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El Noventa y Tres Por Victor Hugo

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ElNoventayTres

Por

VictorHugo

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PRIMERAPARTE

ENELMAR

LibroPrimero

ELBOSQUEDELASAUDRAIE

En los últimos días demayo de 1793, uno de los batallones parisiensesenviadosaBretañaporSanterre registrabael temiblebosquede laSaudraie,en Astillé. El batallón se componía ya sólo de unos trescientos hombres,porque había sido diezmado en aquella dura guerra. Era la época en quedespuésde loscombatesdeArgonne,JemmapesyValmy,elprimerbatallónde París, que tenía seiscientos voluntarios, había quedado reducido aveintisietehombres, el segundoaveintitrés, y el tercero a cincuentay siete.Tiempofueaquéldeluchasépicas.

LosbatallonesenviadosdesdeParísalaVendéeconstabandenovecientosdoce hombres. Cada batallón llevaba tres piezas de artillería. Habían sidoorganizadosrápidamente.El25deabril,siendoGohierministrodejusticiayBouchottoministro de laGuerra, la sección deBon-Conseil propuso enviarbatallonesdevoluntarios a laVendée.Lubin,miembrode laMunicipalidad,presentósudictamensobreesteasunto,yel10demayoSanterresehallabaendisposición de enviar doce mil soldados, treinta piezas de artillería y unbatallón de artilleros. Aunque estos batallones se organizaronapresuradamente, resultaron tan perfectos que sirven aún hoy demodelo, yconarregloasuorganizaciónsehanformadolascompañíasdelínea;debidoaestos batallones se ha cambiado la antigua proporción entre el número desoldadosyeldesuboficiales.

El 28 de abril, elmunicipio de París le había dado a los voluntarios deSanterreestaconsigna:Nohayperdónnicuartel.Afinesdemayo,delosdocemilhombresquehabíanpartidodeParís,ochomilhabíanmuerto.

ElbatallónquehabíapenetradoenelbosquedelaSaudraiemarchabacongran precaución. Sin precipitarse, miraba al mismo tiempo a derecha eizquierda,delanteydetrás.Kléberhabíadicho:Elsoldadodebetenerunojoenlaespalda.

Hacíalargotiempoquemarchaban.¿Quéhorasería?¿Enquéinstantedeldíaestaban?Hubierasidodifícildecirlo,porquesiemprehayunaespeciedecrepúsculo en tan silvestres espesuras, y nunca es de día en semejantesbosques.

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Elbosquede laSaudraieera trágico.Fueenéldonde loscrímenesde laguerra civil comenzaron, en diciembre de 1792.Mousqueton, el cojo feroz,había salido de aquellas espesuras funestas, y el número de asesinatoscometidosenellashacíaerizarloscabellos.Eraaquelbosqueespantoso,ylossoldadosseinternabanenélconsumacautela.Todoestabaflorecido;entornose veía una temblorosa muralla de ramajes, de los que se derramaba ladeliciosa frescura de las hojas. Los rayos del sol penetraban aquí y allá lasverdestinieblas;enelsuelo,lacorrehuela,eljuncodelospantanos,elnarcisode los prados, la margarita, que anuncian la primavera, bordaban yfestoneabanunatupidaalfombradevegetación,enlaquehormigueabantodaslasformasdelmusgo,desdelaqueasemejaunaorugahastalaqueimitaalasestrellas. Los soldados se adelantaban paso a paso y en silencio, apartandosuavementelamaleza.Lospájarosgorjeabanporencimadelasbayonetas.

La Saudraie era uno de esos sotos donde antiguamente, en tiemposmástranquilos, se cazaban pájaros en la noche. Pero ahora sólo se cazabanhombres.

Elbosquesecomponíadeabedules,hayasyencinas.Elterrenoerallano,yel musgo y la hierba espesa amortiguaban el ruido de los pasos; no habíaningúnsenderoo,pormejordecirlo,lossenderosseborrabanalmomento;losrobles, lascitrinas, lamalezay laszarzas imposibilitabanveraunhombreadiezpasosdedistancia.

Decuandoencuandopasabaporentreelramajeunaardillaounagallinetade agua, indicando la proximidaddel pantano.Los soldados caminaban a laaventura,inquietosytemerososdeencontrarloquebuscaban.

Aveces hallaban señales de campamentos, de un fuego, hierbas pisadas,palosencruz,ramasensangrentadas;allásehabíacocinadoelrancho,aquísehabíadichomisa,enaquel lugarsehabíacuradoa losheridos.Pero losquehabían pasado por esos lugares ya no estaban en ellos. ¿A dónde se habíandirigido?Quizáestabanlejos,oquizácerca,ocultosconeltrabucoenlamano.El bosque parecía estar desierto; pero el batallón redoblaba su prudencia,porque la soledad inspirabadesconfianza.Noveranadieerauna razónmásparatemerquehubiesealguien;elbosqueteníamalafamayunaemboscadaeralomásprobable.

Mandados por un sargento, treinta granaderos, destacados comoexploradores, marchaban por delante, a gran distancia del grueso de lasfuerzas;lacantineradelbatallónlosacompañaba.Lascantinerasseincorporande buen grado a la vanguardia; allí se corre peligro, pero se ve algo, y lacuriosidadesunadelasformasqueadoptaelvalorfemenino.Derepente,lossoldados del pequeño destacamento de vanguardia experimentaron aquellasensaciónconocidadeloscazadoresqueindicalaproximidaddelacaza.Se

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habíaoídounaespeciederespiraciónenelcentrodelaespesura,yparecíaqueacababadeverse unmovimientode las hojas.Los soldados se hicieronunaseñal.

En las tareas confiadas a los exploradores, los jefes no necesitanmezclarse;loquedebehacersesehaceporunomismo.

Enmenosdeunminuto,elpuntoenquesehabíaadvertidoelmovimientofuecercado.Uncírculodefusilesapuntándololorodeó.Detodaspartes,yalavez,seorientaronlasbocasdefuegohaciaelcentrooscurodelamalezaylossoldados con el dedo en el gatillo y la vista sobre el sitio sospechoso sóloesperabanparadispararlavozdemandodelsargento.

Entretanto, la cantinera se aventuró amirar por entre las zarzas, y en elinstanteenqueelsargentoibaagritar“¡fuego!”,ellagritó:

—¡Alto!—sevolviódespuéshacialossoldadosylesdijo:

—Nodisparéis, camaradas—yseprecipitó a la espesura, seguidade losexploradores.

Enefecto,allíhabíaalguien:enlomásintrincadodelmatorral,juntoaunadeesaspequeñasexplanadasqueformanenlosbosquesloshornosdecarbónalquemarselasraícesdelosárboles,yenunagujeroformadoporlasramas,especiedecuevadefollajeentreabiertacomounaalcoba,estabasentadaunamujersobreelmusgo,dandoelpechoaunniño,yteniendoensuregazolascabecitasrubiasdeotrosdosniñosdormidos.

Aquéllaeralaemboscada.

—¿Quéhacéisaquí?—gritólacantinera.

Lamujerlevantólacabeza.

Lacantineraañadiófuriosa:

—¡Estáslocaparapermaneceraquí!—continuóenfurecidalacantinera—.Unminutomásytodosestaríaismuertos.

Luegosedirigióalossoldados.

—Esunamujer.

—¡Pardiez!,yalovemos—afirmóungranadero.

—¡Veniralbosqueaqueosfusilen!—prosiguiólacantinera—.Nuncahevistounaideamásestúpida.

Lamujer,estupefacta,petrificada,mirabaasualrededorcomoatravésdeun sueño, viendo aquellos fusiles, aquellos sables, aquellas bayonetas yaquellascarasferoces.

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Losdosniñossedespertaronyasustadosseecharonallorar.

—¡Tengohambre!—dijouno.

—¡Tengomiedo!—dijoelotro.

Elmenorcontinuabamamando.

Lacantinerasedirigióaél.

—Túsísabesloquehaces.

Lamadreestabamudadeespanto.

Elsargentosedirigióaella:

—Notengasmiedo,somosdelbatallóndelGorroRojo.

La mujer tembló de pies a cabeza. Miró al sargento, en cuyo durosemblantenoseveíanmásquelascejas,laspestañasylosbigotes,apartedelasbrasasdesusojos.

—ElbatallóndelaantiguaCruzRoja—añadiólacantinera.

Elsargentocontinuó:

—¿Quiéneres?

Lamujerlocontemplabamudadeespanto.Eradelgada,joven,pálidaeibavestida de harapos, con el grueso capuchón de las labradoras bretonas y lamantadelanasujetaalcuelloconunbramante.Dejabaversusenodesnudocon la indiferencia de una nodriza. Sus pies, sinmedias ni calzado, estabanensangrentados.

—Esunamendiga—dijoelsargento.

—¿Cómotellamas?—preguntólacantineraconunavozqueestabaentreladelsoldadoylafemenina,peroencualquiercasodulce.

—MichelleFléchard—murmurólamujertartamudeando.

La cantinera, entre tanto, acariciaba con su ruda mano la cabecita dellactante.

—¿Cuántotiempotieneestemuñeco?—preguntó.

Lamadrenocomprendió.Lacantinerainsistió:

—¿Quéedadtieneéste?

—¡Ah!Dieciochomeses—dijolamadre.

—Yaesmayor—dijolacantinera—.Notienesquedarlemásdemamar.Seráprecisodestetarlo.Ledaremosdenuestrasopa.

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La madre comenzó a tranquilizarse. Los dos niños, ya completamentedespiertos,semostrabanmáscuriososqueasustados.Admirabanlosplumerosdelatropa.

—¡Ah!—exclamólamadre—.Tienenmuchahambre.

Yañadió:

—Yyanotengoleche.

—Lesdaremosdecomer—dijoelsargento—,y tambiéna ti.Peroantesdime:¿cuálessontusopinionespolíticas?

Lamujermiróalsargentosinresponder.

—¿Entiendesmipregunta?

Ellabalbuceó:

—Meencerraronenunconventosiendomuyjoven,peromecasé,nosoyreligiosa.Lasmonjasmeenseñaronahablarfrancés.Mialdeafueincendiada.Nospusimosasalvocontantasprisasquenopudeniponermeloszapatos.

—Tepreguntocuálessontusopinionespolíticas.

—Deesonoentiendo.

—Esquehayespías—prosiguióelsargento—,yalosespíasselesfusila.Vamos,habla,¿noeresgitana?,¿cuálestupatria?

Ellacontinuómirándolosincomprender.

—¿Cuálestupatria?—insistióelsargento.

—Nolosé.

—¡Cómo!¿Nosabesdequépaíseres?

—Ah,sí,demipaís.

—¿Ycuálestupaís?

—LaalqueríadeSiscoignard—respondió lamujer—,en laparroquiadeAzé.

Elsargentosequedóestupefacto.

—¿Dedóndehasdicho?—inquirió,trasmeditarunmomento.

—DeSiscoignard.

—Esonoesunapatria.

—Pero esmi país.Ya entiendo—agregó lamujer, tras reflexionar unosinstantes—.VossoisdeFranciayyodeBretaña.

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—¿Yqué?

—Quenoeselmismopaís.

—¡Perosílamismapatria!—proclamóelsargento.

—YosoydeSiscoignard—selimitóaresponderlamujer.

—VayaporSiscoignard—repusoelsargento—.¿Esdeallítufamilia?

—Sí.

—¿Yquéhacen?

—Hanmuertotodos.Yanotengoanadie.

Elsargento,alqueseledababienelparloteo,continuóelinterrogatorio.

—¡Diablo!Siemprehayohanhabidoparientes.¿Quiénerestú?Habla.

Lamujer escuchaba aturdida los sonidos de aquellos acentos quemás leparecíanlosrugidosdeunafieraquepalabrashumanas.

La cantinera comprendió la necesidadde intervenir.Volvió a acariciar albebéygolpeócariñosamentelasmejillasdesushermanos.

—¿Cómosellamalapequeña?,porqueyaveoqueesunaniña.

—Georgette—respondiólamadre.

—¿Yelmayor?Porqueestebribónyaesunhombre.

—René-Jean.

—¿Yelpequeño,quetambiénestodounhombre,elmofletudo?

—Gros-Alain—repusolamadre.

—Estos niños sonmuy guapos—admitió la cantinera—, y ya se dan elairedepersonas.

—Bien,¿tienescasa?—intervinodenuevoelsargento.

—Teníauna.

—¿Dónde?

—EnAzé.

—¿Porquénoestásenella?

—Porquelahanquemado.

—¿Quiénes?

—Nolosé.Hubounabatalla.

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—¿Dedóndevienes?

—Deallí.

—¿Adóndevas?

—Loignoro.

—Veamos,¿quiéneres?

—Nolosé.

—¿Nosabesquiéneres?

—Somosfugitivos.

—¿Afavordequiénestás?

—Nolosé.

—¿Estásafavordelosazulesodelosblancos?¿Conquiénestás?

—Estoyconmishijos.

Hubounapausa.Lacantineradijo:

—Yonohetenidohijos,nuncatuvetiempo.

Elsargentoprosiguió:

—¿Peroytuspadres?Ponmealcorrientedeloquesontuspadres.YomellamoRadoub,soysargento,nacidoenlacalledeCherche-Midi,ydeallíerantambiénmipadreymimadre.Puedohablardeellos.Hablemosahoradelostuyos:¿quiénesfuerontuspadres?

—EranlosFléchard.Esoestodo.

—Sí, claro; los Fléchard son los Fléchard, como los Radoub son losRadoub.Perotodoelmundotieneunaprofesión.¿Cuáleraladetuspadres?¿Qué hacían o qué hacen? ¿Qué flechardeaban esos Fléchard? Eranlabradores.Mipadreestabaenfermoynopodíatrabajaracausadelospalosque el señor, nuestro señor, lemandó dar; lo cual fue una bondad del amo,porquemipadreatrapóunconejoyestabacondenadoamuerteporello.Peroel amo le perdonó la vida, diciendo: “¡Dadle sólo cien palos!”, ymi padrequedólisiado.

—¿Yquémás?

—Elabueloerahugonoteyel señorcura loenvióagaleras.Yoeramuypequeña.

—¿Quémás?

—El padre de mi marido era contrabandista de sal y el rey lo mandó

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ahorcar.

—¿Ytumarido?

—Enestosdíascombatía.

—¿Porquién?

—Porelrey.

—¿Yquémás?

—Yporelamo.

—¿Yquémás?

—Porelseñorcura.

—¡Votoaldiablo!¡Cuántasbarbaridades!—gritóungranadero.Lamujersesobresaltóyempezóatemblar.

—NosotrossomosdeParís—dijoconsimpatíalacantinera.

Lamujercruzólasmanos.

—¡Oh,Dios,SeñorJesús!—exclamó.

—¡Nadadesupersticiones!—leadvirtióelsargento.

Lacantinerasesentójuntoalamujerypusoensuregazoalmayordelosniños,quesedejóhacer.Losniñossetranquilizanconlamismafacilidadconqueseirritan,sinquesesepaporqué;talveztenganalgunaclasedereflejointerior.

—Mi pobre buenamujer de estas tierras—dijo la cantinera—, tus hijosson muy guapos; adivino su edad. El mayor tiene ya cuatro años y suhermanito tres, y lamuñequita tragaglotonamente. ¡Ah,monstruo! ¿Piensascomerteatumadre?Vamos,buenamujer,notemasnada.Deberíasentrarenelbatallóncomoyo.Me llamanLaHúsar.Esunmote.Peroprefiero llamarmeLa Húsar a que me llamen señorita Bicorneau, como a mi madre. Soy lacantinera, la que da de beber a los hombres cuando se llenan demetralla oasesinan.Eldiabloysucola.Túyyotenemosmásomenoselmismopie.Tedaré zapatos míos. Yo estaba en París el 10 de agosto y di de beber aWestermann. Todo fue bien.Vi cortar la cabeza de LuisXVI, LuisCapeto,comolollamaban.Noquería.¡Ypensarqueel13deenerohacíaasarcastañasy se reía con su familia!Cuando le pusieron a la fuerza en la guillotina nollevabanicasacanizapatos;sólovestíaunacamisa,depiqué,unoscalzonesdepañogrisymediasde sedagrises.Yovi todoesto.Elcarruajeenque lollevaban estaba pintado de verde. Conque vente con nosotros; hay buenosmuchachosenelbatallón; serás lacantineranúmerodosyyo teenseñaréeloficio.Essencillo:nohaymásque tomar lacubetay lacampanillayacudir

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dondehayruido,dondehacefuegoelpelotón,dondesedisparancañonazos,ygritar:“¿Quiénquierebeberuntrago,muchachos?”Aesosereducetodo.Yodoy de beber a todo elmundo, a los blancos y a los azules, aunque pormiparte soy azul, y de las buenas. Pero les doy de beber a todos. Los heridossiempre tienen sed. Se mueren sean cuales sean sus opiniones. Los quemueren, deberían estrecharse la mano. ¡Qué estúpido es combatir! Ven connosotros. Simematan tendrásmi herencia.Ya ves, no tengo buen aspecto,peroenelfondosoybuenaytanvalientecomounhombre.Notemasnada.

Cuandoconcluyódehablarlacantinera,lamujermurmuró:

—NuestravecinasellamabaMarie-Jeanne,ynuestracriadaMarie-Claude.

EntretantoelsargentoRadoubreñíaalgranadero.

—¡Cállate,hasasustadoaestamujer!¡Nosejuradelantedeseñoras!

—Esque,misargento,nomecabeenlacabeza,nienladeningúnhombrehonrado—replicóelgranadero—,veriroquesesdelaChina,comoéstos,quedespuésdehabertenidoasusuegrolisiadoporelamo,alabueloengalerasyal padre ahorcado por el rey, se estén batiendo, se subleven y se dejendescuartizarporelamo,porelcurayporelrey.

—¡Silencioenlasfilas!—gritóelsargento.

—Yame callo,mi sargento, pero esto nome impide pensar que es unalástimaqueunajovenhermosacomoéstaseexpongaaquelepartanlacaraporuncurilla.

—Granadero—lerecordóelsargento—,aquínoestamosenelClubdelasPicas.Bastadeelocuencia.

Sevolvióhacialamujer:

—¿Quéfuedetumarido?¿Quéhizo?

—Murió.

—¿Dónde?

—Enelsoto.

—¿Cuándo?

—Hacetresdías.

—¿Quiénlomató?

—Nolosé.

—¡Vaya!¿Nosabesquiénmatóatumarido?

—No.

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—¿Fueunblancoounazul?

—Fueuntiro.

—¿Yhacetresdías?

—Sí.

—¿Haciaquéparte?

—HaciaErnée;allícayómuerto.Esoestodo.

—Ydesdequemuriótumarido,¿quéhaces?

—Cuidardemishijos.

—¿Adóndelosllevas?

—Conmigo.

—¿Dóndeduermes?

—Enelsuelo.

—¿Quécomes?

—Nada.

Elsargentoestiróloslabioshastatocarselanarizconelbigote.

—¿Nada?

—Endrinas,morasdelasquequedarondelañopasadoyhojitastiernasdehelecho.

—Osea,nada.

—Tengo hambre —gritó el mayor de los niños, que parecía seguir laconversación.

Elsargentosacódesumorralunpedazodepanyseloofrecióalamadre,la cual lo dividió en dos porciones que entregó a sus hijos, quienes lasdevoraronávidamente.

—Nohaguardadonadaparaella—murmuróelsargento.

—Porquenotendráhambre—dijounsoldado.

—Porqueesmadre—dijoelsargento.

—¡Agua!—interrumpióunodelosniños.

—¡Agua!—repitióelotro.

—¿No hay ningún arroyo en este bosque de los demonios? —dijo elsargento.

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Lacantineracogióelvasodecobrequependíadesucinturaalladodelacampanilla; dio vueltas al grifo de la cubeta que llevaba suspendida de labanderola,vertióunasgotasenelvasoyloacercóaloslabiosdelosniños.Elprimerobebióehizounamueca;elsegundobebióyescupió.

—Yesoqueesbueno—objetólacantinera.

—¿Eslevantamuertos?—inquirióelsargento.

—Sí,delmejor,peroéstossondecampo—lacantineraenjugóelvaso.

—¿Entonces,huyes?—prosiguióelinterrogatorioelsargento.

—Tengoquehacerlo.

—¿Atravésdeloscampos,pordondeteheencontrado?

—Corrocontodasmisfuerzas,caminoymecaigo.

—¡Pobreinfeliz!—dijolacantinera.

—Portodasparteshaycombates—balbuceólamujer—.Estoyrodeadadetiros.No sé qué quieren unos y otros. Lo único que comprendo es que hanmatadoamimarido.

Elsargentogolpeóelsueloconlaculatadelfusil,gritando:

—¡Diablodeguerra!¡Québarbaridad!

Lamujercontinuó:

—Lanochepasadanosacostamosenelhuecodeunárbol.

—¿Loscuatro?

—Loscuatro.

—¿Acostado?

—Acostado.

—Acostados de pie—dijo el sargento—. Camaradas—añadió, tras unapausa,dirigiéndosealossoldados—,estossalvajesllamanacostarseameterseen el hueco del tronco de un árbol grande y viejo. ¡Cómo son! No todospuedenserdeParís.

—¡Acostarseenelhuecodeunárbolycontresniños!—dijolacantinera.

—YparalosquepasaranporallíseríachocantequeunárbolgritaraPapá,mamá,sialosniñoslesdabaporllorar—agregóelsargento.

—Porsuerteestamosenverano—suspirólamujer.

Bajó losojosmirandoalsuelo, resignada,conelasombrode lasgrandescatástrofesreflejadoenellos.

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Los soldados, silenciosos, formaban un círculo alrededor de aquellamiseria.

Unaviudaytreshuérfanos,obligadosalafuga,elabandonoylasoledad,laguerrarondandoportodoelhorizonte,elhambreylased,sinotrotechoqueelcielo.

El sargento se aproximó a la mujer y fijó su vista en la niña, que aúnmamaba.Enaquelmomento, laniñavolviódulcemente la cabeza,miróconsus hermosos ojos azules el temible y velludo rostro que se inclinaba sobreella,ysonrió.

Elsargentoseirguióyunalágrimarodóporsumejilla,deteniéndosecomounaperlaenelextremodelbigote.Alzólavoz,ydijo:

—¡Camaradas!,de todoestodeduzcoqueelbatallónvaaserpadre.¿Osparecebien?¿Adoptamosaestostresniños?

—¡VivalaRepública!—gritaronlosgranaderos.

—Estádicho—añadióelsargento,yextendiendolasdosmanossobrelascabezasdelamadreylosniñosdijo:

—¡HeaquíaloshijosdelbatallóndelGorroRojo!

Lacantineradiounsaltodealegría.

—¡Trescabezasenungorro!—exclamó.

Después,sollozando,abrazócariñosamentealapobreviudayledijo:

—¡Quéaspectotanpícarotieneyalaniñita!

—¡VivalaRepública!—repitieronlossoldados.

—Venciudadana,ven—ledijoelsargentoalamadre.

LibroSegundo

LACORBETACLAYMORE

I

INGLATERRAYFRANCIAMEZCLADAS

En la primavera de 1793, mientras Francia era atacada a un tiempo entodassusfronterasyseproporcionabalapatéticadistraccióndelacaídadelosgirondinos,estoesloquesucedíaenelarchipiélagodelaMancha:

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La tarde del primero de junio de 1793, en Jersey, en la pequeña bahíadesiertadeBonnenuit,unahoraantesdeponerseelsol,contiempobrumoso,buenopara huir peropeligrosopara navegar, se hacía a lamar una corbeta.Estebuque,aunquesu tripulaciónera francesa, formabapartede lapequeñaflota inglesa dispuesta como Centinela en la punta oriental de la isla. Elpríncipe de la Tour-d’Auvergne, de la casa deBouillon,mandaba la flotillainglesa, de la que se destacó esta corbeta por orden suyaypara un serviciourgenteyespecial.

La corbeta, matriculada en la Trinity-House, con el nombre de theClaymore,parecíaunacorbetamercante,peroenrealidaderadeguerra.Teníalanavegaciónpacíficaypesadade losbuquesmercantes,peronohabíaquefiarse.Seconstruyóconundoblepropósito,eldelaastuciayeldelafuerza;paraengañar,sieraposible;yparacombatircuandofuesenecesario.Paraelservicioquehabíadeprestaraquellanochereemplazaronelcargamentoenelentrepuente con treinta cañones de grueso calibre. Estos treinta cañones, yafueraporpreveruna tempestad,yacon la ideadedarlealbuqueunaspectopacífico, estaban fuertemente amarrados en el interior por tres cadenas cadaunoyeltiroapoyadoenlasescotillas,queibantapadas.

Nada se veía desde el exterior; las portañolas estaban cegadas; lasescotillascerradas,comosilehubieranpuestounamáscaraalacorbeta.Losbuques de esta clase, construidos con arreglo a las ordenanzas, no tienencañonesmásqueenelpuente;peroésteestabaconstruidoparasorprenderyllevaracaboemboscadas,yaunqueestabadesarmadoenelpuente,ocultabaunabateríaenelentrepuente.LaClaymoreeramaciza,corpulentaydebuenandar;sucascoeraelmássólidode toda lamarina inglesa,yenelcombateequivalíaaunafragata,aunquesóloteníaporpalodemesanaunarbolilloconuna sola cangreja. Su timón, de forma extraña pero sabia, tenía unamembradura curva, casi única, que costó cincuenta libras esterlinas en losastillerosdeSouthampton.

Toda la tripulación era francesa y se componía de oficiales exiliados ymarinerosdesertores.Hombresescogidos,nohabíaniunosóloquenofuesebuenmarinero, obuen soldado,obuen realista, y estabandotadosdel triplefanatismodelmar,delaespadaydelrey.

Ibaagregadoa la tripulaciónmediobatallónde infanteríademarina,queencasonecesariopodíaefectuarundesembarco.

ElcapitándelbuqueeraelcondedeBoisberthelot,caballerodeSanLuis,unodelosmásdistinguidosoficialesdelaantiguamarinareal.ElsegundodeabordoeraelcaballerodeLaVieuville,quehabíamandadoenelregimientode laGuardiaFrancesa lacompañíade laqueHochehabíasidosargento.Elpiloto,PhilipdeGacquoil,eraelpatrónmássagazdeJersey.

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Se adivinaba que el buque estaba destinado a ejecutar alguna empresaextraordinaria: en efecto, acababa de embarcarse en él un hombre que teníatodoelaspectodeempezarunagranaventura.Eraunancianoalto,erguidoyrobusto, de rostro severo, cuya edad resultaba difícil de determinar porquetenía aspecto a la vez de viejo y de joven. Era uno de esos hombres queconservanlasfuerzasapesardelosaños,decabelloscanosperodemiradasrelampagueantes, que tienen cuarenta años si se les juzga por su vigor yochentasiselesjuzgaporsuautoridad.Enelmomentodesubiralacorbetaseentreabriósucapoteypudoversequeibaataviadoconcalzonesanchos,losquesellamabanenlenguabretonabragou-bras;botasaltasyjubóndepieldecabra, viéndose por encima el cuero bordado de seda y por debajo el peloerizadoynatural;asíeseltrajedelaldeanobretón.Estasantiguasvestimentasbretonas tenían dos usos: servían tanto para los días festivos como para losdíaslaborables;sevolvíandelrevés,ofreciendoavoluntadlacaravelludaolacara bordada; piel de animal toda la semana, vestido de gala para losdomingos.Elqueusabaelanciano,comoparadarleladeseadaverosimilitudestaba gastado por las rodillas y los codos, aparentando haber prestadoserviciomuchotiempo,mientrasqueelcapote,detelarecia,teníaelaspectodeunviejocapotedepescador.Aquelancianollevaba,además,enlacabeza,elsombreroredondotípicodelaépoca,altoydeanchasalas,quebajándolasledabanunaaparienciacampesina,ylevantándolasdeunlado,pormediodeuna escarapela, podían darle aspectomilitar; en estosmomentos las llevabacaídas,sinpresillaniescarapela.

LordBalcarras,gobernadordelaisla,yelpríncipedelaTour-d’Auvergne,lehabíanconducidopersonalmenteyloinstalaronabordo.Gélambre,agentesecretodelospríncipesyantiguoguardiadecorpsdelcondedeArtois,habíainspeccionadopersonalmenteelarreglodelacámara,extremandoelcuidadoyelrespeto,apesardeseréltambiénnoble,hastallevarélmismolamaletadelanciano. Al despedirse para ir a tierra, le dirigió un profundo saludo; lordBalcarrassedespidiódeéldiciéndole:

—Buenasuerte,general.

YelpríncipedelaTour-d’Auvergneledijo:

—Hastalavista,primomío.

Los de la tripulación lo llamaban el campesino cuando mantenían losbrevesdiálogospropiosdeloshombresdemar,peroaunsinestarenteradosdequién era comprendían que aquel hombre era tan campesino como corbetamercantesucorbetadeguerra.

Soplabaelvientoconsuavidad.LaClaymoresaliódeBonnenuit,pasópordelante de Boulay-Bay, permaneció algún tiempo a la vista, haciendobordadas,ydespuésseviodisminuirdetamaño,hastaborrarseenelhorizonte

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amedidaqueavanzabalanoche.

Unahoradespués,Gelambre,deregresoasucasadeSaintHélier,envióalcuartelgeneraldelduquedeYork,porelexpresodeSouthampton,alcondedeArtois,laslíneassiguientes:

Monseñor:Acabadeverificarse lapartida.Éxito seguro.DentrodeochodíasarderátodalaCostadesdeGranvilleaSaint-Malo.

Cuatrodíasantes,pormediodeunemisario secreto,el representantedelMarne,Prieur,comisionadocercadelejércitoenlascostasdeCherbourg,queresidíamomentáneamenteenGranville,había recibido, escritopor lamismamanoqueescribióeldespachoanterior,elsiguientemensaje:

Ciudadanorepresentante:El1°dejunio,alahoradelamarea,lacorbetadeguerraClaymore,conbateríaoculta,aparejaráparadesembarcarenlacostade Francia a un hombre cuyas señas son las siguientes: estatura alta, viejo,cabellosblancos,vestidodealdeano,manosaristocráticas.Osremitirémañanamás pormenores. Desembarcará el 2 de madrugada. Advertid al crucero,capturadlacorbetayqueguillotinenalhombre.

II

LANOCHEDELBUQUEYDELVIAJERO

La corbeta, en vez de navegar en dirección al sur y tomar rumbo haciaSainte-Catherine,pusolaproahaciaalnorte;despuésviróaloesteyseinternóresueltamente entre Serk y Jersey, en el brazo de mar llamado Paso de laDéroute.Nohabíaporentoncesfaroenningúnpuntodeesasdoscostas.

El sol se había puesto; la noche era más oscura de lo que sonordinariamente las noches de estío; había luna, pero la ocultaban grandesnubes,másbiendelequinoccioquedelsolsticio,ysegúntodaslasaparienciasno sería visible hasta que tocase el horizonte en el momento de ocultarse.Algunasnubesllegabanhastaelmarylocubríandebruma.

Toda esta oscuridad era favorable para la intención del piloto Gacquoil,queeradejarJerseyalaizquierdayGuerneseyaladerechayllegarpormediodeunanavegaciónarriesgadaentreHanoisyDouvres,aunabahíacualquieradellitoraldeSaint-Malo,caminomáslargoqueeldelosMinquiers,peromásseguro,porqueelcrucero francés teníacomoconsignahabitualvigilar sobretodolacostasituadaentreSaint-HelieryGranville.

Si el viento era favorable y no había ningún obstáculo extraordinario,soltando todo el trapo de la corbeta, Gacquoil esperaba tocar la costa de

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Franciaalrompereldía.

Todoibabien;lacorbetaacababadepasarporGros-Nez.Hacialasnueve,el tiempo pareció querer torcerse, como dicen losmarinos, y hubo viento ymar alta; pero aquél era bueno y el mar, aunque algo picado, no estabaviolento. Sin embargo, algunas oleadas balanceaban la corbeta de vez encuando.

El“campesino”,aquienlordBalcarrashabíallamadogeneral,yelpríncipede la Tour-d’Auvergne concedido el título de primo, estaba acostumbrado aandarenlosbuquesysepaseaba,contranquilagravedad,porelpuentedelacorbeta sin hacer caso de las fuertes sacudidas del mar. De vez en cuandosacaba del bolsillo de su jubón una pastilla de chocolate, la rompía ymasticabaunpedazo;apesardesuscabellosblancosconservabacompletaladentadura.

No hablaba con nadie, sólo durante brevesmomentos y con voz baja ledecía algo al capitán, que lo escuchaba con deferencia, considerando alpasajeromáscomandantedelbuquequeasímismo.

LaClaymore,hábilmentepilotada,costeósinservista,entre labruma, laescarpadaylargacostadelnortedeJersey,navegandomuycercadeellaparaevitareltemibleescollollamadoPierres-de-Leeq,queestáenmediodelbrazodemarsituadoentreJerseyySerk.Gacquoil,depie,juntoaltimón,señalandosucesivamentelapuntadeLeeq,Gros-NezyPlemont,hacíadeslizarlacorbetaentre estos arrecifes, a tientas, digámoslo así, pero con seguridad, comohombreexpertoqueconocía los caminosdelOcéano.Lacorbetano llevabalosfarolesencendidospor temoradenunciarsupasoporaquellosmares tanvigilados. Todos se felicitaban por aquella niebla. Al llegar a la Grande-Etaque, la bruma era tan densa que apenas se distinguía el alto perfil delPinacle.Seoyeron lasdiezenelcampanariodeSaint-Ouen,señaldequeelvientoloteníandepopa.Lacorbetallevabavientofavorableytodoibabien,aunque el mar estaba más agitado por la proximidad de los escollos deCorbière.

Pocodespuésde lasdiez, el condedeBoisberthelotyel caballerodeLaVieuvillecondujeronalhombrevestidodealdeanohastasucamarote,queeraeldelcapitándelbuque.Enelmomentodeentrarlesdijobajandolavoz:

—Ya sabéis, caballeros, que importamucho guardar el secreto; silencio,pues, hasta el momento de la explosión; sois los únicos que conocéis miidentidad.

—Llevaremos con nosotros el secreto a la tumba —prometióBoisberthelot.

—Pormi parte—repuso el anciano—, aunqueme hallase delante de la

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mismamuerte,nolorevelaría.

Yactoseguidopenetróenelcamarote.

III

NOBLESYPLEBEYOSMEZCLADOS

El comandante y el segundo de a bordo volvieron a subir a cubierta yempezaronaconversarpaseandodeunladoaotro.

La conversación se centró en el enigmático pasajero, y he aquí más omenos el diálogo que el viento dispersaba en las tinieblas. Boisberthelot, amediavozyentredientesmurmuróenlosoídosdeLaVieuville:

—Veremossiesunjefe.

—Pordeprontoesunpríncipe.

—Casi.

—NobleenFrancia,peropríncipeenBretaña.

—ComolosTrémoilleycomolosRohan.

—Quesonsusaliados.

—En Francia y en las carrozas del Rey es marqués, como vos soiscaballeroyyoconde—siguióBoisberthelot.

—Las carrozas quedan muy lejos; ahora sólo se usan las carretas queconducenalaguillotina—exclamóLaVieuville.

Hubounapausa.

DespuésdijoBoisberthelot:

—Afaltadeunpríncipefrancésseeligeunpríncipebretón.

—Afaltadetodos…No,afaltadeunáguila…setomauncuervo.

—Preferiríaunbuitre—dijoBoisberthelot.

—Cierto;conbuenpicoyfuertesgarras—añadióLaVieuville.

—Veremosloquesale.

—Yaerahoradepodercontarconun jefe—repusoLaVieuville—.SoydelparecerdeTinténiac:unjefeypólvora.Oíd,comandante:conozcoacasitodoslosjefesposibleseimposibles,losdeayer,losdehoyylosdemañana;peroningunoposee lascualidadesguerrerasquedebe tenerelquenos falta.

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EnlaendiabladaVendéeesnecesarioqueelgeneralseaalmismotiempounverdaderoprocurador.Espreciso cansar al enemigo,disputarle elmolino, elfoso, losguijarros;crearleobstáculospor todaspartes,sacarpartidodetodo,vigilar siempre, matar mucho, hacer escarmientos, no tener ni sueño nicompasión. Hoy en ese ejército de campesinos hay héroes, pero faltancapitanes.D’Elbéeesnulo;Lescureestáenfermo;Bonchampsescompasivo,es bondadoso, pero es un bruto; La Rochejacquelein es un magníficosubteniente; Silz es sólo un oficial de tropa, impropio para la guerra desorpresas;Cathelineauesun ingenuocarretero;Stoffletunguardiademonteastuto;Bérarduninepto;Boulainvilliersridículo;Charettehorrible.NohablodelbarberoGastonporque¡viveDios!¿dequésirvedeclamartantocontralarevolución cuando no existe diferencia entre los republicanos y nosotros, sihacemosquelospeluquerosmandensobrelosnobles?

—Es que esa endiablada revolución también se ha introducido entrenosotros.

—EslasarnaquelehasalidoaFrancia.

—Lasarnadeltercerestado—añadióBoisberthelot—.SóloInglaterranoslapuedecurar.

—Noslacurará,nolodudéis,capitán.

—Mientrastanto,pica.

—Cierto; imperan los plebeyos en todas partes: el general en jefe de lamonarquía,Stofflet,eselguardademontedelseñordeMaulevrier,ynotienenadaqueenvidiaralaRepública,cuyoministroesPache,hijodelporterodelduquedeCastries.¡BuencontrasteestaguerradelaVendée!Porunaparte,elcerveceroSanterre;porlaotra,elpeluqueroGastón.

—QueridoLaVieuville,yodefiendounpocoaGascon.NoseportómalenGuéménée,pues fuecapazdearcabuceara trescientosazules,despuésdehacerlescavarsuspropiassepulturas.

—Deacuerdo,peroesocualquieralohubierahechocomoél.

—Verdades.Yomismolohubierahecho.

—Losgrandesactosdelaguerra—siguióLaVieuville—exigennoblezaenquienlosejecuta;yesoesmáspropiodecaballerosquedepeluqueros.

—Hay,noobstante,enesetercerestado—dijoBoisberthelot—,hombresmerecedores de estima. Por ejemplo, ahí tenéis al relojero Joly, que fuesargentoenelregimientodeFlandes.Ahoraesvendeanoyjefedeunapartidade lacosta;puesbien,suhijo,queerarepublicano,servíaen lasfilasde losazules,mientrassupadremilitabaenladelosblancos.Enunabatalla,elpadrehaceprisioneroalhijoylesaltalatapadelossesos.

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—Esoestábien—dijoLaVieuville.

—UnBrutorealista—replicoBoisberthelot.

—¡EsonoimpidequeseainsoportablesermandadoporunLoquereau,unJean-Jean,unMoulins,unFocart,unBouju,unChouppes!

—Querido caballero, esa cólera la sufren también nuestros enemigos.Nosotros estamos repletos de burgueses; ellos de nobles. ¿Creéis que losdescamisadosestáncontentosdeversealasórdenesdelcondedeCanclaux,elvizconde deMiranda, el vizconde de Beauharnais, el conde de Valence, elmarquésdeCustineyelduquedeBiron?

—¡Vayaenredo!

—¡YdelduquedeChartres!

—ElhijodeÉgalité…¿cuándoserárey?

—Jamás.

—Paraalcanzareltronolepuedenservirsuscrímenes.

—Yperjudicarsusvicios—contestóBoisberthelot.

Hubounsilencio,yBoisberthelotprosiguió:

—Trató, sin embargo, de reconciliarse con elmonarca; fue aVersalles averalreyestandoyoallí,yvicómoleescupieronenlasespaldas.

—¿Desdeloaltodelagranescalinata?

—Sí.

—Hicieronbien.

—LellamábamosBorbónelCenagoso.

—Estállenodepústulas,escalvoyregicida.¡Bah!

—EstuveconélenOuessant—añadióLaVieuville.

—¿EnelSaint-Esprit?

—Sí.

—Sihubieraobedecidolaseñaldemantenersecontraelvientoquelehizoelalmiranted’Orvilliers,hubieraimpedidoelpasoalosingleses.

—Ciertamente.

—¿Esverdadqueseescondióenlabodega?

—No,peroesbuenoquesediga.

LaVieuvillesoltóunacarcajada.

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Boisberthelotañadió:

—Los hay imbéciles. Ese mismo Boulainvilliers, de quien hablábamoshace poco; lo conocí y lo vi de cerca. Al principio, a los campesinos losarmaronconpicas,¿noinsistíaenquererhacerlosalabarderos?Lesenseñóelejercicio de la alabarda, soñando con transformar a aquellos salvajes ensoldados de línea. Pretendía que aprendiesen a desgastar los ángulos de uncuadradoyadisponerlosbatallonesconunvacíoenelcentro.Losarengabacon términos militares que no entendían, y para decir jefe de escuadra lesdecíacabodeescuadra,queeracomosedenominabanloscabosentiemposdeLuis XIV. Se obstinaba en crear un regimiento compuesto por cazadoresfurtivos;organizócompañíasregularescuyossargentosformabancorrotodaslastardespararecibirelsantoyseñadelsargentodelaprimeracompañía;ésteselodabaaconocerenvozbajaalsargentodelasegunda,quelotransmitíaalinmediato, y éste a su vecino, y así de oído en oído llegaba hasta el últimosargento.Destituyóaunoficialquenosedescubrióaloírlaconsignadebocade un sargento. En fin, ya supondréis lo que sucedió: aquel bruto no supocomprenderqueloscampesinosquierensergobernadosasumanerayquenose hacen hombres de cuartel con los hombres de bosque. Sí, conocí aBoulainvilliersallí.

Dieronalgunospasos,meditandocadaunoparasí.

Despuésreanudaronlaconversación.

—Apropósito,¿seconfirmalamuertedeDampierre?

—Sí,micomandante.

—¿DelantedeCondé?

—EnelcampodePamars,deunabaladecañón.Boisberthelotsuspiró.

—¡ElcondedeDampierre!Otrodelosnuestrosqueeradelossuyos.

—¡Buenviaje!—dijoLaVieuville.

—Ylascuñadasdelrey,¿dóndeestán?

—EnTrieste.

—¿Todavía?

—Todavía.

YLaVieuvilleexclamó:

—¡Ah,estaRepública!¡Cuántosestragoscausas,maldita!Cuandopiensoqueestarevoluciónsehaoriginadoporundéficitdealgunosmillones…

—Hayquedesconfiarsiempredelascausaspequeñas.

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—Todovamal—repusoLaVieuville.

—Sí.LaRouariehamuerto,DuDresnayesidiota.¡Quétristesagitadoresson los obispos! Coucy, obispo de la Rochelle; Beaupoil Saint-Aulaire, dePoitiers;MercydeLuçon,amantedemadamedel’Eschasserie…

—Que, como sabéis, se llama Servanteau, comandante, porquel’Echasserieeselnombredeunadesustierras.

—¿YesefalsoobispodeAgra,queescuradenosédónde?

—DeDol.SellamaGuillotdeFolleville;esmuyvalienteysebatecomounhéroe.

—¡Sacerdotescuandosenecesitansoldados!¡Obisposquenosonobispos!¡Generalesquenosongenerales!

—Comandante —interrumpió La Vieuville— ¿tenéis Le Moniteur envuestracabina?

—Sí.

—¿QuéobrasrepresentanahoraenParís?

—AdelayPaulino,yLaCaverna.

—Quisieraverlas.

—Lasveréis;creoqueestaremosenParísdentrodeunmes.

Boisberthelotreflexionóunmomentoyañadió:

—Quizásantes.MonsieurWindhamselohadichoamilordHood.

—Puesentonces,comandante,novantanmallascosas.

—TodoiríaperfectamentesisupierandirigirlaguerradeBretaña.

LaVieuvillemoviólacabeza.

—Comandante—preguntó—,¿desembarcaremoslainfanteríademarina?

—La desembarcaremos si la costa nos es propicia; no, si nos es hostil.Algunas veces la guerra revienta las puertas; pero otras se introducefurtivamente.Laguerracivildebellevarsiempreenelbolsillounallavefalsa.Haremosloquesepueda,peroloqueimportaeseljefe.

Boisberthelot,pensativo,añadió:

—¿QuéospareceelcaballerodeDieuzie?

—¿Eljoven?

—Sí.

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—¿Paramandar?

—Enefecto.

—Esun excelenteoficial de tropaydebatalla regular; pero losbosquessólolosconocenlosmontañeses.

—Siesocreéis,renunciadalgeneralStoffletyalgeneralCathelineau.

LaVieuvillemeditóunosinstantesantesdehablar,ydijo:

—Necesitaríamos un príncipe, un príncipe de Francia; un príncipe desangre,unverdaderopríncipe.

—¿Paraqué?Quiendicepríncipe…

—Dicecobarde; ya lo sé, comandante, peroyo loquieroparaque causeefectoentreesospapanatas.

—Miqueridocaballero,lospríncipessenieganavenir.

—Tendremosquepasarsinellos.

Boisberthelot hizo el movimiento maquinal que consiste en apretarse lafrenteconlamano,comoparahacersaliralgunaidea,ydijo:

—Enfin,veremosloquedadesíestegeneral.

—Esunnobleimportante.

—¿Creéisqueesobasta?

—Siesbueno…—observóLaVieuville.

—Osea,feroz—replicóBoisberthelot.

Elcondeyelcaballerosemiraron.

—Sí,señorBoisberthelot,habéisencontradolapalabraprecisa.Loquenoshacefaltaesunaguerrasinmisericordia.Éstaeslaépocadelossanguinarios.LosregicidascortaronlacabezadeLuisXVI;nosotrosdebemosdescuartizara los regicidas. Sí, el general que necesitamos es el general Inexorable. EnAnjouyenelaltoPoitou,losjefessonmagnánimos,hayentreellosunapujadegenerosidad,ytodomarchamalallí.EnelMaraisyenelterritoriodeRetzlosjefessonatroces,ytodomarchabien.SiCharetteaguantacontraParreinesporquedemuestratantaferocidadcomoél.Sonhienacontrahiena.

Boisberthelotno tuvo tiempode replicaraLaVieuville,porqueenaquelprecisomomentofueinterrumpidobruscamenteporungritodesesperado.Almismo tiempo se oyó un ruido que no se parecía a ninguno de los ruidosordinarios;aquelgritoyaquelruidosalíandelinteriordelbuque.

El capitán y el teniente se precipitaron hasta el entrepuente, pero no

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pudieronpenetrarenél;todoslosartillerossubíanaterrorizados.

Acababadesucederalgoespantoso.

IV

TORMENTUMBELLI

Uno de los cañones de la batería, una pieza de a veinticuatro, se habíadesprendidodesusamarras.

Ésteestalvezelsucesomásterriblequepuedeocurrirenelmar.Nadatantemible puede sucederle a un buque de guerra en alta mar y en plenanavegación.

Elcañónquerompesusamarrasseconviertebruscamenteenunaespeciede bestia sobrenatural; es unamáquina que se transforma enmonstruo; unamasaquecorresobresusruedas,quetienemovimientosdeboladebillar,queseinclinaalrodar,sesumergealchocar,queva,viene,sedetiene,parecequemedita,recobrasucarrera,atraviesacomounaflechaelbuquedeunextremoalotro,salta,huye,seencabrita,choca,destroza,mata,extermina.Esunarietequebateasuantojolamuralla,conladiferenciadequeelarieteesdehierroyla muralla de madera. Es la puesta en libertad de la materia, como si eseesclavoeternoquisieravengarse.Parecequelamaldadqueposeenlosobjetosinertes se subleva y estalla de repente; parece que pierda la paciencia y setome una extraña revancha. Nada más inexorable que la cólera de loinanimado.Aquelpedazodehierroforjado,poseídoporlalocura,dasaltosdepantera, tiene la pesadez del elefante, la agilidad del ratón, la terquedaddelhacha,loinesperadodelasolas,larapidezdelrayoylasorderadelsepulcro.Supesoesenormeysaltacomounapelotaotuercebruscamente,cortandoenángulorectolalíneaqueantestrazó.¿Quéhacer?¿Cómodominarsemejantemonstruo?Latempestadcesa;elciclónpasa;elvientoseapacigua;elmástilrotopuedereemplazarse;lavíadeaguasetapa;elincendioseextingue;pero,¿quépuedehacerseconeseenormebrutodebronce?¿Dequémediosvalerse?Sepuedehacerentrarenrazónaunperrodepresa,espantarauntoro,fascinara una boa, amedrentar a un tigre, enternecer a un león; pero no hay ningúnrecurso contra esemonstruo que se llama cañón desamarrado.No lo podéismatarporqueestámuerto;yalmismotiempovive,viveconunavidasiniestraquevienedesdeelinfinito.Tienedebajodesísuplataforma,sobrelaquesebalancea.Lomueveelbuque,alquemueveelmar,quesevezarandeadoporelviento.Eseexterminadornoesmásqueunjuguetedelbuque,delasolasydelosvientos;detodoestoenlazadonacesuespantosavida.¿Cómolibrarse

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desemejantemáquina?¿Cómomaniobrarenesemecanismomonstruosodelnaufragio? ¿Cómo es posible prever sus idas y venidas, sus vueltas y suschoques?¿Cómoadivinarcadaunodesusgolpes,quepuedehundirelbuque?¿Cómo evitar un proyectil que cambia de dirección, que semueve, avanza,retrocede, choca a la derecha y a la izquierda, huye, pasa, desconciertacualquier previsión, atropella el obstáculo y aplasta a los hombres? Loterrorífico de la situación proviene de lamovilidad del suelo; no es posiblecombatirunplano inclinadoque tienecaprichos.Elbuque tiene,pordecirloasí, dentro del vientre el rayo aprisionado que trata de huir; una especie detruenoqueruedasobreuntemblordetierra.

Enun instante, toda la tripulaciónsepusoenpie.Elerror locometióuncabodecañón,quehabíaolvidadoecharelclavodelacadenadeamarreyatómallascuatroruedasdelapieza,cosaqueprovocóquesemovieralaplantillay el bastidor y acabópor dislocar la braga.Rompió el tiro, demodoque elcañónnoquedófirmeenelafuste.Labragafija,queimpideelretroceso,noestabaenusoenaquellaépoca.Ungolpedadoen laportañolade labateríahabíahechoqueelcañón,malamarrado, retrocedieray rompierasucadena,empezandoarodardemododescontroladoporelentrepuente.Enelmomentoenqueserompiólaamarralosartillerosestabanenlabatería,unosengrupoyotros diseminados, ocupados en los trabajos del mar que ejecutan losmarinerosenprevisióndelzafarranchodecombate.Lapieza, lanzadaporelcabeceodelbuque,penetróenunodelosgruposyaplastóacuatrohombresenelprimergolpe,después,empujadaporelbalanceo,partióporlamitadaotroinfeliz y fue a chocar en elmuro de babor con una pieza de la batería y ladesmontó.Deaquíelgritodeangustiaqueseoyó.Todalatripulacióncorrióalaescaleraeinstantáneamentelabateríaquedóvacíadegente.

Laenormepiezaquedósola, entregadaa símisma,ypodíahacer loquequisiera:eradueñadelacorbeta.Todalatripulación,acostumbradaareírenlasbatallas,temblabaposeídaporelespanto.

ElcapitánBoisberthelotyeltenienteLaVieuville,doshombresvalientes,sedetuvieronenloaltodelaescaleraymudos,pálidosyvacilantes,mirabanhacia el entrepuente.Un hombre los apartó con el codo y descendió; era elpasajero,elcampesino,dequienestabanhablandomomentosantes.Alllegaralpiedelaescalera,sedetuvo.

V

VISYVIR

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Elcañónibayveníaporelentrepuente,comosifueraelcarrovivientedelApocalipsis;elfarol,oscilandobajolarodadelabatería,añadíaaestavisiónunvertiginosobalanceodesombrasyluz.Laformadelcañóndesaparecíaenlaviolenciade lacarrera,yya se loveíanegroen laclaridad,ya reflejandoondasblancasenlaoscuridad.

Continuaba la ejecución del navío: ya había roto otras cuatro piezas yhechoenloscostadosdoshendidurasque,porfortuna,estabanporencimadela línea de flotación, pero por las que entraría agua si sobreviniese unaborrasca. Chocaba frenéticamente contra los costados del buque; la maderaresistía, chasqueaba ante aquella masa desmesurada que golpeaba con unaespecie de ubicuidad inaudita por todas partes a la vez.Ungranodeplomosacudidoenunabotellanotieneunapercusióntanincesantenitanrápida.Lascuatro ruedas pasaban y volvían a pasar sobre los hombres muertos, losaplastaban,loscortabanylosdespedazaban,ydeloscincocadávereshabíanhechoveintepedazosquerodabanal travésdelabatería.Lascabezasde losmuertosparecíangritar,yarroyosdesangrecorríanporelsuelo.Loscostadosaveriadosdelbuqueseentreabríanenmuchossitios,yentodoélreinabaunespantoterrible.

El capitán recobró al momento la sangre fría y mandó arrojar alentrepuentetodoloquepodíaamortiguareimpedirelcursodesenfrenadodelcañón: colchones, hamacas, repuestos de velas, rollos de cuerdas, sacos deequipajey fardosde asignados falsos, de losque la corbeta llevaba todouncargamento,porqueesta infamia inglesaseconsiderabacomounardidde laguerra.

Nada evitaron todos esos bultos, porque nadie se atrevía a bajar paraorganizarloscomoeraconveniente,yenpocosminutosquedaronconvertidosenhilachas.

Elmarestabalobastantealborotadocomoparaqueestefunestoaccidentefueralomáscompletoposible.Sisehubieradesatadounatempestad,éstatalvez podría derribar al cañón sobre su caña, y una vez en el aire las cuatroruedassehubierapodidodominarelpeligro.Peroestonosucedióyelestragocontinuaba; se veían desolladuras e incluso fracturas en los mástiles que,empotrados en la madera de la quilla, atraviesan los pisos de los buques ydesempeñan el papel de grandes pilares redondos.Los golpes convulsos delcañónhabíanagrietadoelpalodelamesana;elmástildelamayorsehallabalastimado y la batería se dislocaba.De treinta piezas, diez estaban fuera decombate;lasbrechassemultiplicabanylacorbetaempezabaahaceragua.

El anciano pasajero, que había descendido al entrepuente, parecía unhombredepiedracolocadobajolaescalera.Dirigíalamiradaserenaaaquellaescenadedevastación.Inmóvil,nopestañeaba.

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Cadamovimiento de la pieza hacía prever el hundimiento del buque; sicontinuabanlosestragoselnaufragioseríainevitable;eraprecisoyacontenereldesastreomorir,tomarunpartido,¿perocuál?¿Cómoapoderarsedeaquelcombatiente?Setratabadedeteneraunlocofurioso,deamarrarunrayo,dederribaraunmonstruo.

BoisberthelotledijoaLaVieuville.

—¿CreéisenDios,caballero?

—Sí.No.Aveces.

—¿Cuandohaytempestad?

—Sí,yenmomentoscomoéste.

—Enefecto—dijoBoisberthelot—,sóloDiospuedesalvarnos.

Todoscallaron,dejandoquelapiezaprosiguierasulocacarrera.

En el exterior, las olas batían al buque, respondiendo a los golpes delcañón con golpes de mar y produciendo el efecto de dos martillos que sealternaban.

Derepente,enaquellaespeciedecircoinabordable,dondesaltabaelcañónescapado,sevioapareceraunhombreconunabarradehierroenlamano.Eraelautordelacatástrofe,elculpabledelanegligenciaycausadelaccidente,elcabodecañónencargadodelapieza.Causóeldañoyqueríarepararlo:llevabaunabarraenunamanoyuncaboconnudocorredizoenlaotra,yarmadodeestemodosaltóalentrepuente.

Enseguidacomenzóunespectáculotitánicoyferoz;elcombatedelcañóncontraelartillero;labatalladelamateriacontralainteligencia;elduelodelacosa contra el hombre.El hombre se situó en un ángulo con la barra y unacuerda en sus manos, firme sobre sus piernas, que parecían dos pilares deacero,ylívido,tranquiloytrágico,enraizadoenelsuelo,esperaba.

Esperabaquelapiezapasaracercadeél.

El artillero conocía su cañón y le parecía que vivía con él desde hacíatiempo;lehabíametidomuchasveceslasmanosenlaboca,eraunmonstruofamiliaryempezóahablarlecomosifuerasuperro.

—¡Ven!—ledecía.Quizáloamaba.

Deseaba que se acercase, pero esto suponía que se echaría sobre él yentonces estaría perdido; porque, ¿cómo evitar que lo aplastara? Todoscontemplabanaterradosaquelespectáculo.

Nadierespirabaasusanchas,exceptoquizáelanciano,queestabasoloenelentrepuentecomotestigosiniestrodeaquelcombate,alalcancedelapieza

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de artillería, que podía triturarlo en cualquiermomento. Sin embargo, no semovía.

Debajodeellos,lasolasencrespadasyciegasdirigíanelcombate.

En el momento en que, aceptado el desafío cuerpo a cuerpo, llegó elartilleroaprovocaralcañón,unadelascasualidadesdelosbalanceosdelmarhizoquelapiezapermanecieraporuninstanteinmóvilycomoestupefacta.

—¡Ven,aquí!—laanimabaelcabo,yellaparecíaescucharle.

Súbitamentecayósobreelartillero.Élesquivóelchoque.

Empezó la lucha. Inaudita. El frágil atacando al invulnerable. Elcombatientedecarneatacandoalabestiadebronce.Deunladolafuerza;delotrounalma.

Todoestosedesarrollabaen lapenumbra;eracomolavisiónconfusadeunprodigio.Unalma;cosaextraña,sediríaqueelcañóntambiénteníaalma,perounalmallenadeodioyrabia;parecíaqueaquelmonstruoestabadotadodeojos,ycualquierahubieradichoqueespiabaalhombre.Sepercibíaciertaastuciaenaquellamasa,porqueescogíalosmomentosdesuataque.Eracomoungigantescoinsectodehierro,parecíatenerunavoluntaddemoníaca.Habíamomentosenlosqueaquellalangostacolosalseacostabaensuplataforma,ydespuéssaltabasobresuscuatroruedascomountigresobresuscuatrogarras,corriendohaciaelhombre.Éste,flexible,ágilydiestro,seretorcíacomounaculebra esquivando los movimientos de aquel rayo; pero los golpes que élevitabalosrecibíaelbuque,quecontinuabademoliéndose.

Un extremo de la cadena rota había quedado adherido a la pieza,enrollándosenosesabecómoaltornillodelbotóndelaculata;unextremodelamismaestabaligadoalafuste,mientraselotro,libre,dabavueltasentornoalcañón,aumentandosusmovimientos.Eltornillolaapretabacomounamanocerrada y aquella cadena multiplicaba los golpes del ariete con los suyospropios, formandoalrededordelcañónun terriblemolinete; látigodehierro,manejadoporunpuñodebronce,quecomplicabaelcombate.

Sin embargo, el hombre seguía luchando. Incluso en algunosmomentoseraélquienatacabaalcañón,arrastrándosea lo largodelcostadodelbuquecon la barra y la soga en lasmanos. En aquellosmomentos parecía que elcañónhuía,eracomosicomprendiesequeaquellosmovimientosloshacíaelartilleroparatenderleunatrampa.Éste,formidable,loperseguía.

Esta lucha no podía durar mucho tiempo. El cañón pareció decirse:¡Acabemosdeunavez!,ysedetuvo.Todoscomprendieronqueseacercabaeldesenlace.Elcañón,comoensuspenso,parecíaestarpreparandounaacciónferoz. Bruscamente se precipitó sobre el artillero, éste lo esquivó dando un

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quiebroygritósonriendo:

—¡Otravez!

Elcañón, furioso, rompióunapiezadebabor.Después, impulsadopor lahonda invisible que lo manejaba, se lanzó a estribor sobre el hombre, queesquivóotravezelchoque.Estallarontresnuevaspiezasbajoelimpulsodelcañón. Éste, entonces, como ciego y no sabiendo ya qué hacer, volvió laespaldaalhombre,rodódeatrásadelante,chocóconlarodayacabóabriendouna brecha en el muro de proa. El hombre se había refugiado al pie de laescalera, a pocos pasos del anciano, y sujetaba la barra y la soga.El cañónparecióverlo,ysinnisiquieramolestarseendarselavuelta,retrocediósobreelhombreconlaprontituddeunhachazo.Latripulacióncreyóqueelhombreestabaperdido,ylanzóungrito.

Peroelanciano,hastaentoncesinmóvil,selanzómásrápidoqueunrayo,agarró un gran fardo de asignadas falsos, y aun a riesgo demorir aplastadologró arrojarlos entre las ruedas de la pieza. Aquel movimiento decisivo ypeligroso fueejecutadocon tantaexactitudyprecisióncomosihubiera sidorealizadoporunapersonacursadaentodoslosejerciciosdescritosenellibrodeDaroselsobreelManejodelcañóndemarina.

Elpaquetehizoelefectodeuntapón.Unguijarrodetieneunarueda,unarama de árbol desvía un alud. La pieza tropezó, el artillero, a su vez,aprovechando aquella temible coyuntura, metió la barra de hierro entre losradiosdeunadelasruedastraserasyelcañónsedetuvo.

Estaba inclinado, y el hombre, con un movimiento de palanca queimprimióalabarra,loderribó;lapesadamolecayó,produciendoelruidodeunacampanaquesedesploma,yelhombre,bañadoensudor,seechósobreellaypasóelnudocorredizoalcuellodebroncedelmonstruotendidoenelsuelo.

Así terminóelcombate;elhombrehabíavencido.Lahormigadominóalmastodonte,elpigmeohizoprisioneroaltrueno.

Lossoldadosylosmarinerosaplaudieron.

Toda la tripulación se precipitó con cables y cadenas sobre el cañón,quedandoamarradoenuninstante.

Elartillerosaludóalanciano.

—Señor—ledijo—,mehabéissalvadolavida.

Pero el anciano, que ya había recuperado su actitud impasible, no lecontestó.

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VI

LOSDOSPLATILLOSDELABALANZA

Vencióelhombre,perotambiénpodíadecirsequeelcañónhabíavencido.Se evitó el naufragio inmediato; pero no estaba salvada la corbeta. Losdesperfectos del buque parecían irremediables: la borda tenía cinco grietas,unadeellasmuygrande;detreintacañones,veintequedaroninútiles.Lapiezaquehabíaproducidoeldesastre,vueltaaponerensusitioyencadenada,eratambién inservible,yaqueel tornillodelbotóndeculataestabaforzadoy lapunteríaresultabaimposible.Labateríaquedabareducidaanuevepiezas.Labodegahacíaagua.Habíaqueacudir inmediatamentea reparar lasaveríasyhacerfuncionarlasbombas.

Elentrepuentepresentabaunespectáculodesolador;elinteriordelajauladeunelefantefuriosonoestaríamásdesmanteladoqueaquellugar.

Pormuchanecesidadquetuvieralacorbetadeocultarsedelavistadeloscruceros, teníaunanecesidadmás imperiosa todavía, la salvación inmediata.Fueprecisoiluminarelpuenteconalgunosfarolessituadosenlaborda.

Duranteeltiempoquedurólatrágicaescena,absortalatripulaciónenunacuestióndevidaomuerte,nosabíaloqueestabapasandoenelmar.Lanieblasehabíahechomuyespesa,eltiempocambió,yelvientosellevóelbuquepordonde quiso; la corbeta estaba fuera de rumbo, al descubierto de Jersey yGuernesey,másalsurdelorequerido.Elbalanceodelmareraamenazador;labrisaseconvertíaenvendaval,yunaborrasca,quizáunatormenta,empezabaadibujarse.Nosedistinguíanadaacuatropasos.

Mientras los hombres de la tripulación reparaban a toda prisa ysumariamentelosestragoscausadosenelentrepuente,secegabanlasvíasdeaguayseasegurabanen labatería laspiezasquese librarondeldesastre,elancianohabíavueltoasubiracubierta.

Estabaapoyadoenelmástildelamayor.

Parecía indiferente almovimiento febril que se producía en el buque.ElcaballeroLaVieuvilledispusoenformacióndebatallaalosdosladosdelpalomayoralossoldadosdeinfanteríademarina,ydespués,aloírunsilbidodelcontramaestre,losmarinerosocupadosenlamaniobrasepusierondepiesobrelasvergas.

ElcondedeBoisberthelotseadelantóhaciaelpasajero.

Detrásdelcapitánibaunhombrederostropálido,jadeante,coneltrajeendesordenyunairesatisfecho,apesardesuestado.

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Era el cabo de cañón, que acababa de ser un oportuno domador demonstruos,lograndohacerentrarenrazónalsuyo.

Elcondesaludómilitarmentealancianovestidodecampesino,yledijo:

—Migeneral,ésteeselhombre.

Elartilleropermaneciódepie,conlavistabaja,enactituddeordenanza.

—Migeneral—añadióBoisberthelot—,envistade loquehahechoestehombre¿nopensáisquesusjefesdeberíanhaceralgo?

—Asílocreo—replicóelanciano.

—¿Tenéislabondaddedarnosvuestrasórdenes?

—Vossoisquiendebéisdarlas,soiselcapitán.

—Yvoselgeneral—repusoBoisberthelot.

Elancianomiróalartillero.

—Acércate.

Elartillerodiounpaso.

Elancianosevolvióhaciaelconde,desprendiólacruzdeSanLuisdesupechoylaprendióenlachaquetadelartillero.

—¡Hurra!—gritaronlossoldados,presentandoarmas.

Elanciano,señalandoconeldedoaldeslumbradoartillero,añadió:

—¡Ahora,quefusilenaestehombre!

Elestuporsucedióalaaclamación.

—Unanegligenciahacomprometidoelbuque—explicó,alzandolavoz—,queaestashorasestáperdido.Estar enelmaresestar anteel enemigo.Unbuquequehaceunatravesíaesunejércitoquedaunabatalla.Latempestadseesconde, pero no desaparece. Todo el mar es una emboscada, y toda faltacometidaenpresenciadelenemigomerecelapenademuerte.Nohayenestoscasos reparación posible. El valor debe ser recompensado, y la negligencia,castigada.

Estaspalabrascayeronunatrasotra,graves, inexorables,comogolpesdehachasobreeltroncodeunaencina.

—Que se cumplan mis órdenes —añadió el anciano, mirando a lossoldados.

ElhombreencuyachaquetabrillabalacruzdeSanLuisbajólacabezaaunaseñaldelcondedeBoisberthelot.Dosmarinerosbajaronalentrepuenteydespués volvieron trayendo la hamaca-sudario. El capellán del buque, que

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desdesupartidaestabaorandoenlacámaradelosoficiales,acompañabaalosdosmarineros.Unsargentosacódeformaciónadocesoldados,quedispusoendosfilas.Elartillero,sinpronunciarpalabra,secolocóentrelasdosfilas,yelcapellán,conelcrucifijoenlamano,seadelantó,poniéndoseasulado.

—¡Marchen!—gritóelsargento.

Elpelotónsedirigióapasolentoal lugarde laejecución,seguidodelosdosmarinerosquellevabanelsudario.

Untristesilencioseabatiósobrelacorbeta;unhuracánsilbabaalolejos.

Unosmomentosdespuésseoyóunadetonaciónenlastinieblasyaparecióun relámpago.Luego todovolvióaquedarensilencio, sinqueseescuchasemásruidoqueeldeuncadávercayendoalmar.

El anciano, recostado todavía en el palo mayor, cruzó los brazos ypermaneciópensativo.

Boisberthelot,dirigiendohaciaélel índicede lamanoderecha,confióaloídodeLaVieuville:

—LaVendéeyatieneunjefe.

VII

QUIENSEHACEALAMAR,JUEGAALALOTERÍA

¿Quéibaaserdelacorbeta?

Las nubes, que toda la noche se habían mezclado con las olas,descendierondetalmodoqueborraronelhorizonte,yelmarapareciócomobajounmanto.Sóloseveíanieblapor todaspartes, situaciónpeligrosaparacualquierbuque.

Alabrumaseuníatambiéneloleaje.

Aprovecharoneltiempo;latripulaciónaligerólacorbeta,arrojandoalmartodo lo destrozado por la pieza, como cañones desmontados, afustes rotos,trozosdemaderatorcidosodesclavados,piezasdehierrorotas…Abrieronlasportañolasyporellasdeslizaron,sobretablashaciaelmar,cadáveresyrestoshumanos,envueltosensudarios.

Elmar empezabaa ser temible,noporque fuera inminente la tempestad,pues, por el contrario, se oía decrecer el huracán que bramaba tras elhorizonte, y sus ráfagas se alejaban hacia el norte; pero las olas erangigantescas, indicando un peligroso mar de fondo. Como la corbeta había

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quedadomuyendeble,oponíapocaresistenciaalassacudidasyeranfunestasparaellalasinmensasolas.

Gacquoilseguíajuntoaltimón,pensativo.

Ofreceralmaltiempobuenacaraeshabitualenloscomandantesdelmar.

LaVieuville,queeradecarácterdesenvueltoantelascatástrofes,seacercóaGacquoilyledijo:

—Meparece,piloto,queelhuracánmengua;creoquenohabrátempestad;tendremosvientoynadamás.

—Quientieneviento,tienemar—respondiógravementeGacquoil.

Larespuestaerapocotranquilizadora,puesparaunbuquequehaceaguas,tenermares llenarsedeellasrápidamente.Gacquoilremarcóestepronósticoconunvagofruncimientodecejas.Talvez,despuésdelacatástrofedelcañónydelartilleroLaVieuvillehablabacondemasiadajovialidadyligereza.Haycosasquetraendesgraciasiselasignora.Elmaresunsecreto;nuncasesabeloquecontiene.Hayqueserprecavido.

LaVieuvillesintiólanecesidadderetornaralaseriedad.

—¿Dóndeestamos,piloto?

—EnlavoluntaddeDios.

Unpilotoesunsabioyhayquedejarlehacer,ymuchasvecesdejarledecir.

Además, esta clase de hombres hablan poco. La Vieuville se alejó deltimón,peroelhorizonteseencargóderesponderalapreguntadelcaballero.

Elmarsedescubrióderepente.

Se rasgaron las brumas que se arrastraban sobre las olas, su oscurodesordensepresentóalavistaenlaclaridadcrepuscular,yofrecióelsiguienteespectáculo:

Elcieloestabacubiertodenubes,peroéstasnotocabanelmar.AlOrientese veía una luz blanca que anunciaba el amanecer; alOeste otro resplandorblancoazuladomostrabaelpuntopordondehabíadesaparecidolaluna.Estasdosblancurasformabansobreelhorizonte,unafrentea laotra,dosextrañasbandasderesplandorpálido,entreelmaroscuroyeltenebrosocielo.

Sobreestasdosclaridadessedibujabanrectaseinmóvilessiluetasnegras.

AOccidente, sobre el horizonte iluminado por la luna, se dibujaban tresaltasrocascomodólmenescélticos.

AOriente,enelhorizontepálidode lamañana,se levantabanochovelasformadas en orden y separadas simétricamente unas de otras.Las tres rocas

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eranunescolloylasochovelas,unaescuadra.

Lacorbetatenía,pues,detrásdeella,alosMinquiers,rocaspeligrosas,ydelantealaescuadrafrancesa.AOriente,elabismo,aOccidentelamatanza;estabaentreelnaufragioyelcombate.

Para afrontar al escollo, la corbeta sólo podía contar con su cascoagujereadoydislocado,y conunaarboladuradesgarradaen sus raíces.Paraafrontarlabatallaposeíaunaartilleríadelaqueveintiúncañonesdelostreintaestabandesmontados,ycuyosmejoresartilleroshabíanmuerto.

Eramuy débil aún la claridad del día y reinaba la oscuridad en todo elbuque.La oscuridad podía prolongarse algún tiempo, porque obedecía a lasnubesaltasyespesasqueformabanunaespeciedebóveda.

Elviento,quehabíadisipadolasnieblasbajas,empujabalacorbetahacialosMinquiers.

Porelexcesodefatigaqueelestragohabíacausado,lacorbetayacasinoobedecíaaltimón,yenvezdenavegareraarrastradayabofeteadaporlasolas.

ElescollotrágicodelosMinquierseramásterribleymásásperoenaqueltiempoquehoydía.Muchastorresdeaquellaciudadeladelabismohansidoarrasadas por el incesante golpear delmar; la configuración de los escolloscambia; lasolasy lasmareashacendesierrasocuchillos.Enaquellaépoca,tocarlosMinquierserasinónimodenaufragar.

LaArmadaeralaescuadradeCancale,quemástardesehizocélebrebajoelmandodelcapitánDuchesne,alqueLéquiniollamaba“padreDuchêne”.

Lasituacióneracrítica:lacorbeta,duranteelepisodiodeldesprendimientodel cañón, se había desviado de su rumbo sin que nadie lo advirtiera,dirigiéndosemásbienhaciaGranvillequeaSaint-Malo;pero,aunquehubierapodidonavegaratodavela,losMinquierslecerrabanlavueltahaciaJersey,ylaescuadraleimpedíaalcanzarlascostasdeFrancia.

Latempestadhabíacesado.Pero,comohabíadichoelpiloto,habíamar.Elmar,empujadoporunvientofurioso,erasalvaje.

Elmar no dice nunca de una vez todo lo que quiere; de todo hay en elabismo, hasta trampas. Podría afirmarse que elmar usa este procedimiento:adelantayretrocede;proponeysedesdice;preludiaunaborrascayrenunciaaella;prometeelabismoynolopresenta;amenazaenelNorteydaenelSur.Durantetodalanoche,lacorbetaClaymoretuvoencimalaniebla,temiendolatormenta:elmarsedesmentíadeunmodoferoz;insinuólatempestadysirvióelescollo.Perobajounaformauotra,elresultadosiempreseríaelmismo:elnaufragio.

Al choque contra el escollo se añadía el exterminio en el combate. Un

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enemigocontemplabaalotro.

LaVieuvilleexclamóconunacarcajadairónica:

—Naufragioaquíycombateallá.Tenemosdiversiónporambaspartes.

VIII

9=380

Lacorbetaestabaapuntodenaufragar.

En la azuladaclaridadesparcida alrededordelbuque, en la lobreguezdelasnubes,enlaconfusamovilidaddelhorizonte,enelmisteriosomovimientode las olas, reinaba una solemnidad sepulcral. A excepción del viento quesoplaba con impulso hostil, todo estaba en silencio.La catástrofe surgía delabismo conmajestad, parecida más a una visión que a un ataque. Nada semovía, ni en las rocas ni en los barcos; era una especie de silencio colosal.¿Lostripulantesdelacorbetateníanquelucharconalgoreal,oconunsueñoquepasabasobreelmar?Enlasleyendasseencuentranestaclasedevisiones;la corbeta estaba, en ciertomodo, entre el escollo demoníaco y la escuadrafantasma.

ElcondedeBoisberthelotdioamediavozórdenesaLaVieuville,quebajóalabatería;despuéselcapitántomóelanteojoyfueasituarseaproa,juntoalpiloto.

LosesfuerzosdeGacquoil seconcentrabanenmantenera floteelnavío,porquetomandodecostadoelvientoyelmarsehundiríainevitablemente.

—Piloto—dijoelcapitán—,¿dóndeestamos?

—CercadelosMinquiers.

—¿Porquéparte?

—Porlamala.

—¿Quéfondotenemos?

—Rocapelada.

—¿Esposibleacoderar?

—Esposiblemorir—contestóelpiloto.

El capitán dirigió el anteojo hacia el Oeste y examinó los Minquiers;despuéslovolvióhaciaelEsteycontemplólasvelasqueestabanalavista.

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Elpilotocontinuócomohablandoconsigomismo:

—SonlosMinquiers,quesirvendereposoalarisueñagaviotacuandosevadeHolanda,yalgrancuervomarinodemantonegro.

Entretanto,elcapitáncontabalasvelas.Ochobuquesformadoslevantabansobre el agua su perfil de guerra; en el centro de ellos se destacaba la altaarboladuradeunnavíodetrespuentes.

Elcapitánlepreguntóalpiloto:

—¿Conocéisestasvelas?

—Sí,eslaescuadra—respondióGacquoil.

—¿DeFrancia?

—Deldiablo.

Hubouninstantedesilencioydespuéselcapitánañadió:

—¿Todalaescuadraestáahí?

—Notoda.

Enefecto,el2deabril,ValazéhabíaanunciadoalaConvenciónquediezfragatas y seis navíos de combate cruzaban el canal de la Mancha. Esterecuerdoaparecióenlamentedelcapitán.

—Esverdad,laescuadrasecomponededieciséisbuquesyaquísólohayocho.

—Losotros—dijoGacquoil—searrastranporestacosta,yespían.

Elcapitán,mirandoconelanteojo,murmuró:

—Hayunnavíode trespuentes,dosfragatasdeprimerordenycincodesegundo:sonbuenosbuques;hemandadoenalgunosdeellos.

—Yo—dijoGacquoilloshevistodecerca.No tomaréaunoporelotro,losllevoenlamente.

Elcapitánlepasóelanteojoalpiloto.

—¿Distinguísbienlanavecapitana?

—Sí,micomandante;eselnavíoCôted’Or.

—Quehanrebautizado—replicóelcapitán—;antesse llamabaÉtats-de-Baurgogne.Unnavíonuevo.Cientoveintiochocañones.

Sacó del bolsillo un cuaderno y un lápiz y escribió en una página elnúmerocientoveintiocho.Despuésprosiguió:

—Piloto,¿cuálesesedebabor?

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—LaExperímentée.

—Una fragata de primer orden, con cincuenta y dos cañones. Se estabaarmandoenBresthacedosmeses.Elcapitánanotóenelcuadernoelnúmerocincuentaydos.

—Piloto,¿cuáleslasegundaveladebabor?

—LaDryade.

—Fragatadeprimerorden;cuarentacañonesdeadieciocho.HaestadoenlaIndiaytieneunabuenahojadeservicios.

Elcapitánescribiódebajodelcincuentaydoselnúmerocuarenta;despuéslevantólacabezaydijo:

—Pasemosaestribor.

—Micomandante,sontodasfragatasdesegundoordenyhaycinco.

—¿Cuáleslaprimera,contandodesdeelnavío?

—LaRésolue.

—Treintaydospiezasdeadieciocho.¿Ylasegunda?

—LaRichemont,quellevalamismafuerza.

—¿Cuálsiguedespués?

—LaAthée.

—¡Malnombreparaandarporelmar!¿Yluego?

—LaCalypso.

—¿Después?

—LaPreneuse.

—Cincofragatasdetreintaydospiezascadauna.

Elcapitánescribiódebajodelosnúmeroselcientosesenta.

—¿Lasconocéisbien,piloto?

—Comovos—lecontestóGacquoil.

—Conocerlasdesdeaquíesyaalgo,peroconocerlasafondovalemuchomás.

Elcapitán,con lavista fijaensucuaderno, loexaminabaymurmurandoentredientes,dijo:

—Cientoveintiocho,cincuentaydos,cuarentaycientosesenta.

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EnaquelmomentoLaVieuvillesubióalacubierta.

—Caballero—le dijo el capitán—, estamos en presencia de trescientasochentapiezasdeartillería.

—¿Quévamosahacer?—contestóLaVieuville.

—LaVieuville, vos venís de la inspección. ¿Cuántas piezas nos quedandefinitivamenteenestadodehacerfuego?

—Nueve.

—¡Vaya!—contestóasuvezBoisberthelot.

Tomódenuevoelanteojodemanosdelpilotoymiróalhorizonte.

Losochobuques,silenciososynegros,parecíaninmóviles,perosutamañoibaaumentandoprogresivamente.Laescuadraseacercabaalacorbeta.

LaVieuvilleefectuóelsaludomilitarydijo:

—Comandante, he aquí mi informe. Siempre desconfié de esta corbetaClaymore,porqueestristeembarcarserepentinamenteenunbuquequenoosconoceoquenoosquiere.Elbuqueinglésestraidoralosfranceses;laperrade la pieza suelta lo ha demostrado. Bien, he inspeccionado el navío; tienebuenas anclas, buen hierro, forjado todo, con barras soldadas al martinete;solidezenlascadenas,cablesexcelentes,fácilesdelargaryconlalongituddeordenanza, de ciento veinte brazas; bastantes municiones. Seis artillerosmuertos.Puedendispararsesetentayuntirosporpieza.

—Peronohaymásquenueve—mascullóelcapitán.

Boisberthelot dirigió su anteojo sobre el horizonte una vez más.Continuabalalentaaproximacióndelaescuadra.

Laspiezasdeartillería cortasque llevabaelbuque, llamadascarronadas,tienen laventajadeque treshombresbastanparamaniobrarlas,peroposeenuninconveniente,yesquesualcanceesmenorymenoscerteroqueeldeloscañonesmáslargos;erapreciso,pues,dejarquelaescuadrasesituaraatirodecarronada.

El capitán dio sus órdenes en voz baja y se estableció el silencio en elbuque.Sinquesetocarazafarrancho,seejecutóconrapidez.Lacorbetaestabataninutilizadapara lucharcontra loshombrescomocontra lasolas.Sesacó,sin embargo, todo el partido posible de aquel resto de buque de guerra. Seacumularoncercade losguardines, sobreelpasamanos, todos loscalabrotesderepuestoytodoloquepudieraafirmar,encasonecesario,laarboladura.Seordenóelsitiodestinadoalosheridos,seformaronbastionesdeestopasobreelpuente—unagarantíacontralafusilería,peronocontraloscañones—,sellevaronpasabalas,aunqueeraunpocotardeparaexaminarloscalibres,pues

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nosehabíanprevistotantosincidentes.Cadamarinerorecibióunacartucheraysepusoenelcintounpardepistoletesyunpuñal.Seapuntólaartillería,sepreparólafusilería,sedispusieronconvenientementelashachasylosgarfiosde abordaje, se prepararon los cartuchos de cañón y de fusil, se abrió eldepósitode lapólvoray cadahombre tomó supuesto sinpronunciarni unapalabra,comoenelcuartodeunmoribundo.Aquelmovimientofuerápidoylúgubre.

Después acoderaron la corbeta. Tenía seis anclas, como una fragata; seecharonalmarlasseis;elancladevigilanciadelante,laderemolquedetrás;ladelflujodelladodelmar;ladereflujodelladodelescollo;ladehorquillaaestribor,yelanclamaestraababor.Lasnuevecarronadasquequedaronútilesfueronpuestasenbatería,todasaunladodelbuque,eldelenemigo.

La escuadra, no menos silenciosa, había contemplado su maniobra. Losochobuquesformaronunsemicírculo,cuyacuerdaconstituíanlosMinquiers.LaClaymore,encerradaenél,agarrotadaporsuspropiasanclas,teníadelantealenemigoydetráselescollo,esdecir,elnaufragio.

Parecíaquedeunaparteydelaotraseesperaban.

LosartillerosdeLaClaymoreestabanensuspuestos.

BoisberthelotdijoaLaVieuville:

—Quisieraromperyoelfuego.

—Puracoquetería—sonrióLaVieuville.

IX

ALGUIENSEESCAPA

El pasajero, que no había abandonado el puente, lo observaba todo,impasible.

Boisberthelotseacercóaél.

—Señor,está todopreparado;estamosagarradosa la tumbaynoesfácilque la soltemos. Caeremos prisioneros de la escuadra o de los escollos.Tenemos que rendirnos al enemigo o estrellarnos contra los rompientes.Nohayotraalternativa,nosquedaunsolorecurso:morir.Combatirespreferibleanaufragar y prefiero llenarme de metralla a morir ahogado. En materia demuerteprefieroelfuegoalagua.Peroavosnooscorrespondemorir:soiselhombreescogidoporlospríncipesytenéislagranmisióndedirigirlaguerradelaVendée;siperecéis,lamonarquíaseperderá;debéispuesvivir.Nuestro

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honorconsisteenpermaneceraquí;elvuestro,porelcontrario,enalejarosdeestesitio.Vais,pues,migeneral,aabandonarelbuque.Osdaréunhombreyunbote,queosconduciráalacostadandounrodeo.Aúnnoesdedía,lasolassonaltas,elmarestáoscuroypodéissalvaros.Haysituacionesenlasquehuiresvencer.

Elancianoinclinógravementelacabezaenseñaldeasentimiento.

ElcondedeBoisberthelotlevantólavoz:

—¡Soldadosymarineros!

Todosprestaronatenciónydesdetodoslospuntosdelbuquelosrostrossevolvieronhaciaelcapitán.

Ésteprosiguió:

—Elhombrequeestáentrenosotrosrepresentaalrey.Noslohanconfiadoy debemos preservarlo, porque es necesario para restablecer el trono enFrancia.Afaltadeunpríncipe,élserá,almenosesoesperamos,eljefedelaVendée.EsungranmilitarydebíaabordarlascostasdeFranciaconnosotros.Esprecisoquellegueaellasinnosotros.Salvarsucabezaessalvarlotodo.

—¡Sí,sí!—gritótodalatripulación.

Elcapitáncontinuó:

—Tambiéncorrerágravespeligros,porquenoseráfácilalcanzarlacosta.Necesitaría un buque grande y resistente para arrostrar el oleaje, y esnecesario,encambio,quevayaenunbarcopequeñoparaburlarlavigilanciadelaescuadra.Setratadetomartierraenunpuntocualquieraqueseaseguro,ymás bien hacia la parte de Fougères que haciaCoutances. Se necesita unmarinero robusto, buen remeroybuennadador, hijodelpaísyque conozcaestosmares.Todavíahaybastanteoscuridadparaqueelbotepuedaalejarsedelacorbetasinservisto;además,aquíharemosbastantehumoparaquequedetotalmenteoculto.Supequeñezleayudaráasortearlosescollos,porquedondelapanteraquedapresa,lacomadrejaescapa.Nohaysalidaparanosotros,perosíparaél.Elbotesealejarádeaquíafuerzaderemos;losbuquesenemigosnolo verán, porque además de la oscuridad, nosotros proporcionaremos buendivertimiento.¿Quéosparece?¿Lohabéisentendido?

—¡Sí,sí!—gritólatripulación.

—Nohaytiempoqueperder—agregóelcapitán—.¿Hayenlacorbetaunhombredebuenavoluntad?

Unmarinerosaliódeentrelasfilasydijo:

—Yo.

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X

¿ESCAPARÁ?

Unos instantes después, uno de esos pequeños botes denominadoschalupas,queestánespecialmentealserviciodeloscapitanes,sealejabadelacorbeta.Llevabadoshombres:elancianopasajero,queibasentadoapopa,yelmarinerode“buenavoluntad”queestabaenlaproa.

Lanocheeratodavíamuyoscura.Elmarinero,conformealasindicacionesdelcapitán,remabavigorosamenteendirecciónalosMinquiers,únicasalidaposibleenaquellascircunstancias.

Enel fondodelbotesehabíandepositadovariasprovisiones:unsacodebizcochos,unalenguadevacaahumadayunbarrildeagua.

En el momento en que la chalupa se hizo a la mar, La Vieuville,bromeandoanteelpeligro,seinclinósobreelcodastedeltimóndelacorbetaydirigióalboteestesaludoburlón:

—Buenoparahuir,peroexcelenteparaahogarse.

—Caballero—dijoelpiloto—,nohayparareírse.

Elboteseseparódelacorbetayenbreveseviomuydistante;elvientoyel mar estaban de acuerdo con el remero y la frágil embarcación huyórápidamente,ondulante,ocultaporelcrepúsculoyporlosinmensosplieguesdelasolas.

Reinabasobrelamarunaexpectaciónsombría.

De repente,enelvastoy tumultuososilenciodelocéanoseoyóunavozque, aumentada por la bocina, como la máscara de bronce de la tragediaantigua,parecíacasisobrehumana.EraelcapitánBoisberthelot,quetomabalapalabranuevamente.

—¡Marinosdelrey!—gritó—.¡Izadelpabellónblancoenelpalomayor!¡Vamosaverbrillarelsolporúltimavez!

Aldecirestouncañonazosaliódelacorbeta.

—¡Vivaelrey!—gritólatripulación.

Alextremodelhorizonteseoyóotrogrito inmenso, lejano,confuso,quedecía:

—¡VivalaRepública!

Y un estrépito semejante al de trescientos rayos estalló entre las

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profundidadesdelocéano.

Laluchacomenzó.

Elmarsecubriódehumoydefuego.

Loschorrosdeespumaqueforman lasbalasdecañónalcaerenelaguapicotearonlasolasportodaspartes.

LaClaymore empezó a vomitar fuego sobre los ochobuques.Almismotiempo, toda la escuadra, formada en semicírculo alrededor de la corbeta,escupíallamasportodassusbaterías.Seincendióelhorizonte.Parecíaqueunvolcánsalíadelmar.Elvientoretorcíaelinmensopúrpuradelabatalla,entreelquelosbuquesaparecíanydesaparecíancomoespectros.Enprimertérminosedibujabaelesqueletonegrodelacorbetasobreelfondorojo.

Sedistinguíaenlapuntadelpalomayorelpabellónsembradodefloresdelis.

Losdoshombresqueibanenelboteguardabansilencio.

El fondo triangular de losMinquiers, especie deTrinacrio submarino, esmayor que la isla entera de Jersey. El mar lo cubre y tiene por puntoculminanteunamesetaquesobresalehastaenlasmásaltasmareas,yenlaquesedestacanalNorteseispoderosasrocasformadasenlínearectaquecausanelefectodeunagranmuralla,derruidaaquíyallá.Elestrechoentrelamesetaylosseisescollossóloespracticableparabarcosdepoquísimocalado;másalláseencuentrayaaltamar.

Elmarineroqueseencargódesalvaralpasajerometiólaembarcaciónporentre aquellas rocas, interponiendo así los Minquiers entre la batalla y lapequeña embarcación. Remó después con destreza por el estrecho canal,evitandolosarrecifes,tantoababorcomoaestribor,yentonceslasrocaslesocultaron la batalla. El resplandor del horizonte y el furioso estruendo delcañoneoempezabaadecreceracausade ladistancia,que ibaaumentandoacada momento. Pero a juzgar por la continuidad de las detonaciones, secomprendíaquelacorbetasesosteníayqueestabadispuestaaagotarhastalaúltimadesuscientonoventayunaandanadas.

Elbotenotardóenverseenaguaslibres,lejosdelescollo,delabatallaydelalcancedelosproyectiles.

Pocoapoco,elmaribasiendomenososcuroyseensanchabanlospuntosluminosos, la espuma se rompía aquí y allá en chorros de luz y brillantesmanchasblancasflotabanenlasuperficiedelasolas.Porfin,surgióeldía.

Elboteestabayafueradelalcancedelenemigo,perotodavíaquedabaporhacer lomásdifícil.Sehabía libradode lametralla,peronoestaba libredelnaufragio. Con su casco pequeño, imperceptible, sin puente, sin vela, sin

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mástil,sinbrújula,sinotrorecursoqueelremo,seencontrabaenaltamaryamerceddelhuracán,unátomoalamerceddecolosos.

Entonces,enaquellainmensidad,enaquellasoledad,elhombrequeibaaproa alzó su rostro, que la luz matinal hacía palidecer, miró fijamente alhombrequeibaasuespaldaydijo:

—Soyelhermanodelquehicisteisfusilar.

LibroTercero

HALMALO

I

LAPALABRAESELVERBO

Elancianolevantólentamentelacabeza.

Elhombrequelehabíadirigidolapalabratendríaunostreintaaños.Teníaenlafrenteelcolortostadodelmar;susojoseranextraños,lanzabanlamiradasagazdelmarinerodesdelaspupilascándidasdelcampesino.Empuñabaconbríolosremos.Suaspectoeraagradable.

Enlacinturallevabaunpuñal,dospistolasyunrosario.

—¿Quiéneres?—preguntóelanciano.

—Yaoslohedicho.

—¿Quéquieresdemí?

Elhombresoltólosremos,cruzólosbrazosyrespondió:

—Mataros.

—Comogustes—dijoelanciano.

—Preparaos,pues—levantólavozelmarinero.

—¿Aqué?

—Amorir.

—¿Porqué?—preguntóelanciano.

Hubo un silencio. El marinero pareció desconcertado ante la pregunta.Luegoexclamó:

—Osdigoquevoyamataros.

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—Yyopreguntoporqué.Losojosdelmarinerodespidieronunrelámpago.

—¡Porquehabéishechomataramihermano!

—Empecéporsalvarlelavida—repusoelancianoconserenidad.

—Esverdad;primerolosalvasteisydespuésloasesinasteis.

—Nosoyyoquienlomató.

—¿Quiénentonces?

—Sufalta.

Elmarinero contempló al anciano con la boca abierta; pero después suscejasrecobraronsuatrozarqueo.

—¿Cómotellamas?—añadióelanciano.

—Halmalo,perononecesitáissaberminombreparaqueosmate.

Enaquelmomentoaparecióel solenelhorizonte.Un rayode luzdioalmarinero en el semblante e iluminó vivamente su rostro salvaje.El viejo locontemplabafijamente.

Elcañoneoseprolongabaaún,peroconinterrupcionesyjadeosdeagonía;grandesnubesdehumosedibujabansobreelhorizonte,yelboteabandonadoporelremeroestabaamerceddelasolas.

