el sentido de la vida

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UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO Chiclayo FACULTAD DE INGENIERÍA ESCUELA PROFESIONAL: INGENIERIA NAVAL TEMA : El sentido de la vida CURSO : Antropología filosófica ALUMNO : Nelson Pérez Guevara DOCENTE : Karina molero Echegaray. 26 de mayo del 2009

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UNIVERSIDAD CATLICASANTO TORIBIO DE MOGROVEJOChiclayoFACULTAD DE INGENIERAESCUELA PROFESIONAL: INGENIERIA NAVAL

TEMA : El sentido de la vida

CURSO : Antropologa filosfica

ALUMNO : Nelson Prez Guevara

DOCENTE : Karina molero Echegaray.

26 de mayo del 2009

ASPECTOS GENERALES

TITULO DE LA MONOGRAFAEl sentido de la vida

1.- PERSONAL INVESTIGADOR:

1.1.- AUTORES: Nelson Prez Guevara. 1.2.- ASESORA: Karina molero Echegaray.2.- CENTRO O INSTITUTO DE INVESTIGACION.Universidad Catlica Santo Toribio de Mogrovejo

3.- TIPO DE INVESTIGACION.3.1 DE ACUERDO AL FIN QUE PERSIGUE:Ayudar a mejorar la calidad y el sentido de la vida del hombre.

4.- DURACIN ESTIMADA DE LA INVESTIGACIN PARA LA MONOGRAFA

- Se realizara durante el ciclo acadmico.

5.- FECHA DE INICIO - 8 de abril y se dar por concluido el 14 de julio el 2009.

DEDICATORIA.Mi trabajo de innovacin lo dedico con todo amor y cario a mi Dios que me dio la oportunidad de vivir y de regalarme una familia maravillosa. Con mucho cario principalmente a mis padres que me dieron la vida y estn con migo en todo momento. Las gracias por todo el apoyo que me han dado para continuar y seguir con mi camino, gracias por estar conmigo y recuerden que son muy importantes para m. Y a mi profesora por confiar en m, Karina molero Echegaray. Por tenerme la paciencia necesaria, para revisar m trabajo y hacer las correcciones. Y no puedo ir sin antes decirles, que sin ustedes a nuestro lado no lo hubiera logrado, tantas desveladas sirvieron de algo y aqu est el fruto. Les agradezco a todos ustedes con toda mi alma el haber llegado a mi vida y el compartir momentos agradables y momentos tristes, pero esos momentos son los que nos hacen creer y valorar a las personas que nos rodean.El presente trabajo ha sido realizado con el mayor esfuerzo y empeo, y es dedicado con mucho amor a mis padres, por ser ellos mi inspiracin para alcanzar las metas y objetivos que me he trazado, y a nuestros amigos que confiaron en nosotros.Tambin aquellas personas que tienen la fuerza de voluntad para sentir que su vida tiene sentido ya que la vida logra sentido en la voluntad del pensamiento positivo.

AGRADECIMIENTO:

Primeramente agradezco a Dios por guiarme y abrirme el camino a la realizacin de este trabajo.

A mis padres por el apoyo brindado para realizar mis estudios y realizar mis trabajos.

A mi profesora, Karina molero Echegaray por los conocimientos que nos brindo, por su paciencia y confianza que deposito en nosotros.

Gracias seor por darme la vida por cuidarme y protegerme en todo momento. Gracias por darme esta oportunidad para desarrollar este tema de tal importancia que ayudara a entender nuestra vida.

NDICEINTRODUCCINI.-EL SENTIDO DE LA VIDA.I.1.- Tiene sentido la vida?I.2.-Carencia de Sentido.I.3.-El sentido brota en el proceso de desarrollo personal.I.4.-El sentido de la vida y la libertad verdadera. I.6.-El sentido se alumbra a travs del riesgo de la creatividad.

I.7.-El logro de la forma suprema de sentido.

I.8.-La Trampa del sentido de la vida. II.-.EL SENTIDO DE LA VIDA Y EL PODER DE LA VOLUNTAD. II.1.-Primer internamiento: auschwitz.II. 2.- Hacia la derecha: primera seleccin.II.3.- Una salida: el suicidio.II.4.-La muerte emocional.II.5.- Lo que ms hiere.II.6.- La relacin con los guardias.II.7.- La vida espiritual.II.8.- El valor de la vida humana.II.9.- La ltima voluntad.II.10.- La libertad humana.II.11.- Prdida de la esperanza.II.12.- Actitud ante la vida.II.13.- Sentido del sufrimiento.II.14.- La voluntad de sentido.

III.- LA FELICIDAD.III.1.- Encontrar el sentido de la vida exige dos cosas:III.2.- Otras respuestas al problema de la felicidad.2.1.- El Nihilismo.2.2.- La Desesperacin.2.3.-El Fatalismo.2.4.- El Cinismo.2.5.- Contrapunto a estas posturas.III.3.- Tres actitudes actuales:3.1.- El afn de placer.3.3.- Dinero y poder.3.4.- Afn de poder y la ley del ms fuerte.

INTRODUCCINLa persona humana est llamada a realizarse; es decir, a construir su personalidad, formar su manera de ser y adquirir una serie de valores. Ello es posible mediante el desarrollo de sus capacidades fsicas, intelectuales y afectivas.Para conseguir esta realizacin, el ser humano ha de estar abierto a la trascendencia. A lo largo de la vida, el hombre y la mujer se plantean numerosos interrogantes en torno a su existencia: De dnde vengo? Qu sentido tiene mi vida? Y buscando la respuesta a dichos interrogantes.Los filsofos suelen estudiar entre algunos de sus tpicos el sentido de la vida. Pero no abordan el tema directamente, sino que lo exponen con rodeos y en conexin con cuestiones como la muerte, la inmortalidad, la reencarnacin, la resurreccin, etc.La filosofa moral, que slo se plantea si lo bueno y el deber pueden unirse o si podra tener sentido tal unin. La filosofa de la religin, por su parte, o bien tiende a dar por supuesto que cualquier problema que aborde, simplemente juzga que dichos problemas llevan a esta cuestin.

