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El Verdadero Pan (III) Apóstol Sergio G. Enríquez O. Séptimo Servicio Santa Cena Guatemala, 5 de marzo del Año De La Revelación www.ebenezer.org.gt 1 Muchas veces como cristianos podemos perdernos de grandes bendiciones al no aplicar la fe necesaria a las cosas que Dios nos ha dicho, por ejemplo, en la resurrección los fariseos enviaron a custodiar la tumba del Señor Jesús, dejándonos ver que ellos creían en que era posible que resucitara, caso contrario el de los discípulos que se encontraban camino de Emaús, que a pesar de que el Señor les había dicho que al tercer día resucitaría, ellos iban caminando tristes pues olvidaron de la promesa. De la misma forma podemos estarle restando importancia a ciertos puntos dentro del culto al Señor por nuestra falta de fe, obediencia y conocimiento. Participar de la Santa Cena tiene un valor incalculable para nuestra vida, por ello también se convierte en una batalla de tipo espiritual, pues el enemigo de nuestra alma tratará de impedir por cualquier medio, que cobremos las bendiciones que están implícitas en ella, sin embargo debemos saber que las puertas del infierno no prevalecerán en contra de la iglesia, y que todo el que se levante en contra nuestra lo está haciendo contra el Señor mismo, pues vemos cómo Saulo aunque perseguía a los cristianos, Jesús se le aparece y le pregunta ¿por qué me persigues? Por esa razón no podemos participar de la Santa Cena por costumbre, ni como un ritual y dejando claro que no estamos celebrando la pascua como lo hacen los judíos, y que aunque aprovechamos ciertas fechas para reunirnos; no tienen relación con ninguna de esas fiestas, pues nosotros formamos parte de un nuevo pacto en Su sangre, en el cual, a medida que participemos de ella, Cristo empieza a crecer en nosotros haciendo menguar nuestro yo hasta el punto que podamos decir: ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí. Juan 6:32 (LBA) Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: no es Moisés el que os ha dado el pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Juan 6:35 (LBA) Jesús les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. En los temas anteriores utilizamos estos versículos para explicar cómo los actos de fe que hacemos en el plano material tienen una trascendencia espiritual, y cómo el pan del que participamos en la Santa Cena es una débil copia de lo que realmente somos participes espiritualmente, pues estamos participando de la carne y de la sangre del Señor Jesús. 1 Reyes 17:6 (LBA) Los cuervos le traían pan y carne por la mañana y por la tarde, y bebían el agua del torrente. Este versículo no solamente nos habla de provisión, sino también de permanecer firmes en el lugar donde Dios nos ha puesto, aún si es en un departamento de servicio, por difícil que esto parezca, no podemos movernos por nuestras emociones, debemos permanecer fieles creyendo que Dios enviara allí Su provisión de una forma sobrenatural. 1 Reyes 17:13-14 (LBA) Entonces Elías le dijo: No temas; ve, haz como has dicho, pero primero hazme una pequeña torta de eso y tráemela; después harás para ti y para tu hijo. Porque así dice el SEÑOR, Dios de Israel: "No se acabará la harina en la tinaja ni se agotará el aceite en la vasija, hasta el día en que el SEÑOR mande lluvia sobre la faz de la tierra."

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El Verdadero Pan (III) Apóstol Sergio G. Enríquez O. Séptimo Servicio Santa Cena Guatemala, 5 de marzo del Año De La Revelación

