entre raquetas y estetoscopios

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ENTRE RAQUETAS Y ESTETOSCOPIOS Por Nikita El deportivo tomaba las curvas a una velocidad vertiginosa invadiendo ambos carriles en algunos tramos. La carretera bordeaba la costa, las vistas eran espectaculares así como los acantilados los cuales en algunos momentos llegaban a medir varios metros de altura. Una mujer conducía el coche, en sus ojos azules como el acero había una expresión de rabia contenida. La adrenalina corría confundida con la sangre por sus venas, tan unidas que no se podría distinguir cual era cual. Ella seguía apretando el acelerador donde la cordura de cualquier persona aconsejaría frenar, pero el miedo a la muerte nunca la importó; solo era un desafío más, sentía que no tenía nada que perder. Un pequeño coche apareció de repente en la siguiente curva, sus rápidos reflejos hicieron que lo esquivara sin problemas noto como las ruedas del lado izquierdo desprendían algunas piedras mientras un amago de sonrisa aparecía en su rostro. La velocidad seguía aumentando a medida que pasaban los minutos. Otro vehículo surgió de la nada, esta vez no la dio tiempo a esquivarlo; su instinto de supervivencia le decía que chocará frontalmente contra el otro vehículo pero algo dentro de ella sabía que los ocupantes morirían irremediablemente. En milésimas de segundo tomo una decisión. El deportivo se precipitó sobre un enorme acantilado aparatosamente. Choco contra las rocas una y otra vez hasta que por fin se detuvo completamente, el primer impacto la dejo inconsciente sumida en una extraña tranquilidad, lo último que vio antes de dormir fue una dulce cara que sonreía asegurándole que siempre estaría hay para ella y sin entender la razón tuvo miedo a morir sola. QUINCE MESES DESPUES:

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ENTRE RAQUETAS Y ESTETOSCOPIOS

   Por Nikita

  El deportivo tomaba las curvas a una velocidad vertiginosa invadiendo ambos carriles en algunos tramos.

La carretera bordeaba la costa, las vistas eran espectaculares así como los acantilados los cuales en algunos momentos llegaban a medir varios metros de altura.

Una mujer conducía el coche, en sus ojos azules como el acero había una expresión de rabia contenida.

La adrenalina corría confundida con la sangre por sus venas, tan unidas que no se podría distinguir cual era cual.

Ella seguía apretando el acelerador donde la cordura de cualquier persona aconsejaría frenar, pero el miedo a la muerte nunca la importó; solo era un desafío más, sentía que no tenía nada que perder.

Un pequeño coche apareció de repente en la siguiente curva, sus rápidos reflejos hicieron que lo esquivara sin problemas noto como las ruedas del lado izquierdo desprendían algunas piedras mientras un amago de sonrisa aparecía en su rostro.

La velocidad seguía aumentando a medida que pasaban los minutos.

Otro vehículo surgió de la nada, esta vez no la dio tiempo a esquivarlo; su instinto de supervivencia le decía que chocará frontalmente contra el otro vehículo pero algo dentro de ella sabía que los ocupantes morirían irremediablemente. En milésimas de  segundo tomo una decisión.

El deportivo se precipitó sobre un enorme acantilado aparatosamente.

Choco contra las rocas una y otra vez hasta que por fin se detuvo completamente, el primer impacto la dejo inconsciente sumida en una extraña tranquilidad, lo último que vio antes de dormir fue una dulce cara que sonreía asegurándole que siempre estaría hay para ella y sin entender la razón tuvo miedo a morir sola.

 QUINCE MESES DESPUES:

 La joven fisioterapeuta corría por los pasillos de la exclusiva clínica dirigiéndose hacia la sala de recuperación.

Mientras avanzaba se cruzó con médicos, enfermeras y algún que otro paciente el cual la saludaba con cariño viendo que, como siempre, llegaba tarde por haberse entretenido más de la cuenta con algún paciente por el que sintiera debilidad, y eso la pasaba con la mayoría.

Entró precipitadamente en la sala disculpándose con la mirada.

-         Bien, para variar llegas tarde – dijo la voz de un niño de nueve años observándola con expresión de fingido enfado.

-         De verás lo siento Javi, pero me entretuve más de la cuenta con la Señora García, ya sabes lo gruñona que se pone si cree que no la hago caso – respondió sonriendo mientras saludaba a uno de sus ayudantes-enfermeros Tomás con un leve gesto de su cabeza y la mejor de sus sonrisas.

El ayudante de Raquel, pensó que nunca se podría negar a quedarse un rato más con un paciente aunque por cuenta de ello llegará tarde a su siguiente cita.

“No tiene remedio” pensó mientras sonreía.

Adoraba a su jefa, era simpática, cariñosa, buena amiga y encima muy guapa.

Raquel se había especializado muy joven, en la actualidad contaba con 28 años, y en la actualidad era considerada una de los mejores fisioterapeutas del país.

Gente de todas partes pagaba verdaderos dinerales por acudir a la famosa clínica traumatológica por el simple hecho que ella fuera la que les ayudara a recuperarse de sus heridas, la combinación de inteligencia, ternura, dureza y algunas veces extrañas técnicas de cura habían obrado verdaderos milagros.

La miraba mientras hablaba con seguridad, calma y ternura al pequeño Javi; el niño había sobrevivido a un accidente de bicicleta mientras echaba una carrera con sus amigos. El incidente le dejo con las piernas y el brazo medio paralizados por lo cual después de la cura de las heridas, sus padres no escatimaron en gastos aunque no les sobrara el dinero por volcarse con su hijo, le llevaban todos los días y le recogían de la clínica ya que no se podían permitir ni en sus mejores sueños que fuera un interno en la carísima clínica.

El pequeño se había enamorado a primera vista de Raquel, lo cual no es nada difícil meditó el ayudante, decía que era su ángel particular con sus ojos verdes y su media melena rubia cortada en un estilo moderno y desenfadado además de un cuerpo perfectamente musculoso para permitirle cargar con pacientes, hacían de ella una combinación que rozaba la perfección, sino hubiera sido tan bajita podría a ver sido top model perfectamente y de las mas atractivas, sopesó Tomas.

El ayudante ahogó un suspiro mientras ayudaba a la médico a mover con delicadeza pero firmeza al niño, él también estaba enamorado de ella perdidamente pero para su desgracia no era correspondido solo eran buenos amigos como ella le aseguró al poco de conocerse, “en fin – pensó – al menos tengo la suerte de verla todos los días algo es algo”. Se obligó a prestar atención a las instrucciones de la fisioterapeuta.

Raquel movía con mucho cuidado la pierna del pequeño al ver que ponía cara de dolor se obligó a dedicarle palabras que lo distrajesen de semejante tortura para un niño, le había llegado a coger mucho cariño a su pequeño admirador.

-         Vamos Javi, un chavalote como tú con tantos corazones rotos no me dirá que esto le duele – le habló la doctora con voz dulce y sonriente.

-         Claro que no Ra, es solo que me molesta un poco – dijo el pequeño aguantando estoicamente el dolor mientras la sonreía con los ojos húmedos por las lágrimas que pugnaban por salir de sus ojos negros.

A ella se la rompía el alma cuando veía a sus pacientes sufrir pero sabía que era un mal necesario si quería que volvieran a andar, correr, nadar, jugar o lo que quisieran hacer. Intentó tragarse la sensación de dolor que inundaba su alma al ver a su joven paciente así.

- Sabía que un chico atractivo como tú con esos ojazos negros, ese pelo tan suave y esa sonrisa, tenía que ser un caballero de los más valientes, que lástima que no tengas nueve años más sino te aseguro que te encerraría en una habitación para que nadie te conquistara, guapo más que guapo.

La sonrisa de Javi no se hizo esperar, le encantaba cuando su doctora le hablaba con dulzura y más cuando le decía esas cosas tan bonitas, se obligaba a que no la viese llorar, mientras pensaba que en cuanto cumpliera los dieciocho iría a buscarla para pedirle que se casase con él ya que era la mujer más hermosa del mundo, ni siquiera Noelia la chica más guapa del cole se la podía igualar.

Con estos pensamientos dejó que le hicieran los dolorosos ejercicios, sabía que los necesita para poder volver a montar en su bici y poder ir al cole y hacer todas esas cosas que siempre hacia antes de caerse.

La sesión terminó quince minutos más tarde del horario previsto, pero Raquel nunca se permitía seguir los horarios estrictamente.

Su siguiente paciente era en la piscina de la clínica mientras se dirigía con paso rápido hacia las instalaciones de la enorme clínica iba pensando en que el fin de semana le tocaba ensayar para la obra de teatro benéfica que su queridísima, y lianta hermana ,había organizado para reunir fondos por las mujeres y niños maltratados, sabía que no se podía negar a ello, no conforme con que gran parte de sus ingresos fueran destinados a ONG de ese tipo la obligaba de vez en cuando hacer cosas como esas a pesar de que a ella la dieran una terrible vergüenza.

Llegó a la sala de piscinas, ya estaba haciendo los ejercicios Marcos con una enfermera dentro del agua, mientras como siempre la echo la mirada de reproche por llegar tarde; la cual se había acostumbrado a recibir de todos y cada uno de sus pacientes.

-         Lo se Marcos – dijo con voz quejumbrosa – llegó tarde pero es que Javi es tan …….encantador conmigo.

Su risa inundó la piscina mientras otros pacientes sonreían al oírla ya que era cantarina y a pesar del mal humor que te encontraras te hacía sonreír inevitablemente.

-         Ese maldito mocoso te tiene hipnotizada, pero tranquila nena yo te enseñaré lo que de verdad es un hombre – contestó el hombre mirándola con descaro.

-         Deja de decir tonterías y haz bien los ejercicios estás moviéndote mal – lo regañó mientras ya estaba entrando en el agua para iniciar su terapia.

Mientras mantenía con él una conversación intrascendente meditaba sobre lo diferente que se sentía ayudando a unos pacientes y a otros.

Marcos por ejemplo, tenía mal la rodilla y un brazo a causa de una caída en un caballo mientras intentaba un complicado salto de equitación. El golpe había sido debido a que golpeó el lomo del caballo con la fusta demasiado fuerte; según le habían contado ya que era legendario su poco tacto con los equinos, por lo cual el pobre animal se revolvió lanzándole contra el muro de ladrillos.

Era un hombre como de 35 años bien parecido moreno, alto, su ligera barba y perilla le daban un aspecto señorial a la vez que bohemio, sus padres tenían mucho dinero debido al mundo de los caballos lo cual le había echo crecer entre nubes de algodón haciéndole estirado, creído y maleducado, es decir un gilipollas.

El pensar, en que esa palabra le definía a la perfección le hizo sonreír a escondidas, “porras, es tu trabajo unas veces mejor y otras peor que le vamos hacer centraré o le harás daño” se sintió un poco culpable al pensar que eso no le importaba en lo más mínimo “menuda profesional que estoy echa” suspiró dando instrucciones con voz firme a Marcos mientras lo reñía por poner su mano en su trasero sin ser necesario.

Al final terminó su ronda de terapias, sabiendo que le tocaba ir al despacho de la directora ya que tenía algo importante que decirla.

Antes de dirigirse hacia allí se pasó por su propio despacho dedicando unos minutos a relajarse mientras contemplaba los enormes jardines del exterior y sonreía reconociendo a algunos pacientes paseando, hablando o simplemente aprovechando los últimos rayos de la una cálida tarde de verano.

Sin saber porque sintió un ligero escalofrío por su cuerpo como presintiendo que algo iba a ocurrir dentro de poco que marcaría su vida, la misma sacudida que hace quince meses, era algo tan fuerte, tan tangible que sin darse cuenta dejó de respirar esperando a que se le pasara la extraña sensación.

