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  • 8/13/2019 El reino de lo urbano y la destruccin de la ciudad - Choay

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    TRADUCCIN

    Adriana Armenta, San Lorenzo

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    EL REINO DE LO URBANO Y LA MUERTE DE LA CIUDAD

    Franoise Choay

    Traduccin del francs:Salvador Urrieta Garca *

    INTRODUCCIN DEL TRADUCTOR

    La ciudad ha sido el elemento articulador de las sociedades en el tiempo.Muchas de estas ciudades, las llamadas histricas, dan cuenta de los progresos y retrocesos de las civilizaciones que constituyen hoy la esen- cia de la historia del mundo, y que tambin hoy nos ofrecen una herencia invaluable, misma que identificamos como patr imonio cultural.

    Estas herencias culturales tienen en muchos lugares del planeta un papel protagnico, pero con el riesgo de ser sacralizadas o banalizadas. Frente a es- ta doble posibilidad, Franoise Choay nos ofrece una reflexin sobre la idea

    de ciudad y su relacin con el fenmeno urbano, que nos puede ayudar a com- prender la importancia y el papel de los centros antiguos o de las ciudades histr icas en este mundo complejo, aparentemente per turbado por la civilizacin de la ciberntica y del mercantilismo. Se pone en tela de juicio la competencia de quienes hoy buscan conceptualizar y construir el espacio ha- bitable, principalmente en un mundo globalizado, que parece perder los rasgos humanos.

    El artculo que a continuacin se presenta forma par te de un libro que compendia las contribuciones que Franoise Choay ha realizado durante ms de dos dcadas sobre las figuras mltiples de la espacializacin y su historia y se presenta bajo el ttulo de Para una antropologa del espacio. 1La eleccin de este artculo fue una tarea difcil dada la posibilidad que

    * Ingeniero-Arquitecto, Maestro y Doctor en Urbanismo. Profesor investigador en laEscuela Superior de Ingeniera y Arquitectura ( ESIA), del Instituto Politcnico Nacional(IPN). Orienta sus trabajos a los campos de la Conservacin Urbano-Arquitectnica y delEspacio Pblico y es miembro del Consejo Internacional de Sitios y Monumentos ( ICOMOS).1 Choay F. (2006), Pour une Anthropologie de lEspace , Pars: ditions du Seuil, pp. 165-198.

    Volumen 6, nmero 12, diciembre, 2009, pp. 157-187

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    nos ofreci la autora de escoger uno de entre tanta r iqueza conceptual que ofrece este texto y que sin duda es una referencia obligada, no slo para los estudios urbanos, sino para otras muchas disciplinas afines (arquitectura,historia del ar te, sociologa, filosofa, etctera).

    Agradezco a mi muy estimada profesora su generosidad y confianza para traducir este artculo, lo cual representa un delicado trabajo de in- terpretacin de ideas y de mensajes que espero haber cumplido formalmente.

    EL REINO DE LO URBANO Y LA MUERTE DE LA CIUDAD2

    Franoise Choay **

    Europa es hoy triunfalmente urbana. En ella, el espacio rural y laspoblaciones rurales se reducen cada da en tanto que se multiplica elnmero de megalpolis, conurbaciones, comunidades urbanas,tecnpolis y tecnopolos.

    Ciudad ha devenido una palabra clave de la tribu poltica, una palabraque le sirve para todo a la tribu meditica, la palabra coartada de losclanes de urbanistas, de amenageurs, 3 de arquitectos, de admi-nistradores, de socilogos que la escudrian, la auscultan y/o pretendendarle forma. Pero urbanizacin es sinnimo de produccin deciudad?

    La situacin actual es el resultado de una transformacin de la ciudadeuropea que se efectu de manera sensible entre los aos de 1850 y

    2 Contribucin a (1994), La Ville, art et architecture en Europe , 18701993 (catlogo dela exposicin que tuvo lugar en el Centro Pompidou), Pars: Editions du Centre Pompidou.** Estudi filosofa, dirigi el Instituto de Urbanismo en la Universidad de Pars VIII.Desde la dcada de 1950 se ha dedicado al estudio del urbanismo, el patrimonio edificadoy la arquitectura. Es autora de ms de una docena de libros especializados. En 1995 elEstado francs le otorg el Gran Premio Nacional del Patrimonio y en 2007 recibi el Pre-mio del libro de Arquitectura por Pour une anthr opologie de lespace . A pesar de ser unaprolfica autora, reconocida en Europa y Amrica, slo han aparecido dos libros suyos enespaol: (1970) [1964], El urbanismo, utopas y realidades , y (2007) [1992], Alegora del Patrimonio .3 Vocablo inexistente en espaol y que denota un profesional que reordena o recomponeel espacio urbano. [Nota del traductor].

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    nuestra poca. En el mapa de Europa, encontramos los mismosnombres que en la Edad Media, admiramos el largo periodo de duracinde estas construcciones urbanas que tienen por nombre Pars, Npoles,Londres, Miln, pero tambin Barcelona, Praga, Zurich y nos ma-ravillamos de la vitalidad actual de los antiguos racimos de ciudadesmedievales, hanseticas 4 o flamencas.

    No obstante en el curso de un poco ms de un siglo no es unaevolucin banal lo que se ha llevado a cabo, sino una mutacin queesconde la permanencia de las palabras y de las toponimias. En nuestracivilizacin de la imagen es suficiente mostrar visualmente las con-

    secuencias, para comprender cabalmente la naturaleza de esta mutacin,su amplitud y su historia.Con este fin, la exposicin del Centro Pompidou confronta dos

    series de representaciones. Unas emanan de practicantes, arquitectos-urbanistas y otras de artistas. Las primeras al servicio de la accin, dela ideologa y algunas veces del sueo, son proyectos, realizados o no. Lassegundas registran la metamorfosis del campo urbano con unasensibilidad de sismgrafo. No nos equivoquemos. No se trata aqu de la ilustracin, sino de la videncia, privilegio de los artistas quienesrevelan y dan cuerpo a los fenmenos. As, pintores, grabadores,fotgrafos y cineastas nos confrontan, desde el fin del siglo XIX, conuna ciudad bifronte: benfica segn unos, efigie del progreso y de labelleza, fermento de la vida social hasta en el anonimato de las masas;malfica segn otros, sinnimo de caos, de perversin, de un desamparoy de una fealdad, en fin, que la esttica soberana del cine ha sabidoapropiarse. No obstante, a medida que pasa el tiempo, tanto unoscomo otros designan de manera semejante la acumulacin progresi-va de personas, la multiplicacin de los trayectos y la aceleracin de lavelocidad, el gigantismo contagioso de las construcciones verticales yhorizontales, la diseminacin perifrica y para acabar, una figura: la dela ausencia.4 Referente a la Liga Hansetica ( Hanse , en alemn; hanse en sueco), que fue una federacinde ciudades del norte de Alemania y de comunidades de comerciantes alemanes en el marBltico, los Pases Bajos, Noruega, Suecia, Inglaterra, Polonia, parte de Finlandia yDinamarca, as como regiones que ahora se encuentran en Estonia y Letonia. [Nota deleditor].

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    La mirada sucesiva y convergente de los pintores, fotgrafos ycineastas nos pone en alerta contra las palabras. La secuencia de suspresentaciones obliga a preguntarse si la divinidad bifronte , esta ciudadmadre y castrante, hoy invocada y conjurada con pasin o desesperan-za para justificar nuestros trabajos de urbanismo y fundamentar lasvirtudes de stos, no es un engao; si el viejo concepto y la imagenconvenida, que abrigan de manera revuelta centros histricos, ciudadesnuevas, suburbios y megalpolis, no funcionan a la manera de un mi-to encargado de obviar la impotencia o la angustia, y no disimulan lainadecuacin de la palabra y de la cosa. Los historiadores nos han

    enseado no obstante, que los hombres no acostumbran cambiar devocabulario cada vez que cambian de hbitos 5 y que la permanenciade las palabras contribuye a un periodo de larga duracin de nuestrosesquemas mentales; es decir, en dado caso, a su anacronismo.

    No es entonces tiempo de admitir sin remordimientos, ladesaparicin de la ciudad tradicional y de interrogarse tambin sobreaquello que la ha remplazado, en breve, sobre la naturaleza de la ur-banizacin y sobre la no ciudad en que parece haber devenido el destinode las sociedades occidentales avanzadas? Tal ser mi propsito.

