el patrimonio, la identidad y la subversiÓn de las …la década de los setenta y de los noventa;...

5
70 CUADERNOS DE LOS AMIGOS DE LOS MUSEOS DE OSUNA, N.º 12 ||2010 EL PATRIMONIO, LA IDENTIDAD Y LA SUBVERSIÓN DE LAS PALABRAS Por JORGE BENAVIDES SOLÍS Dr. Arq. Profesor Titular de la ETSA. Universidad de Sevilla MACHU PICCHU Las palabras delimitan la realidad E n 1532 unos cuántos jóvenes españoles ascendieron a los Andes peruanos. Por primera vez vieron que los indios comían una “raíz parecida a la turma de tierra”. Los alemanes al verla, la llamaran kartoffen (trufa) y los franceses, “manzana de tierra”. Se trataba de la papa. Los incas cultivaban más de doscientas especies en altitudes en- tre 5.000 y 50 m de altitud. Ahora, es parte de un signi¿cado bien gastronómico español: la tortilla; sin ella sería francesa. Algunos europeos, cuando, igualmente por primera vez vieron el mahís (palabra taína. Los incas decían zara), lo llamaron trigo de indias, trigo sarraceno o grano turco (no cristiano, “in¿el”). CHAKI TAKLLA PARA SEMBRAR Poner nombre a las cosas en castellano fue una de las pri- meras y nuevas construcciones culturales que comenzaron a realizarse en Abya Yala, denominación de los indios cuna para lo que ahora decimos América en honor a Américo Ves- pucci. Sucedió cuando, según Braudel comenzó a “mundiali- zarse” la economía o según Marx, se inició la primera etapa de acumulación capitalista. A partir de 1492, América cambió la dimensión y el conte- nido del mundo (Elliot J.H: 1990, Benavides S.: 2005) por- que, después de más de sesenta mil años de incomunicación con las sociedades de otras partes del mundo, incorporó todo su fantástico patrimonio: económico (el oro no tenía valor de cambio), cultural (más de quinientos idiomas, monumentos, etc.); social (un avanzado sistema de distribución. Entre los incas no había hambrientos); cientí¿co (los Àorentinos fue- ron a observar cómo los indios soldaban con platino y hacían ¿ligranas), territorial, ecológico y medioambiental (respeta- ban los ecosistemas). CARAL, CIUDAD CATARATA DE IGUAZÚ

Upload: others

Post on 22-Apr-2020

1 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: EL PATRIMONIO, LA IDENTIDAD Y LA SUBVERSIÓN DE LAS …la década de los setenta y de los noventa; las dos últimas en el presente siglo. No son hechos gratuitos. Están vinculados

70 CUADERNOS DE LOS AMIGOS DE LOS MUSEOS DE OSUNA, N.º 12 ||2010

EL PATRIMONIO, LA IDENTIDAD Y LA SUBVERSIÓN DE LAS PALABRAS

PorJORGE BENAVIDES SOLÍS

Dr. Arq. Profesor Titular de la ETSA. Universidad de Sevilla

MACHU PICCHU

Las palabras delimitan la realidad

En 1532 unos cuántos jóvenes españoles ascendieron a los Andes peruanos. Por primera vez vieron que los indios comían una “raíz parecida a la turma de tierra”.

Los alemanes al verla, la llamaran kartoffen (trufa) y los franceses, “manzana de tierra”. Se trataba de la papa. Los incas cultivaban más de doscientas especies en altitudes en-tre 5.000 y 50 m de altitud. Ahora, es parte de un signi cado bien gastronómico español: la tortilla; sin ella sería francesa.

Algunos europeos, cuando, igualmente por primera vez vieron el mahís (palabra taína. Los incas decían zara), lo llamaron trigo de indias, trigo sarraceno o grano turco (no cristiano, “in el”).

