el nuevo hollywood caps. 1 y 4

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El nuevo Hollywood Caps. 1 y 4

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    l nuevo ollywood

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    Paids

    Comunicacin

    in

    Coleccin dirigida por Josep Llus Fec

    ltimos libros publicados

    73. S. Kracauer - De Caligari a Hitler

    75. F. Vanoye - Guiones modelo modelos de guin

    76. P. Sorlin -

    Cines europeos, sociedades europeas 1939-1990

    78. J. umont-

    El ojo interminable

    80. R mheim - El cine como arte

    81. S. Kracauer - Teora del cine

    84. J. C. Carriere - La pelcula que no se ve

    86. Vicente Snchez-Biosca -

    El montaje

    cinematogrfico

    93. Nichols -

    La representacin de la realidad

    94. D. Villain -

    El encuadre cinematogrfico

    95. F. Albera comp. - Los formalistas rusos el cine

    96. P. W. Evans - Las pelculas de Luis Buuel

    98.

    A. Bazin - le n

    Renoir

    102. VV. AA. -

    Alain Resnais: viaje al centro de un demiurgo

    103. O. Mongin -

    Violencia

    cine contemporneo

    104. S. Cavell - La bsqueda de la felicidad

    106. R. Stam,

    R

    Burgoyne y S. Flitterman-Lewis - Nuevos conceptos de la teor

    del cine

    108. VV. AA. -

    Profondo Argento

    110.

    J.

    L Castro de paz -

    El surgimiento del telefilme

    111. D. Bordwell - El cine de Eisenstein

    113. J. Augros - El dinero de Hollywood

    114. R. Altman -

    Los gneros cinematogrficos

    117. R.

    Dyer -

    Las estrellas cinematogrficas

    118. J. L Snchez Noriega -

    De la literatura al cine

    119. L Seger - Cmo crear personajes inolvidables

    122. N. Bou y X. Prez -

    El tiempo del hroe

    126. R. Starn -

    Teoras del cine

    127.

    E. Morin -

    El cine o el hombre imaginario

    128. J. M. Catal -

    La puesta en imgenes

    129. C. Metz - El significante imaginario

    130. E. Shohat y R. Starn -

    Multiculturalismo, cine y medios de comunicacin

    131. G. de Lucas -

    Yida secreta de las sombras

    133. C. Metz -

    Ensayos sobre la significacin en el cine 1964-1968 , vol. 1

    134. C. Metz -

    Ensayos sobre la significacin en el cine 1968-1972 . vol. II

    145. A. de Baecque comp. - La poltica de los autores

    146. H. A. Giroux -

    Cine

    entretenimiento

    149.

    L.

    Tirard -

    Lecciones de cine

    15

    J.

    AA. VV. -

    El principio del fin

    152. V. J. Benet - La cultura del cine

    155.

    J.

    Aumont - Las teoras de los cineastas

    156. A. de Baecque y Charles Tesson comps. -

    Una cinefilia a contracorriente

    159. J. Ranciere -

    fbul cinematogrfica

    161. A. de Baecque comp. -

    Teora y crtica del cine

    162. T. Miller, N. Govil, J. McMurria y R. Maxwell El nuevo Hollywood

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    Toby Miller Nitin Govil John McMurria

    y Richard Maxwell

    l nuevo ollywood

    el imperialismo cultural

    a las leyes del marketing

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    Ttulo original: lobal ollywood

    Originalmente publicado en ingls, en 2001,por el British Film Institute, Londres

    Traduccin de Nria Pujol i Valls

    Cubierta de Mario Eskenazi

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares del copyright, bajo

    las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier

    medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, y la

    distribucin de ejemplares

    de

    ella mediante alquiler o prstamo pblicos.

    2001 Toby Miller, Nitin Govil, John McMurria and Richard Maxwell

    2005 de la traduccin, Nria Pujol

    i

    Valls

    2005 de todas las ediciones en castellano

    Ediciones Paids Ibrica, S. A..

    Mariano ub 92 08021 Barcelona

    http://www.paidos.com

    ISBN: 84-493-1757-6

    Depsito legal: B 19 07912005

    Impreso en Grfiques 92. S.A.

    Avda. Can Sucarrats, 91 - 08191 Rub Barcelona

    Impreso en Espaa - Printed in Spain

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    Sumario

    Agradecimientos / Nota sobre los autores

    9

    Introduccin

    11

    1 Historia de Hollywood imperialismo cultural y globalizacin

    31

    Historia de Hollywood 39

    Imperialismo cultural

    45

    Globalizacin: el GA

    TI

    la M y el Dilogo Financiero Global

    53

    Conclusin 61

    2 La nueva divisin internacional del trabajo

    65

    1 Libertad de entrada a los nuevos? 67

    2 Sin ayudas estatales? 68

    3 Existe una relacin entre el coste de la produccin

    y el consumo? 69

    4 Diversidad textual? 7

    Australia 92

    Italia 96

    La Repblica Checa 98

    Reino Unido

    Mxico 1 3

    Conclusin 1 5

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    8/85

    8

    3. El Hollywood coproductor .

    Economas de escala: culturas de dinero

    Coproducciones por tratado y Hollywood

    Gnero escala y provisin cultural . .

    Coproduccin por aportacin de capital

    Conglomerados europeos y Hollywood

    Conclusin .

    EL NUE VO HOL LYWOOD

    113

    120

    126

    131

    133

    143

    4. Los derechos en el Hollywood global . . . . . . . . . . . . 147

    opyright Leyendo dentro de la longitud de la cadena 156

    La compleja lgica de lo mismo: la piratera y los imperativos

    internacionales de Hollywood 168

    La labor de Hollywood en la poca de la reproduccin digital 176

    Conclusin 188

    5. Distribucin mercadotecnia y exhibicin 191

    Las condiciones de la mercadotecnia cinematogrfica 196

    Guardianes de los textos: posicionamiento playability

    y comerciabilidad . . . . . . . . . . 199

    Mercadotecnia de apoyo y dems . . . 210

    La respuesta de los estudios de pantalla 216

    Conclusin 220

    6. Pblicos . 223

    El ciudador 232

    Vigilancia 236

    Conclusin 249

    Conclusin . . . . . . . . . . 253

    Bibliografa 285

    ndice analtico y de nombres 335

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    1 Historia de Hollywood imperialismo

    cultural y globalizacin

    El imperialismo cultural es una perspectiva que se

    identifica mayoritariamente con los analistas izquier

    distas [...]

    por ello se menosprecia a menudo [...]

    porque supuestamente anula cualquier capacidad

    de los ciudadanos de resistirse o de apropiarse a su

    manera de los mensajes de la publicidad global o de

    la televisin de Estados Unidos,

    y

    presume adems

    que cualquier inquietud en materia de supervivencia

    cultural es fruto nicamente de la

    politica

    de las gran

    des potencias;

    y

    no en la misma medida de la de las

    naciones-Estado contra las minoras tnicas dentro

    de sus

    prop s

    fronteras.

    JOHN H.

    OWNING

    996 pg.223

    Vivimos en un momento concebido popularmente, en palabras de Eric

    Hobsbawm, como el triunfo global de Estados Unidos y su modo de vida

    1998, pg. 1). Desde una perspectiva muy distinta, Henry Kissinger llega

    hasta el punto de afirmar que

    la globalizacin

    es en realidad otra palabra

    para designar el papel dominante de Estados Unidos. Su empresa de con-

    sultada, Kissinger Associates, prev que esta era asistir al triunfo de Esta-

    dos Unidos en la batalla de los flujos de informacin mundiales, dominando.

    las ondas igual que en otro tiempo Gran Bretaa control los mares, cuan-

    do menos porque los

    americanos no deben negar el hecho de que, de todas

    las naciones en la historia del mundo, la suya es la ms justa, la ms tole-

    rante, la

    ms dispuesta a reafirmarse constantemente y a mejorar, y el mejor

    modelo para el futuro Rothkopf, 1997, pgs. 38, 47). El Wall Street our-

    n se complace en hacerse eco a bombo y platillo de la proclamacin de que

    Estados Unidos ingresa en el siglo XX en una posicin de dominio sin

    parangn que supera todo lo experimentado en el xx [...] La ideologa ame-

    ricana del libre mercado es hoy la ideologa mundial; y las industrias de

    In-

    ternet y de biotecnologa de la nacin estn siendo pioneras de las tecnolo-

    gas del maana Murray, 1999). Por ms penurias internas que haya en

    Estados Unidos en el ao 2000, el 74

    de los universitarios esperaban con-

    vertirse en millonarios, pero 44 millones de personas carecan de seguro m-

    dico), ejerce una influencia internacional que supera el alcance de otros re-

    gmenes, una supremaca de la que son claves la potencia militar y la cultura

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    EL NUEVO HOLLYWOOD

    popular. Adems, la velocidad a la que se puede extender la cultura por todo

    el mundo se est acelerando. Mientras que la radio tuvo que esperar cuaren

    ta aos para llegar a 50 millones de hogares, la televisin slo ha tardado

    treinta, e Internet ha alcanzado esa cifra en cuatro aos OIT, 2000a . Con la

    creciente homogeneizacin de la propiedad y el control y la rapidez con que

    se desarrollan las economas de escala, la capacidad para dominar el inter

    cambio de ideas se ha intensificado, y el Hollywood global es crucial para

    esta misin.

    El origen del poder de Hollywood se remonta a mucho antes de la histo

    ria del cine, hasta el complejo de comunicaciones culturales que ha venido

    siendo un componente integral del intercambio capitalista desde finales del

    siglo XIX. En la segunda mitad del siglo XX, los activistas en pro del tercer

    mundo, los artistas, escritores y economistas polticamente crticos han lla

    mado imperialismo cultural a este complejo. Hacia finales del siglo XX, es

    tuvo en boga pensar en ese poder en trminos de globalizacin, un trmino

    exasperantemente eufemstico cargado de deseo, fantasa, miedo, atraccin;

    y una imprecisin intelectual respecto de lo que se supone que describe Jac

    ka, 1992; 5, 2; Jameson, 2 00 . Hollywood aparece en prcticamente to

    das las descripciones de los efectos de la globalizacin

    l s

    de la derecha,

    las de la izquierda y las de la tercera

    v

    como un indicador flotante, una

    suerte de humo que surge de los fuegos econmicos de la exitosa cruzada

    que Estados Unidos ha emprendido para convertir el mundo al capitalismo.

    Cuestionamos esta floja descripcin de Hollywood en cuanto signo indica

    tivo de la globalizacin econmica porque no reconoce que los imperativos

    del Hollywood global son cruciales para la economa poltica contempor

    nea, y que tanto la estimulan como son estimulados por ella.

    que distin

    gue a Hollywood de otras industrias en el presente estadio de la expansin

    capitalista es su dominio sobre la nueva divisin internacional del trabajo

    cultural.

