el poder de la música

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EL PODER DE LA MÚSICA: LA TEORÍA DEL ETHOS MARÍA LUQUE FERNANDEZ http://www.coralsanjuandedios.es/sequentia/enlaces.htrn 1. INTRODUCCIÓN Entre las numerosas peculiaridades que diferencian la antigua música griega (en la medida que la conocemos) de los conceptos modernos está la idea de una actuación especializada sobre el carácter y el alma. Nuestro intento de esquematizar su evolución y el resumen sobre las cualidades y efectos de cada una de los componentes musicales pretende mostrar como la idea del poder ético de la música estuvo vigente durante toda la Antigüedad; conviviendo a su vez con corrientes opuestas. Para la localización de textos específicos ha sido de gran utilidad el libro de Andrew Barker. En la teoría griega del ethos confluyen muchos aspectos de una creencia (la música puede transmitir, proteger e incluso generar estados éticos) que ha sido desarrollada y expresada de diferentes formas por poetas y filósofos (tanto helénicos como pertenecientes a la tradición posterior). Es necesario señalar que la expresión “teoría del ethos”(de la traducción de “die Lehre vom Ethos” o “die Ethoslehre”) no se debe entender como un patrón de pensamiento continuo y homogéneo. Un enfoque unitario sería erróneo. Se trata de distintos puntos de vista, a veces opuestos, acerca del valor ético de la música. La música en relación con fenómenos psíquicos, la correspondencia entre determinados tipos de música y determinados afectos, será un aspecto reconocido y valorado por los griegos hasta el punto de asignar a cada tipo de harmonía y de ritmo un influjo especial sobre el alma. “Sin embargo, según los antiguos griegos, la música no existía tan sólo para ponerla en relación con los vicios y las virtudes de los hombres. [...] Se creía que la música entrañaba facultades y poderes aún más profundos.” < 1) La música adquiere un carácter encantador y mágico. 2. EL PODER DE LA MÚSICA EN GRECIA La música antigua, en general, se hallaba mucho más integrada en la vida humana, tanto en su aspecto individual como social. Se trata de un arte más noble y más estimado que otros, como la pintura o la arquitectura, que se hallaban más cerca de lo meramente artesanal o servil. Un rasgo esencial y característico de la teoría musical antigua, sobre todo en la época clásica, es su componente metafísico, que, a su vez se plasma en dos aspectos muy significativos: en su trascendencia cosmológica (la música celestial o música de las esferas) y en su trascendencia ética. Dos aspectos fundamentales de las concepciones musicales antiguas y de la formulación teórica de la música, que, en último término, radican en la raíz aritmética o numérica de este arte. En efecto, la música desde los pitagóricos se concibe como materialización del número, que constituye la esencia de todo cuanto existe, del universo ordenado o cosmos, y del microcosmos del alma humana. Ese número que constituye el alma del mundo, que ordena todo el universo, que constituye el origen de donde se desprende como una especie de chispa el alma humana es el mismo que se manifiesta en la música. De ahí que las esferas celestiales se regulen por los mismos principios numéricos, por las mismas proporciones ( lógos ) por las que se organizan la música tanto en su aspecto rítmico, como en su vertiente tonal. De ahí la vinculación de la música y de las estrellas con el nacimiento y con la vida del hombre. De ahí la influencia decisiva de la música sobre el alma humana, que se regula también por ese mismo número. De ahí la importancia de la música a la hora de la muerte, en cuanto que retorno del alma al principio de donde se desprendió. De ahí la trascendencia religiosa y mágica de la música. De ahí su gran significado en la vida social del hombre, en sus relaciones con los demás, en la educación, en la política, en la organización del Estado.( 2) 3. SIGNIFICADO DEL TÉRMINO ETHOS Para comenzar sería interesante fijarnos en el significado de la palabra ethos. Según el New Grove: “es un termino musical del griego antiguo, que describe un concepto importante en la relación entre la música griega antigua y la educación. ”(3) Ethos debe tomarse como un atributo no solo de las personas sino también de los fenómenos musicales, que son considerados como vehículos para la transmisión de ti'

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Poder Música

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  • EL PODER DE LA MSICA: LA TEORA DEL ETHOS

    MARA LUQUE FERNANDEZ

    http://www.coralsanjuandedios.es/sequentia/enlaces.htrn

    1. INTRODUCCIN

    Entre las numerosas peculiaridades que diferencian la antigua msica griega (en la medida que la conocemos) de los conceptos modernos est la idea de una actuacin especializada sobre el carcter y el alma.