CHAKI TAKLLA PARA SEMBRAR

Poner nombre a las cosas en castellano fue una de las pri-meras y nuevas construcciones culturales que comenzaron a realizarse en Abya Yala, denominación de los indios cuna para lo que ahora decimos América en honor a Américo Ves-pucci. Sucedió cuando, según Braudel comenzó a “mundiali-zarse” la economía o según Marx, se inició la primera etapa de acumulación capitalista.

A partir de 1492, América cambió la dimensión y el conte-nido del mundo (Elliot J.H: 1990, Benavides S.: 2005) por-que, después de más de sesenta mil años de incomunicación con las sociedades de otras partes del mundo, incorporó todo su fantástico patrimonio: económico (el oro no tenía valor de cambio), cultural (más de quinientos idiomas, monumentos, etc.); social (un avanzado sistema de distribución. Entre los incas no había hambrientos); cientí co (los orentinos fue-ron a observar cómo los indios soldaban con platino y hacían ligranas), territorial, ecológico y medioambiental (respeta-

ban los ecosistemas).

CARAL, CIUDAD

CATARATA DE IGUAZÚ

Page 2: EL PATRIMONIO, LA IDENTIDAD Y LA SUBVERSIÓN DE LAS …la década de los setenta y de los noventa; las dos últimas en el presente siglo. No son hechos gratuitos. Están vinculados

CUADERNOS DE LOS AMIGOS DE LOS MUSEOS DE OSUNA, N.º 12 ||2010 71

Las palabras son indispensables para identi car tanto la realidad concreta como aquella abstracta (Bunge: 2004); cuando se la descubre y se la evidencia por primera vez, no hay otra forma de identi carla que no sea con la palabra; no existe otro instrumento más idóneo para nominarla, para describir, para comunicar. Pero cuando se hereda una len-gua, ésta viene con toda la densa carga cultural que supone el contacto entre hombres y de estos con el entorno (Monedero 2009: 76). Supone una forma de entender la vida. Por eso a veces las palabras nos engañan y otras nos hacen entender según nuestro conocimiento antes que el del otro. Todorov (1998) explica así la conquista, por parte de un reducido pu-ñado de veinteañeros españoles, de una sociedad tan desarro-llada y bien organizada como era la prehispánica americana.

Fue el inició de una nueva diferencia cultural integradora que marcará la identidad americana actual.

Aunque parezca extraño, hasta ahora en América todavía queda por nominar mucho de su realidad; es el caso de la Amazonia un paraíso perdido que describe Betty Meyers (1976); de la interacción del hombre con su entorno; de las relaciones entre personas de las cuales brotan los matices del afecto y la forma de exteriorizarlos; de los saberes ancestra-les incluidos en el ámbito antropológico que bien cabrían en aquel “conocimiento tácito”, Knowledge Creating, Nonaka y Takeuchi, (1995) si en lugar de la palabra “Empresa” se pusiera “Comunidad”. Ese saber ancestral que ha decidido proteger la FAO (SIPAM, iniciado en 2002) y que ha sido bien recibida por el Comité de Patrimonio de la Humanidad (UNESCO).

En la pequeña península europea queda muy poco por descubrir o nominar. Todo tiene nombre. Quizá ésta sea una de las causas de que el castellano peninsular sea menos di-námico que el de Hispanoamérica. Basta comprobarlo en la literatura. El castellano de América vibra, es más rutilante. También se puede constatar en el número de palabras que se utiliza en el día a día: “un argentino medio, de cuarenta años, habitualmente usa unas dos mil palabras” dice el Académico Pedro Barcia; un español medio, no más de mil decía el aca-démico Lázaro Carreter.

Antes del Renacimiento el idioma franco era el latín por-que fue el del Imperio (Roma). Después adquirió mucha im-portancia el italiano (queda el testimonio sobre todo en el arte, en la música, en la ópera). Con la primera revolución industrial adquirió protagonismo el francés (importante en la diplomacia y el protocolo; sigue siéndolo en la gastrono-mía) ahora el idioma franco debido a la globalización de la economía es el inglés. El mayor número de descubrimientos, patentes y nuevos productos tiene su origen en USA, el país más poderoso del mundo. El Imperio actual.

