destrucción de la mañana

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1. Y de pronto una voz, mirada, un gesto tropieza con mi idea de mí mismo y veo aparecer en el espejo a un ser inesperado, insospechado, que me mira con ojos que son míos. Ese desconocido que soy yo. Ese al que los demás se dirigían al dirigirse a mí, sin yo saberlo. Ese irreconocible ser inmóvil que inspecciona mis rasgos hoscamente. En vano apremio al otro, el verdadero, a aquel que unos segundos antes yo era. Sólo está frente a mí, con ceño adusto, ese desconocido inesperado que me mira con ojos que son míos. * * * * * 2. Trato de dar con una explicación. -«Será un fugaz defecto de mi vista. O mi retina habrá atrapado al vuelo una imagen disforme, ahora atascada». Y llamo a mis hermanas y a mi hermano. Mas me detengo al verlos silenciosos con aire interrogante. De repente

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José María Fonollosa, Barcelona, 2001

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1. Y de pronto una voz, mirada, un gestotropieza con mi idea de m mismoy veo aparecer en el espejoa un ser inesperado, insospechado,que me mira con ojos que son mos.

Ese desconocido que soy yo.Ese al que los dems se diriganal dirigirse a m, sin yo saberlo.Ese irreconocible ser inmvilque inspecciona mis rasgos hoscamente.

En vano apremio al otro, el verdadero,a aquel que unos segundos antes yo era.Slo est frente a m, con ceo adusto,ese desconocido inesperadoque me mira con ojos que son mos.

* * * * *

2. Trato de dar con una explicacin.-Ser un fugaz defecto de mi vista.O mi retina habr atrapado al vuelouna imagen disforme, ahora atascada.

Y llamo a mis hermanas y a mi hermano.Mas me detengo al verlos silenciososcon aire interrogante. De repenteno aparentan ser ellos los que busco.

No conozco estas caras familiares!

Ni esa expresin cansada, sondeadora,que se enfrenta conmigo, como un muroque se extraa que quieran traspasarlo.No s de esas facciones ya marchitas!

Las capto con asombro. No hay receloen sus ojos. Tal vez no se dan cuentadel cambio que han sufrido. O forman partede una conspiracin para encubrirlo.

3 Vuelvo a mi habitacin desalentado.Todo se muestra igual mas desconfo.Quedo en la oscuridad sin atrevermea volver a encarar al que detentael privativo espacio de mi cuerpo.

Ese con el que intentan suplantarme!Yo no quiero ese cuerpo ni por sombra.Exijo el cuerpo de antes, el que es mo,el que consta conmigo en los retratos.

Este cuerpo no sirve. Cada dapondr dificultades a mi mente.Me atar con tenaces ligadurasa su propio existir que desconozco.

Corroer el pensamiento, mis deseosy todo lo que soy lo echar a un ladopara hacerme su esclavo. Y ya jamsser quin soy, he sido, quin serasi me dieran ms tiempo con mi cuerpo.

4Si me dieran ms tiempo con mi cuerpo,

con el otro, el antiguo, el que era mo,ira apresurado a recogertodo aquello que me corresponda.

Lo que deba ser mo estos aosen que el lino elabora su blancuray el hombre se elabora de sus sueos.Lo que senta mo aun siendo de otros.

No puedo dirigirme ya a la citadonde esperan mis grandes ambicionesque las vaya a abrazar. Ya no es posibledecirles: -Aqu estoy. Con este extrao.

No reconoceran quin soy yo.Si me dieran ms tiempo con mi cuerpoSi mi cuerpo, el de ayer, me devolvierantodo cuanto yo anso l me traera.

5

Salgo a la calle. Es noche. Exacta, idnticaa tantas otras noches. Caras jvenes,tersas, ajadas, viejas Entre culesme clasificarn a m esas caras?

Me mezclo entre la gente avergonzadode la identidad falsa que conllevo.Temiendo que averigen que un intruso,otro cuerpo, ahora ocupa el que era mo.