    Vamos a iniciar aqu la descripcin que se seguir en los siguientes ca

    ptulos acerca de cmo Hollywood reproduce y regula la NICL mediante su

    control sobre los mercados del trabajo cultural, la coproduccin internacional,

    la propiedad intelectual, la mercadotecnia, la distribucin y la exhibicin.

    La atencin que prestamos a las condiciones socio-espaciales que han hecho

    posible la NICL y la resistencia ante ella es una innovacin respecto de la

    versin dominante de Hollywood, que las considera un mero efecto pantalla

    de la lgica universal de la modernidad propia de la globalizacin. Mike

    Featherstone y

    SCOtl

    Lash sostienen que dicha posicin presume medidas

    de abstraccin sustanciales [...] [que] socavan y vacan [...] el sentido en la

    vida diaria. Nos resistimos a estos sesgos temporales y a su obsesin por lo

    efmero de la cultura visual con la esperanza de contar una historia que sea

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    HISTORIA DE HOLLYWOOD IMPERIALISMO CULTURAL Y GLOBALlZACIN

    sensible a los distintos poderes potenciales de los distintos jugadores que

    participan en [...] las luchas globales Featherstone y Lash, 1995, pg. 3 .

    Nuestro objetivo es incrementar el peso de las teoras existentes acerca del

    poder del Hollywood global, y modificar el pensamiento actual sobre las po

    lticas culturales, tanto las que lo hacen posible como las que se oponen.

    El primer capitalismo era un depredador de la existencia de los Estados,

    y las culturas se solan organizar en tomo a otros puntos de afinidad, como

    la religin o la lengua. Las redes de informacin y de comercio conectaban

    el Pacfico, Asia, el Mediterrneo y frica a lo largo del siglo xv La escla

    vitud, el militarismo y la tecnologa del imperialismo europeo borraron esas

    rutas. Las comunicaciones intracontinentales se basaron en Europa como

    conducto, y se siguieron nuevas ideologas, tales como la supremaca racial

    y la misin evangelizadora de la cristiandad Harnelink, 1990, pgs. 223

    224 . Las redes eurocntricas hacan circular los supuestos de los evolucio

    nistas sociales, no slo en su narcisismo, sino tambin en su bsqueda de

    una unanimidad que trabara el destino de la humanidad en direcciones y for

    mas de desarrollo singulares. Este discurso capacit a sus postulantes para

    observarse a s mismos en un estadio temprano de maduracin, investigan

    do la vida en el hemisferio sur, y para supervisar y coordinar lo que all ha

    llaron, manteniendo una orientacin hacia la uniformidad y optimizacin de

    la definicin humana, la consecucin y la organizacin Axtmann, 1993,

    pgs. 64-65 .

    La difusin cultural ha sido siempre internacional, pero la velocidad y

    profundidad de sus procesos parece estar aumentando Mann, 1993, pg.

    119 . Por esta razn, tal vez, las teoras de la globalizacin ponen el espacio

    y la velocidad en el centro tanto de las preocupaciones analticas como

    ern

    presariales: la teora social relaciona la comercializacin crtica con las prc

    ticas publicitarias en un alocado proceso parecido a la experiencia de con

    templar el combate climtico de una pelcula de accin y aventura. EI,capital

    se mueve a una gran velocidad, y prende en zonas y pases de un r r ~ p o -

    miscuo, y el modo en que se intercambian simultneamente materialesygen

    tes por todo

    elglobo

    esprouidamente asi.tntticoJSankowski, 1992, pg. 6;

    Rockwell, 1994, pg.

    Hl;

    Frow, 1992, pgs. 14-15 . Dicho de otra manera, el

    dominio militar del imperio sufrido por los nativos se experimenta hoy en da

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    EL NUEVO HOLLYWOOD

    de 1884. El tratado de Tordesillas reconoca la emergencia del imperio, el

    Papa medi en las rivalidades entre Portugal Espaa gracias a una bifur-

    cacin del mundo: la primera conceptualizacin de la que tenemos constan-

    cia del globo como emplazamiento de conquista

    explotacin. La confe-

    rencia de Washington estableci Greenwich como el meridiano del tiempo

    la cartografa, el mismo ao de la divisin imperial de frica en la confe-

    rencia de Berln. Esos acontecimientos marcaron efectivamente el mundo

    como emplazamiento de gobierno

    comercio interconectado Schaeffer,

    1997, pgs.

    2,7,10-11 ,

    Ycolocaron a Europa Occidental

    Estados Unidos

    en el epicentro dominante.

    El desarrollo irregular

    desigual del capitalismo ha ido en paralelo con

    la violenta cartografa de Tordesillas, Washington

    Berln. La acumulacin

    mercantilista

    el imperialismo de 1500 a 1800 vinieron seguidos de la era

    clsica del capital su Revolucin Industrial, basada en el uso de los recur-

    sos naturales para la manufactura del cobre, el acero y los carburantes. El

    desarrollo industrial del norte el cambio agrario fueron simultneos a la

    emigracin europea a las Amricas por mencionar los flujos de poblacin)

    y la divisin de frica y Asia que proporcionaban materias primas y mano

    de obra fruto de la esclavitud) Amin, 1997, pg. 1, x; Reich, 1999). La tec-

    nologa del cine la narrativa surgieron en

    tomo

    a la mis ma poca, a medi-

    da que Estados Unidos inventaba se apropiaba de una vasta seleccin de

    mquinas culturales: aeroplanos, la mquina de escribir, la luz elctrica

    el

    telfono. Las convirtieron en la autntica imagen del sueo o la pesadilla

    mecnica, dependiendo del lugar en que se hallara uno Grantham, 2000,

    pg. 13). Tambin se dieron transformaciones en la poltica colonial: Esta-

    dos Unidos se apoder de las Filipinas

    Cuba, los poderes europeos ocupa-

    ron frica

    se aplast la resistencia de los nativos americanos.

    Y,

    mientras

    se pisoteaban los derechos de los pueblos indgenas, se sincronizaban la ex-

    portacin comercial cultural

    la autoridad soberana

    se llevaban a la pan-

    talla un abanico de historias genocidas). Entre 1870 Y1914 tambin tuvo lu-

    gar un cambio econmico clave: la produccin global meditica por ao

    el

    intercambio creci ms del 3 por ciento; una cifra sin precedentes Hirst,

    1997, pg. 411). No es sorprendente que Bah u lIah acuara el trmino

    Nuevo Orden Mundial en 1873 citado en Calkins

    Vzina, 1996, pg.

    311). Como respuesta a esos desarrollos gubernamentales empresariales,

    los socialistas europeos estadounidenses, los sindicalistas los anarquis-

    tas formaron amplias asociaciones internacionales de trabajadores Herod,

    1997, pg. 167).

    Hacia la Segunda Guerra Mundial, el comercio internacional se centr

    1.

    George Bush padre tard casi un siglo en captar la idea.

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    HISTORIA DE HOLLYWOOD, IMPERIALISMO CULTURAL Y GLOBALIZACIN 35

    en los capitales nacionales, controlados

    por

    las naciones-Estado, El perodo

    de 1945 a 1973 supuso un interregno entre la era de los poderes imperiales

    en competencia y el advenimiento de la economa global Teeple, 1995,

    pg.

    57), a la vez que el rgimen internacional que se sigui de la Segunda

    Guerra Mundial estaba basado en la hegemona militar y diplomtica de Es

    tados Unidos articulada segn las necesidades expansionistas de sus corpo

    raciones, A medida que fueron creciendo otras economas, ocurri otro tan

    to con la independencia entre naciones, y entre las compaas dentro de las

    naciones, Despus de 1950, el comercio mundial estaba bajo el dominio de

    la trada Europa, Japn y Estados Unidos, cada uno de ellos con su vasto

    territorio de Estados satlites Jameson, 1996,

    pg.

    2). Entre 1950 y 1973,

    el comercio total se increment casi un 10 anual, y la produccin ms de

    un 5 , buena parte de ello en las naciones integrantes de la trada Hirst,

    1997, pg. 411). Mientras que las tcnicas modernas de manufactura se ha

    ban restringido en el siglo a Europa y al nordeste de Estados Unidos,

    empezaron a proliferar por todo el mundo, a medida que se le fue robando

    territorio al intelecto aplicado y a la ciencia Hindley, 1999; Reich, 1999).

    Polticamente, la Guerra Fra construy un mundo polarizado en dos ideolo

    gas totalitarias que combatieron

    por

    el control igual que haban hecho los

    imperios en los siglos anteriores. Dicha totalidad, que ocultaba otras dife

    rencias, alent la opinin de que el futuro iba a asistir al triunfo de uno de

    los polos Bauman, 1998, pg. 58). As, los expertos de nuestros das del

    l issez f ire celebran el deceso del Estado; esa sensacin de que la seguri

    dad policial antisovitica de los Estados Unidos de la contencin- ha sido

    desplazada por el entretenimiento, ya que la MTV ha llegado a lugares

    en los que la CIA no podra haber penetrado jams Gardels, 1998, pg. 21.

    Estados Unidos se ha convertido en un muy significativo exportador de ser

    vicios tales como la cultura popular a los otros integrantes de la trada. En

    1999, las cifras del sector privado de ventas de servicios a Europa Occiden

    tal ascendieron a 85 mil millones de dlares y las que se realizaron en el Ja

    pn a 30 mil millones Oficina de Representantes de Comercio de Estados

    Unidos,200Ic .

    El trasfondo de esta divisin tripartita es efectivamente complejo, y no

    era necesario hacerlo del modo en que se hizo. A partir de 1945, los gobier

    nos establecidos y emergentes formularon dos promesas histricas: garanti

    zar a) el bienestar econmico de los ciudadanos y b) su soberana poltica.

    A finales de la Segunda Guerra Mundial, la promesa del bienestar econmi

    co pareca localmente operativa, gracias a una gestin de los recursos y la

    demanda por parte del Estado y la creacin de industrias que sustituyeran las

    importaciones con productos de produccin nacional. La promesa de la so

    er n poltic requer un ccin intern cion l concert d p r conven-

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    EL NUEVO HOLLYWOOD

    cer a los poderes coloniales principalmente Gran Bretaa, Holanda, Blgi

    ca, Francia y Portugal de que deban concederles el derecho a la autodeter

    minacin mediante el nacionalismo a las mismas las gentes a las que haban

    esclavizado. Esta ltima se convirti en una poderosa ideologa de movili

    zacin poltica en cuanto supuesta precursora de la liberacin. Cuando la se

    gunda promesa fue un hecho, los gobiernos poscoloniales resultantes se

    comprometieron a cumplir con la primera. La mayora siguieron una indus

    trializacin sustituta de las importaciones lSI , las ms de las veces a travs

    de empresas estatales o en la estela de corporaciones multinacionales MNC

    que establecan una presencia local. Sin embargo, los Estados del tercer

    mundo sufrieron un subdesarrollo dependiente y fueron incapaces de crecer

    econmicamente. Su poscolonialidad

    poltica formal muy raramente se con

    virti en econmica aparte de algunos Estados asiticos que siguieron una

    industrializacin orientada hacia la exportacin EOl y una expansin ba

    sada en los servicios. La ISI de los aos cincuenta y sesenta vio crecer sus

    problemas y se fue desmantelando a partir de la dcada de los setenta y has

    ta nuestros das, una tendencia que aument en velocidad y en espectro con

    la erosin del socialismo de Estado.