    LA PALABRA Y LA COSA

    Cuestin previa necesaria a la exploracin del campo urbano entre1850 y 1950, ser una rpida digresin concerniente a tres trminos:ciudad, urbanismo y tcnica. Para los dos primeros se tratar de recordarsu acepcin original. Para el tercero, por el contrario, se har unacercamiento no filolgico que pertenece a los hechos, destinadoa poner en evidencia el lazo, reconocido insuficientemente, que liga latcnica a la ciudad y hace de este trmino una palabra clave del campourbano.

    5 Frmula de Marc Bloch, en Bloch, M. (1974) [1945], Apologie pour lhistoire . 7a ed.,Pars: A. Colin, pp. 40-41.

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    Ciudad

    Se pondr entre parntesis su sentido institucional: objeto de una con-vencin, variable segn el pas (en Francia poblacin aglutinada de almenos dos mil habitantes en una sola comuna, y que constituye uninstrumento administrativo, jurdico y fiscal). En el lenguaje comn dehoy, la ciudad contina designando el lugar o soporte esttico de unatriple comunicacin que compromete el intercambio de bienes, deinformaciones y de afectos. Ella permanece concebida como la uninindisociable de aquello que los Romanos llamaban urbs (territorio fsi-

    co de la ciudad ) y civitas (comunidad de ciudadanos que la habitan), otodava ms como la pertenencia recproca de una entidad espacialdiscreta y fija, y de una poblacin.

    Pero la entrada en la era industrial y las concentraciones demogrficassin precedente que sta induce han desgastado esta asociacin ancestral.Desde 1855, Haussmann lo subrayaba a propsito de Pars en undiscurso pronunciado ante el consejo municipal: Est bien hablarpropiamente como de una comuna de esta inmensa capital? Qurelacin municipal une a los dos millones de habitantes que aqu seapretujan? Se pueden acaso observar entre ellos afinidades de origen?No! La mayor parte pertenece a otros Departamentos ;6 muchos a pasesextranjeros, en los cuales conservan sus parientes, sus ms caros in-tereses y a menudo la mayor parte de su fortuna. Pars es para elloscomo un gran mercado de consumo; un inmenso campo de trabajo;una arena de ambiciones; o solamente una cita de placer. No es supas. 7

    Etimolgicamente, la palabra francesa ville viene del latn villa .Designando un asentamiento rural autrquico que a menudo constituyel ncleo de las ciudades medievales. Esta etimologa subraya lapertenencia de la ciudad europea preindustrial al campo. LewisMumford fue uno de los primeros que nos ense que a excepcin de

    6 Entidad territorial administrativa, equivalente a un estado en la Repblica me-xicana.[Nota del traductor].7 Haussmann, G. E. (Barn de) (1891), Mmoires . Tomo II. Pars-Harvard: p. 199 (reedicincrtica: Pars: Le Seuil, 2000).

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    algunos centros congestionados, la ciudad medieval no estaba nadams en el campo, sino que era del campo, 8 y esta relacin deinterdependencia es hoy vuelta a poner en evidencia por los historiadoresde la ciudad europea. 9 La revolucin industrial socav una asociacinoriginal, rompi la relacin de complementariedad que una la ciudadal campo y cav entre ellas la famosa diferencia que el comunismo,segn Marx, debera suprimir. Sin embargo, no es gracias a una re-volucin social, sino a una permanente evolucin tcnica que dio iniciola supresin de esta diferencia. Veremos que el proceso prosigue ytiende a eliminar en provecho de una entidad que no es ya ni la ciudad

    ni el campo, los dos trminos, que lgica y fenomenolgicamenteexistan el uno para el otro.

    Urbanismo

    El trmino es un neologismo propuesto por el espaol Ildefonso Cerden su Teora general de la urbanizacin (1867). Este trmino fueintroducido en Francia, en el curso de la dcada de 1910, por H. Prosty un grupo de practicantes que gravitaban alrededor del Museo Social.La nocin de urbanismo naci en el marco de una reflexin sobre elimpacto espacial de la revolucin industrial: la ciudad padece entoncesun trastorno espontneo que parece surgir de un cataclismo naturalincontrolable.

    Desde su creacin, la palabra ha servido para designar dos pro-cedimientos diferentes. Por una parte, urbanismo designa unadisciplina nueva que se declara autnoma y quiere ser la ciencia de la con-cepcin de las ciudades. Ella postula la posibilidad de un dominiocompleto del hecho urbano y ha elaborado con este fin teoras cla-sificables en dos corrientes: una denominada progresista se enfoca alprogreso y a la productividad; la otra denominada culturalista, se focalizasobre objetivos humanistas. No obstante, a pesar de sus diferencias,las teoras de ambas corrientes se fundamentan en un procedimiento8 Mumford, L. (1938), The Culture of Cities . Londres: Secker and Warburg, p. 306.9 Mohenberg, P.M. y Lee, L. M. (1985), The Making of Ur ban Europe (10001950) .Cambridge, Mass.: Harvard University Press (traduccin francesa: (1991), La formation de l Europe urbaine . Pars: Presses Universitaires de France ( PUF)).

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    idntico: el anlisis crtico de la ciudad existente y la elaboracin en contracorr iente de un modelo de ciudad constr uible y reproducible ex nihilo.

    El modelo progresista (Congresos Internacionales de ArquitecturaModerna ( CIAM), Le Corbusier) propone un objeto urbano expandidocuyos componentes estandarizados son repartidos en el espacio segnun orden funcional y geomtrico. El modelo culturalista (la ciudad

    jardn de Howard) es por el contrario compacto y multifuncional. Elmodelo progresista domin el escenario europeo desde los aos 1920,pero no recibi una aplicacin significativa sino hasta despus de laSegunda Guerra mundial y de la reconstruccin. Fue en la misma po-

    ca que comenzaron a darse las pretensiones cientficas del urbanismoterico. 10 El postulado del espacio objetivo y neutro 11 fue denunciado.La naturaleza poltica e ideolgica del reordenamiento de la ciudad;dicho de otra manera, la seleccin de valores que forman la trama fuepuesta en evidencia: numerosas disciplinas cientficas pueden contribuira la organizacin del espacio urbano, pero una ciencia normativa de laciudad es una nocin contradictoria. Se ha mostrado que las teorasdel urbanismo llegaban a un pensamiento anacrnico, cosista 12 ymarcado en el mbito de la utopa: la modelacin urbana aparece co-mo un dispositivo reductor, el instrumento totalitario de uncondicionamiento.

    Por otra parte y al mismo tiempo, urbanismo designa tambinotro procedimiento, pragmtico y sin pretensin cientfica, que no seenfoca a cambiar a la sociedad, sino que modestamente busca regularizary organizar con la mayor eficiencia el crecimiento y el movimiento delos flujos demogrficos, as como la mutacin de la escala de las cons-trucciones y de los equipamientos inducidos por la revolucinindustrial.

    10 Vanse en particular, Argan, G. C. (1957), Architettura e ideologa . Miln: Zodiac;Choay, F. (1965), LUrbanisme, utopies et ralits . Pars: Le Seuil, y (1980), La rgle et le modle , Pars: Le Seuil; Lefebvre, H. (1968), Le Droit la ville . Pars: Anthropos.11 Lefebvre, H. (1970), Rflexions sur la politique de lespace en Espaces et socits .Nm. 1, Pars: p. 3.12 Doctrina filosfica que concibe las ideas y los conceptos como cosas.[Nota del traductor].

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    An antes de la creacin de la palabra urbanismo, el arquetipo deeste procedimiento, que sin duda valdra ms llamar reordenamientoregularizador, aparece con los grandes trabajos de Haussmann. Elverbo regularizar vuelve por cierto en muchas ocasiones en lasMemorias del ex Prefecto de Pars, confirmando su papel anticipador yel parentesco de su acercamiento con los Regulierungsplne (planosreguladores) de Stbben y de Wagner en Alemania y en Austria, y los pla-nos reguladores de los urbanistas franceses Henard, Prost y Jaussely.