La cuarta revolución industrial (Castells: 1998) ha he-cho evidente nuevas dimensiones de la realidad gracias al hardware, al software y a la incorporación de las TICs en las formas de producir (transgénicos, clonación), de reproducir (ingeniería genética), de distribuir (HDL, venta por internet) y de relacionarse (Meeting, Facebook, etc).

Están vigentes pues, nuevos paradigmas epistemológicos. Aquella concepción mecanicista resulta insu ciente para comprender la realidad actual. El paradigma del siglo XXI es otro. Requiere tener una concepción sistémica y una visión holística de la realidad (Bunge: 2004; Morin: 1990; Capra: 1984; 1996).

En esta situación por una parte, se hacen indispensables nuevas palabras (gobernanza, marketing, blog, chat, gentri -cación) pero por otra, es necesario matizar aquellos términos existentes y usuales o añadirles nuevos signi cados (sistema, sostener, sustentar, sostenibilidad, urbano, urbanística, Indi-cador, Monumento).

Todo este fenómeno explica la utilidad de los glosarios y diccionarios, también en el ámbito del Patrimonio Cultural cuyo contenido, signi cación y aplicación a partir del último tercio del siglo XX, se ha visto sometido a un cambio constan-

te y en cierto sentido radical. O sea, en términos abstractos (teoría), operativos (técnica) e instrumentales (índices, pará-metros y normativa) la protección del Patrimonio Cultural que al principio fue solamente artístico y después histórico, tiene la imperativa necesidad de adecuarse a la realidad. Ya no basta entenderlo bajo el paradigma mecanicista que ha privilegiado los aspectos cuantitativos sino, con una com-prensión sistémica que permita incorporar las características, las cualidades y sus relaciones funcionales.

El patrimonio. Realidad y deseoFormalmente la historia moderna de la protección parte

de la Ilustración (Portugal 1721, España 1752), de la revo-lución industrial, del descubrimiento de Pompeya y Hercula-no (1750) y de las consecuencias de la Revolución Francesa (1789, derechos humanos de primera generación) que dio origen a varias iniciativas pioneras de protección bajo una preocupación social a cargo del Estado (Francia 1790, 1795) y primeras leyes de protección de Monumentos (Francia, Guizot 1830, 1887; Italia 1909, España 1911).

En este contexto, no cabe menospreciar la preocupación aristocrática por la protección del Patrimonio; pues, a lo largo de la historia, en su ámbito se ha dado la mayor producción de Bienes Culturales (cantidad: colecciones, casonas, pala-cios, mansiones, catillos). Otra cosa es el valor social aña-dido (cualidades, relaciones; reconocimiento social) que se hace posible a partir del Estado Moderno de los tres poderes.

PALACIO DEL DUQUE DE ALBA

LA PIEDAD

Page 3: EL PATRIMONIO, LA IDENTIDAD Y LA SUBVERSIÓN DE LAS …la década de los setenta y de los noventa; las dos últimas en el presente siglo. No son hechos gratuitos. Están vinculados

72 CUADERNOS DE LOS AMIGOS DE LOS MUSEOS DE OSUNA, N.º 12 ||2010

LA TOMA DE LA BASTILLA. DELACROIX

A Carlos III Rey de España se debe la creación del Gabine-te de Antigüedades cuya función era la «recogida de antigua-llas» –en la terminología del siglo XVIII– esto es, de monedas, epígrafes y otras antigüedades y objetos diversos, en su gran mayoría de procedencia española, considerados verdaderos documentos históricos, como el casco corintio de la Ría de Huelva, el “Disco de Teodosio”, el velo de Hixem II o el arca de mar l de D. Martín de Aragón. A las antigüedades se fue-ron añadiendo cuadros y grabados” (J. Benavides S. 2.010). También la Cédula de 1803 de Carlos IV que aprobaba y mandaba observar la «Instrucción formada por la Real Aca-demia de la Historia sobre el modo de recoger y conservar los monumentos antiguos descubiertos o que se descubran en el Reino» del cual formaba parte Hispanoamérica, tal como lo hará explícito la Pepa, primera Constitución española de 1812 en cuya redacción, de entre un total de 303 diputados, 37 fueron destacados intelectuales hispanoamericanos; entre otros, José Mejía Lequerica y José Joaquín Olmedo.