    Con las crisis de los aos setenta, incluso aquellos Estados occidentales

    que contaban con una bourgeoisie con la suficiente formacin de capital

    como para permitir un sistema de bienestar basado en la estagflacin soca

    varon su capacidad de d r cobertura de empleo contra la inflacin. Conoce

    mos las consecuencias: El espacio de gestin econmica de la acumulacin

    del capital [ya no] coincida con el de sus dimensiones polticas y sociales

    Amn, 1997, pg. xi . Hoy en da, se supone que los gobiernos tienen que

    cumplir con las dos promesas ante sus votantes mediante una creciente so

    berana formal y el control de los mercados financieros, pero la ortodoxia

    neoclsica y las prioridades empresariales requieren la liberalizacin de los

    mercados internacionales del capital. La conclusin de todo ello es lo que

    The conomist

    da en llamar una trinidad imposible

  • 5/19/2018 El Nuevo Hollywood Caps. 1 y 4

    15/85

    HISTORIA DE HOLLYWOOD, IMPERIALISMO CULTURAL Y GLOBALlZACIN 37

    les internacionales que determinaran los mritos de un pas para la obtencin

    de crditos. En el mbito poltico, eso puso fin a la ISI y a la verdadera legiti

    macin de las economas nacionales, que fueron suplantadas por EOI y la

    idea de una economa internacional. Dado que las inversiones productivas

    eran menos provechosas que las financieras y que las compaas racionali

    zaban la produccin, los mundos de la mercadotecnia, el trabajo y la admi

    nistracin fueron concebidos de nuevo a escala internacional, y los servi

    cios, especialmente el entretenimiento, Se convirtieron en una categora

    crucial. Estados Unidos Seha convertido en un comerciante extraordinario;

    hasta llegar a la cifra de 3.400 millones de dlares en el ao 2000, un 15

    ms de exportaciones que el ao anterior. La expansin anual en comercio

    entre 1970

    y

    el 2000 tena una media del

    11,4

    ,

    comparada con el 7,8

    de

    crecimiento anual en Producto Nacional Bruto PNB). Estados Unidos tiene

    86 millones de puestos de trabajo en el sector privado de los servicios. Crea

    un dlar de cada siete del total de produccin mundial y exportaron 295.000

    millones en el ao 2000, produciendo 80.000 millones de dlares de exce

    dente en la balanza de pagos de la industria de servicios Oficina de Repre

    sentantes de Comercio de Estados Unidos,

    200la,

    pgs. 1,10,15 . El banco

    comercial para la industria meditica Veronis Suhler 2000)

    afirma

    que el de

    las comunicaciones ha sido el componente de crecimiento ms rpido de la

    economa estadounidense en los cinco aos anteriores a 1999 y que seguira

    siendo as hasta 2004.

    De este modo, el requerimiento de abandonar la ISI en favor de la EOI

    Importancia crecientedel eomen:ioen la ncuperacin deEstadosUnidos

    ot l de las import ciones y

    export ciones

    comoporcent je del valordel USGDP

    35 .

    3

    O 25

    20

    /

    \0 -f-=--- --t--- - --- - --i-- --1

    1970 1973 1976 1979 1982 1985 1988 1991 1994 1997 2000

    Bienes y servicios y pagos y beneficios sobre las inversiones

    - - Bienes y

    servicios solamente

    Figura 7. Fuente

    Oficina

    de

    Representantes

    deComercio de

    Estados Unidos

    2001.

    http://www.esnips.com/web/Moviola

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    38

    EL NUEVO HOLLYWOOD

    ha favorecido claramente a Estados Unidos. Sin embargo, cabe repetirlo, el

    corolario de un mercado abierto es que los gohiernos nacionales no pueden

    garantizar el bienestar econmico de sus ciudadanos. La capacidad crediti

    cia del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional FM1 ha for

    zado un viraje a partir del aprovisionamiento local de necesidades bsicas.

    Ha cambiado la direccin de las inversiones pblicas hacia sectores supues

    tamente dotados de una ventaja comparativa. En el mbito de la pantalla,

    eso significa que si tus trabajadores culturales ya no estn haciendo pelcu

    las rentables, no las hagas o sers castigado. As, la globalizacin no supo

    ne el fin de las desigualdades centro-periferia, la competencia entre Estados

    o la toma de decisiones en trminos de macroeconoma de las corporacio

    nes; slo recorta la capacidades del sistema estatal para controlar dichas

    transacciones, y relega la responsabilidad de la proteccin y el bienestar de

    la fuerza de trabajo a entidades corporativas multinacionales y a institucio

    nes financieras McMichael, 1996, pgs. 27-29; Marshall, 1996; Connelly,

    1996, pgs. 12-13; Wallerstein, 1989, pgs. 10-11 . En la siguiente seccin,

    examinaremos los corolarios de la micropantalla a la luz de estos aconteci

    mientos macrohistricos.

    Servicio de exportaciones de Estados Unidos

    1997 1998 1999

    2000 99 00 90 00

    xportaciones

    Miles de millones Cambio

    ded ares

    porcentual

    Total sobre la base

    de la balanza

    de pagos

    257,2 262,7 271,9 295,0 8,5 99,5

    Viaje

    73,4

    71,3 74,9

    84,8

    13,3

    97,2

    Pasajes 20,9

    20 1

    19,8 21,3 7,9 39,5

    Otros transportes 27,0 25,6 27,0 29,9

    10,7

    36,0

    Roya/ties y costes

    de licitacin 33,6 36,2

    36,5

    37,7 3,3 120 3

    Otros serviciosprivados 84,5 90,9 96,5 106,0 9,8 163,0

    Transferencias contractuales deven

    tas militares de EstadosUnidos 16,8 17,6 16,3

    14,5 -11,5 49,1

    ServiciosvariosdelGobierno

    de EstadosUnidos 1,0 0,9 0,9 0,8

    -4,2

    21 1

    ctualizado

    con los

    datos

    de

    enero noviembre

    de 2

    Figura

    8. Fuente: Oficinade Representantes de Comercio

    de EstadosUnidos,2001.

    http://www.esnips.com/web/Moviola

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    HISTORIA DE HOLLYWOOD, IMPERIALISMO CULlURAL Y GLOBALIZACIN 39

    Historia deHollywood

    Cuando Saddam Hussein escogi la globalmente

    conocida My Way de Frank

    Sinatra

    como la cancin

    de la fiesta de su

    aniversario no fue como conse-

    cuencia de la presin imperialista americana

    MICHAEL EISNER,

    citado en Costa-Gavras

    y otros, 1995,pg. 10

    Al abordar el conflictivo relato resultante de una perspectiva hist6rica

    acerca del capitalismo, nos encontramos con que el balance del comercio

    textual no siempre ha sido como en la actualidad: Francia lleg6 a vender una

    docena de pelculas a la semana a Estados Unidos a principios del siglo xx,

    en

    9l la

    mayora de las pelculas y buena parte de la tecnologa de pro

    ducci6n de pelculas de Norteamrica eran importadas, mientras que Italia y

    Francia dominaban la exhibicin en Latinoamrica. Por otra parte, la pro

    ductora cinematogrfica estadounidense Vitagraph produca dos negativos

    para cada bobina en 1907, uno para uso europeo y otro para uso nacional.

    Hacia 1909, las compaas norteamericanas podan contar con el mercado

    local para recuperar los costes, y adaptaban sus precios para la exportacin

    para competir en otros mercados. Las batallas legales

    por

    las patentes de c

    mara cinematogrfica en Estados Unidos durante los primeros aos del siglo

    pasado, que fueron monopolio de The Edison Company y de su patentada

    cmara Biograph,amenazaron la distribucin de pelculas extranjeras en Es

    tados Unidos a menos que las compaas no nacionales cedieran ante la re

    cin formada Motion Picture Patents Company MPPC . Hasta que sucum.

    bi6 a la legislaci6n anti-fideicomiso de Estados Unidos a principios de la

    segunda dcada del siglo

    xx,

    el cartel de la MPPC autoriz6 tecnologa cine

    matogrfica a los productores y proyectores a los exhibidores, La compaa

    permiti6 que se autorizaran a unos pocos productores extranjeros. En apa

    riencia, pareca que el cartel haba sido creado con el fin de disuadir a los

    advenedizos a la tecnologa cinematogrfica firm6 un acuerdo exclusivo

    con Eastrnan Kodak para que s6lo vendiera material virgen a los autorizados

    de

    bona fide

    En realidad, la MPPC pretenda contener el flujo de importa

    ci6n de pelculas extranjeras que dominaba las pantallas americanas en la

    primera dcada de 1900 Bowser, 1990, pgs. 21-36 . A esa tendencia hacia

    lo que Richard Abel 1999 llama, citando a Baudelaire, la americaniza

    cins

    del mercado nacional, contribuy la codificacin legal de las pelcu

    las en cuanto propiedad intelectual y las misteriosas confiscaciones de

    equipos

    franceses en las aduanas estadounidenses

    Grantham,

    2000, pg.

    44 . Desde entonces, la industria cinematogrfica de Estados Unidos ha

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    18/85

    40

    EL NUEVO HOLLYWOOD

    prosperado internacionalmente porque ha comprendido que la proteccin de

    la propiedad intelectual forma parte de la infraestructura que une a las com

    paas que, de otro modo, entraran en competencia, y porque ha sido un sir

    viente diligente del Estado. Hacia 1990, Estados Unidos suministraba alre

    dedor del

    8

    de la produccin cinematogrfica mundial Olson, 1999,

    pg. 60).