    Tcnica

    El Deus ex machina que jala los hilos del teatro urbano desde el grancataclismo de mediados del siglo XIX. Sabemos que la ciudad es un fe-nmeno demasiado complejo para ser pensada en trminos de cadenascausales simples: ella pone en juego abanicos de determinaciones,comprometidas, en los giros de retroaccin, de los cuales an el anlisissistmico no puede agotar la complejidad. No obstante, para explicarlos trastornos espontneos o concertados sufridos por la ciudad europeapreindustrial, los historiadores han hecho nfasis sobre todo en losfactores econmicos y polticos (el rol del capitalismo, la lucha de cla-ses), as como en los factores demogrficos (crecimiento, masificacin,flujos, stos mismos condicionados por el progreso de la higiene, laepidemiologa y por el xodo rural). El papel jugado por la tcnica enla mutacin de la ciudad europea ha sido demasiado desconocido comopara no privilegiarlo aqu. La reflexin (no filosfica) sobre la tcnica ysu historia tiende a aislarla en su propio campo, mientras que estsimultnea y directamente implicada, al mismo tiempo, en la mor-fognesis del espacio urbano y en la gnesis de las mentalidades y delos comportamientos urbanos.

    Cerd fue el primero en juzgar este poder haciendo de las tcnicasde transporte el motor de la historia espacial de las ciudades, que la in-vencin del ferrocarril y la utilizacin de la electricidad vinieron arevolucionar.

    Para valorar las etapas de la transformacin urbana acaecida entre1870 y 1990, se podra hoy retomar de manera ms global la secuencia

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    de innovaciones tcnicas que inauguran y van marcando este periodo.Entre los campos ms significativos estn:

    La construccin : Cerd no menciona este campo cuyo papel habasido sealado en la misma poca, primeramente por Viollet-le-Ducy desarrollado ms tarde, particularmente por dos historiadores dela arquitectura, Sigfried Gideon 13 y Reyner Banham. 14 Recordemos laincorporacin progresiva en el curso de la segunda mitad del sigloXIX, de los nuevos materiales de construccin (acero, concreto,vidrio), cuyos procedimientos de aplicacin contribuyeron a

    cambiar el estatus de los edificios y a permitir su transformacinen objetos tcnicos; los equipamientos mecnicos y elctricos, quepermitieron densificar el tejido urbano al generalizar la construccinen altura (ascensor) y de acondicionar (aire, temperatura) losedificios, liberndolos de esta manera de un conjunto de limitacionesde implantacin y de dimensionamiento; la industrializacin delos edificios, que estandariza el marco construido y sirve no so-lamente al derramamiento perifrico de la ciudad, sino a unestablecimiento ms difuso de la construccin en el territorio entero.

    Los transportes . A partir de 1850, el ferrocarril le dio acceso a lasociedad occidental a una movilidad de masas sin precedente y seconvirti en el ms poderoso factor de densificacin de las ciudades.Despus, a finales del siglo XIX, secundado por el tranva y el Metro,sirvi tambin para la expansin de la ciudad. A partir de la dcadade 1930, el automvil le regres a las redes carreteras su papelperdido en las expansiones de la ciudad, y aument an ms lamovilidad general, en tanto que la aeronutica contribuira a fijarlos grandes ncleos urbanos.

    Las telecomunicaciones . El telgrafo, la radio, el telfono con susltimas aplicaciones informatizadas han sido respectivamenteaparejadas con las diferentes tcnicas de transporte de las cuales

    13 Gideon, S. (1948), Mechanization Takes Command . Nueva York: Oxford UniversityPress.14 Banham, R. (1949), The architecture of the Well Tempered Environment . Londres:Architectural Press.

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    controlaban o controlan su funcionamiento. Adems, las teleco-municaciones han multiplicado directamente los intercambios deinformacin de los citadinos, extendiendo su campo de accin,transformado su experiencia del espacio, del tiempo y por lomismo, la estructura de sus comportamientos.

    LA LTIMA FIGURA DE LA URBANIDAD

    De la mutacin urbana, sobre la cual la exposicin del centro Pompidou

    nos deja ver el ineludible cumplimiento, con fulguraciones, es-tancamientos y yerros, se imponen algunos puntos centrales. Pero susucesin se ordena a partir de un origen del cual se lamenta la ausenciaen la obra de Haussmann, quin dej su marca en la mayor parte de lasciudades de Europa.

    El Pars de Haussmann tiene un valor de lmite: punto de arribo deuna tradicin y punto de partida de otra. El lazo de la capital me-tamorfoseada con la ciudad preindustrial es tanto ms fuerte que, poruna irona de la historia, Pars permaneca entonces en Europa como lanica metrpoli cerrada, encerrada al interior del muro anacrnicodeseado por Thiers y que cay slo hasta la Primera Guerra mundial.Pero a pesar de este encierro, Pars jug un papel inaugural gracias a laregularizacin que le impuso el Prefecto. Por primera vez ste trat alconjunto de los espacios heterogneos de la capital como una entidadnica, a la cual un plan global dot de isotropa. Este plan que trans-form los Pars de Balzac en la metrpolis de Zola, permiti de maneraparticular tres logros mayores y solidarios. Hizo de la ciudad entera unsistema de comunicaciones: una red jerarquizada de vas disgrega losbarrios, pone en comunicacin a los puntos clave y cardinales de laciudad entre ellos y con las estaciones de ferrocarril, puertas urbanasque conectaban la ciudad cerrada con el conjunto del territorio nacional.Como corolario, tambin ampli la escala de la ciudad entera, con-

    jugando operaciones quirrgicas (cortes, excavaciones, ampliaciones)e injertos (integracin intramuros de todos los espacios libres tanto enel interior como en el exterior de la barrera des Fermiers-Gneraux

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    (recaudadores de impuestos del viejo rgimen)). En fin, Haussmanndot a la ciudad entera de un equipamiento higinico concebido bajola forma de redes tcnicas isomorfas y de un sistema respiratorio deespacios verdes.

    Si llamamos urbanidad al ajuste recproco de una forma de tejidourbano y de una forma de convivencia, se puede, de justa manera,hablar de una urbanidad haussmaniana . Ciertamente, la ampliacin dela escala de las vas, de las parcelas y de las construcciones, rompi elmarco de las relaciones sociales de proximidad, caracterstico de laciudad preindustrial. Pero el nuevo marco de una nueva convivialidad

    lo reemplaz. Por una parte, el tejido urbano de dimensiones agrandadasconserv una continuidad que satisface el ojo y el cuerpo por laproporcin recproca y rigurosa de las dimensiones (ancho y alto) delas vas, banquetas y edificios que los bordean. Sobre todo, una es-tructura de pequea escala, encajada en el tejido propiamente dicho,est constituida por un mobiliario urbano diversificado, concebido,diseado, producido e implantado con cuidado, as como por rbolesy cercas de vegetacin. Ello hace de las banquetas y de los jardines elteatro de las relaciones sociales inditas: aleatorias, annimas ycosmopolitas.En otros lados, mientras tanto, las fortificaciones haban sido oestaban siendo derruidas. La ciudad ( cit ) tradicional estallaba bajo lapresin demogrfica y los fraccionamientos sin fin de los suburbioslondinenses simbolizaban la expansin salvaje de la ciudad. El ejemplodel Pars haussmaniano era meditado. Cerd, Stbben y Wagner lotestimoniaron suficientemente; el procedimiento regulador seratransportado al caso de las ciudades abiertas y segn otrosprocedimientos, ste promovera la misma urbanidad indita, porejemplo en Viena y en Barcelona. A diferencia de Pars, en estos doscasos los antiguos centros histricos fueron dejados ms o menosintactos, con pesar por parte de Cerd; y por parte de Otto Wagner conla voluntad explcita de preservar el pasado. Conviene aqu respetar labelleza y satisfacer las exigencias de salubridad y de circulacin pormedio de una conservacin adecuada del patrimonio existente,procurando aportar las mejoras propias que satisfagan las exigencias

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    modernas, anotaba Wagner en 1893 en la introduccin de su Proyecto de plan regulador para la ciudad de Viena. 15

    Este plan proceda, como el de Haussmann de una visin global yprospectiva de la ciudad. Pero en esta ocasin estaba abierto ampliamentesobre el territorio circundante, a partir del Ring monumental que habasido establecido sobre el trazo de las antiguas murallas. En su versinterminada en 1910, la expansin de la ciudad era controlada por mediode tres instrumentos: un sistema vial indefinidamente prolongable,concebido bajo la forma de anillos perifricos concntricos, ligadosentre ellos y al anillo inicial del Ring por radiales; un sistema de unida-

    des de aglomeracin ( Stellen , de cien a ciento cincuenta mil habitantes),bien individualizadas, implantables sobre las vas radiales y destina-das a canalizar la urbanizacin; abundantes reservas de tierras perifricas

    justificadas por la imposibilidad de una prospectiva urbana. Opuestoa toda actitud utpica de la cual recusa el dogmatismo cientificista y lalgica de un objeto discreto, Wagner constata que no es posibleprefigurar con certeza lo que ser la imagen de la ciudad futura, dadoque un catecismo de lo urbano no existe. 16 Su plan estaba abierto alos cambios y a las incertidumbres. Pero, tanto en el tratamiento delRing como en el correspondiente a los Stellen , permaneci apegado auna concepcin de la ciudad como un objeto discreto, de tejidocontinuo. Y si ste tejido no escapaba casi nunca a la desmesura ypresentaba lagunas algunas veces, Wagner se apegaba a paliar este defectomediante la escala pequea y la esttica acusada de un sistema deamenidades urbanas y mobiliarios urbanos comparables a los de Pars.

