empezar

2
1 EMPEZAR A ORAR Piet Van Breemen SJ Descripción La oración es estar en la presencia de Dios con las manos abiertas y el corazón abierto. Hay tantas cosas en mi vida de las cuales yo me agarro, cerrando el puño... Y si abro mis manos, todavía están ahí... Nada se cae, mis manos están abiertas. Eso es la oración. Después de un tiempo en que esté dispuesto a quedarme con las manos abiertas, bastante tiempo, vendrá el Señor, echará una mirada y rondará por mis manos para ver qué es lo que tengo. Puede quedar sorprendido: ¡Tantas cosas!; luego se me quedará mirando y me preguntará: ¿Te importaría si te quito un poco? Y yo le contesto: Claro que lo puedes tomar, `por eso estoy aquí con las manos abiertas. Y tal vez el Señor echará un vistazo en esta ocasión y me preguntará: ¿Te importaría si te pusiera algo en tus manos? Y yo le respondo: Claro que no. Este es el meollo de la oración, el Señor puede quitar y poner algo, nadie más puede hacer esto. Pero El si puede. Es el Señor. Yo sólo tengo que abrir mi corazón y mis manos y quedarme ahí el tiempo suficiente para que el Señor venga. La oración no es tanto una búsqueda. La búsqueda lleva consigo una parte de impaciencia, una actividad. Tengo que hacer algo. No, la oración es un esperar. El esperar coloca el énfasis sobre la otra persona, la que va ha venir. Lo único que yo puedo hacer es esperar a esta persona. Al esperar expreso mi impotencia, mi insuficiencia, y esa es mi disposición hacia Dios. No puedo forzar a Dios a que venga. Todo lo que puedo hacer es esperar y estar presente. Orar significa soltar mi control. Cuando oro ya no tengo el control, Dios es el que controla. Vendrá cuando crea ser el tiempo de venir. Orar es tener el valor de escuchar, de ceder mi autodeterminación. La oración es esperar. Es esta espera la que sella y forma mi personalidad. Cuando estoy dispuesto a esperar me vuelvo diferente. La oración hace a una persona: atenta, contemplativa; en lugar de ser manipulante. El hombre de oración es receptivo en este mundo. No agarra, sino que acaricia; no muerde, toca; no cuestiona, sino que admira y adora. Bonhoeffer reflexiona: “Si te rehusas a estar a solas contigo estás rechazando la llamada que Cristo te está haciendo”. Uno tiene que estar a solas para soportar la espera. Uno tiene que esperar, no tratar de escapar, sino esperar con todo su ser. La oración no puede ser medida en los términos de “utilidad”. Solamente se puede comprender como una entrega total, sin querer sacarle algo externo a ella misma. De lo contrario puedo sentirme tentado a convenir mi oración en media hora de lectura o de contemplación de la naturaleza. La oración es un desperdicio de tiempo. Y, más que eso, es un desgaste de uno mismo. La vida de oración puede ser explicada en tres etapas: - 1ª En la primera etapa la oración se centra en darme cuenta de que Dios es Amor, que me ama como yo soy (no como debería ser). Me conoce por mi nombre. La oración es calentarse al sol del amor que Dios me tiene hasta que al final de cuentas penetre todo mi ser. - 2ª La oración en su segunda etapa se concentra en la persona de Cristo. Esto quiere decir que procuro conocer a Cristo mejor, amarlo y seguirlo más de cerca. Hasta poder decir: “No soy yo el que vive. Es Cristo quien vive en mí” (Gal. 2, 20). - 3ª La tercera etapa de la oración es encontrar a Dios comprometido en la totalidad de la realidad, en cada persona, en cada cosa; es un decir Si a la realidad. Un enfoque positivo ante la vida. Un compromiso con lo más necesitado y más débil de este mundo. No puedo orar nunca si no estoy dispuesto a comprometerme por completo. La oración no puede ser nunca un sustituto de la donación completa de mi ser.

Upload: gracielagiraldezhardoy

Post on 08-Nov-2015

216 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Oración.

