el picudo blanco 7 (tripa)

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Dirección y maquetación : José Manuel Sanrodri. Diseñador gráfico : Roger Pereira Molina Consejo de redacción : Pere Vicente Agulló, Antonio Zapata Pérez, Josep E. Rico Sogorb, José Antonio Amorós, Miguel Salinas, Leonor Carmona Sanabria, Raimon Gonzálvez y Eva María Palenzuela. Diseño de la Portada realizado por : Roger Pereira Molina Escritores : Enrique Vila-Matas Juan Carlos Mestre Mohamed Ahamed Bennis Jesús Francisco Bernal Castell Joaquin Llorens Conchi Izquierdo Marcos Francisco José Gómez Rodríguez Juan Solo Manuel Valero Gómez Eva María Palenzuela Martínez José Manuel Sanrodri Abel Bri Agulló Antonio Monzonis Remedios Álvarez Adela Margarita Salas Harmonie Botella Chaves Miguel Salinas Áurea López Francisco Lezcano Lezcano David Reche Espada Antonio Zapata Pérez Tomás Moreno Millán Leonor Carmona Sanabria Raimon Gonzálvez Bru Shaira Elizabet Escalona Maximiliano García Mari Cruz Tristán Richarte Rosa María Roca Santana Adrián Marco Bru Josep Esteve Rico Sogorb Ilustradores : Josep Manel Sánchez Daniela Edith Gallardo Zderich María Paz García Vicky Quinn José Ramón Lorente José B. Ruiz Alfredo Jimenez Francisco Lezcano Lezcano Iris Moreno Raquel Ortiz Diana Camacho Briceño Raquel Orjuz Dulce Mar Vicente Moragón Isabel Zapata Ivorra Maryte Valenzuela Escalona Javier Andrade Marta Petit Cuesta Blanca Santos ISSN : 1887-973X Patrocinio del Institut Municipal de Cultura El número siete aparece con unas cuantas copas de vino, dando a gritos la bienvenida a este esperado momento que vuelve a ver la luz en la noche inani- mada para aquellos ojos que se encuentran mirando sobre el viento, imaginando, amanecer ante el olor a salitre, imaginando, darse un buen baño de versos y deleitarse ante las imágenes cargadas de una nostal- gia que nos advierte que la belleza que habita en el recuerdo debe ser despojada en estos días inquietan- tes, en donde tenemos que desaprender lo aprendi- do, para alzar el vuelo con los brazos bien abiertos hacia un cielo repleto de gaviotas y danzar sin miedo con los cuerpos desnudos, desprendiéndonos de un, “quizá, no es lo más apropiado...”. Tal vez, lo más apropiado en estos momentos que transcurren sin piedad alguna, es precisar, cómo hallar un ins- tante de calma para albergar fuerzas y sentir que podemos imaginar que es posible una transforma- ción. "El error que cometo hoy, es la llave que me abrirá la puerta hacia el mañana", por eso, no debe- mos temer equivocarnos, sino, todo lo contrario, puesto que, nos da la posibilidad de mejorar y trans- formar paso a paso todo aquello que nos hará ser un poquito más sabios, ¡viva el error! No debemos per- mitir que asesinen nuestros sueños con sus charlas de títeres farsantes. Lo que debemos hacer es alzar la mirada templada y posicionarla hacia aquel obje- tivo que queramos alcanzar. Como dijo Confucio: Cuando el objetivo te parezca difícil, no cambies de objetivo, busca un nuevo camino para llegar a él". Imagínatelo, mirar hacia el más infinito de tus sue- ños rozándolo con las yemas de tus delicadas manos, y ser capaz de alcanzarlo, con ese sabor dulce que desprende tu piel desnuda, en los amane- ceres que van desplegando flores en invierno. Imagínatelo, sin que maten tu esperanza, corretean- do entre campos repletos de margaritas, que te abri- gan de lo cotidiano inerte, en donde, aquellos inci- vilizados pretenden que caigamos en un desierto de fugaces sonrisas intentando que olvidemos, que al mirar esa sonrisa tuya es la ventana abierta que necesitamos para no perdernos en este maldito orden gris, sin silencios, apurando los minúsculos segundos, para impedir decir te quiero. Imagínatelo, sosteniendo en mi mano izquierda tu mano derecha, paseando por la bahía de mi ciudad mojada, llorando en este otoño de hojas caídas, cada gota que cae en tus delicados labios hace que en ellos florezcan nuevos besos, y con cada beso que nos regalamos se va construyendo un edificio rojo que bombea a cada rincón de la ciudad ilusión. Ilusión de reconvertir tus palabras en aceras indeter- minadas en las que podamos escribir nuestra propia historia, sin miedo a que nos desahucien los recuer- dos. Vivimos en este pasar de los días en donde la cobardía se disfraza de traje negro y semblante frío, diciéndonos, “quizá, no es lo mas apropiado...”. Presentación Presentación elpicudoblanco elpicudoblanco@ gmail gmail. com com 2 eva María palenzuela Martínez Josep Manel sánchez ElPicudoBlanco7_PicudoBlanco7 24/03/13 21:36 Página 1

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Portada ilustrada por Roger Pereira Molina (Venezuela)

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Page 1: El Picudo Blanco 7 (Tripa)

Dirección y maquetación:José Manuel Sanrodri.

Diseñador gráfico:

Roger Pereira Molina

Consejo de redacción:Pere Vicente Agulló, Antonio ZapataPérez, Josep E. Rico Sogorb, JoséAntonio Amorós, Miguel Salinas, LeonorCarmona Sanabria, Raimon Gonzálvezy Eva María Palenzuela.

Diseño de la Portada realizado por:Roger Pereira Molina

Escritores:

Enrique Vila-MatasJuan Carlos Mestre Mohamed Ahamed BennisJesús Francisco Bernal CastellJoaquin LlorensConchi Izquierdo MarcosFrancisco José Gómez RodríguezJuan SoloManuel Valero GómezEva María Palenzuela MartínezJosé Manuel SanrodriAbel Bri AgullóAntonio MonzonisRemedios ÁlvarezAdela Margarita SalasHarmonie Botella ChavesMiguel SalinasÁurea LópezFrancisco Lezcano LezcanoDavid Reche EspadaAntonio Zapata PérezTomás Moreno MillánLeonor Carmona SanabriaRaimon Gonzálvez BruShaira Elizabet EscalonaMaximiliano GarcíaMari Cruz Tristán RicharteRosa María Roca SantanaAdrián Marco BruJosep Esteve Rico Sogorb

Ilustradores:

Josep Manel SánchezDaniela Edith Gallardo ZderichMaría Paz GarcíaVicky QuinnJosé Ramón LorenteJosé B. RuizAlfredo JimenezFrancisco Lezcano LezcanoIris MorenoRaquel OrtizDiana Camacho BriceñoRaquel OrjuzDulce Mar Vicente MoragónIsabel Zapata IvorraMaryte Valenzuela Escalona Javier AndradeMarta Petit CuestaBlanca Santos

ISSN: 1887-973X Patrocinio del

Institut Municipal de Cultura

El número siete aparece con unas cuantas copas de

vino, dando a gritos la bienvenida a este esperado

momento que vuelve a ver la luz en la noche inani-

mada para aquellos ojos que se encuentran mirando

sobre el viento, imaginando, amanecer ante el olor a

salitre, imaginando, darse un buen baño de versos y

deleitarse ante las imágenes cargadas de una nostal-

gia que nos advierte que la belleza que habita en el

recuerdo debe ser despojada en estos días inquietan-

tes, en donde tenemos que desaprender lo aprendi-

do, para alzar el vuelo con los brazos bien abiertos

hacia un cielo repleto de gaviotas y danzar sin

miedo con los cuerpos desnudos, desprendiéndonos

de un, “quizá, no es lo más apropiado...”. Tal vez, lo

más apropiado en estos momentos que transcurren

sin piedad alguna, es precisar, cómo hallar un ins-

tante de calma para albergar fuerzas y sentir que

podemos imaginar que es posible una transforma-

ción. "El error que cometo hoy, es la llave que me

abrirá la puerta hacia el mañana", por eso, no debe-

mos temer equivocarnos, sino, todo lo contrario,

puesto que, nos da la posibilidad de mejorar y trans-

formar paso a paso todo aquello que nos hará ser un

poquito más sabios, ¡viva el error! No debemos per-

mitir que asesinen nuestros sueños con sus charlas

de títeres farsantes. Lo que debemos hacer es alzar

la mirada templada y posicionarla hacia aquel obje-

tivo que queramos alcanzar. Como dijo Confucio:

Cuando el objetivo te parezca difícil, no cambies de

objetivo, busca un nuevo camino para llegar a él".

