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37 Generalmente cuando tenemos la oportuni- dad de hablar de la relación que existe en- tre las ciencias naturales y la conservación del patrimonio cultural, nos referimos a los trabajos puntuales más significativos en nuestro quehacer, al uso de nuevas tecno- logías o a la obtención de resultados rele- vantes frente al estudio de bienes culturales de gran significado, por ello en esta opor- tunidad me gustaría referirme más que a la realización de algunas hazañas importantes a la situación en que se encuentra gran parte del patrimonio en los países de Iberoaméri- ca y que representan un gran reto para los profesionales que trabajan en el estudio y la preservación de la memoria material de estos pueblos y en especial a los llamados científicos de la conservación. Aunque las formas de trabajo de los cien- tíficos del patrimonio de nuestros países son similares y varían en función de los recur- sos disponibles, del interés de los estados y de la existencia de instituciones del sector privado que apoyan las tareas de conserva- ción del patrimonio cultural, hemos podido percibir que nos une una problemática co- mún y unas necesidades enormes de apoyo científico a los procesos de conservación y a la implementación de estrategias para la salvaguarda de nuestro patrimonio. Muchos de nuestros laboratorios han sido diseñados a imagen y semejanza de laborato- rios de países desarrollados que fueron pen- sados para otras necesidades y en realidades muy diferentes a las nuestras. En este orden de ideas muchos de los trabajos que realizan los científicos del patrimonio no responden a las urgentes necesidades del patrimonio cultural y por ende gran parte de nuestro patrimonio está en riesgo de perderse. Sobre las necesidades más apremiantes de conser- vación de este patrimonio me quiero referir a continuación. El patrimonio iberoamericano tiene mu- chas características comunes, la historia de nuestros países, los procesos socioculturales y las variables geográficas son responsables de que se genere un patrimonio singular, que puede ser clasificado y agrupado de muchas formas, cualquiera de las cuales se puede repetir en diferentes regiones del con- tinente; de esta forma podríamos hablar de patrimonio cultural de los países del Caribe, de patrimonio de la región andina, de la re- gión amazónica, etc Para poder proteger el patrimonio es im- prescindible conocer la vulnerabilidad del mismo ante una amplia variedad de amena- zas latentes, la vulnerabilidad está relaciona- da directamente con la composición mate- rial de los objetos, su forma de elaboración y su estado de conservación. Estos aspectos han sido estudiados por las ciencias naturales desde hace más de treinta años en muchos de nuestros países, no obstante la informa- ción que se ha ido produciendo es dispersa y de difícil consecución. Esta falta de organi- zación y sistematización de la información ha propiciado que muchos bienes cultura- les hayan sido sometidos reiterativamente El patrimonio cultural iberoamericano: un reto para las ciencias naturales Mario O. Fernández Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural. Universidad Externado de Colombia

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Generalmente cuando tenemos la oportuni-dad de hablar de la relación que existe en-tre las ciencias naturales y la conservación del patrimonio cultural, nos referimos a los trabajos puntuales más significativos en nuestro quehacer, al uso de nuevas tecno-logías o a la obtención de resultados rele-vantes frente al estudio de bienes culturales de gran significado, por ello en esta opor-tunidad me gustaría referirme más que a la realización de algunas hazañas importantes a la situación en que se encuentra gran parte del patrimonio en los países de Iberoaméri-ca y que representan un gran reto para los profesionales que trabajan en el estudio y la preservación de la memoria material de estos pueblos y en especial a los llamados científicos de la conservación.

Aunque las formas de trabajo de los cien-tíficos del patrimonio de nuestros países son similares y varían en función de los recur-sos disponibles, del interés de los estados y de la existencia de instituciones del sector privado que apoyan las tareas de conserva-ción del patrimonio cultural, hemos podido percibir que nos une una problemática co-mún y unas necesidades enormes de apoyo científico a los procesos de conservación y a la implementación de estrategias para la salvaguarda de nuestro patrimonio.

Muchos de nuestros laboratorios han sido diseñados a imagen y semejanza de laborato-rios de países desarrollados que fueron pen-sados para otras necesidades y en realidades muy diferentes a las nuestras. En este orden

de ideas muchos de los trabajos que realizan los científicos del patrimonio no responden a las urgentes necesidades del patrimonio cultural y por ende gran parte de nuestro patrimonio está en riesgo de perderse. Sobre las necesidades más apremiantes de conser-vación de este patrimonio me quiero referir a continuación.