PRIMER CAPITULOEL CENTIDO DE LA VIDAI

I.-EL SENTIDO DE LA VIDA.Precisamente porque la vida tiene un sentido es por lo que no se puede pensar en recorrerla de otra manera. Una de las ms interesantes aventuras que se nos presentan en la vida es encontrarle sentido. Si, es correcto, la Vida tiene sentido, pero nos corresponde a cada uno encontrarle el sentido individual que nos permitir aprovechar al mximo nuestra travesa por este mundo.Se trata de encontrar las respuestas particulares a las preguntas De qu se trata la vida?, y Qu vine a hacer aqu? Se trata de respuestas particulares porque necesitamos respuestas que nos sirvan a nosotros.Es decir, a cada ser humano le toca encontrar sus propias respuestas, a cada cual le toca descubrir su propia verdad. Lo que es til para uno puede no tener sentido para otro, y lo que es significativo para este ltimo puede carecer de valor para el primero.Tal vez al plantearnos estas preguntas por primera vez podran parecernos como algo fuera de nuestro alcance, y reservado exclusivamente para los grandes filsofos. Pero, los ms grandes filsofos comprendieron que esta es una tarea individual, lo cual se encuentra demostrado en la ancestral frase "Concete a ti mismo"; con la cual lejos de pretender tener las respuestas para toda la humanidad, incentivaban a cada individuo a encontrar su verdad.Aunque el hecho de encontrarle sentido a la vida no nos es enseado en la escuela, es de gran importancia para lograr una vida satisfactoria en todos los sentidos. Pues al vivir una vida sin verdadero sentido, cualquier cosa que se hace carece de significado y no se obtiene ninguna satisfaccin real.Por ser relacional, el sentido es cambiante; puede incrementarse ms elemental y tosco. Si deseo dominar una realidad, tiendo a rebajarla a condicin de objeto, de medio para mis fines interesados, no a verla en toda su complejidad, como un mundo de relaciones. La contemplativa, respetuosa, colaboradora, ve, por ejemplo, el pan y el vino como el fruto de una confluencia mltiple de elementos: campesino, semillas, cepas, tierra, lluvia, viento, sol, etc. el sentido de los trminos pan y vino se enriquece al mximo merced a esta forma relacional de ver. El que solo ve en el pan un medio para saciar el hambre no alteara su significado bsico, pero amengua la amplitud de su sentido.La comprensin de los trminos fundamentales de las disciplinas que estudian el enigma de ser humano pende no solo de nuestro grado de inteligencia y preparacin sino tambin, y no el ltimo trmino, de nuestra actitud ante la vida: actitud dominadora y prepotente, o bien respetuosa y solidaria. Esta observacin es decisiva a la hora de elaborar una tica, una antropologa, una teora de la creatividad, y, de modo singular, una teologa.1.- Tiene sentido la vida?Podemos pensar que la expresin sentido de la vida carece de significado, pero lo que quiere decir es que la vida merece la pena vivirse. La vida debera de ofrecernos suficientes razones para seguir viviendo sin necesidad de optar por la radical solucin del auto aniquilacin. Tampoco deberamos necesitar la existencia de otra vida para que esta vida sea digna de vivirse. Estas actitudes son las contrarias que debera de adoptar alguien que tenga una actitud positiva respecto a la vida humana. Quien mantenga que la vida no tiene sentido alguno, o supone que es mejor no existir -y si no comete suicidio ser por motivos psicolgicos, que no lgicos- supone que la vida slo adquiere dignidad si se complementa con otra ultramundana que compense los males de este mundo. Esto no quiere decir que no debemos creer en la Existencia de una vida eterna con Dios; sino que no podemos basar toda nuestra vida en la existencia de otra vida ms all de la muerte: debemos vivir esta vida con verdadero sentido sin caer en ninguno de estos dos extremos. En medio de estos dos extremos encontraramos otras posturas ms o menos cercanas a uno de los polos. Por ejemplo, podramos pensar que la vida trae tantos problemas y deja abiertos tantos interrogantes al ser humano que se hace difcil afirmar que la vida tenga sentido. Pero podra ser que la vida no tenga sentido en su sentido ms estricto y que nuestra tarea consistiera en ir dando algn sentido. Esta actitud no cae en ninguno de los extremos antes citados: todo el sentido esta aqu nos referimos a creer que el nico sentido es la otra vida- o aqu no hay ningn sentido -los que piensan que la vida carece de sentido.En la vida son tantos los deseos y tan poca la realidad, tan grande la injusticia y tan mnima la justicia que suenan extraas las voces de los que afirman que la vida tiene sentido por s misma. Pero el que la vida sea difcil de entender y de vivir no quiere decir que tengamos que optar por el suicidio o por colocar el sentido en un ms all, y para ello hay varios motivos:- La vida humana se extiende en el tiempo, es decir, que no podemos tener en cuenta todo nuestro pasado y futuro slo por un momento en el que no consigamos encontrar el sentido de nuestra vida.- La vida humana consiste en dar sentido a todo lo existente. Es verdad que esto no slo produce satisfacciones, pero por el camino hay una serie de bienes que no son pocos y que merece la pena ser experimentados.- El ser humano no puede adivinar el futuro, as que en el insatisfactorio da a da siempre podemos albergar la esperanza de que nuestra vida mejorar; y esto puede convertirse en realidad por muy difcil que lo tengamos.2.-Carencia de Sentido.La creencia sobre "evitar el dolor y conseguir el placer" est muy difundida en la actualidad como el supuesto principal motivador de la actividad humana. Esto se entiende si comprendemos que vivimos en un mundo en el cual la poblacin aumenta continuamente, y competir por trabajo, pareja, riqueza y estatus social se considera la norma.De aceptar lo anterior, en vez de desarrollar nuestros talentos a niveles asombrosos de los cuales somos capaces, preferiramos estar comparndonos continuamente a otros. Y de hacerlo, difcilmente emprenderamos las tareas que nos brindaran satisfaccin en la vida.Es un hecho que un porcentaje de las personas que habitan este planeta no saben por qu estn vivas, y ni siquiera piensan en ello. Aun as, una vida sin sentido se hace poco llevadera al pasar el tiempo.Es por eso que muchas personas se encuentran en situaciones no deseadas despus de retirarse, que los desempleados se sienten deprimidos, y aun los ricos y famosos se sienten infelices.3.-El sentido brota en el proceso de desarrollo personal.La cuestin del sentido surge en el ser humano. El animal no necesita plantersela. Tiene que desarrollarse, pero su desarrollo est predeterminado con firmeza implacable por la especie. Por eso no puede equivocarse nunca al actuar. Le basta seguir sus instintos para asegurar su pervivencia y la de la especie.El ser humano debe tambin crecer por ley natural, pero tiene el privilegio de poder saberlo y precisar el modo de poder llevarlo a cabo. El hombre es un mbito, no un mero objeto, y se desarrolla como persona creando nuevos mbitos a travs del encuentro. El encuentro es fuente de luz y de sentido al encontrarme con otras personas y formar comunidades, siento que configuro mi vida de forma ajustada a las exigencias de mi realidad personal, a lo que ya soy y a lo que estoy llamado a ser. Esta llamada es mi vocacin y misin, cuando mis opciones fundamentales, mis hbitos y mis actos se orientan hacia el cumplimiento de esta misin y esta vocacin, la marcha de mi existencia se realiza en el sentido adecuado, en la direccin justa. En la misma medida tiene sentido. El sentido no es algo que el hombre puede tener estticamente, como un objeto, lo adquiere y posee dinmicamente.La vida humana se desarrolla vinculndose a otros mbitos y haciendo surgir mbitos nuevos de mayor envergadura. Cuando uno acierta a ver que su entorno vital est constituido no solo por objetos sino tambin por mbitos, realidades dotadas de iniciativa que ofrece ciertas posibilidades e invitar a responder activa y positivamente a ellas, descubre que el sentido de la vida es fruto de la actividad creadora de encuentros fecundos. La idea de sentido depende de la concepcin que se tenga del ser humano.

4.-El sentido de la vida y la libertad verdadera. El sentido de nuestra vida brota cuando somos responsables, en el doble sentido de que respondemos al valor que polariza todos los dems y respondemos de los frutos de tal respuesta. Esta recepcin activa del valor es una actividad creativa. Y toda forma de creatividad es dual, implica al menos la colaboracin de dos realidades. Por eso exige una actitud de apertura desinteresada.Si atiendo en exclusiva a mis intereses, me bloqueo en m mismo, no me abro, ciego las fuentes de la creatividad y del sentido. De ah que, si quiero descubrir el sentido de mi existencia en un momento determinado, no debo preguntar qu partido le puedo sacar a la vida, sino qu solicita de m la vida en esa circunstancia. Si alguien espera algo de m y yo satisfago sus deseos, mi vida se carga de sentido, pues se ha orientado hacia el verdadero ideal; se ha puesto en verdad, ya que se ha movido en el plano de la creatividad y ha cumplido las leves del crecimiento personal.A la inversa, el que slo se preocupa de lo que puedan reportarle los seres del entorno, tiende a reducirlos a medios para sus fines, con lo cual los rebaja a condicin de objetos y hace inviable la actividad creativa. En consecuencia, vaca su vida de sentido, porque no funda encuentros ni crea nuevos mbitos de vida; se reduce a manipular objetos. Sita su vida en un plano inferior al debido, se aleja de su verdad existencial, agosta su capacidad creadora.As, el que confunde el amor personal con el mero erotismo corre peligro de reducir la otra persona a mera fuente de gratificaciones. Esta vida de relacin interesada puede tener un significado intenso, incluso conmovedor, pero carece de sentido, por la razn decisiva de que no sita su comportamiento en el plano de la creatividad sino en el del manejo arbitrario de una realidad gratificarte. Esta falta de autenticidad y ajuste a las condiciones del propio ser se traduce en mengua de sentido.El sentido de la vida humana es acrecentado por la acritud integradora de diversos planos de realidad: por ejemplo, el sensible corpreo y el espiritual, el objetivo. Es amenguado o incluso anulado del todo por la actitud reduccionista que se mueve exclusivamente en los niveles ms elementales de realidad y actividad. Cuando me dejo llevar por los valores inferiores, que arrastran, y dejo de lado la llamada de los valores superiores, que atraen respetando mi libertad, no actu de forma integradora, sino unidimensional, infra creadora. No cargo mi vida de sentido; la oriento en una direccin falsa.5.-El sentido y la armonizacin de autonoma y heteronimia.

Cuando uno adopta una actitud integradora y se abre al encuentro de realidades vistas como mbitos, crea con stas un campo de juego comn, en el cual las relaciones espaciales quedan felizmente superadas. En el aspecto fsico-corpreo, dos amigos estn el uno del otro, porque dos cuerpos opacos no pueden ocupar el mismo lugar. Pero, en el aspecto ldico-creador, se hallan en la intimidad de un mismo campo de interaccin. Lo que les viene de fuera ya no es necesariamente externo y ajeno; puede serles ntimo. Y el entregarse a ello o tomarlo como impulso de su obrar no supone una entrega a lo ajeno, por tanto una alienacin o enajenacin, que carece de sentido en un ser llamado a regirse autnomamente.Al vivir de modo creativo, el esquema deja de parecer como un dilema para presentarse como un contraste. Soy de verdad autnomo al ser heternomo. Me guo por criterios propios al asumir activamente criterios de accin fecundos para mi vida y convertirlos en ntimos sin dejar de ser distintos. Al vivir uno personalmente esta integracin de la autonoma y la heteronimia, se siente planificado, colmado, desbordante de sentido.Algo semejante cabe decir de la fecundacin mutua de la libertad y las normas. Si acepto de forma pasiva una norma o un precepto, no los convierto en ntimos; siguen siendo externos, extraos y ajenos, y, al dejarme guiar por ellos, me alieno y pierdo mi identidad personal, mi autenticidad. No actu con la debida autonoma e independencia. Mi vida pierde el carcter personal que le compete. No tiene sentido. Est rebajada de rango> envilecida. No se halla en la verdad; se mueve en la falsedad.

Ahora comprendemos lcidamente que el sinsentido 0 absurdo procede siempre de la falta de creatividad, y sta arranca de un error de principio: partir de una voluntad interesada de dominio, reducir los seres del entorno a meros objetos y limitar la propia actividad al manejo de realidades objetivas o reducidas a objetos. La Literatura del absurdo supo reflejar con verismo sobrecogedor la imagen depauperada que ofrece el hombre que ha descendido casi al grado cero de creatividad: en vez de entusiasmo, siente aburrimiento v tedio: en lugar de alegra, experimenta tristeza; en vez de esperanza, abriga desesperacin. Su vida aparece totalmente vaca, y, al asomarse a esta oquedad, siente vrtigo espiritual, y con l angustia, desesperacin y una desolada soledad. Este vaco angustioso y desesperado supone una falta absoluta de sentido. No sin profunda razn afirman hoy reputados psiquiatras que el vaco existencial es la causa ms frecuente de los desarreglos psquicos del hombre actual'-'. La falta de sentido responde al desajuste de los distintos planos de la personalidad, y esa falta de integracin slo puede superarse mediante la entrega a un ideal capaz de polarizar las diversas energas de la persona, las instintivas y las espirituales.

