en torno aa llinares - ayuntamiento de linares · presentación una de las actividades...

68
C CE E N NT T R R O O D DE E E ES S T T U UD DI I O OS S L L I I N NA A R R E E N NS S E E S S P U B L I C A C I Ó N E S P E C I A L Nº 1 Linares, Diciembre 2009 En to r rno a Lina r res

Upload: phambao

Post on 17-Oct-2018

217 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

CCEENNTTRROO DDEE EESSTTUUDDIIOOSS LLIINNAARREENNSSEESS

PP UU BB LL II CC AA CC II ÓÓ NN EE SS PP EE CC II AA LL NNºº 11

Linares, Diciembre 2009

EEnn ttoorrnnoo aa LLiinnaarreess

Del dibujo de la cubierta: boceto, inédito, sin título, de Paco Baños. (Tinta sobre papel, 31,5 x 21,5). * Del interior de la cubierta: fotografía de Ana Núñez. Del dibujo de la contracubierta: boceto de la verja de la Estación de Madrid, de Santiago Tirado. Del interior de la contracubierta: paisaje minero, fotografía de Mª Isabel Moreno. De las fotografías interiores: sus respectivos autores y el Fondo Fotográfico Digitalizado del Archivo Histórico Municipal de Linares. * Agradecemos a Dª Emilia Marín Poveda, viuda de Francisco Baños, la cesión del boceto inédito del mismo para ilustrar la cubierta de esta publicación.

Presentación

Una de las actividades complementarias del I Congreso de Historia de Linares era la publicación de un número especial de la revista Cuadernos Monográficos Huarte, titulado: Visiones de Linares. En dicho número recogeríamos el particular enfoque de nuestra ciudad que escritores, poetas, historiadores, pintores, dibujantes, fotógrafos, músicos, etc., relacionados con Linares quisieran aportarnos.

La forma de expresión elegida sería totalmente libre: poema, relato breve, fotografía, dibujo, cómic, partitura... Sólo marcábamos para su colaboración las siguien- tes condiciones:

1. Que el objeto de la misma se refiriera a Linares.

2. Que fuera inédita (no publicada anteriormente).

3. Que se ajustara al espacio aproximado de un DIN-A4.

Aunque se solicitaron más de un centenar de colaboraciones, la respuesta fue muy escasa y el proyecto se congeló.

Con la creación del Centro de Estudios Linarenses, Cuadernos Monográficos Huarte cedió a aquel los originales remitidos que hoy, ampliados en número, se presentan ante vuestra atención, con el nuevo título de En torno a Linares.

Hemos querido con esta primera publicación, especial, abrir sus páginas a todo aquel que tuviera algo que decir y que, por supuesto, quisiera hacerlo aquí; independien- temente de las distintas sensibilidades y calidades que sus trabajos puedan aportar, tanto en el fondo como en la forma.

Con todo, esperamos que tenga buena acogida y confiamos que este trabajo sea el precedente de la futura revista del Centro de Estudios Linarenses. Habrá que revisar y adoptar nuevos criterios, más acordes con el tipo de publicación que pretendemos. En ello trabajamos actualmente.

Edita Centro de Estudios Linarenses Corredera de San Marcos, 40 Tfno./Fax 953 692 162 [email protected]

Dirección CEL Realización Brígido Bazán Aguado

Cristóbal Casado Álvarez Lorenzo Martínez Aguilar Antonio Quílez Ochoa Luis Rabaneda Sánchez Gregorio Sánchez Raya

Diseño y maquetación

Luis Rabaneda Sánchez

Tirada 500 ejemplares

Imprime Imprenta Martínez Santiago, 15 D.L. : J- Linares, diciembre de 2009

Notas

- El CEL agradece la colaboración de todas laspersonas, entidades e instituciones que han hechoposible la edición de esta publicación.

- El Consejo de Redacción no comparte,necesariamente, la opinión de sus colaboradores nise hace responsable de las mismas. Igualmente, nomantiene correspondencia sobre los originales nosolicitados.

- Se autoriza la reproducción, total o parcial, delcontenido de esta publicación, siempre que se citesu procedencia.

- Los párrafos en cursiva son trascripción literal delos textos originales aportados por sus autores.

Sumario

SSeecccciióónn AARRTTEE

Linares, puerta de Andalucía............................ 4 Vicente Leis Sánchez

El “Día de la Raza” en Linares.......................... 5 José Antonio Camacho Conde

El paseo de siempre ............................................ 6 Ramón Soler Belda

Carburos ............................................................ 7 Antonio Jerez

Jardines de Santa Margarita.............................. 8 Pilar Urtiaga

SSeecccciióónn HHIISSTTOORRIIAA YY PPAATTRRIIMMOONNIIOO

Un mosaico en el entorno de Cástulo............... 10 Francisco Arias de Haro Daniel Campos López

Calle Serrallo ................................................... 11 Germán Ayala

Las puertas y el arco de la Casa de la Munición ........................................................ 12 Pedro Belinchón Sarmiento

Santa Bárbara, en Linares ............................... 13 José Cabo Hernández

Eucaliptos ........................................................ 15 Natalio Camarero Solana

Perfil estratigráfico de los trabajos en el lienzo noreste de la muralla de Cástulo..................... 17 Daniel Campos López Francisco Arias de Haro

Los diferentes “linares” de Linares ................. 18 José Mª Carrascosa González

El sitio de Linares en época romana ................ 21 Bautista Ceprián del Castillo

El pozo “Esmeralda”........................................ 22 Tomás Cerón Cumbrero

Una nueva pieza para el Museo Arqueológico de Cástulo ............................................................ 23 Concepción Choclán Sabina

El Círculo Filatélico y Numismático de Linares y el Centro de Estudios Linarenses ................. 24 José Luis Córdoba Delgado

Memorias de una bailaora. Linares, 1905 ....... 25 Ana Mª Díaz Olaya

Un despido político camuflado ........................ 26 Jesús Fernández Alonso

Los parajes de Linares ..................................... 28 Francisco Gutiérrez Guzmán

La influencia de don José de Yanguas Messía, en los partidos de Feria ........................................ 31 Juan Hurtado Guzmán

Don Juan Diego y el barrio de San José, “Cantarranas”. Las escuelas SAFA y la visita del ministro ..................................................... 33 Francisco López Ayala

Versión gitana de la creación del Hombre. Una historia de María .................................... 35 Francisco López Escribano

Mi semblanza de Linares ............................... 37 Félix López Gallego

Un homenaje a una labor minera inhumana. La extracción del albayalde............................. 39 Francisco José Mañas Mármol

De Linares, rimas y leyendas ......................... 41 Andrés Padilla Cerón

Una calzada de Cástulo ................................. 42 Antonio Quílez Ochoa

Patrimonio inmaterial ................................... 43 Luis Rabaneda Sánchez

Esa presencia callada ..................................... 45 José Mª de Rus Martínez

Un crisol del pasado reciente ......................... 48 Felipe Serrano López

SSeecccciióónn OOPPIINNIIÓÓNN

¿A dónde vas, Santana? ................................. 52 Salvador Aznar Sampedro

A quien corresponda ....................................... 54 Antonio Garrido Padilla

¿Utopía o necesidad? Conservatorio de danza, ¡ya! .......................... 56 Raquel Parrilla Sánchez

SSeecccciióónn PPOOEESSÍÍAA

Soneto de Linares / Tarantas de Linares......... 58 Juan Vicente Acosta López

Taranta del amor herido Como el jarrillo del Ayuntamiento ................. 59 Cristóbal Casado Álvarez

Linares, Rhapsody in blue ................…........... 60 Domingo F. Faílde García

Torreón del Castillo de Linares ....................... 61 Lorenzo Martínez Aguilar

Tarantas ………………….............................. 62 Manuel Martínez Fernández

Taranta / Petenera corta y larga ..................... 63 Juan Parrilla Sánchez

Un templo musical / Devociones..................... 64 Miguel Vega Blázquez

Linares, puerta de Andalucía

Vicente Leis Sánchez

4 Centro de Estudios Linarenses

El Día de la Raza en Linares José Antonio Camacho Conde

Carroza de las Misiones discurriendo por la Corredera de San Marcos, el doce de octubre de mil novecientos cincuenta y cuatro. Se conmemoraba el “día de la Raza”.

La fotografía ha sido cedida al autor de esta colaboración por doña María José Conde Ortega, que aparece abanderando el segundo misterio por las Misiones de Oceanía.

En torno a Linares 5

El paseo de siempre

Ramón Soler Belda

6 Centro de Estudios Linarenses

El Paseo después de su cuarta reforma, en 1928. Los nuevos bancos y las palmeras recién plantadas cambian la imagen de este lugar

Carburos

Antonio Jerez

Obra entregada a Don Alberto López Poveda, en el acto de su Discurso de Ingreso, como Consejero Honorífico, en el Centro de Estudios Linarenses

En torno a Linares 7

Jardines de Santa Margarita

Pilar Urtiaga

8 Centro de Estudios Linarenses

Un mosaico en el entorno de Cástulo, Linares (Jaén) Francisco Arias de Haro Daniel Campos López

No aportaríamos ninguna novedad si comenzásemos destacando la importancia del patrimonio cultural disperso en el término municipal de Linares, las huellas de nuestra identidad, tan reivindicadas por todos sus ciudadanos; huellas que han tenido un intenso seguimiento con la finalidad de conocer nuestro pasado. Este camino conduce a un conocimiento cada vez más riguroso y enriquecedor, y a una apues-

ta de futuro en la que la investigación y su difusión juegan un papel fundamental.

Son cada vez más las intervenciones

arqueológicas que se desarrollan en el término municipal, incluyendo a Cástulo y a su entorno.

También es de destacar la aporta- ción de los hallazgos casuales, o la aparición de estructuras como consecuencia de las aguas de escorrentías. Es éste el caso del mosaico localizado en el entorno del cortijo de Casa Blanca, junto a Cástulo. Una joya que desde hace años se ha dejado ver puntualmente, arriesgando su integridad ante las acciones de aquellos curiosos amigos de lo ajeno que pretenden convertir en particular y privado el patrimonio común que poseemos. Éste, afortunadamente, vuel- ve a estar a salvo hasta que el tiempo no lo impida, gracias al esfuerzo y colaboración tanto de Administraciones como de volunta- rios amantes de su legado patrimonial.

Estas actuaciones han permitido documentar un pequeño fragmento de lo que fue el esplendor de la gran villa romana que se ubicó en este lugar, un mosaico en el que los motivos geométricos se entrelazan y muestran la grandeza de tiempos pasados.

Mosaico localizado en el entorno de Casa Blanca, Linares (Jaén)

10 Centro de Estudios Linarenses

Calle Serrallo Germán Ayala

Vivo en la calle Baños y, con frecuen- cia, bajo hasta Serrallo y la ando hasta llegar a la del Agua, que, en Confecciones Sánchez, cruza y pone fin a Serrallo. Carmen, en la esquina. Rodeada de cubos y barreños con claveles, rosas, gladiolos, nardos y grisófilas, extiende la mirada y los brazos por el trozo de suelo donde, de lunes a sábado, planta su “garden center.” Llama, pregunta, se intere- sa. Ella abre la puerta de la calle. Vicente, el marido, adusto y socarrón, limpia tallos, entresaca flores mustias, las ordena. Enfrente, el “Azafranero” expande el olor penetrante de sus condimentos.

Ha quedado atrás, fuera de la calle,

pero dándole la mano, pidiendo que se lo meta dentro, el amplio tenderete de la esquina del mercado, con ristras colgantes de ajos y pimientos secos, sobre fuentes de condimentos naranja y aceitunas de todas las clases: duras, partidas, majás, negras, gor-

das, menudas, entre manojos de perejil.

Caminando, entre la bulla, sorteas

minúsculos puestos. Ajos porros, hierbas de manzanilla, tomillo, hojas de laurel. Desde cualquier lugar, se oferta una parva cosecha: algunas lechugas, o coliflores; o espárragos silvestres que se buscaron uno a uno en el monte; o paloduz que se arrancó de la orilla del río. Hay habas secas de Úbeda, garbanzos de la campiña, judías y lentejas de Granada. Junto a las paredes, o en isletas en el centro de la calle, en el suelo, la cacharrería más diversa: cantarillas para aceite, sartenes de latón, trébedes de hierro, vajillas, cantareras de palo, tablas de pila. Sillas de culo de anea, banquetas, mesas camilla. Rastrillos, almocafres, palas, bielgos, azadas. Porrones de cristal, botijos, jarras y cántaros de Bailén o La Rambla. Albarcas, zapatos, botas, alpargatas. Alternando, cada pocos metros, tenderetes con telas multicolores, faldas, pantalones, camisas, bragas, sostenes, calzoncillos, pañuelos de color para el cuello o de sonar. Quincallería de botones, hebillas, cremalleras, presillas, colgantes, abalorios... A cada lado de la anchura escasa de la calle, puertas pequeñas dan paso a tiendas, comercios, talleres. Corto el mostrador. Conversación, la precisa. Estanterías apreta- das. Pero las casas son profundas como bodegas de gigantescos navíos ocultas en el agua por el peso de la mercancía.

La calle Serrallo es corta, pero andarla

desde el puesto de flores de Carmen hasta las dos esquinas últimas, lleva su tiempo. Traspasando la línea que las une, sales de Serrallo. El sol, que la ha respetado, inunda la fachada de la casa de enfrente, que, pintada de ocre, refleja una resplandeciente claridad amarilla.

Siempre he pensado que en Serrallo

late el corazón de Linares.

En torno a Linares 11

Las puertas y el arco de la Casa de la Munición Pedro Belinchón Sarmiento

Lo que hoy conocemos como Delegación de Hacienda se construyó para albergar las oficinas de la Mina de Arraya- nes de Linares y, según contaba mi abuelo, también construyeron el laboratorio químico de la mina, donde lo colocaron a él. Posteriormente dicho laboratorio se trasladó a la misma mina.

Pues bien, las puertas y el arco que actualmente vemos no son los que primitiva- mente había.

La Mina de Arrayanes tenía un

camión, al que pusieron de nombre “El látigo”, que se destinaba a subir y bajar a los jefes y encargados tanto al comienzo de la jornada como al final de la misma. Como este camión no entraba bien por la puerta encargaron a dos picapedreros, que trabaja- ban en la Empresa, que la modificara. De acuerdo al encargo recibido descargaron un poco los laterales de piedra para permitir el paso del camión al interior del edificio. Uno de ellos, que pude localizar, se llamaba Francisco Nájera García. Su hijo tiene actual-

mente un bar muy conocido en Linares, Casa Diego, situado en la plaza del Ayun- tamiento (“La papa”)

Es así, como desde entonces, la puerta original, que era de un arco de medio punto muy bonito, pasó a habitar tan sólo en el recuerdo de quienes originalmente la conocieron.

Asimismo, las puertas de madera

tampoco eran las que actualmente vemos. De tamaño desigual, la puerta grande estaba en el centro y las otras dos estaban tapadas. Las mismas fueron realizadas por el carpintero José Martínez García, que entonces trabajaba en la mina de Arrayanes, según él mismo me cuenta: “Esas puertas las hice yo antes de irme a la mili. Fui a la aserradora de Contreras y aparté las maderas y las coloqué, ahí, donde están ahora”.

Todo esto fue allá por el año 1955, por lo que las puertas y el arco que ahora con-templamos no son las que había antigua- mente.

“Esas puertas las hice yo antes de

irme a la mili. Fui a la aserradora de

Contreras y aparté las maderas ...”

12 Centro de Estudios Linarenses

Aspecto actual del arco y puertas de la antigua Casa de Munición

Santa Bárbara, en Linares José Cabo Hernández

El que una devoción, que habría concernido a una amplia porción de gentes, durante largo período, desaparezca sin dejar casi rastro, aunque raro no es imposible, como lo prueba la erradicación de la que se tenía por la apócrifa Santa Eufemia, muy popular por cierto. Por si no fuese el único, este precedente obliga a analizar la relación de Santa Bárbara con la localidad donde, últimamente, parece estar surgiendo, en algún sector, la idea de instaurar la advo-cación, dotándola de historicidad gracias al habitual proceso de promoción al rango de «tradición», con tan sólo algunas pocas e imprecisas noticias*.

