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EM

ILIO

HER

RERA

REVISTA DE LA EMIGRACIÓN CUBANANo. 209 Edición Digital Cuarta Semana/

Enero 2018

Fundada en agosto de 1995. Publicación semanal adscrita a la Dirección de Asuntos

Consulares y de Cubanos Residentes en el Exterior (DACCRE), del Ministerio de

Relaciones Exteriores. República de Cuba.

CONSEJO DE DIRECCIÓNErnesto Soberón Guzmán,

Aimé Osoria Muñoa, Lianet Arias Sosa,

Jorge Petinaud Martínez

EDITORAYolanda Borges Bello

DISEÑORené Marrero Iglesias

CORRECCIÓNFrancisco A. Muñoz González

EDITADA PORVicepresidencia Editorial de Prensa Latina.Agencia Informativa Latinoamericana S.A.

Calle 21 No. 406, El Vedado, La Habana, Cuba

Telfs.: 7 8321495 y 7 8383649E-mail: [email protected]

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cayo santa maría, escenario de fitcuba 2018

jardín de los helechostesoro ecológico

catalina y juan Pedro, un amor Para todos los tiemPos

jazz Plaza fiesta del más universal de los géneros musicales

escenario de FITCuba 2018

Por ROBERTO F. CAMPOS

Cayo Santa María (centro-norte cubano) será en mayo

próximo escenario de la XXXVIII Feria Internacional de Turismo (FITCuba-2018), dedicada al Reino Unido y a la modalidad recreativa de Sol y Playa.

Este lugar es una propuesta especial del turismo cubano —de moda por estos tiempos—, espacio bien justificado por sus potencialidades para la náutica recreativa y las excursiones.

Una de las preocupaciones fundamentales del Gobierno está en

Cayo Santa María,la protección medioambiental y en presentar al mercado turístico internacional lugares hermosos, pero a la vez en consonancia con los reglamentos de una cultura verde.

Cayo Santa María constituye en la actualidad uno de los puntos de recreo más sobresalientes con muchos viajeros repitentes —sobre todo europeos—, hasta el punto que en 2012 fue sede de la FitCuba, principal bolsa de este sector en el país, y ahora volverá a ser el sitio anfitrión.

Privilegiado paisaje, una infraestructura adecuada y una culinaria que resalta las recetas de la tradición criolla, pero adecuada a los valores de salud como patrones mundiales, caracterizan a este punto de la nación caribeña.

Si de moda se trata, el turismo también ocupa parte en ello. Sin embargo, apunta más bien a espacios que mucho tienen para exhibir, disfrutar y propiciar el reencuentro, como es el caso de cayo Santa María.

Es un sitio sumamente paradisíaco, con excelente conservación del medioambiente y una estructura hotelera y de

servicios que sorprende a los más exigentes, en la combinación perfecta de paisaje y comodidades, más el impulso adicional de una náutica recreativa de altos quilates.

Se trata de islotes de arenas blancas y aguas sumamente limpias, característica que acompaña a otros cayos, no menos famosos, como los casos de Ensenachos y Las Brujas, sugestivos nombres capaces de atraer al más escéptico.

Para llegar al lugar, la manera ideal es a través de un camino sobre las aguas conocido por los cubanos como pedraplén, de 48 kilómetros, que parte del poblado de Caibarién, en el norte de la central provincia de Villa Clara.

Por si fuera poco, la otra novedad que acumulan estos lugares está en que son los tres únicos islotes cubanos unidos entre sí por viales, obras

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turismo

constructivas destacadas por el Premio Iberoamericano Puente de Alcántara, debido al respeto del medioambiente en su largo trayecto desde la bahía de Buenavista, Reserva Natural de la Biosfera, para llegar a los cayos.

A todo esto se suma el disfrute del sol y la playa, ideales para el buceo, el snorkeling, paseos en

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yate y otras excursiones, pues las autoridades turísticas de esa zona proponen a los viajeros más de 30 opciones recreativas de diferente tipo.

En la actualidad, esos tres cayos, con Santa María como eje y más

reclamado por los visitantes extranjeros, acaparan dos mil 113 habitaciones en cinco hoteles, de una arquitectura muy acorde con el entorno, símbolo de una auténtica estética cubana.