Imagínatelo, mirar hacia el más infinito de tus sue-

ños rozándolo con las yemas de tus delicadas

manos, y ser capaz de alcanzarlo, con ese sabor

dulce que desprende tu piel desnuda, en los amane-

ceres que van desplegando flores en invierno.

Imagínatelo, sin que maten tu esperanza, corretean-

do entre campos repletos de margaritas, que te abri-

gan de lo cotidiano inerte, en donde, aquellos inci-

vilizados pretenden que caigamos en un desierto de

fugaces sonrisas intentando que olvidemos, que al

mirar esa sonrisa tuya es la ventana abierta que

necesitamos para no perdernos en este maldito

orden gris, sin silencios, apurando los minúsculos

segundos, para impedir decir te quiero.

Imagínatelo, sosteniendo en mi mano izquierda tu

mano derecha, paseando por la bahía de mi ciudad

mojada, llorando en este otoño de hojas caídas, cada

gota que cae en tus delicados labios hace que en

ellos florezcan nuevos besos, y con cada beso que

nos regalamos se va construyendo un edificio rojo

que bombea a cada rincón de la ciudad ilusión.

Ilusión de reconvertir tus palabras en aceras indeter-

minadas en las que podamos escribir nuestra propia

historia, sin miedo a que nos desahucien los recuer-

dos. Vivimos en este pasar de los días en donde la

cobardía se disfraza de traje negro y semblante frío,

diciéndonos, “quizá, no es lo mas apropiado...”.

PresentaciónPresentación

elpicudoblancoelpicudoblanco@@gmailgmail..comcom

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eva María palenzuela Martínez

Josep Manel sánchez

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¿Cuántas veces nos interrumpen al día?Tantas que, aunque sólo sea porque nosinterrumpiríamos a nosotros mismos, nicontarlas podemos. En Wakefield, cuentoinolvidable de Nathaniel Hawthorne,hallamos una de las interrupciones másemblemáticas, por excelencia. Wakefieldes aquel marido que se despide de sumujer por unos días y no es visto por nadieen veinte años. En el centro de Londres sedesvincula del mundo. Se instala en secre-to en una casa del barrio y espía a su espo-sa en su viudez. Un día, pasados ya veinteaños, llueve. Le parece ridículo mojarsecuando ahí tiene su casa, su hogar. Subepesadamente la escalera y abre la puerta.Saluda a su mujer como si no hubieraexistido interrupción alguna en sus vidas. Otro paréntesis memorable tiene lugar enun cuento de Bioy Casares. Un hombre sedispone a apretar el gatillo para suicidarsecuando observa que alguien le está desli-zando una carta por debajo de la puerta. Seinterrumpe, lee la carta. Es su sastre que lereclama una deuda. No sería eleganteabandonar este mundo dejando sin pagaruna cuenta de esa categoría y posterga elgesto final.Nos interrumpen mucho al día, pero se da el caso de personas que, viéndose interrumpidas sin cesar, trabajan en unestado de gran felicidad. Cuenta Ricardo Piglia en una reciente entrevista que una vez fue a ver a Manuel Puig y leencontró escribiendo en la cocina mientras la madre le hablaba y él veía una telenovela: “Puig escribía, y la madre letraía mate, y conversábamos y ahí estaba la tele. Es una escena bastante contemporánea”. Recuerdo que fue a Juan Cueto al primero al que le oí hablar de esas personas que leen dos diarios a la vez mientrasven un informativo de televisión y al mismo tiempo hablan por teléfono y consultan la meteorología en internet. ¿Es la interrupción, como dice Piglia, un tema de la cultura contemporánea? No lo dudo. Pero hay ciertos misteriosahí por resolver. ¿Por qué, por ejemplo, distinguimos entre interrupciones que nos fastidian y otras que no? ¿Qué haceque no nos parezca que alguien nos interrumpe cuando lo está haciendo ostensiblemente? Y a la inversa, ¿qué hayexactamente de horrible en aquello que percibimos que nos interrumpe?Tan inmersos nos hallamos en la realidad mediática que hasta nos olvidamos con frecuencia de que, si apagáramosde golpe la machacona mentira oficial, un mundo inédito podría estar aguardando al otro lado. Hablo de interrumpirsistemáticamente el discurso mediático y hablo también del placer –todavía un derecho personal- de dejar con la pala-bra en la boca a todos los peleles. Hablo de esa posibilidad que tenemos de entrar en otra realidad, de hecho en la rea-lidad real. Hoy cuando ya es una constante que los intereses económicos consiguen que la realidad real no coincidacon la mediática, propongo una humilde idea para sobrevivir: interrumpir el discurso mediático cada vez que intuya-mos que eso que se llama inspiración consiste en lo que uno logra cuando se aparta de la falsa realidad. Téngase encuenta que a veces, al apartarnos, hasta surgen destellos de un mundo con carga poética, de un mundo todavía posi-ble. Para colosal interrupción, aquella de la que nos habla Julio Ramón Ribeyro en La tentación del fracaso: “Leyendohace poco a Cervantes, pasó por mí un soplo que no tuve tiempo de captar (¿por qué?, alguien me interrumpió, sonóel teléfono, no sé) desgraciadamente, pues recuerdo que me sentí impulsado a comenzar algo... Luego todo se disol-vió. Guardamos todos un libro, tal vez un gran libro, pero que en el tumulto de nuestra vida interior rara vez emergeo lo hace tan rápidamente que no tenemos tiempo de arponearlo”Y bueno, creo que hemos llegado al final. ¿Algo para arponear? No les interrumpo más, sigan alegres su camino.

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enrique vila-Matas

Ser Interrumpido

Daniela eDith GallarDo zDerich

NACIDO EN BARCELONA EN 1938. HA SIDO PREMIO NACIONAL DE LA CRÍTICA, PREMIO “CIUDAD DE BARCELONA” Y PREMIO DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA...

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Para Rafael Pérez Estrada

Recorrimos los suburbios,anduvimos juntos entre la maleza,dormimos en los cobertizos.

El poeta barba de maíz roedor de los sembrados,el poeta bobina sin hilo de las cometas.El que bajo los párpados de lino del veranoes la voz ronca del vendedor ambulante,la mirada del viento que seca la tierra mojada.

Lo que el poeta dice,lo que dice el poeta a la adivina,al solitario de boina gris,al que oye sus palabras como relato de un robo.

El poeta vidrio de los cuatro colores de la atmósfera,el poeta oscuro llave de las alacenas.El que está sentado a la diestra del padrejunto al jugador de baraja que lee la fortuna,el que le dice a la muerte, oye muerte,y se acuesta con ella.

Lo que dice el poeta,lo que el poeta diceal que se creyó dueño de algo,propietario del reflejo de algo,amo de la discordia de algo.

El que deambula de noche por los cercados,el poeta amigo de las hormigasque construye una casa de harina.El que guarda en su artesa cuero de tambory pan nublado del sábado.

El poeta cera amarilla de las iglesiasque baila con el agua de las pecadoras,el poeta barco de papelque duerme con la muchacha sin labios.Sus manos escriben el rótulo de las mercerías,saludan en la iglesia al dueño del alambique.El que se llama Niebla, Pelirrojo Crepúsculo,el que no sabe a quién besarán ahora los ojos de Triste Bocade Nuez,el que silba como el pájaro de las colinas,el hijo del panadero que conversa con el martín pescador.

Lo que el poeta dice,lo que dice el poeta a la muchacha con calcetines blancosy pequeños ojos de colibrí.El viejo pastor comensal del otoño,el poeta ruido de las semillas, carpintero del Arca de los animales.

