el significado de la cena del señor, 2 - lucas 22.14-20

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En la Cena, tenemos comunión con Jesús (1ª Corintios 10.16). Jesús no está solo en el sentido de necesitar de nuestra comunión; sino que debido a Su amor, desea comunión con los que Él ha creado.

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la cenadel señor

El significado dE la

cEna dEl sEñor (2)

Jesús entró en el mundo como un ser humano, haciéndose carne y sangre y condujo un ministerio personal que duraría tres años y medio. Él sufrió, murió mediante crucifixión, fue sepultado y resu-citó corporalmente al tercer día. Luego, ascendió a los cielos, donde ahora reina sobre el cielo y la tierra (Mateo 28.18; Efesios 1.20–23; 1ª Pedro 3.22). El próximo gran evento será Su segunda venida al final de los tiempos (Juan 14.3; 1ª Corintios 15.22–27). Por medio de la Cena del Señor, los cristianos re-cuerdan estos grandes hechos sobre Jesús y declaran Su muerte hasta que Él venga otra vez.

El significado de la Cena del Señor para los cristianos incluye los siguientes pensamientos claves:

Recordar a Jesús y Su muerte.• Meditar en el significado que Jesús tiene • para nosotros.Tener comunión espiritual con Él.• Dar gracias a Dios por Él.• Honrarle como Hijo de Dios, el Mesías.• Mostrarle respeto como Señor y Cristo.• Motivarnos a tener mayor devoción.• Tener comunión con los cristianos como • cuerpo unificado que son.Participar espiritualmente en Su cuerpo y • sangre.Declarar haber aceptado y reconocido el • nuevo pacto.Comprometernos una vez más a vivir de • acuerdo a Su Palabra.Proclamar Su vida, muerte y resurrección • hasta que Él vuelva.Recibir fortaleza y revitalización espiri-• tual.

Hoy día, los seguidores de Jesús, reconociendo Su presencia espiritual, pueden tener comunión

PasajE clavE: lucas 22.14–20

con Él por medio de la Cena del Señor hasta que Él vuelva (1ª Corintios 11.26). El comer el elemento físico nos recuerda que una vez estuvo presente físicamente. Si bien no podemos verle, los sím-bolos son una conmemoración material de que Él está con nosotros y de que podemos disfrutar de Su presencia espiritual. «Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mateo 18.20). Él ha prometido estar con Sus seguidores hasta el fin del mundo (Mateo 28.20).

Teniendo en cuenta las anteriores verdades, la palabra «memoria» podría suponer más que el uso habitual que le damos a la palabra.

ENCONTRAMOS COMUNION CON CRISTOEn la Cena, tenemos comunión con Jesús

(1ª Corintios 10.16). Jesús no está solo en el sentido de necesitar de nuestra comunión; sino que debido a Su amor, desea comunión con los que Él ha creado. Lo vemos cuando Dios toma a Enoc, quien caminó con Él (Génesis 5.24; Hebreos 11.5) y al fiel profeta Elías (2º Reyes 2.11), para que estuviera con Él. Santiago escribió: «El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente» (Santiago 4.5). Jesús desea nuestra comunión (Apo-calipsis 3.20), sin embargo, nosotros somos los que necesitan de la comunión con Él. La Cena del Señor es uno de los medios que Él ha provisto para que tal relación sea posible.

Antes de morir, mi abuelo me dio una navaja que llevó con él por muchos años. Cada vez que tomo la navaja, pienso en mi abuelo. En mi mente, comparto una vez más los momentos que pasamos juntos, aunque haya muerto años atrás. De la misma manera, el pan y la copa nos ayudan a recordar instantes de Jesús según se revelan en la Palabra y a reconocer que vino físicamente a la tierra a morir por nuestros pecados, por el amor que nos tiene.

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La Cena es un símbolo físico de cuán real es la presencia espiritual de Jesús, símbolo que debería ayudarnos a tener comunión con Él (Juan 20.29). Esto es parte de nuestro andar en la luz, una forma de vida mediante la cual tenemos comunión con el Padre, el Hijo y con nuestros hermanos y hermanas en Cristo (1ª Corintios 1.9; 1ª Juan 1.6, 7).

Todas las grandes cualidades de Jesús se ponen de manifiesto cuando ofrendó Su cuerpo y sangre por nosotros. La Cena del Señor debería ayudarnos a meditar en Su amor, compasión, cuidado y actitud de servicio. «Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos» (Juan 15.13).