Completa la propuesta una marina con catamaranes y varios tipos de embarcaciones de donde se parte cada día a favor de excursiones, buceo contemplativo y pesca, otorgando a ese escenario un

toque de distinción que muchos seleccionan al tomar vacaciones

en Cuba.Desde la bahía de Buenavista el

paisaje es sorprendente, considerado Refugio de Fauna, con varias especies endémicas, como la jutía rata. Esa bahía limita con una amplia barrera coralina y por ese entorno se puede llegar a 500 cayuelos.

En particular, Cayo Santa María cuenta con 13 kilómetros de largo y dos de ancho, que lo convierten en el más importante de ese grupo geográfico, con 18 kilómetros cuadrados, conocido como La Rosa Blanca de los Jardines del Rey.

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Sus playas alcanzan 11 kilómetros, con nombres significativos como Perla Blanca, Las Caletas, Cañón y Cuatro Punta.

Su infraestructura permite la combinación del disfrute de la naturaleza con las más modernas comodidades, de la mano de los hoteles Meliá Santa

María (cinco estrellas, 361 habitaciones, todo incluido), Meliá Las Dunas (cinco estrellas, 925 habitaciones, todo incluido) y Sol Cayo Santa María (cuatro estrellas, 300 habitaciones, todo incluido).

Cayo Las Brujas alcanza 6,7 kilómetros cuadrados, con

cuatro kilómetros de

largo por 1,9 de ancho, refugio de flamencos, iguanas, cangrejos y muchos peces, donde se ubica un aeropuerto de enlace, además de otros establecimientos en desarrollo.

Cayo Ensenachos, con una imagen virginal y forma de herradura, posee dos playas ineludibles: Ensenachos y El Mégano, con 22 especies endémicas en cuanto a f lora y 39 de la fauna, antaño asentamiento aborigen. Hoy es un perfecto recodo para el descanso.

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Fiesta del más universal de los géneros musicales

El XXXIII Festival Internacional Jazz Plaza-2018 llegó a su

fin, dejando el buen sabor de un programa de conciertos y otras actividades que consolidan al evento como una cita de gran convocatoria y espacio atractivo para los grandes exponentes del género.

En solo seis días —por escenarios de La Habana y Santiago de Cuba— pasaron Dee Dee Bridgewater, Joe Lovano, Ray Lema, Victor Goines, Ted Nash, el proyecto de músicos puertorriqueños 8 y Más y otros invitados, hasta redondear la cifra de 50 artistas y agrupaciones extranjeras de 15 países.

Por los locales subieron a las tablas el maestro Chucho Valdés, Bobby Carcassés, Roberto Fonseca y Temperamento, César López, la Jazz Band que dirige Joaquín Betancourt, Buena Vista Social Club, Ernán López-Nussa, Ruy López-Nussa y su proyecto La Academia y las jóvenes generaciones de jazzistas.

En concierto fueron presentados los discos Con los pies en mi tierra y Mi monte espiritual, de los jóvenes pianistas Roberto

Por ALAIN VALDéS SIERRA

“Cucurucho” Valdés y Alejandro Falcón, respectivamente, dos instrumentistas que se abren camino con paso firme.

El Jazz Plaza mostró cuán amplio es su diapasón con el coloquio “Leonardo Acosta in memoriam”, espacio pensado para el intercambio de experiencias y conocimientos, el debate y

música

Dee Dee Bridgewater.

Victor Goines.

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el aprendizaje; también para la presentación de fonogramas, publicaciones especializadas y la impartición de clases magistraleas.

Sin embargo, la concurrencia de tan importantes instrumentistas sobre los escenarios cubanos debe ser vista más allá de la oportunidad de disfrutarlos en concierto.

Apreciar la magnitud del evento en su justa medida implica ensanchar el espectro y tener en cuenta la voluntad de las autoridades culturales de la Isla en su intención de potenciar el género y al país como una plaza fuerte para eventos de esta naturaleza; también de ofrecer al público espectáculos de altísima calidad con solo el compromiso de disfrutar de una manifestación de probados valores estéticos.

