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El Regreso de Tarzán Por Edgar Rice Burroughs

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ElRegresodeTarzán

Por

EdgarRiceBurroughs

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CapítuloI

Juegosucioeneltransatlántico

—C'estmagnifique!—exclamólacondesaDeCoudeamediavoz.

—¿Eh?—elcondevolviólacabezahaciasujovenesposaylepreguntó—:¿Quéesloqueteparecetanmagnífico?

Losojosdelhombrerecorrieronlosalrededoresenvariasdirecciones,alabúsquedadelobjetoquehabíadespertadolaadmiracióndesumujer.

—Ah, no es nada, querido —respondió la condesa. Un tenue ruborintensificó fugazmente el tono rosado de susmejillas—.No hacíamás querecordarmaravillada aquellos estupendos edificios deNuevaYork a los quellamanrascacielos.

Y labellacondesaseacomodómásagustoen la tumbonay recuperó larevistaqueaquel«noesnada»lehabíaimpulsadoadejarsobresuregazo.

Sumaridolaemprendiódenuevoconellibroqueestabaleyendo,peronosinquepasara previamentepor su cerebro cierta extrañeza ante el hechodeque,tresdíasdespuésdehaberzarpadodeNuevaYork,suesposamanifestaratansúbitafascinaciónporunosinmueblesalosquenohacíamuchocalificódeespantosos.

Alcabodeunmomento,elcondedejóellibro.

—Estoesdelomásaburrido,Olga—dijo—.Creoquemedaréunavueltapor ahí, a ver si encuentro a alguien tan aburrido como yo.A lomejormetropiezo con el número suficiente de ellos para organizar una partidita decartas.

—No eres lo que se dicemuy galante, cariño—sonrió la joven—, perocomoestoytanaburridacomotú,nomecuestanadacomprenderyperdonar.Anda,veajugartupartida,sitantoteapetece.

Cuando el conde se retiró, los ojos de la dama vagaron como quien noquierelacosaporlacubiertahastaacabarposándoseenlafiguradeunjovenalto,tendidoperezosamenteenunatumbona,nolejosdeallí.

—C'estmagnifique!—susurrólaseñoraunavezmás.

LacondesaOlgadeCoudeteníaveinteaños.Sumarido,cuarenta.Eraunaesposa fiel y leal, pero como no había tenido voz ni voto en la elección deesposo,noesdeextrañarquedistasemuchodesentirunamorapasionadoporelcompañeroqueeldestinoyelpadredelamuchacha,unrusocontítulode

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nobleza,eligieronparaella.Sinembargo,porlasimplecircunstanciadequeselasorprendieraemitiendounaleveexclamaciónadmiradaantelaesplendidezfísica de un joven desconocido no debe sacarse la consecuencia de que supensamientofueseenningúnsentidoinfielasuesposo.Loúnicoquehacíalamujerera sentiradmiración,delmismomodoquepodíaasombrarseanteunhermosoejemplardecualquierespecie.Porotraparte,eldesconocidoeraunmuchachoalquedabagloriamirar.

Cuando los ojos de la dama, con todo el disimulo posible, se hubieronposado en el perfil del joven, éste se levantó, dispuesto a abandonar lacubierta.LacondesaDeCoudehizounaseñaauncamareroquepasaba.

—¿Quiénesesecaballero?—inquirió.

—Figura en la lista de pasajeros con el nombre demonsieur Tarzán, deÁfrica,señora—informóelmozo.

«Una finca extensa de verdad», pensó la condesa, cuyo interés por eldesconocidosevioentoncesacrecentado.

Alencaminarsealsalóndefumadores,Tarzánsediodemanosabocacondoshombresquecuchicheabanenlaentradaconaireinquieto.Noleshubieradedicado ni un segundo de atención a no ser por la mirada extrañamenteculpable que le dirigió uno de ellos.ATarzán le recordaron los bellacos demelodramaquehabíavistoenlosteatrosdeParís.Amboshombresteníanlapiel muy atezada y ello, unido a sus miradas y movimientos subrepticios,propios del que está tramando alguna inconfesable confabulación, conferíamásfuerzaalaimagendemalvadosdefolletín.

Tarzánentróenelsalóndefumadoresybuscóunasientoapartadodelasotras personas allí presentes. No se encontraba de humor para conversar y,mientras se tomaba una copa de ajenjo, dejó que el cerebro vagaramelancólicamenteporelrecuerdodelasúltimassemanasdesuvida.Sehabíapreguntadounayotravezsiactuósensatamenteal renunciarasusderechospatrimoniales en beneficio de un hombre al que no debía nada. Cierto queClaytonlecaíabien,pero…ah,esanoeralacuestión.Sirenuncióasulinaje,nofueporWilliamCecilClayton,lordGreystoke,sinoporlamujeralaquetantoélcomoClaytonamabanyqueunextrañocaprichodeldestinohizoquefueseparaClaytonynoparaél.

El que Jane le amara a él hacía que la cuestión le resultase doblementedifícil de soportar y, no obstante, se daba perfecta cuenta de que no pudocomportarsedeotromodoaquellanocheenlapequeñaestaciónferroviariadelos distantes bosques deWisconsin. ParaTarzán, la felicidad de Jane era loprimero, por encima de todas las demás consideraciones, y su breveexperiencia con la civilización y los hombres civilizados le había hecho

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comprenderque,sindineroysinunacategoríasocial,alamayorpartedelaspersonaslavidalesresultabaintolerable.

Jane Porter había nacido para disfrutar de las dos cosas y si Tarzán lahubieseapartadodesufuturoesposo,probablementelahabríasumidoenunavida de angustia y desdicha. Porque a Tarzán, que asignaba a los demás lamismasinceralealtadinherenteasunaturaleza,niporasomopodíaocurrírselequeJanerechazaseaClaytonporqueéstesevieradesposeídodesutítuloydesuspropiedades.Enestecasoespecífico,Tarzánnosehabríaequivocado.Deabatirse sobre Clayton alguna desgracia de ese tipo, Jane Porter se habríasentidoaúnmásobligadaacumplirlapromesaquehicieraallordGreystokeoficial.

La imaginacióndeTarzánvolódelpasadoal futuro.Tratóde ilusionarsepensando en revivir las placenteras sensaciones que había disfrutado en laselva donde nació y donde transcurrió su juventud; la jungla feroz, cruel eimplacable en la que vivió veinte de sus veintidós años. Pero entre losinnumerables habitantes de la selva, ¿quién acudiría a darle la bienvenidacuandovolviera?Nadie.SólopodíaconsideraramigoaTantor,elelefante.Losdemásintentaríancazarloohuiríandeél,comohabíavenidoocurriendodesdesiempre.

Ni siquiera los monos de su propia tribu le tenderían la manoamistosamente.

SilacivilizaciónhabíaenseñadoalgoaTarzándelosMonos,esealgoeradesearhastaciertopuntoeltratoconlosseresdesumismaespecieyasentirunauténticoplacerenelcaloríntimodesucompañía.Enlamismaproporciónhabía hecho enojosapara él cualquier otra clase devida.Le costaba trabajoimaginarunmundosinamigos…,sinunsoloservivientequehablaraalgunodelosnuevoslenguajesquetantohabíallegadoaapreciarTarzán.Yesoseranlosmotivosporlosqueelhombre—monomirabacontanescasoentusiasmoelfuturoqueseproyectabaparasí.

Mientrascavilabasobreello,altiempoquefumabauncigarrillo,susojostropezaronconunespejo situado frente a él, en elque seveía reflejadaunamesa, alrededor de la cual cuatro hombres jugaban a las cartas. En aquelinstanteselevantóunodelosjugadores,entantootrohombreseacercabaalamesa. Tarzán observó que el primero cedía cortésmente al recién llegado elasientoqueacababadequedar libre,paraque lapartidanose interrumpiera.EraelmásbajodelosdosindividuosqueTarzánhabíavistosecreteandoalaentradadelsalóndefumadores.

Esacircunstanciadespertóunleveinterésenelhombre-monoque,alavezqueespeculabaacercadesuporvenir,continuóobservandoenelespejoalosocupantesdelamesadejuegosituadaasuespalda.Apartedelcaballeroque

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acababadeintegrarseenlapartida,Tarzánsóloconocíaelnombredeunodelosjugadores.Eldelquesesentabafrentealreciénincorporadoalapartida,elcondeRaúldeCoude,queundiligentecamarerohabíainformadoaTarzándeque se trataba de una de las personalidadesmás importantes del pasaje, unhombrequeocupabaunlugarpreeminenteenlafamiliaoficialdelministrodelaGuerrafrancés.

La atención de Tarzán se centró de pronto en la escena que reflejaba elespejo.Elotroconspiradormorenohabíaentradoenlasalaparairasituarsedetrásdelasilladelconde.Tarzánleviovolverlacabezayecharunaojeadafurtivaporlaestancia,perolavistadelindividuonosedetuvoenelespejoeltiemposuficienteparaadvertirqueenélestabanalacecholosojosvigilantesdelhombre-mono.Condisimulo,elindividuosesacóalgodelbolsillo.Tarzánnologródeterminarquéera,porquelamanodelhombreloocultaba.

Pocoapoco,ahurtadillas,lamanosefueacercandoalcondeyluego,consuma habilidad, el objeto que escondía en la palma se deslizó dentro delbolsillodelaristócrata.El sujetodepielatezadacontinuóallí,depieenunaposiciónquelepermitíaverlascartasdelconde.Desconcertado,peroconloscincosentidosclavadosenlaescena,Tarzánnosemostródispuestoapermitirqueseleescaparaningúnotrodetalledelasituación.

Lapartidaprosiguiódurantecosadediezminutos,hastaqueelcondeganóuna puesta considerable al último jugador que se había sentado a la mesa.TarzánobservóentoncesqueelindividuosituadodetrásdeDeCoudehizounaseñaconlacabezaasucómplice.Alinstante,eljugadorseincorporóyapuntóconelíndicealconde.

—Dehaber sabidoquemonsieur eraun tahúrprofesional—acusó—,nomehubiesedejadotentarporestapartida.

Elcondeylosotrosdosjugadoressepusieronenpieautomáticamente.

ElrostrodeDeCoudesepusoblanco.

—¿Qué insinúa, caballero? —exclamó—. ¿Sabe usted con quién estáhablando?

—Sé que estoy hablando, aunque por última vez, con alguien que hacetrampaseneljuego—replicóelindividuo.

El conde se inclinó por encima de la mesa y la palma de su mano seestrelló de lleno en la boca del agraviador. De inmediato, los demás seinterpusieronentreambos.

—Sin duda se trata de un error, caballero —exclamó uno de los otrosjugadores—.Porqueesteseñorpertenecealaaltaaristocraciafrancesa,eselcondeDeCoude.

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—Siestoyequivocado—manifestóelacusador—,tendrémuchogustoenpresentar mis disculpas, pero antes de hacerlo quiero que el señor condeexplique qué significan esas cartas que le he visto guardarse en el bolsillolateral.

Enesemomento,elhombrealqueTarzánvio introducir losnaipesenelbolsilloaludidodiomediavueltapararetirarsediscretamentedelasala,perocongran fastidiopor suparte seencontróconqueundesconocidoaltoydeojosgriseslecortabalasalida.

—Perdone —dijo el individuo en tono brusco, al tiempo que intentabarodearaTarzán.

—Unmomento—articulóelhombre-mono.

—¿Por qué, señor?—quiso saber el otro, altanero—. Permítame pasar,monsieur.

—Aguarde—insistió Tarzán—.Creo que hay aquí una cuestión que sindudaustedpodráaclararconsusexplicaciones.

El prójimo había perdido ya los estribos y, al tiempo que soltaba unapalabrota, agarró a Tarzán con intención de apartarlo por las malas. Elhombre-mono se limitó a sonreír mientras obligaba al sujeto a dar mediavuelta,lecogíaporelcuellodelachaquetaylellevabaderegresoalamesa,sinhacercasodelasmaldicionesyforcejeosdelindividuo,queinútilmenteseresistía y trataba de zafarse.NicolásRokoff comprobabapor primera vez lafortalezadeunosmúsculosquehabíanproporcionadoaTarzánlavictoriaensusdiversosenfrentamientosconNuma,elleón,yTerkoz,elgigantescomonomacho.

Tanto el hombre que había acusado a De Coude como los otros dosjugadores contemplaban al conde inmóviles y expectantes. Atraídos por ladisputa,unoscuantospasajerosmássehabíanacercadoalsalóndefumadoresyesperabaneldesenlacedellitigio.

—Estesujetoestáloco—dijoelconde—.Caballeros,lesruegoqueunodeustedesmeregistre.

—Laacusaciónesridícula—calificóunodelosjugadores.

—No tienemás que introducir lamano en el bolsillo de la chaqueta delcondeycomprobarque la imputaciónescorrectay respondea laverdad—insistióelacusador.Luego,envistadeque todosvacilaban,avanzóhaciaelconde,altiempoquedecía—:Vamos,yomismomeencargarédeello,puestoquenadiequierehacerlo.

No,monsieur—seopusoDeCoude—.Sólomesometeréalregistrosiloefectúauncaballero.

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—No es preciso que nadie registre al conde. Los naipes están en subolsillo.Yomismohevistocómolosponíanenél.

Todossevolvieron,sorprendidos,haciaelqueacababadehablar:unjovenapuestoyatlético,quellevabaagarradoporelcuelloauncautivoalque,noobstantesuresistencia,obligabaaavanzarendirecciónalgrupo.

—Esto es una confabulación—gritó el conde, furioso—. No hay naipealgunoenmichaqueta…

Simultáneamente,sellevólamanoalbolsillo.Unsilenciotensoreinóenlaestancia. El conde se puso pálido como un cadáver y a continuación, muydespacio,sacólamanodelbolsillo.Enellahabíatrescartas.

Miró a lospresentes conunamuda expresióndehorrorizado asombroy,lentamente, por su semblante fue extendiéndose el bochorno de lamortificación. Los rostros de quienes asistían a la ruina del honor de unhombreexpresabancompasiónydesprecio.

—En efecto, se trata de una conjura, monsieur. —Tomó de nuevo lapalabraelhombredegrisespupilas.Continuó—:Caballeros, el señorcondeignorabaqueesascartasestuviesenensubolsillo.Selasintrodujeronenél,sinquesedieracuenta,mientrasestabasentadojugando.Vilamaniobrareflejadaenelespejoqueteníadelante,mientrasestabasentadoenaquellasilladeallí.Estehombre,alquehecortadoelpasocuandopretendíaescapar,eslapersonaquepusolosnaipesenelbolsillodelconde.

LosojosdelcondepasarondeTarzánalindividuoqueelhombre—monoteníaagarradoporelcuello.

—MonDieu,Nicolás!—exclamóDeCoude—.¡Tú!

El conde miró luego al jugador que le había acusado de tramposo y leobservóatentamenteduranteunossegundos.

—Yusted,monsieur,naturalmente,conesabarbanolehabíareconocido.Le disfraza a la perfección, Paulvitch. Ahora lo comprendo todo. Estáabsolutamenteclaro,caballeros.

—¿Qué hacemos con estos dos tipos, monsieur? —preguntó Tarzán—.¿Losponemosenmanosdelcapitán?

—No,amigomío—seapresuróadecirelconde—.Esunasuntopersonalylesuplicoquelodejecorrer.Essuficienteconquemeveaexculpadodelaacusación.Cuantomenostengamosqueverconsemejantesindividuos, tantomejor.Pero,monsieur,¿cómopuedoagradecerleel inmensofavorqueacabadehacerme?Leruegoaceptemitarjetay,sienalgúnmomentoocircunstanciapudieraserleútil,sepaquemetieneasudisposición.

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TarzánhabíasoltadoyaaRokoff,elcualnohabíaperdidounsegundoendirigirse a la salida del salón de fumadores, acompañado de su cómplice,Paulvitch. A punto de franquear la puerta, Rokoff se volvió y, ominoso,aseguróaTarzán:

—Monsieur, tendrá ocasión de lamentar haberse entrometido en asuntosquenoleconciernen.

Tarzán sonrió y luego, tras inclinarse ante el conde, le tendió su propiatarjeta.

Elaristócratafrancésleyó:

MonsieurJeanC.Tarzán

—Monsieur Tarzán —dijo—, realmente deseará no haber salido en midefensa,porquepuedogarantizarlequesehaganado laenemistaddedosdelos granujas más viles y malintencionados de Europa entera. Evítelos,monsieur,portodoslosmedios.

—He tenido adversarios mucho más terribles, mi estimado conde —respondióTarzánconunasosegadasonrisa—,ysinembargo,aúnsigovivoydespreocupado.Nocreoqueningunodeesosdostipejosdispongademediosparahacermedaño.

—Esperemos que no, monsieur —dijo De Coude—, pero tampoco leperjudicaráestaralerta.Hadetenerpresentequehoysehaganadoustedporlo menos un enemigo de los que jamás olvidan ni perdonan y cuya menteperversasiempreestátramandosindescansonuevasatrocidadesqueperpetrarsobre quienes han frustrado sus planes o le han ofendido de alguna forma.DecirqueNicolásRokoffesundemonioseríaagraviaralasatánicamajestaddelosinfiernos.

Aquellanoche,alentrarensucamarote,Tarzánencontróenelsuelounanota doblada que evidentemente habían echado por debajo de la puerta. Ladesdoblóyleyó:

MonsieurTarzán:

Nocabedudadequenosedabaustedcuentadelagravedaddesuofensa,yaquedeserasí, sehabríaabstenidodehacer loquehizohoy.Deseocreerquesólolaignorancialepermitióactuarasíyquenoteníaintenciónalgunadeofender a un desconocido. Por tal razón, estoy dispuesto a atender susdisculpasy a aceptar supalabradequenovolverá a inmiscuirse en asuntosquenoleconciernen.Encuyocasoolvidaréloocurrido.

Delocontrario…Peroestoysegurodequeserálobastantesensatocomoparaadoptarlanormadeconductaquelesugiero.

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Respetuosamente,

NicolásRokoff

Tarzánsepermitióesbozarunatorvasonrisa,quebailófugazmenteporsuslabios.Peroenseguidaapartódesucerebroelasuntoysefuealacama.

Enuncamarotecercano,lacondesaDeCoudepreguntabaasumarido:

—¿Porquéestástanmohíno,miqueridoRaúl?Tehaspasadolatardeconcaradevelatorio.¿Quéesloquetepreocupa?

—Nicolásestáabordo,Olga.¿Nolosabías?

—¡Nicolás! —exclamó la mujer—. ¡Pero eso es imposible, Raúl! Nopuedeser.NicolásestábajoarrestoenAlemania.

—Esocreíayo,hastaquehoylehevisto…Aélyaeseotrosupercanalla,Paulvitch.Olga,nopodréresistirsuacosodurantemuchotiempomás.No,nisiquieraporti.Tardeotempranotendréquedenunciarlosalasautoridades.Laverdad es que me cuesta trabajo resistir la tentación de contárselo todo alcapitán del buque antes de que lleguemos a puerto. En un transatlánticofrancés,Olga, serámás fácil poner findeunavezpor todas a estaNémesisimplacablequenospersigue.

—¡Oh,no,Raúl!—protestó lacondesa;searrodillóanteél,quesehabíasentado, gacha la cabeza, en un sofá—. No lo hagas. Recuerda lo que meprometiste.Raúl,dametupalabradequenoloharás.Noleamenacessiquiera,Raúl.

El conde tomó entre las suyas lasmanos de su esposa y, antes de decirnada, contempló el pálido y atribulado semblante de lamujer durante unosmomentos, como si tratase de arrancar a aquellas preciosas pupilas elverdaderomotivoqueinducíaaOlgaaprotegeraaquelindividuo.

—Comoquieras—convinoDeCoudeal final—.Noconsigoentenderlo.Ha perdido todo derecho a tu afecto, a tu lealtad y a tu respeto. Es unaamenazaparatuvidaytuhonor,lomismoqueparalavidayelhonordetuesposo.Confíoenquenuncatengasquelamentarhaberledefendido.

—No le defiendo, Raúl—le interrumpió Olga con vehemencia—. Creoqueleodiotantocomotú,pero…¡Oh,Raúl, lasangreesmásespesaqueelagua!

—Hoymehubiera gustado probar el espesor de la suya—refunfuñóDeCoude,siniestralaexpresión—.Esaparejaintentódeliberadamentemancillarmihonor,Olga.—Refirióasuesposalosucedidoenelsalóndefumadores—.Denoserporesecaballero,alquenoconozcodenada,sehabríansalidoconlasuya,porque¿quiénhabríaaceptadomipalabra,sinpruebaalguna,frentea

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aquella maldita evidencia de las cartas que llevaba ocultas encima? Casiempezabaadudardemímismo,cuandoapareciómonsieurTarzánarrastrandoatupreciosoNicoláshastanosotrosyexplicótodalasuciamaquinación.

—¿MonsieurTarzán?—preguntóOlgadeCoudeconevidentesorpresa.

—Sí.¿Leconoces?

—Sólodevista.Uncamareromeindicóquiénera.

—Ignorabaquesetratasedeunacelebridad—dijoelconde.

OlgadeCoudecambiódeconversación.Sepercatórepentinamentedequele iba a costar trabajo explicar por qué un camarero tenía que indicarle lapersonadel apuestoybienparecidomonsieurTarzán.Talvez se sonrojóunpoco puesto que ¿no la miraba el conde, su esposo, con una expresiónextrañamenteburlona?

«¡Ah!», pensó la dama, «una conciencia culpable recela hasta de susombra.»

CapítuloII

Forjadeodios

Hastabastanteentrada la tardedeldíasiguientenovolvióaverTarzánaloscompañerosde travesíaencuyosasuntos lehabía inducidoa inmiscuirsesu inclinación por el juego limpio. Se tropezó entonces inopinadamente conRokoff y Paulvitch, en el momento más inoportuno, cuando menos podíandesearambosindividuoslapresenciadelhombre—mono.

EltríoseencontrabaenunpuntodelacubiertamomentáneamentedesiertoycuandoTarzánseacercabaaellos,losindividuosdiscutíanacaloradamenteconunamujer.Tarzánobservóqueladamavestíaconlujosaeleganciayquesufiguraesbeltaybienproporcionadaerapropiadeunamuchachajoven;sinembargo,comounvelolecubríalacara,nopudoversusfacciones.

LostresestabandeespaldasaTarzán,losdoshombresunoacadaladodelamujer.Tarzánseacercósinquesedierancuentadesullegada.Observóelhombre-monoqueRokoffparecíaamenazaralamujer,lacualsemanifestabaen tono suplicante; pero como mantenían su controversia en una lenguadesconocidaparaél,sólolasaparienciaspermitierondeduciraTarzánquelamuchachaestabaasustada.

La actitud de Rokoff indicaba con tal claridad la violencia física queenardecía su ánimo que el hombre mono hizo una breve pausa detrás del

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grupo, al captar instintivamente el peligro que saturaba la atmósfera. SólollevabaunossegundosdetitubeocuandovioqueRokoffagarrabaconviolentoademán lamuñecade lamujery se la retorcía comosi tratarade arrancarlealgunapromesamediante lafuerza.Loquehubierasucedidoacontinuación,dehabersesalidoRokoffconlasuya,esalgoquesólopodemossuponer,dadoque el ruso no pudo seguir adelante. Unos dedos de acero le aferraron elhombro y, sin contemplaciones, le obligaron a girar en redondo, paraencontrarse con los gélidos ojos grises del desconocido que el día anteriorhabíadesbaratadosusplanes.

—Sapristi!—maldijoRokoff—.¿Quépretende?¿EstátanlococomoparaatreverseainsultardenuevoaNicolásRokoff?

—Esmirespuestaasunota,monsieur—repusoTarzánenvozbaja.ActoseguidotiródeRokoffcontalfuerzaqueelrusofueaestrellarse,debruces,contralabarandilladelbuque.

—¡Portodoslosdiablos!—vociferóRokoff—.¡Morirásporesto,cerdo!

SepusoenpiedeunsaltoyseprecipitósobreTarzánaltiempoquesacabaun revólver del bolsillo trasero del pantalón. La muchacha se encogió,aterrada.

—¡Nicolás! —chilló—. ¡No… oh, no lo hagas! ¡Rápido, monsieur,márcheseenseguida,sinoquierequelemate!

Lejosdehacerlecaso,Tarzánavanzóalencuentrodelindividuo.

—Noinsistaenponerseenridículo,monsieur—aconsejó.

La furia y la humillación a que le había sometido aquel extraño habíapuestoaRokofffueradesí.

Consiguió sacar el revólver, se detuvo para apuntar cuidadosamente alpechodeTarzányapretóelgatillo.Confrustradoclick,elpercutorcayósobreun cartucho vacío… Simultáneamente, la diestra del hombre—mono saliódisparada como la cabeza de una serpiente pitón iracunda; un rápidotorcimiento y el arma voló por encima de la borda y fue a hundirse en elAtlántico.

Duranteunosinstantes,amboshombrespermanecieroninmóvilesfrenteafrente. Rokoff había recobrado la serenidad. Fue el primero en romper elsilencio.

—Sehaentrometidopordosvecesenasuntosquenolevannilevienen,monsieur.Pordosvecesha tenido lasuicida imprudenciadevejaraNicolásRokoff.Sepasóporaltoelprimeragravioaldarporsupuestoqueelseñorseatrevió a inferirlo ignorante de lo que hacía, pero esto de ahora no puededejarse impune. Si monsieur no sabe quién es Nicolás Rokoff, esta nueva

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desfachatez temeraria va a proporcionarle buenos motivos para enterarse yparaquenoseleolvidejamás.

—Yasétodoloquetengoquesaberdeusted—replicóTarzán—:queesunmiserableyuncobarde.

Se volvió para preguntar a la muchacha si aquel sujeto le había hechodaño,pero la jovenhabíadesaparecido.Luego,sinmolestarseendirigirunasolamiradaaRokoffysucompinche,Tarzánreanudósupaseoporcubierta.

No pudo por menos que preguntarse qué especie de intriga se llevaríanentremanosaquellosdos individuosyenquéconsistiríasuplan.Lepareciópercibiralgofamiliarenelaspectodelamujerdelveloencuyoauxiliohabíaacudido,perocomonopudoverlelacaratampocoleeraposibleestarsegurodeque laconocía.Elúnicodetallequecaptódemodoparticular fuequeunanillodesingularorfebreríaadornabaundedode lamanoqueRokoffhabíacogido.Tarzándecidió fijarse apartir de entonces en losdedosde todas laspasajerasqueencontrase,alobjetodedescubrir la identidadde ladamaa laqueRokoffacosaba,ycomprobarsielrusoseguíahostigándola.

Acomodado de nuevo en su tumbona, Tarzán pensó en los numerososejemplosdecrueldad,resentimientoyegoísmodequehabíasidotestigoentrelos hombres desde aquel día en la selva, cuatro años antes, cuando vio porprimera vez un ser humano… el negro y lustroso Kulonga, cuyo celéricovenabloencontróaquelfunestodíalosórganosvitalesdeKola,lagigantescasimia,yarrebatóaljovenTarzánlaúnicamadrequehabíaconocido.

Rememoró el asesinato de King a manos de Snipes, el pirata de cararatonil;elmodoinhumanoenque losamotinadosdelArrowabandonaronalprofesor Porter y sus acompañantes; la crueldad con que trataban a suscautivos las mujeres y los guerreros negros de Mbonga; las mezquinasenvidias de los funcionarios civiles y militares de la colonia de la CostaOccidentalqueautorizaronsuaccesoalmundocivilizado.

—¡Mon Dieu! —monologó—. Son todos iguales. Estafan, asesinan,mienten,riñenentresí…ytodoporcosasquelosanimalesdelaselvanosedignarían poseer. Dinero para comprar unos placeres propios de seres sincarácter.Y,contodo,aferradosaunascostumbresestúpidasquelosmantienenesclavizadosa ladesdicha, aunquealberganel firmeconvencimientodequesonlosreyesdelacreaciónyquedisfrutandelasauténticassatisfaccionesdelaexistencia.Enlaselva,difícilmenteseencontraríaunserquenoreaccionasemásomenosviolentamentecuandoalgúnotromiembrodesuespecietratarade desposeerle de su pareja. Es un mundo imbécil, un mundo estúpido yTarzándelosMonosobrócomouncretinoalrenunciar,paraafincarseenél,alalibertadyladichaquepodíabrindarlelaselvavirgenenlaquehabíanacidoysehabíacriado.

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En aquel momento, sentado allí, le asaltó la repentina sensación de quealguien situado tras él le estaba observando. Su instinto de animal selváticoatravesó el barniz de civilización y volvió la cabeza con tal rapidez que losojosde lamuchachaque lehabíaestadoespiandosigilosamenteno tuvierontiempodedesviarlamiradaantesdequelaspupilasgrisesdelhombre-monoseclavaraninterrogadoramenteenlassuyas.Luego,cuandolajovenvolviólacara,Tarzánvislumbrólatenuepinceladacarmesíqueafloróasusmejillas.

Sonrió para sí ante el resultado de su poco civilizado y, desde luego, enabsolutogalanteacto,yaquenobajólamiradacuandosusojosseclavaronenlosdelamuchacha.Eramuyjovenytambiéndabagustomirarla.Esmás,ladamateníaunsíesnofamiliarquealhombre-monolehizopreguntarsedóndelahabríavistoantes.Elhombre-monovolvióasuposturaanteriory,alcabode unmomento, tuvo conciencia de que la muchacha se había levantado yabandonabalacubierta.Cuandohubopasadopordelantedeél,Tarzánvolviólacabezaparaobservarla,conlaesperanzadedescubriralgúnindicioquelepermitierasatisfacersuinterésacercadelaidentidaddelajoven.

No se sintió defraudada por completo su curiosidad, ya que,mientras sealejaba, lamuchacha levantó unamano para atusarse la negramata de peloqueondulabaenlanuca—gestopeculiardetodamujerquedaporsupuestoquesupasolevantamiradasapreciativas—yTarzánreconocióenundedodelamanoderechaelanillodeextrañaorfebreríaquehabíavistopocoantesenelanulardelamujerdelvelo.

Demodo que aquella preciosa dama era la joven a la queRokoff habíaestadoacosando.Tarzánsepreguntóconciertaindolenciaquiénpodríaseryqué relación podría existir entre aquella encantadora muchacha y un rusohoscoybarbudo.

Aquel anochecer, después de la cena, Tarzán se acercó a la cubierta deproa, donde permaneció conversando con el segundo oficial hasta bastantedespuésdeoscurecido.Cuandoelmarino tuvoquemarcharaotropuntodelbuqueparacumplirlosdeberespropiosdelservicio,elhombre-monosequedóapoyadoenlabarandillaycontemplólosreflejosquelalunaarrancabaalaslevementerizadasaguas.Comoestabamedioocultoporunpescante,losdoshombresqueavanzabanporlacubiertanosepercatarondesupresenciay,alpasar, Tarzán captó lo suficiente de su conversación como para inducirle aseguirlos, dispuesto a averiguar qué nueva indignidad estaban tramando.HabíareconocidolavozdeRokoffyhabíaobservadoquesuacompañanteeraPaulvitch.

Tarzán sólo pudo entender unas pocas palabras:—…Y si chilla puedesecharlelasmanosalcuellohastaque…

Pocas,peroquebastaronparadespertarelespírituaventureroqueanidaba

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ensuinterior,asíquesemantuvotraslapareja,quehabíaavivadoelpasoporlacubierta,sinperderlosdevista.Lossiguióhastaelsalóndefumadores,perolos dos hombres se limitaron a hacer un alto en el umbral, donde sóloestuvieron el tiempo justo para, al parecer, cerciorarse de que allí dentro seencontrabalapersonaquedeseabantenerlocalizadaconabsolutaseguridad.

Después reanudaron la marcha, para encaminarse directamente a loscamarotes de primera clase situados encima de la cubierta de paseo.Tarzántuvoallímásdificultadesparapasarinadvertido,peroloconsiguió.Cuandosedetuvieronanteunadelaspulimentadaspuertasdemadera,Tarzánsedeslizóentrelassombrasdeunpasillo,aunostresmetrosymediodeellos.

Unodeloshombresllamóalapuerta.Delinteriorllegóunavozfemenina,quepreguntóenfrancés:—¿Quiénes?

—Olga, soy yo… Nicolás —fue la respuesta, pronunciada en el tonoguturalpropiodeRokoff—.¿Puedopasar?

—¿Porquénodejasdeperseguirme,Nicolás?—sonólavozdelamujeratravésdeladelgadahojademadera—.Jamástehicedaño.

Vamos,vamos,Olga—instóelindividuoentonoexpiatorio—.Notepidomás que intercambiarmedia docena de palabras contigo.No voy a causarteperjuicio alguno, ni siquiera entraré en tu camarote; pero lo que tengo quedecirtenopuedogritárteloatravésdelapuerta.

Tarzánoyóelchasquidodelpestilloaldescorrerlopordentro.Saliódesuescondrijoeltiemposuficienteparaverquéibaaocurrircuandoseabrieselapuerta,yaqueno leeraposibleolvidar lassiniestraspalabrascaptadaspocoantes en cubierta: «…Y si chilla, puedes echarle lasmanos al cuello hastaque…».

Rokoffestabadepieantelapuerta.Paulvitchsehabíaaplastadocontraeltabiquerevestidodepanelesdelcorredorquesealargabaporelotrolado.Seabrió la puerta. Rokoff medio entró en el camarote y permaneció con laespaldacontralahojademadera,mientrassedirigíaalamujer,hablándoleensusurros.Tarzánnovioaladama,peroenseguidaoyósuvoz,entononormal,enunvolumenlobastantealtoparapermitirledistinguirlaspalabras.

—No,Nicolás—decía—, es inútil. Pormuchoqueme amenaces, nuncaaccederéatusexigencias.Hazelfavordesalirdelcamarote;notienesderechoaestaraquí.Prometistequenoibasaentrar.

—Muy bien, Olga, no entraré; pero antes de que haya acabado contigolamentarásmilvecesnohabermehechoestefavor.Detodasformas,al finalhabré conseguido lo que quiero, así queme podrías haber ahorrado algunasmolestiasyunpocodetiempoalavezquetútehabríasevitadoladeshonra,la

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tuyayladetu…

—¡Nunca,Nicolás!—lecortó,tajante,lamujer.

Tarzán vio entonces que Rokoff volvía la cabeza y dirigía una seña aPaulvitch, quien se precipitó de un salto hacia la puerta del camarote, queRokoffmanteníaabiertaparaqueentrase.Luego,Rokoffseretirórápidamentedelumbral.Lapuertasecerró.Tarzánoyóelchasquidodelpestillo,alcorrerloPaulvitch desde el interior. Rokoff permaneció de guardia ante la puerta,inclinada la cabeza como si tratase de escuchar las palabras que sepronunciaban dentro. Una sonrisa desagradable frunció sus labios cubiertosporlabarba.

Tarzánoyó lavozde lamujer,queordenabaaPaulvitchqueabandonarainmediatamenteelcamarote.

—¡Avisaréamiesposo!—advirtió—.¡Semostraráimplacableconusted!

Laburlona risotadadePaulvitchatravesó lapulimentadahojademaderadelapuerta.

—Elcontadordelbuqueiráabuscarasuesposo,señora—dijoelhombre—.Adecirverdad,yaseha informadoadichooficialdeque, tras lapuertacerradadeestecamarote,estáustedentreteniendoaunhombrequenoessumarido.

—¡Bah!—exclamólacondesa—.¡Miespososabráqueesfalso!

—Desde luego, su esposo lo sabrá, pero el contador del buque, no; nitampoco los periodistas que a través de algún medio misterioso se habránenteradodelasuntocuandodesembarquemos.Loconsideraránunahistoriadelomás interesante, lomismoquesusamistadescuando la leana lahoradeldesayunodel…veamos,hoyesmartes,¿no?…cuandolaleanelviernesporlamañana al desayunar.Y su interés no disminuirá precisamente cuando seenterendequeelhombrealquelaseñoradivertíaensucamaroteesuncriadoruso…elayudadecámaradelhermanodemadame,parasermáspreciso.

—AlexisPaulvitch—sonólavozdelamujer,fríaeimpávida—,esusteduncobardeyencuantolesusurrealoídociertonombrecambiarádeopiniónrespecto a las exigencias y amenazas con que trata de intimidarme y seapresuraráasalirdelcamarote.Ynocreoquevuelvaapresentarseconánimodefastidiarme.

Seprodujounsilenciomomentáneo,unapausaqueTarzánsupusodedicólamujerainclinarsehaciaelcanallescoindividuoparamurmurarlealoídoloque había indicado. Fueron sólo unos segundos, a los que siguió unsorprendidotacoporpartedelhombre,elruidodeunospiesalarrastrarse,ungritodemujer…yvueltaalsilencio.

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Peroapenashabíamuertoenelaire laúltimanotadeesegritocuandoelhombre-monoyaseencontrabafueradesuescondite.Rokoffhabíaechadoacorrer,peroTarzánleagarróporelcuelloylearrastróhaciaatrás.Ningunodelosdospronunciópalabra,porqueamboscomprendíaninstintivamentequeenel camarote se estaba cometiendo un asesinato y Tarzán confiaba en queRokoff no había pretendido que su cómplice llegase hasta ese extremo.Presentía que los fines de aquel desaprensivo eran más profundos… másprofundoseinclusomássiniestrosqueunasesinatobrutalyasangrefría.

Sin perder tiempo en preguntar nada a los que estaban dentro, Tarzánaplicóviolentamentesuhombrogigantescocontraelfrágilpaneldelapuerta,que saltó convertido en una lluvia de astillas, e irrumpió en el camarote,llevandoaRokofftrasél.Viofrenteasíalamujer,tendidaenunsofá.Encimadeella,Paulvitchhundíalosdedosenladelicadagarganta,mientraslasmanosde la víctima golpeaban inútilmente la cara del criminal e intentaban a ladesesperada separar del cuello aquellos dedos crueles que le estabanarrancandolavida.

La fragorosa entrada de Tarzán impulsó a Paulvitch a ponerse en pie.ContemplóaTarzánairadayamenazadoramente.Lamuchachase incorporótitubeantehastasentarseenelsofá.Sellevóunamanoalagarganta,mientrasrecuperabaelalientoentrecortosjadeos.Apesardesucabellodespeinadoydelapalidezdesurostro,Tarzánreconocióenellaalajovenalaqueaquelmismodíasorprendióobservándoleenlacubierta.

—¿Quésignificaesto?—sedirigióTarzánaRokoff,alqueintuitivamenteconsideraba instigador de aquella vileza. El ruso permaneció en silencio,fruncido el ceño. El hombre-mono continuó—: Haga el favor de pulsar eltimbre. Que venga un oficial del barco…Este asunto ha ido ya demasiadolejos.

—¡No, no! —exclamó la muchacha, al tiempo que se ponía en piesúbitamente—.Porfavor,nolohaga.Estoyseguradequenoexistíaverdaderaintención de lastimarme. Saqué de sus casillas a esta persona, se enfadó yperdióeldominiodesusnervios.Esoestodo.Noquisieraqueesteincidentetrascendiese,porfavor,caballero.

En la voz de la joven se apreciaba tal nota de súplica que Tarzán noinsistió, aunque su buen juicio le anunciaba que en aquel asunto había algoocultodeloquesedebíainformaralasautoridadescorrespondientesparaqueinvestigaran.

—Asípues,¿nodeseaquehaganada?—preguntó.

—Nadaenabsoluto,porfavor—respondióladama.

—¿Consiente,sinmás,enqueestaparejaderufianessigaatormentándola?

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Lamuchachanosupoquéresponder;parecíaaturdidaydesolada.Tarzánpercibió una maligna sonrisa de triunfo en los labios de Rokoff.Evidentemente, la joven tenía miedo a aquellos dos sinvergüenzas: no seatrevíaamanifestarsusauténticosdeseosdelantedeellos.

—En tal caso —determinó Tarzán—, actuaré bajo mi propiaresponsabilidad. —Se encaró con Rokoff y dijo—: A usted, y en estaadvertenciaincluyoasusicario,puedoasegurarlequenolequitaréojoentodoloquequedade travesía,y siporuncasualmeenterodequecualquieradeustedes molesta a esta joven, aunque sea de la manera más remota,responderán de ello ante mí y les garantizo que las medidas que tome norepresentaránunaexperienciaagradableparaningunodelosdos.

AgarróporelcogoteaRokoffyaPaulvitchylosarrojóatravésdelhuecodelapuerta.Añadióalimpulsoinicialsendospuntapiésensalvasealapartedeambossujetos.

—¡Largodeaquí!—conminó.

Salieron despedidos al pasillo y Tarzán regresó al interior del camarote,dondelamuchachalemirabaconojosdesorbitadosporelasombro.

—Yusted,señora,meharáungranfavorsimecomunicacualquiernuevatentativadeavasallamientoaqueseatrevaasometerlaunouotrodeesosdosmiserables.

—¡Ah, monsieur! —expresó la joven—. Espero que no le sobrevenganingunadesgraciacomoconsecuenciadeloquehahecho.Sehaganadoustedunenemigoperversoyllenoderecursoscriminales,quenosedetendráantenada para satisfacer su odio. En adelante, tendrá que andarse con muchocuidado,monsieur…

—Perdón,señora,mellamoTarzán.

—Monsieur Tarzán. No crea que porque no he querido informar a losoficiales del barco de lo que ha pasado aquí no le agradezco con toda lasinceridad del mundo lo valiente y caballerosamente que ha salido en midefensa.Buenasnoches,monsieurTarzán.Noolvidarénuncaladeudaquehecontraídoconusted.

Lamujerpusoensuslabiosunasonrisadelomásatractiva,mostrandounadentadura perfecta, y dedicó una leve reverencia a Tarzán, quien le deseóbuenasnochesysalióacubierta.

Ledesconcertabaconsiderablementeelquehubiesedospersonasabordo—la joven y el condeDe Coude— que sufrieran villanías por parte del talRokoffydesucómpliceyquenosemostrasendispuestasapermitirqueseentregara a la justicia a los desalmados.Aquella noche, antes de retirarse a

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descansar,lospensamientosdelhombre-monovolvieronaproyectarsemuchasvecessobrelapreciosamuchachaencuyaevidentementeenmarañadavidaeldestino lehabíahechomezclarsedeforma tanextraña.Sepercatódequenisiquieraconocíaelnombredelajoven.Queestabacasadadabacuentaelfinoanillodeoroque lucíaeneldedoanularde lamano izquierda.Sepreguntóinconscientementequiénpodríaserelafortunado.

Tarzán no volvió a ver a ninguno de los personajes de aquel pequeñodrama, del que en realidad sólo había vislumbrado unas escenas más bieninsignificantes,hastaelatardecerdelúltimodíadeviaje.Entoncesseencontródecaraconladama,cuandoambosseacercabanasusrespectivastumbonasde cubierta, procedentes de dirección contraria. Lamuchacha le saludó conunaagradablesonrisayaludióactoseguidoalincidenteenelcamarotedelajoven,delqueTarzánfuetestigodosnochesantes.Eracomosialamujerlehubiese estado preocupando el temor de que Tarzán pudiese considerar susrelaciones con individuos de la ralea de Rokoff y Paulvitch como algo quepersonalmenterepercutíadeformanegativaenella.

—Confío en que monsieur no me juzgue—aventuró la dama— por eldesdichadosucesodelmartesporlanoche.Lohepasadomuymalporculpadeello…Desdeentonces,estaeslaprimeravezquemeheaventuradoasalirde mi camarote. —Concluyó sencillamente—. ¡Me he sentido tanavergonzada!

—Unonojuzgaa lagacelapor los leonesquelaatacan—repusoTarzán—.Yahabíavistoanteriormenteactuaraesosdoscanallas…Enelsalóndefumadores,eldíaantesdequelaagrediesenausted,silamemorianomefalla.Y conocer sus métodos me permite tener el convencimiento de que suenemistadessuficientegarantíadelarectituddelsersobreelquelavuelcan.Los tipos como ellos sólo se mantienen fieles a lo que es abyecto y odiansiemprealomásnoble,alosublime.

—Muyamablealexpresarloasí—volvióasonreírlamuchacha—.Yameenteré de esa cuestión de la partida de cartas.Mi esposome refirió toda lahistoria. Se hizo lenguas especialmente de la bravura y fortaleza física demonsieurTarzán,conelquehaadquiridounainmensadeudadegratitud…

—¿Suesposo?—articulóTarzánentonodeinterrogación.

—Sí,soylacondesaDeCoude.

—Me considero suficientemente recompensado, madame, al saber queprestéunservicioalaesposadelcondeDeCoude.

—Ah,monsieur, mi deuda con usted es tan enorme que ni siquiera soycapazdealbergarlaesperanzadepoderpagarlaalgúndía,porloqueleruegoquenoañadamásobligaciones…

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Le sonrió con tal dulzura que Tarzán pensó que, sólo por el placer derecibir la bendición de aquella sonrisa, un hombre podría intentar tareas yempresasinfinitamentemásimportantesquelasquehabíacumplidoél.

No volvió a verla en el transcurso de aquel día y, con el ajetreo ynerviosismodeldesembarco,tampocolaviodurantelamañanasiguiente,perocuandosedespidieronencubierta,eldíaanterior,Tarzánobservóalgoen laexpresión de los ojos de la mujer que le dejó impresionado, algo que leobsesionaba.Enaquellaexpresiónflotólamelancolía,mientrascomentabanlarapidezconquesetrabaamistadabordodeunbuquequecruzaelocéanoylaidénticafacilidadconqueesaamistadsequiebraysepierdeparasiempre.

TarzánsepreguntabasivolveríaaveralgunavezalacondesaDeCoude.

CapítuloIII

LoqueocurrióenlarueMaule

AsullegadaaParís,Tarzánsedirigiódeinmediatoaldomiciliodesuviejoamigo,D'Arnot,dondeel tenientede laArmada leobsequióconuna severareprimendapor sudecisiónde renunciar al títuloy a las propiedadesque lecorrespondíancomohijodeJohnClayton,eldifuntolordGreystoke.

—Debesdeestarloco,amigomío—dijoD'Arnot—,alarrojarporlabordano sólo la fortuna y la posición social que te corresponden, sino también laoportunidaddedemostraralmundo,másalládetodaduda,queportusvenascircula la sangre aristocrática de dos de las familias más ilustres deInglaterra…enlugardelasangredeunamonasalvaje.Resultainconcebiblequehayanpodidocreerte…ymásaúnelque también te creyera la señoritaPorter.

»Yo no lo creí en ningún momento, ni siquiera allí, en aquella regiónsalvajedelaselvaafricana,cuandodesgarrabasconlosdienteslacarnedelasbestiasquehabíascazadoydespuéstelimpiabaslasmanosgrasientasenlosmuslos.Ni siquiera entonces, antes de que surgiese elmás leve indicio quepudierademostrar locontrario, tuve lamenordudadeque teequivocabasaldarporhechoqueKalaeratumadre.

»Yahora, contando con el diario de tu padre, en el que relata la terribleexistencia que tu madre y él llevaron en aquella salvaje costa africana, asícomo las circunstancias de tu nacimiento, y disponiendo de la prueba másconcluyentedetodas,laimpresióndetushuellasdigitalescuandoerasniño,amímeparece increíblequeprefierasseguirsiendounvagabundoquecarecedenombreyqueestáadosvelas.

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—ConelnombredeTarzántengobastante—respondióelhombre-mono—y en cuanto a lo de vagabundo que está a dos velas, no tengo la menorintenciónde seguir así.Laverdadesqueahoramepropongo rogarte, aunariesgodeabusardetugenerosaamistadyconlaesperanzadequeestaseamiúltimapetición,quemebusquesunempleo.

—¡Venga,venga!—se lo tomóabromaD'Arnot—.Sabesperfectamenteque no iban por ahí los tiros. ¿No te he dicho docenas de veces que tengodinerosuficienteparaveintehombresyquelamitaddeloquetengoestuyo?Yaunquelotraspasaratodoatunombre,miseñorTarzán,esonorepresentaríaniunadécimapartedelvalorqueconcedoatuamistad.¿PagaríalosfavoresylaprotecciónquemeprestasteenÁfrica?Nosemeolvida,amigomío,queanoserportiyportufabulosovalor,yohabríamuertoatadoaaquellaestacadela aldea de caníbales de Mbonga. Como tampoco olvido que gracias a tuabnegado sacrificio logré recuperarme de las heridas mortales que mecausaronlossalvajes…Descubríposteriormentepartedeloquesignificóparatipermaneceramiladoenaquelcentrodereunióndelosmonos,mientrastucorazónteacuciabaadirigirtealacostasinperderunsegundo.

»Cuando por fin llegamos a la playa de la cabaña y descubrimos que laseñorita Porter y toda la partida se habíanmarchado, empecé a comprenderalgode loquehabíashechoporuncompletodesconocido.Yconstequenotrato de compensarte con dinero, Tarzán. Lo que ocurre es que, en estosmomentos,dineroes loquenecesitas,perosi fuesesacrificio loquedebieraofrecerte,igualmenteestaríadispuestoafacilitártelo…miamistadsiemprelatendrásatudisposición,porquenuestrosgustoseinclinacionessonsimilaresyporque te admiro.Deotra cosa qui7ás nopuedadisponer, pero de dinero síquedispongoynovoyadejardehacerlo…

—Bueno—rioTarzán—,novamosapelearnospordinero.Hedevivir,demodoque necesitaré dinero, peromuchomás satisfechome sentiré si tengoalgo en qué entretenerme. La forma más convincente que tienes dedemostrarme tuamistadesencontrarunempleoquepuedadesempeñar…Sino, el ocio va a acabar conmigo en cuatro días. Por lo que se refiere amisderechosdenacimiento,estánenbuenasmanos.NadiepuedeacusaraClaytonde que me ha despojado de ellos. Cree de verdad que es el auténtico lordGreystokey,desdeluego,existenmuchasprobabilidadesdequedesempeñeelpapeldelordinglésinfinitamentemejorqueunhombrequehanacidoysehacriadoenlaselvaafricana.Yasabesque,inclusoaestasalturas,apenasestoyamedio civilizar. En cuanto la cólera se apodera demí empiezo a verlo todorojo,sedespiertanlosinstintosdelafierasalvajedormidosdentrodemí,quealasprimerasdecambiomedominanysellevanpordelanteladelgadacapadeculturayrefinamiento.

»Porotraparte,dehabersacadoarelucirmiverdaderaidentidad,hubiera

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desposeído a la mujer que amo de las riquezas y la posición social que sumatrimonioconClayton legarantiza. ¿Podíahaceryounacosa así? ¿Podía,Paul?

Continuó,sinaguardarlarespuestadesuamigo:

—Lacuestióndemilinajenotienegranimportanciaparamí.Talcomomehecriado,noconsideroqueunhombreounanimaltengaotrovalorqueelqueleconfieren sucapacidad intelectualy lasproezasque realiceutilizando suscondicionesfísicas.YmesientotanfelizconlaideadequemimadrefueKalacomo lo sería imaginándome que lo era la desdichada e infeliz jovencitainglesa quemurió un año después de queme alumbrase. Kala fue siemprebuena conmigo, a su modo fiero y salvaje. Me amamantó en sus peludospechosapartirde lamuertedemimadre.Medefendiófrentea losbestialeshabitantesdelaforestaylosdespiadadosmiembrosdenuestratribu,yluchócontraellosconlaferocidadqueimbuyeunauténticoamormaternal.

»Yyolaquería,Paul.Nomedicuentadehastaquépuntolaqueríahastaque me la arrebató aquel maldito venablo y aquella flecha envenenada delguerreronegrodeMbonga.Noeramásqueunchiquillocuandoocurrió,ymearrojé encima del cadáver y lloré sobre él con toda la angustia que un niñopuedesentiralverasumadremuerta.Atusojos,amigomío,pudierapareceruna criatura fea y repulsiva, pero para mí era un ser hermoso… ¡Tanmagníficamente transfigura las cosas el cariño! Yme siento lo que se dicesatisfechoyorgullosodeserdurantetodamividaelhijodeKala,lamona.

—Novoyaadmirartemenosportulealtad—dijoD'Arnot—,perollegaráundíaenquetealegrarásdereclamarloquetepertenece.Acuérdatedeloquetedigo.Yesperemosqueentoncesteresultetanfácilcomoloseríaahora.Hasdetenerencuentaqueenelmundosólohaydospersonasencondicionesdedarfedequeelesqueletopequeñoencontradoenlacabaña,juntoalosdetupadre y tumadre, pertenecía a unmono antropoide de corta edad y que talcadávernoeraeldelhijode lordy ladyGreystoke.Esunapruebade sumaimportancia. Las dos personas a queme refiero son el profesor Porter y elseñorPhilander,ambosbastanteancianosycuyaexistencianoseprolongarámuchosañosmás.Porotraparte,¿nosetehapasadoporlacabezalaideadeque, al conocer la verdad, la señorita Porter rompería su compromiso conClayton? Entonces conseguirías fácilmente tu título, tus propiedades y lamujerdelaqueestásenamorado,Tarzán.¿Nosetehabíaocurridoeso?

Tarzándenegóconlacabeza.

—Nolaconoces—dijo—.NadapodríainducirlaconmásfuerzaacumplirsupalabraquecualquierinfortunioquelesobrevinieseaClayton.ProcededeunaantiguafamiliadelsurdeEstadosUnidos,ylossureñosseenorgullecendesulealtad,latienenagala.

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Tarzán dedicó los quince días siguientes a renovar los escasosconocimientos de París adquiridos anteriormente. Durante el día visitababibliotecas, galerías de arte ymuseos de pintura. Se había convertido en unlectorvorazyeluniversodeposibilidadesquedesplegabaanteélaquelfocodeculturaysabiduríacasillegabaaabrumarlecuandoconsiderabalapartículainfinitesimalquedeaquelcúmuloinmensodeconocimientoshumanospodíaasimilar un hombre, tras una vida entregada al estudio y la investigación.Consagraba el día a aprender cuanto le era posible, pero las noches lasdedicabaalsolaz,elesparcimientoyladiversión.Nohabíatardadomuchoencomprobar que, en el terreno de las distracciones nocturnas, París no eramenosfértilqueeneldelacultura.

Perosifumabademasiadoscigarrillosybebíamásajenjodelacuenta,elloera debido a que aceptaba la civilización tal como se le presentaba y a quehacíalasmismascosasqueveíahacerasushermanoscivilizados.Aquellaeraunaexistencianuevayseductoray,porsifuerapoco,Tarzánalbergabaenelpechounagranpesadumbreyuninmensoanheloquesabíanoibaasatisfacerjamás, motivo por el cual buscaba en el estudio y la crápula —los dosextremos— el olvido del pasado y la inhibición a la hora de considerar elfuturo.

Estaba una noche sentado en una sala de fiestas, dedicado a sorber suajenjoyaadmirarelartedeciertafamosabailarinarusa,cuandopercibió lamirada de un par de perversos ojos negros que, al paso, se detuvieronfugazmentesobreél.Elhombrediomediavueltayseperdióentrelamultitud,paradesaparecerporlasalidadelestablecimientoantesdequeTarzánpudieseecharle una buena ojeada. No obstante, el hombre-mono tuvo elconvencimientodequehabíavistoconanterioridadtalesojosyquesiaquellanoche se habían clavado momentáneamente en él no fue por azar. Llevabaalgúntiempoconlaextrañasensacióndequeleespiaban,yelinstintoanimal,tan acusado en su interior, fue lo que le impulsó a volver la cabeza tanrápidamenteysorprenderlosojosmientrasleobservaban.

Antesdeabandonarel local,sinembargo,elasuntose lehabíaolvidado.Tampoco reparó Tarzán en el individuo de tez morena que se apresuró ahundirseentrelassombrasdelportalsituadofrentealaentradadelasaladefiestas,resplandecientedeluz.

Tarzánloignoraba,peronoeralaprimeravezqueleseguíanalasalidadelos lugaresde esparcimientoquevisitaba, aunque raravez lohacíancuandoibaacompañado.Noobstante,aquellanocheD'ArnotteníaotrocompromisoyTarzánestabasolo.

Al tomar laacostumbradadirecciónque le llevabadesdeaquellazonadeParíshastasudomicilio,elhombrequeleespiabaabandonósuesconditedel

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otroladodelacalleyseadelantóapasoligero.

Porlanoche,ensucaminodevueltaacasa,TarzánsolíapasarporlarueMaule.Eraunacallesombríaysilenciosa,quelerecordabasuqueridaselvaafricana,cosaqueera improbablequeocurriesecon lasbulliciosasyalegresvíasurbanasquelarodeaban.SiestáisfamiliarizadosconParís,recordaréislolúgubre,angostaypocorecomendablequeeslarueMaule.Sinoloconocéis,osbastaráconpreguntaralapolicíaparaenterarosenseguidadequeentodoParísnohaycallequemásconvengaevitarunavezoscurecido.

Aquellanoche,sehabíaadentradoTarzánunasdosmanzanasporentrelasespesas sombras de los escuálidos, viejos y destartalados inmuebles que sealzaban a ambos lados de la calle cuando llamaron su atención los gritos ychillidos que sonaban en un cuarto del tercer piso de una casa de la aceracontraria.Eraunavozfemenina.Antesdequesehubiesenapagadolosecosdelosprimerosalaridos,yaestabaTarzánsubiendovelozmentelaescaleradeaquellacasayprecipitándoseatodocorrerporlososcurospasillos,enauxiliodelamujerenapuros.

EnelextremodelpasillodelaterceraplantahabíaunapuertaentreabiertayatravésdelarendijallegóaTarzándenuevolamismaangustiadapeticiónde socorro que le había atraído desde la calle. Casi instantáneamente seencontróenelcentrodeunahabitaciónamedialuz.Enlarepisadeunaaltayanticuada chimenea, la llama de una vieja lámpara de petróleo lanzaba unatenue claridad sobre una docena de repulsivas figuras. Salvo una de ellas,todaspertenecíanahombres.Laúnicamujerallípresente seandaríapor lostreintaañosysurostro,enelquelasbajaspasioneshabíandejadoprofundashuellas, sin dudadebió de ser bonito en una época ya algo lejana. Se habíallevado unamano a la garganta y permanecía encogida contra la pared delfondodelcuarto.

¡Socorro, monsieur! —imploró en voz baja al irrumpir Tarzán en laestancia—.¡Vanamatarme!

AlenfrentarseTarzána los individuos,vioensuspatibularios rostros lasexpresiones taimadasyperversasde loscriminalescontumaces.Sepreguntóporquénohacíanelmenorintentodeescapar.Ciertaconmociónasuespaldaleimpulsóavolverlacabeza.Susojosvierondoscosas,unadelascualesleproporcionóconsiderablesorpresa.UnhombresalíasigilosamentedelcuartoylafugazojeadaqueTarzánpudolanzarlelepermitióobservarqueaquelsujetoeraRokoff.

Perolaotracosareclamóuninterésmásinmediatoporsuparte.Setratabade unmalencarado y brutal gigantón, que se le acercaba de puntillas por laespaldayqueenarbolabaunaestacatremebunda.Peroencuantoelfacinerosoy sus colegas se percataron de que Tarzán había descubierto al traicionero

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agresor, desencadenaron un asalto general, atacándole por todas partes.Algunosempuñaroncuchillos.Otrossearmarondesillas,mientrasel fulanodel garrote lo levantaba todo lo que le permitieron los brazos, en un volteohomicidaque,dealcanzarsudestino,hubieramachacadolacabezadeTarzán.

Pero aquellos apaches parisienses se equivocaron al suponer que iban adomeñar fácilmente la rapidez de reflejos, la agilidad y los músculos quehabían hecho frente a la imponente fortaleza física y la: cruel habilidadluchadoradeTerkozydeNwna,alláenlasprofundidadesdelaselvavirgen.

De entrada, Tarzán optó por dar prioridad al más formidable de losantagonistas,elgigantóndelaestaca.Selanzósobreél,esquivóelgarrotazodescendenteyalcanzóalindividuoenplenomentón,conunterroríficodirectoquelodetuvoenseco,lodespidióhaciaatrásyloenvióamorderelpolvodelpiso.

Luego se volvió para plantar cara a los demás. Aquello era lo suyo.Empezó a disfrutar del placer de la lucha, del olor de la sangre.Como unafrágilconchaquesaltasehechapedazosalagitarlaconciertabrusquedad, latenue capa de civilización que le recubría se desprendió rápidamente y diezrobustos y canallescos hampones se vieron de pronto acorralados en unapequeñahabitaciónporunabestia salvajey frenéticacontracuyosmúsculosde acero resultaban casi totalmente ineficaces las enclenques fuerzas deaquellosmalhechores.

Alfinaldelpasillo,Rokoffaguardabaelresultadodelaescaramuza.Antesde marchar, quería asegurarse de que la muerte de Tarzán era un hechoconsumado,peroentresusplanesnofigurabalacircunstanciadeencontrarsedentrodelcuartomientrassecometíaelasesinato.

Lamujer aún continuaba en elmismo sitio donde la encontró Tarzán alentrarallí,perosurostrohabíaexperimentadodiversoscambiosdeexpresiónenelcursodelosescasosminutostranscurridosdesdeentonces.Delaparentemiedoinicialpasóaunamuecadeastucia,cuandoelhombre-monodiomediavuelta para afrontar el ataque por la espalda; peroTarzán no había visto talcambio.

Lamujerpusoluegocaradesorpresa,quefuesustituidaacontinuaciónporuna expresión de horror. ¿Y quién podía extrañarse de ello? Porque elimpecablecaballeroalquelosgritosdelamujerhabíanatraídoallíparaqueencontrase la muerte en aquella habitación se había transformadorepentinamente en un demonio vengativo.En lugar demúsculos fláccidos ydébil resistencia, la desdichada tenía ante sus ojos un auténticoHércules enplenoataquedelocuraaniquiladora.—MonDieu!—exclamólamujer—.¡Esunafierasalvaje!Porquelapoderosayblancadentaduradelhombre-monosehabíaclavadoenlagargantadeunodelosatacantesyTarzánluchabacomo

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había aprendido a hacerlo entre los colosales simios machos de la tribu deKerchak.

Estabaenunadocenadepuntosalmismotiempo,saltabadeunladoaotroenaquellareducidaestancia,conbrincossinuososquerecordaronalamujerlos de una pantera que había visto en el parque zoológico. Tan prontofracturabaelhuesodeunamuñecabajo lapresadesumanodehierrocomodescoyuntabaunaclavículaalagarrar,aquellabestiadesencadenada,elbrazodesuvíctima,echarlohaciaatrásyluegoimpulsarlohaciaarriba.

Sindejardeemitiraullidosdedolor,losdelincuentessalieronhuyendoalpasillo con toda la rapidez que les era posible, pero incluso antes de que elprimero de ellos apareciese en el umbral de la puerta del cuarto,tambaleándose,sangrandoyconalgunoshuesosrotos,RokoffyahabíavistolosuficientecomoparatenerelconvencimientodequenoibaaserTarzánelhombre que muriese en la casa aquella noche. De modo que el ruso seapresuró a refugiarse en un tugurio próximo, desde donde telefoneó a lapolicía para informardequeun individuo estaba asesinando a alguien en eltercerpisodelacasanúmeroveintisietedelarueMaule.

Cuandolasautoridadessepersonaronenellugardelsuceso,encontraronatreshombresquegemíanenelsuelo,aunamujeraterradaqueyacíaencimadeunsuciocamastro,conelrostrohundidoentrelosbrazos,yaunjovenbienvestido y que parecía un caballero que, de pie en el centro del cuarto,aguardabalosrefuerzosquecreíaleanunciabanlospasosdelosagentesquesubíanpresurososporlaescalera…Lospolicías,sinembargo,seequivocaronaljuzgarleporelaspectoelegantedesusropas,porqueloqueteníanfrenteaelloseraunabestiasalvajecuyasaceradaspupilasgrises loscontemplabanatravésdelospárpadosentornados.Conelolordelasangre,elúltimoresiduode civilización había abandonado a Tarzán, que ahora se sentía acorralado,comounleónalquerodeasenloscazadores,alaexpectativaparaafrontarelsiguienteataque,agazapadoyprestoasaltarsobreelprimeroquesedecidieraalanzarlo.

—¿Quéhaocurridoaquí?—quisosaberunodelospolicías.

Tarzánloexplicóconcisamente,perocuandosevolvióhacialamujerparaqueconfirmasesuversióndeloshechossequedódepiedraaloírlaspalabrasdeaquellasupuestavíctimadeagresión.

—¡Estehombremiente!—chillólamujer,entonopenetrante,dirigiéndoseal policía—.Entró enmi cuarto cuandome encontraba sola y, desde luego,connomuybuenasintenciones.Envistadequelerechazabasepusoviolentoymehabríamatadoanoserporquemisgritosatrajeronaesosseñores,quepasaban por delante de la casa en aquel momento. Es Satanás en persona,messieurs; él sólo casi seha cargadoadiezhombres,nadamásquecon los

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dientesylasmanos.

La ingratitud de la mujer dejó a Tarzán tan atónito que durante unossegundos pareció incapaz de reaccionar. Los policías daban la impresión desentirse un tanto escépticos, ya que anteriormente habían tenido otroscontactosconaquelladamayconsuencantadorapandilladecompadres.Sinembargo, eran policías y no jueces, así que decidieron arrestar a todos lospresentesenlahabitaciónydejarquefueseotro,laautoridadcorrespondiente,quienseparasealosinocentesdelosculpables.

En seguida comprobaron, no obstante, que una cosa era decirle a aqueljovenelegantementevestidoqueestabadetenidoyotramuydistintadetenerledeverdad.

—Nohecometidoningúndelito—manifestóTarzánsosegadamente—.Nohehechomásqueactuarendefensapropia.Ignoroporquélamujerhadicholoquehadicho.Nopuedetenernadaencontrademipersona,porquenolahabía visto en la vida hasta elmomento en que entré en esta habitación enrespuestaasusgritospidiendoauxilio.

—Vamos,vamos—dijounodelosagentes—,losjuecesseencargarándeescuchartodoeso.

ElpolicíaseadelantóparaponerlamanoenelhombrodeTarzán.

Unsegundodespuésseencontrabaencogidosobresímismo,hechounoszorrosenunrincóndelaestancia.Loscompañerossuyosqueseabalanzaronsobreelhombre-monosaborearon lamismamedicinaquepocoanteshabíanprobadolosapaches.Tarzánlesdioelrepasocontalcontundenciayrapidezquenisiquieratuvieronoportunidaddeempuñarsusrevólveresantesdeversefueradecombate.

Durante la breve escaramuza, Tarzán observó que al otro lado de unaabierta ventana,muy cerca de ella, había un tronco de árbol o un poste detelégrafo… no tuvo tiempo de precisarlo. Cuando se desplomó el últimopolicía, uno de sus colegas logró sacar el revólver de la funda y, desde elsuelo, disparó contra Tarzán. Falló el tiro y, antes de que el agente pudieraapretarelgatilloporsegundavez,Tarzánhabíaderribadodeunmanotazolalámparadepetróleoysumidolahabitaciónenlaoscuridad.

Inmediatamente, los policías vieron que una figura ágil y flexible seencaramabaal alféizarde laventana,desdedondedioun salto felino, comounapantera,yseaferróalpostesituadojuntoalbordillodelaacera.Unavezlosagentesse repusierondelataqueyde lasorpresay llegarona lacalle,elhuidoprisioneronoaparecíaporningunaparte.

Cuando se los llevarona comisaría, los agentesno trataronprecisamente

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con exquisita diplomacia a los participantes en la refriega que no habíanpodido poner pies en polvorosa. La patrulla de policía se encontraba en unestado de dolorido resentimiento, con la moral por los suelos ante lahumillaciónsufrida.Lesrepateabaloshígadoslaideadetenerqueinformarasussuperioresdeque,enaquellaoperación,unhombresoloysinarmas leshabía propinado una buena tunda y, tras dejarlos tirados, se les escapó,largándosetranquilamente,comosiellosnoestuvieranallí.

Elagentequepermanecíadevigilanciaen lacalle jurabaque,desdequelos policías entraron hasta que salieron, nadie había salido por la ventana,nadiehabíasaltadoalposte,nadiehabíadescendidoporély,porende,nadiesehabíaalejadodeledificio.Suscompañerosseimaginaronquementía,perotampocoleseraposibledemostrarlo.

LociertoesquecuandoTarzánseencontróaferradoalposte,fuerade laventana, su instinto selvático le aconsejóotear el terrenoantesdedeslizarsedesdeloalto,nofueracasoqueleaguardaseabajoalgúnenemigo.Alhacerloasíobrómuycuerdamente,yaquejustoalpiedelpostemontabaguardiaunpolicía. Tarzán no vio a nadie por las alturas, de modo que, en vez dedescender,optóportrepar.

El extremo del palo de telégrafos quedaba a la altura del tejado delinmueble y franquear instantáneamente el espacio que separaba uno de otrofue coser y cantar para unos músculos que se habían pasado tantos añossaltandoderamaenrama,deárbolenárbolporlaflorestadelaselvavirgen.Luegofuepasandodeunedificioaotro,subiendoybajandoporlostejados,hastaquefrentealalerodeunodescubrióotroposte,alquesaltóyporelquesedeslizóalfirmedeunacalle.

Sealejóa lacarreray,cosadeunpardemanzanasmásallá,entróenuncafetíndelosqueestabanabiertostodalanoche,encuyosserviciossequitódeencimatodaslashuellasdesupaseoporlostejados,lavándoseaconciencialas manos y eliminando con idéntico esmero las manchas de la ropa.Momentosdespuéssalíadellocalcontodalacalmadelmundo,paradirigirsesinprisasasudomicilio.

Parallegaralpisoquehabitaba,Tarzánteníaquecruzarunamplioybieniluminadobulevar,situadonolejosdelacasa.Aguardabaenlaacera,bajolabrillantezluminosadeunafarola,aquepasaraunalimusina,cuandooyóunasuave voz femenina que pronunciaba su nombre. Al levantar la cabeza, suvistatropezóconlosojossonrientesdeOlgadeCoude,queseasomabaporlaventanilla del asiento posterior del automóvil. Tartán correspondió con unareverenciaal afectuoso saludode lacondesa.Cuandoenderezóel cuerpo, elvehículoquetransportabaalamujeryahabíadesaparecido.

—¡VeraRokoffy a la condesaDeCoude lamismanoche!—monologó

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Tarzán—.¡Parísnoestangrande,despuésdetodo!

CapítuloIV

Lacondesaseexplica

—Tu París es más peligroso que mi jungla, Paul —llegó Tarzán a laconclusión,trasreferiralamañanasiguienteasuamigoelenfrentamientoquehabía tenidoen la rueMaulecon losapachesy lospolicías—.¿Porquémeatraeríanallíconaquelseñuelo?¿Tendríanhambre?

D'Arnot simuló un escalofrío de horror, pero soltó la carcajada al oír laestrambóticasugerencia.

—Es difícil remontarse por encima de los niveles propios de la selva yrazonaralaluzdelasnormasycostumbrescivilizadas,¿verdad,amigomío?—dijoentonoburlón.

—¡Normasy costumbres civilizadas!—La ironíamatizó su exclamación—.Enlasnormasdelaselvanofiguransemejantesatrocidades.Semataparaconseguir alimentooparadefenderse…Opara conquistaruna compañerayparadefenderaloshijos.Comoves,siempreconformealosdictadosdeunaley natural que lo rige todo. Pero aquí, ufff, tu hombre civilizado esmuchomásbestialquelasfierassalvajes.Matasinmásnimás,paraentretenersey,loqueespeor,sevalearteramentedeunsentimientonoble,comolasolidaridadhumana, y lo utiliza como cebo para atraer a la incauta víctima hacia lamuerte.Atenderlallamadadeunsemejantequepedíaauxiliofueloquemeimpulsó a llegarme a toda prisa a la habitación donde me esperaban losasesinos.

»No comprendí, no pude comprender, hasta bastante después de quehubiera pasado todo, que unamujer fuese capaz de caer tan bajo, hundirsehasta tal punto en la depravaciónmoral comopara atraer a lamuerte a unapersonaqueacudíaasalvarladeunpeligro.Peronocabedudadequeasífue,lapresenciadeRokoffenaquellugarylaversióndeloshechosquelamujerdioalospolicíasimposibilitanotrainterpretacióndeloshechos.RokoffdebíasaberqueyopasabafrecuentementeporlarueMaule.Esperabalaocasióndecazarme,todosuplansedesarrollóhastaelúltimodetalledeacuerdoconsusprevisiones,inclusoteníapreparadalahistoriadelamujerporsiacasoalgosetorcíaypasabaloquepasó.Ahoraloveotodomeridianamenteclaro.

—BuenodijoD'Arnot.Almenos este asunto te ha enseñado, entre otrascosas,algoquemehasidoimposiblemeterteenlacabeza:larealidaddequelarueMauleesunlugarestupendoparaeludirlounavezhacaídolanoche.

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—Pues,porelcontrario—sonrióTarzán—,mehaconvencidodequeeslaúnica calle en todo París por la que merece la pena pasar. No volveré adesaprovechar nunca más la ocasión de atravesarla, ya que me haproporcionado laprimeraauténticaoportunidaddedivertirmeamodo,comonomehabíadivertidodesdequeabandonéÁfrica.

—Esposiblequetengasmásdiversióndeesetipoinclusosinnecesidaddehacerotravisitaaesacalle—dijoD'Arnot.Tenpresentequenohasacabadoaún con la policía. Conozco lo suficiente a los policías de París como paraasegurarte que no van a olvidar así como así lo que les hiciste. Tarde otemprano darán contigo,mi queridoTarzán, y en cuanto te echen el guantepondrán entre rejas al salvaje hombrede los bosques. ¿Crees que te gustaráeso?

—Nunca encerrarán a Tarzán de los Monos entre rejas —replicó elhombre-mono,hoscalavoz.

Ensutonohabíaalgoqueimpulsóasuamigoaalzarvivamentelacabezaparamirarle.Enlasapretadasmandíbulasyenlosgélidosojosgrisespercibióeljovenfrancésalgoquedespertóensuánimoseriostemoresporaquelniñograndequenopodíareconocerningunaleymáspoderosaqueladelasproezasqueunopudierarealizarmediantesupropiafortalezafísica.ComprendióquehabíaquehaceralgoparaarreglarlascosasentreTarzánylapolicíaantesdequeseprodujeseotroenfrentamiento.

—Tienesmuchoqueaprender,Tarzán—dijoentonograve—.Tantositehacengraciacomosino,debesrespetarlasleyesdeloshombres.Sitúytusamigososempeñáisendesafiaralapolicíanoconseguiréismásquedisgustos.Puedoexplicarelasuntoentunombre,estoydispuestoahacerlohoymismo,peroenadelantehasdecumplir la ley.Sisusrepresentantes tedicen«Ven»,tendrásqueir;ysitedicen«Vete»,habrásdemarcharte.Enfin,ahoramismoiremos a ver a mi gran amigo, le visitaremos en el departamento ysolucionaremoselasuntodelarueMaule.¡Vamos!

Media hora después entraban juntos en el despacho del funcionario depolicía. Se mostró muy cordial. Se acordaba de Tarzán y de la visita queambos hombres le habían hecho varios meses antes, con la cuestión de lashuellasdactilares.

Al concluirD'Arnot el relato de los sucesos ocurridos la noche anterior,porloslabiosdelpolicíarevoloteóunasonrisamásbientorva.Pulsóuntimbreque tenía a mano y mientras esperaba la llegada del subalterno procedió aexaminar los papeles que tenía encima de la mesa hasta localizar el quebuscaba.

—Por favor, Joubon—dijo cuando el funcionario entró—.Avisa a estos

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agentes…dilesquesepresentenenmidespachodeinmediato.

Tendió al subalterno el documento que había encontrado. Luegomiró aTarzán.

—Ha cometido usted una falta muy grave, monsieur —manifestó, sinexcesivaseveridad—,yanoserpor lasexplicacionesydisculpasqueacabade expresarme su buen amigoD'Arnot,me sentiría inclinado a juzgarle condureza.Encambio,loquevoyahaceresalgosinprecedentes.Heconvocadoaquíalospolicíasaquienesmaltratóustedanoche.Escucharánlahistoriadelteniente D'Arnot y luego dejaré que sean ellos mismos quienes decidan sihemos de procesarle a usted o no. Tienemucho que aprender acerca de lasreglas en que se desenvuelve la civilización. Cosas que acaso le parezcanextrañasoinnecesarias,peroquenotendrámásremedioqueaceptarhastaqueesté en condiciones de hacerse cargo de losmotivos que las justifican. Losagentes a los que atacó estaban cumpliendo con su deber. En el suceso nopodíanactuarasucapricho.Arriesganadiariosuvidaparaprotegerlavidaylapropiedaddelosdemás.Haríanlomismoporusted.Sonhombresvalerososy les hamortificado profundamente el que un hombre solo y sin armas lossuperaraylosderrotaraentodalalínea.