    Nuestro intento de esquematizar su evolucin y el resumen sobre las cualidades y efectos de cada una de los componentes musicales pretende mostrar como la idea del poder tico de la msica estuvo vigente durante toda la Antigedad; conviviendo a su vez con corrientes opuestas. Para la localizacin de textos especficos ha sido de gran utilidad el libro de Andrew Barker.

    En la teora griega del ethos confluyen muchos aspectos de una creencia (la msica puede transmitir, proteger e incluso generar estados ticos) que ha sido desarrollada y expresada de diferentes formas por poetas y filsofos (tanto helnicos como pertenecientes a la tradicin posterior).

    Es necesario sealar que la expresin teora del ethos(de la traduccin de die Lehre vom Ethos o die Ethoslehre) no se debe entender como un patrn de pensamiento continuo y homogneo. Un enfoque unitario sera errneo. Se trata de distintos puntos de vista, a veces opuestos, acerca del valor tico de la msica.

    La msica en relacin con fenmenos psquicos, la correspondencia entre determinados tipos de msica y determinados afectos, ser un aspecto reconocido y valorado por los griegos hasta el punto de asignar a cada tipo de harmona y de ritmo un influjo especial sobre el alma. Sin embargo, segn los antiguos griegos, la msica no exista tan slo para ponerla en relacin con los vicios y las virtudes de los hombres. [...] Se crea que la msica entraaba facultades y poderes an ms profundos.

  • actitudes ticas, aunque no tengan ningn tipo de naturaleza moral en s mismas.

    S. Michaelide se refiere as al trmino:

    ethos: en un sentido general, principalmente carcter moral de una persona. En msica ethos significa el carcter moral que la msica tiende a inspirar en el alma. Las notas, las harmoniai, los gneros, la meloda en general, y los ritmos tienen desde el punto de vista de muchos escritores griegos antiguos una fuerza tica y un propsito. Por esta razn ellos atribuyen a la msica el papel ms importante dentro de la educacin.[Mi traduccin];-)

    La especializacin en su sentido musical de la palabra ethos se dar tardamente, con Aristides Quintiliano. Aparece por primera vez en Homero; lo hace en plural y significando asiento, morada acostumbrada de los animales . En Hesodo lo vemos como forma de ser, corazn. En Platn es usado como costumbre carcter generalmente moral.(5)

    4. ORIGEN DE LA VALORACIN TICA DE LA MSICA

    Parece existir un cierto consenso a la hora de sealar a la escuela de Pitgoras como la primera en poner la msica al servicio de la educacin y de la formacin del alma. Sin embargo la vinculacin de las distintas msicas con distintos afectos se remonta a pocas anteriores.

    H. Abert considera que la introduccin de la msica oriental en Grecia (segn l a comienzos del siglo VII a.C) debi de jugar un papel especial; ya que permiti la comparacin del sonido de los instrumentos de cuerda usados hasta entonces(que slo se empleaban para acompaar y cuya potencia sonora era limitada) con el penetrante y claro sonido de los auloi ( en los que los tonos no slo sonaban cortos sino que se podan mantener). Este sera el momento en el que se toma conciencia de como la msica poda influir de modos diversos. Adems del tono de los instrumentos intervenan otros factores como las melodas reproducidas y las ocasiones de ejecucin.

    As la msica de aulos estaba relacionada con el culto a Dionisos, de origen oriental y carcter orgistico, y con determinados ritos para producir xtasis. A travs de la elevacin y de la descarga se llega a serenar(katharsis). Estos efectos no se atribuyen nunca a la msica de lira o ctara. El aulos est en relacin generalmente con melodas frigias y adems los ms antiguos auletas legendarios. Hiagnis, Marsyas, Olympo, son de procedencia frigia. En definitiva la harmona frigia desencadena un efecto orgistico. Por otra parte, los cantos patrios antiguos, compuestos en harmona doria, representaban serenidad, dignidad, masculinidad. Esta impresin producida por dos caracteres musicales distintos puede haber conducido a ulteriores observaciones y distinciones, de modo que se fueran reconociendo otros efectos en otras harmonas.

    W. D. Anderson opina que el origen de esta valoracin tica est en Oriente. Llega a esa conclusin tras un detenido examen de los primitivos lricos.

  • msica y, en consecuencia, su poder civilizador, curativo, catrtico, etc.