El delirante bajo el filamento de las bombillaspara el que aún tiene sentido seguir dándole vueltas.El que vive en la patria de una mujer desnuda,el hijo de la locura que llora médula de caballossumergido en el humo de su choza de adobe.

El que vino a barnizar con leche la jaula de los cantos,aquel cuya cabeza ha rodado como una peonzapor la tarima de los burdelesy ha recorrido todos los templospidiéndole favores al crucificado.El consentido por el vínculo de las zurcidoras,el que padece una enfermedad inmortaly levita en los parques tumbado de espaldas.

El poeta que cruza en ambulancia los campos de girasoles,el poeta ángel de los pesebres,brizna de los acantilados.El poeta reloj de lluvia de las epidemias,vapor de los harapos hervidos contra la peste.El que ha hipotecado la hacienda de varias generacionesy ahora es el ánima de un bolchevique embriagado de vodka.El patriarca que abrió una tienda de ultramarinosy compra por cuatro centavos un ramito de sífilis,el que conoce el comercio de especias y el tráfico de resinas,el compadre de los anarquistas con su escarabajo negro ante el eclipse de mar.El que rodeado de profecías y pájarosvive en las manos de una arpista,el que tiene dedos de trébol y cerillas,aquel cuyas cenizas alimentarán las carpas de los estanques.

Recorrimos los suburbios,anduvimos juntos entre la maleza,dormimos en los cobertizos.

Lo que el poeta dice,lo que dice el poeta a la adivina,al bisabuelo judío que dormía en la comunay aún vaga con su barba blanca por ahíproclamando su consigna a las abejas:Las estrellas para quien las trabaja.

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Juan carlos Mestre

El Poeta

NACIDO EN LEÓN EN 1957, PREMIO “ADONÁIS” DE POESÍA 1982, PREMIO JAIME GIL DE BIEDMA Y PREMIO NACIONAL DE POESÍA

isabel zapata ivorra

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En cierto modo soy el hacedor de esta arboleda, de estos copos como pelusas blancas en el suéter,incluso aquel que los aventa desde las nubes. Soy,en cierto modo, quien otorga vida a todo lo que existe en el cráter del ojo y en la llaga del corazón, soy quien da muerte con agujas de hielo minuciosas a la yema y al fruto de los bosques, quien detiene las hojas carmesíes —como insectos en ámbar—en el arroyo helado.

Con la respiración construyo mundos que sólo habito yo. Un viento estremecido ha borrado mis huellas en la nieve.

El HacedorJesús francisco bernal castell

NACIDO EN ELCHE EN 1976, PREMIO ADONÁIS DE POESÍA 2011

La simiente eclosiona y desde su cáscara abiertase alzan las raicillasque irán buscando sacar su cabezamás allá de la flor de la tierra.

Simiente diminuta,secreto de la vidaempecinada en crear un mundo adorabledonde el verdor de los bosquesentone con el color azul verdoso de los mares.

Simiente que con el tiemposus tentáculos se desparramanpor los espacios terrosos,sus nervios son como un río y afluentesde filamentos fibrosos,sensibles al agua dulce,sensible a la tierra fértilque lo cobija y lo ampara;que sólo anheláis aire mañanay hoy pequeña simiente.

Eres el padre y la madrede toda naturalezay también eres su hija,su mañana y tu grandezavolará por los aires,por los copos de sus hijosla última arboledade frondosos y corpulentos olivos.

Somos simiente vigorosade un mundo nuevodonde los hombres viviránen justicia y libertad,un mundo muy abundantenacidode la eclosión de las simientes.

Origen: La SimienteraiMon Gonzálvez bru

vicky quinn

alfreDo JiMenez

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Mi empresa, a mi pesar, me trasladó a una nueva ciudad de forma permanente. Durante quince días viví en un hotel pero, alcabo, alquilé una vivienda cerca del parque municipal. Pronto mi rutina incluía atravesar dicho parque al ir y volver del traba-jo. A los pocos días me percaté de que, a la tarde, un anciano solitario siempre estaba sentado en una silla playera sobre la hier-ba, junto a un ficus al que, a veces parecía hablar y, a veces acariciaba suavemente. La circunstancia tenía la peculiaridad aña-dida de que, junto a él, un cartel clavado en el césped contenía la leyenda: Prohibido pisar la hierba. Sin embargo, aunque aveces vi jardineros por la proximidad, lo único que éstos hacían al verle, era saludarle; saludo que el anciano respondía con unadesmayada sonrisa. Su cara era serena y sus ojos delataban una incipiente demencia senil. Me extrañó que los niños, siempretan crueles con la gente diferente, no le molestaran jamás. Debía de tratarse de uno de esos excéntricos que acaban siendo partedel paisaje de las ciudades pequeñas. Al cabo de varias semanas de comprobar que el anciano sólo faltaba a su cita los días enque el aguacero era más recio, pregunté por él a uno de los jardineros que recogían las hojas caídas de los árboles cerca delanciano. Me explicó que llevaba haciendo lo mismo desde hacía más de dos décadas. Según se rumoreaba, su mujer había des-aparecido un día y, por lo visto, el hombre estaba perdidamente enamorado de ella. Durante un año deambuló por la ciudadcomo un perrito que ha perdido su dueño. Una tarde trajo con él la silla y se sentó junto al entonces joven ficus. Al principioalgunos jardineros lo echaban de allí, pero, al cabo, todos se enteraron de su triste historia y acabaron por dejarle estar, dondeno molestaba a nadie y donde su alma parecía tener reposo. Más de una vez estuve tentado de entablar conversación con él,pero un pequeño brillo de locura en su mirada cada vez que me acercaba, me desanimaba a hacerlo. Un par de años más tarde,dejé de verlo. Al interrogar a un jardinero, me aclaró que había muerto. Unos meses después, un rayo cayó sobre el ficus, incen-diándolo por completo. Pocos días más tarde leí en las páginas de sucesos que, al arrancar las raíces, descubrieron un cadáver.Los jardineros, los niños y yo sabíamos de quien se trataba, pero nadie se acercó por la Policía para desvelarlo.

José raMón lorente

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El Anciano del FicusJoaquín llorens

La simiente eclosiona y desde su cáscara abiertase alzan las raicillasque irán buscando sacar su cabezamás allá de la flor de la tierra.

Simiente diminuta,secreto de la vidaempecinada en crear un mundo adorabledonde el verdor de los bosquesentone con el color azul verdoso de los mares.

Simiente que con el tiemposus tentáculos se desparramanpor los espacios terrosos,sus nervios son como un río y afluentesde filamentos fibrosos,sensibles al agua dulce,sensible a la tierra fértilque lo cobija y lo ampara;que sólo anheláis aire mañanay hoy pequeña simiente.

Eres el padre y la madrede toda naturalezay también eres su hija,su mañana y tu grandezavolará por los aires,por los copos de sus hijosla última arboledade frondosos y corpulentos olivos.

Somos simiente vigorosade un mundo nuevodonde los hombres viviránen justicia y libertad,un mundo muy abundantenacidode la eclosión de las simientes.

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José b. ruiz

Quizás habrá otra vida,otro mundo,y otro mágico instanteen el que tú y yo,volvamos a encontrarnos.

Espérame en la noche,junto a la playa,yo surgiré de pronto,blanca, inmensa y desnuda,bañando mi silueta, entre tus transparentes aguas.

Me reconocerás,por mi mirada lánguida,acostumbrada al llanto,por los ávidos labiosque acariciar soñaste,y el impetuoso latir de mi pecho enamorado.

Me dejaré abrazarpor tu azul infinito,haremos el amordejándonos la vida,y esa estrella fugazque hoy surca el horizonte,sonreirá al contemplarque se cumplió nuestro sueño.

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Quizás en un mañana

francisco GóMez roDríGuez

La Última vez

conchi izquierDo Marcos

La miró por última vez. No creía que fuera ciertoeste postrero gesto de amor hacia ella. Nunca le gus-taron las despedidas. Prefería decir hasta luego antesque adiós. Demasiado cortante. Demasiado definiti-vo. Demasiado puñal entre los labios. Él sabía bien que los días no serían iguales sin ella.Las marcas de su bondad cimentaban las agujas deltiempo. La volvió a mirar y los recuerdos se agolparon en sucerebro. Las horas intensas cuando su presencia erasigno de los días vividos. El tiempo de las rosas quecoronaban con su presencia las estancias. El tiempopasado, el tiempo vivido, el tiempo recordado.La miró por última vez y derramó la siguiente lágri-ma. No podía ser cierto pero era.La vida siempre se cobra su peaje.