Elmarinerosacóconlamanoderechaunapistoladesucintoytomóconlaizquierdaelrosario.

Elancianosepusodepie.

—¿CreesenDios?—preguntó.

—Padrenuestroqueestásenloscielos—replicóelmarinero.Luegohizolaseñaldelacruz.

—¿Tienesmadre?

—Sí.

Volvióapersignarse.Despuésdijo:

—Osdoyunminuto,caballero.

Actoseguidoamartillólapistola.

—¿Porquémellamascaballero?

—Porquesoisunseñor.Esosenota.

—¿Tienestúseñor?

—Sí,yunogrande.¿Porventurahayalguienquevivasinseñor?

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—¿Dóndeestá?

—No lo sé. Abandonó el país. Es elmarqués de Lantenac, vizconde deFontenay,príncipeenBretañayseñordelasSieteFlorestas,yaunquejamáslohevisto,esonoimpidequeseamiamo.

—Ysilovieses¿leobedecerías?

—Ciertamente, en caso contrario sería un pagano. Se debe obediencia aDios,enprimerlugar,yluegoalseñor,queescomoelrey.Peroahoranosetratadeeso.Voshabéismatadoamihermanoyesprecisoqueyoosmate.

—Enprimerlugar,simatéatuhermano,hicebien.

Elmarineroapretóelpuñosobrelapistola.

—Vamos—conminóalanciano.

—Sea —contestó éste con serenidad. Luego agregó—: ¿Dónde está elsacerdote?

Elmarinerolomiróestupefacto.

—¿Elsacerdote?

—Sí, el sacerdote. Yo le he dado un sacerdote a tu hermano, tú debesdarmeunoamí.

—No tengo ninguno —reconoció el marinero. Preguntó—: ¿Acaso haysacerdotesenaltamar?

Lasdetonacionesdelcombateestabancadavezmáslejanas.

—Losquemuerenallítienenelsuyo—replicóelanciano.

—Esverdad—admitióelmarinero.

—Pierdesmialma,locualesgrave—continuóelanciano.

Elmarinerobajólacabeza,pensativo.

—Yalperdermialma,pierdeslatuya.Escucha,tengolástimadeti.Harásloquequieras,claroestá,peroyohecumplidoconmideber,primerosalvandola vida de tu hermano, y después quitándosela. Ahora, en este momento,cumplo también con mi deber tratando de salvar tu alma. ¿Oyes aquelloscañonazos? Allí hay hombres que perecen, desesperados que agonizan,maridosquenovolveránaverasusmujeres,padresquenoveránmásasushijos,hermanosquecomotúnohandeveryanuncamásasushermanos.¿Yporculpadequién?Porculpadeltuyo.TúcreesenDios,¿noesverdad?Puesbien, tú sabes que Dios padece en este momento. Dios padece en su hijocristianísimoelreydeFrancia,queesunniñocomoelniñoJesúsyqueestápreso en la torre del Temple. Dios padece en su iglesia de Bretaña, Dios

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padeceensuscatedralesinsultadas,ensusevangeliosdestruidos,ensuscasasde oración violadas, en sus sacerdotes asesinados. ¿Qué veníamos a hacernosotrosenesebuquequesucumbeenesteinstante?VeníamosenauxiliodeDios. Si tu hermano hubiese cumplido como un buen servidor; si hubiesecumplidofielmentesuoficiodehombreinstruidoyútil,nohabríasucedidoladesgraciade la carronada, la corbetanohubiesequedadodesamparadani sehubiesedesviadode su rumbo;nohabríacaídoenpoderdeesaescuadradeperdición y a estas horas estaríamos desembarcando en Francia, comovalienteshombresdeguerraydemarquesomos,sableenmano, labanderadesplegada, numerosos, contentos, alegres, para ayudar a los valientesaldeanosdelaVendéeasalvaraFrancia,alreyylacausadeDios.Estoesloqueveníamosahacer;estoesloquehubiésemoshecho;estoesloqueyo,elúnicoquequeda,podríahacertodavía.Perotúteoponesaello;enestaluchadelosimpíoscontralossacerdotes,delosregicidascontraelrey,deSatanáscontraDios, tú estásporSatanás.Tuhermanoha sidoelprimerauxiliardeldiablo,túseráselsegundo;éllahacomenzado,túacabaslaobra.Túestásconlos regicidas contra el trono, con los infieles contra la Iglesia, túquitas a lacausadeDiossuúltimorecurso.Porquenoestandoyoallí,yoquerepresentoal rey, las aldeas continuarán ardiendo, las familias llorando, los sacerdotesmuriendo,Bretañapadeciendo,enlacárcelelreyyJesucristoenlaaflicción.¿Y quién será el responsable? Tú. Adelante. Concluye la obra. Contabacontigo para todo lo contrario, pero ya veo que me engañé. Sí, es verdad,tienesrazón,yohemandadomataratuhermano.Tuhermanofueunvalienteylorecompensé.Fueculpableylocastigué.Élfaltóasudeber,yonopodíafaltaralmío.Loquehehecho,lovolveríaahacerdenuevo,lojuroporlagransantaAnned’Aurayquenoscontempla.Encasossemejantes,lomismoquehemandadofusilaratuhermano,hubiesemandadofusilaramihijo.Ahoraerestúaquíelamo,perotecompadezco.Hasmentidoatucapitán.Tú,cristiano,temuestrassinfe;tú,bretón,tepresentassinhonor;mehanconfiadoatulealtadyherecibidotutraición,ylesdasmimuertealosquehasprometidomivida.¿Sabesquépierdesaquí?Puesatimismo.Tomasmivida,queesladelrey,ydas tu eternidad al demonio. ¡Adelante, consuma tu crimen, no te detengas!Vendepornadatuparceladeparaíso;graciasati,eldiablovencerá;graciasati, las iglesias caerán, los paganos continuarán fundiendo las campanas yconvirtiéndolasencañones, loshombres recibirán lametralladeaquelloquesalvabalasalmas.Enelmomentodelquetehablo,lacampanaquetocóentubautismomatarátalvezatumadre.Prosigue,ayudaaldiablo,notedetengas.Sí,condenéatuhermano,perosoyelinstrumentodeDios.¡Ah,tújuzgasloscaminosdeDios!Tújuzgaselrayoqueestáenelcielo.¡Desdichado!Elrayotejuzgaráati.Miraquévasahacer.¿Sabessiquierasimehalloenestadodegracia?No;sinembargo,hazloquegustes.Ereslibredeenviarmealinfiernoy arrojarte en él conmigo. La condenación de ambos está en tusmanos; el

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responsable anteDios serás tú.Estamos solos, frente a frente, en el abismo.Continúa,acaba,termina.Soyunancianoytúeresjoven;yoestoydesarmadoytútienesarmas.¡Mátame!

Mientras el anciano, de pie, con voz que dominaba el tumor del mar,pronunciabaestaspalabras,lasondulacionesdelasolaslohacíanapareceryaenlasombra,yaenla luz.Elmarineroestabalívido;gruesasgotasdesudorcaíandesufrente;temblabacomolahojaenelárbol;besabadevezencuandoelrosario.Ycuandoelancianohuboconcluido,searrojóderodillasytirólapistola.

—¡Perdón,señor,perdón!—sollozó—.HabláiscomoelbuenDios.Estabaequivocado. Mi hermano fue culpable, y haré cuanto pueda por reparar sucrimen.Disponeddemí.Mandadyobedeceré.

—Teperdono—contestóelanciano.

II

MEMORIADECAMPESINOVALEPORCIENCIADECAPITÁN

Lasprovisionesquehabíaenelbotenofueroninútiles.

Losdosfugitivos,obligadosadarun largorodeo,pasaronenél treintayseishorasantesdeavistarlacosta.Permanecierontodaunanocheenelmar,pero fue hermosa, aunque con demasiada luna para personas que deseabanocultarse.

DebieronalejarsedeFranciayemprenderellargocaminodeJersey.

Oyeron el último y supremo cañoneo de la vencida corbeta como seescucha el último rugido del león muerto por los cazadores en la selva.Despuésserestablecióunprofundosilencio,sóloturbadoporelsusurrodelasolas.

La corbeta Claymore acabó del mismo modo que Le Vengeur, pero laglorialahaignorado.Nadieeshéroecontrasupatria.

Halmalo era unmarino excelente.Realizómilagros a base de destreza einteligencia, y su improvisacióndeun itinerario a travésde los escollos, lasolasylavigilanciadelenemigofueunaobramaestra.Elvientoamainóyelmarsetornómásmanejable.

HalmaloevitólasrocasdelosMinquiers,costeólaCalzadadelosBueyes,abrigándose,afindetomarunashorasdereposo,enlapequeñaensenadaqueallí se formaalNorte en la bajamar, ydescendiendo luego alSur consiguió

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pasarentreGranvilleylasislasChauseysinservistoniporelvigíadeéstasnidesde la atalayadelprimero.Se internó luegopor labahíadeSaint-Michel,unaaudaciaporlaproximidaddeCancale,fondeaderohabitualdelaescuadra.

A la tarde del segundo día, una hora antes de ponerse el sol, dejó a susespaldaselmonteSaint-Michely llegóa tierraenunaplayaque siempre sehalladesiertaporqueespeligrosayexpuestaanaufragios.

Porfortuna,lamareaestabaalta.

Halmaloempujóelbote,tanteólaarena,laencontrósólidaehizovararlaembarcación,traslocualsaltóatierra.

Elancianohizolomismoeinspeccionóelhorizonte.

—Señor—dijoHalmalo—,estamosenladesembocaduradelCouesnon.AestribortenemosBeauvoir,yHuisnesababor.ElcampanarioqueestáalfrenteeseldeArdevon.

El anciano se inclinó hacia el bote, tornó delmismounas pocas galletasquesemetióenunbolsillo,yleordenóaHalmalo:

—Quédateconelresto.

Halmalometióensusacoloquequedabadecarneybizcochos,selocargóalhombroypreguntó:

—¿Debo,señor,guiarososeguiros?

—Nilounonilootro.Halmalo,estupefacto,contemplóalanciano.

—Halmalo —dijo éste—, vamos a separarnos. Dos no valen nada. Esmejorsermiloestarsolo.

Callóy sacódelbolsillounnudode sedaverde,bastanteparecidoaunaescarapela, en cuyo centro estaban bordadas unas flores de lis en oro, ycontinuó:

—¿Sabesleer?

—No.

—Muybien.Unhombrequeleeesunestorbo.¿Tienesbuenamemoria?

—Sí.

—Muy bien. Escucha, Halmalo. Tú tomarás por la derechamientras yovoyporlaizquierda.IréporFougères,ytúporBazouges.Conservatusaco,quetedalaaparienciadealdeano;ocultalasarmas,cortaunpalodecualquiervallado, arrástrate entre los setos altos; deslízate detrás de los centenoscrecidos; salta los vallados para atravesar los campos;mantente lejos de loscaminantes; evita los puentes y los caminos; no entres en Pontorson. ¡Ah,

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tendrásqueatravesarelCouesnon!¿Cómoloharás?

—Anado.

—Estábien.Además,hayunvado.¿Loconoces?

—Sí,sehallaentreAnceyyVieux-Viel.

—Asíes.Sevequeeresdeaquí.

—Perolanocheseacerca.¿Dóndedormiráelseñor?

—Esoescuentamía.¿Ytú,dóndepasaráslanoche?

—En cualquier parte, entre los arbustos. Antes de ser marino fuicampesino.

—Quítateesegorrodemarinero,quepodríadespertarsospechas.Porahíencontrarásalgúnsombreroviejo.

—Unsombrerajosehallaencualquierparte.Elprimerpescadorquehallemevenderáelsuyo.

—Ahoraescucha.¿Conoceslosbosques?

—Todos.

—¿Detodalaregión?

—DesdeNoirmoutierhastaLaval.

—¿Conocestambiénlosnombres?

—Conozcolosbosques,susnombres…todo.

—¿Noolvidarásnada?

—Nada.

—Puesprestaatención.¿Cuántasleguaspuedesandarpordía?

—Diez,quince,dieciocho,veintesiesnecesario.

—Loserá.Nopierdasunapalabradeloquevoyadecirte.IrásalbosquedeSaint-Aubin.

—¿CercadeLamballe?

—Sí.AlbordedelbarrancoquehayentreSaint-RieulyPlédéliachayungrancastaño;allítedetendrás,aunquenoveasanadie.

—Yasé.Habráalguien.

—Haráslaseñal.¿Sabeshacerla?

Halmalohinchóloscarrillos,sevolviódelladodelmaryentoncesseoyó

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el grito del mochuelo. Era como si aquel sonido hubiese surgido de lasprofundidadesnocturnas;erasemejantealdelaveysiniestrocomoella.

—Lohacesperfectamente.

LuegoletendióaHalmaloelnudodesedaverde.

—Éste es mi nudo de mando. Tómalo. Es importante que nadie sepatodavíaminombre.Estenudobasta.Laflorde lis fuebordadaporMadameRoyalenlaprisióndelTemple.

Halmalo hincó una rodilla en tierra, recibió con emoción el nudo con laflordelisyseloacercóaloslabios.Después,suspendiendosuaccióncomosiestuvieraasustadoporsuatrevimiento,preguntó:

—¿Puedobesarlo?

—Sí,puesbesaselCrucifijo.

Halmalobesólaflordelis.

—Levántate—ordenóelanciano.

Halmaloobedecióysemetióelnudoenlafaltriquera.

Elancianoprosiguió:

—Atiendebienloquevoyadecirte.Éstaeslaconsigna:Levantaos,guerrasin cuartel. Irás, pues, al extremodel bosque deSaint-Aubin, harás la señaltresvecesyalaterceraverássalirunhombredelatierra.

—Losé,deunhuecoquehayentrelosárboles.

—EsehombreesPlanchenault,alquellamanCorazónderey.Leenseñarásestenudo.Comprenderá.Después iráspor los caminosquecreasmejores albosque de Astillé, y allí verás a un tipo patizambo, a quien llamanMousqueton,yquenotienecompasióndenadie.Ledirásqueleaprecioyquepongaenmovimientosusparroquias.IrásluegoalbosquedeCouesbon,queestá a una legua de Ploërmel; allí harás la señal del mochuelo y saldrá unhombredeotroagujero.EselseñorThuault,senescaldePlöermel,quehasidode lo que llaman la Asamblea Constituyente, pero de los buenos de esareunión. Le dirás que arme el castillo deCouesbon, que es delmarqués deGuer,quiensehaexiliado.Allíhaybarrancos,bosquecillos,terrenodesigual,todo bueno para nuestro objetivo. El señor Thuault es hombre recto y deingenio.IrásdespuésaSaint-Ouen-les-Toits,yhablarásconJeanChouan,quea mis ojos es el verdadero jefe. Luego, al bosque de Ville-Anglose, dondeverás a Guitter, a quien llaman Saint-Martin, y le dirás que vigile a ciertosujetollamadoCourmesnil,queesyernodelviejoGoupildePréfelnyjefedelosjacobinosdeArgentan.Conservabientodoestoenlamemoria;noescriboporquenoconvieneescribirnada.LaRouariehizounalistayconesoloechó

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todo a rodar. Irás después al bosque deRougefeu, donde estáMiélette, quesaltalosbarrancosconayudadeunpalolargo.

—Sellamapértiga.

—¿Sabesservirtedeella?

—Noseríabretónnicampesinosinosupiera.Lapértigaesnuestraamiga.Refuerzanuestrosbrazosyalarganuestraspiernas.

—O sea, que hace más pequeño al enemigo y acorta el camino; buenamáquina.

—Una vez, con mi pértiga me defendí de tres aduaneros que llevabansables.

—¿Cuándo?

—Hacediezaños.

—¿Entiemposdelrey?

—Seentiende.

—¿Peleasteentiempodelrey?

—Sí,señor.

—¿Contraquién?

—Nolosé;yoeracontrabandistadesal.

—Vaya.

—Aesolollamábamospelearcontralasgabelas.¿Porventuralasgabelassonlamismacosaqueelrey?

—Sí.No.Peronoesnecesarioqueteloexpliqueahora.

—Pidoperdónalseñorpormiimpertinencia.

—Continuemos.¿ConocesTourgue?

—¿QuesiconozcoTourgue?Soydeallí.

—¿Cómo?

—Sí,puestoquesoydeParigné.

—Efectivamente,TourgueestámuycercadeParigné.

—¡SiconozcoTourgue!Allíhayuncastilloinmensoyredondoqueeslacasasolariegademiseñor.Tieneunagranportaladadehierroqueseparaelnuevoedificiodelviejoyquenoesposibleecharabajoniconcañón.EnelnuevoedificiosehallaelfamosísimolibrosobreSanBartolomé,quelagente

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mirabaconcuriosidad.Hay ranasen losprados;yo jugabaconellascuandoera niño. Hay también un paso subterráneo y quizá no hay nadie que loconozcamejorqueyo.

—¿Unpasosubterráneo?Ignoroaquéterefieres.

—Seabrióhacemuchísimotiempo,cuandoTourgueestuvositiada.Asílagente podía salvarse por un pasadizo que hay bajo tierra y que va a dar albosque.

—Enefecto,hayunpasosubterráneocomoelquedicesenelcastillodeJupellière,eneldeHunaudayeyenlatorredeChampéon;peronohaynadasemejanteenTourgue.

—Perdonad señor, pero no tengáis la menor duda. Conozco esossubterráneosde losquehablaelseñor;peroaúnconozcomáseldeTourgueporquesoydelpaís,ypuedoañadirquenohaynadiemásqueyoquelosepa.Enmistiemposnosehablabadeeso;estabaprohibidoporqueesepasosirviócuando lasguerrasdelseñordeRohan.Mipadreconocíaelsecretoyme loenseñó;por eso lo conozco,para entrary salir.Si estoyenelbosquepuedopasaralatorre;ysimehalloenlatorrepuedosaliralbosquesinquemevean,ycuandolosenemigosentrasenyanohabríanadie.EstoesTourgue,¡vayasiloconozco!

Elancianoestabapensativo.

—Evidentemente, te engañas. Si hubiese un secreto semejante, yo losabría.

—Señor,estoysegurodeello.Hayunapiedraquegira.

—¡Ah, bueno! Vosotros, los aldeanos, creéis en piedras que giran, enpiedrasquecantanyhastaenpiedrasquevanabeberporlanochealarroyo:unacoleccióndeleyendas.

—¡Perosiyomismohicegiraresapiedra!

—Comootroslashanoídocantar.Tourgueesuncastilloseguroyfuerte,fácildedefender,peroquecontaseconuna salida secretaparaescapar seríademasiadoingenuo.

—Peroseñor…

Elancianoseencogiódehombrosehizocallarasuinterlocutor.

—Noperdamosmástiempo.

AqueltonoperentorioacabóconlainsistenciadeHalmalo.

—Escucha. De Rougefeu irás al bosque de Montchevrier, donde estáBénédicité,queeseljefedelosDoce.Tambiénesunbuenjefe;mientrashace

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arcabucearalaspersonasentonasusbendiciones.Parahacerlaguerraestádemáslasensibilidad.DeMontchevrierirás…

Seinterrumpió.

—Olvidabaeldinero.

Metiólamanoenelbolsilloysacóunabolsayunacartera,queentregóaHalmalo.

—En esta cartera hay treinta mil francos en asignados, cantidad queequivaleaunastreintalibrasydiezsueldosenmetálico.Deboañadirquelosasignadossonfalsos,perolosverdaderosnovalenmuchomás.Enlabolsa,sinembargo,haycienluisesdeoro;tedoycuantotengo,yaqueyonadanecesitoy, por otra parte vale más que no me encuentren dinero en el bolsillo. DeMontchevrier irás aAntrain,dondeverás al señordeFrotté;deAntraina laJupellière,dondehallarásalseñordeRochecotte;deallíaNoirieux,dondeteentrevistarásconelabadBaudouin.¿Teacordarásdetodoesto?

—ComodelPadrenuestro.

—VerásalseñorDubois-GuyenSaint-Brice-en-Cogle;alseñordeTurpinen Morannes, que es una aldea fortificada, y al príncipe de Talmont enChâteau-Gonthier.

—¿Ymehablaráunpríncipe?

—Siyolohago…

Halmalosequitóelsombrero.

—Todo elmundo te recibirá bien al ver esa flor de lis deMadame.Noolvides que tienes que ir por sitios donde hay campesinos y patanes. Tedisfrazarás,esoescosafácil,porqueesosrepublicanossontanbrutosqueconunacasacaazul,sombrerodetrespicosyunaescarapelatricolorpuedespasarpor todas partes. No hay regimiento ni uniformes; los cuerpos no tienennúmeroycadacualsevistecomoquiere.IrásaSaint-Mhervé,dondeverásaGaulier,llamadoGrand-Pierre.Después,tedirigirásalcantóndeParné,dondeestán los tipos de rostro ennegrecido que echan guijarros en los fusiles ydoblanlacargadepólvoraparahacermásruido.Hacenbien,perosobretododilesquematen,quematen,quematen.IrásactoseguidoalcampodelaVacaNegra, que se halla en un promontorio en medio del bosque de Charnie;despuésalcampoVerdeyalcampodeLasHormigas.IrásasimismoalGrand-Bordage,quese llamatambiénPradoAlto,yestáhabitadoporunaviudadequien es yerno Treton, apodado el Inglés. El Grand-Bordage se halla en laparroquia de Quelaines; visitarás Épineux-le-Chevreuil, Sille-le-Guillaume,Parannes,yatodosloshombresqueestánenlosbosques.AllíharásamigosylosenviarásalosextremosdelAltoyBajoMaine;verásaJeanTretonenla

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parroquiadeVaisges,aSansRegretenBignon,aChambordenBonchamps,aloshermanosCorbinenMaisoncelles,yalNiño-sin-miedoenSaint-Jean-sur-Erve.EselmismoquesellamaBourdoiseau.Hechoesto,ydadalaconsignaentodaspartes,Levantaos,guerrasincuartel,tereunirásconelgranejército,elejércitocatólicoyreal,dondequieraqueseencuentre.VerásalosseñoresdeElbée,deLescure,deLaRochejacquelin,ya los jefesquevivanentoncesylesdirásestodemiparte:yaes tiempodehacer lasdosguerrasa lavez: lagrande y la pequeña. La grande hacemucho ruido, pero la pequeña esmásnecesaria.LaVendéeesbuena;laChouanneriepeor,yenlasguerrascivileslapeorguerraeslamejor.Labondaddeunaguerrasemideporlacantidaddemalqueproduce.

Seinterrumpió.

—Halmalo, tedigotodoestoporqueaunquenocomprendaslaspalabras,comprendeslasintenciones.Tengoconfianzaenti,despuésdevertemaniobraren la chalupa, y aunque no sepas geometría, haces en el mar movimientosasombrosos.Elquesabegobernarunbarcosabedirigirunainsurrección,yporlaformaencómohasmanejadolaintrigadelmar,deduzcoquesaldrásbiendetodasmiscomisiones.Continúo.Dirásestoalosjefes,comomejorsepas,perodecualquiermodolesexplicarásqueprefierolaguerradelosbosquesaladelasllanuras.Noquieroalinearacienmilcampesinosbajolosdisparosdelossoldados azules y la artillería de Carnot. Antes de un mes quiero tenerquinientosmilhombresemboscadosenlosbosques.Elejércitorepublicanoeslacazaquepersigo;cazarfurtivamenteesguerrear,yyoconozcolaestrategiade los bosques. Ésta es otra palabra que no entenderás, pero da igual;entenderás otras muchas cosas. Nada de cuartel, y emboscadas por todaspartes. Quiero que haya más Chouannerie que Vendée. Añadirás que losingleses están con nosotros, que vamos a coger a la República entre dosfuegos. Europa nos ayuda. Acabemos, pues, con la Revolución. Los reyeshacen la guerra de los reyes.Hagámosles la guerra de las parroquias.Dirástodoesto.¿Lohasentendido?

—Sí,señor:queesprecisollevarlotodoasangreyfuego.

—Exacto.

—Sindarcuartel.

—Esoes.

—Iréatodaspartesconestaconsigna.

—Ytenmuchocuidadoporqueenestepaíssehallalamuertefácilmente.

—La muerte no me inquieta; quien da su primer paso tal vez da susúltimospasos.

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—Eresunvaliente.

—¿Ysimepreguntanelnombredelseñor?

—Todavíanoconvienequesesepa.Dirásquenolosabesyseráverdad.

—¿Dóndevolveréaveralseñor?

—Dondemeencuentre.

—¿Ycómolosabré?

—Porque lo sabrá todo elmundo.Antes de ocho días se hablará demí.Haré castigos ejemplares.Vengaré al rey y a la religión, y tú comprenderásqueesdemídequienhablan.

—Entiendo.

—Noteolvidesdenada.

—Quedetranquiloelseñor.

—AhoramarchayqueDiosteilumine.

—Harécuantomehabéisordenado:iré,hablaré,obedeceré,mandaré.

—Bien.

—Ysisalgobiendemicometido…

—TeharécaballerodeSanLuis.

—Comoamihermano;ysinosalgobien,meharéisfusilar.

—Comoatuhermano.

—Deacuerdo,señor.

Elancianobajólacabezaycayóenprofundameditación.Cuandolevantóla vista estaba solo y Halmalo no era ya más que un punto negro que ibadesapareciendoenelhorizonte.

Elsolacababadeponerse.

Las gaviotas y demás aves acuáticas volvían a sus nidos. El mar es loexterior;lapatria,lacasa,estánentierra.

Sepercibíaenelespacioesegénerodeinquietudqueprecedealanoche;lasranascroaban,lascercetashuíansilbandodelosestanques;lasgrullas,losánades, losvencejos, lanzabansusgritosvespertinos; lasavesde laplayasellamaban unas a otras, pero no se oía ningún ruido humano.La soledad eraprofunda;niunavelaenlabahíaniunaldeanoenelcampo.Todalaextensióndelhorizonteseveíadesierta.

Elvientosilbabaentrelosenormescardosdelasarenas;elcieloblancodel

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anochecerarrojabasobrelaplayaunavastaylívidaclaridad,yalolejoslosestanques de la sombría llanura parecíanmanchas de estaño sobre el suelo,mientraselvientosoplabaviniendodelmar.

LibroCuarto

TELLMARCH

I

ENLOALTODELADUNA

ElancianodejaquesevayaHalmalo,seembozaensucapayseponeenmarcha. Caminaba a paso lento, pensativo se dirigía a Huisnes, mientrasHalmaloibaaBeauvoir.

Tras él se levantaba un enorme triángulo con su tiara de catedral y sucorazade fortaleza,consusdosgrandes torresde levante,una redonda,otracuadrada,queayudanalamontañaasostenerelpesodelaiglesiaylaaldea:el monte Saint-Michel, que es al océano lo que la pirámide de Keops aldesierto.

Lamovilidadde las arenasde labahíadelmonteSaint-Michelhacequesusdunascambieninsensiblementedelugar.Enaquellaépoca,entreHuisnesyArdevon,existíaunadunamuyalta,quehoyhadesaparecido.Aquelladuna,nivelada ya por una de las tempestades del equinoccio, presentaba laparticularidaddeserbastanteantiguayostentarensucimaunapiedramiliar,colocada allí en el siglo XII, en conmemoración del Concilio celebrado enAvranchescontralosasesinosdeSantoThomasdeCanterbury.

Desde lo alto de aquella duna se descubría toda la comarca y era fácilorientarse.

Elancianomarchóhaciaellaylasubió.

Cuando se halló en la cumbre se recostó contra la piedra milenaria, sesentósobreunodelosladosdesubasecuadradaysepusoaexaminarelmapaquelageografíadesplegabaasuspies.Parecíabuscaruncaminoenaquelpaísque,porotraparte,leeraconocido.Enaquelvastopaisaje,pocodistinguibleacausa del crepúsculo, nada se destacaba con precisión, salvo el horizonte,negroenelblanquecinocielo.

Se alcanzaban a distinguir los tejados de aldeas y villorrios, a muchasleguasdedistancia,ytodosloscampanariosdelacosta,quesonmuyelevados

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y sirven en casodenecesidaddepuntos de referencia a quienes están en elmar.

Alcabodeunos instantesparecióhaberhallado loquebuscabaenaquelclaroscuro.Sumiradasedetuvoenungrupodeárboles,deparedesytejados,algo visibles en medio de la llanura y los bosques, que constituían unaalquería. Al verla, ejecutó un movimiento de cabeza que indicaba susatisfacción,ysedijomentalmente:“Allíes”.Despuésempezóatrazarconeldedoelesbozodeunitinerarioatravésdevalladosysembrados.Decuandoen cuando examinaba un objeto deforme y poco visible que se agitaba porencimadelaprincipaltechumbredelaalquería,preguntándosequésería.Eraalgo incoloro y confuso a causa de la hora, y no era una veleta porqueondeaba,ynohabíaningúnmotivoparaquefueseunabandera.

Estabafatigado;siguiósentadosobrelapiedradondesehallaba,dejándosearrastrarporesevagoolvidodesímismosquehallanloshombrescansadosenelprimermomentodereposo.

Hayunahoradeldíaquepodríallamarseladelaausenciaderuido,lahoraserena, y ésa es la del crepúsculo, la que reinaba en aquel momento delatardecer.Gozaba con ella,mirando y escuchando, ¿qué?: la serenidad. Losinstantes más crueles tienen sus momentos de melancolía. Súbitamente,aquellaplacidezsevio,no turbada, sinoacentuadaporvoces;eranvocesdemujeresyniños.Enlasombrasuelehaberesosrepiquesdealegríainesperada.Noseveía,acausadelamaleza,algrupodedondesurgíanlasvoces,peroseadivinaba que iban caminando por el pie de la duna y se dirigían hacia lallanura y el bosque. Las voces subían claras y frescas hasta el pensativoanciano;estabantancercaquenoperdióunasolapalabra.

—Aprietaelpaso,Flécharde—decíaunavozdemujer—.¿Esporaquí?

—No,porallí.

Yeldiálogocontinuóentrelasdosvoces,unaalta,laotratímida.

—¿Cómosellamaesaalqueríaenlaquevivimos?

—Herbe-en-Pail.

—¿Estámuylejostodavía?

—Faltaunbuencuartodehorademarcha.

—Apretemoselpasoparallegaracomerelrancho.

—Sí,noshemosretrasadounpoco.

—Deberíamos correr, pero estos monigotes están fatigados. Sólo somosdos mujeres y no podemos llevar a tres chiquillos. Además, Flécharde, túllevasahíunverdaderoplomo.Ya lahasdestetadoy,sinembargo, lasigues

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llevando en brazos.Mala costumbre. Tiene que andar un poco.Ah, cuandolleguemoselranchoestaráfrío.

—¡Ah,québuenoszapatonesmehasregalado!Parecenhechosparamí.

—Esmejorqueirdescalza.

—Andamásdeprisa,René-Jean.

—Élesquiennosha retrasado.Tienequehablarcon todas lasniñasqueencuentra.Pareceunhombre.

—Prontocumplirácincoaños.

—Dime,René-Jean,¿porquéhablabasconaquellaniñadelaaldea?

Unavozinfantil,queeraladeunmuchacho,respondió:

—Porquelaconozco

—¿Cómoquelaconoces?

—Sí,esminoviadesdeestamañana.

—¡Éstasíqueesbuena!—exclamólamujer—.Noestamosenelpaísmásquedesdehacetresdías,estechicoaúnnohasalidodelcascarón…¡yyatieneunaenamorada!

Lasvocessealejaron.Elruidocesó.

II

AURESHABET,ETNONAUDIET

El ancianopermaneció inmóvil.Nomeditaba; apenas soñaba,y en tornosuyotodoeraserenidad,letargo,confianza,soledad.Todavíareinabaeldíaenladuna,peroeracasidenocheenlallanura,ynochecerradaenelbosque.Laluna iba trepando por Oriente; algunas estrellas rasgaban el azul pálido delcénit, y aquel hombre, aunque lleno de violentas cuitas, se abismaba en lainefablemansedumbredelinfinito.Sentíacrecerensualmaelalbaoscuradelaesperanza, si lapalabraesperanzapuedeaplicarsea laguerracivil.Porelmomento, leparecíaquealsalirdeaquelmarquehabíaprometidoserle tanfunesto, todo peligro se había desvanecido. Nadie sabía su nombre, estabasolo,perdidoparaelenemigo,sinhuellasdetrásdesí,porquelasuperficiedelmarnoconservanadaoculto, ignorado,niaunsospechoso;sentía,pues,unatranquilidadsuprema.Uninstantemásysehabríadormido.

Loqueparaaquelhombre,presodetantaconvulsiónenlo interiorcomo

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enloexterior,presentabaunencantoextrañoenaquellahoratranquila,eraelprofundosilencioqueexistíaenelcieloyenlatierra.

Noseoíamásqueelvientoqueprocedíadelmar;peroelvientoesunbajocontinuoycesacasideserruidoparaconvertirseenalgohabitual.

Derepente,sepusodepie.

Suatenciónacababadedespertarsebruscamente.Contemplóelhorizonte.Algohizoquesumiradasefijara.

Lo que observaba era el campanario de Cormeray, que se levantaba alfondo,enlallanura;y,enefecto,algunacosaextraordinariaocurríaenaquelcampanario.

Susiluetasedestacabaclaramente;seveíalatorrecoronadadelapirámideyentrelatorreylapirámidelacajadelacampana,cuadrada,sinproteccióncontraelviento,expuestaalasmiradasporsuscuatrocostadoscomoesmodaenloscampanariosbretones.

Aquella caja parecía alternativamente abierta y cerrada a intervalosiguales.Sualtaventanasedibujabayaenteramenteblanca,yacompletamentenegra;unasvecesseadivinabaelcieloatravésdesuabertura;otras,noseloveía. A intervalos también se observaba claridad y después negrura, y laaperturay el cierre se sucedíandeun segundoaotro con la regularidaddelmartillosobreelyunque.

Elancianoteníaaquelcampanarioaunadistanciadedosleguas.Miróasuderecha,alatorredeBaguer-Pican,igualmenteerguidasobreelhorizonte;lacajadeestecampanarioseabríaycerrabacomoladeComeray.

Miró a su izquierda, al campanario de Tanis, y la caja de este otrocampanarioseabríaycerrabatambiéncomolosanteriores.

Miróa todos loscampanariosdelhorizonte,uno trasotro;asu izquierdalosdeCourstils,Précey,CrollonyCroix-Avranchin;asuderechalosdeRaz-sur-Couesnon,MordreyyPas,enfrenteeldePontorson.Lacajadetodosestoscampanariossepresentabaalternativamentenegrayblanca.

¿Quésignificabaesto?

Significaba, sencillamente, que todas las campanas estaban tocando alvuelo.

Era necesario, para aparecer y desaparecer de estemodo, que estuviesensiendofuertementesacudidas.

¿Quéocurría?Indudablemente,untoquedesomatén.Tocabanasomatén;tocabanfrenéticamente;tocabanportodaspartes,enloscampanarios,entodaslasparroquias,en todas lasaldeas;y, sinembargo,a ladistanciaa laquese

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hallabaelancianonoseoíanada.

Estefenómenosedebíanosóloa ladistancia,sino tambiénalvientodelmar,quesoplabadelladocontrarioyalejabadelhorizontetodoslosruidosyrumoresdelatierra.

Nadamássiniestroqueaquellascampanasagitadasfuertemente,tocandoarebatoentodaspartes,envueltasenaquelsilencio.

Éstemirabaytendíaeloído.

No oía el somatén, pero lo veía. Ver el toque de rebato, una sensaciónextraña.

¿Quéqueríanaquellascampanas?

¿Contraquiéntocaban?

III

UTILIDADDELOSGRANDESCARACTERES

Ciertamente,eltoquederebatosedirigíacontraalguien.¿Contraquién?

Aquelhombredeaceroseestremecióuninstante.

Nopodíaserél.Nohabíanpodidoadivinarsullegada;eraimposiblequelosrepresentantesestuviesenyainformados,puesacababadedesembarcar.

La corbeta, evidentemente, habría zozobrado, sin que un solo hombrehubierapodidoescaparalnaufragio.Yen lamismacorbeta, aexcepcióndeBoisberthelotyLaVieuville,nadiesabíasunombre.

Las campanas continuaban doblando ferozmente. Él las contemplaba ycontabamaquinalmente, y sumeditación, de una conjetura a otra, tenía esafluctuación que produce el paso de una profunda seguridad a una terribleincertidumbre.Contodo,aquelsomaténpodíaexplicarsedemuchasmaneras,yélacabóportranquilizarse,diciéndose:“Ensuma,nadieconocemillegadanitampocominombre.”

Pero hacía unos instantes que a sus espaldas se oía un ligero rumor.Unruidosemejantealrocedeunahojadeárbolagitadacontraotra.Alprincipiono prestó atención, mas como persistía, y aún podría decirse que insistía,acabóporvolverse.Eraunahoja,enefecto;perounahojadepapel.Elvientoparecíaquererdesprenderporencimadesucabezaungrancartelfijadosobrela piedra miliar. Hacía poco tiempo que se había colocado, porque todavíaestabahúmedoyerapresadelvientoquesehabíapuestoajugarconélpara

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arrancarlo.

Elancianohabíasubidoalacumbredeladunaporelladoopuesto,yporesonohabíaadvertidoelcartelasullegada.

Se subió sobre la piedra en la que había estado sentado y puso lamanosobreelcartelenelextremoque levantabaelviento.Elcieloestabasereno;los crepúsculos son largos en junio; el pie de la duna estaba sumido entinieblas, pero en lo alto había cierta claridad. Una parte del cartel estabaimpresaenletrasgrandesyhabíasuficienteluzparapoderleerlo.

REPÚBLICAFRANCESAUNAEINDIVISIBLE

Nos,Prieur,delaMarne,representantedelPuebloenmisiónenelEjércitodelasCostasdeCherburgo,ordenamos:

ElexmarquésdeLantenac,exvizcondedeFontenay,quesedicepríncipebretón y ha desembarcado furtivamente en la costa de Granville, quedadeclaradofueradelaleyysucabezapuestaaprecio.

Sepagaráaquienloentregue,muertoovivo,lasumadesesentamillibras.Estasumanoserásatisfechaenasignadossinoenoro.

Se enviará inmediatamente un batallón del Ejército de las costas deCherburgoenbuscadelexmarquésdeLantenac.Lascomunasdeberánprestarauxilioaestafuerza.

DadoenlaCasaComunaldeGranville,a2dejuniode1793.

PRIEURDELAMARNE

Pordebajodeestenombrehabíaotrafirma,peroencaracteresmuchomáspequeñosynopodíaleerseconclaridadacausadelapocaluzquequedaba.

Elancianoseencasquetóelsombrerohastalosojos,seembozólacaraconlacapaydescendiórápidamentedeladuna.Erainútilypeligrosodetenerseenaquellacima,iluminadaaún.

Talvezsehabíademoradoyademasiado; loaltode ladunaeraelúnicopuntodelpaisajequeseguíasiendovisible.

Cuandoestuvoabajo,enlaoscuridad,ralentizóelpaso.Siguióelitinerarioquesehabíatrazadohacialaalquería,dondeesperabahallarseseguro.

Todoestabadesierto.Eralahoraenqueyanohabíacaminantes.

Se detuvo tras lamaleza, se quitó la capa, volvió su casaca del lado delforro,seatóalcuellolacapaconunacuerdayreanudólamarcha.

Lalunaloiluminabatodo.

Llegóalaencrucijadadedoscaminos,dondesealzabaunaantiguacruzde

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piedra.Sobreelpedestaldelacruzsedistinguíauncuadradoblancoquesinlugaradudaserauncartelparecidoalotroqueacababadeleer.Seaproximóaleerlo.

—¿Adóndevais?—resonódeprontounavoz.

Segiró.

Unhombresehallaba juntoalvallado,unhombredeaventajadaestaturacomo él, anciano como él, también como él de cabellos blancos, peromásharapientotodavíaqueél.Casisuigual.

Aquelhombreseapoyabaenunlargocayado.

—Ospreguntoadóndevais—repitióaquelhombre.

—Enprimerlugar,¿dóndeestoy?—repusoconserenidadcasialtanera.

—Oshalláis—contestóelmendigo—enelseñoríodeTanis,enelqueyosoymendigoyvoselseñor.

—¿Yo?

—Sí,vos,señormarquésdeLantenac.

IV

ELPEDIDOR

ElmarquésdeLantenac, le llamaremospor sunombreapartirdeahora,respondiócongravedad:

—Sea.Entrégame.

—Losdosnoshallamosaquíennuestracasa—replicóelmendigo—.Vosenelcastillo,yoenelmonte.

—Acabemos.Hazlo.Entrégame—dijoelmarqués.

—IbaisalaalqueríadeHerbe-en-Pail,¿verdad?

—Sí.

—Novayáis.

—¿Porqué?

—Porqueallíestánlosazules.

—¿Desdecuándo?

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—Desdehacetresdías.

—¿Nosehanresistidoloshabitantesdelaalqueríaydelaaldea?

—No.Leshanabiertotodaslaspuertas.

—¡Ah!—exclamóelmarqués.

Elhombremostróconeldedolatechumbredelaalquería,quesedivisabaaciertadistanciaporencimadelascopasdelosárboles.

—¿Veiseltejado,señormarqués?

—Sí.

—¿Veisloqueflota?

—Sí.

—Esunabandera.

—¿Unabandera?

—Tricolor—dijoelmendigo.

Eraelobjetoquehabíallamadolaatencióndelmarquéscuandosehallabaenloaltodeladuna.

—¿Notocanarebato?—inquirióelmarqués.

—Sí.

—¿Porqué?

—Porvos,sinduda.

—Peronoseoyeeltoque.

—Elvientoloimpide.¿Habéisvistovuestroanuncio?

—Sí—asintióelancianomarqués.

—Os buscan—y mirando a su alrededor, añadió—. En la alquería haymediobatallón.

—¿Derepublicanos?

—Parisinos.

—Puesbien—expresóelmarqués—,vayamos.

Ydiounpasoendirecciónalaalquería.

Elmendigoleasiódelbrazo.

—No.

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—¿Adóndequieresquevaya?

—Amicasa.

Elmarquésmiróalmendigo.

—Escuchad,señormarqués,micasanoesdelasmejores,peroessegura.Unacabañamásbajaqueunacueva;porsuelounlechodehierba;portechoramas y paja. Venid. En la alquería seríais fusilado; en mi casa dormiréis.Debéis estar cansado, y como mañana por la mañana los azules se habránpuesto en marcha, podréis ir donde queráis. El marqués contemplaba a suinterlocutor.

—¿Dequépartidoeres?—lepreguntó—¿Republicano?¿Realista?

—Soypobre.

—¿Nirealistanirepublicano?

—Nocreo.

—¿Estásafavoroencontradelrey?

—Notengotiempoparaeso.

—¿Quéopinasdeloqueestáocurriendo?

—Notengodequévivir.

—Y,sinembargo,teaprestasasocorrerme.

—Hevistoqueestabaisfueradelaley.¿Quésignificalaley?¿Puedeestarunapersonafueradeella?Yonoloentiendo.Porloqueamírespecta,¿estoydentro?¿Ofuera?Morirsedehambre,¿esestardentro?

—¿Desdecuándotemueresdehambre?

—Desdequenací.

—¿Ymesalvas?

—Sí.

—¿Porqué?

—Porquemehedicho:heaquíunomáspobrequeyo.Yotengoderechoarespiraryélnolotiene.

—Cierto.¿Ymesalvas?

—Sin duda.Henos aquí hermanos,monseñor.Yo pido pan, vos pedís lavida.Losdosmendigamos.

—¿Perosabesquehanpuestoprecioamicabeza?

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—Sí.

—¿Ycómo?

—Heleídoelcartel.

—¿Sabesleer?

—Sí,ytambiénescribir.¿Porquéhabríadeserunignorante?

—Entonces,puestoquesabesleeryhasleídoelcartel,tambiénsabrásqueelhombrequemeentregueganarásesentamilfrancos.

—Losé.

—Ynoenasignados.

—Sí,losétambién:enoro.

—¿Sabesquesesentamilfrancosesunafortuna?

—Sí.

—¿Yquequienmeentreguelabrarásufortuna?

—¿Yluego?

—¡Sufortuna!

—Eso es justamente lo que he pensado. ¡Al veros me he dicho: quienentregue a este hombre ganará sesenta mil francos y hará su suerte!Apresurémonosaesconderlo.

Elmarquéssiguióalmendigo.

Entraron en una espesura donde se hallaba la cueva. Era una especie deaposentoqueunaenormeencinamuybajahabíadejadoformarasuspies:unaposento abierto en sus raícesy cubierto con sus ramas.El sitio eraoscuro,bajo,escondido,invisible,perohabíaespacioparados.

—Heprevistoquepodíateneruninvitado—observóelmendigo.

Aquellaespeciedeviviendasubterránea,máscomúnenBretañadeloquesecree,sellamaenlenguabretonacarnichot,nombrequetambiénseaplicaalasaberturassecretaspracticadasenlasparedesgruesas.

Tenía por mobiliario algunos pucheros, un camastro de paja lavada ydespuésseca,untoscocobertordelanayalgunasmechasdesebo,conpiedrayeslabónparaencenderlalumbre.

Encorvándoseambos,penetraronenlamoradadondelasgruesasraícesdelárbol formaban extrañashabitaciones.Se sentaron sobre elmontóndehojassecasextendidassobreelcamastro.Elintersticiodelasdosgruesasraícespordonde habían entrado, y que hacía las veces de puerta, permitía alguna

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claridad.Lanochehabía llegado, pero la vista se adecua siempre a la luzyacabaporhallargeneralmenteciertaclaridadenlasombra.Unreflejodelunablanqueaba vagamente la entrada.En un rincón se veía un cántaro de agua,panmorenoycastañas.

—Cenemos—dijoelpobre.

Se repartieron las castañas. El marqués compartió con el pobre el panmorenoysupedazodegalleta,ybebieronenelcántarounodespuésdelotro.

Actoseguidoreanudaronlaconversación.Elmarquésdeseabainterrogarafondoaaquelbuenhombre.

—Esdecir,quea ti tanto te importaquesuceda loqueseacomoquenosucedanada.

—Exactamente.Vosotrossoisseñores,yesosoncosasvuestras.

—Peroloquepasa…

—Pasaarriba,yademás—añadióelmendigo—,haycosasquepasanaúnmásarriba:elsolqueselevanta,lalunaqueaumentaomengua.Yomeocupodeesascosas. ¡Quéagua tan fresca!—comentó trasbeberun largo trago—.¿Quéospareceelagua,señormarqués?

—¿Cómotellamas?—preguntóelaludido.

—MellamoTellmarch,perotodoelmundomeconoceporelPedidor.

—Ya.Pedidoresunapalabradeaquí.

—Eslomismoquemendigo.TambiénmellamanelViejo.Cuarentaañoshace,enrealidad,quemellamandeestemodo.

—¡Cuarentaaños!Perotúeresjoven.

—Nuncafuijoven,mientrasquevoslosoistodavía.Vostenéispiernasdeveinteaños,puestoquepodéisescalarhastaloaltodelagranduna,mientrasqueyoyaempiezoanopoderandar,yalcabodeuncuartodehorayaestoycansado.Somos, sinembargo,de lamismaedad,pero los ricos tienensobrenosotroslaventajadecomertodoslosdías.Elcomerconserva.

Callóunmomentoyalcabodelapausa,continuó:

—¡Lospobres!¡Losricos!Terriblecosaésta,queproducelascatástrofes.Al menos, así me lo parece. Los pobres quieren ser ricos, y los ricos noquieren ser pobres. Creo que esto es lo que anida en el fondo de todos losconflictos.Yonomemezcloenellos.Loquesucede,sucede.Noestoyniporel acreedornipor eldeudor; séquehayunadeuday lapagan,ynadamás.Habría preferido que nomatasen al rey, perome sería difícil decir por qué.Despuésoigoquemeresponden:“Enotrotiemposeahorcabaalaspersonas

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pornada”.Y,enefecto,yo,porunmaltirodisparadocontrauncervatillodelrey,hevistoahorcaraunhombreconmujerysietehijos.Deunaparteydeotrapuedenpresentarseargumentos.Yacomprenderéis—añadióaún,despuésdeunosmomentosdesilencio—quenoestoyalcorrientedeloquepasa.Losunos,van;losotrosvienen,yyonomemetoennada.

Tellmarch volvió a interrumpirse y pareció reflexionar unos instantes.Luegoreanudósuparlamento.

—Yosoyunpocoherboristayunpocomédico;conozcolashierbasysacopartidodelasplantas;losaldeanosmevenmuyatentoavecesexaminandoloqueaelloslesparecequenoesnada,yestomehacepasarporbrujo.Porquemeditoyavecessueño,creenqueséalgo.

—¿Eresdelpaís?

—Jamássalídeél.

—¿Meconocías?

—Sinduda.LaúltimavezqueosvifuecuandopasasteisporaquíhacedosañosparairaInglaterra.Hacepocoobservéenloaltodeladunaaunhombredegranestatura.Loshombresaltossonescasosporaquí,porqueBretañaespaís de hombres bajos.Miré bien, había leído el cartel ymedije: ¡Vaya!, ycuandoosvolvisteis,comohabíaluna,osreconocí.

—Sinembargo,yonoteconocía.

—Mehabéisvisto,peronomehabéisvisto.

YTellmarchelPedidorañadió:

—Yosíosvi.Demendigoacaminante,lamiradanoeslamisma.

—¿Noshemosencontradootrasveces?

—Muchas,puestoquesoyvuestromendigo.Yoeraelpobrequesesituabaalbordedelcaminodevuestrocastillo.Enalgunasocasionesmehabéisdadolimosna, pero el que da no mira, mientras que el que recibe examina yobserva.Quiendicemendigodiceespía,peroyo,aunquemuchasvecestriste,trato de no ser unmal espía. Tendía lamano, y vos sólo veíais lamano ydejabaisenellalalimosnaqueyonecesitabaparanomorirmedehambre.Avecesestáunoveinticuatrohorassincomer.Avecesunamonedadeunsueldorepresentalavida.Osdebo,lavidayosladevuelvo.

—Mesalváis,esverdad.

—Ossalvo,señormarqués.Masconunacondición—lavozdeTellmarchsehabíavueltograve.

—¿Cuál?

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—Quenohayáisvenidoahacerningúnmal.

—Vengoaquíahacerelbien—aseguróelmarqués.

—Durmamos—dijoelmendigo.

Setendieronunoalladodelotrosobreellechodehojas,yelmendigosedurmió inmediatamente. El marqués, aunque muy cansado, estuvo unosinstantespensativo;luego,enlaoscuridad,contemplóalpobreysevolviódelotrolado.

Echarsesobreaquellechoeratenderseenelsuelo.Elmarquésaprovechólaocasiónyaplicóeloídosobrelatierra,escuchando.Seoíaunrumorsordo;sabidoesqueelsonidosepropagaporlasprofundidadesdelsuelo.Seoíaeltañidodelascampanas.

Elsomaténcontinuaba.

Elmarquéssedurmió.

V

FIRMADOGAUVAIN

Cuandosedespertóerayadedía.

El mendigo estaba de pie, no en la cueva, porque allí era imposiblemantenerseerguido,sinofuera,enelumbral.Estabaapoyadoensucayadoyteníaelsemblanteanimado,comosiunrayodesolloiluminase.

—Monseñor,acabandedarlascuatrodelamañanaenelrelojdelatorredeTanis.He oído las cuatro campanadas, lo cual significa que el viento hacambiadoyahorasopladetierra.Nooigoningúnruido,hacesadoeltoquederebato.TodoestátranquiloenlaalqueríayenlaaldeadeHerbe-en-Pail.Losazulesoduermenosehanmarchado.Lomásgravedelpeligrohapasado;esprudentesepararnos.Éstaeslahoraenqueyomevoy.

Designandounpuntodelhorizonte,explicó:

—Meiréporallí.Despuésindicóelextremoopuesto

—Vos,irosporaquí.

Elmendigo,lehizoalmarquésunrespetuososaludoconlamano.Luegoagregó,señalandolosrestosdelacena:

—Llevaoslascastañassitenéishambre.

Unmomentodespuéshabíadesaparecidoentrelosárboles.

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ElmarquésseincorporóysepusoenmarchaporelcaminoindicadoporTellmarch.

Eraladeliciosahoraque,enlaantiguajergadelosaldeanosnormandos,sedenominael“reclamodeldía”.Lospajarillospiabanenelbosque.Elmarquéssiguióelsenderopordondehabíallegadolavíspera,ysaliendodelaespesuraseencontróenlaencrucijadadondeestabalacruzdepiedra.AllívioelcartelblancoyorgullosoreflejandoelsoldeLevante.

Recordóquealpiedelanunciohabíaalgoquenohabíaconseguidoleerlavíspera, a causa de sus pequeños caracteres y la escasa luz. Se acercó alpedestalde lacruzyvioqueelcartel terminaba,enefecto,pordebajode lafirmaPrieurdelaMarneconestasdoslíneas:

Una vez identificada la persona del marqués de Lantenac, seráinmediatamentepasadoporlasarmas.

Firmado: el jefe del batallón comandante de la columna expedicionaria,Gauvain.

—¡Gauvain!—exclamóelmarqués.

Se detuvo profundamente pensativo, con la mirada fija en el cartel, yrepitió:

—¡Gauvain!

Luegoreanudólamarcha.Sevolvió,contemplólacruz,deshizoloandadoyleyódenuevoelcartel.

Se alejó lentamente. Quien hubiese estado a su lado le habría oídomurmuraramediavoz:

—¡Gauvain!

Desdeelfondodelacañadaporlaquemarchabanoseveíanlostejadosdela alquería, que sehallaba a su izquierda.Rodeóunpromontorio escabroso,cubierto de zarzas en flor, de la especie llamada de larga espina. Aquelpromontorio tenía por cima una de esas puntas de tierra que en el país sellamanhure.Asuspies,lamiradaseperdíaentrelosárboles.ElfollajeestabacomosumergidoenunocéanodeluzytodalaNaturalezapresentabaeljúbiloprofundodelamañana.

De repente, aquel paisaje adquirió un aspecto terrible, como cuando sedescubreunaemboscada.Unaespeciedetrombadegritosferocesytiroscayósobre aquellos camposybosques cuajadosde luz,mientras se levantabadelladodondeestabalaalqueríaunagranhumaredaentrecortadaporllamaradasenormes, como si el pueblo y la granja no fuesenmás que un haz de pajaardiendo.Aquellofuesúbitoylúgubre;elpasorepentinodelaserenidadala

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furia,unaexplosiónde infiernoenplenaaurora;elhorrorsin transición.SindudaselibrabaunabatallaalladodeHerbe-en-Pail.Elmarquéssedetuvo.

No hay nadie que en semejantes casos no haya experimentado unasensacióndecuriosidadmásfuertetodavíaqueladelpeligro.Sequieresaber,aunacostadeexponerseaperecer,loqueocurre.Subiósobreelpromontorio,por cuya falda discurría una cañada y desde donde podía divisarse todo ariesgo de ser visto. Tardó pocos minutos en llegar a la cima, y desde allídirigiólavistaasualrededor.

En efecto, sonaban disparos y había un incendio. Se oían clamores y seveíaelfuego.Laalqueríaeraelcentrodeundesastredesconocido.

¿Quécatástrofeeraaquélla?¿Atacabanlaalquería?¿Quiénes?¿Setratabadeuncombateodeunaejecuciónmilitar?Losazules,talcomoordenabaundecreto revolucionario, solían incendiar las alquerías y aldeas refractarias;prendían fuego,porejemplo,a todaalqueríayaldeaquenohabíaderribadolosárbolesprescritosporlaleyparaabrirclarosenlaespesuradelosbosquespara dar paso a la caballería republicana. A este castigo fue sometida,especialmente en los últimos tiempos, la parroquia de Bourgon, cerca deErnée.¿SehallabaahoraenelmismotrancelaalqueríadeHerbe-en-Pail?Eraevidente que ninguna de tales talas estratégicas ordenadas por el decreto sehabíanejecutadoenlosbosquesyespesurasdeTanisyHerbe-en-Pail.¿Podríaseraquélelcastigo?¿Habríallegadounaordenparaelloalavanguardiaqueocupaba la alquería? ¿Formaba parte dicha vanguardia de una de aquellascolumnasexpedicionariasllamadas“columnasinfernales”?

Un bosque lleno de maleza rodeaba por todas partes el promontorio encuya cumbre se hallaba situado el marqués. Aquella espesura llamadabosquecillodeHerbe-en-Pail,peroqueteníalasproporcionesdeunbosque,seextendíahasta laalqueríayocultaba,comotodoslossotosbretones,unaredde barrancos, senderos y cañadas, laberintos por donde se extraviaban losejércitosrepublicanos.

Larepresión,sieraeso,debíadeserferoz,porquefuecorta.Comotodoslos actos brutales, en breve estuvo consumado. La atrocidad de las guerrasciviles consiente estas salvajadas. Mientras el marqués; multiplicando susconjeturas, no sabiendo si huir o quedarse, escuchaba y espiaba, cesó aquelestrépitodeexterminio,opormejordecir,sedispersó.Elmarquéspercibió,enefecto, algo así como ladispersióndeunamultitud ferozy alegre almismotiempo.Seoyóentrelosárbolesunzumbidoespantoso;lamultitudibadesdelaalqueríahaciaelbosqueyhabíaentreellatamboresquellamabanalacarga.Yanosedisparaba.Loqueocurríasemejaba,másqueunabatalla,unojeo.Eraevidentequebuscabanaalguien.Elruidoeraconfusoysordo;unamezcladepalabrasdecóleraydetriunfo,unrumorcompuestodeclamores,sinquese

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distinguiesenada.Peroderepente,comounperfilquesedibujaenunanubede humo, hubo una cosa articulada y precisa en aquel alboroto.Un nombrerepetidopormilvoces.Elmarquésoyóclaramenteestegrito.

—¡Lantenac!¡Lantenac!¡ElmarquésdeLantenac!

Eraaélaquienbuscaban.

VI

LASPERIPECIASDELAGUERRACIVIL

Súbitamente,alrededordelmarqués,yportodaspartesalavez,elbosquese llenó de fusiles, bayonetas y sables; una bandera tricolor se dibujó en lapenumbra; el grito de ¡Lantenac! estalló en sus oídos y unos rostrosenfurecidosaparecieronasuspiesentrelasmatasyloszarzales.

El marqués se hallaba solo, de pie, sobre el promontorio, visible desdetodoslospuntosdelbosque.Apenasveíaalosquegritabansunombre,peroeravistoportodos.Sihabíamilfusilesenelbosque,élservíadeblancoalosmil.Nodistinguíaenlaespesuramásquepupilasardientesfijasenél.

Sequitóelsombrero, levantóunadelasalas,arrancóunaespinasecadeunazarza,sacódelbolsillounaescarapelablanca,lafijóconlaespinaalalalevantada, prendiendo también ésta sobre la copa del sombrero, yvolviéndoselaaponersobrelacabeza,demaneraqueseviesebiensurostroylaescarapela,exclamóenvozalta,dirigiéndosealamultitud:

—¡Yo soy el hombre a quien buscáis! ¡Soy el marqués de Lantenac,vizconde de Fontenay, príncipe bretón, teniente general de los ejércitos delRey!¡Acabemos!¡Apunten!¡Fuego!

Yapartandoconambasmanossupellizadepieldecabramostróelpechodesnudo.

Bajólosojosbuscandoconlamiradalosfusilesdirigidoscontrasupechoyseviorodeadodehombreshincadosderodillas.

Seelevóuninmensoclamor:

—¡VivaLantenac!¡Vivamonseñor!¡Vivaelgeneral!

Almismotiempolossombrerossaltabanporelaire;seagitabansablesenseñaldealegríayseveíansalirdetodaspartespalosencuyoextremohabíagorrosdelanaparda.

Alrededordelmarquéssehallabaunapartidavendeana.

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Yaquellapartidasearrodillóalverle.

Laleyendarefierequeenlasantiguasselvasturingiashabíaseresextraños,una raza de gigantes, más o menos humanos, a quienes los romanosconsideraban animales horrorosos y los germanos una encarnación divina yque,portanto,segúnlatropaconlaqueseencontrabansehallabanexpuestosalexterminiooalaadoración.

Elmarqués experimentó una sensación semejante a la que debían sentiraquellosserescuando,pensandoque ibanaser tratadoscomomonstruos, sehallabaninesperadamentetratadoscomodioses.

Todosaquellosojosdeterriblefulgorsefijabansobreelmarquésconunaespeciedeamorsalvaje.

Aquellamuchedumbre iba armadade fusiles, sables, hoces, picas, palos;todos llevaban grandes sombreros o gorros pardos con blancas escarapelas,profusión de rosarios y amuletos, anchos calzones abiertos por la rodilla,casaca de piel, botines de cuero, la pantorrilla desnuda, los cabellos largos,algunosconaireferoz,todosconaspectodepersonassencillas.

Un joven de buena presencia pasó por entre aquella gente arrodillada ysubiócongrandespasoshastaelmarqués.Ibacomolosdemás,cubiertoconunsombrerodealalevantadayescarapelablancayvestidoconunacasacadepiel,peroteníalasmanosblancasyfinas,yllevabaunabandadesedablancadelaquependíaunsabledeempuñaduradorada.

Alllegaraloaltodelalomaarrojóelsombrero,sedesciñólabanda,hincólarodillaentierraylepresentóalmarquéslabandaconlaespada,diciendo:

—Os buscábamos, en efecto, y al fin os hemos hallado. Aquí tenéis laespadademando.Todosestoshombresospertenecen.Yoerasucomandante;pero ahora asciendo en grado, pues soy vuestro soldado. Aceptad nuestrohumildehomenaje,monseñor,ydadnosvuestrasórdenes,migeneral.

A una señal suya, varios hombres que llevaban una bandera tricolorsubieronhastaelmarquésydepositaron labanderaa suspies.Era laqueélacababadedistinguirentrelosárboles.

—Migeneral—agregóel jovenque acababadepresentarle la espada—,ésta es la banderaque acabamosde arrebatar a los azulesque estaban en laalqueríadeHerbe-en-Pail.YomellamoGavardyheestadoconelmarquésdelaRouarie.

—Bien—dijoelmarqués.

Y,serenoygrave,seciñólabanda.

Después desenvainó la espada, y agitándola desnuda por encima de su

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cabeza,dijo:

—¡EnpieyvivaelRey!

Todosselevantaron.

Enlasprofundidadesdelbosqueresonóunclamorinmensoytriunfante:

—¡VivaelRey!¡Vivanuestromarqués!¡VivaLantenac!

ElmarquéssevolvióhaciaGavard.

—¿Cuántoshombressois?

—Sietemil.

Bajandodelaloma,mientraslosaldeanosapartabanlaszarzaspordondepasabaelmarqués,Gavardcontinuó:

—Señor, nada más sencillo. Se explica todo en pocas palabras. Noesperábamosmás que una chispa que prendiese el incendio. El bando de laRepública, revelandovuestrapresencia,hasublevadoa todoelpaísenfavordel rey. Habíamos sido advertidos secretamente de vuestra llegada por elalcaldedeGranville,queestáanuestrofavor.EselmismoquehasalvadoalabadOlivier.Estanochesehatocadoarebato.

—¿Porquién?

—Porvos.

—¡Ah!—exclamóelmarqués.

—Yaquíestamos—concluyóGavard.

—¿Ysoissietemil?

—Hoy siete mil, mañana quince mil. Es el cupo que corresponde a lacomarca.CuandoelseñorHenrideLaRochejacquelinsalióparaintegrarseenelejércitocatólico,se tocósomatényenunanocheseisparroquias,quesonlas de Isernay, Corqueux, Échaubroignes, Aubiers, Saint-Aubin y Nueil, lellevarondiezmilhombres.Nohabíamuniciones,peroseencontraronencasadeunalbañilsetentalibrasdepólvorademina,yconellasmarchóelseñordeLaRochejacquelin.Pensábamosquedebíaisestarporestebosqueyporesooshemosbuscado.

—¿Yhabéisatacadoalosazulesenlaalquería?

—Elviento les impidióoír el toquede rebato.Nosospechabannada.Lagentedelaaldea,todosellospatanes,losrecibieronbien.Estamañanahemosatacado la alquería. Los azules dormían y todo ha concluido en unminuto.Tengouncaballo.¿Osdignaréisaceptarlo,migeneral?

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—Sí.

Uncampesinotrajouncaballoblancoensilladomilitarmente.Elmarqués,sinelauxilioqueleofrecíaGavard,montóenél.

—¡Hurra!—gritaronloscampesinos,porquelasexpresionesinglesassonmuyusadasenlacostabretona-normanda,enpermanenterelacióncomercialconlasislasdelcanaldelaMancha.Gavardsaludómilitarmenteypreguntó:

—¿Cuálserávuestrocuartelgeneral,monseñor?

—Porahora,elbosquedeFougères.

—Unodevuestrossietebosques,señormarqués.

—Necesitouncura.

—Tenemosuno.

—¿Cuál?

—ElvicariodeChapelle-Erbrée.

—Loconozco;hizoelviajedeJersey.

—Tresveces—reconocióunclérigo,saliendodeentrelamuchedumbre.

Elmarquésvolviólacabeza.

—Buenosdías,señorvicario—losaludó—.Osesperamuchatarea.

—Tantomejor,señormarqués.

—Tendréisqueconfesaramuchagente;alosquequieran,porqueanadieseobligará.

—Señormarqués—repuso el clérigo—,Gastón, enGuéménée, obligó alosrepublicanosaconfesarse.

—Gastónesunpeluquero—replicóelmarqués—,perolamuertedebeserlibre.

Gavard,quehabíaidoaimpartirvariasórdenes,regresó.

—¿Quéhacemos,migeneral?Esperamosvuestravozdemando.

—En primer lugar, la reunión será en el bosque de Fougères; que sedispersentodosyvayanallá.

—Estaordenyaestádada.

—¿NodijisteisquelosmoradoresdeHerbe-en-Pailhabíanrecibidobienalosazules?

—Sí,migeneral.

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—¿Habéisincendiadolagranja?

—Sí,migeneral.

—¿Yelpueblecillo?

—No,migeneral.

—Quemadlo.

—Losazulestratarondedefenderse,peroerancientocincuentaynosotrossietemil.

—¿Quéazuleseran?

—AzulesdeSanterre.

—El que mandó tocar el tambor mientras al rey le cortaban la cabeza.¿EntonceseraunbatallóndeParís?

—Mediobatallón.

—¿Cómosellamaestebatallón?

—Mi general, en la bandera hay un letrero que proclama: “Batallón delGorroRojo”.

—Debestiasferoces.

—¿Quéharemosconlosheridos?

—Rematarlos.

—¿Yconlosprisioneros?

—Fusilarlos.

—Sonochenta.

—¡Fusiladlosatodos!

—Haytambiéndosmujeres.

—Fusiladlastambién.

—Haytresniños.

—Traedlosacá;yaveremosquésehaceconellos.Yelmarquésclavólasespuelasasucaballo.

VII

GUERRASINPERDÓN(CONSIGNADELMUNICIPIO).

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GUERRASINCUARTEL(CONSIGNADELOSPRÍNCIPES)

MientrasestoocurríacercadeTanis,elmendigosedirigíahaciaCrollon.Entrando por los barrancos bajo la vasta y sorda espesura del follaje,descuidadodetodoyatentoanada,comoélmismohabíadicho,soñadormásquepensador,porqueelpensador tieneunobjetivoyel soñadorno;errante,vagabundo, deteniéndose a comer algunos tallos de mimbrera silvestre o abeberen losmanantiales, levantando lacabezaparaescuchar ruidos lejanos,volviendodespuésaladeslumbradorafascinacióndelaNaturaleza,ofreciendosusharaposalsol,oyendotalvezelrumordeloshombres,escuchóelcantodelasaves.

Eraviejoylento;nopodíacaminarlargostrechos,y,comolehabíadichoalmarquésdeLantenac,uncuartode legua lo fatigaba.Diounbreve rodeohaciaCroix-Avranchin,yempezabaaanochecercuandoregresaba.

UnpocomásalládeMacey,elsenderoqueseguía locondujoaunoterodesprovisto de arboleda, desde el cual se veía hasta bastante lejos,descubriéndosetodoelhorizontedeloestehastaelmar.

Unahumaredalellamólaatención.

Nadamásamablequeunahumareda,nadamásespantoso.Hayhumaredasapacibles y las hay enervantes. En una humareda, el espesor y el color delhumo indican ladiferencia entre lapazy laguerra, entre la fraternidady elodio,entrelahospitalidadyelsepulcro,entrelavidaylamuerte.Elhumoqueasciende entre los árboles puede significar lomásdelicioso en elmundo: elhogar doméstico; y lo más horrible: el incendio. Toda la dicha y toda ladesdichadelhombresehallansimbolizadasavecesenestoqueseesparceaimpulsosdelviento.

ElhumoquecontemplabaTellmarcheraalarmante.

Era negro, con súbitos resplandores, como si el foco ardiente de dondesalíatuvieseintermitenciasyseestuvieraextinguiendo.SeelevabaporencimadeHerbe-en-Pail.

Tellmarch apresuró el paso y se dirigió hacia el humo. Estaba fatigado,perodeseabasaberquéeraaquello.

Llegóalacimadeuncerrillo,encuyaladeraestabanlaalqueríaylaaldea.

No existían ni la una ni la otra; unmontón de escombros ardía todavía,humeandodensamente.Aquelloeralaalquería.

Hayunacosacuyavistacausamásdolorqueverquemarseunpalacio,yesver arderunacabaña.Unacabañaardiendoes lamentable; es ladevastación

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cerniéndose sobre lamiseria, elbuitre encarnizándoseenelgusano.Formanuncontrasentidoqueoprimeelcorazón.

Según la leyendabíblica, lavistadeun incendioconvierteaunacriaturahumanaenestatua.Tellmarchsequedóporunmomentoconvertidoenestatua.Tal fue la inmovilidad que le produjo aquel inusitado espectáculo. Aquelladestrucciónseconsumabaensilencio;noseoíaungrito,ni suspirohumanoalgunosemezclabaconelhumo.Elinmensobraserotrabajabayacababadedevorarlaaldea,sinqueseoyeseotrosonidomásqueeldébilchasquidodelas tablas y el chisporroteo de la paja de las techumbres. Pormomentos, lanubedehumosedesgarrabay lasparedesabiertasdejabanverel interiordelas habitaciones. El braseromostraba todos sus rubíes, trapos encarnados ypobres muebles viejos de color púrpura, y Tellmarch percibió el siniestrofulgordeldesastre.

Se habían prendido algunos árboles de un castañar contiguo a las casas,que arrojaban también refulgentes llamaradas. El mendigo escuchaba,esperando sorprender alguna voz, algún rumor, alguna llamada de socorro,peronadiesemovía,exceptolasllamas.Todocallaba,salvoelincendio.¿Esquehabíanhuidotodos?¿DóndesehallabaaquellagentelaboriosayalegredeHerbe-en-Pail? ¿Qué había sido de roda la aldea? Tellmarch descendió delcerro.

Antesí sepresentabaun fúnebreenigma.Seaproximabasinapresurarse,con la mirada fija, avanzando hacia aquellas ruinas con la lentitud de unasombra,comosifueraelfantasmadeaquellatumba.

Llegóa loquehabía sido la entradade la alquería.Miróhacia el corral,queyacarecíadepuertayseconfundíaconelpueblecilloapretujado.

Lo que antes había visto no era nada. No había advertido aún que loterrible,lohorriblesurgíaanteél.

Enmediodelcorralhabíaunnegromontónvagamenteiluminadoporlasllamas y la luna. Aquel montón estaba formado por hombres: hombresmuertos.

A su alrededor se veía un gran charco que humeaba un poco; en él sereflejaba el incendio, mas no tenía necesidad del reflejo del fuego para serrojo,erauncharcodesangre.

Tellmarchseacercóysepusoaexaminarunotrasotroalosqueyacíanentierra;todoserancadáveres.

La luna y el incendio iluminaban la escena. Los cadáveres eran desoldados;todosestabandescalzos;leshabíanarrancadolasbotas;tambiénleshabíanquitadolasarmas,peroteníanaúnlosuniformesazules,ypordoquier

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se distinguía una confusión de brazos, piernas y cabezas, sombrerosagujereadosconescarapelastricolores.Eranrepublicanos.Eranparisinosqueeldíaanteriorestabanallí,vivosyguarnecidosenlagranjadeHerbe-en-Pail.Aquellos seres habían sido ejecutados, como lo indicaba la simetría de loscuerpos en su caída. Habían sido fusilados en el mismo sitio,implacablemente. Todos estaban muertos; ni el más leve estertor o suspirosalíadeninguno.

Tellmarch pasó revista a todos los cadáveres, sin omitir ni uno; todosestabanacribilladosporlasbalas.Quienesloshabíanfusiladoprobablementeteníanprisapordirigirse aotro lugar, yno sehabían tomado lamolestiadeenterrarlos.

Alretirarse,suvistaseposóenunapequeñaparedquehabíaenelcorral,yviocuatropiesque sobresalíanpordetrásdel ángulode lamisma.Aquellospies teníanzapatos,yeranmáspequeñosquelosotros.Tellmarchseacercó.Eranpiesdemujer.

Dosmujeresestabanallítendidas,unaalladodelaotra,detrásdelmuro,tambiénfusiladas.

Tellmarch se inclinó sobre ellas. Una llevaba un uniforme; a su lado seveía una cubeta rota y vacía; era la cantinera. Tenía cuatro balazos en lacabeza.Estabamuerta.

Tellmarchexaminóalaotra.Eraunacampesina,lívida,conlabocaabiertay los ojos cerrados, pero sin ninguna herida en la cabeza. Sus vestidos,convertidos en harapos, sin duda por la fatiga de las marchas, se habíanentreabiertoenlacaída,dejandovereltorsomediodesnudo.Tellmarchacabódesepararlosydivisóunagujeroredondoenunhombro,hechoporunabala.Teníarotalaclavícula.Miróaquelsenolívido.

—Madreynodriza—murmuró.

Latocó.Noestabafría.

Noteníamásheridasquelabalaenelhombroylaclavícularota.

Aplicó la mano sobre su corazón y percibió un débil latido. No estabamuerta.

Tellmarchseincorporóygritóconvozterrible:

—¿Nohaynadieaquí?

—¿Eres tú, Pedidor? —respondió una voz tan baja que casi eraimperceptible,almismotiempoqueasomabaunacabezaporentreunagujerodelasruinas.

Después otra cabeza asomó entre los escombros. Eran dos aldeanos que

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habíanconseguidoesconderse,losúnicossupervivientesdelatragedia.

LavozdePedidorlostranquilizó,ysalierondelosrinconesdondeestaban.

Temblando,avanzaronhaciaelmendigo.

Tellmarchhabíagritado,peroyanopodíahablar;lasemocionesprofundasproducentalesefectos.

Lesseñalóconeldedoalamujertendidaasuspies.

—¿Viveaún?—inquirióunodelosaldeanos.

Tellmarchhizoconlacabezaunaseñaafirmativa.

—¿Ylaotratambién?—preguntóelotroaldeano.

Tellmarchnegóconlacabeza.

—Todos los demás han muerto, ¿verdad? —continuó el aldeano quehablabaenprimertérmino—.Yolohevisto.Estabaenmicueva…¡GraciasaDiosporno tener familia! ¡Señor Jesús!Todoshanmuerto;estamujer teníatres niños; tres niños pequeñitos. Los niños gritaban: “¡Madre!” La madrechillaba:“¡Hijosmíos!”Hanmatadoalamadreysehanllevadoalosniños.Lo he visto todo. ¡Dios mío! ¡Dios mío! Después de la masacre se hanmarchado; iban todos muy contentos y se llevaron a los niños después dehabermatadoa lamadre.Peronoestámuerta, ¿verdadquenoestámuerta?Di, Pedidor, ¿crees que podemos salvarla? ¿Quieres que te ayudemos allevarlaatuguarida?

Tellmarchhizosignosdequesí.

Elbosqueestabajuntoalaalquería.Prontoconfeccionaronunaparihuelacon follaje y helechos, colocaron sobre ella a la mujer, que permanecíainmóvil,ysepusieronenmarcha,unoalacabezayotroalospies,mientrasTellmarchsosteníaelbrazodelamujer,examinándoleelpulso.

Mientrascaminaban,losdosaldeanoshablabany,porencimadelamujerensangrentada, cuyo rostro pálido iluminaba la luna, intercambiabanexclamacionesdeespanto.

—¡Matadlosatodos!

—¡Quemadlotodo!

—¡Ah,Señor!¿Asívanairahoralascosas?

—Esaquelhombrealtoyviejo,elquelohaordenado.

—Sí,eselgeneral.Yonohevistocuandoloshanfusilado.¿Estabaallí?

—No,yasehabíamarchado,peroesigual,porquetodolohaordenadoél.

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—Entonces,elculpablehasidoél,sinduda.

—Sí.

Éldijo:matad,quemad,nadadecuartel.

—Esunmarqués.

—¿Cómosellama?

—ElmarquésdeLantenac.

Tellmarchelevólosojosalcieloyexclamó:

—¡Silohubierasabido!

****

SEGUNDAPARTE

ENPARÍS

LibroPrimero

CIMOURDAIN

I

LASCALLESDEPARÍSENAQUELTIEMPO

Sevivía en la calle; se comía enmesaspuestas frente a los portales; lasmujeres sentadas en los pórticos de las galerías hilaban cantando LaMarsellesa. Los parques de Monceaux y Luxemburgo eran campos demaniobras;entodaslasencrucijadashabíatalleresdearmerosquetrabajabanhaciendofusilesa lavistade los transeúntes,queaplaudían.Noseoíanmásqueestasfrasesentodaslasbocas:

—Paciencia,hacernoslarevolución.

Hasta las mujeres eran heroicas. Se iba al teatro como en Atenas a laguerradelPeloponeso,yseveíancartelonesenlasesquinas:

ElsitiodeThionville.—Lamadresalvadadelincendio.—ElClubdelosIndiferentes. — El primogénito de las papisas Jeanne. — Los Filósofossoldados.—Elartedeamarenlaaldea.

Losalemanesestabanalaspuertas;corríaelrumordequeelreydePrusia

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habíamandadoguardarunpalcoenlaÓpera.Todoeraespantoso,masnadieseasustaba.

La tenebrosa ley de sospechosos, que es el crimen deMerlin deDouai,hacíavisible laguillotinasuspendidasobre todas lascabezas.UnprocuradorllamadoSerán,denunciado,esperabaquefuesenaprenderlo,vestidoconbataychinelasytocandolaflautaenlaventana.Nadieparecíaestardesocupado;todo el mundo se apresuraba. No había un sombrero que no tuviese unaescarapela.Lasmujeresdecían:“Estamosmuybellasconelgorrorojo.”

Paríssellenabadegentequesemudaba.Loscomerciantesdeviejoteníansustiendasatestadasdecoronas,mitras,cerrosdemaderadoradayfloresdelis,restosdeartículosreales;eralademolicióndelamonarquía.Seveíanenlos almacenes de trapo y hierro viejo capas pluviales y roquetes que sevendíanporcuatrocuartos.EnPorcheronsyHamponneau,hombresataviadoscon sobrepellices y estolas, montados en burro, llevaban casullas porcaparazones,ybebíanvinoenloscálicesdelascatedrales.EnlacalleSaint-Jacques, los adoquinadores descalzos detenían la carretilla de un vendedorambulante de calzado, compraban a escote quince pares de zapatos y losenviaban a la Convención para que fuesen mandados a los soldados. LosbustosdeFlanklin,RousseauyBruto,alosqueseañadíatambiéneldeMatar,abundabanpordoquier.PordebajodeunodeestosbustosdeMarat,enlacalledeCloche-Perce,enunmarcodemaderanegracubiertoconcristal,sehallabaunarequisitoriacontraMalouet,contodossusconsiderandosyestasdoslíneasalmargen:“MehadadoestospormenoreslaqueridadeSylvainBailly,buenapatriota,quemefavorececonsusbondades.Firmado:Marat”.EnlaplazadelPalacio Real, la inscripción de la fuente, Quantos effundit in usus, estabaoculta por dos grandes lienzos pintados al temple que representaban uno aCahier deGerville denunciando a laAsambleaNacional la consignapara lareunióndelosharapientosdeArlés;elotroaLuisXVI,volviendodeVarennesensucarrozareal,ybajolamisma,unatablaatadaconcuerdasyteniendoencadaextremoungranaderoconfusilybayonetacalada.Pocaseranlasgrandestiendas que estaban abiertas. El comercio ambulante de comestibles yquincallasedisponíasobrecarretonesquecirculabanarrastradospormujeres,iluminadosconvelasdeseboquederretidocaíasobre lasmercancías.Habíaotrosalairelibre,dirigidosporantiguasmonjasconpelucarubia;talzurcidoraqueremendabamediasenelhuecodeunportaleraunacondesa;talcostureraeraunamarquesa;MadamedeBoufflershabitabaenunabuhardilla,desdelaquedivisabasuantiguopalacio.Sellamabaescrofulososalosqueescondíansubarbaenlacorbata.LoscantoresambulantessilbabanaPitou,elcantantede la corte, valiente por otra parte, que fue encarcelado veintidós veces yllevadoanteel tribunal revolucionarioporhabersedadogolpecitosalgomásabajodelacinturaalgritarlapalabracivismo.Entonces,viendosucabezaenpeligro,exclamó:

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—¡Perosieslocontrariodemicabezaquienesculpable!

Estohizoreíralosjuecesylesalvólavida.Pitouseburlabadelamodadelosnombresgriegosylatinos,ysucanciónfavoritaversabasobreunzapateroremendónaquien llamabaCujus,ya sumujerCujusdam.Sebailabaen losclaustros en ruina, con lamparitas sobre los altares y colgandode la bóvedadospalosencruzycuatrovelas,mientras losmuertosyacíanensus tumbasbajo los pies de los bailarines. Se llevaban casacas de color “azul tirano” yalfileres de camisa con el “gorro de la libertad”, hechos de piedras blancas,azulesyrojas.

LacalledeRichelieusellamabadelaLey;elbarriodeSaintAntoineteníapor nombre barrio de laGloria; en la plaza de laBastilla había una estatuarepresentando a la Naturaleza. Se señalaba con el dedo a ciertos conocidosviandantes:Chatelet,Didier,Nicolas yGarnier-Delaunay, que vigilaban a lapuerta del carpintero Duplay; Voullant no faltaba a un día de guillotina, yseguíaalascarretadasdesentenciados,locualllamabaasistirala“misaroja”;Montflabert, conjurado revolucionario y marqués, se hacía llamar Diez deAgosto.SeveíadesfilaralosalumnosdelaEscuelaMilitarcalificadosporlosdecretosdelaConvencióncomo“aspirantesalaescueladeMarte”,yporelpúblico de “pajes de Robespierre”. Se leían las proclamas de Fréron,denunciando a los sospechosos del crimen demercantilismo. Los elegantes,agolpados a las puertas de las alcaldías, se burlaban de los matrimoniosciviles, y al pasar esposa y esposo los saludaban con el epíteto de casadosmunicipales.En los Inválidos, las estatuas de los santos y los reyes estabancubiertas con el gorro frigio. Se jugaba a cartas en las esquinas, porque losjuegosdenaipestambiénhacíanlarevolución;enefecto,losreyeshabíansidoreemplazadosporgenios,lassotasporlibertades,loscaballosporigualdadesylosasesporlasleyes.SelabrabanlosjardinespúblicosyelaradosurcabalasTullerías. A esto se añadía, especialmente en los partidos vencidos, ciertoaltanero hartazgo de la vida. Un individuo le escribió a Fouquier-Tinville:“Tenedlabondaddelibrarmedelaexistencia;heaquílasseñasdemicasa”.ChampcenetzhabíasidoarrestadoporhaberexclamadoenplenoPalacioReal:“¿Para cuándo la revolución de Turquía? Quisiera ver la República en laPuerta”. Los periódicos pululaban por doquier; los oficiales de peluqueríarizabanenpúblicopelucasfemeninas,mientraselmaestroleíaLeMoniteurenvoz alta; otros comentaban entre la gente, gesticulando ostentosamente, elperiódico Entendons-nous, de Dubois Crancé, o la Trompette du PèreBellerose.

Algunasveceslosbarberostambiéneranchoriceros,yseveíanjamonesysalchichas colgadas al lado de una muñeca adornada con cabellos de oro.Otros mercaderes vendían en la vía pública “Vinos de los exiliados”; unoanunciabaenuncartel“Vinosdecincuentaydosespecies”;otrosaúnvendían

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relojesdelira,ysofásalestiloduquesa.Unpeluqueroproclamaba:“Afeitoalclero,peinoalanoblezaycortoelcabelloalestadollano”.IbagentetambiénaveraMartin,queechabalascartasensucasadelacalledeAnjou,enel173,para que les diese la buenaventura. Faltaban el pan, el carbón y la leche, ymientrastantopasabantodoslosdíasrebañosdevacaslecherasquellegabandeprovincias.EnlaVallée,elcorderosevendíaaquincefrancoslalibra.Undecreto de la Municipalidad asignaba a cada boca una libra de carne a lasemana;lagenteseatropellabaalaspuertasdelastiendasdecomestibles.Unadeestascolassehahecholegendaria.Llegabadesdelapuertadeunespecierode la calle de Petit-Carreau hasta lamitad de la calle deMontorgueuil, y aformarcolasellamó“tenerlacuerda”,acausadeunalargacuerdaenlaqueseapoyabanunosdetrásdeotros.

Lasmujeres,enmediode lamiseriageneral, eranvalientesycaritativas.Pasaban la noche esperando turno para entrar en las tahonas.Mediante losexpedientes se producían buenos resultados para la Revolución, la cualsalvabaaquellagranmiseriaatravésdedosmediospeligrosos;elasignadoyelmaximum,deloscualeselprimeroeralapalancayelsegundoelpuntodeapoyo. Aquel empirismo salvó a Francia. El enemigo, lo mismo el deCoblenza que el de Londres, especulaba con los asignados. Lasmuchachasibanyveníanofreciendoaguade lavanda, ligasy cadenetas, yofreciendooadquiriendo asignados. Había especuladores como los de los porches de lacalleVivienne,conzapatosrotos,cabellosgrasientos,gorrosdepieldecoladezorro; y los había elegantes como en la calle Valois, con botas lustradas,mondadientes en la boca, sombrero de castor a la cabeza, tuteados por lasmuchachas.Elpúblico lesdabacaza lomismoquea los ladrones,aquieneslos realistas denominaban “ciudadanos activos”. Por lo demás, había pocosrobos.Unaescasezferoz;unahonradezestoica.Losdescalzosylosmuertosde hambre pasaban gravemente, con la vista en el suelo, por delante de losescaparatesde las joyerías establecidas enelPalaciode la Igualdad.EnunavisitadomiciliariaquehizolasecciónAntoinealacasadeBeaumarchais,unamujercortóunaflordeljardínyelpúblicolaabofeteó.Elhazdeleñacostabacuatrocientos francos en moneda, y en las calles se veía a personas queaserraban sus camas; en invierno las fuentes se helaban, y el agua costabaveintesueldoselviaje; todoelmundosehacíaaguador.El luisdeorovalíatres mil novecientos cincuenta francos; una carrera en coche de alquilercostabaseiscientosfrancos;ydespuésdeundíaencoche,seoíaestediálogo:

—¿Cuántotedebo,cochero?

—Seismillibras.

Unavendedoradehierbasvendíaporvalordeveintemilfrancosdiarios.

—¡Por caridad, socorredme! —clamaba un mendigo—. ¡Me faltan

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doscientastreintalibrasparapagarmiszapatos!

A la entrada de los puentes se veían colosos esculpidos y pintados porDavid,yMiercierlosinsultaba,asegurandoqueeran“enormespolichinelasdemadera”. Aquellos colosos representaban el federalismo y la coaliciónvencida.Nosenotabadesfallecimientoenaquelpúblico,porelcontrario,eljúbilo sombrío de haber acabado con el trono resonaba por doquier. Losvoluntarios afluían ofreciendo sus vidas, y cada calle daba un batallón. Lasbanderas de los distritos iban y venían, cada cual con su divisa. En la deldistritodeCapuchinosse leía:Nadienoshará labarba.Otra teníapor lema:Nobleza sólo en el corazón. En todas las puertas había carteles blancos,verdes, rojosyamarillos, impresosomanuscritosqueproclamaban: ¡Viva laRepública!,ylosniñosqueapenashablaban,yatarareabanelÇaira.

Aquellosniñoseranelgloriosoporvenir.

Posteriormente,alaciudadtrágicasucediólaciudadcínica.LascallesdeParísostentarondosaspectosrevolucionariosmuydiferentes:antesydespuésdel9Termidor.ElParísdeSaint-JustdejósulugaralParísdeTallien.TalessonlascontinuasantítesisdeDios;inmediatamentedespuésdelSinaíapareceLaCourtille.

Semejantesaccesosdelocurapúblicanosonraros.Unodeellossevioyaochenta años antes. Se sale de LuisXIV como se sale deRobespierre, connecesidadderespirar;delaRegenciaqueabreelsigloyelDirectorioquelotermina; dos saturnales tras dos terrorismos. Francia se emancipa y sale delclaustropuritanocomodelclaustromonárquico,conelalborozodelanaciónqueseescapadeunencierro.

Despuésdel9Termidor,Paríssehizoalegre,conunaalegríaextraviada;unaalegríamalsanasedesbordóportodaspartes.Alfrenesídemorirsucedióel frenesí de vivir, que eclipsó toda grandeza. Hubo un Trimalción que sellamó Grimod de la Reynière, y apareció también el Almanaque de losgastrónomos.SecomíaconelruidodelasfanfarriasenlosbajosdelPalacioReal,conorquestasdemujeresquetocabaneltamborylacorneta;eldirectordebailereinabapordoquier;secenabaala“oriental”enMéot,enmediodepebeterosllenosdeperfumes.ElpintorBozepeinabaasushijos,inocentesylindascabecitasdedieciséisaños,como“guillotinadas”,osea,escotadasyconcamisas rojas. A las violentas danzas en iglesias en ruinas sucedieron losbailesdeRuggieri,Luquet,Wenzel,Mauduit,de laMontansier;a lasgravesciudadanasquehilabansucedieron lassultanas, lassalvajes, lasninfas;a lospies descalzos de los soldados cubiertos de sangre, les sucedieron los piesdescalzosdelasmujeres,adornadoscondiamantes.Lacorrupciónreaparecióalmismotiempoqueelimpudor;estabanenlasaltasesferas,losproveedores,yenlaspequeñas,usurerosalpormenor.UnenjambrederaterosinvadióParís

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ycadacualteníaquevelarporsubolsillo.UnodelospasatiempospredilectoseraverenelPalaciodejusticiaalasladronasenelbanquillo,conlasfaldasobligatoriamente atadas. A la salida de los teatros, los muchachos ofrecíancabriolés,diciendo:“¡Ciudadanasyciudadanos,haysitioparados!”YanoseanunciabanagritosLeVieuxCordelierni l’Amidupeuple,sinoLacartadePolichinela y la petición de los galopines. El marqués de Sade presidía laseccióndelasPicasenlaplazaVendôme.Lareacciónerajovialyferoz:“Losdragonesdelalibertad”del92renacieronbajoelnombrede“Caballerosdelpuñal”.Almismotiempo,surgióenescenaeste tipo,Jocrisse.Seretrocedió,en fin, de Mirabeau hasta Bobèche. Así es como París iba y venía; es elenormepéndulodelacivilización,quetocayaenunpolo,yaenotro,desdelas Termópilas hasta Gomorra. Después del 93, la revolución atravesó uneclipse singular; el siglo pareció olvidarse de concluir lo que habíacomenzado. No sé qué orgía se interpuso, ocupando el primer plano, yhaciendo retroceder al segundo al espantoso apocalipsis, cubriendo con unveloladesmesuradavisiónysoltandounacarcajadadespuésdelamuecadeespanto.Latragediadesaparecióenlaparodia,yenelhorizonteunahumaredadeCarnavalborrólostrágicoscaracteresdelaMedusa.

Peroenel93,enelquenoshallamos,lascallesdeParísaúnofrecíantodoel aspecto grandioso y feroz de los primeros días. Tenían oradores, comoVarlet,quepaseabaunabarracaconruedas,desdeloaltodelacualarengabaalospaseantes.Teníantambiénhéroes,unodeloscualessellamaba“elcapitándelosgarrotesherrados”,ytenían,porfin,susfavoritos,comoGouffroy,autordel folleto tituladoRougiff.Algunasdeestaspopularidadeseranmalsanasyotrassanas.Unaentreellaserahonestayfatal:ladeCimourdain.

II

CIMOURDAIN

Cimourdain era una conciencia pura, pero sombría. En él reinaba elabsoluto.Habíasidoclérigo,locualesgrave.Elhombrepuede,comoelcielo,tener una serenidad oscura, para lo cual basta que algo produzca en él lanoche. La claridad del clérigo produjo la noche en el alma de Cimourdain.Quienhasidoclérigo,loessiempre.

