el vestido de novia - foruq

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Primeraedición.Agosto,2019©2015,MarianaGarcíaLunaNúmeroderegistro:03-2015-030211191100-01@marianagarcialuna2012@marianagluna5@marianagluna5

Diseñodeportadaymaquetación:VerónicaLealFotografíadelaautora:JufraFilmsQuedaprohibidatodareproduccióntotaloparcialsinautorizacióndeltitulardelosderechosdeautor.EstanovelaseterminódeescribirgraciasalapoyodelaLeydeEstímuloFiscalalaCreaciónArtísticadelestadodeNuevoLeónydeAlfaCorporativo(2014-2015).

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ParaNéstor,mipadre.

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Primeraparte

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Capítulo1

Raquel

UNA RÁFAGA DE AIRE HELADO se desliza por la piel sedosa de una anaconda.Suavementesefiltraentresuscurvas,lasrodea.Trepaporsucabezadormidaaltronco de un árbol caído. Recorre su aspereza hasta llegar a sus ramas; crujejuntoaellas,lasbrincadeunaaunaylasdejaflotandocuandoseva.Silbandofrío en la noche tibia de la selva, sube y baja estremeciendo escarabajos yhormigas,plantas,plumasamarillasyverdesde las aves que descansan, tierrahúmeda, pieles blancas, morenas, inertes, cuerpos ensangrentados, sin vida,cristales rotos, pisos demetal, alas rotas de aluminio. De pronto, pedazos deespejoenelcorredordeunaviónestrellado,enellosunosojos:unosojosazules,yenellos,yo.EsanocheconocíaCarmina, la única sobreviviente de la tragedia. Esa nochevolvíaverme.Fuenecesarioqueeseaccidenteocurrieraparaquemesacaradelletargo en el que, quién sabe cuánto tiempo, llevaba sumergida. Me habíaacostumbradoavagarporlaselvaenformadeaire,cuandodespuésdemuchosintentosno logré comunicarme conmi esposo. Poco a pocomi cuerpo se fuereduciendoanadaymedejévencer:mehabíaacostumbradoaserunfantasmaenelAmazonas.Fueel reflejo demi imagen sobre los vidrios rotos de aquelaviónquienmeregresólaconciencia.Peroestahistorianoiniciaconelaccidente,niconlaapariciónde lapequeña

Carmina, ni con Nana y Santiago, ni con aquel mundo idílico, ni siquieraempiezaconmimuerte:empiezamuchosañosatrás,nopuedocalcularcuántos,porqueheperdidolanocióndel tiempo,sóloséquecomienzaconunahistoriadeamor:ladeAlejoyRaquel.Porcierto,Raquelsoyyo.

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Lima

LAMEDIANOCHEYAHABÍASURCADOelcielodeLima.Labrisaveraniegasecolabaporlaspuertasentreabiertasdemibalcón.Lascortinasbailabancadenciosasasupaso y yo, con la luz apagada de la habitación, veía mi imagen en el espejoiluminada por la luna llena. El viento jugaba con los largos rizos de mi pelorubio;sualientorefrescólasgotasdesudorquecomenzaronaaparecersobremifrente.Peroelvientono llegóamismanos,osi llegóellasni lo sintieron; noeran gotas, eran marismas las que escurrían por entre mis dedos. No podíacontrolarlosnervios:esperaba impacienteque todosen lacasadurmieranparaescaparmealjardínyencontrarmedenuevoconél,comocasi todas lasnochesdesdehacíaunaño.Meacomodélacrinolinade tuldelvestido,queestabamuydemodaporesa

época,y retoquémimaquillaje.El pelo le gustaba alborotado, así que lo dejécomoestaba.Losminutossealargabanyalargaban;porlahorasabíaqueAlejoyaestaríaesperándome.Porfinlosronquidosdemipadreaparecieron.Habíaperdidoenelpoloysu

yeguasehabíalastimado.Comoenotrasocasiones,quizásenelafándeocultarsumalogrado orgullo, sabía que se refugiaría en las profundidades del sueño.SentípenaporMarsella,peroporunsegundorespiréaliviada.Caminédescalzapor los pasillos oscuros, sobre las alfombras, con los zapatos en la mano,tratando de hacer el menor ruido. Aunque semejante concierto, seguramente,llegabahastalashabitacionesdelasempleadas.Recéparaqueningunadeellastuvierabuenoído.Nuncaentendícómomimadrepudodormirasuladodurantetantosaños;otalveznolohizoyprefirióguardarsumalestarantesqueherirlavanidaddesuesposo.Conlaorquestasinfónicaencubriéndomelleguéhastaelfondodeljardín.Bajo

lapérgola,sentadosobreunabancademadera,Alejomeesperaba.Noeralaprimeranochequenosencontrábamosenese lugar,sinembargo,y

aunqueyafuerapartedemirutina,laangustiaporserdescubiertamedestemplólosnerviosyapenasloabracémeechéallorar.

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—¿Qué te pasa, Raquelita? —me preguntó con un tono entre tierno ypreocupado.—Nopuedomás—contestéyhundímicabezaensupecho.Me abrazó muy fuerte, me dijo al oído que no me preocupara, ya

encontraríamosunasolución.Alejoyyonosconocimosde lamaneramásrománticaque cualquier novela

rosapudierarelatar.CaminabaporelPuentede losSuspirosconunasombrillaen lamano: el sol inclemente de aquel día de verano no había consentido nigarua ni neblina. El olor de los jazmines y de las rosas paseaban su delicadafraganciaportodoelparque.Labrisadelmarapenaseraperceptible.LosniñosjugabanalapelotamientrassusmadresynanasdisfrutabandelatranquilidaddeaquellatardeenBarranco,cuandounfuerteyrepentinovientosedejócaer.MaldíahabíaelegidoparaestrenarelregaloquerecientementemitíaLolamehabíatraídodeChina:unasombrillapreciosa,deencajeblancoysedaazul,conunaspequeñasmariposaspintadasamano.Lolaerami tíapreferida,apesardequesólo laveíaunavezcada dos años porque vivía en España con el resto de lafamiliademimadre.Eltiempoquepasábamosjuntascuandoveníadevisitaeratodaunaaventuraparamí.Mellevabadeunsitioaotrodelaciudad,delaplayaal campo, de Unamuno a Flaubert, de los turrones de Jijona a los alfajoresargentinos.Cadaregalosuyo llevaba implícitaunahistoria, por lo que aquellasombrillachinarepresentabamuchomásqueel simple objeto que se usa paracubrirsedelsol.Esatarde,miqueridaprendafuevíctimadelafuriadeuncelosoviento.Enel

intento de sujetar mi vestido se me escapó. Corrí tras ella, pero un instantedespuésdescubrí,paramivergüenza,quelehabíadadodefrenteenlacaraaunjoven.Apuradas,Maruquitayyo,llegamoshastaél.Sehabíacaídodesentónalrecibirel impacto.Nosasustamosmuchoporqueel joven no podía quitarse lasombrilla de la cara, al parecer una de las varillas se le había clavado en elpómuloderecho.“Ya,nosepreocupe,señorita,unpoquitodesangre, nomás”,dijo,hablándomedeustedyenun tonoque tratabadeocultara todacostaqueaquelloleestabaprovocandodolor.Comohabíacaídojustoalentraralpuenteyéstenoeramuyancho,entreminanayyoloayudamosaqueseapoyaraen labarandillademadera,yasídejarpasar a los transeúntes. Le pedí aMaruquitaquecorrieraalacasaallamaramipapá,paraquemandaraunaambulanciadelhospital.“Pero,niña,¿estássegura?”,minanadudabadedejarmesolaconaquelcaballerodeoverolazulyaspectodesaliñado.“Anda,anda,apura…—yenun

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susurro, para que el joven no me escuchara, exageré—: que se desangra”.Maruquitasalióatodaprisa.—Nosepreocupe, todoestarábien—loconsolé, sentada a su lado derecho,

ayudándoloasostenerlasombrilla.—Disculpemi…atrevimiento—eljovenhablópausadamente:no leera fácil

hablarconelarmatosteencima—,pero…¿podríasentarsedelotro lado?Es…demalaeducaciónnomiraralosojosmientras…setieneunaconversación.Con el objeto entre nosotros no podíamos vernos, y yo ni siquiera había

reparado en ese hecho.Me pareció gracioso su comentario, un poco fuera delugar(ademásmedabacuentadeque ledolíaarticularpalabras),peronosésifuelaformaenquelodijo,quemehizogracia.—Claro,claro,perdone…—melevantésacudiéndomeelvestido.Mesentéasu lado izquierdoypor finpudeversurostro,por lomenos una

parte.—Ahh… así está mejor —sonrió y emitió un quejidito—. Gracias.

Permítame…presentarme.Me llamoAlejo, ¿podría saber el nombre de… tandistinguidadama?Los colores seme subieron.Me pareció tan apuesto… y cortés. Tenía unos

ojos color miel bellísimos, que resplandecían sobre su piel bronceada y sucabellooscuro.—¿Eh?,ya,claro…mellamoRaquel—mesentíuna tonta.Yfingiendoque

haberloconocidonomealterabaelpulsoparanada,lepedíquesetranquilizara,queeramejorquenohablaraparaevitarcualquiermovimientodelavarilla.Una mujer mayor con un niño de la mano pasaron por un lado. Se

sorprendieronmuchísimo. El pequeño empezó a llorar. “Oh, no te preocupes,todoestábien”,intentécalmarlo.“Nopasanada,sóloestamosjugando”,ledijoAlejo,sacandouncaramelo del bolsillo de su overol. El niño lo tomó con sumanito; la abuela lo agradeció, preguntó si podía ayudar en algo, pero leaseguramosqueyalasituaciónestabacontrolada.Seretiraronmás tranquilosyelchiquito,sonriendo,sacudiósumanitoparadecirnosadiós.Laambulanciallegópronto;elparamédicomereconocióymedejósubircon

él.Estuveasuladotodoeltiempoquepermanecióenelhospital; ser lahijadel

dueño y director de éste, me daba algunos beneficios. Lo operaron, lesuministraronantibióticosyanalgésicosyélnuncasequejó.Por fortuna,aquelaccidente no tuvo graves consecuencias, solamente le quedó de recuerdo unapequeñacicatriz,laquenuncamecansédebesar.

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Alejoteníaungransentidodelhumor.Lascarcajadas,im-

propiasdeunaseñoritacomoyo,hicieronquealgunasenfer-meras,deesasmalencaradasporsulabordelimpiarcómodosyfluidosmalolientes,nosmandaranguardarsilencioacadarato.Perohubootras,juntoconmigo,que lecelebramossusocurrencias:“Peromiranadamásquenostrajoelgato”,bromeócuandounaenfermerabajitaysimpática llegócon losmolestos implementos para curarlo.“¿Yametocamibañodeesponja?,nomevoyaquererirdeaquí,metienenbienengreído”,continuóbromeandocon laenfermeradelsiguiente turno.Ah, perocómomehizoreírcuandosaliódelaoperación.Estabamareadoporlaanestesia,hablaba entre dientes y parecía desubicado: “Doctor, por favor, ya no tomeporqueloestoyviendoborroso”.Quienesestábamosasuladonopudimoscon-tenerlarisa,incluidoelcirujano.Desafortunadamente, los comentarios mal encarados y cargados de fluidos

malolientesnotardaronenllegaraoídosdemipadre.Nomeprohibióvisitarloenelhospital:dealgúnmodo,creíaqueyohabíaprovocadoelaccidente;peromeadvirtióqueencuantolodierandealtanovolveríaaverlo.Mipadreeraunbuen hombre, sin embargo, su condición de “miembro de alta sociedad conapellidosdeabolengo” lehabía llenado lacabezadeprejuicios.Era cierto queAlejonoeraunhombrericonidescendientedearistócratas,comoamipadrelehubieracomplacido,peroeraeducado,amableyemprendedor.Asíqueporprimeravezenmividalodesobedecí:nomeimportótenerquever

a mi enamorado a escondidas. Todas las tardes me inventaba un montón depretextosparapodersalirde la casa, peromis padres empezaron a sospechar;conlaayudadeMaruquita,Alejoyyocomenzamosavernosporlasnochesbajolapérgolacubiertadebegoniasenel jardínde lacasa.Nosrefugiábamosentrelos limoneros y los naranjos, las buganvilias y los rosales, los cerezos, lashiguerasy losmanzanos;el ruidodelcaerdelaguade las fuentes atenuaba elsonidodenuestrasvocesylascopasde losárbolesencubríannuestrassiluetas.Mimadreeraamantede lanaturaleza,ysi de algo estaba orgullosa era de sumagníficojardín,eraunverdaderooasisescondidoentre loscerrosdearenadeLima;ahí,yotambién,cadanoche,escondíamisecreto.Yahabíapasadounaño.Aquellanoche,mientrasesperabaaAlejo,nosupepor

quéestabamásnerviosade lonormal,supongo que presentía quemuy prontonuestrodestinoibaatomarrumbosinesperados.Laluzestabaencendida.Unsudorfríomerecorriódearribaabajoy lasaliva

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se me atoró en la garganta. La sangre dejó de fluir por mis venas por unamilésimadesegundo,oporlomenosasí losentí,cuandoescuché lasvocesdemispadresylademinanasalirdemihabitación.Estuveapuntodeecharmeacorrerporlasescalerasyregresardenuevoamiescondite,perosupequehabíallegadoelmomentoyerahoradeafrontarlo. Respiré profundamente, sequé elsudordemicaraconmis dedos, y el de lasmanos, con el vestido, tomé airenuevamente y con pies decididos entré. Maruquita, sentada sobre la cama,sollozaba;mimadre,máspálidadelohabitual,esperabasentadaenelsillóndeflores;mipadreestabaparadojuntoaunadelaspuertasabiertasdelbalcón,defrente a la noche y de espaldas hacía mí. Al verme, mi nana y mi madrecorrieronamilado;mipadrepermanecióquietoensusitio,nisiquieravolteó;pudenotarsuenfadoen lasvenassaltadas de sumano, cuando con dureza sesostuvodelmarcodelapuerta.—Ay,miniña,nopudeevitarlo—medijoMaruquitamientrasme abrazaba,

luegomediounbesoysefue.Conuntonodulceysolidario,mimadremeabrazó,acariciómipeloymedijo:—Seasustómuchocuandonoteencontró.Losiento,Raquelina.Notuvetiempodedecirnada,mivozsequedóamediocaminoaloírlaáspera

ycontenidavozdemipadre.—Arregla todas tus cosas, Raquel. La próxima semana viajas a París, vas a

pasarunatemporadacontuabuela.“¿A París?, ¿conmi abuela? ¿Tan grande era el desprecio de mi padre por

Alejo?”,pensé.Permanecícallada.Mimadre,conlosojosenrojecidos,mehizounaseñapara

quenohablara.Mipadrenovolteóavermeenningúnmomento.Despuésdeloquedijosalióde lahabitacióndejándonosamimadreyamí tansorprendidascomoangustiadas.Tuvoqueserun inesperadoataquede insomnioelculpable.Segúnmecontó

mimadre, esa noche mi padre despertó sobresaltado debido a una pesadilla;despuésde todosuyeguaherida lo teníapreocupado.Como no pudo volver aconciliarelsueñobajóalacocinaatomaragua.Alpasarpormirecámarasintióunabrisahúmedaquesalíaporlapuertaabierta,quisoentraradarmeunbesoycerrarelbalcón,comohacíacuandoyoerapequeña.Entoncesdescubrióqueyonoestabaahí: la luzdelbañoestabaapagada, también.Alnoencontrarmeportodalacasa,fueapreguntarleaMaruquita.Cuandoéstaempezóa tartamudear,cuandounasgotasdesudor leaparecieronsobre lapartesuperiordel labio,mi

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padresospechóquealgonoandababien;fuefácilparaunhombretanimponentecomoélsacarlelaverdadaunasencillanana.Conesfuerzo,mimadreloconvenciódenoarmarunescándaloaesashorasde

lanoche.Valiéndosede lomuchoqueamipadre le importabasu imagenantelosdemás, lohizodesistir de la idea de ir a golpear aAlejo o de hablar a lapolicía. Interrogarían a Maruca, me esperarían en mi recámara y ya tomaríacartasenelasunto.Peromimadrenuncaimaginósureacción.Nuncalepasóporlacabezaquepudiera tomarunadecisión como aquélla.Mi padre, por algunarazónqueyodesconocía,detestabaamiabuela,asupropiamadre.Delantedeélnosepodíanimencionarsunombre.MientrasestuveenParís, tuve el tiemposuficienteparadescubrirlasrazonesdesuodioydesusilencio.MaruquitafuelaencargadadellevarlelanoticiaaAlejo.Leescribíunacarta

contándole todo.Me teníanvigiladadíaynoche,por lo queme era imposibleescapar.Sólovolvimosavernosunavezmás,yúnicamentede lejos,cuandoeldíaquerecibiómicartafueabuscaramipadre,parahablarconél.Mipadre,sinpermitirleunpasomásalládelapuertadeentrada,lotratómal;

desde las escaleras escuché los gritos e improperios que le lanzó, llamó a lapolicíayéstos,comosisetrataradeundelincuente,selollevaronaempujones.Quisecorrer trasde él, tomarlo de lamano y huir a donde nadie nos pudieraencontrar,perosabía que eso sólo lo perjudicaría. En esemomento,mi padreestabatanfuriosoquehubierahechocualquiercosaporalejarlodemí.Noescuchómissúplicas,nimis argumentos para defenderlo.Alejo sólome

llevaba un par de años, pero su vida había sido dura y su rostro mostraba laexperienciadealguienmayor. Cuando él tenía tan sólo cinco años y vivía enTrujillo, sumadremurió inesperadamente. Estaba en la cocina terminando delavarlosplatosdelalmuerzo,cuandolevinounfuertedolordecabeza.Alejitojugabaenelpisoconsussoldaditos,cuandolaviocaer.Lallevaronalhospital,peroaquellaemboliahabíasidofulminante.Supadreyél semudaron a Limacon laabuela, laúnicaparienteque lessobrevivía.A los pocosmeses el papámurió también. Dicen que de tristeza, porque nunca supieron esclarecer elmotivodesufallecimiento.Añosdespuéslaabuelatambiénmurió;Alejoestabaen plena adolescencia y se había quedado solo en el mundo. Sus padres leheredaronunamodestasumadedineroysuabuela,previsora,lehabíadejadolapequeñacasaenlaquevivíanenLince.Graciasaesto,Alejonosequedóen lacalle,perosítuvoquesaliradelanteconsuspropiosrecursos.Suespíritufuerte,suinteligenciaytenacidadlograronquesegraduarade lacarreradeIngeniería

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Civil, a pesar de tener que trabajar muchas horas de albañil para pagar susestudios.Peronadade lo que yo pudiera decir servía ya.Mi padre se sentía burlado,

ofendido,paraélmienamoradonoeramásqueuncholooportunista.AlasemanasiguienteestabaviajandohacíaParísyenmicabezarevivíaunay

otravez lasúltimaspalabrasdeAlejo:mientras lospolicíasse lo llevabana lafuerzaél nome despegaba lamirada y con esos ojos cubiertos de cólera quetantoyoamabayconesavozquemehacía temblar,nosecansódegritarquelucharíapormí.Ytodos,incluidomipadre,escucharonsupromesa.Lucharéporti,Raquelita.

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París

PARÍSDENOCHE,ARROPADADENIEVEYLUCES.Sonidosguturales,animadosporunacordeónquesalíandelradiodelauto,acompañaronmirecorridodelaeropuertoa casa demi abuela.Una borrosa Torre Eiffel pasó por la ventana: mi vista,perdidaenelocéano,seguíainundadaporsusmares.Miabuelanofuearecibirme.Meenvióunchofersombríoytriste,largocomo

una garrocha que,más tarde descubrí, hacía juego con el resto de personas ycosasquehabitabanlamansión.El ruido de la inmensa reja de hierro por donde entramos hizo que me

estremecierayunpresentimientodedesasosiegomeinvadió.Yahíestabayo,sola,paradaenmediodeunenormerecibidoresperandoami

abuela: el chofer había desaparecido con mi equipaje sin que lo notara. Dosescaleras monumentales, alfombradas en rojo, se abrían de cada lado de laestanciayse juntabanarriba,en loqueyo imaginéun largoy sinuoso pasillo.Por una de ellas apareció mi abuela. Bajó callada, observándome, tal vezqueriendoencontrarlosrasgosdesuhijoenmí,pero loqueellabuscabano loencontraría afuera, sino adentro: mis rasgos físicos, inclinados hacia el ladoespañoldemimadrenoreflejabanmicarácter,elcual,hastaesemomento,sólohabíamostradounascuantasgotasderebeldía:seencontrabadormitandoenellimbo.Elcaráctermesurgiómásadelante,perosin ínfulasaristocráticas,desuladofrancés.Cuandollegójuntoamí,sedetuvo;pudeverunatisbodeasombroensurostroymirándomefijamentemurmuró: “Tus ojos… son… tan azules”.Me abrazó por unmomento, tal vez un pocomás largo de lo que yo hubieraesperado,mediounbesoencadamejillayenunmalespañoldijo:“Bienvenida,Rachèle,éstaahoraes tucasa”.Mi padreme había acostumbrado a hablar enfrancésconéldesdequeerapequeña,por loqueeste idiomameresultaba tannaturalcomoelespañol,asíqueensumismolenguajeledilasgraciasy,comonosemeocurrióotracosaquedecir,elogiélaspinturasy tapicesquecolgabandelasparedesdesumansión.

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En los días siguientes,mi abuela y yo nos vimos en contadas ocasiones, ycuandolohacíamos,permanecíamoscalladaslamayorpartedeltiempo.Ellanisiquieraintentabavermealacara,conlamiradaperdidaenquiénsabedóndemepreguntaba únicamente si había dormido bien, si la comida había sido de migusto, tonterías así.Me parecía raro que no indagara losmotivos por los queaparecí así tan de repente en su vida, tampoco hacía alusión a mi papá; algocomentóacercademimamá,dequeleparecíaunabuenamujer,nolorecuerdoconexactitud,porque lodijomuyalaire,comoparasusadentros,olvidándosede que yo estaba ahí. Todo me hizo suponer que tanto mi abuela como yollorábamos, cada una, en su rincón: yo por Alejo, pero ¿y ella?... no podíasiquieraimaginarelverdaderomotivo.Alrededor de unmesme costó salir de esa rutina de lamentos y llantos, de

refugiarmeenlaúnicacartaqueteníadeAlejo(aprovechandoundescuidodemipadre,averigüéladireccióndemiabuelayselapaséaminana;lacartallegóunpardedíasdespuésqueyo).Salíademicuartosólocuandoelhambremeerainsoportabley,entonces,delrefugiodemihabitación,pasabaaldelacocina.Lacocinerafuelaúnicapersonaconlaquemerelacionéduranteesemes,yno

precisamenteporlaconversación,sinoporsusreconfortantescaldosysopas.Nosólo calmaban el frío de mi cuerpo, también me calentaban el alma; aunquedespuésregresaraamihabitaciónaseguirrumiandomitristeza.Peroundía,el tedioy lacuriosidadmevencieron.Dejémi habitación yme

entreguéa la tarea de conocer hasta el último rincón de aquella lúgubre casa.Recorrí fastuosas salas; habitaciones abigarradas de antigüedades, de lienzosoriginalesyalfombraslujosas,casitodosmostrandorostrosariscosysituacionessombrías; jardines que, estaba segura, hasta en primavera, por más arbustospodados con formas de animalitos, rosales llenos de color y fuentes conquerubines,luciríansinvida,descoloridos.Entonces,caíenlacuentadequemehabíaconvertido,comotodoslosobjetos

yseresquehabitabanaquellamansión,en la pieza faltante de la colección dedesdichas que mi abuela parecía haberse encargado de ir recolectando,lentamente,coneltranscurrirdelosaños.Unespejoenormeconungruesomarcochapadoenorofueelcausante.Enunodemisrecorridoslodescubríenunasalamuypeculiar.Deentrada,me

llamaron la atención sus puertas: dos tablas macizas de ébano labradas, quemostraban horripilantes rostros deformes, agonizantes. Me estremecí y salícorriendo.Perolacuriosidadmeganó,asíquedíasdespuésregresé,decididaaaveriguar qué se encontraba detrás de aquellas imágenes dantescas. Nada,

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adentrosólosepalpabaelvacío.Enelinteriordeaquellahabitaciónmenudadetechosmuyaltosnohabíamuebles,nialfombras,nipinturasdelosancestros;elfríocalabahondodesdeelpisodemármolgrisylasparedesdeyeso.Elenormeespejorectangularcolgabade lapared frente a la entrada, gobernando aquellasoledad.Meacerquéaélcomohipnotizada:sepresentómiimagen.Nolareconocí.No

meencontréenaquelcuerpodeclavículassaltonasy huesos que podían hastacontarse: los ojos, hundidos, parecían haber derramado su azul sobre lospárpados;levantélamiradaparacomprobarloestropajosoquelucíamicabello,yese levemovimientomebastóparaencontrarlos.Unosojos enormes, grises,suplicantesmemirabanintensamente.Ungritodemivozmehizoreaccionarydeinmediatomevolví.Ahíestabaella,sobreunlienzocolocadoen lapartesuperiordelmarcode la

entrada, que no había visto con anterioridad. Era un retrato demi abuela. Losupeporquesusojos,aún jóvenes,guardabanya la tristezaque laacompañabatodoslosdías.Suvestidoplomo,supeloestiradoenunmoño,elcollardeperlasqueusabaadiario,suslabiosapretadosreflejabanalaviudajovenperfecta.Elespejoyelcuadroeranlosúnicosobjetosdeaquellasalavacía.Noalcancé

aadivinarlosmotivosdemiabuelaparatenerunsitioasí,peroapesardelsusto,vermecomomeviyver lo que vime ayudaron a recuperarme.Ahí dejémisúltimaslágrimas;meneguéaseguirsuejemplo.Éstanoseríalaúnicavezqueunespejomeayudaríaadespertar.Duranteeltiempoquememantuveencerradaenmihabitación,meaficionéa

pasarhorassentadaenunsillóntipocolumpioquecolgabadeunaesquinadelaterraza.Mecubríaconunamantadepelodeangoraencolor fucsia:sucalidez,sedosidadybrillo,mealejabanporunmomentodelinvierno.Lacocinera,quienya se había encariñado conmigo, se encargaba de mandarme termos de unchocolate caliente y espumoso que me abrigaba el paladar y, también, elcorazón. Así, meciéndome suavemente, viajaba sin cerrar los ojos hasta mirincónsecreto en Lima, y de tanto en tanto, alimentaba los recuerdos con lasagridulcespalabrasdelospoetas.Desdeahí, la imagensolariega de la entrada principal de lamansión con su

caminodepiedracustodiadoporárbolesenclenques,muertosenlabatallacontrael frío,ysu enorme portón de hierro, seme presentaba como el patio de unacárcel,delaquejamáspodríaescapar.Sinembargo,elmovimientodelosquesalíanyentrabanenlacasallamabami

atención,apartándomedemiensimismamiento.Dejaba volar la imaginación e

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inventabahistoriasparacadaunode lospersonajesquedesfilabanporahí;porsupuestoningunosufríamásqueyo.Laquealgunasvecesmeganó,ademásdemiabuela,fueesaextrañamujerquehacíalasvecesdesudamadecompañíayamadellaves.Nuncalevimoverloslabios:parecíahablaratravésdelamirada.Dabaindicacionesalosjardineros,alchoferoalassirvientas,siempreconunacejalevantadayconeldedoíndicefirme,cortandoelaire.Asífuecomodesdemiobservatorio, fui testigode losesfuerzosqueelviejo

jardineroegipciohacíaparaprolongar lavidadeaquel jardín que sucumbía almaltiempo;decómounmundodegenteibadeunsitioaotroparamantenerenordenunamansiónenlaquenovivíanadie.Yfuedeestamanera,también,quedescubrí una particular rutina de mi abuela: salía temprano por la mañana yregresabaentradalanoche.Siemprealamismahorayenlosmismosdías.Llevabayamásdeunmes en París y ni siquiera había intentado salir de la

mansión.Aunque no tenía idea de adónde iba mi abuela en sus salidas, a lamañanasiguientedelosucedidoconelespejo,salícorriendoparaalcanzarlaylepedíqueme llevara con ella.No sé por qué, pero cuandome preguntó que adóndequeríair,lerespondíqueal lugaradondeella ibacadamartesyviernes.Nosesorprendiócuandose lomencionéysólo preguntó si estaba segura.Unmovimientoafirmativodecabezayunsíenvozaltalaconvencieron.Apartirdeesemomentomividacambiaríaparasiempre.Elchofersombríoytristeylargocomogarrochanosabrió lapuertadelauto.

SellamabaGaspard,porsualtura,supuse,estabauntantoencorvadoyteníaunanariz que me recordó inmediatamente aquel poema de Quevedo: Érase unhombrea una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una alquitaramedioviva…Este hombre, que al principio me causó desconfianza, quizás más por su

aspecto lóbregoqueporotracosa,al final resultó tener el corazónmás noble.Nostomamosmuchocariño.Miabuelayyohablamospocoduranteelrecorrido.Nomencionénadaacerca

del espejo, el cuadro y la sala pequeña, pero mi ánimo había cambiadomejorablemente, y estaba impaciente por conversar. Sin embargo, los únicoscomentariosqueintercambiamosfueronrespectoalclimayalpaisaje.Miabuelaseguíaperdidaensutaciturnovivir.Unhospital.Miabuela ibaalhospitalÈmiledeMontaigu.Eraunedificiode

estiloneoclásico,antiguo,peromuybienconservado.Alfinaldesussietepisos,eneltejado,seasomabanlastípicasventanaseuropeasconbuhardillasyalnivel

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del suelo, sobre la banqueta, se encontraba rodeado por arbustos cubiertos denieve.Me sorprendí al ver el nombre de mi padre luciendo sobre la fachada. Mi

abuelamesacódelerroral instanteenque lomencioné:sunombrehonraba lamemoriadesufundador,miabuelo.Conocíamuypocosobremifamiliapaterna.Mipadreeratanherméticoconsu

pasadoquesólomehabíadejadoveralgunosesbozosdesuvida.Peseaesofuemuy cariñoso, y dentro de su recta educación no podía negar que me habíaengreídomucho.Comomimadreloadorabayleerafielmenteleal(olealmentefiel),tampocomecontómuchascosas;loindispensableparaqueunserhumanoconozcadedóndeviene,peronodemasiadocomoparasaberadóndeva.Antesdequealguiennotaralalágrimaqueestabaporsalirdeunodemisojos

secos, apreté los párpados por unos segundos para impedir su fuga: estabadecididaanoquedarmehuecanideshidratada.Mientrascaminábamospor los pasillos y la gente saludaba ami abuela,me

contócosasacercademiabuelo;noteníaideadequetambiénhabíasidomédicoy por lo que pude percibir de las personas a quienes mi abuela me ibapresentando,habíasidomuyrespetadoyquerido.Almorir,ellaheredósus treshospitales. Años después, cuando mi padre cumplió la mayoría de edad, leexigiósupartecorrespondientedelaherencia.Éstaconsistíaenlasgananciasdela venta de uno de los hospitales, además de una considerable fortuna,provenientedelladomaternoque,aunquemipadreintentórechazar,miabuela,valiéndosedesusinfluencias,lehizollegardetodosmodos.No volvieron a verse.Mimadre fue la encargada de informarle, de vez en

cuando,sobrelavidadesuúnicohijo.Asíseenteródequehabíaestudiado lacarreradeMedicinaenEspaña,quefueendonde loconoció,cuandovisitabaasusparientes;desuviajeaPerú;delabodaconmásdeseiscientosinvitadosenelCountryClubdeLima;deminacimiento;deque,comosupadre,él tambiénera director de su propio hospital; entre otras noticias que se sucedieron a lolargodeestosaños.Porsupuesto,tambiénfueellaquienleavisódemillegada.Alprincipionoentendíporqué,apesardeldistanciamiento impuestopormi

padreasupropiamadre,nodudódeenviarmecon ella, pero las dudas semeaclararonencuantoestuveallá:dealgunamanerasabíaqueyoestaríabienasulado,ysupuse,sinnecesidaddeunanálisisprofundo,quepretendíaquedentrode la aristocracia francesa encontrara un buen partido para casarme y meolvidaradeAlejo.Nadamásalejadodemisintenciones.Así que no estábamos ahí porque mi abuela padeciera alguna enfermedad,

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apartede lamelancolía.Estábamos ahí porquemi abuela era la dueña. Por lomenos estos fueron mis primeros pensamientos, pero cuando me llevó a uncuartitoendondemedioundelantalrosaparaponermeencimadelvestidoyellase puso otro, entendí que ése no era el principalmotivo.Mi abuela trabajabacomo voluntaria con niños y ancianos en fase terminal.Madame Julienne deMontaigu se convertía, cada martes y viernes, en otra persona: su rostro, suactitud, hasta el tono de su voz cambiaban radicalmente, convirtiéndola en lamujer más compasiva que yo hubiera conocido. El resto de días y horas lopasabarecluidaensumansiónencabezandosucoleccióndedesdichas.Esosdíasenelhospitalmeabrieron lapuertaaunnuevomundo.Nuncame

habíasentidotanútilycomprometidaconalgo.Unsentimientodesconocidomeembargaba,eracomounaespeciedeenamoramiento,noaunapersona,porqueyo seguía amando aAlejo, esto era distinto. En una ocasión, le insinué a mipadremideseodeestudiarMedicina,peroéstesenegórotundamente:defendíalaideadequelasmujeresestabanhechasparaelmatrimonio,lacasayloshijos.Uncosquilleoenlabocadelestómagomeempujabaanoconformarmeconser

solamentevoluntaria;nosabíacuántotiempoibaapermanecerenFrancia,peromientrasestuvieraahí,iríaalaescueladeenfermeras.Estaveznohabíaun“no”pordelante.Miabuelaestuvodeacuerdo.Desdeentonces empezó a sonreír los jueves y

unoqueotrodomingotambién.

“Prontoestaremos juntos”, rezaba la frase finalde, ¡por fin!, lanuevacarta deAlejo.Habíanpasadomásde treintadíasdesdeque tuvieranoticiasdeél (unaeternidad para los enamorados). Empezaba a perder el apetito —y el sentidocomún—, cuando por fin, una mañana, la ansiada carta llegó. Rápidamenterompíelsobre;decíaquemeamaba,quemeextrañabacomoloco.Micorazónpalpitóaceleradodelaalegría.Despuésmecontóelmotivodesu tardanza.Unsuspiroprofundomellenódeserenidad.AlasemanadehabermemarchadodeLima,unprofesordesuuniversidad,lo

llamóparaofrecerleun trabajo.Poreseentonces,Perúseencontraba en plenocrecimiento,ydebidoalassecuelasocasionadasporlaSegundaGuerraMundialelmundoseveíanecesitadodepetróleoysusderivadosparaeldesarrollode laindustria. Siendo Perú un país petrolero, el Gobierno pondría en marcha el

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proyectodeconstruccióndeunarefineríaenlaAmazoníaperuana,enIquitos.Alejonolopensódosveces.Aceptósinrenegar.Todofuemuyrápido.Apenas

tuvo tiempo de renunciar a su empleo y unirse al equipo de ingenieros queparticiparíanentanmagnoproyecto.Se instalaron en tiendas de campaña a las orillas de la ciudad, ya que la

refineríaestaríaubicadaacatorcekilómetrosdeIquitos,almargenizquierdodelrío Amazonas. El trabajo conllevaba ciertos riesgos debido a la abruptageografía. Para desplazarse de un sitio a otro había que hacerlo enembarcacionesyapie,ademásdesorteartodoslosinconvenientesypeligrosdela selva. Pese a eso,Alejo semostraba ilusionado: el futuro se le presentaballeno de oportunidades, de aventuras y sobre todo, aunque en ese momentoresultaraparadójico,esefuturoloacercabaamí.Leresultabauntantocomplicadoirseguidoalcorreo,ycadacartapodíatardar

semanasomásenllegarasudestino,siesqueenlatravesíanoseperdíaalguna.Alejoprocuraba escribirme en susmomentos de descanso, para en la primeraoportunidad, llevar juntas las cartas al correo de Iquitos. En aquella ocasiónenviócinco,pensóqueporlomenosunallegaría.Yasífue.Mepreocupéunpococuandomencionólospeligrosdesunuevotrabajo,pero

estabatanentusiasmadoquecuandolerespondínoquiseopacarlelailusiónconmis temores.En esemomento, no supe por qué al leer las palabras “selva” y“Amazonas”meestremecí.Masmiespírituaventureroempezabaaasomarseysegundosdespuésuna sensación de pazme llenó.Al cerrar la carta,me sentífeliz.Nosóloporelhechodesaberquealotroladodelmundohabíaunhombrebuenoqueprometíalucharpormí,sinoportener lacertezadequealgograndemeesperabaasulado.

Cincomeses.Elsolnoscalentabadenuevo.Elinviernosealejabapocoapocodelamansión:elpasadosederretíajuntoconelhieloylaescarcha.Losárbolesdejabandeseresos flacuchosdeprimidosycomenzabana regalarnos su verdesonrisa.Miabuelayyopasábamos juntasmucho tiempoenelhospital.Losmartesy

viernes se habían convertido en lunes, miércoles, jueves, hasta en sábadosdistraídos, también. Resultaba increíble que atender el sufrimiento ajeno nosapartaradelpropio,otorgándonosciertasatisfacción.Eramuydolorosoveralospequeñitos luchando por sus recién estrenadas vidas, así como ser testigos dequienes se aferraban a sus ya cansados y maltrechos cuerpos; era una

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contradicciónqueayudaraaminorarunpocoesedolor,yafueraporlacompañíao por los cuidados, nos hiciera sentir vivas, egoístamente vivas. Hasta eseentonces,mi abuela había vivido su voluntariado como una especie de “salvaculpas”,oporlomenosesaeralaimpresiónquemedaba,porqueapesardequeaúnnosehabíaatrevidoacontarmesobresupasado,yaunqueyonoalcanzabaacomprenderdeltodoelmotivodesupeculiarcomportamiento,enalgunasfraseso acciones me lo dejó ver. Sin embargo, mi entusiasmo y mi entrega lacontagiaron.Graciasaesesufrimientocompartido,ellayyocomenzamosaseramigas.Habíamossidodosdesconocidasunidasporlasangre;ahoranosuníalacompasión.Quiénmeibaadecirqueprecisamenteellaseríamiprincipalaliadaparacompletarmihistoriade amor; una historia de amor que no terminaría apesardemimuerte.Lasochoyquincedelamañanadeunjueves.Gaspardyyoesperábamosami

abuelaenelautoparairalhospital,comotodoslosdías.Algoinusualennuestrarutina: siempre era a mí a quien esperaban. De pronto, la voz áspera de laseñorita Armelle rompió el silencio matinal: “Madame Julienne se encuentraindispuesta,nopodrásalir”.Sinesperarrespuestalevantóunaceja,alzóeldedoíndiceehizounaseñaaGaspardparaquenosmarcháramos.LaordentajantedelaseñoritaArmellenosdejómudosunapartedeltrayecto.

Hastaquereaccionéysacudídemicabezalaideadehabersalidodeuncuartelmilitar.Medicuentadequeera la segunda vez, desde que estaba en París, queme

encontrabaasolasconGaspard.Enesosmeses,algohabíacambiadotambiénenél, no estoy segura, pero ahora que lo recuerdo me parece que se veía mássonrosado;elaspectogrisysombríoempezabaadejarlopara lasmuecasde laseñoritaArmelle.Nunca supe cuántos años tenía Gaspard, podía haber tenido cuarenta,

cincuenta,hastasesenta;eradeesetipodehombresquepueden tenercualquieredad y que pormás que se les observa, uno nada más no atina. Le causabamucha graciami inquietud por conocer su edad; siempre me respondía de lamismaforma:“Quéimportalaedad,unoesloqueeshastaquesemuere”…Yconesafraseme teníaocupadadíasenteros tratandodedescifrarla.Qué razóntenías,queridoGaspard.Loquedesconocíasesqueunono es lo que es hastaquesemuere,despuésdelamuerte,aúnsiguessiendotú.Aunqueaestasalturas,supongoqueyatehabrásenterado.Así que esa mañana, adornada por un bello sol y un cielo clarísimo, y

aprovechando la ausencia demi abuela, le propuse queme llevara a conocer

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París,yaqueentodoesetiemponadamáslahabíavistodelejos.—Pero, mademoiselle Rachèle ¿y el hospital, y sus clases, y madame

Julienne?... ¿Qué va a pensar demí?—Las palabras se le atropellaban en lagarganta,mientrasmeveíaporelretrovisordelautomóvil.—Nada, Gaspard, no va a pensar nada… ya hablaré yo con ella. No te

preocupes.Anda,quememueroporsubiralaTorreEiffel,conocerMontmartreyviajarenelmetro.—¡¿Elmetro?!Unaseñoritacomoustednopuedeviajarenelmetro…No,no,

no…Ustedvaahacerquemedespidan.PeroapesardelaoposicióndeGaspardporhacermivoluntad,esedíafueuno

delosmásfelicesdesuvida.Losé,porqueélmismomelodijo.Loobliguéasubir todas lasescalerasquenosencontramos por el camino, a

comer crepès en la calle, a bajarnos y subirnos del metro, a bailar Can CanafueradelMoulinRouge(yesoporqueeradedía),perosobretodoareírcomoniñospequeños.Fuemaravillosodescubrirunarisa tan inocenteenunhombrede incalculable edad. En ese instante extrañé como nunca amiAlejo, tal vezporquesusrisaseransimilares,oporquelaCiudadLuzeslamásrománticadelplaneta;mesentíafeliz.Todocobrabasentido.Apesardelascircunstanciasquemehabían llevadoaestapartedelmundo, supe que esemomento y ese lugareranjustoendondeteníaqueestar.Mialegríaeradeunatranquilidadferoz,perola imagen demi abuela no se había despegado de mí en todo el día. Estabaseguradequealgopasaba.Cuando el atardecer iluminó el Sena y ya cansados caminábamos por una

orilla, mientras saboreábamos un helado de chocolate, tomé de un brazo aGaspardylepregunté:—Gaspard,¿quélepasaamiabuela?¿Porquénoquisosalirhoy?La incomodidad en su rostro respondió amis sospechas. Se tocó la cabeza,

tomósuboinaylaestrujóentrelasmanos.Despuésdeunapausalargacontestó:—Hoy es el aniversario luctuoso de tu abuelo —pronunció esta frase

tuteándome,conuntonoquepercibípaternal.—¿Hoy? Pero ¿cómo? ¿No se supone que es dentro de unos días? En el

hospitaltodosestánvueltoslocosorganizandoelhomenaje.—Perdóneme,mademoiselleRachèle,peronosoyyoquiendeberespondera

suspreguntas.Enel recorridodevuelta,nosacompañaron lossonidosguturalesemitidosal

compásdeunacordeón,comolosquemehabíandado labienvenida;estavez,comoaquélla,Gaspardyyonopronunciamospalabra,aunqueahorapormotivos

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diferentes.

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La mansión permanecía callada, bajo una noche de luna escondida, comoaquellas en las que se intuyen irremediables tormentas. El inmenso portón dehierrochirrióaldarnospaso; lasalivaseme atoró en la garganta.Gaspard seestacionó enfrente de la entrada principal yme abrió la puerta del auto, paraayudarmeabajardeél.—Buenasnoches,Gaspard—dijerompiendoelsilencioydudandodequeen

verdadpudieranserbuenasnoches—.Graciasporelpaseo.—Buenas noches,mademoiselle Rachèle —contestó Gaspard con el mismo

tonodeduda—.Graciasausted.Enel interior, lamansiónpermanecíaaúnmáscallada.Algunas lámparas de

débil luz iluminaban la entrada y las escaleras. Subí por ellas, mis manosempezaronasudar.Guiadaporunimpulsomedirigíalasaladelespejo.Teníalacertezadequeahílaencontraría.Unsúbitoruido,provenientedeaquellugar,ledio la razónamipresentimiento.Empujé los rostrosdeformessinatreverme amirarlos.Y ahí estaban, las dos, la del retrato y la de carne y hueso, enfrentándose.

Lleguéjustoenelmomentodelacontienda.Miabuelateníaunabrecartasenlamanoyconélapuñalabaunayotraveza lamujerdelcuadro,a lamujer quehabía sido ella.Me impactó ver su rostro descompuesto: sus ojos, que en losúltimos meses se habían colmado de una mirada serena, estaban hinchados,irritados;sueleganciaypulcrituddesiempresehabíanperdidoen lasmarañasdesucabelloyenlasseveras rasgadurasdesuvestidogris;sucollardeperlasfavorito se encontraba desparramado por el salón. Con una voz que apenasalcanzóasalirdemigargantacerradalallamé:—¿Abuela?¿Abuela?—Ymientraslohacíameacercabaaellacon temorde

recibirunnavajazo,perotambiéndequeselastimara.Me respondió con una mirada de auxilio, como si ninguna palabra fuera

suficienteparaexpresarlaamarguradesualma.Creíquemehabíavisto,peroenrealidadnoreparóenmipresencia,parecíaausente.Nofuehastaquesintiómimanosobresubrazoymivozcercadeellaquememirófijamentea los ojos,despuésvolteóaverelcuadrodestruidoquecondificultadsosteníaenunamanoyobservóqueenlaotraelabrecartaspermanecíafirmeyalacecho.Entonceslosdejóescapar:abriósuspalmasy losobjetoscayeronconestruendoalpiso.Meestremecí.Misobresaltoaumentócuandosentíelcálidoalientodemiabuelaenmioído,susurrando:“Nopuedomás”.Sedejócaersobremí.Primeropenséquequeríaabrazarme,peroprontomedicuentadequeestabaapuntodeldesmayo.Lasostuvelomásfuertequepudeparanodejarlacaer,peroenelintentolasdos

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terminamos en el piso. No tenía idea de lo que le sucedía, pero comprendíaperfectamentesusentir:esecansancioextremoporllevaracuestasunamontaña.Yahí,sentadassobreelfríomármolgris,cuandohuborecuperado las fuerzas

ylacalmamecontósuhistoria,susecreto.—Estaba tan enamorada… de tu abuelo… era un hombre muy atractivo y

encantador. ¿Sabes? Tú sacaste sus ojos… los más azules… los mástransparentes.—Laspalabrassalíanlentasdesuboca—.TeníafamadetenerlosojosmáslindosdeParís.Nuestrasfamiliasseconocíandetiempoatrás,peroyoapenaseraunaniñacuandoélempezabaaincursionarenlasfiestasdesociedad.Tuvieronquepasarmuchosañosparaqueélsefijaraenmí.TerminabalacarreradeMedicina,cuandoesopasó.Nosreencontramosenunasdeesasfiestas,a lasqueyoteníapocodecomenzaraasistir.Desdeentoncesfuimosinseparables.ElapellidoDeMontaigueradelosmásrespetadosdelasociedadfrancesa,asíquemi familia, sobre todo mi padre, que pasaba por una mala racha económica,estabamuycomplacidoconlarelación.Amíloúnicoquemeimportabaeraél,yyoerainmensamentefeliz.ÈmileDeMontaigueramiÈmile.Pronunció su nombre con un suspiro por delante, y unos momentos

permaneció en silencio,mientras sus ojos hablaban del pasado que no queríaolvidar.Después,altiempoqueseacomodabaelpeinado,continuóconlahistoria.—Me eligió amí.De entre todas las bellas y delicadas señoritas de la alta

sociedad,meeligióamí.Nuncaentendíbienporqué.—Abuela,perositúeresunamujermuybellaymuybuena—dijeasombrada

ytomándoladelasmanos.—Gracias, querida —contestó viéndome con ternura—, pero aunque mi

familia también era de apellidos muy respetables, mi padre estaba teniendogravesproblemasfinancieros,yenaquellostiemposesopesabasobremaneraenlasunionesmatrimoniales.Sinembargo, tuabueloseenamoródemíynuestrabodafueunodeloseventosmásimportantesdeladécada.Noséquécosastuvoque hacermi pobre padre para pagar semejante costo. Pero le valió la pena,porque la unión de nuestras familias lo benefició grandemente: realizaronnegociosmuyfructíferos.»Vivimosfelicesmuchos años, a pesar de que tuve dificultades para quedar

embarazada.LlegamosapensarqueDiosnoqueríamandarnoshijos.Eldíaquenaciótupadrefueelmásfelizdenuestrasvidas.Èmileestaba tanorgullosodesuvástago,dequecarnedesucarnellevarasunombre…Leencantabacargarloen brazos y presumir ante los amigos: “Este caballerito serámédico como su

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padre”,yelbebé,comosientendieraa laperfecciónsus palabras, reía con suboquitasindientesyconsuspequeñasmanosacariciabasubarba.»Seadoraban,“misÈmile”(comoyolosllamabacariñosamente)seadoraban.

Éramosunafamiliaenvidiable.Hastaqueaparecióella.Unamalamujer,deesasquesecortabanelpeloalamodamasculina,usabanvestidoscortosconelpechovendado,paradisimularsunaturalezayfumabancigarrosenlargospitillos.Fueellaquienloembrujó.Élmeamaba,peroellalerobólavoluntad.»Llegó comportándose como cualquier colega de tu abuelo —continuó mi

abuela con los ojos encendidos—; ser la únicamédica en el hospital la hacíasentirsesuperior.A lasdemásmujeresnosveíacomoporencimadel hombro,comoaunas tontonas. Cuando la conocí no sentí celos, parecía unmuchachoconeseespantosopelonegro a logarçon. Jamás pensé que Èmile,mi Èmile,pudierafijarseenella».Yoescuchabaamiabuelaconasombro,ylaveíaaellacontodoeseamorpor

unhombrequeyanoestaba,ymeveíaamí,sintiendolomismoporunhombrequeestabaamilesdekilómetrosdedistancia.Ladudayelmiedodeperder aAlejomeinvadieronporunsegundo,perolosdesechéalrecordarlaspalabrasdelaspocas,perosinceras,cartasqueélyyointercambiábamos.Asíqueconcentrémiatenciónenlavozdemiabuelayrecéparaqueesonomepasaraamí.—Sentí que me iba a morir —mi abuela veía fijamente las perlas que se

encontrabanenelsuelo—.¿Sabes?Estecollarmeloregalóeldíaquesupoqueestaba embarazada… por eso es que siempre lo llevaba conmigo—dijo estotomandounaperlaentresusdedos,despuésvolteóavermeyrepitió:—Sentíquemeibaamorir.Fueterribleescuchardesuspropioslabiosquese

habíaenamoradodeotramujer.Tenía tiempo intentando decírmelo, pero cadavezquesedecidíanoencontraba lamanera de hacerlo: no quería lastimarme.Sin embargo, se negaba a seguir llevando una doble vida. Por lo que prefiriódecirmeélmismo la verdad, antes de queme enterara por otro lado. ¿Sabes?ÈmiledeMontaigueraunhombredehonor.Peromientrassuspalabrasentrabangolpeandomi cuerpo, reviví todas esas situaciones que quise ignorar: aquellanochecuandollegótantardeconlaexcusadequeelpartidodebridgesehabíaalargado,ylaotraenlaqueunpacientesehabíapuestomuygrave,ylaotraunacenade…ylareunióncon…yelpacientequesemurióenlamadrugada…yelmédico que no llegó…Cuando reaccioné, la furia contenida en esemomentoestalló.Meabalancésobreél,chillandocomo una loca, golpeándole el pecho,preguntandoagritos¡¿porqué?!,¡¿porqué?!Laeleganciaylasbuenasmanerassefueronpordebajode lapuerta,por lasventanasy enloquecí: le grité una y

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otravez:“¡Tevoyamatar!¡Tevoyamatar!”.Tuabuelo tratabadedetenerme,decalmarme,pero loqueyosentíaera imparable:unsentimientodesconocidome carcomía las vísceras. Desgraciadamente no reparé en que mis gritosllamaron la atención de los habitantes de la casa. Yo estaba de espaldas a lapuertadeldespacho.Depronto,Èmilemetomófuertementedelosbrazosymegritóun“¡cállate!”rotundo,haciendounaseñaconlamiradaparaquevolteara:tupadre,consusapenasdoceaños,observaba,atónito,aquellaescena.GaspardyArmellellegarontrasdeél,peroerademasiadotarde:mihijo,mipequeñohijohabíaescuchadoquesupropiamadrequeríamatarasupadre.Nodejóquemeleacercaraysalióhuyendo.Èmilecorrióparaalcanzarlo.»Armellesequedójuntoamí,consolándome.Lahisteriameconsumía:ahora

nosóloperderíaami esposo, también ami hijo.Y el llanto y la angustia nocesaban.Nosécómoexplicarte todoeldolorquesentí,miqueridaRachèle, ladesesperaciónpuedevencerhastaalmásprudente.»Ellamelohabíaadvertido,peronohicecasodesuspalabras,penséquesólo

eransuposicionesdeunasolterona.Yoconfiabaciegamenteenmimarido.»Armelleyyonosconocíamosdesdemucho tiempo atrás, habíamos crecido

juntas.Sumadrefueminanayellamicompañeradejuegos.Cuandomecasélatraje conmigo, comomi dama de compañía. Así que era mi confidente. Ellaempezóanotarlasllegadastardedetuabuelo;melomencionóvariasveces, leparecíasospechoso,perocadavezque lohacía yome enfadaba con ella.Unanoche,comonopodíaconciliarelsueño,esperandoaqueÈmileapareciera,fuiabuscarlaasuhabitación.Ahímecontóalgoacercadeunamujerquehacíamuybuenos “trabajos” alejando mujeres de mala sangre de maridos débiles devoluntad.Me enojémuchísimo, y le grité que jamás volviera a insinuar nadasobremiesposoymuchomenossobrehechiceras.»Perocomotedigo,milindaRachèle,ladesesperación,laangustiaporperder

loqueseamanos trastornan lamente.Despuésde laconfesióndeÈmileydequetupadrenosdescubrierapeleando,estabaseguradequemividaperfectanoregresaría jamás.Pero teníaque intentarlo.Así que le pedí aArmelle quemellevaraconaquellamujer.»Gaspardfuequiennosllevó.Ellugarseencontrabaenunbarriomuypobrey

sucio, con estrechas callecitas llenas de lodo. La noche nebulosa las hacíaparecer interminables.Enningúnmomento vacilé, lo único queme importabaerarecuperaramimarido,amifamilia…delamaneraquefuera.»Despuésdeunlargotrayecto,laslágrimassemehabíansecadoenel rostro,

peroenmiinteriorunfuegoimposibledeextinguirmeimpedíaserenarme.

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»Varias calles antes de llegar a nuestro destino tuvimos que bajar del auto,porque sólo era posible acceder a pie. Caminamos entre el lodo y la neblinahastaesapequeñacasuchaendondeseencontrabalamujermáshermosaqueyohubiera visto. Era de una belleza extraordinaria, y contrastaba aún más entretantamiseria.Teníalosojosligeramenterasgados,deuncolorvioleta,conunaspestañasmuy oscuras y rizadas. Su tez era blanca, su cabello negro, largo yondulado.Llevabaunvestidolilamuyvaporosoyuncollardepiedrasgrandes.Lasmanosy lasmuñecas lucíansinfíndeanillosypulseras.Era imposible nonotarla.Pero,además,emanabaunolorquenotepuedodefinir,peroesesetipodearomasdelosqueno tequieresdespegaryse tequedanen lamemoriaporsiempre.»Apenasentramos, fuedirectohaciamí,comosimeesperara;conunadulce

voz nos invitó a sentarnos. Gaspard y Armelle, haciendo gesto de su buenaeducación,decidieronaguardarafuera.»Adentro, no sólo ella contrastaba con el exterior, su pequeña vivienda,

también:habíavelasencendidasporelsuelo,sobre lamesa,desprendiendo unreconfortante aroma a vainilla y una luz muy agradable; los muebles eranescasos,desencillamadera,todolucíalimpio…elsitioerahastaacogedor.Ysuvoz era tan dulce, tan hipnótica… como la de las sirenas. Tomó mis manos;estabanheladas.Lasfrotó;luegolasvolteópalmasarriba.Sólolebastaronunossegundos para descubrir que mi destino estaba marcado por la tragedia. Susincreíbles ojos violeta no pudieron disimular. “No sufras, Julienne, yo teayudaré”,medijoyyo lecreí,pronuncióminombrede talmanera,aunquenorecordabahabérselodicho,queyo lecreí.Mecortó lasuñasdemis dedos delcorazónyunmechóndepelo,yse fue trasunacortina de cuentas de colores.Pasóeltiempo,muchotiempo…talvezveinteminutos,unahoraodos…nolosé.Lamezcladearomasenelairemeempezóasofocar;yanosóloeravainilla:unamarea de olores suaves y fuertes se mezclaban en el aire, algo así entrealbahaca,clavodeolor,anísypétalosderosa.Porfin,subellaimagenaparecióentrelascuentas.Caminósuavementehaciamíconunabotelladevidriocolorámbar entre las manos. Me la entregó con delicadeza y en unas melódicaspalabrasmeindicóloqueteníaquehacerconellíquidoquecontenía.Salídeahíliteralmentehechizada, tocando la texturasedosadel lazorojoquecolgabadelcuellode labotella.Gaspardme tomódelbrazoy juntos iniciamosel regreso.Armellenosalcanzóminutosdespués.Apesardemiestadohipnóticonotéquelamujer la detuvo a la salida y le dijo algo al oído. Más tarde Armelle merepitiríasuspalabras:“Estosepudohaberevitado”».

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Mi abuela permaneció callada unmomento, su rostro denotaba que lo peorestaba por venir. La tomé de las manos como para infundirle confianza yalentarlaacontinuar.Apretósuavementemismanosenseñaldequeentendíamigestoyprosiguió.—Sóloteníaquedarmeunbañoconeselíquidodearomaexquisitoahierbas,

untarunasgotassobreuna torundadealgodón,para después frotarla sobre unretratodeÈmileypensarenél.Esoeratodo.La calma que mi abuela parecía haber retomado, se convirtió en un llanto

continuo,inagotable…eraunríosinpiedras,ansiosoporllegaralmar.Nodijenada,simplementedejéquesedesahogara,queexpulsaraeldolorenesemarenelquemispalabrasyanoservíandeconsuelo.—Fue esa mujer. Fue ella quien me dio la noticia —pronunció mi abuela

recuperándoseunpoco—.OcurrióenlaterceranochedesdequeÈmilese fueradelacasa.Cuandodescubrióquenuestrohijohabíapresenciadolapelea,sefuetrasdeél,ydespuésde tranquilizarloydejarlodormido,semarchó.Tenía tresdíassinsabernadadetuabuelo.Hastaqueesanoche,enlamadrugada,apareciósuamanteenlamansión.Larecibíeneldespachodemimarido,comoladueñayseñora,peroencuantovisurostro,quepretendíaaparentardureza,comprendíquenobuscabaguerra.Èmilehabíamuerto.Un infartohabía terminadoconsuvidamientrashacíanelamor,sólounpardehorasantes.Micuerponosoportólanoticiaymedesmayé.Cuandoreaccioné,Antoine,elmejoramigodeÈmile,intentabareanimarme;ellasehabíamarchado.»ÚnicamenteAntoine, que era director de uno de los hospitales, además de

colegadetuabuelo,supolaverdad.Suamanterecurrióaélenbuscadeauxilio,perocuandollegóyanohabíanadaquehacer.Fueélquienlodeclarómuerto.Miabuelarespiróhondamenteycontinuó:—Antoine fue el encargado de ayudarme a encubrir el desliz de tu abuelo:

habíaunahonraqueresguardar.Mihijohabíaperdidoasupadre,yo,alosdos,perodeningunamanerapermitiríaqueÈmilecrecieraconuna imagennegativasuya:elejemplodelpadreformaelcarácterdeunhombre;eramuyniño paracomprendersemejantesituación.Porloqueestuvedispuestaaprotegeramihijohastalasúltimasconsecuencias.»Desde entonces tu padre me odia, Rachèle. Creció con la idea de que su

propiamadrehabíamatadoasupadre.Meera imposible revelarle laverdad,ynadie,nadiedebíaenterarsedequeunanoche como hoy, pero de hace treintaaños,miesposomoríaenbrazosdeotramujer.ElhonordeÈmileDeMontaiguse mantendría intacto. Así que callé. Entre Antoine, Gaspard, Armelle y yo

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hicimoscreeratodoelmundoquetuabuelohabíamuertodíasmás tardeensupropiacasa…ensucama.»Unasemanadespuésdelentierro,unaterriblenoticiaterminóporllenarmede

culpas, de dolor. Encontraron a la amante de Èmile desangrada en la tina debaño:sehabíacortadolasvenas.Nopudesoportarlo.Yosóloqueríarecuperarami marido, separarlo de esa mujer. Jamás imaginé que un baño de hierbasaromáticas pudiera ocasionar tal tragedia. ¡Nunca quise matarlos! ¡Y yo losmaté!¡Yolosmaté!».Mi abuela se paró bruscamente del suelo y comenzó a gritar. Yo me paré

también,imitándolaporimpulso.Tratédeabrazarlapara tranquilizarla,peronomedejó.—Abuela,túnotieneslaculpa,túnohicistenada…—dijealzandolavozpara

quemeescuchara,peronolohizo.Elruidointensodeldolornoselopermitía.Una y otra vez repetía: “¡Yo losmaté! ¡Yo losmaté!”. Entonces, empecé a

llorar; la impotencia de no poder ayudarla a mitigar su dolor me hizocompartirlo.Ylloréporella,pormipadreypormí.Revivícadapalabraquemehabía contado, reviví cada gesto demi padre cuando llegué amencionarle sunombre,cuandopreguntéporsuinfancia,pormiabuelo.Millantosurtióefectoenella.Semeacercóy lasdosabrazadas lloramossinpoder parar.De prontosentíunamanoenmihombroquemecortóel llanto.Era la señoritaArmelle.Condelicadezatomódelbrazoamiabuelaymientrasladirigíahacialapuerta,conuntonodevozdesconocidoparamí,queasomabaciertaternura,dijo:—No es bueno quemadame Julienne siga aquí. Este sitio le trae muchos

recuerdos…EraeldespachodemonsieurÈmile.Ymiabuela,dócilmente,sedejóllevar.

Unapequeñaplumaazulcayósobreminarizymehizocosquillas.Volteéhaciaarribayvique,sobreunarama,unperiquitoaliazulbrincabadeun ladoaotrodelacabecitaverdedesucompañera,mientrasentonabaunamelodíaparalograrsuatención.Doscolibríes revolotearonsobremivestidodeaireensubaile decortejo ymuy cerca de mis pies una hembra de jaguar, con fuertes rugidos,empezóallamarasumacho;éste,contagiadoporlascálidasondasemitidasporella, le devolvió el rugido aún con mayor potencia. Las flores y las palmasparecían rozarse unas a otras ayudadas por las manos del viento, y la tierra,blandaporlaslluvias,seofrecíacomoellechoideal.Mirédeun ladoalotroyde pronto, me di cuenta de que la única alma sola entre esa exuberante

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vegetaciónera lamía.Miesposodormíaelpasadoen la selva, con el espíritupegadoalacarne,y¿yo?...sinpodertocarlo.Elcalor,elvaporde la lluvia, lasgotas tardías que caían de las ramas sobremi cuerpo nebuloso, trajeron a mimente vagos recuerdos de un despertar. Sin embargo, aún me era imposibleentenderloquemepasaba.Laviday lamuerteestabanunidasenunaconfusaamalgama.Ahora, desde aquí, todo luce más claro… sólo el tiempo se ha vuelto

incalculable.¿Seráporqueyano importa?...Lima,París, IquitossonrecuerdostannítidoscomoloeslacertezademiamorporAlejo.Peronodesviaréelcursodeestahistoria,elvestido,elAmazonas,mimuerte,

Carmina,Nana,Santiagoapareceránensudebidomomento.

Despuésdelaconfesióndemiabuela,larelaciónentreellayyosehizomuchomásprofunda;yanoéramosnadamásparientasconsanguíneas,niamigasunidaspor la compasión a los enfermos, ahora empezábamos a ser confidentes. Suhistorianosolamenterespondióamuchasdelaspreguntasquedurante todamividameformulé,tambiénmeabriólosojosaunmundodesconocidoparamí:eldelaspasioneshumanas.Hastaentonces,mividahabíasidosimple,rodeadadecomodidades, sin grandes preocupaciones; con una educación estricta ysobreprotegida. El amor era el que había conocido a través del cariño demispadres y de los cuentos de príncipes y princesas. Todo siempre bajo un halorosado que me hacía concebir la vida como un cadencioso olaje, como unasábanablancadesedaquesedeslizasobrelapiel,comoelvientoqueacariciaelcabello,comolosbesostibiosbajolasnocheslimeñasenelrincóndeunjardín.Nosabíaqueelamorpudieramatar,matarmetafóricamente: estaba segura deque no había sido un hechizo el que acabara con la vida de mi abuelo. Mecostaba creer que aquel sentimiento maravilloso pudiera transformarse en unmonstruode trescabezascapazdedominar,consus pensamientos nefastos, lacabezaquesiguessiendotú.El recuerdo de mi historia con el paraguas, tan rosa…, me hace sentir

incómoda.Culpable.Aunquepensándolobien,no tendría por qué disculparmedelascondicionesfavorablesenlasquecrecí,niencómosediomiromance,yaessuficienteconserunfantasmaancladoenelAmazonas,quenotiene ideadecómoterminaráestahistoria.Unatardededomingo,mientrastomábamosunalimonadafríaparaatenuarel

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calor del verano, mi abuela, por primera vez, me preguntó por Alejo. Meruboricé y casi le escupí en la cara el sorbo de limonada que justo, en elmomentodesupregunta,estaballevandoamiboca.Reímosacarcajadas,perodespuésyenuntonomásseriomevolvióapreguntarporél.Miabuelaestabaenterada de que recibía cartas suyas, aunque hasta ese día ni ella se habíaatrevidoapreguntar,niyo,acontarle.Sóloconocíaloshechosquemimadrelehabíaconfiadoantesdemillegada.Niporteléfononiporcartapudierontocareltema;siempresupusimosquemipadrelavigilaba,yapesardequeélsenegabaahablarconmigo,semanteníaalpendientedemisituación.Asíque lecontémihistoria.Cuando terminédehablaryaeradenoche. Las

luciérnagasiluminabaneljardínylatemperaturahabíadescendidounpoco.Miabuelaselevantódesusillademimbre,seacercóadarmeunbesoydespuésdedarmelasbuenasnochesmedijo:“Chérie,yaencontraremosunasolución”.LamismafrasequeundíamedijeraAlejo…Sonreí.Lavimarcharseentrelosrosales.Ymipensamientovolósobrelassombrasde

los árboles de la mansión hasta mi rincón secreto en Lima, nuestro virginalrincón, acurrucado bajo la pérgola de begonias. Al recordarlo, una sensacióndesconocidarecorriómipiel:sentí como si el dedo índice deAlejo acariciaraconsuavidadellargodemicolumna.

DespertéenParísunanochedeverano.Abrílosojos.Noúnicamenteatravésdelaverdaddemiabuela,éstafuesólo

unparteaguas:alláafuera,unmundoqueexigíaemancipaciónselevantaba.Allíadentro,unamujerescondidaenlapieldeunachiquillainterrumpíasucándidosueño.Todosesosmesesenclaustradaenlamansión,enelhospital,eneldolorajeno,

enmímisma,mehabíanmantenidociega.Empezabanaocurrirmuchoscambiosen la sociedad europea.Venían sucediéndose desde que habían terminado lasguerras,ycadadíalosgritosdelibertadseescuchabanmásfuerte.Poresaépocalas mujeres también gritaban. Estaban ansiosas por ser protagonistas de suspropias historias y no sólo actrices secundarias de sus hogares. Deseaban sermiembrosactivosdelasociedadynoser relegadaspor loshombres.Deseabanserlibres…comoellos.AsípensabaMonique.Enlosdescansosfumabauncigarro trasotro,mientras

caminabacontoneándoseensuuniformeentalladopor lospasillosdelhospital.Aunqueéramosdelamismaedadparecíamayor:nopasabadesapercibidapara

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ningún hombre. Toda una tarde me dediqué a contemplarla y a observar lasreaccionesdeellos.Nolosconté,peroniunoseresistióasusencantos.Eraunimán.—Machérie,¿tedascuenta?...Todosloshombressoniguales,ynolodigopor

despecho.¡Mejorparamí!Conocesaunoyyalosconocesatodos.¡Yamímegustantodos!—dijoconsuvozronquita.—¿Quieresdecirqueatodoslostratasigual?—Mispreguntassonabanbobas,

peroteníaquehacerlas.Mimentetenía la imperiosanecesidaddeentenderla…aunquenosabíabienporquéoparaqué.—Exactement!Todos quieren lomismo, así que se los doy por un tiempo,

hasta que me canso. Ellos no tienen idea de lo que yo deseo en verdad, ytampocomeimporta.Yosóloquierodivertirme.—¿Yquéesloquequieres,Monique?...¿casarte?...Mearrepentí demi pregunta inmediatamente después de haberla formulado.

Mi nueva amiga francesa lanzó tal carcajada, como si le hubiera contado elchistemásgraciosodelmundo.Sefueriendoporelpasillo,sindejardemoverlascaderasyarreglándoseelcabello.Monique me llamaba “la dama etérea”, yo creía que era por el éter que

usábamosparaadormeceralospacientes,perocuandolepreguntabalarazón,sealzaba de hombros y me decía: “No lo sé, chérie… así te veo”. Y no seequivocó.Esanoche, lanocheenquedesperté,yqueestaveznofuepormedio de un

espejo,Moniqueyyoestábamosdeguardia.La tranquilidadvagabundeabaporlospasillosdelhospital.Mientrasyo leescribíaunacartaaAlejo,Moniqueselimaba las uñas; de vez en vez hacía uno que otro comentario, al que yorespondíaconunadiplomáticasonrisa:cuandoescribíame gustaba internarmeenesemundoenelquesóloAlejoyyoéramosprotagonistas.Monique,aburridadevermeperdidaenmisletrasyañoranzas,sindecirnadaselevantódelsillónysaliódelasaladedescanso.Lasdocede lanoche.Moniquenohabía regresado.Lospasillos del hospital

seguían inquietamente serenos. Me había quedado dormida después de laextensacartaqueescribíymepareciómuyraroquetodosiguieraigual.Miréelreloj de la pared como para comprobar que, efectivamente, había pasado eltiempo y esperé un rato a que ella apareciera, pero no lo hizo.Así que fui abuscarla,mesentíaunpococulpableporhaberlaignorado.Labusquéenlasaladerecuperación,enlacafetería,enlaguardería,pregunté

a lasotrasenfermerasynada,nadie lahabía visto. Empecé a preocuparme; el

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silencio del hospital no hacía más que aumentar mi nerviosismo, cuando depronto,caminandopor el pasillo de los consultorios escuché unosmurmullos.Meparecióoírelronroneodeungato,muysuave,a lo lejos.Todas laspuertasdel pasillo estaban cerradas, sólo una parecía entreabierta, la única por dondeescapaban los ronroneosymurmullos.Conformemeacercabaelsonidose ibaaclarando,hastaquemeparecióqueseconvertíaenlavozronquitadeMonique.La prudencia me hizo retardar mis pasos, me acerqué ignorante de lo quedescubriría,perollenadecuriosidad,ycondelicadezaempujéunpocolapuertaqueyaestabaabierta.Entonceslosvi.Doscuerposdesnudos.Inmediatamentecerrélapuerta,perola

imagen quedaría grabada en mi mente por el resto del verano, de todos misveranos.Monique, sentada sobre la camilla de exploración, abrazaba con suspiernas blancas la espalda de un hombre moreno. Él le besaba los senos,mientras sus manos rodeaban su cintura. Y los dos al unísono juntaban suscuerposenunadanzafrenética,enesebaileenelqueestorbanlosinvitados.Con la turbación en el rostro, en la piel, corrí a refugiarme a la sala de

descanso.Unardorenlasmejillas,enlasmanos,merecorría;sedeslizabahastamis piernas y de ahí hasta los dedos de mis pies. Una marea de sensacionesnuevassubíaybajabapor todomicuerpo.HabíavistoaMonique haciendo elamor. Un instante me bastó para dejar que los restos de infancia que aúnpermanecíanenmísedesvanecieran.CuandoMoniqueregresó,meencontróacurrucadaenelsofá.Sinpronunciar

palabrasacódesubolsaunacajetilladecigarros,meofrecióuno,elque tomépor inercia ya que nunca había fumado, encendió ambos cigarrillos, dio unacaladahondaalsuyoysuspiró.Supelonegro, lacioycortoestabadespeinado,sus labios intensamente rojos, su tez rosada, y sus ojos parecían desprenderchispas.Lucíaradiante.Unataquedetosrepentinocausadopormiignoranciaenel arte del fumar nos sacó del trance de ese embarazoso momento. Monique,atacadadelarisa(comocasisiemprequeestabaconmigo),seacercóparadarmepalmadasenlaespalda,yyo,graciasala tos,elhumoy la risa,pudeescondermiturbación.

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Nopodíacreerlo.¡AlejovendríaaParís!Mellamóuna tardepor teléfonodesdeIquitos.Habíadejado el campamento

porunashorasdebidoacuestionesdeltrabajo.Pordesgraciayomeencontrabaenelhospital,yfuemiabuelaquienatendiósullamada.Aunquemeentristecióno haber hablado con él, comprendí que nada pasa sólo porque sí: Alejo noestaríamucho tiempoen laciudad, teníaqueaprovechar laocasión,asíquesearmódevaloryleconfesóamiabuelasusdeseosdeveniraverme.El idiomano fue impedimento. En sus ratos libres, Alejo se había dedicado a estudiarfrancés,yapesardesuslimitacionespudocomunicarseenelidioma.Ellaestuvodeacuerdoconsuvenida.En sus cartas, Alejo nunca mencionó nada. Siempre decía que pronto

estaríamos juntos, mas no cuándo o dónde o cómo. En nuestras cartasplanteábamosposiblessoluciones, pero la imagen demi padre aparecía una yotravezentorpeciendonuestrosplanes.Sinembargo,él,calladito,habíaestadoahorrando. Llevaba ya casi el año trabajando en la selva. Las jornadas eranagotadorasy lascondicionesextremas,perosuánimonunca decayó: trabajabapormí,pornosotros,poreldesarrollodesupaís.Yenlashorasextras,cuandomáscansadosesentía,pensabaenmíyenveniraParís.Porsupuestoestomelodijocuandoporfinestuvimosjuntos.Lasnochesanterioresasu llegadasehicieroneternas,parecían jugarconmi

prisa, con mi ansiedad. Sus minutos se volvieron en contra del tiempo y senegaban a alcanzar el amanecer. Las horas se llenaron de preguntas coninfinidadderespuestasquesaturaronmihabitaciónymicabeza. ¿Qué pasaríaahora? ¿Alejo me querría igual que antes, menos, más?... ¿El hecho de quevinieranosaseguraríaunfuturojuntos?¿Quépensaríamiabueladeél?...¿Ysimi padre se enterara?... No, no, no, solamente imaginarlo me daba dolor deestómago. Para encontrar refugio leía una y otra vez sus cartas, eran miconsuelo.Lasemocionesseme acumulaban en el corazón, y la felicidad y la

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angustiasedisputabanelprimerlugar.Esasnochesdeeternaesperaamanecieronconunsolcalienteydiáfano.EldíaqueAlejo llegóaParís fueelmáscalurosodeeseverano; como si el

caloramazónicohubieravenidoconél.Loscuerpossudorososcaminabanporlaciudadsinhallarconsueloenlasombra,losperrosjadeabanenlasesquinasylosmás afortunados encontraban alivio en las fuentes. En la mansión, no eradistinto. Todos habíamos reducido, al mínimo permitido por las normas deaquellasociedad,nuestravestimenta.Laclaseyelrecatodemiabuelasehabíanidoaescondera lanevera,dejándola a ella con un sencillo vestido blanco dealgodón,quealaluzdelsolmostrabasuavejentadaperoaristocráticafigura.Yaunqueelcalorcorríaporentrelosplieguesdemivestido,yomeencontraba

tan feliz que las gotas de sudor me provocaban ligeras cosquillas. Me habíaesmeradoenmiarregloparairalaeropuertoarecibiraAlejoyningunacanículame iba a estropear el día. Así que le pedí a Gaspard que abriera todas lasventanas del auto y, enfrentándonos al verano, recorrimos las ardientes callesparisinas.Solamentemebastó verlo. Todas las dudas se disiparon.Alejo caminaba de

prisahacíamí.Yosorteabaalagenteparaencontrarlo,mientrasnuestrosojosymanos trataban de alcanzarse. Parecíamos los mismos de un año atrás, sinembargo,elamorjuvenilquehabíasurgidoenunparquelimeñohabíamaduradoa través del tiempo, de la distancia, de las cartas que no solo permitieronmantenernosencontacto,sinoqueayudaronaquecreciéramos juntosyquealtérminodelalecturadecadauna,eldeseoporlacercaníaaumentara...Eldeseo.Unagotadesudor recorriómiescoteybajóhastamiombligo.Supiel tostadaporelsoldelaselvabrillabacomounavaradecanelafina.Estabamásdelgadoy sus ojos colormiel parecían verdes. Y ahí, a mitad de su mejilla derecha,seguíaesacicatrizqueyoamabacontodamialma.Nosésifueelclima,París,elamor,peroapenasnosvimos,ahídelantedetodos,nosbesamoscomonuncalohabíamoshecho:subocareclamómis labios buscando en ellos el consueloquecalmarasuansiedad.Mibocaseentregósinningúnreparo…,casisinpudor.Susmanosenmiespaldameapretaronhaciaélconfirmeza,ymicuerpo, libredecualquieratadura,obedeció;yporunmomento todas lasdeliciasdelmundoseunieronenunpardelabios,hastaqueunatosecitaincómoda,provenientedelagargantadeGaspard,nosapartó.Conelruborenlosrostroshicelaspresentaciones.Duranteelcaminoderegresonadamásnos tomamosde lamano,yelviento

queentrabaporlasventanasabiertasdelautonoscalmólosmeses,lasnochesy

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losdíasenquenonosvimos.Alejoseremovíaenelasiento,estabamuynerviosoporconoceramiabuela,a

cadainstantemepreguntabaquecómodebíadecomportarse,sidebíasaludarlademano,siabrazarla (locualerasucostumbre),sidarle de besos.Yo sólo lerespondíaquefueraélmismo.Alejoeramuyalegreycariñoso,cualidadesquesiempreleadmiré.Meeradifícilentendercómounapersonaquehabíasufridotantopodíaserasí.Habíacrecidoprácticamentesolo,sinembargo,parecieraqueelcariñoquehabíarecibidodesuspadresydesuabuelahubierasidotantoque,aunqueledurópoco,lesirvióparaelrestodesusdías.Yo también me sentía inquieta,madame Julienne tenía una educación muy

formalyerapartidariadelprotocolo,yaunqueAlejoera respetuoso,noestabaacostumbradoalosconvencionalismossociales.Yodeseabaqueseganaseamiabuela por quien era, detestaba la idea de hacerlo pasar por un mico bienportado.Localmérecordándolequeellanoera la reinadeaquelpaís,yconfiéenqueminovio,miamorosonovio,saldríabienlibradodeaquellasituación.Unasonrisamuygrande lo iluminóalconocerla.Laabrazóconfirmezay al

tiempoquelohacíapronunció:“Abuela”.Ella,quenoestabaacostumbradaalosarrumacos,sesonrojó,perosusonrisacomplacientebastóparadelatarla.Tresdíashabíanpasadodesdenuestroreencuentro.Eltiemposenosescapaba

de lasmanos.Apesardequemiabuelaeramuy prudente y discreta, tambiénseguíasiendomuyconservadora;unacosaeraquepermitieranuestroromance,perootramuydistintaeraquenospermitieraalgomás.Asíquenos teníamuyvigilados.Porloque lasoportunidadesparaestarsoloseranescasas.Teníamostantodequéhablar,tantoquedecirnosymilesdecariciasporrecuperar,perosino era la señorita Armelle, eran la cocinera, mi abuela, el jardinero… ojossobrabanenaquellamansión.Esa tarde, después del almuerzo, pedimos permiso a mi abuela para salir a

pasear“solos”.EllalepidióaGaspardquenosllevara,yuntonode“estánbajotucustodia”recayósobresupersona.Recorrimos laciudadenelauto. LosCampos Elíseos y elArco del Triunfo

pasarondelantenuestro.Todasaquellas terrazasde loscafés repletosdegente,deparejasacarameladas,probablementedeclarándosesuamor,ynosotrosdandovueltas bajo lamirada de un leal chofer.Yo apreciabamuchísimo aGaspard,peroenesas circunstancias su presenciame resultaba desesperante. Sabía quesolamente cumplía las órdenes de su patrona, que tal vez hasta para él eraincómodoelpapeldechaperón,peroenelvocabulariodemiabuela,parecíaque

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lapalabra“solos”significaba:“bajolamiradadealguienmásquenofueraella”.Apesardetodoloquehabíavivido, lasnormasde laépoca(queempezabanarelajarsecon lasnuevasgeneraciones),seguían importándole.Además, aunquemi padre y ella no se hablaran, de algunamanera él confiaba en que bajo sututela yo estaría segura. Madame Julienne no podía permitir que algo meocurriera.Peromi necesidad de estar a solas con Alejo crecía cada vez más, así que

cuandopor finbajamosdelautoycontinuamoselpaseo a pie, seme ocurrió.Tomandocomopretextoelcalor,fingídesmayarme.Alejo,alarmadoy tratandodesostenerme,lepidióaGaspardquebuscaraayuda,ymientraséstelohacía,leguiñé un ojo y salimos corriendo. Atravesamos muchas calles en donde sequedaronresonandoenelairelosgritosdeGaspard:“¡MademoiselleRachéle!”,“¡MonsieurAlejo!”,peroenningúnmomentonosdetuvimos.Corrimostomadosde lamano, riendo a carcajadas como niños traviesos, esquivando parisinos yturistas, doblando en cada cuadra por esquinas diferentes, viendo cómo losadoquinespasabanpresurososbajo nuestros pies, hasta que topamos de frenteconunaiglesia;esacallenocontinuaba,odoblabasalaizquierdaoaladerecha.Fue sólo un instante de confusión, y en esos segundos el destino se volvió amarcar.Avecesmepreguntoquéhubierapasadosihubiéramosseguidopor laizquierda.El olor a pan recién horneado perfumaba el ambiente, seguramente una

boulangerieseencontrabacerca,aunquenorecuerdohaberlavisto.Nosotrosyanoreparamosennada,nien lasconstruccionesde principio de siglo ni en lastiendasnienlasmacetasde losbalcones.Lacalleestabavacía.Ahí,Alejomevolvió a besar.No como en nuestro rincón en Lima, no como en casa de miabuela.Nosbesamoscomounhombreyunamujerqueseaman,quesedesean,que se han descubierto como hombre y mujer. Con los ojos cerrados nosdejamosllevarportodasaquellassensaciones,tocandoporprimeraveznuestroscuerposabrazadosporladelgadatexturadenuestrasropas.Noparamoshastaque,enlanecesidaddebuscarunsitiopararecargarnos,mi

espaldachocócontraunaventana.Paranuestrasorpresa,laventanaresultóserelvidriodeunescaparate.No supimos cómo llegamos a él o de dónde salió. Pero ahí estaba. Fue la

primeravezqueAlejolovio.Yohacíamuchotiempoquelohabíavisto,perolohabíaolvidado.Eraprecioso,eraimposible.Elvestidodenoviaconelquesoñéinnumerables

nochesdurantemi infancia lucíaenelaparadordeuna tienda de antigüedades

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enclavadaenaquelrincónparisino.Cuandocumplíochoaños,mipadremeregalóunahermosamuñecavestidade

novia;enesemismoinstantemeolvidédetodaslasdemásdemibastacolecciónyseconvirtióenmifavorita.Desdeentonces,y hasta cerca de los doce años,soñé,infinidaddeveces,queyoeralamuñecaymecasabaenunbosque,conungran banquete y muchos invitados; y yo bailaba y bailaba en medio de esebosque,presumiendolabellezademivestido.Locuriosoyhastadesconcertanteeraqueelvestidodemissueñoseramuydiferentealdemimuñeca;elvestidoeracomoeldelaparador.Idéntico.RápidamentelecontélahistoriaaAlejoyentramosallugar.Unamúsicasuaveal fondonosrecibió.Elprofundoolora inciensome hizo

estornudarvariasveces,peroapesardel ruidonadiesalióanuestroencuentro.Temerosos, nos aproximamos hacia donde se encontraba el vestido paraobservarlodecerca.Eraelúnicoobjetoenelaparador.Latiendaseencontrabaabarrotadadebellasyextravagantespiezas.Deltechocaíanflamantescandilesylámparas de hierro, de cobre, de cristal, todas ellas encendidas. Las paredeslucían diferentes tipos de estanterías de madera, en las que se encontrabaninfinidaddeartículos.Detantoquever,lavistaseperdíaennada.Yelvestido,solitario e inmóvil en su lugar, parecía flotar lejano de aquel bullicio deantigüedades.Noerablanco.La teladecolormarfil recordaba los vestidos de antaño y la

larga cola suponía el estatus de a quien podría haber pertenecido. Unaabotonaduraimpresionanteengalanabalaespalda:unasfinasperlashacíanlavezdebotonesdesdelapartealtadelcuellohastapordebajodelacintura.Elpechoy lasmangasestabanconfeccionadosconunencajebellísimo,éste era blanco,perodesprendíaunostonosdorados…comosieltramadosehubiera tejidoconhilodeoro.—Pareceelvestidodeunaprincesa.¿Noesasí?Unavozdelaquenoescuchamossuspasospronuncióestaspalabras.Alejoy

yopegamosunbrincoydimoslamediavueltaparaverdequiénsetrataba.—Perdónenme, no quise asustarlos —contestó un hombre de rasgos árabes

realmenteapenado.—Nosepreocupe,nosotrostambiénestábamosdistraídos—comentóAlejo,y

yomesorprendídelabuenacomprensiónqueminovio teníadel idioma;se lenotabaelacento,peromeparecíamaravillosoelesfuerzoquehabíahechoporaprenderel francés—.Belloelvestido, ¿ah?…Mi novia luciríamuy hermosaconél—dijoestoabrazándome,mientrasyosentíaqueloscoloressemesubían

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a la cara y contemplaba en el rostro de aquel hombre una sonrisa decomplicidad.—Sí,nosllamólaatenciónelvestidoyestasingulartienda.Laverdadesque

noshemosperdido—continuédiciendoparacambiarun poco la conversación—,peronosinteresaríamuchosaberdedóndevinooaquiénperteneció.Esmuybello.El hombre rascó su canosa cabellera, puso cara de “aquí va de nuevo la

historia”y,despuésdepensarunpoco,comenzóahablar.—Hacemuchosaños,miabuelollegódeTurquíayseestablecióenestaciudad

—ahora sabía que era turco, o por lo menos descendiente de turcos—. EnEstambulélyasededicabaalaventaycompradeantigüedades,perodebidoaciertos problemas, que bueno, mmm… ustedes saben, secretos de familiarelacionadosconfaldas,hicieronquesalierahuyendodesuciudadnatal.Elturcocarraspeóybajólavista;Alejoyyoaprovechamosese instantepara

mirarnosconcomplicidad:secretosdefamilia.—Meses después —continuó—, cuando las aguas se calmaron y él se

establecióenParís,lepidióasumadrequeleenviaraalgunosdelosobjetosqueteníaensutiendadeallá,paraempezarunnuevonegocioaquí.Ellaasílohizo.Mandóporbarcolaspiezasdemásvalor,peroalgoraroocurrióenelviaje,oenelmomentodeladescarga.Nolosabemos.Cuandomiabueloempezóarevisarelenvío,encontróunbellobaúldeprocedenciadesconocidaparaél.Eradebuentamaño y de madera labrada; de un trabajo exquisito, por lo que era casiimposiblequepasaradesapercibido.Llenodecuriosidadyconunpocodeafán,logró romper el candado que lomantenía cerrado, y ahí dentro, protegido detodo,encontróelvestidodenovia.»Duranteunosdíasmiabuelo intentóponerseencontactoconalguienque le

ayudaraadarcon la dueña de tan fina prenda; pero fue inútil, nadie sabía suprocedencia.Asíquesequedóconél.—Entonces,¿esoquieredecirquelahistoriadeestevestidoesunaincógnita?