TRANSCRIPT

  • 1

    EMPEZAR A ORAR Piet Van Breemen SJ

    Descripcin La oracin es estar en la presencia de Dios con las manos abiertas y el corazn abierto. Hay tantas cosas en mi vida de las cuales yo me agarro, cerrando el puo... Y si abro mis manos, todava estn ah... Nada se cae, mis manos estn abiertas. Eso es la oracin. Despus de un tiempo en que est dispuesto a quedarme con las manos abiertas, bastante tiempo, vendr el Seor, echar una mirada y rondar por mis manos para ver qu es lo que tengo. Puede quedar sorprendido: Tantas cosas!; luego se me quedar mirando y me preguntar:

    Te importara si te quito un poco? Y yo le contesto: Claro que lo puedes tomar, `por eso estoy aqu con las manos abiertas. Y tal vez el Seor echar un vistazo en esta ocasin y me preguntar: Te importara si te pusiera algo en tus manos? Y yo le respondo: Claro que no.

    Este es el meollo de la oracin, el Seor puede quitar y poner algo, nadie ms puede hacer esto. Pero El si puede. Es el Seor. Yo slo tengo que abrir mi corazn y mis manos y quedarme ah el tiempo suficiente para que el Seor venga. La oracin no es tanto una bsqueda. La bsqueda lleva consigo una parte de impaciencia, una actividad. Tengo que hacer algo. No, la oracin es un esperar. El esperar coloca el nfasis sobre la otra persona, la que va ha venir. Lo nico que yo puedo hacer es esperar a esta persona. Al esperar expreso mi impotencia, mi insuficiencia, y esa es mi disposicin hacia Dios. No puedo forzar a Dios a que venga. Todo lo que puedo hacer es esperar y estar presente. Orar significa soltar mi control. Cuando oro ya no tengo el control, Dios es el que controla. Vendr cuando crea ser el tiempo de venir. Orar es tener el valor de escuchar, de ceder mi autodeterminacin. La oracin es esperar. Es esta espera la que sella y forma mi personalidad. Cuando estoy dispuesto a esperar me vuelvo diferente. La oracin hace a una persona: atenta, contemplativa; en lugar de ser manipulante. El hombre de oracin es receptivo en este mundo. No agarra, sino que acaricia; no muerde, toca; no cuestiona, sino que admira y adora. Bonhoeffer reflexiona: Si te rehusas a estar a solas contigo ests rechazando la llamada que Cristo te est haciendo. Uno tiene que estar a solas para soportar la espera. Uno tiene que esperar, no tratar de escapar, sino esperar con todo su ser. La oracin no puede ser medida en los trminos de utilidad. Solamente se puede comprender como una entrega total, sin querer sacarle algo externo a ella misma. De lo contrario puedo sentirme tentado a convenir mi oracin en media hora de lectura o de contemplacin de la naturaleza. La oracin es un desperdicio de tiempo. Y, ms que eso, es un desgaste de uno mismo. La vida de oracin puede ser explicada en tres etapas:

    - 1 En la primera etapa la oracin se centra en darme cuenta de que Dios es Amor, que me ama como yo soy (no como debera ser). Me conoce por mi nombre. La oracin es calentarse al sol del amor que Dios me tiene hasta que al final de cuentas penetre todo mi ser. - 2 La oracin en su segunda etapa se concentra en la persona de Cristo. Esto quiere decir que procuro conocer a Cristo mejor, amarlo y seguirlo ms de cerca. Hasta poder decir: No soy yo el que vive. Es Cristo quien vive en m (Gal. 2, 20). - 3 La tercera etapa de la oracin es encontrar a Dios comprometido en la totalidad de la realidad, en cada persona, en cada cosa; es un decir Si a la realidad. Un enfoque positivo ante la vida. Un compromiso con lo ms necesitado y ms dbil de este mundo. No puedo orar nunca si no estoy dispuesto a comprometerme por completo. La oracin no puede ser nunca un sustituto de la donacin completa de mi ser.

