el sufrimiento humano y mi respuesta ante el - carlos german valenzuela segura

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El Sufrimiento Humano y Mi Respuesta Ante El - Carlos German Valenzuela Segura

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El sufrimiento humano y mi posible respuesta ante él ContenidoPrólogoPrimera parte: Carta de Juan Pablo II sobre el sentido Cristiano del

Sufrimiento Humano.1-Los interrogantes que despierta el sufrimiento2-El sufrimiento es un castigo por el pecadoClamor3-Jesucristo nos acompaña en el sufrimiento y nos libra del peor de todosMi juicio particularOración a Cristo Sufriente4-El Sentido Cristiano del Sufrimiento HumanoSegunda parte: Mensaje a los Pobres, a los Enfermos, a todos los que SufrenClausura del Concilio Vaticano IITercera Parte: ¿Qué dice nuestro Catecismo de la Iglesia Católica?La providencia y el escándalo del malCuarta Parte: Mis meditaciones sobre el Sufrimiento1 Los milagros de Jesús narrados en la Biblia2-Los profesionales de la salud3 ¿Qué me he atrevido a hacer para aliviar el dolor?4-¡Jesús Sana! ¡Jesús es el Liberador!5-Amigo FielOración de agradecimiento6-La película sobre la Pasión de Nuestro SeñorOración de agradecimiento a Nuestro Señor Jesucristo por redimirnos

Prólogo

La mayoría de los católicos creen que el sufrimiento es una prueba enviada porDios: Unos creen que Dios envía pruebas para producir una conversión en nosotros, ocomo un castigo por nuestras maldades; otros creen que Dios manda la prueba parasaber qué tanta es nuestra fe. Para muchos no hay otro camino que sufrirlas conpaciencia.

Otros proclaman que Dios no puede enviar el dolor, porque va en contra de su

naturaleza, ya que Dios es Amor. Afirman que Dios no quiere que suframos y nosaniman a usar los medios a nuestro alcance para dejar de sufrir. Aunque Dios permite elsufrimiento, se hace presente sanando, aliviando, consolando, fortaleciendo.

¿Quiénes estarán en lo correcto?

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Las meditaciones de este libro quieren proyectar una luz sobre este misterio. Le pidoexcusas, querido lector porque encontrará mucha fantasía en mis meditaciones. Noquiero que piense que están respaldadas en visiones o sueños, son simplemente un estiloliterario. Espero que no se ofenda cuando cambio la construcción de algunas citas,pareciendo como si hubieran sido dirigidas para mí en particular y que me sientapersonalmente aludido. ¿Verdad que la Palabra y los escritos de la Iglesia debencuestionarnos individualmente?

Esta es mi fe que me atrevo a compartírsela, como si estuviésemos en una reunión

de una pequeña comunidad. Ojalá despierte en usted una controversia que lo lleve a supropia meditación y conversación con el Altísimo.

A medida que escribo, surge la inspiración del Espíritu y brotan algunas oraciones. No tengo duda que mi Señor el Espíritu Santo seguirá iluminando esta fe mía débil e

imperfecta hasta el día de mi muerte. No deje querido lector, que nuestras diferencias seconviertan en división y esforcémonos por continuar unidos alrededor de la persona deNuestro Señor Jesucristo. Quiera Dios que este compartir acreciente su esperanza y quesu fe sea cada vez más gozosa.

Las citas bíblicas están tomadas de Dios Habla Hoy. La Biblia. Versión PopularSegunda edición

Primera parte:Carta de Juan Pablo II sobre el sentido Cristiano del Sufrimiento Humano

1 Los interrogantes que despierta el sufrimiento

Le pido a mi Señor el Espíritu Santo que envíe su Luz para que tenga claridad sobre

el sufrimiento, la prueba, el dolor, el mal. Responde mi súplica y me monta en un tele-transportador, esa maravilla de la tecnología que permite viajar a otras épocas.

El primer viaje está programado al oratorio de los papas en el Vaticano. Está cercano

el comienzo del tercer milenio y Juan Pablo II hace años que sufre varias enfermedades,unas derivadas de la maldad de hombre cuando atentaron contra su vida y otras que sepresentan en algunos ancianos. Se le reconoce como un hombre de fe, fiel a su Creador,en una palabra, un elegido. Para mí es claro que no es un candidato para recibir"pruebas".

Juan Pablo II está escribiendo su Carta sobre el sentido Cristiano del Sufrimiento

Humano. Cuando miro a mi alrededor veo otras personas que, han sido traídas al mismotiempo que yo, para ser iluminadas sobre este tema, y los saludo con una fría sonrisa

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llena de escepticismo. Es una carta que leí varias veces cuando tuve cáncer. Usa unlenguaje especializado, difícil de entender y digerir por un simple laico como yo, de ferudimentaria y poco ilustrada.

Al darse cuenta de nuestra presencia, deja de escribir, se para y nos saluda con

mucho afecto. Nos invita a sentarnos con un movimiento de sus manos, nos mira a losojos y comienza su plática reconociendo con humildad que el sufrimiento es siempre unmisterio y que serán insuficientes e inadecuadas las explicaciones que intentará darnos.(#13)

Con suma cautela, como evitando afirmar que Dios lo incorporó al ser humano

cuando lo creó, dice que el sufrimiento parece ser, y lo es, casi inseparable de laexistencia terrena del hombre. (#3) Todos asentimos cabizbajos. En efecto, el hombresufre cuando experimenta cualquier mal que no le permite disfrutar de un bien. (#7)

Nosotros comenzamos a hablar todos a la vez, enumerando los males que

padecemos: enfermedades, invalidez, muertes, desamores, orfandad temprana,desarraigos forzosos, pobreza, hambre, desnudez, indiferencia del pudiente, guerras,injusticias, abandono del Estado, calumnias, mentiras, discriminaciones, persecuciones,pérdida de bienes a manos de avaros banqueros y financistas, repentina desaparición defuentes de trabajo por la globalización de los mercados…

El papa tiene que alzar sus manos, para calmarnos y callarnos. Acepta abiertamente

que, dentro de cada sufrimiento experimentado por el hombre... aparece la pregunta:¿por qué? Es una pregunta acerca de la causa, de la razón... de la finalidad (¿paraqué?); en definitiva acerca del sentido. Y el hombre sufre de manera aún más profunda,si no encuentra una respuesta satisfactoria. Esta pregunta es muy difícil, como lo es laotra... ¿Por qué el mal en el mundo? (#9) Nos consuela saber que también él se haceesas preguntas.

Nos intriga pensar si Juan Pablo podrá o no darles una respuesta, porque al no

encontrarla se llega... a múltiples frustraciones y conflictos en la relación del hombrecon Dios... e incluso... a la negación misma de Dios. (#9) Nos dirigimos los unos a losotros, para contarnos sobre los parientes y amigos que se alejaron de Dios por esta razóny se volvieron ateos. Recordamos tantos enfermos, secuestrados, encarcelados,refugiados, olvidados, inmigrantes desesperados por su larga y penosa espera de leyesque legalicen su nueva residencia. Terminamos aceptando nuestras frecuentes dudas,interrogantes y desconciertos.

Es contundente cuando afirma que si la existencia del mundo abre casi la mirada

del alma humana a la existencia de Dios, a su sabiduría, magnificencia y poder, el maly el sufrimiento parecen ofuscar esta imagen, a veces de modo radical, tanto más en el

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drama de tantos sufrimientos, sin culpa y de tantas culpas sin una adecuada pena. (#9) Me corre un tremendo escalofrío cuando escucho tanta sinceridad en la voz del

papa. A la vez es un pensamiento que encierra gran compasión por nosotros, los quecuestionamos, los que dudamos. Pensamos en los largos e intensos sufrimientos depersonas que catalogamos como buenas y hasta santas. Para la muestra un botón: el papaque nos habla. De la boca de uno y otros van saliendo los nombres de tiranos, guerreros,grandes delincuentes, genocidas, que han vivido rodeados de honores, dineros y placeres.

