el tiempo de los sargentos y de los poetas. adriano erriguel

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[rescatado el 09-11-2014 de: http://paginatransversal.wordpress.com/2014/01/12/el-tiempo- de-los-sargentos-y-de-los-poetas-gabriele-dannunzio-y-los- origenes-del-fascismo/] El tiempo de los sargentos y de los poetas. Gabriele D’Annunzio y los orígenes del fascismo Adriano Erriguel Hoy es difícil admitirlo, pero en sus inicios el fascismo italiano no hacía presagiar el rumbo funesto que terminaría tomando para la historia de Europa. Surgido del caos como una oleada de juventud, el fascismo pertenecía a una época revolucionaria en la que, ante los viejos problemas, se vislumbraban nuevas soluciones. En su momento fundacional el fascismo italiano se presentaba como una actitud más que como una ideología, como una estética más que como una doctrina, como una ética más que como un dogma. Y fue el poeta, soldado y condottiero Gabriele D´Annunzio quien esbozó, de la manera más rotunda, ese fascismo posible que nunca

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[rescatado el 09-11-2014 de: http://paginatransversal.wordpress.com/2014/01/12/el-tiempo-de-los-sargentos-y-de-los-poetas-gabriele-dannunzio-y-los-origenes-del-fascismo/]

El tiempo de los sargentos y de los poetas. Gabriele DAnnunzio y los orgenes delfascismo

Adriano Erriguel

Hoy es difcil admitirlo, pero en sus inicios el fascismo italiano no haca presagiar el rumbo funesto que terminara tomando para la historia de Europa.Surgido del caos como una oleada de juventud, el fascismo perteneca a una poca revolucionaria en la que, ante los viejos problemas, se vislumbraban nuevas soluciones. En su momento fundacional el fascismo italiano se presentaba como unaactitudms que como una ideologa, como unaestticams que como una doctrina, como unaticams que como un dogma. Y fue el poeta, soldado y condottieroGabriele DAnnunzio quien esboz, de la manera ms rotunda, ese fascismo posibleque nunca pudo ser, y que termin dando paso a unfascismo realque malogr sus promesas iniciales para embridarse, de la forma ms obtusa, hacia el abismo.Poeta laureado y hroe de guerra, exhibicionista y demagogo, megalmano e histrin, nacionalista y cosmopolita, mstico y amoral, asceta y hedonista, drogadicto y erotmano, revolucionario y reaccionario, talento del eclecticismo, del reciclaje y del pastiche, genio precursor de la puesta en escena y de las relaciones pblicas: DAnnunzio fue un postmodernoavant la lettrecuyas obsesiones se nos antojan asombrosamente contemporneas. El incendio que contribuy a provocar tardara en extinguirse, pero despus nada volvera a ser lo mismo. Por qu rememorar, hoy en da, a estemaldito?Tal vez porque en una atmsfera monocorde de correccin poltica, de transgresiones amaestradas y de pensamiento desnatado figuras como la suya funcionan como contramodelo, y nos recuerdan que, despus de todo,la imaginacin, s, puede llegar al poder.Aos incendiarios

Hubo una poca de vitalidad incontenible que, sobrecargada de tensiones e ideas de alto voltaje, precis de una guerra mundial para ventilar sus contradicciones. Los pocos aos que median entre 1900 y 1914 conocieron un extraordinario incendio en el arte y en la literatura, en el pensamiento y en la ideologa, que pronto se propag a todo el mundo. Uno de los epicentros de ese incendio fue Italia ms en concreto el eje entre Florencia y Miln , lugar donde prendi el sueo de un futuro radiante que surgira tras haber purificado el pasado y el presente por el hierro y por el fuego.(1)Esta piromana artstico-literaria se alimentaba, en sus estratos ms profundos, de una revolucin filosfica y cultural cuidadosamente incubada durante la segunda mitad del siglo XIX: un vendaval ideolgico que arremeta contra el positivismo racionalista de la triunfante civilizacin burguesa. Frente a la tabulacin de la existencia por la economa y por la razn este nuevovitalismoreivindicaba el poder de lo irracional, del instinto y del subconsciente, y frente al optimismo liberal en un mundo pacificado por el progreso opona una concepcin trgica y heroica de la existencia. En este clima intelectual surgi una apuesta que, por su radicalidad, bien podra calificarse denuevomito. Un mito destinado a cortar la historia en dos mitades.El ensayista italiano Giorgio Locchi dio hace tres dcadas el nombre de suprahumanismo a una corriente de ideas que encontr su formulacin ms acabada en la obra de Friedrich Nietzsche en un plano filosfico , y en la obra de Richard Wagner en un plano artstico y mitopotico . En su esencia, segn Locchi, el suprahumanismo consista en una conciencia histricamente nueva, la conciencia del fatdico advenimiento del nihilismo, esto es para decirlo con una terminologa ms moderna , de la inminencia delfin de la historia.(2)Esencialmenteantiigualitarista, el suprahumanismo se situaba frente a las corrientes ideolgicas que configuraron dos milenios de historia: el cristianismoen cuanto proyecto mundano, la democracia, el liberalismo, el socialismo: corrientes todas que pertenecan al campo igualitarista. La aspiracin profunda del suprahumanismo que para Locchi no era sino la emergencia delinconsciente precristianoeuropeo al mbito de la consciencia consista en proceder a una refundacin de la historia, a travs del advenimiento de unhombre nuevo.Con un mtodo de accin: el nihilismo como nica va de salida del nihilismo, unnihilismo positivoque beba la copa hasta las heces y que haca tabla rasa para construir, sobre las ruinas y con las ruinas, el nuevo mundo.Ms que una corriente organizada el suprahumanismo se configur como unclima intelectual europeoque impregn, en grados diversos, el pensamiento, la literatura y el arte de comienzos del siglo XX, con Francia como laboratorio ideolgico y con Italia como teatro de todos los experimentos. En la ebullicin italiana de aquellos aos se agitaban sindicalistas revolucionarios, vanguardistas, anarquistas, y nacionalistas, y todos llevaban, en grados diversos, la impronta suprahumanista. Pero el protagonista indiscutible entre todos los aspirantes a incendiarios era elmovimiento futurista.El futurismo fue la primera vanguardia autnticamente global, no slo en el sentido geogrfico sino en cuanto vehiculaba una aspiracin a la totalidad(3). Lejos de limitarse a ser una propuesta artstica el futurismo se extenda al pensamiento, a la literatura, a la msica, al cine, al urbanismo, a la arquitectura, al diseo, a la moda, a la publicidad, a la poltica. El futurismo portaba la euforia por el mundo de la tcnica, de las mquinas y de la velocidad y empleaba un nuevo lenguaje sinttico, metlico, sincopado. No desdeaba la apologa de la violencia y de la guerra, exaltaba la raza entendida comoestirpe no como racismo vulgar y sobre todo como promesa de una suprahumanidad futura(4). Sus enemigos eran la burguesa, el romanticismo la tradicin, el clero, las familias,todo lo viejo, en suma. El futurismo era la vanguardia por excelencia, la teorizacin radical de una voluntad pirmana. Algo que pareca estar, en principio, en las antpodas de DAnnunzio.En el momento de apogeo de las vanguardias y del estallido de la primera guerra mundial Gabriele DAnnunzio celebrado en toda Italia comoIl Vate era el escritor ms famoso de la pennsula, para muchos su principal poeta despus de Dante. Pero para los futuristas su estilo abundante en manierismos modernistas, decadentistas y simbolistas, en florilegios y en retrica ochocentista poda ser considerado por derecho propio como el lenguaje de ese mausoleo al que ellos queran prender fuego.Pero entre los futuristas y DAnnunzio se trataba ms bien de amor y odio. En la estela de Byron,Il Vatepensaba que un poeta poda ser tambin un hroe. Al estallar la guerra mundial, y haciendo gala de la versatilidad que ya haba mostrado en su carrera literaria, se torn de poeta decadente en poeta combatiente. Y se invisti de una nueva misin, la de ejemplarizar el ideal suprahumanista y su aspiracin mxima: la superacin del mundo burgus y la llegada de un hombre nuevo que encarnase una nuevatica de la accin. El estilo es el hombre. Pocas figuras tan dispuestas como la suya para simbolizar los nuevos tiempos.

