el rescatador de arboles

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Para Pepe, quien inspiró esta pequeña historia. Con mi amor, Gloria. Primera Parte Intentaré contarles una historia. Sucedió no hace tanto tiempo y probablemente se vuelva a repetir como casi todas las historias que andan por ahí dando vueltas por el mundo. o me pre!unten cómo es que la cono"co. #a cono"co porque sí, nada m$s. o todo puede tener una e%plicación. &n esta historia, por e'emplo, hay cosas di(íciles de comprender. ) les di!o que *trataré* de contarla porque es muy probable que olvide al!unos detalles o los nombres de ciertos persona'es. + veces no es ($cil mantener todo en la memoria. Sé que ustedes lo van a entender. Uno &l hombre de esta historia se llamaba ebta. #o recuerdo bien por lo e%traño de su nombre- nunca lo había escuchado, y soy al!uien de muchos lu!ares, claro que sí. Pero no se preocupen o se pon!an a ho'ear libros tratando de encontrar su ori!en o su si!ni(icado. o es tan importante. #o relevante es el persona'e y la historia que ten!o que contarles. Pon!an atención para que puedan atarse al e%tremo de su hilo y se!uirme. &ste hombre, que se llamaba ebta, vivía en una casa !rande y anti!ua, de esas que ya casi no se ven en las ciudades. &ntre muchas otras cosas aquí he olvidado al!unos detalles, la casa era de dos pisos, con un $tico que tenía una pequeña ventana en el techo. + ebta le !ustaba aquella ventana, le !ustaba aquel $tico, aunque se demorara un tanto en lle!ar hasta él /tenía que subir mucho por una escalera muy estrecha0 y en ocasiones terminaba bastante cansado /ebta era lo que suele llamarse *un hombre de la tercera edad*0. #e a!radaba porque desde ahí podía apreciar me'or el cielo, la luna, las estrellas, el resto de la calle, los techos de las otras casas- podía incluso corretear a los !atos cuando andaban de parranda y también contemplar m$s de cerca las bandadas de loros que, de ve" en cuando, cru"aban la ciudad. Pero, en realidad, no es de la ventana, ni del $tico, ni de la casa, ni de los techos de las otras casas, ni siquiera del cielo, o la luna, ni las estrellas y menos de los !atos o los loros de lo que ten!o que hablarles. &s del $rbol que había en la vereda, (rente a la casa de ebta. ) no es, que aquel $rbol (uese raro o lo hubiesen traido de al!1n lu!ar le'ano o lo que sea que pueda hacer especial a un $rbol. Si les hablo de un $rbol, ustedes querr$n saber qué $rbol es, pero no me es ($cil recordar su nombre y no intenten presionarme para que lo ha!a. Solo sé que era de aquellos que desprenden unas semillas que !iran y !iran al caer y a las que ustedes llaman helicópteros, y que adem$s era de ho'as caducas. 2e ima!ino que saben lo que es *ho'a caduca*, 3o no4 ueno, si no lo saben, lo averi!uar$n. 5ambién sé que era un buen lu!ar para que los p$'aros hicieran sus nidos. ada m$s. ecesito hablarles del $rbol porque es parte vital de esta historia. ) también, acaso esto es m$s importante aun, porque ebta lo amaba. o porque (uese !rande, de ramas (irmes y e%tendidas hacia el cielo y hacia los $rboles cercanos, y (rondoso, de ho'as verdes y brillantes en verano, con una sombra capa" de re(rescar a los que transitaban por la vereda del (rente, lleno siempre del canto de aves y ruidos de insectos. o. &ra solo que ebta amaba a todos

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Para Pepe, quien inspiró esta pequeña historia. Con mi amor, Gloria.

Primera Parte Intentaré contarles una historia. Sucedió no hace tanto tiempo y probablementese vuelva a repetir como casi todas las historias que andan por ahí dando vueltas por elmundo. o me pre!unten cómo es que la cono"co. #a cono"co porque sí, nada m$s. o todopuede tener una e%plicación. &n esta historia, por e'emplo, hay cosas di(íciles de comprender.) les di!o que *trataré* de contarla porque es muy probable que olvide al!unos detalles o losnombres de ciertos persona'es. + veces no es ($cil mantener todo en la memoria. Sé queustedes lo van a entender.

Uno

&l hombre de esta historia se llamaba ebta. #o recuerdo bien por lo e%traño de su nombre-nunca lo había escuchado, y soy al!uien de muchos lu!ares, claro que sí. Pero no sepreocupen o se pon!an a ho'ear libros tratando de encontrar su ori!en o su si!ni(icado. o estan importante. #o relevante es el persona'e y la historia que ten!o que contarles.

Pon!an atención para que puedan atarse al e%tremo de su hilo y se!uirme. &ste hombre, quese llamaba ebta, vivía en una casa !rande y anti!ua, de esas que ya casi no se ven en lasciudades. &ntre muchas otras cosas aquí he olvidado al!unos detalles, la casa era de dospisos, con un $tico que tenía una pequeña ventana en el techo. + ebta le !ustaba aquellaventana, le !ustaba aquel $tico, aunque se demorara un tanto en lle!ar hasta él /tenía quesubir mucho por una escalera muy estrecha0 y en ocasiones terminaba bastante cansado/ebta era lo que suele llamarse *un hombre de la tercera edad*0. #e a!radaba porque desdeahí podía apreciar me'or el cielo, la luna, las estrellas, el resto de la calle, los techos de lasotras casas- podía incluso corretear a los !atos cuando andaban de parranda y tambiéncontemplar m$s de cerca las bandadas de loros que, de ve" en cuando, cru"aban la ciudad.Pero, en realidad, no es de la ventana, ni del $tico, ni de la casa, ni de los techos de las otrascasas, ni siquiera del cielo, o la luna, ni las estrellas y menos de los !atos o los loros de lo queten!o que hablarles. &s del $rbol que había en la vereda, (rente a la casa de ebta. ) no es,que aquel $rbol (uese raro o lo hubiesen traido de al!1n lu!ar le'ano o lo que sea que puedahacer especial a un $rbol. Si les hablo de un $rbol, ustedes querr$n saber qué $rbol es, perono me es ($cil recordar su nombre y no intenten presionarme para que lo ha!a. Solo sé queera de aquellos que desprenden unas semillas que !iran y !iran al caer y a las que ustedesllaman helicópteros, y que adem$s era de ho'as caducas. 2e ima!ino que saben lo que es*ho'a caduca*, 3o no4 ueno, si no lo saben, lo averi!uar$n. 5ambién sé que era un buenlu!ar para que los p$'aros hicieran sus nidos. ada m$s.

ecesito hablarles del $rbol porque es parte vital de esta historia. ) también, acaso esto esm$s importante aun, porque ebta lo amaba. o porque (uese !rande, de ramas (irmes ye%tendidas hacia el cielo y hacia los $rboles cercanos, y (rondoso, de ho'as verdes y brillantesen verano, con una sombra capa" de re(rescar a los que transitaban por la vereda del (rente,lleno siempre del canto de aves y ruidos de insectos. o. &ra solo que ebta amaba a todos

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los $rboles, a todas las plantas que crecían en su 'ardín y m$s all$. ebta amaba la vida.

Dos

&l 'ardín de ebta no era pequeño. Como ya di'e, 3lo di'e, no4, su casa era una de ésas!randes y anti!uas. &staba casi en el centro de un !ran terreno que ocupaba cerca de mediaman"ana, lo que causaba la envidia de muchos de sus vecinos. + pesar de vivir solo, ebtanunca la había querido vender. +l!unos parientes y ami!os, en su a($n por prote!erlo, lohabían tratado de convencer para que se trasladara a un pequeño pero cómodo departamentocercano a al!1n centro comercial, con ascensor, portero eléctrico, conser'e y citó(ono que ledieran se!uridad. Cada cierto tiempo lle!aban también los corredores de propiedades,atraídos no tanto por la casa, que era vie'a, sino por el !ran terreno.

#e o(recemos muchos millones de pesos por ella le proponían unos.2ucho m$s de lo que realmente vale le ase!uraban otros. #o que usted pida leprometían los m$s atrevidos. o. o. o. ebta les decía siempre que no. 6l 'am$s lavendería. unca. Porque ebta era (eli" allí, con su !ran $rbol al (rente de su casa, su 'ardín,su patio de atr$s y su parrón. Si pueden hacerlo, traten ustedes de ima!inarse la vida deebta. +hora ya estaba un poco vie'o. Se notaba en la (orma pausada que tenía de caminar,la espalda levemente curvada, y su mirada m$s apa!ada de lo que se!uramente lo (ue en su

 'uventud, por la car!a de recuerdos tal ve". &n sus comien"os él había sido contador de variasempresas, y se había casado, pero no tenía hi'os. +hora su esposa no estaba, habíamuerto hacía unos años y él solo se ocupaba de llevarle la contabilidad a un vie'o ami!o !ordoque tenía un boliche a tres cuadras de su casa. &so era su(iciente para vivir tranquilo, pues,adem$s, recibía su 'ubilación. Con el dinero que su ami!o le pa!aba por la contabilidad, ebtacompraba tierra de ho'a. Sé que a ustedes les parecer$ raro, porque él no era 'ar dinero yadem$s uno no puede !astarse todo el dinero que recibe en comprar tierra de ho'a. + mítambién me lo pareció en un comien"o, es decir, cuando me lo contaron, pero como y lo di'e,3lo di'e, no4, él amaba su 'ardín y estar en él le parecía lo me'or del mundo y lo m$s natural.Su vida no era complicada, al menos a simple vista. &n las mañanas se levantaba muytemprano, y después de asearse, se dedicaba a re!ar los $rboles que tenía al lado a(uera desu casa, en la vereda7 el !rande, del que ya les hablé, y dos m$s pequeños, que se repletabande llores rosadas en primavera. 5ambién cuidaba con esmero un poco de pasto que habíalo!rado sobrevivir, a pesar de que los niños del barrio lo pisoteaban cada cierto tiempo

 'u!ando a la pelota. 8na de sus tareas era arrancar la male"a que siempre amena"aba condestruirlo. ebta tenía todo lo que deseaba.

Sin embar!o, su apacible e%istencia iba a cambiar. ) lo haría una de aquellas mañanas en lasque se dedicaba a desmale"ar el 'ardín.

Tres

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ebta estaba arrancando la male"a cuando descubrió al!o que antes había notado, pero a loque nohabía dado mucha importancia7 no todo lo que no era pasto era male"a. 9unto a ella, ypasando casi inadvertidos, crecían también pequeños $rboles, es decir, bebés de arboles.5enían un tallo del!ado desde donde ,asomaban una o dos ho'as pequeñísimas, tiernas, yverdes, cubiertas todavía por una suave capa aterciopelada.

ebta separó con sus dedos la hierba que estaba alrededor de ellos y los contempló lar!o rato:espués se puso de pie y miró al imponente $rbol, el de la !ran sombra. Comprendió queaquellos brotes eran hi'os de él y que si al!uien los cuidaba lle!arían a ser, al pasar el tiempo,tan !randes y hermosos como su padre. ebta decidió no arrancarlos. 2$s que eso ;esolvióque desde ese día iba a cuidar de ellos. Se iba a preocupar de rescatarlos. Como si (uese unniño que encuentra un tesoro y desea cont$rselo a su madre, así, con esas !anas, ebtacorrió hasta el patio posterior de su casa en busca de unos maceteros y ense!uida comen"ó atrasplantarlos.