»Procure facilitarles lascosasparaqueolviden loque leshizo.Amenosque me equivoque de medio a medio, creo que usted también es hombrevaleroso,yloshombresvalerosossonproverbialmentemagnánimos.

Lallegadadeloscuatropolicíasinterrumpiólaconversación.CuandolosojosdelosagentescayeronsobrelapersonadeTarzán,lasorpresainvadiósusrostros.

—Muchachos—dijosusuperior—,aquítenéisalcaballeroconelqueoslas tuvisteis tiesas anoche en la rue Maule. Ha venido a entregarsevoluntariamente. Me gustaría que escuchaseis con toda vuestra atención altenienteD'Arnot,queoscontarálascircunstanciasdelavidadeestecaballero.Puede explicaros la actitud que monsieur adoptó anoche con vosotros.Adelante,miqueridoteniente.

D'Arnotdedicóalosagentesmediahoradedisertación.LescontópartedelaexistenciadeTarzánenlaselvavirgen.Lesexplicólasalvajeformacióndelhombre-mono,quetuvoqueaprenderdesdelamástiernainfanciaacombatirconlasfierasdelajunglaparapodersobrevivir.Lesdejópalmariamenteclaroque,alatacarlos,Tarzánlohizoguiadomásporel instintoquepor larazón.Nohabíacomprendidolasintencionesdelosagentes.Paraélapenasexistíandiferenciasentrecadaunade lasdiversas formasdevidacon lasqueestabaacostumbradoaalternarenlaselvadondehabíanacido,dondesehabíacriadoydondeprácticamentetodoslossereseransusenemigos.

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—Mehagocargodelaheridaquesufrenustedesensuorgullo—concluyóD'Arnot—.Sinduda,loquemáslesdueleesqueestehombrelespusieraenevidencia.Peronodebensentirseavergonzados.No tendríanque justificarsepor su derrota de haberse visto encerrados en aquel cuartucho con un leónafricanooconelgrangoriladelaselva.

»Y, no obstante, combatían con un hombre cuya musculatura se haenfrentado muchas veces a esas impresionantes fieras, terror del continentenegro… y siempre salió victorioso en su lucha con ellas. No es ningúndesprestigiocaervencidoporlafortalezadeunsuperhombrecomoTarzándelosMonos.

Entonces, cuando los hombres, tras mirar a Tarzán, proyectaron la vistasobreelsuperior jerárquico,elhombre-monorealizóelgesto justoyprecisoparaeliminarcualquiervestigiodeanimosidadquehaciaélpudieransentirlosagentes.Sedirigióaellosconlamanotendida.

—Lamentoelerrorquecometí—dijosencillamente—.Seamosamigos.

Y ese fue el fin de toda la cuestión, con la salvedad de que Tarzán seconvirtió en tema y protagonista de numerosas conversaciones en loscuartelillos de policía e incrementó su relación de amigos en por lomenoscuatrohombresvalientes.

AlregresaralpisodeD'Arnot,eltenienteencontróesperándoleunacartadeunamigoinglés,WilliamCecilClayton,lordGreystoke.Ambosmanteníancorrespondencia desde que entablaron amistad durante aquella infortunadaexpediciónenbuscadeJanePorter,araízdelsecuestrodelajovenporpartedelferozsimiomacho>Terkoz.

—TienenintencióndecasarseenLondresdentrodedosmeses—informóD'Arnot,unavezconcluidalalecturadelacarta.

A Tarzán no le hizo falta que le aclarase «quiénes» eran los futuroscontrayentes. No pronunció palabra y se pasó el resto del día silencioso ymeditabundo.

Aquellanochefueronalaópera.ElcerebrodeTarzánseguíaentregadoamelancólicospensamientos.Prestabapocaatención,siesqueprestabaalguna,a lo que ocurría en el escenario. Su mente, en cambio, se regodeabacontemplandoimaginariamentelaencantadoravisióndeunabonitamuchachaestadounidense.Ynooíamásqueunavozdulceytristequeleinformabadequesuamoribaaregresar.¡Ydequeibaacasarseconotro!

Se revolvió para apartar de sí tales enojosas ideas y en aquel precisoinstante sintió que unos ojos se clavaban en él. Con el instinto que eladiestramiento en la selva había desarrollado en él, las pupilas de Tarzán

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localizaron sin dilación a las que le observaban: unos ojos brillantes en elsonrienterostrodeOlga,condesaDeCoude.AldevolverTarzánelsaludodela dama tuvo la certeza absoluta de que en lamirada deOlga, condesaDeCoude,habíaunainvitación,pornodecirunasúplica.

Elsiguienteentreactoleencontrójuntoaella,enelpalcodelacondesa.

—Nosabecómodeseabaverle—manifestaba lamujer—.Meinquietabanopocopensarquedespuésdelosfavoresquenoshizo,amíyamiesposo,no se le brindara la oportuna explicación acerca de lo que indudablementeparecía ingratitud por nuestra parte, al no dar los pasos necesarios paraimpedirqueserepitieranlosataquesdeaquellosdoshombres.

—Seequivoca respectoamí—repusoTarzán—.Miopiniónsobreustedsiempre ha sido inmejorable. En absoluto debe pensar que se me debaexplicaciónalguna.¿Hanseguidomolestándolesesosindividuos?

—Nuncadejandehacerlo—respondiólacondesa,cariacontecida—.Creoquedebosincerarmeconalguienynoconozconingunaotrapersonaquetengamásderechoqueustedarecibirmisexplicaciones.Hadepermitirmequeselocuentetodo.Esposiblequeleresultemuyútil,yaqueconozcolosuficienteaNicolásRokoffcomoparatenerelconvencimientodequevolveráaverlo.Esehombreencontraráalgúnmedioparavengarsedeusted.Loquemepropongodecirle puede que le sirva de ayuda a la hora de contrarrestar cualquiermaquinaciónvengativaqueRokoffpuedatramarcontrausted.Aquínomeesposibleponerleenantecedentesdetodo,peromañanaalascincodelatardemeencontraráencasa,monsieurTarzán.

Aguardarhastalascincodelatardedemañanarepresentaráunaeternidadparamí—galanteóTarzánaldesearbuenasnochesalacondesa.

Desdeunrincóndelasaladelteatro,RokoffyPaulvitchsonrieronalveraTarzánenelpalcodelacondesaDeCoude.

Alascuatroymediadelatardedeldíasiguiente,unindividuomorenoybarbadopulsaba el timbrede lapuertade serviciodelpalaciodel condeDeCoude. El criado que abrió la puerta enarcó las cejas en señal dereconocimiento cuando vio al hombre que estaba fuera. Conversaron unmomentoenvozbaja.

Al principio, el criado no pareció dispuesto a acceder a algo que leproponíaelsujetodepobladabarba,peroalcabodeunosinstantesalgopasóde la mano del recién llegado a la del sirviente. Éste franqueó el paso albarbudo y le condujo, dando un rodeo, a un cuartito protegido de miradasindiscretasporunoscortinajesycontiguoalasaladondesolíaservírseleeltéalacondesa.

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MediahoradespuésacompañabanaTarzánadichasala,enlaquenotardóenpresentarse la anfitriona, conuna sonrisa en los labios y un saludo en laextendidadiestra.

—¡Celebrotantoquehayavenido!—aseguróladama.

—Nadahubierapodidoimpedirlo—respondióTarzán.

Durante unosmomentos charlaron acerca de la ópera, de los temas quecentraban el interés de París y del placer que representaba reavivar unaamistadquehabíanacidoentansingularescircunstancias,loquelesllevóalasuntoqueocupabaellugarprioritarioenelcerebrodeambos.

—Sehabrápreguntado—aventuró la condesaporúltimo—quéobjetivopodríatenerelacosoaquenossometeRokoff.Esmuysencillo.Amiesposo,elconde,seleconfíanmuchossecretosvitalesdelMinisteriodelaGuerra.Amenudo obran en su poder documentos por cuya posesión determinadaspotenciasextranjeraspagaríanverdaderasfortunas…SecretosdeEstadoparaenterarse de los cuales sus agentes asesinarían o perpetrarían delitos aúnpeores.

»Elconde tieneactualmenteensupoderalgoqueproporcionaría famayriqueza a cualquier súbdito ruso que pudiera transmitírselo a su gobierno.Rokoff y Paulvitch son espías rusos. No se detendrán ante nada paraapoderarsedeesainformación.Elincidentedeltransatlántico—merefieroalasuntodelapartidadecartas—teníalafinalidaddesometeramiesposoaunchantajeparaarrancarlelosdatosquepretenden.

»Si hubiesen podido demostrar que hacía trampas en el juego, habríanarruinadolacarreradelcondeDeCoude.Nohubiesetenidomásremedioqueabandonar el Ministerio de la Guerra. Le habrían condenado al ostracismosocial. El objetivo de esa pareja era mantener suspendida tal espada deDamoclessobrelacabezademiesposo.Esaamenazaseeliminabamedianteladeclaración,porpartedeellos,dequeelcondenoeramásquelavíctimadeuna conjura urdida por ciertos enemigos que deseaban cubrir de oprobio sunombre.Acambiodedichadeclaraciónrecibiríanlosdocumentosquebuscan.

»Aldesbaratarustedsusplanes,idearonlasuciajugarretadeponerenteladejuiciomihonestidad,elprecioseríamireputación,envezdeladelconde.AsímeloexplicóPaulvitchcuandoentróenmicamarote.Siyoobteníaylesproporcionaba la información, él me daba su palabra de que no seguiríanadelante;enel casodequeyonoaccediera,Rokoff,queestabaencubierta,notificaríaalcontadordelbuqueque,traslapuertacerradademicamarote,yoestabaentreteniendoaunhombrequenoeramiesposo.Selodiríaatodaslaspersonas con las que se tropezase a bordo y, cuando desembarcásemos,contaríalahistoriacompletaalosperiodistas.

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»¿Noesespantoso?Sinembargo,yoestabaenteradadeciertosecretodemonsieur Paulvitch que lo habría enviado al patíbulo en Rusia de llegar aconocimiento de la policía de San Petersburgo. Le desafié a que pusiera enprácticasuplanyluegomeinclinésobreélylesusurréunnombrealoído.Yasí, sin más —la mujer chasqueó los dedos—, me echó las manos a lagarganta,comounlocoy,denointervenirustedparaimpedírselo,mehabríaasesinado.

—¡Québestias!—murmuróTarzán.

—Sonpeoresquelasfierassalvajes,amigomío—lijoOlgadeCoude—.Auténticos espíritus infernales. Temo por usted, que se ha ganado su odio.Quisiera que no bajase nunca la guardia. Prométame que se mantendrá enconstantealerta;sileocurrieraalgoporhaberseportadoconmigotanamableyvalerosamente,nomeloperdonaríajamás.

—Amínomeasustanlomásmínimo—dijoTarzán—.HesobrevividoalosataquesdeenemigosmáspeligrososqueRokoffyPaulvitch.

Se había percatado de que la dama no sabía absolutamente nada de losucedidoenlarueMaule,demodoquenolomencionó,paraevitarleposiblespreocupaciones.

—Por su propia seguridad—quiso saber Tarzán—, ¿no seríamejor quedenunciasen a esos canallas a las autoridades?Desde luego, los pondrían abuenrecaudoenseguida.

Ladamatitubeóunmomentoantesderesponder.

—Haydosrazonesquenosimpidenhacerlo—dijofinalmente—.Unadeellasretienealconde.Laotra,elverdaderomotivoporelquenomeatrevoyoadelatarlos,nose lahedichonuncaanadie…Sólo loconocemosRokoffyyo.Megustaríasaber…

SeinterrumpióyduranteunalargapausacontemplófijamenteaTarzán.

—¿Quéesloquelegustaríasaber?—sonrióelhombre-mono.

—Me estaba preguntando por qué siento el impulso de contarle a ustedcosasquenomeheatrevidoaconfesarnisiquieraamiesposo.Creoquesedebeaqueustedlasentenderáypodráaconsejarmecorrectamenteloquehedehacer.Tengolaimpresióndequenomejuzgaráconexcesivaseveridad.

—Me temo que como juez dejo mucho que desear, madame —repusoTarzán—, porque en el caso de que fuese usted culpable de asesinato,dictaminaríaquesuvíctimadeberíaagradecerlehaberencontradoundestinotandulce.

—¡Ah,vamos,no!—protestóladama—.Noestanterriblecomotodoeso.

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Permítame explicarle antes el motivo por el que el conde no emprendeningunaacciónjudicialcontraesoshombres.Después,siconsigohaceracopiodelvalorsuficiente, lecontaré laverdadera razónpor laquenomeatrevoapresentarmi denuncia. Lo primero es queNicolás Rokoff es hermanomío.Somosrusos.Queyorecuerde,Nicolássiemprehasidounamalapersona.Loexpulsaron del ejército ruso, en el que tenía la graduación de capitán. Elescándalodurócierto tiempo,peropocoapocosefueolvidandoymipadreconsiguióunempleoparaélenelserviciosecreto.

»A Nicolás se le han atribuido crímenes terribles, pero siempre se lasarregló para eludir el castigo. Últimamente salió bien librado de dos o tresasuntos turbios a base de falsificar pruebas que acusaban a sus víctimas detraiciónalzar,ylapolicíarusa,quesiempreestádispuestaaaprovechartodaevidenciasusceptibledeincriminaracualquieradeundelitodeesanaturaleza,aceptabalaversióndeRokoffyleeximíadeculpa.

—Ytodosesosintentoscriminalesquehapuestoenprácticacontraustedysuesposo,¿nolehandesposeídodelosderechosqueloslazosdeparentescopudieranotorgarle?—preguntóTarzán—.Elhechode serusted suhermananolehadetenidoalahoradearrastrarporelfangosuvirtuddeusted.Noledebelealtadninguna,madame.

—¡Ah,perohayotrarazón!Aunquenoledebalamenorlealtadporqueseamihermano, tampocopuedodesembarazarmesinmásnimásdel temorquemeinspira,porculpadeciertoepisodiodemividadelqueélestáenterado.

»También puedo contárselo todo —prosiguió tras una pausa—, porquealgo en el fondodemi corazónmediceque, tardeo temprano, acabaréporconfesárselo.Meeduquéenunconventoyallíconocíaunhombrequesupuseera un caballero. Por aquel entonces no sabía prácticamente nada de loshombresytodavíamenosdelamor.Teníalacabezaapájarosysememetióenellalaideadequeestabaenamoradadeaquelhombre.Ycuandomeapremióparaquemeescaparaconélnotuvereparoenhacerlo.Íbamosacasarnos.

»Estuveconéltreshorasjustas.Siemprededíayenlugarespúblicos,enestaciones de ferrocarril y en un tren. Cuando llegamos a nuestro punto dedestino, donde pensábamos contraer matrimonio, dos funcionarios de lapolicíaseacercaronamiacompañanteencuantonosapeamosyledetuvieron.También seme llevaron amí, pero cuando les contémi historia, en vez dearrestarmemeenviarondevueltaalconvento,custodiadaporunamatrona.Alparecer, mi galán no era un caballero, sino un desertor del ejército y unfugitivo de la justicia civil. Tenía antecedentes delictivos en casi todos lospaísesdeEuropa.

»Los rectoresdel convento echaron tierra sobre el asunto.Ni siquiera seenteraron mis padres. Pero Nicolás se tropezó con mi pretendiente poco

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despuésyseenteródetodoelepisodioatravésdeél.Ahorameamenazaconcontárseloalcondesinoaccedoasusdeseos.

Tarzánseechóareír.

—Sigue siendo una niña. Lo que acaba de contarme de ningunamanerapuedeafectarnegativamentesureputaciónysinofueseustedunacandorosachiquilla se daría cuenta de ello. Preséntese esta noche ante su marido ycuénteletodalahistoriaexactamenteigualacomomelahacontadoamí.Omucho me equivoco o el conde se reirá de sus temores y adoptará deinmediatolasmedidaspertinentesparaquehospedenasuhermanodeustedenlacárcel,talcomolecorresponde.

—Quisiera tenerelvalornecesarioparaatrevermeaello—dijo lamujer—,peroestoyasustada.Lavidamehaenseñadoatemeraloshombres.Desdemuypequeña.Primeromipadre, despuésNicolás, a continuación los frailesdelconvento.Casitodasmisamigastienenmiedodesusesposos…¿porquénovoyyoatenerlodelmío?

—Nomeparecejustoquelasmujeresdebantenermiedodeloshombres—opinó Tarzán, con expresión de perplejidad en el semblante—. Conozcomejor a los seres que pueblan la selva y, dejando aparte a los negros, en lamayoríadelasespeciesanimalessueleocurrirmásbienlocontrario.No,meresultaimposiblecomprenderporquélasmujerescivilizadastienenquetemera los hombres, creados precisamente para protegerlas. A mí me molestaríamuchopensarqueunamujermetienemiedo.

—No creo que ninguna mujer llegase a temerle, amigo mío —articulóOlgadeCoudeenvozbajay suave—.Leconozcodesdehacemuypocoy,aunqueparezcaunatonteríadecirlo,esustedelúnicohombre,entretodoslosquehetratadoalolargodemivida,delquenuncapodríatenermiedo…Locualnodejaderesultarextraño,dadoqueesustedmuyfuerte.MemaravillólafacilidadydesenvolturaconquedominóaNicolásyPaulvitchaquellanocheenmicamarote.¡Fuefantástico!

Al despedirse, poco después, Tarzán se preguntó un tanto sorprendido aquésedebíaelquelamujerdemoraseelapretóndemanos,delmismomodoque le extrañó la firme insistencia que empleó la condesa para inducirle aprometerquelavisitaríadenuevoaldíasiguiente.

El recuerdo de sus ojos entrevelados y de la perfección de los labiosmientraslesonreíacuandoledijoadiós,permanecióenlamemoriadeTarzánduranteelrestodelajornada.OlgadeCoudeeraunamujerpreciosayTarzánde los Monos un hombre muy solitario, con un corazón necesitado deltratamientoclínicoquesólounamujerpodíaadministrarle.

Cuando la condesa regresóa la sala, tras lamarchadeTarzán, sediode

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manosabocaconNicolásRokoff.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —preguntó la dama, a la vez que seencogíainstintivamente.

—Desdeantesdequellegaratuamante—Rokoffacompañósurespuestaconunadesagradableymaliciosamirada.

—¡Basta!—ordenó Olga de Coude—. ¿Cómo te atreves a decirme unacosaasí?¡Amí…atuhermana!

—Bueno, mi querida Olga, si no es tu amante, te pido mil perdones.Aunque, sino loes,noserás túquien tenga laculpa.Siesehombre tuvieseunadécimapartede los conocimientosque tengoyode lasmujeres, a estashoras estarías rendida en sus brazos. Es un estúpido majadero, Olga. Cadapalabra,cadagesto,cadamovimientotuyoeraunainvitación,ynohatenidounmínimodesentidocomúnparadarsecuenta.

Lamujersetapólosoídosconlasmanos.

—Novoyaescucharte.Eresunmalbichoaldecirmetalescosas.Puedesamenazarmeconloqueteplazca,perosabesperfectamentequesoyunamujerbuena. A partir de esta noche no podrás continuar amargándome la vida,porquevoyacontárselotodoaRaúl.Mecomprenderáy,entonces,¡ándateconcuidado,Nicolás!

—No le contarás nada—le contradijo Rokoff. Ahora dispongo de estabonita relación ilícitaycon laayudadeunode tuscriados,enelquepuedoconfiarplenamente,nolefaltaráningúndetallealahistoriacuandollegueelmomento de verter todos los datos precisos en los oídos de tu esposo.Incluidas pruebas juradas. El otro artificio sirvió a sus fines como eradebido…ahoratenemosalgotangibleconloquetrabajar,Olga.Unaffairedeverdad…yunaesposaencuyafidelidadseconfiaba.¡Quévergüenza,Olga!

Yelmiserablesoltóunarisotada.

Asíquelacondesanolecontónadaasumaridoylascosasempeoraronunpocomás.Desentirunaespeciedetemorambiguo,laimaginacióndeladamapasóaexperimentarunmiedoconcretoypalpable.Tambiénpudieraserquelaconciencia colaborase en la tarea de acrecentar ese temordesproporcionadamente.

CapítuloV

Fracasaunaintriga

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Tarzán visitó asiduamente durante un mes la residencia de la hermosacondesa De Coude, donde se le acogía con fervoroso entusiasmo. Allíencontrabaconfrecuenciaaotrosmiembrosdelselectocírculodeamistadesdeladama,queacudíanatomareltédelatarde.OlgaselasingeniabamuchasvecesparaencontrarunauotraexcusaquelepermitiesepasarunahoraasolasconTarzán.

DuranteciertotiempoalamujernodejódeinquietarlelainsinuaciónquehabíaaventuradoNicolás.Paraella,aquelmuchachoaltoyapuestonoeramásque un amigo, no lo consideró otra cosa, pero la sugerencia plantada en sucerebroporlasmalintencionadaspalabrasdeNicolássedesplegóenunaseriedeespeculacionescuyaextrañafuerzaparecíaempujarlahaciaeldesconocidodeojosgrises.Peronodeseabaenamorarsedeél,nitampocodeseabasuamor.

OlgadeCoudeeramuchomásjovenquesuesposoy,sinquesepercatasedeello,habíaestadoanhelandodesdeelfondodesucorazónelrefugiodeunamigo de aproximadamente su misma edad. Los veinte años suelen serremisosy apocados en lo que se refiere a intercambiar confidencias con loscuarenta. Tarzán tendría, a lo sumo, un par de añosmás que ella. Lamujerestaba segura de que les sería fácil entenderse. Además, se trataba de unhombreeducado,honestoycaballeroso.No la asustaba.Había comprendidoinstintivamente,desdeelprimermomento,quepodíaconfiarenél.

Conmalévoloregocijo,acechándolesadistancia,Rokoffhabíaobservadoel desarrollo de aquella amistad cada vezmás estrecha.Como sabía ya queTarzánestabaenteradodesucondicióndeagentedelespionajeruso,alodioque le inspiraba se había sumado el temor de que el hombre-mono pudieradesenmascararle.Rokoffsóloesperabaelmomentopropicioparadescargarsugolpe.DeseabaeliminaraTarzándefinitivamentey,almismotiempo,obteneruna cumplida y placentera venganza por las humillaciones y derrotas queaquelenemigoleinfiriera.

TarzánsehallabamáscercadelasatisfacciónycomplacenciadeloquesehabíaencontradoenningúnmomentodesdequelaarribadadelgrupodelosPorterdestrozólapazylatranquilidaddelaselvavirgenenquevivía.

AhoradisfrutabadeunasagradablesrelacionessocialesconlosmiembrosdelcírculodeOlga,entantoquelaamistadquehabíatrabadoconlaadorablecondesa constituía para él una fuente inagotable de múltiples delicias. Esaamistad irrumpió en su ánimo, dispersó sus sombríos pensamientos y actuócomobálsamoparasucorazóndesgarrado.

Aveces,D'ArnotleacompañabaensusvisitasalhogardelosDeCoude,yaqueconocíaaOlgayasuesposodesdemuchotiempoatrás.Enalgunaqueotraocasión,DeCoudeaparecíaporlossalones,perolosmúltiplesasuntosdesualtocargooficialylasinfinitasexigenciasdelapolíticanormalmentenole

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permitían volver a casa hasta bastante entrada la noche. Rokoff sometía aTarzán a una vigilancia casi constante, con la esperanza de que, tarde otemprano, se presentaría de noche en el palacio de losDeCoude. Pero esaesperanza estaba condenada a la decepción. Tarzán acompañó a casa a lacondesaendiversasocasiones,alasalidadelaópera,perosedespedíadeella,invariablemente,a lapuertadelpalacio…conenormedisgustoporpartedelfervientehermanodeladama.

Al llegar a la conclusión de que parecía imposible de todo puntosorprender a Tarzán como consecuencia de alguna acción emprendida porpropiavoluntad,RokoffyPaulvitchempezaronadevanarselossesosafindetramarunplanquelespermitiesesorprenderalhombremonoenunasituacióncomprometida y que les facilitase, naturalmente, las oportunas pruebascircunstanciales.

Durantemuchosdíasrevisaronconcienzudayaplicadamentelaprensa,sinolvidarsedeespiartodoslosmovimientosdeTarzányDeCoude.Alfinal,susesfuerzossevieronrecompensados.Unperiódicomatinalpublicabaunabrevenotaenlaqueinformabadequeenlanochedeldíasiguienteibaacelebrarseunareuniónencasadelembajadoralemán.ElnombredeDeCoudefigurabaenlalistadeinvitadosalamisma.Deasistiraella,significaríaqueibaaestarausentedesudomiciliohastapasadalamedianoche.

La noche del ágape, Paulvitch se apostó en la acera, delante de laresidenciadelembajadorgermano,enunpuntodesdeelquepodíadistinguirel rostro de los invitados que iban llegando. No llevaba mucho tiempo deguardiacuandovioaDeCoudeapearsedesuautomóvilypasaranteél.Tuvosuficiente.Paulvitchsaliódisparadohaciasualojamiento,dondeleaguardabaRokoff.Esperaronallíhastapasadaslasonce.EntoncesPaulvitchdescolgóelteléfono.Pidióunnúmero.

—¿Hablo con el domicilio del teniente D'Arnot? —preguntó, cuandoobtuvolacomunicación—.TengounrecadoparamonsieurTarzán.¿Tendríalaamabilidaddeponersealaparato?

Sucedióunminutodesilencio.—¿MonsieurTarzán?

—Ah,sí,señor,aquíFrancois…delserviciodelacondesaDeCoude.Esposible quemonsieur haga el honor al pobre Francois de acordarse de él…¿sí?…Sí,señor.Tengounrecadourgenteparausted.Lacondesaleruegaquevenga a su casa cuanto antes… Se encuentra en un aprieto muy serio,monsieur…

»No,monsieur,elpobreFrancoisnolosabe…¿Puedodeciramadamequevendráustedenseguida?…

»Muchasgracias,monsieur.QueDioslebendiga.

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PaulvitchcolgóelauricularymirósonrienteaRokoff.

—Tardará media hora en llegar allí —calculó éste—. Si te pones encontactoconelembajadoralemánencuestióndequinceminutos,DeCoudesepresentaráensucasaaproximadamentedentrodetrescuartosdehora.Tododependerá de si el estúpido de Tarzán se queda allí quince minutos, trasenterarsedequehasidovíctimadeunajugarreta.Pero,omuchomeequivocoomihermanitaOlgaseresistiráadejarlemarchar tanpronto.Aquí tienes lanotaparaDeCoude.¡Dateprisa!

Paulvitch no perdió tiempo en plantarse en el domicilio del embajadoralemán.Entrególanotaalcriadoqueleatendióenlapuerta.

—Para el conde De Coude —dijo—. Es muy urgente. Debe hacérselallegarinmediatamente.

Depositó una moneda de plata en la ávida mano del sirviente. Acontinuaciónemprendióelregresoasuslares.

Momentos después,DeCoude se disculpaba ante su anfitrión y abría elsobredelanota.Alleerésta,elsemblantedelcondesepusoblancoyempezóatemblarlelamano.

SeñorcondeDeCoude:

Alguienquedeseasalvaguardarsuhonorysubuennombreleadviertedequeenesteprecisoinstantelaimpecabilidaddesuhogarestáenpeligro.

Cierto individuo que a lo largo de varios meses ha estado visitandoconstantemente su casa, mientras usted se encontraba ausente, está ahoramismo allí con su esposa. Si se apresura usted, llegará a tiempo desorprenderlosjuntosenelgabinetedelaseñoracondesa.

Unamigo

Veinte minutos después de la llamada telefónica de Paulvitch a Tarzán,Rokoff se ponía en comunicación con la líneaprivadadeOlga.Ladoncellacontestóatravésdelaparatosituadoenelgabinetedelacondesa.

—Peroesquemadameseharetirado—respondióladoncellaalasolicituddeRokoffdehablarconsuhermana.

—Este esun recadourgentísimo,que sólopuedeescuchar la condesa enpersona—insistióRokoff—.Dígaleque se levante, sepongaalgoencimayacudaalteléfono.Volveréallamardentrodecincominutos.

Colgóelauricular.InstantesdespuésentrabaPaulvitch.

—¿Recibióelcondeelmensaje?—preguntóRokoff.

—Aestasalturasyadebedeestarcaminodesucasa—contestóPaulvitch.

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—¡Estupendo!Miseñorahermanaestarásentaditaensugabinete,vestidatodolomásconunsaltodecama.YdentrodeunosminutosmifielJacquesconduciráamonsieurTarzánasupresencia,sinanunciarlepreviamente.Lasexplicaciones durarán un rato. Olga tendrá un aspecto adorablementeencantador,consusaltodecamatransparente,latelaseleadheriráalcuerpoyocultarásusencantossóloamedias,dejandovisiblesbuenapartedeellos.Mihermanaestarásorprendida,peronimuchomenosdisgustada.

»Ysiporlasvenasdeesesujetocirculaunagotadesangre,dentrodeunosquinceminutoselcondeDeCoudeinterrumpiráunapreciosaescenadeamor.Creoquelohemosplaneadoalasmilmaravillas,miqueridoAlexis.EchemosuntragodeeseincomparableajenjodelviejoPlaneonalasaluddemonsieurTarzán. No hay que olvidar que el conde De Coude es una de las mejoresespadasdeParísylaprimerapistoladeFrancia,conunaenormeventajasobrelasegunda.

Cuando Tarzán llegó a la residencia de Olga, Jacques le esperaba en laentrada.—Poraquí,monsieur—indicó.

Le acompañó por la amplia escalera de mármol. Un momento despuésabríaunapuerta,apartabaunagruesacortina,seinclinabaobsequiosamenteeintroducía a Tarzán en una estancia tenuemente iluminada. Acto seguido,Jacquesdesapareció.

AlotroladodeaquelsaloncitoTarzánvioaOlgasentadaanteunescritoriosobreelquedescansabael teléfono.Lamujer tamborileabacon impacienciasobrelapulimentadasuperficiedelamesa.Nolehabíaoídoentrar.

—Olga—preguntóTarzán—,¿quéocurre?

Sobresaltada, la mujer dejó escapar un leve grito de alarma y volvió lacabezaparamirarle.

—¡Jean! —exclamó—. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Quién te hafranqueadolaentrada?¿Quésignificaesto?

Tarzán se sintió como fulminadoporun rayo,peroen seguidaempezóacomprenderlaverdad.Enparte,almenos.

—Entonces,¿nomemandastellamar,Olga?

—¿Avisarteparaquevinierasaestashorasdelanoche?>MonDieu,Jean!¿Creesquemehevueltocompletamenteloca?

—Franeoismedijoporteléfonoqueviniesecuantoantes.Queestabasenunapuroymenecesitabas.

—¿Franeois?¿QuiénesFraneois?

—Dijo que eramiembro de tu servidumbre.Al hablarme dio a entender

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quedebíarecordarlecomotal.

—Entremis criados no hay ninguno que responda a ese nombre. Parecequealguientehagastadounabroma,Jean—Olgaseechóareír.

—Me temo que se trata de una jugada mucho más siniestra que una«broma», Olga —repuso Tarzán—. Detrás de esto hay algo más que unahumorada.

—¿Quéinsinúas?Nopensarásque…

—¿Dóndeestáelconde?—leinterrumpióTarzán.

—Encasadelembajadoralemán.

—Esta es otra proeza de tu recomendable hermanito. El conde tendrámañanaamplianoticiadelasunto.Yprocederáainterrogaraloscriados.Todoapuntaráhacia…,hacialoqueRokoffdeseaquecreaelconde.

—¡Elmiserable!—exclamóOlga. Se había levantado, estaba ya junto aTarzánylemiróalacara.Llevabaencimaunsustodemuerte.Ensusojosseapreciabalaexpresiónqueelcazadorsueleverenlapobreliebreaterrada…quelomiraperpleja,interrogadora.Temblorosa,Olgalevantólasmanosylasapoyó en los anchos hombros de Tarzán. Susurró—: ¿Qué vamos a hacer,Jean? Es terrible. Todo París lo leerá mañana en la prensa… Nicolás seencargarádequeocurraasí.

Su mirada, su actitud, sus palabras manifestaban elocuentemente lasúplica, tan antigua como el mundo, que la mujer indefensa dirige a suprotector natural: el hombre. Tarzán tomó en la suya una de las cálidas,pequeñasydelicadasmanosdelacondesa,entoncesapoyadaenelpechodelhombre. Fue un acto completamente involuntario, lo mismo, o casi, que elgestoinducidoporelinstintoprotectorqueimpulsóaTarzánarodearconunbrazoloshombrosdelajoven.

El resultado fue electrizante. Nunca había estado tan cerca de ella. Conamedrentadosentimientodeculpasemiraronmutuamentealosojosy,enunmomento en que Olga de Coude debió mostrarse fuerte, se mostró débil,porquesearrebujócontraelhombre,mientrasceñíaconsusbrazoselcuellode Tarzán de los Monos. ¿Y éste? Tomó entre sus poderosos brazos laestremecida y jadeante figura de la condesa y cubrió de besos los ardienteslabios.

Tras leer la nota que el mayordomo del embajador le entregó, Raúl deCoudepresentóapresuradamentesusdisculpasalanfitrión.Nopudorecordarnuncalanaturalezadelasexcusasquepronunció.Todoestuvoborrosoparaélhasta que se vio frente a la entrada de su domicilio. Una gélida frialdad leinvadióentonces,altiempoqueavanzabaserena,tranquilaycautelosamente.

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Poralgunarazóninexplicable,Jacquesteníaabiertalapuertaantesdequeelcondehubiesesubidolamitaddelaescalinatadeacceso.Enaquelmomentonoreparóentaninsólitodetalle,aunquelorecordaraposteriormente.

Contodalacauteladelmundo,depuntillas,subiólaescalerayrecorrióelpasilloquellevabaalapuertadelgabinetedesuesposa.Llevabaenlamanounpesadobastóndepaseo…yelcorazónrebosantedeinstintoasesino.

Olga fuequien levioprimero.Sedesprendióde losbrazosdeTarzán,altiempoqueemitíaunchillidohorrorizado.Elhombre-monosevolvióconeltiempojustoparadetenerconelbrazoelterroríficobastonazoqueDeCoudedescargabasobresucabeza.Una,dos, tresveces lagruesavarasubióybajóconmeteórica violencia y cada uno de aquellos mandobles contribuyó a latransiciónqueconvirtióalhombremonoenunserprimitivo.

Lanzóalaireelgruñidoguturaldelmonomachoyseprecipitódeunsaltosobre el francés.Arrebató de lasmanos el enorme bastón que empuñaba elconde, lopartióendoscomosi fueraunacerillademaderay loarrojóaunlado, para abalanzarse como una fiera irritada sobre la garganta de suadversario.

Espectadorahorrorizadadelaterribleescenaquesedesarrollódurantelosmomentossiguientes,OlgadeCoudelogróreaccionaryprecipitarsehaciaelpunto dondeTarzán estabamatando al conde, estrangulándole, sacudiéndolecomounperroterrierpudierazarandearaunarata.

OlgadeCoudeempezóadar tironesfrenéticosde lasenormesmanosdeTarzán.

—¡MadredeDios!—exclamó—.¡Vasamatarlo,vasamatarlo!¡Oh,Jean,estásmatandoamimarido!

La rabia había dejado sordo a Tarzán. De pronto, arrojó el cuerpo delcondecontraelsuelo,pusoelpiesobreelpechodelcaídoylevantólacabeza.Acontinuación,enelpalaciodelcondeDeCouderesonóelespantosoalaridodesafiantedelmonomachoquehaacabadoconlavidadeunenemigo.Desdeelsótanohastaeldesván,elhorriblegritobuscólosoídosdelosmiembrosdela servidumbre a quienes dejó temblorosos y blancos como el papel. En elgabinete,OlgadeCoudesearrodillójuntoalcuerpodesuesposoyempezóarezar.

PocoapocofuedisipándoselaneblinarojaqueTarzánteníaantelosojos.Las cosas empezaron a tomar forma concreta… Empezó a recuperar laperspectivadehombrecivilizado.Suvista tropezócon la figurade lamujerarrodillada.

—Olga—murmuró.

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Ladamaalzólacabeza.Esperabaverundemencialresplandorasesinoenlaspupilasquelaobservaban.Peroloquevio,encambio,fuepesadumbreyarrepentimiento.

—¡Oh,Jean!—exclamólamujer—.Miraloquehashecho.Eramiesposo.Leamabaytúlehasmatado.

Solícitamente,consumocuidado,TarzánlevantólainertefiguradelcondeDeCoudeylatendióenunsofá.Despuésaplicóeloídoalpechodelhombre.

—Traeunpocodecoñac,Olga—pidió.

Cuandoella lo llevó, entreabrieron los labiosdel condee introdujeronellicorporellos.Alcabodeunmomento,loslabiosemitieronuntenuesuspiro.Lacabezasemovióydelabocabrotóungemido.

—Novaamorir—dijoTarzán—.¡GraciasaDios!

—¿Porquélohiciste,Jean?—preguntólacondesa.

—No lo sé.Me atacó y al recibir sus golpesme volví loco. Siempre hevisto reaccionar así a losmonos demi tribu.No te he contadomi historia,Olga.Hubierasidomejorquelaconocieses.Entalcasoquizásestonohubierasucedido.Noconocíamipadre.Mecriounamonasalvaje,notuvemásmadrequeella.Hastaquecumplí losquinceañosnovianingúnserhumano.Sólocontabaveintecuandoelprimerhombreblancosecruzóenmicamino.Hacepoco más de un año no era más que una fiera depredadora que recorríadesnudalaselva.

»No —me juzgues con demasiada dureza. Dos años es un espacio detiempoexcesivamentebreveparaqueseopereenunapersonauncambioquealarazahumanalehacostadounmontóndesiglos.

—No te juzgo de ninguna manera, Jean. La culpa es mía. Ahora debesirte…Valemásquenoteencuentreaquícuandorecobreelsentido.Adiós.

Acongojado, gacha la cabeza, Tarzán abandonó el palacio del condeDeCoude.

Unavezen lacalle,suspensamientoscobraronformadefinidaycosadeveinte minutos después entraba en una comisaría no muy lejos de la rueMaule.Notardóenrecibirleallíunode losagentescon losquese lashabíatenidotiesaspocassemanasantes.Elpolicíasealegrósinceramentedevolveraveralhombrequecontantabrusquedadlehabíatratado.

Alcabodeunmomentodecharla,TarzánlepreguntósihabíaoídohablaralgunavezdeNicolásRokoffodeAlexisPaulvitch.

—Muyamenudo, laverdad,monsieur.Cadaunodeesosdos individuoscuentaconunbuenhistorialpoliciacoyaunqueenesteprecisomomentono

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tenemos ninguna acusación precisa que formularles, no por eso dejamos detenerlos localizadosy sabemosdóndeencontrarlos, si laocasión lo requiere.Esunaprecauciónquetomamoscontodoslosdelincuentesredomados.¿Porquélopregunta,monsieur?

—Esque sonconocidosmíos—repusoTarzán—.QuisieraentrevistarmeconmonsieurRokoffparaarreglar ciertonegocio.Simepudiese facilitar sudirección,lequedaríaprofundamenteagradecido.

Minutos después, tras decir «Adiós» al agente de policía, Tarzán seencaminóconpasovivohacialaparadadetaxismáspróxima.Enelbolsilloguardabauntrozodepapelconlasseñasdeunbarriomediorespetable.

Rokoff y Paulvitch habían vuelto a sus aposentos y, tranquilamentesentados, comentaban el probable desenlace de los sucesos de la noche.Habían telefoneado a la redacción de dos rotativos de la mañana, cuyosreporterosllegaríandeunmomentoaotro,dispuestosaescucharlosdetallesde un escándalo cuya noticia estremecería por la mañana a toda la buenasociedaddeParís.

Sonaronenlaescaleraunospasosrecios.

—¡Ah, sí que se dan prisa estos periodistas!—comentóRokoff, cuandoalguienllamóalapuertadelpiso—.Adelante,monsieur.

Lasonrisadebienvenidasecongelóenelsemblantedel rusocuandosusojostropezaronconlasdurasygrisespupilasdelvisitante.

—¡Voto al diablo!—gritó, al tiempo que se ponía en pie de un salto—.¿Quéletraeporaquí?

—¡Siéntese!—ordenóTarzán,envoztanbajaquelosdoshombresapenaspudieronoírlo,perocuyotono indujoaRokoffadejarsecaerensusillayaPaulvitchapermanecerenlasuya.

—Sabeperfectamentequémehatraídoaquí—continuó,enelmismotonobajo—.Deberíamatarle, pero le salva el hecho de ser hermano deOlga deCoude.Poresonoloharé…,demomento.

»Leconcederéunaoportunidaddeconservar lavida.Paulvitchnocuentagrancosa…noesmásqueunestúpido,unapequeñayneciaherramienta,demodo que no lo mataré mientras le permita vivir a usted… Pero antes demarcharmede esta habitaciónydejarles vivos en ella, tendráquehacer doscosas.Laprimeraesescribirunaconfesióncompletadesuparticipaciónenlaintrigadeestanoche…conlafirmaalpie.

»Lasegundaserálapromesa,bajopenademuerte,dequenopermitiráquellegue a la prensa una sola palabra de este asunto. Si no cumple estascondiciones, ninguno de los dos seguirá con vida cuando yo salga por esa

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puerta.¿Entendido?—Sinesperarrespuesta,añadió—:Deseprisa.Ahítienetinta,plumaypapel.

RokoffadoptóunairetruculentoeintentóhacerseelgallitoparademostrarquelasamenazasdeTarzánnoleasustaban.Unsegundodespuésnotóenlagargantalapresióndelosdedosdeacerodelhombre-mono.YPaulvitch,quetratódeesquivarle,pasarinadvertidoyllegaralapuerta,seviolevantadoenpeso y arrojado violentamente a un rincón, donde el golpe le dejóinconsciente.CuandoelrostrodeRokoffempezabaavolversenegro,Tarzánle soltó y el ruso se desplomó sobre la silla. Rokoff estuvo carraspeando ytosiendounrato,alcabodelcualfulminóconlamiradaalhombrequeteníafrenteaél.Paulvitch recuperóel sentidoy,obedeciendo laordendeTarzán,regresócojeandoasusilla.

—Ahoraescriba—dijoelhombremonoaRokoff—.Sinecesitaqueledéotrorepaso,leaseguroquenovoyasertanindulgente.

Rokofftomóunaplumayempezóaescribir.

—Procurenoomitirningúndetalleyquenose leolvideningúnnombre,hademencionarlostodos—leadvirtióTarzán.

Enaquelmomentoalguienllamóalapuerta.

—Adelante—respondióTarzán.Entróunjovenatildado.

—SoyelenviadodeLeMatin—sepresentó—.CreoquemonsieurRokofftieneunahistoriaparamí.

—Meparecequeestáequivocado,caballero—replicóTarzán—.¿Verdadquenotieneningunahistoriaquepuedapublicarse,miqueridoNicolás?

Rokoff suspendió la escritura y alzó la cabeza para mostrar la siniestraexpresiónceñudadesusemblante.

—No —rezongó—. No tengo ninguna historia publicable… en estemomento.

—Ninunca,miestimadoNicolás.

El reportero no vio el ominoso fulgor que brillaba en las pupilas delhombremono,peroNicolásRokoffsí.

—Ninunca—seapresuróarepetirelruso.

—Lamento mucho, monsieur, las molestias que se ha tomado —dijoTarzán,dirigiéndosealperiodista—.Ledeseomuybuenasnoches.

Condujo al peripuesto joven fuera del cuarto y le cerró la puerta en lasnarices.

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Una hora después, con un abultado manuscrito en el bolsillo de lachaqueta,TarzánseencaminóalasalidadelaposentodeRokoff.

—Yo de usted—aconsejó—,me largaría de Francia. Tarde o temprano,encontraréunaexcusaparamatarle sin comprometer enningún sentidoa suhermana.

CapítuloVI

Dueloamuerte

CuandoTarzánllegóalpiso,trashaberdejadoaRokoff,D'Arnotsehabíaidoyaadormir.Elhombre-monoseabstuvodedespertarasuamigo,peroalamañanasiguientelecontóceporcelosacontecimientosdelanocheanterior,sinomitirunsolodetalle.

—¡Qué estúpido fui!—concluyó—.DeCoude y su esposa eran buenosamigosmíos. ¿Ycómohecorrespondidoa suamistad?Enun tris estuvedeasesinar al conde.Y he estigmatizado el buen nombre de unamujer que esmodelodedecencia.Esmuyprobablequehayadestrozadounhogarfeliz.

—¿EstásenamoradodeOlgadeCoude?—preguntóD'Arnot.

—Si no tuviera la certeza de que ella nome quiere,me sería imposiblecontestarteaesapregunta,Paul.PerosinqueellosignifiquedeslealtadhaciaOlga,tediréqueniyoestoyenamoradodeella,niellaloestádemí.Duranteunossegundosfuimosvíctimasdeunrepentinoataquedelocura,quenoeraamor, del que nos habríamos liberado, sin trauma alguno, con la mismarapidezconquenosasaltó,inclusoaunqueDeCoudenosehubiesepresentadoallítanoportunamente.Comosabes,tengomuypocaexperienciaencuestióndemujeres.OlgadeCoudeesunapreciosidadyello,unidoalapenumbra,alhechizo del ambiente y a la solicitud de protección por parte de unamujerindefensa… Bueno, es posible que un hombre más civilizado que yo loresistiera, pero ya sabes que mi barniz de civilización apenas me cubre lapiel…Pornodecirquenisiquierahacaladolaropaconquemevisto.

»Parísnoesunlugaradecuadoparamí.Sicontinúoenestaciudadnoharémásquedartumbos,tropezarcontinuamenteycaerentrampasysituacionescada vez más comprometidas. Las cortapisas y convencionalismos que hancreadoloshombresmeresultandelomásfastidioso.Mesientoprisionero.Nopuedo soportarlo, amigomío, así queme parece que regresaré a la selva yvolveréallevarlavidaquesindudaDiosqueríaquellevase,puestoquemecolocóallí.

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—No te lo tomes tan a pecho, Jean —recomendó D'Arnot—. Te lasarreglaste mucho mejor de lo que lo hubieran hecho en circunstanciassimilares lamayoría de los hombres «civilizados». En cuanto amarchar deParísenestemomento,meinclinoapensarqueRaúldeCoudetienealgoquedeciryquenotardaráencomunicártelo.

D’Arnot no se equivocaba. Ocho días después, hacia las once de lamañana, cuando Tarzán y D’Arnot estaban desayunando, les anunciaron lavisita de un tal monsieur Flaubert. Se trataba de un caballeroimpresionantemente cortés y ceremonioso. Entre profundas e innumerablesreverencias declamó el solemne desafío del señor condeDeCoude al señorTarzán.¿SeríamonsieurTarzántanamablecomoparadisponerqueunamigosuyoseentrevistaraconmonsieurFlaubert,alamayorbrevedadposibleyalahoraqueleresultasemásoportuna,alobjetodeconcertartodoslosdetallesamutuasatisfaccióndelosinteresados?

Nofaltabamás.MonsieurTarzándejaría ladefensadesus intereses,consumogustoysinreservaalguna,enmanosdesuamigoeltenienteD'Arnot.Seconvino,pues,quealasdosdelatardedeaquelmismodía,D'ArnotvisitaríaamonsieurFlaubert.Actoseguido,elpomposomonsieurFlaubertejecutóotranutridaexhibicióndereverenciasversallescasyseretiró.

Cuando volvieron a estar solos, D'Arnot dirigió a Tarzán una curiosamirada.

—¿Ybien?—preguntó.

—Ahoradeboañadirunhomicidioamispecadosodejarquemeliquiden—dijoTarzán—.Estoyhaciendoprogresosfulminantesenlascostumbresyelestilodevidademishermanoscivilizados.

—¿Quéarmapiensaselegir?—quisosaberD'Arnot.DeCoudegozafamade ser un verdaderomaestro de la esgrima. Y también con la pistola en lamanodicenqueesalgoserio.

—Puedooptarporlaflechaenvenenada,aveintepasos,oelvenablo,alamismadistancia—bromeóTarzán—.Quesealapistola,Paul.

—¿Tematará,Jean?

—Notengolamenorduda—repusoTarzán—.Peroalgúndíahedemorir.

—Nos vendría mejor la espada —opinó D'Arnot—. Se considerarásatisfechoconherirteyconlaespadaexistemenospeligrodequelaheridaseamortal.

—Lapistola—insistióTarzán,decidido.

D'Arnottratódequitárselodelacabeza,perosusargumentosnosirvieron

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denada,demodoqueseimpusolapistola.

D'ArnotregresópocodespuésdelascuatrodesuencuentroconmonsieurFlaubert.

Todo arreglado informó—. Satisfactoriamente y hasta el último detalle.Será mañana, al amanecer. En un paraje apartado, junto a la carretera deÉtampes,nolejosdeesaciudad.MonsieurFlaubertlohapreferidoporalgunarazónpersonal.Nopuseobjeciones.

—¡Muybien!—fueelúnicocomentariodeTarzán.

Novolvióahacerreferenciaalgunaalasunto,nisiquieraindirectamente.Aquella noche redactó varias cartas, antes de retirarse a descansar. Trascerrarlasyescribirlascorrespondientesdirecciones,laspusotodasenunsobredestinado a D'Arnot. Mientras se desvestía, el teniente le oyó tararear unatonadadecabaré.

El francés soltó un taco entre dientes. Se sentía muy desdichado,convencido de que cuandopor lamañana, cuando el sol se remontara en elcielo, lo haría sobre el cadáver de Tarzán. Le atacaba los nervios ver laindiferenciaconqueselotomabaTarzán.

—Nomedigasquenoesunahoradelomásincivilizadaparaquesematelagentecivilizada—comentóelhombre-monocuandosevioarrancadodesuconfortable lecho en medio de las tinieblas de las últimas horas nocturnas.Había dormido como un tronco y cuando el criado le despertó con toda laamabilidadpropiadesuexperiencia,Tarzántuvolaimpresióndequeacababadeapoyarlacabezaenlaalmohada.SucomentarioibadirigidoaD'Arnot,queseencontrabacompletamentevestidoenelumbraldeldormitorio.

D'Arnot apenas había podido pegar ojo en toda la noche.Le comían losnerviosy,enconsecuencia,suhumortendíaalairritación.

—Adivino que has dormido como un lirón —dijo. Tarzán soltó unacarcajada.

—Ajuzgarporeltonoqueempleas,doyporsupuestoqueesomásbienteindisponecontramí.Laverdadesquenomehasidoposibleevitarlo.

—No,Jean,noeseso—respondióD'Arnot,quesepermitióunasonrisa—.Perotetomastodoesteasuntoconunadisplicenciataninfernal…queresultairritante.Cualquieradiríaquevasaunconcursodetiroalblanco,envezdeacolocartefrenteaunadelasmejorespistolasdeFrancia.

Tarzánseencogiódehombros.

—Voy a expiar un grave error, Paul. Y una de las condicionesimprescindibles para que pague esa culpa es la certera puntería de mi

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adversario. Por lo tanto, ¿debería sentirme insatisfecho? Tú mismo me hasdichoqueelcondedeCoudeesunmagníficotiradordepistola.

—¿Pretendes decir que esperas que te mate? —exclamó D'Arnot,horrorizado.

—No puedo afirmar que espero tal cosa, pero tienes que reconocer queexistenpocasrazonesparacreerquenohedemorir.

Dehaberconocidolas intencionesqueabrigabaTarzánensumente—loquehabíaestadodándolevueltasenlacabezadesdeelmismoinstanteenquese produjo el primer indicio de que el conde de Coude le convocaría en elcampo del honor para que le rindiera cuentas—. D'Arnot se habría sentidomuchomásaterradodeloqueyaestaba.

Subieron en silencio al enorme automóvil de D'Arnot y en parecidomutismo rodaron a gran velocidad por la carretera que conduce a Étampes.Ambosibansumidosensuspropiospensamientos.LosdeD'Arnotnopodíanser más pesarosos, ya que apreciaba sincera y profundamente a Tarzán. Lagran amistad surgida entre aquellos dos hombres, de existencia y educacióntan radicalmente distintas, no había hecho más que intensificarse con larelación, ya que ambos alimentaban idénticos altos ideales de fraternidadhumana,devalorpersonalydeacendradosentidodelhonor.Secomprendíanmutuamentealaperfecciónycadaunodeellosseenorgullecíadecontarconlaamistaddelotro.

Tarzán de los Monos evocaba los recuerdos del pasado; recuerdosagradables de losmomentosmás felices vividos en su perdida selva virgen.Rememorabalasinnumerableshorasdesujuventudquepasósentadoconlaspiernascruzadasantelamesadelacabañadondemuriósupadre,inclinadosupequeñocuerpomorenosobrelosfascinanteslibrosilustradosenlosque,sinayuda de nadie, fue espigando los datos que le permitieron desentrañar lossecretosdellenguajeescritoyaprenderaleermuchoantesdequelossonidosdelidiomahumanooraltuviesenalgúnsignificadoensusoídos.UnasonrisadesatisfacciónsuavizólasenérgicasfaccionesalpensarenlosdíasquepasóasolasconJanePorterenelcorazóndelaselvavirgen.

Interrumpió el hilo de sus recuerdos al detenerse el automóvil: habíanllegadoasudestino.LamentedeTarzánvolvióalpresente.Sabíaque ibaamorir,perolamuertenoleasustaba.Paraunhabitantedelaselva,lamuerteesuncompañerocotidiano.Laprimeraleydelanaturalezaleimpeleaaferrarsea la vida con tenacidad y a luchar para conservarla… Pero no le enseña atemeralamuerte.

D'Arnot y Tarzán fueron los primeros en llegar al campo del honor. Alcabo de un momento arribaron De Coude, monsieur Flaubert y un tercer

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caballero.

PresentaronesteúltimoaTarzányaD'Arnot:eraunmédico.

D'Arnot y monsieur Flaubert intercambiaron susurros durante unossegundos.ElcondeDeCoudeyTarzánsemantuvieronadistancia,cadaunoenunextremodelcampo.Finalmente,lospadrinoslosconvocaron.D'ArnotymonsieurFlauberthabíanexaminadoyalaspistolas.Unmomentodespués,losduelistas se encontraban frente a frente, en silencio, mientras monsieurFlaubertrecitabalascondicionesquedebíancumplir.

Tenían que colocarse espalda contra espalda. A una señal de monsieurFlaubertecharíanaandarendireccionesopuestas,conlapistolaempuñadayelbrazocaídoalcostado.Cuandocadaunoelloshubieserecorridodiezpasos,D'Arnot emitiría la señal definitiva. Entonces, los adversarios darían mediavuelta y dispararían a discreción, hasta que uno de los dos cayese o amboshubiesenagotadolostresproyectilesqueselesasignaban.

Mientras monsieur Flaubert hablaba, Tarzán sacó un cigarrillo de supitillera y lo encendió. De Coude era la personificación de laimperturbabilidad…¿noeralamejorpistoladeFrancia?

Alfinal,monsieurFlaubertdirigióaD'Arnotunaseñaconlacabezaylosadversariosocuparonsuposicióndesalida.

—¿Preparados,caballeros?—inquiriómonsieurFlaubert.

—Listo—respondióDeCoude.

Tarzánasintió.MonsieurFlaubertdiolaseñal.D'Arnotyélretrocedieronunospasosparaapartarsedelalíneadefuego,altiempoquelosduelistasseseparaban despacio. ¡Seis! ¡Siete! ¡Ocho! Había lágrimas en los ojos deD'Arnot.QueríamuchoaTarzán.¡Nueve!Unpasomásyelpobretenientediola señal que por nada del mundo hubiese querido dar. Aquello era para élcomolacondenademuertedesumejoramigo.

De Coude se volvió con celeridad y apretó el gatillo. Un leveestremecimientosacudióaTarzán.DeCoudevaciló,comosiesperaseverasuantagonistadesplomarsecontraelsuelo.Elfrancéserademasiadoexpertoeneltirodepistolacomoparanosaberquehabíadadoenelblanco.Tarzánnohizoelmenorintentodelevantarelarma.DeCoudeefectuóotrodisparo,perola actitud del hombre-mono—la absoluta e inalterable indiferencia que sepatentizabaen todos los rasgosy líneasdesu figuragigantesca,asícomo laserena tranquilidad con que aspiraba el humo del cigarrillo— habíadesconcertadoa lamejorpistoladeFrancia.LasegundabalanoprovocóenTarzán lamenor sacudida, pero De Coude estaba completamente seguro dequelehabíaalcanzado.

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La explicación irrumpió repentinamente en el cerebro del aristócratafrancés: suantagonistacorríaaquel espantosoalburcon la esperanzadequeningunodelostresdisparosdeDeCouderesultasenmortales.Deocurrirasí,dispondríade tiempode sobrapara abatir aDeCoudedeliberada, tranquila,sosegadamenteyasangrefría.Unleveescalofríorecorriólaespinadorsaldelconde.Eraperverso…,diabólico.¿Quéclasedecriaturaeraaquella,capazdepermanecer impávida con dos balas en el cuerpo, a la espera del tercerproyectil?

AsíqueDeCoudeapuntócuidadosamenteaquellavez,perolosnerviosletraicionaron y falló el tiro. Ni siquiera entonces levantó Tarzán la pistola,apartándoladedondelatenía,pegadaalapierna.

Duranteunossegundospermanecieronerguidos,mirándosemutuamentealosojos.El rostrodeTarzán reflejabaunapatética expresióndedesencanto.EneldeDeCoudeaparecióungestodehorror…,mejordicho,decrecientepánico.

Nopudoseguirsoportandoaquellasituación.

—¡MadredeDios,monsieur!¡Disparedeunavez!—gritó.

PeroTarzánnoalzó lapistola.Envezdehacerlo,echóaandarhaciaDeCoude, y cuando D'Arnot y Flaubert, al interpretar equivocadamente laintención del hombre mono, se dispusieron a interponerse entre los dosduelistas,Tarzánalzólamanoizquierda,enademándereprimenda.

—Noteman—dijo—.Novoyahacerledaño.

Aquellonoerahabitual,perosedetuvieron.Tarzánavanzóhasta llegaraunpasodelconde.

—Sindudalapistolademonsieurnofuncionacomoesdebido—articuló—.Oacasoestáustedalgodesquiciado.Tomelamía,monsieur,einténtelodenuevo.

YTarzánofreciósupistola,conlaculatapordelante,alatónitoDeCoude.

—MonDieu>,monsieur!—exclamóelfrancés—.¿Sehavueltoloco?

—No,amigomío—respondióelhombremono—,peromerezcolamuerte.Es laúnica formaque tengode reparar el dañoquehe causadoaunadamaintachable.Empuñeustedmipistolayhagaloquelepido.

—Esoseríaunasesinato—replicóDeCoude—.¿Peroquélehizoustedamiesposa?Ellamehajuradoque…

—Nomerefieroaeso—seapresuróadecirTarzán—.Ustedviotodoloque ocurrió entre nosotros. Nadamalo ni inconfesable, pero suficiente paralanzar la sombra de la sospecha sobre el buen nombre de su esposa y para

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destrozarlafelicidaddeunhombreconelquenuncatuveelmenormotivodeenemistad.Laculpafueexclusivamentemíay,porlotanta,confiabaenmoriresta mañana. Me siento defraudado al comprobar que monsieur no es untiradordepistolatanmaravillosocomosemehabíahechocreer.

—¿Afama que la culpa es totalmente suya? —preguntó De Coude,interesadísimo.

—Por completo. Su esposa es unamujer irreprochable. Sólo le quiere austed.Yotengolaculpadeloqueviousted.Nilacondesaniyotuvimosnadaqueverconloquemeimpulsóairasucasa.Aquítieneustedundocumentoquelodemuestrademodoconcluyente.

Tarzán se sacó del bolsillo la declaración que Rokoff había escrito yfirmado.

DeCoude se hizo cargo de ella y la leyó.D'Arnot y Flaubert se habíanacercadoalosdoshombres.Eranatentosespectadoresdelextrañodesenlacede aquel no menos extraño duelo. Nadie pronunció palabra hasta que DeCoudehuboconcluidolalecturayalzólacabezaparamiraraTarzán.

—Esustedunhombrenobley caballeroso—dijo—.Doygracias aDiospornohaberlematado.

De Coude era francés. Los franceses son impulsivos. Abrazó a Tarzán.CundióelejemploymonsieurFlaubertabrazóaD'Arnot.Noquedabanadieparaqueabrazasealmédico.Talvezesohirióelorgullodeldoctorque,quizásconciertoafándeprotagonismo,seapresuróaintervenirsolicitandoqueselepermitieracurarlasheridasdeTarzán.

—Estecaballerorecibióporlomenosunbalazo—dijo—.Yesposiblequetres.

—Dos —corrigió Tarzán—. Un proyectil me alcanzó en el hombroizquierdoyotro en el costado, también izquierdo…pero ambasheridas sonsuperficiales,creo.

Sinembargo,elmédicoinsistióenquesetendieraenelcéspedyprocedióa aplicarle la correspondiente cura, hasta que tuvo cortada la hemorragia ybiendesinfectadaslasheridas.

La consecuencia feliz de aquel duelo fue que regresaron todos juntos aParís en el automóvil de D'Arnot, convertidos en los mejores amigos delmundo.Elcondesesentíatanaliviadoporaqueltestimoniodelafidelidaddesuesposa,fidelidadaseguradaporpartidadoble,quedeningunamanerapodíaguardar rencor a Tarzán. Cierto que éste había asumido una carga deresponsabilidadmuchomayor de la que le correspondía, pero simintió, talmentiraeradisculpable,porquelapronuncióenbeneficiodeunadamay,por

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otraparte,mintiócomouncaballero.

Elhombremonotuvoquepermanecerencamavariosdías.Ensuopinión,eraestúpidoeinnecesario,perotantoelmédicocomoD'Arnotsetomaronelasuntomuyenserio,hastaelpuntodequeTarzánnotuvomásremedioqueceder,paracomplacerles,sibienpensarenellolehacíareír.

—Esridículo—sequejóaD'Arnot. ¡Estaraquí tumbadoporelpinchazode un alfiler! Cuando, de niño, Bolganí, el rey de los gorilas, casi medespedazó,¿tuveunacamatanestupendaytanmullida?¡No!Sólolahúmeday putrefacta vegetación de la jungla.Me pasé varias semanas tendido en elsuelo,ocultobajounosarbustos,sinmáscuidadosquelosdeKaln,mipobrefielKala, que hacía de enfermera, ahuyentaba a los insectos para que no secebasenenmisheridasymanteníaarayaalasfierasdepredadoras.

»Cuando lepedíaagua,me la llevabaensuboca…Eraelúnicosistemaque conocía para trasladarla. Allí no había gasas esterilizadas ni vendasantisépticas. Lo poco que había y nada era lo mismo, de forma que, deencontrarseconaquellapenuria,nuestroqueridodoctorsehabríavueltoloco.Apesardetodo,merepuse…Merecuperéparaveniraquíyvermetendidoenlacamaporculpadeunrasguñoalqueningúnhabitantedelaselvaprestaríalamenoratención,sopenadequelotuvieseenlapuntadelanariz.

Pero el tiempo vuela y, antes de que pudiera darse cuenta, Tarzán seencontró de nuevo en pie.DeCoude había ido a visitarle varias veces y, alenterarsedequeelhombre-monoseperecíaporencontrarunempleo,fuesedelanaturalezaque fuera, leprometióhacer cuantoestuviese en sumanoparaproporcionárselo.

Precisamente el primer día que se le permitió a Tarzán salir a la callerecibióunrecadodeDeCoudeenelqueselerogabaquepasaseaquellatardeporeldespachodelconde.

EncontróaDeCoudeesperándole.Elfrancéslesaludócordialmenteylefelicitó por su recuperación. Desde la mañana en que se enfrentaron en elcampodelhonor,ningunodelosdoshabíavueltoamencionarelduelonielmotivodelmismo.

—Me parece que le he encontrado algo idóneo de veras para usted,monsieurTarzán—anuncióel conde—.Esuncargodeconfianzaydegranresponsabilidad, cuyo cometido requiere también valor y perfectascondicionesfísicas.Nopuedoimaginarhombremásadecuadoqueustedparadesempeñarlo, monsieur Tarzán. Eso sí, tendrá que viajar. También es muyprobablequegracias a él accedamásadelanteaunpuestodemuchamayorimportancia…posiblementeenelserviciodiplomático.

»Alprincipio,duranteunabrevetemporada,actuarácomoagenteespecial

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afectoalMinisteriodelaGuerra.Vamos,lepresentaréasujefe,alcaballeroacuyas órdenes estará usted. Le explicará sus obligaciones mejor de lo quepudiera hacerlo yo. Luego estará usted en condiciones de juzgar si deseaaceptaronoelempleo.

DeCoude acompañó aTarzán al despacho del generalRochere, directordeldepartamentoalquequedaríaadscritoTarzándeaceptarelempleo.Allílodejóelconde,trasexplicaralgeneraldetallada,entusiastaybrillantementelasnumerosas cualidades que poseía el hombre mono, que le capacitabanperfectamenteparalasfuncionesqueprecisabaelservicio.

Mediahoradespués,TarzánsalíadeldespachodelgeneralRochereconelprimerempleoqueibaadesempeñarensuvida.Teníaquevolveralamañanasiguientepara recibir lasoportunas instrucciones,aunqueelgeneralRochereya le había dejado a Tarzán diáfanamente claro que podía prepararse paraabandonarParísportiempoindefinido,quizásinclusoaldíasiguiente.

Rebosantedeeuforia,TarzánseapresuróavolveracasaparadarcuantoanteslabuenanuevaaD'Arnot.Alfinibaaserútilalasociedad.Ibaaganardineroy,lomejordetodo,ibaaviajaryavermundo.

Casi no pudo esperar a acomodarse en el salón donde D'Arnot estabasentadoparasoltarlajubilosanoticia.AD'Arnotnolehizomuchagracia.

—Parece que te encanta la idea de marcharte de París y que, tal vez,transcurran meses antes de que volvamos a vernos. ¡Eres un bichodesagradecido,Tarzán!

YD'Arnotseechóareír.

—No,Paul,estoycomounchiquilloconunjuguetenuevoymemuerodeentusiasmo.

Yasífuecomoaldíasiguiente,TarzánpartiódeParís,rumboaMarsellayOrán.

CapítuloVII

LabailarinadeSidiAisa

La primeramisión asignada aTarzán no prometía ser ni emocionante nitrascendental. Existía cierto teniente de espahís de quien el gobierno teníamotivos para sospechar que estaba desarrollando determinadas relacionesclandestinas con una potencia europea. A dicho teniente, cuyo apellido eraGernois y que estaba destinado enSidi-bel-Abbes, acababan de agregarle al

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estadomayor,donde las funcionespropiasdesucargoponíanensusmanosdiariamente numerosos datos e informes de gran valor militar. Era esainformaciónsecreta laqueelgobiernose temíaqueel tenientepudieraestartransmitiendoalagranpotencia.

Lassospechasrecayeronsobreeltenienteacausadeunamásqueambiguainsinuaciónquedejócaerciertaconspicuaparisiense,impulsadaporloscelos.Perolosestadosmayoressuelencuidarconextraordinarioesmerosussecretosylatraiciónesunasuntotangravequenopuedeecharseensacorotoningunaalusión, por leve e inocente que parezca. Y así fue como Tarzán llegó aArgelia, bajo el disfraz de cazador y trotamundos estadounidense, con laencomiendadenoquitarleojoaltenienteGernois.

Sehabíailusionadoenormementeconlasugestivaideadequeibaaverdenuevo su queridaÁfrica, pero aquel paisaje del norte del continente era tandistinto de la selva tropical que constituía su patria que lo mismo podíahaberse quedado en París, por lo que se refiere a los estremecimientos deplacer y a la aceleración de los latidos del corazón, que supuso iba aexperimentarencuantopisaradenuevosutierra.EnOránsepasótodoundíavagabundeando por las estrechas y tortuosas callejuelas del barrio árabe,entregadoalplacerdedisfrutardeaquellasescenasexóticasynuevasparaél.Al día siguiente se llegó a Sidi-bel-Abbes, donde presentó sus documentosacreditativos a las autoridades civiles y militares…, documentos que no ledabanlamenorpistarespectoalverdaderosignificadodesumisión.

Tarzán dominaba el inglés lo suficiente como para pasar porestadounidense entre árabes y franceses, y eso era todo lo que requería elasunto.Cuandoalternabaconun inglés, seexpresabaen francésa findenotraicionarse,pero, llegadoel caso,hablabaen ingléscon losextranjerosqueentendíaneseidioma,peroquenoeranlobastanteduchoscomoparapercibirlas ligeras imperfecciones de acento y pronunciación que Tarzán pudiesecometer.

Trabóamistadconnumerososoficialesyfuncionariosfrancesesynotardóendisfrutardeciertaestimaciónentreellos.ConocióaGernois,queresultóserunindividuodeunoscuarentaaños,taciturno,concaradeenfermocrónicodelestómagoyque,socialmente,serelacionabapocoonadaconsuscompañeros.

Transcurrióunmessinquesucedieranadadeimportancia.Aparentemente,Gernoisnoteníavisitasycuandoibaalaciudadtampocoseponíaencontactocon nadie cuyo aspecto diera pie a la sospecha—ni aún contando con unaimaginacióncalenturientaydadaalafantasía—dequesetratabadeunagentesecreto al servicio de unapotencia extranjera.Tarzán empezaba a abrigar laesperanza de que, al fin y a la postre, el rumor había sido una falsa alarmacuando, inopinadamente, destinaron a Gernois a Bu Saada, en el Sahara,

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muchomásalsur.

Unacompañíadeespahísytresoficialesibanarelevaraotracompañía,yaestacionada allí de guarnición. Afortunadamente, uno de los oficiales, elcapitán Gerard, había trabado estrecha amistad con Tarzán, de modo quecuando el hombre mono sugirió que podía aprovechar la ocasión yacompañarle a Bu Saada, donde esperaba encontrar caza en abundancia, lapropuestanodespertósospechaalguna.

El destacamento se apeó del tren en Buira e hizo el resto del viaje acaballo.EstabaTarzánregateando,comoesderigor,elpreciodeunamonturacuando se percató de que, desde el quicio de la puerta de un cafetín, leobservaba un hombre vestido a la europea. Pero cuando Tarzán le miró, elhombrediomediavueltayseintrodujoenlachozadebarroytechobajoqueeraelcafé.Duranteunsegundo,Tarzántuvolafugazmentecuriosaimpresióndequeelrostroolafiguradeaquelsujetoleresultabafamiliar.Peronoprestóulteriorinterésalasunto.

La cabalgada hasta Aumale le resultó agotadora a Tarzán, cuyasexperiencias ecuestres se habían limitado a un cursillo de equitación quesiguió en un picadero parisiense. Así que nada más llegar a su destino seapresuróabuscarlacomodidaddeunacamaenelHotelGrossat,mientraslosoficialesylatropasellegabanasusalojamientosenelpuestomilitar.

Aunque despertaron a Tarzán a primera hora de lamañana siguiente, lacompañíadeespahísyasehabíapuestoenmovimientoantesdequeélhubieseterminado de desayunar. Comía a toda prisa para que los soldados no lesacasendemasiadaventajacuandoseleocurriólanzarunvistazoatravésdelapuertaquecomunicabaelcomedorconelbardelhotel.

Congran sorpresapor suparte,vio allí aGernois enzarzadoenanimadaconversación con el individuo al que el día anterior descubrió observándoledesde lapuertadelcafetucho.Nocabíaelerrorporqueaunqueelhombre ledaba laespalda,Tarzándetectóenél losmismosademanese idéntica figuraextrañamentefamiliar.

Se demoraban sus ojos sobre la pareja cuandoGernois alzó lamirada ysorprendiólaatentaexpresiónquereflejabaelsemblantedeTarzán.Enaquelmomento,eldesconocidoestabahablandoensusurros,peroeloficialfrancésle interrumpió en seco y ambos hombres se apartaron y salieron del campovisualdelhombre-mono.

AqueleraelprimeractosospechosoqueTarzánhabíaobservadoenloquesereferíaalprocederdeGernois,perotuvolacompletaseguridaddequelosdos hombres se habíanmarchado del bar sólo porqueGernois sorprendió aTarzán mirándolos. Como además seguía viva la sensación de que el

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desconocido le resultaba ambiguamente familiar, en el ánimo del hombremonocobróaúnmásfuerzalaideadequeallíhabíaalgoquemerecíalapenaespiar.

Al cabo de unmomento, Tarzán pasó al bar, pero la pareja ya se habíalargadounratoantesyaunquesalióa lacalle,nolosvioporningunaparte.Sin embargo eso le sirvió de pretexto para recorrer varios establecimientosantes de partir en pos de la columna de espahís, que por entonces le habíatomado una buena delantera. No los alcanzó hasta Sidi Aisa, donde lossoldadoshabíanhechounaltodeunahora,paradescansar.EncontróaGernoisconlacolumna,peronirastrodeldesconocido.

EradíademercadoenSidiAisay lasnumerosas caravanasde camellosprocedentes del desierto, junto a las nutridas muchedumbres de árabesdiscutidores,despertaronenTarzánunagobiantedeseodequedarseallíundíamásparaobservaraaquelloshijosdeldesierto.Demodoquelacompañíadeespahís se marchó aquella tarde sin él, hacia Bu Saada. Las horas quequedabanhastaelatardecerlasdedicóTarzánadarvueltasporelmercadoysus aledaños acompañado de un joven árabe llamado Abdul, que le habíarecomendadoelposaderocomoservidoreintérpretedetodaconfianza.

TarzáncompróuncorcelalgomejorqueelquehabíaadquiridoenBuiray,duranteel tirayaflojadeltratoconelmajestuosoárabequeselovendía,seenteródequeéstesellamabaKadurbenSadenyeraeljequedeunatribudeldesierto establecida bastante al sur de Jilfah. Por medio de Abdul, Tarzáninvitó a su nuevo amigo a cenar con él. Avanzaban entre las nubes demercaderes, camellos, burros y caballos que inundaban con una babélicaconfusiónderuidoslaplazadelmercado,cuandoAbdultiródelamangadeTarzán.

—Mire,señor,anuestraespalda—dijoAbdul,altiempoqueseñalabaconel dedo a una figura que se apresuró a esconderse tras un camello cuandoTarzán volvía la cabeza. Abdul añadió—: Ha estado siguiéndonos toda latarde.

—Sólohevislumbradounárabedechilabaazulmarinoyturbanteblanco—dijoTarzán—.¿Terefieresaése?

—Sí.Hadespertadomisrecelosporquepareceforastero,da la impresióndequeloúnicoquetienequehaceraquíesseguirnos,quenoestareapropiade un árabe honesto, y también porque baja la cabeza y oculta la cara, deformaquesóloselepuedenverlosojos,unosojosbrillantes,esosí.Nodebede ser hombre decente, ya que, de serlo, dedicaría su tiempo a tareas máshonrosas.

—En talcasoparecequesehaequivocadode rastro,Abdul—respondió

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Tarzán—,porqueaquínadietieneagravioalgunocontramí.Estaeslaprimeravisitaquehagoatupaísynadiemeconoce.Notardaráendarsecuentadesuerrorydejarádeseguirnos.

—Amenosqueloquepretendasearobarnos—replicóAbdul.

—Entonces lo único que podemos hacer es aguardar a que intenteponernos las manos encima —se echó a reír Tarzán—, en cuyo caso tegarantizoqueselevanaquitarlasganasderobar,puestoqueestamosalertasparadarleunalección.

Yelhombremonoapartódesumenteaquel tema,aunquenoibaatenermás remedio que recordarlo pocas horas después, a causa de unos sucesoscuyodesencadenamientofueinesperado.

Tras haber cenado opípara y satisfactoriamente, Kadur ben Saden seaprestó a despedirse de su anfitrión. Manifestó su amistad con palabrassinceraseinvitóaTarzánaquelevisitaseensussilvestresterritorios,dondeaúnpodíanencontrarseejemplaresdeantílope,venado,jabalí,leónypanteraennúmerosuficienteparatentaryponerapruebalasvirtudesdeuncazadorimpetuoso.

Cuando el jeque se marchó, Tarzán y Abdul volvieron a pasear por lascalles de Sidi Aisa. El hombre-mono no tardó en sentirse atraído por elestrépitoquesalíaatravésdelaabiertaentradadeunodelosnumerososcafésmauresdelaciudad.Eranmásdelasochoy,cuandoentróTarzán,elbaileseencontraba en pleno apogeo. El local estaba rebosante de árabes. Todosfumabanysorbíansucargadoycalientecafé.

