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1 El Teatro romano de Sagunto Historia y gestión del Patrimonio artístico Grado de Historia del Arte. Grupo 3º B. Curso 2011/2012

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El Teatro romano de Sagunto

Historia y gestión del Patrimonio artístico

Grado de Historia del Arte. Grupo 3º B.

Curso 2011/2012

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ÍNDICE

EL TEATRO EN ROMA 3

EL TEATRO DE SAGUNTO A LO LARGO DE LA HISTORIA 5

ESTUDIOS REALIZADOS ENTORNO AL TEATRO DE SAGUNTO 8

INTERVENCIONES ARQUITECTÓNICAS EN EL MONUMENTO 13

ARCHIVO FOTOGRÁFICO 18

BIBLIOGRAFÍA 24

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EL TEATRO EN ROMA

La configuración romana del edificio teatral se llega por evolución, a través de la época

griega. Los espectadores se acomodaban en escalones tallados o apoyados en la montaña, lo

cual permitía visualizar desde el graderío, la escena y paisaje a la vez. En la época romana

cobra envergadura la escena (scaena) y el conjunto edificado (gradas y escena) da lugar a un

espacio interior cerrado que no permite distraer la mirada fuera de la actuación escénica.

La incorporación al paisaje urbano romano de los edificios para espectáculos durante la

época final de la República hizo que la imagen tradicional de la ciudad experimentara una gran

transformación. Además hay que recalcar que Roma utilizó el teatro como símbolo e instrumento

de romanización. Al mismo tiempo el teatro constituía un espacio cerrado que congregaba al

conjunto de la ciudadanía y en el que la diferenciación social establecida por la disposición de las

localidades, hacía de este ámbito una pequeña ciudad dentro de la ciudad.

El teatro romano en Hispania se introdujo esencialmente, en dos etapas: una primera

augustea y una segunda julioclaudia. Se trata de uno de los edificios más representativos de la

edificación civil de carácter público, constituyendo un elemento muy significativo dentro del

paisaje urbano del mundo romano teniendo en cuenta diversos factores;

- Factores topográficos: se aprovechaba al máximo el terreno para facilitar la construcción

y abaratar los costes. Por lo que generalmente se ubicaban en zonas adecuadas

(laderas de montañas o cerros) para que gran parte de la grada se acomodase

directamente sobre el suelo.

- Factores climáticos: el área mediterránea, que tiene un clima suave la mayor parte del

año y escasas lluvias, es la que ha permitido el desarrollo del teatro. El norte de Europa

prácticamente no tiene teatros al aire libre debido al clima frío y a las lluvias continuas.

La orientación del teatro era muy importante puesto que si la cávea estaba orientada al

sur el sol daba de frente a los espectadores, lo que provocaba la falta de visión del

escenario. Por lo tanto normalmente la cávea se orientaba al Norte, aunque esto era

solo en algunas circunstancias. En muchas construcciones la topografía del lugar junto a

condicionantes de muy diversos tipos obligaba a otras orientaciones. En el caso del

teatro de Sagunto, su orientación es noreste.

- Factores funcionales: se buscaba que fuera accesible y tuviera conexión con el

anfiteatro, el foro o las termas creando así un área de encuentro público asociado a los

edificios de entretenimiento.

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- Factores urbanísticos: los teatros podían estar situados en el centro de las ciudades, en

las inmediaciones del foro, estableciéndose así una relación entre éste y el teatro. Como

en el caso de Sagunto, que el teatro experimenta una relación de proximidad con el foro.

Si encima el proyecto es unitario se consigue la máxima monumentalización del área

cívica. En algunos casos puede estar también en relación con las termas. Por otro lado,

pueden estar situados en el interior de las murallas pero en posición periférica o situados

fuera de ellas. Cuando el teatro está situado fuera de las murallas en ocasiones lo

encontramos formando conjunto con el anfiteatro.

- Factores ideológicos: su situación privilegiada dentro del conjunto urbano y la asociación

a edificios destinados, al ejercicio físico y espiritual estaban claramente vinculados al

desarrollo del culto imperial.

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EL TEATRO DE SAGUNTO A LO LARGO DE LA HISTORIA

Las fechas que aportan la documentación historiográfica para el momento de

construcción del Teatro Romano de Sagunto son dispares, algunas veces sólo especifican que

es obra romana, en otros casos se adjudican un origen griego (quizá confundidos con la

ausencia del frente escénico, lo que le confería una imagen similar a la de un teatro griego

abierto). Todas ellas han sido emitidas sin ningún fundamento arqueológico, ni argumentación

razonada que permita aceptarlas o refutarlas.

