el_futuro_de_la_universidad

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    El Futuro de

    la UniversidadUn tema para debate dentroy fuera de las universidades

    ANTONIO PULIDO

    Incluye conversaciones con:

    Rihr Er Lwree Klei Gregri Pee-Brbgel Gbil Emili Fel J Gi Mr

    Fri Mrell Ju VzquezEur Me Ju RrguezIire

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    EL FUTURO DELA UNIVERSIDAD

    Un tema para debate

    dentro y fuera de las universidades

    Antonio PulidoUniversidad Autnoma de Madrid

    Incluye conversaciones con:

    Richard Erns (Nobel de Qumica 1991)Lawrence Klein (Nobel de Economa 1980)

    Gregorio Peces-Barba (Ex-Rector Universidad Carlos III)ngel Gabilondo (Ministro de Educacin)

    Emilio Fontela (Universidad de Ginebra, UAM, Universidad Antonio de Nebrija)Jos Gins Mora (Universidad Politcnica de Valencia, Universidad de Londres)

    Francisco Marcelln (Universidad Carlos III, Ex-S. G. Poltica Cientfica)Juan Vzquez (Ex-Rector Universidad de Oviedo)

    Eduardo Montes (Presidente Divisin Comunicaciones de Siemens)

    Juan RodrguezInciarte (Consejero Banco de Santander)

    INSTITUTO DE PREDICCIN ECONMICA

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    EL FUTURO DE LA UNIVERSIDADUn tema para debate dentro y fuera de las universidades

    ANTONIO PULIDO SAN ROMN

    Editor gerente Fernando M. Garca TomDiseo de cubierta DeltaPublicacionesPreimpresin Delta PublicacionesImpresin Grficas Villena

    Copyright 2009 Delta, Publicaciones Universitarias. Primera edicinAvda. Juan Carlos I, 22. (CC. El Zoco, Local 14)28400 Collado Villalba (Madrid)Direccin web: www.deltapublicaciones.com

    2009 El autor

    Reservados todos los derechos. De acuerdo con la legislacin vigentepodrn ser castigados con penas de multa y privacin de libertadquienes reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria,artstica o cientfica fijada en cualquier tipo de soporte sin la preceptivaautorizacin. Ninguna de las partes de esta publicacin, incluidoel diseo de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitidade ninguna forma, ni por ningn medio, sea electrnico, qumico,mecnico, magneto-ptico, grabacin, fotocopia o cualquier otro,sin la previa autorizacin escrita por parte de la editorial.

    ISBN 978-84-92453-68-9Depsito Legal

    (0509-150)

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    Prlogo

    n mltiples escritos internacionales recientes sobre las universi-dades se hace referencia a los stakeholders, a todos aque-

    llos que estn implicados, de una u otra forma, en los asuntosuniversitarios. Porque parece evidente que, independientementede la mayor o menor autonoma de las universidades y de la liber-tad intelectual de sus profesores, hay muchos interesados en loque ocurre dentro de nuestras instituciones de educacin superior.

    Para el sector pblico, las universidades son la base de la for-macin de capital humano y la innovacin, adems de un ele-mento clave de cohesin social y, por tanto, de financiacin con

    dinero pblico.Para las empresas, suponen la oferta de todo tipo de gradua-

    dos, el reciclaje permanente a lo largo de toda la vida profesional,el origen de muchos de los avances del conocimiento que permi-ten su transformacin en nuevos productos o nuevas tcnicas deproduccin u organizacin.

    Para la sociedad, en general, las universidades son el canal habi-

    tual de promocin intelectual de jvenes y, cada da ms, de todotipo de adultos, as como una fuerza dinamizadora y de reflexin.

    Una creencia generalizada en todo tipo de pases es que lasuniversidades constituyen elementos fundamentales para el creci-miento econmico y la solidez y la solidaridad social.

    Sin embargo, durante aos (e incluso siglos) se ha producidoun cierto distanciamiento de la sociedad en su conjunto respecto alo que se hace en la universidad, ms all de su conexin como

    asistentes a sus clases o como contratantes de ciertos servicios deformacin o investigacin y desarrollo. Y, tambin a la inversa, a

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    ELFUTURODELAUNIVERSIDAD.

    Antonio

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    veces las universidades se han aislado de algunos de los retos so-ciales ms acuciantes.

    Este libro trata de la Universidad, pero no est escrito slo paraaquellos que formamos ya parte permanente de la misma. Su in-tencin es hacer reflexionar a polticos, empresarios, lderes sindica-les o de instituciones no lucrativas, intelectuales o ciudadanos engeneral, sobre la universidad del presente y, sobre todo, de la quenecesitamos para abordar, con ilusin, un futuro ms o menos in-mediato.

    Para ello he utilizado, en dosis variables a lo largo de los dife-

    rentes captulos, informacin y opinin. La componente informativatrata de plantear los grandes temas y suministrar el material de ba-se disponible en muy diversas publicaciones. La opinin provienetanto de personas relevantes consultadas, como del propio autor.

    El libro se estructura en tres partes y una introduccin generalque trata de plantear la complejidad de la cuestin universitaria.El captulo introductorio plantea el debate Bolonia/Anti-Bolonia yalgunos de sus puntos ms polmicos relativos al papel del mer-cado, la empresa, la empleabilidad o la competencia. A partir deaqu, la primera parte tiene por objeto destacar el papel crucial delas universidades cara al futuro y la conveniencia (mejor, la exigen-cia) de revisar su misin en la nueva sociedad del siglo XXI.

    La segunda parte, se centra ya en las estrategias universitariasde futuro, evaluando motores del cambio, tendencias, posiblesescenarios alternativos y planes de actuacin, con una imprescin-

    dible visin global y, principalmente, de integracin en los marcoseuropeos de educacin e investigacin.

    La tercera y ltima parte, aporta algunas reflexiones y propues-tas en la bsqueda del camino a seguir por nuestras universidadesen su adaptacin a las exigencias de los nuevos tiempos. Para ello,entendemos que es preciso repensar los sistemas de gobierno yfuentes de financiacin de las universidades, as como revisar laforma de abordar su funcin docente, investigadora y de integra-

    cin con la sociedad en su conjunto, la denominada tercera mi-sin.

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    La lista de agradecimientos del autor es muy amplia y variada.Ms de 40 aos de vida universitaria intensa me ha permitidoacumular una experiencia en mi relacin con compaeros de muy

    diversas universidades, alumnos e instituciones externas, con lasque siempre he tratado de no perder el contacto y quedar as en-cerrado en la torre de marfil.

    En particular, mi colaboracin de varias dcadas con la Fun-dacin Universidad-Empresa me ha proporcionado la oportunidadde participar en mltiples reuniones sobre poltica de I+D, innova-cin, empleabilidad, criterios de calidad, doctorado, financiacin,Consejos Sociales, etc.

    Una experiencia sin la cual no habra sido posible este libro esla obtenida, durante los ltimos cinco aos, en la Agencia Nacionalde Evaluacin de la Calidad y Acreditacin (ANECA), primero comomiembro y presidente de la Comisin de Ciencias Sociales y Jurdi-cas del Programa de Evaluacin del Profesorado y, actualmente,como miembro del Comit Asesor del nuevo programa Academiade acreditacin de funcionarios titulares y catedrticos.

    Durante los dos ltimos aos, en paralelo a la elaboracin delpresente libro, he tenido la oportunidad de disponer de una ampliadocumentacin internacional, reflexionar personalmente y cambiarimpresiones con muchos compaeros, con motivo del lanzamientode UNIVNOVA, un proyecto de renovacin universitaria.

    La lista de agradecimientos personales sera prcticamente in-terminable. Aparte de compaeros y directivos de la FundacinUniversidad-Empresa, ANECA, UNIVNOVA y el Instituto L.R. Klein de la

    UAM, he podido contar con la valiosa colaboracin de unos entre-vistados de lujo: dos Premios Nobel (Richard Ernst y Lawrence Klein),tres rectores (Gregorio Peces-Barba, ngel Gabilondo y Juan

    Vzquez); dos empresarios con una visin global (Eduardo Montes yJuan Rodrguez-Inciarte) y tres expertos reconocidos internacional-mente (Francisco Marcelln, Emilio Fontela y Jos-Gins Mora).

    Las reflexiones y propuestas de la tercera parte del libro han si-do enriquecidas con las opiniones de una amplia lista de partici-

    pantes. En primer lugar, los ponentes del IX Foro Aneca sobre LaUniversidad del Siglo XXI (noviembre 2007): Francesc Sol i Busquet

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    (Ex-gerente de la Universidad Politcnica de Catalua), PalomaSnchez (Grupo interuniversitario PRIME), Manuel Galn (ComisinTcnica Aneca), Hanne Smidt (European University Association), Jos

    Mara Gmez Grass (Vicerrector Universidad Miguel Hernndez) yFrancesc Sol (Fundacin Conocimiento y Desarrollo).

    Una segunda ocasin para debatir mis ideas y contrastarlascon las de otros miembros relevantes de dentro y fuera de la insti-tucin universitaria, la he tenido en la reunin monogrfica sobreLa

    relacin Empresa-Universidad-Sector Pblico ante los retos de unaeconoma global (noviembre 2008) organizada por la Junta deCastilla y Len. En la misma se presentaron tres ponencias e intervi-nieron nueve expertos en los paneles de debate. Entre las diferen-tes intervenciones destacara las de Juan Mulet (Fundacin COTEC),Mart Perellada (Fundacin Conocimiento y Desarrollo), ClaudioBoada (Crculo de Empresarios), Jos Luis Lpez de Silanes (Presi-dente del Consejo Social de la Universidad de la Rioja), Rafael Puyol(Vicepresidente de la Fundacin Instituto de Empresa) y AmparoMoraleda (Presidenta de IBM Espaa en esa fecha).

    Por otra parte, la versin previa de las ideas expuestas en estelibro ha sido valorada y comentada por personas de muy variadaexperiencia: expertos en evaluacin de universidades, comoEduardo Coba (Coordinador General de ANECA) y Guy Hang (ex-di-rector en la Comisin Europea, D.G. Educacin); profesores e inves-tigadores universitarios con proyeccin internacional, como JeanPaelinck (Erasmus University Rotterdam), Andrs Rodrguez Pose(London School of Economics) y Jess Felipe (Asian Development

    Bank); directivos de instituciones, como Jos Mara Flux (Presi-dente de la Conferencia de Consejos Sociales) y Antonio Senz deMiera (Presidente de la Red Fundacin Universidad-Empresa).