Florilegios para una masacre

La muerte est aqutan hermosa como la vida, embriagadora, llena de promesas, transfiguradora.GABRIELE DANNUNZIO

Hoy es difcil comprender la pulsin suicida de una civilizacin que, en la cspide de su poder, organiz su propio holocausto. El estallido de la primera guerra mundial fue celebrado como derroche de vitalidad, como catarsis y como regeneracin moral. El entusiasmo belicista no conoca fronteras de ideologa o de clase, y los artistas e intelectuales de toda Europa se aprestaron a convertirse en la voz de la nacin. Ninguna otra voz cant a la guerra con tanto arrebato como la de DAnnunzio. Ninguna otra oratoria prepar a tantos compatriotas, por la gloria y seduccin de las palabras, para matar y morir. Ningn otro apstol de la guerra se mostr tan vido de asumir, en su propia carne, los efectos de lo que predicaba.Cuando Italia anunci su entrada en guerraIl Vatese encontraba en la cspide de su gloria. Celebrado en toda Europa, rodeado de lujos y cubierto de mujeres, todo le invitaba a contemplar la guerra desde una cmoda distancia. Pero con 52 aos se alist en los Lanceros de Novara, unidad con la que llegara a participar en decenas de acciones. El ejrcito, consciente del potencial propagandstico de su figura, le permiti servir de la manera en la que el impacto pblico fuera ms notable. Y le permiti utilizar la que sera su arma ms letal: la palabra.Durante cuatro aos de guerra DAnnunzio habl y habl. Habl en las trincheras y en las retaguardias, en los aerdromos y en las bases navales, en los funerales masivos y en la hora de los ataques. Sus discursos eran sugestivos y magnticos, destinados a ganar no el intelecto sino las emociones. En ellos las miserias fsicas ms crudas eran orladas de un nimbo de gloria, los combatientes eran hroes y mrtires tan nobles como los hroes de la antigedad clsica o las legiones de Roma , y la guerra era una sinfona heroica en la que sus palabras repicaban como oleadas hipnticas de lenguaje: sangre, muerte, amor, dolor, victoria, martirio, fuego, Italia, sangre, muerte Aunque conoca de primera mano el horror de la carnicera continuaba predicando su fe en las virtudes purificadoras de la guerra y diciendo a las tropas que eransobrehumanas. Hablaba de banderas ondeando sobre el cielo de Italia, de ros llenos de cadveres, de la tierra sedienta de sangre. No disimulaba la atrocidad de la guerra a la que describa como las torturas que Dante nunca imagin para su Infierno pero a los soldados les deca que su sacrificio tenaun sentido, y les elogiaba de una forma en la que nunca se hubieran reconocido, y les repeta que la sangre de los mrtires clamaba por ms sangre, y que slo por la sangre la Gran Italia se vera redimida(5). Una apologtica de la matanza que resulta, a cien aos vista, difcil de digerir. Se lo crea? No es sa la cuestin. Y parece insuficiente conformarse aqu con una lectura no anacrnica, o limitarse a sealar que se era el lenguaje de la poca. Tal vez sera ms indicado proceder a una inversin de perspectiva. O a una lectura diferente, en clavesuprahumanista.