Formando parte de lo que se cree

saber, hay nociones que de tan sabidas parecen indiscutibles y el patronazgo de la citada santa sobre los mineros es una de ellas. Pero, desde que buscando corroborarlo se quiera pasar de lo general a lo particular, en Linares se descubrirá lo contrario: la ausencia de objetos, lugares dedicados, citas y testimonios a ella referidos hasta pasada la primera mitad del siglo XIX es completa. Aún después de esa fecha, los que aparecen serán tan pocos e insignificantes, que obligan a concluir que sólo es santa, no ya patrona de nadie, y menos todavía conocida de la generalidad de la gente, hasta entrado el siglo XX.

(*) Coincide esto, confundiendo quizás historia y novela, con la aparición de una apelación nunca oída antes para las conocidas minas de La Tortilla que, de un tiempo a esta parte, a veces, llaman con la estrafalaria denominación de «Minas de los Lores».

Tal penuria de informaciones obliga a ampliar el marco geográfico de la búsqueda hacia La Mancha y el Valle del Guadalquivir, extensión que procura la aparición de su nombre en relación con la minerometalurgia, denominándose con él unos pozos de la mina de Villagutierre, activa en 1607 en el valle de Alcudia.

Pero, esta primera cita será, también, la última durante más de ciento cincuenta años porque, tras esa fecha, entrará santa Bárbara en un prolongado eclipse del que saldrá sólo pasada la primera mitad del siglo XVIII, cuando parece se estaba demoliendo, en la Real Fundición de Bronces de Sevilla (es decir, en un establecimiento no minero sino artillero), una vieja capilla que estaba bajo esa advocación.

Algo más tarde, a fines de siglo,

posiblemente por influencias germánicas, comenzará a considerársela patrona, más o menos oficial, de los alumnos de la Escuela de Ingenieros de Almadén. Ahí es donde parece estar el punto inicial del intento de aclimatarla en la minería de Sierra Morena. Pero, aunque la mina de Arrayanes de Linares y Almadén, ambas propiedad del Estado, han mantenido una relación sostenida desde mediados del XVIII e intercambiado, en numerosas ocasiones, personal técnico, no se logrará introducir Santa Bárbara en nuestra área, donde continuará siendo casi una perfecta desco-nocida. Puede que por considerársela devo-ción ligada a la élite técnica y administrativa, ajena a la labor minera.

En torno a Linares 13

En Linares, donde tras la Guerra Civil se ha

efectuado un intenso trabajo de

recristianización, mineros y fundidores

ganan una inesperada patrona, en 1957

Habrá que esperar a que pase la primera mitad del siglo XIX para que aparezca, por primera vez, el nombre de la santa en Linares, aunque en condiciones tan poco significativas que entre los miles de nombres de minas, concesiones, demasías y pozos conocidos, sólo lo he encontrado cuatro veces : dos en Linares y dos en La Carolina, en explotaciones que, salvo el coto Santa Bárbara (que por formar parte del Grupo Sinapismo puede merecer la jerarquía de mina), serán de ínfima o ninguna importancia.

No es imposible, pero desconozco, que además de en éstas, encontremos alguna otra cita. Sé que los nombres son miles, pero aún cuando así fuese ello no cambiaría gran cosa la importancia o generalización que entre la gente alcanza la denominación. Consideremos el hecho de que la prensa local, en el siglo XIX y buena parte del XX, no dé noticia de ceremonia o festividad alguna relacionada con esta advocación.

En Tharsis, Huelva, sorprende que

sea la compañía inglesa que explota la zona la que promocione esta advocación, celebrán- dola anualmente con diversiones y día feriado para los mineros. En Linares, luego que los arrendatarios de la espléndida mina

de Arrayanes, con gran ganancia para ellos, la convirtiesen en poco más de quince años en casi un cascajo, recuperada por el Estado a primeros del siglo XX, una vez norma-lizado en lo posible su funcionamiento, a pesar de la presencia en la mina linarense de personal dirigente con altos grados en la masonería, se constata un esfuerzo (final-mente fallido) por aclimatar a la santa, seguramente por influencia de la jerarquía procedente de Almadén.

De entre las varias e interesantes conclusiones que, observando la fotografía que acompaña a este trabajo, podemos sacar, quizás la más evidente es la presencia de mineros en traje de mina, lo que manifiesta que están entrando o saliendo de los pozos; el día, por tanto, no es feriado. También, el que por esas fechas, se decoraran con representaciones, sobre azulejos, de la santa el citado Cerco. Aquella destruida imagen y la de la Casa de la Munición -que sepamos- son las primeras representaciones públicas de Santa Bárbara en nuestra localidad.

Habrá que esperar aún bastantes años

-y un gran cambio político- para que aparezca en España con mayor frecuencia el nombre de Santa Bárbara, generalmente en trabajos nuevos o explotaciones reanudadas en lugares aislados.

En Linares, a pesar de que tras la

Guerra Civil se efectuó un intenso trabajo de recristianización, en el que la instrumen- talización de la enseñanza técnica tuvo un papel destacado, los lugares, minas y fundiciones conservan sus apelaciones tradicionales. Sólo por decisión del Consejo de Ministros, del cuatro de diciembre de 1957, se aprueba que el día de Santa Bárbara será festivo y recuperable en todas las explotaciones mineras del país, logrando, ¡qué gran novedad !, que cuente Linares con una parroquia de esa advocación y que mineros y fundidores ganen una inesperada patrona.

Misa en honor de Santa Bárbara, en el Cerco de San Fausto (1920)

14 Centro de Estudios Linarenses

Eucaliptos Natalio Camarero Solana

Recuerdo aquel olor, balsámico, profun- do, que a comienzos del otoño se esparcía con las primeras lluvias tras el verano. El olor característico a tierra mojada se mezclaba con el olor a eucalipto, esos eucaliptos que como vigilantes gigantones nos acompañaban en nuestro ir y venir a la escuela de Doña Paquita, en la fundición de “La Tortilla”.

Desde mis primeros recuerdos el eucalipto ha formado parte de mi imagen de Linares. Sencillamente estaba ahí. Desde casa a la escuela, alrededor de casa, en torno a la escuela. Bien alineados al borde de la carretera, bien agrupados en pequeños bosquecillos como el que había detrás de casa, con su pilar de agua, donde en verano sesteaban las cabras y las ovejas; o como el que había junto a la escuela, que nos servía en el recreo para escondernos tras su grueso tronco en nuestros juegos. Estaban ahí. Eran parte de nuestro paisaje.

Recuerdo también cómo mi madre ponía en el brasero de picón los frutos del eucalipto (los del eucalipto macho) porque decía que eran buenos para aliviar los síntomas del resfriado. ¡El olor del eucalipto! Ese olor que se mezclaba con el olor de la fundición, olor

a humo, carbonilla y metal, que en los días de lluvia se humedecía y tiznaba.

Algún tiempo después comprobé que el eucalipto estaba presente en casi todas las explotaciones mineras de Linares. Es un árbol, de origen australiano, que por diversas razones (rápido crecimiento, abundante sombra, capacidad de absorción del agua del subsuelo, olor saludable, etc.) se extiende paralelo al desarrollo de la minería linarense en los siglos XIX y XX. Ya en el Informe del ingeniero Enrique Naranjo de la Garza (1886) se hace referencia a su plantación en algunas explotaciones controladas por los ingleses.

El eucalipto acompañaba al minero a la mina y lo recibía cuando salía de la tierra. El eucalipto formaba parte del paisaje minero.

La entrada a Linares por la carretera de Bailén se hacía acompañada de dos hileras kilométricas de eucaliptos de un porte soberbio, de fornidos troncos centenarios, de largas y flexibles ramas que en algunas zonas

”La entrada a Linares se hace

ahora por un impersonal polígono industrial, desolado, que podría ser de cualquier lugar”

En torno a Linares 15

formaban una bóveda vegetal, siempre verde, porque el eucalipto no se desnuda en invierno.

Pero el eucalipto no es autóctono. El eucalipto acidifica el suelo. El eucalipto, según algunos, no es un buen árbol por lo que si se corta no pasa nada. Y así desapareció el bosquecillo detrás de casa. Y el de la escuela. Y todos los de la entrada a Linares desde Bailén. Y no pasó nada. Sólo nos quedamos sin decenas y decenas de árboles, sin su sombra, sin su oscuro verdor, sin su olor balsámico y profundo que me recordaba mi infancia linarense.

La entrada a Linares se hace ahora por un impersonal polígono industrial, desolado,

que podría ser de cualquier lugar.

Uno a uno se tumbaron estos giganto- nes. Perdimos algo que sólo teníamos nosotros. No hubo protestas porque eran eucaliptos. ¿Qué hubiese pasado si en vez de eucaliptos hubiesen sido pinos o encinas? Era nuestro paisaje, mi paisaje de acceso al corazón de la ciudad durante años y años.

Este árbol forma parte del entorno linarense y debe ser considerado como parte de su patrimonio natural en simbiosis con la minería. Este árbol, como muchos linarenses, tiene sus orígenes fuera pero ha crecido y vivido aquí. Vino con las minas y se quedó. Es ya de aquí. Todavía quedan algunos.

16 Centro de Estudios Linarenses

Minas “La Cruz” (1958)

Perfil estratigráfico de los trabajos en el lienzo noreste de la muralla de Cástulo Daniel Campos López Francisco Arias de Haro

Son escasos los lugares en los que, en tan sólo unos metros cuadrados, pueda quedar reflejada la ocupación humana de manera continuada durante casi 3.000 años. Un proceso repleto de acontecimientos históricos reflejados, en numerosas ocasio- nes, en las fuentes escritas y en otras muchas, gracias a la metodología arqueológica usada en la actualidad y a los perfiles estrati- gráficos documentados en las intervencio- nes arqueológicas.

Sin duda, el yacimiento arqueológico

de Cástulo deparará muchas sorpresas.

Unas más espectaculares, otras sorprenden- tes, como la información obtenida gracias a la estratigrafía de los trabajos en el lienzo noroeste de la Muralla de Cástulo. Es éste un importante registro de información, cada vez más protegido por la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, en que es posible observar los restos de las primeras ocupa- ciones documentadas por el momento en el yacimiento, y fechadas en el Bronce Final. Vestigios sobre los que se fueron superpo- niendo, a lo largo de los siglos, diferentes construcciones de época ibérica y romana, hasta que se produjo el proceso inverso: el desmonte sistemático de las murallas y de todos los edificios que se mantenían en pie a partir del siglo XV, que ha dejado reflejo de su huella en una fosa junto a la muralla.

En este lugar, y en cada uno de los perfiles de las diferentes intervenciones arqueológicas que se realizan en Cástulo y su entorno, no sólo queda patente la impor-tancia de este legado cultural, desarrollado durante milenios, sino que se reafirma la importancia de la estratigrafía como instru- mento indispensable para el avance de la investigación y del conocimiento de nuestra historia.

En torno a Linares 17

Los diferentes linares de Linares José María Carrascosa González

La impresión más profunda que se tiene de Linares, cuando se percibe con cierta profundidad su ser de ciudad, es la de que los caminos que han conducido a configu-rarla tal como es han sido múltiples y variados. Sus hombres vinieron desde remotos sitios. Su ser de villa y de ciudad se fue configurando paulatinamente con la inflexión e integración que la emigración supuso en el aumento de su población. Desde el punto de vista antropológico, la Villa de Linares fue constituyéndose, sobre todo desde la mitad del siglo XIX, como un núcleo humano variado y plural. Los hombres que fueron aglutinándose en su tierra supieron aunar costumbres, creencias y culturas diferentes. Todo fue amalgamán-dose en Linares para entrecruzar, en su cultura y en su estilo ciudadano, una variada manera de ser, abigarrada y diferente, que conjugó y unió a hombres venidos de dife- rentes y variados sitios.

Suele decirse que a Linares lo integran varios Linares. Incluso se afirma que el Linares configurado en sus barrios, en su centro, en su periferia, no tiene, carece de identidad común. En realidad, Linares se ha configurado como un pueblo de aluvión, determinado en su aumento y afluencia demográfica por momentos laborales y económicos diferentes. Sin duda, no tiene Linares la tradición histórica de otras ciudades cercanas que tuvieron mayor protagonismo en la independencia y confi- guración del “reino de Baiasa”, pero nadie

duda de que tiene, sobre todo, la riqueza y la historia de unos hombres que un día abandonaron silenciosamente sus tierras de Granada, Almería, La Mancha, para integrarse con un común corazón linarense en esta nueva tierra de promisión, pujante por el plomo y la plata de sus filones mineros.

Desde su constitución como villa independiente, Linares afianza su desarrollo económico en torno a la agricultura y a la ganadería. En la gran dehesa de Cazlona, una vez independizada de Baeza, encuentra su medio de subsistencia y se organiza, cada vez con mayor fuerza, desde 1565, como “villa en sí y por sí”. Afianza sus estructuras civiles y ciudadanas, madura su expresión y práctica religiosa y el Cabildo y la Iglesia de Santa María constituyen el centro de su vida y desarrollo ciudadano. Las actas de cabildo muestran los afanes del pueblo de Linares por organizar su vida bajo las concesiones que como Villa le había concedido según Real Privilegio de Felipe II, otorgándole el título de Villa, el 17-8-1565. Su población se había mantenido, según los padrones de habitantes, con pequeñas variaciones, en torno a las 6.000 almas. Será, sin embargo, a partir de 1857 cuando se produzca uno de los primeros aumentos de su población: de 1846 a 1857 Linares aumentará en 4.000 habitantes, llegando ya en 1897 a la cifra de 35.233 (en 1846 eran 6.567) y en 1930 a 42.170.

En catorce años (desde 1846 a 1860) la

población de la Villa de Linares se había du- plicado. En treinta años (desde 1846 a 1877) había aumentado seis veces su número de habitantes. La disminución ocasional de la población, que también se dará, sobre todo

”El desarrollo, industrial y ciudadano,

alcanzado era tal que en 1923 el Cabildo

linarense solicitaba se concediera a Linares la capitalidad de la

provincia”

18 Centro de Estudios Linarenses

desde 1887 a 1897, se deberá a las crisis mineras originadas, sobre todo, por el precio del plomo en el mercado de Londres. La vida industrial linarense se centraba en la explotación hecha por empresas nacionales y extranjeras de sus múltiples minas de plomo -y también de cobre- de la Villa y de sus poblaciones limítrofes.

Fue éste, sin duda, el primer

momento de importancia en el que la ciudad de Linares empezaba a configurarse en parecidas dimensiones a las actuales. Muchas de las gentes que vinieron al amparo del trabajo de las minas y a implantar en la ciudad negocios comerciales, propios del desarrollo minero, se quedaron en Linares y se integraron en la vida ciudadana linarense con todas sus consecuencias. Linares ya no sería más el Linares de cinco o seis mil habitantes de principios del XIX. Con sus varias estaciones de ferrocarril, su explota- ción minera internacional, (se establecieron en la ciudad diversos viceconsulados extranjeros), Linares comenzó a vivir en un clima de expansión y prosperidad que la consolidaban como la población más importante de la provincia. El desarrollo, industrial y ciudadano, alcanzado en Linares era tal que en 1923 el Cabildo linarense solicitaba que se concediera a Linares la capitalidad de la provincia. Un rumor que se difunde a partir de la constitución del Directorio de Primo de Rivera es el de que se va a modificar la estructura existente en el territorio nacional. Por ello, en sesión del 18 de diciembre de 1923, el Ayuntamiento de Linares, por moción de su alcalde Luis Marín Caro, presenta una proposición que en su literalidad expresa lo siguiente:

“Si la división del territorio nacional ha de hacerse por regiones, se conceda a Linares la capitalidad de las demarcaciones especiales que se establezcan en los órdenes militar, judicial y de Hacienda … Si se respetan las actuales provin- cias modificándolas según las transformaciones ocurridas desde que fueron creadas, se otorgue a Linares la capitalidad de la nueva provincia…”

Sin embargo, en la segunda década del siglo XX, el auge minero comenzaba a estancarse. Era necesario, por ello, un nuevo proyecto económico que sacara a Linares del bache comercial y poblacional en que empe- zaba a sumirse.

Este acontecimiento fue Santana. En 1955 existían, en las afueras de Linares, unos pequeños talleres para la fabricación de maquinaria agrícola. A partir de esta inci-piente industria mecánica, en Linares, comenzaron a fabricarse componentes para vehículos. Se comenzó fabricando en esa factoría la caja de cambio de diferentes modelos de la marca Citröen, actividad industrial que se prolongó hasta 1983.