    Entre 1915 y 1916, las exportaciones de Estados Unidos ascendieron de

    los 10,973 millones de metro de pelcula a los 48,463 millones, mientras que

    las importaciones bajaron de 4,877 millones antes de la primera guerra mun

    dial a los 2,134 millones a mediados de los aos veinte. Coincidiendo con la

    aparicin de los largometrajes, Hollywood empez a vender a Asia y a Lati

    noamrica, barriendo prcticamente la produccin brasilea, por ejemplo,

    al comprar a sus distribuidores locales. El Departamento de Estado inaugur

    una seccin dedicada a la cinematografa en 1916. En 1918, el Congreso apro

    b la Ley Webb-Pomerene, que permita fideicomisos en el exterior que eran

    ilegales en el interior de la nacin. Ello autoriz un cartel de distribucin in

    ternacional durante los siguientes cuarenta aos. Los precios de exportacin y

    los trminos comerciales se determinaban centralmente en la Motion Picture

    Export Association MPEA), que tambin controlaba el sistema

    de

    licitacin

    a ciegas y el de reservas en bloque. Desde 1919, los ingresos del extranjero en

    traron a formar parte de los presupuestos de Hollywood. En 1920, los princi

    pales receptores de las exportaciones de Hollywood eran Gran Bretaa, Aus

    tralia, Argentina y Brasil, y el Gobierno Federal institucionaliz agregados

    comerciales en sus embajadas. Era muy propio de las retricamente no inter

    vencionistas administraciones republicanas del momento recunir a las finan

    zas de Estados Unidos, a la cinematografa y a la industria para conseguir sus

    objetivos polticos. Hacia 1930, las ventas en el extranjero proporcionaban en

    tre un tercio y la mitad de los ingresos de la industria cinematogrfica. Cuan

    do se estandariz el sonido, a los espectadores de habla no inglesa los corteja

    ron con los musicales, los estudios abrieron sucursales en los pases clave y

    crearon versiones de Jos xitos nacionales en lenguas extranjeras. La industria

    tambin consigui la integracin horizontal al vincular la venta de radios y

    grabaciones con las pelculas musicales: la msica de Estados Unidos ha sido

    a menudo precursora de los filmes norteamericanos.

    En

    1939, el Departamen

    to de Comercio estim que Hollywood suministraba el 65

    de las pelculas

    que se exhiban en todo el mundo Balio, 1993, pgs. 32-33; Grantham, 2000,

    pg. 53; De Grazia, 1989, pg. 57; Bjork, 2000; O Regan, 1992, pg. 313; Lit

    man, 1998, pg. 91; Ulff-Moller, 1999, pgs. 182-183; Hoskins y otros, 1997,

    pgs. 46-47; King, 1990, pgs. 10,22; Shohat y Stam, 1994, pg. 28; Armes,

    1987, pg. 48; Tunstall, 1981, pgs. 175,91; Harley, 1940, pg. 21).

    Naturalmente, parte de ese xito era debido al atractivo textual. En la

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    19/85

    HISTORIA DE HOLLYWOOD, IMPERIALISMO CULTURAL V GLOBALIZACIN

    41

    Italia de la dcada de los veinte y treinta, por ejemplo, Hollywood proyect

    una modernidad fabulosa que fascin a Mussolini. La belleza, la juventud y

    la riqueza emergan bajo el signo de la diversin. La mercadotecnia local

    exageraba los extraordinarios placeres de ese mundo, y sus diferencias con

    la vida tradicional italiana. Asimismo, la industria local quedaba refrenada

    por el crecimiento de la distribucin de propiedad estadounidense, los nue

    vos impuestos gubernamentales y la dependencia de la importacin de la

    tecnologa de Hollywood Hay, 1987, pgs. 66-71 . Adems, las dos guerras

    mundiales complicaron cualquier idea de transparencia narrativa, sofistica

    cin gerencial o preferencias de los consumidores globales que explicaran el

    dominio americano. Los conflictos de 1914-1918 y de 1939-1945 provoca

    ron que las producciones nacionales de los distintos pases europeos se ra

    lentizaran o quedaran canceladas. Haba todo un abanico de existencias del

    inventario norteamericano que estaban a la espera de sus espectadores en

    los cuatros aos siguientes a 1945, se enviaron 2.000 largometrajes a Italia

    mientras el desarrollo de la industria naviera de Estados Unidos mejoraba la

    infraestructura de los transportes. La MPEA se refera a s misma como al

    Pequeo Departamento de Estado en los aos cuarenta, tan isomorfos

    eran sus mtodos y su ideologa con los criterios y la poltica de Estados

    Unidos. Tambin fue la era en que el Cdigo de Produccin autorregulador

    de la industria adjunt a su extravagante letana de ansiedades sexuales un

    requisito del otro Departamento de Estado: vender el modo de vida ame

    ricano a todo el mundo. El productor Walter Wanger 1950 anunci a bom

    bo y platillo la combinacin de lo que dio en llamar el Pato Donald y la di

    plomacia en calidad de Plan Marshall para las ideas [...] una verdadera

    Atenas de celuloide 444 , que significaba que el Estado necesitaba ms a

    Hollywood que a la bomba

    446 . El compulsivo desmantelamiento de

    las instituciones cinematogrficas del Estado entre los poderes del eje redun

    d en provecho de los planes de Hollywood basados en programas polticos

    antifascistas y anticomunistas que aseguraban que los regmenes derrotados

    abandonaran la legislacin proteccionista en materia cinematogrfica y

    aceptaran el grueso de la produccin hollywoodiense que se haban perdido

    durante esos aos. No obstante, y pese a toda su retrica acerca de la pura

    competencia, el Gobierno de Estados Unidos haba dedicado recursos masi

    vos a generar y sostener su sector privado en la industria cinematogrfica en

    inters de la ideologa y el dinero.

    Mientras tanto, con los beneficios amenazados en casa con las leyes an

    timonopolio y el advenimiento de la televisin, el mercado mundial cobr

    una gran importancia para Hollywood durante los aos cincuenta. inte

    gracin vertical mediante la propiedad de la produccin, la distribucin y la

    exhibicin podan haberse declarado ilegales en el mercado nacional, pero

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    42

    EL NUEVO HOLLYWOOD

    no a escala global. Gran Bretaa y Latinoamrica fueron los importadores

    ms lucrativos de Hollywood hasta los aos setenta. En ambos casos, el re

    troceso econmico y el hecho de no haber invertido en nuevas salas dismi

    nuyeron la asistencia. Como consecuencia, Hollywood se inclin

    por

    nue

    vas formas de explotacin comercial interna como, durante la dcada de los

    setenta, el descubrimiento del pblico afroamericano y la emergencia de

    la

    blaxplotation

    Tras la recapitalizacin y la adquisicin de los estudios

    por

    parte de multinacionales que podan repartir el riesgo entre distintas ac

    tividades empresariales

    desde la extraccin de minerales a las inmobilia

    r i s se desarrollaron estrategias para hacerse con el pblico mundial. El

    gobierno y la industria de Estados Unidos crearon nuevos carteles para ven

    der las pelculas en todas partes, y se establecieron agencias especiales para

    el frica anglfona y francfona. La American Motion Picture Export Com

    pany of Africa de Hollywood, por ejemplo, control las salas de cine de las

    antiguas colonias britnicas a partir de los aos sesenta, cuando en el conti

    nente se proyectaban alrededor de 350 pelculas al ao, tal vez la mitad de

    ellas americanas Armes, 1987, pg. 49; Mattelart, 1979, pgs. 194-208; Dia

    w r 1992, pg. 106; Balio, 1998 a, pg. 61; Ukadike, 1994, pg. 63; Sama,

    1996, pg. 150 .

    En fecha tan temprana

    como

    1912 Ios exportadores de Hollywood co

    braron conciencia de que all donde viajaban sus pelculas, se creaba de

    manda de otros productos estadounidenses. En la dcada de los veinte, el se

    cretario de comercio Herbert Hoover elogi la industria por presentar ideas

    intelectuales e ideales nacionales, por sus ingresos por comercio y en

    cuanto poderosa influencia en bien de los productos americanos. Su apoyo

    a las ayudas estatales a las industrias que se proponan exportar result ser

    crucial. El por aquel entonces jefe de la MPAA, Will Hays, que trabajaba en

    estrecha colaboracin con Hoover para garantizar que los estudios operaran

    como cartel de distribucin en ultramarque tratara con los recalcitrantes po

    deres extranjeros, le dijo a la agencia de publicidad de J. Walter Thompson

    en 1930 que cada metro de pelcula americana vende manufactura ameri

    cana

    por

    valor de un dlar en algn lugar del mundo. Hacia finales de la d

    cada de los treinta, las historias de mercadotecnia heroica

    por

    la vinculacin

    del cine y las ventas eran legin, como las del nuevo mercado javans para

    mquinas de coser americanas como consecuencia de una proyeccin en

    que aparecan las condiciones de las fbricas americanas, el estilo de vida

    hollywoodiense y la preferencia de los brasileos por los bungalows que re

    medaban la lujosa vida de Los ngeles. Wanger incluso se manifest en-

    cantado ante la huelga de los estengrafos parisinos en protesta por la dife

    rencia que exista entre sus condiciones de trabajo y las de los oficinistas que

    haban observado en las pelculas americanas, el impacto de lo que l dio en

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    HISTORIA DE HOLLYWOOD, IMPERIALISMO CULTURAL Y GLOBALIZACIN

    43

    llamar

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    22/85

    EL NUEVO HOLLYWOOD

    que se exhiban a lo largo del Imperio presentaran modos de vida y formas

    de conducta que no eran tpicamente britnicas. Al ao siguiente, el peri

    dico Daily Express expresaba su preocupacin ante el hecho de que la

    exposicin de los jvenes britnicos a los productos de entretenimiento de

    Estados Unidos los estaba convirtiendo en ciudadanos americanos tempo

    rales citado en De Grazia, 1989, pg. 53 . La Oficina de Clasificacin Ci

    nematogrfica Britnica insista en que las pelculas de Hollywood estrena

    das en las posesiones imperiales deban seguir la norma de que los

    hombres blancos no aparecieran en un estado de degradacin en un entorno

    nativo citado en Barker, 1993, pg. 11 . La lista de lo que no haba que

    hacer

    y

    aquello con lo que haba que ser cuidadoso en la industria de 1927

    instrua a los productores acerca del imperativo de evitar la descripcin de

    la religin, la historia, las instituciones, sus notables y la ciudadana bajo

    una luz desfavorable y se contrataba a extranjeros para que vetaran las pro

    ducciones potencialmente ofensivas. Los britnicos insistan en la no repre

    sentatividad de Cristo, por lo que estuvo ausente en

    Los ltimos das de

    Pompeya The Last Days of Pompeii, E. B. Shoedsack, 1935 , mientras que

    Samuel Goldwyn lamentaba que el nico malvado que nos atrevemos a

    mostrar en la actualidad [19361es un blanco americano citado en Harley,

    1940, pg. 23 YSiegfried Kracauer 1949, pg. 56 sostena que la industria

    viva permanentemente en el temor de arriesgar sus ingresos en ultramar

    p r

    culpa de una representacin engaosa. Por otra parte, en los aos cuarenta se

    amenaz a los japoneses con utilizar el estereotipo narrativo de presentarlos

    como criminales si no permitan el acceso de los filmes de Hollywood a sus

    pantallas. La Espaa de Franco abraz con entusiasmo el sesgo procapita

    lista de Hollywood a la vez que abjuraba de sus pelculas proobreristas, an

    tifascistas y libertarias. Las uvas la ira The Grapes

    Wrath,

    J.