TarzányAbdulencontraronunpardeasientoshaciaelcentrodelasala,aunque el hombremono, tan amante del silencio, hubiese preferido un sitioalgo más apartado del espantoso ruido que arrancaban los músicos a sustamboresyflautas.Unaatractivaulednailestabainterpretandosudanzay,aldescubrir entre elpúblicounclientevestidoa la europea,olfateóunabuenagratificacióny lanzósupañuelodesedasobreelhombrodeTarzán.Obtuvounfranco.

Cuando otra bailarina la sustituyó en la pista, las brillantes pupilas deAbdulobservaronquelaprimeraconversabacondoshombresenelfondodelasala,cercadelapuertalateralqueconducíaalpatiointerior,encuyagaleríaestabanlosaposentosdelasjóvenesqueactuabanenaquelcafé.

Al principio no sospechó nada, pero al cabo de unmomento vio por elrabillodelojoqueunodeloshombresmovíalacabezaendirecciónaellosyque la muchacha dirigía una mirada furtiva a Tarzán. Luego, los árabesfranquearonlapuertaysefundieronconlaoscuridaddelpatio.

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Cuandovolvióatocarlealaprimerabailarinaelturnodeactuar,lajovenseaproximóaTarzánvolanderamenteysusdulcessonrisassólo tuvieronundestinatario exclusivo: el hombre-mono. Multitud de ojos oscurospertenecientesaatezadoshijosdeldesiertoproyectaronsusmiradasceñudassobreaquelaltoyapuestoeuropeo,peroni lassonrisasde labailarinani lasmiradastenebrosassurtieronefectovisiblealgunosobreTarzán.Ladanzarinaechó de nuevo su pañuelo de seda sobre el hombro del cliente y de nuevorecibiólamonedadeunfrancocomorecompensa.Alllevárselaalafrente,deacuerdo con la costumbre de las de su clase, se inclinó hacia Tarzán y lesusurróunarápidaadvertencia.

—Ahífuera,enelpatio,aguardandoshombres—articulóatodaprisaentitubeante francés— dispuestos a hacerle daño, monsieur. En principio lesprometíqueleatraeríaaustedhaciaallí,perosehaportadomuybienconmigoy no puedo hacerle una jugada así. Márchese en seguida, antes de quedescubranquelesheengañado.Creoquesonindividuosdelapeorcalaña.

Tarzán dio las gracias a la muchacha, le aseguró que tendría muchocuidado.Cuando acabó su número, la bailarina atravesó la puerta y salió alpatio. Pero Tarzán no abandonó el café tal como le había aconsejado lamuchacha.

Noocurriónadafueradelonormaldurantemediahora,alcabodelacualentróenelcaféunárabemalencaradoyhosco.TomóasientocercadeTarzányempezóaponerdevueltaymediaa loseuropeos,perocomopronunciabatales insultos en su lengua materna Tarzán no pudo darse por enterado delpropósitodeaquelloscomentarioshastaqueAbdultomóasucargolatareadeinformarle.

—Estesujetoandabuscandogresca—advirtióAbdul—.Noestásolo.Laverdad es que, en caso de jaleo, casi todos los que están aquí dentro sepondránencontradeusted.Lomejorquepodríamoshacereslargarnoscuantoantes,señor.

—Preguntaaeseindividuoquéesloquequiere—ordenóTarzán.

—Dice que el «perro cristiano» ha insultado a una ulednail que lepertenece.Tratadearmarcamorra,monsieur.

—Asegúralequenoheinsultadoaninguna>ulednail,nialasuyanialadenadie, quemegustaríaque se fuerade aquíymedejase enpaz.Quenoquieropelearmeconélyqueéltampocotieneporquéhacerloconmigo.

—Dice—explicó Abdul, después de transmitir al árabe las palabras deTarzán—que,ademásdeperro,esustedhijodeunaperrayquesuabuelafueunahiena.Y,depaso,quetambiénesunembustero.

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Elaltercadoempezabayaaatraerlaatencióndelosqueseencontrabanenlas proximidades y las risas despectivas que sucedieron al torrente deinvectivasindicaronclaramentehaciaquéparteseinclinabanlassimpatíasdelamayorpartedelospresentes.

ATarzánnolehacíaningunagraciaqueserierandeél,comotampocolegustaban los calificativos que le había aplicado el árabe, pero nomostró elmenor asomo de indignación al levantarse del banco que ocupaba. Unasemisonrisacurvabasuslabios,comosinada,perounpuñorepentinoyvelozfueaestrellarseenplenorostrodelceñudoárabe.Respaldabaelpuñotodalaterriblepotenciadelosmúsculosdelhombremono.

Enelprecisoinstanteenqueelpendencierodioconsushuesosenelpisodellocal,mediadocenadeindividuosderostropatibularioyexpresiónferozirrumpieron en la sala. Habían permanecido en la calle, ante la puerta,aguardando aparentemente que les tocase el turno de entrar en el café. SeprecipitarondirectamentesobreTarzán,altiempoquevociferaban:

—¡Muertealinfiel!…¡Abajoelperrocristiano!

Ciertonúmerodeárabesjóvenes,clientesdellocal,sepusieronenpieyselanzaronalataquedeldesarmadohombreblanco.TarzányAbdultuvieronqueretroceder hacia el fondo de la sala, obligados por la fuerza del número. EljovenAbdulsemantuvolealaquienlehabíacontratadoy,cuchilloenmano,combatíajuntoaél.

Los demoledores golpes del hombre-mono derribaban sin remedio acuantosseponíanalalcancedesuspoderosasmanos.Luchabaserenamente,sinpronunciarpalabra, con lamismasemisonrisaquealeteabaen sus labioscuando lanzó al suelo al individuo que le insultaba. Parecía imposible queAbduloéllograransobreviviraaquellamareahomicidadeespadasypuñalesquelosrodeaba,perolosatacanteserantantosqueseestorbabanunosaotros,lo que constituía un bastión que procuraba seguridad a los dos hombres.Aquellaululantemasahumanaeratancompactaqueasusintegrantesleseraimposible enarbolar y descargar las armas blancas y ninguno de aquellosárabesseatrevíaa recurrira lasde fuegopormiedoaheriraalgunodesuscompatriotas.

Al final Tarzán consiguió echar mano a uno de los más empecinadosatacantes.Le retorció el brazo, lodesarmóy luego, colocándoselo ante sí, aguisa de escudo humano, retrocedió poco a poco, junto a Abdul, hacia lapuertecillaquedabapasoalpatiointerior.Hizounapausamomentáneaenelumbral,levantóporencimadesucabezaalárabe,quenocesabadebatirseyforcejear,yloarrojóhacialosagresores.Cayódecaracontraelloscomosilohubiesedisparadounacatapulta.

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Seguidamente Tarzán y Abdul salieron a la penumbra del patio. Lasasustadasuled-milesseacurrucabanenloaltodelasescalerasqueconducíanasusrespectivashabitaciones.Lasúnicaslucesdelpatioeranlastenuesllamasdelasvelasque,consumismacera,habíapegadoalpañodesupuertacadaunadelasmuchachas,alobjetodemedioiluminarlosencantosqueexponíaalavistadequienespudieranatravesarelrecinto.

Nobienabandonaronlasalacuandoladróunrevólver,cercadesuespalda,entre las sombras de debajo de una escalera, y cuando dieronmedia vueltapara plantar cara a aquéllos nuevos enemigos, dos figuras enmascaradas selanzaronhacia ellos, sin dejar de disparar.Tarzán les salió al encuentro.Unsegundodespués,elprimerode talesatacantesyacía tendidoen lapisoteadatierradelpatio,desarmadoygemebundo,conunamuñecarota.ElcuchillodeAbdulsehundióenunpuntovitaldelsegundo,queenelmomentoquecaíaapretóelgatillodesu revólver;elproyectil fallóelblanco: la frentedel fielAbdul.

La horda enloquecida del café salía ya precipitadamente del local enpersecucióndesupresa.Lasbailarinashabíanapagadosusvelas,obedeciendoelgritodeunadeellas,y laúnicaclaridaddelpatioerael tenue resplandorquesalíaporlapuertamediobloqueadadelcafé.TarzánempuñabalaespadadelhombreabatidoporelcuchillodeAbdulyaguardabaerguidolaoleadadehombresqueavanzabanhaciaellosatravésdelaoscuridad.

Depronto,unamanosuaveseapoyóensuhombro,pordetrás,yunavozfemeninalesusurró:

—Rápido,m'sieur,vengaporaquí.Sígame.

—Vamos,Abdul—dijoTarzánenvozbaja—,seacualfuereelsitioalquenosdirijamos,noserápeorqueseguiraquí.

La mujer se volvió y subió por la angosta escalera que terminaba a lapuertadesucuarto.Tarzánibapisándolelostalones.Violaspulserasdeoroydeplataqueadornabansusbrazosdesnudos,lassartasdemonedasdeoroquecolgaban de los adornos del pelo y los llamativos colores de su vestido.Observóqueeraunauiednailycomprendióinstintivamentequesetratabadelamismaquepocoanteslehabíaavisado.

Cuandollegaronaloaltodelaescaleraoyeronelalborotoquearmabalachusmaquelosbuscabaabajoenelpatio.

—Pronto subirán a registrar aquí —susurró la joven—. No debenencontrarleporque,aunqueluchaustedconlafuerzademuchoshombres,alfinallematarán.¡Rápido!Descuélguesehastalacalleporlaventanadelfondode mi habitación. Antes de que descubran que no están en el patio, seencontraráustedasalvoenelhotel.

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Peromientraslamuchachahablabavariosárabeshabíanempezadoasubirporlaescaleraenloaltodelacualsehallaban.Unodelosperseguidoreslanzóunsúbitogritodeaviso.Habíandadoconellos.Elasaltantequeibaencabezasubiólospeldañosatodaprisa,peroseencontróarribaconunaespadaquenosehabíaesperado:antes,supresaestabasinarmas.

Alavezquesoltabaunalarido,elhombrecayósobrelosquesubíantrasél.Todos rodaron escaleras abajo como las piezas de un juegodebolos.Ladesvencijada y ruinosa estructura no pudo aguantar la tensión de aquellasobrecargainesperadayseestremeció.Conunchirriantechasquidodemaderaque se rompe, sederrumbóbajo lospiesde losárabesyTarzán,Abduly lamuchacha se encontraron solos en el frágil rellano de tablas de la partesuperior.

—¡Vamos!—apremiólauled-nail—.Llegaránhastanosotrossubiendoporla escalera de al ladoy a través de la habitación contigua a lamía.Nohaymomentoqueperder.

En el instante en que entraban en el cuarto de la bailarina,Abdul oyó ytradujo las instrucciones que se daban abajo. Se ordenaba a varios hombresquesalierancorriendoalacalleycortaranlaposibilidaddehuidaporallí.

—Ahorasíqueestamosperdidos—dijolamuchachasimplemente.

—¿Estamos?—seextrañóTarzán.

—Sí,m'sieur—respondióella—,memataránamítambién.¿Esquenoleheayudado?

Esoconferíaunaspectodistintoalasituación.Hastaentonces,Tarzánmásbienhabíadisfrutadoconlaemociónylospeligrosdeaquellarefriega.NiporunmomentoseleocurriósuponerqueAbdulolamuchachapudieransufrirelmenordaño,anoseracausadealgúnaccidenteyélsólohabíaretrocedidolojustoparaevitarquelematasen.Noteníaintenciónalgunadehuirhastaquevieseque,deseguirallí,estaríairremisiblementeperdido.

Deestarsolo,podíalanzarseenmediodeaquellaapiñadaturbay,atacandoalamaneraquelohacíaNuma,elleón,infundiríatalpavoralosárabesquelahuida iba a resultar facilísima. Pero ahora debía pensar en la seguridad deaquellosdosfielesamigos.

Se llegó a la ventana que daba a la calle. El enemigo estaría abajo encuestióndeunminuto.Yasusoídosllegóelestrépitoqueorganizabanlosquesubían por la escalera de la habitación contigua… Sólo tardarían unossegundosenllegaralapuertaqueTarzánteníaasuespalda.Apoyóunpieenelantepechoy seasomóal exterior,peronomiróabajo.Comprobóqueporencimadesucabeza,alalcancedelamano,estabaelbajotejadodeledificio.

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Llamó a la bailarina, que se situó a su lado. Tarzán pasó su robusto brazoalrededordelajoven,lalevantóenpesoyselaechóalhombro.

—Aguarda aquí hasta que te avise para subirte a pulso —aleccionó aAbdul—.Mientras tanto,aprovechaparaadosarcontra lapuerta todo loqueencuentres…esopuederetrasarloseltiemposuficiente.

A continuación, Tarzán subió al alféizar de la estrecha ventana, con lajovensobreloshombros.

—¡Sujétesebien!—leadvirtió.

Segundosdespuésseencontrabaenloaltodeltejado,alquehabíasubidocon la facilidad y destreza de un simio. Tras depositar a la bailarina en lacubierta,seasomóporelbordeyllamóaAbdulenvozbaja.Eljovenárabecorrióalaventana.

—Damelamano—bisbiseóTarzán.

Los individuos que estaban en la habitación de al lado aporreabanfuriosamentelapuerta.Éstasehundióhaciaadentroconestrepitosochasquidodemadera astillada, en elmismo instante enqueAbdul seveía izado comounaplumahacialacubiertadeledificio.Justoatiempo,porquelacanallescamasa irrumpióenelcuartoqueacababandeabandonarmientrasunadocenamásdeperseguidoresdoblabanlaesquinadelacalleycorríanasituarsealpiedelaventanadelamuchacha.

CapítuloVIII

Escaramuzaeneldesierto

Encuclillassobreeltejado,encimadelosalojamientosdelasuled-nailes,oyeron las iracundas maldiciones que los árabes soltaban en la habitaciónsituadadebajo.Aintervalos,AbdulleibatraduciendoaTarzánloquedecían.

—Estánreprochandoalosdelacalleelquenoshayandejadoescapartanfácilmente—explicóAbdul—. Los de abajo dicen que por allí no pudimoshuir…quecontinuamoseneledificioyquelosdelahabitaciónnosonmásque un hatajo de cobardes que, al no tener agallas para atacarnos, intentanengañarloshaciéndolescreerquehemosescapado.

Comosigandiscutiendoasí,notardaránenpasaramayores.

Enaquelmomento,losdeledificiorenunciaronalabúsquedayvolvieronalcafé.Enlacallesequedaronunoscuantosárabes,charlandoyfumando.

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Tarzándio lasgraciasa lamuchachaporhabersearriesgado tantoporél,unperfectodesconocido.

—Me cayó bien —dijo la bailarina sencillamente—. Es distinto a losclienteshabitualesdelcafé.Nomehablóconbrusquedad…ylaformaenquemepasóeldineronofueenmodoalgunohumillante.

—Después de esta noche, ¿qué va a hacer? —preguntó Tarzán—. Nopuedevolveralcafé.SisequedaenSidiAisa,¿nocorrerápeligro?

—Mañana, todo esto se habrá olvidado—respondió la bailarina—.Peromealegraría infinitosinotuviesequeactuarnuncamásnienesecafénienningúnotro.Noestabaenélpormigusto;meteníanprisionera.

—¿Prisionera?—exclamóTarzán,incrédulo.

—Esclava sería la palabramás adecuada—repuso ella—.Una banda demerodeadoresmeraptóunanocheeneladuardemipadre.Metrajeronaquíymevendieronalárabepropietariodelcafé.Hacecercadedosañosquenoveoanadiedemipueblo.Vivenmuylejos,haciaelsur.NingunodelosmíosvienenuncaaSidiAisa.

—¿Le gustaría volver con su pueblo?—preguntó Tarzán—. En tal casopuedoprometerlequelallevarésanaysalvaporlomenoshastaBuSaada.Esmuy posible que pueda llegar a un acuerdo con el comandante del puestomilitarparaqueleproporcionelosmediosprecisosquelepermitancubrirelrestodelcamino.

—¡Oh,monsieur!—se exaltó la joven—¿cómopodré pagárselo?No esposiblequeestéusteddispuestoahacertodoesoporunapobreuled-nail.Peromipadrelerecompensará,desdeluego,porque¿noesungranjeque?SellamaKadurbenSaden.

—¡KadurbenSaden!—exclamóTarzán—.¡PerosiKadurbenSadenestáenSidiAisaestamismanoche!Precisamentecenóconmigohacepocashoras.

¿MipadreenSidiAisa?—gritó laasombradadanzarina—.¡AlabadoseaAlá!¡Ahorasíqueestoysalvada!

—¡Chissst!—avisóAbdul—.Escuchen.

Llegabadeabajoruidodevocesque,eneltranquiloairedelanoche,eranclaramente audibles. Tarzán no entendía las palabras, pero Abdul y lamuchachaselasfuerontraduciendo.

—Ya se han ido—comentó la bailarina—. Es a usted a quien quieren,m'sieur.Unodeellosdijoqueelextranjeroquelesofreciódineroparaquelemataran a usted se encuentra ahora en casa de Akmed din Sulef, con unamuñeca rota, pero que ahora ha ofrecido una recompensa todavía más

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sustanciosaaquienseembosqueenlacarreteradeBuSaada,alacecho,yleasesineaustedcuandopaseporallí.

—Es el que estuvo siguiendo a m'sieur hoy en el mercado —exclamóAbdul—. Y he vuelto a verle dentro del café… A él y a otro. Y los dossalieronalpatiointeriordespuésdehablarconlachicaaquípresente.Sonlosque le atacaron y dispararon contra usted cuando salió del local. ¿Por quéquerránmatarle,m'sieur?

—Nolosé—contestóTarzán.Luego,trasunapausa,añadió—:Amenosque…

Pero se interrumpió, porque la idea que había acudido a su cerebro, contodo y representar la explicación razonable del misterio, parecía al mismotiempocarentedetodaprobabilidad.

Loshombresquehabíanpermanecidoenlacalleacabaronpormarcharse.El patio y el café estaban ya desiertos. Cautelosamente, Tarzán descendióhastaelalféizardelaventanadelajoven.Elcuartoestabavacío.Regresóaltejado,ayudóaAbdulabajaryluegodescolgóalamuchachahastadejarlaenbrazosdelárabe.

Desdelaventana,Abdulcubriódeunsaltolaescasaalturaqueleseparabadel suelo,mientras Tarzán cogía en brazos a la bailarina y saltaba también,comotantasveceshicieraenlaselvacuandoibacargado.Alamuchachaseleescapó un leve grito, pero Tarzán aterrizó en la calle con una sacudidaimperceptibleyladepositósanaysalvaenelsuelo.

Ellaseleaferróduranteunossegundos.

—¡Quéfuerteesusted,m'sieur! ¡Yquéágil!—seadmiró—.Eladrea,elleónnegro,noestanfuerteyágilcomousted.

—Me gustaría conocer a ese adrea suyo—manifestóTarzán—.He oídohablarmuchodeél.

—Puessivaaladuardemipadre,loverá—repusolamuchacha—.Viveenlasestribacionesdelasmontañassituadasalnortedenuestropobladoyporlasnochesbajadesucubilparapillarloquepuedeeneladuardemipadre.Escapazdeaplastarconunsolozarpazolatestuzdeuntoroy¡pobredelviajeroquesetropiececoneladreaporlanoche!

Llegaronalhotelsinningúncontratiempo.Eladormiladohotelerosenegóen redondo a enviar a alguien en busca deKadur ben Saden, por lomenoshasta la mañana siguiente, pero una moneda de oro dio un aspectoradicalmente distinto a la cuestión y, momentos después, un botones delestablecimiento iniciaba el recorridode las hosterías y posadas de la ciudadque contaban con más probabilidades de ofrecer compañía agradable a un

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jeque del desierto. Tarzán juzgó indispensable encontrar al padre de lamuchachaaquellamismanoche,nofueracasoqueelhombreemprendieraelregresoasuslaresdemasiadotempranoparaquefueraposibleinterceptarle.

Llevaban esperando cosa de media hora cuando regresó el botonesacompañadodeKadurbenSaden.El anciano jequeentró en la estancia conunaexpresióninterrogadoraensualtanerosemblante.

—Monsieurmehahechoelhonorde…—empezó,perosusojoscayeronsobre la muchacha. El hombre atravesó la habitación con los brazosextendidos.Exclamó—:¡Hijamía!¡Aláesmisericordioso!

Ylaslágrimasempañaronlosmarcialesojosdelviejoguerrero.

Cuandoconcluyóel relatodel secuestroy rescate finaldesuhija,KadurbenSadentendiólamanoaTartán.

—Suyoes,amigomío,cuantoposeeKadurbenSaden,incluidalavida.

Lo dijo con sencilla naturalidad, peroTarzán sabía que no eran palabrasociosas.

Se decidió que, aunque los tres cabalgasen prácticamente sin haberdormido nada, seríamejor partir temprano, a primera hora de lamañana, eintentarcubrirtodoeltrayectohastaBuSaadaenunasolajornada.Elloseríarelativamentefácilparaloshombres,peroalamuchachaleresultaríaunviajeenextremofatigoso.

Sinembargo,lajoveneralaquemásdeseosasemostrabadeemprenderlamarcha, puesto que no veía la hora de encontrarse entre sus familiares yamigas,dequienesllevabaseparadadosaños.

A Tarzán le pareció que no había hecho más que cerrar los párpadoscuandoyavolvíanadespertarloy,unahoradespués,lapartidaseencontrabaen marcha, rumbo al sur, camino de Bu Saada. Disfrutaron durante unoscuantos kilómetros de una buena carretera, lo que les permitió adelantarbastante,peroelterrenoseconvirtiórepentinamenteenundesiertodearena,donde los caballos hundían los cascos hasta el menudillo casi a cada paso.AdemásdeTarzán,Abdul,eljequeysuhijacomponíanlaexpedicióncuatrofierosbeduinosdelatribudeKadurbenSadenqueacompañabanaésteensuviajeaSidiAisa.Deformaque,disponiendodesieterifles,pocolesasustabalaposibilidaddeunataqueaplenodíay,sitodoibabien,llegaríanaBuSaadaantesdelacaídadelanoche.

UnfuertevientolevantónubesdearenadeldesiertoquelosenvolvieronydejaronaTarzánconloslabiosresecosycuarteados.Lopocoqueconseguíadistinguirdeaquellaregióndistabamuchodeparecerleatractivo:unaampliaextensióndeterrenoaccidentado,deondulantesaltozanosestériles,enlosque

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crecían aquí y allá bosquecillos de arbustos o grupos dematorrales resecos.Haciaelsur,alolejos,sevislumbrabalatenuelíneaquebradadelacordilleradel Atlas sahariano. ¡Qué diferente era aquella tierra de la espléndida yexuberanteÁfricadesuinfanciayjuventud!,pensóTarzán.

Siempre ojo avizor, Abdul miraba hacia atrás con tanta perseveranciacomo hacia adelante. En la cima de cada cerro que coronaban, detenía sumontura,dabamediavueltayexaminabaelpaisajecon lamáximaatención.Alfinal,suescrutinioobtuvorecompensa.

—¡Miren!—exclamó—.Llevamosseisjinetesanuestraespalda.

—Susamigosdeanoche,sinduda,monsieur—comentósecamenteKadurbenSaden,dirigiéndoseaTarzán.

—Sin duda—confirmó el hombre mono—. Lamento que mi compañíarepresente un peligro para usted en este viaje. En el primer pueblo queencontremos en nuestro caminome quedaré para hacerles unas preguntas aesos caballeros,mientras ustedes continúan.No tengo ninguna necesidad dellegarestanocheaBuSaadaymenosaúnsimipresencia impidequesigancabalgandoustedesenpaz.

—Sisequeda,nosotrostambiénnosquedaremos—dijoKadurbenSaden—.Permaneceremosasuladohastaqueseencuentreasalvoconsusamigosohasta que su enemigo haya abandonado la persecución. No hay más quehablar.

LoúnicoquehizoTarzánfueasentirconlacabeza.Erahombredepocaspalabras y tal vez fuera esa la razón,más que cualquier otra, por la que leresultaba tansimpáticoaKadurbenSaden,yaquesihayalgoqueunárabedesprecieesunhombreparlanchín.

Abdul se pasó el resto de la jornada lanzando vigilantes miradas a losjinetesquelesseguían,loscualessemanteníansiemprealamismadistancia,aproximadamente.Enningunodelosaltosquehicieronparadescansar,yenelmásprolongadodelmediodía,tratarondeacercarseaellos.

—Aguardanlaoscuridaddelanoche—dictaminóKadurbenSaden.

YlanochecayóantesdequellegaranaBuSaada.LaúltimamiradaquelanzóAbdulhacia las torvas figurasdechilabablancaque lesseguían,pocoantesdequeelcrepúsculoconcluyeraennegruraseimpidiesedistinguirlas,lepermitiócomprobarquereducíanrápidamenteladistanciaquelosseparaba.Osea, que parecían dispuestos a provocar la lucha. Comunicó a Tarzán talcircunstancia, en voz baja, porque no deseaba alarmar a la muchacha. ElhombremonoserezagóunpocoparasituarsejuntoaAbdul.

—Seguirásadelanteconlosdemás,Abdul—dijoTarzán—.Estaluchaes

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cosamía.Esperaréenelprimer lugarpropicioqueencuentreypreguntaréaesossujetosquéesloquepretenden.

—En tal caso,Abdul esperará junto a usted—respondió el joven árabe,conunadeterminaciónqueniórdenesniamenazaslograrontorcer.

—Muy bien, pues —accedió Tarzán—. Precisamente aquí tenemos unpunto que nos viene al pelo, no podríamos desearlomejor. La cima de estealtozano está sembrada de peñascos. Nos apostaremos entre las rocas ysurgiremosanteesoscaballeroscuandoaparezcan.

Detuvieronsusmonturasyecharonpieatierra.Losdemáscontinuaronsucaminoyalcabodeunmomentolaoscuridadseloshabíaengullido.RelucíanenladistancialaslucesdeBuSaada.Tarzánsacóelrifledesufundayaflojóla correa que sujetaba el revólver en la pistolera. Ordenó a Abdul que seadentrara entre las peñas con los caballos, para ponerse a salvo de losproyectiles enemigos, caso de que llegara a producirse un tiroteo. El jovenárabefingióobedecer,perounaveztuvoatadoslosdoscaballosaunarbusto,volvió arrastrándose sobre el vientre y se situó a unos pasos detrás delhombre-mono.

Tarzánseplantóenmediodelacarreterayaguardóerguidolallegadadelos que le seguían. No tuvo que esperar mucho. Un repentino tableteo decascos de caballos al galope atravesó la negrura nocturna y al cabo de unmomentodistinguióunasmanchasborrosasenmovimiento,másclarasqueeltenebrosotelóndefondodelanoche,sobreelquedestacaban.

—¡Alto!—advirtió—.¡Altooabrimosfuego!

Las figuras blancas frenaron en seco y el silencio imperó durante unosinstantes.A continuación se produjo el bisbiseo de una apresurada consultasecreta y, como sombras, los fantasmales jinetes se dispersaron en todasdirecciones.LacalmasilenciosadeldesiertoenvolviódenuevoaTarzán,peroeraunaquietudominosaquenopresagiabanadabueno.

Abdul se incorporó sobre una rodilla. Tarzán aguzó el oído y el largoadiestramiento en la selva le permitió captar el rumor de caballos que seacercabancalladamentepor laarenadesdeeleste,elnorte,eloesteyelsur,paraconvergersobreél.Lehabíanrodeado.

Sonó bruscamente un disparo, en la dirección que miraba Tarzán, y elproyectilpasósilbandoporencimadelacabezadelhombremono,quedisparóasuvez,apuntandoalfogonazodelarmaenemiga.

Inmediatamente,elsilenciodeldesiertosaltóhechoañicosbajoelimpactodelretumbanterepiqueteodelasarmasqueempuñabanloshombres.AbdulyTarzánhacían susdisparos apuntando a las llamaradasde los atacantes…A

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éstos aún no podían verlos. En seguida quedó patente que los agresores lostenían cercados e iban aproximándose cada vez más, envalentonados alcomprenderlainferioridadnuméricadelosquelesplantabancara.

Pero uno de los asaltantes cometió el error de acercarse más de loaconsejable, dado queTarzán estaba acostumbrado a sacarle provecho a losojos en la oscuridadde la selvavirgen, lamás intensaque se conoce a esteladodelatumbay,altiempoqueunalaridodedolormortalsurcabaelaire,lasilladeunacabalgaduraquedólibredejinete.

—Empezamosaigualarlapartida—comentóTarzánconunarisita.

Peroaúnseencontrabanenfrancadesventaja,ycuando,alaseñaldelquelos dirigía, los cinco jinetes restantes se lanzaron a la carga todos a una,pareció que la batalla iba a concluir en un dos por tres. Tarzán y Abdulretrocedierony,endossaltos, secolocaronalabrigodeunospeñascoscuyaprotección les permitiómantener a raya a los enemigos que tenían enfrente.Unensordecedor repicarde cascos lanzados al galope,unadescarga cerradapor ambas partes y los árabes se retiraron para repetir lamaniobra. Pero yasóloerancuatrocontrados.

Duranteunos instantes,de las tinieblasque los rodeabanno llegósonidoalguno. Tarzán no podía saber si los árabes, en vista de las bajas sufridas,abandonaban la lucha, o si les estarían esperando en algún otro punto delcamino,másadelante,paravolverlesaatacarcuandopasasenporallícaminodeBuSaada.Perosusdudassedisiparonrápidamente,porqueenseguidaseprodujo el ruidodeunanueva carga, que llegabadeuna soladirección.Sinembargo,apenashabíadescargadoelprimerrifleatacantecuandounadocenadedisparosrepercutierondetrásdelosárabes.AtravesaronlanochelosgritosdelosintegrantesdeunanuevapartidaquesesumabaalcombateyelresonardeloscascosdevarioscaballosquellegabanporlacarreteradeBuSaada.

Losárabesdecidieronquenoeraoportunoquedarseallíparaaveriguarlaidentidadde los recién llegados.Conuna andanadade despedida, al tiempoque pasaban precipitadamente junto a la posición defendida por Tarzán yAbdul, se lanzaron a galope tendido rumbo a SidiAisa.Momentos despuésKadurbenSadenysushombresllegabanhastaTarzán.

El anciano jeque se sintió muy aliviado al comprobar que ni Tarzán niAbdulhabíanrecibidoelmáslevearañazo.Nisiquierasuscorcelesresultaronheridos.Examinaronlosalrededores,enbuscadelosárabesabatidospor losdisparos de Tarzán y, al ver que ambos estabanmuertos, los dejaron dondeestaban.

—¿Porquénomedijoqueteníaintencióndetenderunaemboscadaaesosindividuos?—preguntó,dolido,el jeque—.Dehabernosquedadoaquí todos

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nosotros, entre los siete no habríamos dejado vivo a ninguno de esoscriminales.

—Entoncesdetenernoshubiera sido inútil; nonoshabrían atacadoal verque teníamos rocas para protegernos —repuso Tarzán—, y si hubiésemosseguidocabalgandohaciaBuSaada,habríanacabadopordecidirseahacerlo,en cuyo caso todos nosotros tal vez nos habríamos visto complicados en laescaramuza. Para evitar que sucediera eso y que una responsabilidadexclusivamentemía recayese sobre todos, decidí esperar en este punto, conAbdul, para preguntar a esos individuos qué buscaban. Tenga en cuentatambiénquesuhijavaconnosotros…ynopodíaconsentirque,pormiculpa,lamuchachasevierainnecesariamenteexpuestaaservirdeblancoalasarmasdefuegodeesoshombres.

KadurbenSaden se encogiódehombros.No legustabaque lehubierandadoesquinazo,apartándolofalazmentedeunarefriega.

La escaramuza había tenido lugar tan cerca de Bu Saada que el tiroteoatrajounacompañíadesoldados.Tarzánysugruposeencontraronconellosjustoalasalidadelaciudad.Eloficialqueibaalmandolesdioelaltoyquisosaberquésignificabanaquellosdisparosquehabíaoído.

—Unabandademerodeadores—respondióKadurbenSaden—.Atacarona dosmiembros de nuestra partida que se quedaron rezagados, pero cuandovolvimos, los asaltantes se dispersaron a toda prisa.Dejaron dos cadáveres.Pornuestraparte,niunherido.

Laexplicaciónpareciódejarsatisfechoaloficialy,trastomarelnombredeloscomponentesdelapartidadeKadurbenSaden,sealejóalacabezadesushombres hacia el lugar donde se había desarrollado la contienda, a fin dehacersecargodelosdosmuertosparaidentificarlos,sielloeraposible.

Dosdíasdespués,KadurbenSaden,consuhijaylacomitiva,partióhaciaelsur,atravésdelpasodeBuSaada,rumboasuaduarenladistanteregióndesértica.EljequeinsistióparaqueTarzánleacompañaseylamuchachauniósusruegosalosdelpadre,pero,aunquenopodíaexplicárseloaellos,lociertoera que los sucesos de las últimas jornadas habían hecho perder bastantetiempo aTarzán, que ya no podía seguir demorando el cumplimiento de lasobligacionesde lamisiónoficialen laqueestabacomprometido.Apesardetodo, prometió al jeque que le visitaría más adelante, en cuanto se lepresentara una ocasión propicia, promesa con la que todos tuvieron queconformarse.

TarzánsepasóprácticamentelatotalidaddeesosdosdíasconKadurbenSaden y su hija. Le interesaba mucho aquella raza de soberbios y dignosguerrerosyTarzánaceptódemilamoreslaocasiónquelebrindabasuamistad

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para asimilar cuanto pudiese de su vida y costumbres. Incluso empezó aaprenderlosrudimentosdesulenguajebajolaagradabletutoríadelahermosajovendeojoscastaños.Losacompañóhastaelpaso,losdespidióconauténticopesarypermaneciólargoratoenlasilla;estuvocontemplándoloshastaqueseperdierondevistaenlalejanía.

¡Eranpersonasafinesasuformadeser,sentirypensar!Suexistenciaduray montaraz, cuajada de peligros y situaciones difíciles, cautivaba a aquelhombresemisalvajecomonohabíalogradohechizarleenabsolutoeldelicadoestilo de vida que encontró en las grandes ciudades civilizadas que habíavisitado. En aquella parte de África la vida era incluso más atractivamentearriesgadaqueen la jungla…ycontabacon la compañíade sereshumanos,hombresdeverdadalosquepodíahonraryrespetary,además,sehallabaencontacto directo con la naturaleza que tanto le seducía. Le rondaba por lacabeza la idea de que, cuando hubiese cumplido su misión, renunciaría alempleoy regresaríaallíparapasarel restodesusañosen la tribudeKadurbenSaden.

Porúltimo,volviógrupasycabalgódespacioendirecciónaBuSaada.

LapartedelanteradelHótelduPetitSahara,dondeTarzánsehospedabaenBu Saada, la ocupaban el bar, dos comedores y la cocina. Los comedorescomunicaban directamente con el bar. Uno de ellos estaba reservado enexclusivaparalosoficialesdelaguarnición.Desdeelbar,siunolodeseaba,podíaverelinteriordeamboscomedores.

EnelbarhizounaltoTarzán,trashaberdichoadiósaKadurbenSadenysupartida.Eramuy temprano, porqueKadur benSadenquiso emprender lamarcha al amanecer, de modo que cuando Tarzán regresó al hotel loshuéspedesaúnestabantomandosudesayuno.

Cuandosuindiferentemiradavagóporelcomedordelosoficiales,Tarzáncaptódeprontoalgoquellenósusojosdeinterés.EltenienteGernoisestabasentado a unamesa y,mientras el hombremono contemplaba la escena, unárabedeblancachilabaseacercóal teniente,seinclinósobreélylesusurróunaspalabras.Luegosaliódeledificioporotrapuerta.

Ensímismo,aqueldetallepudieracarecerdeimportancia,perocuandoelárabeseinclinóparahablaraloficial,Tarzánvislumbróalgoquefugazmentedejó al descubierto la chilaba del hombre: llevaba el brazo izquierdo encabestrillo.

CapítuloIX

NumaElAdRea

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Elmismodía en queKadur benSaden emprendió su cabalgada hacia elsur, la diligencia del norte llevó a Tarzán una carta de D'Arnot reexpedidadesde Sidibel-Abbes. La carta abrió una herida que a Tarzán le hubieragustadomantenercerradayolvidada.Sinembargo,nolamentabaqueD'Arnotlehubieseescrito,porquealmenosunodelosasuntosqueexponíalamisivanodejabadeinteresaralhombre-mono.Decía:

QueridoJean:

DespuésdemiúltimacartahetenidoqueiraLondresporcuestionesdenegocios.Sóloestuveallí tresdías.Enelcursodelprimerome tropecé—loquesediceinopinadamente—enHenriettaStreetconunviejoamigotuyo.Niporlomásremototeimaginaríasquiénes.Pues,nimásnimenosqueelseñordonSamuelT.Philander.Escierto.Veolaexpresiónde incredulidadquehaaparecido en tu cara. Se empeñó en que le acompañase al hotel donde sehospedaba, y allí encontré a todos los demás: el profesor Arquímedes Q.Porter, la señorita Porter y aquella gigantesca negra, la doncella de laseñoritaPorter,Esmeraldameparecerecordarquesellama.Mientrasestabaallí,llegóClayton.Vanacasarsepronto,pornodeciryamismo,ysospechoquerecibiremoslaparticipacióndebodacualquierdíadeestos.DebidoalamuertedelpadredeClayton,vaaserunaceremoniadiscreta,íntima,alaquesóloasistiránlosfamiliaresdirectos.

CuandoestabaasolasconelseñorPhilander,elhombresepusoenplanmásbienconfidencial.MecontóquelaseñoritaPorteryahabíaaplazadolabodaentresocasionesdistintas.AlseñorPhilander,segúnmedijo,lepareceque la muchacha no tiene precisamente unas ganas locas de casarse conClayton,perotodoindicaqueestavezvaallegarhastaelfinal.

Naturalmente, todos me preguntaron por ti, pero respeté tus deseos encuanto a tu verdadero origen y me limité a hablarles de tus presentesactividades.

La señorita Porter se mostró especialmente interesada en cuanto yopudiera explicarle sobre tu persona y me formuló una barbaridad depreguntas.Metemoquedisfruté lomío, loquenoesdignodeuncaballero,exponiendo con mi más colorista elocuencia tu deseo y determinación devolver, tardeo temprano, a tujunglanatal. Luegomearrepentí, porquea lamuchacha pareció producirle auténtica angustia imaginarse los espantosospeligros a los que quieres regresar. «Y sin embargo», comentó la señoritaPorter, «no sé…Hay destinos mós infaustos que los que pueda plantear amonsieur Tarzán la terrible y feroz selva virgen. Al menos, no tendráremordimientos de conciencia. Y allí no faltan durante el díamomentos dequietud,pazysosiego,ademásdetenerunasvistasdebellezasensacional.Es

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posibleque leextrañequedigacosasasí,puestoquehevividoexperienciasescalofriantes en aquella floresta aterradora, pero la verdad es que haymomentosenqueanhelovolver,porquenodejodetenerpresentequedisfrutéallídelosinstantes~felicesdemivida.»

Mientrashablaba,surostroteníaunaexpresióndeindescriptibletristeza,loquemeindujoapensarqueestabaenteradadequeyoconocíasusecretoyque talexpresiónacongojadaerasumodode indicarmeque te transmitieraun mensaje de su parte: el de que tu recuerdo tenía un santuario en sucorazón,aunqueéstepertenecieseaotro.Cuandotúeraselprotagonistadelaconversación,Claytonnodisimulólaincomodidadynerviosismoquesentía.Su rostrodenotabaangustiadapreocupación.Loqueno fueóbiceparaquemanifestara un bondadoso interés acerca de cómo te iban las cosas. Mepreguntosisospecharálaverdadacercadeti.

TenningtonentróconClayton.Songrandesamigos,yasabes.Tenningtonse disponía a zarpar en su yate, con ánimo de llevar a cabo uno de susinterminables cruceros, y trataba de convencer a los demás para que seenrolaran en la travesía. También trató de liarme a mí. Esta vez tieneintención de circunnavegar el continente de África. Le contesté que lomásprobable esque, comono se le quitede la cabeza la ideadeque subonitojuguete flotante no es ni un acorazado ni un transatlántico, el día menospensadolevaallevar,aélyaalgunosdesusamigos,alfondodelocéano.

RegreséaParísanteayeryayerencontréenlascarrerasaloscondesDeCoude.Me preguntaron por ti, claro. El conde parece tenerte un tremendoafecto.Nodalaimpresióndeguardarterencoralguno,sinotodolocontrario.Olga está tan radiante de belleza como siempre, aunque parece un pocodeprimida. Supongo que sus breves relaciones contigo le enseñaron unalección que no olvidará mientras viva. Para ella, y para su esposo, desdeluego, fue una suerte que se tratara de ti y no de otro individuo menoscaballeroso.

Me temoquesihubierasgalanteadoaOlganohabríahabidoesperanzaparaningunodelosdos.

MeencargóquetediesequeNicoláshaabandonadoFrancia.Ellalepagóveinte mil francos para que se fuera y no volviese. Se felicita por habersedesembarazadodeélantesdequeNicolásintentasecumplirlaamenazaquele hizo de matarte a la primera ocasión que se le presentara. Me contótambiénquelehorrorizabalaposibilidaddequetemancharaslasmanosconlasangredeNicolás.Teapreciamuchoynoserecatóenreconocerlodelantedelconde.Noparecióquese lepudierapasarpor lacabeza la ideadequeexistieseprobabilidadalgunadequeunulteriorencuentroentreNicolásytúpudiese tener otro resultado que la muerte del ruso. En eso, el conde se

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mostródeacuerdoconella.DeCoudeañadióqueparaacabarcontigoharíafaltaunregimientodeRokoff.Tuscualidadesleinspiranunrespetodelomássaludable.

Mehanvueltoadestinaramiantiguobuque.ZarpadeElHavredentrodedosdías,conórdenessecretas.Sidirigeslacartaalbuque,tardeotempranomellegará.Encuantosemepresenteotraoportunidadvolveréaescribirte.

Tusinceroamigo,

PaulD'Arnot

—Metemo—pensóTarzánamediavoz—queOlgahatiradoveintemilfrancosporlaventana.

ReleyóvariasveceslapartedelamisivaquealudíaalaconversacióndeDArnotconJanePorter.Deaquellospárrafosdimanabaparaélunadichamásbienpatética,peroesoeramejorquenotenerdichadeningunaclase.

Lastressemanassiguientestranscurrieronsinacontecimientosfueradelonormal. Tarzán vio varias veces al árabe misterioso, y en una de ellas leobservó intercambiandounaspalabrasconel tenienteGernois.Sinembargo,aunquepusotodosuatentointerésenespiarleyseguirle,elhombremononologró determinar el alojamiento del árabe, una dirección que a Tarzán lehubieragustadosobremaneradescubrir.

Desde el episodio en el comedor del hotel de Aumale, Gernois, nuncacordial,semantuvosiempreadistanciadeTarzán.Enlascontadasocasionesen que ambos coincidieron en algún punto o reunión, el teniente semostrófrancamentehostil.

Paramantener las apariencias del papel que representaba, Tarzán dedicóuna cantidad considerable de su tiempo a la actividad cinegética por lasproximidades de Bu Saada. Se pasaba días enteros en las laderas de losmontes,buscandoostensiblementegacelas.Pero si algunavez seencontrabacon alguno de esos hermosos animales, lo dejaba escapar sin molestarsesiquiera en sacar el rifle de la funda. El hombre-mono era incapaz desacrificar, por simple deporte, a lamás inocente, inerme e indefensa de lascriaturasdeDios,porelmeroplacerdematar.

En realidad, Tarzán nunca había matado «por placer», como tampocoencontrónuncaplaceralgunoenelactodematar.Loqueleencantabaeralaalegríadeljuegolimpiodelalucha…,eléxtasisdelavictoria.Yeléxitoenlacazapracticadaparaconseguiralimento,lacompetenciaentrelahabilidadylaastuciadeunoylaastuciaylahabilidaddeotro.Perosalirdeunaciudadenlaquehabíaalimentodesobraparaabatiratirosaunapreciosagaceladedulcesojos… ¡Ah, eso resultaba todavíamás cruel que asesinar a sangre fría a un

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semejante!Tarzánnoestabadispuestoahacerunacosaasí,deformaquesalíaacazarensolitarioparaquenadiefuesetestigodelaimposturaquellevabaacabo.

Yunavez,debidoprobablementeasucostumbredeirsolo,apuntoestuvodeperderlavida.Cabalgabaapasolentoporelfondodeunbarrancocuandoretumbóundisparoasuespalda,nomuylejos,yunproyectilatravesóelcascocon que se cubría la cabeza. Aunque dio media vuelta instantáneamente ysubióalgalopehastaloaltodelacolina,novionirastrodeenemigoalguno,comotampocosetropezóconningúnserhumanohastallegaraBuSaada.

—Sí—monologómientrasrecordabaelsuceso—,verdaderamenteOlgahatiradoveintemilfrancosporlaventana.

AquellanocheelcapitánGerardlehabíainvitadoacenar.

—¿Nosediomuybienlamontería?—preguntóeloficial.

—No —respondió Tarzán—, por estos andurriales, las piezas son muyasustadizas y lo cierto es que tampoco me seduce mucho matar pájaros oantílopes.Creoquemeaventuraréporelsuryprobaréaversimeechoalacaraalgunodeesosleonesargelinossuyos.

—¡Estupendo! —exclamó el capitán—. Precisamente mañana nosponemosenmarcharumboaJilfah.Porlomenoshastaallígozarádenuestracompañía.Senoshaordenado,altenienteGernoisyamí,concienhombres,quepatrullemosporlaregióndelsur,dondelosmerodeadoresestánhaciendodelassuyasycreandobastantesproblemas.Esposiblequetengamoselplacerdecazarjuntoseseleón…¿Quémedice?

Tarzán se sintió más que complacido, y no dudó en confesarlo: pero elcapitán se hubiera asombrado lo suyode conocer el verdaderomotivode lasatisfaccióndelhombremono.GernoisestabasentadofrenteaTarzán.Aélnoparecióalegrarletantolainvitacióndelcapitán.

—Comprobará que la caza del león es mucho más emocionante quedispararsobreunagacela—comentóelcapitánGerard—.Ymáspeligrosa.

—El tiroa lagacela tambiénentrañasuspeligros—repusoTarzán—.Enespecial cuando uno va solo. Lo descubrí hoy mismo. También hecomprobadoqueaunquelagacelaseaelmástímidodelosanimales,noeselmáscobarde.

Tras sus palabras, en la mirada que dirigió a Gernois no puso más queindiferencia,yaquenodeseabaqueelhombresupieraquerecelabadeél,niquelosometíaavigilancia,almargendeloquepudierapensar.Sinembargo,el efecto del comentario del hombre mono sobre el oficial acaso pudieraindicarsurelacióncon,osuconocimientode,ciertossucesosrecientes.Tarzán

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observó que una especie de tenue sonrojo mate ascendía desde la base delcuellodeGernois.Sesintiósatisfechoycambiórápidamentedeconversación.

Alamañanasiguiente,cuandolacolumnapartiódeBuSaadahaciaelsur,mediadocenadeárabescerrabanlamarcha.

—Noformanpartedeldestacamento—contestóGerard,enrespuestaalapregunta de Tarzán—. Simplemente se han sumado a nosotros comocompañerosdeviaje.

DesdesullegadaaArgelia,Tarzánhabíaaprendidolosuficienteacercadelcarácterde losárabescomoparacomprenderqueaquellanoera laauténticarazón, puesto que al árabe no le gustaba precisamente la compañía delextranjero y si ese extranjero eran soldados franceses, todavía menos. Demodoquesussospechascobraronvidaydecidiónoperderdevistaaaquellapartida que marchaba tras la columna, a unos cuatrocientos metros dedistancia. Pero ni siquiera durante los altos en el camino de las tropas seacercaronlosárabeslobastantecomoparaqueTarzánpudiesedarseelgustodeexaminarlosafondo.

Llevaba largo tiempo convencido de que tras su pista había asesinosmercenariosytampocoalbergabagrandesdudasdequeenelfondodeaquellaconjuraestabaRokoff.Loquenollegabaadeterminarconprecisiónerasitalseguimientosedebíaalafándevenganzadelruso,porlasvecesquelehabíahumilladoydesbaratadosusplanes,osiaquelloestabarelacionadodealgunamaneraconlamisióndeTarzánrelativaalasandanzasdeGernois.Enelcasodetratarsedeestaúltimaposibilidad,loqueparecíabastanteprobabledadalaevidencia de que Gernois desconfiaba de él, Tarzán tendría entonces quecontender condos enemigospoderosos.Las zonas salvajes deArgelia haciadonde se encaminaban brindarían numerosas oportunidades para eliminar acualquieradversariosilenciosamenteysindespertarsospechas.

DespuésdeacampardosdíasenJilfah, lacolumnareanudólamarchaendirección suroeste, al llegarles noticias de que bandas de merodeadoresactuaban en aquella región contra las tribus que tenían establecidos susaduaresalpiedelasmontañas.

El reducido grupo de árabes que les había acompañado desdeBu Saadadesapareció repentinamente la misma noche en que se dio la orden deprepararse para salir de Jilfah a la mañana siguiente. Tarzán interrogódiscretamenteaalgunossoldados,peronadiesupoaclararleelmotivoporelquelosárabessefueron,niladirecciónquetomaron.Nolegustóelaspectodel asunto, sobre todo teniendo en cuenta que había visto a Gernoisconversando con uno de los árabes media hora después de que el capitánGerardemitierasusinstruccionesrelativasalareanudacióndelamarcha.SóloGernoisyTarzánconocíanladirecciónqueibanatomar.Loúnicoquelesdijo

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alossoldadosfuequeestuviesenlistosparalevantarelcampamentoaprimerahora de lamañana. Tarzán se preguntó si Gernois no habría revelado a losárabeselpuntodedestinodeldestacamento.

Muyentradalatardedeldíasiguiente,lastropasacamparonenunpequeñooasis en el que se encontraba el aduar de un jeque al que losmalhechoresrobabancabezasdeganadoyasesinabanpastores.Losárabessalierondesustiendas de piel de cabra y se apiñaron en torno a los soldados, a los quehicieron infinidad de preguntas en su lengua nativa, ya que la tropa estabaconstituida por naturales del país. Por entonces, Tarzán, con la ayuda deAbdul, había aprendido a chapurrear algo de árabe, lo que le permitióinterrogaraunode losmuchachosqueacompañabanal jeque,mientraséstepresentabasusrespetosalcapitánGerard.

No,el jovennohabíavistoningunapartidadeseis jinetesprocedentedeJilfah.Había otros oasis diseminados por la región, eramuy posible que sehubiesen dirigido a alguno de ellos. Claro que aquella gente podían serforajidosde lasmontañas: amenudocabalgabanhacia el norte enpequeñosgrupos,haciaBuSaada,e inclusoavecesllegabanhastaAumaleyBuira.Adecirverdad,tambiénpodíatratarsedealgunacuadrillademerodeadoresqueregresaran de alguna de esas ciudades, a las que habrían ido a divertirse unpoco.

Aprimerahoradelamañanasiguiente,elcapitánGerarddividiósustropasen dos columnas. Puso al teniente Gernois al mando de una de ellas y élencabezólaotra.Exploraríanlosmontes,aambosladosdelallanura.

—¿En qué destacamento prefiere ir monsieur Tarzán? —preguntó elcapitán—.¿Oquizásnotieneningúninterésencazarmerodeadores?

—¡Oh,meencantaráparticiparenesamontería!—seapresuróaaceptarelhombremono.

Llevabaun ratodevanándose los sesosenbuscadeunaexcusaplausibleque le permitiera integrarse en la partida deGernois. Su preocupación tuvocorta vida y aquella sugerencia inesperada le produjo un alivio inmenso. ElpropioGernoisleechólamanodefinitiva:

—Si ami capitán no le importa prescindir por esta vez del placer de lacompañíademonsieurTarzán,consideraríaunhonorqueelseñorTarzánmeacompañasehoy.

Sutononocarecíadecordialidad.Realmente,Tarzánimaginóquesehabíapasado un poco en ello, pero, no obstante, algo atónito y complacido, seapresuróamanifestarsusatisfacción.

YasífuecomoTarzányeltenienteGernoiscabalgaronunojuntoaotroa

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la cabeza del pequeño destacamento de espahís. La cordialidad de Gernoisduró poco. En cuanto quedaron fuera de la vista del capitán Gerard y sushombres, el teniente adoptó su habitual talante taciturno. A medida queavanzaban,elterrenosehacíamásescabroso.Eraunasubidaconstantehacialasmontañas,enlasqueentraron,hacialasdocedelmediodía,atravésdeunestrechodesfiladero.Gernoisdetuvolamarchaa laorilladeunarroyo.Allí,lossoldadosprepararonyconsumieronsufrugalalmuerzoydespuésllenaronlascantimplorasdeagua.

Trasdescansarunahora,reemprendieronsuavanceporeldesfiladero,paradesembocarenunpequeñovalle,delquepartíandiversasgargantas rocosas.HicieronunaltoyGernoisseplantóenelcentrode ladepresiónyexaminóminuciosamentelasalturasquelosrodeaban.

—Nos separaremos aquí —determinó el oficial—, formaremos variaspatrullasycadaunadeellasavanzaráporunadeesascañadas.

Destacó los diversos grupos y dio las pertinentes instrucciones a lossargentosalosqueasignóelmandodecadaunadelaspatrullas.Alconcluir,sedirigióaTarzán:

—Ustedtendrálabondaddequedarseaquíhastaqueregresemos.

Tarzánmanifestósudisconformidad,peroeltenientelecortóenseco:

—Esposiblequecadaunodeestospelotonestengaqueentablarcombate—dijo—, y los civiles no pueden encontrarse enmedio de la lucha porqueentorpeceríanalossoldadosdurantelaacción.

—Pero,miqueridoteniente—protestóTarzán—,estoymásquedispuestoydeseosodeponermebajosumandoodeldecualquieradesussargentosocabosycombatircon la tropa,deacuerdocon lasórdenesquemeden.Paraesohevenido.

—Mealegraríaconsiderarloasí—replicóGernois,conunaburlonaironíaque no se molestó en ocultar. Añadió, cortante—: Está bajo mis órdenes yéstassonquesequedeaquíhastaqueregresemos.Asuntoconcluido.

Diomedia vuelta, picó espuelas y se alejó a la cabeza de sus hombres.Instantes después, Tarzán se encontró completamente solo en medio de ladesoladafortalezaqueconstituíanlasmontañas.

Caíaunsoldejusticia,asíqueelhombremonobuscólaproteccióndeunárbol cercano, al que ató la cabalgadura, para a continuación sentarse en elsueloyponersea fumar.Maldijoen su fuero internoaGernoispor la faenaquelehabíahecho.Unavenganzamiserable,pensó,perodesúbitoleasaltólaidea de que el teniente no podía ser tan estúpido como para buscarse suanimosidadocasionándoleaélunfastidiotantrivial.Sindudaseocultabaalgo

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másprofundodetrásdeaquello.UnasospechagerminóensumenteyTarzánsacóelrifledelafunda.Abriólarecámaraycomprobóqueelcargadorestabaal completo. Luego examinó el revólver. Realizada aquella precauciónpreliminarescrutólasladerasycimasdelosmontescircundantes,asícomolasbocas de las diversas gargantas… estaba firmemente resuelto a que no lesorprendiesenconlaguardiabaja.

El sol fue bajando y bajando en el cielo, sin que se apreciara el menorindicio de que volvían los espahís. Por último, las sombras envolvieron elvalle. Tarzán tenía demasiado amor propio para regresar al campamento sinhaberconcedidoalaspatrullasunamplioplazoparaqueregresaranalvalle,queeraeltácitopuntodeconcentración.Cuandocerrólanochesesintiómásasalvodecualquierposibleataque,yaquelaoscuridaderaunacircunstanciaenla que se sentía a gusto. Sabía que nadie era capaz de acercársele tancautelosamente como para eludir la sensibilidad y agudeza de sus alertadosoídos;ademáscontabatambiénconlosojos,cuyamiradapodíaatravesarlastinieblasnocturnas;yconelolfato,queigualmentepodíapercibirenelairelapresenciadeunenemigoinclusoaunqueseencontraraabastantedistancia.

De modo que daba por supuesto que corría escaso peligro y eso leproporcionótalsensacióndeseguridadquesequedódormido,conlaespaldaapoyadaeneltroncodelárbol.

Susueñodebiódeprolongarsevariashoras,yaquecuandosúbitamenteledespertóelresoplidoyelpiafardelasustadocaballo,elresplandordeunalunallenailuminabaelvalle.Yallí,amenosdediezpasosdeél,violacausadelterrordesumontura.

Soberbio,majestuoso,vibranteyextendidalaairosacola,conlosbrillantesojos clavados en su presa, se erguíaNuma el adrea, el león negro.Un leveestremecimientodealegríahormigueóporelsistemanerviosodeTarzán.Eracomo volver a encontrar a un viejo amigo, tras largos años de separación.Durante un momento se mantuvo rígido mientras disfrutaba del magníficoespectáculoqueofrecíael'señordeldesierto.

PeroNumaseagazapabayaparasaltar.Muydespacio,Tarzánseechóelriflealacara.Nunca,entodasuvida,habíamatadoaunanimalgrandeconarma de fuego, hasta aquel momento siempre se valió del venablo, de lasflechasenvenenadas,de lacuerda,delcuchilloosimplementede lasmanos.Lamentódemodoinstintivonodisponerdesusflechasydesucuchillo…sehubierasentidomásseguroconellos.

Numateníayatodoelcuerpoaplastadocontraelsuelo,sólopresentabalacabeza. Tarzán hubiera preferido disparar ligeramente ladeado, porque noignorabaque,devivirunpardeminutosoinclusonadamásqueuno,elleónpodíaocasionarundañotremendo.AespaldasdeTarzán,elcaballotemblaba

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depánico.Conenormecautela,elhombremonodiounpasolateral…Numasólo le siguió con los ojos. Tarzán dio otro paso.Y otromás.Numa siguióinmóvil.Ensunuevaposición,elhombremonopodíaahoradispararsobreunpuntosituadoentreelojoylaoreja.

Tarzáncurvóeldedoentornoalgatilloy,almismotiempoquesonabaeldisparo, Numa saltó. Simultáneamente, el empavorecido caballo realizó unfrenético esfuerzo para escapar, rompió la cuerda que lo trababa y saliódisparadodesfiladeroabajo,haciaeldesierto.

UnhombrecorrientenohabríapodidoescaparalasaterradorasgarrasdeNumacuandoelleónsaltabadesdeunadistanciatancorta,peroTarzánnoeraun hombre corriente. Las necesidades de la supervivencia en unmedio tanhostilcomolaselvavirgenhabíanadiestradolosmúsculosdeTarzán,desdelamás tierna infancia, acostumbrándolos a actuar con la rapidez del rayo. Pormuy veloz que fuese el adrea,Tarzán lo eramuchomás, así que el enormefelino se estrelló contra el tronco del árbol cuando esperaba caer sobre lablandacarnedelhombre.TarzándelosMonosseencontrabayadospasosaladerecha de la fiera, desde donde disparó otro proyectil sobre el cuerpo delleón.Elimpactoderribóaladreadecostado,dondequedódandozarpazosalaireyemitiendoferocesrugidos.

El hombre mono hizo fuego dos veces más, en rápida sucesión, y,finalmente,eladreaquedóinmóvilynovolvióarugir.NofuemonsieurJeanTarzán,sinoTarzándelosMonos,quienposóelfieropieencimadelcuerpode la salvaje presa y, elevando el rostro hacia la luna llena, lanzó al aire, aplenovolumendesupoderosavoz,elescalofriantealaridoretadordelosdesutribu: el grito del mono macho que acaba de matar a un adversario. Y lassalvajescriaturasdelasmontañassedetuvieronsorprendidasytemblaronanteaquellanuevayterriblevoz,mientrasenelterrenobajodeldesiertoloshijosdelassoledadessalíandesustiendasdepieldecabraydirigíanlavistahaciala sierra, al tiempo que se preguntaban qué nuevo y sanguinario flagelollegabadispuestoaarrasarsusrebaños.

Aochocientosmetrosdelvalle enque se erguíaTarzán,unaveintenadefiguras cubiertas de blanca chilaba, armadas con largas espingardas desiniestro aspecto, detuvieron su marcha e intercambiaron entre sí miradasinterrogadoras. Pero en vista de que el grito no se repetía, reanudaron susubrepticiamarchasilenciosaendirecciónalvalle.

Tarzán casi estaba absolutamente seguro de queGernois no albergaba lamenorintenciónderegresarabuscarle,peronoconseguíaimaginarelobjetivoquepudieraperseguireltenientedejándoleabandonadoallí,yaqueesonoleimpedía a Tarzán volver al campamento. Huido su corcel, el hombre-monollegóalaconclusióndequeseríaunabobadapermanecerenlasmontañas,así

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queechóaandarhaciaeldesierto.

Nohabíahechomásqueentraren losconfinesdeldesfiladerocuando laprimeradelasfigurasvestidasdeblancoirrumpióenelvalleporelextremoopuesto. Losmiembros del grupo dedicaron unos instantes al examen de ladepresión del terreno, protegidos por unos peñascos que los ocultaban a lavista.Cuando se convencieron de que no había nadie se decidieron a bajar.Detrás de un árbol, a un lado, tropezaron con el cadáver del adrea. Entreexclamacionesamediavoz,searremolinaronentornoalleónmuerto.Alcabodeunmomento,reanudaronsuapresuradamarchaporlacañadaquetambiénestabaatravesandoTarzánaescasadistanciapordelantedeellos.Losárabesavanzabancautelosaysilenciosamente,alabrigodetodoslospeñascostraslosquepudieranocultarse, comohacen loshombresqueandanal acechodeunhombre.

CapítuloX

Porelvalledelassombras

Mientrascaminabaporelagrestedesfiladerobajolabrillantelunaafricana,la llamada de la jungla resonó cautivadora en el alma de Tarzán. Lassoledades, así como la libertad en plena naturaleza salvaje inundaron sucorazóndevidayeuforia.VolvíaaserTarzándelosMonos—conloscincosentidos alertados frente a la posibilidad de cualquier sorpresa por parte dealgún enemigo de la jungla— y avanzaba con paso ágil, alta la cabeza,orgullosoyconscientedesupoder.

Losruidosnocturnosdelasmontañaserannuevosparaél,pesea locualentrabanensusoídoscomosifuesenproductodelacariñosavozdeunamorsemiolvidado.Muchos de ellos los percibía intuitivamente… ah, había unoqueleresultabafamiliardeveras:elcarraspeodistantedeSheeta,elleopardo;noobstante, laextrañanotaquerematabaelgemidofinalsembróladudaenél.Sí,loqueoíaeraunapantera.

Captóenaquelmomentounnuevosonido—unrumorsuaveysigiloso—que se impusopor encimade los demás.Ningúnoídohumano, salvo el delhombre-mono, hubiese podido detectarlo. Al principio no le fue posibledeterminar su naturaleza, pero comprendió por último que lo originaban lospies descalzos de cierto número de hombres. Se encontraban a su espalda eibanacercándoselepocoapoco,sosegadamente.Leperseguían,leacechaban.

Cruzóporsucerebroelcentelleodeundescubrimientosúbito:acababadecomprender elmotivo por el queGernois le había dejado en aquel pequeño

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valle. Aunque sin duda el plan tropezó con algún inconveniente…, loshombres llegaban demasiado tarde. Los pasos fueron aproximándoseinflexiblemente.Conelrifleenlamano,apunto,Tarzánsedetuvoysecolocódecaraalosquellegaban.Captóelmovimientofugazdeunachilabablanca.Dio el alto en francés y preguntó qué querían de él. La respuesta fue elfogonazodeunaespingarday,trasladetonación,TarzándelosMonoscayódebrucescontraelsuelo.

Losárabesnoseprecipitaronsobreéldeinmediato,sinoque,precavidos,aguardaron hasta comprobar que su víctima no se incorporaba. Una veztuvieron tal certeza, abandonaron su escondite y corrieron hacia el hombremono.Seinclinaronsobreél.Todoindicabaquenohabíamuerto.UnodelosárabesapoyólabocadelcañónenlanucadeTarzán,dispuestoadarleeltirodegracia,perootroloapartó.

—Silollevamosvivolarecompensaserámásalta—explicó.

Demodoqueloatarondepiesymanosycuatromiembrosdelapartidaselo cargaron sobre los hombros. Reanudaron la marcha hacia el desierto.Cuandodejaronatráslasmontañassedesviaronendirecciónsuryalamanecerllegaron al punto donde habían dejado los caballos al cargo de un par decompañeros.

A partir de entonces, avanzaron más aprisa. Tarzán había recuperado elconocimiento. Iba atado sobre el lomo de una cabalgadura de repuesto, queevidentemente losárabes llevarona tal fin.Laheridadelhombremonosóloeraunrasguño,unsurcoquelabalahabíatrazadoenlacarne,juntoalasien.Sehabíacortadolahemorragia,perolasangresecaformabamanchasrojasenelrostroylaropadeTarzán.Desdequecayeraenmanosdeaquellosárabesno había despegado los labios, como tampoco ellos le dirigieron la palabra,salvo para darle algunas breves órdenes cuando llegaron al lugar dondeaguardabanlasmonturas.

Durante seis horas cabalgaron a ritmo acelerado por aquel ardientedesierto,rodeandosiemprelosoasispróximosalarutaporlaquemarchaban.Haciaelmediodíallegaronaunaduarconstituidoporunasveintetiendas.Sedetuvieronenélycuandounode losárabesdesataba lascuerdasdeespartoqueligabanaTarzánasumontura,unanutridacatervadehombres,mujeresyniñoslesrodeó.Lamayorpartedelatribu,ydemaneraespeciallasmujeres,parecíandisfrutarenormementedescargandoinsultossobreelprisioneroynofaltóquien learrojarapiedrasy leaporrearaconestacas.Hastaqueaparecióunancianojequequeahuyentóalaturba.

AlíbenAhmedmehadicho—manifestóeljequequeestehombreestabasolo en las montañas y que mató un adrea. No me interesa en absoluto lacuestiónquecontraélpuedatenerelextranjeroquenoscontratóparaquele

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siguiéramosynosapoderásemosdeél,ytampocosénimeimportaloquelepuedahaceraestehombrecuandoseloentreguemos.Peroelprisioneroesunvaliente y, mientras esté en nuestro poder se le tratará con el respeto quemerecequiensaledenocheysoloacazaralseñorde lagrancabeza…ylomata.

Tarzánconocíalareverenciaquealosárabeslesinspiratodapersonaquemata a un león, por lo que no pudo por menos que agradecer aquel factorfavorablequelelibraríadelastorturasaquepudierasometerleaquellatribu.Notardaronenllevarloalinteriordeunatiendadepielesdecabrasituadaenla parte superior del aduar. Allí le dieron de comer y luego, bien atado, lodejaronsoloenlatienda,tendidoencimadeunaalfombratejidaporlapropiatribu.

Observóqueuncentinelamontabaguardiasentadoalaentradadelafrágilcárcel, pero cuando forcejeó con las gruesas ligaduras que le inmovilizabancomprendió que aquella precaución adicional por parte de sus captores erainnecesaria; ni siquiera sus colosales músculos podían romper aquelentrelazadodefuertescuerdasdeesparto.

Poco antes del crepúsculo varios hombres se acercaron y entraron en latiendadondeyacíaTarzán.Todosvestíanalestiloárabe,perounodeellosseadelantóhasta llegar juntoalhombremono,dejócaer losplieguesde la telaque ocultaban la mitad inferior de su rostro y Tarzán pudo contemplar lasperversas facciones de Nicolás Rokoff. Los barbados labios se curvaron enunasonrisanauseabunda.

—¡Ah,monsieurTarzán!—saludó—.Estosíqueesunverdaderoplacer.¿Porquénoselevantaysaludaasuvisitante?—Luego,trasunobscenotaco,profirió—:¡Levántate,perro!—Echóhaciaatráslapierna,calzadaconsólidabota,ypropinóaTarzánuntremendopuntapiéenelcostado—.¡Yahívaotro,y otro, y otro!—continuó,mientras la bota se estrellaba en la cara y en elcostadodelhombremono—.Unapatadaporcadavezquemeagraviaste.

Tarzán no dijo nada.Ni siquiera se dignó volver amirar al ruso, tras laprimeraojeadadereconocimiento.Alfinalintervinoeljeque,hastaentoncestestigomudodelaescena,quenopudoseguiraguantandomásaquelcobardeensañamientoyordenó,fruncidoelceñocondisgusto:

—¡Basta!Mátele siquiere,peronovoya tolerarqueenmipresencia sesometa a un valiente a semejantes ultrajes. Me siento medio inclinado aentregárselo libre de ligaduras, a ver cuánto tiempo seguiría dándolepuntapiés.

La amenaza puso fin automáticamente a la brutalidad deRokoff, puestoqueloúltimoquedeseabaenelmundoeraquedesatasenaTarzánmientrasél

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seencontraraalalcancedesuspoderosasmanos.

—Muybien—replicóalárabe—.Ahoramismolomato.

—Noserádentrodeloslímitesdemiaduar—declaróeljeque—.Deaquítienequesalirvivo.Loquehagaconéleneldesiertonomeconcierne,perolasangre de un francés no va amanchar lasmanos demi tribu a causa de larencilladeotrofrancés…Mandaríansoldadosaquí,quemataríanamuchosdelosmíos,incendiaríannuestrastiendasyahuyentaríannuestrosrebaños.

—Siloquiereasí…—rezongóRokoff—.Melollevaréaldesiertoqueseextiendepordebajodeladuar,yallílodespacharé.

—Lo llevará por lomenos a una jornada de distancia demis tierras—decretó el jeque en tono firme—y algunos demis jóvenes le seguirán paracerciorarsedequenomedesobedece…Sinocumpleloqueledigo,serándoslosfrancesesquemueraneneldesierto.

Rokoffseencogiódehombros.

—Enesecaso,tendréqueesperarhastamañana…yahaoscurecido.

—Como quiera—repuso el jeque—. Pero le doy una hora de plazo, apartirdelalba,paraquedesaparezcademiaduar.Losinfielesmegustanmuypoco,peroloscobardesnomegustannada.

Rokoff hubiera replicado algo que al jeque aún le habría gustadomenosque nada, pero se contuvo. Se dio cuenta a tiempo de que el anciano nonecesitaríamásquelamásinsignificantedelasexcusaspararevolversecontraél. Salieron juntos de la tienda. En la entrada, Rokoff no pudo resistir latentacióndelanzaraTarzánunúltimosarcasmoprovocativoantesderetirarse.

—Quetengadulcessueños,monsieur—deseó,burlón—,ynoseolvidederezar susoraciones,porquecuandomueramañana, loharáentre torturas tanangustiosasqueenvezdeoracionessóloproferiráblasfemias.

Desde el mediodía, nadie se había preocupado de llevarle a Tarzánalimentoobebiday,enconsecuencia,teníaunasedespantosa.Sepreguntósimereceríalapenapedirleaguaalárabequemontabaguardiaafuera,perotrasdirigirle la palabra en dos o tres ocasiones sin obtener respuesta llegó a laconclusióndequeerainútil.

Sonóelrugidodeunleónenlasalturasdelamontaña,muylejos.Cuántomásseguroseestaba,pensóTarzán,enelterritoriodelasfierassalvajesqueenelde loshombres.Enningúnmomento,durantesuexistenciaen laselvavirgen sehabíavistoperseguidoy acosado tan implacablemente comoenelcursodelosúltimosmesesvividosentreloshombres.Jamássehabíavistotancercadelamuerte.

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El león volvió a rugir. Tarzán experimentó el repentino impulso deresponder con el grito de desafío de los de su tribu. ¿Su tribu? Casi habíaolvidadoqueeraunhombreynounsimio.Diountirónalasligaduras.SantoDios, si pudiese acercárselas a los dientes. Un salvaje ramalazo de locurarecorriósuánimocuandosusesfuerzosporrecobrarlalibertadconcluyeronenlamentablefracaso.

Numa rugía ahora de manera continua. Era a todas luces evidente quedescendía al desierto en busca de caza. Aquel era el rugido de un leónhambriento. Tarzán le envidió, porque estaba libre. Nadie iba a atarle conligadurasdeespartoni a sacrificarle comoaunborrego.Aquelloera loquemortificabaaTarzán.Noleasustabamorir,no,loquetemíaeralahumillacióndeaquelladerrotapreviaalamuerte,sincontarsiquieraconlaoportunidaddecombatirendefensadelavida.

Pensó que lamedianoche debía de estar al caer.Aún le quedabanvariashorasantesdequesecumplierasusentencia.EraposiblequeaúnencontrasealgúnmododellevarseaRokoffconsigoenellargoviajealotromundo.Oyóal salvaje señor del desierto, que por entonces se encontraba yamuy cerca.Seguramente buscaría su pitanza entre las reses que albergaba el corral deladuar.

Reinó el silencio durante un buen rato, al cabo del cual el fino oído deTarzáncaptóel rumordeuncuerpoquesemovía furtivamente.Llegabadellado de la tienda que daba a lamontaña…, por la parte de atrás. Aguardó,escuchócontodasuatención,paracomprobarsipasabadelargo.Elsilencioseprolongóenelexteriordelatienda,unsilenciotanterriblementeprofundoque Tarzán se sorprendió de no oír la respiración del animal que, estabaseguro, debía de encontrarse agazapado muy cerca de la piel de cabra delfondodelatienda.

¡Vaya!Ahoraempezabaamoversedenuevo.Sefueacercandocomosisedeslizara por el suelo. Tarzán volvió la cabeza en dirección a aquel sonido.Dentrode la tienda, todoeraoscuridad.Pocoapoco, lapartedeatrásde latiendafueseparándosedelsuelo;lalevantabanlacabezayloshombrosdeuncuerpoqueparecíapuratinieblaperfiladaenlapenumbradelsegundoplano.Vislumbrómásalláeldesiertotenuementeiluminadoporelresplandordelasestrellas.

UnasonrisalúgubrejugueteóenloslabiosdeTarzán.Almenos,Rokoffsequedaríaconunpalmodenarices.¡Sevolveríalocodefuria!Y,paraTarzán,aquella muerte sería mucho más misericordiosa que la que podía esperar amanosdelruso.

La piel de cabra del fondo de la tienda volvió a caer en su sitio y laoscuridadvolvióaespesarse.Fueraaquelloloquefueseyaestabadentrodela

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tienda,conél.Sintióquesearrastrabahastasituarseasulado.Cerrólosojos,alaesperadelapotentezarpaqueibaadestrozarlo.Peroloquecayósobresusemblante,vueltohaciaarriba,fueeltoquedeunamanosuavequetanteabaenla oscuridad. Luego oyó el susurro casi inaudible de una voz femenina quepronunciabasunombre.

—Sí,esesoyyo—murmuróTarzánsurespuesta—.Pero,ennombredelcielo,¿quiénesusted?

—LaOuled-NaildeSidiAisa—fuelacontestación.

Altiempoquelehablaba,elhombremononotóqueprocedíaasoltarle.Enunaodosocasionesnotóelfríoacerodeuncuchilloquelerozabalapiel.Alcabodeunosinstantesseviolibre.

—¡Vamos!—bisbiseólamuchacha.

Salióagatasdelatienda,enposdelajoven,porelmismositiopordondeellahabíaentrado.Lamuchachacontinuóarrastrándoseporellisosuelohastallegaraunosmatorrales.Sedetuvoallí,alaesperadequeTarzánllegasejuntoa ella. El hombre mono la contempló durante unos segundos, antes dedecidirseahablar.

—Nologroentenderlo—dijoporfin—.¿Aquésedebesupresenciaaquí?¿Cómo sabía que estaba prisionero en esa tienda? ¿Cómo es que ha sidoprecisamenteustedquienmehasalvado?

Lajovensonrió.

—Esta noche he recorrido un largo camino—declaró—, y antes de quepodamosconsiderarnos fueradepeligrohemosdecubrirotro largo trayecto.Venga,selocontarétodomientrascaminamos.

Se levantaron los dos al mismo tiempo y emprendieron la caminata atravésdeldesierto,endirecciónalasmontañas.

—Noestabasegurodequemefueraposiblellegarhastausted—confesólamuchacha al final—.El adreaha salido esta nochede cacería y creoquecuandodejé loscaballosmeventeóyempezóaseguirme…Llevabaencimaunsustotremendo.

—¡Esunajovenmuyvaliente!—elogióTartán—.¿Ysehaarriesgadodeestaformaporundesconocido…,porunextranjero…,poruninfiel?