Se atreve a decir que el hombre puede dirigir a Dios la pregunta sobre la existencia

del sufrimiento humano, con toda la conmoción de su corazón y con la mente llena deasombro y de inquietud y afirma que Dios espera la pregunta y la escucha... (#10)

Irrumpe sorpresivamente en el oratorio Benedicto XVI que trae en sus manos su

carta Dios es Amor y nos lee: a menudo no se nos da a conocer el motivo por el queDios frena su brazo en vez de intervenir. Pero Él no nos impide gritar como Jesús en lacruz: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27:46) Deberíamospermanecer con esta pregunta ante su rostro, en diálogo orante: ¿Hasta cuándo,Señor, vas a estar sin hacer justicia, tú que eres santo y veraz? (Ap 6: 10)

Sale como un gemido de todos nosotros preguntando a Jesucristo Nuestro Señor:

¿Será pronto tu segunda venida y el fin de tanto pecado, dolor y maldad? Benedicto continúa: nuestra protesta no quiere desafiar a Dios, ni insinuar en El

algún error, debilidad o indiferencia. Para el creyente no es posible pensar que Él seaimpotente ante el mal, o... que tal vez esté dormido. (1R:18, 27) Más bien nuestro gritoes, como en la boca de Jesús en la cruz, el modo extremo y más profundo de afirmarnuestra fe en su poder soberano. (#38)

Gritamos a coro: ¡Él es el Altísimo, Inescrutable, Supremo, Inalcanzable! ¡Somos

simples criaturas, limitadas, sin acceso al recinto sagrado donde reside su trono de gloria!Benedicto calla, se sienta y escucha lo que sigue meditando Juan Pablo, su amigo, suinterlocutor en tantos momentos de su vida de fe.

2 El sufrimiento es un castigo por el pecado

Dice Juan Pablo que varios libros del Antiguo Testamento hablan del sufrimiento

como pena infligida por Dios a causa del pecado, porque Dios es un juez justo, quepremia el bien y castiga el mal. (#10) Pero se cruza Job, prototipo del inocente que sufre,quien muestra que no todo sufrimiento sea consecuencia de la culpa o tenga carácterde castigo. No hay pues explicación satisfactoria para el sufrimiento basada solamente enla justicia. (#11)

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Agrega que el Antiguo Testamento subraya... el valor educativo de la pena-

sufrimiento... pues en los sufrimientos infligidos por Dios al Pueblo elegido hay unainvitación a su misericordia. El sufrimiento debe servir para la conversión... para lareconstrucción del bien en el que sufre, que puede reconocer la misericordia divina enesta llamada a la penitencia... para superar el mal... y consolidar el bien tanto en unomismo como en su relación con los demás y, sobre todo, con Dios. (#12)

Pido la palabra y digo: Considero que el pecado de nuestros primeros padres fue tan

extremadamente grave que nos mereció la enfermedad, vejez y muerte. Fue eseinsensato deseo de ser semejantes a Dios el que nos mereció tan grande castigo.

El papa me da la razón y dice que el sufrimiento no puede separarse del pecado

original, de lo que en San Juan se llama “el pecado del mundo”, del trasfondopecaminoso de las acciones personales y de los procesos sociales de la historia delhombre... En la base de los sufrimientos humanos, hay una implicación múltiple con elpecado. (#15)

Comienza un nuevo barullo, porque todos queremos enumerar esos pecados: la

codicia que lleva a controlar recursos naturales de otros aún a costa de la guerra, el deseode enriquecimiento con la producción y venta de armas sin importar el dolor y muerteque van con ellas, la avaricia que nos impide compartir nuestras medicinas y excedentesde alimentos con las poblaciones que no pueden comprárnoslos, la defensa de nuestrobienestar económico a costa de la ruina de grandes grupos de población, la salvaguardiade nuestro crecimiento económico y estándar de vida sin miramientos con el medioambiente.

Interrumpo y afirmo que yo mismo me encuentro atrapado en ese pecado del

mundo, porque los impuestos que pago al tesoro público, han contribuido al terrible dolorcausado por las guerras de Irán y Afganistán. Me encuentro inmerso en una sociedad queacepta el aborto y la sodomía y que ha borrado el nombre de Dios en las escuelas.

Juan Pablo trata de consolarnos diciendo que no es lícito aplicar... el criterio

restringido de la dependencia directa... entre el sufrimiento y un pecado concreto. (#15)Alguien grita: El sufrimiento no puede venir de Dios, porque Dios es Amor. Otro dice:Dios nos conoce completamente y no necesita probarnos para saber qué tan grande esnuestra fe. Un tercero agrega: Muchos sufrimientos se derivan de nuestra frágil condiciónhumana que contrasta y resalta la perfección del Creador. Un cuarto dice:menospreciamos las fuerzas de la naturaleza y arriesgamos nuestros bienes, integridad yvida.

Clamor

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Espíritu Santo, mi Señor, mi Guía, mi Fortaleza, mi Motivador, mi Inspirador,ayúdame a encontrarle sentido al dolor, la decrepitud, la enfermedad, la demencia...Ayúdame a aceptar que el sufrimiento es inseparable de la existencia humana y que nopregunte tantas veces ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué sentido tiene?

Tú sabes cuantas personas que sufren mucho, desesperados con su dolorosa y larga

situación, llegan hasta la negación de tu existencia. Para poderlos consolar, y reanimar,necesito que Tú, Espíritu de Bondad, me ilumines que decir y lo pongas en mi boca.Acepta mi Dios, con tu Gran Paciencia, las preguntas que te hago, desde miinsignificancia.

¿Fue el insensato deseo de nuestros primeros padres de ser semejantes a ti, mi Dios,

el que nos mereció la enfermedad, vejez y muerte? ¿Será pronto tu segunda venida y elfin de tanto pecado, dolor y maldad? ¿Continuará el sufrimiento hasta tu segunda venida?¿Qué haremos mientras tanto, Amor de los Amores, Divina Misericordia?

3 Jesucristo nos acompaña en el sufrimiento y nos libra del peor de todos

Después de una pausa y tomar un refrigerio, Benedicto reinicia la plática con una

admonición: No se erija usted en juez de Dios, acusándolo de permitir la miseria sinsentir compasión por sus criaturas. (#38)

Juan Pablo afirma que como en los designios (decisiones incomprensibles para

nuestra mente limitada, aclaro yo) del Padre no podía desaparecer el sufrimiento, nosenvió a su Hijo, Jesucristo, quien se acercó al mundo del sufrimiento humano por elhecho de haber asumido este sufrimiento en sí mismo. (#16) Pienso yo: Lo hizo paraentendernos, para acompañarnos, para sentir en su propia carne el dolor. ¡No fueronpocos ni suaves los sufrimientos de su Dolorosa Pasión!

Así fue, dijo el papa: El probó... la fatiga... la falta de una casa, la incomprensión

incluso... de los más cercanos... fue rodeado... herméticamente por un círculo dehostilidad... que lo llevó hasta la muerte. (#16) Oímos, con gran gozo, a Juan Pablodiciéndonos a cada uno, con mirada penetrante y voz fuerte: El Hijo unigénito ha sidodado a la humanidad para protegerte a ti y a todos nosotros, de ese mal y sufrimientodefinitivo que es la pérdida de la vida eterna, el ser rechazados por Dios, lacondenación. (#14) Vence el pecado pagando el rescate con su Preciosa Sangre y vencela muerte, asegurándose que resucitaremos como: Él resucitó.

Aclara el papa que: La victoria sobre el pecado y la muerte conseguida por Cristo

con su cruz y resurrección no suprime los sufrimientos temporales de la vidahumana... pero sobre... cada sufrimiento... proyecta la luz nueva... de la salvación...que fue realizada por el Hijo unigénito mediante su propio sufrimiento. (#15)

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El prefirió sentir sobre si los más terribles sufrimientos para darnos consuelo y

resignación. Nuestro Señor Jesucristo llega al límite de la soledad y tristeza cuando en elGólgota gime: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27:46) y el papareflexiona que Cristo... percibe de manera humanamente explicable este sufrimiento dela separación, el rechazo del Padre, la ruptura con Dios. Pero precisamente mediantetal sufrimiento Él realiza la Redención. (#18) Todos estábamos muy conmocionados, sintiéndonosacompañados en nuestros inevitables dolores por Cristo Crucificado.

