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  • Filosofa Medieval: Patrstica y San Agustn (F. Copleston) - 1 -

    EL PERODO PATRSTICO

    1. Cristianismo y filosofa griega.

    2. Apologistas griegos (Arstides, san Justino mrtir,

    Taciano, Atengoras, Tefilo).

    3. Gnosticismo y escritores opuestos a ste

    (san Ireneo, Hiplito).

    4. Apologistas latinos (Minucio Flix, Tertuliano,

    Arnobio, Lactancio).

    5. Escuela catequstica de Alejandra

    (Clemente, Orgenes).

    6. Padres griegos (san Basilio, Eusebio,

    san Gregorio de Nisa).

    7. Padres latinos (san Ambrosio).

    8. San Juan Damasceno.

    9. Resumen.

    1. El cristianismo entr en el mundo como una reli-

    gin revelada: fue ofrecido al mundo por Cristo como

    una doctrina de redencin, salvacin y amor, y no

    como un sistema abstracto y teortico; Cristo envi a

    sus apstoles a predicar, no a ocupar ctedras de

    profesores. El cristianismo era el camino, un camino

    hacia Dios que tena que ser recorrido en la prctica,

    no un sistema filosfico para aadir a los sistemas y

    escuelas de la Antigedad. Los apstoles y sus

    sucesores se sentan llamados a convertir al mundo,

    no a excogitar un sistema filosfico. Adems, en la

    medida en que su mensaje iba dirigido a judos, los

    apstoles tenan que enfrentarse con ataques teol-

    gicos, ms que filosficos, y, por lo que respecta a los

    no judos, no estamos informados de que, aparte del

    famoso sermn de san Pablo en Atenas, tuvieran que

    enfrentarse, ni siquiera que tuviesen trato, con fil-

    sofos griegos en el sentido acadmico de la palabra.

    No obstante, cuando el cristianismo fue arrai-

    gando y creci, provoc la suspicacia y la hostilidad,

    no solamente de los judos y de las autoridades polti-

    cas, sino tambin de intelectuales y escritores

    paganos. Algunos de los ataques dirigidos al cristia-

    nismo fueron debidos simplemente a ignorancia, a

    crdulas sospechas, a miedo de lo desconocido, a

    representaciones errneas; pero tambin se lanzaron

    ataques en el plano teortico, sobre bases filosficas,

    y esos ataques exigan respuesta. Eso signific que

    hubo que utilizar argumentaciones filosficas, y no

    meramente teolgicas. Se encuentran, pues, elemen-

    tos filosficos en los escritos de los primeros Padres y

    apologistas cristianos; pero sera evidentemente ocio-

    so buscar all un sistema filosfico, puesto que el

    inters de aquellos escritores era primordialmente

    teolgico: defender la fe. Sin embargo, al llegar el

    cristianismo a establecerse ms firmemente y a ser

    mejor conocido, y al llegar a ser posible que estudio-

    sos cristianos desarrollasen su pensamiento y su for-

    macin intelectual, el elemento filosfico tendi a

    hacerse ms claramente reconocible, en especial

    cuando de lo que se trataba era de enfrentarse con los

    ataques de filsofos paganos profesionales.

    La influencia de la apologtica en el crecimien-

    to de la filosofa cristiana se debi, indudablemente,

    en primer lugar, a una causa externa al cristianismo, a

    saber, el ataque hostil; pero hubo tambin otra razn

    para ese crecimiento, una razn que era interna, inde-

    pendiente de los ataques procedentes del exterior.

    Los cristianos ms intelectuales sintieron de modo

    natural el deseo de penetrar, en la medida en que les

    era permitido hacerlo, los datos de la revelacin, y

    tambin el de formarse una imagen totalizadora del

    mundo y de la vida humana a la luz de la fe. Esa

    ltima razn oper, quiz, de modo sistemtico, ms

    tarde que la primera, y, por lo que respecta a los

    Padres, alcanz el cenit de su influencia en el

    pensamiento de san Agustn; pero la primera, el deseo

    de penetrar los dogmas de la fe (una anticipacin de

    la actitud caracterizada por la frmula Credo ut

    intelligam) oper de algn modo desde el principio.

    En parte mediante un simple deseo de entender y

    apreciar, en parte mediante la necesidad de definicio-

    nes crecientemente claras del dogma, de cara a las

    herejas, los datos originarios de la revelacin se

    hicieron ms explcitos, se desarrollaron, en el

    sentido de hacerse explcito lo que estaba implcito.