Con el comienzo de la vida produc-

tiva de Santana comienzan a llegar traba-jadores de localidades cercanas. Cuando comienza a fabricarse el “Land-Rover” el número de trabajadores se incrementa notablemente: se pasa de 437, en 1970, a 4.600 en 1981. Algo después, al abandonar los ingleses el “Land-Rover” su etapa comercial en Linares, en la década de los 80 (1982), Santana establece contacto con la empresa japonesa “Suzuki”. Comienzan a fabricarse los modelos de coches “Samurai” y “Vitara” que, a pesar de pasar por dife- rentes y serias crisis de estabilidad, dieron continuidad, aunque no por mucho tiempo, a la industria linarense.

De nuevo la emigración, aunque en

menor escala que en la época del desarrollo minero, incrementa la población linarense. Una población que, igual que en otras poblaciones donde se había dado el fenóme-no de la emigración, amalgamó en su seno no sólo a los habitantes ya existentes en la ciudad, sino a muchos de los que habían venido en el proceso migratorio.

Estos núcleos poblacionales, a los que

en la actualidad habría que añadir todos los que han venido a configurar el Linares comercial y de servicios de hoy se han ido

En torno a Linares 19

agrupando en barrios ciudadanos muy bien configurados y organizados. Poseen su propia comunidad vecinal, sus fiestas patronales, sus colegios y asociaciones de padres, sus centros de salud, etc. En realidad, la agregación local de las familias ha configurado cada uno de estos “barrios” con perfiles diferentes y, también, especiales. De ahí el título que he puesto a estas líneas de

reflexión: “Los diferentes Linares de Linares”. Sería un excelente estudio de sociología antropológica delimitar los perfiles de cada una de esas barriadas linarenses para así determinar el modelo de ciudad sostenible que es necesario construir. Así, quizás, podríamos evitar los compartimentos estan- cos en que las barriadas pueden convertir a nuestra ciudad.

20 Centro de Estudios Linarenses

Vista de Linares, desde el Camino de la Flecha (1958)

El sitio de Linares en época romana Bautista Ceprián del Castillo

El plano plantea la posibilidad de que la población romana sita en la actual Linares fuera la Mansio Adaras de la Vía Augusta, según consta en los Vasos de Vicarello. La hipótesis se basa en el análisis de los Vasos por un lado y, por otro, en los restos arqueológicos de las últimas actividades arqueoló-gicas (material mueble, estructuras habitacionales, restos de calzada ro- mana, miliario) y antiguos hallazgos casuales en los alrededores (miliario).

En torno a Linares 21

El pozo “Esmeralda” Tomás Cerón Cumbrero

Estas tres fotografías corresponden a tres etapas de la recuperación del pozo Esmeralda, de la Empresa Nacional Adaro. En la primera, de 1950, se puede apreciar una “hundición” importante junto al pozo; la segunda, representa cuando se hizo la recuperación del pozo, aproximadamente en 1970, y se instaló un pequeño castillete con la máquina de extracción correspondiente, y la tercera corresponde al último castillete instalado en el pozo, también, a su vez, último del distrito minero Linares-La Carolina. Fue fabricado, construido y montado por la Sociedad Española de Construcciones Metálicas, “La Constancia”, de Linares.

Recuperación del pozo, en torno a los años 70, cuando se instala el pequeño castillete

-Imagen 2-

Primera etapa de recuperación del pozo, año 1950 -Imagen 1-

Último castillete del distrito minero, en el pozo Esmeralda -Imagen 3-

22 Centro de Estudios Linarenses

Una nueva pieza para el Museo Arqueológico de “Cástulo” Concepción Choclán Sabina

En los trabajos de excavación en un aljibe de Cástulo, en el invierno de 2000, se localizó, entre otros muchos fragmentos y objetos de diversa naturaleza, este fragmento de cornisa de mármol que, a juzgar por sus dimensiones, debió formar parte de la decoración de un edificio privado. L La decoraci

La decoración de este fragmento de cornisa está formada por tres franjas con motivosvegetales, separadas por listeles. La franja superior la conforman Kymas lésbicosseminaturalistas. Tras un listel encontramos un friso de dentículos y, tras un nuevo listel deseparación, una ancha banda inferior nuevamente decorada. Esta nueva franja cuenta confranjas con kymas lésbicos trilobulados esculpidos en el centro en doble bisel y con hoja encentro triangular con nervio central. Los kymas están separados por flores de tres pétalos, conlos extremos unidos a los arcos periféricos.

La cronología de esta cornisa podemos centrarla entre el S. II, cuando probablemente

se construyó el edificio al que perteneció, y mediados del siglo IV, cuando, tras laremodelación de la zona en que se ubicaba, es derruido y los escombros enterrados en elaljibe.

Junto con esta cornisa se hallaron dos cabezas femeninas y fragmentos de brazos de

pequeñas esculturas. Todo ello de mármol.

En torno a Linares 23

El Círculo Filatélico y Numismático de Linares y el Centro de Estudios Linarenses José Luis Córdoba Delgado

Es curioso, y mucha gente no lo sabe, que en sus raíces, el Círculo Filatélico y Numismático de Linares tiene bastante relación con el Centro de Estudios Linaren- ses, no con éste recientemente creado, pero sí con el que existía allá por el 1 de febrero de 1956, en cuyo seno, y en Junta General Extraordinaria, se fundó la entidad filatélica linarense.

Las crónicas de aquellos años hablan

de ello, diciendo que dentro del Centro de Estudios Linarenses se ha creado un club filatélico presidido por D. Antonio Galera García, siendo su secretario, D. Ricardo Sánchez Arboledas, su tesorero, D. Felipe López Cruz y vocales D. Miguel Garzón Jiménez, D. Félix López Gallego (actual consejero del CEL), D. Manuel Megías Torres (actual socio numerario del CFNL) y D. Aurelio Castaños Moro.

La primera exposición filatélica se celebró en 1956 y el primer matasellos especial conmemorativo lo consiguieron en 1957, con motivo de la segunda exposición filatélica que se celebró durante la Real Feria y Fiestas de San Agustín de aquel año, en que se conmemoraba el segundo centenario del patronazgo de la Virgen de Linarejos. En dicho matasellos figuraba la fachada del actual Museo Arqueológico, el emblemático edificio de la calle del Rosario. La exposición se celebró en el bonito edificio de los

grupos escolares que existían en el lateral del Paseo de Linarejos, hoy desaparecido.

En 1958 el Círculo Filatélico y Numismático de Linares celebró su tercera exposición filatélica, con matasellos especial en el que figuraba un escudo muy particular de Linares. El sobre oficial conmemorativo en el que se estampó el matasellos fue realizado por el gran pintor linarense, D. Francisco Baños, haciendo coincidir en su dibujo elementos relativos a la feria, San Agustín y la pujante industria linarense. Hay que señalar que el escudo de la asociación filatélica linarense fue realizado, también, por D. Francisco Baños, destacando en el mismo el tradicional minero y la cabria de una mina, símbolos de Linares, junto a la leyenda que denominaba a la entidad filatélica decana de nuestra provincia de Jaén.

Hoy, de nuevo y, con motivo de la edición del primer número de esta publicación especial, vuelven a encontrarse el Centro de Estudios Linarenses y el Círculo Filatélico y Numismático de Linares, por mediación de su actual Presidente, D. José Luis Córdoba Delgado, integrante del CEL, que seguirá unido al mismo, haciendo honor a sus raíces, para seguir trabajando por la cultura de Linares a través de la filatelia, numismática, literatura filatélica, máximo- filia, vitolfilia, y otras modalidades de coleccionismo; a través de las cuales el Círculo ha difundido hechos y aconteci- mientos históricos, personajes, monumentos, actividades deportivas y culturales, etc., de nuestra ciudad por toda España y el extranjero.

24 Centro de Estudios Linarenses

Antiguo escudo del Círculo Filatélico, diseñado por Paco Baños

Memorias de una bailaora. Linares, 1905 Ana María Díaz Olaya

<<Como cada atardecer, la silenciosa y apesadumbrada hilera de mineros regresa tras una nueva y fatídica jornada laboral. A la vez que, en la mente de cada uno de estos valientes luchadores, se repite un mismo pensamiento, que no es otro que dar gracias a Dios por concederle un día más para contemplar un nuevo amanecer. Sueño asomada a mi ventana con el día en que un joven y apuesto caballero me saque de la inmundicia de vida en la que me hallo sumergida y de la que, a pesar de mi juventud, no puedo escapar. Lo merezco. Para ello he luchado contra viento y marea al dejar mi pueblo de origen y llegar hasta Linares, la ciudad de los sueños, como la llama todo el mundo, y poder tener la oportunidad de vivir dignamente al mostrar un talento que todos siempre me han reconocido desde niña. Si otras, como la Argentina, están haciendo giras mostrando su arte, ¿por qué no iba yo a llegar tan lejos? Estoy segura que un día mi vida dará un giro y encontraré mi lugar en el mundo del baile, o si no fuera así, por lo menos un marido con el que llevar una vida decente. Entonces, podría ir al pueblo presumiendo ante mis amigas que tantas veces se han reído de mí. María, una de las cuatro bailaoras con las que comparto el cuartucho en el que vivo, además del cuadro flamenco, me repite sin cesar que ningún hombre me querrá jamás como esposa si se entera de mi vida de artista. Pero no merece la pena escuchar los sermones de mi compañera; yo le demostraré que se equivoca, y ese día cambiaré el trozo de bacalao y el pellizco de pan que almuerzo cada día por uno de esa jugosa carne que observo en el mercado cada mañana y que sólo los ricos se pueden permitir.

Sumergida en mis pensamientos miro el reloj y me doy cuenta de que se está haciendo tarde. Apresuradamente, comienzo a vestirme con mi traje de volantes. Seguidamente, me recojo un moño que adorno con una flor y me subo en mis graciosos zapatos de tacón de lunares. Como cada noche, mis pasos se dirigen al café cantante “La Amistad”, donde junto a mis compañeras interpretaré una bulería seguida de un fandango. Pero eso sí, a partir de media noche, porque, aunque es incomprensible para mí, el flamenco tiene muy mala fama entre la gente de bien. Sin embargo, gran cantidad de señoritos asisten a nuestro espectáculo dirigiéndonos miradas lascivas al vislumbrar nuestras piernas en los numerosos giros que componen los bailes, para después de la actuación acercarse a nosotras, los más atrevidos, pidiéndonos derecho a reservado. Eso no me gusta demasiado ya que, además de bailes, nos exigen otros menesteres para nada decentes, pero debo hacerlo porque sé que llegará el día en que uno de estos amables caballeros se enamore de mí y me saque de este terrible destino que me ha tocado vivir>>.

Como cada amanecer, Carmen vuelve a casa con mucho pesar, arrastrando los tacones y con los ojos llenos de lágrimas. Esta noche sus sueños tampoco se han hecho realidad, pero algo en su interior le dice que no falta mucho, que siga luchando, que no desespere. Y esta dulce esperanza es la que hace posible que se meta en la cama cada noche con una sonrisa plasmada en sus delicados labios y cierre los ojos anhelando adentrarse en un sueño que la convierta en princesa de un cuento que, terriblemente, nunca se cumplirá. Pero al menos, por unas horas, Carmen disfrutará de una felicidad ficticia que sólo mientras duerme es real.

Este breve relato pretende describir el día a día de las artistas que llegaron a Linares en su época de apogeo industrial y minero con la esperanza de encontrar reconocimiento a su talento y que, por desgracia, finalizaron anónimamente sus días con muy mala fortuna. A ellas va dedicado.

En torno a Linares 25

Un despido político camuflado Jesús Fernández Alonso

En Linares, algunas personas toda- vía recuerdan los primeros despidos produ- cidos en Metalúrgica de Santa Ana, en 1972; año éste en el que se dieron las primeras protestas y reivindicaciones de trabajadores, con bajadas de rendimiento y paros colectivos. En total fueron diez trabajadores, entre ellos un enlace sindical, los que sufrie- ron la represión de ser despedidos por una dirección de empresa anclada en el régimen franquista y tutelada por el Sindicato Vertical. Sin embargo, son muy pocas las personas que pueden conocer un despido realizado en el año 1973, que fue camuflado por el departamento social con una baja por incomparecencia al trabajo, pasando desa- percibido a la mayoría de los trabajadores.

Según acta de la reunión celebrada

por el Jurado de Empresa de Metalúrgica de Santa Ana, el día 5 de octubre de 1973, en el punto 4.6 del orden del día, se dio lectura a un escrito del departamento social, mediante el cual se informaba al pleno de vocales que,

con fecha 7 de septiembre, había causado baja en la empresa por incomparecencia del productor Miguel Ángel Gámez Zamora. Cualquiera que haya tenido la oportunidad de leer la referida acta, pensará que el trabajador, voluntariamente, no acudió al trabajo durante bastantes días, sin justifi- cación, procediendo la empresa a darle de baja. Pero, si se investiga bien el tema, hablando con alguno de sus antiguos compañeros de la fábrica o con el trabajador en cuestión, podemos contar hoy el caso como verdaderamente sucedió.

Miguel Ángel, trabajaba desde 1971, en la oficina de la división de chapa y prensa; primero como calcador y posterior- mente como oficial de tercera, técnico de organización. En el mes de agosto de 1973, estando de vacaciones, fue detenido en su domicilio del Barrio Girón, con gran aparatosidad de medios y agentes de la Guardia Civil. Fue interrogado en el cuartel y llevado a la fábrica para registrar su puesto de trabajo, donde le encontraron, en un cajón de su mesa, algunas octavillas de propa- ganda de la organización clandestina Oposi- ción Sindical Obrera (OSO), organización sindical perteneciente al PCE (ML), a la que había conocido en un viaje a Madrid, quedando integrado en su organización de Andalucía Oriental.

En realidad, no tuvo tiempo para desarrollar la acción sindical de OSO en Santa Ana, ni se relacionó con otros trabaja- dores, antiguos alumnos de SAFA, que ya mantenían reuniones en torno a Vanguardia Obrera. Y, ante las pocas posibilidades y nula organización que tenía su partido, sólo realizó una acción repartiendo propaganda en algunas zonas de Linares; intentó movilizar a los trabajadores en la huelga de autobuses, en protesta por la subida de un 25% en la tarifa de los mismos. La represión que había iniciado la policía de la dictadura franquista contra los miembros del PCE (ML), tras la manifestación más multitu- dinaria convocada en Madrid, en la que

”Estando de vacaciones fue detenido en su

domicilio del Barrio Girón, con gran aparatosidad de medios y agentes

de la Guardia Civil”

26 Centro de Estudios Linarenses

murió un Inspector de policía en los enfrentamientos con los manifestantes, hizo que cayeran los miembros de este partido, particularmente en Málaga, Granada y, por simpatía, en Linares.

A Miguel Ángel lo llevaron a la prisión de Jaén, donde estuvo unos días hasta su traslado a Granada, que era la prisión de preventivos de Andalucía. Finalmente, fue trasladado a la cárcel de Carabanchel unos meses antes de ser juzgado por el Tribunal de Orden Público y condenado a cuatro años y un mes de prisión; permaneció en la cárcel de Cara-banchel, como preso político, hasta diciem-bre de 1975, saliendo indultado por el Rey tras la muerte de Franco.

El indulto por la coronación del Rey abrió la cárcel de Carabanchel el 30 de noviembre de 1975, para que salieran: Marcelino Camacho, Nicolás Sartorius, Juan Muñiz Zapico y otros muchos trabajadores, presos políticos, entre ellos el linarense Miguel Ángel Gámez Zamora, para los que su único delito había consistido en defender la libertad sindical y política. En total fueron liberados cuatro mil presos, de ellos tan sólo doscientos eran presos políticos, aunque se calcula que existían unos mil. Los demás tuvieron que esperar, para salir, unos meses más hasta que el gobierno de Suárez, como gesto de buena voluntad, ampliara el indulto parcial en julio de 1976. La Ley de octubre de 1977 llevó por fin la amnistía a todos los actos de intencionalidad política, realizados anteriormente y tipificados como delitos y faltas.

Una vez libre, Miguel Ángel acudió a metalúrgica de Santa Ana a solicitar la rein- corporación en su puesto de trabajo, pero ni siquiera le dejaron pasar el control de la puerta de entrada. Más tarde, contactó con Filomeno Aparicio, abogado de Córdoba, que había defendido a los despedidos de 1972, presentando demanda de readmisión en la Magistratura de Trabajo de Jaén. No obstante, no se llegó a dictar sentencia por- que le recomendaron aceptar la indemniza-

ción ofrecida por la empresa, ante la posi- bilidad de que no fuera considerada la readmisión.

