostro de Cristo

    con la

    tela

    en la cual

    qued impresa.

    Dichas imgenes

    eran

    celosamente

    cuidadas

    se exhiban al

    pblico

    en

    rar

    simas

    ocasiones

    y

    se consideraban

    reliquias

    para ser

    veneradas

    Slo algunos

    pintores

    que

    eran

    expresamente

    autorizados

    podan

    verlas

    y

    realizar

    copias

    cindose

    a estrictas normas

    Por

    lo

    tanto,

    es

    muy

    probable

    que

    hayan

    constitui

    do

    una

    fuente

    iconogrfica

    primigenia

    de

    la

    cual

    se

    fue

    produciendo

    una

    transfe

    rencia

    gradual

    hacia

    el

    mundo de la pintura

    Cualquiera

    sea

    el

    valor

    de

    esta

    hiptesis,

    es

    un

    hecho

    que la

    difusin

    del

    rostro de

    Cristo

    fu e

    un

    proceso lento.

    Las

    leyendas

    y

    la s fuentes

    histricas

    mencionan

    diversas

    imgenes

    aqueropitas .

    Haremos

    escueta

    referencia

    a

    dos

    de

    ellas

    que podran

    haber

    influido de

    un

    modo determinante

    en

    la

    definicin

    de

    lo s

    rasgos

    de Cristo.

    17

    Cfr.

    Argan,

    Giulio

    Cario.

    Storia

    dell Arte

    Italiana

    Firenze:

    Sansoni

    1970.

    Vol.

    II

    p 184.

    18

    La

    tradicin

    de

    la

    Iglesia

    afirma

    que

    la

    primera

    imagen

    de Cristo

    aparece

    durante

    su

    vida

    terrena: En

    Occidente

    toma

    el

    nombre de

    Rostro

    Santo

    mientras que

    en la

    Iglesia Oriental es

    l l amada

    aqueropita ,

    es

    decir,

    imagen

    no

    hecha

    por

    mano humana.

    Los

    estudiosos

    del

    tema

    retienen que

    ambas

    se remontan

    al

    rostro

    de

    hombre

    que se

    observa en

    el

    Santo

    Sudario.

    116

  • 7/25/2019 Errzuriz-Balbontn, Imgenes de Cristo en el Arte Paleocristiano.pdf

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    AISTHESIS

    N

    32

    1999.

    La

    primera

    el

    Velo de

    la

    Vernica,

    es la

    imagen

    del

    rostro de

    Cristo sobre

    una

    tela

    y

    se

    crea

    que

    corresponde

    al

    autntico

    velo de la

    Santa

    Mujer

    que

    acompa

    al

    M aestro

    en su

    Pasin,

    enjugando la

    sangre

    y

    el

    sudor

    de

    su

    rostro

    el

    cual

    qued

    impreso

    en el

    pao19

    La

    otra

    imagen

    milagrosa

    conocida

    como

    el

    Mandylin

    que

    significa pa

    uelo)

    se

    fundamenta

    en

    una

    leyenda

    avalada

    por

    la

    narracin

    de

    Evagrio

    400

    ca.)

    en la

    Historia

    Eclesistica20

    y

    tambin por

    San

    Juan

    Damasceno.

    Refiere

    que

    Abgar

    V

    rey

    de

    Edessa

    desde

    el ao

    13

    al

    50

    era

    le pro so . M and

    l lamar

    a

    Jess

    para

    que

    le

    curase

    Como Jes s no

    poda

    acudir

    el

    enviado del

    rey

    intent

    realizar

    su

    retrato

    pero no

    fu e

    posible

    a causa

    de

    la gloria indescr ip t ib le de

    su

    rostro

    Entonces

    Jesucristo

    tom

    el

    mismo

    el

    pao que aplic sobre

    su rostro

    y

    sus

    rasgos

    se

    fijaron

    sobre

    la tela que

    fue

    llamada Mandyl in.

