el papel de la caricatura polÍtica como medio de
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EL PAPEL DE LA CARICATURA POLÍTICA COMO MEDIO DE
CONFRONTACIÓN Y DE DEBATE POLÍTICO: UN ESTUDIO DE CASO
EN LA ÉPOCA DE LA REGENERACIÓN 1885-1904
JORGE MARIO DUQUE GIRALDO
Asesor:
RAFAEL RUBIANO MUÑOZ
Universidad de Antioquia
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Medellín, 2019
Hay que abandonar muchas estancias,
a fin de que un día el viajero llegue a su verdadero hogar.
Mevlânâ Rûmî
La sátira es el arma más eficaz contra el poder:
el poder no soporta el humor, porque la risa libera al hombre de sus miedos
Darío Fo
Contenido
1. Preludio ................................................................................................................................... 1
2. Justificación ............................................................................................................................. 4
3. Pregunta ................................................................................................................................... 6
4. Objetivos ................................................................................................................................. 6
4.1 Objetivo General .................................................................................................................. 6
4.2 Objetivos Específicos ........................................................................................................... 6
5. Metodología ............................................................................................................................. 7
6. Marco teórico ......................................................................................................................... 10
6.1 Estética y Política ............................................................................................................... 10
6.2 La concepción Estética en la Sociedad de masas ................................................................. 16
6.3 Acercamiento al concepto estético en la sociedad colombiana ............................................. 22
7. La Regeneración un proyecto social, político y ¿estético? ....................................................... 30
7.1 Un prólogo de la Regeneración ........................................................................................... 30
7.2 La Regeneración: Opus contra la “Anarquía” ...................................................................... 35
7.3 Contemplación de la Gramática .......................................................................................... 44
8. Lo cómico y la ilusión: Una imagen de la caricatura y el Estado ............................................. 49
8.1 La imagen de la abstracción: La caricatura política ............................................................. 50
8.2 Los sueños y lo cómico ...................................................................................................... 55
8.3 La caricatura política: una representación del Estado .......................................................... 57
9. La Caricatura contra el poder de la Gramática ........................................................................ 61
10. Conclusiones .......................................................................................................................... 73
11. Anexos ................................................................................................................................... 75
12. Bibliografía ............................................................................................................................ 90
Tabla de Caricaturas
Imagen 1. Biografía de El Zancudo ................................................................................................... 75
Imagen 2. ......................................................................................................................................... 76
Imagen 3. Sueños de un Candidato (Caro) ........................................................................................ 77
Imagen 4. La función de los Fantoches ............................................................................................. 78
Imagen 5. Señor, ten Piedad de Nosotros! ......................................................................................... 79
Imagen 6. Otro Conspicuo Cuasi-Excelencia o La Regeneración – Cangrejo ..................................... 80
Imagen 7. San Pedro (Núñez, Vélez, Caro, Holguín) ......................................................................... 81
Imagen 8. La Gallera Política (1er. Cuadro) ...................................................................................... 82
Imagen 9. Los Vampiros ................................................................................................................... 83
Imagen 10 ........................................................................................................................................ 84
Imagen 11. Agencia de Trasteo ......................................................................................................... 85
Imagen 12. Una Nueva Medusa ........................................................................................................ 86
Imagen 13. El Monstro, La Regeneración ......................................................................................... 87
Imagen 14. El Leviathan ................................................................................................................... 88
Imagen 15. El Escudo de La Regeneración ....................................................................................... 89
1
1. Preludio
En las siguientes páginas el lector encontrará una presentación general de la monografía de
grado, enfocado a entender cómo surgió su concepción y cuál fue su desarrollo, así también las
inquietudes y reflexiones que movieron a la realización de la presente investigación.
Para comprender la composición que otorga sentido a este trabajo es necesario que el lector se
disponga a una apertura mental y espiritual, de esta forma logrará captar o comprender la esencia
de este trabajo. Para ello es necesario o exigente que se erradiquen ciertos prejuicios y en particular
que se ubique en un espacio epistemológico no tradicional al que se habitúa en la ciencia política.
El relato de este trabajo de tesis busca entre otras razones romper ciertos esquemas prefijados en
la academia al analizar lo artístico y lo estético, lo que le permitirá conocer y comprender el sentido
de un texto artístico y estético. Para comprender una obra artística es necesario desprenderse de la
permanente tendencia hacia la conceptualización que muchas veces es rígida y evitar caer en el
reduccionismo de las ideas, que habitualmente petrifica la experiencia estética. Sin duda, el arte y
lo estético hacen parte de la vida social y son el resultado de una infinidad de convulsiones sociales.
Son variados e ilimitados los caminos para reflexionar sobre la experiencia estética en general.
No obstante, hay un camino – entre muchos otros – que es propicio para entender los objetivos
trazados en este trabajo, meditar sobre la estética y su incesante búsqueda a lo largo de la historia
humana remite a lo que es bello en sí mismo.
Se encontrará con un camino que sólo conduce a las meditaciones sobre la estética y su
incesante búsqueda a lo largo de la historia social sobre aquello que es bello en sí mismo. A partir
de esta primera aproximación para entender el problema estético en relación con lo que es bello
en sí mismo es que dotamos al lector de uno de los objetivos centrales de esta monografía, porque
ese enfoque de lo estético es abordado por dos autores griegos, a quienes no por casualidad se les
considera son clásicos de estudio y de lectura en las ciencias políticas a nivel mundial, hablamos
de Aristóteles y Platón, quienes de paso serán soportes en la trama de este trabajo investigativo
que busca relacionar lo estético y la ciencia política.
Entre otros de los objetivos de la monografía, sin abandonar su carácter polémico, es demostrar
una discusión trascendental, que nos acerca al estado sublime de la belleza y sus definiciones,
planteándose inicialmente un acercamiento al concepto estético desde los autores griegos,
estudiados y citados en la Ciencia Política, específicamente en la teoría y en la filosofía política,
lo que nos brindará un diálogo fructífero interdisciplinar y nos dará un mayor sentido, o pertinencia
a este trabajo.
Pero para poder observar la relación de esos campos – el arte, lo estético y la ciencia política –
es fundamental utilizar la visión de la temporalidad histórica, porque, nuestro propósito es analizar
cómo en la evolución histórica (desde la antigüedad a la sociedad moderna de masas) es que se
pueden rastrear algunas variables reflexivas de lo estético y lo político particulares, singularmente
2
en el contexto de la sociedad moderna masificada1. Este recorrido es esencial, toda vez, que de
esta forma se abordan las discusiones sobre la estética y el arte a partir de una evolución histórica
de su estudio para concluir en la sociedad moderna y específicamente la sociedad colombiana del
siglo XIX, objeto de estudio y principal época analizada aquí.
De modo que nuestro objetivo primordial es acercarnos desde la perspectiva histórica a las
relaciones existentes entre lo estético y la ciencia política en la medida en que las discusiones nos
permitan analizar cuáles son los vínculos que se presentan entre esos dos escenarios sociales, y a
su vez, nuestra intención es procurar mostrar lo que constituye ese entramado como campo de
estudio e investigación que no se la ha prestado suficiente atención en nuestros medios académicos
universitarios, en especial, en el pregrado en ciencia política.
De otro lado, es nuestra meta igualmente, centrarnos en el humor como herramienta de la crítica
política2 y para ello nos enfocamos explícitamente en el efecto cómico y la caricatura, que nos
facilitarán entenderlos como formas estéticas, pero ante todo como armas políticas usadas en el
debate político e igualmente practicadas como instrumentos de confrontación, en especial, como
medio para las batallas de ideas o las disputas ideológicas que fueron frecuentes en el país entre
líderes, políticos e individuos o colectividades partidistas, incluso se podría afirmar que el enemigo
político por ejemplo, fue un referente en la prensa colombiana del siglo XIX, o para decirlo con J.
Pasquino3, en la política el opositor y la oposición son esenciales de los sistemas políticos.
Nuestro objetivo principal es hacer comprensible cómo la caricatura (y en sí la gráfica cómica),
que reúnen al mismo tiempo, lo estético y lo político en su uso a lo largo de la prensa en el siglo
XIX del país, fueron recurrentes de las discusiones políticas y se emplearon como armas o para
confrontar al enemigo político, para poner en tela de juicio a un gobierno o gobernante o como
medio de burla, sarcasmo y de crítica. A través de la caricatura se pueden devalar asuntos o
problemas esenciales de los estudios en ciencia política, por ejemplo, es posible que la caricatura
estudiada en la prensa permita comprender con mayor oportunidad los debates políticos que
giraron a través de la integración estatal o nacional durante el siglo XIX y bajo ese contexto se
hace más entendible, desde el lente actual, las carencias, fallas o déficits del sistema político del
país en ese tiempo y cómo han persistido dicho problemas políticos hasta la actualidad.
Además, se permite develar el carácter ilusorio del Estado y la Nación que se construyó en
Colombia a finales del siglo XIX, elemento que ha influido durante los años siguientes. Al
acercarnos a la caricatura describimos la imagen de la sociedad y la política, adentrándonos en un
1 Se entenderá sociedad moderna masificada a aquella que transitó de la revolución civil en Francia de 1871 a la
primera guerra mundial en 1914, periodización en la que se dio un crecimiento urbano y una explosión de las clases
obreras y campesinas en Europa y que luego se percibirá en América Latina de 1880 a 1920 con todo su furor en
fenómenos como la industrialización y la urbanización acelerados. Véase, Halperin donghi, Tulio. Historia
contemporánea de América Latina. Madrid: Alianza, 1975. 2 El humor ha sido estudiado en su más amplio espectro como un medio estético y político, para su análisis en nuestro
medio basta leer los escritos de Baldomero Sanín Cano. Crítica y Arte. Bogotá: ediciones Colombia. 1932. 3 Pasquino, Gian Franco. La oposición. Madrid: Alianza. 1998. Pp. 5-9.
3
sendero artístico que solo podrá ser comprendido paralelamente al desarrollo de los sentimientos
estéticos y de la belleza.
En términos de metodología, valga reiterar, la monografía se enfocó a lo que podríamos
denominar El arsenal del caricaturista y es allí donde se describe el papel de la caricatura como
un medio para acercarse a las interpretaciones emocionales que son indispensables para entender
cómo la experiencia o la expresividad se constituye en un estilo estético bajo el lente político. Así
nos acercamos a las interpretaciones emocionales que le otorgan a la investigación en sí un estilo
estético. Siguiendo algunos especialistas o investigadores autorizados en los campos estéticos,
podemos decir que, las interpretaciones de la caricatura le otorgan comicidad a este trabajo. Al
observar las imágenes con las cuales se deleitará el lector, encontrará alguna risa o sonrisa de
acuerdo al grado de “civilización” y “superioridad” (Kris, 1955).
Más allá del trabajo monográfico aquí presentado, el lector podrá encontrar una mirada
diferente de la relación entre estética y política, casi que se podría decir que sentirá un alivio porque
mediante lo cómico y la caricatura así vista, podrá contemplar de manera diferente la política, que
sumida en las rigideces del análisis o la reflexión, a veces petrifican el lenguaje, y aún más, se
puede expresar que al lector le generará otra mirada que incluso sea más libre y tolerante en
términos de visión espiritual y conciencia, de igual modo, superará algunos de los miedos o los
temores que se ciernen a hora de adentrarse en el mundo político y de la vida.
Sentirá en lector un alivio producido por lo cómico y la caricatura, la liberación de tensión física
y espiritual y entenderá que lo más importante es librarse de los temores y los miedos, del mundo
político y de la vida. Las imágenes producirán ese efecto cómico, este será acentuado al leer los
atisbos e intentos de otorgarle una interpretación, pero se divertirá mucho más al intentar
sumergirse en una interpretación gráfica y estética y emitir un análisis de la caricatura política. Si
se atiende a un sentido trascendental del conocimiento estético, sólo necesitara dejar fluir las
pasiones y emociones para sacar conclusiones.
Como se comprenderá y el lector lo adivina ya, esta monografía es un trabajo pionero en nuestro
medio, el cual busca como investigación primigenia dialogar entre los campos de la estética y la
política. Mediante un esfuerzo de análisis también pretende iniciar un camino investigativo, para
que este sea del interés del pregrado en Ciencia Política de la Universidad de Antioquia, en el
sentido de entender la estética desde una perspectiva política. Lamentablemente la especialización
en nuestros campos de conocimiento, en particular de la Ciencia Política, no permiten un
librepensar o al menos unas miradas diferentes y temas como la estética y la política parecerían
insulsos e inútiles, con poca practicidad y utilidad, y ello hay que manifestarlo, porque, las
meditaciones (o reflexiones) sobre la belleza o lo cómico, antes que derivar en rigideces racionales,
lo que incentiva esta monografía (y se espera que el lector lo haga) es el despertar de las emociones
que han sido mutiladas por el afán de un riguroso conocimiento.
4
Lo cómico y lo sublime tienen el objetivo el domino del peligro interior (Kris, 1955), de usted
mismo. Asuma con otros ojos y una actitud abierta la lectura de esta monografía. Medite sobre la
fealdad interior y ríase de ella.
Aquí sólo está plasmada la inspiración producto de la eterna facultad de rumiar […] ideas y
conceptos, pero más importante, emociones.
2. Justificación
La ciencia política contemporánea se ha institucionalizado bajo marcos teóricos, modelos
metodológicos, investigación teórica y empírica con enfoques muy rígidos y verticales, y se ha
desarrollado a lo largo de su consolidación universitaria como una ciencia guiada por parámetros
cuantitativos, positivistas y materialistas, en mayor medida, lo que ha sido preponderante en sus
paradigmas de estudio y de escolarización. Este trabajo parte de una idea y si se quiere de un
enfoque diferente y su objetivo es plasmar mediante esta monografía una mirada diferente de la
investigación dando un paso alternativo ante esa concepción paradigmática atrás señalada, en el
sentido según el cual, lo político (y la política) no se agota en las instituciones o se disuelve (o
realiza) en las acciones de los actores y sujetos, sean individuales o colectivos.
En nuestra Universidad y en especial en el país, la elección de los temas monográficos en el
pregrado tienden a privilegiar algunos problemas recurrentes del momento o acaso siempre
mirando la coyuntura inmediata o quizás la más lejana enfatizando en los problemas políticos o en
los asuntos de desintegración social (Violencias, víctimas, movimientos, crisis institucionales,
conflictos o problemas de integración política) muy constreñidos o a las instituciones o a la acción
política, preferiblemente. Ello no es de vindicar ni de juzgar negativamente, por el contrario, de
alabar, pero nuestra contribución busca abrir y ampliar el campo de estudio e investigación, porque
no pocas de las investigaciones académicas elaboradas por los colegas politólogos (muy
particularmente en la Universidad de Antioquia) los temas o problemas han sido muy restringidos,
pues es predominante las investigaciones sobre el conflicto armado del país, o en esta coyuntura
sobre la paz y el posconflicto. Reiteramos, sin embargo, no pretendemos devaluar o infravalorar
estos trabajos ya que han sido guías y referentes para comprender la realidad del país.
En el anterior sentido, la monografía aquí presentada es un trabajo investigativo que pretende
analizar (y mostrar con solidez) el rol que cumple el arte en las sociedades y cómo desde ese lente
nos puede ayudar a comprender las disputas en el escenario de la política y lo político, de modo
que sea también una contribución que tolere analizar la política por fuera de los escenarios
tradicionales. Esta ha sido la principal motivación para emprender este viaje hacia una
investigación que teja las relaciones, aparentemente distantes, entre la política y el arte. De esta
forma se busca comprender las diferentes maneras como se ha manifestado la política y lo político
en espacios alternativos por fuera de lo habitual y corriente de lo que se considera sea hacer y
pensar la ciencia política que se limita en muchas ocasiones a lo institucional y lo normativo. Hacer
5
una lectura de la política y todo lo que ella representa, de manera no convencional (acaso no
tradicional y común, o habitual) nos acerca a pensar en las diversas formas de construcción de la
política y lo político, sus vínculos con algunos de los sujetos políticos, y ante todo nos permitirá si
hay apertura y tolerancia incluso, ver de qué modo el arte es indispensable a la hora de analizar
cómo se le utiliza en la sociedad para describir la política, lo que puede, entre otras razones, ayudar
a quebrantar algunos de los lugares comunes, o por lo menos a reevaluar las ideas de algunos
quienes han sido indiferentes para el estudio de la política bajo los horizontes que proponemos.
En este trabajo se pretende comprender reflexivamente cuál fue la imagen que se tuvo del
Estado a finales del siglo XIX mediante una reflexividad estética y como se ha indicado el
propósito es entender de qué modo se entrelazaban los conceptos del arte, la estética y la política.
Para las ciencias sociales y humana, en especial las del orden de la política es fundamental plantear
nuevas preguntas e interrogantes, así mismo asumir nuevas exploraciones hacia campos que no se
han descubierto, menos aún, pensado. En lo anterior, ahincamos nuestro objetivo esencia en esta
monografía que consiste en analizar las relaciones de poder, el Estado y la Nación a partir de la
sensibilidad estético y cómo desde allí es que se puede abrir una ventana que no se ha abierto sobre
el análisis político.
Esta investigación está orientada a romper las fronteras y develar los caminos con los cuales se
construyan en un futuro, investigaciones de tipo estético y artístico para comprender la política y
su ciencia, de la cual nos ocupamos. Y este trabajo inicia con el planteamiento de la caricatura
como herramienta artística y estética para estudiar el contexto social y política de una época tan
contratante para nuestro país, el siglo XIX y tan llamativa para la investigación en el marco de lo
que es parte de la cultura política de la época.
Es así como se busca comprender especialmente el papel que tiene el arte, la imagen, la sátira
y la caricatura como medio de expresión y como escenario de debate y luchas políticas, todo esto
enmarcado en el contexto del siglo XIX en Colombia. Así también es nuestro objetivo en esta
monografía vislumbrar las disputas políticas e ideologías libradas en el proceso de construcción
de la identidad nacional y del Estado mismo en esa larga época. La fundamentación principal de
este trabajo es aportar a la construcción de un campo de investigación que ha sido poco atractivo
en lo que corresponde a lo político y cultural en Colombia, es decir, descifrar en una época como
la Regeneración (1885-1904) cómo fue y que era la política y lo político.
6
3. Pregunta (Planteamiento central del problema)
Como se ha señalado en los objetivos y en las metas que nos propusimos alcanzar en esta
investigación monográfica, es imprescindible partir de una pregunta central y la formulamos del
modo en que sigue: ¿Cómo se produjo y se realizó la confrontación y la crítica política durante el
periodo de la Regeneración 1885-1904, a partir del uso de la caricatura política colombiana? ¿A
parte de las palabras y las armas, cómo se llevaron a cabo las disputas políticas e ideológicas en el
país a través de las imágenes y en especial a partir de la caricatura? ¿Quiénes emplearon la
caricatura y con qué objetivos la usaron? ¿Qué papel cumplió en ese sentido las imágenes gráficas
en el plano de las confrontaciones políticas del país en esa época? y de fondo nos interrogamos,
en una etapa del país de intolerancia y de censura como fue la Regeneración ¿Cómo fue posible el
uso de la caricatura como arma política de debate y de discusión?
4. Objetivos
4.1 Objetivo General
Demostrar en primera instancia el papel que tuvo la caricatura como un medio que permitió la
confrontación política en Colombia a lo largo del siglo XIX. Se busca comprobar que, pese a la
hegemonía y dominio ultraconservador en la época de la Regeneración, en la etapa más cruda de
intolerancia y de censuras, por ejemplo, la aplicación del artículo K de la constitución de 1886 que
permitía a los gobiernos en cierre de imprentas y la cárcel con los opositores, con la opinión
disidente, cómo fue posible que existiese la caricatura como medio de expresión y de confrontación
política. Si la hegemonía de la Regeneración fue tan inalterable, cómo se produjeron las
discrepancias y las batallas ideológicas, así también, las polémicas políticas en un país donde las
controversias culminaron en guerras y de otro lado, del discurso escrito se derivaba
inmediatamente a las armas, pero en medio de esas querellas la apuesta es mostrar el papel que
jugó la expresión artística en este caso, la caricatura.
4.2 Objetivos Específicos
❖ Analizar la caricatura como medio de confrontaciones ideológicas y políticas en la prensa
del siglo XIX.
❖ Reconstruir las batallas ideológicas y políticas que se dieron en el contexto de la
Regeneración a partir de la prensa y ver de qué modo se realizaban esas disputas políticas.
❖ A través de la prensa (liberal o conservadora) realizar un análisis de la caricatura y la
función e incidencia de ella en la construcción de la política y lo político.
❖ Establecer a un mismo tiempo un análisis de la imagen, especialmente de la caricatura
política en la época de la Regeneración y dar cuenta de cómo se establecía entre otros
criterios las imágenes políticas del contrincante y del opositor sea este liberal o
conservador.
❖ Hacer una reflexión de las imágenes y los contenidos de la caricatura y a través de ese
ejercicio comprender cómo se desarrolla el debate político del siglo XIX.
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5. Metodología
Para esta monografía se estableció la prensa como fuente documental principal y se leyeron
algunas obras secundarias sobre la época. para efectos de los objetivos trazados se hizo una
indagación preliminar de la prensa del siglo XIX, para lo cual se revisó la investigación de la
profesora María Teresa Uribe4 al respecto. con esta indagación preliminar se estableció un archivo
sobre prensa liberal y prensa conservadora, desde los cuales se obtuvo un criterio de cómo se
dividían los bandos ideológicos a través de ciertos criterios de demarcación partidista. Una vez
más se hizo la selección de la que se consideró era la prensa más inclinada a la voz de los liberales
y aquella otra referida a la voz de los conservadores. Toda esta etapa fue una etapa que se vinculó
con otras exploraciones, por ejemplo, lecturas relacionadas con el contexto político y con el arte y
lo estético.
Para la selección de la prensa se tuvo en cuenta el carácter de los periódicos, teniendo claro el
contenido de este y la tendencia ideológica. Estas características se pueden apreciar mejor con la
ayuda del trabajo realizado por Jesús Álvarez y María Teresa Uribe: “Cien años de prensa en
Colombia 1840-1940: catálogo indexado de la prensa existente en la Sala de Periódicos de la
Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia”. Allí se puede hallar una categorización de
periódicos, clasificados por los temas relevantes para garantizar la selección adecuada de la prensa
objeto de análisis. Para la búsqueda de los periódicos se realizó una revisión de dicho catálogo.
Con la selección de bibliografía y con el análisis de prensa, se pudo establecer la principal fuente
de análisis y nos centramos en las caricaturas que se imprimieron en el diario El Zancudo5.
Ese fue un periódico liberal (ultraliberal) un impreso de finales del siglo XIX que se constituyó
en uno de los medios y una de las voces más críticas y opositoras (abiertamente) contra de la
Regeneración. De hecho, el diario El Zancudo ha sido objeto de estudio y por ello utilizamos la
compilación que sobre ese medio hizo el historiador German Arciniegas en su trabajo sobre la
caricatura política en Colombia6. De esa recopilación de Arciniegas utilizamos sus imágenes así
mismo nos sirvió de medio de reflexión que sirvieron en esta investigación monográfica.
A un mismo tiempo se hizo una selección fotográfica de la prensa y se fue construyendo un
archivo gráfico imprescindible para el análisis de datos y de las fuentes de investigación,
combinado con transcripciones e interpretaciones de las imágenes gráficas. De otro lado, se insiste
4 Uribe de Hincapié, María Teresa Álvarez Gaviria, Jesús María. Catálogo (p. 255). Código indizado de la prensa
existente en la Sala de Periódicos de la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia. Medellín: Universidad de
Antioquia. 1985. 5 Publicado el 22 de marzo de 1890 hasta el 4 de octubre de 1891.Fechado con un siglo de anterioridad — el 22 de
marzo de 1790 en Santafé de Bogotá y el Virreinato de Nueva Granada. 6 Arciniegas, G. (1975). El Zancudo: La caricatura política en Colombia. Bogotá: Arco.
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se fue también comprendiendo el contexto social, político y cultural de la época de la
Regeneración, para lo cual se leyeron algunos textos básicos7.
De acuerdo a lo anterior, la metodología oportuna con la cual se puede describir esta
investigación y teniendo en cuenta los alcances de la misma, será pertinente adoptar las
características de una revisión documental. Para evidenciar la pertinencia de este tipo metodología
nos guiamos por la definición de la profesora María Eumelia Galeano (2007) en donde la describe:
La investigación documental no sólo es una técnica de recolección y validación de información, sino
que constituye una de sus estrategias, la cual cuenta con particularidades propias en el diseño del
proyecto, la obtención de la información, el análisis y la interpretación; y como estrategia cualitativa,
también combina diversas fuentes (primarias y secundarias). (pág. 114).
Es así como, guiados por la profesora María Eumelia Galeano se puede colegir que en esta
investigación documental se combina lo cuantitativo y lo cualitativo a un mismo tiempo, pero por
los rasgos específicos de la monografía, aquí se le da un peso mayor a lo cualitativo en términos de
las imágenes y los discursos que ellas expresan. De modo que la metodología es pertinente por el
carácter histórico de la investigación y porque la prensa fue la fuente principal, teniendo a las
caricaturas como fuente primaria para el análisis y la reflexión.
De algunos de los personajes políticos principales de esa época se hizo una selección y análisis
de sus textos escritos y documentos, por ejemplo, algunos referidos a Miguel Antonio Caro y otros.
Así se conjugó a un mismo tiempo una metodología en la que fue central el análisis del discurso
teniendo como referencia las ideas y las imágenes. En la investigación monográfica fue esencial el
análisis de la información (datos, fuentes e imágenes) y junto a ese procedimiento fue necesario la
reconstrucción interpretativa de la época de la Regeneración que permitieran sin vulnerar un
acercamiento apropiado de la época, referida a la Colombia del siglo XIX y de esta manera
adentrarse en lo posible en el espíritu de la época.
Ahora bien, nos centramos en dos conceptos primordiales de la ciencia política, para lo cual se
hizo una lectura y análisis de algunos textos que si bien describen aspectos referidos al siglo XIX,
nuestra atención se enfocó en la construcción de nación y en ese encuadra nos adentramos en el
estudio de lo que fue la época y el régimen de la Regeneración. Ese proceso investigativo nos
exigió una mirada interdisciplinaria, toda vez que nos exigió hacer interpretaciones politológicas,
en donde se evidencien las herramientas: históricas, sociológicas y culturales, de modo que nos
permitiera una capacidad para realizar una lectura política al arte construido en el periodo político
colombiano de finales del siglo XIX.
Para esta investigación se emplearon algunos conceptos históricos y politológicos que
consideramos importantes para ubicar dentro del amplio material objeto de análisis (la caricatura),
categorías que orientaran en la búsqueda y permitieran extraer las piezas relevantes para ser
7 Sierra Mejía, Rubén. Miguel Antonio Caro y la cultura de su época. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.
2002; Rubiano Muñoz, Rafael. Prensa y tradición. La imagen de España en Miguel Antonio Caro. Bogotá: Siglo del
Hombre. 2011.
9
empleadas en la reflexión y en la escritura de la monografía. La extracción de dichas piezas puede
ser de manera textual, con el uso de fotografías, creando así un gran conjunto de piezas relevantes
(PR) para la codificación y elaboración de fichas de contenido, entre las demás técnicas que
faciliten la clasificación y sistematización de información de manera física (manual) y digital. Estas
piezas relevantes (PR) se construyen a partir de los conceptos teóricos y categorizaciones
conceptuales realizadas en el estado del arte y el marco teórico, que cuentan con características
observables para ubicar de mejor manera los datos que contenga los artículos en la presa útiles para
la investigación. Los conceptos están relacionados con la caricatura política, la construcción del
enemigo político, la Regeneración, la estética y el arte.
El análisis surgido de todas las piezas textuales y graficas permite dar inicio a la composición
de una obra que busca rescatar las imágenes y la caricatura como fuente para el estudio de la
política. Cabe resaltar que en temas de teoría e historia del arte los textos del escritor inglés Ernst
Gombrich son fundamentales para comprender el uso social y político de la sátira y la caricatura.
Sus textos fueron ampliamente meditados y comprendidos con el inconsciente para naturalizar su
efecto y el posterior intento por analizar las caricaturas, las cuales podrá apreciar y disfrutar el
lector.
Recurrimos a la profesora Galeano con una referencia que creemos oportuna en la descripción
del proceso metodológico empleado en la investigación, al respecto dice:
El análisis implica la lectura cuidadosa de los documentos, la elaboración de notas y memos
analíticos para dar cuenta de patrones, recurrencias, vacíos, tendencias, convergencias, contradicciones,
levantamiento de categorías y códigos, y lectura cruzada y comparativa de los documentos sobre los
elementos de hallazgo identificados, y obtener una síntesis comprensiva de la realidad que se estudia.
La elaboración de esquemas, cuadros y flujogramas, y la identificación de patrones de información y de
"casos atípicos" son puntos a los que el investigador debe prestar atención permanente. (Galeano, 2007,
pág. 118)
Para el análisis e interpretación de la información recolectada es importante el contraste con los
documentos académicos que ayudan a entender la época y el papel de la prensa en el siglo XIX.
Con este cruce de información se espera obtener un acercamiento que permita dar respuesta a la
pregunta de investigación y a los objetivos planteados, demostrando principalmente que a partir
de la caricatura se puede establecer un análisis político y un arma para confrontar al enemigo, todo
esto en el escenario de la prensa en el siglo XIX.
Como una investigación con un amplio contenido estético se pretende generar las emociones
los suficientemente certeras para un estudio de la caricatura y la sociedad artística y cultural de la
segunda mitad del siglo XIX. De esta forma todo surge de acuerdo a su necesidad, los textos,
anotaciones, análisis e imágenes cómicas, corresponden a cada paso meditabundo y analítico con
el cual se doto de sentido este trabajo, es un camino que en el pregrado apenas se insinúa e invita
al lector dispuesto a rodearse de una lectura en donde la emoción estética le permitirá comprender
la composición de este trabajo.