    Ford,

    1940 , Ser o no ser To Be or Not

    Be, E. Lubitsch, 1942 , El gran dicta-

    dor The Great Dictator, C. Chaplin, 1940 , Con faldas y a lo loco Sorne

    Like

    Hot, B. Wilder, 1959 y Qu verde era mi valle How Green Was

    My Valley,

    J.

    Ford, 1941 se consideraban peligrosas y algunas de ellas ni si

    quiera pudieron verse antes de la muerte de Franco en 1975, mientras que el

    pasado como miembro de las Brigadas Internacionales de Orson Welles fue

    eliminadode

    La

    dama de Shanghai

    The Lady

    Shanghai, O. Welles, 1948

    Wanger, 1950, pg. 445; Bosch y Del Rincn, 2000, pgs. 108-109, 111 .

    El poder de Hollywood desencaden respuestas tanto por parte de la de

    recha como de la izquierda. Los progresistas europeos admiraban a Estados

    Unidos por su modernidad secular, su igualitarismo y su capacidad de cam

    bio, pese a que lamentaban su racismo, su capitalismo monopolista y la ex

    plotacin de clase y sus corolarios acerca de la cmara. La derecha se senta

    inquieta ante las cualidades mestizas de las contribuciones afroamericanas y

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    23/85

    HISTORIA DE

    HOLLYWOOD

    IMPERIALISMO CULTURAL Y

    GLOBALlZAcrN 45

    judas a la cultura popular Wagnleitner y May, 2000, pgs. 5-6). Tras la Se

    gunda

    Guerra

    Mundial, la reaccin generalizada contra los discursos de mo-

    dernizacin subray el papel de los medios de comunicacin capitalistas en

    cuanto

    componentes

    cruciales en la fo rmaci n de las mercan cas, la cultu

    ra de masas y la organizacin econmica y poltica del tercer mundo. Entre

    los ejemplos se incluan la exportacin de los productos y la infraestructura

    norteamericana en materia cinematogrfica as o oel dominio americano

    de la tecnologa internacional de com unicaci ones Nigeria, por ejemplo,

    cre un primer vnculo con la televisin estadounidens e a travs de la com

    pra

    de equipos, que co nll ev ab a la ven ta de pro gramas, gneros y formatos

    [Owens-Ibie, 2000, pg. 133]). Los crticos afirmaron

    que

    la retrica del de

    sarrollo mediante el mercantilismo era la responsable de la deceleracin del

    crecimiento

    econmico

    y la privacin de los derechos de la cultura local,

    con la emergencia de clases dirigentes en las naciones dependientes

    que

    ni

    camente ejercan su poder a costa de confiar en el capital y la ideologa ex

    tranjeros. En erln Occidente A Foreign Affair, B. Wilder, 1948), un con

    gresista estadounidense se refiere al apoyo

    econmico

    que se prest a

    Europa

    en la pos guerra en los siguientes trminos: Si les das comida, es de

    mocracia. Si dejas las etiquetas pegadas, es imperialismo.

    Tena

    razn, y

    las quejas se iban a hacer or con voz an ms alta.

    mperialismo cultural

    mrica no slo est interesada en exportar sus

    pelculas Tambin est interesada en exportar

    modo de vida

    GILLES JACOB, director del Festival de Cine de

    Cannes, cit do

    en

    ulture Wars,

    99

    Estados Unidos constituy un temprano exponente moderno del senti-

    miento imperialista anticultural, constructor de

    una

    nacin. Herman Melvi

    lle e xp res su firme oposicin a la devocin indiscutible que el establish-

    ment

    literario norteamericano de principios a

    mediados

    del siglo

    XIX

    expresaba ante todo lo ingls, especialmente Shakespeare. Melville cuestio

    naba la compatibilidad de

    esa

    cultura importada, eurocntricamente servil,

    con los esfuerzos

    por

    llevar el republicanismo a la literatura. Pese a lo cual,

    su p rop ia obra es un tropo de Shakespeare Newcornb, 1996, pg. 94). A

    mediados del siglo XIX cuando se estaban negociando los primeros tratados

    internacionales sobre copyright en el continente europeo, Estados Unidos se

    neg a proteger las obras literarias extranjeras; una actitud beligerante que

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  • 5/19/2018 El Nuevo Hollywood Caps. 1 y 4

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    46

    EL NUEVO HOLLYWOOD

    hoy en da se denunciara como prctica pirata. En cuanto importador neto

    de libros que pretendan desarrollar un patrimonio literario nacional

    un literatura americanas-s-, Washington no estaba interesado en exten

    der su proteccin a las obras extranjeras que fueran susceptibles de perjudi

    car los beneficios de sus propios impresores, editores y autores. Es esta

    combinacin de agradecimiento y

    r ss nt m nt

    lo que caracteriza la relacin

    de

    las culturas de importacin y las de exportacin, en la que el gusto y la

    dominacin

    v rsus

    la eleccin de mercado y el control cultural constituyen

    antinomias torpes. Tambin caracteriza la relacin dependiente del desarro

    llo, una leccin que Estados Unidos aprendi rpidamente y utiliz para ha

    cer a los dems lo que les haban hecho a ellos.

    No obstante, Estados Unidos haba alcanzado un dominio internacional

    poltico-econmico hacia finales de la Segunda Guerra Mundial. La consi

    guiente exportacin de modernizacin ignor el modo en que se haba defi

    nido la verdadera vida de lo moderno en la experiencia colonial e interna

    cional, tanto distinguiendo la metrpoli de la periferia como importando

    ideas, modas y personas de vuelta al centro. En los aos cincuenta, la mo

    dernidad fue designada como una compleja imbricacin de desarrollo in

    dustrial, econmico, social, cultural y poltico, hacia el que avanzaban

    pro

    gresivamente todos los pueblos del mundo. Los descubridores y garantes de

    este discurso fueron los cientficos, polticos y economistas del primer mun

    do, la mayora de ellos asociados a las universidades, los institutos de in

    vestigacin, las formaciones y corporaciones de Estados Unidos o a las or

    ganizaciones internacionales. Entre las premisas de esta modernidad se

    contaban el sentimiento de camaradera nacionalista y la soberana indivi

    dual y estatal como hbitos de pensamiento. El ruego diario apelaba a un

    individuo moderno que no cayera en la tentacin del marxismo-leninis

    mo. El desarrollo precisaba del desplazamiento de las normas particu1aris

    t so de la tradicin mediante mezclas ms universalistas de lo moderno,

    como parte de la creacin de una sociedad orientada hacia el xito Pye,

    1965, pg. 19 . La lograda importacin de tecnologas mediticas y de for

    mas de comunicacin por parte

    de

    Estados Unidos fue pregonada como

    componente crtico en esta figura replicante, a medida que se form a los

    sectores de lite de la sociedad para que fueran ejemplares y lderes para una

    poblacin ms amplia que se consideraba atascada en formas de pensa

    miento atrasadas y folclricas y carentes de la confianza en las organizacio

    nes internacionales que se requera para la modernizacin.

    La teora del imperialismo cultural desafiaba comprehensivamente este

    modelo solipsista e inviable. Aparte del narcisismo no reconstruido del pue

    blo llano, sus preceptos rechazaban la divisin del trabajo internacional

    existente y el xito de los poderes imperiales y comerciales al anexionar Es-

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    HISTORIA DE HOLLYWOOD, IMPERIALISMO CULTURAL Y GLOBALIZACIN 47

    tados y/o sus fuerzas laborales. Pese a

    que

    los tericos de la difusin y otros

    esgrimieron modelos de neomodernizacin que

    er n ms

    localmente sensi

    bles a los conflictos en torno a la riqueza, la influencia y el estatus, no estu

    vieron a la altura de las teoras crticas del desarrollo dependiente, el subde

    sarrollo, el intercambio desigual, la historia de los sistemas mundiales, las

    relaciones centro-periferia y el imperialismo cultural y de los medios de co

    municacin. Dichas crticas radicales a la modernizacin capitalista com

    partan la opinin de

    que

    la transferencia de la tecnologa, la poltica y la

    economa se haba hecho inalcanzable, d do

    que

    la emergencia de las mul

    tinacionales corporativas uni a negocios y gobierno en la regulacin de los

    mercados de mano de

    o r

    barata, la produccin de nuevos consumidores y

    la garanta de regmenes flexibles Reeves, 1993, pgs. 24-25, 30 . El desa

    rrollo de las tesis del imperialismo cultural durante saos sesenta argu

    ment

    que

    Estados Unidos, en cuanto lder de las exportaciones mundiales

    para pantalla, estaba transfiriendo su sistema de valores dominantes a los

    dems, con la correspondiente disminucin de la vitalidad y la posicin de

    las lenguas y las tradiciones locales que amenazaba la identidad nacional.

    Las ltimas dcadas de la hegemona cultural de Estados Unidos han

    sido atribuidas al control de las agencias de noticias, la publicidad, los estu

    dios de mercado y de l opinin pblica, el comercio de pantalla, la tecno

    loga, la propaganda, las telecomunicaciones y la seguridad Primo, 1999,

    pg. 183 . Inevitablemente, ha habido reacciones. La implicacin de Esta

    dos Unidos en las guerras acaecidas en el Sudeste Asitico durante los se

    senta conllev crticas

    por

    sus intervenciones militares contra las luchas de

    liberacin nacional. Dichas crticas se dirigieron cada vez ms a sealar los

    vnculos entre los complejos industriales militares y de comunicaciones y

    los modos en que las corporaciones multinacionales en materia de comuni

    caciones y cultura inspiraban una poltica exterior y una estrategia militar y

    permitan una

    m yor

    expansin de dichas multinacionales, que considera

    ban que tenan una influencia y un poder considerables. No eran sas preo

    cupaciones relativas nicamente al tercer mundo. En la Mondiacult 1982, la

    conferencia sobre produccin cultural que se celebr en Mxico D. F., el mi

    nistro de cultura francs Jack Lang hizo la siguiente observacin:

    Esperamosque esta conferencianos brinde la ocasin para que los pue

    blos, a travsde sus gobiernos,hagan un llamamientoen favor de una resis

    tenci

    cultur l genuin

    un

    verd der cruz d

    contr est domin cin con-

    tr

    ll memos

    l s cos s por sunombre este imperi lismo fin nciero e

    intelectual.

    Citadoen Mallelart y otros, 1988,pgs. 19-20

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    48

    L NU VO HOLLYWOO

    Pese a que las connotaciones izquierdistas de esta retrica no fueron uni

    versalmente bien recibidas, su fervor moral reson amplia e intensamente,

    su eco se hace sentir en la actualidad en los pases de Europa Occidental.