    Apenas

    el monar

    ca

    mir

    la

    imagen,

    qued

    sano de

    su mal

    y

    se convirti al cristianismo

    Tanto

    la

    carta

    que

    el

    rey

    envi

    a Cristo como

    la respuesta

    aparecen

    citadas

    por

    Eusebio

    de

    Cesrea,

    quien

    atribuye

    origen

    divino

    a la

    imagen

    estampada en la tela

    Posteriormente fu e

    llevada a

    Constantinopla

    el

    ao

    944

    y

    expuesta

    para

    su

    veneracin:

    Cuando lo s

    hijos

    del

    emperador

    la

    vieron

    quedaron

    muy

    des

    ilusionados,

    pues slo se

    entrevean

    apenas

    algunas

    huellas

    del

    r str

    2

    Desapareci

    durante

    el

    saqueo

    de

    Constantinopla,

    por lo s

    Cruzados

    el

    ao

    1204. Segn algunas

    fuentes,

    durante la

    decadencia

    del

    Imperio

    la

    imagen

    milagrosa

    pas a manos de

    un

    caudillo

    genovs

    l legando

    finalmente

    a

    la

    Iglesia

    de

    S

    Bartolom

    de

    lo s

    Armenios

    en Genova.

    La

    faz que

    se

    encuentra

    en

    este

    templo

    presenta:

    tono

    rojo

    oscuro

    casi del

    color

    del

    vino;

    la

    frente

    es

    lisa

    y

    bien

    perfilada;

    lo s

    ojos

    aparecen

    muy

    hundidos

    bajo

    una cejas que

    forman un

    amplio

    semicrculo;

    la

    nariz

    es

    larga

    y

    fina

    el labio

    superior

    muy

    breve

    y

    la s

    comisuras

    de la

    boca se

    pliegan hacia

    abajo;

    la

    barba

    escindida

    es

    larga

    y

    suave

    La

    ceja

    izquierda

    est

    algo

    mas

    elevada

    que

    la

    derecha,

    lo que

    o torga ms

    vitalidad

    a un

    semblante

    austero

    y

    extraamente

    inerte22.

    19

    Otra

    imagen

    milagrosa

    conocida como la

    aqueropita

    de

    Camulia,

    transportada

    desde

    esta

    ciu

    dad a Constantinopla

    el

    ao

    574

    y

    cuyos

    rastros

    se

    pierden

    cerca

    del

    ao 705

    coincide

    con

    la

    construccin de una

    capilla anexa

    a

    San

    Pedro

    en

    el

    Vaticano,

    donde

    probablemente se

    coloc

    el

    Velo

    de

    la

    Vernica,

    trado

    desde

    Oriente

    y

    segn

    consta

    en

    documentos

    histricos,

    se

    exhibi

    por

    ltima vez

    en

    el

    ao 1600.

    En forma

    privada

    tenan

    acceso a

    ella

    un

    grupo

    de

    pintores

    que

    hacan

    continuamente copias

    para lo s

    peregrinos

    que

    iban

    a

    Roma.

    Sin

    embargo

    el

    ao

    1616

    el Papa

    Paolo

    V

    repentinamente

    prohibi

    todas

    la s

    copias

    que

    no

    fueran

    hechas

    por

    un

    cannigo

    de la

    Baslica

    de

    San

    Pedro

    y

    desde

    entonces

    ninguno

    pudo

    ver de

    cerca

    el

    original

    En

    la

    actualidad

    un

    estudioso

    jesuta,

    H.W.

    Pfeiffer,

    aventura la

    hiptesis

    de

    que

    el Velo

    de

    la

    Vernica

    fu e

    robado

    p r

    eso la

    prohibicin de

    hacer

    copi s

    y

    de

    hecho,

    oficialmente

    se

    conside

    ra

    perdido

    No

    obstante

    investigando

    otra

    imagen

    aqueropita

    que

    existe

    en

    la

    ciudad de

    Manoppelo

    en

    Italia,

    que

    apareci

    en

    la

    misma

    poca

    en que

    se

    habra

    perdido

    la

    Vernica,

    Pfeiffer

    demuestra

    documentadamente que

    correspondera

    al

    velo

    presumiblemente

    robado

    20

    Cfr.

    Evagrio.

    Hist. Eccl.

    P6

    86 2

    2748.

    Cit.

    por

    Rousseau,

    op

    cit

    p

    33

    21

    Cfr.

    loan

    Ic.

    I I

    M istero

    del Volto

    di

    Cristo... .

    En //

    Volto

    de i

    Volti

    p

    78

    22

    Cfr

    Paynes,

    Robert .

    El

    Mundo

    de l

    Arte.

    Barcelona:

    Martnez

    Roca,

    1974

    pp

    210-211.

    Este

    detalle

    de

    la

    elevacin de la

    ceja

    izquierda

    ser

    muy

    recurrente en

    la s

    imgenes

    bizantinas

    117

  • 7/25/2019 Errzuriz-Balbontn, Imgenes de Cristo en el Arte Paleocristiano.pdf

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    AISTHESIS

    32

    1999.

