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¿En qué espacio vivimos? ¿Seria acaso posible afirmar sin temor a equivocarnos que lo que podemos ver, que lo que pasa normalmente es lo único que existe?, y no, no me refiero a fantasmas, si no a cosas que instintivamente creímos como verdaderas sin dudarlo, un claro ejemplo de esto fue cuando Albert Einstein postulo su teoría de la relatividad todos le tacharon de loco, para luego darnos cuenta que sus teorías, por locas que parecían estas eran verdaderas. Y además varias de estas teorias nos ayudan a entender y a resolver en cierta parte la pregunta inicial, ¿En que espacio vivimos?, y un ejemplo es la teoría que a continuación enuncuaré: Como bien sabemos en nuestro universo, si es que existen más como hoy día suponen los científicos, tenemos la capacidad de percibir 3 dimensiones: La altura, el ancho y la profundidad, aunque si bien existen más dimensiones, pero que al parecer, están ocultas o no las podemos percibir. Según una investigación en la universidad de Harvard los universos tienden, después de su creación a tomar, según 3 o 7 posibilidades a

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En qu espacio vivimos?Seria acaso posible afirmar sin temor a equivocarnos que lo que podemos ver, que lo que pasa normalmente es lo nico que existe?, y no, no me refiero a fantasmas, si no a cosas que instintivamente cremos como verdaderas sin dudarlo, un claro ejemplo de esto fue cuando Albert Einstein postulo su teora de la relatividad todos le tacharon de loco, para luego darnos cuenta que sus teoras, por locas que parecan estas eran verdaderas.

Y adems varias de estas teorias nos ayudan a entender y a resolver en cierta parte la pregunta inicial, En que espacio vivimos?, y un ejemplo es la teora que a continuacin enuncuar:

Como bien sabemos en nuestro universo, si es que existen ms como hoy da suponen los cientficos, tenemos la capacidad de percibir 3 dimensiones: La altura, el ancho y la profundidad, aunque si bien existen ms dimensiones, pero que al parecer, estn ocultas o no las podemos percibir.

Segn una investigacin en la universidad de Harvard los universos tienden, despus de su creacin a tomar, segn 3 o 7 posibilidades a la formacin de dimensiones. Segn esta misma investigacin los universos tienden a adoptar 3 dimensiones visibles con 6 dimensiones ocultas y tambin a formar 7 dimensiones visibles con 2 compactas.

Segn la teora de las supercuerdas(una teora que trata de explicar las particulas y fuerzas fundamentales de la naturaleza en una sola teora, sosteniendo que los campos fsicos y las particulas sonvibraciones de delgadas cuerdas supersimtricas que se mueven en un espacio-tiempo de ms de 4 dimensiones)los universos tienen la capacidad de formar 10 dimensiones, 9 de estas son espaciales y una temporal.

Se plantea adems que es poco probable que exista vida en este tipo de dimensiones, sobre todo en la de 7 visibles, puesto que la fuerza de gravedad aunque existira, seria dbil y por esto, los planetas no estableceran organizaciones alrededor de una estrella, y por esta misma razn no existiran las condiciones que nosotros hoy poseemos para vivir.

Pero esta es una de las tantas teorias que nos ayudan a dar respuesta a esa complicada pregunta, y una de las que todavia se tiene duda, pues hay otras en las que los cientificos estan practicamente 100% de su validez, como por ejemplo la esfericidad de la tierra, nuestro planeta y la relatividad de la gran parte de sus asuntos.

En el libro del grupo eFe "En que espacio vivimos?" el autor nos narra un cuento en el que Cristobal Coln trata de explicarle a los Reyes Catlicos esta incipiente teora.

Esta teora sostiene que la tierra tiene una forma esfrica y puedes hoy en da darte cuenta de lo dficil que era creer esta teora haciendo lo siguiente: olvida todo lo que sabes, y mira al horizonte,seguro no viste algo que te diera indicios de la forma esferica de la tierra.

Y an asi si alguien te planteara esta teora tu facilmente podrias preguntarte y los dems viven al reves? o asaco yo soy el que lo esta haciendo? y al plantearte estas preguntas te convencerias de que esa teoria es pura mentira.

Pero hoy sabemos (gracias sobretodo a la practica) que esta teora es cierta y hasta nos hemos aprovechado economicamente de este hecho.

Durante el dialogo que sostiene Coln con el rey le sostiene a este que el mundo, cosa que igual es dificil de creer que las anteriores teorias y que durante la epoca que Albert Einstein causaron mucho revuelo.

Estas dicen en si que tanto el espacio como el tiempo son cosas relativas, como cosas falsas, como un vil engao, una simple creacin del "genio" humano. Es simple ver como la velocidad de algo varia para cada persona o cada cosa y un buen y sencillo experimento que puede realizar cualquier pesona facilmente es el siguiente.