Los primeros escritores reconocieron el pan y el fruto de la vid como recordatorios de la vida terrenal de Jesús. Los símbolos les ayudaron a reflexionar sobre la historicidad de Su presencia terrenal, Su sacrificio y Su sufrimiento. Vieron los símbolos como una representación, no en el sentido de una transformación literal en el cuerpo físico y sangre de Jesús.

ExpERIMENTAMOS lA COMUNIóN CRISTIANA

Cuando recuerdan a Jesús en la Cena del Señor, los cristianos comparten momentos con Él en un sentido espiritual. Mientras tenemos comunión con Jesús, también tenemos comunión con Su cuerpo, la iglesia.

Por lo tanto, la primitiva Cena del Señor gira en torno a estos dos polos: la presencia [espiritual] de Cristo y la comunión de los que experimentan esa presencia […][…] el gozo manifestado por los primeros cris-tianos durante el «partimiento del pan» tiene su origen, no en el hecho de que los discípulos que se reunían comían la carne y bebían la sangre de su Maestro crucificado, sino en el hecho de que estaban concientes de comer con el Cristo Resucitado, que estaba realmente presente en medio de ellos…1

Participar de la Cena del Señor con los demás cristianos implica recibirnos unos a otros mediante una comunión conjunta con Jesús. Este desea que Su pueblo le adore teniendo comunión con Él y compartiendo con Sus seguidores lo que está sobre Su mesa.

La descripción que presenta a Jesús llamando a

1 Oscar Cullmann, «The Breaking of Bread and the Re-surrection Appearances» (El partimiento del pan y las apari-ciones del Resucitado), en Oscar Cullmann y F. J. Leenhardt, Essays on the Lord’s Supper (Ensayos sobre la Cena del Señor), trad. y ed. J. G. Davies (Cambridge: Lutterworth Press, 1958; reimp., Atlanta, Ga.: John Knox Press, 1975), 16.

la puerta de la congregación de Laodicea, muestra Su deseo de tener comunión con ellos comiendo con ellos. Tristemente, lo habían dejado por fuera (Apocalipsis 3.14–20). Si comemos y bebemos en Su mesa sin recordarle, también estamos dejándole por fuera. Él desea tener comunión con nosotros.

pROClAMAMOS qUE JESúS, El VERbO, SE hIzO CARNE

El uso de elementos físicos en la Cena del Se-ñor proclama la encarnación de Jesús, es decir, ser Dios en la carne (Mateo 1.23). No fue un espíritu fantasmal con una apariencia humana. Por el con-trario, siendo nacido de María, habitó un cuerpo literalmente físico, como el cuerpo de todo humano (Hebreos 2.14).

Jesús se hizo carne para así comprender la ex-periencia humana (Hebreos 4.15). Comió, durmió, caminó, montó sobre un animal y fue clavado en una cruz. Su cuerpo fue lavado, ungido con perfume y envuelto en preparación para Su sepultura. Incluso después de Su resurrección, se le pudo tocar.

El Nuevo Testamento enseña claramente que Jesús tenía un cuerpo físico mientras estuvo en la tierra.

Jesús, el Verbo, se hizo carne (Juan 1.14).• Nació de una mujer (Mateo 1.18, 25).• Nació de la simiente de David según la carne • (Romanos 1.3).Fue físicamente igual a la humanidad en todo • sentido (Filipenses 2.7, 8; Hebreos 2.17).Debido a que participó de la misma carne y • sangre común a toda la humanidad, pudo morir por los pecados del mundo (Hebreos 2.14).Tenía carne y huesos después de Su resur-• rección (Lucas 24.39, 40).Como ser físico que fue, se le pudo tocar • con manos humanas (Mateo 28.9; Lucas 24.39; Juan 20.17; 1ª Juan 1.1) que pudieron examinar Sus manos marcadas por los clavos y el costado traspasado por la lanza (Juan 20.27).

Jesús vino del cielo a la tierra y habitó en carne humana (Juan 1.14). Los que niegan este hecho son anticristos (2ª Juan 7), es decir, se oponen a Él. El pan y la copa de la comunión son símbolos de la realidad carnal de Su cuerpo y sangre.

