entrevista a salvador paniker

12
SALVADOR PANIKER Salvador Pániker es la inteligencia en estado superlativo. Cualquier lector que llegue con su atención al término de esta charla y no esté de acuerdo con el aserto, puede utilizar el teléfono de reclamación. Absténganse machistas, integristas religiosos, nacionalistas, marxistas, neoliberales, codiciosos y necios. Su sabiduría alcanza la velocidad de la luz y tiene el efecto de una ventosa que te adhiere. Va su cabeza aceituna colocada sobre un cuerpo esbelto aún (73 años), tocado de la magrura de Oriente. Coqueto. Salvador Pániker sería un narciso insufrible de no ser por su afiliación a la enfermedad. Pero él, que lo sabe, se afilia: al punto de que uno ha de preguntarle si su síndrome de fatiga crónica ("nihilismo endocrino") será imaginario o real (contesta que de imaginario nada). La enfermedad le asoma a la finitud, por eso es desconfiado con la vida, nunca alcanzará el ateísmo; la farmacopea le permite, aun así, volar por los cielos de la gnosis; y la inteligencia, adaptarse de maravilla al medio: vive arropado en los minutos como un niño en su cuna, homme- enfant, reconoce su elitismo, un lujo. El resultado es un señor, filósofo, ingeniero industrial, escritor, editor, melómano, profesor, autor de las entrevistas más vendidas (Conversaciones en Madrid, Conversaciones en Cataluña) y un ciento de cosas más. Un señor de humor seco y lucidísimo, con teoría para todo y un solo dios, así en minúscula, que es la madera que toca: divinidad cómplice y particular. Apetece con Pániker hacer un glosario de cavilaciones valiosas. Arrecia la tormenta en el cielo de Barcelona y pronto llueve sobre la piedra desvaída del monasterio en reformas. Pedralbes, barrio también elitista. Habita el sabio una hermosa casa de líneas rectas, sesentista, patio cuadrangular con palmera y salones como módulos tapizados de libros. Huele a papel viejo y a memoria, archivada en álbumes de fotografías, y a un cierto conservante como alcanfor, que retenga en sus paredes la historia. En las fotos, su padre tal que salido de una aventura colonialista: Pániker, título nobiliario del sur de la India, altísima casta de guerreros, generación de Nehru, "vino a Europa a estudiar y no quiso regresar hasta que la India fuera independiente; entonces, ya no pudo". Allí dejó un hijo y un matrimonio convenido. Hijos y amores o amores e hijos (lo mismo). Amigos celebrísimos. El filósofo (entrevistador best-seller) ha dicho que dejarse entrevistar es reducirse a los límites mentales de quien te entrevista. Y claro, esto impone: imagínense, jibarizar al sabio cabeza de aceituna. "No, no te tengo miedo", y su risa me tranquiliza, "además yo soy muy taoísta, si las cosas no salen todo lo bien que podrían salir, qué más da". Así que anduve tranquila, de atrás adelante las páginas del Cuaderno amarillo que acaba de publicar (Areté) o tercera entrega de su diario, desde niño hasta ayer. ¿Aún sigue? "Sigo, todos los días, escribo y vivo. Habrá continuación". Porque tiene Pániker, entre otras, una fórmula contra la vejez: ejercicio y curiosidad intelectual. "Los

Upload: shelly-rich

Post on 09-Feb-2016

63 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Entrevista a Salvador Paniker

SALVADOR PANIKER

Salvador Pániker es la inteligencia en estado superlativo. Cualquier lector que llegue con su atención al término de esta charla y no esté de acuerdo con el aserto, puede utilizar el teléfono de reclamación.

Absténganse machistas, integristas religiosos, nacionalistas, marxistas, neoliberales, codiciosos y necios. Su sabiduría alcanza la velocidad de la luz y tiene el efecto de una ventosa que te adhiere. Va su cabeza aceituna colocada sobre un cuerpo esbelto aún (73 años), tocado de la magrura de Oriente. Coqueto. Salvador Pániker sería un narciso insufrible de no ser por su afiliación a la enfermedad.

Pero él, que lo sabe, se afilia: al punto de que uno ha de preguntarle si su síndrome de fatiga crónica ("nihilismo endocrino") será imaginario o real (contesta que de imaginario nada). La enfermedad le asoma a la finitud, por eso es desconfiado con la vida, nunca alcanzará el ateísmo; la farmacopea le permite, aun así, volar por los cielos de la gnosis; y la inteligencia, adaptarse de maravilla al medio: vive arropado en los minutos como un niño en su cuna, homme-enfant, reconoce su elitismo, un lujo. El resultado es un señor, filósofo, ingeniero industrial, escritor, editor, melómano, profesor, autor de las entrevistas más vendidas (Conversaciones en Madrid, Conversaciones en Cataluña) y un ciento de cosas más. Un señor de humor seco y lucidísimo, con teoría para todo y un solo dios, así en minúscula, que es la madera que toca: divinidad cómplice y particular. Apetece con Pániker hacer un glosario de cavilaciones valiosas.