Lamuchachaseirguióconsoberbiogesto.

—Soy hija del jequeKadur ben Saden—replicó—.No sería digna hijasuyasinoarriesgasemividaparasalvarladelhombrequemesalvócuandocreíaqueyonoeramásqueunavulgarOuled-Nail.

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—Contodoyconeso—insistióTarzán—,esunamuchachamuyvaliente.¿Perocómosupoquemeteníanprisioneroahídetrás?

—Achmet dinTaieb, primomío por parte de padre, fue a visitar a unosamigos suyos que pertenecen a la tribu que le capturó. Estaba en el aduarcuando le trajeron a usted.Al llegar a nuestro pueblonos habló del gigantefrancés queAll benAhmed había hecho prisionero para entregárselo a otrofrancésquedeseabamatarle.Porladescripciónquehizomiprimocomprendíque debía de tratarse de usted. Mi padre estaba ausente. Así que intentéconvenceraalgunoshombresdeladuarparaquevinieranarescatarle,perosenegaron a hacerlo.Me dijeron: «Dejemos que los infieles se maten unos aotros,sieseessugusto.Estonoesasuntonuestroysinosentrometemosenlos planes de All ben Ahmed lo único que vamos a conseguir es que laemprendaconnuestropueblo».

»Asíqueencuantocayó lanochemevine sola.Acaballoyconotrodereataparausted.Losdejéatadosnolejosdeaquí.Porlamañanaestaremosenel aduar de mi padre. Para entonces, él ya habrá vuelto… ¡y que vayanentoncesaintentarllevarsealamigodeKadurbenSaden!

Caminaronensilencioduranteunosinstantes.—Yadeberíamosestarcercadeloscaballos—dijolamuchacha—.Esextrañoquenolosvea.

Alcabodeunossegundos,sedetuvoyexclamó,consternada:

—¡Handesaparecido!¡Losdejéatadosaquí!

Tarzánseagachóparaexaminarelsuelo.Observóquehabíanarrancadodecuajounarbusto.Luegodescubrióalgomás.Cuando se levantóymiróa lajoven,ensuslabiossedibujabaunasonrisatorcida.

—El ad rea ha estado aquí. Todo indica, sin embargo, a juzgar por lasseñales, que se le escapó la presa. Si le sacaron un mínimo de delantera,seguroqueenterrenoabiertoloscaballossehabránlibradofácilmentedeél.

Lo único que podían hacer era seguir a pie. Su camino les llevaba a lolargodelasestribacionesdelamontaña,perolamuchachaconocíalarutatanbien como el rostro de su madre. Avanzaron a base de zancadas largas yágiles.Tarzánmanteníalamanoabiertasobrelaparteposteriordelhombrodela chica, para que fuese ella quienmarcara el paso y así se cansaramenos.Iban charlando mientras caminaban y de vez en cuando se detenían paraaguzareloídoycomprobarsialguienlosperseguíadecerca.

Laluzdelalunaañadíamásbellezaalahermosuradelanoche.Soplabaunairevivoyestimulante.Asuespaldaextendíaeldesiertosupanoramadeinterminablehorizontalidad,salpicadoaquíyalláporalgúnqueotrooasis.

Las palmeras de dátiles que se alzaban en el pequeño paraje fértil que

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acababan de dejar tras de sí, y el círculo de tiendas de piel de cabra,destacaban su bien delimitado perfil sobre la arena amarillenta, como undiminuto paraíso fantasmal en medio de un océano más fantasmal todavía.Frente a ellos se erguían, torvas y silenciosas, las montañas. A Tarzán lasangrelehervíajubilosaenlasvenas.¡Aquelloeravida!Bajólavistahacialajovenquecaminabaasulado…Unahijadeldesiertoquemarchabasobrelafaz de un mundo muerto junto a un hijo de la selva virgen. La imagen leprovocó una sonrisa. Deseó haber tenido una hermana y que hubiese sidocomoaquellamuchacha.¡Quécompañeramásestupendaparaél!

Seadentrabanyaenterrenomontañosoyavanzabanmuydespacio,porqueelcaminoeraempinadoylasuperficierocosa.

Llevaban varios minutos sin decir nada. La chica iba preguntándose siconseguirían llegar el aduar de su padre antes de que los posiblesperseguidores los alcanzaran.En aquellosmomentos, lo queTarzándeseabaeraquepudieranseguirandandoasíindefinidamente.SilaOuled-Nailhubierasidounhombre, ellohabría sidoposible.Tarzánanhelaba tenerunamigoalqueleencantaselavidasilvestretantocomolegustabaaél.Habíaaprendidoadisfrutar de la compañía de sus semejantes, pero por desgracia para él casitodos los hombres con los que trabó amistad o conocimiento preferían loscasinos y las prendas inmaculadas de hilo al nudismo de la jungla. Desdeluego,esoeradifícildecomprender;sinembargo,se tratabadeunarealidadclarayevidente.

Acababande rodearunaltopeñascoque sobresalía enel caminocuandotuvieronquedetenerseenseco.Allí,anteellos,enmitadde lasenda,estabaNumo, el adrea, el león negro. Los verdes ojos del felino clavaron toda laperversidad de su mirada en los dos caminantes. El animal les enseñó losdientes y su cola, como un azote colérico, se fustigó los costados negro-amarillentos. Luego emitió un rugido… el rugido espeluznante del leónhambrientoyfurioso.

—Sucuchillo—pidióTarzánalajoven,altiempoqueextendíaelbrazo.Ella deslizó la empuñadura del arma en la palma de la mano del hombremono.Cuandolosdedosdeéstesecerraronentomoalmango,hizoretrocedera la muchacha y se situó delante de ella—. Vuelva al desierto con toda larapidezquepueda.Simeoyellamarla,seráseñaldequetodovabienypuederegresar.

—Esinútil—repusolaOuled-Nailconaireresignado—.Estoeselfin.

—¡Obedezca!—leordenóTarzán—.¡Rápido!¡Estáapuntodesaltarsobrenosotros!

La muchacha retrocedió unos pasos y se quedó contemplando aquel

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escalofrianteespectáculodecuyodesenlaceprontoibaaseraterradotestigo.

El león avanzaba despacio hacia Tarzán, con el hocico pegado al suelo,comountorodesafiante,ylacolaextendida,trémula,comosiseestremecieradepuraeintensaemoción.

El hombre-mono aguantó a pie firme, medio encorvado. Empuñaba ellargocuchilloárabecuyahojarelucíaalaluzdelaluna.Asuespalda,latensafigura de la muchacha permanecía inmóvil como una estatua. La joven seinclinaba levementehacia adelante, entreabiertos los labios, desorbitados losojos.Suúnicopensamientoconscienteeraeldelaadmiraciónquedespertabaensucerebroelintrépidoarrojodeaquelhombrequeconunsimplecuchillose atrevía a plantar cara al señor de la gran cabeza. La joven pensó que unhombredesupropiarazaysangresehabríaarrodilladoarezaryhabríacaídobajo aquellos terribles colmillos sin ofrecer resistencia. De cualquiermodo,tantoenuncasocomoenotro, el resultadoseríaelmismo…era inevitable.Sin embargo, la joven no pudo reprimir un escalofrío demaravillamientrassus ojos seguían fijos en la heroica figura que tenía ante sí.Ni elmás levetemblor en aquella gigantesca persona. Su aspecto era tan amenazador ydesafiantecomoeldelpropioadrea.

Elleónseencontrabayamuycercadelhombre-mono,sólolesseparabanunospasos.Elfelinoencogióelcuerpoyluego,conunensordecedorrugido,saltó…

CapítuloXI

JohnCaldwell,deLondres

CuandoNumaeladreaselanzóconlasgarrasextendidasyloscolmillosprestosaladentelladateníaelconvencimientodequeaquelindividuodetresal cuarto iba a ser presa fácil, como lo fueron la veintena de hombres quehabíancaídoyabajosuszarpas.ParaNuma,elhombreeraunacriaturatorpe,desvalida,lentademovimientos…Leinspirabapocorespeto.

Peroestavezseencontróconunsertanágilyrápidocomoél.Cuandoelvigorosocuerpodel leónaterrizóenelpuntoquesegundosantesocupaba lapresuntavíctima,éstahabíavoladodeallí.

Lamuchachasequedóparalizadaporelasombroalverlaserenafacilidadconqueelhombreencogidosobresímismoeludiólasenormesymortíferasuñas de la fiera.Y ahora, ¡oh,Alá!, se había abalanzado sobre el lomo deladrea, antes de que el animal tuviera tiempo de revolverse. Situado tras elcuello de la fiera, se agarró a lamelena para sujetarse.El león se encabritó

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comouncaballo,peroTarzánsabíaqueibaahacerprecisamenteesoyhabíatomado sus medidas. Un brazo gigantesco rodeó la garganta del felino pordebajodelanegramelenayuna,dos,tresveceslaafiladahojadelcuchillosehundió en la parte delantera del lomo negro-amarillento, por detrás de laespaldillaizquierda.

FrenéticosfueronlosbrincosdeNuma,horripilantessusrugidosdefuriaydolor,peronohabíaformadezafarsedelgigantequellevabaalaespalda,alquenopudoexpulsardeallí,nialcanzarloconlosdientesniconlasgarrasenel breve intervalo que el señor de la gran cabeza sobrevivió. EstabacompletamentemuertocuandoTarzándelosMonossoltósupresaeirguióelcuerpo. Entonces, la hija del desierto fue espectadora de algo que la aterróinclusomás que la presencia del adrea. El hombre puso un pie encima delcadáver de la pieza que acababa de cobrar, volvió su agraciado semblantehacialalunallenaylanzóaplenopulmónelalaridomásatrozquelosoídosdelamuchachahubiesenescuchadojamás.

Lauled-naildejóescaparunlevegritodetemory,encogida,seapartódeTarzán,conlaideadequelahorrorosatensióndelaluchahabíahechoperderel juicio al hombremono. Cuando los infernales ecos de la última nota deaqueldesafíosedesvanecieronen ladistancia,elhombrebajó lavistaysusojosfueronaposarseenlajoven.

Al instante, una sonrisa jovial iluminó su rostro y la muchacha tuvo lacertezadequeelhombreestabaperfectamentecuerdo.Lauled-nailvolvióarespirartranquilaycorrespondióalasonrisadeTarzán.

—¿Quéclasedehombreesusted?—preguntó—.Loquehahechoesalgoinaudito.Inclusoahora,despuésdehaberlovisto,mecuestatrabajocreerqueseaposiblequeunhombresolo,armadodeunsimplecuchillo,lucheabrazopartidoconunadreaylovenzasinsufrirunrasguño…Porquehaacabadoconél.Yesegrito…noerahumano.¿Quéleimpulsóahacerunacosaasí?

Tarzánsepusocomolagrana.

—Es porque a veces—se justificó—me olvido de que soy un hombrecivilizado.Sinduda,cuandomatomeconviertoenotroser.

Nointentódarmásexplicaciones,porquesiempreteníalasospechadequelasmujeresmirabanconrepulsiónaquiennohabíasuperadodeltodolafaseanimal.

Reanudaronlamarcha.Elsolestabamuyaltoenelcielocuandovolvieronaentrareneldesierto, trasdejara suespalda lasmontañas.Encontraron loscaballosdelamuchachaalaorilladeunriachuelo.Hastaallíhabíanllegadoensuhuidadevueltaacasay,comoquieraquelacausaqueoriginósuterroryanoexistía,sedetuvieronapastartranquilamenteenaquelparaje.

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Tarzánylajovennotuvierongrandesdificultadesparacogerlos.Alomosde las cabalgaduras recuperadas se dirigieron a través del desierto hacia eladuardeljequeKadurbenSaden.

No apareció perseguidor alguno y, sin incidentes, hacia las nueve de lamañanallegaronasudestino.El jequehabíaregresadopocoantesysepusofrenético de dolor al ver que su hija estaba ausente. Temió que losmerodeadores la hubiesen vuelto a secuestrar.Ya tenía cincuenta hombres acaballoy,alacabezadelosmismos,sedisponíaasalirenbuscadelajovencuandollegaronTarzányella.

Laalegríadeljequealverasuhijasanaysalvasólofueequiparablealagratitud que sintió hacia Tarzán por devolvérsela sin que hubiera sufrido elmenordaño,apesardelospeligrosdelanoche,yalaeuforiaagradecidaqueexperimentó por el hecho de que lamuchacha hubiera llegado a tiempo desalvaralhombrequeenotraocasiónlahabíasalvadoaella.

NoolvidóniomitióKadurbenSadenningúnhonordecuantosestuvoensu mano acumular sobre el hombre mono para demostrarle su aprecio yamistad.CuandolahijadeljequehuboexplicadolahazañadeTarzánalmataraladrea,unaauténticamultituddeárabesadmiradosrodeóalhombremono.Yesquematarunadreaeraelmodomásseguroparaconseguirlaadmiraciónyrespetodeaquellosbeduinos.

ElancianojequeinsistióensuinvitaciónparaqueTarzánsequedasecomohuésped en el aduar por tiempo indefinido. Incluso expresó su deseo deadoptarlocomomiembrodelatribuy,duranteciertotiempomedioseformóenlamentedelhombremonolaresolucióndeaceptaryquedarseparasiemprecon aquel pueblo silvestre, al que comprendía y que también parecíacomprenderleaél.Laamistadyelaprecioqueexperimentabapor lahijadeKadur ben Saden constituían factores poderosos que le apremiaban a tomarunadeterminaciónafirmativa.

Silajoven,envezdeserunamuchachahubierasidounhombre,sedecíaTarzán,nohabríavacilado,porqueellorepresentaríatenerunamigorealmenteíntimo, con el que podría cabalgar y salir de caza a voluntad; pero alpertenecer a sexos distintos se verían coaccionados por unosconvencionalismosqueenelcasodelosnómadasdeldesiertoseobservabaninclusodemodomásestrictoqueenelde lasociedadcivilizada.Y,porotraparte, la moza no tardaría en contraer matrimonio con alguno de aquellosatezados guerreros, lo que pondría fin a la amistad entre ella y el hombremono. De modo que optó por declinar la propuesta del jeque, aunquepermanecióallíunasemanamásencalidaddeinvitado.

Cuando partió, Kadur ben Saden y cincuenta guerreros ataviados conchilabablancaleacompañaronaBuSaada.Mientrasmontabaneneladuardel

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jeque, lamañanaenqueemprendían lamarcha, lamuchacha se acercóparadespedirsedeTarzán.

—He rezado para que se quedase con nosotros—articuló simplemente,cuandoélse inclinódesde lasillaparaestrecharle lamano—yahorarezaréparaquevuelva.

Unaexpresiónmelancólicaentristecíasusbonitosojosylascomisurasdelabocadibujabanunacurvapatéticaydolorida.Tarzánseconmovió.

—¡Quiénsabe!—dejócaer.

Volviógrupasysealejóenposdelosárabes,queyasehabíanpuestoencamino.

En lasafuerasdeBuSaadasedespidiómomentáneamentedeKadurbenSadenysushombres,yaquepordiversasrazonesdeseabaentrarenlaciudadlomásinadvertidoquelefueraposible.Cuandoselohuboexplicadoaljeque,éste comprendió su punto de vista y compartió su decisión. Los árabesentraríanenBuSaadaantesqueél,sindeciranadiequeTarzánhabíahechoelviajeconellos.Conposterioridad,elhombremonoseadentraríaasuvezporlaciudadeiríadirectamenteahospedarseenunaoscuraposadalocal.

Demodoque,aldesplazarseporelcascourbano,unavezcerradalanoche,nolevionadieconocidoyllegóalaposadasinquereparasenenél.DespuésdecenarencompañíadeKadurbenSaden,comoinvitadodeljeque,sedirigióasuantiguohoteldandounrodeo,entróporlapuertadeatrásysepresentóalpropietario,quepareciósorprendersemuchoalverloconvida.

Sí,monsieurhabíarecibidocorrespondencia;iríaabuscarla.No,nodiríaanadie quemonsieur estaba de vuelta. El hombre regresó con un paquete decartas.Unadeellaseradesujefe,quienleordenabaqueabandonaselamisiónquecumplíaenaquelmomentoytomaseelprimervaporquezarpararumboaCiudaddeElCabo.Allírecibiríalaspertinentesinstrucciones,queleestaríanesperandoenpoderdeotroagentecuyonombreydirecciónseleincluían.Esoera todo: breve, pero explícito. Tarzán preparó las cosas con vistas aabandonar Bu Saada a primera hora de la mañana siguiente. Luego seencaminóalasededelaguarniciónmilitarafindeentrevistarseconelcapitánGerard, de quien el hombre del hotel le informó que el día anterior habíaregresadoconsudestacamento.

Encontró al oficial en su alojamiento. El capitán Gerard se llevó unasorpresa y una alegría tremendas al ver a Tarzán vivo y en magníficascondicionesfísicas.

—Cuando el teniente Gernois volvió y nos comunicó que no le habíaencontradoenelpuntodondeustedoptóporquedarsemientras laspatrullas

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exploraban el terreno, la alarma se apoderó de mí. Batimos las montañasdurante varias jornadas. Luego tuvimos noticias de que un león le habíamatadoydevorado.Nos trajeroncomopruebael rifleque llevabausted.Sucabalgadura había regresado al campamento dos días después de que usteddesapareciese. No podía cabemos duda alguna. El teniente Gemois estabadesolado,asumiótodalaculpa.Insistióenencargarsedelabúsqueda.Élfuequienencontróalárabequeteníaelrifledeusted.Sealegraráinfinitocuandoseenteredequeestávivoyasalvo.

—Indudablemente—articulóTarzán,conunasonrisairónica.

—Ha ido a la ciudad, de no ser así, ahoramismo enviaba a buscarlo—manifestóelcapitánGerard—.Peroencuantovuelvaledarélanoticia.

Tarzánhizocreeraloficialquesehabíaperdido,queanduvodandovueltassin rumbo hasta que se tropezó con el aduar deKadur ben Saden, quien leacompañó después hasta Bu Saada. En cuanto le fue posible, dijo adiós alcapitánGerardyregresóapresuradamentealaciudad.EnlaposadarecibiódelabiosdeKadurbenSadenunanoticiadelomásinteresante.Eljequelehablódeunhombreblanco,denegrabarbayquesiempreibadisfrazadodeárabe.Duranteunatemporadahabíaestadorecibiendotratamientomédicoportenerunamuñecarota.ÚltimamentehabíapasadociertotiempofueradeBuSaada,peroyaestabadevuelta.Tarzánseinformódellugardondeseescondíaylefaltótiempoparadirigirseallí.

Avanzó casi a tientas por un laberinto de estrechas y fétidas callejuelas,negras como elAverno. Subió posteriormente por una destartalada escalera,que concluía en una puerta cerrada y una ventana pequeña, sin cristal. Laventanaestabamuyalta,inmediatamentedebajodelalerodeaqueledificiodeadobes.Tarzánapenasllegabaaalcanzarelalféizar.Seagarróaélyseelevódespacio,apulso,hastasituarlosojosligeramenteporencimadelantepecho.Había luzen lahabitaciónyvioaRokoffyaGernois sentadosaunamesa.Gernoisdecía:

—¡EreselmismísimoSatanás,RokofiMehasacosadohastadespojarmede la última brizna de honor! Me has arrastrado hasta el asesinato,induciéndomeamancharmelasmanosconlasangredeesehombre llamadoTarzán. Si no fuese porque ese otro hijo de Belcebú, Paulvitch, conoce misecreto,temataríaahoramismoconmispropiasmanos.

Rokoffsoltóunarisotada.

—No harías semejante estupidez, mi querido teniente —dijo—. En elmismoinstanteenquesedivulgaselanoticiadequehabíamuertoasesinado,nuestro querido Alexis presentaría al ministro de la Guerra pruebasconcluyentes del asunto que con tanto ardor anhelas mantener secreto.

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Además,porsi fuerapoco, teacusaríandelhomicidio.Vamos,sé razonable.Soytumejoramigo.¿Noheprotegidotuhonorcomosifueseelmío?

Gernoissubrayólodichoconunarisitasarcástica.

—Unapequeñasumaenefectivo—continuóRokoffylosdocumentosquequiero,ycuentasconmipalabradequenunca tepediréuncéntimomás,nitampocomásinformes.

—Existeunabuenarazónparaeso—rezongóGernois—.Loquemepidesme costará hasta el último céntimo que poseo y el único secretomilitar devalor queme queda.Deberías pagarme por esos datos, en vez de arramblarconlainformaciónyconeldinero.

—Te pago manteniendo la boca cerrada —replicó Rokoff—. Venga,acabemosdeunavez.¿Vasahacerlo,ono?Tedoytresminutosparaquelodecidas. Si te niegas, esta misma noche enviaré a tu jefe una nota queterminaráenunadegradacióncomolaquesufrióDreyfus…,conladiferenciadequeladeDreyfuserainmerecida.

Gernois permaneció unos instantes con la cabeza gacha. Al final, lalevantó.Sesacódelaguerreradostrozosdepapel.

—Aquí tienes —dijo en tono de profunda desesperanza—. Los llevabapreparados,yasabíaqueestoibaaacabarasí.Nopodíaserdeotromodo.

Tendióalrusolosdocumentos.

Una expresión de perverso regodeo apareció en el semblante cruel deRokoff.Cogióávidamentelosdostrozosdepapel.

—Has obrado cuerdamente, Gernois —dijo—. No te crearé nuevosproblemas… a menos que se dé el caso de que reúnas más dinero o másinformación.

Lesonrió.

—¡Estonoserepetiránunca,perro!—siseóGernois—.Lapróximaveztemataré.Pocohafaltadoparaque lohicieseestanoche.Hepermanecidounahorasentadoaestamesa,conlosdocumentosenunbolsillo…yelrevólverenotro.Durantetodoesetiempoheestadodudandoacercadeloquedebíahacer.En lapróximaocasiónme resultarámás fácil,porqueya lohedecidido.Nosabes lo cerca que has estado de morir, Rokoff. No tientes a la suerte porsegundavez.

Gernoissepusoenpie,dispuestoamarcharse.Tarzánapenastuvotiempode dejarse caer en el rellano y retroceder para fundirse con las sombras delotro lado de la puerta. Incluso allí apenas se atrevió a confiar en que no ledescubrieran.Elrellanoeramuyreducidoyaunqueseaplastócontralapared

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delextremo,enrealidadnoestaríaamásdetreintacentímetrosdelmarcodelapuerta.Ésta seabriócasi inmediatamente.SalióGernois.Trasél aparecióRokoffNingunodelosdoshablaba.Gernoishabíabajadoquizástrespeldañosde la escalera cuando se detuvo ymedio se volvió, como si se aprestara avolversobresuspasos.

Tarzáncomprendióqueera inevitableque lodescubriesen.Rokoffseguíaenelumbral,apocomásdeunpalmodeél,peromirabaendirecciónopuesta,hacia Gernois. Entonces, el teniente reconsideró su decisión y reanudó eldescensoporlaescalera.Tarzánpudooírelsuspirodealivioqueseleescapóa Rokoff. Segundos después, el ruso volvía al interior de la habitación ycerrabalapuerta.

TarzánaguardóeltiemposuficienteparaqueGernoissealejarahastaquelefueseimposibleoírleyluegoempujólapuertayentróenelcuarto.EstuvoencimadeRokoff antesdeque el rusohubiesepodido levantarsede la silladonde, sentado, examinaba los documentos que poco antes le entregaraGemois. Cuando alzó la cabeza y sus ojos cayeron sobre el semblante delhombromono,lacaradeRokoffsetornólívida.

—¡Usted!jadeó.

—¡Yo!—confirmóTarzán.

—¿Quéesloquequiere?—farfullóRokoff,aterradoalverlaamenazaquefulguraba en los ojos del hombre-mono—. ¿Ha venido a matarme? No seatreveráahacerlo.Leguillotinarían.Noseatreveráamatarme.

—Claro que puedo atreverme a matarle, Rokoff—contradijo Tarzán—,porquenadiesabequeustedestáaquí,niqueyoestoyaquí,yPaulvitchdiríaalasautoridadesqueelhomicida fueGernois.Acabodeoír cómose lodecíausted al teniente. Pero eso no va a influir sobremí,Rokoff.Me tendría sincuidadoquiénpudiera sabero sospecharque lematé;elplacerde liquidarlemecompensaría concrecesde cualquier castigoquepudieran infligirme.Esustedelcerdomáscobardeydespreciabledelquehayatenidonoticia,Rokoff.Merecelamuerte.Ymeencantaríamatarle.

Tarzánseacercóalindividuo.

Rokoff estaba al borde del ataque de nervios.Al tiempo que lanzaba unchillido,saltóendirecciónalaestanciacontigua,peroelhombremonoyaselehabíaechadoencimaantesdequeconcluyeraelsalto.Unosdedosdeacerobuscaronlagargantadelrusoyelcobardeestallóengritoshistéricosyagudos,como un cochino al que inmovilizan. Gritó hasta que Tarzán le cortó elresuello. El hombremono lo levantó en peso, sin dejar de estrangularle. Elrusosedebatióinútilmente…bajolapoderosapresadeTarzándelosMonoseracomounniñoreciénnacido.

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Tarzán lodepositóenunasillay,antesdequeel rusomurieraasfixiado,aflojólapresióndelosdedossobrelagargantadeRokoff.Cuandoamainólatosdeéste,Tarzánvolvióahablarle.

—Le he brindado un aperitivo para que saborease el gusto que tiene lamuerte—dijo—.Peronolemataré…porahora.Estavezleperdonolavidaenatenciónaunamujerbuenacuyaenormedesgraciafuenacerdelamismamadreque le alumbróausted.Sino lematoahoramismoesgracias a ella.Perosimeenterodequehavueltoamolestarla,aellaoasuesposo,sivuelveameterseconmigo…osimeenterodequeharegresadoaFranciaoaalgunaposesión francesa, entoncesme dedicaré exclusivamente a cumplir una solatarea: buscarle, encontrarle y acabar de estrangularle, rematar lo que heempezadohoy.

Sevolvióhacialamesa,encuyasuperficiecontinuabanlosdostrozosdepapel.RokoffsequedóboquiabiertodehorroralverqueTarzánseapoderabadeellos.

Unodeelloserauncheque.Tarzánloexaminóehizolomismoconelotrodocumento.Alver la informaciónqueésteconteníaTarzánsequedódeunapieza.Rokoffhabíaleídopartedeaquellainformación,peroelhombremonosabíaquenadieeracapazderecordar,trasunabrevemirada,losimportantesdatosycifrasescritosenaquelpapel,queloconvertíanenundocumentodevalorinconmensurableparacualquierenemigodeFrancia.

—Esto interesarámucho al jefe delEstadoMayor—comentóTarzán, altiempoqueselosguardabaenelbolsillo.

Rokoffgimió.Noseatrevíaamaldecirenvozalta.

A la mañana siguiente Tarzán emprendió la marcha hacia el norte, endirección a Buira yArgel. Cuando pasaba por delante del hotel, el tenienteGernoisseencontrabadepieenelporche.AlveraTarzán,eloficialsepusoblancocomolacal.Elhombre-monohabríapreferidoquenolehubiesevisto,pero le fue imposible evitarlo.SaludóaGernois alpaso.Mecánicamente, eloficial le devolvió el gesto, pero aquellos ojos terribles y desorbitadossiguieron al jinete, inexpresivos por completo, a excepción del horror. Fuecomosiuncadávercontemplaseaunfantasma.

En Sidi Aisa, Tarzán se entrevistó con el oficial francés al que habíaconocidodurantesurecienteestanciaenlaciudad.

—¿SaliómuytempranodeBuSaada?—lepreguntóelmilitar—.¿Nosehaenterado,pues,delodelpobreGernois?

—Fuelaúltimapersonaquevi,alabandonarlaciudad—respondióTarzán—.¿Quéocurreconél?

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—Hamuerto.Sedescerrajóuntirohacialasochodeestamañana.

Dosdíasdespués,Tarzán llegabaaArgel.Allídescubrióque tendríaqueaguardarotrosdosdíasantesdepodersubiraunbarcocondestinoaCiudaddeElCabo.Durantelaesperaredactóuninformecompletodesumisión.NoincluyóenéllosdocumentossecretosquehabíaarrebatadoaRokoff,porqueno se atrevió a confiar a nadie que los poseía mientras no recibieseautorización,poralgúnconducto,paraponerloenmanosdeotroagenteo leindicaranquelosentregasepersonalmenteaParís,asuregreso.

CuandoTarzánsubióabordodesubarco,trasloqueleparecióunaesperade lo más tedioso, dos hombres le observaban desde la cubierta superior.Ambos vestían con elegancia e iban bien afeitados. El más alto de los dosteníaelcabellorubio,perosuscejasnopodíansermásnegras.Aquelmismodía, un poco más tarde, la pareja coincidió casualmente con Tarzán encubierta, pero cuando estaban a punto de cruzarse, uno de los dos hombresllamólaatencióndesucompañeroacercadealgoquehabíaenelmaryambosvolvieronlacara,demodoqueTarzánnotuvoocasióndeversusfacciones.Laverdadesqueelhombremonotampocolesprestólamenoratención.

Deacuerdoconlasinstruccionesdesujefe,Tarzánhabíahecholareservadelpasajeconnombresupuesto:JohnCaldwell,deLondres.Nocomprendíalanecesidaddeaquellaprecaución,aunquelanzósumenteporlosvericuetosdeunsinfíndeespeculaciones.SepreguntabaquépapelibaadesempeñarenCiudaddeElCabo.

«Bueno», se dijo, «gracias aDios,me he desembarazado deRokoff.Yaempezaba a fastidiarme. Me gustaría saber si no me estaré volviendo tancivilizado que hasta los nervios amenazan con hacer de las suyas. Eseindividuomelosataca,porquenojuegalimpio.Unonuncasabedequéodequién se va a valer para descargar su próximo golpe. Es como siNuma, elleón,hubiese convencido aTantor, el elefante, y aHístah, la serpiente, paraquecolaborasenconélenelintentodematarme.Yonuncahubierasabidoenquémomento y quién iba a ser el queme atacaría a continuación. Pero lasfieras sonmásnoblesque loshombres…nose rebajana tramar intrigas tancobardes.»

Aquellanoche,enlacena,Tarzánsesentójuntoaunajovensituadaa laizquierdadelcapitán.Eloficiallospresentó.

¡Señorita Strong! ¿Dónde había oído antes ese nombre? Le resultabafamiliar.Lamadredelajovenlediolapistaoportuna,alllamarasuhijaporelnombredepila:Hazel.

¡Hazel Strong! ¡Qué recuerdos le inspiraba aquel nombre!Había sido lacarta dirigida a aquella doncella, caligrafiada por la bonita mano de Jane

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Porter, loque transmitióaTarzánelprimermensajede lamujerqueamaba.¡Quévívidamenterecordabalanocheenquetomóaquellacartadeencimadela mesa de la cabaña de su difunto padre, donde Jane Porter había estadoescribiéndola hasta la madrugada, mientras él permanecía agazapado en laoscuridad exterior! ¡Menudo susto se habría llevado la muchacha de habersabido aquella noche que la fiera salvaje de la selva observaba todos susmovimientosatravésdelaventana!

¡YaquellajoveneraHazelStrong…,lamejoramigadeJanePorter!

CapítuloXII

Barcosquepasan

RetrocedamosunoscuantosmesesysituémonosdenuevoenelandéndeunapequeñaestaciónferroviariadelnortedeWisconsinbatidaporelviento.Lanubedehumoproducidaporelincendiodelbosqueflota,aescasaaltura,sobreelpaisajecircundanteylosacresvaporesquedesprendeponenescozoren los ojos de las seis personas que aguardan la llegada del tren que ha detrasladarloshaciaelsur.

ElprofesorArquímedesQ.Porter,entrelazadaslasmanostraslosfaldonesdesulevita,paseadeunladoaotrobajolasiempreatentamiradadesufielsecretario, el señor don Samuel T. Philander. En dos ocasiones, durante losúltimosminutos,elensimismadoprofesorcruzólasvíasdistraídoendireccióna lazonapantanosapróxima,asíqueel incansableseñorPhilander tuvoqueacudirarescatarleyobligarleavolversobresuspasos.

Jane Porter, la hija del profesor, mantiene una insípida y forzadaconversaciónconWilliamCecilClaytonyTarzándelosMonos.Apenasunossegundosantes,enlaminúsculasaladeesperadelaestación,hatenidoefectouna declaración de amor y una renuncia que han destrozado la vida yaniquilado la felicidad de dos miembros del grupo, pero William CecilClayton,lordGreystoke,noesningunodeesosdosseres.

DetrásdelaseñoritaPorterrevolotealamaternalEsmeralda.Tambiénellase siente feliz, porque ¿no regresa a su amada Maryland? Vislumbra ya atravésdelaneblinaqueformalahumaredaelhazdeluzqueproyectaelfarode la locomotora. Los hombres empiezan a coger las maletas. De pronto,Claytonexclama:

—¡PorJúpiter!Mehedejadoelabrigoenlasaladeespera.

Ycorrearecuperarlo.

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—Adiós,Jane—diceTarzán,tendidalamano—.¡QueDiostebendiga!

—Adiós —responde la muchacha con un hilo de voz—. Trata deolvidarme…No,esono…Nopodríasoportarlaideadequemehasolvidado.

—No hay peligro de que eso ocurra, cariño —afirma él—. ¡OjalápermitieraDiosquepudieseolvidarte!Lavidameresultaríamuchomásfácilsinotuvierapresentedemodocontinuoelpensamientodeloquepudohabersido.Aunque túserásfeliz;estoysegurodeque loserás…, tienesqueserlo.DilealosdemásquedecidívolveraNuevaYorkalvolantedemiautomóvil…No me siento con ánimo de despedirme de Clayton. Quiero tener buenrecuerdodeél,perometemoqueaúnconservodemasiadosinstintossalvajescomoparaqueconfíeenmídurantemuchotiempoelhombrequeseinterponeentremipersonaylaúnicacriaturadelmundoalaquequiero.

CuandoClaytonseinclinabaparacogerelabrigoquehabíaolvidadoenlasaladeespera, susojos tropezaronconun telegramacaídoenel suelo,bocaabajo.Seagachó,dispuestoarecogerloporsiacasosetratabadeunmensajeimportante que se le hubiese caído a alguien. Le echó un rápido vistazo y,automáticamente, se olvidó del abrigo, del tren que se acercaba…, de todo,salvo de aquel pequeño rectángulo de papel amarillo que tenía en lamano.Leyó el texto dos veces antes de comprender en su totalidad el terriblesignificadoquerepresentabaparaél.

Antes de recogerlo del suelo era un aristócrata inglés, el orgulloso yopulento propietario de extensas haciendas e importantes riquezas…Ahora,inmediatamentedespuésdehaberleídoeltelegramasabíaquenoeramásqueunmenesterososintítuloysinunpenique.EltelegramalodirigíaD'ArnotaTarzán,yrezaba:

HuellasdactilaresdemuestraneresGreystoke.Felicidades.

D'Arnot

Claytonse tambaleócomosihubiese recibidoungolpemortal.Enaquelprecisoinstanteoyóquelosdemáslellamaban,apremiantes,porqueeltrensedetenía ya ante el pequeño andén. Cogió el gabán como aturdido por unimpacto inesperado. Les contaría lo del telegrama cuando estuviesen en eltren.Saliócorriendoalandénenelmomentoenquelalocomotoradejabaoírlosdossilbidosqueprecedenalprimerentrechocardelostopesalacoplarse.Los demás ya estaban en el vagón, se inclinaban desde la plataforma del«Pullman» y le gritaban que se diera prisa. Transcurrieron cinco minutoslargosantesdequetodosestuviesenacomodadosenlosasientos.Yentoncesse dio cuenta Clayton, por primera vez, que Tarzán no se encontraba entreellos.

—¿DóndeestáTarzán?—preguntóaJanePorter—.¿Enotrovagón?

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—No—repuso la joven—, en el último momento decidió volver en suautomóvilaNuevaYork.TieneunafántremendoporconocerlomásposibledeEstadosUnidosycreequedesde laventanilladeunvagónde ferrocarrilpocoseráloquepuedaver.RegresaaFrancia,yasabes.

Claytonnohizoningúncomentario.Seesforzabaendarcon laspalabrasoportunasparaexplicarleaJanelacatástrofequesehabíaabatidosobreél…ysobre ella. Se preguntaba qué efecto le causaría a la muchacha. ¿Seguiríadeseando casarse con él… convertirse en una señora Clayton corriente ymoliente? De súbito el terrible sacrificio que uno de los dos debía hacerirrumpió en su imaginación, impresionante y ominoso. Surgió luego lapregunta:¿ReivindicaríaTarzánlosuyo?Elhombremonoestabaenteradodelcontenido del telegrama antes de que negase, flemático e indiferente, queconocierasulinaje.¡DeclaróquesumadrefuelamonaKala!¿AcasolohizoporamoraJanePorter?

No parecía existir ninguna otra explicaciónmás omenos razonable.Asípues,alhacercasoomisodeloquedecíaeltelegrama,¿noeralógicosuponerquenopretendíareclamarsupatrimonio?Entalcaso,¿quéderechoteníaél,William Cecil Clayton, para frustrar los deseos, para poner trabas alautosacrificiodeaquelhombreextraño?SiTarzándelosMonoseracapazdeactuardeaquellamaneraparaevitarlainfelicidadaJanePorter,¿porquéél,aquienseleconfiabaelfuturoenplenodelamuchacha,ibaaponerenpeligrolosinteresesdeJanePorter?

Asícontinuórazonandohastaqueelimpulsogenerosoinicialdeproclamarlaverdady renunciara los títulosypropiedadesenbeneficiodesu legítimodueño,quedóolvidadobajoelaluddesofismasquesuegoísmoalegaba.Perodurante el resto del viaje, y a lo largo demuchos días posteriores,WilliamCecilClaytonsemostrómelancólicoyabatido.Devezencuandoleasaltabala alarmante idea de que tal vez algún día Tarzán se arrepintiese de sumagnanimidadyreclamarasusderechos.

Varias fechas después de su vuelta a Baltimore, Clayton propuso a Janecelebrarlabodaenseguida.

—¿Quéentiendesporenseguida?—preguntóella.

—Dentrodeunosdías.HederegresaraInglaterradeinmediato…yquieroquemeacompañes,cariño.

—No puedo estar lista tan pronto —replicó Jane—. Por lo menosnecesitaréunmes.

AJane lealegróaquellacircunstancia,yaqueesperabaque, fuera loquefueseloquereclamabalapresenciadeClaytonenInglaterra,ellorepresentaríaunulterioraplazamientodelaboda.Habíahechounmalnegocio,peroestaba

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dispuestaacumplirlealmentesucompromisohastaeldolorosofinal,aunquesi se le ofrecía la posibilidad de conseguir un respiro momentáneo, seconsideraba con perfecto derecho a disfrutarlo. La respuesta de Claytondesbaratósusesperanzas.

—Muybien,Jane—dijoelhombre—.Esomedecepcionaunpoco,peroretrasaré el regreso a Inglaterra ese mes que necesitas; luego nos iremosjuntos.

Perocuandoelmesencuestiónestabaapuntodeconcluir,Janeencontróuna nueva excusa para aplazar otra vez la boda, hasta que finalmente,desanimado y dubitativo, Clayton no tuvo más remedio que viajar solo aInglaterra.

Las diversas cartas que intercambiaron no consiguieron acelerar laconsumación de las esperanzas de Clayton, por lo que acabó por escribirdirectamentealprofesorPorter,conlaintencióndequeleechaseunamano.Elanciano siempre se había mostrado favorable a aquel enlace matrimonial.Claytonlecaíabieny,alpertenecerPorteraunafamiliasureña,concedíaunvalor exagerado a las ventajas de un título nobiliario, título que para Janesignificabamuypoco,pornodecirnada.

Clayton apremió al profesor para que aceptase su invitación a pasar unatemporada en Londres, como huésped de lord Greystoke, invitación que sehacía extensiva a toda la familia, incluidos el señor Philander, Esmeralda ydemás. El inglés se argumentaba que, una vez Jane se encontrase allí y sehubieran roto los vínculos con su patria, le asustaríamenos dar el paso quetantotiempollevabapostergando,vacilanteytemerosa.

La misma tarde en que recibió la carta de Clayton, el profesor PorteranuncióquepartiríanhaciaLondreslasemanasiguiente.

Pero,unavezen lacapital inglesa,JanePorternosemostrómásdócilymanejablequeenBaltimore.Siguióponiendounaexcusatrasotraycuando,porúltimo,lordTenningtoninvitóalgrupoalcruceroalrededordeÁfrica,ensuyate,lajovenacogióencantadísimalaideaysenegóenredondoacasarseantesdequeestuvierandevueltaenLondres.Comoquieraqueaquelviajeseprolongarla por lo menos un año, puesto que harían escalas de duraciónindefinidaennumerosospuntosde interés,Claytonpusomentalmente comohoja de perejil a su amigo Tennington por haber tenido la maldita idea desugerirtanridículatravesía.

ElitinerariodelordTenningtonconsistíaenpasaralMediterráneo,cruzardespués elmar Rojo, salir al océano Índico y luego descender por la costaorientalafricana,conescalaentodoslospuertosquemerecieselapenavisitar.

Y así ocurrió que cierto día dos buques atravesaron el estrecho de

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Gibraltar.Elmáspequeño,unairosoyateblanco,navegabaconrumboesteyen su cubierta iba sentada una joven que contemplaba con ojos tristes elguardapeloconengarcedediamantesqueacariciabadistraídamenteentrelosdedos.Elpensamientodelamuchachaseencontrabamuylejosdeallí,enlaespesura frondosa de una jungla tropical… y el corazón acompañaba alpensamiento.

Se preguntaba lamuchacha si habría vuelto a su selva virgen el hombreque le había regalado aquella bonita joya, una pieza que para él significabamucho más que su valor intrínseco, que ni siquiera se preocupó nunca deconocer.

Y en la cubierta del buque mayor, un transatlántico de pasajeros quetambiénsedirigíaaleste,elhombreestabasentadojuntoaunajovenyambosse entretenían especulando ociosamente acerca de la identidad del preciosoyateque sedeslizabagraciosamente, surcandoel tranquilooleajedeunmarperezoso.

Cuandoelyatesehuboalejado,elhombrereanudólacharlaquealparecerhabíainterrumpidoelpasodelaotraembarcación.

—Sí—dijo—.MegustaEstadosUnidosyesosignifica,naturalmente,queme encantan los estadounidenses, porqueunpaís no esmásque la obra delpueblo que lo habita. Mientras estuve allí conocí a algunas personasestupendas. Recuerdo una familia de su propia ciudad, señorita Strong, aquienesapreciodeunmodoespecial:elprofesorPorterysuhija.

—¡Jane Porter!—exclamó la joven—. ¡No me diga que conoce a JanePorter! Pero si es la mejor amiga que tengo en el mundo. Nos criamosjuntas…,nosconocemosdesdehacesiglos.

—¿De veras? —comentó Tarzán, sonriente—. Le costará trabajoconvencerdeesoacualquieraquelaveaaustedolaveaaella.¡Siglos!

—Bueno,puesdesdehaceunmontóndeaños—rio lamuchacha—.Lossuyosylosmíos…Nosconocemosdesdesiempre.Hablandoenserio,somoscomohermanasyahoraquevoyaperderlatengoelcorazónhechopolvo.

—¿Quevaaperderla?—seextrañóTarzán—.Pero,¿quéquieredecir?Ah,sí,comprendo.SerefiereaqueahoraquevaacasarseysequedaráavivirenInglaterravaaverlapoco.

—Sí—corroboróHazelStrong—,ylomástristedelasuntoesquenosecasaconelhombrequeama.Oh,es terrible, ¡casarseporsentidodeldeber!Opinoqueesunaauténticabarbaridad,algoperverso,yasíselohedicho.Mesiento tan afectada por ello que aunque soy la única persona, aparte losfamiliaresdirectos,alaquesepidióqueasistieraalaceremonia,nopiensoir

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porquenoquierosertestigodeunaparodiatanatroz.PeroJanePorteresseriay formalcomoella sola.Sehaconvencidoasímismadequehace loúnicodecoroso que puede hacer y nada en elmundo la impedirá casarse con lordGreystoke,salvoelpropioGreystoke,olamuerte.

—Lolamentoporella—dijoTarzán.

—Y yo lo lamento por el hombre del que está enamorada—repuso lamuchacha—,porqueéltambiénlaquiere.Noleconozco,perosihedehacercasoaloquemehacontadoJane,esunapersonamaravillosa.Pareceserquenacióenlaselvaafricanayquesecrioenunatribudesimiosantropoides.Novio a ninguna persona de raza blanca hasta que desembarcaron y dejaronabandonadosalprofesorPorterysuequipoenunaplaya,justoantelapuertade la pequeña cabaña de ese hombre. Él los salvó de toda clase de fierasterribles y llevó a cabo proezas inimaginables. Luego, como remate, seenamoródeJaneyJanedeél,aunqueJanenuncalosupoconabsolutacertezahastadespuésdequelordGreystokeyellaestuvieronprometidos.

—Es de lo más extraordinario —murmuró Tarzán, al tiempo que sedevanaba las meninges en busca de alguna excusa para cambiar deconversación.

Le encantaba oír hablar de Jane a Hazel Strong, pero cuando elprotagonistadeldiálogoeraél sesentía incómodoyviolento.Porsuerte,notardóentenerunrespiro,yaquelamadredelamuchachasereunióconellosylaconversaciónadoptóunrumbogeneral.

Las siguientes jornadas transcurrieron sin acontecimientos dignos demención.Elmarestabatranquilo.Elcielo,claro.Eltransatlánticocontinuabasurcandolasaguas,sinprisaysinpausa,rumboalsur.Tarzánpasabaalgunosratos con la señorita Strong y su madre. Entretenían sus horas sentados encubierta, leían,charlabany tomabanfotografíascon lacámarade laseñoritaStrong.Cuandoseponíaelsol,paseaban.

Un día Tarzán encontró a la señorita Strong conversando con undesconocido, un hombre al que hasta entonces no había visto a bordo. AlacercarseTarzánalapareja,elhombrededicóunareverenciaalamuchachaehizoademánderetirarse.

Aguarde un momento, monsieur Thuran —pidió la señorita Strong—,permítameque le presente al señorCaidwell.Somos compañerosdeviajeydebemosconocernostodos.

Amboshombresseestrecharonlamano.CuandoTarzánmiróalosojosdemonsieur Thuran le pareció percibir algo extrañamente familiar en suexpresión.

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—Estoy seguro de que en algún momento del pasado tuve el honor deconoceramonsieurThuran—articulóTarzán—,aunquenologrorecordarlascircunstanciasdeeseencuentro.

MonsieurThurannopareciósentirseprecisamenteagusto.

—Nome es posible aclararle nada,monsieur—contestó—.Tal vez estéustedenlocierto.Tambiényohetenidoesamismasensaciónalvermefrenteaundesconocido.

—Monsieur Thuran me estaba explicando algunos secretos de lanavegación—manifestólaseñoritaStrong.

Tarzánprestóescaso interésa laconversaciónquesiguió…SeesforzabaenrecordardóndehabíaconocidoamonsieurThuran.Teníalacertezadequefueencircunstanciasextrañas.LosrayosdesolcayerondeprontosobreellosylamuchachapidióamonsieurThuranqueledesplazaseunpocolatumbona,que se la pusiera a la sombra.Dio la casualidad de que en aquelmomentoTarzán estaba mirando al hombre y observó que manejaba la tumbona conciertatorpeza:teníarígidalamuñecaizquierda.Aqueldetallefuesuficiente…,unarepentinacadenadeasociacióndeideashizolodemás.

Monsieur Thuran llevaba unosminutos intentando encontrar una excusaque le permitiera retirarse con elegancia. La laguna que se produjo en laconversacióncomoconsecuenciadelcambiodesitiodelosasientoslebrindólaoportunidaddedisculparse.HizounareverenciaalaseñoritaStrong,dirigióunainclinacióndecabezaaTarzánysevolvióparamarchar.

—Unmomento—ledetuvoTarzán—.SilaseñoritaStrongtienelabondadde perdonarme, me gustaría acompañarle un momento. Vuelvo en seguida,señoritaStrong.

Monsieur Thuran parecía incómodo. Cuando los dos hombres seencontraronfueradelavistadeHazelStrong,Tarzánsedetuvoyunadesusgigantescasmanosseposóenelhombrodesuacompañante.

—¿Quéjuegosetraeahoraentremanos,Rokoff?—preguntó.

—Abandono Francia, tal como le prometí —replicó el ruso en tonodesabrido.

—De eso ya me he dado cuenta —dijo Tarzán—, pero le conozcodemasiadobienparaquemecuesteuntrabajoímprobocreerqueelhechodeque viaje en elmismo barco que yo es pura coincidencia. Y aunque en unmomento de debilidad mental hubiese llegado a creerlo, el que se hayadisfrazadomeobligaríaadesecharesaideainmediatamente.

—Bueno—rezongó Rokoff, con un encogimiento de hombros—, no séadóndequiere iraparar.Estebuqueenarbolabanderabritánica.Tengo tanto

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derechocomoustedaviajarabordodeélysipensamosqueustedreservósupasaje con nombre supuesto, imagino que incluso tengo más derecho queusted.

—Novamos adiscutir por eso,Rokoff.Todo loquequiero es advertirlequeprocurenoacercarsealaseñoritaStrong…Esunamujerdecente.

Rokoffsepusoescarlata.

—Siechaensacorotomiadvertencia,learrojaréporlaborda—prosiguióTarzán—.Noolvidequeloúnicoqueesperoesquesemepongaatiroalgunaexcusa,porpequeñaquesea.

Giró sobre sus talones y dejó plantado a Rokoff. Quieto allí, el rusotemblabadefuriamalcontenida.

Tarzán no volvió a ver a Rokoff en varios días, pero el ruso no estuvocruzadodebrazos.Ensucamarote,conPaulvitch,sedabaatodoslosdiablos,escupíarayosycentellasyamenazabaconlamásferozdelasvenganzas.

—Letiraríaalmarestamismanoche—rabiabaelrusosinofueraporqueestoysegurodequenollevaencimaesosdocumentos.Nopuedoexponermeaque se pierdan con él en el océano. Y si tú, Alexis, no fueses un estúpidogallinaencontraríaselmododecolarteensucamaroteyregistrarlohastadarconlosdocumentos.

Paulvitchsonrió.

—Sesuponequeelcerebrodeestabandaeres tú,miqueridoNicolás—replicó Paulvitch—. ¿Por qué no se te ocurre a ti la brillante idea que tepermitairtúmismoaregistrarelcamarotedemonsieurCaldwell,eh?

Doshorasdespués,eldestinosemostróbenévoloconlapareja.Paulvitch,siempreojoavizor,vioaTarzánsalirdesucamarotesintomarlaprecaucióndecerrarconllavelapuerta.Aloscincominutos,RokoffsehabíaapostadoenunpuntodesdeelquepodíadarlaalarmaenelcasodequevolvieseTarzán,mientrasPaulvitchejercíasushabilidadesregistrandoelequipajedelhombre-mono.

EstabaapuntodedarseporvencidocuandoviounachaquetaqueTarzánacababadequitarse.Antesdequehubiese transcurridounminuto,Paulvitchteníaen lamanounsobreoficial.Larápidamiradaqueechóasucontenidopusounaampliasonrisaenelsemblantedelallanador.

Cuando abandonó el camarote ni el propio Tarzán hubiese podido decirque,desdequesalió,habíantocadoocambiadodesitiounosolodelosobjetosdelaestancia.Paulvitcheraunconsumadomaestroenesearte.

Alentregarelsobreasucompinche,enlaintimidaddelcamarote,Rokoff

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llamóauncamareroypidióunabotelladechampán.

—Hemosdecelebrarlo,miqueridoAlexis—dijo.

—Fuepura suerte,Nicolás—explicóPaulvitch—.Esobvioque siemprelleva encima esos papeles… Sólo el azar permitió que se le olvidaratraspasarlosdeunbolsilloaotrocuandosecambiódechaquetaunmomentoantes.Perometemoquevaaarmarunabuenatremolinacuandodescubralapérdida.Lomalo es que la relacionará contigo automáticamente.Ahoraquesabequeestásabordo,loprimeroqueharáserásospechardeti.

—Después de esta noche… dará lo mismo de quién sospeche —dijoRokoff,conrepulsivasonrisa.

Aquella noche, cuando la señorita Strong se retiró a descansar, Tarzáncontinuó en cubierta, apoyado en la barandilla y con la mirada en lalontananzamarina.Desdequesubióalbuque,todaslasnocheshabíahecholomismo…, a veces permanecía así una hora. Y los ojos que habían estadoespiándolecontinuamente,apartirdelinstanteenqueabordóeltransatlánticoenArgel,conocíanperfectamenteesacostumbre.

Esos mismos ojos seguían vigilándolo en aquel momento, mientras elhombre mono permanecía acodado en la barandilla. El último rezagadoabandonó la cubierta. Era una noche clara, pero sin luna… Apenas sedistinguíanlosobjetosdecubierta.

De entre las sombras del camarote se destacaron dos figuras que fueronaproximándosesigilosamentepordetrásalhombremono.Elchapoteodelasolas al chocar contra los costados del barco, el zumbido de la hélice y elmartilleo sordo de los motores ahogaron los casi inaudibles rumores queproducíanlosdoshombresqueseacercabanaTarzán.

Casihabíanllegadohastaél,ibanagachados,comomiembrosdeunequipode fútbol americano preparando la jugada. Uno de ellos levantó y bajó lamano…Parecíacontarlossegundos…uno…dos…¡tres!Alunísono,ambossaltaronsobrelavíctima.UnodeelloscogióunapiernayantesdequeTarzándelosMonos,contodolorápidoqueera,pudieserevolverseparaafrontaralenemigo,yalehabíanpasadoporencimadelabordaycaíaalAtlántico.

HazelStrongcontemplabaelmara travésdelaportilladelcamarote.Deprontoantesusojospasórápidamenteuncuerpoquedescendíaaplomodesdela cubierta. Antes de que la muchacha tuviese tiempo de determinar concerteza qué era, el bulto desapareció tragado por las oscuras aguas… podíahaber sido un hombre, pero Hazel no estaba segura. Aguzó el oído por sisonaba en la parte superior el grito, siempre alarmante, de «¡Hombre alagua!», pero tal grito no llegó. En el barco, arriba, todo era silencio. En elocéano,abajo,tambiéntodoerasilencio.

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Lajoven llegóa laconclusióndeque loquehabíavistocaernoeramásqueunabolsadebasuraquesindudalanzóporlabordaalgúnmiembrodelatripulación.Instantesdespuésseacostabaenlalitera.

CapítuloXIII

ElnaufragiodelLadyAlice

A la mañana siguiente, a la hora del desayuno, el asiento de Tarzánaparecía desocupado. Tal ausencia despertó cierta curiosidad en la señoritaStrong, porque el señor Caldwell siempre se había creído en el deber deaguardarhastaquellegasenlajovenysumadreparadesayunarconellas.Mástarde,cuandolamuchachaestabasentadaencubierta,monsieurThuranpasópor allí y se detuvo a intercambiar con ella media docena de cortesías. Alparecer, el hombre se encontraba de un humor excelente, aparte de que erapersona extraordinariamente amable.Cuando reanudó su camino, la señoritaStrongsequedópensandoenloencantadorqueeramonsieurThuran.

Eldíafuetranscurriendocansinamente.LamuchachaechabademenoslasosegadacompañíadelseñorCaldwell;aquelcaballeroteníaalgoquecautivóalajovendesdeelprimermomento.Suconversacióneraamenayellabebíasuspalabras,embobada,cuandolehablabadeloslugaresquehabíavisto,delas gentes y de sus costumbres, de los animales salvajes… Tenía un estilodivertidísimo de hacer sorprendentes comparaciones entre las fieras y loshombres civilizados. Lo que revelaba en él un amplio conocimiento de losanimalesyunaagudayuntantocínicaapreciacióndeloshombres.

Porlatarde,monsieurThuranvolvióahacerunaltoensupaseoyentablóconversación con la señorita Strong, lo que alegró sobremanera a la chica,deseosa de romper la monotonía de la jornada. Pero ya empezaba apreocuparle seriamente la continuadaausenciadel señorCaldwell.Sin sabercómoniporquéempezóaasociarladeformainsistenteconelsobresaltoquehabíaexperimentadolanocheanteriorcuandoaquellacosaoscurapasófrentesusojospordelantede laportillay sehundióenelmar.SacóacolaciónelasuntoensudiálogoconmonsieurThuran.¿HabíavistoalseñorCaldwellenelcursodeldía?Pues,no.¿Porqué?

—No estaba en el comedor durante el desayuno, como tiene porcostumbre,ytampocolehevistohoyentodoeldía—explicólajoven.

MonsieurThurannopudomostrarsemáscortés.

—La verdad es que no he tenido el gusto de conocer a fondo al señorCaldwell—dijo—.Loquenoesóbiceparaquemeparezcauncaballerode

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cualidadesestimables.¿Noesposiblequeseencuentreindispuestoysehayaquedadoensucamarote?Notendríanadadeextraño.

—No—concediólamuchacha—,notendríanadadeextraño,claro;peroporalgunarazóninexplicablemehaasaltadounadeesasabsurdasintuicionesfemeninas que me dice que al señor Caldwell le ha pasado algo. Es unasensaciónextraña…,comosisupiesesubconscientementequenoestáabordo.

Thuranemitióunarisaimpregnadadesimpatía.

—¡PorDios,miqueridaseñoritaStrong!—exclamó—,¿enquéotrositiopodríaestar?Llevamosunmontóndedíassinavistartierra.

—Naturalmente,esridículopormiparte—reconocióHazel.Yañadió—:PeroahoramismodejodepreocuparmeymededicoaaveriguardóndeestáelseñorCaldwell.

Hizounaseñaauncamareroquepasaba.

«Esoesmásdifícildeloqueimagina,miqueridajoven»,pensómonsieurThuran.Aunquedijoenvozalta:

—¡Naturalmente!

—Porfavor,¿tendrálabondaddebuscaralseñorCaldwell?—pidióHazelal camarero—. Cuando lo encuentre, dígale que sus amigos están muypreocupadosporsulargaausencia.

—apreciaustedmuchoalseñorCaldwell?—seinteresómonsieurThuran.

—Mepareceunapersonaestupenda—respondiólajoven—.Yamimadrele ha robado el corazón. Es la clase de hombre que inspira absolutaseguridad…,nadiepuedepormenosquesentirunaconfianzaciegaytotalenelseñorCaldwell.

Al cabo de unmomento regresaba el camarero con la noticia de que elseñorCaldwellnoseencontrabaensucamarote.

—Noconsigodarconél,señoritaStrong,y—titubeó—mehandichoqueestanochenodurmióensulitera.Creoquelomejorquepuedohaceresirainformardeestoalcapitán.

—Desdeluego—coincidióHazel—.Leacompañaréaveralcapitán.¡Esterrible! Sé que le ha sucedido algo espantoso. Mi presentimiento no eraningunafalsaalarma,despuésdetodo.

Momentos después, una asustadísima joven y un excitado mozocomparecíananteelcapitán.Elhombreescuchóensilenciolahistoria…yunaexpresiónintranquilasereflejóensusfaccionescuandoelcamareroleaseguróquehabíabuscadoalpasajeroperdidoportodosloslugaresdelanavequese

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esperabapudiesefrecuentar.

—¿Estáustedsegura,señoritaStrong,dequeanocheviocaerunbultoporlaborda?—preguntóalamuchacha.

—De eso no hay la más ligera duda —respondió Hazel—. Lo que nopuedoafirmaresque fueseuncuerpohumano…noseoyóningúngrito.Esposiblequesólofueseloqueenprincipiopenséqueera,unabolsadebasura.PerosielseñorCaldwellnoaparece,sinoseleencuentraabordo,nadiemequitará nunca de la cabeza la idea de que fue su cuerpo lo que vi caer pordelantedelaportillademicamarote.

Elcapitánordenóuninmediatoregistroafondodelanave,deproaapopa.No debía pasarse por alto ningún rincón ni hendidura. La señorita Strongpermanecióenlacabinadeloficial,alaesperadelresultadodelabúsqueda.El capitán le formuló innumerables preguntas, pero la muchacha no pudoexplicarlegrancosaacercadelpasajerodesaparecido,apartedeloquehabíaobservado de él en el curso de los pocos ratos que pasaron juntos en eltransatlántico.Porprimeravez,HazelreparóenlopocoquelehabíacontadoelseñorCaldwellacercadesupersonaydesuvidaanterior.Todoloquesabíade aquelhombre eraquehabíanacido enÁfricayque sehabía educadoenParís, escasa información que obtuvo como resultado de la sorpresa quemanifestó ante el hecho de que un inglés hablara su propio idioma con tanmarcadoacentofrancés.

—¿Nolehablónuncadeningúnenemigo?—quisosaberelcapitán.

—Enningúnmomento.

—¿Conocíaoalternabaconalgúnotropasajero?

—Sólo se relacionaba conmigo…y eso fuegracias a la circunstanciadenuestroencuentrocasualcomocompañerosdeviaje.

—Ejem…ensuopinión,señoritaStrong,¿erahombreaficionadoabeberenexceso?

—No creo que bebiera ni una gota… Desde luego, no había estadobebiendomediahoraantesdequeyoviesecaerporlabordaaquelcuerpo—declarólajoven—,porquehastaentoncesestuvoconmigoencubierta.

—Es muy extraño —opinó el capitán—. No me parecía hombresusceptibledetenerdesvanecimientos,lipotimiasocosasasí.Inclusoaunquehubiera sufrido un desmayo o algo semejante, es difícilmente creíble quehubiera caído por la borda mientras se apoyaba en la barandilla…, lo másprobableesquesedesplomasehaciadentro,sobrelacubierta.Sinoestáenelbuque,señoritaStrong,entoncesesquelohanarrojadoalagua,yeldetalledequenooyeseustedningúngritomehacesuponerqueestabamuertoantesde

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abandonarlacubiertadelbarco…queloasesinaron.

HazelStrongseestremeció.

Elprimeroficialsepresentóunahoradespués,parainformardelresultadodelabúsqueda.

—ElseñorCaldwellnoseencuentraabordo,señor.

—Me temo que aquí se ha producido algomás grave que un accidente,señorBrently—dijoelcapitán—.Quisieraqueefectuaseunexamenpersonalyminucioso de los efectos del señorCaldwell, con vistas a descubrir algúnindicioquenospermitadeterminarsiexistióalgúnmotivoparaelsuicidiooelasesinato…Hayquellegaralfondodeesteasunto.

—¡Sí,muybien,señor!—respondióelseñorBrently,ysalióparainiciarlainvestigación.

HazelStrongcayóenunestadodeprofundoabatimiento.Nosaliódesucamarote en varios días y cuando por fin se decidió a aventurarse por lacubierta, su rostro aparecía pálido y macilento, con enormes ojeras. Tantodespierta como dormida veía continua y repetidamente aquel cuerpo oscuroque caía rápida y silenciosamente, para acabar sumergiéndose en las fríasaguasdelsiniestroocéano.

Poco después de su primera aparición en cubierta, a raíz de la tragedia,monsieurThuranseleacercóconsucordialidadacostumbrada.

—¡Oh,esterrible,señoritaStrong!—exclamó—.¡Nopuedoquitármelodelacabeza!

—Ni yo —repuso la joven cansinamente—. Creo que hubiera podidosalvarsuvidaconsólodarlaalarma.

—No debe reprocharse nada, mi querida señorita Strong —rebatiómonsieur Thuran—. De ninguna manera fue culpa suya. En su lugar,cualquiera hubiese reaccionado lo mismo que usted. ¿A quién se le iba aocurrir que porque algo cae de un barco al mar ese algo tiene que serobligatoriamente un hombre? Y el resultado habría sido el mismo, aunquehubiese dado la alarma.De entrada, hubiesen dudado de la veracidad de suhistoria,pensandoquesetratabadelasalucinacionesdeunamujerhistérica…Usted habría insistido, pero aún en el caso de que llegara a convencerlos,cuandohubiesendetenidoeltransatlántico,arriadolosbotes,remadodevueltahasta el desconocido punto donde ocurrió la tragedia… entonces sería yademasiado tarde. No, no debe usted culparse. Ha hecho por el pobre señorCaldwellmás que ninguna otra persona… es usted la única que le echó demenos.Fueustedquienpromovióehizoposiblelabúsqueda.

La muchacha no pudo por menos que sentirse agradecida por aquellas

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alentadoras palabras. Pasaba frecuentes ratos con monsieur Thuran —casisiempreestuvoconélduranteelrestodelviaje—yrealmenteempezóasentirafecto por aquel hombre. Monsieur Thuran se enteró de que la preciosaseñorita Strong, de Baltimore, era una rica heredera estadounidense… unamuchachaadineradaporderechopropioyconunasperspectivasdefuturoquedejaban sin resuello a Rokoff cuando empezaba a imaginárselas. Y comodedicaba la mayor parte de sus horas a ese deleitable pasatiempo era unauténticomilagroquepudierarespirar.

Inmediatamente después de la desaparición de Tarzán, monsieur Thurancreyóoportunodesembarcarenelprimerpuertoenquehicieseescalaelbarco.¿Noteníayaenelbolsillodelachaquetaelobjetivoporelqueadquiriópasajeen aquel transatlántico? No había nada que le retuviera allí. No veía elmomento de regresar al continente europeo, estaba deseando verse en elprimertrenexpresoquepartierahaciaSanPetersburgo.

Perohabíasurgidootraidea,queseimpusorápidamentesobresuprimitivaintencióndeecharpieatierra.Deningunamanerapodíadespreciarseaquellafortunaestadounidense,cuyapropietaria,además,noeramenosatractivaquelasriquezasqueteníaasunombre.

Sapristi!¡MenudasensaciónibaacausarenSanPetersburgo!

Tambiénlacausaríaél,contandoconlaayudadelpatrimoniodelajoven.

CuandomonsieurThuranhubogastadoalegreymentalmenteunoscuantosmillonesdedólares,sepercatódequelacarreradedilapidadorleencantabayque también le seducía continuar viaje hasta Ciudad de El Cabo, dondedecidiódeprontoqueteníaurgentescompromisosqueacasoleretuvieranallíalgúntiempo.

La señorita Strong le había dicho que ella y su madre iban a visitar alhermanodeestaúltima…Nohabíandeterminadocuántotiempoibaadurarsuestancia,aunqueeraprobablequeseprolongaraunosmeses.

La señorita Strong se alegró mucho cuando supo que monsieur ThurantambiénibaaCiudaddeElCabo.

—Confíoenquenosseaposiblecontinuarestarelaciónamistosa—dijolamuchacha—. En cuanto nos hayamos instalado debe usted visitarnos a mimadreyamí.

A monsieur Thuran le hizo feliz tal perspectiva y no perdió tiempo enmanifestarlo así. La señora Strong no se sentía tan favorablementeimpresionadacomosuhija.

—Noséporquénoacabadegustarmeesehombre—confesóaHazelundíaenquesalióarelucirelasunto—.Pareceunperfectocaballeroentodoslos

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aspectos,peroaveces…hayalgoensusojos…,unaexpresiónhuidizaquenopuedodescribir,peroquecuandolaveomeproduceunasensaciónextraña.

Lahijaseechóareír.

—¡Quétontaeres,mamá!

—Supongo que sí, pero no sabes lo que lamento que no sea el señorCaldwellquiennosacompañe,envezdeesteotroindividuo.

—Yotambiénlolamento—replicóHazel.

MonsieurThuranseconvirtióenasiduovisitantedeldomiciliodel tíodeHazel Strong en Ciudad de El Cabo. Se hizo notar en seguida con suexageradodesplieguedeatenciones,peromostrabatanentusiastavocaciónporadelantarse a todos los deseos de la joven que ésta empezó a contar con élcadavezmás.¿Necesitabaella,sumadreounaprimasuyaunacompañantequelaescoltaraoeraprecisohacerlesalgúnrecado?Puesallíestabasiempreel ubicuomonsieurThuran dispuesto a realizar el favor que fueramenester.Consuindefectiblecortesíaysuinagotableafándeserútilseganóelapreciodel tío de Hazel y de todos sus familiares. Monsieur Thuran alcanzó lacondición de indispensable. Al final, cuando creyó llegado el momentopropicio, se declaró. La señorita Strong se quedó estupefacta. No supo quédecir.

—Niporasomopodíaimaginarmequeleinteresaseaustedenesesentido—acabó por reconocer—. Siempre le he considerado un buen amigo. Nopuedo contestarle ahora. Olvide que me ha pedido que sea su esposa.Continuemoscomohastaahora…esposiblequemásadelantepuedahacermealaidea.Dejeque,duranteuntiempo,pienseenustedobservándoledesdeunángulo distinto. Cabe la posibilidad de que descubra que mis sentimientoshaciaustedvanmásalládelaamistad.Desdeluego,niporunsegundosemehaocurridonuncaquelequisiera.

Monsieur sediopor satisfecho con aquel acuerdo.Lamentaba en lomáshondodesuserhaberseprecipitado,perollevabatantotiempoenamoradodeella, tan perdida y fervorosamente prendadode la señoritaStrong, quedabaporsupuestoquetodoelmundoestabaenteradodesussentimientos.

—Laquierodesdelaprimeravezquelavi,Hazel—confesó—.Notengoinconvenienteenesperar,porqueséqueunamortanpuroytaninmensocomoelmíotendrásurecompensa.Loúnicoquedeseoessaberqueustednoquiereaotro.¿Meloasegura?

—En la vida estuve enamorada de nadie —repuso la joven, lo cualtranquilizóamonsieurThuran.

Durante su vuelta a casa, aquella noche, entretuvo la imaginación

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comprandounyatedevaporyadquiriendounavilladeunmillóndedólaresenelmarNegro.

Al día siguiente, Hazel Strong disfrutó de una de las sorpresas másventurosasdesuvida:sediodemanosabocaconJanePorter,enelmomentoenqueéstaabandonabaunajoyería.

—¡Pero,sieresJane!¡JanePorter!—exclamó—.¿Dedóndediablossales?¡Nomelopuedocreer!

—¡Vaya,precisamentetú!—seanimóJane,tanasombradacomosuamiga—. ¡Y yo venga amalgastar toneladas de esfuerzomental imaginándote enBaltimore…yluegoteencuentroaquí!

Volvióaechar losbrazosal cuellode suamigay labesóunadocenadeveces.

Paracuandoconcluyeronsusmutuasexplicaciones,HazelsabíayaqueelyatedelordTenningtonpermaneceríaunasemanamásenCiudaddeElCaboy que al término de la misma continuaría su viaje—en esa ocasión costaoccidentalarriba—deregresoaInglaterra.

—Donde—rematóJane—mecasaré.

—¿Aúnnotehascasado?—preguntóHazel.

—Todavía no —articuló Jane, para añadir, extemporáneamente—: MegustaríaqueInglaterraestuvieseaunmillóndekilómetrosdeaquí.

Se intercambiaron visitas entre los pasajeros del yate y los familiares deHazel.Seorganizaroncomidasyexcursionesporlosalrededoresparaagasajara los visitantes. A todos aquellos actos y reuniones se invitaba a monsieurThuran,alqueseacogíademilamores.MonsieurThuranobsequióconunacena a los hombres del grupo y se las ingenió para granjearse la buenavoluntaddelordTenningtonmediantenumerososgestoshospitalarios.

En el curso de la inesperada visita al yate de lordTennington,monsieurThuran captó cierta insinuación de algo que podía reportarle ciertosbeneficios.Quiso aprovecharlo. En cuanto se vio a solas con el inglés dejócaercomoquiennoquierelacosaquesucompromisooficialconlaseñoritaStrongseanunciaríaencuantoregresaranaEstadosUnidos.

—Peroestoesconfidencial.Nodigaustedunapalabraanadie,miqueridoTennington…niunapalabra.

—Descuide, lo entiendomuy bien, compañero—aseguró Tennington—.Perohayquefelicitarle…sellevaustedunajovenestupenda…deverdad.

Al día siguiente, la señora Strong, Hazel y monsieur Thuran seencontrabanenelyatecomoinvitadosde lordTennington.LaseñoraStrong

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les acababa de explicar lo mucho que había disfrutado de su estancia enCiudad de El Cabo y cuánto lamentaba haber recibido una carta de suprocuradordeBaltimore,porculpade lacual seveíaobligadaaabreviar suvisitaaCiudaddeElCabo.

—¿Cuándozarpa?—lepreguntólordTennington.

—Aprimerosdelasemanaqueviene—respondióladama.

—¿Deveras?—exclamóThuran—.¡Lasuerteestáconmigo!Tambiényomeveoinesperadamenteobligadoaregresarcuantoantes,loquesignificaquevoyatenerelhonordeacompañarlesyquepodréseguirasuservicio.

—Muyamableporsuparte,monsieurThuran—replicó laseñoraStrong—.Noscomplacerámuchoponernosbajosuprotección,deesoestoysegura.

Pero en el fondo de su alma deseaba librarse de él. Aunque no podíaexplicarseelmotivo.

—¡PorJúpiter!—seentusiasmabalordTenningtonpocodespués—.¡Unaideamagnífica,viveDios!

—Sí,Tennington,naturalmente—aventuróClayton—.Siestuya,debeserformidable,¿peroenquérayosconsiste?¿VamosairaChina,víaPoloSur?

—Venga, hombre, venga,Clayton—replicó Tennington—, no hace faltaque teencalabrinessóloporquenofuea tiaquiense leocurriósugeriresteviaje…Desdeque zarpamosnohasparadodeponerpegas, eres el perfectoeternodescontentadizo.Sí,señor,malquetepese,esunaideaestupenda,asíquetendrásquereconocerlo.SetratadellevarconnosotrosaInglaterra,enelyate, a la señoraStrong, a suhijay, si tambiéndeseavenir, al señorhuyan.¿Quéteparece,noesfantástico?

—Perdona, Tenny, muchacho —plegó velas Clayton—. Sí, es una ideafabulosa…, impropiade ti,nuncahubierasospechadoquefuese tuya.¿Estássegurodequeesoriginaldetucaletre?

—Ynosharemosalamaraprimerosdelasemanapróximaoencualquierotro momento que a usted le parezca bien, señora Strong —concluyó elrumbosoinglés,comositodoestuvieraarreglado,salvolafechadepartida.

—SantoDios,lordTennington,nisiquieranoshabrindadolaoportunidaddedarlelasgraciasymuchomenosladedecidirsinosesposibleonoaceptarsugenerosainvitación—protestó,muycumplida,laseñoraStrong.

—Pues claro que vendrán—insistió lord Tennington—. Navegamos tandeprisa como cualquier buque de pasajeros y dispondrán de cuantascomodidadesnecesiten.Además, lesapreciamosmuchoynoaceptaremoselnoporrespuesta.

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Demodoqueseacordóquezarparíanellunessiguiente.

Dos días después, las dos muchachas miraban en el camarote de HazelunasfotografíasquelajovenacababaderevelarenCiudaddeElCabo.EranlasinstantáneasquehabíatomadodesdequesaliódeEstadosUnidos.Estabansumergidasenlacontemplacióndeaquellasimágenes,yHazelrespondíaalasmilpreguntasde Jane,dando todaclasede torrenciales explicacionesacercadelasdiversasvistasypersonasqueaparecíanenlasfotos.

—Aquí tienes —dijo de pronto Hazel— un hombre al que conoces.Pobrecillo,he tenidounmontóndeveces la ideadepreguntarteporél,peronuncamehavenidoalacabezacuandoestábamosjuntas.

Sostenía la foto de forma que Jane no podía ver la cara del hombreretratado.

—Se llamaba John Caldwell —prosiguió Hazel—. ¿Te acuerdas de él?DijoqueteconocióenEstadosUnidos.Esinglés.

—Norecuerdoesenombre—contestóJane—.Déjameverlafoto.

—El pobre hombre cayó por la borda durante la travesía costa abajo—explicóHazel,altiempoquetendíalafotoaJane.

—¿Quesecayó…?¡Pero,Hazel,Hazel…nomedigasqueseahogóenelmar!¡Hazel!¡Dimequeesunabroma!

Y antes de que la sorprendida señorita Strong pudiera sostenerla JanePortersedesmayóyfueaPararalsuelo.

Cuandologróquesuamigavolvieraensí,Hazellaestuvocontemplandolargorato,antesdequealgunadelasdoshablase.

—Nosabía,Jane—silabeóHazelentonoforzado—,quetuamistadconelseñorCaldwellfuesetanestrechacomoparaqueestoteafectasetanto.

—¿JohnCaldwell?—interrogóJane—.Nomeirásadecirque ignorabasquiéneraesehombre,¿verdad,Hazel?