Cojes cualquier objeto, una piedra, un papelito, un tarro, un yunque, cualquier cosa y te subes con el a un auto. Si las cosas no fueran relativas lo mas logico es que si tu sueltas la piedra o el objeto que elegiste como este esta quieto y su velocidad es de 0 se quede resagado y el auto lo "bote" pero obviamente vemos que no es asi, solo cae, y es porque la velocidad del auto es la misma que la tuya y la de la piedra.

Otro aspecto interesante de esta teoria y a su vez cierto es que si tu viajas en un auto que va a una velocidad constante en una carretera impecable, tu dentro del auto, no sientes que te mueves, sientes que estas quieto asi en realidad estes viajando a 300 km/h, incluso aunque te parezca que estas loco en algun momento tal vez llegaras a pensar, estoy de lado, boca arriba, o simplemente flotando, lo cual te dejaria extraado.

Pero este mundo es asi, lleno de rarezas, de cosas increibles, asombrosas, de cosas secretas, cosas por descubrir asi sean inimaginables!En que espacio vivimosEste libro, de la coleccin Ciencia para Todos, del autor Javier Bracho es ciertamente un libro interesante, y no lo digo por "lambonear" ni nada de eso, si no que a diferencia de los otros textos de la coleccin Ciencia para Todos, este presenta los argumentos cientificos mediante cuentos, en los cuales los protagonistas o los hechos son los que practicamente te dicen la teora.

El libro esta hecho por el Toplogo Javier Bracho, que trata no de dar la respuesta a esa dficil pregunta con la cual el hombre ha venido durante siglos y siglos taladrandose la cabeza, si no dar entender que este posiblemente no sea el nico espacio que existe, pues Todo es tan relativo!

Pero durante los cuentesitos de este libro el autor nos enseara en forma sencilla parte de esos elementos como en el cuento "Relatividad en la corte de los reyes catlicos" Cristobal Coln trata de explicarle a los Reyes Catlicos de Espaa (y por ahi derecho a nosotros) que todo es relativo y que por lo tanto su viaje estaba acreditado, pues para ti un "arriba" no seria lo mismo para otro, pues para l su "arriba" sera tu "abajo" y que asi el planeta podria ser redondo como el aseguraba.

Y la cosa va mas o menos asi, solo que no encuentro gracia a hacer un resumen de todos los cuentos, pues le quitaria asi emocin al libro.PUBLICADO PORHELIOSEN16:55En qu espacio vivimos?Jorge BrachoSe publica con los auspicios de la Subsecretara de Educacin Superior e Investigacin Cientfica de la SEP y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa.Primera edicin, 1989Cuarta reimpresin, 1996D. R. 1989, FONDO DE CULTURA ECONMICA, S. A. DE C. V.D. R. 1995, FONDO DE CULTURA ECONMICACarretera Picacho-Ajusco 227; 14200 Mxico, D.F.ISBN 968-16-3039-4Impreso en Mxico

Al preguntarnos en qu espacio vivimos? se incluyen de dnde venimos? y hacia dnde vamos? cabe, al dirigir la mirada a nuestro alrededor qu somos?El autor en este libro quiso entregarle a los fsicos, astrnomos y matemticos una lista completa, clara de las posibles formas del universo, al compararlas con las suyas quiz puedan decidir cul es la buena, tambin redactando el libro de una manera teatral(relatividad de circunferencia del planeta, Colon y Abert) y simblica para mayor entendimiento de las personas que no estn muy allegadas a el campo matemtico y geomtrico.El autor se basa hasta el momento en el que se hablaba si era real la circunferencia del planeta en una discusin entre Cristobal Colon y el rey de Asturias, da como una degustacin en el capitulo llamado Planotitlan donde se basa otro escrito para dar las bases a el desarrollo de su idea.El autor empieza explicando en que espacio vivimos; nuestro espacio fsico es tridimensional sea que consta de longitud anchura yprofundidad o altura, tenindose una diferente perspectiva desde las matemticas fsica y geometra que el conjuga y da a entender que, nuestro espacio perceptivo es trilineo, que cada lapso de tiempo se van repitiendo las imgenes sobre lneas bsicas a intervalos constantes y combinndose entre ellos formando as la percepcin que todos tenemos acerca de el curso de el mundo y sus cosas.Dice que los espacios se ubican una lnea sucedida de otra, trasladadas y rotadas una hora en un reloj de diez a lo largo de los ejes que unen mi centro con los suyos, dispuestos como los centros de las caras de un dodecaedro imaginario, que habindose expandido radial desde mi origen, desde el centro .Se hubiera repetido, rebosando en la realidad de este universo.En realidad, desde hace dos siglos los matemticos crean espacios geomtricos que despus son utilizados por el resto de los cientficos en el desarrollo de las ms diferentes teoras. En este libro el actor comparte sus experiencias que en un principio nos parecen completamente fantsticas, pero que, poco a poco, se van admitiendo como ms naturales para finalmente, entenderlo muy bien sin necesidad de estar allegadas a este campo.Tenemos la capacidad de conmovernos y hasta de angustiarnos u obsesionarnos con nuestra inmensa ignorancia sobre nuestro entorno. En qu espacio vivimos? sta es la pregunta que se plantea el autor en esta obra; explicndola con diversos tiempos, a travs de algunos personajes, con distintas visiones, y con resultados independientes.