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Quiero retroceder torpea esta migraciónque tardo nadie pinta.Quiero encontrar las huellasde tu nombre y saber de tanta huídahacia atrás,las brumas.Quiero desandar tus piernasy no puedo.Sordedad de mi yoque no cesani termina de apartarnos.

Tu búsqueda joven de salidas francasal gran atascadero globalde tus cercanías¿o de tus adentros?Inventor solitario inquisidor,oriundo,hablo de ti,nos persiguen rebeldías igualesa sí mismo,emotividades,pulsiones,nuestro origen celta.

Congénere de mis ansiassigo tu tumba del desganolejos de tus montañasde cabrasy manzanilla.

Se trata que seas lo mismoque mis nostalgiaspara que escapemos de la artrosisde este mundo agrietado y en tropel.Peleamosacariciando,confundiendo,copulando,soñando volver siempre atrás.

Mirando alláquiero ir a tu encuentro,no sé si podré sin fe...

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AbueloJuan solo

A mi Sombra

Manuel valero GóMez

Para Alberto,

compañero y hermano de pupitre

Dijiste unos versos como el que esgrimedolor entre la nieblay las risas poblaban las paredestemblando de frío las carcajadas.Todo evocaba sangre,aullido, pesar…ébano:y seguía la burlacon máscara del odioenraizando tristeza en las palabras.

Dijiste unos versos como el que lloraabiertas las pupilascon serio rostro impuestoy la música se perdía por losalbañales de légamo.En silencio mi gestosabía de tus lágrimas,mientras Neruda reinaba en tu bocacomo un pálido carmín deshojado.

Marta petit cuesta

blanca santos

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Apoético ladrilloJosé Manuel sanroDri

El defecto

He incubado el defecto de ser perfecto ante la imagen transgresora de las callesque se desnudan ante un atardecer de besosque saben a agua recién traída del manantial sosegado de tus labios tiernos y migratorios.Despertar y encontrarte ante la adversidadde que existir es razón más que suficientepara enzarzarme entre tus ardientes placereses, para mi contenida vida, más de lo esperadoen estos días impropios de ser feliz con fragmentos de ternura regalados que envuelven el misterio de la razón de la vida.

eva María palenzuela Martínez

isabel zapata ivorra

La resina de piedra se derrite casi en el mismo bordedonde se alojan tus lágrimas, y el hilo de alambre per-fora los botones hasta rasgar el óxido de tu alma, lamisma que se ha endurecido con los papeles que ahorason irrompibles. Los ladrillos se desvanecen de lasparedes, nada queda de los sólidos muros, sólo el airecrea un puzle de fragmentos de tu vida, imágenes que sedesahucian como gotas de agua, discurriendo por laranuras de los azulejos. Aparecen las sombras para desvirgar tu inocencia, paraquitarte la sombrilla que te cobija de la lluvia, aparecencon cuchillos gruesos, recién afilados; su hoja plateadadesea cubrirse con sábana de tu sangre, pero difícilmen-te encontrarán algo en tus venas, pues ya supieronvaciarlas cuando decidiste clavar la bandera de tintasobre un papel que te hacía propietario de la nada, ahoraquieren mandarte al vacío porque no has cumplido conel compromiso que te imponían las cláusulas de la ceni-za y del fuego. Estas enmiendas te advertían que tu espí-ritu se desvanecería en la angustia, en la desesperacióny en la impotencia pero quisiste no hacer caso y ahoralas consecuencias son terribles pues te encuentras en unabismo donde la respuesta es la ecuación que no tienesolución; pues así está montado el sistema hipnóticocreado por ratones de hielo.Te piden el hierro amarillo que se ha fundido en elsuelo, y ya que no lo tienes han ordenado despellejartehasta acabar con tu vida, pero lo que no saben estasfiguras grises es: que no existe la oscuridad si no la hasllegado a fabricar, pues la luz siempre la tienes a tu ladoy si sabes utilizarla, puedes conseguir un poder casiinfinito. Difícil de igualar por el poder de la riqueza.

iris Moreno

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Alguna vez habrás sentido una atracciónmagnética por algo que te perjudicará. Unpastel de chocolate, un cigarro, un porro,una botella de ron, una aguja, una mirada.En mi caso fue lo último. Llevaba semanas,meses, observándole en el bar de copas.Llegaba siempre solo con su aire bohemio yse sentaba siempre acompañado de diferen-tes personas que celebraban su llegada.Huesudo, de pelo descuidado, nariz alargaday grandes ojos reclamando libertad tras susnegras gafas de pasta. Se movía en paz,anestesiado, en un karma, en una silenciosacámara lenta entre el barullo insoportable.Le veía siempre desde la misma mesa en laque bebía y reía con mis amigas. Le busca-ba cuando no llegaba y me iba decepciona-da. Él no se percató nunca de mis miradas,de mi acoso visual, que en realidad buscabaser sorprendido. Anhelaba establecer con-tacto y que me dedicara una sonrisa, unguiño, ¡algo por Dios! Unas veces llegaba,no estaba ningún amigo suyo, y se marcha-ba. Otras paseaba por las paredes dedicandoincómodos minutos a observar los cuadrosde la exposición de turno. Leía revistas,hablaba a los camareros, pasaba tras la barray pinchaba algún disco que yo saboreabasintiendo ese momento como único.Averiguaba el nombre de la canción y luegola oía en casa con los ojos cerrados viendosus negras pupilas. Un viernes en el bar metopé, de casualidad, con la presentación deuna exposición de cuadros y descubrí queeran suyos. Bebí el mojito que servían acucharones y di una vuelta de reconocimien-to. Cualquiera hubiera deducido que el autorde esos dibujos y pinturas de fetos descom-puestos y recompuestos en abstractas estruc-turas imposibles era un desequilibrado. Yoadmiré cada horrenda pincelada por la manoque la había trazado. Me acerqué a él ymentí descaradamente, parecía yo unaexperta en arte moderno alabando sus cua-dros. Él estuvo callado escuchando y cuan-do callé no dijo nada, me comió la lengua, elcorazón se me escurría entre las costillas,sus labios dejaron de rechupetearme y dijo:Estos cuadros son basura, todos lo han visto,algunos no han tenido ni la educación deocultármelo, si tú dices que te gustan, sólopuede ser que quieres follarme. Y así esanoche lo hicimos en mi coche. No fue tanbueno, aunque para mí fue insuperable. Sibebes agua de alcantarilla tras diez horas

caminando a pleno sol en un desierto, cadasorbo sabe a gloria. Para mí el sexo esanoche fue magia, a pesar de las imperfeccio-nes. Luego charlamos abrazados, mirando elnegro cielo por la ventana y no quise creer-le, me convencí de que era una fachada deartista maldito, de que no iba en serio cuan-do decía: Me gustas, aléjate de mí, soy lamuerte, estoy perturbado. Me pincho envena sólo porque ya no está de moda.Necesito provocar y llevarme la contrariahasta a mí mismo, no te convengo. En losdías venideros me enamoré de su sabor anicotina, de su olor a perdedor y su cabellograsiento. Descubrí que no era fachadacuando le abracé drogado y me gritó poseí-do, y me arreó un guantazo al que no respon-dí. Aléjate de mí, gritó, pero se me abrazabay pedía perdón y me robaba cincuenta eurosque yo me dejaba robar, y le comprabahorribles cuadros sin terminar, manchas depintura que tranquilizaban su concienciacuando me dejaba sin blanca y se endroga-ba. Miraba por encima del hombro, despre-ciaba a mis amigas. Creí que no me amaba,que sólo me absorbía la vida, como todosme insistían, pero yo le amé y en algunosmomentos creo que me quiso, tal vez desdeel primer momento buscó protegerme, ale-jarme. Yo jamás le hubiese abandonado,hubiera estado con él hasta la muerte. Mehubiera terminado pinchando, nos habrían

