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EL MIRADERO BOLETÍN DEL ATENEO CIENTÍFICO Y LITERARIO DE TOLEDO AÑO IV Número 11 www.ateneodetoledo.org Toledo 17 de septiembre de 2016 Faldón Literario «No sabes lo que he trabajado por que se establezca aquí un buen Ateneo, donde se den veladas y conferencias, y se lean bonitos versos, para que los jóvenes se vayan ilustrando. Pues no, señor (…) de Ateneo no les hables, porque se quedarán en ayunas». Benito Pérez Galdós, en Ángel Guerra Ángel Guerra Ángel Guerra Ángel Guerra Ángel Guerra. ATENEO DE TOLEDO –ESPECIAL V AN TENEO DE TOLEDO –ESPECIAL V AN TENEO DE TOLEDO –ESPECIAL V AN TENEO DE TOLEDO –ESPECIAL V AN TENEO DE TOLEDO –ESPECIAL V ANIVERSARIO– IVERSARIO– IVERSARIO– IVERSARIO– IVERSARIO– «¡Qué fantástico panorama se divisa desde el Miradero! Enfrente y debajo, el arrabal de las Covachuelas, con sus casitas blancas y tortuosas calles…» Juan Marina (Revista Toledo, núm. 279, febrero 1930) En efecto, el 23 de marzo de 2011 nacía el Ateneo Cientí- fico y Literario de Toledo y su Provincia, y lo hizo con unos fines muy concretos: contribuir al desarrollo de la cultura me- diante la divulgación de las Ciencias, la Literatura y las Artes, y promover y favorecer cuantas iniciativas se presenten favo- rables para impulsar la cultura y las tradiciones de Toledo y su provincia. Y aquellos primeros ateneístas, apoyados por un grupo de socios, iniciaron el itinerario cultural que nos ha traído hasta aquí. Los primeros meses del primer curso se dedicaron a preparar su clausura y las actividades del próxi- mo. La clausura fue en salón «Paraninfo de Lorenzana» de la Universidad de CLM, en Toledo, y estuvimos acompañados por el alpinista César Pérez de Tudela, y en la inauguración por el arquitecto francés y estudioso del Toledo soterrado Jean Passini. Desde entonces, el Ateneo ha programado numerosas ac- tividades culturales, tantas que, sin pretenderlo se ha conver- tido en la entidad cultural no estatal, que más actos cultura- les organiza, y ha procurado que estas actividades no sólo sean de interés general; también, lo más variadas posibles, para presentar al público con mayor interés, si ello fuera po- sible, aquellas que se ofrecían como más novedosas en el plantel de ofer- tas culturales en nuestra ciudad. Así, a modo de ejemplo, dedicamos un ci- clo de tres conferencias a presentar un nuevo enfoque del descubrimiento de América, de la personalidad de Cris- tóbal Colón y de la sañuda y malintencionada «leyenda negra antiespañola», aunque no se nieguen desmanes y despropósitos, muchos, sin embargo, explicados por los tiempos en que sucedieron y nunca mayores que atrocidades ajenas... También he- mos programado dos conferencias sobre el Universo espacial y sobre Dios y el Cosmos, que explican, igualmente, esa variedad y la no- vedad añadida a la oferta cultural presentada por otras enti- dades. En fin, hemos organizado tertulias sobre temas de ardiente actualidad toledana cada final de mes: sobre el Toledo visigodo, sobre El Tajo, sobre «Edificios Históricos y Emblemáticos» deshabitados en el centro histórico y sus al- rededores, sobre «Platos y Tapas típicas de Toledo», sobre «El nombre y el nuevo nombre de las calles de Toledo», «Con la Fiesta de los Toros: Cultura y Arte», etc., y siempre acompa- ñados por Asesores prestigiosos en los respectivos temas tra- tados. Numerosas han sido las presentaciones de libros a lo largo de estos años de caminar: novelas que tienen Toledo por escenario, libros de poesía, otro afín a la educación en valores, La ITV del noviazgo, cuyos destinatarios primeros son los adolescentes de los Centros Escolares e Institutos y sus padres y educadores; conferencias sobre múltiples aspectos, y ciclos para conmemorar efemérides diversas: el II centena- rio de la Constitución de 1812 y III centenario de la fundación de la RAE de la Lengua, y el IV centenario del nacimiento de Santa Teresa, y un ciclo de conferencias y otras actividades con que hemos conmemorado el IV centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, entre las que destaca una acto cervantino en El Toboso y una exposición «Cervantes, su obra y temas cervantinos entre sus lectores», con cuyo título he- mos buscado la participación de los socios y amigos del Ate- neo, un comentario del poema «Lo Fatal» para conmemorar el centenario de la muerte de Rubén Darío…; otra exposición: «Los pueblos de Toledo juran la Constitución de 1812», que se hizo itinerante por varios pueblos de la ancha provincia, y estuvo acompañada en esos casos por una conferencia con el mismo título que pronunciaba nuestro presidente. La ex- posición que organizamos en la Biblioteca Regional, conme- morativa del centenario de la histórica revista Toledo (1915- 2015) tuvo lugar en marzo de 2016. Hemos conmemorado con sendas conferencias el centenario del inicio de la I Gue- rra Mundial y el 75 aniversario del Ejército del Aire y el V cen- El Ateneo: cinco años caminando tenario del nacimiento de Santa Teresa y el V centenario de la muerte de Fernando el Católico… También hemos organizado varias excursiones: a la presa de Bolarque para dolernos con el latrocinio que allí sufre nues- tro Tajo; otra, deliciosa, por la Mesa de Ocaña a El Toboso; también hemos ofrecido paseos literarios por Toledo: el del Lazarillo, el de Santa Teresa, el de Lope de Vega y el de Cervantes; y paseos por la ribera del Tajo, y Visita al Archivo Municipal de Toledo; observación del cielo toledano con te- lescopios, etc. Y no cabe duda de que para la realización de numerosas actividades hemos contado con la colaboración de organis- mos oficiales y de entidades sociales y culturales, bien oficia- les, bien privadas. En primer lugar, con la Diputación, cola- boración referida sobre todo a cedernos cuantas veces lo hemos solicitado el salón de actos de la Residencia Universi- taria Femenina «Santa María de la Cabeza» y a la prepara- ción y montaje y vigilancia de la exposición sobre Cervantes que tuvo lugar entre el 2 de julio y el 15 de ese mes en el Centro Cultural San Clemente. También nos han prestado co- laboración la Universidad de CLM y la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo que, además de cedernos su espléndido salón mudéjar en varias ocasio- nes, a través de esta centenaria institución se ha hecho el Ate- neo con espléndidos lotes de libros, y el Ayuntamiento de Toledo, que nos ha cedido el salón de plenos para clausurar el último curso ateneísta. Y de manera muy generosa ha cola- borado el Arzobispado con el desarrollo de nuestras activi- dades culturales: cediéndonos la Capilla de Reyes Nuevos para celebrar ahí un acto con que conmemoramos el decimotercer centenario de la caída del reino visigodo, y la sacristía, don- de D. Miguel Ángel Dionisio impartió una conferencia sobre el cardenal Cisneros, y la Capilla mozárabe, y la actual sala de conferencias en varias ocasiones. Últimamente, ha colabora- do el Arzobispado en nuestras actividades, a través de la bi- blioteca del Seminario Mayor, con ediciones del Quijote de los siglos XVIII y XIX, anotadas y ampliadas y corregidas por excelentes cervantistas y por la Real Academia Española de la Lengua. Por su parte, la Cofradía del Gremio de Hortela- nos nos ofreció su sede –la Iglesia de San Miguel el Alto- para inaugurar este curso 2015-2016, acto en el que estuvi- mos acompañados por D. César Egido, Presidente de la Fun- dación de su nombre y del Museo de la Palabra en Quero. También la Cámara de Comercio e Industria de Toledo, a través de su presidenta, Mª Ángeles Martínez Hurtado, nos ha prestado su sede, «El Vivero de Empresas» para presentar un libro cargado de valores éticos, aunque su destinatario pri- mero sea la figura del vendedor… En la Biblioteca «Santa María de Benquerencia», también hemos presentado libros… Enti- dades privadas colaboran con el Ateneo: Restaurante Adol- fo, que ha patrocinado el catálogo de la exposición cervantina, y Seguros Soliss, que le ha dado cobertura, y el hotel Alfon- so VI prestándonos las figuras de Don Quijote y Sancho para esa ocasión. Y claro está, también el Ateneo ha colaborado con cuan- tas entidades culturales se lo han solicitado: con la Asocia- ción de Libreros lo hace desde abril-mayo de 2011, y con la Asociación Cultural «Montes de Toledo», y con la Asociación «Amigos de Garcilaso» conmemorando todos los años la muerte del egregio poeta toledano, con la Federación de Aso- ciaciones de Vecinos El Ciudadano y con la Asociación «Ami- gos de la Biblioteca Regional», ofreciéndoles actos cultura- les o celebrándolos en sus respectivas sedes. Y con la Funda- ción García Nieto, y con la Plataforma en Defensa del Tajo, y con el Museo del Ejército… Aún es necesario añadir dos hechos relevantes del Ateneo en estos cinco años: la distinción con un diploma de reconocimiento a cuantos se distinguen por su colaboración con el Ateneo: Ca- bildo de la catedral en la persona de D. Juan Sánchez, Blanca Rodríguez, direc- tora de la RUF «Santa María de la Cabe- za», los académicos numerarios Sr. D. Félix del Valle y Sr. D. Guillermo Santacruz, la Cofradía del Gremio de Hortelanos, Jean Passini, Fernando Ciru- jano, Aurelio Redondo Almansa, Rafael Del Cerro Malagón, Renata Takkenberg, Fernando Aranda, Juan Gómez, Beatriz Cano; a La Tribuna de Toledo por la cobertura que da a nues- tras actividades culturales, etc., y a los que se han distinguido por su colaboración en favor de Toledo o de sus gentes: D. Federico Martín Bahamontes, el Sr. Cipriano, «el amigo de los pobres», Adriana y Juan Carlos Nogales, por su labor artesanal de sabor toledano y por la difusión del patrimonio artístico, respectivamente. En segundo lugar, que nos acompañamos de personas destacadas en el campo de la cultura en los ac- tos de inauguración y clausura de los cursos ateneístas. Así, en el acto de inauguración del curso 2012-2013 nos acompa- ñó el emblemático alpinista César Pérez de Tudela; después, en los respectivos actos de inicio y final de curso y en orden alterno, nos honraron con su compañía D. Licinio de Lafuente y Jean Pasini, D. José Antonio Marina y D. Juan de Mesa; D. Juan Antonio de Castro y D. Rafael Canogar; D. César Egido Serrano y D. Francisco Castañon, representante del Ateneo de Madrid. Además, hemos publicado 12 números de El Miradero, revista de carácter noticiero e informativo que distribuimos gratis, y un solo número de Alfonsí, cuyo carácter es ya de seria divulgación cultural de temas relacionados con Toledo y su ancha provincia.