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LA PREGUNTA en qu espacio vivimos?, es una pregunta profunda, humana y vigente desde el origen de la historia.Al preguntarnos en qu espacio vivimos? se incluyen de dnde venimos? y hacia dnde vamos?Como buen lector, o como simple autor, tenemos la asombrosa capacidad de conmovernos y hasta de angustiarnos u obsesionarnos con nuestra inmensa ignorancia sobre nuestro entorno.En qu espacio vivimos?sta es la pregunta que se plantea el autor en esta obra; abordndola en diversos tiempos, a travs de variados personajes, con distintos enfoques, y con resultados parciales independientes. El formato es el de un libro de cuentos. Todos ellos giran en torno al mismo tema, la pregunta que los compendia, con el nico afn de aproximarse a la geometra del Universo; es decir, de transmitirle al lector que empieza a hojearlos alguna idea, aunque sea vaga, de hacia dnde nos lleva, desde la humilde perspectiva de uno de sus trabajadores, la geometra de este siglo.Para un matemtico, la pregunta "qu haces?" es difcil de responder con ms precisin que un vago "matemticas", "lgebra" o, en este caso, "topologa". Para el comn de los mortales estos vocablos tienen muy poco contenido concreto, o bien, si llegan a tenerlo, con frecuencia dista mucho de lo que en realidad son los objetos de nuestro estudio o los motivos de nuestros desvelosy frecuentes divagaciones.Hace ya algunos aos enfrent la pregunta "qu haces?" con un poco ms de gallarda: "estudio espacios diversos", contest, mordindome la lengua en el "topolgicos" para no cortar de tajo la conversacin. "Cmo?" arremeti mi interlocutor "qu no es ste el nico espacio que hay?"... "Bueno, s: es el espacio fsico. Pero an no sabemos cul es l, dentro de las posibilidades matemticas que hay. Es ms, ni siquiera conocemos con precisin la lista de estas posibilidades." Para mis adentros pensaba en el gran problema de clasificar las variedades de dimensin tres. La sonrisa de escptico reconocimiento que recib me hizo sentir en buen camino. Con este enfoque, que me haca aparecer como un cientfico con preocupaciones de gran envergadura y arraigo histrico, me aventur a dar algunas plticas de divulgacin; a la estimulante respuesta que tuve de aquel pblico ya de por s ligado a la divulgacin de la ciencia, para mi fortuna se debe este libro. Aunque haba algo de teatral en presentarme como alguien preocupado profesionalmente en la pregunta "en qu espacio vivimos?", daba con esto pie para hablar de bandas de Mobius, Toros (donas), geometras no euclidianas y espacios de mltiples o de infinitas dimensiones, en un contexto que los situaba ms ac que meros, extravagantes o intrascendentes "divertimentosmatemticos". Me aproximaba al tema que trabajaba en aquella poca, la nocin de variedad y de sus estructuras, a la vez que rozaba un rea que a lo largo de este siglo en agona ha sido fundamental: la topologa de dimensiones bajas; y le tiraba a este par de pjaros con uno de sus posibles subproductos para siglos venideros: "a los matemticos nos gustara" deca yo "entregarles a los fsicos y a los astrnomos una lista completa, clara y racional de las posibles formas del Universo; al confrontarla con sus observaciones, quizs puedan decidir cul es la buena". Y lo teatral, debo aclarar, derivaba del hecho de que ningn matemtico piensa en esto cuando hace matemticas. Nuestros mviles son mucho ms concretos y mundanos, la belleza intrnseca de los entes que tratamos, la obsesin por entender lo que no entendemos, por afianzar lo efmero, o bien, la simple "gloria". Sin embargo, me convenc de que para la divulgacin este enfoque era frtil.Inclusive, me sent a escribir un articulillo. En l me lanzaba al ruedo contra el siguiente torito: "A ver: como simple matemtico, es decir, sin necesidad de salir de este cuarto y con base en razonamientos precisos que parten de un mnimo de hiptesis que, como parte del problema, tambin hay que establecer, puedes demostrar que la Tierra es redonda?" Ejercicio nada sencillo del que pretenda derivarla necesidad de formalizar la definicin de variedad, en particular la de superficie y, ya entrados en gastos, dar su clasificacin (uno de los teoremas ms bellos y redondos de la topologa, al que se asocian grandes nombres como Euler, Riemann y Poincar); proyecto demasiado ambicioso que nunca pas de un borrador inconcluso, indito y perdedizo.Pasaron los aos, y un da un amigo irrumpi en mi cubculo: "Te invito a escribir un libro de divulgacin, la serie ya est armada, pero todava no hay nada de matemticas, t dices, le entras?"Sale!A la vuelta de la esquina tuvo ttulo y un primer ndice. Empezara con lo que ya tena, era cosa de desempolvar lo que lleg a ser conocido como "el de Coln", y trabajar lo que le faltaba (toda la parte tcnica); seguira con las bases matemticas mnimas para poder introducir al lector a las 3-variedades y sus