En términos modernos, se podría decir que entonces, so-bre todo preocupaba el valor artístico de la protección del patrimonio mueble y el valor de la antigüedad o sea, el valor histórico (A. Riegl, 1903), del patrimonio inmueble.

En 1900, en España se crea el Ministerio de Instrucción pú-blica y Bellas Artes. La Ley de excavaciones arqueológicas será de 1911 y la Ley general de protección del patrimonio, de 1933. Tuvo vigencia hasta 1985, ya llegada la democra-cia. En los años noventa, el Estado delegó las competencias a las Autonomías (Andalucía 1ª Ley PH, 1991. La actual es de 2007).

Mientras tanto, en Iberoamérica después de la Independen-cia, debido a la importancia y amplitud de su patrimonio, se toman las primeras medidas de protección en Perú y en México. Así, el Art. 2º de la Ley mexicana de 1897 declaró propiedad de la nación todos los monumentos arqueológicos, que con los conocimientos y terminología de la época, de ne como: «Las ruinas de ciudades, las Casas Grandes, las habi-taciones trogloditas, las forti caciones, los palacios, templos, pirámides, rocas esculpidas o con inscripciones y, en general todos los edi caciones que bajo cualquier aspecto sean inte-resantes para el estudio de la civilización o historia de los an-tiguos pobladores de México» (Gertz M., 1980). En cuanto a los bienes muebles, solamente se prohibió su exportación sin autorización expresa. Siguiendo la costumbre de la época, se los identi có como “antigüedades”. Bolivia se sumará a estas medidas en 1906, para proteger las “ruinas” de Tiahuanaco.

NORMATIVA DE PROTECCIÓN

ESPAÑA IBEROAMÉRICA1900: Ministerio de I. Publ .y BB.AA. 1911: Ley excavaciones arqueológicas 1933: Ley general de protección 1985: Ley del Patrimonio Histórico 1991: Leyes autonómica de Patrimonio

1897. México. Ley de protección 1906. Bolivia. Protección de Tiahua-

naco. 1927 (Bolivia) 1937 (Brasil) y 2008

(Colombia) Leyes actuales de pro-tección de 18 países.

Instrumentos internacionales:1931 Carta de Atenas, Liga de Nac.; 1954 Convención de La Haya. 1957

ICCROM. 1964 Carta Venecia. 1967 Normas de Quito, etc.Elaboración jbs.2010

Las leyes actualmente vigentes en los 18 países iberoame-ricanos más importantes, han sido promulgadas dentro de un arco temporal que va desde 1927 y 1937 (Bolivia y Brasil) hasta 2008 (Colombia). Del total, doce leyes se emiten entre la década de los setenta y de los noventa; las dos últimas en el presente siglo.

No son hechos gratuitos. Están vinculados a factores endó-genos (propios, nacionales) y exógenos (ajenos, internacio-nales, del entorno), a la densidad y atracción del patrimonio, al desarrollo de la teoría, de la práctica y de los instrumentos de la protección, a las opciones de la formación profesional e incluso al nivel de desarrollo social y político. Bajo esta perspectiva, no es posible obviar las iniciativas de los Orga-nismos Internacionales como: Liga de las Naciones (Carta de Atenas 1931) OEA (Normas de Quito, 1967 Primer Plan de Protección del Centro Histórico, Quito 1971), UNESCO (Convención de la Haya, 1954) ICOMOS (1964, Carta de Venecia), ICCROM (1957, Centro Mundial de Formación). Aún así, las Leyes son obsoletas por antigüedad y porque recogen doctrina y dogmas pero no los signi cados que pro-vienen de la Teoría del Patrimonio Cultural.