    Desde el principio, por ejemplo, los cristianos acepta-

    ron que Cristo era a la vez Dios y hombre, pero slo

    con el curso del tiempo se aclararon las implicaciones

    de esa afirmacin, y pas sta a formularse en defini-

    ciones teolgicas, por ejemplo, que la perfecta natu-

    raleza humana de Cristo implicaba la posesin por

    ste de una voluntad humana. Ahora bien, esas defi-

    niciones fueron, desde luego, teolgicas, y el progre-

  • Filosofa Medieval: Patrstica y San Agustn (F. Copleston) - 2 -

    so de lo implcito a lo explcito fue un progreso en la

    ciencia teolgica; pero en el proceso de argumenta-

    cin y definicin se emplearon conceptos y categoras

    tomados de la filosofa. Adems, como los cristianos

    no disponan de una filosofa propia (en el sentido

    acadmico de la palabra filosofa), se dirigieron del

    modo ms natural a la filosofa imperante en su tiem-

    po, que derivaba del platonismo, aunque estaba fuer-

    temente impregnada de otros elementos. En una

    generalizacin aproximada podemos decir, pues, que

    las ideas filosficas de los primeros escritores cristia-

    nos fueron de carcter platnico o neoplatnico (con

    una mezcla de estoicismo), y que la tradicin platni-

    ca continu durante largo tiempo dominando el pen-

    samiento cristiano desde el punto de vista filosfico.

    Pero al decir eso debemos recordar que los escritores

    cristianos no hacan entonces ninguna clara distincin

    entre filosofa y teologa: lo que ellos se proponan era

    ms bien presentar la sabidura, o filosofa cristiana

    (en un sentido muy amplio del trmino filosofa), la

    cual era primordialmente teolgica, si bien contuviese

    elementos filosficos en el sentido ms estricto del

    trmino. La tarea del historiador de la filosofa consis-

    te en aislar esos elementos filosficos: no es razona-

    ble esperar que sea capaz de presentar un adecuado

    cuadro del antiguo pensamiento cristiano, por la

    excelente razn de que, ex hypothesi, el historiador

    de la filosofa no es un historiador de la teologa dog-

    mtica o de la exgesis.

    Dado que, por una parte, los filsofos paganos

    se inclinaban a atacar a la Iglesia y las doctrinas de

    sta, y, por otra parte, los apologistas y telogos cris-

    tianos se sentan inclinados a tomar para s las armas

    de sus adversarios, cuando pensaban que dichas

    armas podan ser tiles para sus propios objetivos, no

    podra esperarse otra cosa sino que los escritores

    cristianos mostrasen una divergencia de actitud ante

    la filosofa clsica, segn que optasen por ver a sta

    como enemiga y rival del cristianismo o como un til

    arsenal o almacn de materiales, o incluso como una

    preparacin providencial para el cristianismo. As,

    mientras que, a ojos de Tertuliano, la filosofa pagana

    era poco ms que la locura de este mundo, Clemente

    de Alejandra vea la filosofa como un don de Dios, un

    medio de educar al mundo pagano para Cristo, anlo-

    gamente a como la Ley haba sido el medio para

    educar a los judos. Clemente lleg a pensar, como

    Justino haba pensado antes de l, que Platn haba

    tomado su sabidura de Moiss y de los profetas (la

    argumentacin en ese sentido haba tenido su origen

    en Filn); pero, mientras Filn haba tratado de recon-

    ciliar la filosofa griega con el Antiguo Testamento,

    Clemente trat de reconciliarla con la religin cristia-

    na. Por supuesto, la actitud que finalmente triunf fue

    la de Clemente, y no la de Tertuliano, ya que san

    Agustn hizo un abundante uso de ideas neoplatni-

    cas al presentar su Weltanschauung cristiana.

    2. El primer grupo de pensadores cristianos cuyas

    obras contienen elementos filosficos puede conside-

    rarse formado por los antiguos apologistas que se

    ocuparon particularmente en la defensa de la fe cris-

    tiana contra los ataques paganos, o, quiz mejor, en

    mostrar a las autoridades imperiales que el cristianis-

    mo tena derecho a la existencia; hombres como Ars-

    tides, Justino, Melitn, Taciano, Atengoras y Tefilo

    de Antioqua. En un breve esquema de la filosofa

    patrstica, un esquema cuya inclusin se justifica ni-

    camente como una preparacin para el tema principal

    de este libro, no es posible tratar de todos los apolo-

    gistas, ni tampoco tratar de alguno de ellos de una

    manera exhaustiva: mi intencin consiste ms bien en

    indicar la clase de elementos filosficos que sus obras

    contienen.

    (i) Marciano Arstides, al que se designa al comienzo

    de su obra como un filsofo de Atenas, escribi una

    Apologa, que debe datarse hacia el ao 140, dirigida

    al emperador Antonino Po. Gran parte de esa obra

    est consagrada a un ataque a las divinidades paga-

    nas de Grecia y Egipto, con un cierta animadversin a

    la moral de los griegos; pero, al comienzo, Arstides

    declara que, maravillado por el orden del mundo, y

    entendiendo que el mundo y todo cuanto en l hay

    se mueve por impulso de otro, y viendo que lo que

    mueve es ms poderoso que lo que es movido, con-

    cluye que el Motor del mundo es el Dios de todo, que

    todo lo hizo por el hombre. Arstides ofrece as en

    una forma muy