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EL

MIRADEROBOLETÍN DEL ATENEO CIENTÍFICO Y LITERARIO DE TOLEDO

AÑO IV • Número 11 • www.ateneodetoledo.org • Toledo 17 de septiembre de 2016

Faldón Literario

«No sabes lo que he trabajado por que se establezca aquí un buen Ateneo, donde se den veladas y conferencias, y se lean bonitos versos, para que los jóvenesse vayan ilustrando. Pues no, señor (…) de Ateneo no les hables, porque se quedarán en ayunas». Benito Pérez Galdós, en Ángel GuerraÁngel GuerraÁngel GuerraÁngel GuerraÁngel Guerra.

AAAAATENEO DE TOLEDO –ESPECIAL V ANTENEO DE TOLEDO –ESPECIAL V ANTENEO DE TOLEDO –ESPECIAL V ANTENEO DE TOLEDO –ESPECIAL V ANTENEO DE TOLEDO –ESPECIAL V ANIVERSARIO–IVERSARIO–IVERSARIO–IVERSARIO–IVERSARIO–

«¡Qué fantástico panorama se divisa desde el

Miradero! Enfrente y debajo, el arrabal de las

Covachuelas, con sus casitas blancas y tortuosas

calles…»

Juan Marina (Revista Toledo, núm. 279, febrero

1930)

En efecto, el 23 de marzo de 2011 nacía el Ateneo Cientí-fico y Literario de Toledo y su Provincia, y lo hizo con unosfines muy concretos: contribuir al desarrollo de la cultura me-diante la divulgación de las Ciencias, la Literatura y las Artes,y promover y favorecer cuantas iniciativas se presenten favo-rables para impulsar la cultura y las tradiciones de Toledo ysu provincia. Y aquellos primeros ateneístas, apoyados porun grupo de socios, iniciaron el itinerario cultural que nos hatraído hasta aquí. Los primeros meses del primer curso sededicaron a preparar su clausura y las actividades del próxi-mo. La clausura fue en salón «Paraninfo de Lorenzana» de laUniversidad de CLM, en Toledo, y estuvimos acompañadospor el alpinista César Pérez de Tudela, y en la inauguraciónpor el arquitecto francés y estudioso del Toledo soterradoJean Passini.

Desde entonces, el Ateneo ha programado numerosas ac-tividades culturales, tantas que, sin pretenderlo se ha conver-tido en la entidad cultural no estatal, que más actos cultura-les organiza, y ha procurado que estas actividades no sólosean de interés general; también, lo más variadas posibles,para presentar al público con mayor interés, si ello fuera po-sible, aquellas que se ofrecían comomás novedosas en el plantel de ofer-tas culturales en nuestra ciudad. Así, amodo de ejemplo, dedicamos un ci-clo de tres conferencias a presentar unnuevo enfoque del descubrimiento deAmérica, de la personalidad de Cris-tóbal Colón y de la sañuda ymalintencionada «leyenda negraantiespañola», aunque no se nieguendesmanes y despropósitos, muchos, sinembargo, explicados por los tiemposen que sucedieron y nunca mayoresque atrocidades ajenas... También he-mos programado dos conferenciassobre el Universo espacial y sobre Diosy el Cosmos, que explican, igualmente, esa variedad y la no-vedad añadida a la oferta cultural presentada por otras enti-dades.

En fin, hemos organizado tertulias sobre temas de ardienteactualidad toledana cada final de mes: sobre el Toledovisigodo, sobre El Tajo, sobre «Edificios Históricos yEmblemáticos» deshabitados en el centro histórico y sus al-rededores, sobre «Platos y Tapas típicas de Toledo», sobre«El nombre y el nuevo nombre de las calles de Toledo», «Conla Fiesta de los Toros: Cultura y Arte», etc., y siempre acompa-ñados por Asesores prestigiosos en los respectivos temas tra-tados. Numerosas han sido las presentaciones de libros a lolargo de estos años de caminar: novelas que tienen Toledopor escenario, libros de poesía, otro afín a la educación envalores, La ITV del noviazgo, cuyos destinatarios primeros sonlos adolescentes de los Centros Escolares e Institutos y suspadres y educadores; conferencias sobre múltiples aspectos,y ciclos para conmemorar efemérides diversas: el II centena-rio de la Constitución de 1812 y III centenario de la fundaciónde la RAE de la Lengua, y el IV centenario del nacimiento deSanta Teresa, y un ciclo de conferencias y otras actividadescon que hemos conmemorado el IV centenario de la muertede Miguel de Cervantes, entre las que destaca una actocervantino en El Toboso y una exposición «Cervantes, su obray temas cervantinos entre sus lectores», con cuyo título he-mos buscado la participación de los socios y amigos del Ate-neo, un comentario del poema «Lo Fatal» para conmemorarel centenario de la muerte de Rubén Darío…; otra exposición:«Los pueblos de Toledo juran la Constitución de 1812», quese hizo itinerante por varios pueblos de la ancha provincia, yestuvo acompañada en esos casos por una conferencia conel mismo título que pronunciaba nuestro presidente. La ex-posición que organizamos en la Biblioteca Regional, conme-morativa del centenario de la histórica revista Toledo (1915-2015) tuvo lugar en marzo de 2016. Hemos conmemoradocon sendas conferencias el centenario del inicio de la I Gue-rra Mundial y el 75 aniversario del Ejército del Aire y el V cen-

El Ateneo: cinco años caminandotenario del nacimiento de Santa Teresa y el V centenario de lamuerte de Fernando el Católico…

También hemos organizado varias excursiones: a la presade Bolarque para dolernos con el latrocinio que allí sufre nues-tro Tajo; otra, deliciosa, por la Mesa de Ocaña a El Toboso;también hemos ofrecido paseos literarios por Toledo: el delLazarillo, el de Santa Teresa, el de Lope de Vega y el deCervantes; y paseos por la ribera del Tajo, y Visita al ArchivoMunicipal de Toledo; observación del cielo toledano con te-lescopios, etc.

Y no cabe duda de que para la realización de numerosasactividades hemos contado con la colaboración de organis-mos oficiales y de entidades sociales y culturales, bien oficia-les, bien privadas. En primer lugar, con la Diputación, cola-boración referida sobre todo a cedernos cuantas veces lohemos solicitado el salón de actos de la Residencia Universi-taria Femenina «Santa María de la Cabeza» y a la prepara-ción y montaje y vigilancia de la exposición sobre Cervantesque tuvo lugar entre el 2 de julio y el 15 de ese mes en elCentro Cultural San Clemente. También nos han prestado co-laboración la Universidad de CLM y la Real Academia de

Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo que, ademásde cedernos su espléndido salón mudéjar en varias ocasio-nes, a través de esta centenaria institución se ha hecho el Ate-neo con espléndidos lotes de libros, y el Ayuntamiento deToledo, que nos ha cedido el salón de plenos para clausurarel último curso ateneísta. Y de manera muy generosa ha cola-borado el Arzobispado con el desarrollo de nuestras activi-dades culturales: cediéndonos la Capilla de Reyes Nuevos paracelebrar ahí un acto con que conmemoramos el decimotercercentenario de la caída del reino visigodo, y la sacristía, don-de D. Miguel Ángel Dionisio impartió una conferencia sobreel cardenal Cisneros, y la Capilla mozárabe, y la actual sala deconferencias en varias ocasiones. Últimamente, ha colabora-do el Arzobispado en nuestras actividades, a través de la bi-blioteca del Seminario Mayor, con ediciones del Quijote delos siglos XVIII y XIX, anotadas y ampliadas y corregidas porexcelentes cervantistas y por la Real Academia Española dela Lengua. Por su parte, la Cofradía del Gremio de Hortela-nos nos ofreció su sede –la Iglesia de San Miguel el Alto-para inaugurar este curso 2015-2016, acto en el que estuvi-mos acompañados por D. César Egido, Presidente de la Fun-dación de su nombre y del Museo de la Palabra en Quero.

También la Cámara de Comercio e Industria de Toledo, através de su presidenta, Mª Ángeles Martínez Hurtado, nos haprestado su sede, «El Vivero de Empresas» para presentar unlibro cargado de valores éticos, aunque su destinatario pri-mero sea la figura del vendedor… En la Biblioteca «Santa Maríade Benquerencia», también hemos presentado libros… Enti-dades privadas colaboran con el Ateneo: Restaurante Adol-fo, que ha patrocinado el catálogo de la exposición cervantina,y Seguros Soliss, que le ha dado cobertura, y el hotel Alfon-so VI prestándonos las figuras de Don Quijote y Sancho paraesa ocasión.

Y claro está, también el Ateneo ha colaborado con cuan-tas entidades culturales se lo han solicitado: con la Asocia-ción de Libreros lo hace desde abril-mayo de 2011, y con laAsociación Cultural «Montes de Toledo», y con la Asociación«Amigos de Garcilaso» conmemorando todos los años lamuerte del egregio poeta toledano, con la Federación de Aso-ciaciones de Vecinos El Ciudadano y con la Asociación «Ami-gos de la Biblioteca Regional», ofreciéndoles actos cultura-les o celebrándolos en sus respectivas sedes. Y con la Funda-ción García Nieto, y con la Plataforma en Defensa del Tajo, y

con el Museo del Ejército…Aún es necesario añadir dos hechos

relevantes del Ateneo en estos cincoaños: la distinción con un diploma dereconocimiento a cuantos se distinguenpor su colaboración con el Ateneo: Ca-bildo de la catedral en la persona de D.Juan Sánchez, Blanca Rodríguez, direc-tora de la RUF «Santa María de la Cabe-za», los académicos numerarios Sr. D.Félix del Valle y Sr. D. GuillermoSantacruz, la Cofradía del Gremio deHortelanos, Jean Passini, Fernando Ciru-jano, Aurelio Redondo Almansa, RafaelDel Cerro Malagón, Renata Takkenberg,Fernando Aranda, Juan Gómez, Beatriz

Cano; a La Tribuna de Toledo por la cobertura que da a nues-tras actividades culturales, etc., y a los que se han distinguidopor su colaboración en favor de Toledo o de sus gentes: D.Federico Martín Bahamontes, el Sr. Cipriano, «el amigo de lospobres», Adriana y Juan Carlos Nogales, por su labor artesanalde sabor toledano y por la difusión del patrimonio artístico,respectivamente. En segundo lugar, que nos acompañamosde personas destacadas en el campo de la cultura en los ac-tos de inauguración y clausura de los cursos ateneístas. Así,en el acto de inauguración del curso 2012-2013 nos acompa-ñó el emblemático alpinista César Pérez de Tudela; después,en los respectivos actos de inicio y final de curso y en ordenalterno, nos honraron con su compañía D. Licinio de Lafuentey Jean Pasini, D. José Antonio Marina y D. Juan de Mesa; D.Juan Antonio de Castro y D. Rafael Canogar; D. César EgidoSerrano y D. Francisco Castañon, representante del Ateneo deMadrid.

Además, hemos publicado 12 números de El Miradero,revista de carácter noticiero e informativo que distribuimosgratis, y un solo número de Alfonsí, cuyo carácter es ya deseria divulgación cultural de temas relacionados con Toledoy su ancha provincia.