En cuanto recuperó el aliento y sin querer darlo mayor importancia se dirigió a su reunión con Flor, la directora del centro y a la vez gran amiga suya.

Saludó a la secretaría guiñándole un ojo.

-         Hola Silvi ¿está dentro?

-         Si está esperándote – contestó sonriendo mientras le indicaba con un gesto la puerta de entrada al despacho.

-         Gracias – respondió devolviendo la sonrisa.

Llamó a la puerta suavemente mientras una voz le mandaba pasar, abrió la puerta y entró dentro de un gran despacho. Sin esperar a que se lo mandasen se dirigió al

pequeño bar donde cogió una botella de agua de la nevera mientras una mujer de pelo cano con sus gafas en la mano observaba sonriendo sus movimientos.

-         Buenas tardes Ra ¿qué tal te ha ido hoy con los chicos? – preguntó Flor mientras la doctora tomaba asiento frente a ella acabando de tomar el agua de un solo trago.

-         Bien gracias, ufff….estaba sedienta – respondió sonriendo – al que no aguanto es a Marcos es demasiado ………

-         Idiota, chulo, cabeza hueca…. – respondió profiriendo un montón de adjetivos mientras sonreía ampliamente- lo se pero tiene mucho dinero y paga puntualmente las facturas, y desgraciadamente no podemos elegir a nuestros pacientes por su personalidad ¿verdad?

-         Lo se Flor, lo se, solo que a veces me cuesta acordarme, se que con el dinero que ganas ayudas a otras clínicas que no son tan afortunadas como esta pero no puedo dejar de incomodarme cuando me tocan pacientes como él.

De repente la cara de la directora se puso seria lo que predispuso a la médica a imaginarse que lo que le iba a decir no sería del todo de su agrado.

-         Verás cariño, necesito que me hagas un favor muy grande que sé que no te hará demasiado gracia – siguió hablando con tono serio mientras se volvía a poner sus pequeñas gafas.

-         Soy toda oídos – respondió Raquel poniéndose también seria para estar a la altura de su amiga sabiendo que lo que le pidiera lo haría sin dudarlo.

-         Bien…….ejem no se como comenzar, vale conoces a Ana Vallarta – preguntó quedadamente mirándola.

-         La mejor tenista de todos los tiempos, la que imbatible, la sin piedad, la……- habló atropelladamente imaginando a la enorme morena de metro ochenta, ojos azules y esbelta figura.

-         A esa misma, no se si recordarás que hace tiempo sufrió un grave accidente de coche que le dejo paralítica de cintura para abajo – espero a que asintiera con la cabeza para proseguir – pues bien después de consultar a los mejores especialistas del mundo y de varias operaciones parece que puede recobrar la movilidad de sus piernas un 85% y por supuesto, quiere hacerlo así como quiere volver a las canchas de tenis para poder retirarse con dignidad y siendo la número uno.

-         Bien ¿y que tiene que ver todo esto conmigo? Vendrá a la clínica y será mi paciente, me parece genial no entiendo cual es el favor – preguntó extrañada la rubia observando a la directora.

-         Ahora viene la parte que sé que no te gustará pero que necesito que hagas, quiere a la mejor y esa eres tú – aseveró entrecerrando los ojos detrás de sus gafas – pero la quiere a tiempo completo…….

Raquel no la dejó continuar la interrumpió atropelladamente.

-         Pero sabes que eso no es posible, podría hacerle un hueco haciendo mucho esfuerzo o quitando algún paciente, pero a tiempo completo sería imposible a no ser……

No la dejó continuar, ya que sabía desde el principio que eso iba a disgustar a su profesional amiga pero no la quedaba otro remedio ya que estaban dispuesto a pagar mucho dinero, el cual le vendría como anillo al dedo para terminar una clínica dedicada a ayudar a los más desfavorecidos de la ciudad la cual se había quedado pequeña hacia muchos años.

-         Si Ra, a no ser que dejases absolutamente todos tus pacientes y te dedicarás a ella en exclusiva, por las mañana en la clínica y por las tardes en su casa – la observaba mientras en su cara se dibujaban las expresiones mas variopintas, enfado, desencanto, tristeza, ……- se que lo que te pido te duele y que utilizó nuestra amistad para pedírtelo como favor ya que como empleada no lo harías, soy consciente de lo mucho que odias dejar a tus pacientes a medias y más si son como Javi, Steven, Maria o incluso la Sra. García pero no aceptan otra manera de hacerlo.

-         Pero si se instala como interna la podríamos tratarla entre Roberto y yo por ejemplo y eso me dejaría tiempo para ….. – su tono denotaba tristeza ya que sabía que al final lo haría más entendiendo que el dineral que les pagarían serviría para la otra residencia tan necesitada en los últimos años, se encontraba entre la espada y la pared.

-         No niña, quieren que seas tú y a tiempo completo nada de medias tintas, ella tendrá aquí su habitación por si algún día consideras oportuno que se queda pero nada más que eso, ella quiere que por la tarde sea en su casa y sino eres tú no será nadie ¿entiendes? Se que lo que te pido es injusto pero …..- sentía impotencia al hacerlo violaba una de las normas de la amistad, la de jamás utilizar a un amigo por interés pero no le quedaba otro remedio que mostrar sus cartas y esperar que ella la perdonará por ello.

Raquel meditaba rápidamente la contestación sabiendo lo mal que se encontraba Flor internamente pidiéndole ese sacrificio, pero que iba hacer si esa egocéntrica tenista quería que así fuera, no quedaba más remedio que ceder.

-         Lo haré – dijo con voz trémula – pero serás tú la que se lo explique a los pacientes.

-         Gracias, niña sabía que sopesarías muy bien las consecuencias ten por seguro que apreció enormemente este favor – decía emocionada la directora mientras rodeaba la mesa para abrazar a su amiga – tranquila yo les diré a tus pacientes la situación no creo que les haga demasiada gracia pero no les quedará más remedio. Lo que está claro es que la Señorita Vallarta sabe que quiere lo mejor y eso es lo que va a conseguir.

-         Déjate de abrazos y piropos, sabes que no me va el que me hagan la pelota cuéntame los detalles – hizo un amago de revolverse del abrazo pero en vez de ello agarro con más fuerza a su amiga mientras las dos sonreían de nuevo.

La directora la explicó todos los detalles de su nueva paciente, advirtiéndola que tenía fama de mala uva, la rubia tomo nota mental de buscar en Internet información de primera mano de la persona con la que a partir del día siguiente comenzaría a pasar mucho tiempo.

-         Yo misma haré el seguimiento médico de la evolución comparando contigo una vez a la semana los datos – siguió comentando la directora.

-         ¿Entonces mañana vendrá aquí? – preguntó sintiendo nervios por primera vez regañándose mentalmente por ser tan tonta.

-         Efectivamente mañana sobre las diez llegará a la clínica, para someterse a las pruebas de rigor.

-         ¿Quien la acompañará en el recorrido? – volvió a preguntar.

-         Yo aunque me gustaría que lo hicieras con nosotras sino te molesta – recalcó la directora.

-         Me parece bien empezar a conocer al mostruito al principio – habló la rubia que al observar la cara de estupor de su amiga comenzó a reír mientras continuaba hablando entre risas – bromeaba, tranqui dire bromeaba.

Así entre detalles acabaron la reunión quedando en verse mañana media hora antes de que viniese la tenista, la rubia rehusó la invitación a cenar de su amiga argumentando que tenía ganas de llegar a casa y darse un relajante baño, ella lo comprendió.

Ya eran casi las diez y media de la noche, se habían liado más de lo que pensaban al principio se dirigió a su seat ibiza con ganas de llegar a casa.

En cuanto entró en casa se sintió mejor, se preparó el baño puso a calentarse un vaso de leche con colacao en el microondas y se relajó durante media hora permitiéndose no pensar en nada, dejar la mente en blanco consiguiendo por ello un estado de paz consigo misma.

Después de secarse, comenzó su cerebro a pensar recordándose mirar información de la susodicha en internet, no le gustaba jugar con ventaja pero en ese caso inexplicablemente necesitaba conocer todo lo que pudiera sobre su nueva paciente.

Entro en google y puso Ana Vallarta, miles de páginas se abrieron ante ella.

-         Esto me va a llevar tiempo – habló consigo mismo en voz alta, mientras abría páginas al azar.

Mal humor en la pista, no le gustaba perder, egocéntrica, a los periodistas les odiaba, adoraba los deportes de riesgo, activa, nerviosa, practicaba deportes como boxeo, lucha libre, distintas artes marciales,  …….

-         Uffff….menuda joya que es – siguió hablando consigo misma.

Fotografías más sexis…..no pudo con la curiosidad y pinchó en el link a ver que sacaba en claro.

Ante ella se desplegaron unas fotografías de lo más erótico que sin darse cuenta hicieron que se sonrojase inevitablemente.

-         Realmente es increíble, figura estupenda, pelo precioso y por los dioses que ojos …..- se encontró murmurando eran de un azul tan profundo que jamás había visto unos iguales, sin entender muy bien la razón deseaba verlos en vivo y directo – respira hondo mujer que se te va la olla.

Sintiéndose traviesa vio otro link que rezaba conquistas de la diva y sin pensar muy bien en porque lo hacia dio clic con el ratón esperando a ver que encontraba.

La lista era impresionante y de lo más variopinta, hombres y mujeres por igual, famosos, guapos, ricos, había de todo…..era una rompecorazones nata.

Aún consternada por sus recientes descubrimientos decidió que era suficiente información para un día, llevaba cerca de dos horas leyendo cosas sobre la tenista y se dio cuenta que mañana iba a ser un día muy largo ya que no sabía demasiado bien como afrontar su nueva situación.

Ya acostada en su habitación escuchaba los ruidos del vecindario, mientras sus ojos fueron cerrándose poco a poco mientras en su mente surgían las fotografías que hacia poco acababa de ver y unos enormes e increíbles ojos azules, con un ligero cosquilleo en algunas partes de su cuerpo se dejo llevar al mundo de los sueños.

El despertador sonó demasiado pronto para su gusto, con el sueño aún en su rostro Raquel procedió a darse una ducha que la despejara de la somnolencia en la que se encontraba.

“Ducha y café cargado” iba pensando mientras se dirigía al baño.

Después de una hora y media salía por la puerta de su casa dirección a la clínica, recordándose que hoy era la famosa cita con su nueva paciente y volviendo  a sentir algo raro dentro de ella.

“Estaré incubando alguna enfermedad” meditó mientras conducía  su lugar de trabajo.

Nada más entrar por la puerta empezó a vislumbrar la agitación tan típica de un día cualquiera, el traqueteo de médicos, enfermeras y pacientes de arriba – abajo la hicieron esbozar una sonrisa con la cual saludo a todo aquel que se cruzaba en

su camino, deteniéndose siempre con sus los pacientes para interesarse por su estado actual así como de su evolución.

Dirigiéndose al despacho de Flor meditaba en como sería su primer encuentro con la tenista.

Lo cierto es que el no haber vuelto a tener ninguna relación en los últimos dos años la estaba trastocando un poco mentalmente, de repente en su cabeza surgió el nombre de Dita la que había sido su pareja durante cinco largos años.

“Por hades no había vuelto a pensar en ella hace mucho tiempo” se recriminó, pero sin poder evitarlo los recuerdos se hicieron un hueco en la memoria.

Por aquel entonces era una mera estudiante de medicina con muchos sueños y ganas de cambiar el mundo, solo había tenido relaciones pasajeras con algún que otro chico de su entorno nada del otro mundo digno de mencionar hasta que la conoció.

