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¡EN JESÚS SE HA CUMPLIDO PLENAMENTE LA ESPERANZA! el DOMINGO Año XV – Nº 01 - 30 de Noviembre del 2014 Vivamos cada día plenamente, aun cuan- do tengamos que luchar. No es vivir en la superficialidad del placer pasajero o de una costumbre, sino en la entrega libre y gozosa de nuestra vida en el servicio a Dios y a los demás. Es darle a cada día su peso y su valor. (Víctor M. Fernández, El Evangelio cada día) «Dirigir directamente al corazón de Dios la mirada de la propia alma, sin decir nada». (Perlas del Cura de Ars) Día del Señor El inicio del año litúrgico es ocasión de renovar la esperanza en la acción de Dios en favor nuestro. Se trata de una esperanza fundada en el ser y actuar de Dios. El profeta Isaías despierta esta actitud al afirmar decididamente: «Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él». ¡Dios no ha defraudado jamás la esperanza! Más aún, en Jesucristo, el Hijo amado, ha cumplido plenamente la esperanza, Él es la síntesis de todo cuanto Dios ha hecho por nosotros y por eso podemos continuar esperando, no obstante nuestra insuficiente respuesta frente a tanto don recibido. Por eso con el salmista podemos exclamar hoy: «Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve». El inicio del año litúrgico nos ayuda a esperar una mejor actitud de nuestra parte frente a la obra de Dios, por eso pedimos ser restaurados, salvados. Esperamos porque Dios es fiel, y esa fidelidad nos hace anhelar la participación en la vida de Jesucristo, tal como nos anuncia san Pablo. La esperanza del cristiano no significa inactividad, inercia, irres- ponsabilidad. Entender así las cosas sería apartarse totalmente del men- saje cristiano. La esperanza cristiana es activa y supone, ante todo, una actitud de vigilancia para no caer en actitudes y comportamientos equi- vocados que apartarían de la posibilidad de la salvación ofrecida por Dios. Ser restaurados, per- mitir que el Señor haga algo por nosotros, que nos salve, supone nuestra participación en esa obra, pues como decía san Agustín: «Dios que te creó sin ti no te salvará sin ti». Jesús nos exhorta a velar, a vigilar. El papa emérito Benedicto XVI, al tratar de la actitud de vigilancia escribía: «vigilancia significa sobre todo apertura al bien, a la verdad, a Dios, en medio de un mundo a menudo inexplicable y acosado por el poder del mal. Significa que el hombre busque con todas las fuerzas y con gran sobriedad hacer lo que es justo, no viviendo según sus propios deseos, sino según la orientación de la fe». Está clara la tarea para este adviento y para todo el año litúrgico que hoy comenzamos. Pbro. Pedro Hidalgo Díaz «El cristiano sabe vigilar su corazón para distinguir lo que viene de Dios y lo que viene de los falsos profetas». (Papa Francisco) I Domingo de Adviento Ciclo B

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¡EN JESÚS SE HA CUMPLIDO PLENAMENTE LA ESPERANZA!

el DOMINGOAño XV – Nº 01 - 30 de Noviembre del 2014

Vivamos cada día plenamente, aun cuan-do tengamos que luchar. No es vivir en la superficialidad del placer pasajero o de una costumbre, sino en la entrega libre y gozosa de nuestra vida en el servicio a Dios y a los demás. Es darle a cada día su peso y su valor.

(Víctor M. Fernández, El Evangelio cada día)

«Dirigir directamente al corazón de Dios la mirada de la propia alma, sin decir nada».

(Perlas del Cura de Ars)

Día del Señor

El inicio del año litúrgico es ocasión de renovar la esperanza en la acción de Dios en favor nuestro. Se trata de una esperanza fundada en el ser y actuar de Dios. El profeta Isaías despierta esta actitud al afirmar decididamente: «Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él». ¡Dios no ha defraudado jamás la esperanza! Más aún, en Jesucristo, el Hijo amado, ha cumplido plenamente la esperanza, Él es la síntesis de todo cuanto Dios ha hecho por nosotros y por eso podemos continuar esperando, no obstante nuestra insuficiente respuesta frente a tanto don recibido. Por eso con el salmista podemos exclamar hoy: «Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve». El inicio del año litúrgico nos ayuda a esperar una mejor actitud de nuestra parte frente a la obra de Dios, por eso pedimos ser restaurados, salvados. Esperamos porque Dios es fiel, y esa fidelidad nos hace anhelar la participación en la vida de Jesucristo, tal como nos anuncia san Pablo.