    La versin completa del libro se ha enriquecido con los co-mentarios de profesores que me han acompaado, desde unprincipio, en esta aventura: Gonzalo Vzquez (Universidad Complu-tense), Francisco Javier Braa (Universidad de Salamanca) y Mila-gros Dones y Carmen Vizcarro (Universidad Autnoma de Madrid).

    Asimismo debo agradecer sus comentarios y sugerencias a mlti-ples compaeros de la UAM y de otras muchas universidades. El

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    texto ha sido corregido con especial cuidado por mi secretaria per-sonal, M del Mar Rodea.

    A todos ellos y a otros muchos cuyas opiniones habrn idohaciendo mella en m a lo largo de los aos, mi agradecimientopersonal. Mi recuerdo emocionado al que iba a ser coautor deeste libro, el profesor Emilio Fontela, desgraciadamente fallecido.Su amistad y recuerdo me han estimulado hasta el final.

    Por supuesto yo soy el nico responsable de las opiniones ypropuestas finalmente recogidas. Espero que puedan ser de algu-na utilidad.

    El autor

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    CONTENIDO

    Contenido

    Prlogo ..................................................................................... 8Parte I. Introduccin

    Captulo 1La Universidad, terreno resbaladizo .................................. 19 Aguas turbulentas ...................................................................... 19

    Bolonia ....................................................................................... 20Universidad, mercado y empresa ............................................. 20El papel de las Humanidades y Ciencias Sociales ................... 26Universidades, competencia y autonoma ................................ 27

    Parte II El papel crucial de las universidades

    Captulo 2

    Breve referencia histrica para no iniciados ..................... 33Nacimiento de la Universidad .................................................... 33Hacia la universidad de nuestros das ....................................... 36La nueva universidad europea .................................................. 38

    Captulo 3Algunos datos a tener en cuenta ...................................... 41Las grandes cifras de la Universidad espaola .................................. 41

    Comparativa internacional en educacin superior ........................... 43Comparativa internacional en produccin y transferencia de I+D .. 44

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    Captulo 4La misin de las universidades .......................................... 47Merece la pena discutir sobre la idea, esencia, papel, misin

    o visin de la universidad? ............................................................. 47En busca de la excelencia? .............................................................. 49Cuatro dilemas previos ....................................................................... 51

    Captulo 5La apuesta por la universidad .......................................... 55Formacin, avance del conocimiento, desarrollo econmico

    y social, transmisin de valores ..................................................... 55La posicin de la UNESCO .................................................................. 56La posicin europea ........................................................................... 60La Europa del conocimiento ............................................................... 62

    Captulo 6La opinin de dos Premios Nobel ...................................... 67Richard Ernst, Premio Nobel de Qumica de 1991.............................. 67

    Lawrence Klein, Premio Nobel de Economa de 1980 ....................... 71Dos visiones complementarias ............................................................ 80

    Captulo 7La opinin de dos Rectores .............................................. 83Gregorio Peces-Barba, ex-rector de la Universidad Carlos III ............. 83ngel Gabilondo, ex-rector de la Universidad Autnoma de Madrid

    y actual ministro de Educacin ................................................. 93

    Parte III Estrategias universitarias de futuro

    Captulo 8Razones y motores del cambio ......................................... 105Un debate ideolgico previo .............................................................. 105Singularidad del reto para las universidades ..................................... 108

    Tendencias .......................................................................................... 109Retos de futuro .................................................................................... 110

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    CONTENIDO

    Captulo 9Escenarios de futuro .......................................................... 113Imaginando futuros ............................................................................. 113Universidad sin cambios ...................................................................... 114Universidad tradicional adaptada ...................................................... 115Universidad con estrategia nacional/local ......................................... 115Universidad con estrategia global ...................................................... 116Tipologa de universidades frente al reto de futuro ............................ 117

    Captulo 10

    Pensando estratgicamente ............................................. 121Hacia la gestin estratgica de las universidades ............................. 121Un plan estratgico de referencia ...................................................... 123Dificultades estratgicas ..................................................................... 126

    Captulo 11Del pensamiento a la accin ........................................... 129Buenos deseos o acciones estratgicas transformadoras? .............. 129Diez aos de experiencias en evaluacin institucional de

    universidades europeas: de los buenos deseos a las accionesestratgicas .................................................................................... 131

    Revisin de acciones integradas en planes estratgicosde universidades ............................................................................ 132

    Matriz Estratgica PRIME/OEU .............................................................. 138

    Captulo 12

    La opinin de dos expertos ............................................... 143Emilio Fontela, especialista en prospectiva ........................................ 143Jos-Gins Mora, especialista en gestin universitaria ...................... 154

    Captulo 13La opinin de dos responsables de acciones estratgicas 165Francisco Marcelln, plan estratgico de I+D+i ............................... 165

    Juan Vzquez, un convencido de los planes estratgicospara las universidades ................................................................... 173

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    Captulo 14La opinin de dos empresarios internacionales ............... 183Eduardo Montes, innovacin y excelencia ........................................ 183Juan Rodrguez Inciarte, estrategia y globalizacin .......................... 190

    Parte IV. Buscando el camino hacia las universidadesespaolas el del siglo XXI

    Captulo 15Las piezas del gran puzzle ................................................ 209Muchas piezas y muy diversas soluciones .......................................... 209Concete a t mismo ........................................................................... 211Principales obstculos al cambio ....................................................... 214Aceptando retos, marcando objetivos y estableciendo estrategias . 218

    Captulo 16

    Las universidades como instituciones de enseanzasuperior ........................................................................ 223Evaluar profesores, ttulos, servicios e instituciones ............................. 223Cunto pesa una docencia de calidad en la evaluacin

    de instituciones o profesores? ........................................................ 227Los rankings de universidades ............................................................ 234Los nuevos aires del Espacio Europeo de Educacin Superior .......... 245

    Captulo 17Las universidades como centros de investigaciny de apoyo a la sociedad del conocimiento .............. 251Redefiniendo el papel de las universidades en la nueva sociedad

    del conocimiento ........................................................................... 251Investigacin, innovacin y sociedad del conocimiento .................. 253Dnde debe estar la frontera entre investigacin e innovacin

    en nuestras universidades? ............................................................ 259Tercera misin ..................................................................................... 270

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    CONTENIDO

    Captulo 18Gobernanza y financiacin .............................................. 275Un paso previo y urgente: la poltica de profesorado ........................ 275Autonoma, eficiencia en la gestin y rendicin de cuentas............. 279Reforzando el papel de los Consejos ................................................. 282Lmites y condicionantes de la financiacin pblica ......................... 288

    Captulo 19Eplogo: Caminante no hay camino... .............................. 293Compaeros de viaje ......................................................................... 293Los puntos negros del camino ............................................................ 295Diversidad de itinerarios, variedad de destinos .................................. 297

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    Parte I. Introduccin

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    CAPTU

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    LAUNIVERSIDADTERRENORESBALADIZO

    AGUAS TURBULENTAS

    Tocar a la Universidad es complicado y peligroso. Es difcil conocerla cultura, valores y objetivos de cada centro universitario y, dentrode ellos, de sus diferentes miembros. Resulta una operacin deli-cada cambiar organizacin y normas de actuacin en institucionescon una amplia historia. Pero existen no slo riesgos de equivocar-se, sino tambin de rechazos frontales de estudiantes, profesores uotro personal universitario, por mltiples razones ideolgicas o de

    temor a los posibles efectos, personales o de grupo, del cambio.Las manifestaciones de estudiantes anti-Bolonia no son sino

    una seal de cmo se agitan las aguas en la superficie. Ms enprofundidad est el escepticismo e incluso la resistencia activa opasiva al cambio de un nmero significativo de miembros de lasuniversidades, tanto en Espaa como en otros pases.

    Personalmente, creo que frente a estos riesgos slo cabe un

    debate profundo y un proyecto claro e ilusionante para la mayorade los implicados, con amplio apoyo social.

    Captulo 1La Universidad, terreno resbaladizo

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    Pienso que somos muchos los partidarios de adaptar nuestrasuniversidades a las nuevas exigencias de una sociedad moderna,global y especialmente basada en el conocimiento. Por ello, ve-

    mos con ilusin los aires de cambio que soplan desde la ComisinEuropea u otras instituciones internacionales. Pero no podemos ne-gar que existen puntos dbiles, temas importantes sin definir y ciertaconfusin a la hora de aplicar criterios generales.

    En este captulo introductorio tratar de plantear algunos deesos puntos conflictivos, dejando para posteriores captulos unaexposicin ms ordenada y profunda.

    BOLONIA

    Para la sociedad espaola y europea en su conjunto empieza a serconocido que, bajo el nombre escueto de Bolonia, nos estamosrefiriendo a un plan de reforma universitaria a escala europea, quetiene sus inicios en una declaracin firmada por los Ministros deEducacin de treinta pases en 1999 en la muy antigua y prestigio-

    sa Universidad de Bolonia.El principal compromiso de la Declaracin de Bolonia es consti-

    tuir un Espacio Europeo de Educacin Superior (EEES), de una formarespetuosa con las peculiaridades de cada pas y en un plazo sufi-cientemente amplio (once aos) como para que el proceso deadaptacin no sea problemtico.

    De la mano de la construccin de ese EEES llegan dos directri-

    ces que parecen, inicialmente, bastante fciles de implantar. Laprimera es homogeneizar los estudios universitarios europeos no yaen sus contenidos sino en su duracin, establecindose unos nive-les, comunes a todos los pases: grado, master y doctorado. Lasegunda, definir una medida comn de contenido de los estudiosque permita la movilidad intraeuropea de los estudiantes: el crditoECTS (European Credit Transfer and Acumulation System).

