engels federico - el papel de la violencia en la historia

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1 F. Engels EL PAPEL DE LA VIOLENCIA EN LA HISTORIA De las OBRAS ESCOGIDAS (en tres tomos) de C. Marx y F. Engles Editorial Progreso -- Moscú, 1981 Tomo 3, págs. 396-449. Preparado © para la Internet por Rafael Masada, [email protected] (Septiembre de 1999) pág. 396 EL PAPEL DE LA VlOLENCIA EN LA HISTORIA [1] Apliquemos ahora nuestra teoría a la historia contemporánea de Alemania y a su práctica de la violencia a hierro y sangre. Veremos claramente la causa de que la política de hierro y sangre había de tener éxito temporal y de que deba hundirse por fin. En 1815, el Congreso de Viena[2] vendió y repartió Europa de tal manera que el mundo entero pudo convencerse de la incapacidad total de los potentados y los hombres de Estado. La guerra general de los pueblos contra Napoleón fue la reacción del sentimiento nacional de todos los pueblos que éste pisoteara. En recompensa, los príncipes y los diplomáticos del Congreso de Viena pisotearon aún con más desprecio este sentimiento nacional. La dinastía más pequeña valía más que el pueblo más grande. Alemania e Italia volvieron a ser fraccionadas en pequeños Estados. Polonia fue desmembrada por cuarta vez,

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F. Engels

EL PAPEL DE LA VIOLENCIAEN LA HISTORIA

De lasOBRAS ESCOGIDAS(en tres tomos)de C. Marx y F. Engles

Editorial Progreso -- Mosc, 1981

Tomo 3, pgs. 396-449.

Preparado para la Internet por Rafael Masada,[email protected](Septiembre de 1999)

pg. 396

EL PAPEL DE LA VlOLENCIAEN LA HISTORIA[1]

Apliquemos ahora nuestra teora a la historia contempornea de Alemania y a su prctica de la violencia a hierro y sangre. Veremos claramente la causa de que la poltica de hierro y sangre haba de tener xito temporal y de que deba hundirse por fin.

En 1815, el Congreso de Viena[2]vendi y reparti Europa de tal manera que el mundo entero pudo convencerse de la incapacidad total de los potentados y los hombres de Estado. La guerra general de los pueblos contra Napolen fue la reaccin del sentimiento nacional de todos los pueblos que ste pisoteara. En recompensa, los prncipes y los diplomticos del Congreso de Viena pisotearon an con ms desprecio este sentimiento nacional. La dinasta ms pequea vala ms que el pueblo ms grande. Alemania e Italia volvieron a ser fraccionadas en pequeos Estados. Polonia fue desmembrada por cuarta vez, Hungra segua subyugada. Y no se puede decir siquiera que los pueblos hayan sido vctimas de una injusticia: por qu lo admitieron y por qu saludaron en el zar ruso[*]a su liberador?

Pero eso no poda durar mucho. Desde fines de la Edad Media, la historia trabaja en el sentido de constituir en Europa grandes Estados nacionales. Slo Estados de ese tipo forman la organizacin poltica normal de la burguesa europea en el poder y ofre-

[*]Alejandro I. (N. de la Edit.)

pg. 397cen a la vez, la condicin indispensable para el establecimiento de la colaboracin internacional armoniosa entre los pueblos, sin la cual es imposible el poder del proletariado. Para asegurar la paz internacional, es preciso primero eliminar todos los roces nacionales evitables, es preciso que cada pueblo sea independiente y seor en su casa. Y, efectivamente, con el desarrollo del comercio, de la agricultura, de la industria y, a la vez, del podero social de la burguesa, el sentimiento nacional se haba elevado en todas partes, y las naciones dispersas y oprimidas exigan unidad e independencia.

Por ello, en todas partes, excepto Francia, la meta de la revolucin de 1848 era satisfacer las reivindicaciones nacionales a la par que las exigencias de libertad. Pero, detrs de la burguesa, que merced al primer asalto, se vio victoriosa, se alzaba por doquier la figura amenazante del proletariado, con cuyas manos, en realidad, haba sido lograda la victoria, y eso puso a la burguesa en los brazos del adversario recin vencido, en los brazos de la reaccin monrquica, burocrtica, semifeudal y militar, de cuyas manos sucumbi la revolucin de 1849. En Hungra, donde las cosas ocurrieron de otro modo, entraron los rusos y aplastaron la revolucin. Sin contentarse con eso, el zar se fue a Varsovia y se erigi en rbitro de Europa. Nombr a Cristiano de Glucksburg, su dcil criatura, para la sucesin del trono de Dinamarca. Humill a Prusia como sta jams haba sido humillada, prohibindole hasta los ms tmidos deseos de explotar las tendencias alemanas a la unidad, constriindola a restaurar la Dieta federal[3]y a someterse a Austria. Todo el resultado de la revolucin se redujo, por tanto, a primera vista, a la instauracin en Austria y Prusia de un gobierno de la forma constitucional, pero en el espritu viejo. El zar ruso se hizo amo y seor de Europa an ms que antes.

Pero, en realidad, la revolucin sac de un solo poderoso golpe a la burguesa, incluso en los pases desmembrados y, en particular, en Alemania, de la vieja rutina tradicional. La burguesa logr una participacin, aunque modesta, en el poder poltico, y cada xito poltico suyo lo utiliza en beneficio del ascenso industrial. El[4], que felizmente haba pasado, mostr a la burguesa de una manera palpable que deba poner fin de una vez y para siempre al letargo y a la indolencia de otros tiempos. A raz de la lluvia de oro de California y de Australia[5]y de otras circunstancias se produjo una inusitada ampliacin de las relaciones comerciales mundiales y una animacin en los negocios jams vista; lo nico que haba que hacer era no perder la ocasin y asegurarse uno su participacin. La gran industria, cuyas bases haban sido sentadas desde 1830 y, sobre todo, desde 1840 en el Rin, en Sajonia, en Silesia, en Berln y en algunas ciudades del Sur,

pg. 398

comenz a extenderse y a perfeccionarse rpidamente; la industria a domicilio en los cantones se extenda ms y ms. La construccin de ferrocarriles se aceler, y el enorme crecimiento de la emigracin cre una lnea transatlntica alemana que no necesitaba subvenciones. Los comerciantes alemanes comenzaron a afianzarse en proporciones mayores que nunca en todas las plazas comerciales ultramarinas; se erigieron en intermediarios de una parte cada vez ms importante del comercio mundial, comenzando poco a poco a atender las ventas no slo de los artculos ingleses, sino tambin alemanes.

Pero, la divisin de Alemania en pequeos Estados con sus distintas y mltiples legislaciones del comercio y los oficios haba de convertirse pronto en traba insoportable para esa industria cuyo nivel se haba elevado inmensamente, y para el comercio que dependa de ella!. Cada dos millas un derecho comercial distinto, por doquier condiciones diferentes en el ejercicio de una misma profesin, en todas partes cada vez nuevas triquiuelas, nuevas trampas burocrticas y fiscales y, con frecuencia, barreras gremiales, contra las que no ayudaban ni siquiera las patentes oficiales! Adems, las numerosas legislaciones locales, las limitaciones del derecho de estancia que impedan a los capitalistas trasladar en suficiente cantidad la mano de obra que se hallaba a su disposicin all donde el mineral, el carbn, la fuerza hidrulica y otros recursos naturales permitan establecer empresas industriales! La posibilidad de explotar libremente la mano de obra masiva del pas fue la primera condicin del progreso industrial; pero, en todas partes en las que el industrial patriota reuna a obreros procedentes de todos los confines, la polica y la asistencia pblica se oponan al establecimiento de los inmigrados. Un derecho civil alemn, la completa libertad de domicilio para todos los ciudadanos del Imperio, una legislacin industrial y comercial nica no eran ya fantasas patriticas de estudiantes exaltados, sino que constituan las condiciones de existencia necesarias para la industria.

Adems, en cada Estado, incluso enano, haba su propia moneda, regan distintos sistemas de pesas y medidas, hasta dos o tres en un mismo Estado. Y de todas estas innumerables monedas, medidas o pesas ninguna era reconocida en el mercado mundial. Poda acaso extraar que los comerciantes y los industriales que tenan que presentarse en el mercado mundial o hacer la competencia a las mercancas importadas debiesen usar monedas, medidas y pesas extranjeras, adems de las propias; que el hilado de algodn se pesase en libras inglesas, los tejidos de seda se fabricasen en metros, las cuentas para el extranjero se estableciesen en libras esterlinas, en dlares y en francos? Cmo podan surgir gran-

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des establecimientos de crdito sobre la base de sistemas monetarios de tan limitada propagacin, aqu con billetes de banco en gldenes, all en tleros prusianos, al lado en tleros de oro, en tleros a, en marco de banco, en marco corriente, en monedas de veinte y de veinticuatro gldenes, y todo acompaado de infinitos clculos y fluctuaciones del cambio?

Incluso cuando se lograba superar, en fin, todo eso, cuntas fuerzas costaban todos estos roces, cunto dinero se perda y tiempo! Y en Alemania se comenz tambin, por fin, a comprender que, en nuestros das, el tiempo es dinero.

La joven industria alemana deba mostrar lo que vala en el mercado mundial: slo poda crecer mediante la exportacin. Pero, para ello deba contar en el extranjero con la proteccin del derecho internacional. El comerciante ingls, francs o norteamericano poda permitirse en el extranjero incluso ms que en su casa. La legacin de su pas intervendra en favor suyo y, en caso de necesidad, intervendran varios buques de guerra. Y el comerciante alemn? El austraco poda an contar hasta cierto grado con su legacin en el Levante, pues en otros lugares no le ayudaba mucho. Pero, cuando un comerciante prusiano se quejaba en su embajada de alguna injusticia de que haba sido vctima, le respondan siempre:Y el sbdito de algn Estado pequeo no gozaba de derecho alguno en ninguna parte. Dondequiera que llegasen los comerciantes alemanes se hallaban siempre bajo una proteccin extranjera francesa, inglesa, norteamericana o tenan que naturalizarse rpidamente en su nueva patria[*]. Incluso si su legacin quisiese intervenir en favor de ellos, qu ayudara? A los propios cnsules y embajadores alemanes les trataban como a unos limpiabotas.

De ah se ve que las aspiraciones de unanica tenan una base muy material. No era ya la aspiracin nebulosa de las corporaciones de estudiantes reunidos en sus festejos de Wartburg[6], cuandoy cuando, como se dice en una cancin con msica francesa,[**], a fin de restaurar la romntica pompa imperial de la Edad Media; y, al declinar los aos, ese joven ardiente se converta en un criado corriente, pietista y absolutista, de su prncipe. No era ya un llamamiento a la unidad, mucho ms terrenal, de los abogados y otros idelogos burgueses de la fiesta de los liberales de Hambach[7], que se crean que amaban la libertad y la unidad como tales, sin

[*]Glosa marginal de Engels, a lpiz:. (N. de la Edit.)[**]Ambas citas han sido tomadas de la poesa de C. HinkelLa cancin de la Unin. (N. de la Edit.)

pg. 400

darse cuenta de que la helvetizacin de Alemania para formar una repblica de pequeos cantones, a lo que se reducan los ideales de los ms sensatos de ellos, era tan imposible como el Imperio de Hohenstaufen de los mencionados estudiantes. No, era el deseo del comerciante prctico y de los industriales, nacido de la necesidad inmediata de los negocios, de barrer la basura legada por la historia de los pequeos Estados, que obstrua el camino del libre desarrollo del comercio y la industria, de suprimir todos los impedimentos superfluos que esperaban al negociante alemn en su tierra si quera presentarse en el mercado mundial y de los que estaban libres todos sus rivales. La unidad alemana devino una necesidad econmica. Y los que la reivindicaban ahora saban lo que queran. Haban sido formados en el comercio y para el comercio, se entendan y saban cmo haba que ponerse de acuerdo. Saban que se deba pedir altos precios, pero que tambin se deba bajarlos sin mucho regateo. Cantaban acerca de la, incluidas Estiria, Tirol y Austria[*], as como:

[**].