estructuras geomtricas: con esto concluira. Y para romper el miedo a "doblar" la tercera dimensin y a trabajar con dimensiones ms altas, qu mejor queFlatland!Researa en el captulo 5 el libro de Edwin Abott, clsico en la lnea trazada casi contemporneamente por Lewis Carroll (s: el deAlicia en el pas de las maravillas).Definitivamente tena algo qu decir sobreFlatland,antes que nada, traducirlo "Planotitln" en vez de "Planilandia". Con este ndice como de diez captulos firmel contrato con el Fondo, para su serie "La Ciencia desde Mxico".Pasaron los meses, tuve que negociar un nuevo plazo de entrega, pues la parte tcnica la que faltaba no lograba atarme a la mquina. Adems, "el de Coln" y el rpido borrador de "Planotitln" no tenan continuidad, o bien, necesitaban de un contrapeso literario ms hacia el final del libro. As, madur la idea de hacerlo como libro de cuentos que trenzaran una malla, una trama literaria, en la cual la formalizacin matemtica quedara entretejida, intercalada pero bien separada; de tal forma que al hojearlo con prisa, el lector aburrido o perdido pudiera regresar a la superficie, a la trama principal y empezar de nuevo, fresco y desde cero, con un cuento independiente.Me gustaba esta idea, pues asemejaba la forma en que se atacan los textos matemticos: primero pasa uno a grandes zancadas en busca de las ideas principales, luego escudria por los huecos y los va rellenando, ms tarde se miran con lupa los detalles para ir reconstruyendo lo que est detrs del texto, las matemticas a las que alude, para, finalmente, tratar de ir ms all de lo que est escrito. En este proceso uno se ayuda de lpiz y papel, de otros textos o de lo que pueda; cada lector sigue su itinerario, no tiene por qu seguir el orden arriba establecido, inclusive el orden lineal del texto; y se dedica aeste objetivo el tiempo-pensamiento que puede ir desde cero hasta toda una vida productiva.El plan de trabajo se aclaraba. Haba que terminar primero la trama literaria, esqueleto del libro. El nombre mgico y liberador de "cuento", junto con fraternales palmaditas de "sguele", me encerraron contra el captulo 8, pariendo as, tras largos meses arreando el teclado, lo que acab por llamarse la "Soata".sta exigi de mi parte mucho ms de lo matemtico que tengo, que lo que hubiera yo esperado en un principio. De tal manera que al concluir, meses despus, con los "Apuntes del escengrafo", me di por bien servido en cuanto al entretejido tcnico del libro, que acab por concentrarse en dos cmulos, uno de fsica y otro de geometra, que, amenizando sus intermedios, hacen referencia nicamente a la Soata, en bsqueda de la autocontencin.Este enfoque definido me haca ver el material geomtrico que haba yo usado en una nueva perspectiva; asaltndome entonces problemas a la vuelta de cada esquina. Algunos los resolv, otros ms quedaron como ejercicios o imprecisiones, y otros, no menos difciles, los resolv en silencio.Decid, para sacar del silencio un problema relevante, que la terminologa debe estar al servicio de las ideas, y nunca a la inversa, dejando as que los bautizos de los trminos que deba nombrar corrieran a cargo del contexto.Se produjeron choques con los trminos que en la matemtica actual se usan para el mismo objeto, por ejemplo, "universito" vs "3-variedad riemanniana compacta" o "espacio perceptivo"vs"espacio tangente". Si llego a confundir a los estudiantes por esta decisin, tmenlo como un reto. Aunque, a decir verdad, esta lucha terminolgica nunca fue desigual debido a mi formacin matemtica.Engord el manuscrito. Haba pasado ya mi segunda fecha de entrega, y quedaban an grandes huecos en el ndice. Pero stos haban perdido su relevancia pues pretendan llenar generalidades, mientras que la Soata me haba concentrado en ejemplos concretsimos. Decid entonces que era ms importante dejar al lector con esas vivencias mnimas que atiborrarlo de "conocimiento"; adems, el fin de esta aventura quedaba al alcance de la mano. Con un brochazo "al de Coln", que se sacudi en "el oso de Fernando", un retoque a la introduccin y una pintadita de fachadas en Planotitln en unos meses entregu una versin completa a mis editoras y cuates. El comit se tom su tiempo, fundamental para que yo pudiera ver el libro en perspectiva. Y a la voz de jule! conclu con esto.Este cuento, aunque de la narrativa parezca, no es de un solo personaje; en distintos tiempos y a distintas frecuencias, intervinieron en l muchsimas personas, ms de las que voy a mencionar.Marisela, las Alicias, Gerardo, Lucy y Antonio en el arranque. Irene, Julio, Pilar, Ana Teresa y Juan al meter segunda, con los acentos, eses, ces y zetas. No faltaron estmulos como los de Andrea, Jaime, Roberto y Mario. Felipe, desprendindose con cario de un epgrafe bsico. Hctor Manjarrez, Marcelo Uribe y mi Coral dndome seguridad y aliento en momentos precisos. Eduardo Seplveda con su asentado oficio fotogrfico. Y