Para hacerlo tuvo que prestar mucha atención, porque las raíces, los tallos y las ho'as de losbebés de $rboles son muy (r$!iles y tiernas, y se rompen con mucha (acilidad. 2as tarde, ysin apuro, los puso al res!uardo de la sombra del parrón, que también estaba en el patioposterior de su casa, y los re!ó, uno por uno, lentamente, de'ando caer en los maceterossuaves !otitas de a!ua que la tierra absorbió con ansias. ebta no supo, porque es muy di(ícilpara los hombres saber los sentimientos de la naturale"a, pero aquella mañana el !ran $rboldel (rente de 2I casa se sintió (eli" como nunca antes. Casi una decena de sus hi'os estaba asalvo. o quiero aburrirlos deteniéndome en detalle que puedan parecerles sin importancia,como que las ho'as del !ran $rbol se pusieron mas brillantes y sus ramas llenaron el aire deaplausos y desde ese día abri!aron a m$s p$'aros y dieron cabida a m$s insectos. Sinembar!o, es preciso que ustedes sepan que a partir de ese momento la principal preocupacion de ebta (ue rescatar a aquellos bebés de $rbol. Siempre que desmale"aba el 'ardín del(rente de su casa, lo hacía con sumo cuidado para no arrancarlos. <amos a ponerte en unlu!ar me'or, m$s prote!ido le susurraba cuando encontraba al!uno. ) lo sacaba, lo llevabahasta el patio interior de su casa y lo ponía 'unto a los otros arbolitos que crecían enmaceteros a la sombra del parrón. &staba bien, muy bien. Solo que ebta comen"ó a salvartambién a los pequeños $rboles que crecían en el pasto de la casa del (rente y en la del lado,y al pasar los días, cada ve" que iba a comprar o a caminar por las calles de su barrio, llevabauna pequeña bolsa con tierra por si encontraba al!uno para rescatar. ) siempre re!resabacon varios. + veces, con muchos. ) esto no habría sido problema si solo hubiese ocurridodurante esa primavera. Pero sucedió que ebta continuó rescatando $rboles por muchos,muchos meses. ) años. Se convirtió en un rescatador de $rboles.

Piensen lo que sucedió entonces. &l patio de su casa, su !ran patio, aquel terreno que eracodiciado por los corredores de propiedades, por el que le o(recían millones de pesos, poco apoco se (ue llenando de maceteros, bolsas y toda clase de tiestos que pudieran contener un$rbol pequeño. Sin que el propio ebta se diese cuenta, de pronto el espacio deba'o delparrón ya no le bastó, por lo que tuvo que ocupar el resto del patio, los pasillos de acceso a él,el ante'ardín. +l comien"o, ebta (1e de'ando o se (ue haciendo caminos para despla"arseentre ellos y así re!arlos y cuidar que crecieran sanos, sin pestes y esas cosas. Pero comocada día rescataba m$s y m$s y m$s, aparte de los que ya tenía, el espacio se (ue llenando

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r$pidamente. Cada día que pasaba tenía que de'ar los $rboles pr$cticamente uno 'unto al otro,hasta que no le quedó m$s remedio que ocupar el espacio que había en los balcones. & nverdad, a ebta no le importaba, porque eso era lo que él quería hacer7 rescatar $rboles.

Pero su casa (ue tomando un aspecto muy e%traño. Para empe"ar, ya no tenía 'ardín, esdecir, ya no contaba con aquel 'ardín con pasto y al!unas matas de arbustos e incluso un parde rosales. +hora eran solo $rboles. ada m$s que $rboles. Si uno miraba la casa desdea(uera o desde la vereda del (rente, la veía rodeada completamente por ellos. #a casa mismaparecía un e%traño y !ran $rbol con ramas que se asomaban de sus ventanas, de losbalcones, de la chimenea, casi, casi desde el techo. 2iles de matas, medianas, pequeñas,m$s !randes, miles y miles de $rboles iban creciendo y creciendo cada día m$s y m$s.

 +l!unos cientos incluso col!aban desde las panderetas como si (ueran plantas en maceteros.#a casa había quedado dentro de un !ran bosque. =inalmente, ya pr$cticamente no se veíanlas ventanas. &ra poco menos que imposible entrar o salir de ella. &stoy casi se!uro de queustedes se pre!untar$n por qué ebta hacía tal cosa. &s decir, uno puede entender quequisiera rescatar $rboles, unos pocos, tal ve" por su !ran amor por la naturale"a. Pero,3tantos4, 3para qué4&s que ni el misrmo ebta lo sabía. Pero a el no le importaba. 6l, simplemente, no haciapre!unttas. o, porque cada ve" que plantaba un pequeño $rbol en ries!o de morir oarrancado, ebta sentía al!o en su cora"ón. 8n pequeño cosquilleo. Sentia !anas de llorar yde reír a la ve". &n realidad él e%perimentaba una !ran (elicidad. ) el $rbol del (rente de sucasa, también. +unque ebta no lo supiera.

Cuatro

 Sin embar!o, ebta no vivía solo en este mundo. adie, aunque así lo pare"ca, vive solo. Pormencionar al!o, est$n nuestros vecinos. + veces son buenos vecinos y otras, no tanto. Inclusopueden lle!ar a ser nuestros ami!os de toda una vida. +l!unos se preocupan de las personas

que viven en las casas de al lado o del (rente o de m$s all$. + otros nos importa el aspectoque tiene nuestra calle- queremos que #as veredas estén limpias, los $rboles y 'ardines biencuidados, 3o no4 ueno, a los vecinos de el, les interesaba mucho, tal ve" demasiado queestaba sucediendo con la casa del vie'o. 2+s que preocuparles el anciano, les preocuba lapropiedad. =1e por eso que empe"aron a murmurar. Pero qué hombre tan raro>?@ué le pasa al vie'o ebta> 3+caso se est$ volviendo loco4 3Aan visto como tiene sucasa llena de $rboles4 ?&so ya no es casa> ?&s una selva> ?ebta se est$ volviendo loco> ?&s horrorosa> ?Aa de estar llena de bichos, arañas, culebras>

5ambién comen"aron a criticar el aspecto de ebta..., que era al!o que no quería mencionar,que hacer para que comprendan esta historia. Sí, su aspecto había desme'orado mucho en el

1ltimo tiempo. Aay que reconocerlo. #a mayoría de las veces andaba con un especie demameluco ancho de tela a"ul desteñida, con dos bolsillos enormes de los que siempre alo'abauna bolsa con una matita +ntes de ser un rescatador de $rboles, siempre lucía a(eitado yllevaba el pelo corto, pero ahora se había de'ado crecer el cabello y la barba con el prete%tode que no le quedaba tiempo para sí mismo, pues debía preocuparse de sus $rboles. &n losdías de calor, y también en los de (río, usaba un !ran sombrero de pa'a que lo hacía parecerun espantap$'aros, sobre todo ebta era (laco y lar!o y tenía un aspecto des!arbado. Sebañaba todos los días, pero a las dos horas lucía sucio y sudoroso por lo mucho que traba'aba

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rescatando $rboles, busc$ndoles un espacio, cambiando a los que iban creciendo desdetiestos pequeños a m$s !randes. &n las noches se acostaba e%hausto. Por supuesto, para losvecinos era incomprensible la conducta de ebta. o conocían sus sentimientos, así comotampoco él conocía mucho el sentimiento que despertaba en los dem$s. Por eso se sentía(eli" haciendo lo que hacía. ;escatando $rboles. :$ndoles un ho!ar en su casa. 3+ quiénpodría molestarle4 Sin embar!o, su (elicidad no se prolon!aría por mucho tiempo.

:uró hasta el día en que unos niños comen"aron !ritarle ?<ie'o loco, vie'o loco> ?2iren,ahí vael vie'o loco de los $rboles>

&s una pena que ten!a que lle!ar a esta parte, pero es así. #o terrible del caso es que bebta,con esto de los $rboles, se puso un puro eno'ón. astante, en honor a la verdad. &n su a($npor cuidarlos, no de'aba que nadie lse acercara. Si por casualidad al!uien, ya sea el hombreque iba a tomar el estado de la lu" o el que re!istraba el medidor del a!ua, le pisaba al!uno ole quebraba al!una rama, ebta reaccionaba en (orma violenta. #os trataba de torpes ein1tiles y re!resaba al interior de la casa mascullando palabrotas. #os niños pasa ron ,a sersus principales víctimas, pues desde el 'ardín de ebta las pelotas de (1tbol de'aron de serdevueltas a sus dueños. ' <ayan a 'u!ar a otro lado, chiquillos maldadososles !ritaba desdedentro. ?o pienso devolver m$s pelotas> i <$yanse a 'u!ar a otra parte, que aquí lo ni quehacen es romper mis $rboles>

Por eso (ue que los niños comen"aron a llamarlo vie'o loco, mani$tico, chi(lado. ) que suspadres y abuelos lo vieran como un anciano déspota e indeseable. #o peor de todo era queebta, después de voci(erar, se arrepentía, porque él amaba también a las personas y sobretodo a los niños. Suspiraba y se decía a sí mismo que estaba e%a!erando las cosas y que lapró%ima ve" trataría de ser m$s amable. ;ealmente a él no le !ustaba que le di'eran vie'oloco, que le !ritaran ?+hí va el vie'o loco de los $rboles>, que se rieran de él cada ve" que loveían. + nadie le !usta recibir burlas, el desprecio de los vecinos. &s malo ser blanco de lasrisas de los niños y de las críticas $cidas y duras de los adultos. B Casi todos, e%cepto suami!o el del boliche, comentaban que ebta era un vecino insoportable, un vie'o (uribundo,intratable, y que adem$s su casa era un desastre, a(eaba el barrio- que un barriocompletamente remo"ado y re'uvenecido como aquel no podía tener esa horrible casa llenade $rboles y menos a ese vie'o recorriendo las calles con ese mameluco muy !astado, esesombrero lleno de ho'as y que adem$s !ritoneaba a los niños ca ve" que caía una pelota ensu 'ardín. ebta P&S que en al!una medida él era el responsable de haber de'ado que lascosas lle!aran a ese e%tremo. Pero, realmente, no comprendía bien como había idosucediendo todo. + veces, mientras traba'aba con sus $rboles, pensaba7 primero (ue rescatarlos $rboles. después, rescatar m$s y m$s $rboles. (inalmente, eno'arme con los niños lan"anla pelota a mi patio y lastimando al!uno.Su ami!o, el del boliche, le decía7

<as a tener que solucionar este problema. 3Por qué no de'as solo los $rboles m$s!randes4 ?o rescates m$s $rboles> Por 1ltimo, desha"te de al!unos. DE

Pero 3cómo esco!er cu$les debían salvarse y cu$les no4 o podía quedarse tranquilode'ando que al!unos crecieran y otros murieran. Se sentía responsable de ellos. :e todos

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ellos. Aasta que una tarde, conversando con su ami!o, compartieron una idea que les parecióbuena.

