el mural 2 no 2

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Llover aún . . . El Mural Un valiente no muere de viejo Texto y foto por Mariangella de Biasse Tiene 1,80 de estatura, pesa 60 kilogramos, su cara es more- na y alargada, los ojos marrones son saltones, y el cabello negro es crespo. Y algo más distingue a Humberto Sarmien- to: a pesar de que el río Magdalena inundó su pueblo, acabó con su casa y trabajo, no pudo ahogar sus sueños y esperan- zas. Es por esa razón que con una bicicleta vieja y oxidada, Humberto es capaz de recorrer más de media hora hacia “La Chácara”, a orillas de un brazo del río Magdalena, para po- der situar correctamente una malla y al día siguiente recoger bocachicos y moncholos y su familia tenga con qué alimen- tarse. Con sus labios tensos, delgados y descoloridos, Humberto Sarmiento exhala profundamente para tomar impulso y se- guir con su recorrido que lo trae de vuelta a su hogar donde su familia lo espera con ansias. La noche empieza y la primera lucha es hacer la comida, y sí se supera la primera prueba, la segunda resulta más preocu- pante: el poder dormir. Pero cómo hacerlo si se encuentran a la intemperie con la compañía no solo de ratas y culebras, sino también de posibles ladrones, que aprovechan un des- cuido para sacar provecho de la situación. Por ello Humberto Sarmiento también hace parte del grupo de vigilancia de las noches, “Por suerte nos turnamos, así que hay días en los que puedo dormir con mi familia”, afir- ma. Pero aún estando en una carpa unido con su familia ¿será posible conciliar el sueño con semejante realidad perturbán- dolo afuera? Si me preguntan cuál de los evangelios es mi preferido, yo tengo dos respuestas: mi fe de cristiano me dice que los cuatro se complementan y, en consecuencia, ninguno es superior al otro; pero como periodista, no tengo ningún reparo en reconocer que el de Juan, discípulo y apóstol, está por encima de los demás. Voy a trata de explicarme para no ser mal interpretado. En primer lugar, parto, como buen cristiano, de que por sus 21 capítulos se desarrollan escenas ajustadas a la realidad; y eso lo vuelve, de inmediato, una pieza periodística in- valuable, tipo crónica por demás Y lo voy a decir con énfasis: periodística más que histórica, porque se concentra en lo revelador de la vida de Jesús y no cae en la tentación de entregar un listado de fechas, ni de dejarse llevar por la mirada panorámica típica de las biografías. Una prueba de ello es que no nos cuenta nada del nacimiento ni de la infancia de Jesús: es probable que nuestro autor lo haya considerado, en su momento, algo muy poco significativo, y eso responde a una respetable decisión creativa. Esto último podríamos juzgarlo, incluso, como un craso error teniendo en cuenta el im- pacto posterior de la escena del pesebre y de personajes como los magos de oriente; pero, por lo menos, el evangelista fue honesto y no se atrevió a meterse en honduras indescifrables a su juicio. Por eso fue, a lo mejor, que se abstuvo de referirse a los por- menores del embarazo de María. Estos pormenores sí aparecen en el Evangelio de Lucas y en el de Mateo, y si bien Marcos también se los brincó y hasta explora asuntos similares al de Juan, no tiene su belleza expresiva y es más bien tosco en su lenguaje. Se podría decir, en defensa del de Marcos, que aterriza mejor en el Jesús terrenal; pero el de Juan tiene el valor agregado y la fuerza de lo significativo. Dicho de otra forma, no tanto le interesan a Juan los acontecimientos protagonizados por Jesús, sino que pone de relieve lo que ellos significan, o como dicen en Cat- holic.net, “detalles que sólo la fe puede descubrir”. Tiene el Evangelio de Juan otras grandes ventajas frente a los demás: está abordado desde la perspectiva de alguien cercano al personaje principal, testigo envidiable gra- cias a una inmersión privilegiada. Si bien eso puede tener la desventaja de limitar la re- portería a una sola mirada, tiene al mismo tiempo la ventaja de la profundidad, que conduce a una interpretación de significados mucho más fuerte que la de quien mira el asunto desde lejos, no sólo en distancia, sino en tiempo. Por eso este Evangelio nos cuenta, con lujos, el antecedente de Juan el Bautista, y va saltando de escena a escena para mostrarnos a Jesús en sus gestos y actitudes. Así, los escuchamos en su expresión preferida para empezar sus explicaciones “De verdad, de verdad os digo”, o también traducida “De cierto, de cierto te digo” que nos pone en presencia de lo convencido que estaba Jesús de que él, la verdad y la certeza, eran una misma cosa. Y somos testigos, también, de muchos de sus encuentros cara a cara con interlocutores difíciles, de varios de sus milagros más reconocidos, entre estos, una impactante resu- rrección de Lázaro en la cual no faltan los detalles más revelantes, con una reproduc- ción de diálogos que Tom Wolfe habría de mencionar, en 1973, como distintiva del Nuevo Periodismo: Jesús conmovido otra vez dentro de sí, fue al sepulcro. Era una cueva y tenía puesta una piedra contra la entrada. Jesús dijo: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque tiene cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? Luego quitaron la piedra, y Jesús alzó los ojos arriba y dijo: Padre, te doy gracias porque me oíste. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la gente que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Habiendo dicho esto, llamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había estado muerto salió, atados los pies y las manos con vendas y su cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: —Desatadle y dejadle ir”. Juan, como buen cronista, maneja los ritmos, y fiel al principio de la responsabilidad, no se detiene mucho en escenas tan dolorosas como la de los azotes a Jesús luego de su detención. En eso, Marcos y Mateo guardan similar distancia (Lucas también lo hace, pero se va mucho al extremo), pero la presentación literaria de Juan es superior, con re- duplicación incluida: “Así que entonces, tomo Pilato a Jesús y le azotó. Y los soldados entretejieron una co- rona de espinas y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura. Y le decían: ¡Salve, Rey de los Judíos!, y le daban de bofetadas”. Y luego de entregar detalles sobre la crucifixión, la resurrección y hasta de las tres apa- riciones posteriores de Jesús, incluida la famosa escena frente al incrédulo Tomás, el Evangelio da la pincelada final de verosimilitud, como para que no quede en duda de su carácter factual: “Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y escribió estas cosas; y sabe- mos que su testimonio es verdadero”, Y como si el evangelista hubiese escuchado alguna vez a Daniel Samper Pizano quien ha repetido hasta el cansancio que el buen reportaje termina sin terminar- Juan se des- pide con un versículo fenomenal en el que emplea, incluso, una bella hipérbole: “Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran, una por una, pienso que ni aún en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén”. La Nueva Colonia: Manatí, Atlántico Texto y Foto por: Any Barros La temporada que dejó a muchas personas damnificadas parece ya haberse borrado de la mente de algunos medios y personas colombianas. La muestra son todos aquellos albergues que to- davía funcionan con personas que no han podido regresar a sus casas, como el caso de “la nueva colonia” ubicado en Manatí. Este albergue se encuentran 389 personas, 95 familias de las cuales ya 6 se han ido a sus hogares. El lugar está distribuido en carpas, pequeñas “casas” que el ejército les dio, éstas parecen estar ordenadas en hileras como unas aceras, dentro de desorden que se supone tener pocas cosas dentro de ellas y mucha gente viviendo en el mismo lugar. Niños, mujeres, hombres, jóvenes y otros no tan jóvenes viven entre perros, burros y desechos, producto de vivir durante casi 3 meses en un sitio que no tiene las posibilidades que ofrece una casa con servicios públicos. A pesar de haber tanques purificadores de agua de los cuales ahora ninguno sirve, capacitaciones en salud sanitaria y una car- pa destinada para Bienestar Familiar donde se les dan clases a los niños, las condiciones son obvias. El problema más grande que enfrenta este albergue es la falta de agua; ya que en Manatí no hay y les toca viajar a los siete líde- res comunitarios a traerla desde Sabanalarga. A esto se le suma que ya no estén acompañados por el ejército y que los mercadi- tos que antes llegaban cada quince días, ahora lleguen mensua- les. En este albergue las carpas están divididas por calles, como si se tratara de una pequeña ciudad, “La Unión”, “La Esperanza” y “La Fe” son las que conforman la “nueva colonia, lugar que hasta hoy todavía ocupan los damnificados y al parecer ocu- parán por algún tiempo más hasta sus lugares de origen sequen por completo de las inundaciones. Parece que a estas personas lo único que les queda es la “esperanza” y la “fe” a la que se aferran para volver pronto a sus lugares de origen. La televisión ha hecho mucho por la psiquiatría: no sólo ha difundido su existencia, sino que ha contribuido a hacerla necesaria. Alfred Hitchcock Juan, discípulo de Jesús y maestro de la crónica Por Javier Franco Altamar Órgano informativo del Departamento de Comunicación Social, Uninorte. Mayo de 2011 Año 2, No. 2 Y lo que falta por