6.-El sentido se alumbra a travs del riesgo de la creatividad

La creacin de formas muy valiosas de unidad exige esfuerzo e implica riesgo, ya que para encontrarnos debemos abrirnos a los dems de forma generosa, confiada y sincera, y esta actitud puede no ser correspondida e incluso traicionada. De ah la tentacin de buscar el amparo y la paz interiores en modos de vida infra personales, infra creadores, infra responsables, que no son capaces de encuentro pero tampoco de lucha programada. Desde la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se advierte en Europa un sentimiento de nostalgia por los estratos de ser infrahumanos. Se aora la soledad del rbol la del animal y del vegetal los tiempos primitivos en que el hombre era principalmente bestia y tena instintos seguros como el animal, se siente temor ante la inteligencia y se busca la necesaria unidad con el entorno a travs de modos de intuicin; se acusa al espritu de ser contradictor del alma Estos intentos de vivir la vida con plenitud pero sin riesgo llevan en s la garanta del fracaso, porque el ser humano est configurado para el encuentro con las realidades del entorno, no para la fusin o el alejamiento. Si me fusiono embriagadoramente, me pierdo como persona. Es la estacin trmino del vrtigo de la ambicin de disfrutar. Si me alejo para dominar, bloqueo mi desarrollo personal. Es !a ltima fase del vrtigo de la ambicin de poseer. En ambos casos, mi situacin de desamparo espiritual se hace extrema. Si bajamos al nivel del animal, no logramos la peculiar forma de paz de quienes no necesitan programar su existencia porque sus instintos aseguran su ajuste al entorno y su pervivencia. El hombre no es un ser que tenga las caractersticas del animal y otras especficas, de modo que, abandonadas stas, adquiera la condicin de un mero ser de instintos y reflejos condicionados.El hombre nunca puede renunciar a su condicin inteligente, aunque su actividad creadora se halle bordeando el grado cero. Por el hecho de no ejercitar la capacidad de elegir en virtud de un ideal y asumir valores elevados, el hombre no adquiere instintos seguros, instintos que aseguren su existencia. Sus instintos o tendencias no estn de por s orientados hacia la meta que marca el pleno logro del hombre. Se hallan indeterminados, de modo que pueden conducir al pleno desarrollo de la persona o a su asfixia total.

En aparente paradoja, la nica va que se ofrece al hombre para lograr amparo es despreocuparse de dominar la situacin, y adoptar una actitud de entrega confiada. A travs del riesgo que ello implica puede. En casos, lograr el autntico encuentro y, en l, la plenitud de sentido. Esta se alcanza nicamente mediante la integracin de todas las energas que alberga el ser humano, no mediante la renuncia a las ms elevadas y exigente"Cuando el hombre supera la escisin interior e integra los distintos planos de realidad que confluyen en su ser, vive una experiencia sobremanera gozosa: descubre ntidamente las posibilidades eminentes que le abre la unidad y siente que su vida adquiere una dimensin indita, una profundidad insospechada. Este modo profundo de ver y sentir la vida entraa una plenitud de sentido.

7.-El logro de la forma suprema de sentido

Si una persona ampla su horizonte humano en direccin al Infinito, confiere un rango nuevo y superior al sentido de su vida. Esta experiencia excepcional de sentido la realizamos cuando respondemos activamente a la palabra que nos trae un mensaje de riqueza sobrehumana y fundamos una relacin de encuentro con el Absoluto. El que haya vivido esta experiencia al menos una vez en la vida ver su existencia enriquecida con ese horizonte de sentido, que lo invitar constantemente a superar toda realizacin precaria de s mismo y llevar a pleno desarrollo su vocacin y su misin.Ese horizonte supremo viene dado por la fe religiosa, entendida radicalmente no slo como un fro asentimiento intelectual a ciertos dogmas, sino como la adquicion personal al Ser Supremo. El encuentro con la forma de realidad absolutamente perfecta eleva al hombre a lo mejor de s; mismo, al mximo despliegue de sus aspiraciones ms, nobles, y le produce sentimientos de entusiasmo y felicidad plena. Con razn afirma S. Kierkegaard, en su obra programtica La enfermedad mortal que el antdoto de la desesperacin es la fe. sta implica entrega, vinculacin, amor. Aqulla supone un encapsulamiento egosta en s mismo y la ruptura de todo vnculo amoroso.La fe, vinculada a la confianza y la fidelidad, est en la base del proceso creador de encuentros que suelo denominar. La desesperacin es la fase del proceso de vrtigo que precede a la destruccin de la propia personalidad.

Responder activamente a toda invitacin al encuentro -invitacin que supone un gran valor porque hace posible la realizacin del ideal de la unidad- es condicin ineludible para conferir sentido pleno a la vida, a la propia e incluso a la de otras personas, que estn llamadas a dejar de sernos extraas y convertirse en ntimas. Ese paso se da en la experiencia de participacin. Al participar, el hombre se trasciende a s mismo y descubre que lo ms profundo que hay en m no procede de m. El hombre alcanza su sentido cabal cuando orienta su vida en el sentido que marcan las condiciones de la actividad participativa. Aprender a participar, en el pleno sentido de la palabra, es la meta de toda formacin humana autntica.Lo antedicho nos permite concluir que al hombre no le viene dado de antemano el sentido de su propia existencia como un objeto que pueda ser posedo y retenido. Se le dan potencias y posibilidades para fundar relaciones de encuentro, que son otros tantos campos de juego en los que puede desarrollar su vida personal. El sentido constituye, as, para el hombre una meta y una tarea siempre renovada, un reto que lo insta a trascender en cada momento los hitos ya alcanzados.

8.-La Trampa del sentido de la vida

Encontrarle sentido a la vida es de vital importancia, pues de otra manera podramos ser presa fcil de los falsos sentidos. De no ocuparnos en encontrar el sentido de nuestra propia vida, podramos sentir un vaco en nuestro interior. En ese caso existiramos, pero no sabramos por qu, o para qu. Y esto es algo que nos toca resolver por nuestros propios medios, pues nadie puede decirnos cual es el propsito de nuestra existencia humana, mucho menos como realizar el mximo de nuestro potencial. Para eso tenemos primero que conocernos.Recordemos que un vaco siempre es llenado, el Universo no permite carencias, y muy profundamente nosotros tampoco creemos en ellas. En ausencia de un verdadero sentido y propsito en la vida, encontraremos alguna otra cosa con que llenar ese supuesto "vaco", y al hacerlo le estaremos dando la espalda a nuestro impulso interior, que nos motiva a buscar dentro de nosotros mismos las respuestas.Por el contrario, elegimos algn falso sentido y lo expandimos hasta creer que llenamos nuestra vida. De esta manera elegimos creer que no necesitamos ocuparnos de encontrarle sentido a nuestra existencia. Eso nos hace sentir ms cmodos, al menos por un rato.Pero, Cules son estos falsos sentidos que mencionamos? En realidad pueden ser tantos y tan variados como personas existen en este planeta. Veamos.Una persona podra elegir crear sentido en su vida por medio de la obtencin de riquezas, y comenzar as una carrera que le brinde poca satisfaccin, con la cual no se identifica internamente, y que termina hacindole desear estar en otro lugar haciendo algo diferente.Otra persona podra intentar llenar "el vaco" por medio de las relaciones y sus consecuentes obligaciones y responsabilidades. Puesto que esta persona inicia estas relacionas buscando fuera de s misma las respuestas que lleva dentro, las mismas se ocupan de sealarse de diferentes maneras, principalmente por medio de una creciente incomodidad e insatisfaccin, que ese no es el camino a seguir.Aunque las relaciones pudieran ser frustrantes, esta persona podra iniciar un crculo de salir de una para entrar en otra, solo porque cree que representan su sentido y propsito.De hecho, prcticamente cualquier proyecto que iniciemos en la vida podra tener el potencial de generar falso sentido, a menos que encaremos primero lo concerniente a nuestra existencia fundamental.Por ejemplo, en casos como: ese proyecto en el cual trabaj tanto no dio frutos, esa relacin en la cual crey tanto no result a pesar de sus mayores esfuerzos, esa inversin importante que hizo le dej sin ganancias ni capital. Cada una de estas situaciones, y muchas otras en la vida, podran hacerle preguntarse en qu consiste la vida. En realidad es de poca utilidad preguntarse Por qu no dieron frutos estos proyectos?, lo que si sera significativo es preguntarse Por qu se involucr en ellos en primer lugar?, y Qu esperaba lograr al hacerlo?Es slo cuando todas las actividades que realizamos encajan en nuestro plan de vida que podemos obrar coherentemente, y crear un sentido amplio que nos permita manifestar lo que realmente somos.En caso de no tener un plan de vida, nuestras actividades diarias podran convertirse en ese plan, y as hacernos vivir la ilusin de que le dan sentido a nuestra vida cuando la realidad es otra, no le brindan ms que un sentido fraccionado. Tal vez ocupen nuestros pensamientos y acciones, pero no pueden brindar total satisfaccin.