Page 2: ELMIRADERO AAATENEO DE TOLEDO –ESPECIAL V ......las otras dos referencias citadas en los versos de La entretenida, y a ellas me refiero ahora. Y sabemos que las espadas toledanas

Lo toledano en la obra de Cervantes (II)

ATENEO CIENTÍFICO YLITERARIO DE TOLEDO

Presidente :Juan José Fernández Delgado

Vicepresidente :J. Andrés López-Covarrubias

Martín-Caro

Secretario :José Mª Hernández Andreu

Tesorero :Antonio Martín Martín

Vocales :Ventura Leblic GarcíaPilar Conde Melguizo

José Miguel Lozano SánchezJosé Mª San Román Cutanda

La espada y la mujer toledanas sonlas otras dos referencias citadas en losversos de La entretenida, y a ellas merefiero ahora. Y sabemos que lasespadas toledanas han gozado defama en toda Europa y enHispanoamérica también, debido altemple de sus aceros ganado entre laarena del Tajo; y es muy cierto queentre todas las espadas se alzan conla primacía, aun en seria competenciacon las de los gavilanes , las «del

perrillo», así llamadas por tener comomarca un perro pequeño grabado ensu canal, quizá, para recordar lacondición de moro converso de suautor, un morisco andaluzacristianado en Toledo como Julián, ytal era su estima por el rey Carlos Ique adoptó por apellido –y así se leejunto a su nuevo nombre- «del Rey».

Y a las espadas de Julián aludeCervantes en Rinconete y Cortadillo,aunque sólo a modo de comparación,cuando aparece Monipodio en el patiode su casa, que no era sino el de laarchifamosa y «non sancta» cofradíade su nombre, así vestido: «… elsombrero era de los de la hampa,campanudo de copa y tendido defalda; atravesábale un tahalí porespalda y pecho, a do colgaba unaespada ancha y corta, a modo de las

del perrillo», que esa era su forma ytamaño. También se refiere a estasespadas en el Quijote, pero no porquelas portara el personaje que describe;antes al contrario, el hecho de nollevar un ejemplar de esta calidad yse disponga a enfrentarse a un granpeligro, significa una ración más devalentía que viene a sumarse alinconmensurable valor delprotagonista, que no es otro que DonQuijote. Y ello ocurre cuando el

intrépido caballero se queda delantedel perezoso león que enjauladollevan a la Corte. Actualicemos laescena: Don Quijote, descabalgado deRocinante y con la espada en la diestramano, ordena al señor leonero queabra la jaula y azuce a la fiera paraque acepte el envite que nuestrocaballero le propone … En ese precisoinstante, el mágico escritor exclama:«¡Oh fuerte y, sobre todoencarecimiento, animoso don Quijotede La Mancha, espejo donde sepueden mirar todos los valientes delmundo, segundo y nuevo don Manuelde León, que fue gloria y honra delos españoles caballeros! ¡Con quépalabras contaré esta espantosahazaña, o con qué razones la harécreíble a los siglos venideros, o quéalabanzas habrá que no te convengany cuadren, aunque sean hipérbolessobre todos los hipérboles? Tú a pie,tú solo, tú intrépido, tú magnánimo,con sola una espada, y no de las delperrillo cortadoras, con un escudo node muy luciente y limpio acero, estásaguardando y atendiendo a los másfieros leones que jamás criaron lasafricanas selvas. Tus mismos hechossean los que te alaben, valerosomanchego, que yo los dejo aquí ensu punto por faltarme palabras conque encarecerlos», (XVII-II). Claro quelo que aquí importa resaltar es que alno ser su espada «de las del perrillo»,ferientes y tajadoras, el irónico yhumanísimo escritor señala unadesventaja más de nuestro caballeroen aquella peligrosísima ocasión: sihubiera sido su espada de lasfabricadas por Julián del Rey, el peligroquedaría amortiguado. Con su

ausencia, pues, encarece la calidad deestas espadas toledanas. Añado comoaclaración que Don Manuel de Leónfue un caballero sevillanocontemporáneo de los ReyesCatólicos conocido como «elValiente»; y de él afirma el historiadorGonzalo Fernández de Oviedo ypregonan romances históricos queentró en un corralón del palacio real,acondicionado para servir de leoneraa rugientes y melenudos dueños, para

recoger el guante que una damahabía dejado caer en semejante lugar,«fazaña» que Lope de Vega llevó alas tablas en su comedia titulada: Elguante de Doña Blanca.

El otro referente recogido en elverso es la mujer toledana y siemprepara alabarla y encarecerla, inclusocuando se trata de la Tolosa y de laMolinera, «dos mujeres mozas, deesas que llaman de partido». Peroantes de hablar de estas dosmeretrices, diré que la figura de lamujer toledana preside la bucólicaestampa de las márgenes del Tajo enLa Galatea al poner en boca de Elicioel siguiente comentario: «…Añádasea esto criarse en estas riberas las máshermosas y discretas pastoras que enla redondez del suelo pueden hallarse,para cuyo testimonio, dejando aparteel que la experiencia nos muestra loque tú, Timbrio, ha que estás en ellasy has visto, bastaría traer por ejemploa aquella persona pastora que allí ves,¡oh Timbrio!

Y diciendo esto, señaló con elcayado a Galatea…» (canto VI).

En La ilustre fregona también alabaa la mujer toledana, aunque en estecaso la joven referente, Costancica, nosea originaria de nuestra ciudad, perosí hermoseada hasta la perfección porlos aires y aromas que esparcen yalimentan estos alrededores. Traigo,no obstante, una cita de esta novelitaen la que el narrador, con la respuestade un personaje al razonamiento deotro, realza a la mujer toledana, puespensaba Lope, el Asturiano, «que consola una carga de agua se podía andartodo el día por la ciudad (de Toledo)a sus anchuras, mirando bobas.

-Antes mirarás hermosas quebobas en esta ciudad, que tiene famade tener las más discretas mujeres deEspaña, y que andan a una sudiscreción con su hermosura; y si no,míralo por Costancica, de cuyas sobrasde belleza puede enriquecer, no sóloa las hermosas desta ciudad, sino alas de todo el mundo».

En fin, según esta siguiente cita deEl Persiles (Libro III), Cervantesconsidera consustancial la cualidad de«hermosura» a las mujeres de Toledo,pues cerca de Valencia un ancianomorisco acoge a los peregrinos demanera muy generosa, y a la puertade su casa los recibió para «servirlosuna hija suya, vestida en traje morisco,y en él tan hermosa, que las másgallardas cristianas tuvieran a venturael parecerla: que en las gracias queNaturaleza reparte, tan bien suelefavorecer a las bárbaras de Citia, comoa las ciudadanas de Toledo». E insisteen verso en el Auto de Nuestra SeñoraVirgen de Guadalupe…, pues Alitarfedice: «Pienso, Cegrimo fuerte, nodejallos/ hasta llagar a do los lleva elmiedo,/ a Córdoba me animan suscaballos/ y sus bellas mujeres aToledo». Y para más honra de lasmujeres toledanas, eleva a condiciónde nobles doncellas de castillomediante la fantasía de Don Quijotea la Tolosa, «hija de un remendónnatural de Toledo, que vivía a lasTendillas de Sancho Bienaya», y a laMolinera , «hija de un honradomolinero de Antequera», topónimo deprocedencia que, muyprobablemente, el benévolo escritorsustituya por Antequeruela, popularbarrio toledano «Antequeruela»donde se ubicaban tugurios queofrecían práctica de vida licenciosapor tres perras chicas. Pues bien,Cervantes, por deseo propio de DonQuijote y correspondiendo a laactuación de las raparigas en laceremonia venteril en que es investidocaballero –pues la primera le ciñe laespada y «la otra le calzó la espuela»,como leemos al final del capítulo III-I, les pide que antepongan eltratamiento de «Doña» a susrespectivos nombres y se haganllamar «Doña Tolosa» y «DoñaMolinera».

JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ DELGADO

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A Cervantes le ayudó Lepanto, aunque físicamente yen parte le destrozara, del mismo modo que le fortaleciósu cautiverio argelino, aunque síquicamente tratara de mar-carle. Y si en el hospital de Mesina fue don Juan de Austriapaternalmente quien le da ánimos, también es cierto queuno de los grandes criminales del género humano, HazánBajá, el rey de Argel, es quien no sólo le perdona la vidacomo consecuencia de varios de sus intentos de fuga lle-vándose consigo a muchos e importantes rehenes de altorescate, sino que le trata con cierta corrección y respeto,inclusive cortésmente. Astrana Marín dice que cuando elrey de Argel y Cervantes se hallaban frente a frente y semiraban a los ojos, era como si lo hiciesen un león y unaserpiente.

Por utilizar tan solo algunos ejemplos, pues podríamosestar horas y horas invocando el misterio de tantos mo-mentos de su vida, comenzamos preguntándonos si no esprovidencial el hecho de su encuentro inusitado con doñaCatalina, su discreta esposa, la persona seguramente quemayores dosis de paz y sosiego supo silenciosa trasmitir alpoeta; o en contraposición, la irritante indiferencia con quele trata su viejo amigo de la infancia, el poderoso Secretariode Estado Mateo Vázquez de Leca. Todo se hallaba escritoen la nebulosa (decía el viejo Azorín), pues lo curioso esque de haberle favorecido debidamente su antiguo amigo,el perjuicio para su trayectoria literaria hubiese resultadonefasto.

Fueron muchísimas las personas que pusieron muy difí-cil la existencia de Miguel de Cervantes, pero no pocasfueron también las que ejercieron de Ángeles de la Guardapara que el regocijo de las musas pudiese alcanzar la altacota que venía marcada en el árbol de su destino.

Sin su íntimo amigo el ex comediante cordobés TomásGutiérrez, por ejemplo, quien se hallaba bien aposentadoen Sevilla, no hubiese podido aguantar la escabrosa y largaetapa andaluza en que ejerce de comisario para el abaste-cimiento la Armada Real; sin la solera erasmista con que ledota su ejemplar maestro, López de Hoyos, en brevísimoespacio de tiempo realmente, mal podían haberse forjadoen su mente las estructuras básicas de sus altos concep-tos morales y religiosos, en aquellos momentos de granfundamentalismo; algo así como sin la ayuda económica yfraterna del gran señor que fuese el conde de Lemos, asícomo sin la bondadosa generosidad del benemérito carde-nal de Toledo, don Bernardo de Sandoval y Rojas, hubiesesido imposible el logro triunfal del Ingenioso Hidalgo, esemismo triunfo que quería frustrar a toda costa la envidia yel odio de algunos de sus coetáneos, ridículamente identifi-cados bajo la fantasmal sombra de Alonso Fernández deAvellaneda. Benéfico sin duda, pues su burdo e insultanteplagio había de servir de acicate y estímulo al lento procesoen la elaboración de la segunda parte del Quijote. [...]