Y, de pagarse al contado, estaban dispuestos a bajar una parte considerable del 25 al 30 por ciento de esa patria que deba ser cada vez mayor[***]. Su plan de unificacin estaba hecho y poda ponerse en prctica inmediatamente.

Pero, la unidad de Alemania no era una cuestin puramente alemana. Desde la guerra de los Treinta aos[8], ningn asunto pblico alemn se haba decidido sin la injerencia, muy sensible, del extranjero[****]. En 1740, Federico II conquist la Silesia con ayuda de los franceses. En 1803, Francia y Rusia dictaron palabra por palabra la reorganizacin del Sacro Imperio Romano por decisin de la diputacin imperial[10]. Luego, Napolen implant en Alemania un orden de cosas que responda a sus intereses. Finalmente, en el Congreso de Viena[*****], bajo la influencia de Rusia principalmente y de Inglaterra y Francia, fue dividida en treinta

[*]De la poesa de E. M. ArndtDes Deutschen Vaterland.(N. de la Edit.)[**]Hoffman von Fallersleben,Lied der Deutschen. (). (N. de la Edit.)[***]Vase la poesa de E. M. ArndtDes Deutschen Vaterland. (N. de la Edit.)[****]Glosa marginal de Engels, a lpiz:[9]. (N. de la Edit.)[*****]En el manuscrito se lee la siguiente glosa de Engels hecha a mano:. (N. de la Edit.)

pg. 401

y seis Estados y ms de doscientas parcelas de territorio grandes y pequeos, y las dinastas alemanas, exactamente igual que en la Dieta de Ratisbona de 1802 a 1803[11], ayudaron lealmente a eso y agravaron an ms el desmembramiento del pas. Por si fuera poco, unos trozos de Alemania fueron entregados a prncipes extranjeros. As, Alemania, adems de impotente y sin recursos, desgarrada por discordias intestinas, se encontr condenada a la nulidad desde el punto de vista poltico, militar e incluso industrial. Peor an, Francia y Rusia, por precedentes repetidos, se tomaron el derecho a desmembrar Alemania, de la misma manera que Francia y Austria se arrogaron el de cuidar de que Italia permaneciese dividida. De este derecho imaginario se vali el zar Nicols en 1850, al impedir del modo ms grosero todo cambio de la Constitucin, exigi y logr el restablecimiento de la Dieta federal, smbolo de la impotencia de Alemania.

Por tanto, no hubo de reconquistar la unidad de Alemania slo en lucha contra los prncipes y otros enemigos del interior, sino tambin contra el extranjero. O incluso ms: con la ayuda del extranjero. Y cul era a la sazn la situacin en el extranjero?

En Francia, Luis Bonaparte haba aprovechado la lucha entre la burguesa y la clase obrera para subir a la presidencia con la ayuda de los campesinos, y al trono imperial con la ayuda del ejrcito. Sin embargo, un nuevo emperador, Napolen, llevado al trono por el ejrcito en las fronteras de la Francia de 1815 era un aborto. El Imperio napolenico renacido significaba la expansin de Francia hasta el Rin, la realizacin del sueo tradicional del chovinismo francs. Pero, en los primeros tiempos, no caba hablar de la toma del Rin por Bonaparte; toda tentativa en este sentido hubiera tenido como consecuencia una coalicin europea contra Francia. Mientras tanto se ofreci una ocasin para aumentar la potencia de Francia y conseguir nuevos laureles al ejrcito mediante una guerra, emprendida con el asenso de casi toda Europa, contra Rusia, la cual se haba aprovechado del perodo revolucionario en Europa Occidental para apoderarse con toda tranquilidad de los principados del Danubio y preparar una nueva guerra de conquista contra Turqua. Inglaterra se ali a Francia, Austria adopt una actitud favorable respecto de las dos, slo la heroica Prusia segua besando elknutruso, con el cual todava ayer la fustigaban, y mantena una neutralidad benevolente hacia Rusia. Pero ni Inglaterra ni Francia buscaban una victoria seria sobre el adversario, y, por eso, la guerra termin con una humillacin muy ligera de Rusia y con una alianza ruso-francesa contra Austria[*].

[*]La guerra de Crimea fue una comedia colosal nica de errores, en la que uno se preguntaba ante cada escena nueva: quin ser ahora el engaado? Pero la comedia cost inestimables recursos y ms de un milln de vidas (contina en la pg. 402) humanas. Apenas comenz la lucha, Austria entr en los principados danubianos; los rusos se replegaron frente a ella y, por tanto, mientras Austria permaneca neutral, una guerra contra Turqua en la frontera terrestre de Rusia era imposible. Pero se poda tener a Austria como aliada en una guerra en las fronteras rusas slo en el caso de que la guerra se librase en serio con el fin de restaurar Polonia y de hacer retroceder para mucho tiempo la frontera occidental de Rusia. Entonces, Prusia, a travs de la cual Rusia reciba an todas las mercancas importadas, se vera obligada a adherirse, Rusia se encontrara bloqueada tanto por tierra como por mar y habra de sucumbir rpidamente. Pero no era sa la intencin de los aliados. Al contrario, ellos se sentan felices de haber descartado todo peligro de una guerra seria. Palmerston aconsej trasladar el teatro de operaciones a Crimea, lo que deseaba la propia Rusia, y Luis Napolen lo consinti de muy buen grado. En Crimea, la guerra slo poda ser una apariencia de guerra, y en tal caso todos los participantes principales quedaran satisfechos. Pero, el emperador Nicols se meti en la cabeza la idea de que era necesario librar en ese teatro una guerra seria, habiendo olvidado que, si bien era un terreno propicio para una apariencia de guerra, no lo era para una guerra de verdad. Lo que constitua la fuerza de Rusia en la defensa la enorme extensin de su territorio poco poblado, impracticable y pobre en recursos de abastecimiento se volva en contra de ella en una guerra ofensiva, y eso no se manifestaba en ninguna parte con ms fuerza que precisamente en la direccin de Crimea. Las estepas de la Rusia meridional, que deban ser la sepultura de los agresores, se convirtieron en sepultura de los ejrcitos rusos que Nicols lanzaba unos tras otros con estpida brutalidad contra Sebastopol hasta la mitad del invierno. Y cuando la ltima columna, formada de prisa y corriendo, pertrechada a duras penas, miserablemente abastecida, perdi en el camino dos tercios de sus efectivos (batallones enteros sucumban en las tempestades de nieve), cuando el resto del ejrcito no era ya capaz de expulsar al enemigo del suelo ruso, el cabeza de chorlito de Nicols perdi miserablemente el nimo y se envenen. Desde este momento, la guerra volvi a ser una guerra ficticia y se march hacia la conclusin de la paz.

pg. 402

La guerra de Crimea hizo de Francia la potencia dirigente de Europa, y al aventurero Luis Napolen, el hroe del da, lo que, en verdad, no quiere decir gran cosa. Pero, la guerra de Crimea no aport aumento de territorio a Francia, por cuya razn iba preada de una nueva guerra, en la que Luis Napolen deba satisfacer su verdadera vocacin de[*]. Esta nueva guerra fue preparada ya en el curso de la primera, cuando Cerdea recibi el permiso de unirse a la alianza occidental como satlite de la Francia imperial y especialmente como avanzadilla de ste contra Austria; la preparacin de la guerra prosigui al concluirse la paz mediante el acuerdo de Luis Napolen con Rusia[12], a la que nada era ms agradable que un castigo para Austria.

Luis Napolen se hizo el dolo de la burguesa europea. Y no slo merced a ladel 2 de diciembre de 185[13], con la que, la verdad sea dicha, puso fin al poder poltico

[*]Engels emplea aqu la expresin:, que era parte del ttulo de los emperadores del Sacro Imperio Romano en la Edad Media.(N. de la Edit.)

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de la burguesa, pero con tal de salvar el poder social de la misma; no slo por haber mostrado que, en las condiciones favorables, el sufragio universal poda ser transformado en un instrumento de opresin de las masas; no slo porque, bajo su reinado, la industria, el comercio y, sobre todo, la especulacin y la Bolsa alcanzaron una prosperidad inaudita; sino, ante todo, porque la burguesa reconoca en l al primerque era la carne de su carne y la sangre de su sangre. Era un advenedizo, como cualquier autntico burgus., conspirador carbonario en Italia, oficial de artillera en Suiza, distinguido vagabundo endeudado y agente de la polica especial en Inglaterra[14], pero siempre y en todas partes pretendiente al trono, con su pasado aventurero y con sus compromisos morales en todos los pases, se haba preparado para el papel de emperador de Francia y regidor de los destinos de Europa. As, el burgus ejemplar, el burgus norteamericano, se prepara a devenir millonario mediante una serie de bancarrotas honestas y fraudulentas. Llegado a emperador, adems de subordinar la poltica a los intereses del lucro capitalista y de la especulacin burstil, se atena en la poltica misma a los principios de la Bolsa de valores y especulaba con el. El desmembramiento de Alemania y de Italia haban sido hasta entonces un derecho inalienable de la poltica francesa: Luis Napolen se puso inmediatamente a la venta al por menor de ese derecho a cambio de las llamadas compensaciones. Estaba dispuesto a ayudar a Italia y Alemania a poner fin a su desmembramiento a condicin de que Alemania e Italia le pagasen cada una su paso hacia la unificacin nacional con concesiones territoriales. Eso, adems de satisfacer el chovinismo francs y de llevar a la extensin progresiva del Imperio hasta las fronteras de 1801[15], volva a hacer de Francia una potencia especficamente ilustrada y liberadora de los pueblos y colocaba a Luis Napolen en la situacin de protector de las nacionalidades oprimidas. Y toda la burguesa ilustrada e inspirada en ideas nacionales (puesto que estaba vivamente interesada en suprimir todo lo que poda obstaculizar los negocios en el mercado mundial) aclam unnime ese espritu de liberacin universal.

Se comenz en Italia[*]. Aqu imperaba, desde 1849, de modo absoluto, Austria, pero, sta era, a la sazn, la cabeza de turco de toda Europa. La pobreza de los resultados de la guerra de Crimea no se imputaba a la indecisin de las potencias occidentales, que no haban querido ms que una guerra de ostentacin, sino slo a la posicin indecisa de Austria, en la que nadie tena ms culpa que dichas potencias mismas. Pero Rusia se senta tan ofendida

[*]Glosa marginal de Engels, a lpiz:. (N. de la Edit.)