Arrecia la tormenta en el cielo de Barcelona y pronto llueve sobre la piedra desvaída del monasterio en reformas. Pedralbes, barrio también elitista. Habita el sabio una hermosa casa de líneas rectas, sesentista, patio cuadrangular con palmera y salones como módulos tapizados de libros. Huele a papel viejo y a memoria, archivada en álbumes de fotografías, y a un cierto conservante como alcanfor, que retenga en sus paredes la historia. En las fotos, su padre tal que salido de una aventura colonialista: Pániker, título nobiliario del sur de la India, altísima casta de guerreros, generación de Nehru, "vino a Europa a estudiar y no quiso regresar hasta que la India fuera independiente; entonces, ya no pudo". Allí dejó un hijo y un matrimonio convenido. Hijos y amores o amores e hijos (lo mismo). Amigos celebrísimos.

El filósofo (entrevistador best-seller) ha dicho que dejarse entrevistar es reducirse a los límites mentales de quien te entrevista. Y claro, esto impone: imagínense, jibarizar al sabio cabeza de aceituna. "No, no te tengo miedo", y su risa me tranquiliza, "además yo soy muy taoísta, si las cosas no salen todo lo bien que podrían salir, qué más da". Así que anduve tranquila, de atrás adelante las páginas del Cuaderno amarillo que acaba de publicar (Areté) o tercera entrega de su diario, desde niño hasta ayer. ¿Aún sigue? "Sigo, todos los días, escribo y vivo. Habrá continuación". Porque tiene Pániker, entre otras, una fórmula contra la vejez: ejercicio y curiosidad intelectual. "Los

Page 2: Entrevista a Salvador Paniker

intelectuales envejecen mejor, los años no deben medirse por la fecha de nacimiento sino por la curiosidad intelectual que uno albergue. Pero la terapia tiene otros dos apartados más, la segunda es vivir aquí y ahora. Y la tercera, ser creativo sin interrupción, en cuanto paras estás perdido: aunque seas frívolo o disperso, hay que serlo con intensidad, siempre".

"Los ateos tienen menos angustia que los creyentes. hay que creer en el aquÍ y en el ahora. es evidente que cuando mueres sales fuera del tiempo y del espacio, y la aventura se acabó. creer que no es de una ingenuidad tal... mecanismos de consolación"

Tanto de la vida y tanto de la muerte. El filósofo, que fue profesor en la Universidad de Barcelona de Metafísica y Filosofía, ha dedicado gran parte de su trabajo a una aproximación a la muerte. Tal vez haya llegado el momento de preguntarle si tememos, si acaso él teme más despedirse de los otros o de sí mismo: "Sin ego no hay muerte", dice, "sin ego, uno no es el protagonista de la historia. El protagonista somos todos y la culpa es colectiva. Sin ego desaparece la ansiedad y la angustia de la muerte, y tú eres como un perro que se va a morir". Remedios contra la angustia. Saber taoísta: "Hay que dedicar la primera mitad de la vida a crear un ego muy fuerte, convicciones, autoestima, una ventaja para defenderte. Y la segunda mitad, a deshacerse de él, porque las desventajas son superiores: esto se acaba". Saber biológico, contrario al mito del alma, porque dice Pániker que nadie cree en el alma: "Yo soy un animal más que he brotado del mundo, y llega un momento en que desaparezco. Pero ahí siguen mis hijos, mi gente, lo que he hecho".

Habla también Pániker en sus estudios sobre las bondades de la libertad, que si anteponemos a la ley natural, llámese azar, destino, divina providencia, ¿dejaríamos así de temer a la muerte, profesor? "Seguro que sí. Si uno no teme, es libre. Las obediencias que han creado los estados y las iglesias proceden del temor. En cierto modo, el budismo mahayana fue una cultura sin temor a la muerte, una cultura de la libertad, que dice que cuando uno está liberado brota espontáneamente la solidaridad, la compasión, karuna. El budismo es la liberación de cada cual, no hay iglesia, no se deja institucionalizar: las iglesias sólo sirven para gentes religiosamente débiles. Creo que por todo esto el budismo tiene tanto éxito hoy en día en el mundo occidental". Y, llegados al extremo, si nos convenciéramos de que no hay nada más allá, ¿por qué preocuparse entonces, o cuánto hay de incertidumbre en la angustia ante la muerte? "Está claro que los ateos tienen menos angustia que los creyentes, pero hay que superar las disyuntivas, creer o no creer en el más allá. Hay que creer en el

Page 3: Entrevista a Salvador Paniker

aquí y el ahora. Es evidente que cuando te mueres sales fuera del tiempo y del espacio, y la aventura se acabó. Cuantos creen que no, quieren creer que no se acabó. Es de una ingenuidad tal... Mecanismos de consolación". Hay una pregunta que por serlo no tiene respuesta y que el profesor Pániker formula de la siguiente manera:

- Todo lo que ha sido, lo que será, ¿vaga eternamente en alguna parte?

Se responde a sí mismo: Es una pregunta pertinente. Fuera del espacio-tiempo, lo que ha sido, siempre es.

- ¿Y lo que va a ser?

- Siempre es.

Salvador Pániker es presidente de la Asociación por Derecho a Morir Dignamente (DMD), una lucha denodada que encuentra su más feroz batalla precisamente frente a los que viven en la fe del más allá, cristianos integristas que les llama el filósofo. Y uno podría preguntarse, simplemente, ¿por qué aferrarse a una vida mala habiendo otras mejores, como dicen que hay? "La religión católica ha querido siempre monopolizar el miedo a la muerte, a las postrimerías, es su arma para conseguir tu obediencia. Por eso se opone a la eutanasia, porque es una forma de desdramatizar la muerte, es un derecho a dimitir cuando mi vida se degrada más allá de ciertos límites, porque la vida no es un valor absoluto". Otro contrasentido: según las encuestas, un 70% de los españoles (más aún en otros países europeos), está a favor de un derecho que no consigue su reconocimiento, "porque los moribundos no votan", zanja. "A mí siempre me ha impresionado por qué esos obispos integristas se oponen tan ferozmente a la eutanasia, pero cada vez se les hará menos caso, en nombre precisamente de un sentimiento religioso".