Pero vayamos, pues, sin más preámbulos hacia esegran favorecedor del Príncipe de los Ingenios que, ade-más, tuvo la gran suerte por más felices señas, de ser hijode nuestra milenaria y querida ciudad de Toledo. Se llama-ba Alonso Getino de Guzmán y era músico, danzante ycolaborador del mítico farandulero Lope de Rueda con quien,por suerte añadida, le uniera una estrecha y noble amis-tad. En 1561 dice vivir en su ciudad natal, Toledo, en lacollación de San Bautista de Sonsoles, departamento urba-no que ocupara en su época parte del gran solar donde seubica el actual edificio del Seminario Mayor.

Nos encontramos con Lope de Rueda, el genial sevilla-no batihoja (su antiguo oficio, consistente en laminar oro)en la corte de Valladolid en 1551, actuando con gran éxitoen las fiestas que en honor del Príncipe don Felipe (luegoFelipe II) se hacían con motivo de su regreso de Flandes.En 1552 hace en la ciudad del Pisuerga los autossacramentales del Corpus, con tanto agrado por parte delpúblico, que el Ayuntamiento le ofrece una razonable canti-dad a tanto alzado, al objeto de que fije allí su residencia. Yahí conoce a su primera mujer, Mariana, interesante cómi-ca al servicio de don Gastón de la Cerda, tercer marquésde Cogoyudo. Sujeto que gozaba de poca salud y no demuchos ánimos, quien se divertía grandemente con lasgracias, las danzas e interpretaciones de Mariana, acom-pañándole ésta –el pelo cortado a lo muchacho y vestidade paje– tanto en sus fiestas como en sus viajes y cace-rías, si es que no lo hacía también en el lecho, como asegu-raban las malas lenguas.

Fallecido que fuese el noble cojo (que también adolecíade esta falta el hombre), quien había prometido a la jovenuna magnífica dote, se descubrió que ni siquiera se habíaocupado de abonarle sus legítimos emolumentos; motivopor el que Lope de Rueda, que ya era su esposo, litigacontra la casa Cogoyudo, a quienes gana el pleito en 1557,consiguiendo la nada despreciable indemnización de 60. 000maravedís. Uno de los testigos en aquel proceso es AlonsoGetino de Guzmán, «de veinticinco años, casado –dice–,vecino de Toledo y andante en corte», que, como antesseñalábamos, se encontraba a la sazón en Valladolid. Ca-sualmente por aquellas calendas (1551/53) tenemos a donRodrigo de Cervantes con su amplia prole, tenía ya cincohijos, el más pequeño, Rodrigo con menos de un año,Miguel con cuatro y aún había tenido tiempo a la pequeña

Un cómico toledano protector de Cervantes

Magdalena para venir a este complejo mundo en la bellaciudad castellana.

Ignoramos si la gran amistad de Alonso Getino con losCervantes, pues duró toda la vida, procede de allí, donde elpobre zurujano fue a dar con sus huesos en la cárcel, conembargo de todos sus bienes, por no haber atendido elpago correspondiente a una cruel e injusta mohatra. Cuan-do salen de Valladolid hacia Córdoba, en busca del amparodel abuelo paterno, el viejo y sagaz letrado don Juan deCervantes, que vive separado de su esposa, doña LeonorFernández de Torreblanca, no obstante muy bien atendidoy solazado por su barragana correspondiente. Miguel tieneentonces seis años de edad.

Tenemos un documento muy interesante del propio Mi-guel, es la revelación que nos hace en el Prólogo de sus«Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca repre-sentados» (1615): «Yo, como el más viejo que allí estaba,dije que me acordaba de haber visto representar al granLope de Rueda, varón insigne en la representación y en elentendimiento. Fue natural de Sevilla y de oficio batihoja,que quiere decir de los que hacen panes de oro; fue admi-rable en la poesía pastoril, y en este modo, ni entonces nidespués acá ninguno le ha llevado ventaja; y aunque porser muchacho yo entonces, no podía hacer juicio firme dela bondad de sus versos, por algunos que me quedaron enla memoria, vistos agora en la edad madura que tengo (68años), hallo ser verdad lo que he dicho…» [...]

En la primavera de 1566, los Cervantes se encuentranresidiendo en Madrid, momento en que don Rodrigo parecehaber cambiado de fortuna, bien por la herencia de susuegra, fallecida en la villa de Arganda, de donde era nati-va, bien por haber dejado su pobre oficio, regentando aho-

ra, al parecer, una pensión o posada donde acoge a variose interesantes banqueros genoveses y al propio Getino deGuzmán. Nuestro ilustre paisano, que gozaba de gran in-fluencia en el Ayuntamiento de Madrid, donde se encarga-ba de aportar y montar los elementos decorativos necesa-rios que para las celebraciones y acontecimientos festivosde la corte, sin abandonar nunca su condición artística. [...]

Pero Getino precisaba de los servicios de un poeta, yquién mejor que el joven Miguel para ejercer de colabora-dor literario; magnífica oportunidad para quien «desde mistiernos años amé el arte/ dulce de la agradable poesía,/ yen ella procuré siempre agradarte», como confesará luegoen el Viaje del Parnaso dirigiéndose al dios Apolo.

Los primeros versos conocidos de Cervantes, todavíano impresos, fueron colocados en aquellos arcos y meda-llones levantados por Getino de Guzmán en el mes de oc-tubre de 1567, con motivo del nacimiento de la segundahija de Felipe II con su tercera y joven esposa Isabel deValois, la infanta Catalina Micaela. Es un soneto, al parecermuy inspirado en versos de su amigo el poeta Pedro Laínez:«Serenísima Reina en quien se halla/ lo que Dios pudo daral ser humano…», comienza, sin sospechar siquiera que,unos meses después, será la propia reina Isabel –ambosse cruzan ignorándose por los caminos de la existencia-quien será objeto de sus versos funerarios y laudatorios,que en este caso serán los primeros de Cervantes queentren en el reino de Gutemberg, auspiciados esta vez porsu maestro López de Hoyos, quien le dedica aquella fraseentrañable de “mi caro y amado discípulo”. Fue un soneto,unas redondillas castellanas y una elegía, lo que dedicaMiguel, en nombre de todo el Estudio de la Villa, a la ele-gante reina felizmente motejada de la Paz, quien fallecía alos 23 años. «Cuando dejaba la guerra/ libre nuestro hispa-no suelo,/ en un repentino vuelo,/ la mejor flor de la tierra/fue trasplantada en el cielo…» [...]

Mas poco dura la felicidad en la casa del pobre, dice elrefrán, ya que Miguel, el pobre sublime y providencial, nopodría contemplar su versos en la estampa, ya que en1569, fecha en que aparecerá el folleto del Estudio de laVilla, cuyo barroco y alargado título, Historia y relación ver-dadera de la enfermedad, felicísimo tránsito y futuras exe-quias fúnebres de la Serenísima Reina de España doña Isa-bel de Valoys, etc, etc., iba especialmente dirigido a la aten-ción del infinitamente poderoso Presidente del Consejo deCastilla, Cardenal Espinosa. La publicación pillará a Miguelmuy lejos de Madrid. Nada menos que en Roma y a puntode entrar al servicio del cardenal Giulio Acquaviva.

Pero Señor, ¿qué ha sucedido? Para desentrañar tama-ño misterio hubieron de transcurrir 290 años, los justoshasta que el cervantista Jerónimo Morán se atreviese ahacer público el hallazgo del el Archivo de Simancas, silen-ciado dos décadas por la Real Academia de la Historia , dela Provisión (orden de busca y captura) de Felipe II, dirigidaa sus alcaldes de su Casa y Corte, en la que les insta a ladetención de «un Miguel de Cervantes, ausente, sobre ra-zón de haber dado ciertas heridas en esta Corte, a Antoniode Sigura, andante en esta Corte, sobre lo cual, el dichoMiguel de Cervantes, fue condenado a que, con vergüenzapública, le fuese cortada la mano derecha y en destierro denuestros Reynos por tiempo de diez años…»

Entretanto Miguel pedía con urgencia, desde Roma, lospreceptivos informes de buena conducta y limpieza de san-gre para acceder definitivamente al servicio del joven car-denal. Don Rodrigo prepara y envía el documento solicitadocon suma celeridad. ¿Y quién firma, testificando, aparte delos amigos italianos Pirro Boqui y Francesco Musaqui, quepoco se juegan, por cierto, pero mucho el bondadoso Getinode Guzmán, a la sazón alguacil de Madrid, avalando a unprófugo de la justicia? Declara el ilustre toledano ser “deedad de treinta e seis años, poco más o menos y queconoce a Rodrigo de Cervantes e a su hijo de ocho años aesta parte e más tiempo, e que es hombre de buena vidae persona que ante todos los que le conocen ha sido habi-do e tenido por persona limpia, que no ha sido sambenitadoni por el Santo Oficio castigado…”

No se haría eterno Miguel bajo el régimen protocolariodel palacio cardenalicio, ése no era su camino; pocos me-ses más tarde sentaba plaza en los Tercios de Nápoles,con lo que comenzaba su designio militar, como lo fue lue-go el del cautiverio, regresando a España cumplidos diezaños y manco de una mano, consumándose casi literal-mente la sentencia emitida en su momento por los juecesdel severo Rey Prudente.

Durante el cautiverio de Argel del que fuera «más ver-sado en desgracias que en versos», junto con su hermanoRodrigo, se repite de nuevo la intervención de Getino deGuzmán, el fiel amigo, saliendo ahora fiador de la familiaante el Consejo de Cruzada, en relación con los créditos derescate que para sus hijos, Miguel y Rodrigo, renovaba enla impetuosa actividad de doña Leonor, capaz de hacersepasar por viuda para hacer mayor fuerza.

A su regreso, pues, del largo periplo, Cervantes no va aencontrar el dulce camino de la prebenda, bien ganada porcierto; pero lo que no le faltará en modo alguno es el favor desu amigo, cómico y alguacil ahora de la Villa y Corte, el buenode Alonso Getino de Guzmán, que, en esta ocasión, haráobjeto a Miguel del más importante de sus favores. [...]

En cuanto a la poesía, ahí está el terceto del Viaje delParnaso, arriba señalado, dicho con tanta naturalidad y tantaconvicción: Desde mis tiernos años amé el arte/ dulce de laagradable poesía…o Yo he compuesto romancesinfinitos…De la ascendencia que Getino de Guzmán conti-nuaba teniendo con los “autores” y cómicos de la época,creo que ya hemos hablado lo suficiente. Lo que ocurre esque ahora goza de mucho mayor influencia cerca de losCorrales de Comedias, manejados entonces por la Benefi-cencia y las Cofradías religiosas madrileñas. De los dos co-rrales del momento, el delPríncipe (actual Teatro Español) yel de La Cruz. De éste había sido Getino accionista en lasobras y cofundador de su puesta en marcha. Siendo portanto decisivo su influjo para que Miguel accediera a ellos,cosa nada fácil, llegándolo a conseguir en el periodo 1583/86. Nos lo cuenta él propio Miguel: «me atreví a reducir lascomedias a tres jornadas, de cinco que tenían; fui el prime-ro que mostrase las imaginaciones y los pensamientos es-condidos del alma, sacando figuras morales al teatro, congeneral y gustoso aplauso de los oyentes; compuse eneste tiempo hasta veinte comedias o treinta, que todasellas se recitaron sin que se les ofreciese ofrenda de pepi-nos ni de otra cosa arrojadiza…» (Prólogo a las Ocho Co-medias). Y en el Viaje del Parnaso: «Yo, con estilo untanto razonable,/ he compuesto comedias que en su tiem-po/ tuvieron de lo grave y de lo afable».