Tampoco se puede negar el papel que han desempeñado los Instrumentos locales, nacionales, regionales, internacionales de protección: Cartas, Normas, Declaraciones, Convencio-nes y Recomendaciones (la UNESCO suma un total de 29). En la primera edición del Diccionario razonado de Bienes Culturales (1998), relacioné 69. El IAPH en 2001 identi có 139. En 2010, para la tercera edición (buscando editor) del diccionario indicado (692 entradas), he conseguido relacio-nar 188 fechados entre 1902 (Recomendación sobre la crea-ción de una Comisión Arqueológica Internacional; Segunda Con ferencia Americana) y 2009 (Declaración de Dublín frente al cambio climático; varias ONG).

Leyes y Cartas de todo tipo han sido necesarias, pero son insu cientes porque se enmarcan dentro de los límites de la comodidad institucional cuya oferta y velocidad de transfor-mación son menores que las de las necesidades de protec-ción. También, debido a las posibilidades informáticas, ten-drán que cambiar de formato. La administración y las leyes brindan la posibilidad de acumular práctica, pero no tienen la capacidad de generar teoría, porque esa función es propia de los centros de investigación y de las Universidades, las cua-les recién han comenzado a actuar a partir del último tercio del siglo XX.

Quizá por ello se explique que, tanto en España como en Iberoamérica, los fundamentos teóricos de la intervención, por una parte, no hayan conseguido desprenderse totalmente de una visión monumentalista, elitista, aburguesada e insti-tucionalizada del patrimonio. Uso el término intervención en el más amplio sentido que abarca todas las acciones e iniciativas acerca del patrimonio cultural, desde la simple tutela hasta las operaciones más complejas, como sería la re-construcción. Y por otra parte, que el soporte teórico todavía provenga sobre todo de las Cartas e Instrumentos de protec-ción; los más recurrentes surgidos antes de que las conse-cuencias de la globalización se hicieran ostensibles, cuando aún el pensamiento único no era posible y nadie se atrevía a

Page 4: EL PATRIMONIO, LA IDENTIDAD Y LA SUBVERSIÓN DE LAS …la década de los setenta y de los noventa; las dos últimas en el presente siglo. No son hechos gratuitos. Están vinculados

CUADERNOS DE LOS AMIGOS DE LOS MUSEOS DE OSUNA, N.º 12 ||2010 73

proclamar que la Historia, la Geografía y las ideologías ha-bían muerto.

En resumen, hasta el siglo XX el patrimonio cultural ha sido considerado bajo el paradigma mecanicista, un factor de identidad constituido por bienes cuyo signi cado primero fue vinculado al arte, luego a la historia, a la cultura y -nalmente al desarrollo. Los griegos desconocieron la palabra cultura. Por primera vez apareció en el siglo XVI como metá-fora proveniente de la agricultura. También el hombre puede cultivarse.

Hasta mediados del s. XX interesaron los bienes materiales aislados que constituían el Patrimonio local, nacional, regio-nal y mundial; luego, en su contexto; después, para los bie-nes inmuebles con su entorno próximo, territorial (Ley PH Andalucía de 2007, Zona Patrimonial), y hasta paisajístico (UNESCO, 1972, Paisaje Cultural).

El patrimonio. Entre la realidad y la paradojaSimilar a la palabra patrimonio, también ha evoluciona-

do el signi cado de desarrollo y de cooperación. Ésta, en el Diccionario de Autoridades (1729) signi caba «Contribuir, ayudar, asistir y concurrir con otros a hacer alguna cosa». A partir de 1780 tiene el actual signi cado: «obrar juntamente con otro u otros para un mismo n». Habría que añadir en condiciones iguales.