—preguntéllenadeincertidumbre.—Asíes.Nimiabuelonimipadreniyohemostenidoelhonordedescifrarel

misterio.Mi enamorado había puesto mucha atención a la historia, algunas frases o

palabrastuvequeexplicárselas,peroengeneralhabíaentendidotodo.—Pero,seencuentraalaventa¿no?—preguntóconinterés.—No.Miabuelonuncaquisovenderlo.Primeroporque tenía laesperanzade

quesudueñaaparecieraalgúndíaysegundoporqueelvestidoletrajosuerte.La

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gente siempre entra a la tienda a verlo, pero como no lo pueden comprar sellevan,porlomenos,algunaqueotracositadelasmuchasquetenemosporaquí.—¿Podemos ver el baúl?—pregunté casi interrumpiendo la charla de aquel

hombre. En mi cabeza flotaban mil preguntas sin respuestas. Porque estabasegura,despuésdehaberlovistodecerca,dequeaquéleraelvestidodenoviaquehabíallevadopuestoenmissueños.—Claro.Pasenporaquí.Atravesamosunpequeñoyhermosopatiohastallegaraunagransala.Parecía

comosiEstambulhubieraencontradorefugioenesa construcción parisina. Enmedio de cojines y tapetes de vistosos colores, el baúl formaba parte de ladecoración.Meacerquéaél,palpésusgrabados, loolí, loabrí;eramuybello,pero nada, nome decía nada.Nunca lo había visto, era un objeto totalmentenuevoparamí.—Es hora de irnos, Raquelita —pronunció Alejo, sacándome de mis

pensamientos—.Gasparddebeestarlocobuscándonos.Dimoslasgraciasaaquelhombreyjustocuandosalíamospor lapuertade la

tienda,unGaspardfingiéndoseserioyenfadadoapareció.Conabrazosymimoslequitamoselfalsoenojoylehicimosprometerquenoselodiríaamiabuela.Alejosaliófascinadodeaquella tienda, fascinadocon lahistoriaqueel turco

noshabíanarrado,ymientrasintentabaexplicaraGaspardloocurrido,yoideabaotro plan para volvernos a escapar. Muchas conversaciones, y ciertassituaciones, habían quedado pendientes con el descubrimiento de aquelmisteriosoybellovestidodenovia.

No fue necesario inventar otra excusa para escaparnos. Lo que sucedió acontinuación aceleró el tiempo de tal manera que los acontecimientos tansoñadoscomoesperadossobrevinieroncualcascada.Cuando Alejo y yo llegamos a la mansión después de nuestra fuga y del

descubrimiento del vestido, no bien habíamos bajado del auto, la señoritaArmellecorrióarecibirnos.—¡Ale, ale,mademoiselleRachèle!… su abuela los espera en la biblioteca,

aprisa,esimportante.Alejo y yo, preocupados, salimos corriendo sin hacer averiguaciones.

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Encontramosamiabuelaconelteléfonoen lamano.Apenasmevio,surostropasódeserunamuecadeangustiaaunadealivio,yatropellandosuspalabras,quenolleguéaentender,mepasóelauricular.EralavozdeMaruquita.MipadreestabaenteradodelapresenciadeAlejoen

París.Larespiraciónsedetuvoenmispulmones.Esamañana,mimadre había despertado pensando enAlejo. Su intuición le

hizo preguntarse sobre su paradero; le parecía extraño no haber tenido unamínimanoticiasuyaentodoese tiempo.Paraesasalturasera lógicoqueyoyahubieraconocidoaalguienoqueporlomenostuvierapretendientesoamigosy,sinembargo,estonoparecíahabersucedido.Sinhacercomentarioalgunoamipadre,esperóaqueéstesefueraatrabajar.Encuantolohizo telefoneóaParís.No fue necesario un interrogatorio exhaustivo para que la verdad surgiera: lallamadademimadrecasicasifuehechasóloparaconfirmarloqueyasabía; lavoztemblorosaqueatravesóelocéanodelatóamiabuela.Antesdecolgar,mimadrelatranquilizóprometiéndoleguardarelsecreto.SuintuiciónledecíaqueAlejoeraelhombre indicadoparamí.Asíse lodijoaMaruquitacuandose locontó.Nuncaimaginaronquetraslapuertadelacocina,mientrasellaspreparabanun

chupe de camarones,mi padre escuchaba su conversación.Había regresado acasamuchomás tempranode loacostumbrado:deseabasorprendera sumujerconunalmuerzoenelnuevoyexclusivorestaurantefrancésquehabíanabiertoenLima.Elramodefloresquemipadrellevabaen lamanoquedó tiradoenelsueloysusgritosvolaronportodalacocina,inclusollegaronhastaelfondodeljardínendondeel jardinero,asustado,dejósus herramientas entre las flores ycorrió a ver qué sucedía. Encontró aMaruquita roja como tomate, sudando achorros y a mi madre tratando de calmar la ira de su esposo con falsasexplicaciones.Peroungritomássonorofueadarasupresencia,por loquenotuvomásremedioquedar lamediavueltay regresarasus labores.Élnosupoporquéhorasmástardemispadressalierondelacasaconmaletas.Peroyosí.Apesar de las amenazas de mi padre con despedirla y de haber arrancado loscablesdelteléfono,Maruquitasecomunicóconmigo.No le fue fácil porque primero tuvo que conseguir un teléfono, y segundo,

pronunciarlaspalabrasquemimadreescribió,juntoconelnúmerodeteléfono,enunpapelitoquelogrómeterensudelantalcuandosedespidieron.Fue justo en ese momento cuando Alejo y yo llegamos a la mansión. Y

mientrasmi naname contaba lo ocurrido,mi padre emprendía un largo viaje

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parasepararme,nuevamente,delhombrealqueyoamaba.Nobienterminédeescucharlaspalabrasdeminana,elteléfonosedeslizóde

mimano.Yeneseinstanteunreconocimientollegóconlucidezamimente: letemíaamipadre.Loamaba,¿cómopuedeunahijanoamaraunpadrequelehaproporcionadocuidadosymimos?,sinembargo,sabíaquesusoberbiaoaquelloquelehabíaganado lasantipatíasdemediomundo,nohabíasidogratuito.Mipadreeradearmastomar.Alejo,confundidoalvermeparalizada,tomóelaparatoyfueélquien terminó

deescucharlasexplicacionesdeMaruquita.Despuésquehubocolgado,conunavozfirmeyserenaexclamó:—Raquel,undíatedijequeencontraríamosunasoluciónanuestroproblemay

tefallé,poresoestuvimosunañoseparados.Perotambiéntehicelapromesadequelucharíaporti.Estaveznovoyapermitirquenadienosaleje,nisiquieratupadre.Dichoestosalió de la biblioteca, dejándonos ami abuela y amí totalmente

confundidas.Pasaronunosminutosyregresó.Mientrassenosacercabacomenzóahablar.—Raquelita,habíaestadoesperandoelmomentooportunoparahablarcontigo,

con ustedes—dijo volteando a ver a mi abuela, haciéndola partícipe de suspalabras—,yesemomentoesprecisamentehoy,estanoche.Sinperderelcontrolnilaserenidadenlavoz,peroconunbrillomuyespecial

en los ojos, se acercó a mi abuela, le tomó las manos y en su mal francéspronunció:—Abuela, ¿sería usted tan amable de concederme lamano de su nieta para

casarmeconella?Atónita, mi abuela volteó a verme, después volteó a verlo a él y por toda

respuestacontestó:—Oui,Oui.Entonces,Alejo se acercó haciamí. Cuando lo tuve enfrente, se hincó. Las

piernasmetemblaron.Tomómimanoizquierdayacontinuaciónmepreguntó:—Raquelita,¿meharíaselhonordesermiesposa?Conlágrimasenlosojos,conuntemblordecuerpoentero,lecontesté:—¡Sí!Entonces,delbolsillodesupantalónsacóunacajitaazul.Undelicadoanillode

oroyplataconunpequeñobrillanteencimaaparecióalabrirla.Alejo, con lasmanostantemblorosascomolasmías,torpementelosacóylopusoenmidedo.Seincorporóynosabrazamosentresollozosyrisas,y justocuandoestabapor

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besarme, volteó hacia a mi abuela como buscando su aprobación. Ella, tanemocionada como nosotros, con un movimiento de su mano en el aire yvolteandohaciaotrolado,diopermisoparaqueesebesotananheladosucediera.Los preparativos para la boda empezaron justo en esemomento; aunque no

teníamos idea de la hora en que mis padres llegarían, mi abuela no estabadispuestaaesperarque lacóleradesuhijonosseparara:estandocasadayanotendríaningunainjerenciasobremí,ademásyoyaeramayordeedad.Esa noche nadie descansó, empezando por los empleados de la casa y

siguiendo con elmontón de durmientes a los quemadame Julienne despertó.“Será una boda relámpago, pero no por ello dejará de ser digna de unaMontaigu”, aseveró mi abuela, alzándose las faldas y disponiéndose a darórdenes.ElprimeroenllegarfueelpadrePere,uncatalándebarbasgrisesydeamplia

calva,queencontrórefugióenParísdurantelapersecuciónalcleroenlaGuerraCivilEspañola.Desdesuarriboseconvirtióenconfesoryamigodemiabuela:juntostrabajaronsindescansoatendiendoheridosymoribundosenloshospitalesMontaigudurantelaSegundaGuerraMundial.ElpadrePeredispondría todo lonecesarioparaque lamisaseoficiara en la

capilla de la mansión. Y siguiendo las costumbres, también habría deconfesarnosydarnosunaresumidacharlasobreelmatrimonio.MientrasAlejoyyopermanecíamosconelcura,en lacocina losoloresy los

saboresseuníanparaconfeccionarlosexquisitosplatillosqueseserviríanenelbanquete.Porloscorredoreslagenteibayveníaconflores,conmanteles…yosóloescuchabaeliryvenirdelospasos,elabrirycerrardepuertas,eliryvenirdelaspalabrasdelpadrePere.Nopodíaevitarlo,mesentíafeliz,peroalmismotiempoeltemordeenfrentaramipadremeangustiaba.Alejoparecíanotarmipreocupación y de vez en vez tomaba mi mano o pasaba su brazo por miespalda;erasuformadedecirme:“Notepreocupes,todosaldrábien”.No tenía ideadequemi abuela yGaspard habían salido de lamansión.Me

enteré cuando lo encontré sobre mi cama. Ahí estaba, esperándomepacientemente,tendidoaloanchoylargo.Eramivestidodenovia.—¡Abuela!Pero¿cómo…?—exclamésorprendida.Sólounpardehorasatrás

lo había visto en el escaparate de aquella peculiar tienda de antigüedades, yahora¿eramío?Yyoquepensabausarunsencillovestidocolorcremaqueteníaenel ropero—. ¡Debió costarte una fortuna!—añadí, recordando la oposición

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delabuelodelturcoavenderlo.Miabuelameabrazóconfuerza,despuésmetomódeloshombrosyviéndome

conternuradijo:—Noimportaelcómo,ahoraes tuyo.¿Sabes?Eldineronocompraelamor,

perosiconélsepuedeaportaralafelicidaddelosqueseaman,ladichanoseráúnicamente de dos. Todo hombre o mujer que se aprecie de tener noblessentimientossesentiráfelizdesercómplicedeunabuenahistoriadeamor.—Losiento,mademoiselleRachèle,tuvequerompermipromesa,perofuepor

una buena causa —Gaspard se justificó, los ojos le brillaron y los labiosesbozaronlasonrisamásgrandequeyolehubieravistoaserhumanoalguno.Lapeinadoraylamaquillistallegaronmuytempranoporlamañana,cuandoel

solapenascomenzabaadesperezarse.AinsistenciademiabuelayAlejo, logrédormirunpardehoras,perolasojerasenmirostrorevelabanelpocodescanso,asíqueunmaquillajeenmanosdeexpertaserajustoloquenecesitaba.Labodase había programado para el mediodía; tendríamos el tiempo suficiente paraarreglarnosdepiesacabeza.Mientrasunachicamepintabalasuñas,otrapeinabael rebeldecabellodemi

abuela,y justocuandounfuerte tirón le hizo pegar un grito, entró la señoritaArmelle.Fueentoncesquemepercatédesuausencia:no lahabíavueltoaverdesdequenosdieraavisode la llamadadeMaruquita.Sedirigió ami abuela,comosiempreensilencio,dandopequeñas inclinacionesdecabezaenseñaldesaludoa lasdemásmujeresquenos encontrábamos ahí.No escuché lo que ledijo.Únicamentepudeobservarcómounamuecaenelrostrodemiabueladabaaprobaciónasuspalabras.Desalida, laseñoritaArmellepasó juntóamíymeregalóunasonrisa.Fueunmomentoextraño:algohabíasucedido justoenmisnaricesynomehabíadadoporenterada.Cuandopreguntéamiabuelasipasabaalgo,éstasólocontestó:“Nada,nada,cosasdeviejos”.Como tenía asuntosmás importantes en qué pensar, olvidé de inmediato el

incidente.Sólomuchotiempodespuéslorecordaría.

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Unaromaavainillaypétalosderosasmeinvadióencuantoelvestido tocómicuerpo.Peroenun instanteseesfumóyenmimentequedó laduda:“¿Habríasidoelrecuerdodeunaromaprovenientedemimemoria?Oquizás,¿solamenteel viento que había traído el olor de las rosas del jardín?”… Unos segundospensé en las posibilidades, después no le di más importancia y continuévistiéndome.Estabaparadafrentealespejo.Vestidadenovia.Unmareo.Unbrazodetuvomicaída.EralaseñoritaArmelle.“Debeserelcansancio…o

elcalor”,ledije.“Porfavor,nocomentenadaconmiabuelaoconAlejo”.Conunmovimientodecabezayapretandoloslabios,meindicóquenoloharía.

Muycercayaelmediodía.Muycercamispadres,también.ElviajedesdeLimaaParíseramuy largoyconvariasescalas y trasbordos:

primero Panamá y Miami, luego Nueva York y de ahí hasta el aeropuertoparisinoLeBourgetenunBoeing707delalíneaaéreaPanAmerican;yahabíanpasadocasitresdíasdesdequemipadreseenteraradequeAlejoestabaenParísycon ladiferenciadehorasnosera imposible adivinar cuándo llegarían. Perotodoestaba listo: lacapilla iluminadadevelasy floresblancas;unamúsicadeviolinestocandolaMarchaNupcial;hastaalgunosamigosyconocidosestabanahí:Moniqueyotrascompañerasde laescueladeenfermería, losdirectoresdeloshospitalesconsusesposas;yporsupuestomiabuela, laseñoritaArmelleyGaspard.Ytodosobservándome,esperandoaquedieraelprimerpaso,aquemedecidieraaentrarycaminarporlaalfombrarojaquemeconduciríahastaAlejo,

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ataviada como una princesa antigua. El clima se unió a nuestra lista decómplices,ayudándomeallevarconportentoysolturaaquelmajestuosovestido.Siendo el clima de París tan voluble, aquella mañana caliente se habíatransformadoenunfrescomediodía.Yahíestabaél.Hermoso.Conuneleganteterno azul oscuro, esperándome con su bella sonrisa. Pero algo me paralizó.Sabía que en cualquiermomentomi padre haría su aparición y ya no habríavuelta atrás. ¿Estaba dispuesta a enfrentarlo? ¿A romper lazos con él, porqueestabaseguradequenomeperdonaríajamásyporende tendríaquesepararmedemimadretambién?¿Estabadispuestaaenfrentarelfuturo?¿Airmeaviviralaselva,con lasmínimascomodidades?¿Amaba tantoaAlejo como para quenadadeesomehicieracambiardeopinión?...Y laclaridad llegó amimente;una sola respuesta apareció: Sí. Entonces, mi pie derecho inició el recorridohaciaelaltar.MivistasefijóenlamiradaserenadeAlejo,yasílleguéhastaél,seguradequehacíalocorrecto.ElpadrePere loanuncióprimeroen latín,comoera lacostumbre en aquella

época,peroporalgunarazón,quizádeempatía,lodijodespuésencastellano,ylohubieradichotambiénencatalán,sinohubiesesidoporquemiabuelalehizoungestoqueinterrumpiósupolíglotaoratoria:—Porelpoderquemeconfiere la iglesiaosdeclaroMaridoyMujer.Que lo

queuneDiosnolosepareelhombre.Puedesbesaralanovia,hijo.Alejoacercósurostroalmíoymebesó.Con lágrimasen losojosdevolvísu

besoypasélosbrazosporsucuello.Losdosreímos,yelecodenuestras risasresonóenel lugar,comosiestuviéramossolos.Losvítoresnuncaaparecieron:dos figuras perdidas entre los rayos de luz del mediodía permanecían de piecerca de la puerta de la capilla, guardaban silencio, igual que el resto de lospresentes,quieneslosobservabanconsorpresa.Unasombradesapareció;laotraavanzóhacianosotrosyconformeseadentrabapudedistinguirel rostrodemimadre.Novolvíaveramipadre.ParaÈmiledeMontaigusuúnicahijahabíamuerto;

susoberbialeharíallorarmimuertedosveces.Mimadrecometióelúnicoactorebeldedesuvida(siasíselepuede llamar):

quedarseconmigoeldíademiboda.

El tiempo parecía no haber pasado: nuevamente el Atlántico se encontrabadebajo de mis pies. Pero esta vez no estaba sola: el hombre que amaba, miesposo,dormíarecargadosobremihombro.Aunqueyoestabaigualdecansada,

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meeraimposibleconciliarelsueño;enmicabezaserepetíanunayotravezlasimágenes de los últimos días: el encuentro con el vestido, la llamada deMaruquita y la declaración deAlejo, la boda, mis padres, la despedida… Ladespedida. Un Gaspard de indescifrable edad, emocionado, sin disimular elllanto,meabrazócomoalahijaquenuncatuvo;lasúnicaspalabrasquesalieronde su voz quebrada fueron: “Merçi, merçi”. Aunque yo era la que se sentíaagradecida. La señorita Armelle, abandonando su armadura, me abrazósuavementeymedijoalgoasícomoquetodoestaríabien,perolodijocasienunsuspiroporloquenopudeentenderle;eljardineroegipciomeregalóunarosaylacocineranospreparócrepasparaelcamino.Todosconsonrisasylágrimas.Miabuela,miadorada Julienne deMontaigu,mostró sumejor sonrisa hasta

que llegamos al aeropuerto. Ahí, ni ella ni yo pudimos aguantar más y nosabandonamosaldolorquelaseparaciónnosproducía;alaalegríadelovividoyde laspromesasdeunfuturodebisnietos corriendo entre la selva y las callesparisinas.Las lágrimassubieronconmigo al avión; con ellas, todos losmomentos que

paséenParísyqueledieronsentidoamivida.MiabuelaprometióiravisitarnosaIquitos,peronopudocumplirsupromesa:

meses después de mi partida, murió mientras dormía. Según palabras deGaspard,nopudosoportar,unavezmás,eldespreciodesu hijo.Mi padre nosólonopusounpie en la capilla cuando nos casamos, ni siquiera entró en lamansiónoesperóparahablarconella.Desaparecióde lamismamanera en laquehabía llegado: intempestivamente.Aguardóaquesuesposavolviera de laboda,alhotelenelquesehospedaron,para regresaraLima.Luego,mimadremecontaríaenunacartaquemipadresehabíasentidodoblemente traicionadopormiabuela.QuéhombretanciegofueÈmiledeMontaigu.Agradecímuchasvecesporsu

ceguera;debidoaellaconocíaunadelasmujeresmásmaravillosasdemivida:madameJuliennedeMontaigu,miabuela.LlorémuchasnochessuausenciaabrazadaamiAlejo,yalsentirsucalor,sus

brazos rodeándome, las lágrimas se me escapaban con más fuerza, porquegraciasaella,yopodíarefugiarmeeneltorsotibiodelhombrealqueamaba.

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C

Entrecapítulo1

ierralosojos.¿Paraqué?,siloquequieroesverte¿ah?Anda,paraquesientasmivoz.Siento tupiel. ¡Alejo!Ya pues, ya pues, ya los cierro.Hay un jaguar que camina sigiloso, enmedio de la noche busca a su

presa,lahueleenelaire,siguesuaroma;estáconfundido,esunolordiferente,unolorquevienedelejos,muy,muylejos;noesdesutierra…Raquelita,¿quémeestáscontando?...Nolosé,amor.¿Cómonolosabes?No,deverdadquenolosé; losoñéanoche.Vaya,creoque laselva ha inflado tu imaginación, ¿ah?¿Quieres saber el final? Si me haces el favor. Yo también. Oh, ¡Raquel! Losiento,cariño,medespertéantesdequeterminara.Deberíasdedormir,linda,yaestáporamanecer;nohasdescansadodeltododesdeque llegamosdeParís.Esincreíble ¿no cierto?Hace un año yo estaba aquí solo, deseando con toda mialmaqueestuvierasconmigo;merefugiabaeneltrabajode laselvapara llegarfulminadoporlasnochesydormirsinquetuausenciamedolieratanto;yahoraestásaquí, enmi cama, en nuestra cama, y puedo tocar tu piel y besarla y…¿Raquelita?... ¿Raquelita?... Mi vida, ¿ya te dormiste?... Ya pues, duermetranquila,nomás.Yomeencargarédeespantartelosjaguaresylaspesadillas.

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Capítulo2

Alejo

YA.AHORATELOCUENTOTODO.Unratitonomás,dejaquemereponga,queesteHérculescuasioctogenariotodavíaaguantaunpiano,peronodecola.Además,lasemocionesrevoloteanpormipecho,nosésichillarodarbrincosdealegría.Cuandosemeocurrió,nopenséenquéestadoseencontraría,sólomedejéguiarporesavoz,aquellaque…Peroanda,tomaelmatecito.Yotambiénteacompañoconuno,nosharábien

relajarnos.Me gustaba verla dormir. Tenía un puchero por boca. Me parecía tan

gracioso…Fueloprimeroquelenotécuandolaconocí.CursabamiúltimoañodelacarreradeIngenieríaCivil,enLima.Comobien

sabes, tuve quemudarme conmi abuela paterna cuandomis viejosmurieron;ellaeralaúnicaparientequemequedabaenelmundo.YaTrujillonuncavolví.Comonoerapituco,niseñoritodesociedad, tuveque trabajar para pagarme

losestudios.Asíquemeconseguíuntrabajodealbañil.Eraunalabormuyruda,peroyoerajovenyfuerte (ahísíquehubierapodidocargarunpianodecola);ademásmeinteresabaconocerlaconstruccióndesdeloscimientos.En ese tiempo Lima estaba pasando por una etapa de auge económico. Fue

cuandoseconstruyeronlosgrandesedificiosdelGobierno.Justoyotrabajabaenla construcción del Ministerio de Educación, ese majestuoso edificio deveintidóspisos,elmásaltodetodoelPerú,cuandoconocíaRaquel.Unatarde,alsalirdelaobra,fuiadarunpaseoporBarranco;quedabalejosde

mirumbo,peromegustabamontarmealtranvíaydespuéscaminarporelPuentedelosSuspiros,esepuentecitodemaderaqueuníasusdosbarrancos,ybajaralaplaya.Gozabaviendoloscaseronesafrancesados,consusjardinesdeinviernoyenormesportalesysoñabaconeldíaenqueyotambiénpudieratenerunacasacomoaquéllas.Erapobre,peroambicioso,¿ah?

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Enesasandabadesoñador,bajandolasescalinatasquemeconducíanalPuentedelosSuspiros,cuandolavi.Caminéapasolentoparaobservarla;ellanisedioporenteradademipresencia.Eralamujermásbellaqueyohubieravistoenmivida,tejuro.Rubiecita,deojosazulesymejillassonrosadas,parecíaunamuñecadeporcelana.Yme llamóaúnmás laatenciónporqueen lamano llevaba unasombrillaazul tejida.Nadieandabaporahíconunaccesoriocomoaquél;eranlosañoscincuenta,nofinalesdelsigloXIX. Pero ella caminaba ajena a todo.Conversabaconunamujerchatita,queusabaununiformenegro,seguramentesunana.Deprontounventarróntremendosedejócaer.Yoacababadeponerunpieenelsuelodemaderadelpuente,cuandosentíquealgoseestrellabaenmicara,yunaagujalargaymuy,muypicudasemeclavó.Porunmomentopenséquemeatravesaríaelojo,peropor fortuna, fue un poquitomás abajo.Aunque yosentí que me atravesaba la cabeza completa. Me caí con la sombrillacubriéndomeelrostro.Ahí,empezótodo.Elchancacazofueduro,perovaliólapena.Fueelpretexto

paraconoceralamujerquemecambiaríalavida.Ya,aesosedebemipequeñacicatriz.Resultóqueeraunapituquita,unaniñaricadeapellidosrimbombantesy toda

lacosa.Peroconunasencillezquepocasveceshevistohastaenlagentequenotiene ni un clavo. Su trato era tan dulce, que me dejó “enmielado” para laeternidad, y nome importó tener que verla a escondidas, porque su viejo, unmédicofrancésmuyfamosoyrespetadoenlasociedadlimeña,porcierto,dueñodelhospitaldondemeatendieron,nocreíaenaquellodequeelamor no tieneedadniclasesocial.Asíquetodounañonosvimosaescondidas.Nocreasqueesomehacíasentirmuyfeliz. Pensaba enmis padres y enmi

abuela,yagradecíaquenopudieranverasuAlejitodiscriminadoporno tenersuficiente plata en los bolsillos. Pero Raquel valía la pena, qué te digo. Meengreía mucho. Siempre fue muy considerada y consciente de mi situación.Jamás me exigió nada, y esa manera de aceptarme me llenaba de ganas deconvertirmeenunhombremuchomejor.Suconfianzaenmíeraabsoluta.Cosaseria,pues.Tantocreyóenmíquenotuvoreparosenveniralaselva,apesardeque las condiciones no se acercarían ni por mínimo a las que ella estabaacostumbrada.No debió… no debí…Si hubiera obedecido a su padre… a lomejorahoratodavíaestaríaviva.Meloherepetidohastaelcansancio,fueunaccidente,perocreoqueniunsolo

día he podido dejar de sentirme culpable… Si Raquel no se hubiera casadoconmigo…

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Ya. No sé por qué no te conté esto antes. Seguro debí hacerlo, pero

simplementenopodía.Recordarelpasadomehubieraroto,ytúmenecesitabas.Meaferréati.Sóloasípudecontinuar,aunqueenmisoledad,volvíaaella,unayotravez.Eracomovivirendosplanos,unoenelqueestabastúyelotro,enelquesurecuerdocobrabavida.Yolahemantenidoconvidahastahoy,hastaestemomento;llámaloamor,lealtad…¿Culpa?...¿crees?...No quiero ponerme tristón. Mejor continúo contándote la historia. ¿En qué

estaba?...Ahsí, sí…elvestido.Pucha,bueno,esuna larga historia, pero creoquetodavíatenemostiempo,aúnes temprano…¿Tesirvomásmate?...Esunalástimaqueniunasolafotografíasesalvaradelincendio;podríasser testigodelabellezademiRaquelita,paraquenocreasquesonexageracionesdeesteviejoromántico.LleguéaIquitosconelcorazónhechotrizas.Teníailusiónporesetrabajoenla

selva,ylaaventurameatraía,peronopodíadejardepensarenRaquel,encómomehabíamaltratadosupadre.Meentrabaunacóleracuandolorecordaba,perotambién unas ganas inmensas de demostrarle lo mucho que valía, y estabadecididoahacerlo.Aunqueloquemásmeimportabaeraestarconelladenuevo,ver su rostro, su puchero, escuchar su voz, reírnos de nuestras tonterías…Laextrañabamuchísimo.Poresomeentreguéconahíncoaltrabajo.Meimportabanunpepinoloszancudos,elcalor,lahumedad,laslluviasconstantes,lospeligrosdelaselva…haríaloquefueranecesarioparaganarmeelrespetodemiamadaRaquelita. No sabes lo humillante que puede ser para un hombre que teninguneen, que te traten como a un cholo que no vale ni medio céntimo. Yosabíaqueellameamaba,pero temíaquealláenParísseconsiguieraunpitucodelgustodesupapá.LaincertidumbreavecesmesofocabamásqueelcalordelAmazonas.Perocuandoleíasusamorosascartas,recobrabalapaz.Nofuefácil, túsabes loduroqueesviviren laselva,bueno,aunque para ti

debeserlonormal,erasmuypequeñacuandollegasteaquí.Comotedecía, fuedifícilalprincipio,noúnicamenteporelclima,el trabajoerabienpesado,peroesosí,meganabamibuenaplata.Pocoapocomefuiacostumbrandoaminuevasituación, le tomé gusto a la

naturaleza; cada amanecer era como la esperanza de una nueva vida, y losatardeceresmecobijabanlasoledad…Noquépoetaniquédisparates.Lapoesíanuncasemedio.MiRaquelita,ellasíquesabíaescribir.Meescribíaunascartas

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lindas. Conocí París antes de estar ahí. Recuerdo la primera carta que meescribió, una de mis favoritas. Me sé el inicio de memoria, ¿quieresescucharlo?...Parísdenoche,arropadadenieveyluces.Sonidosguturales,animadosporun

acordeón, que salían del radio del auto, acompañaron mi recorrido delaeropuertoacasademiabuela.UnaborrosaTorreEiffelpasópor laventana:mivista,perdidaenelocéano,seguíainundadaporsusmares.Yonosési túcreesenseñalesono,pero lamismamañana en que llegué a

Iquitos,supequeRaquelyParísestaríanmuchomáscercademíde loqueyohubieraimaginado:enunadelasesquinasfrentealaPlazadeArmasdescubrílaCasadeFierro,esaconstrucciónque,biensabes,fuediseñadaafinalesdelsigloXIX por elmismísimoGustave Eiffel. Era increíble que ahí, en medio de laselvaamazónica,yacieraunpedacitodeFrancia;paramí fuecomosiDiosmehubieseguiñadounojo.¿Nocierto?Esa rara construcción desentonaba con el estilo europeo que caracterizaba a

Iquitos. Por eso fue que, sin pensarlo, me separé del grupo y caminé comoembrujadohastaella.Meencontréconunagrancasadedospisossostenidaporcolumnasdefierroforjado,condoslargosbalconesqueformabanuna“L”yquedabanuno,alaPlazadeArmas,yelotroalacallePutumayo.Sutechoeramuyllamativo: rojo,decuatroaguas;semejabaunapirámidesinpicoy contrastabaconelrestodelaestructuraqueeradecolorplateado.Bueno,quétecuento,túlaconoces.Noséquémeatrajodeella;cuandoleílaleyendadelaplacasobrelapareddel

lugar, entendí.Mi corazón empezó a latir como si un conjunto de negros deChinchahubieraempezadoatocarelcajónyelbongó,asíqueconunasonrisitabobalicona (esa que los enamorados no pueden ocultar), inspeccioné el sitio.Asomélacabezaen laprimerapuertaquevi,vendían telasoalgoasí,peronoentré: la ansiedad por recorrer el lugar rápidamente me lo impidió. Despuésencontréunatiendadeartesanías,tampocoentré,porquealladodeéstadescubrílas escaleras. Subí. El segundo piso era un restaurante, por supuesto francés.Comoaúneratemprano,ellugarestabavacío.Sóloalgunoshombresdisponíanlasmesasylimpiaban.Depronto,unhombrealto,debarbaypelorubios,salióde lo que supuse era la cocina, gritando y dando órdenes en un español malhablado.Alvermeparadoahíconmiropa limpia,sencilla,sin ínfulasdenada,enmediodeeseelegantesalón,semeacercóymedijo:—Garçon…Eerr…Chico,enestemomentoyanoestoycontratandoanadie

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más.Venotrodía…¡Ale,ale!Quehaymuchoquehacer.—Disculpe,peronoestoybuscandotrabajo…Quiero…tomarmeunacerveza.Semequedóviendocomopreguntándosesiyotendríalaplatasuficientepara

pagarunlugarcomoaquél.—Enesecasotendrásqueesperarunosquinceminutos.Abrimosalasdoce.—Ya…eh…notengoprisa—contestéinseguro,yaquenolehabíaavisadoa

nadiedóndeestaba.Me tomémicerveza, lamás cara que había tomado en la vida, desde aquel

balcón francés con vista a la Plaza de Armas. Y mientras me la tomaba,observabaalostranseúntes,ypodíaverensusojosesosdestellosde¿envidia?,cuandomeveíanahí,tanociosoenunplenodíadetrabajo,disfrutandocomoloharíaungranseñor.Mesentísatisfechoe ilusionado, luegomearrepentídemipensamiento.Algodentrodemímedecíaqueungranseñornoseríaquien sesintiera orgulloso de provocar la envidia de los demás. Me espanté lasreflexionesyrecordéamienamorada:undíalatraeríaaestefinorestaurante.Me llevé una buena reprimenda por parte de mi jefe, pero no me importó,

habíavalidolapena:eseencuentroconFranciasólohabíasidoelinicio.Pasóalgúntiempoparaqueregresaraalaciudad.Eltrabajoerabienpesadoy

nos tenía clavados en la selva. Empezábamos a trabajar de madrugada y elcansancionostumbabaennuestroscamastrosapenasoscurecía.AunqueleescribíacartasadiarioaRaquel,nomedabachancedeiralcorreo,

yesomemortificaba.Ladistanciapuedesermuytraicionera.Noqueríaquesepreocuparapormí,y tampocoqueríaquemeolvidara,por loquea la primeraoportunidad,yafueraporquelehacíaelencargoaalgúncompañerooyomismoibaaIquitos,lemandabaelmontónjuntas.Aqueldía, fuiyoen persona.Mi supervisorme habíamandado a recibir un

material que estábamos esperando de Lima. Venía caminando por la calletratando de ubicar la oficina postal, cuando un hombre, que venía distraído,chocóconmigo.—Pardon,pardon…excusemoi…Eh,chico,perosierestú,elquenobuscaba

trabajo.—Eraelfrancés,eldelrestaurantedelaCasadeFierro.—Sí,soyyo,señor.Nosepreocupe,yotambiénveníadistraído.¿Vieneatraer

cartasparasufamiliaenFrancia?—Nocreasquese lopreguntéporchismoso;todo lo relacionado con aquel país me importaba. Se me hacía como sicualquieraquepusieraunpieallá,podríaconoceraRaquel.

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—Oui, digo sí… Tengo años viviendo aquí y no he terminado poracostumbrarmeal idioma.Y tú,¿aquiénenvías todas esas cartas?—dijo estomientrasentrábamosalaoficinadecorreosyobservabaelmanojodecartasquetraíaenlasmanos.—Aminovia,señor…estáenParís.—Elpechosemeinflódeorgullo.—¿Tunoviaesparisina,chico?—Sesorprendió.—No,señor,es limeña,peroahoraestáalláconsuabuela.—Nopudeevitar

que el francés notara lo amargo que aquellome ponía: un dejo de tristeza seescuchóeneltonodemivoz.Esoquedicensobre los franceses que sabenmucho sobre el amor, debe ser

verdad¿ah?Porqueporalgunarazón,otalvezporqueledipena,elfrancésmeinvitóatomarunacopa.Comoeratempranoyelmaterialporelquehabía idoaúnno llegaba,acepté.Yahí,en laCasa de Fierro, le contémi historia a esedesconocidoqueenelfuturoseríamiamigoymicómplice.ThierryPruet, así se llamaba, no sólo fuemi pata,mi amigo, casi como un

hermano mayor, sino una pieza clave para que yo pudiera casarme conRaquelita:élmeenseñóahablar francés.¿Cómocreessinoquemeganéasuabuela?Yahacehambrita.¿Tepreparounastostadasconquesoymermelada?...Tengo

un pan de anís buenazo. Ya, pues, está bien, échame una manito y trae lasaceitunas.Cuandovitodoestoporprimeravez,meparecióquehabíallegadoalParaíso,

sin Eva, claro, y sí con muchos Adanes. Había escuchado hablar sobre elAmazonas, pero estar viviéndolo era abrumador. Toda esa vegetación, elcolorido, los ruidos en la noche sabría Dios de qué bichos extraños; losenigmáticoshabitantesdelaselva,susleyendas;unmundofascinanteconelquehabíasoñadodeniñoydelquenuncaimaginéserparte;quéibayoapensarqueun día contribuiría con su desarrollo y apertura al resto del país. El reto eratremendo, igualque lospeligros,noobstante, la adrenalina queme provocabaeramuchomayor.Sentíaque labuenasuerteestabademi lado, nada podía irmal: Iquitosme había recibido muy perfumado con su colonia francesa, unabellamujermeamabayesperabapormídesdeParís. ¿Acaso podría poner endudaelsignificadodetanclaras“coincidencias”?Sinembargo,comoelParaíso,mifelicidadtambiénfuemuycorta.¿Por qué no me fui?... Pucha, ha pasado tanto desde que eso ocurrió; fue

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mucho,muchoantesdequetúllegaras,mecuestacalcular,yaquedespuésdelamuertedeRaquelanduveperdidoenel tiempo.Sí, losé,esalgoconfuso,peroasíesdecomplejaysabialamentehumana:nosofreceelolvidocomoremedioparaeldolor.NuncaregreséaLima,nitampocomeinteresósalirdeaquí.Todamividasederrumbóalperderla;Raqueleramiilusiónyconellase fueronmisganasdevivir.MeenfurecíconDios;habermequitadoamispadrescuandoyoapenas era un chiquito no le había bastado, también se llevó ami abuela,miúnicapariente,cuandono teníaniquinceaños,ysinembargo luchécon todasmisfuerzasparaquelatristezanomedominaraydecidíserfelizyserelhombreque seguramente esas tres maravillosas personas hubieran querido que fuera.Crecíconlaideadequedesdeelcielomecuidaban,porloquesiempremesentíprotegido.Yo quería que ellos estuvieran orgullosos de mí, que supieran quenuncalosolvidaría,asíqueguardéenmimentelosmomentosmásbonitosquevivíconellos,comocuandomellevabanalmaryjugábamosabrincarlasolasocuando algunas nochesmi papá sacaba su vieja guitarra y nos cantaba valsesperuanos.Yyosentadoenlasfaldasdemimamámesentíaelniñomásfelizdelmundo. Mi abuela fue la mujer más amable que conocí, siempre tenía unasonrisaenelrostroyayudabaatodoelqueselepusieraenfrente.“Noteolvidesnuncadedarlosbuenosdíasolasbuenas tardessiempreconunagransonrisa,¿ya,mijito?”,medecíacadavezquesalíade lacasa.Paraellaunbuensaludoerafundamentalpararomperelhieloconcualquiera.Atesorécadasonrisa,cadacaricia,cadagesto,cadaregañohechoporamor, ¡Alejito!, eso no es correcto,apuntabamimamáconsuíndice;¡Ande,vayaypidaunadisculpa!,completabamiviejo.Guardétodoloquepudierarecordármelos,paraqueenelmomentoenelqueyolosnecesitaraestuvieranconmigo.Cómoexplicarte;meaferréaloqueme habían enseñado, a lo que recordaba, y aún después de muertos seguíaprendiendodeellos; imitésusalegrías, sus palabras bondadosas, susmiradaschispeantes,suscarcajadas…primeroconpesar,hastaque un día todo eso yaerapartedemí.MiRaquelitanuncaentendiócómoesqueyopodíaserunapersonatanalegre,

a pesar de la soledad en la que había crecido. Por eso siempreme decía quecuando nos casáramosme daríamuchos hijos para que nuncamás volviera aestarsolo.Ellasabíacuántasganasteníadeserpapá.Perosefue.YmeenfurecíconDios:¿porquéella?,porquésiyohabíasidounbuenhombre,sihabíamosluchado tanto para poder casarnos… ¿por qué?... Ahí, en su tumba, murió elhombrequeellaamabaysurgióunsermudoygris,unasombraerranteconelalmavacíaylacarnepegadaaloshuesos.

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Perdóname,esteesundíaimportanteynoquieroqueestemostristes:recordarlahistoriadelvestidomehahechorecordar todo lodemás.Hanpasado tantosaños…sinembargo,aunqueteparezcainverosímil,yolasigoamando.Paramíescomosiestuvieraviva.Nopuedoexplicartecómo.Mira,nosoyunsanto,hahabidomujeresquesemehaninsinuado,quemehanbuscado,hubouna,en laépocaenqueperdí lamemoria,quehastameofreciómatrimonio.Noeranadafeayerabastantesimpática.Lointenté,ynopude.Novoyaentrarendetallesíntimos, pero cada vez que estaba con ella, no podía dejar de encontrarledefectos.Dentrodemísentíacomosihubieseunhuecoquenose llenabaconnada, pero que alguna vez estuvo llenito. Yo mismo no entendía lo que mepasaba. Lo entendí cuando recuperé la memoria. Sin embargo, ya me habíaconvertido en el eterno soltero, casi ermitaño si no hubiera sido por aquellasmaravillosasaparicionesquesedieronenmivida.Esosí,nuncameacostumbréasuausencia.Aunquebueno,ahora…nosé…túsabes…Yaestoysaltándomelostrechosdelahistoria.Nodejesquesemevayaelhilo,

quetampocotenemostantotiempo,¿ah?Raquelyyoestuvimosseparadoscercadeunaño.Enese tiempo,yoapenas

salíde laselva.Laaventuradeconstruirunarefineríaen plenoAmazonasmeemocionaba.Muchascosasmesucedieroneseaño,perode todasellas,quenovalenlapenamencionarporquetelashecontadoinfinidaddevecesyporqueaestepasonuncavamosaterminar,hubounaenparticular(queno teconté)quemarcómivida,omejordicho:fueunapremonicióndeloquesería.Eranlastresdelatarde.Lorecuerdoperfectamenteporqueelsolestaba justo

encima de nosotros, tratando de abrirse paso entre los enormes árboles. Y,además, porque volteé a mirar el reloj para calcular las horas que aún nosaguardaban.Eltrabajo,bajoesascondiciones,podíallegarasertanagotadorquenos convertía en un montón de ociosos. Aún faltaba mucho. Estudiar lamecánica del suelo era una de las actividades más importantes en aquellaempresa de nivel nacional, ya que había que precisar los elementos con loscuales contaba la tierra para predecir su resistencia. La construcción de larefinería ibaa tomarvariosañosde esfuerzo, así que aquel inicio era vital: sinosotrosfallábamos,todoelproyectoseveníaabajo.Yofuiunodeloselegidosparacomenzarenesamagnaempresa,peroasícomomesentíadeorgulloso, laresponsabilidadquehabíaadquiridomeera,enocasiones,agobiante.Sobretodo,porquenoerafácilacostumbrarsealclimayalosinsectos.Nosabescuántome

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costóhabituarmeaesteendemoniadoclima.Peromegustabael reto;mehacíasentirrecontramotivado.Yahíestabayo,enplenoveranoselvático,concuatrocompañerosmás,intentandodescifrarlasentrañasdelAmazonas.¿Tedascuenta?...Estuveenel iniciode todo,ayudandoaquese realizarael

progreso.Ahora,eneseespacioquealgúndíafueimposibledepenetrar,puedesver la refinería, con sus calles bien trazaditas y sus palmerazas brindandosombra,y loshombresquevanyvienen, trabajandoarduamenteparasurtirdepetróleo a esta parte del país. En algún momento, nosotros nos creímos loshéroes que el Perú necesitaba, hombres comprometidos con su patria, quearriesgaríansuvidaporbiendelprogreso;hoycomprendoquemuchasdeesasideas estaban equivocadas, que muchas de las cosas que yo creíaimportantísimas,enrealidadnoloeran…Comosiempre,mesigodesviandodeltema.Espérameunratito,voyporagua,

yasemesecólagarganta.¿Quieres?Tedecía,eranlastresdelatardeyelcalorera insoportable.Habíamossalido

muy temprano del campamento, pero se nos habían pasado las horasdescubriendo la variedad demonos, pájaros, insectos y plantas increíbles quehabitabanlazona.Estábamosfascinadoscontodoloquenosrodeaba,yunpocotemerosos también, tengo que confesarlo; las cosas nuevas siempre nos danmiedo.Estábamos tan inmersos en nuestra investigación, recolectando tierra ytodoloquenosparecíaimportante,quenosperdimos.Eratiempodesecas,porlo que los terrenos se hacían extensos; lo que en temporada de lluvias habíaestado inundado, ahora era terreno firme; era fácil seguir caminando sin queningún río nos detuviera. No nos dimos cuenta, hasta pasado el mediodía,cuando el sol era tan fuerte que parecía traspasar la densa vegetación, y elhambrey lasednoshicieronreaccionar.El líderdelgrupo intentó no ponersenervioso,ycomobuenmacho indicó,muy seguro de símismo, el camino deregreso. Estuvimos dando vueltas en círculos cerca de dos horas: siemprellegábamosalmismolugar;fuecuandovolteéaverelrelojymecercioréde lahora.Allevantarlavista,meparecióverdetrásdeunárbolaunapequeñaniña.Fueapenasunsegundo,porquelaimagendesaparecióinmediatamente.Volteéaveramis compañeros para saber si ellos habían visto lomismo que yo, peroellos estabanmás ocupados tratando de elegir la ruta correcta. Me separé unpocodelgrupo,tallándomelosojos,comoparalimpiarlosycerciorarmedequemi vista estaba bien y no veía visiones. Tomé un poco de agua de micantimplora,paradescartarquefuera lased laquemehacía imaginarmeniñas

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pequeñasenaquellainhóspitaselva.Senoshabía informadodequeenalgunaszonasdelAmazonashabitabangruposindígenas,peroqueahínohabitabanadie,nisiquieralosiquitoso losyaguas.Sobre todoestábamosmuyatentosparanotoparnos con los jíbaros, nos moríamos del susto nada más de pensar quenuestrascabezaspudieranterminardeltamañodeunamanzana.SesuponíaquehabitabanmáshaciaelnorteyenlaselvadelEcuador,peroconellos,nuncasepodíaestarseguros;asíquesiempreandábamosconmuchocuidado.Noshabíanavisado de que aquella parte de la selva era totalmente inhabitable: nosotrosteníamos que hacerla habitable para poder extraer el manto petrolífero. Nosdijeron un montón de cosas en aras del progreso, mentiras que ayudaron amuchos,peroquesignificaronel finparaotros. En fin, se suponía que ahí nopodíahabernadie,sóloplantasyanimales…Noséporquénomeasustécuandoviaaquellaniña.Ya,ya…séloquemevasadecir,perodejaqueterminedecontartelahistoria,

pues.Caminé hacia aquel árbol en donde creí haber visto a la niña, y seguí

caminando y caminando, árbol tras árbol, pero ni rastro de ella. Mientrascaminabaescuchabaamiscompañerosquegritabanminombre,elque a cadapasosehacíamáspequeño.Primeroescuché“¡ALEJOS!”muygrandes,despuésel“¡jo!”seperdióentrelosruidosselváticos.Creoquealgolescontesté,peronolorecuerdo,yosóloseguícaminandoporelmonte,comosialgomuy potentemeestuvierajalandohaciaél.Depronto,laniñaapareciócorriendodeunárbolaotro.Mepusemuycontentoporquepudeconvencermedequeno estaba loco.Empecéaseguirla.Eramuyrápidayreíamucho,yolehablaba,peronovolteabaaverme,sinembargo,dealgunamanerahacíaquelasiguiera.Eramorenaclara,teníaelpelocastañooscuro,muylargo,noestabadesnudacomolamayoríadeindígenas,usabaunvestidoblanco,locualllamómuchomásmiatención,peroestabadescalza,ycorríacomosilaselvafuerahechadeunasuaveyesponjosaalfombra.Nosécuántotiempocorrídetrásdeella,elrelojsedetuvoalastresdela tarde, pero el sol empezaba a desaparecer de la selva cuando, por fin, laalcancé. Se detuvo delante de unos enormes ficus y empezó a entonar unacanción en una lengua que no reconocí. Los árboles, como hipnotizados,movieronsusramasparadejarnospasar.Loquemisojosvieronesedíanoteníanombre.Lasedyelhambredesaparecieron,laniñametomódelamanoyjuntosnos adentramos en aquella tierra de arenas tan blancas como la harina. Pormuchotiempoolvidéloocurrido,yaquemiscompañerosmeencontrarontiradoen laselva,con 40º de temperatura y delirando.Dicen que estuve a punto de

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morir, pero yo creo que, más bien, estuve a punto de renacer. Les conté mihistoria,porsupuestonomecreyeron;medijeronquemedejaradecojudeces,¿túcrees?...Eraimposiblequeunlugarcomoelqueleshabíanarradonofueravisible a simple vista. Recorrieron más de diez veces aquella zona, y nuncaencontraronnada; tampocovieronnuncaaaquellaniñadevestido blanco. Porun buen tiempo fui la comidilla. Se burlaban de mí y de “mi paseo por ElDorado”, aquel legendario lugar construido todo de oro, y que por siglos,primero los conquistadores y después los arqueólogos, han buscado. Másadelante, yo me convencí de que aquello, efectivamente, había estado en miimaginación.Raquel nunca supo de esto, no se lo conté, ¿para qué preocuparla? ¿No

cierto?... Tampoco quería queme creyera un loco, además, como te digo,meconvencídequelohabíasoñadoyloolvidé.Después losmesespasaron, las cartas entre Raquelita y yo iban y venían, a

vecesconmayorfrecuencia,avecesteníamosqueesperarlargoratoparapoderleernos.Ymientras tanto el paisaje cambiaba: la refinería empezaba a tomarforma.Asícomopodíapalparlatransformacióndelatierra,enlaqueyomismoeracómplice,dentrodemíalgo tambiénse transformaba.Nosé,comoquemesentíamásseguro…importante.Yporfin,despuésdetodoaqueltiempo,mivisitaaParísyaeraunhecho.¿Y

a que no adivinas quién me ayudó a llevar a cabo mi plan?... Pues claro,MadameJulienne;eranuestrosecreto.SeríaunasorpresaparaRaquelita…Peroyolesteníaotrasorpresa:pediríasumanoenmatrimonio.Habíaconseguidounbonito anillo de compromiso, sencillo, pero bonito, bastante original, y a miRaquelita siempre le gustó todo lo que fuera original. En ese tiempo habíalogrado juntarmibuenaplatita,aunqueno tantocomoparacomprar un lujosoanillo;yaloharíamásadelante,estabasegurodequelavidamesonreiría.MefuiaParísconmianillobienguardadoenunacajitaazulmarino,dentro

delbolsillodemiterno.

No hizo falta una gran presentación, apenas la vi, cuando entré en aquellamansionsaza, (te juro,parecíaunmuseo)yolvidando lo recontranervioso quemesentía,corríaabrazarla.Pesealoquecualquierahubierasupuesto,madameJulienne se dejó apapachar por este peruanito, sin poner remilgos. Esa mujerescondía algo en sus ojos, una tristeza infinita. Sin embargo, su miradachisporroteabaternura;estabasegurodequesedebíaa lapresenciadeRaquel.

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Además,merecordóamiabuela,poresonomeresistí.LosdíasenParísfuerongloriosos,inesperadoseinolvidables.Sí,asícontodos

esos adjetivos. Ahí fue donde la casualidad nos llevó a encontrarnos con elvestido.HuíamosdeGaspard,elchofer,parapoderestarunmomento a solas,cuando topamos con él, luciendo en la vitrina de una tienda de antigüedadestraídasdeOriente.Raquelestabatansorprendida,ymecontóunahistoriaqueenesemomentomecostócreer.Ellarecordabaaquelvestidodesussueñosdeniña.¿Puedes creer, tú?... Así que como hipnotizados entramos a la tienda, la queresultóserdeun turco.Él fuequiennosaclaró lahistoriadelvestido.Aunquedecirque“nosaclaró” lahistorianoesdel todocorrecto,porque la verdad nosabíaacienciaciertaaquiénhabíapertenecido.Yjustoesanoche,despuésdehaberencontradoelvestido, el destino se nos

adelantó.De algunamanera, que ya no recuerdo bien, el padre de Raquel seenteró de que yo estaba en París. En el rato en que nos enteramos, Èmile deMontaiguvolabaaFranciaparasepararnos.Enesemomento,fuecuandodecidícumplir la promesa que un día le hiciera a Raquel: nadie nos separaría, nisiquierasupadre.Asíquefuiporel anillo.Un temblorme recorrió el cuerpocuando de entremis cosas tomé la cajita azul: ¿estaba seguro de atreverme aaquello?...¿Ysinoresultabaserunbuenesposo?,¿sinoconseguíatriunfar?,¿ysi el padre de Raquel tenía razón y yo no podía ofrecerle lo que ella semerecía?... Lamar de dudas apareció enmimente. ¿Pero sabes qué me hizodecidirmeycomportarmecomoelhombrequeteníayqueríaser?...Elrecuerdodelmomentoenqueaquelloscachacosmesacaronarastrasdesucasa.Nohablodeorgullo.Hablode loquesentíalperderla.Asíque con lamisma seguridadcon la que me presenté en su casa para hablar con su padre, a pesar de lasconsecuencias,fuiymeleplantécomotodounhombrey lepedíquefueramiesposa.Nomecreas,sinoquieres,peroenesemismoinstante,laabuelaempezóadar

órdenes por aquí y por allá para que al día siguiente se realizara nuestromatrimonio.Y yo no sé cómo lo consiguió, pero para la medianoche Raquelteníasobresucamaaquelmisteriosoybellovestidodenovia.MadameJulienneeraunamujerderecursos.Aldíasiguientenoscasamos.YdonÉmilenollegóatiempoparaimpedirlo.Raquel y yo volamos a Lima un par de días después del matrimonio, con

destino a Iquitos. Íbamos cargados con montones de regalos que nos dio laabuela,perosobre todo íbamos llenosde ilusionesde loqueseríanuestravida

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juntos.Y en el portaequipaje del avión, bien seguro dentro de su baúl, iba elvestidodenovia.

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Iquitos

…RAQUELCORRÍAHACÍAMÍSONRIENDO,muycontenta.Llevabapuestosuvestidoazulcelesteconflores,quetantomegustaba.Lorecuerdocomosihubierasidoayer,yasítalcualtelocuento.Yomeencontrabaenlaobra;Jorge,elingenieroque trabajaba conmigo en esemomento, fue el queme avisó: “¿No es esa tumujerlaquevieneatravesandoelmonte?”.Elsolbrillócomonunca.Mequitéelcasco, los planos que tenía en la mano se los pasé a mi compañero y fui aencontrarme con ella. Era la primera vez que Raquelita me sorprendía en eltrabajo.Mellamabaconlamano.Gritabaminombreunayotravez, tanalegrecomonolahabíavistoantes.Sentímariposasenlabarriga,tejuro.Mesentímásenamoradoquenunca,viéndolacorrerhacíamíconesafelicidad.Ydeprontolavi caer. Me encontraba lejos aún para saber el motivo de su caída. Cuandocomprobéqueestababien, hastame reí un poco yme burlé cariñoso de ella:siemprehabíasidounpoco torpe.Pero tanprontocomocayóse levantó,ysinparar de sonreír, acomodando sus rizos, siguió corriendo hacia mí; eso sí,disminuyó algo su paso: me pareció que la caída le había dolido. Cuandoestuvimos cerca, un brillomuy diferente, especial, brotó de sus ojos: se veíailuminada.Apesardesupelodespeinado,delsudorensucaraporlacarrera,delatierraensuropaporlacaída,seveíamáshermosaquenunca,resplandeciente.Mehablaba,peroyono laescuchaba,estababobomirandocómosus labiosseabríanycerraban,dejandoversusblanquísimosdientes;susmanosdelicadassemovíandearribaabajo,comosiemprequehablabaconentusiasmo,ysabíaquealgoimportantemedecía,peroyonopodíadejardeadmirarla,nosóloporquefueratremendamentebella,sinoporqueesamujermeamaba.Mehabíaelegidoamícomosucompañerodevida.Vivíaenlaselvaconmigo,desdehacíaunaño,sin quejarse, como si aquel sitio hubiera sido siempre su hogar. Éramos tanfelices…De pronto una palabra saltó de entre su discurso: ¿había dicho la palabra

“papá”?...¿Yo?,¿papá?...“Sí,miamor,¡vasaserpapá!”.Merepitió.Laabracémuyfuerte,lacarguéen

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mis brazos, la besé.No cabía de contento. Ella también reía y lloraba. Y asíestuvimoshastaqueel restodemiscompañeros,atraídospornuestro júbilosefueronacercandoafelicitarnos.Yempecéagritarparacompartirmialegríacontodo el mundo, con los pájaros, con la selva: “¡Voy a ser papá!, ¡voy a serpapá!”.Mi jefemedioeldía libre,paraquepudiéramos ira festejar.Asíque juntos

abandonamoslaobraynosfuimosaIquitos.Elprimerlugarquevisitamos,podrásimaginar,fuelaCasadeFierro;moríade

ganas de darle la noticia a Thierry. Él se alegró tanto que hasta destapó unabotelladechampán;porsupuesto,Raquelsólolediounsorbitoasucopa.Yfueprecisamente de Le Far Breton, el restaurante francés de nuestro amigo, dedondeRaquelitahablóaLimaparadarle la noticia a sumamá. Ella se alegrómuchísimo, y le dijo a su hija que creía que ese sería el pretexto ideal paravisitarnos,perosobre todo para que a sumarido se le pasara el disgusto. Esebebe,aseguraba,seríaelqueuniríadenuevoalafamilia.También habló con Maruquita: sabía que la nana estaría encantada con la

noticia.Peroalcolgar,susonrisaseesfumó;habíaestadoapuntodellamarasuabuelaaParís,comosiporunmuybrevemomentohubieraolvidadoqueellayano estaba entre nosotros. Yo la abracé muy fuerte y al oído le susurré:“Raquelita, mi vida, tu abuela ya lo sabe. Seguro que está feliz y yaorganizándolo todo para el bautizo”. Ella rió recordando los ímpetus de suabuelapor las tradiciones, lasbuenascostumbres y las normas sociales.Y losdos,conesacomplicidadquenosunía,reímosrecordandoParís.Thierrysenosunió, riendodebuenaganay llevandosucopadechampándeun lado al otrobrindandoconloscomensales,losquegustosostambiénelevaronsuscopasparafelicitarnos.SalimosdeLeFarBretonconlapuestadesol.Nohabíamoscaminadoniuna

cuadra,cuandoRaquelseempezóasentirmal.Nopudodecirmenada,porquesaliódisparadahaciaelrestaurante,tapándoselabocaconlamano.Fuidetrásdeella,primeropreocupado,perodespuésmecalmérecordandoque losprimerossíntomasdelembarazoeranlasnáuseasylosvómitos.Despuésdeeseincidentese sintió mejor, tomó un poco de agua y le prometí un mate de hierbaluisacuandoestuviéramosencasa.Nos dormimos temprano, comprenderás que la emoción nos había dejado

agotados.Supusequeera lamedianochecuandoempecéaescuchar ruidos.Alarguémi

mano, buscando el cuerpo de Raquel, pero ella no estaba en la cama. Me

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incorporé de inmediato y prendí la luz de la lámpara. En eso la vi acercarse,estabamuypálida,veníatambaleándoseyseagarrabaelvientreconunamano.Measusté.Rápidamentemeacerquéaellaparasostenerla.Conunhilodevozme dijo que no podía respirar y que veía todo borroso. En ese momento unacorrienteeléctrica recorriómicuerpo,como una llamada de alerta: algo gravepasaba,esosnoeransíntomasdeembarazo.Laacostéenlacamayalahoradequitarle las pantuflas descubrí, parami horror, que aquellos síntomas eran laconsecuencia de una terrible mordedura de serpiente. Tenía muy hinchado yenrojecidoeltobilloderecho.Comoenunapelícula, todas las imágenesdeldíase presentaron enmimemoria y recordé la caída.Debió de haber pisado unacoral,unadelasserpientesmásvenenosasdelAmazonas.Anosotrosnoshabíaninstruidoparapoderdiferenciarlasclasesdeserpientesqueexistenyquéhaceren caso de mordeduras. Aquélla era una de las peores: su piquete era casiimperceptible(siRaquelllegóasentiralgo,seguramenteloachacóalacaída)ylos síntomas podrían presentarse muchísimas horas después. Todo ese añotrabajandoenelhospitaldeIquitos,atendiendotantosniñospormordedurasdeserpientesyotrosinsectos,aRaquelno lehabíavalidodenada.Confundió lossíntomascon losdelembarazo.Paraesashoras tenía tantosmalestares que noreparóenlahinchazóndesutobillo.Aldarmecuentadelagravedaddelasunto,lacarguéenmisbrazosymelallevécorriendoalhospital.Fuedemasiadotarde,habíanpasadomásdedocehoras.Empezóaconvulsionarjustocuandoentréconellaalasaladeurgencias.Undoctorqueseencontrabaahí,alverlacorrióhacíaamíysindecirmenadamelaquitódelosbrazosyempezóahacermeunalistade interminables preguntas: que cuánto tiempo llevaba así, ¿a qué hora habíasidolamordedura?,quesinohabíavistolaserpiente,quequéespecieera,quequémepasaba,¿porquéhastaesemomentolahabía llevadoalhospital?...Laspreguntassiguieronhastaqueeldoctor,conRaquelenbrazos,entróenuncuartoen donde dos enfermeras me sujetaron para no dejarme pasar. Me quedéforcejeando,turbado.Ydenuevoesacorrienteeléctricasacudiómicuerpo.Laspiernasmeflaquearon;mearrodilléfrentealapuertacerrada.Escuchabalavozdel doctor, de las enfermeras, no había calma. Raquel estaba adentro, miRaquelitaestabaadentro,sola,sinmí.Empecéadardegolpesenlapuerta,peronadie la abría. Seguí golpeándola, hasta que una enfermera salió. “Por favor,guardelacalma.Estamostratandodehacertodoloposible”.Yentródenuevo.¿Aquésereferíaconesodeque“Estamostratandodehacer todo loposible”?,¿”todo lo posible” para qué?... ¿Para salvarle la vida?... ¿MiRaquelita estabaluchando entre la vida y la muerte?... Aquello me parecía inverosímil. Y de

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prontomeacordé:“Mihijo”,“nuestrohijo”…

Llegóelamaneceryconél,eldíamásterribledemivida.Habíamospasadoportantoparaestar juntos…mesentíenunapesadilla.Ycomosiyofuerael queagonizara,lasimágenesdenuestravidajuntosbombardearonmimente.AlregresardeParísalquilamosunabonitacasacercadelaPlazadeArmas.A

Raquel leencantabaaquellaplaza, legustabacaminar tomadademimanoporlasnochesysentir labrisaquerefrescabaesoscalores. Raquel se adaptómuyfácilmente a la ciudad,mejor que yo, ¿tú crees?, a pesar de que no tenía lascomodidadesa lasqueestabaacostumbrada. Iquitoshabíasido,parasuépoca,unaciudadmodernadeestiloeuropeo,graciasalcomerciodelcauchoquehabíaexistidoaprincipiosdesiglo.Ysepodía vivir bastante bien, pero te recuerdoquemisueldonosecomparabaniun poquito al de su papá.Aun así, nuestracasita era linda. La fachada estaba pintada en amarillo y blanco y tenía tresventanas en forma de arco con puertecitas de madera. En sus balconcitosRaquelitallenódebuganvilias,petunias,clavelinas,caléndulas,girasoles…todauna explosión de color a la entrada de nuestro hogar. Teníamos sólo doshabitaciones,unbaño,unacocinapequeña,sala-comedoryunpatiecitoalfondoparahacernuestrasparrilladas.Ladecoraciónse la tuvimosqueagradecera laabuela Julienne: nos había mandado de todo: muebles, edredones, cortinas,toallas,vajillas,unacamadematrimoniodehierroforjado…hastaunapinturaenorme del abuelo, que nunca pudimos poner y permaneció todo el tiemporecostada sobre la pared de la habitación que no ocupábamos. No era unamansión,peroparanosotroscomosilofuera.Nonecesitábamosmás.Aunque el campamento estaba un poco lejos de la ciudad, no permití que

Raquel se instalará ahí conmigo, me insistió mucho, pero me neguérotundamente.Yoqueríaprotegerlade todos lospeligros; prefería sacrificarmeunpoco,peroqueellaestuvieralomáscómodaposibleysegura.Mirutinaerasalirmuytempranitoporlamañanayregresarjuntoconlapuesta

desol.Asíquelamayorpartedeltiempo,Raquelitalapasabasola.Peroellaeramuyinquieta,lavocacióndeservicioquehabíadescubiertoenParísysuamorpor los niños la llevaron justo a integrarse como enfermera en elHospital deApoyo Iquitos. Prontísimo se hizo la enfermera más popular del pabellóninfantil,teníaungrancarismaconlosniños.Porsupuestotambiénseganóalosadultos,y…tengoquedecirlo,mesentíceloso de alguno que otro doctorcito,

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peronadadeimportancia.Siempreconfiéenella.Sinembargo,subellezaysubondad,estoyseguro,debehaberdeslumbradoamásdeuno.Raquel fuemuyfeliz ayudando a la gente, sirviéndola. Ser enfermera era la

gran pasión de su vida. Consolar el llanto de los pequeños, ayudarlos en susufrimientoeranlosmotoresdesudíaadía.Sesentíaviva,útilyproductiva,medecíaeufórica.Y yo estabamuy orgulloso de ella. En las nochesme contabacómo aquel niño se había salvado de una terrible meningitis, cómo aquellapequeñita que después de haber pasado meses en el hospital había,milagrosamente, salido casi sin secuelas de una poliomielitis. Hablaba conrapidez,moviéndosedeunladoalotro,llevandomanosybrazosdeabajoarriba,contandohastalosmínimosdetalles;mecontagiabasuentusiasmo.Mehacíatanfeliz verla tan contenta. Pero también hubo muchas noches en que tuve queconsolarla,enjugarsuslágrimasyescucharlahablarllenadedoloreimpotenciaporlasvidasquenohabíapodidosalvar.Asíerasutrabajo:todoslosdíasentrelavidaylamuerte.Nuncaimaginóquemuyprontoentraríaporlapuertadeesehospitalparanovolverasalirnuncamás.Y ahora me tocaba a mí vivir aquello, sin tener a nadie para consolarme.

Raquelyacíafríaeinerte,cubiertaconunasábanablancaenunahabitacióndelquehabíasidosusegundohogarduranteeseaño.Medespedídeellaconunbesoenloslabios,losqueaúnseencontrabantibios,

peroquenoeranmásaquelpucheroqueyotantoamaba.Lesujeté lamanosinpoderpronunciarniunasolapalabra.Estuveasíhoras,sinmoverme,sinpensar,sólosintiendocómoaquellafrágilmanoseibaenfriando.Repasé lasuavidadytersuradesupiel,sumuñecafina,susdedosdelgados,susuñasbiencortadas,supalmacasilisa,laslíneasdelavidaydelcorazón: teníauncorazónmuy,muygrande.Nomeenterésihabíaalgunaclasedeprotocoloparaestoscasos,supongoque

elmédico y las enfermeras se compadecieron demí y por tratarse de Raqueldejaronquemequedara.Nofuehastaquelaluzdeldíaempezóaentrarpor laventana,quelasdosenfermeras,queanteriormentemehabíancerradolapuerta,fueronpormí.—Ya es hora, ingeniero—me dijo la que parecía mayor, en un tono muy

suave.—Tenemos que prepararla—argumentó la jovencita, también intentando ser

delicada.—No,porfavor.Sólounratomás.

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Dijeestoasabiendasdequeseríalaúltimavezquelaveríayque,alsoltarsumano,alsalirdeesahabitación,alsalirporaquellapuertadehospital,mividanunca,nuncaseríalamisma.Yonuncavolveríaaserelmismo:unaserpientesehabíallevadolamitaddemí.Salídelhospitalsolo.LaPlazadeArmasseencontrabavacía.La inerciame

llevóalacasadeThierry.Toquéasupuertamuchasveces,primerocongolpessuaves,después,casiladerribé,hastaqueunThierrymalhumorado,despeinadoyenpiyamaslaabrió.Estabapálidoycansado.TanprontoThierrysepercatódemiestado,metomó

porloshombrosymellevóalinteriordelacasa.Meofrecióunpocodejugodecamu-camu.Lotoméporquehastaesemomentomedicuentadequenohabíabebidonadadesdelanocheanterior.Sentícómoelsaboragridulcerefrescabalaamargurademiboca,ymientrasbebíael jugofavorito demiRaquel, Thierryempezóainterrogarme.Permanecícalladomucho tiempo.Me perdí en los azulejos de la cocina del

francés.AlgunavezmecontóquehabíansidotraídosdesdePortugal,cuandolaopulencia de la época del caucho. Mi vista recorrió cada una de las ramitaspintadas en verde y de los contornos circulares pintados en azul sobre fondoblanco,quecontrastabanconelamarillo intenso de las orillas. Cualquier cosapara dejar que el tiempo pasara. Y es que simplemente no podía pronunciaraquellaterriblefrase.¿Entiendes?Decirlaeracomolanzarunamaldiciónquenotiene remedio. No me atrevía, quería retardar ese momento lo más que sepudiera, tenía la necesidad de sentir aunque fuese un mínimo de esperanza,aunquesabía,muybienlosabía,queéstasehabíamuertotambién.—Thierry,necesitollamarporteléfono—dijealfin,aúnconlamiradaclavada

enlosazulejos.—Oui, oui. Claro, claro, ya sabes que esta es tu casa—contestómi amigo,

solícitoysinhacerpreguntas.Yfueasícomo,denuevo,llaméaLima,estavezparaborrarporcompletoy

parasiempre laalegríade la llamadaanterior.Thierryestabaparadoami ladocuando tomé el teléfono; tuvo que sentarse en la silla junto a la mesita delaparatoparanocaer,aloírlanoticia.EsamismanochelospadresdemiesposallegaronaIquitos.Yodebohabersidomuy ingenuo,porquepenséque la actitud de don Èmile

seríaotra,comodebesdeestarpensando.Peronisiquieralamuertedesuhijalequitólaarmaduradeorgulloque llevababienpuesta.Yameencargaríayo,sin

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proponérmelo,dedesarmarlo,paradejarleeldolormásprofundoqueunhombrecomoélpudierasentir.Despuésdecolgarelteléfono,volvíaguardarsilencio.Thierrymeacompañó

sinpronunciarniuna sola palabra.Después de un buen rato, se levantó de lasilla,semeacercóymedijo:“Tienesquedescansar”.Mellevóaunahabitación,metendióenlacama,mequitóloszapatosysefue.Mequedédormido.Cuandoabrílosojos,ungolpefuerteyprofundomesacudió:eralarealidad.Aunquemegustaelvinoy los licores,nuncafuiunborracho, túsabes.Pero

esedía…dealgunamanera,micerebroteníaregistradalaideadequeelalcoholpodíamitigareldolor.BusquéenlacocinadeThierry:encontréunabotelladePisco.Empecéabeber.Loquepasódespuésloolvidépormucho tiempo; tuvieronquepasarmuchos

añospararecordarloquesucedióconmigoluegodelamuertedeRaquel.Ya, losiento,nopuedoevitar las lágrimas. ¿Te das cuenta por qué no quise

hablardeestoantes?...¿Ahoraloentiendes?...Nunca te lo dije, pero tú, a veces, me la recuerdas. Siempre me llamó la

atencióneseparecido,nofísicoporsupuesto,sinoesenoséqué,esemoditodecomportarse.Esemodocariñosodeser.Ya,yaestoymejor.Laverdadesquehastame siento liberado. Cómo nunca

hicecasoaNana.Enfin…vejestorionecio.Como te decía, olvidé todo lo que había pasado, aunque con el tiempo fui

recordandocosas.Másomenossucedieronasí:LospadresdeRaquelllegaronporlatarde(ocreoqueyaeradenoche).Para

esas horas la botella de Pisco ya estaba vacía y yo caminaba sin rumbo ytambaleándomeporlascallesdeIquitos.Unavezmás,lainerciamellevóhastaelrestaurantedeThierry.El lugarseencontraba lleno, lamúsicay las luces al entrar hicieron queme

detuviera.Estuveapuntoderegresarpordondehabíavenido,cuandolavozdemiamigomeencontró.—Pero,Alejo, ¡miracómoestás!...¿Dónde tehabíasmetido?... Te he estado

buscandodesdehacerato.Tussuegrosyaestánaquí.Medijoestoseñalandohaciaunamesaendonde,ciertamente,seencontraban

don Èmile y su esposa... esperándome. Al verme, mi suegro se levantó deinmediatodesuasientoyconlacabezaerguidasedirigióhaciamí.—Alejo,sóloquierodecirlequemañananos llevamoselcuerpodemihijaa

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Lima.—Suvozfueduraycortante.¿ALima?...¿puedescreer,tú?Esehombreestabaloco.Ymás locoestuveyo

porqueempecéagritar.Ledijequeesonopodíaser,queélnomeibaasepararuna vezmás demiRaquel,mi Raquelita; que ella amaba aquel sitio, amabaIquitosysugentelaamaba.Ellanoiríaaningúnlado,sequedaríaahí,conmigo.Cuandoempecéasubirlavoz, lamadredeRaquel,con losojoshinchadosy

rojosdetantollorar,seacercóparatratardecalmarme.LomismohizoThierry,peroyoestabafuerademí.Eldolorylaborracheramevolvieronincontrolable,nomereconoceríasnunca.Yomismonosabíadedóndesalíatodoaquello.Yasíconelcorajequeinfundeelalcohol,entremezclandosituacionesyreclamos,sinimportarme quién estuviera ahí, le solté la verdad acerca de la muerte de supadre,elaristocráticomonsieurÉmileDeMontaigu.Nohuboquiénmeparara.Ypocoapoconotécómolaarmadurase le iba cayendo.Don Èmile se habíaenteradodelaverdadyyaerademasiado tardeparapedirdisculpas:sumadre,madameJulienne,habíamuerto,llevándoseasutumbaelsecretodelaverdaderacausademuertedesumarido, todoparaproteger la integridad de su hijo, sinimportarle que él la creyera una asesina. Don Èmile, colérico, trató dedefendersenegándolo,peroenel fondosabía que era verdad.Y tanto lo supoquealdíasiguientenosellevóaningúnladoelcuerpodeRaquel.LaenterramosenelcementeriodeIquitos.Yahí,élmismopudocomprobarcuánamadaerasuhija,nosólopormí,sinoporelpuebloentero.Todoslosquepudieronestuvieronahí:médicos,enfermeras,pacientes,amigos,vecinos, laniñaquesecuróde lapoliomielitis,elpequeñoquesanódemeningitis…EnmuypocotiempoRaquelsehabíaganadoelcorazóndeaquellaselva.NuncamásvolvíaveradonÈmile.Perosiemprerecordaréquedespués del

entierro,eraotrohombreelquesemarchaba tomadode lamanodesuesposa.La espalda se le había encorvado, su caminar eramuy lento y los ojos se lehabíanhundido...cualquierapodríaasegurarquesobresushombrosllevabaunatremendaroca.Sí,sísedespidiódemí.Lohizopidiéndomeperdónybrindándomelamano

queundíasenegaraadarme.No pude soportar el vacío tajante de nuestra casa. Sus vestidos en el roperohicieronquerompieraenllantounavezmás.Laúltima tazadematequehabíabebido aquella noche seguía ahí, sobre lamesa.Nuestra cama continuaba sintenderse;nuestras fotos, inmóviles;“nuestros”…nuncamás volvería a utilizaresapalabra.Salídeahí.

