EL TERRORISMO DE ESTADONORTEAMERICANO

"La Administración [de Reaganj ha lan­zado una agresiva campaña antiterroristay, sin embargo, al parecer nosotros esta­mos realizando las mismas actividadesterroristas que criticamos en otros. "

Senador Claiborne Pell

Al subir al poder del país más poderoso de latierra en 1981 , Ronald Reagan afirmó que su ad­ministración concedería a la lucha contra elterrorismo la misma importancia que la adminis­tración de su predecesor, el señor Jimmy Carter,hab ía concedido a la defensa de los derechos hu­manos . Este cambio no representaba una simplevariación de énfasis o tono; representaba uncambio radical de perspectiva. Como ha ocurri­do en conjunto con la política norteamericana,tanto la interna como la internacional, se han de­jado de lado los intereses de las mayorías pobrespara propiciar los intereses de las minorías ricas.La defensa de los derechos humanos representaen el mundo actual uno de los principales meca­nismos de la conciencia internacional para saliren defensa de los pueblos oprimidos; por elcontrario, el ataque contra el terrorismo se haconstituido de hecho en la bandera ideológica delos gobiernos establecidos para denigrar y aunaplastar con buena conciencia a sus enemigos,

Terrorismo, nos lo dice el diccionario, es" dominación por el terror," la "sucesión de ac­tos violentos ejecutados para infundir terror."Los salvadoreiios que han visto a muchos miles

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de sus familiare s sacados en la noche de sus casaspor " hombres fuertemente armados vestidos decivil," familiares que desaparecían para siempreo aparecían arrojados en barrancos o basureros,saben muy bien lo que es terrorismo. Los campe­sinos evangélicos de la zona del Mozote (Mora­zán), que vieron sus casas arrasadas, sus mujeresvioladas y pilas de niños, jóvenes y ancianos ase­sinados y quemados por el primer batallón entre­nado por norteamericanos, el "Atlacatl, " sabentambién muy bien lo que es terrorismo.

En un interesante libro sobre el terrorismocontemporáneo, Frederick J . Hacker afirma queexisten dos tipos de terrorismo: uno desde arriba,ejercido por el aparato estatal o paraestatal, yotro desde abajo, realizado por los grupos sinpoder. El terrorismo desde arriba busca el man­tenimiento del orden establecido y se constituyeen su propia justificación: es bueno porque así semantienen "la ley y el orden, " que precisamentejustifican y aun requieren su empleo contra lapoblación. Por el contrario, el terrorismo desdeabajo se basa en "la percepción y experiencia deuna injusticia y en la'creencia de que esa injusti­cia es, no natural o inevitable, sino arbitraria, in­necesaria y remediable."

Uno de los mecanismos esenciales al ejerci­cio del terrorismo es el establecimiento de su pro­pia justificación, por lo general ligada a una re­definición puramente lingüística. Así, el acto quese condena en el contrario como "asesinato" setransforma en "heroica defensa de la patria."Como ha subrayado Noam Chomsky, el lenguajeimpuesto desde el poder ha reducido la significa­ción de terrorismo "a la violencia al por menorde quienes se oponen al orden establecido." De

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GUIRRlllASeste modo, terrorismo han sido los secuestros oataques con bombas de los palest inos , pero nolos bombardeos masivos sobre campamentos derefugiados de la aviación israelí.

En esto de crear su propio vocabulario, laadministración Reagan se ha mostrado bienprolífera, comenzando por el propio Reagan : ensu particular código antiterrorista, los dirigentessandinistas son identificados como "bandolerosasesinos," mientras que los grupos antisandinis­tas reciben el glorioso espaldarazo de " luchado­res de la libertad, " terminología que obviamentese transmuta al penetrar en territorio salvadore­ño . Nada de extrañar, entonces, que Jeane Kirk­patrick, representante norteamericana ante lasNaciones Unídas, condone a los regímenes deChile o Filipinas como simplemente "autor ita­rios ," mientras fulmina a los gobiernos de Cubao Nicaragua como "totalita rios." Por principio,un Pinochet cristiano, capitalista y " autoritario"siempre será mejor que un Allende ateo, socialis­ta y " totalitario." A la luz de estos malabaris­mos ideológico-lingüísticos, nada de extrañarque todo el problema de la adm inistración Rea­gan con el manual preparado por la CIA para los"luchadores de la libertad" antísandinistas haya

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sido si el término " neutralizar" significaba " ase­sinar," o sólo " mat ar," o quizás sólo " hacerdesaparecer ' o, quizás, quizás (para eso están losdiccionarios), " hacer neut ral." Es bien sabidoque, ent re los antisandinistas, hay gran deslingüistas y puristas del idioma castellano dis­puestos siempre a señalar el sentido exacto de latermin ología bélica.

Lamentablemente, más allá de las palab rasestán los hechos. Y los hechos son que EstadosUnidos, por medio de su Agencia Cent ral de In­teligencia (CIA ), ha minado los puertos nicara­güenses y han distr ibuido entre los anti sandinis­tas un manual de "Operacio nes sicológicas enguerr a de guerrillas" que, entre otras cosas, invi­ta a "contratar criminales pro fesionales pararealizar tareas específicas," a pro piciar motines ytiroteos que produzcan muer tos a los que sepueda convertir en " mártires por la causa," eincluso a " neutralizar blanc os cuidadosamenteseleccionados y planteados, como jueces, po­licías o miembros de la seguridad esta tal." Porsi qued aba alguna duda sobre cómo se entiendeen la práctica el término " neut ralizar," EdgarChamorro , dirigente de la Fuerza DemocráticaNicaragüense anti sandinista , ha aceptado púb li­camente que ellos han " matado gente a sangrefría," cosa reconocida en los propio s informesde inteligencia norteameric anos sobre las activi­dades de los antisandinistas.