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por el avance de los austracos hacia el Prut gratitud por la ayuda rusa en Hungra en 1849 (aunque precisamente este avance la salv), que acoga con placer cualquier ataque a Austria. Con Prusia no se contaba ya para nada, y en el Congreso de la paz de Pars[16]la trataronen canaille. As, la guerra de liberacin de Italia, emprendida con la colaboracin de Rusia, se inici en la primavera de 1859 y termin ya en verano en el Mincio. Austria no fue arrojada de Italia, Italia no se vioy no fue unificada, Cerdea aument su territorio; pero Francia obtuvo Saboya y Niza, llegando as a sus fronteras con la Italia de 1801[17].

Pero, los italianos no quedaron satisfechos. En Italia dominaba la manufactura propiamente dicha, y la gran industria se hallaba en paales. La clase obrera estaba an lejos de ser completamente expropiada y proletarizada; en las ciudades posea an sus propios medios de produccin, mientras que, en el campo, el trabajo industrial supona un ingreso secundario de los pequeos campesinos propietarios o arrendatarios. Por eso, la energa de la burguesa no haba sido todava socavada por el antagonismo de un proletariado moderno consciente de sus intereses de clase. Y por cuanto la divisin en Italia no se mantena ms que por la dominacin extranjera de Austria, bajo cuya proteccin los abusos de los prncipes llegaron al extremo del mal gobierno, la nobleza, propietaria de grandes extensiones de tierra, y las masas populares urbanas estuvieron al lado de la burguesa, campeona de la independencia nacional. Pero, en 1859, se sacudi la dominacin extranjera, excepto en Venecia; Francia y Rusia impidieron en lo sucesivo toda injerencia extranjera en Italia; nadie la tema ms. E Italia tena en la persona de Garibaldi a un hroe de carcter clsico, que poda hacer y haca milagros. Acompaado de mil voluntarios derroc todo el reino de Npoles, unific prcticamente a Italia y rompi la red artificial tramada por la poltica de Bonaparte. Italia estaba libre y, en realidad, unificada, pero no merced a las intrigas de Luis Napolen, sino a la revolucin.

Desde la guerra de Italia, la poltica exterior del Segundo Imperio no era ya secreto para nadie. Los vencedores del gran Napolen deban ser castigados, pero,l'un aprs l'autre, uno tras otro. Rusia y Austria ya recibieron lo suyo, ahora el turno era de Prusia. Y a sta la despreciaban ms que nunca; su poltica durante la guerra de Italia haba sido cobarde y miserable, igual que en los tiempos de la paz de Basilea de 1795[18]. La[19]haba llevado a Prusia a una situacin en que sta se vio completamente aislada en Europa, todos sus vecinos grandes y pequeos se alegraban con la idea del espectculo de la Prusia derrotada completamente y al ver que sus manos

pg. 405

estaban libres slo para ceder a Francia la orilla izquierda del Rin.

En efecto, durante los primeros aos que siguieron al de 1859, por doquier y, ms que nada, en el propio Rin se propag el convencimiento de que la orilla izquierda del Rin pasaba irrevocablemente a manos de Francia. Cierto es que no se ansiaba mucho ese paso, pero se le consideraba fatalmente inevitable y, la verdad sea dicha, no se le tema mucho. Renacan entre los campesinos y los pequeos burgueses de la ciudad los viejos recuerdos de los tiempos franceses, que les haban trado efectivamente la libertad; y entre la burguesa, la aristocracia financiera, sobre todo la de Colonia, estaba ya muy ligada a las fulleras del[20]y otras compaas bonapartistas fraudulentas, y exiga a voz en cuello la anexin[*].

Pero la prdida de la orilla izquierda del Rin significara el debilitamiento, no slo de Prusia, sino tambin de Alemania. Y Alemania estaba ms dividida que nunca. El enajenamiento entre Austria y Prusia lleg al extremo debido a la neutralidad de esta ltima durante la guerra de Italia; la pequea chusma de prncipes miraba, con miedo y ansia a la vez, a Luis Napolen, como protector futuro de una nueva Confederacin del Rin[21]. Tal era la situacin de la Alemania oficial. Y eso ocurra cuando slo las fuerzas mancomunadas de toda la nacin estaban en condiciones de impedir el desmembramiento del pas.

Ahora bien, cmo mancomunar las fuerzas de toda la nacin? Quedaban tres caminos abiertos despus del fracaso de los intentos de 1848, casi todos nebulosos, fracaso que disip precisamente muchas nubes.

El primer camino era el de la verdadera unificacin del pas mediante la supresin de todos los Estados separados, es decir, era un camino abiertamente revolucionario. En Italia, ese camino acababa de llevar a la meta: la dinasta de Saboya se puso al lado de la revolucin, apropindose de ese modo la corona italiana. Pero nuestros saboyanos alemanes, los Hohenzollern, lo mismo que sus Cavours ms audaces laBismarck eran absolutamente incapaces para tanto. El pueblo tendra que hacerlo l mismo, y en una guerra por la orilla izquierda del Rin sabra hacer todo lo necesario. La inevitable retirada de los prusianos al otro lado del Rin, el asedio de las plazas fuertes renanas y la traicin de los prncipes de Alemania del Sur, que hubiera sucedido induda-

[*]Marx y yo hemos tenido ms de una ocasin para convencernos sobre el terreno de que ese era el estado de nimo a la sazn en Renania. Los industriales de la orilla izquierda me preguntaban, entre otras cosas, cmo repercutira en sus empresas el paso a las tarifas aduaneras francesas.

pg. 406

blemente, podan originar un movimiento nacional capaz de hacer aicos todo el poder de los dinastas. Y entonces, Luis Napolen hubiera sido el primero en envainar la espada. El Segundo Imperio slo poda luchar contra Estados reaccionarios, frente a los que apareca como continuador de la revolucin francesa, como liberador de los pueblos. Contra un pueblo que se hallaba en estado de revolucin era impotente; adems, la revolucin alemana victoriosa poda dar un impulso al derrocamiento de todo el Imperio francs. Este sera el caso ms favorable; en el peor de los casos, si los prncipes se pusiesen al frente del movimiento, la orilla izquierda del Rin se entregara temporalmente a Francia, se denunciara ante el mundo entero la traicin activa o pasiva de los dinastas y se creara una crisis de la que no habra otra salida que la revolucin, la expulsin de los prncipes y la instauracin de la Repblica alemana nica.

Tal y como estaban las cosas, Alemania slo poda emprender ese camino de la unificacin si Luis Napolen comenzase la guerra por la frontera del Rin. Pero esta guerra no tuvo lugar por razones que expondremos ms adelante. Mientras tanto, tampoco el problema de la unificacin nacional dejaba de ser una cuestin urgente y vital que haba que resolver de un da para otro so pena de hundimiento. La nacin poda esperar hasta cierto momento.

El segundo camino era la unificacin bajo la hegemona de Austria. Austria haba conservado en 1815 de buen grado su situacin de Estado con territorio compacto y redondeado impuesta por las guerras napolenicas. No pretenda ms a sus posesiones anteriores en Alemania del Sur y se contentaba con que se le juntaran antiguos y nuevos territorios que se pudiesen ajustar geogrfica y estratgicamente al ncleo restante de la monarqua. La separacin de la Austria alemana del resto de Alemania, iniciada con la implantacin de barreras aduaneras por Jos II, agravada por el rgimen policaco de Francisco I en Italia y llevada al extremo por la disolucin del Imperio germnico y la formacin de la Confederacin del Rin, se mantuvo, prcticamente, en vigor incluso despus de 1815. Metternich levant entre su Estado y Alemania una verdadera muralla china. Las tarifas aduaneras impedan la entrada de productos materiales de Alemania, la censura, los espirituales; las ms inverosmiles restricciones en materia de pasaportes limitaban al extremo mnimo las relaciones personales. En el interior, un absolutismo arbitrario, nico incluso en Alemania, aseguraba al pas contra todo movimiento poltico, hasta el ms dbil. De ese modo, Austria permaneca al margen de todo movimiento liberal burgus de Alemania. En 1848 se vinieron por tierra, en su mayor parte, al menos, las barreras espirituales que se haban levantado entre ellas; pero los acontecimientos

pg. 407

de ese ao y sus consecuencias no podan en absoluto contribuir a la aproximacin entre Austria y el resto de Alemania; al contrario, Austria se jactaba ms y ms de su situacin de gran potencia independiente. Y por eso, aunque se quera a los soldados austracos en las fortalezas federales[22], mientras se odiaba y se burlaba de los prusianos, y aunque en todo el Sur y Oeste, preferentemente catlicos, Austria era todava popular y gozaba de respeto, nadie pensaba en serio en la unificacin de Alemania bajo la dominacin de Austria, salvo unos que otros prncipes de Estados alemanes pequeos y medios.

Y no poda ser de otro modo. Austria misma no deseaba otra cosa, aunque siguiese alentando a la chita callando anhelos romnticos imperiales. La frontera aduanera austraca se hizo con el tiempo la nica barrera material de separacin en Alemania, lo que la haca tanto ms sensible. La poltica de gran potencia independiente no tena sentido si no significaba el abandono de los intereses alemanes en favor de los especficamente austracos, es decir, italianos, hngaros, etc. Lo mismo que antes de la revolucin, despus de sta, Austria era el Estado ms reaccionario de Alemania, la que ms a regaadientes segua la corriente moderna; adems, era la ltima gran potencia especficamente catlica. Cuanto ms el Gobierno de Marzo[23]trataba de restaurar el viejo poder de los curas y los jesuitas, ms se haca imposible su hegemona sobre un pas protestante en uno o dos tercios. Y, finalmente, la unificacin de Alemania bajo la dominacin austraca slo hubiera sido posible como resultado del desmembramiento de Prusia. Eso, de por s, no hubiera significado una desgracia para Alemania, pero el desmembramiento de Prusia por Austria no hubiera sido menos funesto que el desmembramiento de Austria por Prusia en la vspera de la inminente victoria de la revolucin en Rusia (despus de la cual no tena sentido desmembrar a Austria, que haba de desmoronarse por s misma).

Dicho en breves palabras, la unidad alemana bajo el auspicio de Austria era un sueo romntico que se hizo ver como tal cuando los prncipes alemanes, pequeos y medios, se reunieron en Francfort, en 1863, para proclamar al emperador Francisco Jos de Austria emperador de Alemania. El rey de Prusia[*]se limit a no venir, y la comedia imperial se cay miserablemente al agua.

Quedaba el tercer camino: la unificacin bajo la direccin de Prusia. Y este camino, que ha seguido efectivamente la historia, nos hace bajar del dominio de la especulacin al suelo firme, aunque bastante sucio, de la poltica prctica, de la[24].

[*]Guillermo I. (N. de la Edit.)

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Despus de Federico II, Prusia vea en Alemania, al igual que en Polonia, un simple territorio de conquista, territorio del que uno toma todo lo que puede, pero que, como es lgico, hay que compartir con otros. El reparto de Alemania con la participacin del extranjero Francia en primer trmino, tal era lade Prusia desde 1740.(creo que voy hacer su juego de usted; si me tocan los ases, los repartiremos), tales fueron las palabras de Federico al despedirse del embajador francs[*], cuando emprenda la primera guerra[25]. Fiel a esa, Prusia traicion a Alemania en 1795, al concertarse la paz de Basilea, consintiendo de antemano (el tratado del 5 de agosto de 1796) ceder la orilla izquierda del Rin a los franceses a cambio de la promesa de aumento de territorio y obtuvo, efectivamente, una recompensa por su traicin al Imperio, por acuerdo de la decisin de la diputacin imperial dictado por Rusia y Francia. En 1808 volvi a hacer traicin a sus aliados, a Rusia y Austria, en cuanto Napolen la llam ostentando Hannover como cebo y ella lo mordi, pero se enred tanto en su propia y estpida astucia que se vio arrastrada a la guerra contra Napolen y recibi en Jena el castigo que mereca[26]. Federico Guillermo III, an bajo la impresin de esos golpes, hasta despus de las victorias de 1813 y 1814 quiso renunciar a todas las plazas exteriores del Oeste de Alemania, limitarse a las posesiones del Nordeste de Alemania, retirarse, como Austria, lo ms lejos posible de Alemania, lo cual convertira a toda la Alemania Occidental en una nueva Confederacin del Rin bajo la dominacin protectora rusa o francesa. El plan no tuvo xito: a despecho de la voluntad del rey, Westfalia y Renania le fueron impuestas y con ellas una nueva.