Nada más entrar en su clase supo que esa sería su asignatura favorita, lo cierto es que jamás antes había sentido atracción por una mujer y menos por una mayor que encima era su profesora. Ahí estaba ella con un tipazo impresionante, una larga melena rubia y unos preciosos ojos en los que cualquiera podría perderse para siempre jamás.

La verdad es que la profesora no la hizo demasiado caso, es más la hizo quizás menos caso que al resto de sus compañeros fue como ella le explico más tarde porque desde ese mismo instante se enamoró de ella.

Los días fueron pasando y ella no faltaba a ninguna de sus clases, sacaba unas notas dignas de un erudito, y la preguntaba cualquier tontería aunque supiese la respuesta por el hecho de que la mirara directamente.

Un día ella se encontraba fatal por una repentina gripe y no acudió a clase durante unos días, su sorpresa fue mayúscula cuando llamaron a la puerta de su casa y en la misma se encontraba Dita que se mostraba realmente preocupada por su estado de salud.

Sin entender como ni porque se coló en su vida discretamente hasta que llegó a ser indispensable para ella.

La primera vez que se besaron fue de la manera más tonta, Raquel tenía restos de comida en sus labios y cuando Dita se lo comentó ella intento limpiarse lo cual la profesora no la dejó hacer limpiándoselo ella misma con su lengua en un acto tan sensual que Raquel se sintió desfallecer.

    “ – Yo nunca he besado a una mujer – tartamudeo Raquel – jamás he estado con ninguna no se que se hace…..

-   Tranquila Raquel simplemente déjate llevar, yo te enseñaré por algo soy la Diosa del Amor – y sonriendo sensualmente se fundieron en el uno de los mejores besos que le dieron nunca.”

A partir de ese momento la relación se afianzó siempre en el más absoluto de los secretos ya que ninguna quería problemas, Dita con el trabajo y Raquel con su familia y amigos los cuales no entenderían ese tipo de pareja.

Fue una relación con sus altos y bajos, basada al principio en la pasión y luego en la amistad hasta que un día sin saber como ni porque dejo de funcionar.

El separarse las costó mucho a ambas ya que se tenían un aprecio y cariño especial que aún mantenían, pero sabían que les faltaba algo por lo tanto decidieron dejarlo antes de que fuera peor.

Sabía que Dita estaba viviendo con su pareja y tenían una relación estupenda lo cual la alegraba enormemente, ella por el contrario había dejado pasar el tiempo sin molestarse siquiera en buscar a nadie, porque se encontraba a gusto como estaba.

Hasta hoy mismo.

“Por los dioses a que vienen ahora estos recuerdos a mi cabeza” murmuró mentalmente sin entender.

Sacudiendo la cabeza para alejar tales sentimientos de su cabeza llegó al despacho de la directora, saludando previamente a la secretaria e intercambiando algunas palabras con ella.

-         Buenos días Flor – saludo a la directora bromeando al encontrarla exactamente en la misma posición en que la dejo la noche anterior, con sus gafas y sus papeles en un orden muy similar – apostaría a que te has quedado tal cual en tu despacho sin irte ni siquiera a dormir.

-         Te equivocas listilla – respondió sonriéndola cariñosamente – fui, dormí y volví, igualito que Julio Cesar en Roma ¿te apetece un café?.

-         Ya sabes que siempre digo que si a una dosis de cafeína – contestó Raquel sonriendo.

Mientras charlaban de diversos temas siempre relacionados con la clínica se les hizo la hora de bajar a recibir a la nueva paciente.

Bajaron hacia la recepción de la clínica un poco antes ya que sabían que las detendrían inevitablemente tanto los colegas como los enfermos.

Dos enfermeros con una silla de ruedas, la directora y Raquel esperaban nerviosas ya que sabían lo necesaria que era la “ayuda” económica para los proyectos de la “otra” clínica.

El monovolumen gris apareció por el camino paró delante de la clínica y del que bajaron primeramente un hombre joven, que era una verdadera masa muscular, el cual abrió la puerta a una espectacular pelirroja, la cual miró directamente a Raquel, sintió su cuerpo erizarse como cuando presentía algún peligro, sin

entender porque esa mujer la miraba con ese “odio” en sus ojos negros ya que ella no le había hecho absolutamente nada.

Entre el hombre y la mujer abrieron la puerta lateral del monovolumen, los enfermeros movidos por su profesionalidad bajaron raudos para ayudar a la tenista pero la pelirroja con su mirada les detuvo.

Una enorme mujer en silla de ruedas fue sacada del vehículo por el forzudo hombre sin el menor esfuerzo, se notaba que estaba mas que acostumbrado al peso de la morena, una vez asegurada en el suelo levantó su mirada dirigiéndola directamente hacia Raquel.

La fisioterapeuta sintió como si algo entrase dentro de ella, se quedo sin aliento cuando se miraron directamente a los ojos dejando de respirar por unos instantes que parecieron eternos.

Jamás pensó que esos ojos que había visto en las hermosas fotos de Internet pudieran no tener nada de vida, era la mirada más triste que había visto nunca en ella había soledad, desilusión, desamparo, ……..

La piel volvió a erizársele y sintió que la mujer que acompañaba a la morena la echaba otra mirada acerada, advirtiéndole que no se adentrara en su territorio.

Como por arte de magia sintió que podía devolver las ganas a aquellos bellos ojos.

La directora con la mejor de sus sonrisas bajo hacia la morena, la cual desvió su atención de la rubia para mirar a la directora.

-         Señorita Vallarta es un placer conocerla por fin, aunque siento enormemente que sea en estas circunstancias, soy Flor la directora de la clínica – agregó mientras alargaba la mano.

-         Es un placer conocerla, por favor llámeme Ana – respondió la tenista.

-         Lo mismo te digo Ana – contestó la directora.

Raquel pensó que tenía una voz preciosa acorde con todo su cuerpo, ruborizándose levemente por el cariz que estaban tomando sus pensamientos, volvió a cruzar su mirada con la de la morena que arqueo una ceja sarcásticamente (en una expresión que se convertiría en típica en el futuro) como adivinando sus pensamientos, lo cual hizo que la fisioterapeuta se ruborizara aún más si cabe.

-         ¿Y usted debe ser mi doctora? – preguntó con una voz sumamente dulce acentuando el “mi” como forma posesiva, mientras Raquel se le acercaba.

-         Si, yo soy la fisioterapeuta que seguirá su rehabilitación, me llamo Raquel – lentamente y sin romper el contacto visual alargó su mano hacia la que extendía la tenista antes de que se tocaran ya se notaba el fluir de energía entre sus palmas, en cuanto entraron en contacto sintieron que encajaban perfectamente con la otra, como si fuera una unión perfecta.

Ambas se quedaron mirándose sintiendo el poder que emanaba de sus manos unidas, la pelirroja sintiendo algo en el ambiente no dudo en interceder de nuevo.

-         Yo soy Maika, la entrenadora, representante y ante todo amiga de Ana – habló con voz firme extendiendo la mano para darse un apretón con la fisioterapeuta., acentuando de sobre manera la palabra AMIGA – y él es Juan, chofer, guardaespaldas y lo que se necesite.

-         Tanto gusto señorita – contesto Raquel ofreciendo su mano la cual fue apretada en exceso por Maika, retiró la mano con gesto extrañado ante tal hecho y la dirigió hacia Juan, el cual se la estrecho con suma delicadeza para un hombre de su complexión – ellos son Marcos y Jaime, son enfermeros de la clínica.

En todo momento la mirada de la tenista no se apartaba de la rubia estudiando atentamente las expresiones de su cara.

-         Será mejor que les enseñemos la clínica, luego nos podemos reunir y terminar de concretar las condiciones del contrato ¿te parece bien? – habló dirigiéndose a la tenista que contestó con un asentimiento de cabeza y una sonrisa.

Todos se dirigieron hacia el interior, la silla de ruedas era en todo momento conducida por Juan el cual no había hecho intención de soltarla en ningún momento.

Mientras recorrían las instalaciones, Flor iba explicando la finalidad de cada área, así como presentando a otros médicos del centro a los visitantes.

En todo momento Maika iba al lado de la tenista y de la directora, detrás iban Juan, Raquel y los enfermeros.

Concluida la visita se dirigieron al despacho de la directora donde terminaron de concretar los detalles médicos, la fisioterapeuta apenas habló.

-         Bueno y eso es todo, creo – concluyó Flor – si nadie tiene más que añadir, creo que sería el momento ideal para que Raquel comenzará la rehabilitación, si os parece bien.

-         Me parece una genial idea – habló con voz sensual la tenista mientras dirigía su mirada con un toque pícaro hacia la rubia.

-         Bien pues creo que lo mejor es que vayáis vosotras mientras yo termino de concretar los detalles con Maika – comentó mirando hacia la entrenadora.

-         Me gustaría seguir la terapia muy de cerca, voy a acompañarlas a todas las sesiones – contestó esta con tono profesional – quiero saber en todo momento que le hacen exactamente.

-         Creo que ya hemos hablado de esto – añadió Ana con voz dura, con una mirada acerada hacia su amiga. La cual se sintió acorbadada al instante.

-         Esta bien, sabes lo que opino del tema pero ya lo discutiremos en casa – respondió la pelirroja con rabia.

Zanjado el tema se decidió que los enfermeros acompañasen a la tenista y a la fisioterapeuta a la sala de reconocimiento, donde Raquel la haría algunas pruebas para comprobar personalmente el estado correcto de la situación y actuar de la forma más efectiva posible. El chofer esperaría en la cafetería hasta que concluyeran.

Raquel comenzó a sentirse muy nerviosa y no entendía demasiado bien la razón.

“¿Será que me intimida?¿que el saber que voy a tocarla me produce ……..algo? será mejor que adopte mi postura profesional y le hable, va a pensar que soy mujer de pocas palabras “el pensar en ella misma como una persona callada la hizo sonreír ya que era de las que no paraba de hablar ni bajo el agua, siempre tenía algún tema del cual conversar.

-         ¿Puedo saber que le hace gracia doctora? – preguntó la tenista mirándola interesada con un amago de sonrisa en su cara, que la hacia dulcificar el rostro de sobremanera, dándola una expresión arrebatadora.

-         Disculpe, tratame de tú por favor, vamos a pasar mucho tiempo juntas para tanta formalidad si no te incomoda – contestó tranquilamente sorprendida de su rapidez al responderla.

-         De acuerdo, pero por favor tú llámame Ana – añadió la tenista sonriendo abiertamente a la rubia – y dime Raquel ¿de que te reías?.

El hecho de que la sonriera a ella, la hizo necesitar tragar, la cara de la morena adquiría dimensiones divinas cuando lo hacia siendo mas impresionante si aún se podía conseguir eso.

-         Verás me acordaba de uno de mis pacientes…un niño de 9 años…….Javi……... – mintió atropelladamente diciendo lo primero que se le ocurrió - ……..recordaba que cuando cumpla los dieciocho me pedirá que me case con él.

-         Lo cierto es que podemos decir que es un chico inteligente y con muy buen gusto – aportó sin dejar de sonreír la morena.

El entender que el piropo iba dirigido hacia ella hizo que su cara se pusiera de un rojo intenso completamente, la había dejado descolocada completamente.

-         Ehhh….uhhh….mmm…..gra….gracias – consiguió tartamudear a duras penas, evitando su mirada.

-         Veo que el hecho de que te digan que eres preciosa te incomoda un poco– añadió divertida  pero anonadada de que aún quedaran personas que podían “avergonzarse” con naturalidad por un simple halago.

-         No……..yo………veras…….no me….. incomoda en…. absoluto – se notaba su nerviosismo y el hecho de que el rubor no se le iba de la cara sino que se acentuó

más si cabe sintiéndose completamente en desventaja – es que no estoy acostumbrada a que nadie me lo diga y me has pillado de sorpresa, pero gracias de nuevo eres muy amable.