El patrimonio iberoamericano tiene mu-chas características comunes, la historia de nuestros países, los procesos socioculturales y las variables geográficas son responsables de que se genere un patrimonio singular, que puede ser clasificado y agrupado de muchas formas, cualquiera de las cuales se puede repetir en diferentes regiones del con-tinente; de esta forma podríamos hablar de patrimonio cultural de los países del Caribe, de patrimonio de la región andina, de la re-gión amazónica, etc

Para poder proteger el patrimonio es im-prescindible conocer la vulnerabilidad del mismo ante una amplia variedad de amena-zas latentes, la vulnerabilidad está relaciona-da directamente con la composición mate-rial de los objetos, su forma de elaboración y su estado de conservación. Estos aspectos han sido estudiados por las ciencias naturales desde hace más de treinta años en muchos de nuestros países, no obstante la informa-ción que se ha ido produciendo es dispersa y de difícil consecución. Esta falta de organi-zación y sistematización de la información ha propiciado que muchos bienes cultura-les hayan sido sometidos reiterativamente

El patrimonio cultural iberoamericano: un reto para las ciencias naturales

Mario O. FernándezFacultad de Estudios del Patrimonio Cultural. Universidad Externado de Colombia

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a toma de muestras y análisis científicos, lo que además de representar una agresión a los bienes culturales se convierte en una per-dida de recursos que en estas regiones siem-pre son insuficientes para estudios de este tipo. Aun cuando somos consientes de la necesidad de los estudios de la materialidad y las técnicas de elaboración, consideramos necesario que las ciencias naturales dedi-quen también esfuerzos a reducir los riesgos deterioro a los que está expuesto la mayor parte de nuestro patrimonio cultural.

Para comprender mejor los peligros a los que están expuestos nuestros bienes cultu-rales dividiremos los riesgos de deterioro en cuatro grupo de amenazas que hemos de-terminado en nuestro trabajo cotidiano en la conservación del patrimonio cultural y a partir de la experiencia aportada por innu-merables colegas de América Latina.

Los fenómenos geológicos son manifes-taciones naturales recurrentes, que tienen su origen en la dinámica interna y externa de las tres capas concéntricas de la tierra que se conocen como el núcleo, manto y

corteza, las cuales se registran en distintas formas de liberación de energía. Los sismos o terremotos se manifiestan en la litosfera terrestre por la liberación súbita de ener-gía, acumulada dentro o entre los límites de las placas tectónicas por su dinámica de desplazamiento, originando vibraciones o movimientos bruscos de corta duración e intensidad variable, en todas direcciones a partir del epicentro.

La mayor actividad sísmica del planeta se concentra en el cinturón circumpacífico (conocido como el cinturón de fuego), que incluye las costas orientales de Asia y occi-dentales de América; desde la parte sur de Chile pasando por Perú, Ecuador, Colom-bia y extendiéndose por Centro América hasta alcanzar México.

Existen muchos ejemplos de terremotos que han azotado a diferentes países de Amé-rica, en Colombia por ejemplo se recuerda el terremoto de Armenia, de enero de 1999, que produjo serios daños materiales, un 60% de infraestructura colapsada y mil per-sonas fallecidas1.

Muchos otros terremotos con efectos de-vastadores se han producido, cabe recordar el de México en 1985 en el Distrito Federal, donde se perdieron más de 10.000 vidas. El reciente terremoto del Perú generó cuantio-sas pérdidas. Según el diario El Comercio el 32% del patrimonio monumental de la cos-ta central peruana fue destruido. El diario no hace mención a las colecciones de bienes muebles que se perdieron en el desastre2.

Los ejemplos de este tipo son muchos en el continente, los daños sufridos por el pa-trimonio cultural generalmente son desco-nocidos, las prioridades después de la emer-gencia se dirigen a las victimas mortales y heridos, luego los recursos no son suficientes y el tiempo va dejando a un lado los efectos de estas catástrofes. De lo que sí debemos

1 Diario El Tiempo, Bogota Colom-

bia 27 de enero de 1999.2 Diario El Comercio. Perú. 30 de

agosto de 2007.

Figura 1. Incendio forestal, en los cerros orientales de Bogotá, cerca del Santua-rio de Monserrate.

