el trabajo humilde de dios

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El trabajo humilde de Dios Reflexiones Dios Donde hay mucho ruido la acción de Dios no encuentra caminos para llegar los corazones. Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net El mundo ama los aplausos, los refectores, los ruidos, los niveles de audiencia. El mundo quiere victorias áciles y deslumbrantes. El mundo ensalza humos vacíos. El modo de trabajar de Dios es muy dierente. Escoge ormas sencillas, humildes, cercanas, íntimas. usca servidores abnegados y alegres, asequibles y cercanos, amantes del silencio ecundo. !or eso donde hay mucho ruido la acci"n de Dios no encuentra caminos para llegar a los corazones. #u gracia llama, discretamente, a la puerta de los corazones, y luego espera. #orprende ese modo humilde de la acci"n divina. $an humilde que naci" en un pueblo de pobres y vivi" entre los pobres. $an humilde que dialogaba con los sabios sin deslumbrarles. $an humilde que acept" morir entre los malhechores. $an humilde que sigue presente, en silencio, en miles de sagrarios. En un mundo de mensajes y de %amigos%, de otos y de te&tos, de m'sicas y de aplausos, el trabajo humilde de Dios pasa, para muchos, desapercibido. !ero no para quien se deja tocar por su ternura y le permite entrar en la propia casa para cenar y hablar juntos (c. )p *,+ -. n servicio orecido a unos hombres cansados y hambrientos, unas brasas y unos peces junto a la orilla (c. /n +0-. )sí de sencillo y así de cercano. mismo servicio que millones de pecadores, en cualquier momento, podemos

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El Trabajo Humilde de Dios

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El trabajo humilde de DiosReflexiones DiosDonde hay mucho ruido la accin de Dios no encuentra caminos para llegar a los corazones.

Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net

El mundo ama los aplausos, los reflectores, los ruidos, los niveles de audiencia. El mundo quiere victorias fciles y deslumbrantes. El mundo ensalza humos vacos.

El modo de trabajar de Dios es muy diferente. Escoge formas sencillas, humildes, cercanas, ntimas. Busca servidores abnegados y alegres, asequibles y cercanos, amantes del silencio fecundo.

Por eso donde hay mucho ruido la accin de Dios no encuentra caminos para llegar a los corazones. Su gracia llama, discretamente, a la puerta de los corazones, y luego espera.

Sorprende ese modo humilde de la accin divina. Tan humilde que naci en un pueblo de pobres y vivi entre los pobres. Tan humilde que dialogaba con los sabios sin deslumbrarles. Tan humilde que acept morir entre los malhechores. Tan humilde que sigue presente, en silencio, en miles de sagrarios.

En un mundo de mensajes y de "amigos", de fotos y de textos, de msicas y de aplausos, el trabajo humilde de Dios pasa, para muchos, desapercibido. Pero no para quien se deja tocar por su ternura y le permite entrar en la propia casa para cenar y hablar juntos (cf. Ap 3,20).

Un servicio ofrecido a unos hombres cansados y hambrientos, unas brasas y unos peces junto a la orilla (cf. Jn 21). As de sencillo y as de cercano. El mismo servicio que millones de pecadores, en cualquier momento, podemos recibir al invocar el don de la misericordia en el sacramento de la confesin, y el don del Pan que da la vida en la Eucarista.