No s disculparme de mi imagen.Advertirles: -No soy este que miran.Rebusco si distingo entre los otrosun signo que me indique que soy yo,

el de antes, todava, el ser que muestro.Camino intimidado. Pero nadiese alarma si transito por su lado.Cual si fuera invisible a sus pupilas.

6

Ando con mi otro cuerpo por la calle.Me detengo un instante junto a un grupo.Unos muchachos jvenes discutencon gestos impacientes. -Que hagan sitio.No nos deben negar facilidades.

Asiento interiormente y me dan ganasde sumarme a sus voces. Les escucho.Son mos sus anhelos. Soy como ellos.Me siento entre los mos nuevamente.

Como esa casa sola en un caminoque al tener compaa de otras casasexperimenta orgullo de ser pueblo.-Debemos reclamar nos abran pasopara as demostrar nuestra vala.

Con la sonrisa apruebo sus palabras.

Mas noto que me escrutan hostilmente.Y entonces me doy cuenta que no soysino lo que revela el yo fingido.Que mi sitio ha cambiado con mi aspecto.A m tambin incluan sus palabras.

Mas no s qu ceder si nada guardo.Si a nada yo he accedido todava.Si al igual que ellos grito a los mayores:-Hacedme sitio, ineptos. Pero en balde.

No hay sitio para nadie en parte alguna.Apretujados todos maldecimospidiendo amor, dinero y gloria a costade quien sea y lo tenga. De regalo.O a cambio de qu sea. A cualquier precio.

7

Es la angustia, la angustia de existir.

La angustia de pensar todos, cada uno,

que en torno hay enemigos slo y fuera

del alcance de nuestras manos todo.

Es una muda angustia la que fluye

inagotable sobre las aceras.

La que entra, desbordndose, en las casas

e inunda los hogares de silencio

8

Entro en un cine. Al fondo, la pantalla

ilumina los sueos de la gente.

Uno se asla en hroe unos minutos.

Uno vive en la vida que desea.

Uno vive en azares, en amores,

aventuras Y vence todo obstculo.

Qu agradable es vivir de esa manera.

Los personajes logran triunfo, amor

Todo resulta fcil y sencillo.

Conmigo nada fue de esa manera.

9

Miro a mi alrededor. De la penumbra

surgen enamorados que se besan.

Otros siguen el film atentamente.

Ser, quiz, el amor lo que han logrado?

O slo una muchacha a quien besar

como las que yo llevo algunas veces?

Seguro que hay amor. Como el del cine,

como aquel que palpita entre los libros

o el que uno se imagina estando a solas.

Mas yo no tuve suerte. O persistencia.

No s de un gran amor. S de pequeos.

nicamente rozo nuestras nimias.

Breves, menudos cielos para el tacto,

los sentidos. Tristeza que da al alma

diminuto dolor. Amor pequeo.

Slo un amor minsculo y no obstante

me creo tan capaz de un amor grande,

de ese amor que aparece en libros, cine

10

No es posible que no haya una mujer

igual que mi arquetipo. En las ciudades

circulan por millares, por millones.

Y mi nica estar entre todas ellas.

No es que sea un iluso. Lo que ocurre

es que no di con ella todava.

An no la descubr. Y el tiempo corre

remolcando mi vida. No se espera

a que acuda hasta m la que pretendo.

Y esa presura implica ms conflictos.

Veo emplazar barreras y abrir fosos

en llanos que estimaba inalterables.

11. Y ha de ser cada da ms difcil.Ya no se acercar a m desde el alba.Su tierna adolescencia detendranletreros de Prohibido, No, Ya es tarde.

De dnde llegar? Si en su figuradeslumbra el medioda, otros amoreshabrn puesto en su odo usados sueos.Y con cierta aprensin ambos tendramosque perdonar minucias trascendentes.

Cubrir con alegra la tristezade no habernos hallado el uno al otroen la estacin de amar, cuando se es joven.Y si nunca llegara yo a encontrarla?

* * * * *

12. Si pudiera volver a mi pasado...Quizs en mi pasado ella s estabay yo no supe verla. Est tal vezen l an esperando y yo lo ignoro.

No es posible volver. Nada es posible.Es todo tan distinto a lo soado.He de seguir en mi hoy. Confuso. Solo.Aislado. Limitado yo a m mismo.