    Investigaciones

    relativamente

    recientes

    efectuadas

    por

    I.

    Wilson23

    de

    muestran en

    forma

    bastante convincente

    que

    la

    imagen

    perdida

    en el

    siglo XIII

    no

    es otra

    que el

    Santo

    Sudario,

    que segn la tradicin

    habra

    sido

    el

    lienzo

    que

    cubri

    el

    cuerpo de

    Cristo

    en

    la

    tumba,

    y

    que se encuentra en

    Torino.

    Por

    lo

    tanto,

    la

    imagen

    de G enova

    sera una

    copia

    obra

    de

    un

    pintor

    sirio

    anterior

    a

    Constantino.

    Pintada

    sobre fina

    tela de

    urdimbre

    apretada

    es un

    ejemplo

    genui

    no de arte

    hiertico cristiano.

    Debido

    a

    su

    antigedad

    siglo

    IV?

    puede

    ser

    considerada

    una

    referencia

    iconogrfica para

    identificar

    los

    cambios

    que se

    han

    suscitado en

    la s

    distintas

    representaciones

    del

    rostro de

    Cristo.

    El

    origen

    de

    la

    representacin iconogrfica

    del

    rostro de Jess

    pareciera,

    por

    lo

    tanto,

    estar

    estrechamente relacionado

    al M andyl in

    de

    Edessa.

    Hasta

    la

    poca

    de

    Justiniano

    n. 527

    1

    568

    la

    diversidad

    de

    rostros

    de

    Jess era

    enorme

    y

    desconcertante.

    Pero a

    partir del

    siglo

    VI en

    coincidencia

    con

    el

    redescubrimiento

    de

    la

    reliqui

    se

    produce un

    cambio

    radical

    segn

    se

    aprecia

    en el

    Cristo

    Pantocrator

    del

    Conven to de Santa

    Caterina

    del

    Sina.

    Diversos

    estudiosos admiten

    que: el

    tipo iconogrfico

    clsico del

    rostro

    de

    Cristo

    es

    el

    resultado de

    la

    reelaboracin

    grfica

    y

    colorstica de

    aquello

    que

    se

    puede observar

    en

    el

    Santo

    Sudario 24

    ;

    La imagen

    de Edessa

    tuvo

    un

    rol

    decisivo

    en

    la

    iconografa,

    donde ser tomada

    por el

    arquetipo

    del

    verdadero

    retrato

    de

    Jess,

    a quien

    se ofrece as

    no slo la

    legitimidad

    de

    la veneracin

    como

    reliquia

    sino

    tambin

    la

    autenticidad

    y

    la

    fidelidad

    de su

    real

    rostro

    humano 25 .

    Basndose

    en

    esta

    imagen,

    lo s

    pintores

    b izantinos habran

    creado

    un di

    bujo

    del

    rostro

    de

    Cristo que

    despus

    fu e

    pintado segn

    la s

    reglas

    teolgico

    plsticas

    transformando la

    reliquia en una

    imagen

    iconogrfica,

    que predomin

    en

    Oriente26.

    En

    cambio

    en

    el

    mundo occidental

    el

    modelo tendra

    su

    origen en

    el

    Velo

    de la Vernica.

    3.1.2.

    Imgenes

    re-creadas.

    Es

    posible

    que

    el

    hecho

    de no disponer

    de una

    descripcin

    fidedigna

    de

    la

    apariencia fsica de

    Cristo,

    haya

    inducido a

    crearla

    fundamentndose

    en la s

    tradiciones

    existentes. Sin

    embargo

    ello

    ocurre

    relativamente

    tarde,

    segn

    las

    fuentes

    hasta ahora

    conocidas

    es

    decir

    hacia

    el

    siglo

    III

    d.

    de

    C,

    especialmente

    en

    lo

    que

    se

    refiere

    a

    imgenes

    pictricas.

    Pareciera

    ser

    que la s

    representaciones

    de

    la

    figura

    de

    Cristo como

    joven

    imberbe,

    datables

    antes del

    ao

    300

    traducen

    en

    parte

    la s

    costumbres

    de

    la

    23

    I.

    W ilson

    demostraba el

    ao

    1978

    la

    identidad

    entre el

    Mandylin

    bizantino

    y

    el

    Santo

    Sudario,

    planteando una

    interpretacin

    verosmil

    de cmo

    la

    imagen

    milagrosa

    de Edessa

    resulta de

    lo s

    dobleces

    del

    Santo

    Sudario,

    que

    dejaban

    visible

    slo el

    rostro.