La tenista estaba realmente divertida con el tema, pero consideró que no debía turbar más a su joven doctora, “después de todo he venido porque es la mejor fisioterapeuta, la que me ayudará a conseguir volver a las canchas en tiempo record– meditó dejando pasar el mal rato a la rubia – además en cuanto viste su foto en la revista médica y te diste cuenta que era la cara de tus sueños, no has podido dejar de pensar en ella ni un instante, lo que jamás creí es que el original superase con creces esa imagen” se sinceró consigo misma.

Llegaron a la sala y Raquel adoptó una pose profesional totalmente, entre los enfermeros y ella la sometieron a una serie de pruebas algunas un poco dolorosas, en todo momento la rubia le hablaba con voz dulce y apaciguadora pero a la vez firme, preguntando constantemente por todo, si la dolía, si la molestaba, etcétera.

Una vez realizadas las pruebas pertinentes mando llamar a las enfermeras, mientras ella fue a por algunos instrumentos, las cuales la desvistieron dejándola solamente con la ropa interior puesta, la tumbaron boca arriba en una camilla, tapándola con una sabana el cuerpo y charlaron con ella hasta que apareció de nuevo la fisioterapeuta.

Raquel la observó de reojo tumbada y sintió que la faltaba el aire “creo que voy a desmayarme” pensó, se tuvo que apoyar en otra camilla disimuladamente, mientras la pasaba el vahío “como se puede tener ese cuerpo con esos ojos, con esos labios, con ese pelo, debería ser pecado ser tan perfecta”meditó mientras respiraba silenciosamente para reponerse.

-         Raquel si nos necesitas estaremos en la sala de gimnasia aquí al lado ¿te parece bien? – habló Rosana una de las enfermeras.

-         Me parece perfecto chicas, para esto no os necesito – contestó tranquilizándose mentalmente y obligándose a adoptar la pose profesional.

Se despidieron de la paciente y salieron cerrando la puerta dejándolas solas.

-         ¿Qué vas hacerme ahora? – preguntó la tenista expectante mientras la observaba desenvolverse como pez en el agua entre tanto aparato.

-         Voy a masajearte las piernas y comprobar la sensibilidad de las mismas a la vez, para saber exactamente que tratamiento será más efectivo en tu caso – su tono era tranquilo, sabiendo exactamente lo que tenía que hacer.

-         Genial ¿me harás daño? – añadió acostumbrada a sufrir el dolor, había veces que ya ni lo sentía.

-         Al contrario esto es más bien relajante, para compensar las anteriores pruebas a las que te hemos sometido, si te hiciera daño no dudes en decírmelo necesito que te tranquilices lo máximo posible, ahora pondré música tranquila ¿de acuerdo? – explicó con voz dulce a la morena que la observaba desde la camilla.

Comenzó a salir una música relajante de algún sitio, mientras la rubia con cara de “póquer” retiró la sabana.

Lo primero que hizo fue untarse algo en las manos y acto seguido comenzó a masajear los tobillos, en cuanto la mano tomo contacto con la piel ambas volvieron a sentir la sensación anterior, de fuerza, poder y energía en estado puro. Las miradas se encontraron y ambas notaron que la otra aguantaba la respiración.

Mientras mantenían los ojos la una en la otra, las manos de la rubia optaron por dejarse llevar por el corazón, en vez de obedecer ciegamente al cerebro el cual había dejado de funcionar hacia rato,  y comenzaron a acariciar en vez de masajear a la morena.

Los movimientos suaves y constantes por sus tobillos luego fueron ascendiendo por las pantorrillas, los muslos y comenzaron de nuevo a bajar para volver a subir en una danza tan sensual que haría enmudecer a la persona mas dura.

De la garganta de la tenista surgieron gemidos involuntarios de placer por la sensación tan fuertes que estaba experimentando al ser acariciada por la doctora.

Eso sirvió como señal a la rubia de que tenía vía libre.

Por hades, estaba encantando la sensación de poder tocar aquel ser tan perfecto, sentía como que se tocaba ella misma, como que era algo que siempre había estado hay para ella, esperándola, sentía que encajaba en la vida de esa mujer a la cual acababa de conocer hacia unas horas, se sentía………completa.

La morena había superado la barrera del placer para concentrarse en las de las sensaciones, el que la estuviera acariciando en vez de masajeando la producía una alegría que jamás había sentido, ni siquiera cuando gano su primer partido o su primer torneo, era algo que superaba con creces cualquier cosa que la hubiera sucedido nunca; comprendió que ese era el sitio correcto, el que había buscado desde que tenía uso de razón, entre los brazos de esa mujer, sintiéndose ………completa.

Raquel seguía masajeando las piernas de su morena paciente, como guiada por impulsos incontrolables, sus caricias comenzaron a subir hacia el vientre, lo cual hizo que a la tenista la surgiera un profundo sonido de placer desde lo más adentro de su ser. El escuchar aquel gemido le dio la valentía suficiente a la rubia para apartar la mano del vientre y besar con una suavidad terrorífica en la zona del ombligo, mientras no dejaba de observar los ojos azules de Ana.

El hecho de que la doctora hubiese dejado de acariciarla y sustituyera la mano por la ternura de sus labios mientras la miraba con esos hechizantes ojos verdes, hizo que casi tocara el cielo en un tumulto de sensaciones jamás experimentadas, había perdido la noción del tiempo y de la razón, así podría morir sabiendo que había conocido a su alma, ahora entendía la expresión de tocar las estrellas con la punta de los dedos; en esos instantes ella tenía las estrellas completamente cogidas……..

La rubia perdió completamente la cordura, y comenzó un sendero de besos suaves y húmedos por la zona abdominal, las manos de la morena sin poder aguantar más fueron llevadas hacia la cabeza de la fisioterapeuta, la cual agarró con firmeza pero dulcemente y atrajo hacia sus labios sin poder aguantar por más tiempo.

Ninguna de las dos pensaba en la locura que estaban cometiendo, doctora y paciente, eran ahora dos cuerpos abandonados completamente a la ternura y a la pasión del momento, lo que pasara después no importaba, ya cruzarían esa carretera cuando tocara.

Sus labios se tocaron delicadamente al principio, Raquel al notar entre su boca los carnosos labios de Ana soltó un gemido de placer el cual hizo que la morena profundizara en el beso irrumpiendo con su lengua en la boca contraria, lo que era tierno al principio se convirtió ahora en una lucha desesperada por conocer todos los secretos de la contraria, la ternura dio paso al deseo es su estado mas puro.

Las lenguas peleaban por conquistar el terreno contrario en una batalla sin igual que no importaba perder en ese caso, los suspiros se mezclaban con los jadeos, sin distinguir cual era cual.

La rubia que ahora estaba encima de la tenista, dejo de besar la boca con avidez para dirigirse a el cuello, donde volvió a recuperar la suavidad anterior, quería disfrutar cada milímetro de piel, saborearla despacio, analizando cada reacción, en el cuello lamía con pequeños lengüetazos para luego dar pequeños mordisquitos y besar con una delicadeza irresistible toda la garganta.

Llegada a este punto la morena se dejó ir, por primera vez sin sentirse culpable en absoluto, ya que sabía que sería el primero de muchos y mutuos “disfrutes”.

El hecho de tenerla bajo su total dominio y disfrutando cada segundo, produjo en Raquel la misma sensación de plenitud instantes después.

Prosiguió la exploración desplazando su cuerpo con suavidad hacia abajo dejando su cabeza a la altura de los pechos de Ana, la cual la miro rogándola con los ojos que no parara ahora que habían llegado hasta ahí, la suplica de sus ojos azules produjo en ella, la necesidad de hacer que esa mujer sintiera lo que ninguna vez volvería a sentir

Un ruido en el pasillo, algo se había caído al suelo, despertó a Raquel de su estado de “coma” dándose cuenta de lo que iba a ocurrir y de lo mucho que ya había ocurrido, tomo conciencia de todo ello y eso la abrumo.

-         Por hades – se apartó precipitadamente de la morena, mientras se arreglaba la ropa y el pelo revuelto nerviosa.

-         Doctora aún no ha terminado la exploración – rogó con voz ronca la tenista mirándola a los ojos con expresión suplicante.

Justo, en ese preciso instante, la puerta se abrió apareciendo una enfermera seguida de Flor, la directora, y de Maika, la representante de la tenista. Raquel sentía que la faltaba aire para respirar menos mal que había interrumpido todo

hacia unos segundos sino podría  a ver sido catastrófico para la clínica y para su carrera profesional.

Flor saludo con la cabeza a la rubia sin notar nada de lo acontecido minutos antes, se puso a charlar con la paciente la cual pareció volver en sí y responder a las preguntas con una calma asustante después de los momentos de pasión vividos.

“¿Cómo puede estar tan calmada mientras a mi se me sale el corazón del pecho?.Por los dioses si no llegó a parar a tiempo nos pillan seguro” se recriminó mentalmente la rubia mientras escuchaba distraída las preguntas de la directora.

La que si que pareció darse cuenta de que algo había pasado era Maika, mientras Flor comenzó a comentar detalles médicos con la fisioterapeuta, la entrenadora preguntaba a Ana recelosa, oliendo algo en el ambiente:

-         ¿estás bien?¿te ha hecho mucho daño? te noto ……como……excitada.

-         Estoy perfectamente bien, no ocurre nada – contestó tranquila la morena sonriendo complacida- es más, es el mejor tratamiento que jamás he recibido. Creo que elegí bien a mi nueva fisioterapeuta.

La rubia, que tenia sus sentidos alerta de lo que pudiera contar la tenista, se sonrojo hasta la raíz del cabello, lo que hizo que la directora la preguntase si se encontraba bien a lo que respondió, que simplemente un poco cansada.

Realmente Raquel estaba pasando un mal rato, ya que se sentía bastante violenta por lo acontecido hacia unos minutos y más ahora que sospechaba que entre la morena y su entrenadora, existía más que una relación de trabajo…..

“Por hades solo se me ocurre a mi meterme en este tipo de líos ¿si le pidiera el traslado a….mmmmm….digamos otro país a Flor sospecharía algo?” recapacitaba mentalmente la rubia.

Decidieron que para ser el primer día era suficiente y que lo mejor sería que fueran al chalet de la tenista donde se desarrollarían gran parte del tratamiento.

Por lo tanto marcharon el chofer, la entrenadora, la tenista y Raquel en el monovolumen de Ana.

Llegaron al chalet, en el cual simplemente en los exteriores ya se respiraba una atmósfera poco corriente de dinero. Aquel lujoso escenario había sido diseñado para satisfacer en todos los deseos y caprichos a su dueña, desde los jardines que lo rodeaban hasta la fachada del edificio donde el mármol, la piedra natural y la madera lo dotaban de un aspecto inigualable.

Las instalaciones eran soberbias, contaban con dos pistas una de tierra batida y otra de hierba para jugar al tenis, así como una piscina exterior y otra interior, sauna, un gimnasio con los aparatos mas modernos del mercado y una sala de curas perfectamente equipada.

Mientras recorrían las instalaciones, Maika no se separo de ellas, pese a los continuos comentarios de la tenista, en ningún momento cosa que agradó a la doctora ya que, evitaba a toda costa el hablar de lo sucedido con la morena, aunque sabia que tarde o temprano tendría que enfrentarse a ello.

La comenzaron a enseñar las dependencias del interior, estaba acondicionada expresamente para una silla de ruedas con grandes espacios, de manera que alguien se pudiera perfectamente valer por si mismo.