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Edicion El Mural, Mayo de 2011

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Page 1: El Mural 2 No 2

Llover aún . . .

El Mural

Un valiente no muere de viejo Texto y foto por Mariangella de Biasse

Tiene 1,80 de estatura, pesa 60 kilogramos, su cara es more-

na y alargada, los ojos marrones son saltones, y el cabello

negro es crespo. Y algo más distingue a Humberto Sarmien-

to: a pesar de que el río Magdalena inundó su pueblo, acabó

con su casa y trabajo, no pudo ahogar sus sueños y esperan-

zas.

Es por esa razón que con una bicicleta vieja y oxidada,

Humberto es capaz de recorrer más de media hora hacia “La

Chácara”, a orillas de un brazo del río Magdalena, para po-

der situar correctamente una malla y al día siguiente recoger

bocachicos y moncholos y su familia tenga con qué alimen-

tarse.

Con sus labios tensos, delgados y descoloridos, Humberto

Sarmiento exhala profundamente para tomar impulso y se-

guir con su recorrido que lo trae de vuelta a su hogar donde

su familia lo espera con ansias.

La noche empieza y la primera lucha es hacer la comida, y sí

se supera la primera prueba, la segunda resulta más preocu-

pante: el poder dormir. Pero cómo hacerlo si se encuentran a

la intemperie con la compañía no solo de ratas y culebras,

sino también de posibles ladrones, que aprovechan un des-

cuido para sacar provecho de la situación.

Por ello Humberto Sarmiento también hace parte del grupo

de vigilancia de las noches, “Por suerte nos turnamos, así

que hay días en los que puedo dormir con mi familia”, afir-

ma.

Pero aún estando en una carpa unido con su familia ¿será

posible conciliar el sueño con semejante realidad perturbán-

dolo afuera?

Si me preguntan cuál de los evangelios es mi preferido, yo tengo dos respuestas: mi fe

de cristiano me dice que los cuatro se complementan y, en consecuencia, ninguno es

superior al otro; pero como periodista, no tengo ningún reparo en reconocer que el de

Juan, discípulo y apóstol, está por encima de los demás.

Voy a trata de explicarme para no ser mal interpretado.

En primer lugar, parto, como buen cristiano, de que por sus 21 capítulos se desarrollan

escenas ajustadas a la realidad; y eso lo vuelve, de inmediato, una pieza periodística in-

valuable, tipo crónica por demás

Y lo voy a decir con énfasis: periodística más que histórica, porque se concentra en lo

revelador de la vida de Jesús y no cae en la tentación de entregar un listado de fechas,

ni de dejarse llevar por la mirada panorámica típica de las biografías. Una prueba de

ello es que no nos cuenta nada del nacimiento ni de la infancia de Jesús: es probable

que nuestro autor lo haya considerado, en su momento, algo muy poco significativo, y

eso responde a una respetable decisión creativa.

Esto último podríamos juzgarlo, incluso, como un craso error teniendo en cuenta el im-

pacto posterior de la escena del pesebre y de personajes como los magos de oriente;

pero, por lo menos, el evangelista fue honesto y no se atrevió a meterse en honduras

indescifrables a su juicio. Por eso fue, a lo mejor, que se abstuvo de referirse a los por-

menores del embarazo de María.

Estos pormenores sí aparecen en el Evangelio de Lucas y en el de Mateo, y si bien

Marcos también se los brincó y hasta explora asuntos similares al de Juan, no tiene su

belleza expresiva y es más bien tosco en su lenguaje. Se podría decir, en defensa del de

Marcos, que aterriza mejor en el Jesús terrenal; pero el de Juan tiene el valor agregado

y la fuerza de lo significativo.