En el siglo XIX, el desarrollo se le asoció al crecimiento (ilimitado), al progreso. Fue la bandera del modernismo que, en la década de los setenta del siglo pasado, fue cuestionado por el posmodernismo. Las conclusiones del Club de Roma dieron lugar a la primera matización del crecimiento eco-nómico, que permitió darle contenido social. Constituyó la plataforma de lanzamiento de los programas internacionales de cooperación y ayuda. Finalmente, como consecuencia del Informe Burtland (1987) el adjetivo social, debido a la opo-sición estadounidense, no pudo convertirse en ecológico y fue substituido, en cuanto a su signi cado, por el neologismo sostenible. Coetáneamente con relación a la consideración de dicho informe surgieron otros neologismos cuyos contenidos mani estan alternativas y estrategias a las institucionales, frente al mismo problema: ecodesarrollo, codesarrollo, de-crecimiento sostenible, anticooperación, etc. (ver J. Benavi-des 2009: 64).

El signi cado del Patrimonio bajo el proceso cuantitativo, de acumulación y de simple extensión –paradigma mecani-cista- en los años noventa había llegado a su límite y resul-taba insu ciente para enfrentar la realidad contemporánea, puesta en evidencia por las TIC, presentes hasta en los ám-bitos más recónditos de la vida. De la ciudad de los lugares (ciudad tradicional) habíamos pasado a la ciudad de los ujos (ciudad dispersa, global, etc). Los Ángeles en menos de vein-te años, del décimo octavo puesto entre las ciudades usame-ricanas, pasó a ocupar el segundo, gracias a la fortaleza de su diversidad humana y a su economía inmaterial, o sea de la industria del ocio (J. Benavides. 2005). ¡Y pensar que para los romanos y para nosotros hasta hace poco esta palabra sig-ni caba lo contrario al negocio! Mientras tanto, en menos de veinte años, uno de cada dos pobladores ya vivía en una ciudad (2008) y dentro de los próximos veinte vivirán tres de cada cuatro. La realidad material, la inmaterial y la virtual se habían hecho ostensibles y podían complementarse.

En este contexto es cuando comienza a estimularse la pro-tección del patrimonio intangible, a destacar la importancia de la diversidad cultural, de la interculturalidad, del patri-monio gastronómico, del etnoantropologico, del etnomusi-cal, de la diferencia; de la identidad a través de la diversidad cultural. El patrimonio cultural puede ayudar al crecimiento económico a través del turismo como un producto de con-sumo masivo; se recomienda. Pero, pese a las precauciones, los efectos depredadores del turismo según la experiencia en ciertos aspectos, parecen advertirse inevitables. Recogiendo un dicho asiático, bien podría decirse: «El turismo es como el

fuego, puedes hacer tu cena con él, pero si no tienes cuidado, incendiará tu casa». Además, debido al poco valor añadido existente en los países receptores pobres, el porcentaje de di-visas que se queda en esos países es bajo, advierte el colecti-vo internacional “Anticrecimiento”.

El mundo de las contradicciones visto por Marx ha deveni-do en el mundo de las paradojas de Wittgenstein. Por ejem-plo: según la ONU, «la fortuna de las 358 personas más ricas del mundo supera la suma de los ingresos anuales de casi la mitad de toda la población del mundo [...] Hace veinte años, alrededor de 287 millones de personas viajaban al extranjero por turismo. En 1996 lo hicieron más de 595 millones. La OMC tiene previsto que, para el año 2020 lo harán más de 1.600 millones de personas, Ahora mismo, más de 230 mi-llones dependen del turismo». (Rifkin, 2000:141; 93). «Los habitantes de USA y la UE gastaron 17.000 millones de dóla-res en alimentos para animales domésticos pero no lograron invertir los 13.000 millones para eliminar el hambre en el mundo» (El País 3-7-5). Y más cosas.