Mi juicio particularEn ese momento fui llevado hasta el Tribunal del Altísimo, donde se iniciaba

precisamente mi juicio particular. Yo era el reo y frente a mí había una jauría deacreedores pidiendo justicia por todos los daños que les había causado con mis pecados.A unos cuantos los reconocí, pero no así muchos otros que habían sufrido con mispecados de omisión y con mi contribución a las injusticias sociales.

Pocos fueron los testigos que hablaron en mi favor, porque a muy pocos auxilié.

Presenté a la Corte mis pocos sufrimientos, pero solamente unos cuantos de misacusadores los aceptaron como compensación. ¡Estaba perdido!

El Juez de infinita justicia me declaró culpable y reo de un castigo severo. Pero antes

del veredicto final, el Juez Supremo recordó a toda la concurrencia, que Él habíaentregado al sufrimiento y a la muerte a su amadísimo Hijo, para pagar el rescate por miscrímenes. Miró a cada uno de mis acreedores y les preguntó si aceptaban la SangrePreciosa de su hijo Jesucristo, como reparación por esos crímenes. Todos ellos aceptaroncontentos, y sin ningún reclamo, ese rescate que pagó por ti y por mí en la Cruz, Jesucristo, mi Señor y Salvador personal.

No podía ser de otra forma, porque los acreedores sabían que ellos mismos

necesitarían de ese rescate en su propio juicio particular. El Juez Supremo dictó entoncessu fallo absolutorio y yo, el acusado, salté de gozo y corrí a besar, agradecido, lospreciosos y llagados pies de mi Salvador y el borde de la toga de mi Padre Dios.

Oración a Cristo SufrienteTú sabes, mi Señor, Espíritu Santo, mi limitación humana para entender, para

aceptar que mi Señor Jesucristo hubiera tenido que padecer, sufrir y morir, para alcanzarnuestra redención. Hubiera bastado una gota de su Sangre Preciosa, derramada alpicarse uno de sus deditos con la espina de una rosa.

De tu bendita frente, mi amado Señor Jesucristo, rodó sudor de sangre de la angustia

que sufriste en el huerto de los olivos, por tantos sufrimientos que ibas a comenzar a

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padecer. Ese rechazo, ese terror al sufrimiento que sentía tu carne, es el mismo quesentimos nosotros y contemplar tu temor debería consolarnos, darnos fuerzas.

Llegas al límite de la soledad y tristeza cuando en el Gólgota gimes: Dios mío, Dios

mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27:46) Esa sensación que sentiste en la Cruz,que tu Padre te había abandonado, es la misma desesperanza de tus hijos que llevanmucho tiempo sufriendo y no reciben respuesta a su súplica.

Debo hacerles caer en la cuenta que Tú la sufriste también. Sé que Tú los

entenderás plenamente y no les tendrás en cuenta esa duda acerca de tu Amor, de tuexistencia. Padre mío, yo tampoco tengo escapatoria. Debo sufrir inexorablemente.

4 El Sentido Cristiano del Sufrimiento Humano

Todos los que habíamos estado siendo sensibilizados por mi Señor el Espíritu Santo

respecto de los padecimientos de los seres humanos, fuimos tele transportados de nuevoal oratorio del Vaticano. Queríamos saber que nos podría decir Juan Pablo II paraaquellos casos en los que no hay alivio humano disponible.

Se nos vinieron a la mente los que sufren enfermedades crónicas, largas, terminales;

los condenados a prisión de por vida, los secuestrados y sus familias, los desterrados, losque no pueden salir de la miseria.

Necesitamos conocer la morfina espiritual para soportar el sufrimiento con paciencia.

Lo urgimos y el finalmente lo dice con voz muy fuerte: ¡El Dolor es Salvífico! Todosgritamos desconcertados: ¿Cómo así?

Juan Pablo nos dice: Si señores. Siempre ha estado la respuesta frente a ustedes, en

las palabras de san Pablo a los Corintios: Ahora me alegro de mis padecimientos porvosotros y suplo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo,que es la iglesia. (Col 1:24).

Como ve en nuestras caras que no entendemos, nos explica: El sufrimiento de

Cristo ha creado el bien de la Redención del mundo. Este bien es en sí mismoinagotable e infinito. Ningún hombre puede añadirle nada. Pero a la vez, en elmisterio de la iglesia como cuerpo suyo, Cristo... ha abierto su propio sufrimientoredentor a todo sufrimiento del hombre.

¿Acaso no recuerdan cuantas veces han cantado: somos el cuerpo de Cristo? Si

sufrimos, sufre el cuerpo de Cristo y el sufrimiento de Cristo es redentor. A medida queel hombre se convierte en partícipe de los sufrimientos de Cristo, en cualquier lugardel mundo y en cualquier tiempo de la historia, a su manera completa aquel

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sufrimiento mediante el cual Cristo ha obrado la Redención del mundo. Sí, parece queforma parte de la esencia misma del sufrimiento redentor de Cristo el hecho de quehaya de ser completado sin cesar. (#24)

El sufrimiento cobra sentido para el cristiano, pero sigue siendo para mí un misterio

la existencia del sufrimiento y más aún que nuestra redención haya tenido que lograrsecon el sufrimiento del Hijo de Dios.

Juan Pablo II nos dio un abrazo de despedida y nos permitió besar su anillo en señal

de agradecimiento. Me despedí de mis compañeros de abrazo.

Segunda parteMensaje a los Pobres, a los Enfermos, a todos los que Sufren

Clausura del Concilio Vaticano II Para todos ustedes, hermanos que sufren, visitados por el dolor en sus mil modos, el

Concilio tiene un mensaje muy especial. Siente fijos sobre él sus ojos implorantes,brillantes por la fiebre o abatidos por la fatiga; sus miradas interrogantes que buscan envano el porqué del sufrimiento humano y que preguntan ansiosamente cuándo y dedónde vendrá el consuelo.

Hermanos muy queridos, sentimos profundamente resonar en nuestros corazones de

padres y pastores sus gemidos y lamentos. Y nuestra pena aumenta al pensar que no estáen nuestro poder el concederles la salud corporal, ni tampoco la disminución de susdolores físicos, que médicos, enfermeros y todos los que se consagran a los enfermos seesfuerzan en aliviar lo más posible.

Pero tenemos una cosa más profunda y más preciosa que ofrecerles, la única verdad

capaz de responder al misterio del sufrimiento y de darles un alivio sin engaño: la fe y launión al Varón de dolores, a Cristo, Hijo de Dios, crucificado por nuestros pecados ynuestra salvación. Cristo no suprimió el sufrimiento y tampoco ha querido correrenteramente el velo de su misterio: Él lo tomó sobre sí, y eso es bastante para quenosotros comprendamos todo su valor.

¡Oh ustedes que sienten más pesadamente el peso de la cruz! Ustedes que son

pobres y desamparados, los que lloran, los que están perseguidos por la justicia, ustedessobre los que se calla, ustedes los desconocidos del dolor, tengan ánimo; son lospreferidos del reino de Dios, el reino de la esperanza, de la bondad y de la vida; ustedesson los hermanos de Cristo paciente, y con Él, si quieren, salvan al mundo.

He aquí la ciencia cristiana del dolor, la única que da la paz. Sepan que no están

solos, ni separados, ni abandonados, ni inútiles; son los llamados por Cristo, su viva y

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transparente imagen. En su nombre, el Concilio los saluda con amor, les da las gracias,les asegura la amistad y la asistencia de la Iglesia y los bendice. (8 de diciembre de 1965)

Tercera Parte¿Qué dice nuestro Catecismo de la Iglesia Católica?