Los criterios de datación no se han basado en el estudio de materiales arqueológicos, y

por otra parte, la ausencia de elementos arquitectónicos decorativos, escultóricos y epigráficos,

así como numismáticos que pudiesen asociarse claramente con el monumento, hacen más difícil

adjudicarle una datación clara.

Debido a que los estudios existentes se realizaron con poca profundidad o de forma

parcial, y por otro lado, las frecuentes intervenciones llevadas a cabo en sus ruinas (algunas de

ellas efectuadas sin un criterio adecuado) han contribuido también a aumentar la confusión en

las diferentes estimaciones.

Tampoco las investigaciones más recientes, que han combinado el análisis de los

documentos precedentes con un conocimiento riguroso y científico de los restos conservados,

han concluido en una fecha exacta. En general coinciden en datar la construcción durante las

primeras décadas del siglo I d. C, en época de Tiberio.

Como ya se ha mencionado anteriormente, la romanización de los pueblos conquistados

hizo que se construyeran teatros romanos, así como anfiteatros, circos, foros y templos a lo largo

de todo el imperio, desde Hispania hasta Oriente Medio. Estos tenían como finalidad servir al

ocio ciudadano por medio del espectáculo, concretamente, el teatro romano se utilizaba para la

interpretación de actos teatrales.

La ciudad de Sagunto fue un enclave político y económico de gran importancia en

tiempo del imperio romano pero las crisis internas del imperio acompañaron en su caída y

afectaron a la ciudad minando su cultura, consecuentemente el interés por las representaciones

teatrales disminuyeron hasta tal extremo que el edificio teatral dejó de utilizarse.

Tras la caída del imperio romano, la ciudad sufre una invasión goda en el siglo III,

transformándose en Murbiter. A partir de ese instante, sucesivas invasiones arrasan la urbe

hasta que, en el siglo IV, queda convertida en un poblado árabe situado a las ruinas de lo que

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anteriormente fueron la ciudad romana y su teatro. Las construcciones de la ciudad fueron

expoliadas por las diversas civilizaciones que dominaron la ciudad.

El teatro, junto a los restantes monumentos del conjunto arqueológico, entró en una fase

de lenta y progresiva degradación, debido sobre todo a que fueron utilizados como una cantera

que proveía piedras fáciles de conseguir. Por lo que se vio sometido a un constante expolio de

los materiales para la construcción de otros edificios en la localidad y su entorno.

Desaparecen primero los sillares de mayor dimensión y mejor calidad, así como sus

elementos de mármol que pudieron ser utilizados para la obtención de cal. La eliminación de

estas estructuras facilita la erosión de los restos que quedan debido al agua y al viento,

provocando su desprendimiento. También desaparecieron sus elementos ornamentales como

pilastras, columnas, dovelas, capiteles, frisos; es decir, las referencias al orden y al estilo

arquitectónico.

Además esta situación se agravó por la cantidad de desperfectos que se produjeron

durante algunas campañas militares como consecuencia de su proximidad al castillo. Durante la

guerra de independencia, en 1811, para intentar frenar el avance de las tropas francesas se

procede a la voladura de los elementos más sobresalientes del teatro (bóvedas y arcos). Debido

a esto desaparece la conexión entre los distintos elementos que habían estado unidos mediante

las bóvedas y arcos, provocando además la aparición de fisuras que debilitan la estructura y

favorecen la erosión.

El expolio se mantuvo hasta que en 1864 se construyó un muro de cierre para evitar el

robo continuado de las piedras. A pesar de ello no se le logró frenar del todo el expolio de la

cantería hasta que finalmente en 1886 se dotó de conserje al sitio arqueológico. El resultado de

tantos años de pillaje convirtió el monumento en una amalgama de piedras en mal estado,

totalmente inservible para cualquier actividad humana.

En 1896 consigue ser declarado Monumento Nacional, recalcando el valor que tenía

como patrimonio artístico y monumental español. No obstante, con esto tampoco se logró la

mejora de la situación del teatro.