Al decir: «… esto es mi cuerpo» (Mateo 26.26), Jesús incluyó todo Su cuerpo y todo Su ser en Su sacrificio por la humanidad. «Quiso decir su per-sona en su totalidad siendo sacrificada, no sólo la

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sustancia de su carne».2

RECONOCEMOS qUE ESTAMOS bAJO El NUEVO pACTO

Un pacto es un acuerdo. El nuevo pacto es mejor que el primero (Hebreos 8.6) y proveyó lo que el primero no podía proveer (Romanos 8.3, 4; Hebreos 10.1–4). El nuevo pacto hizo posible el perdón mediante la sangre de Jesús (Hebreos 9.22) y la esperanza de vida eterna en el cielo (1ª Pedro 1.3, 4).

El primer pacto fue establecido con sangre de animales, la cual prefiguraba la sangre de Jesús (Éxodo 24.5–8; Hebreos 9.18–20) con la que fue establecido el nuevo pacto (Mateo 26.28; Marcos 14.24; Lucas 22.20; 1ª Corintios 11.25). Mediante el sacrificio único y completo de Jesús, los pecados son perdonados y nunca más son recordados (Hebreos 10.12, 14, 17).

Dios hizo el primer pacto, que incluye los Diez Mandamientos, con los hijos de Israel después de que salieron de Egipto (Éxodo 34.27, 28; 1º Reyes 8.9, 21). «Y él os anunció [a Israel; Deuteronomio 4.1] su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra» (Deuteronomio 4.13). El nuevo pacto ha sustituido al primero, el antiguo pacto (Hebreos 8.6–13; 10.9).

Los cristianos están bajo el segundo y nuevo pacto, no bajo el primero y antiguo pacto. El primero fue quitado para que el segundo fuera establecido. Cuando comemos la Cena del Señor, reconocemos el hecho de que estamos bajo el nuevo pacto que ha sido establecido con la sangre de Jesús (Mateo 26.28).

ENCONTRAMOS FORTAlEzA ESpIRITUAl

Algunos cristianos de Corinto estaban espiri-tualmente débiles y tenían una visión equivocada de la Cena del Señor, no eran capaces de «discernir el cuerpo del Señor» (1ª Corintios 11.29, 30). La Cena bendice solamente a los que entienden las implica-ciones asociadas con el pan y el fruto de la vid.

La nutrición física que resulta de ingerir pan

2 Scott McCormick, hijo, The Lord’s Supper: A Biblical Interpretation (La Cena del Señor: Una interpretación bíblica) (Filadelfia: Westminster Press, 1966), 16.

se puede comparar con la fortaleza espiritual que resulta de participar del pan de la Cena. Del modo que la fortaleza y la salud física provienen de los alimentos, la fortaleza espiritual puede también obtenerse cuando meditamos en Jesús.

Como representación de la sangre de Jesús, el fruto de la vid puede proveer una vida espiritual renovada. Recibimos bendiciones espirituales al asociarnos con Su sangre.

Jesús no estaba hablando acerca de la Cena del Señor en Juan 6.55 cuando dijo: «Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida». No obstante, las implicaciones de Sus declaraciones se aplican a la Cena porque recibimos fortaleza y vida espirituales al participar de los símbolos de Su cuerpo y sangre. El pan y la bebida ya no cumplen su objetivo normal de satisfacer nuestros apetitos físicos. En su lugar, proporcionan un alimento es-piritual y sirven como una conmemoración visual del significado del cuerpo y sangre de Jesús.

RESUMENLa Cena del Señor plasma el tema central del

Nuevo Testamento. Coloca a Jesús a la vanguardia y ofrece una oportunidad para que nos concentremos en Él como nuestro Señor y Salvador que murió por nosotros y que, después de Su resurrección, ascendió a Su trono celestial. Por medio de la Cena del Señor, tenemos vida espiritual, comunión con Él y la esperanza de vida eterna con Él en el cielo, gracias a las promesas del nuevo pacto (vea Hebreos 8.6; 1ª Pedro 1.3, 4).

conmEmoración, Proclamación y anticiPación

Además de los aspectos de la conmemoración, está la proclamación, a saber: «la muerte del Señor anunciáis…» (1ª Corintios 11.26). Al observar cor-rectamente la Cena del Señor, los cristianos anuncian a los demás el acto que la misma conmemora, y esta proclamación ha de hacerse «… hasta que él venga». La Cena del Señor debe ser celebrada en Su reino hasta la segunda venida de Cristo. Hay, entonces, un elemento de anticipación en su celebración.

Adaptación hecha de First Corinthians (Primera de Corintios)

Raymond C. Kelcy

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El Nuevo Testamento usa varios términos para referirse a la Cena del Señor. Cuando los miramos obtenemos una visión general de la importancia de este evento llevado a cabo el primer día de cada semana.