La providencia y el escándalo del mal Si Dios Padre Todopoderoso, Creador del mundo ordenado y bueno, tiene cuidado

de todas sus criaturas, ¿por qué existe el mal? A esta pregunta tan apremiante comoinevitable, tan dolorosa como misteriosa… el conjunto de la fe cristiana constituye larespuesta: la bondad de la creación, el drama del pecado, el amor paciente de Dios quesale al encuentro del hombre con sus Alianzas, con la Encarnación redentora de su Hijo,con el don del Espíritu, con la congregación de la Iglesia, con la fuerza de lossacramentos, con la llamada a una vida bienaventurada que las criaturas son invitadas aaceptar libremente, pero a la cual, también libremente, por un misterio terrible, puedennegarse o rechazar. (#309)

Pero ¿por qué Dios no creó un mundo tan perfecto que en él no pudiera existir

ningún mal? En su poder Infinito, Dios podría siempre crear algo mejor. Sin embargo, ensu sabiduría y bondad infinitas, Dios quiso libremente crear un mundo "en estado de vía"hacia su perfección última. Este devenir trae consigo en el designio de Dios, junto con laaparición de ciertos seres, la desaparición de otros; junto con lo más perfecto lo menosperfecto; junto con las construcciones de la naturaleza también las destrucciones. Portanto, con el bien físico existe también el mal físico, mientras la creación no hayaalcanzado su perfección. (#310)

Los ángeles y los hombres, criaturas inteligentes y libres, deben caminar hacia su

destino último por elección libre y amor de preferencia. Por ello pueden desviarse. Dehecho pecaron. Y fue así como el mal moral entró en el mundo, incomparablemente másgrave que el mal físico. Dios no es de ninguna manera, ni directa ni indirectamente, lacausa del mal moral. Sin embargo, lo permite, respetando la libertad de su criatura, y,misteriosamente, sabe sacar de él el bien: Porque el Dios Todopoderoso... por sersoberanamente bueno, no permitiría jamás que en sus obras existiera algún mal, si Él nofuera suficientemente poderoso y bueno para hacer surgir un bien del mismo mal.(#311)

Se puede descubrir que Dios, en su providencia todopoderosa, puede sacar un bien

de las consecuencias de un mal, incluso moral, causado por sus criaturas. Del mayor malmoral que ha sido cometido jamás, el rechazo y la muerte del Hijo de Dios, causado porlos pecados de todos los hombres, Dios, por la superabundancia de su gracia(Rm 5,20),sacó el mayor de los bienes: la glorificación de Cristo y nuestra Redención. Sin embargo,no por esto el mal se convierte en un bien. (#312)

Todo coopera al bien de los que aman a Dios(Rm 8, 28). El testimonio de los

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santos no cesa de confirmar esta verdad: Santa Catalina de Siena dice a "los que seescandalizan y se rebelan por lo que les sucede": "Todo procede del amor, todo estáordenado a la salvación del hombre, Dios no hace nada que no sea con este fin". Y SantoTomás Moro, poco antes de su martirio, consuela a su hija: "Nada puede pasarme queDios no quiera. Y todo lo que Él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lomejor". (#313)

Creemos firmemente que Dios es el Señor del mundo y de la historia. Pero los

caminos de su providencia nos son con frecuencia desconocidos. Sólo al final, cuandotenga fin nuestro conocimiento parcial, cuando veamos a Dios "cara a cara" (1 Co 13,12), nos serán plenamente conocidos los caminos por los cuales, incluso a través de losdramas del mal y del pecado, Dios habrá conducido su creación hasta el reposo de eseSabbat definitivo, en vista del cual creó el cielo y la tierra. (#314)

Y concluye el Catecismo: La permisión divina del mal físico y del mal moral es

misterio que Dios esclarece por su Hijo, Jesucristo, muerto y resucitado para vencer elmal. La fe nos da la certeza de que Dios no permitiría el mal si no hiciera salir el bien delmal mismo, por caminos que nosotros sólo conoceremos plenamente en la vida eterna.(324)

Cuarta Parte:

Mis meditaciones sobre el Sufrimiento

1 Los milagros de Jesús narrados en la Biblia

Toda mi vida he visto mucho sufrimiento a mí alrededor. Mi actitud normal ha sidola indiferencia. Hasta me he atrevido a decir: “sufra con paciencia”. Esto no es propio deun discípulo de Jesús.

Oí a Juan Pablo II que me dijo: Ese Dolor Salvífico de que hablo en mi carta, no se

identifica de ningún modo con una actitud de pasividad mía frente a él. (#30) Enefecto: Cristo se acercó incesantemente al mundo del sufrimiento humano. Pasóhaciendo el bien. (Hch 10:38) (#16) No hizo otra cosa que compadecerse (dolerse deldolor ajeno) y aliviar el sufrimiento humano.

Una cosa era haber leído que Jesús resucitó muertos para enjugar las lágrimas de sus

deudos y que había curado muchas personas de toda clase de dolencias; pero otra muydiferente sería presenciar esos portentosos milagros. Por eso decidí viajar en el tele-trasportador a la Tierra Santa, y estar allí, de cuerpo presente, en los años 30 a 33 de laera cristiana.

El primero que presencié fue el del hijo de la viuda de Naín. Cuando (Jesús) vio

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que llevaban a enterrar a... su hijo único... Al verla tuvo compasión de ella y le dijo:No llores... y Jesús le dijo al muerto: Joven, a ti te digo: ¡Levántate! Entonces elmuerto se sentó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. (Lc 7:12-15) Vivir este gesto compasivo de Jesús nos erizó la piel y tuvimos miedo del poder de Diosy comenzamos a alabarlo diciendo: Dios está aquí para ayudar a su pueblo. (Lc 7:16)

Presenciamos luego lo que ocurrió con la hija de Jairo que... se postró a los pies de

Jesús y le rogó que fuera a su casa, porque tenía una hija... que estaba a punto demorir... llegó un mensajero y le dijo: Tu hija ha muerto... Pero Jesús oyó y le dijo:No tengas miedo; solamente cree y tu hija se salvará... Al llegar a la casa, Jesús lesdijo: No lloren; la niña no está muerta sino dormida... la tomó de la mano y dijo convoz fuerte: ¡Muchacha, levántate! Y ella volvió a la vida. (Lc 8:41-42, 49-50, 52-55)

Nos unimos a las risas incrédulas de los parientes cuando Jesús dijo que la niña

estaba dormida. ¡No había duda que estaba muerta! Oyendo Jesús nuestra insolencia,nos hizo entrar al cuarto de la niña junto con sus padres. Todos nos quedamosboquiabiertos cuando Jesús la resucitó. Llenos de vergüenza, volteamos la espalda paraevitar la mirada de Jesús. Él se acercó y nos llamó por nuestro nombre y con voz amablenos pidió que proclamáramos a los cuatro vientos su compasión y misericordia. (Lc 8:53-56)

Viajamos a Betania, para presenciar la resurrección de su amigo Lázaro. Le dijo

María: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Jesús, al verllorar a María... se conmovió profundamente y se estremeció, y les preguntó: ¿Dóndelo sepultaron? Le dijeron: Ven a verlo, Señor. Y Jesús lloró... y muy conmovido seacercó a la tumba... y dijo: Quiten la piedra... y gritó: ¡Lázaro, sal de ahí! Y elmuerto salió. (Jn 11: 32-35, 38-44)

Impulsivamente participamos de la incredulidad de Marta y María que no creyeron

que Jesús tuviera tanto poder. Pero nos atacamos a llorar cuando vimos a Jesús hacerlo.Nos había contagiado, ojalá para siempre, su enorme compasión. Marta y María nosinvitaron al festín de celebración de la vuelta a la vida de Lázaro, donde todos alabamosel poder y la misericordia de Dios. ¡Jesús estaba más radiante que nunca!