10
6. Marco teórico
6.1 Estética y Política
Para trazar con precisión los elementos con los cuales se guiará este trabajo, es menester partir
de los conceptos más adecuados que le darán base y soporte a las páginas que siguen. Es así como
iniciamos nuestras consideraciones teóricas con la construcción del debate sobre La Estética y su
relación con el mundo de lo político y la política. pero para ello es necesario partir de una óptica
que vincule el contraste entre el mundo griego clásico y las sociedades contemporáneas,
enfatizando según la lectura las diferencias y las similitudes que estos dos mundos guardan.
No solo para el campo de la política, algunas de las obras de Platón y de Aristóteles han sido
útiles en las variadas reflexiones de la sociedad o de los problemas políticos, sino también esos
grandes filósofos han sido referentes que han aportado en las disertaciones clásicas sobre la estética
y lo que de ella se deriva. Partir de esos filósofos y sus reflexiones no es insulso, porque nos
ayudarán a establecer un vínculo de lo estético con la política, y nos permitirán incluso poder
realizar análisis muchos más amplios, que van más allá del nombre de los reconocidos autores.
Antes de iniciar con una definición para delimitar los alcances de esta investigación, hay que
establecer algunos elementos centrales abordados en los filósofos mencionados, y el enfoque se
orientará inicialmente planteando las discusiones con las cuales se sustenta primigeniamente una
aproximación a lo que se entiende por estética. En primera instancia y ello aparece así en
numerosos análisis de los filósofos más citados de la antigua Grecia, la pregunta por lo estético
remite a aquello que es bello en sí mismo. ¿Como definir lo bello y cómo nos acercamos a ello?,
es el problema más relevante que los autores clásicos (entiéndase lo filósofos griegos) buscan
resolver al enfrentarse al campo de lo estético. Y bajo ese interrogante es que partimos
primordialmente en este trabajo, pero relacionándolo sin forzar y sin brusquedad en relación con
una sociedad política.
En Hipias Mayor, un dialogo de Platón en donde sitúa a Sócrates y a Hipias, un sabio Sofista,
se trata de fragmentar todos los matices que encierra la definición de lo bello. En este diálogo surge
una discusión en donde a lo bello se le atribuyen múltiples definiciones, de las cuales se destaca
una de ellas sobre la belleza como algo que es útil y en oposición a lo feo como aquello inútil,
(Platón, 1985) pues la belleza es agradable y sirve al hombre para satisfacer los deseos físicos y
del alma. Aquí la definición parte de los deseos del individuo, quedando claro que los sujetos
adquieren motivación e impulso para actuar en los deseos más sutiles.
En lo que respecta a lo útil y lo inútil en este diálogo, Sócrates sitúa esta discusión en la política
y el poder:
Sócrates: - ¿Luego el poder es algo bello y la falta de poder, algo feo?
Hipias: - Totalmente, Sócrates. Otras cosas te darán testimonio de que esto es así, sobre todo la
política; entre los políticos y en sus propias ciudades ejercer el poder es lo más bello; no tener ningún
poder es lo más feo. (Platón, 1985, pág. 427)
11
Podemos definir algunas aproximaciones sobre la utilidad de la estética para leer la política, ya
que el poder como objeto de estudio que hace parte de la Ciencia política puede ser comprendido
a partir de esta aproximación estética que se nos brinda Platón en su diálogo. Es notorio que el uso
del poder como herramienta para satisfacer fines políticos de los hombres se puede comprender en
términos de su utilidad para cumplir con este propósito y en este sentido es bello en sí mismo.
Esta definición de lo bello como lo útil es importante para empezar a hilar una relación de la
estética con la política, sin embargo, es menester mencionar algunas aproximaciones adicionales
mencionadas en el diálogo de Hipias Mayor. Partiendo de la definición de lo bello como lo útil,
Sócrates define lo bello además como lo bueno, (Platón, 1985, pág. 429) ya que lo útil lo es, porque
es bueno para aquel hombre que pretende definir la belleza. Adicionalmente lo bello es lo bueno
para Sócrates cuando produce placer a los sentidos, los del cuerpo físico, especialmente a la vista
y el oído. Es importante aclarar que en este dialogo se habla de los sentidos del cuerpo físico, ya
que, como tradición de las culturas filosóficas antiguas, en los otros mundos que van más allá del
físico, existen formas de conocer que trascienden el simple campo visual y material.
Según lo abordado hasta aquí, aquello que nos produce placer es bello, pero Sócrates menciona
que no todo placer es bueno y que puede incluso un placer llevar a la destrucción del hombre, es
por esta razón que a lo bello le atribuye la característica de lo “bello como un placer provechoso”
(Platón, 1985, pág. 440) Aquí volvemos al interrogante de que es lo provechoso para el cuerpo y
para el alma, pues es fundamental mantener esa distinción sensorial del cuerpo y del alma para
comprender lo bello, y lo agradable.
Sin embargo, para comprender aún más estas aproximaciones de los griegos al sentido de la
belleza por medio de los sentidos, lo que es útil, placentero y provechoso, nos servimos de otro
gran escritor fundamental en la ciencia política y ahora nos ayuda a comprender las características
de la estética y la belleza. El libro de La Política de Aristóteles es un clásico en las lecturas del
pensamiento y la teoría política, para describir el Estado ideal Aristóteles construye todo un
sistema para formar a los políticos ideales para el Estado. En el Libro VIII: La educación de los
jóvenes, Aristóteles hace alusión a la necesidad de la educación en la estética para formar
ciudadanos correctos en virtud: “es evidente que hay cierta educación que debe darse a los hijos,
no porque sea útil ni necesaria, sino porque es liberal y noble.” (Aristóteles, 1988, pág. 460). En
este punto queda claro que lo bello no es como decía Sócrates, lo útil, sino de aquello que es noble
para el espíritu.
Lo noble para el espíritu es aquello que le hace bien, y en este dialogo se resalta la música y la
pintura como dos artes relevantes que sirven para nutrir al cuerpo y al espíritu de capacidades
trascendentales, es decir, que van más allá del trabajo mecánico de cada día. “Hay que considerar
embrutecedor todo trabajo, arte y disciplina que inutilice el cuerpo, el alma o la inteligencia de los
hombres libres para el uso y la práctica de la virtud. Por eso, llamamos embrutecedoras a todas las
artes que disponen a deformar el cuerpo, y también a los trabajos asalariados, porque privan de
ocio a la mente y la hacen vil.” (Aristóteles, 1988, pág. 457)
12
Es notorio como Aristóteles define las artes que pueden servir al hombre para la práctica de la
virtud y aquí se rescatan las artes que están estrechamente relacionadas con el conocimiento
Estético, las habilidades artísticas que permiten establecer o acercarnos a una concepción de la
belleza. Pues el arte permite adquirir una mayor sensibilidad para comprender aquello que es bello
y noble para el espíritu y solo a partir de allí se puede determinar aquello que es agradable a los
sentidos y provechoso para el cuerpo y el espíritu.
Recuérdese y para el caso es importante citar el capítulo de “lo público y lo privado”8 del libro,
La Condición Humana de Hannah Arendt en el que lo bello y la política (con lo político) se unen
inextricablemente en el mundo griego porque, siendo lo político lo útil y el bien, quien no está en
el ámbito de la política (polis) y está excluido de este hábitat es por obligación invisible, no político
y por lo tanto al ser invisible no tiene propiedad humana y tampoco tiene presencia, de modo que
al estar fuera de la polis, (Oikos, mundo de lo privado) se está literalmente fuera del dominio de la
palabra, de la representación, de la noción de lo bello y de lo útil. Así lo político es bello porque
es útil y lo apolítico compréndase como aquello inútil y feo, que está en la oscuridad en la parte
de lo no visible, en la fealdad, o sea la esclavitud.
A partir de este punto empezamos a definir no solo la estética en el sentido clásico, sino que
además introducimos al arte como herramienta que facilita el conocimiento de lo bello en sí mismo.
Pero antes de entrar en discusiones sobre el arte y su relación con la estética, es menester acudir a
uno de los grandes referentes filosóficos en materia de estética: el filósofo alemán Immanuel Kant.
Este pensador en su libro Critica del juicio condensa todo su pensamiento estético a partir de las
mismas observaciones realizadas por los dos autores abordados anteriormente. Ese texto de Kant
es vital para entender el desarrollo del pensamiento sobre la estética y es un referente ineludible
de los análisis que sobre la estética hicieron luego destacados pensadores contemporáneos, uno de
los cuales es el más citado y leído en las ciencias sociales humanas, fue el sociólogo Theodor
Wiesengrund Adorno9, quien, entre otras razones, elaboraron investigaciones en las que se
entrelazaron los problemas estéticos con el mundo de la política10.
Kant parte de la diferenciación entre un juicio objetivo, cuando usamos la razón para determinar
si algo es bueno, pues cabe mencionar que para este autor lo bueno y lo bello constituyen dos
formas diferentes de pensamiento. Como se decía anteriormente lo bueno hace parte del
razonamiento que nos lleva a determinar la calidad del objeto y esto se hace a partir de los
conocimientos previos que se tienen para definir determinado objeto. A partir de allí se hace un
juicio objetivo en donde el concepto previo del objeto determina si este es bueno o todo lo
contrario, convirtiéndose así en un juicio de conocimiento (Kant, 1991, pág. 117)
En términos estéticos Kant menciona que este conocimiento parte del juicio subjetivo, en donde
todo parte del individuo para definir aquello que es bello: “Para decidir si una cosa es bella o no
8 Arendt, Hannah. “Lo público y lo privado”. La condición humana. Barcelona: Paidós. 1993. 9 Adorno Wiesengrund, Theodor. Teoría Estética. Madrid: Taurus. 1971. 10 Adorno Wiesengrund, Theodor y Horkheimer, Max. Sociología y filosofía. Madrid: Taurus. 1986.
13
lo es, no referimos la representación a un objeto por medio del entendimiento, sino al sujeto y al
sentimiento de placer o de pena por medio de la imaginación... El juicio del gusto no es, pues, un
juicio de conocimiento; no es por tanto lógico, sino estético, es decir, que el principio que lo
determina es puramente subjetivo.” (Kant, 1991, pág. 131). Para definir la estética se parte del
sentimiento de cada individuo, una comprensión subjetiva de los objetos observados. Esta
apelación a los sentimientos, especialmente al placer es una idea que anteriormente se expuso en
el dialogo de Hipias Mayor, nuevamente podemos observar como el conocimiento estético es
puramente emocional y por tal razón subjetivo y esta es una de las grandes observaciones que se
puede realizar a partir de los autores aquí tratados.
Si partimos del conocimiento de lo subjetivo para determinar aquello que es bello por sí mismo
podremos comprender de manera mucho más profunda el conocimiento estético. Sin embargo,
antes de continuar es necesario denotar cómo Kant define “lo bello como algo sin concepto, que
place universalmente…” (Kant, 1991, pág. 152), aquí Kant valida la idea de que la belleza es
emocional y subjetiva, es bella en tanto no tiene ningún concepto a priori con la cual se pueda
definir y es así como la estética que encierra la pregunta por lo bello tampoco puede tener un
concepto que determine su validez lógica, tal como la manifestaba Kant, la estética se refiere al
sujeto y no al objeto en sí, para emitir algún concepto de la belleza. (Kant, 1991, pág. 146)
Es notorio que para definir lo bello no es necesario un conocimiento previo del objeto evaluado,
sino que se apela al sentimiento de lo bueno y lo agradable en los sentidos, tal como le describía
Sócrates. Pero Kant menciona al placer universal para comprender eso que es bello, resultado de
una especie de conocimiento que es propio de cada individuo que independientemente de su
condición, clasifica un sentimiento como bello sin tener conocimientos adicionales sobre lo bello.
Kant apela a una especie de conciencia o sentido universal que determina el comportamiento
emocional de los individuos que lleva a este a la definición y existencia algún consenso sobre lo
que es bello en sí mismo. “No puede haber regla objetiva alguna del gusto que determine, por
medio de conceptos, lo que sea bello, pues todo juicio emanado de aquella fuente es estético, es
decir, que su fundamento de determinación es el sentimiento del sujeto, y no un concepto del
objeto.” (Kant, 1991, pág. 167)
Podemos retomar la idea de que para llegar a esta idea universal de lo bello es necesario conocer
con el sentimiento, pero que adicionalmente esto se puede conocer con el espíritu. Esta idea que
resulta bastante recurrente en los autores aquí analizados, pues Kant menciona como “el
sentimiento sublime en donde lo bello, supone y mantiene al espíritu en contemplación…” (Kant,
1991, pág. 187), denotando como el espíritu trasciende al juicio estético para hallar lo bello, pero
una belleza sublime que agrada también al alma. Tal como de alguna forma Aristóteles ha querido
demostrar como necesario en el Libro VIII.
Ahora, ¿cómo conocer lo bello y despertar ese sentimiento universal, para conocer las
emociones y definir así lo bello en sí mismo? Pues en este punto mencionamos las cualidades del
arte para acercarnos a una definición de la belleza, el arte constituye una herramienta que permite
14
dar claridad sobre aquello que resulta ser bello para el individuo sin concepto alguno o
razonamiento lógico derivado de este.
El arte puede entenderse como una representación del espíritu, si nos apegamos a la definición
de Kant: “El arte estético comprende las artes agradables y las bellas artes, según que tiene por
objeto el asociar el placer a las representaciones, en tanto que simples sensaciones, o en tanto que
especies de conocimiento.” (Kant, 1991, pág. 263). Se plasman los sentimientos y emociones por
medio representaciones que inciden en los sentidos físicos del individuo y guiados a Sócrates,
producen placer bueno para los sentidos y pueden dar una formación profunda al individuo para
que este crezca en nobleza.
Con el arte conocemos a partir de una experiencia más cercana las cualidades de la estética y el
sentimiento de lo bello. Esto es empíricamente demostrable, ya que aquellos que tienen
conocimiento técnico sobre las artes como: la música, la pintura, la escultura, la literatura, la poesía
entre otras, son los mejor calificados para emitir un juicio que determine lo bello y todo ello a
partir de experiencias ligadas al conocimiento del objeto y a la experiencia emocional de los
mismo. El arte tiene la característica de ligar al espíritu y el individuo, así como lo menciona Kant:
“Las bellas artes, por el contrario, son especies de representaciones, que tienen su fin en sí mismas,
y que, sin otro objeto, favorecen, sin embargo, la cultura de las facultades del espíritu en su relación
con la vida social.” (Kant, 1991, pág. 263)
Las artes manifiestan el sentimiento estético del hombre en objetos concretos, pues son ellas
las que elevan el espíritu y sin necesidad de conocimientos previos el individuo puede juzgar y
hallar personalmente su concepto de la belleza y aquello que es bello en sí mismo. Ahí está la
importancia de hablar de estética y de arte como un complemento necesario.
¿Y en qué medida es pertinente en Kant sus reflexiones sobre la estética y lo estético para la
política y lo político? El acento en el individuo y la credibilidad en su educación que según la
ilustración es obligatoria para los buenos gobiernos y las democracias, constituye ya un lazo
indestructible de las relaciones que se tejen en esos dos campos, porque, según se deriva de la
concepción ilustrada del filósofo de Königsberg, la ciudadanía depende de la formación de la
individualidad y por tanto la comunidad política se forja a partir de la educación a través de la
razón (o la mayoría de edad) que quiere decir que cuando los ciudadanos pueden “pensar por sí
mismos” y construir criterios de razonabilidad mediante sus pensamiento y sentimientos, es la vía
de la perfección de la humanidad que no permite la esclavitud, el inconformismo o la sujeción
irracional y esclava a todas las formas de tiranía.
De modo que, la constitución de ciudadanos modernos no solo es posible mediante la capacidad
de pensar con independencia y de autonomía, sino igualmente a través de la formación de una
sensibilidad estética, de una capacidad de sentir lo estético como una experiencia que escapa a las
formas irracionales de dominación. La clave de ese proceso es la constitución de una cultura
política que incluye argumentos, pensamientos y experiencias artísticas. La democracia como un
gobierno para la emancipación no se cifra en las urnas o el proceso electoral solamente, sino en la
15
edificación de experiencias que incluyen la opinión y las formas estéticas. Estos postulados son
retomados de manera magistral por el kantiano Theodor Wiesegrund Adorno cuando postula su
concepción de la democracia11 como educación para la libertad de los humanos y la constitución
de los ciudadanos modernos.
De otro lado, en Aristóteles se demuestra la importancia de la música y las artes en la formación
del ciudadano con derechos políticos, pues ha quedado demostrado la importancia de este para la
manifestación de emociones sensibles y nobles que exaltan el espíritu, pues en la política es
necesario contar con la presencia de sentimientos nobles y bellos para la constitución de los
Estados y formas de gobierno ideales. Hacer del político un individuo sensible, no es complicado
pues la historia demuestra que la política (en no pocas ocasiones) es esencialmente emocional y a
partir de las emociones muchos gobiernos han triunfado o fracasado. Por esta razón es importante
darle formación estética y artística a los individuos para que conozcan emociones cercanas a lo
sublime para que no se deje desviar por las emociones propias de la política, aquella que se
desenvuelve en lo irracional, lo vengativo o dirigido a los resentimientos que es al parecer por
ejemplo lo común y habitual de Colombia.
Además, lo importante del arte en la formación se encuentra en la construcción de
manifestaciones del espíritu para la destinación del ocio, pues este ha constituido uno de los
principales problemas en la cultura política del individuo. En las sociedades del trabajo, o
masificadas en la producción industrial, la política se suma a las actividades en las que más que la
libertad se imponen las necesidades, quiere decir, la política no es un entorno de pensamiento sino
de rendimiento y de resolución de los problemas más cotidianos. La política no libera, ata por el
contrario al individuo a la dominación cuántica del número, así la política no cualifica, sino que
instrumentaliza.
Es por ello, que retornando a Aristóteles considera el ocio como un elemento fundamental para
la formación:
El ocio, en cambio, parece contener en sí mismo el placer, la felicidad y la vida dichosa. Pero esto no
pertenece a los que trabajan sino a los que disfrutan de ocio, ya que el que trabaja lo hace con vistas a un
fin que no posee, mientras que la felicidad es un fin, la cual, a juicio de todos los hombres, no va
acompañada de dolor, sino de placer. Sin embargo, no todos conciben ese placer de la misma manera, sino
cada uno según su naturaleza y su propio carácter, aunque el placer del hombre mejor es el que procede de
fuentes más nobles. (Aristóteles, 1988, pág. 459)
Siguiendo el contraste entonces del mundo griego al moderno masificado es obvia la diferencia.
Según el pensamiento de los filósofos clásicos, la política representa un gran campo de batalla en
donde los individuos no solo manifiestan sus sentimientos políticos, sino que se transmiten ideas
estéticas acerca de lo bueno y lo feo en la constitución de los Estados. La búsqueda del mejor
sistema de gobierno ha sido estética, buscando aquello que es útil e inútil para la conformación de
la Republica, lo agradable y lo que hace bien para los individuos y las sociedades. En el ocio han
11 Adorno, Theodor Wiesengrund. Educación para la emancipación. México: Morata. 2002.
16
surgido los sistemas con los cuales se gobierna y la lucha para establecerlos ha pasado por la lucha
estética por el gobierno bueno o bello en sí mismo para que los individuos puedan alcanzar la
libertad y por medio de un buen gobierno que garantice la construcción de un ciudadano noble de
espíritu y libre que defienda los valores de los sistemas democráticos modernos.
La estética es necesaria para crear vínculos del individuo con sus emociones que le permita
gobernar correctamente en busca de lo bueno para la sociedad. Esto representa sin duda el lazo
más estrecho entre la estética y política, de allí surge la necesidad de realizar estudios que
encuentren los puntos comunes que en ocasiones parecen tan distantes.
Así como para el hombre ha sido difícil hallar el gobierno ideal, aquel que es bello en su
funcionamiento, es muestra clara de la conclusión de Hipias Mayor, cuando Sócrates dice: “Como
que entiendo el sentido del proverbio que dice: “lo bello es difícil”” (Platón, 1985, pág. 441),
hallar un significado univoco de lo bello y de la mejor forma de gobierno y del Estado ha sido
complejo para la sociedad y solo nos saciamos con acercamientos que denoten un poco sus
características más profundas, pues hace parte del conocimiento estético, subjetivo y emocional
del individuo.
Rescatamos entonces de esas aproximaciones el carácter profundo de pensar lo estético como
elemento inextricable del mundo político de los griegos y desde esa perspectiva, al repensar las
relaciones entre lo estético y lo político nos permite considerar que las sociedades de hoy, en su
materialismo y productividad han reducido la política, ya no a un arte del bien y la bondad, sino a
una actividad desgajada y desmembrada de lo moral e ideal, que cae en un practicismo donde no
queda ya resquicio alguno para soñar y para repensar nuestra existencia individual con las
comunidades colectivas. En cierto modo hay algo de utopismo en las reflexiones que proponemos,
pero precisamente es para hacer ver de qué modo se ha achatado en nuestros medios los ideales de
la política y de lo político.
6.2 La concepción Estética en la Sociedad de masas
La estética no solo se ha constituido como una categoría de análisis propia de los pensadores
antiguos. La búsqueda por definir la belleza es un deseo que ansiosamente ha buscado el hombre,
pues como se ha tratado de mostrar, en la antigua Grecia se considera la estética como un elemento
fundamental para comprender el sentido de la armonía de los individuos y ciudadanos. Por esta
razón resulta fundamental comprender el pensamiento clásico para definir lo bello, a partir de allí
realizamos una lectura de pensadores contemporáneos. Tal como se demostró en las variaciones y
aportes relevantes realizador por Kant, al reflexionar sobre lo estético, no es dado centrarnos en
las páginas siguientes en una de las tradiciones intelectuales más reconocidas y sobresalientes del
17
siglo XX, la denominada Escuela de Frankfurt que se conoció de modo corriente como la teoría
crítica de la sociedad12.
Siguiendo esta forma de pensamiento, el tema de lo estético estuvo profundamente ligado a la
investigación de esta generación de teóricos e investigadores marxistas de los años 20 en Europa.
Su legado ha alimentado variadas tendencias del pensamiento social y político en Europa y
América Latina. La pertinencia de investigar lo estético (arte, literatura, música, cine) no fue una
actitud caprichosa de su naturaleza intelectual, sino por el contrario, fue la búsqueda por ampliar
la mirada en campos y en contextos en los que se podía entender y comprender más la naturaleza
y las variaciones de lo político. No fue casualidad que por ejemplo a partir del arte y la literatura
en la sociedad europeo occidental del siglo XX, esta generación de científicos sociales descifró
muchos de los fenómenos del autoritarismo13, de los regímenes totalitarios e incluso de los nuevos
despotismos colectivos.
Los más reconocidos investigadores de lo estético en la política, fueron personajes que tuvieron
una capacidad de análisis interdisciplinario, que unieron como se sabe el marxismo y el
psicoanálisis por ejemplo y con audacia emprendieron la realización de trabajos de investigación
que descollaron en el mundo del pensamiento científico. Nombres como Herbert Marcuse, Walter
Benjamín, Siegfried Kracauer o Theodor Wiesengrund Adorno son conocidos en el entorno
académico mundial y latinoamericano. Se destacan de ellos, por ejemplo, las reflexiones del poder
y la dominación a través del romanticismo en Marcuse14; los análisis sobre la modernidad
capitalista mediante la literatura francesa del siglo XIX, Baudelaire y el segundo imperio de
Benjamín15, sobre la fotografía y el cine en Kracauer16, que desvelaron la crisis y la tragedia de la
sociedad occidental, los movimientos revolucionarios y el declive de la política en el mundo
europeo, por mencionar algunas temas o problemas representativos.
Quizás y sin menospreciar los anteriores autores, el autor más pertinente para esta investigación
es Adorno. El sociólogo de Frankfurt es esencial a la hora de revisar analíticamente las
aproximaciones usadas para definir lo bello y la estética en la sociedad moderna y es uno de los
referentes ineludibles para entender, estudiar, investigar y comprender lo estético y la estética
porque se dedicó durante muchos años a elaborar lo que se conoció como una Teoría estética.
Justamente, en el libro Teoría Estética de Theodor Adorno se aproxima reflexivamente a
nuestro problema de investigación y para ello se orienta a explicar el uso del arte y la estética en
la sociedad contemporánea. Entiéndase por tal sociedad (contemporánea) la sociedad moderna,
industrial y masificada del siglo XX. Tal como se ha tratado de demostrar anteriormente, Adorno
no considera a la estética como un todo independiente, se pregunta también por lo bello y el arte
para definir la estética y sus variaciones a partir de la lectura de los clásicos. Se amplía la unión
12 Jay, Martin. La imaginación dialéctica. Una historia de la Escuela de Frankfurt. Madrid: Taurus. 1986. 13 Horkheimer, Max. Teoría crítica-Teoría tradicional. Buenos Aires: Amorrortu. 1974. 14 Marcuse, Herbert. A cerca del carácter afirmativo de la cultura. En: Cultura y sociedad. Buenos Aires: Sur. 1970- 15 Benjamín, Walter. Poesía y capitalismo. Iluminaciones II. Madrid: Taurus. 1988. 16 Kracauer, Siegfried. La fotografía y otros ensayos. El ornamento de la masa. Madrid: Gedisa. 2009.
18
entre estética y arte a partir de las modificaciones que tiene el concepto de lo bello en las sociedades
industrializadas, unión de fundamental comprensión para definir la importancia del arte y la
estética en la sociedad, especialmente en su relación con la política.
Para definir lo bello, al igual que Sócrates, Adorno comenta que definirlo es difícil: “Lo bello
no puede definirse, pero tampoco se puede renunciar a su concepto: se trata de una antinomia
estricta.” (Adorno, 1971, pág. 73). Definir lo bello en sí mismo es complejo hasta el punto de no
tener una definición univoca y estricta, tal como la política. La cualidad que le atribuye Adorno es
fundamental para comprender lo nuevo de la belleza en la modernidad, si bien no hay definición
de lo bello, siempre se debe apelar a este concepto para hallar aproximaciones hacia lo ideal.
Uno de los aportes más importantes que puede surgir de la lectura de Adorno es la antinomia
del uso del concepto. A partir de esta comprensión dual de la belleza, es decir, para identificar lo
bello es necesario tener un referente con el cual se puede realizar un juicio o comparación y así
determinar lo bello. Para hablar de lo bello es necesario contraponer lo feo, Adorno realiza una
descripción que nos acerca al entendimiento de la estética de la fealdad, “lo bello ha brotado en lo
feo” (Adorno, 1971, pág. 73)Para comprender la estética de Adorno hay que tener presente esta
dualidad, hay que tener siempre presente el conjunto de lo feo y lo bello ya que: “Hacer de la
estética una doctrina sobre la belleza es infecundo porque el concepto de belleza nace del conjunto
del contenido estético.” (Adorno, 1971, pág. 73)
Hay que comprender esta relación entre lo feo y lo bello para comprender el sentido estético en
la sociedad contemporánea y así como Sócrates tener un concepto sobre lo que desagrada que
permite conocer y distinguir lo bueno, lo agradable y lo bello. Es menester mencionar que esta
forma de resaltar lo feo ayuda a comprender el arte en la sociedad masificada, Adorno menciona
que el hecho de que lo feo siempre es lo malo, que representa una expresión de dolor ha hecho que
el arte se lo tome a broma y que las sociedades lo ignoren, siempre ha sido un veredicto estético
en contra de lo feo (Adorno, 1971, pág. 71)que parece obstruir la realidad caótica del mundo
contemporáneo. A partir de lo feo se introduce la necesidad del arte que según Adorno tiene una
función especial:
El arte tiene que convertir en uno de sus temas lo feo y proscrito: pero no para integrarlo, para
suavizarlo o para reconciliarse con su existencia por medio del humor, más repulsivo aquí que cualquier
repulsión. Tiene que apropiarse de lo feo para denunciar en ello a un mundo que lo crea y reproduce a
su propia imagen, aunque sigue fomentando la posibilidad de lo afirmativo como complicidad con el
envilecimiento, fácilmente cambiada en simpatía por lo envilecido. (Adorno, 1971, pág. 71)
Es claro que el arte tiene una función social por cumplir y Adorno nos muestra claramente este
hecho: exponer la realidad, lo que incomoda, lo feo de la sociedad no para disfrazar la sociedad
sino para evidenciar la imagen real del mundo por medio del arte, que en muchos casos es
conflictiva y poco agradable. En este apartado arribamos a unas de las partes esenciales y centrales
de la investigación, sobre la caricatura como expresión estético-política. Podemos introducir el uso
de la imagen política, especialmente la caricatura como ese instrumento que revela esa realidad, y
19
bajo lo anteriormente considerado podemos argüir que, (la caricatura) como arte gráfico tiene la
necesidad de demostrar las realidades y los contextos en los cuales emerge. Este es uno de los
objetivos de este trabajo, sin embargo, esto se abordará de manera más completa en las páginas
más arriba.
Por ahora es necesario aclarar que lo feo no puede ser evadido para entender la estética en las
sociedades modernas. Es en este punto es necesario acudir (y citar) a uno de los miembros de la
teoría crítica ya señalados. En su libro: La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica,
Walter Benjamín se ocupó con el arte y desde su perspectiva, en la sociedad contemporánea,
demostró cómo “el aura” elemento esencial de la actividad artística, estética y de la experiencia
del arte considerado en toso los niveles, (literatura y música, por ejemplo) había perdido su energía,
su valor de culto precisamente por los medios técnicos e industriales. La repetitividad y la
producción en serie convirtieron el arte en mercancía y doblegaron su belleza y espontaneidad, es
decir su “aura”, quedando como simplemente fetiche, es decir, cosa consumible, artefactos.
