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¡Alabado Sea Jesucristo¡ EL SENTIDO DE LA REESTRUCTURACIÓN Un tema de preocupación hoy en la vida religiosa es el de la reestructuración y nos preguntamos si se trata de un asunto de moda o es un signo de los tiempos. Por el sentido de preocupación creo que tiene que ver con lo segundo, porque las estructuras también hablan de fidelidad o no, al seguimiento de Jesús y por otro lado, ante la Iglesia y ante nuestros pueblos, estamos llamados y llamadas a mostrar coherencia y autenticidad, es decir ser verdaderos religiosos, religiosas y no sólo parecerlo. Después del largo tiempo de reflexión sobre la “Refundación de la Vida Religiosa” que hacía alusión a los fundamentos de nuestra vida, la experiencia de fe, de fraternidad y misión, se constata que esta reflexión tiene que tocar igualmente las estructuras, porque las obras y las presencias apostólicas tienen su ciclo, y entonces las mediaciones para el carisma y la misión deben cambiar al ritmo de los tiempos, de la cultura y de las situaciones históricas. Los varios autores que escriben sobre la reestructuración subrayan que aunque la reestructuración no es el principal desafío de la vida religiosa, es el que más temor crea porque es el que nos implica de inmediato. Se supone que hay urgencia y necesidad de ella, pero debe ir estrechamente unida a la re fundamentación de las raíces evangélicas. Nos dice el P. Felicísimo Martínez, “para que la reestructuración sea posible, necesitamos cultivar una espiritualidad para el cambio”. Una espiritualidad encarnada, que dé sentido a todo lo que nos encamine en el proceso de reestructurar, dentro del cambio de época, de crisis global, buscando algo diferente y significativo que supone una serie de cambios en todas las dimensiones de nuestra vida, que tienen como punto de partida el nivel personal, para luego expresarse en nivel comunitario y social 1 Hna. Irene Díaz OP

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ESPIRITUALIDAD

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Alabado Sea Jesucristo

EL SENTIDO DE LA REESTRUCTURACINUn tema de preocupacin hoy en la vida religiosa es el de la reestructuracin y nos preguntamos si se trata de un asunto de moda o es un signo de los tiempos.Por el sentido de preocupacin creo que tiene que ver con lo segundo, porque las estructuras tambin hablan de fidelidad o no, al seguimiento de Jess y por otro lado, ante la Iglesia y ante nuestros pueblos, estamos llamados y llamadas a mostrar coherencia y autenticidad, es decir ser verdaderos religiosos, religiosas y no slo parecerlo.

Despus del largo tiempo de reflexin sobre la Refundacin de la Vida Religiosa que haca alusin a los fundamentos de nuestra vida, la experiencia de fe, de fraternidad y misin, se constata que esta reflexin tiene que tocar igualmente las estructuras, porque las obras y las presencias apostlicas tienen su ciclo, y entonces las mediaciones para el carisma y la misin deben cambiar al ritmo de los tiempos, de la cultura y de las situaciones histricas.Los varios autores que escriben sobre la reestructuracin subrayan que aunque la reestructuracin no es el principal desafo de la vida religiosa, es el que ms temor crea porque es el que nos implica de inmediato. Se supone que hay urgencia y necesidad de ella, pero debe ir estrechamente unida a la re fundamentacin de las races evanglicas.Nos dice el P. Felicsimo Martnez, para que la reestructuracin sea posible, necesitamos cultivar una espiritualidad para el cambio.Una espiritualidad encarnada, que d sentido a todo lo que nos encamine en el proceso de reestructurar, dentro del cambio de poca, de crisis global, buscando algo diferente y significativo que supone una serie de cambios en todas las dimensiones de nuestra vida, que tienen como punto de partida el nivel personal, para luego expresarse en nivel comunitario y social.Estamos muy claras que la reestructuracin requiere cambios y bien profundos: Los institucionales que arrastran a cambios personales y viceversa, y presupone unos recursos teologales, que garanticen construir sobre roca firme (MT7,21-27). Cambiar no es nada fcil por eso hace falta coraje, valor, creer que Dios est en otros lugares, en lo nuevo, lo distinto, lo desconocido an. Para nosotras el verdadero cambio implica una gran posibilidad de crecimiento, a la vez que renunciar a la costumbre, a la rutina, a la seguridad que nos ofrece lo conocido. El cambio nos orienta a tres objetivos centrales: recuperar nuestra identidad carismtica, recuperar nuestra misin proftica, crear las condiciones institucionales para que esto sea posible. Aunque no es fcil tenemos la certeza que Jess Seor de la historia nos acompaarn nuestro caminar.Hermanas sigamos unidas en este caminar y seguir reflexionando en este sentido de la reestructuracin que este sea nuestro fin de llegar a realizar estos tres objetivos. Unidas con Mara Nuestra Madre del Monte Carmelo

1Hna. Irene Daz OP