enterrado juntos, pero se me tuvo que ade-lantar. No era un artista maldito, era sólo unmaldito sin motivo, de una buena familiacoherente y cariñosa que se rindió añosatrás. Voló veinte metros tras atravesar elcristal delantero de su Seat Córdoba. Sehabía golpeado contra un árbol que apenasse quedó magullado, un enorme olivo haciael que fue directo. Detrás de uno de sus fra-casados garabatos que le compré encontréuna carta dirigida a mí y a ese árbol: Hacetiempo que me he ido de este mundo, aun-que tú no lo sabes. He revivido contigo undulce espejismo, te he amado, me he creídovivo y corriente, en el mejor sentido. Te dejopara la posteridad lo más auténtico de miexistencia, mi amor deja una eterna huellaun vacío que te seguirá queriendo cuando noesté yo ni tú. He vaciado en un perfecto cír-culo el tronco de un olivo centenario, es yeres mi única obra de arte, aunque me hayasvenido en muerte. Así acaba la carta. Fui aver el olivo en que se mató y el agujero sigueallí perfecto. Le veo a él en esa ausenciaoscura y atrayente. Me salvó la vida con sumuerte, eligió no arrastrarme. Odio que sesuicidara cobarde, odio haber ido a hablarle,pero es cierto que ya se había suicidadomucho antes, poco después de tener con-ciencia de sí mismo, es cierto que nos quisi-mos, es cierto que me odio y es cierto queme desnudó y desarmó.

raquel ortiz

Cuchillo, Muerte, Siempre:abel bri aGulló

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Fuiste una sencilla voz. Inocente voluntadllena de fuerza valiente.

Para denunciar tu sangre,quisiste,levantar tus brazoscon el recuerdo del almaen los factores socialesy fue el precio que pagasteen tu ansiada juventud.

Polvo del aire bebiste,contagiandolas cavernas de tu cuerpocon lesiones infecciosas.

Condiciones en tu cárcel.Comidas, caldos, venenos,van lacerando tu almade escalofríos de muerte.

En tu joven madurez perdiendo ya la esperanza,no olías ni el inciensobajo de un sol sin su cielo.

Triste mudanza de vida.

¿Cuánto necesitarán mi amor?le decías en la noche,a fantasmas de los tuyos.

¡Nunca dejaré de amaros!

Espíritu de refugiodel caminar de tu vida.

¡Cuanta sangre derramaste!con gemidosde una tormenta seca.

¡Ay! Cuánto amor nos dejasteen tu poesía viva,mas no puedo conjugarel amor con la armonía.

¡Fuiste humilde!¡Hasta en la muerte!Con desprecios de ese amor que lo sustenta.

No hay madreselvas, ni soles,que calienten ese cuerpo, mas el amor de tu gentees muy grande en el recuerdo.

Desgarraste las palabrascon jirones de tus carnes,y uniste la poesíacon la belleza y tu sangre.

Era un dolor en el llanto,eran eslabones rotos,eran fusiles y piernas,rostros en ruedas de muerte,eran las noches enfermasde una oscuridad sin pájaros,con lágrimas sin conciertos.

Lo corta que fue tu vida,fue grande en tu corazóncon la bondad de las flores,la belleza de los juncosy huellas en tus amores.

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Fuiste Pastor de Palabras

antonio Monzonis

reMeDios álvarez

Antes de entrar en casa he de desposeerme de cuanto vagaba por la calle.Las cosas inertes parecendespertar y se aferran :un sombrero a mi cabeza, incrustado, envasado al vacío;esas zapatillas viejas saliendo del contenedorcaminando con ellas;gafas sin cristales; un periódico atrasadoa mi mano;una bolsa del mercadocon restos de merienda;dos frases dichas sin sentirque repito como míasy un gato que persigue la raspa pegada a un abrigo ajeno.A veces lo consigootras, no me reconozcoen el espejo del baño.

Querencia

Josep Manel sánchez

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-¿La vieron alguna vez pasar a María?...Solía todas las tardes, sigilosa allegarse hasta el río. Siempre acompañando sus pasos con el aroma de su prisa. Deteniendosu mirada por instantes como rastreando cada huella del camino, en busca de alguna señal; para revivir momentos de un pasa-do verano, en que al pueblo llegó un forastero.¡Cuántas veces en aquella oportunidad, las siestas de enero perdieron sus discretos silencios; por las pícaras sonrisas, encubri-doras de las transgresiones que iban planeando, hasta la llegada al río!-¿La vieron alguna vez regresar del río, a María?...Venía siempre acompasando su paso lento, con el gotear del vestido mojado. Pues, cada vez que llegaba a sus orillas, el reman-so se le tornaba en recuerdo y se arrojaba a los brazos de algún remolino, para apagar el fuego de su amor frustrado y el deesa ilusión, por volver a sentir el abrazo de aquel pasajero furtivo; culpable de su angustiante locura.-¿No la vieron ayer, pasar a María?...Fue su última salida al río. Porque ya no hubo noche de regreso.Las estrellas apagaron sus destellos en un amanecer tardío; mientras que la luna, cruzó el cielo sigilosamente, buscándola consu ojo de plata, hasta por detrás de los árboles del camino.Al salir el sol, se supo la triste realidad.La calle quedó mojada sólo por las gotas del fresco rocío, cual lágrimas lloradas por su precipitada muerte; como corolario deun destino pueblerino.

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María VeranoaDela MarGarita salas

Diana caMacho briceño

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Tu aliento de matrona podrida me envenena,tus ojos malignos de matriarca derribadapor los otoños traicioneros me aniquilany en un deshilachado manto me rodean.Eres mi penal, mi condena por haber nacido,de tu nauseabundo vientre perjuro y pestífero,de tu vientre que quiere engullirme, devorarmepara destruirme y proclamar que sólo suyo tuyo, y que tú seguirás siendo la soberana que gobierna,que regenta el destino del malogrado hijo deslucido. Me acorralas, me asedias, me asechas y me fustigas con tus miradas vacías, tus suspiros ahogados,tus reproches silentes y tu vidaque se muere de desamor.Muérete del trance de los hastíos, de los que no vivieron su vida,de los que sólo trabajaron para los suyos, arrodilladosen la tierra infecunda de esta vida de perros.Muérete ya de una vez y déjame fenecer a mi gustoentre porros, litronas y anfetas, tirado por el suelo mugrientode las avenidas mortuorias de nuestros últimos ahogos.

Déjame madre, ya encontraré el camino que me lleve al infierno, como todos los que conozco, todos los que fumaron, bebieron, pegaron, robaron y mataron.

Madre, márchate,no me esperes,te odio.Destruiste mi viday te premian con el cielo azulenco y translucido.Muérete antes de que mi odiote crucifique por última vez, antes que mi rabia contenida coja este cuchillo y te raje.Pero, madre, márchate y muérete. Cierra las puertas celestiales del amor, del perdón y de la vida. Ahí nadie me espera.Madre no me mires másque las calderas del infierno me aguardan.No entres conmigo, madre. Esta puerta es la de los mal nacidos.No entres, madre, te harían daño, te harían sufrir,tú que sólo supiste dar amor, besos y caricias.No entres mama... te quiero.

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Madre, te odioharMonie botella chaves

raquel orJuz

Sabes que no puedes esperarme eternamente...

Sabes que no puedes esperarme eternamente, tal vezyo nunca aparezca. Algún día vendráotro cuerpo regalando tus oídos, haciendomi nombre extraño. Le entregarás tu pelo,tus ojos, tus labios, tus pechos,tu ombligo, tu sexo, tus tobillos, perono tus manos.

No tus manos porque con ellas me arañaste, porquecon ellas sembraste mi espaldade caricias, esparciste tu olor por mi rostro,peinaste mis cabellos, agarraste mi tersa carne.Te enamorarás de él, besaras sus labioscon la misma pasión que besaste los míos, harás el amor con él tantas horas que su vientre solo conocerá tu nombre,pero sabes que no le entregarás tus manos.