    En Barcelona, Cerd haba propuesto una solucin a la vez msinnovadora y ms limitante. Su plan de 1859 (en parte traicionado ensu realizacin) pona en relacin el centro histrico, por fin liberadode sus fortificaciones, con un territorio virtualmente ensanchado aEuropa entera. Los caracteres distintivos de la nueva civilizacin sonel movimiento y la comunicacin, y a sus ojos la ciudad no es sinouna especie de estacin o de pivote de la gran viabilidad universal. Se15 Citado por Trvisiol, R. (1990), Otto Wagner . Roma-Bari: Laterza, p. 182 (traduccinde F. Choay). Esta introduccin presenta con un avance de dos aos las ideas de Moderne Architektur (1896).16 Ibd . p. 182

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    trataba entonces de un plan de extensin indefinida que rompa a lavez con la nocin de aglomeracin discreta y con los esquemas deorganizacin concntrica. Estaba fundado en la interconexin de dosredes ortogonales de escala diferente: rejilla mayor, atravesada pordiagonales y destinada a un gran trfico territorial con sus vas de 20 a50 metros de ancho; rejilla menor, destinada a un pequeo trficolocal y en donde hay manzanas de 133 metros de lado, con un pancoup y el corazn de manzana abierto, constituyendo esto el elementourbano de base, una especie de unidad de vida y de vecindad.

    Es pertinente considerar el plan de Cerd como una de las tres

    figuras clave del urbanismo de regularizacin? Varios argumentospareceran oponerse a esto. Primero, Cerd fue el primer terico delurbanismo, del cual pretenda hacer una disciplina cientfica en todossentidos. Enseguida, su plan intitulado Reforma y ensanche de Barcelona ,efectivamente haba sido concebido como el instrumento de una polticaigualitaria que debera procurar las mismas ventajas a todas las clasesde la poblacin, y lleva la marca indiscutible de la utopa. Finalmente,este plan no se contentaba con crear redes de ligas con el territorio,deviene territorio y por lo mismo, parece contradecir la lgica delurbanismo modelador, as como la del urbanismo regularizador. Estasobjeciones son no obstante refutables una a una. El plan de Barcelo-na precedi en cuatro aos a la gran obra terica que constitua una

    justificacin a posteriori . Adems, el plan no propona el modelo deuna ciudad nueva, sino estructuras generativas que permitiesen adaptarla antigua ciudad a las tcnicas nuevas. Estas estructuras eran deduci-das de un doble anlisis de la situacin especfica de Barcelona y de loscomponentes de la ciudad en general, lo que hace de Cerd el creadorde la geomorfologa urbana. Es ms, si la capital catalana era convidadaa expandirse por todos lados en donde las condiciones fsicas lopermitiesen, este proceso estaba controlado por el dispositivo de unadoble malla: sta aseguraba la continuidad (por ms ligera que fuera) yla homogeneidad de una trama construida en donde los manzanosnormandos ofrecan una entera libertad a la creacin arquitectnica ysobre todo, devenan, gracias a la articulacin de su pequea escalacon el gran sistema vial, en teatro de una convivencia indita. Es

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    exactamente por esto que el plan de Cerd debe ser clasificado en lamisma categora que el de Haussmann y de Wagner.

    Otros planes cercanos o derivados de estas tres estructurasregularizadoras han asegurado, en otras grandes ciudades o capitales,la permanencia de la urbanidad metropolitana nacida en la segundamitad del siglo XIX. Hasta mediados del siglo XX todas esas ciudades ymuchas ms acogieron e integraron, sin por ello ser alteradas, la su-cesin y la diversidad de experiencias y estilos arquitectnicos nuevos.El modern style (ms barroco en Barcelona, ms pictrico en Praga,Viena o Munich, ms reservado en Pars o Bruselas), el clasicismo

    estructural de Perret, el funcionalismo del CIAM o tambin el monu-mentalismo de la arquitectura llamada totalitaria, en Italia o en Alemania,aadieron a la ciudad europea un toque plstico nuevo y no modificaroncon esto su estructura.

    Despus de la Segunda Guerra mundial, la reconstruccin es amenudo respetuosa del permetro de las ciudades destruidas, limitndosea ampliar y homogeneizar su tejido. Le Havre reedificada de arriba aabajo en concreto por Perret, permanece como una ciudad tradicional,fechada solamente por un material y un estilo arquitectnico; junto altipo metropolitano, el de la ciudad y de la urbanidad preindustrialesno haba desaparecido en Europa. Numerosos asentamientos antiguosvegetaban y en otros casos, por ejemplo en Italia del norte, Alemaniadel sur o en los Midlandsde Inglaterra, la densidad de la armadu-ra urbana antigua limitaba la extensin de las ciudades.

    SIGNOS DE DECONSTRUCCIN

    Desde el inicio del siglo XX, sin embargo, no haban faltado los signosanunciadores de una deconstruccin inminente de la ciudad europea.Podemos hacer un recuento rpido sin separar los innumerablesproyectos, sueos y teoras del pequeo nmero de las realizaciones.

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    La ciudad lineal

    En 1882, un intelectual espaol, Soria y Mata, public en el diariomadrileo El Progreso un primer proyecto de ciudad lineal, 17 salido desu reflexin sobre las nuevas tcnicas de transporte, telecomunicacionesy sobre las incidencias sociales. Como Cerd, l estaba convencido deque la comunicacin bajo todas las formas era el futuro del mundo ycomo l, se preocupaba por mejorar las condiciones de vida de la claseobrera. Pero en lugar de pensar el proceso de comunicacin gene-ralizado que es la urbanizacin en trminos de expansin homognea

    y multidireccional, l lo conceba bajo la forma puramente lineal: Unacalle indefinidamente extensible de 500 metros de ancho.El eje longitudinal de la ciudad lineal reagrupa las vas de transporte

    (ferrocarril, tranva, carreteras) las redes tcnicas de distribucin degas, agua, electricidad, telfono, as como los servicios municipales ylos parques. De un lado y de otro de esta espina dorsal, dos bandas lon-gitudinales formadas de manzanas ortogonales asocian el hbitatindividual a los edificios pblicos, comerciales, culturales y se de-sarrollan ms o menos en funcin de las necesidades. Este modeloestaba destinado a suprimir la concentracin y la densificacin urbana;deba evitar la diseminacin de la construccin a travs del territorio ypreservar la integridad del campo. Finalmente, simplificaba al mximola interconexin de las redes tcnicas.

    Soria imaginaba as una ciudad lineal ininterrumpida de Cdiz aSan Petersburgo, estableciendo por primera vez el problema de losasentamientos humanos a escala mundial. Pero las ambiciones de Soriaeran prematuras y no pudo aplicar su modelo ms que en las di-mensiones de un suburbio de Madrid accesible a travs de una vacentral de tranva.

    El mismo esquema de desarrollo fue retomado a finales de la dcadade 1920 en la Unin Sovitica por un grupo de arquitectos e ingenieros.El asentamiento lineal significaba para ellos la abolicin de la ciudad y

    17 Lo desarroll enseguida en numerosos artculos y en la revista Ciudad lineal que lfund en 1896. Vase tambin: Collins, G. R. (1959),Linear Planning throughout theWorld, en Journal of the Society of Architectural Historians , nm. XVIII, octubre. Philadelphia.