«Tuve otras cosas en qué ocuparme –continúa–, dejéla pluma y las comedias, y entró luego el monstruo denaturaleza, el gran Lope de Vega, y alzóse con la monar-quía cómica».

Cervantes, el famoso todo, el raro inventor, el regocijode las musas, el escritor alegre predestinado para dar a laestampa el libro más hermoso y más profundo de la histo-ria, se fue con pena al pensar que había fracasado en losdos virtuosismos que más amaba, el teatro y la poesía, sindarse cuenta de que las dos grandes columnas en que sesustenta el humanismo infinito del Quijote, son justamenteesa poesía y este teatro. Como la vida misma, el teatrocampea en la obra, antecedente calderoniano insoslayable;como la vida y la muerte mismas, en la poética trascen-dente herencia de la inmortal de Garcilaso de la Vega, suvate modelo de toda una vida. Y no exclusivamente poéti-co sino caballeresco.

Alguien dijo muy bien que Don Quijote y Gracilaso pasa-ron por el mundo haciendo versos, tristes y a caballo.

JOSÉ ROSELL VILLASEVIL

A continuación, aparecen los textos leídos en el acto cervantino organizado por el Ateneo en El Toboso

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En este año de la celebración del IVCentenario del fallecimiento de Cervantes,La Mancha se ha aupado para programar,pregonar los actos del ensalzamiento del ilus-tre escritor, de la lengua en un principio cas-tellana, y actualmente española.

Pero permítanme, que aunque sea untema muy manido, quisiera lanzar un men-saje que desde mi punto de vista personalno se está valorando suficientemente: elpaso de Cervantes en nuestra tierra, de supresencia aunque si se continúa con la po-lémica sobre su nacimiento, ¿cuál es el Lu-gar de la Mancha? ¿Si Don Quijote es deaquí, es de allá?, ¿si los personajes quijo-tesco son de una localidad y otra? [...]

A este respecto, considero que no seha valorado el paso de Don Miguel deCervantes por La Mancha aunque no exis-te prueba documental de su tránsito portierras manchegas. y por ende en El Toboso,no existe ningún documento escrito de lapresencia física de Cervantes en La Man-cha, lo que era el Común de la Mancha, latierra de paso, la tierra de nadie, conocidapalmo a palmo por este Ingenio de las Le-tras, pero que contradicción para muchos,pone a su insigne novela de nombre DonQuijote y de apellido de La Mancha, y nopodemos situar a su autor en La Manchaporque no aparece prueba documental al-guna que constate su presencia en la casti-gada tierra de paso de la llanura. [...]

¡Qué contradicción, amigo Cervantes! Túque nos pusiste la duda del lugar, tú quequisiste jugar con La Mancha, impides quepodamos gritar «en este lugar estuvo elmás grande de los Ingenios que la Tierraparió, el Cervantes real de esta tierra imagi-nada». [...]

La Mancha pregona que Cervantes essu hijo adoptivo de oro, que su hijo bebió elagua de Las Lagunas de Ruidera, que be-bió el vino de las tobosescas tinajas, quedescansó en sus ventas, que tuvo amo-res, desamores con la mujer manchega,que voló en las aspas de los gigantes paracantar, gritar «La libertad amigo Sancho esel mayor don que nos dieron los cielos».[...]

A igual que Cervantes vive, disfruta ysufre en La Mancha, por ende pasea por lagran ciudad de El Toboso.

La Mancha que conoció Cervantes que-dó inalterable a los pasos de los siglos, ytodos los viajeros que vinieron a La Manchadesde el siglo XVIII, XIX y XX nos descri-ben caminos, palacios, iglesias, casas sola-riegas, posadas, gentes, costumbres, fies-tas, religiosidad, como aparece el Quijote,en sus Novelas Ejemplares.

Se han conocido datos de la familia deCervantes que habitó en varias casastoboseñas, como la Casa de Miguel CanoCervantes, descrita por el fotógrafo Joa-quín Arnau Iriarte en la fotografía que envíaa The Hispanic Society of América sobre ElQuijote y El Toboso. [...]

Existe gran tradición de apellido deCervantes y la familia Cervantes en El Tobosoy la comarca,

Don Joaquín Arnau manda otra fotogra-fía, con el anverso: «Antigua hornacina dela Virgen Morenita que linda con la de lasfamilias de Cervantes», viviendas principa-les de la calle María Zambrano y portadas ala calle Cádiz de la familia.

En El Toboso se conservaba un ÁrbolGenealógico: Zarcos, Cervantes, Moralesque también se encargó de fotografiar elmismo Arnau para unir el paso de losCervantes en El Toboso.

Cervantes en Italia pudo conocer a D.Esteban Zarco de Morales, hermano de AnaZarco de Morales, Dulcinea.

El toboseño doctor (licenciado) Zarco deMorales fue rector del Colegio de Boloniadesde el año 1560 al 1561, aunque ya noejerce como rector en el año 1568 cuandoCervantes va a Italia.

El escritor pudiera contarse también en-tre los ilustres visitantes del centro, puesen su novela La Señora Cornelia tiene comofondo el ambiente estudiantil de Bolonia, ciu-dad que con probabilidad hubo de conocer.

En ese posible encuentro del Rector delColegio de Bolonia y el futuro soldado, ha-

blarían de El Toboso, de sus gentes y de sufamilia, entre ellas su hermana Ana.

Del doctor Zarco de Morales tenemosreferencia en el año 1575, en las Relacio-nes Topográficas de Felipe II, que ya estáen El Toboso en esa fecha, y se le recono-cen su formación y el estatus social.

Cervantes en su visita a El Toboso pudohospedarse en casa del Doctor Zarco deMorales como cuenta José Jiménez Serra-no en «Un paseo a la Patria de Don Quijo-te» publicado en 1848 dónde recoge el tes-timonio de un cura toboseño». Que en lacasa que llaman de Dulcinea, o llamaban[...]. Vivía en tiempos antiguos un labradormuy rico que tenía una hija ligera de cascosy que traía en revuelta a los mozos del pue-blo. A casa de este labrador llegó un día alanochecer un viejo, con trazas de soldado,muerto de fatiga y de necesidad: pidió quele recogiesen y el Señor que tenía buenasentrañas mandó que preparasen cena alpobre huésped y trabó con él al amor de lalumbre larga plática de pasadas campañasy de lejanas tierras. Tan contento estaba ellabrador oyendo al veterano que ordenó aña-diesen un jarro de tinto al salpicón de ovejaque formaba el cuerpo de ataque de la mo-desta cena…,» sigue narrando que se ha-bía fugado de Argamasilla, y que los jóve-nes del lugar, lo sacan a las lagunas en lastinajerías y des-pués vuelve aArgamasilla preso»

El pueblotoboseño se en-cuentra en puntoestratégico con va-rias conexiones:

a) Dentro delcamino Real deToledo a Murcia,pues en el antiguoconvento de losAgustinos, este ca-mino Real se des-dobla en el empla-zamiento del anti-guo Convento delos Agustinos, se bi-furca para ir a Valencia y el otro para Ali-cante y Murcia.

b) A cuatro km. trascurre el Camino deMadrid a Alicante-Cartagena, desde dondese contempla la gallarda imagen de la igle-sia con su enorme torre.

En el cap. IX de la 2ª parte dónde sehace una descripción física real del pueblode El Toboso, analizamos:

«Medianoche era por filo…» «Era la no-che entreclara… «que aquel bulto grande ysombra que desde aquí se descubre…»cuando la noche es clara, de luna llena, latorre de la iglesia se divisa enhiesta desdemuy lejos, casi desde cualquier entrada,imaginando el casco antiguo de El Toboso.

a) «..Y habiendo andado unos doscien-tos pasos, vio un gran bulto, desde cual-quier posición del extrarradio que correspon-dería con el anillo de la muralla del pueblo,aproximadamente hay unos 200 pasos has-ta muy cerca de la Iglesia, si entra tantodesde Campo de Criptana o Miguel Este-ban, que fueron los posibles accesos queentran.

b) Y vio una gran torre, y luego conocióque el tal edificio no era alcázar, sino la igle-sia principal del pueblo.

Efectivamente la torre de El Toboso esun gigante dentro de la Llanura Manchega,que se divisa desde muy lejos.

1. La plaza de la iglesia, es la confluen-cia de muchas calles, por donde se transi-taba en el pueblo, y era típico que los labra-dores cantaran al ir al campo para realizarlas labores.

2. Se describe el canto del labrador cru-zando por la plaza, y cuando se le preguntapor dónde habita la princesa, éste les indicaque pregunten al cura y al sacristán queviven cerca de aquí, junto a la Iglesia, puesal lado, en la plaza existe la casa deCapellanías, que tradicionalmente ha sidovivienda de sacerdotes. [...]

3. Casa Palacio de Dulcinea: ¿Por quéCervantes vuelve a jugar con el engaño deSancho que no ha estado en El Toboso a

entregar la carta? Pero, después de dar conla iglesia, dice Sancho «…si mal no acuerdo,que la casa desta señora ha de estar enuna callejuela sin salida»

Efectivamente, la Casa Museo deDulcinea, o alcázar se encuentra junto auna callejuela sin salida, colindante con elconvento actual de las Clarisas. En las Rela-ciones de Felipe II, del año 1575, ya semenciona este lugar como monasterio debeatas, sujeto a la Orden de San Francis-co, llamado de La Sentencia y dedicado a laConcepción de Nuestra Señora.

4. En los planos del año 1882, estánidentificados tanto la Casa de Dulcinea comoel Convento y la calle Hospedería (cuyo nom-bre perdura y hace referencia que al finalse encuentra la Hospedería del Convento),que sigue sin salida.

5. Pero Cervantes raya su intriga, puesnuestros personajes dejan El Toboso cuan-do están en la plaza de la Iglesia, apenas a50 pasos del alcázar y el palacio real, laCasa de Dulcinea.

6. En el capítulo siguiente se retira a dosmillas, en dirección al camino de Madrid aAlicante, en la zona que conocemos comola Cañada del Pajar detrás de San Blas, elCañamar, el Roble, la Colmenilla, zonas don-de llegaba el monte, pues en el entorno dela Colmenilla tenemos encinas, y en las lin-

des quedan rebrotan plantas autóctonas debosque mediterráneo.

En estos parajes se desarrolla el encuen-tro de Don Quijote, Sancho y las aldeanastoboseñas.

7. Continuando con el capítulo XI, des-pués de contemplar a su encantada Dulcineapara Sancho y aldeana para don Quijote,se encuentran con la compañía de Ánguloel Malo, que viene con las ropas de repre-sentar la Octava del Corpus y que quiererepresentarlo en el próximo pueblo. En ElToboso como en muchísimos pueblos deEspaña se celebraba el domingo siguientedel Corpus, luego estuvo en el mes de junioen El Toboso, pues el Corpus se celebraentre finales de mayo y mitad de junio. Eincluso se transmite oralmente el dicho«Grande es el día del Señor, pero mayor esla Octava que tiene sermón».