Ahora se acab temporalmente con las anexiones, sin contar la compra de mnimos trozos de territorio. En el pas volvi a florecer progresivamente la vieja administracin de los junkers y los burcratas; las promesas de Constitucin dadas al pueblo en el momento de la extrema agravacin de la situacin se vulneraban con pertinacia. Pero, con todo y con eso, la burguesa se elevaba sin cesar incluso en Prusia, ya que sin industria y sin comercio hasta el arrogante Estado prusiano se reduca ahora a cero. Hubo de hacer concesiones econmicas a la burguesa lentamente, con una resistencia tenaz y en dosis homeopticas. Y, de un lado, estas concesiones le ofrecan a Prusia la perspectiva de apoyo a la: de esta manera, Prusia, para suprimir las fronteras aduaneras ajenas entre sus dos mitades, invit a los Estados alemanes vecinos a formar la unin aduanera. As surgi la Unin

[*]Beauvau. (N. de la Edit.)

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aduanera que no fue ms que una buena intencin hasta 1830 (slo Hesse-Darmstadt entr en ella), pero luego, a medida que se fue acelerando algo el desarrollo poltico y econmico, anexion econmicamente a Prusia la mayor parte del interior de Alemania. Las tierras no prusianas del litoral quedaron fuera de la Unin hasta despus de 1848.

La Unin aduanera fue un gran xito de Prusia. El que significase la victoria sobre la influencia austraca era todava lo de menos. Lo esencial consista en que haba atrado al lado de Prusia a toda la burguesa de los Estados alemanes pequeos y medios. Excepto Sajonia, no haba un solo Estado alemn en el que la industria no hubiese logrado un desarrollo aproximadamente igual a la de Prusia; y eso no se deba solamente a premisas naturales e histricas, sino, adems, a la ampliacin de las fronteras aduaneras y a la extensin consecutiva del mercado interior. Y, a medida que se dilataba la Unin aduanera, a medida que a ese mercado interior se incorporaban los pequeos Estados, los nuevos burgueses de los mismos se acostumbraba a ver en Prusia su soberano econmico y, posiblemente, en el porvenir, soberano poltico. Y los profesores silbaban lo que los burgueses cantaban. Mientras en Berln, los hegelianos argumentaban filosficamente la misin de Prusia de ponerse al frente de Alemania, en Heidelberg, los alumnos de Schlosser y, sobre todo, Hausser y Gervinus probaban lo mismo histricamente. Se parta, naturalmente, de que Prusia cambiara su sistema poltico y que satisfara las pretensiones de los idelogos de la burguesa[*].

Por lo dems, todo eso no se haca en virtud de preferencias especiales por el Estado prusiano, como, por ejemplo, ocurri con los burgueses italianos, que reconocieron el papel rector de Piamonte despus de que ste se puso abiertamente a la cabeza del movimiento nacional y constitucional. Nada de eso, todo se hizo a regaadientes; los burgueses eligieron a Prusia como el mal menor, porque Austria no los admita en sus mercados y porque Prusia, comparada con Austria, conservaba, de mal grado, cierto carcter burgus, ya por la sola razn de su avaricia financiera. Dos buenas instituciones constituan una ventaja de Prusia ante los otros grandes Estados: el servicio militar obligatorio y la instruccin escolar obligatoria. Las implant en tiempos de miseria desesperada, y se contentaba en las pocas mejores con quitarles lo que podan tener de peligroso en ciertas condiciones, llevndolas

[*]Rheinische Zeitung[27]discuti en 1842, desde este punto de vista, la cuestin de la hegemona prusiana. Gervinus me dijo ya en verano de 1843 en Ostende: Prusia debe ponerse al frente de Alemania, pero eso requiere tres condiciones: Prusia debe dar una Constitucin, debe dar la libertad de prensa y aplicar una poltica exterior ms definida.

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a cabo con negligencia y desfigurndolas premeditadamente. Pero, en el papel, seguan en pie, de modo que Prusia se reservaba la posibilidad de desencadenar un da la energa potencial latente en las masas populares en unas proporciones imposibles en otro lugar con igual nmero de habitantes. La burguesa se adapt a esas dos instituciones; el servicio militar personal para los que lo cumplan durante un ao, es decir, para los hijos de los burgueses, era soportable y se poda eludir fcilmente alrededor de 1840 con ayuda de un soborno, tanto ms que en el ejrcito no se apreciaba mucho a la sazn a los oficiales de laLandwehr[28], reclutados en los medios comerciales e industriales. Y el gran nmero de hombres que posean cierta suma de conocimientos elementales, que existan incontestablemente en Prusia, merced a los tiempos de la escuela obligatoria, era til en el ms alto grado para la burguesa; a medida que creca la gran industria eso termin por ser incluso insuficiente[*]. Se quejaban, principalmente en los medios pequeoburgueses, del alto costo de estas dos instituciones, que se expresaba en altos impuestos[**]; la burguesa ascendente haba calculado que los gajes, desagradables, pero inevitables, relacionados con la futura situacin del pas, como gran potencia, se compensaran con creces merced al aumento de las ganancias.

En una palabra, los burgueses alemanes no se hacan ilusin alguna acerca de la amabilidad de Prusia. Y el que la idea de la hegemona prusiana hubiese ganado influencia entre ellos a partir de 1840 era porque y por cuanto la burguesa prusiana, gracias a su rpido desarrollo econmico, se pona al frente de la burguesa alemana en los aspectos econmico y poltico; porque y por cuanto los Rotteck y los Welcker del Sur constitucional desde haca mucho tiempo haban sido eclipsados por los Camphausen, los Hansemann y los Milde del Norte prusiano; porque los abogados y los profesores haban sido eclipsados por los comerciantes y los industriales. En efecto, entre los liberales prusianos de los ltimos aos que precedieron al de 1848, sobre todo en el Rin, se sentan aires revolucionarios muy distintos de los que haba entre los cantonalistas liberales de Alemania del Sur[30]. A la sazn aparecieron las dos mejores canciones polticas populares desde el siglo XVI: la cancin del alcalde Tschech y la de la baronesa von Droste-Vischering, cuya temeridad indigna ahora a los viejos que las cantaban con desenvoltura en 1846:

[*]Hasta en los tiempos deKulturkampf[29], los industriales renanos se me quejaban de que no podan promover a contramaestres a excelentes obreros debido a que stos carecan de conocimientos escolares suficientes. Eso se refera ms que nada a las comarcas catlicas.[**]Glosa marginal de Engels:. (N. de la Edit.)

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Hatte je ein Mensch so'n PechWie der Brgenneister Tschech.Dass er dicken MannAuf zwei Schritt nicht treffen kann![*]

Pero todo eso haba de cambiar pronto. Sobrevinieron la revolucin de Febrero, las jornadas de Marzo en Viena y la revolucin de Berln del 18 de marzo. La burguesa venci sin grandes combates, y no tena deseo de luchar en serio cuando llegaba al caso. Porque la misma burguesa que haba coqueteado an haca poco tiempo con el socialismo y el comunismo de entonces (sobre todo en Renania) se dio cuenta de que no haba formado a obreros individuales, sino una clase obrera, un proletariado, todava medio dormido, en verdad, pero que se despertaba paulatinamente y era revolucionario por su naturaleza. Y ese proletariado, que haba conquistado en todas partes la victoria para la burguesa, presentaba ya, sobre todo en Francia, unas reivindicaciones incompatibles con la existencia de todo el rgimen burgus; la primera lucha grave entre estas dos clases tuvo lugar en Pars el 23 de junio de 1848; tras cuatro das de lucha, el proletariado fue derrotado. A partir de ese momento, la masa de la burguesa pasa en toda Europa al lado de la reaccin, se ala a los burcratas, feudales y curas absolutistas, a los que haba derrocado con la ayuda de los obreros, contra los, es decir, contra los mismos obreros.

En Prusia, esto se expres en que la burguesa traicion a los representantes que ella haba elegido y vio con satisfaccin secreta o manifiesta que el gobierno los dispersaba en noviembre de 1848[31]. El ministerio junker-burocrtico, que se afianz entonces en Prusia por un perodo de diez aos, tuvo que gobernar indudablemente bajo una forma constitucional, pero se vengaba por eso mediante todo un sistema de triquiuelas y vejaciones mezquinas, inauditas hasta entonces incluso en Prusia, que hacan sufrir principalmente a la burguesa. Pero sta, arrepentida, se ensimism, soportando humildemente los golpes y puntapis con que la colmaban como castigo por sus anteriores apetitos revolucionarios y acostumbrndose paulatinamente a la idea que expres con posterioridad: pese a todo, somos unos perros!

Vino la regencia. A fin de probar su fidelidad realista, Manteuffel rode con espas al heredero al trono[**], al emperador actual,

[*]Se habr visto cosa pareja A la de lo ocurrido con el alcalde Tschech? No acert en ese gordifln A dos pasos de distancia! (N. de la Edit.)[**]Al prncipe Guillermo, posteriormente, emperador Guillermo I. (N. de la Edit.)

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exactamente de la misma manera que lo ha hecho ahora Puttkamer con la redaccin deSozialdemokrat[32]. En cuanto el heredero se hizo regente, se ech, como era lgico, a Manteuffel, y comenz la[33]. No era ms que un cambio de la decoracin. El prncipe regente se dign permitir a la burguesa que volviese a ser liberal. Esta se vali contenta del permiso, pero se crey que tena la sartn por el mango, que el Estado prusiano ira a bailar al son de su flauta. Pero no era sa en absoluto la intencin de los, valindonos de la expresin de la prensa rastrera. La reorganizacin del ejrcito deba ser el precio que los burgueses liberales haban de pagar por la. El gobierno no exiga ms que se cumpliese el servicio militar obligatorio en las proporciones en que se haba cumplido hacia 1816. Desde el punto de vista de la oposicin liberal, no se poda objetar absolutamente nada que no se encontrase en evidente contradiccin con sus propias frases acerca de la potencia y la misin alemana de Prusia. Pero, la oposicin liberal subordin su aceptacin a la condicin de que el servicio militar obligatorio se limitase legislativamente a dos aos como mximo. De por s, eso era perfectamente racional; la cuestin estribaba solamente en saber si se poda extorcar esa decisin al gobierno, en si estaba la burguesa liberal del pas dispuesta a insistir en ello hasta el fin, al precio de cualesquiera sacrificios. El gobierno insista firme en tres aos de servicio militar, y la Cmara, en dos; estall el conflicto[34]. Y, a la par que el conflicto en el problema militar, la poltica exterior volva a desempear el papel decisivo incluso en la poltica interior.