Desde lo anterior, la reproductibilidad del arte es comprensible en conjunción con Adorno.
Todo esto en una lectura de la siguiente afirmación de Adorno: “La actitud contemporánea del
arte: El fetichismo de arte, consumismo solo ante el prestigio del goce y de estar a la vanguardia.
El motivo hegeliano del arte como conciencia de necesidad…” (Adorno, 1971, pág. 33) ya el arte
no es una manifestación del espíritu, ya no cuenta con un sentido profundo, o como lo menciona
Benjamín, el arte cargado de valores eternos (Benjamín, 2003, pág. 60) el arte se muestra en la
modernidad como el resultado del consumismo de obras de arte para estar a la vanguardia.
La función del arte no demuestra la actitud de revelar la consciencia del mundo contemporáneo,
se asume el arte y los valores estéticos como una mercancía que se reproduce, adaptándose a los
estándares de la sociedad consumista. No se ve al arte como la conexión con el alma y el espíritu
para hallar la belleza en sí de lo sublime, es un fetiche que ocupa los museos y los libros sin el
sentido profundo con el cual se pueden revelar la inmanente búsqueda de lo trascendental en el ser
humano. Para Benjamín el sentido de los valores eternos y trascendentales del arte se definen como
el aura, aquel contenido profundo que se le puede atribuir al arte antiguo que porta un mensaje
más allá del campo visual (Benjamín, 2003) que explora en los sentidos del individuo.
Contraria a ello, el arte adquiere en la modernidad otra función, descrita claramente por Walter
Benjamín: “la reproductibilidad técnica de la obra de arte transforma el comportamiento de las
masas con el arte” (Benjamín, 2003, pág. 82) el arte es solo un instrumento del capital para
reproducir imágenes e ideas que buscan movilizar los sentimientos de la masa en busca de una
regulación y generalización de los individuos. Aquí podemos mencionar como se puede entender
la concepción e interpretación de la imagen y cómo estas pueden transformar el comportamiento
de los individuos. Es así como la reproductibilidad técnica tiene una relación con la intencionalidad
de los autores, transmitiendo y transformando ideas por medio de las herramientas artísticas. Una
lógica con la cual podemos comprender cómo la intencionalidad de la caricatura puede transformar
un comportamiento en las sociedades.
20
Sin embargo, Benjamín va más allá y demuestra cómo se da esa relación de la masa con la obra
de arte. Destaca dos elementos de las sociedades modernas para relacionarse con el arte: reconoce
la diversión y el recogimiento, dos características emocionales que se relacionan con el arte:
“Diversión y recogimiento están en una contraposición que puede formularse de la siguiente
manera: quien se recoge ante una obra de arte se hunde en ella […] La masa, en cambio, cuando
se distrae, hace que la obra de arte se hunda en ella, la baña con su oleaje, la envuelve en su marea.”
(Benjamín, 2003, pág. 93). Estos elementos que destaca Benjamín, los podemos poner en
contraposición para comprender el acercamiento de las sociedades con las obras de arte,
especialmente con las imágenes. Como se verá en esta investigación y en relación con los objetivos
trazados sobre los vínculos de lo estético con lo político, igualmente que el arte, la caricatura
cumplió (y cumple aún hoy) un papel fundamental en la sociedad, por ello, siguiendo a Benjamín
entonces, si Contemplación – distracción constituyen una relación fundamental del arte en la
sociedad moderna y contemporánea, se podría argüir que, del mismo modo nos permite entender
cómo se da el uso de la caricatura, la relación y el impacto que esta ejercía durante el siglo XIX.
Para comprender el uso de la imagen en las sociedades modernas, es necesario rescatar los
aportes de otro representativo personaje de la Escuela de Frankfurt, el sociólogo alemán Siegfried
Kracauer. De acuerdo con algunas de sus investigaciones, y según su opinión, esta sociedad ha
desvirtuado al arte en su sentido profundo, en donde el aura se ha perdido y su único propósito es
inundar los lugares de transito del individuo y las sociedades de imágenes sin sentido, las
sociedades de hoy han democratizado al infinito las imágenes, ha hecho de la publicidad el dominio
de la imagen y por tanto esta sociedad del siglo XX y XXI, se puede llamar como la era de
imágenes. (Kracauer, 2016) Resulta interesante como el pensamiento de Benjamín y Kracauer
coincide en el sentido habito y rutina (costumbrismo) al analizar esta sociedad y el uso de las
imágenes, en donde los ciudadanos en las sociedades masificadas se han habituado a ver imágenes
solo con el propósito de llenar espacio. Para ambos pensadores alemanes, es un abuso y un peligro
el uso desmedido de imágenes pues se transforma en costumbre disipada entre nosotros;
constituyendo en sí mismo una amenaza (Kracauer, 2016, pág. 224)
Kracauer retoma un elemento central de la estética abordada por Platón, el espíritu de la imagen
– si se puede denominar así –. De otro lado, además de Walter Benjamín, uno de los más
reconocidos politólogos del siglo XXI, el francés Jacques Rancière nos brinda unos argumentos
más sobre el arte en las sociedades de hoy. Rancière demuestran cómo en arte surge a partir de la
intención de un artista en donde se plasma por medio de la imagen una intencionalidad. "Escritura
y pintura eran para Platón superficies equivalentes de signos mudos, privados del soplo que anima
y transporta la palabra viviente. Lo plano, en esta lógica, no se opone a lo profundo, en sentido
tridimensional. Se opone a lo "vivo". Es acto de palabra "viva", conducida por el locutor hacia el
destinatario adecuado, que se opone la superficie muda de los signos pintados" (Rancière, 2009,
pág. 14) Este soplo puede ser comprendido en los términos de Benjamín y Adorno como el aura
perdida en el arte.
21
Para seguir profundizando en la funcionalidad de la imagen para transmitir y preservar ideas o
sentimientos, Jacques Rancière en su texto “El reparto de lo sensible” menciona que a la hora de
revisar las imágenes es necesario tener presente un régimen ético asumido de la siguiente manera
por el autor: "En el régimen ético de las imágenes, el arte no es identificado tal cual, sino que se
encuentra sumido por la pregunta por las imágenes […] las imágenes son objeto de una doble
interrogación: la de su origen y, por consiguiente, de su contenido de verdad; y la de su destino:
los usos a los cuales sirven y los efectos que ellas inducen.” (Rancière, 2009, pág. 21). Este régimen
ético resalta las preguntas sobre el origen y unos elementos que a serán fundamentales para
entender la representación artística en las sociedades políticas, el contenido de verdad, su destino
y los efectos que inducen las imágenes.
Desde otro ángulo, una vez más volviendo a Benjamín, explica cómo esta relación se da entre
las sociedades y el arte, demostrando específicamente cómo es en las épocas de relevancia
histórica: “[…]Las tareas que se le plantean al aparato de la percepción humana en épocas de
inflexión histórica no pueden cumplirse por la vía de la simple visión, es decir, de la
contemplación. Se realizan paulatinamente, por acostumbramiento, según las indicaciones de la
aprehensión táctil.” (Benjamín, 2003, pág. 94). Aquí se demuestra que la contemplación se
diferencia del acostumbramiento, de la visión táctil, que para Benjamín no es un equivalente a la
contemplación, una contemplación que está asociada a la comprensión del arte sublime, el que
despierta el sentimiento profundo en los individuos. Benjamín menciona cómo el distraído o necio
puede acostumbrarse, volver costumbre una situación o percepción del arte sin comprender su
significado, sin profundizar en un estado de contemplación.
Este aluvión de imágenes como lo llama Kracauer incide en el comportamiento de los
individuos, de los transeúntes y en la multitud provocando reacciones confusas (Kracauer, 2016,
pág. 224) esto se puede leer a partir del uso del arte en la sociedad moderna, de la función
mencionada por Adorno, una función social que favorece los intereses del capital y la reproducción
para evitar el acercamiento de los individuos al arte sublime a la comprensión del arte por medio
de los sentidos y su aproximación a lo realmente bello en sí mismo.
Por todo lo analizado con anterioridad, ha sido una de las metas de esta investigación, mostrar
(o mejor demostrar) la relación existente entre estética y política, pero teniendo presente un diálogo
de teoría e investigación empírica. Ahora, si bien se han destacado algunos de los puntos comunes
que vinculan al arte y la sociedad, (incluido además del vínculo entre estética y política), es
menester mencionar otro elemento central que se halla en la obra de Walter Benjamín, y que se
retoma en este trabajo, el de la guerra:
Todos los esfuerzos hacia una estetización de la política culminan en un punto. Este punto es la
guerra. La guerra, y solo la guerra, vuelven posible dar una meta a los más grandes movimientos de
masas bajo el mantenimiento de las relaciones de propiedad heredadas […] solo la guerra vuelve posible
movilizar el conjunto de los medios técnicos del presente bajo el mantenimiento de las relaciones de
propiedad. (Benjamín, 2003, págs. 96-97)
22
Sin duda las guerras y confrontaciones políticas movilizan el uso de las herramientas
disponibles para la confrontación, y valga mencionar, una de ellas es el arte. El arte entonces se
presenta como una de las principales herramientas disponibles en las sociedades para confrontar
al enemigo político, y demostrar cómo la política siempre tiende hacia la estatización, como la
analizó Benjamín.
El arte para incidir en el comportamiento de los individuos ya sea para demostrar lo bello o la
fealdad de las realidades sociales, ha sido un elemento disponible y más aún un dispositivo cultural
de coerción y poder, de obediencia en unos casos, como los despotismos o regímenes autoritarios;
y de otro lado ha sido un medio de resistencia, inconformidad o de lucha y desobediencia, como
en algunas revoluciones sociales y políticas. En el siglo XX, la prensa, la literatura, el cine y la
música se convirtieron en medios invaluables de la movilización total, para decirlo con el militar,
escritor y pensador derechista Ernst Jünger17, al referirse a los sistemas democráticos en
decadencia que terminaron en los regímenes fascistas del siglo pasado.
6.3 Acercamiento al concepto estético en la sociedad colombiana
En este trabajo se ha tratado de crear una aproximación al concepto de estética y su relación
con la política, buscando establecer como punto inicial la pregunta sobre lo bello en sí mismo y la
relación con la sociedad de masas, tema abordado anteriormente. Sin embargo, es necesario
realizar una acotación que se oriente hacia los interrogantes iniciales de este trabajo. Por tal motivo,
en las páginas siguientes haremos una introducción al concepto estético en la sociedad colombiana
y para tales propósitos analizaremos algunos autores de nuestros contornos.
Uno de los problemas epistemológicos de la ciencia política se relaciona con el tiempo, es decir,
con la temporalización o según el profesor norteamericano Immanuel Wallerstein, el mayor
problema de las ciencias sociales es la periodización. Por eso en lo que sigue, al menos para darle
un adecuado contexto a la parte fundamental de la investigación abordaremos mediante una
selección analítica algunas etapas indispensables de nuestras sociedades en la perspectiva siempre
de las relaciones de lo estético y lo político.
Hay que partir del estado colonial de América latina para comprender su evolución social y
cultural durante el siglo XIX. El mundo colonial del continente fue sin duda la primera
transformación de nuestra cultura indígena, Rafael Gutiérrez Girardot menciona como “la colonia
fue el primer momento esencial de la europeización del Nuevo Mundo” (Gutiérrez Girardot, 1989,
pág. 39). La transformación de un mundo arcaico y primitivo en una colonia que adoptaba los
modelos sociales venidos de Europa, constituyó el primer encuadre problemático de lo estético y
de lo político. La cultura española como muy bien lo investigó José Luis Romero18 o Pedro
17 Jünger, Ernst. Guerra, técnica y fotografía. Valencia: Universidad de Valencia. 2000. 18 Romero, José Luis. Latinoamérica: Las ciudades y las ideas. México: Siglo XXI. 1976.
23
Henríquez Ureña19, impuso su concepción estética colectiva (ligada a lo religiosos) destruyendo
el legado de las culturas indígenas. En este proceso histórico de la conquista y la colonia, no se
redujo a un proceso de dominación unilateral, porque en la transculturación, para decirlo con Ángel
Rama hubo igualmente procesos de mestizaje, es decir, de mezclas y de simbiosis.
No obstante, el proceso de colonia en América, con las guerras de independencia se produjo
una tensión sociocultural y política que dividió el territorio en hispanistas (defensores de la cultura
europea heredada) y en americanistas, defensores de lo propio y de lo auténtico. En al menos cuatro
décadas esa tensión produjo dos líneas ideológicas, la de los liberales o los conservadores, quienes
van a darle contorno a los problemas políticos y culturales del continente. Con las guerras de
independencia se tejió el problema sobre si acudir a los modelos europeos o a concebir o pensar
nuestros propios modelos político culturales desde nuestras realidades. En ese sentido, pensadores
como Andrés Bello, Domingo Faustino Sarmiento, Simón Bolívar, José Martí, Manuel González
Prada y otros contribuyeron a resolver las tensiones que se elaboraron a través de obras y de
pensamientos que se divulgaron a lo largo del siglo XIX.
Haber sido una colonia española, sin duda, será un sello histórico y político que marcará los
procesos sociales y culturales del continente y así lo han investigado autorizados estudiosos como
John Lynch, por ejemplo, al enfocarse en los problemas estrictamente políticos referidos a nuestra
soberanía, identidad, formación del Estado, ciudadanía, o cultura política, basta mencionar su
libro, entre colonia y nación20, entre la tradición y la modernidad. Pero según lo profundizó el
historiador de las ideas y de los problemas políticos en América Latina, el argentino José Luis
Romero, el mestizaje y el encuentro de dos culturas21 (entre la integración y la devastación) irán a
determinar las ideologías así también algunos de los asuntos políticos más característicos en el
continente.
El legado heredado de la cultura hispánica durante la colonia es indudable que modificaría las
relaciones, no solamente socioculturales, sino también las ideologías políticas durante el siglo
XIX, porque desde la invasión napoleónica en que se produce el largo proceso de independencia,
hasta la Batalla de Ayacucho en 1824, España22 será el referente sin el cual, se podrá comprender
el proceso de demarcación de las ideas políticas a nivel latinoamericano, ya que, no pocos líderes,
pensadores y actores políticos principales del continente, defendieron o atacaron la extendida
influencia del mundo español, al punto que muchos conservadores fueron radicalmente defensores
del legado español, mientras muchos otros fueron acérrimos detractores de la herencia católica
española, al respecto basta considerar con cuidado el trabajo del historiador colombiano Jaime
19 Henríquez Ureña, Pedro. Las corrientes literarias en la América Hispana. México: Fondo de Cultura Económica.
1945. 20 Lynch, John. América Latina entre colonia y nación. Barcelona: Crítica. 2001. 21 Romero, José Luis. Situaciones e ideología en América Latina. Medellín: Universidad de Antioquia. 2001. 22 Rama, Carlos. Historia de las relaciones culturales entre España y la América Latina. Siglo XIX. México: Fondo de
Cultura Económica. 1982.
24
Jaramillo Uribe23 al respecto, al analizar esas dos corrientes en Colombia, la línea liberal y la
ultraconservadora centrada en José Eusebio y Miguel Antonio Caro.
Mucha de la tradición española es adquirida a través de libro, prensa y bibliotecas religiosas
esos bienes materiales se pudieron conservar y se aplicaron en la política en combinación con el
arte y la estética, mediante la cultural oral y el púlpito. Es cierto que se formó un público lector
conservador, que se entrelazó entre las prácticas religiosas y le lectura, pero no es menos cierto
que contra esa cultura conservadora se fue alzando, la otra, la liberal secular con medios como los
panfletos, la prensa, las gacetillas y otros medios de expresión. En una investigación de Francisco
A. Ortega Martínez y Alexander Chaparro Silva24 que trata sobre la educación, la opinión pública
y la formación del público en Colombia se alude a cómo las formas de sociabilidad literarias
(hábitos de lecturas y otras actitudes) cambiaron en parte las ideas e ideologías y conformaron
nuevas ciudadanías en los siglos XVIII y el XIX.
La descolonización de América Latina frente a España no solamente se dio en los campos de
batalla, también se dio en las letras, el arte, la literatura y por su puesto en el ámbito político. Y
para comprender esa tradición es necesario como lo hemos venido haciendo situarse en el siglo
XIX. Rafael Gutiérrez Girardot25 – en muchos de sus libros publicados – como otros analistas, al
ubicarse en los problemas latinoamericanos del siglo XIX ha insistido en el tema de la religión o
en la cultura hispano-católica como uno de los referentes sin los cuales es apropiado afrontar
algunos de los procesos políticos del continente hace dos siglos. La insistencia en hacer sociología
de la religión o de otro modo dicho, comprender nuestras circunstancias sociológicas o los rasgos
de nuestra mentalidad con sus instituciones mediante la religión es un acierto inestimable de la
investigación.
En una de sus obras titulada: Temas y problemas para una historia social de la literatura
latinoamericana, que fueron conferencias que dictó en el Banco de la República de Bogotá en el
año de 1989 bajo el tema del intelectual en la historia, señaló que en parte nuestra idiosincrasia y
en especial nuestros referentes culturales se forjaron bajo la empresa de la mentalidad católica
española, y en especial en el modo de acercarse y de aprender el mundo, porque: “la formación del
hábito de la lectura y de un público lector más amplio tiene su raíz en un hecho religioso, al que
acompañan factores jurídicos, sociales y económicos.” (Gutiérrez Girardot, 1989, pág. 32).
Rafael Gutiérrez Girardot, en uno de sus ensayos más pertinentes para esta investigación,
concuerdan que dado el carácter de dominio y monopolio de las instituciones heredadas del mundo
español, la escritura y la oratoria se formaron en el ambiente religioso y eclesiástico, que además
por la inquisición se consideraron los portadores del conocimiento (de la verdad del conocimiento)
23 Jaramillo Uribe, Jaime. El pensamiento colombiano en el siglo XIX. Bogotá: Temis, 1974. 24 Ortega Martínez, Francisco A. y Chaparro Silva, Alexander. Disfraz y pluma de todos. Opinión Pública y cultura
política, siglos XVIII y XIX. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. 2012. 25 Gutiérrez Girardot, Rafael. Hispanoamérica: Imágenes y perspectivas. Bogotá: Temis, 1989.
25
bajo una sociedad católica e hispánica, que se fue poco a poco resquebrajando por la lectura de
unas minorías ilustradas que enardecieron o empujaron hacia la ruptura mediante la revolución.
Esas minorías eran las clases criollas, hijos de españoles, quienes, de otro lado, por su posición
social y ventajas, eran quienes bajo la descolonización y ruptura con España suplieron el poder
dejado por siglos de conquista. Para comprender el arte y el valor estético en una sociedad que
comenzaba a dejar atrás el modelo colonial, es menester considerar el modo cómo circularon los
libros (que se señalaron como prohibidos y eran censurados) así también de qué modo se dio el
acceso a los mismos, tal como lo indicó Gutiérrez Girardot en su obra citada de 1989.
Al considerar los elementos de análisis sobre la producción de textos y el papel de las imprentas
en Colombia en el siglo XIX, nos permite un enfoque apropiado para introducirnos en el problema
de la recepción del arte y lo estético en la política (o lo político) a lo largo del siglo XIX en la
sociedad colombiana. ¿Porqué? No es menor el hecho que los debates y las polémicas ideológicas
en Colombia pasaron de las armas y las batallas, a las palabras o los pronunciamientos, la guerra
como lo ha estudiado la profesora María Teresa Uribe, se hizo a un mismo tiempo, entre los moldes
impresos (mediante el discurso o la imagen) y los campos de batalla, entre confrontaciones
armadas y leyes o constituciones26.
La sociedad colombiana no es equivalente a la abordada anteriormente, es decir, la sociedad de
masas estudiada por Adorno, Benjamín y Kracauer pues en Colombia la sociedad tuvo
transformaciones más lentas, los valores tradicionales hispanos heredados de la colonia aun
persistían. Esta persistencia de los valores es explicada por Gutiérrez Girardot (1989) a partir de
los “tres pilares de las sociedades de lengua española: el modelo colonial, el revolucionario-
burgués y la fuerza social de la religión” (pág. 19) Como se ha retomado el modelo colonial ha
intervenido en gran medida en la formación de la sociedad Colombiana, sin embargo, el matiz
religioso es fundamental para comprender el control que la iglesia ejercía no solo en poder público
y político, sino que además su injerencia en la sociedad y la cultura de la época. Adicionalmente,
la religión es una referencia para comprender el uso estético en la sociedad colombiana, como se
verá adelante, en términos morales y sacros se comprende la estética y la transformación de la
sociedad moderna en Colombia.
Esta persistencia de los valores es explicada por Gutiérrez Girardot (1989) a partir de los “tres
pilares de las sociedades de lengua española: el modelo colonial, el revolucionario-burgués y la
fuerza social de la religión” (pág. 19) Como se ha retomado el modelo colonial ha intervenido en
gran medida en la formación de la sociedad Colombiana, sin embargo, el matiz religioso es
fundamental para comprender el control que la iglesia ejercía no solo en poder público y político,
sino que además su injerencia en la sociedad y la cultura de la época. Adicionalmente, la religión
es una referencia para comprender el uso estético en la sociedad colombiana, como se verá en
páginas más adelante, el papel de la religión será capital de la vida política colombiana en términos
26 Uribe de H. María Teresa. Nación, ciudadano y soberano. Medellín: Corporación Región. 2001.
26
morales y se podrá comprender cómo fue su influencia en la estética, ya sea para percibir la
reacción ante lo nuevo o para criticar lo viejo y retrógrado.
Hasta el momento se ha descrito brevemente cómo se podía considerar la sociedad colombiana
durante la época posterior a la independencia y el transcurso del siglo XIX. Ahora introducimos
los elementos estéticos a partir de la transformación social y los elementos religiosos heredados
de la época colonial. Con la construcción de una sociedad burguesa en Colombia que tenía sus
raíces en el derecho civil napoleónico y las ideologías utilitaristas (en particular la filosofía de
Jeremías Bentham y Detutt de Tracy) introducidas en esta sociedad de lengua española (Gutiérrez
Girardot, 2004), la sociedad burguesa colombiana inicia su consolidación, una sociedad que según
el mismo Gutiérrez Girardot (2004) se caracteriza por un sistema de valores de los interese
privados, de la utilidad, los del hedonismo, el lujo y la riqueza (pág. 48). Esta sociedad permeada
por los conceptos utilitaristas transformaría la relación del arte (de lo estético y el artista) con la
sociedad, cambiaría sus vínculos y sus percepciones sociales.
Ahora valga señalar que los conatos e impulsos de pensamiento liberal o dirigidos hacia la
modernidad entendida como ruptura con el pasado, no es el objetivo central de esta investigación,
porque nos hemos propuesto es redescubrir las relaciones de lo estético y (el arte claro) en la
política del país en el marco de los gobiernos conservadores de la Regeneración.
Es así como se establece una estética modificada por los valores del mundo moderno y las
nociones del capital, similar a la idea sostenida por Benjamín y Adorno sobre la mercantilización
del arte y el artista. El origen de esta pérdida de la esencia del arte se explica a partir de los
conceptos religiosos tan inmanentes en nuestra sociedad hispánica del siglo XIX, la sociedad
colombiana se secularizó, porque antes lo que era objeto de culto (en el sentido religioso) pasó a
ser objeto de ironía, burla o de crítica lo que se divulgó paralelamente al desarrollo de las ideas
liberales. Sin embargo, al contar con fuerte apego a las costumbres y tradiciones, esta sociedad
que surgía logro la sacralización de lo insignificante, Gutiérrez Girardot (2004) menciona una
sacralización del mundo basada en: “los "principios de fe" que rigieron estas dos tendencias y las
metas que se propusieron: la fe en la ciencia y en el progreso, la perfección moral del hombre, el
servicio a la Nación.” (pág. 80)
El concepto de sacralización y mundanización se desarrolla a partir del modelo industrial
capitalista, “[…] la plenitud del proceso de mundanización y racionalización de la vida, la
realización del progreso. Esta realización del progreso se debe a la pérdida de la fe, a la
mundanización, a la secularización.” (Gutiérrez Girardot, 2004, pág. 83). Se sacraliza lo superfluo
y lo trascendente espiritualmente decae, una idea que se asocia con un movimiento del
romanticismo, tanto en lo político como en lo artístico, tal y como lo investigó Isaiah Berlin27,
cuando explica que aquello que se admira en el mundo contemporáneo racional, no es lo
verdaderamente sacro y divino.
27 Berlin, Isaiah. Las raíces del romanticismo. Madrid: Taurus. 2000.
27
La nueva moral que llegaba estaba ligada a la construcción de esa sociedad burguesa del lujo,
el hedonismo y la riqueza. El origen de estos valores se encuentra en la sociedad burguesa, valores
que son carentes de la concepción clásica sobre la esencia y el aura en las construcciones estéticas
y artísticas. Baldomero Sanín Cano (2012) menciona la llegada de una nueva época marcada por
la decadencia del individuo moral: “era el principio de una era nueva, encabezada por hombres
que carecerían en su mayor parte de sentido moral” (pág. 102). Una nueva época marcada por la
mundanización del mundo estético a causa de la construcción de nuevos modelos sociales
fundados en la utilidad y el capital, de un nuevo mundo racionalizado en donde el arte carece de
esencia espiritual, sacralizado en lo religioso y no en el ascenso a lo divino como la verdadera
expresión del alma y el Ser, manifestada en el arte.
De otro lado, Gutiérrez Girardot en su obra “Modernismo: supuestos históricos y culturales”
(2004) que hemos venido siguiendo analíticamente, menciona como el arte carece del sentido
espiritual pues este “ya no puede expresar el máximo menester del espíritu, esto es, el hombre
como su mundo social, político y religioso concebido como una totalidad sustancial” (pág. 45).
Esta pérdida de los valores trascendentes del concepto artístico y estético, tal y como lo juzga
Gutiérrez Girardot tiene estrecha relación en el análisis con aquellas otras investigaciones que
hemos comentado, descritas Adorno, Benjamín y Kracauer, quienes argumentaron que el arte en
las sociedades de masa es mercantilizado y por ende, muchos de sus, sirven solo para la
reproducción de obras de arte “vacías” estéticamente y ricas en contenido que en últimas, son
fetiches (como el dinero) que nutren el poder del capitalismo y de la sociedad burguesa.
La secularización consecuencia de la modernidad, produjo entonces, (y en Colombia no fue un
caso aislado) que la desacralización (secularización o mundanización) del mundo, sacraliza
banalmente (es la paradoja) el arte cuando está al servicio de una institución religiosa y ello tuvo
una repercusión fuerte en los ámbitos sociales y políticos durante el siglo XIX. Esta
transformación de la sociedad colombiana tuvo mayor impacto según Sanín Cano (2012) en 1881,
“el año que señala históricamente la primera faz de una completa transformación en la sociedad
colombiana. Hasta entonces persistían las costumbres de base colonial, suavemente matizadas por
ráfagas de cultura francesa, discernibles en las cumbres más elevadas de la inteligencia y la
fortuna.” (pág. 101). Al igual que Gutiérrez Girardot, Sanín Cano retoma la importancia del legado
colonial, pero menciona como en esa alta sociedad burguesa la cultura europea, especialmente la
francesa, influenciaba su desarrollo, pinceladas que ratifican el concepto sobre una europeización
del nuevo mundo que continuaba desde la colonia hasta la segunda mitad del siglo.
Esta desmoralización (consecuencia de la secularización) de la sociedad, produjo, una reacción
que generó entre los conservadores una actitud más radical y fue la necesaria sacralización del
mundo político, que se había soportado en los siglos de dominación de la colonia española y el
establecimiento de la iglesia católica en estas tierras. De otro lado, los liberales se tornaron
igualmente más radicales porque su intención era destruir las tradiciones inveteradas,
desmonopolizar de la sociedad las instituciones que consideraron envejecidas y destruir cualquier
28
tipo de herencia proveniente del mundo español y colonial, especialmente las referidas al poder de
la iglesia.
Esta nueva moral irrumpió en nuevos espacios de socialización del individuo, especialmente en
lo político, “El timón del Estado pasó a manos de quienes no eran sino políticos [...] Los hombres
de profesiones intelectuales trataron ahora de ceñirse a la tarea que habían elegido y abandonaron
la política […]” (Gutiérrez Girardot, 2004, pág. 50) Con el establecimiento de la sociedad
burguesa, por ende con la imposición del mercado y el dinero, se llevó a cabo la división del trabajo
y con ella, se fragmentó la política, que quedó totalmente acaparada por hombres de profesión,
como diría Max Weber en su célebre El político y el científico28, personas dedicadas
exclusivamente a vivir de la política o lo político y que poseían este estilo, relegando al intelectual
y al artista a posiciones que los apartaron del Estado o de los altos cargos públicos. Esta moral
intrascendente y claramente utilitarista predicaba en política las doctrinas de la austeridad y el uso
de la hacienda pública (Sanín Cano, Crítica y Arte, 2012) para el ejercicio de gobierno y no
reclamaba talento u otras actitudes ligadas al ejercicio estético o artístico.
Esta transformación de las ideas y moralidad condujo la perdida de los valores estéticos en la
sociedad colombiana, que a lo largo del siglo XIX se vio entrelazada entre lo tradicional y lo
moderno, entre una sociedad aburguesada y una sociedad todavía colonial donde persistían ciertas
concepciones religiosas frente al arte, el artista o el intelectual.