Cinco

 <a a re!alar sus $rboles a la ciudad> ?Claro que sí> #a ciudad se vería hermosa con ellos.

Sería (ant$stico* delante de cada casa, por lo menos un $rbol, había muchas casas sin un$rbol en su entrada, nuchos edi(icios rodeados de concreto +#:sas que en el veranore(le'aban solo el ardiente calor. &stacionamientos de supermercados, ni las calles desiertas y(rías, sin un $rbol que aliviara el caminar de los transe1ntes en eI verano o ale!rara el otoñocon su lluvia de ho'as amarillas. uena idea> !ritó su ami!o, quit$ndose las tFa(as. uenaidea> !ritó ebta, abra"$ndolo.

&sa noche, el vie'o rescatador de $rboles pudo dormir. Se quedó eli!iendo los $rboles m$s!randes y (irmes para re!alarlos a la ciudad. #os (ue poniendo uno a uno en una carretilla/recuerden que ebta no era un 'ovencito, así que no podía empu'ar un carretón muy !rande0,hasta que ya no le quedó m$s espacio. 2ientras lo hacía, sentía al!o parecido a la (elicidad,

pues ahora sabía que iban a crecer hermosos como el !ran $rbol del (rente de su casa, y ensu patio quedaría lu!ar para recibir a m$s, porque de verdad a él le preocupaba mucho nopoder se!uir salvando $rboles por (alta de espacio. &so sí, trataría de mantener una rutina e irre!al$ndolos a medida que crecieran. &n la mañana muy temprano, después de haberdormido tan sólo tres horas, ebta salió con su pequeño carretón. Pero en su emoción yentusiasmo olvidó al!o importante7 olvidó cambiarse de ropa, ponerse unos pantalones y unacamisa limpios en ve" de ir por ahí con el mismo mameluco de siempre, sus mismas "apatillas!astadas. Simplemente, se le olvidó porque él pensaba solo en sus $rboles. Casi se habíaolvidado de sí mismo.

Ima!inen la escena de esa mañana7 después de abrir la vie'a puerta de su ante'ardín y sacar

la carretilla, se le hace di(ícil volverla a cerrar. #os $rboles que esco!ió son los m$s !randes yya sobrepasan su altura. &s el inicio del otoño y al!unos ya est$n comen"ando a perder susho'as. +ntes de disponerse a caminar, mira hacia ambos e%tremos de la calle. o hay nadie.#o que sucede es que es s$bado, mucha !ente no traba'a y los niños no van al cole!io. Peroebta no se ha acordado de ello. Para él, todos los días son i!uales. Porque ya no sale atraba'ar, es 'ubilado, recuerden. +quella mañana comen"ó a tocar los timbres de las casas desus vecinos. &s ($cil ima!inarse lo que ellos le respondieron cuando se asomaronsomnolientos por las ventanas. 3&st$ usted loco4 ?+ndar o(reciendo sus est1pidos $rbolesa estas horas de la mañana> 3@ué cosa dice4 ?o le entiendo> 3@ue me quiere re!alar un$rbol4 ?o quiero m$s $rboles> ?Cómo se le ocurre venir a molestar>

io es nadie, mam$> ?&s el vie'o loco de los $rboles> +un así, ebta no se de'ó abatir.Continuó toda la mañana recorriendo las calles, !olpeando las puertas. Pero en la mayoría delas casas sucedió lo mismo. +un cuando ya S& +C&;caba el mediodía y todos ya estabanper(ectamente despiertos, los hombres, las mu'eres y los niños le respondían mal, en especialaquellos que lo conocían. ) los que no Io habían visto nunca, solo se (i'aban en su aspecto ylo recha"aban antes siquiera de que ebta pudiera e%plicarles que los $rboles eran re!aladosy que él mismo se iba a preocupar de plantarlos. &s lamentable decirlo, pero muchos solo sede'aban !uiar por la apariencia :&S+;;+pada de ebta. #a mayoría. Ima!inen ahora a

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voy a re!alar los $rboles, no a vender>+1n así. o tenemos personal para que ha!a el traba'o.

8stedes se ima!inar$n cómo se sintió ebta. &l hombre aquel ni siquiera se molestó enmirarlo. Para qué mencionar si reali"ó al!1n !esto de buena educación, como decirle, pore'emplo7 lo siento mucho, es usted una persona muy !enerosa, pero ahora no podemos, osimplemente, no, !racias, tal ve" en un tiempo m$s. ebta estaba demasiado decepcionadopara se!uir insistiendo. #e di'o !racias al hombre y salió del lu!ar. Sintió que nadie locomprendía. 2$s a1n, se sintió muy, pero muy apesadumbrado porque parecía que sus$rboles nunca encontrarían otro ho!ar, y el suyo, había lo!rado darse cuenta, se haría cadadía m$s insu(iciente. &%perimentó al!o de ira también, porque, después de todo, él no era unvie'o loco como creían sus vecinos o aquellos niños que lo insultaban. &l era ebta, elrescatador de $rboles, el que tenía la ilusión de verlos crecer, de que (ueran tan !randes y tanhermosos como el !ran $rbol que había en la vereda, (rente a su casa.

&sa noche, como casi todas las noches, ebta subió al pequeño $tico. ecesitaba contemplarel cielo, las estrellas, respirar aire en el silencio (inal del día. #os niños del barrio no lo sabían/estaban viendo televisión en sus casas0, los adultos tampoco. adie. adie lo sabía, pero esanoche ebta se sintió de verdad muy triste. ) muy solo. &ntonces (ue cuando sucedió loe%traño, lo ine%plicable. Se!unda Parte Pero antes... Si desean se!uir escuchando oyendoesta historia, se!1n sea el caso, deben tener el cora"ón muy abierto. o los o'os, porque loso'os solo sirven para ver lo que se puede ver. )a lo di'e. +bierto el cora"ón el alma. comoquieran llamarle a la parte de nosotros que tampoco podemos ver con los o'os.

Siete

 ebta estaba contemplando las - estrellas desde su $tico..., 3les di'e que la casa tenía un$tico, no es cierto4 Sí. )a lo recordé. ueno, ebía estaba contemplando las estrellas desde e

I $tico de su casa, cuando de pronto empe"ó a oir un suave murmullo. Por un momento pensóque se le había quedado encendido el televisor, pues antes de subir había estado mirando lasnoticias, pero no, el sonido no provenía del interior de la casa, sino de a(uera. +l comien"ocreyó que podía ser la brisa que siempre se quedaba revoloteando entre las ramas de losarboles. Pero tampoco. #a noche estaba quieta. 2as quieta que nunca, qui"$s. ada parecíamoverse, salvo el titilar le'ano de las estrellas. &ntonces ebta decidió abrir la ventana y tratarde mirar m$s all$. Corría una suave brisa (ría que de a poco le (ue helando la punta de lanari", pero eso no le importó. Giró la cabe"a hacia la derecha y hacia la i"quierda, *paró lasore'as*,como dicen al!unos o, en un len!ua'e menos coloquial, se quedó lar!o rato tratandode identi(icar desde dónde provenía aquel sonido. &ntonces se (ue dando cuenta de que elmurmullo no venía de nin!una otra casa, ni de la calle, ni de all$ aba'o alrededor del 'ardín. &l

sonido provenía del $rbol.

:el centro del (olla'e, qui"$s, o desde dentro eso ebta no lo podía precisar. &n realidad, tratóde ver el ruido, al!o muy di(ícil porque los ruidos se escuchan, no se ven, pero ebta insistióen ver el ruido- sin embar!o, las ramas dalan sombras que se lo impedían, adem$s la nochede verdad estaba oscura. &ra una noche sin luna. 8na noche e%trañamente quieta ysilenciosa, salvo por aquel murmullo. =ue entonces cuando ebta se percató de que aquelruido no era e%actamente un murmullo, es decir, había de'ado de serlo. :esde el instante que

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él se había asomado a la ventana, poco a poco aquel sonido se había ido aclarando,aclarando, para convertirse en al!o parecido una vo". Pero no el tipo de vo" a la que estamosacostumbrados. &ra di(erente, como un soplido, un aliento suave, !rave y pro(undo queprovenía desde la escasa (rondosidad del $rbol. ;ecuerden que era un $rbol de ho'ascaducas y ya estaba comen"ando el otoño. &n aquella terrible oscuridad, en aquel pro(undosilencio, la vo" comen"ó a dibu'arse en palabras. #as P+#+bras del $rbol. &l !ran $rbol del(rente de su casa le estaba hablando. &st$s un poco triste, 3no4

&n ese momento, ebta estaba mirando hacia los lados. Pero no pudo se!uir haciéndolo. Suso'os, su cuerpo entero se detuvo. Por un se!undo sintió que su cora"ón de'aba de latir, peroense!uida, como si se hubiese vuelto loco, le empe"ó a palpitar r$pido y (uerte. Podíaescuchar sus !randes y poderosos latidos cada ve" m$s (uertes y m$s apresurados, lossentía en sus oídos, en las sienes, en las venas de su cuello, en el estóma!o. ?o, no podíaser cierto> Se!uramente se había quedado dormido y estaba soñando. ?5odo no es m$s queun sueño> ?5odo no es m$s que un sueño, todo no es m$s que un sueño> se repitió decenasde veces, tal como lo hacía cuando de niño al!o le causaba miedo. ?&ra imposible que un$rbol hablara> &so le decía su mente de persona sensata. Pero entonces otra ve" escuchóaquella vo", ahora antecedida de un pequeño carraspeo7 ?o te asustes, ebta, no te est$sucediendo nada malo> ?Soy yo, el $rbol !rande del (rente de tu casa>.Ia vo" era ami!able. )las palabras, también. Sin embar!o, ebta se sentía demasiado aturdido como para ponerse apensar en ello. Se di'o que qui"$s todos los que lo llamaban loco tenían ra"ón. Pero lo pensósolo un ins tante, pues inmediatamente e%perimentó unos Irre(renables deseos de escapar.5al ve" no era que se estuviese volviendo loco. Se!uramente &S5++ demasiado cansado ytambién muy triste y solo. &ntonces cerró la ventana y ba'ó aceleradamente las escaleras, lom$s r$pido que pudo, hasta que lle!ó al se!undo piso, donde estaba su dormitorio. Se acostó,pero no lo!ró conciliar el sueño en la madru!ada, Cuando los p$'aros ya comen"aban a trinar.

:urante el día, mientras reali"aba sus quehaceres, en tanto cuidaba a sus miles de $rboles yse preparaba al!o de comer, no podía sino recordar lo que le había sucedido. #o que pasabaes que, como a todos los seres humanoH., a veces a ebta le costaba reconocer la <erdad. )la verdad era que el $rbol sí le había hablado. +sí es que cuando comen"ó a caer la noche,decidió que por nada del mundo subiría al $tico esa noche. +unque necesitara mirar lasestrellas, o de'ar escapar su mente hacia el cielo y olvidar que todos lo creían loco y queadem$s a1n no podía encontrar un lu!ar donde plantar sus $rboles, no subiría al $tico. opodía hacerlo. 5emblaba solo de pensar en que al!o parecido a lo de la noche anterior lesucediera nuevamente. Claro que ebta no se lo decía de ese modo, él no admitía así tansimplemente su temor y menos reconocía que el $rbol de verdad le hubiese hablado. 6l seinventó mil e%cusas7 @ue le dolía la espalda. @ue había dormido mal. @ue había tenidopesadillas la noche anterior y ahora tenía mucho sueño.