No tuvo más remedio que marcharse

a Madrid, donde trabajó en una empresa de ingeniería hasta que, paradójicamente, aprobó unas oposiciones para la Adminis- tración de Justicia. Tomó posesión de su plaza de funcionario en Zaragoza, en octubre de 1978 y participó en la huelga de la Administración de Justicia del año 1979, como miembro del comité de huelga. Se afilió a Comisiones Obreras, pero realizaba la acción sindical dentro del único sindicato que existía entonces en la Administración de Justicia, Sindicato de Funcionarios de la Administración de Justicia.

En 1980 le dieron traslado a Madrid y junto con otros compañeros lograron formar lo que es hoy el Sindicato de Comi- siones en la Administración de Justicia; del cual estuvo liberado unos cuantos años, siendo secretario de organización en la ejecu- tiva estatal de Comisiones y secretario, a su vez, de la primera Junta de Personal de la Administración de Justicia de la Comunidad Autónoma de Madrid, hasta que se incor- poró de nuevo a su puesto de trabajo.

Nuevamente volvió a salir elegido como delegado en las elecciones para la nueva Junta de Personal, representando a secretarios judiciales, médicos forenses, funcionarios del Cuerpo de Gestión Procesal y Administrativa, de Tramitación Procesal y de Auxilio Judicial (unos seis mil en la Comunidad de Madrid).

Finalmente, fue elegido presidente de

la Junta de Personal, cargo que mantiene en la actualidad, compatibilizándolo con su puesto de trabajo. Con una diferencia bas-tante grande que le permite poder expresar sus ideas políticas y sindicales sin necesidad de sufrir ninguna represión carcelaria, pudiendo en cualquier momento difundir mediante octavillas y propaganda de cual- quier tipo la defensa de sus derechos sin perder, por ello, su puesto de trabajo.

En torno a Linares 27

Los parajes de Linares Francisco Gutiérrez Guzmán

Hasta bien entrado el siglo XX los parajes o sitios que rodean a las ciudades españolas estaban más arraigados entre sus habitantes que en la actualidad. La lentitud de los desplazamientos por veredas y malos caminos, siempre a pie o a lomos de caballerías, facilitaba la observación de los accidentes y particularidades más destaca- bles del terreno, que junto a los nombres de las dehesas y fincas o los de sus dueños, servían para designar zonas del terreno, generalmente no muy extensas, que constituían obligados puntos de señalización y referencia geográfica y formaban parte de la cultura popular y de la propia historia de los pueblos.

En el caso de la comarca de Linares,

la importancia que tenía el conocimiento de la situación y nombre de sus parajes y andurriales, se acrecentó por la proliferación de los registros mineros a partir del siglo XVI y, más adelante, por el crecimiento extraor- dinario de la minería en la segunda mitad del XIX, como consecuencia de la llegada de la máquina de vapor y del que ya era percep- tible agotamiento del mineral de plomo en la Sierra de Gádor. Al solicitar el registro de la mina, además de un plano del terreno de explotación solicitado era imprescindible indicar el paraje o lugar de su situación. Con tan elevado número de registros mineros (ocupaban alrededor de dos tercios de la superficie del término municipal) quizás el número de sitios aquí fuera mayor de lo habitual en otras zonas.

En los tiempos actuales de exaltación de la memoria histórica, bueno sería que se

rescatara del olvido esa parte de nuestro acervo cultural y despertara la curiosidad de quienes, por ejemplo, hacen jogging y ciclismo, o pasean por los viejos caminos mi- neros para identificar y conocer los míticos lugares en los que en el pasado se desarrolló nuestra histórica minería. Con esa intención se redactan estas breves notas en las que se reseñarán sólo algunos parajes de la zona minera y dos o tres de las minas que se situaban en ellos, de entre las muchas que dieron fama a Linares en todo el mundo.

La extensa meseta granítica de

Linares se dividía en otras mesas de menor extensión, donde se situaban filones de gran riqueza, quedando sus nombres íntimamente ligados a la minería. Es el caso de la MMeessaa ddeell MMaaddrrooññaall (gran parte de Arrayanes, Venus, San Miguel), MMeessaa ddee VVaalloonnddiilllloo (Cristo del Valle, Los Gregorios), MMeessaa ddee VVaallddeelllloossoo (La Cruz, Pozo Ancho y parte de Arrayanes), MMeessaa ddee llooss PPiinnooss (Santa Catalina, Santa Marta, Los Quinientos), MMeessaa ddee llaa PPóóllvvoorraa (Las Angustias, La Esperanza, La Trinidad), MMeessaa ddee AArrrrooyyoo HHiiddaallggoo (San Diego de Alcalá, San Roque), LLooss BBaarrrreerrooss (El Chaves, San Adriano y Linarejos),y MMeessaa ddee PPeennddoollaarreess (San Tragantón, La Simpleza).

Lindando por el Norte con la meseta

granítica (de contornos no siempre bien definidos), y de Este a Oeste, se explotaron numerosos filones por minas que fueron muy productivas. Por ejemplo, en el HHooyyoo ddee SSaann BBaarrttoolloomméé, Espartero, San Rafael, Juanita y Los Alemanes; en la CCeejjaa ddee SSaann BBaarrttoolloomméé, La Columna y San Anastasio 1º y 2º; en LLaa RRoozzuueellaa AAllttaa se situaba el extenso filón de Los Alamillos, explotado por el grupo inglés “The Alamillos” y en LLaa RRoozzuueellaa BBaajjaa estaba el filón Los Salidos, laboreado también por la compañía inglesa citada.

En la Dehesa de CCaaññaaddaa IInnccoossaa, otra

compañía inglesa explotó un rico filón del mismo nombre y, a continuación, en AAcceebbuu--cchhaarreess se ubicaba la mina El Fin.

Al Sur de Cañada Incosa, el extenso

filón de La Tortilla, laboreado por Tomás

28 Centro de Estudios Linarenses

Sopwith, se extendía por la MMeessaa ddee llaa TToorrttii-- ttiillllaa, DDeehheessaa ddee BBaaggoo y CCeejjaa ddee TToobbaarruueellaa..

LLaass TTaallaannqquueerraass daba nombre al

paraje donde se situaban las que existieron a la entrada de Linares por el antiguo camino de Guarromán, hoy carretera. Lindaba con Pendolares y aquí se situaban, ente otras, Mina Rica y San Pablo. Por Las Talanqueras corre, o más bien corría, el Arroyo de La Cobatilla que da nombre al sitio lindero con el paraje anterior. En LLaa CCoobbaattiillllaa destacaron las minas La Gitana, El Descuido, El Macho y la Cabra. En su extremo Oeste, sobre una pequeña y ligera ondulación del terreno conocida con el extraño nombre de MMeessaa ddee BBaassccaabbaarrrraannaa,, se conservan uno de los restos mineros más llamativos del distrito, que correspondieron a una mina de escasa importancia llamada San Isidro 1º y 2º.

Siguiendo esta línea, con ligero des-

vío hacia el Norte, se encuentra la renom- brada DDeehheessaa ddee CCeerrrroo PPeellaaddoo que, por su mayor extensión, contenía un buen número de productivas minas, entre las que destaca- ban La Abundancia, Santo Rostro, Los Esclavos, El Nene y Los Ministros. En el extremo Oeste de CCeerrrroo PPeellaaddoo,, y con parte del mismo en el término de Guarromán, se sitúa el sitio llamado CCeerrrroo HHuueeccoo, en donde radican las minas San Luis y Democracia, la última junto a la carretera de Linares a Baños. A este paraje le modificaron los naturales del país su nombre en la segunda mitad del siglo XIX. Hasta entonces era llamado CCeerrrriilllloo ddee llaass MMeennttiirraass, pero al poco tiempo de iniciarse la explotación de las minas allí registradas se descubrió en su interior gran cantidad de enormes geodas, soplados y oquedades que dificultaron notablemente la explotación por su peligrosidad y originaron que, con acierto, los mineros comenzaran a llamarle CCeerrrroo HHuueeccoo, nombre que terminó sustituyendo al anterior.

Al Sur de Cerro Pelado, en la DDeehheessaa

ddee SSiilleess, lindera por el Oeste con el término de Bailén, tres de las principales minas que allí se situaron fueron el Grupo Siles, Santa Teresa y Las Ánimas.

Al Norte del término de Linares, en los linderos con el de Guarromán, está el CCuuaarrttoo ddeell CCaassttiilllleejjoo donde, además de San Teodoro y Los Ángeles, se encontraba el Coto de Santa Margarita, mina que fue propiedad del Marqués de Linares. La carretera que lleva a Guarromán pasa por el centro del Coto, junto a las ruinas de una preciosa cabria de piedra, única de su género en Linares, necesitada de una urgente reparación de su techumbre.

En la zona N.E. del distrito minero

estuvo la dehesa de propios llamada Los Berrucales, dividida en cuartos por el Cabil- do municipal para su venta a mediados del siglo XIX. En el CCuuaarrttoo ddeell AArreennaall BBllaannccoo, se ubicaron La Lola y La Paloma; en los cuartos de LLaa AAcceeiittoossiillllaa y EEll AArrddaall, menos mineros y cruzados por la carretera de La Fernandina, hubo algunas minas de escasa importancia, como Polonia, situada al pie del CCeerrrroo ddeell AAyyoozzaarr, y La Conchita; mientras que el CCuuaarrttoo ddee EEnn mmeeddiioo, en el que se encontraban buena parte de LLaass LLaagguunnaass, y el CCeerrrroo ddeell AAbbaaddeejjoo, contaba con un extraordinario filón de plomo, muy rico en plata, en el que se situó la mayor concesión minera de Linares: El Coto La Luz, y el Grupo Nuestra Señora del Carmen. Alrededor de 1870 un conocido industrial minero local, Jeróni-mo de La Garza (que durante un breve período de tiempo fue Alcalde de Linares), compró buena parte de las tierras del CCuuaarrttoo ddeell AArrddaall, donde registró alguna mina de escasa importancia. Quedó su apellido como referencia del paraje y hoy es en LLaa GGaarrzzaa donde se sitúa el conocido complejo depor- tivo y campo de golf del mismo nombre.

“En los tiempos actuales, de

exaltación de la memoria histórica, bueno sería que se

rescataran del olvido los nombres

de muchos de nuestros parajes y

andurriales”

En torno a Linares 29

Por el S.O. del distrito, en LLaa ZZaarrzzuueellaa y LLooss JJaarraalleess, estaban Los Dos Jarros, Amelia y Salvador y Lucky Lass, prácticamente absor- bidas por el crecimiento de la ciudad. Igual- mente, por el Este, en la CCaabbaalllleerrííaa ddee llaa VViirrggeenn se situaba Mariquilla, de la que hoy puede observarse desde las cercanías del Santuario su terrerillo junto a la barriada de Arrayanes. Por cierto, la Compañía Los Guindos, además de Mariquilla, registró otra mina contigua, lindera con ella, que no llegaron a demarcar y a la que denominaron La Borracha, en cuya superficie se ubicó posteriormente Metalúrgica Santana.

La evolución en el tiempo de

carreteras y medios de transporte, así como

los modernos mapas y sistemas de locali- zación, han acortado tanto el tiempo en los desplazamientos que los viejos parajes y sus denominaciones cayeron en el olvido (quizás con excepción de los cazadores) perdiendo su función de referencia geográfica, hasta el extremo de que en Linares se invirtieron los términos y hoy las antiguas ruinas mineras, cuyo emplazamiento fue conocido gracias al nombre del sitio donde se ubicaban, son las que sirven de poste señalizador de los viejos parajes.

Se han quedado muchos sitios en el

teclado, pero la condición de brevedad exigida a este trabajo me obliga a poner fin al mismo.

Mesa de Valdelloso En primer plano el pozo San José, de Arrayanes; al fondo galería de humos y chimenea de Fundición La Cruz

30 Centro de Estudios Linarenses

La influencia de Don José de Yanguas Messía, en los partidos de Feria Juan Hurtado Guzmán

Quisiera con este artículo recordar las glorias y vicisitudes en las que durante muchos años el equipo, o los equipos locales, han estado implicados respecto al deporte importado por los ingleses en los primeros años del siglo pasado en nuestro país y, en Linares, con la venida de los técnicos ingleses a la explotación de nuestras minas.

Me refiero al denominado FOOT-

BALL, deporte que en estos últimos años estamos disfrutando –o padeciendo- con las liguillas de ascenso y de descenso hasta la ultima categoría de nuestro fútbol.

Quisiera recordar a un equipo que sólo militó dos temporadas (1929-1930), con el nombre de Gimnástica Linarense, en una época cargada de grandes acontecimientos y con nombres de jugadores míticos que durante años militaron en los distintos equipos de nuestra ciudad con diferentes denominaciones futbolísticas. Una genera- ción de jugadores que hasta hoy son reconocidos nada más nombrarlos; que perduran en el recuerdo de muchos antiguos aficionados. Hoy son recordados y recono- cidos gracias a las fotografías expuestas en los bancos del Paseo de Linarejos (magnifica iniciativa ésta). En una de ellas, aparece la Gimnástica, en 1929-1930, con la equipación oficial del equipo. Ésta era de color blanco, con escapulario azul en la camiseta, pantalón y medias también azules con dos franjas

blancas en los vueltos, tal y como aparece en la fotografía que ilustramos.

El emblema oficial de la Gimnástica tiene forma de corazón irregular. En el centro aparece el escudo de la ciudad; a ambos lados, por la izquierda, una figura y por la derecha una chimenea minera o una cabria y, en la parte inferior, una especie de castillete minero. Este escudo es muy parecido al que luce en 1909 la Sociedad Gimnástica-Linarense, en el mismo banco de nuestro Paseo de Linarejos.

Este año se cumplen 80 años de la crisis económica mundial del 29. En el periódico local El Día (Diario informativo de la mañana), de fecha 17 de Junio de 1929, aparece un articulo firmado por José Valverde que, en su columna Cuestiones interesantes, incluye un importante artículo titulado “La crisis mundial”, que, por extenso, no incluyo. Sin embargo, sí me llama la atención el que la Conferencia Internacional del Trabajo señalara que “las fuerzas productoras condenadas al paro forzoso se sitúan en diez millones de trabajadores”. Hoy estamos inmersos en otra crisis en la que todos los presupuestos se ven afectados y, cómo no, los municipales, como en aquellos años.

En la oferta de Feria de Linares, del año 1929, no se ofrecieron celebraciones taurinas por las especiales condiciones ante- riormente referidas. En esta investigación que llevo a cabo, a cerca de la historia de nuestro fútbol local, aparece en el Archivo Municipal un testimonio que ratifica este supuesto: la misiva dirigida a don José de

La crisis de 1929 no permitió la

celebración de corridas de Toros en nuestra Feria

En torno a Linares 31

Yanguas Messía, el 20 de julio, en la cual un tío de éste le manda a la localidad de Piedrahita la siguiente carta: <<Querido sobrino: Hemos cambiado impresiones los amigos a cerca de los espectáculos y grandes actuaciones para la próxima Feria. Se celebrará, entre otros, una gran batalla de flores y serpentinas, espectáculo nocturno organizado y dirigido por la Casa Almira en la que tomarán parte 150 señoritas ocupando artísticas carrozas y el público desde las tribunas y sillas que se instalen, y estamos en negociaciones con el Orfeón Goya de Barcelona integrado por 200 voces.- Pero para nosotros lo mas esencial es el sustitutivo de las corridas de toros, y creemos encontrarlo, -aquí se ratifica la sospecha de que en este año no habría corridas de toros-, y sigue comentan- do, dado el nuevo resurgimiento del fútbol en esta provincia, en la celebración de dos grandes partidos que por su categoría no se hayan ni soñado ver en Linares. No con carácter de “encuentro”, sino de “exhibición”, pues el campo de aquí no es federado; nos aseguran que con gran influencia podremos conseguir viniesen a Linares el Athlétic Club y el Racing Club de Madrid, y esperamos de ti una carta de las “eficaces” para ponernos al habla con estos equipos y que tú dirijas otra carta directamente a quien conside-

res oportuno para gestionar este asunto. Si también lo consideras factible desearíamos la misma gestión con los equipos Sevilla F.C. y Real Betis Balompié, de Sevilla. Esperando tu pronta contestación sobre este asunto, re abraza tu tío>>.