«El pan que partimos» (1ª Corintios 10.16). El verbo kla/w (klao, «partir») o el sustantivo kla¿siß (klasis, «partimiento») se refiere a la Cena del Señor en algunos casos (Hechos 2.42; 20.7; 1ª Corintios 10.16). Esta forma de «partimiento» se utiliza en cuanto a partir literalmente el pan1 y en cuanto a una comida ordinaria (Hechos 2.46). La frase «partimiento del pan» fue utilizada en la literatura de la iglesia primitiva para referirse a la comida del Señor, es decir, la Cena del Señor.

«La comunión». La palabra koinwni÷a (koinonia; 1ª Corintios 10.16) quiere decir un «compartir» (NASB) o una «participación» (NIV). Describe la participación espiritual del cuerpo y la sangre de Jesús.

«La mesa del Señor» (1ª Corintios 10.21). La frase «del Señor» (kuri÷ou, kuriou) es un sustantivo posesivo, que modifica la «mesa» que pertenece al Señor. Esto implica que la adoración asociada con los emblemas2 sobre la mesa son de acuerdo a Su diseño.

«La cena del Señor» (1ª Corintios 11.20). Esta

1 Vea Mateo 14.19; 15.36; 26.26; Marcos 8.6,19; 14.22; Lucas 22.19; 24.30; Hechos 20.11; 27.35; 1ª Corintios 10.16; 11.24.

2 El pan y el fruto de la vid son «emblemas», en el sentido de ser símbolos o representaciones del cuerpo y sangre de Cristo.

expresión no quiere decir una cena que pertenece al Señor. La palabra «Señor» kuriako\n (kuriakon), no es un sustantivo posesivo, sino un adjetivo que modifica la Cena. La Cena es en honor al Señor, así como «el día del Señor» (Apocalipsis 1.10) es un día en honor al Señor.

Algunas personas erróneamente le llaman a la Cena del Señor un «sacramento», queriendo decir un ritual que trae una gracia santificadora o una bendición mediante el símbolo mismo. El bautismo es considerado también por algunos como un sacra-mento que bendice mediante el agua misma. Por el contrario, la limpieza es posible gracias a la sangre de Jesús (Apocalipsis 1.5) y se lleva a cabo mediante la participación espiritual dentro del corazón del que la recibe durante el acto del bautismo (Romanos 6.4–8, 17, 18). La Cena del Señor no debe ser vista como un ritual que trae gracia especial a quienes participan de ella, sin una obediencia concienzuda a Cristo.

La palabra «eucaristía», transliteración de una palabra griega que quiere decir «gracias», comenzó a ser incorrectamente utilizada en referencia a la Cena del Señor debido al agradecimiento expresado por el pan y el fruto de la vid. Un comentarista dijo: «Lo primero a tener en cuenta es eucaristic [eu-charistic], transferida de su sentido bíblico de acción de gracias a un nombre expreso, y podríamos decir título principal, de la Cena del Señor».3

3 Charles Hebert, The Lord’s Supper: Uninspired Teaching (La Cena del Señor: Una enseñanza no inspirada), vol. 1 (Lon-dres: Seeley, Jackson y Halliday, 1879), 28.

conmEmoramos a nuEstro salvador

En Mateo 26.26–28, Jesús les dio a Sus apóstoles una fundamental prueba de conmemoración. Los maestros contemporáneos también les dan a sus estudiantes pruebas de conmemoración, evaluaciones por escrito y de desempeño, diseñadas para mostrar el dominio del conocimiento y su aplicación. Los maestros sufren cuando sus alumnos no cumplen su promesa al no esforzarse, o cuando desaprovechan su promesa en actos de dualidad, dando un mal desempeño en estas pruebas seculares de conmemoración […] Más allá del acto conmemorativo de celebrar la comunión, como cristianos también debemos demostrar nues-tra conmemoración del sacrificio de Jesús […] aprendiendo acerca de Cristo, amando a aquellos dentro del círculo de nuestra influencia, sirviendo a aquellos cuyo bienestar y promesa nos han sido confiados, y poniendo nuestros talentos al servicio de un propósito noble […] Las pruebas de conmemoración cristiana van más allá del simple hecho de participar del pan y de la copa para pasar a las pruebas del amor puesto en práctica.

Adaptación realizada de Feasting on Assurance(El gozo de la certeza)

Grady Bogue

El lEnguajE dE la cEna dEl sEñor

Autor: Owen D. Olbricht©Copyright 2012, por LA VERDAD PARA HOY

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