La guerra como experiencia interior

La reputacin que DAnnunzio adquiri durante la guerra se debe ms a sus hechos que a sus palabras. Lejos de ser un soldado de papel no desperdici ocasin de poner su vida en peligro, y a lo largo de tres aos lleg a combatir por tierra, mar y aire. Con un talento precursor para la publicidad saba que los pequeos actos de terrorismo tenan ms fuerza psicolgica que los ataques masivos, y se especializ en acciones suicidas areas y navales segn los cnones futuristas con valor simblico e impacto meditico. Vol en numerosas ocasiones sobre los Alpes en una poca en la que eso era algo extraordinario para bombardear al enemigo, ocasionalmente con hojas de propaganda. Y cuando los austracos pusieron precio a su cabeza lider una incursin suicida, en una torpedera con un puado de hombres, contra el puerto enemigo de Buccari.(6)En una de sus misiones areas perdi la visin de un ojo y parcialmente la del otro, lo que ocult durante un mes para seguir volando. Finalmente tuvo que permanecer varios meses inmovilizado para salvar la vista.Suspendido de espaldas y entre dolores y pesadillas compuso su poemaNotturno. La perspectiva de la ceguera era para l ocasin de superacin, ms que de abatimiento. Se confesaba feliz en la grandeza de su prdida los ciegos en accin eran considerados como la aristocracia de los heridos y se recreaba en la agudizacin de sus sentidos del odo y del olfato. De creerle, esa sensacin de felicidad nunca le abandonara a lo largo de toda la guerra.(7)El verdadero DAnnunzio se revela, ms que en sus trompeteras patriticas, en su correspondencia y en sus diarios. En ellos trasluce su actitud suprahumanista frente a la guerra. Si algo llama la atencin en sus anotaciones es la fluctuacin constante entre lo espantoso y lo pastoral. Todo se hace para l objeto de celebracin, hasta los detalles ms nimios: desde las explosiones y los ataques a la bayoneta hasta el brillo de una liblula en el barro o la aparicin fugaz de un pjaro carpintero entre los rboles calcinados. De creerle, DAnnunzio fue feliz en medio del hambre, de la sed, del fro extremo, de las heridas y de los bombardeos, porque su entusiasmo omnvoro por la vida poda con todo ello, porque todo ello no era sino uno y lo mismo: la manifestacin de esa vida que l consuma con un entusiasmo voluptuoso. Qu era la guerra, sino un agujero en la vida ordinaria a travs del cul se manifestabaalgo ms alto? la vida tal y como debe ser, y que pasa ante nosotros, la Vida en palabras de Ernst Jnger como esfuerzo supremo, voluntad de combatir y dominar.(8)El paralelismo entre DAnnunzio y Jnger no es casual, ambos manifiestan una comn actitud suprahumanista. La misma avidez de experiencias, el mismo desafo al azar, la misma preocupacin esttica, la misma ausencia de moralismo. Contrasta en el caso del prusiano aparte de la objetividad acerada de su estilo la prctica ausencia de cualquier nota patritica. Pero cabe tambin pensar que en DAnnunzio la prosopopeya nacionalista no era el grano, sino la paja. Un arma de guerra como otras muchas. Cabe pensar que lo esencial para l era esadisciplina del sufrimientode la que hablaba Nietzsche, eseAmor fatique no es sino un gran Sa la vida en toda su crudeza.Ms que de exaltacin belicista se trata de una opcin filosfica, muy distinta de la postura moralizante y lastimera de otros escritores. Cuando Wilfred Owen, Heinrich Maria Remarque o Ernest Hemingway denuncian y condenan la guerra indudablementetienen razn, pero no por eso dejan de subrayar una obviedad. Ocurre que ellos viven la guerra desde la sensibilidad horrorizada del hombre moderno. Pero cuando Ernst Jnger escribe: aquellos que nicamente han sentido y conservado la amargura de su propio sufrimiento, en lugar de reconocer en ella (la guerra) el signo de una alta afirmacin, sos han vivido como esclavos, no tuvieron Vida Interior, sino solamente una existencia pura y tristemente material, lo que hace es expresar esa sensibilidad inmemorial que considera que el espritulo es todo. Todo es vanidad en este mundo contina Jnger slo la emocin es eterna. Slo a muy pocos hombres les es dado poder hundirse en su sublime inutilidad.Amor fati.El lenguaje moral no tiene nada que hacer aqu. Si acaso, el lenguaje deLa Iliada.Otro elemento interesante es el uso que DAnnunzio hace del tiempo histrico. La dicotoma nuevo/viejo, un tema recurrente en su pensamiento, alcanzara expresin plena en sus anotaciones blicas. Siempre a la caza de analogas histricas cada soldado de infantera le recordaba a algn episodio del glorioso pasado, cada campesino agotado a un intrpido marinero veneciano, a un legionario romano, a un caballero medieval, a algn santo marcial recreado en un cuadro renacentista. Su visin del pasado glorioso de Italia recubra el horrible conflicto de un velo teatral y rodeaba de glamour a los excrementos, a la basura y a los montones de muertos.(9)Para el poeta de Pescara el armamento poda ser moderno, pero los hombres que lo manejaban los jvenes reclutas que asemejaba a hroes mticos o arquetipos pertenecan a una tradicin intemporal.Esta confusin del pasado y del presente ilustra a su manera un elemento que Giorgio Locchi asociaba a la mentalidad suprahumanista: la concepcin no-lineal del tiempo, la presencia constante del pasado como una dimensin que estdentro del presentejunto a la dimensin del futuro. Es la idea revolucionaria frente a las concepciones lineales, ya sean progresistas o cclicas de latridimensionalidaddel tiempo histrico: en cada conciencia humana el pasado no es otra cosa que el proyecto al cual el hombre conforma su accin histrica, proyecto que trata de realizar en funcin de la imagen que se forma de s mismo y que se esfuerza por encarnar. El pasado aparece entonces no como algo muerto, sino como una prefiguracin del porvenir.(10)Locchi asociaba esta nostalgia del porvenir a la imagen esfrica del tiempo esbozada enAs habl Zaratustra, as como a uno de los significados canalizados por el mitema nietzschiano delEterno Retorno.Confusin del pasado y del porvenir, nostalgia de los orgenes y utopa del futuro: la concepcin suprahumanista del tiempo sentidade forma seguramente inconsciente por DAnnunzio y muchos otros pone en primer plano la libertad del hombre frente a todo determinismo, porque el pasado al que religarse es siempreobjeto deeleccinen el presente, as como objeto de interpretacin cambiante. El momento presente nunca es un punto, sino una encrucijada: cada instante presente actualiza la totalidad del pasado y potencia la totalidad del futuro.(11)De manera que el pasado nunca es un dato inerte, y cuando se manifiesta en el futuro lo hace de forma siempre nueva, siempre desconocida.Seala Hughes-Hallett que la guerra trajo a DAnnunzio la paz. Haba encontrado una trascendental tercera dimensin del ser, ms all de la vida y la muerte. Partir en misin peligrosa era para l alcanzar un xtasis comparable al de los grandes msticos. La guerra le trajo aventura, propsito, una cohorte de bravos y jvenes camaradas a los que amar con un amor ms all del que se dedica a las mujeres, una forma de fama, nueva y viril, y la intoxicacin de vivir en peligro mortal constante.(12)Acab la guerra reconocido como un hroe y cubierto de condecoraciones. Y entonces l y muchos como l aquellos reclutas que a los que comparaba con los hroes mticos del pasado deban volver a sus casas, a sus talleres, a sus matrimonios de conveniencia, a la monotona de sus aldeas.Comenzaba a nacer el fascismo.

Adis a las armas?

La revolucin victoriosa llegar. Pero no la harn las almas bellas, como la suya, la harn los sargentos y los poetas.MARGARITA SARFATTI, en el filmEl joven Mussolini. 1993.

Cuando el 23 de marzo de 1919 un batiburrillo de futuristas, de exarditi(tropas de asalto del ejrcito italiano), de sindicalistas revolucionarios y de antiguos socialistas fundaba en la plaza del Santo Sepulcro en Miln el primerFasci di combattimentonadie saba en realidad qu iba a resultar de todo aquello. Su cabeza visible era el ex sargento Benito Mussolini, un poltico maniobrero y posibilista recin expulsado del Partido Socialista italiano. Mussolini afirmaba que los fascistas evitaran el dogmatismo ideolgico: nos permitimos el lujo de ser aristocrticos y democrticos, conservadores y progresistas, reaccionarios y revolucionarios, de aceptar la ley y de ir ms all de ella. Y aada que ante todosomos partidarios de la libertad. Queremos la libertad para todos, an para nuestros enemigos (13).El primer programa fascista, visiblemente escorado hacia la izquierda, recoga la herencia intelectual del sindicalismo revolucionario.Visto en perspectiva no cabe duda hoy de que elfascismo histricofue un fenmeno ideolgico completo. Pero en sus inicios pareca el fruto de una gran improvisacin. Mussolini proclamaba entonces:el fascismo es la accin y nace de una necesidad de accin. En primer lugar recoga muchas de las aspiraciones urgentes de la generacin perdida que haba hecho la guerra, y que consideraba que el estado de Italia un pas pobre y atrasado, con desigualdades crnicas, sin coberturas sociales, con una victoria mutilada por los aliados y en proa a una guerra civil haca impensable una vuelta a la era de los partidos burgueses y a sus danzas electorales. Pero en un sentido ms profundo tal y como seala el historiador Zeev Sternhell antes de convertirse en fuerza poltica el fascismo fue un fenmeno cultural, una manifestacin extrema aunque no la nica posible de un fenmeno mucho ms amplio(14). El antecedente intelectual ms inmediato del fascismo era larevisin del marxismo acometida por el sindicalismo revolucionario, una revisin en un sentido antimaterialista. Lo que estos herejes del marxismo recusaban de la doctrina era su pretensin cientfica, su infravaloracin de los factores psicolgicos y nacionales, su visin del socialismo como una mera forma racional de organizacin econmica. Otra de sus motivaciones era el desencanto ante el valor del proletariado como fuerza revolucionaria: los proletarios eran normalmente refractarios a todo lo que no afectase a sus intereses materiales, o sea a su aspiracin a convertirse en pequeos burgueses. Algo que los primeros fascistas constataron, as como tambin constataron que, entre el socialismo y el proletariado, la relacin era meramente circunstancial. De lo que se deduca que la revolucin no era ya cuestin de una sola clase social lo que a su vez quebrantaba el dogma de la lucha de clases. La revolucin pasara a ser, pues, una tarea nacional, y el nacionalismo su hilo conductor(15) Pero qu revolucin? Una revolucin de mviles puramente econmicos resultaba insuficiente para la cultura poltica que se estaba gestando: una cultura poltica comunitaria, antiindividualista y antiracionalista y que aspiraba a poner remedio a la disgregacin social ocasionada por la modernidad. De hecho en economa el fascismo se manifestaba como posibilista y declaraba querer aprovechar lo mejor del capitalismo y del progreso industrial, siendo lo esencial que la esfera econmica quedase siempre subordinada a la poltica. La cuestin subyacente era otra.Lo esencial siguiendo a Zeev Sternhell era instaurar unacivilizacin heroica sobre las ruinas de una civilizacin rastreramente materialista, moldear un hombre nuevo, activista y dinmico. El fascismo originario exhiba un carcter moderno y su esttica futurista aguijoneaba la imaginacin de los intelectuales lo que explica la atraccin que ejerca sobre la juventud as como predicaba que una elite no es una categora definida por el lugar que ocupa en el proceso de produccin, sino la expresin de un estado de nimo: la aristocracia forjada en las trincheras era una prueba de ello.(16)Y del marxismo tomaba la idea de la violencia como instrumento de cambio. Alguien defini una vez al fascismo como nuestro mal de siglo: una expresin que evoca una aspiracin hacia la superacin del mundo burgus. Ms que un corpus doctrinario el fascismo original era una nebulosa, una fuerza rupturista de carcter indito que aspiraba a la construccin de una solucin de recambio total.Lo que ocurra dicho sea en trminos Locchianos es que el principio suprahumanista estaba pasando, de forma acelerada,de su fase mtica a su fase ideolgica y poltica.(17)En el plano ideolgico la llamada Revolucin conservadora alemana era una sus manifestaciones. Y en el plano poltico el fascismo de Mussolini fue el brote que hizo fortuna. Pero no el nico.Y aqu es donde entra DAnnunzio.