    A

    partir

    tal

    vez

    del siglo

    XIII

    comenz

    nuevamente

    a

    presentarse

    como el

    Sudario

    mostrando

    la

    Santa

    Sbana

    en toda

    su

    dimen

    sin.

    24

    Cfr.

    loan

    lea

    op.

    cit.,

    p.

    77.

    25

    Ibd .

    26

    Ibd.,

    p. 78 .

    118

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    AISTHESIS

    N

    32

    1999.

    poca

    y

    las

    imgenes

    representativas

    que

    t radicionalmente

    realizaban

    lo s

    artis

    tas

    para

    temas

    no

    religiosos

    Lo corrobora

    Paynes al

    decir

    que:

    Durante

    siglos

    se

    le

    represent como

    un joven

    de

    unos

    dieciocho

    aos ,

    cara

    re

    donda

    grandes

    ojos

    negros

    labios

    pequeos

    con

    la

    negra

    cabellera

    cayendo

    has

    ta

    los

    hombros

    y

    peinado

    por

    delante hasta media

    frente. A

    veces sus

    cabellos son

    rojizos

    y muy

    rizados

    tal

    como

    aparece

    en

    los

    mosaicos

    del

    siglo V del

    Mausoleo

    de

    Gala

    Placidia,

    en Rvena27.

    Esta

    situacin

    cambia

    radicalmente

    bajo

    el

    reinado

    de

    Constantino,

    cuan

    do

    el

    cristianismo se convierte en la religin oficial del

    Imperio,

    el

    ao

    314.

    El

    joven

    y

    apolneo

    Cristo comienza

    a

    ser

    sustituido

    y

    por

    primera

    vez

    la

    imagen

    aparece como

    una

    figura

    majestuosa

    revestido de solemnidad

    y

    grandeza Su

    rostro,

    de tupida

    barba,

    manifiesta

    una

    expresin

    de

    serenidad

    y

    fuerza

    al

    mis

    mo t iempo netamente influido

    por

    la

    esplndida

    estatua que tall Fidias

    para

    el

    Templo

    de Zeus en

    Olimpia 28.

    U na im agen del rostro de

    Cristo

    que se

    aproxima

    a esta descripcin

    era

    un

    mosaico

    realizado el

    ao

    320

    ca.,

    que se

    encontraba en el

    bside

    de la

    cpula

    de

    San

    Juan

    de

    Letrn,

    hoy

    demolido

    y

    del

    cual

    se conserva

    una foto Ilustracin

    11).

    11

    Cristo.

    Roma

    San

    Juan

    de

    Letrn,

    Mosaico

    del

    bside. Ao

    320

    ca

    foto

    tomada

    antes

    de la

    demolicin

    de l b sid e ).

    27

    Paynes

    R

    op

    cit.,

    p

    214.

    28

    Ibd

    p

    215.

    119

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    N

    32

    1999.

    En

    lo s

    in ic io s d el

    s IV

    fue

    el

    propio Constantino

    n.

    270

    t

    337

    quien

    encarg a

    lo s

    artistas

    que

    afluan

    a su

    corte

    realizar

    pinturas

    y

    mosaicos

    que

    representaran

    el

    rostro

    de Jesucristo29. Y

    a

    fin

    de

    obtener

    informaciones

    envi

    expediciones a

    Palestina,

    la s

    que

    trajeron

    a

    su

    regreso

    segn

    algunos

    la

    propia

    imagen de

    Edessa

    segn

    otros

    iconos

    sirios

    probablemente

    obtenidos o

    copia

    dos

    del

    Mandylin.

    Muy

    luego se

    hicieron

    notar

    lo s

    distintos

    influjos

    y

    as

    el

    retrato

    de

    Zeus

    que haba

    servido de

    modelo

    comenz

    a

    recibir

    sutiles

    modificaciones

    El

    sem

    blante

    adquiere una

    mayor

    bondad,

    lo s labios

    son

    ms

    gruesos

    y

    los ojos

    ms

    afables 30

    Desde

    Persia

    se

    introduce

    el

    nimbo o aureola

    dorada,

    que

    denota

    la

    divinidad

    del

    personaje

    De la

    misma

    poca

    y

    con

    la s

    caractersticas

    mencionadas existe un

    Busto

    de

    Cristo

    situado en

    la s

    catacumbas de

    Comodila

    fresco pintado a

    mediados

    del

    s

    IV

    Ilustracin

    12

    y

    en el

    cual

    se puede apreciar la aureola

    que

    circunda

    la

    cabeza

    de

    Cristo

    y

    las

    letras

    griegas A

    y

    W

    la s

    que

    comenzaron

    a ser

    agregadas a

    las

    imgenes

    como referencia al

    versculo 13 del

    captulo

    22 del

    Apocalipsis:

    Yo

    soy

    el

    Alfa

    y

    Omega

    el

    Primero

    y

    el

    Ultimo,

    el

    Principio

    y

    el

    in

    12.