También debíamos ver con nuestros propios ojos tantas veces que Jesús sanó

incansablemente a enfermos del cuerpo y liberó a endemoniados: En Capernaum, dondetodos los que tenían enfermos de diferentes enfermedades los llevaron a Jesús; Élpuso las manos sobre cada uno de ellos, y los sanó. (Lc 4:40-41) Presenciamos comoJesús los sanó a todos, sin excluir ninguno. No podía retener tanta compasión ymisericordia y le salían espontáneamente.

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Vimos cómo le creció nueva carne y nueva piel al leproso, el cual, al ver a Jesús, seinclinó hasta el suelo y le rogó: Señor, si quieres puedes limpiarme de mienfermedad. Jesús lo tocó con la mano, diciendo: Quiero. ¡Queda limpio! (Lc 5:12-13) Aunque Jesús le ordenó que no le contara a nadie de su espectacular curación, ladicha de verse limpio se le salió por todos los poros y nos invitó a bailar y gritar dealegría. Nuestro barullo llamó la atención de los que pasaban que se unieron a lacelebración. ¡Grande era su misericordioso poder! Jesús se dejó besar sus manos pornosotros y nos bendijo.

La fama de Jesús el milagroso aumentaba día a día y se fue volviendo difícil

acercarse a Él. El poder de Dios se mostraba en Jesús sanando a los enfermos.Entonces llegaron unos hombres que llevaban en una camilla a un... paralítico... alcual le dijo:... amigo, tus pecados quedan perdonados... levántate, toma tu camilla yvete a tu casa. (Lc 5:17-18, 24)

Entendimos que Jesús se preocupaba por sanar al ser integral. No solo su carne sino

su parte espiritual. Todos nos quedamos admirados con este milagro y alabamos a Dios,y llenos de temor de Dios, con la piel erizada, dijimos: Hoy hemos visto cosasmaravillosas (Lc 5:26) hemos sentido la enorme compasión de Dios.

En la sinagoga donde había... un hombre que tenía la mano derecha tullida; miró

(Jesús) a todos los que le rodeaban, y le dijo... extiende la mano. El hombre lo hizoasí, y su mano quedó sana. (Lc 6:6, 10) Nos cuestionó la ceguera de los fariseos que seenojaron con aquella curación. (Lc 6:11)

Regresamos a Capernaun para presenciar la recuperación de la salud de aquel

sirviente de un capitán romano... el cual estaba enfermo y a punto de morir. Cuandoel capitán oyó hablar de Jesús, mandó... rogarle que fuera a sanar al criado. Jesúsfue... pero... el capitán mandó... decirle: "Señor no te molestes, porque yo nomerezco que entres en mi casa... Solamente da la orden, para que sane mi criado"Jesús se quedó admirado... Al regresar a casa los enviados encontraron que el criadoya estaba sano. (Lc 7:1, 6,7, 10) Jesús se dirigió a donde estábamos nosotros y nospreguntó: ¿Serán ustedes capaces de imitar la fe de este capitán? Eludimos responderpara no comprometernos.

También Jesús mostraría su compasivo poder para sanar a quienes estamos

envueltos por las adicciones y los pecados habituales. Lo hizo con ese hombre poseídopor una legión de demonios que, cuando vio a Jesús, cayó de rodillas delante de Él,gritando: ¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo!... Dijo esto porqueJesús estaba ordenando al espíritu impuro que saliera de él. (Lc 8: 27-29)

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Es tal la compasión de Jesús que su poder sanador sale espontáneamente de Él,como ocurrió con esta mujer que padecía flujo de sangre y que se acercó a Jesús pordetrás y tocó el borde de su capa, y en el mismo momento el derrame se detuvo. (Lc8:44)

Presenciamos muchísimas otras muestras de la compasión de Jesús: Con aquel

joven epiléptico llevado por su padre que dijo con voz fuerte: Maestro, por favor, miraa mi hijo... un espíritu lo agarra, y hace que grite y que le den ataques y que echeespuma por la boca... Jesús reprendió al espíritu impuro, sanó al muchacho y se lodevolvió a su padre. (Lc 9:38, 39, 42)

Con esa mujer en la sinagoga que estaba enferma desde hacía dieciocho años. Un

espíritu maligno la había dejado jorobada... Cuando Jesús la vio, la llamó... puso lasmanos sobre ella, y al momento la mujer se enderezó. (Lc 13:11-13)

Aquella vez que estaba allí, delante de Él, un hombre enfermo de hidropesía.

Entonces Él tomó al enfermo, lo sanó. (Lc 14:2-4) Cuando le salieron al encuentro diez hombres enfermos de lepra, los cuales se

quedaron lejos de Él gritando: ¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! Y...quedaron limpios de su enfermedad. (Lc 17:12-14)

Con ese ciego de Jericó que le gritó ¡Hijo de David, ten compasión de mí!... Señor,

quiero recobrar la vista. Jesús le dijo: ¡Recóbrala!... En aquel mismo momento elciego recobró la vista. (Lc 18:38, 42, 43)

Al final de este dramático viaje, el mismísimo Jesús nos exhortó a trabajar para

aliviar el sufrimiento humano, viéndolo a Él en el prójimo necesitado. Hay un grupo depersonas que dedican su vida precisamente a esto.

2 Los profesionales de la salud

Dichosos los que tienen compasión de otros, pues Dios tendrá compasión de ellos.

(Mt 5:7) Hay un grupo especial de personas que Tú, Protector Nuestro elegiste para ser una

extensión de tu amor misericordioso, Compasivo Señor. A través de ellos sanas, curas,alivias el dolor, combates las epidemias, restauras inválidos… Son tantos médicos,enfermeros, sicólogos, terapistas, dentistas, laboratoristas, farmaceutas y demásprofesionales de la salud, que trabajan con mística y se esfuerzan por aliviar nuestrosdolores y curar nuestras enfermedades. Los admiro mucho.

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Les diste esa vocación, junto con los medios y la constancia, para dedicar muchos

años de su vida al estudio sin término de las ciencias médicas. Te suplico que nuncanos falten y los fortalezcas con tus gracias. Anima a nuestros jóvenes a estudiar estasprofesiones.

Hay toda esa multitud de hombres y mujeres que Tú has deparado para cuidar de

enfermos y ancianos. Los admiro como verdaderos héroes. Yo no podría tener elheroísmo de limpiar esos cuerpos exánimes, o cambiar los tendidos de sus camas,lavar sus baños u otras tareas más difíciles. Menos aún hacer esas labores todos losdías con paciencia y una sonrisa en la boca.

Bendícelos a ellos y a sus familias. Dales paz, perseverancia, paciencia y amor en

su trabajo. Yo me alegro y te doy gracias, mi Señor, porque varios jóvenes católicoshan escogido estudiar enfermería. Bendícelos también a ellos y fortalécelos.

Gracias te doy porque he aprendido a admirar y valorar el trabajo de quienes

trabajan en estos lugares, ahora que presto el servicio de llevar la comunión a losenfermos de los hospicios. Tú sabes que me aterra contemplar cara a cara las terriblespenalidades de los que allí se encuentran. ¡Perdona mi flojera, Dios mío!

Cuanto echamos de menos esos ejércitos de Vicentinas, Hermanas de la Caridad y

tantos otras comunidades de vida religiosa, que regentaban Hospitales, Hospicios,Orfanatorios… Reaviva entre tu pueblo las vocaciones a la vida religiosa en esascomunidades. Gracias por enviarnos a Teresa de Calcuta y su ejemplar grupo deHermanas.

¿Qué haríamos sin todos esos migrantes de las Filipinas, Hispanoamérica y otros

países que nos has traído a este país para prestarnos servicios de salud? ¡Bendice aquienes los formaron en esas naciones y a las familias de estos inmigrantes!

3 ¿Qué me he atrevido a hacer para aliviar el dolor?