    5. HISTORIA DE LA VALORACIN TICA DE LA MSICA

    Por lo expuesto anteriormente parece evidente que la conciencia de una relacin msica-alma deba existir ya cuando Pitgoras y su escuela explicaron segn sus doctrinas dicha relacin y sacaron de ella conclusiones para la formacin espiritual. Ser slo en la tradicin posterior cuando se especifiquen detalles concretos. Pero la doctrina bsica de que todo el cosmos es harmona y nmero, y el convencimiento de que la msica descansa sobre unas leyes numricas se puede adscribir con toda probabilidad a Pitgoras. Tambin el hombre est determinado en cuerpo y alma por la harmona y el nmero. A partir de ah se explican las relaciones y dependencias msica-hombre. El estado corporal y espiritual del hombre puede ser influido por la msica. No importa que la teora musical pitagrica slo empezara despus a fundamentarse cientficamente: los comienzos de la valoracin tica se remontan a pocas anteriores.

    Los escasos puntos de apoyo existentes no permiten reconstruir con exactitud como se produce la evolucin. Los sobrenombres que se utilizan o las distintas harmonas de Stescoro, Laso y Pndaro no son suficientes, por no ser testimonios unvocos. Las referencias al ethos que aparecen en la poesa suelen aludir al estado de nimo ms que a la moralidad. Para ejemplificar esta idea nos remitimos al trabajo de Warren Anderson en el New Grove. (11) El poeta Terpandro (comienzos del siglo VII) describe Esparta como el hogar de la Musa de voz clara y la justicia ( Edmonds , frag.6), pero no establece una conexin ntima entre los dos factores. Varias dcadas despus, otro poeta espartano, Alemn (670-630 a.C) defendi que Apolo tocaba el auls; y a principios del siglo VI, Stescoro escribe encontrar delicadamente una meloda frigia para cantar a las Gracias en primavera. Estos dos ltimos testimonios nos indican que en aquel tiempo los espartanos atribuan tanto al auls como a la meloda frigia un carcter tranquilizador, delicado y alegre. Las opiniones atenienses posteriores sern opuestas (exceptuando a Platn). Es evidente que las caractersticas asignadas a cada modo o instrumento podan variar segn la poca y el lugar.

    A pesar de todo se puede dar por seguro que en poca de Damn (2o mitad del siglo V) estaba ya formada una teora sistemtica, recopilada y posiblemente organizada por l, que podemos conocer a travs del testimonio de Platn y de autores posteriores.

    Scrates en la Politeiea de Platn al tratar de la msica conveniente para su ciudad (398 c ss.) cita el nombre de Damn. Luego hay nuevas referencias a l al hablar de la valoracin de los cambios en la msica: segn Damn los tropoi musicales van siempre mano a mano con cambios polticos ms profundos. Filodemo en su escrito sobre msica habla de como Damn crea en que la msica conduca a la Aret y en consecuencia deba tener un puesto importante en la educacin. Aristides dice que Damn y su escuela mostraba que mediante las melodas se creaban en los jvenes actitudes morales o se reforzaban principios ya existentes. Segn Ateneo ( Deipnosophistoi 14, 628 c) la escuela de Damn vio el origen de cantos y danzas en los movimientos del alma. En suma, son testimonios de segunda mano los que nos permiten reconocer las directrices de la doctrina de Damn. Las frecuentes referencias a l incluso en poca tarda prueban su efectividad.

    Por las teoras de Damn sobre el rol de la msica en la educacin se puede suponer que era un componente esencial en la formacin de la juventud.

    Como mencionamos anteriormente es difcil de precisar desde cuando empieza a hacerse efectiva esta realidad. Segn Lasserre (Plutarco 22) en Esparta se puede pensar que antes de las primeras Karneas. En Atenas sera despus. En la Atenas de fines del siglo V era ya una tradicin arraigada la insercin de la formacin musical dentro de la educacin, esto se refleja claramente en las comedias de Aristfanes; el aprendizaje de canciones en las harmonas transmitidas por los padres figura en la misma lnea que la aclimatacin de una conducta honesta. Frente a ello se contraponen las innovaciones de un Phrynis o un Kinesias que son rechazadas como deformaciones artificiosas.