    Pero estas dos directrices europeas se demuestran mucho ms

    profundas de lo que inicialmente se planteaba. En un principio se tra-ta del tema de la duracin de los estudios (3 o 4 aos para grado;

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    CAPTU

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    LAUNIVERSIDADTERRENORESBALADIZO

    1 2 para master). Pero, inmediatamente surge el de la adaptacinde ttulos ms cortos (p. ej., ingenieros tcnicos) o ms largos (excep-cin para Medicina). A continuacin, el del repertorio de ttulos posi-

    bles y quin propone y autoriza sus contenidos autonoma de cadaUniversidad, decisin de la Administracin Central, de las Comunida-des Autnomas, evaluacin por agencias independientes, ...?

    El paso siguiente es con qu medios se cuenta para poner enmarcha nuevos ttulos presupuesto adicional y a cargo de Estado,Comunidades o de las propias universidades?; mayor dedicacino cambios en la estructura del profesorado?

    Pero pasemos a los crditos ECTS, que se definen como unnmero determinado de horas de trabajo del alumno (entre 20 y30 por crdito), incluyendo clases, actividades complementarias,tiempo de estudio, exmenes, ... El primer problema es pasar delos antiguos crditos de nuestras universidades (1 crdito = 10 horasde clase del profesor) a los nuevos ECTS. Pero, seguidamente surgeel tema de las actividades complementarias de la docencia. Su-cesivas concreciones de la Comisin Europea apuestan hacia la

    necesidad de cambiar la perspectiva de una docencia basada enlas clases del profesor, a un proceso ms amplio de aprendizajecentrado en el alumno y en el desarrollo de sus capacidades ycompetencias y no slo en la adquisicin de conocimientos.

    A partir de aqu entramos en los hilos de una madeja que vaprogresivamente enredndose: con qu criterios se definen ca-pacidades y competencias?; de qu medios se dispone paraesas nuevas actividades formativas del profesor?

    La respuesta a estas preguntas condiciona la aceptacin dela propia reforma propuesta. Por una parte, los profesores venque van a tener nuevas tareas docentes cuando su carrera uni-

    versitaria depende ms de los resultados de su actividad investiga-dora. Por otra parte, los ttulos y competencias llevan una etiquetade contribuir a la empleabilidad que algunos interpretan comouna renuncia a las enseanzas ms tradicionales y menos orienta-das (p. ej., en el campo de las humanidades). Incluso hay quienes

    entienden que todo este movimiento es una rendicin a los objetivoscortoplacistas e interesados de las empresas. Aun ms all, en el

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    ELFUTURODELAUNIVERSIDAD.

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    terreno ideolgico, hay quien identifica el cambio con el intento deconvertir la universidad en fbrica de conocimiento y de caminarhacia un capitalismo acadmico1. Como puede verse, ya esta-

    mos en plena discusin de partidarios de Bolonia y los anti-Bolonia.Personalmente, estoy mucho ms cercano a los defensores del

    proceso de cambio que se encierra dentro de la denominacingenrica de Bolonia. Pero creo que hay muchos aspectos discu-tibles, matices que no conviene pasar por alto e incluso cuestionesque son ajenas al proceso tal como se ha definido por las autori-dades europeas. Veamos algunos ejemplos seleccionados al azarpor su actualidad y variedad de aspectos tratados.

    Un catedrtico de Derecho de la Universidad de Len (Francis-co Sosa)2 seala tres aspectos que parece necesario debatir: 1) la

    variante espaola de Bolonia abarca todo aquello que se ha meti-do de matute en el plan europeo; 2) no descuidar el mundo de lashumanidades o de los enfoques bsicos imprescindibles; 3) vigilarlos intereses individuales de profesores y estudiantes en el diseo delas titulaciones.

    Un catedrtico de Filosofa de la Universidad Complutense deMadrid (Jos Luis Pardo)3: 1) El proceso de Bolonia pretende facilitarla incorporacin de los licenciados a la sociedad y, en realidad,esconde un zarpazo que puede ser mortal para las estructuras dela enseanza pblica; 2) es una reconversin cultural para reducirel tamao de los centros en funcin del mercado; 3) el profesora-do pasa al subsector de la produccin de conocimiento para laindustria y la banca.

    Otro catedrtico de la Universidad Complutense y ex-presiden-te del CSIC (Cesar Nombela)4 muestra su disconformidad: 1) conun proceso meramente burocrtico que configure universidadesclnicas e intercambiables cien por cien, en lugar de promoveruna autonoma creativa que haga de las universidades institucio-

    1 BEVERUNGEN,A.,DUNNE,S. y SORENSEN, B.M. (2008): University, failed. En Epheme-

    ra, vol.8 (3). www.ephemeraweb.org2 SOSA, F., Bolonia y los estudios de Derecho, El Mundo, 16/12/08.3 PARDO, J.L., La descomposicin de la Universidad, El Pas, 10/11/08.4 NOMBELA, C., Un Espacio Europeo de Educacin Superior,ABC, 7/8/07.

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    CAPTU

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    LAUNIVERSIDADTERRENORESBALADIZO

    nes auto-exigentes; 2) con tratar de abordar un proceso ambiciosode cambio sin una financiacin adicional (a coste cero).

    Un reputado profesor universitario belga (Jean Paelink)5: con 25aos en una universidad holandesa y ahora de EE.UU.: 1) no en-tiendo el binomio Universidad-Empresas, ni la necesidad de res-ponder a las necesidades de los mercados; 2) defiendo el saberpor el saber y la completa autonoma de la investigacin.

    El decano de la facultad de Derecho de la Universidad de Fri-burgo (Walter Perron)6 seala que: 1) sigue siendo una incgnita si elcambio que est provocando Bolonia se encuentra efectivamente

    vinculado al progreso o si los afectados no estn corriendo cadavez ms rpido, pero sin moverse del sitio; 2) la Universidad debeadaptarse a los retos modernos de la sociedad, pero con dema-siada hiperactividad y reformas irreflexivas tambin corre el riesgode hundirse; 3) debe existir una integracin permanente de investi-gacin y enseanza.

    Tambin fuera de Europa hay posicionamientos que puedenconsiderarse crticos con planteamientos que consideran como utilita-

    ristas y cortoplacistas. El presidente de la Universidad de Nueva York(John Sexton)7 avisa que, junto a efectos muy positivos de la globali-zacin y de la apertura de las universidades a las necesidades socia-les, existen algunos peligros: 1) la sociedad del conocimiento no estbasada slo en la ciencia y la tecnologa, sino tambin las humani-dades, las ciencias sociales, los escritores, los poetas, los artistas, losmsicos, ...; 2) la educacin universitaria debe tener metas a largoplazo y no slo guiarse por las demandas a corto de la sociedad.

    Podramos seguir revisando opiniones, pero basten las anterio-res para sealar la disparidad de ideas de la que partimos a lahora de edificar un futuro para nuestras universidades. Como aperi-tivo a los siguientes captulos del libro adelantar aqu algunas re-flexiones iniciales sobre tres temas que considero requieren una

    5 Corresponde a sus reflexiones al leer una versin previa de este libro.6 PERRON, W., Cambio cultural en la Universidad: motor o peligro para el desa-

    rrollo universitario?, en Ciencia y Sociedad: Ejes para la transformacin uni-versitaria, Fundacin Alexander von Humbolt, noviembre 2008.

    7 Entrevista con John Sexton, El Pas, 20/10/08.

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    llamada de atencin especial: 1) universidad, mercado y empresa;2) el papel de las Humanidades y Ciencias Sociales y 3) universida-des, competencia y autonoma.

    UNIVERSIDAD, MERCADO Y EMPRESA

    Como economista creo, en general, en la importancia de todotipo de mercados como gua para conciliar oferta y demanda.Tambin acepto que la empresa es una institucin clave para elbienestar material de todo pas. Ms aun, como mercado y libre

    empresa son dos fuerzas que se dan simultneamente, las organi-zaciones productivas deben gestionarse eficientemente para so-brevivir en un entorno competitivo.

    Pero tambin creo en que el funcionamiento correcto de losmercados no est asegurado, sino que existen fallos, necesitan decierta regulacin y responden a la situacin del momento y no auna visin de largo plazo.

    Igualmente, resulta evidente que la empresa no es la nica ins-titucin generadora de empleo y demandante de nuevos cono-cimientos; tambin estn las Administraciones Pblicas en sus dife-rentes niveles, todo tipo de organismos pblicos y semipblicos, ascomo las instituciones sin fines de lucro ms diversas.

    Dicho lo anterior, pienso que hay que tener el mximo cuidadocuando, para disear el futuro deseado para la universidad, se utili-zan los trminos mercado y empresa.

    La Universidad no puede moverse exclusivamente a estmulosde unas seales cortoplacistas de las demandas de formacin ode conocimientos. Ni la educacin ni la ciencia son mercadosclsicos de oferta/demanda. Por tanto, y para evitar equvocos ointerpretaciones interesadas, propongo no utilizar, en general, eltrmino mercado referido a la Universidad.

    Otra cosa es admitir que la sociedad tiene derecho a pedir a

    la Universidad, especialmente a la pblica, que financia con susimpuestos, unos resultados en consonancia con sus necesidades. Y

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    para el bien de todos, esas necesidades deben quedar claras yresponder a una visin amplia y de largo plazo. Por ello, creo quelas universidades deben rendir cuentas a la Sociedad en su conjun-

    to pero con ciertas garantas.Respecto a las empresas, tampoco me parece aceptable el

    referirse, preferentemente, a las universidades como empresas deservicios educativos y de I+D; ni admitir que deben, como norma,responder a las necesidades que planteen las empresas.

    Producen unos servicios de inters pblico, con externalidadesque benefician a toda la sociedad, a precios pblicos en la ma-

    yora de los casos, y que, para las universidades pblicas, debegarantizarse que no supongan favoritismos para determinados des-tinatarios. Por tanto, est claro para m y creo que para la mayorade los universitarios, que la Universidad no se vende a la empresa.Mi recomendacin es que tampoco identifiquemos empresa conel destino nico de nuestros estudiantes, ni de nuestra investiga-cin, ni tampoco con una gestin eficaz.