  • 2

    Debo vivir de tal forma que pueda orar. La verdadera dificultad no es tanto la oracin sino la forma en que vivo. Algunas veces me quejo de que la oracin me pone tenso, no puedo orar regularmente. Esto es seguramente un escape. Mi manera de vivir, sencillamente, no va de acuerdo con mi oracin. Cuando oro sin abrir las manos. Cuando no le doy a Dios completa libertad..., mi oracin es seca, vaca y desolada. La oracin debe arriesgar mi vida. Si no lo hace es inautntica. Empezar a orar: Reflexiones y prctica Debo empezar a orar. La dificultad en la oracin se presenta cuando no la empiezo bien. Si el lmite entre mi trabajo y mi oracin se debilita o ha dejado de existir, si mantengo que puedo orar en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, indudablemente que comenzar pobremente mi oracin. Tender a estar ms o menos embebido en mi actividad anterior. Una llamada telefnica, una carta, una conversacin... Cuando oro debo dejar las trivialidades de mi vida all atrs. Por otra parte, la oracin no tiene ninguna razn de ser y realidad ninguna a menos de que est firmemente enraizada en la vida. No hay que ponerse un abrigo de oracin y despus de una hora quitrselo y volver a la realidad. Esto es escaparse. No es verdico. Ante el recuerdo, por ejemplo, de una persona a la que yo estimo y que se encuentra enferma: no puedo alejar este pensamiento, pero puedo manejarlo de dos maneras: 1) preocuparme y dejar que mi imaginacin se vuelva loca; 2) o lo puedo traer al nivel de la oracin: puedo orar acerca de lo que es importante para m ahora, esa persona, y hacerlo en una forma muy real. Cmo empiezo a orar? Existe una diferencia entre lo que es concentrarse en un objeto, y el dejarse uno ir, esto es, una unidad y unin inmediata con el objeto que estoy contemplando. La concentracin cansa, y es, por lo tanto, breve. El soltarse no requiere ningn esfuerzo y puede durar mucho tiempo. Tengo que iniciar mi contemplacin, con unos minutos de concentracin a fin de reunir todas mis fuerzas, y luego me suelto, me identifico con el objeto de mi contemplacin, esto es, Dios Padre, Jesucristo, o cualquier otra persona del Evangelio. Todo mi ser est tranquilo y callado. Dios est ah. El me ha estado esperando. Puede ser que est dispuesto a orar y ore bien, pero tengo otra dificultad. No siento que Dios responda mi oracin. Pero esto es voltear las cosas al revs. Dios no es el que contesta, Dios es primero. Yo soy una palabra hablada por Dios, yo soy el que responde. Algunas personas dicen que no les gusta orar por que no pueden tolerar la introspeccin. Sin embargo, la oracin no es un confrontarse con uno mismo; es confrontarse con Dios. Orar significa encender una luz de enfoque sobre Cristo. Lo que yo tengo que hacer se me ir revelando gradualmente. Me sucede a m, lo descubro sin necesidad de autoanlisis. Por el contrario, el deseo de examinarme, de verme ms de cerca es una degeneracin, un retraso en la oracin. Lentamente y en paz, al llegar a conocer a Cristo, me llego a conocer yo. Sigue a continuacin un esquema que pretende clarificar el proceso de oracin a fin de que la experiencia se haga ms lcida y libre: 1- La oracin empieza con un darme cuenta de que soy amado por Dios tal y como soy. Esto no es tanto una actividad personal sino una pasividad en la cual dejo que el amor que Dios me tiene impregne y penetre todo mi ser. Debo permanecer en este nivel el mayor tiempo posible (es el ms valioso), pero sin forzar. Cuando encuentre lo que busco me muevo al nivel siguiente. 2- Mi respuesta al amor de Dios es la adoracin. Puedo orar sin ninguna tensin o temor por que estoy convencido de que Dios no me es una amenaza: me abandono en sus manos, tanto tiempo como pueda, sin presin alguna en acortar o prolongar este momento. 3- Luego me concreto a un episodio en particular de la Sagrada escritura, en forma tal que procuro identificarme con Cristo o con la persona que Cristo est tratando. Contemplo el Evangelio no como testigo ocular, sino como participante. No es asunto de imaginacin sino de corazn. Cristo vive en m... 4- Luego viene la oracin de peticin. De lo considerado hasta aqu muchas peticiones saldrn solas. 5- El ltimo paso es la meditacin propiamente dicha, sobre un versculo, un pasaje: pienso, analiza, investigo, me esfuerzo por comprender. Esto me llevar hasta la oracin de peticin, o hacia la identificacin renovada con Cristo, tal vez a un perodo de adoracin, o a una permanencia suave en el amor que Dios me tiene. As, del nivel de la meditacin podr ascender a niveles ms elevados. Y no olvides nunca: ora como puedas, y no trates de orar como no puedas.