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estar conscientes es que una gran cantidad de ciudades latinoamericanas están expues-tas a esta terrible amenaza que se constituye en un riesgo significativo de deterioro para los acervos históricos del continente y que indiscutiblemente no estamos preparados para enfrentar a este tipo de desastre.

Los países de América Latina no han prestado mucha atención a los maremotos, razón por la cual no se han preparado para enfrentar este tipo de desastres, a pesar de que los expertos advierten que a futuro en esta región podrían producirse eventos simi-lares al registrado en el océano Indico que acabó con la vida de más de 150.000 per-sonas y devastó las costas de una decena de naciones en diciembre del año 2005.

En las costas americanas sobre el océano Pacífico desde el sur de Chile, hasta México, y frente a las playas del mar Caribe existen placas tectónicas que en caso de moverse a gran intensidad generarían olas de gran ca-pacidad destructiva. Muchas ciudades lati-noamericanas con costas, presentan impor-tantes instituciones culturales contenedoras de colecciones e invaluables vestigios patri-moniales a escasos metros del mar.

El terremoto más grande registrado en el planeta tierra que el hombre civilizado recuerde, ocurrió el día Domingo 22 de Mayo de 1960 a las 14:55 p.m., en Valdivia, Chile, tuvo una magnitud de 9,5 grados en la escala Ricther, con 37 epicentros y una duración de 10 minutos, se produjeron tres tsunamis, olas gigantes que asolaron y de-formaron la costa chilena con más de 5.000 víctimas fatales, destrucción total de pobla-dos de pescadores, las grandes olas llegaron hasta Japón. En realidad aun en la actuali-dad no se conoce con exactitud los daños ocasionados por este fenómeno3.

Otras amenazas relacionadas con los fe-nómenos geológicos son los deslizamientos.

Estos fenómenos son desplazamientos de masas de tierra o rocas por una pendiente en forma súbita o lenta y su ocurrencia de-pende de variables como: clase de de rocas y suelos, orientación de las fracturas o grietas en la tierra, cantidad de lluvia en el área, ac-tividad humana (cortes en ladera, falta de canalización de aguas, etc.).

Las erupciones volcánicas son una amena-za que abarca a todo el continente americano, los datos históricos reportan que este tipo de eventos son más acentuados en América del Sur, tanto en la cantidad de muertos como en el número total de afectados, no obstan-te América Central y el Caribe también son susceptibles a este tipo de desastres.

Algunos desastres asociados con actividad volcánica aún son difíciles de olvidar, por ejemplo en Colombia el 13 de noviembre de 1985, la ciudad de Armero, la tercera en importancia en el departamento del Tolima, es borrada del mapa por la explosión del volcán Nevado del Ruiz, en quince minutos perecieron 23 mil personas; no se tuvo en cuenta la peligrosidad de la zona del Ruiz,

3 Lagos López, Marcelo (2000):

«Tsunamis de origen cercano a la cos-

tas de Chile», en Revista de Geografía

Norte Grande, n.º 27. p. 93-102.

Figura 2. El patrimonio en riesgo. Museo de Ocaña norte de Santander Colombia.

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situada dentro del área sísmica conocida como anillo de fuego.

El número de volcanes activos en el con-tinente americano es muy elevado y frecuen-temente tenemos noticias de las amenazas de erupción en diferentes regiones.

El otro grupo de riesgos a que está ex-puesto el patrimonio se relaciona con los fenómenos hidrometeorológicos que se ge-neran por la acción violenta de los fenóme-nos atmosféricos, siguiendo los procesos de la climatología y del ciclo hidrológico. Estos fenómenos pueden llegar a ser extremada-mente destructivos y se pueden producir de forma inesperada. De estos eventos los hu-racanes ocupan un importante lugar en la escala de peligro para nuestros países.

Los pequeños países del Caribe y Amé-rica Central han padecido devastación y miles de muertes por huracanes cada vez más frecuentes y los meteorólogos predi-cen cada vez un mayor número de estos eventos, las perdidas materiales so enormes, existen muy pocos reportes del patrimonio cultural que se pierde por estos eventos, las

instituciones culturales no están preparadas lo suficientemente para enfrentar este tipo de desastre.