DAnnunzio y sus chicos, en Fiume

La ruta hacia el Rubicn

A comienzos de 1919 Mussolini era solo un lder poltico en ciernes, mientras que DAnnunzio era el hombre ms clebre de Italia. Finalizada la guerra con una victoria mutilada los aliados ignoraron las promesas territoriales hechas a Italia el pas se sumi en una espiral de caos poltico y social. Y entonces muchos de los que esperaban que un hombre fuerte tomara las riendas empezaron a mirar a DAnnunzio. Por su parte el poeta-soldado descubra lo difcil que le resultaba vivir sin la guerra, y al igual que muchos otros italianos rumiaba su amargura por la traicin de los aliados.Vuestra victoria no ser mutilada escribi DAnnunzio en octubre 1918. Un eslogan que hizo fortuna (como tantos otros que acu) y que era msica en los odos de todos los que esperaban una nueva llamada a las armas. Italia rebosaba de hombres acostumbrados a la violencia y que, en vez de recibir una bienvenida de hroes, eran tratados como huspedes indeseables cuando no como bestias salvajes, abocados al desempleo y a los insultos de los agitadores de una revolucin bolchevique en ciernes. Entre esos hombres destacaban losarditi, los soldados de lite, fieramente indisciplinados, acostumbrados a la lucha cuerpo a cuerpo y con dagas y granadas, ataviados con uniformes negros y con matas de pelo a veces tan largas como crines de caballo losdandisde la guerra.(18)Su bandera era negra y su himno:Giovinezza(Juventud). Todos miraban a DAnnunzio como a un smbolo, y algunos de ellos empezaron a llamarse dannunzianos. Un hroe de guerra y un ejrcito de vuelta a casa: una conjuncin fatdica para cualquier gobierno civil. Las autoridades comenzaron a temer a DAnnunzio. El Rubicn nunca haba sido verdaderamente olvidado en Italia.El poeta-soldado comenz a multiplicar sus apariciones pblicas, a escarnecer al gobierno que haba aceptado la humillacin de Versalles, a incitar a los italianos a rechazar a sus autoridades. En muy poco tiempo se vio en el centro de todas las conspiraciones y todos los grupos de oposicin comenzaron a utilizar su nombre. Con los fascistas mantuvo las distancias, DAnnunzio los consideraba como vulgares imitadores, potencialmente tiles pero lamentablemente brutales y primarios en su forma de pensar.(19)Y entre todos los que volvan su mirada a DAnnunzio destacaban las comunidades italianas en la costa del Adritico que esperaban ser redimidas mediante su incorporacin a la madre patria. DAnnunzio, por su parte, les prometi que estara con ellos hasta el fin.La ciudad de Fiume, puerto principal del Adritico, contaba con una mayora de poblacin italiana que en octubre 1918 reclam su incorporacin a Italia.(20)Pero los aliados reunidos en Versalles situaron la ciudad bajo una administracin internacional. La ciudad se convirti entonces en un smbolo para todos los nacionalistas italianos y grupos de exarditi, al grito de Fiume o muerte, comenzaron a formar la Legin de Fiume dispuestos a liberar la ciudad. Y en medio de una espiral de violencia los italianos de Fiume ofrecieron a DAnnunzio el liderazgo de la ciudad.El poeta-soldado haba encontrado su Rubicn. Y su nueva encarnacin: la de condottiero.

Fiume era una fiesta

El contagio de la grandeza es el mayor peligro para cualquiera que viva en Fiume, una locura contagiosa, que ha impregnado a todo el mundo(EL OBISPO DE FIUME, EN UNA ENTREVISTA)