Esta carta no está firmada y nada refiere del autor de la misma, pero investigando en nuestro Archivo Municipal y mirando el acta de la anterior Comisión de Festejos, de 1928, se observa que don Juan José Jiménez forma parte de la misma y, como se sabe, el padre de Yanguas Messía fue don José María Yanguas Jiménez. Así es que por el tratamiento que le expresa en la misiva bien pudiera ser este señor el autor de la misma.

Don José María Yanguas Jiménez, fue elegido alcalde de Linares en 1910 y permaneció durante 3 años y 9 meses en el cargo.

Hasta aquí la influencia de don José

Yanguas Messía en los partidos de Feria, de 1929.

Equipo de la Gimnástica Linarense con su equipación oficial (1929-1930)

32 Centro de Estudios Linarenses

Don Juan Diego y el barrio de San José, “Cantarranas”. Las Escuelas SAFA y la visita del ministro

F Francisco López Ayala

Del análisis del Padrón Municipal del Barrio de San José, “Cantarranas”, del año 1945, se desprende que había censados un total de 2.799 vecinos. De ellos un 65%, es decir 1.819, no sabían leer ni escribir.

Del total de vecinos, el 32%, unos no- vecientos, eran inmigrantes procedentes principalmente de la provincia de Jaén (535) y en menor grado de otras provincias de An- dalucía (290). También del resto de España

había 75 inmigrantes, de los que 25 procedían de Ciudad Real.

La actividad profesional de los vecinos se distribuía de la siguiente manera:

• Sector Primario: 299 (principalmente ganaderos, campesinos y agricultores). • Sector Secundario: 311 (de ellos 207 se dedicaban a la minería). • Sector Terciario: 95 (albañiles, indus- triales, transportistas, artesanos, un maestro...)

También había 6 aprendices, 15 jubilados/pensionistas y el Párroco de San José, don Juan Diego de Dios Barrero.

No podemos olvidar a las 879

mujeres y jovencitas, de profesión “sus labores”, que tanto bien reportaban a la familia, gracias a la diversidad de tareas que realizaban en la casa. Ante la grave situación económica, cultural y religiosa que padecía el barrio, don Juan Diego se empeñó en construir una escuela para crear perspectivas de promoción socioeconómica y profesional entre sus gentes y también de la Parroquia. No paró hasta que lo consiguió.

Aglomeración de vecinos y alumnos para ver al Ministro y su séquito

En torno a Linares 33

Los terrenos para su escuela parroquial fueron donados por las hermanas doña María del Carmen y doña María Josefa Velasco Mendoza. La escritura de cesión del solar se firmó el día 5 de julio de 1947. Para la construcción de los edificios recabó ayudas del Estado y donativos procedentes de amigos y personas pudientes.

A punto de terminarse las obras, don

Juan Diego cedió la titularidad de la escuela parroquial a la Fundación Benéfico-Docente “Escuelas Profesionales de la Sagrada Fami- lia”, a través del jesuita Rafael Villoslada y

Peula, fundador de las Escuelas. Era el mes de abril de 1949.

La Orden de 20 de Junio de 1949

(BOE 22-7-49) autorizaba la creación de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia. El día 23 de Febrero de 1950 se iniciaron las clases para 285 niños, casi todos del barrio de San José, “Cantarranas”.

Poco más de dos años después, el 28

de Abril de 1952, el Ministro de Educación Nacional, D. Joaquín Ruiz-Giménez Cortés, muy vinculado a la ciudad de Jaén y amigo personal de Villoslada, visitó la Escuela SAFA de Linares como reconocimiento a la labor que venía prestando en favor de la formación de los más necesitados.

Los alumnos de la Escuela represen-

taron para el Ministro una obra de teatro. Aquel día, con toda seguridad, don Juan Diego debió sentirse muy feliz.

“El día 23 de febrero de 1950 se iniciaron las clases para 285

niños, casi todos del barrio de

Cantarranas”

34 Centro de Estudios Linarenses

Escuelas Profesionales de la “Sagrada Familia” (1958)

Versión gitana de la creación del Hombre. Una historia de María

Francisco López Escribano

Días pasados, tomando un café, mientras charlábamos distendidamente mi amiga Juani y yo sobre las virtudes y defectos que atesora la raza gitana (Juana, es toda una señora, joven, dinámica, simpática, muy sensible, gran persona, y casi tan linda de cara como de alma. Es, además, una eficiente y muy amable funcionaria; gitana de bien, crítica y muy interesada por la problemática que afecta a todo lo que es y representa su “raza”) vino a mi mente el recuerdo de María y, con el mismo, el de un grato suceso que viví en mi juventud, que me confirmaba el conven- cimiento de que más que clasificar a los humanos por razas, habría que hacerlo –si es que es completamente necesario- por su corazón.

Le conté entonces que, siendo muy

joven, -allá hacia principios de los años 60-, para ir a trabajar a Santana, solía utilizar el camino que, desde la Fuente del Pisar, va hacia la Ermita de la Virgen de Linarejos. (Por razón de mi enfermedad, mis padres y yo, que por esos días vivíamos en la calle de la Virgen, nos trasladábamos a casa de mi tía, en la carretera de Baños), y que fue entonces cuando, por esa zona, conocí a aquella gitana –ya anciana- (María, se llamaba), a la que, sin saber por qué, yo le caía bien. Hasta el punto que, de vez en cuando, me hacía objeto de algún que otro obsequio,

que no por modesto, para mí tenía menos importancia.

Entre esos pequeños regalos -casi

siempre frutas del tiempo- uno que realmente me encantaba era una manza- nilla especial y riquísima, a la que en ocasiones me invitaba y que, además, aderezaba mientras la bebía, con esa conversación llena de simpatía y gracejo que sólo los gitanos -cuando quieren- son capaces de tener. Recuerdo muy bien que una mañana de finales de verano, con un tiempo húmedo, casi frío, y con un vientecillo un tanto “esaborío”, me estaba esperando en la puerta de su casa, con un humeante vaso de aquella infusión que, si en circunstancias normales caía estupen- damente bien, en aquella ocasión, como se podrá fácilmente comprender, me supo a gloria.

Me hizo pasar a su casa, pues como digo, la mañana se presentaba algo más que fresca. Había encendido un poco de “lumbre” en una chimenea baja que tenía en un rincón de la habitación de la entrada, y que le servía a modo de un modesto, pero limpio y acogedor, estar-comedor. A aquellas ascuas, sobre las que se cocía el agua para la infusión, les había echado un puñado de hierbas, romero creo que era. Lo que junto con el olor a manzanilla y otras hierbas que, a ramitos, colgaban de sus paredes, le daba al cuarto un aroma muy peculiar…muy especial …y, muy grato. Se estaba bien allí.

Insistió en que me sentara y, como

era temprano, así lo hice. Comenzamos a charlar como de costumbre y, como de costumbre, me habló de las tradiciones y de las grandes virtudes de su raza, a la que quería y a la que sentía de una manera muy intensa y profunda. Ese sentimiento, lógicamente digno del mayor elogio, tenía, sin embargo, el contrapunto de que le hacía perder un tanto de objetividad a la hora de enjuiciar los

En torno a Linares 35

defectos de su gente que, no obstante, reconocía pero que minimizaba, restán- doles importancia. Fue entonces cuando me contó, en una especie de cuento muy entrañable y simpático, una particular y muy peculiar versión gitana de la Creación del hombre y del porqué de la existencia de las razas. Decía así:

“Cuentan que el buen Dios, cuando ya llevaba muy avanzada su maravillosa Tarea, se dispuso a acometer la etapa más importante y crucial de todas: la Creación del HHoommbbrree. Había recogido previamente, del infinito Universo, todo lo más bello y valioso, para mezclarlo en Divina Masa junto con el barro de la tierra, para formar, modelándolo con sus propias manos, al que estaba llamado a ser el Rey, el gran dominador de toda su Magna Obra.

Terminada aquella preciosa figura, el Divino Creador procedió a meterlo en el horno para su cocción. Pero ocurrió que, impaciente y deseoso, como todas las Criaturas Celestes, de ver culminada toda su ardua Tarea, sacó antes de tiempo al Hombre. El resultado fue que el individuo no estaba lo suficientemente cocido. La pieza no había alcanzado el punto exacto que Él pretendía, y quedaba como muy sosa y falta de color. En vano trató de corregir aquel defecto sometiendo al Humano a los más diversos tratamientos, incluyendo su exposi- sición a las radiaciones de los más bellos soles. Todo inútil. Aquello no tenía remedio. Había nacido la RRaazzaa BBllaannccaa.

Puesto nuevamente manos a la obra,

Dios, un tanto molesto por su fallo, hizo otro nuevo hombre con los mismos elementos que el anterior, incluso mejorados, lo realizó con más interés si cabe. Lo metió en el horno y, sentado, se dispuso a esperar en la boca del mismo. Pero ocurrió que, cansado de tanto y tan duro trabajo, el pobre Dios se durmió. Cuando sobresaltado se despertó... ¡Qué desas- tre! Todo desolado pudo comprobar que su tesoro más preciado se le había quemado. La criatura había quedado toda muy obscura y tiznada. Tan negra como una noche sin estrellas. De nuevo quiso remediar aquel desa-

guisado insuflando en la boca de aquel Ser grandes cantidades del blanco del nácar y de la nieve. Nada que hacer. Aquello tampoco tenía ya remedio. Nació así la Raza Negra. Muy enfadado consigo mismo se dispuso a realizar un tercer intento. Pero en esta ocasión lo hizo con toda la meticulosidad de que era capaz, poniendo sus cinco sentidos en este nuevo intento. Revisó personalmente el proceso paso a paso. Utilizó las clases más variadas de las mejores tierras y el agua más pura y cristalina que encontró en los confines del Universo: las mezcló con las mejores esencias, aromas y colores. Llamó a su Servicio Especial de Mantenimiento Celestial que repasó de arriba abajo toda la estructura del horno y de sus mecanismos internos.

Finalmente, después de haber puesto

toda la quintaesencia de su Arte en el modelado, metió en el horno aquella maravilla, aquella preciosa pieza. En esta ocasión, y a pesar de que estaba exhausto por el esfuerzo y la tensión, Él, y toda la Corte Celestial, estuvieron pendientes y al cuidado, minuto a minuto, para que la criatura recibiera el punto justo, el grado perfecto de cocción y para que, de ninguna forma, sucediera lo que en las dos ocasiones anteriores. Cuando esto ocurrió y sacó del horno –ya terminada- aquella deslumbrante joya, en el Cielo hubo un estallido de júbilo. Dios, los Arcángeles, Ángeles, Serafines, Querubines y demás habitantes de la Gloria se regocijaron y festejaron largamente su Obra. Había sido creada la RRaazzaa GGiittaannaa””.

El relato puede que bajo el punto de vista bíblico no sea muy correcto, pero lo que de ninguna forma se le puede negar es el cariño, la devoción y la admiración que por su gente desprenden estas frases que transcribo, más o menos, como me las contó María. Aquella anciana, de la que guardo un entrañable y cariñoso recuerdo, me enseñó con su ejemplo que para hacer felices a los demás, y hacerles en esta vida más llevadera su existencia, no hacen falta grandes dispendios. A veces es suficiente con una sonrisa, unas palabras dichas con simpatía y afecto o… con una manzanilla.

36 Centro de Estudios Linarenses

Mi semblanza de Linares Félix López Gallego

Hubiera querido plasmar esta visión de Linares en una composición poética como otros hicieron, mas conociendo mi uso y abuso de los ripios renuncié a tal tentación, decantándome por poner mi semblanza con la prosa sencilla en que me encuentro más realizado tratando temas históricos. Porque en éstos las omisiones posiblemente resulten denunciadas y las aportaciones puestas en duda, cuando no hasta motivo de pecado para quienes sientan lastimado su orgullo o prepotencia.

Dentro de esa temática, me subyuga

–por ejemplo– el origen de las cosas, de sus nombres, de lo que doy testimonio en el trabajo que publiqué sobre el topónimo Linares. Si se tratara de Jabalquinto, podría habérseme ocurrido escribir que fue un tal Al`Ahab el Quinto quien lo fundó, explicando que pertenecía a la familia Ahab y “quinto” descendiente con tal nombre. El hecho de que alguien escribiera y otros copiáramos que el nombre de Linares procedía de Luniarae, que dijeron significaba “altares o aras del dios Luna”, y las sucesivas transformaciones en Linearium o Linarium -para terminar con el nombre de Linario, que se aproxima más al de nuestra ciudad y que también ha sido tradicionalmente aceptado- me parece tan difícil como la pretensión de su procedencia de aquel POP HELLANES que nadie ha visto. E igualmente considero nada probable que la Real Academia de la Lengua, que viene definiendo y aceptando en sus diccionarios que “linar” es un “campo de lino”, sin ninguna otra acepción, admita a estas alturas (entiéndase “años transcu- rridos” y el prestigio que la arropa) admita,

repito, otras sugerencias, a pesar de que en Cantabria –en donde ellos establecieron la cuna del castellano- se siga llamando linar a las fuentes y manantiales, con la casualidad añadida de que en la Sierra de Segura (Jaén) tengamos una fuente llamada “Fuente Linar” y que con el mismo nombre de “Fuente Linar” exista otra en San Esteban del Valle (Huesca). Lo que nos lleva a establecer la lógica e inevitable connotación con nuestros manantiales de Linarejos y, a la vez, indudable origen del topónimo Linares, base fundamental de mi hipótesis.

Para cualquier investigador viene a

ser un reto los trabajos en torno a estos temas o cualesquiera otros estrechamente relacio-nados con su ciudad, como también pueden ser, a su vez, los refranes que nos atañen y repetimos cotidianamente. Ellos vienen a ser parte de nuestra más antigua historia. Sólo como ejemplo, aquel que dice: “Baeza quiere paces y no quiere Linares”, que es la referencia que nos ha legado conocer la eterna rivalidad entre los “bombollas” y los “carlancos”, motes con que los habitantes de ambos pueblos se llamaban o eran nombra-dos en la antigüedad.

Y siendo muchos de los que podría-

mos escribir, he preferido hacerlo sobre aquel del que existen varias versiones, por intentar aplicar un razonamiento matemá- tico, pues aunque a veces se ha escrito como “Linares, donde dos huevos son tres pares” o algo parecido, el verdadero refrán reza así: “Linares, donde tres huevos son dos pares”, refrán que siempre nos pareció el más soez u osado y que ahora, en un intento de cambiar

”Un recién nacido en la entonces villa de

Linares se hizo célebre porque la madre

naturaleza le había dotado con tres

testículos”

En torno a Linares 37

la imagen que de los linarenses inspira en quien lo escucha, ilustraremos al lector sobre su verdadero origen, que no fue otro sino la manifestación pública de un fenómeno de la naturaleza, noticia que se propagó por lo raro e insólito y cuya divulgación traspasó las fronteras del Reino de Jaén. En fecha que no he podido determinar, pero sin lugar a dudas antes del siglo XVII, un recién nacido en la entonces villa de Linares se hizo célebre porque la madre naturaleza le había dotado con tres testículos. La noticia corrió cual reguero de pólvora quemándose, pero con el error de que decían eran cuatro los atributos masculinos que presentaba. El suceso despertó tal atención que hasta aquí se acercaron galenos de otros pueblos o regiones para estudiar y conocer lo insólito del caso, pero tras su reconocimiento, declararon que no eran cuatro, sino solamente tres los testículos que presenta- ba. Mas del fenómemeno presente y de la

la anécdota del error cuantitativo, surgió tanto el propio entendedor es lo mismo, “tener [de eso] más que nadie”.

Siendo auténtica la historia, no

descarto la posibilidad de que alguien alegue la hipótesis de que dicho refrán tuvo su origen en la existencia de gallinas linarenses que ponían los mejores y más hermosos huevos de la zona, los cuales eran vendidos a doble precio; ello tiene para mi la misma importancia -o es igual- a que pudiera haber existido algún recovero con la fama de que los suyos -por supuesto, los que vendía- fueran de dos yemas.

Quizás no sea esta la semblanza más

hermosa de Linares, pero es tan verídica que me atrevo a decir que así es (o será), si así os parece u os pareciera.

El agua, presente siempre en todos los rincones de Linares. En esta imagen la populosa Fuente del Pisar (1908)

38 Centro de Estudios Linarenses

Un homenaje a una labor minera inhumana. La extracción del albayalde

Francisco José Mañas Mármol.

