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EMPRESARIADO ANTIOQUEÑO 1 3. DESCRIPCIÓN DE LAS ACTIVIDADES La exposición sobre las empresas y empresarios del S.XIX. En Colombia dio inicio con el Empresario antioqueño. Carlos Coriolano Amador quien nació en Medellín, en 1835. Sus múltiples negocios, producto de su espíritu visionario y emprendedor, le convirtieron en un agente clave del desarrollo económico del país; no obstante, en su tiempo muchos no lo consideraron así, como lo deja entrever su sobrenombre: "El burro de oro". Hijo de Sebastián José Amador López, acomodado comerciante de origen cartagenero, Coriolano Amador aprendió sobre comercio en los almacenes de la familia, actividad que combinaba con las clases en el Colegio de Antioquia. Luego estudió en Jamaica y en Londres. Fue autodidacta en derecho civil, comercial y minero, el cual aplicó con destreza. Era conocido por formar pleitos, por ser sagaz y arriesgado. Contrajo matrimonio en 1864 con Lorenza Uribe Lema, hija del acaudalado y prestigioso político José María Uribe Restrepo, gobernador y varias veces senador por la provincia de Antioquia. Fue concejal de Medellín y diputado de Antioquia en representación de los liberales. Al finalizar el siglo XIX era considerado como el inversionista y empresario más rico del país. Se destacó como administrador y accionista principal de la Sociedad Minera de El Zancudo y Sabaletas y de Los Chorros. Realizó negocios de urbanización y comercio de artículos importados. Montó haciendas cafeteras, trilladoras de café y cereales, fue pionero en la industria de chocolates de Medellín. En 1883 la sociedad El Zancudo crea su propio banco. Pasó del nivel agrícola, ganadero y minero al industrial, mostrando una actitud positiva frente a la mecanización y la tecnificación. Amador incursiona en la minería como nunca antes se había hecho en el país, aun conociendo los posibles riesgos. La empresa minera de El Zancudo, dedicada a explotar las vetas de oro y plata en la localidad de Titiribí (Antioquia), fue la más memorable obra de Amador. Como su mayor accionista, lideró la reforma y modernización del establecimiento, hasta llevarlo a su máximo desarrollo por medio de la aplicación de sistemas alemanes de extracción y beneficio de minerales por fundición. Para tal efecto trajo a varios técnicos europeos en metalurgia, dando origen así a los primeros montajes semifabriles a gran escala en la región: Sabaletas y Sitioviejo, modelos usados más adelante en el montaje de la Ferrería de Antioquia o Ferrería de Amagá, en cuya junta directiva también estuvo. En el decenio de 1880 El Zancudo ya era la empresa más grande; sobrepasaba a la Ferrería de Pacho, a la empresa textil de Samacá, a la Cervecería Bavaria y a la Ferrería de Amagá. En 1887, El Zancudo contaba con 1200

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EMPRESARIADO ANTIOQUEÑO 1

3. DESCRIPCIÓN DE LAS ACTIVIDADES

La exposición sobre las empresas y empresarios del S.XIX. En Colombia dio inicio con el Empresario antioqueño. Carlos Coriolano Amador quien nació en Medellín, en 1835. Sus múltiples negocios, producto de su espíritu visionario y emprendedor, le convirtieron en un agente clave del desarrollo económico del país; no obstante, en su tiempo muchos no lo consideraron así, como lo deja entrever su sobrenombre: "El burro de oro". Hijo de Sebastián José Amador López, acomodado comerciante de origen cartagenero, Coriolano Amador aprendió sobre comercio en los almacenes de la familia, actividad que combinaba con las clases en el Colegio de Antioquia. Luego estudió en Jamaica y en Londres. Fue autodidacta en derecho civil, comercial y minero, el cual aplicó con destreza. Era conocido por formar pleitos, por ser sagaz y arriesgado. Contrajo matrimonio en 1864 con Lorenza Uribe Lema, hija del acaudalado y prestigioso político José María Uribe Restrepo, gobernador y varias veces senador por la provincia de Antioquia.

Fue concejal de Medellín y diputado de Antioquia en representación de los liberales. Al finalizar el siglo XIX era considerado como el inversionista y empresario más rico del país. Se destacó como administrador y accionista principal de la Sociedad Minera de El Zancudo y Sabaletas y de Los Chorros. Realizó negocios de urbanización y comercio de artículos importados. Montó haciendas cafeteras, trilladoras de café y cereales, fue pionero en la industria de chocolates de Medellín. En 1883 la sociedad El Zancudo crea su propio banco.