Dicho de otra forma, no tanto le interesan a Juan los acontecimientos protagonizados

por Jesús, sino que pone de relieve lo que ellos significan, o como dicen en Cat-

holic.net, “detalles que sólo la fe puede descubrir”.

Tiene el Evangelio de Juan otras grandes ventajas frente a los demás: está abordado

desde la perspectiva de alguien cercano al personaje principal, testigo envidiable gra-

cias a una inmersión privilegiada. Si bien eso puede tener la desventaja de limitar la re-

portería a una sola mirada, tiene al mismo tiempo la ventaja de la profundidad, que

conduce a una interpretación de significados mucho más fuerte que la de quien mira el

asunto desde lejos, no sólo en distancia, sino en tiempo.

Por eso este Evangelio nos cuenta, con lujos, el antecedente de Juan el Bautista, y va

saltando de escena a escena para mostrarnos a Jesús en sus gestos y actitudes.

Así, los escuchamos en su expresión preferida para empezar sus explicaciones “De

verdad, de verdad os digo”, o también traducida “De cierto, de cierto te digo” que nos

pone en presencia de lo convencido que estaba Jesús de que él, la verdad y la certeza,

eran una misma cosa.

Y somos testigos, también, de muchos de sus encuentros cara a cara con interlocutores

difíciles, de varios de sus milagros más reconocidos, entre estos, una impactante resu-

rrección de Lázaro en la cual no faltan los detalles más revelantes, con una reproduc-

ción de diálogos que Tom Wolfe habría de mencionar, en 1973, como distintiva del

Nuevo Periodismo:

Jesús conmovido otra vez dentro de sí, fue al sepulcro. Era una cueva y tenía puesta

una piedra contra la entrada.

Jesús dijo: —Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: —

Señor, hiede ya, porque tiene cuatro días.

Jesús le dijo: —¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios?

Luego quitaron la piedra, y Jesús alzó los ojos arriba y dijo: —Padre, te doy gracias

porque me oíste. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la gente que

está alrededor, para que crean que tú me has enviado.

Habiendo dicho esto, llamó a gran voz: —¡Lázaro, ven fuera!

Y el que había estado muerto salió, atados los pies y las manos con vendas y su cara

envuelta en un sudario. Jesús les dijo: —Desatadle y dejadle ir”.

Juan, como buen cronista, maneja los ritmos, y fiel al principio de la responsabilidad,

no se detiene mucho en escenas tan dolorosas como la de los azotes a Jesús luego de su

detención. En eso, Marcos y Mateo guardan similar distancia (Lucas también lo hace,

pero se va mucho al extremo), pero la presentación literaria de Juan es superior, con re-

duplicación incluida:

“Así que entonces, tomo Pilato a Jesús y le azotó. Y los soldados entretejieron una co-

rona de espinas y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura.

Y le decían: ¡Salve, Rey de los Judíos!, y le daban de bofetadas”.

Y luego de entregar detalles sobre la crucifixión, la resurrección y hasta de las tres apa-

riciones posteriores de Jesús, incluida la famosa escena frente al incrédulo Tomás, el

Evangelio da la pincelada final de verosimilitud, como para que no quede en duda de

su carácter factual:

“Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y escribió estas cosas; y sabe-

mos que su testimonio es verdadero”,

Y como si el evangelista hubiese escuchado alguna vez a Daniel Samper Pizano –quien

ha repetido hasta el cansancio que el buen reportaje termina sin terminar- Juan se des-

pide con un versículo fenomenal en el que emplea, incluso, una bella hipérbole:

“Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran, una

por una, pienso que ni aún en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir.

Amén”.

La Nueva Colonia: Manatí, Atlántico Texto y Foto por: Any Barros

La temporada que dejó a muchas personas damnificadas parece

ya haberse borrado de la mente de algunos medios y personas

colombianas. La muestra son todos aquellos albergues que to-

davía funcionan con personas que no han podido regresar a sus

casas, como el caso de “la nueva colonia” ubicado en Manatí.