Porque Pániker está convencido de que la crisis evidente de las religiones institucionales tiene como consecuencia un aumento del sentimiento de religiosidad. Curioso. Aunque, tal vez haya llegado tarde la religiosidad (tan implantados ya los templos del consumo, el dios televisado, la gran ceremonia del fútbol, etcétera) y nos pille demasiado agnósticos a los de aquí. "El agnosticismo es un buen preámbulo para la verdadera experiencia religiosa, o estética, o trascendente. El que tiene sus creencias muy definidas en dogmas queda inutilizado para la religión. Toda persona que tiene una experiencia estética profunda, o erótica (que no es frecuente porque el amor completo es muy poco frecuente), se da cuenta de que ya hay algo trascendente. Que luego a eso no quieran darle la etiqueta de religioso, pues que no se la den: esto forma parte de la estafa de la Iglesia, de su pretendido monopolio sobre lo trascendente. La gente irá comprendiendo que la palabra agnosticismo sólo tiene que ver con el no creer en las enseñanzas de la Iglesia".

Page 4: Entrevista a Salvador Paniker

Recomienda el filófoso un menú supervivencia, filosofía y religión a la carta que cada uno se confecciona a su gusto y voluntad. Para esta temporada (siglo XXI) él (sin ánimo proselitista, educado en el cristianismo de los Jesuitas, dado voluntariamente de baja en la tierna juventud, hijo de padre indio, estudioso de sus raíces) ha optado por una suculenta combinación que da lugar a una sabia fórmula de trascender el ego (común al hinduismo, budismo e incluso a cierta mística cristiana o Santa Teresa sin leer a San Agustín), apoyada en prácticas tántricas, porque "creo que no hay que reprimir el cuerpo, que ha sido el gran castigado". Trascender el ego para, de nuevo, asumir la muerte: "Volcarse en una obra que te importe más que ti mismo ya es trascender el ego". Ya sea la obra de arte, científica, humanitaria: formas de mística, les llama el filósofo. Alternativa, el páramo: ateísmo o vacío budista, "o la pura trivialidad, pero el trivial tiene miedo". Éstas son las fórmulas de superar la angustia de la muerte. A partir de ahí, "¡que cada uno se defina en función de lo que mejor se le acomode!", proclama, como si la filosofía de la vida consistiera en el trabajo de oficina y el fútbol de los domingos... "¿Por qué no?, es incluso una metafísica".

Observa Pániker que lo que más nos une al reino animal es la capacidad de sufrimiento, y yo le pregunto qué diablos le importa eso al hombre de hoy, volcado en el placer: "El sufrimiento no sirve para nada", ratifica. El placer en cambio, la sensualidad en muchos casos, se presenta como sustituto de religión: interesa más que el sentido último de las cosas. "Yo esto no lo considero del todo insano. Cito a un gran maestro como es Alan Watts: la vida no es un problema a resolver sino una realidad a experimentar. Mucha gente, en lugar de preguntarse por el sentido de la vida, que es una pregunta sin sentido, intenta experimentarla: forma parte de todo vitalismo, y es sano, y ésta es hoy la actitud de la gente. Yo tampoco soy intelectualista: la pregunta por el sentido sólo aparece cuando el flujo dinámico, el apetito de vivir ha sido interrumpido".

"Es muy penoso que a veces las mujeres, en lugar de reconciliar sus dimensiones, se masculinizan. En el machihembrado está la verdadera comunicación. si yo fuese un puro macho y tú fueses una pura hembra, ni nos entenderíamos ni nos atraeríamos"

Más bien es tantrista. Una experiencia que le ha llevado a una conclusión muy práctica, que el tantrismo (espiritualidad del cuerpo, del sexo y de la tierra) es un recurso de gran utilidad para acabar con el machismo. "¿Digo yo eso?". Absolutamente. "Yo soy muy feminista. El tantrismo recupera el cuerpo y la mujer ha sido asociada con el cuerpo. Hasta las virtudes de la Virgen María son todas corporales: virgen, incorrupta, fecundada por la luz. Mitos patriarcales. Para cualquier religión monoteísta y espiritualista, Dios es espíritu en contraposición a la materia. El tantrismo no es espiritualista y por eso es un aliado natural del feminismo y de la

Page 5: Entrevista a Salvador Paniker

recuperación, porque el macho injustamente se apropió de la razón dejando a la mujer como ser irracional, oscuro, meramente material. Estamos en la era de la recuperación del cuerpo, de la mujer, de la materia: de la superación de la dualidad". Se remite a la historia. Historia de culturas machistas que han dejado un saldo empobrecido: hombres caricaturizados como ficciones a la defensiva y mujeres masculinizadas, abstractas y agresivas. "Es muy penoso que a veces las mujeres en lugar de reconciliar sus dimensiones femeninas y masculinas, se masculinizan. Hoy las cosas van cambiando, con un feminismo de tercera generación". O lo que para Pániker es lo mismo: liberación del hombre. ¡Cómo! "Yo también soy feminista por la cuenta que me trae: estoy harto de ir por el mundo sacando pecho. Oiga, usted es un seductor. Qué va, yo no he buscado más que la comunicación profunda, pero no por dominar ni poseer". Para plantear el objetivo recurre al mito del andrógino de Platón o la fusión de los contrarios: "En el machihembrado está la verdadera comunicación. Si yo fuese un puro macho y tú una pura hembra, ni nos entenderíamos ni nos atraeríamos".