@ue me'or veía la película que estaban anunciando en la televisión en ve" de subir acontemplar las estrellas. &ran todos prete%tos. &s normal tratar de evitar lo que nos producemiedo, 3cierto4 Sin embar!o, las cosas no siempre suceden como 8no se las propone, y eso(ue 'ustamente lo que le pasó a ebta aquella noche.

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Ocho

 &staba sentado (rente al televisor cuando sonó el telé(ono7 era su ami!o, su 1nico ami!o,ustedes ya lo conocen, el medio !ordito y miope dueño del boliche al que le llevaba la

contabilidad. :espués de saludarlo, este le e%puso el motivo de su llamado. &n lamadru!ada me voy de pesca y se me rompió mi caña 'usto hace unos minutos. 32e puedesprestar la tuya4 e n el instante mismo, ebta recordó que sus utensilios de pesca estaban enel $tico. ) supo que 5&:;+ @8& S8I;, porque tampoco era su costumbre de'ar de hacer(avores cuando le era posible. Claro que sí, ven a buscarla le respondía sin de'ar traslucirel temor que ya estaba comen"ando a sentir.

38stedes creen que es motivo de temor el que un $rbol le hable a uno4 Sinceramente, yo mehabría muerto de susto y a lo me'or no me habría atrevido a subir, aunque mi ami!o seeno'ara conmi!o. Pero ebta se obli!ó a sí mismo a en(rentar ese temor. :ecidió que iría porla caña de pescar. #a escala que lo conducía hasta el $tico estaba un poco vie'a, como casi

todo en la casa, así es que mientras ebta avan"aba por los peldaños podía oír el cru'ir de lastablas ba'o sus botas. +l escuchar aquel ruido, se dio cuenta de que esa noche estaba tancallada y tan quieta como la anterior. ) su cora"ón comen"ó otra ve" a apresurarse. Podíasentirlo tal como la noche precedente. Pero ebta era un hombre valiente, aunque no lopareciera cuando ba'ó corriendo las escaleras la noche pasada. +hora no se de'ó atemori"ar.

 +dem$s, le había prometido a su ami!o que le tendría la caña y no iba a salir a 1ltima horacon el cuento de que el $rbol le había hablado y tenía miedo. &so sí que sería motivo para quehasta su ami!o creyera que se estaba volviendo loco. &l del boliche era su ami!o verdadero yle hubiese creído la historia arbol, porque los ami!os verdaderos nunca dudan de sus ami!os,pero ebta estaba muy .+S8S5+: y no quería arries!arse ni un poco a perder su amistad.

 +sí es que decidió que, por eso, no le iba a contar y continuó subiendo hasta que estuvo en lo

alto. Cuando encontró la caña se quedó por un 2omento, menos de un se!undo,contemplando al !ran $rbol que estaba (rente a su casa. + tra ves de la ventana solo podíadistin!uir una parte de él, pero era m$s que su(iciente. Pudo <er sus !randes y (uertes ramase%tendiéndose hacia todos lados. Parecía un !i!ante vi!oroso con los bra"os en altobuscando estrellas. ebta S& emocionó. Pensó en los cientos, tal ve" miles de hi'os de ese$rbol creciendo all$ a(uera. pensó también en los miles de hi'os de otros $rboles. &ntoncespermaneció un momento m$s 'unto a la ventana. Simplemente, porque no podía apartar loso'os de aquel $rbol y también porque necesitaba convencerse de que, en realidad, lo sucedidola noche anterior había sido al!o que había ima!inado, producto del cansancio y la decepción.

Se quedó un lar!o rato ahí. Contempl$ndolo. ) nada sucedió. &s decir, ebta no escuchó

nin!1n murmullo que se (uera haciendo cada ve" m$s claro hasta convertirse en vo" de $rbol.ada. Aasta que, por un impulso ine%plicable ya di'e que en esta historia hay muchas cosasque no tienen e%plicación a ebta se le ocurrió abrir la ventana. +l!o totalmente (uera delu!ar, porque esa noche sí que hacía (río, tanto que se había visto obli!ado a ponerse unascalcetas m$s !ruesas al caer la tarde. 5al ve" ebta quiso convencerse completamente deque estaba en lo cierto, de que en realidad no había e%istido murmullo ni vo" ni menospalabras, porque él no solo había oído una vo", había escuchado, y muy claramente, unaspalabras, unas (rases, yo se las puedo recordar si es que las han olvidado, aunque es di(ícil

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olvidar una cosa así7 &st$s un poco triste, 3no4 ?o te asustes, ebta, no te est$sucediendo nada malo> ?Soy yo, el $rbol !rande del (rente de tu casa> ien. ebta abrió laventana.

Nueve

 #o hi"o para convencerse. )a lo di'e. ) entonces, como si lo estuviera esperando desdehacía mucho, el $rbol nuevamente le habló7 ?Aola, ebta> ?@ué bueno que te decidiste asubir a conversar conmi!o> &sta ve" su vo" (ue m$s clara, m$s pro(unda mas (uerte que lanoche anterior. ebta simplemente se quedó parali"ado, no podía mover ni un m1sculo de sucara, y menos de su cuerpo. #a caña de pescar que tenía en su mano se desli"ó hasta caer alsuelo. ?:e'a ya de asustarte, tonto, t1 no eres un hombre cualquiera, eres especial> e%clamó el $rbol con un li!ero tono de impaciencia en su vo". ?:e'a de actuar como unhumano com1n y corriente>

&ntonces ebta decidió contestarle, aunque realmente le parecía una locura, pero es que enrealidad era una locura lo que le estaba sucediendo. 8stedes coinciden en eso, 3verdad4

ebta le contestó. + medias, porque debió hacer un !ran es(uer"o, primero para sacar elhabla, ya que tuvo que despe'ar la !ar!anta, que m$s parecía un nudo que un tubo dispuestoa de'ar pasar al!1n sonido- después, para mover los labios. Por supuesto que le salió una vo"apenas audible y al!o a!uda. ) todo lo que lo!ró decir (ue7 3Cómo sabes mi nombre4 &l$rbol comen"ó entonces a resoplar y a a!itarse como si al!uien lo estuviese moviendo desdeel tronco, aunque era imposible mover a un $rbol tan !rande. #a verdad es que se estabariendo.?+aaah, eres muy simp$tico> e%clamó, después de calmarse. ?5e cono"co de hacetanto, lo menos que puedo es saber tu nombre.ebta pensó que sí, que aquel arbol tenía ra"ón, que hacía ya casi cuarenta años que vivía enesa casa y desde siempre había estado ese $rbol allí. &n realidad, persona.

?5e voy a de'ar aquí para que recibas m$s sol> 3@ué te pasa, muchachita, que est$s tantriste4 ?<oy a tener que cortarte al!unas ramas, te est$s poniendo (ea> ?2iren lo que lestrai!o> ?<itaminas para que cre"can m$s lindas> ebta pensaba que las plantas podían oírlo,percibir de al!una (orma sus cuidados y su amor. 6l creía, tal como muchas personas, que lasplantas podían moverse de una (orma especial y emitir ciertos sonidos casi inaudibles al oídohumano. Pero de ahí a que hablaran, que usaran el mismo len!ua'e que los hombres, quedominaran el arte de combinar letras, sílabas, palabras, de eso a escuchar sus voces... + oírla vo" pro(unda y !rave del $rbol que estaba (rente a su casa... ) m$s a1n, que el $rbol nosolo supiera su nombre, sino también conociera a sus ami!os..., era al!o di(ícil de entender.Pero ya lo di'e, esta historia tiene mucho de ine%plicable. 5ambién di'e, y lo se!uiré diciendo

hasta que termine, hay que escucharla con el cora"ón, 3lo di'e, no4 Porque, claro, con el oídosolo se oye lo que hace ruido, en cambio con el cora"ón... +unque se sentía asustado y muycon(undido, esa noche ebta decidió que de ahí en adelante Iba a tratar de escuchar con elcora"ón. Convencido de eso, se (ue a dormir.para descubrir al!1n indicio. Pero él no le dabanin!una pista. ada. &ntonces, ebta esperó hasta la noche y subió al $tico en busca de unarespuesta, al!una ra"ón que e%plicara lo que le estaba sucediendo. ) estaba en lo cierto. &l$rbol tenía un muy importante motivo para hablarle. Pero eso es al!o de lo que se dar$ncuenta lue!o. &sta ve", cuando lle!ó al $tico, abrió la ventana de par en par. 8stedes

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se!uramente est$n pensando que el $rbol le quería dar las !racias por rescatar a suspequeños hi'os de una muerte lenta, se!ura y dolorosa, porque morir pisoteado o arrancadode la tierra sin piedad debe doler. Pero no. &l !ran $rbol del (rente de la casa quiso advertir deal!o a ebta y, a través de él, a la ciudad.

 +l hablar de ciudad, todos pensamos en las calles, los puentes, las casas y los edi(icios dedepartamentos, los medios de transporte, los cole!ios, los hospitales, el aeropuerto. Sinembar!o, el $rbol del (rente de la casa de ebta no pensaba precisamente en los edi(icios oen las casas o en las veredas o en las calles, ni en los cines ni en nada de eso. &l $rbolpensaba en las personas, en los niños, en los p$'aros, en los perros y los insectos, en losotros $rboles, en las (lores de los parques, en los pequeños ríos de las a(ueras, en los !atos.&l $rbol pensaba en todo aquello que tenía vida. Porque todo lo que tenía vida se encontrabaen peli!ro. 6l, por ser un $rbol, lo sabía. &n realidad, no lo sabía por ser solamente un $rbol,sino porque era uno de los $rboles m$s !randes y m$s vie'os de la ciudad. 6l podía vermucho m$s que lo que veían los otros $rboles e, indudablemente, m$s que lo que podían oquerían ver las personas..., la mayoría de las personas, e%cepto ebta, claro, que como ya leshe dicho muchas veces, era un ser humano muy especial. +ntes de una semana, cuando notóque ebta le había perdido al!o de miedo, el $rbol le con(esó el porqué intentaba comunicarsecon él.

@uiero que mires al cielo, ebta, y te (i'es en aquella enorme nube ne!ra que se est$(ormando. &s una nube tó%ica y cada día crece y crece y crece y se a!randa. ebta sacó elcuello hacia (uera, es decir, se asomó hasta la cintura para poder mirar y se quedó lar!o ratoen silencio mientras el $rbol continuaba7Se est$ convirtiendo en un !ran monstruo. :ebes ir y advertirles a todos que est$n a laspuertas de una !ran des!racia. Primero los niños y los ancianos, lue!o los adultos, todoscomen"ar$n a su(rir en(ermedades, muchos morir$n, al!unos antes, otros después. #osp$'aros, las ardillas, los perros, los caballos, las mariposas. ebta si!uió mirando. bservabien continuó el $rbol con vo" triste. #as estrellas ya no tienen el mismo brillo de antes. #aluna se ve di(usa, p$lida, parece que ya no est$ tan cerca y tiene unos círculos e%traños a sualrededor. &ra cierto. #as estrellas parecían pequeños insectos emi!rando hacia el in(inito.Aasta el contorno de las montañas estaba desapareciendo. ebta tuvo que quedarse lar!orato observando el cielo para darse cuenta de que el $rbol tenía ra"ón. ) ese es(uer"o quetuvo que hacer es comprensible porque, después de todo, ebta era un hombre y los hombresno tienen la misma sensibilidad de los $rboles.