    A la vez se desarrolla una tendencia opuesta fundamentada en la desvalorizacin de la msica como elemento educativo. Un reflejo de esta corriente es el Papiro de Hibeh (de autor desconocido, probablemente del siglo IV a.C), donde encontramos estos argumentos: Dicen que algunas melodas hacen a los oyentes temperantes; otras los vuelven juiciosos; otras, justos, valerosos o viles, y no saben que ni el genos cromtico podra hacer tornar viles ni el enarmnico valerosos a quienes los emplean en su msica (12). Se lanzan aqu mordaces ataques contra la gente que se autodenomina harmonikoi(armonistas): aunque no son msicos ejercitados se adjudican juicios de alabanza o censura sobre melodas y gneros tonales. Si esta extrema repulsa de la valoracin tica de la msica hubiera tenido en torno al 390 asentimiento general, el autor del discurso no habra tenido motivo para criticar y mostrar su sorpresa..

    Las obras de Platn reflejan que desde la poca de Damn haba cambiado junto con la msica tambin la actitud ante ella.

    Est profundamente convencido del poder tico de la msica y por lo tanto le concede un gran papel en su Estado.

  • Su postura bsica queda clara en un largo pasaje de Las Leyes (700a-701b) donde examina crticamente el desarrollo de la msica y lamenta que a partir de una originaria regulacin ms estricta se haya llegado a una libertad musical mezclando gneros; ello trasciende a otros mbitos de la vida. Lamenta que el placer auditivo se haya convertido en criterio.

    Frente a ello su propia concepcin es estricta. La msica como todas las artes, pertenece al mbito de la mimesis ( La Repblica 392 d)en una ciudad ideal se debe poner sumo cuidado en que nada malo o nocivo sea imitado. De ah que en la eleccin de las harmonas haya que dar de lado a todas aquellas relacionadas con lamentos, blandura, vida perezosa, embriaguez etc. Quedan por tanto nicamente dos: la doria, como esencia de la expresin de una masculinidad valiente y guerrera, y la frigia, como expresin de la vida en paz (esta es la excepcin de la que hablbamos antes). De los instrumentos se rechazan los de muchos tonos, entre ellos el auls. Slo la lira y la ctara se dejan en la Ciudad. En todo caso, para los pastores en el campo, la syrinx. De los ritmos slo se aceptan los que corresponden a una vida ordenada y esforzada.

    Si en La Repblica se elaboran el sentido y la funcin de la msica, en Las Leyes se prescriben uno por uno los mbitos de su empleo. Tambin aqu est todo regulado: los poetas deben someter sus obras antes de publicarlas a la revisin de los peritos puestos para ello; incluso de la poesa antigua hay que eliminar lo de inferior calidad.( Las Leyes 801 a). En la educacin musical de los muchachos canto y acompaamiento deben sonar homfonos; los adornos y las modulaciones estn prohibidos porque inducen al alumno a la confusin. Tambin la accin musical de los adultos est regulada. Como gneros poticos son slo admitidos los himnos a los dioses y los encomios (alabanzas) a hroes u hombres destacados. ( La Repblica 607, Las Leyes 801 e)

    Es importante el conocimiento de las peculiaridades de los distintos elementos musicales, ya que deben de ser combinados correctamente, de modo que, una cancin para libres no tenga un ritmo para esclavos etc. La msica sin palabras est prohibida.

    Aunque Platn se ocup tambin de aspectos tericos de la msica como muestran en parte sus alusiones crticas a los pitagricos ( La Repblica 531a ss.) y su organizacin de las escalas ( Timeo 35 a ss.)

    Sin duda en las teoras de Platn se ve un claro influjo de Damn; toma las bases de l elaborando su doctrina desde sus propios puntos de vista.

    Aristteles parte en el empleo de la msica dentro de su Ciudad ideal del sistema de su maestro, pero se diferencia de l en aspectos importantes. Sus observaciones respecto a este tema estn concentradas en el libro octavo de La Poltica .

    La dedicacin a la msica es importante: por un lado sirve a la diversin y al recreo, como un ocio enriquecedor y por otro lado tiene un valor especial de poder influir sobre el ethos y el alma. Sus homoimata (sustantivo de homoios; expresin que frente a la mimesis de Platn no tiene un carcter desvalorizador) de afectos como clera, clemencia, valor etc, causan en nosotros los mismos estados que los afectos en la realidad. Dicha capacidad de influjo espiritual debe aprovecharse para la educacin.

    Para la educacin del carcter joven no basta, sin embargo, la simple audicin de la msica; slo por la propia ejercitacin se puede adquirir una efectiva capacidad de juicio sobre el valor moral de melodas y ritmos. Slo se trata de conseguir unos niveles bsicos, el objetivo no es la profesionalizacin musical.