SEGUNDO CAPITULOEL SENTIDO DE LA VIDA Y EL PODER DE LA VOLUNTADII

II.-.EL SENTIDO DE LA VIDA Y EL PODER DE LA VOLUNTAD

I.1.-Primer internamiento: auschwitz

Unas 1500 personas estuvimos viajando en tren varios das con sus correspondientes noches; en cada vagn ramos unos 80 todos tenamos que tendernos en nuestro mismo empuje, lo poco que nos quedaba de nuestras pertenencias. Los coches estaban tan abarrotados que solo quedaba libre la parte superior de las ventanillas por donde pasaba la claridad gris de amanecer. Todos creamos que el tren se encaminaba hacia una fbrica de municiones donde nos emplearan como fuerza salarial. No sabamos dnde nos encontrbamos, ni si todadavia estbamos en silesia o ya habamos entrado en Polonia. El silbato de la locomotora tena un sonido misterioso, como si enviara un sonido de socorro en conmiseracin del desdichado cargamento que iba destinado a la perdicin. Entonces el tren hizo una maniobra, nos acercamos sin duda a una estacin principal. Y, de pronto un grito se escapo de los angustiados pasajeros: cmaras de gas hornos crematorios, matanzas indiscriminadas. El tren avanzaba muy despacio, se diriga que estaba indeciso, como si quisiera evitar a sus pasajeros cuanto fuera posible, la otra constatacin: auschwitz! A medida que iba amaneciendo se iban se hacan visibles los perfiles de un inmenso campo: la larga extensin de cerca de varias hileras de alambrada espinosa; las torres de observacin; los focos y las interminables columnas de harapientas figuras humanas, pardas a luz griscea del amanecer, arrastrndose por los desolados campos hacia un desierto desconocido se oan boses aisladas y silbatos de mando, pero no sabamos que queran decir. Mi imaginacin me llevaba a ver horcas con gente colgando de ellas. Me estremec de horror pero, no andaba muy desenganchado ya que paso a paso nos fuimos acostumbrando a un horror inmenso y terrible.A su debido tiempo entrenamos en la estacin. El silencio inicial fue interrumpido por voces de mando: A partir de entonces bamos a escuchar voces esperadas y chillonas una y otra vez, en todos los campos. Sanaban igual que el ltimo de una vctima, sin embargo haba una diferencia: eran rocas cortantes, como si vivieran de la garganta de un hombre que estuviera gritando as sin parar, un hombre al que asesinaran una y otra vez las portezuelas de vagn se abrieron de golpe y un pequeo destacado de prisionero entro alborotado. Llevaba uniformes rayados, tenan la cabeza bien afeitada pero parecan bien alimentados. Hablaban en todas lenguas europeas imaginables y todos parecan conversar cierto humor, que bajo tales de circunstancia sonaba grotesco como el hombre que se ahogaba y se agarraba una paja, mi innato optimismo se aferro a este pensamiento: los prisioneros tenan buen aspecto, parecen estar de buen humor, incluso serian, Quin sabe? Tal vez consiga compartir su favorable posicin.Poco sabamos entonces que componan un grupo especialmente seleccionado que durante aos haba sido el cociente de recepcin de las nuevas expediciones de prisioneros que llegaba a la estacin un da tras otro. Se hicieron cargo de los recin llegados y de su equipaje, incluido los objetos personales y las alhajas de contrabando. Auschwitz debe haber sido un extrao lugar en aquella Europa de los ltimos aos de la guerra, un lugar de repletos tesoros inmensos en oro y plata, platino y diamantes, depositado en sus enormes almacenes sin contar de los que estaban en los SS.A la espera de trasladarlos a otros campos ms pequeos, metieron ms de 110 prisioneros en una barraca construida para albergar a doscientas personas como mximo. Tenamos hambre y frio y no haba espacio suficiente ni para sentarnos en cuclillas en el suelo desnudo, no digamos ya para tendernos. Durante cuatro das, nuestro nico alimento consisti en un trozo de pan de 150 gramos. Pero o a los prisioneros ms antiguos que estaban a cargo de la barraca regatear, con uno de los componentes del comit de recepcin, por un alfiler de corbata de platino y diamante. Al final la mayor parte de las ganancias se convertan en tragos de aguardiente. No me acuerdo ya de cuantos miles de marcos se necesitaban para comprar la cantidad de schnaps necesaria para pesar una tarde alegre, pero si se que los prisioneros veteranos necesitaban esos tragos. Quin podra culparles de tratar de drogarse bajo tales circunstancias? haba otro grupo de hombres que trabajan en cmaras de gas y en lo crematorios y que saban muy bien que algn da serian revelados otra remesa y que tenan que dejar su obligado papel de ejecutores para convertirte en victimas.

II.2.- Hacia la derecha: primera seleccin.

Creo que todos formaban parte de una expresin vivan con la ilusin de que seriamos liberados, de que al final todo iba a salir muy bien. No nos dbamos cuenta del significado que encerraba la escena que expongo a continuacin hasta la tarde cuenta el significado que encerraba la escena que expongo a continuacin. Hasta la tarde formamos dos filas, una de mujeres y otra de hombres, y que desfilamos ante un oficial de los SS. Por sorprendente que parezca. Tuve el valor de esconder mi macuto debajo del abrigo. Uno a uno, los hombres pasaron ante el oficial. Me daba cuenta del peligro que ocurra si el oficial localizaba mi saco lo menos que hara sera derivarme al suelo de una bofetada; sabia lo propia instintivamente al irme aproximado a l me enderece de modo que no se diera cuenta de mi pesada carga. Ahora lo tena frente a frente.Era un hombre alto y delgado y llevaba en un uniforme impecable que se le sentaba perfectamente. Qu contraste con nosotros, todos sucios y mugrientos despus de tan largo viaje! Haba adaptado una actitud de aparente descuido sujetndose el codo derecho con la mano izquierda. Ninguno de nosotros tena la ms remota del siniestro significado que se ocultaba tras aquel pequeo movimiento de su dedo que sealaba unas veces a la izquierda y otros a la derecha, pero sobre todo a la derecha. Tocaba mi turno. Alguien susurr que si nos enviaban a la derecha significaba trabajos forzados, mientras que la direccin a la izquierda era para los enfermos e incapaces de trabajar, a quien enviaban a otro campo. No poda hacer otro cosa que dejar que las cosas siguieran su curso, como as seria a partir de entonces muchas veces ms. El macuto me pesaba y me obligaba a ladearme hacia la izquierda, pero hice un esfuerzo para caminar erguido. El hombre de los SS me miro de arriba abajo y parecido dudar; despus puso sus dos manos sobre mis hombros. Intente con todas sus fuerzas parecer distinguido: me hizo girar hasta que quede frente al lado derecho y segu andando en aquella direccin.Por la tarde nos explicaron la significacin del juego del dedo. Se trataba de la primera seleccin, el primer veredicto sobre nuestra existencia o no-existencia. Para la gran mayora de aquella expedicin, cerca de un 90%, signific la muerte; la sentencia se ejecut en las horas siguientes. Los que fueron enviados hacia la izquierda marcharon directamente desde la estacin al crematorio. Dicho edificio, segn me cont un prisionero que trabajaba all, tena escrito sobre sus puertas en varios idiomas europeos, la palabra "bao". Al entrar, a cada prisionero se le entregaba una pastilla de jabn y despus.Los que nos habamos salvado, la minora de nuestra expedicin, supo aquella tarde la verdad. Pregunt a los prisioneros que llevaban all algn tiempo a dnde podran haber enviado a mi amigo y colega P."Lo mandaron hacia la izquierda?""Entonces puede verle all", me dijeron.Dnde? La mano sealaba la chimenea que haba unos cuantos cientos de yardas y que arrojaba al cielo gris de Polonia una llamarada de fuego que se disolva en una siniestra nube de humo.

II.3.- Una salida: el suicidio

Lo desesperado de la situacin, la amenaza de la muerte que da tras da, hora tras hora, minuto tras minuto se cerna sobre nosotros, la proximidad de la muerte de otros -la mayora- haca que casi todos, aunque fuera por breve tiempo, abrigasen el pensamiento de suicidarse. La primera noche que pas en el campo me hice a m mismo la promesa de que no "me lanzara contra la alambrada". sta era la frase que se utilizaba en el campo para describir el mtodo de suicidio ms popular: tocar la cerca de alambre electrificada. Esta decisin negativa de no lanzarse contra la alambrada no era difcil de tomar en Auschwitz. Ni tampoco tena objeto alguno el suicidarse, ya que para el trmino medio de los prisioneros, las expectativas de vida, consideradas objetivamente y aplicando el clculo de probabilidades, eran-muy escasas. Ninguno de nosotros poda tener la seguridad de aspirar a encontrarse en el pequeo porcentaje de hombres que sobreviviran a todas las selecciones. En la primera fase del shock el prisionero de Auschwitz no tema la muerte. Pasados los primeros das, incluso las cmaras de gas perdan para l todo su horror; al fin y al cabo, le ahorraban el acto de suicidarse.Compaeros a quienes he encontrado ms tarde me han asegurado que yo no fui uno de los ms deprimidos tras el shock del internamiento. Recuerdo que me limit a sonrer y, muy sinceramente, cuando ocurri este episodio la maana siguiente a nuestra primera noche en Auschwitz. A pesar de las rdenes estrictas de no salir de nuestros barracones, un colega que haba llegado a Auschwitz unas semanas antes se col en el nuestro. Quera calmarnos y tranquilizarnos y nos cont algunas cosas. Haba adelgazado tanto que, al principio, no le reconoc. Con un tinte de buen humor y una actitud despreocupada nos dio unos cuantos consejos apresurados:"No tengis miedo! No temis las selecciones! El Dr. tiene cierta debilidad por los mdicos. Un prisionero de unos 60 aos, mdico de un grupo de barracones, me cont que haba suplicado al Dr. M. para que liberara a su hijo que haba sido destinado a la cmara de gas. El Dr. M. rehus framente ayudarle."Pero una cosa os suplico, continu, que os afeitis a diario, completamente si podis aunque tengis que utilizar un trozo de vidrio para ello aunque tengis que desprenderos del ltimo trozo de pan. Pareceris ms jvenes y los araazos harn que vuestras mejillas parezcan ms lozanas. Si queris manteneros vivos slo hay un medio: aplicaros a vuestro trabajo. Si alguna vez cojeis, si, por ejemplo, tenis una pequea ampolla en el taln, un SS lo ve, os apartar a un lado y al da siguiente podis asegurar que os mandar a la cmara de gas. Sabis a quien llamamos aqu un musulmn? Al que tiene un aspecto miserable, por dentro y por fuera, enfermo y demacrado y es incapaz de realizar trabajos duros por ms tiempo: se es un "musulmn". Ms pronto o ms tarde, regla general ms pronto, el "musulmn" acaba en la cmara de gas. As que recordad: debis afeitaros, andar derechos, caminar con gracia, y no tendris por qu temer al gas, excepto quizs t. "Espero que no te importe que hable con franqueza." Y repiti a los dems: "De todos vosotros l es el nico que debe temer la prxima seleccin. As que no os preocupis." Y yo sonre. Ahora estoy convencido de que cualquiera en mi lugar hubiera hecho lo mismo aquel da.