:espues de lo que le conto el $rbol, al dia si!uiente, había una reunión importante en lamunicipalidad ebta pre!untó dónde se reali"aba esa reunión, considerando la oportunidadque tenía de diri!irse a un lu!ar en que pudiera encontrar a todas las autoridades vecinalesreunidas. &s in(ormación reservada le contestó la vo", ya no tan amable, y le cortó.&ntonces ebta decidió que iría un poco m$s arriba en la escala del poder. ;esolvió ir hasta lamunicipalidad para hablar con al!1n conce'al. &st$n todos en una reunión muy importantecon los 'e(es comunales. &ntonces buscaría m$s arriba a1n. 3) el alcalde4

#e podemos dar una cita para una semana m$s. &l señor alcalde tiene su a!enda completa.:ebería ir a la intendencia. Pediría hablar con el intendente personalmente. &l intendente

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anda de via'e. Con al!1n diputado o senador. Se encuentran resolviendo problemas de&stado. o se les puede interrumpir. :e todas (ormas, les haremos saber su inquietud. ospreocupan mucho las inquietudes de la !ente le e%plicó el secretario del secretario de lasecretaria del Con!reso. Con al!1n obispo. #a I!lesia también tiene poder, se di'o ebta,pensando que de nin!una manera iba a claudicar. &so no le compete a la I!lesia. :ebeusted hablar con al!1n diri!ente vecinal.

 +quella noche, ebta lle!ó a su casa, se sentó en el sillón, se sacó las botas y pensó quedebía dormirse de inmediato para poder reanudar sus es(uer"os al día si!uiente. +ntes, subióal $tico. Se!uramente su ami!o estaría esper$ndolo para saber cómo le había ido. o me(ue bien le di'o, un tanto apesadumbrado, al $rbol. 5odo el mundo parece estar muyocupado.

Tercera Parte 

&s un poco triste relatar lo que sucedió al día si!uiente y los que si!uieron, así es que no lo

voy a contar. 8stedes ya lo suponen. +hora, preoc1pense de lo que viene a continuación.

Once

:e un día para otro, la nube comen"ó a cubrir la ciudad. Perdón, me e%presé mal. o (ue quela nube !rande y oscura de un día para otro comen"ara a cubrir la ciudad. =ue de un día paraotro que las personas de la ciudad se dieron cuenta de que una nube !rande y oscura estabacubriendo la ciudad. @ue estaba sobre sus cabe"as.

Sí, porque aunque a ustedes les pare"ca raro, las personas no habían puesto atención hasta&S& :+ que una nube !rande y oscura estaba cubriendo la ciudad. o habían notado que los

techos ro'os de las casas cada día se veían menos ro'os, que los edi(icios blancos parecíanplomos, que las veredas, que ya eran !rises, se veían a1n m$s !rises. Gris de !ris era todo.Aasta el aire era !ris. ) ponía !rises a las personas, y no solo !rises, sino opacas. =eas. )tristes. por lo menos, de aspecto triste. &l pelo sin brillo, las me'illas amarillentas. &ra tan!rande y tan oscura que lo ensombrecía todo. #os rayos del sol apenas lo!raban traspasarla.&ra una sombra sobre las sombras propias de la ciudad. &n la mañana de &S& :+, al!unoscreyeron que estaba a punto de desencadenarse una tormenta, porque el cielo se oscureciócomo si (uera a llover. Pero encontraron e%traño que no corriera absolutamente nada deviento y que adem$s hiciera mucho (río. Siempre que viene una tormenta lle!a antes el viento,y la mayor parte de las veces no hace tanto (río- m$s bien, todo se rodea de cierta tibie"a.;ecuerden, la tibia caricia de la brisa presa!iando la lluvia. ueno, después, cuando no hubo

tormenta, a mediodía, otros, o los mismos que pensaron que qui"$s se avecinaba untemporal, consideraron la posibilidad de que la nube ne!ra se debiera a un incendio producidoen al!1n lu!ar de la ciudad. #o raro era que no había olor a humo y ni siquiera se sentían loscarros de los bomberos y menos a1n a los niños !ritando ?incendio, incendio> +unque sí habíaun olor e%traño. Pero inde(inible. 5ambién era raro que en las noticias de la tarde en la 5<, lasde antes de los dibu'os animados, no se hablara de nin!1n incendio. Sin embar!o, y aunque atodos les pare"ca al!o increíble, así como durante el día se habían dado cuenta de sue%istencia, asimismo, cuando lle!ó la noche, todos la olvidaron. #a noche con su oscuridad

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hi"o desaparecer la nube ne!ra en el cielo. +l!unos comentaron que ese día había sido un díae%traño, pero nada m$s. Pero hubo *unos* que no lo olvidaron. 35ienen idea de quiénespueden ser Piensen. +sí es. )a lo descubrieron. ebta7 uno. ) el !ran $rbol7 dos. *8nos*.38stedes creyeron por al!1n instante que ellos lo olvidarían4 Pues no. ebta y el $rbol no loolvidaron simplemente porque ellos no habían de'ado nunca de estar pendientes de aquellanube. #levaban ya muchos días hablando de lo mismo, intentando que la ciudad losescuchara, o escuchara a ebta, ya que, es ló!ico, el $rbol no podía moverse y tampocohablaría con nadie m$s. Para eso había ele!ido a ebta. #a noche de &S& :I+, comosiempre y como se le había hecho costumbre, ebta subió al $tico a conversar con su ami!o$rbol. Pero en esta ocasión sus o'os pequeños crecieron enormes ante la sorpresa de ver quela nube monstruosa ya se arrastraba por los techos de las casas, por el pavimento de lascalles y veredas de la ciudad. :esde su cuerpo se desprendían hilos casi invisibles quebuscaban $vidos las chimeneas de al!unas ($bricas, los tubos de escape de los autos quetransitaban a1n a esas horas, hilos que se introducían por las ventanas entreabiertas, pordeba'o de las puertas para en!ullirse el humo que desprendían las estu(as y el de los ci!arrosque consumían al!unas personas. Sinceramente, 3habías visto antes al!o así4 pre!untóebta.&l !ran $rbol sacudió con des!ano sus ramas y, con una con!o'a di(ícil de describir, le di'oque no, que nunca, que 'am$s y que tenía mucho miedo, porque sabía lo que causabanaquellas nubes horripilantes. o es ($cil luchar contra una nube. o es como luchar contraun dra!ón o un pulpo !i!ante o tal ve" una planta carnívora, que ya es bastante complicado.&n realidad, nadie sabe cómo luchar contra una nube. ) menos contra una nube malévolacomo aquella. ebta no le pre!untó a qué se re(ería, porque ya lo sabía y, adem$s, porquehabía ciertas palabras que lo impresionaban, que realmente le ponían la piel de !allina. #apalabra muerte, por e'emplo, o la palabra destrucción. o le !ustaban. &n verdad, a nadie le!ustan. + mí tampoco, si ustedes me lo pre!untan. :ebe ser por eso que, por el solo hecho deque al!uien las pronuncie dan !anas de luchar contra ellas. &S le sucedió a ebta. Sintióque él debía continuar luchando ahora con m$s (uer"a que nunca contra aquella nuberepu!nante. =ue tan, tan !rande ese sentimiento, que e%clamó desde el (ondo mismo de sucora"ón7 ?2añana al!uien me tendr$ que escuchar>

?&so es> e%clamó el !ran $rbol. ?:ebes hacerte escuchar> +l!una ve" ustedes deben dehaber e%perimentado lo mismo que ebta en ese momento. ebta se sentía el salvador de laciudad, casi podía oír su san!re corriendo verti!inosamente por sus venas, su cora"ónlatiendo con (uer"as renovadas. Sentía al!o parecido a cuando uno debe matar una !ranaraña que asusta a los hermanos menores, pero multiplicado por mil. ?tra ve" iría a !olpearlas puertas de sus vecinos> ?o le importaba que lo tildaran de loco> ?#a nube ne!ra, la nubene!ra aho!ar$ la ciudad> les diría. #os obli!aría a levantar los o'os hacia el cielo. + mirar y aver.

Doce

8n nuevo día lle!ó m$s !ris que el anterior. ebta lo notó a pesar de que casi se moría desueño y apenas podía abrir los o'os. Pero aunque les pare"ca doblemente e%traño, las !entesde la ciudad no lo notaron. Se dieron cuenta, eso sí, de que la nube a1n continuaba allí.

 +l!unos, incluso, todavía esperaban que de un momento a otro se desatara una tormenta,

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otros, en cambio, la miraron camino a su traba'o sin hacerle demasiado caso, pues llevabanprisa. #a nube (ue tema en las noticias de mediodía, pero en la tarde ya todos la considerabanparte de la ciudad y hasta se hablaba de ella como si hubiese e%istido siempre.

Piensen un poco en esta ciudad. Ima!ínensela. Puede parecerse a la de ustedes, a la mía, ala de cualquier país del mundo. 5al ve" es m$s pequeña. Sí, lo es. Pero, como todas lasciudades, tiene casas, calles, avenidas, edi(icios, pla"as y parques, !randes almacenes,industrias, hospitales, cole!ios. Por ellas transitan personas y animales. &n las primeras horasde la mañana sus calles se llenan de !ente, de buses, automóviles, transportes escolares- las($bricas comien"an a (uncionar, los !randes almacenes abren sus puertas, los niños asisten alcole!io. 5odo es movimiento, a!itación, unos van, otros vienen. adie mira hacia el cielosimplemente porque no quieren detenerse, porque si se mira el cielo mientras se camina,se!uro se !ana un porra"o. :etenerse en la ciudad es casi imposible. &ntonces no se mirasino solo hacia adelante. 9am$s hacia los lados. 2enos hacia arriba, hacia el cielo. Peroebta quería, necesitaba que todos o al!uien se detuviera un momento y mirara hacia arriba.Primero (ue hasta la casa del vecino del (rente, cuyo nombre no recuerdo ahora, ustedesperdonen. Golpeó la puerta con decisión. ;ealmente se sentía con las (uer"as para !olpeartodas las puertas de la ciudad. +dem$s, aquel vecino siempre le había parecido una personaami!able, aunque 1ltimamente no le hablara, de se!uro por todo ese asunto de los $rboles ytambién, claro, porque en uno de sus eno'os él había retado a uno de sus hi'os. 3;ecuerdala nube ne!ra4 le di'o en cuanto el hombre abrió la puerta. ?2írela> ?5odavía est$ ahí>?&st$ creciendo, se alimenta de la ciudad> ?5enemos que buscar la manera de destruirla>?5iene que ayudarme a avisar a los dem$s> Pero tal como sucedió antes y también cuandoebta trató de re!alar sus $rboles, ni ese vecino y tampoco los dem$s le hicieron caso. Comoantes, muchos ni siquiera le abrieron sus puertas. Solo recibió insultos y le !ritaron que estabam$s loco que antes y que me'or se quedara en su casa con sus $rboles, mientras pudiera,mientras no viniera el alcalde y lo echara y así el vecindario volviera a ser otra ve" elvecindario ele!ante de siempre. ?Sí, porque no queremos !ente loca por aquí>