Lo que en nosotros produce la noche también produce las estrellas.Cimourdainestaballenodevirtudesyverdades,querefulgíanenlastinieblas.

Suhistoria es corta.Fue curapárrocode aldeaypreceptordeunanoblemansión;despuésrecibióunapequeñaherenciayseindependizó.

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Sobre todo, era terco; se servía de lameditación como podía valerse deunas tenazas; jamás secreía enelderechodedesecharuna ideahastahaberapurado sus últimas consecuencias. Pensaba con encarnizamiento. Conocíatodaslaslenguaseuropeasyalgunasdelejanospaíses.Estudiabasincesar,locual lo ayudabaa soportar su castidad,peronohaynadamáspeligrosoquesemejanteensimismamiento.

Sacerdote por orgullo, casualidad o altivez de ánimo, observó sus votos,peronologróconservarsuscreencias;lacienciademoliósufe,yeldogmaseevaporó en él. Entonces, examinándose, se sintió mutilado, y no pudiendodejar de ser cura, trabajó para rehacerse como hombre, pero de un modoaustero.Puestoquelehabíanquitadolafamilia,sepropusoadoptarunapatria;puestoquelehabíannegadolamujer,secasóconlahumanidad.Estaplenitudenorme,enelfondoeselvacío.

Sus padres, aldeanos, al hacerlo clérigo habían querido elevarlo sobre elpueblo;peroélvolvióaingresarenelpueblo.

Y entró en él apasionadamente,mirando a los que padecían con ternuraindecible.Declérigoseconvirtióenfilósofo,ydefilósofoenatleta.Todavíavivía Luis XV, y Cimourdain ya se sentía vagamente republicano. ¿De quéRepública?DelaRepúblicadePlatón,quizás;quizátambiéndelaRepúblicadeDracón.

Habiéndolesidoprivadoamar,sepusoadetestar.Detestaba lasmentiras,lamonarquía,lateocracia,sutrajeclerical;detestabaelpresenteyllamabaagrandes voces al porvenir, presintiendo de antemano el futuro, adivinándoloespantoso y sublime. Para resolver el problema de la lamentable miseriahumana, comprendía lanecesidaddealgoque fuesecomounvengadory almismotiempolibertador.Adorabadesdelejoslacatástrofe.

En 1789, cuando por fin se desató la catástrofe, ésta encontró aCimourdain preparado. Se arrojó en medio de aquella vasta revoluciónhumana con lógica, es decir, tratándose de un espíritu de su temple,implacablemente, porque la lógica no se enternece. Vivió los grandes añosrevolucionariosyexperimentóelestremecimientodetodossusalientos:1789,latomadelaBastilla;elfinaldelsupliciodelpueblo;1790,el4deagosto,elfinal del feudalismo; 1791, Varennes, el fracaso de la monarquía; 1792, eladvenimiento de la República. Había visto surgir la revolución y no erahombrequefueraatemeraaquelgigante;lejosdeello,lohabíarejuvenecido,yaunqueyacasiviejo,porqueteníacincuentaañosyunclérigoenvejeceantesquelosdemáshombres,sepusotambiénacreerenlarevolución.Deañoenaño contempló su desarrollo, viendo cómo crecían los acontecimientos yengrandeciéndoseconellos.Alprincipiotemióquelarevoluciónabortase;élla observaba, tenía la razóny el derecho, y exigía que alcanzase también el

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triunfo.Yamedidaquesetornabamásespantosa,sesentíaélmástranquilo.Quería que aquella Minerva coronada por las estrellas del porvenir fuesetambiénPalasy tuvieseporescudolamáscararodeadadeserpientes.Queríaquesusojosdivinospudiesenencasonecesariodirigirsobrelosdemoniossuresplandorinfernalydevolverlesterrorporterror.

Yasíllegóa1793.

Elaño1793eselañodelaguerradeEuropacontraFrancia,ydeFranciacontraParís.¿Yquéeslarevolución?EslavictoriadeFranciasobreEuropaydeParíssobreFrancia.Deahílainmensidaddeaquelinstantequesellama93,uninstantemayorqueelrestodelsiglo.

NadamástrágicoqueEuropaatacandoFrancia,yFranciaatacandoParís;undramaquetienelagrandezadeunaepopeya.

El 93 es un año intenso. La tempestad reinó en él en toda su cólera ygrandeza; en él, Cimourdain se encontraba en su elemento, porque aquellaatmósferatempestuosayespléndidaconveníaasuconfiguraciónintelectualymoral.Aquelhombretenía,comoeláguiladelosmares,unaprofundacalmaen su interior y afición al peligro en lo exterior. Ciertas naturalezas aladas,feroces y tranquilas, han sido creadas para los grandes vientos; almas detempestad,esoexiste.

Sentía, no obstante, una particular compasión, reservada sólo a losdesdichados. Ante aquella clase de padecimientos que causan horror, sesacrificaba.Entoncesnadaleparecíarepugnante;eraasquerosaydivinamentecaritativo.Buscabalasúlcerasparabesarlas.Lasbuenasaccionesquerepelenalavistasonlasmásdifícilesdeejecutar;peroél lasprefería.Undía,enelHôtel-Dieu,unhombreibaamorirahogadoporuntumorenlagarganta,unabsceso fétido, horrible, contagioso tal vez, que era preciso vaciarinmediatamente. Cimourdain estaba presente y aplicó la boca al tumor,chupando y escupiendo a medida que la boca se le llenaba. Como todavíallevabalasropasdeclérigoenaquellaocasión,unoexclamó:

—Silehicieseisestoalreyseríaisobispo.

—Esquealreynoseloharía—replicóCimourdain.

El acto y la respuesta lo hicieron inmediatamente popular en los barriossombríosdeParís.

Conestaconductahacialosquepadecen,lloranyamenazan,conseguíadeellos lo que quería. En la época de mayor indignación pública contra losacaparadores,cuandoreinabaunacólera fecundaenerrores,Cimourdain fuequienconunasolapalabraimpidióelsaqueodeunbuquecargadodejabónenelpuertodeSaint-Nicolas,yquiendisolvió losgruposfuriososquedetenían

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loscarruajesenlabarreradeSaint-Lazare.

Élfuequien,dosdíasdespuésdel2deagosto,condujoalpuebloaderribarlasestatuasdelosreyes.

Al caer aplastaron a varias personas, y en la plazaVendôme, unamujerllamada Reine Violet fue aplastada por Luis XIV, a cuyo cuello se hallabaatadaunasogadelaqueellatiraba.EstaestatuadeLuisXIVerigidacienañosantes,exactamenteel12deagostode1692,fuederribadael12deagostode1792.EnlaplazadelaConcordia,untalGuinguerlot,quellamócanallasalosdemoledores,fuemuertoagolpessobreelpedestaldeLuisXV,ytambiénsedestrozóestaestatua, con laque sehicieronmonedas.Sóloescapóelbrazo,aquelbrazoderechodeLuisXV,extendidoenactituddeemperadorromano.ApeticióndeCimourdain,elpueblo leregalóelbrazo,que lefueentregadopor unos representantes, aLatude, el hombre que estuvo enterrado treinta ysieteañosenlaBastilla.CuandoLatude,conlaargollaalcuelloylacadenaenla cintura, se pudría vivo en el fondo de la prisión por orden del rey, cuyaestatuadominabaParís,¡quiénlehabíadedecirqueaquellacárcelcaería,queélsaldríadelsepulcro,quelamonarquíaquedaríasepultadayqueél,elpreso,sería dueño de aquella mano de metal que había firmado la orden de suencarcelamiento,yquedeaquelreydebroncenoquedaríamásqueelbrazo!

Cimourdainlosabíatodoytodoloignoraba.Todolosabíaenrelaciónalaciencia, y todo lo ignoraba respecto a la vida.De aquí su rigidez.Tenía losojosvendadoscomolaThemisdeHomero.Poseíalacertidumbreciegadelaflecha,quenovemásqueelblancoyvaderechaalmismo.Enunarevoluciónnohaynadamásterriblequelalínearecta:Cimourdaincaminabafatalmenteenestalínea.

Creía que en las génesis sociales, el punto extremo es el terreno sólido;errorpropiodelasinteligenciasquereemplazanlarazónporlalógica.Ibamásallá de la Convención, más allá del Municipio, pertenecía al Obispado. LareuniónllamadadelObispado,porquecelebrabasussesionesenunsalóndelantiguopalacio episcopal, eramásbienuna complicaciónde seres humanosque una reunión propiamente dicha. Allí asistían, como en la Comuna,espectadores silenciosos y significativos que llevaban tantas pistolas comobolsillos.ElObispadoeraunamezclacosmopolitayparisina,cosasambasquenoseexcluyen,porqueParísesellugarenquelateelcorazóndelospueblos.Allíestabalagranincandescenciaplebeya.

En comparación con el Obispado, la Convención era fría y la Comunatibia.ElObispadoeraunadeesasinstitucionesvolcánicas,conteníadetodo:ignorancia, brutalidad, honestidad, heroísmo, cólera y policía. El duque deBrunswickteníaallíasusagentes;habíatambiénhombresdignosdeEspartayotrosdignosdelpresidio.Lamayoríasecomponíadepersonasenfurecidasy

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honradas. La Gironde, por boca de Isnad, presidente momentáneo de laConvención,pronuncióunafrasemonstruosa:

—Cuidado,parisinos,noquedarádevuestraciudadpiedrasobrepiedra,ylas generaciones futuras buscarán un día el lugar donde se asentó y crecióParís.

Esta frase creó la asamblea del Obispado, porque muchos hombres,hombresdetodaslasnaciones,comprendieronlanecesidaddecercarParís,yCimourdaineradeestegrupo.

Era una asamblea de reacción contra los reaccionarios, nacida de unanecesidad pública de violencia, que es la faz temible y misteriosa de lasrevoluciones.ElObispado, con aquella fuerza, se dispuso inmediatamente aejercer sus tareas, y en las conmociones de París, la Comuna era quiendisparabaelcañón,yelObispadoquientocabaarebato.

Cimourdaincreía,ensuingenuidadimplacable,quetodoestápermitidosiestáalserviciodelaverdad;locuallohacíaaptoparadominaralospartidosextremistas. Los pillastres se veían honrados y estaban contentos. Loscrímenes se ven halagados cuando están presididos por la virtud. Esto, si avecestrastorna,siempreagrada.Pally,elarquitectoqueexplotólademolicióndelaBastillavendiendoenprovechopropiolaspiedrasdelafortaleza,yqueencargadodepintarrajearelcalabozodeLuisXVI,porexcesodecelohabíacubierto las paredes de barras, cadenas y argollas; Gouchon, el sospechosoorador del barrio de Saint-Antoine, de quien se hallaron después variosrecibos;Pournier,elamericanoqueel17dejuliodisparócontraLafayetteunpistoletazopagado,segúnsedijo,porelpropioLafayette;Henriot,quesaliódel hospital de Bicêtre, y fue lacayo, titiritero, ladrón y espía, antes de sergeneral y apuntar los cañones contra la Convención; La Reynie, antiguovicario general de Chartres, que reemplazó el breviario con el PadreDuchesne; todos estos hombres respetaban a Cimourdain, y en ciertosmomentos, para impedir que los peores diesen un mal paso, bastaba quesintieran suspendido sobre sus cabezas el candor temible y convencido deCimourdain.AsíescomoSaint-JustatemorizóaSchneider.Almismotiempo,la mayoría del Obispado, compuesta especialmente por hombres violentospero honrados, creía en Cimourdain y lo seguía. Tenía por vicario, o porayudante de campo, a otro clérigo republicano llamado Danjou, a quien elpueblo amaba por su elevada estatura, habiéndolo bautizado como el abadSeis-Pies. Cimourdain podría haber situado en donde hubiese querido a unintrépido jefe llamado general La Pica, y a aquel otro atrevido llamadoTruchon,aliaselGranNicolás,quequisosalvaraMadamedeLamballe,yledio el brazo haciéndola dar zancadas por entre los cadáveres, tentativa quehubiesetenidoéxitosinlaferozhumoradadelbarberoCharlot.

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LaComunavigilabaalaConvención,yelObispadovigilabaalaComuna.Cimourdain,hombre recto,aquien la intriga repugnaba,habíadescubiertoyrotomás de un hilomisterioso en lamano de Pache, a quien Bournonvillellamabaelhombrenegro.CimourdainenelObispadosehallabaalaalturadetodos;eraconsultadoporDobsentyMomoro;hablabaenespañolaGusman,italiano con Pio, inglés con Arthur, flamenco con Pereyra, alemán con elaustríaco Proly, bastardo de un príncipe. Creaba entendimiento entre todosestosdesavenidos,ydeaquílasituacióndensayfuertequesehabíaformado.Hébertlotemía.

Tenía,enaquellostiemposyenaquellosgrupos,elpoderdelosindividuosinexorables; era un implacable que se creía infalible; nadie lo había vistollorar;eradeunavirtudinaccesibleyglacial.Eraunjustoespantoso.

Nohaytérminomedioparaunclérigoenunarevolución.Unclérigopuedelanzarseaestaprodigiosaaventurasóloporlosmotivosmásruinesolosmásnobles;esprecisoqueseainfameosublime.Cimourdaineraestoúltimo,perosublime en el aislamiento, en lo escarpado, en la soledad inhospitalaria;sublime en un entorno de abismos. Las altas montañas tienen esa siniestravirginidad.

Su aspecto era el de un hombre ordinario; sus vestidos comunes y suapariencia ladeunpobre.Cuando joven, lo tonsuraron;yaviejoeracalvoylospocoscabellosqueteníaerangrises.Ensuespaciosafrenteelobservadorpodía descubrir su gran inteligencia. Tenía un modo de hablar brusco,apasionado y solemne; la voz breve, el acento perentorio, la boca triste yamarga, la mirada serena y profunda, y en todo el rostro cierto aire deindignación.

AsíeraCimourdain.

Nadie conoce su nombre de pila. En la historia existen desconocidosterribles.

III

UNTALÓNNOTEMPLADOENELESTIGIA

Unhombreasí,¿eraunverdaderohombre?Servidordelgénerohumano,¿podíateneralgúnafecto?¿Noerademasiadaalmaparatenercorazón?Aquelabrazo enorme que admitía a todo a todos, ¿podía reservarse para alguien?¿PodíaamarCimourdain?Digámoslodeunavez:sí.

Siendojovenypreceptordeunacasacasiprincipesca, tuvoundiscípulo,

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hijoyherederodelacasa,aquienamó.¡Amaraunniñoestanfácil!¿Quénoseleperdonaaunniño?Seleperdonahastaelserseñor,serpríncipe,serrey.Lainocenciadelaedadhaceolvidarloscrímenesdelaraza,ladebilidaddelserhaceolvidar laexageracióndel rango.Es tanpequeñoquese leperdonaqueseagrande;el esclavo leperdonaser señor;el ancianonegro idolatraalniño blanco.Cimourdain tenía pasión por su discípulo. La infancia tiene deinefablequeselapuedeamarsinreservas,contodoelamordelalma.TodoloqueCimourdaineracapazdeamarseabatiósobreaquelniño.AquelsertiernoeinocenteeraunapresafácilparaelcorazóndeCimourdain,condenadoalasoledad. Lo amaba con la ternura del padre y el hermano, del amigo, delcreador.Erasuhijo;elhijo,nodesucarne,sinodesuespíritu.Noledioelser,noerasuobra;peroerasualumno,erasuobramaestra.Deaquel jovenseñorhizounhombre¡yquiénsabesiungranhombre!,porquetalessonlossueñosqueseforjan.

Lafamilianosabíanada.¿Hayacasonecesidaddepermisoparacrearunainteligencia,unavoluntadyunalmarecta?Leinfundióaljovenvizconde,sudiscípulo,todoelprogresoquesentíaensí;lehabíainoculadoelvirustemiblede su virtud; le inyectó en sus venas las convicciones que él sentía, suconciencia, su ideal; y en aquel cerebro de aristócrata vertió el alma delpueblo.Elespíritusenutre;lainteligenciaescomoelpechodeunanodriza;hayunaanalogíaentrelanodrizaquedasulecheyelpreceptorqueinfundesupensamiento.Algunasveces,elpreceptoresmáspadrequeelpadre,asícomofrecuentementelanodrizaesmásmadrequelapropiamadre.

Aquella profunda paternidad espiritual ligaba a Cimourdain con sudiscípulo.Sólolapresenciadeaquelniñoloenternecía.

Añadamosqueerasencilloreemplazaralpadreporqueelniñonolotenía;erahuérfanodepadreymadre,sinotrosparientesqueunaabuelaciegayunríosegundo,ausente.Laabuelamuriópocodespuésyelrío,jefedelafamilia,hombre de espada y con obligaciones en la Corte, huyó del viejo castillofamiliar, yendo a vivir a Versalles, entró en el Ejército y dejó al pobrehuérfanoabandonadoenlasolitariamansión.Elpreceptor,fue,pues,elamo,entodalaextensióndelapalabra.

TambiénhayqueañadirqueCimourdainhabíavistonaceralniñoqueerasu alumno. Éste, huérfano desde su más tierna infancia, sufrió una graveenfermedad.Entrancedemuerte,Cimourdainlovelónocheydía,ycomoelmédicoeselquecuidaperoelenfermeroesquiensalva,fueCimourdainquiensalvó al niño. No sólo su discípulo le debía la educación, la instrucción, laciencia, sino que también le debía la convalecencia, la salud. No sólo eldesarrollodesufacultaddepensar,sinoqueeraigualmentedeudordelavida.Ycomoseadoraaquienestodonoslodeben,Cimourdainadorabaaesteniño.

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Sinembargo,llegóelmomentodeproducirselaseparación,algonaturalenla vida. Concluida la educación, Cimourdain tuvo que separarse del niñoconvertidoenhombre.¡Conquéfríaeinconscientefrialdadsellevanacaboestasseparaciones! ¡Conquécrueldad las familiasdespidenalpreceptorquedejasusideasenelniño,yalanodrizaqueledejasusentrañas!Cimourdain,pagadoydespedido,saliódelaaltasociedadyvolvióaingresarenlasociedaddeloshumildes;lapuertadivisoriaentrelosgrandesylospequeñossevolvióa cerrar; el joven señor, oficial por derecho de nacimiento y nombrado degolpe capitán,marchóaunaguarnicióncualquiera; el humildepreceptor, yaclérigorebeldeensucorazón,seapresuróadescenderaeseoscuroentresuelodelaiglesiaquesellamaelbajoclero,yperdiódevistaasudiscípulo.

Cuandollególarevolución,elrecuerdodeaquelser,delquehabíahechoun hombre, continuaba latente en él; oculto, pero no extinguido, por lainmensidaddelascosaspúblicas.

Modelar una estatua e insuflarle vida es algo grande; peromodelar unainteligenciaydarlelaverdadloesmásaún.CimourdaineraelPigmalióndeunalma.Unespíritupuedetenerunhijo.

Aquel alumno, aquel niño, aquel huérfano, era el único ser a quienCimourdain amaba en la tierra. Pero con tal afecto, ¿era aquel hombrevulnerable?

Notardaremosensaberlo.

LibroSegundo

LATABERNADELACALLEDELPAVOREAL

I

MINOS,EAGOYRADAMANTO

En la calle del Pavo Real existía en aquel tiempo una taberna a la quellamaban café. Tenía una trastienda que hoy es histórica. Allí se reunían aveces,enentrevistascasisecretas,hombrestanpoderososyvigiladosquenoseatrevíanahablarseenpúblico.Allísedieronel23deoctubrede1792unbesocélebrelaMontañaylaGironda.AllífuedondeGarat,aunquenolodigaen sus Memorias, recibió noticias durante la noche lúgubre en la que, trashaberpuestoaClavièreenunlugarsegurodelacalleBeaune,detuvosucocheenelPont-Royalparaescuchareltoquederebato.

El28de juniode1793treshombressehallabanreunidosen tornoauna

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mesaenaquellasala.Sussillasnosetocaban;estabansentadoscadaunoaunladodelamesa,dejandovacíoelcuarto.Eranlasochodelatarde,peroenlacalleaúnreinabaciertaclaridad.Enlasala,sinembargo,erayadenoche,yunquinquéquependíadeltecho,unlujoparalaépoca,iluminabalamesa.

El primero de los tres hombres era pálido, joven, de aspecto grave, conlabios delgados ymirada fría; tenía en lamejilla un tic nervioso que debíaincomodarle para sonreír. Llevaba la cabeza empolvada, las manosenguantadas, la casaca cepillada y abotonada; aquella casaca de color azulclaro no tenía ni una arruga. Llevaba también calzón de nankin, mediasblancas, corbataalta,guirindoladeplieguesmenudosyzapatosconhebillasdeplata.

Losotrosdoseran,elunounaespeciedegigante,yelotrounaespeciedeenano.El primero, embutido en una casaca de paño escarlata, con el cuelloholgando bajo una corbata desanudada, cuyas puntas caíanmás abajo de laguirindola;lacasacaabiertaconbotonesfaltantes,llevababotasdecampañaytenía los cabellos encrespados, aunque en ellos se adivinaba un resto depeinadoy acicalamiento; en su cabellera había algoque recordabauna crin.Estabapicadoporlasviruelas,teníaunaarrugaentrelascejasquedenotabasutemperamento colérico y el pliegue de la bondad en las comisuras de loslabios;éstoserangruesos,losdientesgrandes,teníapuñosdemozodecuerdaybrilloenlamirada.Elenanoeraunhombreamarillento,quesentadoparecíadeforme;lacabezaseinclinabahaciaatrás,conlosojosinyectadosensangre,ylalividezseleextendíaportodoelrostro;teníaunpañueloanudadosobresusgrasientoscabellos,poca frente,bocaenormey terrible.Vestíapantalón,babuchas,unchalecoyencimaunropón,entrecuyosplieguesunalíneadurayrectadejabaadivinarlaformadelpuñal.

El primero de aquellos hombres se llamaba Robespierre, el segundoDanton,elterceroMatar.

Estaban solos en la estancia. Delante de Danton había un vaso y unabotella de vino, cubierta de polvo, que recordaba la botella de cerveza deLutero; delante deMarat una taza de café, y delante de Robespierre variospapeles.

Alladodeaquellospapelesseveíaunodeesostinterospesados,deplomo,redondosyestriadosquerecuerdanlosqueeranusadosporlosestudiantesaprincipios de este siglo. Al lado del escritorio había una pluma y sobre losdocumentosungruesosellodecobre,enelquese leía“Palloy fecit”,yquefigurabaunpequeñomodelodelaBastilla.

UnmapadeFranciaestabaextendidoenmediodelamesa.

En la puerta, fuera de la sala, estaba el perro de presa deMarat; aquel

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LorenzoBasse,representantedel18delacalleCordeliers,queel13dejulio,unos quince días después de este 28 de junio, habría descargar un silletazosobre la cabeza de una mujer llamada Charlotte Corday, la cual en estemomentoestabaenCaen,sumergidaenvagosensueños.LorenzoBasseeraelportadordelaspruebasdelAmidupeuple,yaquellatarde,acompañandoasuamoalcafédelacalledelPavoReal,teníalaconsignadepermanecerdelantedelapuertadelasalaenlaqueestabanMarat,DantonyRobespierre,sindejarentrar a nadie, a no ser que se presentase un individuo de la Comisión deSalvaciónPública,delaComunaodelObispado.

Robespierre no quería cerrarle la puerta a Saint-Just; Danton no se laqueríacerraraPache,niMarataGusman.

Hacía ya largo tiempo que duraba la conferencia, que se refería a lospapeles que estaban sobre la mesa y cuya lectura hiciera Robespierre.Comenzabana levantarse lasvocesy lacóleraardíaenelpechodeaquellostreshombres.Desdefueraseoíadevezencuandoalgunafrasepronunciadaenvozmásaltaquelasotras.Enaquellaépoca,lacostumbredelastribunaspúblicas parecía haber creado el derecho de escuchar. Era la época en queFabriciusPârismirabaporelagujerodelacerraduraloquehacíaelComitédeSaludPública,locual,dichoseadepaso,nofueinútil,porquefuePârisquienadvirtióaDantondeloquepasabaenlanochedel50al31demarzode1794.LorenzoBassehabíaaplicadoeloídoalapuertadelasalareservadadondesehallabanMarat, Danton y Robespierre. Lorenzo Basse servía aMarat, peropertenecíaalObispado.

II

MAGNATESTANTURVOCEPORUMBRAS

Danton acababa de levantarse después de hacer retroceder violentamentesusilla.

—Escuchad: no haymás que un asunto urgente, el de laRepública, queestáenpeligro.Noconozcomásqueunacosaimportante:libraraFranciadelenemigo.Paraesto,todoslosmediossonbuenos,todos,todos,todos,¡todos!Cuando estoy amenazado de toda clase de peligros, y cuando todo lo temo,todoloarrostro.Mipensamientoesunleón;noentiendoderecursosamedias;no entiendo de hipocresías en la revolución; Némesis es la diosa de lagazmoñería; seamos terribles y útiles. ¿Por ventura el elefante mira dóndeponeelpie?Aplastemosalenemigo.

—Estoydeacuerdo—asintióRobespierreconsuvozsuave—.Lacuestión

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estribaensaberdóndeestáelenemigo.

—FueradeFrancia,dedondeyoloexpulsé—replicóDanton.

—Estádentro,yyolovigilo—objetóRobespierre.

—¡Puesvolveréaexpulsarlo!—tronóDanton.

—Noseexpulsaalenemigointerior.

—¿Quésehace,pues?

—Seleaniquila.

—Convengoenello—Danton,trasunapausa,añadió—:Peroyoaseguroqueestáfuera,Robespierte.

—Estádentro,Danton.

—Robespierte,estáenlafrontera.

—Danton,estáenlaVendée.

—Calmaos —terció Marat—, está en todas partes, y vosotros estáisperdidos.

RobespiertemiróaMaratycontestócontranquilidad:

—Dejémonos de generalidades y estudiemos los hechos concretos, queestánaquí.

—¡Pedante!—susurróMarat.

Robespierte puso lamano sobre los papeles que estaban delante de él ycontinuó:

—AcabodeleeroslosinformesdePrieurdelaMarne,ytambiénlosdatosqueherecibidodeeseGélambre.Danton,laguerraextranjeranoesnada;laguerracivilloestodo.Laguerraextranjeraesunadesolladuraenelcodo;laguerra civil es la úlcera que corroe las entrañas. De cuanto acabo de leerresultaquelaVendée,hastahoydiseminadaenmuchosjefes,sehallaapuntodeconcentrarseconuncapitánúnico.

—Unbandidocentral—murmuróDanton.

—Es el hombre —reanudó Robespierte— que desembarcó cerca dePontorsonel2dejunio.Habéisvistoyadeloqueescapaz;observadqueesedesembarcocoincideconlaprisióndelosrepresentantesenviadosaBayeux,Prieur de Côte-d’Or y Romme por ese distrito traidor de Calvados, el 2 dejunio,esdecir,elmismodía.

—YsutrasladoalcastillodeCaen—observóDanton.

—Continúo resumiendo los partes—prosiguióRobespierre—.La guerra

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en los bosques se organiza a gran escala. Al mismo tiempo se prepara undesembarcoinglés;vendeanoseinglesessonBretañayBretaña.LoshuronesdeFinisterrehablanlamismalenguaquelostupinambosdeCornualles.Oshepresentadounamisiva interceptadadePuisaye,dondesedicequeveintemilcasacasrojas,distribuidasentrelosinsurrectos,haránqueselevantencienmil.Cuando la insurrección de los aldeanos sea completa, se producirá eldesembarcodetropasinglesas.Vedaquíelplan,podéisseguirloenelmapa.

Robespierreseñalóelmapaconeldedoycontinuó:

—LosinglesespuedenelegirdesembarcardesdeCancaleaPaimpol.CraigpreferiríalabahíadeSaint-Brieuc,CornwallislabahíadeSaint-Cast,peroésteesundetalledepocaimportancia.LaorillaizquierdadelLoiraestádefendidapor el ejército vendeano rebelde, y respecto a las veintiocho leguas quetenemos al descubierto, entre Ancenis y Pontorson, cuarenta parroquiasnormandas han prometido su colaboración. El desembarco se hará por trespuntos:Plérin,IffiniacyPléneuf.DePlériniránaSaint-Brieuc,ydePléneufaLamballe.ElsegundodíallegaránaDinan,dondehaynovecientosprisionerosingleses, y al mismo tiempo ocuparán Saint-Jouan y Saint-Méen, dondedejarán la caballería.Al tercer día, dos columnas se dirigirán, una de JouansobreBedée,laotradesdeDinansobreBecherel,queesunafortalezanatural,dondeseestablecerándosbaterías.AlcuartodíaestaránenRennes,queeslallavedeBretaña,porqueelquetieneaRenneslatienetoda;yunaveztomadaRennes, caerán Châteauneuf y Saint-Malo. En Rennes hay un millón decartuchosycincuentapiezasdeartilleríadecampaña.

—Delascualesseapoderarían—murmuróDanton.

—Concluyo.DeRennes saldrán tres columnas, una sobreFougères, otrasobre Vitré y la tercera sobre Redon. Como los puentes están cortados, losenemigos, y ya hemos precisado este hecho, se proveerán de pontones ymaderos, y tendrán guías que los llevarán por los lugares vadeables para lacaballería. De Fougères, centro de operaciones, saldrán columnas sobreAvranches;deRedonsobreAncenis;deVitrésobreLaval.Nantesserendirá,Brestserendirá;RedonproporcionarálaposesióndetodoelcursodelVilaine;Fougères,ladelcaminodeNormandía;VitréladelaccesoaParís.Enquincedíashabráunejércitoderebeldesdetrescientosmilhombres,ytodaBretañaperteneceráalReydeFrancia.

—Osea,aldeInglaterra—dijoDanton.

—No,aldeFrancia—replicóRobespierre—.EldeFranciaespeor.Bastanquincedíasparaexpulsaralextranjero;perosenecesitanmilochocientosañosparaeliminarlamonarquía.

Danton,quehabíavueltoa tomarasiento,seacodósobre lamesa,conla

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cabezaentrelasmanos,meditabundo.

—Yaveiselpeligro—señalóRobespierre—,VitrélesdaalosingleseselcaminodeParís.

Dantonlevantólacabezaybajósusdosgruesasmanos,crispadassobreelmapacomosobreunyunque.

—Robespierre…¿PorventuraVerdúnnoentregaba el caminodeParís alosprusianos?

—¿Ybien?

—ArrojaremosalosinglesesdeFranciacomoarrojamosalosprusianos.

Dantonvolvióalevantarse.

RobespierrecolocósufríamanosobreelpuñofebrildeDanton.

—Danton,Champagnenoestabaafavordelosprusianos,yBretañaestáafavor de los ingleses. Recobrar Verdún era hacerle la guerra al invasor;recobrarVitréeslaguerracivil.

YRobespierremurmuró,conunacentogélidoyprofundo:

—Ladiferenciaesseria.

Ycontinuó:

—Sentaos,Danton,ymiradelmapaenvezdedarlepuñetazos.

PeroDantonseguíaabsortoensuspensamientos.

—¡Esto sí que es admirable! ¡Ver la catástrofe a Occidente cuando sepresenta por Oriente! Robespierre, concedo que Inglaterra se alza sobre elocéano;peroEspañaasomaporlosPirineos,ItaliaporlosAlpesyAlemaniapor el Rhin, mientras en el fondo se muestra el gran oso de Rusia.Robespierre,elpeligroesuncírculodentrodelcualestamosnosotros.Enelexteriorlacoalición;enelinteriorlatraición.AlMediodía,ServantleabrelapuertadeFranciaal reydeEspaña; alNorte,Dumoriez sepasaal enemigo.Aunque, por otra parte, estando entre nosotrosmás bien amenazaba a ParísqueaHolanda.NerwindeborralasgloriasdeJammapesyValmy.ElfilósofoRabaut Saint-Étienne, traidor como protestante que es, mantienecorrespondencia con el cortesano Montesquiou. El Ejército se encuentradiezmado,sinquehayaunsolobatallónquepasedecuatrocientoshombres;elvaliente regimiento de DeuxPonts está reducido a cincuenta hombres; elcampamento de Pamars se ha rendido; no le quedan ya a Givet más quequinientos sacosdeharina; retrocedemoshaciaLandau;WurmserpersigueaKleber; Maguncia sucumbe valientemente; Condé, cobardemente;Valenciennes también, lo cual no impide que Chancel, defendiendo a

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Valenciennes,yelviejoFéraud,defendiendoaCondé,seantanhéroescomoMeunier,quedefendióaMaguncia.Perotodoslosdemásnoshacentraición:DharvilleenAix-la-Chapelle,MoutonenBruselas,ValenceenBréda,Neuillyen Limbourg, Miranda en Maëstricht. Stengel traidor, Lanoue traidor,Ligonnier traidor, Menou traidor, Dillon traidor; asquerosa moneda deDumoriez.Esprecisodarcastigosejemplares.LascontramarchasdeCustinemeparecensospechosas;creoqueprefierelalucrativatomadeFrankfurtalaútil tomadeCoblenza.Frankfurtpuedepagarciertamentecuatromillonesdecontribución de guerra, pero ¿qué es eso en comparación a la ventaja deaplastar aquel nido de emigrados? Traición, digo. Meunier murió el 13 dejunio; ya está solo Kléber y, entre tanto, Brunswick aumenta sus fuerzas yavanzaizandolabanderaalemanaentodaslasplazasfrancesasquetoma.ElmargravedeBrandeburgoeshoyelárbitrodeEuropa;semeteenelbolsillonuestrasprovinciasyyaveréiscómoseadjudicaBélgica.NoparecesinoquetrabajamosparaBerlín;ysiestocontinúa,sinoponemosorden,larevoluciónfrancesasehabráhechoenbeneficiodePotsdam,tendrácomoúnicoresultadoengrandecerlospequeñosestadosdeFedericoII,yhabremosmatadoalreydeFranciaenbeneficiodelreydePrusia.

YDanton,terrible,soltóunacarcajada.

LarisadeDantonhizosonreíraMarat.

—Cadauno tenéis vuestramanía.Paravos,Danton, esPrusia.Paravos,Robespierre,laVendée.Osdarémiopinión.Vosotrosnoadvertíselverdaderopeligro, el que reside en los cafés y los garitos. El café de Choiseul esjacobino; el cafédePatín es realista; el deRendez-Vous critica a la guardianacional;eldelaPortedeSaint-Martinladefiende;elcafédelaRegenciaestácontraBrissot;elcaféCorazzaensufavor;elcaféProcorpejuraporDiderot;el café del Teatro Francés jura por Voltaire; en la Rotonda se rasgan losasignados;enloscafésdeSaint-Marceaureinalaira;elcaféManouriagitalacuestióndelasharinas;enelcafédeFoyhayruidoyborracheras;enelPerronelzumbidodelostunantesdelasfinanzas.Éstossonlospeligrosserios.

Danton ya no reía.Marat, en cambio, continuaba sonriendo. Sonrisa deenano,peorqueladeuncoloso.

—¿Osburláis,Marat?—rugióDanron.

Marat efectuó su célebre movimiento convulsivo de caderas. La sonrisadesapareciódesuslabios.

—¡Ah, siempre seréis el mismo, ciudadano Danton! Sois aquel que enplenaConvenciónmellamó…“esetalMarat”.Escuchad,osperdonoporqueatravesamosunaépocaimbécil.¡Ah!¿decísquemeburlo?Enefecto,¿quiénsoy yo? Yo he denunciado a Chazot, a Petion, a Kersaint, a Moreton, a

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Dufriche-Valazé,aLigonnier,aMenou,aBanneville,aGensonné,aBiron,aLidonyaChambon.¿Lohiceinjustamente?Huelolatraicióneneltraidoryencuentroútildenunciaralcriminalantesdequeejecuteelcrimen.Tengoporcostumbredecirlavísperaloquevosaguardáisdeciraldíasiguiente.Soyelque propuso a la asamblea un plan completo de legislación penal. ¿Qué hehecho hasta ahora? He pedido que se instruya a las secciones paradisciplinariasen ladoctrinade larevolución;hehecholevantar lossellosdetreintaydosexpedientes;he reclamado losdiamantesdepositadosenmanosde Roland; he demostrado que los brisotistas le habían dado a la Junta deSeguridadNacionalautosdeprisiónenblanco;heseñaladolasomisionesdelinforme de Lindet sobre los crímenes del Capeto; he votado el suplicio deltirano en el término de veinticuatro horas; he defendido a los batallonesMauconseilyRepublicano;heimpedidolalecturadelacartadeNarbonneydeMalouet;hepresentadounaproposiciónenfavordelossoldadosheridos;hehechosuprimirlaComisióndelosSeis;heprevistoenelasuntodeMonslatraición de Dumouriez; he pedido que se tomasen como rehenes cien milparientesdeexiliadosacambiode loscomisariosentregadosalenemigo;hepropuestoquesedeclaretraidoratodorepresentantequepaselasbarrerasdeParís;hedesenmascaradolafacciónrolandistaenlosdesórdenesdeMarsella;he insistido para que se pusiese precio a la cabeza del hijo de Egalité, hedefendidoaBuchotte;hepedidolavotaciónnominalparaarrojaraIsnarddelapresidencia;hehechodeclararquelosparisinoshansidomerecedoresdelapatria;esporesoqueLouvetmellamapolichinela;poresoFinisterrepidequemeexpulsen,laciudaddeLoudunsolicitaquemedestierren,yladeAmiensquemeponganunbozal;poresoCobourgquierequemeprendanyLecointe-Puiraveau propone a la Convención que me declaren loco. ¡Oh, ciudadanoDanton! ¿Por quéme habéis hecho venir a vuestro conciliábulo, si no parapedirmiparecer?¿Porventurahesolicitadoyoestacita?Nadadeeso;nomegustan demodo alguno las conferencias secretas con contrarrevolucionarioscomoRobespierreyvos.Por lodemás,nomehabéis entendido,yyodebíaesperarqueasí sucediese;nivosniRobespierre,niRobespierrenivos.¿NohayaquíningúnhombredeEstado?Habráqueenseñarosadeletrearelartedelapolítica.Habráqueponeroslospuntossobrelasíes.Loquequeríadecireslo siguiente: os engañáis los dos; el peligro no está en Londres, como creeRobespierre, ni en Berlín, como cree Danron. Está en París, en la falta deunidad, en el derecho que cada cual cree tener para tirar por su lado,empezandoporvosotrosdos;enlatrituracióndelostalentos,enlaanarquíadelasvoluntades…

—¡Laanarquía!—exclamóDanton—.¿Quién,sinovos,laproduce?

Maratcontinuó,sindejarseinterrumpir:

—Robespierre,Danton,elpeligrosehallaenesamultituddecafés,enese

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montón de gatitos y clubs, el club de los Negros, de los Federales, de lasDamas,de los Imparciales, fundadoen tiemposdeClermont-Tonnerreyquehasidoelclubmonárquicodesde1790;círculosocialimaginadoporelclérigoClaude Fauchet; el club de los Gorros de Lana, fundado por el gacetilleroPrudhomme, y otros más, sin contar vuestro club de los jacobinos,Robespierre,yvuestroclubdelosCordeliers,Danron.Elpeligroresideenelhambre que ha hecho que el portasacos Blin cuelgue de un farol delAyuntamientoalpanaderodelmercadoPalu,FrançoisDenis;yenla justiciaquehaahorcadoalportasacosBlinporhaberahorcadoalpanaderoDenis.Elpeligroestáenelpapelmoneda,quesehadepreciado,comolodemuestraqueenlacalledelTempleunasignadodecienfrancoscayóalsuelo,yalpasarunhombre por tal lugar exclamó: No vale la pena agacharse para cogerlo. Elpeligro se halla en los agiotistas y los acaparadores. ¡Gran cosa haberenarbolado la banderanegra en elAyuntamiento!Nobasta conhaber hechopresoalbaróndeTrenck;hayqueretorcerelcuelloaeseviejointrigantedelascárceles.¿CreéisyanotenernadamásquehacerporqueelpresidentedelaConvenciónhayapuestounacoronacívicasobrelacabezadeLabertèche,querecibiócuarentayunsablazosenJemmapes,ydequienChéniersehahechotrompetero? ¡Comedias y farsas! ¡Ah, no miráis a París! ¡Ah, buscáis elpeligro lejos, cuando tan cerca está! ¿Dequéos sirvevuestra redde espías,Robespierre?Porque tenéis espíaspropios:Payan en laComuna;Conffinhalen el Tribunal Revolucionario; David en el Comité de Seguridad Nacional;CouthoneneldeSaludPública.Yaveisquemehallobien informado.Puesoídme:elpeligroseencuentra sobrevuestrascabezas,bajovuestrospies; seconspira,seconspirayseconspira.Losquepasanpor lacallese leenunoaotrolosperiódicosysehacensignosdecabeza;seismilhombressincartadecivismo, exiliadosquehan regresado,petimetresy tunantesestánocultosencuevas y graneros y en las galerías demadera del Palacio Real. Se formancolasalapuertadelastahonas,ylasmujeresenlosportalescruzanlasmanosydicen:“¿Cuándotendremospaz?”Envano,paraestarentrelosvuestros,osencerráisenlasaladelConsejoEjecutivo;sesabetodoloqueallídecís,ylaprueba, Robespierre, es que anoche le dijisteis a Saint-Just estas palabras:“Barbarouxempiezaaechartripa,locuallefastidiarámuchoenlafuga”.Sí,elpeligroestáentodaspartes,yespecialmenteenelcentro.EnParís,losquefueronnoblesconspiran,lospatriotasvandescalzos,losaristócrataspresosel9demarzoestányaenlibertad,loscaballosdelujo,quedeberíanhabersidoenganchadosa laartilleríayenviadosa la frontera,nossalpicandebarroenlascalles;elpandecuatrolibrasvaletresfrancosydocesueldos,losteatrosrepresentanpiezasimpropias,yRobespierreharáguillotinaraDanton.

—¡Bah!—seburlóelaludido.

Robespierreconsultabaatentamenteelmapa.

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—Lo que necesitamos —gritó de repente Marat— es un dictador.Robespierre,yasabéisquequieroundictador.

Robespierrelevantólacabeza.

—Yalosé,Marat,ovosoyo.

—Yoovos—dijoMarat.

—¡La dictadura! —gruñó Danton entre dientes—. Implantadla si osatrevéis.

MaratobservóelfruncimientodecejasdeDanton.

—Vamos —replicó—, hagamos un último esfuerzo y pongámonos deacuerdo,porque lasituación requierequehagamosalgúnsacrificio.¿Nonospusimosyadeacuerdocuandolossucesosdel31demayo?Lacuestióndelaunidad de acción esmás importante todavía que el girondismo, que es unacuestiónsecundaria.Hayalgodeciertoencuantodecís,perolaverdad,todalaverdad, la verdad verdadera es la que yo proclamo. Al Sur tenemos elfederalismo;alOesteel realismo;enParíseldueloentre laConvencióny laComuna; en las fronteras la retirada deCustine y la traición deDumouriez.¿Qué significa todo esto? El desmembramiento. ¿Qué necesitamos? Launidad. Ahí radica la salvación, pero apresurémonos; es preciso que Parístome el gobierno de la Revolución. Si perdemos una hora, mañana losvendeanospuedenestar enOrléansy losprusianosenParís.Os loconcedo,Danton;osloconcedo,Robespierre,esverdad.Puesbien,deaquísededucelanecesidad de la dictadura. Tomemos la dictadura entre los tres, querepresentamosa laRevolución.Somos las trescabezasdeCerbero.Deestastres cabezas, una habla, y sois vos, Robespierre; la otra ruge, y sois vos,Danton.

—Laterceramuerde,ysoisvos,Marat—decidióDanton.

—Muerdenlastres—opinóRobespierre.

Hubounapausa.Luegocontinuóeldiálogoconsiniestrasconclusiones.

—Oíd,Marat,antesdecasarsehayqueconocerse.¿CómohabéissabidoloqueledijeaSaint-Just?

—Esoescuentamía,Robespierre.

—¡Marat!

—Mi deber es informarme, tomar notas y de ello no tengo que darlecuentasanadie.

—¡Marat!

—Megustasaber.

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—¡Marat!

—Robespierre,yosé loque ledecísaSaint-Just,comoloqueDanton lecuentaaLacroix;comoséloqueocurreenlosmuellesdelosTeatinos,enlamansióndeLabriffe,refugioadondeacudentodaslasninfasdelexilio;comoséloquepasaenlacasadeThilles,cercadeGonesse,queestáenValmerange,donde iba el antiguo administrador de Correos, donde antes iban Maury yCazalès,dondedespuésfueronSieyèsyVergniaud,ydondesevaunavezporsemana.

Alpronunciarlapalabrase,MaratmiróaDanton.

—Siyoposeyeradosdedosdepoder—mascullóDanton—,sucederíaalgoterrible.

—Séloquevosdecís,Robespierre—prosiguióMarat—,comoséloquepasaba en la torre del Temple cuando cebaban a Luis XVI, tanto, que,solamenteenelmesdesetiembreellobo,lalobayloslobeznossecomieronochentayseiscestasdemelocotones,mientraselpueblosemoríadehambre.Yosétodoesto,comoséqueRolandestuvoocultoenunaposentoquedabaauncorraldelacalledelaHarpe;comoséqueseiscientaspicasdelasdel14dejuliofueronfabricadasporFaure,cerrajerodelduquedeOrléans;comoséloquesehaceencasadelaSaint-Hilaire,queridadeSillery.Enlosdíasdebaile,elviejoSilleryenpersonafrotacongredalasbaldosasdelsalónamarillodelacalle Neuve-des-Matthurins; allí cenaban antes Buzot y Kersain; allí cenóSaladinel27,¿yconquién,Robespierre?ConvuestroamigoLasource.

—¡Habladurías! —exclamó Robespierre—. Lasource no es amigo mío.Entre tanto —añadió pensativo—, en Londres hay dieciocho fábricas deasignadosfalsos.

Maratcontinuóconvoztranquila,masconunlevetemblorqueresultabaterrible:

—Vosotrosformáislafaccióndelosimportantes.Sí,losétodoapesardeloqueSaint-JustllamaelsilenciodeEstado.

MaratrecalcóestaspalabrasmirandoaRobespierre,antesdeproseguir.

—SéloquesediceenvuestramesalosdíasenqueLebasconvidaaDavidyvaacomerlasopahechaporsuprometidaÉlisabethDuplay,vuestrafuturacuñada,Robespierre.Yosoyelojoenormedelpuebloydesdeelfondodemicueva,miroyobservo.Sí,miroyobservo,oigoysé.Lascosaspequeñasosbastan;osadmiráisdevosotrosmismos.RobespierresehacecontemplarporsuMadame deChalabre, la hija de aquelmarqués deChalabre que jugó lapartida dewhist con LuisXV el día de la ejecución deDamiens. Sí, todoslleváis erguida la cabeza; Saint-Just vive dentro de su corbata; Legendre es

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intachable: levitanueva,chalecoblanco,yunaguirindolaparahacerolvidarsu delantal;Robespierre se imagina que la historia querrá saber que llevabauna levita color aceituna en la Constituyente, y una casaca azul en laConvención.Tienesuretratoentodaslasparedesdesuhabitación.

—Yvos,Marat—lointerrumpióRobespierreconvozmástranquilaqueladesuacusador—,tenéiselvuestroentodoslosburdeles.

Asícontinuóeldiálogo,cuyalentituderatantomayorcuantamayoreralaviolenciadelasrespuestasylasréplicas,yenlasquelaamenazaseuníaconlaironía.

—Robespierre, habéis llamado Quijotes del género humano a los quequierenypromuevenlacaídadelostronos.

—Yvos,Marat,despuésdel4deagosto,envuestronúmero559delAmiduPeuple (conservoelejemplarporserútil),pedíaisquesedevolvieransustítulosalosnobles.Dijisteis:“Unduquesiempreesunduque”.

—Robespierre, en la sesión del 7 de diciembre defendisteis a la RolandcontraViard.

—Lomismoquemihermanoosdefendióavos,Marat,cuandoosatacaronlosjacobinos.¿Quépruebaesto?Nada.

—Robespierre,conocemoselgabinetedelasTullerías,dondeledijisteisaGarat:“EstoycansadodelaRevolución”.

—Marat, en estamisma taberna es donde el 29 de octubre abrazasteis aBarbaroux.

—Robespierre, le habéis dicho a Buzot: “¡La República! ¿Qué es laRepública?”

—Marat,enestatabernainvitasteisacomeratresmarselleses.

—Robespierre,oshacéis escoltarporunmatóndelmercadoarmadoconungarrote.

—Yvos,Marat,lavísperadel10deagostolesuplicasteisaBuzotqueosayudaseairaMarselladisfrazadodelacayo.

—Durantelosenjuiciamientosdesetiembre,osocultasteis,Robespierre.

—Yvos,Marat,osmostrasteisenpúblico.

—Robespierre,habéisarrojadoalsueloelgorrofrigio.

—Sí,cuandoseloponíauntraidor;loqueadornaaDumouriez,infamaaRobespierre.

—Robespierre, durante el desfile de los soldados de Chateauvieux no

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quisisteiscubrirconunvelolacabezadeLuisXVI.

—Hicemásquecubrírsela.Selacorté.

Dantonintervino,mascomoelaceiteintervieneenelfuego.

—Robespierre,Marat,calmaos.

AMaratnuncalegustabasernombradoensegundolugar.

—¿Quiénmete en esto aDanton?—inquirió con dureza.Danton dio unbrincoensuasiento.

—¿Quiénmemeteenesto?Elquenodebehaberfraticidios;quenodebehaber lucha entre dos hombres que sirven al pueblo; que basta la guerraextranjera;quesobralaguerracivil,yqueyaseríaexcesivosoportarlaguerradoméstica.Nosoyyoquienhizo laRevolución,peronoquieroquenadie ladeshaga.Poresointervengoenvuestradisputa.

—Primero,rendidcuentas—insinuóMarat,sinlevantarlavoz.

—¡Cuentas! —exclamó Danton—. Id a pedírselas a los desfiladeros deArgonne, a laChampagne liberada, a laBélgica conquistada, a los ejércitosdondeheestadocuatromesesofreciendomipechoalametralla;idapedirlasa laplazade laRevolución,alpatíbulodel21deenero,al tronoechadoportierra,alaguillotina,esaviuda…

MaratinterrumpióaDanton.

—Laguillotinaesunaviuda;quiensearrojasobreellanolafecunda.

—¿Quésabéisvos?—prorrumpióDanton—.Yolafecundaré.

—Yaveremos—sonrióMarat.

Dantonobservóaquellasonrisa.

—Marat, vos sois el hombre que se esconde,mientras yo soy el que semanifiestaalaluzdelsolyatodoslosvientos.Aborrezcolavidadelreptil;nomeconvienesercucaracha.Voshabitáisenunacueva,mientrasyovivoenlacalle;vosnooscomunicáisconnadie,mientrasqueyomedejoverportodoelquepasayquierehablarme.

—Gallardojoven,¿queréissubiramicasa?—loatajóMarat.

Perocesandodesonreír,siguiócontonoviolento:

—Danton, rendid cuentas de los treinta y tres mil escudos en dinerocontante que Montmorin os pagó a nombre del rey, bajo pretexto deindemnizarosdelapérdidadevuestrodestinodeprocuradordelChâtelet.

—¡Fuidelosdel14dejulio!—respondióDantonconaltivez.

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—¿Yelguardamuebles?¿Ylosdiamantesdelacorona?

—Fuidelosdel6deoctubre.

—¿YlosrobosdevuestroalteregoLacroixenBélgica?

—Fuidelosdel20dejunio.

—¿YlospréstamoshechosalaMontansier?

—YolevantéalpueblocuandoelregresodeVarennes.

—¿Y el Teatro de la Ópera que se edifica con el dinero que vossuministrasteis?

—YoarméalasseccionesdeParís.

—¿YlascienmillibrasdefondossecretosdelMinisteriodeJusticia?

—Yohiceel10deagosto.

—¿YlosdosmillonesdegastossecretosdelaAsamblea,cuyacuartapartefueparavos?

—Hecerradoelpasoalenemigoydetenidoalosreyescoaligados.

—¡Prostituta!—leesperóMarat.

Dantonselevantó,terrible,conelsemblantedescompuesto.

—Sí,soyunamujerzuelapública,hevendidomicuerpoperohesalvadoalmundo.

Robespierreestabaroyéndoselasuñas.Nopodíareírnisonreír;noposeíalarisarelámpagodeDanton,nilasonrisapunzantedeMarat.

—Sí,soycomoelocéano—prosiguióDanton—,conelflujoyelreflujo;enlabajamarsevenlosescollos;enlapleamarpuedecontemplarsemioleaje.

—¡Vuestraespuma!—dijoMarat.

—¡Mitempestad!—rugióDanton.

Al mismo tiempo que Danton, se levantó Marat y entonces estalló sucólera:laculebraseconvirtiósúbitamenteendragón.

—¡Ah,Robespierte! ¡Ah,Danton! ¡Noqueréisoírme!Puesbien,osdigoqueestáisperdidos.Vuestrapolíticaosconduceauncallejónsinsalida,a laimposibilidaddeirmáslejos;lascosasquehacéisoscierrantodaslaspuertas,salvoladelsepulcro.

—Éstaesnuestragrandeza—dijoDanton,encogiéndosedehombros.

—Cuidado,Danton—continuóMarat—.Vergniaud tiene labocagrande,los labios gruesos y frunce el entrecejo cuando está iracundo. Vergniaud

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también está picado de viruelas comoMirabeau y como tú, pero eso no haimpedido el 31 de mayo. ¡Ah! ¡Te encoges de hombros! Algunas vecesencogersedehombrosproducelacaídadelacabeza.Danton,notengoreparoen decirlo: tu voz gruesa, tu corbata floja, tus botas altas, tus cenas en laintimidad,tusbolsillossinfondo…todoestomiraaLouisette.

LousietteeraelmotecariñosoqueMarataplicabaalaguillotina.

—Encuantoati,Robespierre,eresunmoderado,peroesonoteservirádenada. Vamos, empólvate, péinate, acicálate, haz de petimetre, atildado,planchado, pero no por eso dejaras de ir a la plaza de la Grève. Lee ladeclaracióndeBrunswick:noporesodejarásdesertratadocomoelregicidaDamiens; ponte de veintiún botones mientras llega el momento de que teponganentrecuatrocaballos.

—¡EselecodeCoblenza!—murmuróRobespierreentredientes.

—Robespierre,nosoyelecodenadaysoyelgritodetodo.Vosotrossoisjóvenes.¿Quéedadtienes,Danton?Treintaycuatroaños.¿Ytú,Robespierre?Treinta y tres. Pues bien, yo he vivido siempre, yo soy el viejo sufrimientohumano,yotengoseismilaños.

—Es verdad—asintió Danton—. Desde hace seis mil años, Caín se hamantenidoencerradoensuodio,comoelsapoocultobajolapiedra;lapiedraserompe,CaínsaltaentreloshombresyesMarat.

—¡Danton!—vociferóMarat,conunresplandorlívidoensuspupilas.

—¿Yquémás?—dijoDanton.

Asíconversabanaquellostreshombresformidables.Disputadetruenos.

III

ESTREMECIMIENTODELASFIBRASPROFUNDAS

Eldiálogo tuvounosmomentosde reposo,yaquellos titanesvolvieronaabstraersecadaunoensupensamiento.

Los leones temena lashidras.RobespierresehabíapuestomuypálidoyDantonmuyencendido;ambossehabíanestremecido.Elrelámpagoquehabíaanimado las pupilas leonadasdeMarat se había extinguido, y la calma, unacalma imperiosa, había vuelto a reinar en el semblante de aquel hombre,temidoentrelostemibles.

Danton se sentía vencido, pero no quería rendirse, y renovando la

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conversacióndijo:

—Marat hablamuy alto de dictadura y unidad, pero no tiene otro poderqueeldedisolver.

Robespierre,separandosuscontraídosydelgadoslabios,añadió:

—Yo soy de la opinión de Anacharsis Cloots, que dijo: “Ni Roland niMarat”.

—Yyo—respondióMarat—,digo:niDantonniRobespierre.Permitidme—añadió, trascontemplar fijamentea losotrosdos—queosdéunconsejo.Danton,vosestáisenamorado;pensáisvolveracasaros.Bien,noosmezcléisenpolíticayharéismuybien.

Retrocedióhacialapuertaysedespidióconunsiniestrosaludo.

—Adiósparasiempre,caballeros.

Peroenaquelmomentoseelevóunavozdesdeelfondodelasala.

—Notienesrazón,Marat.

Todos volvieron la cabeza. Durante el estallido de Marat, y sin queningunodelospresentesadvirtiesenada,unindividuohabíapenetradoporlapuertadelfondo.

—¿Erestú,ciudadanoCimourdain?Buenastardes—losaludóMarat.

Era,enefecto,Cimourdain.

—Repitoquenotienesrazón,Marat.

Éste palideció, pero, según su costumbre, adoptando su tez un colorverdoso.

—Eres útil —añadió Cimourdain—, pero Robespierre y Danton sonnecesarios. ¿Por qué amenazarlos? ¡Unión, ciudadanos! El pueblo os deseaunidos.

Estaentradahizoelefectodeunchorrodeaguafría,ycomolallegadadeunextrañoenunadisputaentrecasados,apaciguó,sinoenelfondo,síenlasuperficie,alostresleones.

Cimourdainavanzóhacia lamesa.DantonyRobespierre loconocíanporhaber observadomuchas veces en las tribunas públicas de la Convención aaquel hombre poderoso, a quien el pueblo reverenciaba. Sin embargoRobespierre,queeraformalista,preguntó:

—¿Cómohabéisentradohastaaquí,ciudadano?

—Es del Obispado—repuso Marat, con un tono en el que se advertía

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ciertasumisión.

MaratdesafiabaalaConvención,dirigíalaComunaytemíaalObispado.

Siempreesasí.

Mirabeau siente escarbar a una profundidad desconocida a Robespierre.Robespierre siente escarbar a Marat; Marat siente a Babeuf. Mientras elsubsueloestá tranquilo,elhombrepolíticopuedemarchar,perobajo lacapamásrevolucionariahayotras,ylosmásatrevidossedetienenperplejoscuandosienten bajo sus pies el mismo movimiento que antes han producido ellossobresuscabezas.

Saberdistinguirelmovimientoquevienedelacodiciadelmovimientoqueprovienedelosprincipios;combatirunoysecundarelotroconstituyeelgenioyformalavirtuddelosgrandesrevolucionarios.

DantonviocederaMarat.

—Oh,noestádemásaquíelciudadanoCimourdain—dijo.

YletendiólamanoaCimourdain.

—Pardiez —añadió—, expliquémosle la situación al ciudadanoCimourdain. Ha llegado en buen momento. Yo represento a la Montaña;Robespierre,alComitédeSaludPública,yMarata laComuna;CimourdainrepresentaalObispado.Élnospondrádeacuerdo.

—Sea—accedióelaludido,conairegraveysencillo—.¿Dequésetrata?

—DelaVendée—respondióRobespierre.

—¡LaVendée!—exclamóCimourdain—.Ésaeslamayoramenaza.SilaRevoluciónmuere,moriráporlaVendée.UnaVendéeesmástemiblequediezAlemanias,yparaqueFranciavivaesmenestermataralaVendée.

EstaspalabraslegranjearonelafectodeRobespierre.Lepreguntó:

—¿Nofuisteisclérigo?

El aire clerical no escapaba a Robespierre. Conocía fuera de sí lo quellevabadentro.

—Sí,ciudadano.

—¿Eso qué importa? —vociferó Danton—. Cuando los clérigos sonbuenos, valen más que los otros. En tiempo de revolución los clérigos sefundenenciudadanos,comolascampanasenmonedasyencañones.DanjouesclérigoytambiénDaunou;TomasLindetesobispodeÉvreux.Robespierre,vosmismoossentáisenlaConvencióncodoacodoconMassieu,obispodeBeauvais.ElvicariogeneralVaugeoiseradelajuntadeInsurreccióndel10de

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agosto; Chabot es capuchino; el cura Gerlé hizo el juramento del Juego dePelota;elpresbíteroAudran fuequienhizodeclarara laAsambleaNacionalsuperior alRey; el padreGoutte fue quien pidió que se quitase el dosel delsillóndeLuisXVI,yel abateGrégoire fuequienpromovió laabolicióndeltrono.

—Apoyado—sonrióMarat—porelactorCollot-d’Herbois.Entrelosdoslofraguarontodo:elcuraderribóeltronoyelcómicoalrey.

—VolvamosalaVendée—dijoRobespierre.

—Ybien,¿quésucede?—preguntóCimourdain—.¿QuéhacelaVendée?

—Tieneunjefeyvaahacerseformidable.

—¿Quiénesesejefe,ciudadanoRobespierre?

—ElantiguomarquésdeLantenac,quesetitulapríncipebretón.

Cimourdainesbozóungestoconlamano.

—Loconozco.Fuicuraensucasa.Eraunmujeriegoantesdesermilitar.

—ComoBiron,queantesfueLauzun—observóDanton.

—Sieselviejocalavera,debedeserterrible—reflexionóCimourdain.

—Espantoso —dijo Robespierre—. Quema las aldeas, asesina a losheridos,mataalosprisionerosyfusilaalasmujeres.

—¡Alasmujeres!

—Sí,hizofusilar,entreotras,aunamadrede tresniños,de loscualesseignoraelparadero;peropor lodemásesuncapitánqueconoceelartede laguerra.

—En efecto—admitióCimourdain—.Hizo la guerra deHannover y lossoldadosdecían:“RichelieuencimayLantenacdebajo”.PeroLantenacfueelverdaderogeneral.Dusauh,vuestrocolega,puedeinformarosconmásdetalle.

Robespierre quedó unos momentos pensativo y después el diálogoprosiguióentreélyCimourdain.

—Puesbien,ciudadanoCimourdain,estehombresehallaenlaVendée.

—¿Desdecuándo?

—Desdehacetressemanas.

—Esprecisodeclararlofueradelaley.

—Yasehahecho.

—Esprecisoponerprecioasucabeza.

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—Yasehahecho.

—Hayqueofrecermuchodineroaquienloprenda.

—Tambiénsehahecho.

—Noenasignados.

—Naturalmente.

—Enoro.

—Sehaofrecido.

—Hayqueguillotinarlo.

—Locualsehará.

—¿Quién?

—Vos.

—¿Yo?

—Sí.VosseréisdelegadodelComitédeSaludPúblicaconplenospoderes.

—Acepto—convinoCimourdain.

Robespierreerarápidoensusdecisiones,cualidaddelhombredeEstado.Tomódellegajodepapelesqueteníadelanteunpliegoenblanco,enelcualpodíaleerseelmembrete:

REPÚBLICAFRANCESA,UNAEINDIVISIBLE.COMITÉDESALUDPÚBLICA.

—Sí,acepto—repitióCimourdain—.Terriblecontraterrible.Lantenacesferoz; también yo lo seré.Guerra amuerte a ese hombre; libraré de él a laRepública,siDiosquiere—calló,hizounapausaycontinuó—.SoysacerdoteycreoenDios.

—Dioshaenvejecido—dijoDanton.

—PeroyocreoenÉl—dijoCimourdainimpasible.

Robespierre,siniestro,aprobóconunsignodecabeza.

—¿Cercadequiénseréeldelegado?—quisosaberCimourdain.

—Cerca del comandante de la columna expedicionaria enviada contraLantenac—repusoRobespierre—.Peroosprevengoque ese comandante esunnoble.

—Otra cosa de la queme burlo—exclamóDanton—. ¡Un noble! ¿Quéimporta?Lomismoquehedichodelclérigo,digodelnoble.Cuandoesbueno,esexcelente.Lanoblezaesunprejuicio,peroesprecisonotenerningunoni

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enunsentidonienotro,nienfavorniencontra.¿Porventura,Robespierre,noesnobleSaint-Just? ¡Se llamaFlorelledeSaint Just,pardiez!AnacharsisClootsesbarón;nuestroamigoCharlesHesse,quenoperdonaunasesióndelos Cordeliers, es príncipe y hermano del landgrave reinante de Hesse-Rothembourg.Montaut, íntimodeMarat, esmarquésdeMontaut; hay en eltribunalrevolucionariounoqueescuraysellamaVilateyotroqueesnoble,eljuradoLeroy,marquésdeMontflaber,yambossonseguros.

—Olvidáis —lo atajó Robespierre— al presidente del juradorevolucionario.

—¿Antonelle?

—QueesmarquésdeAntonelle—dijoRobespierre.

—Dampierre—continuóDanton—,queacabadedejarsematardelantedeCondéporlaRepública,eranoble,ytambiénloeraBeaurepaire,quesesaltólatapadelossesospornoabrirlaspuertasdeVerdúnalosprusianos.

—Lo que no impide —balbució Marat— que el día en que Condorcetgritó:“¡LosGracoserannobles!”,DantonledijeseaCondorcet:“¡Todoslosnoblessontraidores,empezandoporMirabeauyacabandoporti!”

SealzólavozgravedeCimourdain.

—Ciudadano Danton, ciudadano Robespierre, tenéis quizá razón alconfiar;peroelpueblodesconfíaynoseequivocaaldesconfiar.Cuandoesunsacerdote el encargado de vigilar a un noble, es doble la responsabilidadcontraída,yelsacerdotedebemostrarseinflexible.

—Cierto—dijoRobespierre.

—Einexorable—añadióCimourdain.

—Bien dicho, ciudadano Cimourdain—prosiguió Robespierre—. Tenéisque habéroslas con un joven, sobre el cual ejerceréis ascendiente, pues ledobláislaedad.Seráprecisodirigirlo,peroalmismotiempoguardarleciertasconsideraciones,porquealparecerposee talentomilitar,comoatestiguan losinformes que en este extremo son unánimes. Forma parte de un cuerpodestacadodelejércitodelRhinenlaVendée.Hallegadodelafrontera,dondedemostró un gran valor y admirable inteligencia. Es buen conductor de lacolumna expedicionaria y desde hace quince días tiene en jaque a ese viejomarquésdeLantenac,reprimiéndoloyrechazándolo.Yocreoqueacabaráporhacerloretrocederhastaelmaryloarrojaráaél.Lantenac,porsuparte,poseelaastuciadeunviejogeneral,mientrasqueladeesenobleesladeunjovencapitán.Esejoventieneyaenemigosyenvidiosos,yunodeelloseselgeneralLéchelle,queestáceloso.

—Sí,eseLéchelle—interrumpióDanton—quieresergeneralenjefe,yno

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tieneasufavormásqueunretruécanoquedice:“SenecesitaaLéchelleparamontaraCharette”.Entretanto,Charetteloderrota.

—Y no quiere —siguió Robespierre— que sea otro quien derrote aLantenac. La desdicha de la guerra consiste en esas rivalidades,particularmente en laVendée.Nuestros soldados son héroesmalmandados.Cherin, un simple capitán de húsares, entra en Saumur con una cornetatocando el Ça ira, y podría continuar y tomar Cholet; pero como no tieneordenparaello,noavanza.EsprecisocambiaratodosloscomandantesdelaVendée. Se desparraman los destacamentos; se dispersan las fuerzas, y unejército disperso es un ejército paralizado; es un terrón que se convierte enpolvo. En el campamento de Paramé ya no haymás que tiendas. TenemosentreTreguier yDina cien puestosmilitares, pequeños e inútiles, con cuyossoldadossepodríaformarunadivisiónquecubriesetodoel litoral.Léchelle,apoyadoporPallein,desguarnecelacostadelNortesopretextodeprotegerlacostadelSur,yabrelaspuertasdeFranciaalosingleses.ElplandeLantenacesconseguirlasublevacióndemediomillóndecampesinosyeldesembarcodelosinglesesenFrancia.Eljovencomandantedelacolumnaexpedicionariatiene siempre en jaque a Lantenac, lo cerca y lo derrota sin permiso deLéchelle,ycomoésteessujefe,lodenuncia.Losinformessoncontradictoriossobreesejoven.Léchellequierequeselefusile.PrieurdelaMarneproponequeselenombreayudantegeneral.

—Alpareceresejovenposeegrandescualidades—opinóCimourdain.

—Mastieneundefecto.

LainterrupcióneradeMarat.

—¿Cuál?—indagóCimourdain.

—La clemencia —repuso Marat—. Es firme en el combate y blandodespués;concedeindultos,perdona,esmisericordioso,protegealasbeatasyalasmonjas,salvaalasmujeresyalashijasdelosaristócratas,yloqueesmásgrave,poneenlibertadalosprisionerosyaloscuras.

—Gravefalta—murmuróCimourdain.

—Crimen—dijoMarat.

—Aveces—dijoDanton.

—Muchas—dijoRobespierre.

—Casisiempre—añadióMarat.

—Si se trata de los enemigos de la patria, siempre—dijo Cimourdain.Maratsevolvióhaciaesteúltimo.

—¿Quéharíastúconunjeferepublicanoquepusieraenlibertadaunjefe

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realista?

—SeríadelparecerdeLéchelle:loharíafusilar.

—Oguillotinar—dijoMarat.

—Aelección—dijoCimourdain.

Dantonseechóareír:

—Lomismodaunacosaqueotra.

—Podéisestarsegurodequetendrálounoolootro—murmuróMarat,ysumiradapasódeDantonaCimourdain—.Así,ciudadanoCimourdain,siunjeferepublicanotropezase,¿leharíascortarlacabeza?

—Enveinticuatrohoras.

—Pues bien —prosiguió Marat—, soy del parecer de Robespierre:debemos enviar al ciudadano Cimourdain como comisario delegado delComitédeSaludPública,cercadelcomandantedelacolumnaexpedicionariadelejércitodeCostas.¿Cómosellamaesecomandante?

—Esunantiguonoble—repusoRobespierre,hojeandolospapeles.

—Pongamosaesenoblebajolavigilanciadeuncura—aprobóDanton—.Desconfíodeuncuraqueestásoloydeunnoblequeestásolo;perocuandoestánjuntosnolostemo,porqueelunovigilaalotroyambosresponden.

Al oír estas palabras aumentó el fruncimiento natural de cejas deCimourdain, señal de su indignación. Pero encontrando, sin duda, que laobservación era justa en el fondo, no se volvió hacia Danton, sino que selimitóalevantaralgolavoz.

—Sielcomandanterepublicanoquevaasermeconfiadodaunmalpaso,seleimpondrálapenademuerte.

Robespierreconcluyódeexaminarsuspapelesylevantólacabeza.

—Aquí está su nombre; ciudadano Cimourdain: el comandante sobre elquetenéisplenospoderesesunexvizcondeysellamaGauvain.

Cimourdainsepusopálido.

—¡Gauvain!—exclamóMaratobservólapalidezdeCimourdain.

—¡ElvizcondeGauvain!—repitióCimourdain.

—Sí—dijoRobespierre.

—¿Ybien?—preguntóMarat,fijasumiradaenCimourdain.

Hubouninstantedesilencio.

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—Ciudadano Cimourdain —continuó Marat—, con las condicionesindicadasporvosmismo,¿aceptáislamisióndecomisariodelegadocercadelcomandanteGauvain?

—La acepto—repuso Cimourdain, mientras su palidez iba aumentandopormomentos.

RobespierretomólaplumaqueteníadelanteyescribióconsuletralentaypulcracuatrolíneasenlahojadepapelqueostentabaelmembretedelComitédeSaludPública.FirmóypasólahojaaDanton,quientambiénfirmó.Marat,que no apartaba la vista de Cimourdain, firmó el último. Robespierre,recogiendoeldocumento,pusolafechayseloentregóaCimourdain,elcualleyólosiguiente:

AÑOPRIMERODELAREPÚBLICA

SeconcedenplenospoderesalciudadanoCimourdain,comisariodelegadodel Comité de Salud Pública, cerca del ciudadano Gauvain, comandanteexpedicionariodelasfuerzasdelejércitodeCostas.

Ydebajolasfirmas.

ROBESPIERRE-DANTON-MARAT

28dejuniode1793

El calendario revolucionario, llamado calendario civil, no existía aunlegalmente en aquella época, puesto que la Convención no lo aceptó, noaprobandolaproposicióndeRommehastael5deoctubrede1793.

MientrasCimourdainleía,Maratloobservaba.

—Será preciso que todo esto conste en un decreto de laConvención—murmuró Marat—, o en una orden del Comité de Salud Pública. Todavía,pues,quedaalgoporhacer.

—CiudadanoCimourdain—preguntóRobespierre—.¿Dóndevivís?

—EnelCorredordelComercio.

—Vaya,tambiényo—dijoDanton—.Somosvecinos.

—Nohaytiempoqueperder—continuóRobespierre—.Mañanarecibiréisun nombramiento en regla firmado por todos los individuos del Comité deSalud Pública, o sea, una confirmación de la delegación que os acreditaráespecialmente para los representantes en misión, Philippeaux, Prieur de laMarne,Lecointre,Alquierylosdemás.Nosotrossabemosquiénsois,vuestrospoderes son ilimitados; tenéis facultades para nombrar general aGauvain opara enviarle al patíbulo. Mañana a las tres recibiréis el nombramiento.¿CuándosaldréisdeParís?

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—Mañanaalascuatro—repusoCimourdain.

Ysesepararon.

Alentrarensucasa,MaratavisóaSimonneÉvrarddequealdíasiguienteiríaalaConvención.

LibroTercero

LACONVENCIÓN

I

LACONVENCIÓN

I

Nosacercamosalagrancima:laConvención.

Lamiradasedetieneenpresenciadeesacúspide.NuncasehapresentadonadamásaltoenelhorizontedelaHumanidad.

En el globo físico tenemos el Himalaya; en el mundo de la historiasobresalelaConvención.

Éstees,talvez,elpuntoculminantedelaHistoria.

Cuando la Convención vivía, porque las Asambleas viven, nadiecomprendía lo que era. Lo que no podían ver los contemporáneos eraprecisamente su grandeza; estaban demasiado atemorizados para que losdeslumbrase.Todoloqueesgrandeinspiraunhorrorsagrado.Esfáciladmirara los mediocres y las colinas; pero lo que es grandioso, genio o montaña,asamblea u obra maestra, visto de cerca espanta. Toda cima parece unaexageración;elsubirfatiga;elquesubesesofocaenloslugaresescarpados,seescurre en las pendientes, se lastima en las asperezas que, sin embargo, sonbellísimas; los torrentes espumosos le anuncian precipicios; las nubes leocultanlascumbres,laascensiónleaterratantocomoelpeligrodelacaída;deaquí que la admiración sea mucho menor que el espanto, de aquí esesentimiento extraño que puede llamarse aversión a lo grande. Se ven, enefecto,losabismos,peronolosublime;sepercibeelmonstruo,noelprodigio.Así fue juzgada al principio la Convención, mirada por los miopes cuandohabíanacidoparasercontempladaporlaságuilas.

Hoylamiramosenperspectivaynospresenta,enunalontananzaserenaytrágica,elinmensoperfildelaRevoluciónFrancesa.

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II

El14dejuliohabíaliberado.

El10deagostohabíafulminado.

El21deseptiembrefundó.

El 21 de septiembre: el equinoccio, el equilibrio. Libra. La balanza. LaRepública, según observó Romme, fue proclamada bajo este signo de laIgualdadylaJusticia.Laanunciabaunaconstelación.

LaConvencióneslaprimerametamorfosisdelpueblo.Enellaseabriólagranpáginanueva,yenellacomenzóelporvenirquehoyespresente.

Toda idea necesita una envoltura visible; todo principio un lugar quehabita. Una iglesia es Dios entre cuatro paredes, y a todo dogma lecorrespondeuntemplo.CuandonaciólaConvención,elprimerproblemaquehuboqueresolverfueeldedarleaposento.

ParatalobjetosedispusoalprincipioelPicadero,ydespuéselpalaciodelas Tullerías. Se pusieron bastidores, adornos; una tribuna cuadrada, bancossimétricos.Davidpintólasaladecolorgris;selevantaronpilastrasparalelas,zócalos parecidos a troncos de aserradero; largas rodas rectilíneas, alvéolosrectangulares donde se agolpaba la multitud y que se llamaban tribunaspúblicas;unvelariumromano,cortinasgriegas;yenaquellas líneas rectasyenaquellosángulosrectosse instaló laConvención;enaquellageometríasealbergóalatempestad.Elgorrofrigio,sobrelatribuna,estabapintadodegris.Losrealistascomenzaronporreírsedeaquelgorrorojoqueeragris,deaquellasala postiza, de aquel monumento de cartón, de aquel santuario de cartónpiedra,deaquelpanteóndebarroyescupitajos.¡Quéprontodesaparecióesarisa!Lascolumnasestabanhechasdeduelasde toneles, lasbóvedaserandemadera,losbajorrelievesdeestuco,lastablasdelsuelodepino,lasestatuasdeyeso,losmármolesseimitabanconpintura,lasparedeserandetela,peroenesaprovisionalidadFranciaprodujoloeterno.

Lasparedesdelasaladeequitación,cuandolaConvenciónsereunióallípara celebrar sus sesiones, estaban todas cubiertas de inscripciones y de loscarteles que pululaban por París en la época del regreso de Varennes. Unadecía:

Elreyvuelve.Apaleadaquienleaplauda,ahorcadalqueleinsulte.

Otra:

Calma.Nohayquequitarseelsombrero.Vaapasardelantedesusjueces.

Enotraaún:

Elreyhatumbadoalanaciónamordazada.Hahechofuegolargotiempo

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contralanación;alanaciónletocaahorahacerfuego.

Tambiénseproclamabaenloscarteles:

¡Laley,laley,laley!

FueentreestasparedesquejuzgólaConvenciónaLuisXVI.

En las Tullerías, ahora Palacio Nacional, y donde la Convención setrasladóel10demayode1793,elsalóndeactosocupabatodoelespacioquemediabaentreelpabellóndelReloj, llamadopabellónUnidad,yelpabellónMarsan,denominadopabellónLibertad.EldeFlore se llamaba Igualdad.Sesubíaadichosalónpor laescalinatadeJuanBullant.Bajoelpisoprincipal,ocupadoporlaAsamblea,todoelpisobajodelpalaciosehabíaconvertidoenunaespeciedecuerpodeguardiallenodearmerosycamastrosparalastropasdetodaslasarmasquevigilabanentornoalaConvención.

La Asamblea tenía una guardia de honor, cuyos individuos se llamaban“granaderosdelaConvención”.

Una cinta tricolor separaba el palacio, donde estaba laAsamblea, de losjardines,pordondepaseabaelpueblo.

III

Acabemos de contar qué era el salón de sesiones, porque es interesantetodocuantoserefiereatanterriblelugar.

Lo primero que llamaba la atención al entrar era una gran estatua de laLibertadcolocadaentredosespaciososventanales.

Cuarentaydosmetrosdelongitud,diezdeanchurayoncedealturaeranlasdimensionesdeloquefueraelteatrodelRey,convertidodespuésenteatrode laRevolución.Laeleganteymagnífica salaconstruidaporVigaraniparalos cortesanos desapareció bajo el tosco maderamen que en el 93 debíasoportarelpesodelpueblo.Aquelmaderamen,sobreelqueselevantabanlastribunaspúblicas,teníacomoúnicopuntodeapoyounpilar,circunstanciaquevalelapenaanotar,pilardeunasolapiezayquecontabadiezmetrosdealtura.Pocas cariátides han trabajado tanto como dicho pilar, soportando lasaclamaciones,elentusiasmo,lasinjurias,elruido,eltumulto,elinmensocaosde la cólera, el motín, sin jamás doblegarse. Después de la ConvenciónsostuvoalConsejodelosAncianos,hastaquelorelevóel18Brumario.

Percier, entonces, sustituyó el pilar demadera por columnas demármol,quehanduradomenos.

Elidealdelosarquitectosresultaavecessingular.ElarquitectodelacalleRívoli tuvopor ideal la trayectoriadeunabaladecañón;eldeCarlsruhesepropusocomoidealunabanico;elidealdelarquitectoqueconstruyólasalade

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sesiones, donde trasladó las suyas la Convención el 10 de mayo de 1793,parecehabersidoungigantescocajóndecómoda,largo,altoyplano.Aunodelosladosmayoresdelparalelogramoestabaadosadounvastosemicírculo;era el anfiteatro de los bancos de los representantes, sin mesas ni pupitres.Garan-Coulon, que escribía mucho, tenía que hacerlo sobre sus rodillas.Enfrentede losbancos estaba la tribuna; delantede ésta seveía el bustodeLepelletierSaint-Fargeau,ydetráselsillóndelpresidente.

Lacabezadelbustosobresalíaligeramentedelbordedelatribuna,porloquemásadelanteloquitaron.

Elanfiteatroconstabadediecinuevebancossemicircularescolocadosunotrasotro;losbancosprolongabanelanfiteatrohastaalcanzarlosdosextremosdelsemicírculo.

Abajo,enelhemiciclo,alpiedelatribuna,estabanlosujieres.

Aun ladode la tribuna, sobre un cuadro demadera negra clavado en lapared, se veía un gran cartel de nueve palmos de altura, donde, en doscolumnas, separadas por una especie de cetro, se leía “Declaración de losderechosdelhombre”.Alotro ladohubo,alprincipio,unespaciovacíoquedespuésfueocupadoconuncuadroparecidoqueconteníalaConstitucióndelañoII,ycuyasdoscolumnasaparecíanseparadasporunaespada.

Porencimadelatribunaparlamentariaydelacabezadelorador,surgiendode una tribuna llena de asistentes y dividida en dos compartimentos, tresinmensasbanderastricolor,casihorizontales,seapoyabanenunaltarsobreelcual se leía: LA LEY. Detrás del altar se levantaba, como centinela de lapalabra libre, un enorme haz romano, tan alto como una columna. Estatuascolocadas en torno a las paredes daban frente a los representantes. Elpresidente tenía a Licurgo a su derecha y a su izquierda a Solón. PlatónsobresalíaporencimadelaMontaña.

Los pedestales de aquellas estatuas eran simples discos colocados sobreunalargacornisasalientequedabalavueltaalsalónyseparabaalpueblodelaAsamblea.Losespectadoresapoyabanloscodosenaquellacornisa.

El cuadrodemaderanegraque contenía losDerechosdelHombre subíahastalacornisaytapabaunpocoeldibujodelentablamiento,interrupcióndelalínearectaquehacíamurmuraraChabot,diciéndoleaVadier:

—¡Quéfeoesesto!

Lascabezasdelasestatuasteníancoronas;unasdeencinayotrasdelaurel,alternativamente. Una colgadura verde en la que estaban pintadas de colortambién verde, peromás oscuro, lasmismas coronas, descendía en grandespliegues desde la cornisa que circundaba el salón hasta el piso de éste. Por

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encima de ella se veía tan sólo la pared blanca y fría. En esta muralla seincrustaban, cortadas como si fueran para otro lugar, sin molduras nienramadas,dosórdenesdetribunaspúblicas;lascuadradasabajo,lasredondasarriba.Según la regla, lasarquivoltasestabansuperpuestasa losarquitrabes.Habíadieztribunasencadaunodelosladosmayoresdelsalón,ydosencadaunode los extremos, ambas desmesuradas; en total veinticuatro.En ellas seagolpabanyoprimíanlosespectadores.

Losdelastribunassedesbordabansobretodaslascornisasyseagrupabanenlosbajorrelievesdelaarquitectura.Unalargabarradehierro,sólidamenteaseguradaalaalturaconveniente,servíadeparapetoalastribunassuperioresy protegía a la gente contra la presión de la muchedumbre que subía laescalera. Una vez, sin embargo, fue empujado un individuo sobre laAsamblea,yendoacaercasi sobreMassieu,obispodeBeauvais,ycomonomuriesedelencontronazo,exclamó:

—¡Vaya,puesserobispovaleparaalgo!

LasaladelaConvenciónpodíaalbergaradosmilpersonas,yenlosdíasdeinsurreccióntresmil.

LaConvencióncelebrabadossesiones:unadedíayotradenoche.

El respaldo del sillón presidencial era redondo, con clavos dorados. Lamesa estaba sostenida por cuatro monstruos alados de un solo pie, queparecían sacados del Apocalipsis para asistir a la Revolución, odesenganchadosdelcarrodeEzequielparaarrastrarlacarretadeSansón.

Sobre la mesa del presidente se veía una gran campanilla, casi unacampana,untinteroanchodecobreyunlibroencuadernadoenpergamino,ellibrodeactas.

Sobreaquellamesahagoteadolasangredecabezascortadasllevadasenlapuntadelaspicas.

Sellegabaalatribunaporunaescalerilladenuevepeldaños,altos,rectosybastantedifíciles,yaltropezarundíaGensonnéalsubirlos,exclamó:

—Éstaeslaescaleradelahorca.

—Veaprendiendo—legritóCarrier.

Allídondelaparedparecíademasiadodesnuda,sobretodoenlosángulosdel salón, el arquitecto puso por adornos haces romanos con el hachasobresaliendo.

A derecha e izquierda de la tribuna, sobre los zócalos, se elevaban doscandelabros de doce palmos de altura, y cuatro pares de quinqués. Uncandelabro semejante alumbraba cada una de las tribunas públicas; en los

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zócalossehabíanesculpidocírculosqueelpueblodenominaba“collaresdelaguillotina”.

LosbancosdelaAsambleasubíancasihastalacornisadelastribunas,demodoquelosrepresentantespodíansostenerdiálogosconelpueblo.

Las salidas de las tribunas desembocaban en un laberinto de corredoresdondeavecesseescuchabanruidosferoces.

LaConvenciónllenabaelpalacioyrefluíahastalosedificiosinmediatos,comoeldeLonguevilleyeldeCoigny.Aesteúltimofue,sihayquedarfeaunacartadeLordBradfort,dondedespuésdel10deagostosetrasladaronlosmuebles de la Casa Real. Dos meses fueron necesarios para desocupar lasTullerías.

Los Comités tenían sus reuniones en las salas inmediatas al salón desesiones. En el pabellón Igualdad estaban los de Legislación, Agricultura yComercio; en el pabellón Libertad funcionaban los de Marina, Colonias,Hacienda,AsignadosySaludPública;yenelpabellónUnidad,eldeGuerra.

ElComité deSeguridadNacional se comunicaba directamente con el deSaludPúblicapormediodeunoscurocorredor,alumbradonocheydíaporunreverbero, enelque sehablabaenvozmuybajaypordonde ibanyveníanespíasdetodoslospartidos.

LabarandilladelaConvención,quecambiómuchasvecesdelugar,estabahabitualmentealaderechadelaPresidencia.

A los dos extremos del salón, los dos tabiques verticales que cerraban aderechaeizquierdalossemicírculosconcéntricosdelanfiteatrodejabanentreellosy lapareddoscorredoresestrechosyalargados,a loscualesdabandospuertasoscurasycuadradas.Porellasseentrabaysalía.

LosrepresentantespenetrabandirectamenteenelsalónporunapuertaquedabaalaterrazadelosFuldenses.

Aquelsalón,malalumbradodedíaporpálidosventanales,malalumbradodurante el crepúsculo por luces tenues, tenía algo nocturno en él. Aquellapenumbraañadidaalastinieblasdelanocheledabaunaspectolúgubrealassesiones nocturnas. No se distinguía con claridad de un extremo a otro delsalón,nideladerechaalaizquierda;gruposderostrosdibujadosvagamentese insultaban sincesar.Los representantes seencontraban sinconocerse.Undía,Laignelot,dirigiéndoseprecipitadamentealatribuna,tropezóconunoenelcorredor.

—Perdón,Robespierre—seexcusó.

—¿Porquiénmetomas?—inquirióunavozronca.

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—Perdón,Marat—dijoLaignelot.

Abajo,aderechaeizquierdadelpresidente,habíadostribunasreservadasporque, cosa extraña, en la Convención había espectadores privilegiados.Aquellas tribunas eran las únicas que ostentaban colgaduras. En medio delarquitrabe,dosborlasdoradas las realzaban.Las tribunasdelpuebloestabandesnudas.

Todoelconjuntoeraviolento,salvajeyregulado.Locorrectoenloferoz;tal es en cierto modo la revolución. Aquel salón ofrecía el más completoejemplo de lo que los arquitectos denominaron más tarde “la arquitecturamessidor”;eraa lavezmacizoyescueto.Losconstructoresdeaquel tiempotomaban lo simétrico por lo bello. La época del Renacimiento produjo susúltimas obras en tiempos de Luis XV, y desde entonces se efectuó unareacción. Después de las deslumbradoras orgías de forma y color del sigloXVIII,elartesepusoadietaynosepermitieronotras líneasquelasrectas.Estegénerodeprogresocondujoenúltimotérminoalafealdad,produciendoel fenómeno del arte reducido a simple esqueleto. El inconveniente de esaespecie de prudencia y abstinencia consiste en que el estilo, a fuerza de sersobrio,seconvierteenenjuto.

Prescindiendo de toda emoción política y no fijándose más que en laarquitectura, la vista de aquel salón daba escalofríos. Aún se recordabaconfusamente al antiguo teatro: lospalcos adornadosdeguirnaldas, el techoazulypúrpura,lagranarañadecristal,lasgirándulasdereflejosdiamantinos,latapicería,laprofusióndeamoresydeninfaseneltelónyenlascolgaduras,todoel idilioregioygalante,pintado,esculpidoydorado,quehabía llenadoconsusonrisaaquellugaralasazónsevero,dondeporningunaparteseveíanyamás que ángulos duros, rectilíneos, fríos y cortantes como el acero, queeranalgoasícomoBoucherguillotinadoporDavid.

IV

ElqueveíalaAsambleanopensabayaenelsalón;elqueasistíaaldramano pensaba ya en el teatro. Nada más deforme ni más sublime: grupo dehéroes,rebañodecobardes;fierasenunamontaña,reptilesenunpantano.Allíhormigueaban,secodeaban,seprovocaban,seamenazaban;luchabanyvivíantodosaquelloscombatientesquehoysonmerosfantasmas.