    Entiendo que a muchos universitarios les suene mal el oir hablar

    de adecuar nuestros planes de estudio o nuestros planes de I+D alas necesidades de las empresas. Otra cosa es adaptarnos, concautela, a las peticiones que surjan de la sociedad en trminos deempleabilidad de nuestros futuros graduados o de repercusinsocial de nuestros esfuerzos en I+D.

    Y digo con cautela, porque creo que es evidente que la for-macin universitaria no tiene que responder slo a los posibles em-

    pleos disponibles ni a la utilidad directa de los avances cientficos.Habr que atender tambin demandas sociales no inmediatas ni vinculadas directamente a la bsqueda de un puesto de trabajobien retribuido o a un descubrimiento de alto valor econmico.

    Modestamente, me permito recomendar a polticos, empresa-rios y lderes de opinin utilizar con mesura estas y otras cuestionesque pueden producir rechazo en muchos universitarios si no se ma-tizan suficientemente. Los que deseamos reformar nuestra actual

    Universidad y hacerla ms cercana a las necesidades de la Socie-dad, debiramos recordar que debemos contar con el mayor n-

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    mero de adeptos para que los universitarios apoyen activamenteese cambio.

    En esta lnea, es preciso no confundir, en nuestras conversacio-

    nes o escritos, necesidad con mercado, sociedad con empresa,mejoras de gobernanza con gestin empresarial, empleo conformacin o avances de conocimiento con patentes o modelosde utilidad.

    A partir de aqu, reconozcamos que la demanda de ciertosservicios universitarios o titulaciones es una gua que se debe teneren cuenta; que una gran parte de nuestros graduados universitariosterminan trabajando en empresas; que una gestin eficaz es nece-

    saria para todo tipo de instituciones; que el saber por el saber tienesus lmites para devolver a la sociedad lo que sta nos da.

    EL PAPEL DE LAS HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES

    Nuestras universidades son un complejo entramado de docentes einvestigadores que se dedican a campos muy diferentes. Aunque

    todo sea de un nivel universitario, no es lo mismo ensear o investi-gar en Neurociruga, Fsica del estado slido, Psicologa evolutiva,Marketing o Griego.

    Simplificando al mximo, todos debemos pensar que cuandonos referimos a una universidad, al menos hay que diferenciar entrelos campos de Medicina-Ciencias de la vida; Enseanzas Tcnicas(Ingenieras y Arquitectura); Ciencias Experimentales (Fsica, Qumi-ca, Matemticas, ...); Ciencias Sociales (Economa, Derecho, Psico-

    loga,...) y Humanidades (Lingstica, Filosofa, Arte, Historia,...).Algunas diferencias son ms bien de contenido, metodologa o

    de cultura docente e investigadora. Pero hay otras, ms profun-das, que condicionan su propia razn de ser y su futuro. Aparte delas peculiaridades de Medicina, la mayor discrepancia se produceentre reas de trabajo que tienen una vinculacin estrecha con elempleo y la utilizacin prctica de sus conocimientos (p.ej., las In-genieras, el Derecho o la Economa y Gestin empresarial) y aque-

    llas otras ms alejadas de una demanda social directa (en generaltodas las humanidades).

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    Principalmente, son los profesores e investigadores de las hu-manidades los que comparten menos el lenguaje habitual querodea al proceso de Bolonia y, de paso, a todo el cambio hacia

    unas universidades ms atentas a las demandas sociales.Por ello, hay que aclarar que toda renovacin universitaria sen-

    sata debe respetar el papel que juegan reas relativamente mino-ritarias y ms cercanas a las necesidades del espritu que a las de-mandas sociales. En su contexto rechinan aun ms los trminos demercado, empresa, empleabilidad, etc.

    Personalmente creo que una universidad moderna, til para lasociedad y eficiente en su gestin no puede renunciar a aquellas

    reas del saber que ms tiene que ver con la cultura, los valores ola historia de la humanidad. Ms aun, pienso que esa nueva univer-sidad debe cuidar los enfoques transdisciplinares, confluyendo sa-beres de distintos campos y donde las humanidades y las cienciassociales juegan un papel importante. Tratar cuestiones (en docen-cia o en investigacin) de medio ambiente, sostenibilidad, innova-cin, globalidad,... exige la contribucin de mdicos, psiclogos,fsicos, economistas, historiadores,..., integrando conocimientos y

    haciendo autntica universidad.

    UNIVERSIDADES, COMPETENCIA Y AUTONOMA

    La esencia del saber es compartir, ensear, actuar solidariamentea todas las escalas. Parece, pues, que hablar de competenciaentre universidades puede sonar demasiado fuerte e incluso pare-

    cer un contrasentido.Lo que s entiendo que debiera ser generalmente aceptado esque nuestras universidades deben tener un impulso permanentehacia la mejora en lo que hacen y no tienen que renunciar a en-contrarse entre las mejores de Europa o del mundo.

    Posiblemente los rankings de universidades, que son lo quems llega a la opinin pblica, no constituyen la mejor forma decomparar la calidad. Frecuentemente, estn sesgados en lo que

    deben medir y en cmo debe valorarse su mayor o menor exce-lencia. Pero, sobre todo, utilizar unos criterios uniformes para todos

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    los pases, los distintos tamaos y especializaciones de cada centroo los diferentes medios humanos o de infraestructuras con quecuentan, resulta una visin distorsionada y contraria a la idea de

    una autonoma universitaria en que caben diferentes estrategias yuna enriquecedora diversidad institucional.

    Si medimos a todos los centros con el mismo rasero, a todoslos profesores con los mismos criterios, a todos los avances de co-nocimiento con iguales baremos, estaremos incentivando un tiponico o predominante de universidad, en lugar de aprovechar suscomplementariedades y ventajas competitivas.

    Cosa distinta es evaluar permanentemente lo que se hace,primar la calidad y la bsqueda de excelencia, partir de objetivosestratgicos y controlar su cumplimiento.

    En resumen, creo que las universidades deben caminar haciala calidad y la adecuacin en lo que hacen, con el estmulo per-manente de compararse con otros centros a escala mundial, perocon una diversidad que corresponda a su autonoma en la tomade decisiones y su asuncin de responsabilidad por sus aciertos o

    fracasos.Tal vez debiramos acostumbrarnos ms a utilizar el trmino (yahabitual en la sociedad del conocimiento) de coopetencia, esdecir, cooperacin con otras instituciones, ms competir para ha-cerlo tan bien o mejor que los dems.

    Estas ideas iniciales sern analizadas con mayor detalle en losrestantes captulos de este libro.

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    Parte IIEl papel crucial de las universidades

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    Dedicaremos esta segunda parte del libro a realizar un rpido via- je por el pasado, presente y vientos de futuro que afectan a lasuniversidades a escala mundial, europea y espaola. Porque, des-

    de un principio, es importante que seamos conscientes de que niexiste ni ha existido una Universidad nica e inmutable a travs deltiempo y del espacio. Cuando hablamos de Universidad estamos

    refirindonos a realidades muy diferentes y, por tanto, muchas ge-neralizaciones y juicios de valor pueden resultar equvocas si noinjustas.

    Sin embargo, la singularidad institucional no debe impedir valorarciertos rasgos comunes que nos conducen a una idea de Univer-

    sidad. Eso s, un requisito bsico para entendernos es explicitarqu hay detrs de esa idea. De lo que creo que podemos estarseguros es del papel crucial de las universidades en el pasado, enel presente y en el futuro.

    En el captulo 2 realizamos una breve referencia histrica para noiniciados, que complementamos, en el captulo 3, con algunosdatos sobre las universidades espaolas en particular.

    A partir de aqu, nuestro objetivo es plantear algunas cuestionesbsicas que condicionan radicalmente cualquier reflexin sobre elfuturo de la universidad en general y de cualquier institucin univer-sitaria en particular.

    El lector debe esperar en el captulo 4, dedicado a la misin de lasuniversidades, ms preguntas que respuestas. Pero constatar quetenemos cada uno de nosotros respuestas muy diferentes a cadauna de esas preguntas sobre lo que es y debe ser una universidad,

    debe ayudarnos a fijar los cimientos, antes de construir o rehabilitaredificios antiguos que han mostrado su solidez, pero tambin susmltiples fisuras.

    Aparte de la opinin que profesores, polticos, empresarios o lde- res de opinin puedan tener sobre esa universidad deseada y suvaloracin de las universidades actuales, hay unos condicionantesque debemos conocer, incluso aunque no los compartamos. Des-de los planteamientos de instituciones de carcter mundial como

    la UNESCO, a la perspectiva europea de la Comisin y los princi-pios defendidos por nuestra Ley Orgnica de Educacin (Cap. 5).

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    Terminamos esta segunda parte con cuatro conversaciones. Dosmantenidas con los premios Nobeles de Qumica (1991) y de Eco-noma (1980), Richard Ernst y Lawrence Klein. Es un ejemplo, bas-

    tante significativo, de puntos comunes pero tambin de profundosdesacuerdos, que mantienen dos profesores de reconocido pres-tigio y amplia experiencia, sobre lo que es y debe ser la universi-dad del futuro (Cap. 6).

    Las otras dos conversaciones recogen la opinin de dos conocidos profesores universitarios que han ocupado, adems, puestos demxima responsabilidad en su calidad de rectores: Gregorio Pe-

    ces-Barba y ngel Gabilondo, actual ministro de Educacin. Dosvisiones complementarias de la situacin y futuro de las universida-des espaolas (Cap. 7).

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    NACIMIENTO DE LA UNIVERSIDADEn un libro escrito a mediados de los aos noventa, un profesor dela Universidad de Harvard (Reading, 1996)8 califica como de estadoen ruinas a la universidad tradicional humboltiana, enfrentandoUniversidad de la Cultura y Universidad de la Excelencia.

    Para el no iniciado en cuestiones universitarias, von Humboldtser probablemente un desconocido y difcilmente podr interpre-tar los rasgos caractersticos de la Universidad del siglo XIX, a la que

    hace referencia, sin una pequea introduccin a la propia historiade esta institucin milenaria.