¿Cómo será la reacción de los hombres cuando lean en el Cuaderno amarillo que el machismo es la demostración del miedo del hombre ante el sexo femenino permanentemente estimulado o que el patriarcado con su represión del sexo y su exaltación del poder es el germen del mal? "No lo sé, veremos". ¿Usted tiene más de femenino que de masculino? "Yo no lo sé, esto dicen las mujeres que ha habido en mi vida. He sido un enfant-gaté y tal vez mi talante religioso proceda de ahí: siempre me ha gustado ser querido, que es el resultado de ser un niño mimado y muy brillante. Yo, a los 16 años, era inteligentísimo y además muy rebelde, los Jesuitas no sabían cómo tratarme. Entonces, lo reconozco, necesito gustar. No reprimo mi sombra, uno tiene que reconciliarse con lo que no le gusta de sí mismo, hay que compensar con los opuestos: energía y dulzura, genio y candor. No me gusta el puro macho ni la pura hembra. Felizmente, esta civilización posmoderna que yo llamo retroprogresiva tiende a acabar con los estereotipos y conciliar los contrarios: yo por ejemplo soy un adulto responsable y soy un niño". Un híbrido y un mestizo (medio indio, medio catalán), Salvador Pániker, contrario a los postulados de la evolución darwinista, considera que la naturaleza no selecciona al mejor sino a la diversidad. "Las cosas, cuanto más impuras, mejor".

Desmontando a Salvador Pániker. Siete contradicciones concatenadas:

1) Defiende la mundialización como forma de llegar al mestizaje, la pluralidad. "La globalización no tiene que ver con el neoliberalismo, sino que debe ser un sistema mundial con control político de la economía, que pueda permitir que al bajar los subsidios a la agricultura en Europa pueda subir los seguros sociales de Indonesia, por ejemplo". Frente a ello, el nacionalismo es para Pániker "un

Page 6: Entrevista a Salvador Paniker

fundamentalismo sustitutivo de la mística, como todas las grandes palabras con mayúsculas, llámese Patria, Proletariado, Dios o lo que sea: ahí comienzan los crímenes, la muerte individual queda neutralizada por la causa colectiva".

2) Mestizaje sí, pero no es partidario de la apertura total de las fronteras. "No me gustan las fronteras, soy defensor de leyes abiertas, pero no comparto una política suicida de inmigración. Hay una solución que sería invertir en los países de origen, subdesarrollados".

3) Por los dos asertos anteriores, parece Pániker un señor de derechas que, sin embargo, fue introductor en España del movimiento de la contracultura americana a través de la editorial Kairós. "Yo soy muy libertario en lo religioso, ahora, en lo político, soy pragmático: hay que probar, autorregular, como en la Física, para encontrar un nuevo equilibrio mundial". Sobre la colección de Kairós, que se llamó La fiesta de los sesenta: "Me impresionaron mucho los autores de la contracultura que descubrí en California, porque atacaban el judeocristianismo. Me traje los derechos y se vendieron muy bien".

4) Contracultural al mismo tiempo que parlamentario de la UCD (1975). "Era amigo de Paco Fernández Ordóñez y fui el diputado más breve de la historia de España: 24 horas. La política me aburría".

5) Se considera Salvador Pániker un ser enfermizo, nihilista endocrino, infantil, pájaro de poco fiar (sic), y al tiempo mantiene un elevado concepto de sí mismo. "Salvando la opresión de la Iglesia durante mi adolescencia, cada vez he tenido más autoestima. Pero el síndrome de fatiga crónica me ha impedido la insolencia, si no me hubiese frivolizado mucho más. A los 30 años yo era un hombre rico, joven y guapo, o al menos me lo creía (ríe). Estaba al punto de un narcisismo insoportable. Entonces vino el handicap de mi poca salud y me dio profundidad. Desconfíe usted de las personas demasiado sanas. Es bueno que te pongan contra las cuerdas de tu propia finitud o fragilidad".

- Bueno, al menos esto le ha permitido vivir como un homme-enfant, una pose de fragilidad que le ha ido muy bien con las mujeres, al menos.

- Hombre..., yo he sido competitivo en la vida, no soy un ser indefenso, como Kafka. No me ha ido mal, me puedo permitir el lujo de mantener la infancia: soy un elitista. El haber adquirido un cierto status te permite no luchar por lo que lucha la mayoría. A mí la codicia me aburre, me apasiona en cambio la aventura de la ciencia y la filosofía.

- ¿Siempre le ha ido bien con las mujeres, a pesar de lo infrecuente

Page 7: Entrevista a Salvador Paniker

que es el amor?

- Lo que es infrecuente es el amor completo (sexo, mente, espíritu, cuerpo y todo a la vez), casi como la explosión de una supernova. Lo que hay mucho es el amor al amor, el amor romántico.