Los grandes fundidores de La Tortilla, La Cruz y San Luis obtenían un dinero extra, para poder dar de comer a sus familias, extrayendo de las galerías de deposición de humos, uno de los elementos más tóxicos, corrosivos y destructivos para el ser humano. Nos estamos refiriendo al albayalde o carbonato de plomo recién fundido.

Este producto blanquecino, de aspecto

inofensivo, se hallaba en el interior de las bóvedas comunicadoras de los humos del plomo recién fundido. Se presentaba en forma de costras que, al ser golpeadas por las palas, se convertían en un polvo mortal. Polvo que, tras tratarse de nuevo en un reciclaje infernal mediante su quemado, se transfor- maba en unas graciosas formas de coliflores oscuras de plomo. Estas se mezclarían con los alcoholes de galena, lodos de lavaderos, escorias de fundición, carbón mineral y cal para conseguir, de nuevo, en una fundición de 450º a 600º, la rica plata y el duro plomo linarense.

Pero este resultante metalúrgico que dio vida a Linares y su comarca durante siglos, pasó también grandes facturas perso- nales. Si hubo un trabajo duro, ingrato, peligroso y mal pagado fue la recogida del albayalde. Una o dos veces al año se paraba una de las dos galerías de deposición. Ésta, que estaba prácticamente hermética, abría sus entrañas para que personas, fuera de su

horario laboral (antaño se hacían en jornadas laborales de ocho horas, en un régimen de- nominado prima de rendimiento y pro- ducción) se metieran en su vientre para recoger durante un tiempo no superior a dos horas el carbonato asesino.

Con o sin mascarilla, intentaban no levantar polvo, para que éste no se metiese en el organismo y ocasionase una de las enfermedades profesionales de mayor gravedad: el saturnismo. Enfermedad cróni- ca por intoxicación de la sangre, producida por las sales de plomo al ser respiradas o impregnarse en la piel.

“Por dos perrillas, a principios del siglo

XX, viejos y jóvenes linarenses

recolectaron el amargo fruto del

albayalde”

Manuel Navarro y José Lardín, dos generaciones de fundidores y recolectores de albayalde, en la puerta

de la Fundición La Cruz

En torno a Linares 39

Afectaban a órganos como los riñones, el hígado y los intestinos; parali-zándolos y causando dolores fortísimos (el dolor del plomo) y, en muchas ocasiones, la muerte.

Por dos perrillas, a principios del siglo XX, o por tres pesetas el kilo hasta 1979, año final de su recogida, viejos y jóvenes linarenses recolectaron este amargo fruto.

Beber leche en abundancia fue uno de

los remedios; pero ésta a veces no era ingerida por los fundidores, ya que hacía más falta en sus casas. Ducharse por parejas en personas bragadas era otra solución. El frotarse intensamente uno al otro, lejos de cualquier matiz absurdo, fue la manera de luchar contra un enemigo asesino: la sal de plomo.

Dos siglos de recolección generaron grandes riquezas para unos pocos y la subsistencia, el dolor y, a veces, la muerte

para la mayoría de los linarenses; antepa- sados nuestros que merecen, aunque sea en un mal escrito, un verdadero homenaje y un recuerdo de las nuevas generaciones, para que nunca olviden que el bienestar se ha conseguido con el sufrimiento de nuestros mayores.

Restos de la galería de deposición de albayalde. Fundición La Cruz (1997)

40 Centro de Estudios Linarenses

De Linares, rimas y leyendas Andrés Padilla Cerón

Aunque la leyenda más famosa de Linares tiene su origen en la archiconocida Fuente del Pisar y esa especie de amnesia que le entraba a todo aquel que bebía de su agua, lo cierto es que no es –ni mucho menos- el único mito que ha tomado cuerpo en nuestra ciudad. Quizás la leyenda que más nos pueda inquietar, sea aquella que tiene que ver con la majestuosa torre de Santa María y un reloj, adosado a su fachada sur, que estuvo en uso hasta el fatídico año de 1936. Pues bien, referente a ese antiguo reloj hay una preciosa leyenda según la cual, al oírse la primera campanada de las doce, que anunciaban la media noche se dejaba ver por los alrededores de la iglesia a una joven con vestido blanco y cabellos sueltos. Esta misteriosa dama desaparecía al dejar de oírse el eco del último tañido. ¿Quién sería esa fugaz muchacha, realidad, espectro o ensoñación? Hay quien dice que se trataba del ánima de aquella joven, llamada Esperanza, que fue muerta por su propio novio al ir por agua a una fuente que se ubicaba en la costezuela de Santa María. Este asesinato motivó un romance que se cantó mucho en el Linares de principios del siglo XX. Una de sus estrofa decía así:

“Esperanza va a la fuente, a la fuente va a por agua.

Se ha encontrado con su novio Y le dice que la mata”

Pero no hay que irse muy lejos para toparnos con otra leyenda, menos conocida, pero bastante más tétrica: había también en la costezuela de Santa María un pequeño oratorio llamado Capilla de las Ánimas, que estuvo en pie hasta bastante tiempo después de la Guerra Civil Española. Quizás el escalofrío que suponía a los habitantes de Linares el paso por su vetusta fachada, fue el origen de una sentencia que circulaba en el siglo XIX por Linares y que decía así:

“Desde las doce a la una corre la mala fortuna”

En alusión a la famosísima y legenda- ria procesión de las Ánimas Benditas del Purgatorio, también llamada “Santa Compa-ña” que, según decían los más viejos recorría las calles de Linares entre esas dos fatídicas horas. Durante las noches de invierno y aprovechando algún apagón de luz, mi padre nos solía narrar una historia que no tiene parangón con ninguna otra de las numerosas leyendas que aluden a la “Santa Compaña”. Contaba que en una oscura noche de invierno, mucho tiempo antes de que el uso de la electricidad se generalizase, una mujer que tenía necesidad de una luz para su casa, no se le ocurrió otra cosa que pedirle una vela a cierto integrante de la Procesión de las Ánimas Benditas. El espectro del ánima le dio la vela a esa valiente mujer pero, a la mañana siguiente, la vela se había convertido en el brazo de un esqueleto.

Dejaremos para otra ocasión, en la que no haya tanta limitación de espacio, el relato de más leyendas linarenses. Afortunadamente, ya se adivinan algunas inquietudes dispuestas a llevar a la práctica una recopilación de este legado, al que algunos llama ahora <<patrimonio inmate- rial>>.

En torno a Linares 41

Una calzada de Cástulo

Antonio Quílez Ochoa

Vista general de la calzada

Vista de la calzada cortada por el barranco de San Ambrosio

Un posible miliario en la calzada

42 Centro de Estudios Linarenses

Patrimonio inmaterial Luis Rabaneda Sánchez

(...) En 1694 llegaron a Ceuta once plomeros linarenses con el expeditivo encargo de contraminar la primera línea de defensa del Presidio de esta plaza africana, al que el sultán de Marruecos, Mulay Rachid, había puesto sitio con treinta mil hombres, mandados por el alcaide de Tetuán, Alí Ben Abdala.

Antonio, había nacido en Ceuta en

1919. Muy pronto, a los dos años, quedó huérfano de padre, al que mataron, para robarle, los moros. A los diez murió la madre y se hizo cargo de él una tía suya que lo puso a guardar cerdos. Nunca llegaría a conocer sus raíces, que se pierden en el valle malagueño de Andalají. Jamás imaginó aquella otra desconocida y lejana tierra que acabaría por recoger su último aliento.

Adela era la más pequeña de doce

hermanos nacidos de un modesto empleado de arbitrios, de la Línea de la Concepción, y una joven tetuaní. Estaba destinada, quizás, a enlazar a su condición de única hembra la de única sobreviviente de tan numerosa prole. El paludismo, la Guerra Civil, o la tuberculosis acabaron por reservarle tan trágico privilegio.

En el populoso barrio “Málaga”, de

Tetuán, coincidirán ambos, años después. Había estallado la Guerra y es la primera vez que pisa Antonio la Península. De vuelta del frente se casan. Adela estaba embara- zada. El nacimiento de su hija la lleva a perder posición dentro de una familia marcada ya por la tragedia y el agrio carácter de una autoritaria madre que nunca aceptará ese enlace.

Ella se ve, entonces, obligada a compaginar el servicio en casa de un capitán de Regulares con un empleo en el Hotel “España”, donde había hecho valer su influencia el militar, cuando él, Antonio, perdió su empleo, y algo más, en el Hospital Militar de Larache, por un turbio asunto de estraperlo de bacalao. Son tiempos muy difíciles para este apartado trozo de la “nueva” España que empieza a desgranar sus primeros frutos africanos.

En 1956, coincidiendo con la independencia de Marruecos, llega Antonio a Linares, con la promesa de un trabajo seguro y bien pagado. A los pocos meses viene Adela, con su hija. Un cuartucho, con derecho a cocina, en la calle Guillén, es el primer contacto que ambas tendrán con este nuevo Eldorado. Al final, el inevitable trato con la fauna humana que puebla esta zona de Linares, lleva a Adela a ver en putas y chulos parte de un vecindario solidario que, al margen de ocasionales escándalos, o en- gorrosas proposiciones, reconoce, con sólo una mirada, la tragedia personal que encierra otra cara desgraciada.

Serán estas mujeres, de dudosa probidad moral, las que, en más de una ocasión, atenúen las hambres calagurritanas de madre e hija, pues mientras el padre parte hacia la mina con un tomate y un arenque bailando en la talega, ellas, a menudo, llenan el estómago sólo de fru- gales ráfagas de fritura que escapan de cualquier otro rincón más afortunado de aquella hacinada casa de vecinos. Adela cuenta que había días en que convencía a su

”Al final, las heridas que, en piernas o brazos, Antonio se

infringía terminaban por cerrar en cuanto

retiraba el garbanzo que había impedido su

cicatrización”

En torno a Linares 43

hija de la ventaja de no levantarse, hasta que llegara el padre, para no malgastar las exiguas fuerzas que les quedaba. Antonio se quejaba de que el tomate y el arenque no eran sustento para dieciséis horas de trabajo y cerca de catorce kilómetros andados, entre la ida y la vuelta de la mina. Este argu- mento perdería su fuerza inicial cuando cobrado el primer sueldo, y después de obligada parada, antes de entrar a Linares, en el aguaducho de “Perrinchao”, empleó el resto del salario diario como entrada para la adquisición de una pelliza y una radio. Trabajar durante más horas (endoble), despedirse y ofrecerse, continuamente, en busca de algunas pesetas más. Un frenético juego de oferta y demanda, recorriendo el Distrito minero, o provocando pequeños accidentes que garantizaban al minero cobrar más estando de baja que trabajando, eran estrategias comunes entre burladores burlados. Al final, las heridas que, en piernas o brazos, Antonio se infringía terminaban por cerrar en cuanto retiraba el garbanzo que impedía su cicatrización. Otros, no sé si más bragados o desatinados, convenían con algún compañero la forma y momento en que, en macabra ofrenda, dejaban a pie de mina algún miembro o extremidad que consideraban prescindible.

Con todo, a Antonio no se lo llevó,

como a otros compañeros, de repente, la mina. No lo mató ni un barreno, ni un desprendimiento. La mina se tomó su tiempo.

Esperó, incluso, a que pudiera

comprar una bicicleta con la que ir a trabajar los últimos días, antes de que, con cuarenta y siete años, la sílice del plomo empezara a horadarle los pulmones. Antonio fue muriendo lentamente, durante veinte años. Dieciocho años después, Adela moría de un derrame cerebral.

Antonio nunca oyó hablar del viaje ni

la intención que, siglos atrás, llevó a aquellos once mineros linarenses a Ceuta, su ciudad natal; siglos después, él cruzó el Estrecho, en sentido inverso, para barrenar las entrañas de Linares, henchidas de una riqueza de las que jamás disfrutó.

Antonio y Adela son dos anónimos retazos, de entre miles, que terminaron por perfilar el patrimonio inmaterial de un pueblo, Linares, hecho con jirones de vida.

44 Centro de Estudios Linarenses

Esa presencia callada José María de Rus Martínez

Que la presencia protestante en la ciudad de Linares nunca ha sido tan numerosa para contarse entre las historias dignas de repetir, podría parecer obvio. Que no hemos hecho por donde reivindicarla –ni lo hemos pretendido nunca- también lo es. Pero lo que no podemos silenciar es que hemos de remontarnos a un 15 de enero de 1846 para hablar de los primeros operarios ingleses que vienen a esta noble ciudad, contratados por una compañía de minas, y cuya religión se contempla en los registros como “protestante”.

Se acompañan, a su llegada, de las

nuevas tecnologías y una “nueva religión”. Los primeros hombres que arriban a España son: Stephen Allen, James Thomas, John Barcave, William Reed, David Anmar y Edward Martin. Llegan cuando Linares estaba pasando por una acuciante crisis laboral minera, debida a la falta de maquinaria para desaguar sus minas. Sacar las aguas a brazo, con la ayuda del malacate, era casi inhumano, además de lento. Serían los protestantes de la familia Haselden los primeros en aplicar la máquina de vapor para el desagüe de la mina, lo que propició perforaciones en otros lugares y una ¡revolución en Linares!

Esta reforma en la minería cambia el

panorama industrial de la ciudad. Se abren nuevos mercados españoles y extranjeros, potenciando así la riqueza para la ciudad y sus alrededores. Con las mejores labores propiamente dichas llegan, también, las mejoras sociales, patronales, educativas... que a modo de cadena se van sucediendo unas a otras. Baste citar la reforma en los días

laborales que, hasta entonces, no estaban sino limitados a las fiestas de Pascua y Semana Santa y que ahora se expanden a los domingos, el día de reposo de los protestantes.

Sumemos a esto que con la

inauguración de la mina “La Tortilla”, el 14 de abril de 1885, se abre un nuevo horizonte para el Linares protestante. A don Thomas Sopwith se le reconoce públicamente como “hijo adoptivo de la industria linarense”; a las familias Haselden, Remfry y Kidd se les alaba por hacer que el tejido industrial del plomo linarense produzca grandes beneficios. Linares ya no es el mismo. Nunca lo será. Linares ha mejorado y, en parte, gracias a esos protestantes.