    Aparte de antecedentes remotos, ligados a las culturas de laantigedad en China, India, Grecia y Roma o a los primeros tiem-pos de la Edad Media en Persia o el Imperio rabe, las primerasuniversidades se establecen en Europa a finales del siglo XI. Se con-sidera a la Universidad de Bolonia la ms antigua (1088), seguida

    8 READING, B. (1996), The University in Ruins, Cambridge, Harvard University Press.

    Captulo 2Breve referencia histricapara no iniciados

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    por Oxford (1096) y Pars (1175). En Espaa, los inicios se sitan enlas Universidades de Palencia (1212) y Salamanca (1218).

    Sin embargo, estas primeras universidades medievales euro-peas son, realmente, un gremio de maestros y aprendices, comolos que se establecen en otros muchos oficios. De hecho, inicial-mente la palabra universidad (universitas en latn) se utiliza para launin profesional en cualquier campo del comercio o la artesana.

    La universidad de maestros y escolares se establece para en-sear a los nuevos aprendices los principios del saber de la poca,principalmente derecho, teologa y filosofa. A los escolares habili-

    tados se les concede la licencia (licentia docendi) para ejercer suoficio de maestro.

    Dadas las caractersticas de la poca y las enseanzas impar-tidas, los escolares habituales eran los seguidores de una carreraeclesistica o de la incipiente burocracia real. De hecho las univer-sidades se promueven, en general, por la Iglesia o por el Rey. Lalicencia, por tanto, tiene validez en todos los territorios del monar-

    ca o incluso para toda la Cristiandad, si recibe la bula papal.As, en Espaa es el rey Alfonso VIII el que establece la Escuela

    Catedralicia de Palencia conjuntamente con el obispo Tello Tllez.Caso similar es el de la fundacin de la Universidad de Salaman-ca por Alfonso IX de Len, reconocida por la bula del Papa Alejan-dro IV en 1255.

    El respaldo pontificio a la Universidad se concede por su misin

    de buscar conocimientos, educar y formar juntos a todos sus inte-grantes para el bien de la sociedad en su conjunto. En la mismalnea, Alfonso X el Sabio, a mediados del siglo XII, inclua en elLibrode las Leyes o Partidas una referencia similar al Studium comounin de enseantes y alumnos para transmitir conocimientos.

    Hacia mediados del siglo XV se haban establecido unas cin-cuenta universidades en Europa (ocho en la pennsula ibrica). Lagran expansin de este tipo de instituciones eleva su nmero a va-

    rios cientos en el continente hacia finales del XVII (ms de 30 enEspaa).

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    Las nuevas universidades siguen con su dependencia de laIglesia y del patrocinio real. Mayoritariamente responden a una or-ganizacin en que predomina la corporacin de profesores res-

    pecto a una todava reducida, aunque creciente, comunidad deestudiantes, muchos de ellos becados y procedentes de familiasnobles (colegio-universidad) o bien establecidas aprovechandouna comunidad religiosa previa (convento-universidad).

    Una Universidad de prestigio como la de Salamanca tena a fi-nales del XVI unos 7.000 estudiantes y 60 ctedras repartidas en-tre Filosofa y Lgica, Cnones, Gramtica y Retrica, Medicina,Teologa, Griego, Hebreo y Caldeo, Msica y Astronoma. La de-nominacin, an hoy da utilizada, de catedrtico para referirse alprofesor responsable de la docencia al ms alto nivel (full profes-sor en la terminologa anglosajona habitual), da idea del prestigiode quien ocupaba la ctedra, rememorando el lugar de honorque ocupan los obispos en sus catedrales.

    Ya en aquellos tiempos, las distintas universidades eran valora-das en forma muy diferente. Unas pocas eran referencia para todo

    el mundo intelectual de la poca. Por ejemplo, Bolonia o Pars erandestino de privilegio, respectivamente, para juristas y telogos.

    La libertad de ctedra, la autonoma universitaria y la partici-pacin de los alumnos en los procesos de enseanza haban dadouna relevancia especial a la Universidad de la Sorbona y su modusparisiense. Por aquellas fechas, hubo un periodo en que se prohi-bi a los espaoles estudiar en universidades extranjeras y en que laInquisicin vigilaba lecturas y controlaba a los catedrticos ms

    independientes del poder. Durante cinco aos se revisaron los tex-tos de clase de Fray Luis de Len en la Universidad de Salamanca yse recel de maestros de la Universidad de Alcal que seguan lasenseanzas del humanista Erasmo de Rotterdam.

    Como era inevitable, los vientos de la historia empujan, poco apoco, hacia unas universidades ms abiertas y menos dependien-tes del poder eclesistico o real. Un signo de la Espaa de la Ilus-tracin es la progresiva sustitucin del monopolio de los colegiales

    (los elitistas becados, pertenecientes a las clases ms pudientes yque residan casi sin coste en los colegios mayores) por los man-

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    teistas (provenientes de una clase media, que vivan en casas par-ticulares y habitualmente vestan el manteo o capa larga con cue-llo). Eso s, para unos y otros la Universidad es la puerta de entrada

    a los mejores puestos de la Iglesia y de la Administracin Pblica.

    HACIA LA UNIVERSIDAD DE NUESTROS DAS

    Poco a poco, algunos ilustrados de la Espaa de finales del XVIII,en el poder con Carlos III, (Olavide, Campomanes, Jovellanos) vantratando de introducir nuevas ideas que lleven a las universidades a

    ser organismos de progreso cientfico, frente a la endogamia y elcasi monopolio de un pensamiento escolstico conservador. Lastibias propuestas reformistas de algunos intelectuales como el pa-dre Feijoo eran casi revolucionarias para la poca: acabar con eldictado y sustituirlo por libros de texto; seleccionar a los estudiantespor mritos; instaurar ctedras para nuevos campos del saber co-mo Fsica, Astronoma o Botnica.

    Ya a principios del XIX, bajo el reinado de Carlos IV, se elabora

    el Plan General de Reforma de la Universidad de Caballero (1807),con dos objetivos centrales: suprimir algunas pequeas universida-des de difcil mantenimiento (Osma, Baeza, Almagro, Ganda, etc.)

    y uniformar en el plano acadmico a las universidades restantes,con reforzamiento del poder del rector y mayor control de calidad,aunque dejando a cada universidad el buscar su propia financia-cin. En pocos aos, las veintids universidades existentes en 1807se reducen a slo diez, suficientes para satisfacer la reducida y eli-tista demanda de estudios superiores.

    Durante el reinado de Isabel II se producen nuevas reformasque van definiendo una universidad de fuerte control pblico. Por el

    Plan Calomarde (1824) el rey nombra directamente a los rectores yse crea una Inspeccin General de la Instruccin Pblica, reforzan-do la Reforma Pidal(1845) el carcter centralizador y la depen-dencia econmica del Estado.

    Pocos aos ms tarde se produce la reforma de los liberales

    moderados conocida comoPlan Moyano (1857), que puede con-siderarse como el punto de giro ms significativo hacia la universi-

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    dad actual. Se establece una dependencia directa del Gobierno,una financiacin pblica y un cuerpo de catedrticos funcionariosque se integran en facultades (inicialmente Filosofa y Letras, Cien-

    cias Exactas, Fsicas y Naturales, Farmacia, Medicina, Derecho yTeologa).

    En estas fechas se han perfilado ya, a escala mundial, tresgrandes tipos de universidades: la universidad napolenica centra-lizadora y principalmente dedicada a la labor docente; la universi-dad alemana en bsqueda de la excelencia en la investigacinterica y aplicada; la universidad anglosajona, con diversas varian-tes de gestin y financiacin pblica/privada pero con acusada

    autonoma.En nuestro pas, frente a la universidad napolenica imperante,

    se levantan nuevos aires provenientes del krausismo alemn, quedefiende acabar con dogmatismos intransigentes y debilitar elapego paralizante a las tradiciones seculares. En 1876, FranciscoGiner de los Ros dirige la Institucin libre de Enseanza con una vi-sin europesta, secularizada, liberal, humanista y regeneradora dela formacin e investigacin universitaria.

    Los efectos demoledores del Desastre de 1898 ayudan a bus-car tambin nuevas salidas para la Universidad. En 1900 se cre elMinisterio de Instruccin Pblica y siete aos ms tarde la Junta de

    Ampliacin de Estudios, que consagra la tendencia renovadora yeuropeizante, seguida de la Residencia de Estudiantes (1912) y unmanifiesto de jvenes intelectuales convocando una Liga de laEducacin. Es el momento de pensadores como Ortega y suamarga aseveracin de que Espaa es el problema, Europa lasolucin.

    La historia ms reciente es la de la dictadura de Franco y laposterior de las reformas democrticas. La ley de Ordenacin Uni-

    versitaria de 1943 es la propia de una postguerra en que los ven-cedores defienden sus ideologas de dirigismo, rigidez, control y je-rarqua, dentro de un aislamiento internacional.

    Prcticamente, no hay cambios regulatorios hasta la ley Gene-

    ral de Educacin de 1970 promovida por Villar Palas, con aires in-cipientes de mayor apertura, que se consolid en la ley de Refor-

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    ma Universitaria (L.R.U.) de 1983, que inicia la etapa democrticade tendencia a la autonoma universitaria, la adaptacin a lasnuevas circunstancias y la apertura progresiva a Europa, con mayor

    movilidad de estudiantes y profesores.As, se desarrolla el artculo 27 de la Constitucin Espaola de

    1978, que garantiza la autonoma universitaria y la libertad dectedra, dentro de un modelo descentralizado de AdministracinPblica que reparte competencias entre el Estado, las Comunida-des Autnomas y las propias universidades.

    Casi dos dcadas despus, en 2001, se aprueba la Ley Org-

    nica de Universidades (LOU) para impulsar la accin del Estado enla cohesin del sistema y profundizar en las competencias de lasComunidades Autnomas, dentro de un respeto a la autonomauniversitaria y a sus relaciones con la sociedad en su conjunto.

    Su artculo 31 dispone que las funciones de evaluacin, certifi-cacin y acreditacin corresponden a la Agencia Nacional de Eva-luacin de la Calidad y la Acreditacin (ANECA), introduciendo asun elemento renovador en la gestin universitaria. La LOU se ha

    modificado, en busca de acentuar estos ltimos aspectos y su vin-culacin al proceso europeo de reforma universitaria, en el nuevotexto del ao 2007.