Hemos visto cmo Prusia, por su actitud en la guerra de Crimea y en la de Italia, perdi todo lo que le quedaba de consideracin. Esta lastimosa poltica hallaba una excusa parcial en el mal estado del ejrcito. Puesto que ya antes de 1848 no se poda instaurar nuevos impuestos ni conseguir prstamos sin el consentimiento de los estamentos, y no se quera convocar para ese fin a los representantes de los mismos, jams se dispona de suficiente dinero para el ejrcito, y, dada esa avaricia sin lmite, ste lleg a un estado de completa decadencia. Arraigado en el reinado de Federico Guillermo III, el espritu de gala y exagerada disciplina hizo el resto. El conde de Waldersee escribe hasta qu punto ese ejrcito de gala se mostr impotente en los campos de batalla de Dinamarca en 1848. La movilizacin de 1850 fue un fiasco completo[35]: faltaba todo, y lo que haba no serva para nada en la mayora de los casos. Cierto es que los crditos votados por la Cmara remediaron la situacin; el ejrcito se sacudi de la vieja rutina, el servicio en campaa, al menos en la mayora de los casos, comenz a desalojar los desfiles de gala. Pero la fuerza del ejrcito segua

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la misma que hacia 1820, mientras que las otras grandes potencias, sobre todo Francia, precisamente el peligro mayor, haban aumentado considerablemente sus fuerzas militares. Mientras tanto, en Prusia rega el servicio militar obligatorio; cada prusiano era, en el papel, un soldado, pero, al aumentar la poblacin de 10 1/2 millones (1817) a 17 3/4 millones (1858), el contingente del ejrcito fijado no permita incorporar a sus filas y formar a ms de un tercio de los tiles para el servicio militar. Ahora el gobierno exiga un reforzamiento del ejrcito que correspondiese exactamente casi al aumento de la poblacin desde 1817. Sin embargo, los mismos diputados liberales que haban exigido sin cesar al gobierno que se pusiese al frente de Alemania, que protegiese el podero de Alemania respecto del exterior y restableciese su prestigio internacional, esos mismos hombres se mostraban tacaos, calculaban y no queran consentir nada que no se basase en el servicio de dos aos. Tenan ellos suficiente fuerza para hacer valer su voluntad, en la que insistan tan pertinaces? Les respaldaba el pueblo o, al menos, la burguesa, dispuesto a acciones decididas?

Al contrario. La burguesa aplauda sus torneos oratorios con Bismarck, pero, en realidad, organiz un movimiento dirigido en la prctica, aunque inconscientemente, contra la poltica de la mayora de la Cmara prusiana. Los atentados de Dinamarca a la Constitucin de Holstein y los intentos de dinamarquizar por la fuerza el Schleswig indignaban al burgus alemn; ste estaba acostumbrado a que le potreasen las grandes potencias, pero montaba en clera por los puntapis que le propinaba la pequea Dinamarca. Se fund la Liga nacional[36]; precisamente la burguesa de los pequeos Estados formaba su fuerza. Y la Liga nacional, con todo su liberalismo, exiga ante todo la unificacin de la nacin bajo la hegemona de Prusia, de una Prusia en lo posible liberal, en caso de necesidad, de la Prusia tal y como era. Lo que la Liga nacional exiga en primer trmino era que se acabase con la situacin miserable de los alemanes en el mercado mundial, tratados como gente de segunda clase, que se refrenara a Dinamarca y que se mostrara los colmillos a las grandes potencias en Schleswig-Holstein. Adems, ahora se poda exigir la direccin prusiana sin las vaguedades e ilusiones que acompaaban esta reivindicacin hasta 1850. Se saba perfectamente que significaba la expulsin de Austria de Alemania, que abola, de hecho, la soberana de los pequeos Estados y que lo uno y lo otro era imposible sin la guerra civil y sin la divisin de Alemania. Pero no se tema ms la guerra civil, y la divisin no haca ms que el balance del cierre de la frontera aduanera con Austria. La industria y el comercio de Alemania haban alcanzado tan alto desarrollo, la red de firmas comerciales alemanas, que abarcaba el mercado mundial, se haba

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extendido tanto y se haba hecho tan densa que no se poda tolerar ms el sistema de pequeos Estados en la patria, as como la carencia de derechos y la ausencia de proteccin en el exterior. Al propio tiempo, cuando la ms poderosa organizacin poltica que jams haba tenido la burguesa alemana les negaba, en realidad, el voto de confianza a los diputados de Berln, estos ltimos seguan regateando en torno a la duracin del servicio militar!

Tal era la situacin cuando Bismarck decidi inmiscuirse activamente en la poltica exterior.

Bismarck es Luis Napolen, es el aventurero francs pretendiente a la corona, convertido en junker prusiano de provincia y en estudiante alemn de corporacin. Lo mismo que Luis Napolen, Bismarck es un hombre de gran espritu prctico y muy astuto, un hombre de negocios innato y socarrn que, en otras circunstancias, podra competir en la Bolsa de Nueva York con los Vanderbilt y los Jay Gould; y, en verdad, no organiz mal sus pequeos asuntos personales. No obstante, tan desarrollada inteligencia en el dominio de la vida prctica suele ir acompaada de horizontes muy limitados, y en este aspecto Bismarck supera a su antecesor francs. Este ltimo, a despecho de todo, se form por su cuenta sus[37]en el curso de su perodo de vagabundaje, aunque stas no valan ms de lo que vala l, mientras que Bismarck, como veremos ms adelante, jams haba tenido siquiera sombra de idea poltica propia, ya que slo combinaba a su manera ideas ajenas. Y esa estrechez de horizontes fue precisamente su suerte. Sin ella jams hubiera podido enfocar toda la historia universal desde el punto de vista especfico prusiano; y de haber en esta su concepcin del mundo ultraprusiana una hendidura cualquiera que dejase penetrar la luz del da, se hubiera confundido en toda su misin y se hubiera acabado su gloria. En efecto, apenas cumpli a su manera su misin especial, prescrita desde el exterior, se vio en un atolladero; luego veremos qu saltos hubo de dar debido a la ausencia absoluta de ideas racionales y a su incapacidad de comprender por su cuenta la situacin histrica que haba creado.

Si, por su vida anterior, Luis Napolen se haba acostumbrado a no pararse en la eleccin de los medios, Bismarck aprendi de la historia de la poltica prusiana, principalmente de la poltica del llamado gran elector[*]y de Federico II sobre todo, a proceder con todava menos escrpulos; poda hacer todo eso conservando la alentadora conciencia de que segua fiel a la tradicin nacional. Su espritu prctico le enseaba a que, en caso de necesidad, haba que relegar a segundo plano sus veleidades de junker; cuando le

[*]Federico Guillermo. (N. de la Edit.)

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pareca que esa necesidad haba pasado, las veleidades resurgan rpidamente; pero, eso era una seal de decadencia. Su mtodo poltico era el del estudiante de corporacin: en la Cmara aplicaba sin reparo a la Constitucin prusiana la interpretacin literal y burlesca de las cerveceras, con ayuda de la cual se sala de los apuros en las tabernas estudiantiles; todas las innovaciones que introduca en la diplomacia haban sido tomadas por l de las corporaciones de estudiantes. Ahora bien, si Luis Napolen no estaba muy seguro de s en los momentos decisivos, como, por ejemplo, durante el golpe de Estado de 1851, cuando Morny hubo de recurrir positivamente a la violencia para que continuase lo que haba comenzado, o como en la vspera de la guerra de 1870, cuando, por indeciso, estrope toda la situacin, hay que reconocer que con Bismarck eso no ocurre nunca. Su fuerza de voluntad jams le abandona, sino que se traduce ms bien en franca brutalidad. Y en ello reside, en primer trmino, el secreto de sus xitos. Todas las clases dominantes de Alemania, los junkers, lo mismo que los burgueses, haban perdido hasta tal punto sus ltimos restos de energa, en la Alemaniaera tan comn el no tener voluntad, que el nico hombre que efectivamente an la posea se hizo por eso el ms grande de todos, se erigi en tirano que reinaba sobre todos, ante el cual todos, como decan ellos mismos, a despecho del sentido comn y la honestidad elementales. En todo caso, en la Alemaniano se ha ido todava tan lejos: el pueblo trabajador ha mostrado que tiene voluntad con la que no puede ni siquiera la fuerte voluntad de Bismarck.

Nuestro junker de la Vieja Marca tena por delante una brillante carrera, hacindole falta nada ms que emprender las cosas con valor e inteligencia. Acaso Luis Napolen no se hizo dolo de la burguesa precisamente por haber disuelto su Parlamento, pero aumentando sus ganancias? Acaso Bismarck no posea el mismo talento de hombre de negocios que los burgueses admiraban tanto en el falso Bonaparte? Acaso no se senta atrado por su Bleichrder como Luis Napolen por su Fould? Acaso en la Alemania de 1864 no haba una contradiccin entre los diputados burgueses a la Cmara, que por avaricia queran acortar el plazo del servicio militar, y los burgueses fuera de la Cmara, los de la Liga nacional, que ansiaban actos nacionales a todo precio, actos para los que haca falta la fuerza militar? Acaso no hubo anloga contradiccin en Francia, en 1851, entre los burgueses de la Cmara que queran refrenar el poder del presidente y los burgueses de fuera de la misma, que ansiaban la tranquilidad y un gobierno fuerte, la tranquilidad a todo precio, contradiccin que Luis Napolen resolvi dispersando a los camorristas parlamentarios y dando la tranquilidad a las masas de la burguesa? Acaso la

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situacin de Alemania no era an ms favorable para un golpe de mano audaz? Acaso el plan de reorganizacin del ejrcito no haba sido ya presentado en forma acabada por la burguesa y acaso sta no haba expresado pblicamente su deseo de que apareciese un enrgico hombre de Estado prusiano que pusiese en prctica el plan, excluyese a Austria de Alemania y unificase los pequeos Estados alemanes bajo la hegemona de Prusia? Y si hubiese de maltratar algo la Constitucin prusiana y apartar a los idelogos de la Cmara y de fuera de ella, dndoles lo merecido, acaso no se poda, igual que Luis Bonaparte, respaldarse en el sufragio universal? Qu poda ser ms democrtico que la implantacin del sufragio universal? No habr demostrado Luis Napolen que es absolutamente inofensivo, al tratarlo como es debido? Y no ofreca precisamente ese sufragio universal el medio de apelar a las grandes masas populares, de coquetear ligeramente con el movimiento social naciente, caso de que la burguesa se mostrase recalcitrante?

Bismarck puso manos a la obra. Haba que repetir el golpe de Estado de Luis Napolen, mostrar palpablemente a la burguesa alemana la autntica correlacin de fuerzas, disipar por la fuerza sus ilusiones liberales, pero cumplir las exigencias nacionales suyas que coincidan con los designios de Prusia. Fue Schleswig-Holstein que dio pbulo para la accin. El terreno de la poltica exterior estaba preparado. Bismarck atrajo al zar ruso[*]a su lado con los servicios policacos que le prestara en 1863 en la lucha contra los insurgentes polacos[38]; Luis Napolen tambin haba sido trabajado y poda justificar con su preferidosu indiferencia, si no la proteccin tcita, respecto de los planes de Bismarck; en Inglaterra, el Primer Ministro era Palmerston, que haba puesto al pequeo lord John Russel al frente de los asuntos exteriores con el nico fin de convertirlo en un hazmerrer. Austria era una rival de Prusia en la lucha por la hegemona en Alemania, y precisamente en ese problema se inclinaba menos que nada a ceder la primaca a Prusia, tanto ms que en 1850 y 1851 se haba portado en Schleswig-Holstein como esbirro del emperador Nicols, procediendo, prcticamente, de manera ms vil que la propia Prusia. Por tanto, la situacin era extraordinariamente propicia. Por ms que Bismarck odiase a Austria y por ms que Austria quisiese, por su parte, descargar su clera sobre Prusia, al morir Federico VII de Dinamarca, no les quedaba otra cosa que emprender la campaa conjunta contra Dinamarca, con el tcito consentimiento de Rusia y de Francia. El xito estaba asegurado

[*]Alejandro II.(N. de la Edit.)