    Busto

    de

    Cristo.

    Roma

    Catacumba

    de

    Comodila.

    29

    Segn San Juan

    Damasceno

    que

    escribe

    en el

    siglo

    VIII.

    Cfr.

    Paynes,

    op

    cit p

    215

    30

    Ibd.

    J

    >v

    120

  • 7/25/2019 Errzuriz-Balbontn, Imgenes de Cristo en el Arte Paleocristiano.pdf

    17/20

    AISTHESIS

    N

    32,

    1999.

    La

    finalidad

    era

    contrarrestar

    la

    hereja

    de

    Arrio,

    que

    negaba

    la

    divinidad

    de

    Cristo

    y

    que fu e

    condenada por el

    Concilio

    de

    Nicea,

    el

    ao

    325.

    Pero al

    mismo

    tiempo

    contribuy

    al

    desarrollo

    de una

    iconografa

    cada vez

    ms precisa

    y

    reglamentada

    a travs

    de lo s

    siglos.

    As,

    posteriormente

    el

    segundo

    Concilio

    de

    Nicea

    establecer que:

    La

    composicin

    de la s

    imgenes

    sagradas

    no se deja

    a

    la

    inspiracin de

    lo s

    artistas;

    ella

    se refiere a

    lo s

    principios

    instaurados

    por

    la

    Iglesia

    Catlica

    y

    por

    la tradicin

    religiosa 3

    3.3.

    Fuentes literarias

    Tratando

    de remontarnos

    al origen

    de las

    imgenes

    de

    Cristo,

    por

    la

    va

    de

    las

    descripciones

    o

    testimonios

    escritos

    encontramos referencias

    en

    fuentes

    de

    tradicin antigua

    lgun s consideradas

    pcrif s

    recogidas

    en

    lo s

    manus

    critos de San Anselmo

    de

    Canterbury

    en el S.

    XII,

    lo s cuales contienen

    una

    descripcin

    de

    lo s rasgos de Cristo realizada

    por

    Lentulo,

    gobernador

    romano

    de

    Judea

    de lo s

    tiempos de

    Cristo:

    Sus

    cabellos

    son

    del

    color

    del

    vino

    y

    amarillos

    como el oro

    en

    la

    raz

    lacios

    y

    sin

    lustre,

    menos a la altura

    de

    las

    orejas

    donde lo tiene

    ondulado

    y

    brillante,

    partido

    por

    la mitad

    con

    una

    raya segn

    es costumbre entre

    lo s

    nazarenos

    La frente

    es

    lisa

    y

    tersa,

    no

    hay

    en

    su rostro

    arrugas

    o

    marcas

    y

    la tez aparece

    l igeramente

    sonrosada

    Tiene

    una

    barba

    poblada

    del

    mismo

    color

    avellana que

    el

    pelo

    no

    muy

    larga

    y

    escindida.

    Los ojos son

    de

    un color azul intenso

    y

    extremadamente

    brillante 32

    Pero

    no

    toda

    la

    tradicin

    literaria,

    especialmente

    de

    lo s

    primeros

    siglos

    presenta a

    Cristo

    como

    un hombre

    atractivo

    de

    hermosa

    presencia Por

    el

    con

    trario,

    los

    testimonios

    dejados

    por

    lo s

    P adres de

    la Iglesia

    indican

    que

    exista

    una

    notable

    disparidad

    de

    opiniones

    y

    distintas

    descripciones,

    que

    le

    conferan

    un

    aspecto

    manso

    sin

    apariencia

    y

    hasta

    poco

    agraciado

    basndose

    en la

    lectura

    mesinica

    que deca:

    No

    tena gracia ni

    belleza,

    para que nos

    fijramos

    en

    El,

    ni

    era

    simptico

    para

    que pudiramos

    apreciarlo Is

    53,2

    Despreciado

    y

    tenido

    como

    la basura de lo s

    hombres,

    hombre

    de dolores

    y

    familiarizado

    con

    el sufrimiento

    semejante

    a

    aquellos a

    lo s

    que

    se le s

    vuelve la

    cara

    estaba

    despreciado

    y

    no hemos hecho caso

    de l Is

    53,

    3

    Otra

    versin

    del

    mismo pasaje

    bblico

    dice:

    y

    como

    el

    ltimo de lo s

    hombres,

    el h omb re d e

    dolores

    que

    conoce el

    sufrimiento

    y

    as

    trata de esconder

    la

    cara

    Is

    53,

    3

    31

    Concilio

    de

    Nicea II .