II.4.-La muerte emocional

A muchos de los prisioneros se les entregaba un uniforme andrajoso que, por comparacin, hubiera hecho aparecer elegante a un espantapjaros. Entre los barracones del campo no haba nada ms que barro y cuanto ms se trabajaba para eliminarlo ms se hunda uno en l. Una de las prcticas favoritas consista en destacar a un recin llegado en el grupo de limpiar las letrinas y retirar los excrementos. Si como sola suceder, parte de stos le salpicaba la cara al trasladarlos entre los desniveles del campo, cualquier signo de asco por parte del prisionero o la intencin de quitarse la porquera de la cara mereca cuando menos un latigazo por parte del "capo", indignado ante la "delicadeza" del prisionero.Estuve algn tiempo en algn barracn cuidando a los enfermos de tifus; los delirios eran frecuentes, pues casi todos los pacientes estaban agonizando. Apenas acababa de morir alguno de ellos y yo contemplaba sin ningn sobresalto emocional la siguiente escena, que se repeta una y otra vez con cada fallecimiento. Uno por uno, los prisioneros se acercaban al cuerpo todava caliente de su compaero. Uno agarraba los restos de las hediondas patatas de la comida del medioda, otro decida que los zapatos de madera del cadver eran mejores que los suyos y se los cambiaba. Otro haca lo mismo con el abrigo del muerto y otro se contentaba con agenciarse un trozo de cuerda autntica. Y todo esto yo lo vea impertrrito, sin conmoverme lo ms mnimo. Peda al "enfermero" que retirara el cadver. Cuando se decida a hacerlo, lo coga por las piernas, dejaba que se deslizara al estrecho pasillo entre las dos hileras de tablas que constituan las camas de los cincuenta enfermos de tifus y lo arrastraba por el desigual suelo de tierra hasta la puerta. Los dos escalones que haba que subir para salir al aire libre siempre constituan un problema para nosotros, que estbamos exhaustos por falta de alimentacin. Tras unos cuantos meses de estancia en el campo, ramos incapaces de subir las escaleras sin agarrarnos a la puerta para darnos impulso. El hombre que arrastraba el cadver se acercaba a los escalones. A duras penas poda subir l; a continuacin tena que izar el cadver

II.5.- Lo que ms hiere.

Los golpes se producan a la mnima provocacin y algunas veces sin razn alguna. Por ejemplo: el pan se reparta en el lugar donde trabajbamos y tenamos que ponemos en fila Ira obtenerlo. En una ocasin el que estaba detrs de m se corri ligeramente hacia un lado y esta mnima falta de simetra desagrad al guardin de los SS. Yo no saba lo que ocurra en la fila detrs de m, ni lo que pasaba por la mente del guardia pero, de pronto, recib los fuertes golpes en la cabeza. Slo entonces me di cuenta de que a mi lado haba un guardia y que estaba usando su vara. En tales momentos ya no es el dolor fsico lo que ms nos hiere es la agona mental causada por la injusticia, por lo irracional de todo aquello.Por extrao que parezca, un golpe que incluso no acierte a dar, puede, bajo ciertas circunstancias, herirnos ms que uno que atine en el blanco. Una vez estaba de pie junto a la va del ferrocarril bajo una tormenta de nieve. A pesar del temporal nuestra cuadrilla tena que seguir trabajando. Trabaj con bastante ahnco, repasando la va con grava, ya que era la nica forma de entrar en calor. Durante unos breves instantes hice una pausa para tomar aliento y apoyar-me sobre la pala. Por desgracia, el guardia se dio entonces media vuelta y pens que yo estaba holgazaneando. El dolor que me caus no fue por sus insultos o sus golpes. El guardia decidi que no vala la pena gastar su tiempo en decir ni una palabra, ni lanzar un juramento contra aquel cuerpo andrajoso y demacrado que tena delante de l y que, probablemente le recordaba al de una figura humana. En vez de ello, cogi una piedra alegremente y la lanz contra m. A m, me pareci aquello como una forma de atraer la atencin de una bestia, de inducir a un animal domstico a que realice su trabajo, una criatura con la que se tiene tan poco en comn que ni siquiera hay que molestarse en castigarla.

II.6.- La relacin con los guardias.

Como casi todos los que estaban internados en el campo, yo padeca de hambre. Mis piernas estaban tan hinchadas y la piel tan tirante que apenas poda doblar las rodillas. No poda atarme los zapatos si quera que cupieran en ellos mis pies hinchados. No hubiera quedado espacio para los calcetines aun cuando los hubiera tenido. Mis pies parcialmente desnudos estaban siempre mojados y los zapatos llenos de nieve. Ello me produca, naturalmente, congelaciones y sabaones. Cada paso que daba constitua una verdadera tortura. Durante las largas marchas sobre los campos nevados se formaban en nuestros zapatos carmbanos de hielo. Una y otra vez resbalaban y los que les seguan tropezaban y caan encima de ellos. Entonces la columna se detena unos momentos, no demasiados. Pronto entraba en accin uno de los guardias y golpeaba a los hombres con la culata de su rifle, haciendo que se levantaran rpidamente. Cuanto ms adelantado se estuviera en la columna, menos probabilidades tenas de detenerte y de tener que recuperar despus la distancia perdida corriendo con los pies doloridos.Haba tambin capataces que se preocupaban por nosotros y hacan cuanto podan por aliviar nuestra situacin, cuando menos al pie de obra. Pero an as no cesaban de recordarnos que un trabajador normal haca siete veces nuestro trabajo y en menos tiempo. Entendan, sin embargo, nuestras razones cuando argamos que ningn trabajador normal y corriente viva con 300 g de pan y 1 litro de sopa aguada al da; que un obrero normal no viva amenazado de muerte continuamente, todos los das y a todas las horas.

II.7.- La vida espiritual

A pesar del primitivismo fsico y mental imperantes a la fuerza, en la vida del campo de concentracin an era posible desarrollar una profunda vida espiritual. No cabe duda que las personas sensibles acostumbradas a una vida intelectual rica sufrieron muchsimo (su constitucin era a menudo endeble), pero el dao causado a su ser ntimo fue menor: eran capaces de aislarse del terrible entorno retrotrayndose a una vida de riqueza interior y libertad espiritual. Slo de esta forma puede uno explicarse la paradoja aparente de que algunos prisioneros, a menudo los menos fornidos, parecan soportar mejor la vida del campo que los de naturaleza ms robusta. Para aclarar este punto, me veo obligado a recurrir de nuevo a la experiencia personal. Voy a contar 1~; que suceda aquellas maanas en que, antes del alba, tenamos que ir andando hasta nuestro lugar de trabajo.

II.8.- El valor de la vida humana

Resulta difcil para un extrao comprender cun poco valor se conceda en el campo a la vida humana. El prisionero estaba ya endurecido, pero posiblemente adquira ms conciencia de este absoluto desprecio por la vida cuando se organizaba un convoy de enfermos. Los cuerpos demacrados se echaban en carretillas que los prisioneros empujaban a lo largo de muchos kilmetros, a veces entre tormentas de nieve, hasta el siguiente campo. Si uno de los enfermos mora antes de salir, se le echaba de todas formas, porque la lista tena que estar completa! La lista era lo nico importante. Los hombres slo contaban por su nmero de prisionero. Uno se converta literalmente en un nmero: que estuviera muerto o vivo no importaba, ya que la vida de un "nmero" era totalmente irrelevante. Y menos an importaba lo que haba tras aquel nmero y aquella vida: su destino, su historia o el nombre del prisionero. En los transportes de pacientes a los que yo, en calidad de mdico, tena que acompaar desde un campo de Baviera a otro, hubo un prisionero joven cuyo hermano no estaba en lista y al que, por tanto, haba que dejar atrs. El joven suplic tanto que el guardia decidi hacer un cambio y el hermano ocup el lugar de un hombre que, de momento, prefera quedarse. Con tal que la lista estuviera correcta! Y esto era fcil: el hermano cambi su nmero, nombre y apellido con los del otro prisionero, pues, como ya he dicho antes, carecamos de documentacin; ya tenamos bastante suerte con conservar nuestro cuerpo que, al fin y al cabo, segua respirando. Todo lo dems que nos rodeaba, como los harapos que pendan de nuestros esqueletos macilentos, slo tena inters cuando se ordenaba un transporte de enfermos. Se examinaba a los "musulmanes" con curiosidad descarada, con el fin de averiguar si sus chaquetas o sus zapatos eran mejores de los de uno. Despus de todo, su suerte estaba echada. Pero los que quedaban en el campo, capaces an para algn trabajo, deban aguzar sus recursos para mejorar las posibilidades de supervivencia. No eran sentimentales31. Los prisioneros se consideraban totalmente a merced del humor de los guardias juguetes del destino y esto les haca ms inhumanos de lo que las circunstancias habran hecho presumir. Siempre haba pensado que, al cabo de cinco o diez aos, el hombre estaba siempre en condiciones de saber lo que haba repercutido favorablemente en su vida. El campo de concentracin me proporcion mayor precisin: con frecuencia sabamos si algo haba sido bueno al cabo de result ser diez minutos. En Auschwitz me impuse a m mismo norma buena y que todos mis camaradas observaron ms tarde. Por regla general; contestaba a todas las preguntas con la verdad, pero guardaba silencio sobre lo que no se me peda de forma expresa. Si me preguntaban la edad, la deca; si queran saber mi profesin, deca "mdico", sin ms explicaciones. En la primera maana en Auschwitz un oficial de los SS asisti a la revista. Tenamos que agruparnos atendiendo a diferentes criterios: prisioneros de ms de cuarenta aos, de menos de cuarenta, trabajadores del metal, mecnicos, etc. Luego examinaban si tenamos hernias y algunos prisioneros tenan que formar otro grupo. El mo fue llevado a otro barracn, donde nos alinearon de nuevo. Tras otra seleccin y despus de ms preguntas sobre mi edad y profesin, me enviaron a un grupo ms reducido. De nuevo nos condujeron a otro barracn agrupados de forma diferente. Este proceso continu durante un tiempo y yo me senta muy desdichado al encontrarme entre extranjeros que hablaban lenguas para m ininteligibles. Por fin pas la ltima revisin y me hall de nuevo en el grupo que estaba conmigo en el primer barracn. Mis compaeros apenas se haban dado cuenta de que durante aquel tiempo yo haba andado de barracn en barracn. Fui consciente de que en los pocos minutos transcurridos me haba cruzado con un destino distinto en cada ocasin.Cuando se organiz el traslado de los enfermos al "campo de reposo", mi nombre (es decir, mi nmero) estaba en la lista, ya que se necesitaban algunos mdicos. Pero nadie crea que el lugar de destino futra de verdad un campo de reposo. Unas semanas atrs se haba preparado un traslado similar y entonces todos pensaron que les llevaban a la cmara de gas. Cuando se anunci que quien se presentara voluntario para el temido turno de noche sera borrado de la lista, de ms inmediato se ofrecieron voluntarios 28 prisioneros. Un cuarto de hora ms tarde se cancel el transporte pero aquellos 28 prisioneros quedaron en lista del turno de noche.