—Pues, claro que sé quién era, Jane. Sé perfectamente quién era… sellamabaJohnCaldwell,deLondres.

—¡Oh,Hazel,daríacualquiercosaporcreerte!—gimióJane—.Quisierapoder creerte, pero esas facciones están grabadas tan profundamente en mimemoriayenmicorazónqueloreconoceríaencualquierlugardelmundoenmediodemilesdepersonas, lascualespodríanparecer idénticasal restodelmundo,exceptoamí.

—No te entiendo, ¿qué quieres decir, Jane?—exclamóHazel, alarmadohastaelfondodesuser—.¿Quiéncreesquees?

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—Noesquelocrea,Hazel.SéqueestaesunafotografíadeTarzándelosMonos.

—¡Jane!

—Es imposible queme equivoque. ¡Oh,Hazel! ¿Estás segura de que hamuerto?¿Nopuedehaberposibilidaddeerror?

—Me temoqueno,querida—contestóHazel tristemente—.Megustaríapoderpensarqueestásequivocada,peroahoravienenamimenteunsinfíndepequeñosdetallesquenosignificaronnadaparamícuandocreíaqueeraJohnCaldwell,deLondres,peroqueahoraseconviertenenpruebasqueconfirmanloquedices.MecontóquehabíanacidoenÁfricayqueseeducóenFrancia.

—Sí,esoseríacierto—murmuróJanePorter,alicaída.

—El primer oficial, cuando revisó su equipaje, no encontró nada que loidentificase como John Caldwell, de Londres. Prácticamente, todas suspertenencias se habían fabricado o adquirido en París. Todas las prendas uobjetosconinicialesllevabanouna«T»solao«J.C.T.»Pensamosqueviajabadeincógnitobajosusdosprimerosnombres…J.C.corresponderíaasíaJohnCaldwell.

—Tarzán de losMonos adoptó el nombre de Jean C. Tarzán—articulóJane, con voz monótona y mortecina—. ¡Y está muerto! ¡Oh, Hazel, esterrible!¡Muriósoloenesehorrendoocéano!¡Meresultainconcebiblepensarquesucorazónindomablehayadejadodelatir…quesuspoderososmúsculossehayanquedadofríosy rígidosparasiempre!Queél,personificaciónde lavida, de la salud, de la energía, sea ahora presa de unos seres viscosos yrastrerosque…

No pudo seguir, exhaló un gemido, hundió la cabeza entre los brazos y,sollozante,sedejócaerenelpisodelcamarote.

LaseñoritaPortercayóenfermaysepasóvariosdíasencama.Nodeseabaveranadie,aexcepcióndeHazelydelafielEsmeralda.Cuandoporfinsalióde nuevo a cubierta, a todos sorprendió el triste cambio que habíaexperimentado.Yanoeralapreciosidadnorteamericanalistayvivarachaquesedujo,encandilóehizolasdeliciasdecuantosseacercabanaella.Sehabíaconvertidoenunamozuelatranquilaymelancólica,cuyosemblanteteníaunaexpresióndemeditabundadesesperanzaquenadie,salvoHazelStrong,podíainterpretar.

Todoslosintegrantesdelgruposeesforzabanpordistraerlayalegrarlelavida, pero era inútil. Alguna que otra vez, el ingenioso lord Tenningtonconseguíaarrancarleunasonrisa lánguida,pero lamayorpartedel tiempo lamuchachaselopasabaconlavistaperdidaenlainmensidaddelocéano.

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Comosi laenfermedaddeJanePorterhubiesesidounaespeciedefactornegativodesencadenante,sobreelyateempezóacaerunalluviadedesdichas.Primero se averió un motor y tuvieron que permanecer dos días al pairomientras se efectuaban las necesarias reparaciones. Luego les pillódesprevenidosunaturbonadacuyasráfagasarrojaronporlabordacasitodoloque no estaba bien sujeto en cubierta. Posteriormente, dos marinerosmantuvieron una pelea a navajazos en la parte de proa de la nave con elresultadodequeunodeellosquedómalheridoyalotrohuboqueaherrojarloenuncalabozo.Ycomoremate,paracoronarbienelcúmulodedesgracias,elpilotosecayóalmardurantelanocheyseahogóantesdequenadiepudieraecharle un cabo. El yate se pasó diez horas dando vueltas por el lugar delaccidente,peronovolvióaversealhombreunavezsehundióenlasaguasdelocéano.

A todos los viajeros y miembros de la tripulación dejó deprimidos ysombríosaquellasucesióndeadversidades.Elquemásyelquemenostemíaque ocurriese algo todavía peor, y ello era especialmente cierto entre losmarinos que recordaban toda clase de avisos y presagios terribles acaecidosdurantelaprimerapartedelviajeyqueahorainterpretabanlosaprendicesdeprofeta como anuncio inequívoco de alguna tragedia funesta y terrible queinevitablementeibaaabatirsesobreellos.

No tuvieronqueesperarmucho losquepresagiabanmalosaugurios.Dosnoches después de que el piloto se ahogara, el pequeño yate experimentabaunasacudidaqueloestremeciódeproaapopa.Hacialaunadelamadrugadasufrió un terrorífico impacto que arrojó de las literas en que dormían atripulantes y pasajeros. Un crujido impresionante dejó temblando la frágilembarcación. El casco se inclinó a estribor. Los motores se detuvieron.Duranteunossegundossemantuvoinmóvil,formandounángulodecuarentaycincogradosrespectoalasuperficiedelagua…Luego,conominosoruidodedesgarro,recuperólahorizontalidadsobreelmar.

Automáticamente, los hombres salieron a cubierta, con las mujerespisándoleslostalones.Aunquelasnubesencapotabanelcielo,apenassoplabaviento y lamar parecía bastante tranquila, pero la noche no era lo bastanteoscuracomoparaquenodistinguiesen,cercadelaamuradebabor,unamasadecolornegroqueflotabaenelagua.

—Unpecio,untrozodenavenaufragada—explicóeloficialdeguardia.

El maquinista subía a cubierta en aquel momento para hablar con elcapitán.

—Ha saltado la pieza con que cubrimos la tapa del cilindro, señor —informó—.Ytenemosunavíadeaguaenlaamuradebabor.

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Instantesdespués,unmarinerosubíacorriendo.

—¡Santo Dios! —gritó—. La quilla se ha quebrado y el fondo se estáinundando.Nopermaneceremosafloteniveinteminutos.

—¡Cállese!—rugióTennington—.Señoras,bajenyrecojansuscosas.Esposiblequelasituaciónnoseatangravecomotodoeso,perotalveztengamosque recurrir a losbotes.Valemásque estemospreparados.Denseprisa, porfavor.Y,capitánJerrold,tengalabondaddeenviarabajoaalguiencompetenteparaqueefectúeunavaloraciónprecisadelosdaños.Mientrastanto,sugieroqueseaprestenlosbotes.

El tonodevozbajoyserenodelpropietariode lanave tuvo lavirtuddetranquilizaratodosy,unossegundosdespués,habíanpuestomanosalaobra,llevandoacaboloqueacababadeproponer.Paracuandolasdamasvolvieronacubierta,lasbarcasdesalvamentoyaestabancasitotalmentepertrechadasydispuestas. Regresó el hombre que había bajado a calcular los daños. Iba aentregarsuinforme,peronohacíafaltaqueexpresarasuopinión:elgrupodehacinadoshombresymujeressabíayaqueelfindelLadyAliceestabaapuntodeconsumarse.

—¿Ybien,señor?—preguntóelcapitán,alverqueeloficialvacilaba.

—Medisgustaasustaralasseñoras,capitán—dijo—,pero,amijuicio,nocreoquesigamosestandoaflotedentrodediezminutos.Laembarcacióntieneunagujeroporelquepodríapasarunavaca,señor.

LaproadelLadyAlicellevabacincominutoshundiéndose.Lapopaestabaya fueradel agua, elevándoseenel aire,ymantenerseenpie sobrecubiertacostabaDios y ayuda. El yate iba equipado con cuatro botes, los cuales seocuparon y se arriaron sin problemas. Cuando se alejaban rápidamente delyate, a golpe de remo, Jane Porter volvió la cabeza para echarle la últimamirada.Enaquelmomentoresonóunvibrantechasquido,acompañadodeunominosoy sordo estrépito, quebrotódel corazónde lanave.Lasmáquinas,destrozadasysueltas,volabanhaciapopa,llevándosepordelantemamparasypanelesdeseparación.Lapopaseelevóporencimadetodos,permanecióunossegundos inmóvil,comounastilverticalquesobresalieradesdeel fondodelocéano y luego, rápidamente, el buque se hundió de proa y las olas se lotragaron.

Enunodelosbotes,elintrépidolordTenningtonseenjugóunalágrima…No era una fortuna lo que acababa de ver sumergirse en el océano, sino unmagníficoamigoalquequeríaenormemente.

Porfin,aquellalarganochediopasoalaaurorayunsoltropicalenviósusrayos para que se batieran con las ondulantes aguas. Jane Porter habíaconciliadounsueñoinquieto,perosedespertócuandolabrillanteclaridaddel

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sollebañólacara.Lamuchachamiróentomo.Enelboteibanconellatresmarineros,ClaytonymonsieurThuran.Sumiradabuscólasotrasbarcas,peroen todo lo que alcanzaba la vista nada rompía la pavorosa y monótonauniformidaddeaqueldesiertodeaguasalada…Estabansolosabordodeunpequeñobote,perdidosenlainmensidaddelAtlántico.

CapítuloXIV

Regresoalavidaprimitiva

Al llegar al agua, el primer impulso de Tarzán fue alejarse nadando delbuque y del potencial peligro que representaban las hélices. No ignoraba aquién tenía que agradecer el apuro en que se encontraba y, mientras semantenía a flotemediante un levemovimiento de los brazos, lo quemás lemortificabaeralafacilidadconqueRokofflehabíavencido.

Permaneció algún tiempoasí, con la vista en las lucesdel transatlántico,que se alejaban y disminuían de tamaño, sin que ni por unmomento se leocurrieragritarpidiendoayuda.A lo largodesuvida,niunasolavezhabíapedidoauxilio,demodoquenadatienedeextrañoquetampocolohicieraenaquella ocasión. Siempre dependió exclusivamente de sus facultades yrecursosy,porotraparte,desde losdíasdeKalanohubonadiequehubierapodidoacudirensusocorro.Cuandose leocurrióquepodíapedirayudayaerademasiadotarde.

Tarzán calculó que habría una probabilidad entre cien mil de que lerecogiesealgúnbarcoquepasaraporallíyqueinclusotodavíaeranmenoreslas probabilidades de que pudiese llegar a tierra, pero, no obstante, decidiónadar sin prisas en dirección a la costa…, tal vez el transatlántico seencontrabamáscercadellitoraldeloqueélsuponía.

Avanzó a base de brazadas largas y fáciles, transcurriríanmuchas horasantes de que sus colosales músculos empezaran a dar señales de fatiga.Mientrasnadabahaciaeleste,guiándoseporlasestrellas,notóqueloszapatoseranunarémora,demodoquesedesprendiódeellos.Acontinuaciónhizolopropioconlospantalonesysehabríaquitadolachaquetatambiéndenohabersido por los preciosos documentos que guardaba en el bolsillo. Paratranquilizarse, para cerciorarse que aún estaban allí, se llevó la mano albolsilloy,congranconsternación,comprobóquehabíandesaparecido.

SupoentoncesqueenelhechodequeRokoffseapresuraraaarrojarleporlabordahuboalgomásquesimplevenganza:el rusose lashabía ingeniadopararecuperarpreviamentelospapelesqueTarzánlearrebataseenBuSaada.

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El hombre-mono soltó una palabrota en voz baja y dejó que su chaqueta ycamisasehundieranenelAtlántico.Nopasaronmuchashorasantesdequesehubiese desprendido del resto de las prendas que vestía, para nadar sinengorrosnientorpecimientosendireccióneste.

LosprimerosalboresdeldíaempezabanaatenuarelfulgordelasestrellascuandolatenuesiluetadeunamolenegrasedestacódelantedeTarzán,justoen la rutaque llevaba.Unascuantasbrazadas lepusieron juntoaella:era laparte inferior del casco de un buque que había naufragado. Tarzán subió aaquelpecio,conlasanaideadedescansarhastaqueamaneciesedeltodo.Noalbergabalamenorintencióndepermanecerinactivo,erapresadelhambreyla sed. Si iba a morir, prefería hacerlo en plena acción, mientras intentabasalvarse.

Elmarestabaencalma,por loqueel trozodecascosólosemovía leve,ondulantemente, como si pretendiera acunar a aquel nadador que llevabaveinte horas sin dormir. Tarzán de los Monos se arrebujó sobre lamucilaginosamaderaynotardóenquedarsumidoenprofundosueño.

Ledespertaronlosardoresdelsol,pocodespuésdelmediodía.Suprimerasensación consciente fue la de que le agobiaba la sed, una sed que fueaumentandoel sufrimientodeTarzánamedidaque ibadespabilándose,peromomentos después la alegría de dos descubrimientos casi simultáneos lehicieron olvidar todos los pesares. El primero lo constituía un conjunto derestosdenaufragioqueflotabancercadesupecio;enmediodeaquellosrestossubía y bajaba, a impulsos del oleaje, un bote salvavidas boca abajo. Elsegundofueladébillíneadeunacostadistantequesedivisabaenelhorizonteoriental.

Tarzánsezambullóenelaguayrodeóanadolosrestosdelnaufragiohastaalcanzar el bote. La fresca temperatura del océano calmó un poco lasapremiantessensacionesdeTarzány,conrenovadasenergías,llevóelpequeñobotejuntoalcascoy,trasnopocoshercúleosesfuerzos,consiguióponerloenelresbaladizofondodelpecio.Allíloenderezóparaexaminarlo…Elboteerabastante sólido y al cabo de unos segundos flotaba junto al trozo de casco.Tarzán seleccionó varias tablas del naufragio susceptibles de convertirse enremosyprontoestuvobogandorumboaladistanteorilla.

MuyentradaestabayalatardecuandoTarzánseencontrólobastantecercacomo para distinguir las cosas que había en tierra y para determinar losperfilesdelalíneacostera.Vioantesíloquealparecereralaentradadeunapequeñabahía.Lapuntadelnorte,cubiertadeárboles,leresultócuriosamentefamiliar.¿Seríaposiblequeeldestinolehubiesearrojadoalosumbralesdesuadoradaselva?Perocuandolaproadesubarcaentróporlabocanadeaquelpuerto natural, todas las dudas de Tarzán se disiparon, porque allí estaba,

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frente a sus ojos, en la playa del fondo, bajo las sombras de aquel bosqueprimitivo, sucabaña…lacabañaqueantesdequeél,Tarzán,naciese,habíaconstruidosupadre,JohnClayton,lordGreystoke,muertotantosañosatrás.

Medianteel impulsoquesusmúsculosdegigante imprimíana los toscosremos,elhombre-monollevóelboterápidamentehaciaaquellaplaya.Apenasla proa tocó la arena cuando Tarzán saltó a tierra, mientras el corazónaceleraba los latidos y le saltaba en el pecho, exultante de alegría, cadavezque los errantes ojos caían sobre algo familiar: la cabaña, la playa, elarroyuelo, la tupida selva, la impenetrable y oscura floresta; además de lainfinidad de pájaros de brillante plumaje multicolor, las primorosasenredaderas que colgaban de los árboles gigantescos y lamultitud de floresqueembellecíantodoaquelpanorama.

TarzándelosMonosestabadevueltaensusdominiosyparaquetodoelmundotuvieranoticiadesuregresoalzósujovencabezaylanzóaloscuatrovientoselsalvajegritoretadorpropiodesutribu.Duranteunosminutosreinóelsilencioenaquellaselvavirgenyluego,sordoyextraño,surcóelaireunarespuesta al desafío de Tarzán: el profundo rugido de Numa, el león, y,debilitadoporladistancia,elbramidoaterradordeunmonomacho.

Tarzánfueprimeroalarroyoyapagólased.Acontinuaciónseencaminóalacabaña.Lapuertaestabacerradayelpestillocorrido,talcomoD'Arnotyéllodejaron.Descorrióelcerrojoyentró.Todoseguíaigualquecuandolodejó,dosañosatrás: lamesa, lacamay lacunaquehabíaconstruidosupadre, laestanteríaylosarmarios,quellevabanallímásdeveintitrésaños.

Satisfecha la vista, el estómago empezó a reclamar su atención: lospinchazos del hambre le sugirieron la conveniencia de buscar alimentosurgentemente.Enlacabañanohabíanadacomestible,nisiquieraarmaalguna,peroviocolgadaenlaparedunadesusviejascuerdasdehierba.Estabamuygastadaytiempoatrásserompióvariasveces,porloquelahabíadesechadoparavalersedeotramejor.Lehubieragustadodisponerdeuncuchillo.Bueno,omuchoseequivocabaoantesdequesehubieraocultadoelsoldispondríadeun venablo, de un arco y de algunas flechas… De agenciarse todo eso seencargaría la cuerda y, entretanto, se procuraría algo que echarse al coleto.Enrolló la cuerda cuidadosamente, se la echó al hombro, salió y cerró lapuerta.

La selva empezaba a pocos pasos de la cabaña. Tarzán se hundió en laespesura,precavidoysilencioso,transformadodenuevoenunanimalsalvajea la caza de comida. Anduvo un trecho por el suelo, pero al no descubrirseñales que le indicasen la proximidad de piezas que pudieran suministrarlecarne, decidió subir a la enramada de los árboles. En cuanto empezó adesplazarseporlasalturas,asaltarvertiginosamentederamaenrama,volvióa

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inundar su espíritu la antigua alegría de vivir. Remordimientos, pesares ypreocupacionespasaronalolvido.¡Aquelloeravida!¡Realmente,aquellaerala perfecta e insuperable dicha de la libertad sin cortapisas! ¿Quién iba adesear volver a las asfixiantes y perversas ciudades del hombre civilizadocuando lasextensasvastedadesde laselvavirgen leofrecíanpazy libertad?Noseríaél.

Aún había luz diurna cuandoTarzán llegó al abrevadero de un río de laselva. Desde las más remotas épocas solían acudir allí a beber diversosanimalesdelbosque.PorlanochesiemprepodíaencontrarseallíaSaboroaNuma,agazapadosen laespesura, a laesperadeun impalaocualquierotroantílopeconlosquealimentarse.AllíibaaabrevarHorta,eljabalí,yallífueTarzánde losMonosdispuestoa cobrarunapiezaporque tenía el estómagomuyvacío.

Sepuso en cuclillas enuna rama situada sobre el sendero.Aguardó casiunahora.Laoscuridadempezabaaconvertirseennegrura.Enlomásespesodelafloresta,juntoalvado,eloídodeTarzánpercibióelleverumordeunaspatasacolchadasydeuncuerpobastantevoluminosoquepasabarozandolasaltas hierbas y las embrolladas enredaderas. Salvo Tarzán, nadie hubierapodidocaptaraquellosruidos,peroelhombremonolospercibióeinterpretó:Numa, el león, había salido de caza, sus intenciones eran idénticas a las deTarzán.Éstesonrió.

Enseguidaoyóquealguienseaproximabasigilosamenteporlasendaqueconducíaalabrevadero.Alcabodeunmomentoentrabaenelcampovisualdel hombre-mono. Se trataba deHorta, el jabalí. Su carne era exquisita y aTarzán se le hizo la boca agua.Las hierbas entre las que se ocultabaNumapermanecíaninmóviles…ominosamenteinmóviles.HortapasópordebajodeTarzán.Unoscuantospasosmásy secolocaríadentrodel radiodel saltodeNuma.Tarzánse imaginabacómolebrillaríanenaquelmomento losojosalleón, que sin duda estaría conteniendo la respiración antes de soltar elhorrísonorugidoquedejaríapetrificadaasupresaduranteeltiemposuficienteparaqueél,Numa,saltaseyclavara lospavorososcolmillosenunoshuesosqueibanaastillarseinmediatamente.

PerocuandoNumasedisponíaadaresesalto,unacuerdadelgadavolóporelaire,desdelasramasbajasdeunárbolpróximo.Ellazosecerróalrededordel cuello de Horta. Resonó un gruñido asustado y luego un chillido deprotesta,mientrasNumaveíaretrocederasupresa,arrastradaporelcamino.Cuandoelleónsaltó,Horta,eljabalí,seremontóenelaireydesaparecióenlaenramada,lejosdelasgarrasdeNuma.Entreelfollajedelárbolaparecióunrostroquededicóalfelinounaseriedecarcajadasymuecasburlonas.

Y entonces sí que resultaron espeluznantes los rugidos de Numa.

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Furibundo,amenazador,hambriento,paseódeunladoaotro,pordebajodelasramas desde las que el hombre-mono seguía riéndose de él. Se detuvo, porúltimo,selevantósobreloscuartostraserosy,apoyandoelcuerpoeneltroncodelárbolquealbergabaasuenemigo,clavólasenormesuñasenlacortezayarrancóunbuenpedazodeésta,dejandoaldescubiertolamaderablancaquehabíadebajo.

Mientras tanto, Tarzán había izado al jabalí, que no cesaba de debatirse,hasta la rama en que se encontraba. Los fuertes dedos del hombre-monoremataron la obra que inició el nudo corredizo. No tenía cuchillo, pero lanaturaleza le había proporcionado los medios necesarios para desgarrar lacarne palpitante de la pieza recién cobrada y la centelleante dentadura sehundió en la carne suculenta, en tanto el león, abajo, frenético de rabia,contemplaba cómo su rival disfrutaba de una cena que momentos antes élhabíaconsideradosuya.

YaeranochecerradacuandoTarzánsesintióahíto.¡Ah,peroquédelicia!Nuncasehabíaacostumbradodeltodoalacarnedeterioradaqueleservíanenel mundo civilizado, y en el fondo de su salvaje espíritu siempre echó demenos el sabor de la carne fresca y de la espléndida sangre roja quedesprendía.

Se limpió lasensangrentadasmanosconunpuñadodehojas, secargóalhombro el resto de la pieza y, saltando de rama en rama, a media altura,regresóalacabaña.

En aquellos precisosmomentos, Jane Porter yWilliamCecil Clayton selevantabande lamesa, trasunasuculentacena,enelLadyAlice,amilesdemillasaleste,enelocéanoindico.

Numa, el león, se desplazaba por el suelo, almismo ritmo de Tarzán, ycadavezque éstemirabahacia abajoveía los lúgubresojosde la fiera, quebrillabanenlaoscuridadyquenoperdíandevistaalhombremono.Numayanorugía,selimitabaamoverseenfurtivosilencio,comounasombradelgranfelino.Sinembargo,nodiounsolopasoquenopercibieranlossensiblesoídosdeTarzán.

El hombre-mono se preguntó si se encontraría a Numa al acecho en lapuertade lacabaña.Confiabaenqueno,porqueeso significabaque tendríaque pasar la noche durmiendo en la horquilla de un árbol y, desde luego,preferíaellechodehierbasdesupropiohogar.Naturalmente,conocíaelárbolylahorquillamáscómoda,sinolequedabamásremedioquepasarlanochealraso. En el pasado,más de cien veces le siguió hasta la cabaña algún granfelinodelaselvaysevioobligadoaalbergarseenaquelmismoárbol,hastaqueuncambiodehumorolasalidadelsolinducíanasuenemigoaretirarse.

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Pero ese no fue el caso aquella noche:Numaoptópor abandonar y, conuna breve sucesión de protestas y rugidos, diomedia vuelta rabiosamente ypartióenbuscadeunacenaqueleresultasemásfácildeconseguir.Demodoque Tarzán llegó sin compañía a la cabaña e instantes después ya estabaarrebujadosobre losmohosos restosde loqueotrorahabíasidoun lechodehierbas.AmonsieurJeanC.Tarzánnolecostónadadesprendersedelbarnizdecivilizaciónartificialque le recubríaycayóautomáticamenteenel sueñoprofundodelanimalquesehallenadoelestómagoarebosar.Noobstante,el«sí»deunamujerlehubieseligadodeporvidaalaotraexistenciaylehabríahecho considerar repulsiva la mera idea de quedarse en la selva, entre lasfierassalvajes.

Tarzán durmió hasta el mediodía siguiente, ya que los esfuerzos de lanochepasadaenelmarydelacazaenlaselvalehabíandejadoagotadísimo,puesto que sus músculos habían perdido la costumbre de tales pruebas. Loprimero que hizo al despertarse fue ir al arroyo a beber. Luego se dio unchapuzónenelmar,dondeestuvonadandoquinceminutos.Despuésvolvióalacabañayseregalóconundesayunoabasedecarnedejabalí.Cuandosedioporsatisfecho,enterróelrestodeHortaenlablandatierradelaparteexteriordelacabaña,paralacena.

Tomódenuevolacuerdayseadentróenlaselva.Enesaocasiónsupresaseríamás noble: el hombre; aunque si le hubiesen pedido su opinión habríacitadoaunadocenadehabitantesdelajunglaalosqueconsiderabasuperioresennoblezaalhombrequepensabacazar.Sepreguntósilasmujeresyniñosdela aldea deMbonga habrían permanecido en el poblado después de que laexpedicióndecastigoenviadadesdeelcrucerofrancésexterminaraatodoslosguerreros, como represalia por la supuestamuerte deD'Arnot.Albergaba laesperanza de encontrar allí algunos guerreros, porque en el caso de que laaldea estuviesedesierta, la búsquedapodría durar indefinidamente. Ignorabacuánto.

El hombre-mono se desplazó velozmente por la selva y hacia lamedianoche llegaba al solar de la aldea. Descubrió, decepcionado, que lavegetación silvestre había invadido los campos de cultivo y que laputrefacción había desmoronado las chozas. Ni el menor rastro de sereshumanos.Tarzánsepaseóentre las ruinasdurantemediahora,confiandoenencontraralgúnarmaolvidada,perosubúsquedafueinfructuosa,demodoquedecidió emprenderla por otra parte y continuó riachuelo arriba, siguiendoaquellacorrientecuyocursosedeslizabaendirecciónsureste.Lológicoseríaquelospobladosseestableciesencercadelaguadulce.Siibaaencontraruno,estaríajuntoalarroyo.

Buscaba alimento por el camino, como lo buscó cuando vivía con losmonos de la tribu, comoKala le había enseñado a hacerlo, o sea, dando la

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vuelta a los troncos podridos, debajo de los cuales se refugiaban bichoscomestibles,o subiendoa lomásaltode losárbolespara robar losnidosdepájaros, o abalanzándose con la celeridad de un gato sobre algún pequeñoroedor.Tambiéncomíaotrascosas,perocuantosmenosdetallesdéunoacercade la dieta de los monos, tanto mejor… Y Tarzán había recuperado sucondicióndemono,volvíaaserelmismoantropoideferozybrutalqueKalalehabíaenseñadoaseryquefuealolargodelosveinteprimerosañosdesuvida.

Avecessaltabaasuslabiosunasonrisaalrecordaraalgúnamigoqueenaquel momento estaría apaciblemente sentado, vestido con impecableelegancia,enelsalóndeunclubselectodeParís…,comoTarzánhabíaestadopocos meses antes. Después se quedaba quieto, repentinamente petrificado,cuando la suavebrisa llevabahasta suadiestradoolfatoelefluviodealgunanuevapresaodealgúnenemigotemible.

Durmió aquella noche tierra adentro, lejos de la cabaña, acunado en lahorquilladeunárbol,atreintametrosdelsuelo.Sehabíavueltoadarunbuenbanquete,esavezabasedecarnedeBara,elciervo,víctimadelrápidolazodeTarzán.

Reanudó la marcha a primera hora de la mañana siguiente. Avanzó enparaleloalcursodelarroyo.Continuólabúsquedadurantetresdías,hastaquellegó a una zona de la selva en la que no había estado nunca. De vez encuando,alcoronarunaltozanoenelquelaflorestaeramenosdensa,divisabaalolejossierrasdemontañasmajestuosasantelascualesseextendíanampliasplanicies. Allí, en aquellos espacios abiertos abundaba la caza: cantidadesingentesdeantílopesygrandesmanadasdecebras.Tarzánsesintióhechizado:efectuaríaunaprolongadavisitaaaquelmundodesconocido.

En la mañana de la cuarta jornada un olor nuevo llegó súbita ypasmosamente a su olfato. Olor a hombre, aunque muy distante. Tarzán seestremeció de placer. Con los cinco sentidos alerta, sigiloso y hábil, sedesplazóvelozmenteentrelosárboles,conelvientodecara,endirecciónasupresa. La alcanzó en seguida: un guerrero solitario que avanzabasosegadamenteporlaselva.

El hombre-mono le siguió, saltando de rama en rama, a la espera de untrecholobastantedespejadocomoparapermitirleutilizarlacuerda.Mientrasacechabaaladesprevenidavíctima,nuevasideasafluíanalamentedeTarzán,ideasqueeranproductodeladepuradorainfluenciadelacivilizaciónydesucrueldad.Se leocurrióqueelhombrecivilizadocasinuncamatabaaun serhumano sin tener una excusa para ello, por leve que fuera. Cierto que él,Tartán, deseaba las armas y los adornos de aquel guerrero, ¿pero eraimprescindiblequitarlelavidaparaobtenerlos?

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Cuanto más pensaba en ello, más repugnante se le hacía la idea dearrebatar la existencia innecesariamente a un semejante.Ymientras le dabavueltasenlacabezaaloqueprocedíahacer,ocurrióquellegaronaunclarodela selva, al fondo del cual se alzaba una aldea de chozas como colmenas,protegidaporunaempalizada.

Cuando el guerrero salió de entre los árboles, Tarzán vislumbrófugazmenteuncuerpodepielrojizaqueseabríapasofurtivamenteatravésdelamarañadehierbasdelaselva:eraNuma,elleón.Tambiénibaalacazadelnegro.Enelmismo instanteenqueTarzáncomprendióelpeligroenque seencontraba el indígena, su actitud respecto a la presa cambió radicalmente.Ahora se trataba de un ser humano, como él, amenazado por un enemigocomún.

Numa estaba a punto de lanzarse al ataque. No había tiempo paraentretenerse comparando la convenienciade recurrir aunouotro sistemanipara sopesar los probables resultados de cada uno de ellos. Losacontecimientos se dispararon y, casi simultáneamente, sucedieron variascosas:el leónsaltódesdeelpuntodondeseescondíahaciaelnegro,Tarzánemitióungritode avisoy el guerrerovolvió la cabeza a tiempodever unacuerdadehierbaqueatravesabaelaire.El lazoquerematabalacuerdacayólimpiamentealrededordelcuellodeNumainmovilizadoenmitaddesusalto.

El hombre-mono había actuado con tan precipitada rapidez que no tuvotiempo de prepararse para resistir el tirón que el enorme peso e impulso deNumaimprimiríaalacuerda,demodoqueaunqueéstadetuvoalafieraantesdequelaszarpassehundieranenlacarnedelnegro,lasacudidahizoperderelequilibrio a Tarzán, que fue a parar al suelo, a menos de seis pasos delenfurecido animal. Numa se revolvió como el rayo, para encarar al nuevoenemigoe,indefensocomoseencontraba,TarzándelosMonosviolamuertetanpróximacomonunca lahabíavistohastaentonces.Lesalvóelnegro.Elguerrero comprendió al instante que debía la vida a aquel extraño hombreblanco y se dio cuenta también de que sólo unmilagro podía evitar que susalvador cayese bajo aquellos feroces colmillos amarillentos que tan cercahabíanestadodeclavarseensupropiacarne.

Raudo como el pensamiento, el brazo que empuñaba el venablo se echóhacia atrás, para luego dispararse hacia adelante con toda la fuerza de lospoderososmúsculosqueondulabanbajo larelucientepieldeébano.Elarmacruzó el aire y su certera punta de hierro atravesó la lustrosa piel deNumadesdelainglederechahastalapaletillaizquierdaLabestiasoltóunespantosorugidodefuriaydolor,altiempoquesevolvíaparadirigirsehaciaelnegro.Había dado una docena de pasos cuando la cuerda de Tarzán volvió adetenerle. Numa dio otra media vuelta, dispuesto a acabar con el hombre-mono, y un nuevo ramalazo de dolor le sacudió cuando una flecha con

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lengüetaseclavóhastalamitaddelastaensucarnepalpitante.Sedetuvoelleón una vez más y, para entonces, Tarzán ya había asegurado la cuerdadándole dos vueltas alrededor del tronco de un árbol y anudándolarápidamente.

Elguerrerosonrióalver lamaniobra,peroTarzánsabíaqueNumaibaacontrarrestarlaenseguida.Susfuertesdientesnoibanatardarenaplicarsealadelgadacuerdaylacortaríanenunabrirycerrardeojos.

Encuestióndesegundos,Tarzánseacercóalnegroydesenvainóellargocuchilloque llevabaelguerrero.Después le indicóquecontinuaraarrojandoflechas al enorme felino, mientras él intentaba acercarse armado con elcuchillo.Así,mientrasunohostigabaa la fieraporun lado,elotrose le fueaproximando cautelosamente por el costado contrario.Numa no podía estarmás furibundo. Llenaba el aire de frenéticos aullidos, rugidos pavorosos ybramidosespeluznantes,altiempoque,encabritado,agitabaconferocidadlaspatasdelanterasenvanosintentosdealcanzarconlaszarpasaunouotrodelosverdugosqueloatormentaban.

Pero,alfinal,elágilhombremonotuvosuoportunidad.Seabalanzósobreelcostado izquierdodel felino,pordetrásde lapoderosapaletilla.Unbrazogigantescoseciñóentornoalaleonadagargantaylalargahojadeuncuchillosu hundió hasta la empuñadura, para llegar al corazón salvaje de Numa yatravesarlo certeramente. Luego, Tarzán se irguió y el hombre blanco y elhombrenegrosemiraronporencimadelcuerpodelapiezaqueacababandecobrar… El hombre negro hizo el signo de la paz y Tarzán de los Monoscorrespondiódeigualmodo.

CapítuloXV

Desimioahombresalvaje

El fragor del combate con Numa atrajo allí a una excitada turba dehabitantes de la aldea e instantes después de la muerte del león, los doshombres se vieron rodeados por numerosos guerreros de ébano, ágiles ygesticulantes, que parloteaban atropelladamente… y que formularon milpreguntasenrápidasucesión,sindartiempoaqueselesrespondieseninguna.

Luegosepresentaronlasmujeresylosniños,curiosos,anhelantesy,alveraTarzán,másinquisitivosquenunca.Elnuevoamigodelhombremonologrófinalmente hacerse oír y cuando hubo concluido su relato, los hombres ymujeres del poblado compitieron entre sí en el empeño de honrar a aquellaextrañacriaturaquehabíasalvadolavidadesucompañeroyluchadoabrazo

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partidoconelferozNuma.

Finalmente, le condujeron a la aldea y le colmaron de regalos: aves decorral, cabras y alimentos cocinados. Cuando les señaló las armas quellevaban, losguerreros seapresuraronaofrecerlevenablos,escudos,arcosyflechas. Su reciente amigo le regaló el cuchillo con el que Tarzán habíamatadoaNuma.NohabíanadaenelpobladoqueTarzánnopudieraobtenerconsolopedirlo.

Cuántomás fácilera lograrasí lascosasquedeseaba,pensóTarzán,queprocurárselasatravésdelroboyelasesinato.Quépocohabíafaltadoparaquematase a aquel hombre, al que no había visto en la vida y que ahoramanifestaba,portodoslosprimariosmediosqueseleocurrían,suamistadysuafectohaciaelhombrequepudosersuverdugo.Tarzánde losMonossesintió avergonzado.A partir de entonces, cada vez que tuviera intención demataraalguien,esperaríaanteshastacerciorarsedesilavíctimamerecíaonolamuerte.

Porasociacióndeideas,ensumenteaparecióRokoff.Legustaríateneralrusoasudisposiciónenlasprofundidadesdelaselvaduranteunosminutos.Siexistía un hombremerecedor de lamuerte, ese hombre eraRokoff.Y si enaquelmomento hubiera podido ver al ruso, dedicado en cuerpo y alma a laplacenteratareadeganarseelafectodelapreciosaseñoritaStrong,aúnhabríadeseadoTarzánconmásintensidadaplicaraaqueldesaprensivolasuertequemerecía.

LaprimeranochequepasóTarzánconlosindígenasestuvoconsagradaauna salvaje orgía en su honor. Se disfrutó de un señor festín porque, comopruebadesudestreza, loscazadoreshabían llevadounantílopeyunacebra.Carne que se regó con litros y litros de la cerveza de baja graduación quepreparaban los nativos. Mientras contemplaba a los guerreros danzar a laclaridad de las hogueras, a Tarzán volvió a impresionarle las simétricasproporciones de sus figuras y la regularidad de sus rasgos faciales, ningunotenía en absoluto la nariz aplastada ni los gruesos labios propios de lossalvajes de la costa occidental. En reposo, los rostros de los hombresdenotabaninteligenciaydignidad,losdelasmujereseranbellosyatractivosenmuchoscasos.

Enelcursodeaquelbaileelhombre-monoobservóporprimeravezquealgunoshombresybastantesmujereslucíanadornosdeoro…,principalmenteajorcasen los tobillos,pulserasybrazaletesen losbrazos, alparecerdeoromacizo. Cuando expresó el deseo de echar una ojeada de cerca a una deaquellaspiezas,lapropietariaselaquitóeinsistió,porseñas,enqueTarzánlaaceptase como regalo. El examen del objeto convenció al hombre-mono deque se tratabadeorovirgeny, sorprendido, cayóen la cuentadeque era la

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primera vez que veía ornamentos de oro entre los salvajes deÁfrica; hastaentoncessóloleshabíavistolucirlabisuteríaylasbaratijasquecomprabanorobabanaloseuropeos.Intentóaveriguardedóndesacabanaquelmetal,peronoconsiguióhacerseentender.

Cuando concluyó la danza,Tarzánmanifestó su intención de despedirse,perocasileimploraronqueaceptaselahospitalidaddeunagranchozaqueeljefede la tribu lehabíadestinadopara suusoexclusivo.Tratóde indicarlesquevolveríaporlamañana,peronolecomprendieron.Cuandoporfinlogróalejarse de ellos, retirándose en dirección a la parte del poblado opuesta alportóndelaentrada,losindígenasaúnsequedaronmásconfundidosacercadelasintencionesquealbergaba.

Sin embargo, Tarzán tenía perfectamente claro lo que iba a hacer. Susexperiencias precedentes le habían hecho tomar contacto con los roedores,sabandijasyparásitosque infestaban lasaldeas indígenas,yaunqueenotrascuestiones no era demasiado escrupuloso, en aquella prefería el aire libre yfrescodelasalturasarbóreasalafétidaatmósferadeunbohío.

Los indígenas le siguieron hasta el punto donde las ramas de un árbolgigantesco pasaban por encima de la empalizada. Tarzán saltó una de lasramas bajas y desapareció en el follaje, con la ágil precisión saltarina deManu, el mico, lo que provocó un estallido de atónitas exclamaciones desorpresa.Loshabitantesdelpobladoestuvieronmediahora llamándole,perocomoTarzánnocontestó,alnoobtenerrespuestadesistieronyseretiraronenbuscadelasesterasdondesetendíanadormir,dentrodelaschozas.

Tarzán se adentró en el bosque hasta encontrar, no lejos del poblado, unárbolquecubríasusrequerimientosesenciales.Seacurrucóenunahorquillaapropósitoycasiautomáticamentesesumergióenunprofundosueño.

A la mañana siguiente se descolgó en la calle del poblado, tanrepentinamente como había desaparecido la noche anterior. Durante unossegundos,losindígenaspermanecieronpatidifusosyasustados,peroencuantoreconocieron en él a su invitadode la velada anterior se les pasó el susto yempezaronaemitirgritosdebienvenidayrisasalegres.Aqueldíaacompañóaunapartidadeguerrerosquesalióacazarpor las llanurascercanasyTarzánmanejó con tal habilidad las toscas armas de que disponía que entre losindígenasaumentómássicabeelsentimientoderespetoyadmiraciónquelesinspirabaaquelextrañohombreblanco.

Tarzán vivió varias semanas con sus amigos salvajes y con ellos cazóbúfalos,antílopesycebras,paraprocurarsecarne,yelefantesparahacerseconmarfil. No tardó en aprender el sencillo lenguaje de aquel pueblo, suscostumbres indígenasy laéticadesuprimitivasociedad tribal.Seenteródeque no eran caníbales y que miraban con desprecio y repugnancia a los

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hombresquecomíanhombres.

Busuli, elguerreroalquehabía seguidohasta la aldea, le contódiversasleyendasdelatribu;quesupueblohabíallegadoallímuchosañosantes,trasinfinidaddelargasjornadasdemarcha,desdeelnorte;quehubountiempoenque constituían una tribu grande y poderosa; que los cazadores de esclavos,con susmortíferos palos de fuego, hicieron tales estragos entre la tribu queésta quedó reducida a una ínfima parte de su población inicial, entoncesincalculableypujante.

—Nos cazaban como si fuéramos animales salvajes—explicóBusuli—.No tenían misericordia de nosotros. Y cuando no buscaban esclavos, eramarfil, aunque generalmente querían ambas cosas. Mataban a nuestroshombresyse llevabananuestrasmujerescomosi fueran rebañosdeovejas.Les combatimos durante años y años, pero nuestras flechas y venablos nopodían competir con los palos que escupen fuego, plomo y muerte, y lolanzabanhastaunadistanciaquenopodíanalcanzarlasflechasnilosvenablosdenuestrosguerrerosmásfuertes.Porfin,siendomipadrejoven,losárabessepresentaron una vezmás, pero nuestros guerreros los divisaron cuando aúnestaban lejos y Chowambi, que entonces era el jefe, dijo a su pueblo querecogierantodassuscosasysefueranconél…,quelosconduciríahaciaelsurhastadondeencontraseunlugaralquelossaqueadoresárabesnuncallegarían.

»YobedecieronaChowambi,tomaronsuspertenencias,incluidosmuchoscolmillosdemarfil, y emprendieron lamarcha.Anduvieronerrantesdurantelargosmeses,sufriendoinfinidaddepenalidadesyprivaciones,yaquebuenapartedelcaminoloteníanquehaceratravésdelaespesaselvaofranqueandomontañas altas y abruptas, pero finalmente llegaron a este lugar, y aunquedestacaronpatrullasdeexploraciónenbuscadealgúnparajemejorqueéste,nolocalizaronninguno.

—¿Ylosincursoresárabesnooshanencontradoaquí?—preguntóTarzán.

—Hacecosadeunañounapequeñapartidadeárabesymanyuemassenosechóencima,peroreaccionamosbienylospusimosenfuga.Matamosaunoscuantos.Lesperseguimosdurantevariosdías,acosándoloscomoseacosaalasfierassalvajes,queesloqueson.Losfuimosliquidandounoporuno,perounpuñadodeelloslograronescapar.

Altiempoquereferíasuhistoria,Busuliacariciabaelgruesobrazaletedeoro macizo que rodeaba su brazo izquierdo. Los ojos de Tarzán se habíanposadoenaqueladorno,perolacabezaestabaenotraparte.Sinembargo,enaquelmomentorecordólapreguntaquetratódeformulareldíaquellegóalatribu, la pregunta que entonces no consiguieron entenderle. Durante lassemanastranscurridasseolvidódealgotanbaladícomoeloro,porquededicóese tiempo a ser un hombre primitivo cuyo pensamiento se centraba en el

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presente,sinalargarsehastaelmañana.Noobstante,verdeprontoaquelorodespertó la civilización dormida en su interior y le recordó la existencia dealgo llamado codicia. Aquella lección del ansia de riqueza Tarzán la habíaaprendido bien en su breve experiencia de los estilos de vida del hombrecivilizado.Sabíaqueelorosignificabaplacerypoder.Señalóelbrazalete.

—¿Dedóndesaleesemetalamarillo,Busuli?—preguntó.

Elguerreroseñalóhaciaelsureste.

—Aunalunademarcha…talvezunpocomáslejos—respondió.

—¿Hasestadoallí?—quisosaberTarzán.

—No,peroalgunosdenuestropueblofueronhaceaños,cuandomipadreeraaúnjoven.Unadelasexpedicionesquesalieronenbuscadeunlugarmásapropiadoparaqueseestablecieralatribu,pocodespuésdequellegasenaquí,encontróunpuebloextrañoquellevabamuchosobjetosdemetalamarillo.Lapunta de sus lanzas era de ese metal, lo mismo que la de las flechas, yguisabanenvasijashechasdemetalmacizo,comomibrazalete.

»Vivíanenunpobladomuygrande,dechozasdepiedrayrodeadoporunamurallaalta.Erandeunafierezaterrible,tantoqueselanzaronalacargasobrenuestros guerreros, sin molestarse en preguntar si llegaban en son de paz.Nuestroshombreseranescasosennúmero,perosehicieronfuertesenloaltode un monte rocoso y resistieron hasta que se puso el sol y los ferocesindividuos se retiraron a su maldito poblado. Nuestros guerreros bajaronentoncesdelmontey,despuésderecogermuchosadornosdemetalamarillo,arrancándoselos a los cuerpos de los que habían muerto en el combate,abandonaronelvalle,regresaronaquíyningunodenosotroshavueltoaaquelsitio.

»Sonunpueblodegentemala…,niblancoscomotúninegroscomoyo,pero recubiertos de pelo como Boigani, el gorila. Sí, verdaderamente sonindividuosdelopeoryChowambisealegródemarcharsedesuterritorio.

—¿Y no vive ninguno de los que estaban con Chowambi?, ¿vieron aaquellosseresextrañosysumaravillosopoblado?—preguntóTarzán.

—Waziri, nuestro jefe, estuvo allí—respondióBusuli—.Eramuy jovenporentonces,peroacompañóaChowambi,queerasupadre.

Así que Tarzán interrogó aquella noche a Waziri y Waziri, un hombreahoramuyanciano,dijoquefueunamarchamuylarga,peroqueelcaminonoeradifícilderecorrer.Lorecordabamuybien.

—Seguimos durante diez días el curso del río que pasa junto a nuestraaldea. Marchamos contra corriente, hacia su nacimiento, y en la décimajornadallegamosaunafuentecillaquebrotabaenlapartesuperiordelaladera

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deunamontañamuyalta.Esemanantialeselnacimientodenuestro río.Aldía siguiente franqueamos la montaña y en la vertiente del otro ladoencontramos un arroyuelo que seguimos hasta llegar a un gran bosque.Avanzamosdurantemuchos días siguiendo la serpenteante orilla del arroyo,luegoseconvirtióenríoquefinalmentedesembocóenotroríomayor,elcualsedeslizabaporelcentrodeunvalleenorme.

»Luegocontinuamosaguasarribadeesteúltimorío,con laesperanzadellegar a terreno abierto. Al cabo de veinte jornadas de marcha, contando apartir del día que franqueamos las montañas y abandonamos nuestro país,tropezamosconotrasierra.Subimosporsuladera,siempreenparaleloalrío,que por entonces había menguado hasta quedar reducido a un arroyo.Llegamosaunapequeñacaverna,situadacercadelacimadelamontaña.Enesacuevaestabalamadredelrío.

»Recuerdo que acampamos allí aquella noche y que hacía mucho frío,porque era una montaña muy alta. Al día siguiente decidimos subir a lacumbre,verquéclasedeterritoriohabíaalotroladoycomprobarsuaspecto.Si no parecía mejor que el que acabábamos de atravesar, regresaríamos anuestra aldea y diríamos a nuestra gente que ya tenían el mejor lugar delmundoparavivir.

»Demodoquetrepamosporlosescalamientosdepeñascoshastalacimayallí,desdelamesetaquecoronabalamontañacontemplamos,nomuyabajo,unvallepocoprofundoybastante estrecho, al fondodel cualhabíaungranpobladodepiedra,muchasdecuyasconstruccionessehabíandesmoronadooestabanentrancedederrumbarse.

ElrestodelahistoriadeWazirieraprácticamenteelmismoqueyahabíarelatadoBusuli.

—Megustaríairallíyveresaextrañaciudad—dijoTarzán—.Yarrebataralgodeesemetalamarilloasusferoceshabitantes.

—Estámuy lejos—respondióWaziri—y yo tengo ya demasiados años,perosiesperasaqueterminelaestacióndelaslluviasyelcaudaldelosríoshayadescendidocogeréunoscuantosguerrerosyteacompañaré.

Tarzán tuvo que conformarse con esa promesa, aunque desde luego lehabríagustadoemprender lamarchaaldíasiguiente…Era impacientecomounchiquillo.Enrealidad,TarzándelosMonosnoeraotracosaqueunniño;eraunhombreprimitivo,quevieneaserlomismo.

Aldíasiguiente,sinembargo,regresódelsuralaaldeaunapatrulla,queinformó haber avistado una granmanada de elefantes a unos kilómetros dedistancia.Desdeloaltodelosárbolestuvieronunaestupendapanorámicadeaquel rebaño, formado, según dijeron, por numerosos machos, con gran

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númerodehembrasydeejemplaresjóvenes.Losadultospodíanproporcionarunacantidaddemarfilquemerecíalapenarecoger.

Los preparativos para la gran cacería ocuparon el resto de la jornada yparte de la noche. Se revisaron los venablos, se cargaron las aljabas, setensaron o cambiaron las cuerdas de los arcos; todomientras el brujo de latribu iba de un grupo de guerreros a otro, dispensando encantamientos ydistribuyendoamuletosdestinadosapreservardetododañoaquienlollevarayaotorgarbuenasuerteenlacaceríaqueseibaaemprenderporlamañana.

Los cazadores salieron al alba. Cincuenta guerreros negros, de cuerpolustrosoyágil.Enmediodeellos,juncalydinámicocomounjovendiosdelaselva, marchaba Tarzán de los Monos, cuya bronceada piel contrastabacuriosamenteconeltonoébanodeladesuscompañeros.Salvoporelcolor,eraunomásdeellos.Llevabalasmismasarmasyadornos,hablabasumismolenguaje,reíaybromeabaconellosyhabíasaltadoyvociferadoigualquelosdemásduranteladanzaqueseejecutóantesdepartirdelaaldea.Eraatodoslosefectosyfinesunsalvajeentresalvajes.No,noselopreguntóasímismo,pero ni por asomo hubiera reconocido que se identificabamás con aquellosindígenas y con su modo de vida que con los amigos parisienses cuyascostumbreshabíaconseguidoimitaralaperfecciónenlosescasosmesesqueconvivióconellos.Losimitócomounmono.

UnasonrisadivertidaasomóasuslabiosalimaginarselacaraquepondríaelinmaculadoD'ArnotsiporalgúnmediofantásticopudieseveraTarzánenaquelmomento.PobrePaul,queseenorgullecíadesuobra:habererradicadodesuamigotodovestigiodesalvajismo.

«¡Qué poco he tardado en caer!», pensó Tarzán. Pero en el fondo noconsideraba que aquello fuese una caída…, más bien sentía lástima poraquellas pobres criaturas de París, encerradas como prisioneros en susestúpidasprendasdevestir,vigiladascontinuamentepor lapolicíaa lo largode toda su vida, condenadas a no poder hacer nada que no fuesecompletamenteartificialyaburrido.

Doshorasdemarchalesllevaronalasproximidadesdellugardondeeldíaanterior se localizó a los elefantes. A partir de allí avanzaron en el mayorsilencio, a la búsqueda del rastro de los grandes proboscidios. Al finalencontraron una senda bien marcada, por la que pocas horas antes habíapasadoel rebaño.Continuaronenfila indiadurantecosademediahora.FueTarzánelprimeroquealzólamanoparaindicarquelapresaandabacerca:susensitivoolfatoleacababadeadvertirqueloselefantesnoseencontrabanmuylejospordelantedeellos.

Losnegrossemostraronescépticoscuandolesexplicócómolosabía.

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—Acompañadme—dijoTarzán—ylocomprobaremos.

Ágilcomounaardillasaltóalaramadeunárbolytrepóconligerezaalacopa.Lesiguióunodelosnegros,másdespacioyconmáscuidado.Cuandoelindígenallegóalaramaaltaenqueestabaelhombre-mono,ésteseñalóconelíndicehacia el sury allí, a un centenardemetrosdedistancia, el negroviocierto número de enormes lomos que sobresalían por encima de las altashierbasdeunapradera.Tarzánindicóesamismadirecciónalosobservadoresque aguardaban en el suelo y les transmitió, con los dedos, el número deanimalesquepodíacontar.

Loscazadoressalierondeinmediatoenposdeloselefantes.Elnegrodelárbol se apresuró a bajar, pero Tarzán les siguió a su modo, o seadesplazándosederamaenrama.

Cazar elefantes con las toscas armas del hombre primitivo no esprecisamente un juego de niños. Tarzán sabía que son pocas las tribusindígenasquelopracticanyelhechodequeaquellalohicieselehacíasentirno poco orgullo… Empezaba ya a pensar en sí mismo como miembro deaquellapequeñacomunidad.

Mientrassemovíasilenciosamenteatravésdelosárboles,Tarzánvioalosguerrerosdesplegarseparaformarunsemicírculoentornoaloselefantes,queestaban completamente ajenos a lo que se les venía encima. Por último, losindígenas tuvieron a la vista a los gigantescos animales. Seleccionaron dosejemplares adultos, de grandes colmillos y, a una señal, los cincuentaguerrerosselevantaroncomounsolohombreenellugardondeseocultabanylanzaronsusvenablosdeguerrasobrelosdoselefanteselegidos.Niunasolade aquellas lanzas erró el tiro; cada uno de los dos gigantescos animalesrecibióenelcostadosucorrespondientecuotadeveinticincovenablos.Unodeellosnisiquierapudomoversedel lugardondeseencontrabacuandoelaludde lanzascayósobreél;dosdeaquellas lanzas,certeramentedirigidas, se leclavaron en el corazón y el elefante dobló las rodillas y se desplomó sinofrecerlamenorresistencia,sinunestertor.

Aunque situado cerca de su compañero, al encontrarse de cara a loscazadoreselotroelefantenohabíaofrecidounblanco tanperfectoyningúnvenabloalcanzósucorazón.Permanecióinmóvilunossegundos,barritandoderabia y dolormientras buscaba con la vista al causante de sus heridas. Losnegroshabíandesaparecidoenlaespesuradelajunglaantesdequelosdébilesojos del monstruo cayesen sobre alguno, pero el animal oyó el ruido queproducían al huir y, con aterrador estruendo de arbustos y matorralesaplastados,seprecipitóhacialosindígenasenretirada.

ElazarquisoqueavanzaraendirecciónaBusuli,aquienganaba terrenocontalrapidezquesehubiesedichoqueelnegroestabaquieto,cuandoloque

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hacía era correr con toda su alma para escapar a la inevitable muerte queestabaapuntodealcanzarle.Tarzánhabíapresenciadotodoeldesarrollodelaoperacióndesdelaenramadadeunárbolcercanoy,alverelpeligroenqueseencontraba su amigo, salió disparado hacia la enfurecida bestia y trató dellamarsuatenciónabasedegritos,conlaesperanzadedistraerla.

Pero igual podía ahorrarse el aliento, porque el elefante estaba sordo yciegoparatodoloquenofueseelobjetivodesucólera,queinútilmentecorríapor delante de él. Tarzán comprendió entonces que sólo un milagro podíasalvar a Busuli y con lamisma despreocupación con que en otromomentohabíaperseguidoaaquelhombreseaprestóahoraacolocarseenelcaminodelelefanteeintentarsalvarlavidadelguerreronegro.

AúnempuñabaelvenabloycuandoTantor sehallabaaúnaunossieteuochopasosdesupresa,unvigorosoguerreroblancoaterrizócasidelantedeél,como caído del cielo. Con las peores intenciones delmundo, el elefante sedesvió a la derecha para acabar con aquel temerario enemigo que osabainterponerse entre él y su presunta víctima. Pero Tantor no contaba con laceléricarapidezdeaquelhombre,capazdeelectrizarsusmúsculosdeaceroydotarlosdetanmaravillosaceleridadquenisiquieralaagudavistadeTantorpudierapercibirsusmovimientoscuandoentrasenenacción.

Yocurrióasíqueantesdequeelproboscidiosepercataradequesunuevoadversariosehabíaquitadodesucaminomedianteunprodigiososalto,Tarzányahabíaclavadosulanzaconpuntadehierrodetrásdelamacizapaletilladelelefante,hundiéndolahastasucorazón.Yel imponenteanimalsederrumbó,sinvida,alospiesdelhombre-mono.

Busulinoviolaformaenquesehabíalibradodeaquelapuro,peroWaziri,elancianojefe,sílohabíacontempladodeprincipioafin,lomismoquevariosde los demás guerreros. Todos vitorearon a Tarzán y se agruparon a sualrededor,entrefelicitacionesygritosdejúbiloporaquellamonumentalpieza.Cuandoelhombre-monosesubióalcadáverylanzóalaireelextrañoalaridoque anunciaba una gran victoria, los negros retrocedieron, encogidos demiedo,porqueparaellosaquelgritoeracasiidénticoaldelbrutalBolgani,alque temían tanto como a Numa, el león. A tal temor se incorporaba ciertoacatamientoreverencia)haciaaquelserconaspectohumanoalqueatribuíanpoderessobrenaturales.

PerocuandoTarzánbajólacabezaylessonrió,losguerrerosrecobraronlatranquilidad, aunque seguían desconcertados.No acababan de comprender aaquellacuriosacriaturaquesetrasladabaporlosárbolesconlamismarapidezque>Manuy,sinembargo,losuyo,lonaturalparaéleraelsuelo,elmismomedio natural de ellos: un ser que, aparte el color de la piel, era comocualquierhombredelatribuy,noobstante,estabadotadodeunafuerzadiez

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vecessuperioraladecualquiermiembrodelatribuycapazdeenfrentarseacuerpolimpioconlosmásferocespobladoresdelajunglasalvaje.

Unavezreunidostodoslosguerrerossereanudólacaceríayseiniciódenuevo el acoso del rebaño, que había emprendido la retirada. Pero apenashabían cubierto un centenar de metros cuando resonó a su espalda, a grandistancia,unaextrañasucesióndedetonaciones.

Durante unos instantes todos se quedaron inmóviles, como un grupo deestatuas,mientrasescuchabancontodasuatención.Porúltimo,Tarzándijo:

—Armasdefuego.Estánatacandolaaldea.

—¡Vamos!—arengóWaziri—.¡Lossaqueadoresárabeshanvueltoconsusesclavos antropófagos para robarnos nuestro marfil y llevarse a nuestrasmujeres!

CapítuloXVI

Lossaqueadoresdemarfil

LosguerrerosdeWaziriecharonacorreratravésdelaselva,endireccióna sualdea.Duranteunosminutos, el estampidode lasdescargasde fusileríalos incitó a apresurarse, pero losdisparos fueronespaciándose, hastaquedarreducidos a alguna que otra detonación esporádica para, por último, cesarcompletamente.Elsilencionoresultómenosominosoqueeltiroteoanterior,porqueindicabaalapequeñapatrullaqueacudíaalrescatequelaescasamenteguarnecida aldea había sucumbido bajo la superioridad de las fuerzasatacantes.

Los cazadores que regresaban apresuradamente al poblado habíanrecorrido cinco de los ocho kilómetros que al principio les separaban de laaldeacuandoencontraronlosprimerosfugitivosquehabíanlogradoescaparalosproyectilesyalasgarrasdelenemigo.Enelgrupofigurabanunadocenade mujeres y jóvenes de ambos sexos; su excitación era tal que apenas sehicieron entender cuando intentaron relatar a Waziri la catástrofe que seacababadeabatirsobresupueblo.

—Haytantoscomohojasenelbosque—exclamóunadelasmujeresparaexplicar los efectivos de las fuerzas enemigas—. Haymuchos árabes y losmanyuemas son incontables. Y todos tienen rifles. Se arrastraron cuerpo atierrahastamuycercadelaaldeaantesdequenosdiéramoscuentadeloqueestaba ocurriendo y luego, al tiempo que gritaban como locos, arremetieroncontranosotrosyconsusarmasdefuegomataronamuchoshombres,mujeres

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y niños. Cierto número de nosotros huimos a la desbandada en todasdireccionesynosrefugiamosenlaselva,peromataronamuchosmás.

Nosésicogieronprisionerosono…parecequeloúnicoquequeríaneramatarnosatodos.Losmanyuemassehartarondeinsultarnosydedecirquesenos ibana comera todosantesdeabandonarnuestropaís…eseeranuestrocastigoporhabermatadoa susamigosel añopasado.Nooímucho,porquesalíhuyendoatodocorrer.

Se reanudó lamarchahacia la aldea, ahoramásdespacioy conmayoresprecauciones,puestoqueWazirisabíaqueerademasiadotardeparaauxiliaranadie y que su único objetivo sería la venganza. En el kilómetro y mediosiguiente encontraron a un centenar de fugitivos más. Entre ellos habíamuchos hombres, por lo que la potencia bélica de la partida aumentóconsiderablemente.

Se destacó una avanzada de una docena de guerreros, en misión dereconocimiento.Wazirisequedóconelgruesodelasfuerzas,quemarchabaatravésdelaselvaformandoundelgadofrentequesedesplegabaenformademedialuna.Tarzáncaminabajuntoaljefe.

Regresóunodelosexploradoresdelaavanzadilladeexploración.Habíanllegadoasituarsealavistadelaaldea.

—Todosestándentrodelaempalizada—susurró.

—¡Estupendo! —se animó Waziri—. Caeremos sobre ellos y losmataremosatodos.

Sedispusoapasaralolargodelalínealaordendequesedetuvierantodosen el borde del claro hasta que le vieran a él lanzarse corriendo hacia elpoblado…Entoncestodosdebíanseguirle.

—¡Un momento! —advirtió Tarzán—. Si dentro de la empalizada haycincuenta rifles, rechazarán nuestro ataque y harán una carnicería connosotros.Dejaquemelleguealpobladodesplazándomeporlasramasdelosárboles para espiarlos desde arriba, ver cuántos son y las posibilidades quetenemossidesencadenamosunasalto.Seríaestúpidoperderinnecesariamenteunsolohombresinocontamosconlamásleveesperanzadetriunfo.Semehaocurrido una idea y creo que podemos conseguir mejores resultados sirecurrimosalaastuciaenvezdeemplearlafuerza.¿Querrásesperarunpoco,Waziri?

—Sí—respondióelancianojefe—.¡Adelante!

Así queTarzán saltó a la enramada y desapareció rumbo al poblado. Sedesplazaba conmás cautelaquedeordinario, porque sabíaque loshombresarmados de rifle podían descerrajarle un tiro con lamisma facilidad en los

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árbolesqueenelsuelo.Porotraparte,cuandoTarzándelosMonosadoptabaladeterminacióndeactuarextremandoelsigilo,ningunacriaturade laselvapodíamoversetansilenciosamentecomoél,nihacersetaninvisiblealosojosdelenemigo.

Llegó en cinco minutos al gigantesco árbol cuyas ramas pasaban porencimadelaestacadaenunextremodelaaldeayespiódesdeaquellaatalayaa lahorda salvajequehormigueabaabajo.Contó cincuenta árabesy calculóque los manyuemas eran cinco veces más. Éstos habían empezado ya aatracarsedecarney,bajolasmismasnaricesdesusamosblancos,preparabanelespantosofestínqueconstituyelapiécederésistance,elplatofuerteconquese remata una victoria en la que caen en sus horribles manos cadáveresenemigos.

El hombre-mono comprendió que sería negativo atacar a aquella turbasalvaje,armadaconriflesyatrincheradatrasloscerradosportonesdelaaldea,demodoquevolviójuntoaWaziriyleaconsejóqueaguardaraunpoco,queél,Tarzán,teníaunplanmejor.

Pero, momentos antes, uno de los fugitivos había contado a Waziri elescalofriante asesinato de la esposa del anciano jefe y éste se hallaba en unestadotalderabiosaexaltaciónquelanzóaloscuatrovientostodaprudencia.Convocóasusguerreros,ordenóelasaltoinmediatoyelreducidocontingentedepocomásdecienhombresseprecipitódemencialmentehacialaspuertasdelaaldea.Peroantesdequehubiesenllegadoalamitaddelcalvero,losárabesabrieronfuegodesdelaempalizada.

Waziricayóenlaprimeradeaquellasmortíferasdescargas.Elímpetuylacarrera de los asaltantes se redujeron. Otra descarga abatió amedia docenamás.Sólounoscuantosconsiguieronalcanzarlosatrancadosportones…paracaer allí, sin contar con la más leve sombra de posibilidad de franquear laempalizada. El ataque se desintegró y los guerreros supervivientes huyeroncadaunoporsuladoarefugiarseenlaselva.

Unavezpusieronenfugaalosguerreros,losinvasoresabrieronlaspuertasy salieron en su persecución, para concluir la tarea de la jornada con elexterminio totalde la tribu.Tarzánestuvoentre losúltimosquevolvieronalbosqueyahora,mientrasseretirabasindemasiadaprisa,hacíaunaltodevezencuandoparadarmediavueltayagujerearconunaflechacerteraelcuerpodeunperseguidor.

Ya en el interior de la jungla, encontró un puñado de guerreros queesperabanconcentradosallí,firmementeresueltosaplantarbatallaalahordadeárabesymanyuemas,peroTarzánlesordenóagritosquesedispersaranyprocurasen seguir ilesos hasta que cayera la oscuridad. Entonces se podríanreuniryformarunabuenapartidacombatiente.

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—Hacedloqueosdigo—insistió—yosconduciréalavictoriasobreesosenemigos vuestros. Diseminaos por el bosque, ir avisando a todos los queencontréis y cuando llegue la noche, si receláis que os ha seguido alguien,despistadlodandounrodeoydirigíosallugardondehemosmatadohoyaloselefantes. Entonces os explicaré mi plan y comprobaréis que puede darresultado.No tenéis ni lamás remota esperanza de salir bien librados si osenfrentáisconvuestrasescasasfuerzasyvuestrassimplesarmasalasarmasdefuegoyalaaplastantesuperioridadnuméricadelosárabesymanyuemas.

Accedieronporfinlosnegros.

—Cuando os desperdiguéis —concluyó Tarzán—, vuestros enemigostambiénsedesperdigaránparaperseguiros,loqueospermitirámataramuchosmanyuemasconvuestrasflechas,si,ocultosenlasramasdealgunosgrandesárboles,lostenéisbienlocalizados.

Apenasdispusierondetiempoparaperdersedevistaadentrándosemásenlaselvaantesdequelosprimerosincursoresllegasenalclaroycontinuaranlapersecuciónporlaarboleda.

Tarzán cubrió a pie un corto trecho antes de saltar a los árboles. Luegoascendió rápidamente al nivel superior de la enramada y emprendió velozregresoalpoblado.Seencontróallíconqueprácticamentetodoslosárabesymanyuemas se habían lanzado a la persecución y que, en consecuencia, laaldeaestabadesierta,conlasalvedaddelosprisionerosencadenadosydeunsolocentineladeguardia.

Ésteseapostabaenelabiertoportóndelaaldeaydirigíalavistahacialajungla,porloquenopudoveralágilgigantequeaterrizóenelextremodelacalle, al fondo del poblado. Tenso el arco, Tarzán se fue acercandosubrepticiamentealconfiadocentinela.Losprisionerosyahabíanadvertidolapresencia de Tarzán y sus ojos rebosaban admiración y esperanza mientrascontemplaban a su presunto libertador. Tarzán se detuvo a menos de diezpasos del desprevenidomanyuema. La flecha ocupó su lugar en el arco, alnivel de los agudos ojos grises, cuya mirada se deslizó a lo largo de lapulimentada superficie del astil. La flecha salió disparada repentinamente,cuandolosdedossoltaronlatensacuerdadelarcoy,sinemitirungemido,elcentinelasedesplomódecara,conunaflechaqueleatravesabaelcorazónysobresalíaunostreintacentímetrosdesupechonegro.

Tarzán dedicó entonces su atención a las cincuenta mujeres y niñosencadenadosunosaotrosporelcuelloenunalargahileradeesclavos.Comonodisponíade tiempoparaabrir losviejoscandados,elhombre—monolesdijoque lesiguieran talcomoestabany, tras recogerel rifley lacananadelcentinelamuerto,condujoalahorafelizconjuntodeexprisionerosatravésdelportónyhacialaselva,enlaqueentraronporelotroextremodelclaro.

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Fue una marcha ardua y lenta, porque formar parte de una cadena deesclavoseraalgonuevoparaaquellosseresyseretrasabanmucho:tropezabancadadosportresyencadaunodelosmuchostraspiésarrastrabanalosdemásytodosibanadarconsushuesosenelsuelo.Porsifuerapoco,Tarzánsevioobligado a dar un amplio rodeo para evitar que los sorprendieran lossaqueadores, que muy bien podían volver. Los disparos intermitentes leguiaban respectoa ladirecciónquedebía tomary le indicabanque lahordaárabe seguía acosando de cerca a los huidos habitantes del poblado. Estabaseguro,noobstante,dequesiéstosobedecíansusconsejos,pocasserían lasbajas,apartelasquesufriesenlosmerodeadores.

Alanochecer, el tiroteohabíacesadoporcompletoyTarzáncomprendióquelosárabesestabandevueltaenlaaldea.Apenaspudoreprimirunasonrisade triunfo al pensar en la cólera que se apoderaría de ellos al descubrir quehabíanmatado al centinela y se habían llevado los prisioneros.ATarzán lehubiera encantado haber podido llevarse también una parte del marfilalmacenado en la aldea, con el simple objeto de aumentar el furor de losárabes,peronoignorabaquetaldistraccióntampocoeranecesaria,puestoquecontabayaconunplanbientrazadoqueibaaimpediralosárabes,demaneraefectiva, marcharse de aquellas tierras con un solo colmillo de elefante. Yhabríasidounacrueldadsuperfluacargaraaquellaspobresmujeresyniños,tanabrumadosya,conelpesoadicionaldelmarfil.

Era pasada la medianoche cuando Tarzán, con su lenta caravana, seaproximabaalpuntodondeyacíanloselefantes.Leguiomuchoantesdellegarla enorme hoguera que los indígenas habían encendido en el centro de unaapresuradamente improvisadaboma,enparteparacalentarseyenparteparaahuyentaracualquierleónquepudieserondarporlasproximidades.

. Antes de entrar en el campamento, Tarzán avisó en voz alta de quequienesseacercabaneranamigos.Losnegrosqueseencontrabandentrodelrecinto de la boinamanifestaron una gran alegría en cuanto la claridad quedifundía la hoguera iluminó a los integrantes de la larga fila de parientes yamigos encadenados.Habían abandonado toda esperanza de volverlos a verconvida,comotambiéndieronpormuertoaTarzán,demodoquelosnegros,felicesycontentos,sehubieranpasadotodalanochedespiertoscelebrandoelregresodesuscompañerosydándoseunfestíndecarnedeelefante,denoserporque Tarzán insistió en que debían dormir cuanto pudieran, para estardescansadoscuando llegase lahoradecumplir la tareaque les aguardabaaldíasiguiente.

Decualquiermodo,conciliarelsueñonoerafácil,porquelasmujeresquehabíanperdidoalmaridooaloshijosenlabatallaylamatanzadelajornadano cesaban de llorar, gemir y chillar, lo que presagiaba una nocheendemoniada. Pero Tarzán logró finalmente acallarlas, con el argumento de

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que sus lamentaciones atraerían a los árabes hacia aquel lugar y éstos, losárabes,losmataríanatodos.

Con la llegada de la aurora, Tarzán expuso su plan de batalla a losguerreros.Sinvacilar, todos convinieron enque era la formamás seguradedesembarazarse de los invasores y de vengar el asesinato en masa de losmiembrosdelatribu.

Como primera providencia se enviaron hacia el sur, protegidos por unaveintena de guerreros jóvenes y veteranos, a las mujeres y niños, para queestuviesenfueradelazonadepeligro.Teníaninstruccionesdemontarrefugiosprovisionalesyconstruirunaboinaprotectoraabasedematasdeespino.ElplandecampañadeTarzánacasonecesitaravariosdíasparadesarrollarse,talvez semanas, incluso, lapso durante el cual los guerreros no regresarían alnuevocampamento.

Doshorasdespuésdelalbaundelgadocírculodeguerrerosnegrosrodeólaaldea.A intervalos,unodeellos trepabaa las ramasaltasdeunárboldesdedondesuvistallegabaalotroladodelaempalizada.Alpoco,unmanyuemacaíadebrucesdentrodelaaldea,atravesadoporunaflecha.Nohabíasonadoruidoalgunoanunciadordeunasalto—nadadegritosdeguerranialardeanteagitación de lanzas amenazadoras, como ocurría cuando los salvajesproclamabansu inminenteataque—,sólounsilenciosomensajerodemuertequellegabadelanomenossilenciosafloresta.

Losárabesysussicariossedabanatodoslosdiablosanteaquelsucesosinprecedentes.Corrieron a la puerta del poblado, ávidos de venganza sobre elinsolente que había perpetrado aquel ultraje, pero al instante cayeron en lacuentadequeignorabanhaciadóndedebíanvolverseparadarconelenemigo.Mientras permanecían allí discutiendo el asunto, vociferando y gesticulandofrenéticamente,unode losárabessedesplomócontrael suelo,enmediodelgrupo,sinexhalarungemido…conunaflechaclavadaenelcorazón.

Tarzánhabíaapostadoalosmáscerterostiradoresdelatribuenlosárbolescircundantes, con las apropiadas instrucciones para que en ningúnmomentorevelasensuposicióncuandoelenemigomirasehaciadondeseencontraban.Cuando uno de los indígenas enviara sumensaje demuerte, debía ocultarsetraseltroncodelárbolelegidoynovolveríaaapuntarsuarcohastaqueunojovigilanteledijesequenadiemirasehaciaelárbol.

Entresocasionesatravesaronlosárabeselcalverocorriendoendirecciónal punto de donde pensaban que procedían las flechas, pero en cada una detales ocasiones, otra flecha surcaba el aire a su espalda para aumentar sunúmerodebajas.Entoncesdabanmediavueltayseprecipitabanenunanuevadirección. Por último, decidieron efectuar una batida de exploración por lazona de bosque próxima, pero los indígenas se fundían ante ellos y no

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descubrieronelmenorasomodeenemigos.

Enlaespesafrondadelascopasdeunárbolgigantesco,unatorvafiguralosacechaba:eraTarzándelosMonos,queparecíaflotarsobreelloscomosifueralasombradelamuerte.Unmanyuemacometióelerrordeadelantarseasus compañeros; en la direcciónpor la que avanzaba no se veía a nadie, demodoqueapresuróelpaso…instantesdespués,losqueleseguíantropezaronconelcuerposinvidadesucompañero,encuyopechosobresalíaelfatalastildeunaflecha.

Elhombreblancononecesitacontemplarprolongadamenteestaformadehacerlaguerraparaqueseleponganlosnerviosdepunta,asíquenadatienedeextrañoquelosmanyuemasnotardaranendejarsedominarporelpánico.Si uno de ellos se destacaba de sus camaradas, una flecha encontrabarápidamente su corazón; si otro se rezagaba, novolvían a verle convida; sialguno tropezaba, sedesviabay sus compañeros le perdíandevista, aunquesólofueraunmomento,noregresaba…ysiemprequeencontrabanantesíuncadáver,éste teníaclavadaenelpechoaquellasaetaqueparecíadispararunpoder sobrenatural que la enviaba directa y certeramente al corazón de lavíctima.Pero lopeorde todoera laespeluznantecircunstanciadeque,enelcursodetodalamañana,niunasolavezhabíanvistonioídoelmenorindiciodelenemigo,apartelasimplacablesflechas.

Cuandofinalmenteregresaronalaaldea,lascosasnolesfueronmejor.Devez en cuando, a intervalos que resultaban enloquecedores a causa de latensión que producían, un hombre caía de bruces, muerto. Los manyuemaspidieronasusamosabandonaraquelterriblelugar,perolosárabestampocoseatrevíanaemprenderlamarchaatravésdeunaselvahostil,enlaqueparecíaimperar aquel nuevo y terrible enemigo, cargados con las importantesexistenciasdemarfilquehabíanencontradoenlaaldea.Perolopeordetodoeratenerquedejaraquelpreciosocargamento.Talidealesmortificaba.

Porúltimo,laexpediciónalcompletoserefugióenlaschozascontechodepaja,acuyointerior,almenos,nollegaríanlasflechas.Desdeloaltodelárbolquedominabaelpoblado,Tarzán tomóbuenanotadelchamizoenelqueseacogieron los jefes árabes. Se mantuvo en equilibrio sobre una ramasuspendida sobre aquella choza y, con toda la fuerza de sus poderososmúsculos,lanzóelvenabloatravésdeltechodepaja.Unaullidodedolorleinformódequelalanzahabíaencontradocarne.Contalsaludodedespedidaparaconvenceralosárabesdequenoestabanasalvoenningúnlugardeaquelterritorio,Tarzánregresóalaselva,reunióasusguerrerosytodosseretiraronakilómetroymediohaciaelsurenel interiordelajungla,paradescansarycomeralgo.Pusocentinelasenvariosárbolesdesdelosquesepodíavigilarelsenderodelaaldea,peronadielespersiguió.