Cuando llegaron a las habitaciones, la tenista insistió en enseñarle su suite a la rubia, lo cual molesto de sobremanera a Maika, que ya no hacia nada por evitar la antipatía que le causaba la fisioterapeuta.

La habitación era enorme lo mismo que la cama, era de 2x2 metros, todo estaba decorado con un gusto exquisito, lujo y comodidad en completa compenetración.

La rubia miraba todo con curiosidad, guardándose en la memoria hasta el más mínimo detalle, la morena no dejaba de mirarla no se cansaba de observar sus expresiones, sus rasgos, sus ojos.

Ana estaba deseosa de quedarse a solas con Raquel, se sentía contenta por como se habían desarrollado los hechos, tenía algo en el pecho que le producía necesidad de mirarla, de estar cerca de ella, de tocarla, sabía que la rubia se sentía incomoda con lo sucedido y que intentaba evitarla, pero necesitaba aclararla que para ella no era solo deseo o pasión, era una búsqueda que había finalizado por fin.

Una vez alguien le contó la leyenda de que antiguamente, nacíamos con dos cabezas y cuatro piernas, un rayo nos separo y siempre andamos buscando la otra mitad para poder sentirnos de nuevo completos. En su momento la historia le hizo reír, pero dentro de ella sabía que era algo que ya le había oído, en otro tiempo, en otra vida.

Desde que tuvo el accidente, supo que no había muerto porque aún tenía una misión en su vida, encontrar a su mitad; en cuanto vio la foto de ella lo supo y decidió conseguirla costara lo que costara.

Llegó la hora de comer, mientras comían hablando de trivialidades, sonó el teléfono de la entrenadora y muy a su pesar tuvo que abandonar la estancia para poder hablar en privado, por lo que se quedaron solas.

El silencio se hizo tenso Raquel no quería mirarla y se concentraba en mirar su plato mientras removía lo que contenía.

-         Si no quieres no lo hablamos – dijo tristemente Ana mirando su cabeza agachada.

Esto hizo que la rubia alzara la cabeza para encontrarse los hermosos ojos azules observándola.

-         Realmente no se lo que quiero – respondió sin apartar la vista de los ojos – lo siento, creo que me deje llevar demasiado, yo no soy así normalmente sino más bien ……..

-         ¿Te arrepientes? – su tono era apagado y lastimero, temía la respuesta.

Raquel sintió el estomago encogerse al observar de nuevo la tristeza inmensa y la falta de vida en esos ojos.

-         No podría arrepentirme jamás – agregó con tono dulce – lo único que hago es mentirme a mi misma.

-         Entonces ¿Qué ocurre? Explícamelo porque no puedo entenderlo – añadió con impotencia mientras tiraba los cubiertos con violencia sobre la mesa, mientras agregaba con dureza – si lo hiciste por compasión será mejor que te la guardes, no necesito ni la tuya ni la de nadie soy perfectamente capaz……

-         Tranquila – dijo con su tono más suave interrumpiéndola, mientras se levantaba rápidamente poniéndose en cuclillas frente a la morena, sin perder el contacto visual, agarró sus manos – creo que confundes la compasión con el deseo, te aseguró que en ningún momento te vi como una necesitada de sexo o de amor.

-         De verás que no lo entiendo – protestó la tenista mirándola más intensamente si cabía.

-         Ni siquiera se que me ha ocurrido, en cuanto te vi fue algo……- añadió Raquel.

-         ¿Algo tan fuerte que iba más allá de cualquier sentimiento experimentado hasta ese momento? – terminó la morena por ella.

-          Exactamente eso – respondió dulcemente – esa sensación de que ese momento ya había ocurrido otras veces, como que……por hades no se expresarlo con palabras.

-         Entiendo lo que quieres decir – murmuro suavemente Ana – te sentiste completada, sabes me gustaría empezar algo contigo, algo serio, algo con futuro, puede que pienses que voy demasiado rap……..

-         Espera por favor – dijo interrumpiéndola aún en el suelo de cuclillas mirando a la morena – necesito tiempo para asimilar todo esto vamos demasiado deprisa con todo esto, nos acabamos de conocer.

-         Lo se – dijo con voz sollozante – pero creo que esto ya lo he vivido antes, y estoy harta de perder tiempo, creo que siempre te he estado buscando y mi alma necesita recuperar un tiempo que antes fue perdido, yo jamás hago las cosas precipitadamente sin tener absolutamente todo controlado, pero cuando te tengo a mi lado soy incapaz de pensar racionalmente solo quiero que estés junto a mi cada segundo de mi vida, se que es exagerado que conociéndome de unas horas te suelte todo esto y puede que creas que es injusto, pero para mi no son horas son

muchas vidas, creo que ya va siendo hora de no perder un tiempo precioso, quiero que estés junto a mi desde el primer instante no quiero volverte a perder, se que es lo correcto y si eres sincera contigo misma sabrás que es así.

Raquel tenía sentimientos contrapuestos, por un lado su alma le decía que era lo correcto lo que siempre había querido oír y jamás le habían dicho, pero su cerebro le decía que no se metiera tan rápidamente en una relación que estaba basada en unos minutos de sobeteo y unos besos, eso si bien dados, con una persona que acababa de conocer, con fama de rompecorazones y lo que era peor su paciente.

-         No es tan fácil – inquirió la rubia con tono quejumbroso.

-         No empieces con eso de que no es fácil, por favor – comentó con tono lastimero la tenista.

-         Dioses, no puedes pretender que tome una decisión así en unos segundos, por favor dame por lo menos esta noche para pensarlo y mañana hablaremos con calma ¿de acuerdo? – preguntó la doctora esperanzada.

-         Esta bien – admitió de mala gana por dejarla marcharse – diré a Juan que te lleve en coche a tu casa, dejaremos por hoy la rehabilitación, pero te suplico que en cuanto tomes una decisión me lo digas.

-         Lo haré – dijo la rubia levantándose del suelo, soltándose las manos que habían permanecido unidas todo el tiempo y rompiendo el contacto visual.

Llamaron al chofer para que acompañara a la doctora a su casa, la cual se marchó con un mar de dudas en su cabeza, mientras la tenista se quedó como que algo la hubiera sido arrebatado en ese instante al ver irse a Raquel y necesitaba algo para desahogarse, cuando apareció la entrenadora por la puerta lo cual vino como anillo al dedo a la morena.

-         Maika he de hablar contigo – comentó con voz dura.

-         ¿Dónde esta la fisioterapeuta? – preguntó esta a su vez extrañada.

-         Verás ha ocurrido algo, y voy a empezar una relación con ella desde ya – añadió con el mismo tono acerado sin pizca de compasión.

-         ¿Bromeas? – respondió incrédula la entrenadora empezando a sentirse mal.

-         Siéntate creo que debemos hablar de algo muy serio – dijo sin cambiar el tono ni un instante mientras una sorprendidísima Maika tomaba asiento frente a ella.

-         Verás todo empezó el día que tuve el accidente de coche, no te lo he contado pero……

Desde que llego a casa no sabía que pensar, ni que decisión tomar, Raquel se tiró sobre la cama comenzando asimilar como en un breve lapso de tiempo su vida estaba dando un giro de 180º.

Por un lado deseaba enfrentarse a sus sentimientos, sabía que no solo se sentía sumamente atraía por Ana, sino que además existía esa sensación de que era lo correcto, que era para lo que estaba destinada desde hace mucho, pero mucho tiempo, era la sensación de que su alma siempre la había estado buscando y que al fin había encontrado su alma gemela.

Pero por otro lado, era todo tan rápido, además del hecho indudable de que jamás se había relacionado de esa forma con un paciente, del pasado de rompecorazones de la tenista, y de….."por hades a quien pretendo engañar, no puedo poner barreras a esto, no puedo buscar excusas a lo que nos esta pasando" meditó en voz alta tumbada boca arriba mientras observaba el techo de su habitación.

Decidió levantarse desconectar todos los teléfonos para que nadie la molestará y darse un largo baño de espuma en su enorme bañera.

Por su mente sin pedir permiso, apareció la idea de que bañarse con la morena podría ser muy romántico y excitante.

Movió su cabeza como intentando alejar esos pensamientos tan sensuales y se recriminó así misma el que su mente tomará esos derroteros.

Preparó la gran bañera con agua templada, sales de rosas, y mucha espuma, una luz suave en el baño, una copa de vino y una música suave, hicieron que tanto su cuerpo como su mente se dieran un respiro, pero sus "neuronas" parecían tener vida propia y decidieron por si mismas volver a evocar lo acontecido en la sala de "reconocimiento" esa mañana, Raquel en vez de luchar contra esos recuerdos decidió dejar que le inundarán de nuevo con la misma fuerza que cuando fueron vividos, comenzó a sentir toda la energía que fluía de ellos sabiendo en ese mismo instante que su respuesta sería si.

Terminó su baño relajante y decidió echarse a dormir dejando que Morfeo la acunase en sus brazos, realmente la encantaba dormir y hacia mucho que no se permitía el lujo de acostarse temprano y darse una cura de sueño, pensó que era el momento perfecto.

Como dormía sin pijama :o) se tumbó en la cama sintiendo la suavidad de las sábanas de seda en su piel, le encantaba esa sensación. Con una suave música de fondo con el crujir de las olas y el aullar del viento, hizo que cayera en un estado de somnolencia rápidamente, mientras su mente como último pensamiento la decía "simplemente déjate llevar".

Un rayo de luz iluminaba su cara, haciendo que despertara poco a poco. Lentamente se desperezó en la cama, lanzando un suspiro de satisfacción por haber dormido tanto y seguido, lo cual agradecían su cuerpo y su mente.

Decidió desayunar e ir a la clínica donde daría a la tenista que ella si estaba dispuesta a comenzar una relación, podría ser demasiado pronto pero por alguna extraña razón sabía de sobra que era algo largamente meditado y que no era ni la primera vez ni la última que sucedía.

Decidió vestirse de manera especial esa mañana, por alguna razón quería estar "presentable" cuando volviera a ver a Ana para notificarle su decisión.

Ya en el coche iba pensando en la manera de comunicárselo, con una sonrisita maliciosa en su cara decidió que lo haría despacio para hacerla sufrir un poquito y así comprobar de paso, si en verdad estaba interesada en comenzar una relación con ella.

Aparcó su coche en su sitio habitual y se dirigió al despacho de Flor para relatarla "adornándolo un poco" los resultados de su sesión con la deportista, y así de paso aprovechar para preguntar por sus antiguos pacientes, sintiéndose un poco culpable ya que se había olvidado completamente de ellos en tan poco tiempo.

"Creo que es el amor" murmuró para si misma.

Dándose cuenta de sus cavilaciones se paró en seco diciendo en voz alta a si misma:

- ¿Qué has dicho?

Una enfermera que pasaba por allí se volvió preguntándola si se le había dicho algo a la vez que la daba los buenos días, Raquel avergonzada contestó que no había hablado, y se dirigió velozmente hacia el despacho de su jefa y amiga. Riñendo al subconsciente y pensando que igual necesitaba ayuda profesional por hablar consigo misma.

Se entretuvieron un par de horas charlando de diversos temas, cuando llegó la hora de llegada de la morena, Raquel se despidió de Flor argumentando que debería ir a recibirla a la entrada ya que quería comentarle unas cosas urgentes.

Lo que la ocurría era que tenía necesidad de volver a ver esos ojos azules, de perderse en la profundidad de su mirada y dejarse llevar a ese seguridad que la ofrecían. Lo que no la hacía demasiada gracia era volver a ver a la entrenadora ya que estaba segura que entre ellas existía algo o había existido.

"Se lo preguntaré quiero comenzar una relación sincera con ella" argumentó para si misma.