Enumeracióntitánica:

Aladerecha,laGironda,legióndepensadores;alaizquierda,laMontaña,grupo de atletas. A un lado Brissot, que recibió las llaves de la Bastilla;Barbaroux, a quien obedecían los marselleses; Kervélégan, que tenía a sudisposición el batallón deBrest acuartelado en el arrabal de Saint-Marceau;Gensonné, que estableció la supremacía de los representantes sobre los

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generales;elfatalGuadet,aquienunanocheenlasTulleríaslareinaleenseñóal delfín dormido;Guadet besó la frente del niño e hizo caer la cabeza delpadre; Salles, el quimérico denunciante de la intimidad de laMontaña conAustria; Sillery, el cojo de la derecha, comoCouthon era el jorobado de laizquierda;Lause-Duperret,quellamadofacinerosoporunperiodista,loinvitóacomerdiciéndole:“Yséquefacinerososignificasimplementeelhombrequenopiensacomonosotros”;RabautSaint-Étienne,quecomenzósualmanaquede1790conestaspalabras:LaRevoluciónestá terminada;Quinette,unodelos que empujaron a Luis XVI; el jansenista Camus, que redactaba laconstitución civil del clero, creía en los milagros del diácono Pâris y searrodillaba todas las noches delante de un Cristo de siete palmos de alturacolgado en la pared de su cuarto; Fauchet, sacerdote, que con CamilleDesmoulinshizoel14dejulio;Isnard,quecometióelcrimendedecir:“Parísserádestruido”,enelmismomomentoenqueBrunswickproclamaba:“Parísseráincendiado”;JacobDupont,elprimeroquegritó:“¡Yosoyateo!”,aquiencontestó Robespierre: “El ateísmo es aristocrático”; Lanjuinais, cabezabretona,dura,sagaz,valiente;Ducos,elEuriolodeBoyer-Fonfrède;Rebecqui,el Pílades deBarbaroux, que dimitió de su cargo porque todavía no habíanguillotinado a Robespierre; Richaud, que combatía la permanencia de lassecciones;Lasource,quesentóestemortíferoapotegma:“¡Aydelasnacionesagradecidas!”yquealpiedelcadalsodebíacontradecirse,arrojándolesalosmontañeses estas altivas palabras: “Nosotros morimos porque el puebloduerme,yvosotrosmoriréisporqueelpueblodespertará”;Biroteau,quehizodecretarlaabolicióndelainviolabilidadparlamentaria,siendodeestemodo,sin saberlo, el constructor de la guillotina y de su propio cadalso; CharlesVillatte,queabrigósuconcienciabajoestaprotesta:“Noquierovotarbajolospuñales”;Louvet,elautordeFaublas,queacabaríasiendolibreroenelPalacioRealconLodoïskaenelmostrador;Mercier, autordelCuadrodeParís,queexclamó: “Todos los reyes han sentido sobre sus nucas el golpe del 21 deenero”,Marec,quetemíaala“faccióndelosantiguoslímites”;elperiodistaCarra, que al pie del patíbulo le dijo al verdugo: “Sólo sientomorir por nopoderverlacontinuacióndeesto”;Vigée,quesedecíagranaderodelsegundobatallón de Mayenne-et-Loira, y que, amenazado por las tribunas públicas,gritó: “¡Pido que al primermurmullo de las tribunas nos retiremos todos, ymarchemosaVersallessableenmano!”;Buzot,queestabadestinadoamorirdehambre;Valazé,quedebíamoriralgolpedesupropiopuñal;Condorcet,que pereció en Bourg-la-Reine, pueblo convertido en Bourg-Igualdad,denunciadoporelHoracioquellevabaenelbolsillo;Pétion,cuyodestinoeraseradoradoporlamuchedumbreen1792ydevoradoporloslobosen1794;yotrosveintemáscomoPontécoulant,Marboz,Lidon,Saint-Martin,Dussauh,traductor de Juvenal, quehizo la campañadeHannover;Boilleau,Bertrand,Lesterp-Beauvais,Lesage,Gornaire,Gardien,Mainvieille,Duplantier,Lacaze,

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Antiboul, gente toda a cuya cabeza sehallabaunBarnave aquien llamabanVergniaud.Alotrolado,Antoine-Louis-LéonFlorelledeSaint-Just,pálido,defrenteestrecha,perfilcorrecto,miradamisteriosa,tristezaprofunda,veintitrésaños;Merlin de Thionville, a quien los alemanes llamaban Feuer-Teufel, eldiablo de fuego; Merlin de Douai, el culpable de la ley de sospechosos;Soubrany,aquienelpueblodeParíspidiócomogeneralelprimerodePradial;el anciano cura Lebon, que empuñaba el sable con la misma mano quesosteníaelhisopo;Billaud-Varennes,queentreveíalamagistraturadelfuturocon árbitros en vez de jueces; Fabre d’Eglantine, que tuvo un bello inventocon el calendario republicano, como Rouget de Lisle tuvo una sublimeinspiración, La marsellesa, pero uno y otro sin reincidencia; Manuel, elprocuradordelaComuna,quedijo:“Unreymuertonoesunhombremenos”;Goujon, que entró en Tripstadt, Newstadt y Spire, y vio huir al ejércitoprusiano; Lacroix, abogado convertido en general y nombrado caballero deSan Luis seis días antes del 10 de agosto; Fréron-Tersites, hijo de Fréron-Zoilo;Rulh,elinexorableescudriñadordelarmariodehierro,predestinadoalsuicidio republicano, pues se mataría el día de la muerte de la República;Pouché, alma de demonio, rostro de cadáver;Cambolas, el amigo del padreDuchesne,queledijoaGuillotinz“TúeresdelclubdelosFuldenses,perotuhija es del club de los Jacobinos”; Jagot, que respondía con estas palabrasferoces a los que lamentaban la desnudez de los presos: “La cárcel es unvestido de piedra”; Javogues, el espantoso desenterrador de cadáveres delpanteónregiodeSaint-Denis;Osselin,perseguidorqueocultóensucasaaunaproscrita Madame Charry; Bentabolle, que, cuando presidía, daba a lastribunaslaseñalparaaplaudiroparasilbar;elperiodistaRobert,maridodelaseñoritaKéralio, laqueescribió:NiRobespierreniMaratvienenamicasa;Robespierre vendrá cuando quiera;Marat jamás;Garan-Coulon, que cuandoEspaña intervino en el proceso deLuisXVI propuso orgullosamente que laAsambleanosedignasealeerunamisivadeunreyenfavordeotro;Grégoire,obispo,dignoalprincipiodelaiglesiaprimitiva,peroqueluego,entiemposdelimperio,reemplazóalrepublicanoGrégoireporelcondeGrégoire;Amar,queproclamaba:“Toda la tierracondenaaLuisXVI.¿Aquién,pues,podríaapelarsecontrasusentencia?Sóloalosplanetas”,Rouyer,queel21deeneroseopusoaquesehiciesendisparosconelcañóndelPuenteNuevo,alegando:“Lacabezadeunreynodebehacermásruidoalcaerqueladeotrohombre”;Chénier,hermanodeAndré;Vadier,unodelosqueponíanunapistolasobrelatribunacuandosubíanaella;Panís,queledijoaMomoro:“QuieroqueMaratyRobespierreseabracenenmicasayamimesa”.“¿Dóndevives?”preguntóMomoro.“EnCharenton”.“Encualquierotrapartemeadmiraría”, repusoelotro;Legendre,quefueelcarnicerodelarevolucióndeFranciacomoPridelofuera de la de Inglaterra; “Ven que te degüelle” le gritó aLanjuinais, quienrespondió: “Primero haz decretar que soy un buey”; Collot d'Herbois, el

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lúgubreactorque tenía sobreel rostro laantiguamáscaradedosbocasparadecirSíyNo,aprobandoconunaloquereprobabaconlaotra,condenandoaCarrierenNantesydeificandoaChâlierenLyon,enviandoaMaratalPanteóny a Robespierre al cadalso;Génissieux, que pidió la pena demuerte contratodo el que llevase la medalla Luis XVI martirizado; Leonard Bourdon,maestro de escuela que ofreció su casa al anciano delMonte Jura; Topsent,marino; Goupilleau, abogado; Laurent Lecointre, comerciante; Duhem,médico;Sergent,hacedordeestatuas;David,pintor;JosephÉgalité,príncipe.YaúnotroscomoLecointePuiraveau,quepropusoundecretoparadeclararaMarat“enestadodedemencia”;RobertLindet,elinquietantecreadordeaquelpólipocuyacabezaeraelComitédeSeguridadNacionalycuyosveintiúnmilbrazosabarcabanaFranciaenterabajoelnombredeComitésrevolucionarios;Leboeuf,acercadelcualGirey-DupréensuNatividadde losfalsospatriotasescribióesteverso:

MugióLebœufcuandoaLegendrevio

Tomás Payne, americano y clemente; Anacharsis Cloots, alemán, barón,millonario,ateo,Hébertista,cándido;el íntegroLebas,amigode losDuplay;Rovère, que fueunode lospocoshombreque sonmalvados sólopor serlo,porquenodejadehaber,yenmayorescaladeloquesecree,quienameelartepor el arte; Charlier, que quiso se diese el tratamiento de 1/ox a losaristócratas;Tallien,elegíacoyferoz,quepromovióporamorlossucesosdel9 Termidor; Cambacérès, procurador destinado a ser príncipe; Carrier,procuradorqueserátigre;Laplanche,queexclamóundía:“Pidolaprioridadparaelcañóndealarma”;Thuriot,quequeríaelvotoavivavozdelosjuradosdel tribunal revolucionario; Bourdon de l’Oise, que desafió en duelo aChambon,denuncióaPayneyfuedenunciadoporHébert;Fayau,quepropusoseenviaseun“ejércitoincendiarioalaVendée”;Tavaux,queel15deabrilfuecasimediador entre laMontaña y laGironda;Vernier, que propuso que losjefes de ambas facciones fuesen al ejército a servir como soldados rasos;Rewbell,queseencerróenMaguncia;Bourbotte,aquienmatóelcaballoquemontaba en la toma de Saumur;Guimberteau, que dirigió el ejército de lasCostas de Cherburgo; Jard-Panvilliers, que dirigió el de Costas de LaRochelle; Lecarpentier, que dirigió la escuadra de Cancale; Roberjot, queesperabaelengañodeRastadt;PrieurdelaMarne,quellevabaaloscamposde batalla sus viejas capas de comandante de escuadrón; Levasseur de laSarthe, que con una palabra indujo a Serrent, comandante del batallón deSaint-Amand, a hacerse matar; Reverchon, Maure, Bernard de Saintes,CharlesRichard,Lequinio;yalacabezadeestegrupounnuevoMirabeauquesellamabaDanton.

Apartadodeamboscamposeinfundiendorespetoaunoyotro,seelevabaunhombre:Robespierre.

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V

Enlosbancosinferioresseencorvabanelespanto,quepuedesernoble,yelmiedo,queesruin.Bajolaspasiones,bajoelheroísmo,bajoelsacrificio,lacólera,larabia,bullíalatristeyoscuramultituddeloshombresanónimos.ElfondoinferiordelaAsamblease llamabalaLlanura.Allíestabatodoloquefluctuaba: los que dudaban, los que vacilaban, los que retrocedían, los queaplazaban,losqueesperaban,temerososunosdeotros.LaMontañaeragenteescogida;laGirondatambién;laLlanuraeralamasa.EstaLlanuraseresumíaycondensabaenSieyès.

Sieyès,hombrequeafuerzadeserprofundollegabaaserterco,sedetuvoenel“tercerestado”,sinhaberpodidosubirhastaelpueblo.Ciertostalentoshan nacido para quedarse a mitad de camino. Sieyès llamaba tigre aRobespierre,elcualasuvezlollamabatopo;eraunmetafísicoquehabíaidoa parar, no a la sabiduría, sino a la prudencia; cortesano, no servidor de larevolución. Tomaba una pala e iba a trabajar, con el pueblo, al campo deMarte,llevandolamismacarretaqueAlexandredeBeauharnais.Aconsejabaenergía pero no la empleaba. “Poned de vuestra parte los cañones”, lesaconsejaba a los girondinos. Hay pensadores que al mismo tiempo sonbatalladores;éstosestaban,comoCondorcet,conVergniaud,ocomoCamilleDesmoulins, conDanton; pero también hay pensadores que quieren vivir, yéstosestabanconSieyès.

Las cubas del vino más generoso tienen sus heces. Por debajo de laLlanura estaba el Pantano; estanque asqueroso y repugnante, en el que setransparentabaelegoísmo,yenelque tiritaban lasmudasesperanzasde lostemblorosos.Nadamásmiserable;todoslosoprobiosyningunavergüenza;lacóleralatente;larebeliónbajolamáscaradelaservidumbre.Lospantanistas,cínicamenteasustados,teníanunaespeciedevalor,esevalorquedistinguealacobardía; preferían a la Gironda y votaban con la Montaña; el desenlacedependía de ellos y se inclinaban del lado de la causa que ofrecía máselementosdetriunfo.AsíentregaronlacabezadeLuisXVIaVergniaud,ladeVergniaudaDanton,ladeDantonaRobespierre,ladeRobespierreaTallien.Anatematizaron a Marat vivo y lo divinizaron muerto. Lo defendían todo.Teníanel instintodedarelgolpedegraciaa todo loquemoría,elempujóndecisivoatodoloquevacilaba.Comoseponíanalserviciodeunacausabajolacondiciónindispensabledequefuesesólida,perderengradosdesolidezeraasusojostraición.Eranelnúmero,lafuerza,elmiedo;deahísuaudaciaparatodaslasignominias.Deahílossucesosdel31demayo,del11germinalydel9termidor,tragediascuyoenredofueobradegigantes,ycuyodesenlacefuetareadepigmeos.

VI

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Entre estos hombres llenos de pasiones semezclaban hombres llenos deilusiones, en cuyos cerebros la utopía revestía todas las formas: la belicosa,que admitía el Cadalso, y la inocente, que lo abolía; espectro frente a lostronos,ángelfrentealospueblos.Alladodetalentosquecombatían,talentosquemeditaban;unos teníanensucabeza laguerra,otros lapaz;uncerebro,Carnot,producíacatorceejércitos;otro,JeanDebry,meditabaunafederacióndemocrática universal. Entre aquellos hombres de elocuencia vibrante, entreaquellasvocesqueaullabanotronaban,habíahombresdesilenciofecundo.

Lakanal callaba y maquinaba en su pensamiento la educación públicanacional. Lanthenas callaba y creaba las escuelas de primera enseñanza;Révellière-Lépeaux callabaypensaba en elevar la filosofía a la dignidaddereligión.Otrosseocupabanenresolvercuestionesdepormenor,másnimias,peromásprácticas.Guyton-Morveauxexaminabalosmediosdehigienizarloshospitales;Mairelosdeabolirlasservidumbresreales;Jean-Bon-Saint-Andrélos de suprimir la prisión por deudas y los trabajos forzados; Romme laproposicióndeChappe;Duboëelmejorarreglodelosarchivos;Coren-Fustierla creación del gabinete de anatomía y del Museo de Historia Natural;Guyomard la navegación fluvial y las presas del Escalda. El arte tenía susfanáticosyhastasusmonomaníacos.El21deenero,mientrasenlaplazadelaRevolucióncaíalacabezadelamonarquía,Bézard,representantedelOise,ibaaveruncuadrodeRubens,encontradoenunabuhardilladelacalledeSaint-Lazare. Artistas, oradores, profetas, colosos como Danton, hombres niñoscomo Cloots, gladiadores y filósofos, todos se dirigían al mismo fin: elprogreso, sin que nada les detuviese ni desconcertase. La grandeza de laConvenciónconsisteenquesupobuscarlacantidadderealidadquehayenloquelaHumanidadjuzgaimposible.EnunodesusextremosRobespierreteníaelojopuestoenlosderechos;enelotro,Condorcetteníalavistapuestaeneldeber.

Condorcet era hombre de ensoñaciones y de claridad; Robespierre erahombrede ejecucióny algunasveces, en las crisis finales de las sociedadesenvejecidas, ejecución, significa exterminio. Las revoluciones tienen dosvertientes;unaquesubeyotraquebaja,yescalonadasenellassehallantodaslas estaciones, desde la de los hielos a la de las flores. Cada zona de estaspendientesproduceloshombresqueconvienenasuclima,desdelosquevivenenelsolhastalosquevivenenelrayo.

VII

Semostraba como cosa de interés el rincón del corredor de la izquierdadonde Robespierre le había dicho al oído en voz baja a Garat, amigo deClavière,estasterriblespalabras:

—Clavièrehaconspiradodondequieraqueharespirado.

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En aquelmismo rincón, cómodo para los apartes y las disputas amediavoz, Fabre d’Églantine había discutido con Romme, diciéndole que habíadesfiguradoelcalendarioalponerFervidorenlugardeTermidor.Tambiénseenseñabaaloscuriososelánguloenquesesentaban,tocándoseconloscodos,los siete representantes del Alto Garona, que, llamados los primeros apronunciar su fallo en la causa de Luis XVI, respondieron sucesivamente:Mailhe: a muerte; Delmas: a muerte; Projean: a muerte; Calès: a muerte;Ayral: a muerte; Julien: a muerte; Desaby: a muerte. Eterna percusión quellenatodalahistoriayquedesdeelorigendelajusticiahumanahaceresonarlasparedesdeltribunalconlosecosdelsepulcro.Seseñalabanconeldedo,enla ruidosa confusión de semblantes, todos aquellos hombres de cuyas filashabíasurgidoeltumultodevotostrágicos.Paganelhabíadicho:

—Lamuerte:unreynoesútilsinoconlamuerte.

Millaudhabíadicho:

—Hoy,silamuertenoexistiera,seríaprecisoinventarla.

ElancianoRaffrondeTroullethabíadicho:

—¡Lamuerte,pronto!

Goupilleauhabíagritado:

—Elcadalsoinmediatamente.Latardanzaagravalamuerte.

Sieyèspronuncióestaspalabrasconcisasyfúnebres:

—Amuerte.

Thuriot,aldesecharlaapelaciónalpueblopropuestaporBuzot,exclamó:

—¡Cómo!¡Asambleasprimarias!¡Qué!¡Cuarentaycuatromiltribunales!Proceso interminable; la cabeza de Luis XVI tendría tiempo de encanecerantesdecaer.

Agustín-BonRobespierre,despuésdesuhermano,proclamó:

—¡Noentiendoesahumanidadquedegüellaalospueblosyperdonaalosdéspotas!¡Lamuerte!Pedirunaplazamientoessustituirlaapelaciónalpuebloporlaapelaciónalostiranos.

Foussedoire,quesustituyóaBernardinedeSaint-Pierre,habíadicho:

—Detesto la efusión de sangre; pero la sangre de un rey no es sangrehumana;votolamuerte.

Jean-BonSaint-Andréhabíadicho:

—Nohaypueblolibresintiranomuerto.

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Lavicomterieproclamóestafórmula:

—Mientrasrespiraeltirano,lalibertadseasfixia.¡Lamuerte!

Chateauneuf-Randonlanzóestegrito:

—¡LamuertedeLuiselÚltimo!

Guyardinemitióestevoto:

—QueseleejecuteenlaBarreraderribada.

AntessellamabaBarreradelTrono.

Tellierhabíadicho:

—Que se funda un cañón del calibre de la cabeza de Luis XVI paradispararlocontraelenemigo.

Ylosindulgentes,comoGentil,quehabíadicho:

—Votoporlareclusión;hacerunCarlosIeshacerunCromwell.

Bancalhabíadicho:

—Votoporeldestierro;quieroveralprimerreydeluniversocondenadoaejercerunoficioparaganarselavida.

Albouyshabíadicho:

—Eldestierro;queeseespectrovivovayaerrantealrededordelostronos.

Zangiacomihabíadicho:

—Ladetención.ConservemosaCapetovivocomoespantajo.

Chaillonhabíadicho:

—¡Queviva!¡NoquierohacerunmuertoparaqueRommehagadeélunsanto!

Mientrastalessentenciascaíandeaquellosseveroslabios,yunatrasotrasedispersabanporlaHistoria,enlastribunas,mujeresescotadasyadornadascomoparauna fiestacontaban losvotosconuna listaen lamanoyalfileresqueclavabandespuésdecadavoto.

Donde ha entrado la tragedia quedan para siempre el horror y lacompasión.

Ver la Convención, cualquiera que sea la época de su reinado que seexamine, es revisar el juicio del últimoCapeto; la leyenda del 21 de eneroparecíamezclarse en todos sus actos. La temible Asamblea estaba llena deaquelloshálitosfatalesquehabíanpasadoporlaantiguaantorchamonárquica,encendida por espacio de dieciocho siglos, y que la habían apagado. El

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decisivoprocesodetodoslosreyesenunreyeracomoelpuntodepartidadelagranguerraquesedeclarabaalpasado.Cualquieraquefueselasesiónaqueseasistiese,seveíaproyectarenellalasombradelpatíbulodeLuisXVI;losespectadoressecontabanunosaotrosladimisióndeKersaint,ladimisióndeRoland,elgestodeDuchâtel,que,enfermo,sehizotrasladarensulechoalaAsambleay,moribundo,votó“lavida”,locualhizoreíraMarat;ysebuscabaconlavistaalotrorepresentante,hoyolvidadoporlaHistoria,quedespuésdeaquellasesióndetreintaysietehoras,tendidosobresubancoporelcansancioy el sueño, y despertado por el ujier cuando le llegó el turno de votar,entreabriólosojos,gritó:“¡Amuerte!”,yvolvióadormirse.

Cuando condenaron a muerte a Luis XVI le quedaban a Robespierredieciochomeses de vida, quince aDanton, nueve aVergniaud, cinco y tressemanasaMarat,yaLepelletierSaintFargeau,undía.¡Cortoyterriblealientoeldelasbocashumanas!

VIII

El pueblo tenía en la Convención una ventana abierta, las tribunaspúblicas,ycuandoestaventananolebastabaabríalapuertaylacalleinvadíalaAsamblea.EstasinvasionesdelamultitudenaquelSenadosonunadelasvisionesmás sorprendentes de laHistoria. Por lo general, eran cordiales; laplazapúblicafraternizabaconlasillacurul;peroesunacordialidadtemibleladeunpuebloqueundía,en treshoras, tomó loscañonesde los Inválidosycuarentamil fusiles.Acada instante, undesfile interrumpía la sesión, yadediputaciones admitidas tras la barandilla, ya de comités que llevabanpeticiones, homenajes y ofrendas. La pica de honor del barrio de Saint-Antoine llegaba llevada por mujeres. Unos ingleses ofrecieron veinte milzapatos para calzar a los descalzos soldados de laRepública. “El ciudadanoArnoux—decíaLeMoniteur—,curadeAubignan,comandantedelbatallóndel Drome, solicita permiso para marchar a la frontera, conservándosele elcurato.”Losdelegadosdelasseccionesllevabanenparihuelasplatos,patenas,cálices,relicarios,trozosdeoro,deplatablancaysobredoradaofrecidosalapatria por aquellamultitud cubierta de harapos, y como recompensa pedíanlicencia para bailar la carmagnole delante de la Convención. Chenard,NarbonneyValliéreveníanacantarcancioncillasenhonordelaMontaña.LaseccióndelMont-BlancllevabaelbustodeLepelletieryunamujerlepusoungorrofrigioalacabezadelpresidente,elcuallaabrazó.“Lasciudadanasdelasección del Mail” arrojaban flores a los legisladores; los “alumnos de lapatria”acudían,precedidosdemúsica,adargraciasalaConvenciónporhaberpreparado la prosperidad del siglo; las mujeres de la sección de Gardes-Françaisesofrecíanrosas;lasdelaseccióndelosCamposElíseos,unacoronadeencina;lasdelaseccióndelTemplesepresentabanenelestradoajurarque“no se unirían sino a verdaderos republicanos”; la sección de Molière

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presentabaunamedalladeFranklin,quesecolgó,pordecreto,delacoronadela estatua de laLibertad; los expósitos, declarados “Hijos de laRepública”,desfilaban vestidos con el uniforme nacional; las jóvenes solteras, de laseccióndelNoventayDos,llegaronataviadasconlargasfaldasblancas,yaldíasiguienteLeMoniteurinsertóestaslíneas:

El presidente recibe un ramillete de las manos inocentes de una ovenbeldad.

Losoradoressaludabanalasmultitudes;aveceslasadulaban,diciéndoles:“Túeres infalible; tú eres irreprochable; tú eres sublime”.Elpueblo, que escomounniño,gustadetalesgolosinas.EnocasioneselmotínsedeslizabaenlaAsamblea,entrando furiosamenteysaliendoapaciguadocomoelRódano,queatraviesaellagoLemanyesdefangoalentrarytransparentealsalir.

Avecesnoocurríanlascosastanpacíficamente,yHenriotordenaballevardelante de la puerta de las Tullerías rejillas para poner al rojo las balas decañón.

IX

Esta Asamblea, al mismo tiempo que desprendía revolución, producíacivilización. Era horno,mas también fragua. Si en aquella caldera bullía elterror,tambiénfermentabaelprogreso.Deaquelcaosdesombraydeaquellatumultuosaexhalacióndenubarronessalíaninmensosrayosdeluz,paralelosalas leyeseternas; rayosque sehanquedadosobreelhorizonte,visiblesparasiempre en el cielo de los pueblos, y que son: la justicia, la tolerancia, labondad, la razón, la verdad, el amor. La Convención promulgó este granaxioma:“Lalibertaddeunciudadanoterminadondecomienzalalibertaddeotrociudadano”,axiomaqueresumeendoslíneaslasociabilidadhumana.LaConvencióndeclarósagradalaindigencia;declarósagradalaenfermedadenelciego y el sordomudo, convertidos en pupilos del Estado; sagrada lamaternidaddelasolteraymadre,aquienconsolabaylevantabadespuésdelacaída; sagrada la infancia en el huérfano adoptado por la patria; sagrada lainocencia en el acusado absuelto, a quien indemnizaba. La Convenciónanatematizó la trata de negros; abolió la esclavitud, proclamó lamancomunidad cívica; decretó la enseñanza gratuita; organizó la educaciónnacional, con laEscuelaNormaldeParís, la escuelacentral en la capitaldecadadistritoy la escuelaprimaria encadapueblo; creó los conservatoriosylosmuseos;decretólaunidaddecódigos,depesasymedidas,ylaunidaddelcálculo con el sistema decimal; fundó la Hacienda de Francia, y a la granbancarrota monárquica le sucedió el crédito público. Puso a funcionar eltelégrafo, dio a la vejez hospicios dotados, a la enfermedad hospitalesdesinfectados,alaenseñanzalaescuelapolitécnica,alaciencialaoficinadeLongitudes,alespírituhumanoelInstituto.Almismotiempoquenacional,era

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cosmopolita. De los once mil doscientos diez decretos que expidió laConvención, la terceraparte teníaunobjetivopolítico; lasotrasdos terceraspartes tenían un objetivo humano. Declaró la moral universal base de lasociedad,ylaconcienciauniversalbasedelaley.Ytodoesto,abolicióndelaesclavitud, proclamación de la fraternidad, rectificación de la concienciahumana, protección a la humanidad, transformación de la ley del trabajo enderecho y conversión de onerosa en auxiliar, consolidación de la riquezanacional,educaciónyasistenciadelainfancia,propagacióndelasletrasylasciencias, luz hecha en todas las alturas, auxilio dado a todas las miserias,promulgación de todos los principios, todo esto la Convención lo hacíateniendoensusentrañaslahidraquesellamabalaVendée,yensushombrosunhatajodetigresdenominadosreyes.

X

Lugar inmenso; en él estaban todos los tipos humanos, inhumanos ysobrehumanos;épicaamalgamadeantagonismos;GuillotinevitandoaDavid;Bazire insultando a Chabot; Guadet burlándose de Saint-Just; VergniauddespreciandoaQanton;LouvetatacandoaRobespierre;BuzotdenunciadoaEgalité;ChambonvituperandoaPache;todosexecrandoaMarat.¡Ycuántosnombres podrían citarse todavía! Armonville, llamadoGorro Frigio, porqueasistía siempre a las sesiones con uno, era amigo de Robespierre y queríaguillotinarlodespuésdeLuisXVIporamoral equilibrio;Massieu, colegaysosiasdelbuenLamourette,hechoobispoparaquelediesenombreaunbeso;LehardydeMorbihan, anatematizador de los clérigosdeBretaña;Barère, elhombre de las mayorías, que presidía cuando Luis XVI se presentó en elestrado,yqueeraaPamélaloqueLouvetaLodoïska;Daunou,elorador,quedecía: “Ganemos tiempo”;Dubois-Crancé, encuyooídocuchicheabaMarat;el marqués de Chateauneuf, Laclos; Hérault de Séchelles, que retrocediódelantedeHenriot,gritando:“¡Artilleros,alaspiezas!”;Julien,quecomparólaMontañaconlasTermópilas;Gamon,quequeríareservarúnicamenteparalasmujeres una tribunapública;Laloy, que hizo los honores en la sesión alobispoGobel,porqueacudióalaConvenciónaquitarselamitrayponerseelgorrofrigio;Lecomte,queexclamó:“¡Quéprisaporsecularizarse!”;Féraud,cuya cabeza saludóBoissy-d’Anglas, dejandopara laHistoria esta cuestión:¿lehizoBoissy-d’Anglaselsaludoalacabeza,oseaalavíctima,oalapicaenque aquélla iba clavada,o sea a los asesinos?LosdoshermanosDuprat,unomontañésyotrogirondino,queseodiabancomoloshermanosChénier.

Enaquellatribunasepronunciaronpalabrasvertiginosas,deesasque,sinsaberlo el mismo que las pronuncia, tienen el acento fatídico de lasrevoluciones, y a consecuencia de las cuales los hechos materiales parecentenerbruscamentenosesabequédedescontentoypasión,comosihubiesentomadoamallascosasqueacabandeoír;loquepasaparececobrarfuriapor

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lo que se dice, las catástrofes sobrevienen furiosas y exasperadas por laspalabrasdeloshombres.Así,unavozenlaMontañabastabaparadesprenderunalud,yunapalabramásaltapodíaserseguidadeunhundimiento.Sinosehubiese hablado, tal cosa no habría sucedido. A veces se diría que losacontecimientossonirascibles.

Deestamanera,ypor lacasualidaddehaberpronunciadounoradorunafrasemalcomprendida,cayólacabezademadameÉlisabeth.

EnlaConvención,laintemperanciadellenguajeeraasuntodederecho.

Lasamenazasvolabanysecruzabanenunadiscusióncomolaschispasenunincendio.

Pétion:Robespierre,venidalcaso.

Robespierre:Elcasosoisvos,Pétion,yyaveréiscómollegoaél.

Unavoz:¡MueraMarat!

Marat:EldíaquemueraMaratnoexistiráParís,yeldíaenqueParísdejedeexistir,sehabráterminadolaRepública.

Billaud-Varennes,selevantaydice:

—No,queremos…

Barrèreleinterrumpe:

—Hablascomounrey.

Otrodía,Philippeaux,exclama:

—UnmiembrodeestaAsambleahadesenvainadolaespadacontramí.

Audoin:Presidente,llamadalordenalasesino.

Elpresidente:Esperad.

Panis:Presidente,soyyoquienosllamaalorden.

Risasenlasala.

Lecointre:ElcuradeChant-de-BoutsequejadequesuobispoFauchetnoledejacasarse;elobispo,quetieneamantes,impideaotrosquetenganesposa.

Unavoz:Cura,cásate.

LastribunassemezclabanenlaconversaciónytuteabanalaAsamblea.

Cierto día, el representante Ruamps subió a la tribuna. Tenía un “anca”muchomayorquelaotra,yunespectadorlegritó:

—Vuélvetedeladerecha,porquetienesuna“mejilla”alaDavid.

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TaleseranlaslibertadesqueelpueblosetomabaconlaConvención.Unavez, sin embargo, en el tumulto del 11 de abril de 1793, el presidente hizoprenderaunhistrióndelastribunas.

Un día, teniendo aquella sesión como testigo al viejo Buonarotti,Robespierre tomó el uso de la palabra y disertó por espacio de dos horas,mirandoaDantonavecesfijamente,locualeragrave,perootrasdesoslayo,locualerapeor.Disparabaabocajarro.Concluyóconunaexplosióndecóleracargadadefrasesfúnebres:

—Conozco a los intrigantes, conozco a los corruptores y a loscorrompidos;conozcoa los traidores; sehallanenestaAsamblea,nosoyen,los vemos y no separamos la vista de ellos. Si miran por encima de suscabezasveránsuspendidasobreellaslaespadadelaley.Simiranalfondodesuconciencia,veránsuinfamia.¡Aydeellos!

AlterminarRobespierre,Danton,conlacaralevantadahaciaeltecho,losojos entornados, un brazo colgando del respaldo de su banco, echando elcuerpoatrás,cantóamediavoz:

ElcadeteRoussellhacediscursos,

quenosonlargoscuandosoncortos.

Secruzabanimprecacionescontraimprecaciones.

—¡Conspirador!

—¡Asesino!

—¡Facineroso!

—¡Bandido!

—¡Moderado!

Se denunciaban unos a otros ante el busto de Bruto que se hallaba allí.Apóstrofes, injurias, desafíos.Miradas furibundas de un lado a otro; puñosmostrados, pistolas entrevistas, puñales medio desenvainados. Las tribunasardían.Algunos hablaban como si estuviesen recostados sobre la guillotina;las cabezas se balanceaban, espantosas y terribles;Montañeses, Girondinos,Fuldenses, Moderados, Terroristas, jacobinos, Cordeliers; dieciocho curasregicidas.

¡Todos esos hombres! Multitud de vanidades empujadas en todos lossentidos.

XI

Espíritusproaalviento.

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Peroestevientoeraunvientodeprodigios.SermiembrodelaConvencióneraserunaoladelocéano.Yde lasmásgrandes.La fuerzade la impulsiónprocedíadearriba.EnlaConvenciónreinabaunavoluntadqueeraladetodosynoeradenadie.Estavoluntaderauna idea, idea indomable,desmesurada,que soplaba en la oscuridad desde lo alto del cielo.A esa idea la llamamosRevolución.Cuandopasaba,abatíaaunos,levantabaaotros,sellevabaaésteentre suespumaydespedazabaalotroentre susescollos; sabíadónde ibayempujaba al abismo delante de sí. Imputar la revolución a los hombres esecharlelaculpadelasmareasalasolas.

La revolución es una acción de lo Inescrutable; llamadla buena omala,según se aspire al porvenir o al pasado,perodejádsela aquien lahahecho.Parece laobraencomúndegrandesacontecimientosydegrandeshombres;peroenrealidadeslaresultantedelosacontecimientos.Losacontecimientosgastanyloshombrespagan.Losacontecimientosdictan,loshombresfirman.Así,el14dejulioestáfirmadoporCamilleDesmoulins;el10deagostoestáfirmado por Danton; el 2 de setiembre está firmado por Matar; el 21 desetiembre está firmado por Grégoire, y el 21 de enero está firmado porRobespierre;peroDesmoulins,Danton,Marat,GrégoireyRobespierrenosonmás que escribanos de lo que los acontecimientos dictaron; el enorme ysiniestro redactor de esas grandes páginas tiene un nombre: Dios, y unamáscara:elDestino.RobespierrecreíaenDios.¡Claro!

Larevoluciónesuna formadel fenómeno inmanentequenosaprietaportodaspartesyalquedamoselnombredeNecesidad.

AnteestamisteriosacomplicacióndebeneficiosysufrimientosselevantaelporquédelaHistoria.

Porque…Estarespuestadelquenosabenadaestambiénlarespuestadelquelosabetodo.

Enpresenciadeestascatástrofesclimatéricasquedevastanyvivifican lacivilizaciónsetitubeaaljuzgarlosdetalles.Censuraroelogiaraloshombresacausadelresultado,escasicomoelogiarocensurarlossumandosacausadela suma total. Lo que debe pasar, pasa; lo que debe soplar, sopla; la eterna'serenidad no se turba con esos aquilones. Por encima de las revolucionesquedan la verdad y la justicia, como el cielo estrellado por encima de latempestad.

XII

Tal era aquella Convención desmesurada; trinchera del género humanoatacado por todas las tinieblas a la vez; fuegos nocturnos de un ejército deideas sitiadas; inmenso vivac de talentos sobre la pendiente de un abismo.Nada hay en la Historia comparable a aquel grupo, a la vez senado y

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populacho,cónclaveyplazuela,aerópagoyplazapública,tribunalyacusado.

LaConvenciónsedoblegósiempreaimpulsosdelvientodominante;peroaquelvientosalíadelabocadelpuebloyeraelsoplodeDios.

Hoy, después de transcurridos ochenta años, cada vez que se presenta laConvenciónanteelpensamientodeunhombre,cualquieraquesea,historiadoro filósofo, ese hombre se detiene y medita. Imposible no detenerse acontemplaresagranprocesióndesombras.

II

MARATENTREBASTIDORES

Como le había anunciado a Simonne Évrard, Marat acudió a laConvenciónaldíasiguientedelareunióndelacalledelPavoReal.

En laConvenciónestabaunmarquésmaratista,LouisdeMontaut, aquélquemástardeleofreceríaalaConvenciónunrelojdecimalcoronadoconelbustodeMarat.Cuandoésteentró,ChabotacababadeacercarseaMontaut.

—Ex…—dijo.

Montautlevantólavista.

—¿Porquémellamasex?

—Porqueloeres.

—¿Yo?

—¿Nofuistemarqués?

—¡Nunca!

—¡Bah…!

—Nunca.Mipadreerasoldadoymiabuelotejedor.

—¿Quémecuentas,Montaut?

—NomellamoMontaut.

—¿Puescómo?

—Maribon.

—Dehecho,lomismomeda—dijoChabot.

Luegoañadióentredientes:

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—Heaquíquiennoserámarqués.

MaratsedetuvoenelcorredordelaizquierdaymiróaMontautyChabot.

SiemprequeMaratentrabase levantabaun rumor,pero lejosdeél.Asualrededor todos guardaban silencio. Marat no hacía caso. Desdeñaba “losgraznidosdelPantano”.

Enlapenumbradelosbancososcurosdeabajo,Conpédel’Oise;Prunelle;Villars,obispo,quedespuésfuemiembrodelaAcademiaFrancesa;Boutroue;Petit;Plaichard;Bonet;Thibaudeau;Valdruche,loseñalabanconeldedo.

—¡AhíestáMarat!

—¿Noestabaenfermo?

—Sí,puestoquevieneenbatín.

—¡Enbatín!

—Sí,pardiez.

—Esehombreselopermitetodo.

—¿YseatreveavenirasíalaConvención?

—Habiendovenidoundíacon lacabezacubiertade laureles,bienpuedevenirotroenbatín.

—Caradecobreydientesdeverdín.

—Subatínparecenuevo.

—¿Dequées?

—Dealgodón.

—Listado.

—Miradlosforros.

—Sondepiel.

—Detigre.

—No,dearmiño.

—Falsificado.

—¡Yllevamedias!

—¡Quéraro!

—Yzapatosconhebillas.

—¡Deplata!

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—NoseloperdonaránloszuecosdeCamboulas.

EnotrosbancossehacíacomosinoserepararaenMaratysehablabadeotracosa.SanthomaxseacercóaDussauh:

—¿Sabéislanoticia,Dussauh?

—¿Cuál?

—ElexvizcondedeBrienne…

—¿ElqueestabaenlaForceconelexduquedeVilleroy?

—Sí.

—Losconozcoaambos.¿Quésucede?

—Tenían tanto miedo que saludaban a los gorros frigios de todos loscarcelerosyundíasenegaronajugaraloscientos,porquelesofrecieronunabarajaconreyesyreinas.

—¿Ybien?

—Losguillotinaronayer.

—¿Alosdos?

—Alosdos.

—¿Cómoseportaronenlaprisión?

—Comounoscobardes.

—¿YenelCadalso?

—Comounosvalientes.

—Moriresmásfácilquevivir—Dussauhsoltóestasentencia.

Barère leía un informe acerca de la Vendée. Novecientos hombres delMorbihan habían salido con artillería para socorrer a Nantes. Redon estabaamenazadapor loscampesinos.Paimboeufhabíasidoatacada.Unaescuadracruzabaa laalturadeMaindrinpara impedir losdesembarcos.Toda laorillaizquierda del Loira, desde Ingrande hastaMaure, estaba erizada de bateríasrealistas. Tres mil campesinos se habían apoderado de Pornic al grito de“¡Viva los ingleses!”Una carta de Santerre a la Convención terminaba conestaspalabras:

Siete mil campesinos han atacado Vannes; los hemos rechazado y handejadoennuestropodercuatrocañones.

—¿Ycuántosprisioneros?—interrumpióunavoz.

—Postdata de la carta —prosiguió Barère—: No hicimos prisioneros,

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porqueyanoloshacemos.

Marat continuaba absorto, sin escuchar, como abismado en hondasreflexiones.

Tenía en la mano un papel que arrugaba entre sus dedos, en el que, dehabersedesdoblado,sehabríanleídoestaslíneas,redactadasdepuñoyletradeMomoro,yqueeranposiblementelarespuestaaunapreguntaformuladaporMarat:

Nadapuedehacerse contra la omnipotenciade los comisariosdelegados,sobretodocontralosdelegadosdelComitédeSaludPública.Génissieuxdijobien en la sesión del 6 demayo: “Cada comisario esmás que un rey”. Susfrases no han producido el menor efecto. Tienen el poder de la vida o lamuerte.MassadeenAngers,TrullardenSaint-Amand,NyoncercadelgeneralMarcé, Parrein en el ejército de Sables, Millier en el de Niort; sontodopoderosos. El club de los jacobinos ha llegado a nombrar a Parreingeneral de brigada; las circunstancias lo permiten todo. Un delegado delComitédeSaludPúblicatieneenjaqueaungeneralenjefe.

Marat acabó de arrugar el papel y tras metérselo en la faltriquera, seaproximólentamenteaMontautyChabot,quecontinuabandiscutiendoynolohabíanvistoentrar.

—Maribon oMontaut—decía Chabot—, escucha: vengo del Comité deSaludPública.

—¿Yquéhacen?

—Hanencomendadoaunclérigolavigilanciadeunnoble.

—¡Ah!

—Unnoblecomotú.

—¡Yonosoynoble!

—Guardadoporunclérigo…

—Comotú—loatajóMontaut.

—Yonosoyclérigo—dijoChabot,yambosseecharonareír.

—Concretaelhecho—leurgióMontaut.

—Elhechoeselsiguiente.UncurallamadoCimourdainhasidonombradodelegado con plenos poderes cerca de un vizconde llamado Gauvain quemandalacolumnaexpedicionariadelejércitodelacosta.Setratadeimpedirlealnoblequenoshagaalgunatrampayalcuraquenoshagatraición.

—Es muy sencillo —repuso Montaut—. No hay más que hacer que la

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muertesemezcleenlaaventura.

—Paraesoestoyyoaquí—dijoMarat.

Losotrosdoslevantaronlacabeza.

—Hola,Marat.Pocotedejasverenlassesiones—dijoChabot.

—Mimédicomeharecetadobaños.

—Desconfíadelosbaños—leaconsejóChabot—.Sénecamurióenuno.

—Chabot,aquínohayningúnNerón—sonrióMarat.

—Estástú—exclamóunavozseca.

EraDanton,quesedirigíaasubanco.

Maratnovolviólacabeza.Seacercómásasusamigosycontinuó:

—Oíd.Vengoparaun asuntograve.Esprecisoqueunodenosotros trespropongahoyunproyectodedecretoalaConvención.

—Yono—dijoMontaut—,nomehacencasoporquesoymarqués.

—Niamí—dijoChabot—,porquesoycapuchino.

—Amímenos,porquesoyMarat.

Hubounprolongadosilencio.

AMarat,cuandomeditaba,nolegustabaquelointerrogasen.Sinembargo,Montautaventuróunapregunta.

—Marat,¿quédecretodeseas?

—Un decreto condenando a muerte a todo jefe militar que permita laevasióndeunprisionero.

—Esedecretoyaexiste.Sevotóafinalesdeabril.

—Entonces, es como si no existiese—dijoMarat—.En todaspartes, entodalaVendée,nohayunoquenodejeescaparalosprisioneros,ylosquelesdanasiloquedanimpunes.

—Marat,estoesporqueeldecretohacaídoendesuso.

—Chabot,esprecisorestablecerloentodosuvigor.

—Sinduda.

—YparaestohayquehablarenlaConvención.

—Marat, no es necesaria la Convención. Basta con el Comité de SaludPública.

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—Elfinseconseguirádetodosmodos—intervinoMontaut—sielComitémanda fijar el decreto en todos los pueblos de laVendée y hace dos o tresescarmientosejemplares.

—Encabezasaltas—añadióChabot—,encabezasdegenerales.

—Enefecto,esobastaría—murmuróMarat.

—TúmismopuedesproponérseloalComité—prosiguióChabot.

Marat lomiró con desagrado, lo cual no era agradable, ni siquiera paraChabot.

—Chabot,iralComitédeSaludPúblicaescomoiracasadeRobespierre,yyonovoyacasadeRobespierre.

—Iréyo—seofrecióMontaut.

—Magnífico—asintióMarat.

AldíasiguienteseexpidióentodasdireccionesunaordendelComitédeSaludPúblicamandandofijarentodaslaspoblacionesdelaVendée,ycumplirestrictamente,eldecretoimponiendolapenademuertealoscómplicesdelafugayevasióndeprisionerosfacciososeinsurgentes.

Aquel decreto fue sólo el primer paso. LaConvención debía ir aúnmáslejos.Pocosmesesdespués,el11deBrumario,año II (noviembrede1793),con ocasión de haber abierto Laval sus puertas a los vendeanos fugitivos,decretó que toda ciudad que diese asilo a los rebeldes sería demolida ydestruida.

Por su parte, los príncipes de Europa, en el manifiesto del duque deBrunswick,inspiradoporlosexiliadosyredactadoporelmarquésdeLinnon,intendentedelduquedeOrléans,declararonquetodofrancéshechopresoconlasarmasenlamanoseríafusilado,yquesisetocabauncabellodelacabezadelrey,laciudaddeParísseríaarrasada.

Salvajismocontrabarbarie.

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TERCERAPARTE

ENLAVENDÉE

LibroPrimero

LAVENDÉE

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I

LOSBOSQUES

Existían entonces en Bretaña siete bosques horribles. En la Vendée, larebelión clerical tuvo como ayuda a los bosques. Las tinieblas se socorrenmutuamente.

LassieteSelvasNegrasdeBretañaeran:elbosquedeFougères,quecierraelpasoentreDolyAvranches;elbosquedePrincé,quetieneocholeguasdeperímetro; el bosque de Paimpont, lleno de barrancos y arroyos, casiinaccesibleporlapartedeBaignonyconunaretiradafácilhaciaConcornet,queerapoblaciónrealista;elbosquedeRennes,desdedondeseoíaelsomaténdelasparroquiasrepublicanas,siemprenumerosascercadelasciudades,yendondePuysayeperdióFocard;elbosquedeMachecoul,cuyabestiaferozeraCharette;elbosquedeGamache,propiedaddelosLaTrémouille,losGauvinylosRohan,yelbosquedeBrocéliande,quepertenecíaalashadas.

UngentilhombredeBretañateníaeltítulodeseñordeLosSieteBosques:eraelvizcondedeFontenay,príncipebretón.

Puespríncipesbretonesexistían,distintosde lospríncipes franceses.LosRohaneranpríncipesbretones;GarnierdeSaintes,enelinformequepresentóa la Convención el 15Nivoso del año II, calificó de estemodo al príncipeTalmont:“EseCapetodelosfacciosos,soberanodelMaineydeNormandía”.

Lahistoriade losbosquesbretones,desde1792a1800,podríaescribirseaparte,ysemezclaríaconlagranaventuradelaVendéeparaformarcomounaleyenda.

Lahistoriatienesuverdad,laleyendalasuya.Laverdadlegendariaesdeotra naturaleza que la verdad histórica; es una invención que tiene porresultado la realidad. Por lo demás, la historia y la leyenda se proponen elmismoobjetivo:describir,bajoelaspectodelhombremomentáneo,alhombreeterno.

La Vendée no puede explicarse por completo si la leyenda no acude acomplementarlahistoria;ambassonnecesarias:lahistoriaparaelconjuntoylaleyendaparalospormenores.

YlaVendée,enefecto,valelapena.LaVendéeesunprodigio.

EstaguerradelosIgnorantes,tanestúpidaytanespléndida,abominableymagnífica, desoló y engrandeció a Francia. LaVendée es una herida, y unagloria.

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A ciertas horas, la sociedad humana tiene sus enigmas, que para losilustradosseresuelvenenluzyparalosignorantesenoscuridad,violenciaybarbarie. El filósofo no se atreve a acusar; tiene en cuenta la turbación queproducen los problemas. Los problemas no pasan sin arrojar una sombradebajodesí,comolasnubes.

Si se quiere comprender a la Vendée es necesario figurarse esteantagonismo:laRevoluciónFrancesaporunladoyelcampesinobretónporelotro. Enfrente de los acontecimientos incomparables de la Revolución,amenaza inmensa a todos los abusos, acceso de cólera de la civilización,exceso de progreso furibundo, mejoras desmesuradas e ininteligibles,pongamosaaquelsalvaje,graveysingular,aaquelhombredeojosclarosylargoscabellosquevivedelecheycastañas;quesecontentaconsutechodepaja, con su cercado y su foso; que distingue cada pueblecito de lasinmediacionesporelsonidodesucampana;quenousaelaguamásqueparabeber; que se viste con un coleto de cuero repujado con arabescos de seda,burdoybordado,pintarrajeandosutrajecomolosceltas,susantepasados,sepintarrajeaban el rostro, respetando a su amo en su verdugo, hablando unalenguamuerta,locualesobligaralpensamientoavivirenunatumba;picandosus bueyes, afilando sus hoces, escardando su trigo, amasando su pansarraceno; venerando primero a la reja de su arado, después a su abuela;creyendoenlaSantaVirgenyenlaDamablanca,teniendodevociónalaltaryalapiedramisteriosaqueestáerguidaenmediodelallanura;labradorenlosvalles,pescadoren lacosta,cazadorenelbosque,amantedesus reyesydesusseñores,desussacerdotesysumiseria;pensativo,inmóvil,confrecuenciaporespaciodehorasenterasenlagranplayadesierta,escuchandoelruidodelmarenactitudsombría.

Preguntémonossiesteciegopodíaaceptartantaclaridad.

II

LOSHOMBRES

Elcampesinobretóntienedospuntosdeapoyo:elcampoquelonutreyelbosquequelooculta.

Difícilmente podríamos figurarnos cómo eran los bosques bretones: eranciudades. Nada más sordo, más mudo ni más agreste que aquellasinextricables espesuras de espinos y ramaje. Aquella vasta maleza era unreducto de inmovilidad y silencio. No había soledades que pareciesen másmuertasymássepulcrales,perosisúbitamentesehubierapodido,deungolpe

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semejante al rayo, cortar todos los árboles y arbustos, se hubiera visto enaquellasombraunhormiguerodesereshumanos.

Pozos redondos y estrechos, disimulados en su exterior por tapaderas depiedrayramas,primeroverticales,despuéshorizontales,ensanchándosebajotierraparaformarembudos,yterminandoenviviendastenebrosas;estoesloqueCambisesencontróenEgipto,yloqueWestermannhallóenBretaña.Sóloque Cambises caminaba por el desierto yWestermann por el bosque, y asícomoenlascuevasdeEgiptohabíamuertos,enlascuevasdeBretañahabíavivos.

Uno de los claros del bosque deMisdonmás agreste, todo perforado degaleríasyceldas,pordondeibayveníaunpueblomisterioso,sellamaba“lagran ciudad”. Otro, no menos desierto por encima ni menos habitado pordebajo, sedenominaba“laplaza real”.Estavida subterráneaera inmemorialenBretaña,dondeentodaslasépocaselhombrehahuidodelantedelhombre.Deaquílascuevasdereptilesabiertasbajolosárboles,cuevascuyaaberturadataba del tiempo de los druidas, pues algunas de aquellas criptas eran tanantiguascomolosdólmenes.

Larvas de la leyenda y monstruos de la historia, todo había pasado poraquelnegropaís.Teutates,César,Hoël,Neomenes,GodofredodeInglaterra,AlainGuante-de-Hierro,PierreMauclerc, lacasafrancesadeBloisy lacasainglesadeMontfort,losreyesylosduques,losnuevebaronesdeBretaña,losjuecesdelosGrandesDías, loscondesdeNantesdisputandoconloscondesde Rennes, los plebeyos, los malandrines, las grandes compañías, René II,vizcondedeRohan,losgobernadoresporelrey,“elbuenduquedeChaulnes”,quecolgabadelosárbolesaloscampesinosbajolasventanasdeMadamedeSevigné,lascarniceríasseñorialesdelsigloXV,lasguerrasdereligióndelossiglosXVIyXVII,lostreintamilperrosadiestradosparalacazadehombresen el siglo XVIII; y bajo aquel espantoso pisar, el pueblo había tomado laresolucióndedesaparecer.

Unodespuésdeotro, los trogloditaspara librarsede losceltas, losceltaspara huir de los romanos, los bretones para burlar a los normandos, loshugonotesparaescapardelasgarrasdeloscatólicos,loscontrabandistasparalibrarse de los aduaneros, todos se refugiaron primero en los bosques ydespuésbajo tierra.Recursodebestias.Aeste recursoobliga la tiraníaa lasnaciones. Desde hacía dos mil años, el despotismo en todas sus formas, laconquista, el feudalismo, el fanatismo, el fisco, perseguían a toda aquellamiserableyazoradaBretaña;especiedebatidainexorablequenocesababajouna forma sinopara empezardenuevobajootra.Loshombres seocultabanbajotierra.

Elespanto,queesunaespeciedecólera,estabasiempredispuestoen las

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almas, así como las cuevas estaban dispuestas a recibir a la gente en losbosques cuando se proclamó la República Francesa. Bretaña se sublevó,hallándose oprimida por aquella libertad que se le daba a la fuerza.Menospreciohabitualenlosesclavos.

III

CONNIVENCIADELOSHOMBRESYLOSBOSQUES

Los trágicos bosques bretones volvieron a representar su antiguo papel;fueronsiervosycómplicesdeaquellarebelión,comolohabíansidodetodaslasotras.

El subsuelo de tales bosques era una especie de madrépora perforada yatravesadaentodoslossentidosporundesconocidolaberintodezapas,celdasy galerías. Cada una de estas celdas sin salida albergaba a cinco o seishombres.Ladificultadnoestribabamásqueenpoder respirarenellas.Haycierras cifras extrañas que hacen comprender la poderosa organización deaquella vasta sublevación campesina. En Ille-et-Vilaine, en el bosque dePertre, guarida del príncipe de Talmont, no se oía ni el ruido de unarespiración,noseveíalamenorseñaldesereshumanos,ysinembargohabíaseismilhombresenFocard.EnMorbihan,enelbosquedeMeulac,noseveíaanadieyhabíaochomilhombres;ysinembargoestosdosbosques,PertreyMeulac, no se cuentan entre los grandes bosques bretones. Era terrible lamarchaporaquelloslugares;lasespesurashipócritas,llenasdecombatientes,escondidosensuslaberintos,erancomoenormesesponjasoscurasdonde,bajolapresióndelgigantescopiellamadoRevolución,brotólaguerracivil.

Batallones invisibles estaban al acecho.Ejércitos ignorados serpenteabanbajolosejércitosrepublicanos.Salíandelatierrasúbitamenteyvolvíanaelladel mismo modo; saltaban de improviso en innumerables partidas ydesaparecíanenuninstante,comodotadosdeubicuidadydispersión,siendoprimero alud y después polvo; colosos que podían disminuir su estatura avoluntad; gigantes para combatir, enanos para desaparecer, jaguares concostumbresdetopo.

Además de los bosques, estaban los montes. Así como en primer lugarestánlasciudadesydespuéslasaldeas,enBretañatraslosbosquesestabalamaleza.Losbosquesseenlazabanporeldédalo,esparcidopordoquier,delamaleza.Losantiguoscastillosqueeranfortalezas;lasaldeasqueerancampoabierto;lasgranjasqueeranrecintosrodeadosdeemboscadasyempalizadasde árboles, todo, en fin, constituía las mallas de aquella red en la que se

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enredaronlosejércitosrepublicanos.

AquelconjuntosellamabaelBocage.

Estaba,además,elbosquedeMisdon,dondehacíalaguerraJeanChouan;el bosque deGennes, donde acampaba Taillefer; el bosque de la Huisserie,donde mandaba Gouge-le-Bruant; el bosque de la Charnie, donde mandabaCourtilléelBastardo,llamadoelapóstolsanPablo,jefedelcampodelaVacaNegra; el bosque de Burgault, donde dominaba el enigmático MonsieurJacques, reservado para un finmisterioso en el subterráneo de Juvardeil; elbosque de Charreau, donde Pimousse y Petit-Prince, atacados por laguarnición de Chateauneuf, se arrojaron cuerpo a cuerpo sobre las filasrepublicanas y apresando a varios granaderos se los llevaron prisioneros; elbosquede laHeureuserie, testigode laderrotadeldestacamentodeLongue-Faye; el bosque deAulne, desde donde espiaban el camino entre Rennes yLaval;elbosquedeGravelle,ganadoporunpríncipeLaTrémoillealjuegodebolos; el bosque de Lorges, en las costas del Norte, donde Charles deBoishardy reinó después de Bernard de Villeneuve; el bosque de Bagnard,cerca de Fontenay, donde Lescure presentó combate a Chalbos, el cual, nosiendomásqueunocontracinco,loaceptó.ElbosquedelaDurondais,queenotros tiempos se disputaron Alan-le-Redru y Hérispoux, hijo de Carlos elCalvo; el bosquedeCroqueloup, al final de aquella landadondeCoquereauesquilaba a los prisioneros; el bosque de laCroixBataille, que presenció losinsultos homéricos de Pierna-de-Plata aMorière y deMorière a Pierna-de-Plata;elbosquedelaSaudraie,registrado,comohemosvistoporunbatallóndeParís.Ymuchosotros.

En muchos de estos bosques y selvas de maleza no sólo había aldeassubterráneas,agrupadasentornoalacuevadeljefe,sinoquetambiénexistíanauténticos caseríos de cabañas bajas, ocultas bajo los árboles, y en tan grannúmeroqueavecesllenabantodoelbosque,aunquesólosedescubríanporelhumo de sus hogares.Dos de estos caseríos, ambos del bosque deMisdon,adquirieronciertacelebridad:Lorrière,cercadeLétang,yelgrupodecabañasllamadocalledeBau,hacialapartedeSaint-Ouent-Les-Toits.

Lasmujeresvivíanenestaschozasyloshombresenlascriptas,utilizandoparalaguerralasgaleríasllamadasdelashadasylasantiguasminascélticas.Les llevaban de comer a los que estaban escondidos. Algunos, a veces,olvidados,semoríandehambre.Eranlostorpes,incapacesdeabrirsepasoporlospozos.Habitualmente,latapadeéstos,hechadehierbayramajes,estabatan artísticamente dispuesta que era imposible distinguirla desde fuera,mientraserafacilísimoabrirlaycerrarlapordentro.Aquellosrefugiosfueronabiertoscongranesmero,echándoseenlosestanquesla tierraquesesacabadelosagujeros.Laparedinterioryelsuelosecubríanconmusgosyhelechos.Llamaban a estos reductos “el alojamiento”, y no estaban mal, aparte de

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carecerdeluz,fuego,panyaire.

Regresarsinprecauciónentrelosvivosydesenterrarseinopinadamenteeragrave. Se corría el riesgo de hallarse de improviso entre las piernas de unacolumna en marcha. Bosques temibles, lazos de doble trampa, donde losazulesnoosabanentrarydedondelosblancosnoseatrevíanasalir.

IV

LAVIDABAJOTIERRA

Los hombres, en aquellas guaridas de animales, se aburrían. Algunasveces, de noche, desafiaban el peligro y salían para bailar en las landasinmediatas,orezabanparapasareltiempo.“JeanChouannosteníatodoeldíaconelrosarioenlamano”,habíadichoBourdoiseau.

CuandollegabalafiestadelaGavilla,eracasiimposibleimpedirquelosnaturalesdelBajoMainesalierandesusescondrijosparaasistiralasromerías.Algunos tenían ideas propias. Denys, llamado Cortamontes, se disfrazó demujer para ir aLaval a ver una comedia y luegovolvió a esconderse en suagujero.

Otrasvecessalíanderepenteparahacersematar,dejandoelcalabozoporelsepulcro.

Otraslevantabanlastapasdelospozosyescuchabanelruidodelcombatequeresonabaalolejos,siguiendoconoídoatentosusalternativas.Elfuegodelosrepublicanoseraregular;eldelosrealistasdesparramadoygraneado,yseguiabanporestasseñales.

Si el fuego de los pelotones cesaba súbitamente era señal de que losrealistasacababandeperder;sielfuegodesordenadocontinuabaysealejabaera señal de que habían ganado. Los blancos perseguían siempre a susenemigos;losazulesnunca,porqueelpaísestabaencontrasuya.

Estosbeligerantessubterráneosestabaninformadosdelosmovimientosdesus contrarios. Nada más rápido y misterioso que sus comunicaciones.Rompíantodoslospuentes,desmontabantodosloscarrosyhallabanelmediodecomunicarse todas lasnoticiasydarse todos losavisosyórdenes.Teníanestaciones de emisarios de bosque a bosque, de aldea a aldea, de granja agranja,decabañaacabaña,dematorralamatorral.

Tal aldeano, que parecía estúpido, pasaba por entre el enemigo llevandopartesycomunicacionesenelbastónhuecoenqueseapoyaba.

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Unantiguoconstituyente,llamadoBoétidoux,lesproporcionaba,parairyvenir de un extremo a otro de Bretaña, pasaportes republicanos del nuevomodelo con los nombres en blanco, documentos de los cuales aquel traidorposeíavarioslegajos.Eraimposiblesorprenderlos.Puysayeafirmaba:

—Secretos comunicados amás de cuatrocientosmil individuos han sidoguardadosreligiosamente.

ParecíaqueelcuadriláteroformadoalSurporlalíneaquevadeSablesaThouars,alEsteporlalíneadeThouarsaSaumuryelríodeThoué,alNorteporelLoirayalOesteporelocéano,teníanunmismoaparatonervioso,yqueno podía estremecerse un solo punto de aquel suelo sin que todo él seestremeciera.EnunabrirycerrardeojoslasnoticiascorríandeNoirmoutieraLuçon,yelcampodeLaLouésabíaalmomentoloquepasabaeneldeCroix-Morineau. Se diría que eran las aves las que pasaban los avisos. Hocheescribióel7demesidor,delañoIII:Noparecesinoquetienentelégrafos.

Estaban divididos en clanes como en Escocia. Cada parroquia tenía sucapitán. Mi padre hizo aquella guerra y por esto puedo hablar de ella conconocimientodecausa.

V

LAVIDAENLAGUERRA

Muchosnoteníanmásquepicas.Peroabundabanlasbuenasescopetasdecaza.Nohabíabuenostiradores,salvoloscazadoresfurtivosdelBocageyloscontrabandistasdelLoroux.Eranextrañoscombatientes,terribleseintrépidos.El decreto de leva de trescientos mil hombres produjo el somatén deseiscientasaldeas,yloschasquidosdelincendioseoyeronentodoslospuntosalavez.ElPoitouyelAnjouestallaronelmismodía.Digamosqueelprimertruenohabíaresonadoen1792,el8dejulio,unmesantesdelossucesosdel10 de agosto, en la landa deKerbader. Alain Redeler, hoy ignorado, fue elprecursordeLaRochejacqueleinyJeanChouan.Losrealistasobligaban,bajopenademuerte,a ingresarensusfilasa todosloshombresútilesparallevararmas.Hicieronrequisasdeatalajes,carrosyvíveres.Enbreve,Sapinaudtuvoasusórdenesatresmilhombres,Cathelineaudiezmil.Stoffletveintemil.ElvizcondedeScépeauxsublevóalAltoAnjou,elcaballerodeDieuzielevantóelpaísentreelVilaineyelLoira,TristánelErmitaño insurreccionóelBajoMaine, el barbero Gaston tomóGuémenée, y el cura Bernier todo el resto.Parahacersublevaratantagenteseusóunprocedimientomuysencilloypococostoso. Tras el retablo del altar donde decíamisa un cura juramentado, un

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cura jurado, como decían ellos, semetía un gato negro y se le hacía saltarfueradurantelamisa.

—¡Eldiablo!—gritabanloscampesinos,ytodoelcantónsesublevaba.

Los confesionarios avivaban también el fuego de la sublevación. Paraatacaralosazulesyatravesarlosbarrancos,usabanunpalodequincepalmosdelargo,lapértiga,armaalavezdecombateyretirada.Enlomásdurodelcombate, cuando atacaban los cuadros republicanos, si encontraban en elcampo una cruz o una capilla todos se hincaban de rodillas y rezaban susoraciones bajo la metralla. Una vez concluidas, los que quedaban vivos selanzaban con furor sobre el enemigo. ¡Ah, qué gigantescos combatientes!Cargaban los fusiles a la carrera; eraésta suhabilidadpeculiar.Se leshacíacreerloquequerían;loscuraslesmostrabanotroscurasalosqueleshabíanenrojecidoelcuelloconuncordeltensoyexclamaban:Songuillotinadosquehanresucitado.

Tambiénteníansusrasgosdecaballeros,yhonraronaFesque,abanderadorepublicanoqueresistiócuantossablazos lepropinaronsinsoltar labandera.Tenían, asimismo, susdichosy suschanzas; a loscuras republicanosque sehabíancasadolosllamabandescoronadosconvertidosendescamisados.

Comenzaronporamedrentarseanteloscañonesyconcluyeronporecharseencimadeellosytomarlosconloscayados.Primeroseapoderarondeunbuencañóndebronce,alquebautizaronconelnombredeElMisionero;despuéscogieronotroquehabía servidoen lasguerrascatólicasy teníagrabadas lasarmas de Richelieu y una imagen de la Virgen, y lo denominaron Marie-Jeanne. Cuando perdieron Fontenay, perdieron también a Marie-Jeanne, acuyo alrededor murieron seiscientos campesinos sin chistar; cuandorecuperaron Fontenay para recuperar a Marie-Jeanne, la llevaron bajo labanderaflordelisadacubriéndoladefloresydándolaabesarcomoreliquiaalasmujeres que encontraban. Pero dos cañones no eran suficientes. StofflethabíarecuperadoaMarie-Jeanne.Cathelineau,celoso,saliódePin-en-Mange,atacó Jallais y tomó un tercer cañón. Forest atacó Saint-Florent y cogió elcuarto;yotrosdoscapitanes,ChouppesySaintPol,hicieronmás: figuraroncañonescontroncosdeárbolescortados,yartillerosconmaniquíes,yconestaartillería,delaquesereíanvalientemente,hicieronretrocederalosazulesenMareuil.Éstafuesuépocagloriosa.Posteriormente,cuandoChalbosderrotóaLaMarsonnière, los campesinos al huir dejaron en el deshonrado campodebatallatreintaydoscañonesconlasarmasdeInglaterra.Éstapagabaentoncespensiones a los príncipes franceses y enviaba fondos al hermano del rey,porque, segúnescribióNantial el10demayode1794, sedijoal señorPitt,queestoera lodecente.Mellinet,ensu informedel31demarzo,afirma:Elgritodelosrebeldeses:“¡Vivalosingleses!”Loscampesinossecebabanenelpillaje;aquellosdevotosrobabancuantopodían.Lossalvajestienenviciosy,

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precisamente, por ello los tiene después la civilización. Puysage dice en eltomoII,página187:Hesalvadovariasvecesdel saqueo laaldeadePlepan.Másadelante,enlapágina434,añadequenoquisoentrarenMonfortydiounrodeoparaevitarelsaqueodelascasasdelosjacobinos.DestrozaronCholet;saquearonChallans.AunquenopudieronsaquearGranville,sedesquitaronenVille-Dieu.Llamaban“masa jacobina”a losaldeanosque sehabíanunidoalosazulesylosexterminabanconmásfurorquealosdemás.Lesgustabalacarnicería como a los soldados, y el asesinato como a los salteadores. Lesagradabafusilaralos“papanatas”,oseaalosciudadanos,yaestolollamaban“celebrarlaPascua”.EnFontenay,unodesusclérigos,elcuraBarbotin,dejótendido a un anciano de un sablazo. En Saint-Germain-sur-Ille, uno de suscapitanes,ungentilhombre,matódeuntiroalsíndicodelAyuntamientoylerobó el reloj. EnMachecoul decidieron hacer una “tala” de republicanos, atreintapordía,ydurócincosemanas.Cadacadenade treintase llamaba“elrosario”;losbajabanaunfosoquehabíanabierto;lacadenaseadosabaaunadelasparedesycaíantodosfusilados.Enlazanja,algunospermanecíanaúncon vida, y a todos los enterraban confundidos.De estas costumbres hemosvistomásejemplos.AJoubert,presidentedeldistrito,leaserraronlospuños.Poníanalosprisionerosazulesesposascortantes,forjadasexpresamenteparaellos.Losmatabanagolpesenlasplazaspúblicas,tocandoelhalalídecaza.Charette, que se firmaba Fraternidad, el caballero Charette, y que llevaba,comoMarat,unpañueloatadoalacabeza,quemólapoblacióndePornicconlos habitantes dentro de las casas. Entre tanto, Carrier cometió atrocidadesespantosas: el terror respondía al terror. El insurgente bretón tenía trazaparecida a la del insurgente griego: chaqueta corta, fusil con banderola,polainas,calzonesanchossemejantesalafustanela;parecíancleítas.HenrideLaRochejacquelein,a losveintiúnañospartióparalaguerraarmadoconunpaloyunpardepistolas.Elejércitovendeanocontabaconcientocincuentaycuatro divisiones; era capaz de sitiar ciudades, y tuvo tres días bloqueadoBressuire. Diez mil campesinos en un Viernes Santo cañonearon con balasrojaslaciudaddeSables.Enunaocasióndestruyeronenunsolodíacatorceacantonamientos republicanos,desdeMontignéaCourbeveilles.EnThouars,enloaltodelamuralla,seoyóestediálogosoberbioentreLaRochejacqueleinyunjovencampesino:

—¡Carle!

—Aquíestoy.

—Arrimaloshombros,quevoyasubirmeencima.

—Subid.

—Dametufusil.

—Tomad.

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YLaRochejacquelein saltó a la ciudady fueron tomadasaquellas torresquetuvositiadasDuguesclin.Preferíanuncartuchoaunluisdeoro;llorabancuando perdían de vista el campanario de su pueblo; huir les parecía cosanaturalyentonceslosjefeslesgritaban:

—¡Arrojadelcalzadoyconservadlosfusiles!

Cuandolesfaltabanmunicionesrezabanelrosarioyselanzabanatomarlasalasarmeríasdelaartilleríarepublicana;posteriormente,Elbéeselaspidióalos ingleses.Cuandoseacercabael enemigo, si teníanheridos losocultabanentrelostrigalesoloshelechos,yterminadalaacciónvolvíanensubusca.Notenían uniformes de ninguna especie; sus vestidos se caían a pedazos, ycampesinos y nobles se cubrían con los trapos que encontraban. RogerMouliniersllevabaunturbanteyundormánquehabíacogidodelvestuariodelteatrodeLaFlèche;elcaballerodeBeauvilliersllevabaunatogadefiscalyunsombrerodemujerencimadeungorrode lana;sinembargo, todos llevabanbanda y cinto blancos, y los grados se distinguían por los diversos nudos.Stofflet tenía un nudo encarnado; La Rochejacquelein negro; Wimpfen,mediogirondino,queporlodemásnuncahabíasalidodeNormandía,llevabaelbrochedeloscarabotsdeCaen.Teníanensusfilasmujeres,comoMadameLescure, que después fue Madame de La Rochejacquelein; Thérèse deMollien,amantedeLaRouarie,quequemólalistadelosjefesdeparroquia;MadamedeLaRochefoucauld,hermosa jovenque, sable enmano, reunía aloscampesinosalrededorde laenorme torredelcastillodePuy-Rousseau;yAntoniette Adams, llamada caballero Adams, tan valiente que, hechaprisionera,selafusiló,perodepie,porrespeto.Aqueltiempoépicofuecruel.Reinaba el furor. Madame de Lescure hacía pasar expresamente su caballosobreloscuerposdelosrepublicanoscaídosencombate,muertos,segúnella,talvezsóloheridos.

Algunos hombres hicieron traición a la causa; las mujeres jamás. LaFleury,actrizdelThéâtre-Français,pasódeLaRouarieaMarat,masporamor.Loscapitaneseranporlogeneraltanignorantescomolossoldados;Sapinaudno sabía ortografía y escribía: tendramos de nuestre vando. Los jefes seodiaban entre sí. Los capitanes del Marais gritaban: “¡Abajo los de lasalturas!”Sucaballeríaerapoconumerosaydifícildeallegar.Puysayeescribe:

Hayhombrequemeentregademuybuenaganasusdoshijos,yseenfríasuentusiasmosilepidounodesuscaballos.

Sus armas eran pértigas, horquillas, hoces, guadañas, fusiles viejos ynuevos, cuchillos demonte, hachas,mazas herradas y claveteadas.Algunosllevaban dos huesos de muerto puestos en forma de aspa. Atacaban dandograndesalaridos;surgíanrepentinamentedetodaspartes,delascolinas,delosbosques, de las cuevas, de las cañadas, formando círculo alrededor del

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enemigo,y cayendo sobre él comoel rayo,matando, exterminando,y luegoesfumándose y desapareciendo. Cuando cruzaban un poblado republicanocortabanelÁrboldelaLibertad,loquemabanybailabanencorroentornoalfuego. Todas sus expediciones eran nocturnas. Regla general del vendeano:presentarse siempre donde menos lo esperan. Caminaban quince leguas ensilencio sin dejar la menor huella de su paso. Por la noche, después deacordado entre los jefes en consejo de guerra el sitio donde habían deacometerporsorpresaalosdestacamentosrepublicanos,cargabansusfusiles,mascullaban sus oraciones, se quitaban los zapatos y desfilaban en largascolumnas por los bosques, descalzos sobre los brezos, sobre el musgo, sinruido,sinpronunciarunasolapalabra,casisinrespirar.Desfiledegatosentrelastinieblas.

VI

ELALMADELATIERRASETRANSMITEALHOMBRE

La Vendée sublevada no puede calcularse en menos de quinientas milpersonas,entrehombres,mujeresyniños.MediomillóndecombatienteseselnúmerocitadoporTuffindeLaRouarie.

Los federalistas auxiliaban aquella sublevación. La Vendée tuvo porcómplice a la Gironda. La Lozère enviaba al Bocage treinta mil hombres.Ocho departamentos se coaligaron, cinco en Bretaña y tres en Normandía.Evreux, que fraternizaba con Caen, estuvo representado en la rebelión porChaumont,sualcalde,yGardembas,unodesusnotables.Brissot,enMoulins;Chassan en Lyon; Rabaut-Saint-Etienne, en Nimes; Meillan y Duchâtel enBretaña,eranotrastantasbocasquesoplabansobreelfuego.

Hubo dos Vendée; la grande, que hacía la guerra de los bosques, y lapequeña, que hacía la guerra de losmatorrales; tal es elmatiz que separa aCharettedeJeanChouan.

LapequeñaVendéeeracándida,lagrandecorrupta;lapequeñavalíamás.Charette,sinembargo,fuenombradomarqués,tenientegeneraldelosejércitosreales y gran cruz de San Luis; Jean Chouan no pasó de ser Jean Chouan.Charetteestápróximoalbandido;JeanChouanalpaladín.

En cuanto a aquellos magnánimos jefes como Bouchamps, Lescure, LaRochejacquelein, todos se equivocaron. El gran ejército católico fue unesfuerzo insensato, que no podía tener consecuencias que no fuesencatastróficas. Figurémonos una tempestad campesina atacando a París, unconjunto de aldeas sitiando el Panteón, una traílla de villancicos y oremus

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ladrandoentornoalaMarsellesa,unenjambredezuecosprecipitándosesobrela región de los talentos. ¿Qué podía suceder? Mans y Savenay castigaronaquella locura. Pasar el Loira era imposible para la Vendée; todo podíahacerlo,menosdaresepaso.Laguerracivilnohaceconquistas;pasarelRhincompleta al César y aumenta a Napoleón, pero pasar el Loira mata a LaRochejacquelein.

La verdadera Vendée es la que se encuentra dentro de su territorio, allídonde,másqueinvulnerable,esinaprensible.Elveandeanoensuterritorioescontrabandista, labrador, pastor, cazador furtivo, salteador, cabrero,campanero,campesino,espía,asesino,sacristányanimalselvático.

LaRochejacqueleinnopasadeserAquiles;peroJeanChouanesProteo.

La rebelión de la Vendée abortó; otras han triunfado. La de Suiza, porejemplo. Hay una diferencia entre el montañés y el campesino insurrectos,entre el suizo y el vendeano y es que, como resultado necesario de lainfluenciadelambienteenqueviven,casisiemprepeleaunoporelideal,yelotroporsuspreocupaciones.Unoseciernesobreelsuelo,elotrosearrastraporél;unocombateporlaHumanidad,elotroporelaislamiento;unoquierelalibertad,elotrolasoledad;unodefiendelacomunidad,elotrolaparroquia.

“¡Comunas, comunas!”, gritaban los héroes de Morat. Uno tiene quehabérselasconlosprecipicios,elotroconlashondonadasylosbarrancos;elunoeshombredetorrentesespumantes,elotrodelosestanquesylascharcas,dedondesalenlasfiebres;unotienesobresucabezaelazuldelcielo,elotrolas ramasde losárbolesy lasmatas; elunoestáelevadosobreunacima,elotrosumergidoenunasombra.

Laeducaciónqueproporcionanlasalturasnoeslamismaquelaquedanlosbarrancos.

La montaña es una ciudadela, el bosque una emboscada; una inspiraaudacia,elotroenseña laencerrona.Laantigüedadponíaa losdiosesen lascumbresya los sátirosen lasespesuras.El sátiroesel salvaje semihombre,semibestia.LospaíseslibrestienensusApeninos,susAlpes,susPirineos,suOlimpo; el Parnaso es un monte, el Mont Blanc era el auxilio colosal deGuillermoTell;enelfondoyporencimadelasinmensasluchasdequeestánllenoslospoemasdelaIndiaseveelHimalaya;Grecia,España,Italia,Suiza,tienenporhechuralamontaña;Cimeria,Germania,Bretañatienenelbosque,yelbosqueesbárbaro.

Laconfiguracióndelsueloaconsejaalhombregranpartedesusactos,yesmás cómplice de lo que se cree. En presencia de ciertos países feroces seinclina uno a disculpar al hombre y a culpar a la creación; el desierto es aveces malsano para la conciencia, sobre todo si está poco ilustrada. La

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concienciapuedesergiganteyentoncescreaaSócratesyJesús,ypuedeserenana, y entonces crea a Atreo y Judas. La conciencia pequeña se haceenseguida reptil; es fatal para ella frecuentar las sombras crepusculares quearrojan los altos árboles, las zarzas, los espinos, los pantanos entre losmatorrales,porqueesallídondeseproducelamisteriosainfiltracióndemalosconsejos.Lasilusionesópticas, losespejismosnoexplicados,elazoramientocausadopor lahoraoel lugar,sumergenalhombreenunaespeciedevaporsemirreligioso,semibestial,queengendraentiemposordinarioslasupersticióny en épocas de violencia la brutalidad. Las alucinaciones llevan la antorchaqueiluminalasendadelasesinato.Elfacciosoestáposeídodeunaespeciedevértigo;laprodigiosaNaturalezatieneunnoblesentido,quedeslumbraalosgrandes talentos y ciega a las almas ignorantes. Cuando el hombre esignorante,cuandoeldesiertoproducevisiones,laoscuridaddelaislamientoseagregaalaoscuridaddelainteligencia,ydeaquíqueseabranabismosenelhombre.Ciertas rocas,ciertosbarrancos,ciertosmatorrales,ciertosclarosdelosbosques, lanochea travésde losárboles, impulsanalhombreacometeractosdelocurayferocidad.Casipodríadecirsequeexistenlugaresasesinos.

¡CuántastragediashapresenciadolasombríacolinaqueestáentreBaignonyPlélan!

Los vastos horizontes inspiran al alma ideas generales; los horizontescircunscritos engendran ideas parciales, lo cual condena a veces a grandescorazonesaserpequeñostalentos;testigodeelloesJeanChouan.

Lasideasgeneralesodiadasporlasideasparciales;ahíradicalaluchadelprogreso.

País, patria, son dos palabras que resumen la guerra de la Vendée,contiendadelaidealocalcontralaideauniversal;campesinoscontrapatriotas.

VII

LAVENDÉEACABÓCONBRETAÑA

Bretaña es unavieja rebelde.Todas las veces que se sublevó endosmilaños tuvorazón; laúltimavez,estabaequivocada.Sinembargo,enrealidad,contra la revolución comocontra lamonarquía; contra los representantes enmisión como contra los gobernadores, duques y pares; contra los asignadoscomo contra las gabelas; cualesquiera que fuesen los combatientes, NicolasRapin,FrançoisdeLaNoue,elcapitánPluviautylaseñoradeLaGarnache,oStofflet,Coquereau,LechandelierdePierreville,alasórdenesdeRohancontraelrey,oa lasdeLaRochejacqueleinenfavordelmonarca,Bretañasiempre

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hacíalamismaguerra,laguerradelespíritulocalcontraelespíritucentral.

Estas antiguas provincias eran un estanque; correr era repulsivo paraaquellasaguasadormecidas;elvientoquesoplabanolograbavivificarlas,sinoirritarlas.EnFinisterreconcluíaFrancia;allíterminabaelterritorioconcedidoalhombre;allísedeteníalamarchadelasgeneraciones.¡Alto!,legritabanelocéanoalatierraylabarbariealacivilización.Cadavezqueelcentro,París,dabaunimpulso,yaprocedentedeltrono,yadelaRepública,yaenarasdeldespotismo,yadelalibertad,eraunanovedadyBretañaseerizaba.Dejadnosen paz. ¿Qué quieren de mí? El Marais tomaba su pértiga y el Bocage sucarabina. Todas las tentativas de Francia, sus iniciativas en leyes, eneducación, susenciclopedias, sus filosofías, susgenios, susglorias,vienenaestrellarse delante del Houroux; el somatén de Bazouges amenaza a laRevolución Francesa; la landa de Faou se subleva contra nuestrastempestuosas plazas públicas, y la campana del Haut-des-Prés declara laguerraalaTorredelLouvre.

¡Terriblesordera!

Lainsurrecciónvendeanaesunlúgubremalentendido.

Escaramuzacolosal,triquiñueladeTitanes,rebelióndesmedida,condenadaa no dejar en la Historia más que un nombre, la Vendée, nombre ilustre ynegrodeunpaísquesesuicidaporlosausentes,quesesacrificaporegoísmo,quepasaeltiempoofreciendoalacobardíaelhomenajedeunvalorinmenso,sin estrategia, sin táctica, sin plan, sin objeto, sin jefe, sin responsabilidad,demostrando hasta qué punto la voluntad puede ser impotente; paíscaballeresco y salvaje; lo absurdo agitado por el instinto de la procreación,fabricandocontralaluzunparapetodetinieblas;laignoranciaoponiéndoseala verdad, a la justicia, al derecho, a la razón, a la emancipación, unaprolongada resistencia bestial; el espanto de ocho años, la desolación decatorcedepartamentos, la devastaciónde camposy cosechas, el incendiodelas aldeas, la ruina de las ciudades, el saqueo de las casas, el asesinato demujeresyniños, la tea incendiariapenetrandoen lascabañasy laespadaenloscorazones,elterrordelacivilización,laesperanzadePitt;talfueaquellaguerra,talfueaquelensayoinconscientedeparricidio.

En suma: la Vendée sirvió a la causa del progreso, demostrando lanecesidad de perforar en todos los sentidos la vieja oscuridad bretona y deatravesar aquella maleza con todas las flechas de la luz a un tiempo. Lascatástrofestienenunamanerasombríadearreglarlascosas.

LibroSegundo

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LOSTRESNIÑOS

I

PLUSQUAMCIVILIABELLA

Elveranode1792fuemuy lluvioso;elde1793resultómuycaluroso.AcausadelaguerracivilyanohabíacaminosdignosdetalnombreenBretaña.Seviajaba,sinembargo,mercedalbuentiempo.Elmejorcaminoesunatierraseca.

Alanochecerdeundíaserenodejulio,comounahoradespuésdepuestoelsol,unhombreacaballoqueveníaporelcaminodeAvranchessedetuvoalapuertadelaposadallamadaLaCruzdeBlanchard,situadaalaentradadePontorson, cuya fachada tenía esta inscripción, que aún se leía en ella hastahacepocosaños:Buenasidraparaservir.Aqueldíaelcalorerabochornoso,peroempezabaasoplaralgodeviento.

El viajero iba envuelto en una amplia capa que cubría la grupa de sucaballo.Llevabaunsombrerodegrandesdimensionesconescarapelatricolor,lo cual era bastante osado en aquel país de cercados y disparos, donde unaescarapelaeraunblancoparaunfusil.Lacapa,anudadaalcuello,dejabalosbrazoslibres,yalentreabrirsepermitíadivisarunafajatricolorylasculatasdedos pistolas que sobresalían de ella. El extremo de un sable asomaba de lacapa.

Al ruidodel caballo que se detenía, se abrió la puerta de la posaday sepresentóelposaderoconunfarolenlamano.Erayalahoradelcrepúsculo,díaenelcaminoynocheenlacasa.

Elposaderomirósobretodolaescarapela.

—¿Osdetenéisaquí,ciudadano?—interrogó.

—No.

—¿Adóndevais,entonces?

—ADol.

—EntalcasovolveosaAvranchesoquedaosenPontorson.

—¿Porqué?

—PorqueenDolhaycombate.

—¡Ah!—dijoelcaballero,yañadió—:Dadleavenaamicaballo.

Elposaderoacercóunagamella,echóenellaunsacodeavenayquitóla

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bridaalcaballo,queempezóaresoplarycomer.

—Ciudadano—volvió a preguntar el posadero—, ¿es de la requisa estecaballo?

—No.

—¿Esvuestro?

—Sí.Lohecompradoylohepagado.

—¿Dedóndevenís?

—DeParís.

—Nodirectamente.

—No.

—Lo creo; los caminos están interceptados. Sin embargo, todavía haycochesdepostas.

—HastaAlençon.Allílodejéyo.

—¡Ah! Al paso que vamos, dentro de poco se habrán acabado en todaFrancia. ¿Qué sucederá, si no hay caballos?Un caballo quevale trescientosfrancoscuestaseiscientos,yelforrajeestáporlasnubes.Yohesidomaestrodepostasyhoymeveoreducidoatabernero.Demiltrescientosmaestrosdepostasqueéramos,doscientoshemostenidoquedejarlo.Ciudadano,¿viajáisconarregloalanuevatarifa?

—Desdeelprimerodemayo.Sí.

—Veintesueldosporpostaenelcoche,doceenelcabrioléycincoenelfurgón.¿EsenAlençondondeadquiristeiselcaballo?

—Sí.

—¿Yhabéisviajadohoytodoeldía?

—Desdeelamanecer.

—¿Ayer?

—Yanteayer.

—Seconoce.HabéisvenidoporDomfrontyMortain.

—YAvranches.

—Creedme,ciudadano.Dejadreposaravuestrocorcelaquí,yhacedlovostambién.Ambosestáismuyfatigados.

—Loscaballostienenderechoaldescanso;loshombresno.

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Lamirada del posadero volvió a fijarse en el viajero.Observó un rostrograve,tranquilo,severo,coronadodecabellosgrises.

Miródespuésalcamino,queestabadesiertoenloquealcanzabalavista.

—¿Viajáissolo?

—Llevounaescolta.

—¿Dóndeestá?

—Aquí:sonmisableymispistolas.

Elposaderofueenbuscadeuncubodeaguaparadardebeberalcaballo,ymientraséstebebía,elbuenhombrecontemplabaalviajero,diciendoparasí:

“Esigual,perotieneairedesercura.”

—¿HabéisdichoquehaybatallaenDol?—prosiguióelcaballero.

—Sí;debehaberempezadoenestosmomentos.

—¿Entrequiénes?

—Entreunex…yotroex.

—¿Cómo?

—Quiero decir que un ex está por la República, pero pelea contra otroex…queestáporelrey.

—Peroyanohayrey.

—¡Estáelpequeño!Perolocuriosoesqueambossonparientes.

Eljineteprestóatención.

—Unoesjoven—prosiguióelposadero—,elotroviejo;unsobrinopeleacontrasutío.Eltíoesrealista;elsobrinopatriota.Eltíomandaalosblancosyel sobrino a los azules. ¡Ah, no se darán cuartel, tenedlo por cierto!Es unaguerraamuerte.

—¿Amuerte?

—Sí,ciudadano.¿Queréisver loscumplidosquesedirigenmutuamente?Ésteesuncartelqueelviejohahechofijarportodaspartes,entodaslascasas,entodoslosárbolesyhastaenmimismapuerta.

Elposaderoacercóelfarolauncartelfijadoefectivamenteenunadelashojasdelapuerta,ycomoestabaengrandescaracteres,elcaballero,desdesumontura,pudoleer:

ElmarquésdeLantenactieneelhonordeinformarasusobrino,elseñorvizcondedeGauvain,que,sielseñormarquéstienelabuenasuertedehacerlo

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prisionero,mandarádelicadamentefusilaralvizconde.

—Y—añadióelposadero—,aquíestálarespuesta.

Segiróyalumbróotrocartelfijadoalaalturadelprimeroenlaotrahojadelapuerta:

GauvainadvierteaLantenacquesilocogeprisioneroloharáfusilar.

—Ayer—continuóelposadero—pegaronelprimercartelenmipuerta,yhoy han pegado el segundo.La respuesta, por consiguiente, no se ha hechoesperar.

Elviajero,amediavoz,ycomohablandoconsigomismo,pronuncióestaspalabras,queelposaderooyó,sincomprenderbiensusignificado.

—Sí, esmás que la guerra dentro de la patria; es la guerra dentro de lafamilia.Esnecesario, y por lomismoconveniente; sólo a este preciopuedeobtenerselagranregeneracióndelospueblos.

Llevándoselamanoalsombrerosaludóalsegundocartelconlavistafijaenél.

—Yaveis,ciudadano—agregóelposadero—,queelcasoeselsiguiente:enlasciudadesyenlasgrandespoblacionesestamosporlarevolución;enloscamposestáncontraella, locualequivaleadecirqueenlasciudadessomosfranceses y en el campo son bretones. Es una guerra de ciudadanos contracampesinos.Ellosnosllamanpapanatas,nosotroslosllamamospalurdos;losnoblesyloscurasestánconellos.

—Notodos—lointerrumpióelcaballero.

—Sin duda, ciudadano, porque aquí tenemos a un vizconde que luchacontraunmarqués.

“Ycreoque,además—añadióparasí—,estoyhablandoconuncura.”

—¿Ycuáldeambosllevaventajaenlalucha?—quisosaberelviajero.

—Hastaahoraelvizconde,perolecuestatrabajo.Elviejoesdurodepelar.AmbossondelafamiliaGauvain,noblesdeestastierras.Lafamiliasedivideen dos ramas; de la primera, el jefe es el marqués de Lantenac, y de lasegunda, el vizconde Gauvain. Hoy las dos ramas se hacen la guerramutuamente,cosaquenoseveentreárboles,peronoesraroentrepersonas.ElmarquésdeLantenacestodopoderosoenBretaña;paraloscampesinosesun príncipe. El día de su desembarco se le unieron siete mil hombres, ydespués,enunasemana, sehansublevado trescientasparroquias.Sihubiesepodido tomar un punto cualquiera de la costa ya habrían desembarcado losingleses.Porfortuna,eseGauvainsehapropuestoimpedirlo,yloextrañodelaaventuraesquesontíoysobrino.Elcomandanterepublicanosiempretiene

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en jaque al tío. La suerte ha querido, además, que ese Lantenac, al llegar,mandandomataraunagranmasadeprisioneros,hicierafusilaradosmujeres,unadelascualesteníatreshijos,quehabíansidoadoptadosporunbatallóndeParís.EstohaindignadodetalsuertealbatallónllamadoElgorrofrigio,quelosquedeélquedan,que,entreparéntesis,sonpocos,estánfuriosos.Sehanincorporado a la columna del comandante Gauvain y nada se les resiste,decididoscomoestánavengara lasmujeresy losniños.Nosesabequéhahecho de ellos el viejo, y esto indigna a los granaderos de París. Si noestuviesendepormedioestascircunstancias,laguerranohabríaadquiridoelcarácterquetiene.Elvizcondeesunjovenbuenoyvaleroso,peroelviejoesunmarqués temible.Los campesinos llamana estaguerra ladeSanMiguelcontraBelcebú.SabréisqueSanMiguelesunángeldelpaís,yqueaquíhayunmontequellevasunombre.Estáenmediodelmar,enlabahía.Dicenquederribó al demonio y lo enterró bajo otro monte que está cerca de aquí,llamadoTombelaine.

—Sí—murmuró el caballero—,TumbaBeleni, la tumbadeBelenus, deBelus,deBel,deBelial,deBelcebú.

“Sabelatín.Nohayduda,escura”,sedijoelposadero.

—Pues bien, ciudadano —añadió luego en voz alta—. Para loscampesinos,ésaeslaguerraqueempiezadenuevo;porsupuesto,SanMigueleselgeneralrealista,mientrasqueBelcebúeselcomandantepatriota.Perosienestohayundiablo,sinduda,esLantenac,ysihayunángel,esGauvain.¿Notomaréisnada,ciudadano?

—Tengoaquímicantimploraymitrozodepan.PerotodavíanomehabéisdicholoqueocurreenDol.

—Helo aquí. Gauvain manda la columna expedicionaria de la costa. ElobjetivodeLantenacerasublevaratodoelpaís,apoyarelmovimientodelaBaja Bretaña desde la Baja Normandía, abrirle la puerta a Pitt y cubrir lasespaldasdelgranejércitovendeanoconveintemil inglesesydoscientosmilcampesinos. Pero Gauvain ha desbaratado este plan dominando la costa,rechazando a Lantenac hacia el interior, e impidiendo a los ingleses quedesembarquen.Lantenacestabaaquí,ydeaquílehadesalojadoGauvain;lehatomado Pontau-Beau, le ha echado deAvranches y le ha impedido llegar aGranville. Ahora maniobra para conducirlo hasta el interior del bosque deFougères y cercarlo en él. Ayer todo iba bien. Gauvain estaba aquí con sucolumna, cuando de repente se supo que el viejo, que esmuy astuto, habíamarchadosobreDol.Si tomaelpuebloyestableceenelmonteunabatería,porque lleva cañones, tendráunpuntode la costaqueofrecer a los inglesesparasudesembarco,ytodosehabráperdido.Poreso,nohabiendouninstantequeperder,Gauvain,quetienetalento,sinrecibirconsejodenadie,sinpedir

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ni esperar órdenes de nadie, mandó tocar salida y enganchar su artillería;formó la tropa, tiró de sable, y ved ahí cómomientrasLantenac se arrojabasobreDol,GauvainsehalanzadocontraLantenac.EnDolvan,pues,achocarestasdosdurascabezasbretonas.Fieroseráelencontronazo.Allíestánahora.

—¿CuántotiemposetardaenllegaraDol?

—Paratropaconbagaje,treshoras;peroyaestánallí.

—Enefecto,creooírfuegodecañón.

Elposaderoprestóatención.

—Sí, ciudadano, y también de fusil. Creo que deberíais pasar aquí lanoche.Allánohaynadabuenoquerecoger.

—Nopuedodetenerme,proseguirémicamino.

—Hacéismal.Noconozcovuestrosasuntos,peroelpeligroesgrande;yanoserquesetratedeloquemásestiméisenelmundo…

—Enefecto,deesosetrata—respondióelcaballero.

—Dealgocomounhijo…

—Casi—dijoelcaballero.