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de antemano si Europa permaneca neutral; ocurri precisamente eso: los ducados fueron conquistados y cedidos con arreglo al tratado de paz[39].

Prusia tena en esa guerra, adems, otro objetivo: probar frente al enemigo su ejrcito, instruido a partir de 1850 sobre bases nuevas, as como reorganizado y fortalecido despus de 1860. El ejrcito confirm su valor ms de lo que se esperaba y, adems, en las situaciones blicas ms distintas. El combate de Lyngby, en Jutlandia, donde 80 prusianos apostados tras un seto vivo pusieron en fuga, merced a la rapidez del fuego, a un nmero triple de daneses, mostr que el fusil de percusin era muy superior al de avancarga y que se saba manejarlo. Al propio tiempo se present una oportunidad para observar que los austracos haban sacado de la guerra italiana y del modo de combatir de los franceses la enseanza de que el disparar no serva de nada y el autntico soldado deba arremeter en seguida con la bayoneta contra el enemigo; se lo tomaron en cuenta, ya que no caba desear tctica enemiga ms a propsito frente a las bocas de los fusiles de retrocarga. Y para poner a los austracos en condiciones de convencerse de eso lo ms pronto posible en la prctica, los condados conquistados fueron colocados bajo la soberana comn de Austria y Prusia, de acuerdo con el tratado de paz; se cre, en consecuencia, una situacin provisional que no poda por menos de engendrar conflicto tras conflicto y brindaba, por eso, a Bismarck la plena posibilidad de utilizar, a su eleccin, uno de ellos como pretexto para su gran lucha contra Austria. Dada la costumbre de la poltica prusiana la situacin favorable, segn expresin del seor von Sybel, era natural que, so pretexto de liberar a los alemanes de la opresin danesa, se anexasen a Alemania 200.000 habitantes daneses de Schleswig del Norte. Pero quien qued con las manos vacas fue el duque de Augustenburg, candidato de los Estados pequeos y de la burguesa alemana al trono de Schleswig-Holstein.

As, en los ducados, Bismarck cumpli la voluntad de la burguesa alemana en contra de la voluntad de la misma. Expuls a los daneses. Desafi al extranjero, y el extranjero no se movi. Pero se trat a los ducados recin liberados como a pases conquistados; sin preguntar su voluntad se les reparti temporalmente entre Austria y Prusia. Prusia volvi a ser gran potencia y no era ms la quinta rueda del carro europeo; el cumplimiento de los anhelos nacionales de la burguesa marchaba con xito, pero el camino elegido no era el camino liberal de la burguesa. El conflicto militar prusiano prosegua y se haca cada da ms insoluble. Deba comenzar el segundo acto de la comedia poltica de Bismarck.

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* * *

La guerra de Dinamarca haba cumplido una parte de los anhelos nacionales. Schleswig-Holstein haba sido. El protocolo de Varsovia y el de Londres, en los que las grandes potencias haban ratificado la humillacin de Alemania ante Dinamarca[40]fueron rotos y arrojados a los pies de las mismas, sin que stas chistaran siquiera. Austria y Prusia volvieron a estar juntas, sus tropas vencieron luchando hombro con hombro, y ninguno de los potentados pensaba ms en tocar el territorio alemn. Las apetencias renanas de Luis Napolen, hasta entonces relegadas a segundo plano por otras ocupaciones la revolucin italiana, la sublevacin polaca, las complicaciones de Dinamarca y, finalmente, la expedicin a Mxico[41] no tenan ahora la menor probabilidad de xito. Para un estadista prusiano conservador, la situacin mundial era, por tanto, la mejor que se poda desear. Pero, Bismarck, hasta 1871, no era conservador en absoluto, y menos an en ese momento, y la burguesa alemana no estaba satisfecha de ninguna manera.

La burguesa alemana segua en poder de la consabida contradiccin. De una parte, exiga el poder poltico exclusivo para ella misma, es decir, para un ministerio elegido de entre la mayora liberal de la Cmara; y ese ministerio deba sostener una lucha de diez aos contra el viejo sistema representado por la corona, antes de que su nuevo poder fuese reconocido definitivamente. Eso significara diez aos de debilitamiento interior. Pero, de otra parte, la burguesa exiga una transformacin revolucionaria de Alemania, posible slo mediante la violencia y, por tanto, mediante una dictadura efectiva. Y a partir de 1848, la burguesa haba mostrado paso a paso, en cada momento decisivo, que no tena ni sombra de la energa necesaria para realizar una u otra cosa, sin hablar ya de las dos a la vez. En poltica no existen ms que dos fuerzas decisivas: la fuerza organizada del Estado, el ejrcito, y la fuerza no organizada, la fuerza elemental de las masas populares. En 1848, la burguesa haba desaprendido de apelar a las masas; les tena ms miedo que al absolutismo. Y el ejrcito no estaba en absoluto a su disposicin. Como era lgico, se hallaba a la de Bismarck.

En el conflicto en torno a la Constitucin, que no haba terminado an, Bismarck combati al extremo las exigencias parlamentarias de la burguesa. Pero arda en deseos de hacer valer sus reivindicaciones nacionales, ya que stas coincidan con los anhelos ms ntimos de la poltica prusiana. Si cumpliese una vez ms la voluntad de la burguesa contra la voluntad de esta misma, si llevase a la prctica la unificacin de Alemania tal y como haba

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sido formulada por la burguesa, el conflicto se hubiera resuelto de por s, y Bismarck hubiera devenido el dolo de los burgueses del mismo modo que Luis Napolen, su modelo.

La burguesa le seal el objetivo, y Luis Napolen, la va de lograrlo; el lograrlo era obra de Bismarck.

A fin de poner a Prusia a la cabeza de Alemania no slo era preciso expulsar por la fuerza a Austria de la Confederacin Germnica[42], sino, adems, someter los pequeos Estados alemanes. La guerra[43]de alemanes contra alemanes haba sido siempre en la poltica prusiana el procedimiento predilecto de aumentar su territorio; un bravo prusiano no tena motivos para temer tal cosa. El segundo procedimiento principal de la poltica prusiana, la alianza con el extranjero contra los alemanes, tampoco poda suscitar dudas. Al sentimental zar Alejandro de Rusia lo tena en el bolsillo. Luis Napolen jams haba negado la misin de Prusia de desempear en Alemania el papel de Piamonte y estaba dispuesto a concertar una pequea transaccin con Bismarck. Prefera, si fuese posible, conseguir lo que le haca falta, por va pacfica, en forma de compensaciones. Adems, no tena necesidad de toda la orilla izquierda del Rin de una vez; si se la diesen por partes, a trozo por cada avance nuevo de Prusia, chocara menos, pero no por menos llegara a la meta. En los ojos de los chovinistas franceses, una milla cuadrada en el Rin equivala a toda la Saboya y Niza. Comenzaron, por tanto, las negociaciones con Luis Napolen y se obtuvo su consentimiento para la ampliacin de Prusia y la constitucin de una Confederacin Germnica del Norte[44]. Est fuera de duda que se le ofreci en cambio una porcin de territorio alemn en el Rin[*]; durante las negociaciones con Govone, Bismarck habl de la Baviera y la Hesse renanas. Cierto es que, posteriormente, lo neg. Pero, un diplomtico, sobre todo prusiano, tiene sus propias ideas de hasta qu lmite est autorizado o incluso obligado a practicar cierta violencia respecto de la verdad. La verdad es una mujer, y le debe gustar que se haga eso, razonaba el junker. Luis Napolen no era tan tonto como para consentir la dilatacin de Prusia sin que sta le prometiese una compensacin; era ms probable que Bleichrder prestase dinero sin cobrar inters. Pero no conoca bastante bien a sus prusianos y, en fin de cuentas, hizo el tonto. En una palabra, una vez inofensivo, se concert una alianza con Italia para asestar el.

Los filisteos de diversos pases se sintieron profundamente indignados con esa expresin. Absolutamente sin razn! la

[*]Glosa marginal de Engels, a lpiz:. (N. de la Edit.)

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guerre comme la guerre[*]. Esta expresin no hace ms que probar que Bismarck vea en la guerra civil alemana de 1866[45]lo que era efectivamente, es decir, unarevolucin, y que estaba dispuesto a llevarla a cabo con medios revolucionarios. Y lo hizo as. Su modo de proceder respecto de la Dieta federal era revolucionario. En lugar de acatar la decisin constitucional del rgano federal, lo acuso de haber violado la confederacin puro subterfugio, rompi la Federacin, proclam una Constitucin nueva con un Reichstag elegido sobre la base del sufragio universal revolucionario y expuls, al final, la Dieta federal de Francfort[46]. En Alta Silesia organiz una legin hngara al mando del general revolucionario Klapka y otros oficiales revolucionarios; los soldados de esta legin, desertores y prisioneros de guerra hngaros, deban luchar contra sus generales legtimos[**]. Despus de la conquista de Bohemia, Bismarck dirigi una proclamaA los habitantes del glorioso reino de Bohemia, cuyo contenido se contradeca violentamente con las tradiciones legitimistas. Concertada la paz, se apoder en favor de Prusia de todas las posesiones de tres prncipes federales alemanes legtimos y de una ciudad libre[***], con la particularidad de que la expulsin de estos prncipes, que no tenan menosque el rey de Prusia, no suscitaba el menor remordimiento de la conciencia cristiana y legitimista de este ltimo. Dicho en breves palabras, era una revolucin completa llevada a cabo con medios revolucionarios. Por supuesto, estamos lejos de reprocharlo. Al contrario, le reprochamos el no haber sido suficientemente revolucionario, el haber sido nada ms que un revolucionario prusiano desde arriba, el haber iniciado toda una revolucin desde unas posiciones desde las que slo se puede realizarla a medias, el haberse contentado, una vez tomado el camino de las anexiones, con cuatro miserables pequeos Estados.

Pero apareci renqueando Napolen el Pequeo y pidi su recompensa. Durante la guerra hubiera podido tomar en el Rin todo lo que quisiese: no ya el territorio, sino las plazas fuertes estaban sin proteccin. Titubeaba; esperaba una guerra duradera que agotase las dos partes, pero de pronto se asestaron golpes rpidos: Austria fue derrotada en ocho das. Exigi primero lo que Bismarck haba designado al general Govone como territorio posible de compensacin: la Baviera y la Hesse renanas con Maguncia. Pero, Bismarck ya no poda entregar eso aunque quisiese.

[*]En la guerra, como en la guerra. (N. de la Edit.)[**]Glosa marginal de Engels, a lpiz: Juramento a la bandera!. (N. de la Edit.)[***]El reino de Hannover, el gran electorado de Hesse-Cassel, el ducado de Nassau y la ciudad libre de Francfort del Meno. (N. de la Edit.)