Pasó del nivel agrícola, ganadero y minero al industrial, mostrando una actitud positiva frente a la mecanización y la tecnificación. Amador incursiona en la minería como nunca antes se había hecho en el país, aun conociendo los posibles riesgos. La empresa minera de El Zancudo, dedicada a explotar las vetas de oro y plata en la localidad de Titiribí (Antioquia), fue la más memorable obra de Amador. Como su mayor accionista, lideró la reforma y modernización del establecimiento, hasta llevarlo a su máximo desarrollo por medio de la aplicación de sistemas alemanes de extracción y beneficio de minerales por fundición. Para tal efecto trajo a varios técnicos europeos en metalurgia, dando origen así a los primeros montajes semifabriles a gran escala en la región: Sabaletas y Sitioviejo, modelos usados más adelante en el montaje de la Ferrería de Antioquia o Ferrería de Amagá, en cuya junta directiva también estuvo. En el decenio de 1880 El Zancudo ya era la empresa más grande; sobrepasaba a la Ferrería de Pacho, a la empresa textil de Samacá, a la Cervecería Bavaria y a la Ferrería de Amagá. En 1887, El Zancudo contaba con 1200 trabajadores directos, más de 300 mulas y cerca de 70 minas en explotación. Los palacios Amador, contratados con arquitectos extranjeros fueron durante muchos años las casas más lujosas de Medellín. A finales del S. XIX malgastó su fortuna, en 1913 se retiró del comercio y murió el 13 de Octubre de 1919.

JUAN BAUTISTA MAINERO Y TRUCCO

Nació en Génova, Italia en 1831, más conocido como "El viejo Mainero" (como lo llaman los cartageneros contemporáneos) o Trueco (como lo nombraron en Antioquia), el italiano Juan Bautista Mainero es un importante empresario en  la historia regional de la costa Caribe colombiana, de Antioquia y del Chocó. A pesar de que estuvo radicado en el país por más de setenta años, nunca adquirió la nacionalidad colombiana; sin embargo, tuvo una mentalidad empresarial similar a la de sus colegas activos en Bolívar y Antioquia, por lo que puede ser considerado como un empresario más entre los nacionales.

Fue el segundo accionista en importancia de El Zancudo, la empresa más grande del país en el siglo XIX. Además desempeñó otros negocios muy singulares: fue empresario de espectáculos de

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teatro, hotelero, importador de esculturas, mausoleos, monumentos y piezas de mármol. Participó en la ejecución de obras públicas. J.B Mainero murió en Cartagena en 1918. Mainero fue sepultado en su mausoleo el 19 de octubre de 1918, cuando tenía 87 años.

JOSE MARIA SIERRA SIERRA

También conocido como “Pepe Sierra”. Nació en Girardota en 1847, tuvo su primera parcela a los 14 años en la cual trabajó incansablemente, mas adelante les compro las parcelas a sus hermanos quienes se convirtieron en sus trabajadores. Don Pepe Sierra perteneció a una sencilla familia de campesinos. Su educación no sobrepasó las primeras letras. En 1886 se fue a vivir a la ciudad de Medellín donde centraliza sus actividades, desde allí empezó a controlar el precio de la panela y la melaza para el aguardiente. En su época llegó a ser el hombre más rico de Colombia y muy influyente ya que era el mayor financista del Estado colombiano durante la guerra de los Mil Días, por medio del Banco Central. Acumuló su fortuna moviéndose en varios frentes de actividades económicas, especialmente la propiedad raíz, la ganadería y la industria cañera y panelera. Financió al gobierno nacional de Colombia en no pocas ocasiones. Finalizando su vida lo atacó la arteriosclerosis al tiempo que una severa crisis nerviosa. Pepe Sierra dejó muchos legados. Aparte de su ejemplo personal como empresario y hombre de negocios, realizó donaciones para no pocas instituciones de servicio, entre ellas el Hospital San Vicente de Medellín. Pepe Sierra murió en 1921 en su casa de la plazuela de San Ignacio de Medellín y la fortuna que creó, a pesar de las múltiples subdivisiones, sigue siendo sólida. Su nombre es recordado por uno de los más ricos y jocosos anecdotarios populares, y su vida y obra son temas de trabajo de los especialistas, como que resulta básico para comprender muchos aspectos de la historia social y empresarial del país.

DON LEOCADIO MARIA ARANGO

Nació en Medellín en 1831. Era el mayor de 5 hijos y figuró como diputado en 1853.

Heredó una formidable fortuna tras la muerte de su tía Catalina Uribe. Su padre era el hombre de confianza de José María Uribe Restrepo fundador de la mina El Zancudo.

Trabajó como contador en negocios familiares y ajenos, encargados a su padre, quien por ese entonces era director de la sociedad el Zancudo, cargo desempeñado por Don Leocadio años después.

En 1906 vendió sus derechos a la Compañía “Unidad del Zancudo”, perteneciente entonces a un consorcio extranjero.