tuvo tambin, adems de mi estudio itinerante, otros escenarios. El Instituto de Matemticas de laUNAM,que me ha dado la libertad de perseguir mis sueos para concretarlos. Ah, guiaban Alberto Barajas y Vctor Neumann sin percatarse; acompaaban Luis Montejano trabajando duro en el hermano que balancea la imagen de las matemticas en esta serie, Peter Greenberg, Hamish Short, y El Irracional en pleno, Isabel Puga y Socorro Sobern, opinando con vara alta en la empresa, as como Irene Cruz Gonzlez y Alfonso Serrano, desde el Instituto vecino. Adems, empujaban Lucero y Concha con la nube de moscos que las persigue y nos motiva con su ebullicin. Y por otro lado estuvo el Fondo, a travs de sus dos encantadoras editoras, Mara del Carmen Faras y Alejandra Jaidar, y el amigo que irumpi en mi cubculo: Juan Jos Rivaud, quien acaba de dar la voz de jule! Y colorn colorado, lo que trataba este cuento, no se ha acabado. onde el autor se hace una pregunta)LA PREGUNTA en qu espacio vivimos?, (con sus relativas: qu forma tiene el mundo? o de los posibles universos, cul es el nuestro?) no encuentra respuesta en este libro, ni en ningn otro, aunque se trate en muchos. Es una pregunta profunda, humana y vigente desde el origen de la historia. Preguntrnosla, con cualquiera de sus posibles matices o acepciones y en alguno de sus niveles de generalidad, sin duda nos ayud a abandonar la prehistoria. Y desde entonces, mucho se ha trabajado sobre ella con los enfoques y los resultados ms diversos: harto se ha dicho. Con la atencin suficiente, siempre es posible escuchar en las races de las culturas que hablan algn esbozo de esta misma pregunta; aunque venga en tono de respuesta.Al preguntarnos en qu espacio vivimos? se incluyen de dnde venimos? y hacia dnde vamos? tras la reciente amalgama einsteiniana del espacio y el tiempo; cabe, incluso qu somos? al dirigir la mirada a nuestro espacio orgnico, cognoscitivo, sensitivo, ntimo.Pero en vez de pasmarnos al ampliar el espectro, o al rastrear en la cultura la fuerza motriz de esta inocua pregunta, enfrentmosla.En qu espacio vivimos?Si como buen lector, o como simple autor, le entramos al torito, se antoja de voln husmear en el morral de nuestra cultura personal a ver si aparece por ah alguna latita que destapar, algn rollito prefabricado que soltar. Es grande la tentacin de compendiar lo que sabemos sobre el tema. Pero sera, en cierta forma, evadir la pregunta, sepultarla bajo erudicin al dejar que otros hablen por nosotros. No. Como simples seres humanos, transcurriendo cotidianamente en este universo, qu podemos decir sobre l? Tenemos la asombrosa capacidad de conmovernos y hasta de angustiarnos u obsesionarnos con nuestra inmensa ignorancia sobre nuestro entorno: usmosla. Dudemos de todo lo que sabemos, pues gran parte de ello es un acto de fe; y si no lo fuera, slo se afianzara con el embate del cuestionamiento. Podemos enfrentarnos sin ms herramientas que nuestra experiencia cotidiana y nuestra razn al problema de describir nuestro espacio. Intentmoslo.Recordemos que son innumerables los modelos de universo que han sido fielmente credos y apasionadamente defendidos por algn ser humano en alguna poca. Qu nos hace suponer que el nuestro, explcito o no, es mejor? Qu es lo que hace a alguno de estos modelos mas "realista" que otro? La mejor opcin no tiene nada que ver con quienes sostienen el modelo en cuestin, o dnde, o cundo lo sostienen (podemos suponer que somos nosotros), es simplemente la que resiste mejor el ataque crudo y descarnado del razonamiento, del sentido comn, que, a su vez, vara conforme al tiempo y en relacin directa con el uso que de l hagan las culturas: el destilado que va produciendo este proceso milenario es quiz lo que llamamos ciencia.Pero recordemos tambin que en nuestros primeros meses de vida aprendimos a percibir nuestro espacio y que en los aos subsecuentes empezamos a desplazarnos en l, a dominar, en pequea escala y con torpezas, su materia, a convivir con sus imposiciones ineludibles: los cuerpos caen y duele, el da y la noche, las estaciones de perdis: las vacaciones, la Luna, el Sol y las estrellas. Aprendimos tambin a pensar. Los aos se han ido acumulando. Algo debemos saber o suponer sobre el espacio en que transcurre nuestra vida. Qu podemos decir sobre cmo es?En qu espacio vivimos?sta es la pregunta que se plantea el autor en esta obra; abordndola en diversos tiempos, a travs de variados personajes, con distintos enfoques, y con resultados parciales independientes. El formato es el de un libro de cuentos. Todos ellos giran en torno al mismo tema, la pregunta que los compendia, con el nico afn de aproximarse a la geometra del Universo; es decir, de transmitirle al lector que empieza a hojearlos alguna idea, aunque sea vaga, de hacia dnde nos lleva, desde la humilde perspectiva de uno de sus trabajadores, la geometra de este siglo.