El Festival Jazz Plaza ha logrado cimentarse como espacio de confluencia de las más adelantadas tendencias musicales —también las clásicas—, dentro del rico mundo del jazz a lo largo de 33 ediciones. Asimismo, se ha constituido en punto de referencia si de los derroteros que sigue el latin jazz se

quiere saber, línea sonora que tiene en la mayor de las Antillas un protagonista de primerísimo nivel.

La cita tiene brillo propio, y lo irradia; de cada versión se espera más, y así debe ser, un festival que haga justicia al movimiento jazzístico cubano y su larga lista de exponentes.

Chucho Valdés.

Bobby Carcassés.

Ernán López-Nussa.

Roberto “Cucurucho” Valdés.

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Mucho debieron amarse la bella Catalina Lasa y Juan

Pedro Baró para quebrar, en 1905, las rígidas costumbres sociales de la alta clase habanera, vivir su amor, que se mantiene para todos los tiempos, y descansar juntos, para siempre, en uno de los más hermosos monumentos funerarios de la necrópolis de Colón.

No eran muy jóvenes cuando se conocieron: ella, 42 años; él 56. Estaban casados con otras personas y tenían hijos. Los dos quebraron matrimonios engendrados más

Catalina y Juan Pedro,un amor para todos

los tiempos

Por LíDICE VALENzuELA

gentes

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por apellidos e intereses que por sentimientos del corazón. Catalina nunca había sido infiel a su esposo, no así Juan Pedro, quien vivía separado de su esposa Rosa Varona y era conocido por sus aventuras sentimentales. El divorcio entonces era una quimera.

Se conocieron por casualidad, como ocurre con casi todos los amores importantes en la vida. Aquella mujer, que era llamada La Maga Halagadora, cambió su existencia para siempre cuando envolvió con sus transparentes ojos azules y su piel,

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comparada con el nácar, a Juan Pedro. Ella, nacida en Matanzas, donde Baró poseía grandes propiedades, estaba unida en matrimonio con Pedro Estévez Abreu, único hijo de la patriota cubana Marta Abreu, villareña a quien se le tributan honores en su provincia.

La calidez de aquella mujer, que además de bella era inteligente y decidida, sedujo al hasta entonces considerado un mujeriego, tal como consta en la petición posterior de divorcio de Rosa Varona, que demuestra su ajetreada vida sexual con nombres y apellidos.

Marta Abreu, indican investigadores de la época, no recibió con agrado la noticia del compromiso de su hijo, pero lo aceptó por el presunto embarazo de la joven. Exilados como muchas otras familias ricas de la época, debió desplazarse con su esposo a Tampa para presidir aquella boda, celebrada el 15 de junio de 1898.

Todo parecía marchar bien en aquella pareja, hasta que se cruzaron las miradas de Catalina y Juan Pedro, uno de los hombres más ricos de la época.

Ese día sellaron su destino. Se enamoraron de inmediato. Trataron de mantener en secreto sus pasiones, pero el escándalo estalló cuando una tía del entonces esposo de Catalina descubrió que la pareja tenía alquilada de manera permanente una suite en el hotel Inglaterra.

No había razones para esconderse más de la élite habanera. No se conoce bien si a Catalina la echaron de su mansión y si no la dejaron ver más a sus tres hijos, o si ella

decidió mudarse con su amante. La pasión que sentían esos dos seres quebrantó las leyes sociales. Desafiaron a las aristocráticas familias habaneras cuando aparecieron en público en el Teatro Nacional. Todos los presentes abandonaron la sala. Quedaron solos; la orquesta siguió tocando. En reciprocidad por el gesto de respeto, Catalina entregó sus joyas a los músicos.

Eran la sensación morbosa del momento. Aunque repudiados, las historias en torno a los enamorados y la adoración de Baró por Catalina

alimentaban el cotilleo de los salones. Pero el suceso del teatro hizo que decidieran trasladarse a París, donde Baró, de ascendencia catalana y noble por herencia de su abuelo, poseía un lujoso apartamento, que muchos años después adquirió el multimillonario Aristóteles Onassis, según recogen algunas bibliografías. Baró, quien acuñaba los títulos nobiliarios de Marqués de Santa Rita y I Vizconde de Canet del Mar, heredados del abuelo catalán, llevó a Catalina a los sitios más exquisitos de Estados Unidos y Europa.