8. La presencia de moriscos en El Tobosoa raíz de la expulsión, que a finales del s.XVI se instalan y ponen en marcha las fá-bricas de Tinajas, que ya están documen-tadas en las Relaciones de Felipe II, en es-tos tiempos siglo de Oro ya funcionaban.

Las tinajas en el Quijote: «tinajas a laredonda, que, por ser del Toboso, le reno-varon las memorias de su encantada ytransformada Dulcinea» y que estaban a lapuerta de la casa de Don Diego Miranda(II- 18).

¡Oh tobosescas tinajas que me habéistraído a la memoria la dulce prenda de mimayor amargura! (el mismo capítulo)

Cervantes conoce perfectamente queen la villa toboseña se fabrican tinajas yque están por toda Madrid y Castilla.

9. Algunos documentos de archivo localrecogen la existencia de varias familias conel apellido Cervantes durante los siglos XVIIy XVIII y según el archivo parroquial, sedescribe cómo en la parte más próxima ala nave central está enterrado el último delos Cervantes de El Toboso.

Por su oficio, agente proveedor de laReal Armada y más tarde alcabalero,

Cervantes pasó inexcusablemente por nues-tro pueblo para cumplir con su cargo y visi-tar a su abuelo o tío o familiares. Tambiénsu estancia en El Toboso le provocó dife-rentes atropellos y encarcelamiento, a la vezque le sirvió para crear la figura de la sim-par Dulcinea.

10. Podíamos profundizar con el nom-bre de Dulcinea, lo que juega Cervantescon Cide Hamete Benangeli, el nombre deEl Toboso, las teorías del origen entre he-breas y árabes de nombre.

11. Pero siguiendo con los vestigios deCervantes en la villa toboseña, en el mismoplano de 1882, la calle de la Casa Museo deDulcinea, se denominaba Calle deCervantes, la sabiduría popular relaciona laCasa de Ana Zarco de Morales y el escritor,esta denominación de Calle de Cervantes,cambia a su ubicación actual en el año 1924,se busca un nombre más céntrico, se quie-re ennoblecer el nombre de Cervantes.

12. Un testimonio importante de comoCervantes estuvo en Quintanar de la Or-den y El Toboso, es porque nos habla en ElQuijote de personajes y animales delQuintanar y la presencia en el libro póstumode Cervantes del Persiles y Sigismunda deun personaje quintanareño con el ilustreapellido de Villaseñor, de hijosdalgos deQuintanar, Miguel Esteban y también en ElToboso.

Varios autores especialistas en la vidade Cervantes afirman que tenía enlaces yconexiones de parentesco con varias fami-lias ilustres establecidas en La Mancha. Con-cretamente, en nuestro pueblo de El Tobosovivió un tío suyo, «aunque hay quienes prue-ban que se trata del propio abuelo deCervantes quien vivió en El Toboso y queestá sepultado en la zona más próxima a lanave del evangelio»

¿Cervantes estuvo en El Toboso? Po-dría ir ligado para la primera y la segundaparte, que cuando la gran torre de ElToboso, se estiliza, se agiganta, cuandoemerge como la lanza don Quijote es elfaro para que todos los vencidos por el Ca-ballero de la Triste Figura sean guiados porla llanura manchega para llegar a la Patriade Dulcinea, a la gran ciudad de El Toboso.

Cervantes quiere convertir en inmortala El Toboso que, junto con Belén, son losdos pueblos más universales y renombra-dos, y Cervantes ya profetizó la fama delpueblo toboseño a través de don Quijote(II, 32).

Cuando uno pasea por El Toboso, sien-te que se ha trasladado en el tiempo, quetal vez al girar una esquina pueda encon-trarse con don Quijote o Dulcinea. La luz dela tierra manchega aporta un halo de soño-lencia, de colores anaranjados y de cieloslimpios y transparentes que no dejan indife-rente al viajero. Al igual que cuando uno seadentra en la noche toboseña, las casas ymonumentos se perciben con otro sentido,con magia y con misterio.

La huella de Cervantes en El Toboso estáclara. Aquí dejó su amor, aquí describió suideal de mujer, aquí conoció a Ana Zarco deMorales, la Dulce Ana; Dulcinea, aquí; se-gún cuentan las crónicas, fue lanzado a unacharca por rondar a Doña Ana.

Es obvio, que Cervantes estuvo en ElToboso, y así lo demuestra la descripciónfísica que hace de sus calles en el capítuloIX. Si Cervantes estuvo aquí, era lógico queDon Quijote pasease por este pueblo y queaún hoy día por las noches podemos escu-char los cascos de su caballo Rocinante gol-peando contra las piedras.

El Toboso es a El Quijote lo mismo queBelén a la Biblia, son los dos pueblos másnombrados y conocidos universalmente,gracias a dos obras que describen, quemagnifican el lugar del nacimiento de dospersonajes eternos.

Pero sobre todo Cervantes, el hombreromántico, refleja en su alter ego, proyectasu persona en D. Quijote, que a través deDulcinea, que es el Amor, el amor verdade-ro, el amor que no se deja nunca vencer, elamor que desafía a la muerte, y todo liga-do a la fidelidad de sus valores: LIBERTADY AMOR.

MARCIANO ORTEGA MOLINA

Cervantes en La Mancha y El Toboso

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EL ATENEO EN IMÁGENES

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Cervantes frustradoEn un lugar de la Mancha… En un lugar

del corazón de Miguel de Cervantes, esta-ban escondidas las frustraciones sufridas ensu juventud, en la época en que deberíahaber dado rienda suelta a los ímpetus desus sentimientos bizarros y amorosos.

De entre las muchas enseñanzas que sepueden deducir de la lectura del Quijote,vamos a referir una extraída después dehaber leído varias veces esta obra deCervantes. Lectura iniciada de niño en elcolegio, llevada a cabo tal vez no con de-masiada ilusión, precedida por otras en di-versos años que uno hacía saboreando yalo escrito por el príncipe de las letras espa-ñolas, encontrándose en cada lectura condiversas y sapientísimas enseñanzas. Me vanVds. a permitir exponer hoy una de esascitadas reflexiones.

Fue en una estancia del Palacio Real,probablemente en alguna fiesta cortesana,cuando Cervantes, en 1569 contando 22años de edad, hirió con su espada a donAntonio Sigura, aparejador de los RealesAlcázares de Madrid. Alguien dice que fueen un duelo por defender la honra de sushermanas, pero yo me inclino a pensar, quela estocada de Cervantes fue producto deun duelo por una dama.

Como el herido era gente principal yCervantes no lo era, le condenaron a cor-tarle la mano derecha, a diez años de des-tierro y al pago de cierta cantidad demaravedises. El joven Cervantes huyó a Se-villa y a otros lugares en los que la justiciale perseguía, pues el Secretario del Crimen,llamado Pradera, nombró un alguacil ex-presamente para perseguirlo y prenderlocon una orden firmada por el rey de la queextraemos alguno de sus párrafos:

A bos Juan de Medina, nuestro alguacil,salud y gracia. Sepades que por nuestrosalcaldes de nuestra casa y corte, se ha pro-cedido y procedió en rebeldía contra vnMiguel de Çerbantes absente, sobre razónde haber dado ciertas heridas en esta cor-te a Antonio de Sigura, andante en estacorte (…)

Por lo que el dicho Miguel fue conde-nado a que con berguenza pública le fuesecortada la mano derecha y en destierro denuestros reynos por diez años y en otraspenas…

Y termina la sentencia, …para llevar ytraer bara de la nuestra justicia os damospoder cumplido… Y de cada diez mylmaravedis para la nuestra cámara…”

Ante estos peligros, Cervantes decidehuir a Italia, donde vagó de un lugar a otro.Fue paje durante algunos meses del carde-nal Aquaviva, de dudosa reputación, y antela incomodidad que ello le proporcionabasentó plaza de soldado en los tercios es-pañoles, yendo a parar con su hermanoRodrigo al navío de apoyo de nombre “LaMarquesa”, uno de los que participaría enla batalla de Lepanto, al frente de cuya flo-ta estaría don Juan de Austria.

Al amanecer del domingo 7 de octubrede 1571, un vigía avistó dos flotas de bar-cos turcos. A este aviso, los otros vigías delos barcos de la Liga Santa, en uno de loscuales se encontraba Cervantes, localizana lo lejos 180 barcos enemigos. Cuando em-pezó la batalla Cervantes estaba enfermo,por lo que le mandaron bajar a la bodega.Pero Cervantes, oyendo desde abajo el fra-gor de la batalla, sube a cubierta y pide asu capitán poder pelear. Le pusieron al man-do de doce hombres. El mar estaba rojo desangre. Los muertos flotaban sobre las su-cias aguas. Trozos de madera y remos ro-tos impedían el acercamiento de los navíos.Cervantes, según testigos presenciales, alfrente de sus doce hombres luchó con todabravura. Consecuencia: una herida en elpecho y la mutilación de su mano izquier-da; y las consiguientes semanas de inacti-vidad para la curación y sanación de la he-rida del pecho y de su mano mutilada.

En los primeros días del mes de sep-tiembre de 1575, en un barco de regreso aEspaña, es capturado junto a su hermanopor los turcos. Cinco años de cautiverio.Contaba 28 años, y con los cinco de cauti-verio alcanzaría la edad de 33. Un cautive-rio en la enfermedad, el hambre y el fríomermaron sus fuerzas y sus ánimos juveni-les.

Los turcos habían empezado a pedirrescates por los cautivos. A su hermanoRodrigo le rescataron por 300 ducados. Peroa Cervantes le habían descubierto unospapeles entre sus cosas, alguna carta derecomendación y otros pliegos propios desu afición por la escritura, que los turcosconsideraron documentos, teniéndole des-de ese momento como soldado importan-te cuyo rescate debería ser superior. Pidie-ron el doble que por su hermano; 600 du-cados, que ascendían a la suma de 200.000maravedises. Varios intentos de fuga sinéxito gastaban su pobre moral. Favoreció aCervantes que le tuvieran por gente princi-pal a causa de sus papeles, pues a la fugade cada prisionero o a su intento fallido, elrey turco mandaba ahorcar a un cautivo oal menos cortarle la nariz y las orejas.

Tras su último intento de fuga (fueroscuatro), Miguel se hallaba en galera concadenas y grilletes. De allí le rescató el pa-dre fray Juan Gil, valiéndose de dinero re-cogido de diversas fuentes.

El 27 de octubre de 1580, desembarca-ron los redimidos en Denia y, acogidos enel convento de Trinitarios, se les da diaria-mente la entonces llamada “sopa boba”.Según iban dejando el convento, los frailesles daban algún dinero de lo recogido enprocesiones.

Cervantes permanece en Valencia, conla idea puesta en trasladarse a Madrid yconsigue algunos dineros del entorno lite-rario de la ciudad valenciana por algunospoemas y otras composiciones que entre-ga al editor Timoneda.