ENTREVISTA CON SARAMAGO EN LANZAROTEVivimos en un espacio pero habitamos en una memoriaporRosa Miriam ElizaldeUna entrevista con Jos Saramago, Premio Nobel de Literatura en Lanzarote. El escritor portugus afirma: "realmente, mi propuesta es romper la dicotoma Norte-Sur con un viaje que no sera fsico, sino tico. Europa tiene que mirar al Sur como un lugar que ha explotado, que ha colonizado, y tiene revertir ese dao.ARCHIVOS| 16 DE DICIEMBRE DE 2003

A la entrada, junto a la puerta marcada con el nmero 3, un discreto grabado indica que all viven Pilar del Ro y Jos Saramago. No hay mucha diferencia entre esta y las viviendas vecinas de la comarca de Tas, en Lanzarote, salvo el cartel que la nombra, "A Casa" _ "la Casa"- , y que recuerda esas denominaciones que le da el escritor portugus a muchas de sus criaturas: "el Rey", "el Hombre", "la Mujer", "el Centro", "la Caverna", "la Balsa".Es Pilar, periodista y traductora de la obra de su esposo, quien nos invita a ver un video sobre la visita que en 1999 hizo el Premio Nobel a Cuba y que resea el encuentro de toda la tribu Saramago- Del Ro con Fidel. Y contar detalles de la presentacin del ltimo libro del Nobel, El hombre duplicado, en el Teatro Coln, de Buenos Aires, ante 4200 personas. All, en un cartel gigante haban escrito: "Saramago, te queremos, pero queremos a Cuba tambin." Pilar recuerda lo que coment Jos cuando lo vio: "Yo tambin quiero a Cuba."En ese largo dilogo descubro que el ser humano esencial que escribe sus libros, es el mismo que tengo delante. En la despedida, nos abraz uno a uno, y cuando me toc el turno, solo atin a decirle muy bajo: " no deje de querer a Cuba". Todava me estremece ese "nunca" que escuch con la cabeza apoyada en su hombro.EL AMORHe visto que todos los relojes de esta casa siguen detenidos a las cuatro de la tarde.Es la hora en que Pilar y yo nos dimos cita por primera vez. Pilar es el centro de mi vida desde que la conoc hace 17 aos. Fue idea ma parar los relojes de esta casa a las cuatro de la tarde. Eso no significa que el tiempo se haya quedado ah, sino que es como si el reloj marcara la hora en la que el mundo empez.En El ao de la muerte de Ricardo Reis usted desliza una frase que no se puede escribir sin haber sentido profundamente lo que est diciendo: "La soledad no es estar solo; la soledad es estar donde ni uno mismo est."Hay una soledad ontolgica, el ser est ah- , nos dice que somos islas, quizs en un archipilago, pero islas de todos modos. Se puede establecer comunicacin, fuentes, correos, pero la isla est ah, frente a otra isla. Tal vez el smil es fcil, banal. Las personas viven con esa soledad sin darse cuenta, o dndose cuenta de ella a ratos.Hasta ahora hay dos nicas formas que hemos inventado, que a veces funcionan y, otras, no funcionan ms, pero que nos sacan de la soledad: la amistad y el amor. Pero el amor tampoco es una cosa que pueda ocurrir a los 18 aos, y mantenerse de la misma forma hasta los 80. Uno tiene dos, tres, o cinco, y a veces ms amores en su vida, y todos son eternos.LA FAMILIASin embargo, usted ha dicho que no tiene ninguna ilusin en la familia como institucin.Ninguna, y no es porque en mi caso particular mi familia en el sentido biolgico ya est reducida a una hija que naci en 1947, prcticamente contempornea de Pilar, y a dos nietos. Por tanto, esa es la familia. Pero esto me ocurri desde antes, aun cuando tena mis abuelos - el abuelo Jernimo Melrinho y la abuela Josefa Caixinha- , que se han convertido en las figuras mticas de mi vida_Este abuelo es el que dejaron abandonado al nacer en el torno de un oficio?S, el mismo que tuvo un accidente vascular, y antes de que se lo llevaran a Lisboa a los tratamientos mdicos, fue al huerto a despedirse de sus rboles, a los que se abraz llorando_Es extraordinaria esta leccin de sensibilidad.Hay que pensar que era un pastor analfabeto, que nunca ley un libro en su vida, que no saba lo que era una letra. Muchas veces nosotros hacemos cosas y creemos que es espontneamente. No es cierto. Hemos ledo, sabemos por haber ledo que lo natural es hacer esto o aquello, y por tanto, repetimos experiencias. Si yo abrazara los rboles, no sera espontneo. Estara repitiendo algo hecho por otro.De todas formas haber expresado este tipo de experiencias tan apegadas a la naturaleza misma del ser humano tal vez explique por qu su literatura convence y por qu fascina ese tono suyo, implacable y tierno a la vez.Fui un nio muy serio, melanclico. Yo sala de mi casa, solo, y me iba por los olivares que coloreaban Azinhaga, mi pueblo que ya han sido arrancados y sustituidos por otros cultivos. Me iba hasta el ro que pasa cerca de mi casa, y hasta ms all, al Tajo. Solo, siempre solo. Qu ha sido verdaderamente mi familia? Mis padres me queran muchsimo, como es natural, pero siempre he tenido la sensacin de que la familia no es esto, que no debe ser solo esto.LA MEMORIA