Cuando el 11 de septiembre 1919 DAnnunzio lleg a Fiume en un Fiat 501 seguramente no saba que daba inicio a uno de los experimentos ms extravagantes de la historia poltica de occidente: el sueo platnico del prncipe-poeta cobraba vida con dos milenios de retraso. Un vendaval de liberacin dionisaca se desencaden sobre la ciudad adritica, un desmadre nietzschiano en la que se daban la mano la poltica y el misticismo, la utopa y la violencia, la revolucin yDad.La era de la poltica- espectculo haba empezado, y DAnnunzio levantaba el teln.La poca de Fiume ha sido descrita como un microcosmos del mundo poltico moderno: todo se prefigur all, todo se experiment all, todos somos en gran parte los herederos. Un momento mgico, una bacanal de soadores, una sinfona suprahumanista y heroica en la que una sociedad hambrienta de maravillas galvanizada por la guerra, hastiada de la insipidez de un siglo de positivismo se encontraba con un lder a su altura y secundaba, a ritmo de desfiles multicolores y multitudes enfervorizadas, sus quimeras de Csar visionario.La trayectoria poltica de la ciudad durante esos diecisis meses fue, como no poda ser menos, errtica. El primer programa la anexin a Italia era simple y realista, pero naufrag en un pilago de indecisiones y gazmoeras diplomticas. El segundo programa era de carcter subversivo: provocar la chispa que desencadenase una revolucin en Italia. Pero haba un tercer programa, incontrolable y radical: Fiume como primer paso, no hacia una Gran Italia, sino hacia un nuevo orden mundial.Un programa que ganaba fuerza a medida que se disipaba por la presin de los aliados y por la indecisin del gobierno italiano la perspectiva de la incorporacin a Italia. Impulsada por los revolucionarios sindicalistas que rodeaban a DAnnunzio, la Constitucin de Fiume (laCarta del Carnaro) es el aspecto ms interesante del legado de Fiume, por cuanto supone de contribucin original a la teora poltica.(21)La Carta del Carnaro contena elementos pioneros: la limitacin del (hasta entonces sacrosanto) derecho a la propiedad privada, la completa igualdad de las mujeres, el laicismo en la escuela, la libertad absoluta de cultos, un sistema completo de seguridad social, medidas de democracia directa, un mecanismo de renovacin continua del liderazgo y un sistema decorporacioneso representacin por secciones de la comunidad: una idea que hara fortuna. Segn su bigrafo Michael A. Leeden el gobierno de DAnnunzio compuesto por elementos muy heterogneos fue uno de los primeros en practicar una suerte de poltica de consenso segn la idea de que los diversos intereses en conflicto podan ser sublimados dentro de unmovimientode nuevo cuo. Lo esencial era que el nuevo orden estuviera basado en las cualidades personales de herosmo y de genio, ms que en los criterios tradicionales de riqueza, herencia y poder. El objetivo final bsicamente suprahumanista no era otro sino la aleacin deun nuevo tipo de hombre.La Carta del Carnaro contena toques surrealistas como designar a la Msica como principio fundamental del Estado. Pero lo ms original lo ms especficamentedannunziano era la inclusin de un elaborado sistema de celebraciones de masas y rituales, designados para garantizar un alto nivel de conciencia poltica y de entusiasmo entre los ciudadanos.(22)En Fiume DAnnunzio ahora denominado el Comandante comenz a experimentar con un nuevo medio, creando obras de arte en las que los materiales eran columnas de hombres, lluvias de flores, fuegos artificiales, msica electrizante un gnero que posteriormente sera desarrollado y reelaborado durante dos dcadas en Roma, Mosc y Berln.(23)El comandante inaugur una nueva forma de liderazgo basada en la comunicacin directa entre el lder y las masas, una especie de plebiscito cotidiano en el que las multitudes, congregadas ante su balcn, respondan a sus preguntas y secundaban sus invectivas. Todo el ritual del fascismo estaba ya all: los uniformes, los estandartes, el culto a los mrtires, los desfiles de antorchas, las camisas negras, la glorificacin de la virilidad y de la juventud, la comunin entre el lder y el pueblo, el saludo brazo en alto, el grito de guerraEia Eia Alal!(24).Seala Hughes-Hallett que DAnnunzio nunca fue fascista pero que el fascismo fue inequvocamentedannunziano. Alguien escribi que, bajo el fascismo, DAnnunzio fue la vctima del mayor plagio de la historia.Otro elemento pionero fue la creacin de una Liga de Naciones antiimperialistas: la Liga de Fiume, proyecto de alianza de todas las naciones oprimidas que desarrollaba el concepto de revolucin mundial y de nacin proletaria teorizado por Michels, y que aspiraba a reunir desde elSinn Feinirlands hasta los nacionalistas rabes e indios. Alguien ha querido ver al Comandante como a un profeta del Tercermundismo, si bien sera ms correcto ver aqu la primera aparicin de la temtica de losderechos de los pueblos.(25)Las potencias aliadas comenzaron a alarmarse. La empresa de Fiume perda su carcter nacionalista y acentuaba su contenido revolucionario

Haced el amor y haced la guerra!

Giovinezza, Giovinezza, Primavera di Bellezza!CANCIN DE LOSARDITI

Un Estado regido por un poeta y con la creatividad convertida en obligacin cvica: no era extrao que la vida cultural adquiriese un sesgo anticonvencional.(26)La Constitucin estaba bajo la advocacin de la Dcima Musa, la Musa segn DAnnunzio de las comunidades emergentes y de los pueblos en gnesis la Musa de la Energa, que en el nuevo siglo debera conducir ala imaginacin al poder. Hacer de la vida una obra de arte. En el Fiume de 1919 la vida pblica se convirti en una performance de veinticuatro horas en la que la poltica se haca poesa y la poesa sensualidad, y en la que una reunin poltica poda terminar en un baile y el baile en una orga. Ser joven y ser apasionado era una obligacin.(27)Entre la poblacin local y los recin llegados se propag una atmsfera de libertad sexual y de amor libre, inusual para la poca. Comenzaba la revolucin sexual. As lo quera el nuevo Prncipe de Juventud, tuerto y de cincuenta y seis aosNo es de extraar que la ciudad se convirtiera en un polo magntico para toda la cofrada de idealistas, rebeldes y romnticos que pululaba por el mundo. UnPas de la Cucaaen el que se codeaban protofascistas y revolucionarios internacionalistas sin que a nadie se le ocurriera algo tan vulgar como entrar en dilogo. Un laboratorio contracultural en el que brotaban grupos variopintos como el Yoga (inspirado por el hinduismo y por elBhagavad-Gita),los Lotos Castaos (proto-hippiespartidarios de una vuelta a la naturaleza), los Lotos Rojos (defensores del sexo dionisaco), ecologistas, nudistas, dadastas y otros especmenes de variada ndole. El componente psicodlico estaba asegurado por una generosa circulacin de droga bajo la tolerante mirada del Comandante, consumidor ms o menos ocasional de polvo blanco(28).Los aos 60 comenzaron en Fiume. Pero a diferencia de loshippiescalifornianos, loshippiesdel Comandante estaban dispuestos no slo a hacer el amor, sino tambin a hacer la guerra.Mientras tanto Roma miraba a Fiume con una mezcla de consternacin y de pavor. En palabras de los socialistas Italianos Fiume estaba siendo transformada en un burdel, refugio de criminales y prostitutas. Lo cierto es que todo el mundo iba a Fiume: soldados, aventureros, revolucionarios, intelectuales, espas aliados, artistas cosmopolitas, poetas neopaganos, bohemios con la cabeza en las nubes, el futurista Marinetti, el inventor Marconi, el Director de orquesta Toscanini Proliferaban la elocuencia y el dandismo, la personalidad del Comandante era contagiosa. Condecoraciones, uniformes, ttulos, himnos y ceremonias para todos! El estilo ornamental era de rigor. Y a su vez los nuevos visitantes se iban haciendo cada vez ms marginales: menores fugados, desertores, criminales y otras gentes con asuntos por aclarar con la justicia. muchos de estos elementos fueron reclutados para formar la guardia de corps del Comandante: la LeginDisperata, de rutilantes uniformes. DAnnunzio observaba a susarditicomiendo cordero en las playas, en sus fantsticos uniformes resplandecientes a la luz de las llamas, y los comparaba con Aquiles y sus mirmidones de vuelta a su campamento frente a Troya. Es esa mezcla electrizante de arcasmo y futurismo, tan propia de la sensibilidad suprahumanista.Sonaba tan antiguo, sin embargo era tan nuevoPresionado por sus compromisos internacionales el gobierno de Roma decret un bloqueo contra Fiume, y la ciudad encontr un mtodo para asegurar su subsistencia: la piratera. Organizados por un antiguoasde la aviacin italiana, Guido Keller, los barcos de Fiume pasaron a aduearse de cualquier buque que transitase entre el estrecho de Messina y Venecia. Y cada captura realizada por losuscocchi as llamados por DAnnunzio en honor a los piratas adriticos del XVI era recibida en la ciudad como una fiesta. Las actividades ilcitas se ampliaron al secuestro un comando de Fiume captur a un general italiano que pasaba por Trieste y a las expediciones para requisar provisiones en territorios vecinos. Tambin a las ocupaciones simblicas de otras ciudades prximas. El Comandante hizo bordar su lemaNe me frego(algo as como: me la pela) en una bandera que colg sobre su cama.(29)Fiume era un Estado fuera de la ley, lo que hoy llamaramos unEstado gamberro. Seala su bigrafa que DAnnunzio, como un nuevo Peter Pan, haba construido una Tierra de Nunca Jams, un espacio liberado de las relaciones causa-efecto donde los nios perdidos pudieran disfrutar por siempre de sus peligrosas aventuras sin sentirse molestados por el sentido comn.(30)Pero el problema de la niez es que se acaba, y llega la hora de los adultos. El Tratado de Rapallo, firmado en Noviembre 1920, estableca las fronteras italo-yugoeslavas y llegaba a un compromiso sobre Fiume. DAnnunzio se qued aislado, y hasta los fascistas de Mussolini le retiraron su apoyo. Tras una intervencin de la Marina italiana y la resistencia de un puado dearditi que se sald con varias docenas de muertos DAnnunzio fue obligado a abandonar Fiume a fines de Diciembre 1920. En una ceremonia de despedida su ltimo grito fue: Viva el amor!El poeta haba concluido su revolucin. Llegaba el turno del ex sargento.