Pero la reacción religiosa no tarda en dejarse oír. En una carta pastoral, desde Sevilla, se exige a los protestantes británicos que se limiten a sus negocios temporales y no a propagar, a manera de plaga, su “falsa religión”; que no “lastimen con actos públicos el sentimiento religioso del país”. ¿Era el miedo a perder el monopolio religioso en el país? ¿Era el miedo a ser descubiertos? Los protestantes nunca reclamaron ni se defendieron; más bien continuaron con sus trabajos, sin aspirar a enriquecerse, sin querer lucrarse y aprovecharse a costa de los trabajadores. En el Padrón Municipal de Linares encontramos, en el año 1880, a don Enrique Kendall y su familia, empadronados en la calle Cambroneras, número veintisiete, local actual de la primera Iglesia Evangélica de la ciudad. Sus restos descansan en el

Una noche que entraron, en el culto de la calle Cambroneras, cuarenta desalmados

de Falange y de Acción Católica quisieron

silenciar, con golpes y tiros, a Carlota Remfry

En torno a Linares 45

cementerio británico de nuestra ciudad. Y a él nunca se le levantó un monumento, ni se usó su nombre para ninguna calle, porque fue una presencia callada en nuestra ciudad, haciendo el bien a todos y aportando sus conocimientos y experiencia minera al desarrollo de Linares. Tampoco levantaron sus voces la familia Haselden, fundadores de la compañía “The Linares Lead Mining Company” que, en 1850, en Pozo Ancho, produjo cincuenta mil quintales de plomo, haciendo de Linares la primera productora de plomo del país. Y eran protestantes que hacían sus trabajos, como les pedían los obispos, pero que demostraban, también, su caridad por las personas, como les pedía la Biblia. Katie Anne Haselden (1850-Linares, 1944) era de esas mujeres sencillas que viajaba de choza en choza visitando a las familias de los mineros, consolando sus vidas con unas palabras extraídas de la Biblia, o haciendo una oración por un enfermo. Si veía que había necesidad económica remediaba, con lo que podía, el hambre de aquellos chiquillos descalzos y desgreñados. Si los vecinos se enteraban de que la señora madre estaba allí no dudaban en llevarse una sillas para sentarse alrededor de ella y escuchar las historias de la Biblia que ella les contaba. Formó una escuela de 110 niñas en Linares, a finales del siglo XIX; enseñó a leer a una centena de personas; calmó el hambre de otras tantas decenas...,

pero nunca se levantó un monolito en su honor. En su tumba se pueden leer estas palabras paulinas: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios preparó para los que le aman”. Una presencia callada. Su hija, doña María, heredó las costumbres de su madre. Además de enseñar inglés, solfeo y piano a muchos en Linares, sin contar que fue una gran defensora de los animales en una época donde a los mulos y borricos se les trataba a base de palizas. Y fue ella otra presencia callada. Y una presencia callada fue, también, Carlota Remfry -Doña Carlota para los protestantes- allí sentada en su banco fielmente cada domingo. Traductora de inglés y de español, escritora de cuentos sobre Linares y de Linares. Protestante hasta la médula. Y, sí, su nombre luce hoy en nuestra Escuela Oficial de Idiomas, recordándola como ilustre mujer de letras. ¡Bendita idea! Pero a ella también pretendieron silenciarla aquel 24 de junio de 1948, si no hubiera sido por unos jóvenes que la protegieron de los golpes y los tiros de aquellos cuarenta desalmados de Falange y de Acción Católica, que entraron en el culto que se estaba celebrando en la Iglesia Evangélica de las Cambroneras esa noche. A la señal de tres golpes se levantaron gritando un Viva la Virgen Santísima. Iban armados, como los cobardes, como si de aquel grupo de protestantes, buena gente, tuvieran que defenderse. Porras, manoplas de pugilato, de hierro, con salientes punzantes, pistolas... Tras santiguarse no quedó ni una lámpara nueva, ni una vidriera, ni el órgano, ni el reloj, ni el púlpito, ni los bancos ... Y así se sucederían las historias de hombres y mujeres ordinarios, con nombres difíciles de pronunciar, que fueron maestros, pioneros en la educación, escritores de libros de texto, que se usaron en toda la geografía nacional bajo la aprobación del Gobierno;

Mina de “Pozo Ancho”, primer ensayo británico con máquinas de vapor para solucionar el problema del desagüe

46 Centro de Estudios Linarenses

pioneros en la industria, en los convenios laborales, en la asistencia social, en la ayuda a los pobres; hombres y mujeres de religión protestante. ¿Protestantes de qué? Si estos pobres no protestan por nada; sí protestan, en cambio, por las injusticias, la maldad social, la intolerancia, la falta de compromiso, la falta de amor de Dios a la gente. ¡Y nos querían hacer callar. A los que siempre hemos sido una presencia callada en Lina-

res! ¡Que se silencien las voces de aquellos que nos consideraron una plaga! ¡Que se silencien las voces de aquellos que, pensando hacerle un favor a Dios, quisieron borrar el nombre del pueblo de Dios en Linares, golpeándonos, persiguiéndonos y cerrándo- nos las puertas de las oportunidades laborales, educativas y asistenciales! ¡Que se silencien ante la evidencia de nuestras acciones positivas por la gente de Linares! ¡Que se silencien, porque estos hombres y mujeres muertos aún hablan!.

En torno a Linares 47

Grupo de capataces suizos, encargados de dirigir las explotaciones mineras

Un crisol del pasado reciente

Felipe Serrano López

Hay pasados que no necesitan de memoria porque ya están recogidos en el presente (el pasado de los vencedores) y otros (los olvidados, los vencidos) que claman por su presencia. La memoria no resuelve los problemas sino que los complica, por ello se dice que “abre heridas”, y si las abre es porque, desde luego, están cerradas en falso. De ahí que la memoria debe de acabar en reconciliación. Brevemente describiré un caso de cómo la memoria clama por salir ante la instrumentalización de la historia por especialistas.

Así puede verse en el expediente de

Juan Antonio Barberán, alias “el Oreja”, cuando es detenido el día 2 de abril de 1939 y es encarcelado en el antiguo convento de los Escolapios, habilitado para prisión, según oficio del Capitán Jefe Auditor de la Plaza. A partir de ahí su expediente se prepara con testimonios falsos y se le juzga por Rebelión Militar, según la causa núm. 13010. En la Providencia del Juez Militar se dice instrúyase procedimiento sumarísimo de urgencia y se practiquen cuantas diligencias se estimen necesarias, reclamando informes, declaración de testigos, etc. Veamos lo escrito por aquellas autoridades militares:

Declaración del testigo Tomás

Fernández Sánchez, el día 6-04-1939: “Que sabe y le consta que era de profesión carterista y asalta trenes, que era el Jefe de una banda que asaltaba los trenes y mercancías, tirando a la vía

las mercancías, que estaba antes del Movimiento detenido en la cárcel de Jaén por haber hecho un robo en la Catedral, siendo puesto en libertad la misma noche del Movimiento por los marxistas, que vino a esta plaza, haciéndose el Jefe de las Milicias y marchándose al frente de Córdoba de donde vino con los galones de Comandante y obteniendo sus ascensos a costa de asesinatos y robos, trayéndose a su casa multitud de objetos y animales”.

Declaración del testigo David Corzo

Muñoz, el día 8 de abril de 1939: “Que conoce desde hace mucho tiempo a este, por ser este de toda la vida un sujeto peligroso dedicado al robo de carteras y asaltar los trenes de mercancías y echarlas a las vía que a partir del 18 de julio lo vio en los primeros días armados y vestido de Teniente circular por las calles de esta plaza, sabiendo que con una partida de milicianos se marchó al frente de Villa del Río, frente de Córdoba, en donde por referencia exactas de la gente que regresaba de allí evacuada, sabe que cometió toda clase de asesinatos, sembrando el terror incluso entre sus milicianos, ascendiendo a Capitán, regresando a lucir el ascenso y paseándose en un caballo, volviendo otra vez al frente y regresando después otra vez, recientemente, vestido de Comandante y al mando de tropas en dirección a Extremadura, haciendo en la calle públicamente gala de los asesinatos que había cometido y como los llevaba a efecto, pues era hombre alto y corpulento...”.

Declaración de Juan Antonio Barberán

Pérez: “Que estuvo procesado por delito común y estando preso preventivamente cuando el movimiento del 18 de julio, fue puesto en libertad en la prisión preventiva de Valencia, de donde fue sacado para llevarlo al frente de Andalucía y

Los vecinos de Juan Antonio que lo conocieron

por aquella época, sus familiares y el recuerdo que dejó en el Casco Antiguo, de Linares,

desmienten, por completo, los términos

de la acusación

48 Centro de Estudios Linarenses

xtremadura de cabo, después ascendió a sargento de Infantería y luego a Teniente, en marzo del 38 a Capitán y luego a Comandante a las ordenes del Jefe de la 25 Brigada, comandante Dueso profesional del ejercito del arma de Ingenieros, relata todos los mandos militares que ha tenido y con los que ha compartido destino desde el General Miajas, que no conoce gente civil, pues en las trincheras en que él estuvo, no había nada más que los enumerados y que durante su actuación militar ha venido dos veces al pueblo con 5 días de permiso, conociendo como alcalde a Antonio Moreno y que el que declara nunca ha sido político, que por ello no conoce a los que con tal carácter ejercían cargos en esta plaza”.

Informe 3: “dice cuando empezó el

movimiento rojo, se enroló en las milicias y aunque en esta localidad no se le conocen fechorías, si sabe que en Montoro y Villa del Río y otro frente organizo partidas encuadradas en compañía del ejército robando y desvalijando a todas las personas honradas, llegando a Comandante”.

Informe del Jefe de F.E.T. y de las

JONS., del día 7 de abril de 1939, donde se dice “...Pillaje y asesinato en los pueblos cercanos a los frentes. Sujeto de pésimos antecedentes, jefe de una banda de ladrones que asaltaba los convoyes entre las estaciones de madrigueras a Baeza. Al estallar el movimiento se puso al frente de una partida de ladrones y asesinos entregándose al saqueo.”

En el auto de procesamiento, el

resultando dice: “...Que tiene 42 años, casado, natural de Linares, de profesión panadero, de muy malos antecedentes por ser profesional del delito, que ascendió desde Cabo a Comandante...”, relatando los informes del Jefe de la Falange, del alcalde, no teniendo en cuentas los de los testigos.

En el Considerando, se dice que los

hechos relatados son de delito de “Rebelión.” En la indagatoria del procesado, se dice

“que sabe leer y escribir que si fue procesado por el delito de común (pero no indica Tribunal ni la pena que se le impuso y donde la cumplió). Preguntado sobre el anterior Resultando y hechos

acusatorios que figuran en el Sumario. Dijo que no es cierto y que se atiene a lo declarado anteriormente”. Suspende la vista sin perjuicio de continuarla cuando el Juzgado lo crea conveniente. Firman.

Auto-Resumen, del día 9 de abril del 39

y en cuyo Resultando, dice “que se acredita que el procesado es de muy mala conducta y con antecedentes penales por delitos contra la propiedad...”. Se relata su incorporación el día 18-07-39 y su ascenso militar y que su ascenso a Comandante es como premio a su criminal actuación por organizar partidas contra el ejercito salvador de España al que hostilizó”.

Informe del Agente Jefe: es coincidente

con todos los anteriores sobre “...asaltar trenes y enrolarse en las milicias del funesto Frente Popular encuadrándose, más tarde, en el Ejército rojo, significándose por su activa persecución a los elementos de derechas y, en especial, a la Guardia Civil, dados los instintos perversos del informado que cometió muchos asesinatos”.

Acta de la Vista: el tribunal da lectura a

los autos y el Fiscal mantuvo su alegato y solicitó para el procesado la pena de muerte. El abogado defensor, que reconocía en el procesado la comisión de delito de rebelión militar, no dice nada de los delitos comunes, etc., etc., solicitando del Consejo la imposición de reclusión perpetua.

Oído el procesado manifestó que: “no ha

sido nunca político, permaneció siempre en el frente, sin que haya cometido asesinatos”.

En torno a Linares 49

“El Oreja”, segundo tumbado por la izquierda, en Palma del Río

La sentencia: el día 10-04-39, relata los pésimos antecedentes penales, que por estos delitos estaba en la cárcel de Jaén el 18-07-39, que fue puesto en libertad por el populacho de Jaén y regresó al pueblo de Linares. Se le reconoce la categoría de capitán y, una vez con ella, que ingresó en la Escuela Popular de Guerra, donde consiguió la de comandante, pasando al Frente donde desempeñó el mando de una compañía de Fusileros.

Considerando: “que en los hechos probados

se le imputa una eficaz ayuda prestada, voluntariamente, por el procesado, a la causa marxista, desprendiéndose de los mismos la identificación espiritual del encartado con el fin revolucionario cuyo triunfo pretendía el gobierno republicano, aplicándose el código castrense por adhesión a la rebelión militar”.

“Fallamos: que debemos condenar y con-

denamos a la pena de muerte al procesado”. Auditoría de Guerra. Comunica a S.E. el

Jefe del Estado la sentencia de pena de muerte dictada, en la causa 13010, contra Juan Antonio Barberán Pérez y que se ha dado por Enterado.

En el tipo de impreso utilizado por la

Auditoría de Guerra del Ejército de Operaciones del Sur, impreso, siendo tantas las sentencias de muerte en esos tiempos, que lo único que hay en blanco es un espacio para poner el nombre del procesado.

La Sentencia es comunicada por el

Capitán auditor Jefe de la 4ª Zona José Manuel Coloma al Juez Militar número 1 Ismael Isnardo Sangay de Linares, quién dispuso que se cumpliese lo ordenado por la superioridad y que la ejecución del reo fuese con ”un piquete de la guardia civil... y que las fuerzas militares vigilen el sitio donde tendrá lugar la ejecución”.

Notificación de la sentencia. Al día

siguiente, 15-04-39, se le comunica al procesado si quiere otorgar testamento, a lo

que contesta que no tiene bienes algunos y que no tiene que otorgar disposición testamentaria; y el sacerdote Rafael Godino Montes, que se ofrece a acompañar al condenado. La sentencia fue leída y firmada por el condenado, por el Juez, sacerdote y el Secretario.

Día de la Ejecución. El día 15-04-39, en

que se constituye el Juzgado en las inmediaciones del cementerio, “ha sido ejecutado por fusilamiento a la hora prevista, por un piquete de la guardia civil compuesto por seis números al mando del cabo Ángel Fernández Arroyo y presente el médico militar Francisco Vega Pérez”. Firman los 3 el Acta de Ejecución.

Diligencia de Sepelio. El Secretario hace

constar que seguidamente y en el cementerio se procedió a inhumar el cadáver del ejecutado en la fosa común número 25.

Finalmente, qué hay que decir de este

hombre que llegó a conseguir el grado de comandante, que era de oficio panadero, que vivió en la calle Zambrana hasta su muerte y, ante todo, que los vecinos que lo conocieron en aquella época, sus familiares y el recuerdo que dejó en el Casco Antiguo, era todo lo contrario de lo que le acusan las fuerzas reaccionarias, los militares y testigos. Fue una persona apreciada por la gente del barrio, por su entrega a la causa de los pobres, por su valor durante la Guerra Civil. Cualquiera que lea su expediente, (una copia del mismo la entregué en el Archivo Histórico Municipal de Linares) comprobará las mentiras que sobre él se vierten. ¿Cómo es posible que en los mismos días estuviera, a la vez, ingresado en la prisión de Jaén y en Valencia? ¿Dónde estaba de verdad? ¿Qué clase de testigos son los que intervienen en su sentencia? ¿No es más cierto, que hay una carta escrita que no corresponde a su letra? Un sinfín de preguntas que queremos desvelar de él y de otros represaliados, en un futuro libro dedicado a aquellas muertes causadas por la dictadura de Franco.

50 Centro de Estudios Linarenses

¿A dónde vas, Santana? Salvador Aznar Sampedro

Han pasado quince años desde que la Junta de Andalucía se hizo cargo de Santana a través del IFA (ahora Agencia IDEA), y la situación de esta empresa, tan emblemática para Linares y su comarca, no sólo no ha mejorado sino que ha ido a peor. La desintegración y desvertebración de la entidad es un hecho incuestionable; la externalización de la mayor parte de su logística interna no ha solucionado nada: la mayoría de las empresas instaladas en el parque de proveedores y receptoras de esta logística tienen problemas, no sólo las que su carga de trabajo depende en gran parte de Santana, sino también las menos dependientes. Entre las empresas con problemas se encuentran Arpa, Ditecsa, Desingsoc, Elyo, Faescom, Fasur, Matresur, Mecacontrol, Uti-sly y Garley. El total de los trabajadores afectados por los problemas de estas empresas asciende a 696.

Sólo empresas del plan de

diversificación como CAF (está en fase de ampliación) y Gamesa mantienen el tipo. Son multinacionales fuertes con unos productos que tienen una gran penetración en el mercado.

A la vista de la situación, la Junta debe de olvidarse de una vez por todas de la fabricación de automóviles, ya que después de tres lustros no se ha encontrado un socio industrial solvente que aporte tecnología y mercado. Además, en el momento de redactar este artículo ha vencido el acuerdo de producción con Suzuki para la fabricación del modelo Jimmny.

Por si esto fuera poco, Iveco aún no ha ejecutado el preacuerdo vigente hasta 2010 para la compra de activos de la empresa linarense. La firma italiana está retrasando su ejecución debido a la crisis que sufre el sector de automoción, inmerso en una fase de reorganización motivada por la coyuntura económica. Además, Iveco está más interesada en la adquisición de parte de General Motors en Europa que en ejecutar el preacuerdo que tiene con Santana.

La Junta, con su apoyo financiero,

trata de mantener a flote una empresa que viene arrastrando problemas graves desde 1994. Esto, hasta cierto punto, es compren- sible. Son muchas las familias que dependen de Santana y cualquier solución que se aplique debe pasar indefectiblemente por garantizar el futuro de estas familias. Pero uno se pregunta ¿por qué invertir tiempo y dinero en fabricar unos productos sin futuro? ¿Por qué no invertir en alternativas más rentables y menos costosas para el resto de la comunidad? Estas y otras preguntas se las hacen muchos linarenses.

“Quince años son muchos para no

haber encontrado soluciones al problema de

Santana”

52 Centro de Estudios Linarenses

La solución del problema, como todos conocemos, pasa obligatoriamente por la diversificación. La comarca necesita empresas que no dependan de Santana, pero que, además, ofrezcan garantías de continuidad. La Junta no se puede permitir el lujo de apoyar proyectos que después quedan en nada, como por desgracia está ocurriendo. Hay que olvidarse de las grandes empresas; las PYMES por su estructura y tamaño son las adecuadas. En este sentido alegra saber que la empresa Tecnología de la Energías Alternativas (TEA08), dedicada a la fabricación de paneles térmicos para agua sanitaria, se va a instalar en el parque empresarial.