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En 1917, la pareja logró entrevistarse en el Vaticano con el papa Benedicto XV, quien anuló el matrimonio de ella, quizás por la bellísima historia de la pareja o por alguna dispensa económica a la Iglesia Católica, en la mayor discreción.

La vida comenzó a recompensarlos. De Roma viajaron a París para casarse por la Iglesia; un año más tarde, el presidente cubano, Mario García Menocal, aprobó el divorcio por ley, cuyos primeros beneficiarios fueron las parejas Lasa-Estévez y Baró-Varona.

Una bella sorpresa esperaba a Catalina, ya de vuelta a La Habana en 1926. Dos años antes, Baró había mandado a construir una mansión en la calle Paseo, en el esplendoroso El Vedado, que sería otra prueba de su pasión por La Maga. Los famosos arquitectos Evelio Govantes y Félix Cabarrocas emplearon en los exteriores el romanticismo italiano, un punto de giro en la arquitectura cubana moderna. La bella residencia fue abierta en 1929 y aún hoy en día sigue recibiendo los elogios de los visitantes. Los más exquisitos detalles colmaron los grandes

salones, donde armonizaban los vidrios y las lámparas.

Algunos testimonios indican que fue en la fiesta de inauguración cuando Juan Pedro le regaló a su esposa una rosa amarilla con tonos rosados, resultado de un cruce de una variedad húngara y una cubana. Desde entonces se le conoce como la Rosa Catalina.

Poco duró la estancia de los enamorados en la bella casa, decorada al estilo art decó, con un invernadero de vitrales donde la luz del sol dejaba esparcirse en el piso los colores de la rosa. Catalina enfermó, sin que se conozca exactamente de qué mal. Baró la llevó a los mejores médicos parisinos, pero murió en 1930, cuando tenía 55 años de edad.

No la dejó en la capital francesa. Trajo su cadáver en un féretro rodeado de orquídeas y azaleas, que se cambiaban a diario. Los restos de ella, de él y de su madre reposan en un panteón art decó, en mármol de Carrara, que mandó a construir especialmente para la triste ocasión.

El vidriero Lalique utilizó la Rosa Catalina como motivo de las grandes puertas de granito negro y los vitrales del lucernario de la cúpula. Hasta su muerte, siete años después, el desconsolado amante visitaba el sepulcro de Catalina en las horas en que el sol iluminaba la tumba a través de los vitrales con su rosa.

Esta historia de amor incondicional no es la única en La Habana, pero sí quizás la del amor más genuino de una época en que los sentimientos andaban a escondidas.

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singular escultura atrae a turistas en baracoaPor ROBERTO F. CAMPOS

Con un inicio de año muy alentador para el turismo cubano, viajeros de todo el mundo tienen mucho

que ver con una escultura sumamente particular en la ciudad de Baracoa: la de Vicente Rodríguez, El Pelú.

Esta ciudad, la más oriental de Cuba, fue la primera villa fundada por los españoles en 1511 y tiene mucho que aportar a la industria del ocio en la mayor de las Antillas.

Entre sus valores añadidos se encuentran leyendas y tradiciones, como el caso de El Pelú, un español cuya imagen quedó perpetuada con una escultura en uno de los paseos principales de la urbe más oriental del país. En 1893 llegó a Baracoa este misterioso personaje, procedente de Poza, provincia de la Coruña.

Algunas narraciones lo señalan como un rico comerciante que tuvo gran fortuna en Santiago de Cuba. Por esos días era tratado como un gran señor y su inteligencia inspiraba respeto.

Tal leyenda constituye una especie de orgullo cultural entre muchas personas, sobre todo los pueblerinos, pues enriquece las tradiciones del lugar.

cultura

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Un buen día, relatan los lugareños, Vicente se marchó, pero nadie supo adónde. Algún tiempo después regresó a Baracoa, en el año 1896, pero su aspecto ya no era el mismo. El hombre llegó despojado de toda fortuna y envuelto en la más cruda miseria.