“Sin embargo —dijo para sí el posadero—, este ciudadano me siguepareciendo un cura.” “Aunque —continuó después—, un cura bien puedetenerhijos.”

—Ponedlelabridaalcaballo—ordenóelviajero—.¿Quéosdebo?

Pagó.

El posadero arrimó la gamella y el cubo a la pared y regresó hacia elviajero.

—Yaqueestáisdecididoaseguiradelante,osdaréunconsejo.EstáclaroquevaisaSaint-Malo;puesbien,novayáisporDol.DeaquíaSaint-Malohaydoscaminos:elquepasaporDolyelquevaporlacosta,tanlargounocomootro.EldelacostapasaporSaint-GeorgesdeBrehaigne,ChetrueixeHirel-le-Vivier,dejandoDolalsuryCancalealnorte.Ciudadano,alfinaldeestacallehallaréis el cruce de los dos caminos; el deDol es el de la izquierda; el deSaint-Georges de Brehaigne el de la derecha. Mucho cuidado, no osequivoquéis, ciudadano; sivaisporDolcaeréisen lamasacre.No tornéiselcaminodelaizquierda,sinoeldeladerecha.

—Gracias—dijoelviajero.

Laoscuridaderayacompleta,ysesumergióenlanoche.

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Cuandoelviajerollegóalextremodelacalledondesedividíaelcamino,oyólavozdelposaderoqueleavisaba:

—¡Noloolvidéis,tomadeldeladerecha!

Tomóeldelaizquierda.

II

DOL

Dol, ciudad española de Francia en Bretaña, como la califican losescribanos,noesrealmenteunaciudad,sinounacalle.Unacallelarga,viejaygótica, limitadaaderechae izquierdaporcasasconsoportales,noalineadas,sino formando recodos y salientes; calle, por lo demás, bastante ancha. Elresto de la población es sólo una red de callejuelas relacionadas con laprincipal,quedesembocanenellacomolosarroyosenunrío.Laciudad,sinpuertasnimuralla,abiertaydominadaporelmonteDol,nopodríasostenerunsitio; pero la calle sí.Las prominencias de las casas, que aún se veían hacecincuentaaños,ylossoportalesconsuspilaresaunoyotrolado,constituíanunadefensabastantesólidayresistente.Tantascasas,tantasfortalezas;habíaque tomarlas una a una. La antigua plaza delmercado estaba amitad de lacalle.

El posadero de LaCruz deBlanchard había dicho la verdad.Dol era elescenariodeunaluchafuriosaenelmomentoenquehablabaconelviajero.Había estallado bruscamente un combate nocturno entre los blancos quehabíanpenetradoen lapoblaciónpor lamañanay losazules llegadospor latarde.Lasfuerzaserandesiguales.Losblancoscontabanconseismilhombres,losazulessóloconmilquinientos,peroelencarnizamientoeraelmismoporambaspartes.Y,cosanotable,eranlosmilquinientoshombreslosquehabíanatacadoalosseismil.Deunlado,unagranmuchedumbreconfusa,delotro,unafalange.

De un lado, seismil campesinos con escapularios del Corazón de Jesússobre sus chaquetas de cuero, cintas blancas en sus sombreros redondos,divisascristianasenloshombros,rosariosalacintura, llevandomuchasmáshorquillasquesables,carabinassinbayonetas,arrastrandocañonesatadosconcuerdas,malequipados,pocodisciplinados,malarmados,perofrenéticos.Delotrolado,milquinientossoldadosconsustricorniosconescarapelastricolor,susuniformesdegrandesfaldonesygrandesvivos,eltahalícruzado,elsableconpuñodecobre,elfusilconbayonetacalada,formados,alineados,dócilesyferoces, sabiendo obedecer como hombres que en su caso sabrían mandar,

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tambiénvoluntarios,perovoluntariosdelapatria,rotosysinzapatos.Por lamonarquía campesinos paladinos; por la revolución, héroes descalzos. Cadauna de estas tropas tenía por alma a su jefe. Los realistas, un viejo; losrepublicanosunjoven.Deunaparte,Lantenac;delaotraGauvain.

Larevolución,alladodegigantescasjóvenesfigurascomoDanton,Saint-Just y Robespierre, disponía de jóvenes figuras idealistas como Hoche yMarceau.

Gauvaineraunadeellas.Gauvainteníatreintaaños,cuellodeHércules,lamirada grave de un profesor, y la risa de un niño.No fumaba, no bebía, nijuraba; llevabaa laguerra su tocadordeviaje; cuidabamuchosusuñas, susdientesysussoberbioscabelloscastaños,yenlosaltosquehacíalacolumnasacudía por sí mismo su casaca de comandante agujereada por las balas ycubierta de polvo. Aunque se lanzaba sin reparar en el peligro en lo másenconado de la lucha, jamás lo habían herido. Su voz, muy suave, tomabacuandoeraconvenienteeltonosecodelmando.Dabaejemploasussoldadosacostándoseenelsuelo,expuestoalviento,alalluvia,lanieve,envueltoensucapa y apoyando su hermosa cabeza en una piedra. Era un alma heroica einocente,ysableenmanosetransfiguraba.Teníaaquelaireafeminadoqueenlasbatallasesformidable.

Ademáserapensador,filósofo,estudioso.Alcibíadesparaquienlomiraba;Sócratesparaquienloescuchaba.

EnaquellainmensaimprovisaciónqueconstituyelaRevoluciónFrancesa,elpropioGauvainhabíasidoenseguidajefedeguerra.

Sucolumna,formadaporél,eraunejércitocompleto,aunquepequeño.Secomponíadeinfanteríaycaballería;teníaexploradores,gastadores,zapadores,pontonerosy,aligualquelalegiónromanallevabacatapultas,éldisponíadecañones. Tres piezas bien servidas daban fortaleza a la columna sin restarlemovilidad.

Lantenac era también jefe de guerra, pero de peor especie; a la vezmásreflexivoymásosado.Loshéroesviejosposeenmásfrialdadquelosjóvenesporque están lejos de la aurora, ymás audacia porque se hallan cerca de lamuerte.¡Estanpocoloquepuedenperderconlavida!Deahílasmaniobrastemerarias,almismotiempoqueinteligentes,deLantenac.

Pero en suma, casi siempre el duelo entre el viejo y el joven le dabaventajaaéste.Locualeraefectodelafortuna,enrealidad.Todaslasdichas,aun las más terribles, son patrimonio de la juventud. La victoria es unamuchacha.

LantenacestabaexasperadocontraGauvain;enprimerlugarporqueésteloderrotaba;ensegundo,porqueeraparientesuyo.¿Quéidealehabíadadode

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hacersejacobinoaeseGauvain,esegalopín,suheredero?PorqueelmarquésnoteníahijosyGauvainloeradesusobrino,osea,queeracasisunieto.

—Ah—exclamabaelviejo—,sillegoaponerlelamanoencimalomatarécomoaunperro.

Por lodemás, laRepública tenía razónal temeralmarquésdeLantenac.Apenas desembarcado infundió el terror en todas partes. Su nombre habíacorridoenlainsurrecciónvendeanacomounreguerodepólvora,ysupersonafueelcentroyelalmadelarevuelta.Enunlevantamientodeestanaturaleza,enquecada jefe tienecelosde suscolegasyescogepara sí el teatrode susoperaciones, su bosque, sus barrancos, si llega alguien cuya superioridad esincontestableprontoconsiguereunirlosatodosentornosuyo.

CasitodosloscapitanesdelaspartidasseunieronaLantenac,ydecercaodelejosloobedecían.Unosóloselehabíaseparado,yeraelprimeroquelehabíaprestadoobediencia,Gavard.¿Porqué?PorqueGavarderahombredeconfianza.ConocíatodoslossecretosyhabíaadoptadotodoslosplanesdelaviejaformadecombatirenlaguerracivilqueLantenacacababadesuplantaryreemplazar.Noseheredanlosproyectosdeunhombredeconfianza;elzapatode la Rouarie no venía bien al pie de Lantenac; por esto Gavard se habíareunidoconBonchamp.

Lantenac,comohombredeguerra,pertenecíaalaescueladeFedericoII;quería combinar la guerra grande con la pequeña. No quería ni “una masaconfusa”, como el gran ejército católico y realista, unamultitud destinada asucumbiraplastada,niladispersiónenbosques,barrancosycercados,buenaparahostigaralenemigoperoimpotenteparavencerlo.Laguerradeguerrillasnoacabaconeladversarioolohacemal;comienzaporatacarunaRepúblicayacaba por desvalijar una diligencia. Lantenac no comprendía esa guerrabretona;nolaqueríaalcamporaso,comoLaRochejaquelein,nihechatodaenlos bosques, como Jean Chouan. Ni Vendée ni Chouanería. Quería laverdaderaguerra:servirsedelcampesino,sí,masparaapoyarloenelsoldado;quería partidas para la estrategia y regimientos para la táctica. Considerabaexcelentes, para la emboscada y la sorpresa, a aquellos ejércitos decampesinos que en un momento podían reunirse y al otro momentodispersarse; pero los consideraba también demasiado fluidos, demasiadofácilesdeescapársele,comoelagua,deentre lasmanos,ydeseabacrearunpuntosólido,enaquellaguerraflotanteydifusa,añadiendoalejércitosalvajede los bosques una tropa regular que fuese el pivote de maniobras de loscampesinos. Pensamiento profundoy terrible, que habría hecho a laVendéeinexpugnabledehabertenidoéxito.

¿Perodóndehallarunatroparegular?¿Dóndeencontrarsoldados?¿Dónderegimientos?¿Dóndeunejércitoyaorganizado?EnInglaterra.Deaquílaidea

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fija de Lantenac: conseguir que desembarcaran los ingleses. Así capitula laconciencia de los partidos; así la escarapela blanca en Lantenac servía demáscaraaluniformecolorado.Lantenacnoteníamásqueunaidea:apoderarsedeunpuntodellitoralyentregárseloaPitt.Poresto,viendoaDolsindefensa,se arrojó sobre aquella población a fin de tener gracias a Dol su monte, ygraciasalmonte,lacosta.

Elsitioestababienelegido.ElcañónenelmonteDolbarreríaporunladoel Fresnois, por otro, a Saint-Brelade; mantendría a distancia el crucero deCancale y dejaría libre para el desembarco toda la playa desde Raz-sur-CouesnonaSaint-Mêloir-des-Ondes.Paraeléxitodeestadecisivaoperaciónllevabaconsigoalgomásdeseismilhombres,losmásrobustosdelaspartidasde que disponía, con toda su artillería, compuesta de diez culebrinas de adieciséis,unabastardadeaocho,yunpedrerodeacuatro.PensabaconestaspiezasestablecerunapotentebateríaenelmonteDol,siguiendoelprincipiode que mil tiros disparados con diez cañones producen más efecto quequinientosdisparadosconcinco.

El éxito parecía seguro. Eran, como se ha dicho, seis mil hombres. NohabíaquetemermásqueaGauvainysusmilquinientossoldadosporlapartedeAvranches,yaLéchelleporlapartedeDinan.EsverdadqueLéchelleteníaveinticincomilhombres,perosehallabaaveinteleguasdedistancia.Lantenacestaba tranquilo respecto a Léchelle, a causa de la enorme distancia queneutralizaba el efecto del gran número, y respecto a Gauvain, a causa delpequeñonúmero,queneutralizabalaescasadistancia.AñadamosqueLéchelleeraimbécilyqueposteriormentehizoaplastarasusveinticincomilhombresenlaslandasdelaCroix-Bataille,derrotaquepagóconelsuicidio.

Lantenac tenía una seguridad completa en el resultadode sus planes.Suentrada en Dol fue brusca y dura. El marqués de Lantenac tenía fama deterrible,y sabiendoqueera inexorableno se leofreció lamenor resistencia.Los habitantes, aterrorizados, se encerraron en sus casas. Los seis milvendeanosseinstalaronenlapoblaciónenunaconfusióndecampesinos,casicomoenunaferia,sinfurrieles,sinalojamientosseñalados,vivaqueandoportodaspartes,cociendoelranchoalairelibre,desparramándoseporlasiglesiasy abandonando los fusiles por los rosarios. Lantenac se dirigióapresuradamenteconalgunosoficialesdeartilleríaareconocerelmonteDol,dejandomomentáneamenteelmandoaGouge-le-Bruant,nombradoSargentodeBatalla.

Este Gouge-le-Bruant ha dejado una huella de sí, aunque vaga, en laHistoria.Teníadosapodos:Matazules,acausadesuscarniceríasdepatriotas,e Imânus, porque poseía algo extraordinariamente horrible en su persona.Imânus deriva de “immanis”, una antigua palabra del bajo normando quedesignaa la fealdadhumana,casidivinapor loespantosa;eseldemonio,el

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sátiro,elogro.Unantiguomanuscritodice:Demisdioses,viaImânus.Losancianos del Bocage no saben hoy ya quien fueGouge-le-Bruant ni lo quesignificamatazules,perotienenunaidea,aunqueconfusa,Imânus,quefiguraen todas las supersticiones locales. Todavía se habla Imânus en Trémorel yPlumaugat,dospoblacionesenqueGouge-le-Bruantdejólahuelladesupasofatídico.EnlaVendéelosotrosjefeseransalvajes,peroGouge-le-Bruanteraunbárbaro.Unaespeciedecaciquecon lapielpintadadecrucesyfloresdelis, y en cuyo rostro brillaba el fulgor repugnante y casi sobrenatural de unalmaquenoseparecíaaningunaotra.Erainfernalmenteaudazenelcombate,yatrozdespués;corazónllenodetortuosidades,capazdetodoslossacrificiose inclinado a todos los furores. ¿Razonaba? Sí, pero en espiral, como seyerguen lasserpientes.Hablabadeheroísmoparaacabarenelasesinato;eraimposible adivinar qué inspiraba sus resoluciones, a veces grandiosas por elmismo exceso de su monstruosidad; capaz de todo lo horriblementeinesperado,teníaunaferocidadépica.DeaquíelmotedeformedeImânus.Elmarqués de Lantenac confiaba en su crueldad. En efecto, Imânus excedía atodosencrueldad,peroenestrategiaytácticaeramenossuperior,ytalvezelmarquéserrónombrándoleSargentodeBatalla.Detodosmodos,Imânusfueelencargadodereemplazarleyvigilarlotodo.

Gouge-le-Bruant,másguerreroquemilitar,eraunhombreapropósitoparadegollar una tribu, mas no tanto para defender una ciudad. Sin embargo,estableciósusguardias.

Alanochecer,cuandoelmarquésdeLantenacregresódereconocerelsitiodondepensabaemplazarlaproyectadabatería,lesorprendióelestampidodelcañón.MiróhaciaDol.Unahumaredarojaselevantabaenlacalleprincipal.Habíasorpresa,irrupción,asalto.Secombatíaenelpueblo.

Aunque no se espantaba con facilidad, permaneció unos momentosestupefacto.Noesperabanadasemejante.¿Quépodíaser?Evidentemente,noeraGauvainquienatacaba.Unonoatacafácilmenteacuatro.¿SeríaLéchelle?Pero…¡quémarchatanforzada!Léchelleeraimprobable;Gauvainimposible.

Lantenac hizo acelerar el paso de su caballo. En el camino tropezó conhabitantes que huían.Les preguntó.Habían enloquecido de terror.Gritaban:¡Losazules,losazules!

Cuandollegó,lasituacióneracomprometida.

Veamosloocurrido.

III

PEQUEÑOSEJERCITOSYGRANDESBATALLAS

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AlllegaraDol,loscampesinossedesparramaronporlaciudad,haciendocada uno lo que le vino en gana, como sucede cuando “se obedece poramistad”, según el dicho de los vendeanos. Género de obediencia que hacehéroes,peronosoldados.Habíanresguardadosuartilleríay losbagajesbajolosportalesdelantiguomercado,ycansados,comiendo,bebiendoyrezandoelrosario, se tendieron sin orden por la calle,más obstruida que guardada.Alcaer la noche la mayoría se durmió, teniendo por almohadas los morrales,algunos con sus mujeres al costado, porque con frecuencia las campesinasseguían a sus maridos; en la Vendée las mujeres embarazadas servían deespías.

Era una apacible noche de julio; las constelaciones resplandecían en eloscuroazuldelfirmamento,ytodoaquelvivac,quemásqueelcampamentodeunejércitoparecíaelreposodeunacaravana,seabandonópacíficamentealsueño.De repente, a ladébil claridaddel crepúsculo, losqueaúnnohabíancerradolosojosvierontrespiezasdeartilleríaenfilandolacalleprincipal.

EraGauvain.Habíasorprendidoaloscentinelas;entrabaenlaciudadyseapoderabaconsucolumnadelacabezadelacalle.

Un campesino se levantó y gritó “¡quién vive!”, disparando el fusil. Elcañón respondióaaqueldisparo,yentonces irrumpióel fuegodemosquete.Toda aquella multitud adormecida se despertó sobresaltada. Dura sacudida,dormirsebajolasestrellasydespertarbajolametralla.

Elprimermomentofueterrible;nadamástrágicoqueelazoramientodelamultitudbajounalluviadebalas.Todosacudieronalasarmas;unoscorrían,otros gritaban, muchos caían. Los que estaban de guardia no sabían lo quehacíany sedisparabanunosaotros.Algunos, aturdidos, salíande lascasas,volvían a entrar y a salir, vagaban en medio del tumulto sin saber dóndesituarse; losmiembrosdecada familiase llamabanybuscabanmutuamente;combatelúgubreenelquesemezclabanmujeresyniños.Lasbalassilbabanportodaspartes;elfuegodefusilpartíadetodoslosrinconesoscuros;todoerahumo y confusión, que aumentaba al haberse encordado los furgones y lascarretas.Loscaballosseagitaban.Losheridossepisaban.Seoíanaullidosdedolor. Horror de unos, estupor de otros. Los soldados y los oficiales sebuscaban.Enmediodetodoaquello,sombrasindiferentes.Unamujerdabaelpecho a un recién nacido, sentada junto a una pared contra la cual se habíarecostadoelmarido,conlapiernarotaychorreandosangre,mientrascargabala carabina y disparaba hacia la oscuridad. Hombres echados boca abajohacían fuego por entre las ruedas de las carretas. De cuando en cuando selevantabaelclamordeunagranconfusión;perolavozdelcañónlodominabatodo.¡Eraterrible!

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Como árboles cortados en un bosque, iban cayendo unos tras otros.Gauvain, parapetado, llenaba de metralla a sus enemigos, sobre seguro,perdiendopocagente.

Sinembargo,elintrépidodesordendeloscampesinosacabóporponerseala defensiva. Se replegaron bajo las bóvedas del mercado, vasto reductooscuro,bosquedepilaresdepiedra.Allísehicieronfirmes,porquetodoloqueparecíabosque lesdabaconfianza. Imânussuplíacomopodía laausenciadeLantenac. Tenían cañones, pero no se servían de ellos, lo cual admiraba nopocoaGauvain.Sedebíaaquelosoficialesdeartilleríahabíanacompañadoalmarquésal reconocimientodelmonteDol,y los centinelasno sabíanquéhacerconlasculebrinasybastardas;secontentaronconenviarunalluviadebalas a los azules que los cañoneaban. Los campesinos respondían confusileríaalametralla;eranelloslosquefinalmenteestabanmejorparapetados,porque habían amontonado los carros, las carretas, los equipajes, todas lasbarricas viejas del mercado, improvisando una barricada muy alta conaspilleras,pordondepasabansuscarabinas.Desdeellaselfuegodefusileramortal,ytodoseejecutódiestramente,demodoque,alcabodeuncuartodehora,elmercadosehabíaconvertidoenunafortalezainexpugnable.

La situación se había vuelto grave para Gauvain. No esperaba versúbitamentetransformadalaplazadelmercadoenciudadela.Loscampesinosestabanallí,apretadosysólidos.Lasorpresahabíatenidoéxito,peroladerrotadelenemigoparecíaimposible.

Echó pie a tierra. Atento a lo que pasaba, con la espada en el puño ycruzado de brazos al resplandor de una antorcha que iluminaba la batería,contemplóaquellaoscuraeimprovisadafortificación.

Su elevada estatura, rodeada de luz, le hacía visible a los defensores,sirviendodeblancoasustiros,perohacíacasoomisodeestacircunstancia.

LasgranizadasdebalasqueenviabalabarricadacaíanentornoaGauvain,quecontinuabapensativo.Contraaquellascarabinasélteníacañones,ylabaladecañónconcluyepor tenersiemprerazón;elquedisponedeartillería tieneseguralavictoria.Subatería,bienservida,leasegurabalasuperioridad.Peroderepente,delmercadosumidoen tinieblas,salióunresplandor,seoyóunadetonacióncomoladeunrayo,yunabaladecañónfueaperforarelmurodeunacasasobrelacabezadeGauvain.

Labarricadarespondíaalcañónconelcañón.

¿Quépasaba?Aquelloeranuevo;laartilleríayanoeradeunosólodeloscombatientes.

Unasegundabalasiguióalaprimera,yendoaestrellarseenlapared,cercadeGauvain.Latercerahizovolarsusombrero.

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Aquellas balas eran de grueso calibre, procedían de una pieza de adieciséis.

—Osapuntan,micomandante—leadvirtieronlosartilleros.

ApagaronlaantorchayGauvain,pensativo,recogióelsombrero.

Había,enefecto,quienapuntabaaGauvain:Lantenac.

Elmarqués acababade llegar a la barricadapor el ladoopuesto. Imânuscorrióhaciaél.

—Noshansorprendido,señor.

—¿Quiénes?

—Nolosé.

—¿EstálibreelcaminodeDinan?

—Creoquesí.

—Esprecisocomenzarlaretirada.

—Yahaempezado.Muchosestánlejosdeaquí,asalvo.

—Nosetratadesalvarse,sinoderetirarse.¿Porquénoponéisenjuegolaartillería?

—Todoshanperdidolacabeza,ynoteníamosoficiales.

—Ahoravoyyo.

—Señor,heenviadoaFougèresloquehepodidodeimpedimenta:bagajes,mujeres,niños…todoloinútil.¿Quéhacemosdelostresprisioneros?

—¿Losniños?

—Sí.

—Sonnuestrosrehenes.EnviadlosalaTourgue.

Dichoesto,elmarquéssedirigióalabarricada,yyaallí,todocambiódecara.La barricada no era adecuada para la artillería, no había sitiomás queparadoscañones;elmarquésmandóensancharlasaspillerasypusoenbateríadospiezasdeadieciséis.Al inclinarsesobreunadeellas,observandopor latroneralabateríaenemiga,divisóaGauvain.

—¡Esél!—gritó.

Entoncescogióélmismoelescobillónyelatacador,cargólapieza,fijóelfrontóndemira,apuntóydisparó.

Tres veces fijó en su sobrino la puntería y tres veces erró el blanco. LaúltimasóloconsiguióderribarelsombrerodeGauvain.

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—¡Torpe!—murmuróLantenac—.Deapuntarunpocomásbajolevuelolacabeza.

Entoncesseapagólaantorchaynopudoapuntarmásquealastinieblas.

—¡Maldición! —exclamó, y volviéndose a los que servían las piezas,ordenó—.¡Fuegodemetralla!

Gauvain,porsuparte,noandabamenossolícito.Lasituaciónseagravaba,presentando el combate un nuevo giro. La barricada lo cañoneaba. ¿Noestarían a punto de pasar los defensores a la ofensiva? Tenía delante de sí,descontandolosmuertosylosfugitivos,almenosacincomilcombatientes,ysutropasehallabareducidaamildoscientoshombresútiles.¿Quéseríadelosrepublicanossielenemigoalcanzabaaversucortonúmero?Lospapelesseinvertiríanenbreve; losacometedoresseríanacometidos,ysi losdefensoresefectuabanunasalida,todosehabríaperdido.

¿Qué hacer? No había que pensar en atacar la barricada de frente; unataquealabravaeraunaquimera;mildoscientoshombresnoarrojandesusposicionesacincomil.Porotraparte,siunabruscaacometidaeraimposible,esperarerafunesto.Eraprecisodecidirseyacabardeunavezlapartida,¿perocómo?

Gauvaineradelpaís;conocíalapoblaciónysabíaqueelantiguomercado,dondesehabíanfortificadolosvendeanos, teníaasusespaldasundédalodecallejuelasestrechasytortuosas.

Se volvió hacia su segundo, el valiente capitán Guéchamp, famosomástardeporhaber limpiadode insurrectoselbosquedeConcise,patriadeJeanChouan,yporhaberimpedidolatomadeBourgneuf,cerrandoelcaminodellagodeChainealosrebeldes.

—Guéchamp,osentregoelmando;hacedtodoelfuegoquepodáis;abridbrechaenlabarricadaacañonazos,yatraeroslaatencióndeesagentuza.

—Comprendido.

—Formaddespuésencolumnacerrada,armascargadas,bayonetacalada,yestaddispuestoparaelataque.

DespuésañadióunaspalabrasaloídodeGuéchamp.

—Entendido—repusoéste.

—¿Estántodosnuestrostamboresenpie?—inquirióGauvain.

—Sí.

—Haynueve;quedaoscondos,yomellevarésiete.

LossietetamboresformaronensilenciodelantedeGauvain.

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—¡Adelante,batallóndelGorroFrigio!—gritóelcomandante.

Docehombres,unodeellossargento,salierondeentrelasfilas.

—Aquíestátodoél—dijoelsargento.

—¡Nosoismásquedoce!

—Noquedamosmás.

—Bien—dijoGauvain.

AquelsargentoeraelbruscoyhonradoRadoub,elquehabíaadoptadoennombredelbatallónalostresniñosencontradosenelbosquedelaSaudraie.

SerecordaráquesólomediobatallónhabíasidoexterminadoenHerbe-en-Pail,yRadoubtuvolasuertedenoestarallí.

Cerca de ellos había un furgón con forraje. Gauvain se lo señaló alsargento.

—Envolvedconpajaloscañonesdelosfusiles,afindequenoproduzcanruidosichocanentresí.

Un minuto después estaba cumplida la orden en la oscuridad y ensilencio…

—Yaestáhecho—dijoelsargento.

—Soldados,despojarosdevuestroszapatos.

—Notenemos—dijoelsargento.

Eran, incluyendo en la cuenta los siete tambores, diecinueve hombres,siendoGauvainelvigésimo.

Gritó:

—Haced una fila. Seguidme. Primero los tambores, después el batallón.Sargento,vosmandaréiselbatallón.

Secolocóalacabezadelacolumna,ymientraselcañoneocontinuabaporambas partes, aquellos veinte hombres, sin hacer el menor ruido, comosombras,seintrodujeronporlascasidesiertascallejuelas.

Asímarcharonciertotiempo,serpenteandoalolargodelasparedesdelascasas.Todoparecíamuertoenlapoblación;loshabitantessehabíanescondidoenlascavas.Todaslaspuertasestabanatrancadas;nohabíaunasolaventanaabiertaniunaluzenpartealguna.

En medio de tanto silencio, en la calle principal se oía un clamorespantoso; el combate de artillería continuaba, y la batería republicana y labarricadarealistaseescupíanmutuamenteconrabiatodasumetralla.

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Después de veinteminutos demarcha tortuosa,Gauvain, que en aquellaoscuridadcaminabaconpaso seguro, llegóal extremodeunacallejuelaquedesembocabaenlacalleprincipal,aespaldasdelmercado.

Habíarodeado laposición.Poraquel ladonosehabía levantadoningunatrinchera; tal es la eterna imprudencia de los constructores de barricadas.Elmercado estaba abierto y podía penetrarse bajo sus pórticos, donde estabanenganchados varios carros con equipajes, dispuestos a partir.Gauvain y susdiecinueve hombres tenían delante de sí a los cincomil vendeanos, pero deespaldasynodefrente.Gauvainhablóenvozbajaalsargentoyseliberólapajadelosfusiles;losdocegranaderosseapostarondetrásdelaesquinadelacalle, y los siete tambores esperaron la señal con las baquetas suspendidassobre el parche. Las descargas de artillería eran intermitentes. De repente,aprovechandounintervaloentredosdetonaciones,Gauvainlevantólaespadayconvozqueenaquelsilencioresonócomoeltoquedeclarín,exclamó:

—¡Doscientoshombrespor laderecha,otrosdoscientospor la izquierda!¡Losdemásporelcentro!

Losdocetirospartieronylostamborestocaronalacarga.

—¡Alabayoneta!¡Carguen!

Elefectofueinaudito.

Todaaquellamasacampesinacreyóqueestabacortadaporlaespalda,yseimaginó perseguida por un ejército. Al mismo tiempo, al redoble de lostambores, la columnaqueocupaba la entradade la calle principal,mandadaporGuéchamp,respondiótocandoalacargayarrojándosealacarreracontralabarricada.Loscampesinossejuzgaronentredosfuegos.Elpánicoaumentadesmesuradamentelasproporciones,yenélunpistoletazoarmamásruidoqueuncañón;todoclamoresunfantasma,ysetomaporrugidodeleónelladridodeunperro.Añádaseaestoqueenelcampesinoeltemorprendeconlamismafacilidad con que se prende fuego a una cabaña; y así como es fácil que elfuegodeunasastillasseconviertaenincendio,enloscampesinoselpánicoseconvierteenderrota.Fueunahuidaformidable.

En pocos momentos, el mercado quedó desierto. Los combatientes,aterrados,perdieronlaformación;losoficialesnopodíanhacernada;Imânusmatóinútilmenteadosotresfugitivos;portodaspartesseoíagritarSálvesequienpuedayaquelejércitosedispersóporloscamposcomoatravésdelosagujerosdeuncedazo,conlarapidezdeunanubearrastradaporelhuracán.

Unos huyeron hacia Châteauneuf, otros hacia Plerguer, y otros haciaAntrain.

El marqués de Lantenac vio aquella derrota. Clavó por su mano los

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cañonesyseretiróelúltimo,lentayfríamente,exclamando:

—Estávisto,loscampesinosnosirven.Necesitamosalosingleses.

IV

PORSEGUNDAVEZ

Lavictoriafuecompleta.

—Soisdoce—lesdijoGauvaina losdelGorroFrigio—,perovaléispormil.

Una palabra semejante del jefe era como la cruz de honor en aquellostiempos.

Guéchamp, enviado por Gauvain, se lanzó fuera de la población, enpersecucióndelosfugitivos,ehizomuchosprisioneros.

Se encendieron antorchas y se registró la ciudad. Todos los que nopudieron evadirse se rindieron. Se iluminó la calle principal por medio decazuelasdeseboconmechas;estabaatestadadecadáveresyheridos.Elfinaldel combate seprolonga siempreunpocoyhayqueefectuaresfuerzosparaacabarlodefinitivamente;algunosgruposdesesperadosaúnresistían,peroloscercaronydepusieronlasarmas.

Gauvainobservóenlaconfusióndesenfrenadadeladerrotaaunhombreintrépido, una especie de fauno ágil y robusto que protegía la fuga de losdemás,sinquererhuirporsuparte.Seservíamagistralmentede lacarabina,baleandoconelcañónyaplastandoconlaculata,deformaquepocodespuéslaquebró.A lasazón teníaunapistolaenunamanoyunsableen laotra,ynadieseatrevíaaponerseasualcance.Derepente,Gauvainleviovacilaryrecostarse contra un poste de la calle; acababa de recibir una herida, perocontinuó empuñando el sable y amenazando con la pistola.Gauvain, con laespadabajoelbrazo,fuehaciaél.

—Ríndete—ledijo.

El otro lo contempló fijamente; la sangre, que resbalaba por su cuerpo,formabauncharcoasuspies.

—Eresmiprisionero—insistióGauvain.

Elhombrecontinuócallado.

—¿Cómotellamas?

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—Baile-en-la-Sombra—repusoelprisionero.

—Eresunvaliente—leespetóGauvain,tendiéndolelamano.

—¡Viva el rey!—replicó el otro, y reuniendo todas sus fuerzas, levantóambos brazos a un tiempo, apuntó al corazón de Gauvain con la pistola ydisparó,altiempoqueledirigíaunsablazoalacabeza.

Todolohizoconlaceleridaddeltigre,perohubootroqueanduvoaúnmásligero. Fue un jinete que acababa de llegar hacía unos momentos, sin quenadiereparaseenél.Aquelhombre,alverqueelvendeanolevantabaelsableylapistola,searrojóentreélyGauvain,ysalvóaéstedeunamuertesegura.El caballo recibió la bala y el hombre el tajo, cayendo ambos en tierra. Elvendeano también se desplomó junto al poste. El sablazo le había dado alrecién llegado en el rostro, haciéndole caer desmayado. El caballo estabamuerto.

—¿Quiénesestehombre?—preguntóGauvain.

Lomiró;lasangredelaheridaleinundabaelsemblante,cubriéndoloconunamáscararoja.Eraimposibledistinguirsusfacciones,noviéndosemásquesuscabellosgrises.

—Este hombre me ha salvado la vida —añadió Gauvain—. ¿Hay aquíalguienqueloconozca?

—Micomandante—repusounsoldado—,este individuoacabadeentrarenelpueblo.Yolohevistollegar.VeníaporelcaminodePontorson.

El cirujanomayor de la columna llegó con sumaletín. El herido seguíadesmayado.Elcirujanoloexaminó.

—Noesnada.Unsimplecorte;coseremoslaheridaydentrodeochodíasyaestaráconvaleciente.Hasidounbuentajo.

El herido llevaba capa, faja tricolor, pistolas y sable.Lo tendieron sobreunasparihuelas,lodesnudaron,trajeronuncubodeaguafrescayelcirujanolavólaherida.Alcomenzaradistinguirsusfacciones,Gauvaincontemplóalheridoconprofundaatención.

—¿Trae papeles consigo? —preguntó. El cirujano tentó el bolsillo delpechoysacóunacarteraqueentregóaGauvain.

Entretanto,elherido,reanimadoporelaguafría,volvíaensíyempezabaa mover los párpados. Gauvain registró la cartera y, hallando una hoja depapel,concuatrodobleces,ladesdoblóyleyó:

ComitédeSaludPública.ElciudadanoCimourdain…

Alleerestenombre,eljovenlanzóungrito.

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—¡Cimourdain!

Aquelgritohizoabrirlosojosalherido.Gauvainestabaconmovido.

—¡Cimourdain!¡Soisvos!Porsegundavezmesalváislavida.

Cimourdain escrutaba el rostro de Gauvain. Un inefable resplandor dejúbiloiluminabasurostroensangrentado.

Gauvaincayóderodillasanteelherido,exclamando:

—¡Miqueridomaestro!

—Tupadre—replicóCimourdain.

V

LAGOTADEAGUAFRÍA

No se habían visto en muchos años, pero sus corazones no se habíanseparadojamásysereconocieroncomosisehubierandespedidolavíspera.

SehabíaimprovisadounhospitalenelayuntamientodeDol.AllíllevaronaCimourdain,instalándoloenunacamadeungabinetecontiguoalagransalageneral.Elcirujanoque lereconoció laheridapusofina lasexpansionesdeambos amigos, indicando que era necesario que Cimourdain durmiera. Porotra parte, mil quehaceres, que constituyen los deberes y cuidados de lavictoria, reclamaban la presencia de Gauvain. Se quedó, pues, sóloCimourdain,peronopodíadormir,porqueteníadosclasesdefiebre;ladelaheridayladelaalegría.

Nodurmióy,sinembargo,nocreíaestardespierto.¿Eraposible?Susueñose había realizado.Él, que era de los que no creían en la realización de lasilusiones,teníalasuyaconvertidaenhechoreal.HabíaencontradoaGauvain;lo dejó niño y lo hallaba hombre; y hombre grande, temible, intrépido,triunfador,y triunfadorpor lacausadelpueblo.GauvaineraenlaVendéeelpuntode apoyode la revolucióny era él,Cimourdain, quienhabía formadoaquellacolumna,aquelpuntaldelaRepública.

Aquelvencedorerasudiscípulo.Cimourdainveíairradiarsupensamientoatravésdeaqueljovendestinadoquizásalpanteónrepublicano.Sudiscípulo,el hijode su espíritu, erayaunhéroey seríadentrodepocounagloria.Leparecía aCimourdainqueveía supropia almahechagenio.AcababadeverporsímismocómohacíaGauvainlaguerra;eracomoQuirónviendopelearaAquiles; relación misteriosa entre el sacerdote y el centauro, porque elsacerdotetambiéntienesólomediocuerpodehombre.

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Todaslascircunstanciasextraordinariasdelaaventura,unidasalinsomnioqueleocasionabalaherida,llenabanlamentedeCimourdaindeunaespeciede embriaguez misteriosa. Se alzaba magnífico un joven destino, y lo queaumentaba su profundo júbilo era que tenía plenos poderes sobre aqueldestino.Un triunfomás, como el que acababa de presenciar, yCimourdain,con una sola palabra, podía hacer que la República le confiase al joven elmandodeunejército.Nadadeslumbra tantocomo laadmiracióndeverquetodo sale bien.Era aquélla la época en que todos tenían su sueñomilitar, ycada cual quería ser general. Danton quería hacer general a Westermann;MarataRossignol;HébertaRonsin;Robespierre,destrozarlosatodos…¿Porqué,pues,nohedehaceryogeneralaGauvain?,pensabaCimourdain.

Teníaantesíuncampoilimitado;pasabadeunahipótesisaotra,y todoslosobstáculossedesvanecíanantesupensamiento.Unavezenestasenda,ypuesta la imaginación en este tono, no es posible detenerla; la subida esinfinita,separtedelhombreysellegaalastro.Ungrangeneralnoesmásqueunjefedelejército;peroungrancapitánes,almismotiempo,unjefedeideas.Pues bien: Cimourdain veía en Gauvain a un gran capitán. Le parecía ya,porque la imaginaciónvueladesenfrenada,verloenelocéano,dandocazaalos ingleses; en el Rhin castigando a los reyes del norte; en los Pirineos,rechazando a los españoles; en los Alpes, dando a Roma la señal parasublevarse. Había en Cimourdain dos sujetos diversos: uno tierno y otroinsensible,yambossesentíangozosos,porquesiendoloinexorablesuideal,almismo tiempoqueveíaaGauvainmagnífico, loveía terrible.Pensabaentodo lo que debía destruirse antes de construir, y ciertamente aún no habíallegado la hora del enternecimiento. “Gauvain estará a la altura quecorresponde”, pensaba, según frase de la época. Se figuraba a Gauvainaplastando con el pie las tinieblas, cubierto de una coraza de luz, conresplandor de meteoro en la frente, abriendo las grandes alas ideales de lajusticia, la razón y el progreso, y con la espada en la mano, ángel, peroexterminador.

Enlomásprofundodesuilusión,queeracasiunéxtasis,oyóporlapuertaentreabiertaquehablabanenelsalóncontiguoyreconociólavozdeGauvain.Aquellavoz, apesarde los añosde ausencia, había resonado siempre en sucorazón, y la voz del niño conserva su timbre especial, aun después de sutransformaciónenvozdehombre.Escuchó;primero,oyóunrumordepasos;luego,lavozdeunsoldadoquedecía:

—Mi comandante, este hombre es el que disparó contra vos. En laconfusiónseescondióenunacueva,dondelohemoshallado.

CimourdainoyóentoncesestediálogoentreGauvainyelhombre.

—¿Estásherido?

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—Estoylobastantebienparaserfusilado.

—Metedloenunacama;quelocuidenylocuren.

—Quieromorir.

—Vivirás.Túhasqueridomatarmeennombredelrey,yyoteperdonoennombredelaRepública.

UnasombrapasóporlafrentedeCimourdain,queexperimentólamismasensaciónquesidespertasesobresaltado,ymurmuróconsiniestratristeza:

—Sí,escompasivo.

VI

PECHOCURADO,CORAZÓNSANGRANTE

Un corte se cura pronto; pero había en otro lugar una persona másgravementeheridaqueCimourdain,yeralamujerfusiladayrecogidaporelmendigoTellmarchenelgrancharcodesangredelagranjadeHerbe-en-Pail.

La herida de Michelle Fléchard era más peligrosa de lo que Tellmarchcreyera en principio. Al agujero de la bala que tenía encima del senocorrespondía otro agujero en el omóplato; almismo tiempo que una bala lehabía roto la clavícula, otra le atravesó el hombro; pero como la herida nointeresabaalpulmón,pudocurarse.Tellmarcheraun“filósofo”,palabraqueusabanloscampesinos,quesignificabaunpocomédicoyunpococirujano…y algo brujo. Cuidó aMichelle en su caverna de fiera y en su camastro dehierbas,conesascosasmisteriosasquesellaman“naturales”,ygraciasasuscuidadossobrevivió.

Laclavículasesoldó;lasheridasdelpechoyelhombrosecerraron,yalcabodeunassemanaslaenfermaentróenlaconvalecencia.

Unamañanapudosalirdelacueva,ayudadaporTellmarch,ysentarsealpie de un árbol. Tellmarch apenas sabía nada de ella; las heridas del pechoexigen silencio y durante la semi-agonía que precedió a la curación, apenashabíapronunciadolaenfermaunaspalabras.Cuandoqueríahablar,Tellmarchla obligaba a guardar silencio. Pero tenía un pensamiento fijo, y Tellmarchobservaba en sus ojos un vaivén de ideas sombrías y dolorosas. Aquellamañana,Michellesesentíafuerteycasipudoandarsola.Unacuraciónesunaespeciedepaternidad,yTellmarchlacontemplabaconlasatisfacciónconqueunpadremiraasuhija.Aquelbuenviejosonrió,aldecir:

—Muybien,yaestamoslevantados,yanohayheridas.

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—Sóloenelcorazón—replicóMichelle.

Yañadió:

—¿Entoncesnosabéisdóndeestán?

—¿Quiénes?

—Mishijos.

Aquel“entonces”expresabatodounmundodepensamientos.Significaba:“puestoquenomehabláisdeellos,puestoquedesdehacetantosdíasestáisamiladosinabrirlaboca;puestoquemehacéiscallarcadavezqueyoquieroromper el silencio; puesto que parecéis temer que yo os hable, es que nadatenéisquedecirme”.

Con frecuencia, durante la fiebre, en el extravío, en el delirio, habíallamado a sus hijos, viendo claramente, porque incluso en el delirio seefectúanciertasobservaciones,queelancianonolerespondía.

Y, en efecto,Tellmarch, no sabía qué decirle.No es fácil hablarle a unamadrede sushijosdesaparecidos.Además¿qué sabíadeellos?Nada.Sabíaqueunamadrehabíasidofusilada;quelahabíanhalladotendidaentierra;queal recogerlaeracasiuncadáver;queaquelcadáver tenía treshijos,yqueelmarqués de Lantenac, después de haber hecho fusilar a la madre, se habíallevadoalosniños.Aquíterminabatodasuinformación.¿Quéfuedeaquellosniños?¿Vivíantodavía?Sabía,porqueselohabíanrevelado,quesetratabadedos niños y una niña apenas destetada. Se hacía mil preguntas respecto aaquellos desdichados, pero a ninguna podía contestar. Las gentes del país aquienes había interrogado se limitaban a mover la cabeza. El marqués deLantenaceraunhombredequiennadiequeríahablar.

Nadie hablaba de buenaganadeLantenac, ni tampoconadie hablaba debuenaganaconTellmarch.Loscampesinostienenungénerodesuspicaciaqueles es peculiar. No les gustaba Tellmarch; para ellos, el mendigo era unhombreinquietante.¿Porquéestabasiempremirandoalcielo?¿Quéhacíayen qué pensaba durante sus largas horas de inmovilidad? Ciertamente, sugénero de vida era raro.En aquel país donde ardía la guerra, que estaba enplena conflagración, en plena combustión; donde no había quien pensara enotro asunto que el de la devastación, ni en otra tarea que la de lamatanza;donde todo el mundo parecía haber apostado quién quemaría más casas,degollaríamásfamilias,mataríamáscentinelas,saquearíamáspueblos;dondenosepensabasinoentendertrampas,atraerseemboscadas,matarselosunosalosotros,aquelsolitarioabsortoenlacontemplacióndelaNaturaleza,comosumergido en la paz inmensa de las cosas, recogiendo hierbas y plantas,cuidando tan sólode las flores, lospájarosy las estrellas, nopodía sino serpeligroso.Estabaclaroquenoteníapartido,porqueniseocultabadetrásdelas

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matasnidisparabaunfusilcontranadie.Deaquíel temorquedespertabaentornosuyo.

“Esehombreestáloco”,afirmabanlosquepasaban.

Tellmarcheramásqueunhombreaislado,eraunhombrecuyacompañíaseevitaba.

No se le formulabanpreguntas,mas tampoco se le daban respuestas.Nopudo, por consiguiente, informarse como deseaba. La guerra se habíaextendido por otros parajes; los combatientes se habían ido a pelear a otraparte; el marqués de Lantenac había desaparecido del horizonte y en ladisposición de ánimo en que se hallaba Tellmarch, para que advirtiese quehabíaguerra,eranecesarioquepesasesobreél.

Al oír las palabras “mis hijos”, Tellmarch dejó de sonreír. La madre sequedó pensativa. ¿Qué pasaba en su alma? Estaba como en el fondo de unabismo. De repente, miró a Tellmarch y gritó de nuevo, casi con acentocolérico:

—¡Mishijos!

Elmendigoabatiólacabezacomosifueraculpable.

PensabaenaquelmarquésdeLantenacque,ciertamente,noseacordabadeél, y que probablemente no sabía siquiera que existía. Tellmarch se loexplicaba, diciéndose: “Un señor cuando está en peligro te conoce, perocuandosehallaasalvo,dejadeconocerte”.

Ysepreguntaba:“¿Peroentoncesporquélosalvé?”

Yserespondía:“Porqueesunserhumano”.

Reflexionólargorato,hastaquealfinvolvióapreguntarse:

“¿Estoyseguro?”

Yserepetíaamargamente:“Ah,silohubiesesabido”.

Todaaquellaaventuraloabrumaba,puestoqueenloquehabíahechoveíaunaespeciedeenigma.Meditabadolorosamente.Unabuenaacciónpuededarcomoresultadounamalaacción.Quiensalvaal lobo,causalamuertede lasovejas;elquecuralasalasdelbuitre,esresponsabledelmalquecausensusgarras.

Se sentía culpable. La inconsciente cólera de la madre era justa. Sinembargo,elhabersalvadotambiénalamadreloconsolabadehabersalvadoalmarqués.

¿Pero,ylosniños?

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Lamadretambiénpensabaentoncesenellos.Aquellasdosimaginacionesmarchaban a la par y a veces se reunían sin decírselo en las tinieblas de laensoñación.

Lamiradadelamadre,encuyofondosealojabalanoche,sefijódenuevoenTellmarch.

—Sinembargo,estonopuedequedarasí.

—¡Chist!—susurróelmendigo,llevándoseundedoaloslabios.

—Hicisteismalensalvarme,ynoosloagradezco.Preferiríaestarmuerta,porquedeestemodolosvería;sabríadóndeestán;ellosnomeverían,peroyoestaríaasulado.Unamuertadebepoderprotegeralosseresqueridos.

Tellmarchletomóelpulso.

—Calmaos.Vuelveadaroslacalentura.

Ellalepregunta,casicondureza:

—¿Cuándopodrémarcharme?

—¿Marcharos?

—Sí,marcharme.

—Nunca,siosexaltáis;mañana,sitenéisjuicio.

—¿Aquéllamáistenerjuicio?

—AtenerconfianzaenDios.

—¡Dios!¿Dóndesehallevadoamishijos?

Estabacomotrastornada.Suvozsehizomásdulce:

—Comprenderéisquenopuedopermanecer aquídeestamanera.Vosnotenéishijos,yosí.Ésaesunagrandiferencia.Noesposibleopinardeunacosacuandonosesabequées.Vosnohabéistenidohijos,¿verdad?

—No—respondióTellmarch.

—Yyonohe tenidootracosa.Sinmishijos,¿quésoyyo?Quisieraquemeexplicasenporquénotengoaquíamishijos.Algopasa,estoysegura,queyonocomprendo.Hanmatadoamimarido,amímefusilaron.¿Porqué?Nolocomprendo.

—Vamos,osvuelvelafiebre.Guardadsilencio—dijoTellmarch.

Ellalomira,secalla.

Desdeaqueldíayanohabla.

Tellmarchfuemásobedecidodeloquehabríadeseado.Ellapasabahoras

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enterascomoaturdida,acurrucadadebajodeaquelárbol.Pensabaycallaba.Elsilencio ofrece una suerte de abrigo a las almas sencillas que se vensumergidas en la profundidad siniestra del dolor. Era como si hubieserenunciadoacomprender.Cuandoladesesperaciónllegaaciertogrado,todoesininteligibleparaeldesesperado.

Tellmarch la contemplaba conmovido; a la vista de aquel sufrimiento,aquelancianoteníapensamientosfemeninos.“¡Oh,sí!—exclamabaparasí—,suslabiosnohablan,perolohacensusojos,yveoenellosquetieneunaideafija:habersidomadreynoserloya.Haberamamantadoyyanohacerlo.Noescapazderesignarse.Piensaenlaniña,alaqueledabaelpechohacepoco;piensa, piensa y piensa. En verdad debe ser delicioso sentir una boquitasonrosadaqueva sacando tu almadel cuerpo, cuyavida sehaceuna con latuya.”

Porsuparte, tambiénguardabasilencio,comprendiendola impotenciadelapalabra.Elsilenciodeunaideafijaesterrible.Pero,¿cómohacerentenderrazonesantelaideafijadeunamadre?Lamaternidadnoadmiteexcusas;nosediscuteconella.Loquehacequeunamadreseasublimeesquetienealgodeanimal.Elinstintomaternoesdivinamenteanimal.Lamadrenoesmujer;eshembra.

Loshijossonsuscachorros.

Deaquíqueenlamadrehayaalgodeinferioryalgosuperioralarazón.Lamadretieneinstinto;lainmensaytenebrosavoluntaddelacreaciónresideenella,eimpulsasusactos.Cegueraplenadeperspicacia.

Tellmarchqueríahacerhablaraladesdichada,sinpoderconseguirlo.Unavezledijo:

—Pordesgraciayoyasoyviejoyapenaspuedoandar.Uncuartodehorade marcha me agota y necesito detenerme a descansar. De lo contrario, osacompañaría.Además, talvez seabuenoquenopuedahacerlo.Paravosmicompañía sería más peligrosa que útil, pues aunque aquí me toleran, soysospechosoparalosazulesyparaloscampesinos,yparaéstos,además,soyunhechicero.

Esperósurespuesta.Lamujernisiquieralevantólosojos.

Una idea fija termina en locura o en heroísmo. ¿Pero de qué heroísmopuedesercapazunapobrecampesina?Deninguno.Puedesermadreynadamás.Yellacadadíasehundíamásymásensuspensamientos.Tellmarchlaobservaba.

Tratódeproporcionarleocupaciones,paralocuallellevóhilo,agujasyundedal,yconalegríaobservóqueempezabaacoser.Meditaba,perotrabajaba,

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locualessíntomadesalud;recuperabalasfuerzaspocoapoco.Remendósuscamisas,susvestidosysusbotas;perolamiradacontinuabavidriosa.Sindejarde coser, cantaba a media voz canciones oscuras. Pronunciaba nombres,probablementelosdesushijos,queTellmarchnocaptababien.Seinterrumpíay atendía al canto de las aves, como si le trajesen noticias. Se fijaba en eltiempo que hacía. Movía los labios. Hablaba en voz baja. Por fin hizo unmortal y lo llenó de castañas. Una mañana Tellmarch vio que se ponía enmarchaconlavistafijaenlaprofundidaddelbosque.

—¿Adóndevais?—lepreguntó.

—Voyabuscarlos—fuelarespuesta.

Tellmarchnointentódetenerla.

VII

LOSDOSPOLOSDELAVERDAD

Alcabodeunassemanas,llenasdetodoslosvaivenesdelaguerracivil,nosehablabaenelpaísdeFougèresmásquededoshombres,unoopuestoalotroy que, sin embargo, representaba lamismagran obra: peleaban juntos en elgrancombaterevolucionario.

El salvaje duelo vendeano continuaba; pero la Vendée perdía terreno.Sobre todo en Ille-et-Vilaine, gracias al joven comandante que, enDol, tanoportunamente había contestado a la audacia de los seismil realistas con latemeridad de mil quinientos republicanos. La insurrección estaba, si noextinguida, por lo menos muy disminuida y circunscrita. Al golpe de Dolsiguieron otros varios con feliz resultado, y de estos éxitos multiplicadossurgióunanuevasituación.

Lascosashabíancambiado,perosobrevinounacomplicaciónsingular.

En toda aquella parte de la Vendée triunfaba la República, esto eraindudable.Pero¿quéRepública?Eneltriunfoquesebosquejaba,dosformasdistintasdeRepúblicasedisputabanlapreferencia:laRepúblicadelterrorylaRepública del perdón. La que quería vencer por medio del rigor y la queaspiraba a vencer por medio de la clemencia. ¿Cuál prevalecería? Las dosformas, la conciliadora y la implacable, se hallaban representadas por dosindividuos, cadaunode loscuales tenía su influenciay suautoridad,elunocomo jefemilitar, el otro comodelegadocivil. ¿Cuálde ambos triunfaría alfin? El uno, el delegado, tenía notables puntos de apoyo; había llegado alcampamento llevando laamenazadoraconsignadelMunicipiodeParísa los

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batallonesdeSanterre:Nadadeperdón,nadadecuartel.Parasometerlotodoasuautoridaddisponíadeldecretode laConvención,que imponía lapenademuerte al que pusiera en libertad o protegiese la evasión de un jefe rebeldeprisioneroytenía,además,plenospoderesdelComitédeSaludPúblicayunacredencialfirmadaRobespierre,Danton,Marat.Elotro,elsoldado,noteníaensufavormásqueunafuerza:lamisericordia.

Noteníaensufavormásquesubrazo,quederrotabaalosenemigos,ysucorazón, que los perdonaba.Vencedor, se creía con derecho a indultar a losvencidos.

De ahí un conflicto latente, pero profundo, entre aquellos dos hombres.Vivíanennubesdiferentes,combatiendoamboslainsurrección,perocadaunoconsuspropiasarmas:unoconlavictoria,elotroconelterror.

EntodoelBocagesólosehablabadeellos,yloqueaumentabalaansiedaddelasmiradasquedetodaspartessedirigíanhaciaelloseraque,apesardeser de ideas tan contrarias, estaban al mismo tiempo estrechamente unidos.Aquellos dos antagonistas eran grandes amigos; jamás había unido doscorazones una simpatía mayor ni más profunda; tanto, que el feroz habíasalvadolavidaalcompasivoexponiendolasuya,comoloprobabaeltajoqueostentabaensucara.Aquellosdoshombresencarnabanunolamuerteyelotrola vida; uno era el principio terrible, el otro el principio pacífico y, sinembargo,sequerían.Problemaextraño.ImaginemosaOrestesmisericordiosoyaPíladesinclemente.ImaginemosaAhrimanhermanodeOrmuz.

Añádase a esto que aquél de los dos a quien llamaban el “feroz”, era almismo tiempo elmás fraternal de los hombres. Curaba a los heridos, a losenfermos,pasabalosdíasylasnochesenlosdispensariosyenloshospitales,secompadecíadelosniñosdescalzos,noteníanadasuyoytodoselodabaalos pobres. Cuando había acción, marchaba al ataque a la cabeza de lascolumnas,acudiendosiemprealomásfuertedelcombate,armadodesableydospistolas; pero en realidaddesarmado, porquenadie le veíausar ningunaarma.Arrostrabalamuerteynodevolvíalosgolpes;sedecíaquehabíasidocura.

UnodeaquelloshombreseraGauvain,elotroCimourdain.

Laamistadreinabaentreambos,peroelodioseparabalosdosprincipios,eracomosilasalmashubieransidodivididasendosyrepartidas;Gauvain,enefecto, había recibido unamitad del alma de Cimourdain, lamitad amable.ParecíaqueGauvainhabíarecibidolaluz,yqueCimourdainhabíaguardadoparasílastinieblas.Deahíaquelprofundodesacuerdo.Aquellaguerrasordateníaqueestallar.Enefecto,unamañanaempezólabatalla.

—¿Quétenemos?—lepreguntóCimourdainaGauvain.

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Gauvainrespondió:

—Losabéis tanbiencomoyo.Hedispersado laspartidasdeLantenac,aquien sólo le restan un corto número de hombres. Lo he empujado hasta elbosquedeFougèresydentrodeochodíasestarácercado.

—¿Ydentrodequince?

—Hechoprisionero.

—¿Ydespués?

—¿Habéisvistomipasquín?

—Sí.¿Ybien?

—Seráfusilado.

—Otrorasgodeclemencia;esprecisoqueseaguillotinado.

—Yoestoyporlamuertemilitar—dijoGauvain.

—Yyoporlamuerterevolucionaria—seopusoCimourdain.LuegomiróaGauvainfijamenteeinquirió:

—¿PorquémandasteliberaraesasmonjasdelconventodeSaint-Marc-le-Blanc?

—Yonohagolaguerraalasmujeres—respondióGauvain.

—Esasmujeres aborrecen al pueblo. En cuanto al odio, unamujer valecomodiezhombres.¿PorquétenegasteaenviaraltribunalrevolucionarioaesehatajodeviejosclérigosfanáticosapresadosenLouvigné?

—Yonohagolaguerraalosancianos.

—Un clérigo viejo es peor que uno joven. La rebelión esmás peligrosapredicada por los de cabellos blancos. Las arrugas inspiran fe. Nopractiquemos una falsa clemencia, Gauvain. Los regicidas son libertadores.PonelojoenlatorredelTemple.

—¡LatorredelTemple!Yosacaríadeellaaldelfín.Yonohagolaguerraalosniños.

Cimourdainledirigióunaseveramirada.

—Gauvain, es necesario hacer la guerra a lamujer cuando ésta se llamaMaríaAntonieta,alviejocuandosellamaPíoVI,yalniñocuandosellamaLuisCapeto.

—Miqueridomaestro,yonosoyunhombrepolítico.

—Tratadenoserunhombrepeligroso.EnelataquealpuestodeCossé,cuandoel rebelde JuanTreton, acorraladoyperdido se lanzósableenmano

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contratodalacolumna,¿porquégritaste:¡Abridlasfilas,dejadlepaso!?

—Porque me repugna que para matar a un hombre se reúnan milquinientos.

—EnlaCailleteried’Astillé,cuandovistequetussoldadosibanamataralvendeanoJosephBézier,queestabaheridoysearrastrabaportierra,¿porquégritaste:¡Seguidadelante,éstaescosamía!,paraluegodescargartupistolaalaire?

—Porquenosemataaunhombrepostradoentierra.

—Estásequivocado.Losdos sonhoy jefesdepartidas. JosephBézier esMoustache,yJeanTretonesPierna-de-Plata.SalvandoaestosdoshombreslehasdadodosenemigosalaRepública.

—Miintención,noeradarleenemigos,sinoamigos.

—¿Por qué después de la victoria de Landean no hiciste fusilar a lostrescientoscampesinoshechosprisioneros?

—PorqueBonchampperdonóalosprisionerosrepublicanosyyoquisequesedijesequelaRepúblicatambiénsabeperdonaralosprisionerosrealistas.

—¿Entonces,perdonarásaLantenacsicaeentupoder?

—No.

—¿Porqué?¿Noperdonasteatrescientoscampesinos?

—Loscampesinossonignorantes;Lantenacsabeloquehace.

—PeroLantenacesparientetuyo.

—NohayparientemáscercanoqueFrancia.

—Lantenacesunanciano.

—Lantenacesunextranjero.Lantenacnotieneedad.Lantenacllamaalosingleses.Lantenaceslainvasión.Lantenaceselenemigodelapatria.Eldueloentreélyyonopuedeacabarmásqueconsumuerteolamía.

—Gauvain,noolvidesesaspalabras.

—Están dichas. Hubo un instante de silencio, durante el cual secontemplaronmutuamente.

—Seráunañosangrientoeste93enelqueestamos.

—¡Cuidado!—exclamóCimourdain—.Haydeberesterribles.Noacusesaquiennolomerece.¿Porventuratieneelmédicolaculpadelaenfermedad?Sí,loquecaracterizaesteañoeslacrueldad.¿Porqué?Porqueeselgranañorevolucionario, el año que encarna la revolución. La revolución tiene un

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enemigo, el mundo antiguo; el cirujano tiene un enemigo, la gangrena; larevoluciónesdespiadadaconelantiguoordendecosas,comoelcirujanoesimplacableconlacarnegangrenada.Larevoluciónextirpalamonarquíaenelrey,laaristocraciaenelnoble,eldespotismoenelsoldado,lasupersticiónenelclérigo,labarbarieeneljuez;ensuma,todoloqueestiraníaentodotirano.Laoperaciónesterribleylarevoluciónlaejecutaconmanofirme.Encuantoala cantidad de carne sana que sacrifica pregúntale a Boerhaave su opinión.¿Qué tumor puede extirparse sin pérdida de sangre? ¿Qué incendio puedeextinguirse sin que el fuego se lleve su parte? Esas terribles necesidadesconstituyen la condición misma del éxito. Un cirujano se parece a uncarnicero; un médico que cura puede tener el aspecto del verdugo. Larevolución,dedicándoseacompletarsuobrafatal,mutila,perosalva.¡Osaréispedirle gracia al virus! ¡Queréis que sea clemente con lo que es venenoso!Vanaaudacia;noosescuchará.Dueñadelpasado,acabaráconél.Hacea lacivilizaciónunaprofunda incisión,de lacual surgirá la saludparaelgénerohumano. Padecéis en el ínterin, no lo dudo, ¿mas cuánto durará esepadecimiento? El tiempo de la operación. Después viviréis. La revoluciónamputaalasociedad,ydeaquílahemorragia,elnoventaytres.

—El cirujano es hombre tranquilo y sereno, y los hombres que veo sonviolentos—dijoGauvain.

—La revolución —replicó Cimourdain— busca para que la ayuden aobreros feroces. Rechaza toda mano trémula y no se fía sino de losinexorables.Danton,queeselterrible;Robespierre,elinflexible;Saint-Just,elirreductible; Marat, el implacable. Cuidado, Gauvain. Esos hombres sonnecesarios. Valen para nosotros tanto como ejércitos. Ellos harán temblar aEuropa.

—Yquizátambiénalporvenir—dijoGauvain.

Hizounabrevepausayañadió:

—Por lo demás, mi querido maestro, estáis en un error. Yo no acuso anadie. Para mí el verdadero punto de vista de la revolución es lairresponsabilidad.Nadieesinocente,perotampocohayningúnculpable.LuisXVIesuncorderoarrojadoalosleones.Quierehuir,quieresalvarse,tratadedefenderse,morderíasipudiese;peronobasta,paraserleón,quererserlo.Susveleidades pasan por crímenes. El cordero airado enseña los dientes.“¡Traidor!”, exclaman los leones, y se lo comen, para después destrozarsemutuamenteentresí.

—Elcorderoesunabestia.

—¿Ylosleonesquéson?

EstaréplicahizoreflexionaraCimourdain.Levantólacabezaydijo:

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—Estos leones son conciencias; estos leones son ideas; estos leones sonprincipios.

—ProducenelTerror.

—Undía,larevoluciónjustificaráelTerror.

—ReceladdequeelTerrornosealacalumniadelaRevolución.Libertad,Igualdad, Fraternidad, son los dogmas de la paz y la armonía. ¿Por quéprestarlesunaspectotanterrible?¿Quéqueremos?¿Conquistarlavoluntaddelos pueblos en favor de la República universal? Pues entonces, ¿por quéinfundirlesmiedo?¿Dequésirvelaintimidación?Lospueblos,comolasaves,huyendelespantajo;nohayquehacerelmalparaproducirelbien;nohayquederribaruntronoparadejarenpieelcadalso;mueranlosreyes,perovivanlasnaciones;echemosabajolascoronas,perodejemosensusitiolascabezas.Larevolución es la concordia, no el temor. Las buenas ideas no pueden serservidasporhombressinpiedad.Lapalabraamnistíaesparamílamásbelladellenguajehumano.Noquierovertersangremásquearriesgandolamía.Porlodemás,yonosoysinounsoldado,ynoentiendomásquedecombatir.Perosinosepuedeperdonar,novalelapenavencer.Seamosenemigosdurantelabatalla;perodespuésseamosamigosdenuestrosenemigos.

—¡Cuidado!—repitióCimourdainporterceravez—¡eresparamímásqueunhijo!

Yañadió,pensativo:

—Enestostiemposlamisericordiapuedeserunaformadetraición.

Oyendoaaquellosdoshombres,sepodíaasistiraldiálogodelaespadayelhacha.

VIII

DOLOROSA

Entretanto,lamadreseguíabuscandoasushijos.

Continuabasucamino.¿Cómovivía?Imposibledecirlo.Niellamismalosabía.Caminabadíaynoche,mendigando,comiendohierbajos,durmiendoenelsuelo,alairelibre,entrelasmatas,bajolaluzdelasestrellas,avecesbajoellátigodelalluviayelcierzo.

Vagabadealdeaenaldea,dealqueríaenalquería,preguntando.Sedeteníaenelumbralde laspuertasycomosusvestidoseranharapos,unasveces larecibían,perootrasnoladejabanentrar.Entoncesserefugiabaenlosbosques.

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Noconocíaelpaís;nadasabíadelmismo,aexcepcióndelosalrededoresdeSiscoignardylaparroquiadeAzé;ycomonoteníaitinerariodesandabaloandado y recorría inútilmente un camino por donde ya había pasado. Unasvecesseguíalaparteempedradadelacalzada,otrasseguiabaporlossurcosde las ruedas,openetrabaen losvericuetosdelbosque.Llevadaporelazar,susropasprontoserasgaron.Anduvoalprincipioconzapatos,luegodescalza,despuésconlospiesensangrentados.

Caminóatravésdelaguerra;entredelasbalas,sinoírnada,sinvernada,sintratardeevitarnada,buscandoenvanoasushijos.Debidoalarevueltanohabía gendarmes, ni alcaldes, ni autoridades. Sólo podía preguntar a losaldeanos.

—¿Habéisvistoporahíatresniños?—lesdecía.

Losinterrogadoslevantabanlacabeza.

—Dosniñosyunaniña—continuaba—.SellamanRenéjean,Gros-AlainyGeorgette.¿Loshabéisvisto?

Yproseguía:

—El mayor tiene cuatro años y medio, y la niña veinte meses. ¿Sabéisdóndeestán?Meloshanrobado.

Losaldeanosselimitabanamirarla,sincontestar.

Viendoquenolacomprendían,decía:

—Sonmíos.

Los campesinos continuaban su camino, y ella se detenía, callaba y searañabaelpechoconlasuñas.

Undía,sinembargo,uncampesinosedetuvoaloírlaysepusoapensar.

—Esperad…¿tresniños?

—Sí.

—¿Dosvarones?

—Yunaniña.

—¿Sonésoslosquebuscáis?

—Sí.

—Heoídohablardeuncaballeroquellevatresniñosconsigo.

—¿Quiénesesehombre?—gritóella—.¿Dóndeestán?

—IdalaTourgue—leindicóelcampesino.

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—¿Encontraréallíamishijos?

—Talvez.

—¿Adóndedecís?

—AlaTourgue.

—¿Yquées?

—Unlugar.

—¿Aldea,castillo,alquería…?

—Jamásestuveallí.

—¿Quedalejos?

—Bastante.

—¿Haciaquélado?

—HaciaFougères.

—¿Pordóndepuedoir?

—AhoraestamosenVentortes—leexplicóelcampesino—.DejadErnéealaizquierdayCoxellesaladerecha;pasadporLorchampsycruzadelLeroux.

Yelcampesino,extendiendolamanohaciadondeseponeelsol,añadió:

—Tododerechosiemprehaciadondeelsolsepone.

Antes de que el campesino bajara el brazo; ella ya se había puesto enmarcha.

—¡Peroidconcuidado,porqueallíhayguerra!

Ellanosevolviósiquiera,ycontinuóandandohaciaadelante.

IX

UNABASTILLADEPROVINCIAS

I.LATOURGUE

El viajero que hace cuarenta años, entrando por el bosque de Fougères,haciaelladodeLaignelet,salíaporelladodeParigné,encontrabaalfinaldeaquella profunda espesura de altos árboles una edificación siniestra. Alabandonarlaespesuraveíaantesíunasúbitaaparición:laTourgue.

No la Tourgue viva, sino la Tourgue muerta; la Tourgue agrietada,

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agujereada,hendida,desmantelada.Laruinaesaledificioloqueelfantasmaes al hombre.Nohabíavisiónmás lúgubreque lade laTourgue.Loque elviajero tenía a la vista era una alta torre redonda y solitaria, situada en unrincóndelbosque,comounmalhechor.Aquellatorre,levantándosesobreunarocacortadaapico,teníacasiaspectoromano;taleradecorrectaysólida,yenaquellamasa robustasemezclaban la ideadelpodery lade lacaída.Unpocoromanasíera,puesfuecomenzadaenelsigloIX,yterminadaenelXII,despuésdela terceraCruzada.Las impostasdeorejones,encadaunadesusdivisiones,proclamabansuedad.Alacercarseysubirporelterrenoescarpado,seveíaunabrechaporlaquepodíapenetrarseensuinterior,yelquelohacíalohallabavacío.Eracomoelinteriordeunclaríndepiedra,puestodepieenelsuelo.Delacúspidealabasenohabíadiafragmaalguno,nitejadonitechoni suelos; tan sólo arranques de chimeneas y de bóvedas; huecos para lasantiguas piezas de artillería llamadas falconetes, situados a diversas alturas;cordonesdegarfiosdegranitoyalgunasvigastransversalesquemarcabanlospisos; sobre las vigas el estiércol de las aves nocturnas; elmuro colosal dequincepiesdeespesorenlabaseydoceenlacúspide;acáyalláhendidurasyagujeros que fueron puertas, por donde se veían escaleras abiertas en elinteriortenebrosodelmuro.Elviajeroquepenetrabaallídenocheoíachillarlos cuclillos, los mochuelos, los búhos y los chotacabras; veía a sus pieszarzas, piedras, reptiles y, sobre su cabeza, a través de una negracircunferencia,queeraloaltodelatorreyparecíalabocadeunenormepozo,elcentelleodelasestrellas.

Eratradiciónenelpaísqueenlospisossuperioresdeaquellatorrehabíapuertas secretas, hechas, como las antiguas tumbas de los reyes de Judá, deunagruesalosaquegirabasobreuneje,abriéndoseydespuésconfundiéndosealcerrarseconlasdemáspiedrasdelmuro,modaarquitectónicatraídaconlaojivaporloscruzados.Cuandoaquellaspuertasestabancerradaseraimposibledescubrirlas, tanto se confundían con las demás losas de las paredes. Hoytodavía se ven puertas de esta clase en las misteriosas ciudades del Ante-Líbano, que se salvaron del terremoto que sepultó las doce poblaciones entiemposdeTiberio.

II.LABRECHA

Labrechapordondeseentrabaenaquellaruinaeraelboquetehechoporuna mina. Para un hombre familiarizado con las obras de Errard, Sardi yPagan, elminado había sido realizados con gran perfección. La cámara, enformadesolideo,habíatenidolasproporcionesrequeridasporlafortalezadelas paredes que debía perforar, y debía contener al menos dos quintales depólvora. Se llegaba a ellamediante un canal serpenteante, y el hundimientoproducidoporlaexplosióndejabaaldescubierto,enlahendiduradelapiedra,el salchichón o mecha, que tenía el diámetro de un huevo de gallina. El

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estallido había producido en la muralla una grieta profunda por donde lossitiadoreshabríanpodidoentrar.Evidentemente,aquellatorrehabíasostenidoen diversas épocas varios sitios en toda regla. Estaba acribillada por lametralla,y lasmarcasnoeran todasde lamismaépoca,puescadaproyectiltienesumanerademarcarseenunmuro,y todoshabíandejadoenaquélsucicatriz,desdelasbalasdepiedradelsigloXIValasdehierrodelsigloXVIII.

La brecha daba entrada a lo que había sido el piso inferior. Enfrente deella,yenlamismapareddelatorre,seabríaelportóndeunacriptaexcavadaenlaroca,queseprolongabaporloscimientosdelatorrehastadebajodelasala de aquel piso. Esta cripta, cegada en sus tres cuartas partes, fuedesescombradaen1855porAugusteLePrévost,anticuariodeBernay.

III.ELCALABOZODELOLVIDO

Aquellacriptaeraelcalabozodelolvido.Todas las torres teníanelsuyo.Éste,comootrosmuchosdelamismaépoca,teníadospisos.

El primero, al cual se entraba por el portón indicado, era una piezaabovedada,bastanteespaciosa.Enelmurodeestapiezaseveíandossurcosparalelosyverticalesque ibandeunaaotraparedpasandopor labóveda,yparecían las rodadas de un carro. Eran rodadas, en efecto, pues habían sidoabiertaspordosruedas.Antes,enlaépocafeudal,eraenestapiezadondesedescuartizaba a los reos por un procedimientomenos ruidoso que el de loscuatro caballos. Había allí dos fuertes ruedas, tan grandes que tocaban lasparedesylabóveda.Acadaunadeellasseatabaunbrazoyunapiernadelavíctima, y dando vueltas a la rueda en sentido inverso quedaba el hombredescuartizado.Paraelloeraprecisounbuenesfuerzo,ydeaquílossurcosenlasparedesconelrocedelasruedas.TodavíaesposibleverunapiezadeestaclaseenVianden.

Pordebajodeestecalabozohabíaotro,queeraelverdaderocalabozodelolvido.Enélnoseentrabaporpuertaalguna,sinoporunagujero.Seatabaala víctima con una cuerda que se le pasaba por las axilas y se la bajabadesnuda al calabozo por un orifico practicado en las baldosas de la piezasuperior.Siseobstinabaenvivirleechabanelalimentoporelhueco.UnodeestegénerotodavíapuedeservisitadoenBouillon.Poraquelagujeroentrabaelaire.Lapieza inferior, abiertabajo la saladelpisobajo,eramásunpozoqueunahabitación.Estabaencontactoconunavíadeaguayllenadeunaireglacial.Así,loquecausabalamuertealpresodeabajo,leproporcionabavidaaldearriba,haciéndole laprisiónrespirable,pueselpisosuperior,aoscurasbajosubóveda,norecibíaairemásqueporaquelhueco.Porlodemás,elqueentrabaocaíaenaquelcalabozonovolvíaasalir.Tocabaexclusivamentealpresodearribaprecaversedecualquieraccidenteenlaoscuridad;unpasoenfalsopodíaconvertiralcondenadodearribaencondenadodeabajo;estoera

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cuentasuya.Siqueríavivir,aquelagujeroeraunpeligro;silecansabalavida,era un recurso. El piso superior era el calabozo, el inferior la tumba;superposiciónparecidaalasociedaddelaépoca.

Esto es lo que nuestros abuelos llamaban mazmorras. Habiendo yadesaparecido,elnombrenotieneningúnsentidoparanosotrosque,graciasalarevolución,looímospronunciarconindiferencia.Enelexteriordelatorre,yporencimadelabrechaquehacecuarentaañoserasuentradaúnica,seveíaunhuecomayorqueelde lasdemásaspilleras,delcualpendíaunaverjadehierroarrancadayrota.

IV.ELPUENTEDELCASTILLITO

Aestatorreseunía,porelladoopuestoalabrecha,unpuentedepiedradetresarcos,bastantebienconservado,queenotrotiempososteníauncuerpodeedificio del que aún quedaban restos. Este cuerpo de edificio, en el que seadvertíanlasseñalesdeunincendio,noteníamásquelaarmazónennegrecida,especiedeosamenta,atravésdelacualpasabalaluz,queseerguíajuntoalatorrecomounesqueletoalladodeunfantasma.

Aquellasruinasyahansidodemolidasporcompleto,sinquedelasmismasquedevestigio alguno.Bastanundíayun aldeanoparadeshacer la obrademuchossiglosymuchosreyes.

La Tourgue, abreviatura campesina, significa la Torre de Gauvain; lomismoque laJupellesignifica laJupellière,yquePinsonelTuerto,nombredadoaunjorobadodeunapartida,esenrealidadPinson-le-Tortu.

La Tourgue, que hace cuarenta años era una ruina, y que hoy es unasombra,eraen1793unafortaleza.EralaantiguaBastilladelosGauvain,queguardaba a occidente la entrada al bosque de Fougères, hoy también casisombradeloquefue.

Se había construido esta ciudadela sobre una de las grandes rocas deesquistoqueabundanentreMayenneyDinan,yqueseencuentranportodaspartesentre los setosy losbrezales,¢comosi los titaneshubiesenhecho laguerraconellas,arrojándoselaslosunosalosotros.

Latorreconstituíatodalafortaleza;debajodeellatodoeraroca;alpiedelas rocasdiscurríaunadeesascorrientesdeaguaqueenelmesdeeneroseconviertenentorrentesyenjuniosequedansecas.

Aquella fortaleza, simple en grado sumo, era en la Edad Media casiinexpugnable.Elpuentedebilitabasuposición;losGauvaingóticoslahabíanconstruidosinpuente,llegándoseaellaporunapasarelacolgantedeesasquepuedenrompersedeunhachazo.Mientras losGauvainfueronvizcondes, lescomplació mantenerla así, conservándola con gusto; pero al ser nombrados

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marquesesdejaronlacavernaporlacorte,lanzarontresarcosdepiedrasobreeltorrenteysehicieronaccesiblesporlapartedelaplaniciecomosehabíanhecho accesibles por la parte del rey. Los marqueses del siglo XVII y delXVIII no ponían especial empeño en ser inexpugnables. Copiar Versallessustituyóaguardarlastradiciones.

Enfrentedelatorre,porelladooccidental,habíaunaplaniciealgoelevadaque descendía al llano. Aquella planicie casi llegaba hasta la torre, estandosólo separada de la misma por un barranco muy hondo, por cuyo senodiscurría un afluente del Couesnon. El puente que unía la planicie con eltorreón estaba sobre unos altos pilares, y encima se levantó, como enChenonceaux,unedificiodeestiloMansard,máshabitablequelatorre.Perolascostumbreserantodavíamuyvulgares,ylosseñoresconservabanaúnladehabitar los aposentos de la fortaleza, semejantes a calabozos. En el edificiolevantadosobreelpuenteseconstruyóunlargopasilloqueservíadeentradaydesaladearmas;encimadeésta,queeraunaespeciedeentresuelo,sepusounabibliotecayencimadelamisma,ungranero.Altasventanas,medallonesesculpidosenlapared,trespisosenelbajo,partesanasymosquetes;eneldeenmediolibros,yenloalto,sacosdeavena.Todoestoeraunpocosalvajeymuynoble.

Latorredealladoeratremenda.

Dominaba con toda su altura lúgubre aquel castillo coquetón, y desde laazoteapodíadestruirelpuente.

Los dos edificios, uno severo, el otro risueño, chocaban en su estilo.Aquellatorre,dignadelosbosquescircundantes,eraunavecinamuyextrañaparaaquelpuentedignodeVersalles.Alain-Barba-TorcidadándoleelbrazoaLuis XIV. El conjunto daba miedo. De la reunión de las dos majestadesresultabauntodoferoz.

Desdeelpuntodevistamilitar,elpuenteperjudicabaladefensadelatorre.La embellecía y la desarmaba. Le hacía perder en fuerza lo que ganaba enadorno.Suentradaquedabaalniveldelaplanicie.Inexpugnableporlapartedel bosque, se había hecho vulnerable por la de la llanura. Antiguamentedominabalaplanicie;peroéstaladominabaahora.Unenemigosituadoenellapodía ser enseguida dueño del puente, y la biblioteca y el granero podríanservirdeauxiliaresalsitiadorcontralafortaleza.Unabibliotecayungraneroseparecenenqueloslibrosylapajasoncombustibles,yparaunsitiadorqueutilizaelincendio,quemaraHomerooquemarunhazdeleñavieneaserlomismo,contaldequearda.AsíselodemostraronlosfrancesesalosalemanesquemandolabibliotecadeHeidelberg,yasíseloprobaronlosalemanesalosfranceseshaciendoarderlabibliotecadeEstrasburgo.AquelpuenteañadidoalaTourgueeraunafallaestratégica;peroenelsigloXVII,conelgobiernode

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ColbertyLouvois, lospríncipesGauvain,como lospríncipesdeRohano laTrémoille,nosecreíanyasitiables.Sinembargo,losconstructoresdelpuenteadoptaron algunas precauciones. En primer lugar, previeron el incendio ydebajodelostresventanalesdelladoresguardadosujetarontransversalmente,mediante garfios que todavía se conservaban hace medio siglo, una fuerteescaleradesalvamentocuyalongituderaigualalaalturadelosdosprimerospisosdelpuente,alturamayordelaquesolíantener lospisosordinarios.Ensegundolugarprevieronelasalto,aislandoelpuentedelatorremedianteunapuerta baja ymaciza de hierro. Esta puerta, que se cerraba con una gruesallaveocultaenunsitiosóloconocidoporelseñordelatorre,unavezcerradapodíadesafiarelempujedelarieteycasieldelabaladecañón.

Eraprecisopasarporelcastillitodelpuenteparallegaralapuertayporlapuertaparapenetrareneltorreón,yaquenoexistíaotraentrada.

V.LAPUERTADEHIERRO

El segundopisodel castillitodelpuente,bastanteelevadoacausade lospilares,secorrespondíaconelsegundopisodelatorre.Aestaalturasehabíapuestoparamayorseguridadlapuertadehierro.

Éstaseabríadelladodelpuentedandoalabiblioteca,ydelladodelatorreaunagransalaabovedadaconunpilarenelcentro,salaqueyahemosdichosecorrespondíaconel segundopisode la torre.Estahabitaciónera redondacomo la fortaleza, con amplias aspilleras que daban al campo, por las queentrabalaluz.Lasroscasparedesestabandesnudas,sinquenadaocultaselaspiedras,queporlodemásestabansimétricamenteajustadas.Sellegabaaellapor una escalera de caracol abierta en el espesor del muro, cosa sencillacuandoelgrosoresde tresmetros.En laEdadMediase tomabaunaciudadcalleporcalle;unacalle,casaporcasa,yunacasa,piezaporpieza.Tambiénsesitiabaunafortalezapisoporpiso,ysobreestepuntodevista,laTourgue,sabiamentedispuesta,eramuyduraydifícildesitiar.Sesubíadeunoaotropiso por una escalera en espiral de no fácil acceso. Las puertas no dabanentradadirecta,sinosesgada,yeranmásbajasquelaestaturaordinariadeunhombre,deformaqueeranecesariobajarlacabezaparapasarporellas.Ahorabien:cabezabajaescabezaperdida,yaqueelsitiadoesperabaencadapuertaalsitiador.

Debajodelasalaredondaconelpilarhabíaotrasdossalasparecidas;unaqueformabaelprimerpisoyotraelpisoinferior,yencimahabíaotrastresdelamismaespecie.Sobreestasseissalassuperpuestas, la torresecerrabaconunaespeciedetapaderadepiedra,queeralaazoteaoplataforma,alaqueseaccedíaporunestrechotragaluz.

Lostresmetrosdeespesordelmuroquehabíasidonecesarioperforarparacolocarlapuertadehierroallídondeestabaempotrada,laencajabandentrode

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una larga bóveda, de forma que dicha puerta, cuando estaba cerrada, sehallaba,lomismoporelladodelatorrequeporeldelpuente,bajounpórticodemetro ymedio de anchura, y cuando estaba abierta las dos partes de labóvedaformabanunadetresmetrosalaentrada.Bajoelpórticodelcastillitoseabríaen laparedunpostigobajoquedabaaunaescalerilladecaracol, lacualconducíaalasaladelprimerpiso,debajodelabiblioteca.Éstaeraotradificultadparaelsitiador,porqueelcastillitonopresentabaensuextremoporelladodelaplaniciemásqueunmuroelevadoysinentradas,yallíterminabael puente.Otro puente levadizo aplicado contra una puerta baja lo ponía encomunicacióncon laplanicie,yaquelpuenteque, a causade la alturade lameseta formabaunplano inclinado,dabaal largocorredor, lasaladearmas.Alsitiador,unavezdueñodeestasala, leerapreciso tomaravivafuerza laescaleradecaracolqueconducíaalsegundopisoparapoderllegaralapuertadehierro.

VI.LABIBLIOTECA

Encuantoalabiblioteca,eraunasalaoblongaqueteníalamismaanchuraylongitudqueelpuente,yunasolapuerta,ladehierro.Unamamparaforradade paño verde, que se abría y cerraba almás leve impulso, ocultaba por laparte interior la bóveda que daba paso a la torre. El muro de la bibliotecaestabarevestido,delsueloaltecho,dearmariosdecristalerasconstruidosconel buen gusto de la ebanistería del siglo XVII. Seis ventanales, tres a cadalado,yunoencimadecadaarco,iluminabanlaestancia,cuyointeriorseveíaatravésdeellosdesdeloaltodelaplanicie.Enlosentrepaños,sobrerepisasderobleesculpido,habíaseisbustosdemármolquerepresentabanaHermolaode Bizancio; Ateneo, el gramático naucrático; Suidas, Casaubon, Clodoveo,reydeFranciaysucancillerAnachalo,que,entreparéntesis,fuetancancillercomo Clodoveo rey. Había en dicha biblioteca libros de poca importancia.Sólo uno de ellos ha adquirido celebridad: eramuy antiguo, en cuarto, conestampas,ysu títuloengrandes letrasdecía:SanBartolomé,yencaracteresmenores, comosubtítulo:Evangelio segúnSanBartolomé,precedidodeunadisertacióndePantaenus, filósofocristiano, sobre la cuestión suscitadade siesteevangeliodebeser tenidoporapócrifo,ysiSanBartoloméeselmismoque Nathanael. Este libro, considerado ejemplar único, se hallaba sobre unatrilenmediodelabiblioteca.Enelsiglopasadoibanaverloloscuriosos.

VII.ELGRANERO

Respecto al granero, que tenía como la biblioteca la forma oblonga delpuente,erasimplementeeldesváncubiertoporelarmazóndeltecho.Formabauna vasta pieza atestada de heno y paja e iluminada por seis ventanasabuhardilladas. No tenía otro ornamento que una imagen de San Bernabéesculpidaenlapuertaydebajoesteversículo:

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Barnabussanctusfalcemjubetireperherbam

Así,pues,unatorrealtaygrande,deseispisos,iluminadapordoquierporvariasaspilleras,teniendoporentradaysalidaúnicasunapuertadehierroquedabaaunpuente-castillocerradoporunpuentelevadizo;detrásdelatorreelbosque;delanteunaplaniciecubiertadebrezos,másaltaqueelpuenteymásbaja que la torre; bajo el puente, entre la torre y la planicie, un barrancoestrecho y profundo lleno de maleza, torrente en invierno, arroyo enprimavera, foso pedregoso en estío.Tal era laTorre deGauvain, llamada laTourgue.

X

LOSREHENES

Transcurrió julio, llegó agosto y un aliento heroico y feroz pasó porFrancia,dosespectroscruzaronelhorizonte:Marat,conelpuñalhundidoenelcostado, y Charlotte Corday, sin cabeza. Todo aquello era cada vez mástremendo.EncuantoalaVendée,derrotadaenlagranestrategia,serefugiabaen la pequeña,más temible que la otra.Aquella guerra era ya una inmensabatalla desparramada por los bosques. Empezaban los grandes desastres delejércitocatólicoyreal.UndecretoenvióalaVendéeelejércitodeMaguncia;ochomilvendeanosmurieronenAncenis; suspartidas fueron rechazadasdeNantes, arrojadas de los bosques de Montaigu, expulsadas de Thouars,echadasdeNoirmoutier,lanzadasfueradeChollet,deMorragne,deSaumur.Tuvieron que evacuar Parthenay, abandonar Clisson, perdieron pie enChâtillon, lesarrebataronunabanderaenSaintHilaire, fueronderrotadosenPornic,enSables,enFontenay,enDoué,enChâteaud'Eau,enPonts-de-Cé;sehallaban en jaque enLuçon, en retirada enChâtaigneraye, dispersándose enRoche-sur-Yon. Pero por una parte amenazabanLaRochelle y por otra unaescuadra inglesa en aguas de Guernesey, a las órdenes del general Craig,llevandoabordoavariosregimientosinglesesconlosmejoresoficialesdelamarinafrancesa,noesperabaparadesembarcarenFranciamásqueunaseñalde Lantenac. Aquel desembarco podía restablecer la victoria en favor de lainsurrecciónrealista.Además,PitteraunmalhechordeEstado;enpolíticaseusala traicióncomoenlapanopliaelpuñal.PittdabapuñaladasaFranciaytraicionabaasupropiopaís,porquedeshonrarestraicionar.Inglaterra,bajoély por él, hacía una guerra púnica. Espiaba, cometía fraudes, mentía.Contrabandistayfalsario,nadalerepugnaba,descendiendohastalasminuciasdelodio.Tratabadeacapararelsebo,quecostabaacincofrancoslalibra;enLilleseencontróenelbolsillodeuninglésunacartadePrigent,agentedePitt

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enlaVendée,conestaslíneas:

Os ruegoqueno ahorréis gasto alguno.Esperamosque los asesinatos seejecutenconprudencia; losclérigosdisfrazadosy lasmujeres son losmásapropósitoparaestaoperación.EnviadsesentamillibrasaRouenycincuentamilaCaen.

EstacartafueleídaporBarèreenlaConvenciónel1°deagosto.Aestasperfidias respondían losactosdesalvajismodeParrein,yposteriormente lasatrocidades deCarrier. Los republicanos deMetz y los delMidi solicitaronpermiso paramarchar contra los rebeldes. Semandaron formar veinticuatrocompañíasdegastadoresparaincendiarlossetosyvalladosdelBocage.Crisisinaudita:laguerranocesabaenunpuntosinoparacomenzarenotro.¡Nohaycuartel, no se hacen prisioneros! Éste era el grito de ambos partidos. Lahistoriateníaensusenounasombraterrible.

EnaquelmesdeagostolaTourgueestuvositiada.

Una tarde, al anochecer, cuandoempezabanaaparecer lasestrellasen lacalmadeuncrepúsculocanicular,cuandoniunahojaseagitabaenelbosque,ni una hierba se estremecía en la llanura, en el silencio de la noche queavanzaba,seoyóelsonidodeunacornetaqueprocedíadeloaltodelatorre.

Altoquedecornetarespondióotrodeclarínprocedentedeabajo.

Enloaltodelatorre,habíaunhombrearmado;abajo,enlassombras,uncampamento.

Se distinguía confusamente en la oscuridad, en torno a la Torre deGauvain, un hormigueo de formas negras. Era un vivac, cuyos fuegoscomenzabanaencendersealpiedelosárbolesdelbosqueyentrelosbrezosdelameseta, puntos luminosos esparcidos entre las tinieblas, como si laTierraquisieracubrirsedeestrellasalmismotiempoqueelcielo.¡Sombríasestrellaslasdelaguerra!Elcampamento,porelladodelaplanicieseprolongabaenlallanura, y por el lado del bosque se hundía en los matorrales. La Tourgueestababloqueada.

La superficie ocupada por los sitiadores indicaba su gran número. Elcampamentoceñíaestrechamentea lafortaleza, llegandodel ladode la torrehastalaroca,ydelladodelpuentehastaelbarranco.

Seoyóunsegundotoquedecorneta,seguidodeotrodeclarín.Lacornetainterrogaba y el clarín respondía. La corneta, en nombre de la torre, lepreguntaba al campamento: ¿Queréis que parlamentemos? Y el clarín, ennombredelcampamento,lecontestabaalatorre:Sí.

En aquella época los vendeanos no estaban considerados comobeligerantes por la Convención, y estando prohibido por un decreto que se

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enviasen parlamentarios a los rebeldes, se suplían, delmodomejor posible,estosintermediarios,queautorizaelderechodegentesenlaguerraordinariaperoqueprohíbeen laguerracivil.Deaquíquecuandoel caso lo requería,hubiese cierta inteligencia entre la corneta campesina y el clarínmilitar. Elprimer toque no era sino una señal preventiva; el segundo significaba:“¿Queréis escucharnos?” Si el clarín no respondía a este segundo toque, elsilencioeraseñaldenegativa;sirespondía,ellosignificabaconsentimientoy,enconsecuencia,latreguaporunosinstantes.

Habiendorespondidoelclarínalsegundotoque,elhombrequeestabaenloaltodelatorrehabló,yseoyóesto:

—Hombres que me escucháis, yo soy Gouge-le-Bruant, apodadoMatazules, porque he exterminado a muchos de los vuestros, y tambiénImânus, porque mataré a muchísimos más. En el ataque de Granville mecortasteis un dedo de un sablazo sobre el cañón de mi fusil, y en Lavalguillotinasteisamipadre,amimadreyamihermanaJacqueline,dedieciochoaños.Yasabéisquiénsoy.

”AhoraoshabloennombredemonseñorelseñormarquésdeGauvaindeLantenac,vizcondedeFontenay,príncipebretón,señordelasSieteFlorestas,miamo.