    Los centros universitarios se multiplican por todo el territorio, es-tablecindose nuevas universidades en las diversas comunidades,con centros o campus incluso a escala provincial, con varias uni-

    versidades en las grandes capitales. Si aadimos las universidadesprivadas, aquellas 10 universidades de principios del XIX han pasa-

    do a ms de 70 a inicios del siglo XXI y aquellos pocos miles de es-tudiantes se han convertido en ms de milln y medio.

    LA NUEVA UNIVERSIDAD EUROPEA

    Mientras nuestro pas avanza hacia una universidad ms modernay adaptada a las necesidades de la sociedad, en Europa se sigue

    una evolucin en la que estamos confluyendo, con muchos mati-ces, los diferentes pases miembros de la UE.

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    Cindonos ya a la Universidad moderna, resulta imprescindi-ble una referencia a los principios establecidos por el lingista yhombre de estado Wilhelm von Humboldt (a veces confundido con

    su hermano menor, el prestigioso cientfico Alexander) quien, a prin-cipios del siglo XIX dise la nueva universidad que ira difundin-dose por toda Europa. Los rasgos bsicos de esta Universidadhumboldtiana pueden resumirse en los siguientes: 1) constituir unacomunidad autogobernada con autonoma institucional y libertadindividual; 2) combinar la funcin docente con la investigadora,principalmente a nivel aplicado y buscando su difusin social;3) contar con el apoyo de la financiacin pblica, pero comple-

    mentado por la aportacin empresarial en investigacin; 4) res-ponder a la necesidad de transmitir valores propios de la entidadnacional y cultural. Precisamente por ste ltimo aspecto ha sido,en ocasiones, calificada como Universidad de la Cultura.

    Si Espaa se incorpora a la UE como miembro de pleno dere-cho en 1986, slo dos aos despus se inicia el proceso conjuntode transformacin de la universidad europea. En la Universidad deBolonia, coincidiendo con el 900 aniversario de su constitucin ini-

    cial, 400 rectores de universidades europeas firman la solemneMagna Charta Universitatum.

    En esta Carta se reconocen los valores humanistas de las tradi-ciones universitarias y se propone fortalecer los lazos entre las uni-

    versidades europeas. Los rectores firmantes prometen lealtad a losideales de autonoma frente a toda autoridad poltica y podereconmico; a la inseparabilidad de enseanza e investigacin; ala cooperacin ms all de las fronteras polticas y culturales. Se

    indica que la Universidad ha probado histricamente su capacidadpara adaptarse a las nuevas circunstancias y que tambin debesuponerse esta capacidad cara al futuro, pidiendo a los gobiernoseuropeos que sigan, en sus decisiones polticas, los principios for-mulados en esta Carta.

    Aos ms tarde, en 1999, los ministros de educacin de 30pases disean unos principios de accin poltica comn en su De-claracin de Bolonia. Su objetivo bsico era reformar los sistemas

    nacionales de educacin superior a fin de promover la movilidad,la empleabilidad y la dimensin europea. Aceptando la diversidad

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    de sistemas nacionales se buscaba asegurar la compatibilidad yequivalencia entre los estudios realizados en diferentes pases eu-ropeos, a travs de una estructura comparable de grados, un pro-

    ceso de evaluacin de la calidad y un sistema comn de transfe-rencia de crditos (ECTS).

    Durante los siguientes aos se suceden distintas declaracionesde intenciones en las revisiones y actualizaciones de la Declaracinde Bolonia acordadas cada dos aos (Praga, 2001; Berln, 2003;Bergen, 2005; Londres, 2007) y el proceso diseado se complemen-ta con la inclusin de nuevos temas como la educacin de por vi-da, la preocupacin por captar estudiantes no-europeos, el desarro-

    llo conjunto de laEuropean Area of Higher Education (EAHE) y de laEuropean Research Area (ERA), el equilibrio entre la dimensin socialy los objetivos econmicos de mejora de la competitividad.

    Sirva este resumen de punto de partida para la reflexin que,sobre la universidad del futuro, se realiza en los prximos captulos.

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    LAS GRANDES CIFRAS DE LA UNIVERSIDAD ESPAOLAActualmente hay en Espaa 73 universidades en funcionamiento (50pblicas y 23 privadas), con unos 100.000 profesores (ms de la mi-tad funcionarios) y un nmero de estudiantes matriculados superioral milln y medio (es decir, una relacin promedio alumnos/profesorde 15/1). Adems, en nuestras universidades prestan sus serviciospoco ms de 50.000 PAS (Personal de Administracin y Servicios).

    Aproximadamente, solo el 10% de los alumnos de educacinsuperior cursan sus estudios en universidades de carcter privado.Una universidad pblica-tipo tiene, aproximadamente, unos 20.000 25.000 alumnos y una privada est en el orden de 2.500.

    Los recursos pblicos en forma de transferencias corrientes y decapital a las universidades son del orden de los 6.000 millones deeuros y el gasto pblico total se acerca al 1% del PIB. Los recursospblicos vienen a suponer el 70-75% de los ingresos de las universi-

    dades, siendo las siguientes partidas, en importancia de su presu-puesto, las tasas acadmicas, y los ingresos financieros.

    Captulo 3Algunos datos a tener en cuenta

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    En las universidades pblicas, el gasto total est alrededor delos 9.000 millones de euros y el gasto corriente (aproximadamentedos tercios del gasto total) se sita en el orden de los 4.000-5.000

    euros por alumno y ao, cifra muy alejada de los pagos por tasasacadmicas de sus estudiantes que apenas llegan a suponer un15-20% de este coste.

    En conjunto y considerando slo nuestras universidades pbli-cas, se imparten en ms de 2.000 ocasiones las 134 titulacionesreconocidas en el Catlogo Oficial de Ttulos, (ahora ya en plenatransformacin a Bolonia con cerca de 150 ttulos adaptados)aparte de los mltiples programas de postgrado (doctorado, mas-ter y otros ttulos propios). En promedio, por tanto, unas 40 titulacio-nes de grado (licenciados o ingenieros-arquitectos) por cada uni-

    versidad pblica.

    Segn los resultados del Atlas de la Espaa Universitaria reali-zado por la Universidad de Cantabria con la colaboracin del Mi-nisterio de Educacin y la Conferencia de Rectores, el 75% de lastitulaciones impartidas no alcanza el mnimo de 125 nuevos estu-

    diantes por ao, que se considera un umbral de viabilidad. Inclusohay ms de un 5% de casos de titulaciones con 10 alumnos nue-vos o menos.

    El problema es que partimos de ms de 200 campus (algu-nas universidades tienen varias sedes) en una carrera por cubrir lasdemandas localistas, alentadas por un 90% de universitarios quehan terminado estudiando en la regin, provincia o incluso ciudaden que residan. En los ltimos 20 aos se han establecido unas uni-

    versidades pblicas a un ritmo medio de una por ao, adems dela mayora de las privadas.

    En el terreno de la investigacin, las universidades espaolasconcentran cerca del 40% del personal dedicado a I+D, realizan-do una produccin cientfica cuyo gasto se estima en alrededor delos 3.000 millones de euros.

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    COMPARATIVA INTERNACIONAL EN EDUCACIN SUPERIOR

    El milln y medio de estudiantes universitarios en Espaa supone del

    orden del 10% de los matriculados en este nivel en la UE-27. EnEE.UU., el nmero de estudiantes de educacin superior es similar aleuropeo y sus aproximadamente 15 millones de matriculados sereparten entre unos 4.000 centros educativos (facultades, colle-ges,...), de los que slo un 40% son pblicos.

    La proporcin de estudiantes universitarios en Espaa es com-parable, incluso con ventaja, con la de otros muchos pases denuestro entorno o nivel de desarrollo. Ms de la cuarta parte de la

    poblacin espaola de entre 25 y 34 aos tiene estudios superioresfrente a uno de cada cinco en el conjunto de la OCDE.

    Sin embargo, la comparacin es mucho menos satisfactoriaen trminos de formacin continua. Segn datos de la OCDE9 laparticipacin de adultos en este tipo de actividades es en Espaaslo una tercera parte del promedio de los pases desarrollados(6% comparada con un 18%).

    Otro punto dbil es la movilidad e internacionalizacin de es-tudiantes y profesores. Para el conjunto de la OCDE y para la UE-27,la proporcin de estudiantes extranjeros supera el 7%; en Espaaes menos de un tercio de este porcentaje y se sita en el 2% paralos estudios de grado (es decir, si eliminamos master y doctorado).La cifra de estudiantes espaoles que han participado en estanciaspara cursos en el extranjero (Programa Erasmus) es ya considerable(25.000 alumnos) y creciente, pero an afecta slo a menos del2% de los matriculados.

    Nuestro gasto pblico en educacin superior en proporcin alnivel de renta (1% del PIB) est del orden del 15% por debajo de lamedia UE-27 y en menos de la mitad de los pases ms evolucio-nados del norte de Europa. Pero tambin los pagos de los estudian-tes por tasas acadmicas (pblicas) estn en niveles relativamentebajos con relacin al coste efectivo, situacin bastante generaliza-da en toda Europa (con excepciones como las del Reino Unido).

    9 OECD (2006), Education at a Glance 2006.

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    COMPARATIVA INTERNACIONAL EN PRODUCCINY TRANSFERENCIA DE I+D

    La Unin Europea gasta en I+D algo ms de la cuarta parte dela cifra mundial. Segn estimaciones de la Comisin Europea10en dlares corregidos por el poder de compra en cada pas, EE.UU.concentra el 34% del gasto total en I+D, la UE-27 el 25%, Japnel 13%.

    El objetivo establecido en la denominada Estrategia de Lisboaera alcanzar el 3% de gasto en I+D respecto al PIB para el ao2010. Hoy da se reconoce que seguimos por debajo del 2% para

    el conjunto de los 27 pases actuales miembros de la UE y que unobjetivo ms realista se sita alrededor del 2,6% del PIB en 2010.

    Espaa gasta en I+D algo ms del 1% del PIB y sigue situadaen una zona de pases de reducido esfuerzo investigador, por de-bajo de la proporcin dedicada en la mayora de los pases UE-15

    y slo comparable a la de Italia y por encima de Portugal y Grecia.