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Los grandes xitos de la guerra le haban impuesto nuevas obligaciones. Desde el momento en que Prusia asumi el deber de apoyar y proteger a Alemania no poda ya vender al extranjero Maguncia, la llave del Rin Medio. Bismarck se neg. Luis Napolen estaba dispuesto a regatear; no pidi ms que Luxemburgo, Landau, Sarrelouis y la cuenca hullera de Serrebruck. Pero tampoco eso poda ahora ceder Bismarck, tanto ms que esta vez se exiga tambin territorio de Prusia. Por qu Luis Napolen no se apoder de ello en el momento oportuno, cuando los prusianos estaban enfrascados en Bohemia? En fin, lo de las compensaciones en favor de Francia no dio resultado. Bismarck saba que eso significaba una guerra ulterior contra Francia, pero era precisamente eso lo que quera.

Al concertarse la paz, Prusia utiliz esta vez la situacin favorable con ms escrpulos que lo sola hacer en casos de xito. Haba bastantes motivos para ello. Sajonia y Hesse-Darmstadt fueron integradas en la nueva Confederacin Germnica del Norte y, por tanto, perdonadas. A la Baviera, Wurtemberg y Baden haba que tratarlos con moderacin, ya que Bismarck se propona concluir con ellos alianzas defensivas y ofensivas secretas. Y Austria, acaso Bismarck no le haba prestado servicio al cortar las trabas tradicionales que la sujetaban a Alemania y a Italia? Acaso no le haba creado por vez primera, finalmente, la tan ansiada situacin independiente de gran potencia? Acaso no comprenda, en realidad, mejor que la propia Austria, lo que le vendra mejor al vencerla en Bohemia? Acaso Austria no deba comprender, al razonar sensatamente, que la situacin geogrfica y la proximidad territorial de los dos pases convertan la Alemania unificada por Prusia en su aliada necesaria y natural?

As, por vez primera en toda su existencia, Prusia pudo cubrirse con una aureola de generosidad, renunciando al embutido para quedarse con el jamn.

En los campos de batalla de Bohemia no fue derrotada slo Austria, sino tambin la burguesa alemana. Bismarck le mostr que saba mejor que ella lo que le convena ms. No caba pensar siquiera en la continuacin del conflicto por parte de la Cmara. Las pretensiones liberales de la burguesa haban sido enterradas para mucho tiempo, pero sus exigencias nacionales se cumplan cada da ms y ms. Bismarck hizo realidad su programa nacional con una rapidez y precisin que la asombraron. Y, despus de mostrarle palpablemente,in corpore vile, en su propio cuerpo miserable, su decrepitud, falta de energa y, a la vez, su completa incapacidad de poner en prctica su propio programa, Bismarck, ostentando generosidad tambin con ella, se present ante la Cmara, ahora ya prcticamente desarmada, para pedir un proyecto de ley

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de indemnidad por el gobierno anticonstitucional durante el conflicto. La Cmara, emocionada hasta las lgrimas, aprob el proyecto, ya completamente inofensivo[47].

No obstante, se le record a la burguesa que tambin ella haba sido vencida en Kniggrtz[48]. La Constitucin de la Confederacin Germnica del Norte fue cortada siguiendo el patrn de la Constitucin prusiana[49]en la autntica interpretacin que se le diera en el conflicto. Se prohibi negarse a votar los impuestos. El canciller federal y sus ministros los nombraba el rey de Prusia independientemente de toda mayora parlamentaria. La independencia del ejrcito respecto del Parlamento, asegurada merced al conflicto, se mantuvo tambin respecto del Reichstag. Pero, los diputados a este ltimo tenan la alentadora conciencia de haber sido elegidos por sufragio universal. Se lo recordaba tambin, aunque de modo desagradable, la presencia de dos socialistas entre ellos[*]. Por vez primera aparecan diputados socialistas, representantes del proletariado, en una asamblea parlamentaria. Era un presagio amenazante.

En los primeros tiempos todo eso no tena importancia. Tratbase ahora de llevar a trmino y utilizar la nueva unidad del Imperio en beneficio de la burguesa, al menos la de Alemania del Norte, y, con ayuda de eso, atraer tambin a la nueva Confederacin a los burgueses de Alemania del Sur. La Constitucin Federal suprimi las relaciones econmicas ms importantes de la legislacin de los Estados y las asign a la competencia de la Confederacin, a saber: el derecho civil comn y la libertad de circulacin en todo el territorio de la Confederacin, el derecho de domicilio, la legislacin de los oficios, del comercio, las aduanas, la navegacin, la moneda, las pesas y medidas, los ferrocarriles, las vas acuticas, los correos y telgrafos, las patentes, los bancos, toda la poltica exterior, los consulados, la proteccin del comercio en el extranjero, la polica mdica, el derecho penal, el procedimiento judicial, etc. La mayor parte de estos problemas fue resuelta ahora por va legislativa y, considerada en conjunto, en un espritu liberal. As se eliminaron en fin!, las ms monstruosas manifestaciones del sistema de pequeos Estados, que impedan ms que nada el desarrollo del capitalismo, por una parte y, por otra, los apetitos de dominacin prusiana. Pero no era una realizacin de alcance histrico universal, como lo proclamaba ahora a los cuatro vientos el burgus, que se volva chovinista; era una imitacin extremamente atrasada e incompleta de lo realizado por la revolucin francesa setenta aos antes y llevado a cabo desde haca mucho tiempo por todos los dems Estados civilizados. En lugar

[*]A. Bebel y G. Liebkneht. (N. de la Edit.)

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de jactarse habra que sentir vergenza de que laAlemania hubiese sido la ltima.

Durante todo ese perodo de existencia de la Confederacin Germnica del Norte, Bismarck acceda gustoso a la burguesa en el terreno econmico e incluso en la discusin de los problemas de los poderes parlamentarios slo mostraba su puo de hierro metido en guante de terciopelo. Eran sus mejores tiempos. A veces se poda incluso dudar de su estrechez de espritu especficamente prusiana, de su incapacidad de comprender que en la historia universal existen otras fuerzas ms poderosas que los ejrcitos y las intrigas diplomticas apoyadas en estos ltimos.

El que la paz con Austria estuviese preada de la guerra con Francia lo saba perfectamente Bismarck y, adems, lo deseaba. Esa guerra deba ofrecer precisamente el medio de concluir la creacin del Imperio prusiano-alemn que la burguesa alemana le haba planteado[*]. Las tentativas de transformar paulatinamente el Parlamento aduanero[51]en Reichstag y de incorporar de este modo poco a poco los Estados del Sur a la Confederacin del Norte fracasaron, tropezando con la unnime exclamacin de los diputados de esos Estados:Los nimos de los gobiernos que acababan de ser vencidos en los campos de batalla no eran ms favorables. Slo una prueba nueva y palpable de que Prusia era mucho ms fuerte que ellos y que, adems, era bastante fuerte para protegerlos, por consiguiente, slo una nueva guerra, una guerra de toda Alemania, poda llevarlos rpidamente a la capitulacin. Adems, la lnea de separacin a lo largo del Meno[52], convenida secretamente antes entre Bismarck y Luis Napolen, pareca, despus de la victoria, impuesta por este ltimo a Prusia, por lo cual la unificacin con Alemania del Sur constitua una violacin del derecho reconocido esta vez formalmente de Francia a dividir la Alemania, era un motivo de guerra.

Mientras tanto, Luis Napolen deba ver si hallaba algn terreno en cualquier parte de la frontera alemana que pudiese apropiarse como compensacin por Sadowa. Al reorganizarse la Confederacin Germnica del Norte se dej al margen Luxem-

[*]Ya antes de la guerra con Austria, interpelado por un ministro de un Estado medio acerca de su poltica alemana demaggica, Bismarck le respondi que, a despecho de todos los discursos, arrojara a Austria de Alemania y rompera la Confederacin: . . . (Contado en Pars la vspera de la guerra con Austria por el mencionado ministro y publicado durante la contienda enManchceter Guardian[50]por su corresponsal parisiense Sra. Crawford).

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burgo;as, este ltimo era ahora un Estado que, an completamente independiente, se hallaba en unin personal con Holanda. Adems, Luxemburgo estaba casi tan afrancesado como Alsacia y tenda mucho ms hacia Francia que hacia Prusia, a la que odiaba positivamente.

Luxemburgo ofrece un ejemplo asombroso de lo que la miseria poltica de Alemania desde fines de la Edad Media ha hecho de las regiones fronterizas franco-alemanas, un ejemplo tanto ms asombroso que, hasta 1866, Luxemburgo perteneca nominalmente a Alemania. Compuesto hasta 1830 por una parte alemana y una francesa, la primera, no obstante, se someti pronto a la influencia de la civilizacin francesa, superior. Los emperadores alemanes de la casa de Luxemburgo eran, por su idioma y educacin, franceses. Despus de su incorporacin al ducado de Borgoa (1440), Luxemburgo, al igual que el resto de los Pases Bajos, no mantena ms que relaciones nominales con Alemania: su admisin a la Confederacin Germnica en 1815 no cambi nada. Despus de 1830, su mitad francesa y una gran porcin de la parte alemana pasaron a Blgica. Pero en la parte alemana que quedaba, todo se conservaba sobre bases francesas: en los tribunales, en las instituciones gubernamentales, en la Cmara, todo se haca en francs; todos los documentos oficiales y privados, todos los libros comerciales se escriban en francs; la enseanza en las escuelas medias se practicaba en francs; el idioma culto segua siendo el francs, por supuesto un francs que se las vea negras a causa del desplazamiento altoalemn de las consonantes. En breves palabras, en Luxemburgo se hablaban los dos idiomas: un dialecto popular franco-renano y el francs; pero el altoalemn segua siendo un idioma extranjero. La guarnicin prusiana de la capital agravaba ms que mejoraba la situacin. Todo eso es bastante humillante para Alemania, pero es verdad. Y este afrancesamiento voluntario de Luxemburgo arroja la verdadera luz sobre semejantes fenmenos en Alsacia y la Lorena alemana.

El rey de Holanda[*], duque soberano de Luxemburgo, saba aprovechar muy bien su dinero y se mostr dispuesto a vender el ducado a Luis Napolen. Los luxemburgueses hubieran consentido sin reserva la incorporacin a Francia: lo prob su posicin en la guerra de 1870. Desde el punto de vista del derecho internacional, Prusia no poda objetar en absoluto, ya que ella misma haba provocado la exclusin de Luxemburgo de Alemania. Sus tropas se hallaban en la capital como guarnicin de una plaza fuerte federal alemana; desde el momento en que Luxemburgo dej de ser una plaza fuerte federal, dichas tropas no tenan ms razn de encon-

[*]Guillermo III. (N. de la Edit.)

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trase all. Ahora bien, por qu no se marcharon, por qu Bismarck no pudo consentir la anexin?