- ¿No compartirá el concepto pessoano del amor: amamos la idea que inventamos del otro?

- Pessoa, gran poeta pero tan deprimente, tan pesimista. No, yo creo que no hay nada más bello que el encuentro real entre dos seres humanos: te libera de ti mismo.

6) Le salva la farmacopea pero está en contra de las drogas. "Sí". ¿Tiene que ver con alguna experiencia familiar? "Sí, claro, con varias. Pertenezco a aquella generación del pobre Eduardo Haro... (M., mi apaleada hija)".

7) Se identifica con los escritores depresivos (como Sartre, Camus...) y, sin embargo, se muestra como un optimista a ultranza sobre el futuro posmoderno, pluralista radical (sic). "No soy un pesimista melancólico: intento estar vivo". Tiene una fórmula para la felicidad ("la lucidez mística") y, sin embargo, desconfía de los felices frente a la lucidez de los deprimidos. Pero, Salvador Pániker no quiere bromas sobre la depresión. "Lo que hay que hacer a cada momento es decirse: bueno, y ahora ¿qué es lo que hay que hacer?" Pues eso.

Este hombre vitalista y polifacético afirma que, en la época actual de incertidumbre, intenta ver todo lo que ocurre como un milagro, y vivirlo a fondo.

--Háganos, por favor, un diagnóstico de la época actual.--Estamos en la era del hibridismo. Se puede ser a un tiempo anarquista y budista, homosexual y cristiano, ateo y místico, socialista y nacionalista. O puede haber un capitalismo y comunismo a la vez, como en China. Y, con esta crisis actual, vencerá el hibridismo. Será una mezcla de capitalismo y socialismo: eso salvará al sistema. La socialdemocracia está bien preparada, y prevalecerá.

--¿Hay más incertidumbre en esta época que en otras pasadas?--Sí, porque es una época de relativismo. No hay verdades absolutas ni valores absolutos. Y los que se agarran a las verdades absolutas suelen ser fundamentalistas. Hay que avanzar en el sentido progresista y en el retrógrado.

--¿Qué quiere decir?--Yo soy a la vez conservador y progresista. Así mantengo el equilibrio. Conservador no político, sino de volver a las raíces. Se trata de mantener el equilibrio con lo que yo llamo un suelo místico.

--¿Qué es lo místico?--Para mí es una sonata de Bach, por ejemplo. También lo místico es una noche de luna llena. O una experiencia amorosa profunda.

--En su último dietario, publicado hace ya años, usted relacionaba lo místico con un buen whisky.--Pero ahora ya no bebo.

--¿Y qué hace?

Page 8: Entrevista a Salvador Paniker

--Traer las experiencias místicas a lo cotidiano. Uno no tiene que tomar drogas para vivir experiencias místicas. A un maestro zen le preguntaron: "¿Qué es el zen?". Y él contestó: "Una nube en el cielo, agua en la jarra". Intento asombrarme por cualquier cosa, y vivirla a fondo.

--No es partidario de largos periodos ascéticos.--La ascética, en un sentido genérico, corresponde a un periodo patriarcal muy machista, muy de la cultura del héroe que se sacrifica a sí mismo para realizar proezas. Yo quiero esas proezas al alcance de la mano. Como decía Whitman, todo es un milagro. Vamos a una cultura más femenina. El invento de la ascesis va a la baja. Vamos hacia un desarrollo sostenible y un equilibro saludable.

--A usted, sus enemigos le critican su ego. ¿Cómo convive con él?--Lo miro desde fuera, desde lo que los hindús llaman la posición de testigo. Es como ver tu propia vida como una película. Te distancias.

--¿Y le gusta su película?--La veo como la película de un hombre que ha sido relativamente afortunado. A pesar de que he sido golpeado duramente, he podido realizar unas cosas, mínimamente. Y, en lo que se refiere a la salud, no he sido muy bien tratado. Pero no me haga usted mucho caso.

--¿Por qué?--Porque, cada vez que digo una cosa, al cabo de un minuto tengo tendencia a decir la contraria.

--Contaba que se ve como el protagonista de una película.--Tengo una anécdota. A un hombre que empezó a meditar le preguntaron: "¿Cómo se siente usted después de la meditación?". Y él contestó: "Antes de meditar estaba yo muy deprimido. Y ahora sigo igual de deprimido, pero no me importa". Yo me veo desde fuera, y me relativizo.

--¿Se ha desecho del ego?--Lo intento. Decía Jung que la primera parte de la vida la tenemos que dedicar a construir un ego fuerte, y la segunda a desprendernos de este ego. Si no hay ego, la misma muerte se diluye. En cambio, para el ego, la muerte es una catástrofe.

--En cierto modo, cuando meditamos, morimos.--Exactamente. Y después resucitamos, para volver a morir.

--¿Le preocupa mucho su muerte?--Yo con la muerte adopto la postura de un famoso jesuita. Decía que uno de los síntomas de que uno se está acercando a la sabiduría es que no le importa demasiado lo que va a ocurrir después de muerto. Pienso poco en la muerte. La menciono, porque es uno de los pocos hechos absolutos que hay en este mundo relativista, pero, personalmente, pienso poco en ella.

--¿Y qué tal su tercer ojo?--Intento recuperarlo. Los antiguos tenían un sentido de lo sagrado que se ha perdido. Solo se ha conservado en el mundo estético y en las experiencias más profundas. Toda nuestra cultura conspira para que todo sea banal, trivial, pasajero y superficial.