A partir de este momento el teatro queda tal como fue observado y fotografiado a

principios del siglo XX. Estas fotografías se realizaron cuando el rey Alfonso XIII visitó las ruinas

romanas y dejaron constancia de un monumento totalmente inutilizable: la escena había

desaparecido por completo, la cávea se encontraba muy deteriorada, e incluso algunos de los

vomitorios que tenía la montaña se habían volado o estaban tapiados.

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A raíz de esto surge un gran interés en recuperar el edificio para devolverlo al uso

original para el que fue creado. Es durante este siglo (especialmente desde los años treinta

hasta los setenta) cuando tienen lugar diferentes trabajos de restauración, intervención, limpieza

y excavación del monumento.

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ESTUDIOS REALIZADOS ENTORNO AL TEATRO DE SAGUNTO

La presencia de referencias al teatro de Sagunto en los documentos escritos es

constante desde época temprana, ya sea a través de publicaciones de viajes o estudios más o

menos detallados, muchos de ellos con grabados, planos y otro tipo de ilustraciones. El estudio

comparado de estos documentos ha sido clave para las investigaciones recientes y el

conocimiento de los restos del teatro. A continuación se citan algunas de estas referencias.

Las primeras noticias que tenemos sobre el teatro corresponden a la bibliografía árabe,

ya que no es citado por ningún autor clásico. El texto más antiguo es del siglo X, cuando Ahmad

Benmohamed Ar-Razi escribe la crónica Descripción de España, de la que no se conserva el

original árabe, sino una copia del siglo XIII. Al parecer y según las descripciones que aparecen

en esta crónica, subsistía en aquel momento todavía la fachada de la escena. Otros escritores

árabes de la época, finales del siglo XIII y principios del XIV, nombran también el teatro, como

Yacut o Ibn Al-Munim Al-Himyari. A partir de estos escritos conocemos un buen número de

crónicas de viajeros que descubrieron el teatro romano de Sagunto aunque lo citan en obras

generales y mediante breves descripciones que no aportan datos sustanciales a la investigación.

Entre muchos escritos y viajeros hay que destacar a Mario Arecio que en su

Chronographia Hispaniae, describe un teatro con su escena. Este texto resulta controvertido

puesto que es el único que cita en esa época la presencia de la escena cuya destrucción se cree

que se produjo en el siglo anterior como demostraban unos dibujos que realizó Van den

Wyngaerde. Precisamente a él le debemos las primeras representaciones gráficas del teatro y

que corresponden a una colección de dibujos realizados en el siglo XVI. Van den Wyngaerde

recogió en esos dibujos varias vistas del edificio, detalles de las esculturas y de otros

monumentos de Sagunto, en los que se aprecia el deterioro del teatro, que ya había perdido el

frente escénico casi en su totalidad.

En el siglo XVII, los Cronistas del Reino de Valencia, Escolano y Diago, hicieron estudios

más desarrollados, aunque todavía contenían descripciones inexactas. Ambos aportaron relatos

detallados de los restos, su entorno, el paisaje, su geometría y distribución e incluso mediciones

de muchos de sus elementos. No obstante, como ya se ha mencionado, estas descripciones

estaban llenas de errores en cuanto a las dimensiones, el número de gradas y la explicación

general del edificio. Cálculos cuya inexactitud quedó demostrada en posteriores investigaciones.

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Es en el siglo XVIII cuando aparece la primera descripción minuciosa y el primer plano

del teatro, obra ambos del Deán Martí, deán de Alicante. A lo largo de este siglo la bibliografía

sobre el teatro va a girar en torno a la obra de este autor. En 1702 escribió una extensa carta en

latín sobre el teatro, inserta en el libro IV, carta IX, de la obra Enmanuelis Martíni Ecclesia

Alonensis Decani, Epistolarun libri duocenim (1735), que envió a D. Antonio Félix Zondadari, y a

la cual acompañaba un plano.

El Deán Martí describe el conjunto y comenta numerosos aspectos del teatro, como su

localización en la ladera, entre el norte y el este, situación que siguiendo los postulados de

Vitruvio sería la idónea para un teatro. Nos da también las medidas del edificio en palmos y

realiza una estimación de su capacidad alrededor de 9.026 espectadores. Relata cada una de

las partes, a destacar la descripción extraña y anómala que hace de la orchestra, a comparación

de cómo son las gradas senatoriales en el teatro romano, por lo que se piensa que Martí no la

vio limpia de escombros. También nos describe la escena, de la que dice que se conserva

algunos vestigios en la parte derecha, mientras que en la izquierda se reconoce únicamente la

curvatura por trazas en el muro a cada lado de la abertura de la puerta. Los muros de detrás de

la escena están medio arruinados.