adie, absolutamente nadie, se dio el traba'o de mirar al cielo. tra ve" ebta se sintiópro(undamente triste. :e vuelta a casa, ya no era capa" de levantar los o'os del suelo, losllevaba (i'os en la punta de sus vie'as botas de cuero ca(é. o lo escuchaban. + un vie'o pobrey loco como él, nadie lo iba a escuchar /eso parecía realmente con su aspecto des!arbado, sumameluco raído, la barba y el pelo crecidos y hablando de una nube asesina0. #le!ó a casa yno comió. ) esa noche, cuando subió hasta el $tico, no hi"o m$s que llorar. ) es que estabademasiado triste. Piensen si al!o así les sucediera a ustedes. +dem$s, no le importaba que suami!o el !ran $rbol lo viera, porque era su ami!o y también se había quedado toda la nochependiente de la nube ne!ra y estaba se!uro de que durante el día había había abri!adoesperan"as de que al!uien hiciera al!o, de que la ciudad reaccionara. ?adie me escucha>e%clamó ebta, ya sin aliento. &l !ran $rbol, que estaba tan abatido como él, no hi"o sinolan"ar un lar!o suspiro. o tenía muchas !anas de hablar porque comen"aba a enterarse delos estra!os causados por esa enemi!a de la vida que estaba ahí en el cielo. :urante el díahabía podido oír los primeros llantos de los niños cuando la nube comen"ó su labor deen(ermarlos. :esolación. &so era lo que traía. ) los 1nicos capaces de destruirla eran loshombres, pero estos no escuchaban. Salvo ebta, por supuesto, porque ebta, ya lo sabenustedes, y yo, y el !ran $rbol, no era una persona com1n.

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Trece

 +quella noche ebta y el $rbol casi no hablaron. Cada uno se quedó pensando en la terribletra!edia que amena"aba a la ciudad y que era i!norada por la mayoría o que la mayoría sene!aba a reconocer.

:espués de un rato, ba'ó hasta el primer piso y se preparó una leche chocolatada, porquenecesitaba pensar. Con la ta"a humeante en la mano, recordó a su ami!o del boliche. #os1ltimos días lo había olvidado. Aabía estado demasiado ocupado buscando a las autoridades,preocup$ndose de sus arbolitos, porque, pese a todo lo que ocurría, no había de'ado deprodi!arles su cuidado. Sin embar!o, ahora estaba muy, muy a!otado. :emasiado triste. Casisin esperan"a. ecesitaba hablar con al!uien m$s que el $rbol. o era que lo despreciara, loamaba, pero ahora necesitaba hablar con una persona. &ra distinto hablar con un $rbol quehablar con una persona. +dem$s, su ami!o del boliche era su ami!o de casi toda la vida. )ahora sí, reconocía que debía contarle todo lo que estaba sucediendo con el $rbol y advertirletambién lo de la nube ne!ra. Cuando lo llamó, le respondió su mu'er. &st$ en el hospital.

 +l!o e%traño le ha sucedido, porque tiene muchas di(icultades para respirar. &l doctor di'o quelo iban a tener que de'ar con o%í!eno hasta mañana. ebta col!ó sin siquiera despedirse. Sucora"ón casi se detuvo de la impresión. ?Su ami!o, su ami!o del boliche estaba en(ermo y élsabía la causa, él sabía por qué, él no le había advertido> :e'ó la ta"a sobre la mesita dearrimo y subió corriendo hasta el $tico para contarle al !ran $rbol. :espués de escucharlo,este tardó un poco en pre!untar7 3&st$s se!uro4 ?Sí>

&s así re(le%ionó el $rbol con vo" desolada. Sabemos que esa nube in(ame en(erma ala ciudad, a los niños y a los vie'os primero, a los animales y a las plantas. #o hace en silencioy si!ilosamente. 35e diste cuenta de que esta primavera hubo menos mariposas que laanterior y que las ho'as de tus arbustos lucieron menos brillantes4 35e diste cuenta de querescataste menos $rboles, que las enredaderas que cubren al!unas murallas tienen menos(uer"a para a(errarse a ellas4 :e verdad, no lo había notado di'o ebta, sintiéndose unpoco culpable. Ae estado tan preocupado de los pequeños $rboles. Solo de ellos. Sí di'o el $rbol. #a nube es muy astuta. Poco a poco nos acostumbra a su presencia, hasta queya es demasiado tarde. &lla se alimenta del humo de las ($bricas, de los autobuses, de laschimeneas, del polvo de la calle. +sí crece para lue!o aho!arlos a todos. ?&n pocos días nosolo tu ami!o del boliche estar$ en(ermo> ?5odos lo estaremos> ?#as plantas> ?#os p$'aros>?adie podr$ respirar> ?#a ciudad va a perecer> ?&s ur!ente que te ha!as oír> ?:ebes hacerteoír> ?Si la ciudad no se detiene, va a desaparecer>ebta era un luchador. unca se había de'ado vencer por las di(icultades o las penas. isiquiera cuando había muerto su esposa y se había quedado solo. #as palabras del $rbolsacudieron en su interior todos aquellos bríos de 'uventud, cuando la pasión lo inundaba adiario. Convencido de que tenía que hacer al!o, de que en sus manos estaba la salvación dela ciudad, e%clamó lleno de un nuevo vi!or7 ?&sta ve" iré a hablar con el Presidente de la;ep1blica> ?5endr$ que escucharme> &l !ran $rbol pensó que también él podía hacer al!o.Pero no lo di'o. ;ecuerden que era un $rbol vie'o y que tenía sus costumbres, y una de ellasera no hablar de inmediato cada ve" que al!o se le venía a la mente. #a nube ne!ra, mientrastanto, permanecía inmóvil sobre sus cabe"as.

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Catorce

 +l día si!uiente, tal como lo había hecho cuando (ue a hablar con el alcalde por lo de sus$rboles, ebta se arre!ló lo me'or que pudo y salió, esta ve" en dirección a las o(icinas deGobierno. Aabía mucha !ente, demasiada. Se diri!ió a un mesón que decía *In(ormaciones*.#evantó la cabe"a y los hombros, y con vo" muy (irme di'o7 ?ecesito hablar con elPresidente de la ;ep1blica> #o di'o con vo" muy alta, aunque estaba casi se!uro de que eraimposible que le permitieran entrevistarse con la autoridad sin hacer una cita previa. Pero esamañana ebta se sentía capa" de luchar contra los imposibles, todos los que encontrara. Poreso se sorprendió doblemente cuando el hombre le pre!untó7

35rae el papel con el timbre43&l papel4 Sí. &l Presidente atiende solo a las personas que traen el papel. Con untimbre, por supuesto. o di'o, no ten!o nin!1n papel. #e rue!o le di!a al Presidente queebta desea hablar con él. @ue es muy ur!ente. <a a tener que esperar le advirtió elhombre, mostrando una pequeña sonrisa y, ba'o ella, uno de sus dientes montado sobre otro, porque el Presidente anda de via'e. + estas alturas, ebta ya había perdido la paciencia.Aabían sido muchos los que lo habían tratado mal en las 1ltimas horas, los que se habíanburlado de él, los que lo habían llamado loco, los que simplemente # A++&SC8CA+:. +dem$s, recuerden que casi no había dormido la noche anterior. @ue estabatenso y realmente an!ustiado con todo lo que sucedía. ?Pues si no me puede atender elPresidente, necesito que me comunique con unos de sus asesores> ?&s de mucha ur!encia>ru!ió como ni él mismo creyó podría hacerlo.

2uchos est$n acostumbrados a reaccionar ante una vo" (uerte y autoritaria, y el empleado delmesón era uno de ellos. +l escucharlo, retrocedió un poco, dio media vuelta y co!ió uno de lospapeles que tenía sobre el mesón. #e daré un pase para que lo atienda le di'o, serio.&spere un momento. +hora, ebta no estuvo mucho rato en la sala 'unto a la dem$s !ente. &lasesor del Presidente salió casi de inmediato de su o(icina. 5raía una carpeta y un l$pi" en lamano. Señor di'o. ebta se puso de pie y se acercó lo m$s r$pido que pudo. 8sted dir$di'o el hombre, una ve" que ambos entraron en su o(icina. 2e in(ormó mi secretario queera al!o ur!ente. ebta se puso nervioso. &n realidad, cualquiera se pone nervioso cuandoest$ en presencia de una autoridad por muy decidido que vaya y por muy claro que ten!a loque quiere decirle. Carraspeó un poco al comen"ar.2e ima!ino que usted ha escuchado lo de la nube ne!ra, la nube que hace ya unos díasest$ sobre la ciudad. +l!o le respondió el hombre. + ebta le pareció increíble que elasesor del Presidente le diera esa respuesta, pero no hi"o nin!1n comentario. 5ratando deparecer calmado y buscando las me'ores palabras, le e%plicó7 ien. Creo que es necesarioque la autoridad tome cartas en el asunto. &s al!o muy !rave. Si usted pone atención, puedever que la nube crece minuto a minuto y que cada ve" es m$s ne!ra. 38sted ha visto eso4pre!untó el hombre, coloc$ndose el l$pi" detr$s de la ore'a. :urante varios días y variasnoches. ) no solo la he visto crecer día a día. 5ambién día a día he tratado de advertirles atodos. #a nube es una amena"a para la vida en la ciudad. +l!uien me ha dicho que de'a a supaso solo destrucción y muerte aquí ebta tuvo cuidado de no decir quién le había dadoesa in(ormación, no deseaba por nin!1n motivo parecer un loco- la vida de muchos estaba en

 'ue!o.

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2mm di'o el hombre, me parece !rave lo que usted dice, pero temo que tendremos queesperar a que el Presidente re!rese. &ntonces (ue cuando ebta perdió de nuevo lapaciencia. Pero antes de saber lo que sucedió en la o(icina del asesor del Presidente,volvamos un momento donde el $rbol.

Quince

o sé si recuerdan que el !ran $rbol pensó en +#G la 1ltima ve" que habló con ebta, perono di'o nada. o quiso hacerlo porque sabía que la suya era una solución moment$nea paracombatir a la nube, y a lo me'or tanto o m$s di(ícil de lo!rar que la de los hombres. #os$rboles y las plantas tienen sus leyes, y no es ($cil romperlas. )a había roto una muyimportante. #a que prohibía a las plantas, sucediese lo que sucediese, hablarles a loshombres en su idioma. Para lo!rar lo que se proponía, iba a tener que romper otra leyimportante. o le quedaba otro camino.