--¿Tercer ojo y sexto sentido son lo mismo?--Ese tercer ojo significa recuperar el ojo contemplativo. Es decir, la visión de la sacralidad del mundo. El animal metafísico es el que se asombra de un modo radical por todas las cosas. El tercer ojo es metafísico. La capacidad, como le decía, de asombrarse por cualquier cosa. Incluida esta conversación.

Page 9: Entrevista a Salvador Paniker

-¿Cómo vivir el aquí y ahora?-Volvemos a la mística: vivir aquí y ahora es la capacidad de vivir el tiempo desde fuera del tiempo. Por ejemplo, el temor a la muerte desaparece, porque viviendo aquí y ahora no cabe la angustia. Cuando estás en una vivencia profunda, amorosa, poética, o lo que sea, el tiempo no discurre. Esta sabiduría nos hace mucha falta y desgraciadamente está muy poco extendida. Existe la frase de "el tiempo es dinero", que es nefasta, porque el tiempo es una falacia, y todos los grandes espíritus, desde los grandes poetas de Oriente hasta los grandes científicos como Einstein, han calado esto.

-En ‘Cuaderno Amarillo’ escribe: "el gran secreto es que ya estamos liberados, sólo hace falta reconocerlo".-De acuerdo con lo que decíamos, lo constitutivo del ser humano es esa libertad donde no hay ansiedad ni tiempo. Pero no hay camino para llegar al aquí y ahora, porque ya estás aquí y ahora. Si dices: "a ver cómo consigo llegar a ser libre", estás contaminado por el tiempo, no has entendido nada y no llegarás nunca. No hay ningún camino para llegar a donde ya estás.

-Otro tema es la superación del ego. ¿Es eso una pérdida de identidad?-Nunca he dicho que se pueda vivir sin ego, como no se puede vivir sin riñones. Lo que digo, al igual que todos esos sabios que he mencionado, es que no hay que identificarse en exclusiva con él. Hay una historieta real que me hace bastante gracia, sobre un señor que hace meditación, y cuando le preguntan qué tal contesta: "muy bien, antes estaba deprimido y ahora sigo igual, pero no me importa". Esta idea de ver tu propia vida desde fuera, identificándote con la totalidad de las cosas, es mucho más sabia que la identificación con el ego encapsulado en la piel. Existe Salvador Pániker como convención social, como entidad construida por un cerebro, pero yo no me identifico en exclusiva con eso. Esto parece ir contra el sentido común, pero el ego es una construcción reciente, evolutiva, que tiene más desventajas que ventajas. De entrada por la falta de solidaridad, porque el ego es ego-ísta por definición, y también porque la muerte es una catástrofe para el ego. En cambio si trasciendo el ego es como abrir las ventanas y poder respirar. Si creásemos una humanidad compuesta por personas con el ego trascendido sería una revolución tremenda. Esto lo han visto individuos aislados, que yo llamo "místicos", desde hace tres mil años.

-La inquietud espiritual y amorosa han sido ejes en su vida. Opina que la mayoría de la gente vive y muere sin haber conocido el amor completo, que es poco frecuente. ¿Lo ha conocido usted?-La palabra clave es comunicación, el amor es comunicación profunda. No creo en el alma, pero la utilizaré como metáfora: "poder desnudar el alma". Mucha gente puede desnudar los cuerpos, pero para desnudarse del todo hace falta una comunicación profunda, donde te apeas de tus defensas y no empiezas a recitar un papel, que es por ejemplo el peligro de las entrevistas. Yo creo todo lo que estoy diciendo, hay una mayor comunicación y, de algún modo, esto es amor. En una buena entrevista tiene que haber un poco de erotismo, entendido como comunicación, como fluidez, como ese estado de fusión que se da tan poco. La mayoría de la gente se pasa la vida declamando papeles.

-En su ‘Cuaderno Amarillo’, percibo que está usted enamorado de la mujer. ¿O de lo femenino?.-Esa comunicación profunda la he encontrado más fácilmente con la mujer que con los hombres. Yo he sido muy "feminista" siempre, la cultura patriarcal me parece un disparate, la agresividad, la competitividad. Los valores supuestamente femeninos de empatía, de intuición, me parecen más proclives a la comunicación, aparte de que mis inclinaciones sexuales van por ese lado.

-¿En el futuro el mundo se vestirá de femenino?-Todos somos andróginos, el mito del andrógino de Platón es un punto de partida y un punto de llegada. Para entendernos, y asumiendo el tópico de lo masculino y lo femenino, que sería muy discutible, yo deseo que los hombres no tengamos que reprimir nuestras dimensiones femeninas, y las mujeres no tengan que reprimir sus dimensiones masculinas. Que vayamos a una cultura que suponga el final del patriarcado sin perder sus valores, como el valor del esfuerzo, de tomarle gusto a lo difícil. A mí que Johann Sebastian Bach fuese un perfeccionista y trabajase muchas horas me parece una maravilla, pero que tengas que estar con las ideas del sacrificio y las virtudes heroicas de los santos me parece patológico. En este contexto yo creo que iremos a una cultura masculina-femenina, patriarcal-matriarcal, mestiza, hermafrodita, intercultural. Universal.