Colombia fue una sociedad poco o nulamente masificada, debido entre otras razones a su
precaria condición agroindustrial, (durante el siglo XIX no hubo industria nacional, por ende un
proletariado amplio y extenso en el territorio nacional), pero igualmente no hubo una cultura
nacional consolidada desde el Estado o una política pública dirigida a educar masivamente a sus
ciudadanos, a lo que se debe agregar, las rencillas regionales, a las contiendas locales y
provinciales, así también a la constitución de una burguesía incipiente que con algunos matices
europeos y pero con el peso de la herencia colonial, iniciaba su consolidación en la segunda mitad
de siglo XIX. El mundo político, social y literario heredado de la colonia española, llegaba
aparentemente a su fin, y bajo esta circunstancia los nuevos tiempos generaron una reconsideración
del papel del arte y de lo estético (Sanín Cano, Crítica y Arte, 2012, pág. 101)
Ante este cambio en la concepción del mundo, los artistas quedando relegados usaron sus
herramientas con instrumento para visibilizar la pérdida de los valores estéticos del espíritu,
“reaccionando de manera obstinada contra la sociedad, sus presiones, contra su moral, contra sus
valores antipoéticos” (Gutiérrez Girardot, 2004, pág. 42). El arte se puede reunir con ese objetivo,
ser irreverente ante las condiciones que impone el mundo moderno racional poniendo en evidencia
la decadencia de la sociedad política durante el siglo XIX, “subrayando enérgicamente el valor de
lo que esta sociedad ha rebajado de diversas maneras: el arte, el artista.” (Gutiérrez Girardot, 2004,
28 Weber, Max. El político y el científico. Madrid: Alianza. 1972.
29
pág. 42). Al igual que en la sociedad de masas europea, el arte asume la tarea de confrontar la
realidad por medio de la creación estética.
Para comprender la historia de los procesos de evolución estética, como lo hemos hecho a partir
de la sociedad moderna burguesa en la que el arte ya no es la manifestación más “alta del espíritu”,
constituye un referente necesario para los fines investigativos aquí realizados, sobre el papel de la
prensa y la caricatura en Colombia en el siglo XIX. De otra parte, a la par que es exigente abordar
esas perspectivas teóricas, es ineludible aproximarse a estudiar igualmente las sociedades políticas.
A lo largo del siglo XIX, las disputas políticas de las elites no fueron solamente armadas, sus
discrepancias se trasladaron igualmente al campo estético, y fue a través de los variados medios
de opinión pública, por ejemplo, en la prensa que es comprensible, las batallas ideológicas políticas
decimonónicas en nuestro país.
Por tal motivo este acercamiento al concepto estético en Colombia no fue ajeno de las disputas
sociales y políticas en que se engarzaron las elites y de esta forma es que entre las metas de la
investigación, se hizo un análisis político, que por un lado, permita reflexionar acerca de cómo el
arte, en sentido genérico, reacciona con cierto gesto romántico para rechazar una sociedad
burguesa que lo marginaba y al mismo tiempo proponía una reflexión sobre su situación en esa
sociedad (Gutiérrez Girardot, 2004). Ese sentimiento romántico rescata el valor estético hacia el
ideal espiritual que poseía el arte en las antiguas civilizaciones. Esa historia del arte contiene
elementos políticos relevantes y es menester realizar un análisis estético de la política, esta lectura
la destaca Sanín Cano (2012) en la compilación de artículos de arte de su obra titulada: “Critica y
Arte” que hemos citado arriba:
La historia del arte es la historia del género humano, entendiendo por ella no el recuento de las
barbaridades, ineptitudes, degollinas, dominaciones y vasallajes de que están llenos los anales de los
pueblos, sino la lenta evolución del espíritu y sus conquistas en el reino de la inteligencia para hacer la
vida más benigna y más noble el concepto de las relaciones entre los hombres. (pág. 173)
30
7. La Regeneración un proyecto social, político y ¿estético?
Poder trazar los rasgos preponderantes de la historia política del siglo XIX en Colombia resulta
una labor inconmensurable. La complejidad aumenta porque la elección de los procesos más
significativos de la vida nacional es a veces ilimitada y por lo demás hay que decir que el dominio
de la historiografía, centrada en fechas, héroes o acontecimientos, se ha impuesto en la academia
y esa perspectiva tiende a congelar el pasado sin darle mayores posibilidades a la interpretación
histórica en clave del análisis político o sociológico. Además, al elegir ciertos hechos históricos y
algunos sucesos, y considerarlos como principales, no depende en exclusiva del investigador, sino
de la historia que se narra que con frecuencia es relatada por las elites o por los vencedores, que se
objetiva con ciertos intereses para describir las relaciones de poder de ciertos grupos o clases desde
el Estado.
De modo que, desde esta monografía y el proceso de investigación, se recurre un método
histórico diferencial, por ejemplo, aquel que reconstruye u observa analíticamente la historia
política de nuestra nación, de la conformación de nuestra República a partir de un enfoque que no
se liga estrictamente con los métodos de la historiografía tradicional, o para decirlo con Romero,
la inclinada al positivismo histórico o la archivística, esa que relata los sucesos históricos como
acontecimientos de héroes y mártires de la patria. Por el contrario, la monografía propone una
visión histórica mediante un esfuerzo de reflexión sociopolítica. Por lo anterior, es necesario ver
desde otra perspectiva el proceso de construcción de la Nación colombiana. Es por tal motivo que
se intentará “Revivir la historia hasta sentir que todo se organiza e inerva” (González F. , 1994,
pág. 17). Se trata de utilizar cierta chispa de sentimiento estético, para darle sentido a un trabajo
cuyo faro es dicho principio y aplicarlo en las sociedades políticas y responder (en parte) a la
pregunta sobre las emociones trascendentes e inmanentes en el espíritu que le dan sentido al arte.
En el siglo XIX surgieron acontecimientos políticos y convulsiones sociales en Europa y
Suramérica, una de las cuales, el de las guerras de independencia, se constituyó en el de mayor
calado, porque por un lado, se propició el proceso de descolonización y de otro, se impuso el reto
de formar nuestras nacionalidades. Desde esa época, nuestro territorio (hasta el día de hoy) no ha
estado exento y es muestra fehaciente, de fuertes disputas ideológicas y políticas. Ya lo
mencionaba Víctor Hugo (1946), cuando expresó que fue el siglo que emancipó al esclavo en
América y sobre todo fue un siglo nacido directamente de la revolución, rompiendo el grillete del
pie de los presidiarios. En Colombia este siglo no solo trajo la independencia de España y el
rompimiento con la sociedad colonial, aportó además, una serie de disputas políticas e ideologías
que estremecerían toda la República durante los años posteriores a la independencia, afectando la
manera cómo se dio el proceso de construcción de una nueva Nación.
Para construir la historia de este siglo es necesario comprender las transformaciones sociales
que surgieron, muchas del orden civil y político, otras de lo cultural, que son fundamentales para
comprender la historia del siglo XIX, pues “este siglo proclama la soberanía del ciudadano y la
inviolabilidad de la vida; corona al pueblo y consagra al individuo.” (Victor Hugo, 1946, pág.
31
153). La concepción del individuo como centro del derecho hace parte de los intentos por
secularizar al Estado, ya no sería Dios el centro de la vida pública y política, es el pueblo y la
soberanía que emana de este, la que marcarían el rumbo de la constitución de las naciones y estados
modernos.
Con la Revolución Francesa de 1789, se produjo un giro en la política mundial, porque tras la
caída del imperio nobiliario feudal, se impusieron algunos ideales que centrados en la libertad,
igualdad y fraternidad, dieron al traste con la sociedad tradicional y permitieron la construcción de
lo que se denominó la modernidad política. Desde ese año las sociedades europeas, pero en
especial en América Latina tuvieron que afrontar el dilema, de modernizarse políticamente, o
claudicar y retroceder ante la rueda de la historia. Con la invasión napoleónica de 1808, en nuestras
tierras se produjo el azaroso proceso de la emancipación, de las revoluciones de independencia,
que llevaría a nuestras naciones, a constituirse como repúblicas independientes o retornar al mundo
colonial español. Entre 1810 y 1824 se forjaron las tendencias ideológicas, entre liberales y
conservadores, que en pugnas a veces irreconciliables, le dieron la personalidad histórica29 a
nuestras tierras, para decirlo con Jaime Jaramillo Uribe, el historiador político colombiano
.
7.1 Un prólogo de la Regeneración
Con la guerra de 1885, después de tres décadas de reformas, lideradas por los denominados
liberales radicales30, la historia del país dio un giro de 180 grados. Se pasó de un país que garantizó
las libertades y los derechos individuales más progresistas, con la Constitución de 1863, firmada
en Rionegro-Antioquia, a un país que impuso en 1886, una nación católica, hispánica y ante todo
centralista y presidencialista que retrocedió innegablemente, pues decretó, la censura, el
autoritarismo mediante la prohibición de la libertad de cultos, firmó el concordato en 1887, ejerció
un régimen despótico y tiránico31, pues impuso la pena de muerte y entre otras decisiones político
jurídicas segregó y aisló a los opositores, no solamente los liberales, expatrió, exilió, encarceló y
fusiló a quienes fueron sus contrincantes.
La Regeneración fue un régimen que se impuso desde el año de 1885 y fue liderado por Rafael
Núñez y Miguel Antonio Caro. El arma política más eficiente de ese régimen fue la constitución
de 1886 y comprender esa etapa de nuestra nación es no solamente asombroso, si se repara en la
actualidad y ante todo es fascinante por los sucesos políticos que impuso. El contexto de esta
monografía se centró entonces en esta época y por sus personajes vale decir que, la “historia, o esa
sección de la historia que llamamos política, no sólo es desconcertante, sino que, en la práctica, es
inexplicable en términos de las personas que le dan forma.” (Gombrich, El arsenal del caricaturista,
29 Jaramillo Uribe, Jaime. La personalidad histórica de Colombia y otros ensayos. Bogotá: Biblioteca Básica
Colombiana. 1977. 30 Mejía Arango, Lázaro. Historia política del radicalismo del siglo XIX. Bogotá: Universidad Externado de Colombia.
2007. 31 Mesa, Darío. Miguel Antonio Caro: el intelectual y el político. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. 2014.
32
1998, pág. 128). Los personajes que lideraron el modelo regenerador fueron un filólogo, traductor,
historiador, humanista y lingüista, el bogotano Miguel Antonio Caro (1843-1909) y el ex-liberal,
radical y vuelto al conservadurismo, además de católico, Rafael Núñez (1825-1894).
Estos dos personajes dedicados a la literatura, pero al manejo del poder político nos dan las
señales de la atracción para estudiar la estética y su relación con la política en este contexto, debido
a la evidente combinación que hubo en ambos personajes, al aplicar concepciones de la gramática
y la literatura a los asuntos políticos que se vertieron a la constitución de 1886. De modo que,
hablar de la Regeneración es hablar no solamente de un régimen sino de un amplio proyecto
político que se extendió a todo el país y sobrevivió pese a ciertas reformas hasta el año de 1991
con una nueva constitución más abierta y plural. Pero como régimen y proyecto que definiría
nuestras mentalidades y la idiosincrásica, sin embargo, es menester ampliar el contexto y
comprender un poco el origen de lo que fue esa propuesta política despótica y comprender
igualmente las disputas ideológicas entre liberales y conservadores que tuvo como una de sus
consecuencias el que desde 1885 se impusiera ese sistema político en el país.
A mediados del siglo XIX los liberales iniciaron un proceso político con el cual se redujo el
poder del ejecutivo, dio amplias libertades individuales, instaurando un modelo federal de
República soportado en la Constitución política de 1863 (Ortíz Mesa, 1992, pág. 28). Esta época
basada en los principios liberales buscaba romper los rezagos coloniales y tradicionales en la
sociedad colombiana. Amparados en una generación de viajeros, comerciantes, profesionales y
civilistas, los liberales radicales convencidos de reformar al país mediante el civilismo y las leyes,
iniciaron unas transformaciones políticas que se evidenciaron por ejemplo, el país se llamó los
Estados Unidos de Colombia y estuvo conformado por un modelo descentralizado y federal,
compuesto por nueve Estados que se asociaron y se estructuraron mediante un sistema que le dio
preponderancia a las soberanías locales y a las regiones.
El pensamiento de esta República de liberales radicales se centró en la iniciativa para
transformar el estado colonial e introducir al país en la ola y la rueda de la modernidad capitalista
del siglo XIX. De acuerdo a los intereses burgueses que los guiaban, se propusieron destruir el
estado colonial y empujar al país por las lides del progreso y del desarrollo económico como base
del avance social y político, asumieron una cultura jurídica en la que se aplicaron leyes o normas
de carácter racional y general. Entre las características que describía a los liberales, estaban de un
lado, ensanchar la libertad individual, que propuso un claro distanciamiento del pensamiento
conservador, acentuaron sus gobiernos guiados por los resultados de la experiencia más que por
las conclusiones especulativas de la teoría y aplicaron el utilitarismo (con el principio del placer
para el mayor número) lo que se notó en la formación de sus idearios partidistas (Tirado Mejía,
1978). Los conservadores defendían la comunidad antes que el individuo y se centraron en la
ideología tomista y católica como los referentes primordiales de su concepción política.
Con esas filosofías (el Utilitarismo contra el tomismo; de los liberales contra los conservadores)
se evidencian las divergencias y disputas que llevaron a unas divisiones que definieron al
33
pensamiento liberal del conservador y marcaron el rumbo de no pocas de las discrepancias políticas
en el país, lo que se desencadenó con nueves guerras nacionales de honda resonancia en nuestro
territorio y la que fue la más definitiva, la Guerra de los mil días (1899-1902)32 en la que Colombia
perdió a Panamá en 1903 y entró literalmente destruida al siglo XX. Pero los enfrentamientos no
constituyeron solamente un conflicto político deducible de las diferencias morales o de la posición
frente a lo religioso, sino, más bien, como lo investigó un experto fue “un conflicto político y
cultural que consistió en definir el lugar, en el nuevo orden republicano, de la Iglesia católica.”
(Loaiza Cano, 2007, pág. 67)
La separación del Estado y la iglesia ha marcado un conflicto interminable en Colombia, las
disputas entre el liberalismo radical y los conservadores siempre tuvieron como elemento central
en el papel que jugaba la iglesia católica en la consolidación de la Nación. El liberalismo
comprendió que los cambios necesarios en la sociedad comenzaban por la educación para así
construir una Nación bajo principios civiles y laicos. Así se inició el proceso de separación iglesia
– Estado de facto y mucho más importante se comenzó la transformación del imaginario colectivo.
La reforma educativa liderada por los liberales radicales surgida en Colombia alrededor del año
1870 era una reforma que tenía como propósito la separación de la iglesia y el Estado para formar
ciudadanos libres amparados por el derecho civil y no por la doctrina moral del buen cristiano que
promulgaba la iglesia católica.
El nuevo sistema educativo fue creado para la transmisión de valores fundamentales de la
cultura política liberal, en donde el mecanismo consistía en definir la Nación y la creación de una
identidad nacional (Cardona, 2007, págs. 90-91), a partir de un Estado que dictara los valores
civiles. Este Estado docente con su sistema escolar pretendía construir los valores patrios y
consolidar la República colombiana suprimiendo antiguas jerarquías y doctrinas sociales
heredadas del mundo hispánico e iniciar una cultura guiada hacia la instauración de la supremacía
de la ley. El sistema escolar creado por los radicales surge a partir del Decreto Orgánico de la
Instrucción pública primaria mediante el cual:
Se dispuso la organización de las escuelas primarias bajo un sistema uniforme y centralizado;
declarando la obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza para la población infantil y se ordenó la
creación de escuelas normales en todos los estados para la formación profesional de maestros y maestras.
(Jaramillo J. , 2016, pág. 295)
Las escuelas normales fundadas por los radicales – por el presidente Santiago Pérez Manosalbas
(1874-1876) – instauraban una educación que instruía acerca de la importancia Estado como
institución fundamental en la República y la importancia que tenía para intervenir en temas civiles
y sociales de la Nación. El Estado buscaba dar prioridad al maestro en educación laica y
republicana instaurando valores civiles en la sociedad, con el propósito de superar la instrucción
que daba el cura en el pueblo. (Loaiza Cano, 2007). La enseñanza era una cruzada contra el
32 Bergquist, Charles. Café y conflicto en Colombia, 1886-1910. La Guerra de los Mil Días, sus antecedentes y
consecuencias. Medellín: Faes. 1981.
34
oscurantismo católico, contra la ignorancia del pueblo, en donde los maestros eran los paladines
que transformarían a los individuos en ciudadanos con pleno ejercicio de derechos civiles y
políticos. El maestro de escuela es fundamental para desarrollar el proyecto político radical, la
instrucción a los niños dentro del sistema político y las reformas instauradas en 1870 era la mejor
manera de inducir el progreso y elevar el desarrollo en la nación. Además, el maestro simbolizó al
individuo e intelectual laico constatando la supremacía del derecho civil en la República y también
la constitución del elector liberal. (Loaiza Cano, 2007, pág. 89)
Esta conformación de un nuevo sistema educativo alejado de la instrucción católica trajo
fuertes disputas políticas y religiosas con los conservadores y su partido. Estos tenían el apoyo de
la iglesia católica para confrontar y atacar la ideología liberal y su proyecto educativo, el poder
que tenía la iglesia sobre la población especialmente rural para la época, era sin duda su arsenal
más eficaz para evitar la implantación del modelo escolar propuesto. La lucha realizada desde el
“sagrario” era con el propósito de que los padres no enviaran a sus hijos a las escuelas en donde
las doctrinas desmoralizantes y ateas se divulgaban para destruir la paz y el orden en la sociedad.
“Las escuelas normales sin duda fueron lugares de afirmación de la ideología modernizadora
liberal” (Loaiza Cano, 2007, pág. 76). Por tal motivo representaba para los conservadores un
peligro instruir a los jóvenes de esa forma, ya que los valores tradicionales eran remplazados. Los
buenos hombres y cristianos veían cómo sus costumbres se iban degradando y se aterraron porque
con la educación laica y gratuita – así lo interpretaban – la decadencia moral convertía en caos y
desorden la sociedad y se instaló un ambiente inmoral.
El partido conservador veía que la instauración del sistema educativo radical profundizaba la
fragmentación social, las costumbres y tradiciones heredadas de la colonia eran sustituidas por el
caos y la anarquía civil. La organización federal del país acentuó la sensación de desorden y
desgobierno por parte de los radicales, según la opinión de los conservadores. El conflicto era
inminente y la obstinación de los radicales, que recurrieron a nueve maestros alemanes distribuidos
en sus escuelas, para continuar con su proyecto fue en vano, ya que siete de los maestros eran de
filiación protestante y los dos restantes católicos (Loaiza Cano, 2007, pág. 73), así se intensificó
la confrontación entre las posturas ideológicas, los católicos y el partido conservador concibieron
la llegada de estos maestros como una imposición del modelo contra el papado, similar al proceso
que emprendió el régimen de Bismarck (Loaiza Cano, 2007, pág. 72). Es así como en 1876 se
estableció una guerra entre los defensores de una educación religiosa guiada por la iglesia católica
y los liberales radicales, su reforma educativa y las reformas modernizadoras de Estado. Esta
guerra se conoce como “la guerra de las escuelas”. Esta guerra puede ser interpretada como un
introito al régimen posterior de la Regeneración conservadora.
A pesar de la victoria liberal en este conflicto fueron los sucesos posteriores los que marcarían
el rumbo de la nación en la década siguiente, marcando el origen no solo de este nuevo régimen
que se instaura en 1886, también, la aparición en escena de los personajes que compondrían tan
excelsa obra en apoyo de la iglesia católica y para una sociedad cristiana. El escenario estaba
dispuesto, la confrontación bélica entre la iglesia y los radicales permitió que emergieran el
35
instrumento principal con el cual se arremetería contra los liberales: la prensa. “A través de la
prensa se trató de remplazar la imagen de una iglesia “ignorantista” y opuesta a las “luces”, se
mostraba como una iglesia, progresista y a la vanguardia del movimiento educativo” (Jaramillo J.
, 2016, pág. 312)
Los liberales y su partido se sumergen en una división enfrentados a los llamados
“independientes” quienes liderados por Rafael Núñez antiguo presidente y líder radical, realizaba
acercamientos con el partido conservador para emprender la cruzada por la restauración de la
patria. Sin embargo, la prensa en contra de la reforma liberal y el papel de la iglesia en el Estado
fueron la fuente para la gestación un proyecto liderado por los conservadores. En cabeza de esta
estrategia estaba un lingüista que a través de su arma más poderosa: la pluma, permitió cohesionar
una identidad basada en Dios y la moral cristiana con reconocimiento en la sociedad. Hijo del
poeta José Eusebio Caro fundador del partido conservador, Miguel Antonio Caro heredó la
capacidad de dirigir un pueblo sin identidad con textos que dan cuenta de la capacidad lingüista
heredada de su padre.
Los textos y artículos escritos en los periódicos conservadores “se utilizaron con fines
propagandísticos para promover un modelo educativo de carácter confesional, y defenderlo como
la alternativa ideal frente al programa de instrucción laica de los liberales” (Jaramillo J. , 2016,
pág. 301). Miguel Antonio Caro encabezó esta campaña para combatir el liberalismo radical, en
su periódico El Tradicionista, utilizó la gramática como estrategia contra una sociedad sumergida
en la decadencia moral. Es aquí donde se construye un proyecto de regeneración moral que se
materializa en la constitución de 1886. La unión de los liberales independientes con el partido
conservador, la alianza entre Núñez y Caro a la cabeza, formaran un modelo confesional de Estado.
Tal como se evidenciará adelante, aquellos instrumentos literarios y el uso de gramática son o no
son suficientes para construir un régimen social y político con matices estéticos.
7.2 La Regeneración: Opus contra la “Anarquía”
Las reformas establecidas por el liberalismo no solo pasaron por la educación y la legislación,
la economía, o la cultura, también se aplicaron a la administración pública, al manejo del Estado,
garantizaron las libertades y los derechos bajo un régimen que combinó la federación e
independencia de los Estados asociados. Las reformas intentaron romper con el provincianismo
ideológico y cultural, por ejemplo, Frederic Martínez aludió a que en todo el siglo XIX apenas
salieron de viaje (viajaron) 500 colombianos33. De igual manera se procuró confrontar (y superar)
la dependencia colonial, y entre otras consideraciones avanzadas, suprimieron la pena de muerte,
por ello promulgaron la inviolabilidad de la vida y el librepensamiento, libertad de cultos y de
movilidad de los individuos.
33 Martínez, Frederic. El nacionalismo cosmopolita. La referencia europea en la construcción nacional en Colombia
(1845-1900). Bogotá: Banco de la República. 2001. P. 259.
36
¿Cómo no hablar de las reformas liberales si este siglo XIX colombiano no se puede
comprender sin los cambios que se lograron establecer por los radicales? (Morales, 1985, pág. 9).
Los límites establecidos al gobierno central durante la época de la constitución de 1863 fueron
notorios, ya que disminuyó la fuerza del ejecutivo, pero creó (como la cara de Jano, de modo
bifronte) o mejor disparó la creación de experiencias políticas fundadas en el caudillismo, de hecho
casi todos los fundadores del liberalismo radical José Hilario López, Tomás Cipriano de Mosquera,
Murillo Toro, Rafael Uribe Uribe, fueron caudillos regionales, como se ha corroborado en una
investigación sobre los Federalismos en sentido comparado de Europa a América Latina34. El
federalismo profundizó y acentuó el dominio regional e impulsó el caudillismo político a causa de
los Estados independientes. Esta fragmentación en la que estaba sumido el país, dificultó la
creación de una identidad nacional, lo que generó también una cultura endeble y una sensación
caótica y conflictiva en el país.
La constitución establecida por los radicales empezaba su declive desde que el partido
conservador inicia sus ataques en la prensa, además con la creación de un partido liberal
independiente que bajo Rafael Núñez buscaban restaurar el orden en la República. La prensa
conservadora tuvo como estrategia la creación de un enemigo público, así lo manifestaba uno de
sus artículos en el periódico del directorio conservador: “El enemigo común – el radicalismo” (A
las urnas, 1884). La figura de un enemigo consolidó la unión entre la facción liberal independiente
y los conservadores quienes buscaron reformar la constitución con el pretexto del caos generado
por la carta constitucional de 1863. Al crear un enemigo se direccionaron las críticas y ataques
contra el radicalismo quienes eran también, la causa de los males que atravesaba la nación teniendo
un origen único que no solamente lo presumían, pues, el país se había polarizado ineludiblemente.
La Regeneración limitó a sus oponentes liberales iniciando una campaña de desprestigio del
Estado federal a través de los periódicos. Esta persecución inicia en la prensa, los periódicos
conservadores venían usando en el ocaso de la época radical, la prensa como el arma más poderosa
para terminar con el proyecto político liberal e iniciar el suyo. La regeneración comenzó entonces
a través de la prensa y utilizó la opinión pública como campo de batalla y fue a partir de la guerra
de las escuelas en 1876 cuando se intensificó su política de desprestigio contra los liberales y de
otro modo como la postulación de un régimen que se consideró como una propuesta innovadora.
Miguel Antonio Caro fundó y editó el diario El Tradicionista (1871-1876) pero fue el periódico
El Conservador35 donde se atizó la política reaccionaria, en la que se escribía en sus editoriales y
otros artículos donde se atacaban a los liberales, aludiendo a la situación catastrófica
desencadenada por el gobierno liberal. En ese diario se decía que hacia 1884 el final del
radicalismo era inminente y así lo vaticinaba el periódico. En su artículo “Anarquía o reforma”
(1884) se planteó la necesidad de reformar la constitución de 1863:
[…] la constitución (1863) organizó la anarquía como sistema de Gobierno, y si se quiere fundar el
orden basado en el respeto a los derechos de los ciudadanos, si se quiere asegurar el mantenimiento de
34 35 Periódico bogotano perteneciente al directorio del partido conservador (1884 – 1886)
37
una paz fecunda en vienes para el país, no hay más que un camino: la reforma de la constitución con la
concurrencia de los partidos, pues la reforma por medio de actos legislativos es inaceptable […].
Ya se publicaba en 1884 sobre el desastre que se avecinaba y sólo un proyecto liderado por la
iglesia podría salvar la patria. Rafael Núñez líder de la Regeneración buscó la salvación de la patria
de un desastre, ya se ha indicado en 1878 expresó su famosa frase como presidente del Congreso
del país cuando se posesionó el conservador Jorge Holguín: “regeneración administrativa o
catástrofe”, fue entonces, una muestra clara de las intenciones conservadoras.
Núñez es considerado para muchos el abanderado de esta alianza, la génesis de todo el proyecto
político de la Regeneración. Uno de sus más fervientes detractores fue el General Rafael Uribe
Uribe, quien catalogaba a Núñez como “un hombre todo caos y tinieblas, separado de toda religión,
de toda moral y de todo hogar cristiano por abismos de ideas y de creencias, el padre de la
Regeneración.” (Uribe Uribe, La Regeneracion conservadora de Nuñez y Caro, 1985, pág. 112).
Lo cierto fue para incluso los investigadores políticos del país en el siglo XIX y el XX, que es
difícil precisar quien fue el artista principal de la Regeneración, no obstante, ese régimen tuvo la
mano de Caro y Núñez. De nuestra parte como lo hemos investigado, sin duda, este proyecto no
se puede estudiar sin analizar ambos personajes. Como se ha mencionado, en Núñez hallamos el
“autor intelectual” y Caro representa la materialización del proyecto. A este último se destacará
por su amor a las leyes (aunque las vulnerara) y a la gramática. De todos modos, Rafael Núñez
mucho antes de que consolidara el proyecto inició una serie de proclamas en contra del estado en
que estaba el régimen liberal:
El camino lo indico el señor Núñez, haciendo presente la necesidad de reformar la constitución y de
garantizar la libertad de sufragio; pero las cámaras legislativas no se han apercibido de que el país está
realmente al borde del pavoroso abismo anunciado por el señor Núñez, y dejan correr los días sin
adoptar ninguna medida que tienda a satisfacer tan urgente necesidad […]. (El pavoroso abismo, 1884)
Así describe el diario El Conservador en su editorial las virtudes del señor Núñez y su capacidad
de profeta pues como líder lograría implantar una nueva constitución. Fue cuando “Núñez desató
sobre el país la tempestad de 1885: fue el su autor para coronar su ambición; que en ella, y
defendiendo la República se inmolaron millares de colombianos […] En ese momento quedó
confirmada la Regeneración” (Uribe Uribe, La Regeneracion conservadora de Nuñez y Caro, 1985,
pág. 111). La conformación de la Regeneración no solo se dio por medio de la prensa, fue una
convocatoria masiva de ciudadanos que movidos por la fe y las ideas políticas rechazaron la
constitución del 1863 y legitimaron el nuevo proyecto y lo que posteriormente derivaría de este.
El régimen solo se pudo establecer con una aceptación mayoritaria que avaló la constitución de un
nuevo sistema político basada en las costumbres y la tradición cristiana.
Sin embargo, la Regeneración se impuso por una política de miedo y de exclusión de la
oposición, también mediante el fraude y la corrupción como se puede observar cuando se desató
la Guerra de los Mil Días. Dos conservadores, Marceliano Vélez y Carlos E. Restrepo se
distanciaron de los gobiernos de la Regeneración, por ejemplo. El apego a las costumbres
38
religiosas fue evidente, pues, la iglesia movilizó sus creyentes con el propósito de recuperar la fe
y la moral. Lo cierto es que el medio más propicio para los debates públicos o políticos fue la
prensa y en ese sentido se puede constatar que el primer paso fue desacreditar los logros del
radicalismo y por ello se justificó el alzamiento:
[…] Y perdida la fe en el sistema republicano vendrá la reacción, y llegara el día en que los pueblos,
víctimas inocentes sacrificadas en el altar que a la ambición se ha levantado, cansados de tanta burla, de
tanta iniquidad, busquen en un dictador la tranquilidad que hoy no tienen, y sacrifique la libertad a
trueque de sacudir el yugo infame de los explotadores. (Elecciones, 1884)
La opinión pública mediante la prensa y la agitación electoral (en 1885) tras la derrota liberal
Núñez convocó una Asamblea Nacional Constituyente, fueron los medios recurrentes con que se
pretendió aniquilar al opositor político (los liberales radicales de la federación) y se utilizaron otras
estrategias por los conservadores. De ese modo, la nación moderna que intentaron construir los
liberales fue borrada, pero valga decir que en un país en la que solamente el 30 % era alfabeto
hacia los años 80 del siglo pasado36, para poder desaparecer esas ideas modernizadoras se utilizó
la cultural oral (con la impresa) a través del altar o mediante la prédica de los curas en los pueblos37.