Exhibía el pelo desaliñado, una barba rizada muy revuelta y ropas en harapos. Dicen que enloqueció completamente y caminaba descalzo y con los pantalones remangados.

Nunca fue agresivo con nadie, pero al verlo deambular por las noches, las personas comenzaron a temerle y a esgrimir fábulas tenebrosas sobre la presencia de aquel hombre, al que llamaron también El Misterioso.

Algunos lo humillaron; incluso fue apedreado varias veces. Luego de algunas protestas, el Ayuntamiento decidió expulsarlo para siempre de la localidad. El día de su partida, El Pelú de Baracoa maldijo al lugar.

La leyenda, ya centenaria, continúa intacta en la memoria popular. Y ello motivó levantar una escultura del personaje con la que todos los peregrinos tienen que ver y hasta retratarse a su lado.

Los tesoros de la naturaleza no están ocultos en la geografía

de Cuba, sino expuestos a la vista de todos, como el Jardín de los Helechos, colección de plantas creada en la casa particular de Manuel de Jesús García Caluf, en el reparto La Caridad, en la oriental provincia de Santiago de Cuba.

Graduado de las escuelas de arte como diseñador, dibujante y pintor, a los 29 años descubrió que las plantas le gustaban tanto como el arte e inició de forma autodidacta los estudios de botánica.

Su jardín es un lugar fabuloso que atesora unas mil especies de plantas tropicales, entre las que se encuentran 360 de helechos, algunos de ellos descendientes de los que surgieron hace unos 400 millones de años.

En ese vergel conviven 300 orquídeas, malangas, cactus y algunas plantas que exhiben características morfológicas muy primitivas, que lo convierten en un importante centro de docencia e investigación botánica de Cuba y de América.

Con 41 años de creado, está dirigido técnicamente por el Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente y recibe a más de seis mil visitantes anuales.

Entre sus objetivos principales está el trabajo de educación ambiental y de divulgación de las maravillas de la f lora

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nacional para coadyuvar a su conservación.

Manolito, como cariñosamente llaman dentro del mundo botánico a este apasionado de la naturaleza, se ha ganado la categoría de Investigador Adjunto del Ministerio y es miembro institucional de la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (Actaf). Él habla con mucho entusiasmo sobre estas plantas:

“Todos los helechos son fósiles vivientes, y entre las plantas son uno de los grupos vegetales menos conocidos; fueron la vegetación

dominante durante el período geológico llamado Carbonífero, cuando las condiciones ambientales de nuestro planeta eran mucho más frescas y lluviosas, ideales para unas plantas cuyas esporas, muy diminutas, requieren de la humedad para sobrevivir y germinar.

“Los helechos fueron las primeras plantas vasculares, es decir, con un sistema de conducción del agua y de los elementos disueltos en ella desde la raíz hasta las hojas para alcanzar los rayos de sol y posibilitar el proceso de la fotosíntesis, y luego, de las sustancias nutritivas

Tesoro ecológico Por MIGuEL RuBIERA

medio ambiente

Manuel de Jesús García Caluf.

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elaboradas en este proceso desde las hojas hasta los tejidos en crecimiento o los especializados en el almacenamiento de los nutrientes de reserva como son los azúcares y el almidón”.

La declinación de estas plantas se produjo al hacerse la Tierra gradualmente más seca y caliente, lo que dio origen a especies con flores, frutos y semillas, mejor adaptadas a las nuevas condiciones climáticas.

Actualmente se conocen unas 12 mil especies de helechos, los cuales abundan, principalmente, en las regiones tropicales húmedas del planeta.

En Cuba contamos con unas 715 especies silvestres, que son más abundantes en los tres grandes sistemas montañosos del país. Entre estas hay dos que son verdaderos fósiles vivientes, con unos 350 a 400 millones de años de existencia.

El secreto para que las nuevas generaciones puedan observar y descubrir esos misterios está en el estudio constante, la investigación científica y la conservación de los ecosistemas cubanos, para luego con placer compartir el resultado de lo descubierto o lo estudiado con toda la sociedad, como sucede en este paraíso botánico, donde en una hora el visitante puede apreciar un conjunto de plantas que, de no estar allí reunidas, tardaría muchos años en conocer.

hijo intelectual de la Revolución del 68

José Martí,

historia

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El estallido de la Revolución, en 1868, despertó en el adolescente José Martí el sentimiento

patriótico diferente al de sus padres, emigrantes españoles, y lo convirtió para siempre en deudor del derecho a su independencia.