El Fascismo sin DAnnunzio

Pasados los aos un Mussolini ya en el poder celebrara a Gabriele DAnnunzio como al Juan Bautista del fascismo. Convertido en una leyenda el poeta pasara sus dos ltimas dcadas recluido en su mansin deEl Vittorialea orillas del lago de Garda, donde Mussolini acudira ocasionalmente para retratarse con l.Hoy se considera a DAnnunzio como a un personaje del Rgimen, pero lo cierto es que nunca fue miembro del Partido Fascista y sus relaciones con el Duce fueron mucho ms ambivalentes de lo que se piensa. En privado Mussolini se refera a DAnnunzio como a una caries, a la que hay que extirpar o cubrir de oro, y se refera tambin al fiumismo mal entendido como a sinnimo de actitud anarquizante y de poco fiar. En realidad ambos personajes se observaban con sospecha: Mussolini consideraba que DAnnunzio era demasiado influyente e impredecible, y ste se abstena de prestar un apoyo expreso al Duce. En realidad el poeta haba recomendado a susarditimantenerse al margen de cualquier formacin poltica, si bien muchos acabaran en el fascismo y algunos en la extrema izquierda o incluso en Espaa en las Brigadas Internacionales.(31)Las nicas ocasiones en las que DAnnunzio trat de influir polticamente en Mussolini fueron para aconsejarle que se mantuviera bien alejado de Hitler (ese payaso feroz, eserostroengominado e innoble).El poeta-soldado falleci en 1938 en su mansin delVittoriale, en una atmsfera tan barroca como claustrofbica, rodeado de espas italianos y alemanes. Con su muerte desapareci toda una poca: la de los albores de ese fascismo que no pudo ser. Elfascismo realrecogi la puesta en escena y la liturgia de Fiume, pero las vaci de libertad y las transform en una coreografa burocratizada al servicio de un proyecto que llev a Italia a la catstrofe. La historia es bien conocida. No obstante suelen pasarse por alto algunas cosasNormalmente se pasa por alto que ese primer fascismo formaba parte de un clima cultural vanguardista, sofisticado y plural, muy diferente del provincianismo obtuso que caracterizaba a los nazis y a su cursileravlkisch. De hecho, el pluralismo cultural de la Italia fascista un pas donde prcticamente no hubo xodo intelectual alguno no tiene parangn con el dirigismo impuesto sobre la cultura en la poca nazi. Estudiosos como Renzo de Felice o Julien Freund han contrapuesto el carcter optimista y mediterrneo del fascismo con su tendencia a exaltar la vida dentro de un cierto espritu de mesura frente al carcter sombro, trgico y catastrfico del nazismo, con su inclinacin germnica por elRaggnarokk.(32)Igualmente podra destacarse el carcter antidogmtico incluso artstico y bohemio de ese primer fascismo, en contraposicin a las nfulas cientficas de la dogmtica nazi, basada en el racismo biolgico y en el darwinismo social.A lo que hay que aadir que el primer fascismo no tena ningn atisbo de antisemitismo, sino ms bien al contrario: muchos judos fueron fascistas de primera hora e incluso tuvieron cargos importantes, tales como la publicista Margaritta Sarfati, amante juda del Duce yprima donnade la vida cultural del rgimen. De hecho la poltica exterior del rgimen mantuvo frecuentes contactos con el movimiento sionista. Y tras la llegada de Hitler al poder eminentes exiliados judos encontraron acogida en Italia.Se pasa tambin por alto que tras la marcha sobre Roma en 1922 Mussolini se present ante el Parlamento y obtuvo un amplio voto de confianza de la mayora no-fascista. Se tiende a olvidar que la violencia de las escuadras fascistas, si bien muy cierta, no era exclusiva del fascismo: se era el lenguaje poltico en buena parte de Europa. Y en Italia fue el fascismo, mejor organizado, el que finalmente se impuso. Se omite tambin que el fascismo colabor con los socialistas y con otras fuerzas de oposicin, y que gan una mayora de votos en las elecciones de 1924. Slo entonces, tras el brutal asesinato del diputado socialista Matteoti y la negativa de la oposicin a permanecer en el Parlamento, los energmenos del fascismo ganaron la mano y se institucionaliz la dictadura.En realidad 1924 marca el comienzo del declive. Los aos posteriores son los de las grandes realizaciones del rgimen: la edificacin de un Estado social, las grandes obras pblicas y la modernizacin del pas. Logros que compraron la adhesin de buena parte de la poblacin. Pero el fascismo ya estaba herido de muerte. Al traicionar aquella promesa de 1919 en la Plaza del Santo Sepulcro de Miln (Queremos la libertad para todos, an para nuestros enemigos) el fascismo se transform en una burocracia autocomplaciente y satisfecha, y Mussolini se fue apartando de la realidad para encerrarse en una megalomana que result funesta.An as durante algunos aos el fascismo impuls una poltica favorecedora de la paz y la cooperacin internacional, como lo prueban los Acuerdos de Letrn en 1929 y las propuestas de desarme en la Sociedad de Naciones en 1932. En relacin a la Alemania nazi hay algo que tambin suele olvidarse: Mussolini fue el impulsor del llamado Frente de Stressa, una iniciativa diplomtica que en abril 1935, junto a Francia y Gran Bretaa, trataba de garantizar la independencia de Austria y el respeto al Tratado de Versalles, y por consiguiente frenar a Hitler cuando todava era posible hacerlo. Dos meses despus, en Junio de 1935, Gran Bretaa firmaba con la Alemania Nazi un Acuerdo naval que supona la primera violacin de ese Tratado. Mussolini se qued solo.El aislamiento se consum a partir de la invasin de Abisinia y las sanciones que le fueron impuestas a Italia, y que abocaron a Mussolini a una alianza con Hitler. A partir de entonces, prisionero de una mezcla de temor y fascinacin por el dictador alemn, el Duce se vio arrastrado hasta el abismo. En 1938 cay incluso en la abyeccin de importar la legislacin antisemita del Tercer Reich.Hubiera sido posible otro derrotero, menos dictatorial y ms dannunziano? Mussolini, al contrario de Hitler, nunca tuvo un dominio absoluto sobre el Partido, y dentro del fascismo siempre hubo lnea contraria a los nazis y favorable a un entendimiento con Francia y Gran Bretaa. Su principal figura era el Ministro de Aviacin Italo Balbo, hroe de guerra y escuadrista de primera hora: el autntico prototipo del nuevo hombre exaltado por el fascismo. Pero un celoso Mussolini le nombr Gobernador de Libia para apartarlo de los centros del poder. All falleci en 1940, en un accidente de aviacin poco claro. Los ltimos restos de la oposicin fascista fueron liquidados en 1944 en el proceso de Verona, con el ex Ministro de Exteriores Galeazzo Ciano y otros jerarcas ejecutados a instancias de los alemanes.