MiGuel salinas

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No sabía cómo decírselo, era un verbocomplicado, un sintagma fricativo, comode orden militar o totalitaria. No podía, ytenía que hacerlo. Meditaba: ¿cómoenfrentarme a ella?, una mujer armadacon unos labios sensuales, aunque tóxicos, que mordía con fruición mis noches másescandalosas. Y qué decir de esos grandesojazos que me cercaban con sus hacesverdes. ¿Cómo hablarle para que erradica-ra su gran vicio de raíz? Parecía sencillo,¿verdad?,- será para ustedes que no laconocieron-. ¡ Si la hubieran conocido!Era alta, de tez blanca e inmaculada, supelo moreno y fuerte, liso, largo; cuidadocomo la piel de un bebé; y una sonrisaturbadora que desplegaba fácil, con susdientes bien alineados, de un marfil puroque el tabaco ennegrecía cumpleaños trascumpleaños. Yo le decía que estaba des-trozando su belleza; que su deslumbranteestética entre volutas grisáceas padecíaefectos colaterales muy graves, pero ellaera feliz con su carboncito rojo y miscallosas manos y mis labios oscuros y misexo hirviente. Era feliz, como una her-mosa mosca entre los excrementos. Noadvertía que la muerte olfateaba y vigila-ba su cuerpo, dentro de esa bruma quími-ca que siempre acompañaba su incontes-table y enmascarado encanto.Ella fumaba como un ángel azul. De care-cer de dinero, hubiera llegado a espigarcolillas. A veces la miraba disimulada-mente y me daba cuenta que el vicio esta-ba implícito en su belleza, pegado a ella,como los lunares o las pecas que han naci-do en su epidermis. El amor, mezcladocon el humo, se estaba convirtiendo en unbarro maldito. Cuánto deseé no haberlaconocido nunca. ¿Por qué me fijé en esosojos de algas marinas, en esos gruesoslabios como fresones maduros? ¿ Por quéme sonrió aquella tarde incolora frente ala barra del Balboa, mientras destripabacon cierta saña, el segundo Larios connaranja? Claro, yo bebía y ella fumaba.Pero hicimos un pacto, que nunca recor-dó: dejar ambos los vicios y practicardeporte saludable. Así que decidí lanzar-le un ultimátum. Mas el problema era

cómo decírselo; cómo salvar su estéticaáurea del lento exterminio del hollín;esos increíbles labios carnosos mante-niendo el pitillo, y su nariz perfecta absor-biendo todo su carbón, si hasta su sombraera bella. Es cierto que sin supsenciahumeante tampoco podía vivir. Yo dejé debeber, pero ella, no dejó de fumar. Mepregunté si esa diosa cancerígena me ibaa llevar hasta su fosa, a llorar su vicio enla mortaja de su cuerpo. ( Noto que estánansiosos por saber qué hice. Pues bien,allá va): fue una tarde con cierto vientomolesto y grandes nubes gordas y grisá-ceas; una tarde que rimaba con mi estadoanímico. Desazonado, hundido como undesalentado púgil, me dirigí hacia mi des-tino, con esa inercia que dan las derrotasprevias.Como siempre, habíamos quedado en lapuerta del parque Latino, a las ocho. Eraun día corriente, jueves, que se me ha que-dado en el calendario de la mente comouna puñalada . Allí me aguardaba ella,puntual, con su adorado vicio, humeandocomo una vieja fábrica que agoniza suesplendor.

Conforme iba acercándome me iban fla-queando las fuerzas, sentía que al primerround me derrumbaría en la lona. Eracomo un geólogo enfrentándose a la inmi-nente erupción de un majestuoso volcán(”tengan paciencia, por favor”). No sé dedónde extraje fuerzas sobrenaturales paraplantarme frente a su explosiva atracción,pero lo hice. La miré con unos ojos per-didamente enamorados, y tuve agallaspara decirle: “!o el tabaco, o yo!”

Me miró con lástima, besando ávidamen-

te el fieltro, me acercó su rostro perfecto a

la cara y me lanzó con fuerza todo el

humo que se hallaba aprisionado en sus

pulmones. Luego me dijo: “un vicio es

para toda la vida, pero un amor…¿qué

dura un amor?” Aspiró otra calada, esta

vez más profunda, al expulsar de nuevo el

humo por su boca, tejió una densa nebulo-

sa que la ocultó. Al disiparse el humo

miré a través de lo que había sido la mujer

de mis sueños. Entonces contemplé unos

helechos poblados de palomas que con-

fundí con sus hombros de nieve.

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Me dejó porque fumabaantonio zapata pérez

Dulce Mar vicente

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Dibujan las terrazasun sol geométricode un blanco de lecheque encierran las nubesen su colchón mullido.¡Qué daría yo por ese blancode la palabra! De la palabra abriéndoseregada por el agua,esplendorosa,sin mácula, ella mismaoriginal y auténtica,sin la imprimacióndel sentido perversoescondido en fonemasaparentemente inocuos.No son las palabras blancas,no inocentes como niñas:son de un verde rabiosoy un rojo que quema,de gris que adormecey negro que duele,enfermo amarilloy lila que huele.No son las palabras blancasde jazmín, rosa, azahar,

ni son de tolerancia o paz.

aurea lópez

Palabras Blancas

María teresa valenzuela escalona

“Dichoso aquel a quien no condena su corazón : No verádefraudada su esperanza”

Eclesiastés, 14, 2.

Adios pájaro negro, blanca voz. De ti traía la lluvia noticiasesa noche. Venías con tu negror a cuestas. Con tu tigre. Sólo tu voz compacta las piedras de la casa a oscuras.La luna es un naufragio. Si al final sólo tu voz y el tigre quete sueña.

Para que no dieras a la muerte tus vestidos, ella cercó tucampo. Trajo a su rey de roja impedimenta. Con una hoguera mantuvo a raya a los oscuros.

Volvías como Lázaro, con nostalgia de todo. Con la sangredudosa golpeando como un iceberg por las arterias.

En la noche el tigre se vuelve memorioso. La soledad comecontigo tu plato de guijarros.Cruje el desierto por las cuadernas madres de la sombra. Atraviesa tus dientes la flamígera, hambrienta de tu fuerza.

Adios pájaro negro, blanca voz. Arde la cal que cuenta losdías del amor, alados. No volverá la que te ungió con su alegría.

Que el tiempo te sea leve.

Son costa negra los días de su ausencia. Huesos que avienta el oleaje.

Pájaro Negroleonor carMona

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¿En qué piensas? –preguntó junto a mi oreja derecha, cuyo lóbulo besaba dulcemente.En la batería de mi GPS –respondí ahogando un suspiro de placer mientras comenzaba a desamordazarme, deshaciendo los nudos que me habí-an impedido mordisquear el interior de sus muslos, husmear como un sabueso ansioso el camino que baja zigazgueante desde sus pezones a suombligo, y más allá.Mis manos recobraban la movilidad por la que me revolvía de placer unos minutos antes, cuando ella se varó en mí, pivotó alrededor del focode todas mis sensaciones para culminar salvajemente con la expulsión de toda la furia almacenada a lo largo de su juego inicial. Un juego duran-te el que me recorrió entero, ganándose mi confianza, disolviendo mis temores en la humedad de su lengua, ofreciéndome breves raciones de supiel, dejándome apenas acariciar, oler o siquiera ver cada uno de los contundentes rincones de su cuerpo, encendiendo una mecha que parecíaapagada en el momento en el que desperté atado en la oscuridad de un cuarto cerrado, a merced de los cuchillos de claridad que entraban por lasrendijas de la puerta y la persiana, a expensas de lo que hiciera conmigo esa silueta de mujer que se movió furtiva desde la ventana hasta el col-chón en el que recuperé la consciencia.