A este tipo de riesgo pertenecen las inun-daciones, que se clasifican según su origen, en pluviales por acumulación de lluvia de precipitación, granizo o nieve sobre terrenos planos o de insuficiente drenaje y en fluvia-les o lacustres originadas por desbordamien-to o ruptura de contenedores como son presas, lagos, ríos. Las inundaciones ocasio-nadas por la presencia de estos fenómenos o excesivos escurrimientos por las diversas cuencas hidrológicas perturban el orden so-cial, generando elevados daños económicos y pérdidas de vidas humanas.

El 13 de marzo de 1993 la ciudad de La Habana sufrió uno de los fenómenos me-teorológicos más complejos de los últimos años. Fuera de la temporada ciclónica y to-mando la dirección contraria a la acostum-brada por los huracanes que azotan a la isla caribeña con relativa frecuencia, se produjo un evento climatológico que tuvo una ac-ción devastadora en la costa norte de la re-gión occidental de la Isla de Cuba. Varias instituciones culturales cubanas sufrieron graves daños, entre ellas la Biblioteca de la Casa de las América y La Galería de Arte Popular Mestizo Latinoamericano que per-dieron importantes obras allí atesoradas

Las inundaciones se suceden en todo el continente, trayendo consigo una estela de luto y pérdidas materiales que incluyen im-portantes vestigios del patrimonio cultural. Podemos recordar inundaciones como las de Venezuela en 1999, las inundaciones de Santa Fé, Argentina y las más recientes en febrero del presente año en Bolivia.

El tercer grupo de factores está relacio-nado con el hombre. Se trata de situaciones en las que la acción de los seres humanos, consiente o no, suele ocasionar víctimas ci-

Figura 3. Libro con biodeterioro.

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viles, pérdidas de bienes de servicios básicos y de medios de vida. Entre esas situaciones cabe citar las guerras (civiles o de otro tipo), los conflictos en la comunidad, los despla-zamientos masivos de personas (se trate de refugiados o de desplazados internos), el reasentamiento forzoso de personas, los de-sastres ecológicos, los desastres tecnológicos, los incendios, etc. En otro orden también se ubica dentro de este grupo de riesgos que tienen que ver con las actividades propias de las instituciones culturales y que tienen una relación directa con la gestión administrati-va y todos los aspectos relacionados con el uso del patrimonio y su preservación.

Los incendios producidos intencional-mente o por accidentes siempre están rela-cionados con la actividad humana. Este fla-gelo ha sido el responsable que en tiempos muy breves se pierdan importantes colec-ciones completas de bienes culturales mue-bles. La historia recoge múltiples casos de incendios en iglesias, bibliotecas, archivos y museos, en el caso latinoamericano también son innumerables los eventos de este tipo.

El 11 de Mayo de 1943 el incendio de la Biblioteca Nacional del Perú enlutó por va-rias décadas la cultura nacional de ese país. Cuando la ciudad dormía, una densa hu-mareda alertó a los escasos transeúntes, los bomberos acudieron pero debido a la natu-raleza propia del combustible y su almace-namiento, el fuego devoró todo a su paso. El local quedó casi destruido. Las salas Europa, América, el salón de lectura y el depósito de publicaciones fueron pasto de las llamas y no se pudo salvar nada. Una Comisión de Notables de la época, determinó que pudo ser intencional4.

En la Argentina un incendio destruyó gran parte de un edificio histórico rosarino, inaugurado en 1902, donde funcionaba el Museo de Ciencias Naturales y la Facultad de

Derecho, causando una verdadera catástrofe y sin que se registraran victimas. El inmue-ble quedó prácticamente destruido por las llamas que se habrían originado por bombas de estruendo arrojadas durante una marcha gremial estatal, según la principal hipótesis de los investigadores del accidente.

En la madrugada del 8 de julio de 1978, un pavoroso incendio destruyó el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro reduciendo a cenizas su valioso acervo. Después de la segunda guerra mundial, no se conocía una semejante catástrofe artística y cultural. El desastre causó asombro y consternación en el mundo entero, lo anunció la prensa con grandes titulares: El mayor desastre de Arte Moderno, y uno de los mayores ocurridos en América Latina. Si bien las causas del fuego nunca pudieron ser aclaradas, parece-ría que tuvieron su origen en el auditorio, donde la noche anterior un grupo de jóve-nes había realizado un espectáculo que ter-minó muy tarde; los vigilantes se retiraron de inmediato. Se habló de un cigarrillo mal apagado, de algún aparato mal conectado,

4 Museo bomberos peruanos http://

www.desastres.org/museo/incendios.

html.