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Elrecuentodesushuestesleindicóquenohabíatenidounasolabaja,nisiquierasufriónadieunrasguño,mientrasquesiefectuabauncálculo,así,porencima, de las pérdidas enemigas, resultaba que no menos de veintesaqueadores habían caído bajo las flechas de los indígenas. Una oleada deeufóricoentusiasmoinundóelánimodeéstos,quienessepropusieroncoronaraquella jornadagloriosa lanzándosealasaltodelpobladoyacabandodeunavezconlosúltimosenemigosquequedasen.Yase imaginabanlas torturasalas que los someterían y se refocilaban anticipada y mentalmente con elsufrimientodelosmanyuemas,hacialosquesentíanunodioespecial,cuandointervinoTarzányechóportierratodossusplanes.

—¡Estáis locos!—voceó—.Oshedemostradocuáles laúnica formadecombatir a esa gente. Habéis matado a veinte enemigos sin perder un sologuerrerocuandoayer,actuandoconformeavuestra táctica,queahorahabéisrenovado, tuvisteisporlomenosunadocenadebajasynomatasteisunsoloárabenimanyuema.Olucháiscomoosdigoqueluchéisomevuelvoahoraamiterritorioyahíosquedáis.

Aquella amenaza los amedrentó y prometieron obedecerleescrupulosamentesiélprometíaasuveznoabandonarlos.

—Muy bien —dijo el hombre-mono—. Volveremos a la toma de loselefantesypasaremosallílanoche.Tengounplanparaobsequiaralosárabescon un sabroso anticipo de lo que pueden esperar si permanecen en nuestraregión,peroparaesonomehacefaltaayuda.Enmarcha.Sienloquequedadedíanorecibenningúncastigomássetranquilizarán,cobraránconfianzaycuandomañanavuelvanaprobarelsabordelmiedotendránlosnerviosmásdestrozadosquesicontinuamosamargándoleslavidatodaestatarde.

De modo que volvieron al campamento de la noche anterior y allíencendieron grandes fogatas, comieron y comentaron las aventuras del día,hasta mucho después de que hubiese oscurecido. Tarzán durmió hasta lamedianoche,luegoselevantóyechóaandaratravésdelasespesasnegrurasdelajungla.Unahoradespuésllegabaalalindedelclaroexistentefrentealpoblado.Ardíaunafogatadentrodelrecintodelaestacada.Elhombre-monocruzóelcalveroysellegóalosatrancadosportones.Miróporlosintersticiosyviouncentinelasolitariosentadoantelahogueradelcampamento.

Tarzánsedirigiósilenciosamentealárboldelextremodelacalle.Subiósinhacer ruido a supuestohabitual ymontóuna flecha en el arco.Pasóvariosminutosintentandocentrarlapunteríasobreelcentinela,peroelmovimientode las ramas y el oscilar de la claridad de la fogata le llevaron alconvencimientodequeel riesgode fallarel tiroerademasiadoalto: suplanrequería acertar de lleno en el centro del corazón, para que lamuerte fuesetodolorepentinaysilenciosaquesuplannecesitaba.

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Ademásdelarco,lasflechasylacuerdallevabaconsigoelriflequeeldíaanterior cogiódemanosdel centinela, despuésdehaberlematado.Depositótodasaquellasarmasenelhuecode lahorquilladelárbolysedejócaersinruidodentrodelaempalizada,armadonadamásqueconsulargocuchillo.Elcentinela estaba de espaldas a él. Tarzán se deslizó como un gato hacia eladormiladoindividuo.Yaestabaadospasosdeél…Unossegundosmásyelcuchillosedeslizaríasilenciosamenteysehundiríaenelcorazóndelhombre.

Tarzánencogióelcuerpo,preparándoseparaelsalto,sistemadeataquedelafieradelaselvaquesiempreresultaserelmásrápidoyseguro…yenaquelprecisoinstante,avisadoporalgúnsutilsextosentido,elcentinelasepusoenpiedeunbrinco,diomediavueltayseencaróconelhombre-mono.

CapítuloXVII

Eljefeblancodeloswaziris

El horror desorbitó los ojos del salvajemanyuema cuando su vista cayósobre aquella extraña criatura que había aparecido ante él empuñando unamenazador cuchillo. Se olvidó del arma de fuego que llevaba; incluso seolvidó de lanzar el grito de alarma… Su única idea fue escapar de aquelaterrador salvaje blanco, de aquel gigante en cuyos formidablesmúsculos ypoderosopechorielabanlosondulantesreflejosdelasllamas.

Sinembargo,antesdequepudiesedarmediavuelta,tuvoaTarzánencima.Entonces sí que se leocurriógritar pidiendoauxilio, peroya erademasiadotarde.Unamanoenormesecerróentornoasugargantayelmanyuemasevioarrojado contra el suelo. Luchó furiosa pero inútilmente. Con la implacabletenacidad de la mandíbula de un perro dogo aquellos dedos terriblescontinuaron apretando, aferrados a su cuello. Rápida e inflexiblemente lefueron arrancando la vida. Los ojos se le salían de las cuencas, la lenguadejabaatráslaboca,elrostroadoptabauncolorlívido,fantasmal,purpúreo…Los músculos se estremecieron con un temblor convulso y el manyuemaquedótendido,rígidoeinmóvil.

Elhombre-monoseechóelcadáveralhombroy,trasrecogerlasarmasdesuvíctima,emprendiólamarchaapasoligero,silenciosamente,porlacalledeladormidaaldeahaciaelárbolquedeunamaneratancómodalefacilitabaelacceso al interior de la empalizada aldea. Trasladó el cuerpo sin vida delcentinelahasta el centrodeun laberintode fronda situadohacia la copadelárbol.

Después de aposentarlo en la horquilla de una rama,Tarzán empezó por

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quitaralcadáver lacananay losadornosquedeseabaparasí.Los lesdedosdelhombremono tantearonhábilmente el cuerpo,yaque laoscuridadno lepermitíaverbienlaspiezasdelbotín.Concluidoelregistro,tomóelarmaquehabíapertenecidoalmanyuemaysedeslizóhastalapuntadeunarama,desdedondepodíadisponerdeunavistamejordelaschozas.Trasapuntarcontodocuidadoalaestructuradecolmenaenlaquesabíasealojabanlosjefesárabes,apretó el gatillo.Casi al instante se oyóungemidode dolor.Tarzán sonrió.Habíavueltoadarenelblanco.

Traseldisparo,enelcampamentoreinóelsilencioduranteunossegundos,al cabo de los cuales árabes ymanyuemas salieron atropelladamente de laschozascomoenjambresdeavispasirritadas.Claroque,enrealidad,sesentíanmásasustadasquecoléricas.Lastensionesdelajornadaleshabíanllevadoalborde del abismo del pánico y aquella detonación única, en plena noche,desatóensusaterradoscerebroslosmáshorripilantespavores.

Aldescubrirladesaparicióndelcentinela,suespantosedesbordóy,comosicreyesenqueparaestimularsuvalorhabíaqueintentaralgodetipobélico,empezaronadispararatontasyalocashacialaspuertasdelpoblado,aunqueporallínoaparecíavisibleenemigoalguno.Tarzánaprovechóelensordecedorestrépito de aquellas repetidas descargas para hacer fuego a su vez sobre laturbaqueteníaasuspies.

Nadie distinguió su disparo de entre los que se hacían en la calle, peroalgunosmanyuemassívierondesplomarserepentinamenteauncamaradaquetenían cerca.Al agacharse para ver qué le ocurría, comprobaron que estabamuerto. El pánico cobró dimensiones impresionantes y fue preciso todo elbrutalautoritarismodelosárabesparaimpedirquelosmanyuemassalierandeestampida y se precipitaran desordenadamente en la jungla… en cualquiersitiocontaldehuirdeaquellaaldeainfernal.

Pasadociertotiempoempezaronacalmarsey,comonoseprodujeronmásmuertesmisteriosas,fueronrecobrandoelánimopocoapoco.Peronofuemásqueunabrevetregua,porquecuandoyaempezabanacreerquenovolveríanamortificarles más, Tarzán emitió un alarido sobrenatural y cuando losinvasoresdelpobladodirigíanlamiradahaciaelpuntodedondeprocedíaelgemebundogrito,elhombre-mono,quecolumpiabasuavementeelcadáverdelcentinela muerto, dejó caer de súbito el cuerpo sobre las cabezas de losmanyuemas.

Entre alaridos de alarma la patulea se disgregó en todas direccionesimpulsados todos por una sola idea: escapar como fuese de aquella terriblecriaturaqueparecíahabersaltadosobreellos.Enladesquiciadaimaginacióndecadaunodelosmanyuemas,elcuerpodelcentinela,queyacíaenelsueloconlosbrazosylaspiernasextendidasentodasulongitud,asumíaelaspecto

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deunenormeanimaldepresa.Dominadosporelansiafugitiva,muchosdelosnegros se lanzaron a escalar la empalizada, mientras otros quitaban losbarrotesdelaspuertasycorríancomolocosatravésdelclarohacialajungla.

Transcurrióunbuenratoantesdequenadieregresarahaciaelorigendesusobresalto, pero Tarzán sabía que iban a acabar por volver y que cuandodescubrieranqueaquellonoeramásqueelcadáverdelcentinelasindudaibanasentirsemásaterradosqueantes.Contodo,elhombre—monoteníaunaideabastanteclaradeloqueharían,demodoquesealejósilenciosamentehaciaelsur, desplazándose de regreso al campamento de los waziri por las alturassuperiores de los árboles, sobre las que la luna derramaba a raudales su luzplateada.

Unodelosárabesvolviólacabezaderepenteysumiradatropezóconloquehabíasaltadodelárbolsobreellosyqueahorayacía,mudoeinmóvil,enmitaddelacalledelpoblado.Seacercócautelosamentehastaquevioquesólose trataba de un hombre. Segundos después se encontraba junto a aquellafigura, a la que identificó al instante como el cadáver del manyuema quemontabaguardiaalapuertadelaaldea.

Llamóasuscompañeros,querápidamenteseagruparonen tornosuyoy,trasunosmomentosdeexcitadodebate,hicieronprecisamenteloqueTarzánhabía supuesto que iban a hacer. Se echaron el rifle a la cara y dispararondescargatrasdescargasobreelárboldelqueelhombre—monohabíaarrojadoel cuerpo… De haberse quedado allí, un centenar de proyectiles habríaconvertidoenuncoladorelcuerpodeTarzán.

Cuando árabes y manyuemas comprobaron que las únicas señales deviolenciaquepresentabaelcadáverdesucompañeroeranlashuellasdeunosdedos en la hinchada garganta, volvieron a hundirse en la más profunda ydesesperadaaprensión.

Darse cuentadequeni siquieradentrode la empalizada estaban segurosdurante la noche constituyó un impacto terrible para ellos.Que un enemigopudieseentrarhastaelcorazóndesucampamentoymatarasucentinelasóloconlasmanosparecíaalgoquerebasabaloslímitesdelarazón,porloquelossupersticiosos manyuemas empezaron a echar la culpa de su mala suerte acausas sobrenaturales; ni siquiera los árabes fueron capaces de brindar unaexplicaciónmásconvincente.

Con por lo menos cincuenta hombres huyendo a la desbandada por elinteriordelatenebrosaselvaysinlamásremotaideaacercadelmomentoenqueaquellosmisteriosos enemigospodían reanudar lamatanza a sangre fríaque iniciaron, aquel grupo de asesinos sanguinarios aguardó la llegada delnuevodíasinpegarojoysumidoenladesesperación.Sólocuandolosárabesles prometieron que abandonarían la aldea con el alba consintieron los

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manyuemasquequedabanenpermanecerenelpobladounosmomentosmás.Ni siquieraelmiedoque les inspiraban suscruelesamos fue suficienteparasobreponerseaaquelnuevoterror.

Yasífuecomo,cuandoTarzánysusguerrerossedispusieronalamañanasiguiente a lanzar su ataque, se encontraron con que los invasores sepreparaban para abandonar la aldea. Los manyuemas ya habían cargado elmarfilproductodesurobo.Alverlos,Tarzánesbozóunasonrisa,sabedordequenolotransportaríanmuylejos.Entoncesvioalgoquelellenódezozobra:ciertonúmerodemanyuemasprendíanantorchas en ladeclinante fogatadelcampamento.Seaprestabanaincendiarelpoblado.

Tarzánestabaencaramadoenlaaltaenramadadeunárbol,auncentenardemetrosdelaempalizada.Hizobocinaconlasmanosparavocearenlenguaárabe:

—¡Como prendáis fuego a las chozas, os mataremos a todos! ¡Comoprendáisfuegoalaschozas,osmataremosatodos!

Lorepitóunadocenadeveces.Losmanyuemastitubearon;luego,unodeellosarrojósuantorchaalahoguera.Losdemásestabanapuntodeimitarsuejemplo cuando un árabe armado de una estaca se colocó entre ellos de unsaltoy,apalolimpio,loshizodirigirsehacialaschozas.Tarzánfuetestigodecómolesordenabaincendiarlaspequeñasviviendasdetechodepaja.Sepusoenpiesobrelaoscilanterama,seechóalacaraunodelosriflesdelosárabes,afinó la puntería y apretó el gatillo. Se produjo la detonación y,simultáneamente, el árabe que azuzaba a losmanyuemas cayó redondo, sinvida. Los manyuemas soltaron las antorchas y huyeron desalándose de laaldea.LoúltimoquedeellosvioTarzánfuequehuíanatodocorrerhacialaselva,mientrassusantiguosamos,rodillaentierra,disparabanlosriflescontraellos.

Sin embargo, con toda la cólera que les producía la rebelión de susesclavos, losárabes llegaronalmenosalconvencimientodeque,pormuchasatisfacciónquelesprodujeracontemplarenvueltaenllamasaquellaaldeaquetanmalaacogidaleshabíadispensadoendosocasiones,lomejorquepodíanhacererarenunciaratalplacerymarcharse.Ensufuerointerno,noobstante,juraronvolverconfuerzasarmadassuficientesparaarrasaraquellazonaenunradio de varios kilómetros, convirtiéndolos en tierra quemada y desprovistadelmenorvestigiodevidahumana.Habíanbuscadoenvanoalpropietariodeaquellavozquemetióelmiedoenelcuerpoypusoenfugaaloshombresqueteníanlamisióndeprenderfuegoalaschozas,peronilosqueteníanlavistamás aguda pudieron localizarlo. A raíz del disparo que acabó con el árabevieronunanubecilladehumoflotarenlaenramada,peroaunquesehizounadescarga cerrada sobre el follaje, nada indicó que alguno de los proyectiles

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hubieraresultadoefectivo.

Tarzánerademasiadointeligenteparadejarsecogerensemejantetrampayantesdequelosecosdeladetonaciónsehubierandesvanecidoenelaireyasehabíatrasladadoatodavelocidadelhombremonoaotroárbolyseencontrabaacienmetrosdedistancia.Encontróallíunaatalayaconvenientedesdelaqueleeraposibleespiarlospreparativosdelosincursores.Seleocurrióquepodíadivertirsealograndeacostadeellos,demodoquevolvióaponerselasmanosaambosladosdelaboca,aguisadebocina,ygritó:

—¡Dejadelmarfil!¡Dejadelmarfil!¡Elmarfilnolessirvedenadaalosmuertos!

Algúnqueotromanyuemasedispusoaabandonarsucarga,peroaquelloera demasiado para los codiciosos árabes. Empezaron a proferir gritos ymaldiciones, encañonaron a los porteadores y amenazaron con una muerteinstantánea a todo aquel que tuviese la desdichada idea de soltar su carga.Pasaban por renunciar al incendio del poblado, pero de ningunamanera lescabíaenlacabezala ideadeabandonaraquella inmensafortunaenmarfil…Anteslamuerte.

Partieron, pues, de la aldea de loswaziri.A hombros de los esclavos sellevabanuncargamentodemarfilcuyovalorhubierapodidoservirparapagarel rescate de veinte reyes. Marcharon hacia el norte, rumbo al selváticoasentamientoquehabíanestablecidoenunaregiónsalvajeeignotadelinteriordelCongo,enlomásprofundodelGranBosque.Porambosflancosvigilabaalacaravanaunenemigotaninvisiblecomodespiadado.

DirigidosporTarzán,losguerrerosnegrosdeWazirseapostabanaamboslados del sendero, en la espesura de la maleza. Se situaban a intervalosbastantedistanciadosentre síy,unavezpasaba lacolumna,una flechaounvenablo, certeramente dirigido, atravesaba a unmanyuema o a un árabe. Acontinuación, elwaziri se fundía en la floresta, se adelantaba a la carrera yocupaba un nuevo puesto, cerca de donde debía pasar la caravana. Nodescargaban su golpe amenos que tuviesen la absoluta seguridad de que eléxito era cierto y el riesgo de que lo detectasen absolutamente nulo. Lasflechasylosvenablosquecumplíantalmisióneranpocosyespaciados,perotan tenaces e inevitables que los cargados porteadores de la columna seencontrabanenunestadodepánicoperenne.Pánicoquealimentabasiempreeltraspasadocuerpodelcompañeroqueacababadecaer.Pánicoquefomentabalaincertidumbredeignorarquiénseríaelsiguienteycuándocaería.

Enunadocenadeocasiones,losárabestuvieronenormesdificultadesparaevitar que sus hombres arrojasen la carga y huyeran por el sendero comoconejos asustados, corriendo hacia el norte. Así transcurrió la jornada: unaespantosa pesadilla para los saqueadores; un día fatigoso pero bien

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recompensadopara loswaziris.Al llegar la noche, los árabesmontaronunatoscabomaenunpequeñoclaro,juntoaunrío,ysedispusieronaacampar.

Devezencuando,enelcursodelanoche,unriflesonabaporencimadesus cabezas y uno de los doce centinelas que habían apostado se venía alsuelo.Talsituaciónerainsoportableparalosinvasores.Éstos,naturalmente,sedabancuentadequemedianteaquellatácticaibanaacabarborradosdelmapa,sinhaberocasionadosiquieraunasolabajaalenemigo.Apesardeello,conlarecalcitranteavariciapropiadelhombreblanco,losárabessiguieronaferradosasubotínycuandoamaneció,obligarona losdesmoralizadosmanyuemasaecharsealhombrolacargademuerteyadentrarseatrompiconesporlaselva.

Ladiezmadacolumnamantuvosuespantosamarchadurantetresdías.Nopasabahoraenqueunaflechafatalounvenabloimplacabledejaradecobrarsutributodemuerte.Lasnocheseranpavorosasacausadelladridodeaquelrifleinvisiblequehacíaqueelturnodeguardiaequivalieseparaelcentinelaaunasentenciademuerte.

Enelcursode lamañanadelcuartodía losárabes sevieronobligadosaabatir a tiros a dos de sus esclavos negros para dar un escarmiento quepersuadiera a los demás de que debían coger su carga de odiado marfil.Acababandehacerlocuandollegódelafrondadelaselvaunavozpotenteyclara:

—¡Hoyvaisamorir,oh,manyuemas,amenosqueosdespidáisdelmarfil!¡Abalanzaossobrevuestroscruelesamosymatadlos!Tenéisarmasdefuego,¿porquénolasempleáis?Matada losárabesynoosharemosningúndaño.Osllevaremosanuestraaldea,osdaremosdecomeryosconduciremosfuerade nuestras tierras sanos, salvos y en paz. Dejad el marfil y caed sobrevuestrosamos…Osayudaremos.Sinoobedecéis,¡moriréis!

Cuandolavozdejódeoírse,lossaqueadoressequedaronpetrificados.Losárabescontemplaronasusesclavosmanyuemas;losesclavossemiraronentresí…sóloesperabanaqueunouotrodesuscompañerostomaselainiciativa.Quedaban vivos unos treinta árabes y como ciento cincuenta negros. Todosiban armados, incluso los que desempeñaban la función de porteadoresllevabanunriflecolgadodelhombro.

Los árabes formaronunapiña.El jequeordenó a losmanyuemasque sepusieranenmarchay,mientrashablaba,amartillóelrifleyseloechóalacara.Pero en aquel mismo instante, uno de los negros arrojó al suelo la carga,levantóelrifleydisparóaquemarropasobreelgrupodeárabes.Endécimasdesegundoelcampamentoseconvirtióenunamasadeseres infernalesquemaldecían, ululaban y combatían unos contra otros con rifles, cuchillos ypistolas. Los árabes se mantenían en grupo compacto y defendíanvalientementesusvidas,peroeldiluviodeplomoquedescargabansobreellos

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sus propios esclavos y la lluvia de flechas y venablos que les llegaba de lajungla, dirigida a ellos en exclusiva, dejó pocas dudas, desde el principio,acercadecuálibaasereldesenlace.Diezminutosdespuésdequeelprimerporteadorarrojasesucarga,caíamuertoelúltimoárabe.

Cuandocesóeltiroteo,Tarzánvolvióadirigirlapalabraalosmanyuemas.

—Coged nuestro marfil y regresad con él a nuestra aldea, de donde lohabéisrobado.Novamosahacerosningúndaño.

Losmanyuemasvacilaronunmomento.Alparecerlesfaltabanestómagoyenergías para repetir en sentido inverso su ardua caminata de tres jornadas.Hablaronentresíabasedesusurros.Unodeellossevolvióhacialaselvaypreguntóalavozqueleshabíahabladodesdeladensafronda:

—¿Quégarantíastenemosdequecuandoestemosenvuestraaldeanonosvaisamataratodos?

—No tenéis garantía alguna—respondió Tarzán—, aparte de la que oshemosprometidoquenoosharemoselmenordañosinosdevolvéisnuestromarfil.Loquesíosconstaesqueestáennuestrasmanosmatarosatodossinodaisahoramediavuelta,talcomoosindicamos,¿ynoesmásprobablequelohagamossinosirritáisdesobedeciendonuestrasórdenes?

—¿Quiénerestú,quehablaslalenguadenuestrosamosárabes?—gritóelportavozdelosmanyuemas—.Dejaqueteveamosyluegotedaremosnuestracontestación.

Tarzánsaliódelaespesuradelajunglayaparecióaunadocenadepasosdelosmanyuemas.

—¡Aquímetenéis!

Cuando vieron que era blanco, el terror volvió a hacer presa en ellos,porque era la primera vez que veían un salvaje blanco y al observar susenormes músculos y su figura gigantesca la maravilla y la admiración losinvadió.

—Podéisconfiarenmí—lestranquilizóTarzán—.Mientrashagáisloqueosdigaynocauséisdañoalgunoalosmíos,nomemeteréconvosotrosparanada.¿Vaisarecogernuestromarfilyavolverconélpacíficamenteanuestraaldeaopreferísquecontinuemosacosándoosenvuestrocaminohaciaelnorte,talcomohemoshechodurantelostresúltimosdías?

Elrecuerdodeaquellastresespantosasjornadasqueacababandevivirfueloquefinalmentedecidióalosmanyuemas,yasí,trasunabreveconferenciavolvieronacargarseelmarfilyempezaronadesandarloandado,rumboalaaldeadeloswaziris.

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Al concluir el tercer día franquearon la puerta del poblado, donderecibieron una calurosa bienvenida por parte de los supervivientes de lareciente carnicería, a los que Tarzán había enviado un mensajero alcampamentoprovisionaldelsur,eldíaenquelossaqueadoressemarcharon,parainformarlesdequepodíanregresaralaaldea.

Tarzántuvoquerecurriratodasumaestríayatodosupoderdepersuasiónparaevitarqueloswaziriscayeranconuñasydientessobrelosmanyuemasylos despedazaran en el acto, pero cuando explicó que había empeñado supalabra,asegurándolesquenosemeteríanconellossidevolvíanelmarfilallugardelquelorobaron,ycuandohizohincapiéenlacircunstanciadequeloswazirisledebíanaélaquellavictoriaentodalalínea,loswazirisaccedieronasusdemandasypermitieronque losantropófagosdescansaranenpazdentrodelrecintodelaempalizada.

Aquellanoche,losguerrerosconvocaronunasesiónplenariaparacelebrarsus victorias y elegir un nuevo jefe. Desde la muerte del anciano Waziri,Tarzánhabíavenidocapitaneandoalosguerrerosenlasbatallasyselehabíaconcedido tácitamente el mando provisional de las huestes. No habíandispuestodetiempoparanombrarunnuevojefeentrelosguerrerosdelatribuy, en realidad, el caudillaje del hombre mono había sido tan notablementetriunfalquetampocotuvieronelmenordeseodedelegarlaautoridadsupremaenotrapersonapor temoraperder loque teníanganado.Habían sufrido lasdesastrosas consecuencias de actuar en contra de las indicaciones de aquelsalvaje blanco, como ocurrió en el caso de Waziri, que ordenó un ataquedesaconsejadoporTarzánymurióenelcursodelmismo,yalrecordarlonoseleshizocuestaarribaaceptarqueTarzántomaseelmandodefinitivamente.

Los guerreros demayor importancia se sentaron en círculo alrededor deunapequeñafogataparadebatir losméritosobjetivosdecualquiercandidatoquesepropusieracomosucesordelancianoWaziri.Busulifueelprimeroenhacerusodelapalabra.

—PuestoqueWazirihamuertosindejarningúnhijo,entrenosotrossólohayunoquesabemosposeelaexperienciaadecuadaparaserungranrey.Sólohay uno que ha demostrado que puede acaudillarnos con éxito frente a lasarmasdefuegodelhombreblancoyllevarnosaunavictoriafácilsinsufrirpornuestrapartelapérdidadeunasolavida.Sólohayuno:elhombreblancoquenoshadirigidodurantelosúltimosdías.

Busulisepusoenpiey,enarboladoelvenabloydobladoelcuerpo,iniciólentamenteunadanzaalrededordeTarzán,altiempoqueentonaba,alritmodelospasos:

—Waziri, reyde loswaziris.Waziri, exterminadordeárabes.Waziri, reydeloswaziris…

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Uno tras otro los demás guerreros manifestaron su aquiescencia a ladesignacióndeTarzáncomo reyde loswaziris incorporándosea la solemnedanza. Las mujeres acudieron al borde del círculo, donde se pusieron encuclillasyempezaronagolpeareltamtamyabatirpalmasalcompásdelosdanzarines, al tiempo que hacían coro a la cantinela de los guerreros.En elcentro del corro estaba sentado Tarzán de los Monos…Waziri, rey de loswaziris,puestoque,aligualquesuantecesoreneltrono,tomaríacomopropioelnombredesutribu.

El ritmo de los bailarines fue adquiriendo cada vez mayor rapidez,mientraselvolumendesusgritossalvajesaumentabatambiénpaulatinamente.Lasmujeresselevantabanybajabanalunísonoynotardaronenestargritandoa voz en cuello. Se blandieron los venablos con feroz energía y cuando losbailarines se encorvabanpara batir con sus escudos la pisoteada tierra de lacalledelaaldea,laescenaeratanterriblementeprimitivaysalvajecomosiseestuvieradesarrollandoenlosalboresdelahumanidad,infinitossiglosatrás.

Cuandolaexcitacióncreció,elhombremonosepusoenpiedeunsaltoyse integró en la selvática ceremonia. En el centro de aquel círculo decabrilleantescuerposdepielnegra,saltaba,rugíayenarbolabasulanzaconelmismoentusiasmogeneralquehechizabaasuscompañerossalvajes.Quedabaen el pozo del olvido su último resto de civilización… Era un hombreprimitivo en toda la extensión y profundidad del término, que disfrutaba,eufóricoyentusiasta,delalibertaddelavidasalvajequetantoamabaydesureciénestrenadacondicióndereyentreaquellosnegrosmontaraces.

¡Ah,siOlgadeCoudelehubieseechadounaojeadaenaquelmomento…!¿Habría reconocido en él al joven tranquilo y elegante, cuyo bien parecidorostro y susmodales irreprochables la habían cautivado apenas unosmesesantes?¡YJanePorter!¿Seguiríaenamoradadeaqueljefeguerrero,quebailabadesnudo entre sus desnudos y salvajes súbditos? ¡YD'Arnot! ¿Podría creerD'Arnot que aquél era elmismo hombre al que había introducido enmediadocena de los más selectos círculos de París? ¿Qué dirían sus compañerosparesdelaCámaradelosLoressiunodeellosseñalaseconelíndiceaaquelbailaríngigantesco,consu tocadobárbaroysusadornosmetálicos,ydijese:«Ahílotienen,señoresmíos,esJohnClayton,lordGreystoke»?

YasíentróTarzándelosMonosenlaauténticarealeza…Despacio,peroindefectiblemente, seguía la evoluciónde sus ancestros, porque, comoellos,¿nohabíapartidodecero,delomásbajo?

CapítuloXVIII

Laloteríadelamuerte

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Porlamañana,traslanochedelnaufragiodelLadyAlice,JanePorterfuela primera de los ocupantes del bote salvavidas que se despertó.Los demásmiembros del grupo dormían sobre las bancadas o hacinados en forzadasposturassobreelfondodelabarca.

Cuandolamuchachasepercatódequelasotrasembarcacionessehabíanperdido de vista, la alarma cundió en su ánimo. La sensación de profundasoledadyabsolutodesamparoqueproducíaenellaladesiertainmensidaddelocéanoleresultótandeprimenteque,desdeelprimermomento,vioelfuturonegro, sin el más leve rayo de esperanza. Tuvo la certeza de que estabanperdidos…,perdidosysinlamásremotaposibilidaddequelosrescataran.

Claytonsedespertópocodespués.Tuvieronquetranscurrirvariosminutosparaquesussentidoscobrasenconcienciadelasituaciónoparaquerecordaseeldesastredelanochepasada.Porúltimo,susdesconcertadosojostropezaronconsuprometida.

—¡Jane!—exclamó—.¡GraciasaDiosqueestamosjuntos!

—¡Mira!—dijo la muchacha, sombría, a la vez que, con gesto apático,indicabaelhorizonte—.Estamossolos.

Claytonexploróelmarentodasdirecciones.

—¿Dóndeestaránlosdemás?—preguntó—.Nopuedenhabersehundido,porque no hay mala mar, y estaban a flote después de que el yate sesumergiera…Losviatodosenlasbarcas.

Despertóalosotrosnáufragosylesexplicólasituación.

—Amímeparecequeesmejorquelosbotessehayandiseminado,señor—opinóunode losmarineros—.Todos llevanprovisiones,de formaqueenese aspecto no necesitan ayuda de los demás y, si estallase una tormenta,tampocoserviríadenadaestarjuntos.Perosilasbarcasestánesparcidasporelocéano haymás probabilidades de que algún barco que pase vea y recoja auna,encuyocasoseiniciaríadeinmediatolabúsquedadelasdemás.Sitodoslosbotesestuvieranjuntossólocontaríamosconunaprobabilidadderescate;encambio,ahorapuedequetengamoscuatro.

Comprendieronlasensatezdetalfilosofíaylaspalabrasdelmarinerolesinyectaronciertadosisdeánimo,perosucontentodurópoco,porquecuandodecidieron ponerse a remar con energía y dirigirse hacia el este, hacia elcontinente, tropezaron con la desagradable sorpresa de que los marinerosencargadosdemoverlosremossehabíanquedadodormidosdurantelanocheylosdosúnicosremosdequedisponíansecayeronalmar.Ningunodeesosremosseencontrabaahoraalavista.

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Durante los airados insultos y reproches que siguieron al desdichadodescubrimiento,losmarinerosestuvieronenuntrisdellegaralasmanos,peroClaytonconsiguiócalmarsuagresividad.Unmomentodespués,sinembargo,monsieur Thuran a punto estuvo de provocar otra trifulca al dejar caer uninsultantecomentarioacercadelaestupidezdelosinglesesengeneralydelosmarinerosinglesesenparticular.

—Venga, venga, compañeros—terció uno de los hombres, Thompkins,quenohabíaparticipadoenlapendencia—,poniéndonosverdesunosaotrosno llegaremosaningunaparte.ComohadichoSpiderhaceunmomento, escondenadamenteposiblequealguiennospesque,asíque,¿quéganamoscontirarnos los trastos a la cabeza? Vale más que le echemos algo al buche,propongo.

—Noesmala idea—aceptóThuran,paradirigirseactoseguidoal tercermarinero,Wilson—:Pásemeunadeesaslatasdepopa,buenhombre.

—Cójalausted—replicóel«buenhombre»,hosco—.Noaceptoórdenesdeningún…extraño…Yademás,queyosepa,ustednoeselcapitándeestanave.

Alfinal,elpropioClaytonfuequientuvoqueacercarseacogerlalata.DeellosurgióotraexaltadatremolinaalacusarunodelosmarinerosaClaytonymonsieurThuran de conspiración para controlar las provisiones y arramblarasíconlapartedelleón.

—Alguien debería asumir el mando de esta embarcación—sugirió JanePorter, profundamente disgustada por la aciaga reyerta con que habíaempezadounaobligadaconvivenciaquetalvezseprolongaramuchosdías—.Ya es bastante horrible encontrarse solos en una frágil barca en medio delAtlántico,paraqueencimaañadamoselpeligroyladesdichadeunaspeleasydiscusiones continuas entre los miembros del grupo. Ustedes, los hombres,tendríanqueelegirunjefeycomprometerseaacatarluegosusdecisionesentodoslosasuntos.Lanecesidaddeceñirseaunaestrictadisciplinaesaquímásimperiosaqueenunbuquedondetodoestábienorganizado.

Antesdeexpresarsucriterio,lamuchachahabíaconfiadoenquenoseríaprecisoentrarenundebateparadecidirquiénseríaeljefeencuestión,porquecreía que Clayton estaba perfectamente capacitado para hacer frente acualquier emergencia.Teníaque reconocer sin embargoque, almenoshastaentonces,Claytonnohabíademostrado sermáscapazquecualquierade losotrosdesabermanejarlasituación,aunque,porlomenos,sehabíaabstenidodeecharmás leñaal fuegode lasdesagradablesdisensiones,e inclusohabíatratadodecalmarlosánimoscediendounalataalosmarineros,cuandoéstossemanifestaroncontrariosaqueéllaabriese.

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Las palabras de la muchacha tranquilizaron momentáneamente a loshombresy,alfinal,sedecidióquelosdosbarrilesdeaguaylascuatrolatasdevíveres sedistribuyeranendospartes.Unadeesaspartes seríapara los tresmarineros,que,enproa,podíanhacerconellasloquequisieran.Laotrapartequedaríaenpopa,destinadaalostrespasajeros.

De modo que los ocupantes del bote se dividieron en dos grupos, y encuanto se hizo el reparto, cada uno de esos grupos se apresuró a abrir losrecipientesparasaborearlacomidayelagua.Losmarinerosseadelantaronenlaaperturadelaprimeralatade«alimentos».SustacosderabiaydecepciónobligaronaClaytonapreguntarquéocurría.

—¿Que qué ocurre?—estalló Spider—. ¿Que qué ocurre? Esto es peorque…¡estoeslamuerte!¡Estalata…estállenadepetróleo!

Precipitadamente Clayton y Thuran abrieron una de las suyas, paraconstatarlaespantosaverdad:noconteníacomida,sinopetróleo.Seabrieronunatrasotralascuatrolatasquehabíaabordo.Ycuandosecomprobóloqueteníantodas,uncorodegritosderabiaanunciólaterriblerealidad:enelbotenohabíaungramodecomida.

—¡Bueno,menosmalquenosonlosrecipientesdelagua!—tratódeverThompkinselladopositivo—.Esmásfácilresistirsincomidaquesinagua.Silascosasseponenfeas,podemoscomernos loszapatos,perobebérnoslosesimposible.

MientrasThompkinshablaba,Wilsonperforóunodelosbarrilesdeagua.Spideraplicóunvasodealuminioalorificioparatomaruntragodelpreciosolíquido. Por el pequeño agujero salió un chorro de secas y negruzcaspartículas,quefueronadepositarseenelfondodelcubilete.Wilsondejócaerelbarrily,mudadehorrorlaexpresión,sequedósentadoconlavistaclavadaenlospolvosdelfondodelvasodealuminio.

—Losbarrilesestánllenosdepólvora—sedirigióSpiderenvozbajaalosqueibanenpopa.

Loquequedóconfirmadoalabrirseelúltimobarril.

—¡Petróleo y pólvora!—gritó monsieur Thuran—. Sapristi! ¡Estupendadietaparaunosnáufragos!

Cuandollegóalfondodesusmenteselplenoconocimientodequeabordono había agua ni comida, los tormentos del hambre y la sed recrudecieroninmediatamentesuspunzadas,porloqueyadesdeelprimerdíadesutrágicaaventuraseencontraronconquese lesveníanencima todos loshorroresdelnaufragio.

Yconelpasodelosdías,lascondicionesfueronacentuandosugravedad

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terrorífica.Losdolientesojosescrutabanelhorizontedíaynoche,hastaqueelcansancio debilitaba a los exploradores y acababa dejándolos moral yfísicamentehundidosenel suelodelbote,donde tratabandeencontrarenelsueñounosinstantesdealivioquelosalejasedelaspenalidadesdelarealidad.

Aguijoneados por los despiadados suplicios del hambre, los marineroshabíanhincadoeldienteasuscinturonesdecuero,loszapatosylascintasdesusgorras,aunqueClaytonymonsieurThuranseesforzaronenconvencerlosdequeloúnicoqueconseguiríanibaaseraumentarsussufrimientos.

Extenuados y sin esperanza, los integrantes de la partida yacían bajo elimplacable sol tropical, hinchada la lengua y resquebrajados los labios, a laesperadeunamuertequeyaempezabanaanhelar.Elintensopadecimientodelas primeras jornadas se había reducido un tanto en el caso de los trespasajeros que no comieron nada, pero era unmartirio agónico para los tresmarineros,losjugosgástricosdecuyosdepauperadosestómagosselasteníany se las deseaban para entendérselas con los trozos de cuero con que losllenaron. Thompkins fue el primero en sucumbir. A la semana justa delhundimiento del Lady Alice, el marinero falleció entre horripilantesconvulsiones.

Susfaccionescontraídasenmonstruosorictus,parecíandirigirunasonrisa,queenrealidaderaunamueca,alosqueseencontrabanenlapopadelbote,hastaqueJanePorternopudoseguirsoportándolo.

—¿Nopuedesarrojarporlabordaesecadáver,William?—preguntó.

Claytonselevantóy,dandotumbos,sellegóalcuerpodeThompkins.Losdosmarinerosrestanteslemiraronconunaexpresiónextrañaytétricaensushundidaspupilas.Elingléstratóinútilmentedelevantarelcadáverparatirarloalaguaporlaborda,peronolequedabanfuerzasparaaquellatarea.

—Porfavor,échemeunamano—pidióaWilson,queeraelqueteníamáscerca.

—¿Para qué quiere arrojarlo por la borda? —gruñó el marinero,quejumbroso.

—Hayquehacerloantesdequenossintamosdemasiadodébilesynosseaimposible—explicóClayton—.Sisepasatodoeldíaexpuestoaestesoldejusticia,mañanaestaráhechounverdaderoasco.

—Serámejorquelodejeahí—rezongóWilson—.Talvezlonecesitemosantesdemañana.

Elsignificadodelaspalabrasdelmarinerofuefiltrándosedespacioenlasentendederas de Clayton. Por último, comprendió el motivo por el cual elmarineroseoponíaaquesedesembarazasendelcadáver.

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—¡Santo Dios! —murmuró el inglés con voz horrorizada—. Nopretenderá…

—¿Por qué no? —gruñó Wilson—. ¿No tenemos que vivir? Él estámuerto.Agitóelpulgarendirecciónalcadáver—.¿Quépuedeimportarle?

—Acérquese, Thuran —dijo Clayton, y se volvió hacia el ruso—.Tendremosabordoalgopeorquelamuertesinoquitamosdeenmedioestecuerpoantesdequeoscurezca.

Wilson se incorporó, vacilante, dispuesto a impedir lo que Clayton seproponíahacer,perocuandovioquesucompañero,Spider,tomabapartidoporel inglés y monsieur Thuran, desistió y volvió a sentarse. No obstante, sumirada famélica no se apartó del cadáver hasta que los tres hombres,combinandosusesfuerzos,lograronarrojarloalagua.

ElrestodeldíaselopasóWilsonfulminandoaClaytonconlamirada.Enlosojosdelmarinero relucíael fulgorde la locura.Alatardecer,mientraselsolsehundíaenelmar,empezóareírentredientesyamurmurarparasí,perosusojosnoseapartabandeClayton.

Despuésdequelasnegrurasdelanocheseespesaran,Claytoncontinuabasintiendo sobre él aquella mirada. No se atrevía a quedarse dormido y, sinembargo,estabatanagotadoquemantenersedespiertolecostabaunesfuerzoímproboyconstante.Alcabodeloqueparecíaunaeternidaddesufrimiento,sucabezacayósobreunabancadayelsueñoseapoderódeél.Nosabíacuántotiempopermanecióinconsciente…Ledespertóunrocequesonabamuycercadeél.Habíasalidolalunay,alabrirlosasustadosojos,ClaytonvioaWilsonqueseleacercabaarrastrándosesigilosamente,abiertalabocaycolgandodeellalahinchadalengua.

El leverumor tambiénhabíadespertadoaJanePorterquien,alveraquelespantosocuadro,lanzóunagudochillidodealarma.Enesemismoinstante,elmarineroseabalanzóconunúltimoimpulsosobreClayton.Comounafierasalvaje,Wilsonbuscóconlosdienteslagargantadesupresa,pero,apesardelo débil que estaba, Clayton encontró dentro de sí fuerzas suficientes paramanteneradistancialasfaucesdeaquellunático.

Elgritode JanePorterdespertóamonsieurThuranyaSpider.Alverelmotivodelaalarmadelamuchacha,amboshombresacudieronarrastrándoseenauxiliodeClaytonyentrelostreslograrondominaralmarineroyarrojarloal fondo de la barca. Durante unos minutos, Wilson permaneció allí,parloteando y riendo, y luego, al tiempo que emitía un grito que helaba lasangre, y antes de que sus compañeros pudiesen impedirlo, se puso en pietambaleanteysearrojóalmar.

Lareacciónposterioraaquelescalofrianteaccesodeexcitacióndejóalos

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debilitados supervivientes temblorosos y postrados. Spider se vino abajo yrompió a llorar; Jane Porter rezó; Clayton maldijo en voz baja, para sí;monsieurThurancontinuósentado,conlacabezaentrelasmanos,meditativo.AlamañanasiguienteexpusoelresultadodesuscavilacionesatravésdeunapropuestaqueplanteóaSpideryClayton.

—Caballeros—dijo Thuran—, ya ven la suerte que nos espera a todosnosotros,amenosquenosrecojanenelplazodeunpardedíascomomáximo.Quenuestrasesperanzasdequeesoocurrasonescasasloevidenciaelhechodequeenelcursodetodosestosdíasquehemosestadoaladerivanohemosavistadounasolavelanilamásínfimanubecilladehumoenelhorizonte.

»Podríamos tener algunaprobabilidad si contásemos con alimentos, perosinvíveres no existe ninguna esperanza.Nonosquedan, pues,másquedosalternativas,yhemosdeelegirunadeellasenseguida.Omorimos todosencuestióndeunospocosdías,ounodenosotrossesacrificaparaquelosotrospuedansobrevivir.¿Hancaptadolaidea?

JanePorteroyóaquelloysequedóhorrorizada.Sitalpropuestalahubierahecho un pobre e ignorante marinero, posiblemente a ella no le habríasorprendido. Pero apenas podía creerla cuando el que la exponía era unhombrequepasabaporcultoyrefinado,poruncaballero.

—Entonces,esmejorquemuramostodos—dijoClayton.

—Hadedecidirlamayoría—replicómonsieurThuran—.Comosólounodenosotrosseráelsacrificado,habráquedecidirloentrenosotros.LaseñoritaPorternoentraenesto,asíquenocorrepeligro.

—¿Cómosedeterminaráquiénhadeserelprimero?—preguntóSpider.

—Lo señalará la suerte—contestó Thuran—. Llevo en el bolsillo unascuantas monedas de un franco. Podemos elegir una fecha de acuñaciónprecisa…Elquesaquededebajodeuntrozodetelalamonedaconesafecha,seráelprimero.

—No quiero tener nada que ver con ese juego diabólico —murmuróClayton—.Aúncabelaposibilidaddequeavistemostierraoqueaparezcaunbarco…atiempo.

—Usted hará lo que decida la mayoría, o será «el primero» sin elformalismo de jugar a esta lotería —amenazó monsieur Thuran—. Venga,empecemosporvotarelplan.Mivotoesfavorable.¿Quédiceusted,Spider?

—Yotambiéndigoquesí—respondióelmarinero.

—Es lavoluntadde lamayoría—anunciómonsieurThuran—.Ahoraescuestión de sacar las monedas sinmás pérdida de tiempo. Es un juego tanlimpioparaunocomoparaotro.Paraquetrespuedanseguirviviendo,unode

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nosotroshademorir…Sumuertesóloseleadelantaráunashoras,porquedetodasmanerasestaríasentenciadocomotodos.

Iniciólospreparativosdeaquellaloteríadelamuerte,mientrasJanePorterpermanecíasentada,llenodehorrorelánimoyconlosojosdesorbitadosantelaideadeaquelmacabroespectáculoqueibaapresenciar.Thuranextendiósuchaquetasobreelsuelodelbote,sacóunpuñadodemonedasyseleccionóseispiezasdeunfranco.Losotrosdoshombresseinclinaronparainspeccionarlasmonedas.Porúltimo,ThuranselastendióaClayton.

—Obsérvelas con atención—dijo—.Lamás antigua es de 1875, y sólohayunadeesafecha.

Claytonyelmarineroexaminaronunaporuna todas lasmonedas.Asusojos no existía la más pequeña diferencia entre ellas, aparte las fechas deacuñación.Sedieronporsatisfechos.DehaberconocidolaprácticaquecomotahúrteníamonsieurThuran,quehabíadesarrolladosusentidodeltactohastaelpuntodequeconapenasrozarlasuperficiedeunpardenaipeseracapazdedistinguirunodeotro,desaberesoeljuegonoleshabríaparecidotanlimpio.Lamonedade1875eraunpelomásdelgadaquelasdemás,peroniClaytonniSpiderhubierandetectadoesadiferenciasinlaayudadeunmicrómetro.

—¿En qué orden sacamos?—preguntó Thuran, al que la experiencia lehabíaenseñadoquelamayorpartedeloshombresprefierenhacerloenúltimolugar cuando se trata de una lotería en la que sólo hay un premio y éste esdesagradable:siempreexistelaposibilidadylaesperanzadequeesepremiolosacaráantesotro jugador.Porrazonesparticulares,monsieurThuranpreferíaser el primero en probar suerte, por si se daba el caso de que hubiese querepetir la aventura y sacar por segunda vez una moneda de debajo de lachaqueta.

De modo que cuando Spider eligió ser el último, Thuran se brindógraciosamenteaserelprimero.Sumanopermanecióbajolachaquetaapenasunsegundo,loquenoimpidióasusdedosrápidosydiestrospalparcadaunadelasmonedasydesecharlapiezafatídica.Retirólamanoymostróenellaunfrancode1888.LetocóelturnoaClayton.Conelsemblantetensodehorror,JanePorterse inclinóhaciaadelantecuando lamanodelhombreconelqueibaacasarsetanteódebajodelachaqueta.Claytonlasacóenseguida,conunamonedaenlapalma.Tardóuninstanteenatreverseamirarla,peromonsieurThuran, que se acercó para comprobar la fecha, le aseguró que se habíasalvado.

Temblorosa y exhausta, Jane Porter se apoyó desmadejadamente en elcostado del bote. Se sentía enferma y mareada. Si Spider no sacaba acontinuaciónlamonedade1875,habríaquesoportarotravezaquelespantosojuego.

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Elmarinerohabíaintroducidoyalamanodebajodelachaqueta.Gruesasgotas de sudor perlaban su frente. Temblaba como si sufriera un ataque defiebre.Envozalta, semaldijoasímismoporhaberelegidoelúltimo lugar,puestoqueahorasusprobabilidadesdelibrarseerandetresauno,cuandolasdemonsieurThuranfuerondecincoaunoylasdeClaytondecuatroauno.

El ruso hizo gala de una gran paciencia y no metió ninguna prisa alhombre.Sabíaqueél,Thuran,estabacompletamenteasalvo,tantosiaquellavezsalía lamonedade1875comosino.Elmarineroretirólamano,bajólavistasobre lapiezaysedejócaer, inerte,enelfondode labarca.ClaytonyThuran,contodasudebilidad,seapresuraronaexaminarlamoneda,queselehabía escapadoaSpiderde lamanoy estaba caída a su lado.No llevaba lafechade1875.Elmiedohabíahechoreaccionaralmarineroexactamenteigualquesihubierasacadolapiezafunesta.

Peroahorahabíaquerepetirtodoelproceso.Denuevo,elrusoextrajounamonedaliberadora.JanePortercerrólosojoscuandoClaytonmetiólamanobajo la chaqueta. Spider se inclinó hacia adelante, desorbitados los ojos,porque en aquella última jugada, la suerte de Clayton sería la desgracia deSpider.Yviceversa.

WilliamCecilClayton,lordGreystoke,retiróluegolamanodedebajodelaprendadeThurany,conlamonedaocultaporelpuñocerrado,miróaJanePorter.Noseatrevíaaabrirlamano.

—¡Rápido!—apremió Spider—. ¡Por todos los diablos, veamos qué hasacado!

Claytonlevantólosdedos,conlapalmadelamanohaciaarriba.Spiderfueelprimeroenverlafecha.Nadieconocíasusintencionescuandoseirguió,searrojó por la borda y desapareció para siempre en las verdes profundidadesmarinas:lamonedanollevabalafechade1875.

La tensión dejó hasta tal punto agotados a todos los demás quepermanecieronmedioinconscientesduranteelrestodelajornada.Yalolargode varios días no volvió a aludirse para nada a aquel asunto. Fueron unashorriblesjornadasdecrecientedebilidadydesesperanza.Porúltimo,monsieurThuransearrastróhastadondeyacíaClayton.

—Hemos de repetir el juego antes de que sea demasiado tarde y noshayamosdebilitadotantoquenisiquierapodamoscomer—susurró.

Claytonseencontrabaentalestadodepostraciónquenisiquieradominabasuvoluntad.JanePorterllevabatresdíassinpronunciarpalabra.Eljovenlordse daba cuenta de que la muchacha se estaba muriendo. No obstante loespantosaqueeraesaidea,ClaytoncomprendíaqueelsacrificiodeThuranode él posiblemente significara renovadas energías para Jane, por lo que

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accedióautomáticamentealapropuestadelruso.

La lotería se jugó siguiendo las mismas normas de la otra vez, pero elresultadonopodíasermásqueuno:Claytonsacólamonedade1875.

—¿Cuándoserá?—lepreguntóaThuran.

El ruso se había sacado ya una navaja del bolsillo de los pantalones ytrataba débilmente de abrirla. —Ahora —silabeó, y sus voraces ojos serecrearonglotonesenelinglés.

—¿No puede esperar a que caiga la noche? —preguntó Clayton—. LaseñoritaPorternodebepresenciarlo.Íbamosacasarnos,yasabe.

UnaexpresióndedesencantodecoróelrostrodemonsieurThuran.

—Muybien—seavino,titubeante—.Nofaltamuchoparalanoche.Siheesperadotantosdías…lomismopuedoesperarunashorasmás.

—Gracias,amigomío—musitóClayton—.AhoramepondréjuntoaJaneymequedaréconellahastaque llegueelmomento.Quieropasarunpardehorasasuladoantesdemorir.

Jane Porter estaba inconsciente cuando Clayton llegó junto a ella… Elinglés sabía que la muchacha agonizaba y se alegró de que no se vieseobligadaacontemplarlahorribletragediaqueibaarepresentarseallíalcabode unas horas. Tomó una mano de Jane y se la llevó a los tumefactos ycuarteados labios. Acarició durante largo tiempo aquella extremidaddemacrada,másparecidaahoraaunagarra,queenotrotiempohabíasidolabonita,finaydelicadamanodeunapreciosajovendeBaltimore.

CerrólanocheantesdequeClaytontuvieraconcienciadeello,peroselorecordóunavozqueatravesólaoscuridad.Eraladelruso,queleconvocabaparaquesesometieraasudestino.

—Yavoy,monsieurThuran—seapresuróaresponderClayton.

Por tres veces intentó incorporarse sobre las manos y las rodillas, parapoder ir a gatas hacia lamuerte, pero en las escasas horas que permaneciótendidoallíladebilidadsehabíaapoderadodeélhastatalextremoqueleeraimposibleacudiralladodeThuran.

—Tendráquevenirusted,monsieur—leindicóconunhilodevoz—.Nomequedanfuerzassuficientesparaponermeagatas.

—Sapristi!—murmuróThuran—.Intentaescamotearmemi«premio».

Clayton oyó el ruido que ocasionaba al hombre al arrastrarse por lacubiertadelbote.Alfinal,ungemidodesesperado.

—Nopuedoarrastrarme—oyólamentarsealruso—.Esdemasiadotarde,

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mehastimado,sucioperroinglés.

—Nolehe timado,monsieur—replicóClayton—.Hehechotodoloquehepodidoparalevantarme,perovolveréaintentarlo,yentoncestendráustedsu«premio».

Clayton recurrió de nuevo a las casi nulas energías que le restaban y lepareció oír queThuran hacía lomismo.Al cabo de casi una hora, el ingléslogró ponerse a gatas, pero al primermovimiento que intentó para avanzar,cayódebruces.

UnmomentodespuésoyóunaexclamacióntriunfalporpartedemonsieurThuran.

—Ahívoy—musitóelruso.

Una vezmás, Clayton trató de arrastrarse hacia su sentencia demuerte,perodenuevovolvióacaerdebrucessobreelfondodelabarca,yyanotuvovigorparavolveralevantarse.Suúltimoesfuerzosólosirvióparadarsemediavueltayquedar tendidodeespaldas,decaraa lasestrellas,en tantoquepordetrás, acercándosele lenta pero inexorablemente, oía los resuellosentrecortadosdelrusoyelrumordesustrabajososmovimientos.

Clayton tuvo la sensacióndeque transcurrióasíunahora,a laesperadeque aquel individuo que se arrastraba se materializase en la oscuridad ypusierafinasusufrimiento.Yaestabaapuntodellegaraél,perolaspausasentrelostironesconqueseimpulsabahaciaadelanteerancadavezmáslargas,y los movimientos para avanzar le parecían al lord inglés poco menos queimperceptibles.

PorúltimosepercatódequeThuranestabacasiasulado.Oyóunarisitaronca,algolerozólacarayperdióelconocimiento.

CapítuloXIX

Laciudaddeloro

La misma noche en que eligieron a Tarzán de los Monos jefe de loswaziris,lamujerdelaqueestabaenamoradoyacíamoribundaenunpequeñobotea laderiva,adoscientasmillasaloestede lacosta,enplenoAtlántico.Mientraselhombre-monodanzabaentresusdesnudosysalvajescompañeros,alrededor de una hoguera que arrancaba fulgores cabrilleantes a los tensosmúsculos de aquel cuerpo de gigante, personificación de la fortaleza y laperfecciónfísica,lamujeralaqueamabapermanecíatendidaydemacrada,enlafaseterminaldelcomaqueprecedealamuerteporhambreysed.

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Lasemanaquesiguióa laexaltacióndeTarzánalsimbólicotronodeloswazirissededicóa la tareadeacompañara losmanyuemasde los invasoresárabeshasta lafronteranortedel territoriowaziri,conformea lapalabraqueTarzán les había dado. Antes de despedirse de ellos, el hombre-mono lesobligó a prometer solemnemente que no conducirían en el futuro ningunaexpedición contra los waziris, promesa que, por cierto, no le costó muchotrabajoconseguir.Losmanyuemasyahabíansufridoensuscarneslastácticasdeguerradelnuevo jefede loswaziris; tenían suficienteynoalbergabanelmenordeseodeformarpartedeningunafuerzadepredadoraqueseaventurararebasandoloslímitesdelosdominiosdeTarzán.

En cuanto regresó a la aldea, casi inmediatamente, Tarzán inició lospreparativos para acaudillar una expedición hacia la ruinosa ciudad del oroqueelancianoWazirilehabíadescrito.Eligiócincuentaguerrerosdeentrelosmás fornidos y resueltos de la tribu. Puso especial empeño en que tambiénfuesenhombresdeseososdeacompañarleenaquellamarcha,queseanunciabaardua,ycompartirlospeligrosdeunterritorioinexploradoyhostil.

LafabulosariquezadeaquellaciudadfantásticacasinosehabíaapartadounsolomomentodelaimaginacióndeTarzán,desdequeWazirilerefiriólosextraños lances que vivió durante la expedición anterior, cuando se tropezópor azar con las vastas ruinas de aquel pueblo. A la hora de apremiarle aemprendercuantoanteslamarcha,elacicatedelaaventurapodíaconstituirunfactordeatractivotanpoderosoparaTarzándelosMonoscomoeldelmismooro,porqueentreloshombrescivilizadoshabíaaprendidomuchoacercadelosmilagros que está en condiciones de realizar quien posea esemágicometalamarillo.Nose leocurriópensardequé le serviríauna fortunadeoroenelcorazón del África salvaje… Le bastaría poseer ese tesoro que confiere elpoder de realizar maravillas, incluso aunque nunca se le presentase laoportunidaddeponerlasenpráctica.

Deformaqueunaespléndidamañanatropical,Waziri,reydeloswaziris,iniciólamarchaenbuscadeaventurasyderiquezas,alacabezadecincuentaatléticos guerreros de ébano. Siguieron el mismo itinerario que el ancianoWazirihabíaespecificadoaTarzán.Anduvieronalolargodevariasjornadas:remontaron un río, atravesaron una cuenca; siguieron después por otracorriente,ríoabajo,hastaquealfinaldelvigesimoquintodíaacamparonenlaladeradeunamontaña,desdecuyacimaconfiabanavistarporprimeravezlamaravillosaciudaddeltesoro.

A primera hora de lamañana siguiente emprendieron el ascenso por losriscos poco menos que verticales que constituían la última pero másformidablebarreraentreellosysupuntodedestino.Pocoantesdelmediodía,Tarzán,queencabezaba ladelgada líneadeguerrerosescaladores, trepóa loaltodelúltimopeñasco,seencaramóasucúspideyse irguióen lapequeña

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mesetadelamontaña.

A uno y otro lado se alzaban imponentes escalamientos de peñascos, detrescientosmetrosdealtitud,entreloscualesseabríaelpasoporelqueTarzánysushombressedispusieronaentrarenelvalleprohibido.Asuespaldaseextendía lacuencacubiertadearboladopor laquehabíancaminadodurantetantosdíasy,enlaparteopuesta,laserraníabajaqueseñalabalafronteradesupropioterritorio.

Pero ante sí se hallaba el panorama que centraba su atención. Allí seextendíaunvalledesolado…estrechoydeescasaprofundidad,salpicadodeárboles canijos y sembrado de infinidad de gigantescas rocas. Y en el otroextremo del valle se aplastaba lo que parecía ser una ciudad imponente, dealtas y gruesasmurallas, torres, esbeltas agujas, alminares y cúpulas rojas yamarillas bajo los rayos del sol. Tarzán se encontraba aún demasiado lejospara distinguir las señales de ruinas…a sus ojos aparecía comouna ciudadmaravillosa de magnífica belleza y, en su imaginación, la vio poblada pormultitudes dinámicas y felices que henchían las amplias avenidas y losmonumentalestemplos.

LapequeñaexpedicióndescansóenloaltodelamontañacosadeunahorayluegoTarzáncondujoasushuestesalvalletendidoabajo.Nohabíacaminoabierto,peroeldescensoresultómuchomenospenosoquelaescaladaporlaotra vertiente. Una vez en el valle pudieron acelerar el ritmo de marcha yavanzaroncontalrapidezqueaúnhabíaluzdiurnacuandosedetuvieronantelasgigantescasmurallasdeaquellaarcaicaciudad.

Elmuroexteriorteníaunosquincemetrosdealturaenlostrechosdondelaruinaaúnnolahabíaafectado,peroentodalalongitudquealcanzabalavistano existía punto en que el nivel superior de la muralla descendiese de loscuatroocincometros.Continuabasiendounadefensa formidable.EnvariasocasionesTarzán tuvo la sensacióndehabervislumbradoalgoquesemovíatras alguna zona semiderruida próxima a donde se encontraban, como si,ocultasdetrásdelosbastiones,determinadascriaturasestuviesenvigilándolos.Yesasensaciónsecompletóamenudoconladeunosojosinvisiblesquenoseapartaban de él, pero en ningún momento pudo estar seguro de que talesimpresionesfuesenalgomásquesimplefrutodesuimaginación.

Acamparon aquella noche delante de la plaza. Hacia la medianoche lesdespertóunestridentealaridoquellegabadelotroladodelamuralla.Ungritoalto al principio, pero que fue descendiendo gradualmente de volumen paraacabar en una breve sucesión de lúgubres gemidos.Mientras continuó en elaire,suefectoentrelosnegrosresultósobrecogedor:lesimbuyóunterrorcasiparalizante.Tuvoquetranscurrirunahoraparaqueelcampamentorecuperaselatranquilidadylosindígenasvolvieranaconciliarelsueño.

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Porlamañana,lasconsecuenciasdeaquelextrañoaullidoeranvisiblesaúnen los rostrosasustadosyen lasmiradasdesoslayoque loswazirisdirigíancontinuamente a la impresionante y maciza estructura que se elevabaominosamentesobreellos.

Tarzán tuvo que recurrir a toda su capacidad de estímulo, persuasión yapremio para impedir que los negros renunciasen en el acto a la aventura,abandonaran la empresa y echaran a correr de vuelta por el valle hacia losriscosquehabíanescaladoeldíaantes.Peroalfinal,acopiadeórdenesytrasla amenaza —más que aseveración— de que entraría solo, los wazirisaccedieronaacompañarle.

Caminaron durante quinceminutos a lo largo de lamuralla antes de darcon un punto de acceso. Pasaron a través de una grieta de unos cincuentacentímetros de anchura, al otro lado de la cual encontraron un tramo deescaleracuyospeldañosdecemento,desgastadosporsiglosdeuso,ascendíanunosmetrosyluegotrazabanunasúbitacurvaydesaparecíananteunestrechopaso.

Por aquella angosta entrada se aventuró Tarzán. Tuvo que ponerse decostadoparaquesusanchoshombrospudierandeslizarsealinterior.

Los demás guerreros marcharon tras él. Los escalones se interrumpíannada más doblar la curva y a partir de allí el camino era llano, aunque seretorcíacomounaserpentinahastaque,desúbito,trasunaesquinaenángulorecto, desembocaba en un patio estrecho, al fondo del cual se alzaba unamuralla tan alta como la externa. Aquel muro interior tenía diversas torresredondasquesealternabanenloaltodelamurallaconmonolitospuntiagudos.Lamurallaestabaderruidaenalgunostrechos,perosuestadodeconservacióneramuchomejorqueeldelbaluarteexterior.

Otro estrecho paso les permitió franquear lamuralla y, al final de dichopaso, Tarzán y sus guerreros se encontraron en una espaciosa avenida y, alfondo de la misma, vieron un conjunto de ruinosos edificios de granitolabrado, de aspecto siniestro, amenazador. En los escombros de losdesmoronadosmuroshabíancrecidoárboles,yporloshuecosdelasventanassalíanenredaderasyplantastrepadorasquedibujabanformasretorcidassobrelas paredes exteriores. Pero los edificios que quedaban frente a Tarzánparecíanmenos invadidos por aquella vegetación silvestre y estabanmuchomejor conservados. Era un conjunto macizo, coronado por una inmensacúpula. A ambos lados de la inmensa entrada se erguían hileras de altascolumnas,cadaunadeellascoronadaporunagrotescayenormeaveesculpidaenlarocasólidadelosmonolitos.

Mientraselhombre-monoysuscompañeroscontemplaban,másomenosmaravillados, aquella antigua ciudad levantada enmedio delÁfrica salvaje,

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algunos de ellos tuvieron plena conciencia de que se producían ciertosmovimientos en el interior de la estructura que estaban mirando. Figurasborrosas, sombras inconcretas parecían desplazarse de un lado a otro en lasemioscuridad del interior de losmuros.No se trataba de algo tangible quepudiera captar el ojo… sólo era una peculiar insinuación de vida donde noparecía existir vida alguna, porque resultaba algo completamente fuera delugar la posibilidad de que existiera alguna especie de criatura viviente enaquellaciudaddeotromundo,muertadesdehacíatantossiglos.

Tarzán recordóalgoquehabía leído enunabibliotecadeParís.Era algorelativo a una perdida raza de hombres blancos que, según las leyendasindígenas, vivieron en el corazón de África. Se preguntó si no estaríacontemplandolasruinasdelacivilizacióndeaquelextrañopuebloquehabíasentadosusrealesenelcentrodeunmedioextrañoysalvaje.¿Seríaposibleque hubiesen sobrevivido hasta aquellos días los descendientes de tal razaperdida y que habitasen ahora aquel vestigio de la arruinada grandeza queotroracrearonydisfrutaronsusprogenitores?Volvióapercibirciertaactividadfurtivaenelinteriordelgrantemploqueteníadelante.

—¡Vamos!—instóasuswaziris—.Echemosunvistazoaloquehaydetrásdeesasparedesruinosas.

Asushombresleshacíamalditalagraciaseguirle,peroalverlaintrepidezconque cruzaba la ominosapuerta echaron a andar tras él, a unospasosdedistancia, formando un grupo compacto que parecía la personificación delnerviosismomedroso.Unsolochillidocomoelqueoyeronlanocheanteriorhabría sido suficiente para lanzarlos a una huida frenética por la angostahendiduradelasgrandesmurallasquepermitíasaliralmundoexterior.

Al entrar en el edificio Tarzán tuvo la clara y absoluta certeza de quemuchosojosseclavabanenél.Enunpasillocercanosonóelrumordeunassombrasquesedesplazabanpresurosasyhubierajuradoquevioretirarseunamano humana del hueco de una tronera abierta en lo alto de la rotondacoronadaporunacúpula.Lacúpulacubríalaestancia.

Elsuelodelacámaraeradecemento,lasparedesdelisogranitoenelqueaparecían cinceladas curiosas figuras de hombres y animales. En algunospuntos de la sólida mampostería de las paredes se habían fijado placas demetalamarillo.

Cuando se acercó a unade aquellas láminas comprobóque era de oro yquediversosjeroglíficoscubransusuperficie.Detrásdeaquellaprimerasalahabíaotrasy,alfinaldelaúltima,elconjuntoarquitectónicoseramificabaendiversasgalerías.Tarzáncruzóvariasdeaquellascámaras,enlasqueencontrónumerosaspruebasdelafabulosariquezadesusremotosconstructores.Vioenuna sala varias columnas de oromacizo y observó que el suelo de otra era

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tambiéndelmismopreciosometal.Enel cursode todaaquella exploración,los negros semanteníanmuy juntos a su espalda,mientras formas extrañasparecíanflotaraderechaeizquierda,anteellosyasuespalda,aunquenolobastantecercacomoparaquecualquierapudiesedecirquenoestabansolos.

Latensión,sinembargo,poníaaloswazirisalbordedelataquedenervios.NocesabanderogaraTarzánquevolviesealaluzdelsol.Afirmabanquedeaquella expedición no iba a salir nada bueno, porque los espíritus de losmuertosquevivieronallíacudíanasiduamenteavisitarlasruinas.

—¡Nosestánobservando,oh,rey!—musitóBusuli—.Nosacechan,estánesperando que lleguemos al lugar más recóndito de su fortaleza para caerentoncessobrenosotrosydestrozarnosamordiscos.Asíactúanlosespíritus.Eltíodemimadre,queesungranhechicero,melocontóinfinidaddeveces.

Tarzánsoltólacarcajada.

—Volvedalaluzdelsol,chiquillos—permitió—.Mereuniréconvosotroscuandohayaexaminadoestasruinasdesdeeltejadohastaelsótanoycuandohayaencontradooroomeconvenzadequenohayunabriznade él.Por lomenos podremos llevarnos las placas de las paredes, aunque las columnaspesan demasiado para que podamos cargar con ellas. Pero tiene que haberalmacenesllenosdeoro…oroquepodamosllevarnosfácilmente,cargadoalaespalda.Largaosahorahaciadondehayaairefrescoypodáisrespiraragusto.

Unoscuantoswazirisdiligentessedispusieronaobedecerasu jefe,peroBusuli y algunos otros dudaron en dejarlo…, titubearon entre el afecto y lalealtad a su rey y el temor supersticioso a lo desconocido. Y entonces,inesperadamente,seprodujoalgoquedecidióelasuntosinquefueraprecisoseguirdebatiéndolo.Delomásprofundodelsilenciodeltemplosurgió,muycercadesusoídos,elespantosogritoqueescucharonlanocheanteriory,entreexclamaciones de horror, los guerreros negros dieron media vuelta yatravesaronatodocorrerlasvacíassalasdelviejoedificio.

TarzándelosMonospermaneciódondelodejaron,conuna_torvasonrisaenloslabios…,alaesperadelenemigoquesuponíaibaaabalanzarsesobreéldeunmomentoaotro.Perovolvióareinarunsilencioabsoluto,sóloturbadopor el tenue rumor que producían unos pies descalzos al moversesubrepticiamenteporlasproximidades.

Alcabodeunmomento,Tarzándiomediavueltayseaventuróhacialasprofundidadesdeltemplo.Pasódeunasalaaotrahastallegaraunaestanciacuya puerta aparecía cerrada y asegurada con barrotes. Cuando aplicaba elhombro contra la hoja demadera, el escalofriante alarido resonó de nuevo,comounaviso,esavezcasiasulado.Resultabaevidentequeseleadvertíadelaconvenienciaparaéldeabstenersedeprofanaraquellaestanciaprecisa.¿No

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podía ocurrir que el secreto que conducía a los almacenes del tesoro seencontraseenaquellaestancia?

Seacomofuere,elmerohechodequelosextrañosguardianesinvisiblesdeaquel increíble lugar tuviesenalgúnmotivoparanodesearqueélentraseenaquella cámaraparticular fue suficienteparaqueaTarzán se lemultiplicasepor tres el deseo de hacerlo, y aunque el aullido se repetía continuamente,siguió empujando con el hombro hasta que la puerta cedió ante la ciclópeafuerzadeTarzányempezóagirarsobresuschirriantesgoznesdemadera.

Unanegruradetumbasaturabaelinterior.Nohabíaventanaalgunaporlaquepudierafiltrarseunrayodeluzyelpasilloqueconducíaalapuertaestabasumidoen la semioscuridad,por loque tampoco lanzabaningunaclaridadatravésdelaentrada.TarzántanteóelpisoconlaconteradelvenabloyentróenaquellastinieblasderíoEstigio.Lapuertasecerrósúbitamenteasuespalday,almismotiempo,multituddemanosmisteriosassurgieronenlaoscuridad,detodasdirecciones,ysujetaronconfuerzaalhombremono.

Éste luchó con toda la furia salvaje de su instinto de conservación,respaldadoporsufuerzahercúlea.Peroaunquenotóquesuspuñosgolpeabanalenemigoyquesusdientesseclavabanenlacarnedelosagresores,parecíaque siempre había dos nuevas manos para sustituir a las que acababa derechazar. Acabaron por derribarle contra el suelo y poco a poco, muydespacio,consiguierondominarlomercedalasuperioridadnumérica.Despuésleataronlasmanosalaespalda.Acontinuaciónledoblaronlaspiernashaciaatrás,paraligarlelospiesalasmanos.

Durante toda la pelea Tarzán no oyó más ruido que la entrecortadarespiracióndesusantagonistasylazarabandadelalucha.Ignorabaquéclasedecriaturas leacababandecapturar,peroelhechodeque lehubiesenatadoerapruebaevidentedequesetratabadesereshumanos.

En aquel momento lo levantaron del suelo y, medio a rastras, medio aempujones, lo sacaron de la cámara envuelta en negruras, le obligaron afranquearelhuecodeunapuertaylollevaronaunpatiointeriordeltemplo.Allívioalosquelehabíanaprehendido.Calculóqueseríanporlomenosuncentenar,hombresachaparrados,robustos,debarbaslargasypobladasquelescubríanelrostroysederramabansobreelvelludopecho.

La pelambrera, hirsuta y enmarañada, les caía desde la cabeza sobre lahundidafrente, loshombrosylaespalda.Teníanlaspiernascortas,fuertesyarqueadas; losbrazoseran largosymusculosos.Atadasa lacintura llevabanpielesde leóny leopardo,y largos collareshechos congarrasde esas fierasguarnecíansuspechos.Seadornabanbrazosypiernasconarosdeoromacizo.Sus armas eran los gruesos garrotes nudosos que empuñaban y los largoscuchillosdeaviesoaspectoque les colgabandel cinto, cintoqueajustaba la

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únicaprendaquecubríasucuerpo.

Peroel rasgoquemássorpresae intensa impresióncausóasuprisionerofue la blancura de la piel…Ni en el color ni en las facciones de aquelloshombresseapreciabaelmenorindiciodelarazanegra.Loquenoeraóbiceparaquesus frenteshundidas, laescasadistanciaqueentre síguardaban losojosyeltonoamarillentodelosdientesnoresultasendetallesqueloshiciesenagradablesosimpáticosaprimeravista.

Nopronunciaronpalabradurantelapeleaenlaoscuridaddelacámaranidurante el traslado de Tartán al patio interior, aunque algunos de ellosintercambiaron ahora una serie de gruñidos, entablando una conversaciónmonosilábicaenunalenguaabsolutamentedesconocidaparaelhombre-mono.Le dejaron caer en un suelo de cemento y se alejaron al trote de sus cortaspiernas,rumboaotrapartedeltemplosituadamásalládelpatio.

Tendido boca arriba, Tarzán observó que el recinto del templo estabatotalmentecircundadoporunosmurosenormesqueseelevabansobreél.Enlas alturas resultaba visible un pequeño cuadrado de cielo azul, y en unadirección, a través de una tronera, divisó unas ramas cubiertas de follaje,aunquenosabíasiestabandentroofueradeltemplo.

Desde el suelo hasta el borde superior del templo, circundaban el patioseriesdegalerías abiertasy, devez en cuando, el cautivovislumbrópupilasbrillantes que relucían bajo espesos flequillos de pelo caído sobre la frente.Ojosquelecontemplabandesdelasgalerías.

Con cuidado, el hombre-mono probó la solidez de las ligaduras que lomanteníanatadoy, aunquenopodía estar seguroal cientopor ciento,pensóque no eran lo bastante fuertes para resistir la potencia de sus vigorososmúsculoscuando llegaraelmomentodeesforzarsepara recobrar la libertad.Peronojuzgóoportunosometerlasatadurasapruebaenaquelmomento.Eramejor intentarlo cuando hubiese caído la oscuridad y no sintiera fijos en supersonaaquellosojosqueloespiaban.

Estuvo varias horas tendido en el suelo del patio hasta que los primerosrayosdesoldescendieronenverticalsobreél.Ycasialmismotiempooyóelrumordepiesdescalzosquecaminabanporlospasilloscircundantes.Instantesdespués observó que las galerías de encima se llenaban de semblantes conastuta expresión, mientras más de una veintena de hombres irrumpía en elpatio.

Duranteunmomento,todaslasmiradasconfluyeronenelrutilantesoldelmediodía y luego, al unísono, los que poblaban las galerías y los que seencontrabanenelpatioempezaronaentonarunrepetidoyextrañoestribillo,en tono bajo, pesado, lúgubre. Acto seguido, los que estaban alrededor de

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Tarzán iniciaron una danza al ritmo de su solemne cántico. Bailaron encírculo, despacio, en torno al hombre mono: en su forma de moverse,arrastrandolospiesalcompásdeaquellacantinelaparecíanungrupodeosostorpes y desmañados. Pero mientras danzaban no dirigían la vista sobreTarzán,sinoquesusojillosestabanclavadosenelsolconinamoviblefijeza.

Durantediezminutos,másomenos,continuaronconsucantoysuspasosmonótonos.Luego,depronto,conperfectasincronización,todossevolvierona la vez hacia su víctima, enarbolaron sus garrotes y, con las faccionescontraídas en la más diabólica de las expresiones, se abalanzaron sobreTarzán.