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Caminéhacialaplaza,mesentéenunabanca.Laplazaestabavacía.Meparé.Recorrílascallessingente,sinruidos,hastalosperroscallejerossehabíanido…Iquitosnuncahabíaestadotanvacío.NosécómolleguéaBelén.Eraunanochesinlunayestrellas.Caminéunpocomáshastaque lasaguasme llegarona lostalones.Subíauna lanchaqueme llevó por sus canales entre la pobreza y laoscuridad.Lalanchasedetuvoenunpalafitomiserablequehacía lasvecesdecantina.Adentrosólohabíaunhombre;nolevielrostro:laluzrojizamanteníaenpenumbrasel sitio. Estaba limpiando vasos detrás de una barra.Me vio, yantesdellegaraél,yahabíapuestounvasodePiscosobrelabarra.Lotomé,ytomémuchosmás.Yseguítomando.Al salir los canales deBelén se unieron con el ríoAmazonas.Dos delfines

rosadosemergieronpara saludarme y en las aguas turbias las pirañas nadaroneufóricasesperandoqueporlomenosunamanoounpiesemecayeranalagua.De pronto la luna empezó a crecer, hasta que la tuve frente a mis ojoscegándomeconsubrillanteluz.Meviobligadoavoltearhaciaelotrolado.Conlanoche iluminada,claramentevipasarporun ladomío alYacuruna con unabellay jovenmujeren brazos, desmayada omuerta; seguramente la llevaba avivirconélalasprofundidadesdelrío.Mediomiedo.LosperroscomenzaronaladrarylascallesdeIquitossellenaronderuido.De

las veredas adoquinadas empezaron a crecer cerros, los que tenía que subir ybajar rápidamenteparano caer.Me caí,me lastimé un tobillo; una enfermeracon delantal rosa, cabello negro y labios rojos se acercó para ayudarme. Mellevóhastamicasa,mesentóenunasillaysanómipie.No había luz, de losbolsillosdesudelantalempezóasacarvelas; las fueprendiendodeuna a unaportodalacasa.Hastaquedescubrióelbaúl.Nomepidiópermisoparaabrirlo,simplemente lo hizo. La luz de una vela relumbró en sus ojos cuando vio elvestido.Losacó, lo llevó hacia su cuerpo y empezó a bailar. Ahí fue cuandovolví a perder el control. Le arrebaté el vestido, le grité lisuras: nadie,absolutamentenadie,podía tocarelvestidode novia demiRaquel. Lo abracémuyfuerte, llorésobreélysuolora pétalos de rosa y vainilla.De pronto uncalor muy fuerte empezó a sofocarme, las llamas de las velas se habíanconvertidoengigantesdefuego;laenfermerasehabíaido.Salícorriendode lacasaconelvestidoenlasmanos.Corrí.Mesubíaunabarcaymeinternéen laselva,abrazadoalvestido,mebajéyseguícorriendohastaquemis piernas serompieronymisbrazosnopudieronsostenerlomás.

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Mehubieragustadomorirahí.Pero¿viste?,midestinoestabamarcadoconunalargavida.Así fue como sucedió el incendio.Ya pues, no exactamente así, pero así lo

recuerdo. La tremenda borracherame provocó alucinaciones; supongo que dealgunamanerayoiniciéelfuego,aunquelaverdaddecómopasóycómolleguéaquí,esosíquenolorecuerdo.

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Yvymar’e

DESPERTÉENYVYMAR’E.Unhombreparadofrenteamíme lo informó,cuandoabrílosojos.Medolíatodoelcuerpo;alparecerllevabamuchotiempoacostadoen lamisma posición. El hombre me ayudó a sentarme. Al hacerlo, noté unvestidodenoviacolgadosobre laparedde lacabañaen laquemeencontraba.Cosaseria,unvestidodenovia.Quisedeciralgo,perome hizo una seña paraqueguardarasilencio,y tocándomeelhombrome indicóquemecalmara;aúnestabadébil.Entonces,mecontólosucedido.Élyotrohombremeencontraron tiradoen laselva, inconsciente,aferradoal

vestido,comosiéstefueraelcimientoquememantendríaasalvoenuntemblor.EntrelosdosmecargaronymellevaronaYvymar’e,sualdea.Jamásescuchéhablardeesesitio,“¿Seríaotropaís?”,pensé.Yhastaesemomentomepercatédel acento en la voz de aquel hombre blanco, que debía estar rondando lostreinta,alto,deojosypelooscuro,unchapetón,sinduda.—Me llamo Álvaro González —dijo el hombre como adivinando mis

pensamientos—,soyespañoldeorigen,peroyvimareñoderenacimiento.Noentendínada.Medesmayé,omedormí,nosé.Cuandovolvíaabrir losojosyaeradenoche.La luz cálida de una lámpara

alumbraba la habitación. El vestido seguía ahí, el hombre, no. ¿“ÁlvaroGonzález”habíadicho?...¿Dóndemeencontraba?,¿quésitioeraése?,¿dequiéneraaquelvestidodenoviayquéhacíaahí?...Algosemeremovióenelpechoyempecéallorar.Peronoentendíaporqué,nosabíaporquélloraba.Enesounamujer morena de rasgos indígenas ataviada con un vestido blanco entró. Alverme llorar,dejó loque traíay se sentó ami lado,me tomó de lasmanos yempezóaentonarunacanciónenuna lenguadesconocidaparamí.Su voz eratan dulce, que me calmó. Me sentí como un niñito siendo consolado por sumadre. No sentí vergüenza de que me viera llorar. Ella sonrió cuando metranquilicé.Selevantóyfuepor labandejaconcomidaquehabíadejadoen laentrada.

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Teníaunhambre atroz. Comí con gusto todo lo que aquella bellamujermeofreció: una sopa de maíz, trozos de yuca asada y una bebida deliciosa quenuncaenmividahabíaprobado.EnesemomentoÁlvaroGonzálezentróen lachoza.—¡Vaya!Veoqueporfinsehadespertadodesulargosueño.¡Québienqueya

estécomiendo!Nosteníamuypreocupados—dijoestoacercándosea lamujer,y,pasándoleelbrazoporloshombros,lediounbesoen lamejilla.Supusequeerasuesposa.—Sí,gracias—atinéadecirconunhilodevoz.—Vale, entonces ya es hora de que nos diga quién es usted. Pero primero

déjemepresentarleamimujer,aquienveoqueyaconoció.EllaesLuana.—Muchogusto,Luana—contesté—.YosoyAlejo.Me sorprendímuchísimo al escucharme decir mi nombre, que salió así tan

natural,sinningúnesfuerzo.Intentérecordarotrascosas,peronopude.LuanayÁlvaroestuvieronunratomásconmigo.Esperaronaqueterminarade

comer y me contaron algunas cosas sobre la selva, nada importante. No mepreguntaronnadasobremí.Mesentíbienal lado de ellos, se veían felices.Apesardemiconfusión,esanochedormíenpaz.Noteníaideadecuántotiempohabíapasado.Lashorassemeibanendormir;

sólo despertaba para comer (eso sí no se me olvidó, ¿cierto?). Un cansancioterriblemecerrabalosojos,pormásquetratarademantenerlosabiertos.Nosecuántotiempoestuveasí,solamenterecuerdoqueunatardemedesperté,abrílosojos,miréelvestidoqueteníaenfrentedemíymeparédelacama.Meacerquéaél, lo toqué, respiréeseolora rosasquedesprendía,pero nadame aclaró suprocedencia.De pronto, reparé en que no sabía por qué me encontraba en laselva,¿cómohabíallegadohastaahí?...Loúltimoquerecordabaeraesepaseopor Barranco y aquel ventarrón que arrojó al aire una sombrilla azul. Meacordabademispadres,demiabuela,delauniversidad,peropormásesfuerzosquehacíanolograballenarloshuecos.¿Cómohabíallegadoaaquellugar?¿enquémomentohabíaocurrido?...¿quémehabíapasadoparaqueloolvidara?...Elcuerpomedolía,másporpasartantotiempoacostadoqueporotracosa,peroesafatiga que me tenía todo laxo, había desaparecido. Lentamente, como si mispiernasestuvieranaprendiendo a caminar otra vez, avancé hacia la puerta. Laabrí y al hacerlo una brisa cálida me recibió. El cielo estaba rosado: era unatardecerbellísimo.Noseveíagentealrededor,nohabía ruido,únicamente lossonidosdelaselva:cantodeaveseinsectos,elchillidodelosmonos,elviento

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rozando las ramas. Todome parecía familiar, no entendía por qué: yo nuncahabíaestadoantesenlaselva.Frenteamicabañahabíaotramuyparecida,perodemayor tamaño.Avancé

conunpocomásdeconfianza,unolormuyagradablesalíadeaquellacasademadera.Salivé:elapetitosemehabíaabierto.Nobienlleguéalapuerta,Álvarosalióarecibirme.—¡Miqueridoamigo,quégustoverlopor aquí!—Pronunció unÁlvaro que

parecíarealmentecontentodeverme.Aquellaenormesonrisanopodíaserfalsa.—Ya, bueno, es que no podía seguir más en la cama —contesté un poco

apenado.—Nosepreocupe,hombre.Pero,pase,pase.Que llega justo para la cena, o

comida,comodicenlosperuanos.Durantelacomida,unhombremorenoyfornidollegódevisita.Eraelotroque

mehabíaencontradojuntoconÁlvaro.Estabapreocupadopormí,yqueríatenernoticiasmías.Estabamuy contento de verme bien.No sé por qué me sorprendía tanto la

alegríadeesosextraños.Mehacíansentirde lomejor, pero tanta familiaridadmeresultabasospechosa.Muyalegresalióestehombre,quesupedespués era cubano, de casa demis

anfitrionesdiciendoqueiríaaavisarleasumujerlabuenanoticia.“Yaregreso,chico,Meitienequeenterarsedeesto.Sevaaponerfeliz”.Élregresó,ynolohizosolo,ademásdesumujer,unachinitamuysimpática,

loacompañabanunascuantaspersonasmás.A lahora,más omenos, tuvimosquesalirde lacasa,porqueyanocabíamos; lanoticiadelextrañoque por findespertóhabíacorridoportodalaselva.Enlanoche,alaluzdeunafogata,deprontomevirodeadoporungrupomuysurtidodegentes;parecíaquetodaslasrazasdelmundosehubieranjuntadoahímismo.Habíahombresblancos,negros,indígenas,mujeres rubias,morenas,pelirrojas,niñosyniñas, todosvestidosdeblanco, conviviendo como una gran familia, alegres de conocer por fin alextraño. Todos eran muy amables conmigo, y querían saber qué me habíapasado;fueunpocoperturbador.Álvarosediocuenta,asíquesemeacercó,mepasóelbrazoporloshombrosydijo:“Tranquilo,amigo,todovaaestarbien”,ypidió, con mucha cortesía, que se retiraran, que yo necesitaba descansar; yahabríatiempoparaconocerme.Esanochenopudedormir,¿quiéneseranesaspersonas?,¿dedóndedemonios

habían salido?... ¿Cómo es que había yo llegado hasta ahí?... Las mismaspreguntassinrespuestas.Elvestidodenoviameobservabacalladoeinmóvil.

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Apesardenohaberdormido,melevantémuy temprano,casicuando todavía

estabaoscuro.Necesitabasalirparaconoceraquellugar.Todoseencontrabacallado.Lahumedadmatinalmedespertó.Caminé por aquí y por allá, con cierta precaución, claro. Todavíame sentía

débil,perosobretodoletemíaalodesconocido.¿Dedónde ibayoasaberquenohabíaporahíalgunatribucaníbaloalgoporelestilo?...Esasgenteseranmuyraras.Loquedescubrímesorprendió.Yvymar’eeraunaislaescondidaenmediodelaselva.Larodeabankilómetros

de árboles enormes y plantas que crecían en un terreno inundado en el queparecía imposible asentarse. Si lo sabía yo que era ingeniero civil. Cuandodescubríesto,measombréaúnmásdemipresenciaenesesitio.¿Cómodiabloshabíallegadohastaahí?...Aquellaaldeasecomponíadeunconjuntodecabañasconstruidas,lamayoría,

sobrepilotesqueevitabanqueelaguaentraraenlascasasenlaépocadelluvias(comolasdeBelén,peroenbonitas).Tambiénhabíapuentesquelasconectabanentre sí y que permitían cruzar los riachuelos sin problemas. Sus pobladoresvivían cerca unos de otros, pero con suficiente espacio entre ellos como paravivir con privacidad. Cada cabaña tenía personalidad propia; me parecía quenada más viéndolas podías distinguir las nacionalidades de quienes lashabitaban.Engeneralsusviviendaseransencillasybonitas,cadaunainvitabaapasar.Algunas teníanmacetasconhierbasaromáticasa laentrada,como partedelamanerasustentableenquecultivabansusalimentos,otraslucíanlastípicasmecedoras de madera o hamacas para descansar en los atardeceres. Lo másnotabledetodoestoeraqueYvymar´epasabadesapercibida:alolejosloúnicoque se veían eran las palmeras, los enormes ficus y ceibas. Me era difícilcomprendercómounlugarasínohabíasidodescubierto.AsímelodijoÁlvaroundía:“Losojoshumanossóloreconocenloquehanvistoconanterioridadoloque otros han confirmado como verdadero; una isla entera puede presentarseantesuvista,perosilacreenciageneralizadaesdeimposibilidad,asíserá”.Comoingenierocivilpodíadarmecuentadequeaquellaaldea,pueblooloque

fuera estaba muy bien planeado; alguien con muchos conocimientos deingeniería había logrado fusionar de una manera inteligente y respetuosa, lacomodidadylafuncionalidadconlanaturaleza.MásadelantedescubríqueIvymar’eeraalgomásqueunconjuntodecabañasendondevivíagentemulticolor.Era verdaderamente una sociedad muy bien conformada, con estatutos,

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obligacionesyderechosparacadaunodesushabitantes.Tambiéndescubrí,conmásasombroyciertavergüenza,quelahonestidadyalegríadeaquellasgentes,quemehicieronsospecharalprincipio,eraverdadera.Sóloelpasodel tiempomeayudóasacudirmeladesconfianzaalaqueestabatanapegado.Aunquedebodecirte, que ni siquiera estaba consciente de eso. Triste el asunto. Los sereshumanos están tan acostumbrados a actuar a la defensiva, a desconfiar, quecuandoalguiensemuestrasincero,loprimeroquehacenesbuscarlecincopiesalgato.Yapues,sé que la historia la has escuchadomiles de veces, pero yo quiero

contártela una vezmás, para que nunca se te olvide.Dale gusto a este viejo,nomás.Ivymar’eo“tierrasinmal”, en la lengua tupí, nació gracias al amor de un

hombreyunamujerquehabíansidocondenadosavivirseparados,únicamenteporserderazasdiferentes.Comosisetrataradeanimalitos.¿Nocierto?Sucedió a mediados del siglo XVI, cuando Brasil era colonizado por los

portugueses. Muchos nobles habían tomado posesión de aquellas tierras,esclavizando a los nativos. El hijo de uno de estos nobles portugueses seenamoró perdidamente de la hija de un guerrero tupí; cuando ella lo vio porprimera vez supo que estaba condenada a sufrir por ese amor. Su romancecomenzólento,siempreaescondidas,primerodeellosmismos,desusmiedos,inseguridadesyprejuicios;después,cuandosedieroncuentadequenopodíanvivirelunosinelotro,empezaronatemerporlasconsecuencias:lamuerte,unadeaquéllas.Lostupíteníanlaprimitivacostumbredecomerseasusvíctimasdeguerra,ylosportugueses,decreerquelaspielesoscurashansidodiseñadasporelCreadorparatrabajardesolasol,sinningunarecompensa,porsupuesto.Ycomotodoapuntabaparaqueenalgúnmomentofuerandescubiertos,porel

padre de éste o por el padre de aquélla, el destino se encargó de ponerlos aprueba.Una noche, el noble, agobiado por el insomnio, sacó a pasear a susperros falderos al enorme jardín del palacete.Después de un rato de que loschuchoshubieranolfateadoporaquíypor allí, de haber hecho lo suyo en lasrealesmatas,comenzaronaladrarmientrassedirigían,corriendo,haciaelfondodeljardín.Elnoblesaliódetrásdeellos,sorprendidopor la reacciónatípicadesus fielesmascotas, cuál no sería su sorpresa al ver que entre los matorralesestabanescondidossupropiohijoylaindígena.Elportuguésempezóallamaragritosasuguardia,peroéstosseencontrabanmuylejoscomoparaescucharlo.

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Elmuchacho enfrentó al padre como un verdadero hombre que defiende elhonorde lamujer a la que ama.Aprovechando elmomento de histeria de suprogenitor, que se desgañitaba llamando a sus soldados, el chico sin perdertiempotomóasuenamoradadelamanoycorrióconellaporelinmensojardín,porSaoPaulo,porMatoGrosso,porelAmazonas,hastaquesalierondeBrasilysinsaberlollegaronaalgúnlugarde laAmazoníaperuana.Peroelmiedoaserdescubiertos losmanteníaenconstanteangustia; losportugueses eran expertosexploradoresy los tupíconocían laselvaa laperfección,asíquesisus padresqueríanvengarsu honra no cesarían hasta encontrarlos.Necesitaban hallar unsitioalquenadiepudieraacceder.Guiadosporsu instinto,porsunecesidaddeamarse con libertad encontraron esta isla, que ni los mismos habitantesancestralesdeestastierrassupieronreconocer.Ahí,agotados,perorepletosdelaenergíaquedaelamor,fundaronYvymar’e,

supequeñoparaíso,laTierrasinmal,laTierrabuena.¿Porquéestabaneneljardíndelpalacetedelportugués?...Simple:creíanque

eraelsitioperfectoparaesconderse,pensaronqueseríaelúltimolugarendondelosbuscarían.Yaséloquevasadecir,perono,cuandomecontaron lahistoria,norecordé

nadita,nadamepareciósimilar…aunquesírecuerdohabersentidounescalofríoyque la piel seme ponía de gallina. Pero se lo achaqué a la brisa fresca delverano,nomás.Construirsuhogarenmediodelanadafuetareadura.Perocontabanconsus

manos y sus ganas; además, los dos eran seres preparados: ella conocía a laperfección la selva, las plantas medicinales, la agricultura; él, todo elconocimientoqueelviejomundolehabíaproporcionadoensusañosdeestudio.Asíquesecomplementaronmuybien.Susideasreligiosaserancontrarias,peroencontraron un modo de fusionarlas; había algo en sus costumbres que lescausabainquietud.Elcanibalismo,apesardeserunacostumbremuyarraigadaen lacultura tupí,por ser la carne del enemigo fuente de valentía y sabiduríaparaelquelacomía,leresultabaunritodemasiadomacabroalasensibilidaddela hija del guerrero.Desdemuy pequeña se cuestionaba sobre esas prácticas,peroeraalgoquemanteníaensecreto;nopodíaofenderasugente.Él,porsuparte,nocreíaquelosindígenasprescindierandealma,queennombredeDios,los europeos como él, como su padre, como tantos que conocía, tuvieran elderecho de tratar como inferiores a otros seres humanos, de esclavizarlos, degolpearlos porque era decreto del rey, a quien Dios había elegido rey, para

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servirlo.UnDiosdeamornopodíahacersemejantesbarbaridades.Pasóeltiempo,yMateusyYara,losenamorados,engendraronhijosehijas,y

éstosnosecasaronentreellos,no.Loquesucedióesqueaestelugar“mágico”vinieron a parar, por casualidad o destino, personas que por diferentescircunstancias hallaron en Yvy mar’e su hogar. Con el paso del tiempo secongregaron personas de diferentes nacionalidades y razas, con diferentescostumbresyculturas,peroconunfinencomún:vivirenpazyarmonía.EsosílaúnicacláusulaquesedebecumplirparavivirenlaTierrasinmalesladenovolver nunca más a salir de aquí, a regresar al mundo. Mateus y Yara seencargaron de legar a sus hijos, a sus nietos y bisnietos un pequeño Paraíso;quienquieravivirenéltendráqueacatarestareglahastaconlavida.Salvounaqueotraexcepción.Comobiensabesescasiimposibleaccederaestapartedelaselva,sediceque

el que llega aquí es porque Yvy mar’e lo permitió. Como en mi caso, porejemplo.Meencontraronporcasualidad,yelhechodehaberperdidolamemoriaportantotiemponomedabaopciónaelegir: losyvimareñosmeaceptaronconmuchoamor,sabíanquealgoterriblemehabíaocurridoparahaberllegadoenlaforma que lo hice. Y no fue hasta muchos, muchos años después que pudeaclararlesamisamigos,aminuevafamiliayamímismo,loocurrido.Yapuedesimaginartelasorpresaqueeraparaelingenieroquevivíadentrode

mí, loquecadadíadescubríaenese lugar.Casasecológicas,sustentables,queaprovechaban todo lo que la naturaleza tenía para ofrecerles, siemprerespetándola. Aprovechaban el sol, la lluvia, la tierra, hasta la basura y losdesechos. Sobre todo llamabami atención lamanera en que aprovechaban elconocimientodecadaunadelaspersonasque llegaronavivirahí.Holandeses,franceses, ingleses, alemanes, mestizos, indígenas, brasileños, portugueses,españoles,algunoqueotrojaponésyhastaunoqueotroárabedejaronsulegadoaquí,ademásdedescendencia,porsupuesto,loquesaltaalavista.Alprincipioyonohablabamucho,comprenderásqueteníamáspreguntasque

respuestassobremivida,porloquenoteníamuchoquedecir,yyocreoqueniganasteníadeentablarconversaciones.Asíquemededicabaaobservar lavidade losyvymareños.Sialguien tesaludapor lacalley te pregunta cómo estás,¿quélecontestas?:“Bien”yquizáshastaun“Muybien”,ponesunasonrisaparaenfatizartuspalabras,peroalseguirdelargo, lasonrisaseesfumayregresasaese humor de los mil diablos con el que amaneciste o a esa tristeza que nopuedessacudirtedelalma.Losyvymareñosnohaceneso.Comotedecía,yoal

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principionohablabamucho,ytampocosocializaba.DesdelacabañaqueÁlvarome facilitó para recuperarme observaba todo en silencio, y muchas veces,quienespasabanporahí,nosedabancuentademipresencia.Asíque lospodíaanalizaramiantojo.Meerainevitable,esosindividuosmellamabanlaatención.Elloscontinuabansucaminoconlamismasonrisao,esmás,siporalgunarazónaquel día no se sentían al cien, después de haber recibido un abrazo o unapalabradealientodesupaisano,laserenidadvolvíaasusrostros.Sus voces eran claras, suaves, pero firmes. Como si fueran transparentes.

“Alejo, espero que hoy te encuentres mucho mejor”, “¡Alejo, qué gustoencontrarte!”,medecíancuandosetopabanconmigo,pero loexpresabande talformaquemehacíansentirdeverdadquelesimportaba,queenverdaddeseabanque me encontrara mejor. No había sido cosa solo de la noche en que meconocieron,porqueyoeraelchiconuevodelbarrio,nitampocoporquedarbienconÁlvaro,ellíderdelpueblo.No.Sealegrabandetenermeahí.Ynoesqueenmividadeantesno hubiera conocido gente buena, o gente queme apreciara,peroeseresplandorensusrostros,comosihubieranencontradoelsecretoparala felicidad, los hacíamuy distintos a todos los seres humanos que yo habíaconocido anteriormente. Caminaban ligeros. Tampoco es que todo el tiempoestuvieransaltandocomolumbreras,quenohubieraproblemasoquealgonosemalograra. Era su actitud ante las adversidades que los llevaba a resolver demanerasmásamableslassituaciones.Enpalabrasllanas:nohacíantormentasenvasosdeagua.Además,nose tomaban lascosaspersonales.Esa fue una granlecciónparamí.Cuandoteponesenellugardelotro,loentiendes,ysabesquesu enojo, tristeza, confusión o lo que sea que le pase no tiene nada que vercontigo.Pocoapocomefuisoltando,yempecéadejarmellevarporlaplacidezqueda

saberquenadie te apuñalará por la espalda.Y que eres aceptado así, tal cualeres. Comencé a entender muchas cosas que nos han impedido a los sereshumanosconviviren paz yme fui integrando en aquella comunidad de gentefeliz.Entonces empecé a acercármeles. Caminaba por ahí nomás, como quien no

quierelacosa,ynuncafaltóalguienquemeinvitaraunjuguitodemaracuyá,unatortita de lúcuma, y entre sorbo y sorbo y probadita y probadita, me ibancontando las fantásticashistoriasdesusantepasados, lospropios y los deYvymar´e,ynocreasquetodoshabíansidosantosbajadosdelcielo,paranada.Mecontaronquehastaunpiratamalvado,corruptoysucioquellegóconunaespadaatravesándoleelestómagosecuró,ytalfuesuarrepentimientoalversecercano

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alamuertequejurónovolvernuncamásacometersemejantesdelitos.Peronosóloeso,sequedóenYvymar´eyseconvirtióenungran líderhastaeldíaenquemuriómuycercanoyaaloscienaños.¿Ysabesquémeparecíaymesiguepareciendoextraordinario?...queacánosejuzgaanadie.Nadietienequesabertusmotivospor losquedecidesdesaparecerdelmundo, si no quieres. El solohecho de que llegues a esta bendita tierra, es razón suficiente para que seasaceptado.SilaPachamamalohace,porquénonosotros.Asíquecomoves,enYvymar’eyotambiénencontrémihogar,unhogarque

meaceptósinrepararenmipasado,porque,además,nimeacordabadeél.¿Elvestido?...Claro,eraunagranincógnitaparamí.Loveíatodaslasnoches,

todos los días, y no podía ni imaginarme cómo es que había llegado a mismanos.Deloquesíestabaseguroeradequeunamujer teníaquevercon todoaquello. Me preguntaba si me estaría buscando, ¿por qué tendría yo aquelmajestuosovestidoynoella?...Alprincipiomeobsesionétratandodeencontrarrespuestas, pero poco a poco, conforme me iba integrando a la aldea, misocupaciones me empezaron a distraer; me acostumbré a verlo ahí, como unartículodedecoración.Yeltiempopasó,muchosaños,yundía,viéndomeenelespejomedicuenta

dequemisojosempezabana brillar como los de los yvymareños.Hasta notéciertoresplandorenmirostro.Sinembargo,habíaundejodetristezaquenomepermitíaserdeltodofeliz.Laspreguntassobreelvestidoempezaronarondarmedenuevo.Unamañana,mientrastrabajabaenlahuertajuntoaunachicadepielmorena

clara y cabello largo y oscuro, ocurrió. La había visto todos los días desdeaquellacomidaensucasa,cuandosalíporprimeravezdemicabaña:eralahijadeLuanayÁlvaro.Tendríaunosseisosieteañoseneseentonces,yonihabíareparadoenella,tejuro.Ahora,yaeratodaunamujer.Pues esa mañana, trabajábamos juntos en el cultivo de la yuca. Estábamos

cavandopequeñoshoyospara lasiembra.Algomecontabayreíaalhacerlo,ydeprontodescubríesebrilloensusojos,yahí,comosiunaluzmuypotentesehubieraencendidolorecordétodo.—¡Erastú,¿verdad?!...—lepreguntéconmocionado,ysolté lapalaque traía

enlasmanos.—¿Erastúesapequeñaquemeencontréenlaselva?...—insistí.—Sí,Alejo,fuiyo.—Medijocontodatranquilidad,dibujandounasonrisaque

parecíaexpresarun“porfin”.—¿Porquéentodoestetiemponomedijistenada?Lachicasoplósobreunodesuscabellosquelecaíanenlacaraysosteniendo

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ensumanounpedazodetallodeyucaqueestabaapuntodecolocarenelhoyoqueacabábamosdecavar,enuntonomuyneutro,perocálidoalavezcontestó:—Elolvidosetedioparaquepudierassuperaralgo.Noerayoquienteníaque

entrometerseentuprocesodecuración.—Siemprepenséqueeseencuentrohabíasidounaalucinaciónmía.—Puesyavesqueno—dijoestoacercándoseparadarmeunabrazo.Deprontomemareé:todoelpasadohabíallegadodegolpe.Abrílosojose inmediatamentesentíelgustode la tierraenmiboca.Álvaro

trataba de levantarme, pero ya no éramos tan jóvenes. Me incorporé paraayudarlo.Lachicayélmellevaronamicasa.Luanallegócorriendoparasanarmis heridas. Pero ésas se habían abierto sin posibilidad de que se cerraranpronto.Cuandoestuvemás tranquilo,misamigosme contaron lo que sabían.Aquel

día en que yo me perdí en la selva, fue terrible para ellos también, porquecreyeronquehabíanperdidoasupequeñahija.Despuésdehaberpasadotodoeldíabuscándola,ésta llegópidiéndolesayudapara rescataralextrañoquehabíaconocido cerca del Santuario de lasOrquídeas. Los padres se alarmaron: ¿dedóndehabíasalidoelextraño?,¿quiénsería?...Asíquesedirigieronallugarqueles indicó la pequeña, pero al llegar, yo ya no me encontraba ahí: miscompañerosdetrabajolohabíanhechoantes.ÁlvaroyLuananosabíanquépensar:suhijateníaunagranimaginaciónyuna

sensibilidadmuyexacerbada…¿lohabríaimaginado?...Supieronquehabíasidoverdadera la historia de la pequeña, cuando un par de años después meencontraron. En cuanto la niña me vio, me reconoció. Definitivamente, Yvymar’eseríamihogar:nuncanadiehabíaaparecidoahíporcasualidaddosveces.Ya,acertaste:aquellapequeñaniñaeraNatalia,lamamádeNana.

Cuando les contémi historia, se conmovieron tanto, que no fui el único quelloró;Álvaro,LuanayNataliaderramaronsus lágrimas juntoconmigo.Aellostambién les quedaban claras muchas cosas. Pero a pesar de la empatía quesentíanhacíamí, fue tremendamente difícil convencerlos para queme dejaran

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salirdeYvymar’e.Necesitabairconurgenciaa Iquitos,abuscarmicasa,o loquequedabadeella.Lesprometíquenadieme vería; iría en la noche y seríasumamentecuidadoso.PrometínisiquierairaveraThierry,aunquesabíaqueélpodríaayudarmeaesclarecermipasado. También estaba consciente de que lagentemedabapormuerto;noqueríaespantaranadiehaciéndolescreerqueseleshabíaaparecidomifantasma.Despuésdevariashorasdediscutirelasunto,porfinaccedieron.Porsupuesto,

seríaunsecreto;yael tiemposeencargaríadedesvelarlo.ElmismoÁlvaroseofrecióaacompañarme:“Estáslocosipiensasirsolo”,dijo,yhaciaIquitosnosfuimos.Volvertrasmispasosfuemuydoloroso, te juro.Volverasentireseamorpor

Raquel...Recordartodofuecomorevivirsumuerte.Sinembargo,eraalgoqueteníaquehacer.No podía creerlo. La casa estaba ahí, en ruinas, tal como había quedado

después del incendio, supuse. El amarillo de la fachada era ocre y el blanco,cenizo.Laspuertitasdemaderade lasventanasestabancasiconsumidasensutotalidad;porsupuesto,yanohabía flores;sóloquedabancachosdemacetasytierraporaquíyporallá.Nadiesehabíaatrevido a habitarla; quizás pensaronqueyopodríavolverundía,olesdiomiedo.Lasrespuestasyano importaban.YoestabaahípararescatarloquequedarademipasadoconRaquel.Pero todose había quemado; los restos de cenizas me lo demostraban. No había másvestidos,nimuebles,nicortinas,nielabuelorecargadosobre lapared,nada…Nuestras fotos, nuestros recuerdos, todo se había ido con ella. Peroasombrosamenteelbaúl estaba ahí; el precioso baúl tallado amano en dondehabía sido encontrado el vestido de novia se hallaba intacto.NiÁlvaro ni yopodíamoscreerlo:supimosqueeraunmilagro.Asíqueenmediodeesanochesinluna,entrelosdoscargamoselbaúlhastaYvymar’e:elúnicorecuerdodemividaconRaquel.Cuandoregreséa lacabañay vi el vestido, seme aflojaron las piernas, una

punzadasemeclavómuycercadelcorazónymecortóelaliento,caíderodillasyllorécomonolohabíahechodesdeaquellaterriblenochedel incendio.Llorétodo lo que contuve ese tiempo que perdí la memoria; lloré porque me sentículpabledehaberlaolvidado,denohaberpodidohacernadaparasalvarla.Lloréporque al recordarla la volvía a amar y sabía que viviría con ese amor parasiempre.Fueronunosdíasterribles,detormentaseinundaciones.Sin embargo, tenía que continuar. De alguna manera había encontrado una

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familiaenaquelparaísoescondido.Asíquecuando lasaguasbajaron,ocultéelbaúlconelvestido.Noparaolvidarla,sinoparaquesupresenciaconstantenome recordara lo que no pude hacer por ella.No hubo necesidad de pedirle anadie que omitiera el tema; todos comprendieron, y nunca nadie lo volvió amencionar.El tiempo pasó, y siguió pasando. Las yucas crecieron, nos las comimos, y

volvimosasembrarinfinidaddeveces.Mesalieronalgunasarrugasenelrostroyenlasmanos,labarrigasemepusoredondaymeempezaronasalircanas.Elbrillodemis ojos, siempre yendo y viniendo, nunca se atrevió a quedarse: elrecuerdode lamuerte inesperadadeRaquel, jamás seme fue del alma.Hastaqueunamañanaaparecistetúylaaventuramásgrandedemividacomenzó.

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R

Entrecapítulo2

aquelita,¿cuántoshijosquierestener?...Ocho.¡¿Ocho?!...Sí,miamor,paraquenuncatequedessolito.

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Capítulo3

RaquelyCarmina

ESCUCHÉSUSPASOSALEJARSEDEMÍ.Susilencioquedó impregnadoenaquelairequeyoyanoalcanzabaarespirar.Lahumedadyanometocaba,peroel fríosevolvíainsoportable.Ungranvacíomecarcomíaelvientre: tampocohabíanadaahí.¿Lamuerte?...Nuncapenséenella; lasentía tan lejana como imposible. Sin

embargo,ahíestabayosinpoderllorar,inmóvil,inerte,amandomásquenunca.Unaluzsuaveytenueempezóaacercarse,cuandolaluzseintensificócerrélosojos:noqueríaquemellevara,queríaseguiralladodeAlejo,teníaquecuidarlo,¿quiénmásloharíasinoyo?...Comopudemeincorporédeaquellacamafríadehospitalysalítraselúnicoamoralqueleperteneceríaeternamente.Asícomencéaseguirlo.Estuveconélencadamomento,impotente,sinpoder

decirlequenomehabíamuerto,queahíseguía,quemiamorcontinuabavivo,tanvivocomoél.Peronomeescuchaba,nuncame escuchó.Mis intentos porhacermevisiblefueroninútiles,necesitabaquesedieracuentademipresencia,pero no lo conseguí. También yo estaba confundida y desesperada, aquellasituaciónera tanextraña…noconseguíacomprendercómoeraposible que nomeviera,siyoestabajustoahí,adondeélfuera,asulado.Yopodíavermeamímisma, podía verme lasmanos, podía sentir la tela de mi vestido. ¿Por qué,entonces,Alejonopodíaverme?... ¿En qué consistía lamuerte?... Comencé apensarquequizás lamuerteerasólopara los demás, porque yome sentía tanvivacomosiempre.Talvez un pocomás ligera, con una sensación rara en elcuerpo:nolosentía.Noobstante,yosabíaqueestabaahí,opor lomenos teníalailusióndequemicuerposeguíaconmigo.Aunque talvezsíyanoestuviera,porque no había otra manera de explicar el cuerpo que claramente vi queguardaronenunataúdydespuésenterraronvariosmetrosbajoelsuelo.

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Intenté guardar la calma, lo único que me importaba en ese momento eraAlejo;yatendríatiempodeasumirmicondición.Porquesidealgoestabaseguraeradequejamásvolveríaaser laRaqueldeaquelcuerpomitadfrancés,mitadespañol,quereposabaenaquellatierraperuana.Viamiesposollorarhastaqueelcuerposelequedósinagua;lovibuscarme

entremisvestidos,lovisalirdelacasafaltándoleelaliento.LoseguíaBelén,lovibebersecopatrascopadePisco,hastaqueperdiólarazónycomenzóahablarsolo.Alucinaba.Estuveahícuandoregresóycorrióasacarmivestidodenoviadelbaúl.Loviprendervelaspor todos lados para aniquilar aquella oscuridad,sinimportarlequelasvelasestuvierancercadelascortinas,muyjuntasunasdelasotras,enelsuelo,sobre losmuebles;élsólo quería luz para contemplar elvestido.Loabrazabayllorabasinpodercontenerse,yyoahí,conelalmarota,desquebrajada,sinpoderayudarlo,sinpoderloconsolar.Lasmúltiplesflamasdelas velas comenzaron su candente ataque, todo comenzó a arder: nuestrosmuebles,misvestidos,nuestrosrecuerdos.HicemuchosintentosporsacardeahíaAlejo,peromi forma etéreame lo impidió. Como poseído salió de la casa,continuabahablandosolo,masen ningúnmomento se desprendió del vestido.Tranquila por verlo salir,me encaminé detrás suyo, cuando de pronto noté elbaúl.Continuabaconlatapaabierta, las llamasaúnnohabían llegadohastaél.Instintivamente corrí a protegerlo, sabía que ese baúl sería mi aliado parademostrarleaAlejoqueyoseguíaahí.Loabracéconmicuerpoetéreo,sinsabersiesofuncionaría,ynomeaparténiunmomentodeél.Sólolohicecuandotodoenaquellacasa,mihogar,sehabíaconvertidoencenizas.Fueentoncescuandome aparté del baúl y fui a buscar aAlejo, no sin sentir una profunda y muyhondapena.Loencontréinconsciente,tiradoenelhúmedosuelodelaselva,muy lejosde

Iquitos.Nomeexplicabadequémanerahabía llegadohastaahí.Mecostódarconél,perotengoqueadmitirqueminuevaformamepermitióvolarsobre lasaguas del Amazonas e introducirme más fácilmente en la selva. Ya no teníamiedodelosanimales,delosinsectos;podíaelevarmeybuscarlodesdearriba,tuvemomentosdeverdaderoplacer,peroencuantoempezabaasentirunpocodefelicidad, recordaba ladesdichadeAlejo, y la culpame hacía regresar.Yoamaba ami esposo y no podría abandonarlo, nunca. Lo encontré aferrado alvestido;memetíenélparasentir,porlomenos,laideadesuabrazo.Asíestuveconél,hastaquedoshombresloencontraronyselollevaronasualdea.Yvymar’emesorprendió.Eraunlugarhermoso.Mehubieragustadovivirahí

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conAlejo,hubiéramossido tanfelices…Me alegraba por él, y yo lo seguiríacuidandoporsiempre.Peroeldíaquedespertófueeldíamástristedemivida(ydemimuerte):Alejome había olvidado por completo. Entonces, yo tambiénempecéaolvidarmedemímisma.Alprincipiocomencéa ir tras de él guiadaporlainercia,porlacostumbre,hastaqueolvidéquiénerayo,quiéneraél,quéhacíaahí, por qué nadieme veía y nadieme escuchaba, por qué no sentía nihambrenisueñonifríonicalor,porquénadamedolía,pero tampoconadamealegraba, por qué no envejecía como los demás, por qué el tiempo se habíadetenidoenmí,porqué.Meconvertíenaire.YasíconvertidaenairemefusionéconelAmazonas.Mehicerío,ceiba, ficus, lirio, helecho, orquídea,mariposa,delfín,guacamaya,hormiga,piraña,piedra,tierra,perosobretodo,aire.Unaboladefuegocayósobrelaselva.Unruidoensordecedordespertóhastaalosmuertos,entreellosyo.Vestidadeairedejéquelaintuiciónmeguiarahastaaquellugarendondebailabanlasllamas.Espejosrotos,laluzdelalunaenellos,unosojosazules,yenellosyo.Asímedescubrí,eseterribleaccidenteaéreomedespertódelletargo.Recordé

quién era (o quién había sido) cuando vi todos esos cuerpos quemados,mutilados.Elhorrorsacudiódelfondodemiserlaconscienciadesaberqueundíayofuicomoalgunodeellos,quealgunaveztuveuncuerpoquehabíatenidovidayqueporlamordeduradeunaserpienteahoraseencontrabaentreelpolvoylatierradeaquellaselva.Los árboles ardían, las plantas, los insectos; el olor era insoportable, carne

humanamezclándoseconelolordelcombustible,delosanimales,delmetal,delplástico, de la tela. Durante toda la noche escuché aquellos gritos quepaulatinamente se fueron convirtiendo enmurmullos. El silencio llegó con elamanecer.Una lluvia torrencial se había encargado de apagar el fuego en lamadrugada.Observé todo petrificada en un rincón. El miedo, el dolor, el asco me

paralizaron.Simplementefuiunatestigoinútilysilenciosaquedejóescapar losúltimos suspiros de vida de aquellas almas que tuvieron lamala suerte de nomorir instantáneamente. ¿Qué podía hacer yo?... Yo que me había negado aabandonarlavida,apesardeestarmásmuertaquecualquieradeellos.¿Cómopodríahaberlesindicadoelcaminode la luz,cuandoyohabíacerrado losojosparanodejarquesuincandescenciamellenaradepazydulzura?...¿Quépodríahaberhechoalguiencomoyoquesehabíaconvertidoenaire,ennada?...Nada.

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Y lanadasiguióhastaqueun tiempodespuésescuchéun quejidomuy leve,

queseconfundíaconelcrujirdelasramas;eraunsonidodiferente,sinembargo,meparecíafamiliar.Con temorfui trasaquelquejido.Proveníadel interiordelavión,deunapartequehabíaquedadocasiintacta.Mientrasavanzaba,elsonidosehacíamásclaro.Conmuchomiedoseguírecorriendoelruinosopasillo,ydepronto,mivistasetopóconaquelcuerpopequeñitoymaltrecho,peroconvida.Mi instintomaterno rápidamente salió a relucir. ¿Qué hago?, ¿qué hago?,merepetía, desesperada, sin saber qué hacer. Muchas imágenes regresaron a mimemoria, recordé mi vida como enfermera, el hospital, los niños. Sí, peroentonces¡yoestabaviva!¡PorDios!¿Cómoibaayudaraestapobrecriaturasimisbrazos,mismanos,mispiernaserandeviento?...Lloré, lloré aire, alma yespíritu.Llorémáscuandorecordéqueconmimuerte,tambiénhabíatruncadolavidademi bebe. Las lágrimas siguieron fluyendo cuando la imagen nítida deAlejoregresóamícargadadeunintensoamor.Eneso,unjaguarsaltódedetrásdeunodelosasientos:teníasangreenelhocico,parecíahabersedadounfestíncon alguno de aquellos infelices.Me asustémucho, no podía permitir que lehicieradañoaminiña.Sí,paramí,desdeesemomentoCarminaseconvirtióenminiña,mipequeña,mihija.El jaguarsintiómipresencia,susojos amarillos, profundos,memiraron.Yo

tambiénlomiréaélfijamente.“Niteatrevas”,ledije,frenandobruscamentemislágrimas. No sé de dónde me salió aquella fuerza, esa determinación queencrespóellomodelanimal.Salióhuyendo.Metranquilicé,mipapeldemadreapenasempezaba.Unpocomásrepuesta,corroboréquenohubieraalguienmáscon vida. Pero

no,todosestabanmuertos,todossehabíanmarchado.Ahínohabíanadie.SóloestábamoslapequeñaCarminayyo.Estaballenadecortadurasymoretones, tenía fiebreydeliraba.Meacerquéa

ella y le canté canciones de cuna al oído. Su respiración se hizo más suave,comenzóa relajarse,yuna ideame iluminó.Armada de voluntad, después dehaberleprometidoaCarmina,dulcemente,que lasalvaría,corríhaciaYvymar´e.Noperderíamáseltiempo.TeníaquehacerqueAlejolaencontrara:Carminaseríalahijaquenolepudedar.Cuandosalídelavión,me topéconel jaguar.Parecíaesperarme,como si su

instintonolehubierapermitidomarcharse,comosiporunlargotiempohubieraestadoesperandoaeselíderqueloayudaríaacumplirsumisión.Lamuerteymi

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nuevodespertarmehabíanabiertolamenteapensamientosqueenvidajamásseme hubieran ocurrido, pero enmi nuevo estado, fluían sin que yo pudiera nipensarlosodetenerlos.Eraunconocimientopuro,tansimplecomocomplejo.Lomiré fijamente a esos ojos amarillos e intensos que hablaban por sí solos.“Entiendo,noteharédañositúmeayudas”,afirmé,seguradequeaquelanimalmeentendíaalaperfección.Nofuehastamuchoskilómetrosdespuésquemedicuentadequeahora teníaelpoderdecomunicarmecon los animales.Así quemetranquilizólaideadehaberdejadoamipequeñaconungranguardia.AunqueCarminaestaba inconscienteyoestabaseguradequeme escuchaba,

algomehacíasentir su presencia tan viva como la de cualquier ser.MientrasvolabahaciaAlejo,yolehablaba,laconsolaba,lehacíacreerquetomabaagua,quecomíalasfrutasmásdulces;atravésdemipensamiento lamantendríaconvida.Lo más difícil fue hacerle entender a Alejo que aquellas súbitas ideas no

habíansidoproductodesu imaginación.Elaccidentehabíaocurridomuy lejosdelaaldea,quizáenotropaís,nolosé,porloquenadieenYvymar´esehabíaenterado,incluidoél.DurantealgúntiempoyohabíaintentadocomunicarmeconAlejo sin conseguirlo, después lo olvidé, pero el encuentro con Carmina merefrescó los recuerdos ymi intención se hizomás clara y urgente que nunca:ahoranomeparecía tan importantehacerlesaberaAlejoqueélnohabía sidoculpabledemimuerte,queyoestababienyqueloamaríasiempre;ahoraloqueapremiaba era que encontrara a Carmina, que la salvara. Ya llegaría mimomento.Noteníanilamenorideadecómoloibaahacer,noteníaanadieparaqueme

ayudaraaaveriguarlo,loúnicoqueteníaeraunadeterminacióntangrandecomoelamorquesentía por esos dos seres. Recordé amimadre, tan sumisa comointuitiva,medaba la impresióndequecallabaporqueenel fondoellasiempresabíalaverdad;detrásdeesamiradaqueparecíaaveces tristeseocultaban lasrespuestas.Envidanuncalaentendí,perofuejustoenesemomento,cuandolasrevelacionessemepresentaronconelsonidodesu voz: “Raquelina, ¿por quédudas?...Sólotienesquehacercasodetuintuición”.Así,guiadaporesoqueenvidanuncasupecómousar,lleguéaYvymar´e.Mi intención nunca fue asustar a Nana, pero justo ella andaba de curiosa

cuando yo entré. Se habíametido sin permiso a la cabaña deAlejo. Él habíaconstruidounaparedfalsaparaesconderelbaúl,yporendeelvestido,peroestapequeñita,haciendogala de su increíble astucia dio con el escondite, abrió elbaúlysemidióelvestido.Bailabaconélarrastrándolopor toda la cabaña, se

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veíatangraciosa…Parecíanoimportarlequealguienladescubriera, lucía felizsintiéndosecomounaprincesa,cuandodepronto,alponersefrentealespejodecuerpoenteroqueAlejoteníaahí,sellevóelsustomásgrandedesuvida,elquelequitaríaelhablaporsiempre.Los espejos habían sido muy significativos para mí, y éste no sería la

excepción.Meparéenfrentedeélycontemplémiimagen,peroNananoparecíapercibirla,fuejustocuandoellaseparóanteelespejoparacontemplarseconelvestidopuestoquesemeocurrió.Poralgunarazónellanopodíavermireflejo,asíquepenséquenecesitaríamaterializarmedealgunamanera.Memetí en elvestido.Al verse ella en el espejo, por finmi imagen apareció. Mencioné sunombremuybajito, ignorandosimeescucharía,previniendonoasustarla,peroel grito tan tremendo que pegó llamó la atención de los vecinos, dejándomesaber el terror que sin querer le había causado. En un par deminutos, varioshombresymujeresabarrotaronlacabaña,entreellos,Alejo,queconmocionadole quitaba el vestido a la pequeña, exigiéndole que le explicara lo que habíapasado.Nananodijoniunasolapalabra.Nuncamásvolvióahablar.Meafligímuchísimo, loúltimoquehubieraqueridoera lastimarla,nuncapensé quemisintentos por comunicarme con alguien para pedir auxilio para Carminaterminaranensemejantetragedia.Aquel suceso conmovió mucho a Alejo, volver a ver el vestido le hizo

recordarme, le hizo revivir el amor que nos tuvimos. Para mí también fueimpactanteyreveladorverlodenuevo.Estabamuycambiado,habíaenvejecido,sinembargo,yoseguíasintiendoalhombredel queme había enamorado.Asíqueaquellanochelloróabrazadoalvestidounavezmás,sinpoderentenderporquéteníaquehabersucedidoaquello.Entresollozos,Alejohablaba, lehablabaalvestido,comosiyoestuvieraenél,yesque loestaba,aunqueélnopudierapercibirlo.Asíme enteré de que ya tenía tiempo que, al haber recuperado lamemoria,había recuperadoelamorpormí.Alamanecer,concluyóqueésenoseríaellugarparaenterrarsudolor;arrastrandoelbaúl,sacómivestidodenoviadeYvymar´eylejos,enlaselva,loenterró.Ahífuecuandoempecéasusurrarlealoídoquesedirigierahaciadondeestaba

el avión. Le decía palabras lindas y suaves, tal como lo hacía cuando nosacurrucábamos en nuestra cama de Iquitos. Pero más de una vez insistió enregresaralaaldea.Yoinsistímás,ledecíaquesiguierasus instintos,sabíaquenopodíaescucharliteralmenteloque ledecía,peroelsucesoconelvestido lohabíadejadotansensiblequeesamismasensibilidadhabíaabierto lapuertade

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suintuición;delmismomodoyohabíadejadoquelamíafluyera.Yasí,afuerzade resistirse, y yo de persistir, se dejó llevar. Recordó la ocasión en que alperderseseencontróconlapequeñahijadeÁlvaroyLuana.Enaquelmomento,desechó loque la intuición ledecía,por lo que esta vez, con un pocomás deconfianza,seaventuróenlaselva.Yoleibaindicandoelcamino:“Poraquí,miamor”,“Siguerecto”,“Ahoraala

derecha”,“Subeaaquelbote,navegaporelrío”,“Porfavor,notedetengas”.Élseguíamisindicacionessinentender,diciéndoseasímismoqueestabaloco;sinembargo,suvoluntadfuemásdócilquesurazón,yaúnsincomprenderporquéhacíaloquehacíasedejóllevarporloqueéldijosu“imaginación”.Ymientrastanto mis pensamientos volaban hacia la pequeña Carmina, “Ya vamos”, lerepetía,“Tenpaciencia”,ycontinuabacantándolelascancionesque,algunavez,Maruquitameenseñó.Aljaguarlepedíaquemelacuidara,ysusojos intensosaparecíanenmimentecomodiciéndome“Notepreocupes,ellaestábien”.Sialguienmehubieracontadoestahistoriacuandoestuveconvida, jamás la

hubieracreídoposible.Ahoraséque la líneaentre laviday lamuerte esmuydelgada,yquetantoenlavidacomoenlamuertehaymagia.Por fin, dos días después, por lamañana,Alejo y yo llegamos al lugar del

accidente. Mi amado esposo no podía creer lo que veía. El espectáculo eraterrible,nosólopor losdestrozosdelavión,sinoporeloloradescomposiciónqueemanabade loscadáveresmutilados.Alejo tuvoquedevolverelestómagovacíounpardevecesyrecuperarlasfuerzasparaentenderporquéélestabaahí.Tapándoselabocacaminóentrelospedazosdetodoloqueundíatuvoforma.

Novioal jaguar;éste,antesdeque llegáramos,advirtiónuestrapresenciaysemarchó.Guiadoporsupresentimientoydespuésdecorroborarqueafuera todoloquepodíaencontrareramuerte,subióa los restosdelavión.Carminaseguíaconvida, inverosímilmenteseguíaconvida.Alejo se acercó a la pequeña conmiedo,contristeza,conternura,confundido.Estabaacostaditaenloquehabíansido dos asientos. Dormía. Su piel blanca lucía grisácea por la cantidad demoretones,supelo laciodeuncastañooscurose encontraba enmarañado.Y apesardesumalestado,suslabiosseguíansiendodecolorcarmín.AhísupequesellamabaCarmina;suspadresnohabríanpodidoelegirmejornombrequeése.Más adelante, Alejo se sorprendería al conocer el verdadero nombre de lapequeña. Empezó a creer que había algo más allá de la pura “imaginación”,porqueélyalallamabaasí.Alejo se inclinó para percatarse de su respiración, y aunque era apenas

imperceptible, fue suficiente para confirmar que aún continuaba con vida.

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Llevadoporunimpulso,venciendotodoslostemores,Alejolacargóenbrazos.Lapequeñapareciódespertar,yentreelsueñoyeldeliriopronunciólaspalabrasquelecambiaríanlavidaamiamadoesposo:“¿Papito,yallegamos?...”.Alejo tuvoquehacerunesfuerzoparanocaersede laemoción.Caminó con

Carminaenbrazossindetenerse,hastaque llegóaYvymar´e,hastaquecruzótodalaaldea,todaslascasas,delascualesloshabitantessalíanextrañadosalverlaescena,hastaquellegóalacasadelholandés,elmédicodeYvymar´e.Pasaronvariassemanasparaquelapequeñaserecuperara.Sihubierasidopor

Alejo,nosehubieradespegadodeellaporningúnmotivo,peroa insistenciadeÁlvaro y Luana, algunas veces accedía a dormir o a comer. De manera tannaturalcomoespontáneaAlejoasumiósurolde padre primerizo: a cada nadaverificaba la respiracióndeCarmina,almínimoruidodespertabadesu letargoparacomprobarquelapequeñaestuvierabien,cuidabacadadetalledelprocesodesanación.EnYvymar´etodaslasenfermedadessetratabandeformanatural;lahomeopatía,laherbolaria,laacupunturayelayurvedahabíansidotraídasalaaldea por médicos que a pesar de haber tenido bases científicas, estabanconvencidos de que en la naturaleza se encuentra todo lo que el ser humanonecesita para estar sano. Ya algunos de ellos presentían las catástrofes quepodríantraerenelfuturoelexcesodequímicosyantibióticosenelcuerpo.Sinembargo,hastaesemomentonuncanadiehabíanecesitadodecuidadosextremosomedicinasespeciales,nadie,hastaqueCarminallegóycambióelrumbodeloshabitantesdeeseparaísoperdidoenelAmazonas.Carminallegócasi inconscientealconsultoriodelholandés;eneseestado, la

medicinahomeópatanopodíahacermuchoporella.NisiquieraLuanayNatalia,contodasusabiduríachamánicaancestral,confiabanensacarlarápidamentedeltrance.Yparaesosmomentoseltiempoeraquiendictabaeldestino.Alejoestabadesesperado,hayquellevarlaalhospitaldeIquitos,repetíaunay

otravez,peroelrestodelosaldeanosseopuso;eraimposible,estabaprohibido,nadiepodíasalirdeYvymar´e,nadiepodíaponerenpeligroelconocimientodesuexistencia.LavidadeCarminapeligraba,Alejoteníaquetomarunadecisión.Notuvomuchotiempoparapensar,estaveznodejaríaqueesavidaqueestaba

ensusmanossalvarselefuera,nocometeríaelmismoerrorqueconmigo,asíseloexternóasusamigos.Medoliómuchosaberde laculpa tangrande quemiesposo sentía.Así que, en un arrebato, tomó nuevamente el frágil cuerpo deCarmina, y, sin decir nada, se dirigió a Iquitos. Luana y Álvaro intentaron

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persuadirlo, pero lamirada deAlejo bastó para que entendieran el dolor quehabitaba en su alma. Ellos no sólo comprendieron, se fueron tras de él, paraapoyarlo.—Vasanecesitarunplan, tío—ledijoÁlvaroaAlejo,almismotiempoque

tomabalamanodesumujer.—Nosécómo, pero te ayudaremos—Luana completó la frase inicial de su

marido,haciéndoleverquenosóloloapoyaba,sinoqueconfiabaenél.Así,loscuatromarchamosaIquitos,conlaintencióndesalvarlelavidaaesa

pequeñaniñaquenoshabíacaídodelcielo.Fueunmilagro.EsoesloquetodoslosmédicosdelHospitaldeApoyoIquitos

exclamaron cuando vieron la extraordinaria recuperación de la únicasobrevivientedelterribleaccidenteaéreo.ÁlvaroyLunasehicieronpasarporextranjerosqueestabandeexcursiónenel

Amazonasyquehabíanconocidoalermitañoque vivía en la selva cuando seencontraronenel lugardelaccidente.Elermitaño, por supuesto, se trataba deAlejo.HabíanpasadomásdetreintaañosdesdequeabandonaraIquitos,muchade la gente que nos conoció ya no estaba más ahí, incluso algunos habíanmuerto,perootrosseguíansusvidascomosielpasodeltiemponohubierasidolosuficientementefirme.Eldirectordelhospitalfueunodeellos.NoreconocióaAlejoalinstante;suceñofruncidoysumiradaindagadoramehicieronpensarqueintentabaportodoslosmediosrecordarlo.Maselcasoapremiaba,asíquenosedetuvoaaveriguar, lo importante en esemomento era salvarle la vida a lavalientepequeñita.Lasprimeras setenta y dos horas fueron decisivas. Carmina se aferraba a la

vida,nosedabacuentadequesehabíaquedadosolaenelmundo;nisiquieracuandolanoticiarecorriótodoelpaísynadieacudióa reclamarla,supoquesudestinoeraserhuérfana.Porsupuestoquenoloadvirtió,porqueniAlejoniyolopermitimos.Talvezsusverdaderospadresnoestaríanmásconella,pero eldestinonoshabíaenviadoanosotrosdos,amiamadoAlejoyamí,asuplirlos.Sabíamos que Carmina siempre llevaría en su corazón ese hueco que llevantodos losquehansufridoa tempranaedad lapérdida de los seres que les handado la vida, pero el resto sería colmado por todo el amor que nosotros ledaríamos,sinimportarquepartedeeseamorvinieradesde la invisibilidadquemeprovocabalamuerte.CuandoCarminaestuvodeltodobien,caíencuenta:habíaencontradoelmodo

enquemecomunicaríaconAlejo;peroestabaenterradomuchosmetrosbajo la

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tierrahúmedadelaselva.

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M

Entrecapítulo3

iamor,estoymuycontenta.¿Ah,sí?,¿por?...¡Tuveundía fantásticoen el hospital!... Ya pues, cuéntame… Le salvamos la vida a unaniñita.Lahubierasvisto,pobrecita,llegótanmalita,deverdadparecía

que estaba por abandonar estemundo. Lo quemás tristeza me daba eran lospapás: era su única hija. ¿Y, entonces, cómo fue, cómo se salvó?... Ah, puesporque,graciasalcielo,lapudimosatenderatiempo;rápidoentróalquirófanoyeldoctorYupanki,elcusqueño, laoperósinchistar.Alprincipio,yo temblabaporlaconmoción,sigosinpoderacostumbrarmealasemergencias,peroaél,lasmanosnoletemblabanniunpoquitito,elbisturísemovíafirmeyseguro.Asíquemecontagiédesuseguridadyseguísusindicacionesconigualprecisión.Ylachiquitasalióbien librada.Medamuchogusto,Raquelita,meencantavertetancontenta.¿Sabes, mi amor? Tengo el presentimiento de que algún día nosotros

tendremos una niña.Ya, ¿tú crees?... No sólo lo creo, ¡estoy segura! Bueno,seguramente de los ocho hijos que quieres tener alguno tendrá que ser niña,¿no?...¿Acaso teestásburlandodemishabilidades intuitivas, corazón?... Paranada,amorcito…Noterías,quémaloqueeres.Búrlate,anda,peroalgomedicequeestaniñaserámuyespecial.Yaloverás.

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Segundaparte

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Capítulo4

Carmina

—¿QUÉESESTO,PAPITO?...—Sellamaestetoscopio,princesa.—Ah…¿yparaquésirve?—Paraescucharelcorazón.—¡Quépadre!¿Meloregalas?...—¿Apocomiprincesaquiereserdoctora?...Entonces, mi papá me alzó en sus brazos y comenzó a darme de vueltas.

Recuerdoquenosreímosmuchísimo.Esoestodo.Erayomuychiquita.Un día antes de subirnos a ese avión, acompañé a mi papá al hospital. El

edificioeragrandazo,me parecía un gigante dominando el panorama, que encualquiermomento podría agacharse para devorarnos. Apreté su mano: sabíaquejuntoaélnadamepasaría.A pesar de haber nacido entre aquellos edificios, la Ciudad de México me

intimidaba;mispapásse lasveíannegrasparasacarmede la casa. Tenían queprometermemontonesdedulcesoidasalcineparaconvencermedesalir.Habíaalgoenlasmultitudes,enlosrascacielosquemeangustiaba.Nosabíaporqué,mimemoriano llegabaa tanto,perocuando,algunasveces,aquellas imágenesveníanamimente,revivíaesesentimiento,ysemerevolvíaconelrecuerdodemispadres.Aquel día, eseaparatejo que tantas veces había visto colgado alrededor del

cuellodemipapá, llamómiatención.Meencaprichéconél;hice talberrincheque logréqueme lo regalara.Duranteelviaje,mimamánoconsiguióquemedesprendiera de él ni dormida. Mi sensibilidad extrema empezaba a darmeavisos.EsoestodoloquerecuerdoantesdeIquitos,Yvymar’eydeAlejo.Esoyel

momento exacto en queme di cuenta de que existía. Tenía tres años, estabaaprendiendo a abrocharme las agujetas de los zapatos. Una neblina se fue

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esfumandohastadejarmeahí,sola,ensilencio,con la luzdelsolclarísimay lalaboriosatareadeatarmeloszapatos.Poreso,siempresupequeAlejonoeramiverdaderopapá.Peromicariñopor

éleraasí,comoeldeunahijaasupadre.Elviejoestetoscopioseguíacolgadodemicuello, igualquecuandoeraniña.

Sinembargo,no lousabamáspara jugar; los juegosseconvirtieron en asuntoseriocuandocomprendíquemimisiónseencontrabaenladesanarvidas.Alejolosalvódeentrelosescombros,igualqueamí.Ynoseríalaúltimavez.

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Lima

FUE LA MISMA CARRERA LA QUE ME CURÓ; con tanto que hacer, con tanto queestudiar,empecé a olvidar lamascarilla, hasta que un día no la necesitémás.Aunquealprincipiomecostóadaptarmeaminuevohogar,pocoapoco,todosefueponiendoenorden.MividaenLimaera alucinante. La carrera deMediciname tenía loquita, y

cuando no estaba en el hospital, me la pasaba durmiendo porque terminabamuertadespuésdelaslargashorasdeguardia.Peronomequejaba,lamedicinaeramipasión: ¡por finestabahaciendo loque tantodeseé!Convencer aAlejopara queme dejara salir de Iquitos fue una labor titánica; no tenía cara paraandardequejosita.Sinembargo,apesardelpasodel tiempomeseguíasintiendo intimidadapor

lasgrandesciudades,yLima,despuésdehabersufrido losañosde terrorismo,con sus coches bomba que tanta destrucción dejaron, renacía con modernasconstruccionesportodoslados.Porloqueantesdeconvenceranadie,primerotuvequeconvencermeamímismadequeesoeraloquequeríadetodasmanerasynodejarquemiirracionaltemoralasmetrópolismeapartarademimisión.Mearmédevalorydeunabuenamáscaradeoxígeno,asícadavezquemeentrabalaangustiaoelmareo,me la llevabaa lacara, respirabaprofundoymesentíamejor.Nicuentamedicuandonolabusquémásenelbolso;creoquepasaronsemanasparaquemecayeraelveinte:habíaestadodemasiadoocupada.Estudiarmedicinanofuetareafácil.Elprimerañofuelamuerte.Bueno,casi,sinomorífueporqueeramuypesada

yorgullosa.NomeveíaregresandoaIquitosconmicaradefracasada.TampocoestudiandolashierbasylasfloresalladodelviejoNieckZondervan.Noesqueno creyera en su práctica, todos en Yvy mar´e, incluida yo, confiábamosplenamenteennuestromédico.Amímismamecuródeunmontónde tonteríasaquel seco holandés de gran corazón. Sí, porque eso son las enfermedades,tonteríasquenosotrosmismosfabricamos.Claro,esonomelocreíanadie,peroyosabíaqueeraasí.Siempre losupe,eracomounacorazonada,quenosabes

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porquées,aunquemuydentrodetisabesqueesverdad.PeroyoqueríasalirdeIquitos,sobretodo,queríaseguirel legadodemipapá.Y laverdadesqueerabien curiosa y todo quería saber. Pobre de Alejo, cuántos momentosembarazosos no le hice pasar con mis constantes preguntas acerca de todo.Porque yo quería saberlo todo, todo. Y si algo siempre me causó muchacuriosidaderaprecisamenteelcuerpohumano.Unañoenteroestuvederogona,hastaqueporfin,undía,miviejoaccedió.No

esqueAlejonoquisieraqueyoestudiara,loquenoqueríaeraquemesepararadeél.Melodijounanoche,despuésdehaberestadodiscutiendotodalatardeyenlaqueterminégritándole,sinquerer,queélnoeramipapá.Mearrepentíenelmismoinstante,peroenvezdepedirleunadisculpame fui a encerrar amicuarto.Sentítalimpotenciaantesunegativa…Medolíaquenocomprendieraloimportantequeeraparamí.Cuandotocóamipuertamástarde,lasemocionessemeatoraronenlagarganta.Lobuenofuequeseacercómuycariñosoconmigo,sesentóalospiesdemicamaybajólaguardia.“Discúlpame,amorcito,nomehabíadadocuenta”.Noesperéaquemedijeranadamás,melancéasucuelloyloabracétodoloquepude,lepedídisculpasyledijequeeraelmejorpapádelmundo.Entoncesme lo dijo, entendía que no podría forzarme ni obligarme aseguirahíconélcomosi tuvieracuatroañitos,ya teníadiecisiete,prontoseríamayordeedadyseríalibredeiradondequisiera.Yyaconocíaélmis ímpetus.Siaquelloibaaserasí,entoncesmejorquetuvierasubendición.ÉlmismomellevóaLima,mellevódetiendas,endondecompramos todo lo

queibaanecesitarlosprimerosmeses.MeinstalóenunapensiónenSanBorja,en donde estuve sólo seis meses antes de mudarme con Mila (ella tambiénestudiabamedicina,nadamásque ibaunsemestrearribademí).Era una casagrande, limpia, teníayasusaños,yse notaba que en alguna época había sidobonita.DoñaDiamantina laconservaba talcualcomo cuando su esposo vivía,queenpazdescanse.Nopudeevitarsonreírcuandoa la viuda le brillaron losojitos al ver a mi papá. Pero él ni por enterado se dio. Se limitó a saludaramablemente,apagarydespedirse,encantadodeconocerla,señora.Creoquelasemocioneslosobrepasaban,nosólodejabaasuúnicahijasolaenaquel lugar,tambiénvolveraLimalohabíaafectado.Nomelodijo,peronifaltaquehacía.Nos despedimos en la acera, con la puerta del taxi abierta, cuídate mucho,balbuceó.Nopudoaguantarmásy lloródesconsolado,comosinuncamásmevolviera a ver.Nos abrazamos.Yo también lloraba y al oído le decía que loqueríacontodaelalmayledilasgraciasunayotravez,queridopapá.Aélyanolesalieronlaspalabras.Mesoltó,sacóunpañueloazulconrayitasblancasde

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susaco,sesecólosojosymientrassubíaal taxi,mesonrió.Ay,miviejito.Nopodíaocultarqueamí también la separaciónme dolíamucho, pero almismotiempoestabafelizporloquemeesperaba.No tenía idea de que me esperaba una paliza al orgullo. En la escuela de

Iquitosyoeralamejor.Aquí resultéserunpiojoentreelmontóndecerebritosqueasistíanalafacultad.Fueunchancacazodemiedo.Elprimerexamenquepresenté fueeldeBiologíacelularymolecular; fue la

perdición.Noentendíanimichi,pasabalashojasymepreguntaba:“Pero,chica,¿estoestáenchinooqué?”. Por supuesto, el resultado no se hizo esperar:miprimera nota fue unmenos uno. El profesor al no encontrar una nota menordecidióqueunmenosunoseríajusto.Llorémuchoesedía.NolehabléaAlejo,noqueríadecepcionarlo;norecuerdo

habermesentidonuncatansolayperdida.ExtrañéaNana;cuandoéramosniñasescuchabamiparloteosinlamenorqueja.Eracurioso,laextrañabaaellaynoamis compinches del colegio con quienes había pasado los últimos años. Ahíestabayosolaconmisueñohechopedacitosporunamalditanotaquedecíaqueyonoteníaideaalgunadeloqueimplicabalamedicina.Solíasermuydramática,misamigosmedecíanqueenvezdehaberestudiado

medicina,deberíadehabersidoactrizdetelenovelasmexicanas.Alprincipiomemolestaba,perodespuésmereíanomás.Fueuna leccióngrandeparamí, talvezenIquitos yo hubiera sido lamejor,

pero el mundo no era Iquitos y si yo quería ser parte del mundo tenía queponerme pilas.Así que me puse a estudiar como loca. No me importaba nodormir o hasta no comer. Eso sí, me quedaba dormida en todos lados: en elautobús, en clase, en la cafetería. Bajé como tres kilos en un mes, pero miorgulloeraelquememanteníaarriba,miorgulloyloslitrosdecaféymontonesdepicaronesqueconsumía.Ningúnprofesor,nisiquieraeldoctorGalimberti,elmásperrodetodos,volveríaainventarmeunanotatanbajaenvistadenohaberunapeor.Peroelasuntono terminóahíeseprimeraño,nosólorecibíunapalizaenel

orgullo, sino que casi me muero del susto, cuando viví la experiencia másespeluznantedemivida,afinalesdelsegundosemestre.Ese díame había quedado hasta tarde estudiando los huesos que forman el

cráneo, con el doctorQuispe; al día siguiente presentaría el examen final deAnatomía,unade lasmateriasmáspesadas.Me le pegué como lapa al doctor

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para que se apiadara demí y “huesito tras huesito”me explicara el asuntillo.Específicamenteestábamosenfocándonosenaprendersobreeltemporal.—DoctoraCarmina—megustaba cómo sonabami nombre acompañado del

“doctora”.Esacostumbrede“doctorear”alosalumnosdesdeelprincipiode lacarrera, me hacía sentir VIP: very important people—, vaya por favor alanfiteatro y traiga un temporal. Dígale a don Élmer que yo la mando y quemañana yo mismo se lo regreso—me dijo el doctor Quispe, sin ni siquieravoltearaverme,comosimepidieraquefueraalacafeteríaatraerleuncafé.Cerróellibroconilustracionesyfotografíasdecráneosenelqueapoyabasus

lecciones.Sedirigióasuescritorio.—¿Ahora?—lepregunté,ysentíquesemeaflojaronlaspiernas—esqueestá

apuntodeoscurecer.—¿Yqué?—Sonriómaliciosamenteyfijósusojosenlosmíos—¿nomediga

queletienemiedoaunmontóndehuesos?Redondito,miorgullo,cayóensujuego.—Porsupuestoqueno,doctor,cómocree.Pero¿esquenocierranahora?...—Y si se sigue tardando lo encontrará cerrado, y eso, me temo mucho,

coleguita, no le beneficiará en sus notas finales. —Se pasó los dedos por elbigote.Merecordóalosvillanosdelaspelículas.¿Acasoeldoctormeestabamanipulando?...Altoquenomásyaestabaenelanfiteatro.Don Élmer no aparecía por ningún sitio. Le grité, me asomé a su pequeña

oficinita, pero nada, ni luces del viejo. Como no pensaba demorarme, decidíentrarrápidamenteabuscareldichoso temporal.UndíaanteshabíamoshechounavisitaconmigrupoyeldoctorQuispenoshabíacontadocómodonÉlmerysus ayudantes después de disecar los cadáveres, separaban los huesos, loslimpiaban, los pulían, y al final los volvían a unir, colocándolos a modo deesqueletos.De estamanera, tanto los estudiantes como losmaestros teníamosaccesoaesaspartesdelcuerpo,sintenerquerecurrir,comoenotrostiempos,alrobodecadáveresen loscementerios (prácticacomún entre los estudiantes demedicina de entonces). Por cierto, de ahí surgieron un montón de leyendasurbanas. La cuestión es que gracias a los cadáveres que nadie reclama y quelleganalosanfiteatrosdelasescuelasdemedicinaesquelosestudiantespuedenestudiar un fémur, una rótula, un temporal, etcétera. Qué penita por MiguelÁngelBuonarroti,sihubieranacidoenestesiglo,éltampocosehabríavistoenlanecesidaddeultrajartumbasenarasdelarte.Miraquehayqueestar loco(o

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serungranartista–aunqueescasilomismo–)parairsetraslosmuertitoscontaldeestudiarleslosmúsculosylasentrañas.Medirigíal lugarendonde recordaba que estaban colocados los esqueletos.

DonÉlmerseguíasinaparecer.A la entrada había tres planchas en las cuales descansaban tres cuerpos

desnudos, seguramente recién llegados, y quizás en espera de que alguien losreclamara:unamujer rubia,a laque lecolgaba lamelena; un hombre tan altoquelospiessesalíande laplanchay,otromás,consemejantebarriga.Elolorintenso y penetranteme hizo lagrimear.Unos pasosmás adelante estaban lospozosendondea loscadáveresse lesponeanadaren formol. En las paredeshabíahuecos,amododeestantes,queconteníanfrascosconfetosyórganos.Nohabíaventanas.Laescasa luzdelúnicofocoexistente,yocreoquedesólo 10watts,apenasyalcanzabaailuminaraquellapartedelanfiteatro.Quiseapurarmeparasalirlomáspronto,perolaspiernasnomedaban.Aunqueyahabíaestadoantesahí,ylaimpresióndevercadáveresypartesquealgúndíafuerondeunserhumanocomoyoesmuyfuerte,nosecomparabaaestarsolaenesasalallenademuertos.Elsilenciomeaplastaba.Caminé lentamente, intentando llegar hasta donde se encontraban los

esqueletos,cuandodeprontoescuchéunchirridoylaluzdeaquelsolitariofocoseapagó.DonÉlmerhabíacerradolapuertadelanfiteatro.Me paralicé.Me quedé sin voz. No podía gritar, no podía casi ni respirar,

simplementenomepodíamover.Me quedé ahí sin decir y sin hacer nada, elterrormeconsumía.Nisiquierapensési traíaconmigoonoelcelular;pasarondías para que esto se me ocurriera. No sé cuánto tiempo pasó, quizás sóloalgunosminutos,aunqueparamí fueunaeternidad.Y justoahí,cuandosentíaquememoriría,escuchéquealguiengritabaminombredesdeafuera.Ladébilluzseprendió,vilaimagendeunhombrealtoviniendohaciamíyporpocomedesmayopensandoqueunodelosmuertosdelaplanchasehabíalevantado.“Noteasustes”,metranquilizó.Yme tomóde lamanoparaayudarmeasalirde lapenumbra.Sumanoeracálida,noqueríasoltarla,pero lo hice en elmomentoque me di cuenta de que era la mano de un desconocido, churro, perodesconocido.Él,comocomprendiendomiconfusión, la llevóhaciamihombroparaayudarmeaseguircaminando.Noesqueestuviera inválida,peroelsustome había dejado lela.Apenas avanzamos unos pasos por el pasillo, el doctorQuispe apareció: venía caminando deprisa, los pocos pelos de la cabeza lesaltaban, me pareció ver su rostro descompuesto, la sonrisa maliciosa habíadesaparecido. Intercambiaronpalabras, se despidieron, el chico se despidió de

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mí;todosucediótanrápido,yyoapenasmerecuperabadeltrauma,quenotuvenichancededarlelasgracias.Además,meparecióqueteníamuchaprisaporquesefuecorriendo.—Buen chico el doctor Santiago, ¿no cierto?... —me preguntó el doctor

Quispe, al tiempo queme tomaba lamano, para cerciorarse de que mi pulsoestuviera normal. Aunque no lo admitió, supongo que se sintió un poquitínculpable.Santiago...Lindonombre.Muymuertadelsusto,peromicorazónempezabaa

latirotravez.SalimosdelanfiteatroyeldoctorQuispemeinvitóacomeralgoenlacafetería

delhospital.Queríaquemerecuperaraycontarmelosucedido.Resultaqueesamismanoche,Santiagosalíapara EstadosUnidos, en donde

estaríadeintercambiodurantelasvacacionesenelHospitalInfantildeHouston.HabíaidoadespedirsedeldoctorQuispe;enelcaminósetopóadonÉlmerqueibamuyapuradoaresolverunasuntocríticoensucasa.Santiagocomentóconeldoctorlalamentablesituacióndelviejo,yfueahídondeeldoctorsediocuentade mi tardanza. Santiago, sin siquiera pensarlo, salió corriendo.AfortunadamenteencontróadonÉlmeratiempoparaqueledieralasllavesdelanfiteatro,yasípudosacarmedeahíantesdequemedieraunsíncope.Yosorbíamimatedecocaconanís,por localiente que estaba, y escuchaba

atentalaexplicacióndeldoctor.Sí,lamentablementefueunmomentohorroroso,peroparaeseinstanteyoyaestabapensandoquequizáshabíavalidolapena.Aunqueapenas loviunmomento, Santiagome impactó.Mientras caminaba

consumanosobremihombroparasalirde aquel lugar, yo intentaba adivinarcómoesehombre había llegado hastamí justo en ese preciso instante. Semeocurrieron varias ideas, pero lo único que no cambió fue el hecho de queSantiago,sin importar la razón, corriera para auxiliar a una desconocida. Paramí,esonofueunsimpledetalle.Terminémisclases,aprobétodosmisexámenes, incluidoeldeAnato,mefui

dossemanasavisitaramipapáa laselva, regreséaLimaparaaprovechar lasvacacionesyseguirestudiando;nosupenadadeélenesetiempo.Derepentelorecordaba, y me entraba como una nostalgia y los “y si hubiera” se mepresentaban para fastidiarme. Pero prontito me los espantaba, encogía loshombros,suspirabayseguíaconloqueestuvierahaciendo:escucharhablaramipapásobrelascosasquepasabanenYvymar´e;estudiarporcentésimavez lasláminasydibujosde lasestructurasde los tejidosdel librodeHistología, para

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ver si por fin aprendía a diferenciar el intestino grueso del delgado; salir conMila,Alex,RossanayJuancoalgúnsábadoporlanochealbardemoda(aunqueestoúltimoraravezocurría);sialgoaprendídesdemuypequeñitafueanovivirenelpasado.Disfrutabamisdíasalmáximo.Yde pronto, ahí por el segundomes de vacaciones, una mañana, en mi Facebook encontré una solicitud deamistad.Sonreí.Mirésufotodeperfilunayotravez,por finpodíadefinir losrasgos de aquel rostro que ya se me había desdibujado. Era muy guapo. Norecordabaquesusojosysupelofueranasídeclaros, parecidos al color de lamiel (cómoibaa hacerlo si lo vi con tan escasa luz). Lucía feliz con su batablancademédico.Ensufotodeportada,Santiago,aparecíaconsuscompañerosyalgunosdoctores,posandofrentealafachadaprincipaldelHospitalInfantildeHouston. Sobresalía entre ellos, no solo por lo churrazo, sino por lo alto; elgringoparecíaél.Noséporquénoconfirmésu solicitud en esemismomomento, tal vez por

hacerme la interesante, por no darle tanta importancia. ¿Santiago? ¿QuéSantiago?...cincohorasmástardenoaguantémásehiceclic.“CarminaesahoraamigadeSantiagoytrespersonasmás”.Mepusefeliz.¿Cómodioconmigo?...Muy fácil de averiguar: los dos teníamos como amigo en común al afamadodoctorQuispe.Esperé todoeldíaaque se pusiera en contacto, pero nada. Fue hasta el día

siguiente,almediodía.“¡Carmina! ¡Hola! —apareció en mi inbox—. Qué gusto. Hasta ahora he

podidocontestarte.Metocóguardiayunanochemuymovida.¿Túqué tal?,yanoestarásjugandoconhuesitos,¿ah?”Enesemomentomeencontraba justo en la computadora. Inmediatamente le

contesté:“¡Hola,Santiago!”“Ja,ja,ja.No,paranada,cómocrees.Semejantesusto”.“¿QuétalHouston?”Conversamosmuchorato,semeolvidóalmorzarycasipierdounaclase.Me

tuve que ir corriendo y rogarle al profesor queme dejara entrar. Creo que lasonrisadeorejaaorejaquellevabaencimalocontagió,porquesinhacermuchasaveriguacionesmedejóentrarnomás.