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Estudios posteriores concluyeron que había abundantes errores en las descripciones de

Martí, así como en el plano que acompañaba a la carta que incluso estaba mal dibujado.

Además Martí afirmó ser el primero en llamar teatro a esta construcción suscitando una gran

polémica. No obstante, antes de que éste naciera, diversos autores ya habían llamado teatro al

monumento de Sagunto. Sin embargo a pesar de los errores encontrados, la carta adquirió tal

importancia como documento de referencia que fue reproducida a lo largo del siglo por diversos

autores. Algunos la alabaron y la incluyeron o hicieron alusiones en sus publicaciones, y otros,

criticaron la falta de rigor en sus afirmaciones y la imperfección del plano.

A finales del siglo XVIII y a principios del XIX, a excepción de la obra de Martí, aparecen

las primeras descripciones detalladas del edificio, con mediciones de cada una de sus partes y

planos del mismo. Estas disertaciones comparan el monumento con los cánones vitruvianos y

aportan datos sobre las partes del edificio que hoy ya no se conservan, como el pórtico superior,

y que los autores de estos estudios vieron y midieron.

Cabe destacar, por su extensión y relevancia, el de Enrique Palos y Navarro (natural de

Sagunto) que publicó en 1793 una Disertación sobre el teatro y circo de Sagunto, a la que

adjuntaba un plano del teatro bastante defectuoso, mitad planta y mitad alzado. Además también

se incluía la carta del Deán Martín con algunas correcciones y comentarios.

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Fue nombrado conservador de las antigüedades de su ciudad por lo que se hizo cargo

de pequeñas intervenciones en las ruinas, como la retirada de escombros y la limpieza del

graderío y el pavimento, permitiendo así el conocimiento de algunos elementos hasta entonces

ocultos. Comienza su estudio con una breve historia de los usos que tuvieron los teatros en

época griega y romana. Realiza también una detallada exposición de las partes que consta el

teatro y de su estado. La capacidad del teatro la estima de 12.000 espectadores.

Combatiendo las equivocaciones de Martí y de Palos, José Ortiz, Deán de Xátiva,

publicó en 1807 Viage arquitectonico-antiquario de España, una extensa obra a la que adjunta

siete láminas, correspondiendo una de ellas a la planta del teatro, realizado a escala. Es el

primer estudio detallado y completo sobre el teatro saguntino, ajustado a los conocimientos

arqueológicos de la época, ya que el autor tenía estudios de arqueología clásica y arquitectura, y

además había traducido los libros de arquitectura de Vitrubio en 1778. Ortiz realiza un minucioso

análisis del teatro y además incluye una amplia recopilación de los estudios anteriores que son

comentados y criticados.

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En 1811, Alexandre Laborde publica el libro Voyage pittoresque et historique de

l’Espagne. Incluye una descripción del teatro, comparándolo con los cánones vitruvianos y dos

planos, dos alzados y un grabado, le acompaña una explicación detallada de los mismos. Se

aprecia ya una mayor exactitud que en las ilustraciones de publicaciones anteriores, y un estado

similar al que tenía en la época previa a su transformación.

En 1865, Vicente Boix (cronista de Valencia) en Memorias de Sagunto, describe el

teatro basándose en autores anteriores y sin aportar nada nuevo al estudio del mismo. Señala la

ausencia de columnas y elementos arquitectónicos que denoten su orden.

Poco después, Antonio Chabret, autor de Sagunto, su historia y sus monumentos, inicia

una extensa recopilación bibliográfica, en parte basada en la relación que dio Ortiz años atrás.

Posteriormente pasa a dar una descripción detallada del edificio adjuntando un plano. Su

principal contribución fue un dibujo en el que el autor desarrollaba toscamente una de las

primeras propuestas de reconstrucción del conjunto, con la total restitución del frente escénico

cerrando el perímetro del edificio. Esta obra es la más amplia que se ha publicado sobre Sagunto

y sus ruinas, en las que se incluye el teatro.