    Aunque la financiacin de la I+D procede, principalmente, de

    empresas y gobierno, en su ejecucin las universidades participanmuy activamente. En la UE se calcula que de unos dos millones deinvestigadores, cerca de una cuarta parte trabajan en las universi-dades. En Espaa se estima que hay algo ms de 100.000 investi-gadores (equivalentes a tiempo completo) de los que la mitad co-rresponden a las instituciones de enseanza superior.

    Naturalmente, el paso de nmero de profesores de universidada nmero de investigadores equivalentes en jornada completa, exi-

    ge realizar algunos supuestos sobre el reparto de su tiempo por ac-tividades. Los clculos realizados por el Instituto Nacional de Estads-tica11 parten de que hay unos 55.000 investigadores universitariosen equivalencia a tiempo completo. Sobre los aproximadamente100.000 profesores (y teniendo en cuenta que se incluyen tambincomo investigadores los estudiantes de posgrado con un salario o

    10 European Commission (2007), Key figures 2007 on Science, Technology andInnovation. Towards a European Knowledge Area.

    11 INE (2006), Estadstica sobre actividades en I+D, diciembre 2006.

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    beca de estudio) se est partiendo de una dedicacin a activida-des de I+D del 50% del tiempo12.

    Algunos clculos apuntan un porcentaje inferior del tiempo delos profesores de enseanza superior dedicado a I+D+i, que po-dra situarse ligeramente por encima del 25%13.

    La proporcin de tiempo dedicado no slo es importante parael clculo del nmero de investigadores, sino tambin para estimarla aportacin de las universidades a la produccin de I+D. De losrecursos generales que las instituciones de enseanza superior reci-ben en forma de transferencias para sus necesidades de gastos

    corrientes (personal y otros) o de capital, se estima que correspon-den a I+D una fraccin similar a la del tiempo dedicado a tal tareapor sus profesores-investigadores.

    As, las instituciones de enseanza superior en su conjunto, pue-den disponer de un presupuesto total (para cubrir sus gastos de en-seanza, investigacin y mantenimiento en general) cercano a los9.000 millones de euros y, sin embargo, slo ejecutar I+D+i por untercio de esa cifra.

    La aportacin de las universidades espaolas a la produccinde I+D se calcula en unos 3.000 millones de euros sobre un total degasto en I+D+i ligeramente superior a los 10.000 millones, es decir,del orden de un 30% del total. La diferencia en aportacin en trmi-nos de investigadores y de gasto, tiene diversas explicaciones talescomo el menor coste de facturacin del trabajo de un profesor uni-

    versitario o la menor relacin entre investigadores y personal de apo-yo (tcnicos y auxiliares) en los centros de enseanza superior. As, en

    las empresas hay ms de un tcnico o auxiliar por cada investigador(1,25) y en las universidades slo la cuarta parte (0,28).

    12 Para mayor precisin hay que diferenciar entre profesores de universidad(pblica y privada) y profesores en instituciones de enseanza superior, queincluyen institutos de investigacin, observatorios y clnicas bajo control delas universidades, as como otros centros de enseanza superior o institucio-nes sin fines de lucro al servicio de este nivel de enseanzas. Sin embargo,tampoco todos los profesores estn a jornada completa. Aproximadamenteambos efectos pueden compensarse.

    13 Consejo de Coordinacin Universitaria (2007), Financiacin del Sistema Uni-versitario Espaol, abril 2007, p. 76.

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    En cualquier caso, lo ms importante son los resultados delesfuerzo (output de I+D), por encima de los recursos empleados(inputs de personas o gasto en I+D). El problema est en cmo

    medir la cantidad y calidad de esta produccin de nuevos cono-cimientos.

    Una medicin habitual (y actualmente en revisin en muchospases) es el nmero de publicaciones en revistas internacionales,aunque ello restringe el concepto de investigacin y penaliza ensus resultados a los pases con menor uso del ingls y a las reascientficas de produccin ms local. Segn datos de la D.G. Inves-tigacin de la Comisin Europea, la UE aportara cerca del 40% de

    la produccin cientfica mundial y EE.UU. algo ms del 30%, co-rrespondiendo a Japn un 10% aproximadamente. Espaa, condel orden del 3% del total de artculos cientficos publicados, sesituara en un honroso quinto puesto dentro de la UE-27, tras el Rei-no Unido, Alemania, Francia e Italia.

    Sin embargo, la situacin cambia radicalmente cuando me-dimos el impacto de la produccin cientfica a partir de las paten-tes, como indicador del impacto social de esa investigacin en las

    reas de conocimiento patentables. Con datos de la DG Researchde la OCDE, entre EE.UU, la UE y Japn renen casi el 95% de laspatentes tridicas14, pero, mientras Alemania supera el 10% deesas patentes o Francia se sita en el 5%, nuestro pas aporta me-nos de 5 por cada mil patentes internacionales registradas.

    En patentes europeas por milln de habitantes, Espaa se si-tuara alrededor del puesto 16 de los 27 miembros de la UE.

    Incluso con datos de la Oficina Espaola de Patentes y Marcas,nuestras universidades estaran en una media anual de unas 200patentes. Como punto de referencia, las patentes del conjunto depases de la UE superan las 15.000 por ao.

    14 US Patent and Trademark Office, European Patent Office y Japanese PatentOffice.

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    MERECE LA PENA DISCUTIR SOBRE LA IDEA, ESENCIA,

    PAPEL, MISIN O VISIN DE LA UNIVERSIDAD?Muchos pueden pensar que disear la universidad del futuro yconcretar las acciones estratgicas para alcanzar los objetivos quese fijen es una cuestin de carcter tcnico-prctico alejada deldebate teleolgico de sus ltimos, sutiles y tericos fines. Sin em-bargo, puede resultar poco operativo saltarse un paso previo sobreel que, necesariamente, tenemos que volver a la hora de valoraracciones alternativas y polticas especficas de adaptacin a losretos de futuro.

    Es verdad que discutir sobre la misin/visin de la universidadexige partir del hecho de que realidades diferentes pueden impli-car opciones distintas. Ni a lo largo de la historia, ni para diferentespases o instituciones especficas existe una respuesta nica e inmu-table. Pero, a pesar de todo, existen rasgos comunes y perennes,aunque con variantes y matices propios de cada caso.

    Empecemos por ponernos de acuerdo en los trminos utiliza-dos. Por misin entenderemos la funcin bsica y, al menos, relati-

    Captulo 4La misin de las universidades

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    vamente permanente de la institucin; su finalidad ltima y raznexistencial. Si a la misin aadimos los valores y cultura, as comolas grandes lneas de accin poltica, nos referiremos a la visin o

    imagen de futuro que tenemos de la institucin. A partir de la mi-sin/visin puede pasarse a definir objetivos concretos y planesestratgicos para alcanzarlos.

    Cuanto ms generales e indefinidos sean los descriptores demisin, valores, visin y objetivos, resulta ms factible que no emer-

    jan discrepancias sobre la idea que, cada uno de nosotros, tienede la Universidad como concepto o de una universidad en particu-lar. Pero la verdad es que existen profundas diferencias que cree-

    mos conveniente poner sobre la mesa desde un principio, ya quecondicionan plenamente la evolucin a futuro.

    Como ejemplos de posibles discrepancias radicales podemosimaginar respuestas muy diferentes a cuestiones tales como lassiguientes:

    Cul se considera que es la funcin preferente de la Univer-sidad: ensear o investigar?

    La Universidad debe rendir cuentas a la sociedad en gene-ral y acoplarse a sus demandas o debe fijarse con indepen-dencia sus propias metas?

    Debe buscar el saber por el saber o la aplicabilidad de suinvestigacin y la empleabilidad de sus estudiantes?

    Cmo servicio pblico o servicio privado con externalidadespblicas, la enseanza y la investigacin universitaria debenser financiadas casi en exclusiva por fondos pblicos o sedebera buscar una financiacin privada complementaria?

    Debe primarse una evolucin similar, en busca de la cali-dad, para todas las universidades o es preferible centrar losesfuerzos en las ms avanzadas?

    Las universidades es positivo que participen en la divulga-cin del conocimiento y en el debate de los problemas de

    la sociedad o es preferible que se limiten a crear nuevos co-nocimientos y a trasmitirlos a sus estudiantes?

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    Todas las universidades deben responder a un enfoqueglobal o son posibles opciones ms localistas?

    La organizacin y gestin actual de las universidades siguesiendo vlida o exige un cambio radical?

    EN BUSCA DE LA EXCELENCIA?

    El ttulo elegido por Bill Reading para su libro, La universidad en rui-nas, es ms una provocacin al lector que una conviccin delautor. Su llamada de atencin por una universidad de excelen-cia, la trata de acentuar a partir de una institucin que considerasobrepasada al seguir centrada en los valores tradicionales de unauniversidad de la cultura15.

    Naturalmente, no propone renunciar a la herencia del pasado,sino dar una preponderancia a la excelencia como justificacinsocial de su existencia, a aadir a la componente cultural hum-boldtiana y al imperio de la razn de tradicin kantiana. En su opi-nin, se trata de pasar de objetivos nacionales a una visin global;de una institucin que se juzga a s misma, a una evaluacin exter-na de calidad; de unos dirigentes que simbolizan los valoresacadmicos y culturales de la institucin, a administradores bu-rocrticos y de carcter ejecutivo que tienen que rendir cuentas ala sociedad.