***SolamentehabíanpasadoveinteminutosdesdequeretrasaranelvueloaIquitos,

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pero yo sentía como si el tiempo se hubiera detenido a propósito para darmechancederecordartodoloquehabíavividoenLimayquesehabíaidoaltoque.Nosabíacuánto tiempomás iba a esperar,me levanté del asiento yme fui acuriosearporahí.Norecuerdoelaccidente,tampococuandosalídelhospital.MecontóAlejoquecuandorecobréelsentido,measustémucho.Cuandonoreconocíaningunadelaspersonasqueestabanconmigo,empecéagritarpormispapás,comoestosnoaparecíanmi llanto ymi desesperación se hicieron inconsolables. Además noquería que nadieme tocara.Una enfermera regordeta y amable, ayudada porotra,tuvoqueponermeuncalmanteporqueestabamuyalteradaypodíaafectarmirecuperación.Alejo no sabía qué hacer. Pasó día y noche ami lado, pero yo apenas y lo

miraba. Se le partía el corazón verme tan enfadada y triste. Además, era tanpequeñaquenopodíaexplicarmeloquehabíapasadodemaneraqueyopudieraentender.Peroesque,¿cómounaniñadetansólocuatroaños ibaentenderquesehabíaquedadohuérfana?Como nadieme reclamó, Alejo me llevó a vivir con él, según mientras se

resolvíamiasunto.Todoparecióindicarqueestabasolaenelmundoyquemisúnicosparientes

habían perdido la vida en ese accidente. Así que, me adoptó legalmente, encuantopudo.Alejosintióalgomuyprofundopormídesdeelmomentoenqueme encontró todamaltrecha en los restos del avión, según me contó Natalia,tiempo después. Su corazón se llenó de una ternura desconocida para él encuanto me cargó. No sabía ni cómo tocarme para no hacerme más daño. Ymientrascuidabademí en el hospital,mientras los días pasaban y yome ibarecuperando,dealgunamanerasupoqueyoseríasuhija.Aunqueelcomienzonofuenadafácil,comolamismaLuanameloharíasaberañosmástarde.Enelinstanteenqueestuvimossolosenlacasa,yocorríaescondermeenun

clóset.Estuveahídurantetodoesedíaytodalanoche,noquisecomernitomaragua.Alejoestabarecontrapreocupado.ÁlvaroyLuanallegaronparaayudarlo,perosóloconsiguieronasustarmemás.Fue la terrible sed que sentí la quemesacódemiguaridaa lamañanasiguiente. Él se había quedado dormido en elsuelo,esperándome,asíquecuandolohice,meacerquéaélconmuchocuidadoyconmimanitolotoquéenelhombro.—Medasagua,por favor—pedíconmivocecita,y taneducadamentecomo

mispapásmehabíanenseñado.Alejo se despertó. Hizo un esfuerzo para no sobresaltarse y con cariño

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respondió:—Claro que sí, amorcito. ¿Me esperas aquí ome acompañas a la cocina?...

—Alejodeseócon todassus fuerzasquemedecidieraaacompañarlo, pero yoaúnnoestabalista.—Teesperoaquí—ymeabracéalapuertadelclóset.JuntoaeseclósetAlejoyyocompartimosnuestroprimeralmuerzo.Los días pasaron y el miedo se me fue quitando poco a poco. Me fui

acostumbrando a aquel hombre que parecía buena gente. Algunas noches medespertaba llorando,muysobresaltada,yél llegabacorriendo hasta ami camaparaconsolarme.—Sonsólopesadillas,preciosa.Nopasanada, todoestábien—mepasaba la

manoporelpelo.Yyomeabrazabafuerteaélylepedíaquenomedejarasola.Noséenquémomentoempecéaverlocomomipapá.Nuncaolvidédeltodoa

misverdaderospadres;aunqueeramuypequeñaalgodelamorqueseguramenteme dieron se quedó en mí, porque cada vez que sus nombres llegaban a mimenteuna ternura inexplicablemeconmovía,algoasícomounabrazo largoycálido. Sin embargo,Alejo se ganómi cariño de una manera que me resultadifícildeexplicar.Paramíélesmipapá,miviejo.Ahorapienso,reflexionandoencómosedieronlascosasparamí,enloasombrosoqueeselsentimientoquepodemos llegar a experimentar unos por otros, cuando la encargada deescogernosnohasidolabiología,sinonosotrosmismos,aconsecuenciade lospormenoresque lavidanospresenta.Los lazosdesangresonfuertes,pero loslazosdelamor incondicional,elquenacede la libertaddeelegir,puedenserloaúnmás.Yonopedíquesucedieraaquel accidente, ymuchomenos, perder amispadres;elegíaAlejodesdeelmomentoenquemipequeñocorazónempezóasentirsecontentoconsupresencia.Miprimerdíadejardínfuetodounsuceso.Habíapasadomásdeunañodesdeelaccidente y ya me había acostumbrado a vivir con él y su rutina: todas lasmañanasnosdespertábamostempranito(Alejoeramuymadrugador)y,despuésde desayunar, salíamos a caminar por la selva. Mientras andábamos por ahí,entre losárbolesy los riachuelos,haciéndoseelmisterioso,mehacía prometerqueno lediríanada a nadie de nuestras salidas secretas, porque si alguien seenterabaentoncesyanoibapodervisitaraNana.Ufffparamíesoera lopeor,peroyoeramuychiquita,ymásdeunavezsemeescapódelantede lagente.

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Alejosearmabaunosrollazosparasalirdelapuro.Meencantabanesospaseosconél,suconversación,yesearodemisterioquehaciael triplede interesantenuestrorecorrido.Ylógico,laselvaensíeraya todaunaaventura;esemundode insectos imposibles, plantas frondosas y animales enigmáticos era recontraemocionante.Alejoseasombrabadequenomedieranmiedoningunodeaquellosbichos.El

quemoríadelsustoeraél,entrabaenpánicocadavezquemeveíaconunaarañaen la mano, una chicharra o una hormiga. Una vez casi se desmaya de laimpresióncuandomeviopegarlanarizaladeunpequeñomurciélagoqueteníasu hogar sobre el tronco de un árbol.Nome requintó, pero otra vez que meencontróconunaserpientecolgadaalcuellolediounacólera…quemeregañótanfuertequetemíquemeabandonaraahímismo.Llorandoamoco tendido lepedíperdón,élmeabrazómuyfuerteymepidióquenuncamás lovolviera ahacer,miniñahermosa.Yocumplímipromesa,nuncamás(delantedeél)volvíaacercarmeacriaturaalguna.Nuncaentendíporquésumiedo,noeranormalpara un hombre como él, ¿no cierto?... De hecho, nunca me quedaron clarasmuchascosasacercadesupasado.Alejo eramuy bueno y cariñoso conmigo,peroerarecontracerradoynuncahablabadesuvida.Solosupe,yporquelogrésacárseloaLuana,unadeesasnochesenYvymar´eenquedespuésdecomersalíamosacontemplarlasestrellas,queAlejohabíaestadocasadohacíamuchotiempoatrás,peroquesuesposa habíamuerto. Eso fue todo.Una vez intentéhablarlo con él, pero se puso amargo y me dijo que las cosas del pasado sequedabanenelpasado.Ahoraélvivíaconmigoyeramuyfeliz,¿deacuerdo?Yotambiéneramuyfelizviviendoconél,peronoestabaseguradequeél lo fueradeltodo.Enunaocasión,sinquerer,loescuchéllorar.Nopodíadormir,ycomonomegustabaperdereltiempodandovueltasen lacama,salía la terrazaparatomar aire. En el camino escuché un ruido que salió de su habitación. Quisetocar a su puerta, pero me quedé ahí parada escuchándolo; sentí como si elcorazónsemehubieraencogido.Entresollozosparecíahablarconalguien.Sentípenitadeoírsullanto,perosobretodome llamólaatención,yaquedurante lacomida había estado tan divertido como pocas veces. Al día siguiente lepregunté si había dormido bien, me contestó con una gran sonrisa que sí,amorcito.Yosabíaqueaquellonoeraverdad,noobstante,aprendíarespetarsusilencio. Aunque me hubiera gustado mucho poder consolarlo, como tantasnochesélhizoconmigo.Asíqueeseprimerdíadejardín,despuésdehaberpasadounañocompletoa

sulado,fueparamí tan terriblecomoparaél.Lasprofesorasnos tuvieronque

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separaralafuerza,porqueningunodelosdosparecíadispuestoasoltarlamanodelotro. Cuando por fin nos vimos a la hora de la salida, nos abrazamos tanfuertequesindecirpalabrapactamosenquenonosvolveríamosaseparar.Peroaldíasiguiente,lahistoriacomenzódenuevo.AAlejoletomómenostiemposuperarelproblemadelaseparaciónqueamí,

peroalmesyaestabaadaptadísima:laescuelameparecíabienpaja.Megustabadibujar, recortarpapelesdecolorescon las tijeras, jugar con otros niños, perosobretodo,meencantabanloscuentosquelaseñoritaSandra,aquellamaestrademejillas sonrosadas y sonrisa fácil, nos narraba al final del día; gracias a ellaempecéainteresarmeporlalectura.

***

Enlacafeteríaencontrépicarones,humeantesydulces.Mipostrefavorito.Sinpoder resistirme pedí una orden con bastante chancaca, esa miel hecha conazúcardecaña,ymefuiasentaraunrinconcitojuntoalaventanadesdedondesevelaprimeraplantadelaeropuertoJorgeChávez.Ahí,saboreandoesosarillosfritosdeharinade trigomezcladoconzapalloycamote,mientras observaba alosturistassubirybajar,iryvenir,dejéquelosrecuerdoscontinuaran.Aunquealgunodeellosmeatoróelpicarónenlagarganta.

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Elsegundoañodelacarreraestuvobienbacán.MisnotassubieronunmontónyelgrupoconAlex,Mila,Rossana,JuancoydespuéselMarquito, se hizomásfuerte; pasábamos tanto tiempo juntos estudiando y en los laboratorios queparecíamoshermanos.Yconloqueyosiemprequisetenerhermanos.Pero lomejordeeseañofue loqueocurrió después, por primera vez enmi

vida descubrí enmí sentimientos que no tenía idea que se podían sentir. EnIquitoshabíatenidodosotresenamorados,peronadaquever,estoeraotracosa.Ahoraentendíaalaschicasdelinstituto,yyoquemeburlabadeellas.Santiago regresó. Y esta vez no tuvo que rescatarme de ningún evento

escabroso.Elencuentrometomóporsorpresaporque,aunquesabíaquesuregresosería

prontoyhabíamosestadoenconstantecomunicación,nomehabíadichoqueyaestabaenlaciudad.Fueundomingoporlatarde,afinalesdeagosto,aundíaderegresaraclases.Hacíamuchofrío;aquelinviernolimeñonoeracomún,porloque todo el asunto del calentamiento global ya no era sólo un cuento. Sinembargo,elclimameparecíadelomáslindo,apesardenoestaracostumbradaa las bajas temperaturas. Me traía un gustito de no sé qué, algo que hacíacalentarmicorazón,quizásalgúnrecuerdoguardadoenel fondodemiser,deltiempoenquevivíconmispadresenlaCiudaddeMéxico.Aquellatarde,despuésdehaberpasadotodalamañanaestudiando,merecosté

unmomentoadescansar.Cuandocerré losojos,una imagen, o algo así comounapelículamental,semepresentó:mevimuypequeña,caminandotomadadelamanodemispapás.HabíaunpinoenormedeNavidadenunagranplaza,yesofuetodo.Pormásesfuerzosquehicepor“ver”orecordarmásdetallesnolologré.Unasensacióndecalidezsequedóenmismanosporunbuenrato.Peromepusebiennostálgica;Milagros,miroomie,apareció justoenesemomento;afortunadamenteparamí,tambiénhabíaregresadoantesdeliniciodeclases.—¿Qué tepasa, flaca?Fijo,eldía tepusomelancólica—habló como era su

costumbre,conesetonotandesparpajadoconelquetomabalavidaysetumbóamilado.Susrizoslargosyrojosselealborotaronaldejarsecaersobreelsofá.Esbocéunasonrisachueca,esasquesalencuandono tienesni lamásremota

idea de qué contestar o simplemente porque no tienes ganas de darexplicaciones.—Ya. Te entiendo, chica.Acostumbrada al calorcito selvático esto te ha de

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parecerelPoloNorte.Mereí.EragraciosalaMila.—¿Noteprovocaalguitodecomer?—contestéalfin.NosfuimosaunchifabuenazoenMiraflores.Ahí,entrearrozchaufa,verduras

salteadas,chanchocontamarindoylainfaltableIncaKola,lecontémivida.Mesentí un poco extraña, en todo ese tiempo nunca le había contado a nadiemihistoria. Pero la Mila se había ganado mi confianza, y ya era hora dedesempolvarme. Por supuesto, de Yvy mar´e no dije ni media palabra. ¡Quéaliviadamesentídespuésdesacarmetalrollazodeencima!Cuando salimos del restaurante, empezamos a caminar por ahí nomás.

Mirafloreseraunbarriobonito,unodelosmejoresdeLima,consusmodernosedificios, sus casas coloniales, parques llenos de flores y calles repletas derestaurancitosqueledabanuntoquemuychic,“muyalaeuropea”,puntualizabamiamiga,quehabíapasadovariosveranosdebackpackporallá.Peronosotras,porestarmetidasen la facultad,apenasy habíamos tenido chance de turistearporahí.AsíqueanimadasporaqueldomingolibreyporelPiscoSourquenostomamosalfinal,paseamosfeliceseinmunesalfrío.Depronto,medicuentadequeenlacalleporlaquepasábamoshabíamuchas

tiendas de antigüedades. La mayoría estaban cerradas, fijo, por ser domingo,perounparseencontrabanabiertas.JalédelbrazoaMilayemocionadaledije:—¡Quépadre!—exclaméconespontaneidadlaúnicaexpresiónmexicanaque

sehabíaquedadograbadaenmimente—¡Vamosaver!—¡Pucha!, no, Carmina, qué aburrimiento ver cosas viejas. Mejor vamos a

hablarlealoschicos,parairalcine.—Tú háblales, yo voy a entrar —contesté decidida, sin hacer caso de su

comentario.Mila se quedó hablando afuera por el celular. Yo entré al sitio como

hipnotizada. Todo me llamaba la atención, todo me parecía tan lindo, tanúnico…Mequeríallevarconmigocadaobjetoqueibaencontrando.Siempremegustaron lasantigüedades,noséporqué.La tiendaestabaabarrotadade cosasbellas,apenasfijabalavistaenunacajonera,misojosyaestabanyéndosedetrásdehermososcandelabros,vitrinas,comedores…hastaquesedetuvieronfrenteaunespectacularropero.Entoncescaminéhastaélcomosielmueblemehubieralanzadounhechizo.Erarojovivo,laqueado.Noesquetuvieraungrandiseño,perosusencillezy

colormefascinaron.Pasémisdedosconsuavidadsobreél,imaginándomequiénhubiera podido ser la dueña de aquello tan lindo, la época, sus vestidos, sus

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amores.Repentinamenteelsonidodeminombremesacódemispensamientos.—¿Carmina?...¿erestú?...¿Santiago?,¿misuperhéroedecarneyhuesoestabaacá?...¿realmenteeraél?

Unacorrienteeléctricarecorriómicuerpo.—¿Santiago?—respondíconunapreguntay tratandodedisimularelenorme

gustoquemedabaverlo,peroalmismotiempoeldisgustodequenomehubieraavisadodesullegada.Semehizomuyraro,pensabaquenuestra“amistad”dabaparaeso.—Sí,soyyo.Entoncestúsíerestú—dijoacercándose.—Ah,perdón,sí,sísoyyo—losdosreímos.Unminiespasmoaparecióenlabocademiestómagocuandofijósusojosen

losmíosymesaludódebeso.—Tenía rato observándote, pero no estaba seguro de que fueras tú. Te ves

tan…diferente.Quierodecir,laúltimavezque teviestabasalgopálidaycreoqueteníaselpelomáscorto.Ybueno,entuperfildelFacecreoquesevemáslacaradelperezosoquetraesenbrazosquelatuya.Mereídebuenagana.Eracierto,enesafoto tomadaen laselva,yoaparecía

cargando a un hermoso oso perezoso que por nada quería soltarme, ademásllevabagafasoscuras,asíquecondificultadsemepodríareconocer.—Ay,nimerecuerdes.Quéexperienciamásfea—contestéhaciendoalusióna

mi terrible experiencia en el anfiteatro—. Pero gracias a ti estoy vivita ycoleando.—Ojaláquemis futurospacientesdigan lomismoque tú.Ya sabes que este

añomegradúo…—Es cierto… Pero cuéntame, ¿cuándo regresaste? —dije para desviar la

conversaciónyquenonotaralafrustraciónquemecausabasaberquenoloveríaporlafacultad.Santiagosepasóunamanoporelpelo,carraspeó,desvió lamiradahaciauna

mesaqueseencontrabaabarrotadadejuegosdetédeporcelana,seacercóaella,tomóunatazaconmotivosfloreadosysinvoltearaverme,comosiaquelobjetolehubieraarrebatadolaatencióncontestó:—Ah,creoquehacecomounasemana,nomás.Norecuerdobien,yasabeslos

díassepasanvolando,lafamilia,lospendientes…—Santiagoregresó la tazaasulugar,ycaminandohaciamí,mepreguntó—:¿Tegustóelropero,ah?...Meparecióqueactuabararo,peronolediimportancia.Leseguíelrollo.—Ya,sípues,esquetienealgoquemefascina.Nosé,talvezsucolor…—Otalvezseráquesienteslavibradelapersonaquelotuvoantes—dijoen

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tonoserio,interrumpiéndome.—Nosésisientasuvibra,sóloimaginoquiénpudohabersidoladueñayqué

cosashabránpasado…Siesteroperohablara…—Nosdiríacosasespantosas—Santiagoempezóahablar imitando lasvoces

delaspelículasdeterroryengarrotandolasmanosaloThriller—,quelamujersevolviólocaporqueelmarido,enfermodecelos, laencerrabanochesenterasparaquenoseescaparaconelamantey…—¡Ay, cómo eres! —le di un pequeño empujón—, pero mira que tienes

imaginación,¿ah?Comenzamos a reírnos, a tontear como dos personas que, aunque apenas se

conocen, no pueden evitar sentirse atraídos uno por el otro, a sentirsenerviosamentecómodos.Derepente,elruidode lascampanitasqueavisanquealguien entró a la tienda se escuchó; pensé que era Mila, pero en su lugaraparecióotramujer.Supelolargoyrubiobrillabacomocomercialdechampú.Su ropa de marca, fijo, parecía haber sido confeccionada para su cuerpo detenista rusa, mientras caminaba acercándose a nosotros con una destreza, enaquellasbotazasmarróndetacónalto.Susojosazulesligeramenterasgadosmebarrierondearribaabajocuandoestuvofrenteamí.Unnudosemehizoen labarriga.—¿Santi?, ¿mi vida? —dijo en tono de pregunta, tomándole un brazo a

Santiagoconsusdosmanos—...¿siguesaquí?...Teestamosesperando.“Suvida”,¿puesquiéneraesatipa?...—Ah,Delia,ya, perdona, es que…—Santiago se puso tieso, pude notar su

incomodidad cuando lo tomó del brazo, pero no se quitó—,me encontré conCarmina, es alumna del doctor Quispe, el que me recomendó al Hospital deHouston…AsífuecomosupequeSantiagoteníanoviayentendíquenomeavisaradesu

llegada. En todo ese tiempo nunca mencionó que tuviera enamorada o quesaliera con alguien. Pequeño detalle. Me entró una cólera… y, lo peor, misilusionesse fueronporelwáter: ipso facto y sinmiras de volverlas a ver. Sí,éramosnadamásamigosvirtuales,conversábamosdeestoylootro,yenmásdeuna ocasión, sus comentarios: “¿Ya ves?... eso te pasa por estar tan lejos. Siestuvierasacáconmigo,despuésdecurar tudeditosancochadoyo teharíaunaricacomida,convelas,vinoy todoelasunto”;susbromas:“Amíseme hacequelodelanfifueunplantuyobientrazadoparaqueyotesacaradeahíytúnosalierasdemimente,¿ah?”,medejaronverquesusintencionesibanmásalládelaamistad.

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Después de hechas las presentaciones, “Santi” y su flamante enamorada semarcharon.Yomequedéconcaradepapafritaaunladodemiflamanteropero.Perojustocuandosalíanpor lapuerta,Santiagovolteóaverme,mesonrióconunamuecaybajólamirada.En esemomento,Mila entró emocionada porque ya había quedado con los

chicosparavernosenelcine.Esanoche,estandoenelFace,decidíqueteníaquehaceruna limpia.Quitéa

todosmis“amigos”,entreellosSantiago.Miré por la ventana, ¿por qué Limasiempreeratanhúmedayfría?Cerca de dosmeses después, lo volví a ver. Nos topamos en la biblioteca.

Quiseesconderme,peroyaerademasiadotarde,seacercabaamíconlasnegrasintencionesdeabrazarme.—¡Carmina!¡Quégustovertedenuevo!—dijoefusivamente,mientrasyome

quedabatiesacomopalo,deseandoquesu“vidita”noanduvieraporahí.—Ho… hola, Santiago —respondí algo confundida, y pensando en la

desfachatezdeltipo.—Ay, perdona, no fui bueno disimulando el gusto que me da haberte

encontrado,¿ah?—medesconcertómássusinceridad—.Vengomuyseguidoala biblioteca y no me había tocado verte, así que me pareció una verdaderasorpresa—continuó hablando sin que yo pudiera decir “esta boca es mía”—¿Sabes?... es que estoy investigando para mi tesis. Tratará sobre los mitos yrealidadesde lasplantasmedicinalesde laAmazoníaperuana,porquecomotúsabrás,lagentenotienepara…Ahísedetuvo,frunciólaboca,memiróalosojos,levantólascejas:creoque

sediocuentadequeestabahablandodemasiado.—Disculpa,denuevo,notehedejadonihablar.—Notepreocupes,tampocotengomuchoquédecir—dijeconsorna, loque,

porsupuesto,Santiagoninotóosehizoel disimulado.Aunque la verdad,mehabíacausadomuchacuriosidadeltemadesutesis.—Teinvitouncaféyahíconversamos,¿cómoves?—obtuve una invitación

comorespuesta.Me costó rechazarlo. Llevaba unos jeans azul marino y un polo negro que

resaltabansupielblancaylosmúsculosfirmesyesbeltosdesusbrazos.Susojosmielseclavaronenlosmíoscomointentandohipnotizarme.—Me parece que no tengo tiempo y que ya me tengo que ir —dije de la

maneramáshoscaque pude, pensando en la desfachatez del pata de andarme

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invitandocafés,cuandosudespampananteenamorada,“suvidita”, lo esperabaenalgunaparte.Porsupuestoquenoestabacelosa.Simplementemedi lamediavueltayme

fui;quiensequedóconcaradepapafritaahorafueél.Caminéapuradaparasalirlomásprontodelabiblioteca,elcorazónmelatíaa

mil,ynoteníaideadeporqué(onoqueríadarmecuenta).Cuandopudesaliryelairefrescomerozólacara,mesentímejor.Empecéacaminarconlentitudyapensar en lo que acababa de suceder. ¿Qué había sido eso?, ¿por qué mecomporté de aquella manera? Me sentí una tonta completa. Santiago y yohabíamossidosóloamigosporchat.Unavezmáselsonidodeminombremesacódemiscavilaciones.—¿Car-mina?—pronuncióSantiagotratandodereponerse;habíacorridopara

alcanzarme—.Espera,porfavor,séquetedebounaexplicación.—Notepreocupes,nome debes nada, Santiago.—Le retiré lamano demi

brazo—.Túyyonadamáséramosamigosvirtuales.Fuetodo.Yaalcanzaba lacalle,parecíaque ibaa llover, la gente buscaba algún techo

paraprotegerse.—Tienesrazón,nadamáséramosamigos,perolosamigostambiénsecuentan

ciertascosas,¿nocierto?...Yyo,bueno,omitílodeDeliaporque…Unasgotasdesudor fríoaparecieronen la frentedeSantiago,pero su rostro

eraserio.—Por favor, déjame invitarte un café y te cuento.Además, va a empezar a

lloverynoquieroqueteresfríes.Lopenséporunmomento,perodecidíquenoqueríajugarconfuego.—Losiento,Santiago,peroamínomegustasalircon tiposque leponen los

cachos,aunqueseavirtual,asusenamoradas.Auch,noterminédepronunciarlafrasecuandoyameestabaarrepintiendode

haberla dicho. ¿Qué parte de “amigos” nome había quedado clara? ¿Por quéseráquecuandounoestáfrentealserdeseadosedescomponenlasneuronas?...Hiceelintentodeirme,peroSantiagomedetuvocondelicadezadelbrazo.Y

antesdequeyopudierazafarme,medijo:“Deliayyoterminamosjustolanochedespuésdequenosencontramosen la tiendade antigüedades”.Y suavementeme soltó. Me quedé ahí parada, nomás, escuchando la explicación de surompimiento.Resultaquelarubiecitadespampanantelearmótremendozafarranchoporque

lovioconversandoconmigo.Santiagonopudosoportarotramásde las tantasescenitas de celos que durante cuatro añosDelia le habíamontado. “Regia la

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cosa”,exclamódespuésdecontarmealgunadeellas.Aquellasería laúltima.Oesocreíaél.Desdeantesde irseaHouston, tuvo la intención de terminar conella:“Telojuro,pensabacortar,peroestaba tan lococon lode los trámites…”Ademáslascosasnoerantanfácilesporqueteníanmuchotiempodesernovios.Seme quedó viendo: “No quería perderme la oportunidad de conocerte”, conestafraserematósuexplicación.¿Típicorollodemujeriego?...Quizás,peroSantiago teníaalgoqueme hacía

creerenél.Nosabíaquéera,simplementehicecasoamiintuición.—Ya, está bien, ya que insistes, acepto tu café —le dije con una sonrisita

traviesa.Los dos reímos más relajados: Santiago no pudo evitar un suspiro; yo, mi

repentinobuenhumor.Tomamosrumboalacafetería.Losfarolescomenzaronaencenderse, parecían iluminar nuestro camino; ignorábamos que una granhistoria de amor se empezaba a escribir por aquellos corredores de launiversidad.—¿Asíquemitosy realidadesde las plantas de laAmazonía peruana, ah?...

¿TecontéquemecriéenIquitos?...—¿EnIquitos?... ¡Ya,pues,nome locreo!... Nome contaste…Ahhh…por

esotufotoconelperezoso,penséquesólohabías idodevacaciones.Quéraro,no tienesacentodecharapa.Estosíqueesunaextraordinaria coincidencia. Elañopasado,enlasvacaciones,estuvealláinvestigando.Comotodouncaballero,Santiagomeabrió lapuertade lacafetería,nuestros

cuerpos alcanzaron a rozarse un poco, cuando al mismo tiempo unos chicossalieronapresuradossinfijarsequenosotrosestábamosporentrar.Meestremecí;nosólolas“coincidencias”parecíanacercarnos.

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EntreIquitoseYvymar´e

—¿ALEJITO, ESTAMOS YENDO a casa de Nana? —le pregunté mientrascaminábamosporelmonte.Volteóavermeconunosojosgrandazos:norecordabahabermencionadoala

pequeñahijadeNatalia.—Amorcito,¿cómosabestúdeNana?...—Fácil,hejugadomuchasvecesconella.Alejonoteníaideadeloqueyoestabahablando.—¿Has jugadoconella?...¿dónde?,sies laprimeravezquevamosa irasu

aldea.—Ash,puesen lasnoches,enmissueños.¿Qué túno juegasen tus sueños?

—contestécomocansadadetantapreguntaociosa.—Ah,entussueños…—contestóAlejo,sintiéndosealiviadoconmirespuesta.CuandollegamosaYvymar´e,soltésumanoysalícorriendoenbuscademi

amiga. Alejo corrió detrás de mí, extrañado de ver que sabía el camino.Llegamos juntos a su casa. No hubo necesidad de tocar a la puerta, en elmomento en que iba a hacerlo ella la abrió, sus ojos redondos y oscuros merecibieronconunachispamuysingular:sonrió;enmiinocencia,meleabalancéconunefusivoabrazo.“¡Nana,Nana, ahora yo he venido a jugar a tu casa!”,gritéllenadeemoción.Alejoestabarealmenteconfundido.Nataliaobservabalaescenacalladay tranquila.Nanacorrespondióamiabrazo,nos tomamosde lamanoynosfuimoscorriendoabuscarunlugar,lejosdelosadultos,paraseguirconnuestrosjuegos.Hacíaratoqueyanosconocíamos.LaamistadconNana se dio de unamaneramuy natural paramí, nuncame

importó que no hablara, porque nos comunicábamos desde otro nivel. Perocuandomehicemayorentendí,yal racionalizarelasunto dejé de fluir con loqueeranatural.Enlaadolescencialascosasentrelasdossepusierontensasyyomeconvertíenunapesadayunacínica.Laqueríamucho,deesoestabasegura,pero ya no podíamos convivir. Cada día se me hacía más difícil entender o

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permanecereneseestado“zen”quecaracterizabaa losyvymareños.Yoqueríaestara laonda,sercool, salirconchicos, tenerenamorados,viajar. ¡Yoqueríacomermeelmundo!Aunque,enesemomentonoteníaplenaconscienciadequetambién me comía nuestra amistad. Y, además, estaba hasta el comino deguardarsecretos:nopodíacontarleanadiesobremimejoramiga.Eneljardíndeinfantessiempre pensaron que erami amiga imaginaria, porque obvio, siendounaniñita,meeramuydifícilnomencionarlasiquiera;yporsupuesto,nopodíadecirnipíodeYvymar´e.Yoqueríallevarunavida“normal”,seraceptadapormiscompañerosde lasecundariaqueyaempezabanacatalogarmede“rarita”.Asíquedejédeverlaynovolvímásalaaldea.Alejo no estuvo de acuerdo, ni de vainas, mi amor, quizás porque para él

guardarsecretosyaerapartedesuscostumbres,peronoparamí.Los tiemposeranotros.Mi infancia fuealucinante,pajísima, ¿qué niño no hubiera queridocrecer viviendo una constante aventura? ¿rodeada demagia, de seguridad, deamor?...peronoeralarealidad.Empecéadetestarladoblevidaquellevaba,lospretextosqueteníaqueponeramisamigoscadavezquefaltabaaalgunafiestaocuandonoencontraba argumentos para explicar lo que “hacía enmis tiemposlibres”,ocómoeraquehablabavariosidiomassinnuncahabertomadoclasesosabíacosasmuypuntualesdeotrospaísessinhaberviajado,quelescontara,mepedían. Aunque nací en la era del internet (la mejor fuente de datos), lassituaciones a veces se me confundían, como cuando dices una mentira parasalvartedealgo,perosehace tangrandeque terminascreyéndotelay luegoyanosabescómodesenredarlamadejaquehicistebolas.Además, laadolescenciapuedeserunaetapacruel.MedoliónovolveraveraNana,aunquenoloadmití.Enmidefensaalegaba

queNanaytodosenYvymar´eestabanpasadosdemodayeranunospesados.Alejo insistió un tiempo, pero terminó por respetar mi decisión, si es lo quequieresloaceptaré.

***

Estabafelizporqueprontovolveríaaverla.Aunqueesevuelodemier…colesno tenía para cuando salir; que cambiaran dos veces el horario de salidaempezaba a sacar lisuras de mi cabeza. Y me daba una pena con todos losturistasqueveníandesdetanlejos.Mepregunto,¿quéhubierapasadosielvueloretrasadonohubierasidoéste,sinoaquelporelquepudeenterarmedelaterriblenoticia?¿Elresultadohabríasidoelmismo?...¿habríapodidoevitaralgo?

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Contodo,nopodíadejarderecordarlofelizquefuienminiñez.IraYvymar´eera,enciertomodo,comoretrocederenel tiempo,peroa lavez,comovivirenelfuturo.LaTierrasinmal,laTierrabuena,noeraunametrópolifuturistadeenormesrascacielos,navesespaciales, robotsociudades intraterrenasy toda laparafernalia que proponen las películas de ciencia ficción. El futuro era lanaturaleza.Punto.Yunafusiónexactaentreellaylasnecesidadesdelhombre.Yvymar´ehabíasobrevividoa la terribleépocadel terrorismo senderista sin

servistani tocada,mientras los terrucos tenían amedrentado al resto del país.Estapequeñacomunidadatemporale incluyenteeraunverdaderomilagro.Porsupuesto,yoeraunaniña,unapúberquebrincabaentre losárbolesy las floresde lamano de sumejor amiga, así que no reflexionabamucho sobre eso.Yosimplementeerafelizviviendoennuestroparaísoescondido.Fuehastacuandocrecíyempecéaverlarealidad,elcontraste,aestudiarlahistoriadelPerú,quecaíencuentadeloafortunadaquehabíasido.Mientraselpaíssufríaunade lasetapasmás violentas de su historia, yo vivía sinmiedo ni preocupaciones. Esciertoquedepronto,entrelostrasladosdeIquitosalaaldea,veíasoldados,perono me atemorizaban, Alejo jamás dijo, hizo o insinuó algo para que yo mesintierainsegura.Nocuestionéel“estánparaprotegerlaselva”;enmimentelosveíacomoaloshéroesquedefendíanárboles,delfinesymonos.Los tiempos empezaron a cambiar, la modernidad traía con ella grandes

comodidadese inventosquenospermitíanestarcomunicados con personas entodaspartesdelmundo.Sinembargo,Yvymar´epermanecíatanaislada,comosiun gran domo invisible y a prueba de ruidos la cubriera: los yvymareñosdescansaban sus días en la más profunda de las quietudes. Los ruidos delprogreso no llegaban hasta sus oídos, eran los ruidos de los mieleros, esospequeñospajarillosconsuagradablebssbssb-bssb-ssb,delospájarosimitadoresque pretenden hacerse pasar por monos y el canto de infinidad de aves másquieneslosdespertabancadamañana.Una de las promesas queAlejo tuvo que cumplir (y yo después) fue nunca

llevar noticias del exterior, ni nada que pudiera cambiar su modo de vida(aunqueaveces,estofuecasiimposible,sinodequéotromodohubieranpodidoprotegersedelosterrucos,porejemplo).Losyvymareñosconfiabanenlamagiadellugardelamismamaneraenqueloscreyentescreenensuiglesia,teníanfeenaquelloquesiemprerepetían:losojosnopuedenverloqueelcorazónnoestépreparadoparasentir.Pero,detodosmodos,estaralertaslesayudóaresguardarse.En la aldea no existían celulares, televisión, Internet, computadoras,

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reproductoresdigitalesdemúsica,hornosdemicroondasy todasesasmoneríasque le encantan al humano. Pero no por ello era una sociedad retrógrada, alcontrario,eraunasociedadqueteníabienpuestaslaspilasdesdesiglosatrás.Asu modo era muy desarrollada. Aunque cada persona que llegó tuvo queadaptarse, las aportaciones que traían consigo fueron fundamentales paramanteneresedesarrolloyprogresar.PorqueladiferenciaprincipalentrelaTierrasin mal y las sociedades “civilizadas”, me decía mi papá, no estriba en losavances tecnológicos, sino en la evolución mental y espiritual. Tenían unatecnología increíble desde uf, aunque no necesariamente la que el mundoexteriorpodríaconsiderarcomo“tecnología”.Peroeseestodountema.Enmietapaderebeldíamedejé impresionarpor todo loqueelmundo tenía

para ofrecer (y tampoco se puede negar que hay cosas muy chéveres). Peromientras vivía en la capital del país, estudiabamedicina y tenía contacto conmucha gente, no podía dejar de hacer comparaciones. Me encantaba vivir enLima,meencantabaesasensacióndelibertad,caminarporlaavenidaPardo,consusbanquitasysusárboles,oporelmalecóndelaCostaVerdemirandoalmar;perocadadíamecostabamáslidiarconciertosconceptosquemeparecíandelomásabsurdosysí,ciertamente,pordecirlodeunamaneramuy ligera:pasadosdemoda.EnYvymar´enadie pareció nunca disgustarse por que aquellos doshombronesalemanesbailarantomadosdelamanoalritmode lamúsicadeunavieja grabadora negra, la que cargaban con energía solar. Eran buenazosimitandoaMichaelJackson,oesodecíanellos.Quienes teníanpoco tiempodehaberllegadoalaaldea,loconfirmaban,yelrestoselocreíatoditoyaplaudíanefusivamenteelmoonwalk,losgirosimposiblesylosfrenéticosmovimientosdecadera.Todosdisfrutamosmuchas tardesescuchando lacontagiosamúsicaqueaquellos gentiles hombres compartían con nosotros. Yo adoraba a mis tíosGunter yHans. Eran recontra atentos, siempre tenían algún detalle para mí ypara mi papá cuando íbamos de visita; ya fueran galletas con forma deanimalitos,cakesdelúcumaocualquierotracosapreparadaporellos.Tambiénelaborabansupropiacerveza;eraamargaza.Losúnicoscapacesdebeberlaeranellosdos.Perocomolesgustabacompartirla,preparabanun jarabederaícesderábanodulce(cosechadoensuhuerto)que,alagregarloalacerveza,nosólo lequitabaloamargo,sinoqueleconferíaunsabordelicioso.Ellosdecíanqueasíseacostumbrabaensupaís.AAlejoloponíafelizesabebida,yyolerogabaquemedejaraprobarlo,peromedecía,contodaseriedad,quenoeraunabebidaparaniños,actoseguidomeguiñabaunojoyluegomedejabaprobarunpoquitito.Gunter yHans no sólo trajeron música moderna y aquella cerveza amarga,

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tambiéntrajeronconsigounaideamássofisticadaparaconstruirpanelessolares,además de la noción de otro tipo de amor; entonces Yvy mar´e salió de lapenumbra, para convertirse en una sociedad ahora sí completamente“iluminada”.CeciliayArnaullegaronunosañosdespuésqueyo.AparecieronenYvymar´e

cuandoellaestabaembarazadadegemelos;mástarde,Nanayyousaríamosdemuñecasaesehermosopardehermanos.EllahabíasidounafamosaactrizenItaliayél,cantante,enFrancia;asíqueelartetampocofaltónuncaenlaaldea.Acuentagotasaparecíalagenteenesteparaíso,todoscondiferentesrazonesy

talentos,pero todoscon la ideadecrearunmundomejor.Nadie llegónuncaaYvymar´eporcasualidad;eracomosidealgunamaneraestelugarde laTierratuvieraelpoderdeelegirasushabitantes.MividaalladodeAlejofuedelomejor;sieldestinomequitóamispadres,se

encargódedarmealmejorpapáquepudehabertenidoenellugarmásfantásticodel planeta. Por otro lado, siempre tuve la sensación de sentirme protegida yamada. Era algo que no podía explicar con la razón, sólo lo sentía y erainnegable. Enmuchas ocasiones, mientras corría por la espesura de la selva,mientras brincaba como mono entre los frondosos árboles, mientras que losmilesdebichosmulticolorestabanahídondeyoestaba,sin hacerme elmenordaño, sentía que no tenía de qué preocuparme. Era como si supiera que nadamalopodíaocurrirme.Esperabaalgúndíapoderentender,asícomoqueNananomeguardararencor.

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Secretosyverdades

AUNQUEELROMANCECONSANTIAGOEMPEZÓREBIÉN,lamosca(literal)en lasopano pudo faltar. Más de una vez, la rubiecita despampanante (vaya que eradespampanantelamuyconchuda),armótalesardidesquenosseparó.Medabacuenta de que confiar ciegamente en mi enamorado no era tan fácil: losantecedentes.Pero¿porquécreemosmásenloquediceotrapersonaqueen loquenosconfiesaelamordenuestrasvidas,ah?Elorgullo,esebichoque picapeorquecualquierinsectoocultoenelAmazonas.La talDelia cuando se enteró de que “Santi” traía enamorada nueva, no se

quedóconcaradepapafritacomoyo aquel día (aunque, a lomejor sí, quiénsabe.Noestuveahíparacomprobarlo),rapiditonomássepusoatejersureddeintrigas:quesiestabaembarazada,quesisuabuelitahabíapescadouna terribleenfermedad,quesinélellasemoriría…cualquierdramónparaengatusarlo.Pero lo peor e inverosímil fue que en pleno siglo veintiuno la familia de

Santiago y la de Delia, amigas de toda la vida, desearan la unión de susprimogénitosdesdesusnacimientos.Asícomoenelsiglochurrocientosyenlastelenovelas.Entonces,elasuntosepusofeo:noesnadafácilcompetircon losparientes.Santiago y yo superamos lo del falso embarazo, igual que el montón de

trampasquelaexnostendió;peroquesupropia familiasehaya interpuestoennuestrarelaciónfuecosaseria.Sucedióenmitercerañodecarrera,elmásdifícildetodos,notantoporlasmaterias:lavidasemevinoabajocuandomeenterédelaverdadocultaentreDeliaySantiago.Aquellamañanamecostómucholevantarme.Santiagoyyohabíamospasado

casitodalanochehablandopor teléfono.Llevabayaseismeses fueradeLimahaciendo su Servicio Social, precisamente, en Belén, el barrio más pobre deIquitos (¿casualidades?, ¿coincidencias?); así que teníamos poco tiempo parahablarnos, inclusoavecesparaescribirnos.Apesarde los inconvenientes,nosmanteníamos en contacto y diariamente nos mandábamos, por lo menos, un

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mensajedetexto(acáfueralatecnologíaeramostraza).Sinembargo,lasemanaanterioraesanoche,Santiago…desapareció.Durantecasisietehorriblesdíasnosupenadadeél,hastaaquellanoche.Habíaestadotanpreocupada,queelalivioquesentíalescucharlohizoqueapenasypusieraatenciónasusexplicaciones:que si el celular se le había perdido, que si fueron de expedición… no meimportó:élestababien.Suánimoeracontagioso,yconversamostodalanoche:—Carmi,laselvaesrecontrafascinante.Ydehabersabidoque túvivíasacá,

altoquenomásmehubieradejadocaerhaceunmontón.—Yapues,flaquito,perotienesquecuidarte,¿ah?Quetambiénlaselvapuede

sertraicionerasinoestásbienatento.—Notepreocupes,flaqui,debessaberqueestoyvacunadocontramaldeojo,

malosaugurios,malasvibras,pensamientosmalsanosycualquiercontratiempomalintencionado que le pueda surgir a cualquier malcriado malpensante,incluidosbichosyalimañas.Nopudemásquereírme.Laangustiasemedisipóenundospor trescon las

simplezasqueseleocurríanamiamoryquemematabandelarisa.—Pero ya, hablando en serio, estoy sorprendido con la cantidad de plantas

medicinalesquehayporacá.HiceunacitaparalapróximasemanaenelIIAP…Siloconoces,¿no?ElInstitutodeInvestigacionesdelaAmazoníaPeruana.—Lohevistodecaminoalaeropuerto,peronuncaentré.—Ah,ya,claro.Bueno,quedédevermeconunadoctora,paralodemitesisy

se mostró muy interesada. Ya te contaré. Oye, pero bueno, Carmi… te heextrañadomucho…Porunmomentopenséenreclamarle,ibaasalirleconeltípico“sí,cómono,si

mehubierasextrañadomehubierasllamadoantes”,perolopensémejorydecidínoecharaperderelmomento.—¿Enserio?¿cuánto?—Mucho.Muchísimo.—¿Hastadónde?—Uf,nosquedaríamossingasolina,pues.—Ya,dime,anda…¿hastadónde?—Uy,deaquí…—Santiagosequedópensando;queríaponerlesuspensoa la

cosa—¡hastaelárbolqueestáafueradelCentrodeSalud!Nosreímosacarcajadas.—Yyo…—ahíibalamía—¡hastalapuertademicuarto!Meencantabanesasbobadasconlasquepodíamospasarhorasmuertosde la

risa.Lavida en esosmomentos era tan fácil, tan sencilla… como cuandome

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parabaaorillasdelríoenlamadrugadasimplementeparadejarmeacariciarporel viento fresco de la selva y del perfume de la madera húmeda. No habíanecesidaddeescondernosnidefingirser interesantesosofisticados,podíamosser simplemente nosotros, dos personas que se sienten tan extremadamentecómodaselunoconelotroquepuedenvolverseniñosparajugarjuntoseljuegodelavida.—Carmi… te extraño—repitió Santiago, pero ahora en un tono con el que

pudeimaginarnítidamentesusonrisaprovocadora.—¿Cuánto?—mi tono tampoco era de broma. Empecé a juguetear con mi

pelo.—Mucho.Muchísimo—ahorausóesavozgraveyprofundaquemeponía la

pieldegallina.—¿Ah,sí?...¿Yquéextrañasdemí?—Tuboca.—¿Quémás?—Ytupiel,ytuaroma…—¿Ajá?—Tucuello.—¿Sí?—Tuespalda.Y Santiago fue bajando poco a poco hasta hacerme sentir tal calor como si

hubieraestadoahíconmigo.Lanochesenoshizonada.Nosfuimosadormircuandopormiventanaelazul

oscuroseconvertíaenclaroyligero.Despertésintiéndolojuntoamí.Haberpasadolanochejuntos,aunalalejanía,

noshabíaacercadounpocomás.Mesentíafelizaza.Aunquelafelicidadnomeibaaservir de pretexto para llegar tarde a clases.Me duché rápidamente,mepuseunosjeans,unpoloderayasazulesconblanco,recogímipeloenunmoño,untémis tremendasojerasdecorrector,coloreémismejillas pálidas con ruborrosayuntémis labiosconunpocodegloss;meencantabaque a esas alturas,mislabiossiguieransiendocarmesí.Nohubotiempoparamaquillar losojosniparadesayunar,salícorriendo.Enelascensormeencontréconlaúnicapersonaquejamáshubieraimaginado

toparme,ymenosaesashorasdelamañana.—Hola,querida…creoquevasapurada,¿ah?—Señora, ¿cómo está? —le contesté a la mamá de Santiago, totalmente

sorprendidaydesconcertadaconsupresencia.

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—Disculpa,Carmina,quevengatantempranoaimportunarte.Pero tengoquehablaralgomuyseriocontigo.EsacercadeSantiago,comopodrássuponer.Eran las nueve de lamañana y la señora estaba vestida y maquillada como

reciénsalidadesalón…Lucía tan elegante como para ir a un cóctel. Su sacoazulceleste,haciendojuegoconsuspantalones, resaltabansusojoscolormiel;merecordaronlosojosdeSantiago.—Nosepreocupe,señora,peronomeasuste.¿Lepasaalgo?... porque yo…

—ahímeinterrumpió.Nopudedecirlequehabíaestadohablandotodalanochecon él y sabía que se encontraba en perfectas condiciones a pesar de haberdesaparecidounasemana,aunquenoestabaseguradequeellaestuvieraaltanto.Mejalóconcuidadodelbrazoymeencaminóamidepartamento.—Será mejor que hablemos en privado, linda. —Su “linda” no me

convenció…Peronotuvemásremedioquedejarmellevar.Cuandoestuvimosadentro leofrecíunmate,quenosupesiaceptódebuena

ganaparadarmepormiladooporqueleprovocaba.Preparédosinfusionesdetéverdeconrosas.Laseñorapermaneciócalladaunmomento,mientrasdabapequeñossorbitosa

sumateobservabamidepartamento.Debuenasuertequeundíaantes lohabíalimpiado. Era pequeño, peromoderno y cómodo.Mila y yo lo teníamosmuybonito,consusplantitasporaquíyporallá,conmuchasfotosdenosotrasydenuestras familias (bueno,yosóloconmi papá y con Santiago, claro); algunaslitografíasdelosartistascontemporáneosfavoritasdemiroomieadornaban lasparedes que habíamos pintado en rojo y azul celeste, una combinación quevimosenunarevistadearquitecturamexicanayquenosencantó.—Lindo el apartamento, Carmina, te felicito —dijo por fin la mamá de

Santiago.—Gracias.Sí,megusta.—Mira, no quiero sermalcriada, en verdad sientomucho tener que venir a

importunarte,perotienesquesaberalgoacercademihijo—dejólatazasobrelamesita, se incorporó en el sofá, se tomó lasmanos y empezó a jugar con suanillazodematrimonio.Misojosseabrieroncomodosplatilloschinos.—Séqueestotevaasonarraro,túeresunachicamodernaytalveztecueste

entenderlo…Me empezaba a impacientar, tenía ganas de gritarle: “¡Al grano, señora, al

grano!”. Pero su calidad de progenitora de mi enamorado me lo impedía.Jerarquías.

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—Santiagoestácomprometidoparacasarse.Lo lanzó.Mi tazaseguíamuycalienteycasisemecaealsuelo.La coloqué

sobrelamesaysemederramóunpoco.—Carmina,losientomucho,enverdad,losiento—siguióhablandoporqueyo

nopodíaniabrirlaboca—.Mecostómuchoveniradecirteesto.Porsupuesto,Santiagoniseimaginaqueestoyaquí,peroesqueélnosabecómodecírtelo.—¿Decirmequé?—porfinpronuncié palabra—.No entiendo por qué usted

meestádiciendotodoesto.¿Dedóndehasacadosemejantementira?—El tonodemivozerabrusco,contenido,eraunateteraapuntodebullir.Mesorprendí.Melevantéymedirigíalacocina:necesitabametermisdedosquemadosbajo

elchorrodeagua.Laseñorasefuedetrásdemí.Ellacontinuóhablándoleamiespalda.—Déjamequeteexplique,Carmina.Entiendoquetemolestes.Esverdadque

mi hijo te ama, pero en la vida hay obligaciones y responsabilidades másimportantesqueelamor.—Noentiendodequémeestáhablando—cerrélallaveabruptamenteymedi

la vuelta—. ¿Qué puede ser más importante que el amor que se tengan dospersonas?—Loslazossanguíneos,hija,elpatrimoniofamiliar.Nopodíacreerqueaquellamujermeestuvieradiciendoeso.Yoqueencarne

propiaexperimentabalazosaúnmásfuertesquelosdelasangre.—Señora, con todo el respeto que usted me merece por ser la madre del

hombrealqueamo, lepidoque se deje de rodeos y termine lo que tiene quedecirmeosemarche.—Mellevélamanoalacabeza,empezabaadolerme:mipacienciallegabaallímite.—DeliaVelardeySantiagoestáncomprometidosparacasarse.Traguéenseco.—SéqueSantiagonotehadichonada,peroeslaverdad.Fueunapromesaque

hizoasupadremoribundo.Mimaridoqueríaqueellosdossecasaranparaquelas empresas que con tanto sacrificio había perpetuado se mantuvieran en lafamilia. El padre deDelia es nuestro socio al cincuenta por ciento. Si no secasan,EmmanuelVelardesevaamandarmudar. Lo amenazó cuando rompióconellaylovolvióahacerahoraquesabequeandacontigo.—Peroesoestan…¡retrógrado!—casigritéycaminéhacialasala,conunos

deseos tremendos de salir corriendo por la impotencia que sentía—. Parecesalidodeuna telenovelamexicana. ¡Estamosenunpaís libre! ¡En, en… en elsigloveintiuno!

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Lamujermesiguió.Suspiró.Mevioconunosojosqueparecíanquererdarmelarazón,peroluego,dirigiéndosealapuertadijotajante:—Tal vez, pero así son las cosas. Santiago tiene que cumplir, no puede

abandonarnosasumadreyasushermanas.Pero,sobretodo,nopuedefallarleasupadre.Élloprometió.No bien la madre de Santiago se marchó, tocaron el timbre de mi

departamento.El ruidohizoquemesobresaltara, la tazaque llevabaenmanosrumboalacocinasaltóporelaire.Serompióencachitos,igualquemicorazón.Delia,larubiecitadespampanante,aparecióenelmarcodemipuerta.—Hola,Carmina.¿Cómoestás?...—Saludóconel tonomás amigable de su

repertorio. No pude dejar de notar, también, su perfecto maquillaje, su pelorubio,cortado ahora en capas largas y onduladasmuy a lamoda, y su olor aperfumecaro,cuandola“invité”apasar.—¿Quécómoestoy?...Nosé, imagínalo tú—cerré la puerta aguantando las

ganasdeaventarla—.NocreoqueseacoincidenciaquelleguesjustodespuésdequelamamádeSantiagosehaido.—No, no, claro que no. Sabemos que eres una chica lista, así que jamás te

tomaríamos por una ingenua. Vengo porque quiero explicarte algunas cosas.Sobretodoquierodisculparmeportodoslosmalosratosquetehicepasar.Peroesquesitúsupieras…Ahí,Deliasedetuvo,parecíaquequeríallorar.¡Mellevabaeltren!Esamujer

queríadescargarsuslágrimasdecocodriloconmigo,yyosinpodersoltarniunamalditalágrima.—Novengoahacerteteatritos,Carmina—pasóporenfrentemío,sesentóen

elsofáypusoporunladosugrancarterademarca.Yomequedéparada—.Sólovengo a decirte que lo que Sara te contó es cierto—se refirió a la mamá deSantiago con toda familiaridad. Me dio un repique—… Si busqué con tantainsistenciaaSantiagonofueporqueyosiguieraenamoradadeéloencaprichada.Lohiceporquemipapámeobligó.Yonoloamo,perosinomecasoconél,nosédeloquemipadreseríacapaz.¿Que no lo amaba?... ¿Era posible esto?... Ahora sí que me encontraba

atrapadaenmediodeunatragicomedia.—¿Meestásdiciendoque todosesos numeritos que le hiciste a Santiago no

fueronmásqueprovocadospor lasexigenciasde tu papá?...—me levanté delsillónenelquemeacababadesentar.—Sí,Carmina.Asíes.

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—Ya.Nomelocreo.—Séqueesdifícildecreer,peroeslaverdad.Esmás,laúltimavezquehablé

conSanti,selovolvíadecir.¿Habló con él?, ¿cuándo?, ¿por qué yo no estaba enterada?... ¿por qué lo

seguíallamando“Santi”?...Labocadelestómagomeardía,igualquemisdedosquemadosmomentosantes.—¿Cuándohablasteconél?...—preguntétratandodeescondermicólera.—Lasemanapasada.¿Notelodijo?—Hizolapreguntaponiendounacarade

boba…—¿La semana pasada?... —pregunté, recordando su desaparición— Pero

¿cómo?,¿cuándo?,¿dóndehablasteconél?...Deliapareciópercibirmiconfusiónylaangustiaqueempezabaatrastocarme.—¿NotecontóqueestuveenIquitos?...—respondióconestapreguntaquese

meclavóenalgunapartedelcuerpoquenopude identificar.Eldolorsehabíageneralizado.—No, nome lo dijo. Para qué decirme tonterías, ¿no crees?... Sus razones

tendrá —contesté, tratando de reponerme de la impresión y de salvar midignidad.—Claro,sí,entiendo.Pero,disculpa,estonoesningunatontería.Santiagoyyo

estamoscomprometidosparacasarnoscuandoregrese.—Nosupe interpretareltonodesuvoz,nilasonrisachuecaquemostróalterminarlafrase.¡Exploté! Ya había sido demasiado. Aunque la mamá de Santiago me lo

acababadedecir,escucharlodeDeliafuelopeor.—¡Esonopuedeser!Santiagomeamaamí.¡Ytúbienlosabes!—Cálmate,Carmina.Nohevenidoapelear—se levantó, tomandosucartera

—.Sólohevenidoainformarte.Estaveznoestoy inventandonada.LamismamamádeSantiagotelohaconfesadotodo.—¿Sabes qué?... ¡No te creo nada! ¡No les creo nada!Así que largo de mi

casa.¡Novuelvasaaparecerporaquí!SaquéaDeliaaempujones.Nopodíaaguantarmás.Regreséamicuarto,que

habíadejadohechoundesordenaquellamañanaporsalircorriendo,ymetumbéen la cama a chillar. Creo que enmi vida había llorado tanto. Era el fin delmundo,todosederrumbaba.Nopodíacreerqueaquellomeestuvierapasando.¿Sería todo una farsa?... Pero no podía ser, la mamá de Santiago no podíaprestarseparasemejantecosa.YSantiago,¿seríaposiblequemehubieraestadomintiendo todo este tiempo?... En eso mi celular empezó a sonar. Era él. Elaparatosonó insistentemente.No tenía ánimo para hablarle. La duda ya había

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sidosembrada.“Aló,Carmi,flaca,flaquita.Contesta,pues.¿Estásmuyocupada?...Ya,bueno,

sólohabléparadecirtelomuchoqueteamo,queteextraño.Meencantópasarlanochecontigo,aunqueahoraestoypagandolasconsecuenciasdeldesvelo,¿ah?Peronoimporta,todoseaporpasarun tiempito juntos,aunqueseade lejos.Tellamomástarde,¿ya?Teamo.Chau,chau”.Santiagohabíadejadounmensajeenmibuzóndevoz.Sonaba tan tranquilo,

tan contento… ¿sería posible que una persona fuera tan cínica como paraengañarsintenerremordimientoalguno?...Alanochecerelteléfonovolvióasonar,yyoseguísinpodercontestarlo.Tres llamadas más. Las doce de la noche, lo apagué y me dormí. Estaba

exhausta.Despertécomosihubieranbailadoladanzadelaanacondaencimademí.Me

dolían laespaldayelcuello, los brazos, las piernas… con esfuerzo levanté lacabezaparaasomarmealaventana.Limalucíagris,deprimente,nublada.Había faltadoeldíaanteriora launiversidad,nopodíaquedarmeotrodíaen

cama, teníaquecumplirconmisobligaciones.Lapalabracumplir hizo que semerevolvieralabarriga.Contodassalídeprisa.Elcelularlomantuveapagado.Nosupenadadeélendosdías.El tercer día después de la funesta confesión apareció ante mi puerta. Me

quedéparalizada.Seme abalanzó con un efusivo abrazo. “Teníamiedo, teníamiedo de que algo te hubiera pasado”, repetía. “¿Por qué no contestaste misllamadas?,¿porquénome llamaste?¿Qué tienes,miamor?,¿qué tepasa,porquénodicesnada,pues?,¿notedagustoverme?”…Santiago lanzaba sus preguntas con verdadera angustia. No podía estar

fingiendo, él realmente me quería. Entonces, cuando comprendí su temor,cuandocaíenlacuentadequeestabafrenteamí,dequehabíahechounviajerelámpago sólo para cerciorarse de que todo estuviera bien conmigo, paracomprobarquenadamalomehabíapasado,mederrumbé.Nisiquierayo,queloamaba como lo amaba, había hecho el intento de ir a buscarlo cuandodesapareció.Entonces,loabracé,lobesé,nosbesamoscontalpasión…comonorecordábamos haberlo hecho antes. Nos acariciamos, nos abrazamos, nosquitamosmutuamentela ropa,desesperadamente;hicimoselamor.Despuésdetodo,elmundonosehabíaacabado.Desnudos,abrazadosdebajodelassábanaslecontéloquehabíasucedido.

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Elmundocomenzódenuevoadesmoronarse.Todoaquelloeraverdad.

***Recordarnoeraprecisamenteelejerciciomássanocuando intentabaviviren

elpresente.Sinembargo,¿cómovivirconplenitudcuandounovacargandoporahíuncostalllenitodepapas?...Noestabaenojadaporelretrasodelvuelo,hastaesperaba que se retrasara un poco más para continuar con mis reflexiones.Siemprehabíaestadotanocupada,tandistraída,quenomehabíadadoeltiempoderecapitulartodoloquehabíavivido.Mividaestabapordarungirodecientoochentagrados,asíquemeeramuyútilhaceruna limpiezaprofunda,sacardedentrodemí todoaquelloqueyano servía y agradecer todo lo queme habíallevadoaestarjustoahí.

ElviejoYuma

NANATENÍAELPELOSUAVE,MUYLARGO,castañooscuro.Mepodíapasartodaunatardepeinándoselo;eramejorquepeinaralasmuñecas,aunqueigualqueellas,Nana también permanecíamuy calladita. Su silencio nunca me molestó. Noscomunicábamos,sepodríadecirque,demaneratelepática,perocomoyoeraunloroparlanchínmegustabahablarle.Alcrecer, fuiperdiendoesta facultad,aunasí,juntoaellayopodíapensarenvozalta:nomejuzgaba,nomecallaba.Susojosnegrosseabríangrandazos,comosisefueranasalirdesuscuencas,enelmomentoenquemeescuchabadeciralgúndisparateounaidealeparecíagenial.No obstante, no dijo nada cuando le advertí, con puntos y comas, que novolveríamás porYvymar´e. Su indiferenciame dolió. Pudo haber hecho ungesto, una mueca de desaprobación, pero sólo atinó a darme una de suslánguidasmiradas, darme la espalda ymarcharse tan suave y lentamente quepareciólevitar.Sertanclaridosamuchasvecesmetrajoproblemas,pensabaquelafranquezaeraunavirtudmuyaceptada,perolaverdadesqueno.Nosepuedeserliteralmentefrancosinofender,sin lastimaromínimoincomodaralotro.Apesardetodo,Nana,ensusabiduría,percibióquelasinceridaddemispalabras

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no las convertía en verdaderas. Ella nunca discutió, nunca tuvo necesidad deatacarnidedefenderse,parecíaestarporencimade todoaquello.Simplementese retiró y dejó que fueran las experiencias de la vida las que me dieran lalección.Porsupuesto,tuvoquepasarmuchotiempoparaqueyoloentendiera.Nuncasupeporquénohablaba,nimelopregunténiselopregunté.Fuehasta

muchodespuésqueempecéacuestionarme.Paramíeranaturalhablarconellasinpalabras,yolaconocíenmissueñosantesdeverlaporprimeravez,asíquetodo lo demás salía sobrando. Supe que tenía voz porque en una ocasión laescuchépronunciarminombre.Esedíajamásloolvidaré, fueeldíaquemarcónuestrosdestinos;elprimerindiciodeenquienesnosconvertiríamosenelfuturosurgiódeaquelmomento.Teníamosdoceaños,yanoéramosniñas,perotampocomujeres;lapubertades

unaedadmuyrara.Caminábamostomadasdelamanoportodalaaldea,ellaconsuvestidoblanco,descalza y su cabello suelto; yo conmis shorts de colores,playerasdePikachú,zapatillasdeportivasymipelo,sueltotambién,perocortoyrecogidoporambosladosconganchitosdemariposas.YoeramuycuriosaymegustabaaveriguaraquésededicabanloshabitantesdeYvymar´e.EnesoNanaeraigualitaqueyo,asíquemetíamoslasnaricesendondenonos llamaban.Lamayoría nos recibía con agrado, algunos, como los tíos Hans y Gunter,Willkommen!, hasta galletitas y jugo de cocona nos ofrecían. Pero hubo otrosque,sinsergroseros,sí fueron bastante hoscos, omás bien es que no sentíanpredilección por un par de niñas entrometidas. Uno de ellos, un tipo queraramentepronunciabapalabra,enmásdeunaocasiónnosechó.No legustabaqueanduviéramosmerodeandoporahí,peronos llamaban tanto laatenciónsucasacomoélmismo,queNanayyonos ingeniábamosparaespiarlosinquesedieracuenta.Algunasveceslologramos,otras,no.Lomaloeraquecuandonoschapabanibaconelcuentoanuestrospadres,yellos,encastigo,nosprohibíanvernos.“Pero¿vosotrasdequévais?Nopodéisestarmolestandoalagente”,nosreprendíaelabuelodeNana. “Que sea la última vez, ¿ah?O tomarémedidasmásseveras”,meamenazabamipapá.Eralopeorquenospodíaocurrir.Nanayyoesperábamosansiosaselfindesemanaparaestarjuntasotravez,porqueentresemanayoteníaqueiralaescuelayaparentarque llevabaunavidanormalenIquitos. Sin embargo, nuestra curiosidad podía más, y cuando las aguas seaquietaban volvíamos a nuestro pasatiempo favorito: espiar la casa del viejoYuma. Era un hombre que venía de Pakistán o de la India, no lo recuerdo,aunquedecíanque su padre había sido un indio norteamericano. Era flaco, al

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puntodeparecerdesnutrido,alto,morenoconunasenormesojerasvioláceas.Sehabíaganadoelcariñodelagente,sobretododelosadultos;casinuncahablaba,perocuando lohacía las reflexionesmás emotivas e inspiradoras salían de suboca(oesoesloquedecíanlosmayores);eraelfilósofo,elmísticodeYvymar´e.Lagentelorespetabayadmiraba,peroéleraunhombresolitario,porloquesisalíadecasa,nohabíanadiequevigilara,másquenosotras,claro.Sucasaeramuybella,de un piso, a desniveles. Las paredes estaban pintadas, algunas enanaranjadoyotras,encolorcrema;deltechocolgabanenormesfarolesdeestilomoriscoylospisoslucíantapetesmulticolorycojinesbordadosenmagenta,lila,verde,amarillo,morado…comoenuncuentooriental.Nohabíamuebles,sólomesitas pequeñas por aquí y allá con juegos de té; taburetes para sentarse;lámparas de colores; candelabros. Y los libros, había cientos de librosacomodados en estanterías de madera sobre las paredes. Aquel lugar era tanacogedor…Nos parecía sumamente extraño que el viejo Yuma pudiera tenertodas esas cosas, ¡estábamos en la selva!Nadie supo responder cómo es queaquelhombrehabíapodido llenarsucasacon tales tesoros. ¡Lacuriosidadnosatormentaba!:cadavezquerondábamos por ahí descubríamos algo nuevo. Loquemás nos llamaba la atención era aquella enorme jaula para pájaros vacíaubicadaenelcentrodelasalaqueconteníaunárbol.Laúnicavezquepudimosescabullirnosalinteriordesucasa,descubrimosqueenlashojasdeaquelárbolsehallabanescritascontintanegracientosdefrases.Notuvimostiempodeleerloquedecían, justoenesemomentoelviejonoschapó,ysinesperar ningunareprimendadesuparte,salimoscorriendo.Peroaquellatardenuestrarutinadeentrometidassufrióungiroinesperado.Tal

vez se rindió a nuestra curiosidad o se cansó de estar solo, no lo sé; el viejoYumafingiónodarsecuentadenuestrapresencia,hizocomoquese iba,yasípudimosentrar.“Yes!”,gritébajito,mientraschocabalapalmademimanoconla deNana: nos creímos lasmejores espías de la selva y sus alrededores, sinasumir que había sido su propia decisión; éramos unas pubertas creyéndoselistillas,despuésdetodo.Dejóqueentráramosyhusmeáramosentresuscosas,suslibros,susrecuerdos,suscostumbres.Miamigayyoestábamosfascinadas.Fingimos tomar té en aquellos lindos vasitos de vidrio con incrustaciones depiedras, danzamos por la sala como bailarinas árabes y después, cansadas dereírnos,nosdirigimosalaenorme jaula.Nos intrigabanaquellas frasesescritasen diversos idiomas; yo estaba metidaza tratando de descifrar una de ellascuando de pronto escuché que gritaban mi nombre: “¡Carmina!”. La vozdesconocidamehizoreaccionar:eraNanaavisándomequeelmísticonoshabía

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descubierto.No alcancé a discernir sime asusté más por haber escuchado laextraña voz demi amiga o por la inesperada llegada de aquel sujeto, al quehacíamosvagandoporalgúnlugardelaselva.Micorazónlatióaceleradamente,me coloqué enfrente deNana, como para defenderla, pero no supe qué decir.Entonces,élhabló:—¿Oshepermitidoentrarenmimoradayaúnasítenéismiedo?—hablabaun

españolraro,parecidoaldelabuelodeNana—.Heconsentidoquehusmeéismiscosasytoquéismistesoros,y¿aúnasímeconsideráisvuestroenemigo?...Nosentróunavergüenza...Entonces,mearmédevaloryhablé:—Perdone,señorYuma.Noqueríamosfastidiarlo.—Mas lo habéis hecho —repuso de una manera tranquila, a pesar de la

incómodasituaciónqueleprovocabatenernosahí.—Miamigayyosóloqueríamosconocersucasa…—dijesinsaberquémás

decir,conscientedequenoeratodalaverdad,loquequeríamoseraconocersussecretos.—Lo que vosotras queréis no es conocer el lugar en donde moro, vosotras

deseáissabersobreellugarendondeescondomissecretos.¿Acasoeraadivinoelviejo?...Hablabacomosileyeramispensamientos.—Peronunca tendréisaccesoaél,porqueese lugarnoexisteaquí,sinoaquí

—dijoestoseñalandoconelíndiceprimeroelentorno,ysegundo,sucabeza.Depronto,Nanasepusodelantedemí,diounospasosyconsumano le tocó

delicadamente lasien, justo en donde él había colocado su dedo índice antes.Después posó lamano sobre su propia sien, para posteriormente llevarla a lamía.Nanalohabíadichotodo:queríamossaber.“Lajaulacontienealárboldelconocimiento”,dijo,yechóunacarcajadaque

nos sorprendió. “Es mi pequeña broma antirreligiosa”, siguió explicando. NiNananiyoentendimos labroma,pero nos reímos junto con él: no queríamospasarpor ignorantes.“Oshevistocuriosearmis libros,¿habéis hallado algunarespuesta?”.—¿Respuesta?—preguntéconfundida.“Sivaisaloslibrosesporquepretendéisencontraralgoenellos”,contestóde

unaformaserena, serenísima. Parecía que elmal rato había pasado y le dabagustotenernosahí.—Nosemehabíaocurrido—respondírascándomelacabeza.Yélcontinuó:“Todoestoqueveisaquínoesmásquelasabiduríadelmundo

convertidaenpalabras.Laalquimia, laciencia, lamedicina, la física cuántica,las religiones, las teologías, filosofías, todo el conocimiento de la humanidad

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contenidoenunpuñadodeletras.¿Noosparecemagiapura?...”.Nana y yo nos volteamos a ver, y sin decir palabra, para no interrumpir su

discurso,movimoslacabezademaneraafirmativa.Sentadosenaquelloscoloridoscojinesy tomandounexquisito té, el hombre

nos habló por horas acerca del contenido de aquellos libros; nos contó sobrelibrostanantiguosquehoyseestánconvirtiendoenmodernos,connombrestandifíciles de recordar que, al segundo de haberlos aprendido, se resbalan de lamemoriacomosihubieranestadountadosconmantequilla.Noshablósobre lavidaylamuerte,sobreDios,sobrelarealidaddequienverdaderamentesomos.Ycuandoelsolya tenía ratodehabersemarchado,Yumaguardóun profundosilencioy cerró los ojos.Nosotras lo imitamos.Momentos después prosiguió:“Vosotras habéis venido aquí para que yo os enuncie los secretos que seencuentranocultosenmimente.Noosdefraudaré,habéissidoperseverantes.Osmerecéis saber. Los secretos de mi mente son los secretos que guarda micorazón, que es vuestro mismo corazón. Todos los seres humanos locompartimos;aquelloqueparecesecreto,noesmásqueloquenodeseamosverniescuchar,puestoqueelsecreto radica—hizo una pausa para intensificar elsuspenso,suspiró profundamente y continuó—…en que no hay secreto. Sólobastabuscarenellugarprecisoparaqueossearevelado”.Nanayyoloescuchábamosasombradas,micorazónlatíapresuroso,comosi,

efectivamente, reconocieraque todoaquello era verdad.Y por un instantemepareciósentirquenuestros tres corazones empezaron a latir almismo tiempo,comosisehubieransincronizado.Entonces, el viejoYuma comenzó a reír denuevo, nosotras lo seguimos, seguras de que esta vez sabíamos el origen denuestrarisa.¿Lomásincreíble?...Yumanopronuncióniunasolapalabradurante la tarde

quepasamosconél.Pocotiempodespués,elmísticodesapareció.Desdeentoncesnuncanadieha

vueltoaverlo.Nodejóniunanota,nosellevónadaconél,seguramenteadondeiba(oadonderegresaba),nadadeloqueposeíaleservíaya.Esatardenosmarcóparasiempre,aunque intelectualmentenoentendimosni

lacuartapartedeloquesenosconfió.Nana,quedesdepequeñahabíasentidoun llamado a lo espiritual, decidió que ése sería su camino; yo, que desdepequeñahabíatenidolaintencióndesalvarvidasycontinuarconellegadodemipadre,decidíconmásfuerzadedicarmividaalamedicina.Eraaúnmuy jovenparaentenderelcampoabismalqueexistíaentre lacienciay la espiritualidad,sinembargo,supequedealgunamaneralasuniría.

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Nanayyohicimosunpactoquenosobligabaacumplircon loquenospedíanuestroserinterno.Escucharíamosnuestrollamado,ynadaninadienosalejaríadelcompromisoqueadquirimosaquellatarde,escuchandolasabiduríadelviejoYuma.Despuésdelencuentroconelsabio,empecéa intuirelsentidodemivida;el

accidente aéreo, que Alejo me encontrara, sólo fueron factores para que yollegaraesatardeaeseconocimiento.Noesquetuvieraundestinoespecialounamisiónquecumplir,nadaporelestilo.Continuésiendounaniñacomocualquierotra(obueno,casi),crecícomounachicadelsigloXXI,conmismetidasdepatay toda la cosa. Sin embargo, debajo de mi personalidad trastocada por laadolescencia, de mis amores y desamores, de mis triunfos y fracasos, siguióescondidoeltesoroquelogrésalvaguardardeaquellavivencia:cuandoempecéaestudiarmedicina,sobretodocuandotuvemisprimerospacientes,comprendísusentido: no se trataba de salvar almundo, ni de salvar a nadie; se trataba deempezarpormí,desalvarmeamí,entoncestendríapazparaayudaraotros.Descifraraquelencuentrome llevóaños:el conocimiento no se adhiere a la

cortezacerebralcomosise trataradeventosas,sóloseasimila,seaprehendeatravésdelaexperiencia.Yasífueparamí.

***Como el vuelo seguía retrasado, me fui a curiosear al Duty Free. Aunque

corríaelpeligrode llenarmedecuantacosita innecesaria.Después,con dulcesdecoca,chichaymaca,un llaveritodelastronautade las líneasdeNazca,unalociónydosperfumesregreséasentarmeenmi lugardesiempreen lasaladeespera.Nomegustabaquenadieocuparamisitio:aesasalturas,yame habíaapropiado de aquel asiento. Un chico extremadamente alto con sombrerovaquerosesentófrenteamí,nome quitaba la vista de encima; no dijo nada.Evité mirarlo de frente, saqué mi celular y me hundí en los estados delFacebook.

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Larcomar

OTROSSEISMESESPASARONPARAQUESantiagoyyonosvolviéramosaver.Aquellamañana,despuésdehaberhechoelamorcomonuncayde haberme

confesadolaverdad, lobotédeldepartamento;apenas tuvochancedevestirse.Solamenteporquenomegustanlosescándalosdejéquesepusierasusjeans,seabrocharalacamisa,metieralospiesenloszapatos,sincalcetines,porsupuesto(ya tendría todo el tiempo del mundo para hacerlo), y se largara. Estabafuriosa…susrazonesnomeaclararonnada,al contrario,me dejaron aúnmásconfundida.Mesentíatraicionada.Mellamómontonesdeveces,Carmi,Carmi,contesta,pues;memandócartas,

correos,intentócontactarseconmigodemuchasformas,hastaleenviómensajesde textoaMila,pidiéndolequemecomunicara,peroyoestabaprofundamenteherida.Ladesconfianzamecarcomía.Yesemalditosecretoquenopudoonoquisoesclarecerempeorólascosas.Noobstante,seismesesmástardeyoseguíaenamoradadeél.Noesqueestuvieraenganchadaporun fulano, ese algo queintuíamuydentrodemídesdeque loconocímegritaba.Nopodíadescifrarlo,mimente racionalmedecíaquenodebíaconfiarenél,quemehabíamentidodescaradamente,queyque…muchosmotivossuficientescomoparamandarloavolar directito y sin escalas a la misma Conchinchina. Pero no pude, comosiempre,teníaqueseguirmiinstinto,micorazón.Asíquefuiyoquienlollamó,parasorpresamíayladeél.Antesdebuscarlo,mecerciorédequeyaestuvieraderegresoenLimaydeque ladichosapromesadesumatrimoniono hubiesesidoyacumplida.El tono de voz le cambió al escucharme; me contestó tan cariñoso como

siempre, como si ese tiempo no hubiera pasado nunca. Yo también estabaemocionada,apesardemissentimientosencontrados.Asíque, reprimiéndolos,ledijequequeríahablarconél,necesitabaexplicaciones.LocitéenLarcomar,esecentrocomercialenMirafloresquenosgustabatanto;

requeríaunsitiollenitodegenteparapodercontrolarme.Cuandollegué,élyaestabaahí,paradocontraelbarandal,mirandoelocéano.