Este albergue se encuentran 389 personas, 95 familias de las

cuales ya 6 se han ido a sus hogares. El lugar está distribuido en

carpas, pequeñas “casas” que el ejército les dio, éstas parecen

estar ordenadas en hileras como unas aceras, dentro de desorden

que se supone tener pocas cosas dentro de ellas y mucha gente

viviendo en el mismo lugar.

Niños, mujeres, hombres, jóvenes y otros no tan jóvenes viven

entre perros, burros y desechos, producto de vivir durante casi 3

meses en un sitio que no tiene las posibilidades que ofrece una

casa con servicios públicos.

A pesar de haber tanques purificadores de agua de los cuales

ahora ninguno sirve, capacitaciones en salud sanitaria y una car-

pa destinada para Bienestar Familiar donde se les dan clases a

los niños, las condiciones son obvias.

El problema más grande que enfrenta este albergue es la falta de

agua; ya que en Manatí no hay y les toca viajar a los siete líde-

res comunitarios a traerla desde Sabanalarga. A esto se le suma

que ya no estén acompañados por el ejército y que los mercadi-

tos que antes llegaban cada quince días, ahora lleguen mensua-

les.

En este albergue las carpas están divididas por calles, como si

se tratara de una pequeña ciudad, “La Unión”, “La Esperanza”

y “La Fe” son las que conforman la “nueva colonia, lugar que

hasta hoy todavía ocupan los damnificados y al parecer ocu-

parán por algún tiempo más hasta sus lugares de origen sequen

por completo de las inundaciones.

Parece que a estas personas lo único que les queda es la

“esperanza” y la “fe” a la que se aferran para volver pronto a

sus lugares de origen.

La televisión ha hecho mucho por la psiquiatría:

no sólo ha difundido su existencia, sino que ha

contribuido a hacerla necesaria.

Alfred Hitchcock

Banderilla

Daniel Aguilar

Editor El Muro

Andrés Arias

Editor Online

Gisela Arroyo

Revisión

Participaron en Éste Número Any Barros

Javier Franco

Mariangella de Biasse

Daniel cueto

Andie Páez

Nasha Meza

Grace Cepeda

Eduar Barbosa

Mabel Gasca

Luz Karine Santodomingo

Juan, discípulo de Jesús y maestro de la crónica Por Javier Franco Altamar

Órgano informativo del Departamento de Comunicación Social, Uninorte. Mayo de 2011 Año 2, No. 2

Y lo que falta por

Page 2: El Mural 2 No 2

El Mural El deporte

rey, como es

conocido el

fútbol, es ca-

paz de lla-

mar más la

atención por

momentos

por los

escándalos que lo rodean, que por el mis-

mo desarrollo del juego. Es increíble lo

interminable que puede resultar debatir

sobre si una acción fue falta o no, si hubo

pena máxima o no, si existió fuera de lu-

gar o no; más increíble resulta saber, que

estos debates casi que irracionales co-

existen con un reglamento que es claro y

preciso, pero que los periodistas deporti-

vos (en este caso líderes de opinión), fut-

bolistas, técnicos y demás personajes re-

lacionados con este deporte se encargan

de tergiversar. Muchas veces esto ocurre

a raíz del subjetivismo marcado, la su-

bordinación de la razón al corazón, y se

dan razones que precisamente van en

contra de lo planteado por el reglamento

oficial de la FIFA; y es que la condición

de hincha, jugador, técnico o hasta pro-

pietario de un club, facilita que ocurran

estos debates tan polémicos a la luz de la

opinión publicada. Siempre surgen con

vehemencia afirmaciones que dan juicio

subjetivo sobre una jugada “polémica”,

que no debería serla con un reglamento

tan claro. El problema no está en éste

último sino en la manera en que se hace

cumplir. La FIFA y su apertura al debate

sobre el uso de la tecnología a favor del

arbitraje en el fútbol, es la solución más

simple y pragmática a tan extraordinario

problema de consenso. Si se tiene en

cuenta que es posible que exista un juga-

dor adelantado solo por dos centímetros,

tomar la decisión para un juez de línea se

dificulta tanto que termina cometiendo

un error que está supeditado por el límite

de sus capacidades naturales de tal mane-

ra que no se define una realidad concreta.