Muy poco, en verdad. Si quieres saberlo, te invito a leer en Kindle eBooks mi libro:

Conversaciones de un Servidor de los Enfermos con su Señor.http://www.amazon.com/dp/B00LEWY5ZE

Otra cosa que he podido hacer es practicar la Obra de Misericordia Espiritual que

dice Dar un buen consejo a quien lo necesita. Por ejemplo:A una pareja de casados que sufre la infidelidad, el desamor y tantos otros

problemas, nunca les aconsejo: “sufran con paciencia”. Mi recomendación Cristiana es,más bien, busquen ayuda: vayan a un retiro de parejas, hagan terapia de parejas, únanse

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a grupos de matrimonios que se ayudan los unos a los otros. ¡No sufran más! Más aún:¡Sepárense!, si la situación ha llegado a un punto que viven un infierno y alguno de losconyugues no acepta que necesitan ayuda.

Me acuerdo que mi hija tuvo el valor de guiar a aquella esposa, maltratada

físicamente por su pareja y que la tenía atemorizada con la amenaza de hacerla deportardel país. La llevó, junto con su hijo, a hogar de protección de mujeres maltratadas delcondado.

Aquellos padres de familia que asistían al Grupo de Oración de nuestra parroquia,

sufrían los maltratos y robos de un hijo adicto a las drogas. Lo mínimo que hice fueanimarlos a asistir a las reuniones de ALANON, donde se juntan los familiares de losadictos, para aconsejarse y reanimarse.

4 ¡Jesús Sana! ¡Jesús es el Liberador!

Hoy te quiero agradecer, Espíritu Santo, Iluminador, por recordarme frecuentementelas múltiples veces que mi Señor Jesús ha intervenido con mucho poder desbaratandodiagnósticos médicos terribles, reduciéndolos a enfermedades fáciles de tratar,transformando nuestra angustia en gran alegría.

Aquella vez, cuando a mi esposa se le inflamaron las articulaciones de su cuerpo en

forma tal que no podía moverse y su hermano y mi prima, médicos ambos, pensabanque era un reumatismo que la iba a incapacitar de por vida; Dios vino en nuestro auxiliopor intermedio de nuestro hijo médico quien, a pesar de estar muy lejos, sospechó que más bien era una varicela y que en pocos días se repondría, como en efecto ocurrió.

Tu Amor desmoronó ese otro diagnóstico tétrico. Valiéndote de un remedio casero,

de frutos de la tierra, desbarataste esos nódulos que presagiaban un cáncer de seno.¡Qué sorprendida quedó la preocupada médica! ¿Verdad, Sanador nuestro? ¡Benditoseas!

Cuando yo sufría aquellos mareos y desalientos, la Resonancia Magnética encontró

una mancha que sugería un grave tumor en mi aorta a la entrada al cerebro. Un sabioneurólogo se negó a aceptar esta posibilidad y un fisiatra me rehabilitó devolviéndome elbienestar. Repetida esa resonancia un año después, la mancha había desaparecido.

Si acaso hubo ese tumor, Tú lo desbarataste con tu inmenso poder y te guardaste el

secreto. ¡Bendito seas! ¡Jesús sana, no hay duda! A gran riesgo de morir estuvieron mi esposa y mi hija

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cuando dieron a luz su primer hijo. Tú sabes que hay otro milagro patente, más poderoso que todos los anteriores.

Nunca te habíamos pedido que nos protegieras de contraer esa gravísima enfermedadcontagiosa; sin embargo, Tú lo hiciste con inmensa generosidad e increíble poder,cuando estuvimos muy expuestos a contraerla. Me arrojo a tus Divinos Pies, Protectormío, para darte inmensas gracias y te suplico a ti, Espíritu Santo, mi Señor, que nopermitas que deje de agradecer este inmenso favor todos los días de mi vida.

La lista sería interminable y Tú sabes, mi Señor, que no me atrevería a dejar por

escrito algunas de esas obras de amor tuyas, por pura vergüenza. Tengo que reconocerque solo Tú sabes de cuantas otras enfermedades nos libraste, de lo que ni nos dimoscuenta.

No podemos menos que caer arrodillados a tus benditos pies, para agradecerte la

forma milagrosa, poderosa, conque protegiste la vida de nuestro hijo en aquelaparatoso accidente vehicular, y nos lo devolviste sin un rasguño. Tantas veces que nome he podido explicar cómo no chocamos ni nos desbarrancamos. Cuidas sindescanso de nosotros. ¡De verdad amas la vida!

Cuanta labor tuya, Espíritu Santo, mi Dios, también necesito agradecerte. Sin tu

suave aliento no podríamos respirar, ni vivir por cuenta nuestra un solo segundo. Túeres el Aliento de Vida. Gracias por mantenernos a mi esposa y a mí, en esta nuestraancianidad, con la mente lúcida, valiéndonos por notros mismos y activos.

5 A m i g o F i e l

Varón de dolores y familiarizado con el sufrimiento..... Pues fue El ciertamente

quien soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores....En sus llagashemos sido curados. (Is 53: 3-5)

En la tierra de Gandhi estaban los genios de la Programación y ofrecían en Internet

un programa que permitía descargar del ciberespacio una grabación tridimensional de lavida que cada uno había vivido desde que nacimos. Una de las opciones que ofrecía elprograma era poder ver a Dios a mi lado, cuidando de mí como Padre-Madre de amorsin par.

Otra opción permitía hacer acercamientos de cámara para ver la expresión de los

rostros de los protagonistas. Aunque no era fácil revivir muchos acontecimientos, abríuna y otra vez ese programa para volver a vivir con intensidad aquellos donde laintervención de Dios había sido portentosa, y para no olvidar darle permanentementeacción de gracias.

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Cada año que completo como sobreviviente de cáncer en el estómago, es el

momento de gritar a viva voz mis agradecimientos y proyecto esa parte de la grabación ami audiencia para que den gloria a Dios. Es que en mí se cumplió la promesamencionada por el profeta Isaías, porque mi Señor Jesucristo cargó sobre sí mis doloresy las angustias de mis familiares y amigos.

¡Cuán grande su Amor que empieza a aligerar la carga que se nos vendría encima

mucho antes que se descubriera que tenía cáncer! Cáncer, palabra que apabulla. ¿Tendrála más mínima comparación la agonía de mi Salvador en el huerto de los Olivos, con lanuestra? En ese momento Él vio todos los intensos dolores que le esperaban, mientrasque nosotros tratábamos de imaginar los nuestros.

Hacía apenas dos años que habíamos emigrado al país del norte, donde Dios había

previsto repararme muy buenos medios médicos, para tratar ese cáncer que se gestaba enmi cuerpo. Dios Amor que conoce nuestras necesidades, tenía ya un plan completo paraacudir en nuestro socorro. Me había deparado una persona caritativa, que me daríatrabajo y me afiliaría a una de las mejores aseguradoras de salud, cubriéndose así loscostos del tratamiento de esta enfermedad que, de otra forma nos habrían llevado a laruina económica. Mi patrón merecía un acercamiento de cámara en mi presentación, yaque su preocupación principal fue mantenerme asegurado y reservarme mi empleo, si esque lograba sobrevivir.

Fuertes dolores estomacales que sufrí en dos ocasiones fueron la única señal de

aviso antes que el cáncer declarara su presencia con una hemorragia estomacal. Repetíay repetía incrédulo la escena de aquella mañana en la que llegué, en los brazos dealguien, a la sala de urgencias, y finalmente pude reconocer que era mi Señor Jesucristoquien me cargaba. Mirándolo a mi lado acepté que ese segundo de sensación de asfixiacuando entró la sonda nasofaríngea para retirar la sangre de mi estómago, no tenía nisombra de comparación con la angustiosa lenta asfixia del Crucificado, causa de sumuerte.

Vi que su mano sanadora estaba puesta sobre mi estómago y por eso la hemorragia

cedió rápidamente con la droga que me administraron. No hubo necesidad de transfusióny la hospitalización de observación fue breve y sin complicaciones. Mi Amigo Fiel estabasiempre al pie de mi cama, consolándome y dándome ánimos, teniendo mis manos entrelas suyas.