    La Asociacin de Naciones del Sudeste Asitico elabor una declaracin

    durante la dcada de los noventa en la que apelaba a una respuesta unida

    ante el fenmeno de la globalizacin cultural con el fin de proteger

    hacer

    progresar los entraables valores asiticos

    y

    sus tradiciones que estn ame

    nazados por la proliferacin de los contenidos mediticos occidentales ci

    tado en Chadha

    y

    Kavoori, 2000, pg. 417). Esos Estados estn atrapados

    entre el deseo de controlar las representaciones

    las lenguas a partir de cri

    terios religiosos

    raciales

    sus compromisos financieros con el intemacio

    nalismo Hamilton, 1992, pgs. 82-85, 90; Fitzpatrick, 1993, pg. 22).

    A partir de este complejo teln de fondo, los estudios ms notables pro

    cedentes de las observaciones de la crtica del imperialismo cultural se han

    centrado en el control que Estados Unidos ejerce sobre los medios de co

    municacin mundiales, el papel de las agencias de prensa intemacionales, el

    flujo de los programas de televisin, los valores locales frente a los corpora

    tivos, la exportacin de los productos norteamericanos para pantalla de los

    sistemas de distribucin, y el dominio norteamericano de la tecnologa in

    temacional de comunicaciones de su infraestructura. Otra de las principa

    les reas de trabajo ha deconstruido la retrica del desarrollo por medio del

    mercantilismo, especialmente en el sect?r de la publicidad, que se cre para

    desalentar el asentamiento de recursos para la industrializacin Reeves,

    1993, pgs. 30-35; Roach, 1997, pg. 47; Mowlana, 1993).

    Durante la dcada de los sesenta los setenta, el discurso del imperialis

    mo cultural hall una voz en el Movimiento de No Alineados y en la UNESCO

    una irona, dado la dura lucha que Estados Unidos haba librado tras la Se

    gunda Guerra Mundial para que la Organizacin intensificara el impacto de

    los medios de comunicacin de masas

    los flujos de informacin [Sewell,

    1974, pgs. 142-143]). En la dcada de los setenta, la UNESCO fue presidida

    por el francs l n Maheu

    el senegals Amadou Mahtar M Bow, quienes

    crearon la Comisin MacBride para investigar los problemas culturales

    de

    comunicacin ocasionados por los flujos Norte-Sur

    el poder. En la misma

    poca, los pases del tercer mundo presionaron por la creacin de un Nuevo

    Orden Internacional de la Informacin, el NWICO, que se hizo eco de las

    apelaciones a un Nuevo Orden Econmico Mundial

    de la revisin de un

    dilogo Norte-Sur. La Comisin MacBride seal en 1980 la necesidad de

    una distribucin igualitaria del espectro electrnico, la reduccin de los cos

    tes postales para los textos internacionales, la proteccin ante el cruce de las

    fronteras de los satlites e insisti en el papel de los medios de comunica

    cin en cuanto herramientas del desarrollo y

    de la democracia,

    y

    no del co-

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    HISTORIA DE HOLLYWOOD, IMPERIALISMO CULTURAL Y GLOBALlZACIN 49

    mercio. Siguen celebrndose mesas redondas anuales e r ~ del legado de

    la Comisin MacBride, pero la insistencia por parte de Estados Unidos en el

    paradigma del libre flujo fue una exitosa respuesta a las estrategias y las pe

    ticiones del NWICO Mattelart y Mattelart, 1998, pgs. 94-97; Roach, 1997,

    pg. 48; Mowlana, 1993, pg. 61)). La UNESCO ha dejado de ser el empla

    zamiento crtico para el debate del NWICO. Tanto Estados Unidos como

    Gran Bretaa retiraron la financiacin y el apoyo a la UNESCO en 1985 con

    el argumento de que estaba ilegtimamente politizada, extremo supuesta

    mente evidenciado a partir de su denuncia del racismo sionisla y de su apo

    yo a la intervencin estatal contra la hegemona de la prensa privada. La d

    cada pasada ha asistido al distanciamiento de los burcratas de la UNESCO

    del NWICO con la esperanza de acallar dichas crticas. La ONU tambin ha

    minimizado su anterior compromiso con el Nuevo Orden Gerbner, 1994,

    pgs. 112-113; Gerbner y otros, 1994, pgs. xi-xii).

    No es sorprendente, pues, que las apelaciones al

    NW O

    hayan perdi

    do influencia en los registros polticos e intelectuales a partir de entonces.

    La

    postura del NWICO era vulnerable a todo tipo de crticas dada su inade

    cuada teorizacin de: el capitalismo, la condicin poscolonial, las relaciones

    de clase internas e internacionales, el papel del Estado y el poder de media

    cin de la cultura indgena;

    en virtud de su complejo frott ge un pluralis

    mo que insista en la equivalencia relativista de todas las culturas y desafia

    ba al chauvinismo, pero iba a contrapelo de una ecuacin poderosamente

    distintiva de la identidad nacional con las formas culturales Schlesinger,

    1991, pg. 145). En una reveladora adaptacin, la

    ONU

    empez a patroci

    nar amplias conferencias internacionales a finales de los noventa,

    como

    el

    Foro Mundial de la Televisin, a promover asociaciones entre gerentes co

    merciales de los medios de comunicacin, empresarios e inversores de Es

    tados Unidos y de Europa y sus equivalentes, ms pobres, de frica, Asia y

    Latinoamrica. As, aunque la UNESCO apoya la iniciativa Pantallas sin

    Fronteras 2 que pretende facilitar el reajuste del movimiento de los

    intercambios de informacin Norte-SUD) bajo la rbrica de la calidad y el

    servicio pblico, por ejemplo, anima a las cadenas del primer mundo a emi

    tir programas cuyo fin no es el de crear un producto para la venta; hasta este

    proyecto fue aprobado siempre que no se pagara de los presupuestos de la

    UNESCO Tricot, 2 ) ) ).

    Tambin existan limitaciones a los anlisis del imperialismo cultural de

    la cultura trasplantada, que tendan a concentrarse en Hollywood en un mer

    cado, aislado de las otras regiones, o a adoptar una postura realmente totali

    zante, que no es lo bastante consciente de las especificidades O Regan,

    1992, pg. 75). La cuestin de la adaptacin a los gustos del consumidor es

    particularmente crtica aqu, tal como se pone de manifiesto en la capacidad

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    50

    EL NUEVO HOLLYWOOD

    de fusionar elementos importados de la cultura popular con elementos ind

    genas por ejemplo, el juju nigeriano y el afrobeat para redescubrir y re

    modelar una herencia mediante intersecciones con gneros musicales -

    portados. Se han dirigido crticas a la MTV Asia, por ejemplo, debidas a la

    preponderancia de material occidental en su programacin. Sus directivos

    defendieron que no se trataba de una cuestin de precios, sino de la lgica

    de la comunicacin: las audiencias saudes y taiwanesas podan sentirse

    alienadas ante la plasmacin de lo extranjero de la cultura de cada una de

    ellas en la pantalla, pero estaban familiarizadas con el internacionalismo

    del producto americano. Asimismo, cuando Rupert Murdoch compr la casa

    matriz de la STAR TV, insisti en que el xito de una programacin autc

    tona quedaba en entredicho en China, Indonesia e India Reeves, 1993,

    pgs. 36, 62; Fitzpatrick, 1993, pg. 22; Heilemann, 1994, pg. Survey 12 .

    Parte del valor que cobra la forma de mercanca cultural consiste en que

    tiene larga vida y puede ser reciclada para ajustarse a nuevas circunstancias.

    Tal como Liberace expres en una ocasin: Si interpreto a Chaikovski, in

    terpreto sus melodas y dejo a un lado sus luchas espirituales [...] Tengo que

    saber cuntas notas puede tolerar mi audiencia citado en Hall y Whannell,

    1965, pg. 70 . Dada la frecuencia con que lo que damos en llamar cultura

    presenta una reivindicacin de discriminacin esttica y no de intercambio

    monetario, la cultura es a la vez la clave para el comercio textual internacio

    nal y uno de sus factores limitantes. La tica, el afecto, la costumbre

    y

    otras

    formas de conocimiento permiten y restringen al mismo tiempo los procesos

    de mercantilizacin Frow, 1992, pgs. 18-20 . As, la General Motors, pro

    pietaria de la General Motors Holden de Australia, tradujo su jingle perri

    tos calientes, bisbol, pastel de manzana y Chevrolet por pastel de carne,

    ftbol, canguros y coches Holdens para el mercado australiano. Ese extre

    mo puede considerarse indicativo de la paradigmtica naturaleza de lo na

    cional en una era de compaas globales, o el requisito de la referencia a lo

    local para todo lo que pretenda hacer algo con puntos de encuentro entre lo

    cultural y lo econmico. A fin de cuentas, la venta es siempre local. Por otra

    parte, el hecho de que la enorme compaa de posproduccin alemana Das

    Werk cree una filial de produccin cinematogrfica en Espaa y la llame

    42nd

    tr tx

    indica su ambivalencia

    y

    la fuerza que sigue ejerciendo Esta

    dos Unidos en cuanto ndice del entretenimiento capitalista, sea cual sea su

    origen HopewelI, 2001 .

    La

    versin NWICO del imperialismo cultural tambin corre el riesgo de

    encubrir los intereses de las burguesas emergentes que pretenden progresar en

    su propio poder de mercado bajo el signo del alegato en favor de la autodeter

    minacin nacional cultural. Dicha estructura rechaza la NICL,

    y

    la desplaza

    junto con el problema de la identidad cultural nacional. Eso alent a los teri-

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    HISTORIA DE HOLLYWOOD, IMPERIALISMO CULTURAL Y GLOBALIZACIN 51

    ros del imperialismo cultural a aboga po r las interpretaciones jerrquicas y li-

    mitadas de la cultura como fenmenos discretos y muy legitimados que, como

    no tardaron en descubrir, servan primordialmente como justificacin de la as-

    fixiante estrechez de miras creada y controlada

    por

    los burcratas de la cultura

    Matterlart y Mattelart, 1992, pgs. 175177; Roach, 1997, pg. 49). Tambin

    dejamos de tener presente la NICL si identificamos automticamente los efec-

    tos econmicos de la globalizacin co n sus efectos culturales Golding y a-

    rris, 1997, pg. 5). Porque entonces percibimos slo las oposiciones superfi-

    ciales, como la que el columnista de finanzas neoliberal Lexingtonx 2000)

    discierne en el placer y la tristeza de la pokemonmana contra la globofobia.