    Aqu empieza el gran debate sobre las diversas universidadesque pueden configurarse en un futuro ms o menos inmediato.Como el propio Reading reconoce, la excelencia no es un referen-te claro de las funciones universitarias. Primero habr que decidirqu queremos hacer y despus intentar hacerlo con calidad, quenunca puede ser la misma para todas las instituciones universitarias.En segundo trmino, muchos pensamos que hay y seguir existien-do una misin cultural en las universidades, que incluye transmisinde conocimientos y valores a la sociedad, as como compromisoen la resolucin de problemas que afecten al entorno en que ca-da centro se localiza. Como deca Ortega y Gasset, la funcin de

    15 READING,B. (1996), The University in Ruins, Cambridge, Harvard University Press.

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    la Universidad es difundir la cultura, ya que no hay otro camino: pa-ra moverse correctamente por la jungla de la vida es necesariotener cultura. Incluso avisaba de que el predominio absoluto de la

    investigacin puede llevar a descuidar tanto la educacin de pro-fesionales como la transmisin de la cultura,,aunque unaatmsfera cargada de entusiasmo y esfuerzos cientficos es el su-puesto radical para la existencia de la Universidad.16

    Ms an. Una interpretacin moderna del concepto de culturaes aun ms imprescindible en un mundo global y en rpida trans-formacin. La cultura, en un sentido amplio, incluye el conoci-miento, las creencias, el arte, la moral, la ley, las costumbres y

    cualquier capacidad o hbito adquirido por un individuo comomiembro de la sociedad. Pero, adems, puede hablarse de cultu-ra corporativa (en nuestro caso, interna a cada universidad); o decultura de innovacin (para adaptarse al cambio aunque ello su-ponga ruptura con lo convencional o tradicional).17

    En cualquier caso, la adaptacin al cambio es necesaria. En uninforme especial de la revista The Economist18sobre educacin su-perior se contraponen dos visiones extremas enfrentadas: la de los

    denominados como tecno-utpicos y las de los calificados comoconservadores culturales. Los primeros, en palabras de un conoci-do experto en gestin empresarial, Peter Drucker, avisan que si nohay un cambio profundo en un plazo de treinta aos los mayorescampus universitarios sern slo reliquias, ya que corresponden ainstituciones anticuadas sin esperanza, ancladas en prcticas fueradel momento como las clases magistrales y los puestos fijos de por

    vida, incapaces de servir a un nuevo mundo de audiencia masiva e

    informacin instantnea. Frente a ellos, los ms conservadores creenque la mejor forma de mirar hacia delante est en el pasado; queel utilitarismo es una degradacin del dogma universitario; que hayque limpiar la educacin superior de personas que confunden per-seguir la verdad con buscar el beneficio.

    16 ORTEGA YGASSET, J. (1930),Misin de la Universidad, Revista de Occidente.17 MORCILLO, P. (2007), Cultura e innovacin empresarial, Thomson.18 The brains business. A survey of higher education, The Economist, septiembre

    2005.

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    La ideologa liberal de The Economist est ms cercana a laprimera posicin, afirmando que un sistema de educacin superiorcercano al mercado puede funcionar mejor que un modelo domi-

    nado por el estado; que las universidades estn ms cercanas aser cuasi-empresas pero siguen haciendo las mismas cosas anti-guas; que para los alumnos la educacin superior est llegando aser un mundo sin fronteras; que el sistema americano de educa-cin superior es el mejor del mundo, precisamente porque no hayun sistema nico; que la esperanzas europeas de llegar a ocuparun lugar prominente en una economa basada en la sociedad delconocimiento son slo un buen deseo. Como ejemplo de la de-

    cadencia europea ponen a la Universidad Humboldt de Berln: 29Premios Nobel entre su profesorado hasta 1956 y ninguno a partirde esa fecha, ocupando en los rankings universitarios lugares po-co compatibles con su supuesta excelencia (puesto 95 en la listamundial de calidad elaborado por la Universidad de Shanghai).

    Se est o no de acuerdo con ste diagnstico, de lo que noparece haber duda es que las universidades del mundo entero seenfrentan con grandes retos tales como la globalizacin, una

    competencia creciente, las nuevas tecnologas de la sociedad delconocimiento o nuevos tipos de estudiantes. Para responder a es-tos retos las distintas universidades pueden optar por posicionesmuy diferentes, desde dejarse llevar por los acontecimientos, hastareaccionar con ms o menos acierto y prontitud o, incluso, adoptaruna actitud pro-activa de adelantarse a las nuevas situaciones.

    CUATRO DILEMAS PREVIOS

    Pensar en la excelencia y en la adaptacin de las centenarias uni-versidades europeas (y espaolas en particular) a las necesidadesdel momento y del futuro, supone encontrar la respuesta a algunascuestiones previas de carcter muy general que el Centre for Eu-

    ropean Studies de la Universidad de Oslo (ARENA)19 resume en loscuatro siguientes:

    19 OLSEN, J.P. (2005), The institutional dynamics of the (European) University. ARE-NA, Working Paper n 5, marzo 2005. Disponible enwww.arena.uio.no

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    Unidad de propsitos o proliferacin de identidades?

    Unidad de accin o libertad individual?

    Dejarse seducir por nuevas fuentes de financiacin o recha-zarlas?

    Auto-renovacin o continuidad?

    El primer dilema afecta a la propia esencia de la Universidadcomo institucin que debe compartir una visin comn que le pro-porcione una coherencia interna. Sin embargo, dentro de la insti-tucin conviven lealtades y lgicas de accin diferentes (cosmo-

    politas unas, locales otras, departamentales, de reas cientficaso disciplinares, algunas ms). Dentro de cualquier universidad existeuna tensin permanente, con variados matices, para poder diferen-ciarse grupos o individuos unos de otros, lo que limita el sentimientode comunidad o, en algunos casos, incluso lo reduce a un mitocompartido pero sin aplicacin en la prctica de las decisiones.

    La realidad es que cada universidad depende de la respuestaindividual, de grupos e institucional a cuestiones tales como:

    Cul se considera la combinacin admisible excelen-cia/igualdad? Piensa que una competencia excesiva pue-de partir en pedazos una universidad o las de un pas?O, da ms importancia al hecho de que un excesivo iguali-tarismo pueda situar a una universidad o pas fuera de com-petencia con otras universidades o pases?

    Cul es el reparto adecuado de esfuerzo entre investiga-

    cin y docencia? Se debe diferenciar radicalmente por uni-versidades (un nmero limitado de instituciones elitistas dedi-cadas a investigacin)? Por centros (unos pocos institutos odepartamentos)? Concentrar esfuerzos en ciertos profesoresespecialmente competentes en investigacin de alta cali-dad?

    Hasta dnde se comparten principios de excelencia aca-dmica, libertad de enseanza, unidad del conocimiento,

    conexin entre enseanza e investigacin, criterios de eva-luacin de la carrera acadmica?

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    Pasando al segundo dilema (unidad frente a libertad individual),el documento que comentamos de la Universidad de Oslo parte dereconocer que existe una sospecha creciente de que muchas uni-

    versidades son incapaces de gestionarse eficazmente con su estruc-tura administrativa actual. En estas condiciones una mayor auto-noma institucional slo sera compatible con un reforzamiento delliderazgo acadmico y administrativo y la introduccin de mayoreselementos jerrquicos. Incluso se percibe la necesidad de una pre-sencia creciente de la sociedad a travs de Consejos Sociales msejecutivos o de rectores y decanos especialmente contratados paradedicarse a sus funciones y responder de su cumplimiento. Pero es

    inevitable que se planteen algunas dudas: Fortalecer el liderazgo interno y la representacin externa al

    mismo tiempo que se debilita la organizacin colegial yorientada por disciplinas, no es probable que impacte so-bre la libertad y la creatividad individual?

    Hasta dnde se admite y se desea una organizacin msjerarquizada, con mayor poder de la gestin administrativa y

    con un papel ejecutivo de representantes externos?

    El tercer dilema planteado se refera a las fuentes de financia-cin. La mayora de las universidades europeas son de financiacinpblica. Ante otras necesidades pblicas o nuevas exigencias defondos para adaptar las universidades al cambio, se plantean otrascuestiones:

    Hasta dnde llegar en la admisin de patrocinadores pri-vados, contratos con el exterior o tasas pagadas por los es-tudiantes?

    La financiacin pblica debe repartirse proporcionalmenteal nmero de alumnos o valorando la excelencia acadmi-ca y las posibilidades reales de empleo de sus egresados?

    Anteponemos la aportacin de las universidades al creci-

    miento econmico y a la mejora social o preferimos primarexcelencia y autogobierno?

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    Pasando al ltimo dilema (auto-renovacin o continuidad), eldocumento de la Universidad de Oslo empieza por reconocer queexiste una creencia generalizada en las sociedades de que las uni-

    versidades no desean o son incapaces de cambiar y que sus es-tructuras son demasiado rgidas en una era de rpido cambiocientfico y social. El reto es proteger el propsito fundacional de laUniversidad, su identidad e integridad, al mismo tiempo que se de-sarrolla y mantiene flexibilidad y adaptacin, incluyendo posiblescambios a largo plazo en las concepciones establecidas de lo quesupone ser una buena universidad. Responder a este reto tambinsupone hacerse nuevas preguntas:

    Hasta dnde debe llegar la autonoma de una institucinpblica?

    Cmo distinguir entre la defensa legtima de valores y prin-cipios y la defensa de privilegios, intereses propios o la simpleindolencia?

    Naturalmente la respuesta a las cuestiones que se han idoplanteando puede hacerse a nivel individual, de cada institucin,

    de los gobiernos responsables o de los centros de decisin supra-nacionales.

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    LAAPUESTAPORLAUNIVERS

    IDAD

    FORMACIN, AVANCE DEL CONOCIMIENTO, DESARROLLO

    ECONMICO Y SOCIAL, TRANSMISIN DE VALORESLos gobiernos y las organizaciones supranacionales estn conven-cidos del papel crucial de las universidades, aunque puedan diferiren aspectos concretos sobre su situacin pasada, actual y futura.

    En el prembulo a la Ley Orgnica de Universidad en su refor-ma de 2007 se afirma el papel de la universidad como transmisoresencial de valores; como motor para el avance del conocimiento

    y del desarrollo econmico y social; como respuesta a las necesi-dades de formacin demandadas por la sociedad.

    Las universidades deben perseguir una mejor formacin desus graduadas y graduados para que estos sean capaces deadaptarse tanto a las demandas sociales, como a las demandasdel sistema cientfico y tecnolgico. Tambin han de dar adecua-da respuesta a las necesidades de formacin a lo largo de toda lavida y abrirse a quienes, a cualquier edad, deseen acceder a su

    oferta cultural o educativa. Las universidades, adems de un motorpara el avance del conocimiento, deben ser un motor para el de-

    Captulo 5La apuesta por la universidad

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