La esperanza del cristiano no significa inactividad, inercia, irres-ponsabilidad. Entender así las cosas sería apartarse totalmente del men-saje cristiano. La esperanza cristiana es activa y supone, ante todo, una actitud de vigilancia para no caer en actitudes y comportamientos equi-vocados que apartarían de la posibilidad de la salvación ofrecida por Dios. Ser restaurados, per-mitir que el Señor haga algo por nosotros, que nos salve, supone nuestra participación en esa obra, pues como decía san Agustín: «Dios que te creó sin ti no te salvará sin ti».

Jesús nos exhorta a velar, a vigilar. El papa emérito Benedicto XVI, al tratar de la actitud de vigilancia escribía: «vigilancia significa sobre todo apertura al bien, a la verdad, a Dios, en medio de un mundo a menudo inexplicable y acosado por el poder del mal. Significa que el hombre busque con todas las fuerzas y con gran sobriedad hacer lo que es justo, no viviendo según sus propios deseos, sino según la orientación de la fe». Está clara la tarea para este adviento y para todo el año litúrgico que hoy comenzamos.

Pbro. Pedro Hidalgo Díaz

«El cristiano sabe vigilar su corazón para

distinguir lo que viene de Dios y lo que viene de los falsos profetas».

(Papa Francisco)

I Domingo de Adviento Ciclo B

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Domingo I de Adviento - Ciclo B - Color: Morado

Hermanos y hermanas: Hoy comenzamos un nuevo año litúrgico con el primer domingo de Adviento, y somos llamados a renovar la esperanza en el ser y actuar de Dios, e Isaías nos lo confirma. También descubrimos que la esperanza cristiana es activa y supone, una actitud de vigilancia para no caer en comportamientos equivocados que apartarían de la posibilidad de la salvación ofrecida por Dios. Finalmente Jesús, este primer Domingo de Adviento nos invita a velar, a vigilar abiertos a la verdad.

paño inmundo. Todos nos marchitábamos como si fuéramos hojas: nuestras culpas nos arrastraban como el viento. Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas al poder de nuestra culpa. Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obra de tu mano. Palabra de Dios.R. Te alabamos, Señor.

6. Salmo responsorial Sal (79)R. Señor, Dios nuestro, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.– Pastor de Israel, escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece. Despierta tu poder y ven a salvarnos. / R. – Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate,ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa. / R. – Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti; danos vida, para que invoquemos tu nombre. / R.

7. 2ª Lectura 1,3-9El cristiano tiene en su corazón ansias por la manifestación de Dios en nuestro mundo y, por eso, siempre está atento a su propia conducta, opciones y elecciones, las cuales serán comprobación de su fe.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios Hermanos: A ustedes gracia y paz

de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. En mi acción de gracias a Dios los tengo siempre presentes, por la gracia que Dios les ha dado en Cristo Jesús. Pues por medio de él han sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber. El testimonio sobre Cristo se ha confirmado en ustedes, hasta el punto de que no les falta ningún don a los que aguardan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él los mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusarlos en el día de la venida de nuestro Señor Jesucristo. Porque Dios es fiel, y él los llamó a vivir en comunión con su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. Palabra de Dios.R. Te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio Sal (84), 8Aleluya, aleluya. ¡Muéstranos, Señor, tu miseri-cordia y danos tu salvación! R. Aleluya.

1. Antífona de entrada Sal (24),1-3A ti, Señor, levanto mi alma: Dios mío, en ti confío; no quede yo defraudado; que no triunfen de mí mis enemigos, pues los que esperan en ti no quedan defraudados.

2. Acto penitencialS. Tú que enseñas el camino a los pecadores; Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.S. Tú que harás justicia en la tierra; Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad.S. Tú que vendrás con poder y gloria a liberarnos; Señor, ten piedad.R. Señor, ten piedad.