Enaquelprecisoinstante,unafigurafemeninaseadelantóparasituarseenmediodeaquellahordasedientadesangrey,conunaestacasimilara laqueempuñabanloshombres,conladiferenciadequeestabalabradaenoro,obligóaretrocederalosindividuosqueavanzabanhaciaelcaído.

CapítuloXX

La

Duranteunos segundos,Tarzáncreyóquealgún incomprensiblecaprichodel destino había propiciado un milagro salvador, pero cuando cayó en lacuentadelafacilidadconquelamuchacha,porsímisma,sinayudadenadie,hizoretrocederaveintehombresqueparecíanotrostantosgorilas,ycuando,uninstantedespués,vioquetodosreanudabanladanzaasualrededor,bajoladirección de la joven, cuya monótona cantinela evidentemente se sabía dememoria, el hombre-mono llegó a la conclusión de que todo aquello no eramás que parte de una ceremonia en la que él representaba el papel deprotagonista.

Alcabodeunmomento,lamuchachadesenvainóuncuchilloquellevabaal cinto, se inclinó sobre Tarzán y le cortó las ligaduras de los pies. Loshombres interrumpieronentoncessudanza, seacercarony lamujer indicóaTarzánqueselevantara.Lecolocóalrededordelcuellolaataduraqueacababade quitarle de los tobillos y lo condujo a través del patio. Los hombres lessiguieronenfiladedosenfondo.

La muchacha encabezó la marcha a lo largo de retorcidos pasillos,adentrándoseporlasprofundasinterioridadesdeltemplo,hastaquellegaronaunaenormenave,enelcentrodelacualestabadispuestounaltar.Elhombre-monocomprendióentoncesquetodalaceremoniaanteriornohabíasidomásqueelpreámbuloparaintroducirleenaquelsantuariosagrado.

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Había caído en poder de unos descendientes de antiguos adoradores delSol.SuaparenterescateporpartedeunavicariadelagransacerdotisadelSolnohabíasidomásquepartedeaquellaparodiaqueconstituíasuritopagano:alderramarelastroreysusrayosporelhuecocuadradodeloaltodelpatio,reclamaba como propia aquella víctima, de modo que la sacerdotisa habíaacudidodelasinterioridadesdeltemploparaarrancarladelasmanosimpurasde aquellos profanos, salvarlo y ofrendarlo como sacrificio humano a laflamígeradeidad.

Y si necesitaba confirmación a su hipótesis, no teníamás que echar unaojeadaa lasmanchas rojoparduscasque salpicaban lapiedradel altarydelsueloalrededordelmismo,asícomoalascalaverasqueexhibíansussonrisasdescarnadasenlasinnumerableshornacinasdelosaltosmuros.

Lasacerdotisallevóalavíctimahastalaescalinatadelaltar.Lasgaleríasvolvieron a colmarse de espectadores, mientras por la arqueada puerta delextremoorientalde lanaveempezóadiscurrirhaciael interiorde laamplianaveunaprocesióndemujeresquepocoapocolafuellenando.Aligualquelos hombres, sólo iban vestidas con pieles de animales salvajes sujetas a lacintura con correas de cuero crudo o cadenas de oro. Pero en sus espesascabellerasnegrasseincrustabauntocadocompuestoporinnumerablespiezasdeoro,circularesyovaladas, ingeniosamenteunidasentre sípara formarungorrometálicodelquecolgaban,aambosladosdelacabeza, largascadenasdeeslabonesovalesquedescendíanhastalacintura.

Lasmujeresestabanmuchomejorformadasque loshombres,susfiguraseran mucho más proporcionadas simétricamente, sus facciones de unaperfección muy sugestiva, la configuración de sus cabezas, así como lahermosura de sus ojos grandes, negros, demirada suave, denotabanmuchamásinteligenciayhumanidadquelosdesus,alparecer,amosyseñores.

Cada una de aquellas sacerdotisas llevaba en lasmanos sendas copas deoroy,cuandosecolocaronenfilaaunladodelaltar,loshombreshicieronlopropioenelalacontrariayluegoavanzaronparacogerunacopadelamujerqueteníanenfrente.Sereanudóelcantounavezmásy,entonces,porlabocade un tenebroso pasillo situado al fondo del altar emergió otra mujer,procedentedelascavernosasprofundidadesdelsubsuelodelacámara.

«La suma sacerdotisa», pensó Tarzán. Era una joven de rostro bienparecido y expresión inteligente. Sus adornos guardaban bastante semejanzaconlosdesusvestales,peroeranmáscomplejosyricos,puestoquellevabanengarzados profusión de diamantes. La gran cantidad de ornamentosenjoyados que lucía en los desnudos brazos y piernas casi ocultabantotalmente sus extremidades, mientras que un ceñidor de aros de oro conextraños dibujos formados por infinidad de pequeños diamantes sostenía la

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pielde leopardoqueerasuúnicovestido.Alcinto llevabaun largocuchillocon el mango también engastado en joyas y su diestra empuñaba una varadelgadaenvezdeungarrote.

Avanzóunospasosporelladoopuestodelaltar,sedetuvoyentoncescesóel cántico. Sacerdotes y sacerdotisas se arrodillaron ante ella y asípermanecieronmientras lamujer, extendida lavara sobre sus fieles, recitabauna oración monótona e inacabable. Tenía una voz suave y musical… ATarzán le costaba trabajo creer que la poseedora de aquella voz pudieratransformarse momentos después, mediante un fanático éxtasis de celoreligioso, enunverdugo femeninodeojosdemencialesy fervor sanguinarioque,conelgoteantecuchilloenlamano,seríalaprimeraenbeber,enlacopaque ahora descansaba en el altar, la roja y caliente sangre de la víctima delsacrificio.

Al concluir su oración, la sacerdotisa dejó que sus ojos se posaran enTarzán por primera vez. Dando muestras de considerable curiosidad, loexaminódepiesacabeza.Luegoledirigió lapalabraysemantuvoerguida,expectante,comosiaguardaseaqueéllacontestara.

—No entiendo tu lengua —dijo Tarzán al final—. Tal vez podamoscomprendernosenotroidioma.

Peroellanoleentendió,aunqueTarzánprobóconelfrancés,elinglés,elárabe,elwaziriy,comoúltimorecurso,lalenguafrancadelacostaoccidentaldeÁfrica.

La suma sacerdotisa denegó con la cabeza y en su tono de voz parecióapreciarse cierto deje de cansancio cuando indicó a los sacerdotes quecontinuaranconlaceremonia.Loshombresformarondenuevouncírculopararepetir aquella danza estúpida, a la que puso término una orden de lasacerdotisa,quien,durantetodoeltiempoqueduróaquellacoreografíaritual,noapartósuatentamiradadelafiguradeTarzán.

Auna señal de lamujer, los sacerdotes se precipitaron sobre el hombre-mono,lolevantaronenpesoylocolocaronbocaarribaencimadelaltar,conlacabezacolgandoporunextremoylospiesporelbordecontrario.Sacerdotesysacerdotisasformarondoslíneas,enlamanosuspequeñascopasdeoro,listaspara conseguir la cuota correspondiente de sangre de la víctima, una vezcumpliesesumisiónelcuchillodelsacrificio.

En la filade los sacerdotes seoriginóunadisputa acercadequiéndebíaocuparelprimerlugar.Unindividuodeaspectobestial,conunsemblanteenel que se reflejaba la exquisita inteligencia del gorila intentaba relegar a unpuesto secundario a otromenos dotado físicamente. Frente a los empujonesdel gigantón, elmáspequeño apeló a la suma sacerdotisa.En tonogélidoy

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terminante,lamujerordenóalgorilescosacerdotesituarseenelextremodelahilera.Tarzánoyólosgruñidosylassordasprotestasdelperdedormientrassedirigíadespacioalpuestodesegundaclase.

Lasacerdotisa,depieanteTarzán,procedióadeclamarloqueelhombremonosupusoseríaunaplegaria.Almismotiempo,lamujeralzabalentamenteenelairesudelgadoyafiladocuchillo.ATarzánleparecióquetranscurrieronsigloshastaqueelarmadejódeelevarseyquedócomosuspendidasobresupechodesnudo.

Empezó a descender, muy despacio al principio, pero a medida que lainvocación avanzaba, el cuchillo incrementó su rapidez, a ritmo creciente.Tarzán seguía oyendo los gruñidos que el sacerdote despechado emitía,contrariadísimo, en el extremo de la fila. La voz del hombre aumentógradualmentedevolumen.Unasacerdotisapróximaaél le llamólaatenciónentonodeagudoreproche.ElcuchilloestabayabastantecercadelpechodeTarzán, pero interrumpió su descenso y la sacerdotisa alzó la vista paradispararunamiradadedisgustoalinstigadordeaquellainterrupciónsacrílega.

SeprodujounsúbitoalborotoenlazonadondeestabanlosquerellantesyTarzánvolviólacabezaenaquelladirecciónatiempodeveralcorpulentoybestial sacerdote abalanzarse sobre la sacerdotisa situada frente a él ydestrozarlelacabezadeunsologarrotazo.Lossesosdelamujersalpicaronlosalrededores, despedidos en todasdirecciones.Sucedió a continuación loqueTarzánhabíapresenciadocentenaresdevecesalolargodesuexistenciaentrelosmoradoresdelajungla.HabíavistoocurrirleaquellomismoaKerchak,aTublatyaTerkoz;aunadocenademonosadultosdesutribu;yaTantor,elelefante; escasos eran los machos de la selva que se salvaban de verseacometidosenunmomentouotroporaquelataquedefrenesídemencial.Elsacerdote sevolvió locoy, enarbolando sugruesa estaca, se lanzó sobre suscompañeras.

Acompañaba sus aterradores gritos de furia con una lluvia de golpesdemoledores propinados por aquel gigantesco garrote, golpes que sólointerrumpíaparahundirsusespantososcolmillosenlacarnedealgunavíctimaque tenía la desgracia de quedar a su alcance. Durante todo ese tiempo, lasumasacerdotisapermanecióinmóvil,suspendidasobreelpechodeTarzánlamano que empuñaba el cuchillo, fijos los horrorizados ojos en el maniacohomicidaquesembrabamuerteydestrucciónentrelassacerdotisas.

La nave del templo se quedó desierta en cuestión de segundos. Sóloquedaronallílosmuertosylosmoribundosesparcidosporelsuelo,lapresuntavíctima tendida sobre el altar, la suma sacerdotisa y el loco. Un nuevo yrepentino fulgor obsceno se encendió en los ladinos ojillos del furibundodesequilibrado cuando se posaron en la mujer. Se le fue aproximando

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lentamente y empezó a hablar. Y la sorpresa se despertó en los oídos deTarzán, porque aquel era un lenguaje que entendía, el último que hubieraesperado que emplease alguien que pretendiera entablar conversación consereshumanos,elgruñidoguturalconquesecomunicabanlosmiembrosdesutribudegrandesantropoides,supropialenguamaterna.Ylasumasacerdotisacontestóalhombreenelmismolenguaje.

A las amenazas que profería aquella bestia humana, la mujer respondíaintentandorazonar,porqueeraevidentequeelindividuonoibaadoblegarseala autoridad. El sacerdote loco se encontraba ya muy cerca… Tendidas lasmanos, como garras, hacia la mujer, daba la vuelta al altar por uno de losextremos.

Tarzánbregóconlasligadurasquelesujetabanlasmanosalaespalda.Lamujernosepercatódeello:sumidaenelhorrordelpeligroquelaamenazabasehabíaolvidadode lavíctimadelsacrificio.Cuando la fieradiounsaltoydejóatrásaTarzán,dispuestaaagarraralasacerdotisa,elhombremonodioun tirón sobrehumanoa las ligaduras.El esfuerzo le impulsó fueradel altar,rodósobresímismoycayóenelsuelodepiedraporelladocontrarioalqueseencontrabalasumasacerdotisa.Sepusoenpiey,altiempoquecaíandelosbrazos las ataduras, se dio cuenta de que estaba solo en aquella parte deltemplo:elsacerdotelocoylasumasacerdotisahabíandesaparecido.

Ungritosofocadollegóentoncesporlacavernosabocadeloscuroagujeroabiertomásalládelaltardelossacrificios,atravésdelacualhabíaentradolasumasacerdotisaen lanavedel templo.Sinpensarenabsolutoensupropiaseguridadoenlasposibilidadesdeescapatoriaqueleofrecíaaquellaseriedecircunstanciasfortuitasfavorables,TarzándelosMonosatendióalallamadade una mujer en peligro. Un á_1 salto le llevó a la ominosa entrada de lacámarasubterráneayuninstantedespuésdescendíacorriendoporuntramodeviejospeldañosdecementoqueignorabaadóndepodíanconducirle.

A la tenue claridad que se filtraba desde la nave distinguió un sótanoamplio,detechobajo,enelquehabíavariaspuertasabiertasaespaciosnegroscomolatinta.Peronotuvonecesidaddeadentrarsealaventuraporningunade aquellas puertas, porque frente a él estaba lo que iba a buscar: la fieraenloquecidateníaalamuchachacontraelsueloylosdedosdeantropoidesehundían frenéticamente en la garganta de la suma sacerdotisa, pormás queéstaluchabacontodassusfuerzasparazafarsedelafuriadeaquelterribleserqueteníaencima.

CuandolapesadamanodeTarzánseposóenelhombrodelsacerdote,éstesoltó a su víctimay se revolvió contra el candidato a salvarla.Cubiertos deespumaloslabios,prestaslasfaucesaladentellada,eldementeadoradordelSol combatía con unas energías que la locura multiplicaba por diez. En la

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avidezsanguinariadesufuror,lacriaturahabíavueltosúbitamenteaunestadodebestialidadprimitiva,seconvirtióenunanimalsalvaje,olvidadodeladagaquellevabaalcinto,ysólopensabaenlasarmasnaturalesconqueluchabasuirracionalancestroenlosalboresdelaevolucióndelhombre.

Pero si bien sabía emplear ventajosamente la dentadura y lasmanos, seencontró con alguien inclusomás ducho que él, más competente aún en laescueladelapeleasalvajealaqueelsacerdotelocohabíarevertido.Tarzándelos Monos se le abrazó y ambos cayeron juntos al suelo, desgarrándose ydestrozándose recíprocamente como dos monos machos. La sacerdotisa,mientras,semantuvopegadaalapared,contemplandoconojoscomoplatos,fascinados por aquel horror, a las dos fieras que, a sus pies, rugían y seatacabanconsaña.

Vio que, por último, unamanodel desconocido se cerraba en torno a lagargantadesuadversario,obligabaaecharhaciaatrás lacabezadelhombrebestiaydescargabaunalluviadegolpessobresurostrovueltohaciaarriba.Unmomentodespués, el extrañoapartóde sí la figura inertede su enemigo, seincorporóylasacudiócomounleón.Apoyóunpieenelcuerpocaídoasusplantas, alzó la cabeza y se aprestó a lanzar el grito de victoria de su tribu,pero cuando su mirada llegó a la abertura que conducía al templo de lossacrificioshumanoscambiódeideayseabstuvodelanzaralairesugrito.

Medio paralizada hasta entonces por el terror que la había dominadodurante la lucha de los dos hombres, la muchacha empezó a pensar en laprobablesuertequeibaaabatirsesobreella,porqueaunquesehabía libradodelasgarrasdelsacerdotelocoahoraibaacaerenpoderdealguienaquienmomentos antes estuvo a punto dematar.Miró en torno, a la búsqueda dealguna vía de escape. Cerca se le abría la negra boca de un pasillo, perocuando se dispuso a franquear los umbrales de aquella salida los ojos delhombremonocayeronsobreellay,conceléricosalto,Tarzánseplantójuntoalajovenyunafuertemanoseposóensubrazo.

—¡Espera! —dijo Tarzán de los Monos en el lenguaje de la tribu de>Kerchak.

Lamuchachaselequedómirando,atónita.—¿Quiénerestú—susurró—quehablasellenguajedelprimerhombre?

—SoyTarzándelosMonos—respondióél,enlalenguavernáculadelosantropoides.

—¿Qué quieres de mí? —continuó ella—. ¿Con qué propósito me hassalvadodeTha?

—¿Acasopuedovercómoasesinanaunamujer?—respondióTarzánconotrapregunta.

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—¿Quépretendeshacerahoraconmigo?—quisosaberlasacerdotisa.

—Nada —replicó Tarzán—, pero tú sí puedes hacer algo por mí…Sacarmedeestesitioyproporcionarmelalibertad.

Lo sugirió sin albergar la más ligera esperanza de que la muchachaaccediese.Teníalacertezapocomenosqueabsolutadequelaceremoniadelsacrificiosereanudaríaapartirdelpuntoenqueseinterrumpió,casodequelasumasacerdotisaimpusierasuvoluntad,aunquetambiénestabaseguroatodoestarlodeque,sinligadurasyconunadagaenlamano,TarzándelosMonosseríaunavíctimamuchomenosdócilymanejablequeunTarzánmaniatadoysinarmas.

Lasacerdotisalecontemplólargoratoantesdehablar.

—Eresunhombreestupendodeveras—encomió—.Eresunhombrecomoelqueveoensueñosdesdequeeraniña.Eresunhombrecomoimaginoquedebieron ser los hombres de mi pueblo: la gran raza que construyó estapoderosaciudadenelcorazóndeunmundosalvajeyquesupoarrancardelasentrañasdelatierralasfabulosasriquezasporlasquesacrificaronsuremotacivilización.

»No logro entender qué es lo que te ha impulsado a salvarme, comotampocome es posible comprender por qué, teniéndome en tu poder, no tevengasdemíporhabertesentenciadoamuerte…porcasihabertematadoconmispropiasmanos.

—Supongo —repuso el hombre-mono— que actuabas cumpliendo lasdoctrinasde tu religión.Nopuedo reprochártelo, almargende loquepuedaopinaracercadetuscreencias.Pero,¿quiéneres?¿Entrequéclasedepueblohecaído?

—Soy La, suma sacerdotisa del Templo del Sol, en la ciudad de Opar.Somoslosdescendientesdeunpuebloquevinoaestemundosalvaje,enbuscadeoro,hacemásdediezmil años.Susciudades seextendíandesdeunmarinmenso, bajo el sol naciente, hasta otro mar inmenso, en el que el soldesciende por la noche para refrescar su flamígera frente.Eranmuy ricos ypoderosos, pero sólo vivían unos pocos meses al año en los magníficospalacios edificados en esta tierra; el resto del tiempo lo pasaban en su paísnatal,lejos,muylejos,porelnorte.

»Entresumundonuevoysumundoantiguoeranmuchos losbarcosqueiban y venían. Durante la estación de las lluvias quedaban aquí pocoshabitantes,sólolosencargadosdesupervisareltrabajodelasminas,tareaquerealizabanesclavosnegros, loscomerciantesque suministrabancuantohacíafaltaylossoldadosquecustodiabanlasciudadesylasminas.

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»En uno de esos periodos ocurrió la gran catástrofe. Cuando llegó elmomentoenquedebíanregresarmilesymilesdepersonas,nadievolvió.Elpueblo aguardó durante semanas. Al final, enviaron una gran galera paraaveriguar por qué no había llegado nadie de la madre patria, pero aunquenavegaron recorriendo el océano durante varios meses no encontraron elmenorrastrodelastierrasquealolargodeinnumerablessiglosalbergaronsuantiguaypujantecivilización…¡Sehabíanhundidoenelmar!

»El inicio de la decadencia de mi pueblo data de esa época. Abatidos,desalentadoseinfelices,notardaronenserpresafácilparalashordasnegrasdel norte y del sur. Una tras otra, las ciudades se fueron abandonando ocayeron en poder de los enemigos. Los últimos supervivientes se vieronobligados a refugiarse tras las murallas de esta formidable fortaleza de lasmontañas.Poco apoco, nuestropueblo fueperdiendopoder e influencia, sedegradópaulatinamentesucivilización,elniveldeinteligenciadescendióyelnúmero de integrantes de nuestra raza se redujo drásticamente…Ahora nosomosmásqueunapequeñatribudesimiossalvajes.

»A decir verdad, losmonos conviven con nosotros.Desde hacemuchossiglos. Los llamamos "primeros hombres" y nos expresamos en su lenguajecasi tan asiduamente como en el nuestro. Sólo nos esforzamos en utilizar yconservar nuestra lengua materna en las ceremonias que celebramos en eltemplo.Coneltiempo,acabaremosporolvidarlayentoncessólohablaremosellenguajedelosmonos.Coneltiempodejaremosdedesterraraaquellosdelos nuestros que se aparean con los simios y, al final, acabaremosdescendiendo a ese estado animal del que puede que surgieran en tiemposinmemorialesnuestrosprogenitores.

—Pero,¿porquéerestúmáshumanaquelosotros?—preguntóTarzán.

—Por alguna circunstancia que desconocemos, las mujeres no hemosretrocedidohaciaelsalvajismotanrápidamentecomoloshombres.Acasoellose deba a que en la época en que sobrevino la gran catástrofe aquí sólopermanecíanlosvaronesdetipoinferior,mientrasqueenlostemplosresidíangran número de doncellas, las hijasmás nobles de la raza.Mi estirpe se hamantenido como la más esclarecida de todas porque a lo largo deinnumerablessiglosmisantepasadasfueronsumassacerdotisas,desciendodeellasenlíneadirecta,yaqueestadignidadsagradaseheredademadresahijas.Noseligenesposoentrelaflorynatadelanoblezadelatierra.Paralassumassacerdotisasseseleccionaelhombremásperfecto,intelectualyfísicamente.

—A juzgar por los caballeros que he visto ahí arriba—comentó Tarzánconirónicasonrisa—,noparecequeresultemuydifícilelegirentreellos.

Lamuchachalelanzóunamiradacuriosa.

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—No seas sacrílego —reprochó—. Todos son santos varones… sonsacerdotes.

—¿Esosignificaquehayotrosmásapuestos?—preguntó.

—Los demás son más repulsivos que los sacerdotes —respondió lasacerdotisa.

Tarzánseestremeciócompasivamenteanteeldestinoqueselepresentabaa la joven, porque, incluso a la escasa luz del sótano la belleza de la sumasacerdotisalehabíaimpresionado.

—¿Quémedicesdemí?—interrogódepronto—.¿Vasaconducirmealalibertad?

—ElDiosFlamígerotehaelegidocomosuyo—respondiólamuchachaentonosolemne—.Nisiquierayotengopoderparasalvarte…sivuelvesacaeren susmanos. Pero no tengo intención de que te encuentren.Arriesgaste tuvidaparasalvarlamía.Nodebohacermenosporti.Noseráunasuntofácil,yacasorequieraalgunosdías,perocreoquealfinalconseguiréponertealotrolado de las murallas. Vamos, seguramente ya estarán buscándome y, si nosencuentran,juntoslosdosestaremosperdidos…Memataránsisospechanquehetraicionadoamidios.

—Nodebesarriesgarte,pues—seapresuróadecirTarzán—.Yovolveréaltemplo y si consigo abrirme paso a la fuerza hasta la libertad, no arrojaránsospechaalgunasobreti.

PeroLanoestabadispuestaapermitirloyacabóporconvenceraTarzánparaquelasiguiera,alegandoquellevabantantotiempoenelsótanoqueerainevitable que recayesen sospechas sobre ella, incluso aunque volviesen altemplo.

—Teesconderéy luegovolverésolaabuscarte—explicó—.Lescontaréque estuvemucho tiempo inconsciente, después de que túmatases aTha, yqueignorocómoypordóndepudisteescapar.

Le condujo por una serie de pasillos serpenteantes y oscuros, hasta quedesembocaronenunpequeñoaposento iluminadodébilmentepor laclaridadquesefiltrabaatravésdeunapiedraenrejadadeltecho.

—Esta es laCámara de losMuertos—dijoLa—.Anadie se le ocurrirávenir a buscarte aquí… no se atreverían. Volveré cuando haya oscurecido.Puede que para entonces seme haya ocurrido algún plan para facilitarte lahuida.

LasemarchóyTarzánde losMonossequedósoloen laCámarade losMuertos,bajolatantossiglosmuertaciudaddeOpar.

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CapítuloXXI

Losnáufragos

Clayton estaba soñando que bebía agua a más y mejor, tragos de aguafresca,pura,deliciosa.Sedespertósobresaltadoparatomarconcienciadequeseencontrabayaempapado:untorrencialchubascocaíasobresucuerpoyletableteabael rostrovueltohaciael cielo.Unaguacero tropical sederramabasobre ellos en toda su intensidad. Clayton abrió la boca y bebió. Se sintiórevitalizado y fortalecido hasta el punto de que fue capaz de incorporarseapoyadoenlasmanos.AtravesadosobresuspiernasteníaamonsieurThuran.Yaunoscuantospalmos,JanePorteryacíahechaunovilloenelfondodelabarca, completamente inmóvil. A Clayton se le ocurrió que debía de estarmuerta.

TrasinfinitosesfuerzosconsiguióquitarsedeencimaelcuerpodeThuranyconrenovadasenergíassearrastróhacialamuchacha.LevantólacabezadeJane, separándola de las tablas del bote. Se dijo entonces que cabía laposibilidaddequequedaraunasomodevidaenaquelpobrecuerpoalfilodelamuerteporinanición.Noqueríanipodíaabandonartodaesperanza,asíquetomóun trozode tela empapado en aguay exprimióunas cuantasgotasdelprecioso líquido entre los labios hinchados de aquella criatura de horribleaspectoqueunoscuantosdíasantesresplandecíadevidayfelicidad,entodalagloriadesumagníficabelleza.

Duranteunbuenratonoseaprecióindicioalgunodereanimación,peroalfinallosesfuerzosdeClaytonobtuvieronlarecompensadeunlevealeteodelospárpados.Palmeólasdelgadasmanosdelajoveneintrodujounascuantasgotasmásenlaresecagarganta.Janeabriólosojosyestuvomirándolelargotiempoantesdepoderrecordarlasituaciónyelentorno.

—¿Agua?—musitó—.¿Noshemossalvado?

—Está lloviendo —explicó Clayton—. Al menos podemos beber. Anosotrosdosyanoshahechorevivir.

—¿Y monsieur Thuran? —preguntó Jane—. No te ha matado. ¿Estámuerto?

—Nolosé—respondióClayton—.Siviveyestalluvialoreanima…

Se interrumpió, recordando demasiado tarde que no debía añadir máshorroresalosqueJanehabíasoportadoya.

Lamuchacha,sinembargo,adivinóloqueClaytonibaadecir.

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—¿Dóndeestá?

Clayton indicóconunmovimientodecabeza lapostrada figuradel ruso.Duranteunosmomentos,niClaytonniJanepronunciaronpalabra.

—Voyaversilereanimo—dijoClaytonfinalmente.

—No —susurró Jane, y alargó la mano hacia él, indicándole que sedetuviera—. No lo hagas… Te matará en cuanto el agua le hayaproporcionado las fuerzas suficientes.Si está agonizando, que semuera.Nomedejessolaenelboteconesabestia.

Clayton titubeó. Su honor de hombre de bien le exigía hacer lo posiblepara reanimar a Thuran, y también existía la posibilidad de que el ruso seencontraseenunestadoquehicieseinútilcualquierintentodesalvarlo.Noeraningunadeshonraconfiarenello.Mientrasmanteníaesaluchainterna,levantólosojosdelcuerpodeThurany,alpasar lavistaporencimadelabordadelbote,sepusoenpietambaleanteyexhalóunjadeodealegría.

—¡Tierra,Jane!—fuecasiungritoa travésde losresquebrajados labios.¡Tierra,graciasaDios!

Lamuchachamirótambiényallí,amenosdecienmetrosdedistancia,viounaplayadearenasamarillasy,unpocomásallá, lavegetacióny la frondaexuberantedeunajunglatropical.

—Ahorasíquepuedesintentarreanimarle—dijoJanePorter.

AellatambiénleremordíalaconcienciacomoconsecuenciadesudecisióndeimpedirqueClaytonprestaseayudaasucompañerodeviaje.

Hubodetranscurrircercademediahoraparaqueelrusodierasuficientesmuestras de que recobraba el conocimiento lo bastante como para abrir losojos,ysenecesitóunbuenratomásparaquellegaraacomprenderelgolpedesuerteconqueeldestinoleshabíafavorecido.Porentonces,laarenadelfondoarañabasuavementelaquilladelabarca.

Entre el agua refrescante que había bebido y el acicate de la renovadaesperanza,Claytonencontróenergíassuficientesparaecharsealaguaysubirdando traspiés playa arriba, tras atar una cuerda a la proa del bote. Pasó lasoga alrededor del tronco de un arbolito que crecía en el borde de un taludbajo, porque entonces era periodode pleamar y temió que cuandobajase lamareael reflujose llevaraelboteotravezalocéanoantesdequeél tuviesetiempo para recobrar sus fuerzas en cantidad suficiente para llevar a JanePorteratierra.Eraposiblequetranscurriesenhorasantesdequeéltuvieralasenergías necesarias para ello.Acto seguido se las arregló para, a rastras y atrompicones, llegarse a la selva, donde había visto profusión de frutastropicales. Su anterior experiencia en la jungla de Tarzán de los Monos le

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habíaaleccionadoacercadelasmuchascosasqueerancomestiblesy,alcabodeunahoradeausencia,regresóalaplayaconlosbrazosllenosdealimentos.

HabíaescampadoylosrayosdeunsolabrasadorsecebabanenJanePortercon talviolenciaque lamuchacha insistióenprobarde inmediatoasalirdelboteyllegaratierra.VigorizadosaúnmásporlasfrutasqueaportóClayton,los tres náufragos pudieron alcanzar la sombra del arbolito al que el ingléshabíaamarradoelbote.Completamenteexhaustos,sedejaroncaercomosacosyallídurmieronhastaqueoscureció.

Durante un mes vivieron en la playa relativamente seguros. Una vezrecobradaslasfuerzas, losdoshombresconstruyeronuntoscorefugioenlasramasdeunárbol,abastantealturadelsuelocomoparaencontrarseasalvodelasgrandesfierasdepredadoras.Duranteeldíarecogíanfrutosycazabancontrampasalgúnqueotropequeñoroedor;por lanochese retirabanasufrágilalbergue, con más o menos miedo en el cuerpo, mientras los habitantessalvajes de la jungla se encargaban de llenar de terror las oscuras horasnocturnas.

Dormíansobrelechosdehierbasdelaselvay,paraabrigarseporlanoche,JanePorternocontabamásqueconelviejogabánquepertenecíaaClayton,aquellaprendaquellevabadurantelamemorableexcursióna losbosquesdeWisconsin. Clayton había entre tejido un tabique de ramas para dividir elarbóreorefugioendoscompartimentos,unoparaJaneyelotroparaThuranyél.

Desdeelprimermomento,elrusodiomuestrasdetodoslosrasgosdesuverdadero carácter: egoísmo, ordinariez, arrogancia, cobardía e impudicia.Claytonyél llegaronalasmanosendosocasiones,porlaactituddeThuranhaciaJanePorter.Claytonnoseatrevíaadejarsolaalamuchachaniporuninstante.Tantoelingléscomosuprometidavivíanenunacontinuapesadilla.Sinembargo,nodejabandealbergarlaesperanzadeque,enúltimainstancia,alguienacudiríaasalvarlos.

ElpensamientodeJanePortervolvíaconciertaasiduidadalrecuerdodesuanterior experiencia en aquella costa salvaje. ¡Ah, si estuviera con ellos elinvencible dios de la floresta de aquel pasado ahora muerto! En absolutotendría que preocuparse de las fieras al acecho ni de aquel ruso bestial.Nopodíapormenosquecomparar laescasaprotecciónque lebrindabaClaytonconlaquelehubieraproporcionadoTarzándelosMonos,deverseduranteunmomentofrentealasiniestrayamenazadoraactituddemonsieurThuran.Unavez,cuandoClaytonfuealarroyoenbuscadeaguayThuransedirigióaJaneentonogrosero,lamuchachaexpresóenvozaltaloquepensaba.

—Tiene usted suerte, monsieur Thuran—dijo—, de que el pobre señorTarzán se cayera del barco aquel en queviajabanustedy la señoritaStrong

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rumboaCiudaddeElCaboydeque,enconsecuencia,noseencuentreaquíahora.

—¿Conocíaustedaesecerdo?—preguntóThuran,burlón.

—Conocía a ese hombre—replicó Jane—. El único hombre de verdad,creo,queheconocidoenlavida.

Algoeneltonodevozdelamuchachahizoadivinaralrusoquelarelacióndesuenemigoconaquellajoveneraalgomásprofundoquelasimpleamistad,y aprovechó la circunstancia para llevar más lejos su venganza sobre elhombre al que creía muerto, mancillando la memoria que de él tuviese lachica.

—Erapeorqueuncerdo—seexaltó—.Unindividuoruinycobarde.Paralibrarsedelajustairadelesposodeunamujeralaquehabíadeshonrado,notuvoinconvenienteenfaltarasuspromesasechándolea ladamalaculpadetodo. Al no conseguirlo, tuvo que huir de Francia para no enfrentarse almarido en el campo del honor. Por eso iba a bordo del barco en el queviajábamosaCiudaddeElCabolaseñoritaStrongyyo.Séloquemedigo,porque lamujer agraviada eramihermana.Y sé algomás, quenohedichonunca a nadie: su valeroso monsieur Tarzán se arrojó al agua a causa delterror,delpánicoque leasaltócuando ledijeque lehabía reconocidoyqueexigía de él una reparación, que tendría que brindarme a la mañanasiguiente…Nosbatiríamosacuchilladalimpiaenmicamarote.

JanePortersoltólacarcajada.

—Ni por un segundo imaginará que quienquiera que haya conocido amonsieurTarzányqueleconozcaaustedvaacreersesemejantecuento…¿Aqueno?

—Entonces,¿porquéviajabaconnombrefalso?—preguntóThuran.

—Nolecreounasolapalabra—aseguróJane.

Apesardetodo,lasemilladeladudayaestabaplantada,porquelajovensabíaqueHazelStrongconocióaldiosdelaselvasóloporelnombredeJohnCaldwell,deLondres.

A unos ocho kilómetros escasos de su tosco refugio arbóreo,completamente ignorado por ellos y prácticamente tan remoto como si losseparasenmilesdekilómetrosdeselvaimpenetrable,seencontrabalapequeñacabaña de Tarzán de los Monos. Y un poco más lejos, costa arriba, unoscuantos kilómetros más allá de dicha cabaña, en unos rústicos pero bienconstruidos albergues, vivía un pequeño grupo de dieciocho almas: losocupantesdelostresbotesdelIfadyAlirequesehabíanalejadodelabarcadeClayton.

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Remandoporunmar tranquilo,enmenosde tresdías llegarona la tierrafirme del continente. No vivieron ninguno de los horrores del naufragio yaunque abatidos por el dolor y con el sufrimiento propio del impacto queprodujoenelloslacatástrofeylaspenalidadesdeaquellanuevaexistencia,alasquenoestabanacostumbrados,laaventuranoleshabíaocasionadomalespeores.

Lesanimabaatodoslaesperanzadequealgunanavehubieserecogidoalcuarto bote y de que tal salvamento originaría una búsqueda rápida yminuciosa de la costa. Comoquiera que todas las armas de fuego y lasmuniciones del yate se habían cargado en la barca de lord Tennington, elgrupoestabamuybienequipadoparaladefensayparalacazamayorymenorconvistasaprocurarseprovisionesdeboca.

La única inquietud inmediata la constituía el profesor Arquímedes Q.Porter.Absolutamenteconvencidodequeunvapordelosquenavegabanporallí había rescatado delmar a su hija, el hombre desechó de sumente todapreocupaciónrelativaalbienestardelamuchachaydedicótodalainmensidadde su bien dotado intelecto a la profunda meditación de los abstrusosproblemas científicos que consideraba únicos temas adecuados para uncerebrodeltalentoylaerudicióndelsuyo.Sucabezaeraimpermeableatodaposibleinfluenciadecualquiertemaajenoalotrascendental.

—Nunca—explicaba el agotado señor don Samuel T. Philander a lordTennington—, nunca se hamostrado el profesor Porter tan difícil… y digodifícil, ejem, por no decir imposible. Estamismamañana, sin ir más lejos,obligado por las circunstancias suspendími vigilancia apenasmedia hora y,cuandohevuelto,meheencontradoconladesagradablesorpresadequehabíadesaparecido.Y,benditoseaDios,señor,¿aquenosabedóndeloencontré?Amediamillamar adentro, señor, enunode esosbotes salvavidas.Se alejabaremandocomo si le fuese lavida en ello.No sé cómopudo llegar tan lejosdesdelaorilla,porquesólocontabaconunremoy,consecuentemente,bogabaencírculo.

»Cuandounodelosmarinerosmellevóhastaélenotrabarca,elprofesoracogióindignadísimomisugerenciadequeregresáramosatierraenseguida.Medijo:"Pero,señorPhilander,nosabecuántomesorprendequeusted,cultohombredeletras,tengalatemeridaddeinterrumpirelprogresodelaciencia.Casiteníatotalmenteconfigurada,atravésdeciertosfenómenosastronómicosque estuve observando durante las pasadas noches tropicales, una nuevahipótesis nebular destinada a revolucionar incuestionablemente el mundocientífico. Deseo consultar una monografía excelente sobre la teoría deLaplaceque,segúntengoentendido,existeenciertacolecciónparticulardelaciudad de Nueva York. Su interferencia, señor Philander, representará unretrasodeirreparablesconsecuencias,porqueprecisamenteahoraremabacon

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ánimodeconsultaresefolletocuantoantes".Nosabeustedeltrabajoquemecostóconvencerleparaqueregresaraatierra,sintenerquerecurriralafuerza.

LaseñoritaStrongysumadresemanifestabananimosamenteserenasanteel casi constante temor de los ataques de las fieras. Y no estaban tanpredispuestas a aceptar, con el optimismo de que hacían gala los demás, elsupuestodequeunbuquehubieserecogidosanosysalvosaJane,ClaytonymonsieurThuran.

LadoncelladeJanePorter,Esmeralda,noparabadellorar,inconsolable,acausadeldestinocruelquelahabíaseparadodesu«pobrecillaydulcenena».

AlordTenningtonnoleabandonóniporunsegundosugenerosoespíritumagnánimo. Seguía siendo el jovial anfitrión, pendiente siempre de que susinvitadossesintierancómodosyagusto.Conlatripulacióndesuyatesiemprefue el jefe justo pero firme: en la selva no se suscitaronmás problemas niconflictos que a bordo del Lady Alice respecto a la autoridad máximaencargada de dilucidar las cuestiones importantes y cuantas circunstanciasrequeríanunmandofrío,flemáticoeinteligente.

Si aquella partida de náufragos bien organizada y relativamente a salvohubiesevistoalharapientotríoacosadoporelmiedoqueseencontrabaaunoscuantoskilómetrosalsur,aduraspenashabríareconocidoenellosalos,pocassemanasatrás,elegantesmiembrosdelgrupoquejugabaysedivertíariendoalegrementeabordodelLadyAlice.

ClaytonymonsieurThuranibancasidesnudos,destrozadassusropasporlosarbustosymatorralesespinososylaenmarañadavegetacióndelajungla,através de la cual tenían que abrirse camino en busca de unos alimentos quecadavezeramásdifícilencontrar.

Naturalmente,JanePorterestabaexentadetanagotadorasexpediciones,loquenoimpedíaquesuvestidoseencontraratambiénenunlamentableestadodedeterioro.

A falta de ocupación más provechosa, Clayton se había entretenido endesollar a todos los animales que cazaban y conservar cuidadosamente suspieles.Lasextendíasobrelostroncosdelosárboles,lasdepilabarascándolasdiligentemente y así se las arregló para mantenerlas en condicionessuficientementebuenascomoparahacerseconellasunasprendasconlasquecubrirsusdesnudeces,ahoraqueteníanyalaropacompletamentedestrozada.Para tal confección utilizó por aguja una espina fuerte y afilada; a guisa dehilo,fibrasdehierbaytendonesdeanimales.

Elresultadodesulabordecosturafueunaespeciedesayosinmangasquellegabacasialasrodillas.Comoestabafabricadoabasedepielesdediferentesespeciesderoedorescosidasunasaotras,suaspectonopodíasermásinsólito.

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Unidoaldesagradableolorquedespedía,aquellaprendanoeraprecisamenteunmodeloquecualquieraanhelaseañadirasuguardarropa.Perohabíasonadolahoradesacrificarseenprodeladecenciayponerseaquello,demodoque,apesardelaapuradasituaciónenqueseveían,JanePorternopudopormenosdesoltarunadivertidacarcajadaalcontemplarsemejantevestidura.

Posteriormente, Thuran también consideró necesario confeccionarse unsayosimilar,deformaque,descalzosyconunapobladabarbacubriéndoleselrostro,parecíanlareencarnacióndedosprehistóricosprogenitoresdelgénerohumano.Thuransecomportabacomotal.

Llevabancercadedosmesessumidosenesaexistenciacuandoelprimergran desastre se abatió sobre ellos. Lo precedió una aventura que a puntoestuvodeacabarbruscamenteyparasiempreconlossufrimientosdedosdeellos,delaformamásterribleydespiadadadelajungla.

Afectado por un ataque de fiebre tropical, Thuran yacía en el refugioconstruido entre las ramasdel árbol.Clayton se había adentrado en la selvacosadecienmetros,alabúsquedadealimentos.Cuandovolvía,Janeechóaandar para acudir a su encuentro. A espaldas del inglés, astuto y hábil, sedeslizaba un viejo y sarnoso león. El felino llevaba tres días sin que suscaducosmúsculosynerviosfuerancapacesdecumplirlatareadeprocurarelmásínfimobocadodecarnealvacíoestómago.Enlosúltimosmesescadavezcomíaconmenosfrecuenciayelhambreleobligabaaalejarsemásymásdesuterritorioacostumbrado,alacazadepresasmásfáciles.Habíaencontradopor fin a la criaturamás débil e indefensa de la naturaleza: unosmomentosmásyNumallenaríaelestómago.

Ignorantedelamuertequeestabaalacechotrasél,ClaytonsalióalclaroyavanzóhaciaJane.Habíallegadoantelamuchacha,treintametrosmásalládelenmarañadobordedelajunglacuando,porencimadesuhombro,lajovenviolaleonadacabezaylosojosperversosqueaparecieronalsepararselashierbas.La enorme bestia, con el hocico pegado al suelo, salió silenciosamente adescubierto.

Tan paralizada por el terror se quedó Jane que no pudo emitir ningúnsonido,perolaempavorecidayfijamiradadesusojosdesorbitadosresultarondelomásexplícitoparaClayton.Unrápidovistazoasuespaldalerevelólodesesperado de la situación. El león se hallaba amenos de treinta pasos deellos y aproximadamente a la misma distancia se encontraban ellos de surefugio.Elhombre ibaarmadoconunagruesaestaca, taneficaz frenteaunleón, pensó, como una escopeta infantil de juguete, de las que disparan uncorcho.

Desesperadodehambre,Numasabíadesdebastante tiempoatrásqueerainútil rugirobramarcuandose tratabadehacerseconunapresa,peroahora

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que la daba por tan segura como si sus aún poderosas garras se hubiesenclavadoenlablandacarnedelapieza,abriósuenormebocazaylanzóaloscuatro vientos su rabia largo tiempo contenida en una serie de rugidosensordecedoresquehicieronvibrarelaire.

—¡Corre,Jane!—gritóClayton—.¡Rápido,subealrefugio!

Pero los paralizadosmúsculos de lamuchacha se negaron a responder ypermaneció allí,muda y rígida,mirando con fantasmal semblante lamuertevivaquesedeslizabahaciaellos.

Aloíraquelespantosorugido,Thuransellegóalaaberturadelrefugioy,alverlaescenaquesedesarrollabaasuspies,empezóasaltardeunladoparaotro,altiempoquegritaba,enruso:

—¡Corra,corran!Corranomequedarésoloenesteterriblelugar.

Luegosevinoabajoyestallóenlágrimas.

Duranteunossegundos,aquellavoznuevadistrajoalleón,quehizounaltopara lanzar una inquisitiva mirada en dirección al árbol. Clayton no pudoseguirsoportando la tensión.Deespaldasal león,hundió lacabezaentre losbrazosyesperó.

Janeselequedómirandohorrorizada.¿Porquénointentabaalgo?Sidebíamorir,¿porquénomoríacomounhombre…valientemente,golpeandolacaradeaquella fieracon laestaca,por inútilesqueesosgolpespudieran ser?Nohabría actuadoasíTarzánde losMonos. ¿Tarzánde losMonosno lehabríaplantadocaraalamuerte,luchandoconheroísmohastaelfinal?

Elleónseagazapabayaparaimpulsarseydarelsaltoqueacabaríaconsusjóvenes vidas bajo los desgarradores y crueles colmillos amarillentos. JanePorter se arrodilló y rezó, cerrados los párpados para no contemplar aquelúltimoyaterradormomento.Debilitadoporlafiebre,Thuransedesvaneció.

Los segundos se convirtieron enminutos, losminutos se alargaron hastahacerseeternos…yelleónnosaltaba.Laprolongadaangustiadelterrorcasihizoperderel sentidoaClayton, las rodillasempezarona temblarle…Unossegundosmásysedesplomaría.

JanePortertampocopudosoportaraquellopormástiempo.Abriólosojos.¿Estaríasoñando?

—¡William!—musitó—.¡Mira!

Clayton recuperó lo suficiente el dominio de sí como para levantar lacabeza, volverse ymirar al león.Una exclamación de sorpresa brotó de suslabios. La fiera yacía encogida a sus pies.De su piel leonada sobresalía ungruesovenablo de guerra.Le había entradopor el costado, a la altura de la

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paletilladerechaparahundírseleenelcuerpoyatravesarleelsalvajecorazón.

JanePortersepusoenpie;Claytonseacercóalamuchachaalverqueladebilidadlahacíatambalearse.Larodeóconelbrazoparaevitarquecayese,la acercó a sí…Oprimió la cabeza de lamuchacha contra su hombro y seinclinóparabesarlaenaccióndegracias.

Janeloapartósuavemente.

—Nolohagas,William,por favor—lijo—.Enelcursodeestosúltimosminutoshevividomilaños.Frentealamuerte,heaprendidocómodebovivir.No deseo lastimarte más de lo imprescindible, pero no puedo continuarviviendo en esta situación. Un falso sentido de la lealtad me indujo aintentarlo,acausadelaimpulsivapromesaquetehice,peronopuedoseguir.

»Losúltimossegundosquehevividomehanhechocomprenderqueseríaespantoso continuar engañándome y engañándote, o considerar, aunque sólofuera un instante más, que sea posible convertirme en tu esposa cuandovolvamosalacivilización.

—Pero, Jane—exclamó él—. ¿Qué pretendes decir? ¿Qué tiene que vernuestraprovidencialsalvaciónconelcambioquediceshanexperimentadotussentimientoshaciamí?Estásunpocotrastornada…Mañanavolverásasertúmismaotravez.

—En estemomento soy yomismamás de lo que lo he sido en todo elúltimo año —replicó Jane—. Lo que acaba de ocurrir ha obligado a mimemoriaarecordarelhechodequeelhombremásvalientequehayaexistidoenestemundomehonróconsuamor.Nomedicuentadequelecorrespondíahasta que fue demasiado tarde, cuando ya lo había despedido. Ahora estámuerto y jamásme casaré con nadie. Y, desde luego, no podría unirme enmatrimonio a otro menos valiente que él sin alimentar un constantesentimientodedespreciohaciamiesposo,porsurelativacobardíarespectoalotro.¿Comprendesloquequierodecir?

—Sí—repusoClayton, agachada la cabeza, conel rostro cubiertopor elsonrojodelavergüenza.

Yaldíasiguientesobrevinolagrancatástrofe.

CapítuloXXII

LacámaradeltesorodeOpar

Era noche cerrada cuando La, suma sacerdotisa de Opar, regresó a la

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Cámara de los Muertos con comida y bebida para Tarzán. No llevaba luzalguna y recorrió el camino hasta la cámara tanteando con las manos lasruinosas paredes. A través del enrejado de piedra del techo se filtraban lostenues rayos de una luna tropical que proporcionaban al interior unasemiclaridadapenasperceptible.

Sentado en cuclillas entre las sombras de la esquinamás recóndita de laestancia,Tarzánseincorporóaloírelruidodelospasosqueseaproximabanyacudióarecibiralasacerdotisaencuantoadvirtióqueeraella.

—Están furiosos —fueron las primeras palabras de la joven—. Es laprimeravezque lavíctimadeunsacrificiohumanoseescapadelaltar.Hansalidocincuentahombresentupersecución.Antesregistrarontodoeltemplo,aexcepcióndeestacámara.

—¿Porquélesasustaveniraquí?—preguntóTarzán.

—Esta es la Cámara de los Muertos. Aquí vuelven los difuntos paracelebrarsusritosreligiosos.¿Veseseantiguoaltar?Ahíesdondelosmuertossacrificanalosvivos…siencuentranaquíunavíctima.Eseeselmotivoporelquenuestropueblo rehúye esta cámara.Sabenque si alguien entra aquí, losdifuntosqueaguardandentroseapoderarándeélparasussacrificios.

—Perotú…

—Yo soy la suma sacerdotisa… Soy la única que está a salvo de losmuertos.Laque,a intervalos irregulares, les traigounsacrificiohumanodelmundoexterior.Nadiemásqueyopuedeentraraquísinpeligro.

—¿Porquénosehanapoderadodemí?—preguntóTarzán, ironizandoacostade lagrotescacreencia.La leobservóduranteunossegundos, tambiénconciertohumorenlosojos.

—Eldeberde toda sumasacerdotisaes instruir, interpretar…deacuerdoconelcredodelosdemás,losquesonmássabiosqueella.Peroesecredonodice nada acerca de lo que ella tiene que creer.Cuantomás sabe una de sureligión,menosfetieneenella…Ydemireligiónnadiesabemásqueyo.

—En ese caso, tu único temor al ayudarme a escapar es que tuscompañerosmortalesdescubrantuengaño,¿no?

—Eso es todo…Losmuertosmuertos están; ni pueden hacer daño…nipueden echar una mano. Por lo tanto, dependemos de nosotros mismos ycuanto antes empecemos a actuar, tanto mejor saldrán las cosas. Tuvebastantes dificultades para eludir su vigilancia y poder traerte este bocado.Intentar repetir la operación a diario sería toda una locura. Venga, veamoshasta donde podemos llegar en la ruta a la libertad antes de que tenga quevolveramislares.

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Lecondujodenuevoalacámarasituadadebajodelanavedelaltar.Doblóporunodelosnumerosospasillosquepartíandeallí.Enlaoscuridad,Tarzánnopudodeterminarcuáldeellostomaron.Durantediezminutosanduvieronatientas, despacio, por el serpenteantepasadizo,hasta llegar finalmente aunapuerta cerrada.Oyó el sonidometálico de una llave al entrechocar ésta conuna cerradura, cuando la introdujo La. Giró la puerta sobre sus chirriantesgoznesyentraronenunaestancia.

—Aquíestarásasalvohastamañanaporlanoche—dijolasacerdotisa.

Después,Lasalió,cerrólapuertatrasdesíyvolvióaecharlallave.

Tarzán se quedó en un lugar tan negro como el Erebo. Ni siquiera susadiestrados ojos podían atravesar aquellas opacas tinieblas. Avanzócautelosamente, con losbrazosextendidosal frente,hastaque sumano tocóunapared.Luego,pocoapoco,muydespacio,recorriólascuatroparedesdelacámara.

Aparentementemedíaalgomenosdedosmetroscuadrados.Elsueloeradecemento, las paredes de mampostería indicaban el sistema de construcciónapreciable en la superficie, sobre el nivel del terreno. Pequeños bloques degranito de diversos tamaños, hábilmente encajados unos con otros, sinargamasa,constituíanloscimientosdelantiguotemplo.

Durantelaprimeravueltadetanteoporlasparedes,Tarzáncreyódetectarunfenómenoqueresultabaextrañoenunaestanciacarentedeventanasyconunasolapuerta.Diootravueltacuidadosamente.¡No,nosehabíaequivocado!Hizounapausaenelmurodel fondo respectoa lapuerta.Permanecióunosinstantescompletamenteinmóvil,luegosedesplazólateralmenteunospalmos.Volvió de nuevo, para deslizarse otros treinta o cuarenta centímetros por elladoopuesto.

Efectuó de nuevo el circuito completo de la habitación, palpandocuidadosamentelaparedpalmoapalmo.Sedetuvofinalmente,otravez,enlasección particular que había despertado su atención. En aquel puntodeterminado se filtraba a través de los intersticios demampostería una finacorrientedeairefresco…Nadamásqueenaquelpunto.

Tarzánprobóvariosbloquesdegranitodelosqueformabanelmurohastaque,porúltimo,obtuvolarecompensadecomprobarqueunosalíadesusitiosingrandesdificultades.Tendríaunosveinticincocentímetrosdeanchura,conuna superficie de ocho por quince centímetros, de cara a la habitación. Elhombre-monoretiróunatrasotravariaspiezassimilares.Alparecer,elmuroestabalevantadototalmenteabasedeaquellaslosasprácticamenteperfectas.Enunmomentohabíaretiradounadocenayentoncesintrodujolamanoporelhuecoparatantearlasiguientecapademampostería.Congransorpresaporsu

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parte, se encontró conqueal finaldelbrazoextendido, sumanono tropezómásqueconelvacío.

En cuestión de minutos hubo abierto en la pared hueco suficiente parapermitirelpasodesucuerpo.Pordelantecreyópercibirunadébilclaridad…en el fondo, apenas una leve disminución de la impenetrabilidad de aquellanegrura. Con las debidas precauciones, Tarzán avanzó a gatas hastaaproximadamente a cuatrometros ymedio,más omenos la anchura de loscimientos de aquellos muros, donde notó que el suelo se interrumpíasúbitamente, para transformarse en un descenso poco menos que vertical.Tanteóestirandoelbrazotodoloquepudo,peronoconsiguióllegaralfondodeaquelabismo tenebrosoque seabríaanteél.Ni siquieracuandosecolgódelbordeybajóelcuerpoentodasuestatura.

Se le ocurrió alzar lamirada y entonces vio en lo alto, a través de unaaberturaredonda,lamanchacircularyestrelladadelcielo.Alirtanteandolapared de aquel pozo hacia arriba, el hombremono descubrió que, amedidaqueascendía,laparedcircularseibacerrandopaulatinamenteparaconvergerenelcentro.Loqueexcluíatodaposibilidaddeescapatoriaenesadirección.

Mientras especulaba acerca de la naturaleza y utilidad de aquel extrañopasoy su conclusión, la luna se situó encimade la abertura superior y dejócaerunraudaldesuaveyplateadaclaridadalinteriordeaquellugarsombrío.Tarzáncomprendióentoncesinstantáneamentelanaturalezadelpozo,porquedistinguióabajo,abastanteprofundidad,elcabrilleodelagua.Seencontrabaen un antiguo pozo artesiano… ¿pero qué finalidad tenía aquella conexiónentreelpozoylamazmorraenlaqueélhabíaestadoescondido?

Cuando la lunasesituóde llenoencimade labocadelpozo,suclaridadinundóelinteriortotalmenteyTarzándivisóotraaberturaenlaparedopuesta.Sepreguntósinose trataríade labocadeunpasajequecondujeseaalgunaposiblevíadeescape.Almenos,merecía lapena investigarlo,demodoquedeterminóhacerloasí.

Volviórápidamentealaparedquehabíadesmontadoparaexplorarloquehabía detrás. Trasladó las piedras al lado en que se encontraba y volvió acolocarlasdesdeaquellaparte.Lasgruesascapasdepolvo,quehabíanotadoseacumulabanenlosbloquesqueretiródelapared,leconvencierondeque,aunquelosactualesocupantesdelaantiguamoleconocieranlaexistenciadeaquelpasadizo,lociertoeraquehacíavariasgeneracionesquenoseutilizaba.

Vueltalaparedasuestadoanterior,Tarzánregresóalpozo,queenaquelpunto tenía unos cuatro metros y medio de anchura. Cruzar de un salto elespacioque le separabade la otra boca fue cuestiónde escaso fuste para elhombremonoyunmomentodespuésavanzabaporuntúnelangosto,contodalacauteladelmundo,nofueracasodequeseinterpusieseensucaminootro

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pozocomoelqueacababadedejarasuespalda.

Habríarecorridounos treintametroscuandollegóaun tramodeescaleraquedescendíahaciaunanegruraestigia.Cosadeveintepeldañosmásabajo,comenzabadenuevoelpisoniveladodeltúnely,pocodespués,suavancesevio interrumpido por una pesada puerta de madera con gruesos barrotes,tambiéndemadera,quelatrababanenlaparteporlaqueTarzánsedirigíaaella.Locualsugirióalhombremonoqueseguramentesetratabadeunpasajequeconducíaalmundoexterior.Loscerrojos,queimpedíanelpasodesdeelotro lado, sustentaban esa hipótesis, a no ser que aquélla diera paso a otracárcel.

Por la parte superior, la superficie de los barrotes tenía densas capas depolvo:una indicaciónadicionaldequeelpasadizoencuestión llevaba largotiemposinutilizarse.Alabriraquelmacizoobstáculo,chirriaronlosenormesgoznes, como una especie de extraña protesta por aquel incordiodesacostumbrado.Tarzánpermanecióunmomentoalaescuchaporsitalruidoinsólito en la noche hubiese provocado la alarma entre los ocupantes deltemplo.Alnooírnada,franqueóelumbralysiguióadelante.

Tanteando cuidadosamente comprobó que se hallaba en una cámara degrandes proporciones, en cuyo suelo y paredes se amontonaban numerosaspilas de lingotes metálicos de configuración extraña, aunque uniforme. Altactodesumano,cuandolospalpó,comprobóquesuformaeraanálogaaladeunosposiblesdescalzadoresdebotascondoblecabeza.Los lingoteseranmuypesadosy,anoserporlainmensacantidadexistenteallí,hubiesetenidola certeza de que eran de oro. Pero la idea de la fabulosa riqueza querepresentaríantantosmilesdekilosdemetalsirealmentefuesendeoro,casileconvenciódequedebíadeseralgúnmetalmenosvalioso.

En el fondode la cámaradescubrióotra puerta atrancadaydenuevo, alobservar que las barras estaban por dentro, alentó la esperanza de estarrecorriendounpasadizoquellevabaalalibertad.Alotroladodelapuerta,elpasajeseextendíarectocomounvenablodeguerra,yelhombre-monoprontotuvo la convicción de que le conducía hacia el otro lado de los muros deltemplo.¡Siconocieseladirecciónenqueiba!Sierahaciaeloeste,entoncesdeberíaencontrarseyamásalládelasmurallasexterioresdelaciudad.

Conilusionadaycrecienteesperanzaavanzótodolodeprisaqueseatrevía,hasta que al cabo demedia hora llegó a otro tramo de escalera que llevabahaciaarriba.Elpisodelospeldañoseradecemento,perolaplantadesuspiesdescalzosnotómientrassubíaquelamateriadeaquellosescalonescambiabarepentinamente. Los escalones de cemento fueron sustituidos por otros degranito.Altantearlosconlamano,Tarzándescubrióqueestosúltimosestabanaliados en la roca viva, ya que no se apreciaba ninguna hendidura de

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acoplamiento.

Durante una treintena de metros, los peldaños ascendían en espiral.Finalmente,laescaleradecaracoltrazóungirobruscoyTarzánseencontróenunaestrechagrietaflanqueadapordosmurosderoca.Porencima,lasestrellasfulgurabanenelcieloy,anteél,unacuestaempinadasustituíaa laescalera.Tarzán ascendió presuroso por el sendero ascendente y al llegar a la partesuperiorseencontróconunenormeyásperopeñascodegranito.

AkilómetroymediodeallíseencontrabalaruinosaciudaddeOpar,consuscúpulasytorreonesbañadosporlaluzsuavedelalunaecuatorial.Tarzánbajólamiradasobreellingotequehabíallevadoconsigo.Loexaminóduranteunosmomentosalosresplandecientesrayoslunaresyluegoalzólacabezaycontempló las distantes moles de representantes de una grandeza en plenaruina.

—Opar—musitó—.Opar, la ciudad encantada de un pretéritomuerto yolvidado.Ciudaddebeldadesyseresanimalescos.Ciudaddehorrorymuerte,pero…¡ciudadderiquezafabulosa!Ellingoteeradeoropuro.

El peñasco en el que se encontraba Tarzán sobresalía en la planicie abastante distancia de los riscos que sus guerreros y él habían escalado lamañanaanterior.Descenderporaquellaásperayperpendicularcararocosaeraunaempresainfinitamentelaboriosaydeconsiderablepeligro,inclusoparaelhombre-mono,peroalfinaltuvoelblandosuelodelvallebajolospiesy,sinvolver la cabeza para echar otro vistazo a la ciudad de Opar, encaró lasescarpadurasysedispusoaatravesarelvalleapasoligero.

ElsolempezabaaremontarseenelcielocuandoTarzánllegóalacumbreplanadelamontañaqueconstituíalafronteraoccidentaldelvalle.Avistóasuspies una columna de humo que se elevaba por encima de las copas de losárbolesdelbosquequeverdeabaenlabasedelasestribacionesserranas.

—Hombres —murmuró—. Salieron cincuenta en mi búsqueda. ¿Seránellos?

Descendió rápidamente por la cara del farallón y, tras dejarse caer en elfondodeunestrechobarrancoquellevabaaladistantearboleda,seencaminóapresuradamenteendirecciónalhumo.Alllegaralaorilladelbosque,aunoscuatrocientos metros del punto de donde se elevaba en el tranquilo aire ladelgadacolumnadehumo,Tarzánsesubióalaenramada.Sefueaproximandocautelosamente y, de súbito, apareció ante sus ojos una tosca boma, en elcentro de la cual, sentados en cuclillas alrededor de susminúsculas fogatas,vioasuscincuentanegroswaziris.Losavisóensupropialengua:

—¡Levantaos,muchachos,ysaludadavuestrorey!

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Entreexclamacionesdesorpresaytemor,losguerrerossepusieronenpie,sin tener muy claro si debían huir o quedarse allí. Tarzán se descolgóágilmentedeunaramaysesituóenelcentrodelgrupo.Cuandocomprobaronque era su jefe en carne y hueso y no un espíritu materializadomomentáneamente,losinvadióunaeufóricaalegría.

—¡Fuimoscobardes,ohWaziri!—exclamóBusuli—.Salimoshuyendoyte abandonamos a tu suerte. Pero cuando logramos superar nuestro pánicojuramos volver para salvarte o, por lo menos, vengar tu posible asesinato.Precisamente ahora estábamos preparando la operación de escalar de nuevoesasalturasyatravesarelvalledesoladoquellevaalaciudad.

—¿Habéis visto pasar por el bosque a cincuenta hombres de aspectoespantosoprocedentesdelosriscos,muchachos?—preguntóTarzán.

—Sí,Waziri—respondióBusuli—.Pasaronjuntoanosotrosayer,cuandoestábamosapuntodedarmediavueltaeirabuscarte.Nosabenandarporelbosque.Oímos el ruido que armaban cuando estaban amás de kilómetro ymedio, y como teníamos otro asunto entre manos, nos escondimos en laarboleday losdejamospasar.Andabandeprisa,moviendosuscortaspiernasde un modo ridículo; a veces, se ponían a marchar a cuatro patas, comoBolgani,elgorila.Verdaderamente,eranespantosos,Waziri.

DespuésdequeTarzán les refiriesesusaventurasy leshablaradelmetalamarilloquehabíadescubierto,ningunodeellospusolamenorpegacuandolesesbozóelplanquehabíatrazadoparavolveralaciudaddurantelanocheyllevarsedeallícuantopudierandeaquelfabulosotesoro.Asífuecomo,alcaerlaoscuridaddelanochesobreelyermovalledeOpar,cincuentaguerrerosdeébano marcharon a paso ligero por el reseco y polvoriento suelo hacia elgigantescopeñónquesealzabaimponentesobrelaciudad.

Si difícil había parecido la tarea de descender por la cara del peñasco,Tarzán no tardó en comprender que sería imposible conseguir que loscincuentaguerreros alcanzasen la cima.Porúltimo, laoperación se cumpliómerced a los hercúleos esfuerzos del hombre-mono. Se ataron unos a otrosdiezvenablos,porlosextremos,yconelprimerodeaquellacadenaligadoalacintura,Tarzánconsiguióescalarelrisco.

Unavezen lacima,utilizó lacadenadevenablospara ir izandounoporunoaloscincuentaguerreros.Cuandotodalapartidaseencontróseguraenlacumbre del peñón,Tarzán los condujo de inmediato a la cámara del tesoro,dondeacadaunoseleasignarondoslingotes,loquerepresentabaunacargadeaproximadamentetreintaycincokilos.

Amedianoche,lapatrullaenplenoseencontrabadenuevoalpiedelrisco,pero con aquel pesado cargamento a cuestas no llegaron a la cumbrede los

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peñascoshastapocoantesdelmediodía.Desdeallí,el regresoasu territoriofuelento,dadoqueaquellosorgullososguerrerosnoestabanacostumbradosalasobligacionesdelosporteadores.Perocumplieronsutareadetransportesinquejarseytreintadíasdespuésllegabanasuterritorio.

Enlafrontera,envezdecontinuarhaciaelnordeste,dondeseencontrabasualdea,Tarzánloscondujoendirecciónoeste,hastaqueenlamañanadelajornadatrigesimotercera,levantaronelcampamentoyelhombremonoordenóa loswazirisquedejasenelorodonde lohabíanapilado lanocheanterioryregresaranasupoblado.—¿Ytú,Waziri?—lepreguntaron.

—Mequedaré aquí unos días,muchachos—respondió—.Ahora, volvedenseguidajuntoavuestrasesposasehijos.

Cuando se hubieron marchado, Tarzán cogió dos lingotes, saltó a laenramadadeunárboly,desplazándoseporencimadelaimpenetrablemasadevegetaciónenmarañadaalniveldelsuelo,recorrióvelozmenteunosdoscientosmetros para emerger súbitamente en un claro circular a cuyo alrededor seerguían los gigantes del bosque selvático como vigilantes guardianes. En elcentro de aquel anfiteatro natural había un pequeño montículo de tierraendurecidayachatadasuperficie.

Tarzán había estado centenares de veces en aquel retiro aislado, a cuyoalrededor laszarzas, losarbustosespinosos, losmatorralesy lasenredaderasformabanunabarrera tandensaquenopodían romperni siquieraSheeta, elleopardo, con sus felinos movimientos sinuosos, ni Tantor, con su enormefuerzadegigante.Eraunobstáculoqueprotegíalacámaradeconsejodelosgrandesmonos, impidiendoelpasoa todosloshabitantesdela jungla,salvolosinofensivos.

CincuentaviajestuvoquehacerTarzánparadepositartodosloslingotesenelrecintodelanfiteatro.Delhuecodeltroncodeunárbolheridoporunrayosacó la misma azada con la que había desenterrado el arcón del profesorArquímedes Q. Porter y que, en cierta ocasión, a imitación de los simios,sepultóenelmismolugar.Conaquellaherramientaexcavóunazanjaalargada,en cuyo fondo colocó la fortuna que sus negros habían trasladado desde laolvidadacámaradeltesorodelaciudaddeOpar.

Durmióaquellanochedentrodelrecintodelanfiteatroy,casiconelalba,sepusoencaminohaciasucabaña,quedeseabavisitarantesdevolverconloswaziris.Encontrólascosastalcomolashabíadejadoyluegoseadentróenlajunglaparaversipodíacazaralgo,con la intenciónde llevarse lapiezaa lacabañaparadarseunbanqueteagustoyrematareldíadurmiendoenunlechocómodo.

Recorrióunosochokilómetrosendirecciónsur,hacialasorillasdeungran

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ríoquedesembocabaenelmaracosadediezkilómetrosdelacabaña.Habríaavanzado ochocientos metros tierra adentro, cuando su fino olfato captó elúnico olor que sobresalta a toda la selva virgen:Tarzán percibió el olor delhombre.

Elvientosoplabadesdeelocéano,porloqueTarzánsupoquelaspersonasdelasqueproveníaseencontrabanaloestedesusituación.MezcladoconeldehombrellegabaelolordeNuma.Hombreyleón.

«Será mejor que me dé prisa», pensó el hombre mono, al reconocer elefluviodelhombreblanco.«SeguramenteNumahasalidodecaza.»

Cuandoatravésdelosárbolesllegóalalindedelaselva,vioaunamujerque,arrodillada,parecíaestarrezando.Depieanteella,conlacabezahundidaentre los brazos, había un hombre blanco de aspecto salvaje y primitivo.Aespaldasdelhombre,unviejoleónderoñosoaspectoavanzabadespaciohaciauna fácilpresa.Comoelhombre tenía lacaraocultay lamujer inclinada lacabeza,Tarzánnopodíaverlasfaccionesdeningunodelosdos.

Numaseaprestabayaasaltar.Nohabíaunsegundoqueperder.Tarzánnisiquiera contaba con tiempo para preparar el arco y hundir una flechaenvenenadaenlapielamarilladelfelino.Yestabademasiadolejosparallegarhasta la fiera y utilizar el cuchillo sobre ella. No quedaba más que unaesperanza…unasolaalternativa.Yelhombre-monoactuóconlaceleridaddelpensamiento.

Un brazomusculoso voló hacia atrás y en unamilésima de segundo unfuerte venablo pasó por encima del hombro del gigante…El potente brazoefectuó un vigoroso movimiento hacia adelante y un veloz mensajero demuerteatravesóraudolafrondayfueaenterrarseenelcorazóndelafiera,yaen pleno salto. Sin producir sonido alguno, Numa rodó a los pies de suspresuntasvíctimas…muerto.

Duranteunosinstantes,nielhombrenilamujersemovieron.Luego,éstaabrió lospárpadosysequedómirandoconasombradosojoselanimalcaídosin vida a la espalda de su compañero. Cuando la bonita cabeza se alzó, aTarzán de los Monos se le escapó un jadeo de atónita sorpresa. ¿Se habíavueltoloco?¡Aquellanopodíaserlamujerqueamaba!¡Sinembargo,noeraningunaotra!

La mujer se levantó y el hombre la rodeó con su brazo y se dispuso abesarla.Desúbito,elhombremonoloviotodorojoatravésdeunasangrientabrumaasesinaylaviejacicatrizdesufrenteadoptóunardientecolorescarlataparadestacarsobreeltonomorenodelapiel.

Unaterribleexpresiónaparecióensurostromientrascolocabaenelarcouna flecha envenenada. En aquellas grises pupilas fulguró un brillo

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desagradable mientras apuntaba a la espalda del confiado hombre, ajeno alpeligroquesecerníasobreél.

Tarzánmiróa lo largodelpulimentadoastilde laflechay luegotensóalmáximo la cuerda del arco, para que el impulso permitiera al proyectilatravesarelcorazónalqueestabadestinada.

Peronoenvióelmensajerofatal.Despacio,lapuntadelaflechaseinclinóhacia abajo; el color escarlata de la cicatriz volvió a fundirse con el tonobronceadodelafrente;seaflojólatensióndelacuerdadelarco…YTarzándelosMonosagachólacabezay,tristemente,volvióaadentrarseporlaselvaysedirigióalaaldeadeloswaziris.

CapítuloXXIII

Cincuentahombresespantosos

Jane Porter y William Cecil Clayton permanecieron largos minutoscontemplando en silencio el cuerpo sin vida de la fiera bajo cuyas garras apuntoestuvierondeperecer.

Lamuchachafuelaprimeraentomardenuevolapalabra,traselestallidodesuimpulsivaconfesión.

—¿Quiénpuedehabersido?—susurró.

—¡SabeDios!—fueloúnicoqueseleocurriócontestaralhombre.

—Siesunamigo,¿porquénosepresenta?—continuóJane—.¿Nocreesquedeberíamosllamarle,aunquesólofueseparadarlelasgracias?

Maquinalmente,ClaytonhizoloqueJanesugería,perosóloobtuvieronlacalladaporrespuesta.

JanePorterseestremeció.

—La jungla misteriosa —musitó entre dientes—. La terrible jungla.Consiguequehastalosgestosamistososparezcanalgoaterrador.

—Valemásquevolvamosalrefugio—dijoClayton—.Almenostúestarásallímássegura.—Añadióconamargura—:Maldita laprotecciónquepuedoofrecerteyo.

—Nohablesasí,William—seapresuróadecirJane,lamentandolaheridaque habían abierto sus palabras—.Te has portado lomejor que has podido.Has sido noble, sacrificado y valiente. No tienes la culpa de no ser unsuperhombre. Que yo conozca, sólo hay otro hombre que se hubiera

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comportadomejorquetú.Porculpadelaexcitaciónelegímallaspalabras…Noqueríaofenderte.Loúnicoquequieroesquequedeclaro,deunavezportodas,quenopuedocasarmecontigo…quetalmatrimonioseríaunaruindad.

—Creo que lo entiendo —repuso Clayton—. No hablemos más delasunto…almenoshastaquehayamosvueltoalacivilización.

Al día siguiente, Thuran había empeorado. Su estado delirante era casicontinuo. Nada podían hacer para aliviarle, ni tampoco Clayton teníaexcesivosdeseosdeintentarlo.TemíaalrusoporeldañoquepudieracausarleaJane…yenelfondodesucorazónconfiabaenquemuriese.Laideadequelepudieraocurriralgoaélyquelamuchachaquedasetotalmenteamerceddeaquella bestia le producía una inquietud mayor que la probabilidad de lamuertecasiseguraqueesperabaaJanecasodequedarsesolaenlosaledañosdeladespiadadaselvavirgen.

El inglés había sacado el grueso venablo del cuerpo del león, así quecuandoporlamañanasaliódecazayseaventuróporlajungla,lasensacióndeseguridadqueleanimabaerainfinitamentemayorqueenningunaotraocasióndesdequearribaronaaquellacostasalvaje.

Laconsecuenciafuequeseadentróenlaselvae,inconscientementeono,sealejódelrefugiomásdelohabitual.

Paraeludirenloposiblelosaccesosdelirantesquelafiebreprovocabaenelruso,JanePorterhabíabajadodelrefugioyseencontrabaalpiedelárbol…ya que no se atrevía a aventurarse fuera de la zona. Sentada allí, junto a latosca escala que Clayton construyó para ella, contemplaba el mar, con lasiempre viva esperanza de avistar algún buque que pudiera ir a rescatarlos.Dabalaespaldaalajungla,porloquenosepercatódequealguienapartabalas hierbas y que en el hueco aparecía el rostro de un salvaje.Unos ojillosdiminutos, muy juntos, inyectados en sangre la observaron atentamente; devezencuando,sedesviabanparaexplorar laplaya,enbuscadeseñalesqueindicasenlapresenciadeotraspersonas.

Apareció otra cabeza, a la que siguió otra, y otramás…El enfermo delrefugioempezóadelirarotravezylascabezasdesaparecierontansilenciosaybruscamente como habían surgido. No tardaron en asomarse de nuevo, envistadequelamuchachanodabamuestrasdealterarselomásmínimoacausadeloscontinuosgemidosdelhombrequeestabaenelrefugiodelárbol.

Una tras otra, las grotescas figuras emergieron de la jungla y fueronacercándose sigilosamente a la confiada mujer. El tenue rumor del roce deunashierbasatrajolaatencióndeJane.Volviólacabezayelespectáculoconque se enfrentaron sus ojos la hizo incorporarse, vacilante, al tiempo queexhalaba un chillido aterrado. Se precipitaron en bloque sobre ella. Una de

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aquellasespantosascriaturaslalevantóenpesoconsuslargosbrazosdegorilaysedirigióconellaalinteriordelaselva.UnasuciazarpacubriólabocadeJane para sofocar sus gritos. Sumado a la semana de tortura que ya habíasufrido,aquelsobresaltofuemásdeloquelajovenpudoresistir.Susnerviosdestrozadoscedieronyperdióelconocimiento.

Cuandorecuperóelsentidoseencontróenlaespesuradelaselvavirgen.Eradenoche.Ardíaunagigantescahogueraenelpequeñoclarodondeyacía.En torno a la muchacha cincuenta espantosos individuos permanecíansentados en cuclillas. Tanto la cabeza como el rostro estaban cubiertos porenmarañadasehirsutasmatasdepelo.Suslargosbrazosdescansabansobrelasrodillas de sus cortas y estevadas piernas. Masticaban, rumiaban más bien,comoanimales,algodeaspectodesagradable.Sobrelalumbre,enelbordedelafogata,hervíaelcontenidodeuncalderodelque,devezencuando,unouotrodeaquellosseressacabaunpedazodecarnepinchadoenelextremodeunpalodepuntaafilada.