Figura 4. Monumento a Los Lanceros de Rondón. Pantano de Vargas. Boyaca Colombia

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de un cortocircuito, y también se habló de la fatalidad5.

Los conflictos sociales son un flagelo que en esta región han generado daños incal-culables al patrimonio cultural. En el caso específico de Colombia, existen varios ejem-plos de pérdida del patrimonio documental por este factor.

El 9 de abril de 1948, el asesinato del candidato del partido liberal Jorge Eliécer Gaitán produjo en la ciudad de Bogotá, una gran rebelión popular, que ocasionó grandes estragos en la capital colombiana y en otras ciudades del país, convirtiendo en ruinas una cantidad importante de instituciones y edificios. Se destruyó la Cancillería, el Mi-nisterio de Gobierno, el Palacio Arzobispal, la Prefectura de seguridad, los archivos del Prontuario de gabinetes de identificación donde estaban consignados los anteceden-tes de conducta de todos los habitantes de la capital.

Otro ejemplo mas reciente es lo aconte-cido el 6 de noviembre de 1985. El movi-

miento guerrillero M-19 se toma el Palacio de Justicia; luego de 28 horas de combate con fuerzas del ejército, el palacio es reduci-do a cenizas. La Biblioteca de la corte Supre-ma de Justicia con la historia de Colombia desde 1810 quedó totalmente destruida.

En Bolivia el 12 de febrero del 2003, se produce un levantamiento popular en La Paz, que concluyó con el saqueo e incendio de varios edificios públicos, entre los que se encontraban la Biblioteca y el Archivo del Congreso. Un puñado de jóvenes logró impedir que junto al palacio, ardieran los Archivos Nacionales de Bolivia, memoria histórica de la Nación. Sólo la llegada de tropas del ejército logró disolver a la mul-titud. Como resultado de estos disturbios se perdieron importantes documentos de la memoria histórica de este país.

La falta de sistemas de seguridad son un factor importante para que se produzcan con cierta frecuencia robos de bienes cul-turales en nuestras instituciones. El tráfico ilícito es un mal que abarca todo el conti-nente, los bienes arqueológicos, los expo-nentes de la época colonial y los objetos de arte religioso se encuentran entre los objeti-vos más preciados de las mafias del arte en esta región. La variedad de objetos robados va desde pequeñas miniaturas y pinturas en iglesias hasta retablos enteros o pesadas es-culturas monolíticas como las sustraídas en Colombia del Parque arqueológico de San Agustín.

Los museos, archivos y bibliotecas son objeto de robos de diferente tipo. El público es un factor a tener en cuenta. También es-tas instituciones son asaltadas o se producen robos planificados por las mafias dedicadas al tráfico de obras de arte. Existen múltiples ejemplos, como el robo a la Biblioteca Ge-neral San Martín de la ciudad de Mendoza, Argentina, de donde fueron sustraídos más

5 Museo Torres Garcia http://www.

torresgarcia.org.uy/noticia_80_1.

html.

Figura 5. Conservación preventiva de la biblioteca Museo histórico de Boli-var. Quinta de San Pedro AlejandrinoSanta Marta. Colombia.

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de 100 libros de los siglos xvi, xvii y xviii. En este caso la falta de seguridad y vigilan-cia nocturna facilitaron el acto delictivo. La seguridad contra robos es uno de los proble-mas más graves que enfrenta el patrimonio en nuestro continente.

La historia reciente de América da cuenta de múltiples ejemplos de pérdida de bienes culturales por actos vandálicos realizados por individuos, grupos de personas e incluso gobiernos dictatoriales. Podemos destacar la quema de libros en Chile durante la dicta-dura militar en los años 70, el uso de grafitis en esculturas en espacio público, así como la mutilación y atentados terroristas, cabe señalar los daños sufridos por la escultura «El pájaro» del artista colombiano Fernando Botero en junio de 1995, donde perdieron la vida 28 personas y más de 200 resultaron heridas. Una gran cantidad de monumentos en espacio público se encuentran en lamen-table estado de conservación por causa de actos vandálicos.