II.9.- La ltima voluntad

Y ahora se dispona por segunda vez el transporte al campo de reposo. Y tambin ahora se desconoca si era una estratagema para aprovecharse de los enfermos hasta su ltimo aliento, aun cuando slo fuera durante catorce das, o si su destino seran las cmaras de gas o un campo de reposo verdadero. El mdico jefe, que me haba tomado cierto apego, me dijo furtivamente una noche a las diez menos cuarto:He hecho saber en el cuarto de mando que todava se puede borrar su nombre de la lista; tiene de tiempo hasta las diez.Le dije que eso no iba conmigo; que yo haba aprendido a dejar que el destino siguiera su curso: "Prefiero quedarme con mis amigos", le contest.Sus ojos tenan una expresin de piedad, corno si comprendiera... Estrech mi mano en silencio, a modo de adis, no para la vida, sino desde la vida. Despacio, volv a mi barracn y all encontr a un buen amigo esperndome:"De verdad quieres irte con ellos?", me dijo con tristeza. "S voy a ir."Se le saltaron las lgrimas y yo trat de consolarle. Todava me quedaba algo por hacer, expresarle mi ltima voluntad."Otto, escucha, en caso de que yo no regrese a casa junto a mi mujer y en caso de que la vuelvas a ver, dile que yo hablaba de ella a diario, continuamente. Recurdalo. En segundo lugar, que la he amado ms que a nadie. En tercer lugar, que el breve tiempo que estuve casado con ella tiene ms valor que nada, que pesa en m ms incluso que todo lo que hemos pasado aqu.Otto, dnde ests ahora? Vives? Qu ha sido de ti desde aquel momento en que estuvimos juntos por ltima vez? Encontraste a tu mujer? Recuerdas cmo te hice aprender de memoria mi ltima voluntad palabra por palabra a pesar de tus lgrimas de nio?

A la maana siguiente part con el transporte. Esta vez no era ningn truco. No nos llevaron a la cmara de gas, sino a un campo de reposo de verdad. Los que me compadecieron se quedaron en un campo donde el hambre se iba a ensaar en ellos con mayor fuerza que en este nuevo campo. Haban intentado salvarse pero lo que hicieron fue sellar su propio destino. Meses despus, tras la liberacin, encontr a un amigo de aquel campo quien me cont que l, como polica, haba tenido que buscar un trozo de humana que faltaba de un montn de cadveres y que la rescat de un puchero donde la encontr cocindose. El canibalismo haba hecho su aparicin; yo me fui justamente a tiempo. No recuerda esto el relato de Muerte en Tehern? En cierta ocasin, un persa rico y poderoso paseaba por el jardn con uno de sus criados, compungido ste porque acababa de encontrarse con la muerte, quien le haba amenazado. Suplicaba a su amo para que le diera el caballo ms veloz _y as poder apresurarse y llegar a Tehern aquella misma tarde. El amo accedi y el sirviente se alej al galope. Al regresar a su casa el amo tambin se encontr a la Muerte y le pregunt "Por qu has asustado y aterrorizado a mi criado?" "Yo no le he amenazado, slo mostr mi sorpresa al verle aqu cuando en mis planes estaba encontrarle esta noche en Tehern", contest la muerte.

II.10.- La libertad humana

Qu decir de la libertad humana? No hay una libertad espiritual con respecto a la conducta y a la reaccin ante un entorno dado? Es cierta la teora que nos ensea que el hombre no es ms que el producto de muchos factores ambientales condicionantes, sean de naturaleza biolgica, psicolgica o sociolgica? El hombre es slo un producto accidental de dichos factores?, lo que es ms importante, las reacciones de los prisioneros ante el mundo singular de un campo de concentracin, son una prueba de que el hombre no puede escapar a la influencia de lo que le rodea? Es que frente a tales circunstancias no tiene posibilidad de eleccin?Podemos contestar a todas estas preguntas en base a la experiencia y tambin con arreglo a los principios. Las experiencias de la vida en un campo de concentracin demuestran que el hombre tiene una libertad de eleccin. Los ejemplos son abundantes, algunos heroicos, los cuales prueban que puede vencerse la apata, eliminarse la irritabilidad. El hombre puede conservar un vestigio d la libertad espiritual, de independencia mental, incluso en las terribles circunstancias de tensin psquica y fsica.Los que estuvimos en campos de concentracin recordamos a los hombres que iban, de barracn en barracn consolando a los dems, dndoles el ltimo trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en nmero, pero ofrecan pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la ltima de las libertades humanas - la eleccin de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias- para decidir su propio camino.Y all siempre haba ocasiones para elegir. .A diario, a todas horas, se ofreca oportunidad para tomar una decisin, decisin que determinaba si uno ce sometera a una las fuerzas que amenazaban con arrebatarle su yo ms ntimo,' la libertad interna; que determinaban si uno iba o no iba a ser el juguete de las circunstancias, renunciando a la libertad y a la dignidad, para dejarse moldear hasta convertirse en un recluso tpico.Visto desde este ngulo, las reacciones mentales de los internados en un campo de concentracin deben parecernos la simple expresin de determinadas condiciones fsicas y sociolgicas. Aun cuando condiciones tales como la falta de sueo, la alimentacin insuficiente y las diversas tensiones mentales pueden llevar a creer que los reclusos se vean obligados a reaccionar de cierto modo, en un anlisis ltimo se hace patente que el tipo de persona en que se converta un prisionero era el resultado de una decisin ntima y no nicamente producto de la influencia del campo. Fundamentalmente, pues, cualquier hombre poda, incluso bajo tales circunstancias, decidir lo que sera de l -mental y espiritualmente -; pues an en un campo de concentracin puede conservar su dignidad humana. Dostoievski dijo en una ocasin: "Slo temo una cosa: no ser digno de mis sufrimientos" y estas palabras retornaban una y otra vez a mi mente cuando conoc aquellos mrtires cuya conducta en el campo, cuyo sufrimiento y muerte, testimoniaban el hecho de que la libertad ntima nunca se pierde. Puede decirse que fueron dignos de sus sufrimientos y la forma en que los soportaron fue un logro interior genuino. Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido y propsito.Una vida activa sirve a la intencionalidad de dar al hombre una oportunidad para comprender sus mritos en la labor creativa, mientras que una vida pasiva de simple goce le ofrece la oportunidad de obtener la plenitud experimentando la belleza, el arte o la naturaleza. Pero tambin es positiva la vida que est casi vaca tanto de creacin como (le gozo y que admite una sola posibilidad de conducta; a saber, la actitud del hombre hacia su existencia, una existencia restringida por fuerzas que le son ajenas. A este hombre le estn prohibidas tanto la vida creativa como la existencia de goce, pero no slo son significativos la creatividad y el goce; todos los aspectos de la vida son igualmente significativos, de modo que el sufrimiento tiene que serlo tambin. El sufrimiento es un aspecto de la vida que no puede erradicarse, como no pueden apartarse el destino o la muerte. Sin todos ellos la vida no es completa.La mxima preocupacin de los prisioneros se resuma en una pregunta: Sobreviviremos al campo de concentracin? De lo contrario, todos estos sufrimientos careceran de sentido. La pregunta que a mi, personalmente, me angustiaba era esta otra: Tiene' algn sentido todo este sufrimiento, todas estas muertes? Si carecen de sentido, entonces tampoco lo tiene sobrevivir al internamiento. Una vida cuyo ltimo y nico sentido consistiera en superarla o sucumbir, una vida, por tanto, cuyo sentido dependiera en ltima instancia, de la casualidad no merecera en absoluto la pena de ser vivida.