Los análisis, documentos y alusiones al teatro se multiplican al llegar el siglo XX, con

estudios de carácter científico cada vez más rigurosos gracias a la aparición de nuevos medios

de investigación.

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INTERVENCIONES ARQUITECTÓNICAS EN EL MONUMENTO

El teatro llegó al siglo XXI en un lastimoso estado por lo que en este siglo se produce el

arranque del período de intervenciones constructivas.

El arquitecto J. Luis Ferreres, entregó al Ministerio de Instrucción Pública en 1917, un

proyecto de restauración para el teatro de Sagunto que no llegó a realizarse. Quince años

después se realizaron unas sencillas reparaciones para atajar el desplome total de grandes

masas del graderío, sin embargo no tenemos constancia de las áreas afectadas por estas

reparaciones.

En la década de los 50, tienen lugar una serie de representaciones artísticas

patrocinadas por el Ayuntamiento de Sagunto en las ruinas del teatro. Durante estas

representaciones se derrumba la parte de una bóveda sobre el acceso principal, por suerte no se

registraron daños personales y se consiguió de Madrid la consignación presupuestaria para

obras de consolidación que tanto se había reclamado.

Entre 1956 y 1974 se llevaron a cabo importantes trabajos de reconstrucción que si

incidieron sobre el aspecto del monumento y en la que podemos distinguir dos etapas.

Una primera etapa (1956-1968) en la que el arquitecto y conservador Alejandro Ferrant es el

encargado de preparar los proyectos y de conseguir recursos económicos. Mientras que Fletcher

se encarga de la supervisión arqueológica y de documentar las intervenciones. En esta etapa

primera se realizan intervenciones en el área de la cávea:

- Consolidación y restauración en el graderío.

- Consolidación de la cimentación

- Reconstrucción de arcos y jambas

- Restauración de la zona posterior de la escena.

- Pavimentación y ordenación de los alrededores.

- Posteriormente tiene lugar la mejora de rasantes y de la pavimentación.

- Construcción de un muro perimetral de sillarejo.

- Labrado y montaje de grandes arcos de medio punto de cañón, ejecutado en materiales

análogos a la fábrica antigua en despiece y labra.

En la segunda etapa (1969-1974) del equipo anterior continúa el arquitecto Alejandro Ferrant

pero con la salida de Fletcher, las intervenciones pierden la constancia documental. En esta

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etapa la obra nueva, por apoyarse en elementos ya reconstruidos anteriormente, pierde el

contacto con la obra original. Se construyeron bóvedas en el segundo anillo del pórtico superior

de la cávea a pesar de que no habían encontrado ninguna marca o señal que justificara la

hipótesis de su cubrición. Las intervenciones se siguen llevando a cabo en la cávea:

- Continuación de excavaciones en la parte alta para descubrir cimentaciones y ver su

estado.

- Construcción de pasos abovedados y graderío de la parte alta.

- Construcción de soleras y reposición de sillares de las gradas de la parte alta

Las operaciones de excavación en búsqueda de los trazos originales de los muros se

aprovecharon para recoger el desescombro de cantería y utilizarlo, después, en la obra. Así se

recuperaron cantidades importantes de sillares de opus vittatum y de opus quadratum mostrando

sus seis caras trabajadas. Las disponibilidades de piedra gris se duplicaron a base de fraccionar

las piezas de mayor tamaño. También se reutilizó en las obras de reconstrucción el material de

cantería procedente de la demolición del muro de vallado de 1864, que a su vez se había

construido tomándolo del teatro.

No está documentada ni justificada la intervención llevada a cabo en 1972 sobre el área del

proscaenium y el edificio escénico. El escenario construido en 1974, con el fin de realizar

representaciones teatrales y devolverle al monumento su finalidad, no ocupa según los

arqueólogos un emplazamiento adecuado falseando la imagen del primitivo teatro.

De 1977 a 1979 la Dirección General de Patrimonio Artístico encargó a Antonio Almagro las

siguientes obras de restauración y consolidación. Con mortero se repararon los huecos que el

tiempo había provocado en la grada sujetando también de este manera las piedras que estaban

sueltas o movidas.

Las investigaciones que se realizaron bajo la supervisión de Fletcher están documentadas

gráficamente mediante planos y fotografías que el Servicio de Investigación Prehistórica de la

Diputación de Valencia posee.