Una vez en la puerta de entrada vio el coche que ya se aproximaba por la entrada, sin poder evitarlo una enorme sonrisa apareció en su cara haciendo que su corazón comenzará a palpitar furiosamente contra su pecho ante el hecho de que volver a verla.

El monovolumen paro enfrente de la puerta como el día anterior, se bajo el chofer el cual la saludó con un movimiento de cabeza, al que ella respondió con la sonrisa en su cara, la cual no desaparecía. Lo que extrañó mucho a la rubia fue que no bajase Maika, la entrenadora, del vehículo.

Juan ayudó a bajar la silla con Ana del vehículo, nada más bajarla del coche dirigió su mirada hacia la rubia, ojos verdes y ojos azules se encontraron.

Por un instante nada más hacia falta, las dos sonreían como tontas observándose, sintiéndose, necesitándose para seguir viviendo.

Juan dirigió la silla hacia la parte de arriba rompiendo así el mágico momento.

- Hola - dijo la morena con voz alegre.

- Hola - respondió la rubia con el mismo tono contento.

- ¿Qué tal estas hoy? - preguntó la tenista preocupada.

- Creo que será mejor que entremos y comencemos la terapia, ya habrá tiempo de hablar - contestó Raquel sin perder la sonrisa pero adoptando su tono profesional - por favor Juan, si quieres puedes marcharte o ir a la cafetería yo me encargo de Ana a partir de este mismo instante. Si te necesitara te avisaría ¿de acuerdo?

El chofer buscó la conformidad en la cara de la morena la cual asistió con la cabeza, estaba realmente encantada de quedarse en manos de su doctora.

Dos enfermeros se dirigieron hacia ellas acompañándolas hacia la sala de relax del día anterior donde tumbaron a la morena en la camilla, preparándola para la sesión de masajes; durante este proceso la tenista no perdía detalle de las expresiones de la fisioterapeuta, la cual había adoptado una pose profesional totalmente y tenía una cara inexpresiva solo con una sonrisa, preciosa eso si, pero que no la decía absolutamente nada de lo que estaba sintiendo. En cuanto los enfermeros se marcharon y las dejaron solas Ana preguntó impaciente y nerviosa:

- Tenemos que hablar, la espera me esta matando.

- Ante todo vamos ha tener la sesión de recuperación que ayer no pudimos tener, no quiero que perdamos más tiempo, ya hablaremos a la hora de comer. Ahora necesito que te concentres en los ejercicios - apuntó con voz profesional mientras la comenzaba a untarse cremas en las manos y a aplicárselas por las piernas con un aparato que daba ligeros calambrazos, el cual era bastante molesto. La rubia observó a la morena la cual no la quitaba la vista de encima, la tenista tenía una cara de rabia contenida, cabreo mal disimulado e impaciencia, que la hacían parecer aun mas bella si eso era posible a los ojos de la doctora.

"Concéntrate Ra, concéntrate es preciosa, y parece que se toma fatal eso de que no la contesté inmediatamente eso es buena señal, pero oblígala ha realizar los ejercicios es por su bien" se recriminaba mentalmente mientras una traviesa sonrisa aparecía y desaparecía de sus labios rápidamente.

- Mierda esto no es justo - argumentó enfadada Ana - ¿Por qué hades me estas haciendo esto?.

- Por favor he dicho que te relajes, no querrás ver enfadada a tu fisioterapeuta - contestó Raquel entrecerrando sus ojos peligrosamente - te advierto que puedo ser muy puñetera si me lo propongo sino pregúntaselo a algún ex - paciente, solo te estoy pidiendo aguante y que hagas lo que te mando.

Mientras hablaba le había quitado el aparato de los calambres y lo sustituyo por sus manos las cuales comenzaron un suave y delicado masaje por las piernas, este hecho hizo que la morena se dejara "engatusar" y se quedará en silencio dejándose llevar por esas manos de diosa.

De vez en cuando se oía a la tenista gemir de satisfacción, lo que hacía que a la rubia la diesen descargas de calor en determinadas partes de su cuerpo.

"Ufff, me encanta tocar estas piernas, tan suaves y musculosas, por los dioses creo que necesito una ducha fría, lo mejor será ir a la piscina" meditó la doctora mientras los masajes comenzaban peligrosamente a tornarse de nuevo en caricias como ya pasara el día anterior.

- Creo que será mejor que nos acerquemos a la piscina a probar algún ejercicio para que vayan cogiendo fuerza - habló Raquel con voz ronca por el deseo mal disimulado.

La morena se había dado cuenta de este hecho y con una media sonrisa en su cara le respondió:

- No entiendo demasiado pero solo llevamos media hora, ¿no es mejor que terminar primero los masajes? ¿o es que necesitas una ducha fría?

- Es necesario cambiar el ejercicio, además soy la experta por lo tanto, lo digo y punto - respondió furiosa pero con la cara absolutamente roja mientras se daba la vuelta para que la tenista no lo advirtiera.

- Señor, si señor - añadió la tenista aguantando la risa a duras penas.

Raquel llamó a los enfermeros para que la ayudasen a llevar a la piscina a la morena, una vez en el agua, realizaron una serie de ejercicios siempre ayudados por Tomás que se mostró como un admirador enamorado de la tenista, lo cual hizo que Raquel se agarrara un enfado tremendo al ver que la deportista le seguía la corriente, una de las veces que le rió la gracia al ayudante hizo que la hiciera una pequeña aguadilla donde la morena pego un buen trago de agua, al disculparse ante la tenista con argumentando que fue un despiste, vio la sonrisa de satisfacción en la cara de Ana por lo cual la dieron ganas de hacerla otra aguadilla, pero en los ojos de la morena había una seria advertencia de mejor no lo hagas o apechuga con las consecuencias, lo que produjo que la rubia se echase inmediatamente atrás en su idea de una nueva ahogadilla.

Concluyeron los ejercicios y después de secarse se dirigieron a los aparatos de gimnasia pasiva, donde los músculos eran "despertados" con pequeños rayos láser imperceptible al ojo humano pero al parecer muy efectivo.

Así transcurrió la mañana en un ambiente bastante relajado, llegó la hora de comer y decidieron volver a ir a la casa de la deportista para así poder seguir por la tarde con la terapia.

Llamaron a Juan el cual les llevó hacia la casa. En el coche hablaron de cosas relacionadas con la terapia, si el ejercicio tal había sido más molesto que el otro y

cosas similares. Llegaron al chalet y se produjo un silencio mientras cada una se enfrascara en sus propios pensamientos.

"Creo que estoy teniendo mucha paciencia" pensaba Ana "por los dioses espero que me diga que si, no se que haré si la respuesta es no, me arrastraré, la suplicaré, la rogaré, por los dioses que diga que si. Que me hiciera esa aguadilla cuando tontee con su ayudante, es una estupenda señal, casi la beso de la alegría que me produjo ver en ella ese ataque de celos, por los dioses que me diga que si no podría soportar perderla ahora que la he encontrado…."

"¿Cómo es posible que se pusiera a coquetear con Tomás? Por hades me dio un ataque tan repentino de celos que no pude evitar el hacerla la agudilla, esto del amor es horroroso, hace que te olvides de todo, espero que ahora podamos aclarar las cosas……" pensaba a su vez Raquel.

Una vez acomodadas en el salón con la comida servida, la rubia se aventuró a preguntar:

- ¿Dónde esta Maika? Me extraña que no te halla acompañado hoy.

- No va a volver más, esta despedida - sentenció con voz y expresión duras, la tenista

- Pero…….- contestó sorprendida Raquel- ¿por qué?

- Verás es una historia muy larga que te juro ya te contaré, ahora solo quiero que me contestes. He sido más paciente de lo que jamás pensé que sería, todo por que me gustas muchísimo y quiero saber tu respuesta; pero si no me dices algo ahora creo que voy a morirme - dijo la tenista con tono lastimosillo y sollozante de cachorrillo.

- Me encantaría que comenzáramos una relación juntas……- comenzó la rubia mirando fijamente a la morena, antes de que siguiera hablando se abalanzó sobre ella con la silla de ruedas dándola un gran abrazo de oso mientras lloraba de alegría.

Raquel la devolvía el abrazo mientras le susurraba que las niñas grandes no lloran, aunque ella misma lo estaba comenzando hacer, a lo que Ana respondía que llevaba haciéndose la fuerte más de lo que se pudiera recordar que ya era hora de dejarse abandonar un poco a los sentimientos, tenía ganas de dejarse llevar por una vez en sus vidas.

"¿Ha dicho vidas?" sopeso mentalmente la doctora dejando pasar el comentario y abrazándose aun más fuerte.

Estuvieron así durante un buen rato con los platos de la comida enfriándose sin que, ni siquiera la glotona de la fisioterapeuta, tocara el almuerzo.

Cuando por fin se separaron comenzó hablar Raquel:

- Verás hay algo que quiero decirte, no se si es bueno que yo sigua con tu recuperación si vamos a ser pareja. No quiero que el cariño que siento por ti entorpezca tu tratamiento ya que no se si podría obligarte a realizar ejercicios sabiendo que son dolorosos para ti, odiaría verte sufrir.

- Cariño - el sonido de esta palabra hizo que la rubia sonriera - no puedo pensar en nadie mejor para que me ayude a volver a jugar cuanto antes, tú eres la mejor de las mejores y no solo te necesito emocionalmente sino también profesionalmente, se que podrás separar una cosa de otra y ayudarme a ponerme en forma cuanto antes, quiero que seas tú y no otra además ¿Quién te dice que no voy a enamorarme de la siguiente fisioterapeuta que conozca?- concluyo con una sonrisa picara en la cara lo que hizo que la doctora la golpease el hombro con enfado.

- Espero que tu tonteo con Tomás se termine desde este instante, que sepas que no me hizo nada de gracia - añadió Raquel haciendo un mohín con los labios simulando estar enfadada.

- Raquel solo coqueteaba con él para saber si efectivamente te interesaba, no soportaba la idea de no saber que ibas a responderme; estaba tan cabreada que el controlarme fue una verdadera prueba del amor que siento por ti - al terminar la frase agarró la cara de la rubia, la cual estaba de rodillas frente a ella, y dirigió sus labios hacia los labios de la doctora.

En cuanto los labios entraron en contacto ambas tanteaban el terreno contrario, disfrutando del ansiado beso. La lengua de la morena penetró diestramente en la boca de la rubia abriéndose paso sensualmente dejando un reguero de fuego por toda su cara, los suspiros de ambas se mezclaban con sus respiraciones agitadas.

Pasaron de besarse a devorarse, como queriendo recuperar tanto tiempo perdido. Sus lenguas hicieron una dulce lucha por invadir completamente la boca contraria, los dientes de la rubia agarraron el labio inferior de la tenista dándole pequeños mordisquitos a la vez que pasaba la lengua por ellos, el mismo movimiento fue repetido con el labio superior, ambas notaban que de lo que era un simple beso les estaba empezando a llevarles a querer más, pero no era ni el momento ni el lugar para ello, por lo que lentamente se separaron cada una respirando agitadamente intentando llenar sus pulmones de aire ya que hace unos instantes no habían notado que el aire les faltase ya que el amor era más que suficiente para vivir.

Ya llevaban cerca de seis meses de relación, prácticamente se pasaban las 24 horas del día juntas, la recuperación de la tenista avanzaba a pasos agigantados ya había comenzado a realizar los ejercicios para su vuelta a las pistas de tenis, habían buscado un entrenador, viejo amigo de la tenista, para comenzar a prepararse para su esperado retorno a las canchas. Su regreso ya había salido en la prensa y en un par de semanas jugaría un torneo de exhibición con fines benéficos en la pista central de Winblendon, con la actual número uno del momento la afro americana Marta William, el cual serviría para dar a entender al mundo que había regresado.

