El Verdadero Pan Apóstol Sergio G. Enríquez O. Quinto Servicio de Santa Cena Guatemala, 5 de marzo del Año De La Revelación

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Nuestra vida física debe verse influenciada totalmente por la vida espiritual a la que verdaderamente pertenecemos, por eso es necesario que cuando hagamos cosas que nos parezcan fuera de lugar porque las consideramos imposibles, debemos hacerlas con fe y para fe, aunque también debemos hacerlo con amor porque son cosas que Dios nos pide que hagamos y son para que podamos avanzar hacia una vida totalmente espiritual y eterna por medio de la sangre del Señor Jesucristo, considerando con esto que si estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, fue entonces a través de Su sangre que entonces alcanzamos vida, aunque para creer esto es necesario que haya fe como ya lo mencionamos, pero también es necesario que vayamos avanzando en el conocimiento y eso, de alguna manera, nos ayudará a que nuestra fe vaya aumentando también, se convierte entonces en un círculo virtuoso. Podríamos pensar que para hacer las cosas que hacemos, es necesario que primero tengamos el conocimiento necesario y después actuar en aquellas cosas en las que debemos caminar; sin embargo eso no es fe porque la fe es la certeza de lo que se espera, entonces el conocimiento es necesario pero no básico para obedecer. Es por eso que nuestra alma debe morir estando en el cuerpo porque fuera de él tendrá otro proceso el cual tendríamos que ahondar, pero lo que hoy podemos hacer es esforzarnos para agradar el corazón de Dios; ¿cómo?, siguiendo con diligencia todo lo que nos diga que debamos hacer, es entonces donde vemos que Dios nos ha dejado 3 puntos debidamente marcados para que haya en nosotros muerte pero también resurrección: primero bautizarnos, porque ahí morimos al sumergirnos en el agua, pero resucitamos al salir de las aguas; segundo, cuando ofrendamos y diezmamos, el proceso lo deja ver claramente el versículo de Juan 12:24, pero también hay un tercer proceso de poder morir, el cual es por medio de la Santa Cena, comemos el pan para morir y tomamos el vino el cual representa vida nueva. Tenemos 3 oportunidades que no deberíamos desperdiciar para que el dominio que nuestra alma pretende tener sobre nuestra vida, muera totalmente; podemos considerar estas 3 cosas, actos proféticos que nos llevan a muerte y resurrección, muerte al viejo hombre, a los deseos que el alma influye en la carne, y resucitar por el Espíritu de Dios vivificando nuestro espíritu humano. Juan 6:32 (LBA) Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: no es Moisés el que os ha dado el pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Partiendo de este versículo, podemos recordar que Juan el Bautista dijo que si alguien no se bautizaba, no resucitaría; si alguien tiene duda al respecto; llega Jesús y dice si no comemos de Su carne y bebemos de Su sangre, no tenemos vida eterna. Ahora bien, es necesario que veamos el significado del término sobresaltado en el versículo de Juan 6:32. Según el Diccionario Vine, la palabra VERDAD, tiene el siguiente significado: G228 Alethinos Denota verdadero en el sentido de real, ideal, genuino. Cuando menciona el tabernáculo celestial, (Hebreos 9:24), lo hace no en el sentido de que el tabernáculo en el desierto fuera falso, sino que era una débil copia terrena, del celestial.

El Verdadero Pan Apóstol Sergio G. Enríquez O. Quinto Servicio de Santa Cena Guatemala, 5 de marzo del Año De La Revelación

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El Señor Jesucristo es el verdadero pan que descendió del cielo y que ahora por la fe lo recibimos en la Santa Cena; porque lo que podemos comprender en todo esto, los israelitas que experimentaron el maná que descendió del cielo, tuvieron una bendición extraordinaria, tuvo que ser un acto maravilloso que les permitía renovar fuerzas, sin embargo era una débil copia de lo real; porque el verdadero pan que desciende del cielo aun no había llegado hasta que estuvo Jesús entre ellos. El problema con ellos es que menospreciaron el verdadero pan, por la comida terrenal; es ahí donde tenemos la mejor oportunidad que jamás haya tenido otra generación, porque entonces Dios nos permite que tengamos revelación de quién es Jesús para que El entre en nosotros y nos vivifique, es ahí donde alcanzamos una bendición mayor porque mientras que los israelitas vieron al Cordero, nosotros lo comemos; ellos tuvieron la promesa del Espíritu Santo, nosotros lo llevamos dentro.