    En lugar de limitar nuestro pensamiento a una opcin entre la falsa con-

    ciencia o la polisemia, la divergencia de dimensiones mundiales de las tareas

    de interpretacin y juicio de los espectadores de cine debe llama nuestra aten-

    cin

    respecto del modo

    en

    que la NICL interacta co n las diferencias de gus-

    to incluso cuando regula su reproduccin. Efectivamente, las inquietudes re-

    lativas a las confrontaciones locales con la NICL se suelen expresa en

    trminos de preocupacin por los efectos espurios que puede tener sobre las

    culturas nacionales o regionales o las identidades que pueden ser, a su vez, r -

    presivas o fantasmagricas. En

    pasado, los que se oponen a

    la

    crtica del im-

    perialismo cultural han tomado en consideracin esas inquietudes de un

    modo nicamente superficial, argumentando que esas preocupaciones, y el

    proteccionismo cultural que stas inspiran, derivan de un puritanismo que

    niega los aspectos liberadores de buena parte del entretenimiento norteameri-

    cano

    pala

    las rgidas estructuras de clase es famosa la cita de Federico Felli-

    ni en la que equiparaba Amrica, la democracia [oo ] Fred Astaire [citado en

    Hay, 1987, pg. 64 Cuando los cines nacionales se niegan a abordar el cine

    de Hollywood desde la misma distancia con que lo observan otros, pretendien-

    do en cambio imitarlo --especialmente el ciclo i oy de los ailos ochenta en

    Indonesia, co n su cultura juvenil de coches veloces y sirvientes anglfonos-

    estn fundiendo elementos importados de cultura popular con el trabajo cultu-

    ral autctono. En cambio, esa adhesin a los textos importados de Hollywood

    podra reelaborar la identidad cultural,

    como

    en el cine irlands, o actuarcomo

    amortiguadores contra el impacto de las importaciones culturales cuya cerca-

    na resulta incmoda, o cuando los paquistanies prefieren la diferencia

    con Es

    tados Unidos a la similitud

    con

    India Sen, 1994, pgs. 64, 73, 129130; Roe-

    kett y otros, 1988, pg. 147; O Regan 1992, pg. 343). Una vez ms, pensar

    la identidad en trminos estrictos nos llama a engailo respecto de la normati-

    vidad de la

    NICL

    y del modo en que las prcticas culturales se generan y re-

    producen de maneras que facilitan la anexin fluida del trabajo cultural.

    Diferencia y sensibilidad a la especificidad cultural pueden

    ser

    un medio

    ms hacia la homogeneizacin de la produccin cultural y su incorporacin

    http://www.esnips.com/web/Moviola

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    52

    EL NUEVO HOLLYWOOD

    a la NICL. Los neoconservadores que hacen proselitismo de lo plural suelen

    confundir la lgica con sus apelaciones simultneas a que la historia de mi

    graciones de Estados Unidos y su contemporaneidad constituyen una forma

    nica de transparencia narrativa por otro nombre, complejidad mnima de

    los dilogos que posee un atractivo universal, dado que su polisemia est al

    alcance de las lecturas indgenas, pese a que nos digan que esas narrativas

    abordan nicamente temas universales y

    que el mismo Estados Unidos ex

    cluye las cinematografas de otras naciones porque son completamente an

    glo-insulares Olson, 1999 .

    En contra de la idea tan en boga de que la globalizacin erradica la dife

    rencia en una dialctica de homogeneizacin/integracin cultural

    versus

    he

    terogeneidad/fragmentacin, Featherstone defiende que debemos cuestionar

    a quin sirve la globalizacin 1990, pgs. 1-2 . Seguimos insistiendo aqu

    en el poder de Hollywood ms all de las coordenadas geogrficas de la

    NICL. Tal como lo expres Herbert Schilter, el componente mediaculturaI

    en una economa desarrollada y corporativa apoya los objetivos econmicos

    de sectores industriales-financieros decisivos porejemplo, la creacin y ex

    tensin de la sociedad de consumo 1976 . Dicha observacin debe con

    trarrestar retricas encantadoramente hiperblicas como la afirmacin de

    Masao Miyoshi en el sentido de que la formacin de una red altamente

    compleja que cruce fronteras nacionales de produccin y distribucin in

    dustrial transnacionalizacin invalida en buena medida las disputas acerca

    de los excedentes y los dficit comerciales 1993, pg. 745 . En u res

    puesta mordaz a esta p x mun o imaginada, los trabajadores culturales po

    dran rerse alegremente y replicar: S, claro.

    En cierto modo, existen en la actualidad tres variedades distintas de dis

    curso imperialista cultural. En primer lugar, frica, Oriente Prximo y La

    tinoamrica siguen debatiendo acerca de la participacin y el control de la

    democracia local. En segundo, los principales poderes econmicos de Euro

    pa Occidental aducen la necesidad de construir un paneuropesmo que con

    trarreste las fuerzas homogeneizadoras de la americanizacin. Y tercero, los

    gobiernos de los antiguos Estados socialistas de Europa Central y del Este

    pretenden desarrollar sociedades civiles con medios de comunicacin priva

    tizados Mowlana, 1993, pgs. 66-67 . No cabe mejor ilustracin de la du

    rabilidad de los anlisis imperialistas culturales. En la actualidad, tal vez la

    principal fuerza que opera en bien del imperialismo cultural y por el domi

    nio geogrfico de Hollywood sobre la NICL sea la OMC Organizacin

    Mundial del Comercio establecida en 1955 a partir del General Agreement

    on Tariffs and Trade GATT-Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros

    y Comercio .

    http://www.esnips.com/web/Moviola

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    HISTORIA DE HOLLYWOOD, IMPERIALISMO CULTURAL Y GLOBALIZACIN

    53

    Globalizacin el GATI la

    OMC

    el Dilogo Financiero Global

    Si los gobiernos de la Comisin Europea se preo-

    cuparan realmente

    r

    las preferencias culturales de

    sus ciudadanos les concederian la libertadde ver y es-

    cuchar las obras que ellos eligieran; si estuvieran

    realmente inquietos r la herencia cultural de la na-

    cin estimularan la distribucin de una programa-

    cin en la que se reflejara dicha herencia. Jack Golod-

    ner presidente del Departamento para Empleados

    Profesionales Federacin Americana de AFL ClO.

    AFL-CIO, 1994, pg. H6

    Desde su creacin a finales de los aos cuarentacomo uno de tantos nue

    vos protocolos internacionales en materia financiera y de comercio, el

    GA

    T

    encamaba en trminos contractuales las normas de prosperidad eco

    nmica surgidas de la Primera Guerra Mundial: no discriminacin, regula

    ciones codificadas controladas fuera del terreno de los Estados soberanos

    individuales y multilateralidad. Nacido a partir de la lgica del crecimiento

    del evangelismo en Norteamrica

    para

    el que los mtodos industriales es

    tandarizados, la produccin a gran escala y una infinita expansin de los

    mercados generaran la recuperacin econmica y el desarrollo de los detri

    tos de la Segunda Guerra Mundial en Europa del Este y cancelara el riesgo

    de un viraje hacia el marxismo-leninismo--, el GATT contribuy a rees

    tructurar el capitalismo. El General Agreement era un eco paradjicamente

    burocrtico de la economa neoclsica,

    que

    rechazaba los intereses naciona

    les de miras estrechas y la intervencin estatal en favor del libre comercio.

    Los funcionarios operaban como puritanos a las rdenes de un destino inte

    lectualmente manifiesto

    que

    los llevaba a desmantelar bloques comerciales

    a restringir las interrupciones en bien de los supuestos ritmos naturales de

    la oferta y la demanda tal como vienen determinados

    por

    la soberana del

    consumidor y la ventaja comparativa,

    Estados Unidos pretendi cubrir inmediatamente el cine, posteriormen

    te la televisin, aunque sin xito. Un acuerdo firmado en

    948

    el Acuerdo de

    Beirut, eliminaba los costes de los derechos de aduanas de la autorizacin

    para las importaciones audiovisuales educativas, pero no para los textos

    considerados culturales o populares Marvasti, 2000, pg. 108 n. 3 porque

    los europeos mantuvieron, en contra de Estados Unidos, que esos textos

    para pantallas eran servicios, no mercancas. En todo caso, las exportaciones

    norteamericanas se incrementaron rpidamente. Incluso durante la dcada

    de los cincuenta, cuando Gran Bretaa era el nico pas con un volumen pa-

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    54

    EL NUEVO HOLLVWOOD

    recido a la proporcin de televisin nacional que tena Estados Unidos, no

    tard en convertirse en un cliente primordial de las programaciones nortea

    mericanas. Eso estableci una tendencia al dficit de la financiacin de los

    materiales estadounidenses basados en las ventas exteriores

    que

    le oblig a

    seguir presionando por la apertura de los mercados Tunstall y

    Machn,

    1999, pg. 26; Jarvie, 1998, pgs. 38-39; McDonald, 1999). Aunque en

    1961 tuvo brevemente un panel de programas televisivos, el GATI fue re

    conociendo lentamente el comercio de servicios - TlS-Trade in Services

    Comercio de Servicios: entretenimiento, finanzas, salud y otras industrias

    no productivas, no manufacturadas y de no subsistencia). Ello era

    debido, en

    parte, a que los frecuentes intercambios no relacionados con objetos que ca

    racterizan el aspecto humano del sector los restaurantes, por ejemplo) no

    eran precisamente susceptibles de ser conceptualizados y enumerados. Sin

    embargo, a medida que los poderes occidentales fueron viendo cmo el ca

    pital se les iba en manufactura, pretendieron convertirse en exportadores ne

    tos de servicios descubriendo maneras de abrir el rea a la vigilancia buro

    crtica. La Declaracin de Punta del Este de septiembre de 1968 inici la

    Ronda de Uruguay del GATI que iba a durar siete aos. Ah se coloc al

    TlS

    en el centro de las negociaciones del

    GA

    por

    primera vez,

    la

    presin que ejercan Estados Unidos siempre el principal representante en

    las negociaciones) al servicio de los cabilderos de American Express, Citi

    bank,

    mM

    y Hollywood Loeb, 2000, pg. 308; Sjolander, 1992-1993, pg.

    54

    n.

    5; Grey, 1990, pgs. 6-9).