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El minado de los puertos nicaragüenses y laelaboración y distr ibución de un manualguerrillero que estimula al terro rismo no son,con toda probabilidad, sino la punta de ese in­menso "iceberg" que es la guerra sucia y no tansecreta del gobierno norteamericano contra el ac­tual gobierno nicaragüense, una guerra coheren­te con esa polít ica de hegemonía continental tanpro picia para alimentar el " chauvinismo" holli­woodesco de ciertos sectores norteamericanos,pero no los ideales de democracia de que tanto seprecia el propi o pueblo estadounidense. Comoen el caso de Cuba , algún día tendrá que pregun­tarse la historia nort eamericana en qué medidasu obcecación ideológica y su terrorismo de Esta­do convirtieron a Nicaragua en una self-fulfi­lling prophecy, una profecía que precipitó lo queanunciaba , al impedir al régimen sandinista des­arrollar una revolución naciona lista sí, pero plu­ralista y generosa. Pero, a la espera de esesiempre tardí o veredicto de la histo ria, ya sepueden sacar algunas conclusiones más humil­des.

La primera conclusión no por obvia deja de serimportante: toda la justificación del gobiern onor teamericano para su apoyo a la guerrilla anti­sandinista es una burda mentira . Como en lostiempos de Vietnam y Watergate, la actual admi ­nistración nortamericana y el propio Reagan es-

tán mintien do sistemáticamente a su pueblo, a suCongreso y al mundo entero acerca de su guerraen Centroamérica. El control del tráfico de ar­mas desde Nicaragua a la guerrilla salvadoreñano es más que una simple disculpa, como ha teni­do que reconocer el congresista Edward P. Bo­land , presidente del Comité de Inteligencia de laCámara de Representantes norteamericana; elobjetivo fundamental es desestabilizar al gob ier­no sandinista, obligándolo a desnaturalizar su re­volución o forzando su fracaso y caída. Como enel caso de la invasión a Grenada, la decisióncontra el gobiern o sandinista por parte de la ac­tual administración nortemericana se basa enuna concepción estrecha de su seguridad na­cional y de su particular pulso de fuerza con laUnión Soviética, pero nada tiene que ver con lasnecesidades del pueblo nicaragüense o con losanhe los de las mayorías centroamericanas. Porello, no interesa la voluntad de Nicaragua de fir­mar el acta de paz de Co ntadora o el hecho deque un 67 por ciento de su población vote por lossandinistas en un pro ceso electoral bastante másabierto a la oposición que el ocurrido en El Salva­dof. La decisión de hacer la guerra es previa, ycualquier justificación será buena para llevarlaadelante: detener el tráfico de armas a la guerrillasalvadoreña , el armamentismo sandinista o el de­sembarco de Migs rusos.

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I. M. B.

La segunda conclusión pone de manifiesto el nual, el Presidente Reagan tiene ahora que reexa-cinismo moral con que se pretende amparar el minar toda la 'guerra' que lo produjo."terrorismo de Estado norteamericano. Al pare- La tercera conclusión puede parecer una suti-cer, el crimen, el asesinato, el terror sólo son ta- leza, pero es quizás el hecho más contundente.les cuando quienes lo ejercen son los libios, los La guerra contra el gobierno sandinista y las cam-palestinos o los comunistas; pero, en manos de" pañ ásdetetror promovidas por el manual de lalos "luchadores de la libertad," cualquier m'étó~ ', C~A'~ representan eLmás patente reconocimientodo es de hecho bueno. Por lo menos, es Jjúeiid •de"que sólo k través del terrorismo se puedemientras no se descubra. Porque, a Ía l úz,de.los-T>derrot árhoy día;al sandinismo en Nicaragua. Enacontecimientos, bien se puede sospechar que " los términos del ya citado Richard Cohen, "el ma­habrá acciones equivalentes que se ejecutan para nual de la CIA no constituye ni un escándalo ni unavanzar la causa antisandinista; y, en el mejor de error, sino el reconocimiento de que sólo laslos casos, no podemos menos de pensar que el mentiras y el terror pueden arrancar a los nicara­minado de los puertos o el terrorismo promovido güenses de su gobierno." Más que la misma vota­por el manual seguirían siendo ejecutados de no ción del 4 de noviembre, la resistencia cotidianahaber sido puestos en evidencia ante la concien- del pueblo nicaragüense a ceder a campañas decia pública. ¿Será que los principios morales sólo terror es prueba de su apoyo al sandinismo.empiezan a regir para la CIA y la actual admi- Como era de esperar, las investigaciones exi­nistración norteamericana cuando sus acciones gidas por Reagan sobre el manual han conducidoson puestas de manifiesto? Por ello, no deja de a una exoneración de culpas morales de lossorprender el rasgarse de las vestiduras de algu- miembros de la CIA y en el fondo, a una utoexo­nos dirigentes estadounidenses; como acertada- neración de la propia administración. Así, almente expresa Richard Cohen en un reciente Secretario de Estado, George Schultz, le puedeartículo del Washington Post, "el Congreso no seguir pareciendo fácil distinguir en el mundopuede seguir escandalizándose al comprobar "quiénes son los terroristas y quiénes los lucha­que, tras autorizar y financiar una guerra, esa dores de la libertad." Pero, como ha dicho el se-guerra de hecho se esté luchando. (.. .) Más bien, nador Christopher J. Dodd, el manual de la CIAel escándalo y el furor deberían reservarse para "convíerte esta posición en una burla."la misma guerra." 0, como señalaba en un edito-rial el New York Times, "tras desautorizar el ma-

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