La iglesia modificó el ideario de la sociedad y guio el “rebaño” hacia las sendas de una buena
moralidad alejada del utilitarismo liberal. El odio exacerbado de los conservadores al liberalismo
era claro, los textos escritos en sus periódicos apelaron al discurso emocional para actuar contra el
régimen radical, entre discursos, escritos fundados en las emociones, los conservadores se
consideraron víctimas de la constitución de 1863 e hicieron un llamado para vencer a sus
victimarios en las elecciones:
[…] debemos tener como objetivo el impedir que vuelvan al poder los hombres que confiscaron
nuestras propiedades, persiguieron nuestras creencias y nos convirtieron en parias, hasta obligarnos a
apelar a las armas para reivindicar nuestros derechos. (A las urnas, 1884)
El proyecto para salvar la nación construido por los liberales independientes y los conservadores
era una reacción en contra de las reformas modernizadoras de Estado dirigida por los radicales.
Un proyecto que en su génesis cuenta con prominentes figuras de intelectuales, especialmente
gramáticos y poetas quienes buscaron la instauración de un gobierno guiado por la norma como
expresión de la gramática y el correcto uso del lenguaje. Este desorden en el que estaba sumergida
la nación era visto con horror y desprecio por Rafael Núñez líder natural del proyecto político, que
junto a Miguel Antonio Caro inició la búsqueda del orden y la restauración moral de la sociedad.
Ordenar el país y unificarlo por medio del modelo confesional de Estado constituía el propósito de
la causa regeneradora, junto con la iglesia católica y sus obispos se fundó un Estado paternal y
autoritario desde 1886.
36 Melo, Jorge Orlando. “Las vicisitudes del modelo liberal”. Historia económica de Colombia. Bogotá. 1944. P. 120. 37 Hermes Tovar Pinzón. “La población colombiana durante el siglo XIX”. Que nos tengan en cuenta. Colonos,
empresarios y aldeas, 1800-1900. Bogotá. 1995. Pp. 25-76.
39
Esta cultura establecida por los regeneradores y apoyada por la iglesia creó una constante
persecución al enemigo político, en donde la convivencia con el contrincante no es tolerable y su
aniquilación es justa. El Estado ocupa todas las esferas del individuo, invadiendo su accionar y el
pensamiento con el propósito de evangelizar a los individuos alejados de Dios. La persecución
iniciada por el gobierno de Núñez limitó el pensamiento liberal y las libertades de los individuos,
expandiendo la capacidad de injerencia en ámbitos privados como la religión. Núñez tuvo un
inmenso poder, "fue el oráculo indiscutido del nuevo sistema político". (Ortíz Mesa, 1992)
La moral regeneradora se escuda en la iglesia, incluso cuando se cometen actos violentos contra
natura, ahí reside la perversión de este proyecto político, convirtiendo la violencia en una
costumbre amparada en la tradición. La iglesia se convirtió en el cómplice perfecto del Estado,
retomando al Leviatán de Hobbes en donde el poder político y religioso era controlado por una
misma élite, constituida por religiosos y gramáticos. El intento por retornar a una sociedad cristiana
con temor hacia Dios se alteró, al incurrir en la persecución y aniquilación del enemigo. La moral
exterior se desvirtuó al pertenecer exclusivamente a la iglesia y al Estado con un propósito
combativo y conflictivo en la sociedad. Los valores inmanentes de una sociedad estética,
racionalizados al servicio de las instituciones, fueron sepultados por la secularización de la moral,
una nueva moral que estaba ligada a la construcción de la sociedad burguesa. Esta desmoralización
de la sociedad estaba acompañada, de la sacralización del mundo político como producto del
establecimiento de la iglesia católica para la época.
El triunfo de Núñez y Caro se estableció con la constitución de 1886 y así quedo reafirmada la
Regeneración. Esta “[…] nueva Constitución reemplazaría el particularismo federal, para
mantener el orden, la República debía ser fuerte y unitaria y para fundarla era recomendable un
ejército central y nacional. Estas ideas se concretaron en unas Bases de Reforma.” (Ortíz Mesa,
1992, pág. 30). El proyecto político estaba consumado y comenzaría su desarrollo basados en un
fuerte centralismo, un gobierno estable y duradero con un periodo presidencial de seis años, para
así brindarle estabilidad política al país. Núñez adquirió el poder central del ejecutivo
desarrollando las reformas y plan de salvación que tenía para el país. “Con él, el conservatismo
recuperó el poder, aunque compartido con los liberales independientes, configurándose así el
Partido Nacional, muy asociado al gobierno y con un respaldo decisivo a la Regeneración.” (Ortíz
Mesa, 1992)
El presidente contaba con cuantiosas facultades para intervenir en los Estados, que ahora serían
nombrados como departamentos que dependían del ejecutivo central. La centralización
administrativa también congregó a los ciudadanos, quienes concibieron al Estado como un pater
familias pues de este dependía todo el poder político en la Colombia del siglo XIX. La dependencia
al ejecutivo central fue remplazada en los lugares más apartados por la iglesia y serían los curas
de cada pueblo los que educarían a los ciudadanos. Ya no era el maestro aquel con mayor influencia
en la población, la utopía del proyecto radical, los curas y la iglesia ejercerían su poder de
evangelización desde el pulpito, en las casas o en los parques o a través de instituciones como las
sociedades de socorro mutuo.
40
La Regeneración impulsó una transformación política para eliminar todo rastro de sus
oponentes en el plano político y social. Los radicales lucharon contra la colonia y la herencia
hispánica, ahora los conservadores se imponían para derrocar al liberalismo para que sus
tradiciones retornaran, hacia una disutopía. Este proyecto político se basa en tres aspectos: “La
Centralización del poder público, el fortalecimiento de los poderes del Ejecutivo y el apoyo a la
Iglesia Católica y la utilización de la religión como fuerza educativa y de control social.” (Ortíz
Mesa, 1992, pág. 31). En este último aspecto es importante considerar la gran transformación de
la cultura social de la época creando elementos simbólicos para crear una identidad nacional. La
fragmentación en la época radical disipo toda forma de construir el país bajo un proyecto social
unitario que albergara toda la población y crear una construcción de Nación sólida. La
Regeneración se advierte de esto y construye los elementos necesarios para agrupar toda la
población civil y crear una identidad basada en la cultura cristiana y el catolicismo, abundante en
toda la nación.
El discurso estaba basado en retornar al pasado hispano y los rasgos que nos unen, para ello la
religión es fundamental, el objetivo era despertar un “sentimiento nacionalista que refuerza
elementos identitarios centralizantes en medio de una organización político-administrativa
caracterizada por la fragmentación” (Cardona, 2007, pág. 103). Todos estos sentimientos
despertados tenían el propósito de formar una sociedad política estable. Así la Regeneración se
convierte en un proyecto que modifica las costumbres modernizadoras del liberalismo en la
política y la sociedad. El individuo no será el elemento central para el Estado ahora es la sociedad
política y religiosa la que ocupa toda la atención por parte del gobierno regenerador. Los derechos
civiles eran reemplazados por las virtudes y valores cristianos, del buen hombre y padre de familia,
función que adquirió el gobierno durante esta época. Por tal motivo la autoridad era asumida por
el presidente, este era el inicio de los males de la Regeneración, los hombres que asumieron la
autoridad política y moral en el país eran en mayor parte hombre de letras que no comprendían los
límites del Estado, en cambio como sus palabras, el gobierno no tendrá límites para imponerse
como régimen político autoritario.
La autoridad en el régimen político es una de las principales estrategias para conquistar su
objetivo: el orden con durabilidad que garantice además, el poder del partido conservador para
devolver la tranquilidad al país. Sin embargo, Uribe Uribe (1985) observa como la corrupción del
sistema político llego al extremo cuando la autoridad es usada en contra de la sociedad, para este
“la Regeneración ha desacreditado profundamente la noción de la ley y la noción de la autoridad,
de tal suerte que el mayor trabajo del régimen actual, o del que le suceda, es hacer otra vez
respetables esas entidades.” (pág. 322). La Regeneración usa esa autoridad para incidir en la ley,
una normatividad que ahora estaría apegada al Concordato firmado con la Santa Sede en 1887, “el
Vaticano se obligó a prestar su cooperación al gobierno en las gestiones que este debiera realizar
ante las órdenes.” (Jaramillo J. , 2016, pág. 311). La ley fue el arma más poderosa contra los
liberales y todos aquellos que no fueran simpatizantes del régimen conservador. La ley fue la
manifestación del poder de los gramáticos, de los sujetos como Miguel Antonio Caro, que eran
41
intelectuales al servicio de la política y usaron su poder gramatical para erigir las leyes apropiadas
en Colombia.
El poder de la ley y las reformas pasaban por la gramática y la revisión minuciosa de los
hombres de letras, usando sus facultades para que estas leyes y la constitución fueran obedecidas,
de esta forma se garantizaba el retorno del orden al país. Sin embargo, para los contradictores la
ley fue la expresión máxima de las facultades extraordinarias que adoptaron los conservadores
para la aniquilación del enemigo. La alta regularización de la vida civil y política generó más caos
en la sociedad, los liberales se negaron a desaparecer y las críticas en contra del régimen de las
facultades omnímodas (Uribe Uribe, 1984, pág. 22) surgieron. Todos los limites usados por el
gobierno para regular los individuos y garantizar una sociedad equilibrada fueron la muestra
fehaciente de una “instrumentalización de la ley, que le permitía al Ejecutivo imponer un castigo
tan grave, sin ninguna fórmula de juicio, mucho menos de defensa […]” (Calle, 2012, pág. 160)
Los castigos contra los opositores es otra estrategia de la Regeneración. La oposición contra las
leyes y restricción de libertades fueron objeto de ataques de los liberales, quienes vieron como los
espacios de participación en el gobierno eran limitados. Todos estos límites quedaron desarrollados
en la constitución, pensada por Núñez y ejecutada por Caro, el gramático que aparece en este
proyecto político y obtiene el poder suficiente para ser uno de los grandes exponentes de la
Regeneración. La persecución al pensamiento liberal es una de las grandes hazañas de este régimen
“de aquí que el país ignore muchas de las disposiciones de dicha constitución, si son en realidad
buenas o malas, pues son ellas las que menos han regido durante esta década, sino el régimen
arbitrario […]” (Uribe Uribe, 1984, pág. 22). Núñez como presidente obtuvo facultades
extraordinarias para proteger el proyecto de los liberales como la censura a la prensa y las
libertades del individuo. Las asociaciones de pensadores liberales que se congregaban para discutir
la política del régimen, fueron consideradas por este como conspiradoras contra el orden y la paz
de la nación.
La autoridad unipersonal que surgió con el fuerte presidencialismo fue un efecto del carácter
vengativo de los conservadores, ya se podría avizorar con la posesión de un presidente que usaría
la espada y el báculo (como símbolos de autoridad y de representación) y esas actitudes asumidas
fueron manifestación de cómo leyeron los conservadores, la inestabilidad que según ellos propició
la constitución de 1863. La presencia de un gobierno autoritario y la represión de éste era legítimo
y justificado porque según Núñez y Caro fue el resultado de la catástrofe de 1863 y sería un “mal
necesario” para salvar la nación. “[…] Es necesario cambiar el sistema, y si así no se hace, la
espada vencedora de un militar será la voluntad suprema antes de pocos meses […]” (Elecciones,
1884). Los militares llegaron junto a los intelectuales y su espada no fue otra sino la ley restrictiva,
la constitución fue la lanza sobre la cual se fundó una república autoritaria que bajo pretexto de
salvar la nación utilizó los medios existentes para aniquilar las libertades. No solo se aludió a un
poder militar para que llegara como el vencedor y salvador nacional, todas las facultades que se le
otorgaron al presidente con la constitución del 1886 tenían su origen en textos anteriores que
fueron difundidos en la prensa. Los conservadores y curas no solo contaban con facultades
42
absolutas, también contaban con el “poder divino” de la profecía. Ya la dictadura de Núñez y Caro
había sido vaticinada:
La anarquía en que hemos vivido no puede prolongarse sin grave peligro para las libertades públicas.
Los pueblos están cansados de ella, y si no encuentran reposo en la ley, irán a buscarlo en el poder
personal, en la dictadura. (Reforma de la Constitución II, 1884)
La prensa se adelantó al Estado regenerador, puliendo el contexto en el que emergería y
haciendo pública la necesidad de un Estado fuerte, para unos pocos, pero fundamentados en una
aparente necesidad común para todo el pueblo. Con su escritura surgió la necesidad de un Estado
fuerte que acabará con el caos y la decadencia moral. Un Estado autoritario, religioso y confesional
que ordenó la nación con la fuerza y terquedad de un padre, unificó al país demográfica y
políticamente fragmentado a través del conflicto y desarticulado por los derechos individuales. La
causa de ese caos y desorden fue el individuo heterodoxo y diverso. Los objetivos se lograron, a
medias, porque la Regeneración se hundió con la Guerra de los Mil días, pero su constitución
perduró hasta el año de 1991 del siglo XX, sin embargo, sobrevivió el estilo de un gobierno de
gramáticos conservadores que veían en España el modelo de la madre patria a seguir y ello se
puede corroborar con los Leopardos (el ala fascista de los conservadores de Manizales) y Laureano
Gómez cuando subió al poder en 194938.
Entonces, para el Partido Nacional y la iglesia, la Regeneración fue algo inaplazable, ella
permitiría establecer la paz, y fue necesaria para desarrollar económicamente al país, sin
sobresaltos en las regiones, pero evitando todas las polarizaciones. (Ortíz Mesa, 1992, pág. 32).
Sin embargo, la lucha entre conservadores y liberales se profundizó hasta la aniquilación del
partido liberal, especialmente de los viejos militares que fueron padres del radicalismo. Durante el
periodo Regenerador solo dos representantes del partido liberal hacían parte del congreso, entre
ellos el general Rafael Uribe Uribe quien se convirtió en la principal fuerza opositora al régimen
de Núñez y Caro. En sus escritos Uribe Uribe advertía la persecución al partido liberal y que esta
iba a concluir con su desaparición y de otro lado afirmó que, la polarización que evitaba la
Regeneración fue acentuada por el gobierno, “para la cohesión entre los colombianos se usó el
ácido fluorhídrico: disolvente universal.” (Uribe Uribe, 1984, págs. 54-55)
Se adultero la noción del gobierno en el sentido de que se la limitó a la simple conservación del
orden, entendiendo por tal la obediencia ciega y sin discernimiento a toda clase de mandatos, y la
conservación indefinida del statu quo oficial y personal, de que se saca provecho, o con el cual se está
identificado (Uribe Uribe, La Regeneracion conservadora de Nuñez y Caro, 1985, págs. 102-103)
El nuevo orden se había creado para restablecer la Nación, pero lo que hizo la Regeneración
fue “desnaturalizar por completo, la noción del gobierno, y alterar la forma y los fines de la
sociedad misma; los gobernantes olvidan que no ejercen el poder por delegación popular, y en
ningún caso, para ejercitar su capricho […]” (Uribe Uribe, La Regeneracion conservadora de
38. Henderson, James. Las ideas políticas de Laureano Gómez. Bogotá: Tercer Mundo. 1989.
43
Nuñez y Caro, 1985, pág. 102) y convertirla en un gobierno cazador. Los procesos consolidados
por la constitución fueron desarrollados por los dos artífices y presidentes que representaron la
expansión de la Regeneración. Miguel Antonio Caro representa la férrea unión del poder político
con la iglesia, un ferviente católico antiliberal, opuesto a los valores de la Ilustración y la
Revolución Francesa, a los que contrapuso aquellos otros de la tradición hispano-católica (Cuervo,
2007). Este se convirtió en el relevo de Núñez en la Regeneración y acentuó los preceptos de
tradición y legado hispánico en los cuales se basó la sociedad colombiana en esos años.
Con el propósito de restaurar los valores católicos e hispánicos la Regeneración ejecutó planes
de seguimiento a los opositores políticos e ideológicos. Utilizó métodos que atacarían las libertades
del individuo, los valores civiles que defendían los liberales, principales víctimas de la
persecución. Uribe Uribe mencionó que el gobierno regenerador “para informarse del pensamiento
popular prefirió el espionaje a la prensa; por espíritu de antipatía o de venganza, en vez de unir
como al principio prometía, repelió […]” (Uribe Uribe, 1984, págs. 54-55). La prensa radical fue
atacada frontalmente limitando el uso de este espacio de socialización únicamente al servicio del
proyecto conservador que con el pretexto de conservar el orden público y la seguridad, paz y
tranquilidad en la sociedad se censuraron y se encarcelaron a los periódicos, redactores y
asociaciones políticas liberales que eran señalados de ser una fuente de conspiración para perturbar
el orden establecido por la Regeneración.
El instrumento que le concedió facultades extraordinarias al gobierno regenerador para
controlar a su oponente fue sin duda la ley 61 de 1888 conocida como la Ley de los Caballos. Con
ésta norma se facultaba al presidente de la República para dirigir con facultades extraordinarias
“para prevenir y reprimir administrativamente los delitos y culpas contra el Estado, las
conspiraciones contra el orden público, imponiendo el confinamiento, la expulsión del territorio,
la prisión o la pérdida de los derechos políticos por el tiempo que considerara necesario.” (Calle,
2012, págs. 153-154). Además, ley en su artículo número dos le concedió al presidente el derecho
de inspección y vigilancia a todo grupo social, científico o político considerado como peligroso
para la estabilidad del régimen, la disolución de este tipo de asociaciones o grupos sería facultad
del presidente si así lo consideraba necesario. La intromisión del Estado en los ámbitos de la vida
social demostró que los tentáculos y facultades que tenía el gobierno en escenarios adyacentes o
fuera del político, eran devastadores para los oponentes, pero según miraban los regeneradores, los
consideraban fundamentales para la estabilidad el régimen. La persecución con intensiones
vengativas denota las características del gobierno de las facultades omnímodas.
La Ley de los Caballos fue la instrumentalización de la norma para controlar las esferas que no
pertenecían necesariamente a la política convencional e institucional. Con ésta se llegó a cometer
todo tipo de arbitrariedades contra los opositores al régimen de la Regeneración (Calle, 2012).
Miguel A. Caro fue quien usó con mayor rigor las facultades que le otorgó dicha ley para librarse
de sus enemigos políticos:
44
Caro no sólo mandó a ejecutar reos para intimidar a la población, también la utilizó para desterrar
del país a aquéllos que, por su posición política y social, no podía mandar a ejecutar tan fácilmente como
a un anónimo reo recluido en el panóptico […] (Calle, 2012, pág. 156)
Este se convirtió en un régimen del terror. El temor de Dios y de la iglesia católica se desplazó
y fue reemplazo por su representante en la tierra, era el gobernante y el gobierno de Miguel Antonio
Caro. A este líder se le temía, él era quien poseía la autoridad para ejecutar los planes de gobierno
conforme a lo estipulado por la iglesia católica y su pensamiento conservador según lo investigó
José Luis Romero39 en su libro, El Pensamiento conservador en América Latina. “El abuso
consuetudinario de leer las cartas confiadas a la administración postal es cosa nueva en Colombia
como el peculado y la policía secreta. El progreso que caracterizó a la Regeneración.” (Uribe
Uribe, La Regeneracion conservadora de Nuñez y Caro, 1985, pág. 139). Como cualquier
dictadura el régimen de Caro sembró el terror entre sus opositores para construir su figura de
autoridad suprema y con sus habilidades gramaticales erigió el proyecto político del horror.
De esta forma se realizó la Regeneración, con Núñez y Caro a la cabeza, quienes intentaron
formar una República - que reprimiera el antiguo régimen radical - basado en los principios
morales católicos y con el apoyo de la iglesia. Las leyes fueron el resultado de un gobierno de
intelectuales y gramáticos, “la lengua le sirve como base para sustentar muchas de sus nociones
políticas, y sus elucubraciones sobre la lengua están, a su vez, constantemente intercaladas por
analogías con el orden político.” (Uribe, 1997). Es así como introducimos el siguiente apartado en
donde se construye una apología al poder de la gramática.
7.3 Contemplación de la Gramática
El poder de los gramáticos e intelectuales en el proyecto de la Regeneración es indiscutible, la
presencia de Caro evidenció la nación que se creó a partir de la literatura. Es menester precisar si
con esa presencia de matices literarios en la Regeneración se estableció un proyecto político
basado en principios estéticos.
Miguel Antonio Caro, hijo de José Eusebio Caro, quien fue poeta y fundador del partido
conservador, consideró que la lengua y la religión eran los vínculos que debían conservar la
sociedad colombiana con su pasado y herencia española. El afecto de Caro por la tradición
hispánica denotaba uno de los propósitos de su proyecto político: unir al país, de esta forma se
constituyó una serie de rasgos con las cuales se asumía una identidad nacional, esta se basaba en
la tradición hispánica y en la legua. Para él la “lengua es a lo menos una segunda patria, una madre
que nunca nos abandona, que nos acompaña en la desgracia y en el destierro, alimentándonos
siempre con sagrados recuerdos, y halagando nuestros oídos con acentos de inefable dulzura.”
(Caro, 1952, pág. 81). La evocación de un bello pasado que como un Estado en crecimiento, una
39 Romero, José Luis. El Pensamiento conservador en América Latina, 1815-1898. Caracas: Biblioteca Ayacucho.
1986.
45
nación infante, aprende de la madre (España) una lengua que la articula indefinidamente. Este fue
una estrategia usada por Caro para despertar en los individuos el espíritu nacionalista.
La transformación de la sociedad colombiana durante la Regeneración obedeció al poder y los
saberes lingüísticos de Caro dándole la autoridad que necesitaba para imponer sus ideas en materia
política (Uribe, 1997) denotándolo como el más influyente político al finalizar el siglo XIX. El
poder transmitido de Núñez a Caro fue comprendido como la facultad para crear toda clase de
artilugios literarios para defender y promulgar las reformas que restaurarían el Estado, así lograrían
la legitimidad necesaria para establecer un gobierno autoritario y eclesial. La fuerte relación entre
la iglesia y Caro estuvo marcada por el deseo de retornar al pasado español, ¡La lengua es la patria!
(Caro, 1952) y la religión católica sería la base de un gobierno claramente hispanista aliado de la
iglesia para lograr su propósito político.
No solo la lengua fue heredada, también la civilización. Para Caro el mito fundacional del
estado de naturaleza, al mejor estilo del Leviatán de Hobbes, en donde el lobo es un lobo para el
hombre, era visible en la América nativa e indígena. Los españoles que trajeron la civilización a
nuestro suelo, nos transmitieron un culto, una legua y unos principios de legislación (Caro, 1952,
pág. 101). Por tal motivo la gratitud con España debía verse retribuida logrando restablecer tales
principios en Colombia adaptándolo a las necesidades del territorio sin desvirtuar tales posesiones.
La colonia fue la civilización de Colombia y era buena, un modo de europeización40 del mundo y
la sociedad latinoamericana, la cultura emanada del contexto histórico de la colonia no podía ser
desconocida por los fundadores de la Republica, pues para Caro la emancipación política producto
de las guerras de independencia no supuso que se improvisase una nueva civilización ya que estas
no se improvisan (Caro, 1952, pág. 102). El nivel de civilización será producto del poder literario
de la sociedad durante la Regeneración.
Se negaba así una tradición cultural indígena y ancestral, todo iniciaba y terminaba con el
pasado Hispánico. Nada bueno podría producirse de los indígenas en suelo colombiano ( y por
ende latinoamericano), porque según juzgó Caro, la irracionalidad era su naturaleza y solo de Dios
podría emanar las ricas costumbres. La civilización no será, a juicio de Caro, (Cuervo, 2007) una
instrucción de la sociedad conforme a los principios del catolicismo español heredado:
Religión, lengua, costumbres y tradiciones: nada de esto lo hemos creado; todo esto lo hemos
recibido habiéndonos venido de generación en generación, y de mano en mano, por decirlo así, desde la
época de la conquista y del propio modo pasará a nuestros hijos y nietos como precioso depósito y rico
patrimonio de razas civilizadas. (Caro, 1952, pág. 102)
Comprender el papel que Miguel A. Caro le dio a la tradición hispánica es vital para comprender
el proyecto político gramatical que buscaba junto a Núñez con la Regeneración. Es importante
mencionar que “Caro asume la tradición en sentido político, en la medida en que es la Iglesia su
principal depósito institucional, con la legitimidad para intervenir en el mundo secular, si es que
40 (Gutiérrez Girardot, Temas y problemas de una historia social de la literatura Hispanoamericana, 1989)
46
no para dirigirlo a través de su influencia en el Estado.” (Cuervo, 2007, pág. 144). El papel de la
iglesia se retoma con Caro a partir del legado cultural español, el poder real y factico que se le
otorga durante la Regeneración a la iglesia parte del rescate que hizo Miguel Antonio de nuestra
dependencia y los lazos que nos unieron con España. El Estado se limita en relación con el poder
otorgado a la iglesia, a tal punto que esta última sugiere el papel que debe emplear el gobierno
contra la oposición política.
La relación del Estado y la iglesia le adjudicó la autoridad en la Nación para solventar la crisis
política, una autoridad que ejerció con total despotismo. Era innegable que cuando ejerció como
presidente de Colombia (1894-1898), pues Núñez había muerto en 1894, Caro convirtió el
gobierno en un autoritarismo basado en su experiencia religiosa e intelectual provenientes de la
divinidad. Su intuición era razonada ya que concebía claramente que estaba a su servicio para
determinar las faltas de su enemigo y ejecutar su plan de gobierno. La intuición Sensible, aquella
que es expresión del Ser para hallar lo bello y lo sublime no era común en Caro. Sus ideas religiosas
eran provenientes de Dios, del Dios que era usado como legitimador de los actos, del Dios
racionalizado y no del verdadero Ser espiritual y emocional.
La maldad del hombre que se describe aquí, era retratada por Uribe Uribe (1984), pues Caro
había “logrado ser el hombre más cordialmente aborrecido y detestado desde el Táchira hasta el
Carchi, y desde las costas del mar Caribe hasta las ignotas selvas del Caquetá” (pág. 55). El báculo
y la espada los sostendría firmemente Caro para juzgar con voluntad divina y secular a los
individuos que se alzaran contra su régimen. Su forma de gobierno estaba relacionada con el poder
divino la “razón sobrenatural” (Cuervo, 2007) de sus ideas morales, de la idea de bien para castigar
a sus contrincantes políticos. Su dogma le permitió castigar, censurar sin discusión, usando el
poder violento de la espada para defender sus ideas y el proyecto que ejecutó con Núñez. La
defensa religiosa de Caro contra la barbarie de aquellas ideas liberales que gobernaron en
Colombia, la defensa del buen lenguaje con la ley como expresión del lenguaje mismo, fue una
forma de evitar una recaída (Uribe, 1997).
La idea de un proyecto guiado por la estética parte del uso de la gramática y la literatura, y éstas
para crear las normas nacionales se convierten en las armas para sustentar la ideología política y
religiosa. Esto le permitió a Caro gobernar para su grupo de seguidores y miembros del Partido
Nacional. La elite ilustrada que tenía acceso a la lectura y los libros era restringida, al pueblo se le
llegaba con discursos que no ocuparan grandes páginas de los libros de texto, ya que reducido era
el número de lectores. El régimen regenerador se fundó a partir de la división de los liberales, sin
embargo, recurrió a intelectuales letrados, quienes se agruparon con una exclusión sistemático del
pueblo iletrado, integró solamente al católico. Caro construyó una ciudad letrada en la elite
política, porque “acceder a las altas esferas de la gramática es una de las formas de ingreso a la
ciudad letrada, que no se desvincula del poder político. Quien pertenezca a la ciudad letrada no
puede disentir en el interior de ésta.” (Uribe, 1997). Aquel quien está con la Regeneración no
puede estar contra ella, contra lengua patria, ni contra la tradición, porque aquellos quienes
estuvieran en contra de Núñez y Caro estarían contra todo el sistema que sustentaba la
47
Regeneración. Se debía pensar intelectualmente para mantener el orden y el país a partir de las
ideas conservadoras.
Con esas ideas letradas se creó una nación fundada en la disutopía conservadora, un discurso
en donde con el uso de la prensa y de la constitución de 1886 se expresó la gramática, los artículos
escritos por Caro en defensa de la lengua y la tradición son la muestra de la República de letras
que intentaba conformar. La defensa de la tradición realizada por Caro buscó crear un sentimiento
en el hombre para generar su unión, hecho que estuvo acompañado de un discurso moral y religioso
apelando al legado español, de una cultura surgida desde la época de la colonia y que fue
transmitida al pueblo, “recuerdos que reúne a muchos hombres en una misma nacionalidad.”
(Caro, 1952, pág. 101). Miguel A. Caro sabía que la Regeneración se basó en su discurso
nacionalista, allí en un concepto tan ambiguo residía también la legitimidad de su constitución. En
el artículo número dos de la constitución de 1886 la Soberanía reside única y exclusivamente en
la Nación apelando nuevamente al sentimiento identitario heredado de una tradición colonial, la
que nunca se podía negar porque fue la herencia más valiosa de la identidad colombiana de España.