    787

    Cit.

    por:

    Magugliani,

    Ludovico .

    La

    Pittura

    Bizantina.

    M ilano:

    Alberto

    Peruzzo

    Editori,

    1968,

    p 98.

    32

    Epstola

    Lentuli. Cit. por

    Paynes,

    op.

    cit.,

    pp

    211-212. La

    estudiosa I.

    Ic

    estima

    poco

    f idedigna

    esta

    descripcin,

    porque es

    considerada

    como

    un

    producto

    de

    la tarda

    l i teratura

    del

    siglo

    XIII

    y

    rehecha

    en

    siglos

    posteriores

    Cfr.

    op.

    cit.,

    p

    71 .

    121

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    AISTHESIS

    N

    32

    1999.

    Algunos

    tambin

    sostenan

    que Cristo era

    de baja

    estatura,

    frgil

    de tez

    oscura,

    cuerpo de

    fea

    deformidad.. . 33. A tal

    efecto se alegaba

    que

    siempre

    que

    lo rodeaba

    una

    multitud,

    no

    se

    le

    vea

    Esta

    creencia era

    compartida

    por

    los

    Padres

    de la Igle sia

    Oriental,

    acostumbrados

    a ver a

    santos

    y

    profetas

    aquejados

    por

    penosas

    enfermedades,

    del cuerpo

    y

    del

    alma

    Segn C lemente d e A lejan dra No

    posea

    ni

    donaire

    ni

    hermosura,

    sino

    que

    era

    de

    aspecto

    insignificante,

    ms feo que

    el comn

    de lo s

    hombres

    pobre

    mente

    vestido

    y

    hecho

    al

    trabajo,

    que

    saba

    cmo

    soportar

    el

    dolor 34

    Pero,

    contra esta

    interpretacin reaccionaron

    otros autores

    cristianos

    quienes bajo

    el

    influjo

    de

    la idealizada esttica

    grecorromana

    y

    la

    lectura

    alegrica

    y

    libre

    del

    salmo

    45

    defendieron

    la

    tesis

    contraria

    T eres

    el

    ms hermoso entre

    lo s

    hombres

    en

    tus

    labios

    la

    gracia

    se

    derrama

    Sa l

    45

    3

    San J ern imo

    en

    una carta seala que

    la

    bsqueda

    del

    aspecto

    del

    Seor

    va

    ms all

    de

    la

    dimensin

    puramente

    fsica:

    Si

    Cristo

    no hubiese tenido

    tambin

    en el

    rostro

    y

    en

    lo s ojos

    algo

    de

    celestial

    quiddam

    s iderum)

    jams lo s

    apstoles

    lo habran seguido

    al

    instante,

    ni

    aquellos

    que

    haban

    venido

    a

    arrestarlo

    habran cado a tierra

    como

    muertos

    Jo

    18

    6.)35.

    Otro padre

    de

    la

    Iglesia,

    Orgenes de

    Alejandra t

    253

    por su

    parte,

    manifiesta la

    extraa opinin

    segn la

    cual,

    Cristo apareca

    bello

    a

    la

    gente

    buena

    y

    feo

    a

    la

    gente mala

    Pe ro C ris to era

    humanamen te

    bello?

    A l

    respecto,

    San

    Agust n

    responde:

    S i

    Cristo

    escondi

    su

    belleza

    que

    ciertamente

    existe,

    se

    debe

    a su in te nto d e

    hacerse

    en

    todo

    similar a

    nosotros, deformes,

    pero

    tambin

    al

    intento de

    volver

    bellos lo s

    deformes,

    mediante su amor 36.

    Se supera as

    el

    problema

    de la

    belleza

    fsica

    para preocuparse

    por

    la

    belleza

    interior,

    que se valora

    como

    la verdadera

    belleza,

    capaz de

    reflejarse,

    de

    alguna

    manera,

    en

    nuestro

    cuerpo37.