Si se tienen en cuenta la cantidad de

escándalos en grandes torneos gracias a

errores arbitrales, caso Barcelona y la

UEFA Champions League 2008/09, en

cuya semifinal no le fueron concedidos

tres justos penales al Chelsea cometidos

por defensores del Barcelona, o el céle-

bre gol de Frank Lampard ante Alemania

en los octavos de final de la pasada copa

del mundo, que sólo lo vio la cámara y

no el juez central Jorge Larrionda, debe

ser más que justo aceptar que la FIFA to-

me una posible posición a favor del uso

de la tecnología para hacer cumplir de

manera correcta y al pie de la letra el re-

glamento. La posibilidad está cada vez

más cerca; como todo en la vida del ser

humano, se debe llegar al extremo de la

situación para obligar al cambio, pero

han sido tan marcados y abominables los

errores arbitrales y los debates a su alre-

dedor, que es el momento indicado para

cesar un problema más extra futbolístico

para que el balón ruede con tranquilidad.

El deporte como tal no debe estar tan so-

metido a problemas causados por su re-

glamento mismo, menos el deporte más

popular del planeta, es por tal motivo que

gracias a la razón instrumentalizada, pro-

motora de tecnología a granel, existe la

posibilidad de acabar con el debate sobre

“el fue o no fue”, al cual se le dedica mu-

cho tiempo innecesariamente y en la ma-

yoría de los casos, improductivamente.

La Respuesta al Debate Sobre el Fue o No Fue Por: Daniel Valencia Castaño

Sus caderas no mienten

Daniel Cueto

Mientras caminaba por las calles de mi ciu-

dad, en uno de esas escuelas de baile famosas

cerca al Parque de la Electrificadora vi a

través de la reja cómo una niña pequeña, de

no más de seis años, lloraba mientras corría

hacia su niñera y le decía que el disfraz no le

“entraba”. Y allí caí en cuenta de que hemos

caído en un error al querer construir en el ima-

ginario de la sociedad un estereotipo de mujer

con cuerpos perfectos. En una sociedad como

la de la Región Caribe hacer eso, significaría

perder nuestra cosmovisión, nuestro capital cultural y además, perder eso por

lo que somos famosos de alguna forma: la belleza de nuestras mujeres.

Cito aquella famosa canción de Shakira, cuando aún la querían por ser gordita

y no ocultarlo en sus videos, para realizar de alguna forma una oda a aquel

rasgo físico de la mujer Caribe que hipnotiza, que enamora y que en lo perso-

nal me atrae más que cualquier otra cosa.

El cuerpo de la mujer Caribe de por sí ya es diferente a el de cualquier otra

mujer del mundo, ese legado casi que ancestral africano que todos llevamos

dentro que sale a flote tan pronto suena algún ritmo impregnado de tambores,

flautas, e incluso trompetas; ese que nos hace mover los pies llevando el rit-

mo, se ejemplifica perfectamente en los rasgos físicos de la mujer Caribe.

Unas caderas anchas son símbolo de inteligencia, de imponencia y de poder,

según estudios revelados en años anteriores, e incluso facilitan los partos natu-

rales, así como las piernas gruesas son símbolo de fuerza.

Es difícil entender a una mujer cuando desea adelgazar mientras se ve en un

espejo, señalando cada parte de su barriga, de su piernas, de sus caderas, re-

cordando cada cosa que comió, y cada vez que dejó de caminar o ir al gimna-

sio; mientras nosotros no notamos la diferencia, ellas sí lo hacen, desconocien-

do incluso que muchas veces preferimos aquel dicho coloquial que dice

“mejor tener de dónde agarrar”. Sin embargo tampoco es la idea desmeritar la

figura delgada de las mujeres, pero sí es sentar una voz de protesta a todas

aquellas que sólo piensan en adelgazar, desconociendo todo el valor cultural y

ancestral de su cuerpo, los cuales para muchos hombres y me incluyo, es sinó-

nimo de perfección.

Las caderas de la mujer Caribe no mienten, en ellas se puede observar la ri-

queza física hecha monumento en su cuerpo. A donde van serán reconocidas

por ello, por más flacas, rellenitas, gorditas que sean, en cualquier parte del

mundo su figura se diferenciará de las demás.