Haciendo un acercamiento del gastroenterólogo que me practicó la gastroscopia, era

notoria su cara de desaliento cuando veía que mi estómago estaba invadido de cáncer.Pero Dios, en su Amor no permitió que las biopsias mostraran un adenocarcinomaagresivo y mortal, sino un linfoma de mejor pronóstico. Mirando la grabación

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tridimensional entiendo como pude estar tranquilo cuando el galeno me dio los resultadosdel examen y me aseguró que el tratamiento recomendado era extirpar todo mi estómago.Pude estarlo porque mi acompañante para la cita era mi Fiel Amigo Jesús que asíafuertemente mi mano entre las suyas y me dijo, con su mirada, que esa no iba a ser laruta que Él tenía pensada para mi tratamiento y sanación.

Cuando fuimos juntos al cirujano, de quien uno esperaría se inclinase por el

quirófano, vi que Jesús clavaba en su Cruz mi enfermedad y en ese momento el cirujanodijo que me remitiría al oncólogo, porque la quimioterapia era el tratamiento aconsejable.He editado la grabación para intercalar una escena en que giro y le doy un gran abrazo ami Señor por preservar este órgano tan vital y permitirme seguir gozando de la comida,uno de los placeres que Él se ideó para los humanos, sus hijos. En realidad no le di elabrazo en ese momento, pero sí se lo he dado muchas veces tiempos después.

Jesús sigue al lado nuestro todo el tiempo, aligerando nuestras cargas, haciendo

menos preocupante el diagnóstico, luego que la tomografía y resonancia indicaran que ellinfoma está limitado al estómago, con mayores posibilidades de curación. Mi Señor mepermitiría comparar una vez más mis dolores con los suyos en su Pasión. Si me habíaparecido dolorosa la penetración de una aguja buscando una muestra de mi médula ósea,bajo los efectos de anestesia, ¿Cuál no sería el intensísimo dolor del Varón de Dolorescuando le perforaron, sin compasión alguna, los huesos de sus benditas manos y pies?Nuevamente Jesús aligera la carga y se asegura que la médula esté libre de cáncer paramejorar aún más el pronóstico.

Cercano el comienzo de la quimio me asecha el miedo. Mi Señor me mueve a pedir

mi sanación como intención de la Misa de ese día y me concede el don de recibir conespecial fervor el Cuerpo y la Sangre de mi Salvador. Complementa su regalo con elSacramento de la Unción de los Enfermos. Veo a mi Señor el Espíritu Santo al lado delsacerdote celebrante, cuando ambos me imponen con mucho amor sus manos ydesaparece todo temor y siento hasta alegría. Toma mi Jesús una carga más sobre sí.

Como existe el riesgo de una reacción alérgica durante la aplicación de la nueva y

milagrosa droga, que puede requerir hospitalización y tiene riesgo de muerte, mi Señorinterviene una vez más haciendo la reacción controlable. Los efectos secundarios de laquimio suelen ser agobiantes, en especial el vómito, las náuseas y la pérdida de apetito.Mi Señor no permite que sufra ninguno de estos trastornos y gozo la preocupada ycariñosa invitación de mis hijos a comer en los mejores restaurantes. En vez de perderpeso, gano.

Al estar inmuno-deprimido había alto riesgo de ser víctima de infecciones y dos

veces tuve que ir a la sala de urgencias cuando se agudizó el estado febril que vivía enaquellos días. Mi Amigo Fiel tenía el control y no permitió que me infectara y me libró de

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esos largos días de hospitalización que tienen que soportar otros pacientes. Pasadas las tres primeras semanas del tratamiento, el médico encuentra que el

estómago está menos distendido, porque ha disminuido el tamaño del tumor. Se veoptimismo y esperanza en la cara del oncólogo cuando hago un acercamiento de cámara.También veo que Jesús me acaricia y me besa y me dice que me ama mucho.

¡Cuán insignificantes mis pocos dolores frente a los del Mártir del Gólgota! Siempre

en nuestras oraciones con mi esposa, suplicábamos al Todopoderoso nos librara deenfermedades largas, dolorosas, invalidantes, teniendo entre la lista por supuesto, el cáncer. Está en la grabación el momento en que le reclamo a mi Señor por qué no habíasido oída nuestra súplica y también la respuesta contundente del Amor de los Amores:¡Tienes la enfermedad pero no la estás padeciendo! En verdad cargaste con mis dolores,exclamé avergonzado, besándole sus llagados hermosos pies.

Caí en cuenta que esa presencia suya a mi lado todo el tiempo, me había dado esa

paz y tranquilidad que experimenté durante mi enfermedad. No había sido mi fe yconfianza como creían mis familiares y amigos, porque estas virtudes han sido siempredébiles en mí. Se veía claramente en ese video tridimensional que en mi cara había paz yescepticismo a la vez. No había en mí la confianza plena en que Dios me curaríatotalmente. Lo había tenido a mi lado, y había sido mi comida cuando me traía lacomunión un servidor de los enfermos, pero dudé permanentemente.

La mitad de los pacientes responden al tratamiento de cuatro quimios. La otra mitad

muere. Dios Nuestro Señor me dio el regalo de contarme entre esa primera mitad.Practicada la gastroscopia de control, el especialista nos informó que el tumor y la úlcerahabían desaparecido. Con mucha alegría y gozo recibimos esta noticia, todos: mi esposay mis hijos, mis parientes, amigos y hermanos en la fe. Se puede ver a mucha gentedanzando y elevando los brazos al cielo, alabando a Dios Trino y Uno, porque su Amory su Poder se habían derramado en abundancia sobre mí.

La cámara se acerca al procesador de palabras donde escribo el siguiente mensaje

que mando por Internet: Glorifiquemos su nombre porque su oído ha estado atento anuestras súplicas. Agradezcámosle porque ha robustecido nuestra confianza en laoración y en el especial valor que tiene la oración comunitaria. No ha sido en vano lagracia que recibí con la Unción de los Enfermos, con sus visitas sanadoras durante laEucaristía y en aquellas celebradas a distancia con la intención principal de misalud. Proclamemos a los cuatro vientos su milagrosa intervención en mi favor.

El bendito programa me había permitido descargar una impactante escena que

ocurrió en esas semanas en que mi cuerpo había estado tan debilitado y aturdido que notenía fuerzas para elevar una oración. Se veía con claridad aquel acontecimiento que

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ocurrió cuando unos lazarillos llevaron aquel enfermo a la presencia de Jesús, subiéndoseal tejado de la casa repleta de gente donde Él estaba, abriendo una tronera para bajar lacamilla delante de Él y obtener su salud.

Para sorpresa mía yo era el enfermo en la camilla y quienes me cargaban y estabanalrededor de Jesús, eran mis familiares, hermanos en la fe y amigos. Para todos pido aNuestro Señor los recompense en abundancia y les regale un grupo de familiares yamigos tan grande como el que me regaló para ser mi soporte en esta tribulación.

Solamente uno de cada dos pacientes sanados por la quimioterapia sobreviven más

de cinco años y yo, por la Infinita Misericordia del Altísimo, he sobrepasado los diez.Temblando aún de la emoción, apago el proyector y cierro mi computador.

Oración de agradecimientoMi querido Señor Crucificado: Tu pasión me muestra el amor que llega hasta el

extremo. Hasta tu última gota de sangre; hasta tu último suspiro; hasta tu vida misma.Contemplándote crucificado no me cabe duda que nadie me ama más que Tú, mi dulceJesús. No es el tuyo un amor que echa en cara el sufrimiento padecido. Ni está tu amorcondicionado a mi respuesta. El amor, mi querido Jesús, conque Tú me amas en tupasión, es incondicional. Y es un amor que me deja siempre abierta la invitación atrabajar contigo, del modo que Tú lo hiciste, para que haya menos crucificados en estemundo.

No tendré como darte suficientes gracias porque cargaste mis propios

sufrimientos y estuviste soportando mis propios dolores: ese cáncer que mediagnosticaran. Alejaste la muerte de mí y por tus benditas llagas fui sanado. Túllevabas mis tribulaciones sobre tus hombros y se hicieron soportables. En esa barcaen que navegaba mi familia y que había entrado en zona de fuertes tormentas, Tú erasel timonel y la llevaste con prontitud a aguas tranquilas. Mil gracias, mi Señor.¡Bendito seas!