Junto al monto de turistas habría que tomar en cuenta el masivo desplazamiento de población del campo a las ciuda-des y desde un continente a otro. Solamente entre 1995 y 2001 emigraron del Ecuador más de dos millones de per-sonas (J. Benavides, 2006). La emigración en el mundo en millones de personas, desde los países pobres hacia los ricos está en constante aumento: 75 en 2001, 191 en 2006, para el 2010 se prevén 213. Paradójicamente, serán los jóvenes in-migrantes quienes más colaborarán para pagar las pensiones de la envejecida población de los países ricos.

http://www.youtube.com/watch?v=ny-Ue9t-j04

En este escenario, ¿hasta qué punto la iglesia de Notre Dame de París será un referente de identidad para una per-sona nacida en París pero de madre nigeriana y padre iraní?

¿Qué identidad cultural tiene un estadounidense que habla y vive en “China Town” de Los Ángeles, igual que lo hacían sus antepasados chinos llegados hace cien años?

AÑO NUEVO CHINO EN NUEVA YORK

Page 5: EL PATRIMONIO, LA IDENTIDAD Y LA SUBVERSIÓN DE LAS …la década de los setenta y de los noventa; las dos últimas en el presente siglo. No son hechos gratuitos. Están vinculados

74 CUADERNOS DE LOS AMIGOS DE LOS MUSEOS DE OSUNA, N.º 12 ||2010

IINMIGRANTES MUSULMANAS EN EUROPA

En dichos casos, se puede constatar que el único patrimo-nio cultural posible y cierto es y será mayormente el intan-gible. Los emigrantes solamente llevan a sus espaldas, un invalorable patrimonio cultural intangible: idioma, música, formas de festejar, celebrar y conmemorar. También la gas-tronomía.

Son y serán los factores de diferencia cultural, llamados a integrarse en la identidad cultural local, nacional o regional; no serán como antaño factores de exclusión apoyados en la identidad tal como lo explica Finkelkraut en La derrota del pensamiento (2000).

Y hay más en este mundo de procesos intensos de concen-tración de riqueza y de pobreza y de masivos desplazamien-tos. Durante un viaje a un país del Magreb, frente a las ruinas romanas pensaba en la economía y en la cultura. También al respecto me surgieron dudas. Kuhn tiene razón cuando dice que la ciencia no es acumulativa. Además, digo yo, la ciencia parte del individuo y de sus paradigmas compartidos por un grupo, luego sus resultados son utilizados por toda la sociedad. Al contrario, una de las características de la cultura precisamente es ser acumulativa; pero, no de forma indiscri-minada sino selectiva a través del reconocimiento social, un verdadero alambique.

El proceso de selección precisamente será el que dará en-tidad al patrimonio cultural de una sociedad determinada. ¿Cómo se produce? ¿Cuál es su comportamiento? ¿En qué circunstancias? ¿Bajo qué condiciones? ¿Cómo determinar esa sociedad? ¿La sociedad es simplemente acumulativa en tanto está formada por las personas que viven en un lugar de-terminado y comparten las normas de convivencia vigentes? ¿El inmenso patrimonio cultural romano conforma la identi-dad musulmana del Magreb o, por el contrario, es parte de la sociedad occidental que no está presente en ese país?

Sea como fuere, he puesto en duda lo que hasta hoy pensa-ba. La cultura (inmaterial por ejemplo) estaría desligada del lugar, sería a-geográ ca. En otra ocasión había escrito que es a-histórica de forma similar a la que conciben los orientales. Téngase en cuenta que los componentes imprescindibles que caracterizan y dan continuidad a la cultura occidental preci-samente provienen del mundo clásico, griego y romano. El Islam, al contrario, los obvia. La cultura occidental es acu-mulativa y, como históricamente se puede constatar, singu-larmente depredadora; todo lo fagocita. Con esto me atrevo a pensar que el patrimonio cultural romano, no sería parte del patrimonio cultural de la sociedad musulmana actual. Le es signi cativamente ajeno, con extrañas referencias históricas y nada más. Resulta paradójico. Algo similar cabría plantear-se en Andalucía con respecto al patrimonio musulmán. Sin embargo la respuesta sería distinta. El patrimonio griego, romano y musulmán, sí es parte del recuerdo de la sociedad andaluza en tanto “sujeto colectivo”. Se debe a un proceso no excluyente sino todo lo contrario: incluyente, integrador, respetuoso y tolerante, como era con los dioses el paganismo en su tiempo.