* * * * *

13. Salgo a la calle. Dudo hacia cul ladodirigirme. Da igual un sitio que otro.Todas las direcciones se bifurcanen incomodidad o aburrimiento.

De la alta oscuridad baja la lluviatropezando en las rfagas del airey se agarra al cabello, manos, traje...

Es bueno caminar en la llovizna.Es bueno andar despacio bajo el agua.Sin rumbo uno asimismo, lluvia y viento,como agua y soplo, nada, por la calle.

* * * * *

14. Los nudillos golpean los cristalesde un bar en una esquina. Hasta m arribami nombre que me busca entre la lluvia.

Es grato or el nombre que uno lleva.

Es grato descubrir que uno an importa.Que importa a sus amigos que le llamancuando pasa uno andando por la calle.

* * * * *

15

Me acerco adonde estn. El bar albergauna concentracin de espesas sombrasque se agitan con ruido y gesticulanen el local oscuro. Como araas

las lmparas descienden desde el techoy acechan los grupitos de las mesas.Y unos rostros sonren saludndome.Esas caras no son de mis amigos!

Son sus caricaturas despiadadashechas por enemigos implacables.Y ellos estarn viendo al que me usurpasin mostrar estupor. Por si lo ignoro.

Es este nuevo cuerpo el que confundea la gente. Son estos nuevos cuerposilcitos que a todos nos habitanlos que impiden la antigua convivencia.

16 Es falso el entusiasmo de las vocesy todos lo sabemos. Mas se charlapara evitar preguntas que en las sombrasaguardan con temor que se las llame.

Y se beben cervezas cual si fueraa batirse algn record para el Guiness

Nadie pregunta nada. Se discurrey alborota de cosas que no importanpara aclarar aquellas importantesque duele mencionarlas por frustradas.

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Me detengo a fijarme en otros cuerpos.Gordos, delgados, altos, grandes, bajos.Cuerpos pequeos, nfimos, enormes,huesudos, desgarbados y contrahechos.

Vigilo cuando allegan a mi ladopor si entre ellos surgiera, de improviso,el cuerpo que tena, ansiosamentebuscndome, l tambin, entre el tumulto.

Pero no hay ms que viejo en la calle.Cabellos blancos, calvas Las arrugasaran la piel rojiza de las caras.Caras sonrientes, tristes. Todas viejas.

Son montones de clulas extintaspegadas a proyectos de cadveres.Las estudio con odio y repugnanciacomo si fueran copias de mis rasgos.

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Paso ante un Pub y maquinalmente entro.El Black and tan se agita insomne, incmodotras la barra del bar. El altavozsibilino matiza su desgarro.

Debe ser noche de Ellington. Creolelove call se despereza suavemente.Su sinuosa caricia se introduceturbadora en la sangre y los sentidos.

Una mujer tropieza con mi hombro.Me sonre. Sonro. Nos miramos.Qu agradable es tener a una mujerque nos mire a los ojos y sonra.

Es joven y es bonita. Pelirroja.No hay mejor compaa para el hombreque el cuerpo femenino de amplio escote.Qu bien se est a su lado revisndolo.

Es mejor la bebida, hablar, la risaTodo sabe mejor si est presenteuna mujer bonita. Ms si es joven.Incluso estar de pie. O ir en taxi.

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Qu tierno es el abrazo, el rocede su piel, tan suavsima, en la ma.

Qu agradable es tener una mujer.

Y qu grato el cansancio placenteroque adormece la sangre dulcemente.

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Al despertar es como haber dormidomeses en este incmodo camastro.

Junto a m se da vuelta una mujer.Duerme profundamente. No sonre.

Miro el reloj. Las cuatro menos cinco.No es bonita. No es joven. Cmo pudeacostarme con ella si a mejoresyo rechac otras veces? Me levanto.

Deba estar borracho. An otro daperdido, malogrado. Como siempre.

En silencio me visto y al marcharmeella sigue en letargo. Ronca un poco.

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Es absurdo vivir. Y duele mucho.Mi vida no era al mundo necesaria.No soy ms que un estorbo para algunosy un estorbo tambin para m mismo.