Logró así trasladarse a Madrid y rondarlos corrales de comedias, a fin de hallar re-cursos económicos para subsistir. Frecuen-taba el corral “Del Puente”, “Del Sol”, de “LaPacheca”… hasta que en 1583 se inaugurael “Corral del Príncipe” , alrededor del cualse empieza a reunir la flor de la literaturamadrileña. Nuestro Miguel contaba 36 años.Había estado dando tumbos desde su re-greso del cautiverio sin lograr centrar suprofesión. Y aquí parece que llega a abra-zarse definitivamente a la literatura. Escri-be La Galatea y abandona su vocación mi-litar y aguarda recompensas por su mutila-ción y decide dedicarse a escribir. Hastatreinta comedias escribió para el mundo dela farándula. Y por este camino llegó almundo de la novela.

A finales del 1584, Cervantes llega aEsquívias solicitado para aclarar ciertosasuntos relacionados con el legado que suamigo el poeta Pedro Lainez había dejadoa su viuda, Juana Gaitán, entre ello un parde libros sin terminar que el difunto habíaquerido publicar: un libro de versos y pro-sa, y otro de canciones. Durante su estan-cia en Esquivias Cervantes fue requeridotambién por otra señora viuda de donHernando de Salazar y Vozmediano, paraordenar “los papeles” de su difunto mari-do. En esta casa, conoció a la jovencísimahija llamada Catalina, que contaba 19 añosde edad. Unos meses después, se casaronMiguel de Cervantes Saavedra y Catalina deSalazar y Palacios que acababa de cumplirlos 20 años.

Fue un matrimonio de conveniencia,según parece, al que accedió la madre dela joven con la esperanza de que Miguel,hombre de letras, pudiera ordenar y admi-nistrar los asuntos que su esposo difuntohabía dejado desordenados. La boda tuvolugar el 12 de diciembre de 1584, y, comoera final del año, debemos suponer que

Cervantes contara ya 38 años, mientras quesu joven esposa contaba 20 recién cumpli-dos. En aquella época la juventud era cor-ta. La media de vida estaba cifrada alrede-dor de los 45 y 50 años, Podemos compren-der que cuando se casó a los 38, estaba le-jos ya de los brotes frescos de amor haciauna mujer, que tal vez tuviera en su juven-tud ilusionada antes del desafío a espadaque le obligó a huir de su propia vida.

Sobre la atracción entre hombre y mu-jer, cuentan que unos frailes que habían cria-do en su convento a un niño, le llevaroncuando ya era mozo a la civilización, a unaciudad llena de gente y luces y coches ycomercios de todo tipo que el chico nohabía visto nunca. De regreso al convento,el prior le preguntó: ¿Qué es lo que más teha gustado de cuanto has visto? Y el mozocontestó: Aquello a lo que llamáis mujer.

Desde que Cervantes huyó tras herir alcaballero, había pasado la flor de su juven-tud huyendo, metido a soldado en los ter-cios españoles, soportando antes de lasbatallas la entonces natural dieta de un día(otros dicen que tres), soportando despuéslas heridas del pecho y la mutilación de sumano. Luego, su cautiverio pasando ham-bre, frío y maltrato de toda índole…

Al crear Cervantes al “loco” de don Qui-jote, queremos ver en alguno de sus capí-tulos como si el autor se hubiera recostadoen un diván de siquiatra y estuviera hacién-dose a sí mismo un psicoanálisis dirigidopor el propio Freud para aflorar recuerdosde su cautiverio mezclándolos con priva-ciones amorosas mientras consumía losaños propios para ello.

A los tres meses de matrimonioCervantes vuelve a Madrid, solo, sin su jo-ven esposa a buscarse la vida escribiendoentre el ambiente de escritores y editoresque ya había frecuentado anteriormente. Ydespués de un año empieza a conseguircontratos serios. Su “Galatea” se publica yse “vende a tres maravedises el pliego es-crito en molde”. Y permanece solo en Ma-drid donde ha encontrado un hueco parallenar su vida. ¿Por qué no se lleva a su jo-ven esposa? Sigue siendo una incógnita sindespejar completamente.

Haremos oídos sordos, o pasaremos poralto, algún rumor sobre una pretendida ina-petencia sexual de Miguel, o alguna veladaacusación de nefando o garzón de un jefeturco mientras su cautiverio. Para contra-rrestar esto, habremos de tener presenteque durante una de sus estancias en Ma-drid, tuvo unas relaciones con la mujer deun tabernero llamada Ana de Franca oVillafranca, con la que tuvo una hija. A laniña habida entre la tabernera y Cervantes,le pusieron por nombre Isabel, inscribién-dola como hija del matrimonio que regen-taba la taberna. Al cabo de algún tiempo ytras la muerte de los taberneros, la niñapasó a formar parte de la familia deCervantes en casa de su hermana Magda-lena, donde se le cambiaron los apellidosllamándole desde entonces Isabel deSaavedra, teniéndola por nieta del licen-ciado Juan de Cervantes, abuelo de nues-tro Miguel. No olvidemos tampoco, en acla-ración de su virilidad, la íntima relación denuestro escritor con la morisca conversa deEsquivias llamada Juana Gaitán.

La personalidad de Cervantes es unamezcla de frustraciones. Podría haber triun-

fado como soldado, pero su mutilación enla batalla de Lepanto cercenó toda posibi-lidad. El matrimonio con Catalina deSalazar, fue al parecer un matrimonio au-sente de amor. El amor que la sensibilidadde Cervantes podía tener retenido en lasprofundidades de sus sentimientos, nopudo aflorar en un matrimonio de conve-niencias con una joven a la que apenas co-nocía y al que llegó más por intereses de lamadre que por los suyos. Ni pudo afloraren su relación o escarceos amorosos conuna tabernera casada de dudosa conducta.Ni en la amistad, más o menos íntima conla morisca conversa de Esquivias, viuda desu amigo el poeta.

Todos los sentimientos agarrados en elespíritu de poeta de Cervantes, y retenidospor fuerza durante su juventud entre gue-rras y cautiverios, no encontraban ya unasalida natural. Tuvo que inventarse unasoníricas realidades en las que meterse. Porlas que escaparse. Y escribió una maravi-llosa novela en la que mezclar sus frustra-ciones en forma de locuras que empezó apublicar en su primera parte en 1605, cuan-do tenía ya 58 años de edad.

Se inventó un loco por el que verter susretenidas ansias de pelea, un loco que veíasoldados en los corderos y terribles gigan-tes en los molinos de viento, “por lo queves allí, amigo Sancho Panza, donde se des-cubren treinta o poco más de desaforadosgigantes, con quien pienso hacer batalla yquitarles a todos las vidas…” En otro mo-mento de sus aventuras, don Quijote entraen batalla con unos pellejos de vino, lo sa-bemos porque Sancho sale desaforado dela estancia de su amo gritando: “acudid,señores, presto y socorred a mi señor, queanda envuelto en la más reñida y trabadabatalla que mis ojos han visto. ¡Vive Diosque ha dado una cuchillada al gigante ene-migo de la señora princesa Micomiconda…Cervantes va saciando sus frustraciones através de su loco don Quijote defendiendoa desvalidos y a damas que necesiten suayuda, dando rienda suelta a sus deseos jus-ticieros y de enderezador de entuertos.

Si meditamos sobre todo esto y escu-driñamos en el alma de Cervantes tendre-mos la sensación de que el “loco” de donQuijote era para él un ángel metido entrelas letras de su libro que venía a calmar susdesasosiegos para apaciguar y poner repo-so en lo atormentado de lo íntimo de suser.

Y sobre sus amores frustrados a no lle-gados a aflorar de su corazón al habérselepasado su juventud entre guerras y cauti-verios, se inventa a Dulcinea haciendo damadistinguida de una pobre campesina, de laque se enamora locamente, nunca mejordicho, y por la que entabla peleas por do-quier en su imaginaria defensa. Para termi-nar este soñado amor, Cervantes crea unepitafio para la tumba de Dulcinea delToboso.

Reposa aquí Dulcinea,y, aunque de carne rrolliza,la volvió en polvo y cenizala muerte espantable y fea.Fue de castiza raleay tuvo asomos de dama;del gran Quijote fue Llamay fue gloria de su aldea.

FÉLIX DEL VALLE

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HERENCIAS CULTURALES TOLEDANAS

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Judíos en la Puebla de MontalbánI

Los historiadores locales de LaPuebla de Montalbán, apuntan al-gunas hipótesis sobre la llegada delos judíos a esta población, y pare-ce evidente que no llegaron coinci-diendo con la conquista de Toledoen el 1085, como respaldan algu-nos de estos historiadores.

En realidad no sabemos cuándollegan las primeras familias judías aLa Puebla, pero podemos conjetu-rar que pudo ser hacia la segundamitad del siglo XIV, fecha en la queexistía una pequeña comunidad he-brea que pudo ir incrementándose.

En 1383 conocemos que La Pue-bla de Montalbán era el mayor nú-cleo urbano y de más entidad delos de su tierra. Situado sobre unpromontorio sano y dominante, nomuy alejado del paso del Tajo, delas grandes vías pecuarias y desus fértiles vegas, con un activocomercio local. La población pudo serimpulsada, a partir de la desapari-ción de la Encomienda templaria deMontalbán en 1312 y pasar sus tie-rras al señorío de la poderosa fami-lia de los Fernández Coronel, deorigen converso. Y posteriormentea doña Beatriz, una hija de Pedro Iy doña María de Padilla.

Conocida es la amistad de losjudíos con Pedro I, quien es muyposible que estimulara su presenciaen todo este territorio y en especialen esta villa, donde quizá tuviera al-guna residencia. También los judíosencontrarían en esta población vin-culada al rey por lazos familiares,un lugar más cómodo para vivir ydesarrollar su actividad comercial.Protegidos por los señores deMontalbán, la presencia de una prós-pera comunidad hebrea, se mantu-vo en la memoria colectiva hasta elsiglo XVI, ya que la Relaciones deFelipe II, expresan según el clérigoinformante Ramírez Orejón que:«En el lugar donde está ahora laPuebla, existía con anterioridad unapoblación de judíos y así lo oyó decira sus padres y algunos ancianos dellugar». Frase que nos indica al me-nos la existencia de una poblaciónjudía consolidada desde tiemposinmemoriales.

Existe hoy un barrio conocidocomo «de los judíos», al N. de lapoblación, formado por casas bajasalineadas en una calle que comien-za en el convento de los francisca-nos y termina en el Camino Viejodel cementerio, frente a la antiguatripería. Posiblemente no fue este elbarrio judío, si es que existía un ba-rrio con esta vinculación cultural enel siglo XV. Los judíos en las pobla-ciones pequeñas, solían vivir o con-fundidos con el resto de la pobla-ción, o lo más cercano a las casasde sus protectores. No fue precisocrear juderías aisladas con cercas,si la convivencia con el vecindarioera armoniosa. Por ello lo más pro-bable es que vivieran en torno a laPlaza, dedicados al comercio, agru-pados en calles gremiales comoTendezuelas, y quizá Tenerías,Bataneros, Caldereros, Alfares o Ba-ños. Esta última calle, puede corres-ponder a la existencia de algún baño

ritual de los que solían existir en lascercanías de las sinagogas. Y aun-que no lo sabemos con certeza,tampoco sería descabellado sospe-charlo.