”Enprimerlugaroshagosaberqueelseñormarqués,antesdeencerrarseen esta torre donde está bloqueado, ha distribuido la dirección de lasoperacionesdeguerraentreseisjefes,suslugartenientes:lehadadoaDelièrelaregiónentreelcaminodeBrestyeldeErnée;aTretonelqueseextiendeentreRoëyLaval;aJaquet,llamadoCortahierro,losconfinesdelAltoMaine;aGaulier,llamadoelGranPedro,Château-Gonthier;aLecomteelterritoriodeGraon; a Dubois-Guy el de Fougères, y toda la Mayenne al señor deRochambeau;desuertequecon tomaresta fortalezanoconseguiréisnada,yaunenelcasoextremodequeelmarquésmuriese,laVendéedeDiosydelreynomorirá.

”Estooslodigoparaadvertiros.Elseñormarquésestáaquí,amilado.Yosoy la boca por donde salen sus palabras.Hombres que nos sitiáis, guardadsilencio.

”Voyadecirosloquemásosimportaoír.

”No olvidéis que la guerra que hacéis es injusta. Nosotros somoshabitantesdeestepaís,peleamoshonradamenteysomossencillosypurosbajolavoluntaddeDios,comolahierbabajoelrocío.EslaRepúblicalaquenoshaatacado,laquehavenidoaperturbarlatranquilidaddenuestroscampos,aquemarnuestrascasasycosechas,allenardemetrallanuestrasgranjas;laqueha obligado a nuestros hijos y mujeres a huir a los bosques, con los pies

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descalzos,mientrasaúncantabalacurrucadeinvierno.

”Vosotros,losquemeoís,noshabéisperseguidoporelbosqueycercadoen esta torre; habéis matado o dispersado a los que estaban con nosotros.Tenéis cañones, habéis reforzado vuestras columnas con las guarniciones ydestacamentos de Mortain, Barenton, Teilleul, Landivy, Evran, Tinteniac yVitré, lo que aumenta vuestro número hasta cuatro mil quinientos hombresdisponibles para el ataque, mientras que nosotros sólo somos diecinuevehombresparaladefensa.

”Sinembargo,tenemosvíveresymuniciones.

”Habéislogradocolocarunaminayvolaruntrozoderocayotrodemuro.Esohahechounagujeroalpiedelatorre,unabrechaporlaquepodéisentrar,aunque no está a cielo abierto, y aunque la torre, en pie y tan fuerte comoantes,formabóvedasobreella.

”Ahoraosdisponéisalasalto.

”Nosotros,enprimerlugarelmarqués,queespríncipedeBretañaypriorseglardelaabadíadeSantaMaríadeLantenac,dondesedicetodoslosdíasuna misa desde que la instituyó la reina Jeanne; y después los demásdefensores de la torre, entre los que se halla el señor abad Turmeau, cuyonombre de guerra esGrand-Francœur;mi camaradaGuinoiseau, capitán delChamp-Vert,micamaradaCanta-en-Invierno,queescapitándelCampodelaAvena, mi camarada Musette, capitán del Campo de las Hormigas, y yo,campesino, natural de la aldea de Daon, por donde discurre el arroyoMoriandre; todos,enfin, losqueaquíestamos, tenemosalgoimportantequecomunicaros.

”¡Hombresqueestáisalpiedelatorre,oíd!

”Tenemos en nuestro poder tres prisioneros, que son tres niños. Estascriaturas han sido adoptadas por uno de vuestros batallones y, por tanto, ospertenecen.Osofrecemosdevolvéroslosperoconunacondición.

“Quenosdejéislibrelasalidadelatorre.

”Sinoaceptáis,escuchad.Nopodéisatacarnosmásquededosmaneras;oporlabrechadelladodelbosque,oporelpuentedelladodelllano.Eledificiolevantadosobreelpuentetienetrespisos;eneldeabajoyo,Imânus,yoqueoshablo,hepuestoseistonelesdealquitránycienfaginasdebrezoseco;eneldearribahaypaja,yeneldeenmediolibrosypapeles.Lapuertadehierroquecomunicaelpuenteconlatorreestácerradayelseñormarquéstienelallave.Yohehechobajoestapuertaunagujeroyporelmismohehechopasarunamechasulfurosa;unodesusextremosestámetidodentrodeunodelostonelesdealquitrányelotroestaráal alcancedemimanoenel interiorde la torre

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para prenderle fuego cuando lo juzgue conveniente. Si os negáis a dejarnossalir,pondremosa los tresniñosenelsegundopisodelpuente,entreelpisodondeestálamechaazufradayelalquitrán,yelotrodondeestálapaja,ylosencerraremosallí.

”Si nos atacáis por el puente, seréis vosotros los que incendiaréis eledificio; sinosatacáispor labrecha, lo incendiaremosnosotros,y si atacáispor ambas partes, ambos prenderemos fuego. En cualquier caso, los niñosmoriránabrasados.

”Ahorarehusadoaceptad.

”Siaceptáis,saldremos.

”Sirehusáis,losniñosmorirán.

”Hedicho.

Elhombrequehablabadesdeloaltodelatorrecalló.Unavozdesdeelpiedeellagritó:

—Noaceptamos.

Esta voz era seca y severa. Pero otra voz, menos dura, aunque tambiénfirme,añadió:

—Osconcedemosveinticuatrohoraspararendirosadiscreción.

Hubounmomentodesilencio.

—Mañanaaestahora—continuólamismavoz—,sinooshabéisrendido,iniciaremoselataque.

—Yentoncesserásincuartel—agrególaprimeravoz.

Aestavozferozcontestóotradesdeloaltodelatorre.Entredosalmenasde la plataforma se divisó una figura de elevada estatura, y a la luz de lasestrellasfueposibledistinguirelterriblesemblantedelmarquésdeLantenac,cuyamiradahoradabalaoscuridad,comosibuscaseaalguien.

—Vaya,erestú,cura.

—Sí,yosoy,traidor—respondiólarudavozdeabajo.

XI

TERRIBLECOMOLOANTIGUO

La voz implacable, era, en efecto, la de Cimourdain, y la más joven y

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menosrotunda,ladeGauvain.

Elmarqués de Lantenac, al reconocer al abate Cimourdain, no se habíaequivocado.

Alcabodepocassemanas,enaquelpaísensangrentadoporlaguerracivil,Cimourdainsehabíahechofamoso.Nohabíacelebridadmás lúgubreque lasuya, y la gente decía: “Marat en París,Châlier enLyon,Cimourdain en laVendée”.SeinsultabamásaCimourdaincuantomayoreraelrespetoqueselehabíaprofesadoenotrotiempo,queesloquelessucedeatodoslosclérigosque dejan el hábito. Cimourdain inspiraba terror. Los hombres estrictos sondesgraciados: los que contemplan sus actos los condenan; tal vez quienesviesen su conciencia lo absolverían, porque en realidad, un Licurgo nocomprendido parece un Tiberio. De todosmodos, aquellos dos hombres, elmarquésdeLantenacyCimourdain,pesabanlomismoenlabalanzadelodio.Lamaldiciónquelosrealistas lanzabanaCimourdainteníacomocontrapesola execraciónde los republicanoshaciaLantenac.Cadaunodeaquellosdoshombres era, para el partido contrario, un monstruo, a tal punto que pudoobservarse el singular fenómeno de que mientras Prieur de la Marne enGranvilleponíaprecioalacabezadeLantenac,CharetteenNoirmoutierhacíalopropiocon lacabezadeCimourdain.Digámoslodeunavez:aquellosdoshombres,elmarquésyelclérigo,eranhastaciertopuntoelmismopersonaje.Lamáscaradebroncedelaguerraciviltienedosperfiles,unovueltohaciaelpasado,yelotroalporvenir,perotantrágicosunocomootro.Lantenaceraelprimerodeestosperfiles,Cimourdainelsegundo;sóloqueelamargorictusdeLantenacestabacubiertodesombrasynoche,mientrasenlafatídicafrentedeCimourdainsereflejabaunresplandordeaurora.

Entretanto,lasitiadaTourguegozabadelbeneficiodeunrespiro.

Graciasa la intervencióndeGauvain sepactóuna treguadeveinticuatrohoras.

Imânusestaba,porlodemás,bieninformado,conocíalasdisposicionesdeCimourdain y sabía que Gauvain tenía a su mando cuatro mil quinientoshombres entre guardia nacional y tropa de línea, con los cuales cercaba aLantenac en la Tourgue, pudiendo atacar a la fortaleza con doce piezas deartillería, seis por el lado del bosque en batería rasante, y seis por el delpuente,desde lameseta,y enbatería alta.Tambiénhabía logradocolocar laminayabrirlabrechaalpiedelatorre.

Así,altérminodelasveinticuatrohorasdetregua,laluchaibaainiciarseenlascondicionessiguientes:

Enlaplanicieyelbosquesehallabancuatromilquinientoshombres.

En la torre, diecinueve. Los nombres de estos diecinueve sitiados puede

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hallarloselhistoriadorenloscartelesdelosquefueronpuestosfueradelaley.Esposiblequenosotroslosvolvamosaencontrar.

Paramandar a aquellos cuatromil quinientos hombres, casi un ejército,hubiesequeridoCimourdainqueGauvainsehiciesenombrargeneraladjunto,peroGauvainsenegó,alegando:

—YaveremoscuandoLantenaccaigaennuestrasmanos.Hastaahora,nolomerezco.

En las costumbres republicanas de la época entraba la de tener grandesmandos con pequeños grados. Bonaparte, posteriormente, fue, al mismotiempo,comandantedeescuadróndeartilleríaygeneralenjefedelejércitodeItalia.

LaTorredeGauvainteníaundestinoextraño:unGauvainlaatacabayotroGauvain ladefendía;deahíciertacontenciónenelataque,peronoasíen ladefensa, porque Lantenac era de los que en nada reparan, y por otra partesiemprehabíavividoenVersallesynoteníaningúnapreciohacialaTourgue,queapenasconocía.Habíaidoarefugiarseenellaafaltadeotroasilomejor,perolahubiesedemolidosinescrúpulossiconellohubieseservidoasucausa.Gauvaineramásrespetuoso.

Elpuntodébildelafortalezaeraelpuente;peroenlabibliotecaqueestabasobreélsehallabanlosarchivosdelafamilia.Sisedabaelasaltoporallí,elincendioseríainevitable,yquemarlosarchivoseraparaGauvaincomoatacarasuspadres.LaTourgueera lacasasolariegadeGauvain;deellaprocedíantodos sus feudos de Bretaña, lo mismo que los de Francia procedían de laTorredelLouvre.AllíestabanlosrecuerdosfamiliaresdeGauvain;allíhabíanacido. Las vicisitudes tortuosas de la vida le llevaban, en su edad viril, aatacar la misma fortaleza que lo defendió en la infancia. ¿Sería tan impíocomo para llegar a reducirla a cenizas? Es posible que su propia cunaestuvieseaúnencualquierrincóndelgraneroodelabiblioteca.

Ciertas reflexiones nos emocionan, y Gauvain, en presencia de la casapaterna, se sentía conmovido. Por eso había evitado el ataque del puente,contentándoseconsituaralfrenteunabateríaqueimposibilitasetodasalidaoevasiónporaquellaparte.Poreso, también,estandodecididoaatacarporelotrolado,tuvoqueminaryzaparelpiedelatorre.

Cimourdainconsintióenesteplan,aunquereconviniéndoseasímismoporsucondescendencia.Laasperezadesucarácter leobligabaa fruncirelceñoante aquellas antigüedades góticas, y no quería ser más indulgente con losedificios de lo que lo era con los hombres. Perdonar un castillo era ya unprincipio de clemencia; y siendo la clemencia la flaqueza de Gauvain, lovigilabaylodeteníaenaquellapendiente,asujuiciofunesta.Sinembargo,él

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mismo reconocía y confesaba en su interior, congran indignación contra supropia debilidad, que no había podido volver a ver la Tourgue sinexperimentar un secreto escalofrío; se enternecía delante de aquella sala deestudiodonde estaban losprimeros librosquehiciera leer aGauvain.Habíasido cura de la aldea inmediata de Parigné, habitando en el último piso delcastillito del puente; en aquella biblioteca tuvo sobre sus rodillas al niñoGauvain, enseñándole el alfabeto; y entre aquellas cuatroparedes, yaviejas,era donde había visto a su discípulo tan querido, al hijo de su alma, crecerfísica y espiritualmente. ¿Podía destruir y quemar aquella biblioteca, aquelcastillito, aquellas paredes que habían sido testigo de las bendicionesprodigadassobrelacabezadeaquelniño?Poresoloperdonaba,aunquenosinremordimientos.

Dejó, pues, que Gauvain entablase el ataque por el lado contrario. LaTourgueteníaunladoselvático,queeralatorre,yotrocivilizado,queeralabiblioteca, y Cimourdain había permitido que el joven sólo atacara el ladosalvaje.

Por otra parte, para aquella antiguamansión, atacada por un Gauvain ydefendida por otro Gauvain, volvían, en plena revolución, los tiemposfeudales.LasguerrasentreparientesformantodalahistoriadelaEdadMedia;losEtéoclesy losPolínicesson tangóticoscomogriegos,yHamlethaceenElsinorloquehizoOrestesenArgos.

XII

SEPREPARAELSALVAMENTO

Losdosbandospasarontodalanocheenpreparativos.

Cuando terminó el siniestro parlamento cuyos pormenores acabamos dedar,elprimercuidadodeGauvainfuellamarasuteniente.

Guéchamp,aquienesconvenienteconocer,eraunhombredesegundafila,honrado, intrépido, mediocre, mejor soldado que jefe, rigurosamenteinteligente hasta el momento en que constituye un deber no comprender,incapazdeenternecerse,inaccesiblealacorrupcióncualquieraqueellafuese,tanto a la venalidad que corrompe la conciencia como a la compasión quecorrompelajusticia.Teníaenelalmayenelcorazónlasdospantallasquesedenominan“disciplinayconsigna”,comouncaballotieneeltapaojosdelantedelosojos,ymarchadefrenteporelespacioqueledejanlibre.Supasoerarecto,peroestrechosucamino.

Por lodemás,erahombreseguro,rígidoenelmando,puntualísimoenla

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obediencia.

GauvainsedirigióconenergíaaGuéchamp.

—Guéchamp,unaescalera.

—Notenemosninguna,micomandante.

—Precisamosuna.

—¿Paraescalar?

—No,parasalvar.

—Comprendo—asintióGuéchamptrasreflexionar—.Peroparaesohacefaltaqueseamuyalta.

—Quealcanceporlomenosatrespisos.

—Sí, mi comandante, ésta es altura, aproximadamente. Y aun debe sermayorparaquenofracasemos.

—Sinduda.

—¿Cómoesquenotenemosescalas?

—Micomandante,nohabéiscreídooportunoatacarlaTourgueporelladode la planicie, contentándoos con bloquearla por ese lado. Habéis queridoatacar,noporelpuente,sinopor la torre;poresononoshemospreocupadomásquedeminarla,renunciandoaescalarla.Poresonotenemosescaleras.

—Quehaganunainmediatamente.

—Unaescaladetrespisosnoseimprovisa.

—Queatenporlosextremosotrasmáscortas.

—Peroesprecisotenerlas.

—Buscadlas.

—No será fácil encontrarlas. Los campesinos, en todas partes, así comodesmontanloscarrosycortanlospuentes,destruyenlasescalas.

—Cierto,quierenparalizarlaaccióndelaRepública.

—Quierenquenohallemosmediosdellevarunconvoynidecruzarunríoosaltarunmuro.

—Sinembargo,necesitoesaescalera.

—Tengounaidea:enJavené,cercadeFougëres,hayunagrancarpintería.Allípodremosencontrarescaleras.

—Nohayqueperderunsegundo.

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—¿Paracuandolaqueréis?

—Lomástarde,paramañanaaestahora.

—Enviaréunexpreso,agalope,aJavené;llevaráordenderequisaycomoallí tenemos un destacamento de caballería, él mismo nos proporcionará laescoltaylaescalerapodráestaraquímañanaantesdelapuestadelsol.

—Deacuerdo,esobastará,perodespachadalinstante—dijoGauvain.

Diezminutosdespués,Guéchampestabadevuelta.

—Micomandante,elcorreohamarchadoyaaJavené.

Gauvainsubióalaplanicieypermanecióunbuenratoconlavistafijaenel puente-castillo, que atravesaba el barranco. El ala del edificio, sin másentrada que la puerta baja, cerrada por el puente levadizo, daba frente a laescarpa del barranco. Para llegar desde la planicie a los pilares del puentehabíaquedescenderporestaescarpa,locualnoeraimposibleasiéndosealasmatas, pero, una vez en el foso, el sitiador se veía expuesto a todos losproyectilesquepodíanlloversobreéldesdelostrespisos.Gauvainacabóporconvencerse de que, dada la situación, el ataque seríamás ventajoso por labrechadelatorre.

Adoptó todas las medidas para hacer imposible la fuga; completó elestrechobloqueodelaTourgueyapretólasredesdesusbatallones,demodoque nada pudiera atravesarlas. Gauvain y Cimourdain se repartieron lasfuerzasparaelataque.GauvainsereservólapartedelbosqueyleentrególaplanicieaCimourdain,conviniendoenquemientrasel joven,secundadoporGuéchamp, conduciría el ataque por la brecha, Cimourdain, con la mechaencendidaymandandolabateríaelevada,observaríaelpuenteyelbarranco.

XIII

LOQUEHACÍAELMARQUÉS

Mientras fuerade la torre todosedisponíaparaelataque,dentro todosepreparabaparalaresistencia.

Nodeja de haber cierta analogía entre torre y tonel, porque así como seperforanconunpunzónlasduelasdeuntonel,seperforanconunaminalosmurosdeunatorre.EstoesloquelesucedióalaTourgue.

El poderoso golpe de punzón dado por dos o tres quintales de pólvoraagujereódeparteaparteelenormemuro.Aquelboquetepartíadelpiedelatorre, atravesaba la muralla en su mayor grosor y terminaba formando una

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especiedearcogroseroenlasaladelpisobajodelafortaleza.Lossitiadoresdesdesusbaterías,afindehacerlabrechapracticableparaelasalto,lahabíanmodeladoyensanchadoacañonazos.

Elpisobajohastaelcualpenetrabalabrechaeraunagranpiezaredonda,toda desnuda, con un pilar central que sostenía la clave de toda la bóveda.Aquellasala, lamayordetodoeledificio,noteníamenosdediezmetrosdediámetro. Cada piso se componía de una sala semejante, pero menor, conpequeñosbancosenloshuecosdelasaspilleras.Lasaladelpisobajocarecíadeaspillerasytragaluces,poseyendolamismaclaridadyelmismoairedeunatumba.

En esta sala, a ras de suelo, se hallaba la puerta de los Calabozos delolvido, que tenía más hierro que madera, y otra puerta de la escalera queconducíaalospisossuperiores,escaleraabiertacomotodasenelespesordelmuro.

A esta sala podían llegar los sitiadores por la brecha, pero todavía, auntomadadichasala,lesfaltabatomarlatorre.

Jamás se había podido respirar en aquella sala: nadie había logradopermanecerenellaveinticuatrohorassinmorirasfixiado,peroahora,graciasalabrecha,sepodríavivirallí.

Por eso los sitiados no cerraron la brecha. ¿Para qué cerrarla? El cañónhabríavueltoaabrirla.

Fijaronenelmurounaargolladehierroyenellaunaantorcha,conlocualalumbraronlasaladelpisobajo.

¿Cómodefenderse?

Tapar el boquete era fácil, pero inútil. Era preferible una retirada. Unaretiradaesunatrincheramientodeánguloentrante,especiedebarricadadoblequepermitehacerconvergerlosfuegosdediversospuntossobrelossitiadoresyque,dejandoalexteriorabiertalabrecha,cierraverdaderamentepordentro.Nolesfaltabanmaterialesyconstruyeronunaretiradaconaberturasparalosfusiles.Elánguloentrantedeestereductoapoyabasuvérticeenelpilarcentraly las dos alas tocaban almuro por las dos partes.Hecho esto, se colocaronbarrenosenlospuntosapropiados.

El marqués lo dirigía todo. Inspirador, maestro, guía, alma terrible deaquelladefensa,Lantenacpertenecíaaesa razadeguerrerosdel sigloXVIIIquealosochentaañosdeedadsalvabanciudades.SeparecíaalcondeAlbergque,casicentenario,expulsódeRigaalreydePolonia.

—Valor,amigos—decíaelmarqués—,aprincipiosdeestesiglo,en1713,Carlos XII, encerrado en Bender en una casa, se sostuvo contra veinte mil

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turcossólocontrescientossuecos.

Fortificaron también los dos pisos superiores: cerraron las piezas conbarricadas,hicieronaspilleras,arrancaronlaspuertasconvigasempotradasafuerza de mazazos, y solamente quedó libre la escalera de caracol quecomunicaba los diversos pisos, porque era necesaria para moverse, yobstaculizaralsitiadorhabríasidotambiénobstaculizaralsitiado.Ladefensadelasplazastienesiempreunladodébil.

Elmarqués,infatigable,fuertecomounjoven,levantandovigas,llevandopiedras, daba ejemplo,metiendomano al trabajo, dando órdenes, ayudando,fraternizando, riendoconaquellagente feroz,conservándose,sinembargo,alaalturadesucategoríadeseñor,altivo,familiar,elegante,feroz.

Noadmitíaréplicascuandoordenaba.

—Silamitaddevosotrossesublevase—lesdecía—laharíafusilarporlaotramitadydefenderíalatorreconlosquemequedasen.

Estaresoluciónesloquehacequeseadoreaunjefe.

XIV

LOQUEHACÍAIMÂNUS

Mientraselmarqués seocupabaenpreparar ladefensade labrechay latorre, Imânus se cuidabadel puente.Desde el iniciodel sitio, la escaleradesalvamentoqueestabasuspendidatransversalmenteporfueraydebajodelasventanasdelsegundopisohabíasidoretiradaporordendelmarquésypuestaporImânusenlasaladelabiblioteca.EstaescaleraeratalvezlaqueGauvainquería reemplazar. Los ventanales del entresuelo, llamado sala de armas,estabandefendidosporunaarmazóntripledebarrotesdehierrofijosalmuro,y a través de ellos no se podía entrar ni salir. No había barrotes en losventanalesdelabiblioteca,peroestabanmuyaltos.Sehizoacompañardetreshombres,capacescomoélyresueltosatodo.EranHoisnard,llamadoRama-de-Oro, y los dos hermanos llamados Pica-de-madera. Imânus tomó unalinterna sorda, abrió la puerta de hierro y registró minuciosamente los trespisosdelcastillodelpuente.HoisnarderatanimplacablecomoImânus,sobretododesdequelosrepublicanoslemataranunhermano.

Imânusexaminóelpisosuperior,llenodehenoypaja,yelinferior,alquehizollevarvariasollasdealquitránparaañadirlasalostonelesdebrea;pusoéstos en contacto con unmontón de haces de brezo y se aseguró del buenestadodelamecha,delaqueunextremoestabaenelpuenteyelotroenla

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torre.Derramó también por el suelo gran cantidad de alquitrán, empapandoparte de la mecha; por último hizo colocar en la biblioteca, entre el pisosuperiorenelqueestabalapajayelinferiorenelquesehallabaelalquitrán,las tres cunas donde dormían profundamente René-Jean, Gros-Alain yGeorgette,ordenandoquesellevasenconcuidadoparanodespertarlos.

Estascunaseransencilloscuévanoscampesinos,especiedecanastillasdemimbremuybajasque,puestasenelsuelo,permitíanalniñosalirdelacunasinayudaajena.Cercadecadacuna,Imânuspusounaescudilladesopaconunacucharademadera.Laescaleradesalvamento,retiradadelosventanales,había sido colocada en el suelo de la biblioteca y apoyada contra la pared.Imânusmandócolocarlascunasdeformaquesetocaranporlosextremosalolargo de la pared situada enfrente de la escalera, y después, pensando quepodría ser útil establecer corrientes de aire, abrió de par en par las seisventanasdelabiblioteca.Eraunanochedeverano,azulytibia.

EnvióaloshermanosPica-de-maderaaabrirlasventanasdelpisosuperiory del inferior; había observado en la fachada oriental del edificio una granhiedraviejayseca,delcolordelayesca,quepensópodríaserleútil,yaquecubríatodounladodelpuentedearribaabajo,formandocomounmarcoalasventanasdelostrespisos.Porúltimo,trashaberloinspeccionadotododeunaojeadadefinitiva, los cuatrohombres salierondel castillitoy regresarona latorre. Imânus cerró de nuevo con dos vueltas de llave la pesada puerta dehierro,observóatentamentelaenormeyterriblecerradurayexaminóconairesatisfechoelcabode lamechaazufradaquepasabaporelagujero,yqueyaeralaúnicacomunicaciónentrelatorreyelpuente.Aquellamecha,partiendode la sala redonda, pasaba bajo la puerta de hierro, entraba por la bóveda,descendíaporlaescaleradelpisobajodelpuente,serpenteabaporlaescalerade caracol, se arrastraba por el suelo de la sala de armas y terminaba en elcharcodealquitránqueestabaencontactoconlostonelesyhaces.

Imânuscalculabaquesenecesitaríauncuartodehoraparaque lamechaencendidaenel interiorde la torre llevarael fuegohastael alquitránque sehallababajolabiblioteca.Tomadastodasestasdisposiciones,yhechalavisitadeinspección,devolviólallavedelapuertadehierroalmarquésdeLantenac,quienlaguardóenelbolsillo.

Importaba vigilar todos losmovimientos de los sitiadores. Imânus fue asituarsecomocentinela,consucornetíndevaquerizoalcinto,enlagaritadela azotea, en lo alto de la torre. Allí, sin cesar de observar por un lado elbosque,porotrolaplanicie,yteniendoasualcanceunabolsadepólvora,unsacodebalasyvariosperiódicosviejos,sededicóafabricarcartuchos.

Cuando salió el sol pudieron verse en el bosque ocho batallones con lasbayonetas caladas, dispuestos para el asalto; en la planicie una batería de

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piezasconsumuniciónycajasdemetrallaendisposicióndeabrirfuego;enlafortaleza, diecinueve hombres cargando mosquetones, fusiles, pistolas yescopetas,yenlastrescunas,tresniñosdormidos.

LibroTercero

LAMASACREDESANBARTOLOMÉ

I

Losniñossedespertaron.

Laprimerafuelaniña.

Eldespertarde losniñosescomolaaperturade lasflores:desus tiernasalmasseexhalaunfraganteperfume.

Georgette,laniñadeveintemeses,lamenordelostres,queenmayoaúnmamaba,levantósucabecita,sesentó,semirólospiesysepusoamurmurar.

Asucamallegabaunrayodeluzmatutina;hubierasidodifícildecirquéeramássonrosado,silaluzdelaauroraoelpiedeGeorgette.

Losotrosdosniñosdormíanaún;losvaronestienenelsueñomáspesado.Georgette,alegreyconfiada,parloteaba.

René-Jean eramoreno;Gros-Alain tenía el pelo castaño yGeorgette erarubia. El color, en la infancia, se corresponde con la edad, y suele alterarsedespués.René-JeanteníaunaspectodepequeñoHércules;dormíabocaabajo,conlospuñosenlosojos.Gros-Alainteníalaspiernasfueradelacuna.

Los tresvestíanharapos.Losvestidosque leshabíandadoenelbatallóndelGorroFrigiosehabíanrotoenmilpedazos;apenasllevabancamisa.Losdos niños se hallaban casi desnudosyGeorgette llevabaun trapoque en sutiempofuevestido,peroqueerayasólocorpiño.¿Quiéncuidabadeaquellosniños?Nadiesabríadecirlo.Noteníanmadre.Lossalvajesguerrerosaldeanosque los llevabanconsigodebosqueenbosque lesdabansupartede rancho.Esoeratodo.Losniñosselasingeniabancomopodían,peroteníanatodosporamosyaningunoporpadre.Sinembargo, losandrajosde losniñosestabanllenosdeluz:selesveíaencantadores.

Georgetteseguíaparloteando.

Loqueunpajarillocanta,unniñoloparlotea.Eslamismacanción.Himnoindistinto, balbuceante, profundo. El niño tiene, además, lo que no tiene elpájaro: el oscuro destino humano delante de sí. De aquí la tristeza de los

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hombresqueoyen,contrapuestaalaalegríadelniñoquecanta.Elcánticomássublimequepuedeoírsesobrelatierraeselbalbuceodelalmahumanaenloslabiosdelniño.Eseconfusocuchicheodeunpensamientoquetodavíanoesmásqueinstintocontienenosesabequéllamamientoinconscientealajusticiaeterna;quizásesunaprotestaefectuadaenelumbralantesdeentrar,protestahumilde y punzante; esa ignorancia que sonríe al infinito comprometiendotodalacreacióneneldestinodelserdébilydesarmado.Ladesgracia,sillega,seráunabusodeconfianza.

Elmurmullodelniñoesmásyesmenosquelapalabra;nosonnotasyescántico;nosonsílabasyeslenguaje;haempezadoenelcieloynotendráfinenla tierra;existeantesdelnacimientoycontinúa.Secomponedeloqueelniñodecíacuandoeraángelydeloquediráalserhombre; lacunatieneunAyer,comoelsepulcrotieneunMañana,yelAyeryelMañanaamalgamanenesegorjeooscurosusecreto respectivo,ynadaprueba tanto laexistenciadeDios, la eternidad, la responsabilidad, la dualidad del destino, como esasombraformidableenesaalmacolorderosa.

Lo que balbuceaba Georgette no la entristecía, porque todo su hermososemblanteerasonrisa.Sonreíasuboca,sonreíansusojosytambiénsonreíanloshoyuelosdesusmejillas.Sedesprendíadeaquellasonrisaunamisteriosaaceptacióndelamañana.Elalmatienefeenelrayodeluz.Elcieloeraazul,hacíacaloryuntiempohermoso.Ladébilcriatura,sinsabernada,sinconocerni comprender nada, muellemente hundida en imaginaciones infantiles, secreía segura enmedio de aquella tranquilidad de laNaturaleza, de aquellosárbolesinocentes,deaquelverdorsincero,deaquellacampiñapuraypacífica,de aquel ruidodenidos, de fuentes, demoscas, dehojas, por encimade lascualesresplandecíalainmensainocenciadelsol.

DespuésdeGeorgettesedespertóRené-Jean,elmayor,queteníayacuatroañoscumplidos.Sepusoenpie,saltóvaronilmentedelacuna,violaescudilla,ysinextrañarseempezóaengullirlasopa.

El parloteo deGeorgette no había despertado aGros-Alain, pero ante elruidoquehacíalacucharaenlaescudillasevolvióderepenteyabriólosojos.Gros-Alain tenía tres años; vio la escudilla que se hallaba al alcance de sumano, extendió el brazo, la tomó y sin salir de la cuna la puso entre susrodillas y, lo mismo que su hermano, empezó a hacer uso de la cuchara ycomió.Georgettenolosoíaylasmodulacionesdesuvozparecíanenmarcarlosvaivenesdeunensueño.Susgrandesojosabiertosmirabanalcieloyerandivinos;cualquieraqueseael techoo labóvedaque tengaunniñosobre sucabeza,loquesereflejaensusojoseselcielo.

CuandoRené-Jeanhuboconcluido, rebañócon lacucharael fondode laescudilla,suspiróyexclamócondignidad:

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—Yamehecomidolasopa.

EstaspalabrasllamaronlaatencióndeGeorgette.

—“Popa”—balbució.

Y viendo que René-Jean había comido y que Gros-Alain lo estabahaciendo, cogió la escudilla que tenía al lado y comió, no sin llevarse lacucharaconmásfrecuenciaalasorejasquealaboca.

Devezencuandorenunciabaalacivilizaciónycomíaconlosdedos.

Gros-Alain,despuésdehaberrebañado,comosuhermano,elfondodelaescudilla,habíaidoabuscarloycorríatrasél.

II

De pronto se oyó fuera de la torre, por el lado del bosque, el toque delclarín, enérgico y severo, al que respondió el de la cometa dentro de lafortaleza.

Estavezeraelclarínquienllamabaylacometaquienrespondía.

Unsegundotoquedeclarínfuecorrespondidodenuevoporlacorneta.

Después, a la entradadel bosque, seoyóunavoz lejana, pero clara, quegritó:

—¡Bergantes, se os advierte, si al ponerse el sol no os habéis rendido adiscreción,atacaremos!

Unavozsemejanteauntruenorespondiódesdelaazoteadelatorre:

—¡Atacad!

Lavozdeabajoreplicó:

—Como aviso final dispararemos un cañonazo media hora antes delataque.

Ylavozdearribarepitió:

—¡Atacad!

Las voces no llegaban hasta los niños pero sí el sonido del clarín y lacorneta,que llegabanmuchomás lejos.Georgette,alprimer toquedelclarínlevantólacabezaycesódecomer;altoquedecornetaabandonólacucharaenlaescudilla;alsegundotoquedeclarínlevantóelíndicedelamanoderechaylevantándolo y bajándolo alternativamente marcó las cadencias del sonido,prolongadopor el segundo toque de cometa.Luego, cuando callaron ambosinstrumentos,quedópensativaconeldedolevantadoymurmurandoamediavoz:

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—Misica…

Seguramentequeríadecir“música”.

Los dos mayores, René-Jean y Gros-Alain, no habían prestado muchaatención al clarín ni a la corneta, absortos en otro asunto: una cucarachacruzabalabiblioteca.

—¡Unbicho!—gritóGros-Alainalverla.

René-Jeanseacercó.

—Pica—continuóGros-Alain.

—Nolehagasdaño—dijoRené-Jean.

Yamboscontemplaronelpasodelacucaracha.

Entre tanto,Georgettehabía acabado su sopa;buscabacon lavista a sushermanos. René-Jean y Gros-Alain estaban en el hueco de un ventanal,mirandoencuclillasa lacucaracha,muygravesyatentos, juntas lasfrentes,mezclando sus cabellos, conteniendo la respiración,maravillados ante aquelbichoquesehabíadetenidosinmoverse,disgustadodetantaadmiración.

Georgette,viendoasushermanos tanocupados,quisosaberelmotivoy,aunquenoleerafácil,intentóllegarhastaellos.Eltrayectoestabaerizadodedificultades:porelsuelohabíamuchascosas,taburetespatasarriba,montonesde papelotes, cajones desclavados y vacíos, baúles,muchos objetos que erapreciso evitar, todo un archipiélago de escollos. Georgette se aventuró apenetrarenél,comenzandoporsaltardelacuna,serpenteandoluegoentrelosarrecifes y los estrechos, empujando un taburete, trepando por entre doscofres,sorteandounmontóndepapeles,ascendiendoaveces, rodandootras,mostrando inocentemente su pobre e infantil desnudez, y llegó a lo que unmarino llamaríaaltamar,o seaunespaciobastanteampliodel sueloquenoestabaobstruidoydondenohabíapeligros.Entoncesselanzó,atravesóagataseltrecho,queeratodoeldiámetrodelasala,conlaligerezadeungatoyllegócercadelaventana.

Allí halló un obstáculo formidable, que era la gran escalera puestahorizontalmentejuntoalapared,ycuyoextremorebasabaunpocolaesquinaqueformabaelhuecodelaventana.EsteextremoformabaentreGeorgetteysushermanosunaespeciedecaboqueeraprecisodoblar.Sedetuvoymeditó,yterminadosumonólogointerior,sedecidió.

Asiendoresueltamenteconsusdedos rosadosunode lospeldaños,ahoraverticales y no horizontales al estar la escalera acostada sobre uno de susmontantes,tratódelevantarsesobresuspies;noloconsiguióalprimerintentoni tampocoalsegundo,sinoquevolvióacaeralsuelo,peroal tercerologrómantenersedepie,yapoyándosesucesivamenteencadaunodelospeldaños,

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echóaandaralolargodelaescalera.Alllegaralextremo,faltándoledondeapoyarse,vaciló,peroasiendoconsusdosmanitaselextremodelmontante,queeraenorme,seenderezó,doblóelcabo,miróaRené-JeanyGros-Alain,yrío.

III

En aquel momento, René-Jean, satisfecho del resultado de susobservacionessobrelacucaracha,levantólacabeza,diciendo:

—Eshembra.

LarisadeGeorgettehizoreírtambiénaRené-Jean,yésteaGros-Alain.

Georgette se reunió con sus hermanos y formaron un pequeño corrosentados en el suelo. Pero la cucaracha ya había desaparecido.AprovechándosedelarisadeGeorgette,sehabíaescondidoenunagrietadelsuelo.

Otrossucesossiguieronalpasodelacucaracha.

Enprimerlugar,elvuelodelasgolondrinas.

Susnidos sehallabanprobablementebajo el alerodel tejado.Vinieron avolar cerca de los ventanales, un poco recelosas de los niños, describiendograndescírculosenelaireylanzandosudulcegritodeprimavera.Estohizolevantarlavistaalosniños,ylacucarachaquedóolvidada.

—Paros—exclamóGeorgette,señalandoalasgolondrinas.

—Señorita,nosediceparos,sinopájaros—lariñóRené-Jean.

—Caros—dijoGeorgette.

Lostrescontemplaronlasgolondrinas.

Despuésentróunaabeja.

Nadaseparecetantoaunalmacomounaabeja.Vadeflorenflorcomounalmadeestrellaenestrella;recibelamielcomoelalmalaluz.

La abeja produjo un gran ruido al entrar, zumbando, como diciendo:“Vengodeverlasrosas,ahoravengoaveralosniños.¿Quépasaporaquí?”

Unaabejaescomounamadecasa:gruñecantando.

Mientraslaabejaestuvoenlasala,losniñosnodejarondeseguirlaconlavista.

Exploró toda labiblioteca, registró todos los rincones, revoloteócomosiestuviese en su casa, en su colmena, y rodó, alada y melodiosa, yendo dearmarioenarmario,mirandoatravésdeloscristaleslostítulosdeloslibros,

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comosifueraunespíritu.

Realizadalavisita,semarchó.

—Sevaasucasa—dijoRené-Jean.

—Esunbicho—dijoGros-Alain.

—No,unamosca—corrigióRené-Jean.

—Moca—dijoGeorgette.

Gros-Alain, que acababa de encontrar en el suelo un bramante en cuyoextremo había un nudo, lo asió entre el índice y el pulgar por el extremoopuestoyhaciendoconélunaespeciedemolinete,comenzóadarlevueltasconprofundaatención.

Por su parte, Georgette, de nuevo a gatas, comenzó sus caprichososvaivenes,yaldescubrirunvenerablesillónderaídatapicería,cuyacrinsalíapormuchosagujeros,sedetuvojuntoaél,metiólosdedosyseentretuvoensacarlacrinconembeleso.

Derepentelevantóundedoquequeríadecir:Escuchad.

Losdoshermanosgiraronlacabeza.

Afueraseoíaunestrépitovagoylejano;probablementeeranlossitiadoresque efectuaban algúnmovimiento estratégico en el bosque.Relinchaban loscaballos,redoblabanlostambores,rodabanlosarmonesdeartillería,chocabanlascadenas, lascornetasmilitaresse llamabany respondíanenconfusiónderuidostoscosque,mezclándose,formabanunaespeciedesinfonía.Losniñosescuchabanentusiasmados.

—EsDiosquienhacetodoesto—dijoRené-Jean.

IV

Cesóelruido.

René-Jeansedejóllevarporunensueño.

¿Cómosecomponenydescomponenlas ideasen loscerebros infantiles?¿Cuáleselmovimientointeriorymisteriosodesumente,tanturbadaycortaaún?Enaquellacabecitagraciosaypensativaseprodujounamezcladeideasde Dios, de oración, de manos cruzadas, de ciertas sonrisas que en otrostiempos se cernían sobre él y queyano existían, yRené-Jean cuchicheó envozbaja:

—Mamá…

—Mamá…—dijoGros-Alain.

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—Mamá…—dijoGeorgette.

Después,René-Jeanempezóasaltar.

Gros-Alain,alverlo,saltó.

Gros-Alain reproducía todos los gestos y movimientos de René-Jean;Georgettemenos.Laedaddetresañoscopiaaladecuatro;peroladeveintemesesconservasuindependencia.

Georgettecontinuósentada,pronunciandounapalabradevezencuando.Georgettenoconstruíafrasestodavía.

Eraunapensadora;hablabaporapotegmas;eramonosilábica.

Sinembargo,pocodespués,seducidaporelejemplo,concluyóporquererimitarasushermanos,yaquellosseispiececitosdescalzosempezaronabailar,acorrer,atropezarentreelpolvodelviejopisodeencinapulimentada,bajolagravemiradade losbustosdemármol,a loscualesGeorgetteobsequiabadevezencuandoconunamiradadesoslayo,murmurando:

—Mommes…

En el lenguaje de Georgette, un “momme” era todo aquello que teníaaspectohumano,aunsinserlo.Losseresnosepresentanalaimaginacióndelosniñossinoconfundidosconlosfantasmas.

Georgette, oscilandomás quemarchando, seguía a sus hermanos, pero acuatropatas.

Súbitamente,René-Jeanseacercóaunventanaleirguiólacabeza,despuéslabajóyfuearefugiarseenelrincónqueformabaaquelhueco.Acababadever a un hombre que lomiraba.Era un soldado azul del campamento de laplanicie que, aprovechando la tregua, y quizás infringiéndola un poco, seaventuraba a llegar hasta el extremode la escarpa del torrente, en donde sedescubríaelinteriordelabiblioteca.AlverhuiraRené-Jean,Gros-Alainhuyótambién, refugiándose junto a su hermano, y Georgette se ocultó detrás deellos.Asípermanecieronensilencio,inmóviles,Georgetteconundedosobrelos labios.Pocodespués,René-Jeansearriesgóasacar lacabeza;elsoldadoseguíaaúnenelmismo lugar.René-Jeanse retiróconpresteza,y los tresnisiquieraseatrevíanarespirar.Porúltimo,Georgettesecansódetenermiedo,recobrósuaudaciaymiró.Elsoldadosehabíaidoylostresniñosvolvieronacorretearyjugar.

Gros-Alain, aunque imitador y admirador de René-Jean, tenía unaespecialidad:loshallazgos.Suhermanoysuhermanalovierongaloparcomoundesesperado,tirandodeuncarritodecuatroruedasquehabíadesenterradoquiénsabededónde.

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Aquelcochedemuñecassehallabaallídesdehacíamuchosañosyestabacubiertodepolvo,haciendobuenavecindadconloslibrosdelosgeniosylosbustosdelossabios.TalvezfueseunodelosjuguetespreferidosporGauvainensuinfancia.

Gros-Alain hizo chascar con orgullo inmenso un látigo fabricado con subramante. Así son los inventores. Cuando no se descubre América, sedescubreuncarricoche.Siempreesasí.

Era preciso dejar a sus hermanos participar del hallazgo. René-JeantambiénquisotirardelcarruajeyGeorgettesubiraél.

En efecto, todo quedó arreglado, sentándose en el coche Georgette,haciendoRené-JeandecaballoyGros-Alaindecochero.Peroéstenoconocíaeloficioyfueelcaballoquientuvoqueenseñárselo.

—Di¡arre!—legritóelcaballoaGros-Alain.

—¡Arre!—repitióGros-Alain.

VolcóelcocheyGeorgettecayóporelsuelo.Losángelestambiéngritan,yGeorgettegritó.

Despuéssintióunvagodeseodellorar.

—Señorita,eresdemasiadogrande—dijoRené-Jean.

—Soande…—dijoGeorgette.

Ysugrandezalaconsolódelacaída.

Lacornisadetablasdebajodelosventanaleseramuyancha;elpolvodelos campos, robado por el aire a la planicie cubierta de brezos, se habíadepositadodesdehacíamuchotiempoenaquellacornisa;laslluviaslohabíanconvertidoentierravegetalyelvientodejócaervariassemillasencima,yunazarzaaprovechóaquellaoportunidadtanexiguaparagerminar.Aquellazarzapertenecíaalaespeciedenominadazarzamora.Comocorríaelmesdeagosto,lazarzaestaballenadefruto,yunadesusramas,penetrandoporlaventana,colgabacasihastatocarelsuelo.

Gros-Alain,despuésdehaberdescubiertoelbramanteylazarza,avistólaramaycorrióhaciaella.

Cogióunamorayselacomió.

—Tengohambre—dijoRené-Jean.

YGeorgette,galopandosobremanosypies,seacercó.

Entre los tres despojaron la rama y se comieron todas las moras. Seensuciaron, y rojos como el púrpura de la zarza, aquellos tres serafines

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terminaronporparecertrespequeñosfaunos.SuaspectohabríaimpresionadoaDanteydeleitadoaVirgilio,porque,además,reíanacarcajadas.

Devezencuando,lasespinasdelazarzalespinchabanenlosdedos.Nadaselograsinesfuerzo.

Georgette le enseñó a René-Jean su dedo, con una gotita de sangre, eindicándolelazarza,exclamó:

—Pica.

Gros-Alain,picadotambién,mirólazarzacondesconfianzayañadió:

—Esunbicho.

—No—respondióRené-Jean—,esunpaloconpinchos.

—Unpaloescosamala—apuntóGros-Alain.

Georgetteestuvoapuntodevolverallorar,peroacabóporreír.

V

Entre tanto, René-Jean, celoso quizás de los descubrimientos de suhermanomenor,habíaconcebidoungranproyecto.Hacíaunratoquesindejarderecogerlasmoras,yapesardepincharselosdedos,susojossedirigíanconfrecuencia al atril,montado sobre un eje y aislado como unmonumento enmedio de la biblioteca. En este atril se exhibía ostentosamente abierto elcélebrevolumenSanBartolomé.

Eraun tomoencuarto,magníficoymemorable.HabíasidopublicadoenColoniaporelfamosoeditordelaBibliade1682,Bloeuw,enlatínCoesius;tiradoenprensasdecajasycorreas;impresonoenpapeldeHolanda,sinoenaquelhermosopapelárabe,tanadmiradoporÉdrisi,queesdesedayalgodóny siempre se conserva blanco. La encuadernación era de cuero dorado, lasabrazaderasdeplata,ylasguardasdeaquelpergaminoquelospergaminerosde París juraban comprar en la sala Saint-Mathurin, y “no en otra parte”.Estabaeltomollenodegrabados,enmaderaycobre,ydecartasgeográficasdemuchos países, precedido de una protesta de los impresores, papeleros ylibreroscontraeledictode1635,queestablecíaun impuestosobreelcuero,las cervezas, los animales de pezuña hendida, el pescado y el papel; y a lavueltadelfrontispicioseleíaunadedicatoriaalosGryphes,quesonenLyonlo que los Elzévirs en Amsterdam. Por todo lo cual resultaba un ejemplarilustre,casitanrarocomoelApóstoldeMoscú.

Era hermoso aquel libro; por eso René-Jean lo contemplaba, quizádemasiado.EstabaabiertoprecisamenteporlapáginaquerepresentabaaSanBartolomé llevando su piel sobre el brazo, estampa que el niño podía verdesde el suelo. Cuando se hubieron comido todas las moras, René-Jean lo

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admiró con una mirada terriblemente amorosa, y Georgette, cuyos ojossiguieronladireccióndelamiradadesuhermano,vioelgrabadoydijo:

—Etampa.

AquellapalabrapareciómotivaraRené-Jean,quien,conasombrodeGros-Alain,hizounacosaextraordinaria.Enunrincóndelabibliotecaseveíaunagransilladeroble.René-Jeanfuehaciaellay laarrastróporsísolohastaelpupitre. Después se encaramó en el asiento y puso sus dosmanos sobre ellibro.

Habiendo llegado a tanta altura sintió la necesidad de mostrarsemagnánimo;tomóla“etampa”porlapuntasuperiorylaarrancóconcuidado.El desgarrón salió atravesado, aunqueno era ésa la intencióndeRené-Jean.Quedóenellibrotodalaparteizquierda,conunojoyunpedazodelaaureoladelviejoevangelistaapócrifo.LeofrecióaGeorgettelaotramitaddelSantoytodasupiel.GeorgettecogióelSantoydijo:

—Momme.

—¿Yamí?—chillóGros-Alain.

Laprimerapáginaarrancadadeunlibroescomolaprimerasangrevertida.Ahísedecidelacarnicería.

René-Jean giró la página; detrás estaba el grabado del comentador,Pantaenus.René-JeanloarrancóyselodioaGros-Alain.

Entre tanto, Georgette rompió su estampa en dos pedazos, y éstos encuatro;demodoquelahistoriapodíaproclamarqueSanBartoloméhabíasidodescuartizadoenBretañadespuésdehabersidodesolladoenArmenia.

VI

Terminadoeldescuartizamiento,GeorgettelealargólamanoaRené-Jeanydijo:

—Más.

Despuésdelsantoyelcomentaristaveníanvariosretratosmástoscos;eranlosglosadores.

Elprimero,porordendefechas,eraGavantus;René-JeanloarrancóylopusoenlasmanosdeGeorgette.

TodoslosglosadoresdeSanBartolomépasaronporlomismo.

DarconstituyeunasuperioridadyRené-Jeannoguardónadaparasí.Gros-AlainyGeorgettelocontemplaban;estoerasuficienteparaél.Secontentabaconlaadmiracióndesupúblico.

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René-Jean, inagotable y magnánimo, le adjudicó a Gros-Alain FabricioPignatelli, y a Georgette el padre Stilting; a él, Alfonso Tostat, y a ella,CorneliusaLapide;aGros-Alain,EnriqueHammond,yaGeorgette,elpadreRoberti,acompañadodeunavistadesuciudaddeDouai,dondeaquélnacióen1619.Gros-AlainobtuvotambiénlareclamacióndelpapeleroyGeorgetteladedicatoriaalosGryphes.Encuantoalosmapas,René-Jeanlosdistribuyóequitativamente,dándoleEtiopíaaGros-AlainyLicaoniaaGeorgette,traslocualtiróellibroalsuelo.

Aquél fue un instante tremendo. Gros-Alain y Georgette contemplaron,con éxtasis mezclado con pavor, cómo su hermano mayor fruncía el ceño,tensaba las piernas, apretaba los puñosy empujaba fuera del atril elmacizovolumen. Es trágico ver a un libro majestuoso perder su consistencia. Elpesado tomodesarzonadopendióunmomentodel atril, sebalanceóy luegocayó, y deshecho, maltrecho, dislocado, desencajado, desencuadernado, conlasabrazaderasrotas,quedólastimosamenteinerteenelsuelo.Porfortunanocayósobrelosniños.Éstosquedaronaturdidos,peronoaplastados.Notodaslasaventurasdelosconquistadoresconcluyencontantafortuna.

Comotodaslasglorias,éstahizoungranruidoylevantóunagrannubedepolvo.

Unavezellibroenelsuelo,René-Jeanbajódelasilla.

Hubouninstantedesilencioyterror; lavictoriatambiéntienemomentospavorosos. Los tres niños se cogieron de las manos y se retiraron a ciertadistancia,contemplandodesdeallíelenormevolumendesmantelado.

Trasunossegundosdemeditación,Gros-Alainseacercóconenergíaylepropinóunpuntapié.

Éste fueelgolpedegracia.Eldeseodedestrucciónexiste.René-Jean lepegóotropuntapiéallibro,Georgetteledioelsuyoy,cayendosentadaenelsuelo,aprovechólaocasiónparaarrojarsesobreSanBartolomé.René-Jeanseprecipitó en pos de ella, y luego Gros-Alain, y gozosos, triunfantes,despiadados,rasgandolasestampas,cortandolashojas,arañandolosregistros,arrancandolaencuadernación,desencolandoelcuerodorado,desclavandolasabrazaderas, rompiendo el pergamino, destrozando el augusto texto,trabajando conmanos, pies, uñas y dientes, sonrosados, risueños, febriles yferoces,lostresángelesderapiñaseabatieronsobreelindefensoevangelista.

AniquilaronArmenia, Judea,Benevento, donde sehallan las reliquiasdesanNathanael,queeselmismoSanBartolomé;aniquilaronalpapaGelasio,que declaró apócrifo elEvangelio deSanBartolomé-Nathanael; destruyerontodas las figuras, todos los mapas, y la inexorable ejecución del libro lesabsorbiódetalmanera,quepasóunratónsinquelehicieranningúncaso.

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Aquellofueunverdaderoexterminio.

Despedazar la historia, la leyenda, la ciencia, los milagros falsos overdaderos,ellatíndelaiglesia,lassupersticiones,elfanatismo,losmisterios:destruirtodaunareligióndearribaabajo,estareaparagigantesynoparatresniños.Lashorastranscurrieronenestatarea,peroalfinalquedóterminadaynadaquedóyadeSanBartolomé.

Cuando todo hubo concluido, cuando estuvo arrancada hasta la últimapáginaydestrozadalaúltimaestampa,cuandonoquedarondellibromásquerestosdeltextoylasimágenesenunesqueletodeencuadernación,René-Jeanse levantó,miró el suelo cubierto con las hojas desparramadas, y empezó apalmotear.

Gros-Alainhizolomismo.

Georgettetomódelsuelounahoja,seapoyócontralaventana,yempezóatirarporallílosmenudospedazosqueibarasgando.

Viéndolo,René-JeanyGros-Alainhicieronotro tanto.Recogieronhojas,lasrasgaronylasarrojaronporlasventanas;volvieronpormásyrepitieronlaoperación,ypáginaapágina,desmenuzadaporaquellosdeditosencarnizadosensuobradestructora,casitodoelantiguolibrovolóarrastradoporelviento.Georgette,pensativa,miróaquelenjambredepapelitosblancosdispersarseportodaspartesalsoplodelaireyexclamó:

—¡Maripozas!

Yterminóladestruccióndesvaneciéndoseellibroenelazul.

VII

TalfuelasegundaejecucióncapitaldeSanBartolomé,quepadecióyasuprimermartirioenelaño49despuésdeJesucristo.

Entre tanto llegó la tarde,el calor fueenaumento, la siesta flotabaenelaire, y los ojos de Georgette se fueron cerrando. René-Jean se dirigió a sucuna, cogió el saco de paja que le servía de colchón, lo arrastró hasta laventana,setumbóencimaydijo:

—Durmamos.

Gros-AlainapoyósucabecitaenelcuerpodeRené-Jean.GeorgettelasuyaeneldeGros-Alain,ylostresmalhechoressequedarondormidos.

Por las ventanas abiertas penetraba una brisa tibia; perfumes de floressilvestres, arrebatados a los barrancos y las colinas por el viento, errabanmezclados con el hálito de la tarde; el espacio estaba tranquilo, sereno ypacífico; todo irradiaba paz, todo era amor recíproco; el sol le hacía a lacreaciónlacariciallamadaluz;portodoslosporosseesparcíalaarmoníaque

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se exhala de la benevolencia general de las cosas; había maternidad en elinfinito; lacreación,queesunprodigioen toda laplenituddesudesarrollo,completasuenormidadconsubondad;parecíacomosiunserinvisibletomaraesas misteriosas preocupaciones que, en el temeroso conflicto de los seres,protegenalosdébilescontralosfuertes.Almismotiempo,elespectáculoerabello y su esplendor igualaba a sumansedumbre. El paisaje, inefablementetranquilo y como adormecido, tenía el viso magnífico que forman en laspraderasylosríoslasalternanciasdesombrayclaridad;subíanlasespiralesdehumohastalasnubes,comoensueñosquesubenhastalasvisiones;lasavesrevoloteaban por encima de la Tourgue; las golondrinas miraban por lasventanas,comosiquisieranversilosniñosdormíantranquilos.Éstosestabangraciosamentedispuestosunosobreotro,inmóviles,mediodesnudos,enposeencantadora. Eran adorables y puros, contando apenas nueve años entre lostresyteniendoensueñosdeparaíso,quesereflejabanensuslabiospormediodevagassonrisas.TalvezDios lesestabahablandoaloído.Eran losqueentodas las lenguashumanas se llamandébilesybenditos; eran losvenerablesinocentes.Todoguardabasilencioentornosuyo,comosielsuavealientoqueseescapabadesus tiernospechosfuese lomásimportantedeluniverso,yelobjetodelaansiosaatencióndelacreaciónentera.Lashojasnorozabanunascon otras, las hierbas no se estremecían, un vasto y maravilloso mundocontenía la respiración para no turbar el sueño de aquellos humildesdurmientes angelicales; nada tan sublime como el inmenso respeto de laNaturalezaantetangrandebilidad.

El sol iba aocultarse, tocabacasi alhorizonte.De improviso, enaquellapazprofunda,brillóunrelámpagoquesurgiódelbosqueyseoyóunestruendoferoz.Acababan de disparar un cañonazo. Los ecos se apoderaron de aquelruido y lo transformaron en un estrépito, haciéndolo retumbar de un modomonstruoso de colina en colina.Georgette, se despertó. Levantó un poco lacabeza,alzósudedodiminuto,escuchóydijo:

—¡Pum!

Cesó el ruido; todo volvió a quedar en silencio, Georgette inclinó sucabezasobreGros-Alainysedurmiódenuevo.

LibroCuarto

LAMADRE

I

LAMUERTEPASA

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Lamadre, a la que vimos caminando a la ventura, siguió andando todoaqueldía.Eraéstasuhistoriadetodoslosdías:andar,andarsiempre,adelante,sin detenerse jamás, porque el sueño al que se entregaba, producido por elcansancioabrumador, enelprimer sitioque seofrecía,noera reposo, comotampocopodíallamarsealimentoaloquecomía,recogidoaquíyallá,comopicotean lospájaros.Comíaydormía tan sólo lo indispensableparanocaermuerta.

Lanocheanterior lahabíapasadoenunagranjaabandonada; lasguerrascivilesproporcionanestaclasedeposadas.Enuncampodesiertohallócuatroparedes,unapuerta,unpocodepajabajounrestodetechumbre,ysetumbósobreella,sintiendoelrebullirdelasratasyviendoatravésdeltechoelfulgordelasestrellas.Allídurmióunashoras,despertandoamedianocheysepusoencaminodenuevo,conelpropósitodeandarlomásposibleantesdelcalorde mediodía. Para quien viaja a pie en verano, la noche es mucho másclementequeeldía.

Seguía,comomejorpodía,elcortoitinerarioqueleindicaraelcampesinodeVautortes, dirigiéndose hacia poniente.Quien la hubiese acompañado, lahabríaoídomurmurarincesantemente:

—LaTourgue…laTourgue…

Estenombreyeldesushijoseranlosúnicosquepronunciaba.

Sindejardecaminar,meditaba.Pensabaenlasvicisitudesatravesadas;entodolopadecido,entodoloaceptado,enlosencuentrosquehabíatenido,enlas indignidades sufridas, en las condiciones impuestas, en lasmarchas quehabía realizado tan sólo para obtener asilo, o por un pedazo de pan, osimplementeparaconseguirqueleenseñasenelcamino.Unamujermiserablees más desdichada que un pordiosero, porque es instrumento del placer.¡Espantosamarchaerrante!Peronadaleimportabacontaldereunirseconsushijos.

Lo primero que halló aquel día fue una aldea en el camino. Apenasdespuntabaelalba; todosehallabaaúnbañadopor lassombrasde lanoche;sin embargo, en la calle mayor del pueblo se veían algunas ventanasentreabiertasycabezascuriosasseasomabanporellasLoshabitantesestabanagitadoscomounacolmena.Causabaesteefectoelruidoderuedasyherrajequellenabaelambiente.

Enlaplaza,delantedelaiglesia,ungrupotemerosolevantabalavistaparacontemplaralgoque,desdeloaltodelacolina,descendíaporelcaminoqueconducía a la aldehuela. Era un carro de cuatro ruedas tirado por cincocaballosuncidosconcadenas.Sobreelcarrosedistinguíauncargamentoque

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parecía un montón de largas vigas, en medio de las cuales iba una cosainforme,ycuyoconjuntoaparecíacubiertoporungrantoldomuysemejanteaunsudario.

Diez jinetes marchaban delante del carro y otros diez detrás; aquelloshombres llevaban tricornios en la cabeza, y por encima de sus hombrosasomabanunas puntas de acero que semejaban sables desenvainados.Aquelcortejo, avanzando lentamente, se recortaba en negro sobre el horizonte. Lamañanadespuntabadetrásdeellos.

Lacomitivaentróenlaaldeaysedirigióalaplaza.Duranteeldescensodel carro llegóeldía,y entonces fueposiblever el cortejo,queparecíaunaprocesióndesombras,porquedeélnosurgíaunasolapalabra.

Losjineteserangendarmes.Llevabanelsabledesenvainado.El toldodelcarroeranegro.

Lainfelizmadreerranteentróenlaaldeayseacercóalgrupodealdeanosenelinstanteenquellegabanalaplazaelcarroylosgendarmes.Enelgrupodecuriososseoíancuchicheosdepreguntasyrespuestas.

—¿Quéeseso?

—Laguillotinaquevadepaso.

—¿Dedóndeviene?

—DeFougères.

—¿Adóndesedirige?

—Loignoro.CreoqueauncastilloquehayhaciaParigné.

—¡AParigné!

—¡Quevayadondequiera,contalquenosedetengaaquí!

Aquella gran carreta, con su carga velada por el sudario, aquel atalaje,aquellosgendarmes,elruidodelascadenas,elsilenciodeloshombres,lahoracrepuscular,dabanalaescenauntonoespectral.

El carro atravesó la plaza y salió de la aldea, que se hallaba emplazadaentre dos cerros. Al cabo de un cuarto de hora, los aldeanos, petrificados,vieron reaparecer la lúgubre procesión en la cima de la colina que estaba aoccidente.

Los baches imprimían unmovimiento irregular a las grandes ruedas delcarro;lascadenasdelatalajechocabanentresí,produciendounestruendoqueel viento matutino desparramaba; los sables relucían, salía el sol, y tododesapareciódetrásdelacumbre.

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EraelmomentoenqueGeorgette,enlabiblioteca,sedespertójuntoasushermanosaúndormidosylediolosbuenosdíasasussonrosadospies.

II

LAMUERTEHABLA

Lamadreviopasaraquellamasaoscura,peronocomprendióni tratódecomprenderloquesignificaba,absortaenlavisióndesushijosperdidosenlastinieblas.

Saliótambiéndelaaldea,pocodespuésquelacomitiva,ysiguióelmismocamino,marchandodetrás,acortadistanciadelosgendarmesquecubríanlaretaguardia. Súbitamente le vino a la memoria la palabra “guillotina”, quehabía oído pronunciar. Esta salvaje,Michelle Fléchard, no sabía qué era laguillotina, pero su instinto se lo advirtió, y no pudo por menos queexperimentar un estremecimiento pavoroso y, pareciéndole horrible andardetrásdeaquellamáquina siniestra, torcióa laderecha,dejóel caminoy seinternóentrelosárboles,queeranpartedelbosquedeFougères.

Trashaberandadociertotiempodivisóuncampanarioyvariostejados;eraunadelasaldeasdellinderodelbosque,yaellasedirigió.Teníahambre.

Eraunaaldeaenlaquesehabíanestablecidolosdestacamentosmilitaresdelosrepublicanos.

Penetróenellahastallegaralaplazadelaalcaldía.

Allítambiénhabíaemociónyansiedad.Unamultituddegenteseagolpabadelante de un pórtico de pocos escalones que conducían a la puerta de laalcaldía. Sobre el último peldaño se veía a un hombre escoltado por variossoldados que tenía en lamano un cartel desplegado.A su derecha había untamboryasuizquierdaunmozoconunbaldellenodeengrudoyunabrocha.

Enelbalcón,quequedabaencimadelportal,sehallabaelalcalde,vestidocon su traje de aldeano, pero con la banda tricolor encima. El hombre delcarteleraelpregonero.

Llevabapuestalabanderoladeviaje,delaquependíaunportapliegos,loqueindicabaqueibadepuebloenpueblopregonandoalgodeinterésgeneral.CuandoseaproximóMichelleFléchard,elpregoneroacababadedesplegarelcartelycomenzóenvozaltasulectura.

—Repúblicafrancesa,unaeindivisible.

El tambor redobló.Seprodujounaespeciedeondulaciónentre el gentío

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agolpado a la puerta. Algunos se quitaron los gorros, otros se calaron lossombreros. En aquel tiempo, y en aquella comarca, casi podía conocerse laopinióndecadaunoporelmododellevarcubiertalacabeza:losqueusabansombreroseranrealistasylosquellevabangorroseranrepublicanos.Cesaronlos murmullos y la confusión de voces; todos prestaron atención y elpregoneroleyó:

—En virtud de las instrucciones que se me han comunicado y de lospoderesquemehansidoconferidosporelComitédeSaludPública…

Hubounsegundoredobledetambor.Elpregoneroprosiguió.

—… y en cumplimiento del decreto de la Convención Nacional, quedeclara fuerade la leya los rebeldesapresadoscon lasarmasen lamano,ycondenaalapenacapitalalosquedierenasilooprotegierenensufuga…

Uncampesinolepreguntóenvozbajaasuvecino:

—¿Quésignificaesodelapenacapital?

—Nolosé—contestóelvecino.

Elpregoneroagitóelcartel.

—Visto el artículo 17 de la ley del 30 de abril que concede todos lospoderes a los delegados y subdelegados en contra de los rebeldes…quedandeclaradosfueradelaley—sedetuvouninstanteyagregó—:losindividuosdesignadosconlosnombresyapodosquesiguen:

Lamuchedumbreaguzóeloído.

Lavozdelpregonerotronó.Dijo.

—Lantenac,faccioso…

—Eselseñor—murmuróunaldeano.

Seoyóuncuchicheogeneralentrelamuchedumbre:

—Eselseñor.

—Lantenac, antes marqués, faccioso —repitió el pregonero—, Imânus,faccioso.

Doscampesinossemirarondereojo:

—EsGouge-le-Bruant.

—Sí,Matazules.

—Gran-Francœur,faccioso—continuóelpregonero.

—Esunsacerdote—murmurólamultitud.

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—Sí,elseñorcuraTurmeau.

—Sí,escuradenosédónde,deunpuebloquesehallaporelbosquedelaChapelle.

—Escurayfaccioso—concluyóunhombrecongorro.

—Boisnouveau, faccioso —reanudó su lectura el pregonero—. Los doshermanosPica-de-madera,facciosos.Houzard,faccioso.

—EselseñordeQuelen—dijouncampesino.

—Cesto,faccioso.

—EselseñorSepher.

—Plaza-limpia,faccioso.

—EselseñorJamois.

Elpregonerocontinuósulecturasinhacercasodeloscomentarios.

—Guinoiseau,faccioso.Chatenay,apodadoRobí,faccioso.

—AGuinoiseaulollamanelRubio—susurróunaldeano—.ChatenayesdeSaintOuen.

—Hoisnard,faccioso.

—EsdeRuillé—murmurólagente.

—Sí,esRama-de-Oro.

—TuvounhermanoquemurióenelataquedePontorson.

—Sí,Hoisnard-Malonnière.

—Unguapomozodediecinueveaños.

—Atención—dijo el pregonero—. Ahora termino la lectura de la lista.Viña-Hermosa,faccioso.Dulzaina,faccioso.Acuchillador,faccioso.Pimpollo-de-Amor,faccioso.

Unmuchacholepegóuncodazoaunajoven,yambossonrieron.

—Canta-en-Invierno,faccioso.ElGato,faccioso.

—ÉsteesMoulard—intervinounaldeano.

—Tabouze,faccioso.

—EsBarquillo—dijootroaldeano.

—LosBarquillossondos—aclaróunamujer.

—Ylosdosbuenos—añadióunjovenzuelo.

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El pregonero agitó el cartel y el tambor redobló de nuevo para anunciarqueibaaleerselomásimportantedelbando.

—Los arriba mencionados, en cualquier parte donde fueren hallados,previa la identificación de sus personas, sufrirán inmediatamente la pena demuerte.

Hubounagranagitación.

—Todoaquelque lesconcediereasiloo facilitase suevasión—siguióelpregonero—, será sometido a Consejo de Guerra y condenado a muerte.Firmado…

Sehizounprofundosilencio.

—Firmado:eldelegadodelComitédeSaludPública,Cimourdain.

—Uncura—dijounaldeano.

—Sí,elantiguocuradeParigné—afirmóotro.

Unciudadanoañadió:

—TurmeauyCimourdain.Uncurablancoyotroazul.

—Losdosnegros—rectificóotrociudadano.

Elalcalde,queestabaaúnenelbalcón,sequitóelsombreroyproclamó:

—¡VivalaRepública!

Un nuevo redoble de tambor anunció que el pregonero todavía no habíaconcluido.Enefecto,elhombrehizounaseñalconlamanoyagregó:

—Atención.Voya leer lascuatroúltimas líneasdelbandodelGobierno.Estánfirmadasporeljefedelacolumnaexpedicionariadelascostasdelnorte,queeselcomandanteGauvain.

—¡Escuchad!—dijeronlasvocesdelamultitud.

Yleyó:

—Bajopenademuerte…

Todosseestremecieron.

—…yencumplimientodelbandoarribainserto,seprohíbellevarauxiliode ninguna clase a los diecinueve rebeldes ya nombrados, que, en estosmomentos,estáncercadosysitiadosenlaTourgue.

—¿Cómo?—gritóunavoz.

Eralavozdeunamujer,lavozdelamadre.

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III

MURMURACIÓNDEALDEANOS

Michelle Fléchard, que se había mezclado con la multitud, no habíaescuchado nada; pero aun sin escuchar, se entiende. Oyó estas palabras: laTourgue.Alzólacabeza.

—¿Cómo,laTourgue?—repitió.

Lamiraron.Teníaunaireextraviadoyestabacubiertadeharapos.

—Esamujerparecerebelde—murmuraronalgunos.

Una aldeana, que llevaba panes de trigo sarraceno en una cesta, se leacercóylesuplicóenvozbaja:

—Callad.

Michelle Fléchard lamiró con estupefacción, sin comprender por qué lerecomendaban silencio. La palabra la Tourgue había cruzado como unrelámpagoporsumente,dejandoluegoenellalaoscuridad.¿Acasonoteníaderecho a reclamar información? ¿Por qué la gente la miraba de aquellamanera?

Entre tanto, el tambor dio el último redoble, el mozo del pregoneroenganchóelcartel,elalcaldeentróenlaalcaldía,elpregonerosedirigióaotropuebloylosgruposempezaronadispersarse.

Ungrupo,sinembargo,continuófrentealcartel.Michellesedirigióhaciaellos. Se hacían comentarios respecto a los que estaban ya declaradosoficialmentefueradela ley.Entre losreunidoshabíaaldeanosyciudadanos;esdecir,blancosyazules.

—Esigual,nolostienenatodos;diecinuevesólosondiecinueve—decíaun aldeano—. No tienen cercados ni a Priou, ni a BenjaminMoulins, ni aGoupil,delaparroquiadeAndouillé.

—NiaLorieul,deMonjean—dijootro.

Otrosagregaron:

—NiaBrice-Denys.

—NiaFrançoisDudouet.

—Sí,eldeLaval.

—NiaHuet,eldeLauney-Villiers.

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—NiaGrégis.

—NiaPilon.

—NiaFilleul.

—NiaMénicent.

—NiaGuéharrée.

—NialostreshermanosLogerais.

—NialseñorLechandelierdePierreville.

—¡Imbéciles! —exclamó un anciano severo de cabellos blancos—. LotienentodosiatrapanaLantenac.

—Todavíanolohanatrapado—objetóunjovenzuelo.

—Atrapado Lantenac—replicó el anciano—, el alma de la insurrecciónestaráatrapada.LamuertedeLantenaceslamuertedelaVendée.

—¿QuiéneseseLantenac?—inquirióunciudadano.

—Unexnoble—contestóotro.

—Unodelosquefusilanalasmujeres.

—Esverdad—asintióMichelleFléchard,queescuchabaeldiálogo.

Todossevolvieronamirarla.

—Esverdad—repitióMichelle.

Yañadió:

—Amímefusiló.

La frase era singular.Una persona viva proclamaba sumuerte. Todos laexaminaronconrecelo.

Su aspecto era inquietante: asustada, estremecida, con una ansiedadazulada,tanespantadaqueespantaba.Enladesesperacióndelamujerhayunno sé qué de debilidad que es terrible: se cree ver a un ser suspendido deldestino.Peroloscampesinostomanlascosasmásgroseramente.Unodeellosmurmuró:

—Podríaserunaespía.

—Calladymarchaosdeaquí—leaconsejóaMichellelamujerqueanteslehabíahablado.

MichelleFléchardrespondió:

—Yonohagomalanadie.Buscoamishijos.

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LabuenamujermiróalosqueestabancontemplandoaMichelleFléchard,sellevóundedoasufrente,yguiñandounojo,exclamó:

—Esunaloca.

Después se la llevó aparte y le entregó un panecillo de trigo sarraceno.Michelle,sindarlelasgracias,empezóadevorarávidamenteelpan.

—Sí—murmuraronloscampesinos—,comecomounanimal;esunaloca.

Y el grupo se dispersó, marchándose cada cual por su lado. CuandoMichelleFléchardhuboterminadodeengullirelpan,ledijoalaaldeana:

—Muybien,yahecomido.¿Ahora,dóndeestálaTourgue?

—Otravezcontumanía…

—NecesitoiralaTourgue.Decidmecuáleselcamino.

—Jamás—dijo la aldeana—. ¿Quieres que tematen?Además, no lo sé.¿Estáslocadeverdad?Pobremujer,parecesmuycansada.¿Quieresdescansarenmicasa?

—Yonodescanso—replicólamadre.

—Tieneslospiesdesollados—murmurólaaldeana.

MichelleFléchardprosiguió:

—Yaoshedichoquemehan robadoamishijos.Unaniñaydosniños.Vengodelacovachadelbosque.PodéispreguntarleaTellmarch-el-Pedidor.Ytambiénalhombrequeestáenloscamposdeabajo.ElPedidoresquienmecuró.Dijoqueyoteníaalgoroto.Todoestosoncosasquehanpasado.Éloslodirá.Conozco también al sargentoRadoub.Él fue quien nos encontró en elbosque.Mishijos son tres.Tresniños.Elmayor se llamaRené-Jean,puedoprobarlo;elotro,Gros-Alain,y lapequeñitaGeorgette.Mimaridomurió; lomataron,eralabradordeunaalqueríadeSiscoignard.Vosparecéisunabuenamujer.Porfavor,mostradmeelcaminode laTourgue.Noestoy loca,esquesoy madre, he perdido a mis hijos y los busco, ésta es la verdad. No séexactamentededóndevengo;estanochedormísobreuncostaldepajaenunagranjaabandonadayvoyalaTourgue.Nosoyningunaladrona,yaveisqueoshablo francamente.Deberían ayudarmea encontrar amishijos, perono soydelpaís.Mefusilaron,peronosédónde.

Laaldeanameneólacabezaydijo:

—Escucha,viajera.Entiemposderevoluciónnoesposibledecircosasquenoseentienden.Podríanprenderte.

—¿Pero y la Tourgue?—exclamó la madre— ¡Señora, por el amor delNiñoJesúsydelasantaVirgendelParaíso,osruego,ossuplico,osconjuroa

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quemedigáispordóndesevaalaTourgue!

Laaldeanamontóencólera.

—¡Nolosé!Yaunquelosupiera,notelodiría.Esunmalparaje.Allánoseva.

—Puesyoiré—dijolamadre.

Yreanudólamarcha.

Laaldeanacontemplócómosealejaba,murmurando:

—Seráprecisoquecomaalgo.

CorriótrasMichelleFléchardylepusoenlamanootropanecillo:

—Estoesparacenar.

Michelle Fléchard cogió el pan, no respondió, no volvió la cabeza, yprosiguiósucamino.Saliódelaaldea.Juntoalasúltimascasasencontróatresniñosharapientosydescalzosqueregresabanalpueblo.Seacercóaellos.

—No,éstossonunmuchachoydosniñas.

Yobservandoquemirabanelpanquellevaba,selodio.

Losniñoscogieronelpanycorrieronasustados.

Ellaseadentróenelbosque.

IV

ELERROR

Aquelmismodía,antesdelallegadadelalba,enlaintensaoscuridaddelbosque,enlapartedelcaminoqueconducedeJavenéaLécousse,ocurriólosiguiente:

En el Bocage todos los caminos son hondonadas y, entre todos, el deJavenéaParignéporLécousseesdelosmástortuososyencajonados.Esmásbarrancoquecamino.VienedeVitréyensustiempostuvoelhonordesacudirelcarruajedeMadamedeSévigné.Discurreentremurosdemalezaaamboslados.Nohaylugarmejorparaunaemboscada.

Aquellamañana, una hora antes de queMichelle Fléchard, en otra partedelbosque, llegaraa laprimeraaldea,dondehabía tenido lugar laapariciónsepulcraldelcarroescoltadoporgendarmes,habíaentrelasmatasdelcaminodeJavenéalpasodelpuentedelCousnonunamultituddehombresinvisibles,

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ocultosentre lamaleza.Eranaldeanos, todosvestidosconelgrigo, sayaldepiel que llevaban los reyes de Bretaña en el siglo VI y los aldeanos en elXVIII.Unosestabanarmadosconfusiles,otrosconhachas.Losquellevabanhachas acababan de preparar, en un claro del bosque, unmontón de leña yramajes que sólo esperaba lamecha para arder. Los que llevaban fusiles sehallaban agrupados a ambos lados del camino, a la espera. El que hubieseobservado entre las ramas habría visto que todos los cañones de los fusilesestabanapoyadosensushorquillasydebidamenteamartillados,conlosdedosaplicados sobre los gatillos.Aquellos hombres estaban al acecho. Todos losfusiles apuntaban al camino, que empezaba a blanquear con la claridad delalba.

Enaquelcrepúsculo,variasvocesmurmuraban:

—¿Estássegurodeeso?

—Esodicen,almenos.

—¿Ypasaráporaquí?

—Sedicequeestáenelpaís.

—Puesnodebesalirdeél.

—Esprecisoquemarla.

—Paraesonoshemosreunidotrespueblos.

—Pero,¿ylaescolta?

—Lamataremos.

—¿Peropasaráporestecamino?

—Esoesperamos.

—¿AsíquevienedeVitré?

—¿Yporquéno?

—DecíanqueveníadeFougères.

—QuevengadeFougèresodeVitré,siemprelaenvíaeldiablo.

—Sí,escierto.

—Yesprecisoquevuelvaaldiabloquelaenvía.

—Ciertotambién.

—¿Iba,pues,aParigné?

—Asíparece.

—Puesnoirá.

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—No.

—¡No,noyno!

—¡Atención!

Enefecto,eraoportunoelsilencio,porqueempezabaalevantarseeldía.

De repente, los emboscados contuvieron la respiración para oírmejor elruidodecaballosy ruedasque seacercaba.Mirarona travésde lasmatasydivisaron confusamente en el camino una carreta cargada y escoltada porjinetes.

—Ahíestá—susurróelqueparecíaeljefe.

—Sí—asintióotro—,yconescolta.

—¿Cuántoshombres?

—Doce.

—¿Nodecíanqueeranveinte?

—Doceoveinte,debenmorirtodos.

—Hayqueesperaraquesehallenatiro.Pocodespués, lacarretaconsuescoltadoblóunrecodo.

—¡Vivaelrey!—gritóeljefedelosvendeanos.

Cientirospartieronalavezdecienfusiles.

Cuandosehubodisipadoelhumo,laescoltatambiénhabíadesaparecido.Sietejineteshabíancaídoyloscincorestanteshabíanhuido.Loscampesinoscorrieronhacialacarreta.

—¡Vaya!—exclamóeljefe—.Noesunaguillotina,sinounaescalera.

Enefecto,laúnicacargadelacarretaeraunalargaescalera.

Los dos caballos que tiraban de ella estaban tumbados en el suelo,malheridos;elcarreteroestabamuerto,aunquelospaisanosnohabíanqueridomatarlo.

—De todos modos —continuó el jefe—, una escalera escoltada essospechosa.IbanaParigné.SeguroqueeraparaescalarlaTourgue.

—¡Quememosestaescalera!—propusieronlosaldeanos.

Ylaquemaron…

Encuantoalafúnebrecarretaqueesperaban,éstaseguíaotrocaminoysehallabayadosleguasmásallá,enlaaldeapordondeMichelleFléchardlaviopasaralamanecer.

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V

VOXINDESERTO

Michelle Fléchard, separándose de los tres niños a quienes diera el pan,empezóacaminaralaventuraporelbosque.

Comonohallabaquienlemostraseelcamino,estabaresueltaaencontrarloporsísola.Devezencuandosesentaba,volvíaalevantarse,seguíaandandoyvolvíaasentarse.Experimentabaeselúgubrecansancioquesesienteprimeroenlosmúsculosyqueluegopasaaloshuesos:fatigadeesclavos.Eraesclava,enefecto;esclavadesushijosperdidos.Necesitabarecuperarlos;cadaminutoquetranscurríapodíarepresentarsumuerte.Quien tienesemejantedeber,notiene derecho al descanso, y hasta le está prohibido tomar aliento. ¡Pero sehallabatanextenuada!Enelgradodeabatimientoenqueestaba,unpasomáseraunproblema.¿Lograríadaresepaso?Estabaandandodesdelamadrugada,sin haber pasado por ningún pueblo ni haber avistado una sola casa. AlprincipiotomólasendarectaqueibahacialaTourgue;despuéssiguióotraquesealejabade la fortalezayacabóporextraviarseentreunosmatorralesmuyparecidosentresí.¿Sehabíaaproximadoasuobjetivo?¿Tocabaaltérminodesu pasión? Estaba en la Vía Dolorosa y sentía el abatimiento de la últimaestación.¿Caeríaparaexpiraralbordedelcamino?Llegóunmomentoenqueelavanzarleparecióimposible.Elsolempezabaadeclinar;elbosqueestabaoscuro; lossenderosdesaparecíanyabajolahierba,yMichellenosabíaquéibaaserdeella.NoteníaesperanzadeotroauxilioqueeldeDios.

Llamóynadielerespondió.

Miróasualrededor,viounclaroentrelosramajesyhaciaallísedirigió.Derepente,estuvofueradelbosque.

Teníaantesusojosunestrechovalle,casiunazanja,porcuyofondocorríaunhilodeaguaclara.Advirtióentoncesqueteníaunasedardiente,ybajandohastaelarroyuelosearrodillóybebió.

Aprovechandolaocasióndehallarsedehinojos,rezósusoraciones.

Despuésseincorporóyprocuróorientarse.

Vadeóelarroyo.

Más allá del estrecho valle se prolongaba una vasta planicie poblada dematasbajasque,partiendodelarroyo,subíaenplanoinclinado.Elbosqueeralasoledad;aquellallanuraeraeldesierto.Enelbosque,detrásdecadaarbustopodíahallarseunapersona;en laplanicie,en todocuantoalcanzaba lavista,

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noseveíaanadie.Sólolospajarillosqueparecíanfugitivosvolabanentrelosbrezos.

Ante aquel inmenso abandono, lamadre, desconsolada, sintió doblárselelasrodillas.Azoradaymedioloca,lanzóalasoledadestegritoextraño:

—¿Hayalguienaquí?

Esperólarespuesta.

Ylarespuestallegó.

En aquel monte estalló una voz sorda y profunda, que procedente delextremodelhorizonte,resonódeecoeneco.Aquellavozeracomountrueno,ocomouncañonazo,yparecióresponderafirmativamentealapreguntadelamadre.

Después,todovolvióaquedarensilencio.

Lamadreseenderezó,reanimada;habíaalguienenlaplanicie.Leparecíaqueyateníaconquiénhablar;acababadebeberyrezar;habíarecobradolasfuerzas y empezó a ascender por la llanura hacia el lugar de donde habíasurgidoaquellavozlejana.

Depronto,vioaparecerenelhorizonteunaaltatorresolitariadominandoel agreste paisaje; un rayo del sol poniente teñía de púrpura susmuros. Sehallaba comoauna leguadedistancia.Detrásde la torre seperdía, entre labruma,laverdeydifusaespesuradelbosquedeFougères.

Aquellatorrelepareciósituadaenelmismolugardedondehabíapartidoel trueno que había tomado por respuesta. ¿Era la torre la causa de aquelestruendo?

MichelleFléchardllegóalamáximaalturadelaplanicie.Delantedeellasólolequedabalaáridallanura.

Seencaminóhacialatorre.

VI

SITUACIÓN

Elmomentohabíallegado.

Elinexorableteníacercadoaldespiadado.

CimourdainteníaalalcancedesumanoaLantenac.Elviejorealistaestabaacosadoensupropiaguarida;evidentemente,nopodíaescapar,yCimourdain

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deseabaquefuesedecapitadoallímismo,ensustierras,ensusdominios,ensupropiamorada,afindequelamansiónfeudalviesecaerlacabezadelhombrefeudal,paraqueelejemplofuesememorable.

PoresohabíaenviadoabuscarlaguillotinaaFougères.

Matar aLantenac eramatar a laVendée;matar a laVendée era salvar aFrancia.Cimourdainnovacilaba;cumplía,gozoso,laferocidaddesudeber.

Elmarquésestabaperdido;poresteladoCimourdainsehallabatranquilo,peroporotroladoteníaunrecelo.Laluchaseríaespantosa.Gauvainteníaquedirigirlayquerríatornarparteactivaenella.Eljovencomandanteteníasangrede soldado y desearíamezclarse en el terrible combate. ¡Con tal de que nomatasen a Gauvain, a su hijo, el único objeto de cariño que tenía sobre latierra!Hasta entonces la suerte lehabía sonreído,pero la fortuna se cansa avecesdefavorecerasusprotegidos.Cimourdaintemblaba;suextrañodestinolehabíasituadoentrelosdosGauvain:uno,alquequeríadarmuerte;otro,alquequeríavivo.

El cañonazo que había despertado a Georgette en su cuna y que habíaservidoderespuestaasumadreensupozodesoledad,habíaprovocadoalgomás.Fueracasualidadointencióndelartillero,labala,quesóloeradeaviso,habíarotoymedioarrancadoelarmazóndebarrotesdehierroquetapiabaycerraba la gran tronera del primer piso de la torre. Los sitiados no habíantenidotiempodereparareldesperfecto.

Habíanpecadodejactanciosos.Teníanpocasmuniciones.Susituacióneraaúnmás crítica de lo que los sitiadores suponían. De haber tenido bastantepólvora,habríanvoladolaTourgueconellosyelenemigodentro,éseerasudeseo, pero las reservas se hallaban agotadas y apenas tenían para treintadisparosporpersona.Teníanmuchosfusiles,escopetasypistolas,peropocoscartuchos. Habían cargado todas las armas a fin de poder hacer fuego sininterrupción, ¿pero cuánto tiempo duraría este fuego? Era preciso almismotiempo alimentarlo y economizarlo, y en esto estribaba la dificultad. Porfortuna —¡fortuna siniestra! — la lucha sería principalmente de hombre ahombre y con arma blanca, a sablazos y cuchilladas. Se pelearía cuerpo acuerpo,másqueatiros.Enlugardefusilarse,ibanadescuartizarse.Talerasuesperanza.

El interior de la torre parecía inexpugnable. En la sala baja, con la quecomunicaba la brecha abierta por el cañón de los sitiadores, se hallaba laretirada, la barricada sabiamente construida por Lantenac, que obstruía laentrada. Detrás se veía una mesa larga cubierta de armas cargadas: fusiles,carabinas ymosquetones, y además, sables, hachas y puñales.No pudiendoutilizarelcalabozodelolvidoparavolarlatorre,elmarquéshabíaordenadocerrar la trampadelmismo,yaquecomunicabacon la salabaja.Encimade

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ésta se hallaba la sala redonda del primer piso, a la que se subía por unaescalera de caracol muy estrecha. Aquella sala tenía, como la inferior, unalarga mesa atestada de armas dispuestas para su uso inmediato, y estabaalumbradaporlagranventanaaspillera,cuyosbarrotesacababadedestruirlabala de aviso.Otra escalera en espiral conducía desde allí a la sala del pisosegundo,dondeestabalapuertadehierroquedabaaccesoalpuente-castillo.Esta sala del segundo piso se llamaba indistintamente sala de la puerta dehierroodelosespejos,acausadetenersobrelapiedradesnuda,colgadosdeclavosmuyoxidados,muchosespejospequeños,extrañadelicadezaenmediodetantosalvajismo.Nopudiendoserdefendidoslospisossuperiores, lasaladelosespejoseraloqueManesson-Mallet,ellegisladordelasplazasfuertes,llama“elúltimoreductodondelossitiadoscapitulan”.Habíaqueimpediralossitiadoresllegarhastaallí.

Aunqueestabailuminadapordosgrandesaspilleras,brillabayaenellaunaantorcha.Plantadaenunaempuñaduradehierrosemejantealadelasalabaja,la había encendido Imânus, poniendo junto a ella el extremo de la mechaazufrada.Terriblesigno.

Enel fondode lasalabaja,sobreuna larga tabla,habíavíverescomoenunacavernahomérica:grandesplatosdearroz,otrosdefur,queestrigonegrococido;picadillodeternera;tortasdehuichepote,especiedepastelesdeharinayfrutascocidas,yjarrosdesidra.Comíaybebíaallítodoelquequería.

El cañonazo los puso a todos sobre aviso. Sólo quedabamedia hora detregua.

Imânus, desde lo alto de la torre, vigilaba los movimientos de lossitiadores. Lantenac había ordenado no disparar y dejar que se acercasen,diciéndoles:

—Soncuatromilquinientos;mataralosdefueraesinútil.Mataremossóloalosqueentren.Cuandoesténdentroserestableceráelequilibrioentreellosynosotros.Igualdadyfraternidad—concluyóriendo.

Estabaacordadoquecuandoelenemigoiniciarasusmovimientos,Imânusdaríalaseñalconlacorneta.

Todosensilencio,apostadosdetrásde la retiradaoen lospeldañosde laescaleradecaracol,esperabanconelfusilenunamanoyelrosarioenlaotra.

La situación exacta era ésta: respecto a los sitiadores, una brecha queacometer,unabarricadaqueforzar,tressalassuperpuestasqueasaltar,unatrasotra; dos escaleras en espiral que conquistar, escalón por escalón, bajo unagranizadademetralla.Paralossitiados,morir.

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VII

PRELIMINARES

Gauvain, por su parte, hacía sus preparativos para el ataque. Daba susúltimasinstruccionesaCimourdainque,comoserecordará,sintomarparteenla acción debía guardar la planicie; y aGuéchamp, que con el grueso de latropa debía permanecer apostado en el campamento del bosque. Estabaacordado que ni la batería baja del bosque ni la alta de la planicie abriríanfuego, a no ser que por alguno de ambos sitios hubiese intento de salida oevasión.Gauvainse reservóelmandode lacolumnadeasalto,yestoera loqueinquietabaaCimourdain.

Elsolacabódeponerse.

Unatorreencamporasopareceunbuqueenaltamar.Debeseratacadadelamismamanera,alabordajemásquealasalto.Loscañones,enestecaso,soninútiles.¿Dequésirveelcañóncontramurosdetresmetrosdeespesor?Unabrechaenelcostadodelbuque:unostratandeforzarla,yotrosdedefenderla,pero las armas son las hachas, los machetes, las pistolas, los puños, y losdientes.Éstaeslaaventura.

Gauvaincomprendíaquenoexistíaotromediodecapturarlatorre.Nada,sin embargo,másmortífero que un combate en el que los enemigos se venmutuamentehastaelblancodelosojos.Conocíaelcomplicadointeriordelatorreporqueenellasehabíacriado.

Reflexionabaprofundamente.

Entretanto,Guéchamp,apocospasosdesujefe,examinabaconelanteojoelhorizonteporelladodeParigné.Alcabodeunratoexclamó:

—¡Ah,alfin!

EsaexclamaciónsacóaGauvaindesusensoñaciones.

—¿QuéGuéchamp?

—Micomandante,laescalera.

—¿Laescaleradesalvamento?

—Lamisma.

—¿Cómo?¿Esqueaúnnohallegado?

—No, mi comandante, lo cual me tenía inquieto. El expreso enviado aJavenévolvió.

—Losé.

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—DijoquehabíaencontradoenlacarpinteríadeJavenéunaescaleradelasdimensionesrequeridasyquelahabíarequisado.Lapusoenunacarreta,ylahabíavistosalirdeParignéescoltadapordocejinetes.Unavezllevadaacabosumisión,regresóagalopeadarmeelparte.

—Sí,dijotodoestoyañadióque,llevandolacarretadosbuenoscaballos,yhabiéndosepuestoenmarchaalasdosdelamadrugada,estaríaaquímuchoantesdeanochecer.¿Quémás?

—Queelsolsehapuesto,micomandante,ylacarretaquetraelaescaleranohallegadotodavía.

—¿Es posible? Sin embargo, es preciso atacar. La hora ha llegado, y sitardamos en hacerlo, los sitiados creerán que nos arredra el peligro yretrocedemos.

—Podemosatacar,micomandante.

—Peronecesitoesaescalera.

—Sinduda.

—Ynolatenemos.

—Latenemos.

—¿Cómo?

—Por eso he exclamado: ¡Ah, al fin! Temiendo que algún obstáculoentorpeciese su llegada, he tomado el catalejo y he escrutado el camino deParigné a laTourgue, y estoy satisfechode loquehevisto.La carreta llegaahora;enestemomentobajalacuesta,podéisverla.

