el supermercado del cielo

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El Supermercado del Cielo Hace mucho tiempo iba por el camino de la vida. Un día vi un letrero que decía “Supermercado del Cielo”. Me fui acercando y la puerta se abrió. Cuando me vine a dar cuenta ya estaba adentro. Vi muchos ángeles parados por todas partes; uno me ofreció un carrito para echar las cosas y me dijo: “hijo mío compra con cuidado”. ¡Todo lo que un cristiano necesitaba estaba en esa tienda! Y lo que no podías llevar ahora, podías llevarlo después. Primero compré paciencia, y amor : estaban en el mismo pasillo. Más allá había compresión , eso se necesita por dondequiera que uno va. Compré dos cajas de sabiduría y dos bolsas de fe , y no me olvidé del Espíritu Santo. ¡Cómo olvidarme si estaba por doquier! Me paré a comprar fuerza y coraje , para ayudarme en esta carrera que es la vida. Y a se llenaba mi carro, cuando recordé que necesitaba gracia ; y no podía olvidar la salvación pues es gratis. Siendo así traté de tomar bastante, para salvarme a mí y a ti. Camine hacia el cajero para pagar lo que debía, pues creí que ya tenía todo lo que necesitaba para hacer la voluntad de mi Padre. Pero cuando caminaba hacia el cajero, vi la oración . Tuve también que ponerla en mi cuenta, porque sabía que, cuando saliera de la tienda, la tentación y el pecado me iban a estar esperando. Había paz y mucha felicidad . Al llegar al último estante, canción y alabanza colgaban del techo y arranqué una de cada una para mí.

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Page 1: El Supermercado Del Cielo

El Supermercado del Cielo

Hace mucho tiempo iba por el camino de la vida. Un día vi un letrero que decía “Supermercado del Cielo”. Me fui acercando y la puerta se abrió. Cuando me vine a dar cuenta ya estaba adentro. Vi muchos ángeles parados por todas partes; uno me ofreció un carrito para echar las cosas y me dijo: “hijo mío compra con cuidado”.¡Todo lo que un cristiano necesitaba estaba en esa tienda! Y lo que no podías llevar ahora, podías llevarlo después. Primero compré paciencia, y amor: estaban en el mismo pasillo. Más allá había compresión, eso se necesita por dondequiera que uno va. Compré dos cajas de sabiduría y dos bolsas de fe, y no me olvidé del Espíritu Santo. ¡Cómo olvidarme si estaba por doquier!

Me paré a comprar fuerza y coraje, para ayudarme en esta carrera que es la vida. Ya se llenaba mi carro, cuando recordé que necesitaba gracia; y no podía olvidar la salvación pues es gratis. Siendo así traté de tomar bastante, para salvarme a mí y a ti. Camine hacia el cajero para pagar lo que debía, pues creí que ya tenía todo lo que necesitaba para hacer la voluntad de mi Padre. Pero cuando caminaba hacia el cajero, vi la oración. Tuve también que ponerla en mi cuenta, porque sabía que, cuando saliera de la tienda, la tentación y el pecado me iban a estar esperando. Había paz y mucha felicidad. Al llegar al último estante, canción y alabanza colgaban del techo y arranqué una de cada una para mí.

Me acerqué a la caja para pagar y le pregunté al ángel:” ¿cuánto debo?” Él sonrió y me respondió: “lleva tu carro de compras dondequiera que vayas.” Otra vez le pregunté:” sí, ¿pero cuánto debo? “él sonrió y me respondió:

“Hijo mío, Jesús ya pagó tu deuda hace mucho tiempo”.