II.11.- Prdida de la esperanza

El hombre que perda la fe en el futuro -en su futuro- estaba condenado. Con la prdida de fe en el futuro perda, asimismo, su sostn espiritual; se abandonaba y decaa y se converta en el sujeto del aniquilamiento fsico y mental. Por regla general, ste se produca de pronto, en forma de crisis, cuyos sntomas eran familiares al recluso con experiencia en el campo. Todos temamos este momento ya no por nosotros, lo que no hubiera tenido importancia, sino por nuestros amigos. Sola comenzar cuando una maana el prisionero se negaba a vestirse y a lavarse o a salir fuera del barracn. Ni las splicas, ni los golpes, ni las amenazas surtan ningn efecto. Se limitaba a quedarse all, sin apenas moverse. Si la crisis desembocaba en enfermedad, se opona a que lo llevaran a la enfermera o hacer cualquier cosa por ayudarse. Sencillamente se entregaba. Y all se quedaba tendido sobre sus propios excrementos sin importarle nada.Hay algo sobre lo que el mdico jefe del campo me llam la atencin: la tasa de mortandad semanal en el campo aument por encima de todo lo previsto desde las Navidades de 1944 al Ao Nuevo de 1945. A su entender, la explicacin de este aumento no estaba en el empeoramiento de nuestras condiciones de trabajo, ni en una disminucin de la racin alimenticia, ni en un cambio climatolgico, ni el brote de nuevas epidemias. Se trataba simplemente de que la mayora de los prisioneros haba abrigado la ingenua ilusin de que para la Navidad les liberaran Segn se iba acercando la fecha sin que se produjera ninguna noticia alentadora, los prisioneros perdieron su valor y les venci el desaliento. Cualquier intento por restablecer la fortaleza interna del recluso bajo las condiciones de un campo de concentracin pasa antes que nada por el acierto en mostrarle una meta futura. Las palabras de Nietzsche: "Quien tiene algo por qu vivir, es capaz de soportar cualquier cmo" pudieran ser la motivacin que gua todas las acciones psicoteraputicas y psicohiginicas con respecto a los prisioneros. Siempre que se presentaba la oportunidad, era preciso inculcarles un porqu -una meta- de su vivir, a fin de endurecerles para soportar el terrible cmo de su existencia. Desgraciado de aquel que no viera ningn sentido en su vida, ninguna meta, ninguna intencionalidad y, por tanto, ninguna finalidad en vivirla, se estaba perdido. La respuesta tpica que sola dar este hombre a cualquier razonamiento que trata de animarle, era: "Ya no espero nada de la vida." Qu respuesta podemos dar a estas palabras?

II.12.- Actitud ante la vida

Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida. Tenemos que aprender por nosotros mismos y, despus ensear a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros. Tenemos que dejar de hacemos preguntas sobre el significado de la vida y, en vez de ello, pensar en nosotros como en seres a quienes la vida les inquiriera continua e incesantementeNuestra contestacin tiene que estar hecha no de palabras ni tampoco meditacin, sino de una conducta y una actuacin rectas. En ltima instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo."'Dichas tareas y, consecuentemente, el significado de la vida, difieren de un hombre a otro, de un momento a otro, de modo que resulta completamente imposible definir el significado de la vida en trminos generales. Nunca se podr dar respuesta a la pregunta relativa al sentido de la vida con argumentos especiosos. "Vida" no significa algo vago, sino algo muy real y concreto, que configura el destino de cada hombre, distinto y nico en cada caso. Ningn hombre ni ningn destino pueden compararse a otro hombre o a otro destino. Ninguna situacin se repite y cada una exige una respuesta distinta"7; unas veces la situacin en que un hombre se encuentra puede exigirle que emprenda algn tipo de accin; otras, puede resultar ms ventajoso aprovecharla para meditar y sacar las consecuencias pertinentes. Y, a veces, lo que se exige al hombre puede ser simplemente aceptar su destino y cargar con su cruz. Cada situacin se diferencia por su unicidad y en todo momento no hay ms que una nica respuesta correcta al problema que la situacin plantea.Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar dicho sufrimiento, pues sa es su sola y nica tarea. Ha de reconocer el hecho de que, incluso sufriendo, l es nico y est solo en el universo. Nadie puede redimirle de su sufrimiento ni sufrir en su lugar. Su nica oportunidad reside en la actitud que adopte al soportar su carga.En cuanto a nosotros, como prisioneros, tales pensamientos no eran especulaciones muy alejadas de la realidad, eran los nicos pensamientos capaces de ayudamos, de liberamos de la desesperacin, aun cuando no se vislumbrara ninguna oportunidad de salir con vida. Ya haca tiempo que habamos pasado por la etapa de pedir a la vida un sentido, tal como el de alcanzar alguna meta mediante la creacin activa de algo valioso. Para nosotros el significado de la vida abarcaba crculos ms amplios como son los de la vida y la muerte y por este sentido es por el que luchbamos.

II.13.- Sentido del sufrimiento

Una vez que nos fue revelado el significado del sufrimiento, nos negamos a minimizar o aliviar las torturas del campo a base de ignorarlas o de abrigar falsas ilusiones o de alimentar un optimismo artificial. El sufrimiento se haba convertido en una tarea a realizar y no queramos volverle la espalda. Ante nosotros tenamos una buena cantidad de sufrimiento que debamos soportar, as que era preciso hacerle frente procurando que los momentos de debilidad y de lgrimas se redujeran al mnimo. Pero no haba ninguna necesidad de avergonzarse de las lgrimas, pues ellas testificaban que el hombre era verdaderamente valiente; que tena el valor de sufrir. No obstante, muy pocos lo entendan as. Algunas veces, alguien confesaba avergonzado haber llorado, como aquel compaero que respondi a mi pregunta sobre cmo haba vencido el edema, confesando: "Lo he expulsado de mi cuerpo a base de lgrimas.

II.14.- La voluntad de sentido

La bsqueda por parte del hombre por el sentido de la vida constituye una fuerza primaria y no una racionalizacin secundaria de sus impulsos instintivos. Este sentido es nico y especfico en cuanto es uno mismo y uno solo quien tiene que encontrarlo; nicamente as logra alcanzar el hombre un significado que satisfaga su propia voluntad de sentido. Algunos autores sostienen que los sentidos y los principios no son otra cosa que "mecanismos de defensa", "formaciones y sublimaciones de las reacciones". Por lo que a m toca, yo no quisiera vivir simplemente por amor de mis "mecanismos de defensa", ni estara dispuesto a morir por mis 'formaciones de las' reacciones". El hombre, no obstante, es capaz de morir por sus ideales y principios!Hace unos cuantos aos se realiz en Francia una encuesta de opinin. Los resultados demostraron que el 80% de la poblacin encuestada conoca que el hombre necesita "algo" por qu vivir. Adems, el 61% admita que haba algo, o alguien, en sus vidas por cuya causa estaban dispuestos incluso a morir. Repet esta encuesta en mi clnica de Viena tanto entre los pacientes como entre el personal y el resultado fue prcticamente similar al obtenido entre las miles de personas encuestadas en Francia; la diferencia, slo de un 2%. En otras palabras, la voluntad de sentido para muchas persona de hecho, no de fe.

TERCER CAPITULOLA FELICIDADIII

III.- LA FELICIDAD.

Somos felices en la medida en que alcanzamos aquello a lo que aspiramos. Cmo ser feliz? Qu vida merece la pena vivir? Qu sentido tiene la vida? Qu sentido tiene mi vida?... Mucha gente no cree en la felicidad. La considera una ilusin, un imposible. Otros entienden por "vida buena" algo muy diferente a lo que es la felicidad.La "vida buena" incluye, en primer lugar el bienestar, es decir, unas condiciones materiales que permitan "estar bien", y tener desahogo, para pensar en bienes ms altos. Se trata, primero, de lograr un bienestar material mnimo. Sin embargo, tiene gran importancia saber que los bienes que hacen feliz al hombre no son solo los tiles, sino aquellos otros que son amados por s mismos, porque son valiosos y ellos y enriquecen al hombre en un sentido ms alto que el puramente material. Entre estos hay que sealar el saber y la virtud puesto que ambos son posesiones humanas de conocimientos y hbitos, ms altos y enriquecedores que lo puramente tcnico y corporal.El saber y la virtud trasforman al propio hombre lo cual nos lleva a hacer una primera afirmacin: que la felicidad no est en el orden del tener, sino en el del ser. Practicar la virtud es el modo de crecer y llegar a la plenitud humana.El modo de ser propio de la persona humana es ser con otros y el modo ms intenso de vivirlo es el amor. Buena parte de la felicidad radica en tener a quien amar y amarle efectivamente, hasta hacerle feliz. Descubrir el sentido de la propia vida es saber a dnde me lleva; es conocer su destino final. Adems, para que la vida tenga sentido es necesario tener una tarea que cumplir. Al comenzar cada da, esa tarea introduce un elemento de ilusin, de expectativa concreta y da una cierta felicidad para el da que comienza. Esa ilusin, aunque sea pequea o muy repetida, "la de todos los das", produce el impulso necesario para vivir el da con esfuerzo.Cuando los proyectos se han roto, o no han llegado a existir nunca, se presenta la tarea de encontrar un motivo para vivir. Es preciso encontrar una ilusin de vivir por algo. En nuestra poca hay una fuerte crisis de proyectos de vitales, faltan razones para la existencia, hay crisis de ideales y de valores. Faltan convicciones y por eso se encuentra en tantas personas la desmotivacin y la desgana, que las lleva a depresiones y a un sentido poco optimista y an amargado de la vida.III.1.- Encontrar el sentido de la vida exige dos cosas:

a) una tarea por cumplir que nos ilusione.b) enfrentarse a los grandes interrogantes de nuestra existencia. Quien sabe responderlos encuentra una direccin satisfactoria para su vivir y aumenta grandemente su expectativa de felicidad. Sabe conducirse en la vida, sabe lo que verdaderamente importa, lo que debe tomarse en serio y lo que no tiene tanta trascendencia. Sabe cmo reaccionar en los momentos cruciales de su existencia. Saber cules son los valores verdaderamente importantes es el nico modo de alcanzarlos. Se es hombre cuando se tiene respuesta a estas tres preguntas: por qu estoy aqu? Por qu existo? qu debo hacer?Deseo de inmortalidad. El ser humano quiere dejar atrs el tiempo e ir ms all de l, hacia una regin donde el amor y la felicidad no se acaben. Este deseo, natural en toda persona de todas las pocas, muestra la condicin inmortal de la persona humana. Es algo connatural al hombre. La respuesta que se d al problema de la felicidad y al sentido de la vida est condicionada por respuesta al problema del destino final de la persona.