Simplemente porque las contradicciones en que se haba embrollado haban salido a la superficie.Antesde 1866, Alemania era para Prusia nada ms que un territorio para anexiones que haba que compartir con el extranjero.Despusde 1866, Alemania pas a ser unprotectoradode Prusia, al que haba que defender contra las guerras extranjeras. Cierto es que, por razones de Prusia, partes enteras de Alemania no fueron incluidas en la llamada Alemania recin formada. Pero, el derecho de la nacin alemana a la integridad de su propio territorio impona ahora a la corona prusiana el deber de impedir la incorporacin de esos territorios de la antigua confederacin a Estados extranjeros y de tener abierta la puerta para su anexin futura al nuevo Estado prusiano-alemn. Por esa razn se detuvo a Italia en la frontera del Tirol[53]y por la misma razn Luxemburgo no deba ahora pasar a manos de Luis Napolen. Un gobierno realmente revolucionario poda proclamarlo abiertamente, pero no el revolucionario prusiano del rey, el que consigui, finalmente, hacer de Alemania un[54]al estilo de Metternich. Desde el punto de vista del derecho internacional, se haba colocado en la situacin de infractor y slo poda salir del apuro recurriendo a su predilecta interpretacin del derecho internacional en boga en las tabernas corporativas de estudiantes.

El que no se le hubiera puesto abiertamente en ridculo se debi slo a que, en la primavera de 1867, Luis Napolen no estaba an preparado de ninguna manera para una guerra grande. Se lleg a un acuerdo en la Conferencia de Londres. Los prusianos se retiraron de Luxemburgo; la fortaleza fue demolida, el ducado se proclam neutral[55]. Se volvi a aplazar la guerra.

Luis Napolen no poda sentirse tranquilo. Acept de buen grado el acrecentamiento del podero de Prusia, pero slo a condicin de recibir las correspondientes compensaciones en el Rin. Estaba dispuesto a contentarse con poco e incluso a moderar an ms sus modestas pretensiones, pero no consigui nada, lo engaaron en todo. Pero, un imperio bonapartista en Francia slo era posible si desplazaba progresivamente la frontera hacia el Rin y si Francia segua siendo en realidad o, al menos, en la imaginacin el rbitro de Europa. No se logr correr la frontera, la situacin de rbitro se hallaba ya en peligro, la prensa bonapartista gritaba a voz en cuello acerca de la revancha por Sadowa; a fin de mantenerse en el trono, Luis Napolen deba permanecer fiel a su papel y conseguir por la fuerza lo que no haba logrado por las buenas, pese a todos los servicios que haba prestado.

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Por ambas partes comenz una preparacin activa diplomtica y militar para la guerra. Y aqu tuvo lugar el siguiente incidente diplomtico.

Espaa buscaba un candidato al trono. En marzo[*], Benedetti, embajador francs en Berln, oye decir que el prncipe Leopoldo de Hohenzollern solicita el trono; Pars le encarga comprobarlo. El subsecretario de Estado von Thile le asegura bajo palabra de honor que el gobierno prusiano no sabe nada. Durante su viaje a Pars, Benedetti conoce el punto de vista del emperador:.

Diremos de pasada que con eso, Luis Napolen probaba que haba venido ya mucho a menos. En efecto, poda haber unams bella que el reinado de un prncipe prusiano en Espaa, los inconvenientes que se desprendan de ello, el enfrascamiento de Prusia en las relaciones internas de los partidos espaoles, posiblemente una guerra, una derrota de la enana marina de Prusia y, en todo caso, Prusia en una situacin extremamente grotesca ante los ojos de Europa? Pero, Luis Napolen no poda permitirse ya semejante espectculo. Su crdito estaba tan minado que tena que contar con el punto de vista tradicional, segn el cual un prncipe alemn en el trono de Espaa colocara a Francia entre dos fuegos y, por consiguiente, no se poda tolerar, punto de vista pueril despus de 1830.

As, Benedetti visit a Bismarck para recibir nuevas explicaciones y exponerle la posicin de Francia (el 11 de mayo de 1869). No consigui saber nada determinado. En cambio, Bismarck se enter de lo que quera enterarse: que la presentacin de la candidatura de Leopoldo significara la guerra inmediata con Francia. De este modo, Bismarck obtuvo la posibilidad de comenzar la guerra cuando le viniese mejor.

En efecto, en julio de 1870, volvi a surgir la candidatura de Leopoldo, lo que llev inmediatamente a la guerra, por ms que se opusiese a ello Luis Napolen. Este no slo se dio cuenta de que haba cado en la trampa. Comprendi igualmente que se trataba de su poder imperial y confiaba muy poco en la honradez de su pandilla bonapartista de azufre[56], que le aseguraba que estaba todo preparado hasta el ltimo botn en las polainas, y se fiaba todava menos de sus aptitudes militares y administrativas; ya sus propias vacilaciones aceleraban su cada.

Bismarck, al contrario, adems de estar completamente preparado en el aspecto militar, se respaldaba esta vez efectivamente en el pueblo, que, tras de todas las mentiras diplomticas de ambos

[*]De 1869. (N. de la Edit.)

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partidos, slo vea una cosa: no se trataba slo de una guerra por el Rin, sino de una guerra por su existencia nacional. Por vez primera desde 1813, los reservistas y laLandwehrafluyeron en masa, llenos de entusiasmo y de espritu combativo, para ponerse bajo las banderas. No importaba cmo se haba producido todo eso, no importaba qu parte de la herencia nacional de dos milenios Bismarck haba o no haba prometido por su propia iniciativa a Luis Napolen, tratbase de dar a entender al extranjero de una vez y para siempre que no deba inmiscuirse en los asuntos interiores alemanes y que Alemania no tena la misin de apuntalar el vacilante trono de Luis Napolen con concesiones de territorio alemn. Y frente a tal entusiasmo nacional desaparecieron todas las diferencias de clase, se disiparon todos los antojos de las cortes de Alemania del Sur acerca de la Confederacin del Rin y todos los pujos de restauracin de los prncipes expulsados.

Las dos partes se buscaban aliados. Luis Napolen estaba seguro de Austria y Dinamarca y, hasta cierto punto, de Italia. Bismarck tena a su lado a Rusia. Pero, Austria, como siempre, no estaba preparada y no pudo intervenir activamente antes del 2 de septiembre, y el 2 de septiembre Luis Napolen era ya prisionero de los alemanes; adems, Rusia notific a Austria que la atacara en cuanto sta atacase a Prusia. En Italia, Luis Napolen recoga los frutos de su doblez poltica: haba querido levantar el movimiento de la unidad nacional, pero, a la vez, haba querido proteger al papa contra esa unidad nacional; segua ocupando Roma con tropas que necesitaba en casa, pero que no poda retirar sin obligar a Italia a que respetase Roma y la soberana del papa, y eso, a su vez, no permita que Italia acudiese en su ayuda. Finalmente, Dinamarca recibi de Rusia la orden de estar quieta.

Pero los rpidos golpes de las armas alemanas desde Spickeren y Woerth hasta Sedn[57]ejercieron en la localizacin de la guerra un efecto ms decisivo que todas las negociaciones diplomticas. El ejrcito de Luis Napolen fue derrotado en todos los combates y, finalmente, tres cuartas partes del mismo se vieron prisioneros en Alemania. La culpa de ello no la tenan los soldados, que haban combatido con bastante valor, sino el jefe y el rgimen. Pero quien haba creado, como Luis Napolen, su Imperio con ayuda de una pandilla de canallas, quien haba mantenido en sus manos a lo largo de dieciocho aos el poder en ese Imperio slo por haberle dado a esa caterva la posibilidad de explotar a Francia, quien haba colocado en los principales puestos del Estado a hombres de esa gavilla, y en los cargos secundarios, a los cmplices de aqullos, no deba emprender una lucha de vida o muerte, si no quera verse en un atolladero. En menos de cinco semanas se desmoron el

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edificio del Imperio que durante largos aos haba entusiasmado al filisteo de Europa. La revolucin del 4 de septiembre[58]no hizo ms que recoger los escombros, y Bismarck, que haba empezado la guerra para fundar el Imperio pequeo alemn, se vio una bella maana en el papel de fundador de la Repblica Francesa.

Segn la propia proclama de Bismarck, la guerra no se haba llevado contra el pueblo francs, sino contra Luis Napolen. Con la cada de este ltimo, desapareca todo motivo de guerra. Lo mismo pensaba el gobierno del 4 de septiembre no tan ingenuo en otros problemas y qued muy sorprendido cuando Bismarck mostr de pronto todo lo junker prusiano que era.

Nadie en el mundo odia tanto a los franceses como los junkers prusianos. Y no slo porque stos, exentos de impuestos, haban sufrido en 1806-1813 el duro castigo que les haban impuesto los franceses y las consecuencias de su propia vanidad; era mucho peor el que esos ateos franceses hubiesen turbado tanto las cabezas con su criminal revolucin que la anterior magnificencia de los junkers se haba enterrado casi completamente hasta en la vieja Prusia, y los pobres junkers tenan que sostener ao tras ao una lucha tenaz por los ltimos restos de esa magnificencia, habiendo la mayor parte de ellos bajado al rango de deplorable nobleza parasitaria. Francia mereca la venganza por todo eso, y los oficiales junkers del ejrcito, bajo la direccin de Bismarck, se encargaron de ello. Se redactaron las listas de las contribuciones de guerra que Francia haba cobrado a Prusia, se evaluaron luego las proporciones de la contribucin de guerra que deban pagar las ciudades y los departamentos de Francia, habida cuenta, naturalmente, que Francia era un pas mucho ms rico. Se requisaban vveres, forrajes, ropa, calzado, etc. con una implacabilidad ostentativa. Un alcalde de las Ardenas, que declar no poder satisfacer la exigencia, recibi sin ms ni ms veinticinco golpes de bastn; el gobierno de Pars public pruebas oficiales de eso. Los francotiradores[59], que procedan tan exactamente de acuerdo con el decreto de 1813 sobre elLandsturm[60]prusiano, como si lo hubiesen estudiado para eso, eran fusilados sin piedad sobre el terreno. Son igualmente fidedignos los cuentos de los relojes de pndola enviados a Alemania:Klnische Zeitung[61]public eso. Slo en opinin de los prusianos esos relojes no se consideraban robados, sino hallados como bienes sin dueo en las casas de campo abandonadas en las inmediaciones de Pars y anexadas en favor de los familiares que se haban quedado en la patria. De esta manera, los junkers, bajo la direccin de Bismarck, se encargaron de que, a despecho de la conducta irreprochable tanto de los soldados como de una gran parte de los oficiales, se mantuviese el carcter especficamente prusiano de la guerra y de que los franceses no se olvidasen de ello;

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pero estos ltimos hicieron recaer sobre todo el ejrcito la responsabilidad por la odiosa mezquindad de los junkers.

No obstante, a esos mismos junkers les toc en suerte rendir al pueblo francs unos honores que la historia jams haba visto. Cuando todas las tentativas de eliminar el bloqueo de Pars haban fracasado, cuando todos los ejrcitos franceses haban sido rechazados, cuando la ltima gran ofensiva de Bourbaki sobre la lnea de comunicacin de los alemanes fracas, cuando toda la diplomacia europea abandon a Francia a su propia suerte, sin mover un dedo, Pars, presa del hambre, hubo de capitular. Y los corazones de los junkers latieron an ms fuerte cuando pudieron, en fin, entrar triunfantes en el nido impo y vengarse a sus anchas de los archirrebeldes parisinos, cosa que no les permitiera hacer en 1814 el emperador ruso Alejandro, y en 1815, Wellington; ahora podan ensaarse en el foco y la patria de la revolucin.

Pars capitul, pag 200 millones de contribucin de guerra; los fuertes fueron entregados a los prusianos; la guarnicin depuso las armas a los pies de los vencedores y entreg su artillera de campaa; los caones de las fortificaciones fueron desmontados de las cureas