-Si se le pregunta por el significado de la vida, ¿qué contesta?-Esa pregunta es el síntoma de que algo no va bien. Una frase, una guía turística, puede tener significado, pero la vida es demasiado absoluta para tenerlo. Cuando uno empieza a preguntarse por el significado de

Page 10: Entrevista a Salvador Paniker

"Mi posición es retroprogresiva, aunque sea difícil de entender", dice Salvador Pániker. "Pero creo que de poco va a servir el progreso técnico, en el que por otra parte nadie cree ya, si la sociedad posindustrial no recupera las ventajas de la vida cotidiana en las sociedades agrarias". Salvador Pániker acaba de publicar Aproximación al origen, una reflexión sobre este momento de la historia y la vida del hombre, particularmente el occidental, en que, a su modo de ver, del desencanto posterior a la desvelación del misterio final del hombre por la crítica, debe surgir una mística especial, lúcida y lúdica. El libro fue presentado ayer por José Luis Aranguren y Carlos Gurméndez en la galería Juana Mordó.

Salvador Pániker es de sobras conocido como pensador y como editor apasionado. El introdujo en la España del último franquismo lo que llama "la fiesta de los sesenta", es decir, el pensamiento contracultural y orientalista de los jóvenes americanos de entonces. También publicó a algunos contraculturales españoles, y él mismo señala el Manifiesto Subnormal de Manolo Vázquez Montalbán, o los primeros libros de Luis Carandell. Y su libro de ahora, Aproximación al origen, tiene un cierto sabor a las preguntas de ese momento, e incluso a las respuestas, si todo eso se pasa por veinte años muy particulares, un poco deprimentes, completamente desencantadores en el sentido más estricto de la palabra."Después de la crítica marxista, sicoanalítica, positivista y sobre todo estructuralista", dice Salvador Pániker, "cada uno de nosotros ha quedado explicado: es como una especie de títere que sabe cuáles son sus hilos: infraestructura y superestructura, motivaciones, inconsciente estructurado como lenguaje... Cabe preguntarse qué queda después de quitar todo eso. Rubert de Ventós habla del yo residual. Yo digo que no queda nada. Y ese es el gran secreto: esa nada final, que yo prefiero llamar margen. En esa nada está la posibilidad de expresividad, de que cada uno encuentre su propio secreto, el secreto que le explica en su individualidad".

Naturalmente, la nada como lo que constituye el yo es bastante dura para la gente acostumbrada a sentir sujetos trascendentes. "Yo creo que ahora nadie cree en nada, y esto da un resultado doble: por una parte, esta es la era de la depresión, el mal de nuestro tiempo, fruto de la imposible creencia y del sistema que no funciona y cuyas contradicciones andan sueltas. Por otra, la lucidez del hombre que puede creer en nada. Yo pienso que de esa lucidez puede surgir una nueva mística, la del que vive su propio secreto sin intermediarios, la del que escapa del caos simbólico contemporáneo para ver fluir imparable el presente".

"Nuevo animal humano"

Para Salvador Pániker el objetivo sería "vivir la realidad no disociada", pero sólo es posible para un "nuevo tipo de animal humano", "que cambie la conciencia moral por lo que yo llamo conciencia ecológica", una conciencia que sustituya el fundamento en la culpa por otro, basado en el cosmos como sistema de relaciones, de funcionamiento "casi cibernético". Este tema es tan complejo como los otros, y la discusión surge, "La conciencia de la cociencia", dice Pániker, "desemboca siempre en razonamientos paradojales. De hecho todas las ciencias desembocan en la paradoja, del tipo yo soy un mentiroso -que, como a la vista está, su sola formulación se niega a sí misma. Es decir, dan a un callejón sin salida. La salida sería", dice, "la recuperación de una inocencia posracional, poslúdica, postedípica". Y para que no quepan dudas, insiste: "No me pongo de espaldas, sino a favor del logos, que, para mí es mucho más apasionante que el mito, sobre todo dado que el mito ya está desmitificado, explicado. Se trata del Tao, y concretamente el wuwei, la vida no disociada, sin vender nada".

Johann Sebastian Bach aparece varias veces en la conversación: Salvador Pániker es un apasionado de la música. En consecuencia, defiende el derecho más humano de todos: el derecho a bailar a su propio ritmo. Así que reivindica una

Page 11: Entrevista a Salvador Paniker

religión a la carta y explica su menú: oriente y occidente a partes iguales, una base católica, unas gotas de hinduismo, una pizca zen, un buen toque budista, un regusto a ciencia. Y aún más: vivir al día y no temer a la muerte. Combinar mística y erotismo. Desprenderse del yo para fundirse en el todo. Por eso toca todos los palos, es indo-catalán y ciudadano del mundo, es ingeniero industrial pero también filósofo, escritor y editor, ama la vida y preside la Asociación Derecho a Morir Dignamente. Encima, ha decidido inventarse a sus propios dioses.

-Educado en el cristianismo, se dio de baja muy joven. ¿Por qué?-Por la culpa, un sentimiento que yo siempre he rechazado. Esto quizá fue lo que más me repelió del cristianismo, aparte de esta manía de soltar sermones, tan en contraste con la filosofía zen, por ejemplo, que no trata de convencer a nadie sino que es una especie de autoterapia. Otra cosa fue mi idea de que la religión tenía que aportar algún tipo de experiencia, en cambio en el cristianismo y muchísimas religiones lo que prima es un sistema de creencias que tienes que hacer por pura autoridad. Y eso es contradictorio, porque si la religión no es experiencia no es nada. Estas religiones que han empezado por la experiencia que debió de tener su fundador, sobre todo las monoteístas, acaban siendo un club para eunucos, para impotentes místicos.