Es verosímil que existiera en laPuebla una sinagoga, aunque des-conozco documentación hasta la fe-cha que lo pruebe. La única de laque tenemos noticias en la tierra deMontalbán es la de Gálvez. La sina-goga de la Puebla pudo estar en lacalle Tendezuelas o cerca de la calleBaños. Alguna vez escuché a unerudito local sobre la posibilidad deque se encontrara en el lugar queocupan la ermita del Cristo y el an-tiguo hospital. No deja de ser unaconjetura. En Torrijos conocemosque la antigua sinagoga fue conver-tida en iglesia dedicada al Cristo dela Sangre y el hospital judío, situadojunto a ella, y transformado en cris-tiano. Lo recorda-mos por la coinci-dencia que pudieraexistir. Pero deberíanestudiarse atenta-mente los docu-mentos de los siglosXIV y XV para con-seguir más noticiassobre el particular.

También escierto que la juderíapueblana a finalesdel siglo XV, no de-bería ser ya muynumerosa, pero sí losuficiente como paramantener la consi-deración de aljama. En el repartode 1464 realizada por el rabí JacobAben Núñez, físico de Enrique IV, lajudería de La Puebla debía pechar800 mrs. al año, igual que la deIllescas y menos que la de Torrijosy Maqueda, por citar dos pueblosvecinos.

Anteriores a la expulsión, cono-cemos algunos judíos avecindadosen la Puebla. En 1417 hemos en-contrado a un Ferrand Góme deÁvila, pueblano, procurador de AlvarGarcía de Santa María, ambos deorigen judío, cuyas familias vivían enla judería toledana, donde Alvar po-seía inmuebles habitados en régimende alquiler por Samuel Aboarri, MoseAben Zazón, Jacob Granado, MayrAtnihi, Abrahem Sevilla y Zag Crispín.También era de la Puebla el merca-der Pedro Ram, considerado como«hereje judío» que fue condenadodespués de su muerte y cuyos hue-sos fueron desenterrados para que-marlos el 9 de marzo de 1500. En ladenuncia que puso el párroco de SanGinés de Madrid en 1521 al suegrode Fernando de Rojas, dijoque « en toda dicha Puebla apenashay persona que no seareconciliado». Este clérigo exagerabaen su apreciación con respeto a lapoblación conversa, demostrandouna evidente mala fe o unaignorancia manifiesta sobre lacondición de los vecinos de la Puebla,recurriendo a un tópico que debíacircular a principios del siglo XVI, peroque sin embargo evidenciaba lapresencia de una comunidad, enotros tiempos, relevante.

En 1486 la Inquisición se hacepresente en la Puebla, quizá a tra-vés de familiares del Santo Oficioque, al parecer, ejerció sus funcio-nes con poca severidad en estapoblación, donde las relaciones en-tre conversos, judíos y cristianos vie-jos fueron relativamente amistosasy cordiales.

Pese a la escasez de las fuen-tes anteriores a 1492, podemos con-tinuar descubriendo a familias ju-días o conversas pueblanas. En1487, fue condenado por judaizar,Pedro Serrano, converso. Cómo noa la familia de la esposa del bachillerFernando de Rojas, los conocidosÁlvarez de Montalbán y otros comoFernando Álvarez, esposo de MaríaNúñez, Elvira Gómez, tía de la es-posa del bachiller, Juan Alonso, curade la Puebla de origen converso, quedenunció a varios sacerdotes del

mismo origen. Hernando de Rojas,que nada tenía que ver con la fami-lia del autor de la Celestina, igual queotros Rojas pueblanos; el maestroAlonso, médico y vecino, que en1494 reclama judicialmente los bie-nes que mal vendió al tiempo de susalida en 1492, fallando los jueces asu favor y ordenando a las autori-dades la devolución de lo reclama-do, noticia que nos habla tambiénde la vuelta del exilio de algunos judíosdespués de aceptar el bautismo.

IIDespués de la expulsión, entre

1495 y 1497, conocemos una listade conversos pueblanos y sus fa-milias condenados por judaizar, aquienes se conmutaban las penasfísicas o morales, por impuestos quedebían abonar ellos mismos o susdeudos. En total aparecen en estoslistados poco más de setenta per-sonas de origen converso, que su-madas a las que salieron al exilio,nos aportan unas cifras que podría-mos situar en torno a un centenarde vecinos que se mantenían en laPuebla como conversos o como ju-díos. Son familias de distinta proce-dencia y condición social o profesio-nal, y las penas fiscales oscilan, se-gún este documento, entre los 200y 10.500 mrs. En ocasiones sonpenitenciados, marido y mujer o unode los dos, incluso los hijos y nietosde los condenados. Señalamos quealgunos nombres propios son acom-pañados por apellidos patronímicoscastellanos, a los que se les sumael lugar de origen, práctica comúnentre los bautizados de la comuni-

dad hebrea. Aunque no siempreeste esquema responde a los apelli-dos de un converso.

Este listado de pueblanos de1495, publicado por Cantera Burgosy León Tello en 1969, tomado deun manuscrito que se conserva enla Biblioteca Nacional, lo componían:

Alfonso Rodríguez, escribano. Al-fonso hijo de Ferrand Álvarez. Álvarode Cuenca y su mujer IsabelRodríguez. Gracia, hija de Andrés,zapatero. Alvar García, carnicero eInés Rodríguez, su mujer. AlfonsoRodríguez de Torrijos y su mujerConstanza Gómez. Diego Núñez, es-cribano y su mujer. Diego de SantaClara y María Ruiz, su mujer. Juande Novés y su mujer Elvira. Fer-nando de San Pedro. Francisco deMontalbán y Elvira Álvarez, su mu-jer, con Pedro y Aldonza, sus hijos.Fernando Díaz el Mozo e Isabel Díaz,

su mujer. Gonzalode Ávila y ElviraGómez. Franciscode Torrijos, escriba-no, y BeatrizGonzález. GarcíaDíaz y Mencía Díaz,su mujer. FernandoRodríguez, zapatero.Fernando Gómez deÁvila. Inés Rodríguezmujer de GarcíaMartínez, zapatero.Juan Nieto y AnaTéllez, su mujer.Luis Díaz e IsabelDíaz, su mujer. Leo-nor Álvarez, mujer

de Fernando de Rojas y sus hijos.María Téllez, mujer de Pedro delCastillo. Pedro González de Oropesay Leonor Álvarez, su mujer. Rodrigode Toledo, escribano, y ElviraGómez, su mujer y sus cinco hijos.Sol Rodríguez, mujer de LópezRodríguez. Gonzalo de Toledo yViolante, su mujer y sus dos hijos.Leonor González Jarada, mujer deFernando Gómez. Teresa Álvarezmujer de Francisco Álvarez. Fran-cisco Tello hijo de FranciscoGonzález. Diego Gómez, criado delseñor de Montalbán. ConstanzaNúñez mujer de Francisco deÚbeda. Aldonza hija de García deMontalbán. Álvaro de Montalbán yMaría Núñez su esposa.

Como observamos existe unamayoría de apellidos patronímicoscon varios toponímicos. El interésgeneral del converso era pasar in-advertido en una sociedad que losseñalaba e incluso les estigmatizabapor su origen.

El apellido Montalbán, quizá fue-se adoptado por algún conversode la Puebla al bautizarse y cambiarsu nombre hebreo por otro castella-no. Aparece individual o compues-to; los hemos descubierto en Toledoy otras poblaciones castellanas enel siglo XV.

El matrimonio de Fernando deRojas, autor de la Celestina, no lorecogen estas listas, aunque existael caso de una pareja homónimaen ellas, puesto que en 1495, noestaba casado y menos aún podíatener hijos legítimos con la que fuesu mujer.

El padre de Fernan-do de Rojas se llama-ba Garcí GonzálezPonce de Rojas, man-tenía una buena posi-

ción social y económica en la Pueblay poseía un conocido panteón fami-liar en la iglesia de San Miguel. En elaño 1488, ajusticiaron en la hogue-ra a un Hernando de Rojas, quepudo haber sido pariente maternodel bachiller; pero nunca su padre oabuelo paterno, ya que tener pa-rentesco directo con un relajado po-dría ser causa de inhabilitación paraocupar cargos públicos e, incluso,encontrar dificultades para ingresaren la Universidad si estaba compren-dido en las dos generaciones siguien-tes al ajusticiado por línea de va-rón, o a la siguiente por la de mujer.No fue el caso de Fernando de Ro-jas, alcalde ordinario de Talaveradesde 1508.

Los casos de matrimonios mix-tos entre cristianos viejos y conver-sos, eran comunes, como ocurrecon los antepasados del propio ba-chiller, e incluso con alguno de susdescendientes. Fernando de Rojassin duda tuvo alguna familia conver-sa, posiblemente más cercana a sumadre. Su mujer descendía de con-versos. El famoso pleito del nietodel bachiller, para conseguir una hi-dalguía, estuvo condicionado por es-tas circunstancias familiares, y fueorigen de muchas confusiones, ocul-taciones y falsedades. Tampoco con-siguió la ejecutoria que buscaba,aunque los fiscales de Valladolid tam-bién confundieron algunas realida-des, que sirvieron de pretexto a in-vestigadores y románticos para afir-mar lo que aún continúa siendo muydudoso sobre la identidad judeo con-versa del padre de Fernando deRojas. Hasta hoy no existe nadaconcluyente.

Durante el siglo XV y XVI, exis-tieron en la Puebla al menos cincofamilias con el apellido Rojas de dis-tinto origen y sin parentesco. Algu-nos, como el ajusticiado en 1488,aunque vecino de esta población,había nacido en La Mata. Y damospor sentado que con el tiempo, al-gunas de estas ramasemparentaran.

Fernando de Rojas tuvo un her-mano de nombre Juan, que conti-nuó viviendo en la Puebla junto consu familia. Un testigo aseguró quehabía visto poseer la sepultura deSan Miguel «a los hijos y nietos deJuan de Rojas, hermano del dichobachiller…» No sabemos si continua-ron avecindados o en algún momen-to desaparecieron de La Puebla deMontalbán.

Así pues, esta población acogióa una importante judería, sin dudacon sinagoga, aunque no existanevidencias de ella, bien por su trans-formación en recinto cristiano o porsu desaparición física por alteracio-nes del inmueble. No cabe duda deque la esposa de Fernando de Ro-jas y quizá algún antepasado porlínea materna aportaran sangre ju-día al matrimonio, pero es dudosoque su padre fuera ni siquiera con-verso. Después de la expulsión que-daron familias conversas, algunasemigraron a pueblos vecinos cuan-do la presión de la Inquisición se hizoevidente. No sería extraño pues, queuna parte de la población actual deLa Puebla de Montalbán, cuyas ge-nealogías pudieran remontarse al si-glo XVI o XVII, aún mantuvieran elrasgo judío de la sangre.

VENTURA LEBLIC GARCÍA

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