Entiendo que es difícil contemplar en un espejo algo que no desean ser,

además que la gastronomía regional no ayuda mucho a que eso suceda. Pero

tampoco es para generar dentro de la sociedad el establecimiento de ciertas

normas y conductas que prácticamente obligan a que las actuales y futuras ge-

neraciones luzcan delgadas, generando trastornos alimenticios que ni para qué

mencionar.

Alguna vez alguien me dijo que si ven por la calle un flaco y una gordita se

burlaran de ellos, diciendo que allí van el uno más cero (1+0), pero analizando

mejor la situación, creo que prefiero que hablen de mí como un diez y no co-

mo un uno solitario, que no se contenta con nada, exigente a la hora de esco-

ger a su pareja y con una visión centrada a preferir mujeres delgadas, no se

consigue nada con eso.

Hoy prefiero ser un diez o un once en la calle, pero sabiendo que estoy rodea-

do de una riqueza física, que hace de la mujer Caribe una figura con un legado

cultural lleno de tradiciones y costumbres, que las hacen ser únicas, que las

hacen ser perfectas.

Este sí es un clásico trauma de infancia por excelencia. No falta el niñito rojo y con

la cara bien japonesa de la rabia, llorando a moco tendido, como dicen algunos, y re-

clamándole a la mama que ¿¡Por qué!? ¡Que no es justo! y demás componentes de

pataleta, cuando tu mamá gentilmente se acerca y usa sus poderes mamasescos para

arruinar tu drama-tragedia que ya tienes perfectamente montando y te “hace reír

mientras lloras” . Es horrible porque no solo te hace perder toda la credibilidad sino

que te enoja más, pero la risa no te permite mostrar el enojo tampoco y al tiempo, tu

mamá lo disfruta como nunca. La verdad luego de eso ya mejor te rindes, y te con-

formas con que tu mamá te cargue un rato, porque cualquier intento de volver al tea-

tro que tenías montado es ya un intento fallido. Finalmente ya uno se va, y al día si-

guiente se te olvida lo mucho que querías al Carlitos de Rugrats que traía un bom-

bombún incrustado en la cabeza que giraba cuando le hundías un botón, y creo que

hablaba… creo…

El dedito machucao´

El malgenio instantáneo que amarga la mañana y en la noche se olvida.

Por Andie Paez

SE BUSCA

HAGA PATRIA ¡DENUNCIE!!

La defensa de los acusados por el escándalo de

corrupción en el sistema de salud nacional le se-

ñalan como el respeonsable de los constantes

desfalcos.

Presentan como prueba la información extraída

del computador de alias Botija.

El problema de encon-

trar pelos en la sopa es

que la primera vez

que te engañen la cul-

pa será de ellos, la se-

gunda, será tuya.

Para muchos el sueño

americano, es ir a Usa,

ganar mucho dinero, ser famoso, estar po-

drido en plata, y yo que sé más cosas, pero

después de hacer un exhaustivo análisis al

desarrollo de este país, me he dado cuenta

que en realidad es: luchar contra una gran

bestia o plaga asquerosa que quiere matar

gente, ya sea anaconda, tiburón, cocodrilo,

arañas, murciélagos, King Kong o dinosau-

rios; salvar una población del juicio final,

materializado en un volcán, un huracán,

2012, etc.; por último y no menos impor-

tante, defenderse o pelear contra extrate-

rrestres, excepto E.T que contó con la suer-

te de conocer a un niño que se le hizo más

fácil hacerse amigo de un alíen que de un

humano.

Para la muestra un botón, la NSA, es decir,

La agencia de seguridad nacional de USA

presentó una serie de 29 mensajes recibi-

dos desde el espacio exterior de

“inteligencias extraterrestres”.

Según la información presentada por la

NSA, “el gobierno estadounidense ha man-

tenido comunicación coherente con civili-

zaciones extraterrestres, incluso provenien-

tes de más allá de los límites de nuestro

sistema solar”, pero con sus coterráneos la

comunicación razonable no es tan razona-

ble como se desea, pero no los culpo, por-

que eso es lo único que hace creíble las lo-

curas de Darwin.