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Latardeestabadespejada,elsolbrillabaconintensostonosnaranjasyelvientosoplaba frío, pero suavemente sobre su cabello. Mi corazón se aceleró y yodetuve mis pasos. Lo amaba, estaba segura, sin embargo, no sabía si podíaperdonarlo.Teníamiedo.Continuéavanzandoy,comosimehubierapresentido,volteóaverme.Aúnmefaltabanvariosmetrosparallegaraél;noesperóaquefueraa su encuentro. Caminó hasta amí con una gran sonrisa en el rostro, ycuandometuvodelanteabriólosbrazos.Enmimentehabíaensayadodistintasescenas de nuestro reencuentro: yo, resentida, mirándolo con desprecio; yo,enojada, gritándole lisuras; yo, lanzándome entre sus brazos para llorardesconsolada…Peronopasónadadeeso.Simplementeabrió losbrazosycondelicadezameabrazó.Cuandosediocuentadequenomeretiraba,dequemisbrazosseguíancolgadosalosladosdemicuerpo,meapretóunpocomásfuerte,peroconternura.Suaromamehizotemblar:olíaaél.Despaciosubímisbrazoshasta su espalda: lo abracé; nos quedamos prendados por un buen rato.Estábamosjuntosdenuevo.Escuchabaelrumordelagenteiryvenir;elrumorde lasolasalláabajodelacantilado; lamúsica proveniente de algún local; lasrisas… nada me apartaba de Santiago. Hasta que ese bicho, el orgullo, merecordóporquéestabaahí.Meseparéconbrusquedad.—Losiento,Carmina.Sabesquenuncameresistíaabrazarte—dijoSantiago

bajandoelrostroyjuntandosusmanos,perosindejardemirarme.—Está bien, no hay problema—al contrario de él, yo alcé la cabeza, pero

desviélamirada.Mealisélablusa,meacomodéelpeloyempecéacaminar.Meguióhastaunlugarapartadodelabulla.Unlugarcitomuybacándeestilo

europeoconvistaalmar.Mesentí triste:¿porquéme llevabaaese rinconcitotanrománticojustoenesemomento?...Santiagoempezóahablarsinparar,acontarmesobrelosmatesbuenazosque

preparabanahí,ainformarmedeque ladueñaeranoviadeunodesusamigos,de que lasmezclas las traían de varias partes delmundo: té verde chino confloresycítricos;terojoconvainillaypétalosderosay…—Ya,québien…—loparéenseco,cuandoestuvimossentados.—Perdona,yasabes…losnervios.Teníatantasganasdeverte…—Algrano,Santiago.Novineaquíparaquemecuentes lahistoriadel té ni

paraquemedigasquemeextrañas—aventéelmenú,quehabíaestadoojeando,sobrelamesa.Santiagoseinclinóhaciaatrás:mireaccióntanbravalotomódesprevenido.A

mítambién.Susojossedesviabandemimiradahaciacualquierotraparte,nopodíanfingir

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la pena que sentían. “No debí haberte ocultado nada, Carmi”, dijo por fin,bajandolacabezaymoviéndoladeunladoaotroenungestonegativo.Unayotravezrepitióquelosentíamucho,peroyo,aunquepodíapercibir la

sinceridadensuspalabrasnopodíacomprenderporquémehabíamentidoasí;pensabaquenosteníamostodalaconfianzadelmundo.Santiago,acercandosucuerpocomoparaestar lomáscercademí,medio la razón:“Losé, flaquita”.De tontonazo no se bajó; tenía la estúpida idea de arreglarlo todo él solo sinnecesidaddeafligirme,sinnecesidaddehacermepasarunmal trago. ¡Comosiyo fuera una taradita incapaz de comprender! Tenía fuego en la boca delestómago.Toméaireymiréporlaventana:unafinalíneadesoldividíaelhorizonte,los

grises del cielo empezaban a tragarse las últimas luces del día; no sepronosticaballuvia,perolatormentaerairremediable.—¡Hola,bienvenidos!¿Puedotomarsuorden?—Unachicabajitaconelpelo

recogidoenunacoletayunatremendasonrisanosinterrumpió.Perdiendolamiradaenlalistadematesordenéun téde jazmín,mivozsalió

fríaycortante.Santiagoseconformóconuncaféamericano.Lachicarecogióvelozyensilencionuestrosmenúsyseretiró:sehabíadado

cuentatardedequehabíallegadoenmalmomento.—No sé qué me duele más, Santiago, que me hayas mentido o tu

desconfianza…—Carmina—pronunciómi nombre conmucha seriedad—, si yo te hubiera

dichodesde un inicio que estaba comprometido para casarme nome hubierastiradonibola—semequedóviendoalosojosbuscandomirespuesta.—Ya,pues…no…¡ésenoespretexto!—meexalté.—Sí,tienesrazóndeestarenojada—continuóSantiagotratandodecalmarme

—.Teentiendo.Fuiegoísta,peroponteenmi lugar, pues, aunque sea por unsegundo.¿Quésesuponequedebíahacer?...Mipadremepusoentrelaespadaylaparedcuandomehizoprometerlequemeharíacargodetodo,quemecasaríaconDelia…¿Quépodíahacer,Carmina?...¡Mipadreseestabamuriendo!Yyoloamaba…Guardamossilencio.La situación no era fácil. Santiago se llevó lamano en

puñohacialabocaysequedómirandoalsuelo;yo,apretélosojosun instante,inhaléelaromadelmatequeme acababan de servir. Por un lado, entendía lodifícilquehabíasidoparaél,porelotro,elengaño, la traición…no laspodíaperdonar.Hasta esemomento habíamos estado prácticamente solos en el sitio, no nos

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dimoscuentadequedeunmomentoaotroellocalsehabíallenado.Gruposdechicos por aquí y por allá, parejas de enamorados reían tomados de lamano.Todos en esemaldito lugar del té parecían personificar la alegría del mundo,hasta lamúsicahabíasubidoelvolumen.Sólonuestrorincónpermanecía gris,como si el atardecer nos hubiera envuelto a nosotros también con susdeprimentes tonalidadesdegrises.Entonces,sentíuna rabia apoderarse demí,esefuegoenlabocademiestómagosepropagóportodomicuerpo.Ycontodalaintencióndelastimarlocontesté:—Yyoteamabaati—así,enpasado,comosienverdadmissentimientosse

hubieran quedado en ese tiempo. El desconcierto en sus ojos me hizoarrepentirme, pero ya era tarde—. Entiendo que no la tenías fácil; si tan sólohubieras confiado en mí. Tuviste mucho tiempo para contármelo —mejustifiqué.Mejuróymerecontrajuróquehizoelintentomontonesdevecesdedecirme

laverdad.Pero nunca encontró elmomento. “Éramos tan felices…”, dijo conuna enorme nostalgia, confirmando que aquello que habíamos vivido jamásregresaría.Cuando lepreguntépor lavisitadeDeliaenIquitos repitió lomismoqueya

mehabíadichoantes, pero esta vez con una voz cansada, fastidiada,mirandofijamentelatazadecaféquesosteníaentresusmanos:quenolavio,quenuncahabló con ellamientras estuvo ahí, que no tenía idea de que Delia estaba enIquitos,tamborileó,impaciente,losdedossobrelataza…Susrazones,denuevo,nomeeransuficientes.Mecrucédebrazos, recostándomesobre lasilla. ¡¿Porquénoqueríacontarmequenolavioporqueélestabaenquiénsabedónde?!...¡Esemalditosecretovolvíaa relucirydenuevosenegabaaesclarecer!Ycontodo,Santiagopretendíaqueyolecreyeraciegamente.Estabaloco.—Losiento,Carmina.Todavía teamo,ymucho,peronopuedodecirtemás.

Hiceunapromesaquenopuedoromper.¡Peroamísímepodía romper!,¿ah?Resistí lomásque pude, sin embargo,

paraesemomentolaslágrimasyaeranincontenibles.—Nomegustaverteasí,Carmina—intentótomarmelasmanos,perolasquité

altoque—.Créemesitedigoqueyotambiénestoyrotopordentro.Los ojos se le enrojecieron, intentó decir algo sin conseguirlo: la voz se le

quebró,pasósaliva.Unsegundodespuésrespiróprofundoyvolviendoa tomarmismanosymirándomefijamentealosojos,dijoqueyoeraelamordesuvida,quejamássecansaríadedecirmecuántomeamaba,quelegustaríapasarelrestodesusdíasconmigo.Sin embargo, aunque élmismomoría por aclararme ese

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asunto,leeraimposible,porlomenos,porahora.—Siaúnmeamas,siaúncreesquepuedahaberalgoentrenosotros, tendrás

queconfiarenmí.Sino,nohaymásdequéhablar.Santiago tomósu tazadecafé:estabavacía.Pidióa lamesera que le trajera

otra.Yopermanecícallada,intentandoportodoslosmedioscontenerelllantoyeldolor,sinlograrlo:laslágrimasmesalíansinesfuerzo.—Séqueteherí,flaquita—susojosmesonrieron,brillaronalllamarmedeese

modo cariñoso— y siempre me arrepentiré de no habértelo dicho antes,perdóname. Pero si en algo llegaste a conocerme, sabrás que soy un hombreíntegro;no tementípormujeriegoopor infiel; tementípormiedoa perderte.Hoy tengomiedo de perderte para siempre, pero si no puedes perdonarme nitampococonfiarenmí…NodejéqueSantiagocontinuaraconsuspeech.Tenía razónen loquedecía,

peroyonecesitabaexplicaciones,¡necesitabasaber!¿Cómopodíaconfiarenélcuando tuve que enterarme de la manera más humillante de su pasado? Elorgullomelevantódelamesa;Santiagosequedóhablandosolo.ErayadenocheenLarcomar;eltumultoylabullaafuerahabíandisminuido;

elcieloahoraeranegro,negrísimo.Lasolasdelmararremetíanfuriosas, igualquelasolasquesalíandemisojos.SeríalaúltimavezqueveríaaSantiago.

***“Pasajerosdelvuelo505condestinoaIquitos,favordepasaralasalaB2,para

suabordaje”.Cuando escuché el llamado para abordar por el altavoz, me pareció que se

tratabademipropiaimaginación,algoasícomoquienalucinaunoasisenmediodeldesiertodebidoaladeshidratación.Empezabaa temerquemequedaríaahíparasiempre.Teníaqueapurarme,hubierasidoelcolmoquemedejaraelavión. ¿Por qué

teníanquellamarjustocuandoestabaalotroladodelasalaB?...¿justocuandosemehabíaocurridoiracomprareseotrollaveritodelaslíneasdeNazcaquenomedecidíallevarensumomento?Ytodavíateníaque ira recogermivestido,quetanbuenagentelaseñoritadelaaerolíneamehizoelfavordecuidar.LindameibaavercargandomivestidodenoviaportodoelaeropuertodeLima,¿nocierto?

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E

Entrecapítulo4

snochesinluna,eljaguarsepierdeentrelassombras,susojosamarilloscomo dos linternas alumbran el camino. Ese olor que no puededesprendersedelhocicolojala,lollama;sabequenoseencuentra lejos

yadesupresa:elaromaescadavezmásintenso.Raquelita,¿tepasaalgo?...esla cuarta vez esta semana que sueñas lo mismo. No, mi amor, estoyperfectamente;notepreocupes,deseguroeselfelinoquellevoenelinterior.Yapues,nosigas,quenoquierollegartardealtrabajo,¿ah?¿Yquepasaría,señorAlejo,sisóloporhoy llegarausted tarde?¿Acasonoseríabuena excusa tenerque calmar los ímpetus de su felina esposa?... Ya pues, ya, con esasproposiciones,quémáspuedoyohacer: ¡venacá!Dejaque temuestreel tigrequehaydentrodemí,quédigotigre:¡león!

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Capítulo5

Santiago

SIEMPREFUIULTRAORDENADOYPULCRO,segúnyosinllegaralaobsesión,aunqueCarminamedecíaquemefaltabasólounarayita.Comosea,siempremegustótenerelconsultoriocomounzapatoreciénlustrado,asíquecadamañana,afaltade empleada doméstica, yo mismo me afanaba para que todo estuviera bienlimpito y recibir a mis pacientes. En esas estaba, acomodando frascos,sacudiendo el polvo, cuando escuché un ruido seco y profundo, como si uncostaldepapassehubieracaídodeunsegundopiso.Elsobresaltomehizotirarel frasco de ampicilina que traía en la mano, no tuve tiempo de limpiar elcontenido derramado en el suelo porque salí corriendo al lugar de donde meparecióseprodujoelcostalazo.No tardé ni unminuto en darme cuenta de losucedido:unhombresehabíadesmayadojustoen la recepción(siesqueaesetrechose lepodía llamarasí).Nomepareció tan extraño el desmayo como elaspectodeltipo:aunqueIquitoseraunazonaturística,enelCentrodeSaluddeBelén en donde yo realizaba mi Servicio Social era raro toparse con algúnextranjero, lamayoría eran habitantes de la zona. Pese a todo, ahí estaba esehombre de aspecto nórdico tirado en el suelo. Era bastante alto, pelirrojo, decomplexiónmediana,yaentradoenaños,lecalculéentresesentaysetenta.Enelmomentoenquemeagachépara revisarsussignosvitales,volvióensí.Lucíademacrado,sudabay tenía losojos tremendamente irritados; tal vez porque sesintióamenazadosedeslizóabruptamentehaciaatrássobresuspiernas,aúnsinpoderlevantarse.“Oh,don´tworry.Don´tbeafraid, I´madoctor”, ledijeen inglés,pensando

que me entendería. El hombre, acorralado entre la pared y mi presencia,comenzóagritarenunidiomadesconocidoparamí.Seveíarealmenteasustado.Primeropenséquesuestadopodríadeberseaalucinaciones provocadas por elsuministrodealgunadroga,opor la abstinencia de ésta. Tampoco parecía seresquizofrénico,ardíaen fiebre, además tenía la camisamanchada de sangre y

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restosdesangresecaen losorificiosde la nariz.De pronto,me di cuenta delcolordesupiel,yenunprimitivoimpulsodesobrevivenciameechéparaatrás.Estuvea punto de resbalarme, pero rápidamente logré conservar el equilibrio.Aquelhombre tenía lapielamarilla: ictericia.Eramuyprontopara deducir undiagnóstico,necesitabapruebasdelaboratorio,sinembargo,todoparecíaindicarfiebreamarilla.Yoestabamuyempapadode lossíntomasde lasenfermedadesendémicas,nopornadahabíaestudiado tantísimo para sacar sobresalientes enlos exámenes y poder elegir el lugar donde hacer el Servicio Social; siemprequise que fuera en la selva. Tenía años estudiando, no sólo las plantasmedicinalesdelAmazonas,sino, también, las enfermedades infecciosas de laszonas tropicales. Ese hombre parecía estar en una etapa muy avanzada de laenfermedad, seguramente no se había atendido a tiempo. Me alarmé mucho,hastaesemomentonohabíaescuchadoningunanoticiadealgúnbrote,asíque,sinestarsegurodeltododeloqueelextranjerohubierapodidopadecer,corríacerrarlaspuertasyventanasdelpequeñoCentrodeSalud.Cuandoelhombresevolvióadesmayar,leinyectéparacetamol(agradecítantomiterquedadalexigirque este analgésico me lo proporcionaran no únicamente en tabletas, sinotambiénensolución inyectable,paraencasosdeemergencia)con laesperanzadeque lebajaran la fiebreyeldelirio;asíestaríamásrelajado y tal vez hastapodríapararseparaacostarloenunacamilla;amísolomeresultaba imposible.Leacomodéunaalmohadabajolacabeza.Loauscultécuidadosamente,letoméelpulso,escuchésucorazón: teníabradicardia.Encontré,ademásde lasangre,restosdevómitoensuropa.Miritmocardíacoseaceleró:quizásmidiagnósticoeraelcorrecto.Lesaquésangreparamandarahacer laspruebasserológicasencuantopudiera,lepuseunpañodeaguafríaenlafrente,ydespuésdehacer loquepudeparabrindarlelosprimerosauxilios,corríalteléfonoparaavisarde laposiblecontingencia.Nopudeniabrirlaboca,niunasolapalabrasaliódemigarganta,ungolpeen

lanucameloimpidió.Despertéconuntremendodolordecuello,confundido,noteníaideadeloque

estabapasando.Elhombrefrenteamí,enunespañolconacento,mepedíaquenodijeranada.¿Qué ibaayoadecir, si aquel pelirrojome apuntaba con unapistola?

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Elinicio

“NO, SANTIAGO. NO PUEDES VENIR CONMIGO”. Me dijo mi viejo de una manerafirme.“Mientrasqueyoestoyfuera,elhombrede lacasa eres tú, sino ¿quiéncuidaráacádetumadreydetushermanasenmiausencia,ah?”.Amisseisañosesteencargosegrabóenmimentecomolamisióndemivida.

Mipapá,aquelhombrazo de unmetro ochenta y cinco y una seguridad en símismoaúnmayor,meconfiabasumásgrandetesoro:sufamilia.Ese viaje suyo de negocios a Japón nos unió a ambos en una complicidad

tácita,yniunapalabramás.Lo admiraba un montón. Podía comportarse implacable y recto hasta las

últimasconsecuenciasenlosnegocios;peroencasa,apesardesufirmeza,solíaserbastantecariñoso.Pasaba largosratosconnosotrosenseñándonos las cosasquetraíadesusviajes:obrasdearte,antigüedades,aparatosdeúltimatecnologíaopiedrasqueporsusingularidadrecogíadelacalle,delcampo,delosríosodedondefuera.Estoúltimonosencantabaporqueacadapiedra le inventaba unahistoria y nos hacía conocer el mundo. Era buenazo contando cuentos. Teníaimaginaciónelviejo.Ycomoeraunhombreculto,demundo, le sobraban lasanécdotas;nosteníalashorasde lomásrecontraentretenidos.Losegundoquemás amaba, después de su familia, era a su Perú; jamás vi a nadie cantar elhimnocontalpasión,aunquefueraenfrentedeltelevisoraliniciodeunpartidodefútbol.Sesentíasumamenteorgullosodeserperuano.“Hijito,yonosólosoyunhombredenegocios,yollevoenaltoelnombredenuestropaísadondevoy.Hayquedemostrarlesaesosgringosqueacátambiénhaygentepensante”,decíacontodaconvicciónyparamínocabíalamenorduda.Lomáximolosdomingosera ir a comer anticuchos o cebiche a la playa. Cómo disfrutábamos de esassalidas.En esosmomentos parecíamos la familia perfecta,mis tres hermanas,mispapásyyo;aunque la realidadnoera exactamente ésa. Siempre intuí queentremispadresnoexistíaungranamor,porlomenosnounoapasionado,perocadavezquemipapáhablaba,mimamánopodíaesconderelbrilloenlosojos,elorgulloquesentíadesersuesposa.Nuncaentendíporquésecasaron,omás

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bienporquésiguieronjuntos.Erantandiferentes…Lacosaentreellossiemprefuemuyfría,respetuosa,perohastaahínomás.Creoquelosprejuicios,el“quédirán” o las tradiciones les impidieron buscar su felicidad cuando se dieroncuenta de que no eran el uno para el otro. Se conformaron con guardar lasaparienciasyseguircon aquella vida cómoda que habían heredado.Me poníatristesaberquemispadresestabanjuntosmásporquelesconveníaqueporamor.Perosumatrimonionuncafue temadediscusión,asíqueyosolito sacabamispropiasconclusiones,jurándomeamímismono terminarasí.Aunqueestuveapunto.Esosí,mipapásiemprefuemuydiscretoy jamásmeenterési tuvoamantes.

Hastadonderecordabanuncafaltóunanocheacasaoaalgunareuniónfamiliar.Pero quién sabe, a lo mejor en sus largos viajes por el mundo conoció losplaceresdelamor.Nuncasabrélaverdaderahistoria,laotravidadeestehombreque,almorir,mehizoprometerquecontinuaríaconsulegado,sinimportarquedicharesponsabilidadfueraencontrademinaturalezaydemipropioser.Poramormehabíaatadoungrilletebiengordoaltobillo.Regialacosa.Ese grillete fue elmayor obstáculo demi vida. Por él perdí a lamujer que

amaba,pero¿cómoabrirdichoartefactocuandolallaveseencontrabaocultaenelfondodelsubconsciente?...TerminarconCarminamedolióenelalma; lamuertedemipadremeafligió

muchísimo,peroverlosufrirmecausaba tal impotencia que, después de todo,fue un consuelo verlo partir. Murió sonriendo, parecía aliviado de dejar esecuerpoquetantosufrimientolehabíaprovocado.Carminamedolióenlugaresquesupequeexistíansóloporhaberestudiadoel

cuerpohumano.No tenía idea de lo que era amar a unamujer hasta que ellallegó a mi vida con esa manera tan diferente de comportarse, educada, peroespontánea; divertida y profunda, valiente, pero tierna; misteriosa y sencilla;dramática,pero coherente, y sobre todo apasionada.Amaba verla concentradaintentando entender hasta la última coma del tratado de Anatomía; amaba elsonido de su voz cuando me llamaba “flaqui, flaquito”; amaba sus labioseternamenterojos,jugososcomounapitaya.Amabacómoerayocuandoestabaconella,porcómoéramoslosdoscuandoestábamosjuntos.Nuestrorompimientofuetanabrupto,taninesperadoquenolovivenir.Tenía

la loca idea de que todo se arreglaría solito, así nomás, pero la fregué. ¿Quépodíahacer?Misobligacionesmellamaban.Habíaintentadotaparelsolconundedo... pésima elección. Estaba condenado desde los seis años a cumplir unapromesa,acomportarmecomoelhombrequemipadrehabíacriado.

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Nunca imaginé que un giro inesperadome daría la vida que ni siquiera mehabíapermitidosoñar.Y cuando estuve resuelto a luchar por ello, el complotentremipropiamadreyDeliatrajeronabajotodosmisplanesdeinsurrección.

Pormás quemis papás se hicieran los occisos ignorando mis habilidades, lacarreradeMedicinaeramiverdaderapasión.Miviejomesentóensusilla dedirectorypresidentedelacompañíacasi,casidesdequenací.Siempreobviólostremendosbostezosquepegabacuando intentabaenseñarmecómofuncionabanlas cosas en la empresa, las finanzas, la administración... Tuve que aprenderbussines de todasmaneras. “Es tu patrimonio, hijito, y de tus hermanas”, medecía,comosiningunadelaschicasfueralosuficientementehábilparatomarsulugar.Mipapáparecíasurgidodelaedaddepiedra.“Ustedesunhombrecitoydeberespondercomotal”.Yyomelocreítodito.Cuandoélmurió,fuemimamálaencargadaderecordarmeunayotravezque

midebererasacaradelante laempresafamiliar.Susanay Sabina vivían en supropio mundo, habían nacido juntas y juntas se irían. A ellas el tema lesimportaba un pepino. Se dedicaban a las artes y se casaron con un par deintelectualesmáspesadosquechanchosenengorda.Sofíaestabalocaportomarmilugar,peronuncaladejaron.Nimipapá,nimimamáydespués,sumarido.Vivíacon lamirada triste, a pesar de sermamá de dos bellasmellizas.Y yo,aunqueelmenor,fuielúnicovarón.Regialacosa.Nomequedóotroremedioqueprometerleamimamá, con señal de la cruz

incluida,quesimedejabaestudiarmedicina,terminandomecasaríaconDeliayretomaría mi puesto en la compañía. Qué serían seis añitos, nomás (no leespecifiqué que en total serían ocho: un año de residencia y otro de serviciosocial.¿Paraqué?). “Tendrásmédico de cabecera,mamá. Te conviene, ¿ah?”.Susojitoshipocondriacosbrillaroncomosólose loshabíavisto delante de lashistoriasdemipapá.Yasí tuveelpase libreparadedicarmea loquemásmeapasionaba:lasalud.PerohaceraDeliaaunlado,esosíquefuepeleadura.Noporquemequisiera

mucho,no,sinopor lamismapresiónquesu papá, igual que elmío, le habíaimpuesto.Asíqueconlasfamiliasencimadenuestrascabezasnonosquedódeotraque“enamorarnos”.Ybueno,tampocoibaanegarquelahembrita tenía losuyo, era recontra guapa, pues. Al principio me deslumbró su belleza y meencantabaserlaenvidiademisamigos(másdeunolahabíaperseguidodesdeelcolegio),peroconel tiemposumaneradeser superficial y hueca terminó por

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fastidiarme:estabahastalacoronilladetenerquesoportarsusdesplantesconloscamarerosenlosrestaurantesysuscomentarioselitistas:“Puesestecholoquéseha creído, cómo se atreve a mirarme así”; su constante preocupación por norepetirnuncaelmismomodelitoyesacompetenciainsanaconlas“amigas”porverquiénestabamásflacaoteníalacarteramásnueva.Noeramalagente,creoqueavecessólorepetíaloquehabíaaprendidoensucasa,peroyomeaburríacomoostraasu lado.Además,erademasiado insegura,apesar de lo hermosaqueera.Nuncamedejóverladesnuda,nicuandohacíamoselamor;se tapabaportodoslados,nodejabaquelamínimaluzentraraenlahabitación,nisiquieraparapoderguiarmehastaelbaño.Unanochemeditalchancacazoconlapuerta,yaquenoalcancéadistinguir si estaba abierta o cerrada, queme aguanté lasganasdeorinar,busquéatientasmiropayledijequenoqueríavolveraverla,igualitoqueenesemismoinstante,porqueenaquellapenumbranosabía si legritabaalroperooaella.Ahísí,al toque,Deliaprendió la luz,y tengoqueconfesarlo:medeslumbró.

Era bellísima, tenía el cuerpo más perfecto que yo hubiera visto nunca. Unacintura breve, que se acomodaba fácilmente en mi antebrazo; unas caderasredondasconformademanzana y un vientre plano, sin obstáculos; sus senosparecían cincelados en bronce, pero su piel era tan suave y blanca como lasplumasdemialmohada,ysuspiernas…largas,esbeltas…elásticas.Lógico,mequedé esa noche y muchas más, hasta que la belleza dejó de ser suficiente.LuegovinomiviajeaHoustonyduranteesosmesesfui¡libre!Yconlibertadnomerefieroaandar de fiesta en fiesta por ahí, deRomeo.No es que fuera unsanturróntampoco,ysí,unavezlepuseelcuernoaDelia,peroesqueeracasilaúnicamujerquehabíaconocidodesdeniño.Nuestros padres se encargaron demantenernos juntos desde que empezamos a hablar. Así que cuando aquellaalemana seme presentó, tan segura de símisma, franca y abierta, no, no meresistí.Despuésmesentíhastalaspatas,peroelchistecitoyaestabahecho.Recéparaquenadieseenterara,pero lodicho, lasverdadesocultassiempre salen arelucir.SemearmóladeSanQuintín…MilibertadsevioobstruidacuandoadonEmmanuelVelardeyasuhijitase

les ocurrió ir de shopping a Estados Unidos. Con el pretexto, of course, deecharmeelojo.Yconel“pretexto”de losnegocios,donEmmanuel,a losdosdías,sevolvióalPerú.Paramisorpresa,aquellasemanafuelamáschéverequepaséalladodeDelia.

Como que los aires norteamericanos y la amplitud de Texas le cambiaron elhumorylapersonalidad.Eraotra.Más ligera,máscariñosa,desenvuelta,hasta

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desinhibida:ellamismaseencargabadeprender todas las luces.Yporprimeravezempezóa interesarseenmicarrera,yporprimeravezsentíqueenverdadmequería.¿Quéibaahaceryo?...Eraminovia,ibaacasarmeconella,pues;asíqueporunmomento pensé que la vida a su lado podía resultar buena. Crasoerror.CuandoregreséaLima,encontréalamismaDeliadesiempre:caprichosa,superficial,celosa, insegura:“¿Adóndevas?”,“¿Conquiénhablas?,“¿A quiénmiras?”…¡Ufff!Nosé,siempremediolaimpresióndequeeltemorasupapále trastocaba la personalidad. Regia la cosa. Además, un tiempo después meencontréaCarminapor casualidad en el Facebook. El doctorQuispe le habíadadoun likeasufotodeperfil.Meencantóverlaenese ambiente selvático yabrazadaaeseperezoso.Elcorazónsemeaceleró.Nopudeevitarloyaltoquelemandésolicituddeamistad.YaltoquesupequelodeDeliasíosíse teníaqueacabar,aunquenosabíacómo.MiestanciaenHoustonfueunescapemomentáneodetodasmisobligaciones:

pude dedicarme de lleno a lo quemásme gustaba en la vida: la medicina y,también, conocer a Carmina a través de nuestras conversaciones por chat, sintenerquesentirmeculpable:ladistanciamedabaesalibertad.Estar rodeado de lo más avanzado de la ciencia, de los médicos más

prominentes,nomehacíaolvidar (niquería)mis raíces. Igualquemipadre(ograciasaél),amabamipaísyasugente.Misintencioneseranaprender lomásposibleparaayudaralosmenosafortunados.Latecnologíadepuntaestabamuybien, y qué bueno que la gente de la clase privilegiada como la mía tuvieraaccesoalosmétodosmásmodernosdecuración.Peroyonopodíaolvidarmedelasmillonesdepersonasquevivíanencondicionestandiferentes,dondesudíaadía,conenfermedadesosinellas,era llevarsealgunacositaa laboca.Poreso,siempreme llamólaatención laherbolaria;enmimismacasa,nuestrasnanas,señoras venidas de la selva o de la sierra, montones de veces nos curarondiarreas o vómitos, incluso afecciones respiratorias, conmatecitos y remediosqueellashabíanaprendidodesusantepasados.Noeramagia,eracienciaensumáspuraexpresión.Asíqueconestospensamientoscomencéainvestigarlavastísimaflorademi

país. Encontré que sólo hasta hacía unos cuantos años se había empezado atomar en serio la gran cantidad de remedios naturales que existían desdemileniosatrás.Yahorahastasecomercializanconunéxitotremendoenmuchaspartesdelmundo.Ahíestabanlamaca,lauñadegato,elculen,elcamucamu,inclusolacontroversialayahuasca,entrecientosmás.Mitierrateníamuchoqueofrecery,despuésdetantosañossometidaporlosterrucos,estabaempezandoa

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despuntar.Esoscambios,elprogreso,elalzaen laeconomíameentusiasmarondetalmaneraquedecidíqueyonomepodíaquedaratrás,queríaserpartedelcambio,deldesarrollodelPerú,de unamejor vida para todos y no para unoscuantos.Asíunaideacomenzóarondarmimente:estudiarlamedicinadesdeelpuntodevistacientíficoyconvencional,conocerestamaquinitallamadacuerpocontodassusfunciones,paradespués,objetivamente,investigarsobrelosmitosy realidades de las plantas de la Amazonía peruana, con el fin de poner alalcance de todos remedios certeros y confiables. Tenía el título de mi tesiscuando aún ni siquiera había puesto un pie en la universidad. Devoré cuantolibrotuveamialcanceparairmedocumentando.Pasémuchosratoscuidandoamipadreenfermoy,mientraséstedormía,yoaprovechabaparaleer.Cuandomepreguntaba qué era lo que leía con tanto afán, yo sólo le contestaba: “Nada,papá, aventuras del Amazonas”. No quería que mi viejo tuviera la mínimasospechadequemisplanesnoteníanquevermuchoconlossuyos.Ese verano (invierno en Perú) en Houston fue pajísima. Conocí gente bien

interesante,aprendímontonesacercadelospadecimientosinfantiles,suscausas,tratamientos…perosobretodoaprendídelospropiosniños.Meenseñaronsobrelahonestidadquedebetenerelmédico;ellossabenqueestánenfermos, inclusoalgunos, que van a morir. No quieren que les mientan, quieren disfrutar almáximo sus días con las personas que aman, y no que la muerte los tomedesprevenidosysevayansindeciradiós.Porlomenosesafuemiapreciación.Peroquienllegóadarleunsentidoclaroalpropósitodemiestanciaahí,fueel

tipomásfascinantequeconocíenmivida,despuésdemipapá.Eraunmédicocolombiano,nacidoenCartagena,criadoenNuevaDelhiygraduadodeOxford.Apesardeesainternacionalidad,hablabaelinglésconunacentomuymarcado,aunque eso no le supuso ningún problema para ganarse el respeto y laadmiracióndetodos.Estehombredepielmorenayojosvivarachosyyoteníamosmuchoencomún.

Unasolatardeconél,enquemetocóserpartedesugrupoquepasabavisitaaalgunos pacientes, bastó para queme diera cuenta de que nuestras ideas eranmuysimilares.Nuestrapasión,sinduda,era lamedicina,peroelservicioa losdemáseraloquenosllenabaelespíritu.Despuésdepasarvisita,lepedíquemedieraunmomentoparahablarconél,estabarecontraemocionado:esepatanosóloerauneruditoenlamateria,sinoqueteníaundonmuyespecialparahacersentir bien a la gente. Los niños se ponían felices con tan sólo verlo; lasenfermeras, y el personal en general, se desvivían por saludarlo, ofrecerle uncafé, un vaso con agua o cualquier cosa para congraciarse con él. Los tenía

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enamorados a todos.Y yo nome quedé atrás. Cuando estuvimos solos, hastanerviosomepuse,nopodíacoordinarmis ideas. “Venga, vamos a comer algoquememuerodehambre”, rompióelhielode lamaneramás informal.Yahí,comiendo unos sándwiches horribles de la cafetería del hospital, le conté miidea,tantosañosfraguada,paramitesis.Ledioungusto...lacaraseleiluminó,se reclinóhaciaatrás en su silla y juntó lasmanos como en un gran aplauso.Augusto Álvarez era ferviente devoto de utilizar lo mejor de aquellos dosmundosqueparecíannocongeniar: lamedicina alópata y la alternativa, sobretodolaquesereferíaalashierbasmedicinales,peroenespecialalosmalesquesedebíanalapsiqueyalamente.Pensabaquelasaluddeunserhumanodebeser tratada desde una visión integral: cuerpo, mente, alma y espíritu. Jamáscomo:unhígado,unestómagooundolordemuelas.Exactamenteigualqueyo.“Hacetreintaaños,enOccidente,nadie,ocasinadiepensabaasí.Enlapracticamédicadehoyendíaestoesunpocomáscomún,aunquenoes lageneralidad.Senecesitanmáscomousted,doctorSantiago.Enhorabuena”.Podíapasarhoras,bobo,platicandoconél; fueelmejormaestro que la vida

pusoenmicamino.Nisemehubieraocurridopensarqueunpardeañosmásadelanteseríaotroel“maestro”queme llevaría a encontrarmi propio rumbo.PeroAugusto,elgran doctorAugustoÁlvarez, fue la pauta, fue el antes y eldespués.Elmeenseñótanto…aunquesunaturalhumildadnolohizoufanarse.Nocomoyo,quemesentí totalmenteorgullosodehaberenseñadoaeste granhombreabailarmarineras.Sí,señor.

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Elmediopollito

ALGOMUYCURIOSOMEPASÓalmomentoqueviaCarminaporprimeravez.Nosóloporquemepareciórelinda,conesos ojazos negros; fue algomás quemehizodarmecuentadequeaquellamujernohabíallegadoasíporquesíamivida,yquenoseiríademicabeza,asíyomemarcharaalnortedelcontinente.Mi primer año en la Facultad de Medicina fue recontra excitante; estaba

eufórico y sentía tal apasionamiento como pocas veces viví en el pasado.Conocer gente con la que podía pasar horas hablando sobre síntomas yenfermedadessinquebostezarancomomarmotasosemurierandelascoeratodauna novedad. Así que rápidamente me hice pata de un grupo de chicostemerarios,omarcianos,comoalgunavezunaamigamuyquerida llamó a losgalenos.Porque,segúnella,hayquetenernoséquéenlasvenasparaatreverseaabrir cuerpos, curarlos, cerrarlos, enfrentarse a cuanta secreción extraña einfinidaddeoloressepresentenenlapráctica,ytodomientrassellevaunavida“normal”.Sinembargo,hayquienesconfundenlagimnasiaconlamagnesiaycreenque

lavocaciónsellevaenlosgenes.Talcomopudopasarmeamísihubieracedidoa los caprichos demis viejos y como, desafortunadamente, le pasó a CarlitosMora.Eraungranpataeltipo,perodesdeaquelpapelónquediovomitandoenlaclasedeAnatomía,sóloconverelriñónderessobre lamesadel laboratorioesperandoparaserdiseccionado,quedóclaro que era demasiado sensible parauna carrera como ésta. “Se necesita un estómago de forense de CSI paraaguantarla”, repetía el Carlitos desde las aulas de la Facultad de Filosofía yLetrasadondefueadar luegodesufallido intentoporseguir lospasosde supadreydesuabuelo.El Carlitos y yo, aunque pasamos poco tiempo juntos, nos hicimos grandes

compas, por lomenos ese año.Más adelante, nuestras respectivas carreras seencargarondesepararnos;hicimoselintentodemantenernosencontacto,perosinoeransusocupaciones,eranlasmías,hastaquenovolvimosavernosmás.Fueunapena.

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La noche que conocí a Carmina, mientras la ayudaba a avanzar por aquelpasillo fríodelanfiteatro, inesperadamente, la imagen deCarlitosMora semepresentó. Recordé aquella tarde en que nos mantuvo a todos embobadosescuchándoloconsupeculiarhistoria.Estábamosenlacafeteríade laFacultad,habíamosidoamatareltiempomientrasesperábamoslasiguienteclase,porquealgohabíapasadoconelmaestrodeturno,loheolvidado.Nuncafuemásciertoaquello de que los hombres seguiremos siempre siendo niños, así tengamossetentaaños,noshagamoslosdurosybusquemospretextosparaelchuculúnunminutosíyalotro,también.LahistoriadelCarlitosnosllevócorriendohastalainfanciapara traer,al toque,al niñito que alguna vez fuimos y que al parecersiempreseremos.Habíamosterminadodealmorzar;yobostezabacomolobomarinoechadoen

Paracas;JuanjoAsturias(asíledecíamosporquesiemprehablabadesuabueloelasturiano)semecíaen lasilla, tratando de no irse de espaldas;Américo Solíshacía burbujas con la cañita en los restos de la IncaKola; Paul Yupanqui, elcholo gringo, limpiaba compulsivamente la mesa con su servilleta; EduardoGarcía tarareabanoséqué canción demoda; estaba fastidiado porque llevabatodoeldíacon ladichosacancioncitaqueni siquiera le gustaba, hasta le caíagordoelpataque la cantaba, dijo, pero ahí estaba él, dale que dale sin poderapartárselade lamente.Cuandode pronto, el Carlitos preguntó, sacándonos atodosdenuestroensimismamiento:—¿Quierenquelescuenteuncuento?...Laburlanosehizoesperar.—Yapues,Carlitos,ydespuésnosregalasunchupete, también,¿no?—soltó

Eduardoprimero.—Talocoelhuevón—lesiguióelJuanjo.—Nojodas,Carlitos,queestamosaburridos,notarados—repusoelPaul.Américoyyonosquedamosviendo,hastaquefuiyoquienseatrevióadecir:—Ya,nojodan,ustedes,queaquímicompadreyyosíqueremosoírlo—dije

comoqueriendoabrazaraAméricoqueestabaamilado.—¿Acaso tienen algomejor que hacer?—completó elAmérico mientras se

deshacíademiabrazo.Los“Ya,pues.Ya,pues, dale nomás”, se dejaron venir. Teníamos razón, no

habíanadamejorquehacer.EntoncesCarlitos,sacudiéndoselasburlas(lasquelevalieronuncomino),se

aclarólagarganta,diounsorboasuCoca-Colayempezó:«Habíaunavez,enunlugarmuylejano,tanlejanoquehastaalmismísimosol

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lecostaba llegar,unagranjaa laorilladeun lago. En la granja habíamuchosanimales:caballospercherones,gansos,dosvacaspintas,cabras,borregos, tresperrosydosgatos.También,unmontóndegallinasalebrestadasyungalloquecaminaba ufano: celebraban la llegada de los nuevosmiembros de la familia:siete bellos pollitos de diferentes colores. Todos en la granja estabanemocionados; losbebes siempre traíanregocijoa los habitantes de ese remotolugar. Sin embargo, en un rinconcito, alguien, pequeñito y menudo, sufríaporque nadie había reparado en él. Estaba solito, temblando de frío, aún conrestosdelcascarónensufrágilcuerpecito.Lo habían abandonado a su suerte,hastasupropiamadrehabíatenidomiedodeél.Cuandolovio,aleteótanfuertequelolanzóhastaeserincóndedondenopodíanimoverse.“¡Ahhh!”,gritó lamadre,“¡Esun…mediopollo!”,“Cloac,cloac,cloac”,cacaraqueómamágallinaydespavoridasaliócorriendo.El restode los pollitos se fue corriendo tras deella.Elgalloseacercó,arrogante,ymirándolocondesprecioledijo:“Túnoereshijomío”.Diolamediavueltaysemarchó.Yahí,solitoy repudiadoquedóelmediopollito.Sí,asíera,unmediopollohabíanacidoaqueldía.Todoéleraunamitad:teníasolounapata,unaalita,mediocuello,mediotorso,mediacolita,unojo,lamitaddelpiquito,poreso,también,hablabararo:laspalabras lesalíanamedias. Pero increíblemente, aun conmedio corazón, el medio pollito estabavivo.Losdíaspasarony,parasorpresade todos,elmediopollitoseguíacon vida.

Seguíacreciendo,lasmitadesdesucuerpecitose fortalecían,consaltitosdesupatitasemovíadeaquíparaalláágilmente.Apesardeestarsolito,parecíagozarde la vida, aunque nunca faltaba el desgraciado que le arruinara el momento.Unanoche,sobándoselacolita,porqueunmalvadocanlehabíadadotremendomordisco, el medio pollito dejó que todas las lágrimas que había contenidosalierandesuúnicoojito.Selamentódesusuerte,desuvida,sepreguntabaporquéaéllehabíapasadoaquello,siélerabuenoyno lehacíadañoanadie.Sullantofue tanprofundoy lastimeroqueelmismobosquesecompadeciódeél.Entonces,unabellaluzsepresentóantesuvistayunavozsuaveyarmoniosalehabló:—¿Quétepasa,mediopollito?,¿porquélloras?...Elmedio pollito alzó sumedia cabecita y contempló al hadamás bella que

hubierapodidoimaginar.Habíaescuchadocontarasushermanosacercade lashadas del bosque, pero no les creyó. Reponiéndose, con sumedia vocecita lecontestó:—Esquesoyunmediopollitoynadiemequiere.

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Elhada loabrazó con ternura. Elmedio pollito que, nunca antes había sidoabrazado,seacurrucóenesaluzcálidaqueemanabadelhadayporprimeravezdesdesunacimientosesintiótranquiloyfeliz.—Séloquequieres,mediopollito—ledijoelhada.—¿Enseriolosabes?—respondiósorprendido.—Claro. Las hadas del bosque lo sabemos todo. Tú quieres ser un pollito

completo,¿cierto?...—¡Sííí!—Gritóelmediopollito,poniendounamediasonrisatangrandecomo

unalunamenguante—.¿Túmeayudarás?...—Desgraciadamenteyonotengoelpoderparahacerlo…Elmediopollitocerrósumediopiquitoybajólacabecita.—Perohayalguienquesípuedeayudarte—concluyóelhada.—¿Enserio?—preguntóelmediopollito,levantandolacaritaconemoción.—Sí,asíes.Peroprimero tienesquesaberque llegarhastaelgranmagoque

podráconvertirteenunpolloenteroserámuy,muypeligroso.Ycuandollegueshastaéltepondrálaspruebasmásdifícilesquecualquierserseacapazdelibrar.¿Tearriesgas?—¡Sííííí!—Gritóelmediopollito,entusiasmado.Estabadispuestohacer todo

loquefueraporconvertirseenunpollocompleto.Elhadaledioinstrucciones,ledijoqueteníaquedirigirsehastaelcastillomás

lejanodelreino,endondelos rayosdelsolyano llegaban.Elmediopollitoseestremecióalescucharesto,peronoperdiódetalledeloqueelhada lenarraba.Estabadecidido.Aquellanochedurmiócomonunca,cobijadoporladulceluzdelhada.Yaldía

siguienteelmediopollitopartióa laaventuramásextraordinaria de su vida……»CuandoCarlitosterminódenarrarlahistoria,ungruposehabíaformadodetrás

de nosotros y los aplausos se dejaron oír. Algunas chicas, y algunos chicostambién(entreellosyo, tengoqueconfesarlo), teníamos los ojos hechos agua.La historia había resultado de lo más conmovedora y el Carlitos, tremendonarrador.Nossorprendióatodosconsutalento.Poresonomeextrañólanoticiade que se ganó un premio de literatura infantil. Ahora, además de escribirhistoriasparaniños,estodouncuentacuentos.Tengoelpresentimientodequealpatalevaairrebién.Esahistoriadelmediopollitovinoamimentemientrascontemplaba,dereojo,

elpálido,perobellorostrodeCarmina;mientrassentíasucuerpojuntoalmíoy

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elolordesusuaveperfumeme impregnaba, esas notas de jazmín, azahares ycedroquesequedarongrabadasparasiempreenmimemoriaolfativa;comounbobo,nopodíadejardenotarel rojo extraordinario de sus labios carnosos: elcolornoselehabíaesfumadonisiquieraalestarcercadeunsíncope.¿Quésesentiríabesarlos?...Nopuedoexplicarcómo,perodealgunamanerasupequeellasería lamujer

conlaquetendríaloshijosaquieneslescontaríaelcuentoque,undía,miamigoCarlosMoranoscontaraparamitigareltedio:elcuentodeElmediopollito.

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Promesas

LASPROMESASMEHABÍANARRUINADO lavida.Primero laquehiceami papá yluegoa…Estavezlapromesa,nosólomecomprometía,tambiéneraunsecreto.Sinembargo,lasvueltasquedabaelmundo,medevolvieronalmismopunto

departidapara abrirme las puertas a nuevas posibilidades, aunque algunas deellas, cómo decirlo, parecieran salir de una película de ciencia ficción. Losacontecimientos que se sucedieron y que precipitaron el rompimiento conCarmina,mebrindaronlaoportunidaddeexplorarmásalládemisprejuiciosycreenciasydeunavisiónopacayestrechaqueteníadelavida.No es que hubiera sido conformista ni que me faltara entusiasmo, pero me

habíandomesticadobien,mehabíanmoldeadoaimagenysemejanzade loqueteníaqueser,nopormaldad,talvezsíporignoranciayporunapegoextremoalatradiciónyalascostumbres.Medejabaguiardócilmente,“¿quépodíahaceryo?” era casimi lema. Pero sí que podía, sólo que vine a descubrirlo muchotiempodespuésydeunamanerapocoortodoxa.MiprimerarebeldíaaesesistemafuemiobstinaciónporestudiarMedicina;la

segunda,cuando,apesardetodo,iniciéunarelaciónconCarmina;ylatercera…latercerafueunaimposiciónalaqueestaréeternamenteagradecido,porlaquemeviforzadoadesvelarmiverdaderoyoymipropósitodevida.Este punto decisivo en mi vida comenzó una mañana muy temprano en el

CentrodeSaluddeBelén,endonderealizabamiServicioSocial.Habíapasadounanochedelomásmala,por loquemehabía levantadomuy

temprano.A vecesme pasaba así,me podía dormir a las tres o cuatro de lamadrugada,peropara lasseisya no podía seguir pegando el ojo.Así que esamañana preferí levantarme e irme directamente al Centro; era mejor estarocupado en cosas productivas que dando vueltas en vano y pensando en lainmortalidaddelcangrejo.Cuándo iba a imaginarme que ese día lo empezaría con un extranjero

apuntándomeconunapistola.

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—Nodiganada,nopuededecirnada.Nadiedebesabernada…—hablabaelhombreconlosojosdesorbitados,sinsoltarelarmaquetemblabaensusmanos.—Perousted…—quisedeciralgo,sinconseguirlo.Intentéincorporarme,pero

nomelopermitió.Mequedéderodillas.—¡Quecalles!—megritó—.Hedichoquenodiganada.Nosquedamosbuenratoensilencio.Ydepronto,comosivolvieraensípero

sindejardeapuntarconesapistolablandengue,elhombrecomenzóasuplicar:—Tienequeayudarme,porfavor,tienequeayudarme.Estoydesesperado.Sé

loquetengo,yo—hizounapausa—…tambiénsoymédico.No entendía nada, ¿por qué ese hombre extranjero que decía saber lo que

padecíameapuntabaconunapistola?Sieramédico,¿quéhacíaahíenunaetapatanavanzadadelaenfermedad?—Ya,ya…sí,loayudo,perotienequedejardeapuntarmeycontarmequé le

hapasado.Aprovechésumomentodeflaquezaparaponermeenpie.—Losiento,noesmiintenciónlastimar,peronopuedoarriesgarme.Tenemos

quesalirdeaquíytútienesquevenirconmigo.—¿Yo?,¿adónde?—Nolopuedodecir.Ahora,tomatodolascosasnecesarios,quenosvamos.Conlapistolasobremisespaldas,guardécuantamedicinayutensiliosmédicos

cupieronenmibackpack.Teníamiedo,sinembargo,dealgunamanerasabíaqueaquel hombre no estaba dispuesto a matarme. Por un momento pasó por micabeza la idea de arrebatarle el arma, parecía que hasta por si sola podríacaérsele.Peropormuymalogradoquesevieraeltipo,meimponíarespeto:sabíaloquehacía.—Perdone,perononospodemosir—dijeconfirmeza.—Noestoypreguntando.—Si loqueusted tienees fiebreamarillaseríauna irresponsabilidad salir de

aquí. Hasta el día de hoy no se ha reportado ningún caso. Si salimos, nosarriesgamosaquealgúnmosquitolepiquey,entonces,consusangreinfectada,alpicaraotros,propaguelaenfermedad.Elextranjeroguardósilencio,seguramentedictaminandosuconciencia.—Ja.Tienerazón—suspiréaliviadoalescucharlodeciresto—.Pero esmás

arriesgadoquedaraquí.Pronto llegarágente,estamosa tiempodesalirsinquenadienosvea.¡Vamos,afuera!—meordenó.Caminó tambaleándose todo el recorrido, no sé cómo lo logró. Tampoco

entiendocómoesquenonostopamosniunalma,nohubonadieaquienhacerle

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porlomenosalgunaseñadeloquemeestabaocurriendo.Parecíaque labuenasuerteestabadesulado.SubimosaunbotealasorillasdeIquitos.Pasamosporenfrentedelarefinería;

unaembarcacióndelaMarinadeGuerradelPerúnospasóporunlado:nadiesediocuentadequeesehombremeapuntabapor laespalda.“No intentesnada”,dijo en un susurro, encrespándome los vellos de los brazos. Avanzamos unosmetrosmás,yporunladodelamargenizquierdadelríoseintrodujoenaquelloqueparecíataninhóspitocomoimposible.Atracamosenunmuelleimprovisado.Ahícontinuamosapie.Llegamosaunacabañasolitariaenmediodelaselva.Noparecíadeshabitada,alcontrario,parecía tener todo lo indispensablepara vivircómodamente: una pequeña cocina con una parrilla y un lavabo, estanteríasrepletasdehierbasyfloressecasenfrascosdevidrio,lamesaconunacanastadepanyun tarrodemielencima;una sala con un sofá grande y dos sillones demaderaconcojinesdetelaencolorturquesayunlibreroaltoyanchoatiborradodelibros.Habíaotrosdoscuartosenlacabaña,unoeradelbañoyelotro,unarecámara.Ahí,elhombrese derrumbó en la cama, no sin antes prevenirme yvolvermeasuplicar:—Por favor, ayúdame. Estoy en tusmanos. Lo siento, en verdad lo siento:

aunquepudierasnoconvieneirte,esmuyfácilperderenestaselva.Vergeven.Pasótiempoparaquepudieraentenderesaúltimapalabraquepronunciójusto

antesdecaerinconsciente.Sí,estuvetentadoairme,peromiética,misentidodelo correcto me lo impidieron. No podía dejarlo morir solo. Había hecho eserecorridocasimoribundo,me impresionó;porpoco lógicoqueparezcasentíeldeberdeayudarlo.Tendríaqueesperar.Aunquelasposibilidadesdequeyomecontagiaraeranmínimas,porqueantes

de venir a la selva, por reglamentación del Ministerio de Salud, me habíaaplicado todas lasvacunascontra lasenfermedades propias de la región, entreellas la fiebreamarilla,penséenqueerauna lástimaqueentre los suministrosmédicosdelCentronohubieraunadotacióndevacunas:mehubieraayudadoasentirmemenosintranquilo.Asíquemeasegurédequelamallamosquiteraquerodeabalacabañanotuvieraalgúnrasguñouorificiopordondelosmosquitossepudierancolar,yasíponerenriesgolasaluddelaspersonasdelosalrededores.Enlacabañaencontrécomida,ademásdelpanylamiel,habíafrutas,verduras,

queso,loquellamómiatención,peroteníatantahambrequesolamenteagradecítenerquéllevarmealaboca.Mifuertenuncafuelacocina,asíquehice loquepude. Me alimenté y lo alimenté a él; me hidraté y cuidé de que no sedeshidratara;cadaochohoraslesuministrabaunainyeccióndeparacetamolpara

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controlar la fiebreypermanecíaatentoasussignosvitales: estaba grave, peroparecíaquesaldríavivodeaquellasituación.Durante lassiguientescuarentayochohorashicetodoloqueestuvoamialcanceparaaliviarsudolor.Lafiebreamarilla es una enfermedad temible porque no tiene cura, solamente se vanaliviando lossíntomassegúnsevayanpresentando.Sielpaciente tiene suerte,éstapuededesaparecerdemaneraespontánea.Yorogabaparaqueasísucediera.Alcuartodíaempecéanotaruna ligeramejoríaenelestadodelnórdico. Su

respiraciónsehabíavueltomástranquila,yanovomitabanisangraba.Aúneratempranoparacelebrar,peroseguíconfiandoensurecuperación.Lashorasenaquellugarpodríanhabersidoaburridazas,sinohubierasidopor

todosaquelloslibrosqueresultaronserdemedicina,principalmentede tratadosdeherbolaria,homeopatíaymedicinachina.Apesarde lascircunstancias,casipuedodecirquedisfrutédetenertodoesetiempoparaestudiaraqueltesoroquehabía llegado hasta a mí de manera inesperada. Lo que me tenía recontrapreocupado era Carmina. La pila del celular que había llevado conmigoescondidoenelbolsillodemibatasehabíadescargadodesdeelmismodíaenque llegamos.Aunque tampoco hubiera podido usarlo porque no había señal.Pensabaenellatodoeltiempo;medicuentadecuántolaamaba,dequecumplirla promesa ami papá me sería imposible. Tenía que tomar una decisión, nopodíaseguirengañándola,perosobretodonopodíaseguirtraicionándomeamímismo. Tampoco era justo para Delia, aunque ella bien sabía de missentimientoshaciaCarminayparecíanoimportarle;eltemoradesobedecerasupapá era más grande que sus propias frustraciones. Entonces algo empezó acambiar enmí: en esemomento no lo tuve muy claro, pero ahora sé que elencierroenesacabaña,enesascondiciones,fueelpreámbuloparamilibertad.Justounasemanadespués,eneloctavodíademi “secuestro”, por fin, pude

mantener una conversación con el viejomédico. La suerte seguía de su lado.Aquellamañanahabíaamanecidomuchomejor,sinrastrosdefiebre,nauseasodelirios,esosí,conunafatigaqueapenaslepermitíahablar.—Nohable,noseesfuerce—ledijecuandomellamó.Conunenormetrabajo

logróincorporarse—.Hatenidomuchasuerte.Parecequelaenfermedadreviró.Sonrióconloslabios resecosypartidos.Se llevó lamanohaciaelloscuando

sintióeljalón.—Lo siento, no encontré ningún ungüento para hidratarle los labios —dije

apenadoporquesélofeoquesesiente.—Gracias,hijo—suvozeraapenasunmurmullo—.Noséquéhubiera…Elhombrederramóunaslágrimas.Nolahabíatenidonadafácil.

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—Vergeven,vergeven—repitiónuevamente—.Perdón—Yempezóatoser.Lediunpocodeagua,paraqueseaclararalagarganta.Desconocíasuhistoria,sunombre,nohabíaestadobienloquehabíahechoy,

nosé,quizáspadecíunpocodelsíndromedeEstocolmo,pero no le guardabarencor.Algo dentro demí me decía que tenía una razón muy poderosa parahaber actuado de esa manera. No es que yo sea muy buenita gente, si lascircunstancias hubieran sido diferentes, tal vezmi reacción hubiera sido otra.Aunque tambiénme podría habermatado.Así que estaba agradecido de estarvivoydequeaquelmisteriosohombretambiénloestuviera.Nome sentí con la calidadmoral para decirle que lo perdonaba. ¿Carmina

podríaperdonarmeamí que la hubiera engañado?... Así que simplementemelimitéatomarlodelamano,devolverlelasonrisaycontestarle:—Yapasótodo.Ahoraestarábien.—Querráunaexplicación—dijoapenado.—Esomegustaría,peroantesquenadaprimeroquisierasabersunombre.—Mellamo…NieckZondervan…soyholandés—contestóconlentitud.Aún

lecostabahablar.—Ah, ¿conque holandés? Bueno, no andaba tan perdido. Yo me llamo

Santiago…Niecknoterminódeescucharminombre,sequedóprofundamentedormido.Dos horas después despertó. Fue ahí cuando aproveché para contarle mi

situación:necesitabaurgentementecomunicarmeconminovia.Leprometíquesi me indicaba el camino regresaría con provisiones, las que, por cierto, seestabanterminando.—Losiento—dijoNieckcasienunsusurro—,todavíanopuedesir.—Más lo siento yo, Nieck—contesté fastidiado—. Pero eso no puede ser.

Necesitohablarconminovia,debeestarmuypreocupada.Tambiénmijefedebede estar buscándome. Y bueno, puedo parecer ingenuo, pero esto no es unsecuestro,¿osí?Elmédicoguardósilencio.—Voy a dar indicaciones precisas de cómo llegar, pero tienes que prometer

quenodiránada—cedió.Elmédicome tenía tan intrigado que lo único que quería era ir a llamar a

Carmina, reportarme conmi jefe y regresar al toque para enterarme ¡ya! delmisterioquelorodeabay,quizás,entenderporquésehabíavueltoloco.Otro,enmi caso, tal vez hubiera aprovechado para salir corriendo de ahí y no volverjamás,peroyointuíaalgo,nopodíaprecisarqué.Loquesísabíaeraqueademás

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de conocer su historia, también necesitaba que me hablara sobre aquellosfantásticos librosqueporestarescritos,algunos,enholandésychino,nopudeentender. Por otra parte, tampoco mi juramento hipocrático me hubierapermitidoabandonarloasusuerte:despuésdeochodíasdeestarcuidándoloyahabíacreadounvínculoconél.Consuvozflacayreseca,Nieckme indicóelcaminoaBelénymedijoque

tomaraelboteenelquehabíamosllegado.Simeapuraba,llegaríaantesdequeoscureciera.DejéaNieckcontodolonecesarioparaquepudierapasarbienelrestodeldía

ylanoche.Alsalirporlapuertadelacabaña,volteéaverloyconlamanoenelaire,alestilodelosboyscouts,leprometíqueregresaríaaldíasiguiente.Paramiasombro,nadiemeestababuscando.Por lovisto, lagentedeporahí

estabaacostumbradaalabandono.“Ah,¿nose fue?”,mepreguntósorprendidadoña Acacia, la mujer que vendía carne de mono en el mercado, cuandointentaba abrir la puerta del Centro. “Todos pensamos que el pituco no habíaaguantado la vida de acá”. “No, cómo cree, doña”, le respondí sin estar muysegurodeloqueenverdadqueríaresponder.Entrétanrápidocomopude,sinencenderlucesnichequearquetodoestuviera

enorden; laurgenciapor llegaral teléfonome tenía descompuesto. Empecé amarcarelnúmerodeCarmina,sin terminarcolguéprecipitadamente: tenía quereportarme con mi jefe. Respiré hondo para calmarme, aclaré las ideas, yentonceslemarqué.—¡Ah,doctorcito!Nosemarchó—contestóanimadoeldoctorArreola—,iba

a esperar un día más para reportarlo. —Por lo visto, las suposiciones delabandononohabíaninterferidoenlasjerarquías.—No, no me marché, doctor Arreola. Lo que sucedió, bueno, fue que,

discúlpeme—empecéabalbucear,sinsaberpordóndeempezaramentir.—Ya, ya. Tiene suerte, ahora voy de salida, ya me dará las explicaciones

correspondientes.EselbaileanualdelaCasadelMédicodeIquitosymiesposameestáesperando.Yasabecómosonlasmujeresdedesesperadas…—eldoctor,queeratodobonachón,melanzóunrollazo—.Yyasabe,siquiereasistir,estáustedinvitado.Alomejorahíseconsigueunabuenahembrita.“Parahembritas,lamía”,pensé,peroagradecíelgestodemijefazo(paraesas

alturas,loera).Nopodíacreermibuenasuerte,entoncesempecéacreeraquellodeque“hazbiensinmiraraquién”.UnpocomáscalmadolemarquéaCarmina,¡cómo ansiaba escuchar su voz! A ella sí tuve que darle un poco más de

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explicaciones,peroestabatanaliviadadesabermebien,quetampocoahondóenlosucedido.Empecéasentirmeabrumadopormibuenasuerte,sentíqueno lamerecía.Una de las noches más memorables de mi vida la pasé justo esa noche al

teléfono con mi amada novia. Sí, amada, para ese momento no había másadjetivosqueése.Laamaba,laamaba,laamaba,ynolaibaadejarpornadadelmundo,niporpromesas,niporcostumbreytradiciones,niporlamissPerúnilamiss Universo. Estaba dispuesto a luchar por ella, por nosotros. Lo teníadecidido.HablaríaconelpadredeDelia,meplantaríaanteélcomoelhombreque soy, le diría que no estaba dispuesto a sacrificar mi vida ni a matar lasilusionesdenadieporunacuerdoquese llevóacabosinelconsentimientodelosafectados.Además,mivocaciónnoera lade empresario, sino la de salvarvidas(lohabíacomprobadounavezmásal ladodeNieck);yanopodía irmáscontra la corriente. Mi madre también tendría que entender. Y así con eseentusiasmo que sentía por tomar el control de mi propia vida hablé hasta lamadrugada con mi hermosa y bandida novia, porque como nunca, aquellaconversaciónalteléfonoterminólevantándomelosímpetus(yalgomás).Aunquenodormí,cumpliríamipromesa.AntesdesalirdelCentro de Salud

dejé una nota que decía “Consultas a partir de las 4:00 p.m.” Si me apurabapodríairyveniryrealizarambastareas.Y,apesardequecasihabíaterminadode hablar por teléfono con Carmina, le volví a llamar. La extrañaba. No mecontestó.Nomeparecióraro,paranadaimaginéloqueestabaporvenir.Medirigíalmercadoacompraralgodepescado,verdurasyfruta:mipaciente

teníaquealimentarsebien.Despuésmefuidirectoalembarcaderodondehabíadejadoelbote,cuandolleguéatierracaminélomásaprisaquepude,siguiendolos rastros que había dejado a lo Hansel y Gretel para reconocer el camino.Claro,yonodejémigajasdepan,loquehicefueunpocomásromántico:conminavajasuizafuimarcandoenlostroncosdeciertosárboleslasletrasCyS;porsupuesto, solamente yo podría entender que esas figuras amorfas talladasrápidamentecorrespondíanalasinicialesdelnombredeCarminaydelmío.Ah,elamor,cómonosvuelvecursis.Quéremedio.Llegué pronto a la cabaña de Nieck. Lo encontré despierto y con mejor

semblante,aunqueaúnmuycansado.—Eres hombre de palabra, muchacho —me dijo el holandés con cierta

sorpresayconsufatigadavoz.—Yapues,¿oquésecreía?...¿Quélo ibaadejarbotadoahínomás?Aunque

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talveztengamáscuriosidadquepalabra—dijeestoúltimoenuntonodebroma,mientrasacomodabalosvíveresenlapequeñacocina.Leofrecíalgodecomer,peromencionóqueyahabíadesayunado.Loquesí

recibióconmuchoagradofueeljugodeguanábanaquelellevé.Yo también lotomé agradecido después de la caminata a paso veloz. Como yo no habíaprobadobocadodebidoalasprisastoméunpardefrutas.—Soy todo oídos, Nieck —le dije mientras me sentaba a la mesa y me

disponíaacomer.Elholandés,incorporadosobrelacama,conesavozqueempezabaa recobrar

lasfuerzasmerelatósuhistoria.—Estoymuerto,Santiago.Unpedazodemanzanasemeatoróen la garganta, y empecé a toser.Nieck

esbozóunasonrisa.—Noespante,nosoyunfantasma.Peroparaelmundoyoestoymuertodesde

hacemás—hizounapausa—…detreintaaños.Soyhombredepocaspalabras,chico,perointentarécontaradetallelosucedido,paraquepuedacomprenderynocondenar.—Nosoyquienparajuzgarle,Nieck.Dígameloquequieracontarme.Aclarándose la garganta, parco y serio como después verifiqué era su

personalidad,procedióacontarsuhistoria.—Nomeenorgullecelaquehice.Asífueynohaynadaquepuedahacerpara

cambiarcosas.—Mirabahaciaelsuelo,meparecióqueparaesconderlamirada,perotambiénporquebuscabalaspalabrasparacontaresoquehabíaocultadoportantotiempo—.Siempretuvevocaciónporlaciencia,eramipasión.Cuandominovia dijo que estaba embarazada, el mundo me vino abajo, mis planes, mismetas…Por esos días también llegó la respuesta a una beca de estudios quehabíasolicitadotiempoatrás.Habíasoñado tantocon iraChinayaprenderdecerca su cultura, sus métodos de sanación… pero la rechacé. Nos mudamosjuntosytuvimosunaniña.Unapelirrojaigualamí,bonita,claro—dijoestoconuna sonrisa, pude ver que el recuerdo de su hija lo enorgullecía—. No noscasamos, ninguno de los dos creía en firmar un papel, pero en vida práctica,aquelloqueteníamoserajustoeso:unmatrimonio.Elprimerañoestuvobien,lodefamilianoeratanmalo,peroaltercerocuando llegósegundobebe,nopudeseguirengañando.Amabaamishijos,yamimujer también,perosentíaque…¡ahh…nosé!—apretólospuños.Niecksequedóviendoalinfinito,ensilencio,comotratandodeencontrar las

palabrasqueexplicaranaquelsentimiento.Noloconsiguió.

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—Undíanoaguantémás.Salíalsupermercadoacomprarpañales,ycuandoteníaquedarvueltaparaentraralestacionamientodel lugarseguíderecho. Ibaido. Cuando reaccioné y quise regresar, en alto vi un letrero que decía“Ámsterdam”.YovivíaenHaarlem,unapequeñaciudada20Km.de ahí. Unimpulso,nosé,algodentrodemíobligóaseguireseletrero.Noparéhastaquellegué.Peroahínoterminóelasunto,pudehaberpaseadounrato,pensarysentirlibreporlomenosunmomento,perono,minecesidadde liberarme llevóaúnmáslejos.Seguíhastaelaeropuertoyahícompréunboletoparaelprimervueloqueencontré:NewYork.Mientrasdevorabaunsachamango,unaespeciedemangosalvajeconelque

mehabía obsesionado por su sabor dulce y textura como demantequilla,misojossesalíandesusórbitasescuchandoaquelladeclaración.—No haré el cuento largo, sólo diré que también quería escapar del frío.

Después de unas semanas conseguí volar al cono sur, primero a GuayanaHolandesa(porsupuesto),perojustoalosdossemanasdehaberllegadodeclaróformalmenteindependenciadelpaís,pasandoaserRepúblicadeSurinam.Todoslosque teníamosnacionalidadholandesa tuvimosquemarcharnos. Lamayoríaregresó al viejo continente, pero yome negué.Me ingenié para conseguir unvueloaPerú.EnLimavivíunosaños,hastaquelleguéaquí.Yoescuchabaalpataesteconsentimientosencontrados,porun ladomedaba

ganasdeagarrarloagolpes,dedevolverlela fiebreamarilla,¿cómoeraposiblequehubieraabandonadoasuesposayasushijos de esamanera? Pero por elotro,loveíaconciertaadmiración:nopodíadefinirsisuactohabíasidovalienteo cobarde. Lo comparaba conmigomismo, ymientras narraba su historia medabacuentadequebienpodíaserlamía:mecasabaconDelia,uníamosnuestrasfortunas, juntando tanta plata como para alimentar a las próximas tresgeneracionessinproblemas;teníamoshijos,y,aunquepudieraamaraesoshijosporsermíos también,no losamaría como hubiera podido hacerlo de saberloshijosdeCarmina,delamujerqueamaba.Terminaríadetestándolaaella,amishijos,a todos,amimadre, ami padre, a la empresa, amímismo; terminaríaamargadoydeprimido,queriendohuiralotroextremodelmundo.AHolanda,porejemplo,aesaciudadpequeñaquehabíavistonaceraNieck,endondenadiemebuscaría.—En Holanda yo practicaba la medicina general —continuó el médico,

después de tomar un poco de jugo—, pero la medicina china me atraíasobremanera.Alpuntodeobsesionarme.AMeike,asíse llamabamimujer,nole hacía gracia eso de las agujas y las hierbas. Pero elUniverso, siempre, de

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algunamaneranosrecompensa.YonopudeiraChinaa realizarestudios;peroChinavinoamíatravésdeldoctorYuanWong.Eraun tipoaltoydelgado,desonrisaymanerasamables.Siempredispuestoaenseñar.Noeramuymayordemí;sieteuochoañosmayor.Noshicimosbuenosamigos.Habíallegadoalpaís,huyendo de la represión que se vivía en el suyo. Por él dejé medicinaconvencional,muchacho.Bien,miprácticamédicanovienealcuentoahora.Siinteresasaber,yahabrá tiempoparaeso.Nome justifico, pero era un extrañopara aquellos que decía amar.Nome entendían y ni yo a ellos. Hablábamosdistintosidiomas.—Nieckcerrólosojosysellevóunamanoalafrente.Respiróprofundo—…Asíquehuí.Huídemisobligaciones.Peropiensoque luchépormis idealesymissueños.Nosoyningúnhéroe, por supuesto, aunque algunospuedanvermeasí.Yquizás,porellos,pordefenderloúnicoquemehamotivadodurantetodoestetiempo,esqueahoratúestásaquí.Seguíasinentendernada.¿Quéteníayoqueverconsuvida?—Nieck, no quisiera apurarlo, sé que aún le cuesta hablar y que se siente

cansado,perometengoqueirpronto.Leagradeceríaquefueramásexplícitoensuscomentarios—lecomuniquédelamaneramásamablequepude:empezabaaimpacientarme.—Vergeven,vergeven…Perdón,esquenuncahecontadoestoanadie...Fingí

mimuerte porque no fui capaz de enfrentar amimujer ymis hijos; tambiénporquesabíaquenoestabadispuestoa regresar.Buscandoporaquíyporallá,contactandoalospersonasadecuados,logréavisaranaMeikedemimuerte,quelacontarantodaunafantásticahistoriadesecuestroyquehicieranllegarunactadedefunción.Tambiénofrecieronhacerllegaruncuerpo,masyaaesonoatreví;estabacometiendounactoterrible,perotampocomeconvertiríaencriminal.Lapistolaconlaqueteapunté,perdóname,saliódeesaetapaoscura;alguienmelahizo llegar, pero yo guardé en el fondo de un baúl. Después la olvidé, hastaahora.—Entiendo—dijepor fincolocando laspiezasdel rompecabezasensusitio.

Terminédelimpiarmelasmanosconuntrapohúmedo.Aunque creía entenderlo aún tenía muchas incógnitas por resolver: ¿había

vividotodoesetiempoenesacabañasolitaria?,¿sisupasióneracurar,aquiéncurabaenmediodeesaselva?...¿alosindios?...¿porquénosimplementehabíaadoptadounaidentidadfalsaysehabíaquedadoenIquitos?...—¿Entiende?...Paraelmundoyonoexisto,Santiago, irahospitalsin poder

identificar levantaríamuchassospechas.Sí,yaséquedebeestarpensandoqueporquénoadoptéuna identidadfalsa,peroes que la historia no termina aún.

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Peroserámañana,hijo.Ahoraestoymuycansadoytútienesqueir.Salíde lacabañarecontra intrigado. La historia que aquel hombreme había

contadoparecíasalidadeunapelículadecinenegro.¿Y todavía habíamás?...ProntolalargafiladegentequeesperabafueradelCentroespantólacuriosidadqueel temamecausaba;erahorade trabajar.Esasvacacionesforzadas,por lovisto,habíanocasionadoquelasaluddemispacientesdecayera.Iban a dar las siete de la tarde y aún me faltaban un par de pacientes por

atender.Measoméalpasilloparaverdequiénessetratabaycalcularcuántometardaría.MealegrécuandoviaJuanconBertha,sumujer,esperando:solamenteveníanparaque les inyectarasu última dosis de complejoB.Al toque estaríalibre.Estabaansiosoporllamaraminovia.Nomehabíadevuelto la llamadayesometeníaintranquilo.Encuantolaparejasalió,cerrélapuertaymedirigíalteléfono;marquévarias veces, pero una tras otramemandó al buzón de voz.Volví a llamar a lamedia noche y nada. No quise hacerme historias, aunqueempecéasospecharquealgonoandababien.Cuandoaldíasiguiente tampocopudecomunicarmeconella,supequealgoimportantehabíaocurrido.Teníaqueverla. Sabía, sabía qué algo había pasado porque cuando regresé de mi“secuestro” encontré en mi celular varias llamadas perdidas de Delia. No lallamé,noledi importancia,peronopodíaseguir ignorandoqueaquellonoeracoincidencia.A pesar de mi preocupación, cumplí con la visita prometida a mi paciente

misterioso.Intentécalmarmeyentrésonriendoalacabaña.—¡Buenosdías!¿Cómoestámipacientefavo…?Ahínohabíanadie.Salíy rodeé lacabaña, tratandodeversiporahíandaba

Nieck,perono.Volvíaentrar,mesentéenelsillónturquesaunratoaesperarlo.“Quizás fue a estirar las piernas y a que le diera el aire, después de tantoencierro”,pensé,peronunca llegó.Elmédicoholandéshabíadesaparecido.Loconfirmécuandoalacercarmealamesaatomarunpocodeaguadelajarraqueestabaahí,descubríunanotacolocadaenunapiladelibros:“Gracias.Éstossonparati”.RegresémalhumoradoaBelén,¡carajo!¿cómoselehabíaocurridomarcharse

así,sitodavíanoestabadel todorepuesto?,además,¿adónde iría?Laselvanoeraelmejor lugarparaconvalecer.Pero loquemásme fastidiaba era quemehubieradejadosinsabertodalaverdad.Me lahabíaganadodesdeelmomentoenquemegolpeóconaquellapistola.Aunqueregalarmelos libros fueunbuen

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detalle.Sentípena,yamehabíaempezadoaencariñarconelviejoloco.Aldíasiguiente,voléaLima.Estavezsíleaviséamijefe,aunquetambiénle

inventéunamentira.Enmividahabíasidotanimpulsivo.Llegarde improvistoacasadeCarmina

paraaveriguarcómoestaba,meconfirmabaunavezmáselamorquesentíaporella. No sólo estaba preocupado por que pudiera descubrir lo que le habíaocultado,estabaangustiadopensandoenqueellaestuvieramal. El trayecto semehizointerminable:eltráficodelaeropuertoasucasafueunsuplicio,primerosalirdelCallaoyluegoaSanBorjacontodosaquelloscarrosqueparecíanestaratoradosenunamanifestación;después,uncaracolhubiera trepadomásrápidoqueaquelascensorqueparecíameditarsisubirono.Cuandoporfintoquéasupuertaylavi,meconmocioné.Habíapasadopormuchoesosúltimosdías,asíquelaabracé,labesé,lerepetímilvecescuántolaamaba,cuántoladeseaba,yaunque no pude decírselo en esemomento, pensé una y mil veces en cuántoqueríapasarmividaasulado.Medicuentadequesuenojo(o loque la teníaasí)seesfumóen el instante en que la abracé. ¡Me quería!; pero nome di eltiempo de averiguar qué le pasaba. Yo sólo sentía el deseo de hacerla sentiramada,quesedieracuentadetodoloquesignificabaparamí.Hicimoselamorcomonunca,ycuandoestabamássegurodequejamásladejaría,dequeera lamujerdemivida,meconfesó loquehabíaocurrido.No tuve cara para seguirmintiendo.Ahíseterminótodo.¿Qué por qué no le conté la historia del secuestro y de Nieck?... Primero,

porquehabíahechounapromesa;segundo,porquedesde laperspectivade esemomento,enlascircunstanciasenlasquenosencontrábamosparecíauncuento,unahistoria bien armada, pero ingenua.Y tercero, porque a pesar de todo, elorgullo me ganó: ¿por qué Carmina no era capaz de creer que realmente laamaba?,¿quelehabíaescondidoloquepasabaentreDeliayyoporquemehabíavistoentrelaespadaylapared?...¿Acasonolehabíademostradolosuficienteeltipodehombrequeera?...por lovisto,nocreíaenmíde lamaneraenqueyoconfiabaenella.Fueunatonteríapensareso,peroasísomoslossereshumanos,complicadoshastadecirbasta.Yoqueríaqueconfiaraenmíciegamente.Fuiuntontonazo.Másadelante,elsecretoaquelque no quise desvelar se complicó.Me había

involucrado de talmanera que, cuando Carmina me citó en Larcomar mesesdespués, no pude revelárselo.Y aunque ella tenía razón en sentirse como sesentía,medoliómuchísimoquenoconfiaraenmí.Sí, lehabía fallado,perono

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porquefueraunmalhombre,unmujeriego,unvividor,teníarazonesdepeso,demuchopesoquemeobligaronaactuardeesamanera.Siellanoestabadispuestaacederniunpoquito,apesardequelehabíademostradoquelaseguíaamando,alnocasarmeconDelia,alnocumplirlapromesademipadrenilasexigenciasdemimadre,yotampocoestabadispuestoaestarconunamujerquenoapostabapormí.Pormuchoque laamara,primeroestabayo.Estabadestrozado por notenerla,peromehabíacostadomucholograrmilibertadymiindependencia.Mequedóclaroquenopodríamosvivircon ladesconfianzadepormedio. Con elcorazónhechotrizasladejéir.Ylomismohizoella,poresonopudeguardarlerencor.Mividaderegresoa Iquitos pensé que iba a ser recontra triste. Pero una vezmás,ungiroinesperadomeindicóelcaminocorrecto,aunqueenesemomentonolocomprendí.EstabaenplenodueloporhaberrotoconCarmina,cuandoélapareció.Había

pasado las peores noches y los peores días; no podía dormir ni comer, mecostabamontones atender eficazmente a mis pacientes; los días eran eternos,raspaban.Unamadrugadadeésasenquepreferísalirde lacamae irmea trabajar,me

esperabaescondidotraselletrerodelCentrodeSalud.—Buenos días, Santiago—pronunció con su fluido español, pero con ese

acento extranjero que lo delataba. Iba vestido de blanco, como la última vez,peroahoraconlaropabienlimpita.—¡Nieck!Quésustomedio.—Lo siento,muchacho, no erami intención. ¿Puede abrir pronto la puerta?

—mirabaparatodoslados,lasmanosletemblaban.Cuandoestuvimosadentro,intentéabrirlasventanas,peroNieckmedetuvo.—No,porfavor.Nadiedebeverme…Ya…sabes.—Ya,sí,sí,pero¿seencuentrabien?—lepreguntépensandoenque la fiebre

amarillanohubierareviradodeltodo.—Noestoydelirando,Santiago—contestócomosi leyeramipensamiento—.

Graciasa tiestoyperfectamentebiendesalud.Peronopuedodescuidary quealguienmevea.—Ah, menos mal, ya me estaba preocupando. ¿Y se puede saber cómo

demoniosse fueasínomás?—loreprendíconmismanos en jarra y haciendounamuecadedisgusto;elholandésparecióaflojarse:sesonrió.Nieck se disculpó, no fuemuy explícito en los detalles y pronto cambió el

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tema;yamedabacuentadequenoeraunhombredeexplicaciones.—Loquevengoadeciresalgoquenospuedecambiarlavidaparasiempre.“¿Nos” había dicho?... No supe qué contestar; este hombre estaba lleno de

misterios. Como notó mi cara de “de qué demonios habla este pata”, siguióhablando.—Debeestarfastidiadodetantomisterio—teníatodalarazón—,peroantesde

contar nada, necesito mostrar algo. ¿Podrías encontrar conmigo el próximosábadoalmediodíaenlacabaña?...“¿Cómo?¿elmisterioduraríatodavíaunosdíasmás?”,pensé.—Ya pues… no estoy seguro —lo medité un poco. Aquello me intrigaba

sobremanera,perohabíafaltadomuchoaltrabajo,asíquenopodíaausentarme,nisiquieraensábado—.Harétodoloposible,¿podríasermejoreldomingo?...—Ok,entoncesqueseaeldomingo,peropor lamañanamuy temprano,para

quealcanceeltiempo.

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Nos despedimos con un apretón de manos, como dos buenos amigos. Lacomodidadquesentía juntoaeseextrañoaquienconocí en circunstancias tanpococomunes,meparecióinusual.“Quémásda”,pensé.Nodejéqueladudaolasospechaintrigaranencontrademipresentimiento.