No se dice Gloria4. Oración colectaDios todopoderoso, aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene, acompañados por las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcamos poseer el reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo.

5. 1ª Lectura 63,16b-17.19b; 64,2b-7El profeta Isaías nos invita a solidarizarnos con la humanidad que implora la intervención de Dios en la historia, como Padre que tiene en sus manos nuestro destino.

Lectura del libro de Isaías Tú, Señor, eres nuestro Padre, desde siempre te invocamos como «Nuestro

redentor». Señor, ¿por qué permites que nos desviemos de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te respetemos? Cambia de actitud, por amor a tus siervos y a las tribus que te pertenecen. ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia! Bajaste, y los montes se derritieron con tu presencia. Jamás oído oyó, ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él. Sales al encuentro del que practica gozosamente la justicia y se acuerda de tus caminos. Estabas enojado, porque habíamos pecado: aparta nuestras culpas, y seremos salvos. Todos éramos impuros, nuestra justicia era como

I. RITO DE ENTRADA

II. LITURGIA DE LA PALABRA

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9. Evangelio 13,33-37La actitud de vigilancia es propia del cristiano, porque se siente responsable y llamado para ser testigo de la esperanza en medio de los hombres y busca no quedarse adormecido por las luces y apariencias en este mundo.

Lectura del santo evangelio según san Marcos R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estén despiertos y vigilantes: pues no saben ustedes cuándo llegará el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que vigilara. Estén atentos, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y los encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes se lo digo a todos: ¡estén vigilantes!». Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Profesión de feCreo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

11. Plegaria universalS. Señor sabemos que nada podemos si nos ocultas tu rostro, que somos arcilla y tienes que estar continuamente rehaciendo nuestro ser. Nuestra plegaria es que no permitas que no separemos de Ti: Repetimos:R. ¡Señor, no abandones la obra de tus manos!– Señor, te pedimos por tu Iglesia, verdadera obra de tus manos, cuerpo de Cristo que es su cabeza, para que tras tantos avatares, permanezca fiel a Ti y crezca el número de los que la integran. Roguemos al Señor. / R.– Por los hombres del mundo entero, aquellos que hiciste a tu imagen y semejanza; para que volviendo su rostro a Aquel que viene de lo alto, encuentren en su Luz y su Palabra, el consuelo y la esperanza de un futuro mejor. Roguemos al Señor. / R.– Señor, te pedimos especialmente por aquellos que se han alejado de tu presencia, haz que en este tiempo de espera encuentren un nuevo amanecer en su vida a la única luz que salva. Roguemos al Señor. / R.– Por todos los hogares cristianos, para que se aproveche este tiempo de preparación y se avive

el fuego del amor entre los esposos, entre padres e hijos, entre los hermanos. Roguemos al Señor. / R.– Por todos nosotros que comenzamos este camino de conversión a la luz que llega, para que vivamos siempre en ese constante espíritu de conversión. Roguemos al Señor. / R.(Pueden añadirse peticiones particulares)

S. Padre Eterno, sin ti el hombre no es más que paja para echar en el fuego, te pedimos que tu Espíritu nos vivifique en estos días de preparación al nacimiento de tu Hijo. Te lo pedimos por Él que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

12. Oración sobre las ofrendasAcepta, Señor este pan y este vino, escogidos de entre los bienes que hemos recibido de ti, y concédenos que esta eucaristía, que nos permites celebrar ahora en nuestra vida mortal, sea para nosotros prenda de salvación eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

13. Antífona de comunión Sal (84),13El Señor nos dará la lluvia y nuestra tierra dará su fruto.

14. Oración después de la comuniónSeñor, que fructifique en nosotros la celebración de estos sacramentos, con los que tú nos enseñas, ya en nuestra vida mortal, a descubrir el valor de los bienes eternos y a poner en ellos nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.

III. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

LA PALABRA en la semana

01 L Feria - Is 2, 1-5; Sal (121), 1-2. 4-9; Mt 8, 5-1102 M Feria - Is 11, 1-10; Sal (71), 1-2. 7-8. 12-13. 17; Lc 10, 21-2403 M San Francisco Javier (MO) - Is 25, 6-10; Sal (22), 1-6; Mt 15, 29-3704 J San Juan Damasceno (ML) - Is 26, 1-6; Sal (117), 1. 8-9. 19-21. 25-27; Mt 7, 21. 24-2705 V Feria - Is 29, 17-24; Sal (26), 1. 4. 13-14; Mt 9, 27-3106 S San Nicolás (ML) - Is 30, 19-21. 23-26; Sal (146), 1-6; Mt 9, 35—10, 1. 6-8

Domingo I de Adviento - 1ª del salterio

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el DOMINGO - Director: P. Luis Neira R. ssp. Coordinación: Milagro Bronttis de Quispe. / Con licencia eclesiástica / Marc. reg. Resol. Indecopi N° 006852-1999, Certif. N° 0055702 Edita: SAN PABLO, Av. Armendáriz 527 - MIRAFLORES. Lima (Perú) / Telfax: (01) 446 0017 / [email protected] www.sanpabloperu.com.pe / Redacción: Pbro. Antonio Díaz M., igs.; Pbro. Pedro Hidalgo Díaz; Diagramación: Diego Sánchez PeñaImprime: Editorial Roel S.A.C. / Para envíos y suscripciones: [email protected] / Telfax: (01) 446 0017• Los textos litúrgicos corresponden a los aprobados por la Conferencia Episcopal Peruana. / Este subsidio no sustituye el uso de los Libros Litúrgicos.

ADVIENTO, LA DULCE ESPERA

Adviento, tiene su origen en la palabra latina “adventus” que significa, “venida” o “llegada inminente”. Su objetivo es avivar en los creyentes la espera del Señor, por lo cual la liturgia, al igual que un semáforo, va marcando los tiempos de espera de cuatro semanas con signos que son

corroborados con la Palabra de Dios.El Adviento se puede dividir en dos partes. La primera está marcada por el ca-rácter escatológico, o sea, la liturgia y los textos bíblicos ponen la mirada en la venida del Señor al final de los tiempos. Y la segunda parte, bien podríamos llamarla “la Semana Santa de la Navidad”, pues todo se orienta a preparar la venida del Señor en la historia.Durante este tiempo cada signo y cada detalle dan cuenta que la venida está próxima. La Palabra de Dios, la liturgia y las tradiciones nos hablan del que está por llegar. La corona, los cirios, las luces también indican un camino a seguir. El Adviento es tiempo de espera, pero no una espera paciente y resignada, sino de un caminar alegre en la búsqueda de la propia santidad, de una pre-paración esperanzadora del que sabe “en Quién ha puesto su confianza”.

La corona de adviento

Tiene su origen en una tradición europea que con-sistía en prender velas durante el invierno en re-presentación del dios sol, pidiéndole que regresara con su luz y calor. Los primeros misioneros apro-vecharon esta costumbre para evangelizar a las personas. Así la corona pasó a formar parte de las tradiciones cristianas y dio un significado acorde a los símbolos que la componen.• Laformacirculardelacorona: El círculo no

tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios, que es eterno, sin principio ni fin. También, representa nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.

• Las ramas verdes: Verde es el color de esperanza y vida. Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante es llegar a una unión más estrecha con nuestro Padre Dios.

• Lascuatrovelas:Simbolizan la oscuridad pro-vocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando, poco a poco, una espe-ranza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, de igual forma ellas anuncian la cada vez más cer-cana llegada de Cristo a nuestro mundo.

• Las velas se enciendende una en una,du-rante los cuatro domingos de Adviento. Se acos-tumbra usar diferentes colores: una morada, una roja, una rosa y una blanca. Hay quienes acos-tumbran poner tres velas moradas y una rosa o blanca. Se encienden primero las moradas que nos recuerdan que es tiempo de penitencia y conversión. La blanca o rosa significa la alegría de la llegada de Jesucristo.

• Lasmanzanasrojasqueadornanlacorona:Representan el fruto del jardín del Edén con el que Adán y Eva trajeron el pecado al mun-do. Pero, también trajeron la promesa del más grande Salvador.

Ellistónrojo: Representa nuestro amor a Dios así como el amor de Dios que nos envuelve.

P.LuisNeiraDirector Editorial