Gauvaincogióelanteojoymiró.

—Enefecto,ya laveo;nohaybastanteclaridadparadistinguir todos losdetalles. Veo la escolta. Sólo que me parece más numerosa de lo dicho,Guéchamp.

—Tambiénamí.

—Sehallanacosadeuncuartodelegua.

—Micomandante,laescaleraestaráaquídentrodeuncuartodehora.

—Podemosatacar.

Eraunacarretaloquellegaba,masnolaqueelloscreían.

Gauvain,alvolverse,seencontrófrentealsargentoRadoub,cuadrado, lavistabaja,yenlaactituddelsaludomilitar.

—¿Quéseofrece,sargentoRadoub?

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—Ciudadano comandante, los soldados del batallón del Gorro Frigiotenemosquepedirosunagracia.

—¿Cuál?

—Ladeserlosprimerosenmorir.

—¡Ah!

—¿Podéispermitírnoslo?

—Depende—respondióGauvain.

—Micomandante,desdeelataquedeDolhemosnotadoqueeconomizáisnuestrasangre,porloquetodavíasomosdoce.

—¿Yqué?

—Queestonoshumilla.

—Soisdelareserva.

—Preferimosserdelavanguardia.

—Peroesnecesarioquehayaunaretaguardiaparaasegurareléxitoalfinaldeunaacción;poresoosconservo.

—Demasiado.

—Esigual;pertenecéisalacolumnaymarcháisconella.

—Detrás,peroelderechodeParísesirdelante.

—Lopensaré,sargentoRadoub.

—Pensadlo hoy, mi comandante. Ésta es la ocasión. Habrá que dar yrecibirbuenosgolpes;el combate seráduro,y laTourguenoescosaquesetoquesinchamuscarselosdedos.Pedimoselfavordequemarnos.

Elsargentocalló,seretorcióelbigoteyluegoañadió:

—Además,mi comandante, en esta torre estánnuestros chicos.Tenemosahíanuestroshijos,loshijosdelbatallón,nuestrostresniños.EsecanalladeGouge-le-Bruant, a quien llaman Matazules e Imânus, ese facineroso, esehombre del diablo, amenaza a nuestros niños, a nuestros hijos, ¿oís, micomandante?Aunque se hunda el cielo y aunquemil rayos se opongan, noqueremos que se les haga ningún mal. ¿Comprendéis esto, señor? Noqueremos.Hacepoco,aprovechandolatregua,hesubidoalaplanicieyloshevistoporunventanal.Sí,allíestán;selespuedeverdesdeloaltodelbarranco.Sehanasustadodemí,¡angelitos!Micomandante,sicaeunsolocabellodesuslindascabecitas,juroportodolomássagrado,queyo,elsargentoRadoub,me las tendré con el mismísimo diablo. Ahora el batallón dice: queremos

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salvar a los niños o morir todos. Es nuestro derecho, ¡mil bombas! Sí, osalvarlosomorirtodos.Nodigomás.Saludyrespeto.

GauvainletendiólamanoaRaboub,contestando:

—Soisde losvalientes. Iréiscon lacolumnadeataque.Seisdevosotrosiréis en vanguardia, a fin de que todos os sigan al combate, y seis en laretaguardia,paraquenadieretroceda.

—¿Seréyotambiénquienmandealosdoce?

—Desdeluego.

—Entonces,micomandante,gracias,porqueyoiréconlavanguardia.

Radoub volvió a saludar militarmente y se incorporó de nuevo a filas.Gauvainconsultósureloj,dijounaspalabrasaloídodeGuéchamp,ycomenzóaformarselacolumnadeataque.

VIII

LAPALABRAYELRUGIDO

Entre tanto,Cimourdain, que todavía no había llegado a su puesto en laplanicie,yestabaalladodeGauvain,seaproximóaunclarínyleordenó:

—Tocaaparlamento.

Elclarínsonó,lacometarespondió.

Unsonidodeclarínyotrodecornetaseintercambiarondenuevo.

—¿Qué es eso? —le preguntó Gauvain a Guéchamp—. ¿Qué quiereCimourdain?

Cimourdain había avanzado hacia la torre, agitando un pañuelo blanco.Alzólavoz:

—¡Hombresdelatorre!¿Meconocéis?

Unavoz,ladeImânus,respondiódesdeloaltodelatorre:

—Sí.

Ambasvocessehablaronyserespondieron,ysepudooíresto:

—SoyelenviadodelaRepública.

—EreselantiguocuradeParigné.

—SoyeldelegadodelComitédeSaludPública.

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—Eresunsacerdote.

—Soyelrepresentantedelaley.

—Eresunrenegado.

—SoyelcomisariodelaRevolución.

—Eresunapóstata.

—SoyCimourdain.

—Ereseldiablo.

—¿Meconocéis?

—Teexecramos.

—¿Osdaríaisporsatisfechosteniéndomeenvuestropoder?

—Dieciochodelosqueaquíestamosdaríamosnuestracabezaporcortarlatuya.

—Puesbien,vengoaentregarme.

En lo alto de la torre estalló una carcajada salvaje, a la que siguió estegrito:

—¡Ven!

Enelcampamentoreinabaunprofundosilencio,alaexpectativadeloqueibaaacontecer.

Cimourdainprosiguió:

—Conunacondición.

—¿Cuál?

—Escuchad.

—Habla.

—¿Meaborrecéis?

—Sí.

—Yoosamo;soyvuestrohermano.

—Esverdad,eresCaín—repusolavozdelatorre.

Cimouirdaindioasuvozunainflexiónsingular,alavezenérgicaydulce:

—Insultadme,peroescuchad.Vengoaparlamentar.Sí,soismishermanos.Soisunapobregenteengañada.Soyvuestroamigo.Soylaluzquehablaalaignorancia, y en la luz siempre hay fraternidad. ¿No tenemos vosotros y yo

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unamismamadre,quees lapatria?Oídmebien:conel tiemposabréis,o losabrán vuestros hijos o vuestros nietos, que todo lo que se hace en estemomento se ejecuta en cumplimiento de leyes superiores a la condiciónhumana y que Dios anida en el fondo de la Revolución. Mientras llega elmomentodequeseiluminentodasconciencias,lasvuestrastambién,ydequesedisipen todos los fanatismos, incluso losnuestros;mientras llegaesagranclaridad que ha de venir, ¿no habrá nadie que tenga compasión de vuestrastinieblas?Yovengoavosotrosyosofrezcomicabeza;hagomás,ostiendolamanoysolicitodevosotroslagraciadeperdermeparasalvaros.Tengoplenospoderes,yloqueprometopuedocumplirlo.Estamosenuninstantesupremo,ypormipartehagoelúltimoesfuerzo.Sí,quienoshablaesunciudadanoyesteciudadanosehallainvestidodelcaráctersacerdotal.Elciudadanooshacela guerra, pero el sacerdote os implora. Escuchadme. Muchos de vosotrostenéismujerehijos;yotomoladefensadevuestroshijosyvuestrasmujeres;tomosudefensacontravosotrosmismos.¡Oh,hermanosmíos!

—Adelanteconelsermón—seburlóImânus.

Cimourdaincontinuó:

—Hermanos, no permitáis que llegue la execrable hora de degollarnosmutuamente.Muchosde losqueaquínoshallamosnoveránel solmañana,muchosdelosnuestrosperecerányvosotrostodos,sí,todosvosotrosmoriréis.¿Porquéderramartodaesasangreenvano?¿Porquémataratantoshombrescuandobastaquemuerandos?

—¿Dos?—dijoImânus.

—Sí,dos.

—¿Quiénes?

—Lantenacyyo.

YCimourdainlevantólavoz:

—Dos hombres están demás en elmundo.Lantenac según nosotros, yosegúnvosotros.Oídeltratoqueosofrezco:seránrespetadaslasvidasdetodosvosotros.DadnosaLantenacyapoderaosdemí.Lantenacseráguillotinado,yvosotrosharéisdemíloqueosplazca.

—Cura—aullóImânus—,siteatrapamosvivoteasaremosafuegolento.

—Consientoenello—dijoCimourdain.

Ycontinuó:

—En esa torre os halláis todos sentenciados a muerte; yo prometo quetodos saldréis de ella vivos y en libertad dentro de una hora. Os traigo lasalvación.¿Laaceptáis?

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Imânusestalló:

—¡No eres solamente malvado, sino que estás loco! ¿Por qué vienes aimportunarnos?¿Quiéntehapedidoquenossuplicases?¡Nosotrosentregaramonseñor!¡Bah!¿Quéesloquepretendes?

—Cortarlelacabeza,peroacambioosofrezco…

—Ya lo sabemos: tu pellejo. Y si estuvieses en nuestras manos tedegollaríamoscomoaunperro rabioso,curaCimourdain;pero tupellejonovaletantocomosucabeza.Vete.

—Elcombateseráterrible.Porúltimavezospidoquereflexionéis.

La noche iba echándose encima mientras sonaban aquellas palabrassombrías, que se oían tanto fuera como dentro de la torre. El marqués deLantenac guardaba silencio y dejaba hablar. Los jefes tienen siniestrosegoísmos.Elegoísmoesunderechoinherentealaresponsabilidad.

ImânusalzólavozporencimadeladeCimourdain:

—¡Hombresquenosatacáis!Oshemoshechonuestraspropuestas;hechasestánynadaañadimosniquitamosdeellas.Aceptadlas,delocontrario,¡aydetodos! ¿Consentís? Os daremos los tres niños que están aquí y nos daréissalidayelpasolibreatodos.

—¡Atodossí—replicóCimourdain—,exceptoauno!

—¿Quién?

—Lantenac.

—¡Monseñor!¿Entregaralseñormarqués?¡Jamás!

—Sólopactaremosconestacondición.

—Entonces,comenzadelataque.

Todoquedóensilencio.

Imânus, tras haber hecho la señal con la corneta, descendió; elmarquésdesenvainó suespada; losdiecinueve siriados seagruparonen silencioen lasala baja, detrás de la retirada, y se hincaron de rodillas. Se oía el pasomesuradodelacolumnadeataquequeavanzabahacialatorreenlaoscuridad.El ruido se acercaba; de repente lo oyeronmuy cercade ellos, en lamismabocadelabrecha.Arrodillados,seecharonlosfusilesalacara,apoyándolosenlashendidurasdelabarricada.Grand-Francœur,queeraelcuraTurmeau,se levantó, con el sable desnudo en la mano derecha y un Crucifijo en laizquierda,ypronuncióconvozgrave:

—¡EnelnombredelPadre,delHijoydelEspírituSanto!

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Todosabrieronfuegoalavezycomenzólalucha.

IX

TITANESCONTRAGIGANTES

Elchoquefueespantoso.

Elcuerpoacuerposobrepasabaacuantohubiesepodidoimaginarse.

ParahallaralgosemejanteseríaprecisoremontarsealosgrandesdesafíosdelosdramasdeEsquilo,oalascarniceríasdelosantiguostiemposfeudales;aaquellosataquesal“armacorta”queduraronhastaelsigloXVII,cuandosepenetraba en las plazas fuertes por las falsabragas o barbacanas; asaltostrágicosenlosque,comodiceunviejosargentodelaprovinciadeAlentejo:“Habiendo loshornillosproducidosuefecto, lossitiadoresavanzan llevandotablas cubiertas de láminas de hojalata, armados con rodelas ymanteletes yprovistos de bombardas en abundancia, haciendo abandonar la trinchera oretiradadel reducto a los de la plazay apoderándosede ella con su empujevigorososobrelossitiados.”

El lugar del combate era horrible; era una de esas brechas que en ellenguajemilitar se denominan “brechas cubiertas”, es decir, que forman unboquete que atraviesa el muro de parte a parte, y no una fractura a cieloabierto. La pólvora había producido su efecto como una barrena, pero tanviolentoquelatorrequedóhendidaderesultasdelaexplosión,hastamásdeochometros por encima de la brecha. Sin embargo, aquella hendidura nadasignificabaparaelataque,ylaroturaquedabaentradaalasalabajaparecíamásunalanzadaquepenetrayperforaqueunhachazoquecortaydestroza.

Era como una punción en el costado de la torre, una fractura extensa ypenetrante,comounpozohorizontalmentetendidosobrelatierra,uncorredorserpenteanteyascendente,amaneradeintestino,atravésdeunmurodetresmetrosdeespesor;unaespeciedecilindroinforme,atestadodeobstáculos,detrampas y explosiones, donde la frente chocaba con el granito, el pie congarfiosylavistacontinieblas.

Los asaltantes tenían delante de sí aquella entrada negra, boca de simacuyasmandíbulas,superioreinferior,eranlaspiedrasdelmurodesencajadas;las fauces de un tiburón no poseen dientes más formidables que los quepresentabaaquellapavorosabrecha.Y,sinembargo,eraprecisoentrarysalirporaquelboquete.

Dentro estallaba la metralla; fuera se levantaba la retirada. Semejante

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ferocidad no se ve sino en los encuentros de los zapadores en las galerías,cuando la contramina viene a cortar la mina, o en los combates con armablancaenlosentrepuentesdelosbuquesproducidosduranteelabordajeenlasbatallas navales. Pelear en el fondo de un foso es el último grado de lohorrible; es espantoso matarse unos a otros en la oscuridad de un lugarcubierto por todos lados. En el momento de entrar la primera oleada desitiadores, toda la retirada se cubrió de relámpagos y hubo un estallido derayos y truenos bajo tierra. El trueno sitiador respondió inmediatamente altruenoemboscado.Lasdetonacionesdelosunoscontestaronalasdelosotros.ElgritodeGauvainresonó:

—¡Adelante!

—¡Firmescontraelenemigo!—gritóLantenac.

—¡AquílosdelMaine!—exclamóImânus.

Después se oyeron las espadas contra las espadas, los pistoletazos ydescargasespantosasdefusilería,matándolo todo.Laantorchaclavadaen lapared alumbraba vagamente aquella terrible escena, pero nada podíadistinguirse entre la negrura rojiza del humo, el fuego y la sangre. El queentraba allí ensordecía y enceguecía súbitamente; ensordecía por el ruidoatronador,enceguecíaporelhumo.Losquequedabanfueradecombateyacíanentre los escombros. Los combatientes andaban sobre los cadáveres,aplastandolasheridasylosbrazosypiernasrotos; losheridosgemían,ylosmoribundos mordían los pies de los que les pisaban. De vez en cuando seproducían pausasmás pavorosas que elmismo ruido.La lucha se entablabacuerpoacuerpo;seoíaelespantosoresoplidodelasbocas,elrechinardelosdientes;despuésveníanlasimprecacionesylatempestadvolvíaareanudarse.Unarroyodesangreempezóasalirdelatorreporlabrecha,extendiéndoseenlaoscuridadyformandosombríoscharcosquehumeabanentrelahierba.Eracomosilatorremismahubierasidoheridaysedesangrase.

Cosasorprendente:todoestoapenasseoíadesdefuera.Lanocheeramuyoscura,y tantoen laplaniciecomoenelbosque reinabaunaespeciedepazfúnebreen tornoa la fortalezasitiada.Dentrosehallabael infierno, fueraelsepulcro.Aquelchoquedehombresmatándoseenlaoscuridad,aquellostiros,aquellos gritos de furor y dolor, todo aquel tumulto expiraba bajo la masapétreadelosmurosylasbóvedas.Faltabaaireparaelruido,yalamatanzaseañadíalasofocacióncasiasfixiante.Fueradelatorreapenasseoíanada.Entretanto,losniñosdormían.

El encarnizamiento del combate continuó; los defensores del reducto semantenían firmes;nadamásdifícil de forzarqueesta clasedebarricadas enángulo. Si los sitiados tenían el número en contra, tenían a su favor laposición.Lacolumnadeataqueperdíamuchagente;formadaenhilerasenel

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exterior, ibapenetrandolentamentepor laaberturadelabrechayseencogíacomounaculebraqueentraensucubil.

Gauvain, que tenía la imprudenciadeun jefe joven, estaba en la sala deabajoenlomásencarnizadodelcombate,rodeadodeunagranizadadebalas.Poseíalaconfianzadelhombrequejamáshasidotocadoniheridoapesardehaberestadoenciencombates.

Alvolverseparadarunaorden,vioalaluzdeunfogonazounrostroasulado.

—Cimourdain,¿quéhacéisaquí?

—Vengoaestaratulado.

—¡Osvanamatar!

—¿Ytú?¿Quéhacesaquí?

—Yosoynecesarioyvosno.

—Yoquieroestardondeestéstú.

—No,queridomaestro.

—Sí,hijomío.

YCimourdaincontinuóalladodeGauvain,

Losmuertosseibanamontonandoenelsuelodelasalabaja.

Auncuandoelreductonohabíasidoforzado,lossitiadoresdebíanvencer.Lossitiadoresestabanaldescubiertoy lossitiadosalabrigode labarricada;porcadaunodelossegundoscaíandiezdelosprimeros;perolossitiadoresserenovabanycrecían,mientraselnúmerodesitiadosdisminuía.

Losdiecinuevesitiadossehallabandetrásdelaretirada,queeraelpuntoatacado.Tenían tambiénmuertosyheridos;a lo sumo,estabancombatiendoquince. Uno de los más feroces, Canta-en-Invierno, había quedadohorrorosamentemutilado.Eraunbretónrechonchoypeludo,pequeñoyvivaz.Lehabíansacadounojoyrotolamandíbula.Podíatodavíaandar;searrastróhastalaescaleradecaracolysubióalasaladelprimerpisoconlaesperanzadepoderrezarymorirallí.

Serecostójuntoalmuro,cercadelaaspillera,paraaspirarunpocodeairepuro.

Abajo, la matanza junto al reducto era cada vez más terrible. En unintervaloentredoshorriblesdescargas,Cimourdainlevantólavoz:

—Sitiados,¿porquéosempeñáisenesteinútilderramamientodesangre?Estáispresosy sinesperanzas: rendíos.Pensadque somoscuatromil contra

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diecinueve;oseamásdedoscientoscontrauno.¡Rendíos!

—¡Bastadebobadas!—rugióelmarquésdeLantenac.

YveintebalasrespondieronaCimourdain.

La retirada no llegaba hasta la bóveda, lo que permitía a los sitiadosdisparar por encima de aquélla, pero a cambio permitía a los sitiadoresasaltarla.

—¡Al asalto!—exclamó el joven comandante—. ¿Hay alguno de buenavoluntadqueescaleesereducto?

—¡Yo!—dijoelsargentoRadoub.

Todosabrieronfuegoalavezycomenzólalucha.

X

RADOUB

Los sitiadores tuvieron unmomento de estupor.Radoub había penetradoporlabrechaalacabezadelacolumnadeataqueconcincomásdesubatallónparisiense,ydelosseis,cuatrohabíancaídoya.Cuandohubogritado“¡Yo!”se le vio no avanzar, sino retroceder. Bajando la cabeza y encorvando elcuerpo, casi arrastrándose entre las piernas de los combatientes, llegó a labrecha y salió por ella. ¿Huía? Semejante hombre no podía huir. ¿Quésignificaba,entonces,aquelmovimiento?

Cuandoestuvofueradelabrecha,elsargentoserestrególosojoscegadospor el humo, como para ahuyentar de ellos el horror y la oscuridad, y alresplandor de las estrellas contempló la pared de la torre. Poco después,inclinó la cabeza en señal de asentimiento, como pareciendo decir: “Nomehabíaequivocado”.

Radoubacababadeobservarque laprofundahendiduraproducidapor laexplosióndelaminaascendíadesdeloaltodelabrechahastalaaspilleradelprimerpiso, cuyoarmazóndebarrotesdehierro estaba rotaydislocadaporunabaladecañón.Lareddebarrotescolgabamedioarrancadayfacilitabaelaccesoalaaspillera.

Unhombrepodríapasarporallí,¿peropodríasubir?Porlahendiduradelaparedsí,acondicióndeserungato.

PrecisamenteestoeraexactamenteelsargentoRadoub.Pertenecíaalarazaque Píndaro llama de los “atletas ágiles”. Es posible ser soldado viejo y

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hombrejoven,yRadoub,quehabíaservidoenlaGuardiaFrancesa,noteníaaúncuarentaaños:eraunHérculeságil.

Dejó en tierra el fusil y el correaje, se quitó la casaca y la camisa,quedándose sólo con las pistolas, que metió en el cinto que sujetaba elpantalón,yelsabledesenvainadoquesepusoentrelosdientes.Laculatadelaspistolassobresalíaligeramenteporencimadelcinturón.

Aligerado ya de los impedimentos, y seguido por la mirada de cuantosconstituíanlacolumnadeataqueenlaoscuridadexterior,empezóatreparporlosdientesdelahendiduradelapared,comounasombra.Leresultabaútilnollevar zapatosporquenadamás apropósitopara escalarunmuroqueel piedescalzo.Crispabalosdedosdelospiesenlasgrietasdelaspiedras,seizabacon los puños y se afirmaba con las rodillas. El ascenso era duro, como atravésdelosdientesdeunasierra.Porfortuna,nohabíanadieenlasaladelprimerpiso,pensabaRadoub,porquedeotromodonopodríaescalarlapared.

Eranmásdeochometroslosqueteníaqueescalar.Amedidaquesubía,unpocomolestoporlasculatasdelaspistolas,lahendiduraseibaestrechandoyla ascensión se tornaba más penosa. El riesgo de una caída aumentaba almismotiempoquelaprofundidaddelabismo.

Por fin llegó al reborde de la aspillera, apartó el enrejado roto ydesvencijado, y viendo abierto un ancho paso se levantó con un poderosoesfuerzo de los músculos de sus brazos, apoyó la rodilla en la cornisa delreborde,asióconunamanounbarrotedeladerechayotrodelaizquierdayseirguió hasta medio cuerpo ante la aspillera con el sable entre los dientes,suspendidoporlasmanossobreelabismo.

Yanolefaltabamásquepasarlapiernadentrodelaaspilleraparasaltaralasaladelprimerpiso.

Perounrostroaparecióenlaaspillera.

Radoubvio de prontodelante de sí en la sombra algo espantoso: unojofueradesuórbita,unamandíbularota,unacaraensangrentada.

Aquellamiradaquenoteníamásqueunapupila,loestabacontemplando.

El cuerpo al que pertenecía aquel ser deforme tenía dos manos quesaliendode la sombra se adelantaronhacia el sargento;una le cogió lasdospistolasdeunavez,mientraslaotralearrebatabaelsabledeentrelosdientes.

Radoubquedódesarmado;susrodillassedeslizabanporelplanoinclinadodelacornisa;susdosmanos,aferradasalospedazosdebarrotedelaaspillera,apenasbastabanparasostenerlo,ydebajohabíaochometrosdeprecipicio.

EsamáscarayesasmanoserandeCanta-en-Invierno.

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Canta-en-Invierno, sofocado por el humo que subía de la sala de abajo,había logrado penetrar en el hueco de la ventana, donde el aire exterior lehabía reanimado; la frescura nocturna acababa de detener la salida de lasangre,dándoleunaspocasfuerzas.

DerepenteviosurgirfueradelaaspilleraelcuerpodeRadoub,quienconlasmanosenlosbarrotesnoteníamásremedioquedejarsedesarmarodejarsecaer.Canta-en-Invierno,espantosoysereno,acababadearrebatarleelsableylaspistolas.Entoncescomenzóundueloinaudito:elcombateentreunhombredesarmadoyotroherido.Evidentemente,elheridoteníamásprobabilidadesasu favor que el desarmado. Una bala bastaba para precipitar a Radoub alabismoqueteníabajosuspies.

Para fortuna de Radoub, Canta-en-Invierno, con las dos pistolas en unasolamano,nopodíahacerusodeellas,teniendoqueservirsedelsable,conelque tiró una estocada al hombro de Radoub. Aquella estocada hirió alsargento,peroéstesalvólavida.

Radoub,sinarmas,perocontodasufuerza,nohizocasodelaherida,quenolehabíalastimadoelhueso,yledioalcuerpounsúbitoimpulsoadelante,saltandoporlaaspilleraalhuecodondesehallabasuenemigo.

Canta-en-Invierno,quehabíaarrojadoelsable,teníayaunapistolaencadamano,dispuestoadisparar.

Arrodillado como estaba, apuntó a Radoub casi a quemarropa, pero subrazo debilitado estaba temblando, impidiéndole disparar con presteza.Radoubseaprovechódeaquelrespiroparasoltarlacarcajada.

—¡Hola bellaco! ¿Crees que vas a meterme miedo con esas fauces debuey?¡Diablo,cómotehanpuestodeguapo!

Canta-en-Inviernoseguíaapuntándoleconunapistola.

—Yaveoquelametrallatehaestropeadolacara—continuóelsargento—.¡Pobrechico!Belona tehadestrozado la fisonomía.Vamos, escupeel tirito,infeliz.

Enefecto,salióeltiroypasótancercadelacabezadeRadoubquelesególamitaddeunaoreja.DespuésCanta-en-Inviernolevantóelotrobrazoarmadoconlasegundapistola;peroRadoubnolediotiempoaapuntar.

—Bastaconunaoreja;yamehasheridodosveces.Ahorametocaamí.

Yarrojándose sobreCanta-en-Inviernodesvió subrazo,haciendo salir eltiroqueseperdióenelaire,mientrasconlaotramanolosujetóylesacudiólamandíbuladislocada.

Canta-en-Inviernosoltóunrugidoycayódesmayado.

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Radoubsaltóporencimadeélylodejóenlatronera.

—Ahora que te he dado mi ultimátum, no te muevas. Quédate ahí,miserable reptil. No mereces que me detenga a aplastarte. Arrástrate tantocomo gustes por el suelo, conciudadano de mis zapatos, o muérete, y esohabrás adelantado. Ahora sí sabrás muy pronto que tu cura sólo decíabarbaridades.¡Súmeteenelgranmisterio,campesino!

Luegoavanzóporlasaladelprimerpiso,murmurando:

—Nosevenada.

Canta-en-Invierno se agitaba convulsivamente, rugiendo en su agonía.Radoubsegiróhaciaél.

—Silencio.Hazelfavordecallar,ciudadanoinculto.Yavesqueennadamemetocontigo,nimedignoadarteelgolpedegracia.Déjameenpaz.

Receloso,semesóelcabello,sindejardemiraraCanta-en-Invierno.

—¿Qué hago ahora? Bien, estoy desarmado. Tenía dos tiros paraaprovecharytúloshasgastado,animal.Yatodoesto,aquíhayunhumodemildemonios.

Yhallandosuorejaseccionada,declaró:

—¡Ea!

Yprosiguió:

—¿Quéhasganadoconhabermearrebatadomediaoreja?Enfin,prefieroesoaotracosa;unaorejanoesmuchomásqueunadorno.Tambiénmehasarañadoelhombro,peronoesnada.Muereenpaz,campesino,yoteperdono.

Escuchó.Elruidodelasaladeabajoeraespantoso.Elcombatecontinuabaconencarnizamiento.

—Selopasanbienahíabajo.¡Cómoaúllan“vivaelrey”!Esosí,revientannoblemente.

Sus pies tropezaron con el sable que estaba en el suelo. Lo recogió yagregó,dirigiéndoseaCanta-en-Invierno,queyanosemovía:

—¿Loves,hombredelosbosques?Paraloqueyoqueríahacer,estesablenomesirvedenada.Lorecuperoporque loaprecio,peroyonecesitabamispistolas¡Queeldiablotelleve,salvaje!Bien,aquíyanohagonada.

Avanzóporlasala,tratandodeorientarse.Derepente,entrelapenumbra,detrás del pilar del centro, observó una larga mesa y sobre ella algo quebrillaba tenuemente.Tentóaquellosobjetos:eranfusiles,carabinas, todaunaserie de armas dispuestas en orden, como esperando las manos que se

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sirviesendeellas.Eralareservadecombatepreparadaporlossitiadosparalasegundafasedelasalto:todounarsenal.

—¡Caramba,unaparador!—exclamóRadoub.

Yseirguiófascinado.

Entoncessehizoformidable.

Lapuertadelaescaleraquecomunicabaconlospisossuperiore inferiorestabaabiertadeparenparalladodelamesaconvertidaenarsenal.Radoubdejócaerelsable;tomóencadamanounapistoladedoscañonesydescargóambasa lavezdesde lapuerta sobre laespiralde laescalera;después tomóuna escopeta y volvió a disparar; acto seguido se apoderó de un trabucoatestado de balines y lo descargó igualmente en el hueco de la escalera. Eltrabuco, al vomitar quince balas, pareció un cañón cargado de metralla.Radoub,cobrandoánimos,gritóconvozestruendosaenlaescalera:

—¡VivaParís!

Cogiendoelsegundotrabuco,mayorqueelprimero,loapuntóalabóvedadelatortuosaescalerayesperó.Eldesordenqueseprodujoenlasaladeabajofue indescriptible. Golpes imprevistos como aquél desorganizan todaresistencia.

Dos de las balas de la triple descarga de Radoub habían sido bienaprovechadas:unahabíamatadoalmayordeloshermanosPica-de-MaderayotraaHouzard,queeraelseñordeQuélen.

—¡Estánarriba!—gritóelmarqués.

Estegritodecidióelabandonodelabarricada.Unabandadadepájarosnosedispersaenmenostiempo;todosseprecipitaronporlaescalerahaciaarriba,mientraselmarquésanimabaalosfugitivos:

—¡Pronto,pronto!¡Aprisa!Elvalorconsisteahoraenhuir.Subamostodosalsegundopisoyallívolveremosaluchar.

Fueelúltimoenabandonarlabarricada.

Esteactodevalorlesalvólavida.

Radoub,escondidoenloaltodelprimerpiso,coneldedoenelgatillodeltrabuco,espiabaelmomentoenquelosfugitivossubirían.Losprimerosqueaparecieron en la vuelta de la espiral recibieron la descarga en el pecho ycayeron como fulminados por un rayo. Si el marqués hubiese estado entreelloshabríamuerto.Pero antesqueRadoub tuviese tiempodeempuñarotraarma,pasaronlosdemás,elmarquéselúltimo,yconpasomáslentoquelosotros.Creyendoque la sala del primerpiso estaba llenade sitiadores, no sedetuvieronenellasinoqueascendieronrápidamentealadelsegundo,ladelos

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espejos. Allí se hallaba la puerta de hierro; allí estaba también la mechaazufradayallíeraprecisocapitularomorir.

Gauvain,tansorprendidocomoellosporlasdetonacionesdelaescaleraysinexplicarseaquelsocorroimprevisto,seaprovechódeél,ysaltandoconlossuyosporencimadelabarricadapersiguióalossitiadoshastaelprimerpiso.

AllíencontróaRadoub.

—Un momento, mi comandante —le esperó el sargento, tras hacer elsaludo militar—, soy yo quien ha conseguido esta desbandada. Me heacordadodeloquehicisteisenDolyosheimitado,cogiendoalenemigoentredosfuegos.

—Buendiscípulo—sonrióGauvain.

Cuandoseestálargoratoenlaoscuridad,losojosseacostumbranaverenellacomolasavesnocturnas.Gauvainobservóqueelsargentoestabaheridoyensangrentado.

—Peroestásherido,camarada.

—No es nada, mi comandante. ¿Qué significa una oreja más o menos?Tambiéntengounaestocadaenelhombro.Noimporta.Cuandoserompeunvidrio,unosuelecortarseunpoco.Además,sóloesmisangre.

Hicieronaltoenlasaladelprimerpiso,conquistadaporRadoub,ytrajeronun farol. Cimourdain se unió a Gauvain. Deliberaban. En efecto, el casomerecía seria meditación. Los sitiadores no estaban en el secreto de lossitiados;ignorabansuescasezdemuniciones;nosabíanquelosdefensoresdela fortaleza tenían poca provisión de pólvora, y que el segundo piso era elúltimoatrincheramiento.Lossitiadorespodíansuponerquelaescaleraestabaminada.

Sin embargo, una cosa era cierta: el enemigo no podía huir. Los que nohabíanmuertoestabanallícomobajollave.Lantenacestabaenlaratonera.

Con esta seguridad, no había inconveniente en concederse tiempo paraestudiarelmejordesenlaceposible.Habíanmuertoyabastantes.Eraprecisoadoptarlosmediosparaperderlamenosgenteposibleenelúltimoasalto.

Elriesgodelsegundoataqueseríagrande.Habríaquesostenerysufrirunnutridofuego.

Interrumpido el combate, los sitiadores, dueños del piso bajo, y los delprimero, esperaban para continuar las órdenes de su jefe. Gauvain yCimourdaincelebrabanconsejo,yRadoubasistíaensilencioalaconferencia.

Alcabodeunratoseatrevióasaludardenuevo,diciendocontimidez:

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—Micomandante…

—¿Quéhay,Radoub?

—¿Tengoderechoaunapequeñarecompensa?

—Cierto,pideloquequieras.

—Pidosubirelprimero.

Noeraposiblenegárselo.Detodasformaséllohubierahechosinesperarelpermiso.

XI

LOSDESESPERADOS

Mientrassedeliberabaenelprimerpiso,sefortificabaenelsegundo.Lavictoriaesfuror;laderrotaesrabia.Losdospisosibanachocarconinmensafuria.Tenerpróximalavictoriaembriaga.Abajohabíaesperanza,queseríalamayordelasfuerzashumanasdenoexistirladesesperación.

Ladesesperaciónestabaarriba.

Unadesesperacióntranquila,fría,siniestra.

Elprimercuidadodelossitiadosalllegaralnuevorefugio,últimoquelesquedaba,fueobstruirlaentrada.Cerrarlapuertaerainútil;másvalíaimpedirlasubidaporlaescalera.Encasossemejantes,unobstáculo,atravésdelcualpuedeverseypelear,espreferibleaunapuertacerrada.

La antorcha, clavada en la pared por Imânus cerca de la mecha, losalumbraba.

Había en aquella sala un baúl de encina, grueso y pesado, de los que seusabanparaguardarvestidosyropadecamaantesdelinventodelascómodas.

Lo arrastraron, situándolo de pie a la entrada de la escalera, en la queencajaba sólidamente, tapando el hueco sin dejar más que un estrechoresquicio cerca de la bóveda por donde podía pasar un hombre, excelentesituación para ir matando uno a uno a los que intentasen ascender por laescalera.Eradudosoquealguiensearriesgaraahacerlo.

La entrada de este modo obstruida proporcionaba cierto respiro. Loaprovecharonparahacerrecuento.

Losdiecinueveestabanreducidosasiete,incluyendoaImânus.Salvoésteyelmarqués,todosestabanheridos.

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Los cincoheridos, pero aúnvivos para empuñar las armas, porque en elcalor de la lucha toda herida que no seamuy grave permite combatir, eranChatenay, llamado Robi; Guinoiseau, Hoisnard Rama-de-Oro, Pimpollo-de-AmoryGrand-Francœur.Todoslosdemáshabíanmuerto.

Se habían agotado las municiones y las cartucheras estaban vacías.Contaron los cartuchos. ¿Cuántos disparos podían hacer entre los siete?Cuatro.

Habíallegadoesemomentoenelqueloúnicoquepuedehacerseescaer.Estabanacorraladossobreelprecipicio,abiertoyterrible.Eraimposibleestarmásalbordedelabismo.

En esto, empezó de nuevo el ataque. Se oían los culatazos que lossitiadoresdabanenlaescalera,sondeándolaescalónaescalón.

No había forma de huir. ¿Por la biblioteca? Seis cañones, situados en laplanicieyenfiladosporaquellaparteconlamechaapuntohacíanimposibleaquella salida. ¿Por las dependencias superiores? Era inútil, porqueterminaban en la azotea y no les quedaría otro recurso que arrojarse torreabajo.

Lossietesupervivientesdeaquellapartidaépicaseveíaninexorablementeatrapadosporaquelespesomuroquelosprotegíayquealmismotiempolosentregaba a sus enemigos. Todavía no los habían apresado, pero eran yaprisioneros.

Elmarquésalzólavoz:

—Amigosmíos,todohaconcluido.

Ytrasunsilencioañadió:

—Grand-FrancœurvuelveaserelcuraTurmeau.

Todossearrodillaronconelrosarioenlamano.Elruidodelosasaltantesseibaaproximando.

Grand-Francœur, cubierto de sangre a causa de un balazo que le habíarozadoelcráneoylehabíaarrancadopartedelcuerocabelludo,levantóconsumano derecha su crucifijo. Elmarqués, aunque incrédulo en el fondo de sucorazón,hincóunarodillaentierra.

—Quecadacualconfieseenaltavozsuspecados.Empezad,monseñor.

—Hematado—dijoelmarqués.

—Hematado—dijoHoisnard.

—Hematado—dijoGuinoiseau.

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—Hematado—dijoPimpollo-de-Amor.

—Hematado—dijoChatenay.

—Hematado—dijoImânus.

—En nombre de la Santísima Trinidad os absuelvo—prosiguió Grand-Francœur—.QuevuestrasalmasvuelenenpazalsenodelSeñor.

—Amén—dijeronacoro.

Elmarquéssepusoenpie.

—Ahora,muramos—dijo.

—Ymatemos—dijoImânus.

Losculatazosempezaronaromperelbaúlqueobstruíalapuerta.

—PensadenDios—dijoelcura—.Latierrayanoexisteparavosotros.

—Esverdad—admitióelmarqués—.Estamosenlatumba.

Todosinclinaronlacabezaysegolpearonelpecho.Sóloelmarquésyelcura estaban de pie. Tenían la vista fija en el suelo; el cura rezaba; loscampesinos también. El marqués meditaba. El baúl, golpeado como conmartillos,resonabalúgubremente.

Enaquelmomentoseoyóunavozclarayfuertedetrásdeellos.

—¿Veiscomoyoteníarazón,monseñor?

Todosvolvieronlacabeza,estupefactos.

Acababadeabrirseunagujeroenlapared.

Unapiedra,perfectamenteencajadaconlasdemás,perosinargamasa,queteníaunpitónenlapartesuperioryotroenlainferior,acababadegirarsobresímismacomountorniquete,abriendoelmuro.Aquellapiedra,moviéndosesobresueje,habíadescubiertodosaberturas,unaacadalado,ofreciendodospasajes,unoaladerechayotroalaizquierda,estrechosperosuficientesparael paso de un hombre. Más allá de aquella puerta inesperada se veían lospeldaños de una escalera de caracol. La cara de un hombre apareció en elhueco.

ElmarquésreconocióaHalmalo.

XII

ELSALVADOR

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—¿Erestú,Halmalo?

—Sí,monseñor.Yaveisquelaspiedrasgiranyqueesverdadquesepuedesalirdeaquí.Llegoatiempo,perodaosprisa.Dentrodediezminutosestaréisenmediodelbosque.

—Diosesgrande—exclamóelcura.

—¡Salvaos,señor!—gritarontodos.

—Primerovosotros—dijoelmarqués.

—Vosantes,monseñor—dijoelcuraTurmeau.

—Yoelúltimo.

Yelmarquésprosiguióconvozgrave:

—Nodisputemosacausadelagenerosidad,nohaytiempoparacortesías.Estáis heridos, yo os mando vivir y huir. ¡Pronto! Aprovechad esta salida.¡Gracias,Halmalo!

—Señormarqués,¿vamosasepararnos?—quisosaberelcuraTurmeau.

—Abajo,sinduda.Noesposibleescaparsinounoauno.

—¿Nosdaisunpuntodereunión?

—Sí,unclarodelbosque.LaPiedraGauvaine.¿Loconocéis?

—Sí,todos.

—Quemañanaamediodíaacudanallílosquepuedan.

—Allíestaremostodos.

—Yvolveremosacomenzarlaguerra—advirtióelmarqués.

Entretanto,Halmalo,apoyándoseenlapiedragiratoria,observóquenosemovía.Noeraposiblecerrarlaabertura.

—Monseñor, daos prisa—imploró—, la piedra se resiste y si he podidoabrir,nopodrécerrar.

La piedra, a consecuencia de su prolongada inmovilidad, se hallabaanquilosadaenelgozneyeraimposiblemoverla.

—Monseñor—prosiguióHalmalo—,esperabadejarcerradoelpasoyquelos azules al entrar no hallasen a nadie. No pudiendo explicarse vuestradesaparición,oscreeríanconvertidosenhumo.Perolapiedranosemueve,elenemigo verá el boquete y podrá perseguirnos. No perdamos un instante.Pronto,todosalaescalera.

ImânuspusounamanosobreelhombrodeHalmalo.

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—¿Cuántotiempobastaráparaquelosquesalganporahíesténsegurosenelbosque?

—¿Hayalgunogravementeherido?—preguntóHalmalo.

—Ninguno.

—Enesecaso,uncuartodehorabasta.

—Demodoquesielenemigonoentraaquíhastadespuésdeeseplazo…—repusoImânus.

—Nosperseguirá,massinalcanzarnos.

—Pero estarán aquí antes de quince minutos —dijo el marqués—; eseviejocofrenolosdetendrámuchotiempo.¡Uncuartodehora!¿Quiénpuededetenerlosuncuartodehora?

—Yo—exclamóImânus.

—¿Tú,Gouge-le-Bruant?

—Yo,monseñor.Oíd,cincodenosotrosestánheridos;yono tengoniunrasguño.

—Niyo—dijoelmarqués.

—Pero vos sois el jefe, monseñor, y yo el soldado. Jefe y soldado sondistintos.

—Losé;cadaunotenemosdeberesdiferentesquecumplir.

—No,monseñor.Tenemoselmismodebervosyyo:salvaros.

Imânussevolvióhaciasuscompañeros.

—Camaradas, hay que detener al enemigo para retardar su persecución.Oíd:yoconservotodamifuerza,noheperdidoniunasolagotadesangre,porlo que duraré más que otro. Iros todos. Dejadme vuestras armas. Yo meencargo de detener al enemigo por lomenosmedia hora. ¿Cuántas pistolasestáncargadas?

—Cuatro.

—Ponedlasenelsuelo.

Sehizoloquepedía.

—Bien.Yomequedo.Encontraránquienlosreciba.Ahora,huid,rápido.

Ensituacionestanespecialesestándemáslaspalabrasdeagradecimiento.Apenassedetuvieroneltiemposuficienteparaestrecharselamano.

—Hastapronto—ledijoelmarqués.

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—No,monseñor.Esperoqueno.Nohastapronto,porqueyovoyamorir.

Fueronpenetrandouno trasotroen laestrechaescalera,pasandoprimerolosheridos.Mientraséstosbajaban,elmarquéssacóunlápizygarabateóunalíneaenlapiedra,quenopodíagiraryquedabaabierta.

—Venid,señor,sólofaltáisvos—dijoHalmalo.

YHalmalocomenzóabajar.

Elmarquéslosiguió.

Imânussequedósolo.

XIII

ELVERDUGO

Lascuatropistolasestabansobrelasbaldosas,porqueaquellasalanoteníapisodemadera.Imânuscogiódos,unaencadamano.

Avanzóoblicuamentehacialaentradadelaescaleratapiadaporelbaúl.

Losasaltantes temían,sinduda,algunasorpresa,unadeesasexplosionesfinalesqueconstituyenlacatástrofedelvencedoralmismotiempoqueladelvencido.Poresto,elúltimoataqueeralentoyprudente,tantocomoimpetuosofueraelprimero.Nohabíanpodido,onohabíanquerido,destruirdeunsologolpeelcofre,habiendosólodemolidoelfondoyagujereadolatapaconlasbayonetas,tratandodeescrutarporloshuecosantesdearriesgarseapenetrarenlasala.

Elresplandordelasantorchasqueiluminabanlaescalerasecolabaatravésde aquellos agujeros. Imânus observó que por uno de ellos lo miraban laspupilas de un soldado. Apuntó hacia allí el cañón de una de sus pistolas ydisparó. El disparo salió, e Imânus, gozoso, oyó un grito horrible. La balahabía penetrado por el ojo, atravesando la cabeza, y el soldado quemirabacayódeespaldasporlaescalera.

Lossitiadores,alromperelcofreporvariossitios,formarondosaspilleras.Porunadeellas sacóelbrazo Imânus,armadocon laotrapistola,ydisparócontraelgrupodesitiadores.Labala,sinduda,rebotódeunoenotro,porquese oyeron varios gritos, como si tres o cuatro hombres hubiesen quedadoheridos o muertos. En la escalera se oyó un gran tumulto de hombresperdiendopieyretirándose.

Imânus arrojó las dos pistolas que acababa de disparar y tomó las dos

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restantes;despuésmiróporlosagujerosdelcofre.

Observóelefectoproducido.

Losasaltanteshabíanevacuadolaescalera.Losmoribundosseretorcíanenlos escalones; la curva de la escalera no dejaba ver más que tres o cuatropeldaños.

Imânusesperaba.

—Asíganotiempo—pensaba.

Entoncesvioaunhombreque,arrastrándose,subíaporlaescaleraymásabajo, detrás del pilar central del caracol, otro soldado sacaba la cabeza.Imânusapuntóaaquellacabezaydisparó.Resonóungrito,cayóelsoldado,eImânuspasódelamanoizquierdaaladerechalapistolaquelequedaba.

Enaquelmomentosintióundolorespantoso,yélfuequienasuvezlanzóun alarido.Un sable le revolvía las entrañas; unamano, la del hombre quegateaba,acababadepasarporunodelosagujerosdelcofre,hundiendolahojadesusableenelvientredeImânus.

Laheridaeraespantosa;elvientreestabaatravesadodeparteaparte.

Imânusnocayó.Rechinólosdientesyexclamó:

—¡Bien!

Después,tambaleándose,retrocedióhastalaantorchaqueardíaalladodela puerta de hierro, dejó la pistola en el suelo, empuñó la antorcha ysosteniéndose con la mano izquierda los intestinos, con la derecha bajó laantorchahastalamechaazufrada.

Elfuegosecomunicóylamechahizollama.Imânusdejólaantorcha,quecontinuóardiendoenel suelo, recogió lapistolay, caído sobre lasbaldosas,atizólamechasoplandoconelpocoalientoquelerestaba.

La llama corrió, se extendió, propagándose bajo la puerta de hierro ypenetró en el puente-castillo. Entonces, viendo asegurado el logro de suexecrablecrimen,mássatisfechoquizádeéstequedesuvirtud,dejandodeserhéroeparaconvertirseenasesino,aquelhombrequemoríasonrió.

—Seacordarándemí—murmuró—.Conlamuertedesusniñosvengoanuestroniño,elrey,queestáenelTemple.

XIV

TAMBIÉNIMÂNUSESCAPA

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Enaquelinstanteresonóungranestrépito;sehundióelbaúlconestruendo,violentamenteempujado,dandopasoaunhombreconelsableenlamanoqueentróenlasalaimpetuosamente.

—Soy yo, Radoub, ¿quién me quiere? Estaba harto de aguardar y mearriesgo.Acabodedespanzurraraunoyahoraosatacoatodos.Quemesiganono,pocomeimporta.¿Cuántossois?

EraRadoub,enefecto,yestabasolo.DespuésdelasmuertesqueImânushabía causado en la escalera, Gauvain, temiendo que los sitiados hubiesenhechounbarreno,mandóreplegarasugente,consultandoconCimourdain.

Radoub,conelsableenlamanoyenelumbral,enaquellaoscuridadenlaquelaantorchaapenasresplandecía,repitiósupregunta:

—Soysólouno.¿Cuántossois?

No obteniendo respuesta, avanzó. Uno de esos vivos resplandores quearrojan, amenudo, los focosde luzagonizantes,yquepodríandenominarsesollozos de luz, resplandeció en la antorcha e iluminó toda la sala. Radoubdescubrióunodelosespejosdelapared,seacercóyviosufazensangrentadaysuorejapartidayexclamó:

—¡Quéespantosacatadura!

Despuéssevolviósorprendidoalverlasalavacía.

—¡Nohaynadie!—gritó—.Ceroenemigos.

Divisóentonceslapiedragiradasobresusgoznes,elhuecoylaescalera.

—¡Ay,yaloentiendo!Unapuertasecreta.¡Venid,amigos!Sehanido.Hanvolado.Estaviejacolmenaestabaagujereada.Aquíestáelboquetepordondehapasadotodalachusma.¿CómopodremosterminarconPittyCoubourgconfarsassemejantes?Eldiablolosestásocorriendo.¡Nohaynadie!

Enaquelmomentosonóunpistoletazo,cuyabalalerozóelcodo,yendoaaplastarseenelmuro.

—¡Hola! Sí que hay uno. ¿Quién ha tenido la bondad de saludarme tancortésmente?

—Yo—respondióunavoz.

Radoubseadelantóydistinguióenlapenumbraunbulto:Imânus.

—Ah—exclamó—, ya tengo a uno. Los otros han huido, pero tú no teescaparás.

—¿Locreesasí?—preguntoImânus.

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Radoubdiounpasoysedetuvo.

—Eh,elqueestáenelsuelo,¿quiéneres?

—Soyelqueestáenelsuelo,burlándosedelosqueestándepie.

—¿Quétienesenlamanoderecha?

—Unapistola.

—¿Yenlaizquierda?

—Misentrañas.

—Tehagoprisionero.

—Tedesafíoaquelohagas.

E Imânus, acercando lacaraa lamechaencombustión, soplóyavivó lallamaconsuúltimohálito.Despuésexpiró.

Pocosinstantesdespués,Gauvain,Cimourdainylosdemáspenetraronenla sala y vieron la abertura por donde se acababan de fugar los últimossitiados. Registraron todos los rincones y la escalera, observando que éstaconducía a una salidaquedaba al barranco. Imânushabíamuerto.Gauvain,con un farol en lamano, examinó la piedra que diera paso a los fugitivos.Entonces observó en ella algo escrito a lápiz. Acercó el farol y leyó estaspalabras:

Hastalavista,vizconde.Lantenac.

GuéchampllegójuntoaGauvain.Lapersecucióneraevidentementeinútil.La fuga estaba consumada y era completa; los prófugos tenían a su favor atodoelpaís:lasmatas,losbarrancos,laespesura,loshabitantes.Sindudasehallaban ya muy lejos y no habría medio de alcanzarlos. El bosque deFougèreseraunescondrijoinmenso.¿Quéhacer?Habíaquevolveraempezar,yGauvain yGuéchamp se comunicaronmutuamente sus decepciones y susconjeturas.Cimourdainescuchabagravementesinpronunciarpalabra.

—Apropósito,Guéchamp—preguntóGauvain—.¿Ylaescalera?

—Nollegó,micomandante.

—¿Peronoveníaenuncarro,escoltadoporlosgendarmes?

Guéchamprespondió:

—Noeralaescalera.

—¿Quéera,pues?

—Laguillotina—dijoCimourdain.

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XV

NODEBENPONERSEENUNMISMOBOLSILLOUNRELOJYUNALLAVE

ElmarquésdeLantenacnoestabatanlejoscomoelloscreían.

Peronoporellodejabadeestarseguroyfueradesualcance.

HabíaseguidoaHalmalo.

LaescaleraporlaqueHalmaloyélhabíandescendidodetrásdelosdemásfugitivos terminabaenunestrechopasadizoabovedadocercadelbarrancoydelosarcosdelpuente.Dichopasadizodesembocabaenunaprofundagrietanaturaldelsueloqueporunladodabaalabarrancayporotrodesembocabaen el bosque. Esta grieta, oculta absolutamente a todas las miradas,serpenteaba bajo una impenetrable vegetación. Era imposible capturar allí aningúnhombre.Unfugitivosóloteníaqueculebrearporentrelaespesuraparahacerse invisible. La entrada del pasadizo secreto de la escalera estaba tanobstruidaporlaszarzas,quesusconstructoresconsideraroninútilcerrarlaporotrosmedios.

El marqués, para alejarse de aquellos parajes, no precisaba de disfrazalguno, ya que desde su llegada a Bretaña no se había quitado el traje decampesino,juzgándoseasímásseñorqueconelsuyopropio.

Selimitóadesembarazarsedelaespada,cuyocintodesabrochóyarrojóalsuelo.

CuandoHalmaloyelmarquésfueronadarporelpasadizoalagrieta,losotroscincofugitivosyanoestabanallí.

—Nohantardadoenvolar—dijoHalmalo.

—Imítalostú—dijoelmarqués.

—¿Monseñorquierequeloabandone?

—Sinduda.Yatelodije:unoseevademejorsolo.Unopasaráinadvertido,dosno.Juntosllamaríamoslaatención.Túmeharíasprender,yyoharíaqueteprendieran.

—¿Conocemonseñorlacomarca?

—Sí.

—¿MonseñormantienelacitaenlaPiedraGauvaine?

—Mañana,alasdoce.

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—Allíestaré.Estaremos.

Halmaloseinterrumpió.

—Ah, monseñor… ¡Cuando pienso que estuvimos en alta mar, solos, yquise mataros; que vos erais mi señor, que pudisteis decírmelo y no lohicisteis!¡Ah,quégrandesois!

—Inglaterra—dijo el marqués—, no cabe otro recurso. Es preciso quedentrodequincedíaslosinglesessehallenenFrancia.

—Tengoquecomunicarleamonseñorvariascosasrespectoasusencargos.

—Mañanahablaremosdeeso.

—Hastamañana,monseñor.

—Apropósito,¿tieneshambre?

—Puedeser,monseñor.Conlasprisasporllegaratiemponisiquierasésihecomidohoy.

El marqués sacó del bolsillo una oblea de chocolate, la partió en dospedazos,leentregóunoaHalmaloycomenzóacomerelotro.

—Monseñor —dijo Halmalo—, a la derecha tenéis el barranco y a laizquierdaelbosque.

—Bien,déjameahora.Veteportulado.

Halmaloobedeció.Sesumergióenlaoscuridad.Seoyóunruidoderamasapartadas y luego nada. Al cabo de unos segundos habría sido imposibleseguirlelapista.AquellatierradelBocage,erizadaeinextricable,auxiliabaalfugitivo, que no desaparecía sino quemás bien se esfumaba. Esta facilidadparaladispersióneralaquehacíavacilaratodounejércitoenaquellaVendéesiempreenretroceso,yanteaquellosguerrerostanduchosenlahuida.

Elmarquéspermaneció inmóvil.Pertenecíaa laclasedehombresqueseesfuerzanennoinmutarse;sinembargo,sintióciertaemociónalpoderrespirarel aire puro después de haber respirado el vapor de tanta sangre y tantacarnicería. Hallarse totalmente a salvo después de estar perdido; tomarposesióndeuna seguridadplena trashabersehallado tan cercade la tumba;salirdelamuerteparaentrarenlavida;todoesto,aúnparaunhombrecomoLantenac,eramotivoparaexperimentarciertaagitaciónnerviosa;yaunqueyase había visto en situaciones similares, no pudo impedir que su almaimperturbable sintiese una especie de conmoción por unos instantes. Seconfesó a sí mismo que estaba contento, si bien dominó en breve aquelsentimiento,muy parecido a la alegría, y sacando el reloj, apretó elmuelle.¿Quéhorasería?

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Congranasombropor suparte, sóloeran lasdiez.Cuando sehapasadoportantasperipecias,extrañaqueminutostanllenosdeaventurasnoseanmáslargosquelosotros.Elcañonazodeavisolohabíandisparadopocoantesdelapuestadesol,ylaTourguenohabíasidoatacadahastamediahoradespuésdeanochecer,entrelassieteylasocho.Esdecir,queaquelcolosalcombatequeempezóa lasochohabía terminadoa lasdiez,durando toda laepopeyasólocientoveinteminutos.Aveces,lascatástrofesocurrenconlarapidezdelrayo.Losacontecimientostienenestascondensacionessorprendentes.

Reflexionando, se admiró incluso de que el combate durase tanto. Unaresistencia de dos horas entre tan corto número de defensores y tan grancantidad de sitiadores era cosa realmente extraordinaria, y ciertamente nohabíasidobreve,nicompleta,aquellabatalladediecinuevecontracuatromil.

ComoHalmaloestaríayalejos,elmarquésjuzgóqueerayatiempodeirse,nodebíapermanecerallímástiempodelnecesario.Volvióameterelrelojenelbolsillo,aunquenoenelmismodedondelosacó,porqueacababadenotarquesumanoestabaencontactoconlallavedelapuertadehierroquelehabíaentregadoImânus,contralaqueerafácilquechocaseelcristal,rompiendoelprecioso instrumento. Hecha esta operación, se dispuso a internarse en elbosque, pero al girar a la izquierda percibió una vaga claridad que llegabahastaél.

Sedetuvoamirarporentrelasmatas,quesedestacabanclaramentesobreuntelónrojizo,visibleshastalosmenoresdetalles,ydivisóungranresplandorenelbarranco,delqueleseparabanpocospasos.

Primero se dirigió hacia él; pero después se contuvo, juzgando inútilexponerseaaquellaluz;cualquieraquefuese,nadapodíaimportarle.TomóladirecciónindicadaporHalmalo,dandounospasoshaciaelbosque.

Derepente,ycuandoyaestabaprofundamentesumergidoenlamalezayocultoporlaszarzas,oyósobresucabezaungritoterriblequeparecíasalirdelbordemismodelaplanicie,porencimadelbarranco.Elmarquéssedetuvoylevantólamirada.

LibroQuinto

INDAEMONEDEUS

I

HALLADOS,PEROPERDIDOS

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CuandoMichelle Fléchard vio la torre iluminada por el sol de poniente,estabaamásdeunaleguadeella.Aunqueapenaspodíadarunpaso,novacilósobreloquedebíahacer.Lasmujeressondébiles,perolasmadressonfuertes.Caminó.

Elsolsehabíaocultado;primerollegóelcrepúsculo,despuéslaoscuridadmásabsoluta.Ellahabíaoído,sindetenersumarcha,alolejos,enelrelojdeun campanario para ella invisible, tocar las ocho y luego las nueve. AquelcampanariodebíasereldeParigné.Devezencuandosedeteníaaloírunasdetonacionessordas,queeranquizávagosrumoresdelanoche.

Avanzaba sin cesar, aplastando los agudos cardos con los piesensangrentados, guiada por una débil claridad que, desprendiéndose de lafortaleza lejana, la hacía resaltar, dándole en la sombra una misteriosairradiación. Aquella claridad era tanto más viva cuanto más resonaban lasdetonaciones;despuéssedebilitaba.

LavastaplanicieporlaquecaminabaMichelleFléchardnoconteníamásque hierbajos y brezos; ni un árbol ni una casa. Se iba elevandoinsensiblementeentodalaextensiónqueabarcabalamirada,yensufinallalargalínearectayduraseapoyabaeneloscurohorizonteestrellado.Loqueenestaascensiónsosteníalasfuerzasdelamadreeraquesiempreteníaalavistalatorre.

Laveíaaumentardetamañolentamente.

Lassordasdetonacionesylosdébilesresplandoresquesurgíandelatorreeran intermitentes. Se interrumpían, volvían, proponiendo quien sabe quéenigmaaladesconsoladamadre.

De repente todo cesó, se extinguieron el ruido y el resplandor; hubo unmomentodeplenosilencio,delúgubreserenidad.

FueentoncescuandoMichellealcanzóelextremodelaplanicie.

Asuspiesdivisóunbarranco,cuyo fondoseperdíaen laespesurade lanoche; a cierta distancia, en lo alto de la planicie, una confusión de ruedas,parapetosy troneras formabanunabateríadecañones,ydelante,vagamenteiluminadoporlosfuegosencendidosdelosartilleros,unenormeedificioqueparecíaconstruidocontinieblasmásnegrasquelassombrasquelorodeaban.

El edificio estaba formado por un puente cuyos arcos se hundían en elbarranco,yunaespeciedecastilloqueselevantabaenelpuente.Elcastilloyel puente se apoyaban en unamasa redonda y oscura, la torre hacia la cualaquellamadreibacaminandodesdetanlejos.

Seveíanpasarlucesentodasdireccionesporlastronerasdelatorre,yporel rumor que de la misma surgía se conocía que estaba llena de hombres,

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cuyassiluetassedibujabanenlospisosaltosyhastaenlaplataforma.

Cercadelabateríahabíatropasacampadas.MichelleFlécharddistinguióaloscentinelasdelcampamento,peroacausadelaoscuridadylamaleza,ellosno la vieron. Llegó a la punta de la planicie, tan cerca del puente que lepareció que podría tocarlo con la mano. La separaba de él tan sólo laprofundidaddelbarranco,ydistinguíaperfectamente,apesardelaoscuridad,lostrespisosdelcastillito.

Así permaneció algún tiempo, sin saber cuánto, porque todamedida deltiempo se había borrado de sumente,muda y absorta, contemplando aquelbarrancoprofundoyaqueledificiotenebroso.¿Quéeraaquello?¿Quéocurríaallí? ¿Era la Tourgue? Experimentaba el vértigo de la incertidumbre,semejantealquesesienteenunapartidaoenunallegada.Sepreguntabaporquésehallabaallí.

Miró,escuchó.

Súbitamentetodoseoscurecióantesuvista.

Unvelodehumoacababadedesplegarseentreellayloquemiraba,yunacre escozor la obligó a cerrar los ojos. Apenas había bajado los párpadoscuandonotóqueaquéllosenrojecíanporefectodeunsúbitoresplandor.Volvióaabrirlos.

Noerayalaoscuridaddelanocheloqueteníadelante,sinolaclaridaddeldía; claridad funesta porque procedía del fuego. Estaba presenciando elcomienzodeunincendio.

Elhumo,negroalprincipio,estabaadquiriendountonoescarlata;unagranllama se elevó en el interior, apareciendo y desapareciendo con esascontorsionesferocespropiasdelosrelámpagosylasserpientes.

Lallamasurgíacomounalenguadealgoparecidoaunaboca,unaventanallenadefuego.Aquelventanal,cerradoconunenrejadodehierroyaalrojo,eraunodelosdelpisoinferiordelcastillo,construidosobreelpuente.Detodoeledificiosóloesteventanalsedistinguía;elhumolocubríayatodohastalaplanicie;sóloseadvertíaelbordedelbarranco,negro,destacándosesobrelasllamasrojizas.

MichelleFléchardmiraba,estupefacta.Elhumoesnube,lanubeensueño.Ellanosabíaloqueveía.¿Debíahuir?¿Debíaquedarse?Casicreíaestarfueradelarealidad.

Pasóunsoplodeviento,rasgandolacortinadehumo,y,entoncesapareciólatrágicafortaleza,visibletodaentera:torre,puenteycastillo;deslumbrante,horrible,conlamagníficareverberacióndelincendio.MichelleFléchardpudoverlotodoalasiniestraclaridaddelfuego.

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Elpisoinferiordelcastillejo,construidosobreelpuente,ardía.

Encima se distinguían los otros dos pisos aún intactos, pero colocadoscomoenuncestillodellamas.Desdeelrebordedelaplanicie,ladesventuradamadredistinguíavagamenteelinterioratravésdelhumoyelfuego.

Todoslosventanalesestabanabiertos.Por losdelsegundopiso,queeranmuyamplios,MichelleFléchardveía, a lo largode losmuros, armariosqueparecían contener libros, y delante, en el suelo, en la penumbra, un grupitoconfuso,algoqueteníaunaspectoinformeyvagocomounnidoounacría,yquedevezencuandoparecíamoverse.

Aquelloatrajosuatención.

¿Quéeranaquellassombras?

Enalgunosmomentosleparecíaquepodíanserseresvivos.Teníafiebre;nohabíacomidonadadesde lamañana,habíaandadosindescansoyestabaextenuada, se sentía poseída por una especie de alucinación de la quedesconfiaba instintivamente. Sin embargo, sus ojos, cada vez más fijos, nopodíanapartarsedeaquellassombras,probablementeobjetosinanimados,quese veían en aquella sala situada encima del incendio. En aquelmomento elfuego,comodotadodevoluntadpropia,alargódesdeabajounodesusbrazoshacia la gran hiedra seca que cubría precisamente la fachada que atraía lasmiradasde lamadre.Parecía comosi las llamas,queacababandedescubriraquelenrejadoderamas,seprecipitasenhaciaél.Unachispaseapoderóconavidezdelsecocombustibleyseretorcióa lo largode lossarmientosconlaterribleagilidaddelosreguerosdepólvora.Enunossegundoslallamallegóalsegundo piso, y desde arriba alumbró el interior del primero. Un vivoresplandoriluminósúbitamentelasformasdetresniñosdormidos.

Hatilloencantador,compuestodepiernasybrazosentrelazados,párpadoscerradosyrubiascabecitasderisueñasboquitas.

Lamadrereconocióasushijosylanzóungritodesgarrador.

Ungritoindecibledeangustia,quesólolasmadressoncapacesdelanzar.Nadamásterribley,almismotiempo,máspatético.Cuandounamujerlanzaun grito semejante es como oír el aullido de un lobo; cuando lo arroja unaloba,creepercibirseelgritodesgarradodeunamujer.

Este grito de Michelle Fléchard fue un aullido. Hécuba aulló, afirmaHomero.

Aquélfueeldesgarradogritoquehabíaoídoelmarqués.

Aloírlo,comodijimos,sedetuvo.Sehallabaentre lasalidadelpasadizopordondelohabíasalvadoHalmaloyelbarranco.Atravésdelasmatasquelocubrían, vio el puente envuelto en llamas, la Tourgue roja por efecto de la

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reverberacióndelincendioy,alotrolado,enelbordedelaplanicie,frentealcastillo y a la viva claridad del fuego, una figura aturdida y lastimera; unamujerinclinadaalbordedelbarranco.

Eralamujerquehabíalanzadoelgrito.

AquellafiguranoeraMichelleFléchard;eraGorgona.Losmiserablessonformidables; la campesina acababa de convertirse en euménide. Aquellaaldeana vulgar, ignorante, inconsciente, acababa de adquirir las épicasproporciones de la desesperación. Los grandes dolores son una dilatacióngigantescadelalma;aquellamadrepersonificabalamaternidad,ycomotodoloqueresumelahumanidaderaalgosobrehumano.Aquellamujer,delantedelincendio, al borde del barranco y frente al crimen, se alzaba como unapotencia sepulcral lanzando el grito de la fiera con el gesto de la diosa. Surostro, del que brotaban imprecaciones, parecía unamáscara de relámpagos.Nadamássoberanoqueelresplandordesusojosarrasadosenllanto.Aquellamiradaencendíaelincendio.

El marqués escuchaba. Aquellos gritos resonaban sobre su cabeza; oíasonidosinarticulados,doloridos,mássollozosquepalabras.

—¡Ah,Diosmío! ¡Mishijos! ¡Sonmishijos! ¡Socorro! ¡Fuego! ¡Fuego!¡Sois unos bandidos! ¿No hay nadie que acuda? ¡Mis hijos se quemarán!¡Georgette! ¡Gros-Alain! ¡René-Jean! ¡Hijos míos! ¿Qué significa esto?¿Quiénhaencerradoallí amishijos?Duermen…estándormidos…¡Yomevuelvoloca!Estoesimposible…¡Auxilio!

En aquel instante se produjo un granmovimiento en la Tourgue y en laplanicie. Todo el campamento se dirigía hacia el incendio que acababa deestallar.Losasaltantes,despuésdehaberseocupadodelametralla,teníanqueentendérselas con el incendio. Gauvain, Cimourdain y Guéchamp dabanórdenes.¿Quéhacer?Apenaspodríanobtenerseunoscuantoscubosdeaguadel triste riachuelo. La angustia crecía por momentos. Todo el borde de laplaniciesehallabacubiertoderostrosestupefactosquecontemplabanaquellacatástrofe.

Loqueseveíaerahorrible.

Secontemplabaaquello,ynopodíahacersenada.

Las llamas, por medio de la hiedra en la que habían prendido, habíanllegado ya al piso superior. Allí encontraron el granero lleno de paja,precipitándose sobre la misma. Ahora ardía ya todo el lugar. Las llamasdanzaban; es lúgubre la alegríadel fuego.Era como si una ráfagade locuraatizaselahoguera.EracomosielespantosoImânussehallaseallí,trocadoenmultitud de centellas, viviendo de la vida asesina del fuego, y que su almamonstruosasehubierahechoincendio.Lasllamastodavíanohabíanllegadoa

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labiblioteca,yaqueelespesordesusmurosylaalturadeltechoretrasabanelmomento de empezar a arder, pero el instante fatal se aproximaba; labibliotecaestabayamimadaporelincendiodelprimerpisoyacariciadaporeldeltercero.Elespantosobesodelamuerteseaproximaba.Abajo,unmardelava,arriba,unabóvedadebrasas;unsóloagujeroeneltecho,ytodoquedaríaenterrado bajo ardientes tizones.René-Jean,Gros-Alain yGeorgette todavíano se habían despertado, durmiendo con el profundo y simple sueño de lainfancia,y a travésde las llamasyelhumo,quealternativamentecubríanydescubríanlosventanales,eraposibledivisarlesenaquellagrutainfernal,enelfondodeunresplandordemeteoro,apacibles,graciosos,inmóviles,comotresimágenesdelNiñoJesús,confiadamentedormidosenel infierno; inclusountigrehubieralloradoviendoaquellastresrosasdentrodeaquelhorno,aquellascunasdentrodesutumba.

—¡Fuego!¡Fuego!—lapobremadreseretorcíalosbrazos,angustiada—.¿Están todos sordos, que nadie acude? ¡Mis hijos se están quemando!¡Vosotros, hombres, los que estáis ahí… corred! ¡Días y días de largacaminata…! y así es como encuentro a mis hijos. ¡Fuego! ¡Socorro! ¡Mispobresángeles!¿Quéhanhecho,misinocenteshijitos?¡Amímefusilaronyaelloslosqueman!¿Quiéneselculpable?¡Socorro!¡Salvadamishijos!¿Nome escucháis? ¡Una perra… la gente se apiadaría de una perra! ¡Mis hijos!¡Mis hijos! ¡Duermen! ¡Ah, Georgette… veo tu pequeño vientrecito, amormío! ¡René-Jean! ¡Gros-Alain! Así es como se llaman. Ya veis que soy sumadre.¡Oh,loqueestáocurriendoesabominable!Llevoandandodíasymásdías…Yestamañanaselodijeaunamujer.¡Socorro!¡Socorro!¡Fuego!¡Ah,sois unos monstruos! ¡Qué horror! El mayor aún no tiene cinco años, y lapequeñaapenasdos.Sí,veosuspiernasdesnuditas.¡Duermen,VirgenSanta!Lamanodelcielomelosdevuelveylamanodelinfiernomelosarrebatadenuevo…¡Despuésdetantasfatigas!¡Mishijos,alosqueheamamantadoconmis pechos! ¡Y yo, que creí ser la más desdichada de las madres al noencontrarlos! ¡Apiadaos demí! ¡Quieromis hijos, necesitomis hijos! ¡Peroestánrodeadosporelfuego!¡Vedmispobrespiesensangrentados!¡Socorro!¡Noesposiblequehayahombressobrelatierrayquedejenmoriramishijos!¡Asesinos!¡Socorro!¡Jamássehavistonadaigual!¡Ah,malditos!¿Quécasamaldita es ésta? ¡Me han robado los hijos para asesinarlos! ¡Jesúsmisericordioso…quieroamishijos!¡Oh,noséquéharíasinellos!¡Noquieroque mueran! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Ah, si deben morir así… yomataréaDios!

Al mismo tiempo que la súplica angustiada de la madre, dos voces seelevaronenlaplanicieyenelbarranco:

—¡Unaescala!

—¡Notenemos!

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—¡Agua!

—¡Nolahay!

—¡Arriba,enlatorre,enelsegundopiso,hayunapuerta!

—Esdehierro.

—¡Hundidla!

—Imposible.

Lamadreredoblósusdesesperadosgritosdeauxilio:

—¡Fuego! ¡Socorro! ¡Deprisa, porpiedad! ¡O…matadme! ¡Hijosmíos!¡Hijos míos! ¡Ah, qué terrible fuego! ¡Que los salven… o me arrojo yotambiénalahoguera!

Durante los intervalos de estos gritos se oía el crepitar producido por elincendio.

El marqués se palpó el bolsillo y tocó la llave de la puerta de hierro.Entonces, encorvándose bajo la bóveda por la que acababa de evadirse,regresóporelmismopasadizoqueacababadeabandonar.

II

DELAPUERTADEPIEDRAALADEHIERRO

Todounejércitoaturdido,buscandounsalvamento imposible;cuatromilhombresimpotentesparasocorreratresniños:taleralasituación.

Enrealidad,nohabíaescala.LaenviadadesdeJavenénohabíallegado;elfuego se propagaba como surgido de un cráter; tratar de extinguirlo con elagua del arroyuelo era ridículo, era como echar un vaso de agua sobre unvolcán.

Cimourdain,GuéchampyRadoubbajaronalbarranco;Gauvain,mientrastanto, subió a la sala del segundo piso de la Tourgue, donde se hallaba lapiedragiratoria,lasalidasecretaylapuertadehierroquedabaalabiblioteca.AllífuedondeImânusencendiólamecha;deallífuededondepartióelvorazincendio.

Gauvain había llevado consigo a veinte zapadores.Derribar la puerta dehierro,noexistíaotraalternativa.Peroéstasehallabaherméticamentecerrada.

Comenzaroncongolpesdehacha.Lashachas se rompieron.Unzapadordijo:

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—Elacerosobreestehierroesfrágilcomoelvidrio.

La puerta era de hierro fundido y estaba recubierta por dos láminasclaveteadas,cadaunadesietecentímetrosdeespesor.

Echaronmanodelasbarrasdehierroparaversipodíansacarladelquicio.Lasbarrasserompieron.

—Comosifuesenastillas—dijoelzapador.

Gauvain,sombrío,murmuró:

—Sólounabaladecañónpodríaabrirestapuerta.¡Sipudierasubirseaquíunapieza!

—¡Yniasí!—dijoelzapador.

Hubo un momento de desaliento. Todos aquellos brazos impotentes sedetuvieron.Mudos, vencidos, consternados, aquellos hombres contemplabanlahorriblepuertainquebrantable.Unrojizoresplandorsedeslizabapordebajodeella.Detrás,elincendiocrecía.

ElespantosocadáverdeImânusestabaallí,siniestramentevictorioso.

Faltabanpocosminutos,talvez,paraquetodosederrumbara.

¿Quéhacer?Nocabíalamenoresperanza.

Gauvain,desesperado,conlavistafijaenlapiedragiratoriayenlasalidapordondehuyeronlossitiados,exclamó:

—¡FueporaquípordondehuyóelmarquésdeLantenac!

—¡Yporaquívuelve!—respondióunavoz.

Y una cabeza blanca apareció en el hueco de la piedra de la escalerasecreta.

Eraelmarqués.

HacíaañosqueGauvainnolohabíavistodecerca.Retrocedió.

Todoslosquesehallabanenlasalaquedaronpetrificados.

Elmarqués,quellevabaunallaveenlamano,hizoapartarseconunaaltivamirada a los zapadores que estaban en medio, se dirigió directamente a lapuertadehierro,seencorvóparapenetrarenlabóveda,einsertólallaveenlacerradura. Ésta rechinó, se abrió la puerta, y ante las miradas de todos sepresentóuntorrentedellamasenelqueseinternóelmarqués.

Entróconpiefirme,sinvacilar,conlacabezaerguida.

Todoslesiguieronconlavista,conmovidos.

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Apenashubodadounospasosporelincendiadosalónqueelsuelo,minadopor el fuego ymovido por sus pisadas, se hundió tras él, abriendo entre supersona y la puerta un hondo precipicio. El marqués ni siquiera volvió lacabeza;continuóadelanteydesaparecióentreelhumo.

Noseveíanada.

¿Podríairmáslejos?¿Sehabríaabiertobajosuspiesunnuevoabismodefuego?¿Estabaperdido sin remedio?Nadiepodíadecirlo.No teníandelantemásqueunaimpenetrablemuralladehumoyllamas.Elmarquéssehallabaalotrolado,vivoomuerto.

III

DONDESEDESPIERTANLOSNIÑOSQUEDORMÍAN

Entretantolosniñosterminaronporabrirlosojos.

Elincendio,quetodavíanohabíaalcanzadolabiblioteca,poníaeneltechoun reflejo rosado.Losniñosno conocían aquella especiede aurora.Ellos lamiraron;Georgettelacontempló.

Todos los esplendores del incendio se desplegaban; la hidra negra y eldragón escarlata aparecían entre el humo, soberbiamente oscuro y rojo.Grandesllamaradasvolabanalolejosyrayabanlassombrascomosifuesencometascombatientesquesepersiguiesenmutuamente.El fuegoespródigo;losfocosdebrasasformadosporelincendiosoncomocofrecitosdejoyasqueseesparcenalviento;poralgoelcarbónesidénticoaldiamante.Enlapareddel tercerpisohabíansurgidounasgrietaspordonde labrasavertíasobreelbarrancocascadasdepedrería;losmontonesdepajayavenaqueardíanenelgranero,comenzabanasalirporlosventanales,convertidosenaludesdepolvodeoro;laavenaparecíaamatistaylaspajaserancomocarbunclos.

—¡Bonito!—exclamóGeorgette.

Lostressehabíanincorporado.

—¡Ah!¡Yasedespiertan!—gritólamadre.

René-Jean se levantó, Gros-Alain se levantó y después Georgette selevantó.

René-Jeanestirólosbrazos,sedesperezó,fuehacialaventanaydijo:

—Hacecalor.

—Calor—repitióGeorgette.

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—¡Hijosmíos!—losllamólamadre—.¡René,Alain,Georgette!

Losniñosmirabanentornosuyo,buscandolaexplicacióndetodoaquello.Loquealoshombresinspiraterror,alosniñossóloinspiracuriosidad.Elquese admira fácilmente se asusta con dificultad; la ignorancia lleva consigo laintrepidez.Losniños tienen tanpocoderechoal infiernoque si loviesen semaravillarían.

—¡René,Alain,Georgette!—repitiólamadre.

René-Jean volvió la cabeza; aquella voz le sacó de su abstracción. Losniñosposeenpocamemoria,perosusrecuerdossonrápidos;todolopasadoesparaellosayer.René-Jeanvioa sumadre, locual lepareciómuynatural;yrodeadocomoestabadecosasextrañasyexperimentandounavaganecesidaddeapoyo,gritóasuvez:

—¡Mamá!

—¡Mamá!—dijoGros-Alain.

—¡Mamá!—dijoGeorgette.

Yletendiósusbrazos.

—¡Hijosmíos!—aullólamadre.

Lostresseacercaronalbordedelaventanadonde,porsuerte,elincendiotodavíanohabíallegado.

—Tengocalor—volvióaquejarseRené-Jean.

Yañadió:

—Estoquema.

Ybuscólosojosdesumadre:

—¡Ven,mamá!

—¡Ven,mamá!—repitióGeorgette.

La madre, con los cabellos alborotados, herida, sangrando, se dejó caerrodandode zarza en zarzahasta el barranco.Cimourdain sehallaba allí conGuéchamp, tan impotentes abajo como Gauvain arriba. Los soldados,desesperadosporsu inutilidad, ibanyveníanalrededordeellos.Elcalorerainsoportable, pero ninguno lo advertía; todos contemplaban la escarpa delpuente, laalturade losarcos, laelevaciónde lospisos, lo inaccesiblede losventanales y la necesidad de obrar con premura. Tres pisos que franquear.Ningunaformadellegar.Radoub,herido,conelsablazoenelhombro,conlaoreja desgarrada, chorreando sangre y bañado en sudor, acudió allí y vio aMichelleFléchard.

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—¡Calla,sieslafusilada!¿Habéisresucitado?

—¡Mishijos!—dijolamadre.

—Sí,ahoranotenemostiempoparapensarennadiemás—dijoRadoub.

Yelsargentocomenzóaescalarelpuente.Intentoinútil,porquesibienafuerzadeuñasrotaslogróelevarseunpoco,alcabovolvióacaer,porquelaspiedras eran lisas, estaban bien colocadas, como si fuesen nuevas, y nopresentabanlamenorjunturanirelieve.

Elincendiocontinuaba,cadavezmásespantoso;enelhuecodelaventana,conel fondo todo rojo, seveían las tres cabecitas rubias.Radoub, entonces,elevólospuñosalcielo,comobuscandoaalguien.

—¡Oh,buenDios!¿Quécomportamientoeséste?

Lamadre,arrodilladayabrazadaalospilaresdelpuente,exclamó:

—¡Perdónalos!

Sordoschasquidosseuníanalchisporroteodelincendio;losvidriosdelosarmarios de la biblioteca se partían y caían con estrépito; la estructura deledificio cedía sin que hubiese fuerzas humanas que pudieran evitarlo. Uninstante más y todo se hundiría en el abismo; sólo aguardaba la catástrofefinal. Se oían las voces que repetían: ¡Mamá! ¡Mamá!, y el espanto generalllegabaalparoxismo.

De repenteaparecióen laventana inmediataa lade losniñosuna figuraalta,destacándosesobreelfondopúrpuradelasllamas.

Todas las cabezas se levantaron; todos los ojos miraron fijamente. Unhombre estaba allí, en la biblioteca, en aquel horno encendido. Su perfil sedestacaba sobre las llamas, negro sobre rojo, blanco el cabello. TodosreconocieronalmarquésdeLantenac.

Desaparecióunmomentoyvolvióaaparecer.

Elterribleancianoseasomóalaventanaconunaenormeescalera.Eralaescaladesalvamentopuestaenlabibliotecaalolargodelapared.Elmarqués,quelahabíaarrastradohastalaventana,laasióporunextremoconagilidaddeatleta y la dejó deslizarse hasta el barranco, apoyada en el reborde exterior.Radoub, abajo, tendió los brazos, recibió el otro extremo de la escalera, ygritó:

—¡VivalaRepública!

—¡Vivaelrey!—replicóelmarqués.

—Puedesgritarcuantoquierasydecirbarbaridades,siasíseteantoja—murmuróRadoub,gruñendo—.PeroenestemomentoereselenviadodeDios.

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Yapuestalaescalera,yestablecidalacomunicaciónentreelincendioylatierra, acudieronveinte hombres conRadoub al frente, y enunmomento seescalonaronenella,adosadosalospeldañoscomolosalbañilescuandosubenybajanbloquesdepiedra.Radoub,enelpeldañosuperior,tocabaalaventanayestabadecaraalincendio.Elpequeñoejércitodiseminadoentrelosbrezosylaspendientesseagrupó,presaalavezdetodaslasemociones,enlaplanicie,enelbarrancoyhastaenlaazoteadelatorre.

Elmarquésvolvióadesapareceryreaparecióconunniñoenbrazos.

Hubounestruendosoaplauso.

Eraelprimerniño,encontradoalazar.EraGros-Alain.

—¡Tengomiedo!—gritó.

ElmarquésentregóGros-AlainaRadoub,elcual lopasóalsoldadomáspróximo, y así sucesivamente; Gros-Alain, temblando y llorando, llegó demanoenmanoalpiedelaescalera,mientraselmarqués,ausentedelaventanaotroinstante,volvióconRené-Jean,quetambiénllorabayseresistía,yhastalepegóaRadoubcuandoéstelotomódebrazosdelanciano.

Éste regresó a la sala, ya en llamas, en busca de Georgette. La niña lesonrió, y aquel hombre de granito sintió en sus ojos una humedaddesconocida.

—¿Cómotellamas?—preguntó.

—Orgete.

La cogió en brazos, sin que ella dejase de sonreír, y en el momento deentregárselaaRadoubaquellaconciencia, tanaltanerayoscura,experimentóeldeslumbramientoqueproducelainocencia.Elancianobesóalaniña.

—¡Eslamascota!—exclamaronlossoldados.

YGeorgette, a suvez, fuedeunoenotrohasta llegar al suelo, entre losvítores de la tropa. Todos palmoteaban, todos aplaudían; los granaderosveteranossollozaban,ylapequeñalosmirabaysonreía.

Lamadresehallabaalpiede laescalera, jadeante, loca,ebriadealegría,comosideimprovisolahubiesentrasladadodelinfiernoalparaíso.Elexcesodealegríamartirizaba,enciertomodo,sucorazón.TendiólosbrazosyrecibióenellosprimeroaGros-Alain,despuésaRené-JeanyporúltimoaGeorgette.Indistintamenteloscubriódebesos,rompióareírycayódesmayada.

Unenormegritoatronóelespacio.

—¡Todossehansalvado!

Efectivamente, todos se habían salvado, menos el anciano. Pero nadie

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pensabaenél,nitalvezélmismo.

Permanecióunosinstantespensativo,asomadoalaventana,comodejandoque el abismo en llamas jugase su partida. Después, lentamente, sinapresurarse, con altivez, se asomó a la ventana, y sin volverse, erguido,ausente,empezóadescenderlaescaleraensilencio,conmajestaddefantasma.Losqueestabanenlaescaleraseprecipitaronalsuelo;todoslospresentesseestremecieron, retrocediendo con horror delante de aquel hombre quedescendíadeloaltocomosisetratasedeunavisión.

Lantenacsesumergiógravementeenlaoscuridadqueteníadelanteyfueaproximándosea lossoldadosqueretrocedíananteél.Supalidezdemármolno ofrecía una sola arruga; sumirada espectral no despedía ningún rayo.Acadapasoquedabahaciaaquelloshombres,cuyosasustadosojossefijabanenélenlastinieblas,parecíamásgrande,másformidable.Laescaleratemblababajo sus pies lúgubres; parecía la estatua del Comendador regresando alsepulcro.

Cuando elmarqués llegó abajoypusounpie en el últimopeldaño, y elotroyaentierra,unamanoloasióporelcuello.Diomediavuelta.

—¡Datepreso!—leconminóCimourdain.

—Esjusto—murmuróelmarqués.

LibroSexto

DESPUÉSDELAVICTORIA,VIENEELCOMBATE

I

LANTENACPRESO

Era, en efecto, al sepulcro adonde había descendido el marqués-Se lollevaron.

Abrierondenuevo,bajolaseveramiradadeCimourdain,lacriptadelpisobajodelaTourgue;pusieronallíunalámpara,unavasijaconagua,panyunhazdepaja,yuncuartodehoradespuésdequelamanodelexcurahubieraasidoelcuellodelanciano,lapuertadelCalabozosecerrótrasél.

Hechoesto,CimourdainfueenbuscadeGauvain.Enaquelmomento,elrelojdelaiglesialejanadeParignéseñalabalasoncedelanoche.CimourdainledijoaGauvain:

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—Convocaré la corte marcial, pero tú no formarás parte ella. EresGauvain, y Lantenac también. Eres un pariente demasiado próximo del reoparasersujuez,yyoopinoqueÉgalitéhizomuymalenjuzgaraCapetoEltribunal se compondrá de tres jueces: un oficial, el capitán Guéchamp; unsargento,queseráRadoub,yyocomopresidente.Túyanadatienesqueverenesto; cumpliremos el decreto de laConvención. Sólo hemos de limitarnos aconstatarlaidentidaddelexmarquésdeLantenac.MañanaelConsejo,pasadomañanalaguillotina.LaVendéehamuerto.

Gauvain no dijo palabra yCimourdain, absorto en la suprema tarea a laque iba a entregarse, se alejó. Cimourdain todavía tenía que designar a loshombresyellugardelaejecución.ComoLequinioenGranville,comoTallienenBurdeos,ChalierenLyonySaint-JustenEstrasburgo,teníalacostumbre,consideradacomobuenejemplo,deasistirenpersonaalasejecuciones.

UnacostumbretomadaporelTerrordel93delasasambleasfrancesasydelaInquisiciónespañola.

Gauvainestabapreocupado.

Soplaba un viento frío desde el bosque. Gauvain, dejando a Guéchampparadarlasórdenesnecesarias,sedirigióasutienda,levantadaenunpradoalaentradadelaespesura,alpiedelaTourgue.Tomósucapoteyseembozóenél. Estaba bordado con un sencillo galón, que según la moda republicana,sobria de ornamentos, era la insignia del jefe supremo. Después empezó apasear por aquel prado ensangrentado, donde había comenzado el asalto.Estabasolo.

El incendio continuaba, aunque ya no ofrecía peligro alguno.Radoub sehallabajuntoalosniñosylamadre,mostrándosecasitantiernocomoella.Elcastillodelpuenteacababadeincendiarse.Loszapadoresintentabanlimitarlaaccióndelfuego,dejándoleconsumirloquenosepodíasalvar.Abrieronfosasparaenterraralosmuertos.Sehizolaprimeracuraalosheridos.Sedemolióla retirada;sesacaron loscadáveresde lassalasy lasescaleras,se limpióellugardelcombate; lossoldados,en fin,hacían,con laacostumbrada rapidezmilitar,laquesellamalalimpiezadelabatallaacabada.Gauvainnoveíanadadeello.

Entrelasnubesqueenvolvíansupensamiento,dirigióapenasunamiradaalaguardiadelabrecha,redobladaporordendeCimourdain.

Distinguía la brecha en la oscuridad, a unos doscientos pasos del rincónquehabíaelegidocomorefugio;veíaaquellanegraaberturaporlaquehabíacomenzadoelataquehacíatreshoras.Porellahabíapenetradoenlatorre;allíhabíaestadoelreductodelaretirada,yallísehallabalapuertadelcalabozoqueencerrabaalmarqués.Eldestacamentodelabrechaguardabaelcalabozo.

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Al mismo tiempo que sus ojos veían la brecha, sus oídos conservaban,comoseconservaelsonidodeunacampana,elecofúnebredeestaspalabras:“MañanaelConsejo,pasadomañanalaguillotina.”

El incendio estaba ya aislado, y sobre elmismo los zapadores arrojabantodaelaguaquehabíanconseguidorecoger.Lasllamasnoseextinguíansinresistencia,aunquedemaneraintermitentedesaparecíanodisminuían;seoíapormomentos el chasquido de los suelos y techumbres, y el estruendo quehacíanalderrumbarseunosobreotro;torbellinosdechispasvolabancomodeuna antorcha sacudida; una claridad como la del relámpago hacía visible elextremodelhorizonte,y lasombrade laTourgue,creciendosúbitamente, sealargabahastaelmismobosque.

Gauvain iba y venía, a pasos lentos, por aquella sombra y delante de labrecha.Devezencuandocruzabalasmanospordetrásdelacabeza,cubiertaconelcapuchóndecampaña.

Gauvainmeditaba.

II

GAUVAINPENSATIVO

Sumeditaciónerainsondable.

Acababadeverificarseuncambioinaudito.

ElmarquésdeLantenacsehabíatransfigurado.

Gauvainhabíasidotestigodeesatransfiguración.

Jamáshabríacreídoquepudiesenresultartalescosasdeunacomplicación,cualquiera que fuese, de accidentes y circunstancias. Jamás, ni en sueños,habríapensadoquepudiesesucedernadasemejante.

Loimprevisto,ésenoséquéaltivoysuperiorquehacealhombrejuguetede su voluntad, acababa de apoderarse de Gauvain y lo tenía en su poder.Gauvain tenía delante lo imposible convertido en realidad, visible, palpable,inevitable,inexorable.

¿QuépensabaGauvaindetodoesto?

Nopodíabuscarunsubterfugio;eraprecisoencararlasituaciónydecidir.Selepresentabaunacuestiónvitalynopodíarehuirla.

¿Quiénselapresentaba?

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Losacontecimientos.

Peronosólolosacontecimientos.

Pueséstos,quesonmudables,nosenfrentanaunapregunta;lajusticia,queesinmutable,nosimponeeldeberderesolverla.

Detrásdelanubequenosenvíasusombra,estálaestrellaquenosenvíasuluz.

Nopodemosevitarnilaluznilasombra.

Gauvainestabasometidoauninterrogatorio.

Comparecíadelantedealguien.

Delantedeunserterrible.

Suconciencia.

Gauvainsentíacomotodovacilabaenél.Susresolucionesmássólidas,suspromesas más firmes, sus decisiones más irrevocables, todo vacilaba en laprofundidaddesuvoluntad.

Hayterremotosdealma.

Cuantomásreflexionabasobreloqueacababadever,mástrastornadosesentía. Gauvain, republicano, creía estar y estaba en lo absoluto; y, sinembargo,acababaderevelárseleunabsolutosuperior.

Porencimadeloabsolutorevolucionarioestabaloabsolutohumano.

Loqueocurríanopodíaeludirlo;elcasoeragrave.Gauvainformabapartedeesehecho;nopodíasustraerse;aunqueCimourdainlehabíadicho:“Túyanadatienesqueverenesto”,experimentabaunasensacióncomolaquepuedeexperimentarelárbolenelmomentoenqueloarrancanderaíz.

Todo hombre tiene una base; conmovida esa base, el hombre siente unaprofundaturbación,yGauvainlasentía.

Oprimió su cabeza entre las manos, como para hacer surgir de ella laverdad. Aclarar la situación en que se encontraba no era fácil, y menosagradable.Teníaantesíterriblescifrascuyasumahabíaqueobtener:lasumadel destino, ¡qué vértigo! Tan enorme tarea trataba de explicársela, seesforzabaporreunirsusideas,pordisciplinarlasresistenciasquehallabaensuinterioryporrecapitularloshechos.

Reflexionabasobreellos.

¿Quién no ha necesitado alguna vez exponerse a símismo los hechos einterrogarse en circunstancias supremas respecto a la senda a emprender, yafueraparaavanzaropararetroceder?