La conservación del patrimonio cultu-ral depende en gran medida de las políti-cas de las administraciones custodias de las colecciones. Cuando los responsables de la administración no tienen la capacitación suficiente, o el personal encargado no está preparado para asumir la responsabilidad de administrar una colección, se presentan grandes riesgos de deterioro y pérdida de los bienes culturales. Entre los problemas más recurrentes se encuentran las deficiencias en la organización de los depósitos, ausencia de políticas claras de uso, manipulación, tras-lados, limpieza y conservación. Todos estos aspectos cuando se realizan sin tener en cuenta las normas mínimas de conservación se constituyen en amenazas que ponen en riesgo la preservación de los acervos.

Muy relacionada con la administración de las colecciones se encuentra otra importante

amenaza a la que está expuesto el patrimo-nio, el de las intervenciones y restauraciones inadecuadas. Con frecuencia se presentan personas que han recibido capacitaciones o charlas en conservación y se creen «conserva-dores restauradores», las iniciativas de estos personajes inciden negativamente en la sal-vaguarda de nuestros bienes culturales. Las intervenciones realizadas por personal no calificado, sin la realización de diagnósticos previos y utilizando materiales y métodos inadecuados ocasionan daños aun mayores que los existentes en los objetos.

Otro aspecto que muchas veces es difícil de clasificar o definir ya que tiene un alto contenido político, está generando la pérdi-da de una parte importante de la memoria histórica de la humanidad. En ocasiones y en la medida que el patrimonio cultural está cargado de un alto valor simbólico, donde se concentran las creencias, las aspiraciones, los logros y la memoria histórica de los gru-pos sociales, se convierte en objetivo a des-truir frente a conflictos armados.

En la historia reciente existen múltiples ejemplos de destrucción de patrimonio como resultado de conflictos armados; cabe destacar la destrucción de la Biblioteca de Sarajevo en 1992 provocada por los serbios. Las innumerables bibliotecas y museos des-truidos por los talibanes en Afganistán y el incendio y saqueo de casi todas las bibliote-cas y museos iraquíes en el 2003.

En nuestro continente existen también muchos ejemplos de estas calamidades, como el saqueo de la Biblioteca Nacional de Perú durante la ocupación chilena, o las pérdidas por atentados terroristas.

El 18 de julio de 1994 se produjo el mayor atentado terrorista de la historia de Argentina: una bomba destruyó el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argenti-na, muriendo 85 personas y perdiéndose los

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archivos históricos del instituto Judío de In-vestigaciones.

En Colombia también han ocurrido atentados terroristas como los del Club El Nogal y el Edificio del Departamento Ad-ministrativo de Seguridad con pérdidas de vidas humanas y valiosos documentos de archivos y bibliotecas.

El tema de las condiciones ambienta-les es otro que nos preocupa grandemente y que aún no está solucionado en nuestra región. Para hablar de los factores ambien-tales es necesario tener en cuenta el contex-to biogeográfico del continente americano. Este constituye un espacio geográfico com-plejo, hecho de la yuxtaposición de zonas ecológicas muy contrastadas, entre las que figuran zonas de bosques por encima de los 2. 500 m, regiones lacustres templadas de montaña, laderas montañosas atlánticas con bosques de neblina, bosques lluviosos de planicies tropicales de baja altitud, estuarios marítimos, islas tropicales, vastos espacios semiáridos cubiertos de vegetación xerófila y de plantas leguminosas. La diversidad de

variables y comportamiento de los paráme-tros ambientales dificulta la comprensión y el diagnóstico de los procesos de deterioro del patrimonio en las diferentes zonas geo-gráficas del continente.

Estos parámetros son fundamentales para la correcta conservación del patrimonio cul-tural independientemente del soporte de que estén elaborados los bienes culturales y la si-tuación geográfica de la institución custodia.

Cuando estos parámetros no son ade-cuados, se generan deterioros de diversa na-turaleza que en muchas ocasiones generan daños considerables en los documentos y la información que estos soportan.

Los problemas generados por la ilumi-nación inadecuada de las colecciones son generalizadas y existe aún un gran desco-nocimiento sobre el peligro que este factor representa para los diferentes materiales del patrimonio material. La temperatura y humedad relativa del aire aunque son más estudiadas también son responsables de incontables deterioros en los materiales, la falta de diagnósticos adecuados, el uso in-discriminado de sistemas de climatización artificial y la falta de programas de moni-toreo diagnósticos y de valoración y segui-miento a las soluciones planteadas también representan un grave problema en nuestra región.