Y as somos los ms. Unos objetosmolestos arrojados a la vidaque aparta alguna gente cuando avanza.Todo ha salido mal. Todo mal sale.

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El aire es fresco, fro, por la calle.Apost mi fortuna a un solo envitecreyendo, apresurado, que tenalos naipes de escalera de color.

Y result un farol al ensearlos.

Nunca podr tener acceso al podio.No es vlida la entrada que poseo.Toda mi vida he estado en la estacindonde no pasa el tren que yo aguardaba.

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Me haba ya olvidado del intruso,el que ahora va conmigo, el que yo soy.Se refleja en un vidrio, mas no admiralas muestras que se exhiben en la tiendapidiendo las libremos de su encierro.

Me espa a m. Indagamos de hurtadillassi hay alguien que repare nuestro examen.La acera est vaca en todo el tramo.Y reviso sus rasgos framente.Con imparcialidad. Neutral. Ecunime.

Intenta sonrer, mas su sonrisaes un gesto forzado que desvelaarrugas en el rostro del yo espurio.Me mira consternado. Con desnimo.Vuelvo la espalda y cruzo la calzada.

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Es injusto querer justificarseuno ante s arguyendo: -No hubo suerte.Esto es lo que se imparte a los dems.La verdad la sabemos bien cada uno.

Uno no puede dar lo que no tiene.

Las cosas son as. Nadie es culpableen la mezcla confusa, tiempo y vida,que nos forma y deforma indiferente.

Soy de los ms que estamos ah, ahogndonosen la propia corriente que nos nutre.

Como el sol detenido en la paredque empuja su calor contra las piedras,apretujados todos. Maldiciendo.

Maldiciendo a los otros. Maldicindonos.

Podemos, s, decir que hemos vivido.Como el que ha realizado una tareapenosa, decir cada uno: -He vivido.Que es igual que afirmar: -He fracasado.

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Si pudiera volver a mi pasadoA aquella adolescencia ingenua y tmida.A la incgnita que representabapara mis familiares, para m,mi porvenir repleto de promesas.

Yo sera importante y poderoso.No saba por qu, cmo ni cundo.Pero ello no importaba. Lo sera.Estaba destinado a grandes cosas.

Los diarios dedicranme amplias pginas.Tendra que firmar miles de autgrafos.Y fuera mi intelecto celebrado.

Me admiraran todos. Aun aquellosque me mostraran slo indiferencia.Un da no s cmo, por qu, cuando,yo sera importante y poderoso.

Todo ha salido mal. Quiz no he hechobien las cosas. No di con la maneraapropiada, tal vez, para que salganbien las cosas. O porque emprend cosasque nunca me podran salir bien.

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Y estoy envejeciendo. Mas rechazoesta figura ma en el caminodel penltimo tramo de la vida.Antes tengo que usar la juventud.

Estos aos atrs, que dicen jvenes,tuve que dedicarlos a buscaramor, gloria, dinero No podadetenerme a vivir. Era lo urgenteatrapar el amor, gloria y dinero.

Deba sorprenderlos en atajosque iran sealndome mis obras.Estaba tan seguro! Ganaraun lugar prominente en el Olimpo.Y trabaj y sufr. No tengo nada.

Necesito ms tiempo de ser jovenpues trabaj y sufr para poseeramor, gloria y dinero siendo joven.Y nada he conseguido. Ni ser joven.

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Deba haber vivido diariamente.Vivir no ms all de cada da.Plenamente vivir todos los daspensando en cada da que se vive.

No en el vivir de ayer, maana El dasolo de la existencia cotidiana.El da que se vive diariamente.Ese da que nunca yo he vivido.

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Si oteo mi pasado slo avistorecuerdos agradables de pelculasy libros. La ficcin y personajesasumidos por m como algo propio.

Y sueos inventados que sembrabapara segar amor, gloria y dinero.

Cual si mi vida real hubiera sidola vida no vivida por mi cuenta.Cuando he debido hacerlo por m mismotodo ha salido mal. Y an mal me sale.