Un fascismo democrtico?A casi cien aos de distancia DAnnunzio y su aventura en Fiume plantean todava interrogantes. Hay uno especialmente provocador: pudo haber sido posible un fascismo democrtico?Una pregunta que slo tiene el valor que queramos darle a la historia-ficcin. Porque la historia es la que es, y no se puede cambiar. Hablar de fascismo democrtico es hoy un oxmoron, y eso parece irrebatible. No obstante demasiadas veces nos refugiamos en posturas intelectualmente confortables y moralmente irreprochables, y eso dificulta la comprensin de ciertos fenmenos. En este caso, el de la naturaleza del fascismo. La interpretacin marxista clsica del fascismo como un instrumento defensivo del Capital se condena a no comprender nada, y deja sin explicar la amplia adhesin que obtuvo un sistema que slo fue extirpado por la guerra, una guerra en la que los marxistas se aliaron con el capitalismo. Esta interpretacin ha sido superada hace ya tiempo, y hoy tiende a admitirse que, como seala Zeev Sternhell, el fascismo era una manifestacin extrema de un fenmeno mucho ms comprehensivo y amplio se que Giorgio Locchi denominabasuprahumanismo, y como tal es parte integral de la historia de la cultura europea.DAnnunzio no fue un idelogo sistemtico, pero su empeo prometeico y nietzschiano simboliza ese clima cultural suprahumanista del que brot el fascismo. Fiume fue un momento mgico y necesariamente fugaz, no se puede ser sublime durante veinte aos. Pero Fiume nos recuerda que la historia pudo haber sido diferente, y que tal vez esa rebelin cultural y poltica llammosla fascismo pudo haber sido compatible con un mayor respeto a las libertades, o al menos evolucionar alejada de las aberraciones ya conocidas Claro que entonces tal vez eso no sera ya fascismo, sera ms bienotra cosaSi no tenemos en cuenta el fenmeno cultural del suprahumanismo no se puede entender el fascismo. Pero ste no fue su nico retoo. Histricamente hubo otros dos. El primero fue un brote intelectual de gran altura, y que sigue hablando al hombre de nuestros das: la llamada revolucin conservadora alemana. Y el segundo fue una planta venenosa: el nazismo. La cuestin que hoy podra plantearse es la de saber si esehumuscultural suprehumanista est definitivamente agotado, o si an podra dar lugar a derivaciones inditas. Al fin y al cabo y segn la concepcin esfrica del tiempo la historia siempre est abierta, y cuando la historiase regeneralo hace de forma siempre nueva, de forma siempre imprevista.

Anarquismo de derecha

Denunciamos la falta de gusto de la representacin parlamentaria. Nos recreamos en la belleza, en la elegancia, la cortesa y el estiloqueremos ser dirigidos por hombres milagrosos y fantsticosFILIPPO TOMMASO MARINETTIEl arte de mandar consiste en no mandarGABRIELE DANNUNZIO

Pero el inters de revisitar a DAnnunzio va mucho ms all de la pregunta sobre la naturaleza del fascismo. El poeta-soldado prefigura una forma de hacer poltica vigente hasta la actualidad: lapoltica espectculo, la fusin de elementos sacros y profanos, la intuicin de que en ltimo trminotodo es poltica. LaCarta del Carnaroes un documento visionario en cuanto recoge preocupaciones, libertades y derechos hasta entonces relegados fuera del mbito poltico, y que durante las dcadas siguientes pasaran a ser integrados en el constitucionalismo moderno. De alguna forma DAnnunzio pareca poseer la clave de todo lo que iba a venir despus. Todos somos en buena parte sus herederos, para bien y para mal.Por eso sera un error menospreciar a DAnnunzio como a un estetadilettantemetido a revolucionario. Odespolitizarloy considerar como parece apuntar su perspicaz bigrafo Michael A. Leeden que lo importante de Fiume no es el contenido, sino el estilo, y que ninguna posicin ideolgica concreta se desprende de Fiume. Pensamos que mucho ms acertado est Carlos Caballero Jurado cuando seala que: Fiume no era un pedazo de tierra.Fiume era un smbolo, un mito, algo que quiz no pueda entenderse en nuestros das, en una poca tan refractaria al mito y a los ritos. La empresa de Fiume tiene ms de rebelin cultural que de anexin poltica.(33)Qu mensajes puede extraer el hombre de hoy en da, no slo de Fiume, sino de toda la trayectoria de DAnnunzio?En primer lugar la idea de que la nica revolucin verdadera es la que persigue una transformacin integral del hombre. Esto es, la que se plantea ante todo como unarevolucin cultural. Algo que los revolucionarios de mayo 1968 parecieron entender bien. Pero lo que desconocan es que, en realidad, casi todo lo que proponan ya estaba inventado.La imaginacin ya haba llegado al poder, cincuenta aos antes, en la costa del Adritico. La gran sorpresa es que el que as lo decidi y esta es la segunda gran leccin de Fiume no era un utpico progresista, libertario y mundialista, sino un patriota, un elitista practicante de una tica heroica. Fiume es la demostracin de que ideas como la liberacin sexual, la ecologa, la democracia directa, la igualdad entre hombres y mujeres, la libertad de conciencia y elespritu de fiestapueden plantearse no slo desde posiciones igualitaristas, pacifistas, hedonistas y feministas, sino tambin desde valores aristocrticos y diferencialistas, identitarios y heroicos.El gesto DAnnunzio implica adems algo muy actual: fue el primer grito de rebelda contra un sistemaamericanomorfoque en aquellos aos empezaba a extender sus tentculos, es el grito de defensa de la belleza y del espritu frente al reino de la vulgaridad y el imperio del dlar.El gesto de DAnnunzio fue tambin la reivindicacin, surrealista y heroica, de una regeneracin poltica basada en la liberacin de la personalidad humana, y un grito de protesta frente al mundo de burcratas annimos que se vena encima.(34)Fiume es adems la demostracin de que s es posible trascender la divisin derecha- izquierda, de que latransversalidades posible. Valores de derechams ideas de izquierda. La primera sntesis genuinamenteposmoderna. Fiume es el nico experimento conocido hasta la fecha de lo que podra ser unanarquismo de derechallevado a sus ltimas consecuencias.Hay una ltima cuestin, y que tiene que ver con la actividad de DAnnunzio como predicador y exaltador de la guerra. Eso es algo que hoy nos parece indefendible aunque no lo era tanto en aquellos aos en los que la guerra todava poda vivirse como una aventura pica . Pero hoy sabemos que detrs de aquella retrica inflamada no haba ninguna causa real que justificase tanto sacrificio. Y sin embargoSin embargo es posible que aquellos hombres de retrica inflamada, en el fondo, esto tambin lo supiesen. Es muy posible que DAnnunzio y otros como l, por destilacin de unnihilismo positivo, supiesen que a fin de cuentas es mucho mejor el patriotismo a la Nada. Hoy tenemos la Nada, y desde luego tenemos menos muertos. Pero cabe plantearse si gracias a eso, en comparacin con aquellos hombres, estamos tambin ms vivos.La era de los aos incendiarios qued sumergida en el tiempo. Pas la poca en la que los sargentos y los poetas hacan revoluciones. Y como suele decirse, a los cuerpos los devor el tiempo, a los sueos los devor la historia, y a la historia la engull el olvido. Tambin dicen que los viejos guerreros nunca mueren, que slo se desvanecen fsicamente. Despus de la catstrofe nos queda el recuerdo de la grandeza, y el de los hombres que la soaron.