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Muchas veces como cristianos podemos perdernos de grandes bendiciones al no aplicar la fe necesaria a las cosas que Dios nos ha dicho, por ejemplo, en la resurrección los fariseos enviaron a custodiar la tumba del Señor Jesús, dejándonos ver que ellos creían en que era posible que resucitara, caso contrario el de los discípulos que se encontraban camino de Emaús, que a pesar de que el Señor les había dicho que al tercer día resucitaría, ellos iban caminando tristes pues olvidaron de la promesa. De la misma forma podemos estarle restando importancia a ciertos puntos dentro del culto al Señor por nuestra falta de fe, obediencia y conocimiento. Participar de la Santa Cena tiene un valor incalculable para nuestra vida, por ello también se convierte en una batalla de tipo espiritual, pues el enemigo de nuestra alma tratará de impedir por cualquier medio, que cobremos las bendiciones que están implícitas en ella, sin embargo debemos saber que las puertas del infierno no prevalecerán en contra de la iglesia, y que todo el que se levante en contra nuestra lo está haciendo contra el Señor mismo, pues vemos cómo Saulo aunque perseguía a los cristianos, Jesús se le aparece y le pregunta ¿por qué me persigues? Por esa razón no podemos participar de la Santa Cena por costumbre, ni como un ritual y dejando claro que no estamos celebrando la pascua como lo hacen los judíos, y que aunque aprovechamos ciertas fechas para reunirnos; no tienen relación con ninguna de esas fiestas, pues nosotros formamos parte de un nuevo pacto en Su sangre, en el cual, a medida que participemos de ella, Cristo empieza a crecer en nosotros haciendo menguar nuestro yo hasta el punto que podamos decir: ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí. Juan 6:32 (LBA) Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: no es Moisés el que os ha dado el pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Juan 6:35 (LBA) Jesús les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. En los temas anteriores utilizamos estos versículos para explicar cómo los actos de fe que hacemos en el plano material tienen una trascendencia espiritual, y cómo el pan del que participamos en la Santa Cena es una débil copia de lo que realmente somos participes espiritualmente, pues estamos participando de la carne y de la sangre del Señor Jesús. 1 Reyes 17:6 (LBA) Los cuervos le traían pan y carne por la mañana y por la tarde, y bebían el agua del torrente. Este versículo no solamente nos habla de provisión, sino también de permanecer firmes en el lugar donde Dios nos ha puesto, aún si es en un departamento de servicio, por difícil que esto parezca, no podemos movernos por nuestras emociones, debemos permanecer fieles creyendo que Dios enviara allí Su provisión de una forma sobrenatural. 1 Reyes 17:13-14 (LBA) Entonces Elías le dijo: No temas; ve, haz como has dicho, pero primero hazme una pequeña torta de eso y tráemela; después harás para ti y para tu hijo. Porque así dice el SEÑOR, Dios de Israel: "No se acabará la harina en la tinaja ni se agotará el aceite en la vasija, hasta el día en que el SEÑOR mande lluvia sobre la faz de la tierra."

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Aquí podemos ver multiplicación, pero debemos estar atentos, nuevamente vemos cómo los discípulos presenciaron el milagro de la multiplicación con los panes y los peces, sin embargo no lo entendieron. Puede ser que un milagro de multiplicación esté ocurriendo frente a nosotros pero que por falta de revelación lo veamos como una simple casualidad, y si esto es una débil copia de las cosas celestiales, lo que viene es una multiplicación tan abundante que no nos hará falta nada. 1Reyes 19:6 (LBA) Entonces miró, y he aquí que a su cabecera había una torta cocida sobre piedras calientes y una vasija de agua. Comió y bebió, y volvió a acostarse. Por una parte la torta cocida sobre piedras calientes viene a ser figura de Cristo cuando bajo hasta lo más profundo de la tierra, y por otra vemos cómo Dios utilizó a un ángel para sustentar a su siervo quien se encontraba tan deprimido que se refugió debajo de un enebro, era tanta su depresión que después de haber comido, volvió a acostarse y el ángel tuvo que alimentarlo nuevamente y le dijo: levántate porque es un camino muy largo para ti… pero esta vez se levantó y corrió cuarenta días con sus noches, sin comer y sin dormir, haciendo el esfuerzo físico más grande registrado en la historia. Esto nos enseña que aunque nos encontremos en una situación similar, hoy después de participar del verdadero pan, la depresión huira y recobraremos las fuerzas para correr sin cansarnos y así hacer la mayor hazaña de nuestra vida.

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