    El auls y los dems instrumentos tcnicamente complejos hay que alejarlos del mbito paidetico (mbito de la paideia , de la educacin) Su ejecucin est permitida all donde tiene que tener un valor catrtico (esta funcin es adjudicada ahora, a diferencia de Platn, explcitamente a la msica) y tambin en las representaciones pblicas. En estas el plano tico-musical no necesita quedar ms alto que el correspondiente al de los oyentes del pueblo.

    Hay que tener un especial cuidado en la eleccin de harmonas y ritmos cuando se emplean en la educacin.

    Las melodas bajo referencia a los filsofos y a los contemporneos musikoi , se dividen en ticas", prcticas y entusisticas. A la educacin perteneceran las ms ticas. Mientras que sus fuentes propugnan una harmona especial para cada tipo de meloda, Aristteles no separa tan drsticamente. En la ejecucin llevada a cabo por profesionales se pueden emplear las prcticas y las entusisticas.Etica es en especial la drica, pero se pueden admitir otras armonas. Se critica en este pasaje a Scrates que en La Repblica dejaba al lado de la doria slo la frigia, mientras rechazaba el auls: esto parece un contrasentido pues lo peculiar tanto de la harmona como del instrumento es lo orgistico y lo pasional (en esta valoracin de lo frigio coincide Aristteles con todos los testimonios atenienses conservados, la opinin de Platn, que considera lo frigio como expresin para la vida ordenada en libertad, es nica). El texto conservado de La Poltica no trata los ritmos. Para Aristteles los efectos ticos de la msica son importantes, pero, a diferencia de Platn, no los considera nicos aunque sean los ms nobles. Junto a lo educativo, hace valer sin reparo alguno los efectos de diversin y relajamiento. En el mbito de las reuniones pblicas renuncia a

  • la limitacin de los elementos musicales, reconociendo una funcin catrtica.

    Los presupuestos filosficos y pedaggicos expuestos en La Poltica son similares a los de La Potica : el arte es imitacin y suscita sentimientos; por ello es educativo, por cuanto el artista puede escoger, del modo ms oportuno, la verdad a imitar e influir as sobre el espritu humano, (is) El beneficio moral que se puede obtener de la msica pasa a travs del mecanismo de la catarsis. Aristteles no especifica de qu se trata, pero podemos entender la catarsis como una especie de medicina homeoptica. Como indica Tatarkiewicz, ya en el siglo V a.C. se tena la conviccin popular de que la msica y la poesa creaban una s reacciones violentas y extraas en la mente, produciendo un estado en el que las emocin y la imaginacin superan a la razn. Estas experiencias provocan una descarga de emociones. La fuente de placer no est en las emociones en s, sino en su expresin. Se ha indicado que esta idea la introduce Aristteles en La Potica como una influencia de autores precedentes. Sin embargo, si nos fijamos en su aplicacin como un intento de defender la poesa, la teora catrtica sera especficamente aristotlica. Frente a la condena de Platn por su accin irracional, Aristteles alega que la poesa no intensifica las emociones sino que las descarga. Se trata de una teora que atae exclusivamente a la poesa y a la msica.

  • idea de que el kinein (moverse) es una propiedad destacada de la msica reaparece. Hace una distincin entre diversos tipos de posibles percepciones: una natural que distingue en la msica cualidades como ruidoso y silencioso; otra que se adquiere en la formacin ( epistemonik aisthesis ) y que puede establecer lo bueno y lo flojo de una composicin y una ltima que al escuchar produce el disfrute o el rechazo. Aparecen con ello puntos de vista que dejan fuera de atencin los valores ticos y que modernamente se califican de estticos, pero esto parece ser una excepcin en Digenes.

    Filodemo lo critica duramente. Atribuye los efectos de la msica sobre el hombre al texto de la composicin o a otras condiciones acompaantes. Todo lo que la msica puede suscitar es alegra y diversin ( terpsis, hedon ) y a travs de ello, ocasionalmente, alivio en el trabajo. El melos en s es irracional, y no puede influir en los estados de nimo.

    A pesar de la poca relativamente tarda de Digenes y Filodemo, las opiniones contrapuestas de ambos autores son importantes como exponentes de dos directrices: en poca helenstica se mantiene la creencia en el influjo moral de la msica pero coexiste con la opinin contraria, que slo reconoce en la msica goce para el odo.