La sociedad imaginada en la Regeneración hizo parte de un intento por fundar un nuevo sistema
basado en las tradiciones, en la lengua como elemento que permitía la cohesión de la sociedad.
Esta segunda patria que constituirá la lengua, fue una identidad que se determinó como una especie
de nacionalidad que Caro la concibió como literaria. (Caro, 1952, pág. 86). De ahí que se pensó
al país como una ciudad de letras concebida por la reducida elite que accedía al conocimiento, elite
que no pensó el país real, de hecho, Caro nunca salió de Bogotá y representó a Panamá en la
Asamblea Nacional Constituyente convocada por Núñez sin haber estado en esa región, era la
muestra de ese país ideal. (Uribe, 1997). El gobierno de los intelectuales mostraba su máxima
expresión con la construcción de aquella soberanía nacional que reemplazaría el poder que ejercía
el monarca en los tiempos de la colonia.
Hablar de un proyecto que utilizó las herramientas estéticas no es solo hablar de las cualidades
gramaticales de Caro, Núñez coautor de esta obra regeneradora conocía muy bien los criterios que
serían utilizados para desarrollar las transformaciones políticas del Estado convirtiéndolo en
agente de la iglesia para garantizar el orden y construir una identidad nacional. En la concepción
de Núñez se concibió la transformación social a partir de la lengua, la tradición y la cultura
hispánica heredada. Este proyecto apeló a la cultura y consideró que el desarrollo social se fundaba
en el uso del arte y la gramática para cohesionar una sociedad fragmentada. La estética en la
sociedad colombiana pertenecía a una elite intelectual que gobernaba en la época de la
Regeneración, y eran quienes podía (y debían dirigir) porque eran quienes como pocos accedían
al conocimiento ante un vulgo iletrado y rural. Ambos personajes comprendían que las letras eran
las armas prevalentes para poder transformar la sociedad y las emplearon para – según sus criterios
– conducir al bien y la moral incorruptible de los colombianos.
Sin embargo, esta moral fundada en la satanización de las experiencias espirituales por fuera de
la iglesia católica, no corresponde al destello de intelecto emocional que funda una moral guiada
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por cualidades bellas del alma. La religión se institucionalizó con la fuerte presencia de la iglesia
en el Estado y se sacralizó al Estado y al mundo político. Se sacraliza lo superfluo y lo trascendente
espiritualmente decae, una idea que se asocia a un romanticismo artístico, en donde aquello que se
admira en el mundo contemporáneo racional, no es lo verdaderamente sacro y divino.
Esta aproximación en la investigación es necesaria por los objetivos trazados, ya que desde la
perspectiva de una historia del arte, es obvio cómo se transmutó en el periodo de la Regeneración
en Colombia, los criterios y los contenidos relacionados con el arte y la estética como lo hemos
presentado en partes arriba escritas. Lo que se debe considerar entonces, es que en la historia bélica
del país, concurrieron ideológicamente dos concepciones ideológicas dominantes: el liberalismo
radical y el conservadurismo ultramontano de Núñez y Caro. Desde nuestra perspectiva, los
sucesos que relatan un acercamiento estético y artístico en la sociedad colombiana del siglo XIX
deben siempre estar acompañados de reflexiones sobre la guerra política, porque sin duda, las
guerras y las confrontaciones de este tipo movilizaron el uso de las herramientas disponibles para
la confrontación, en este caso fue la gramática y la literatura, las que se usaron como una de las
principales herramientas disponibles en los gobiernos de la regeneración para confrontar al
enemigo político, y demostrar cómo la política siempre tiende hacia la estetización. (Benjamín,
2003)
La Regeneración no se puede comprender sin una historia del arte que la acompañe y no se
puede pasar por alto los intentos de representación artística como manifestaciones culturales y del
arte. Sin embargo, la relación estética que se evidenció no sería una noción real de una sociedad
que se rigiera por conceptos estéticos durante la Regeneración. Los elementos artísticos, están ahí
literatura y gramática se pueden concebir como elementos artísticos y estéticos, pero el
movimiento regenerador es abiertamente conflictivo y combativo en contra su enemigo político –
los radicales – por tal motivo hablar de una sociedad que trasciende de sus criterios de
identificación simplistas hacia una sociedad con notable belleza es improcedente en el régimen
conservador. La historia de este proyecto, es la historia de la intolerancia política que entorpece
las relaciones entre el individuo y el Estado, además, las relaciones sociales no son armónicas
debido al caótico régimen.
Cuando el arte se construye para el arte se le adjudica el poder estético de belleza inmanente,
pero cuando el arte está presente en procesos políticos como el regenerador, el arte está al servicio
de las instituciones para reproducir una moral descocida y alejada del verdadero conocimiento
estético, y por ello aducimos que pese al grado de estetización política de los años que fueron de
1886 a 1904 en que transcurrió los gobiernos de la regeneración, pese a que se acepte su nivel de
relación vinculante entre la estética y la política, los fines y los objetivos desviaron la naturaleza y
la esencia de lo artístico y estético. El arte se supeditó a la política y cambió su valoración.
49
8. Lo cómico y la ilusión: Una imagen de la caricatura y el Estado
Para darle paso a esta armonía que se compone a partir de elementos artísticos como la
caricatura, se ha construido todo un contexto social y cultural. Es necesario ahora, destacar la
respuesta poco convencional que emergió en la sociedad para hacer critica del régimen de la
Regeneración. Las obras que surgen en respuesta al régimen conservador son el resultado de tal
contexto, pues se puede establecer como faro la pregunta acerca del estilo de la época y ¿Cómo
influye el contexto para crear y dar origen a un estilo político? Ante la gran represión usada por el
gobierno Regenerador las alternativas son sin duda, una exageración de los elementos artísticos a
los cuales accedía el país y comenzaban a ser conocidos y descubiertos pensamiento liberal ante
su ideal modernizador, se lograría introducir en la sociedad colombiana una oposición y crítica
política acorde a los sentimientos del siglo XIX y la evolución del movimiento artístico.
El arte se constituye como el elemento central de este capítulo para demostrar como una de sus
expresiones, el dibujo y la caricatura hacen oposición a los gobiernos, en especial aquellos que se
fundaban con las ideas literarias y gramáticas. Un ejemplo claro es el establecido en Colombia y
propuesto por Miguel Antonio Caro y los regeneradores. En el siglo XIX las artes eran la máxima
expresión de las sociedades culturales y modernas de Europa, comprender este siglo sin el arte es
trabajo inoficioso por tal motivo se rescata las manifestaciones artísticas que se construían para la
confrontación política al adversario. El escritor Víctor Hugo (1946) menciona que el siglo XIX
reúne todas las manifestaciones estéticas para crear las sociedades utópicas:
Este siglo […] reúne en el arte a todos los genios: escritores, oradores, poetas, historiadores,
publicistas, filósofos, pintores, escultores y músicos; la majestad, la gracia, el poderío, la fuerza el
brillo, la profundidad, la forma, el estilo; encarnase al mismo tiempo en el realismo y en lo ideal,
llevando en la mano los dos rayos esplendorosos de lo verdadero y lo bello. (pág. 153)
El escenario estaba listo para que las manifestaciones artísticas que emergieran respondieran a
ese contexto como una “manifestación o síntoma de la época” (Gombrich, 2003) iniciando además
un diagnóstico de la situación política y social en la que estaba sumido el país. La función social
del arte como expresión sintomática de las realidades políticas ha sido un elemento de larga
tradición en las sociedades civiles. Las transformaciones políticas demuestran las manifestaciones
de los sujetos de la época, las formas cómo se construía y legitimaba el poder y cómo se crea
identidad nacional a partir de la gramática como es el caso de la Regeneración. Pero lo que interesa
ahora es develar cual era el método usado para confrontar el gobierno de eruditos conservadores y
lingüistas.
El arte ha sido el arma más poderosa para confrontar los regímenes políticos represores que
acentúan este rasgo de acuerdo a la naturaleza del arte. Este revela las atrocidades y realidades sin
importar las consecuencias, el arte solo se preocupa por manifestar los sentimientos del artista, se
manifiesta sin asumir las represalias en su contra, siempre con el objetivo de transmitir una idea
que revela el ambiente de una época. “Las consecuencias del arte son tan poderosas que requieren
control y la censura centralizados en todos los medios [..]” (Gombrich, 2003, pág. 241). Así
50
entendió la Regeneración a todas las manifestaciones provenientes de los liberales y especialmente
el carácter político que le imprimieron a los periódicos que además introdujeron elementos gráficos
con cargado contenido satírico para combatir con imágenes accesibles a todos los individuos,
manifestando los sentimientos humanos. Se creó una realidad con el objetivo de despertar
emociones bellas, aspirando a la conformación de una sociedad guiada por el conocimiento
estético, en donde lo que bueno para el hombre sea la principal estrategia para liberalizar al
individuo de sus miedos.
El arte es así, fundamentalmente, una compensación de deseos humanos. Forma una realidad
reconocida convencionalmente, la cual, gracias a la “ilusión artística” provoca afectos reales a través
de los símbolos y productos sustitutivos. El arte constituye “un dominio intermedio entre la realidad,
que nos niega el cumplimiento de nuestros deseos, y el mundo de la fantasía, que nos procura su
satisfacción. (Paraíso, 1997, pág. 96)
Tal como lo menciona Courbet41: “El arte […] para el artista es simplemente un medio de
aplicar sus facultades personales a las ideas y las cosas de la época en la que vive.” (Gombrich,
2003, pág. 249). Si seguimos esta argumentación, los caricaturistas en la época conservadora
manifestaron las disputas políticas y culturales en las que vivieron, y al analizar estas imágenes es
posible comprender de un modo más fidedigno lo que fue la Regeneración. En las siguientes
páginas nos ocuparemos del uso del arte y en especial de la caricatura política y cómo se
constituyó en un arsenal de combate contra el enemigo político que lo quería liquidar, el de los
conservadores ultramontanos.
8.1 La imagen de la abstracción: La caricatura política
La caricatura es uno de los elementos artísticos más importantes para comprender las
circunstancias que permiten la creación de este tipo de manifestación y además, representa la forma
y “el uso de los símbolos en un contexto delimitado” (Gombrich, 1998) que se construye para
influir en el escenario político. Determinar con exactitud el origen de la caricatura es complejo,
sin embargo el mayor consenso existente sobre su creación está en Bolonia, la Italia a finales del
siglo XVI en donde los hermanos Carracci serían sus creadores. “Cansados de trabajar todo el día
en las imágenes perfectas que exigía la Contrarreforma, salían a las arcadas de Bolonia a dibujar
los transeúntes de manera burlesca.” (González B. , 2008, pág. 74). Los hermanos Carracci
rompieron con la tradición estética y su tendencia para encontrar el sentido inmanente de lo bello
en sí mismo, contraponen la fealdad como elemento central del conocimiento estético.
El termino Caricatura proviene del italiano Caricare que significa “cargar”. “La palabra y la
institución de la caricatura datan de los últimos años del siglo XVI” (Gombrich, 2002, pág. 289).
Cargar o recargar con elementos de fealdad la supuesta belleza de la naturaleza humana es
comprender epistemológicamente la génesis del uso y los fines de la caricatura. “La carga se
41 Citado por Ernst Gombrich en “Estilos de artísticos y estilos de vida”
51
colocaba sobre la mirada con humor a las costumbres.” (González B. , 2008, pág. 76). Las
tradiciones eran atacadas por las imágenes satíricas, por tal motivo el uso de la caricatura está
asociado al pensamiento liberal y su oposición a gobiernos conservadores, represivos, despóticos
o tiránicos. Al observar el contexto que reconstruimos, se entiende el papel que tuvo la caricatura
en el siglo XIX en Colombia, pues se convirtió en un arma contra el gobierno de los gramáticos.
La fuerte tendencia a crear una identidad nacional con bases en la tradición literaria era un
sentimiento con el cual luchaba la caricatura, contra la perfección de estas sociedades que excluían
el pensamiento que no buscaba una exaltación de lo bello sino de lo feo. A partir de este postulado
la caricatura crea rasgos representativos y propios con los cuales busca hacer esa confrontación a
la sociedad y el régimen político.
La llegada de la caricatura al país es en los inicios del siglo XIX, el arribo de este estilo satírico
correspondió a las “[…] razones sociales y políticas que explican la creciente marea de sátira
grafica a finales del siglo XVIII” (Gombrich, 1998, pág. 123). En Europa y su llegada tardía a las
costas americanas. La primera mitad del siglo XIX estuvo marcada por la fuerte apelación a la
gramática y periódicos literarios, el uso exagerado de la caricatura se hizo para confrontar el
régimen conservador de la Regeneración y es en este periodo en donde adquirió una relevancia
significativa para el estudio de las confrontaciones políticas. “La carga humorística respecto a las
costumbres tiene múltiples lecturas: científicas – entroncadas con la sociología – de culto a la
tradición, de nacionalismo […]” (González B. , 2008, pág. 76). Las luchas contra las ideas
tradicionales defendidas por los conservadores fueron razones para implementar la caricatura
como método de confrontación del poder.
Los hermanos Carracci crearon una nueva tendencia artística en donde la caricatura establece
una inusual forma de comprender la estética a partir de la exaltación de lo grotesco, de lo abstracto
y lo feo como virtudes trascendentes de la imaginación y la inconsciencia humana. “La fealdad
irrumpe en el arte como elemento crítico que viene a confirmar la conversión de éste en instancia
histórica y a apoyar su lucha contra el normativismo” (Rosenkranz, 1992).
A partir de la exaltación a lo feo y la estética de la fealdad manifestada por la caricatura, se
puede iniciar la discusión acerca del uso de la caricatura en las sociedades políticas. Las
confrontaciones que se generaban con estas imágenes satíricas estaban encaminadas fraccionar el
embellecimiento de las sociedades políticas literarias creadas por intelectuales en el siglo XIX.
Las bases de la caricatura están en destacar la fealdad con el propósito de divertir, un arte que ataca
y degrada a la figura humana de los héroes y caudillos, “Annibale Carracci defendió la caricatura
como una contraparte de la idealización” (González B. , 2008, pág. 74). Así se develaba los
horrores de las sociedades políticas, se demostraba de una manera cómica lo real, el mundo
catastrófico que había desencadenado las luchas ideológicas. Con un aire de romanticismo se
critica la racionalidad del individuo y destaca las emociones grotescas es están siempre unidas al
espíritu humano.
52
Algunos elementos usados por los caricaturistas para confrontar el espíritu político y social de
una época son fundamentales para la construcción de la Caricatura política como genero
independiente y con vida propia. Uno de los usos principales de la caricatura parte del uso del
humor, sin embargo Gombrich considera que no es un arma propia del arsenal del caricaturista,
la importancia de este elemento reside en la gravedad del asunto del cual nos reímos y observamos
con matices humorísticos (Gombrich, 1998, pág. 131). El contexto en el que surge la caricatura y
el humor, está relacionado con la visión paródica con la cual se estudia el hecho en particular, la
amenaza que representa para la política comprender por medio de imágenes el estado actual de
una sociedad. En los usos artísticos siempre existe una tendencia hacia el conflicto, la caricatura
se nutre de los estados conflictivos para evidenciar con mayor claridad estas disputas,
confrontando políticamente al enemigo. En los estados de constante zozobra y guerra es donde la
imaginación del arte tiene su mayor expresión, demostrando las virtudes que este tiene como
inhibidor del temor y además, como develador de las condiciones sociales.
La cualidad para confrontar al enemigo surge debido a la materialización de las abstracciones
de los hechos políticos. Ahí reside una nueva característica del de la caricatura, dotada de una
“libertad para traducir los conceptos y símbolos taquigráficos en tales situaciones metafóricas es
lo que constituye la novedad de la caricatura política.” (Gombrich, 1998, pág. 129). Las imágenes
tienen el propósito de trasmitir conceptos complejos para la mente humana, que solo se pueden
percibir y obtener su definición por medio del artista y sus imágenes. El artista facilita el
conocimiento de los conceptos representando gráficamente la imprecisión de la realidad observada
por el hombre. Sin embargo, estos símbolos de lo intangible pueden constituir una verdad aceptada
entre los individuos, su carácter indefinido no obstruye su poder para crear una ilusión real. Prueba
de ello son las imágenes religiosas y su tendencia para interpretar aquello que no se conoce de
facto y solo una representación pictórica crea en las sociedades una aproximación al concepto
indescriptible.
Esta forma de representar y convertir en realidades las ficciones, es una facultad con la cual el
caricaturista tiene poder para influenciar el pensamiento y la mente de los observadores. Trasladar
a la mente y tener la posibilidad para implantar en la razón mitos de todo tipo social ha sido una
de las estrategias fundamentales para la creación de la caricatura. Esta última, “en su mejor
momento, dio al artista los medios de convertir una ecuación intelectual en una fusión visual,
concediendo así al dibujante político una de las más eficaces armas de su arsenal.” (Gombrich,
1998, pág. 134). El caricaturista imprime en la imagen sus emociones, un sentido que es cedido
por el autor con la intención de transmitir una idea específica sobre la realidad que observa. Esta
es una virtud esencial de la caricatura y el poder que esta tiene para confrontar gobierno, los
caricaturistas transmiten ideas liberadoras que inspiran a los observadores. Es así como se destacan
dos rasgos inmersos en la caricatura: el dibujo y el concepto que representa, en su tratado sobre Lo
cómico y la caricatura Charles Baudelaire (1989) destaca este doble sentido:
53
La caricatura es doble: el dibujo y la idea, el dibujo violento, la idea mordaz y velada;
complicación de elementos penosos para un espíritu ingenuo, acostumbrado a comprender por
intuición las cosas más simples como él. (pág. 22)
Cuando se observa una caricatura política estos dos elementos delimitan el alcance de
interpretación con el cual se aborda el suceso político. La discusión se concentra en el origen de la
interpretación de la imagen, la lectura está modificada por los sentimientos del observador que
transforma la idea en realidad con ayuda de la representación gráfica.
Esta potestad de influir en el individuo representa el verdadero uso de la imagen como trasmisor
de ideas políticas. No solo como materialización de imaginaciones en realidades además, con la
intención del despertar emocional del individuo con propósitos de confrontación política no
armada. La natural tendencia de los individuos para manifestar su particularidad emocional, es un
elemento central para comprender el uso de las imágenes con sentido político, esta tendencia por
el despertar emocional es una de las grandes críticas de la ilustración, con la razón se puede acceder
a la verdad y conocer con certeza la realidad. “Cuanto más dominados estemos por las emociones,
más fácil será que sintamos la tentación de volver a los vestigios de la creencia irracional que
forma parte de nuestra herencia cultura […]” (Gombrich, 1999, pág. 190). La cultura conservadora
de la sociedad colombiana generaba un despertar emocional basado en la sacralización del mundo,
en donde Dios y no la razón es el centro de todo pensamiento.
Luego de considerar lo elementos básicos de la construcción de la caricatura es menester incluir
la transformación de la realidad en visiones cómicas de esa realidad. Lo importante en el estudio
de la caricatura política parte del uso del humor y la sátira como elementos que confrontan el poder
en un contexto determinado. La caricatura se construye con elementos metafóricos a partir de la
representación de la realidad. Para llegar a este punto es necesario partir de una afirmación de los
estudios psicológicos sobre el humor, la caricatura y “[…] el efecto psicológico de la sátira
pictórica basado en la oscilación entre la realidad y el sueño, entre el mito y la metáfora”
(Gombrich, 1999, pág. 190), la transformación de la realidad que realiza la caricatura, tiene su
origen en elementos irreales. Para ilustrar aquello que la simpleza humana no puede comprender,
solo con características mitológicas se puede lograr una imagen adecuada de la realidad, debido a
las condiciones psicológicas humanas que dificultan tal comprensión.
El efecto metafórico es cercano al sueño como síntoma de las ilusiones y ficciones que
representan y las construcciones basadas en elementos irreales que solo vemos en el mundo de los
sueños, empero sirven para demostrar simbólicamente los valores de una sociedad. “[…] una de
las funciones del mito es ofrecer una explicación de los hechos de la naturaleza, la metáfora
hábilmente aplicada presentará al menos una explicación imaginaria de los acontecimientos del
mundo.” (Gombrich, 1999, pág. 200). Para representar satisfactoriamente un complejo contexto
político, la caricatura ha recurrido a lo simple, a reducir las abstracciones políticas en imaginación,
en imágenes que son familiares a los procesos psicológicos que desarrolla el individuo a partir de
sus emociones y reacciones que corresponden a los estímulos del mundo físico y van dirigidas
hacia un plano mucho más metafórico, incluso metafísico.
54
La caricatura al materializar los sucesos políticos crea nuevas interpretaciones de estos, al
adoptar los sueños y lo intangible para confrontar a los gobiernos. “El caricaturista puede
mitologizar el mundo o tratar de disipar ilusiones. Puede hinchar la frase vacía de pensamiento y
darle una especiosa vida propia, o deshincarla contratando la retórica con las realidades que
describe.” (Gombrich, 1998, pág. 142). Representar con elementos irreales las abstracciones
políticas puede considerarse una paradoja, sin embargo, las abstracciones del mundo de la política
son solo comprendidas por aquellos que dedican sus estudios al Estado y el poder, no es un
conocimiento común a toda la sociedad. El mundo del mito y los sueños es conocido por todos, es
un conocimiento popular que cualquiera puede interpretar, por tal motivo no resulta contradictorio
el uso de las metáforas para reducir una abstracción.
La creación de una realidad a partir de una mitificación es una de las herramientas de la
caricatura para representar la política. El mito puede surgir con la imagen que transforma las
percepciones, convenciendo a los sentidos que aquello que percibe es real, “[…] el caricaturista
puede mitologizar el mundo de la política al fisiognomizarlo. Vinculando lo mítico con lo real,
crea esa fusión, esa amalgama, que parece tan convincente al animo emotivo.” (Gombrich, 1998,
págs. 138-139). En la religión aquellas manifestaciones metafísicas de voluntad divina son
dibujadas, creando la ilusión de aquello que conocemos, aceptándolo como una realidad, la
representación de Dios y el demonio son ejemplos de que aquello que percibimos son elementos
gráficos construidos para tener relación del concepto con el objeto. Así mismo los principales
elementos de la política no tienen representación alguna, son ilusiones que buscan ser
representadas para tener una relación del concepto con el objeto, ¿Cómo graficar el concepto de
Estado? Así la política tampoco tiene referentes visuales de aquellas ilusiones del mundo político.
Ahí encontramos una de las principales armas de la caricatura y su formidable incidencia en la
política, aquello que es invisible, como la nación, se puede convertir en realidad en una forma
gráfica que es interiorizada por la sociedad. Al igual que los elementos religiosos42, se construyen
símbolos que facilitan la identificación y conceptualización de los elementos que se convierten en
realidades de nuestro mundo. La facultad de materializar en representaciones físicas y de convertir
esa imagen irreal en un mito, y dotarlo de sacralidad, es aquello que representa la caricatura en
mundo político.
Esta simplicidad de la imagen para transformar las percepciones se construye a partir de juego
con la mente humana. “La facultad de crear mitos está latente en todos nosotros; sólo aguarda ser
despertada […] El arsenal del caricaturista siempre está en el mecanismo de nuestra mente […]”.
(Gombrich, 1998, pág. 139). La caricatura utiliza nuestros rasgos psicológicos para cumplir con
su propósito, la tendencia al mito, la variación de nuestras pasiones y emociones constituyen el
espacio propicio para construir las imágenes de la sociedad y del mundo político. Por tal motivo
el estudio sobre la sátira pictórica no puede negar las facultades del espíritu humano que inciden
42 Pensar en la imagen del “Sagrado Corazón de Jesús”
55
en las transformaciones, el estudio de la mente y las facultades psicológicas es fundamental para
comprender el uso del sueño, el mito y la metáfora y su relación con las manifestaciones del sujeto.
8.2 Los sueños y lo cómico
Del sueño y la ilusión se deduce lo cómico, la sátira que constituye una característica principal
de la caricatura en el siglo XIX. De ese mundo de las ilusiones metafóricas que constituye el
pensamiento humano se compone la armoniosa relación con el humor, de ahí que la caricatura y
lo cómico sea una unión representativa y siempre actúen en conjunto. Esta deducción tiene un
inicio comprensivo en la psicología del arte y su relación con el inconsciente emocional. Cuando
el individuo se encuentra en estado de sueño desaparece una característica con la cual es
comprendida la función de lo cómico, aquello que se conoce como el “Yo” o “Ego”, son rasgos de
nuestra psicología que describen las múltiples fisonomías que integran un individuo. Para Ernst
Kris (1955) “En lo sueños el yo abandona su supremacía y el proceso primario adquiere el control,
en tanto que en el chiste y la caricatura ese proceso pertenece al servicio del yo […]” (pág. 193).
Cuando el Yo no se manifiesta el proceso primario interviene directamente en la manifestación de
emociones, este proceso hace referencia a los pensamientos que surgen en un estado inconsciente
que no están alterado por los procesos psicológicos que definen el Yo. Las apreciaciones realizadas
por Kris parten del estudio realizado sobre el humor por el psicoanalista Sigmund Freud y en uno
de sus libros más importantes, El chiste y su relación con el inconsciente.
Para Freud (1991) el proceso primario emerge en el estado de sueño, estas imágenes aunque
están en una especie de “nebulosa” pueden ser recordadas, sin embargo, los contenidos visibles en
el sueño, a menudo extraños, a los pensamientos oníricos latentes, suele ser enteramente correctos.
(pág. 29). El proceso primario se considera como la ausencia del Yo y la actuación del
inconsciente, si bien las imágenes surgen en condiciones inconscientes e irreales, no pueden ser
determinadas como un pensamiento incorrecto. Cuando actúa no actúa el Yo las imágenes
proyectadas se perciben como una realidad. Las deducciones que se construyen a partir del
estímulo que se recibe al observar una imagen, tienen un origen en las impresiones vistas en el
mundo onírico. Aquello que se ve en sueños transmiten familiaridad con lo desconocido, dotando
de significación a las metáforas e ilusiones observadas, un leve recuerdo que nos permite crear
asimilaciones mentales.
La caricatura actúa como la representación de la abstracción, con el uso de metáforas y
simbolismos se deduce una realidad, que es similar a la producida por el inconsciente en los sueños.
Aquella realidad que se gráfica, construye una imagen que describe los hechos y que es percibida
por los sentidos a partir de lo creado por el inconsciente, constituyendo una realidad de los
acontecimientos.
Se preguntará el lector porque esta intempestiva alusión a conceptos psicológicos del sueño y
su relación con el tema central de este trabajo, la razón de abordar los elementos analíticos del
56
sueño es debido a la formación del humor. En estado de sueño las representaciones inconscientes
surgen de manera natural, un proceso que asimila la realidad y aprende del pensamiento
inconsciente y los traslada hacia la percepción consciente. (Freud, 1991, pág. 159). Los sueños
pueden ser manifestaciones del absurdo inconsciente, disparates que en la realidad no tienen
sentido lógico, sin embargo, para la caricatura y lo cómico son características compartidas, los
diseños gráficos son carentes de coherencia. Lo absurdo considera Freud es un elemento necesario
para construir el estilo cómico y la caricatura: “Hay otros caminos para recuperar el disparate y
extraerle placer; la caricatura, la exageración, la parodia y el travestismo se valen de él y crean de
ese modo el «disparate cómico»”. (Freud, 1991, pág. 168). De allí la necesidad por reconocer el
carácter imaginario y la importancia del sueño para explicar el efecto cómico en las impresiones
humanas.
La caricatura es una representación del efecto cómico, que manifiesta las interioridades del
inconsciente. El objetivo es denotar cómo los mitos, la metáfora y los sueños son elementos
constitutivos de la caricatura y de su efecto: lo cómico. Para efectos de esta investigación es
necesario comprender este recorrido a través de las emociones humanas, determinando así, la
importancia del humor, como manifestación de lo cómico para comunicar las realidades políticas,
construido en la basta y compleja estructura de pensamiento abstracto e ilusorio que componen los
seres humanos.
Lo cómico es un efecto psicológico carente de sentido, de ahí que pueda ser resultado de los
sueños y lo absurdo. Representa un amplio concepto que trasgrede el pensamiento estético cuando
revela su objetivo de generar placer entre aquellos que sienten y perciben los efectos de la
comicidad. Aquello que consideramos cómico se descubre en la naturaleza humana y a diferencia
del chiste que puede ser una creación, lo cómico surge naturalmente, sin esfuerzo alguno para
producir efectos satisfactorios, buenos e incluso bellos. “Lo cómico se produce en primer lugar
como un hallazgo no buscado en los vínculos sociales entre los seres humanos.” (Freud, 1991, pág.
180). Este sentimiento es inesperado se perciben con las realidades construidas a partir del
inconsciente, emitir un juicio para determinar la comicidad de algún asunto requiere despertar las
emociones que evocan lo que hace bien y le genera placer al individuo, esto claramente es un
sentimiento estético.
“El contraste entre lo cómico y lo sublime es un antiguo topos de la estética.” (Kris, 1955, pág.
204). Las relaciones que se han tratado de construir entre la política, la estética y la caricatura
tienen una manifestación que enlaza y ocupa los lugares comunes entre elementos en un contexto
determinado. La caricatura es un arma para develar las ficciones o realidades de la política y es la
relación de estos dos aspectos con lo cómico como se determina su relevancia para el estudio
estético. La caricatura adquiere sentido cómico cuando se concibe su desarrollo a partir de los
inusual, la relación establecida por el sujeto con la imagen despierta emociones cuando ser observa
el objeto gráfico, siempre con la mediación de los sentimientos.