A partir de los años 80 comienza a elaborarse otro proyecto de intervención de la mano del

arquitecto italiano Giorgio Grassi y el valenciano Manuel Portaceli. La propuesta tuvo lugar tras la

ejecución de un exhaustivo trabajo de excavación e investigación arqueológica, que reveló

nuevos datos y elementos del teatro, y ante la alarmante degradación de todo el entorno.

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El proyecto, presentado en 1985, suscitó tal interés que pronto se consideró la posibilidad de

hacerlo realidad, por lo que su edificación comenzó poco más tarde, después de superar los

correspondientes trámites, finalizándose definitivamente a principios de los noventa.

Los arquitectos consideraron que no se podía restaurar el teatro ya que muchas de las

piedras que formaban las ruinas ni siquiera eran de origen romano, sino que pertenecían a las

anteriores restauraciones del siglo XX. Buscaban idear el escenario como en tiempo de los

romanos, por lo que reconstruyeron el frente escénico para que se pudiera entender el edificio tal

y como fue concebido en su época.

Así mismo propusieron recubrir las piedras de la cávea con piedra blanca para facilitar el

asiento a los espectadores. Optaron por utilizar materiales que se distinguían claramente de la

obra original romana asumiendo que la rehabilitación se hacía a finales del siglo XX, con los

materiales y conocimientos científicos de dicho siglo. No obstante se dejaron a la vista partes de

las ruinas existentes aún de los elementos originales o de las intervenciones anteriores.

El proyecto provocó desde el principio una gran polémica que enfrentó a arquitectos,

historiadores, arqueólogos, políticos y a la opinión pública en general. Por un lado arquitectos de

prestigio, que han manifestado su admiración, defendiéndolo como un proyecto osado pero

respetable. En cambio, historiadores y arqueólogos encargados de la investigación histórica

defienden que no se llevó a cabo la investigación arqueológica previa con la exhaustividad y el

rigor que se exigía para realizar una intervención de tal envergadura en el monumento.

En 1990, con las obras ya iniciadas, se solicitó su la paralización por considerar que

vulneraban la Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español, en su artículo 39. En ese momento

no se habían redactado todavía las leyes autonómicas y estaba en vigor la ley nacional.

Dicha ley dice:

Art. 39. 1. Los poderes públicos procurarán por todos los medios de la técnica la conservación,

consolidación y mejora de los Bienes declarados de Interés Cultural, así como de los bienes

muebles incluidos en el Inventario General a que alude el artículo 26 de esta Ley. Los Bienes

declarados de Interés Cultural no podrán ser sometidos a tratamiento alguno sin autorización

expresa de los Organismos competentes para la ejecución de la Ley.

2. En el caso de bienes inmuebles, las actuaciones a que se refiere el párrafo anterior irán

encaminadas a su conservación, consolidación y rehabilitación y evitarán los intentos de

reconstrucción, salvo cuando se utilicen partes originales de los mismos y pueda probarse su

autenticidad. Si se añadiesen materiales o partes indispensables para su estabilidad o

mantenimiento, las adiciones deberán ser reconocibles y evitar las confusiones miméticas.

3. Las restauraciones de los bienes a que se refiere el presente artículo respetarán las

aportaciones de todas las épocas existentes. La eliminación de alguna de ellas sólo se autorizará

con carácter excepcional y siempre que los elementos que traten de suprimirse supongan una

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evidente degradación del bien y su eliminación fuere necesaria para permitir una mejor

interpretación histórica del mismo. Las partes suprimidas quedarán debidamente documentadas.1

El Tribunal de Justicia de la Comunidad Valenciana declaró ilegal, en 1993, la restauración

amparándose en la ley anteriormente citada, puesto que ocultaba las ruinas originales romanas.

Ordenó pues, la eliminación de las losas de mármol que cubrían el graderío, así como al

desmontaje de la escena hasta la cota de 1,20 metros para evitar daños en zonas con restos

originales.