Los contextos tambin son determinantes. Usted mismo ha dicho que habitamos fsicamente un espacio, pero habitamos sentimentalmente una memoria. Cmo sobrevive una memoria como la suya en este mundo que hace culto al olvido?Lo del culto al olvido es totalmente cierto. Nos estamos convirtiendo todos en norteamericanos, que no tienen realmente memoria, y nosotros tenemos con la memoria una relacin diferente al olvido que nos imponen.Vivimos en un espacio, pero habitamos en una memoria. Podra hablarte de Lisboa. La conoc a lo largo de todos esos aos de los cuales te habl. Pero a la Lisboa que veo como algo mo, no tiene nada que ver con la de ahora. El espacio que ocupa la misma ciudad tampoco tiene que ver con "mi ciudad": es ancha, ha crecido, es otra. Por tanto, la Lisboa que llevo dentro es la Lisboa de los aos 30; y el pueblo que llevo dentro, no tiene nada que ver con el pueblo que est ah.Eso es evidente. Hay una especie de trnsito continuo. Las generaciones se suceden. Los lugares se transforman, pero nosotros necesitamos anclas. S, seor, estoy aqu, pero existo en la memoria de m mismo, en un determinado tiempo y en un determinado lugar.Con los lugares puede decirse que tambin puede existir una especie de memoria anticipada. Quien ve a Lanzarote se da perfecta cuenta de que exista en su literatura antes de que usted lo conociera y decidiera instalarse aqu.S, y en el fondo tiene que ver con esa novela que se llama La balsa de piedra, donde la pennsula Ibrica se despega de Europa y se va por ah, convertida en una isla.Por qu su obsesin con las islas? Estoy recordando otra isla famosa de Saramago, la de El cuento de la Isla desconocida.En el fondo, porque est asociada a la idea de lo que est lejos, y a donde vamos y todava no hemos llegado. El debate entre el rey y el hombre en El cuento, cuando este ltimo dice que se va a buscar la isla desconocida. "Pero no hay islas desconocidas", dice el rey. "Estn todas en el mapa",. "Y cmo sabes t que no hay islas desconocidas? Siempre hay islas desconocidas". Y el rey: "Pero la isla desconocida no est en el mapa, por tanto no puedes conocerla". En el fondo de lo que trata este dilogo es de la idea de que hay lugares, en algunos casos llamados Atlntida, que son nuestras utopas constantes.En La balsa de piedra, cuando al cabo de su larga navegacin la pennsula ibrica se detiene entre frica y Amrica del Sur, es para convertirse en utopa, un lugar hacia donde hay que ir sin dudas. Todo no estar resuelto, pero quizs se puede resolver y as encontrar la felicidad humana.EL COMPROMISOSin embargo, se ha dicho que La balsa de piedra es en realidad una dura crtica a la Unin Europea.Es mucho ms que eso, aunque la situacin concreta que impuls la novela era la de Espaa y Portugal, de cara a la Comunidad Europea. Curiosamente un poltico cataln ha puesto el dedo en la llaga. Despus de la publicacin de La balsa de piedra dijo: "no nos equivoquemos, el seor Saramago no quera separar a la Pennsula Ibrica de Europa; lo que l quera era llevar a toda Europa hacia el sur". Y eso est muy bien. Realmente, mi propuesta es romper la dicotoma Norte- Sur con un viaje que no sera fsico, sino tico. Europa tiene que mirar al Sur como un lugar que ha explotado, que ha colonizado, y tiene que revertir ese dao.Lo que llama la atencin es que, en su literatura, el Sur no es solo un espacio con el que Europa est en deuda, sino un referente tico. Por cierto, el Sur latinoamericano ha sido especialmente receptivo a su obra.Todo en mi vida sucedi tarde. Sal por primera vez de las fronteras de mi pas a los 47 aos, y he logrado viajar a toda la Amrica y descubrir esa otra isla desconocida. La relacin que tengo con los lectores latinoamericanos es extraordinaria.La ltima novela, El hombre duplicado, se present en Buenos Aires, en el Teatro Coln, que es uno de los ms grandes del mundo. Caben ms de 4000 personas. En la presentacin de un libro que no es ms que eso, y no hay copas y yo no canto, y tampoco bailo, el teatro estaba totalmente lleno. Se imagina lo que es entrar en un teatro y encontrarse 4000 personas solo por un libro? Eso gener en m un sentimiento apabullante de responsabilidad. No puedo defraudarlos. Lo que escribo, por tanto, es para ellos.De todas maneras no se encuentra mucha literatura apegada al concepto del compromiso. Es ms bien la excepcin y no la regla. Y ni qu decir, de quienes como usted lo asumen de una manera evidente, sin actitudes vergonzantes...S que lo hago de una manera evidente, pero no es lo que llambamos hace 30 aos "mostrar abiertamente la evidencia". Es evidente de otra forma, porque en el fondo, si escribo El ensayo sobre la ceguera, es a travs de un pacto en el que usted acepta que le cuente una historia en la que todo el mundo, con excepcin de una mujer, va a quedarse ciego. Si lo acepta, entonces veremos si nos entendemos, si puedo hacerle llegar a usted lo que quiero decir. Esto en circunstancias distintas, en pocas distintas, sera narrado de otra forma. No es que mi novela no sea realista. Soy un escritor realista; totalmente, realista. Pero no se trata de un realismo estrecho, incapaz de acudir a la imaginacin, a la fantasa.Dse cuenta de que todas mis novelas arrancan o tienen algo imposible. Empezando con Memorial del Convento: Blimunda ve ms all de la piel de la gente cuando est en ayunas. De El ao de la muerte de Ricardo Reis, mejor no hablar. La balsa de piedra: qu idea tonta esa de que la Pennsula se va. En La Historia del cerco de Lisboa, intento demostrar que los cruzados no ayudaron a los portugueses a conquistar Lisboa, cuando la verdad histrica dice que s. En El Evangelio segn Jesucristo, los textos cannicos dicen que eso no ocurri tal como lo cuento. En el Ensayo sobre la ceguera: no es cierto que toda la gente est ciega. En La Caverna, decir que la "caverna de Platn" est debajo de un centro comercial, es imposible... En El Hombre duplicado, dos seres exactamente iguales, a lo largo de toda su vida, hacen lo mismo: si uno se deja crecer su bigote, el otro se dejar crecer su bigote; si uno tiene una cicatriz, el otro tambin... Imposible. Y en la novela que estoy escribiendo ahora, Ensayo sobre la lucidez, tambin pasa algo "imposible". Pero de esta no te digo nada ms.Cundo la tenemos?Espero terminarla en enero o febrero, y se publicar, si todo sale bien, en abril. Va a ser una sorpresa.

UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DEL PERFACULTAD DE INGENIERA CIVILTEMA: EN QUE ESPACIO VIVIMOS?ASIGNATIRA: CLCULO IIIDOCENTE: LIC. NOVEL LEYVAALUMNA: SOTO TAIPE MARA ELENASEMESTRE: TERCERO

Ya puede empezarPara reemplazar el texto de este marcador de posicin, solo tiene que hacer clic y comenzar a escribir. Pero no lo haga todava...Este marcador incluye sugerencias que le ayudarn a dar formato rpidamente a un informe y agregar otros elementos como un grfico, un diagrama o una tabla de contenido. Le sorprender lo sencillo que es.Djelo perfectoNecesita un encabezado? En la pestaa Inicio, haga clic en el estilo de encabezado que desee de la galera Estilos. Observe los distintos estilos de la galera, como el de cita o lista numerada.Puede que el estanque azul helado de la portada le guste tanto como a nosotros, pero tal vez no resulte una imagen idnea para su informe. Haga clic con el botn secundario en la imagen y, a continuacin, haga clic en Cambiar imagen para agregar la foto que desee.Ahora puede agregar un grfico de calidad profesional en cuestin de segundos. De hecho, al agregar un grfico o un diagrama SmartArt desde la pestaa Insertar, el elemento adoptar automticamente un diseo acorde con el documento.

Termnelo con un ltimo toqueNecesita agregar una tabla de contenido o una bibliografa? No hay problema.Agregar una tabla de contenidoAgregar una tabla de contenido a un informe no puede ser ms sencillo. En la pestaa Insertar, haga clic en Portada y aparecern varios diseos de portada. Entre ellos, encontrar una pgina con una tabla de contenido (busque TDC). Para insertar una pgina como esta, solo tiene que hacer clic en este diseo y se le preguntar si desea actualizar la TDC. Cuando acepte, se agregar automticamente el texto al que previamente ha dado formato con los estilos Encabezado 1, Encabezado 2 y Encabezado 3. Agregar una bibliografaEn la pestaa Referencias, vaya al grupo Citas y bibliografa y haga clic en Insertar Cita para poder agregar las fuentes y situar las citas en el documento. Una vez haya agregado al informe todas las citas que desee, en la pestaa Referencias, haga clic en Bibliografa e insertar una bibliografa con formato segn los estilos que elija.Y eso es todo. Buen trabajo!