    Sin

    embargo,

    en

    relacin al

    aspecto

    real

    de

    Jesucristo,

    el

    mismo

    San

    Agust n

    es

    enftico

    y

    categrico para

    afirmar

    que

    poda

    ser

    hermoso

    para

    quien

    se

    lo

    imag ina ra be llo

    o

    poda

    ser

    feo

    para

    sus

    detractores,

    pero

    el

    genuino

    rostro

    de

    Cristo

    nadie poda saber cmo era

    Finalmente,

    podemos

    precisar

    que

    lo s

    Evangelistas

    no

    dejaron

    ninguna

    descripcin

    del

    semblante de

    Jess.

    Tan

    slo en

    dos

    oportunidades

    se

    menciona

    el

    rostro de Cristo de un

    modo

    explcito.

    El

    primero,

    en el

    momento

    de

    la

    Transfiguracin:

    su

    rostro

    brill

    como

    el sol

    Mt

    17

    2

    transfigurado

    por la

    luz

    33

    Cit.

    por

    Paynes,

    op.

    cit.,

    p. 212.

    34

    Ibd.

    35

    Marchesi,

    G. II

    volto

    di

    Cristo

    nel

    NuovoTes tamento . En: II

    Volto de i

    Volti

    op.

    cit.,

    p.

    35.

    36

    Cfr.

    Bertolone,

    op.

    cit.,

    p.

    16

    cit. 21.

    37

    Ibd.

    122

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    AISTHESIS

    N

    32,

    1999.

    divina,

    la

    faz

    del

    rey

    de la gloria

    El

    segundo,

    durante la

    Pasin: le

    escupieron

    en

    la

    cara

    Mt

    26,

    67

    y

    est

    desfigurado

    por

    el

    odio

    y

    la

    violencia

    de

    lo s

    hombres.

    Es

    la

    faz

    del siervo

    sufriente,

    que

    anunciaba

    Isaas en el

    Antiguo

    Testamento:

    He

    ofrecido

    mi espalda

    a

    lo s

    que me

    golpeaban

    mis

    mejillas a

    quienes

    me

    tiraban

    la

    barba,

    y

    no

    ocult

    mi

    rostro ante

    la s

    injurias

    y

    lo s

    escupos Is

    50,

    6) .

    CONCLUSIONES

    Cristo ha trado al

    mundo no

    slo su

    palabra

    sino

    tambin

    su

    imagen.

    Sus

    coetneos la

    conocieron

    pero

    no

    quedaron

    vestigios

    visuales

    y

    pocos

    documen

    tos sobrevivieron

    a

    la s

    guerras

    y

    la destruccin.

    L lama la

    atencin

    que

    en un

    contexto

    donde

    la

    imagen

    era relevante

    por

    cuanto se

    retrataban

    efigies de personas importantes

    en

    monedas o

    medallones

    conmemorat ivos,

    sin

    embargo

    prcticamente

    durante lo s dos

    primeros

    siglos

    no haya

    habido

    especial

    inters

    por

    realizar el

    retrato de

    Cristo.

    Cabe

    preguntarse por qu habiendo

    sido

    una figura

    tan determinante

    en

    la

    historia,

    no

    quedaron

    registros

    de su

    imagen,

    de su

    cara

    de su

    apariencia

    fsica?

    Tal

    vez

    el

    problema moral

    que

    implicaba c er en la

    idolatra,

    condenada

    explcitamente en

    la Sagrada

    Escritura

    fue

    una de las

    causas

    que

    impidi

    re

    present r

    la

    divinidad en imgenes . Sin

    embargo

    como

    vimos

    en

    este

    artculo

    aunque

    se

    pueden

    plantear

    diversas

    hiptesis

    ninguna

    explicacin

    resulta

    com

    pletamente

    satisfactoria

    de

    manera

    que

    permanece una

    sensacin

    de

    misterio

    e

    incertidumbre

    al

    respecto.

    Las

    primeras

    referencias

    pictricas

    que

    se

    conocen

    del rostro

    de

    Cristo

    constituyen

    ms bien

    ideogramas que

    fueron

    hal lados

    en la s

    catacumbas de

    Roma.

    Corresponden a

    imgenes de

    un tipo

    rstico

    que

    suponen un

    Cristo

    sin

    rasgos

    fisonmicos

    determinados,

    en

    el

    momento

    de

    realizar

    un

    milagro

    con

    la

    apariencia

    de

    pastor

    o

    de

    maestro.