Porque además: la existencia y la identidad es la memoria. La existencia, la identidad y la memoria solamente se dan en el individuo (el yo) como parte de un todo, de la sociedad (el otro). La construcción del sujeto supone la construcción de los recuerdos (selección discriminada –responsable– de la memoria), lo que equivale a aceptar lo siguiente: hay un tiempo que hace posible la destrucción, es decir, el olvido, y otro tiempo que construye el recuerdo. El olvido (destruc-ción) y el recuerdo (construcción) son los materiales de la memoria con la cual es posible el sujeto con identidad, con responsabilidad. Así es como se tendrá que seguir constru-yendo su identidad cultural el nuevo ciudadano del mundo, independientemente de su origen y, bajo este contexto, la teo-ría, la práctica y la instrumentalización del patrimonio cultu-ral, tendrá que encajar en un proceso de desarrollo sostenible.

BibliografíaBENAVIDES SOLÍS, J.: Diccionario Urbano. Conceptual y transdiscipli-

nar. Barcelona, Serbal, 2009. —“El exilio posmoderno Ecuador”, en Historia Actual. Cádiz. 2006

www.historia-actual.org/Publicaciones/index.php/haol/article/.../175/163 —La ciudad usamericana posmoderna. Sevilla, Publidisa, 2005. —La memoria agredida. 2ª ed. Abya Yala. Quito 2003. En Internet. Goo-

gle books —Diccionario razonado de Bienes Culturales. Sevilla, Padilla Ed., 1998,

(2010. 3ª edición, en busca de editor). —La ciudad. Construir en lo construido. Conferencias en Asunción. Pa-

raguay. Sevilla. Padilla Ed., 1998. —En Boletín del IAPH. Números 7, 8, 10, 12, 16, 19, 20, 22, 23, 30.

Sevilla, 1994-1998.BUNGE, M.: Epistemología. Barcelona, Siglo XXI, 2004. —A la casa de la realidad. Barcelona, Gedisa, 2007.CAPRA, F.: El tao de la física. Barcelona, Cárcamo ed., 1984. —La trama de la vida. Barcelona, Anagrama, 1996.CASTELLS, M.: La Era de la información. Economía, sociedad y cultura.

Madrid, Alianza, 1998.ELLIOT, J.H.: El viejo mundo y el nuevo. Madrid, Alianza, 1978.FINKELKRAUT, La derrota del pensamiento. Barcelona, Anagrama, 2000.GERTZ M., A.: “La defensa jurídico y social del patrimonio nacional”, en

Arqueología y derecho en México. 1980.IKUJIRO, N.; Takeuchi, H.; Takeuchi, Hirotaka.: The Knowledge-Creating

Company: How Japanese Companies Create the Dynamics of Innovation. USA., Oxford Express, 1995.

MEYERS, B.: Amazonia un paraíso perdido. Madrid, Siglo XXI, 1976.MONEDERO, Juan Carlos: El gobierno de las palabras. Política para tiem-

pos de confusión. Madrid 2009.MORIN, E.: Pensamiento complejo. Barcelona, Gedisa, 1990.RIEGL, A.: El culto a los monumentos (1903). Madrid, Visor, 1987.RIFKIN, J.: La era del acceso. La revolución de la nueva economía. Barce-

lona, Paidos, 2000.TODOROV, S.: La conquista de América. El problema del otro.

México,Siglo XXI, 1978.