Otro día comenzaba y Ana se despertó lentamente sin moverse demasiado ya que sabía que su pequeña rubia estaba abrazada, cual pulpo, a su desnudo cuerpo.

Una sonrisa afloró en su cara sin querer, la gente que la conocía decía que su humor nunca fue tan bueno ni tan vital, siempre andaba contenta, canturreando, hasta cuando hacia duros y dolorosos ejercicios para fortalecer sus brazos o piernas, bromeaba constantemente, todo para que su Ra, como la llamaba cariñosamente, no se sintiese mal al forzarla a realizarlos.

Necesitaba tenerla cerca, era más necesaria para ella que el aire que respiraba, sabía que sin oxigeno aguantaría un par de minutos a lo sumo pero sin Raquel no aguantaría ni siquiera un segundo, no sabía como en tan poco tiempo se le había hecho tan indispensable para vivir, era la mitad de si misma, su otro yo. El pensar que la podría dejar algún día hizo que sus ojos se humedecieran rápidamente, el solo echo de imaginarlo la llenaba el alma de tristeza.

“Por los dioses, se que no la merezco, pero por favor no dejéis que se vaya nunca de mi lado” meditaba mientras la acariciaba su sedoso pelo. Dentro de una hora comenzarían sus ejercicios y ya iba siendo hora de despertar a su doctora.

Con sumo cuidado comenzó a acariciarla la espalda, mientras con una ternura indescriptible le susurraba:

- Mi amor es hora de despertarse.

- Mmmmmm, solo un ratito más – respondió una somnolienta voz acomodándose aún más en el pecho de la morena, este hecho hizo que la tenista esbozara una gran sonrisa, todos los días despertarla, era una verdadera odisea para ella, adoraba tenerla así entre sus brazos dormida cándidamente, pero el deber llamaba, aunque le doliera despertarla.

- Venga Ra, despierta que tenemos un suculento desayuno esperándonos – siguió acariciándola mientras sonreía al saber que el estomago de la rubia enseguida mostraría su desacuerdo con seguir durmiendo.

- Jooooo – se la oyó comentar mientras se estiraba sobre el cuerpo de la morena – eres cruel conmigo, con lo que yo te quiero.

Lentamente alzó su cabeza hacia la tenista esbozando una picara sonrisa.

- ¿Te he dicho hoy cuanto te quiero? – preguntó tiernamente Raquel a su amante.

- Deja que piense – respondió con una sonrisa desarmadora que hizo iluminar sus ojos azules calidamente – creo que hoy no.

- Pues te quiero, te quiero y te quiero – le dijo a la vez que depositaba suaves besos en sus labios – mil veces te quiero (beso), un millón de veces te quiero (beso), infinitas veces te quiero – y se fundió en un calido beso con la morena, la cual no tardó en cubrirla con sus brazos tumbándola encima de ella.

- Yo también te quiero más que a mi vida, amor – añadió Ana cuando terminaron el beso.

- Creo que tengo hambre de ti – dijo sensualmente la rubia mientras atacaba los pechos de su morena pareja.

- Dioses, cómo no pares ahora mismo……ahahahahaaaaa……eso…….no…….aaaaahhhhh….. responderé de mi…aaaaa…..y con esto no digo que……aaaaaaa…….. no me …….aaaaaa…….guste…..Raaaaaa - añadió con un gritito de placer, mientras comenzaba a gemir.

- ¿Qué paza caniño no te usta? Preguntó la rubia mientras succionaba uno de sus pezones con glotonería.

- Nooo…..aaaaa…….es……..eso…….aaaaaa dioses…….sabes que me ………aaaaaaaaa………gusta dem……..demasiado……aaaa……..- dijo dejándose llevar – que hades……aaaaaa……..por que ……….aaaaaaa…….nos lo saltemos un ………aaaaaa……..día no pasa nadaaaaaaaa.

De repente Raquel se dio cuenta de que además de ser tarde, a estas alturas de su recuperación y con un torneo dentro de dos semanas, no se podían permitir saltarse ni los ejercicios ni el entrenamiento, además les esperaba Norman el entrenador y no era plan de dejarlo plantado, con todo el dolor de su libido se separo de los pechos entre los cuales la encantaba perderse, con un último mordisquito al pezón que fue premiado con un sonoro gemido de su pareja.

- Creo que tienes razón amor, será mejor dejarlo para otro momento y prepararte para el entrenamiento de hoy – dijo ella sentándose sobre la cama.

- ¿qué dices? ¿Crees que puedes dejarme así ahora que has comenzado? Nunca te han enseñado que lo que empiezas has de terminarlo? – preguntó la tenista enfadada intentando agarrar a la doctora, la cual con enorme habilidad para estar recién despertada corrió desnuda hacia la ducha seguida por una enfurecida morena tras sus pasos.

- Jajá llegue antes que tú, veo que no estas tan en forma como quieres aparentar ancianita – añadió con burla la rubia amparada en la puerta cerrada del baño.

- Como no abras en diez segundos pagaras las consecuencias – aviso una ronca voz por el deseo detrás de la puerta, lo cual hizo que la doctora se riera aún con más fuerza.

- Bah, promesas vanas, palabras que se lleva el viento – añadió entre carcajadas escuchando los movimientos en la otra habitación, no se oía nada y se tranquilizó pensando en ducharse, se dio la vuelta asegurándose de que la puerta estuviese cerrada mientras mantenía la sonrisa de las ganadoras en su cara.

Se dio la vuelta para meterse en la ducha y el corazón se la paro durante unos segundos, frente a ella estaba la impresionante morena desnuda con una sonrisa de dominio en su cara, la cual la hacia parecer poderosa a la par que peligrosa.

- ¿Co…mo hades has entrado? – preguntó con varias expresiones en su cara, sorpresa, admiración, miedo, excitación, todo en unos segundos.

- No se si te he comentado que tengo muchas habilidades – respondió con expresión de fiereza en su rostro – ahora pagarás cara tu broma – aseguro sonriendo como el gato que tiene acorralado al ratón para comérselo.

Raquel “asustada” por el poder que emanaba de su amante, andaba para atrás hasta dar con su espalda en la puerta de escape, la cual ella misma había cerrado.

Mientras, la tenista avanzaba peligrosamente hacia ella. Cuando ya no había más terreno por retroceder la rubia suplico con su mejor cara de cachorrillo:

- ¿No te lo habrás creído verdad? iba a abrir la puerta ahora mismito, en serio…..

- Nos vemos acorraladas y suplicamos clemencia ¿verdad? Pero ya es demasiado tarde –añadió la morena con voz ronca de deseo.

De un salto se abalanzó sobre su rubia amiga y comenzó hacer cosquillas en los puntos más débiles de su amante, cayeron al suelo entre un amasijo de manos y risas mientras Ana sometía a un tercer grado a la mujer que se atrevía desafiarla.

Después de un rato de excesiva actividad y luchas en broma, terminaron fundiéndose de nuevo en un caliente beso que hizo que los cuerpos de ambas comenzaban a calentarse rápidamente. Lo que les hizo volver a demostrarse el tremendo amor que sentían la una por la otra, pasión y ternura combinados de la mejor manera que existía en el cuerpo de dos enamoradas.

Al final llegaron con dos horas de retraso a la clínica donde tendrían que proseguir los ejercicios de fortalecimiento de los músculos, los cuales habían empezado hacia una semana y media.

El día transcurrió con normalidad, Ana se esforzaba de sobre manera en lo ejercicios ya que sabía lo importante que era que estuviera en buena forma, verla trabajar a un ciento cincuenta por ciento era impresionante para Raquel, ella había tratado con muchos pacientes pero nunca con nadie que tuviera esas ganas de curarse para volver a la vida normal, sabía que en cierta forma lo hacia por ella por demostrarle que la plena dedicación y la confianza que había depositado en ella era una forma de agradecerle eso, y a ella se la enternecía el corazón de verla allí sudando y sufriendo por ese motivo.

Concluidos los ejercicios fueron hacia las pistas de entrenamiento donde las esperaba Jordan Fisher, uno de los mejores entrenadores del tenis profesional de todos los tiempos, viejo amigo de Ana el cual se había mostrado encantado de ayudarla en su retorno a las pistas.

Una vez en las pistas Ra se sentó en las gradas para observar como se desenvolvía su pareja, llego su sparky una mujer preciosa llamada Linda Kuornicova, era una chica impresionante rubia, con una figura de infarto y unos increíbles ojos azules, nada más entrar en la pista fue rápidamente hacia la tenista morena saludándola demasiado afectuosamente para su gusto, con un beso en los labios, este hecho hizo que se sentara rígida en su asiento, Ana miro hacia las gradas divertidas observando la expresión de pocos amigos que cruzó la cara de su amante. Ante tal hecho la dirigió un de esas sonrisas tranquilizadoras para expresarla que estuviese

tranquila que era suya y de nadie más que no había problema con eso, a Raquel le relajo lo suficiente para volver a acomodarse en su asiento.

Después de un par de horas de “peloteo” Linda sufrió un pequeño tiron, lo que hizo que la doctora olvidara sus rencillas sobre la muestra de cariño y bajara corriendo a la pista. Una vez allí ni corta ni perezosa se dedicó a estudiar la pantorrilla (donde había sufrido el tiron) y a aplicarla un masaje seguro y profesional.

- Linda esta es Raquel mi fisioterapeuta, Raquel ella es Linda una vieja amiga que me hace el favor de entrenarse conmigo – dijo Ana con desenfado mientras bebía agua observando los movimientos profesionales de su pareja.

- Tanto gusto Linda, te daría la mano pero la tengo un pelín pringosa – contestó la rubia dirigiendo una simpática sonrisa mirándola a la cara de la chica a la que estaba masajeando.

- Lo mismo digo, sabes que tienes unas manos milagrosas – respondió Linda con tono susurrante.

- Eeeehhhhhh, para el carro Linda, por si no lo has notado ese es terreno peligroso que ya tiene dueña ¿captas? – amenazó con una mirada feroz Ana a Linda- por lo que deja de poner esa cara mientras te cura o no tendrá nada que curar ya que serás una maraña de huesos rotos.

- Uuuueeeehhhh vale, vale disculpe usted no diré absolutamente nada – añadió rápidamente Linda.

El hecho de que defendiera su relación de esa manera, hizo que una gran sonrisa asomara la cara de la fisioterapeuta mientras proseguía con su tarea, se sentía valorada, muy valorada lo que hacia que su ego creciera varios puntos.

Una vez terminó de darla el masaje, decidieron que lo mejor sería que lo dejasen por hoy y decidieron irse a comer algo.

Mientras iban en el coche, Raquel pensaba en lo que ocurriría cuando comenzara a jugar campeonatos a nivel mundial. Sabía que eso requería estar viajando continuamente de torneo en torneo, ella estaba dispuesta a dejar su trabajo para irse con ella a cualquier parte, pero no estaba segura de si Ana se lo propondría o simplemente la dejaría una vez que alcanzara la forma física necesaria para retomar su mundo anterior de torneos, fiestas y chicas espectaculares. El pensar que la dejaría por todo eso hacia que le costase respirar y boqueara en busca de aire, gesto que no paso desapercibido para la tenista.

- Cariño ¿estas bien? te noto triste y demasiado callada para ser tú – preguntó mientras conducía con una sonrisa pero una expresión seria en la cara pensando “algo la ocurre”.

- No pasa nada – respondió intentando sonreír hacia su amor.

- ¿Qué te ha parecido el entrenamiento?¿crees que tengo opciones a ganar el partido? – sabía que algo la pasaba a Ra pero no quería sonsacarla ya lo intentaría luego, no la gustaba verla tan apagada.