    Abert considera a los sofistas como primeros impulsores de esta directriz que niega a la msica su tradicional poder. Esta lnea pasara ms tarde a travs del Papiro de Hibeh a Epicuro y Filodemo.

    Se escapa a nuestro conocimiento como se reparta el peso entre ambas direcciones. Pero si juzgramos por el nmero de testimonios, ganaran los ticos.

    En Ps. Plutarco encontramos una recopilacin de autores que siguen esta valorizacin tica; tambin otros tericos tardos como Ptolemaios y Aristides Quintiliano ( Sobre la Msica , libro II) se ocupan del tema.

    Ptolemaios, en especulaciones filosficas que se remontan a escuelas distintas, compara intervalos y gneros tonales con distintas fuerzas anmicas y virtudes. Trata especialmente el efecto de las distintas alturas tonales y metabolai (cambios) sobre el alma.

    Aristides ofrece datos detallados sobre el empleo educativo de las distintas harmonas que influyen sobre los caracteres. Tambin desarrolla el aspecto rtmico. Su obra contiene una doctrina rtmica ms avanzada que la de Aristxeno. Adems destaca por la claridad y el carcter sistemtico de la exposicin. En el segundo libro de su tratado Sobre la Msica considera la funcin paidutica de la msica y en general los efectos que los diversos tipos de msica producen sobre el espritu humano. Trata la parte prctica de la msica, es decir, la que acta sobre el alma: la composicin y la interpretacin. La funcin principal de la msica es educar, modelar el ethos. Plantea cuestiones que se desarrollan a lo largo de todo el pensamiento de herencia platnica. En la aplicacin concreta de tipos de msica a ethos determinados parece remitirse a Damn. Continua la idea de la accin directa de la msica sobre el alma que se encuentra en las tesis pitagricas que ponen en relacin la msica, el nmero, el alma y el cosmos: Tampoco podremos saber nada de la educacin mediante la msica sin conocer primero el alma, de cuyo cuidado se ocupa por entero. (15) El poder tico de la msica reside en su especial capacidad de actuar sobre lo irracional a travs del placer. Es el instrumento ms eficaz para reconducir las pasiones: no era posible educar a los excesivamente jvenes con palabras puras, que slo poseen la advertencia carente de placer [...] Las causas de la eficacia de la msica son evidentes. Nuestro primer aprendizaje se produce por medio de semejanzas, que descubrimos atendiendo a los sentidos

  • Como seala Comotti en la disputa entre quien niega el valor tico de la mousik , considerando meloda y msica como meros instrumentos de placer, y quien le atribuye una funcin educativa, estn latentes las mismas motivaciones de carcter moralista y racionalista que las polmicas sobre la relacin msica-poesa de los siglos XVII y XVIII. (is)

    Nos podramos plantear qu queda hoy del influjo moral de la msica o a quin deberamos dar la razn: a Platn y Aristteles o a Flodemo y Sexto Emprico. Quizs en el punto medio est la respuesta. Podemos afirmar que la msica tiene un efecto psicolgico y que posee valores educativos. Pero debemos ser escpticos frente a la afirmacin de que unas determinadas cualidades o caracteres pueden ser promovidos o cambiados mediante una determinada sucesin de tonos en un ritmo concreto. Esto no quiere decir que la msica no pueda producir tristeza, alegra, tranquilidad etc. las circunstancias en que se est acostumbrado a oir determinado tipo de msica o tambin la ocasin en que una msica se oy por primera vez juegan un papel fundamental.

    7. BIBLIOGRAFA

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    Comotti, Giovanni. La msica en la cultura griega y romana . Historia de la msica, vol. 1. Madrid: Turner, 1986.

    Fubini, Enrico, La esttica musical desde la Antigedad hasta el siglo XX . Madrid: Alianza Editorial, 1988.

    Garca Lpez, J. Sobre el vocabulario tico-musical del griego, Emrita , XXXVII(1969), p. 335-352.

    Garca Valds, M.(ed.). Plutarco. Obras morales y de costumbres. Madrid: Akal/Clsica, 1987.

    Luque Moreno, J. Msica celestial: Astronoma y Psicologa en la teora musical de los romanos", Astronoma y Astrologa. de los orgenes al Renacimiento . Madrid: Ediciones Clsicas, 1992, p.111-142.

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    Tatarkiewicz, Wladislaw. Historia de seis ideas. Arte, belleza, forma, creatividad, mimesis, experiencia esttica . Madrid: Tecnos, 1992.