Recientemente se ha presentado a bombo y platillo en el Centro Tecnológico Metalmecánico y del Transporte (Cetemet) un Plan de Acción para las empresas del conglomerado metal-mecánico andaluz que incluye fundamentalmente incentivos para impulsar la cooperación y procesos de fusión entre empresas. Pero el nivel de incidencia de este plan en el desarrollo industrial de Linares y su comarca está por ver; sus

planteamientos son complejos y no parece factible que aporte soluciones a corto y medio plazo. No obstante, habrá que esperar al desarrollo del plan para comprobar qué aporta en la resolución de los problemas de Santana.

Quince años son muchos para no

haber encontrado soluciones. Uno llega a pensar que, a pesar de que existe buena voluntad, también hay una gran falta de imaginación, de operatividad y de eficacia por parte de los encargados de resolver el problema; la prueba de ello es que los trabajadores continúan en el ERE, Iveco no termina de implicarse en Santana y la entidad sigue inmersa en pérdidas, alcanzando estas últimas un volumen de 56,1 millones de euros en el pasado ejercicio.

Los problemas de Santana llevan latiendo mucho tiempo y es llegado el momento que, de una vez por todas, se den soluciones para que las familias de los trabajadores de esta querida empresa puedan mirar al futuro sin sobresaltos.

En torno a Linares 53

Metalúrgica Santa Ana, en 1959

A quien corresponda...

Antonio Garrido Padilla

Enumerar y poner en valor el patrimonio natural de Linares debió de ser fácil, e incluso gratificante hace cincuenta años, y no digamos en el último cuarto del XVIII, donde según cuentan las crónicas oficiales, en el arroyo Periquito Melchor, se pescaban deliciosas anguilas.

Empecemos por ahí, por el siglo XVIII, ya que de todos es conocido que en el año 1767 se concedieron a los colonos que vinieron de Centro Europa, y por Real Orden de Carlos III, las primeras parcelas de lo que se darían en llamar las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena. Y aquí empezó la decadencia de nuestro término pues se le enajenó casi la mitad de sus terrenos, como reza en los planos existentes en el Archivo Histórico Municipal.

Según éstos, nuestro término limi- taba con el de Baños (en el río Campana, al norte de La Carolina) y con el de Navas de San Juan, en lo que se llamaba la Ventilla de Baeza o de Linares, únicos terrenos por los que la Corona pagó a Linares unos pocos ducados, mientras que el resto se consideró

despectivamente ”sierra”, según palabras de algún cronista de las nuevas poblaciones.

¡Sierra! Mágica palabra para los

amantes de la libertad y los espacios libres, pero, ¡oh desilusión!, hablar de sierra en Linares cuando ésta comenzaba al terminar la calle de Los Riscos, hasta los confines del río Grande, es pura entelequia.

Dónde están las dehesas que el

Concejo poseía en Sierra Morena, en Cazlona, en La Vega de Santa María, en el Berrocal, en … Todo en manos de los mismos. Desamortizaciones que sólo significaron que lo que era de uso público y del Común pasara a manos de la oligarquía.

Sólo quedan unas pocas hectáreas en

Cerropelao, La Aceitosilla o La Garza, todas ellas fincas privadas y con escasas perspectivas de futuro.

Qué decir de la campiña cerealista

que dio pan a iberos, cartagineses, romanos, visigodos, musulmanes, a los primeros pobladores de Linares, que ambicionó nuestra tutora Baeza por su voracidad.

Poblada, hasta no hace mucho, de

aves esteparias que hoy son un recuerdo (sisones, aguiluchos cenizos, etc.) han cedido su terreno al avance imparable del olivar, gran monocultivo que con sus grandes plagas y elevadas dosis de fitosanitarios para combatirlas, acaban con la biodiversidad tanto de aves como de mamíferos.

¡Pero nos quedan los ríos! ¡Esto sí es

hablar de ecosistemas! Tenemos cuatro ríos que hacen de Linares prácticamente una isla. Casi cincuenta y dos kilómetros de ríos por los que se puede disfrutar de paseos por sus orillas, pescar, bañarse… ¿Que pare, dice? ¿Por qué? ¡Ah! ¡Pues sí!,

me he dejado llevar por la imaginación y el recuerdo!. Se me olvidaba decir que nuestros ríos no tienen agua. Son canales

“El Guadiel se ha convertido en la

cloaca de las Nuevas

Poblaciones de Sierra Morena y

sus áreas de servicio”

54 Centro de Estudios Linarenses

temporales para llevarla a las presas que los encarcelan.

El Guarrízas nos llega desde la serrana Aldeaquemada , río bonito donde donde los haya. Pero, muy cerquita de nuestro término, se levanta la presa de la Fernandina, muro infranqueable para las especies piscícolas, dejando seco al río, sin el caudal ecológico al que tiene derecho.

¡Eso si!, dispone de un caudal de barro y limo que lo ha colmatado, proce- dente de una explotación superintensiva de olivar en que se han transformado las dehesas de sus orillas.

Afortunadamente, disponemos del monumento natural de El Piélago, con una gran…, mediana…, pequeña..., ¡ridícula ex-

tensión! de ciento cincuenta metros de protección. Algo es algo. El Guadalén, con la presa del mismo nombre que regula sus aguas, tres cuartos de lo mismo. El Guadalimar, regulado por la presa de Giribaile y al que le aporta tanta cantidad de áridos y limos, que las inexistentes avenidas invernales no logran limpiar, y que han sepultado el puerto fluvial de Cástulo.

Nos queda el Guadiel, único río

“vivo” que no está regulado por presas o pantanos. Vivo entre comillas porque se ha convertido en la cloaca de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y sus áreas de servicio.

Como se ve, volvemos al principio;

es la pescadilla que se muerde la cola.

Plano, a mano alzada, del antiguo término de Linares en el siglo XVII, ocupado posteriormente por las Nuevas Poblaciones

En torno a Linares 55

Conservatorio de Danza, ¡ya!

¿Utopía o necesidad? Raquel Parrilla Sánchez

“La Danza es un arte que por medio del movimiento habla al corazón a través de los ojos”. Soy bailarina, amo la Danza. Además, a esto he de añadir que soy linarense y, sobre todo, amo a Linares. Pero sufro y sufrimos (somos ya muchos) porque la ciudad natal de grandes artistas y compo- sitores está coja. La danza ha sido olvidada, pues no poseemos ninguna institución pública y reglada en toda la provincia para dar salida a todos los jóvenes bailarines de Linares y su comarca. La necesidad de un Conservatorio de Danza en Linares tiene su justificación por las siguientes razones: so-mos el centro neurálgico de toda la comar-ca, tanto por su extensión y número de habitantes, como por su demanda cultural y académica. Numerosos pueblos de toda la zona cuentan con una o varias academias de danza privadas y, en la mayoría, tan sólo existe la posibilidad de estudiar una especialidad: la danza española; reducién-dose en ocasiones a una sola rama de nuestra danza española, que es el flamenco. A todos los alumnos se les limita la posibilidad de estudiar otras especialidades demandadas, como la danza clásica o la danza contempo-ránea. En Linares existen solamente dos academias privadas donde estudiar la espe- cialidad clásica. Llegamos a la conclusión de que en toda la comarca muchos alumnos están obligados a estudiar danza española y flamenco en diferentes pueblos y danza clásica en sólo dos academias linarenses, dejando olvidada la danza contemporánea. La necesidad del Conservatorio de Danza, que demandamos, viene dada, también, por la inexistencia de estas especialidades en la provincia, unificadas en un solo Conser- vatorio. Debido a esto, todos aquellos alum- nos estudiantes del ámbito privado, se ven

frustrados ante la imposibilidad de realizar unos estudios oficiales que conlleven a la obtención de un título profesional, pues el Conservatorio de Danza más cercano está en Córdoba o Granada, es decir, a más de 100 kilómetros de distancia. Hay que recorrerlos diaria- mente o directamente hay que vivir en dichas capitales. Ahora bien, esta última opción es posible para aquellos alumnos mayores de edad que ya cuentan con una madurez para afrontar una vida fuera de casa. Pero para aquellos alumnos menores (a partir de ocho años) esta opción es totalmente inviable, así que deciden dejar sus estudios de danza por no poder acceder a estos estudios oficiales que requerimos para nuestra ciudad. Contamos en la comarca con una gran cantera de alumnos de danza que se ven frustrados al no poder desarrollarse profesionalmente. Llevamos años escuchan-do quejas de éstos por no poder realizar unos estudios oficiales. Pueblos como La Carolina, Canena, Santisteban del Puerto, Baños de la Encina, Guarromán, Bailén, Mengíbar,… incluso Úbeda y Baeza, cuentan con multitud de alumnos a la espera de cumplir edad suficiente para poder irse a vivir a una capital y poder cumplir su sueño. Con la situación actual estamos retrasando las capacidades y cualidades profesionales de los mismos. Pues no olviden que el mayor enemigo de un bailarín es el tiempo, ya que con el paso de los años las capacidades físicas disminuyen.

Linares además cuenta con el apoyo de un Conservatorio Profesional de Música, en el que se ha comprobado que la existencia de estudios artísticos reglados y oficiales en la Ciudad no es algo absurdo, pues la demanda de alumnado cada año es mayor. Como conclusión, se justifica la creación de un Conservatorio de Danza para dar salida así a la gran cantidad de alumnos que tienen el sueño de realizarse como bailarines. Somos una Ciudad con una gran demanda cultural en la generalidad de las Artes Escénicas. Tenemos la responsabilidad de ofrecer a nuestros jóvenes una salida cultural en todas las disciplinas posibles. Linares lo merece.

56 Centro de Estudios Linarenses

Juan Vicente Acosta López

SONETO A LINARES (1960)

Campos hablando olivos, penas sus gentes, Caminos vecinales con jornaleros,

Un llanto hecho taranta, voz de mineros, Falsa paz mantenida entre tus dientes.

También cortijos blancos, muy relucientes,

Y una yunta de mulos por el sendero. Hay un tren de emigrantes... despeñadero,

Una ventana cerrada y un sol caliente.

Cuando podes la oliva, poda la luna, Que me pinta de blanco, hiriendo el alma,

Los pecados mortales de tu incultura.

¿Qué tu sueño es letargo, despierta al alba!, con el canto del gallo, poda la luna,

que no quiero que vea mi paz, tu calma.

TARANTAS DE LINARES (2007)

A Linares vine yo, Por qué le llaman la Cruz aquí mis hijos nacieron, a la mina en que trabajo. a Linares vine yo. Por qué le llaman la Cruz, Si por la mina sufrieron, llamarle mejor cadalso tengo la satisfacción a ese agujero sin luz, que ninguno fue minero. Que recorro pozo abajo.

58 Centro de Estudios Linarenses

Cristóbal Casado Álvarez

TARANTA DEL AMOR HERIDO

Tu beso es una taranta, tan negro como la mina,

tu beso es una taranta que, partiendo de tu boca,

me llena de plomo el cuerpo y me emponzoña el alma.

COMO EL JARRILLO DEL AYUNTAMIENTO

Yo no la amaba. Y ella a mí, tampoco.

Pero su pecho se amoldaba al cuenco de mis manos,

y su boca, presta, apagaba la sed de mi boca ...

(Samaritana hoja de lata que sacias al caminante

en el ardiente mediodía de agosto).

(Del poemario “Linares: geografía personal”, 1999 ...)

En torno a Linares 59

Domingo F. Faílde García

Linares, Rhapsody in Blue A todas las ausencias y al tiempo, irremediables

Le aturden los destellos. Sosteniéndose a duras penas,

el alcohol le ha empujado a la barra, y allí, desvencijado,

consigue uncir fragmentos, las secuencias oscuras de aquella película

que fue toda su vida.

Es un ángel caído sobre la madrugada. Viéndolo se dijera

que un dardo lo abatió, sobrevolando las ruinas de la ciudad,

las esquirlas azules de un remoto pretérito que, a veces, todavía deambula por las calles

y busca los raíles imposibles de la infancia, mordidos por la lluvia.

También llueve esta noche (casi siempre,

la mollizna y el vino ciñen las despedidas), y entre las gotas ruedan las últimas estatuas,

las postales que el tiempo bordó en sepia, el óxido punzante del postremo ascensor.

Fuera, hierve Linares. La sirena

de un coche policial araña el humo. Qué lejos queda todo, qué lejos

las auroras, el silbo de los trenes y las aves de paso.

Con los primeros ruidos del día que se enciende,

aún sigue derramando su café y las preguntas en la carcoma helada del mostrador. Afuera quema el frío y exhibe su rostro gris la luz.

Cansada, la memoria se ha sentado en un banco del solitario paseo.

60 Centro de Estudios Linarenses

Lorenzo Martínez Aguilar

TORREÓN DEL CASTILLO DE LINARES

Vestigio desnudo, legajo tímido, emerge tu perfil de torreón en soledad contra el olvido.

Piedras ausentes, tus murallas, dibujan el pasado con sus manos invisibles de barro.

Como el desaliento de una ruina no quiero recordar el puñal de tus matacanes,

el enemigo de la ciudad hermana, el hecho terrible de la gesta,

el ruido torpe y seco de la huida, la herrumbre que el tiempo depositó en tu memoria...

Hoy, contra la estirpe defensiva de tu origen, quiero nombrar el olivo,

la sementera, la vid, el trigo, el romance, el juglar, la canción,

la duda que todavía tiene grabado nuestro nombre.

Pero los mitos necesitan de la muerte para serlo, testigos de todo aquello que dignifica nuestra Historia.

Mientras, sobrevuelan palomas por el único aliento

que aún sostiene el guarismo de tus siglos en el sabor amargo del musgo, de voz contra la espada.

En torno a Linares 61

Manuel Martínez Fernández

I

Estoy llegando a mi tierra y el aire huele a taranta

a galena y olivares a tarde grande en la Plaza

a perfume de Linares.

II

En cinco versos su vida los cinco de una taranta dignidad, familia y mina

la fe siempre en su Virgen y su Linares del alma.

62 Centro de Estudios Linarenses

TARANTAS I

Estoy llegando a mi tierra y el aire huele a taranta,

a galena y olivares, a tarde grande en la Plaza,

a perfume de Linares.

II

En cinco versos su vida, los cinco de una taranta, dignidad, familia y mina, la fe siempre en su Virgen

y su Linares del alma.

Juan Parrilla Sánchez TARANTA Nuestras minas hoy descansan sobre todo un mar de olivos. Nuestras minas hoy descansan sobre el plomo hoy hundido. Y al compás de esta taranta las rescato del olvido PETENERA CORTA Y LARGA A La memoria de los mineros que fallecieron en el Pozo de San Vicente

Suena una triste elegía desde el Pozo San Vicente. Seis mineros de la Tierra se encontraron con la muerte. Suena una triste elegía desde el Pozo San Vicente. Su trabajo y su sudor quedarán en la memoria para toa la eternidad. Forman parte de la Historia, siempre los recordará.

En torno a Linares 63

Un templo musical Miguel Vega Blázquez

Quiero dejar constancia a través de un poema, de unos minutos mágicos –por perfectos, por transcendentes, por eternos- vividos en Linares el 16 de abril de 2005.

El hecho tuvo lugar en un edificio emblemático de la ciudad, y los protagonistas –sin contar a Bach, claro- fueron dos músicos: uno ya fallecido y el otro en plena efervescencia de su talento. Tres años después tuve el privilegio de conocer en persona al joven músico y de charlar amistosamente con él, pero no me atreví a confesarle que había escrito un poema sobre su actuación en el Museo Andrés Segovia. Me gustaría pensar que tal vez llegue a sus manos a través de este monográfico linarense.

DEVOCIONES A Ricardo Gallén

Las endiabladas escalas del genio de Eisenach sonando íntimas en una guitarra antigua -la luz anaranjada de una lámpara de pie

diluyéndose entre el mármol tenue de las columnas del patio-.

Y debajo, en la cripta silenciosa, el viejo maestro abstraído

en la vibración majestuosa de las cuerdas que pulsa, con ese mismo fervor,

un joven músico en la penumbra del templo.

64 Centro de Estudios Linarenses

CEL Servicio Público

adscrito al Área de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Linares