En los árboles seguían aquellas letras amorfas. Verlas fue como un bisturíatravesándome el esternón. Me doblé por el dolor, puse mi mano sobre mipecho; el corazón no me sangraba, pero el daño tardaría un buen tiempo ensanar:Carminanoseiríaasíporquesí,aunquemeperdieraenlasprofundidadesde la selva. Pero gracias a esas marcas que me hicieron reavivar la pena, difácilmenteconlacabaña.Nieckmerecibióconeldesayuno:frutasyjugosdelaselva,quesosypantipo

europeos(mepreguntédedóndeloshabríasacado).Comimosalairelibre.Lamañanaeramuyagradable.Nicalornifrío,sólouna

brisamuyligera;seguramente,conlashoras,elcaloraumentaría.Terminamosdedesayunar,yyoaúnseguíarepletodedudas.Elpatame tenía

bien agarrado. Se dedicó a hablar de los beneficios de la herbolaria, de laspropiedades curativas de las plantas delAmazonas, un poco sobre su niñez yotrotantodelpasodeltiempoydelamuerte.Peronadaquemedieraunapistaacercadeloqueharíacambiarelrumbodemivida.Porlomenosnadaobvio.Después de lavar los platos sucios y limpiarminuciosamente la mesa y los

lugares en donde podría haber restos de comida, supuse que para evitar lashormigas,anunció:“Enmarcha,quedebemosdeaprovechareldía”,ysalióporlapuerta.Porsupuesto,yo lo seguí sin poner objeción.Mi corazón empezó alatir.Casinohablóduranteelcamino,hacíaobservaciones,devezencuando,sobre

lasplantasqueencontrábamosanuestropaso.Hablabasobreunasyotrasconunconocimiento tan detallado que parecía que las hubiera estudiado por largotiempo.Despuésdemásomenosunahorasedetuvo.—Santiago—pronunciómi nombre con su voz grave y seca,mirando a los

alrededores,cerciorándosedequeestuviéramossolos—,loquevoyamostraresuno de los secretos mejor guardados de esta selva. Tiene que prometer quenunca,nuncalorevelarás.Sentí un escalofrío. No tenía la menor idea de lo que pudiera estar

escondiendo, pero presentí que estaba justo ante el preámbulo del antes y el

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después.—Túsalvastemivida—pusosuíndicesobremitorsoycontinuóhablando—,

yes algo que nunca podré pagar. Eres un hombre honorable, en ti depositarétodamiconfianzayconocimiento.Prometeque,pase loquepase,nuncadiráanadieloqueestáapuntodeconocer.Porsupuestoqueseloprometí,elpatahabíalogradometermeunacuriosidad

del tamaño del mismo río Amazonas. Y más allá de eso, su solemnidad medejabaverclaramentequealgograndeestabaporsuceder.Seguimos adentrándonos en la selva,mientrasNieck,me pareció, hacía una

especiedeintroducción:—Comoconté,yomegraduédemédicocirujano;siempreme interesaron los

métodospococonvencionalesdecuración,perodespuésdequeconocíaldoctorYuanWong, lamedicina alternativa fue una obsesión. Parecía tan lógico quefueran lascausasemocionalesypsicológicas las causantes de enfermedades…Empecé a estudiar seriamente principios de la herbolaria y acupuntura ycomencéadarmecuentadecuánequivocadaestaba lamedicina convencional,tratandosíntomasyórganosporseparados,comosinotuvieranrelaciónentresí,como si el cuerpo no fuera ya una sola unidad por símisma—se detuvo unmomentobuscandoelcieloentre laabundantevegetación:parecíaquebuscabaelpasado…Llegamosalaorilladelríoysubimosaunabalsademaderaqueseencontraba

ahí. Nieck volvió a guardar silencio. El ruido de la balsa deslizándosesuavementeporelaguaturbiaparecíacalmarlo;yotambiénlodisfrutaba.Comonunca,escuchéconatenciónlossonidosdelaselva:elcantodelasaves,de losmonos,de los insectos:eraunconciertomagnífico.Lavegetacióncadavez sehacíamásespesayprofunda,losárbolesalasorillasestabantanpegadosunosaotros que era difícil ver a través de ellos. El olor que despedía la madera deaquellostroncosmerecordóelaromadelsándalo:micuerposeaflojó,comosime estuviera preparando para lo que venía. Repentinamente,Nieck se detuvoenfrentedeunodeestosárboles.Hizoalgoasícomounaoraciónennoséquédialecto,mepidióqueayudaraacolocar labarcaenposiciónvertical (comosiestuvieraporintroducirseenalgunaentrada),ycondelicadezaempezóasepararlascopasde losárbolesconsusmanos.Otroescalofrío recorriómipiel. Éstoscomenzaronaabrirse,nocomoenunactodemagia,mecuestaexplicarlo,sinocomo en un acto de rendición, de nobleza. Pude sentirlos vivos. Un nuevocaminoaparecióantenuestrosojosycuandoporfinavanzamos,alvoltearatrás,las“puertas”sehabíancerrado.ElríoAmazonashabíadesaparecido.Mudopor

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el asombro, continué admirando el paisaje; un breve río nos conducía a unapequeñaplayadearenastanblancasy finascomoelmismotalco.“BienvenidoalSantuariodelasOrquídeas”,Nieckrompióelsilencio,aunquenoporello,elencantamientoenelquemehallaba.Aquellugarerasorprendente,lavegetaciónverde,cobriza,deaguasoscurashabíaquedadoatrásparadarpaso,quiénsabecómo, a una blanca y brillante luz que emanaba de todas aquellas orquídeas,flores y plantas que habitaban en el santuario. Todo era blanco ahí, hasta lospequeños pajarillos que brincaban de rama en rama y sobrevolaban por lascadenciosasolasdeaguastransparentes.Aquelloeraunapoesíayyomesentíaun poeta tratando de describir en mi mente aquel fantástico e inverosímilescenario.Unamariposablancaseposósobremihombroyrecordé lapelículadeBlancanieves;mereí.Mehizobien,habíanpasadomuchos,demasiadosdíassinquepudieraesbozarlamínimasonrisa.Bajamosdelabalsaynosacostamosenlaarena.Eratansuave…lasombrade

las palmeras nos protegía del calor. Nieck se levantó y se introdujo en lavegetación;mepreocupéporunmomento,perosabíaquenopodíaabandonarmeahíysilohacía…bueno,noeraunmallugarparamorir(opararenacer).Volvióconuntermollenodeagualimpiaypura.—Anda,toma,muchacho,noquieroquedeshidrates.Más tarde llevaréaque

conozcaelrestodellugar.Ahoraesmomentodequeterminedecontarloquehevenidopostergando.Nieckfraguóesasalidaparaqueyonotuvieralamenordudadequeloqueme

contabaeratanciertocomoaquellugarquehabíavistoconmispropiosojosyexperimentadocontodomiser.Eralistoeltipo.Nieck,durantecasitreintaaños,habíasidoelmédicodeunaaldeasuigéneris

escondidadelconocimientodelmundoenalgúnlugardelaselvaamazónicadelPerú. Yvy mar´e, la Tierra sin mal, dijo que se llamaba. No era una aldeaúnicamentehabitadapornativos,¡quéva!Eratodaunasociedadconformadapordiferentes razas y culturas, una especie de mundo ideal. Cuando él decidiórefugiarseenesteparaíso,lohizoconlaconviccióndequeentregaríasuvidaala verdaderamedicina, a la que había nacido en el mismo instante en que elprimerhombreseenfermó.Sujuventud,suterquedad,suilusiónocualquierotropretexto para desechar los avances de la ciencia y la tecnología lo hicieronencerrarseenunmundoestrecho,llenodemisticismo,espiritualidad,deverdad,perotambién,desuperchería.Graciasasusconocimientos,asuprácticamédica,alainvestigaciónprofunda

de las plantasmedicinales que su nuevo hogar le ofrecía, se hizo de un buen

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prestigio, y durantemuchos años fue el encargado, junto con la chamana delpueblo,develarporlasaluddesuspaisanos.Nofuehastaqueunaterribleenfermedad(lafiebreamarilla)casilomataque

sediocuentadesuerror.Necesitóverseaorillasdelprecipiciodelamuerteparadejardepelear.Lamedicinaesunasola,el finespreservar lasaludy lavida.Lasvertientessonmuchas,sonnobles,nocompitenentreellas,seabrazan.Nohayunamejorqueotra,soncomplementounadelaotra.Peroesterazonamientollegómuchodespuésdeldelirio,delossangradosylos

vómitos.Loprimeroqueselesubiófueelorgullo.Nodejaríaquenadielovieraenesascondiciones,nodejaríaquenadiesupieraqueestabaimposibilitadoparacurarse a símismo; no dejaría que nadie supiera que necesitaba otro tipo demedicina,unaqueactuaramásrápido,unaque ledieramayoresesperanzasdevida.Nodejaríaquenadiesupieradelmiedoqueteníaamorir.Sesintióperdidoysolo.Entonces,mientrasluchabaporconservarlacordura,entrelapsoslúcidosy casi esquizoides se dirigió a Iquitos, a Belén, al Centro de Salud másescondido,alquenadiequepudierareconocerlotuvieraacceso.Todohabíasidounacuestióndeorgullo.«Ahorasoysanodenuevo»,Nieckseincorporó,doblólasrodillasyapoyólos

brazos en las piernas. Lo imité, y seguimos conversando sentados en esainverosímilplaya.Mientrasélhablaba,yojugabaconlaarenaentremismanos:eraincreíblementeblancaysuave.«Peroloquemepasó,hizodarmecuentadequenodurarépara siempre, de que, aunque aún no soy un viejo decrépito (yesperonunca llegaraser),prontoyanoestaréen la facultaddeseguir conmipráctica. Santiago, sé que no tengo derecho a pedir esto, pero ¿te gustaríacontinuarconmi legado?…Norespondasnada—interrumpiómidébil intentopor hacer por lomenos una mueca—. Sería el médico ideal para este nuevomundo,unoqueno luchamás por defender ideas o conceptos obsoletos, sinoquetomalamejordecadaprácticayhaceconellounaamalgamaperfecta».Aquel diálogo lo sostuve por días en mi cabeza. Jamás me esperé una

confesióncomoesa,nimuchomenosesetipodepetición.Sinembargo,nosupeporqué,eraunaideaquenopodíadescartar.Parecíadelocos,¿quéibaaseryoenclaustradoenlaselva?,¿alejadodelmundo?...¡Amímeencantabaelmundo!Perohabíaalgoquemeatraía,quemecostabarechazar.Pasó un buen tiempoparaqueyopudieradarunarespuesta.

Aúnno terminabadesuperar lodeCarmina,cuando la presencia deAlejo, su

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papá,llegópararemovermetodo.Nosencontramosfrentea frente,unsábado,caminandoporel famosopasaje

PaquitodelmercadodeBelén;por lovistoa losdossenoshabíaocurrido irabuscar remedios naturales ese mismo día. No tuve para dónde hacerme: él,tampoco.Hubiera sido demasiado obvio, ymás paramí, ya que justo ese díallevabapuestounpoloamarillonomepierdoniaunquequiera,asíqueoptamosporsaludarnos.Al toque supe que estaba enterado demi rompimiento con suhija:educadamentemepreguntópormí,pormi trabajo,pormi salud, pero enningúnmomentohizoalusiónaCarmina.Noséquémedoliómás.Yo tampocolepreguntéporella.Conversamosunpocodelclima,de lascortezas,plantasypreparados que se podían conseguir ahí, de la sobreabundancia de perroscallejeros en la ciudad y nos despedimos con la promesa de que pronto nosvolveríamosaverparallevaracaboesatananunciadaparrilladaquedesdequepuse un pie en Iquitos me prometió. Me fui de ahí con un puñetazo en elestómago.Por días cavilé todas las posibilidades. Me atraía mucho ir a descubrir ese

mundo oculto, aprender junto a Nieck todo lo que siempre había querido, ydespuésdetoparmeconelpapádeCarmina,penséquerefundirmeeneserincónmisteriosoyocultopodríaser la solución para olvidarla. Pero inmediatamentedespuésmedicuentadequeniyéndomeaNepalpodríadejardeamarla.Regialacosa.SidecidíaconvertirmeenelmédicodeYvymar´e, tendríaquedejar a todos

atrás, desaparecer sin decir nada… era realmente tentador. Pero yo no estabaencolerizadoconelmundo,nisiquieraconmimamáoconDelia.Sinembargo,algomuyfuertedentrodemímeempujabaaaccederalapeticióndeNieck,quemásqueunapetición,seconvertía,antemivisióndelfuturo,enlaelecciónmássabia.Eraalgoasícomounacorazonada,unpresentimiento.Medabamiedo,porsupuesto,peroelmiedonuncafueunfactorparadetenerme,noloharíaahora.Ylosgiros inesperados no paraban de presentarse enmi vida, como señales delrumboqueteníaquetomar.Despuésdeaquellatardeenquenos topamosfortuitamente,Alejonodejóde

pensarenmíyenCarmina.Una semana después se presentó en el Centro deSalud.—¡Quétal,muchacho!¿Cómoestás?Esperono interrumpirte—pronuncióel

papádeCarminaconentusiasmoencuantoestuvo junto amí.A pesar de sus

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años su jovialidad lo hacía verse bastante menor y ese día, con aquel poloanaranjado,lucíaaúnmásjoven.—DonAlejo, por favor, pase—lo invité a sentarse en la silla frente a mi

humildeescritorio.—Noquierofastidiarte,Santiago,solamentequieroconversarunpococontigo.

¿Teparecebien?Mequedémudoporunosinstantes,noporquenomeparecieraconversarcon

él, sino porqueme sorprendía que él quisiera hablar conmigo. Además, teníamiedo:moríaportenernoticiasdeCarmina,peromemataríasaberqueyaestabaconalguienmás.—Sí,porsupuesto,adelante,donAlejo.¿Enquélepuedoservir?...—Muchacho,séquemivisitatesorprenderá.Antesquenada,quieroquesepas

quevengopormipropiainiciativayvoluntad.Nomemandanadie—carraspeó.Ese “nadie” sustituyó el nombre deCarmina de la manera más amable. Lo

agradecí.Peroeltemoryladudacrecieroncomoplagaenenredadera.LasalivapasógruesapormimanzanadeAdán.—Ya,bueno, laverdadmesorprendeunpocosuvisita, pero tambiénme da

gusto.Yvenciendolostemores,elorgullo,sorprendiéndomeamímismo,pregunté:—¿CómoestáCarmina,donAlejo?—Bien,muchacho, está bien. Me alegro que preguntes por ella. Porque es

precisamente de ella de quien te quiero hablar. No creas que soy un viejometiche¿ah?,ymuchomenos,quepiensesquefueellaquienmemandóahablarcontigo.SiCarminasupieraqueestoyaquíledaríaunacólera...—¿Entonces?,noloentiendo.—Mira,notevoyahacerelcuentolargo,¿ah?Asícomomevesdeviejo,un

díatuvetujuventud.Nuncahablodeestoconnadie,niconCarmina,Santiago.Lohiceensumomento,haceyamucho,muchotiempo,cuandotúniellahabíannacido, así que entenderás lo queme ha costado venir aquí… Lo que quierodecir es que sé lo que es estar completamente enamorado de unamujer y sé,sobretodo,loqueesviviramándola,sintenerla—sedetuvounmomento,comobuscandolaspalabrasadecuadasycontinuó—:Meimpresionóverteelotrodíaquenos topamosdecasualidadporelmercado.Fuecomoremontarmemás decuarenta años atrás y verme a mí mismo caminando con la cara lánguida,intentandoserotro,unotroqueno tuvierahechopedazoselcorazón.Nopudesacarmetufazde lamente.EsamismanochehabléconCarminapor teléfono.Nomelodice,peroséqueestátriste,aunqueintentadisimularlo.Eltonodesu

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vozladelata;laconozcotanbien…»Comohombre,entiendolasrazonesquetuvisteparahacerloquehiciste.No

loaplaudoniloconsiento,masnosoyquienparajuzgarte.Sihevenidoaquíesparadecirtequenoteconformes,pues,quenoseatuorgulloelque tequite lasganasdelucharportufelicidad.Telodiceunhombrequehaamadoalamismamujertodasuvida,peroquesólopudocompartirconellaunpardeañosporquelamuerteseinterpuso.Nosabesloquedaríaporteneralmenosuninstanteconellaparadecirletodoloquesiento,paraabrazarla,parabesarla,para…Soyunhombresimple,Santiago,nopodríallenarladepoemasyfrasesqueconpalabrasprecisaspudieranexplicarlemiamor,simplementemeentregaríaaellaparaquesupieraqueasí,contodoloquesoy,siemprepodrátenerme».DonAlejosequedócalladounmomento,meparecequetratandodedeshacer

elnudoqueselehabía formadoen lagargantacuandoempezóa recordarasuesposa. Yo seguía callado, pasmado, escuchaba sus palabras repetirse en mimente.Cuandoreaccioné,meparéparaofrecerleunabotelladeaguaque teníaporahí.Laaceptóconagrado.—Los tiempos han cambiado —continuó—. Los jóvenes nos tachan de

ridículosalosviejoscomoyo,anuestrascostumbres.Tienensuertedequeahoralascosas seanmás fáciles, pero han perdido el sentido del compromiso.A lamenor provocación se mandan mudar. Sienten pánico de sentir que le“pertenecen”aalguien.Nosedancuentadequeelsentidodepertenenciahacequenuncamástevuelvasasentirsolo.Noteconviertesenelobjetodelotro,teconviertes en su cómplice. Nosotros lo intentábamos hasta las últimasconsecuencias;quizá, lamayoría,másporcostumbre, educación o cultura queporverdaderoamor.Sinembargo,nosabescuántasparejas terminaronsusdíasamándose, porque en el camino aprendieron a hacerlo. Carmina está viva,Santiago,ámalaahoraquepuedesdemostrárselo.Nopierdaslaoportunidadquetebrindalavida.Sonreí.Nopudedecirlenada.Sóloasentíconlacabezaalainvitaciónqueme

hacía para, por fin, hacer aquella parrillada, y apreté fuerte su mano aldespedirlo.Pasaron los días, las semanas y no volví a verlo. Nuestros respectivos

compromisos nos lo impidieron, aunque creo que era yo quien lo evitaba:removía demasiadas cosas enmí, cosas que aún no estaba en condiciones demanejar.Unmesdespués,Nieckvolvióaaparecerconsuacostumbradoatuendoblanco.Entodoesetiemponolehabíadadounarespuesta.Nohabíaidohastala

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cabañaabuscarlooadejarleunmensaje,comohabíamosquedado.—EsmomentodequeconozcaYvymar’e—me dijo como si yo le hubiera

rogadolargorato.—Noentiendo,Nieck,¿cómoasí?...¿Nodicequeestáprohibida laentradaa

extraños?...Además,tendríaquehabersedelatadopara…Niecksonrióehizoungestoafirmativoconlacabeza.—¿Sedelató?—preguntésorprendido.—Ja,sí,lohice.—Pero¿porqué?...Yoaúnnomehedecidido.—YnolaharáhastaqueconozcaYvymar´e.Tienequeverlocon tuspropios

ojosparacomprender.—Sigosinentender.—Vine por ti para que me acompañes a la cabaña. Quiero que conozca a

alguien.Unavezmáscerrécon llave lapuertadelCentrodeSaludydejécolgado el

letrerode“consultasdespuésdelascuatrodelatarde”.Enestaocasiónelcaminohasta lacabañasemehizorapidísimo. Estaba tan

ansioso queme hubiera comido las uñas de haber tenido. Seguí a Nieck; meneguéavoltearaverlasmarcasamorfasenlosárboles.Afueradelacabaña,sentadoenunasillademadera,nosesperabaunhombre

al que nunca había visto. Parecía extranjero también, pero no caucásico.¿Casualidad?...Ibavestidototalmentedeblanco,igualqueNieck.Elhombreseparócondificultadde lasillacuandonosvio llegar,su imagen

noreflejabasuedad,noobstante,aquelmovimientodelatabaque llevababuentiempoenestemundo.—Qué tal, chaval. Soy Álvaro González —apretó fuerte mi mano, y de

inmediatopudereconocersuacentoespañol.—Santiago, presento al líder de Yvy mar´e —pronunció Nieck con cierto

orgulloyrespeto.—Muchogusto—dijeyrespondíigualmenteconunapretónfuertedemanos.—Nieckmehaexplicadomuchodeti,chaval.Estoymuyagradecidocontigo

porhaberlesalvado lavida.Y tepidounadisculpapor la forma en que actuóestebravucón.Nieckbajó lacaraavergonzado,peroÁlvaro salvó elmomento dándole una

palmadaenlaespalda.Senotabalacamaraderíaquehabíaentreellos.Nos sentamos, nuevamente, ante una mesa puesta: quesos semicurados de

cabra;baguettes,croisantsdechocolateentreotrasricurasquemetransportaron,

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unavezmás,aEuropa.—Chaval, habrás notado que nosotros ya vamos de salida.Aunque aún nos

quedaran una buena cantidad de años por vivir, nuestra energía ya no es lamisma. Necesitamos sangre nueva para seguir manteniendo en orden y paznuestrosagradorefugio.HaceyabastantetiempoquenadiellegaaYvymar´e—Álvaroestabasentadoconlaspiernasabiertas,inclinadoconlosbrazossobresuregazo y lasmanos las juntaba y las desjuntaba otorgándole intensidad a suspalabras—,lamayoríayasomosviejos.Heempezadoapercibirciertainquietudentre los jóvenes, sobre todo por los que no nacieron aquí. Quienes fuerontraídos por sus padres siendo niños, aún mantienen ciertos recuerdos, o serebelan contra lo que consideran se opone a su derecho a tomar decisiones yhacervalersulibrealbedrío.Dehecho,unoscuantosdecidieronmarcharse,entreellos, mis dos nietos varones. Además, a pesar de la complicidad de lanaturaleza, cada día nos cuesta más permanecer escondidos. Hemos hechomalabaresparanoserpilladosporlostíosdela televisión.Sabemosqueen losúltimosañoslaselvaamazónicahallamado laatenciónde todoelmundo.Noshemos enterado de los satélites, de las fotografías que se toman desde elespacio…¡Madremía!Nopuedoseguirnegándolo:estamosencrisis.Nieckpareciósorprenderseconladeclaracióndesuamigo,susojosazulesse

abrierongrandes,acentuandolasarrugasdesufrente.—Álvaro…yo…penséquesóloeranconjeturasmías,peroveoquenoesasí.—Queridoamigo, fuiste túquienmeabrió losojosparaveresa realidadque

veníaacechándonos.Nopodemosseguirtapandoelsolconundedo.Poresonomequedarésentadoa ver cómo nuestramagnífica sociedad que ha perduradopor más de quinientos años se derrumba. Creo que estamos a tiempo. Y tú,Santiago,estoyseguro,podrásayudarnos.Mehacemuchailusióncontarteentrenosotros.—Noséquédecirles—estabarealmenteconfundido.Suspalabras,suemoción

reprimida,meconmovían.NohabíapisadoaúnelsuelodeYvymar´eyyamesentíapartedeél.—Nodigasnadaaún,chaval.Que entendemos tu dilema.Déjanos enseñarte

nuestraaldea,alacualsiemprellegaronhombresymujereslibres.—Noestamospidiendoquerenunciealmundo—comentóNieck—.Sidecide

a aceptar, encontraremos la manera. ¿Sabe que entre nosotros existen dospersonasquenovivenpermanentementeenlaaldea?…—No quiero ser maleducado —interrumpió de pronto Álvaro, dejando sin

respuestalapreguntaqueacababadehacermeNieck—,perosehace tarde.Ya

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habrá tiempo para que conozcas los detalles, por ahora es necesario que nospongamosenmarcha—¡Venga!Andando.Nos encaminamos por el monte, yo, intentando no parecer un pituquito de

ciudad,yellos,comosicaminaransobreelasfalto,conpasofirmeapesardelosaños.Durante el recorridoÁlvarome contó la historia de Yvy mar´e, de susfundadores,decómo,durantesiglos,handesarrolladosupropia tecnologíaparavivir con comodidad, pero respetando siempre el entorno, muchacho. Losyvimareñossientenunaenormegratitudporaquellaselvaquelos resguarda.Sehanpreocupadoporcuidarcadaplanta,cadaanimal;tomaronprecaucionesparaque las especies traídas de fuera no se mezclaran con las nativas; fueronvisionarios y previsores. Todo sugería que las mentes más sobresalientes sehabíanencontradoahí.—Lasalmas—rectificóÁlvaro al comentario que hice casi entre dientes—,

somosalmasgemelas.—Yocreíaqueesaseranlasqueseencontrabanporamor.—Elhombreordinariohasimplificadolosconceptosasumínimaexpresión:le

esmássencillo.—CuandoconozcaaloshabitantesdeYvymar´ecomprenderáconexactitudlo

queÁlvaroquieredecir—hablóNieck,despuésdeunbuenratodehaberestadocallado.El tramo final lo hicimos en silencio, entendí que aquel par de hombres

guardabaenergíaparallegarasudestino.Guardésilencio,también,enseñaldeconsideración.DescribircómoesYvymar´enoseríasuficiente.Noesningunaciudadsacada

deunahistoriadeAldousHuxleyodeJulioVerne;ensusimplezaseencuentrasugrandeza.Nohay letrerosquedigan“BienvenidoaYvymar´e, laTierrasinmal”; no hay señalamientos ni calles, ni avenidas que indiquen que uno seencuentraenalgúnasentamiento;lacomunidadenteraseencuentraresguardadaporlasplantas,comoenun impecableuniformedecamuflaje.De lejossólosevenárbolesymásárbolesyunavegetacióndensa.Peroalacercarseunosedacuentadequeesposibleatravesarlaydescubrirqueenmediode todo aquellohayunaisla.Yvymar´e.Alaislaúnicamentesellegaenbote.Quedésorprendidoporloschaletsdedistintostamaños,ensumayoríadeestilo

europeo,quebrindabanhogaralasquinientasveintitréspersonasquehabitabanla aldea, cuando por fin estuve en el corazón de aquel sitio. El plan deurbanizaciónfue trazadocasidesdesufundacióny losdiferentes arquitectos e

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ingenierosquehanpasadoporellaaportaronlas ideasmásbrillantesparacrearestasociedadfantasma.Seguramenteunafotografíatomadadesdelaestratósferamostraría una urbanización perfectamente planificada. Los sistemas de agua,drenajeyelectricidadhanmostradosolucionessustentablespordécadas, comolosqueahoraintentanecharaandarlasasociacionesambientalistas.EnYvymar´e no es novedad el cableado bajo tierra, ni la utilización de celdas solares;quizás las fachadas de sus casas no reflejen su progreso y modernidad, puessiemprehanpreferidomanejarelbajoperfil;sinembargo,latecnologíaespartedeellosydelinteriordesushogares.LacasadeÁlvaro,quefuelaprimeraqueconocí,meimpresionó:niunaramitaestabademásenaquelespacio,todo,hastael rincón que parecíamás inútil era recontra creativo. Paredes con plantas decultivo alineadas verticalmente, que además de servir para dar alimento a lafamilia lucían como un jardín interior; fuentes que ayudan a reciclar el agua;sistemas de conservación de los alimentos a base de sal y hielo; complejossistemasdeenfriamientodelaire,paramantenerlascasasaisladasdelcalorylahumedad.Quizásamuchosyanolesparezcalagrancosa,porqueenlasgrandesciudades,sobretodoenlospaísesdelprimermundo,estoestáempezandoaserla “moda”. Pero en esta tierra escondida se ha vivido así desde muchísimotiempoatrás.¿Cómoesqueellostuvieronlainteligencia,laconcienciayelbuentinodeimplementarlas?...¿Teníamosqueesperaraqueuncalentamientoglobal,aquesequías,inundaciones,tsunamis,nospusieransobreaviso?...No llevabanidoshorasenaquelsitioyyame sentía con todo el derecho a

preservarlo.EracomosisiemprehubiesesabidoqueenalgúnlugardelaTierraexistía ese mundo ideal con el que tantas noches soñé. Era casi, casi comodescubrirquePapáNoelnoeraunmito.Recordélacorazonadaque tuvedesdequeconocíaNieck:larevelaciónsemehabíaconcedido.Estabarecontrafeliz.Cuandollegamosyaestabaanocheciendo.Metocópresenciarelatardecermás

espectacularqueyohubieravisto:elaguaquerodeaba la islabrillabacomounespejo,enélse reflejabaelcielocon losúltimos tonosanaranjadosdeesedía,perolosárbolesylasplantasseescondíanen lapenumbra,comopreparándoseparadormirysirviendodecolchóna loscientosdepájarosqueesperabanquecayeralanocheparadejardecantar.Álvaro y Luana me ofrecieron pasar la noche en su casa; ahí conocí a la

chamanadelpuebloyasuhija:unpardemujeresdepielmorenaclara,bastantemásclaraque lade los indígenas,ojosnegros,muyparecidos a los de Luana,cabellolargo,lacio,oscurotambién.Portabanunaireespañolquenopudepasardesapercibido;eranunamezclainteresante.Ibanvestidas,igualmente,deblanco,

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peroellas,enlugardecamisaypantalones, llevabanvestidosa la rodilla.Eranmuybellas,lamásjoven—calculéqueseríamásomenosdemiedad—parecíalaversiónnuevadelamayor.ResultaronserlahijaylanietadeÁlvaroyLuana.Fueunacomidade lomásagradable,y losplatillosque sirvieron, buenazos:

tantasemocionesy lacaminata tan largamehabíandejadomuertode hambre.Conversamos un poco de todo, de ellos, de mí. Se entusiasmaron con miproyecto de tesis, aunque no se explicaban cómo es que había logrado unaprórrogaparaentregarla.Erapocousualqueaunmédicoledieransutítuloantesde haber entregado la tesis. Guiñando un ojo les dije que era un hombre demuchosrecursos.Rieron.Laverdadesquemehabíacostadoañosconvenceralmismísimorectorde launiversidaddequesólopodríacompletarmipropuestaviniendoalaselvaypasandounbuenratoenellaparaampliarmiinvestigación.Alfinalaceptóqueentregaraunensayo,peroconlapromesadequealregresardelserviciosocialentregaríaesatesiscompletayharíaunexamenconsinodales.Sino lopasaba,siellosnoaprobaban la tesis,mi títulosería revocado.Me laestabajugando.Todosmeresultaronde lomássimpáticos.Perome llamólaatención que la

chicajoven,lanieta,permanecieracalladatodoelrato.Más tardemeenterédeque era muda y que, al parecer, tenía ciertos dones, por los cuales era muyrespetada en la aldea. Aunque en ese momento no pude ni imaginarlos: meparecióunaratoncitaasustada.Cercadelamedianoche,comoaunchiquito,misanfitrionesmeacompañaron

hasta mi habitación. Me sorprendió que tuvieran un cuarto de invitados.«Siempreestamospreparados»,comentóLuanacon su dulce voz. Inspeccionóquetodoestuvieraensulugar,quenomefaltaranada;hicieron todo loposibleparaquepudieraestarcómodoydescansar.AquellaprimeranocheenYvymar´ejamáslaolvidaría.Lahospitalidaddeesosextrañosmeabrazódetalmodo,quesentíelamory lacompasiónquealguna vez escuché predicar a un gran líderespiritualdelTibet;comencéaentenderlodelasalmasgemelas.—Sí—lesdijeantesdequesalierandelcuarto.Sedevolvieronparaabrazarme.—Bienvenido,chaval.—Bienvenido,hijo.Notuvelamenordudadequeaceptarías,loleíentusojos.Nolleguéaconocerlosatodos,nopersonalmente.Enunenormepalafito,que

pude comprobar después fue construido con fines recreativos y sociales, mepresentaron. La sorpresa entre los aldeanos no se hizo esperar. Aunque el

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impresionadoerayoalveresegrupodegentequeparecía representarcadaunade las razas de nuestro planeta, cada etnia;me sentí en las Naciones Unidas.Desdeelestradoenelquemehabíansubido,veíacabecitasdecolores: rubias,anaranjadas,negras,blancas,calvas,grises,castañas…enfin,unaampliagamadetonalidades.Esosí,todos,chicosygrandes,ibanvestidosdeblanco.La sorpresa a algunos los tomó desprevenidos y no lo tomaron con agrado.

Otros,casibrincaron de la emoción—al final de cuentas, seres humanos quevivenlavidadesdesuperspectiva—.Quienesreaccionaronconnegatividad, lohicieronporelmiedo de ser descubiertos; quienes se alegraron conmi visita,respiraronaliviados:ellostambiénintuíanlomismoqueÁlvaroyNieck.Perodeunauotramaneratodosseentregaronconconfianzaantelapropuestadesulídery a la venia de su médico; jamás había visto tal manifestación de respeto yaceptacióndelpuebloanteun“superior”;porlomenosnoesloqueseveahoraennuestrospaíses,sobre todocon lasartadepolíticosque tenemos...LagenteconfiabaciegamenteenlapalabradeÁlvaro;porsupuesto,élselahabíaganadoafuerzadehonestidadentodoslosañosqueteníaliderando.Supemástardequeestaera su quinta reelección. Sí, Yvymar´e era una sociedad, se podría decirque,demócratay“capi-socialista”.Asíquepasadoelsusto,todosmerecibieroncon abrazos, besos, palmadas en la espalda o fuertes apretones de mano.Hicieron una comilona que recordaré por siempre; los más variados platilloslucieron ante una enorme mesa como una muestra más de la perfecta“globalización”reinanteenlaTierrasinmal.Ycomosoymedioglotónleentrécon gusto a la paella, al chucrut, al tabule y al cous cous, al korokke y hastanuestra tradicional papa a la huancaína. Y mientras saboreaba con verdaderoplaceryapetitoesosplatos,caíaencuentadequenadaconteníacarne.—EnYvymar´eprocuramosnomatarparaalimentarnos—interrumpióÁlvaro

mispensamientos,comosilosadivinara—paranosotrosnuestrosanimalessonsagrados,losamamos,los respetamosy todos losdíasagradecemos loquenosproporcionan.No dije nada, simplemente asentí y continué comiendo. En el fondo podía

entenderlaverdadenaquello,perohabíasidocarnívorotodamividayhastaesedíanohabíavistonadademaloenello.¿Esqueenverdadlohabría?...Unacosamásqueveníaarompertodosmisesquemas.Aprovechéqueerafindesemanaparavisitar,encalidaddemédico,aalgunos

desushabitantes,sobretodoaquienesteníanniñospequeños.Notéquelasalud,en general, era bastante buena.A los ancianos era difícil calcularles la edad;pensé que había dado con la fuente de la eterna juventud y que Nieck había

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hechounexcelentetrabajo.El lunes tempranovolvíaBelén.Mesentínuevo, renovado.Definitivamente

yoeraotro.RegreséaYvymar´ecadafindesemana hasta que tuve que volver a Lima.

Ellosentendieronqueteníaquearreglarmividapararecuperarmilibertad.AúnteníapendienteelasuntodeDeliaymisupuestomatrimonio;eraurgentehablarconella,supadreymimamá.El tiempodedemostrar que estabamadurando,queeracapazdedefendermisideassinmiedoerainevitable.Antesdedespedirme,recordéqueaúnnohabíaconocidoaesosdospersonajes

queeranlosúnicosquenovivíanpermanentementeenlaaldea.“Losconocerá,muchacho”,medijoNieck,“ahoranoestánsiquieraenIquitos”.“Recuerdaquetenemos un código que no nos permite desvelar las identidades sinconsentimiento”, enfatizó Álvaro. “Ellos no han sido informados aún de tupresencia”.Undíaantesdepartir, fuiadespedirmedelpapádeCarmina.Noqueríaque

pensaraqueeraungrosero,niquehabíarechazadosuofertadelaparrilladapormalcriado.Aunquelosuponíalosuficientementesabio,porsuedad,para intuirquemirenuenciasedebíaalaincomodidaddeestarconelpadredelamujerqueamaba.No loencontré.Laempleadadelorquidiario,unacharapaa toda vista,petizayparlanchina,meinformóqueelseñorAlejollevabauntiempoenLima,visitandoasuhija,vuelvaotrodía,nomás.Meestremecí.

Yonolabusqué,másbienellasemeadelantó.Mesesatráslahabíallamadocontantainsistencia,sinqueellacontestara,que

pensé que jamás volvería a escuchar su voz. Nunca dejé de pensar en laconversación que tuve con su papá, sus palabras calaron hondo, no porquetuviera dudas sobre mis sentimientos hacia ella, sino porque no habíaconsideradolofrágilesquesomoslossereshumanos.Mi trabajo todos losdíasmeenfrentabacon lamuerte, no obstante, de unamanera inconsciente, quizá,nossentíainmortales.Despuésdeaquellacharlaquisecorrerabuscarla,eneseimpulso por aprovechar cadamomento, pero sabía que no podía presentarmeanteellaenlasmismascondicionesen lasquehabíamos terminado.Sabíaque,poreso,Carminanoqueríasaberdemí;paraqué,noteníacaso:yonoteníanadaquéofrecerle.Primerotendríaquearreglartodosmisasuntosydespués,conlasmanoslimpitas,irabuscarla.

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Nofuefácilplantarmedelantedemimamáycontarlequemisplaneshabíancambiado.Nome armó una escena.Ante todo, las apariencias, por supuesto.Peronomebajódehijomalagradecidoeingrato;québuenoquetupapánoestáaquíparaenfrentarsemejantedisgusto,élqueestaba tanorgulloso de ti, decíacon toda la intención demanipularme. Pero como no cedí, empezó a sentirsemal.Porelinterfonodesucuartollamóaunadesusempleadasyconunhilodevoz pidió por una ambulancia: estaba sufriendo un infarto. Suspiréprofundamente, me acerqué a ella con la intención de auscultarla, pero merechazó,tajante,poniendoenfrentelapalmadesumano.Dos días nos mantuvo en el hospital: sus síntomas hipocondríacos,

aleccionadosdurantetantotiempo,selucieronyunagastritisagudasecamuflódepreinfarto.Despuésdequelallevéderegresoalacasa,permanecíunpardedías con ella mientras se recuperaba; luego me fui. Renté mi propiodepartamento. Sus chantajes y manipulaciones no me frenaron más. Dejó dehablarmeporunassemanasyconmishermanasmehacíallegarmensajesde lomalqueestaba;peroestaveznocaíensu juego.Una tarde,así, sinavisar, seaparecióenmidepartamentoehicimos laspaces.Por finmesentíunhombre.NoledijequemeiríadeLima:piano,piano,comodicen los italianos.Lamáscontenta de todo esto resultó ser Sofía, le valió un comino la opinión de sucastrante marido y decidida tomó mi lugar en la empresa: tenía añospreparándoseparaello.Nuncaledijonadaanadie,peromeconocíatanbienquesabíaqueyonipodríaniquerríaquedarmeconelpaquetito.ElpadredeDeliamemandóalcarajoantesdequepudieradeciryonada.Me

amenazóconquitarmemisacciones,condifamarme.Agritosdecíaqueningunacabra loca lo dejaría en vergüenza. “¡Te dejaré en la calle, conchudo demierda!”…Peroyohabía tenido laprecaución de consultar a un abogado, asíque sabíamuy bien cómo defendermi patrimonio.Y mi hermana, vivaza, lotenía todo bien preparadito. Tal vez sí perdería algunas de las acciones de laempresademipapá,asícomociertosderechos,peronomeimportaba.Eldineronuncafuelafuentedemifelicidad.Quienme dejó recontra sorprendido, fue Delia. Me deseó suerte, me pidió

disculpas por las que me había hecho pasar y me dio un último beso dedespedida.Másadelantesupequeestabadeenamoradadeunpataargentino,quehabíallegadodeMendozamesesatrás.Perocomonoeramillonario,manteníaocultasurelación.LamaneraenquemerebeléanteEmmanuelVelarde,supapá,lediolapautaparaimitarmeydefendersufelicidad.Alviejono lequedómásqueaguantarseyaprenderatomarmateconelyerno.Antetodolasapariencias.

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FuirecontrailusionadoavermeconCarminaenLarcomar.Pensabaquepodía

serelreiniciodenuestrarelación,¿paraqueotracositamehabíallamadosino?Le pediría mil perdones y bueno, me lavé el coco ideando que no habríanecesidad de ahondar tanto en las explicaciones, de que confiaría en míciegamente hasta que pudiera revelarle la verdad. No es que subestimara suinteligencia, es que estaba loco por volver con ella. Quise pensar que ellatambién.Fuiuntontonazo.Apenaslatuveenfrentedemí,laabracé todo loquepude,olísuperfume,su

cabello,sentísucorazónlatirjuntoalmío,teníalaesperanzadequenofueralaúltima vez. Me sentí aliviado cuando dejó de resistirse y correspondió a miabrazo.Notodoestabaperdido.NoséporquécarajospenséqueCarminacaeríaredonditaamispiesenaquel lugarconvistaalmaryaroma a té. Como si elruidodelasolasalchocarcontralasrocaspudierataparlasmentiras.Todoterminómal.Laamabacontodamialma,peronopudesoportarqueno

creyeraenmí.Estabaconscientede lossecretosque leguardaba,sinembargo,había hecho una promesa: no podía empezar a hacer una vida en ese mundoidílicorompiéndola.Mequebraba lacabezapensandoenelmodoenque,másadelante,CarminatambiénpudieraserpartedeYvymar´e;laconocíamuybienyestabasegurodequeseemocionaríatantocomoyo.Aunquenopodíaapostarporsureacciónantelaperspectivadealejarsedelmundo…ydesuviejo.Teníaqueirmeconcautela.Esosí, loprimeroseríaconvenceraÁlvaroyal restodeyvimareños,porquesiellosnoestabandeacuerdo,lacosano ibaapintarnadabien.LosegundoseríaencontrarcómodemoniosempatarmividaenYvymar´eyenelmundo.Queestabaclaroqueyonohabíanacidoparamonje,ermitañoninaditaporelestilo.Peroenesemomentonoteníanada,sólo la ilusióndeserpartedeunmundo

perfectoyderecuperaralamordemivida.Nocontéconqueelamordemividamemandaríaalcarajo.Regialacosa.

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Latesis

MITOSYREALIDADESDELASPLANTASDELAAMAZONÍAPERUANA rezaba laportadademitesis.Estabaapuntodeentraralexamenfinalconlossinodales,conellibroempastado en azul y letras doradas, en la mano. El pasillo de la Facultad seencontraba vacío; esperaba que abrieran la puerta del pequeño auditorio endonde se llevaría a cabo. Me sentía tranquilo, conocía con profundidad miinvestigación.Aflojéunpoco el nudo de la corbata: estaba tranquilo, pero unexamendetalmagnitudpuedeponerenfermohastaalmásecuánime.Laelaboracióndemitesisllegócomonuncaenelmomentomásoportuno.Me

distrajoporunratodetodomimalrolloconCarmina.Meentreguéencuerpoyalmaaeseproyectoconelque teníaañossoñando.Además,aesasalturas,nopodía romper también laconfianzaquemi tutor,eldoctorQuispe,yelmismodirector de la Facultad de Medicina habían depositado en mí, cuando losconvencíde queme dieran una prórroga para entregarla. Tenía suficiente conhaberperdidolaconfianzadeCarmina.Asíquepasémisdíasymisnoches investigando, escribiendo; había juntado

tantomaterialentodoeseañoenlaAmazonía,quedelantedemíseformabaungranrompecabezasalquenolehallabanipiconirabo.Nadamásenjerarquizarlainformaciónsemefueronmontonesdetarrosdecaféynochesqueterminabanconelsolenmicara.Melepeguéamitutorcomosanguijuela.Undomingo lodespertécercade lascuatrode lamañana:habíaperdido lanocióndel tiempo.Cuandomegritóun“¡Caracho!”,colguéinmediatamente,muyavergonzado:mehabíapasadodelaraya.Aldíasiguientetuvequepedirlesdisculpasaélyasumujer.Después de años de preparación, por fin, el momento había llegado. Me

parecíaincreíble.El tiempo pasó al toque en aquel sitio de pisos y paredes alfombradas e

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instalacionesperfectasparalaproyeccióndeaudiovisuales.Expusemisideas,alinicio sudando frío, pero después, tomando el control de la situación. Porsupuestoquerefutaronmisargumentos,perosiempretuveunarespuestacerteraque les dejó unmohín en la boca o hasta un gesto de aprobación a aquellosmédicos de la vieja escuela.Al finalizar, un silencio unánime se apoderó delauditorio. Tragué grueso. Los sinodales empezaron a cuchichear entre ellos,despuésladoctoraYabar,unaeminenciaeninfectología,peroundesastreconsuimagen(sehabíaquedadocolgadaen losochenta),meanunció,enun tono devozsinápicedeemoción,quelosesperara,saldríanunmomentoparadeliberar.Meparecióquelaideade“unificarlamedicina”leshabíaparecidodescabellada.Ese rato que estuve ahí, solo, pendiendo del hilo de la decisión de tres

científicos, fueelmomentomáshorrorosoquepaséenmivida.Ni siquiera elsecuestro de Nieck me causó tal estrago. Me di cuenta de que mi destinodependía de la resolución de aquellos maestros: si aprobaban mi tesis, megraduaríademédico,perosino…¿quépasaríaentonces?,¿qué haría?, ¿cómopodríallevaracabomissueños,sienlasociedadenlaquevivimosnecesitamosdeuntítuloquenosavale?...Unaespeciedeterrorempezóacerrarmigarganta.Salíapuradodelauditorio.

Necesitaba aire. Los pasillos seguían solitarios y silenciosos, a través de losventanaleselcielolucíatangriscomodecostumbre,peroamímeparecióqueseavecinabaunatormenta(aunqueeso,enLima,fuerapocoprobable).Cerrélosojos.Elolordelaselvamecalmólosnervios;elcaloratenuadoporlasombradelas

palmas gigantes me reconfortó. El canto de una diminutas aves blancasarrullaron mi pensamiento y una luz brillante salida del fondo de las aguascristalinas del Santuario de las Orquídeas refulgió en mi cerebro. Habíaencontradolarespuesta.Notodoestabaperdido.Conunasonrisa inmensay transparente recibía losdesconcertadossinodales

quesemeacercaron.Unodeellosveníaconcaradepalosecoy con una vozigualdesecamediolanoticia.Abandoné laFacultadflotando.Creoquehastadejé tiradas algunas plumitas

depavoreal.Todosmisesfuerzoshabíanvalidolapena.Mesentíinfinitamenteagradecido:habíatenidosuerte,sinohubierasidoporlaoportunaaparicióndeldirectorde la Facultad, que a pesar de sus años, tenía unamentemuchomásabierta que la de sus colegas, y las recomendaciones del doctor Quispe, lahistoriahabríasidootra.Porinerciabusquémicelularenelbolsillodemiterno,queríadarlelanoticia

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aCarmina.Medetuve,nohabíamásCarminaenmivida.Unsaboramargazoenmiboca,comodecafénegroquemado,mehizosalircorriendoabuscarunaIncaKola: no dejaría que nada me arruinara el momento. El día ahora lucíabrillantísimo.Esa tarde festejé con mi madre y mis tres hermanas. Todas se mostraban

orgullosas,aunquenoentendieronmitesis.Selasexpliquéunpardeveces,peroa lasegundaexplicación ya habían perdido el interés. “Ya, pues, Santi,mejorbrindemos”, cortó Sabina; “¡Abre la champaña, mami, que esto es paracelebrarlo en grande!, Sofi jaló amimamá del sillón y se la llevó a traer labotella,mientrasSusanameabrazabaporenésimavez…Mesentíengreídopormifamiliayporprimeravez,aceptado,perocómoextrañéaNieck:aélnoteníanecesidaddeexplicarlenada.Por la noche, un terrible dolor de cabezame aquejó, tuve que recostarme y

tomarunpardeanalgésicosconunmatedecoca.Losúltimosdíashabíansidomuyintensos.Alcerrar losojos,elbrillodelSantuariovolvióa refulgirenmimente: al fin había encontrado la solución para vivir en Yvy mar´e y en elmundo.Despuésdequemeentregaron los resultadosdemi examen, volví a Iquitos.

FuidirectoaYvymar´e.ToquéalapuertadecasadeÁlvaro,hubierapreferidopasarprimeroconNieck,peromeurgíaproponerlemiidea.Lasorpresaquemellevéfuelaculminacióndetodoslosgirosinesperadosenmihistoria.Entoncessí,lavidamecambió.—¿DonAlejo?...Pero¿qué…quéhaceustedaquí?

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H

Entrecapítulo5

oyestásmuycallada,Raquelita.Noséqué…mepasa,sientocomosilavozseescondieraenmigarganta…comosino tuvieraganasdesalir.Estábien,noteapures,haydíasenlosquepreferimosguardarsilencio.

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Terceraparte

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Capítulo6

Nana

SUSONRISADESAPARECIÓ.LOPERCIBÍcuandonos dio la espalda tras despedirse.Me solté de brazos de mi padre, que me tenía cargada, y corrí tras de él:“¡Alejito,Alejito”,legritémientrascorría.Volteóaverme.Sequedóparadoenellugarendondeseencontraba,inmóvilysorprendido.Alacercarmeseagachóparaponerseamialtura;yomeleaventé,lerodeéelcuelloylediunbesoenlamejilla.Meabrazóconfuerza.Sesoltó llorando.Mispadres ymis abuelos seacercaron, sorprendidos también al ver la escena. Todos lo abrazamos. Loacompañamosasu casa.Disfrutamos un jugo fresco de cocona en su terraza,conversamosynonosfuimoshastaquesedurmió.Omásbien,hastaqueyomequedéprofundamentedormidaenaquelfinaldedomingo.Ahí,amistresañosdeedad,medicuentadecuántomegustabaayudara las

personas,sobretodo,decuántomegustabaescucharlas.EnYvymar´enohabíamuchosniñosdemiedad,AlvaritoyGonzalosefueron

alcumplirlosdieciocho;aunqueyoeraaúnmuypequeña,recuerdoquetodoeltiempohablabandeloqueharíanalirse,lodecíancontalentusiasmoquehastayo quería irme con ellos, pero luego veía cómo la cara de mi abuelo se ibaponiendo larga y triste, entonces, cambiaba de idea. Pero a ellos pareció noimportarlesmucho loqueelabuelopensarayelmismodíadesucumpleaños,despuésdelalmuerzosemarcharon:noqueríandesperdiciarniundíamásdesulibertad,dijoAlvaritoyGonzaloasintió.Fueundíatristeparatodosenlaaldea.Asíquesinmishermanos,mividasevolvióaúnmássolitaria.Aunquenopor

eso triste. Me acostumbré a estar entre adultos, y en mi propio mundo. Meaficionéacaminarsolaporlaaldea.Megustabaexplorarsusrinconesyhusmearporahí.Nopormetiche:mellamabalaatenciónlamaneraenquelagentevivíasuvida,tanopuestaalamía.Sulenguajeycostumbres;sucomida; losobjetosensuscasas;todollamabamiatención.Susgestos,sumaneradecomunicarse,

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eranloquemásgraciaycuriosidadmecausaban:lositalianosutilizanmucholasmanosalhablar,encambiolosnoruegossonparcosysecos.Losperuanossonmelososyhablancondiminutivos; los japonesessonmuyeducados y siempreinclinan lacabezaenseñaldesaludo; losnativossuelenserdesconfiados(aúnconservandudasacercade lahonestidaddelhombreblanco),asíqueabren losojosgrandescomotratandodeadivinarsiloquedicenlosotrosesverdad.Crecer en un lugar así puede ser enriquecedor, pero también, confundir a

cualquiera.Cuandoestabaaprendiendo a hablar lo hacía en todos los idiomasquehabíaamialrededor:“Mami,encontréunjolipajarito,quecayódelbigtree.Sequebróderflügel”,algoasí.Además,seseaba,queriendoimitaramiabuelo:“Quedizemiabuela,quevenganazenaryquetraiganlosplatosde lacozina”.Alosmayoresestolesparecíagracioso.Amímemolestabanosaberelmotivodesusrisas.Aúnhoy,aunquetratodemantenerunpensamientoneutro(supongoque así es como se escucharía mi voz), de vez en cuando no puedo evitarmezclarlosidiomas,inclusoavecescombinarlaspalabras,enalgoasícomoelportoñol o el spanglish. Sin embargo, ya no me es motivo de conflicto,simplementepienso:“¡Mecachis!,otravez”,ymecorrijoamímisma,aunqueestonotengasentidoporquenadieescuchamispensamientos.Laexpresión“mecachis”,porsupuesto,esheredadademiabuelo.Apesardequeélhace tiempodejó de decirla; se le quitaron las ganas cuando en mi incipiente vocabulariocosmopolita la repetíapara todo,vinieraalcasoono. Pero amí seme quedógrabadaenpiedra.ElidiomaquepredominaenYvymar´eeselespañol,seloheescuchadodecir

amiabuelosiempreque llegó gente nueva a la aldea. “El que viene de otrastierrasdebeaprenderlo,enarasdemanteneruna sana comunicación”, enfatizaoscilando su dedo índice. Dentro de sus hogares cada cual puede hablar supropioidiomaoconelquesesientamáscómodo.Noobstante,quienesnacimosaquíporlomenoshablamostres.Enmicasoconcreto,locorrectoseríadecirque“piensoentresidiomas”.Así que mi afición a inmiscuirme en la vida de los demás estaba más

relacionadaporunaaficiónantropológica,por llamarlode algunamanera, queporsimple falta de quehacer o chismorreo. Pero por andar de curiosa, viví elsustomásgrandedemivida,amistansolocuatroaños.Eraunacostumbredefamiliahacer lasiestadespuésdecomer.Esa tarde,yo

noteníaganasdedormir;queríaseguirporahí,descubriendoelmundo.Salíahurtadillasdemicasa,sinquemispadressedierancuenta.Lacasamáscercanaera la deAlejo.Decidí ir a visitarlo y de paso averiguar qué había en aquel

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huecoquesemanasatráshabíadescubiertoenunapared.Cuandollegué,diunoslevestoquecitosasupuerta.Nadielaabrió.Entonces,a

sabiendasdequeenlaaldealaspuertassiempreseencontrabanabiertas,laabrí.Entré.Alejo no se veía por ninguna parte. Confiada en que él no aparecería,caminésegura,“comoPedroporsucasa”,comodicen.No teníamuchas cosas que llamaranmi atención: vivía con austeridad. Me

dirigídirectamenteaponerelojoenesehuecoquehabíaenunadelasparedes.Laluzdelatardesefiltrabaporlasvigasdemadera,undestellodeluzmecegóde repente: “¡Me cachis!”. ¡Había algo dentro de esa pared!, ¡estaba hueca!Comodesesperadabusquéunapuertaolamaneraparaabrirla.Encontréqueporelladoizquierdounadelasmaderasquehacíalasvecesdeparedestabafloja.Laempujé un poco, y ésta se cayó. El ruido me cimbró los nervios. Peroinmediatamenteme repuse al descubrir el artefactomás increíble que hubieravistoenmicortavida:unbaúllabrado(porsupuesto,enesemomentonosabíaqueaquelloeraunbaúl).Undestellovolvióacegarmisojos.Elsolsereflejabaenelmetalde loqueparecíaunherraje.Sinpensarlo fuiaél,eracomosimepidieraqueloabriera.Yesofueloquehice.Sielbaúlmeparecióuntesoro,elhallazgodelvestidodenoviasuperó todasmis fantasías.Repetí no sé cuantos“mecachis”y recordé las historias del abueloÁlvaro, de las princesas de losreinos de Castilla y Aragón. Mi corazón latía apresuradamente, y el vestidobrillabaconloshilitosdesolquellegabanhastaél.Eraunsueño.Losaquéconcuidado.Unaromaafloresconalgodulce,queenesemomento

no supe identificar, se desprendió del vestido. Estabamaravillada. Arrastré laprenda fuera de aquel estrecho lugar. Cuando estuve afuera, me lo puse yempecéadanzarcomosibailaraunvalsenlacortedelosreyesdeEspaña.Nohabíareparadoenunespejodecuerpoenteroquehabíaahí.Aldescubrirlocorríhaciaélparaverme;elmomentoeraextraordinario,mevitanhermosa…nimeimportóqueelvestidomequedaraenorme,mesentítodaunaprincesa…cuandodepronto,elrostrodeunamujerborrómiimagen.Dilavueltaparacomprobarsu presencia, pero ahí estaba yo sola. No había nadie. Regresé la mirada alespejo,todoenunsegundo:el rostro tampocoestabaahí.Quisegritar,peroenvez de eso comencé a sentir que me ahogaba. Con desesperación intentéquitarmeelvestido,peronopude,laabotonaduraylosencajessemeatoraronenelpelo.Elpánico,porsentircomosialguienmeestuviera jalando,me invadió.Enmimente veía una y otra vez la imagen de esa mujer pálida, de cabellosrubios, que había movido los labios para pronunciar muy quedamente minombre:“Nana”.Habíasidocuestióndeun instante,peroparamíel tiempose

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detuvo.Eneso,sentíquealguienmetironeabadelvestidoygritabapalabrasquenopodíaentender,“¡Peroqué…!¡Cómo…!”EraAlejo.Estabafurioso.Jamáslohabíavistoasí.Meaterré.Noteníaideadeloquehabíahecho,peroerasegurode que había sido algomuy grave. Mi madre llegó corriendo, se había dadocuentademidesapariciónyhabíasalidoabuscarme.Alejojalabaelvestidoconfuerza,sinpercatarsedequelaabotonadurasemehabíaenredadoenelpelo.Mimadre llegó justo a tiempo: logró separar a Alejo y con calma quitarme elvestido.Cuandoporfinmeliberédeél,meabracéfuerteamimadreyescondímicaraensupecho.Alejomegritabacosas,algomepreguntaba,peroyonolerespondí.Nuncamáspudehacerlo.Noobstante,el tiempo locura todo.Alejovolvióaserelhombrecariñosoy

educadoquesiemprefue.Nospidiódisculpas,amí,amispadresyabuelos,porsu comportamiento. Me tomó un tiempo volver a tenerle confianza. Sinembargo,losuperé.Dejédeescabullirme(porunrato)enlascasasdelosdemás.Nuncasupelahistoriadelvestidoynuncalovolvíaver.Aquella lección me hizo consciente de algo que hasta ese momento había

pasado desapercibido. En mi mundo todos los seres habitaban por igual. Nodistinguíaentre lovivoy lono vivo. Paramí todos formábamos parte de unamismavida.Peroaquellapresenciametomódesprevenida.Suimagenfugazenel espejo, su voz apenas audible, fueron la revelación de que habitamos endiferentes dimensiones. Entonces, lo que antes había sido natural para mí, seconvirtió en algo terrorífico.A partir de ahí, limitémis capacidades. Sólo fuicapazdecaptarelmundoa travésdemisojos físicos,de todoaquelloque losdemástambiénveían.Callé porque no quise dar explicaciones, no sabía cómo. Me acostumbré al

silencio,ymegustó.Mástardemedicuentadequepodíahablar,peronoquisehacerlo:habíaganadomuchoaprendiendoaescuchar.UnosmesesdespuésdeocurridoelincidenteconelvestidoconocíaCarmina,

Mina,comolellamaríayodecariñodesdeentonces.Aellanoleimportóqueyonopudierahablar.Aunquenosepercatódemiincapacidadhastamuchotiempodespués.Yesqueprimeronosconocimosensueños,yenestos,mivozsonabatan normal como si nunca la hubiera perdido (o es que tal vez noscomunicábamos telepáticamente. No podría precisarlo). Yo pensaba queCarminaeraalgoasícomounahermananocturna,alaquepodíavisitarcuandocerrabalosojosparadormir.Nohabíanadadeextrañoeneso.—¡Hola! Me llamo Carmina, ¿y tú? —me dijo extendiendo su manito y

colocandounagransonrisaensurostro.

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—¡Mecachis!¿Tienespintados los labios?—fue loprimeroque le preguntéporque me llamaron la atención esos labios rojos y grandes, que parecíanacabadosdepintar.—¡Claro que no! —gritó y salió corriendo por un sendero que se fue

difuminando—.¡Ven!—meanimóaseguirla.Laseguíporunaespesanubedehumoqueparecíaocultar laselva,hastaque

éstadesapareció.Meencontréenunaciudaddetorresgigantes,llenaderuidoygente.Carmina,alvermireaccióndeespanto,regresóymetomódelamano.—Teentiendo,amítampocomegusta.Peroaquívivenmispapás.Hevenidoa

buscarlos.MientrasCarminayacíaenuna cama de hospital tratando de salvar su vida,

despuésdelaccidenteaéreoquesufrió,ellayyonosconectábamosenalgoqueparecíaserunarealidadparalela.PeronofuehastaqueAlejolallevóaYvymar´equenosconocimosdeverdad.Entoncesmividadioungirodecientoochentagrados.

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M

Japysaka

ECONVERTÍENJAPYSAKA.Desdepequeñatuveclaroqueteníaunamisióndevida.Me tomótiempodar

conésta,sobretodoporque,eleventotraumáticoconelvestidocausómellaenmí.Poruntiemponofuicapazdevolveravermeenunespejo,ydesconfiabadetodoloqueveía,asífueraunperro,unmonoounapersona.Necesitabatocarlasparacomprobarqueeranreales.Tambiénobservabafijamentelas reaccionesdelosdemás,esomedabapautaparasabersiloquemisojospercibían, losotros,también. Mi mamá tuvo que disculparse infinidad de veces porque su hijitaanduvierade toquetonaymirona:aveces la gente se sentía incómoda conmimirada que los penetraba hasta el tuétano. Supongo que eso no ayudó en mipopularidad,yaunqueeraunaniñaagraciada, lagentemerehuía.Nofuefácillidiarconelrechazo.Miabuela,paraconsolarme(porquesedabacuentade lasituación),medecía:“Esqueellosnosoncapacesdeveresecorazón tanbelloque tienes”. Sus palabrasme animaban, pero luego yo misma me preguntabacómoeraposibleverelcorazón.Pasédíasydías tratandodeverelcorazóndelos demás, pero nada.Yo sólo veía lo que llevaban puesto. Luego pensé quedebíaserimposibleverelcorazóndenadie,siyomismanohabíavistoelmío.Entoncesme armé de valor. En una de las paredes de la casa,mi papá habíacolocadounpequeñoespejodeCajamarca, se sentíamuy orgulloso de él, erauna de las pocas posesiones que le quedaban de su antigua vida. Le gustabamucho esemarco rectangular demadera tallada, con incrustaciones de vidriopintadoenazulyverde,ylaminadoenpandebronce.Mesubíaunbanquito,lodescolguésinmirarmeenél,ycorríhaciamipieza.Ahídentro,lopusefrenteamicorazón,evitandoquemirostrosereflejara.Observéporhoras,peronologréver nada.Al día siguiente repetí la operación. Lo mismo: nada. Una semanadespuésseguíasinentenderlaspalabrasdemiabuela.Peroelmiedoalespejolohabíaperdido.Enunaocasión,pordescuido,meviporprimeravezdespuésdeseisaños.Megustómucho la imagen queme soltó.Había crecido tanto. ¡Me

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cachis!...erabonita.Entonces locolguéenmihabitaciónydesdeesedíaeselespejoenelquetodaslasmañanasmearreglo.Porsincroníaconmibúsqueda,unosdíasdespuésCarminay yo tuvimos un

encuentro con el viejo Yuma. Ahí, husmeando sus libros, y en sus propiaspalabras,encontrélosindiciosparalasprimerasrespuestas.“Lossecretosdemimentesonlossecretosqueguardamicorazón,queesvuestromismocorazón”,dijo.Yunachispitaseprendiódentrodemí.Añosdespués,cuandocomprendí lamaneraenquecumpliría aquellamisión

devidaquehabíasentidodesdeque teníausoderazón, las revelacionessemepresentaron.Estabalista.Aunquemeparecíauntotalabsurdo.Sinsaberacienciaciertaelporqué,lepedíamipapáquemeconstruyerauna

cabaña en la selva. Lejos de la aldea. Accedió sin hacer averiguaciones. Eltiempolemostraríaloqueestabatramando(aunqueniyomismaloteníaclaro).Durantevariassemanasloacompañéallugarendondese fincaríamicabaña.

Loayudéenlaconstrucción,peseasunegativa.Yoleparecíamuyfrágil,asíquetuvequedemostrarle locontrario.Nose trataba de hacerme pasar por albañil,sinodecolaborarenlasempresasqueestuvieranamialcance.Pasamos un tiempo… ¿cómo se dice en español?... ¡Ah, sí!: invaluable. No

bienterminamoslacabaña,comprendísufunción.Mi padre es un hombre de pocas palabras. Es raro que hable de su pasado.

Sueleserbastanteserio,perotieneuncorazóndeoro.Lasoledadde laselvaymicompañíalesoltaronlospedazosrotosdesualma.—Nuncaconocíamivieja—medijoderepenteundía,mientrascargábamos

troncosdebambú.Asentíporqueerademiconocimiento.Perodesconocíaelrestodelahistoria.—Mipadrefueunbuenhombre—continuó—,hizoloquepudoelviejo,pero

jamásmerevelólaverdadsobreella.Creoque,poreso,despuésdemuchosañosde incertidumbre, dejéArequipa.Mi tía Zoila en alguna ocasiónmencionó elnombre demimamá,Ariadna, y algo así como que se habíamarchado de laciudad no entendí por qué. Era yo todavía un guagüita. Sin embargo, jamásolvidésunombreyquehabíaabandonadolaciudad.»Tenía diecisiete años cuando me fui. No fue mi intención no regresar ni

romperleelcorazónamipapá,peroteníaunanecesidadurgentedesaberquélehabíapasadoalamujerquemediolavida,ysimiviejo,vayaaDiosasaberporqué, no estaba dispuesto a desvelarme el secreto, entonces yo mismo loencontraría. Viajé por todo Perú siguiendo pistas falsas y rastros quizásinventadospormiimaginaciónnecesitadadeunamadre,deunorigen.Asíseme

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pasarondos años, hasta que llegué a Iquitos.Me encontraba en una situaciónlamentable,perdidoyobsesionado,flacocomoperrosarnoso,apenas teníaparaalimentarme.Undía,meinternéen laselvacon la intención,nosé,dequemeencontraran los jíbaros, de que me devoraran las pirañas o las hormigascarnívoras, cualquier cosa a seguir soportando ese sufrimiento. Entoncesapareció Natalia, tu mamá, la mujer más bella que hubiera visto. Pensé queestabaalucinando—mipapáseperdióunmomentoensuspensamientos,perolosojos lebrillaroncon tal intensidadquereflejaronel inmensoamorqueaúndespuésdetantosañosletenía—…Supieleramásclaraquelamíayelcabello,lacio y oscuro, muy largo, hasta la cintura, así como el tuyo, pues. Llevabapuestosu vestido blanco, que resaltaba su estupenda silueta. Pero lo quemásrecuerdofuesusonrisa,meveíaconamabilidad,noconcompasiónodespreciopormipinta.Sumiradameinvitóaseguirla.Habíaaparecidoderepente,entrela espesa vegetación, entre los mosquitos que me comían, entre la incipientelluvia que caía. No pronunció palabra alguna, simplemente se dedicó asonreírme. Yo la seguía como un poseso, no alcanzaba a definir si era unaaparición,unapresenciadivina,porquesideunacosaestabaseguroeradequenoformabapartedeuna tribunativa:habíaconocidoantesa los iquitos, a losyaguasyotrosindiosdelaselva.Ellanoeraunodeellos.Susfaccionesfinas,susojosgrandes,marrones,merecodaronaunaamigaespañolaque tuveen lasecundaria«.“Claro”,pensé,“mimadreeshijadeespañolynativa,deahísusrasgos(ylos

míos)”.—LleguéhastaYvymar´e,aunqueenesemomentonoteníaideadequélugar

era ése.Me llevó hasta su casa. Sus viejosme recibieron como si estuvieranacostumbrados a recibir a las almas perdidas que su hija les llevaba. Meatendieron,mealimentaron,me cuidaron, después demucho tiempo sentí queestabadevueltaenel hogar.Nunca quise irme de ahí. Pero la concienciameremordíaporquehabíaabandonadoamipropioviejo,aesehombrequesehabíaquedadoconmigo,quehabíaveladopormí.Mesentíuningrato.»Pasóeltiempo,logréenamoraratumadre,ynoscasamos.Nocreasqueme

lapuso fácil, ¿ah?... Era complicada la chola. Cuando supimos que venías encamino, una alegría como la que nunca había sentido me embargó, entoncessentíunafuertenecesidaddecomunicarmecontuabuelo«.Miabuelo…lanostalgiamerecorriódearribaabajo.Meparecióqueunahoja

tierna rozaba suavemente mi rostro y percibí un olor a humo. Tal vez mishabilidadespsíquicasempezabanaresurgir.

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—Sabíaqueestabaprohibidomantenercontactoconelexterior—continuómipapámientraspasaba,deunamanoaotra,unmartilloysesecabael sudor—.Irmemeresultabaimposible,nopodíadejarlasatiyatumamá.Leescribíunacarta.MeescabullíalcorreodeIquitosylamandé.Subondadlogróperdonarmeenelmomento justoenque la recibió.Duranteañosguardéensecretoquemipadreyyomanteníamoscorrespondencia.Élsupode ti,estaba tanorgulloso…Yoconfiéenquenomedelataría,hastalepropuseveniraviviraquí(yaveríayocómoseloexplicabaaNataliayatusabuelos),perosiempresenegó.Amabasutierra,susraíces,eraelmayordesietehermanos,ydealgunamanerasesentíaelpapádetodos.Noestabadispuestoaabandonarelmundo.Seconformóconqueyofuerafelizyqueleescribieradevezencuando,ya,hijomío,sefeliztúallá,que acá yo estoy muy bien. Hasta que un día sus cartas no llegaron más.Entoncescomprendíquehabíamuerto.Mesentídevastado,fueahícuandoselocontéatumamá.Ellaeralaúnicaquelosabía,hastaahora.Meconsolócomoalniñopequeñoquemesentíenesemomento;hizounritualconfloreseinciensoparadespedirlo.No te puedo explicar cómo, pero lo sentí: olí su aroma entrelociónytabaco,yaqueeragranfumadordepipa,ysentísupresencia.Tambiénsentícuandosefue«.Ahoramequedabaclarolodelolorahumo.Después de que pusimos la última viga de madera, y nos bebimos hasta la

últimagotadelalimonadafrescaquemimamánoshabíamandado,elpropósitodeaquellacabañasolitariasemereveló.Miréhaciaelcielo,quehabíadejadodesercelesteyclaro,yagradecíaluniversopormipapá.Aquel lugar, rodeado de cumalas, palmeras, copaibas, cedros y una densa

vegetación,seconvertiríaenunrefugio.Unsitioendondelaspersonaspudieransentirsecómodasy,talcomomipadrelohabíahecho,abrirsucorazón.Estaríansegurosdequesolamenteescucharían su propia voz… ¿quémejor regalo queése?Estoy convencida de que las enfermedades son señales de alarma que nos

avisandenuestra faltade coherencia. Pensamos una cosa, pero hacemos otra;vivimosenelpasadooenla incertidumbredel futuro; juzgamos todoynonosperdonamos ni a nosotros mismos. Para prevenir enfermedades no sólo hacefalta una dieta sana y ejercicio. Lo más importante para no enfermarse es elequilibrio emocional y psicológico. La mayoría de las veces esto se lograhablando. Así, tan simple como se escucha. Y yo estaba dispuesta a eso, aescuchar.

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Cuando supe lo que tenía que hacer, mi típico ¡me cachis! apareció en mimente.¿CómolograríamiobjetivosiparalagentedeYvymar´eyoeraunbichoraro(yesoyaeramuchodecirenunlugarcomoéste)?Pero no me agobié, sabía que de alguna manera las cosas se darían.

Simplementedecidíconfiar.Amifamilialecontéloqueandabatramando.Alprincipionoloentendierony

sesorprendieronmuchísimoconmi iniciativa;Alejo,sinembargo, laaplaudió.Quizásporquerecordóesaanécdotadecuandome leaventéen brazos, que lehizo tanto bien. Así que indirectamente se convirtió en mi cómplice. Noobstante, aunqueme apoyó, nunca aceptó ir a conversar conmigo, no de esemodo “profesional”. La imaginación se le desbordaba de pretextos para nohablar de su pasado.Ni siquiera Carmina estaba enterada de lo que le habíaocurrido.Losmásviejosdelaaldea,incluidosmispadresyabuelos,respetabansuhermetismoynuncanadiehacíaalusiónalmodoenquehabíallegadoaYvymar´e.LoúnicoqueCarminayyosabíamoseraquealgunavezestuvocasadoyqueescondíaunaprofundatristeza.Loquesíhizo,fueirregandoporahí,comoquiennoquierelacosa,quehabía

conocido un remedio buenazo para liberar lamente. Primero se lo contó a laseñoraRubens,aquellamujerblancayregordetaconunosojitospequeños,peromuy vivaces y sonrisa amable. Fue un domingo de bazar, me dijo, mientrasintercambiabaunhermosojarróndecristaldemuranodecoradoamanoporunospendientesantiguos,quehabíanpertenecidoalabisabuelaRubens.ProntoseríaelcumpleañosdeMina,asíquedetodosmodosqueríaconseguireseregaloparaella;¡sepondríarecontrafeliz!Enesasestaban,convenciendouno,dejándoselaotra, mientras que el tema, mi tema, para ser específica, se colaba en suconversación.LaseñoraRubenssaliófelizdelbazarcargandosubellofloreroylapromesadequepordoce domingosAlejo se lo llenaría de orquídeas de suvivero.Alejitotambiénsaliócontento,nosóloconsiguióloszarcillos,logróquelamáscomunicativadetodoYvymar´epasaralavozacercademisdones.Perolascosasnoresultarondeundíaalotro;yonohabíasido lamássocial

quedigamos,habíasidomásbienretraída.Yhastaesemomentoyohabíasidocatalogadamásbiencomola“rarita”, la“mirona toquetona”.Ahorael retoeranosóloganarmelaconfianzademispaisanos,sinoatrevermeaabrirmeaellos.Pasaronmesesparaqueelprimeroseanimaraavisitarme.Noesquelaseñora

Rubensnohubiera resultadoefectiva,paraese tiempoya todosconocían lodemicabañasolitariaymidisposiciónaquiénsabequé;simplementenoestaban

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interesados.Apesardelpanoramapocooptimista,nuncamedesanimé;todoslosdíassalía

orgullosademicasaparairami“refugio”.Sabíaquetardeotempranoalguien,asífueraporcuriosidad,llegaría.Yasífue.Mientrastantoaprovechéeltiempo.Medediquéaestudiarsobrelapsiquehumanayelcuerpo.Estudiéherbolariaeinvestiguémásprofundamentesobre laspropiedadesde lasplantasde laselva.Por herencia, mi legado materno traía intrínseco ya el conocimiento de lasplantasmedicinales.Eraundongenético,porllamarlodealgunamanera,aunquea Luana,mi abuela, le gustaba llamarlo como el don del espíritu de nuestrosancestros. Pero a mí me gustaba investigar, me gustaba enterarme de losnombrescientíficosdelashierbasydelestudioquehastaesemomentosehabíahecho de ellas (por lomenos hasta 1978, fecha de los libros más nuevos delrepertorio de nuestro querido doctor Nieck Zondervan). De esa manera, alconocerloscompuestosdelasplantas,porejemplodelaabuta,motelosanangotrompeterosachaAbutagrandifolia,porsunombrecientífico,quecontiene losalcaloides benzil-izoquinolínico, flavones y taninos, deduzco que puedeemplearseparabajarelcolesterolalto, laanemiayparacontrolarhemorragias,nosólodeunamaneramística,sinobasada en hechos científicos.Me gustabaesodecongeniarla“magia”conlaciencia.Gracias a este don, y a que desde pequeña vi cómo mi madre y abuela

utilizabanlasplantas,mipercepciónsobreelmundodelabotánica,seexpandiórápidamente.EldoctorNieckfuemuyamableconmigo,nonadamásmedejaba curiosear

sus libros, él mismo me enseñó muchas cosas y hasta me regaló algunosejemplares.Estaba tanentusiasmadopor tener una pupila… ¡Ja, Nana, así es,perfecto!Lohaentendidotodo.Aunquedespuéslodesilusionéunpoquito,misplanes eran diferentes: yo no quería curar el cuerpo, yo quería evitar que seenfermara.Sinsaberlo,micaminoparaconvertirmeenjapysaka,“laqueescuchabien”en

tupí-guaraní, la lenguaancestraldenuestropueblo,comenzabaa vislumbrarse.Aunque teníacasi todami vida preparándome para ello. Empezó conAlejo ydespués con Carmina. Por supuesto, el vestido fue pieza clave y también elencuentroconelviejoYuma,quienmellevóaponermásatencióna losdeseosdemialma.Perosinduda, laconvivenciaconmiamigafuemiprimeraescuela.Durante

años me dediqué a escucharla. No es que Carmina fuera egoísta o no se

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interesaraenmí.Siempre lehicesaberqueme gustaba escucharla, por lo queella,seguradequepodíaconfiarenmíydequeyoerademuy“pocaspalabras”,sedejabacaerconsusmonólogos interminables:“Ya,puessí,comotedigo, lamaestradeálgebramepusounceroenelexamen;noquisoentenderquemesélosresultados,nocómollegaraellos.Quéseyocómofunciona lamente,si losupieranoestaríaahí,¿nocrees?...Porque,digoyo,siyosupiera…Ah,¿no teconté?...”.Nuncameaburríasulado,mehacíareíryviajarconesaimaginacióndesbordante.Deboaclararque,aunqueyonoutilizabamivozparacomunicarmeconella,nosentendíamossinproblema.Yafueraporquedealgunamaneranosleíamos los pensamientos o, también, porque cuando necesitaba hacerle saberalgoloanotabaenunalibretitaquesiemprellevabaconmigo.Sinembargo, irsefue el mejor regalo que me pudo dar. Por contradictorio que parezca. Sucompañíamehizofalta,porsupuesto.Laechédemenos,eramikypy’y (comosolíamos llamarnos o pensarnos),mi hermanita, pero el apego que yo habíadesarrolladohaciaellamealejabademiverdaderamisión de vida, aunque notuviera la certeza de cuál fuera ésta. Conocía más a Carmina de lo que meconocíaamímisma.Mehabíadedicadoaprotegerla;suausenciameobligóaverhaciamiinterior,abuscaresesustitutoenmipropiaexistencia,enmipropiaalma.Sentirmeaceptadaporella,mehacíasentirmevaliosa.Fueduroperder(odejarir)alaúnicapersona,fuerademifamilia,quenomerechazaba.Despuésdeunalargayprofundacrisisexistencial,deañosdenosabercuálera

mi lugar en el mundo, un día, como en una revelación, tras años de haberplanteadolapregunta,larespuestallegó:yoeraunserhumanocompleto,quenonecesitadenadieparasaberqueesvaliosoporelsimplehechodeser.Entoncesexperimenté la libertad.Ycomprendíque,aveces,esoque llamamoscariño oamornosonmásquecadenasquenosatan.Elverdaderoamoresincondicionalynosdejalibresconnuestrolibrealbedrío.Así,estuvepreparadaparahaceraunladomispropiasnecesidades,porqueya

estabantodascubiertas,oporlomenosasílocreí.

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Laprimera

MEDICUENTADEQUEALGUIENMESEGUÍA,casidesdequedejé laaldea.Fingínodarmeporenteradaycontinuémicaminocomosiempre.Era tiempodesecas,asíquehabíaqueandarmucho.Medetuveacontemplar lasenormesraícesdelos ficus.Aún en tiempo de lluvias, cuando las aguas cubren casi todo y loscaminosserecorrenenbarcas,sesiguenasomando.Caminépausadamente,sinprisa,paraponerapruebaeltempleyladecisióndequienmeseguía.Hastaqueporfin,cuandoentréamicabañatocaronalapuerta.—Ho…hola—dijolavoztímidamente—.Séquenopuedescontestarme,pero

¿podríasdejarmepasar?“¡Me cachis! ¿Sería la primera?”, pensé y sentí un leve cosquilleo en la

garganta.Inspiréprofundamente:nodejaríaquelosnerviosmebloquearan.Lavozsonabaangustiadaytriste.Leabrílapuerta,ledediquéunasonrisay ladejépasar.EraCecilia, laactriz

italiana,lamamádelosgemelosqueCarminayyocuidábamosdepequeños.Ellaentróechandounvistazo,sonrió,creoquesesintiósegurayconfortable.—Oh,bellosito…Bonitositio,¿ah?...Lotienesbienmontado.Agradecíconunmovimientodecabezayunasonrisa.Extendiendounamano

lainvitéatomarasiento.Medirigíalanaqueldelashierbasybusquélasquelaayudaríanarelajarse.Luegopuseacalentaragua.Leprepararíaunainfusiónconhojasdemaracuyá.Permanecióensilencio,mirandoalpiso,hastaqueelaguaempezóaherviryel

ruidode lasburbujasenebulliciónanimaronelambiente.Pudeobservarla condetenimiento;eraunamujerbella,blanca,decabello largo,oscuroyondulado.Lascejaspobladas,biendefinidas,labiosdelgadosyojosnegros,expresivos.Noeramuyalta,tansólounospocoscentímetrosmásqueyo,peroeraespigada.Laspocasarrugasqueseinsinuabanensurostronodelatabansuedad.Por laedaddesushijos,lecalculéunoscuarentaycincoaños.—Nosébienporqué vine.No sé ni qué debo hacer o decirte—rompió de

prontoelsilencio.