Hemos abordado de manera muy general los principales riesgos de deterioro a los que está expuesto nuestro patrimonio cultural. Las noticias de las últimas semanas no son alentadoras. Según un informe presentado en Bruselas por el Grupo de Expertos In-tergubernamentales sobre Evolución del Clima, la eventual alza de la temperatura supondrá la extinción de 30% de las espe-cies vivas, la elevación del nivel del mar y la ocurrencia de una serie de fenómenos catas-tróficos; lluvias torrenciales, vientos huraca-

Figura 6. Exposición por el Día del patrimonio en Colombia.

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nados, inundaciones que nos hace pensar en la urgente necesidad que tenemos los pro-fesionales dedicados a la conservación del patrimonio cultural a trabajar teniendo en cuenta estos peligros.

La necesidad de que se generen progra-mas de prevención de desastres es eviden-te. También se hace necesario involucrar al público y a la comunidad en los temas de conservación y llamar la atención a toda la sociedad del peligro que corre nuestro pa-trimonio cultural y lo importante que es el trabajo conjunto y no escatimar esfuerzos ni recursos para preservar la memoria histórica de nuestros pueblos.

Conscientes de la necesidad de socializar el trabajo que desarrollan los científicos del patrimonio, el Laboratorio de Ciencias na-turales de la Facultad de Estudios del Patri-monio cultural de la Universidad Externado de Colombia ha desarrollado una serie de estrategias encaminadas a difundir el traba-jo que se realiza y destacar la importancia que tienen los trabajos desarrollados para la conservación y disfrute del patrimonio cultural. En este sentido se destaca la ex-posición «Arte dentro del arte: otra mirada desde la ciencias naturales», con la cual a partir de las imágenes de microfotografías se mostró el trabajo de investigación realizada a diferentes exponentes del patrimonio cul-tural; monumentos arquitectónicos, monu-mentos en el espacio público, y bienes mue-bles de diferente naturaleza. Esta exposición tuvo un impacto positivo en el público que asistió de manera masiva a visitarla, a partir de esta experiencia se han realizado otras ex-posiciones, en todas ellas se ha pretendido que el público acceda a las diferentes áreas del laboratorio y que pueda interactuar con los equipos.

Los retos que presenta el patrimonio cultural en Iberoamérica son muy grandes,

debido a que desconocemos cómo están elaborados gran parte de nuestros bienes culturales, cómo se alteran estos objetos, qué mecanismos generan los deterioros, cuáles son los agentes biológicos que más les afectan y cómo erradicarlos. La igno-rancia del patrimonio, no es sin embargo la única amenaza, siendo necesario trabajar en el establecimiento de planes de emer-gencias para enfrentar los desastres natu-rales, estudiar los efectos de la contami-nación ambiental y los mecanismos para minimizar los daños que estos fenómenos ocasionan.

En ese sentido, las ciencias naturales tie-nen mucho que aportar a la conservación del patrimonio ante las enormes carencias que se presentan, siendo prioritario el tra-bajo conjunto entre los científicos y los demás profesionales, en la creación de es-trategias que no estén dirigidas a la impor-tación directa de instalaciones, métodos y tecnologías de otros lugares, especialmente de Europa y Norteamérica, sino a la rein-terpretación de las necesidades y a la solu-

Figura 7. Intervenciones inadecuadas.

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ción de nuestros problemas con los recur-sos disponibles en términos de prospectiva y sostenibilidad.

A este respecto, el entrenamiento de cien-tíficos en el estudio y conservación del patri-monio cultural, parece ser una tarea urgente a nivel de adiestramiento y sensibilización de los profesionales en torno a la problemá-tica de los bienes culturales, sin embargo hasta el momento no hay una oferta clara para la especialización de los científicos de la región; no obstante en la actualidad se ha

venido trabajando a otro nivel, brindando herramientas científicas en la formación de otros profesionales del patrimonio como museólogos, arqueólogos y restauradores.

Es nuestra responsabilidad, trabajar en el intercambio de información y en la conse-cución de soluciones a problemas comunes fortaleciendo la participación de toda la sociedad como única vía en que nuestros esfuerzos puedan ser efectivos en la salva-guarda de la memoria material de nuestros pueblos.