57
8.3 La caricatura política: una representación del Estado
Este apartado se plantea como una necesidad para profundizar en las concepciones políticas de
la caricatura a partir de todos los elementos estéticos y cómicos abordados anteriormente. La
caricatura es la manifestación de lo cómico usada en la política como arma para representar
cómicamente el contexto social y político en un Estado. De allí que la caricatura política sea un
concepto independiente en el arte y sus manifestaciones. Con el dibujo como herramienta “[…] la
caricatura habíase convertido en un arma social que desenmascaraba las pretensiones de los
poderosos y mataba por el ridículo.” (Kris, 1955, pág. 211). Para representar al Estado las imágenes
cómicas facilitaban el asentimiento del espectador, quienes solo necesitaban estar frente a una
imagen para exaltar el sentido cómico de la cuestión política representada, el contexto y el
gobierno. La caricatura política prefiere satisfacer a su público que se alimenta de buenas imágenes
antes que incitar al odio hacia el opositor (Gombrich, 1999, pág. 209), la caricatura política solo
aspira a demostrar las barbaridades de la política.
La caricatura política es el retrato de las sociedades, esta consigue reducir las pretensiones del
régimen político y develar la realidad por medio de las representaciones cómicas y abstractas.
Ernst Gombrich (1999) demuestra como el reduccionismo en la caricatura es fundamental para
comprender su relevancia para comunicar y trasmitir el contexto para que los individuos que
pretenden conocer la realidad política:
Naturalmente, es este género de la caricatura el que consigue su efecto del uso de la metáfora para
comentar las noticias de la actualidad diaria. Se basa en un público que disfruta del ingenio de una
comparación que no puede explicar pero que resume una situación. (pág. 199)
La imaginación para el artista de la caricatura es un elemento esencial para revelar de manera
cifrada la realidad que representa el hombre con poder. Con la fantasía que crea a su alrededor la
imagen caricaturizada construye símbolos y metáforas que muestran lo oculto a la vez que
despierta el enigma por el significado del dibujo. La interpretación de la caricatura políticas como
se ha mencionado, depende de las emociones que pueden emerger en el individuo, encontrar la
belleza y lo sublime son sentimientos del hombre, pero la caricatura conduce esta búsqueda hacia
la fealdad. La caricatura revela las pasiones del alma que están reprimidas por medio de la
deformidad, lo feo y lo cómico se crean como elementos ilusorios, pero con una carga de sentido
social y político enorme. El hecho de evidenciar la fealdad y la abstracción en las sociedades, no
le quita a la caricatura su característica de transmisor de la realidad y mucho menos de arte noble.
La estética de la fealdad que transmite la caricatura, representa una trasgresión a la concepción
clásica de lo sublime y la belleza. La búsqueda de aquello que hace bien al individuo, se indaga
también por aquello que produce placer, este se evidencia por medio del arte cómico y de la risa
que revelan el nuevo sentido estético de lo placentero que esconde la fealdad. El placer demostrado
en la caricatura se debe a que nuestra imaginación, obligando a los rasgos de la persona
caricaturizada y a quien la observa a constituir una mueca, una muestra del efecto cómico
producido. (Kris, 1955, pág. 196). El humor y la risa son elementos que se constituyen en el todo
58
cómico, concepto que abarca de manera general las características del arte y las emociones
placenteras que surgen en el individuo.
Al observar una caricatura se logra asimilar las abstracciones, otorgando un significado a lo
cómico, esto es posible debido a la simplicidad como se muestra la imagen. “La disposición del
público a aceptar lo grotesco y lo simplificado, en parte porque su falta de elaboración garantiza
la ausencia de indicios contradictorios” (Gombrich, 2002, pág. 284). El carácter homogéneo de la
caricatura con sus características claras evita la confusión en el individuo que observa la imagen,
se produce una generalidad en cuanto al resultado obtenido, esta es una ventaja de la simpleza de
la caricatura. Como si se le explicara a un infante, la gráfica establecer una idea concreta y lo
suficientemente básica, así a partir de los dos componentes de la caricatura: idea e imagen, que
destaca Baudelaire, conforme una unidad que represente correctamente la situación política que
pretende evidenciar.
La caricatura pretende elevar los pensamientos de los espectadores para crear en ellos una
imaginación consciente, de esta forma se trata de suprimir la presencia del Yo psicológico para
que se deduzca la idea a partir del proceso primario, en donde el inconsciente comprenda el
mensaje y lo transforme en la realidad. Las asimilaciones que genera la caricatura se hacer para
acercar al sujeto a la verdad más que a la realidad misma (Kris, 1955, pág. 191). Sin embargo, la
verdad que destaca la caricatura política es absurda y relata la fealdad de la sociedad, en especial
de la política y lo gobiernos. La similitud que se percibe al observar una caricatura es descubrir el
efecto cómico y la deformidad, esta como resultado de los efectos gráficos basados en metáforas
y fisionomías de aquellas situaciones o personas que conforman el contexto social. “El
caricaturista busca la deformidad perfecta, muestra como el alma del hombre se expresaría en su
cuerpo si la materia fuese lo bastante dócil a las intenciones de la naturaleza” (Kris, 1955, pág.
207). Las distorsiones que crea la caricatura para demostrar esa verdad que trasciende lo físico y
la materia es para expresar una los estados y las pasiones del alma, lo que verdaderamente
componen los rasgos psicológicos de un individuo y mucho más si cuenta con cierto poder político.
Esta distorsión creada por la caricatura es un recurso que sirve para que una situación sea
considerada como cómica, junto con el chiste y el humor son modalidades en las que trabaja
nuestro aparato anímico, haciendo surgir el placer las tres coinciden en recuperarlo desde la
actividad anímica (Freud, 1991, pág. 223). Sin embargo, es lo cómico lo que contiene mayor
capacidad para liberar al hombre de los miedos y con estas distorsiones y semejanzas representadas
por la caricatura, esta reproducción deformada de una semejanza reconocible, (Kris, 1955) en la
imaginación y los sueños, las comparaciones generadas por el inconsciente son las que hacen
risible a una persona y su caricatura. Es “el reconocimiento de la semejanza en lo desemejante
produce el efecto cómico – la comparación es el camino real que lleva hacia lo cómico – […]”
(Kris, 1955, pág. 207). La risa es la manifestación indiscutible del efecto cómico percibe el cuerpo
físico y nuestros sentidos, esta manifiesta la descarga de emociones negativas, aquellas que nos
alejan del placer.
59
La risa no es más que un repentino resplandor que surge en nosotros por la súbita concepción
de alguna excelencia en nosotros mismos en comparación con la inferioridad de otros, con la
ridiculez de la imagen observada que nos recuerda además, nuestra propia inferioridad anterior,
nuestra estupidez y lo absurdo que es nuestro mundo. (Kris, 1955). Para Rosenkranz en su texto
que desarrolla la Estética de lo feo menciona que la burla hacia nosotros mismos descubierta en la
caricatura es gran una gran facultad del efecto cómico. Este efecto se nutra de la representación
que se realiza de los sueños y el inconsciente, “lo cómico radica en el hecho de que aquello que es
conceptualmente imposible se hace aparentemente real, y con su realidad empírica se mofa de
nuestro intelecto”. (Rosenkranz, 1992, pág. 74). Lo cómico y la risa son manifestaciones
enigmáticas que producen un estado de goce que alivia toda la tensión y el miedo que cohabita con
nuestras emociones, se libera el alma y el cuerpo de toda la emocionalidad negativa causada por
las situaciones y el contexto que vivimos.
Lo feo tiene, por consiguiente, dos fronteras: el límite inicial de lo bello y el límite final de lo
cómico. Lo feo excluye de sí a lo feo. Lo cómico, por el contrario, confraterniza con lo feo, pero al
mismo tiempo le extirpa su elemento repugnante haciendo ver su relatividad y nulidad con respecto
a lo bello. (Rosenkranz, 1992, pág. 25)
La estética de la fealdad es el puente que se teje para construir la relación que le otorga a la
caricatura en carácter cómico con el cual se manifiesta su sentido con lo sublime y la estética de
lo bello y lo feo, pues ambas constituyen un solo concepto que se describe en el arte.
Este poder de la caricatura está en su habilidad para liberar al hombre de sus miedos, de ahí que
se pueda establecer con claridad el fin estético para conectar al hombre con sus emociones. El
objeto de la estética es el despertar emocional de los individuos por medio del arte y lo bello, así
podemos establecer que la caricatura cumple con estos fines estéticos a partir del establecimiento
de lo cómico y la risa como manifestaciones del mundo sensible humano La carga que realiza la
caricatura a la realidad descarga las pasiones del hombre, al ver materializados sus temores y penas
en las imágenes que construye la caricatura, imágenes absurdas e imperfectas que tienden hacia la
fealdad no le quita el carácter estético y sublime, pues solo “aquello que no puede manifestarse
sensiblemente no puede convertirse en objeto estético.” (Rosenkranz, 1992, pág. 26). Es evidente
que la caricatura cumple con esa expresión emocional.
Los usos de toda manifestación artística logran el efecto estético en la sociedad, la caricatura
no ha sido ajena a esta premisa. Al plantearse inicialmente una búsqueda por lo bello en las
sociedades, se plantea la búsqueda estética como elemento fundamental para comprender las
transformaciones políticas y la caricatura contribuye notablemente a este propósito, pues esta es,
por lo tanto, el apogeo en la forma de lo bello, pero precisamente por esa búsqueda y por su reflejo
determinado en la imagen positiva que la caricatura logra desfigurar a partir del sueño y la
abstracción, ésta constituye el paso a la comicidad. (Rosenkranz, 1992, pág. 176). Al liberar los
hombres se adjudica una habilidad estética mayor descubriendo los grilletes espirituales a los
cuales se encuentra atado el individuo producto de una época convulsiva, que aunque moral, es
una época que olvida caminar por los caminos que ennoblecen al espíritu.
60
Cuando se libera al hombre de sus miedos el Estado pierde el efecto coercitivo en la sociedad,
razón por la cual el arte y la caricatura han sido un arma que afecta directamente los intereses del
Estado. Al describir la realidad y la carencia estética de las sociedades, la caricatura proporciona
una lectura de la política que rompe con el paradigma de una sociedad ideal, la caricatura revela
la realidad y la verdad sobre las sociedades modernas y políticas. El despertar emocional que
adquiere el individuo descubre la fealdad del Estado y solo el arte representa para el hombre una
estrategia para liberar todas sus pasiones manifestadas en la sociedad. Hallar la libertad de los
hombres no ha sido la única tarea del Estado, este en cambio se ha convertido en una prisión para
dominarlos, la libertad que busca la estética es la libertad emocional para lograr la independencia
de la aquella ilusión política.
61
9. La Caricatura contra el poder de la Gramática
En lo sucesivo, en las siguientes páginas abordaremos la caricatura política en Colombia en el
contexto político de la Regeneración. Esta época que nos convoca es relevante al ocupar los años
en donde existe la mayor producción de caricatura y graficas satíricas producidas en el país, el
contexto de la Regeneración permitió la emergencia de este bello arte para confrontar mediante la
crítica grafica al gobierno retrogrado y conservador construido por Rafael Núñez y Miguel A.
Caro.
Algunas investigaciones sobre la caricatura en Colombia dejan rastros sobre el origen de esta,
en donde las primeras imágenes satíricas reconocidas tienen una tendencia hacia el estilo grafico
inglés (Helguera, 1989). Es reiterativo mencionar únicamente el proceso de consolidación de la
caricatura y del siglo dorado de la caricatura colombiana:1830-1930 (González B. , 2002), periodo
en el cual se publicaron la mayor cantidad de periódicos que confrontaron los regímenes políticos
y los gobiernos con la caricatura como arma. Se pretende demostrar la génesis de los elementos
cómicos, gráficos, críticos y satíricos con los cuales se construyó una lectura política a través del
análisis de la imagen. La caricatura tiene la función de demostrar la realidad social simplificando
la interpretación de los hechos con la imagen, para así satisfacer a una sociedad poco letrada. Así
se construyó la crítica al gobierno de los gramáticos que solo gobernaban para esa elite que accedía
a los libros, por ende, la guerra se propició porque se construía con la imagen, la caricatura se
empleó contra los gramáticos y su poder.
Es menester resaltar las condiciones precarias y el nivel rudimentario en el que se encontraba
la industria tipográfica en el país lo que retrasó el florecimiento de la caricatura como propaganda
y cuestionamiento político (Helguera, 1989, pág. 116) durante el silo XIX. La caricatura tuvo su
expansión en Colombia durante la segunda mitad del siglo, su llegada aunque tardía, permitió la
rápida tecnificación y un vertiginoso uso, debido a las condiciones en las que desarrollaba, los
cambios políticos que sería el principal objeto de discusión en el país y en las imágenes
caricaturizadas. El desarrollo de la caricatura en Francia en el siglo XVIII con el gran caricaturista
Daumier, la influencia que ejerció el pensamiento político y cultural francés en el país, permitió
que los liberales colombianos y su tendencia modernizadora iniciaran la implementación de este
arte gráfico para confrontar gobiernos.
Sin embargo, fue el joven Alberto Urdaneta hijo de una familia distinguida, adinerada y
conservadora, quien con su talento e inclinación hacia el dibujo (Helguera, 1989), introdujo la
caricatura en Colombia gracias a su estancia en Francia en donde conoció el destacado desarrollo
de este género gráfico, “importando” en sus dibujos los sistemas franceses de expresión como
"cabezas cargadas" o "cargas", además de las técnicas para modernizar la xilografía que se usaba
para ilustrar periódicos (González B. , 2002). Urdaneta es el originador del estilo moderno y
vanguardista que se le imprimió a la caricatura política colombiana y la inmersión del país a las
tendencias del arte originadas en Europa. El gran desarrollo del estilo y de su caricatura, fue
obtenido por Urdaneta paralelamente a la Regeneración, cuando esta reaccionaba con el propósito
de transformar y restituir las costumbres de la sociedad. Por tal motivo y durante el gobierno de
Rafael Núñez, Alberto Urdaneta fue uno de los gestores y primer director de la Escuela de Bellas
Artes fundada en Bogotá en 1886 (González B. , 2002, pág. 280).
62
Esta escuela y Urdaneta permitieron la difusión de la caricatura como estilo artístico, sin
embargo, fueron los alumnos y los nuevos caricaturistas los que otorgarían a la caricatura
colombiana de finales del silgo XIX su marcada tendencia política. La Regeneración y el contexto
influyeron en la composición de una caricatura política diferente a las demás y dotando de
características únicas para comprender la sociedad y las disputas políticas originadas en Colombia.
La marcada tendencia hacia la división y los conflictos ideológicos en el país “[…] despertó
sentimientos tan violentos, que se hizo a un lado la tendencia elitista de preservar la dignidad de
clase y estatus. Entonces la caricatura, instrumento claramente irreverente, se convirtió en arma
factible y a veces cómica de la lucha partidista.” (Helguera, 1989, pág. 119). La lucha partidista
era transversal a todo sistema de segmentación de clases ya era una lucha entre las elites y el vulgo,
era el conflicto ideológico el que convulsionó al país para incluir en el arsenal de combate el arte.
Es reiterada la alusión en este caso a Walter Benjamín en donde la guerra y la constante zozobra
hacia un conflicto hace más factible la estetización de la política (Benjamín, 2003). Las estrategias
usadas en el escenario político de confrontación son herramientas del arte disponibles en la
sociedad que nutren el arsenal de combate en contra del enemigo político. La escuela de Bellas
Artes le permitió a Alfredo Greñas, el más grande caricaturista colombiano del siglo XIX, construir
una serie de grabados publicados en diversos periódicos en donde evidenciaba el carácter
autoritario y el desorden del régimen regenerador. Las caricaturas de Greñas eran publicadas en
varios de sus periódicos, El Zancudo (el más reconocido de los diarios liberales) fue el escenario
de periodismo gráfico más expresivo de este caricaturista, sin embargo, este siempre estuvo
obligado a fundar y publicar en diferentes periódicos debido a la gran persecución y control que
ejercía la Regeneración sobre la prensa critica en el país.
Alfredo Greñas fue una especie de animal punzante y al igual que un zancudo, como su
periódico, lanzaba su aguijón en contra del gobierno regenerado de Núñez y Caro. Este
caricaturista se representaba a él y su periódico con esta concepción (Imagen 1), con su pluma
como arma para aguijonear el régimen conservador, liberando así una elevada dosis de humor
como antídoto para sus espectadores, liberándoles del terror de la represión del gobierno. Las
publicaciones de Greñas atacaron a Núñez, Caro y sus sequitos, estas fueron realizadas en los
periódicos fundados durante el gobierno de Núñez. (González B. , 2002, pág. 283). Alfredo Greñas
comprendía la necesidad de utilizar lo cómico para transmitir el contexto político hacia aquellos
espectadores que comprendían gráficamente los hechos. Además, liberaba los miedos, realizaba
un análisis de los elementos políticos relevantes para facilitar la comprensión en una sociedad poco
instruida, reduciendo las abstracciones políticas en imágenes mezcladas con una cargada crítica
hacia un gobierno autoritario y tradicional.
Las críticas contra el gobierno de la Regeneración eran realizadas con una precisión artística
sorprendente, desde los grabados con líneas sutiles hábilmente graficados y todos los elementos
que componían un periódico político y crítico. El caso del Zancudo ha sido emblemático, pues,
este periódico representaba lo que significó la represión en la época de la Regeneración en todo
sentido, incluso “llevaba la fecha de "1790" e indicaba que se publicaba en "Santa Fe de Bogotá",
una alusión mordaz a la ideología del régimen, identificándola con la del régimen colonial español
[…] (Helguera, 1989, pág. 131). Demostrando de esta forma las características que ligaban al
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gobierno regenerador con un pasado sumamente retrogrado y conservador, apegado siempre a las
costumbres y tradiciones de la madre España. Usar un arma como la caricatura requiere de una
precisión en su composición para poder denotar las características de un régimen político, aunque
se representan las abstracciones, la caricatura es rigurosa en dibujo e ideas para transmitirse en una
imagen efectiva en conjunto.
Es evidente que la caricatura producida en Colombia ostentó un fuerte sentido político, en donde
los liberales la usaron para evidenciar los males en los que estaba sumido el régimen de la
Regeneración y el carácter centralista y autoritario de su constitución. “Ante las situaciones
trágicas, el ser humano se refugia en el buen humor para liberarse de las tensiones. La risa deja de
ser burla, para convertirse en medicina […]” (González B. , 2008, pág. 78). Así la caricatura
colombiana se convierte en antídoto ante un sistema que demostró una marcada tendencia hacia
las tradiciones hispánicas, una represión basada en el concordato firmado con la santa sede en 1887
y la persecución política.
Bajo esta perspectiva conservadora la risa representaba la perversión moral de los individuos,
el sabio, aquel que tiene una especial relación con Dios no ríe, ya Baudelaire (1989) demostraba
como la influencia religiosa limitaba el uso de la risa, la Regeneración con influencia católica
desaprobaba las peligrosas carcajadas producidas por la caricatura, “la risa es por lo general
privativa de los tontos, y que siempre implica en mayor o menor medida ignorancia y debilidad.”
(Baudelaire, Lo cómico y la caricatura, 1989, pág. 18). Un gobierno altamente intelectual no podía
reducir sus expresiones políticas a lo cómico y lo absurdo que representa, de ahí que la lucha de la
caricatura sea una manifestación para denotar la ridiculez de una clase política y un gobierno de
gramáticos que niega la risa. Esta última, es considerada diabólica “la risa y el demonio llegaron
simultáneamente con el descubrimiento de América, esto significa el fin de la inocencia.”
(González B. , 2008, pág. 73). La risa al no pertenecer a una esfera religiosa y sacralizada es
considerada como una expresión demoniaca que produce burla y degradación moral en los sujetos,
como ya se mencionó aquel individuo inspirado por la voluntad divina no ríe.
La persecución iniciada por el gobierno de Núñez en contra de periódicos contradictores y
críticos al gobierno fue manifestada en la ley 61 de 1888 la ley de los caballos. Como se mencionó
anteriormente la lucha de los regeneradores era en contra de las publicaciones catalogadas y
juzgadas según el presidente y el gobierno como inmorales y subversivas (Helguera, 1989). La ley
encabezada por Núñez fue blanco de las críticas de la caricatura, demostrando las estrategias
represivas usadas por el gobierno regenerador y la persecución que sufrían los periódicos: (Imagen
2)
Núñez con unas tijeras en la mano va cortando las cuerdas de las cometas que representan a las
empresas periodísticas. "¿Cuál de nuestras cometas se mantendrá más tiempo en el aire? Ya el hilo de
una fue cortado con tijera providencial" (González B. , 2002, pág. 284)
Las cometas fueron elevadas con al anhelo de libertad basados en una república que garantizara
la autonomía de los individuos, pero el gobierno que goza de plenitud religiosa con la bendición
divina, corta los hilos de la libertad y abruptamente caen las ansias de un Estado tolerante y
defensor de la libertad. La realidad es el suelo en el cual se entierran las ilusiones y el gobierno
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regenerador persigue indiscriminadamente todos los periódicos contradictores y deja volando
aquellos que reproducen las bondades del gobierno de Núñez y su alter ego Miguel A. Caro.
Al observar las caricaturas comprendemos con mayor fidelidad lo que fue la Regeneración y el
poder de los gramáticos en esta época del país, quienes conformaron este régimen autoritario,
represivo y tiránico en ocasiones, fundado en las tradiciones heredadas. La lucha política librada
en la prensa contra personajes como Greñas, ayudan a entender todas las características y disputas
políticas que surgieron alrededor del gobierno literario. La caricatura fue perseguida por la
Regeneración por su contenido satírico, por la idea que transmitía más que por la imagen misma
(González B. , 2008). El orden que se buscaba conservar era atacado por ideas que introducían el
caos a partir de la deformación de los gobernantes y con las grotescas representaciones se buscaba
hacer conciencia de la realidad del país en la sociedad.
El gobierno de la Regeneración estaba pensado como una ciudad de las ideas literarias en donde
los argumentos y la retórica importaban sin duda más que los emblemas, y una presentación grafica
de los hechos, como la caricatura, conducía fácilmente a extraer una impresión falsa. (Gombrich,
1999, pág. 181). Para los gramáticos era fundamental comprender la sociedad por medio de textos
ampliamente literarios, los textos emanados de la providencia y con interpretaciones sacras que
envolvían a la política y de otro lado, poseían una verdad indiscutible. El texto escrito suprime la
abstracción de los hechos, la ilusión de las verdades y las representaciones sociales, de modo que,
no se lleva al límite la imaginación del individuo, hecho que la caricatura exagera y el elemento
imaginativo con el que claramente se nutre busca romper la brusquedad del régimen. Las ilusiones
que liberan a los hombres de los temores son consideradas como una falsedad de la interpretación,
una distorsión del escenario político alejada de la realidad.
A los límites a la libertad impuestos por los gobiernos regeneradores se une suprimir las
manifestaciones de la imaginación, y destruir los sueños caóticos de los sujetos que son
considerados inmorales. Sin embargo, en El Zancudo se crea una caricatura que usa los sueños
para describir la disutopía y la esencia de la Regeneración. Sueños de un candidato (Imagen 3) es
una de las caricaturas más representativas de aquello que sería el placer onírico para el gobierno
regenerador, en especial para Miguel A. Caro. La burla realizada en esta caricatura es asociada a
los sueños de Caro, los verdaderos sueños humanos, los no divinos y sacralizados del intelectual.
Aunque con todos los elementos del cristianismo que santificaban su accionar en el mundo físico,
sus sueños eran una representación de lo que su inconsciente quería: bloquear la imprenta
(Guttember), fusilar, imponer los grilletes y a la manera de la inquisición, quemar los libros
sacrílegos de Jeremías Bentham, uno de los filósofos más atacados por los conservadores.
La candidatura produce ciertas fruiciones aún más deleitosas que el hatchist! […] El individuo que
mata debe morir, es asesino: - más si yo mato, se me debe canonizar: soy el gobierno […] El Estado soy
Yo43 (Arciniegas, 1975, pág. 128)
Aunque producidos en el inconsciente se transformaban en realidad debido a su tendencia por
lo familiar y conocido, comprendido por el consiente y manifestado en el mundo físico. Esos eran
43 Comentario de Greñas que acompaña la caricatura (Arciniegas, 1975, pág. 129)
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los sueños que describían la situación que atravesaba la sociedad colombiana, la persecución y el
carácter autoritario del gobierno Regenerador, la caricatura describía los hechos y realidades
políticas sin trabas pero siempre bajo un sentimiento cómico. Así era Caro, así lo representaba la
caricatura con el báculo y la corona cual rey hispano – católico defendiendo su presencia divina
en la tierra y su carácter autoritario. El leviatán en la tierra, el sueño de un candidato.
La tendencia a usar lo sueños en la caricatura, parte de su tendencia para producir el efecto
cómico, como se mencionó. Sin embargo esta se usó también “para justificar las incongruencias
de las narraciones simbólicas y gráficas, aquellos artistas eran aficionados a representar sus relatos
alegóricos como verdaderos sueño o visiones” (Gombrich, 1998, pág. 123). La caricatura
manifestaba la necesidad de la comicidad a partir de la sublimación de las ilusiones, los sueños y
la imaginación.
Los conservadores no sólo limitaron el uso de la imaginación y los sueños para describir el
mundo, también los sueños y visiones han sido características de un pensamiento católico y
conservador durante épocas. La diferencia entre los sueños puede ser descrita desde la concepción
divina del mismo, mientras para uno son las manifestaciones abstractas del inconsciente, para los
conservadores lo sueños eran visiones producidas por el poder de la providencia, del señor
supremo que se manifestaba en los sueños con el propósito de guiar sus discípulos hacia la
salvación. Los sueños admitidos por un régimen político religioso como la Regeneración, eran
aquellos productos de las visiones divinas. Sueños de un candidato manifiesta como un discípulo
cristiano como Caro no obtiene visiones divinas para gobernar, “[…] los revolucionarios
anticlericales estaban deseosos de demostrar que los dioses que sus oponentes veneraban eran
incapaces de proteger su honor” (Gombrich, 1999, pág. 194).
Se despliegan diversos elementos que hacen parte del Arsenal del caricaturista para producir
caricaturas con efectos políticos certeros. La lucha constante emprendida por el pensamiento
liberal en Colombia para evidenciar los errores y atropellos del régimen regenerador, describiendo
también el carácter utilitario que estos le daban a la religión y la iglesia, su poder no venía de la
divina providencia. Así se burlaron del “abandono” de Dios para demostrar cómo el proyecto de
Núñez y Caro en su alianza con la iglesia católica no era realmente un gobierno que pusiera a Dios
como eje central. La instrumentalización de la religión era una fuerte crítica construida por los
caricaturistas, esta era graficada en el sentido religioso otorgado al gobierno de potestad divina de
Rafael Núñez y no a Dios como el centro de una constitución y un proyecto político religioso. Las
caricaturas de Núñez sentado en un trono eclesial, adorado por Miguel A. Caro y su infaltable
escapulario para orar a la divina providencia gubernamental, lo explica de modo excepcional.
Era una constante representar a Núñez acompañado de su sequito, que en señal de humildad
ante la benigna presencia del presidente y padre de la Regeneración se hincaban sus rodillas en la
tierra para venerar su figura y este en su plenitud religiosa se comporta como todo un líder religioso
y político que con bendiciones y armas gobierna a Colombia y funda el orden en una República
invadida por el desorden liberal. En las caricaturas La función de los fantoches (Imagen 4) y Señor,
ten piedad de nosotros (Imagen 5) quedan demostrados estos atributos sacros otorgados a la figura
de Núñez como padre santísimo de la Regeneración.
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La caricatura despliega todo ese arsenal en contra del gobierno, la represión y el miedo. El
sarcasmo es un insulto cómico, oculto bajo una serie de grabados y líneas que conforman la imagen
caricaturizada. Este sarcasmo utilizado no niega, ni ataca la sociedad, es dirigido por los
caricaturistas contra la violencia y el mal representados por la Regeneración. Dentro de todas las
herramientas usadas para describir el proyecto regenerador de Núñez y Caro también describen lo
que Uribe Uribe denominó como las facultades Omnímodas de la Regeneración. La permanente
intrusión de la iglesia y el gobierno en todos los escenarios públicos y privados del individuo,
representan la facultad suprema del régimen político. Ocupar varios aspectos de la vida social es
la función del gobierno y la caricatura usa al cangrejo para representar al intelectual Miguel A.
Caro, todas las extremidades se ocupan de algún aspecto esencial para mantener el poder de la
Regeneración.
En la caricatura La Regeneración – Cangrejo (Imagen 6) demuestra claramente cómo Caro
utiliza el poder religioso, el rosario y los signos religiosos, el poder gramático representado en El
tradicionista periódico usado para fundar sus ideas conservadoras y reaccionarias. Pero además de
ello, se destaca la presencia de las cadenas y el grillete para controlar a sus opositores, desde lo
religioso, lo literario y la represión de facto: las cadenas. Sin embargo, la idea más poderosa que
transmite esta caricatura se encuentra al observar los pies de Caro:
El rostro está hacia el frente, para que se crea que marcha hacia adelante, como toda criatura racional,
a su perfección; pero sus pies lo desmienten; ellos están vueltos a retaguardia, al pasado, a la época de
mayor oscurantismo, de la dominación de la horca y el cuchillo, a los días de la santa ignorancia, de
odio a la letra, al libro, a la ciencia, a la dignidad, a la razón, al genio. (Arciniegas, 1975, pág. 126)
El cangrejo simboliza a la Regeneración como un régimen de retroprogreso, camina hacia atrás
y esa es la mejor manera de definir la disutopía de los regímenes conservadores de esa época. Con
la precisión que se establecían las fechas de publicación del periódico El Zancudo, esta caricatura
es lo suficientemente clara para evidenciar la tendencia por ir camino al pasado colonial. La
Regeneración conduce al gobierno por el camino del retorno al pasado, volviendo al legado por
nuestra “madre patria” España, la vía de la “utopía hacia atrás”.