III.2.- Otras respuestas al problema de la felicidad.

Lo dicho hasta aqu, es bastante distinto a otras posiciones o planteamientos sobre la felicidad que son muy frecuentes en el mundo actual. Vamos a hacer un resumen de ellos:

2.1.- El Nihilismo.

Para ellos la felicidad no es posible, no existe. La persona no tiene, nadie a quien dirigirse, por tanto no existe el amor. "Estoy radicalmente solo". Los otros planteamientos que siguen son realmente variaciones de ste.

2.2.- La Desesperacin.

Cuando la vida es insoportable y no espero nada, la solucin es suicidio. Solo un rostro amable, un t, puede ayudar a salir a alguien de ella.

2.3.-El Fatalismo.

El hombre no es dueo de su destino. En la filosofa griega, era la postura de los esticos. Hoy se repite esta postura: creen que existe un elernento superior que es el Destino, el Azar que mueve la rueda de la vida. La libertad queda recortada o suprimida. "Hay un destino impersonal que decide por m".

2.4.- El Cinismo.

Parece que se interesa por la verdad, pero solo busca en todo su propio inters. Lo nico que le importa es su propia conveniencia. Puede suceder que incluso se burle de la verdad. Hace el papel que le conviene en cada caso y finge creer o acepta la verdad que en cada momento le conviene, en el fondo se re de todas ellas.

2.5.- Contrapunto a estas posturas.

Todas las formas de nihilismo son una experiencia amarga en la que el ser humano es profundamente infeliz y de la que trata de escapar, aunque sea por breve tiempo. Por eso buscan un momento de euforia que compense el sentimiento negativo, se buscan momentos de placer, crecientemente intensos. Se buscan estirnulantes que proporcionen el optimismo que la persona no siete, pero desea sentir. Se busca el placer -sexo, droga o alcohol- para "sentirme bien", aunque sea por un rato. Es como dar suelta a las fuerzas irracionales de la vida que uno lleva dentro, liberarlas, y que ellas se encarguen de trasportarnos a un "xtasis" en el que estamos por un tiempo, olvidados del feo rostro de lo cotidiano. Se trata de olvidar la propia vida o de sumirse en experiencias un poco "salvajes". La ebriedad es abandonarse por un tiempo en manos de fuerzas vitales que no controlamos, porque son irracionales. Al embriagase con el alcohol, la droga o el sexo, la persona se deja invadir por sensaciones cuevas, fuertes, placenteras que le trasportan a un viaje alucinante. Esto es la respuesta al nihilismo porque ah no se puede vivir. Quienes viven en el aburrimiento interior y el pesimismo, aunque normalmente disfrazado, tienen necesidad de salir de l. Estas personas tienen debilitada su voluntad porque sufren una dependencia, aunque digan: "cuando quiera voy a cambiar. Ellos saben que ser muy difcil.Es innecesario sealar que hay muchas personas que sin vivir en un nihilismo pesimista y amargado, sin embargo les sucede que no conciben la diversin sin ebriedad. Tanto unos como otros deben saber que la ebriedad pasa factura, tiene variados y sorprendentes efectos secundarios, nada deseables, que no los tienen previstos. Adems, la embriaguez se ofrece como un medio de evadirse de algo, y sin embargo resulta que acenta el rechazo a la realidad que la persona desea evadir. Como suele decirse "no hay domingo sin lunes".

III.3.- Tres actitudes actuales:

3.1.- El afn de placer.

"Carpe Diem" significa, "disfruta el da, busca el mayor placer posible". Es la mentalidad de los que identifican felicidad con placer corporal. Tratan de exprimir el gozo y el placer "antes de que sea tarde". Para ellos, la juventud es el momento ms adecuado para intensificar el placer y piensan que la verdadera libertad es terminar con todos los tabes y represiones que impiden disfrutar de las cosas placenteras.En este modo de pensar, lo que ms importa es el cuerpo. Deca Nietzsche: "cuerpo soy del todo, y por completo." Para estas personas, fcilmente el espritu se difumina y se achica. En cambio, todo lo elite se refiere al cuerpo se convierte en extraordinariamente importante: la dicta, la forma fsica, el funcionamiento de los rganos sexuales (instrumentos de su placer), el aspecto de la piel, la comida, la msica escuchada intensamente, el placer de la vista... Lo decisivo es la biologa, lo corporal. En cambio, evitan pensar en el futuro porque traer complicaciones: vejez, trabajo, quiz soledad, enfermedad y muerte. Dicen: "debo disfrutar ahora todo lo que pueda y no pensar en aquello"Confundir felicidad con placer es una grave equivocacin. El placer es momentneo y la felicidad pide permanencia. El placer es parte de la felicidad, es una realidad humana muy positiva, pero no es la felicidad. El placer corporal, adems, es una parte muy pequea de la felicidad, comparada con la felicidad mucho mayor que producen los placeres afectivos, psquicos, espirtales.Adems el placer, al repetirse, cansa, va causando menos placer hasta llegar incluso al hasto y al rechazo. Y siempre es parcial, porque afecta solo a una dimensin de la vida, y la felicidad aspira a ser algo totalizarte.Puede tener momentos de gran vivacidad y energa pero por s solo es constitutivamente insuficiente para hacer feliz.

3.3.- Dinero y poder.

Dicen algunos: "dinero es poder y felicidad"; "hay que tener suficiente dinero para poder hacer lo que quiera".Muchos se rinden al hechizo implacable del poder financiero. El lujo aparece entonces como signo y ostentacin de triunfo, de poder, de dinero. Se ambiciona, como felicidad de la vida, los mejores automviles, hoteles, viajes, joyas, ropas, perfumes. Poner la felicidad en el dinero es muy tentador. Atrae ms cuanto ms se carece de l, porque se suea en "cmo ser tener todo eso".Uno de los tpicos mis repetidos es decir que "el dinero no da la felicidad", pero es una verdad. Basta apelar a la experiencia. Tambin es cierto que aunque no d la felicidad contribuye y ayuda a ella, porque dentro de la "vida buena" est el bienestar y sin dinero no se puede conseguir bienestar.La realidad es que el dinero es un bien en s mismo pero puede convertirse en un mal y hasta en fuente de infelicidad y sufrimiento si se lo desea excesivamente o si es motivo de discordias (entre familiares, entre socios, etc.) . La excesiva preocupacin por el dinero materializa la vida humana hasta hacerla miserable. Es un medio para la felicidad, nunca es la felicidad. Ayuda indudablemente a la felicidad si est en su correcta jerarqua de valores, pero tambin es cierto que sin dinero, se puede ser muy feliz.

3.4.- Afn de poder y la ley del ms fuerte.

Es corriente esta mentalidad en el mundo actual. Es frecuente pensar as: "En la vida los que triunfan son los fuertes ' y para triunfar hay que imponerse a los dems. Lo que triunfa es la fuerza, no la justicia. La justicia puede ser el nombre que se le pone a lo que me conviene, a lo que favorece mis intereses. La justicia es que el ms fuerte impone al ms dbil. El hombre, para ser feliz, necesita ser ganador.Esta es la ley del ms fuerte. Uno de los medios para serlo es el dinero "que te abre todas las puertas, sin detenerse en prejuicios tontos". Lo importante es tener esferas de influencia y contactos en los que se entrelaza el poder.A nivel personal, es fcil suponer que esta actitud no genera felicidad en quienes la viven, (la felicidad supone siempre serenidad y paz interior); por otra parte, las injusticias cometidas siempre tienen riesgo de crcel o, al menos, problemas con los tribunales de justicia. Nunca es un buen negocio.

CONCLUCIONESLa persona humana est llamada a realizarse; es decir, a construir su personalidad, formar su manera de ser y adquirir una serie de valores. Ello es posible mediante el desarrollo de sus capacidades fsicas, intelectuales y afectivas.Para conseguir esta realizacin, el ser humano ha de estar abierto a la trascendencia. A lo largo de la vida, el hombre y la mujer se plantean numerosos interrogantes en torno a su existencia: De dnde vengo? Qu sentido tiene mi vida? y buscando la respuesta a dichos interrogantes.Los filsofos suelen estudiar entre algunos de sus tpicos el sentido de la vida. Pero no abordan el tema directamente, sino que lo exponen con rodeos y en conexin con cuestiones como la muerte, la inmortalidad, la reencarnacin, la resurreccin, etc.La filosofa moral, que slo se plantea si lo bueno y el deber pueden unirse o si podra tener sentido tal unin. La filosofa de la religin, por su parte, o bien tiende a dar por supuesto que cualquier problema que aborde roza.

BIBLIOGRAFIA

La cultura y el sentido de la vida, Lpez Quintos Alfonso, Ediciones rialp, Madrid 2003 El sentido de la vida, universidad de Piura universidad de Piura, Piura 2000. la felicidad mito o realidad? universidad de Piura universidad de Piura, Piura 2000 la memoria de la eternidad, Chaunu Pierre, Editorial Rialp Madrid 1979 dgar mastines http://www.tubreveespacio.com/reflexiones-sepo3pen01.htm, 20 de marzo del 2009

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