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Lamirédirectamentea losojosmientras leentregabasu tazademate.“Sólohabla”,pensé.Yella,comosihubieseescuchadomipensamientocontinuó.—Supongo que si he venido aquí es porque tengo necesidad de hablar, de

contar todo loquemehe tragadoporañosyquenienesta bendita, bellísima,tierrahepodidoolvidar.Laaniméadarsorbitosasuinfusión.—¡Ma che cosa! ¡é caldo!... ¡caliente!—se quejó y los ojos se le pusieron

llorosos.Le quité la taza de las manos, me senté frente a ella y empecé a respirar

profundamente. Cerré los ojos por un momento e incliné la cabeza, paraindicarle que hiciera lomismo. Las lágrimas le escurrieron por debajo de laspestañas,sucuerpo temblaba,sugarganta ahogaba gemidos, hasta que poco apocose fuecalmando.Empezóacontrolarsurespiración,perosindeteneresellantoalmacenadoporaños.Lloró sin pausa y sin prisa.No pronunció ni unapalabra;nolapresionéparaquelohiciera.Todollegaasutiempo.Cuarentaminutosdespués abrió los ojos. Tomó la taza y presurosa bebió el

contenido:estabadeshidratada,porsupuesto.Yoseguí frenteaella,mededicóunasonrisa,yde lamismamanera le contesté. Se levantó yme dijo: “Vengodomani…mañana” y se despidió con el que se convertiría su acostumbrado“Ciao,bellajapysaka”.Aldíasiguientepartimosjuntas,yanoteníaporquéesconderse.Esta vez le preparé un jugo fresco de camu camu, para que le refrescara la

memoriayleendulzaraunpocoelmalsabordebocaqueleprovocaríarecordar.—Noséquiéneselpadredemishijos—soltólafrasedespuésdehaberledado

untragoasubebida.Hubiera querido tener la experiencia necesaria para no reaccionar, pero me

tomóporsorpresa:misojosseabrieroncomodosenormescocos.—Sì, entiendo que te sorprendas, quién no lo haría. Capisci?... ¿Ahora

comprendestodalaculpaeincertidumbrequehe tenidoqueguardarpor tantosaños?...Movílacabezaafirmativamente.—Amomiomarito,meenamorédeélcasidesdequenosconocimos.Bastaron

unpardecitasparaquemedieracuentadelserhumanoquees.Ysuvoz…ysutalento…Lohasescuchadocantar,¿cierto?...Misojosbrillaron,eracierto.Arnauteníaunavozextraordinaria.Másdeuna

vezmehizollorarconsuinterpretacióndeRodolfoenLaBoheme.—Ja,ja,ja…nonparlate,matusojoslodicentodo,ragazza—soltóunarisita

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y continuó—. Arnau e io tuvimos un noviazgo corto: a los seis meses noscasamos.Yaunqueestábamosmuyenamorados, losproblemasempezaroncasidesdeel inicio: trabajábamosmucho y nos veíamos poco, ni siquiera tuvimosunalunademiel.ÉleramoltosolicitadofueradeItalia,viajabaconstantemente,e io era la actriz principal de una obra que, de igualmanera, estaba teniendomuchísimoéxito.Unanochelosproductoresorganizaronunafiestaparacelebrarlas primeras cien representaciones. Era una fiesta a la que no podías faltar;estábamosmoltocontentosconlarespuestadelpúblico,maestoyseguradequelamayoríadenosotroshubiéramospreferidoiradescansaranuestrascasas.Asíque,alasoncedelanoche,aúnsinpoderirmedeahí,mefuiabuscarunrincónendondeesperarqueeltiempopasara.Yahabíasocializadoconquienteníaquehacerlo, le había sonreído a todo elmundo y hasta había firmado autógrafos,perotambiénsemehabíansubidolascuatrocopasdechampánquebebí.Luca,miparejarománticaenlaobra,alparecertuvolamismaideaqueyo,porquemelo encontré solo sentado en el sitio al que yo le había echado el ojo conanterioridad.Estabamareado,dijo,yquequería irseacasa.Mehizo una señaparaquemesentarajuntoaél.Comenzamosaplaticar,areír,quizásaflirtearunpoco, y seguimos bebiendo. Entonces, la notte… cambió —Cecilia bajó lamirada—.Teníamucho tiempodeque no pasaba unmomento así, ni siquieraconArnau…Arnau…teníacomotressemanasdegirafueradeRomaynuestroshorariospocasvecesnospermitíancoincidir.Estábamosenelmismocontinente,machecosa,parecíaqueunagalaxiaenteranosseparaba.Asíqueconpretextosono, terminéencasadeLuca.Capisci?...Supongoqueno tengo que contartelosdetalles,¿cierto?“Me…cachis…”Melequedémirandocon lamiradamás tranquilayneutra

que pude poner. Me daba cuenta, en ese momento, de que “escuchar” noresultaríatanfácilcomoyohabríasupuesto.Muchosdesahogaríanenmí todo.Todoloquenosehabíanpermitidonicontarseaellosmismos.Aunquealgunosseríancautosoprudentes,quizásotrosno.Peroyonoestabaahípara juzgarnicondenar a nadie. Yo solamente estaba ahí para escuchar lo que cada unoquisieraconfiarme:loslímiteslostendríanquemarcarellosmismos.—Bien,noteabrumaréconlosdetalles—dijoparamibuenasuerte,cruzóuna

piernaycontinuóconsuhistoria—,noesnecesario.Loúnicoquetediréesqueesa noche le fui infiel amimarido: hice el amor con otro hombre. Dos díasdespuésArnauaparecióalasalidadelteatroconunenormeramodeflores:“Tiextrañé molto, bella”, dijo con su francés italiano que me encantaba,abrazándomefuertemente.“Yanopodíaestarmássinti”.Meemocionétanto…

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corrimosanuestropiso y… bueno, capisci?... Los detallesme los guardo. Séquetienesimaginación.Melevantéparaofrecerlemásjugo.Llenésuvaso,bebióunpoco,mirófijoal

techo,comosienélvieralasimágenesdesupasadoysiguió.—Unassemanasdespuéssentíquealgonoandababien. Ioeramuy irregular,

podía pasar meses sin que me viniera la regla, así que una mañana, aldespertarme,me di cuenta de que tenía un leve sangrado.No quise asustar aArnau,mefuisolaaveralginecólogo.Cuandosalídelaconsulta,ioyanoeralamisma.Eraembarazada.»Caminémuchascuadrassinsaberquéhacer,aadónde ir,con quién hablar.

Mesentíacompletamenteperdida.Penséenhuir,entomarelprimertreneirmeaescondera laToscana,¿cómoeraposiblequeesomeestuviera ocurriendo amí,precisamenteamí,quesiempremeconsideréunamujerhonesta, fiel?Misamigas se burlaban de mí, me decían que era una santurrona, pero yo creíafirmementeenmisconvicciones,enlosvalores,notodoslosartistas teníanqueser promiscuos o drogadictos. Arnau y yo éramos la excepción. Me sentíaorgullosadequeasí fuera.Asíqueconesosargumentosdecidícallar. AunquemimaridoyLucaeranmásomenos delmismo tipo, recé para quemis hijossalieranamí.Graciasalcieloasífue—suspiró.“Ciao,bella japysaka”,sedespidió con un semblante sereno y relajado, “Ci

vediamo domani”. “Hasta mañana”, contesté en mi pensamiento y con unasonrisa.Laprimerahabíaconfiadoenmí.

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Loinesperado

HANPASADOCINCOAÑOSDESDEAQUELLAmiprimera“visita”.DespuésdeCecilia,unoaunoloshabitantesdeYvymar´efueronllegando.Sonpocoslosquenomehanvisitado.Nieckentreellos;esosí,devezencuando,me pide prestadamicabañapara realizaralgunaprácticaymeditaro…curarsesolo. Como aquellavezquellegótanalteradoapedírmela.“Mecachis,pero¿qué lepasa?”,pensé,cuandonotélaurgenciaensusojosamarillosyfebriles.Nopudenegarmeasupetición,aunquemequedémuypreocupada.Amediascumplí la promesa quemeobligóahacerle:noavisarleanadieynoaparecermeporahí.Alosdosdíasdesudesaparición,noaguantémásyfuiabuscarlo. Entonces lo vi. No quiseentrar de golpe, sólo me asomé por la ventana. El descubrimiento me hizoescondermeconrapidez.¿Quiéneraaquel joven?,¿porquéestabaconNieck?,¿qué era lo que estaba pasando?...muchas preguntas rondaron por mi mente.Perosobretodo,laimagendeaquelmuchachoalteróloslatidosdemicorazón.“Recontra cachis”.Me asusté y regresé corriendo ami casa. Al día siguientevolví: la curiosidad me sobrepasaba. Me dediqué a espiarlos, invadida desentimientosencontradosy desconocidos paramí. Regresé todas lasmañanas,cuandoelambiente,apesardelabrillantezdelsol,aúnpermanecíafrescoporlalluvianocturna.Asímedicuentadelagravedaddeldoctorydequeaqueljoven,por alguna razón, estaba ahí ayudándolo. A mi manera hice lo mismo desdeafuera,protegiéndomesiempredenoserdescubierta.Seguícadamovimientodelchico.Comprobélomuchoqueleentusiasmaronmislibros:losleíaconavidez;yfuitestigodelamaneraenquecuidabaaNieck.Meconmovió.Hastaqueunamañana,cuandoelholandésyaestabafueradepeligro,lovisalirmuyapurado.Llevabaelpelorevueltoylabarbacrecida.Estuvoapuntodedescubrirme,perologréescondermeatiempo.Enelinstantequelotuvefuerademivistaentréalacabaña.Nieckseguíaacostadoenlacama,estabaojerosoymásflaco.De lasorpresa,

se levantóencuantomevio, fingiendoque estaba bien. Casi a empujonesmesacódemipropiacabaña,cedíporquenoquisecontrariarlo:suaspectoaúnera

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delicado.Nomencionónadaduranteeltrayectoalaaldea,niyotampocolehicesaberqueestabaaltantodeloocurrido.Cuandollegamos,mehizoprometerdenuevo que no diría nada a nadie. Asentí. Tenía experiencia en guardar lossecretosdelosotros.Yonoescribonirecopiloloquemecuentan,todoloretengoenlamemoria.Mi

intención no es hacer un registro de acontecimientos, sino ayudar a sanar lasalmas.Nohayhistoriasnuevasenlahistoriadelahumanidad.Elmundoes tanviejoqueyalohavisto todo.Somosnosotros, losnuevos,encadavidanueva,que experimentamos por primera vez; aunque en lomás recóndito de nuestramemoria,individualycolectiva,sehallentodaslasexperiencias.Loquecambiasonlaseras,lasépocas,lascircunstancias.Lossereshumanosseguimossiendolosmismos, pero por fin, algo está despertando dentro de nosotros y estamosaprendiendoareaccionardeotrasmanerasaesasmismassituaciones.Aversideunavezportodasdejamosderepetirpatronesehistorias.Meheganadolaconfianzadelaspersonasporquesabenqueloquesaledesus

bocasnotendráeco…nicastigo.YdeesoestabaseguroeldoctorNieck.¡Me cachis! Más tarde recordé que el joven volvería al día siguiente a la

cabaña,asíquecorríhastaahí,elegíunpardelibros,loscoloquésobrelamesa,arranquéunahojademi libretitay le dejé unmensaje fugaz. Seríami primerregalo,aunqueélnolosupiera.

Elmatrimonioyloshijosnuncafuerontemadereflexión.Porlomenosnoparamímisma.Lasrelacionesrománticas seme hacían cursis y poco interesantes,más bienme parecían pérdida de tiempo. Yo vivía enfocada en otros temas.Tampocosentíaeldeseosexualdeestarconunhombre(oconunamujersifueraelcaso);mecostaba entender cuandoCarmina llegaba a contarme sobre tal ocualchicodelasecundariaque lequitabanelsueñoyelhambre.Penséquealhacermemayoresocambiaría,perono:amíesodelosnoviosylosmaridosmeteníasincuidado.Tuvoque llegaresechicomisterioso,demanera inesperada,paraqueunachispadenoséquérecorrieramicuerpo,dejándome,comoamiamiga,sinhambreysinsueño.Pensabaenélnochey día, en su boca, en susojosclaros,ensupelocastañoyondulado,ensupielblanca,ensucuerpoaltoydelgado, en sus manos grandes de dedos finos. Soñaba con él (dormida odespierta), que acariciaba mi pelo, mis brazos y justo cuando sus labios seacercabana losmíosmedespertaba. ¡Mecachis!Lafrustraciónsalíaenforma

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desuspirodesdemipecho.Comosifueraimposible.Unatarde,mientrascontemplabaelrío,ensusaguasturbiasclaramentenosvi.

Estábamosmontados sobre elefantes elegantemente adornados, llevaban sobresus lomosmantas bordadas en rojos y amarillos e hilos de oro y plata; sobrenuestrascabezaslucíandoscoronillasincrustadasdepiedraspreciosas;delanteydetrás de nosotros un cortejo nos acompañaba. ¡Nos íbamos a casar! Aquellaimagen fue tan vívida… las había tenido antes, pero ninguna tan clara, nitampocoproyectadafuerademimente.¿Seríamiimaginaciónoel recuerdodealgunaotravida?...Nolosabía,loúnicoquepodíasentireraqueaquelhombremerecorríaporlasvenas.Entonces,capisci!Comprendídeverdadtodoaquelloquemehabíanconfiado

lasmujeresde laaldeaacercadelamor.Experimenté todasesassensaciones yemociones, eso intangible que es tan difícil de expresar con palabras, paraentenderconprofundidadporqué la razahumanahasufrido tanto por aquelloquenombranamor.Perolalecciónfueduraparamí.Y ahí empezó la historia eslabón que conecta todas las piezas de esta gran

historia.Aqueldíaquedógrabadoenpiedra.Despertétarde(algomuypocousualenmí).Había pasado gran parte de lamadrugada en vela: una pesadillame mantuvoinsomne. La noche anteriormi abuelo nos había desvelado un “secreto”. Nosinformóque lascosascambiaríanmuyprontoen laaldea:alguiennuevo iba allegar a nuestro mundo, un visitante de “afuera”. Mi corazón empezó a latiraceleradamente. Nos contó a grandes rasgos la tragedia que vivió el doctorNieckysureencuentroconelmundoexterioryconSantiago,elmédicoque losalvó.Tomómimanocondelicadezaparasaludarmeymemirófijamentealosojos.

¡Me cachis! Nunca había visto una sonrisa tan blanca como la suya. Meestremecí.Saludóamimadredeigualmanera, tomandosumano,pero, talvezpor sermayor, inclinó la cabeza en señal de respeto. Entonces mi abuelo loinvitóasentarseentrenosotrosycenar.Niecktambiénestuvopresente.Entrelostresnoscontaronsumisteriosahistoria.Porsupuestoyoya laconocía,pero laspiezasquequedaronfuera,semeaclararonesanoche.Enalgúnmomentode lavelada,descubríaNieckobservándome,comoqueriendodarmelasgracias.Santiagomemiraba.Me excusé en mi mudez para no tener que mirarlo de frente. De pronto

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comencé a marearme. Mis manos estaban sudorosas y frías. Mi madre mepreguntó, discretamente, si estaba bien, le respondí con una sonrisa fingida:quería salir corriendo de ahí, pero por ningún motivo podría haberlo hecho.Queríaseguirescuchandoaquellavozhastalaúltimahoradelanoche.EnunpuntoSantiagoperdióel interésenmí,yaque en ningúnmomento le

devolví sus miradas y sonrisas de cortesía. Me sentí aliviada, pero la tripaempezóamolestarme:unarevoluciónde libélulasparecíahabersedesatado enella.Esanochetampocodormí.Nopodíaentenderquémepasaba.¿Quépodertenía

aquelhombresobremíparahacermesentirdeaquellamanera?,¿porqué teníaaquel poder?, ¿yo se lo había dado?, ¿se había fijado enmí como yo en él?,¿acasoesoeraelamor?,¿esoerasentirseatraídaporunhombre?...¿esoera laatracciónfísica?...Muchaspreguntas,paralasquenoteníarespuestas.Aldíasiguiente,durantesupresentaciónoficial,nopudedejardeobservarlo.

Meimpresionaronsu porte y soltura.No necesitaba decir nada para llamar laatención, su sola presencia iluminaba el sitio. Paradito ahí, con sus vaquerosazulesysupolorojo,contrastandoaúnmásconel restodenosotrosynuestroatuendo blanco. Me tenía deslumbrada. Por supuesto, en ese momento yosolamentesabíaquealgodentrodemísehabíaroto,quebrado,perdido,fugadoohundido.Nolosé.Meeradifícildefinirmisemocionesysentimientos.Estabaexperimentandoalgorarísimo.Creíqueerainmuneoqueeneldiseñodemisernosehabíaintegradolacapacidaddesentir“eso”porelsexoopuesto.Sí,“eso”,asílellaméyoaeseenteextrañoqueentródentrodemicuerpoydemimentesinmipermiso,ydelquenomepodíadeshacer.¡Mecachis!Santiago regresó aYvymar´e cada fin de semana desde aquella su primera

visita.Yome arreglaba con esmero, con la esperanza de que se fijara en mí.Sentía que él era el único que podría reparar aquello que se me había roto,fugadooperdido.Noobstante,supresenciameprovocabacierta incomodidad.Nosóloporelhechodehacermesentircomounasimplemortalconproblemassentimentales,habíaalgomásquemecostabadefinir.MiintuiciónmedecíaqueaSantiago lepasabaalgo.Meera imposible leersus pensamientos (a la únicaquepodíaleérseloseraaCarmina,yquiénsabesidespuésde tanto tiempoaúnlo consiguiera), pero sí era capaz de sentir la energía que emanaba de ellos.Aunque se mostrara entusiasmado o interesado por aprender todo acerca denuestromundo,denuestrasociedad,lopercibíaincompleto,conesaalegríaquese esfuma cuando todos se han ido.No quiero decir queme sentí feliz en el

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momentoenqueencontréensusojosesedejodemelancolía,peroesquesóloentoncespudeverlocomoaunserhumanocomúnycorrienteque,comotodos,escondesuspesaresparapodersaliradelante.Ahí,dejédecomportarmecomouna adolescente antisocial y esquiva.Ahí, abrí una puerta para que entrara laamistad.Yaveríayo como aplacaba a “eso”. Enfrenté conmadurez lo que seavecinaba.Unabenditamañananoscruzamoscuandoyo iba ami “refugio” y él, hacia

Yvymar´e.Supongoqueporcaballerosidad,oquizásporcuriosidad,seofrecióaacompañarme. Por primera vez pude retenerle la mirada y accedí a suofrecimiento.Hablómuchoaquellaocasión.Lorecuerdomuy bien porquemehizo gracia. Hablaba de todo y de nada, ¿sería que mi presencia lo poníanervioso?...¡Mecachis!Despuéssupequemimudezeraloqueloalteraba.Lossilenciosleeranincómodos:teníaunanecesidaddellenarelvacío.—Yahabíaestadoaquíantes—medijo,ufano,cuandoentramosalacabaña.Inclinélacabezaparaindicarlequeestabaenterada.—Quizás te preguntarás por qué vine a acompañarte —continuó—. He

escuchadomuchascosasdeti,¿sabíasqueereselgranorgullodetuabuelo?...AÁlvaroselellenalabocacontunombrecadavezquehabladeti,dicequegranpartedequeYvymar´econtinúesiendounparaísoesgraciasati,lajapysaka.Me ruboricé.No sólo por escuchar aquellas palabras que mi propio abuelo

nuncarepitiódelantedemí,sinoporquelaspronunciabaaquelhombrequehabíahechoquetomaraconscienciademifeminidad.Nopodíaevitarlo.—¡Te pusiste roja!—exclamó Santiago, paramimala suerte—. Sí que eres

modesta—agradecíque interpretaramiacaloramientocomosignodemodestia—.Supongoqueesoespartede loque tehace tan especial y por eso todo elmundo te quiere y confía en ti, porque, aunque seas sabia o avanzada oevolucionada,siguessiendoinocente,ingenuayeso…Santiago siguió hablando. Mostró su interés por mi “método” de sanación.

Externósusopiniones,mecontósobresucarrera,sutesis…yentremáshablaba,más trabajo me costaba permanecer neutra, como siempre había sido. En elénfasisdesuconversación,metocabaunbrazooelhombro.Losvellitossemeerizaban.Suaromamehacíasuspirar.Unaoleadadecalormehizoestremeceryunas gotas de sudor aparecieron en mi frente. Santiago tenía el poder dedesequilibrarme,peroyonoloibaapermitir.Meservíunvasoenormedeaguaconmuchohielo:laluchainternaapenascomenzaba.Santiago me visitaba casi todos los fines de semana. Le entusiasmaba

“conversar” conmigo. Por supuesto, a mí esas visitas estaban lejos de

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entusiasmarmenadamás.Micorazón,comoperritoqueanticipalallegadadesudueño, empezaba a palpitar con fuerza, y cuando ya lo tenía cerca, ladrabaescandalosamentehastaqueél,educadoycálidocomoera,sesentabaenunadelas mecedoras de la terraza a observar la selva. Entonces, yo me le unía,intentandoacallarlosladridosdemipecho.Mesentabaasuladoyponíatodalaatenciónasusrelatos.Pero en una ocasión, su comportamiento distó mucho de lo usual. Estaba

callado,algopálidoydecaído.Aquelpresentimientoque tuveal inicio,cuandoreciénloconocí,acongojómicorazón.Fuiamianaqueldeyerbasybusqué lasque leayudarían.Lahierbaluisa fue la indicada.Se la preparé en infusión. Latomó a sorbitos, desviando siempre la mirada de mí y perdiéndola en losinfinitostroncosdelasceibas.Despuésdeunbuenratohabló:—Eresmuy bella,Nana—dijo con la mirada aún fija en las ceibas—. No

entiendoporquénotienesenamorado.Mequedépasmada.¿Acasointentabahaceralgúntipodedeclaración?—Teadmiro.Supongoquelavidaesmuchomássencillacuandonosetienen

lascomplicacionessentimentales,¿ah?—Ahí,volteóaverme,sinsoltarlataza.Creoqueunasonrisachuecasaliódemirostro.Mesesantesdesullegadaesa

eramivida;ahoralateníamuycomplicada.Noteníaideadequesecomplicaríaaúnmás.—Desdelaprimeravezquevineaquícontigo,atucabaña,hequeridodecirte

algo,peroporalgunarazón,nomeatreví.Elcorazónempezóaladrarconfuerza.Elperritosehabíasoltado.—Estoyenamorado—lolanzó.¡Me cachis!Una emoción indescriptibleme recorrió y las libélulas salieron

disparadasportodomicuerpo.—Dealguienquenomeama…—soltóunsuspiro.¿Cómosabíaélquenoloamaba?,¿acasomelohabíapreguntadoantes?—Bueno,creoyoqueyanomeama—perdiólamiradaenelpiso—:lefallé.

Fuiuncojudo…Santiagoseincomodóunpoco.Nosolíahablarmeconmajaderías.—Disculpa…yo…Movílacabezaeintentésonreírparadarleaentenderquenomeimportunaba

suvocabulario,perosobretodoparaquenonotaramiterribleconfusión.—Aunqueséquesímeamó—continuó—.Estoyseguro.Peroesquenopodía

contarlemisecretoni lapromesaque lehabíahechoamipadre…mehubierarechazado desde el principio y… bueno, tampoco podía contarle lo deNieck,

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menosdeYvymar´e…¿De quéme hablaba ese hombre sentado frente amí, ese hombre al que le

habíacambiadoelsemblante,queparecíasumidoenun infinitodolor?Parecíaroto,quebrado,hundido…—Nana,ayúdameasacarlademicorazón.¿Aquién?,¿qué?...Perosíyo…Mipropiocorazónse negaba a terminar de

comprenderquehabíaunamujerenlavidadeSantiago.Ynoerayo.—Porfavor,ayúdame—volvióasuplicar.Eramuydifícilveraunhombrecomoaquelsufriendodeesamanera.Conel

rostrocontenidoylosojosirritados,luchandodetodasmanerasporseguirensupapel de hombre, de macho. Intentando no derrumbarse por el amor de unamujer.Ymientrasélpedíaayudaparasacarsea esamujer de su corazón, yo pedía

ayudaalcieloparasacarloaéldelmío.Ylopeoraúnestabaporvenir—Ayúdameaolvidarla…oarecuperarla.¡Nolosé!Carminanotieneideade

todoloquehapasado,detodoloquelaamo…¿Carmina?—Eslamujermásadorablequeheconocidoenmivida.Silaconocieras…es

tanespecial…inteligente,divertida,tierna…yparacolmo,¡estudiamedicina!...¿Medicina?—Nosabeslasorpresaquemellevécuandosupequeerade¡Iquitos!...justoel

lugarendondepensabarealizarmiServicioSocial.¿Iquitos?... ¿Sería eso posible?... ¿En verdad tan pequeño era el mundo?...

Todoparecía indicarqueefectivamenteelmundoeraun pañuelo, un guisante.Mipropiomundomediovueltas.Estuveapuntodedesmayarme,peroSantiagoreaccionórápido.Mellevóadentro,meacostósobreunsillónymedioabeberagua.Sepreocupó,peroaseñas lehiceentenderquese fuerayquemedejarasola.Nopodíareprimirelllantoporunmomentomás.Laslibélulashabíancaídofulminadasamispies.Permanecí insomne incontables noches. Inventé pretextos para alejarme de

Santiago.Dejédeconsultar.Erainverosímilloquemepasaba.Amí,quenuncameinteresósalirdeYvymar´e,demirefugioendondesiempremesentíasalvo,endondeaprendíaserútil,endondesedespertómivocación.Justoaquíenmiparaíso,elmundodeafueray lavida llegabanparasacudirme,paraenseñarmequeyoeratanmortalcomocualquieradelasmortalesquehabitanelplaneta.Yo,lamássanadetodas,meenfermé.Unaerupcióninvadiómipiel,nodejandoniunasolapartedemicuerpolibredesuescozor.Mirostro,micuello,misbrazos,

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piernas,espalda, torso, todo se llenó demiles de ronchitas que picaban comohormigascarnívoras.Eldolorera intensopordentroypor fuera.Mispadresymisabuelosestabansumamentepreocupados.Santiagoquisoatenderme,perolorechacécontodasmisfuerzas;tampocoquisequeNieckmetocara.Sólopermitíamimadreestarcercademí.Yellamecuró.Mimadreerasabiapornaturaleza.LlevabaellegadodeLuana,miabuela,ysu

genteenlasangre.Ensuespírituconvergíansiglosdeprácticayconocimiento.Lossecretosdelasamazoniascolombiana,brasileña,peruanayvenezolanaeranresguardadosporella, la última chamana de su pueblo.Yo estaba destinada aheredarsulugar,apesardequehubieratomadootrorumboenlaprácticade lasanación.Peroparaesofaltabamucho, y en esemomentome encontraba aúnmáslejosdelasabiduríaolailuminación.—Mi niña, mi hermosa Nana —me dijo con su dulce voz, mientras me

colocabaenlosbrazoshojascocinadasdeachira—,elardorquequematupieleselardorquequematualma.Peroesoyalosabes,¿no?Mesorprendí.Mimamásabía loquemesucedía.Despuésdemucho tiempo

porfinrespiréaliviada.—Hevistocómolomirasdesdeelprimermomentoquepusounpieenlacasa.

¿Pensabasqueeras inmune?... todos losomoshastaque llega alguien que nosmueveelsuelocomolosterremotosalasmontañas.Peronodebessentirtemalporexperimentaresossentimientos.Noporqueseas la“sanadoradealmas”, laquesabeescuchar, la japysaka,estásexentadeque te ocurran cosas; recuerdaque tienes ciertos dones, pero no eres mejor ni peor que otros, eres un serhumano.Yatuedadesoeslonormal.Yoescuchabaamimadreynopodíamásquedarlelarazón.Peroalgodentro

demíme hacía rechazar aquella posibilidad: yo no podía ser como todos, yoqueríaseguirsiendoespecial,eseserqueesmásespírituquehumano.Hastaesemomentonosabíaquehabíacosasque teníaqueexperimentaraúnparapor lomenosrozarlasabiduría.—Además—continuómimadre—, quién dice que no puedes enamorarte y

formar una familia. Ese chico, Santiago, me parece que viene con toda laintencióndeestablecerseenYvymar´e...Vaanecesitarunamujer…Ahí no pude más. Me solté llorando. Las lágrimas que rodaban por mis

mejillas eran lava ardiente. El dolor internome consumía hasta convertir misentrañasencenizas…Mimamátratabadeconsolarme,nosabíaquenosóloeraporqueatravésdeSantiagomeestaballegandoeseaprendizaje;sinoporquemicorazónsehabíaroto:mideseonoteníaremedio.

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—¿Quépasa,miniña?,¿porquéese llanto?,¿porquéesas lágrimas?... Creoqueeshoradequevuelvasahablar,necesitascontármelo todo, si no te vas ahogarentupropiodolor.Séquepuedeshacerlo,siempre losupe,pero tambiénsiemprerespetétudecisiónydestino.Siquieresquesecumpla,ésteesahoraelmomentoparati.Conunhilodevoz,tantenuecomoeldeunmoribundo,lecontéamimadrelo

deSantiagoyCarmina.Alterminar,mimadremeabrazó.Nopronunciópalabraalguna,yyomerefugiéensuabrazohastaquelasdosnosdimoscuentadequelashojasdeachira se habían caído y el contacto ya nome producía dolor: laerupción se había desvanecido por completo. Lo otro, el tiempo terminaríatambiénporsanarlo.MecostabaveraSantiagocomoaunamigo.Perosabíaquemenecesitaba.Y

élmismonoseimaginabacuánto.Asíquehiceunpequeñoritualdeperdón.Meurgíadeshacermede laculpaporhabermeenamoradodelhombre equivocado,delhombrequeseguramentemiamiga,mikypy’y,amaba.Porsupuesto,estabaconsciente de que no había sido algo planeado ni deseado, pero los sereshumanos tendemos a sentirnos culpables por todo. Requería aprender a ver aSantiagodeotramanera,yasimilarquesuamornoseríaparamí (noesaclasedeamor).AsíquemefuisolaalSantuariodelasOrquídeas.Permanecítresdíasen meditación profunda, y allí entre aquella belleza y la compañía de lossacharuna, mis espíritus protectores, me perdoné y pedí que me ayudaran atrascender aquel sentimiento. Agradecí la gran enseñanza que se me habíaotorgadoymereconocícomo el ser amoroso que soy. Cuandome sentí lista,livianaydespojadadeaquelpesar, regresé.EntoncesestuveencondicionesdeescucharenteralahistoriadeSantiagoconCarmina.Micorazónemitía ligerosladriditosantesupresencia:sóloeltiempomeayudaríaadomaraaquelperrito.Yaquelloquesehabíaroto,quebradoohundidoempezóarecomponerse.Élmenecesitaba, y yo estaba dispuesta a ayudarlo. De eso se trata el amorincondicional,¿no?Porsupuesto,nopodíaenterarlodemidescubrimiento,perosabíaqueteníaal

tiempodealiado:ésteundíallegótrayendoaAlejoderegresoalaaldea,yconéllamayorsorpresaqueSantiagopudierahaberdeseado.

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Elreencuentro

YOESTUVEAHÍCUANDOSEENCONTRARON.¡Mecachis!Unotanperplejocomoelotro,viéndosefrenteafrentebajoelmarcodelapuerta.FuitestigodeunodelosacontecimientosmásinverosímilesquehubieransucedidoenYvymar´e:Alejo,elhombreque llegódosvecesa la Tierra sinmal era el padre adoptivo de lamujerque Santiago amaba, Carmina,mi kypy’y. Ninguno de los dos se habíaenteradoaúndelacoincidencia,Alejitoporqueacababaderegresardepasarunatemporada con Mina, y Santiago… bueno, todos sabíamos que había ido apresentarsutesis.—¿DonAlejo?...peroqué…cómoes…—Santiagonopodíapronunciaruna

oracióncompleta.Lasorpresalohabíadejadosinpalabras.Cosararísimaenél.—Pero¿quépasaaquí?—preguntómiabuelo,acercándoseaellos—¿Acaso

vosotrososconocéis?...—Sí, no… bueno, es una larga historia, Álvaro—contestó Alejo, igual de

sorprendidoqueSantiago.—Peropasen,pasen,porfavor,sentémonosyhablemosconcalma—inquirió

miabuela,tanasertivacomosiempre.—Traeréun licor al estilo español, creo que nos hará bien a todos.—Ymi

abuelo,pensativo,sedirigióalacocinaatraereselicorpreparadoporélmismoqueacompañaríalasrevelaciones.Fueuna larganoche.Laconversaciónduróhastaelamaneceryun cometido

quedóenmialma:reuniraCarminaconSantiago.¿Perocómololograríasinoshabíamosdejadodeverdesdeloscatorceaños?...Jenesavaispas…nosabía.Yderepente,cuandolosprimerosrayosdelsolaparecieron,elfocosemeprendió.Yes!Delamaneramásantiguaperoefectivaqueexistía:unacarta.QueridaMina:Conociéndote, no creo que esta carta te sorprenda. Quizás mi nombre

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apareció algunas veces en tu pensamiento antes de recibirla, como signopremonitorio de que sabrías demí. ¿O me equivoco?... Pero el mensaje quetengoparadarte,éseno loesperas,ysi loaceptas,podríacambiarte la vida.Believeme.Mina, primero quiero que sepas que yo nunca te olvidé y nunca dejé de

considerartemihermana.Mikypy’y.¿Lorecuerdas?Séquetútampocomehasolvidado.Poresonoencontrarásnirencornireclamosenestacarta;medejasteen libertad para convertirme en quien soy ahora; te dejé libre para queextendierastuimaginaciónytusdeseoshastadondequisieras.Nonosdebemosnada.Micariñoportisigueintacto, igualomásgrandequecuando teadoptécomomipequeñay frágilhermanaaqueldíaqueaparecisteenmissueños.Terecuerdo ahí, acostada en una cama de hospital, con tubos y aparatosconectadosatumaltrechocuerpecito.¡Mecachis!,pensécuando teviasí (esafrasecitalatengograbadahastaeldíadehoy,¿puedescreerlo?).Ymedediquéacuidarteensilencio.Hastaqueunanoche,abristelosojos,televantastedelacama y con ese ímpetu que siempre te caracterizó me tendiste tu mano. Meanimasteaseguirteallugarendondehabíasnacido:buscaríamosatuspadres.Niensueñosloconseguimos.Asíquetesaquédeahíytedije:“¡Vamos!¡Aquítodo esmuy aburrido!”. Ahora yo te dimimano y te aferraste fuerte a ella,comosienesamanitohubierasencontradounarazónparaseguir.Recorrimosla selva. Te impregnaste de su exquisito aroma a tierra húmeda, a hierba, aflores,alolorparecidoalsándaloquedesprendenlostroncosdelasceibasydelosficus;reísteconlasmonadasdeloscapuchinosy teacurrucaste juntoaunperezosoqueconsusojos tristes teacaricióelalma(estoysegurade que poresoteadaptastesinesfuerzoalaselva).Yasícadanocherepetimos lahistoriahastaquepudistevalerteportimisma,hastaquetusheridassanaronyAlejotellevó¡porfin!aYvymar´e.Recuerdoesedíacomosihubierasidoayer.Mina,tan solo soy mayor que tú por meses, pero me convertí de inmediato en tuprotectora:sabía lapena tangrandequeseescondíaen tualma.Nopodía niimaginarloqueerahabersequedadosinpadres,sola,enunpaísextraño llenode extraños. Por eso quiero tanto a Alejo. Te quiso como a su hija desde elmismomomentoenque te vio.Hasta el día de hoy su amor sigue siendo tangrandequecontaldevertefeliztedejópartir,teregalótulibertad.YbiensabescuántolecostódartegustoenquetefuerasaestudiarmedicinaaLima.Lavidaesmágicaysorprendente,kypy’y.Noquieroretrasarmáselmensaje

principaldeestacarta,sóloqueríaquesupierascuánimportanteeresparamí.Aúnsinhaberlaenviado,yaescucholoslatidosde tucorazónadelantándosea

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loshechos.He conocido a Santiago, sí, tu Santiago. Sería muy largo de contar cómo

sucedió.Lomásimportantequedebessaberesqueélteamaprofundamente.Esun hombre íntegro, de buen corazón, te lo digo yo que lo he conocido. Y sitodavíaconfíasenmí,sabrás que no temiento. Pero deberá de ser élmismoquientecuentelahistoriacompleta,porquenomecorrespondeamí.Comopodrássuponer,porelremitentedelacarta,Alejoestáenterado.Aélle

tocó la tarea de mandarla (¿quién más, si no?). Él mismo podría habertecontado todo, pero quise ser yo la mensajera. Es tiempo de que volvamos a“hablar”,Mina.¿PuedesveniraYvymar´e?Variassorpresasteaguardanaquí.TequiereconelalmaNanaUna semana. Dos horas de espera. Dos horas de vuelo. Unos minutos de

abrazos.Mediahorahastaelembarcadero.UnahoraymediaenbotenavegandoentreelNanayyelAmazonas,lacuencadelríoyvarioskilómetrosnavegandoycaminandoporlosriachuelosyloscaminosenlasprofundidadesdelaselva.EsefueeltiempoqueletomóaCarminallegaraYvymar´edespuésdequeleyómicarta.Alejo venía con ella. La había recogido en el aeropuerto de Iquitos. Yo los

esperéenotrobote,para llevarlosa laaldea.SantiagosequedóenYvymar´e,aguardando,impaciente,quelellegarasuturno.Sus labios continuaban siendo inverosímilmente rojos. Sus mejillas,

sonrosadas por el calor, su pelo, alborotado por las mismas razones, noescondían la emoción que le provocaba estar otra vez ahí. Sus ojos brillaroncuandomevio.Yosentíqueenelmomentoenquenos abrazamos éramos denuevoesasdoschibolitas ideando travesurasen laselva.Las lágrimassalieronsin elmenor esfuerzo, sin que ninguna de las dos se opusiera a ellas. Alejo,paradojuntoanosotras,reprimíalossollozos.—Kypy’y,quéhermosaqueestás.Sonreíysupusequemesonrojé.—Ymiratupelo,tanlargoybrillante.Estásregia,mujer.Yolaseñalabaaella,paraindicarlequeellaeralaqueestabahermosa…yalta;

yomehabíaquedadopetizita.

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—Mira loque te traje,Nana—Carminametió lamano a su bolso.No pudoevitarunasonrisitadelatadora.Mereímucho.Alejo,también.Minanosehabíaolvidadodemiafición,casi

obsesión(queadquiríporsuculpa,porsupuesto)alaIncaKola.Eranuestromássagradosecreto.Todos los finesdesemana,cadavezqueveníanaYvymar´e,me traían una o dos de esa gaseosa. La adoraba. Se me hacía la cosa másfantásticadelmundo.Esasburbujasdoradasconsaboraduraznoyhierbaluisamehacíanlaniñamásdichosadeluniverso.Conquépocosepuedealegraraunniño,¿no?Nosabrazamosmuchasvecesmás.Noparamosdereíryde llorar,hastaque

Alejonoshizoverqueseavecinabaunalluvia.NavegamoshaciaYvymar´e.—¿YSantiago,dóndeestá?...—PorfinCarminaseatrevióapreguntar.—Teestáesperando—conunasonrisitamaldisimulada,Alejocontestó;yyo,

alargandomibrazohaciaelhorizonte,señaléhacianuestraaldea.—¡Oh,peronoquieroquemeveaenestas fachas!—exclamóderepentemi

amiga.Alejoyyonoslaquedamosviendo;soltamoslacarcajada:haycosasquenuncacambian.—Notepreocupes,hijita.Lo teníamosprevisto,así que primero iremos a la

cabañaaqueteacicales.—¡Ay,papá!Niquefueraperritoparaquemetenganqueacicalar.Nosreímos.Lasrisasaugurabantiemposbuenos,aunquelasnubesgrisesylos

relámpagosproclamaranlocontrario.Llegamosjustoatiempo.Apenasamarramoselbotealaorilladelrío,lalluvia

se dejó caer. Entramos corriendo en la aldea, como si a propósito ésta nosquisiera esconder de los ojos curiosos. Como la casa de mis abuelos seencontrabafrentea la deAlejo, yome dirigí hacía ahí,mientrasme despedíadiciendoadiósconlasdosmanos.AlejoyCarminacorrieronalasuya,lanzandobesosyadioses.—¡Cuandoestélista,teaviso,Nana!—gritóAlejo.—¡Nosvemosenunratito,kypy’y!—gritóCarmina,sinenterarsedequeenla

casa de enfrente, desde la ventana, un Santiago que no podía contener laemoción,sonreíadeorejaaoreja.Alejó llegó empapado a casa de mis abuelos. Escurriendo agua avisó a

SantiagoqueCarminaloesperaba.MiabuelaLuanayahabíapreparadolacenayunacama para queAlejo pasara esa noche ahí: todos sabíamos que aquellaconversaciónentrelosenamoradospodíadurarhoras.

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Lalluvianoparóen toda lanoche.Carmina y Santiago tampoco dejaron deconversarmientraséstaduró.Perofuehastaeldíasiguientequeyomeenterédeloocurrido.Decidieronempezardenuevo,desde cero. Comprendieron quemucho de su

pasado no los había dejado ser quienes eran en realidad. Cada uno habíaconocidodelotrosolamenteunaparte:aquellaqueniellosmismosteníanclaro.Tendrían que aprender a amarse de una manera redonda, completa, noidealizada.Sinsecretos.Estábamos enmi cabaña (Mina había insistido en conocerla), tomando Inca

Kolasaescondidas,porsupuesto,mientrascompartíanconmigo losdetallesdesureencuentro.Yolosescuchabacontantaalegría…Losveíaymedabacuentadequeeranelunoparaelotro.Seveíantanbienjuntos…Losojoslesbrillaban,apesardenohaberdormidoen toda lanoche.Nopodíanpararde sonreír. Lavida les había cambiado. Por eso me tomó por sorpresa cuando dijeron queempezaríanasalirdenuevo…comoamigos.Necesitabanrecobrarlaconfianza.Másadelanteyaverían.Me hubiera gustado que ahí mismo se declararan su amor, que se

comprometieran a pasar toda la vida juntos, a ser felices por siempre, comosucede en las novelas románticas. Perome dabamás gusto ser testigo de esadecisión.Delejospodíapareceruntantofría,sinembargo,decerca,detancercacomomeencontrabayodeellos,seveíacomoladecisiónmáscerteraparahacermadurarsuamor.Ese“eso”queellosmanifestarondesdeelprimermomentoenquesusmiradasseencontraron.Larecompensaporlaesperabienpodríavalerlapena.C´estgenial!Elperritoapenasladró.Mesentí felizy liberada.Sabíaqueprontodejaríade

ladrar.PreferínocontarlenadaaCarmina:no era elmomento; éste llegaría ysólosifueranecesario.Mis abuelos organizaron un almuerzo como los que solíamos tener cuando

éramos niñas. Toda la aldea estuvo invitada. Al medio día, cada una de lasfamilias fueron llegando con diferentes platillos y postres para el festejo. Lamúsicasurgió,increíblemente,desdelaviejagrabadoranegradelostíosHansyGunter:aunquelosniñoseranotros,meparecióque todosnos transportamosaotrotiempo,enelquelavidaeramuchomássencilla.—Santiago,queestamosfelices,ytodavíaincrédulosconlosucedidoentre tú

yCarmina,chaval—comentómiabuelomientrasseservíaunagranporciónde

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ensalada de chonta, esas tiras deliciosas de palmito acompañadas de tomate,palta,limónycebolla,delbufet—.Perocontodoesteembrollo,nocreasquemeheolvidadodequetenemosunaconversaciónpendiente.ConlasorpresadehaberseencontradoaAlejoyel reencuentroconCarmina,

Santiago había olvidado el propósito de su visita aquel día en casa de misabuelos.—¡Escierto,Álvaro!Loolvidéporcompleto.Peroahoralescuento—conuna

pinza tomótrespiezas de plátano frito y los colocó en el plato deCarmina ydespuéscogióotrastantasylassirvióenelsuyo.—Ytú,guapa, tienes que contarnos de tus correrías en Lima y laUni—se

dirigiómiabueloaCarmina,conuntonoquenoguardabaelmínimorencor.Lahijapródigaerabienvenidadenuevo.—Ya, tío, ya los pongo al corriente —contestó Carmina con la misma

familiaridaddesiempre—.¡Altoquenomás!—ychasqueólosdedos.Pasó un buen rato para que nos pudiéramos enterar de la propuesta de

Santiago.Todos se acercaban a saludar a la pareja. Los gemelos, los hijos deCeciliayArnau,yotroschicosseacercaronaCarminaparapreguntarle cómoeravivirlejosdeYvymar´e.KikoyMaría,unaparejamuymajadeespañoles,leofrecieron su apoyo a Santiago. Estaban dispuestos a ayudarle en lo quenecesitara.Fuedurantelasobremesaque,porfin,nosenteramos.—CuandoNieckmepropusosuplirlo—comenzóahablarSantiago,tocandoel

hombrodelholandésqueseencontrabasentadoasuladoizquierdo(alderecho,seencontrabaCarminayyoal frentede losdos)—,penséqueelpatasehabíavueltolocoderemate,y luegopenséqueyoestabamás locoporconsiderar lapropuesta. Hubo algo dentro de mí, no puedo explicarles qué, que no mepermitíarechazarlaidea.Nomeatraíaveniraescondermedelmundo,pormásqueenesemomentojustoeraloquenecesitaba,sinembargo,nodejédepensareneltema.Peroloquemehizodecidirfue,precisamente,conocerlosaustedes.ConocerYvymar´e.»Pasé muchas noches meditando sobre el asunto, primero porque no sabía

cómoibaaserqueCarminaentraraenlaecuación—dijoestovolteandoaverlayguiñándoleunojo—;segundo,paranocausarleeldisgustodemidesapariciónamimamá; tercero, para no poner en peligro el anonimato de Yvy mar´e ycuarto,paranovivirelrestodemisdíasescondidodelmundo,porque,parasersinceros,¡merecontraencantaelmundo!Todosreímos.

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—Entiendo perfectamente a lo que te refieres, muchacho—comentó Alejo,que hasta ese momento se había mantenido callado. Se salpicó la camisa alservirseeselicordehierbasdemiabuelo,quetantolegustaba.—AhoracomprenderásmejorporquésentílanecesidaddesalirdeYvymar´e

—Mina tomó su servilleta de tela, metió una punta en un vaso con agua demanantialyselapasóasupapá.—Claro,porsupuesto,Carmi.Aunqueesteeselparaíso, no todos queremos

vivireternamenteenunlugarendondenopasaeltiempo,endondenohayretosnicontrastes.Creoqueaalgunosnosgustalamalavida.—Ya. Lo dirás en broma, Santiago—Alejo limpiaba su camisa con mucho

cuidado—, pero, aunque Yvy mar´e fue mi refugio por muchísimos años, elcontactocon la realidadquevivoenIquitos,envezdeempujarmeavivir unautopía,mejalaallevaresemundoidealfueradeestaselva.MeparecióquemiabuelosesorprendióconelcomentariodeAlejo,fruncióel

ceñoyselequedóviendoconcaradeinterrogación.Miabuela,tansabiacomosiempreintervino,quizásintuyendolasdudasdesu

esposo:—Teentiendo,amigo—suspulserasdesemillaspintadasdecoloresbailaron

en su brazo—. Por una parte, todos los que vivimos aquí fuimos un tantocobardesparaenfrentaralmundoysudualidadypreferimoshuirdeélyfabricarnuestromundodefantasía.Peroporlaotra,sehanecesitadodemuchaenterezaydeconvicciónparacrearunatierraideal.Entiendoquequisierasreplicaresoenelexterior.—Exactamente, Luana, mira que lo has dicho mejor que yo, ¿ah? En mi

orquidiarionosólo tengoa laventa lasmejoresorquídeasde lazona,ypodríadecirquehastadelpaís—Alejohizounamuecadeorgullo,llevándoseelpuñoala barbilla—, también tengo un poquito de Yvy mar´e en cada una de esasplantas.—¿Cómoasí?—preguntóSantiagoconinterés.—Yo converso con cada uno de los clientes —empezó a explicar Alejo,

acomodándoseenlasillaeinclinándosehaciadelante—,y leshagoverquesufloresúnicayespecialymientrashablodelaplanta,lesestoyhablandodeellosmismos.Hayquienessonmuyastutosysedancuentadeinmediato,hayquienesregresan dos o tres o cinco veces más a continuar esa conversación que dealgunamaneralesllegó.—Poresotequierotanto,papá—CarminaseaferróalbrazodeAlejoquese

encontraba a su derecha—. ¿Ya ves, Santiago?, aún no nos has contado tus

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planes,yyanosdistetemadeconversación.—Temasquenohabíamoscomentadonunca—reflexionómiabuelo—.Creo

queelaislamientoenelquehemospermanecidoportantotiemponoshavueltounpococabezasduras.Sucomentariojocosohizoquenosrelajáramos.Laconversación iba tomando

unrumbodesconocido: todos enYvymar´e estábamos conscientes de que lascosas,tardeotemprano,tendríanquecambiar,peronoestábamoslistos todavíaparaenfrentarlarealidad.—Bueno,dejen terminaralchico,queamíurgesaber su plan… que nome

hagomásjoven—protestóentonodebroma,perocon todaseriedad,eldoctorNieck.Santiagocontinuó:—Yapues,miplaneselsiguiente—seirguióyseaclarólagarganta—:Perúy

elmundo están teniendo una gran apertura ante la medicina alternativa y lasplantasmedicinalesdelAmazonas.TengoentendidoqueenelSantuariode lasOrquídeas existen plantas que únicamente crecen ahí y que tienen cualidadescurativas impresionantes. Si la gente de Yvy mar´e estuviera dispuesta acultivarlasparasucomercialización,yopodría servir de intermediario entre elmundoyustedes.Asípodríairyvenirsinlevantarsospechas.—Pero¿yquépasarácuandoalguienquierasaberdedóndesacasesasplantas?

—preguntómiabuelountantopreocupado.—Aúnnotermino,aquíesdondeelasuntoagarracolor.Trabajaremosconlas

plantasqueyaseconocen:lauñadegato,lamaca,elcamucamu,entrelasmásdecienqueseencuentranregistradas,peronosotrosleañadiremosnuestrarecetasecreta: lasplantasmedicinalesdelSantuariode lasOrquídeas (de lasqueaúnnomesélosnombresysóloheconocidoporlasreferenciasquemehanhechoNanayNieck),esopotencializarásuscualidadesyharáquenuestramarca(Yvymar´e)seposicione sobre las otras.Quémejor que esconder un secreto sobreotrosecreto,¿nocierto?Nos quedamos pensativos. Y a mi mente vino la historia de nuestros

fundadores,quetuvieronquehuircuandofuerondescubiertosenelmismojardíndel palacete del propio príncipe.Me le quedé viendo fijamente a Mina, paradarleaentenderquealgoqueríadecirle.—Esperenunmomento,Nana tienealgoquedecir—ycomocuandoéramos

niñas,mi kypy’y comprendió mi mensaje sin ningún esfuerzo—. Nana se haacordadodeMateusyYara.Mi madre, poniéndose de pie, deslumbrándonos a todos con su belleza de

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bronce,respondió.—Los secretos siempre saldrán a la luz. Yvy mar´e no ha sido descubierto

hasta ahora porque nadie lo está buscando, porque a pesar de que nosencontramostancercadelacivilización,losojosdelosquepasanporaquísólovenloquequierenver,loqueleshandichoquetienenquever.Lesdijeron:“Esimposiblequehayaasentamientosenesazona”,y locreyeron.Ynuestropactotácitocontodaslastribusde losalrededores,másacostumbradosa losmundosintangibles, respetan y admiran nuestra autonomía, no se meten con nosotrosporqueparaellosnosotrossomosseresdeotradimensión.Sinembargo,tiemposdifícilesseacercan.Eshoradeirnospreparando.Todoscallaron.Laspalabrasdemimamáfueron tancerterasquecadauno,a

sumodo,tuvoquemeditarlasporunrato.Pero lapropuestadeSantiagoesperabasobre lamesa,asíquefuemi abuelo

quienretomólaconversación:—Tenemosqueplanearloconcuidado,chaval—Yes!Gritéparamisadentros,

suideameparecíagenial:podríamosayudaraunmontóndegente—.Aunquevosotros tengáis ideas revolucionarias, la mayoría de quienes estamos aquídeseamos que nuestras vidas continúen como hasta ahora. Como lo hablamosaquella vez, sabemos que corremos peligro, pero debemos preservar nuestroanonimatolomásquesepueda.—¡A mí me encanta la idea, Santiago! Me parece recontra buena —Mina

estaba eufórica—. Entiendo tu preocupación, tío, pero si lo miras bien, éstapuedeserlasolución.—¡Estabasegurodequelaidea teencantaría!—Santiagonopodíaestarmás

feliz que en ese momento, abrazando a su flaquita, aunque fuera solo comoamiga,yexponiendoideasparasalvaralmundo.—Entiendovuestroentusiasmo,chavales,vosotrossois jóvenesypensáisque

todoes fácil.Nomemalinterpretéis,nomeestoyrehusando,solamentequieroqueplaneemosbienlasestrategias.¿Vale?“¡Vale!”,gritamostodos,yoenmimenteyabriendograndes losojos.Eneso

MaritayAlbertosacaronsuspercusiones,yal ritmodelcajón, la quijada y elbongónospusierona todosabailar“Elalcatraz”,eseafroperuanoque,nuncaentendíporqué,fascinabaaCarmina;yadesdechiquitamovíalascaderascomola mismísima Marita o cualquier otra mulata de Chincha. Fue una tardeinolvidable:Yvymar´ehastaesemomentoseguíasiendoelparaíso,laTierrasinmal.

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PasarondosmesesparaqueCarminapudieraregresaravisitarnos.EnestelapsoSantiagohabíaidounpardevecesaverla.El restodel tiempo lopasóenYvymar´e, obsesionado estudiando las plantas “milagrosas” del Santuario de lasOrquídeas.Necesitabahechos concretos, evidencia, como él decía, para poderllevaracabosuplanyconvenceramiabueloyaalgunosdelosyvymareñosquedudabandelaidea.Estaba fascinado con el descubrimiento de una planta, prima lejana de las

carnívoras,alaquedenominóGenliseaanimus:unaespecie rarísimadeplantasemiacuática,con laparticularidaddeabsorbernutrientesdelagua,a través desus raíces; del aire, a través de sus pétalos, procesarlos y convertirlos en unasustanciaparecidaalasaliva,queesalmacenadaenuncontenedordentrodesuscilíndricos tallos. Dicha sustancia alimenta eficazmente a colibríes, abejas yotros insectosvoladorescon trompaso lenguascapacesde introducirlasdentrode los tallos. Cuando estudió los componentes de aquella “saliva” quedóimpresionado: una sola gota contenía, además deminerales básicos, todos losaminoácidosesencialesparaelcuerpohumano.Santiagocaminabadeunladoaotro,manoteandoportodalacabaña,alzabalavoz,sereía,brincaba…sindudaalgunahabíadadoenelclavo.Y yo estaba feliz de compartir esosmomentosconél.Todo parecía estar en orden y paz, como generalmente solía sentirse el

ambienteenlaaldea.Lacalmayelsosiegotambiénregresaronamialma.Elperritodejódeladrar.

LaexperienciaconSantiagohabíapasadoasereso:unaexperiencia.YvolvíaserlamismaNanadesiempre.Aunquenoigual.Deciertamaneraelaprendizajesehabía integradoamiserdotándomedeunamayorcomprensiónparacon elprójimo.Lavidafluíasinesfuerzoyentotalarmonía.Peroloscambiossoninevitables.

EldíaqueCarminavolvió, regresóconunanoticia que sucumbiría los pilotesfísicosymetafóricosdeYvymar´e.Sólo con ver su rostro pude adivinar que algo terrible sucedía.No así pude

entendersuspensamientosporqueéstos ibanyveníandisparadosysincontrol.Santiagotambiénestabadescompuesto.Seguramenteélyaestabaenteradodelasituación,porquehabíaidoatraeraCarminadelaeropuerto.

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Llegaroncorriendo,sudandoyagitados.Yolosesperaba,comolavezanterior,enunboteparallevarlosalaaldea.Nisiquierasemolestóensaludarme.“¿Quépasa?,¿quépasa?”, lepreguntémentalmente.“Rápido, tengoque llegarcon tuabuelo Álvaro para avisarle de lo que me acabo de enterar”, dijo sin poneratenciónamipregunta.“Discúlpame,Nana.No tehenisaludado,perocuandoteenteres,comprenderásporqué”,ymeabrazósindecirnadamás.Sin entender nada, tiré varias veces del cable del motor del bote para

encenderlo,eintenténavegarporelríolomásaprisaquepude;nosabía loquepasaba,peroconfiabaenmiamiga.Alejo,misabuelos,mispadres,Nieck, Santiago y yo, sentados alrededor de

Carmina, escuchábamos atentos sus palabras. El calor a esa hora erainsoportable,aunenlasombra.Lahumedadnoshacíatranspirar,pegándonoslaropa al cuerpo. La incomodidad parecía presagiar que la calma, a la que tanacostumbradosestábamos,prontoacabaría.—Fijofueuna totalsincronizacióndeldestino—comenzó diciendoCarmina

sinque laangustiaensuvozhubieradisminuido—. Estaba en la cafetería delaeropuertodeLima,muycontentaporveniraverlosy tomándomeunmatedecocaporqueaesashorasde lamadrugada y con ese frío nome entraba nadamás, cuando de pronto un grupo de norteamericanos entró al local: cincohombresdeentrecincuentaysesentaañosyunamujerdecuarentay tantos.Sesentaron justoenfrentedemí.Nadaderaroen el asunto porque a Perú llegancantidadesindustrialesdeextranjeros,sobretodogringos,todoslosdías.Minacontócon lujodedetallesaquelencuentroconesegrupo de “turistas”.

Habíamuypocaspersonasen lacafetería,dijo,distribuidasporahíy por allá,porloque,sinquerersermetiche,lefueinevitableescucharlos.Hablabanenvozalta, aunque de repente, como si quisieran esconder algo, empezaban acuchichear.Enunmomentounosacóunpapel,comentóqueleparecióunmapa;formaronuncírculocerradoquenoladejóverconclaridadloquehabíanpuestosobrelamesa.Comonoestabaponiendoatención,escuchópalabrasaisladasquenoparecíantenerningunaimportancia:Iquitos,elríoAmazonas,losyaguas,losdelfinesrosados,nadaqueungrupodeturistasnoplanearaconocer.Terminósumate,sefijóenlahoraysediocuentadequeyadebíadeiralasaladeesperaparaabordarelavión.—Cualnoseríamisorpresa—Carminasellevólasdosmanoshacialafrentey

lasdeslizóporsupelo—alverquealosmismospatasgringosdelacafeteríaleshabíatocadosentarse,enelavión,justoenlosasientosqueestabandetrásdemí.

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Porloquepudeescucharsuconversaciónconmayorclaridad.Bendijehabermecriadoaquíyhaberaprendidounoscuantosidiomascomoquienandadepaseo,nomás.Minaguardósilencio,tomóaire,comopreparándoseparadar lamalanoticia;

losdemásnirespirábamos,estábamosatentosasuspalabras:—Noeranturistas.¡VienenenbuscadeYvymar´e!“¡Mecachis!”.Lasexclamaciones,los“¡nopuedeser!”,“pero¿cómoesesoposible?”,hasta

un“¡carajo!”yun“¡pucha!”,sedejaronescucharportodalasala.Miabueloselevantódesusilla,agarrándose lacabeza,comotratandodeentender.Alejosequedóquietoensusitio,conlasmanosentrelacara.Nieck,incrédulo,movíalacabezadeunladoalotro,apretandoloslabios.Mimamáymipapáse tomaronde lasmanosymiabuelaseasomótras laventana,comoparacomprobar queaúnlapazenYvymar´eseguíaahí.Yomeparéydandopequeñosaplausos,parallamarsuatención,pedíquedejaranaCarminaterminarconsurelato.Todosvolvimosanuestrosasientosyellacontinuó.—Nosabenendóndeestáexactamente,aunquetienenunaideabastanteclara.

Resulta que una antropóloga brasileña, mientras examinaba fotos satelitalesbuscandorastrosdeantiguascivilizaciones(comolasquehallóenel2009enlafronteradeBoliviaconBrasil)descubrióque,enestazona,apesarde ladensavegetaciónyloinaccesibledelterreno,selograbandistinguirconstruccionesqueparecíansercasasenmediodeunaurbanizaciónbienplaneada.Carmina dio algunos detalles más que alcanzó a escuchar, como que la

antropólogaysugrupoveníanauspiciadosporlaUniversidaddeSaoPauloylaUniversidaddeMichigan,yquelosinvestigadoresseveíanbuenasgentes,peroquehabíauntipoquenosabíaporquéleresultóchocante.—Loquepudededucir—continuóunpocomáscalmada—esquelabrasileña

eslalíderdelaexpedicióny todaunaeminencia.Novolabaconellos,pero laidentifiqué cuando llegamos a Iquitos, porque ella misma los fue a recibir alaeropuerto.AhoracomprendíaelapurodeCarmina,teníaquellegarcuantoantesadarnos

elaviso.Paraesemomento,losinvestigadoresdebíandeestaryaenIquitosplaneando

su estrategia. Aunque mi kypy´y se sintió tentada a entrometerse en suconversación y averiguar más, estaba tan nerviosa que con todo y el fríotremendo que hacía en el avión, sudaba de lamismamanera que cuando nosestabaponiendoaltantodesudescubrimiento,encasademiabuelo.Asíquelo

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L

único que pudo hacer fue abrir bien los ojos y descubrirse las orejas paraescucharlomásposible.Yfuemucho.—Escuestióndetiempo:altoqueandaránmerodeandoporacá—finalizó.Unsilencioque pareció enfriar el ambiente sobrevino. Sólo se escuchaba el

ruidodelaselva,elmurmullodelacalma.Ilfineeravicina.

Entrecapítulo6

¡o destrozó, Alejo! ¡Lo destrozó! ¡¿Qué?! ¿Quién? ¿De qué hablas,Raquelita? Seguro fue otra vez esa pesadilla, ¿no cierto? ¡El vestido,Alejo!¡Eljaguardestrozóelvestidodenovia!

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Capítulo7

ElfindelaTierrasinmal

NOTENÍANCONQUÉDEFENDERSE,eraunpueblopacífico, idealista,utópico.Susalmasycerebrosbrillantesnollegaronaconcebirla ideadeunobservadorquedesdeelcielolosdescubriríaconsuojodecíclope. Impotente,confinadaamisropas de aire, era testigo del derrumbe. Mi Alejo sufría, Carmina, Santiago,Nana, Álvaro y Luana, Nieck, Natalia y su marido, todos con los ojosdesorbitados por la impresión, por la incredulidad de lo que les estabasucediendo:Yvymar´e,suTierrabuena,suedén,el refugioenelqueaquellasalmasgemelashabíanencontradoesehogardeensueño,podríadesaparecerencuestión de horas. Y si todo se desmoronaba, también las posibilidades decomunicarme conmi esposo se complicaban: aquello que tiempo atrás habíadescubiertocomomiúnicapuertadeconexiónpodríaolvidarseoperderseenlasmemoriasdeunaselvaquese tragaríasincompasiónel pasado, aquel que losextranjeros,enarasdelaciencia,estabandispuestosadesvelar.—Hayquetomaraltoroporlasastas—Alejorompióelsilencioconunavoz

firmeysegura.—¿Aquéterefieres,papá?—¿Dequéostiasestáshablando,tío?—preguntóÁlvaroalzandobruscamente

lasmanos.—Notenemosarmasparadefendernuestroterritorio…—¡Porsupuestoqueno!...—interrumpió unÁlvaro, quizás, ofendido por la

sugerencia.—Ya,pues,amigo,déjameterminar.Notenemosarmasporquenocreemosen

ellas,porquenohemosdefendidoesteparaísopormediodelafuerza,sino,connuestrascapacidades.¿Nocierto?—TienerazónAlejo—comentóLuana,acercándoseasuesposoy tomándole

con suavidad una mano— Pero, además, estamos olvidando algo muyimportante, no somos nosotros los que mantenemos el anonimato de nuestra

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aldea,eslamismaYvymar´e.Elsilencionoshizouno.—No estoy sugiriendo que no hagamos nada —continuó la chamana—,

simplementelespidoquenosenosolvidelaesenciadenuestraTierra.—Comosiempre, lasabiduríademimujeresatinada—comentóÁlvaro, un

tantomáscalmado—.Ospidounadisculpapormireacción.LasolaideadequeYvymar´epudieradesaparecermehahechoperderlacabeza.—Todosestamospreocupados,papá,notesientasmalpormostrartuflaqueza

—externóNatalia—.Durante todosestosañoshassidoelmejor líderqueYvymar´epudo tenery todossabemoscuánto amas y cuánto te has esforzado porestabenditatierra.—Agradezco vuestra comprensión. Por favor, Alejo, termina de exponer tu

idea,queel tiemposeagota.Con loquenosharecordadomimujermesientomuchomásconfiado.—Gracias,amigo.Ygracias,Luana,porel recordatorio.No podemos actuar

sin la certeza de saber que Yvy mar´e tiene su propia sabiduría. ¿Ya? Sinembargo, esmomento de que pongamos también de nuestra parte, porque lostiempossonotros,latecnologíanosharebasado.Yprecisamenteporqueyoamoesta tierra tanto como ustedes, opino que debemos afrontar la situación comosiempre lo hemos hecho, de la única manera que conocemos y por la que,durante tanto tiempo, ésta se ha seguido conservando en equilibrio: siendocoherentes.Escuchar la voz demi esposo, hablando con tanta convicción y firmezame

trajorecuerdosdeParísydeldíademimatrimonio;eraincreíblequeapesardeltiempo y de las circunstancias, de mi ser etérico, yo aún me siguieraestremeciendo.—No vamos a matar ni a lastimar a nadie, faltaba más —continuó Alejo,

poniéndosedepie,mirando a todos ymirando al infinito, como buscando lasideasque loayudaranasalvar sumundo—, eso iría en contra de todo lo quesomos.Novamosaengañar,niarobar,niamentir,porqueelfinnojustificalosmedios,esoesloquehemosaprendido,¿nocierto?—Ja.Muycierto—contestóNieck,ocultandounpocoel rostro,aél lehabía

costadomuchoaprenderesalección.Nataliaysumaridosepararonatraeraguafresca;sirvieronlosvasosdecada

uno de los ahí presentes: el mediodía había aparecido con su acostumbradocalor.Alejocontinuóexponiendosuidea—Nosescondimosdelmundo,huimosunavezdeél,pordiversosyvariados

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motivos¿ya?;ynodudodequeesadecisiónhubiera lastimadoaalguien.Cosaseria, pues. Si nos descubren, muchos se verán en serios problemas con susantiguas familias, aunque quizás —mi esposo hizo una pausa, se quedópensando—… ése sería el aprendizaje final para poder emanciparnos yexperimentarlaverdaderalibertad.Perocomomuchosnoestánpreparadosparaesemomento,osimplementenoestándispuestosasalirdesustumbasficticias,debemos encontrar el modo de prolongar lo más que se pueda nuestroanonimato.Alejotomóunpocodeagua,mientraslosdemásdiscutíanquiénessíyquiénes

nopodríanestarpreparadosparasaliralmundoexterior.—Dicho lo anterior —después de aclararse la garganta, Alejo continuó—,

piensoquedeberíamosdebuscaraesos gringos y negociar con ellos. Porque,aceptémoslo,es inevitable, tardeo tempranonosdescubrirán.O…nosabemoshastacuandonuestrabuenatierraquieraseguirocultándonos.Laideanofuetomadaconentusiasmo.Parecíaunalocura.Lodiscutieron toda la tarde, toda la noche, sin ponerse de acuerdo.Yo volé

hastalariberadeIquitos,porsobrelosríosNanayyAmazonas,buscandoaesegrupodeinvestigadores,peronoloencontré.Undelfínrosadomecomunicóqueloshabíavistopasar,peronoestabasegurosieraninvestigadoresonoporqueseparecían mucho a los turistas que llegaban hasta ahí y esperaban horas paraverlossaltar.SobrevoléloscanalesdelSanchicuyydelYanayacu, los ríosmásallegadosa

Yvy mar´e, pero tampoco los encontré. Regresé a la aldea, los yvymareñosdormían.Yotambiéndescansé.Me sobresaltaron los golpes en la puerta de la cabaña de Alejo que Álvaro

propinó, cuando el sol mostraba con dificultad las incipientes puntas de susrayos.Alejoabriólapuertauntantoamodorrado.—¡Hala!Alevantarse,tío.Quehayunmundoquesalvar.—Elespañolentróa

lacasaconpasofirme,sedirigióalahabitacióndeCarmina.Golpeóasupuerta—¡Arriba,muchacha!Nohaytiempoqueperder—Yconlasmismassalió,nosinantesgritardesdeafueraquelosesperabalistosenveinteminutos.Su enérgica llamada igualmenteme despabiló, yme dispuse a hacer lo que

estuviera enmismanos de aire, para preservar nuestro hogar. Sí, Yvy mar´etambiéneramihogar.Alejo, Santiago y Carmina serían los encargados de llevar a cabo el plan,

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puesto que eran los únicos que podían entrar y salir de la aldea. Además,solamenteCarminapodíaidentificaralossujetos.SalieronloscuatrorumboaIquitos.Álvaro losacompañóhasta lacuencadel

ríoynosediovueltahastaquenosperdiódevista.Aunqueélnosabíaqueyotambiénerapasajeradeesebote.Carmina se había enterado del hotel en donde se hospedarían, así que el

DoradoPlazafueelprimersitioalquenosdirigimos.SantiagoyCarminaseregistraronenlarecepciónsimulandoserunaparejade

recién casados. Una señorita muy arreglada, con el pelo perfectamente bienpeinadoenunmoñolosrecibióconunagransonrisadetrásdeaquellarecepciónconformacircular.Alejosefuerectoal restaurante.Yomefuidetrásdeél.Sedetuvo un momento a contemplar el lobby del hotel. Era moderno y muycolorido,hastateníaunapequeñapiscinaalcentro,quelanzabachorrosdeagua.Yonuncahabíavistoalgocomoaquello.Era temporada alta, había muchos turistas, la mayoría norteamericanos; era

difícildistinguirlosconsusbermudasycamisasdiseñadasespecialmenteparalaaventuraselvática:parecíanuniformados.Alejosesentóenunamesadecaobaconsillassindescansabrazostapizadasenrojoypidióservicioparacuatro,peroinmediatamenterectificósuerroraclarandoquesóloseríantres loscomensales.¿Habríapensadoenmícomoenesacuartapersona?...quisepensarquesí.Momentosdespuéslaparejasenosunió.Hastaeseratoningunohabíalogrado

identificaralgrupodeinvestigadores.Eranalrededordelasdiezdelamañanayno habían probado bocado, así que, a pesar de los nervios, desayunaroncopiosamentedelsurtidobufet.Alterminar,Carminaquisoservirseunpocomásdeaguadecoco,Santiagoseofrecióairporél,perolachicaleindicóqueestababien, que ella iría. Con esa sencilla decisión el destino apuró losacontecimientos.Carminaseacercóalabarradelosjugos;laofertaeraampliayvariopinta.Tomólajarradelaguadecocoymientrasseservíadesvióunpocolamiradadelvaso,paravera travésde losventanalesquedaban a la piscina.Yjusto ahí, recostada sobre una tumbona floreada encontró lo que buscaba.Carminadejórápidamenteelvasosobresumesa,apuradacontóloqueacabadeverysaliócorriendohaciaelexterior.—¡Hola!¿Quétal?—saludóanimosamentealamujer,quellevabapuestosun

bañadornegroygafasdesoldelmismotonosobrelacabeza.Éstaabrióunojosinmuchoánimoyde lamismamanera contestó el saludo—.Disculpe, ¿estáocupado? —Carmina señaló la tumbona de junto. La antropóloga moviónegativamentelacabeza.

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Dicen que las brasileras son lasmujeresmás extrovertidas delmundo, puesjustoaCarminaparecíahaberle tocado laexcepcióna la regla. Lamujer nadamásnosoltabaprenda.Perominiñaera testaruda,asíquenoclaudicaría tanfácilmente.Se tumbóa

un lado, se quitó el pareo y expuso su blanca piel al sol. Creo que, en esemomento,cuandosintiólosrayosquelequemaban,seleocurrió.—Ay,medamuchapenita.Olvidémibloqueadorsolaren lahabitaciónymi

maridonoestá.¿Seríatanamablederegalarmeunpoquitodelsuyo?...Lamujer por toda respuesta alzó el brazo y le pasó el bote. Carmina, para

congraciarserespondióconunacentocarioca:—Muitoobrigada.Surtióefecto.Labrasileñacontestóconunasonrisita.—VocéfalaPortugués?—No,no…sólosédecireso—respondióyempezóauntarse lacremasolar

sobre losbrazos—.¿Nomedigasqueeresbrasileña?... lodijepordecir—erabuenaactrizlaCarminita,hastayoleestabacreyendo—.¿Hablasespañol?...—Sim,eusoudeBrasil.Ysíhabloespañol.Túnoeresdeporacá,¿no?ACarminaseleiluminóelrostro.—No,nacíenMéxico.—Ah,pero…tuacentoesperuano.—Ya, es que me crié aquí. Pero—hizo una pausa. Sabía que un poco de

suspenso intrigaríaa labrasileña—…mispadresmurieron en un accidente deaviónquecayóenlaselvacuandoyoteníacuatroaños.Lamujer,alescucharesto,seincorporóde inmediato.Carminahabía logrado

acaparartodasuatención.—Oh,sintomuito…Pero¿cómo?...—Notepreocupes, fuehacemucho tiempoy todosalió bien.Me adoptó un

señorqueresultóserelmejorpadrequepudehaberpedido.AhorayovivoenLima, ¿sabes? estudio Medicina, igual que mi papá biológico… —a laantropólogaseleempezaronallenarlosojosdeagua—,perovinea Iquitosdevacaciones conmi marido. Vinimos a visitar a mi papá adoptivo—Carminacontó algunos detalles, sus ojos también se llenaron de agua en algunosmomentos,eraobvioquerecordar su vida le traíamuchos recuerdos.Así quehaciendounesfuerzoparanoperderelobjetivo,animosacomoera,lepidióalabrasileñaquelecontarasobreella,sobrelosmotivosdesuvisitaenIquitos.Unosniñosentraroncorriendoysaltaronalapiscina,salpicándolas.Lasdosse

rieron:conelcalorcitoquehacíaesasgotasdeaguaeranparaagradecerse.

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Entonces, por una especie de empatía hacia la chica que le había abierto elcorazón y, quizás, por esa risa compartida, la mujer, sin reparo le contó susmotivos.Ledijo,confirmandoloqueCarminayasabía,queveníaconungrupodecientíficosnorteamericanosenbuscadeunasentamientoatípicoencontradoatravés de fotos satelitales. Justo en ese momento sus colegas se encontrabannavegandoporelAmazonasenbuscadeesa“tribu”perdida.Ellahabía tenidoquequedarseporquesehabíaintoxicadoconlacomidadelanocheanterior.Laconversaciónseextendióporunahoramás.Terminaron íntimasamigasy

quedaron para almorzar juntas.Yo estaba feliz, ni siquiera sospeché que algopodríaenturbiarmiregocijo.Alasdosdelatardeloscuatroseencontraronparaalmorzar,seríaahímismo

enelhotel,debidoaldelicadoestadodesaluddelaantropóloga.Carminahizolaspresentaciones.CuandolellegóelturnoaAlejodetomarlela

manoalaseñoraparadarleelsaludo,nomepasódesapercibidoelbrilloensusmiradas. Esos cuatro ojos se iluminaron como si les hubieran encendidobombillasdesdeadentro.Eraunatontería,peromesentícelosa.Lafelicidadsemeempezóaesfumar.Lossentimientosnocambianconlaforma,sigosiendolamismaRaquel,pero

sinuncuerpofísico.Todavía teníamucho que aprender de lamuerte (o en lamuerte).Laintimidadenesamesasehizopresentecasidesdeelprincipio.Meresultaba

claro notar cómo los seres se atraen unos a otros por sus iguales. Las almasgemelassereconocen.Yeraalgoquenosepodíanegar:Yvymar´eteníamásdequinientosañosatrayendosolamenteaaquellosque,aúnsinsaberlo,era loquebuscaban.Entoncescomprendí:sielgrupodeinvestigadoresnoestabaensintoníaconlo

queYvymar´e emanaba, el riesgo de que lo descubrieran era poco probable(cuestiónqueyasehabíadiscutido).Sinembargo,Carine, labrasileña,parecíatenertodoelperfilparallegarporsísolaanuestraTierrasinmal.Ynosabíamosquépodríasignificareso,quédecisionespodríatomarlamujer.Cómo deseé en ese momento poder comunicarme con Alejo, con Carmina,

peromeeraimposible.Elgrupo llegó cerca del atardecer.Venían agotados, insolados ymuertos de

hambre. No habían encontrado más que selva, tribus establecidas y lodgeseconómicos y de lujo bien plantados para el servicio turístico. Mañanareanudarían labores. Ese día había sido demasiado largo y todos merecíandescansar.

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Leganamosalamanecer.Nuestrasalida triunfalsedio justoantesdeque los

primeros rayos del sol salieran. Carine llamó por la noche a Carmina parainvitarlosaunirseasuexpedición:“Ustedesconocen lazona, su colaboraciónnosseríadegranayuda,¿qué te parece, linda?”. “Si supieran cuánto”,musitóSantiagocuandoCarmina lepasóelmensaje. Todo estaba saliendo a pedir deboca.Aunque paramis adentros, no podía quitarme la idea de que lo que enverdadbuscabaesaseñoraerapasartiempoconmiAlejo.Dichoyhecho, labrasileñasesentó juntoamiesposo todo el camino, y no

dejaron de conversar. Y yo no tuve más que aguantarme las ganas deconvertirmeenfantasmachocarreroyespantaralafulana.Carmina y Santiago aprovecharon para sondear al resto del grupo. Que

Santiago hubiera pasado una temporada en Texas, resultaba en ese momentomuybeneficioso.Losgringosestuvieronmásdispuestosatratarconalguienquesedesenvolvíamuybienensumismoidiomayque,aligualqueellos,dedicabasu vida a la ciencia. A Carmina también la aceptaron de inmediato, por losmismosmotivos,perocomoellaaún no había terminado la carrera, se vio untantorelegada.Santiago en todomomento se portó solícito a responder a sus preguntas, al

contrariodeellos, renuentesahablarmásde lacuenta.A pesar de eso, Chris,Tony,Ringo,AmandayGlennseportarondelomásamables.PeroGary…algohabíaenélquenomegustódesdeelprincipio.AhorapodíaentenderaquésereferíaCarmina.Cuandosubieronalbote,nodejóqueSantiagoloayudaraconsumochilaysus

implementos. Lo apartó con una mirada fría y murmurando entre dientes,seguramente,algunalisura.Enuntonodemasiadobrusco,ordenóaAmandaquese quitara del lugar en donde ya se encontraba sentada, excusándose en quenecesitaba ese sitio para sus propósitos. En ese momento Carine acababa desubir a la embarcación, se le acercó y mirándolo fijamente, con una vozcontenida,ledijoquenoibaapermitirquehubieradesavenenciasensugrupo.Otragroseríade esas y quedaba expulsado.A regañadientesGary se disculpóconAmandaapelando,nuevamente,asucargoen lamisión.Peronosemoviódel lugar. Ringo se acercó a su compañera, algo le dijo, pero no alcancé aescuchar.Seguramente lebrindóalgún tipodeconsuelopor lamalaeducacióndesucolega.Carmina,SantiagoyAlejoacordaronmantenerelsecretodeYvymar´ehasta

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queestuvieran seguros de poder confiar en aquellas personas, o hasta que lascircunstanciasse lospermitieran.Negociarunabomba como esta no iba a sernada sencillo, no sabían qué intereses de por medio tendría cada uno de losintegrantes;¿quiénpodíaconfiarenlosdeseosdereconocimiento,famaypoderdeestosindividuos?Habríaquecalcularleslaambición.Porlopronto,sededicaronaalejarloslomásposibledelcaminohacialaaldea.

Alejosugirió iraNauta,por la única carretera que comunica a Iquitos con elrestodelpaís,ydeahínavegarderegresoparaversiporeseladohubieraalgunaoportunidadderodearoverificarloencontradoenlasfotossatelitales.Carineloapoyósindiscrepar;porser la líderyporno tenernadaqueperder, losdemásestuvierondeacuerdo.Habíamosganadoundíamás.Carine era una mujer entrada en años, sesenta o sesenta y cinco, llena de

energía,curiosa,inquieta,dereciapersonalidadyvozgraveyfuerte.Eraalta,dela misma estatura que Alejo (quien a sus setenta y dos se conservaba demaravilla,unpocobarrigón,peroregio;cuando laantropólogaseenteródesuedadsequedóperpleja).Labrasileñateníaunacomplexiónmediana,noeramuydelgada,perotampocopasadadepeso:debióhabersidounamujeratléticaensujuventud. Tenía el cabello corto, por arriba de los hombros, lacio y teñido decastañorojizo;supieleraclaraylosojosmarrones.Usabapocomaquillaje.Noeraunabelleza,peroteníaunairedenoséqué…yolaveíaylaveíatratandodeaveriguar qué era eso que la hacía tan agradable, eso que yo sentía que mefaltabaamímisma.Ynoesqueyonohubierasidoagradableenvida,peroestamujer emanaba algo diferente.Muy a mi pesar, tenía que reconocer por quéAlejosehabíasentidoatraídoporella.Sentimientoscontrariosmeembargaban,porunlado,medolíaqueAlejosefijaraenotra,peroalmismotiempomesentíafelizporél.SenotabaqueCarineestabaacostumbradaatratarsiempreconhombres,había

momentosenqueparecíaunomás:“Venha!¡Síganme!Aver,usted,dígamecuáles lamejor rutayelmejorprecio,ynoporquemevea extranjera ymujermequieraverlacara”,decíaenérgica.Susmovimientosnoerandelicados,sinllegarasertampoco toscos;solterade toda lavida,apasionadaporsucarrera,estabaacostumbradaaresolverlotodoporellamisma.LacaballerosidaddeAlejonolepasódesapercibida;eramuyatento,ynodemanerafingida,sinoporqueerasuformadeser:“Paseusted,Carine,primerolasdamas.¿Mepermiteayudarleconsumochila?”.Suscompañeroslatratabancomoasuigual,sehabíanolvidadodeque,dentrodeesamujerfuerte,habíaunaesencia femeninaquerequeríadeuntratodelicado,devezencuando,paraaflorar.EsofueloquelepasóconAlejo,

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supuse. La mujer independiente bajó la guardia un momento, se sintió enconfianzaysedejóconsentir.Sesintiólibreparaserquienqueríaser.—Papito,parecequeyateafanastealabrasilerita.—Ay,cómoserás,mijita.—Ya pues, dele, “suegro”.Que eso nos resulta conveniente. Nos cae como

anilloaldedo.CarminaySantiagoserieronasuantojo.Alejosequedócalladoydubitativo:

lascosasdelamorlastomabamuyenserio.Cabizbajo,mientrañableespososefueadormir.Aunqueno loconsiguiódel

todo,dabavueltasen lacamasinpoderconciliarelsueñoydevezen cuandopronunciabaminombre:“Raquelita”ysuspiraba.Podíasentirsuconfusión,susentimientodeculpa.Aquellamujerhabíallegadopararemoverleelpasadomuyprofundamente.Lesusurréaloídoquetodoestababien,quenome traicionaba,aunque yo misma luchaba con mis sentimientos aún muy terrenales. Sinembargo,nomegustabaverlosufrir;conociéndolocomoloconocía,supequesedebatíaentrelaideadeseguirsiendofielamirecuerdoodarlevueltaalapáginayempezarunanueva,conunanuevamujer.Peroporsu insomniopudedarmecuentadequenomeescuchó.Alamañanasiguiente,lascosascambiaron.GarysepresentódandotremendosgolpesalapuertadelahabitacióndeAlejo.—¿Quépasa?,¿quépasa?—miesposoabrióalarmado.—Weneedtotalk!—gritóelinvestigador.—Losiento,noentiendo,nohabloinglés.Gary se jaló del cabello, se dio media vuelta y se fue lanzando lisuras

anglosajonas.Alejosequedóparadoenelpasillo,intentandocomprenderloquehabíapasado.DelahabitacióndelfrentesalióSantiago.—¿Quéfueeso,donAlejo?—ElGaryése,quenosequézancudolepicó.—Vamos,noseapure.Yaaveriguaremos.Carminayaestá abajo, nos espera

conCarineparatomareldesayuno.Labrasileñaseencontrabahablandodelteléfonodelarecepción,eninglés.Se

notabamuymolesta,su interlocutor no la dejaba pronunciar frases completas,por lo que era imposible interpretar el contenido de aquella llamada. Cuandocolgó,seacercóalgrupo:—Era de Michigan, de la Universidad —soltó un profundo suspiro—. Me

acabande…despedir.Y…elgruposefuesinmí.Todossequedaronperplejos;yotampocoentendíaloqueestabasucediendo.