Recordaba que apenas había comenzado a decir “hola” a los ojos subyugantes que aparecieron tras la puerta cuando unos cascotes del techo mehicieron caer de bruces contra los pechos oprimidos de mi improvisada anfitriona. Debí haber tomado mis precauciones al acercarme, ya que lacasa no ofrecía un gran aspecto. Sin duda necesitaba unos arreglos, pero la marca y modelo del coche aparcado en la puerta anunciaba que algu-na persona de bien frecuentaba aquel lugar al que llegué por un camino polvoriento escondido entre los zarzales del fondo de una rambla rese-ca. Allí habría alguien que podría ayudarme a cambiar la rueda de mi coche o, en su defecto, llamar a una grúa y dar señal de nuestra ubicación.Aunque pareciera imposible, me había perdido mientras conducía por aquel paraje desértico que tan bien creía conocer, y había reventado unneumático al intentar cruzar un camino imposible en el que me atasqué tras pasarme de largo las indicaciones que el viento de la semana ante-rior había arrancado de cuajo, y que supuestamente yo debía recatalogar.Caminando bajo el sol severo del mediodía sonreía para mis adentros recordando las frases que exclamaba un amigo cuando nos perdíamos,entre las que se incluía un “Aquí es donde nos acuchillan”; muy idónea para andar por la red laberíntica de caminos de aquel paraje. Recordé lafrase de marras justo cuando la batería de mi GPS murió.En el último intento para volver a conectar el aparato sonreí al recordar lo que yo siempre solía responderle: “Imagínate que antes nos violan”.

Por suerte a lo lejos se veía una casa.

Javier anDraDe

DaviD reche espaDa

Sin Coordenadas

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Simbiosisfrancisco lezcano lezcano

Se habían sentado en el mismo banco de siempre, a la misma hora, como cada día. La noche era clara, el aire agradable yperfumado, el parque acogedor y romántico. El estaba más viril y atrayente que nunca, aunque silencioso, introvertido, her-mético como una ostra. Temblorosos se aproximaron lentamente el uno al otro, mirándose a los ojos, perdiendo milímetro a milímetro la timidez. Eldeseo tomaba cuerpo. Se abrazaron apretados, muy apretados, sintiendo pecho contra pecho, vientre contra vientre, el palpi-tar acelerado del corazón, la respiración agitada, los muslos entre los muslos. Los labios no podían escapar a su misión. Elbeso fue largo.Teresa sintió el excitante aliento del hombre, su lengua le invadió la boca. De pronto el abrazo del varón se hizo cruel, la len-gua le entró en la garganta y prosiguió espantosa, palpitante, deslizándose hacia el estomago.Aterrada quiso gritar, debatirse, defenderse, escapar de aquel pavor, pero la mirada del hombre se había vuelto acerada, laretenía fosilizada sobre sus talones. Una fuerza desconocida la encadenaba, la dominaba, impidiéndole hasta la iniciativa decerrar las mandíbulas para morder a sangre. La lengua alcanzó el rincón más profundo del estomago. Y, entonces, el hombre

se disipó. Teresa creyó morir... Escapó a través del parque sintiendo en su interior un Ente que se agitaba...

NACIDO EN BAARCELONA EN 1934 ES MIEMBRO DE LA COMUNIDAD EUROPEA DE ESCRITORES Y DE LA ACADEMIA INTERNACIONAL DE LAS ARTES

La campana, un año, otro, la canción regando los pases de uncamino mejor, el abdomen peleador que no dobla las rodillas,el fin, el comienzo de los portones abiertos, los ojos en llamas,los puños apretados. El descaro de una sonrisa aflorando trasla presión de las mandíbulas. Los sueños inconclusos de lasmejores historias que nunca serán contadas, el despertar agita-do por la sorpresa, por la presa del subconsciente inquieto enlas películas de culto que nos bautiza las propiedad invisiblesin ahogarse en agua bendita. Las pericias de un destino secallan o dan un grito con lo bueno y lo malo cuando todossomos abogados sin el color de una flor que lata, sin el despre-juicio de a integridad. Se desarrolla la historia, respiran, se pre-ocupan, luchan los vendedores de ilusiones con lo que quere-mos ser en una vida ajena. Allí se desarrolla nuestro tactoabsurdo de ida y vuelta testeando el don con el son, saltandocharcos, respirando y jadeando, jugando y viviendo… en estostiempos coléricos de gastos donde el escepticismo de la felici-dad se compra por doquier, donde nadie quiere creer que losgratos momentos son pocos y efímeros, donde todos tememosvernos escondidos en un tumultuoso carnaval sin tambores,bombos, ni platillos perdidos e irrespetuosos de la muerte. Asípeleamos otro raund en esta caminata de milongas el dos deenero del dos mil doce, en una mañana clara, soleada, frescacon la postal gris de “Guitarra Negra” en la voz de donAlfredo y Bechio toca el dolor de su violín… así se recrea lamañana temprana pensando todo lo que no han pensado losbardos de las fiestas, la violencia de la masa, la honda percep-ción de los que vemos como pierden cada raund sin darsecuenta, “es una pena vivir así”. “Todo tiempo pasado fuemejor”, no lo sé, el vértigo de este siglo ha pisado el acelera-dor de la sociedad, que juzgar solo lleva al recuerdo del per-dón, la ignorancia en el castigo de quienes no tienen oportuni-

dad, la oportunidad es el arrebato de sumir la ignorancia eneste trabalenguas existencial. Hoy la palabra crisis es un crosde derecha que no nos toca nuestra guardia cerrada en esteparaíso de protestas al día aunque ya han venido por el agua…Ja “La piqueta fatal del progreso”, las muecas del vivir el día,la vida que se recrea en la común estancia de su caos mientrastranquilo miro el verde de patio, tomo un mate, respiro, el gense recrea para el alivio de otro día de verano… la pelea tomauna pausa.

La PeleaMaxiMiliano García

alfreDo JiMenez

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Simplemente nuca tomo forma en la realidad de sentir las cosas como son. Me escondo cobardemente tras los barnices insul-sos de la vanidad y me despierto pensando en lo que haré con mi vida, lo que haré con mis sueños… y sufriendo lo malo delpresente sin siquiera mirar lo bueno del tiempo en complejidad y demasía.Miro a mi alrededor, no encuentro nada; me duele recordar el pasado, me aferro a la necedad del presente y me aterro con elpensamiento de un futuro… Pasado, presente, futuro ¿qué tendrá más importancia? No hay más. No existe nada certero, peroel no tener claro nuestro pasado, nos impide entender el presente y avanzar con franqueza hacia el futuro.Simultáneamente, el alma y el cuerpo; la vida y el sueño, producen una fusión inquebrantable… El alma se aferra al cuerpohasta que está preparada para ser libre; y el cuerpo alberga la naturaleza salvaje del alma, para que ésta no desborde lo que noestá preparada para dejar ir. Se vive soñando, se sueña viviendo; y todo aquello que podemos imaginar, se vuelve verdadero.Y ¿Qué más da? ¿Qué puede importar? A pesar de lo que se dice y más allá de lo que se expresa, existe un sentido en un mundode apariencia absurda. ¿Cómo hacer para entender? Es lo de menos; porque realmente las insignificancias se vuelven grande-zas, y lo que es grande, si no hay esfuerzo de por medio, se vuelve insignificante y se reduce a cenizas.No pretendas entender, pretende adaptar tus sentimientos a tus realidades. Las respuestas vendrán solas cuando sea el momen-to de entenderlas; porque venimos aquí para aprender, no para ser perfectos. Y lo que haya más allá, a su tiempo lo descubri-remos.Me despierto pensando en mis opciones, continúo tomando decisiones y termino aceptando las consecuencias. Y probablemen-te, por más que lo intente, no lograré eclipsar el sol, pero puedo lograr detener los sollozos, para alzar la mirada e iluminarlacon radiantes luces de felicidad, al darme cuenta de que lo que creemos puede ser verdadero, o una simple ilusión. Pero las ilusiones inciertas jamás detendrán a un soñador; porque se siente lo que se cree, se ve lo que se siente y se vive lo quese ve. Sencillo y complicado a la vez, eso es parte del ser humano, y es a lo que se le llama vivir.No es mi culpa que no puedan entender que no necesito estar enamorada para escribir sobre el amor y los sentimientos, des-pués de todo ese es el trabajo del poeta, exaltar las pasiones humanas a cualquier precio. Y ahora que lo pienso mejor; Si, tení-an razón, estoy enamorada. Estoy enamorada de la vida, de los sueños, de las ilusiones, del presente y del porvenir… Todo estoes parte de las sensaciones humanas, que al final, son todo lo que importa.

isabel zapata ivorra

Sensacionesshaira elizabet escalona

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Para que trague toda mi severidad,hace falta que mis ojos lamantoda esta nostalgia, una vez llegado Enero,y que mis manos vean un cuerpo,supongo, que colindando conmigo ( hace ya muchos años ),y que mi lengua escuche lo que voy a decira mis amigos reunidosen el vestíbulo de la vida.