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    se designaban ellos mismos como desurbanistas. Ellos conocan laspublicaciones de Soria y es probable que se hayan inspirado de ellas.Pero su modelo, ms elaborado, de un zoning (zonificacin) riguroso,serva para objetivos diferentes: la realizacin del socialismo y laoptimizacin de la produccin industrial: como N. Milioutine lomostraba en un libro terico importante, 18 la cadena de produccinera transferida de la fbrica a la escala del territorio. El proyecto desur-banista recibi un principio de aplicacin en la ciudad de Magnitogorsk(realizada por Ivn Leonidov en 1929) y en Stalingrado (Milioutine,1930). Pero en 1931, Stalin le puso punto final a estas desviaciones

    ideolgicas.Los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna ( CIAM ): ciudad mquina y desaparicin de la urbanidad

    Le Corbusier se burl de los desurbanistas en nombre de la defensade la ciudad; pero la utopa que l describi y que dise durante suvida con el nombre de ville radieuse 19 (ciudad radiante) era realmenteuna ciudad? Su idea se presenta ms bien como la deconstruccinsistemtica de todos los tipos de ciudades anteriores, de toda forma deaglomeracin continua y articulada. Y es en lo que queda, el mismotipo de desintegracin y el mismo modelo que desde 1920 a 1950, in-casablemente proponen los planes de Le Corbusier para Pars, Argel,Saint-Di, Albi

    La ville radieuse me servir de paradigma para definir es-quemticamente el urbanismo de los CIAM, donde Le Corbusier fueel instigador en 1928 y luego uno de los principales protagonistas.Esta eleccin es legtima, puesto que si Le Corbusier poco invent enla materia, su gran mrito segn palabras de Bruno Taut, es la pues-ta en forma literaria de los principios modernos. l ejerci una

    18 Milioutine, N. (1930), Sostgorog , Leningrado, traducido al ingls (1974) con notas ycomentarios de G. R. Collins y W. Allix, Cambridge: MIT Press (traduccin francesa (2002)por E. Essaah, Sotsgorod. Le problme de la construction des villes social istes , presentadopor J. L. Cohen, Besanon: Editions de Limprimeur).19 Le Corbusier (1933), La ville radieuse . Pars: Vincent Fral.

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    influencia internacional sin igual, respecto al reordenamiento urbanoy del territorio despus de la Segunda Guerra mundial.

    CIAM

    El congreso represent, en intervalos regulares, un momentoculminante de militancia y de formulacin doctrinal para los miembrosde un movimiento que agrupaba arquitectos reunidos por su voluntad deromper con el pasado y por su fe en la tcnica. Este movimiento surgi

    de la crisis abierta en el curso de la segunda mitad del siglo XIX por latransformacin de las tcnicas de construccin, y la amenaza que hizopesar sobre el estatus de los arquitectos. Este movimiento responda, asu manera, a la puesta en guardia de Emile Viollet-le-Duc, que tema, altrmino de sus Entretiens (conversaciones), que los arquitectos [ha-yan] terminado su papel [y que] el de los ingenieros comience. 20

    Los miembros del CIAM redefinieron entonces el papel del arquitectoen una nueva sociedad tecnicista, en donde ellos reivindicaban el reor-denamiento global. Pero romper sin opcin alguna con su propiatradicin y asimilar la amplitud y el alcance de los trastornos tcnicosacaecidos en su campo, hubiera exigido de su parte la adquisicin denuevos saberes y nuevas capacidades. Ellos se ahorraron casi siempreesta adquisicin privilegiando una ideologa de vanguardia. Combatanpor una causa: la modernidad. Luchaban para erradicar las formas ylas tradiciones arquitectnicas del pasado. La modernidad estaba sim-bolizada para ellos por objetos (silos, paquebotes o navos de carga)ms que por procesos y nuevos sistemas de relaciones. El edificio es-taba pensado como objeto tcnico, incluso como mquina, de lo cualatestigua la famosa frmula de mquina para habitar tomada prestadaa Ozenfant por Le Corbusier.

    Corolarios: el edificio se converta en objeto autnomo, desligado decualquier dependencia o articulacin contextual y en su caso, susceptiblede ser reproducido por la industria. Ms an, este nuevo estatus del

    20 Viollet le-Duc, E. E. (1872), Entretiens sur larchitecture , tomo II. Pars: Morel & Co.,p. 445.

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    objeto arquitectnico contaminaba el de la ciudad, el cual habiendoenarbolado los mismos principios, pasaba a estar bajo el control delarquitecto; transferencia de competencias avalada por la Carta de Atenas 21que elabor el CIAM en 1933. La ciudad se transformaba a su vez enmquina de vivir y deba, sta tambin, hacer tabla rasa del pasado.Se exclua la conservacin de los centros antiguos como ncleosdinamizantes de un nuevo desarrollo, segn el procedimiento delurbanismo regularizador: el Plan Voisin de Pars 22 era ejemplar, puesarrasaba los barrios antiguos y no conservaba sino algunos monu-mentos aislados que devenan curiosidades histricas y tursticas. Le

    Corbusier proscribi de la ville radieuse, a la calle que articulaba loselementos del tejido urbano, generaba lo compacto de las ciuda-des antiguas y devena de esta manera responsable de su insalubridady de su desorden. La ville radieuse higinica y ordenada, era ubicadabajo el signo de la funcin; ella reduca la vida urbana a cuatro tipos deactividades: el hbitat, el trabajo, la circulacin y el esparcimiento. Lasdos primeras estaban alojadas en unidades gigantes, autnomas, cuyosdiferentes tipos se estandarizaban; la tercera era concebida como unsistema jerarquizado de caminos (elevados o en segmentos) queaseguraban, gracias al automvil, la interrelacin de las megaestructurasy su liga con el territorio; la cuarta pareca desarrollase en el espacioverde indiferenciado donde cien por ciento del suelo pertenece alpeatn. 23

    Conjunto discontinuo de megaestructuras clasificadas en subcon- juntos discontinuos: la red carretera ofrece la nica continuidad entrelos grandes equipamientos integrados en una configuracin geomtri-ca simple, legible solamente en el plano o vista area. La comunicacin

    21 Documento colectivo cuya versin original fue publicada en francs y en holands en1933. Una versin comentada fue publicada por Le Corbusier en 1943, y fue reeditada,desafortunadamente sin notas explicativas, como libro de bolsillo: (1971), La Charte dAthnes , Pars: Le Seuil (coleccin Points-Architecture).22 Propuesto en 1925 por Le Corbusier, quien le puso el nombre del constructor deautomviles Gabriel Voisin.23 Le Corbusier, La ville radieuse, op. cit ., frmula que se repite, de un extremo al otro dellibro.

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    se resuelve en circulacin, la escala local y la urbanidad dejan su lugara la nica escala territorial.

    Este modelo inspir la renovacin urbana y los grandes conjuntosdespus de la Segunda Guerra mundial: pero bajo una fraseologamodernista, su deconstruccin radical de la ciudad no es menosanacrnica. Esta recoge un fijismo (o estado de inmovilidad) utpicopuesto al servicio de una visin paleotcnica, en las antpodas de unpensamiento de la complejidad.

    El privilegio exclusivo acordado a la escala territorial por el Movi-miento Moderno tiene sin embargo una excepcin que concierne a

    ciertos programas municipales de ciudades obreras. En el sentidodirecto de una tradicin inaugurada a finales del siglo XIX por lospatrones de la industria en la Gran Bretaa y en Alemania, un puadode arquitectos supo concebir y realizar en la periferia urbana para laspoblaciones obreras o de ingresos modestos, las pequeas ciuda-des cuya escala, articulacin espacial y el tratamiento sofisticado demateriales, poco onerosos, indiferentemente modernos o tradicionales,hacan verdaderos ncleos de vida social. Las realizaciones de Bruno

    Taut, ejemplares an hoy, donde se les estudia y se les restaura (porejemplo, en los suburbios de Berln), traducen la bsqueda de uncontrapunto local frente al proceso, plenamente asumido, del Auflsung der Stdte 24 o la desintegracin de las ciudades.

    La garden-city entre dos mundos

    Ya no ms contrapunto sino contraposicin, la ciudad jardn de EbenezerHoward, era situada por Le Corbusier exactamente al lado opuesto desu ville radieuse. Su valor sintomtico no resida en una participacin,simblica o concreta, en el proceso de desagregacin de la ciudadeuropea, sino en la reaccin antagnica que sta le opona. A la amenazade deconstruccin que ilustraba el estallido difuso de Londres en susuburbio o el desarrollo monofuncional de las ciudades del BlackCountry, ella responda con un proyecto de reconstruccin.