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—¿Estásbien?—Miespososepreocupó,latomóporunhombroy la llevóasentarse.Lamujersedejóguiar.—Sí,sí,estoybien,gracias.Pero…confundida.Noentiendoquépudohaber

pasado.—¿Qué te dijeron, Carine?, ¿quién te llamó?... —preguntó Carmina con un

tonodeangustia.—Eso es lo que me tiene más confundida… Fue el mismo director del

departamento,dijoquelehabíallegadounainformaciónmuyverazacercademidesempeño,yqueéstenoestabasiendodeltodoconvincente.Lacientíficaseveíarealmentepreocupada,surostrolucíadesencajado.Alejo,

miqueridoesposo,letomócondelicadezaunamanoparacalmarla.Amísemehizounnudoenmiestómagodeaire.—Pero… ¿cuáles fueron sus argumentos?, ¿le dijo quién fue el soplón?

—Santiagoparecíaimpacienteporsaberlosdetalles.—No,noquisodecirmequiénfuesuinformante.Perotuvoqueseralgunode

losvaronesdelequipo…Carine nos aclaró que Amanda fue la única que estuvo de su lado, que se

quedóaesperarlaparahablarconella,porque losotros,corriendito, sehabíanido a concluir la expedición. Sin embargo, ella había preferido marcharseinmediatamente a Estados Unidos, dijo que ya no aguantaba el calor y losmosquitos, que desde allá podría ayudarla averiguando quién había sido eldetractor.—¿Quién crees que te pudo haber delatado?—preguntó Alejo con esa voz

cálidaydulcequeusabaparaconsolarme.—Nolosé...siemprepenséquetodosmeteníanenbuenaestima.LoschicosyAlejoparecierondesinflarsealnorecibirrespuesta.

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—Querida,nos tienes en ascuas…—Carmina, que se encontraba parada, seagachó a la altura de la brasileña y apoyó susmanos sobre las piernas de lamujer.—Disculpen,esqueestoyintentandoprocesarlaspalabrasdeldirector…Carine, tratando de hilar ideas, por fin dijo que “el informante” la había

acusadodeinterferirenlalocalizacióndeláreaydelaculminacióndelproyecto;quesehabía“enredado”conunosperuanosabusivosyaprovechados.La antropóloga guardó silencio, giró la cabeza hacia la recepción, como si

evitaraverlosalosojos.—Dijoqueustedesmehabíanembaucadoquiénsabeconquérazones,yque

yohabíaperdidoeljuicioporvocê—estoúltimolodijoregresandolamiradaydirigiéndolaaAlejoconunpocodevergüenza.Sabíaqueeso no era del todofalso.Lostrescallaron,yenesesilenciointercambiaronmiradas.—¿Quépasa,Carmina?...¿Alejo?...—labrasileñasoltólamanodemimarido.—Querida,tenemosquehablar.Peronoaquí.—Carminalaayudóalevantarse

ylaencaminóhaciaunadelassalasquehabíaenellobby,alamásapartada.Lahoradedesvelarelsecretohabíallegado.Losojosselehabíanvueltodoscanicasmarronesgigantes.Lamujernodaba

créditoaloqueoía.Másdeunavez intentómandarsemudar, indignadapor lamanipulacióndelaquehabíasidoobjeto,peroentrelostreslaconvencierondeque terminaradeescuchar. Cuando por fin la historia fue revelada, los cuatroguardaron silencio. El lobby volvió a llenarse de gente, la hora del almuerzohabía llegado; lacalmaquemomentos antes les había dado la oportunidad desoltarlabomba,sedeshacíaenlaefervescenciadeunIquitoscosmopolita.Momentosdespués,Carinese levantódelsillónysindecirnadasedirigióal

elevador.Nadieladetuvo.InstantesmástardeAlejosefuedetrásdeella.Yyoconél.Tocósuavementeenlapuertadesuhabitación.“¡Vete!”,seoyódesdeadentro.

“Porfavor,déjameexplicarte”,suplicóAlejo.Pasaronmuchosminutos,pero lapuertanuncaseabrió.Despuésde una hora,mi esposo fue a reunirse con loschicos.Carminaintentóllamarlaporteléfono,peroapenasreconociósuvoz,lamujer

colgó furiosa. Momentos más tarde, Alejo volvió a hacer el intento, pero labrasileñaparecíadecididaanopasarporaltoesaofensa.Miesposo, temiendoqueCarinefueraaabandonarelhotel,permanecióante

supuerta:encualquiermomento tendríaquesalir.Quinceminutos después, la

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antropóloga salía con intenciones demarcharse: jalaba unamaleta morada debuen tamaño. Se sorprendió al verlo ahí. Alejo llevaba una bandeja con eldesayuno,quenohabíantomado,yunaorquídeaamarillaenunpequeñoflorero.Nopronunciópalabra,sedio lamediavuelta,entróen lahabitación,dejando

abiertalapuerta.Alejolasiguió.Sesentóalamesitaqueestabaenunaesquina,juntoalventanal.Lehizolaseñaamimaridoparaquetambiénsesentara.Alejóobedecióydepositólabandejaconfrutayjugossobrelamesa.Quedaronfrenteafrente;yalolejos,lavistadelatorreconsuspicosdelaiglesiaMatriz.—Teescucho—dijoCarineconesavozfirmeyresuelta.—Yvymar´emesalvódelalocura,quizásdelamismamuerteodeunavida

enmuerte,queespeor—Alejocomenzóa relatarconcierta prisa, sin esperarrespuestaalguna:nopodíadarseellujodeserinterrumpido—.Erayomuyjovenaún,llenodeilusionesyteníaalaesposamásbella…Alejosiguióhablandosinpausas,peroconunaserenidadquemesorprendió,y

mientraslohacíayorecordéyrevivíjuntoaélnuestrahistoria,aquellaqueseríacontadaunavezmás,peroadetalle,enunfuturonomuylejanoencondicionesmuyparecidas:sucesosinesperadosquenecesitaríanderevelacionesyverdades.—Sé que no merezco implorar tu ayuda, ¿ah? —volteó a verla con ojos

suplicantesalterminar—,yquepongoentrelaespaday lapared tunombre,elreconocimientoquesignificaríapara tucarreraser ladescubridorade la Tierrasinmal;cuántoprestigiopodríatraerte...Pero,enestosmomentos,estánen tusmanoslasvidasdecientosdepersonasquevivenenpazyarmoníadesdehacemuchotiempoyqueloúnicoquedeseanesseguirviviendoasí,sinhacerledañoanadie.—Egoístas—soltódepronto lamujerhaciendo unmohín.Desvió lamirada

haciaeltelevisorapagado.Medicuentadeque,aunquenuestrahistorialahabíaconmovido,elorgulloaúnleganaba.—Ya, pero tendrías que conocer a cada una de estas personas para poder

juzgarlas. Si quieres conocer Yvy mar´e yo mismo te llevo, aunque deberásjurarme que guardarás el secreto, por lomenos hasta que estemos preparadosparaelfin.La antropóloga se quedó pensativa, los ojos le brillaron, ¡por supuesto que

queríaconoceresaTierrasinmal!Verconsuspropiosojosloqueseencontrabaescondidodelmundo.—¿Yqué ganó yo con no delatarlos?—Salió a relucir la ambición, aunque

másbienmesonóadespecho.—Entiendoqueunhallazgocomoestetedaríamuchafamayprestigio,como

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ya lomencioné, ¿no cierto? Pero… ¿serías capaz de destruir la vida de estaspersonas?,¿nuestrasvidas?...Apenas teconozco,Carine,y ya percibo tu grancorazón.Teconmovisteconel relatodemihija,nuestrahistoria…mecostaríacreerquenoteimportaeldestinodemispaisanos.—¡Mira,Alejo!...—No,no intentomanipularte,ni chantajearte emocionalmente—interrumpió

miesposoelsobresaltodelabrasileña—.Loúnicoqueintentoestocartualmaypedirte tiempo. Si no eres tú, alguienmás lo hará, estamos conscientes. Sólodanostiempo¿ya?...Porfavor.Ayúdanosadeteneralosde tuequipo,antesdequeseademasiadotarde.Alejohabíatiradotodassuscartas.Lehabíacontadosusecreto,sussecretosa

unaextraña,habíasidototalmentehonesto.SehabíamostradocomoejemplodeloqueeraserunmiembropertenecientealaTierrasinmal.Noperfecto,consusdebilidades y carencias, pero intentando al extremo rescatar las mejorescualidadesdeunserhumano.Sentísu deseo: trasmitir ese ideal a la ofendidamujerqueseencontrabafrenteaél.EnesemomentomeacordémuchodeNanaysupapeldeescucha,quienseprestacomomediopara limpiar las impurezasdelalma.Elambientesehabíadescargado.LoúnicoqueAlejoomitiófueelsecretodelSantuariodelasOrquídeas;esees

unpremioquecadacualdebeganarse.—Deacordo—despuésdeunsilencioqueparecióhabersidorumiadoporel

tiempo, por fin, Carine respondió, contestando en su idioma natal como paraenfatizar que su decisión provenía de su alma, aquella que mi esposo habíalogradotocar.—¿Estábien?,¿estásdeacuerdo?—preguntóAlejotodavíaconfundido.—Sí,sí…nosésimeestoyvolviendo locaoqué,pero tuhistoria tienealgo

que…—Tellegaalcorazón.Losé.Setomaronlasmanos,losojoslesbrillaron,sequedaronviendounmomento,

aparté lamirada.No quería ser testigo de cualquier cosa que sucediera entreellos:aúnnoestabapreparada.—¡Rápido,rápido!—alzódeprontolavozCarine—.Tenemosqueapurarnos

paradeteneralgrupo.Ambossalierondeesahabitacióndispuestosasalvarelmundo.Eran lasdos de la tarde cuando subimos a los botes en el embarcadero.No

habíaniunasolanubeenelcielo,losrayosdelsoleranflechasexpulsadaspor

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el astro cual cerbatana.Yo no los podía sentir, pero lo podía suponer por losrostrosdelosvivos.Laluzdeesahoraeracasitanintensacomolaquerechacélanocheenquemorí.Sudando,conlaropapegadaalcuerpo,serefugiaronenlasombra de la embarcación, que por fortuna era techada. La división entre lasaguasnegrasdelNanayy lasmarronesdelAmazonasresultaba impresionante,como si Dios, con su índice las hubiera delimitado. Los jacintos solitariosflotaban ajenos a las olas provocadas por las embarcaciones, mostrabanorgullosossusmajestuosas florescolor lavanda.Unaenormeserpientedeaguanosacompañóduranteelrecorrido,asomandolacabezacomoflechaqueindicaelcamino.Sentímiedocuando laviacercarse,perorecordéqueyanadapodíahacerme.Carmina,Santiago,Alejo yCarine no ponían atención al paisaje, suvista se perdía en reconocer entre los turistas al grupo de investigadores. Noaparecíanporningúnlado.DesembarcamosenlacomunidaddeSantaMaríadelOjeal,para indagarcon

lospobladores.“Sí,sí,muchosgringoshanpasado”,contestabanarrastrandolaspalabras, sin poder identificar a nuestro grupo específico de gringos. “Peropasen, pasen a tomarse una IncaKolita, acá encontrarán donde doña Gume”,indicóunaseñorarolliza,quiensecompadecióde los rostrosacaloradosde lospreguntones.Animados por el calor y la sed se compraron su gaseosa en esacasuchademaderapintadaenverde limón.Yorecordésusabor aduraznado ysonreícomplacida.Conlabebidaamedio tomar,embarcamosrápidamente:nohabíatiempoqueperder.—DebemosirhacialariberadelAmazonas,alaentradadelcaminohaciaYvy

mar´e—dijoAlejodemodoimperativoyseacomodólagorraazulquelecubríalacaradelsol.—¿Por qué estás tan seguro, papá? —preguntó Carmina, sacudiéndose el

frentedesublusacondosdedospararefrescarseunpoco.—Llámalopresentimiento,siquieres…siestospatassontanlistoscomocreo

queson,buscaránpistasporlosterrenosmenosprobables…—Claro—interrumpió Carine, completando la idea de mi Alejo—… están

buscando algo que parece imposible, ¿por qué habrían de buscarlo por dondetodomundoconoce?—Poresoesquenoloshemosvisto—confirmóSantiago.—Ya…nosecreyeronelcuentoque lescontamos…,aunque lesdijimosque

esosterrenoseranimposiblesdepenetrar…Carminaterminódecompletarlaidea.Nopodíansubestimarlainteligenciade

aquelgrupodeinvestigadores.Nopornadasehabíanganadoelhonorde iren

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buscadelaTierraperdida.Alejo y los chicos decidieron ir hasta la aldea llevando a Carine. La única

maneradesabersiloscientíficoshabíanencontradoYvymar´eerayendohaciaallá.Observandopara todositio,bajamosde la lancha.Habíamos navegado entre

losvericuetos de las aguas que los cientos de kilómetros de área inundable yvegetaciónexuberantenodejanpenetrar.Hastaahínoloshabíamosvisto.Nadie,ni los nativos se atrevían a entrar a ese enredo de canales, en donde la pocaprofundidadpodíaatascarsuscanoas.Loquenosabíanesquemásadelante,enmediodeesaáreainundableseencuentraunaisla,yenelcorazónde lamismase alzan los palafitos de Yvy mar´e. La naturaleza, como buena madreprotectora,ha sido la encargada de cubrirla con sumanto de plantas y flores,paraquelosojosimpurosnolavean.Con los corazones latiendo a mil, por hambre, por sed, por angustia,

caminabanestosseresalosqueamabacontodasmisfuerzas,yalosque,comoesa madre verde, yo también abrazaría. De pronto, unos murmullos sealcanzaronaescuchar.—Shh, silencio —pidió Santiago, poniendo su índice sobre los labios—.

Escuchen.Los murmullos se dejaban oír por encima de la música de la selva. Las

palabraseninglésrompieronlaarmoníadelaorquestadelosinsectos.—¡Sonellos!—susurróCarineemocionada.Caminaronsiguiendoelsonidode lasvoces.A cada pisada la vegetación se

volvíamásprofusaydensa;eradifícilabrirsepaso.Habíaqueandarconmuchocuidado para no recibir los arañazos de las ramas y varas. Carine, pocoacostumbrada a andar por aquellos parajes, terminó con los brazos llenos derasguños. Alejo intentaba protegerla, avisándole por dónde caminar, pero laselvaacechabaportodoslados.Ylosinsectos…tambiénhabíaqueestaralertasasupresencia.Nopodíamosdistinguira losnorteamericanos,sinembargo, lasvoces nos llegaban nítidas.Y cuando pensábamos que estábamos a punto dealcanzarlos,lasvocesmenguaban.Veinteminutos,másomenos,lesllevódarsecuenta de que por más que caminaban, regresaban siempre al mismo lugar.Aquelloerainexplicable.—Parecequeestuviéramosandandoencírculos.Noentiendocómoesque…Alejolucíadesencajado.—Papá,estoesimposible…conocemosestaTierracomolapalmadenuestras

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manos…—Losé,hijita,losé…Santiagoestabaigualmentesorprendido.—Yo no he pasado tanto tiempo acá en la selva, pero me sé el camino de

memoria…nomeexplico…—Alejo,¿quésucede?—Carine,pasándoselamanoporlafrente,seempezóa

preocupar.Mi esposo alzó los hombros, frunció los labios y movió negativamente la

cabeza.—¿Quévamosahacer, papá?, ¿qué vamos a hacer?... No podemos permitir

queesosinvestigadoresdescubranYvymar´e…Seríael…final.Miesposo, tancariñosocomofuesiempre,abrazó a su hija del alma.No le

dijo nada, porque… ¿qué podía decir ya en esta situación tan absolutamenteextraña?...—Carmi…—Santiagointentódeciralgo,perotambiénsequedósinpalabras.

Sus ojos recorrieron aquella pletórica vegetación, parecían querer adivinar elcamino.Desupechosalióunsuspirohondo.Bajólavistaalsuelo.Elgrupocalló,extenuado.Entonces,aunquenopudieracomunicarmeconellos,decidí investigar.Hasta

esemomentomehabíamantenidopegadaalgrupo,casicomounamás.Peroeramomentodesacarleprovechoamiestado.Asíquesobrevolé laselvaenbuscade los investigadores. Seguía escuchando sus voces, pero me era imposibledistinguirlos: la vegetación se había vuelto impenetrable, como si hubieracrecido y engrosado repentinamente. Descendí hasta el lugar de donde meparecíaqueproveníanlasvocesy,aunquetuvequeatravesar troncosymaleza,tampocolosencontré.Aquelloeratodounmisterio.Regreséconelgrupo:continuabanazorados,sinsaber,siquiera,cómosalirdel

área.Depronto,unpensamientomuy intensomesobrevino.Sinprofundizarenél,

medejéllevar.VoléhaciaYvymar´e.ElinstintomellevóalSantuariodelasOrquídeas.El Santuario era una réplica exacta del Edén, pero ataviado con un ropaje

albino.Porlamentedelosafortunados,seguramenterondaríaesa ideadespuésdesucontemplación.Almenosesofueloqueyopensélaprimeravezquelovi.Lapazqueahíreinabaeralamanifestacióndelmismocielo.Elcontrasteconelpaisajeeraincomprensible:¿cómoeselugarresultabaserenteramenteblanco,si

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tan solo a unos cuantos metros la selva se presentaba con sus diferentestonalidadesdeverdesyelmulticolordesusanimales?...Loquemisojosdeairevieron,medejóatónita.Bajéhastalaplaya.Todaslasmujeresdelaaldeasehallabanenelcorazóndelsantuario,enmedio

delasaguascristalinas,cubriéndoleslostobillos.LasmujeresrodeabanaLuanaformandovarioscírculos—demenoramayor—,dejándolaaellaenelcentro.La chamana entonaba una oración: xecatú, ndecatú; xecatú, ndecatú… cheapurahéi,ndereme’ê…Eraunalenguamuydulce,suave,melodiosa,tocabamialma,meabrazaba.Lasmujeres,ataviadasconsusvestidosblancosycollaresdecolores vibrantes, repitieron la oración de Luana: xecatú, ndecatú; xecatú,ndecatú… che apurahéi, nde reme’ê… Primero lo iniciaron las del círculocercanoaella,después lasdeatrás,yasíhastaquecadaunade lasmujeresseunió a una misma voz. Los pajaritos, como colibríes de nieve, zumbarontambién; de pronto todo ser vivo en aquel santuario se unió a ese canto. Laspiedras vibraron, las hojas se movieron hacia el sur, las mariposas bailaron,todasalunísono,sincronizadas.Larepeticióndelcánticomeprodujo una especie demareo.De pronto sentí

unosdeseosenormesde…Unaemociónmuyextrañarecorríamiserdeaire;unaamalgama de sensaciones obnubilaba mi pensamiento, mi razón: sentí unanecesidadvertiginosade dilatarme, de ensancharme, de crecer, de esparcirme,sentí una necesidad impetuosa de expansión, de multiplicarme, de…¿reproducirme?Penséenloshombres.Dejélaplaya,ymientrasmeelevaba,demispiessurgía

unpequeñoremolino de arena blanca.Un hilillo que se fue conmigo hasta elcielo.Loscantosmeteníanabsortaycomosilasnotassehubieranconvertidoenlashuellasqueteníaqueseguir,flotésobreellas,dejandoquememanipularan:yohabíaperdidoelcontrol.Lacorrientedenotasme llevóa laorillade la isla.Álvaro y el resto de los

hombres permanecían parados, como estacas, tomados de los antebrazos,formando una gran valla. Con los ojos cerrados murmuraban algo. Pasé porencimadesuscabezasgirandoenespiral;aquellacorrientemeteníasujetaasuscaprichos, como en una especie de encantamiento. Despeiné suavemente suscabellos,peroningunoabriólosojos.Rezabanelmismocánticoquelasmujeres.Misdeseosporquedarmeconellos,porpegarme a sus cuerpos, por satisfaceraquellos deseos, se vieron relegados cuando una ráfaga impetuosa me elevó,

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convirtiendoelhilillodearenaenuntorbellinodearenablanca.Lasacudidamehizo reaccionar y por fin pude esclarecer mis pensamientos, aunque no tuvetiempodellegarasacarconclusiones,todoocurriótanrápido…enunmomentome vi envuelta en ese remolino y recorriendo la selva a gran velocidad. Derepente la calma regresó; la arena se deslizó por mi cuerpo de étervertiginosamente, regresandoal estado primigenio de hilillo de talco bajomispies.Ycuandopudefijarlavista,abajo,dandovueltas,seguíanAlejo,Carmina,Santiago y Carine. En mis oídos, el cántico zumbaba aún: xecatú, ndecatú;xecatú, ndecatú… che apurahéi, nde reme’ê… y llevada de nuevo por unacorazonada, volé sobre el terreno, sobre sus cabezas. El hilo de arena se fuedesprendiendodemispies;parecíaquenevabaenlaselva.Enesorecordéalosinvestigadores,¿quéhabíapasadoconellos?Lasvocesnoseescuchabanmás.Sinperdertiempo,meelevélomásaltoquepudeparacontemplardesdearribael mayor territorio posible; mi vista alcanzó hasta Yvy mar´e: los hombresseguían en su posición. Supuse que esperarían algún tipo de señal paraabandonarsuspuestos.Noencontrénirastrodelosnorteamericanos.Regresé hastaAlejo y los chicos, los cuatro, con ojos que se salían de sus

órbitas,mirabanalcieloconfundidos.Eltalcoblancocaíasobreellos,sobre lasplantas…laexpansión,elensanchamiento,ladilataciónquelavegetaciónhabíasufridoempezóadesaparecer.Laselvavolvióalanormalidad.Yotambién.Cuando hubieron recuperado las fuerzas y la conciencia, Alejo, Carmina y

SantiagollevaronaCarineaYvymar´e.CualnoseríasusorpresaalencontrarseenelcaminoconAmanda.Lucíacomoreciénsalidadeunmanicomio; traía laropa hecha girones, rasguños en cara y brazos, balbuceaba palabrasininteligibles. Su pelo negro rebosaba de caspa, pero cuando me acerqué aobservarla de cerca, me di cuenta de que aquello que parecía caspa era enrealidad arena, cientos de granitos de arena blanca. Todos se sorprendieronenormementealverla,nosóloporsuestado,sinoporquesesuponíaquehabíaregresadoasupaís.“Nohaynada,nohaynada”, repetíaen inglésy lloraba.Carine la interrogó,

perolamujerparecíahaberperdidoeljuicio.“¿Dóndeestánlosotros,Amanda?Contéstame,porfavor”…Lamujer,portodarespuesta,lamirabafijamentealaspupilas,comosienellaspudierareconocerse.Yvymar´etendríaqueesperar.TuvieronquellevarlaalhospitalenIquitos.Fue necesario suministrarle un tranquilizante a Amanda para que pudiera

dormir.Laconmoción la imposibilitaba para brindar la información que tanto

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ansiábamos. No nos quedó más que esperar al día siguiente. La antropólogadecidióposponerel reportedel incidentea laUniversidad.Dijoquesemeteríaengrandesproblemasporhaberperdidoasugrupo,asíylahubierandespedidoantesdelsuceso.PorlamañanaAmandahabía recuperadoelsentidocomún.Ahí, rodeandosu

cama,nosenteramosdequefueellaquienhabíadenunciadoalaantropóloga,yno sólo eso, sino que logró que el director del departamento cancelara elproyectotambién,mandandoatodosacasa.“Yadecíayoqueesassonrisitasconel viejo director iban más allá de la simple admiración”, dijo Carine entredientes.Los investigadoresnuncaaparecieronen laselvaporquemientrasYvymar´eysusaldeanosseuníanpara espantar a los extraños, ellos volvían a supaís.“Pero…¿ylasvoces?”,mepregunté.Lamujerhablabaenunsusurro,desviandolavistadequieneslainterrogaban.

Con su pelo oscuro y liso se cubría lamitad del rostro; sólo alcanzábamos averlelapuntadesunariz.Dijoque,despuésde andarmucho, de recorrer ríos, riachuelos, de atravesar

unadensísimaselva,habíallegadohastalaorilladeunlago.Delotroladohabíaunaisla…Todoscontuvieronlarespiración.Tomósusbinoculares,peronovionada,ahísolamentehabíavegetaciónymás

vegetación,maldita vegetación. Sin embargo, su curiosidad y la necesidad dereconocimientoyfama,laempujabanairhaciaallá…Escuché los corazones latir, acelerados, de mi esposo, mi niña, Santiago y

Carine.Pero justo cuando estaba dispuesta a lanzarse al agua turbia, a nadar si era

necesarioparallegaralaotraorilla,escuchóunasvoces…Enelaire reconociólavozgravedeGary,latosporlaalergiadeRingo,yleparecióqueTony,ChrisyGlennmanteníanunaconversación.Enojadaporversedescubierta,porquenohubierancaídoensutrampa,seescondió,esperaríaaquese fueranparaseguirconsumeta.Perodeprontoalgomuyraropasó.Lahierbacomenzóacrecer,lasplantas, las flores, losárboles, todo,comosi de repente hubiera cobrado vida,empezó a ensancharse, parecía que se la querían tragar. Luego escuchó unoscánticos, empezó a nevar arena, entró en pánico. Como desesperada, fue enbuscadesuscompañeros,peronuncadioconellos.Seperdió.Quedóatrapadaentredosceibasycientosde lianas.Ahoraentendíaporquénopudeverla.Loqueseguíasincomprendereralodelasvoces…Amanda tuvomuchasuertede que la encontraran a tiempo.Quién sabe qué

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suertehubieracorridodelocontrario.—HubieradadounbrazoaqueGaryhabíasidoquientedenunció—comentó

Alejoalsalirdelhospital.—¿Porgruñónymalencarado?—Carineselequedóviendoconcarade“mira

siserásprejuicioso”…oesomepareció.—Ya,pues…todoapuntabaaeso.—Esverdad,Carine,Santiagoyyotambiénlocomentamos…erauntipomuy

raro—Carminasalióaladefensadesupapito.—Lasaparienciasengañan,queridos—laantropólogasuspiró—.Laverdades

queGary,ahídondeloven,tieneungrandecoração.Supongoque…que…sepuso…celoso—conciertatimidezCarineconcluyó.¿Asíquelacientíficaresultósertodaunarompecorazones?...Esasíquenome

laesperaba.Amimaridose le subieron los colores. Los chicos semiraron entre ellos y

disimularonmalunasrisitas.Unasemanadespués,porfin,Carine,contodoelfulgordesusojosmarrones,

descubriósu tesoroenelatardecermásdiáfanoyentrañableque aquella selvahubiese regalado con anterioridad. La antropóloga tuvo vista para mirar ycorazónparasentir.Lamagia fue cómplice de Yvy mar´e, eso es innegable. Pero de la misma

maneraenque los indígenasde laAmérica no reconocieron los barcos de losespañolesametrosdesuscostas,Amandano tuvo lavisiónparaque laTierrasin mal se dejase ver. Los ojos del hombre no reconocen lo desconocido.Aunqueestosiempreseráunmisterio.

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Elvestidodenovia

CONTINÚOSIENDOUNARÁFAGADEAIREHELADO recorriendo laselva,pero intuyoqueprontollegaráelfinal.Ahorasoyfeliz.Porfinhecomprendido.Disfrutolospaseosalladodemiesposo,aunqueéstenoestédeltodoseguroquevoyjuntoaél. Sigue pensando que son alucinaciones suyas, por las ganas inmensas devolvermeaveroportodoloquemeextraña.Maselfinseacerca:eljaguarestámuymelosoconmigo,lomismolasavesylasmariposas,hastalosárbolesylaspalmerasbrillandistintoparamí.¿Serásumododedecirmeadiós?Tantos años han pasado que he perdido la cuenta. Vi crecer árboles, morir

flores;ayudéacriarcachorrosde todas las especies, hasta que esos cachorrostuvieronsuspropioscachorrosyasí…nosécuántasveces.Cuidéamimarido,lediunahija,ayudéasalvarlaaldea;mividaetéreanofuedeltodoinfructuosa.Eshorademarchar.Tres años han pasado desde el incidente con los investigadores

norteamericanos.Novolvimosasaberdeellos.Cuando,porfin,loschicosyAlejollevaronaCarinealaaldea, losdeaquíy

los de allá pudieron rellenar los huecos de las respectivas versiones de losucedido,yasí pude esclarecer elmisterio de las voces.Y todo fue gracias aNana.Lachica,tanintuitivacomosilenciosa,empezóaescucharlospensamientosde

Carmina;asídefuertesehabíavueltosuconexión.YcomolamismamadredeNanacomentara,noesqueliteralmenteleyerasuspensamientos,másbienerancomosensacionesdepeligro,deadvertencia…Luana,laabuela,tomócartasenel asunto: confiaba ciegamente en su nieta y los dones que poseía. Así,recurrieronalasenseñanzasancestralesdesupueblo,aquellastanantiguascomolavidamismadelplanetayconfiaronenquesuPachamama,suTierrabuenalosprotegería.Senosadelantaron.No tenían idea de cómo se llevarían acabo lascosas,nosabían,niseimaginabanloqueocurriría.Losupieron,más tarde,porbocade losafectados.Simplementeseenfocaronen lapaz y la armonía en la

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quevivíanyconcantosdegratituddejaronquelaNaturalezaactuara.Lodelasvocesno fuemás que un juegomental influido por el ritual:Alejo, Carmina,Santiago,Carineyyoincluidaescuchamos loquenecesitábamosescucharparalograrnuestrospropósitos:Amanda,porelcontrario,oyó las voces de las quequeríaescapar.Carine viene constantemente a Iquitos y aYvy mar´e, no quita el dedo del

renglóndeconquistaraAlejo.Sehanhechobuenosamigos,peromiesposo,poresesentimientodefidelidadhaciaunamuertaquesóloviveensusrecuerdos,nosepermitevolverasentir.Ahoraentiendoporqué todo tieneunmomentoparasuceder,yahoramásquenuncanecesitocomunicarmeconél,necesitoliberarlodel peso de la culpa que carga, necesito hacerle entender que el amor quesentimoselunoporelotroenvida,seguirá intactoeternamenteporquefueasídesdeelinicio,desdeantesdenacer.Peroahoraélestávivoy loque lequededebeaprenderloavivirintensamente,amandoydejándoseamar.Novoyanegarquealprincipiofuemuydifícilverloscoqueteoseinsinuacionesdelabrasileña,percibirlospensamientosdeAlejoysaberquesesentíaatraídoporellatambién.Tantosañosapegadoúnicamenteamínosedesvanecenal toquenomás(comodiría Carmina). Fue un proceso, en el cual tuve que aprender primero areconocerme como individuo. Sí, porquemi cuerpo podría ser arena y polvo,pero mi alma, ésa será por siempre. Y cuando reconocí quién era yo, unafelicidad absoluta me embargó, una que supera todo, que jamás habíaexperimentado:mislabios,aunquedeaire,nopodíandejardesonreír;unaromaarosasempezóaperfumarmedíaynoche;una luzsuave,cálida,peroa lavezintensa,surgiódelanadaamialrededor.Entoncessupequeesoeraelcielo.Yeseestadodeembriaguezmesigueacompañandohastaestemomento,yséquenoseirá,adondeyotengaqueirseiráconmigo,porqueyaespartedemí.Soyyo.Dejédesertunche,elalmaenpena.Así es como he podido trascender mis vanidades, mis celos y apegos. Por

“amor”meaferréamiesposoy lecoartésu libertad.Fueuncamino largoquelos dos, aun en lados contrarios, tuvimos que aprender a andar. Ahora heentendido,ahoratengoquesoltarloparaqueélpuedacompletarsudestino.Hoyesungrandía.CarminaySantiagose casan.Después de un tiempo de

volvera conocerse, ahora sinmáscaras, como amigos, decidieron reanudar surelación amorosa. Se dieron la oportunidad de acompañarse en la vida, deperdonarse mutuamente, de seguir adelante. Comprendieron que lo que ellos

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llamaban “amor”, no era más que infatuación, un refugio para esconder lospesares, los traumas, un otro en quien volcar necesidades, inseguridades, unalguienaquienecharculpasporlainfelicidadpropia.Conel tiempo llegaronaconocerse como realmente son, y con la consciencia de que todos los días secambiadeparecer.Así con la convicción de que los unemuchomás que esapalabra imprecisa, abstracta, intangible, efímera llamada amor, decidieron quequerían vivir juntos y formar una familia. ¡Qué alegría me da! ¡Voy a serabuela!...noporlopronto,peroyaserá.Carmina llegóhaceunasemana trayendo un hermoso vestido de novia y un

júbiloqueselesaleporlosojosyhastaporlosoídos.ElmatrimonioserealizaráenelSantuariodelasOrquídeas(¿dóndemáspodríallevarseacabounaunióndesemejantenaturaleza?);todosestánemocionados.Porsupuesto,comotodanovia,evitóqueSantiagovieraelvestido.Dejarloen

lacabañadeAlejoerapeligroso,yaqueélsehospedabaenlacasadeenfrente,ladeÁlvaroyLuana.Asíquelollevóalcentrodereuniones,endondedespuésdelaceremonia,sellevaríaacaboelbanquete.Ahílodejócolgandoparaevitarquesearrugara,asabiendas de que nadie, en esos días antes delmatrimonio,tendría que andar por ahí. Avisó a los encargados de la limpieza y de ladecoración,ysefueseguradequedejabasubellaprendaenbuenasmanos.ASantiagoleprohibiórotundamentequeasomaralasnaricesporahí.Elchico,conlamanoalzadacomoniñoexplorador,jurósolemnementenodejarquesunarizloabandonaraparairahusmearadondenolecorrespondía.Esnochesin luna,el jaguarsepierde entre las sombras, sus ojos amarillos

comodoslinternasalumbranelcamino.Eseolorquenopuededesprendersedelhocicolojala,lollama;sabequenoseencuentralejosyadesupresa:elaromaescadavezmásintenso.Estamadrugada,antesdelapuestadelsol,deprontoel recuerdodeunsueño

en vida llegó hasta a mí. Dejé mi refugio en el hogar que por tanto tiempocompartíensecretoconAlejoymeadentréen la selva.Ahí busqué esos ojosamarillosbrillantes.Sinhacerruido,consueleganciaysuavidadacostumbradasllegóhastaamí.Loacariciéconmismanosinvisibles:ronroneócomoungato.Le indiqué que me siguiera. Atravesamos la espesura de la selva casi en lapenumbra, llegamos a los límites de la aldea. “Espera”, le dije con mipensamiento.SolarecorríYvymar´e:todosdormían.Regreséconél.“Vamos”,yélcualperroobedientemesiguió.Llegamosalcentrodereuniones.Alládentro,unvestidodenovia,ajenoamisplanes,descansabasus telasconelvaivéndel

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vientoquesecolabaporlosmosquiterosdelasventanasabiertas.Laspuertasseencontraban cerradas.Yo podía entrar, pero ¿el felino?... Tendría que hacerloentrarde algunamanera.De pronto el viento se empoderó y soltó una ráfagaabruptaal interiordeledificio; el animal percibió la aromática brisa que saliódespedida. Comenzó a agitarse, a inhalar profundamente, buscando con elhocicoenelaireaquelolor.Caminódeun lado al otro, inquieto, buscando lamaneradepenetrar.Sudesesperaciónibaenaumento,algoeneseolor lohabíaperturbadosobremanera,elcazadorquellevabadentroseponíaenacción.Cuandome di cuenta de que su olfato había reaccionado a cierto estímulo

emanadoporelvestido,ignoroporqué,loalentéaquecontinuara.Susinstintoslo llamaban a entrar. Hasta ese día, yo no había aprendido a mover objetos,despuésdelaexperienciaconNanafuimuycuidadosadenocausarleunsustoaalguienmás,porloquenopractiquénilatelequinesisniusémienergíaconesefin.Asíquepormásintentosquehiceporabrirlapuertanopude.EnYvymar´enohabíacandados.Hubierasidomuyfácilabrirla,peroyoestabaimposibilitada.El jaguar tendría que actuar solo. Con mi pensamiento lo animaba a entrar:“Anda,vamosgatito,acádentroteesperaunmanjar”,“Vamos, túpuedes”,“Séqueeseolorteestavolviendoloco.¡Veporél!”…hastaque la fiera respondió.Seaventóporunade lasventanas, rompiendo la telamosquitera.Embravecidocorrióhastaelvestidodenovia: lodejóhechogirones.Perocomonoencontrónada ahí, pronto se desanimó. El olor que azuzara sus instintos se habíaesfumado.Lollamé,loacariciédenuevoyledilasgracias.Tambiénagradecíalviento;estabavistoquelaNaturalezaeramicómplice.Salimoshuyendodeahí.Tengo que admitir que me dio mucha pena ver el rostro de Carmina al

encontrar,por lamañana, su vestido destrozado. Lo sentí en el alma, pero noteníaotroremedio.Sefuecorriendo,con laprendaen lasmanosy lágrimasenlosojos,amostrarloasupapitoAlejo.Éstelaabrazófuerte,secósu llantoy ledijoqueconfiaraenél.“Espérameaquí,amorcito,¿ya?Notardo.Confíaenmí,todosaldrábien”.Yconesacerteza,sinhacerpreguntas,Carminalodejóir.Sequedóaguardandoaquesupapálasalvaradenuevo.Alejóseadentróenlaselva,conunapalaalhombro.Nomuylejosdeahí,bajo

millonesdepartículasde tierra,seencontrabaelbaúlconmivestidodenovia.Erahoradedesenterrartodoslossecretos.Mediahoramástarde,miesposoentrótriunfalasucasa.Teníatierrahastaen

laspestañas,se lehabíanformadocapasde lodo por todo el cuerpo debido alsudor,perosonreíacomopocasveceslohabíahechodesdeeldíademimuerte.

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“Aquí tienes, mijita” —se dirigió a Carmina extendiéndole el vestido conrastrosde tierra,peroenperfectascondiciones—,“ahoraes tuyo.Sé que amiRaquelitalehubierahechomuyfeliz”.Yentonces,Alejo,miamadoesposo,procedióacontarlelahistoriadelvestido

denoviaanuestrahija,nuestrahistoria.

CarminaescuchaatentayconmovidaelrelatodeAlejo.Yovuelvoarevivircadaunodeesosmomentos,ymesorprendoconlosquedesconocía.Noteníaideadequeelvestidohabíasidohechizado.Lanocheanterioralmatrimonio,mientrasconversábamos con el padre Pere, Alejo se ausentó un momento para ir alservicio.Cuandopasópormi habitación, un súbito e intenso aroma a rosas yvainilla lo envolvió. Guiado por una corazonada abrió la puerta sin avisar,adentroseencontrabanlaseñoritaArmellylamujermáshermosaquehubiesenvistolosojosdecualquiera(supusequesereferíaalabrujaquetiempoatrás lehabía dado la poción a mi abuela para recuperar a su esposo). El vestido seencontrabasobre lacamarendidoante lasmujeresdejándosehacer.Alejo,conunatremendacólera,selosarrebatóylesgritóquelaúnicamagiaqueexistía,laúnicarealerael amor verdadero que había entre él y yo, aquel que superaríatodas las pruebas. Aquéllas no pronunciaron palabra, mi prometido salió delcuartoconelvestidoentrelasmanos,esparciendosuaromaporlamansión.Noobstante,elhechizoyasehabíallevadoacabo.Apesardelencantamiento, que entiendo se efectuó de buena fe, nada bastó

para evitar que lo que ya estaba escrito se cumpliera. De todas formas, moríprematuramente.Peroahoracomprendoporquéelvestidodenoviahasidounlazotansólidoparalosdos,porquésehaconservadoenperfectascondicionesapesardelpasodeltiempo:esevestidoeselsímbolodelaunióneterna,delamorverdaderoquenilamuertenieltiempopuedenseparar.Soñéconélcuandoeramuypequeña,sinsospecharelmensaje realquesedesprendíadeaquelsueño:habíasidounapremonicióndeloqueseríamivida.Sigoescuchando lahistoria,veoaCarminaemocionadayaAlejosoltándolo

todo,estoytanfeliz…Lossecretossonlosverdaderosfantasmas.Eltiempoapremia,lahoraseacerca,elfinaltambién.AhoraCarminasabede

mí.Nanahavenidoaayudarlaavestirse.Unescalofríolarecorreyleenchinalapielcuandoveelvestido.SecontieneparanoperturbaraCarminaeneldíamásfelizdesuvida.

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Miniñaestábellísima,hapeinadosupeloconcairelesyllevaunadiademacondiminutas floresblancasdedondesedesprendeelvelo.Sumaquillajeessutil,naturalcomoesella,sólounpocomásacentuadoeldelineadorparaintensificarla mirada. Sus labios eternamente carmesíes los ha untado de brillo. Se haperfumadoconaguaderosasyorquídeas.Estálista,esmomentodeponerseelvestido.Nanalaasiste,tomaelvestido,estornuda:elaromaarosasyvainillalepicala

nariz.Carminameteunapiernaalcentroabiertoybrumosodetulesdelaprendayluegolaotra,mientrasapoyaunamanoenelhombrodesuhermanadelalmaparanoperderelequilibrio.Nanalarodea,seponedetrásdeellaparaayudarlaconesaabotonaduraimpresionantedeperlas.Su imagense reflejacompletaenelespejo. Parece una princesa.De pronto reacciono, aquella imagenme teníaembelesada,quémadrenoperderíalanociónalverasuhijamáshermosaquenunca,másbellaquesiempre…Respiroprofundo.Allávoy.No quiero hacerle daño, no quiero asustarla,me detengo unmomento, pero

tengoqueapurarmeantesdequeNanaterminedeabotonarleelvestido.Entroenél:suavementemedeslizoporlapiernadeCarmina,sientocómosupielseeriza.“¿Sentisteeso,Nana?”,preguntaasuamiga.Nananorespondeniconlamirada.“Derepentesentífrío.Cierralaventana,porfavor”.Mientrasque lachicavaacumplirlapeticióndesuamiga,yoaprovecho.SuborápidamentehastaelrostrodeCarmina, por fin estoy en el vestido. Entonces, mi rostro se refleja en elespejo.Carminanosehadadocuentaaún,seacomodalosplieguesdelvestido,sumiradaestáperdidaenlascuentasy losencajes.Hastaquepor findesvía lamiradaparaversecompleta,yesahícuandoposasusojossobrelosmíosquemeve.Grita.Yo le susurró quedamente: “Carmina”, y ella… se desmaya. Nanacorre y alcanza a tomarla antes de que se golpeé contra el piso. Estoy muymortificada,perosigodentrodelvestido,es laúnicamanera.Nana ladepositaconsuavidadenelsueloysalede lahabitación. InstantesdespuésaparececonAlejo.¡Porfin!—Carmina, mijita, ¿qué te pasa? Contesta, pues —Alejo la sacude con

suavidad.Carminaabrelosojos.—¡Papá,eraella!—Respiroaliviada.Comprendió.—¿Dequéhablas,hijita?,¿quiénesella?—Raquel,papá,Raquel.Alejoenmudece.Nanano.

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—Es lamismamujer que yo vi de niña—dice con una suave y dulce vozpendientedeunhilo.Carmina yAlejo se quedan perplejos. De pronto, mi niña vestida de novia

reacciona.—Ayúdame,papá.—Alejo laayudaa incorporarse—.Séque tiene algo que

decirte.Ven.Y Carmina, alisándose el vestido, sacudiendo su miedo, se para de nuevo

frentealespejo.Mirostro, elmismo demis veintidós años, la edad en la quemorí, aparece

frenteaellos.AAlejo se le doblan las piernas. Carmina lo sostiene con firmeza.Nana se

acercaparabrindarlesuapoyo.Ami esposo los ojos se le salen del cuerpo, puedo escuchar claramente los

latidosaceleradosdesucorazón.Tienemiedo,nopuede creer lo que ve, perounaemociónquellegahastaamímehacesentirsegura:élmeama.—¿Ra-quelita?—titubea—…peroesto…nopuedeser—…volteapara todas

partes,mas sólo encuentra aNana al lado suyo con los ojos tan desorbitadoscomolosdeélmismo,yaCarminacomoenunestadodetrance.Unaslágrimasempiezanarodarentrelasarrugasdemiamado.—Alejo,miAlejito.Soyyo.Nohequeridoasustarte.—Raquelita… mi Raquelita —Alejo, un poco más compuesto, no para de

repetirminombre.—Miamadoesposo.Nocarguesmásconculpasyremordimientos—meapuro

adecir,nosécuántotiempoaguantaré—,nadadeloquemepasófue tuculpa.Fuiinmensamentefeliza tu lado,mequedéacuidarteycumplí lapromesadedarteunahija.Nuncaestuvistemáscuerdoqueaquellavez en queme dejasteguiartealaviónestrellado.Tenías razóncuandopensabasqueestaba juntoa ti.Asífuetodoestetiempo.Peroeshoradedeciradiós,dedespedirnos,deque tedes la oportunidad de ser feliz aquí. Yo ya aprendí a hacerlo. Ya cumplí mimisión. Tú y yo nos volveremos a ver, nunca dudes de eso. Te dejo libre,libérameamí.Lasaguascorrensinpudorporsurostro.Yo no puedo llorar porque no hay

líquido en mí, pero mi alma siente esa humedad como si en verdad hubierasalidodemicuerpo.Laemociónesinmensa.Guardo silencio un momento. Le doy espacio. Componiéndose, tragando

grueso,conlavozquebrada,miAlejointentahablar:—Raquelita...Nopuedoexpresar…conpalabrastodoloque…—unnudoen

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lagargantaleimpideseguirhablando.—Nohables,cariño,noesnecesario.Tucorazónmelodicetodo.Elsilencioreina.Simplementenoscontemplamos:unamujer joven con ojos

azulescomoelcielo,unhombremayorconunamiradamielenmarcadaporeltiempo;nosdecimostodoconelalma,aquellaviejaamigaquelosabetodo,quelo esconde todo hasta que se decide despertar. Y nosotros ya no estamosdormidos.Imágenesdenuestrasvidasvienenanuestramente:lasombrillademariposas

revoloteandoporelPuentedelosSuspiros,nuestrorincóneneljardíndelacasade Lima, la mansión de mi adorada abuela Julienne en París, aquel besoapasionadoenelaeropuerto,latravesuraaGaspardyelencuentroconelvestidodenovia,elmatrimonio,Iquitos,laCasadeFierroyelrestaurantedeThierry,eldíaenquecelebramosqueíbamosaserpapásylanocheenquemorí.Repetimosnuestravidajuntosentansolouninstante,comosisenoshubiera

otorgadoelregaloderevivir.Ynosseguimoscontemplandoconaquellasmiradasquehablanmás que los

poemasmáselocuentes.Loentendemostodo,losabemostodo.—¡Raquelita! —Alejo me llama alarmado cuando mi rostro se empieza a

difuminar.—Es hora…No sufras. Sé feliz...—alcanzo a decir antes de que mi rostro

desaparezcaporcompletodelaluna.Cuandovuelvoaseraire,escuchosusúltimaspalabras:“Gracias,graciaspor

todo”.Sonrío.Soyyoquienestáagradecida.ElrostrodeCarminavuelveaaparecerenelespejo.Padreehijaseabrazan,

lloranprofundamenteemocionados.Ellatambiénlohacomprendidotodo:ahorasabequeesamujerdesussueñoserayo,quienlecantó,quienlaalimentó,quienla mantuvo viva, custodiada por el jaguar, hasta que Alejo la encontrara enmediodeaquelfatídicoaccidente.Yo,Raquel,sumadreadoptiva.Aquella luzquehabía aparecido la noche demimuerte regresa con toda su

intensidad.“Porfavor,todavíano…elmatrimonio”,suplico.Laluzdesaparece.

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Elfinal

HACIAELATARDECERCATORCECANOAS sedirigenalSantuariode lasOrquídeas.Mujeres vestidas de blanco entonan una suave melodía, tan suave como unaoración,comounmantra,queseconfundeconelrocedelasbalsasconelaguayelsusurrode los insectos: lossacharuna, losespíritusprotectores,nonecesitanmásparadespertar.Enlacanoaqueencabezalaprocesiónvalanoviaconunvestidoemergidode

otraépoca,deotromundo.Contrastanotoriamentecon laselva,peroalmismotiempo se fusiona con ella, como si le perteneciera desde siempre. Es la hijaadoptiva,lahijaamadadelAmazonas,quesinhabernacidodesusentrañas laprotegecomosiellamismalahubieraparido.Carminapertenecealaselva,asusraíces,asusfantasmasyespíritus,asusmitosy leyendas,asumagia, tanrealcomoelsolquenuncaseapaga.ElSantuariodelasOrquídeas,hijadeGaia, laTierra, ente vivo y autónomo ha dado su consentimiento: sus hijos adoptivospodráncelebrarsuuniónentrelablancuradesuflorayfauna,porqueelloshandemostradoqueasídepuroessuamor.Elvientosoplaconunalevecadencia,perfumandoelaireconsuexquisitoolor

amaderas,floresyyerbashúmedas.Carminalopercibe,cierra losojos, respiraprofundoydejaqueesearomalaembriague;viveintensamentecadainstante,noquiereperderseunosolodeaquellosmágicossegundos.LuanayNanalaacompañan,cuidansupelo,elvestido,noselespasaningún

detalleparaquelanovialuzcaradiante.Natalia,lachamana,levantaunbrazo,conelqueindicaalasdemásdetenerse:

hanllegadoalaentradadelsantuario.Enlalenguaantiguaentonalacancióndeapertura…ylosárboles,lentamente,seabren.Lascatorcecanoasseintroducenenlapielníveadelaselva.Loshombresyaestánahí.Sobrelaarenaunaltarhasidobellamentealzado:unarcodemaderadecorado

con una enredadera de buganvilias blancas. Santiago, vestido con pantalón ycamisadealgodón blanco, igual que el resto de los hombres, espera frente al

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altar.Lodiferenciandelrestounaorquídeablancaenelbolsilloderechoyunaenorme,monumental,sonrisa.Lacanoallegaalaorilla.Alejoseacercaparaayudaradescendera lanovia.

Suspiesdescalzostocanelaguacristalinaylacoladelvestidosemojaunpoco,surostrosecontraeunsegundo,después,serelaja;noimporta,yanadaimporta,nadapuedeecharaperderesemomento:dosalmasseencontraronyporfinhoyseunirán.Carminapareceflotar,anda ligera tomada del brazo de su padre. Su sonrisa

carmesíllenadecoloraquelpaisajealbino.Alejointentareprimirlasemocionesqueloinvaden,medoycuentaporquesusojosllorosos,suslabiosquequisieranexplayarseysefruncenenunamueca,lodelatan.PorfinlleganjuntoaSantiago.Lanoviabesaasupadre.Éste la abraza, con un abrazo que se prolonga un

poco más allá, como cuando ninguno de los dos quería separarse para ir alcolegio.Ríen.Seguiñanunojo.Soncómplices.Carmina llega juntoasuprometido.Él la recibeconsu abrazo eterno, aquel

quenodejadesorprenderla:parecequehubierapasadotantotiempoyyaestánjuntosdenuevo.Nohaysolemnidadeneseacto tanserio. Todos ríen. La risanosalimentaelalma.Estamostodosfelices.Luana, la chamanamayor, ya está posicionada enmedio de los novios para

comenzar el ritual que dará inicio a su nueva historia de amor. Entona aquelcántico antiguo, en el que sus antepasados fusionaron el portugués y el tupí-guaraní:“AmaDeus,amaDeus,ñanderekó,ñanderekómarangatá”.“Diosamanuestromododeser,bueno,honradoyvirtuoso”,escuchoqueunamadrelediceasupequeñohijoquemiraemocionado laescena.Treshombres laacompañancon una especie de flauta que ejecuta el sonido más dulce que hubieraescuchado,ylasplantasy las floresy laspequeñasavesempiezanadanzar: laSachamama,madredelasplantas,yelAyaymama,elespíritudelospájaros,nopuedenfaltar.Ahorasítodoslosinvitadosestánpresentes.—Hoy las almas gemelas seremos testigos de la unión de dos de nuestros

hermanos—Luana,ataviadaconsuvestidoblancoyuncollarconescamasdepaicheencolor fucsiay turquesa,empieza su discurso—,Carmina y Santiagovencieronlosprimerosobstáculosdelegoyseentreganhoyelunoalotroparacompartirse,paraacompañarse,paracrecer individualmente,masapoyando lasvirtudes del otro en este camino llamado matrimonio. Nosotros, los mayores,estaremosaquíparacuandonecesitendenuestroconsejo,porqueesbiensabido

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queel recorridode la felicidadnoessiempreelmás llano,pero es siempre lamássabiaelección—lachamanahaceunapausaydirigelamiradaprimeroalanoviayluegoalnovio—.Sehanelegidoelunoalotro,honrenatodacostaesaelección,sobretodoenlosmomentosdifíciles.Recuerdensiemprequélosllevóaunirseyseanconscientesdeque loscambiosserán inevitables:sorpréndansecon lo que les traiga cada día nuevo y así no serán víctimas del tedio y lamonotonía.Noseacomodenunoenelotro,seanlibresyespontáneos,escuchenel llamadodesusalmasy aliéntense a seguirlo, no se limiten a ser bastón deapoyo,seanalasparavolar.Descifren lapalabraamoryvivansussignificadosdiariamente.MientrasLuanapronunciatanbellodiscurso,yonopuedodejardepensaren

cadaunadesuspalabras,tandistintasdeldíademiboda,tanvacíasporhabersedichoenlatín,unalenguaquedesconocía.Quédiferenteelmundoenelquemetocóvivir.Yofuimuyfelizaqueldíaporqueestabacompletamenteenamoradayllenadeilusiones,perolosconceptosnosalentabanaserdependientesunosdeotros,noaser losmejoressereshumanos que pudiéramos ser para ser dignoscompañerosdenuestrosamores.Nosenseñaronaapegarnos,acreerquesinelotronoéramosnada.Alasmujeresnosenseñabanaobedecer,asersumisasyaloshombresaserlosamos,amandar.Quéfelicidadmedasertestigodequeelmundoestácambiando.Elritualcontinúaconbellísimoscantos,esosqueparecenconmoverhastaala

mismaPachamama,cantosqueinvocanlapaz,elamorverdadero,alosespíritusnoblesparaquevenganallenardebendicionesalanuevapareja.El sol está por retirarse, prenden las antorchas, conmucho cuidado para no

dañar la naturaleza.Alejo yNana colocan un lazo de orquídeas blancas a losnovios… ese lazo que los unirá por siempre, mientras ellos así lo permitan.Luanacaminahacialaorilladelaplaya,enuncuencodemaderatomaunpocodeaguacristalina,unamujer leentrega lashojasníveas reciéncortadasdeunaplanta “mágica”. Luana canta una oración, un ícaro que sólo los chamanesconocen para agradecer a los espíritus de las plantas sus dones. Después sevuelveacolocarentrelosnovios,quienesnopuedendejardemirarseysonreír.—Beban,queridosmíos,estebrebajequelesofrecelaMadreNaturalezapara

quevivanensalud,paraqueseanfértilesycríenhijossanosybuenos,siasí lodesean.Notemanalaenfermedad,éstanollegará.Elespíritudelaorquídealosllenarásiempredebuenospensamientos.Carmina tomaunsorbodeaquellamezcla,meparecequesusabores bueno

porquelebrillanlosojoscuandose lapasaaSantiago.Éstenopuedeevitar la

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emoción,nosóloseestáuniendoalamujerqueama,sinoqueexperimentaráporprimeravezlosdonesdelasplantasmágicasdelSantuario.—LaNaturalezalosbendice,elCreadorlosamaytodosnosotroscompartimos

sudicha.CarminaySantiagoseanfelicestodoslosdías.Puedenbesarse.Loschicosseaproximan uno al otro y se dan un tierno beso. Los invitados

aplauden.Luana les indicaque ya pueden retirarse.Aún con el lazo de floresencima,ellostratandecaminar.NanayAlejoseacercanpresurososyunpocoavergonzadosporqueolvidaronretirarlo.Todosríen.Sobretodo,losnovios.Laprocesióndecanoas empieza el regreso. Carmina es la primera en subir,

ahoraayudadaporsuflamantemarido,yenorden todosesperansu turnoparaabordar.Mesientollenadedichaypaz,apenasrecuerdoquesoyunespíritu,unaráfagadeaire.VoyhaciaAlejo,quierocompartirestaenormefelicidadquemeinunda, pero en esemomento una luz excesivamente intensame paraliza, merodea,me impideverlo,verquésucedecon losmortales.Porunmomentomeasusto, mas la luz es tan infinitamente amable, que me reconforta, dejo deresistir,meentrego.Doylasgraciasporestavidayempiezoasubir.Nopuedoveramiesposo,lobendigoconmiamor,yanosufro.Nopuedoveraminiña,mihija,labendigoconmiamor,yanosufro.Yanopuedoveraquellabenditatierra,laTierrasinmal,laTierrabuena,labendigoconmiamor,yanosufro.Elsilenciome ilumina con su cálido vaivén,me acurruco en ese abrazo eterno,cierro los ojos para sentirlo todo y de pronto escucho unas risas, escucho minombre:Rachéle,Raquelina,Raquel…sonellos.Sonrío.

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Epílogo

QueridaNana:Europaesrecontralindo.Nopuedoexplicarte lo lindoquees todoaquí.Sus

construcciones son impresionantes, sus castillos, su historia, sus idiomas, sucomida…nadaqueverconnuestraperuana,¿ah?...peroesbuenazade todosmodos.Santiagoyyohemospasadounosdíasde lomásbacanes,estupendos,muy“guay” como dicen los españoles. Ah, Barcelona, si un día te decides asalir de Yvymar´e tienes que conocer Barcelona, es una ciudad que lo tienetodo: edificios tan antiguos como exóticos, gente de todas partes del mundo(muchopaisano,porcierto),diseño,moda,música,ynosabes,aquíhaygenteinteresantísimaqueestámetidaza en todo el rollo de lamedicina alternativa,con terapiasrevolucionarias,holísticase integrales.Teencantaríaconocerlos,kypy’y.Yo,porsupuesto,tengoquemordermelabocaparanohablardetiydenuestraaldea,deloadelantadosquesomos,porquemuchosdesus“modernos”tratamientos,enYvymar´eseempleandesdesiglosatrás.Perono importa,esungustosaberqueyasomosmuchoslosquequeremoscambiar lascosas.¿Noteparece?Santiago ya hizo algunos contactos, sí, aprovechamos la luna de miel para

posicionarYvymar´e,“lamarcadeproductosde laherbolariaamazónicaqueprometeserlaalternativaamuchosde losmedicamentosquesólo intoxicanelcuerpo”.Yasabes,aquélno pierde oportunidades. Y bueno, yo lo apoyo, quetambiénesmicuento.Lomássorprendenteesqueenestemundo“alternativo”hemos conocidomédicos convencionales con lamente abierta a expandir susprácticasaunmodomásintegral.Unparestánmuyinteresadosenlapropuestadetesisdemimarido(mimarido,¡ay,meencantallamarloasí!),asíqueprontonosvisitaránporPerú.Peronoquierosoltartemáschoro,elmotivoprincipaldemicartaescontarte

algo que no vas a creer, algo insólito que nos ocurrió cuando estuvimos enParís.

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UndíadespuésdelabodacivilylarecepciónenLima,laque,porcierto,se

realizóportodoloalto(imaginoquemipapáyaleshabrácontado),yasabrás,paradarlegustoalamamádeSantiagoyquenohicieramásberrincheporquesuvástagonosecasabaporlaiglesia,partimosaNuevaYork.Volamostodalanocheyllegamosmuytemprano.EnelaeropuertoJohnF.Kennedyesperamosdos horas para por fin abordar el avión que nos llevaría a París. No sabes,estaba recontra ilusionada, cansada y un poco nerviosa (ya sabes que losaviones siempre me ponen un tanto así), pero feliz al lado de mi maridito.Santiago se ha portado divino, cada día me sorprende más. En fin, ahíestábamoslosdosreciénmatrimoniados,engriéndonoselunoalotro.Cuando llegamos ya era de noche; no sabes qué lindo es París iluminado.

Justo cuando pasamos cerca de la Torre Eiffel ésta nos dio la bienvenidaparpadeandoenazul.¡Alucinante!,¡mostro!Nos hospedamos en un hotel bellísimo cerca de los Campos Elíseos y la

explanada de Trocadero. Desde ahí, cada día y cada noche podíamoscontemplarlaTorre.Santiago y yo coincidimos en que nos gusta conocer los sitios a pie, por

nuestracuentaynoconunguíaquerepetirádecorrido lamismacantaletadetodos los días. Así quemás como viajeros que como turistas, nos dimos a latarea de recorrer aquella fascinante ciudad francesa. Caminamosincansablementeporcincodías,nosmetimospor lascallecitasdeMonmartré,porelbarrioLatino,nosdeslumbramosenelLouvreyenelPompidou,comimospurédepapas,losmásfinospescadosypanesdesu famosaboulangeriehastahartarnos. No sabes lo buenazos que son los croissants de “chocolat”.Celebramosunayotravezconchampánydimospaseosnocturnos tomadosdelamano, justocomoen laspelículas.Todoera tanromántico…pero laquintanoche…nosperdimos.Salimosdeunrestaurante,yenvezde irhaciaeloeste,que era la dirección de nuestro hotel, nos dirigimos al este. Estábamos taninmersos en nuestro romance, que sólo fue varias cuadras adelante que nosempezamos a preguntar si habíamos pasado por aquella avenida, si aqueledificio o plaza nos era conocido, hasta que caímos en la cuenta de que noteníamosnimichiideadedóndeandábamos.Sinquerernosalejamosbastantede la zona turística, porque las calles empezaron a aparecer desiertas. Nisiquierapasaban taxisporahí.Empecéapreocuparme,hevistopelículas conhistoriasdehorrorsobreturistasinocentesenParís.PeroSantiago,haciéndoseelmacho,tratabadecalmarme:“Yapues,Carmi,nopasanada.Altoquenomás

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verásqueestamosdevueltaenelhotel.Túdéjameamí,quesoybuenazoparaorientarme”. Yo lo dejaba ser, aunque la verdad, sabía que él estaba tanasustado como yo. Y seguimos caminando nomás, intentando encontrar unaavenidatransitadaparacogeruntaxi.Peroparecíaqueentremáscaminábamosmás nos internábamos en aquellas callecitas empedradas, las que parecíanhacerse más angostas. Como ya pasaba la media noche los locales estabancerrados,cuandodeprontounaluznosllamólaatención,nosparecióqueunatiendaaúnseencontrabaabierta.Corrimoshastaahí,ynovasacreer loqueencontramos, Nana, es que no sé ni cómo contártelo. Mi vestido, chica, mivestidodenovia,¡elvestidodenoviadeRaquelestabaenaquelaparadorqueiluminaba toda la calle! Santiago y yo no lo podíamos creer. “¿Pero estássegura, flaqui?”, preguntaba Santiago. “Claro, cómo no voy a estar segura,amor,siyomismalo llevépuestopor tantashoras”, lecontestaba. Aunque ellugar estaba totalmente iluminado la tienda se encontraba cerrada. Sinembargo,sepodíaescucharalfondounamelodía,unamúsicatipoárabeoalgoasí.Ycomoestábamosperdidos,sugerítocarypedirauxilio.Aunquelaverdad,loquequeríaeraexplicacionesacercadelvestidodenovia.Tocamosunayotravez,peronada.Lapersonaqueescuchabamúsicaparecía

estartanperdidaensumundo,comonosotrosmismosenaquelmomento.Nossentamos rendidos en la banqueta, cuando de repente se apagó la luz. Nosparamos de prisa y tocamos fuertemente a la puerta de vidrio mientrasgritábamosalmismotiempo.Laluzseprendiódenuevo.Dejamosdegolpearlapuerta.Elvestidovolvióaapareceriluminadodelantedenuestrosojos.Lasiluetadeunhombremayorprovenientedel fondode la tiendase acercó

gritandoenfrancés.Por lovisto,noéramos losúnicosasustados.Llegóhastanosotros,ysinabrirlapuerta,traselvidriopreguntóquequéqueríamos.“Noussommesperdus”,hablé,tratandoderecordarelfrancésquehabíaaprendidoenYvymar´e. El rostro del hombre se dulcificó: nos abrió la puerta y nos dejóadentrarnos en aquella tienda de antigüedades exóticas, traídas del lejanooriente.Ennuestroprecario francés leexplicamos la situación al árabe, que resultó

serunturco(aunqueeso,yoyalosabía,porlahistoriaqueAlejomecontaraeldíademimatrimonio,perohastaesemomentopreferimosnomencionarnadadelvestido).Cuandoelhombrecomprendióqueestábamosdelunademiel,queveníamos del Perú, que hablábamos español, una alegría inmensa pareciódominarlo.“Unmomentito”,dijoennuestroidiomaconunacentomuygraciosoyseretiró.Unosdiezminutosdespuésaparecióacompañadodeunamujer,su

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mujer,unaespañoladegrandesojosnegros,envueltaenunabatadesedaconun estampado a lo mil y una noches. “Con que os habéis perdío, bonitos”,pronunciólamujerconunfuerteacento,andaluz,meexplicódespuésSantiago.“Ya,ahoraveoeljaleoquesetraíaéste”.El“éste”nomássesonrió.Resultaronserunaparejamuydispareja,peroquesequeríanasumodo.Eran

laantítesisde losestereotiposdesusrazas.Ella era alta y ruda y él bajito ysumiso.Nopudeevitarpensar paramis adentros que la venganza de Españacontralosmorossellevabaacaboenaquellaparejasuigeneris.Nosofrecieronundelicioso témientrasesperábamosque llegara el taxi que

nos pidieron. Yo estaba impaciente por saber detalles del vestido, pero noencontraba el momento: la española no dejaba de parlotear y su marido,aunque no entendía nimichi de lo que hablaba su mujer, le celebraba todo.Hasta que, por fin,me armé de valor (ay, ¡qué dramática soy!... ya sabes lollevoenlomexicano),melevantéypreguntédirectamentedirigiendomi índicehastaél:“¿Yesevestidodenovia?”.Losojoslesbrillaron.Nos contaron exactamente lamisma historia que muchísimos años atrás le

contaranaAlejoyRaquel.Conpacienciaescuchamosel relato. El taxi llegó,pero le pedimos que regresaramás tarde. El hombre se fue soltando lisuras.Cuando la pareja terminó de narrar la historia, Santiago y yo volteamos avernosa losojos.Yomeparé,meacerquéalvestido, lomirécomosihubierasido la primera vez, haciendo intencionalmente una pausa que losdesconcertara,hastaquefinalmentehablé:“Asíqueesteesunapiezaúnica,deprocedenciadesconocida,¿ah?”,“Y tal…sí, sí”,contestó laandaluza. “Puesnome locreo;Jenepensepas”. Los dos se quedaron desconcertados. “Pero¿quémeestáscontando,tía?”,contestóunpocomolestalamujer.“Eso,quenome lo creo, no creo que este vestido sea único, que lo hayan encontradomágicamenteenuncargamentotraídodeEstambul…porque…¡yomecaséconestevestido!”.Losojosselessalieron;altiempoqueyohablaba,lamujerleibatraduciendomispalabrasasumarido.“Asíes”,confirmóSantiago.“Miesposasecasóconesevestido.Peroaúnhaymás”…LescontélahistoriadeRaquel,por supuesto omití Yvy mar´e y cualquier detalle que pudiera involucrar suanonimato. Al final, los cuatro callamos. Después de un buen rato, el turcosalió.“Unmomentito”,volvióadecir.Lamujernosofreciómástéárabeychebakkiasrellenasdealmendra.El tipo

apareciódespuésdequemecomítresdeaquellasdelicias.Regresóarrastrandounbaúl, igualitoaldemivestido, el vestido de Raquel, pero aquel lucíamuy

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viejo.Cuandoestuvoconnosotrosloabrióysacóunvestidodenoviaidénticoaldelaparador,¡almío!,nadamásqueaéstesiselenotabanlosaños,unoloranaftalinanoshizoestornudar.Elhombrecomenzóahablar,letemblabalavoz,parecía conmovido. La mujer fue traduciendo sus palabras y nos contó lasiguientehistoria:Elvestidopertenecióa una princesa otomana. A ésta la querían casar a la

fuerza con un primo segundo, como era la costumbre entre la nobleza turca,paraseguirviviendoenlaopulenciaycontinuarconellegado,perolaprincesadetestabaasuprimo,ademásellaestabaenamoradadeotro.Unanocheantesdesumatrimonio,laprincesalepidióasusirvientaquelellevaraunmensajeasu amante: estaba dispuesta a huir con él. El hombre, que también estabadispuestoa lucharporelamorde laprincesa,acudióal llamado.Ningunodelosdossupoatiempoqueelprimohabíainterceptadolacartayamenazadoalasirvienta.Elfuturopríncipematóalamantedesufuturaesposa.Laprincesanopudoaguantareldolor, intentóquitarse lavida,pero justocuandoestabaporcortarse las venas, su fiel sirvienta llegó para salvarla. La princesa llorabadesconsoladaenelhombrodeaquellamujer, fueentoncescuandoaéstase leocurrió.Lepreguntóquesiestaríadispuestaahuirparaevitarelmatrimoniocon el primo. La princesa contestó que sí. Entonces ella la ayudaría, perotendríaquefingirquesecasaríaconél.Así lohizo.Lepidióperdón,sehincóanteélylejuróqueconsagraríasuvidaahonrarlo.Elhombre,orgullosoyvil,aceptólaofrendadelaprincesa.Esosí,tendríaprohibidosalirsolaaningunaparte,unguardiasiemprelaescoltaría.Aunqueesoyalohabíanprevistoelpardemujeres.A la mañana siguiente, por órdenes de la princesa, la sirvienta pidió al

guardiaque llevaraelbaúldelvestidodenoviaa laMezquita Azul, donde serealizaríalaceremonia,porquealtérminodeéstalaprincesasecambiaríaahímismoderopayparanomaltrataraquellaprenda finísimadeseabaguardarlalomásprontoensubaúl.Elhombresenegó:nopodíaabandonarsupuesto.Lamismaprincesasalióapedirle,de lamaneramásencantadora,que lehicieraesegranfavor.Ellaleprometióqueloesperaríaparaquelaescoltarahastaelaltar.Eljovennopudoresistirsealosencantosdelahermosaprincesa.Hizoloqueésta lepidió.Jalóelpesadobaúla lamezquita. No se explicaba por quéaquelarmatostepesabacomoundemonio,nisiquierase leocurrióque podíaabrirlo para echar una mirada, porque, además, tenía un gran candado. Selimitóacumplir órdenes y pidió a Alá que no fuera ameterse en problemas.Cuando regresó tocó temeroso a la puerta de la habitación de la princesa,

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esperandoqueéstanohubieraescapado.Perono,talcualloprometióellasalióenfundadaenesevaporosoyelegantísimovestidodenovia.Elvelolecubríalacara,asíqueeljovenyanopudodeleitarseconelrostrodulcedelaprincesa,niconsuencantadorasonrisa.Selimitóaguardarsilencioycaminartrasdeella.Uncarruajelaesperabaparallevarlaalamezquita.Lamujer,comosifueraaunvelorio,nopronunciópalabraalguna.Cuandollegóaltemplo,sedirigióalahabitacióndestinadadondeesperaríael iniciode laceremonia.Ahípor finsedescubrió el rostro. Era el de la sirvienta. La princesa había huido en elmomentomismo en que había sido liberada del baúl. Por supuesto, contaroncon un cómplice: el esposo de la sirvienta, quien amaba profundamente a sumujer, y por quien haría cualquier cosa. Él la esperaba en aquel salón ypreviamentehabíaayudadoa la princesa a escapar. Rápidamente la ayudó aquitarse el vestido, lo metieron al baúl y lo escondieron bajo las tablas,levantadas con anterioridad, del piso. Echaron la alfombra de vivos coloresencima,ysalieronconmuchocuidadoparanoservistos.Seconfundieronentrelosempleadosquellegabanaserviralmagnoevento”.¿Yquépasócon laprincesa?, tepreguntarás,mi queridaNana. Pues nada,

chica,quefueunadelaspredecesorasdelalibertadfemenina,unarebeldeparasu época sin lugar a duda. Un tiempo se fue a esconder al pueblo de susirvienta, pero como temía que el primo segundo fuera a tomar represaliascontraella,aunquenuncapudoprobarlequefuesucómplice,laprincesahuyóhastallegaraParís.Ahí,porcasualidadesdeldestino,conocióaunviejoturcoqueacabadeenviudar.ÉsteeradueñodeunatiendadeantigüedadestraídasdeOriente.Laprincesa,sinrevelarlesuverdadera identidad, lepidió trabajo.Elhombre accedió. Pronto el turco se sentiría orgulloso de su decisión, porqueaquellamuchachaentusiasta,perountantomisteriosa,resultósermuycreativay tenerundondegentes que hacía que los clientes volvieran una y otra vez.Comolosdosestabansolos,porqueélnoteníahijosyella…bueno,yasabes,seadoptaron el uno al otro, algo así como en padre-abuelo postizo e hija-nietapostiza.Una tarde,mientras laprincesaordenaba las piezas del aparador que daba

hacialacalle,seleocurrió.Sediocuentadequealgofaltabaenaquellatienda,algo irresistible, mágico, misterioso… al fin de cuentas, una tienda deantigüedadesdebetenersupropiahistoria—si losabréyo,que justamenteenun lugar como esos Santiago y yo nos reencontramos—, entonces decidióconfiarle su secreto al turco. El viejo reaccionó como ella lo esperaba: singrandesalharacasportenerenfrentealamismísimaprincesadel imperio,aún

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otomano,quesedabapormuerta,perotampocosinindiferencia.Sencillamentelasiguiótratandoigual,porqueparaélaquellamujerera lachica listaque lellenabalatiendadeclientesytambién,suviejocorazón.Peroaquellaconfesiónteníasurazóndeser,nocreas que la soltó nadamás así porque sí. La soltóporqueyaensumenteestabatramandolahistoriadelvestidodenoviaytodoeltingladoestequeyaconoces.Pidióasuexsirvientaquelemandaraelbaúlconel vestido; ella estaba tan agradecida con aquella “mágica” prenda que lehabíadadolalibertad,era tan felizquequeríaquemuchasmujeres lo fueran.Primeroporquenecesitabaseguirguardandosuverdaderaidentidady,segundo,porquedeestamanera leofrecíaunvestido“único”acadamujerque por la“casualidad”estaríadestinadaausarlo.Elviejolahizosusocia,yalmoriréste,muchosañosdespués,ellasequedó

como la única dueña. La princesa nunca se casó, el recuerdo de su amantemuerto,nolepermitióvolveraenamorarse…quépenita,¿no?Sinembargo,nocreasquesequedóavestirsantos.Eramuyhermosa,asíquepretendientes lesobraban. No nos lo contaron así con todas sus letras, pero nos dieron aentender que la princesa pasaba sus buenos momentos y era feliz siendoempresaria,enunaépocaendondelasmujeresamamantabanunhijotrasotro.¿Ahora te has de estar preguntando qué relación hay entre el turco que

Santiagoyyoconocimosylaprincesa,cierto?,¿ycómoesqueelvestido(o lahistoriadelvestido)llegóhastanuestraépoca)?...Puesbien,¿teacuerdasdelasirvienta?...EllaysuesposollegaronaParísjuntoconelbaúlyelvestido.Laprincesa losrecibiócomo a sus propios parientes, y el viejo turco, lomismo.Ahorateníansugranpequeñafamilia.Loshijosdeaquellapareja,yloshijosdeloshijosde lapareja fueron losque generación tras generación heredaron latiendadeantigüedadesycontinuaronconlatradicióndelvestido.Elvestidoseconvirtióenunsímbolodelibertadydeamorverdadero,deamor

fraterno,delamorquesedaentreseresque,apesardeperteneceramundos,culturas, razas, ideologías o filosofías diferentes, llegan a tener lazos másfuertesquelamismasangre.Aquellasirvienta turcapusoenpeligrosupropiavida por salvar a la princesa, a quien le prodigaba un especial afecto. Éstanuncaolvidóeseactodeamor.Graciasalavalentíadeesamujerellafuelibrey feliz. Como lo serían lasmujeres que llegaran a usar elmágico vestido denovia.

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Agradecimientos

Enelaño2003surgiólahistoriadeElvestidodenovia.Naciómientrasdormía,esdecirdeunsueño.En2006,cuandoestudiabaen laSOGEM,enQuerétaro,comencéa realizar lasprimeras investigaciones.Fuehasta finalesdel2007,enBarcelona, cuando empecé con su escritura. Muchos años han pasado desdeentonces.Comobienpodrásimaginar,queridolector,muchoseventosysucesosocurrieron para que esta historia llegara a su fin y hoy puedas tenerla en tusmanos.Sonmuchísimas laspersonasque,porunauotra razón,pormínimaomayúscula que fuera, contribuyeron para que este sueño se convirtiera enrealidad.Gracias desde las profundidades demi alma a todas ellas, espero noolvidarmedeninguna,ysiasílohago,discúlpame,mimemoriaolvida,peromicorazónno.GraciasespecialesamihermanoNéstor:conesevueloaBarcelonaempezóestahistoria.GraciasprofundasaMarcia,mihermosamadre,portodosuapoyoymás.AunquededicoestelibroaNéstor,mipadre,noquierodejardehacerlesabermiprofundoagradecimiento.Gracias,LlucBergaEspart,porquesintuexigencianohubierapodidoempezar.Gracias,AndreaSaga,por todas lashorasde tallereo,por labellaportaday lamaquetación.GraciasalgranescritorperuanoJeremíasGamboa,quienmerecomendóconeltambiéngranescritorperuanoJorgeEduardoBenavides;graciasaél,estanovelatomóelrumbocorrecto.Ygracias,milgracias,ati,dondeestés:HéctorUlloaHéctorCabreraTeresaPrugue(miabuela)MaryAnnLunaRenatoBojanovich

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NinfaLunaCantúLauraLujánHiramCalderónIng.JoséFranciscoGarcíaFloresBillyMartinWongMelanyAltschulerPabloMartínezRamírezNoraCastilloAguirreFelipeMontesJaimeSeguraValentínMuñozFloresOrfaAlarcónPatriciaDysonMaríaFernandaGarcíaSadaNoeliadelCastilloSolarAlejandroSalinasVelaAbrilG.KareraAlfonsoDuránAdrianaHernándezdeGarcíaDr.PedroHernándezRodríguezAlbertoSánchezDra.GisselleMoreMaríaGómezVitoriaHelgaValdésGerardoValenciaGraciasenormesamisqueridosalumnosdemitallerdenovela:BrendaQuinteroEdnaMartínezElvaUrdialesIsabelSotoDianaHernándezMarioTreviñoGarcíaEmmanuelMontes

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Acercadelaautora

MARIANAGARCÍALUNAMexicana(1974).Hijadeperuanos.MARIANANOLLEGÓAESTEMUNDOconsutortabajoelbrazo.No.Ella llegóconun libro.Sí,asícomololees;opor lomenoses loqueellapiensa,porque se recuerda leyendodesde siempre.Esapasiónpor lalecturafuelacausantedequeemprendieraelviajemásemocionantedesuvida:eldecrearycompartirsuspropias historias. Estudió en la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM), en la ciudad deQuerétaro.Ahíescribiósuprimerlibro,Frutario.Cuentosdefrutas,amorydesamor(Amazon2012).Unaño y medio después voló hasta Barcelona y estudió en el Aula de Escritores. De regreso enMéxico,escribióLahoradelté.Cuentoslíquidos(Amazon2014)yMemoriasdelmásallá,paravivirenelmásacá(Alfaguara 2016). Es cofundadora del grupo Escritores Independientes Capítulo Monterrey (EICAM),imparteuntallerdenovelayesconductoraenelprogramaPalabrassobrelamesadeTVNuevoLeón.