- Si te noto genial, la verdad es que tu capacidad curativa ha sido impresionante, digna de estudio para las revistas médicas – comentó sonriendo ahora, ya recobraba su buen humor.

- Espero sentirme así de bien en el partido se que Marta es una excelente tenista y mucho más joven pero me gustaría probarme que soy capaz de ganarla o al menos intentarlo – añadió sonriendo.

Siguieron comentando detalles del entrenamiento mientras llegaban a la mansión donde ya tenían preparada una estupenda comida de la cual ambas dieron buena cuenta olvidándose momentáneamente de los problemas.

Así transcurrieron los días con los entrenamientos, la preparación y las sesiones de amor compartido de ambas.

Llegó el gran día del partido, la excitación por parte de ambas era enorme, los nervios estaban a flor de piel, se levantaron después de una tranquila noche de sueño preparadas para los acontecimientos que ocurrirían. Cada una estaba sumida en sus pensamientos mientras se vestían para ir al pre-entrenamiento, la rueda de prensa y las fotos de antes del partido.

Raquel pensaba en que ocurriría si ganaba el partido, “querrá comenzar los torneos y las competiciones, para lo cual tendrá que ir de un sitio del mundo a otro, retomará su ritmo de vida, dioses no podré soportar que se vaya sin mi, el imaginar donde estará, el con quien, por el tártaro no se si me querrá a su lado o solo seré un estorbo para su carrera, yo estoy dispuesta a dejarlo todo por ella, familia, amigos y trabajo, ella es mi mundo donde esté ella allí estará mi hogar, pero no se si se ha dado cuenta, por favor dioses no dejéis que se vaya sin mi la quiero demasiado, pero si no gana el partido se vendría abajo y sería infeliz, quiero su felicidad ante todo prefiero que gane y me abandone, a que ella sea infeliz, aunque para ello se lleve la parte más importante de mí, el corazón”.

En la otra parte de la habitación Ana pensaba “mírala es preciosa, ¿Qué hades hace conmigo? Tengo que ganar el partido para ella, ha sido increíble en su ayuda para que me recupere; no solo me ha dado su tiempo sino que me ha dado su corazón y su alma, ¿querrá venir conmigo a los torneos? Por hades soy tan egoísta no puedo pretender que lo abandone todo por mi, su vida, sus amigos, su trabajo, si ella quiere yo me quedaré con ella, me pondré a trabajar en otra cosa, es más podría poner una escuela de tenis o algo así en la ciudad para así estar juntas constantemente, ella sería fisioterapeuta y yo la entrenadora, por los dioses la quiero tanto que me duele el alma de pensar en no verla todos los días, estoy dispuesta a dejar todo por ella..”.

Terminaron de prepararse al volver la vista la tenista hacia Raquel vio que estaba llorando, rápidamente fue hacia ella alzándola la cara y abrazándola tiernamente a la vez que la acunaba preguntó con voz dulce:

- Cariño ¿Qué te ocurre?¿estas bien?

- Si….- respondió entrecortadamente entre sollozos la doctora mintiéndole – no me hagas caso soy tonta, son los nervios del partido.

- Por favor no quiero que estés nerviosa mi niña, gané o pierda me da lo mismo mientras tú estés a mi lado, no es más que un estúpido partido pero si hace que estés así no jugaré y punto – argumento la tenista mientras la daba pequeños besos en la cabeza a la vez que la abrazaba calidamente.

- Noooo – dijo enfadada Ra mientras se separaba de ella para mirarla a los ojos azules – tienes que jugar ese partido, has peleado muy fuerte por ello y todos han de ver que eres mejor que antes.

- Eso me da igual solo quiero que tú….. – comenzó con voz temblorosa Ana - …..que tú estés bien – no se atrevió a contarle sus miedos.

- Perdona soy tan tonta, tu gran día y me pongo a llorar cuando tenía que estar contenta de lo que has conseguido, sabes estoy orgullosa de ti – añadió ya más relajada mirándola con una gran sonrisa en la cara – lo consigas o no me da lo mismo, porque para mi siempre serás una campeona, mi campeona.

Al escuchar esto Ana se abalanzó sobre la rubia abrazándola aún más si cabe.

Partieron a los campos de Wimbledon donde se despidieron a la entrada con un intenso beso, en el que se decían todo, Raquel se dirigió al palco mientras Ana se marchaba con su entrenador para recibir las últimas indicaciones.

En cuanto dejo a su amada, la tenista sintió un dejá vu recordando viejas historias allí, en las dieciocho pistas de hierba, cinco de moqueta roja, tres de tierra batida, una de césped artificial y cinco pistas cubierta, en todas ellas había jugado alguna vez o entrenado.

Hoy jugaría en la pista central, la cual iba a estar llena hasta la bandera.

El mero echo de estar de nuevo allí la llenaba de energía, la historia de ese lugar, los inolvidables partidos vistos y luego jugados a lo largo de su vida, el palco real, las señales, el publico, los árbitros, los recoge pelotas, …….tantas cosas venían a su cabeza.

Pero lo que más la llenaba el corazón es que volvía a estar ahí por Ra, nada más que por ella. Su razón de existir, de ganar todo aquello, de recuperar el trono aunque fuera durante un simple partido quería demostrarla el amor que sentía de la mejor manera que sabía, jugando al tenis.

Escuchaba los consejos de su entrenador concentrándose en este hecho y dejando que su cabeza se olvidara absolutamente de todo.

En el campo de hierba de la pista central solo existirían su rival, el campo y ella, nadie más. No podía permitirse el lujo de pensar que entre ese público estaba su mitad, tenía que concentrarse.

Llegó la hora de la verdad, el partido.

Absolutamente concentrada en el encuentro, salió a la pista. Ni siquiera oía los gritos de las miles de personas que abarrotaban el campo, no escuchaba su concentración era soberbia.

Comenzó el peloteo donde dejo atrás el nerviosismo de una forma increíble, sus golpes y movimientos cada vez eran más seguros, con más fuerza. La adrenalina corría por sus venas combinada en perfecta armonía con la sangre.

Una vez finalizado el calentamiento comenzó el partido, Marta era una gran jugadora que no se lo iba a poner nada fácil pero ella estaba dispuesta a todo para ganar.

La pelota voló rápidamente de la mano hacia arriba para ser golpeada con contundencia hacia el campo contrario, en un primer saque espectacular.

El juego comenzó con rapidez con un primer tanteo que prometía un emocionante partido por parte de ambas, ninguna estaba dispuesta a dejarse ganar.

Las pelotas volaban de un campo a otro a velocidad vertiginosa cada punto era como el último, pelotas rasas, voleas, golpes directos, etc hacían las delicias del público que vibraba por el acontecimiento que se les ofrecía frente a las pistas.

Durante casi tres horas el publico vibro el marcador Ana – Marta estaba al rojo vivo 6-5, 5-6, 12-11 se jugaba la primera bola de partido la cual corría a favor de Ana.

Con un primer saque magistral la bola entró en el campo de la morena, la cual dio su mejor golpe, un fuerte derechazo que fue devuelto por Marta, así durante varios segundos la bola pasaba de un campo a otro con una facilidad sorprende. Marta intentó sorprender con una volea larga a Ana pero esta viendo sus intenciones se coloco en la posición justa para mandar un fuerte smach al campo contrario el cual le dio la victoria después del agónico punto.

En ese momento Ana perdió toda su concentración, y una alegría desbordante la invadió dándose cuenta de lo que habían logrado, nada menos que ganar a la actual numero uno después de un grave accidente, nadie apostaba por que volviese y allí estaba demostrando al mundo que si podía.

Entre sollozos Marta corrió abrazarla dándole la enhorabuena por el merecido partido, se fundieron en un abrazo, pero Ana buscaba con la vista a su amor.

En cuanto divisó a Raquel, nada más existió para ella, no había querido pensar en ella para no perder la concentración, pero ahora quería dedicar su triunfo a lo que más quería en la vida.

Como pudo fue ascendiendo por las gradas entre aplausos, abrazos y gritos de júbilo por su público hasta llegar donde estaba su entrenador, algunos amigos y la fisioterapeuta.

En cuanto la miro y vio las lagrimas que corrían por su cara, se fundió en un apasionado beso mientras la decía es por ti amor, por ti he ganado, gracias a ti, mientras las lagrimas de ambas se unían por sus rostros.

Fueron momentos emocionantes para ambas, la prensa adoraba el regreso de la heroína, todos querían fotografiarlas, era como un milagro viviente que hubiese retomado después del accidente.

La preguntaron por su futuro pero ella dijo que aún no sabía que decidiría tenía que solucionar cosas pendientes aún antes de poder contestar esas preguntas.

Después de un día de celebraciones y emociones llegaron de madrugada a su casa, aún no habían tenido ni un segundo para estar solas ya que la gente quería saber, felicitar, conocer de primera mano todo lo acontecido.

Nada más entrar por la puerta es miraron y comenzaron a abrazarse y a decirse lo importantes que eran la una para la otra.

- Cariño creo que tenemos que hablar – dijo tristemente Raquel dándose cuenta de que aún tenían pendiente la conversación sobre el futuro – ahora debes retomar tu carrera donde la dejaste.

Se apartaron del abrazo y se miraron fijamente a los ojos, Ana se dio cuenta de que tenía que decir lo que sentía directamente sin miedo:

- Mi amor para mi lo único importante es que estés a mi lado, he pensado en abrir una escuela de tenis aquí en la ciudad de manera que tu puedas seguir con tu trabajo pero nos veamos todos los días el mayor tiempo posible – dijo sonriéndole tiernamente – no estoy dispuesta a dejar lo que mas quiero en este mundo.

- Por hades no quiero que dejes tu carrera ahora que la comienzas de nuevo – exclamó enfadada por la actitud de la tenista la rubia- has trabajado muy duro este tiempo como para ahora echarlo todo por la borda, no quiero que lo hagas cariño.

- ¿Estás diciendo que quieres que me vaya? – dijo aterrada la morena observándola con una mirada de estupefacción en su cara – ¿no quieres que me quede junto a ti?.

Raquel al ver que se estaba llevando una impresión equivocada de lo que pretendía decir sintió un vuelco en el corazón al percatarse de que no solo a ella misma la enloquecía la idea de separarse sino que era un sentimiento compartido por ambas. Tomándola de las manos y mirándola a los ojos la aseguró,

- No mi amor, no quiero que nos separemos jamás, pero tampoco quiero que renuncies a todo lo que has conseguido por estar junto a mi, yo puedo perfectamente ir contigo a todas las partes, no me importa dejar mi familia, mis amigos y mi trabajo, ahora mi vida es estar junto a ti, donde tú estés allí quiero estar, lo siento pero no vas a poder librarte de mi nunca.

Se fundieron en un emotivo abrazo, expresando así todo lo que sentían la una por la otra más allá de las palabras, mientras ambas pensaban que aún había

muuuuuucho que discutir sobre el tema de quedarse o irse de torneo en torneo pero eso es otra historia.

PROLOGO

Al final Raquel se salió con la suya y acompañó a la tenista por todas las partes del mundo ganando todos los torneos posibles, Open de Australia, Open de usa, wimbledon, roland garros, Open de España, y un largísimo etcétera de victorias.

Tuvieron sus altibajos pero siempre lo acababan arreglando con dialogo y amor a caudales.

Cuando retomaron a su ciudad montaron una escuela de tenis infantil así como una clínica de fisioterapia para las clases mas desfavorecidas, de la escuela de tenis salieron grandes tenistas, los cuales siempre actuaban en torneos benéficos para ayuda de nuestras chicas.

Ayudaron a mucha gente y fueron muy felices durante muchas, muchas vidas……..

FIN