Cuandosedieroncuentadequesuprisionerahabíavueltoensí, lasuciamanodelcomensalqueestabamáscercadeella learrojóun trozodeaquelrepugnanteestofado.Lacarnerodójuntoalamuchacha,peroJaneselimitóacerrarlosojosmientraslanáuseaascendíadesdeelfondodesuestómago.

Viajaronmuchosdíasatravésdelatupidavegetacióndelajungla.AJanePorter,exhaustayconlospieshinchadosydoloridos,laobligabanaavanzar,medio a rastras, medio a empujones, a lo largo de las tediosas, largas yabrasadoras jornadas. Alguna que otra vez, cuando tropezaba y caía, elrepelenteindividuoqueestabamásamanolaabofeteabaolahacíalevantarsea puntapiés. Mucho antes de que alcanzasen el final de aquella horriblemarcha,Janehabíaprescindidodesuszapatos,alosqueyalesfaltabalasuelacuandolostiró.Susprendasdevestirhabíanquedadoreducidasaandrajososharaposy,entreloslamentablesjironesdelatela,laenotrotiempoblancaytersapielaparecíaahoraensangrentadaycubiertadearañazosproducidosporlosmilesde implacables espinosy zarzas a travésde lasque la arrastraban.Los últimos dos días de aquel viaje infernal se hallaba en estado tal deagotamientoquepormuchaspatadasquelepropinasenypormuchosinsultosqueledirigieran,leresultabadetodopuntoimposibleincorporarsesobrelossufridos y sanguinolentos pies. La maltratada naturaleza había llegado allímite de su resistencia y la muchacha se encontraba en una situación deimpotenciafísicatanabsolutaquenisiquierapodíaponersederodillas.

Aquellos bestias la rodeaban, sin parar de dirigirle amenazas en aquellenguaje incomprensible para ella, se regodeaban en sus sufrimientos, lagolpeabanconlospuñosylospies,mientraslajovenyacíaenelsuelo,conlosojoscerrados,rezandoparaquelamuertemisericordiosapusieracotoatantopadecimiento. Pero esa muerte no llegó y, al final, los cincuenta hombres

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espantososcomprendieronquesuvíctimaeraincapazdeandar,porloquelacogieronylallevaronacuestaselrestodelviaje.

A última hora de la tarde, Jane vio las decadentes murallas de unaimponente ciudadque se alzaba frente a ellos, pero estaba tan enfermay sesentía tan débil que no despertó en ella la más leve sombra de interés. Noignorabaque, la llevasenadonde la llevaran, sudestinonopodía tenermásqueunfin,cautivadeaquellosferocessemihombres.

Pasaron por último a través de dos gigantescas murallas y llegaron alinterior de la ruinosa ciudad. La condujeron a un pabellónmedio derruido,dondelarodearoncentenaresdecriaturascomolasquelahabíanllevadoallí.Pero entre aquellamultitudhabíamujeres, cuyoaspecto eramenoshorrible.Alverlas,lamuchachaalentóunconatodeesperanzasusceptibledemitigarsumartirio. Pero duró poco, porque las féminas no le brindaron la menorsimpatía,aunque,porotraparte,tampocosemetieronconella.

Tras inspeccionarla a entera satisfacción de los individuos de aqueledificio, la trasladaronaunaoscuracámarade lossótanos,donde ladejarontiradaenelsuelo,conuncuencodemetalllenodeaguayotroconcomida.

Durante una semana, Jane sólo vio a lasmujeres encargadas de llevarlealimento y agua. Poco a poco fue recuperando las energías… pronto seencontraría en condiciones para constituir un sacrificio digno del DiosFlamígero. Era una suerte que la muchacha ignorase el destino que leaguardaba.

CuandoTarzándelosMonosseretirabalentamenteatravésdelajungla,trasarrojarcerteramenteaquelvenabloquesalvóaClaytonyaJanePorterdemorirdestrozadospor las faucesdeNuma,eldolorqueocasionaunaheridaquesereabredeprontoinundabasumenteysuespíritu.

Sealegrabadehaberdetenidosubrazoatiempodeevitarlaconsumaciónde aquel acto homicida que su demencial arrebato de celos rabiosos leimpulsaba irracionalmenteacometer.SólounafraccióndesegundosehabíainterpuestoentreClaytonylamuerteamanosdelhombre-mono.Enelbreveinstantetranscurridodesdequereconocióalajovenyasuacompañanteylarelajaciónde los tensosmúsculosque sostenían la flechaenvenenadacon lapunta dirigida al corazón del inglés, Tarzán se había visto desequilibrado,dominadoporlosbárbarosimpulsosdelasalvajevidadelafiera.

Habíavistoalamujerqueanhelaba—sumujer,sucompañera,supareja—en brazos de otro. De acuerdo con el inflexible código de la jungla que lehabía guiado en su existencia anterior, no podía reaccionarmás que de unasolamanera,eraelúnicocamino.Perounadécimadesegundoantesdequefuese demasiado tarde, sentimientos más humanos, inherentes a su innata

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caballerosidad,seelevaronporencimadelallameantehogueradesupasiónylesalvaron.DiograciasaDiosmilvecesporquetalessentimientoshubiesentriunfadoantesdequesusdedossoltasenlapulimentadaflecha.

Cuandopensó en volver con loswaziris, la idea le resultó repelente.Nodeseabavolver a ver a ningún ser humano.Almenos, viviría solo, vagandoporlaselva,duranteunatemporada,hastaqueelagudofilodelcuchillodesudolorsemellaraunpoco.Aligualquesuscompañeroslosanimales,preferíasufrirensilencioyasolas.

Aquella noche volvió a dormir en el anfiteatro de losmonos, y durantevariosdíaspartiódeallíacazaryallíregresabaporlanoche.Enlatardedeltercerdíavolviótemprano.Llevabaunmomentotendidoencimadelasuavehierba del claro cuando percibió un sonido que le era familiar.Deambulabaporlaselvaunacuadrilladegrandessimios…Nopodíaequivocarse.Aguzóeloídoalolargodevariosminutos.Avanzabanendirecciónalanfiteatro.

Tarzánselevantóperezosamenteyseestiró.Susaguzadosoídossiguierontodosycadaunodelosmovimientosdelatribu.Marchabanconelvientodeespalda y Tarzán captó en seguida su olor, aunque no necesitaba aquellaevidenciaadicionalparaestarsegurodequeteníarazón.

Cuando se aproximaban al anfiteatro. Tarzán de losMonos se escabullóentre las ramasdeunárboldel ladocontrariode laarena.Aguardóallíparainspeccionaralosquellegaban.Notuvoqueesperarmucho.

Una cara velluda y feroz apareció de pronto entre las ramas bajas de laorillacontrariadelbosque.Loscruelesojilloslanzaronunaojeadaalclaroyluegohubounintercambiodeparloteoscuandoinformóalosquemarchabandetrás.Tarzándistinguiólaspalabras.Elexploradorcomunicabaalosdemásmiembrosdelatribuqueelcaminoestabadespejadoyquepodíanentrarenelanfiteatroconabsolutaseguridad.

El cabecilla guía se descolgó ágilmente sobre la mullida alfombra dehierbayacontinuación,unotrasotro,cercadeuncentenardeantropoideslesiguieron.Habíaadultosdegran tamañoe individuos jóvenes.Unascuantascríasseaferrabanalospeludoscuellosdesusselváticasmadres.

Tarzánreconocióabastantesmiembrosdelatribu.Eralamismaenlaquese había criado y vivido desde niño. No pocos de los ahora adultos eranpequeñosdurantelajuventuddeTarzán.Habíajugadoyretozadoconellosenaquella selva en el curso de su breve infancia y niñez. Se preguntó si seacordarían de él… La memoria de algunos simios no es lo que se dicedemasiadolargaydosañospuedenconstituirparaellostodaunaeternidad.

Las conversaciones que llegaban a sus oídos le participaron que la tribuhabíaidoallíaelegirunnuevorey:suúltimojefesecayódesdeunaalturade

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treintametros,alromperseunaramaporlaquepasaba,yelimpactocontraelsuelolemató.

Tarzánanduvohastaelextremodeunarama,desdedondequedabavisiblea los integrantes de la tribu: Los rápidos ojos de una hembra fueron losprimeros en localizarle. La hembra lanzó un aullido gutural para llamar laatención de los demás. Varios machos gigantescos se irguieron en toda suestaturaparavermejoralintruso.Enseñandolosdientesyerizadoslospelosdel cuello avanzaron lentamente hacia Tarzán, al tiempo que de lasprofundidadesdesusgargantassalíansordosyominososgruñidos.

—Soy Tarzán de los Monos, Kamath—anunció el hombre-mono en lalengua vernácula de la tribu—. Tienes que acordarte de mí. Juntos nosburlamosehicimosrabiarmuchoaNuma,cuandoaúnéramospequeños.Learrojábamospalosynuecesdesdelasramasaltas,dondeestábamosasalvo.

El animal al que se dirigía detuvo su avance, con expresión de habercomprendidoamediasyelasombrodecorandosucarabestial.

—Ytú,Magor—sedirigióTarzánaotro—,¿noteacuerdasdetuantiguojefe,elquematóalpoderosoKerchak?¡Mírame!¿NosoyelmismoTarzán,elformidable cazador, el luchador invencible al que todosvosotros conocisteisdurantemuchasestaciones?

Losmonos avanzaron en grupo, pero en su ánimo habíamás curiosidadqueamenaza.Cuchichearonentreellosduranteunosmomentos.

—¿Québuscasahoraentrenosotros?—preguntóKarnath…

—Sóloquieropaz—respondióelhombre-mono.

Lossimiosvolvieronaconferenciar.Porúltimo,Karnathhablódenuevo.

Venenpaz,pues,TarzándelosMonos—dijo.

Y Tarzán de losMonos se dejó caer con flexible salto sobre elmullidocésped,enmediodeaquellaturbaferozyterrible.Habíacompletadosucicloevolutivo,paravolverdenuevoasucondicióndebrutoentrelosbrutos.

Nohubosaludosdebienvenidacomohubieraocurridoentreloshombrestras una separación de dos años. La mayoría de los monos reanudaron susactividades,interrumpidasporlallegadadeTarzán,sinprestarlemásatención,comosinuncasehubieraausentadodelatribu.

Unpardemachosjóvenes,quenoteníansuficienteedadpararecordarle,sellegaronaélyprocedieronaolfatearle.Unodeellosleenseñólosdientesylegruñó,amenazador:deseabaponerdeinmediatoaTarzánenelsitioquelecorrespondía.DehaberseechadoTarzánatrás,seguramenteelmachojovensehabría dado por satisfecho, pero a partir de aquel momento la posición de

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Tarzánentresuscompañerosseríasiempreinferioraladelmachoquelehabíahechoretroceder.

Pero Tarzán de losMonos no retrocedió. Por el contrario, su gigantescadiestrasaliódisparada,contodalafuerzadesuspoderososmúsculos,yarreóaljovenmachotantremendabofetadaenplenorostroquelomandórodandoporlahierba.Elsimioselevantóautomáticamente,enunadécimadesegundo,se abalanzó sobre Tarzán… y esa vez la lucha sería cuerpo a cuerpo, adentelladas desgarradoras y zarpazos demoledores: al menos, tal era laintención del macho joven. Pero apenas llegaron al suelo, entre gruñidos ymordiscos, los dedos del hombre mono encontraron la garganta de suantagonista.

El macho joven no tardó en dejar su forcejeo, para permanecercompletamenteinmóvilenelsuelo.PeroTarzánaflojólapresa, lesoltóysepusoenpie…Nodeseabamatar,sólodemostraraljovenyaquienquieraquepudieseestarcontemplandolaescena,queTarzándelosMonosseguíasiendoamoyseñor.

Laleccióncumpliósuobjetivo:losbelicososmonosjóvenesseapartarondesucamino,comodebíanhacerenpresenciadecongéneressuperiores,ylosmachosadultosseabstuvierondeponerenteladejuiciolasprerrogativasquelecorrespondían.Durantevariosdías,lashembrasjóvenesconhijosdepechomantuvieronrespectoaélunaactitudrecelosa,ycuandoselesacercabamásde la cuenta se precipitaban hacia él, con las fauces abiertas y emitiendorugidosespantosos.Entalescasos,Tarzánemprendíalaretiradajuiciosamenteyseponía lejosdesualcance,porque tambiénesaes lacostumbreentre losmonos:sólolosmachosquesevuelvenlocosatacanaunamadre.Alcabodeunos días, sin embargo, todos se habían acostumbrado a la presencia deTarzán.

Iba de caza con ellos, como en los viejos tiempos, y cuando se dieroncuentadequesusuperiorinteligencialosllevabaalospuntosdondelacomidaera mejor y más abundante y de que su eficiente y astuta cuerda lesproporcionaba suculenta carne de piezas que en raras ocasiones podíansaborear, empezaron a considerarle como lo habían hecho en el pasado,cuandollegóasersurey.Yasífueque,antesdequeabandonasenelanfiteatropara volver a su existencia nómada, ya lo habían vuelto a elegir jefe de latribu.

Elhombre-monosesentíamuysatisfechodesusuerte.Desdeluego,noerafeliz,nuncavolveríaaserlo,peroalmenosseencontrabalomáslejosqueleeraposibleencontrarsedecuantopudierarecordarlesupasadadesdicha.Hacíamucho tiempo que abandonó toda idea de regresar a la civilización y habíadecidido ya no volver nunca junto a sus amigos negros, los waziris. Había

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renunciadopara siemprea convivir con loshombres.Empezó suvida comomono…ycomomonomoriría.

Sin embargo, le era imposible borrar de sumemoria el hecho de que lamujer de la que se había enamorado estaba a menos de una jornada dedistanciadel terrenoporelquevagaba la tribu,comotampocopodíaapartardesumenteeltemordequeaJanelaacechaseelpeligrodemaneraconstante.Durante los breves instantes en que fue testigo directo de la ineficacia deClayton comprendió que Jane no contaba ni mucho menos con la debidaprotección. Cuanto más pensaba en ello, más le atormentaba a Tarzán laconciencia.

Al final llegóaodiarsea símismoporpermitirquesudolorysuscelosegoístas se interpusieranentre JanePortery la seguridadde lamuchacha.Amedidaqueibanpasandolosdías,aquelremordimientoibacorroyéndolecadavezconmásintensidadelespírituylamente.Perocuandodecidióvolveralacosta para velar por Jane Porter y Clayton, surgieron noticias que alterarontodos sus planes y le impulsaron a salir disparado enloquecida ytemerariamentehaciaeleste,sinpensarenlospeligrosylamuertequepodíanaguardarle.

Antes de que Tarzán se hubiese integrado de nuevo en la tribu, ciertomachojoven,alnoestarsegurodequeencontraríaparejaapropiadaentrelashembras de su comunidad, semarchó a recorrermundo, de acuerdo con lacostumbrede aquella familiade antropoides, comouncaballero andantedelmedievo,enbuscade lahermosadamaquecolmasesussueños,a laque talvezencontraríaenalgunacomunidadvecina.

Acababa de regresar con su novia y se apresuraba a narrar las aventurasvividas,antesdequeseleolvidaran.Entreotrascosas,contóhabervistounagrantribudemonosdeaspectosingular.

—Todoseranmachosdecarapeluda—explicó—.Todos,menosuno,queeraunahembradecoloraúnmásclaroqueeldeesteforastero—yseñalóaTarzánconelpulgar.

Se despertó instantáneamente el interés del hombre-mono. Empezó aformularpreguntascon toda la rapidezquepermitía la corta inteligenciadelantropoide,lentoenlasrespuestas.

—Esosmachos,¿eranbajosyteníanlaspiernasarqueadas?

—Sí.

—¿LlevabanpielesdeNumaydeSheetaatadasalrededordelacinturaeibanarmadosconestacasycuchillos?

—Sí.

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—¿Llevabanmuchosarosamarillosenlosbrazosyenlaspiernas?

—Sí.

—Ylahembra…¿eramenuda,esbeltaymuyblanca?

—Sí.

—¿Pertenecíaalatribuoparecíasersuprisionera?

—Lallevabanarastras,unasvecestirandodeellaporunbrazo,otrasdelpelodelacabezaqueloteníamuylargo.Ynoparabandedarlegolpesconlospuñosyconlospies.¡Ah,eradivertidísimodever!

—¡Dios santo!—murmuró Tarzán. Preguntó almacho joven—: ¿Dóndeestabancuandolosvisteyquédirecciónllevaban?

—Estaban a la orilla de la segunda agua de ahí detrás —señaló elantropoidehaciael sur—.Cuandopasaron juntoamí ibanhacia lamañana,contracorriente,porelbordedelagua.

—¿Cuándofueeso?—inquirióTarzán.

—Hacemedialuna.

Sinunapalabramás,elhombre-monosaltóalaenramadayvolódeárbolenárbolcomounespírituincorpóreo,haciaeleste,rumboalaolvidadaciudaddeOpar.

CapítuloXXIV

TarzánvuelveaOpar

Alregresaral refugioydescubrirqueJanePorterhabíadesaparecido,unfrenético arrebato de miedo y dolor asaltó a Clayton. Encontró a monsieurThuran en sus cabales; la fiebre le había abandonado del mismo modorepentinoenquesepresentó,locualnodejadeserunadelaspeculiaridadesde ese fenómeno patológico. Pese a su mejoría, el ruso, débil y exhausto,continuabatendidoensulechodehierbasdelrefugio.

AlpreguntarleClaytonporlamuchacha,pareciósorprenderlelanoticiadequeJanenoseencontrabaallí.

—Noheoídonadafueradelonormal—dijo—.Claroquelamayorpartedeltiempoheestadoinconsciente.

Denohabersidoporlaevidentedebilidaddelindividuo,Claytonhubierasospechado que el ruso tenía algún siniestro conocimiento del paradero de

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Jane.PerosaltabaalavistaqueThurancarecíadelavitalidadsuficienteparabajar del refugio sin ayuda ajena. En las condiciones físicas en que seencontrabanopodíahabercausadodañoalgunoalamuchacha,comotampocohubierapodidosubirsoloporlatoscaescalaquellevabaalrefugio.

Elinglésdecidiódedicarelrestodeldíaainspeccionarlazonapróximadelaselva,enbuscadealgunapistadeJaneodesuposiblesecuestrador.Peroaunque el rastro que dejaron los cincuenta espantosos hombres —cuyahabilidadparamoversepor laselvaeraprácticamentenula—fuesetanclaroparacualquiermoradordelajunglacomounacalledeciudadparaClayton,elinglés lo cruzó y volvió a cruzar veinte veces sin percibir la más leveindicación de que por allí había pasado poco antes un nutrido grupo dehombres.

Altiempoqueexplorabaelterreno,ClaytonseguíallamandoaJane,peroloúnicoqueconsiguiócon susvoces fueatraer aNuma,el león.Por suerteparaél,Claytonvioa tiempolasombríaformadel felinoquese leacercabafurtivamente y pudo trepar a las ramas de un árbol antes de que la fiera sehubieseaproximadolosuficientecomoparapoderecharlelaszarpasencima.EllancepusofinalabúsquedadeClaytonduranteelrestodelatarde,dadoque el león estuvo hasta bien caída la noche paseándose bajo la enramadadondesehabíaencaramadoelinglés.

Inclusobastantedespuésdequeelanimalsealejara,Claytonnoseatrevióa descender a la amedrentadora negrura del suelo, demodo que se pasó lanoche en el árbol: una noche aterradora, pavorosa. A la mañana siguienteabandonótodaesperanzadeauxiliaraJanePorteryregresóalaplaya.

En el transcurso de la semana siguiente, monsieur Thuran recobrórápidamente sus energías, sin moverse de su lecho en el refugio, mientrasClayton salía en busca de comida para ambos. Los dos hombres sólo sedirigíanlapalabracuandoeraestrictamentenecesario.ClaytonhabíapasadoaocuparlapartedelrefugioqueestuvoreservadaaJanePorter,ysóloveíaalrusocuandolellevabacomidaoagua,ocuandoefectuabaparaélalgunatareadelasqueelmáselementalsentidohumanitariorequería.

CuandoThuranvolvióaencontrarseencondicionesdebajarenbuscadealimento,fueClaytonelquesevioatacadoporlafiebre.Durantedíasydíaseldelirioyelsufrimientonocesarondeacosarle,peroelrusonoseacercóunasola vez a verle.Clayton no tenía apetito y no necesitaba alimento, pero suorganismosíprecisabaaguayeldeseoanhelantedeingerirlaseconvirtióenunatortura.Apesardelodébilqueestaba,solíaaprovecharlosmomentosenquelosintermitentesataquesdedelirioselopermitíanparabajardelrefugio,unavezaldía,iralarroyoyllenarunapequeñalata,queeraunodelospocosobjetossacadosdelbotesalvavidas.

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En tales ocasiones, Thuran le observaba con expresión de malévoloregodeo… Realmente parecía disfrutar con el sufrimiento del hombre que,pesealdesprecioquepudierasentirporél,lehabíacuidadolomejorquesupoduranteeltiempoqueelrusosufriólosmismosrigoresfebriles.

Porúltimo,ladebilidadseapoderódeClaytondetalmodoqueelinglésyanopudobajardelrefugio.SepasóundíaenteromuertodesedysinrecurriraThuranpero,finalmente,nopudoresistirmásyrogóalrusoquelellevaseunpocodeagua.

Thuran se presentó en la entrada del compartimento deClayton, con unplatollenodeaguaenlamano.Unasonrisaperversacontraíasusfacciones.

—Aquí está el agua—dijo—. Pero antes permítame recordarle que meindispusoconlachica,quelehablómaldemí,queselareservóparasí,quenoquisocompartirlaconmigo…

Claytonleinterrumpió.

—¡Ya está bien! —gritó—. ¡Basta! ¿Qué clase de miserable es usted,capazdecalumniarydeshonrarlamemoriadeunamujerbuenayquecreemosestámuerta?¡SantoDios!¡Quéestúpidofuialpermitirleseguirviviendo!¡Nisiquieraesdignodevivirenestatierramaldita!

—Aquítienesuagua—dijoelruso—.Todalaquevaaconseguir.

Thuransellevóelrecipientealoslabiosybebióuntrago.

Arrojó al suelo, abajo, la que quedaba. Luego dio media vuelta y dejóabandonadoalenfermo.

Claytonsepusodecostado,enterróelrostroentrelosbrazosysedioporvencido.

Aldíasiguiente,Thurandecidióemprenderlamarchahaciaelnorte,alolargodel litoral.Sabíaque, tardeo temprano, llegaríaaalgúnlugarhabitadoporserescivilizadosyque,enelpeordeloscasos,noestaríapeordeloqueestaba en la playa del refugio. Además, los desvaríos delirantes del inglésempezabanaatacarlelosnervios.

Así,pues,seapoderódelvenablodeClaytonysepusoencamino.Habríamatadoalenfermoantesdemarcharsedenoocurrírselequeesopodíaserunaobrademisericordia.

Aquelmismodíallegóaunapequeñacabañajuntoalacostaysucorazónse llenó de renovada esperanza al ver aquella prueba de la proximidad decivilización.Pensóqueseríaelpuestoavanzadodealgunacoloniacercana.Dehaber sabido a quien pertenecía y que en aquel momento su propietario sehallaba a escasos kilómetros, tierra adentro,NicolásRokoff habría huido de

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allícomoalmaque llevaeldiablo.Perocomolo ignoraba,decidióquedarseunos días en la cabaña y disfrutar de la seguridad y de las relativascomodidadesqueproporcionabaaquel albergue.Después reanudó lamarchahaciaelnorte.

En el campamento de lord Tennington se realizaban preparativos paraconstruirmoradaspermanentesy,unavezconcluidas,enviarunapatrulladevarioshombresenbuscadesocorro.

Amedidaquefueronpasandolosdíassinqueaparecieseporallílaansiadaexpedición de salvamento, fue volatilizándose la esperanza de que hubiesenrescatadodelmaraJanePorter,ClaytonymonsieurThuran.Nadiehablómásdel asunto al profesor, que, por otra parte, estaba tan inmerso en suselucubraciones científicas que había perdido la noción del tiempo y de sutranscurrir.

Devezencuandoformulabaelcomentariodequeeldíamenospensadoibanaverunvaporqueanclaríacercadelaorillaytodosvolveríanareunirse,felicesycontentos.Aveceshablabadeuntrenysepreguntabasinollevaríatantoretrasoporculpadelastormentasdenieve.

—Si no conociese tan bien a ese querido buen hombre —TenningtonhablabaconlaseñoritaStrong—,casitendríalaabsolutaseguridaddeque…ejem…noestádeltodoensusanojuicio,¿sabe?

—Si no fuese tan patético, sería ridículo—repuso lamuchacha, en tonotriste—. Yo, que le conozco desde pequeña, sé cuánto adora a Jane, sinembargo,alosdemáslespuedeparecerqueletienesincuidadolasuertedesuhija.Loúnicoqueocurreesquecareceporcompletodesentidopráctico,viveenlasnubesynopuedeconcebirunacosatanrealcomolamuerte,anoserquelepresentenunapruebairrebatibledeella.

—Nuncaimaginaríausted loquehizoayer—continuóTennington—.Yovolvíasolodeunapequeñaexcursióndecaza,cuandomeloencontrédecara,caminando a toda prisa por el sendero. Llevaba las manos a la espalda,entrelazadas bajo el faldón de esa larga levita negra suya y la chisteraencasquetada a fondo en la cabeza. Con la vista clavada en el sueloseguramente se hubiera precipitado a una muerte segura si no llego ainterceptarle.

»Le pregunté: "Pero, ¿a dónde diablos va, profesor?". "Voy a la ciudad,lordTennington",mecontestó,muyserio,"aquejarmealjefedeCorreosdelmal servicio que tienen aquí. Porque, señor, llevo una semana sin recibir niunasolacarta.YtendríanquehaberrecibidovariasdeJane.SehadeinformarinmediatamenteaWashingtondeesteasunto".

»No sabe usted, señorita Strong, lo que me costó convencer al pobre

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ancianodequeaquínohaycarteríarural,quenoexisteciudadni,porlotanto,estafeta,quenisiquieraestamosenelmismocontinenteenqueseencuentraWashington,nienelmismohemisferio.

»Cuandotodoesoentróensumente,empezóapreocuparseporsuhija…CreoquesediocuentaporprimeravezdelasituaciónenquenosencontramosaquíydequeesposiblequenohayanrescatadodelmaralaseñoritaPorter.

—Noquiero pensar en eso—dijo lamuchacha-y, sin embargo, tampocopuedoquitarmedelacabezaalosmiembrosausentesdenuestrogrupo.

—Hemosdeesperarlomejor—respondióTennington—.Ustedmismaesun espléndido ejemplo de valor, ya que, en cierto modo, es la que más haperdidodetodosnosotros.

—Sí—convino la señorita Strong—.No querríamás a Jane si fuesemihermana.

Tennington no manifestó la sorpresa que le produjo el comentario. Sustirosnoibanporahí.DesdeelnaufragiodelLadyAlicehabíapasadomuchashoras junto a aquella preciosa hija de Maryland y últimamente se habíapercatadodequelajovenleinspirabamáscariñodelqueseríarecomendableparasupazespiritualyelsosiegodesumente,yaqueasucerebroacudíaconreiteraciónconstantelaconfidenciaquelehicieramonsieurThuran,relativaalcompromisomatrimonial entre el ruso y la señorita Strong. Se preguntó si,después de todo, monsieur Thuran habría dicho la verdad. Por parte de lamuchacha no había observado el menor detalle que indicase que Hazelexperimentara hacia Thuran algo que rebasara los límites de la amistad.AventuróTennington:

—Además, la pérdida de monsieur Thuran, si es que se ha perdido, lehabrácausadoaustedunaprofundaaflicción.

HazelStronglevantóhaciaélunarápidaysorprendidamirada.

—MonsieurThuranhabíallegadoaconvertirseenunbuenamigomío—dijo lamuchacha—.Mecaíamuybien,aunquenosconocíamosdesdehacíamuypocotiempo.

—Entonces, ¿no estaba usted comprometida enmatrimonio con él?—seexaltólordTennington,reanimado.

—¡Cielos,no!—exclamólajoven—.Nadadenada,enesesentido.

Había algo que lord Tennington deseaba decirle a Hazel Strong… seperecíapordecírseloypordecírseloinmediatamente,perosinsabercómoniporqué,laspalabrasselequedabanatascadasenlagarganta.Empezóunpardeveces,selequebrólavoz,carraspeó,selepusocomolagranaelsemblantey,porúltimo…acabódiciendoque lascabañasestarían terminadasantesde

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quellegaselaestacióndelaslluvias.

Pero,aunqueTenningtonnotuvoconcienciadeello,lociertoeraquehabíatransmitidoalajovenelmensajequedeseabatransmitirle,cosaquehizofelizaHazel…másfelizdeloquejamáshabíasidoentodasuvida.

Eneseprecisoinstanteinterrumpióeldiálogolaaparicióndeunafiguradeaspecto tan extraño como terrible, que surgió de la selva al sur delcampamento.Tenningtonylamuchachalovieronsimultáneamente.Elingléstiró de revólver, pero cuando aquel ser medio desnudo, de barbado rostro,pronunciósunombreenvozaltaycorrióhaciaellos,lordTenningtonbajóelarmayacudióalencuentrodelreciénllegado.

Enaquelhombresucioydemacrado,vestidosóloconunaespeciedesayohecho de pequeñas pieles, nadie hubiese reconocido al atildado y elegantemonsieurThuranquelospasajerosdelLadyAlicehabíanvistoporúltimavezenlacubiertadelyate.

Antes de informar a los demás miembros del grupo de la presencia delruso,Tenningtony laseñoritaStronginterrogaronamonsieurThuranacercadelasuertedelosotrosocupantesdelboteperdido.

—Hanmuerto todos—respondióThuran—.Los tresmarineros, antesdequedesembarcáramos.A la señoritaPorter se la llevóal interiorde la selvaalguna fiera salvaje mientras la fiebre me tenía a mí hundido y delirante.Claytonfalleciódeesamismafiebre,perounospocosdíasdespués.¡Ypensarquesólonosseparabanunoscuantoskilómetros…apenasundíademarcha!¡Esterrible!

Jane Porter ignoraba cuánto tiempo permaneció tendida a oscuras en elsuelodeaquellamazmorradelantiguotemplodeOpar.Aquejadaporlafiebreestuvo unos días delirando, pero cuando superó el estado febril empezó arecobrar lentamentesusenergías.Lamujerqueadiario le llevabacomida leindicabaporseñasqueseincorporase,perodurantebastantesfechasJanesólopudomenearlacabezaparacomunicarleasíqueestabademasiadodébilparapoderlevantarse.

Perollegóunmomentoenqueestuvoencondicionesdeponerseenpiey,luego, de dar unos pasos vacilantes, apoyándose conunamano en la pared.Losseresquelahabíanapresadolaobservabanahoraconcrecienteinterés.Seacercabaeldíadelsacrificioylavíctimateníacadavezmásfuerzas.

AmanecióporfineldíaencuestiónyunajovenalaqueJanePorterveíaporprimeravezsepresentóenelcalabozosubterráneoacompañadadeotrasmujeres. Llevaron a cabo allí una especie de ceremonia, de naturalezareligiosa, Jane estuvo segura de eso, lo que le hizo cobrar nuevos ánimos,alegradaporlaideadequehabíacaídoentrepersonasaquieneslainfluencia

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formativa de la religión había cultivado y depurado. La trataríanhumanitariamente…deesoteníaahoraelconvencimientoabsoluto.

De modo que cuando la sacaron de aquel calabozo, la condujeron a lolargo de oscuros pasillos y, tras ascender una escalera con peldaños decemento, a un patio inundado de brillante claridad, lamuchacha avanzó debuengradoeinclusocontenta,porque,¿noseencontrabaentreservidorasdeDios?Cabía laposibilidad,naturalmente,deque la concepciónqueaquellasgentestuviesendelSerSupremofueradistintaalasuya,peroelhechodequetuviesen un dios era prueba evidente de que se trataba de criaturas pías ybondadosas.

Perocuandoviounaltardepiedraenelcentrode lanavedescubierta,yobservólasoscurasmanchasdesangreresecassobreelcemento,alrededordelaltar, nacieron dudas en su mente. Y cuando se agacharon, le ligaron lostobillos y le ataron las manos a la espalda, sus dudas se transformaron enverdaderomiedo. Unmomento después, cuando la levantaron en peso y latendieron encima del altar, toda esperanza desapareció de su espíritu y laangustiadelpánicosembródetembloressucuerpo.

Durantelagrotescadanzadelassacerdotisas,Janepermaneciósumidaenelterroryparacomprendercuálseríasudestinonolehizofaltavercómolamanodelagransacerdotisalevantabadespaciolaafiladahojadelcuchillo.

Cuandolamanoinicióeldescenso,JanePortercerrólospárpadosyelevóen silencio sus preces al Supremo Hacedor, ante el que no tardaría enenfrentarse… luego sucumbió a la tensión de sus agotados nervios y sedesvaneció.

Día y noche corrió Tarzán de losMonos a través de la selva virgen endirecciónalaruinosaciudadenlaqueestabaseguroseencontraba,prisioneraomuertaya,lamujerqueamaba.

Cubrióenveinticuatrohoraslamismadistanciaquehabíacostadocasiunasemana a los cincuenta hombres espantosos, porque Tarzán de los Monosvolabadeárbolenárbol,porencimadelamarañavegetalqueobstaculizabaelpasoalniveldelsuelo.

El relato del joven mono macho le había indicado claramente que lamuchachacautivaeraJanePorter,porqueentodalajunglanohabíaotramujermenudayblanca aparte de«ella».En los «monos»de la burdadescripción,Tarzán reconocióa lasgrotescascaricaturasdehombrequehabitabanen lasruinasdeOpar.YnolecostabanadaimaginareldestinodeJane,queveíaensumente con lamisma claridad que si fuese testigo directo delmismo.Nopodíaadivinarcuándoibanatenderalamuchachasobrelalosadelaltar,perosí estaba seguro de que el frágil cuerpo de su amada acabaría allí tarde o

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temprano.

Alcabodeloquealimpacientehombre-monoleparecieronsiglos,Tarzánllegó a lo alto de la barrera de escalamientos de peñascos que jalonaban elvalle desolado. Contempló abajo las hoscas y pavorosas ruinas de la ahoraaterradora ciudad de Opar. A trote rápido atravesó el polvoriento terrenosembradodepeñascos,rumboalametadesusdeseos.

¿LlegaríaatiempodesalvaraJane?Loesperabacontratodaesperanza.Almenos,podríavengarse,yensuiraseconsiderabacapazdeborrardelmapaatoda la población de aquella ciudad de los horrores. Era cerca demediodíacuandoalcanzóelgranpeñónencuyapartesuperiorconcluíaelpasadizoqueenlazaba con los pozos de debajo de la ciudad. Escaló como un gato lasescarpadas superficies de aquella amenazadora kopje de granito. Segundosdespuéssedesplazabaporlaoscuridaddellargoyrectotúnelquellevabaalacámara del tesoro. Cruzó ésta y continuó hasta llegar a la chimenea-pozosituadaalotroladodelaqueocupabalamazmorradelaparedfalsa.Hizounapausaenelbordedelpozoy,desdelaaberturadearriba,llegóasusoídosuntenuesoniquete.Locaptóal instantey tradujosusignificado…Eraladanzadelamuertepreviaalsacrificio,acompañadaporlacanciónritualdelasumasacerdotisa.Reconocióinclusolavozdelamujer.

¿Seríaprecisamenteaquellalaceremoniaporlaqueélhabíacorridotantoparaevitar?Unaoleadadeterrorleinundó.¿Esque,despuésdetodo,llegabademasiado tarde?Comoun ciervo aterrado franqueó de un salto el estrechoabismo, hacia la continuacióndel pasillo que se prolongaba al otro lado.Seprecipitó como un poseso contra la pared falsa, dispuesto a derribarrápidamente aquel obstáculo que se le oponía: sus músculos de giganteapartaron los bloques, introdujo la cabeza y los hombros por la pequeñabrecha inicialy se llevópordelante el restode lapared,quecayócongranestruendosobreelpisodecementodelamazmorra.

Salvódeunsolobrincotodalalongituddelacámaraysearrojócontralavieja puerta. Pero ésta le cortó el paso eficazmente. Las fuertes barras demaderaquelaatrancabanporelotroladodemostraronestarhechasapruebade sus formidables músculos. Sólo necesitó un momento para llegar a laconclusióndequeeraninútilessusesfuerzosyquenopodríaderribaraquellabarrera infranqueable. Sólo había otro camino de acceso y para recorrerlodebía regresar por los túneles hasta el risco que se alzaba un kilómetro ymedio más allá de las murallas de Opar. Y luego avanzar por el terrenodescubierto y entrar en la ciudad tal como lo hizo la primera vez con loswaziris.

Comprendió que volver sobre sus pasos y entrar en la plaza por lasuperficie quizás significara llegar demasiado tarde para salvar a Jane, si

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realmenteeraellalaqueestabatendidasobreelaltar.Peronoparecíaexistirotromedio,asíquediomediavueltayregresóalpasadizodelotroladodelapared. Al llegar al pozo oyó de nuevo la monótona cantinela de la sumasacerdotisa.Miró hacia arriba y vio que la abertura, a unos seismetros porencimadeél,parecíatancercanaqueleentraronganasdesaltarhaciaella,enunlocoempeñodealcanzarelpatiointeriorquetanpróximoestaba.

¡Sipudieraengancharelextremodesucuerdadehierbasenalgúnsalienteoprotuberanciadeaquella tentadoraabertura!Se leocurrió la ideaenaquelinstante de pausa. Lo intentaría. Regresó a la pared derribada y tomó unaloseta ancha y llana de las que integraban el tabique. Ató a toda prisa unextremodelacuerdaalrededordelapiezadegranitoyvolvióalpozo.Dejóenelsuelo,juntoaél,lacuerdaenrollada.Tomólapesadalosetaalaquehabíaatado un extremo de la cuerda, balanceó la piedra varias veces, paradeterminar bien la distancia y la dirección. Arrojó la piedra de modo quesubieseinclinadaenciertoángulo,afindequeantesdedescenderpasaraporelbordedelaaberturaycayeseporlaotrapartedelpatio.

Tarzántiróhaciaabajodelextremosueltodelacuerda,hastaquenotóquelapiedrahabíaquedadoencajadasegurayfirmementeenelfilodelbordedelpozo y luego empezó a trepar por la cuerda, suspendido sobre el tenebrosofondodeaquelabismo.Cuandotodoelpesodesucuerpopendíadelacuerdasintióquelapartesuperiordeéstaresbalaba.

Aguardóconlosnerviostensosylaincertidumbreagobiándolemientraslacuerda bajaba, con pequeñas sacudidas, centímetro a centímetro. La piedrasubía,resbalabahacialaparteexteriordelamamposteríaquerodeabaelbordedelpozo…¿Sesujetaría,quedaríatrabadaenelmismofilo,oelpropiopesode Tarzán la haría resbalar por encima del borde, para caer sobre él yacompañarleensudescenso,cuandosedesplomarahacialasdesconocidasynegrasprofundidadesdelpozo?

CapítuloXXV

Atravésdelaselvavirgen

Durante un momento, breve pero angustioso, Tarzán notó cómo sedeslizabalacuerdadelaqueestabacolgadoyoyósobresucabezaelrechinardelalosetadepiedraalresbalarporlamampostería.

Luego, de repente, la cuerda dejó de deslizarse: la piedra había quedadosujetaenelmismofilodelaabertura.Cautelosamente,elhombremonotrepópor la frágil cuerda. Instantes después asomaba la cabeza por el borde del

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pozo. El patio estaba vacío. Los habitantes de Opar asistían al sacrificio.Tarzán oyó la voz de La que llegaba de la cercana nave de los sacrificios.Habíacesadoladanza.Debíaestarmuycercaelmomentoenquedescendieraelcuchillo,pero inclusomientras talespensamientoscruzabanporsumente,Tarzáncorríaatodavelocidadendirecciónalpuntodondesonabalavozdelasacerdotisa.

Eldestinolecondujohastalosmismosumbralesdelagrannavesintecho.Entreelaltaryélseinterponíalalargafiladesacerdotesysacerdotisas,queaguardabanconlacopadeoroenlamanoaquebrotaralasangrecalientedesuvíctima.

LamanodeLabajabalentamentehaciaelpechodeladelicadaeinmóvilfiguratendidasobreladurapiedra.Tarzánexhalóunjadeo,casiunsollozo,alreconocer las faccionesdesuamada.Y lacicatrizdeencimadesufrentesetransformó en una llameante cinta escarlata, una neblina roja flotó ante susojosyconelterriblerugidodelmonomachoqueenloquecederepente,saltócomounleónyseplantóenmediodelassacerdotisas.

Arrebató la estaca al sacerdote que teníamás cerca y la volteó comounauténtico demonio furioso, para abrirse paso rápidamente hacia el altar. LamanodeLaseinmovilizóalsonarelprimerruidodela interrupción.Alverquién era el culpable de aquel pandemónium, se puso blanca. No habíaconseguido desentrañar el enigma de la misteriosa huida de Tarzán delcalabozoenelquelodejóencerrado.EnningúnmomentohabíadeseadoquesalieradeOpar,porqueLacontemplabaelatléticocuerpoyelatractivorostrodeTarzánconojosdemujerynodesacerdotisa.

Su inteligente cerebro había concebido ya la historia de unamaravillosarevelaciónsupuestamenterecibidadelabiosdelpropioDiosFlamígero,segúnla cual se le ordenaba que acogiese a aquel blanco desconocido comomensajeroenviadoporelpropiodiosasupuebloenlaTierra.LasabíaquetalfábuladejaríasatisfechosaloshabitantesdeOpar.Yestabaseguradequeelhombretambiénsesentiríasatisfechoydequelecomplaceríaquedarseallíyconvertirse en su esposo. Eso era mucho mejor que volver al altar de lossacrificios.

Pero cuando fue a lamazmorra para explicarle el plan, el hombre habíadesaparecido, a pesar de que la puerta continuaba cerrada con llave,exactamente igual que la dejó. Y ahora estaba de vuelta —se habíamaterializadoenelaire—ymatabaalossacerdotescomosifuesencorderos.La se olvidó momentáneamente de su víctima y antes de que pudierarecuperarsedelasorpresa,elgiganteblancoestabaanteellaysosteníaenlosbrazosalamuchachaquehacíaunossegundosestabatendidasobreelaltar.

—¡Apártate, La!—conminó Tarzán—.Me salvaste una vez y no voy a

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hacerte daño, pero no te interpongas enmi camino ni trates de seguirme…,porqueentoncestendríaquematarteatitambién.

—¿Quiénes?—preguntólasumasacerdotisa,altiempoqueseñalabaconeldedoalamujerinconsciente.

—¡Esmía!—respondióTarzándelosMonos.

LamuchachadeOparpermanecióinmóviluninstante,mirándoleconojosdesorbitados.Después,unaexpresióndeangustiadadesesperanzaaparecióensuspupilas…,afloraronlaslágrimasasusojosy,altiempoqueseleescapabaun grito entrecortado, la sacerdotisa se desplomó sobre el suelo. Casisimultáneamente, una enfurecida turba de hombres espantosos saltaba porencimadelcuerpodeLadispuestaacaersobreelhombre-mono.

PeroTarzányanoestabaallícuandoalargabanlosbrazosparacogerlo.Unágil salto le había llevado al pasillo que conducía a los pozos del subsuelo.Desapareció por allí y cuando los perseguidores marcharon tras él,cautelosamente, encontraron la cámara vacía. Se echaron a reír eintercambiaron jocosos comentarios, convencidos como estaban de que noexistía ninguna salida de aquellos pozos, aparte de la que se utilizaba paraentrar.Todo loque entrabapor allí, por allí teníaque salir, demodoque loúnicoquelesquedabaporhacereraesperararribaaqueintentaseescapar.

Mientras tanto, Tarzán de los Monos, cargado con la inconsciente JanePorter,atravesabalospozosdeOparpordebajodeltemplodelDiosFlamígerosin que nadie le persiguiera. Sin embargo, cuando los hombres de Oparhubiesenprofundizadomásenelasuntorecordaríanqueaquelhombreyasehabíaescapadounavezdelospozosy,comoellosvigilabanlaentrada,sabíanque no huyó por allí. No obstante, luego apareció procedente del exterior.Enviarían otra vez cincuenta hombres al valle para que encontraran yapresaranaaquelprofanadordeltemplo.

Cuando Tarzán llegó al pozo del otro lado de la pared de lamazmorra,confiaba de tal modo en el éxito de la fuga, que se entretuvo en poner denuevolosbloquesdegranitoensusitio,yaquenolehacíamuchagraciaquelosindividuosdeltemploseenterasendelaexistenciadeaquelpasoolvidado,atravésdelcualsellegabaalacámaradeltesoro.TeníaintencióndevolveraOparyllevarsedeallíunafortunatodavíamayordelaqueyahabíaenterradoenelanfiteatrodelosmonos.

Recorriólospasadizosapasoligero,franqueólaprimerapuertayatravesólacámaradel tesoro.Dejóatrás la segundapuertayprosiguióa lo largodeltúnel que conducía a la salida oculta situada fuera de la ciudad. JanePortercontinuabasinsentido.

Sedetuvoenloaltodelgranpeñónparalanzarunvistazohacialaciudad.

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ViounacuadrilladeespantososhombresdeOparqueavanzabaa travésdelvalle. Vaciló unos segundos. ¿Seríamejor descender y lanzarse a la carrerahacialoslejanosriscosoquedarsedondeestabahastaqueanocheciese?Unaojeada al blanco semblante de la joven le decidió. No podía dejarla allí ypermitir que los enemigos se interpusieran entre ellos y la libertad. Noignoraba que era posible que les hubiesen seguido por los túneles, en cuyocaso tendrían enemigos al frente y por la espalda, lo que significaba queacabaríanindefectiblementeporcapturarlos,puestoque,cargadocomoibaconlainconscientemuchacha,nopodríaabrirsepasoluchando.

Descender por la cara vertical del peñón cargado con JanePorter no eratareafácil,peroutilizólacuerdadehierbaparaatarsealamuchachacruzadasobreloshombrosyconsiguióllegarabajoantesdequeloshombresdeOparalcanzasenelrisco.Comohabíadescendidoporlacaraopuestaalaciudad,lapatrulladebúsquedanopudoverle,nianingunodesusintegrantesselepasóporlacabezaquesupresaseencontraratancercapordelantedeellos.

A base demantener el kopje entre él y los perseguidores, Tarzán de losMonos se las arregló para recorrer un kilómetro y medio antes de que loshombres de Opar rodeasen el centinela de granito y divisaran al fugitivodelante de ellos.Entre salvajes alaridos de júbilo, emprendieron una carrerafrenética,conlaidea,sinduda,dequealcanzaríanenseguidaaaquelhombre,cargadocomo iba.Pero subestimaban la fortalezaúnicadel hombre-monoysobrestimabanlasposibilidadesdesuscortasyarqueadaspiernas.

Alritmodesupasoligero,Tarzánmantuvoladistanciaentreellos.Devezencuandolanzabaunamiradaalrostroquetancercateníadelsuyo.Denoserpor los débiles latidos del corazón que se oprimía contra su piel, no habríasabido que la muchacha continuaba viva, tan pálido y ojeroso aparecía elcansadosemblantedeJane.

Llegaronaloaltodelamontañacoronadaporlaaltiplanicieylabarreradeacantilados.Durante el últimokilómetroymedio,Tarzánhabía acelerado elritmo, corriendo como un gamo, para sacar a los perseguidores la máximaventaja y descender por la vertiente contraria antes de que los oparianosllegasen a la cumbre y pudieran arrojarles piedras.Demodo que ya habíancubiertoochocientosmetrosdedescensopor la laderadelamontañacuandoloshombrecillosdeOparllegaronalacumbre,exhaustosyjadeantes.

Empezaron a lanzar gritos de rabia y desilusión mientras corrían por elbordedelacima,agitabansusgarroteseinterpretabanunaauténticadanzadela cólera. Pero en esa ocasión se abstuvieron de rebasar la frontera de suterritorio.Tantosiellosedebíaaquesedabancuentadeloestérilymolestaquehabíasidosuanteriorbúsquedaoaqueacababandecomprobar lo fácilque le había resultado al hombre-mono dejarles tan atrás, con su último

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acelerón, lo cierto es que los deOpar se convencieron de lo absolutamenteinútil que sería continuar la persecución. Y cuando Tarzán llegaba a laarboleda que nacía al pie de las estribaciones que bordeaban los farallones,dieronmediavueltayregresaronaOpar.

Nadamáscruzarlalindedelafloresta,desdedondeaúnpodíanverselascimasdelosriscos,Tarzándepositósucargasobrelahierbay,acercándoseaun arroyo próximo, llevó agua y lavó la cara y las manos de la joven. Nisiquiera así recuperó Jane el conocimiento, por lo que, preocupado, cogiónuevamente a la muchacha en sus fuertes brazos y reanudó la marchaapresuradamentehaciaeloeste.

Jane Porter se despertó entrada la tarde.No abrió los ojos en seguida…antestratóderememorarlasúltimasescenasdelasquefuetestigo.Ah,yalorecordaba. El altar, aquella terrible sacerdotisa, el cuchillo que descendíalentamente. Se estremeció, pensó que o aquello era la muerte o el cuchilloacababadehundirseen sucorazónyestabaexperimentandoelbrevedelirioqueprecedealamuerte.

Cuandopor fin reunióvalor suficientepara levantar lospárpados, loquevioconfirmaba sus temores:porun frondosoparaíso la llevabaenbrazoselhombrealqueamaba,unhombremuertohacíatiempo.

—Siestoeslamuerte—susurró—,doygraciasaDiosporhaberfallecido.

—¡Hablas,Jane!—exclamóTarzán—.¡Hasrecobradoelconocimiento!

—Sí,TarzándelosMonos—repusolamujer,y,porprimeravezenvariosmeses,unasonrisadepazyfelicidadanimósurostro.

—¡Gracias a Dios! —casi gritó el hombre mono. Se llegó a un clarocubiertodehierba,juntoalarroyo—.Despuésdetodo,lleguéatiempo.

—¿Atiempo?¿Quéquieresdecir?—preguntóJane.

—Atiempodesalvartedelamuerteenaquelaltar,cariño—contestóél—.¿Noteacuerdas?

—¿Salvarme de la muerte? —articuló en tono de extrañeza—. ¿Noestamosmuertos?

Tarzánlahabíatendidoyasobrelahierbadelprado,conlacabezaapoyadaen la raíz de un árbol gigantesco. Respondió a la pregunta de Janeretrocediendoparavermejorelsemblantedelamuchacha.

—¿Muertos?—repitió,yseechóareír—.Desdeluego,túnoestásmuertaysiquieresvolveralaciudaddeOparypreguntárseloalosquevivenallí,tecontaránquetampocoamímemataronhaceunaspocashoras,comohubierasidosugusto.No,cariño,losdosestamosvivosybienvivos.

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—PeroHazelymonsieurThuranmedijeronquetecaístealmaramuchasmillasdelacosta—insistióJane,comositrataradeconvencerledequeteníaqueestarmuerto—.Aseguraronquenocabíadudaalgunadequesetratabadetu persona… y mucho menos de que pudieras haber sobrevivido o de quealgúnbuqueterescataradelmar.

—¿Cómopuedoconvencertedequenosoyun fantasma?—soltóTarzánuna carcajada—.Fui yo la persona a la que el encantadormonsieurThuranarrojó por la borda, pero no me ahogué (te lo contaré todo dentro de unmomento),demodoqueaquímetienes:tansalvajecomolaprimeravezquemeviste,JanePorter.

Lajovensepusoenpie,muydespacio,yseleacercó.

—Aúnnopuedocreerlo—murmuró—.Noesposibleque tantafelicidadseaciertadespuésdetodaslascosashorriblesquemehanpasadoenlosmesestranscurridosdesdequeelLadyAlicesefueapique.

Anteél,apoyóunamano,suaveytemblorosa,enelbrazodeTarzán.

—Debo de estar soñando y luego me despertaré y veré de nuevo eseaterradorcuchillodescendiendohaciamicorazón…Bésame,cariño,sólounavez,antesdequesedesvanezcaysepierdamisueñoparasiempre.

TarzándelosMonosnonecesitóqueselorepitieran.Tomóensusbrazosybesóalajoven,nouna,sinocienveces,hastaqueJanesequedójadeante,sinaliento.Sin embargo, cuandoTarzándejódebesarla, ella le pasó losbrazosalrededor del cuello y atrajo los labios del hombre sobre los suyos una vezmás.

—¿Estoyvivo,estoestásucediendoenrealidadonosetratamásquedeunsueño?—preguntóTarzán.

—Sinoestásvivo—repusoella—,rezaréparamoriryotambiénantesdedespertaralaespantosarealidaddelosúltimosinstantesqueestuvedespierta.

Permanecieronsilenciososunosmomentos…mirándosealosojoscomosicadaunodudasedelarealidaddeaquellainefabledichaqueinopinadamentehabíacaídosobreellos.Elpasado,contodassushorripilantesdecepciones,sehundía en elolvido, el futurono lespertenecía, pero elpresente…. ¡Ah!, elpresenteera totalmentesuyo.Nadiepodíaarrebatárselo.Lamuchacha fue laprimeraenquebraraqueldulcesilencio.

—adóndevamos,cariño?—preguntó—.¿Quévamosahacer?

—¿Adónde tegustaría ir?—respondióTarzánconotrapregunta—.¿Quéesloquemástegustaríahacer?

—Iréadondevayastú;haréloqueatiteparezcamejor—respondióella.

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—Pero, ¿y Clayton? —recordó Tarzán. Durante un momento se habíaolvidadodequesobrelaTierraviviesealguienmás,apartedeellosdos—.Nohemostenidoencuentaatumarido.

—Noestoycasada,Tarzánde losMonos—protestóJane—.Yhedejadode estar prometida en matrimonio. El día antes de que aquellas horriblescriaturasmecogieranprisioneraleconfeséaClaytonqueestabaenamoradadetiyélcomprendióquemeeraimposiblecumplirlapromesaquelehice.Fueinmediatamente después de que nos salvásemosmilagrosamente de un leónqueibaaatacarnos.—Seinterrumpióbruscamenteyalzólacabezaparamirara Tarzán, con un brillo interrogador en las pupilas. Exclamó—: ¿Fuiste túquienhizoaquello,TarzándelosMonos?Claro,nopodíasernadiemás.

Elhombre-monobajólamirada;sesentíaavergonzado.

—¿Cómopudistemarcharteydejarmeallí?—lereprochóJane.

—¡No, Jane!—suplicó Tarzán—. ¡Calla, por favor!No sabes lo que hesufridodesdeentonces,porlacrueldaddeaquelacto,niloquepaséentonces,primeroporloscelosydespuésporelrencorquemeatormentabaacausadeundestinoquenomerecía.Despuésdeaquelepisodio,regreséconmitribudeantropoides,decididoanovolveraverjamásaningúnserhumano.

Lehablóacontinuacióndelavidaquehabíallevadodesdequeregresóalajungla, de cómo había caído a plomo, desde la condición de parisiensecivilizadohastalaíndoledesalvajeguerrerowaziri,paradescenderdeéstaaladefieraselvática,elestadoenquesecrio.

Janelehizonumerosaspreguntasy,porúltimo,planteótemerosamenteelasunto que le había contadomonsieur Thuran: las relaciones de Tarzán conaquellamujerdeParís.Éllecontódetalladamentesuexistenciacivilizada,sinomitir nada, ya que nada tenía de qué avergonzarse: su corazón siempreperteneció a Jane. Cuando hubo terminado, se quedó contemplando a lamuchacha,comosiesperasesuveredictoysentencia.

—Sabíaqueaquelhombrenoestabadiciendolaverdad—manifestóJane—.¡Oh,quésermásdespreciable!

—¿Noestásenfadadaconmigo,pues?—inquirióTarzán.

Y la respuesta de Jane, aunque incongruente en apariencia, no pudo sermásfemenina.

—¿EsmuyguapaOlgadeCoude?

TarzánseechóareírybesódenuevoaJane.—Niladécimapartequetú,cielo.

Janedejóescaparunsuspirodeplaceryapoyólacabezaenelhombrode

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Tarzán.Yélsupoqueestabaperdonado.

AquellanocheTarzánconstruyóunrefugioenlaenramadaaltadeunárbolgigantesco.Allídurmiólacansadamuchacha,mientrasél,encaramadoenunahorquilla delmismo árbol, un pocomás abajo, se acurrucó para protegerla,inclusoduranteelsueño.

Tardaron muchas jornadas en cubrir el trayecto hasta la costa. Cuandoencontrabanuntrechodecaminofácil,avanzabancogidosdelamano,bajoelverdedoseldelaselva,comomuybienpudieronpasearporallí losremotosantepasadosdelhombre.Cuando lamaleza se tornaba tupidayenmarañada,TarzáncogíaensuslargosbrazosaJaneylatrasladabaágilmenteatravésdelosárboles.Ylosdíaslesresultabandemasiadocortos,porqueeranfelices.AnoserporelangustiosodeseodellegarcuantoantesalaplayaparasocorreraClayton,hubieranprolongado indefinidamente ladichadeaquelmaravillosoviaje.

El día antes de llegar a la costa, el olfato de Tarzán detectó emanaciónhumana:olor ahombresnegros.Se lo comunicó a Janey le advirtióque semantuvieraensilencio.

—Enlaselvahaypocosamigos—observóentonoseco.

Al cabo de media hora se aproximaron sigilosamente a una pequeñapartida de guerreros negros que marchaban en fila india hacia el oeste. Alverlos,Tarzánemitióungritojubiloso:eraunacuadrilladesuswaziris.Entreellos figuraba Busuli y algunos otros de los que le acompañaron a Opar.CuandovieronaTarzánestallaronengritosdeeufóricaalegríayempezaronabailar.Ledijeronquellevabanvariassemanasbuscándole.

Losnegrosmanifestaronunasombroconsiderablealveralamujerblancaque acompañaba a Tarzán y cuando se enteraron de que se trataba de sucompañera,compitieronentresíparaagasajarla.Llegaronaltoscorefugiodelaplayaacompañadosporlosfelices,rientesydanzarineswaziris.

No se vislumbraba indicio alguno de vida, ni nadie respondió a susllamadas. Tarzán subió rápidamente al interior de la choza construida en elárbol,sóloparareapareceruninstantedespués,conunalatavacíaenlamano.SelaarrojóaBusuli,conelencargodequefueseabuscaragua,yluegohizounaseñaaJanePorter,paraindicarlequesubiera.

Se agacharon juntos sobre el desmedrado cuerpo del que en otro tiempohabíasidounapuestoaristócratainglés.LaslágrimasafluyeronalosojosdeJane cuando vio las resecasmejillas, los hundidos ojos y las arrugas que elsufrimientohabíatrazadoenaquelrostrounavezjovenyhermoso.

—Aún vive—dijo Tarzán—.Haremos cuanto podamos por él, perome

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temoquehemosllegadodemasiadotarde.

CuandollegóBusuliconelagua,Tarzánintrodujoalafuerzaunascuantasgotas entre los cuarteados y tumefactos labios. Secó la ardorosa frente deClaytonylelavólasesqueléticasextremidades.

Clayton abrió los ojos. La sombra de una débil sonrisa iluminó suexpresión al ver a Jane inclinada sobre él. Cuando sus ojos se posaron enTarzán,laexpresiónsetornóestupefacta.

—Todo va bien, muchacho —le animó el hombre mono—. Te hemosencontrado a tiempo.Ahora todo se arreglará y, antes de que te des cuenta,estaráscaminandoportupropiopie.

Elinglésmeneólacabezadébilmente.

—Esdemasiadotarde—musitó—,peroyadalomismo.Preferiríamorir.

—¿DóndeestámonsieurThuran?—preguntólamuchacha.

—Me abandonó al agravarse mi fiebre y ponerse las cosas feas. Es unindividuosatánico.Cuandolesupliquéquemetrajeseunpocodeaguaporquemeencontrabatandébilquenopodíairabuscarle,labebiódelantedemí,tiróalsuelolaquehabíasobradoysemerioenlacara.

El recuerdo de aquella escena reanimó súbitamente a Clayton con unramalazodevitalidad.Seincorporó,apoyándoseenuncodo.

—¡Sí!—casigritó—.Viviré.¡Viviréeltiemposuficienteparaencontraraesabestiaymatarla!

Peroaquelesfuerzolodejómásexhaustosicabequeantesysederrumbóde nuevo sobre las hierbas putrefactas que, con el viejo sobretodo, habíanconstituidoellechodeJanePorter.

—No tepreocupesdeThuran—declaróTartánde losMonos, ypuso sumanotranquilizadorasobrelafrentedelenfermo—.Esetipoescosamíay,notemas,leecharéelguanteylopasarámal.

Durante largo tiempo Clayton permaneció inmóvil. En varias ocasiones,Tarzánaplicóeloídoalhuesudopecho,paracaptarlosdébileslatidosdeaquelcorazóndeterioradoyconsumido.Alatardecer,Claytonsevolvióaincorporardurantebrevessegundos.

Jane—musitó.La jovenagachólacabezaparaacercarlayrecibirelcasiinaudible mensaje—. Me he portado mal contigo… y con él —moviódébilmentelacabeza,indicandoaTarzán—.¡Tequeríatanto…!Yaséqueesunaexcusamuypobreparaeldañoquetehecausado,peronopodíasoportarlaideadeperderte.Notepidoquemeperdones.Sólodeseohacerahoraloquedebíhacerunañoatrás.

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Rebuscóenelbolsillodelabrigosobreelqueestabaechado,enbuscadealgo que había descubierto allí durante sus accesos febriles. Sus dedos loencontraronporfin:untrozodearrugadopapelamarillo.SelotendióaJaneycuando lamuchacha lo tomó, el brazo deClayton le cayó desmayadamentesobreelpecho,sedesplomósucabezahaciaatrásy,conunestertorfinal,elhombresequedórígidoeinmóvil.TarzándelosMonoscubrióconunplieguedelabrigoelrostrodeWilliamClayton.

Permanecieron unos instantes arrodillados allí. Los labios de Jane semovieronensilenciosaplegariacuandose levantaron,unoacada ladode laahoraapaciblefigura,losojosdelhombre-monosecubrierondelágrimas.Através de la angustia sufrida por su propio corazón había aprendido acompadecerlaspesadumbresdelosdemás.

Atravésdesuspropiaslágrimas,JanePorterleyóelmensajequeconteníaeltrozodepapelamarilloy,alhacerlo,susojossedesorbitaron.Releyóunpardevecesaquellassorprendentespalabras,antesdecomprenderdeltodoloquesignificaban.

HuellasdactilaresdemuestraneresGreystoke.Felicidades.

D'Arnot

TendióelpapelaTarzán.

—¿Losupodurantetodoestetiempoynotedijonada?

—Yo lo supe primero—respondió Tarzán—.Lo que ignoraba es que élestuviese enterado. El papel debió de caérseme aquella noche en la sala deespera.Allífuedondemeloentregaron.

—¿Y después de eso nos dijiste que tu madre era una mona y que nollegasteaconoceratupadre?—preguntóJane,entonoincrédulo.

—Sinti,cariño,eltítuloylaspropiedadesnosignificabannadaparamí—replicó Tarzán—. Y de haberle despojado de ellos también le hubiesearrebatadolamujerqueamo…¿nolocomprendes,Jane?

Eracomosiintentarajustificarseporunactoculpable.

JaneletendiólosbrazosporencimadelcadáverdeClaytonytomóentrelassuyaslasmanosdeTarzán.

—¡Yyomehabríaperdidounamorcomoestetuyo!—exclamó.

CapítuloXXVI

Adiósalhombremono

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AlamañanasiguienteemprendieronlacortaexcursiónhastalacabañadeTarzán. Cuatro waziris llevaban el cadáver del difunto inglés. Al hombremono se le ocurrió que se debía enterrar a Clayton junto a la tumba delanteriorlordGreystoke,alladodelacabañaqueéstehabíaconstruido,cercadelalindedelafloresta.

JanePorteropinóqueeraunaideaexcelenteyenelfondodesucorazónsemaravillódelaexquisitadelicadezaespiritualdeaquelhombreadmirableque,pese a que lo criaron animales y entre animales vivió toda su infancia yjuventud,poseíalaternurayelsentidocaballerescoquesueleasociarseconlaeleganciarefinadadelamásdistinguidacivilización.

HabríancubiertounoscincokilómetrosdelosochoquelosseparabandelaplayadeTarzán,cuandoelwaziriqueencabezabalamarchasedetuvoensecoyseñalócongestodeasombroaunaextrañafiguraqueseaproximabaaellosporlacosta.Eraunhombretocadoconunachisterabrillanteyqueavanzabadespacio,conlasmanosentrelazadasalaespalda,bajolosfaldonesdesulargaynegralevita.

Alverle,JanePorterlanzóungritodealegresorpresayechóacorrerasuencuentro.Eraunhombreancianoque,aloírlavozdelajoven,alzólacabezay,cuandovioquiénseleacercaba,soltóasuvezunaexclamacióndealivioyfelicidad.MientraselprofesorArquímedesQ.Porterestrechabaasuhijaentrelosbrazos,laslágrimasdedichasedeslizaronporsucurtidoyviejosemblantey tuvieron que transcurrir varios minutos antes de que pudiera dominar suemociónlosuficientecomoparapoderhablar.

Unmomentodespués,cuandoreconocióaTarzán,alosdemáslescostóuntrabajo ímprobo convencerle de que el dolor no le había desequilibrado elcerebro, porque al igual que los demás miembros de la partida, tenía laabsoluta certeza de que el hombre-mono había muerto. Y no dejaba deresultarle unproblema serio conciliar esa certeza con el aspecto de plenitudvitalquepresentabael«diosdelaselva»deJane.AlancianoledesconcertóuntantolanoticiadelfallecimientodeClayton.Porciertodetallecronológico.

—No logro entenderlo —dijo—. Monsieur Thuran nos aseguró queClaytonhabíamuertohacemuchosdías.

—¿Thuranestáconustedes?—inquirióTarzán.

—Sí,nosencontróhacepocoynoscondujoalacabañadeusted.Estamosacampadosaciertadistanciadeella,alnorte.¡Diosmío,cuántosevaaalegrardeverles!

—¡Ycuántosevaasorprender!—comentóTarzán.

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Pocodespuéselextrañogrupollegabaalclaroenelqueseencontrabalacabañadelhombre-mono.Elcalverorebosabadeafanosaspersonasqueibandeunladoaotro.D'ArnotdebiódeserlaprimeraquereconocióTarzán.

—¡Paul!—exclamó—.Por todos lossantos,¿quéhacesaquí?¿Oesquenoshemosvueltotodoslocos?

Sinembargo,laexplicaciónfuerápidaysencilla,comoocurreconmuchascosasqueaprimeravistaparecenextrañas.ElbuquedeD'Arnotpatrullabaalolargodelacostacuando,asugerenciadelteniente,sedecidióanclarfrentealpequeñopuertonaturalparaecharunvistazoalacabañayalaselvaenlaque varios oficiales y miembros de la tripulación habían vivido unaemocionante aventura dos años atrás. Al desembarcar, encontraron allí a lapartida de lord Tennington, por lo que ya se estaban llevando a cabo lospreparativos precisos para trasladarlos a bordo a la mañana siguiente yllevarlosdenuevoalacivilización.

HazelStrongysumadre,EsmeraldayelseñordonSamuelT.Philander,recibieron un auténtico baño de felicidad ante el regreso de Jane Porter. Lasalvaciónde lamuchacha lesparecíaunverdaderomilagroopocomenosytodosestuvierondeacuerdoenquesóloTarzándelosMonoshubierapodidollevar a cabo una hazaña de tales proporciones. Colmaron de elogios yatencionesalhombre-mono,quesesintióenormemente incómodoante tantohomenajeyhastallegóadesearvolveralanfiteatrodelossimios.

Todoelmundomostrógraninterésporsuswazirisylosnegrosrecibieronnumerososregalosdelosamigosdesurey,perocuandoseenterarondequeéste seguramente zarparía en aquella gran canoa fondeada a una milla dellitoralysealejaríadeellos,latristezalosinvadió.

Hasta entonces, ni Tarzán ni Jane habían visto el menor rastro de lordTenningtonymonsieurThuran.Amboshabíansalidojuntosacazaraprimerahoradelamañanayaúnnoestabandevuelta.

—¡Menudasorpresasevaallevaresehombreque,segúndices,sellamaRokoff!—lecomentóJaneaTarzán.

—Unasorpresaquelevaadurarpoco—replicóelhombre-mono,ceñudo.

EnsutonohabíaalgotanominosoqueJanelevantólacabezaparamirarlealarmada.LoqueleyóenlaexpresióndeTarzánevidentementeconfirmósustemores, porque se apresuró a ponerle lamano en el brazo y a rogarle queentregaraalrusoalasautoridadesyleyesdeFrancia.

—En el corazón de la jungla, mi vida —argumentó Jane—, donde noexistemásderechoni justiciaa laqueapelarquea tuspropiosmúsculos, teasistiríaelderechoaejecutarsobreesehombrelasentenciaquemerece.Pero

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tienesatudisposiciónelfuertebrazodelaleydeungobiernocivilizado,porloquesilomatarasahora,seríaunasesinato.Inclusoatuspropiosamigosnolesquedaríamásremedioquearrestartey,siteresistierasaladetención,noslanzaríasotravezatodosaladesdicha.Nosoportaríavolveraperderte,cariñomío.PrométemequeloentregarásalcapitánDufranneyquepermitirásquelaleysigasucurso…Esafieranomerecequeporsuculpapongamosenpeligronuestrafelicidad.

TarzáncomprendiólasensatezdetalespalabrasehizolapromesaqueJanele solicitaba.Media hora después salían de la jungla Rokoff y Tennington.Marchaban uno junto a otro. Tennington fue el primero en percatarse de lapresencia de extraños en el campamento. Vio a los guerreros negrosparloteando con los tripulantes del crucero y después a un gigante ágil ybronceadoqueconversabaconeltenienteD'ArnotyelcapitánDufranne.

—Mepreguntoquiénseráesehombre—lecomentóTenningtonaRokoff.

Cuandoelrusolevantólacabezaysepercatódequelosojosdelhombre-monoleestabanmirando,diountraspiéypalideció.

—Sapristi!—exclamó, y antes de que Tennington comprendiera lo queintentabahacer,Rokoffyasehabíaechadoelriflealacara,apuntabaaTarzány,aquemarropa,apretabaelgatillo.

Pero el inglés estabamuy cerca de él…Tan cerca que no tuvomás quelevantarlamanoydesviarelcañóndelrifleunadécimadesegundoantesdequeelpercutordelarmacayese sobreel cartucho,por loque labalaquesepretendíaatravesaseelcorazóndeTarzánpasósilbandoinofensivaporencimadesucabeza.

Antesdequeelrusotuviesetiempodedisparardenuevo,Tarzányaselehabía echado encima y le había arrancado el rifle de lasmanos. El capitánDufranne, el teniente D'Arnot y una docena de marineros se habíanprecipitadohaciaallíaloírladetonacióny,sinpronunciarpalabra,Tarzánlesentregó a Rokoff. Antes de que llegara el ruso ya había explicado todo elasuntoalcomandantefrancés,demodoqueeloficialordenódeinmediatoqueesposaranalcriminalyloconfinasenabordodelcrucero.

Unmomento antes de que la guardia se llevara al prisionero a la lanchaque iba a transportarlo a su prisión temporal, Tarzán pidió permiso pararegistrarle y, con encantada satisfacción, encontró escondidos en su personalosdocumentosrobados.

EldisparohabíaatraídofueradelacabañaaJanePorteryalosdemáse,instantes después de que se calmara todo el revuelo, la joven saludaba alsorprendidolordTennington.UnavezrecuperadoslosdocumentossustraídosporRokoff,TarzánsereunióconelgrupoyJanePorterselopresentóalord

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Tennington.

JohnClayton,lordGreystoke,miseñor.

A pesar de sus hercúleos esfuerzos para guardar las formas ymostrar ladebida cortesía, el inglés no pudo disimular su estupefacción y para que laentendierabienfueprecisoqueselerepitieravariasveceslaextrañahistoriadel hombre-mono, contada por él mismo. Entre Jane Porter y el tenienteD'Arnot convencieron a lord Tennington de que no estaban rematadamentelocos.

EnterraronaWilliamCecilClaytonalapuestadelsol,juntoalastumbaspróximas a la selva en que descansaban sus tíos, los anteriores lord y ladyGreystoke. Y a petición de Tarzán se dispararon tres salvas sobre la últimamoradadeun«valientequeafrontólamuerteconarrojoybravura».

El profesor Porter, que en sus añosmozos había recibido las órdenes depastordealmas,seencargódedirigirlassencillashonrasfúnebres.Entornoala sepultura, inclinada la cabeza, se congregó el más extraño conjunto deasistentes a un entierro que jamás contemplara el sol poniente: oficiales ymarineros franceses,dos lores ingleses,variosciudadanosestadounidensesyunaveintenadesalvajesguerrerosafricanos.

Al términodel funeral,Tarzán rogóalcapitánDufranneque retrasaraunpar de días la partida del crucero, mientras él iba unos kilómetros tierraadentroarecoger«suscosas».Elcapitánleconcediódemilamorestalfavor.

Bastanteentradalatardedeldíasiguiente,Tarzánysuswazirisregresaroncon el primer cargamento de lo que el hombre mono llamaba «sus cosas».Cuando losmiembros del grupovieron los antiguos lingotes de oro puro searremolinaron como moscas alrededor de Tarzán y le acribillaron apreguntas…PeroTarzán,sonriente,hizooídossordosalinterrogatorio…yseabstuvodeproporcionarleslamásligerapistaacercadelaprocedenciadetaninmensotesoro.

—Porcadaunoquetraigo,hedejadoamiespaldamilesdelingotescomoéstos—explicó—.Ycuandomehayagastado losde esta remesa, volveré aporotra.

Aldía siguiente trasladóal campamentoel restode los lingotes.Cuandotodaaquella fortunaestuvocargadaenel crucero,Dufrannecomentóque sesentíacomoelcapitándeunviejogaleónespañolquevolvieraconeltesorodelasciudadesaztecas.

—Ignoroenquémomento la tripulaciónseamotinará,medegollaráy seapoderarádelbarco—añadió.

A la mañana siguiente, cuando se disponían a embarcar en el crucero,

Page 227: El Regreso de Tarzán - epedagogia.com.br · El Regreso de Tarzán Por Edgar Rice Burroughs. Capítulo I Juego sucio en el transatlántico —C'est magnifique! —exclamó la condesa

TarzánaventuróunasugerenciaaJanePorter.

—Sedaporsupuestoquelasfierassalvajescarecendesentimientos—dijo—,pero,noobstante,megustaríacasarmeenlacabañadondenací,juntoalastumbasdemispadresyrodeadoporlaselvavirgenquesiemprefuemihogar.

—¿Será eso legal, cariño? —preguntó Jane—. Porque, en tal caso, noconozcositiomejorymásapropiadoparacasarmeconmidiosdelaselvaquealasombradesuflorestaprimitiva.

Cuandoseloexpusieronalosdemás,todosestuvierondeacuerdoenqueseríaperfectamentelegal,apartedeconstituirespléndidoremateaunnoviazgoextraordinario. Así que la partida en pleno se reunió en el interior de lapequeña cabaña y ante la puerta de la misma para asistir a la segundaceremoniaqueelprofesorPorter ibaasolemnizarenelespaciode tresdías.D'ArnotibaaactuardepadrinoyHazelStrongdedamadehonordelanovia,pero entonces intervino Tennington y trastocó los planes con otra de susgeniales«ideas».

–Si la señoraStrongno tiene inconveniente–dijo, al tiempoque tomabaentrelassuyaslamanodeladamadehonor–,Hazelyyohemospensadoqueseríasensacionalcelebrarunadobleboda.

Zarparonaldíasiguienteycuandoelcrucerosurcabadespaciolasaguas,proaaaltamar,uncaballeroalto,conimpecabletrajedefranelablancayunagrácilypreciosamuchachaseapoyaronenlabarandillaparacontemplarcómosealejabalalíneadelacosta,dondeveinteguerrerosnegroswazirisbailabandesnudos, enarbolaban los venablos de guerra por encima de sus cabezas ylanzabanalairesusgritosdedespedida,dandosuadiósalreyquepartía.

–Mefastidiaríapensarqueveolajunglaporúltimavez,amormío–dijoelhombre–,sinofueraporqueséquevoyaunmundonuevoenelquedisfrutaréatuladodeunafelicidadperpetua.

Y Tarzán de los Monos inclinó la cabeza y besó en los labios a sucompañera.