Este hecho sembró raíces profundas en el alma y el corazón del estudiante de 15 años que en corto tiempo modelan su intelecto, y de su pluma brotan versos y escritos definitorios de la opción Yara o Madrid, expresada públicamente.

En enero de 1869 expone su clara simpatía por la Revolución, en los periódicos El Diablo Cojuelo —auspiciado por su amigo y condiscípulo Fermín Valdés Domínguez— y el suyo La Patria Libre, apoyado por su maestro Rafael María de Mendive, publicados en La Habana.

Sus sentimientos se desbordaron en el soneto ¡10 de Octubre! —en los primeros meses de 1869—, en el periódico manuscrito Siboney, de los estudiantes de segunda enseñanza de La Habana.

El 19 de enero de 1869, El Diablo Cojuelo publicó un artículo de fondo escrito por Martí, en el cual plantea una definición entre Yara o Madrid, la Revolución o las demandas de los fracasados reformistas criollos.

Su poema dramático Abdala apareció el 23 de enero en el único número de La Patria Libre —escrito expresamente para esta publicación—; el héroe que le da nombre encarna los sentimientos del joven Martí, y Nubia, lugar donde se desarrolla, es Cuba.

Martí adelanta sus pensamientos políticos en varias escenas del drama:

Por la patria morir, antes que verla / Del bárbaro opresor cobarde esclava; El amor, madre, a la patria / No es el amor ridículo a la tierra, / Ni a la yerba que pisan nuestras plantas; / Es el odio invencible a quien la oprime, / Es el rencor eterno a quien la ataca.

Solo un año después del pronunciamiento de Céspedes, es detenido e ingresa en la cárcel acusado de infidencia, el 21 de octubre de 1869; fue condenado a seis años de presidio político en 1870, como parte de la ola represiva del poder colonial.

Llevó un grillete fijado en la pierna derecha unido a una cadena desde la cintura, que dañaron su cuerpo y mucho más el alma, y trabajó en las canteras de San Lázaro, cerca del actual Malecón habanero.

El 10 de octubre de 1868 cambió la vida de Martí, un adolescente de 15 años, quien siguió la opción que con hermosas palabras expone en Yugo y Estrella, uno de sus famosos versos libres publicados en 1882:

Dame el yugo, oh mi madre, de manera / Que puesto en él de pie, luzca en mi frente / Mejor la estrella que ilumina y mata.

Diversas crónicas, noticias y relatos escribió en aquellos años de deportación, en España, México y Estados Unidos, publicados en diarios, revistas y folletos.

Dos trabajos medulares produjo durante la deportación en España (1871-1874): El presidio político en Cuba (1871) y La República Española ante la Revolución Cubana (1873), suficientes para incluir a este cubano de solo 20 años entre los pensadores latinoamericanos.

El 10 de octubre de 1887 pronuncia el primero de sucesivos discursos que dedica hasta 1891 a la conmemoración del 10 de Octubre de 1868, en el Masonic Temple y el Hardman Hall neoyorkinos.

En Masonic Temple se escucharon sus emocionadas palabras: “Los misterios más puros se cumplieron en aquella mañana de la Demajagua”. “¡Los corazones están llenos de jinetes! La visión del padre glorioso hace jinete al hijo…! ¡A caballo venimos este año, lo mismo que el pasado, solo que esta caballería anda por donde se vence, y por donde no lo oye andar el enemigo!, dijo en el último discurso en el Hardman Hall, de Nueva York.

“Y es lo primero este año, porque ha pasado por el aire, una que otra ave de noche, proclamar que nunca fue tan vehemente ni tan tierno en nuestras almas el culto de la Revolución”, añadió ante los cubanos congregados en el homenaje patriótico.

A preparar la nueva guerra que llamó necesaria dedicó Martí todo el tiempo futuro.

Por MARTA DENIS VALLE

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