encubrimientos con hedor a pescado
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Una forma de corrupción en la pesqueria peruana de anchovetaTRANSCRIPT
Encubrimientos con hedor a pescado
El reportaje que se transcribe a continuación muestra una faceta de la “tragedia de la
abundancia” en la pesquería peruana de anchoveta, término acuñado por Alejandro Bermejo
en la Revista Pesca en 1960. Lo que nos muestra es de tal naturaleza que debe ser conocido
para comprender debidamente la problemática del sector.
IDL-Reporteros expone nuevas evidencias que confirman las dos investigaciones publicadas
por este medio sobre las masivas y probablemente fraudulentas irregularidades en la pesca
industrial. Pero hay más: graves indicios de encubrimiento.
Por Milagros Salazar.-
¿Recuerdan de qué trataron las dos investigaciones de IDL-R sobre la pesca? Hay que saberlo
para entender lo que viene. En Cómo se esfuman $100 millones en pescado, (publicado el 17
de septiembre pasado) IDL-R examinó y comparó el peso declarado de 47 mil desembarques
(descargas) de anchoveta en tres temporadas de pesca (2009 y 2010) con el registro de cada
uno de ellos en las balanzas de las fábricas. La máxima diferencia aceptable podía ser hasta del
10%, pero se encontró discrepancias mucho mayores, que llegaban hasta el 50%. En términos
concretos, se esfumaron alrededor de 300 mil toneladas de anchoveta, valorizadas en unos
$100 millones de dólares.
Nadie pudo desmentir la certeza de estos hallazgos.
Esto llevó al segundo reportaje, para determinar dónde estaba el problema. Las balanzas con
truco (publicado el 6 de octubre pasado) descubrió y reveló una auditoría encarpetada de una
de las dos empresas inspectoras oficiales del sector, Cerper. Esta auditoría concluyó que el
31% de las balanzas inspeccionadas en las fábricas que seleccionaron tenían problemas graves
de adulteración. Pero en la inspección solo se auditó las balanzas de siete fábricas, casi todas
medianas o pequeñas, con excepción de una compañía grande, Copeinca. Pese a ello, el
informe era no solo muy importante sino contundente, pero llevaba inevitablemente a la
pregunta, ¿por qué se hizo una muestra tan pequeña y se excluyó a compañías grandes, que
concentran el mayor porcentaje de la pesca?
Esa omisión no fue casual ni accidental.
Según pudo conocer IDL-R, Cerper había hecho varios estudios en la primera temporada de
pesca de 2009, que demostraban las diferencias anormales entre la pesca declarada y la
pesada. Dichos estudios, que incluían a varias empresas grandes, fueron entregados al
ministerio de Producción durante las gestiones de las ex ministras Elena Conterno y Mercedes
Aráoz.
Cerper estudió las diferencias en tres puertos: Huarmey, Chancay y Chimbote porque “así lo
pidió la Dirección General de Seguimiento, Control y Vigilancia (Digsecovi)” del Ministerio,
según diversas fuentes que participaron en el análisis. Ello debido a que el viceministerio de
Pesquería había recibido varias denuncias de pescadores por “robo en el peso” en las balanzas.
En la planta de Huarmey de la empresa Austral, por ejemplo, se detectó que las 137 descargas
analizadas entre el 20 de abril y 12 de mayo de 2009, presentaban diferencias entre la pesca
declarada y pesada del 10%, 15%, 20% e incluso por encima del 30%. En su investigación, IDL-
R confirmó el mismo patrón de discrepancias de esta compañía en tres temporadas de pesca
de 2009 y 2010.
Ante esos resultados, en julio de 2009, según relata el gerente del programa de vigilancia de
Cerper, Rolando Urban, su compañía recomendó al ministerio de la Producción hacer una
auditoría integral de todo el sistema de pesaje en las fábricas, sobre todo del programa o
software.
El ministerio aceptó la idea. Cerper, que no tenía expertos informáticos, contrató a un
consultor con más de 30 años de experiencia en la pesca: el ingeniero pesquero Freddy
Sarmiento. Este convocó a especialistas en electrónica e informática y asegura que, al ver que
las anormalidades se daban en la mayoría de las plantas, recomendó auditar 112 balanzas en
40 fábricas o plantas pesqueras en los puertos del norte y centro.
En todo el litoral, hay alrededor de 180 balanzas. Por eso, la auditoría que proponía Sarmiento
iba a lograr un alto grado de exactitud en el diagnóstico del problema. Era un número alto,
pero se justificaba, según indica Sarmiento, “porque la mayoría *de empresas+ tenía el
problema de altas diferencias *entre pesca declarada y pesada+”.
Sin embargo, el ministerio de la Producción a través del entonces director de Digsecovi, el
marino en retiro Raúl Ponce, informó a Cerper que sólo se auditarían 18 balanzas de ocho
plantas, es decir el 16% de la propuesta inicial. Al final, apenas se auditó 16 balanzas en siete
fábricas.