Hace falta que yo trague las sombrasde todos los que vi subiendo de sus asientospara macerar sus sentidos en mi corazónantes de volver atrás, dejando sus paganos abrigos.Hace falta que yo pregunte por las jarras del amor que se propagaron entre los caseríos del aire, y por la mujer que no me perdonalo que cometí contra los gemidosque fluían de sus ojos, como un tropel de ciervos adámicos.

Hace falta que yo inmole un ciego susurropor los que cayeron cerca de sus sueños.Al fin,no hace falta más que una garganta,a la que nadie nunca se acercó.

(Traducción del árabe por el autor)

Ternura SuspendidaMohaMeD ahaMeD bennis

Mari paz García

NACIDO EN TETUÁN EN 1970, PRIMER PREMIO POR LA CASA DE POESÍA EN MARRUECOS

Just en el moment en que va travessar la porta es va adonar que havia comès un greu error. Es va endinsar amb pas insegur però deseguida va captar l'atenció de les primeres taules, tots el miraven, alguns van deixar de jugar i van tirar les cartes a terra, altres les vanposar sobre la taula. La majoria en mirar-lo va creure haver-lo vist abans, encara que molts dubtaven sobre això. Les taules del fonsencara eren alienes al que estava passant i seguien jugant tranquil· lament.Així podria començar o acabar una història. Imaginen que el nostre personatge està esperant l'autobús o dormint a casa tranquil ·lament. També es pot pensar en qualsevol dels jugadors alçant-se del sofà o prenent un cafè en una terrassa d'un parc. El que vull queentenguen és el complicat que resulta de vegades explicar una història, un ha d’ anar deixant un munt de detalls interessants en el tin-ter. Aquesta molt bé podria ser d'altra manera.Aquell matí tenia clar que la seva dona no havia de saber que havia quedat de nou amb els seus amics. Les últimes vegades li haviacorregut massa alcohol per les venes, sense parlar dels diners que es deixava cada cap de setmana en els antres més foscos de la ciutat.Bé aquest relat podria funcionar i potser fora gairebé la mateixa història que l'anterior. Ara em diran que volen saber com acaba la pri-mera, o què havia passat abans o després, però si seguisc relatant, en el moment que pare els passarà el mateix. Sempre ocorre algunacosa després. Per què no deixar-ho així com està? D'altra banda podríem seguir la segona i ens passaria exactament el mateix. Encarase m'acut una altra cosa.Aquell dia tenia el pressentiment que la sort li anava a acompanyar i va decidir no beure molt, només es va prendre unes cerveses men-tre es menjava un entrepà en un bar de la plaça. Les primeres jugades no van estar malament, però tampoc acabava d'arrencar la cosa.Avançaven les partides i cada vegada es posava més nerviós. Llavors els seus companys de joc van tornar la mirada cap a la porta, peròell la tenia just a la seva esquena, es va girar i no podia creure-ho, el va veure i es va quedar petrificat, va oblidar que portava les cartesa la mà i li van caure a terra.Veuen vostès? , ja tenim una història en la qual pot perfectament conviure la primera i la segona. Ara em diran que he de continuar expli-cant-los el que va passar després, doncs, no tindran sort, perquè ara tinc pressa. Un altre dia serà.

La Partida de CartestoMás Moreno Millán

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francisco lezcano lezcano

Tú que te has abandonadoa las lágrimas, vencido,y con ánimo crecidoen seguida has lamentadola suerte que te quiso mal.

Tú que apuñalas a voces,que con tu lengua destrozasa los monstruos que te acosan,los rivales que te encogen,al amigo que te cuida.

Tú que siempre te lamentas,que te emponzoñas el seso,que te mueres, aunque ileso,porque vives con reservas.Dime, ¿crees que me mereces?

Ningún bien será bastante.Nada te dará consuelo.Nunca acabará tu duelo.Nadie acudirá a salvarte.De mí gozan los valientes.

Dime, ¿crees que me mereces?

¿Crees que me mereces?Mari cruz tristán richarte

PrimerPremioCategoriaJuvenil

Ganadores del Premio de Poesia de Fiestas san Vicente Ferrer 2012

Perleta-maitino

Josep Manel sánchez

Soy mi casa a cuestas

Es mi alma el inquilino que sufre en silencioel desahucio de los sentimientoso el desalojo de las culpas cargadas a mi espalda.

Llevo mi dolor a cuestas,como una casa que pesa en mi concienciay los recuerdos son las ruinas vetustas que envejecen mi tiempo.

Soy el okupa que se rebela contra la intolerancia,llevo las penas clavadas en mis hombros.

Siempre camino con mi morada a cuestas,me alojo parapetándome con la rabia y la impoten-cia… …porque soy mi propia casa..…porque yo mismo me cargo a cuestas…

…soy una casa a cuestas…

Josep esteve rico soGorb

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Un mundo de fantasía da mucha alegría,hadas o dragones

amables o feroces,sin miedo ni temor

es un mundo sin dolor,dibuja una sonrisa

y que no te coma la avaricia,si lo quieres visitar

en tu corazón tienes que mirar,

es un mundo de amor no de destrucción,

sentimientos de bondaddentro veras volar,

brujas o sirenas sinceras o siniestras,corazones nadando

ayudas saltando,en él todo lo encontrarássi no a mí me llamarás,

para confiar de verdad aprende a amar,si no tienes rival nadie te parará,

este mundo esta hecho para tiporque no tiene fin,

ogros o gnomosfeos o pequeños,

de aquí nunca saldrásporque la muerte aquí no esta.

FantasíaaDrián Marco bru

PrimerPremioCategoriainfantil

rosa María roca santana

A TU..........Tendresa, quina tendresa! Amaina la por,una tremolor que s’obre un mar, una espurna...quina olor a pau, a gest, a vida.

Quins dos clavells sense mesura,coberts de llum, d’espígol tendre,fars fidels que a la nit són guia...mirall perfecte de flor d’ombria, que naix propera a l’alba imai no morsempre vigia.

Dos pétals suaus d’un vermell encés,barreja nítida de cristall bru i minva de lluna,pastís d’amor, cirera gruixudaque incita amb fervor i duu a l’amant a un eclipse càlid

de fam compartida.

Un jaç de vellut blanc on reposa l’estima,travessia lleu del miracle breu de la pròpia vida.

El contacte suau, àpat envejable,claror de nit de lluna nevada,infinita remor que mai no s’acabareclam insistent que m’acarona a trenc d’alba.

Parlar és poc, més bé, canta,és melodia fugaç sempre al compàs de l’univers,estrela vinguda de matinada que no cesa, que t’acompanya,que diu que et vol, que riu, que viu

sonata fresca, plugim graciós, plaer al tast.

Una explosió de clam que cega l’ànima i em torna boja, densa, em dóna llum, calmafrugal present de lliri en flamavessant rogenca cómoda i mansaque no es deté, que mai no para.

Quan ve la nit ella és la perla trobada al nuc de la templança,un vell perfum ja conegut, una dolçainaun troç de vent, una rialla.

Et tinc al cor frissança intactacom torre ferma que mai no cansaque em fa captiva, que el vidre tallaque vol de mi fins la mirada.

Em perd, em busca, em troba i em tancaa un jardí frondós a una melosa lloançai em duu de cap al fons d’una perfecta rosada.

Ja saps que vull ,que tinc. que em passasóc l’ham del raig,del fruit totalment eclipsadad’un mirar sempre nou, d’una veu renovadaque em deixa sense sentit com una sirena encantadai fa de mi un llençol on la vida es veu reflexada.

Huí sóc de tú un pétal de rosa talladaque encén el llumí poderós d’una llarga caminadaque sempre vull fer amb tú que mai no mimve la flamaque siga còmplice la llum fins la darrera alenada.

A TÚ ,………ESTIMADA

A tu estimada

PrimerPremioCategoriaadulto

Ganadores del Premio de Poesia de Fiestas san Vicente Ferrer 2012

Perleta-maitino

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