    24 Taut, B. (1920), Die Auflsung der Stdte . Hagen: Volkwaang Verlag.

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    Volumen 6, nmero 11, agosto, 2009, pp. 129-148

    No hay que confundir esta ciudad-jardn con la cit-jardin francesa,que es una ciudad dormitorio ms o menos lograda segn el caso. Lagarden-cityque propona Howard en su libro Tomorrow: a Paceful Path to Social Reform (1898) 25 era un modelo de ciudad completo y suponaun proyecto de sociedad global. Su inventor era un reformador social.l no dise su propuesta sino que la present bajo la forma abstrac-ta de un esquema o diagrama, cuyo objetivo era repartir racionalmentey fijar armoniosamente los flujos demogrficos y las actividades socialesen las aglomeraciones discretas, de pequeas dimensiones, y casiautrquicas, que no deban exceder los treinta mil habitantes; cir-

    cunscritas por amplios cinturones verdes, reagrupaban concntricamentetodo tipo de instituciones y actividades sociales. Los sectores industrialy agrcola estaban localizados en la periferia, pero en el interior de la en-tidad fsica definida por la corona verde. Una red ferroviaria una estasciudades entre s; las haca constituir un conjunto de sistemasinterconectados y gravitando cada uno alrededor de una ciudad centralde sesenta mil habitantes.

    El dispositivo tena por objeto preservar a la vez la ciudad y elcampo y poner su complementariedad al servicio de la urbanidad y dela calidad de vida previniendo la diseminacin de las construcciones,percibida como un alto riesgo social y cultural. Esto permita tambinoperar una apacible revolucin social gracias a un complejo conjuntode mecanismos financieros y sobre la tenencia de la tierra, cuya des-cripcin rebasa mi propsito.

    El esquema de Howard no deja de tener un parentesco con aquel deSoria y Mata, la utilizacin del ferrocarril lo inserta bien en la lgica deldesarrollo tcnico. Pero siempre racionalizando el reparto del territorio,produce el modelo fijo y discreto de la ciudad preindustrial. De unmodo sistemtico, regresa igualmente su nombre lo indica a laruralidad de la ciudad medieval.

    Inglaterra, pas que ha sabido siempre aliar innovacin y tradicin,reserva una acogida entusiasta a Tomorrow . La primera garden city, se

    25 (1898), Londres: Swann Sonnenschein. En la segunda edicin en 1902, el ttulo devieneGarden-Cities of Tomorrow.

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    empez a construir en 1930 en Letchworth y el modelo de Howarddeba continuar inspirando la creacin de New Towns ingleses despusde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, en ningn caso el esquemahowardiano pudo ser seguido al pie de la letra. Este desfase y lasdisfuncionalidades que no pudo evitar, tiuvieron como consecuenciala proyeccin anacrnica de la ciudad preindustrial que neutraliz lasinnovaciones de la garden city.

    Una anticipacin realista

    El retroceder en la historia nos permite hoy leer la escala territorial dela ville radieuse y la rehabilitacin de pequeas escalas de reor-denamiento local realizadas por Howard, como los signos de unaprxima deconstruccin de la ciudad europea. No obstante, sin la ayu-da de la perspectiva histrica, sin el apoyo del procedimiento utpicoy fuera del marco de la ciencia ficcin, los ndices de esta deconstruccinfueron descritos y las consecuencias de stos analizadas, 26 y aplicadasen la poca, por un espritu cuya clarividencia ha sido mal reconocida, 27el italiano Gustavo Giovannoni (1873-1943). Su lucidez se debe, sinduda, a una triple formacin de ingeniero, arquitecto e historiador delarte. Esta mltiple pertenencia disciplinaria le permita, en efecto, nofocalizar su atencin sobre una escala nica de reordenamiento, darleun papel indito al patrimonio urbano antiguo y formular un conjuntode hiptesis que pueden todava hoy guiar la reflexin sobre la forma delos asentamientos humanos en las sociedades avanzadas. El ingenieroGiovannoni haba comprendido que las grandes redes de comu-nicaciones y de telecomunicaciones concebidas a la escala de territoriosdevenan en canal obligado de la urbanizacin y el instrumento de sudiseminacin. Como tcnico competente, l presenta la complejidad

    26 Giovannoni, G. (1913), Vecchie citt ed edilizia nuova, en Nuova Antologia , nm.995, Miln. El mismo ttulo es retomado para un voluminoso libro (1931), Vecchie citt ed edil izia nuova . Turn: UTET (traduccin francesa: (1998), La ville ancienne face lurbanisme . Pars: Seuil).27 Por los ataques contra l o el silencio deliberado de los historiadores italianos de laarquitectura despus de la Segunda Guerra mundial. La rehabilitacin de Giovannoni esreciente.

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    virtual de estas redes, desconocidas por los CIAM. Vea en ella, el ins-trumento de una des-densificacin de las ciudades, de su reduccinpor lo que l llamaba un proceso de anti-urbanizacin, privilegiandouna distribucin ms flexible y menos densa de aglomeraciones mspequeas.

    Como arquitecto, Giovannoni estimaba no obstante que si lasgrandes redes tcnicas de equipamiento son necesarias para el desarrollode la nueva sociedad, estas no son suficientes: necesitan la conexin deun complemento igualmente necesario y no suficiente, de lugaresde estancia y reposo cuya estructura surge esta vez de una prctica

    arquitectnica. Dicho de otra manera, el marco espacial de la nue-va sociedad entabla una dialctica entre dos escalas de reordenamiento,una territorial y otra local. Pero, la forma y las dimensiones de los lu-gares de estancia, de los asentamientos de la cotidianidad, se confundencon aquellas correspondientes a las ciudades preindustriales? ParaGiovannoni el conjunto del patrimonio urbano existente sera sin du-da utilizable para este fin, fragmentariamente y bajo la reserva de untratamiento conveniente. Pero la flexibilidad de implantacin y dedimensionamiento que permite la infraestructura reticular no dejarde suscitar la creacin de nuevas tipologas.Como historiador del arte y lector de Camilo Sitte, Giovannonidesarrolla en particular tres tesis: 1. El espacio urbanizado le co-rresponde a dos estticas distintas, de las cuales una implica al ingenieroy la otra al arquitecto; 2. El estudio del tejido de los centros urbanoshistricos revela una escala de proximidad que puede servir comoprincipio generador y regulador en la concepcin de nuevos tipos deasentamientos, y 3. El patrimonio urbano antiguo no debe ser relegadoa las funciones musesticas; este puede en efecto desempear unimportante papel en la ciudad, pero a condicin de que su nuevodestino sea compatible con su morfologa, ser utilizado en usoscontemporneos, de proximidad y por lo tanto integrados en los pla-nes urbansticos y de reordenamiento. Giovannoni, practicante, se ciea esto en Italia.

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    LO URBANO CONTRA LA CIUDAD: CULMINACIN DE UNA MUTACIN.

    La concomitancia y la sinergia de un conjunto de innovaciones tcnicasabren, a partir de 1960, una fase crucial en el proceso de urbanizacinde Europa: el establecimiento de las condiciones necesarias para quefinalice la mutacin empezada un siglo antes.

    Entre estas innovaciones, las ms determinantes conciernen primeroa los transportes y la comunicacin a distancia. Las redes de transpor-te del Tren a Gran Velocidad ( TGV) y del Metro a gran velocidad; losgrandes cargueros que multiplican la velocidad y la capacidad de

    las redes areas; las nuevas aplicaciones del telfono con la consulta adistancia de datos informatizados y la transmisin inmediata de mensajesescritos: todos estos instrumentos confieren a quienes los utilizan untipo de ubicuidad.

    El espacio sojuzgado por la velocidad

    La reduccin de la duracin en los desplazamientos, as como en laadquisicin y la comunicacin de la informacin abolieron una partede las antiguas limitantes y servidumbres espaciales a las cuales estabansometidos los asentamientos humanos. Las nuevas velocidades de cir-culacin favorecen de idntica manera dos tipos opuestos demovimientos y de implantaciones.

    Por una parte, una tendencia a la concentracin focaliza los flujoshumanos en direccin de polos de atraccin que continan siendo lasmetrpolis nacionales o regionales; pero las actividades se implantanen las periferias siempre ms ampliamente irradiadas, cuya expansin,ligada a la saturacin progresiva de las redes tcnicas, coincide con eldespoblamiento general y progresivo de los centros y de los ncleosurbanos histricos.