    Una dcada despus, el

    TlS

    representaba el 60

    del PlB en las econo

    mas de mercado industrializadas IMECS) y

    ms

    de un cuarto del comercio

    mundial. En 1999, el

    TlS

    total mundial estaba valorado en 1,350 billones de

    dlares, y Estados Unidos era el responsable del 38,8 .

    entretenimiento

    era uno de los subsectores significativos. Tras el fracaso de Estados Unidos

    en su intento por incorporar las industrias culturales al Acuerdo de Libre Co

    mercio de 1988 con Canad, sus diplomticos y sus funcionarios de comer

    cio intentaron impedir los planes norteamericanos relativos a cuotas de im

    portacin de textos audiovisuales. La ley estadounidense engloba la libertad

    de expresin a travs del acceso a los medios de comunicacin; excusa que

    adujo la Unin para implantar cuotas de pantalla sobre los textos de panta

    llas estadounidenses, as como para seguir afirmando que la pantalla no es

    un bien sino un servicio. La directiva de Estados Unidos Televisin Sin

    [dentro de Europa Occidental] Fronteras adoptada en 1989 y enmendada

    en 1997) se mostraba particularmente colrica ante el lmite anual en textos

    importados

    por

    naciones miembro al 49 del tiempo de emisin OMe

    2000; Theiler, 1999, pg. 558; McDonald, 1999). Pero los intentos de Es

    tados Unidos de que la Ronda de Uruguay del GATT acabara con estos con-

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    HISTORIA DE HOLLYWOOD, IMPERIALISMO CULTURAL Y GLOBALlZACIN 55

    troles se enfrentaron a la oposicin prcticamente universal en nombre de

    la soberana cultural, con una significativa participacin de Canad, Japn,

    Australia, ms toda Europa y el tercer mundo. Dicha posicin equipar las

    industrias culturales con la proteccin del medio ambiente o de los ejrci-

    tos, en cuanto esferas que existen ms all del neoclasicismo: su impacto

    social no puede reducirse a un precio. En 1993, miles de artistas europeos,

    intelectuales y productores firmaron una peticin en los principales peri-

    dicos para que la cultura quedara exenta de la mercantilizacin sin cortapi-

    sas del

    G TI

    Van Elteren, 1996a, pg. 47), en lo que se conoci como el

    debate Cola y Zola Kakabadse, 1995). La coalicin de 1993 se opuso a

    la idea de que el

    G TT

    garantizara el acceso abierto a los mercados de pan-

    talla, con el argumento de que la cultura es inalienable no comerciali-

    zable).

    Para los crticos de Estados Unidos, sin embargo, los derechos cultura-

    les ocultaban la proteccin de industrias deficientes y un dirigismo anticua-

    do Kessler, 1995; Van Elteren, 1996b; Venturelli, 1998, pg. 61). Estados

    Unidos se remiti a una posicin de laissez faire manteniendo que la reve-

    lacin de las preferencias de los consumidores debera ser el factor decisivo

    para determinar quin posee ventajas comparativas en la produccin de cine

    y televisin; de si Los ngeles o Sydney son lugares lgicos donde produ-

    cir textos audiovisuales. Washwood arga que no haba espacio para el

    sector pblico en la produccin para pantalla, porque exclua la inversin

    privada, que estaba necesariamente ms a tono con el gusto popular. Tanto

    la cara activa de la subvencin pblica cines nacionales y cadenas de tele-

    visin) como la cara negativa de la proscripcin barreras a la importacin

    para fomentar la produccin local) fueron ridiculizadas por obstruir las fuer-

    zas del mercado. Esa cortina de humo disimulaba la naturaleza constitutiva

    de

    laNI L

    respecto de la decisin entre Los ngeles o Sydney. Como siem-

    pre, el moralismo de Washwood al respecto es contingente; a Israel no le va

    mal excluir determinados productos y prcticas del libre comercio, dado que

    Estados Unidos se basa en la especificidad cultural Loeb, 2000, pg. 305).

    Sin embargo, dicha naturaleza condicional no se toma jams como prece-

    dente en los casos en los que estn implicados Estados que no son los com-

    pinches del sistema internacional.

    El conflicto entre la Unin Europea contraria al imperialismo cultural)

    y Estados Unidos partidario de un libre acceso a los mercados) vio cmo se

    exclua la pantalla del GATI en 1993. Ms de cuarenta pases excluyeron

    los sectores audiovisuales de su eventual adhesin al Acuerdo; incluido

    Estados Unidos World Trade Organization, 1998). Pero dicha exclusin

    no impidi que Hollywood andara vendiendo sus mercancas por todo el es-

    pectro internacional. Tal como hemos sealado en nuestra introduccin, la

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    NU VO

    HOLLYWOO

    mitad de los ingresos de Hollywood proceden del mercado exterior. Estados

    Unidos abastece los tres cuartos del mercado de Europa Occidental, algo

    ms de la mitad hace una dcada. La consolidacin de la Europa adinera

    da como un emplazamiento para las ventas haba supuesto una enorme

    ventaja para Hollywood, junto con la liberalizacin de la televisin. En los

    primeros ocho aos de Televisin sin Fronteras, el comercio neto audio

    visual entre la Unin Europea y Estados Unidos asisti al crecimiento del

    dficit anual de las industrias culturales de 2.000 millones de dlares a 5.600

    millones. El balance de comercio de pantalla creci de 4.800 millones a

    5.650 millones entre 1995 y 1996 AfterGATT, 1994, pg. 16; Culture

    Wars, 1998; Van Elteren, 1996 b; Observatorio Visual Europeo, 1998;

    Hill, 1994 b, pgs. 2, 7, n. 4; Dja Vu, 1994, pg. 3). Mientras tanto, los es

    tudios estaban molestos por el hecho de que su proporcin del 5 de los in

    gresos de taquilla de esas otras naciones fuera reducido por los controles de

    divisas y las distintas barreras a un 42-43

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    HISTORIA DE

    HOLLYWOOD

    IMPERIALISMO CULTUR L Y GLOBALIZACIN

    57

    movimiento hacia las industrias de la cultura, en casos relativos al sistema

    tributario turco sobre los ingresos de las pelculas norteamericanos WT/DS43,

    posteriormente acordados en privado) y la versin canadiense de la revista

    Sports J lustrated La Organizacin dict que Canad no poda imponer

    aranceles a la revista porque estaba induciendo engaosamente a los anun

    ciantes a abandonar los peridicos locales. Se considera que se fue el caso

    que inici la ofensiva cultural en la OMC World Trade Organization, 2001;

    Valentine, 1997; Magder, 1998). La nueva estrategia de Estados Unidos con

    sisti en agrupar las cuestiones culturales bajo la rbrica omnicomprehensi

    va de la propiedad intelectual, lo que dio lugar a que, a travs de la

    MC se

    formularan reclamaciones contra Grecia por permitir la reemisin de pro

    gramas de la televisin norteamericana sin tener en cuenta el

    copyright

    Eso

    acuci al gobierno griego a elaborar una legislacin en materia de copyright

    televisivo y luego a cerrar cadenas televisivas que violaban dicha ley Ven

    turelli, 1998, pgs. 62, 66; World Trade Organization, 2001, 51; Adminis

    tration Settles, 200 2

    Pese a que el Tratado General sobre Comercio de Servicios GATS) el

    protocolo de la MC acerca del TlS salido de la Ronda de Uruguay) esta

    blece que debe haber una mayor facilidad de acceso a los mercados y que no

    deben existir diferencias de trato entre los proveedores de servicios nacio

    nales y extranjeros, deja espacio para la exencin de determinados servicios

    de estos principios. Este margen de maniobra lo suele utilizar, por ejemplo,

    Estados Unidos para establecer cupos para las pelculas Hoskins y otros,

    1997, pgs. 5-7). No obstante, desde enero del 2000, la OMC ha estado di

    rigiendo GATS 2000, una ronda de negociaciones que dura hasta finales del

    2002 y que aborda en mayor profundidad la liberalizacin de los bienes l

    consumo y de los servicios para atrincherar la privatizacin y la desregula

    cin en todo el mundo Gould, 2000) y refrenar los controles democrticos

    sobre las corporaciones mediante un amplio abanico de actividades empre

    sariales Sinclair, 2000; vase tambin Oficina de Representantes de Co

    mercio de Estados Unidos, 2oolc . Una de las cuestiones principales son los

    bienes virtuales. A medida que los servicios audiovisuales van siendo ab

    sorbidos

    por

    conceptos como el de comercio electrnico, informacin y en

    tretenimiento, la distincin entre bienes y servicios empieza a emborronar

    se. La Unin Europea teme que Estados Unidos se introduzca

    por

    la fuerza

    en el cine y la televisin mediante su insistencia en el acceso al libre merca-

    2. Irnicamente, el primer caso de esta naturaleza WTIDS160/1 fue en contra de Esta-

    dos Unidos. La

    aM

    consider que la ley de opyri ht norteamericana violaba las normas

    del comercio global permitiendo que numerosas empresas interpretaranversiones musicales

    de artistas extranjeros sin pagar roy res Newman y Phillips, 2000; aM 2001, 20 .

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    L NU VO HOLLYWOO

    do para los nuevos servicios de comunicacin, y utilizando Internet como

    un caballo de Troya para minar la directiva Televisin Sin Fronteras de la

    Comunidad Wheeler, 2000, 258). Estados Unidos se ha comportado como

    un nio con un juguete con la OMC, y se ha mostrado orgulloso de haber lo

    grado presentar ms quejas que ningn otro pas y que stas hayan prospe

    rado Barshefsky, 1998). Y, por si no consiguiera eliminar los controles cul

    turales a travs de las instituciones de comercio internacional, ha albergado

    a la Unin Europea en su Special 301 Priority Watch List- para sanciones

    USIA, 1997). Una vez ms, ha incurrido en una conducta infantil, en esta

    ocasin llevando una lista de sus pares ms odiados y de una maldad real

    o imaginada.

    En la actualidad, a pesar de su compromiso altamente terico con la

    competencia pura/perfecta, las presiones polticas van en el sentido de que

    el GA acceda al menos a las excepciones arqueolgicas, artsticas e his

    tricas a las totalizaciones del libre mercado Chartrand, 1992, pg. 137).

    Hoy en da, la poltica no consiste slo en un asunto de presiones polticas;

    es una categora ms de la mercantilizacin. En diciembre del 2000, Wa

    shington mand una comunicacin oficial al Consejo para el TIS sobre

    Audiovisual and Related Papers de la

    OMC

    con la esperanza de propor

    cionar a la Organizacin un marco de referencia para contribuir al creci

    miento continuo del sector garantizndole un entorno abierto y predecible

    que supuestamente permitira una mayor diversidad de produccin artstica.

    sa

    era, evidentemente, la clave de la poltica del l issez f ire de Estados

    Unidos Aunque para entonces ya se reconoca una legitimidad compensato

    ria, es decir, que el entorno debe prestar atencin a

    la

    preservacin y la pro

    mocin de los valores y la identidad culturales, al igual que las naciones

    conservan el control sobre normas locales prudentes para sus sistemas fi

    nancieros nacionales Estados Unidos,

    20 0 .

    Queda por ver si es una invo

    cacin ms de los asuntos nacionales en nombre de una burguesa, en con

    sonancia con el cnico uso del culturalismo que realizan los productores de

    medios de comunicacin de otros