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Gauvainacababadepresenciarunprodigio.

Al mismo tiempo que había tenido lugar el combate terrestre se habíalibradootroceleste.Elcombatedelbiencontraelmal.

Acababadeservencidouncorazóntenebroso.

A pesar de toda la maldad que había en aquel hombre, de su carácterviolento, sus errores, su ceguera, su terquedad malsana, su orgullo, suegoísmo,Gauvainacababadeasistiraunmilagro.

Lavictoriadelahumanidadsobreelhombre.

Lahumanidadhabíavencidoaloinhumano.

¿Y por qué medio? ¿De qué manera? ¿Cómo había echado por tierra aaquel coloso de ira y odio? ¿Qué armas había empleado para ello? ¿Quémáquinadeguerra?

Unacuna.

Gauvain estaba deslumbrado. En plena guerra social, en plenaconflagracióndetodaslasenemistadesytodaslasvenganzas;enelmomentomás turbulento y furioso de las pasiones; en el precisomomento en que elcrimenlanzabasusllamaradasyelodiosustinieblas;enaquelinstantedelasluchas en que todo se aprovecha como proyectil, en que la confusión delcombate es tan fúnebre que no se sabe dónde están ni la justicia ni lahonestidadnilaverdad;bruscamentelodesconocido,elmisteriosoconsejerodelasalmas,acababadehacerresplandecer,porencimadelapenumbraydelasordidezhumana,lagranluzeterna.

Por encima del oscuro combate entre lo falso y lo relativo, en lo másrecónditodelalmahabíasurgidodeimprovisolafazdelaverdad.

Súbitamentehabíaintervenidolafuerzadelosdébiles.

Acababan de triunfar tres pobres seres, apenas nacidos, inconscientes,abandonados, huérfanos, solos, balbucientes, risueños, teniendo contra si laguerra civil, el talión, la horrible lógica de las represalias, el asesinato, lamatanza, el fratricidio, la rabia, el odio, en una palabra, todas lasabominaciones; acababa de abortar el plan de un incendio infame, cuyoobjetivo era cometer un crimen; habían quedado desconcertadas y burladaspremeditaciones atroces; se habían desvanecido y disipado la antiguaferocidad feudal, el añejo desprecio inexorable, la pretendida experiencia delas necesidades de la guerra, la razón de Estado, todas las arrogantesdecisionesde lavejezcruel,ante lamiradadelosojosazulese inocentesdelosqueaúnnohabíanvivido;cosanatural,puestoquelosquenohanvividonohancausadomalalguno,ysonla justicia, laverdadyelcandor;yenlosniñospequeñosestánsumergidoslosinmensosángelesdelcielo.

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Espectáculo útil, lección y consejo. Los combatientes frenéticos de unaguerra sin cuartel habían visto levantarse enfrente de todos los delitos, detodoslosatentados,detodoslosfanatismos,delasesinato,delavenganzaqueatizalashogueras,delamuertequellegaconlateaenlamano,delaenormelegióndeloscrímenes,unpoderomnipotente:eldelainocencia.

Ylainocenciahabíavencido.

Ypodía decirse: “No, la guerra civil no existe, la barbarie no existe, lastinieblas no existen, el crimen no existe; para disipar todos estos espectrosbastaestaaurora:lainfancia.”

Nunca, en ningún combate, había sido más visible Satanás, ni tampocoDios.

Aquelcombatehabíatenidoporlizaunaconciencia.

LaconcienciadeLantenac.

Yahoraempezaba,másencarnizadoymásdecisivo,enotraconciencia.

LaconcienciadeGauvain.

¡Quécampodebatallaeldelhombre!

Estamos entregados a esos dioses, a esos monstruos, a esos gigantes:nuestrospensamientos.

Confrecuenciaesosbeligerantesterriblespisoteannuestrasalmas.

Gauvainmeditaba.

ElmarquésdeLantenac,cercado,bloqueado,condenado,declaradofuerade la ley, aprisionado como la fiera en el circo, comoel clavo en la tenaza,encerradoenlayacijaqueerasuprisión,sitiadoportodaspartesconmurallasdefuegoydehierro,pudolibrarse,hizoelmilagrodeescapar.Consiguióuntriunfo, el más difícil de todos en aquel combate: la huida. Había vuelto atomar posesión del bosque para atrincherarse de nuevo en el país, paraproseguir la guerra en la sombra, para desaparecer; había vuelto a ser elguerrillero terrible, el capitán de los invisibles, el jefe de los hombressubterráneos,elamodelosbosques.Gauvainhabíaalcanzadolavictoria,peroLantenac la libertad. En adelante Lantenac, estaba seguro: tenía un campoilimitado ante él, una elección inagotable de asilos. Se habría hechoinaprehensible,inencontrable,inaccesible.Elviejoleóncayóenelcepo,peroescapódeél.

Pues,bien:eseleónvolvióalcepo.

El marqués de Lantenac, voluntaria y espontáneamente, por su propioimpulso,abandonóelbosque,lasombra,laseguridadylalibertad,paraentrar

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de nuevo en la torre en donde le amenazaba un inminente peligro.Gauvainhabíavistocómo, intrépidamente,seprecipitabaenel incendio,aunariesgodeperecerenél,yluegoloviodescenderporaquellaescalera,queparaotrosfuedesalvaciónyparaéldeperdición,yentregarseasusenemigos.

¿Yporquélohabíahecho?

Parasalvaratresinocentescriaturas.

¿Yquéibanahacerconaquelhombre?

Guillotinarlo.

Y los tres niños que salvó, ¿eran suyos? No. ¿Eran de su familia? No.¿Eran de su casta?No. Eran tres niños pobres, desconocidos, desarrapados,descalzos, por los que aquel gentilhombre, aquel príncipe, aquel ancianosalvado, liberado y vencedor, porque la evasión es un triunfo, lo habíaarriesgadotodo, lohabíacomprometidotodo, lohabíaaventuradotodo,y,almismo tiempo que salvaba a los niños, entregaba su cabeza, aquella cabezaquehastaentoncesfueterribleyenaquelmomentosehizoaugusta,enmanosdesusenemigos.

¿Yquéibanahaceréstos?

Aceptarla.

El marqués de Lantenac pudo elegir entre su vida y la ajena, y en esaalternativasuprema,eligiósumuerte.

Eibanaacordarla.

Ibanamatarlo.

¡Quérecompensaparasuheroísmo!

¡Responderaunactotangenerosoconunactodesalvajismo!

¡QuéhumillaciónparalaRevolución!

¡QuébajezaparalaRepública!

Mientras el hombre de los prejuicios y de los servilismos, súbitamentetransformado, se reconciliaba con la humanidad, ellos, los hombres de lalibertadydelaemancipación,proseguíanlaguerracivil,larutinasanguinaria,elfratricidio.

La elevada ley divina del perdón, de la abnegación, de la redención, delsacrificio,erareconocidaporlossoldadosdelerror.¡Ynolareconoceríanlossoldadosdelaverdad!

¿Porquénoaceptarlaluchaenelterrenodelamagnanimidad?¿Porquéresignarse, siendo los más fuertes, a ser los más débiles, siendo los

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vencedores,aserlosverdugos?Ydarmotivoaquesedijeraqueenelbandomonárquicohabíaquiensalvabaa losniñosyenelbandorepublicanoquienmatabaalosancianos.

¿Permitirían que aquel gran soldado, aquel octogenario poderoso, aquelcombatiente desarmado, secuestrado mejor que preso, cogido en flagrantebuenaacción,maniatadoconsuconsentimiento, teniendoaúnen la frenteelsudordelsacrificio,subieralasgradasdelpatíbulocomosisubieralasgradasdelaapoteosis?¿Pondríanbajoelfilodelaguillotinaaquellacabeza,entornoalacualrevolotearían,suplicantes,lasalmasdelosangelitossalvados?¿Yseconsentiría que ante aquel suplicio infamante para los verdugos, sonriera,tranquila,lacaradeaquelhombre,yhubieradesonrojarseladelaRepública?

¿YsecumpliríatodoelloenpresenciadeGauvain,eljefe?

Pudiendo evitarlo, ¿lo consentiría? ¿Se contentaría con la despedida deCimourdain: “Tú ya nada tienes que ver en esto”? En semejante caso, ¿noequivaldría la abdicación a vergonzante complicidad? ¿Ignoraría quetratándosedeunaexecrableacción,elquelaconsienteespeorqueelquelaejecuta,porqueesmáscobarde?

¿Pero no había acaso él prometido aquella muerte? Gauvain, el hombreclemente,¿nohabíaafirmadoqueLantenaceraunaexcepciónensureglademisericordia,prometiendoentregárseloaCimourdain?

Aquellacabezaerasudeuda;asílapagaba.Esoeratodo.

¿Peroeralamismacabezaquehabíaprometido?

Hasta entoncesGauvain no había visto en Lantenacmás que al bárbarocombatiente, al fanático de la monarquía, del feudalismo, al asesino deprisioneros,alcriminaldesenfrenadoporlaguerra,alhombresangriento.

A ese proscrito él lo proscribía, a ese hombre implacable él se ofrecíatambiénimplacable.Nadamássimple:ellúgubrecaminoestabatrazadoyerafácildeseguir.Todoestabaprevisto;semataríaalmatador,alqueestuvieraenlalínearectadelhorror.Inopinadamente,esalíneasehabíaroto,yunacurvaimprevista revelaba un nuevo horizonte, una metamorfosis completa. UnLantenac inesperado entraba en escena; delmonstruo salía un héroe, ymásque un héroe, un hombre; mejor que un alma, un corazón. No era ya unasesino, sino un salvador el que Gauvain tenía en su presencia, y Gauvainestabaaterradoanteesechorrodeluzceleste.Lantenacacababadeherirloconunrayodebondad.

¿Y Lantenac transfigurado no transfiguraría a Gauvain? ¿Cómo?¿Quedaríasinrespuestaaquelgolpedeluz?¿Iríahaciadelanteelhombredelpasado,quedandoatráselhombredelporvenir?¿Desplegaríasúbitamentesus

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alaselhombredelassupersticiones,remontándosealasalturas,viendodesdeellasarrastrarseenelfangoyenlastinieblasalhombredeloideal?

Yaunotracosa.

¿Yloslazosfamiliares?

Lasangrequeibaaverterse,porquedejarladerramareraverterla,¿noerasusangre,lasangredelosGauvain?Suabuelohabíamuerto,peroelhermanodesuabuelovivíayeraelmarquésdeLantenac.¿Noselevantaríaelhermanoqueestabaenlatumbaparaimpedirlelaentradaalotro?¿Noordenaríaasunieto respetar aquella corona de cabellos blancos, hermana de su propiaaureola?¿NoseinterpondríaentreGauvainyLantenaclamiradaindignadadeunespectro?

¿AcasolaRevoluciónteníaporobjetodesnaturalizaralhombre?¿Sehacíapara destruir la familia y el hogar, para ahogar todo sentimiento dehumanidad? Al contrario, los sucesos de 1789 se habían producido paraafirmaraquellassupremasrealidadesynoparanegarlas.DestruirprisionesyfortalezascomolaBastillaeralibertaralahumanidad;abolirelfeudalismoerafundarlafamilia.

Siendo el creador el punto de partida de la autoridad, y estando laautoridad incluida en el creador, no hay otra autoridad legítima que lapaternidad.Deestonacelalegitimidaddelaabejareinaquecreasupueblo,yque,siendomadre,esreina.Deaquínaceelabsurdodelreyhombre,que,nosiendopadre,nopuedeser señor;deaquínace la supresióndel rey;deaquínacelaRepública.¿Yquévieneaserdetodoello?Lafamilia,lahumanidad,laRevolución.LaRevolucióneseladvenimientodelPueblo,yenelfondo,elpuebloeselHombre.

Se trataba de saber si cuando Lantenac acababa de volver al seno de lahumanidad,Gauvainnodebíavolveralsenodelafamilia.Setratabadesabersielríoyelsobrinodebíanreunirseenlaluzsuperior,osiaunamejoradeltíohabía de corresponder un retroceso del sobrino. La cuestión, en este debatepatético con su conciencia, se presentaba en esas consideraciones, y lasoluciónqueparecíadesprendersedeellaserasalvaraLantenac.

Pero…¿yFrancia?

Aquíelvertiginosoproblemacambiabadesemblantebruscamente.

Francia se hallaba acorralada. Francia estaba entregada, rota,desmantelada;noteníaunfosoporqueAlemaniacruzabaelRhin;noteníaunmuroporqueItaliaatravesabalosAlpesyEspañalosPirineos;nolequedabamásqueelgranabismo,elocéano.Teníaasufavoreseabismoyenélpodíaapoyarsecomogigante,conelauxiliodetodoelmar,paracombatiratodala

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tierra: situación, si se sostenía, completamente inexpugnable. Pero esasituaciónnopodríasostenerse,elocéanodejaríadelucharensufavor,yaqueenélestabaInglaterra,ysibienInglaterranosabíacómovadearlo,enFranciahabíaunhombredispuestoaconstruirleunpuente,diciéndoleaPitt:“¡VenidaapoderarosdeFrancia!”Puesbien,esehombreeraelmarquésdeLantenac.

Esehombreestabaensupoder.Despuésdetresmesesdepersecución,deencarnizamiento,habíasidocapturado.LamanodelaRevoluciónacababadeposarsesobreelmaldito;elpuñocrispadodel93habíaagarradoporelcuelloalasesinorealista.Porunodeesosefectosdelapredestinaciónmisteriosaquedesde lo alto interviene en las cosas humanas, aquel hombre esperaba sucastigoencerradoenelcalabozodesucasasolar;elhombrefeudalyacíaenelcalabozo feudal; laspiedrasde sucastillo se erguíancontraély secerrabansobreél;yél,quequeríaentregarasupaís,fueentregadoporsupropiacasa.Dios había claramente preparado aquellos acontecimientos; había sonado lahorade la justicia; laRevoluciónhabíahechoprisioneroasugranenemigo,queyanopodía combatir ni causar daño.En laVendée, dondehabía tantosbrazos, no había más que una cabeza: cortada ésta, la guerra civil habíaterminado.Habíasidohechoprisionero;desenlacetrágicoyfeliz,despuésdetantodestrozoyasesinato,elhombrequehabíacausadotantasmuertesestabaenelCalabozoesperandosuhora.

¿Habríaalguienquequisierasalvarlo?

Cimourdain, o sea el 93, tenía entre sus garras a Lantenac, o sea lamonarquía,ynadiepodríaarrebatarsupresadeaquellaszarpasdebronce.Elhombreenquienseconcentrabaesehazdeplagasquesedenominaelpasado,elmarquésdeLantenac,estabaenlatumba;lapesadapuertadeloeternosehabía cerrado sobre él, ynoera fácilquenadie fuera adescorrer el cerrojo.Aquelmalhechorsocialhabíamuerto,yconél,larebelión,laluchafratricida,laguerrasalvaje.¿Quién,pues,seatreveríaaresucitarlo?

¡Oh,cómosereiríaaquellacabezademuerto!¡Cómodiríaaquelespectro:“Estábien,medejanvivoesosimbéciles”!

Volvería a su odiosa obra; resucitaría otra vez, implacable y gozoso,aquellaguerradeodiosyvenganzas.Desdeeldíasiguientevolveríanlascasasincendiadas, los prisioneros asesinados, los heridos rematados, las mujeresfusiladas.

Ydespuésdetodo,¿noexagerabaGauvainelvalordeaquellaacciónquelofascinaba?

Lostresniñosibanaperecerytambiénloshabíasalvado.

Pero¿quiénlosexpusoalpeligro?

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¿NofueelpropioLantenac?

¡Yaúnhabríaquienseatrevieseasalvarlo!

¿Quiénhabíaqueridoquemarlosvivos?

¿NoeraImânus?

¿YquiéneraImânus?

Ellugartenientedelmarqués.

Elresponsablesiempreeseljefe.

Luego,elincendiarioyelasesino,eraLantenac.

¿Quéhabíahecho,entonces,deadmirable?

Nadamásquehaberdesistidodesuprimitivoempeño.

Trashaberpreparadoelcrimensehabíaarrepentido,causándosehorrorasímismo. El grito de la madre había removido en su interior su vieja piedadhumana,especiededepósitodelavidauniversalqueexisteentodaslasalmas,hasta en lasmás depravadas.Al oír ese grito volvió sobre sus pasos.De lanocheenquesehundíaregresóaldía:deshizoelcrimenquehabíapreparado.Todosuméritofuenosermonstruohastaelfin.

¿Ypor tanpocohabíaquedárselo todo?¿Habíaquedarleelespacio, loscampos, las planicies, el aire, la luz, los bosques, que aprovecharía para elbandolerismo? ¿Libertad, que usaría para imponer servidumbres? ¿La vida,queemplearíaparaocasionarlamuerte?

Encuantoaentenderseconél,aentrarentratosconél,conaquelcarácteraltanero, en cuanto a ofrecerle la libertad bajo condiciones, en cuanto apreguntarle si consentiría,mediante la salvación de su vida, abstenerse parasiempredetodoactodehostilidadytodarebeliónhacialaRepública…¡quéfalta no representaría semejante oferta! ¡Qué ventaja no le daría! ¡Con quédesdénlarecibiría!¿Ynohabíaquetemerqueabofeteaselaproposiciónconestarespuesta?:“¡Guardaosparavosotroslavergüenza!¡Matadme!”

Atalhombresóloeraposibledarle la libertadomatarlo.Eradeacero,yestaba siempre dispuesto a remontar el vuelo o a sacrificarse. Era para símismoáguilayprecipicio.¡Almaextraña!

¿Matarlo?¡Quéangustia!¿Liberarlo?¡Quéresponsabilidad!

AsalvoLantenac,habríaquevolveraempezarconlaVendéecomoconlahidraalaqueselehadejadounacabeza.Enunmomento,yconlarapidezdelrelámpago, la llama extinguida con la desaparición de aquel hombre sepropagaríadenuevo.Lantenacnoreposaríahastahaberrealizadosuexecrableplan de poner, como losa de tumba, a lamonarquía sobre la república, y a

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InglaterrasobreFrancia.SalvaraLantenacerasacrificaraFrancia;lavidadeLantenac era la muerte de seres inocentes, hombres, mujeres y niños,envueltosotravezenunaguerradoméstica;eraeldesembarcodelosingleses,elretrocesodelaRevolución,elsaqueo,eldestrozodepueblosyciudades,laefusiónde sangrebretona, lapresadevuelta a lasgarrasde lasque sehabíaliberado.

Y Gauvain, en medio de toda clase de resplandores inciertos y declaridades contradictorias, veía bosquejarse vagamente en su imaginación yposesionarse de su pensamiento este problema: la puesta en libertad de untigre.

Aquí reaparecíaelproblemaen suprimitivoaspecto; lapiedradeSísifo,quenoesotracosaquelaquerelladelhombreconsigomismo,volvíaacaer.¿EraLantenac,verdaderamente,untigre?

Acaso lo fue, pero ¿lo era aún? Gauvain sufría la influencia de esasespiralesvertiginosasdelespírituvolviéndosecontrasímismoquehacendelpensamiento un símil de la culebra. Después de un examen de lascircunstancias, ¿podía negarse el sacrificio de Lantenac, su abnegaciónestoica,sudesinteréssublime?¿Novaldríalapenadar,antelasabiertasfaucesde la guerra civil, un testimonio de humanidad; en el conflicto de verdadesinferioresofrecerunaverdadsuperior?¿Noequivaldríaanada,demostrarque,por encima de las monarquías, de las revoluciones y de las cuestionesterrestres, están la inmensa ternura del alma humana, la protección que losfuertesdebena losdébiles, lasalvaciónquedeben losqueestán libresa losque están perdidos, la paternidad con que deben mirar los ancianos a losniños?¿Probarestascosasmagníficas,yprobarlasentregandosucabeza,nosignificabanada?¿Nosignificanadaserungeneralyrenunciaralaestrategia,alasbatallas,aldesquite;serrealista,cogerunabalanzayponerenunodelosplatillos al rey de Francia, a la monarquía de quince siglos y alrestablecimiento de las antiguas leyes y costumbres, y en el otro a trespequeños aldeanos cualesquiera y hallar que el rey, el trono, el cetro y losquincesiglosdemonarquíapesabanmenosquelostresniñosinocentes?Yelque esto hizo, ¿podía continuar siendo tigre, y debía tratársele como bestiaferoz?¡No,no,no!Noeraunmonstruoelhombrequeconsuacciónacababadeiluminarconclaridaddivinaelprecipiciodelasguerrasciviles.Elquellevalaespadasehabíametamorfoseadoenelquellevalaluz.ElinfernalSatánsehabíatransformadoenelLuciferceleste.Lantenacsehabíaredimidodetodassusbarbariesporunactodesacrificioy,perdiéndosematerialmente,sehabíasalvadomoralmente.Había recobrado su inocencia;había firmado supropioperdón.

Lantenacacababademostrarseextraordinario.Ahora le tocabael turnoaGauvain.

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Aéllecorrespondíadarlarespuesta.

La lucha entre las buenas ymalas pasiones formaba sobre elmundo, enaquelmomento,uncaos;Lantenac,dominandoelcaos,habíaabiertopasoalahumanidad; ahora le tocaba a Gauvain abrir paso a la familia. ¿Qué podíahacer?¿BurlaríalaconfianzadeDios?No.

Gauvainbalbucióparasí:“SalvemosaLantenac”.

Muybien.Ve,sirvealosingleses,deserta,pásatealenemigoyhaztraiciónaFrancia.

Entoncestembló.

“Tu solución no lo es, ¡oh, soñador!”. Gauvain veía en la oscuridad lasiniestrasonrisadelaesfinge.

Aquellasituaciónmoraleraunaterribleencrucijada,dondelasverdadessemirabandefrente,ydondesemirabadehitoenhitoalastresideassupremasdelhombre:lahumanidad,lafamilia,lapatria.

Cada una de ellas tomaba por turno la palabra, y cada una tenía razón.¿Cómo elegir? Cada una parecía haber hallado el nexo de unión entre laprudenciaylajusticia,diciéndole:“Hazesto.¿Estoesloquedebohacer?Sí.No”. El raciocinio decía una cosa; el sentimiento le aconsejaba otra; peroambossecontradecíanmutuamente.Elraciocinionoesmásquelarazón,peroelsentimientomuchasveceses laconciencia;elunoprocededelhombre,elotrodemásarriba.

Poresoelsentimientotienemenosclaridadymásfuerza.

¡Quépoder,sinembargo,eldelaseverarazón!

Gauvaincavilaba.

¡Terribleperplejidad!

Dosabismosseabríanasuspies:perderalmarquésosalvarlo.Eraprecisolanzarseaunooaotro.

¿Encuáldelosdosestabaeldeber?

III

ELCAPUCHÓNDELJEFE

Era,enefecto,eldeberloquedebíacumplir.

El deber se alzaba siniestro delante deCimourdain, tremendo delante de

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Gauvain.Sencillodelantedeuno,múltiple,diverso,tortuoso,delantedelotro.

Dieronlasdocedelanoche,yluegolaunadelamadrugada.

Gauvain,sinadvertirlo,sehabíaacercadoalaentradadelabrecha.

Elincendio,casiextinguido,noarrojabayamásqueunadifusaclaridad.

Laplaniciedelotroladodelatorrerecibíaelreflejodeaquelresplandor,quesehacíavisibleoseescondíasegúnqueelhumocubrieseonolaclaridaddelfuego.Éste,reavivadoavecesparavolveraapagarse,conlasalternanciasde luz y sombra, alteraba las dimensiones de los objetos y daba a loscentinelas del campamento aspecto de larvas. Gauvain, en medio de sumeditación,contemplabavagamenteaquellasalternanciasdelhumocubriendoel resplandor y del resplandor disipando el humo. A sus ojos, semejantesaparicionesydesaparicionesdeluzteníanciertaanalogíaconlasaparicionesydesaparicionesdelaverdadensuespíritu.

De improviso,entredos torbellinosdehumo,unachispadesprendidadelfocodecrecientedelincendiovolóporelairealumbrandoconvivaclaridadloaltodelaplanicieydejandoverelrojoperfildeuncarrorodeadodejinetesque llevaban tricornios de gendarmes. Le pareció que era la carreta que elanteojodeGuéchamplehabíamostradoenelhorizontepocashorasantesdeponerse el sol. Varios hombres estaban en ella, al parecer, ocupados endescargarla.Loquesacabanparecíapesadoydecuandoencuandosonabaahierro;eradifícildecirdequésetrataba,aunqueparecíanlosmaderosdeunandamio.Dosdeaquelloshombresdescendieronypusieronentierrauncajónque a juzgar por su forma debía contener un objeto triangular. Cuando lachispa se extinguió, todo volvió a la oscuridad, pero Gauvain continuópensativo,conlavistafijaenaquelladirección.

Se habían encendido faroles y muchos hombres iban y venían por laplanicie;perosusformassedistinguíanmuyconfusamente,yGauvain,desdeabajo y al otro lado del barranco, no podía ver sino lo que estaba justo alborde.

También oía voces,mas sin percibir las palabras. De cuando en cuandoresonabangolpessobrelamaderayunchirridometálico,comoelqueproduceunahozalserafilada.

Dieronlasdos.

Gauvain,lentamente,ycomoquiendebuenaganaadelantaríadospasosyretrocedería tres, se dirigió a la brecha. Al acercarse, el centinela,reconociendoenlapenumbraelcapuchóngalonadodelcomandante,pusoelarma al hombro.Gauvain penetró en la sala del piso bajo, transformada encuerpo de guardia. De la bóveda colgaba un farol que apenas daba la luz

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necesariaparapodercruzarlasalasinpisaralosdelaguardia,tendidossobremontonesdepaja,casitodosdurmiendo.

Allí estaban tumbados aquellos hombres, combatientes poco antes; lametralla esparcida bajo sus cuerpos, en granos de plomo y hierro, lesincomodabaparadormir,peroestabanfatigadosydescansaban.Aquellasalahabía sidoelhorrible escenariode la lucha; allí había comenzadoel ataque;allí se habían escuchado rugidos, golpes, juramentos, rechinar de dientes yaceros; allí se había matado y se había muerto; muchos camaradas habíansucumbidoenaquelsuelodondealasazóndormíanotros;lapajaqueacunabasu sueño estaba impregnada de la sangre de los compañeros. Pero ya todohabía concluido; la sangre había cesado de correr, se habían limpiado lossables, losmuertos,muertosestaban,y loshombresde laguardia reposabantranquilos.Asíeslaguerra.Aldíasiguiente,todoparecíaunsueño.

AlentrarGauvain,algunosde losqueestaban tumbadossobre lapaja selevantaron, entre ellos el jefe del puesto. Gauvain le señaló la puerta delcalabozo.

—Abrid.

Sedescorrieronloscerrojosyseabriólapuerta.

Gauvainentróenelcalabozo.

Lapuertasecerróasusespaldas.

LibroSéptimo

FEUDALISMOYREVOLUCIÓN

I

ELANTEPASADO

Habíaunalámparaenlalosadelacripta,alladodelatrampillacuadradadelpozodelolvido.

Tambiénseveíasobrelaslosaselcántarodeagua,elpanyelhazdepaja.Estandoabiertalacriptaenlaroca,elpresoquehubiesetenidoelcaprichodeprender fuego a la paja habría perdido el tiempo, pues no había peligro deincendioparalaprisiónysídeasfixiaparaélmismo.

En el instante en que la puerta giró sobre sus goznes, elmarqués estabapaseándosedeunladoaotrodesuCalabozo,conelvaivénmaquinaldetodas

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lasfierasenjauladas.

Al ruido que hizo la puerta al abrirse volvió la cabeza y la lámpara queestabaenelsueloentreélyGauvainiluminóplenamenteelrostrodelosdoshombres.

Semirarondetalformaquelosdospermanecieroninmóviles.

Elmarquésrompióareíryexclamó:

—Buenas noches, señor. Hacía años que no tenía el placer de veros.Graciasporelfavorquemehacéisalvisitarme;ciertamentedeseabaconversarcon alguien, pues os confieso que empezaba a aburrirme. Vuestros amigospierdenel tiempocon todasesasceremoniasde identificacióndepersonasyconsejos de guerra; eso es prolijo y fatigoso; yo terminaría antes el asunto.Aquí estoy en mi casa; por favor, pasad. ¿Qué os parece lo que ocurre?Original, ¿no es cierto?Teníamos un rey y una reina; el rey era el rey y lareina era Francia. Le cortaron la cabeza al rey y casaron a la reina conRobespierre.Estecaballeroyaquelladamahan tenidounahijaquese llamaguillotina,alacualparecequeserépresentadomañana.Locelebrarémucho,lomismoquecelebroveros.¿Venísparaeso?¿Oshanascendido?¿Sois,porventura, el verdugo? Si se trata de una simple visita de amistad, os loagradezcoenel alma.Señorvizconde,vosquizáno sepáisquéesunnoble;pues bien, aquí tenéis uno; soyyo, ymiradmebien, como cosa curiosa.Unnoble que cree enDios, en la tradición, en la familia, en sus abuelos, en elejemplo de su padre, en la fidelidad, en la lealtad, en el deber para con supríncipe,enelrespetoalasantiguasleyes,alavirtud,alajusticia.Tenedlabondaddesentarosenelsuelo,porqueenestasalanohaysillones,peroquienvive en el fangobienpuede sentarse en el suelo.No lodigopor ofenderos,porqueloquenosotrosllamamoscieno,vosotroslollamáisnación.Supongoque no exigiréis que yome ponga a gritar: Libertad, Igualdad, Fraternidad.Estapiezaesunaantiguacámarademicasa;anteslosseñoresponíanaquíalacanalla; ahora la chusma trae aquí a los señores, y esta tontería se llamaRevolución.Dentrodeunastreintayseishorasmecortaránlacabeza;nohalloenello inconveniente,perosi tuviesenalgodecortesíameenviaríanmicajade rapé, que está en la sala de los espejos, donde tanto jugasteis de niño, ydonde brincasteis sobre mis rodillas. Y ahora voy a deciros una cosa: osllamáisGauvainylomásraroesquetenéissangrenobleenlasvenas.Sí, lamismaqueyo,y,sinembargo,esasangrequedemíhaceunhombredehonor,hacedevosunbribón.¡Quécosastanextrañasocurren!Diréisquenoesculpavuestra, pero tampocomía.Es posible sermalhechor sin saberlo.Tiene queverconelairequeserespira.Enépocascomolanuestranadieesresponsablede sus actos; la Revolución es la única responsable, y vuestros grandescriminalessólosongrandesinocentes.¡Quéestúpidos!Principiandoporvos,ypermitidme que os admite. Sí, yo admiro a un joven como vos, que siendo

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hombrede rangoy calidad,debuenaposiciónen elEstado, con sangrequeponer al servicio de las grandes causas; que siendo vizconde de esta TorreGauvainypríncipedeBretaña,yquepudiendoserduqueporderechoypardeFranciaporherencia,locualescasitodocuantopuededesearenestemundounhombresensato, sedivierte, siendo loquees,enser loquesois,hastaelpunto de ser considerado por sus enemigos como un facineroso y por susamigos como un imbécil. A propósito, dadle mis recuerdos al señor curaCimourdain.

Elmarquéshablabaconfluidez,conserenidad,sinalterarse,sinacentuarnada,consutonodebuenasociedad,sumiradalímpidaytranquila,yteniendolasmanosenlosbolsillos.Respiróhondamenteyprosiguió:

—Noosocultaréquehice cuantopudepormataros.Sí, tresvecesdirigíconmi propiamano la puntería del cañón hacia vos; proceder descortés, loreconozco, pero es una locura imaginar que en la guerra el enemigo puedatrataros con cortesía y haceros favores. Porque estamos en guerra, señorsobrino,guerraasangreyfuego.Esasíquehanmatadoalrey.¡Bonitosiglo!

Hizootrapausayreanudósuparlamento.

—¡CuandopiensoquenadadeestohabríasucedidodehaberahorcadoaVoltaireyenviadoagalerasaRousseau!¡Ah,losescritores,quéazote!¿Perodequéacusáisalamonarquía?CiertoqueenvióalabadPucelleasuabadíadeCorbigny,dejándole laeleccióndelcarruajeyel tiempoquequisieraparaelcamino;yencuantoavuestroTiton,quehabíasido,conperdón,unhombrelicencioso y que pasaba por las casas de prostitución antes de ir a ver losmilagros del diáconodeParís, se le trasladódel castillo deVincennes al deHamenPicardíaque,loconfieso,esbastantemalo.Talessonlosagraviosquehizo lamonarquía, lo recuerdo perfectamente, y yome quejé y grité contraellosenmistiempos;sí,fuitanestúpidocomovos.

Elmarquésparecióbuscarensubolsillolacajaderapéyaúnagregó:

—Pero no tan perverso. Hablábamos por hablar. Existía también larebelión de las investigaciones, y luego vinieron los señores filósofos, sequemaronsusescritosenvezdequemarasusautores,semezclaronenestolas cábalas de la corte, llegaron los majaderos como Turgot, Quesnay,Malesherbes, los fisiócratas…ycomenzóelbarullo; todoporculpadeunosescritorzuelos y poetastros. ¡La Enciclopedia! ¡Diderot! ¡D'Alembert! ¡Ah,malvadosbuitres!¡YqueunhombrebiennacidocomoelreydePrusiacayeseen semejante trampa! Por mi parte habría suprimido a todos losemborronapapeles. ¡Ah, nosotros éramos justicieros! Con nosotros no sejugaba, y aquí están todavía en la pared las señales de la rueda paradescuartizar. Nosotros no bromeábamos. ¡Nada de escritorzuelos! Mientrashaya Arouets habrá Marats; mientras haya botarates que tracen garabatos

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sobre el papel, habrá miserables que asesinen; mientras haya tinta habránegrura; mientras la mano del hombre maneje la pluma de ganso, lasnecedades frívolas engendrarán atroces barbaridades. Los libros son los queoriginanlosdelitos;lapalabraquimeratienedossentidos:sueñoymonstruo.¡Y qué afición a las palabras huecas! ¿Qué sentido tiene eso de derechos?¡Derechosdelhombre!¡Derechosdelpueblo!Todoesoesvacío,retumbante,oscuro,imaginario,desprovistodesentido.Cuandoyodigo:Havoise,hermanadeConanII,aportócomodoteelcondadodeBretañaaHoël,condedeNantesyCornualles,quedejóel tronoaAlainFergant, tíodeBerthe,quecasóconAlainelNegro,señordelaRoche-sur-YonytuvodeélaConanelPequeño,abuelodeGuyoGauvaindeThouars,nuestroantepasado,digounacosaclaraque establece un derecho. Pero vuestros necios, vuestros bribones, vuestrachusma, ¿a qué llama sus derechos?Al deicidio y al regicidio. Esto apesta.¡Ah,briboneríaindigna!Losientoporvos,señorvizconde;peropertenecéisaesa orgullosa raza de Bretaña, vos y yo descendemos de nuestro abueloGauvaindeThouars;contamosentrenuestrosantepasadosconaquelduquedeMontbazonquefuepardeFranciaycondecoradoconelcollardelasórdenes,queatacóelarrabaldeToursyfueheridoenlabatalladeArques,muriendoensu casa deCouzières enTouraine a los ochenta y seis años de edad, siendomontero mayor de Francia. También podría citaros al conde de Laudunois,hijodeMadamedelaGarnache,aClaudedeLorena,duquedeChevreuse,aHenrideLenoncourtyaFrançoisedeLaval-Boisdauphin.¿Masparaqué?Elseñor vizconde tiene el honor de ser idiota y se empeña en ser igual a mipalafrenero.Sabed,caballero,quecuandotodavíaestabaisenpañales,yoeraya viejo; que os he limpiado los mocos muchas veces y aún podríalimpiároslos.Alcrecerhabéishalladoelmododeempequeñeceros.Desdequenonosvemos,cadaunohaidoporsulado:yoporeldelaprobidad,vosensentido opuesto. ¡Ah! No sé cómo acabará todo esto, pero lo cierto es quevuestros amigos son grandes miserables. ¡El progreso! Sin duda que elprogreso es sublime, lo confieso; en el ejército se ha suprimido la pinta deaguaquesedabaabeberdurantetresdíasconsecutivosalsoldadoborracho;tenemosenlomásaltoalaConvención,elobispoGobel,elseñorChaumettey el señor Hébert, y se extermina y suprime sin excepción todo lo pasado,desdelaBastillaalcalendario.Sesustituyea lossantospor legumbres.Muybien, señores ciudadanos, disponed ymandad como amos, reinad a vuestrasanchas,holgaos,notengáisningúnescrúpulo;peronopodréisimpedirquelareligión siga siendo la religión, ni que la monarquía llene quince siglos denuestra gloriosa historia, y que la antigua nobleza francesa, aún decapitada,esté mucho más alta que vosotros. En cuanto a vuestras argucias sobre elderechohistóricodelasrazasregias,lasdespreciamos.ChilpericoeraunfrailellamadoDaniel;fueRainfroyquieninventóaesteChilpericoparamolestaraCarlosMartel;esolosabemosmejorquevosotros,peronoesésteelasunto.

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La cuestión estriba en que existía un gran reino, la antigua Francia, paísmagníficamente regido y conservado, donde se glorificaba en principio a laaugusta figura del monarca, señor absoluto del Estado; después venían lospríncipes;luegolosdignatariosdelacoronaenlosejércitosdetierraymar,enla artillería y en la dirección y superintendencia de Hacienda; después lajusticia soberanay subalterna, seguidade la administraciónde lasgabelasylas rentasgeneralesy,enfin, laadministraciónpolíticadel reinoramificada.Pues bien, esto tan bello y tan noblemente ordenado lo acabáis de destruirvosotros. Habéis destruido las provincias como ignorantes miserables, sincomprender lo que eran. El genio de Francia está compuesto por elmismogeniodelcontinente,ycadaunadelasprovinciasfrancesasrepresentabaunavirtuddeEuropa.TeníamoslafranquezaalemanaenPicardía;lagenerosidadsueca en la Champagne; la industria holandesa en la Borgoña; la actividadpolaca en el Languedoc; la gravedad española en la Gascuña; la prudenciaitalianaenlaProvenza;lasutilezagriegaenNormandía;lafidelidadsuizaenel Delfinado. Vosotros, que ignoráis todo esto, habéis roto, despedazado ydemolido, a tontas y a locas, cuanto tenía Francia, y os habéis quedadocompletamentetranquilos.¡Ah,noqueréissernobles!Puesbien,notendréisalanobleza,peroenlutaosporsufalta,porquenotendréispaladines,notendréishéroes. Despedíos de las antiguas grandezas y buscad un Assas en la horaactual. ¡Todos teméis perder el pellejo!No tendréis caballeros de Fontenoy,que saludaban antes dematar; no tendréis combatientes conmedias de sedacomo en el sitio de Lérida; no tendréis esas grandes batallas en que lospenachosatravesabanelcampocomometeoritos.Soisunpueblodegradado,sufriréislaviolenciaquesellamainvasión.SivolvieseAlarico,nohallaríaunClodoveoqueseleopusiera;sivolvieseAbderramánnohallaríaaunCarlosMartelqueledisputaraelpaso;sivolviesenlossajonesnoencontraríanantesía ningún rey Pepino; se han acabado para vosotros los días de Agnadel,Rocroy, Lens, Stoflarde, Reucoux, Lawfeld, Mahón; no tendréis otroMarignano ni otro Francisco I; no tendréis otro Bouvines ni otro FelipeAugusto,haciendoprisioneros,conunamanoaRenaud,condedeBolonia,ycon la otra a Ferrand, conde de Flandes. Tendréis unAzincourt, pero sin elseñordeBacqueville,elgranpoeta-bandera,quesehizomatarenvueltoensuestandarte. ¡Adelante! ¡Continuad vuestra obra! ¡Sed hombres nuevos!¡Empequeñeceos!

Elmarquéscallóunmomento.Despuéscontinuó:

—Masdejadquenosotrosseamosgrandes.Matadalosreyes,matadalosnobles,matadalossacerdotes;destruid,arruinad,asesinad,conculcad;ponedlasantiguasmáximasbajoeltacóndevuestrasbotas;pisoteadeltrono,pateadelaltar,aplastadaDiosybailadencima;ésteesvuestrooficio.Soistraidoresycobardes, incapacesdesacrificioalgunoydeningunaabnegación.Hedicho.Y ahora hacedmeguillotinar, señor vizconde.Tengo el honor de ser vuestro

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servidor. Ah… os he dicho verdades muy amargas pero, ¿qué importa? Yaestoymuerto.

—Estáislibre—replicóGauvain.

Y,avanzandohaciaelmarqués,sequitóelcapotedecomandanteyloechósobreloshombrosdelanciano,bajándoselohastalosojos.Losdoserandelamismaestatura.

—¿Quéhaces?—dijoelmarqués.

Gauvainalzólavozyexclamó:

—Teniente,abrid.

Lapuertaseabrió.

—Cerradbienlapuertacuandosalga—añadióGauvainenvozalta.

Luegoempujóhaciafueraalestupefactomarqués.

Lapuertadelcalabozovolvióacerrarse,dejandodentroaGauvain.

La sala del piso bajo, transformada en cuerpo de guardia, no estabailuminada más que por un farol de cuerno que alumbraba difusamente,produciendomássombrasqueluz.Enaquellapenumbra,lossoldadosquenodormían vieron atravesar la sala, dirigiéndose a la brecha, a un hombre deelevadaestaturaconelcapotegalonadodejefe;hicieronelsaludomilitaryelhombrepasó.

Elmarquésatravesólentamenteelcuerpodeguardiaydespuéslabrecha,nosintropezarconlacabezamásdeunavez,ysalió.

Elcentinela,tomándoloporGauvain,lepresentóarmas.

Cuando estuvo fuera, teniendo bajo sus pies la hierba de los campos, adoscientospasoselbosqueyantesíelespacioabierto,lanoche,lalibertad,lavida,sedetuvounmomentoypermanecióinmóvil,comohombrequepermitequeotrosobrenporélyque,trasaprovecharlaocasióndeunapuertaabierta,sepreguntasihaobradobienomal,vacilaenseguiradelante,ydacursoasusideas.Trasunos instantesdemeditación, levantó lamanoderecha,acercóeldedocorazónalpulgar,loschascóyexclamó:

—¡Quédiablos!

Ysealejódellugar.

II

ELCONSEJODEGUERRA

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Poraqueltiempo,enlosConsejosdeGuerratodosehacíaarbitrariamente.Dumas, en la Asamblea legislativa, bosquejó un proyecto de legislaciónmilitar, que luego fue corregido por Talot en el Consejo de losQuinientos;peroelCódigodefinitivoparalascortesmarcialesnoseredactóhastalaépocadel Imperio. Digamos, entre paréntesis, que también es de la época delImperio la obligación impuesta a los tribunales militares de empezar lasvotacionesporlosjuecesdegradoinferior.DurantelaRevoluciónestaleynoexistía.

En 1793, el presidente de un tribunalmilitar era por sí solo casi todo eltribunal; elegía los vocales, clasificaba el orden de grados, reglamentaba laemisióndevotos;eraelamoalmismotiempoqueeljuez.Cimourdaindestinócomo sala del Consejo de Guerra la misma sala del piso bajo donde habíaestado el reducto de la retirada, y donde a la sazón se hallaba el cuerpo deguardia.Queríaabreviarlo todo, lomismoelcaminodelaprisiónal tribunalqueeltrayectodeltribunalalpatíbulo.

A lasdocede lamañana, segúnsusórdenes, se reunióelConsejoconelsiguienteaparato:tressillasdeenea,unamesadepino,dosvelasencendidasyuntaburetedelantedelamesa.

LassillaseranparalosvocalesdelConsejoyeltabureteparaelacusado.Enambosextremosdelamesahabíaotrosdosbanquillos:unoparaelauditor,unfurriel,yotroparaelescribano,uncabo.

Sobrelamesahabíaunabarradelacreencarnado,unsellodecobredelaRepública,dosescribanías,varioscuadernillosdepapelblancoydoscartelesimpresosextendidos,unodeloscualesconteníaelbandoponiendoaLantenacysussecuacesfueradelaley,yelotroconeldecretodelaConvención.

Detrás de las sillas se desplegaba un pabellón de banderas tricolores; enaquellos tiempos de ruda sencillez, el aparato de cualquier ceremonia sedisponíapronto,necesitándosemuypoco tiempopara transformaruncuerpodeguardiaentribunaldejusticia.

La silla del centro, destinada al presidente, daba frente a la puerta delcalabozo.

Elpúblicolocomponíanlossoldados.

Dosgendarmessesituaronacadaladodeltaburete.

Cimourdain se sentó en su silla, teniendo a su derecha al capitánGuéchamp,primerjuez,yasuizquierdaalsargentoRadoub,segundojuez.

Llevabaenlacabezaelsombreroconpenachotricolor,alcostadoelsabley en el cinto dos pistolas. La cicatriz de su rostro, de vivo color rojo,

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aumentabalaferocidaddesuaspecto.

Radoubestabayacurado,yteníavendadalacabezaconunpañueloenelqueseibaagrandandolentamenteunamanchadesangre.

Alasdoce,antesdecomenzarlaaudiencia,uncorreo,cuyocaballoseoíapiafar,esperabajuntoalamesalasórdenesdeCimourdain.

Ésteestabaescribiendo:

CiudadanospresidenteeindividuosdelComitédeSaludPública:Lantenachasidohechoprisionero.Mañanaseráejecutado.

Pusolafechaylafirma,doblóelpapel,locerróysellóyseloentregóalcorreo,quepartióinmediatamente.

Dichoesto,convozestentóreadijo:

—Abridelcalabozo.

Losgendarmesdescorrieronloscerrojos,abrieronlapuertadelcalabozoyentraron.

Cimourdain,levantandolacabezaycruzandolosbrazos,gritó:

—¡Traedalpreso!

Aparecióunindividuoenelumbral,entrelosdosgendarmes.

EraGauvain.

Cimourdainsintióunestremecimiento.

—¡Gauvain!

Luegoañadió:

—Hedichoquevengaelpreso.

—Soyyo—respondióGauvain.

—¿Tú?

—Yo.

—¿YLantenac?

—Estálibre.

—¿Libre?

—Sí.

—¿Sefugó?

—Sí.

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Cimourdainbalbució,temblando:

—Debíahaberloprevisto.Estecastillo es suyo; conoce todas las salidas;talvezelcalabozocomuniqueconalguna.Debípensarenello.Habráhalladomediosdehuirsinnecesidaddeauxilioajeno.

—Alguienloauxilió—dijoGauvain.

—¿Afugarse?

—Afugarse.

—¿Quién?

—Yo.

—¿Tú?

—Sí.

—¡Túsueñas!

—Yoentréenelcalabozo,estuveasolasconelpreso;mequitéelcapoteyselopusesobreloshombros,lebajésobrelacaraelcapuchón.Hasalidoenmilugaryyomehequedadoenelsuyo.Hemeaquí.

—¡Túnohashechotodoesto!

—¡Lohehecho!

—¡Esimposible!

—¡Esrealidad!

—¡QuetraiganaLantenac!

—Yanoestáaquí.Lossoldados,alverloconmicapote, loconfundieronconmigoylodejaronmarchar.Aúneradenoche.

—Tehasvueltoloco.

—Cuentoloocurrido.

Hubouninstantedesilencio.Cimourdaintartamudeó:

—Entonces…mereces…

—Lamuerte—dijoGauvain.

Cimourdain estaba blanco como el alabastro. Estaba inmóvil como elhombre que acaba de ser herido por el rayo. Parecía no poder respirar.Unagruesagotadesudorbrotódesufrente.

—Gendarmes —exclamó, afianzando la voz—, que el acusado tomeasiento.

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Gauvainsesentóeneltaburete.

—Gendarmes,sableenmano—continuóCimourdain.

Era la fórmula usada cuando los acusados se hallaban a punto de sercondenadosalapenacapital.

Losgendarmesdesenvainaronlossables.

LavozdeCimourdainsonabayacomosiempre.

—Acusado,levantaos.

YanotuteabaaGauvain.

III

LOSVOTOS

Gauvainselevantó.

—¿Cómoosllamáis?—preguntóCimourdain.

Gauvainrespondió:

—Gauvain

—¿Quiénsois?

—El comandante en jefede la columnaexpedicionaria de lasCostas delNorte.

—¿Soisparienteoaliadodelprófugo?

—Sobrinosegundo.

—¿TenéisnoticiadeldecretodelaConvención?

—Sobrelamesadistingoelcartel.

—¿Quédecísdeesedecreto?

—Querefrendésupublicación,mandándolocumpliryquedispusefijarlo,puestoqueasupiefiguraminombre.

—Nombradundefensor.

—Medefenderéyomismo.

—Seosconcedelapalabra.

Cimourdainhabíarecuperadosuimpasibilidad,aunquemásseparecíaala

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insensibilidaddeunarocaquealaserenidaddeunserhumano.

Gauvain continuó unos instantes silencioso y meditabundo. Cimourdainprosiguió:

—¿Quépodéisalegarenvuestrodescargo?

Gauvainlevantódespaciolacabezaycontestósinmiraranadie:

—Lo siguiente: una cosame ha impedido ver la otra; una buena acciónvistadecercamehahechoolvidarotroscienactoscriminales;porunaparteun anciano, por la otra, unos niños. Todos se han interpuesto entre miconciencia y mi deber político. He olvidado el incendio de las aldeas, ladevastación de los campos, el asesinato de prisioneros y heridos, elfusilamientodemujeres,elplandeentregarFranciaaInglaterra,yhepuestoenlibertadalsangrientoenemigodelapatria.Soyculpable,yaunquealhablarpodría creerse que lo hago en contra demímismo, se hallarían en un errorquienes tal cosa pensasen. Hablo en mi favor, pues cuando el culpablereconocesuculpa,salvaloúnicoquemerecesersalvado:elhonor.

—¿Notenéisnadamásquealegarenvuestradefensa?

—Añadoquesiendoeljefedebíadarejemployqueavuestravez,siendolosjueces,debéiscastigarme.

—¿Conquécastigo?

—Conlamuerte.

—¿Lacreéisjusta?

—Ynecesaria.

—Sentaos.

Elfurriel,queeraelauditor,selevantóyleyóprimeroelbandoquesituabafuera de la ley al ex marqués de Lantenac, y después el decreto de laConvención,condenandoalapenacapitalatodoelquefavorecieselaevasiónde un preso rebelde. Este decreto tenía al pie varias líneas impresasprohibiendoprestarayudaysocorroal rebeldearribanombrado, firmado:Elcomandanteenjefedelacolumnaexpedicionaria.Gauvain

Leídotodolocual,elauditorvolvióasentarse.

—Acusado —comenzó Cimourdain, cruzándose de brazos—, os halláisaquí para ver, oír y callar; ante vos se halla la ley. Va a procederse a lavotaciónysedictarásentenciapormayoríadevotosordinarios.Cadaunodelos vocales emitirá su voto en voz alta en presencia del acusado, pues lajusticianadatienequeocultar.Tienelapalabraelprimerjuez.Hablad,capitánGuéchamp.

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El aludido no parecía ver ni a Cimourdain ni a Gauvaini Sus párpados,entornados, ocultaban los ojos inmóviles y fijos en el cartel que contenía eldecreto,contemplándolocomosifueraunabismo.

—La ley es terminante —dijo—. Un juez es más y es menos que unhombre;menos,porquenotienecorazón,ymás,porquemanejalaespadadelaley.Enelaño414deRoma,Manliomandómatarasuhijoporelcrimendehaber vencido sin orden suya; la violación de la disciplina exige unaexpiación.Aquílaleyhasidoviolada,ylaleyestáencimadeladisciplina.Lapatriahasidopuestaenpeligrodenuevocomoconsecuenciadeunexcesodecompasión; la compasión puede adoptar las proporciones de un delito. ElcomandanteGauvainhaproporcionado la fugaal rebeldeLantenac.Gauvainesculpable.Votolamuerte.

—Anotadesevoto,escribano—ordenóCimourdain.

CapitánGuéchamp,lamuerte,anotóelescribano.

—Guéchamp—dijoGauvainconvozclara—,habéisvotadolojustoyosdoylasgracias.

—Tiene la palabra el segundo juez. Hablad, sargento Radoub—añadióCimourdain.

Radoub se levantó, se volvió hacia Gauvain y le saludó militarmente.Luego,seexpresóasí:

—Siestoesasí,guillotinadmetambiénamí,porquedeclaroaDiosybajomimás sagrada palabra de honor que quisiera haber hecho, primero, lo quehizoelviejo,ysegundo,loquehahechomicomandante.Cuandoviaaquelancianodeochentaañosarrojarseentre las llamasparasacardeéla los trespequeños, me dije: ¡Buen hombre, eres un valiente! Y al saber que micomandante es quien ha salvado a ese anciano de vuestra bestial guillotina,exclamo: ¡Maldita sea!Mi comandante, deberíais ser general; sois todo unhombre, y juro pormi fe que os concedería la cruz de San Luis si todavíahubiese cruces, si tuviésemos santos y aún quedasen luises. ¿Es que vamosahora a ser unos imbéciles? Es para cosas como esta que se han ganado labatalla de Jemmapes, la batalla deValmy, la de Fleurus y la deWattignies,digámoslodeunavez.ElcomandanteGauvain,desdehacecuatromeses,llevaantesí,comoaunoscorderos,aesosestúpidosrealistas,salvalaRepúblicaasablazosytamborbatiente,ganalaaccióndeDol,paralocualsenecesitabamuchotalento…¡Ycuandotenéisaunhombreasítratáisdedesembarazarosdeél!¡Yenlugardenombrarlogeneralqueréiscortarleelcuello!CosascomoéstasoncapacesdehacerqueunosearrojedecabezaalSena,desdeelPuenteNuevo.Declaro que a vos, ciudadanoGauvain, si en vez de sermi generalfueseiscabodemicompañía,osdiríaquecuantohabéisdicho,aunquemuy

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elocuente,esunsolemnedesatino.Elviejohizobienensalvaralosniños,yvos habéis hecho perfectamente en salvar al viejo, y si guillotinamos a lasbuenas personas por haber ejecutado buenas acciones, entonces vámonostodos al infierno, porque ya no sé a qué carta quedarme. ¿Adónde iremos aparar?¿Essueñotodoestoorealidad?Mepellizcohacemediahoraparasabersi estoy dormido o despierto, pues nada comprendo de lo que ocurre.¿Queríais,porventura,queelviejodejaseachicharrarseaaquellosangelitos,oquemi comandante dejase que se le cortara al viejo la cabeza por haberlossalvado?Eneste caso, repito, guillotinadme tambiénamí.Supongamosquelosniñoshubiesenmuertoenelincendio;elbatallóndelGorroFrigioquedabadeshonrado. ¿Esto se pretendía?Entonces, comámonos los unos a los otros.Yoentiendodepolíticatantocomocualquieradelospresentes;hepertenecidoalclubde laseccióndelasPicasyveoqueacabaremosporvolvemostodosunas bestias.Resumiendomi discurso, diré que nome gustan las cosas quetienen el inconveniente de poner al hombre en situación de no saber dóndeestá ni lo que hace. ¿Para qué diablos peleamos? ¿Por qué quierenmatar anuestro jefe?Yo a eso contesto que ¡ni hablar!Quiero ami comandante, lonecesito y hoy lo quiero más que ayer. ¿Queréis enviarle a la guillotina?¡Vamos,mehacéisreír!No,noqueremos.Vosotrosdecidloqueosguste,peronosotroscontestaremosqueestonoesposible.

Radoubsesentó.Selehabíaabiertolaheridayunchorrodesangre,queempapabasuvenda,seleescurríayaporelcuellodesdedóndehabíatenidolaoreja.

CimourdainsevolvióhaciaRadoub.

—¿Votáisporlaabsolucióndelacusado?

—Voto—replicóRadoub—,porqueloasciendanageneral.

—Ospreguntosivotáisporsuabsolución.

—VotoporqueloelevenalaprimeramagistraturadelaRepública.

—SargentoRaboud,¿votáisporlaabsolucióndelcomandanteGauvain,síono?

—Votoporquemecortenlacabezaensulugar.

—Ponedabsolución,escribano—ordenóCimourdain.

Elescribanoescribió:SargentoRadoub,absolución.

Despuéselescribanodijo:

—Unvotoporlamuerte,otroporlaabsolución.Empate.

EraelturnodeCimourdain.

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Selevantó.Sequitóelsombreroylodejósobrelamesa.

Surostronoestabayapálidonilívido,sinoceniciento.

Si todos los presentes hubiesen estado envueltos en sudarios no habríareinadounsilenciomásprofundo.

—Acusado Gauvain—dijo con voz lenta y firme—, se ha oído vuestracausa.EnnombredelaRepública,elConsejodeGuerravotapormayoríadedosvotoscontrauno…

Seinterrumpió.Parecióqueeltiemposehubieradetenido.¿Dudabaantelasentencia de muerte? ¿Dudaba ante la absolución? Todos esperaban elresultadoconlamayoransiedad.Cimourdaincontinuó:

—Oscondenoalapenademuerte.

Su semblante expresaba la torturaque lo consumía, la torturadel triunfosiniestro.CuandoJacobenlastinieblassehizobendecirporelángel,aquienhabíavencidoenlalucha,debiódetenerlamismasonrisaespantosa.

Sin embargo, la misma pasó por sus labios como un relámpago, yCimourdainvolvióaadoptarsuimpasibilidadmarmórea.Sesentóysecubrióconelsombrero,añadiendo:

—Gauvain,seréisejecutadomañanaalsalirelsol.

Gauvainselevantó,saludóydijo:

—Doylasgraciasaltribunal.

—Llevaosalreo—ordenóCimourdain.

Cimourdainhizounaseñal,seabriólapuertadelcalabozo,Gauvainentróyvolvióa sercerrada.Losdosgendarmes,con los sablesdesenvainados, sesituaroncomocentinelasaambosladosdelapuerta.

AlsargentoRadoublosacarondelasaladesmayado.

IV

DESPUÉSDECIMOURDAINJUEZ,CIMOURDAINAMO

Un campamento es un enjambre de avispas, sobre todo en tiempos derevolución. El aguijón cívico que reside en el soldado, sale espontánea yrápidamenteparapicaraljefeconlamismaresoluciónconqueharechazadoal enemigo. Entre la valerosa tropa que había sitiado y tomado la Tourguehubo diversos zumbidos. El primero fue contra el comandante Gauvain

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cuandoseconoció laevasióndeLantenac.AlsalirGauvaindelcalabozoenquetodoscreíanteneralmarqués,seprodujounaconmoción,y,enmenosdeunminuto,todoelcampamentosupolanoticia.Entoncesseprodujoelprimermurmulloenaquelpequeñoejército,enelquetodosdecían:

—VanajuzgaraGauvain,peroesejuicioseráunafarsa.¡Fiaosdelosexnoblesyloscuras!Acabamosdeveraunvizcondesalvandoaunmarqués,yahoraveremosauncuraabsolviendoaunnoble.

Pero cuando se conoció la condena de Gauvain, la tropa murmuró denuevo.

—¡Estoespeor! ¡Quierenmatar anuestro jefe, anuestrovaliente jefe, anuestro joven comandante, un héroe! Es vizconde, pero por eso tiene másmérito ser republicano. ¡Y a un hombre así, al libertador de Pontorson, deVilledieuyPontau-Beau,alvencedordeDolydelaTourgue,alquesiemprenoshallevadoalavictoria,alqueeslaespadadelaRepúblicaenlaVendée;alhombrequedurantecincomesestieneenjaquealoschuanesyreparaloserrores de Léchelle y los demás, a ese hombre se atreve Cimourdain acondenar a muerte! ¿Y por qué? Por haber salvado a un viejo que habíasalvadoatresniños.¡Uncuramataraunsoldado!

Asímurmuraba la tropa victoriosa y descontenta.Cimourdain se hallabarodeadodelamásvivaindignación.Cuatromilhombrescontraunosólosonunagranfuerza,pero,enrealidad,haycasosenquenorepresentanninguna.Aquellos cuatro mil hombres eran una multitud, y Cimourdain era unavoluntad:sesabíaqueCimourdainfruncíaelceñofácilmenteynonecesitabamásparamantenerenelejércitoelrespetoasuautoridad.Enaquellostiempossombríos, bastaba ver detrás de un hombre la sombra del Comité de SaludPúblicaparaqueaquelhombrefuese temidoyparaconvertir la imprecaciónen murmullo y el murmullo en silencio. Antes, como después de aquellasmurmuraciones,CimourdaineraelárbitrodelasuertedeGauvain,lomismoquedeladetodos.Sesabíaqueerainútilpedirlenadaporquesóloobedecíaalavozdesuconciencia,vozsobrehumanaquesóloélpodíaoír.Tododependíade él; lo que había hecho como presidente del Consejo de Guerra podíadeshacerlo como delegado civil. Sólo él podía indultar, para lo cual teníaplenospoderes.ConunaseñalpodíasalvaroperderaGauvain;eradueñodelavidaylamuerte;mandabaenlaguillotina,yenaqueltrágicoinstanteeraelhombresupremo.

Sólocabíaesperar.

Yllególanoche.

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V

ELCALABOZO

Lasaladejusticiahabíavueltoaconvertirseencuerpodeguardia,lacualse había doblado como en la víspera; dos centinelas custodiaban la puertacerrada.

A las doce de la noche, un individuo que llevaba un farol en la manoatravesóelcuerpodeguardia,sedioaconocerymandóabrirelcalabozo.EraCimourdain.

Entróydejólapuertaentornada.

Elcalabozoeratenebrosoyestabaensilencio.Cimourdaindiounpasoenaquellaoscuridad,dejóelfarolenelsueloysedetuvo.Enlapenumbraseoíalarespiraciónregulardeunhombredormido.Cimourdainescuchópensativoaquelapaciblesusurro.

Gauvainsehallabaalfondodelcalabozo, tumbadosobreunhazdepaja.Erasurespiraciónlaqueseoía.Dormíaprofundamente.

Cimourdain avanzó procurando no hacer ruido y, llegando junto aGauvain,sepusoacontemplarlo.Unamadrevelandoelsueñodesuhijonolehabríadirigidounamiradamástiernaeinefable.Eraunamiradaque,talvezasupesar,seescapabadelalmadeCimourdain.

Cimourdain, como hacen los niños a veces, se restregó los ojos con lospuños y permaneció inmóvil unos instantes; después se arrodilló, levantólentamentelamanodeGauvainyapoyóenellaloslabios.

Gauvainhizounbruscomovimientoyabriólosojos,enlosqueseretratóciertoasombro.Elfarolapenasmitigabalassombrasdelcalabozo.ReconocióaCimourdain.

—Ah, sois vos, querido maestro. Soñaba—añadió— que la muerte mebesabalamano.

Cimourdain sintió la brusca sacudida que en nuestro ánimo produce lasúbita invasión de un torrente de pensamientos; torrente tan crecido eimpetuoso en ocasiones, que anega el alma. Sin embargo, nada surgió delprofundoabismodesucorazón,limitándoseaexclamar:

—¡Gauvain!

Ambos se contemplaron: Cimourdain con las pupilas destellando esasllamasqueproducenlaslágrimas;Gauvainconsumásdulcesonrisa.

Gauvain,trashaberseincorporadosobreuncodo,dijo:

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—Esa cicatriz que veo en vuestro semblante es la del sablazo querecibisteispormí.Ayer tambiéncombatisteis ami ladopara asistirme.Si laProvidencia no os hubiese colocado junto ami cuna, ¿quién sería hoy?Mehallaríaentinieblas.Siposeolanocióndeldeber,vosmelahabéisenseñado.Yo nací atado, porque los prejuicios son ligaduras; vos las desatasteis,dándome la libertad; de lo que era una momia hicisteis un adolescente,desarrollandoenmílaconciencia.Sinvosyohubieracrecidosiendosiempreunniño.Sóloexistoporvos.Noeramásqueunnobleyhabéishechodemíunciudadano.Eraunciudadanoymehabéisdadounespíritu;mehabéisdadola aptitud para la vida terrenal, como hombre, y para la vida celeste comoalma.Paraandarporlassendasdelarealidadhumanamedisteislaclavedelaverdad,yparapasarmásallá,laclavedelaluz.¡Oh,miqueridomaestro,osdoylasgracias,porquevossoisquienmehacreado!

—Vengo a cenar contigo—dijoCimourdain, sentándose sobre el haz depajajuntoaGauvain.

Gauvainpartióelpanmorenoyseloofreció.Cimourdaintomóuntrozo;después,Gauvainletendióelcántarodeagua.

—Bebetúantes—dijoCimourdain.

Gauvain bebió y le pasó el cántaro a Cimourdain, quien también bebió.Gauvainhabíatomadoapenasunsorbo.

Cimourdainbebióunbuentrago.

En aquella cena, Gauvain comió y Cimourdain bebió, señal de latranquilidaddelunoydelafiebredelotro.

Enelcalabozoreinabaunaserenidadterrible.Losdoshombrescharlaban.

Gauvaindecía:

—Empiezanabosquejarsegrandeshechos.LoquelaRevoluciónhaceenestemomentoesmisterioso.Detrásdelaobravisiblehayotrainvisible,ylaprimeraocultaalasegunda.Laobravisibleesferoz,lainvisibleessublime;enesteinstantelodistingotodoconsumaclaridad;mepareceextraordinario,perohermoso.Hasidoprecisovalersedelosmaterialesdelpasado,ydeaquíesteextraordinario93,enelqueconunandamiodebarbarieseconstruyeuntemplodecivilización.

—Sí—asintióCimourdain—.Deestaprovisionalidadsaldrálodefinitivo,es decir, paralelamente el derecho y el deber, el impuesto proporcional yprogresivo,elserviciomilitarobligatorio,lanivelación,ningunadesviacióny,porencimadetodo,lalínearecta,laley.LaRepúblicadeloabsoluto.

—Yoprefiero—dijoGauvain—laRepúblicadelideal.

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Hizounapausayluegoprosiguió:

—Sí, maestro, entre todo lo que acabáis de nombrar, ¿dónde ponéis laadhesión,elsacrificio,laabnegación,elmagnánimoenlacedelosafectos,elamor? Bueno es que todo esté en equilibrio, pero esmejor que se halle enarmonía; sobre la balanza está la lira. Vuestra República mide, dosifica yregula al hombre; la mía lo levanta hasta el azul del firmamento. Entre lavuestraylamíaestáladiferenciaquemediaentreunteoremayunáguila.

—Tepierdesenlasnubes.

—Yvosenelcálculo.

—Enlaarmoníahaypartedeensueño.

—Tambiénenelálgebra.

—YoquisieraalhombrehechoporEuclides.

—YoloprefierohechoporHomero—dijoGauvain.

LasonrisaseveradeCimourdainsefijóenGauvain,comoparasuspenderelvuelodesualma.

—¡Poesía!Desconfíadelospoetas.

—Sí,conozcoesafrase:notefíesdelabrisa,notefíesdelrayodeluznidelosperfumesnidelasfloresnidelasconstelaciones.

—Todoesonodadecomer.

—¿Quésabéisvos?Laideaestambiénunalimento:pensarescomer.

—Dejémonosdeabstracciones.LafórmuladelaRepúblicaes:dosydossoncuatro.Cuandoyoledoyacadacualloquelecorresponde…

—Osfaltadarleacadaunoloquenolecorresponde.

—¿Quéquieresdecir?

—Me refiero a la inmensa concesión recíproca que cada uno debe a losdemás,quelosdemásledebenauno,yqueconstituyetodalavidasocial.

—Fueradelderechoestricto,nohaynada.

—Estátodo.

—Yonoveomásquelajusticia.

—Yomiromásalto.

—¿Quéhayporencimadelajusticia?

—Laequidad.

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Callaron ambos comodeslumbrados por un resplandor que atravesara sumente.

Cimourdainprosiguió.

—Tedesafíoaqueconcretes.

—Sea. Vos queréis el servicio militar obligatorio. ¿Pero contra quién?Contraotroshombres.Puesbien,yonoquieroquehayaserviciomilitar;yoquierolapaz.Queréissocorreralosmiserables;yoquierosuprimirlamiseria.Queréis el impuesto proporcional; yo no quiero impuestos, quiero que sereduzcanlosgastoscomunesasumásmínimaexpresión,ysepaguenconlaplusvalíasocial.

—¿Quéentiendesporeso?

—Esto: en primer lugar suprimir todo parasitismo: el del clérigo, el deljuez, el del soldado.Hay que sacar partido de nuestras riquezas; en vez dearrojarlosabonosporlasalcantarillasdelosríos,arrojadlosenlossurcos;lastrescuartaspartesdelatierrasoneriales:roturadlas;suprimidlasdehesasdepastoinútiles;repartidlastierrascomunales,quetodohombretengaunterrenoy que todo terreno tenga un hombre, y con ello centuplicaréis el productosocial. Francia, en este momento, no produce lo bastante para que loscampesinoscomancarnemásdecuatrodíasalaño;perobiencultivadapodríamanteneramásdetrescientosmillonesdehombres,atodaEuropa.UtilizadlaNaturaleza, esa inmensa fuerza auxiliar hasta ahora despreciada.Haced quetrabajenparavos todas las ráfagasdeviento, todos lossaltosdeagua, todoslosefluviosmagnéticos.Elgloboterrestreposeeunaredvenosasubterráneayen lamismahayunacirculaciónprodigiosadeagua,aceitey fuego.Sondadesasvenasyhacedbrotarelaguaparalasfuentes,elaceiteparalaslámparas,el fuego para los hogares. Reflexionad sobre el movimiento de las olas, elflujo y el reflujo, el vaivén de lasmareas. ¿Qué es el océano?Una enormefuerzaperdida.¡Quéestúpidaeslatierranodándoleempleoalocéano!

—Estoespurailusión.

—Esdecir,plenarealidad.

—Gauvainprosiguió:

—¿Ylamujer?¿Quéhacéisdeella?

Cimourdainrespondió:

—Loquees:laservidoradelhombre.

—Sí,conunacondición.

—¿Cuál?

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—Ladequeelhombreseatambiénelservidordelamujer.

—¡Qué locura!—se burlóCimourdain—.El hombre servidor, jamás. Elhombreeselamo.Yonoadmitomásqueunreino:eldelhogar.Elhombreensuhogareselrey.

—Sí,masconunacondición.

—¿Cuál?

—Quelamujersealareina.

—Osea,queparaelhombreylamujerquieres…

—Laigualdad.

—¿Laigualdad?Estássoñando.Losdossexossondiversos…

—Dijelaigualdad,nolaidentidad.

Hubo otra pausa, como una tregua entre aquellos dos espíritus que seenviabanmutuamenterayosdeluz.Cimourdainlarompió:

—¿Yelhijo?¿Aquiénselodas?

—Primeroalpadrequeloengendra,luegoalamadrequelocría;despuésal preceptor que lo educa; más tarde a la ciudad que lo hace viril; acontinuacióna lapatria,quees lamadresuprema,yporfina lahumanidad,queeslagranabuela.

—TeolvidasdeDios.

—Cada uno de esos peldaños, padre, madre, maestro, ciudad, patria yhumanidad,pertenecenalaescaleraqueasciendehaciaDios.

Cimourdainnoreplicó,yGauvaincontinuó:

—Cuandose llegaa lacimade laescalera,se llegaaDios.Diosseabreantenosotrosynohayquehacermásquepenetrarenél.

Cimourdainparecióquererdespertarasuinterlocutor.

—Gauvain,desciendedenuevoa la tierra.Loquenosotrosqueremosesrealizarloposible.

—Comenzadpornohacerloimposible.

—Loposibleserealizasiempre.

—No;sisemanoseafuertementealautopía,selaestrangula.Nohaynadamásindefensoqueelhuevo.

—Sinembargo,hayqueapoderarsedelautopía,imponerleelyugodeloreal y encerrarla en el cuadro de los hechos. La idea abstracta debe

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transformarseenconcreta,y loquepierdeenhermosura loganaenutilidad,siendomenorperomejor.Esnecesarioqueelderechoseencarneenlaley,ycuandosehayaestologrado,esloabsoluto.Aestollamoyoloposible.

—Loposibleesmásqueeso.

—Yavuelvesasoñar.

—Loposibleesunavemisteriosaqueplaneaconstantementeporencimadelhombre.

—Esprecisoatraparla.

—Viva.

Gauvainprosiguió:

—Mi pensamiento es: ¡siempre adelante! Si Dios hubiese deseado elretrocesodelhombrelehabríapuestounojoenlanuca.Siempremiramosaoriente, a loque se abre, a loquenace.Elque cae estimula al que sube; elcrujidodelárbolviejoesunllamamientodelárbolnuevo;cadasigloejecutasu tarea; hoy cívica,mañanahumana; hoy agitando la cuestión del derecho,mañana la del salario, aunque salario y derecho sean en el fondo lamismapalabra.Elhombrenoviveparanoserpagado;Dios,aldarlelavida,contraeuna deuda con él, el derecho es el salario innato, el salario es el derechoadquirido.

Gauvainhablaba con el airedeunprofeta.Cimourdain lo escuchaba.Sehabíaninvertidolospapeles,yelalumnoeraahoraelmaestro.

—Teprecipitas—murmuróCimourdain.

—Porquetengounpocodeprisa—contestóGauvain,sonriendo.

Hizounapausayañadió:

—¡Oh, mi querido maestro, he aquí la diferencia entre nuestras dosutopías!Vosqueréis el servicioobligatorio,yoquiero la escuela.Vos soñáiscon el hombre soldado, yo sueño con el hombre ciudadano. Vos lo queréisterrible,yo,reflexivo.VosfundáisunaRepúblicadeguillotina,yofundo…

Seinterrumpió.

—…Yofundaríaunarepúblicadeespíritus.

—¿Yquéquieres,mientrastanto?—inquirióCimourdain,fijoslosojosenelsuelo.

—Loquehay.

—¿Absuelves,pues,elmomentopresente?

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—Sí.

—¿Porqué?

—Porqueesunatempestad.Unatempestadsiempresabeloquehace.Poruna encina que derribe, ¡cuántos bosques saneados! La civilización padecíaunapesteyestehuracán ladestruye.¿Podríaobrardeotromodo? ¡Se lehaencargadounbarridotandifícil…!Anteelhorrordelmiasma,comprendoelfurordelsoplo.Además,quéimporta;latempestad,siyotengolabrújula,niquémeimportanlosacontecimientossitengomiconciencia.

Yañadióconvozbajaysolemne:

—Hayalguienaquienesprecisodejarenlibertaddehacercuantoquiera.

—¿Quién?—seinteresóCimourdain.

Gauvainlevantóeldedoporencimadesucabeza.Cimourdainsiguióconlamiradaladireccióndeaqueldedoy,atravésdelabóvedadelcalabozo,lepareciódivisarelcieloestrellado.

Amboscallaron.

—La sociedad es más importante que la Naturaleza —comentóCimourdain—.Terepitoquelotuyonoesposible,essólounsueño.

—Ésa es la meta. De lo contrario, ¿de qué serviría la sociedad?QuedémonosenlaNaturaleza,seamossalvajes:Tahitíesunparaíso,perounparaíso en el que no se piensa. Es preferible un infierno inteligente que unparaísoanimal.Masno,nadade infierno.Seamos la sociedadhumana.MásgrandequelaNaturaleza.Sí.SinadaañadísalaNaturaleza,¿porquésalirdeella? Contentémonos entonces con el trabajo, como las hormigas, y con lamiel, como las abejas. Seamos la bestia obrera en lugar de ser la reinainteligente de la colmena. Si añadimos algo a la Naturaleza, seremos másimportantes que ella; añadir es aumentar, y aumentar es engrandecer. Lasociedad es laNaturaleza sublimizada.Yo quiero todo lo que les falta a lascolmenas,todoloquelesfaltaaloshormigueros:losmonumentos,elarte,lapoesía, loshéroes, losgenios.Llevar fardoseternamentenoes la tarea finaldel hombre. No, no, no, basta de parias, de esclavos, de forzados, decondenados.Quieroquecadaunodelosatributosdelhombreseaunsímbolodelacivilizaciónyunmodelodelprogreso;quierolalibertadenelespíritu,laigualdadenelcorazón,lafraternidadenelalma.¡Bastadeyugos!Elhombreestá hecho, no para arrastrar cadenas, sino para volar. Se acabó el hombrereptil. Yo quiero la metamorfosis de la larva en mariposa; quiero que lalombrizdetierrasetruequeenflorvivayvuele.Quiero…

Calló.Sumiradaresplandecía.

Suslabiostemblaban.Calló.

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La puerta seguía abierta. Algunos rumores del cuerpo de guardiapenetraban en el calabozo. Se oían también algunos toques de cornetín,probablementeeldediana.Después,losgolpesdelosfusilescontraelsuelo.El relevo de los centinelas. Luego, muy cerca de la torre, en lo que cabíajuzgar por la oscuridad, un movimiento parecido al traslado de planchas ymaderos,conrumoressordoseintermitentesqueparecíanmartillazos.

Cimourdain,pálido,escuchaba.Gauvainnooíanada.

Suensueñoeracadavezmásprofundo.Apenasrespiraba,atentoaloqueveíaen labóvedavisionariadesucerebro.Padecíadulcesestremecimientos.La claridad de aurora de sus pupilas se fue agrandando. Transcurrieron asívariosminutos.Cimourdainlepreguntó:

—¿Enquépiensas?

—Piensoenelporvenir.

YGauvainvolvióasumeditación.Cimourdainselevantódelhazdepaja,donde ambos estaban sentados.Gauvain no se percató de ello. Cimourdain,observandoderefilónaljovenpensativo,retrocediólentamentehastalapuertaysalió.

Elcalabozovolviócerrarse.

VI

SINEMBARGO,ELSOLSALE

Eldíanotardóendespuntarenelhorizonte.

Almismo tiempo que el día, un objeto extraño, inmóvil, sorprendente yquelasavesdelcielonoconocían,aparecióenlaplaniciedelaTourgue,porencimadelbosquedeFougètes.

La habían puesto allí durante la noche; era un objeto levantadomás queconstruido.Delejos,enelhorizonte,dibujabaunperfildelíneasrectasydurasque tenían el aspecto de una letra hebrea, o de uno de esos jeroglíficosegipciosqueformabanpartedelalfabetodelantiguoenigma.

Aprimeravista, la ideaquedespertabaeradeinutilidad.Estabaentre losbrezos en flor y no se adivinaba para qué podría servir. Después,considerándolomásdespacio, se experimentaban escalofríos.Eraun tabladosostenido por cuatro pilares. En uno de sus extremos se levantaban dosmaderosrectosyaltos,unidosensusvérticesporuntravesañodelquependíauntriánguloqueparecíanegro,destacándosesobreelazuldelamañana.Enel

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otroextremohabíaunaescalerayenlaparteinferior,entrelosdosmaderos,sedistinguíaunaespeciedecepo,compuestopordosseccionesmóvilesque,ajustándose una a otra, ofrecían a la vista un agujero redondo de lasdimensionesdelcuellohumano.Lasecciónsuperiorcorríaporunaranurademodo que podía alzarse y bajarse a voluntad. En aquel momento, las dosmediaslunas,queuniéndoseformabanelcollar,estabanseparadas.Alpiedelos dosmaderos que sostenían el triángulo, había una tabla que podía girarsobreunosgoznesy teníaaspectodebáscula;asu ladouncestooblongo,ydelante,entrelospostes,otrocuadrado.Todoestabapintadoderojoyhechodemadera,menoseltriángulo,queerametálico.Eraevidentequeelaparatoestabaconstruidoporelhombre,asíeradefeo,mezquinoyruin.Sinembargo,merecíahabersidollevadoallíporgenios,tanformidableera.

Aquellaconstruccióndeformeeralaguillotina.

Enfrente,apocospasos,enelbarranco,habíaotromonstruo, laTourgue:monstruodepiedraquehacíajuegoconeldemadera.Ycuandoelhombrehatocadolamaderaylapiedra,éstasyanosonpiedrasnimadera,adquierenalgodelhombre.Unedificioesundogma;unamáquinaesunaidea.

La Tourgue era la resultante fatal del pasado, que en París se llama laBastilla, en Inglaterra la Torre de Londres, en Alemania el Spielberg, elEscorialenEspaña,enMoscúelKremlinyenRomaelcastillodeSantángelo.

En la Tourgue se condensaban mil quinientos años: la Edad Media, elvasallaje, lagleba, el feudalismo; en laguillotina, un año: el93.Yaquellosdocemeseshacíancontrapesoaaquellosquincesiglos.

LaTourgueeralaMonarquía;laguillotinaeralaRevolución.

Confrontacióntrágica.

De un lado, la deuda; de otro, el plazo cumplido. De un lado, lainextricable complicación gótica, el siervo, el señor, el esclavo, el amo, laplebe,lanobleza,elcódigomúltipleramificadoenusosycostumbres,eljuezy el clérigo coaligados, las innumerables ataduras, las gabelas, lasexcepciones,lasprerrogativas,losprejuicios,elfanatismo,elrealprivilegiodela bancarrota, el derecho divino; de otro lado, una cosa muy simple: unaafiladacuchilla.

Deunlado,elnudo;delotro,elhacha.

LaTourguellevabamuchosañossolaenaqueldesierto.Allísealzabaconsusalmenas,dedondesehabíavertidoelaceitehirviendo,lapezcalienteyelplomoderretidosobre lossitiadores;allíestabaconsuscalabozosdelolvidoempedrados con huesos humanos, con su sala de tormento, con la tragediaenormede laquehabíasidoescenario.Sufigurafunestahabíadominadoen

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aquellaselva,acuyasombrasehabíagozadodequincesiglosdetranquilidadabominable.En aquella regiónhabía sido el únicopoder, el únicoobjetoderespeto y espanto; había reinado; había sido la única representante de labarbarie.Pero a la sazónveía alzarsede improviso,delantede ellay contraella,unobjeto;másqueunobjeto,unsertanhorriblecomoella:laguillotina.

Enalgunasocasionesparececomosilapiedratuvieseextrañosojos.Unaestatuaobserva;unatorrevigila;unafachadacontempla.LaTourgueparecíaestarexaminandoalaguillotina.

Teníaelaspectodeestarsepreguntando:¿Quéeseso?

Aquelloparecíahabersurgidodelatierra.

Y,enefecto,delatierrahabíasalido.

Enla tierrafatalhabíagerminadoycrecidoelárbolsiniestro.Deaquellatierraregadacontantosudor,contantaslágrimas,contantasangre;deaquellatierradondesehabíancavadotantasfosas,abiertotantastumbasycavernas,ypreparadotantasceladas;deaquellatierradondesehabíancorrompidotodoslos cadáveres causados por todos los géneros de la tiranía; de aquella tierrasuperpuesta a tantos abismos, donde habían sido enterrados tantos crímenescomo espantosa semilla; de aquella tierra profunda había salido un día esadesconocida,eseobjetovengador,esaferozmáquinadelacuchilla,yel93lehabíadichoalmundo:“Aquíestoy”.

Laguillotina,portanto,podíaespetarlealatorre:“Yosoytuhija”.

Yalmismotiempolatorre,porqueestascosasfatalesvivenconunavidaoscura,sentíaensusenoelgolpedemuertequerecibíadesuhija.

La Tourgue, ante tan terrible aparición parecía azorada y medrosa. Lamonstruosa masa de granito era majestuosa e infame; pero el triángulometálico suspendido de aquel armazón de tablas era peor. La omnipotenciadestronada tenía horror a la omnipotencia reinante. La historia criminalcontemplaba a la historia justiciera; la violencia de otros tiempos secomparabaconlaviolenciamoderna.Laantiguafortaleza,laantiguaprisión,la antigua mansión feudal donde habían exhalado su aullido de dolor loscautivos atormentados; la construcción de guerra y muerte, ya fuera deservicio,violada,desmantelada,descoronada,montóndepiedrasinmásvalorqueunmontóndecenizas,pavorosa,magníficaymuerta,poseídadelvértigode siglos abominables, veíapasar suhoradevida.ElAyer temblaba ante elHoy;laviejaferocidadveíayexperimentabaelnuevoespanto;loqueestabayahundidoenlanadaabriólosojossombríosparaverlevantarseelTerror;elfantasmacontemplabaalespectro.

LaNaturalezaesdespiadada;noconsienteenretirarsusflores,sumúsica,

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susperfumes,suluzantelaabominaciónhumana;confundealhombreconelcontrasteentrelabellezadivinaylafealdadsocial;noleperdonaniunalademariposa,nielgorjeodeunave;enplenohomicidio,enplenavenganza,enplenabarbarie,leobligaasoportarlamiradadelascosassagradas;nopuedeevitar la inmensa reconvenciónde labondaduniversalyde la serenidaddelazuladocielo.Esprecisoqueladeformidaddelasleyeshumanassemuestreen toda su desnudez en medio del resplandor eterno. El hombre rompe,pulveriza,esteriliza,mata;elveranocontinúasiendoverano; la florde lisessiempreflordelis,yelastroseguirásiendoastro.

Jamás sehabía levantadoeldíade formamásbellaqueaquellamañana.Una juguetona brisa susurraba entre los brezos; los vapores de la tierraascendíanlentamenteporentrelosramajes;elbosquedeFougères,penetradopor el hálito que exhalaban losmanantiales, humeaba a la claridad del albacomounacazoletallenadeincienso.Elazuldelfirmamento,lablancuradelasnubes, laclara transparenciadelagua,elverdorde lahierbayel follajequerecorríaesaarmoniosagamaquevadelverdedemaralverdeesmeralda,losfraternales grupos de árboles, las sábanas de césped, los prados profundos;todoteníaesapurezaqueeseleternoconsejodelaNaturalezaalhombre.Enmediodetodoestoelimpudorhumanosehacíaostentoso;enmediodetodoesto,aparecíanlafortalezayelpatíbulo,laguerrayelsuplicio,lasdosfiguras,la del siglo sanguinario y la delminuto sangriento; el búhode la noche delpasadoyelmurciélagodelcrepúsculodelporvenir.

Enpresenciade lacreación florida,balsámica,amanteyamable,elcieloespléndidoinundabadeluzalaTourgueyalaguillotina,pareciendodecirlesalos hombres: “Ved lo que yo hago, y mirad lo que hacéis”. Tal es el usoformidablequesuelehacerelsoldesuluz.

Aquelespectáculoteníasusespectadores.

Los cuatromil soldados del ejército expedicionario estaban formados enorden de batalla sobre la planicie, rodeando la guillotina por tres lados, demodoquetrazaban,entornosuyo,lafiguradeunaE.Labatería,colocadaenelcentrodelladomayor,formabalaespigadelaletra.Lamáquinarojaestabacomo encerrada entre estos tres frentes de batalla, un muro de soldadosreplegadosporlosdosladoshastalaescarpadelaplanicie.Elcuartoladodelcuadro,elladoabierto,eraelbarranco,quemirabaalaTourgue.

Todoestoformabauncuadrilátero,encuyocentrosealzabaelpatíbulo.Amedidaquesalíaelsol,decrecíasobrelahierbalasombraproyectadaporlaguillotina.

Losartillerosestabanjuntoalaspiezas,conlasmechasencendidas.

Del barranco ascendía lentamente un vapor azulado; era el incendio del

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puente,queacababadeextinguirse.

Aquelhumodesvanecía,sinvelarlosdeltodo,loscontornosdelaTourgue,cuyaaltaazoteadominabaelhorizonte.Entreellaylaguillotinanohabíaotracosaqueelfosodelbarranco,siendoposiblequesehablasenentresí.

Aaquellaazoteasehabíatrasladadolamesadeltribunalyunasilla,sobrelaqueondeabanbanderastricolor.Elsol,enloaltodetrásdelaTourgue,hacíaresaltarennegrolamasadelafortaleza,yensupartemásalta,enlasilladeltribunalybajolasbanderas,lafiguradeunhombresentado,inmóvil,cruzadodebrazos,parecíaunaamenazaviviente.EraCimourdain.Vestía,comoeldíaanterior,sutrajededelegadocivil;lucíaenlacabezaelsombreroconpenachotricolor,elsableauncostadoylaspistolasalcinto.

Guardabasilencio,comotodoslosdemás.Lossoldados,endescansosobrelasarmas,manteníanfijalavistaenelsuelo.Devezencuandosepropinabanalgúnqueotrocodazo,massinhablar.Meditabanconfusamentesobreaquellaguerra, sobre tantos combates, tantas escaramuzas entre setos y valladosvalientemente arrostradas; sobre lasnubesde furiosos campesinos aventadaspor ellos; sobre las ciudades tomadas, las batallas ganadas, las victoriasobtenidas,ylesparecíaqueaquellagloriahabíaterminadoenvergüenza.Unasombría expectación oprimía todos los corazones. En el tablado de laguillotinaelverdugoibadeunaparteaotra,mientraslacrecienteclaridaddelamañanallenabamajestuosamenteelcielo.

Derepenteseoyóelruidodestempladodelostamborescubiertosconuncrespónnegro.Aquelredoblefúnebresefueacercando,seabrieronlasfilasyunacomitivaapareció,dirigiéndosealcadalso.

Primeroibanlostamboresenlutados,despuésunacompañíadegranaderoscon las armas a la funerala; luego un pelotón de gendarmes con los sablesdesenvainadosy,porúltimo,elsentenciado,Gauvain.

Gauvainmarchaba con soltura; no estaba atado ni de pies ni demanos.Vestíadeuniforme,yceñíasuespada.

Detrássuyocerrabalamarchaotropelotóndegendarmes.

Gauvain todavía mostraba en su mirada aquella expresión de reflexivaalegría que la iluminaba al decirle la víspera a Cimourdain: “Pienso en elporvenir”.Nadamásinefableysublimequeaquellaperennesonrisa.

Alllegaralaplanicie,suprimeramiradafueparalatorre,desdeñandolaguillotina.

SabíaqueCimourdaincreeríadebersuyoasistira laejecución.Lobuscóconlavistaenlaazotea.Allíestaba.

Cimourdainestaba lívidoyhelado.Quienesestabana su ladono looían

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respirar. Cuando divisó a Gauvain no se observó en él ningúnestremecimiento.

Gauvain,mientrastanto,avanzabahaciaelpatíbulo.

Al caminar, miraba a Cimourdain, y éste lo miraba a él. Era como siCimourdainseapoyaseenaquellamirada.

Gauvain llegó al pie del cadalso. Subió. El oficial que mandaba a losgranaderoslosiguió.Sedesciñólaespadayselaentregóaloficial;despuéssequitólacorbatayseladioalverdugo.

Parecía una visión. Jamás había estadomás bello. Sus cabellos castañosflotaban al viento, entonces no era costumbre cortarse el pelo. Su cuelloblancohacíapensareneldeunamujer,ysumiradaheroicaysoberanahacíapensarenunarcángel.Estabaenelcadalso,absorto.Aquellugareraunacima,ysobreellaaparecíaGauvainenpie,magnífico,sereno,envueltoporlosrayosdelsolenunaaureoladegloria.

Erapreciso,sinembargo,ataralcondenado,yalefectoacudióelverdugoconlacuerdaenlamano.

En aquelmomento, los soldados, al ver a su comandante próximo a sercolocado bajo la feroz cuchilla, no pudieron contenerse. El corazón deaquellosrudosguerrerosestallóyseoyóalgoinaudito:unejércitosollozando.Selevantóunclamor:

—¡Perdón!¡Perdón!

Algunos cayeron de rodillas; otros, soltando los fusiles, levantaron losbrazos hacia la azotea donde se hallaba Cimourdain. Un granadero gritó,señalandolaguillotina:

—¿Queréisunsustituto?¡Aquíestoyyo!

—¡Perdón!¡Perdón!—repetíantodos,frenéticamente.

Aquel grito hubiera conmovido o asustado a los leones, porque laslágrimasdelossoldadossonpavorosas.

Elverdugosedetuvoensutarea,sinsaberquéhacer.

Entonces,unavozsecaygrave,quetodosoyeron,siniestra,gritódesdeloaltodelatorre:

—¡Cúmplaselaley!

Aquel acento inexorable era reconocible. Cimourdain había hablado. Elejércitoseestremeció.

Elverdugonovacilóyseaproximóconlacuerda.

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—Espera—dijoGauvain.

Se volvió hacia Cimourdain, le hizo con la mano derecha un gesto dedespedidayluegosedejóatar.

Unavezatado,ledijoalverdugo:

—Perdona.Esperaunmomentotodavía.

Entoncesgritó:

—¡VivalaRepública!

Fueechadosobrelabáscula.Aquellacabezahermosayaltivaseencajóenel infamantecollar.Elverdugole levantósuavementeloscabellosydespuésoprimió el resorte. El triángulo se desprendió y cayó, primero lentamente,despuésconrapidez;seoyóungolpehorrible…

Enelmismomomentosonóotroruido.Aldelacuchillarespondióeldelapistola.Cimourdainacababadeempuñarunadelassuyas,yenelinstanteenquelacabezadeGauvaincaíaenelcesto,Cimourdainseatravesóelcorazóndeunbalazo.Desubocabrotóunchorrodesangreycayómuerto.

Y aquellas dos almas, hermanas trágicas, volaron juntas,mezclándose lasombradelaunaconlaluzdelaotra.