    Por otra parte, una tendencia a la dispersin opera una des-concentracin lineal, o bien puntual. Ejemplo del primer caso es laurbanizacin que contina bordeando las costas o valles fluviales.Como ejemplo del segundo caso se tienen las aglomeraciones alojadasalrededor de las terminales areas (aerociudades) o de centros deinvestigacin y de universidades (tecnopolos), las mega-mquinas

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    comerciales o culturales, que no son imputables a la influencia de losEstados Unidos de Amrica, sino que son la consecuencia inevitablede una lgica de equipamiento tcnico; en fin, la implantacin difusa dehbitat en zonas rurales que ha recibido el nombre de rurbanizacin .28Sucede tambin que todos estos tipos de implantacin estn asociados:el sueo lineal de Soria y Mata se realiza hoy, entre Gnova y Marsella,pero surtido de desbordamientos laterales, densos o diseminados, quepor otro lado han destruido irremediablemente antiguos asentamientosy paisajes ancestrales.

    En otras palabras, la era de las entidades urbanas discretas se termin.

    La era de la comunicabilidad universal anunciada por Cerd yGiovannoni es tambin aquella de la urbanizacin universal, difusay explosiva. Ingenieros, 29gegrafos, 30 y demgrafos 31 se ponen deacuerdo o coinciden en que el modelo llamado de lugar central, conel cual W. Christaller 32 explicaba el crecimiento y la reparticin de lasciudades, ya no puede dar cuenta de una estructuracin generalizada, ala vez ms estable y sobre todo menos centrada, as como deescurrimientos de urbanizacin en forma de filamentos y de tentculoscaprichosos que ponen en evidencia las nuevas tcnicas de cartografa.

    Toda vez que si, segn palabras de Herve Le Bras, el pasaje de unageografa de polos a una geografa de lneas significa la mo-dernizacin, 33 no existe modelo an que alumbre la fluctuacin y lasincertidumbres inherentes a los nuevos estilos de poblamiento.

    28 Bauer G. y J. M. Roux (1976), La rurbanisation . Pars: Le Seuil.29 Por ejemplo, Dupuy, G. (1991), Systmes, rseaux et territoires . Pars: Presses de lEcolenationale de ponts et Chausses; Veltz, P. (1992), Hirarchie et rseaux dans lorganisationde la production et du territoire, en A. Liepitz y G. Benko, Les Rgions qui gagnent .Districts et rseaux les nouveaux paradigmes de la gographie conomique . Pars: PUF.30 Georges, P. (1989), Les hommes sur la terre: la gographie en mouvement . Pars: Seghers.Vanse tambin los trabajos de Th. Saint-Julien y D. Pumain.31 Le Bras, H. (1993), De la plante au vi llage . Pars: Datar-Editions de LAube.32 Christaller, W. (1933), Die zentr allen Orten in Sd Deuchtland . Jena: G. Fisher.33 Le Bras, H. (1993), De la plante au vi llage , op. cit. p.146.

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    Divorcio entreurbs y civitas

    La dinmica de las redes tcnicas tiende a sustituirse de esta manera a laesttica de los lugares construidos para condicionar mentalidades ycomportamientos urbanos.

    Un sistema de referencias, fsico y mental, constituido por redesmateriales e inmateriales as como por objetos tcnicos, cuya ma-nipulacin pone en juego un capital de imgenes y de informaciones,repercute en un circuito cerrado en las relaciones que nuestrassociedades mantienen con el espacio, el tiempo y los hombres. 34 Es-

    te sistema operativo vlido y desarrollable en todo lugar, en las ciudadescomo en el campo, en los pueblos como en los suburbios puede serllamado lo urbano .

    El advenimiento de lo urbano deshace la antigua solidaridad entreurbs y civitas.La interaccin de los individuos es de ahora en adelante,a la vez, desmultiplicada y deslocalizada. La pertenencia a comunidadesde intereses diversos no se funda ya ni sobre la proximidad ni sobrela densidad demogrfica local. Transportes y telecomunicaciones nosimplican en relaciones cada vez ms numerosas y diversas, miembros decolectividades abstractas o en las que las implantaciones espacialesno coinciden ya y no representan ya una estabilidad en su duracin.

    El economista estadounidense Melvin Webber ha sabido calificarcon una formula lapidaria the nonplace urban realm (el mbito sinlugar de lo urbano) 35 la deslocalizacin de la ancestral civitas , as como analizar ejemplarmente sus repercusiones posibles y explotables,particularmente el teletrabajo que la DATAR36 descubre hoy en Francia.Desde 1968, Webber propona el concepto de post-city age, 37 la erapost-ciudad que resulta ambiguo traducir por era post urbana, 38 a34 Gras, A. (1993), Grandeur et dpendance. Sociologie des macrosystmes techniques . Pars: PUF.35 Extrado del ttulo de su artculo: The Urban Place and the Nonplace Urban Realm,en Webber, M. (ed.) (1964), Explorations into Urban Structure . Philadelphia: University of Pennsylvania Press.36 Delegacin para el Reordenamiento del Territorio y para la Accin Regional. [Nota deltraductor].37 Webber, M. (1968), The post-City Age, en Daedalus , otoo. New York: AmericanAcademy of Arts and Sciences, pp. 1091-1110.38 Como me toc hacerlo varias veces, particularmente en Choay (1992), Orizzonte del

    posturbano . Roma: Officina.

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    partir del momento que se conviene en designar por urbano la nuevacultura planetaria y su modo a la vez nico y polimorfo de utilizar elespacio habitable.

    El examen del lxico administrativo y de sus neologismos descu-bre la hegemona de lo urbano: regin urbana, 39 comunidad urbana,distrito urbano Estas nuevas entidades hablan mucho de ladesaparicin de la ciudad y el anacronismo de comuna, pueblo,ciudad, tantos trminos que muy pronto no llevarn ms que a lahistoria o a nostalgias cargadas de sentido. Dado que estas palabras endesuso nos recuerdan tambin la inevitable realidad de nuestra condicin

    natural animal, el hecho de que cualquiera que sea la inmaterialidad, laabstraccin, la multiplicidad de relaciones que los urbanos mantenganentre ellos a travs del planeta, ellos estn, nosotros estamos, a pesarde nosotros, arrojados al espacio y constreidos a vivir en l y a per-manecer en una parte de l. Pero dnde y cmo?

    PENSAR LO URBANO

    Pensar lo urbano es hoy una necesidad. La persistencia de la imagende la ciudad que lo anula surge de mecanismos de defensa: se niegauna realidad demasiado difcil o demasiado desagradable de afrontar.Por ejemplo: un semanario parisino 40 public bajo la forma de un cuen-to una proyeccin realista de las posibilidades de deslocalizacin queofrecen las redes tcnicas; los representantes electos de la poblacinque fueron consultados condenaron de manera unnime esta fantasaen nombre de la perennidad de la ciudad. Pero el mecanismo generalrecubre los modos de resistencia especficos, que emanan en particularde los medios profesionales.

    Viene en primer lugar la persistencia de un urbanismo cosista ,empantanado en un acercamiento fijista del reordenamiento. Mel-vin Webber invocara la obsession of placeness (obsesin por la

    39 Vase Gottmann, J. (1961), Megalopolis . New York: Twentieth Century Fund.40 Le Point , 5 de junio de 1993.

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    ubicabilidad). 41 La actitud est ilustrada por las utopas pseudotcnicas(Y. Friedman, N. Schffer, P. Maymont) que florecieron entre el final dela dcada de 1950 y el final de la dcada de 1960. Los contradicen,ms o menos nicos en su gnero, los ejercicios del grupo inglsArchigram, fundado en 1961. P. Cook y un puado de jvenes ar-quitectos britnicos emprendieron una gran depuracin epistemolgica.Ellos llaman en su auxilio a la ciberntica y a la informtica, pero tambina los datos de la economa y de la demografa, as como a la culturapop , para presentar en tiras cmicas las configuraciones 42 inme-diatamente conectables y desconectables sobre las redes tcnicas

    complejas. Ubicuidad, movilidad, reversibilidad, instantaneidad,precariedad, indeterminismo son sus conceptos operativos.La crtica a los arcasmos mentales ligados a la ciudad lleva aun ms

    lejos cuando Reyner Banham lanza, siguiendo la huella de Archigram,la propedutica provocadora del non-plan of a non city: 43 el urba-nismo frena los procesos innovadores y espontneos y el advenimientode lo urbano en lugar de dinamizarlos. Pruebas retrospectivas de estaafirmacin son la ausencia total de impacto de Archigram en la pla-nificacin de la poca y sobre todo, los proyectos contemporneos,muy pronto realizados; las ciudades nuevas de las cuales la de Vaudreuil,en Francia simboliza cuanto ms el anacronismo.