    El

    prototipo

    de

    la

    imagen

    figurativa de

    Cristo

    parece

    encontrarse

    en

    la s

    estatuas

    griegas

    y

    pinturas

    cotidianas

    y

    mitolgicas

    de

    la

    poca,

    que

    se

    revisten

    de

    un

    nuevo

    significado El repertorio

    pagano

    sugiere

    una

    elaboracin de

    im

    genes

    cristianas

    con elementos simblicos

    basados

    en

    la

    iconografa

    popular

    y

    de

    acuerdo

    a

    la tradicin

    de los textos

    sagrados.

    Tienen

    una

    finalidad

    esencial

    mente

    didctica:

    su

    funcin

    es

    proclamar

    la

    salvacin e

    indicar

    lo s

    medios

    para

    alcanzarla.

    Al

    indagar

    en

    la s fuentes

    iconogrf icas

    hemos

    podido

    apreciar

    que

    la

    imagen

    de

    Cristo a

    travs

    del tiempo se va

    construyendo

    y

    est

    necesariamente

    referida

    al

    contexto

    cultural

    al cual

    recurre

    aunque

    este

    no

    tenga

    un

    carcter

    religioso.

    Cada

    momento histrico

    crea

    una

    imagen

    de

    Cristo

    y

    de

    su

    rostro de

    acuerdo

    a

    lo s

    modos de

    percibir

    de

    esa

    poca,

    en

    dependencia

    directa

    de las

    necesidades

    que

    esa

    cultura

    manifiesta de la

    imagen

    de

    Dios

    y

    que

    de

    alguna

    manera

    quiera

    proyectar

    o

    construir.

    Tal

    es el

    caso

    del

    Buen

    Pastor

    que

    tuvo

    un

    extraordinario

    f lorecim iento en

    el

    perodo Paleocr is t iano

    y

    desaparece

    casi

    por

    completo

    en

    la

    Edad

    Media .

    123

  • 7/25/2019 Errzuriz-Balbontn, Imgenes de Cristo en el Arte Paleocristiano.pdf

    20/20

    AISTHESIS

    3

    1999.

    Dicha

    representacin

    de

    Cristo

    corresponde

    en

    buena

    medida

    a

    una

    imagen

    muy

    consecuente

    con

    aquello que

    el Mesas fu e

    originariamente

    es

    decir

    un

    vid

    de

    tremenda

    usterid d

    y

    al

    mismo

    t iempo,

    m uy

    vincul do

    a

    la

    comuni

    dad

    y

    a

    la s

    imgenes

    bblicas.

    Hay

    un

    gr n

    fidelidad

    entre

    la

    representacin

    y

    la vid

    misma

    de

    Cristo

    que

    reflej n

    la s

    necesid des iconogrficas

    de un

    cierto

    tipo

    de

    comunid d

    La

    coherencia de este Cristo

    y

    su

    entorno

    conmueve

    pro

    fundamente.

    Avanzando

    en est

    lnea

    histrica

    a fines

    del

    siglo

    tercero

    emergen

    algunas

    caractersticas

    que

    podr n

    constituir

    un retrato

    ole tivo

    basado

    en

    frmulas

    tipolgicas

    Es

    posible que est tendencia explor tori haya

    contribuido al

    reco

    nocimiento

    y

    fijacin

    de

    un

    imagen rquetpic del

    rostro

    de

    Cristo

    pero

    que

    de

    ninguna

    m ner

    pretend c ptur r con

    exactitud su parecido fsico real

    En

    el

    siglo

    cu rto comienza a

    fl t rse

    un

    represent cin

    de

    Cristo

    cuya

    provenienci

    podr est r

    determinada

    por la s

    imgenes

    mil gros s

    no he

    chas

    por

    mano

    humana),

    que segn la tradicin tendran su

    origen en

    un

    impres in

    directa

    del

    rostro de Cristo. Ellas

    dieron

    origen a un

    rostro

    con

    carac

    tersticas

    l igeramente semitas: barba

    tupida,

    c bellos

    largos.

    Muchos

    utores

    consider n

    el

    Cristo de

    la s

    catacumbas

    de C om odila

    como

    el

    retr to

    ms

    ntiguo

    y

    cuya

    iconografa,

    con

    la s

    caractersticas

    propias

    que le signen

    lo s

    distintos

    momentos

    histricos

    perdur r

    travs

    de

    lo s

    siglos