Al reunir un respetable capital, diversificó sus inversiones: Fue dueño de 6 minas, fundador del Banco agrícola de Medellín y junto a sus hijos, fundador del Banco Central de Medellín. Su fama como negociante radicó en los lujosos almacenes en el Parque Berrío y en la Calle Boyacá.

Arango envió a su hijo David a especializarse en los Estados Unidos en relojería y en el manejo de máquinas de coser “domésticas”. Mas tarde, ambos trajeron a Antioquia la primera de dichas máquinas y abrieron la primera sastrería mecanizada de Medellín.

Leocadio María ha pasado a la historia científica del país por la extraordinaria y valiosa colección de objetos precolombinos que recolectó a lo largo de casi 80 años de su vida, convirtiéndolo en el pionero de la conservación y valoración cultural de la orfebrería y de la cerámica indígena. Con lo anterior formó un museo que le dio fama nacional e internacional.

Su espíritu cívico también se hizo evidente. Lo materializó en la donación a los Medellinenses de parte de sus terrenos al norte de la ciudad para construir el más importante pulmón de la capital. Luego Parque Norte y Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe.

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CARLOS EUGENIO RESTREPO

(Medellín, 1867-1937). Periodista, político, constitucionalista, educador y orientado de la Unión Republicana.

La familia Restrepo en Antioquia ha sido una de las más influyentes de la región antioqueña.  Después de terminar sus primeros estudios, Carlos E. Restrepo ingresó al Seminario Conciliar de Medellín, la única institución de educación secundaria a la cual confiaban sus hijos las familias conservadores de la capital antioqueña. Sus estudios fueron interrumpidos por la guerra de 1885 y por las dificultades económicas vividas por su padre. Es aquí cuando Carlos E. se empieza a desempeñar como ayudante en la oficina de su padre y pudo encargarse de diversos litigios y negocios relacionados con la minería, sucesiones, empresas comerciales e industriales, que le reportaron un amplio bagaje de conocimientos prácticas, de gran utilidad en el momento de iniciarse como abogado y empresario.

La década de los noventa del siglo XIX fue de gran importancia para Restrepo. Fue un periodo muy productivo en el cual logro obtener reconocimiento público e independencia económica para comenzar su vida de comerciante y hombre de hogar. El 16 de abril de 1890 contrajo matrimonio con Isabel Gaviria Duque con quien tuvo nueve hijos, como era frecuente por aquel entonces entre los empresarios antioqueños.

Carlos E. decidió dedicarse a la vida política y empezó en la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Medellín ocupando un modesto puesto, y así fue creciendo en su vida política hasta llegar a ser el presidente de la República. En este puesto logro hasta cierto punto, introducir una serie de reformas que alejaron por muchos años del escenario político nacional el peligro de una nueva confrontación militar entre conservadores y liberales. Luego de ocupar la presidencia (1910-1914), Carlos E, volvió a sus negocios, aunque, según lo indican las fuentes, no tuvo el mismo éxito de épocas anteriores.

El derrumbe de los negocios de Carlos E. Restrepo se puede ver en la hipoteca que se vio obligado a otorgar, el 28  de abril de 1931, a favor del Banco Alemán Antioqueño. Sobre una finca situada en el municipio de Fredonia, denominada La Sociedad, como única manera de saldar las cuentas con la entidad crediticia.

MARCO A. RESTREPO JARAMILLO

También conocido como “el Rey de la Leña”.

Nació el 8 de Marzo de 1889 en Santa Rosa, actual municipio de San Andrés de Cuerquia, el mismo día que falleció su abuelo Pedro José Jaramillo, fundador del Pueblo de San Andrés.

La escuela fue suplida por la educación de su tía en la propia casa. Al finalizar el Siglo, su padre alternó el pequeño negocio del campo con el de una tienda que compró en Yarumal. En ese almacén empezó Restrepo a saber de negocios en todo lo relacionado con compras, ventas y trato al cliente.

Se convirtió en un negociante experto, solvente y temido por los viejos. Tras el robo continuo de los productos de su cementera, llegaron los problemas al iniciar una violenta riña en la cual le quitó la vida al ladrón. Con este hecho fue encarcelado, pero logró escapar huyendo hacia el Ecuador.

Incursionó en la arriería, la ganadería la colonización, la agroindustria y la agricultura.

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Su enriquecimiento en unos pocos años empezó cuando lo visitó un negociante para proponerle la construcción de una sociedad cuyo objeto sería venderle leña al ferrocarril. El capital sólo alcanzó para iniciar porque su socio no cumplió con aporte alguno, por lo cual canceló la sociedad y acometió sólo la empresa.

Sobre el comercio de mulas y contrabando de monedas de plata organizó un interesante circuito organizado en parte en el ejercicio de prácticas ilegales.