Con esta caricatura se destaca uno de los elementos fundamentales para la caricatura política,
pues alude a todos los animales procedentes del zoo del dibujante. (Gombrich, 1998). Las
características animalescas con las cuales se puede asociar la figura de alguna persona, es de gran
uso por parte de los caricaturistas. Los animales representan una potente humillación de los
políticos para desenmascarar los vicios y pretensiones de poder que poseen, volver la política un
zoológico constituye una de las maneras como se adopta lo cómico en sentido político. Freud
(1991) comenta que esta forma de representación “puede volver cómica a una persona para hacerla
despreciable, para restarle títulos de dignidad y autoridad.” (pág. 180). Así lo demostraban las
caricaturas sobre la Regeneración, ni Dios podía protegeros de tan infames representaciones y
sobre todo de perder la dignidad ante los dibujos que comparaban a los regenerados con animales.
La lucha entre Marceliano Vélez y Miguel A. Caro es representada por Greñas con una gran
capacidad para buscar las semejanzas con animales de estos dos sujetos. Un parecido que no es
físico pero si de personalidad. Vélez todo burro que salta para alcanzar la candidatura mortuoria
que es controlada y depende exclusivamente de Núñez; Caro como un hábil primate utiliza todas
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sus extremidades y de la misma cuerda controlada por el presidente se aferra para alcanzar su
objetivo y coronarse como presidente de la Republica. (Imagen 7):
Greñas presenta a Miguel Antonio Caro básicamente como a un tirano piadoso, adornado con
rosarios y escapularios. A veces lo dibuja con grilletes y patíbulos, o le coloca la cabeza en un cuerpo
parecido a un cangrejo o a un alacrán. A veces lo presenta a él y al General Holguín como monos o
serpientes. (Helguera, 1989, pág. 132)
La gallera política (Imagen 8) es una muestra sintomática del escenario combativo de la política
en Colombia durante finales del siglo XIX. El enfrentamiento entre los miembros del Partido
Nacional, una disputa entre ellos para ocupar el glorioso puesto de sucesor de Núñez como
presidente de la Republica y jefe de la Regeneración. Caro preparado por Holguín quien además
afila sus espuelas, mientras que Carlos Martínez Silva se ocupa de poner en combate a Marceliano
Vélez. Todos miembros de la Regeneración, “son gallinas del mismo gallinero, que andan con las
mismas gallinas […] ambos son de un mismo gallinero […]” (Arciniegas, 1975, pág. 110). Este
último es Núñez quien expectante con tijera en mano, establece quien es su más fiel discípulo y
espera cortarle las alas o las aspiraciones políticas al perdedor de esta batalla. Esta caricatura
demuestra cómo las disputas por la presidencia se ejercían en una batalla al interior de los
regeneradores y su padre fundador era quien tomaba las decisiones. No existía participación alguna
de los liberales, todo el juego político era para un solo partido, para un mismo “criadero” de
gallinas.
Otra caricatura que representa la Regeneración fue Los vampiros (Imagen 9) caricatura de
Greñas donde demuestra la amplitud de su zoológico y la tendencia de la Regeneración y sus
hombres por desangrar la nobleza de Colombia, representada en una dama pura.
Estas representaciones animalescas son un arma de lucha contra la política, es la máxima
expresión de una caricatura política para confrontar al enemigo político. Es una “acción hostil que
se limita a una alteración del “parecido” de la persona. La agresión ha permanecido en la esfera
estética, y, así, reaccionamos, no con hostilidad, sino con risas.” (Kris, 1955, pág. 221). Su
propósito no es caer en las reincidencias de un constante conflicto armado y bélico con el cual se
combaten las ideas, la risa es el resultado para liberar, para combatir un régimen caracterizado por
la represión y la aniquilación de las libertades del individuo. “La risa nos debilita; quien ríe esta
indefenso. Cuando la risa nos domina y nos desarma […] (Kris, 1955, pág. 247). La caricatura
transforma a la risa como un arma mucho más poderosa contra las injusticias del poder político,
nos desarma en el sentido combativo y reaccionario pero nos carga de sentimientos lo
suficientemente placenteros como para afrontar un ambiente y un escenario político hostil.
La disputa por la presidencia descrita por las caricaturas se concluye con dos graficas en donde
se sigue destacando la importancia de Núñez en las elecciones. Núñez alzado por las bayonetas y
los militares (Imagen 10) es claramente demostrativo de la ley electoral en el país, sacara el lector
sus conclusiones al observarla. La caricatura que destaca es aquella en donde demuestra como la
candidatura de Caro es encaminada por Holguín y Núñez como una Agencia de trasteo, (Imagen
11) quienes se dirigen hacia el capitolio a coronar al nuevo presidente quien reparte la bendición
cual enviado de Dios en la tierra.
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Todas estas caricaturas son clara muestra del contexto político y de la preferencia de Núñez el
padre de la Regeneración para que uno de sus fieles discípulos sea su sucesor. La concepción
acerca de la importancia de Caro y Núñez en la época de la Regeneración queda aclarada y
reafirmada a partir de un análisis de las caricaturas producidas en la época. Por estos medios
gráficos comprendemos la proximidad de ambos sujetos y recalca la idea de que este proyecto
político no puede ser comprendido sin la presencia de ambos, tal como se manifestó al inicio de
este trabajo: La Regeneración conservadora y política de Núñez y Caro.
La caricatura colombiana adquirió un carácter estratégico para combatir el gobierno
conservador a finales del siglo XIX. Esta estrategia contra el pensamiento conservador usaba uno
de los elementos más llamativos dentro de este género, que presionaría con total convicción las
creencias religiosas de los individuos. Un signo claro que denota inicialmente el aspecto didáctico
de la caricatura fue la vinculación que realizó de la imagen a partir del carácter pedagógico con
que se utilizó la figura del diablo en la caricatura. (González B. , 2008, pág. 73). El carácter
diabólico es una de las representaciones clásicas de la gráfica política, con ella se pretende
demostrar la crueldad y la maldad de los gobiernos, así como la importancia de la permanente
existencia del mal, representando en Satán para que las sociedades y los individuos actúen.
Desde la antigüedad el ser maligno trasgrede las sociedades y los individuos, para comprender
lo bueno es necesario plantearse lo malo y el Diablo continúa viviendo siempre en nuestro
lenguaje, en las metáforas que usamos en expresiones de desaprobación, el aspecto político está
íntimamente ligado cuando se afirmar que un gobernante cruel es un verdadero demonio.
(Gombrich, 1999, pág. 184). Goethe ha demostrado en Fausto la necesidad de la existencia de
Mefistófeles para que aguijone e impulse siempre al individuo a obrar de manera correcta. (Goethe,
1997). La presencia del Diablo es fundamental para comprender todas las transformaciones
sociales y culturales de sociedades profundamente religiosas como la colombiana. En el país desde
el descubrimiento del continente el demonio llegó simultáneamente con la risa significando “el fin
de la inocencia”, (González B. , 2008, pág. 73) social y política, llegó el temor religioso para
arrebatarnos la tranquilidad, los anticlericales iniciaron una confrontación desde lo cómico para
vencer el miedo al Diablo.
Esta proximidad hacia lo diabólico en el arte, es especialmente de uso estético para revelar las
pasiones de las sociedades y los sujetos. Esta es una estética que plantea una exaltación a lo feo,
en donde la caricatura es representada como una carga de la fealdad sobre lo bello en sí mismo.
La estética de la fealdad rescata lo imperfecto, lo negativo y se convierte en un uso político cuando
devela los horrores del poder y del régimen político. Para el caso de la Regeneración en Colombia
los caricaturistas usan esta fealdad en sus imágenes para reafirmar que “todo sentimiento y
conciencia de la libertad embellece y toda falta de libertad afea.” (Rosenkranz, 1992, pág. 33). En
el siglo XIX la exaltación a la libertad es simbólica, en donde la búsqueda de la “dama de la
libertad” es un encuentro con el mundo estético con las sociedades que garantizan el derecho
supremo de la libertad.
Los gobiernos que limitan el sentimiento sublime de la libertad son los que afean las sociedades
y son dignas de una representación fea y diabólica, pues para ello el Diablo siempre ha estado
presente. Caricaturas como La Medusa (Imagen 12) de Alfredo Greñas representa claramente al
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Estado como un monstruo que ataca las libertades, destacando el estilo feo y horripilante
característico en estas representaciones. Además, se acentúa la concepción del Régimen de las
facultades omnímodas, en donde con todos sus tentáculos controla el escenario político con sus
macabros sequitos.
Era hermosa en un tiempo la nueva medusa, y un Dios – el pueblo – fascinado por aquella hermosura,
la llevo al templo de la República […] Desgraciado pueblo! República infeliz! […] La hermosa Medusa
robó su sabiduría, e ignorante la dejó, robóle la libertad, dejóla esclava; y aquel templo trocóse en
vandálica guardia! […] Y entonces la República indignada, dio a aquella cabeza una cabellera de
serpientes. Miradla bien, pero no os petrifiquéis! (Arciniegas, 1975, pág. 98)
Otra caricatura del mismo periodo, si bien no es de Greñas, permite ilustrar esta idea acerca del
carácter diabólico de las representaciones gráficas, así como la apelación a una estética de la
fealdad para representar el gobierno de la Regeneración. Darío Gaitán en el periódico El Mago44
representa El monstro, la Regeneración (Imagen 13) aquí se resalta la carencia de libertad y orden
con la policía secreta del gobierno rondando al monstruo, que al igual que la famosa representación
inglesa del Leviatán de Hobbes (Imagen 14), está compuesto por todos los personajes que
componen la obra regeneradora, sepultando a todos los políticos liberales y sobre todo al pueblo y
sus derechos.
Estas dos últimas imágenes nos permiten representar y apoyar la idea de una gráfica que utiliza
la sátira para demostrar el carácter autoritario del Estado. Estas representaciones realizadas por los
caricaturistas, destacan el sentido cómico otorgado a la caricatura, en donde la risa agrede a “la
persona caricaturizada, sintiéndose degradada, amenazada en su individualidad por la duplicación
de su imagen, desalojada de su secreto vergonzante.” (Paraíso, 1997, pág. 101). Una representación
del inconsciente, de los pensamientos oníricos y ocultos que constituyen una verdadera
representación de los sujetos, de sus pasiones y sentimientos profundos y diabólicos para lograr
legitimarse como referentes de un Estado y de un proyecto político. La humillación cómica y
grafica generó en aquellos aludidos, los padres de la Regeneración la persecución en contra de las
caricaturas y los caricaturistas. “El conflicto entre quienes hacían cabeza la tradición y los
herederos de la revolución liberal, reflejada en El Zancudo”. (Arciniegas, 1975, pág. 37)
La persecución de la cual fue víctima Alfredo Greñas era evidente, en 1892 Miguel Antonio
Caro era vicepresidente, y utilizando como pretexto algunos disturbios callejeros que se
presentaron en enero de 1893, hizo encarcelar a al caricaturista. (Helguera, 1989, pág. 132). Así
se confrontaba con una crítica hábil surgida del pensamiento liberal, contra la fuerza represiva del
Estado para controlar los agentes del caos y el desorden moral y político en la sociedad
colombiana. Para la Regeneración la caricatura constituía un peligro real, un arma que derrocaba
los gobiernos y los condenaba a la debacle política, el contexto político así lo sugería el gran
caricaturista francés Daumier, quien ayudó en la caída del trono de Luis Felipe. Esta relación con
el episodio francés encuentra en que los caricaturistas colombianos fueron encarcelados, multados,
y sus publicaciones clausuradas por el gobierno de la Regeneración. (González B. , 2008, pág. 78).
Con estos sucesos la caricatura representó la principal arma para el combate intelectual, gráfico y
44 Fundado por Alfredo Greñas en Bogotá, dedicado a la caricatura, la crítica y la política. En diciembre de 1897
Juan Ignacio Galves aparece como redactor y Darío Gaitán como grabador y dibujante.
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estético para confrontar los gobiernos que censuraban la libertad, antes todo pertenecía al terreno
de la literatura, como es el caso de Napoleón el pequeño de Víctor Hugo.
La Regeneración era para Greñas una amenaza al Estado liberal, igualitario y secular,
declarándose en oposición a este (Helguera, 1989, pág. 131), asumió las consecuencias que se
verían por representar por medio de la caricatura las opiniones de los liberales que apartados del
sistema político, se negaban a abandonar la opinión pública y los espacios del debate político. Ante
la experiencia francesa, Greñas venció los temores a la persecución, con el antídoto cómico
producido por su impresión gráfica y estética.
La caricatura más representativa de este periodo político conservador, es sin duda el Escudo de
la Regeneración (Imagen 15) caricatura que demuestra el sentido de la transformación social y
política propuestas por Núñez y Caro. La marcada alusión al carácter mortuorio, mezclado con los
adornos religiosos, revelando las “garras” con las que la Regeneración ataca la sociedad
colombiana. Ni libertad, ni orden son las características principales de esta época en Colombia, el
carácter autoritario y religioso de un régimen político, con esta imagen queda condensada la
realidad de una época relevante para el estudio de la política. Con esta caricatura todo el género
político de esta y los caricaturistas “fue perseguido en el siglo XIX con el cierre de las
publicaciones […] La persecución fue política, no por hacer parodias del escudo, sino por el
contenido de sus gráficas.” (González B. , 2008, pág. 77). Esta grafica critica contenía una fuerte
carga ideológica en las ideas que transmitían, imagen e idea se complementaban para atacar
cómicamente los gobiernos.
La caricatura colombiana de finales del siglo XIX al desarrollarse en un contexto conservador,
permitió que el pensamiento liberal se manifestara por medio de los dibujos. La carga ideológica
se comprendía a partir del reconocimiento a la libertad y la igualdad entre los hombres. La
caricatura fue usada como herramienta estética para confrontar por medio de ideas a los
intelectuales gramáticos. La caricatura es el arte gráfico del erudito del siglo XIX que trasmite las
ideas de acuerdo a métodos sarcásticos y que sutilmente introduce pensamientos suficientemente
revolucionarios para transformar toda una cultura social y política. El intento regenerador por
ordenar el Estado colombiano condujo a una época de total desgobierno que las caricaturas han
podido representar a través del arte cómico, descubriendo los vínculos sociales, especialmente
aquellos en donde intervienen actores políticos en su relación con el Estado.
La caricatura política suele “[…] ser arma social que mata por el ridículo, desenmascarando las
pretensiones de los poderosos” (Paraíso, 1997, pág. 99), con su agudo sarcasmo logra incomodar
a todos los individuos. Su estilo cómico rescata la risa de los individuos para confrontar el
gobierno, un estilo estético que reproduce la fealdad y lo diabólico como síntomas de la falta de
libertad. En Colombia este estilo ha sido característico durante toda la existencia de una caricatura
política, desde las primeras caricaturas y los grandes caricaturistas como Greñas, Urdaneta, Gaitán,
Rendón, Pepe Gómez han sufrido el señalamiento de los políticos. Su arma más poderosa es el
lápiz y producen precipitaciones de comicidad y risas que afectan los intereses políticos.
En Colombia el uso de la caricatura se hizo para atacar a los gramáticos que ocupaban el
gobierno, las leyes que se impusieron contra el talento literaria de escritores y poetas colombianos
71
se contrarrestaron con el arte gráfico que entre otras ridiculizaba, o se burló secularmente del
poder, porque no requería de un conocimiento técnico para conocer el objeto en cuestión. Se rompe
con la tradición literaria en donde saber leer es fundamental para comprender las publicaciones,
normas y escritos políticos y literarios producidos por Miguel A. Caro, Núñez y los demás
intelectuales de la política colombiana de finales del siglo XIX. Para percibir la situación política
en la cual estaba sumergido el país, no era necesario ser un erudito, simplemente se necesitaba
abrir la mente a los sentimientos y analizar las caricaturas a partir de la experiencia que nos
proporciona el sueño y el inconsciente para comprender la realidad de la situación.
La caricatura proporcionaba una facilidad para entender los hechos debido a la reducción en
una imagen de un periódico las vicisitudes de la realidad nacional, era la intuición la que guiaba a
los individuos para observar las imágenes y el contexto en el cual surgían y actuaban y plasmarlos
en un tabloide. Toda caricatura o […] dibujo de una cara humana, por muy torpe o pueril que sea,
posee por el mero hecho de haber sido dibujado, un carácter y una expresión, (Gombrich, 2002,
pág. 287) una idea de la situación, de los horrores de la Regeneración, de las cabezas de La Medusa
que con una raíz idéntica causaba obstáculos a la libertad. La caricatura y lo cómico hacen parte
de una entelequia para representar al Estado en la sociedad civil. El Estado como invención del
hombre es corruptible y su carácter ilusorio con el que ha sido creado, es develo cuando se le
agregan las características ideológicas necesarias para obtener el poder en un gobierno. Todo ello
depende de los elementos políticos, sociales, culturales, artísticos y estéticos con los cuales se
pretenda legitimar un régimen político y las reglas que establezca para conducir el Estado y la
nación.
Todos los conceptos con los cuales se pretende describir al Estado y el ordenamiento de las
sociedades son representaciones de las abstracciones. Nación, sociedad civil y el ordenamiento
jurídico son reguladores de conducta, basados en un ideal de Estado establecido en Colombia por
intelectuales. El poder de la gramática dotaba de sentido las ficciones políticas con las cuales se
gobernaba para suprimir del escenario político la diversidad, o el pluralismo, la tolerancia que fue
interpretada como caos por los conservadores. Los liberales radicales, con sus tendencias
modernizadoras, introdujeron la caricatura en Colombia influenciados en gran parte por la
experiencia del maestro Daumier en Francia, quien con las formas gráficas y satíricas sirvió de
emulación para las posturas marcadamente liberales en el contexto colombiano en la época de la
Regeneración.
Para la Regeneración el arte “verdadero” surgía de las letras y la palabra, solo la gramática era
considerada como una expresión artística diseñada para instruir moralmente las sociedades, un arte
noble que formaba seres virtuosos. Para Caro y Núñez la caricatura es peligrosa cuando incita al
rebajamiento moral de todos los individuos y ataca las tradiciones sociales:
Para él (Núñez), el arte, más que otra cosa, es un utensilio político que ha hecho uso con muy buena
pro. No hay para qué censurar una tendencia que está hoy día tan extendida, como es reducido el número
de los que adoran el arte por el arte […]. (Sanín Cano, 1989, pág. 18)
En contraste entonces, con la Colombia del siglo XIX, podemos asegurar que la
instrumentalización del arte reafirma la concepción del arte masificado en la era moderna, en
donde el arte no es portador de la esencia (aura) que transmite una idea que estimulan las
72
emociones de los individuos. Sin embargo, la caricatura, la risa y lo cómico representan una
estetización de las relaciones sociales y políticas al incurrir en las abstracciones inconscientes, en
los sueños y la emociones que definen un individuo social.
En los contextos en donde el poder político es ejercido de forma violenta y autoritaria, el arte
es excesivamente sintomático de la época, de las condiciones políticas en las que surgen,
condicionando el estilo de producción artística y las caricaturas para este caso, influyen en la
reacción en contra de las estrategias de los caricaturistas y en la evolución de su trabajo. El
rebajamiento moral usado por caricaturistas como Greñas, para atacar al régimen de la
Regeneración, representa la sublimación del efecto cómico que agrede los sujetos descritos en los
cuales se “realza la expresión global de lo sublime, un único rasgo en sí cómico que no podía
menos que pasar inadvertido mientras sólo era perceptible dentro de la imagen total”, (Freud, 1991,
pág. 191). La distorsión de lo sublime, de lo bello en sí mismo, otorga a la caricatura su poder
docto para luchar contra el poder político representado por los gramáticos en la Regeneración.
La caricatura contiene una idea con la cual la sátira y la burla realizada a los individuos es una
estetización de la fealdad. Esa degradación moral se hace con fines cómicos y estéticos para
dispersar los fastidios de tipo político, creando una aceptación risible de la fealdad en su entorno
social. Esta es un arma característica de la caricatura en un contexto político, en donde
cómicamente se naturaliza la realidad para que sea menos intensa:
En el amor y la guerra todo está permitido, y en el juego de la política había que estar a las duras y a
las maduras. Es esta nueva tolerancia en relación con el honor lo que el estudioso de la sátira no puede
dejar fuera de su ecuación. (Gombrich, 1999, pág. 208)
La importancia de la caricatura política para comprender la realidad parte de su simpleza, de la
reducción de las abstracciones con fines cómicos y estéticos. De esta forma le da un carácter simple
a lo bello, a la fealdad y a los complejos conceptos con los cuales se trata de definir el pensamiento
estético. “Lo cómico lleva a cabo una reducción de la energía mental, lo sublime exige un gasto
extraordinario de la misma […]” (Kris, 1955, pág. 204). Cuando simplifica las concepciones del
mundo político y estético, la caricatura adquiere notable influencia social, para construir, debatir
y criticar con objetivos sensibles las conductas de los individuos en el escenario en donde sus
representaciones emocionales adquieren sentido. Esta característica le otorga además, la
importancia social requerida para poder comprender las relaciones sociales a partir del arte y sus
manifestaciones literarias y gráficas. La caricatura expresa los conceptos artísticos y las relaciones
sociales, culturales y políticas para un público no especializado, contrario a la concepción literaria
de los intelectuales de la gramática.
Este estudio se concluye en la estetización de la política, en donde las herramientas artísticas
representan el faro que guía emocionalmente a los individuos. Los sueños y “la imaginación
lanzaron al hombre a la grande aventura que le ha hecho superior a las demás especies: el arte.”
(Sanín Cano, 2012, pág. 175). El arte comunica lo íntimo de las experiencias de los individuos, de
esta forma la política se ha nutrido de tales experiencias para constituir los Estados. La estetización
de la política es manifestada en los escenarios conflictivos, lo cómico y lo sublime, sirven un
objetivo común: el dominio de un peligro interior, (Kris, 1955, pág. 205) una amenaza manifestada
hacia el exterior y que afecta la construcción del Estado y la sociedad civil.
73
10. Conclusiones
Luego de este recorrido por el mundo estético y artístico es menester concluir describiendo el
sentido estético de la política, especialmente de la caricatura en el contexto abordado. Se debe
poner en discusión la capacidad del arte como característica que se desarrolla paralelamente al
saber estético y junto a todas aquellas manifestaciones artísticas conocidas como la literatura, la
pintura, la música entre otras, las que constituyen instrumentos del saber estético. La importancia
de la comprensión del arte a partir del sentimiento estético, evidencia que este es el resultado
obtenido de las manifestaciones de los sentimientos y anhelos del espíritu en búsqueda de lo bello
y lo sublime, de un conocimiento inspirado por el Ser y el Absoluto espiritual.
La caricatura y el efecto cómico son la representación de las abstracciones de aquello que
aparentemente carece de sentido, nutriéndose de las ilusiones y los sueños, sin embargo, el sentido
político de la caricatura es graficar con efecto cómico la entelequia que representa el Estado. Este
último es construido por aquellos que poseen el poder y lo fundan basados en los demás elementos
míticos e ilusorios, como la Nación, la libertad y el pueblo. Para describir la ilusión del Estado
también se han apelado a los elementos estéticos como la pintura, la música y la literatura. Esta
fue usada en la Regeneración para construir una identidad nacional basada en las tradiciones, la
gramática y la herencia española. El pensamiento liberal colombiano en la segunda mitad del siglo
XIX recurre al arte, para manifestar los intentos para modernizar el país el cual llevaron a cabo en
algunos aspectos de la vida económica, social y política. Además, la caricatura aparece como un
intento por modernizar el arte en sí mismo y la cultura durante el siglo XIX. Los conservadores
sólo lograron desarrollar la literatura y la gramática, su pensamiento de carácter ultramontano, no
utilizó la imagen por su contenido desmoralizante y en muchos casos considerado como
rebajamiento de la virtud de la sociedad, incluso denominado diabólico.
Aunque introducida por un conservador (Alberto Urdaneta), la caricatura no tuvo el desarrollo
estético requerido por el afán tradicionista y disutópico de los conservadores por retornar al
hispanismo. Los liberales en oposición, con su sentimiento cosmopolita, lograron introducir la
sátira pictórica y la burla cómica para elaborar oposición política al régimen conservador, tal como
lo hizo Daumier en Francia. Los liberales exacerbaron el uso de la caricatura, la sátira y lo cómico
sin temor, encontrando en la sociedad las mentes lo suficientemente libres para comprender las
características de las imágenes. Los conflictos y temores que destacan en la sociedad colombiana,
fueron fundados por la iglesia y la Regeneración, quienes suprimían la risa y lo cómico, por su
carácter degradante de la imagen de guías políticos y espirituales. El temor de los conservadores a
usar elementos cómicos, era el desprecio por reproducir las imágenes “diabólicas” que destruían
el honor y la virtud de las personas. Por tal motivo los conservadores solo desarrollaron la
autoridad de la gramática.
Sin duda alguna, la caricatura política producida en Colombia a partir de 1886 sintetiza todo el
proceso político de la Regeneración, las abstracciones y representaciones graficas con las cuales
los caricaturistas sustentaron sus obras, evidencian claramente la actitud autoritaria y la disutopía
del proyecto político de la Regeneración. Alfredo Greñas y su Zancudo logró convertir la
caricatura como arma para develar la realidad y combatir al régimen conservador, cuyo poder
ejercido a través de la gramática dieron cuenta del autoritarismo de Estado. Para responder
74
artísticamente a la propuesta conservadora, recurrir a la caricatura es la manera más sutil de lograr
transformar la sociedad, llegando a todo público por medio de las imágenes. De igual forma, el
efecto cómico de la caricatura inhibió el temor inspirado por la Regeneración y como un antídoto
apareció en el escenario político para luchar contra el gobierno y los lideres de este.
La caricatura representa una lucha contra el normativismo representado en los gramáticos
regeneradores, a partir de la sublimación de la estética de la fealdad. Resaltar lo feo es recurrir a
una digresión del concepto estético en donde lo bello es remplazado por lo feo para elucidar un
efecto sintomático del espíritu de la época, la carencia de libertad como fealdad en la
Regeneración. Es así como la búsqueda de la belleza de las sociedades políticas está encaminada
por establecer la libertad del individuo, es decir, una libertad social, intelectual y espiritual.
La guerra eleva la imaginación de los artistas creadores en búsqueda de la libertad,
determinando que el fin estético de la sociedad política sea alcanzar por medios disponibles, (el
arte) la manifestación y expresión intima de la individualidad humana, del Ser. Los anhelos por
retornar a la abstracción emocional para poder comprender y erigir una sociedad, son
representados en el escenario político, en donde el individuo puede manifestar libremente todas
sus emociones.
Con esta monografía hemos pretendido abrir caminos e igualmente derribar muchos prejuicios
para estudiar e investigar en la ciencia política, porque para el caso de los campos de la estética y
la política, apenas comienza a tolerarse este tipo de trabajos, en un medio donde se restringe en
ocasiones la mirada sobre los problemas de nuestro país. Al derribar las fronteras impuestas frente
a los conceptos estéticos y políticos, hemos pretendido demostrar la importancia de introducir los
elementos artísticos para estudiar y comprender las situaciones políticas de una época y de ese
modo, esta investigación busca incentivar otros escenarios de reflexión y análisis que involucren
la literatura, la música, el arte, el cine, relatos que nos brinda otras opciones para acercarnos como
lo describió Shakespeare, al drama de la humanidad por excelencia: al poder y a quienes lo ejercen.
El arte es una representación insuperable de la política, ambos elementos cumplen con el mismo
objetivo: alcanzar la libertad.
Espero convenceros de que esta materia es mucho menos ajena a la necesidad que al gusto
de la época, y de que para solucionar el problema político en la práctica es necesario tomar
la vía estética, porque el camino de la belleza conduce a la libertad.
Friedrich Schiller
75
11. Anexos
Imagen 1. Biografía de El Zancudo
Fuente: (Arciniegas, 1975, pág. 73)
76
Imagen 2.
Fuente: (Arciniegas, 1975, pág. 107)
77
Imagen 3. Sueños de un Candidato (Caro)
Fuente: (Arciniegas, 1975, pág. 129)
78
Imagen 4. La función de los Fantoches
Fuente: (Arciniegas, 1975, pág. 117)
79
Imagen 5. Señor, ten Piedad de Nosotros!
Fuente: (Arciniegas, 1975, pág. 151)
80
Imagen 6. Otro Conspicuo Cuasi-Excelencia o La Regeneración – Cangrejo
Fuente: (Arciniegas, 1975, pág. 127)
81
Imagen 7. San Pedro (Núñez, Vélez, Caro, Holguín)
Fuente: (Arciniegas, 1975, pág. 119)
82
Imagen 8. La Gallera Política (1er. Cuadro)
Fuente: (Arciniegas, 1975, pág. 111)
83
Imagen 9. Los Vampiros
(Los más Cercanos al Cuerpo de la Patria, Núñez, Felipe Angulo y Holguín)
Fuente: (Arciniegas, 1975, pág. 175)
84
Imagen 10
Fuente: (Arciniegas, 1975, pág. 131)
85
Imagen 11. Agencia de Trasteo
Fuente: (Arciniegas, 1975, pág. 139)
86
Imagen 12. Una Nueva Medusa
Fuente: (Arciniegas, 1975, pág. 99)
87
Imagen 13. El Monstro, La Regeneración
Fuente: Darío Gaitán, "El monstruo 'la regeneración'", en El Mago, n° 16, Bogotá, 27 de marzo de
1897. (González B. , Gráfica Crítica entre 1886 y 1900, 2002, pág. 306)
88
Imagen 14. El Leviathan
Fuente: (Hobbes, 2008)
89
Imagen 15. El Escudo de La Regeneración
Fuente: (Arciniegas, 1975, pág. 177)
90
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