Y me maravillo que en estos años extras de vida me hayas dado grandes honores

inmerecidos. ¿Cuándo pensé que tendría el honor de llevar la Eucaristía a losenfermos, honor que en mi país solo lo tenían en esos tiempos los sacerdotes yreligiosos? De verdad has arrojado al fondo del mar mis pecados. No de otra formame puedo explicar que me hayas escogido para presidir varios servicios de laEucaristía en ausencia de tus consagrados. ¡Que locura de amor! En verdad me haspermitido gozar de tu Reino, aquí y ahora. ¿Por qué me llamaste, con mi voz cansaday cavernosa, a catequizar? ¡Cuán honrosa responsabilidad!

Mil y mil gracias por tantos honores, mi Señor. Todo parece estar también

cumplido para mí. Ya estoy listo para que me recibas en tu Misericordia y me presentesa tu Padre lavado con tu preciosísima Sangre. Mientras llega mi hora, mi Señor,

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permíteme que sea sacramento de amor para esta comunidad, con quienes comparto tuPan de Vida. Dame siempre palabras de ánimo, de consuelo y de esperanza, que mesalgan bajo el influjo de tu Espíritu de Amor. Amén.

6 La película sobre la Pasión de Nuestro Señor

La enseñanza de mi Señor el Espíritu Santo sobre el sufrimiento continuó cuando

me llevó a ver una película sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Proyectada entres dimensiones y con sonido cuadrafónico, permitía transportarnos a contemplaraquellos Jueves y Viernes Santos. Como he pedido a mi Dios y Señor que, cuando melleve ante su presencia, me devuelva en el tiempo para contemplar en primera fila toda suvida terrena, sentí que se había anticipado a mi deseo.

Viví dos horas de dolorosa emoción. Las tomas de los camarógrafos me llevaron a

contemplar cara a cara a Jesús ensangrentado y masacrado, así como los rostros de sustorturadores llenos de sevicia. El sonido envolvente me hizo sentir en carne propia loslatigazos que sufre Jesús, la quebrazón de sus huesos, los golpes que recibe cuando caecamino del Calvario y todos sus horribles sufrimientos. Las palabras “por su dolorosapasión” que repito en la coronilla de Jesús Amor Misericordioso tomaron pleno sentido.

Aunque el diálogo es en arameo y latín, es tanta la fuerza de las imágenes y el

sonido que basta con ver y oír. Aquel “Ecce Homo” que viera en algunas pinturas, conpecho, espalda, piernas y pies cortados por los latigazos, se me había borrado de mimemoria y ahora que lo pude ver en vivo, con movimiento y sonido, me conmovió hastalos tuétanos de mis huesos y me fue imposible contener el llanto. Si no son los “cincomil y más azotes” llamados a contemplar en el rezo del rosario, si pueden ser 100 los dela película, la mitad con una vara flexible y los otros con látigos con púas que desgarrancruelmente la piel de mi Señor y le arrancan trozos de su Preciosa Carne. El sadismo delos verdugos, que somos nosotros los pecadores, está interpretado con excelencia por losactores.

Las caídas de Jesús camino del Calvario están llenas de tremendo dramatismo: en la

primera cae el madero de la cruz y luego cae Jesús de espaldas contra ese madero y sucabeza coronada de espinas se golpea contra el empedrado del camino; en la segunda Élcae primero de bruces, mordiendo el polvo, y sobre su espalda se desploma el pesadomadero de nuestros pecados.

La escena del Cirineo deja de ser fría y de un minuto, para volverse un proceso de

conversión en que aquel hombre se compadece de Jesús y van, en un momento dado,ambos abrazados a la cruz y el Cirineo no solamente cargando la cruz, sino también a miSeñor. Se ve claramente la intención de Jesús de pedirme que le ayude a cargar la cruz ydarme el regalo de completar lo que falta a su pasión, como lo enseña san Pablo. En ésta,

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como en otras escenas, es evidente la inspiración del Espíritu Santo al director de lapelícula.

La crucifixión está llena de horror: el ruido de la rotura de los huesos de Jesús con

los clavos se me clavó como una daga en mi corazón; se siente en carne propia elinmenso dolor que Él sufre cuando le dislocan su hombro para lograr clavar su manoderecha en el hueco perforado en la cruz; tremenda impresión me causa esa escenadonde, ya clavado de pies y manos, voltean la cruz y queda Jesús boca abajo, colgandode los clavos, mientras, nosotros pecadores, los sicarios, remachamos esos clavos pordetrás del madero; es escalofriante el estrujón de sus manos y pies heridos y clavadoscuando Él y su cruz caen en el hoyo donde los hemos levantado.

Otra inspiración del Espíritu Santo es presentar a María la Corredentora, siguiendo

paso a paso la pasión de su hijo, con el dolor evidente en su cara y sus gestos, pero conuna valentía extraordinaria.

Después de ver la película de la Pasión, mi contemplación de la Dolorosa Pasión de

Nuestro Señor Jesucristo será muy diferente. Mis Vía Crucis serán menos fríos yrutinarios. Ya no habrá necesidad de ir al Templo para esta devoción, porque será mejorencender mi televisor y proyector de DVD’s y mi equipo de sonido cuadrafónico. Lapelícula es un regalo de Dios a los cristianos, para que podamos cumplir ese deseo que Éltiene de que contemplemos, con más frecuencia y mayor profundidad, los misterios másimportantes de su vida terrena.

Oración de agradecimiento a Nuestro Señor Jesucristo por redimirnosEn verdad es justo y necesario, siempre y en todo lugar, darte gracias Padre Santo

porque mediante los increíbles sufrimientos de Nuestro Señor Jesucristo durante suPasión y Muerte en la Cruz, merecimos la Justificación que nos alcanza el don de lavida eterna, y es motivo de tu mayor honra y gloria.

Es necesario darte gracias una y mil veces porque la Sangre Preciosa de Nuestro

Señor Jesucristo vino a ser instrumento de propiciación, de compensación por lospecados de todos los hombres (1) Te agradezco infinitamente que en la Ultima Cena,hayas declarado que tu Sangre sería derramada por ellos y por todos los hombres,gesto acorde con tu Infinita Misericordia que, en su generosidad sin límites, extiendela salvación a todo el género humano.

Yo, gran pecador que he quebrantado tus Mandamientos tantas veces y que no

podré reparar las heridas emocionales o los daños causados, no tendría esperanza desalvación si no creyera que Tú, mi Señor Jesucristo, me presentarás al Padre, limpio yblanco, lavado con tu Sangre Preciosa. Padre Santo, que increíble gesto de amor quehayas dado a tu Hijo unigénito a la humanidad, para protegerla de ese mal y

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sufrimiento definitivo que es ser rechazados por Vos, es decir: la condenación (2) Gracias por esta gran sensación de alivio, de tranquilidad, de esperanza y de

gozo. He quedado perplejo, abrumado, ante tanto amor tuyo por mí, TrinidadSantísima, Dios Amor, Amor de los Amores. Haz que me enamore perdidamente de ti.Ayúdame, muéveme a corresponder a tu Amor con mi amor.

¡La salvación en Jesús! ¡Es la gran noticia que corre de boca en boca entre

nuestros hermanos en la fe, Padre Santo! Ayúdame a aceptar plenamente esa fe que sanPablo enfatizaba era la que predicaba: Si con mi boca reconozco a Jesús como Señor,y con mi corazón creo que Dios lo resucitó, alcanzaré la salvación. Pues con elcorazón se cree para quedar libre de culpa, y con la boca se reconoce a Jesucristopara alcanzar la salvación. (Ro 10:9-10) ¿Por qué no debería ser esta mi fe? ¡Hoy loes, gracias a Ti, Espíritu Santo, Señor mío y Dios mío!

(1) Catecismo de la Iglesia Católica #1992 y 2020(2) El sentido cristiano del sufrimiento humano, Juan Pablo II, #14

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