    El acercamiento fijista de los desarrolladores estuvo animado porla contribucin de ciertas ciencias sociales en el marco de lapluridisciplinariedad, entronizada en la poca, tanto en la investigacincomo en el dominio operativo, para paliar las carencias tericas delurbanismo. As, por ejemplo la sociologa urbana apoyada por lasinvestigaciones de la antropologa cultural, pudo con justeza poner enevidencia los lazos de dependencia que, en las sociedades tradicionales,unen el funcionamiento de las instituciones sociales con la morfologaespacial. Los trabajos de Claude Lvi-Strauss acerca de la organizacin

    41 Webber, M., Explorations into Urban Str ucture , op. cit ., p. 147.42 Vanse (1964-1966), Plug-in-Cityy (1968-1971), Instant City , en (1972), Archigram .Londres: Studio Vista.43 Banham, R., Barker, P., Price, C., Hall, P. (1969), Non-Plan; Experiment in Freedom,en New Society , nm. 26, Londres: pp. 435-443.

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    espacial de las sociedades homeostticas, los de Pierre Bourdieu sobrelos pueblos kabiles, o lo mismo ciertos anlisis concernientes a laestructura de las Medinas (centros de las ciudades rabes), fueron ri-cos en enseanzas y susceptibles de tener aplicaciones a la escala debarrios o de manzanas, en el caso de las minoras econmicas oculturales que no se haban integrado a la cultura urbana dominante.

    Pero estos datos no podan ser legtimamente transpuestos a lasociedad global, en cuyo seno las nociones de arraigo y pertenencialocal han perdido su pertinencia y demandan ser repensadas en funcinde nuevos parmetros y segn una relacin indita con la temporalidad.

    Igualmente, la historia (de las formas urbanas), tan esclarecedora paracomprender el pasado y tratar los tejidos antiguos, sirvi de garanta alhistoricismo ldico de los practicantes amateurs y legitim laproyeccin de los modelos caducos (L. y R. Krier, Ch. Moore).

    Pero la resistencia de la imagen de la ciudad discreta est liga-da tambin a la persistencia de otra imagen y de otra ilusin, aquella dela arquitectura eterna. En efecto, la tendencia aportada por los CIAM se haconfirmado. La arquitectura que ocupa hoy los medios de comu-nicacin cambi de estatus y sta no tiene ya una vocacin local. Estaobedece a una lgica del objeto autnomo y pertenece a la compe-tencia del ingeniero: pero, si la prensa transform los Foster y losNouvel en vedettes de la arquitectura, quin entre el gran pblico conoceel nombre de Ove Arrup? El ingeniero es sin embargo el mago cuyosaber permite las proezas deslumbrantes de las torres sin fin que elarquitecto tiene como trabajo disear: productor de imgenes, publicista,creador de logos. Dado que la profeca de Adolf Loos (acerca de quien

    Tristn Tzara deca que l era el nico [arquitecto] cuyas realizacionesno son fotognicas 44) se cumpli: por culpa del arquitecto, el arte deconstruir se ha degradado, se ha vuelto un arte grfico. 45 Esta norealizacin fue todava acrecentada por las nuevas tcnicas de simulacinbasadas en las imgenes de sntesis. 46

    44 Citado por Tournikiotis, P. (1991), Loos . Pars: Macula, p. 22.45 Loos, A. (1910), Architecture, reeditado en (1931), Trotzdem , Innsbrck: BrennerVerlag (traduccin al francs de C. Heim (1979), Malgrtout , Pars:Champ Libre, p. 122).46 Quau, P. (1993), Le vir tuel , Le Creusot: Champ Vallon.

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    Los objetos tcnicos producidos de esta manera se inscriben en lasredes territoriales. En la periferia, forman simples yuxtaposiciones sinposibilidad de articulacin con los conjuntos de pequea escala (vaseen la ribera derecha del Sena en Pars, la adicin mega-ministerio, mega-estadio, supermercado). En otros lados se destruyen las antiguasciudades y los campos inmemoriales: aqu, rincones gigantes que hacenestallar los viejos barrios (vase a Bruselas); all, masas heterogneasque se comen y perforan los paisajes rurales.

    La arquitectura que trabajaba la escala local ha desaparecido, esaque sin importar cules fueran las tcnicas empleadas exiga una

    experiencia directa de la tridimensionalidad, una entrega de cuerpoentero, aquella del arquitecto y aquella de los habitantes, que ningu-na simulacin puede reemplazar, puesto que la arquitectura no es unacosa mental. Los vivos tienen un cuerpo que permite salir del co-nocimiento, 47 nos recuerda Eupalinos. Y este cuerpo arrojado al espaciofunda la intersomaticidad 48 que a su vez funda la urbanidad. Bajo elcobijo del proyecto, y bajo la invocacin de la morfologa urbana y deotros trompe-loeil (efectos visuales engaosos), los arquitectos,urbanistas, administradores y las colectividades locales se obstinan enno admitir que ellos no reconocen hoy ms que una sola escala dereordenamiento espacial. Sobre la nueva Babel se abate una nuevamaldicin: la confusin de escalas, que enreda la escena urbana y vuelve in-discernible la diferencia de los intereses en juego y de actores que aqu se confrontan.

    Reino de lo urbano, supresin de la ciudad, escala nica dereordenamiento: mejor que taparnos la cara frente a estas evidencias,convendra darse cuenta de sus consecuencias. Estas no son hoymencionables ms que en forma de cuestionamientos.

    47 Valry, P. (1992), Eupalinos ou lArchitecte , precedido por Lme et la Danse . Pars:Gallimard, p.11.48 Expresin del filsofo italiano Dino Formaggio en (1976) Ar te come idea e come esperienza , Miln: Mondadori (traduccin frrancesa: (1986), Lart , Pars: Klincksieck).

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    INTERROGANTES

    La primera es la correspondiente a la escala local. Esta escala deurbanidad que supieron preservar Haussmann, Wagner y Cerd y a lacual pretenden hoy los historicistas de doble cara, 49 es compatiblecon el ordenamiento reticular?, es sta compatible con el laisser-

    tre (dejar ser) de la tcnica y con la evolucin de las mentalidades questa determina? Lo urbano no es un sinnimo de urbanidad. sta sinembargo no es propiedad exclusiva de la ciudad. Podemos regresarentonces a Giovannoni e imaginar los ncleos de urbanidad, de tallas

    y de formas mltiples, susceptibles de entrar con lo urbano en unadialctica homloga a aquella que una en otros tiempos la ciudad y elcampo.

    Pero esta hiptesis es aleatoria. Ella depende de una toma deconciencia colectiva, de una eleccin de sociedad; ms an, de una op-cin filosfica. Subsidiariamente, pero solidariamente necesita tambinel destino de la prctica que contina llamndose arquitectura. Sabrnnuestras sociedades redescubrir la esencia de sta y reorganizar suenseanza?, los arquitectos volvern a aprender la experiencia tri-dimensional del espacio y del arte de la articulacin?, reencontrarnellos el camino de la modestia para regresarle a su disciplina un papelfundador?

    Todas las otras interrogantes son tributarias de la primera, incluidala de la esttica. Yo me limitar aqu a subrayar el problema de nuestrasherencias. La ciudad histrica, as como el campo de los pueblos y delos paisajes que slo forman uno hoy, pueden ser abandona-dos al nico consumo cultural?, no es tiempo ya de volver a hacer lasobras? La ciudad europea todava tan masivamente presente, aunquetan drsticamente desgastada, debe y podra ser a la vez preservada yutilizada como obra de arte, como patrimonio social y como incitacina reencuentros con las escalas de la urbanidad. Todava es tiempo.

    49 Vase (1978), La reconstruction de la ville europenne, en Robert Delevoy (ed.),Architecture rationelle . Bruselas: Archives de larchitecture moderne.

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    Pero no hay que engaarse. La ciudad europea no se convertir enCollage City, 50 no puede ser ms un objeto que yuxtapone un estilonuevo a aquellos del pasado. Ella no sobrevivir ms que bajo la formade fragmentos, inmersos en la marea de lo urbano, faros y boyas de uncamino a inventar.

    50 Rowe, C. y Koetter, F. (1978), Collage City , Cambridge Mass: MIT Press (traduccinfrancesa: (1993), Collage city , Pars: Editions du Centre Pompidou).

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