A partir de entonces comienza un largo y lento proceso judicial, y mientras se suceden los

recursos y se llevan a cabo los informes técnicos necesarios para determinar si es viable la

reversibilidad, la Comunidad Valenciana promulga su Ley 4/1998 del Patrimonio Cultural

Valenciano. Encontramos que en el artículo 38, que hace referencia a los criterios de

intervención en monumentos, se prohíbe las reconstrucciones totales o parciales salvo cuando

se cuente con elementos originales o exista documentación suficiente, así como los añadidos

que pudieran falsear la autenticidad. Esta ley se rige por los mismos principios que la Ley

16/1985 del Patrimonio Histórico Español:

Artículo 38. Criterios de intervención en Monumentos y Jardines Históricos.

d): «No se autorizarán las reconstrucciones totales o parciales del bien, salvo que la pervivencia

de elementos originales o el conocimiento documental suficiente de lo que se haya perdido lo

permitan, y tampoco cualquier añadido que falsee la autenticidad histórica. En todo caso, tanto la

documentación previa del estado original de los restos como el tipo de reconstrucción y los

materiales empleados deberán permitir la identificación de la intervención y su reversibilidad».2

Esta ley se modifica en el 2004 y posteriormente en el 2007 cambiándose los criterios de

intervención:

Artículo 38. Criterios de intervención en Monumentos, Jardines Históricos y Espacios Etnológicos

d) Podrán autorizarse, siempre que exista alguna pervivencia de elementos originales o

conocimiento documental suficiente de lo perdido, las reconstrucciones totales o parciales del

bien. En todo caso deberá justificarse documentalmente el proceso reconstructivo.

La reconstrucción procurará, en la medida que las condiciones técnicas lo permitan, la utilización

de procedimientos y materiales originarios. El resultado deberá hacerse comprensible a través

de gráficos, maquetas, métodos virtuales o cualquier técnica de representación que permita la

diferenciación entre los elementos originales y los reconstruidos.3

1 LEY 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español (BOE de 29 de junio de 1985). 2 LEY 4/1998, de 11 de junio, del Patrimonio Cultural Valenciano. 3 LEY 7/2004, de 19 de octubre, de modificación de la Ley 4/1998, de 11 de junio, del Patrimonio Cultural Valenciano

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Amparándose a la modificación de esta ley se presenta un nuevo recurso en el año 2008 en

la que se solicita que se anule la sentencia dictada anteriormente. El Tribunal Superior de

Justicia de la Comunidad Valenciana reconoció la imposibilidad legal de revertir las obras,

basándose en que con la nueva ley la intervención realizada sería legal. Además si se derribaba

la construcción nueva, se podría volver a construir legalmente otra vez.

Mientras que la justicia simplemente incide en la legalidad o no de la intervención según las

leyes vigentes, la polémica continúa a día de hoy. Un gran amplio número de restauradores,

historiadores, arqueólogos y en general, profesionales del sector siguen criticando duramente la

intervención. Incluso, una parte de la opinión pública manifiesta que no debieron realizarse las

obras sobre las ruinas romanas, por muy alteradas que estas estuvieran de las rehabilitaciones

en décadas anteriores. De un modo u otro, podemos concluir que en este proyecto se dio más

importancia a la utilidad que se le podía devolver al lugar usándolo así de nuevo para

representaciones teatrales, sin apenas respetar los restos originales que quedaban e incluso

interpretando aquellas partes del teatro de las que no se tenía constancia cierta de cómo

pudieron ser originariamente.

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ARCHIVO FOTOGRÁFICO

Arriba: 1905

Izquierda: 2011

19

Arriba: 2011

Resto: Restauración 1956-1959

20

Vista general del teatro 2011

Vista general del teatro 1955

21

Distribución de la cávea 1955 -1959

Nueva distribución 2011

22

Intervención en la escena año 1972

Escena 2011

23

Estado de las gradas año 1955 (est).

Gradas 2011

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BIBLIOGRAFÍA

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http://www.mcu.es/patrimonio/docs/ley16-1985.pdf

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http://www.boe.es/boe/dias/1998/07/22/pdfs/A24768-24793.pdf

LEY 7/2004, de 19 de octubre, de modificación de la Ley 4/1998, de 11 de junio, del Patrimonio

Cultural Valenciano

http://www.boe.es/boe/dias/2004/11/19/pdfs/A38200-38208.pdf

LEY 5/2007, de 9 de febrero, de la Generalitat, de modificación de la Ley 4/1998, de 11 de junio,

del Patrimonio Cultural Valenciano. [2007/1870]

http://www.docv.gva.es/datos/2007/02/13/pdf/2007_1870.pdf

http://www.elmundo.es/hemeroteca/

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http://www.levante-emv.com/servicios/hemeroteca/hemeroteca.jsp

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http://www.lasprovincias.es/hemeroteca/