Cuando ebta salió en dirección a las o(icinas de Gobierno, el $rbol ya llevaba mucho tiempoobservando la !ran nube ne!ra. #a vio m$s claramente que ebta, quien, con el apuro quellevaba, solo al"ó la vista en el momento de cerrar la puerta del ante'ardín. &l $rbol, entanto, ya sabía cu$nto había crecido la nube perversa durante la noche, y era tanto que casino había en el cielo m$s espacio que para ella. Se dio cuenta también con qué di(icultadre!resaban los p$'aros a sus nidos después de ir en busca de alimento. +penas podíanresistir el vuelo desde un $rbol a otro, y él mismo se sentía m$s cansado que otras veces. Susho'as estaban cubiertas de una especie de capa viscosa a la que se adhería el polvo delambiente, impidiéndole respirar con normalidad. +dem$s, la lu" del sol, tan necesaria para lavida, era cada ve" m$s escasa. Se dio cuenta también de que ebta parecía m$s vie'o, teníala espalda m$s curvada y su andar era m$s pausado que el día anterior. o deseo aburrirloscon descripciones cientí(icas porque muchos de ustedes ya saben que las plantas /y los$rboles son un tipo de planta0 se alimentan a través de sus raíces y de sus ho'as. +l hacerlollevan a cabo un proceso por el cual absorben dió%ido de carbono del aire y liberan o%í!eno.&l $rbol no sabía e%actamente cómo era que sucedía eso. Solo sabía que la nube estaba llenade dió%ido de carbono, porque, ya saben, durante muchos días y noches había estadoobservando de qué se alimentaba. Sabía adem$s que a través de sus ho'as podía consumir eldió%ido de carbono que traía la nube y que por sus ho'as también liberaba el tan preciadoo%í!eno imprescindible para la vida en la ciudad. 6l iba a acelerar ese traba'o al m$%imo parapoder luchar contra la nube. &so era e%tremadamente di(ícil, lo sabía, porque ese procesodebían hacerlo las plantas con tranquilidad y a ciertas horas, no en cualquier momento. Peroeso al noble $rbol apenas le importaba- a1n tenía (uer"as, y, al i!ual que ebta, se sentíaresponsable de la vida en la ciudad. +sí, mientras ebta se encontraba discutiendo con elasesor del Presidente, el $rbol comen"ó a acelerar su metabolismo al m$%imo. +briódesmedidamente los poros de sus ho'as y las obli!ó a respirar pro(undo una y otra ve". 8na yotra ve". 8na y otra ve". Casi podía oír como cada parte de su cuerpo se esmeraba encumplir su tarea. Si ustedes lo hubiesen podido ver, habrían observado a un $rbolsacudiéndose entero. Pero es imposible que ustedes lo vieran, porque no estaban ahí en esemomento. 5ampoco ebta, que continuaba tratando de hacer entender al asesor presidenciallo importante que era que él hiciese +#G. Porque estaban hablando de la vida y de la

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muerte.

Dieciséis

&st$ en(ermo de la cabe"a> e%clamó ebta, casi (uera de sí. ?Si usted espera alPresidente para tomar al!una medida, morir$n cientos, miles de personas, de animales ytambién de plantas> Cuando ebta pronunció estas palabras, sintió que al!o se le hundía enmedio del pecho. o pudo de'ar de recordar a sus miles de $rboles creciendo en su patio. ?:ebe hacerme caso> !ritó. ?+l!uien en esta o(icina tiene que atender a lo que est$pasando> ?&s una des!racia> ?)o lo sé, la nube est$ sobre todos nosotros y nadie quiere darsecuenta> ?Solo necesitan mirar hacia arriba, mirar hacia el cielo> ?Solo eso>

ebta terminó de hablar y se desplomó en un sillón que había en una esquina de la o(icina delasesor del Presidente. +penas podía respirar. Su cuerpo temblaba de pies a cabe"a. Su (renteestaba cubierta de !otitas de sudor. 5al ve" (ue por eso o por el ímpetu con que habíahablado o por el volumen de su vo", que el hombre no le respondió. Solo llamó por telé(ono aal!uien y pidió un vaso de a!ua para que ebta pudiera calmarse. ) así (ue. :espués de unrato, cuando ebta recobró la compostura, el asesor le pidió que lo acompañara a la terra"apara ver la nube de la que hablaba. 8na ve" ahí, ebta sintió que los o'os le ardían y que todosu cuerpo temblaba, pero esta ve" de emoción. ?Por (in al!uien lo había escuchado> ?2ire>?2ire usted> le di'o, indicando el cielo.

&s importante describir la cara que puso el hombre cuando vio, de verdad vio, la !ran nubene!ra en el cielo con sus miles pero casi imperceptibles tent$culos ba'ando hasta la ciudad.Primero palideció s1bitamente, pero después sus o'os se abrieron enormes y su bocatambién. Se quedó así lar!o rato. #os bra"os caídos a los lados. Imposibilitado de reaccionar.8stedes pensar$n7 3cómo puede ser que una nube que cause tal impresión pueda haberpasado inadvertida4 Pero (ue así. Simplemente, porque las personas nunca miran hacia elcielo, nunca ponen atención a las señales de la naturale"a. i siquiera se (i'an en sí mismos.o se habían dado cuenta de lo di(ícil que se les hacía cada día respirar, correr hasta elparadero del autob1s y hasta simplemente caminar unas cuadras en (orma enér!ica. Peroahora ya la nube estaba ahí. Como un !ran monstruo con sus (auces abiertas a punto deen!ullirse todo lo que se pusiera a su alcance. &l asesor del Presidente lo entendió así, yde'ando a ebta parado en medio de la terra"a, corrió hasta sus o(icinas y ordenó a todos lainmediata parali"ación de la ciudad. ?#os niños deben volver a sus ho!ares, los obreros asus casas, las industrias deben detenerse al i!ual que los automóviles, el transporte, todaactividad>?Aay que emitir un comunicado ur!ente por la radio y la televisión> :espués tomó el telé(onoe hi"o decenas de llamados. +l ver la reacción del asesor del Presidente, ebta se dio porsatis(echo. Salió de las o(icinas de Gobierno y re!resó a su casa a pie. Cuando lle!ó, estabacasi anocheciendo. #e dolían todos los m1sculos del cuerpo, pero se sentía tranquilo. ?Aabíalo!rado su propósito> +sí es que, a pesar del es(uer"o que le si!ni(icaba subir al $tico, lo hi"o.o podía de'ar de comunicarle al !ran $rbol que había cumplido con su misión. Cuando lle!ó,abrió la ventana de par en par. 2e escucharon, por (in le di'o al $rbol. #o!ré que elasesor del Presidente viera la nube ne!ra. #as autoridades se encar!ar$n de ver la (orma dedestruirla. 3@ué te parece4 2uy bien di'o el $rbol. ada m$s. &ntonces (ue cuando ebta

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lo observó. Porque él esperaba, y con mucha ra"ón, que el $rbol se pusiera contento, movierasus ramas, lo (elicitara de al!una manera. Pero, en cambio, la vo" del $rbol parecíaapesadumbrada, sin $nimo, sin (uer"as. #o miró detenidamente. +l!o le sucedía. Sus ho'as nolucían (irmes y brillantes. 5enía el aspecto de un $rbol al que nadie cuida, nadie rie!a. #ucíacomo un $rbol en(ermo. ?Pero qué te pasa> e%clamó. ?o es nada> le respondió el$rbol. Solo que ya estoy bastante vie'o y necesito unas horas de reposo. 2añana meencontraré bien. +nda a dormir, porque me ima!ino que t1 también est$s cansado. ebta lomiró otra ve" y se di'o que sí, que podía ser que el $rbol estuviera tan cansado como él.Aabían sido días di(íciles. #o de'ó al res!uardo de la noche, ba'ó las escaleras del $tico y seacostó de inmediato.

Diecisiete

 Claro que no lo habría hecho si hubiese sabido que el !ran $rbol se estaba muriendo. Pero,3cómo podía enterarse ebta de que el $rbol había estado todo el día traba'ando como unaenorme m$quina de vapor tratando de destruir aquella nube4 o podía saber que habíadesa(iado las leyes de la naturale"a e%i!iéndose m$s, mucho m$s de lo que podía resistir. Si

ebta lo hubiese sabido, se habría quedado toda la noche con él. +compañ$ndolo. +unque(uese en silencio. #e habría acariciado las ho'as, las ramas, habría ba'ado hasta la vereda yse habría abra"ado a su tronco para hacerle sentir todo su cuerpo, todo su amor. Pero ebtano lo supo. o se dio cuenta. ) aquella noche durmió me'or que nunca. Con una nueva(elicidad en el cora"ón. #a de haber sido escuchado. Aaber lo!rado salvar a la ciudad.

 + la mañana si!uiente, el $rbol a1n se!uía ahí, en la vereda del (rente. 5odavía era un !ran$rbol er!uido hasta m$s all$ del techo del $tico de la casa de ebta. Pero, en realidad, ya noestaba. &n cuanto ebta había ba'ado las escaleras, la noche anterior, se había de'adomorir... Sé que es al!o di(ícil de escuchar o de leer, pero (ue así. &l !ran $rbol permitió quesus ho'as se durmieran, que la savia que corría a1n por sus tallos de'ara de (luir. )a no sentía

dolor, ni cansancio, nada. ) tuvo que lle!ar la noche para que ebta reparara en ello, puesdurante todo ese día se dedicó a los $rboles de su casa. &n medio de sus quehaceres, ebtamiraba el cielo y veía la nube todavía ahí, pero cada ve" m$s palidecida, m$s débil, pues notenía cómo alimentarse. #as ($bricas se habían detenido. )a no había transportescontaminando. 2uchos adultos habían tomado conciencia y habían resuelto no volver a (umar.

:e ve" en cuando también miraba al !ran $rbol. Pero así, a simple vista, no percibió nadae%traño. &s di(ícil darse cuenta cuando un $rbol ha muerto. 2uchas veces los $rboles muereny nadie lo sabe. Solo nos enteramos cuando descubrimos que ya no dan m$s ho'as o sus

tallos comien"an a secarse y las polillas a habitar en sus restos. ebta lo descubrió por lanoche, después de ver las noticias de la televisión, y (ue porque escuchó su nombre en ellas yquiso subir a contarle a su ami!o. *&l asesor del Presidente le rue!a al señor ebta que secomunique con él, porque la ciudad desea a!radecer su !ran !esto, su preocupación, superseverancia. Gracias a él, la ciudad se ha salvado.* +l escuchar la noticia no podía creerlo.?&ra a él al que llamaban por la televisión> ?#a ciudad reconocía lo que había hecho> &ntoncescorrió hasta el $tico. &staba se!uro de que su ami!o ahora sí que sacudiría sus ramas, lo(elicitaría y se quedarían después hasta altas horas de la madru!ada comentando y haciendo

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recuerdos de todo lo sucedido. &staba (eli". +brió la ventana con (uer"as y se asomó a lanoche (ría.

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?o tienes idea de lo que ha pasado> e%clamó con la vo" llena de entusiasmo. ?2eest$n llamando por la televisión> ?Se!uramente el asesor del Presidente no tiene dóndeubicarme y entonces les ha pedido a los medios de comunicación que me llamen> 35e dascuenta4 35e das cuenta4 8na brisa (ría le !olpeó el rostro. Silencio. ebta, en realidad, nopodía ni siquiera sospechar que al!o así hubiese sucedido. ;ecuerden que el $rbol no lehabía comunicado lo que pensaba hacer. Sin embar!o, un e%traño presentimiento remeció elcora"ón de ebta

2iró bien al $rbol y entonces notó que sus ho'as caían lacias desde sus ramas. :e prontosintió m$s enorme que nunca el silencio de la noche. Sintió la ausencia de la vo" del $rbol.adie respondía a su (elicidad. &ntonces lo supo.