-¿Impotentes místicos?-Yo uso mucho la palabra místico, pero siempre en un contexto no religioso. El místico es el que tiene la capacidad de vivir aquí y ahora. En este contexto, en Occidente los hombres están muy preocupados por la impotencia, pero yo creo que lo que somos es impotentes místicos (a saber si no está relacionado lo uno con lo otro), que es un tipo de patología especial, según la cual la gente no se asombra con la realidad. En mi diario, Cuaderno Amarillo, entre otras cosas hay un permanente asombro por mí mismo, por las cosas. Colegas míos que han escrito diarios se maravillan ante un cuadro o una puesta de sol, pero se quedan tan tranquilos ante el espectáculo de la realidad. Uniendo todas estas cosas me pareció que el cristianismo era un conjunto de mitos decrépitos, moribundos o muertos y me fui apartando.

-Usted ha afirmado: "Dios es lo que cada cual hace con su soledad". ¿Qué quiere decir con esto?-Ahora estoy preparando la continuación de Cuaderno Amarillo, que abarcará probablemente sólo el año 95, un año en el que escribí muchísimo, donde decía: "me fui quedando solo en el descampado, porque se me fueron cayendo todos los ídolos que había tenido". Y cuando eso ocurre o empiezas a hablar solo, o te vuelves loco, o inventas algún dios. Para no hablar solo, para no ir mendigando interlocutores que nunca encuentras, y si los encuentras no acabáis de entenderos, inventas un dios. Digo inventar entre comillas, como forma de dar contenido a este enigma total que se percibe más que nada en la soledad, porque en la soledad no hay anestesia ni bla, bla, bla, esa comunicación superficial que te impide enfrentarte contigo mismo.

-¿Es la religión el opio de pueblo?-No, hay que matizar la frase. Creo que es más bien ese refugio para los

Page 12: Entrevista a Salvador Paniker

impotentes místicos. Lo que yo defiendo es la religión a la carta, y que cada cual se invente su propio menú. Comprendo que no todo el mundo tiene información suficiente ni inteligencia crítica para decidir lo que más le va, y hay una serie de personas muy ocupadas en sus bufetes, en sus oficinas y en sus cosas, que delegan el asunto de la religión en una iglesia o en un club. En este contexto, si les va bien a ellos, por mí que sigan. Usted me dirá que esto es elitista, y sí que lo es porque mucha gente tiene otras prioridades, la primera es ganarse el pan. Pero creo que se tiende a esto. El concepto de ortodoxia y heterodoxia, por ejemplo, está cada vez más difuso: cuando yo estudiaba en los jesuitas, a la que te desviabas un milímetro ibas al infierno. Ahora yo creo que ni ellos mismos se lo creen.

-Al considerarse ciudadano del mundo, ¿qué opinión tiene de los nacionalismos?-En principio mala. Respeto un nacionalismo moderado, el que tiene un sentimiento de patria, pero para mí la patria es la humanidad, la tierra. Yo creo que el mestizaje universal a largo plazo es inevitable, y no sólo el biológico, sino el cultural. Lo mejor de Norteamérica, a mi juicio, es negro. El jazz, por ejemplo, es esclavos, campos de algodón, burdeles, la biblia... mire qué mezcla tan insólita y sale el jazz. En este contexto, que un señor diga que es nacionalista de tal sitio durará un tiempo, pero creo y espero que se diluirá.

-¿Es la globalización la solución a los problemas mundiales?-Creo que todo el mundo está de acuerdo en que lo que hace falta es más globalización. Los llamados antiglobalizadores no lo son, sino que están en contra de la globalización puramente económica. Creo que hay que ir hacia una autorregulación, a un sistema mundial más que a un gobierno mundial, con instituciones mundiales, con un tribunal de justicia internacional; hay que dar un mayor protagonismo a las Naciones Unidas y ampliar las instituciones que existen, no ir en contra de ellas: el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, eso en principio es bueno, pero tienen que estar realmente globalizadas. Creo que está bastante claro: más globalización, pero mejor.

-Se ha pasado la vida persiguiendo dualidades (cuerpo y alma, masculino y femenino, etc). ¿Cómo ir contra algo que está presente en todo?-Yo hablo de la no dualidad en un sentido casi metafísico, con la idea de que todo está relacionado con todo. Usted es medio hombre y medio mujer, igual que yo; si no fuese así, no nos entenderíamos. Yo creo que todo es espíritu-materia, cuerpo-alma, hombre-mujer, pero no todo el mundo tiene esta vivencia, porque la gente vive en territorios muy cartografiados, con las cosas muy separadas. Por eso no me gustan nada las fronteras. Para ver las cosas como no duales tienes que estar en una temperatura alta, la temperatura del aquí y el ahora. Vivir así es entrar en una especie de fluido libre donde incluso el erotismo, entre comillas, se dispara. Cuando un hombre y una mujer se quieren desaparecen muchas dualidades, y cuando ese afecto se va reaparecen las fronteras y los límites y dices: "aquello que me gustaba tanto de esta mujer ahora resulta que es lo que más me disgusta".