1Marcello Veneziani,Anni Incendiari, Valecchi 2009, pag 7.2Giorgio Locchi,Definciones. Los textos que revolucionaron la cultura inconformista europea.Ediciones Nueva Repblica 2011, pags 280-281.3El futurismo estuvo presente en Rusia (Maiakovski), en Portugal (Pessoa), en Blgica, en Argentina o en el mundo anglosajn con la fundacin del Londres del movimientovorticistapor Ezra Pound y Wyndham Lewis.4Marcello Veneziani,Anni Incendiari, Valecchi 2009, pags 15 y 16.5Lucy Hughes-Hallett,Gabrielle DAnnunzio. Poet, seducer and preacher of war.Fourth State, edicin Kindle, 2013.6En el bombardeo incluy proyectiles huecos de goma que contenan mensajes lricos. Posteriormente celebr este hecho conocido comoLa beffa di Buccari(La broma de Buccari) en una famosa balada:LaCanzone del Carnaro(Los treinta de Buccari): Somos treinta hombres a bordo/treinta y uno con la Muerte.7Lucy Hughes-Hallett, Obra citada.8Ernst Jnger:Tres fragmentos de La guerra, nuestra madre, en Revista de Occidente n 46, marzo 1985, pag 158.9Lucy Hughes-Hallett, Obra citada.10Giorgio Locchi:Definiciones, Ediciones Nueva Repblica 2010. Pag 59.11Alain de Benoist:Ls ides lendroit. Avatar ditions 2011. pags 54-55.12Lucy Hughes-Hallett:Obra citada.13lvaro Lozano:Mussolini y el fascismo italiano. Marcial Pons Historia 2012, pag. 108.14Zeev Sternhell:El nacimiento de la ideologa fascista. Siglo veintiuno editores 1994, pag 1. Nos ceimos aqu a un anlisis estricto del fascismo italiano, lo que excluye al nazismo. Seala el historiador israel: en modo alguno cabe identificar el fascismo con el nazismo () ambas ideologas difieren en una cuestin fundamental: el determinismo biolgico, el racismo en su sentido ms extremola guerra a los judos () El racismo no es una de las condiciones necesarias para la existencia de un fascismo. Una teora general que quiera englobar fascismo y nazismo chocara siempre con ese aspecto del problema. De hecho, una teora as no es posible. (Obra citada, pags. 4-5).15En este sentido, los anlisis tericos de: Georges Sorel, R. Michels y Eduard Berth (Zeev Sternhell,Obra citada, pag. 182).16Zeev Sternhel:Obra citada, pag. 386.17Giorgio Locchi distingua las fasesmtica,ideolgicaysintticacomo fases arquetpicas de las tendencias histricas. As, en el caso del pensamiento igualitario su fase mtica se correspondera con la ecumene cristiana, la fase ideolgica con la disgregacin ocasionada por la reforma protestante y la aparicin de diversas filosofas y partidos, y la fase sinttica a las doctrinas de pretensiones cientficas y universales (marxismo, ideologa de los derechos humanos).18Lucy Hughes-Hallett,Obra citada19Lucy Hughes-Hallett,Obra citada.20Fiume es la actualRijeka,en Croacia.21La Carta del Carnaro fue adoptada como Constitucin de la Regencia Italiana del Carnaro, nuevo Estado independiente llamado as por el Golfo del Carnaro, lugar donde se encuentra Fiume. Su redactor principal fue el lder sindicalista- revolucionario Alceste de Ambris.22Michael A. Ledeen:D Annunzio, The first Duce. Transaction Publishers 2009, pags XIV y XV.23Lucy Hughes-Hallett,Obra citada24Eia Eia, Alal!era, segn la leyenda, el grito con el que Aquiles llamaba a sus caballos. DAnnunzio lo acu durante la guerra como sustituto grecorromano alhip hip, hurra!anglosajn.25Carlos Caballero Jurado:El Comandante y la dcima musa. La fascinante historia de DAnnunzio en Fiume.26El Ministerio de Asuntos Exteriores de Fiume estaba dirigido tambin por dos poetas: Len Kochnitzky y Henry Furst.27Lucy Hughes-Hallett:Obra citada28En los aos previos a la guerra la cocana, cuyos autnticos efectos no eran todava bien conocidos, era considerada como un suplemento para la resistencia y el coraje. Personajes como Shackleton o Scott la llevaron en sus expediciones, y tampoco era infrecuente entre los pilotos de guerra. (Lucy Hughes-Hallett:Obra citada).29Aos despus Mussolini adopt este lema como expresin del estilo de vida fascista.30Lucy Hughes-Hallett:Obra citada.31Muy significativamente el lder nacionalsindicalista y principal redactor de la Carta del Carnaro, Alceste de Ambris, pas a la oposicin radical contra el fascismo. Privado de la nacionalidad italiana, muri en el exilio en Francia en 1934.32Es curiosa a este respecto la excelente serie de televisin de la RAI El joven Mussolini (Gian Luigi Calderone, 1993), en la que el futuro Duce (interpretado por Antonio Banderas) aparece retratado, ms que como un futuro dictador sanguinario, como un simptico tarambana.33Carlos Caballero Jurado:El Comandante y la dcima musa. La fascinante historia de DAnnunzio en Fiume.34Una Historia de Europa: de DAnnunzio a Van Rompuy (a quin?).