IDL-R accedió a un correo electrónico en el que se da cuenta de una reunión realizada el 3 de
agosto de 2009 entre Ponce, su asesor Julio César Ruiz y los representantes de Cerper. Según
este mensaje, dirigido a Freddy Sarmiento, el Ministerio seleccionaría solo unas pocas plantas
en los puertos de Bayóvar, Chimbote y Supe, pero aparentemente como primer tramo del
trabajo.
“Concluida esta primera etapa, el Ministerio evaluará los resultados, y de acuerdo a ello se
desarrollará todo el proyecto *…+ a nivel nacional (ya no serían 112 balanzas, sino un promedio
[sic] de 185 balanzas)”, dice el correo.
Correo electrónico en el que consta que el Ministerio de la Producción ordena que se auditen
apenas 18 balanzas de siete fábricas, a pesar que había otras grandes empresas con altas
discrepancias entre pesca declarada y pesada.
Pero lo cierto es que nunca se auditaron las demás balanzas de las fábricas con las altas
discrepancias descubiertas. Al final, tanto el estudio previo sobre las discrepancias –que
coincide con la investigación más amplia que hizo IDL-R luego, por su cuenta y sin conocer el
trabajo precedente de Cerper– como el informe final de auditoría de las balanzas fueron
encarpetados por el Ministerio.
“Dijeron que no había presupuesto para hacer el proyecto completo”, señaló Sarmiento.
“Nosotros trabajamos en las plantas que el ministerio dijo. No fuimos porque se nos ocurrió”,
dice a su turno Rolando Urban de Cerper.
El hecho es que ambos estudios se mantuvieron en la sombra, hasta que IDL-R los descubrió
en el proceso de realizar su propia investigación.
En silencio y encarpetado
IDL-R contactó por teléfono a Raúl Ponce para que explique las decisiones que tomó: “No me
interesa pronunciarme sobre el tema” respondió Ponce, y cortó.
El desinteresado Ponce dependía en los días de la auditoría de la entonces ministra de
Producción, Mercedes Aráoz, a quien IDL-R también contactó por correo electrónico.
Aráoz respondió que en toda muestra hay un número pequeño que siempre es auditado de
manera aleatoria, pero que luego de conocerse las irregularidades que surgieron del examen,
se habló con los industriales “para dictar medidas que permitieran un mejor control”.
Pero esas medidas, como la mejora o cambio del software de las balanzas, donde los auditores
detectaron los mayores indicios de manipulación, nunca se concretaron.
Si el Estado no hizo nada, ¿qué hicieron o, por lo menos, qué dicen los pesqueros?
El presidente de la Sociedad Nacional de Pesquería, Richard Inurritegui, dijo a IDL-R que la
auditoría sólo demuestra que el pequeño grupo de plantas auditadas incurre en la
manipulación, pero que no hay que “generalizar”.
Richard Inurritegui, presidente de la Sociedad Nacional de Pesquería (Foto: IDL-Reporteros).
“Me preocupa que se haga una imagen del sector harinero como un sector tramposo”, dice
Inurritegui. Insiste que los empresarios impulsaron la mejora de los controles en el software,
pero Sarmiento lo desmiente.
El entonces consultor explica que el proyecto completo entre Cerper y el Ministerio de la
Producción era desarrollar un dispositivo electrónico que permitiera detectar la alteración en
el peso luego de los hallazgos de la auditoría.
Para los que realizaron dicha auditoría, el estudio estadístico de las discrepancias demostró
que había una “desviación del peso” que escapaba de los controles. Luego de la inspección de
balanzas se comprobó que las diferencias se debían a la manipulación de las tolvas y
principalmente del software. “No era necesario hacer la auditoría al 100 por ciento de las
plantas para concluir que había un problema”, dice Urban.
“Esas diferencias *en ambos estudios+ confirmaron que había un mal uso de las tolvas”,
remacha Freddy Sarmiento. Añade que durante la auditoría se detectó que algunas plantas
tenían un programa que permitía alterar el peso registrado de las descargas. Esta adulteración
delictiva quedó impune hasta hoy.
Algo más de un año después de contemplar la frustración y el encarpetamiento de sus
investigaciones, Sarmiento tuvo un cambio importante en su vida: fue elegido congresista de la
República. Desde el Parlamento, la acción fiscalizadora de Sarmiento quizá resulte más difícil
de encarpetar.
Entre tanto, los hechos son inequívocos: antes que IDL-Reporteros hiciera su propia extensa y
comprehensiva investigación, hubo una a cargo de Cerper que primero diagnosticó el
problema de posible fraude en el peso de la pesca y luego señaló la forma en que se producía:
mediante la adulteración de balanzas.
Eso lo supieron por lo menos dos ministros del gobierno de Alan García, que no hicieron nada
al respecto, pese a que no solo se perjudicaba los intereses de los pescadores sino los del
propio Estado.
En las primeras semanas del próximo año, IDL-Reporteros continuará con esta investigación,
complementando los hallazgos anteriores desde un ángulo nuevo y decisivo.
http://idl-reporteros.pe/2011/12/21/encubrimientos-con-hedor-a-pescado/