Pero lo que nunca supo (ue por qué había muerto. i lo sospechó. i siquiera esa noche, apesar de que ba'ó del $tico, cru"ó la calle y permaneció hasta la madru!ada abra"ado al$rbol.

Dieciocho

ebta anduvo triste durante mucho tiempo. + pesar de que su ami!o del boliche se habíame'orado, de que ahora era respetado por todos. + pesar de la !ran celebración que elPresidente de la ;ep1blica había hecho en su honor. ) de al!o muy, pero muy importante7 deque por (in había conse!uido que plantaran sus pequeños $rboles por toda la ciudad y hastaen (rente de las casas de todos los vecinos que antes lo recha"aran. +hora, !racias a susmiles de arbolitos, la ciudad iba a estar mucho tiempo a salvo de la nube ne!ra o de cualquierotra que intentara meterse en el cielo, y todos se lo a!radecían y lo (elicitaban por su !ranlabor en (avor de la comunidad. o obstante, estuvo muy triste. 8stedes saben por qué.

Pero como todo pasa, un día la triste"a de ebta desapareció.

=ue cuando re(le%ionó y se dio cuenta de que el !ran $rbol, en verdad, no había muerto, quevivía en cada uno de sus hi'os repartidos por la ciudad, y m$s all$. Pero lo (ue mucho m$scuando descubrió un nuevo y vi!oroso pequeño brote asom$ndose entre la hierba del (rentede su casa y se percató de que había nacido de una de las 1ltimas semillas entre!adas a latierra por su ami!o. Con el cora"ón henchido de dicha, decidió que lo de'aría ahí, que no lotrasplantaría como a los dem$s, para que creciera en el lu!ar donde había vivido su padre.Para que pudiera ver la ciudad como la había visto su padre y se re!oci'ara con el sol y conlas nubes, con los p$'aros y los niños y las mariposas y !atos que había en la cuadra.porque,adem$s, era como tener otra ve" a su ami!o $rbol. 8na parte importante de él. 8n $rbol quecrecería !rande y hermoso. valiente y !eneroso. osotros lo sabemos, 3no es cierto4 &se día,

ebta se puso tan, tan (eli", que le dieron !anas de correr y de saltar y de !ritar7 ?@ué (eli"soy> ?@ué (eli" soy> Se puso así de contento, aunque sabía que nunca lle!aría a verlo tan!rande como a su padre, porque para que un $rbol pueda lle!ar a ser así transcurren muchos,muchísimos años y él ya estaba vie'o y probablemente no alcan"aría a vivir tantos m$s. Peroa ebta eso no le importaba. ) nosotros sabemos por qué. 3o es cierto4 Por eso (uetambién que yo quise contarles esta historia. #a de ebta, el rescatador de $rboles y su $rbol!rande (rente a la pequeña ventana del $tico de su casa.

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Jltima entrevista que se le reali"ó a epta en la televisión Señor epta, ten!o entendidoque esta es la 1ltima entrevista que usted dar$ a la televisión. +sí es. @uiero volver a mis$rboles, a mi casa. + mi vida de siempre. Pero usted ya no volver$ a ser el de antes. +horaes (amoso. &s el hombre que salvó la ciudad, que ha inspirado a miles de 'óvenes a se!uir sue'emplo. &so me ale!ra, pero debo volver a lo mío. Pero ya no necesita hacerlo. Aaycientos de personas buscando $rboles que rescatar, cuidando de la naturale"a, plantando$rboles en (rente de sus casas. Se han dictado leyes que obli!an a los alcaldes a construirm$s pla"as, m$s parques, a plantar $rboles en los estacionamientos de autos. +sí es.

8sted no ha querido nunca dar la identidad de aquel que le alertó sobre la nube ne!ra.unca lo haré. Sé que a él no le habría !ustado. &ra demasiado humilde. 3os puede deciral!o de... él4 ueno, (ue un !ran ami!o. =ue ami!o de muchos, aunque no se dierancuenta. &ra (eli" en la compañía de los p$'aros. 3P$'aros4 Sí. ) de los insectos. #e!ustaba el viento, la lluvia, el sol. +maba la vida. Se parecía a usted. &l era un poco m$svie'o. ) también m$s silencioso. ueno, señor ebta. 3@ué nos puede contar de su vida4o hay mucho que hablar de mí. Soy solo un vie'o, un poco loco, dicen por ahí.

adie podría decir eso de usted, señor ebta. 8sted no lo creería, pero sí al!unos locreen, pero eso ya no tiene importancia. 2e han dicho que usted quiere entre!ar unmensa'e a los niños y 'óvenes. 5iene usted el micró(ono, señor ebta. &s un honor servirle.&n realidad, no sé cómo decirlo. 2e siento un poco torpe. Solo dí!alo, señor ebta. #oescuchamos. Jltimamente he estado estudiando al!o m$s acerca de la contaminación y susconsecuencias para nuestro planeta... o. o. &n realidad, no sé cómo decirlo. o es de estode lo que quiero hablar, me han pedido que lo ha!a, dicen que es muy importante, queviniendo de mí cobrar$ valor, pero yo..., yo solo soy un vie'o rescatador de $rboles..., no sédar mensa'es para que los niños aprendan, no sé hablar bien. )o solo quiero que sepan quetodo lo que hice (ue porque me hacía (eli". )o... era (eli" viendo crecer aquellos brotes, me

emocionaba cuando los re!aba sabiendo que ellos bebían el a!ua con avide", yo... no podíade'ar a uno sin rescatar sabiendo que podía morir ba'o las pisadas de los que no lo veían. opodía ele!ir. #os consideraba mis hi'os. Por eso (ue que llené mi casa de $rboles. o estabapensando en la ciudad, ni en el país, ni en el planeta. Solo pensaba en mis $rboles. )entonces sucedió lo de la nube. 2i ami!o, mi !ran ami!o me lo advirtió. &n esos días me sentímuy pequeño, buscando ayuda, pidiendo que me escucharan, vi con horror como aquellaamena"a estaba sobre nosotros y nadie se daba cuenta, hasta que... ueno, ustedes conocenla historia. +hora todo estar$ bien. 5odo estar$ me'or. +sí es, todo estar$ me'or. Sí,estar$ me'or. +l!unos de los mails que recibió ebta después de que apareciera en los diariosy en la televisión.

Sr. ebta. Presente. &stimado Señor ebta. +ntes que todo, quisiera decirle lo muy or!ullosoque me siento de tener personas como usted viviendo en mi ciudad. Si no (uese por usted ypor su perseverancia, qui"$s qué habría sucedido con nosotros. Sobre todo con los niños, losvie'os, los animales y las plantas. )o le quiero contar que a mí me !ustan mucho los $rboles ytambién que ten!o un perro que se llama obby que tiene un $rbol pre(erido para hacer sunecesidad de pipí. Por eso es que me dio tanto !usto cuando lo vi en la televisión. ) decidíescribirle para darle las !racias por hacer todo lo que usted hi"o. 2uchas, muchas !racias.9uan +ntonio 2. Sr. ebta. Presente. @uerido señor ebta.

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8/14/2019 El Rescatador de Arboles

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@uise escribirle porque usted no sabe lo arrepentido que me siento de haberlo tratado como latraté aquella ve" que usted pasó por mi casa o(reciendo $rboles. #e prometo que nunca m$sharé al!o así. #loré mucho cuando supe todo lo que usted había su(rido, entonces mi mam$me di'o7 llama al Sr. ebta o escríbele y pídele disculpas, así tu cora"ón se sentir$ aliviado. )es verdad. +hora que sé que usted leer$ esta carta me

siento mucho me'or. )o lo quiero mucho porque usted salvó a mi hermanito de en(ermarse, yaque él es muy débil y siempre su(re de bronquitis. ueno, otra ve" perdón y muchas !raciaspor ser tan bueno. #o quiere mucho. +!ustín G.

Sr. ebta. Presente. +mi!o ebta. :isculpe que lo llame mi ami!o, pero usted se ha convertido en eso para mí. &nun ami!o. @uiero que sepa que le mando este mail en nombre de todos los niños del club<ida +mable que est$ en la población donde yo vivo. Cada día se acercan m$s niños anuestro club y tenemos la tarea de mantener limpia la cancha en la que 'u!amos a la pelotalos s$bados y los domin!os. 5ambién hemos decido plantar $rboles alrededor de ella paratener sombra y para que se vea m$s bonito. 5ambién para tener aire m$s puro. +l!unos de

nosotros hemos rescatado al!unos arbolitos de los potreros y los estamos cuidando paralue!o plantarlos en la cancha. tra cosa7 estamos haciendo una campaña para que cadavecino plante un arbolito (rente a su casa y lo rie!ue y lo cuide. +sí, nuestra población se ver$m$s bonita. 5odo eso no habría sido posible sin usted. #o queremos mucho. #os socios delclub pa!amos KLL pesos mensuales para comprar las camisetas del club y ahora (uimos a la(erretería a comprar una pala para poder hacer los hoyos para plantar los $rboles, una pala denuestra propiedad. #e voy a dar el nombre de los socios del club que estamos escribiendoesta carta. #o que pasa es que no alcan"o a escribir el nombre de todos los asociados, poreso solamente pusimos a los que est$n aquí. Gracias de nuevo y un abra"o muy, muyapretado. 9uli$n, Pedro, ;odri!o, 9onathan, &li"abeth, 9uan Carlos, &duardo, 5eresa,

 +le'andra, Soledad, ;a1l, 9eremy, Patricio, #iliana, 2ónica, ri'$n, Cecilia, 9udith, icol$s,

;osita, +!ustín, Pamela, Aéctor, 2ar!arita, Giannina, 2a!dalena, Sarita, Claudio. /#as niñasnos hacen barra0 /)o soy 9eremy0 Sr. ebta. Aola, señor ebta. 2i nombre es Pablo, i!ualque Pablo eruda. 2i pap$ dice que también soy poeta y que qui"$s al!1n día obten!a elPremio obel de #iteratura. :ecidí escribirle un pequeño poema en a!radecimiento a lo queusted hi"o por todos nosotros. &n el cielo hay una nube que nos quiere devorar. ?@ué horror>#lamen a ebta, ll$menlo solo él nos puede salvar. &l cielo estaba celeste y la nube ne!ralle!ó. @uería aho!arnos a todos, pero ebta no la de'ó.

Cantan ale!res todos, corren por la ciudad, unos bailan, otros ríen, ?tanta es la (elicidad>

Con cariño, Pablo.

Sr. ebta. )o solo quiero darle las !racias por todo. ) le mando este dibu'o que hice parausted. 2e !ustaría mucho d$rselo en persona, pero vivo en otro país. Aasta aquí ha lle!adosu historia. #a tra'o al!uien que nadie sabe quién es. 38sted lo sabe4 ueno si lo sabe me lomanda decir. 8n abra"o y un beso. +nita.