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Acaso soy mejor yo que los otros?Son mi cuerpo y espritu especiales?Acaso soy yo un hroe excepcionalde esos de las pelculas y libros?

He de asentar los pies sobre la tierra.Verme como el sinnimo ruinosode uno ms del tropel de los humanos.Alguien muy parecido a aquellos otrosque yo he menospreciado muchas veces.

Por qu, pues, no sumarme en el gran nmero?Y por qu no me acepto en mi destinosi es vano rebelarse? No se puede.No es posible escapar de lo que es uno.

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Es triste, y tal vez grato, demostrarsenfimo, incomprendido, desdichado.Deambular por la vida como gotaminscula aferrada a una gran nube.

El ser ha regresado a sus fronterasprimeras, las recnditas, su esencia.Casi aturdido germen reducidoa s mismo, en s mismo nicamente.

Solo consigo mismo. Aun excluyndomea m que formo parte de ese yo ltimo.De ese yo incomprendido, desdichado,capaz de renunciar hasta s mismo.

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Qu experimentaron los que han triunfado?Los que el xito ha aupado a los altaresde la televisin en horas punta.Su existencia ser maravillosa.

Se instalan en lujosas suites de hotelescon los precios de vrtigo, asediadospor mujeres bellsimas, fruyendobebidas y manjares exquisitos.Admirados, mimados, envidiadospor una multitud que les aplaude.

Y es risible que enuncien que los clebresde hoy son los olvidados de maana.Yo paso por la vida de olvidadosin haber sido clebre un instante.

39

Nada ha salido igual a lo pensado.Pero entonces por qu se nos impusoguardar en la razn la miel del sueosi nos impiden luego degustarla?

Hubiera sido mucho ms piadosoel habernos dejado en la fronteradel no pensar, sentir, no soar nada.Quedar en el no ser, nunca haber sido.

Cunto dolor se ha ahorrado y cunto odiose, el que no ha nacido, aunque lo ignore.Lo sabemos nosotros que vivimos,que intuimos la nada. Y lo envidiamos.

40

Subo las escaleras de mi casadespacio, descontento, taciturno.Tan slo un pensamiento me conforta:

Las casas estn llenas de frustrados.De seres, como yo, sin aptitudespara ser singulares en enjambrespese a aspirar brillara su luz propia.

Y poco a poco fueron acogindosea un amor, profesin, final destinoque no era el que anhelaran. Y estn solos.

41

Entro en mi habitacin. Entramos ambosmutuamente, eludindonos, sombros.Est cansado. Noto su cansancio.Antes no me cansaba con mi cuerpo.

Le miro en el espejo. Est en silencio.Abatido. Presume su derrota.Pesaroso. Le escupo varias veces.Tal vez me compadece y le doy lstima.

Acaso me comprende y me disculpa.Quizs l tambin sufre al conocerseindeseado en m y juzga que es intilpretender que tolere su presencia.

Le aborrezco, es verdad. Y mi despreciose extiende por su rostro palidsimocomo spera maleza por el monte.Y golpeo el cristal que me lo muestra.

Hasta que le hago huir de mi miradasangrndole las manos. O son mas,por el dolor que corre entre los dedosy vocifera alertas a mi mente?

Pero est ah, en el suelo. En mil lugaresse distingue su faz atribuladaque me observa. Y transforma su expresinen la actitud absorta que era ma.

42

Dejo correr la sangre de las manos.Acostado en la cama la examino.Las sbanas la sorben dulcementecon la quieta avidez de su blancura.

Brota incesantemente. A borbotones.Tibia y curiosa asoma a mis muecasy escapa presurosa de mis manos.

Son manos de vencido. Ellas debancoger la gloria, amor, coger dinero.Un da las cre capaces de ello.

Pero nada aprehendieron. No eran hbiles.O el empeo excedi su exigua fuerza.Pobres manos humildes y vacas.

Tiemblan un poco. Tiemblan asustadas.Asustadas y dbiles parecenpedir excusas porque son mediocres.

Les sonro a mis manos. Las levantoy las uno. Las siento desvalidas.Y atisbo como repta sigilosoese zumo tan rojo de la vida.