Ilustró acerca de cómo implementar nuevos métodos administrativos, disciplina de trabajo y técnicas productivas de corte capitalista en un medio con una cultura tradicionalmente acostumbrada a la agricultura, apática al trabajo en grandes explotaciones con estricta racionalidad administrativa.

El rey de la leña murió en Quito en 1964, atacado por divertículos en el intestino.

SIDERURGIA DE COLOMBIA SIGLO XIX

En 1837, la creación de la “Compañía Elaboradora”, en la que se delegaba el aspecto productivo, se logra una mediana estabilidad y por primera vez dividendos a distribuir; pero los frecuentes periodos de inestabilidad nacional y los sucesos como la sonada crisis de 1850, ocasionaron periodos de parálisis en 1864, 1878, y 1885. Otros problemas que impidieron el desarrollo de esta empresa fueron la falta de mercado, en un momento de bajos derechos de importación para el hierro extranjero, el atraso vial y la falta de mano de obra calificada. Por estas razones la ferrería de Pacho llega en muy precarias condiciones a los años 80, fecha en que aumentan las necesidades de hierro del país y en medio de eso surge la competencia de la ferrería de La Pradera, circunstancia que sumaba a la gran parálisis ocasionada por la guerra de 1885 motiva a su cierre definitivo en 1888. No se produjo gran avance en dicha época.

Las  ferrerías que se destacaron fueron:

La ferrería de Pacho (Una de las mas duraderas) La ferrería La Pradera. (competencia directa de la ferrería de Pacho, se creó el primer riel) La ferrería de Amagá (Una de las mas dinámicas) La ferrería de Samacá (fundada en1856 por dos antiguos técnicos de la ferrería de pacho)

LA EMPRESA MINERA DEL ZANCUDO

La sociedad del zancudo se fundó en 1848, situada en Titiribí. Fundada por iniciativa del negociante y político conservador antioqueño José María Uribe Restrepo. Modelos de las primeras Sociedades Anónimas de la época por la composición de su capital. El valor de la empresa pasó de 10000 pesos en 1840 a 100000 en 1850, cuando Uribe murió. Sus principales protagonistas fueron los socios Coriolano Amador y el italiano Juan Bautista Mainero.

Se produjeron aproximadamente 60 libras de oro y a inicios del siglo XX los dividendos de 2000 pesos por cada acción más del salario del presidente de la época y evaluada en 8000000 de pesos.

COMPAÑÍA MINERA DE ANTIOQUIA

La Compañía Minera de Antioquia, surge en este contexto de expansión aurífera. En 1874, por iniciativa de Julián Vásquez Calle y el ingeniero inglés Roberto B. White, se reunió en Medellín un grupo de hombres de negocios con el fin de establecer una sociedad de minas. La Compañía Minera de Antioquia se organizó como una sociedad anónima, forma jurídica que apenas

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comenzaba a hacer su aparición en Colombia. Otro rasgo particular que presento esta compañía fue su estructura accionaria. Fueron socios de la compañía 1.180 accionistas, cuya participación variaba desde 400 acciones en poder de un tenedor, hasta una por accionista.

Al cargo de cada mina o empresa se encontraba un director. Estos tenían un gran conocimiento empírico de las labores mineras y entre sus funciones estaban el de organizar los trabajos en la mina, enviar cada mes el producto de las minas a Medellín, conseguir peones y contratistas y efectuar contratos de víveres. La compañía contrato los servicios de agentes comisionistas locales, regionales y en el exterior. En efecto, la compañía organizo una red de agentes, los cuales cumplieron un papel muy importante y constituyeron en un vínculo entre las directivas de la compañía en Medellín y las alejadas zonas de explotación.  Cuando desde Medellín no alcanzaba a enviar a tiempo el dinero para el pago de los trabajadores, la compañía recurría a sus agentes locales para que realizaran los pagos por su cuenta. Se trataban en sí, de agentes que cumplían diversas tareas: unos actuaban como sus agentes en el exterior y se encargaban de la realización del oro y de la compra de maquinaria y herramientas, otros servían como agentes de aduana, otros más se encargaban de comprar víveres y reses en las poblaciones y remitirlos a las minas, conseguían arrieros y mulas para transportarlos y pagaban fletes por cuente de la compañía.

En 1879, la compañía empezó a tener problemas por el elevado precio de los víveres. Ya que, cada mes salían hacia los distritos mineros, herramientas, víveres y sumas de dinero. Todo lo anterior se llevó a cabo a través de unas redes comerciales que se establecieron entre Medellín y diversas localidades regionales y entre estas  con los distritos mineros. Por estos circuitos circulaban arrieros y mulas trasportando oro, llevando víveres producidos en los mercados locales y conduciendo mercancías importadas; circulaban también mensajeros que llevaban metálica y billetes bancarios, cartas y circulares.