Hasta no ver, no creer dijo el ciego, y no es

que dude de la honorabilidad, veracidad y

blablablá de Usa, no para nada, es solo que

en las profecías Hollywoodenses los extra-

terrestres están impostados de armas –tanto

como ellos-, y quizás suceda como hace un

tiempo, cuando Estados Unidos sin ningu-

na mala intención –cabe recalcar- se fue a

guerra contra Irak por las armas nucleares

que tenían, de nombre complicado por lo

difícil que se nos hace a los occidentales

pronunciar en su idioma, pero que traduci-

do al español, es lo que se conoce como

petróleo.

Quiero agradecer a la corrupción colom-

biana, a los grupos al margen de la ley, a

todos mis compañeros de la universidad

que son despreocupados, y a todos los tra-

moyeros con los que he tenido el placer de

compartir el mismo aire, por enseñarme a

no comer cuento, sino carne.

Pelos en la sopa Por Nasha Meza

La televisión nos proporciona temas sobre los

que pensar, pero no nos deja tiempo para hacer-

lo.

Gilbert Cesbron

Viernes por la noche Por Eduar Barbosa

Caminemos de la mano

de las putas y los tristes

y sus amigos

los locos y los indigentes,

porque son ellos

los que vagan sin nombre.

Escondidos por gusto,

por convicción,

por necesidad,

por placer,

que giman,

que lloren,

que deambulen

en su propio infierno.

Pero con nosotros.

Teniendo sexo triste,

desequilibrado y perdido

con todos nuestros alter ego

a la vez.

Page 3: El Mural 2 No 2

El Mural

Quizás el Skateboarding, o simplemente Skate, es

mucho más popular en los Estados Unidos de lo que

puede llegar a serlo en nuestro poco cosmopolita

país, y esta expresión no es precisamente porque no

haya diversidad cultural en Colombia, sino por la

pobreza mental que impide aceptar lo diferente, lo

poco ortodoxo. Sin embargo este deporte extremo

que implica tener valor, coraje y destreza física en

grandes proporciones, se ha ido consolidando como

una cultura urbana más en nuestro país, incluyendo

Barranquilla. Es posible ver a los fieles practicantes

del Skate en las calles y parques de la ciudad, tra-

tando de perfeccionar los trucos, elevando sus tablas

por el aire, realizando todo tipo de figuras. Los ska-

ters se han ido acrecentando en número dentro de

nuestra sociedad, ya son parte de nuestra ciudad y

se han consolidado como un paisaje urbano. Así lo

afirma Jonathan Orta, o más conocido como

“Laver”, quién lleva más de 10 años haciendo tru-

cos y rodando sobre una patineta, sobrellevando to-

do tipo de lesiones que incluyen golpes en la cabe-

za, esguinces de tobillo y otras, de las que afirma

estar siempre preparado para enfrentarlas. Este per-

sonaje tiene todo tipo de experiencia y autoridad so-

bre este deporte, el cual afirma ya tiene cerca de

150 practicantes en Barranquilla, entre los que se

destacan quienes lo toman como un hobby y quie-

nes lo toman como un estilo de vida gracias al goce

del rodar sobre una tabla, y todo, a pesar a las gran-

des dificultades que implica practicar este deporte

en nuestra ciudad. Hay que tener en cuenta lo cos-

toso que resulta mantenerse practicando skateboar-

ding, ya que sólo existe un lugar para adquirir tablas

en la ciudad que es en “Étniko” y éstas tienen una

duración aproximada de un mes. Esto implica un

gasto mensual constante, al cual se le suma el de los

zapatos, que deben ser especiales para adaptarse a la

tabla y evitar posibles lesiones. También los skaters

barranquilleros tienen pocos lugares para entrenar y

perfeccionar sus maniobras; uno de estos lugares es

el Parque Venezuela, así que se hace más difícil al

no disponer de un lugar más adecuado para tal fin, y

por último, la gente que señala y critica sin conocer.

“Laver” afirma que la gente los tilda de desadapta-

dos, vagos y hasta criminales, como si fueran

vándalos que se agrupan en pandillas provocando

disturbios. La realidad, afirma “Laver”, es otra to-

talmente distinta, los skaters solo buscan realizar un

deporte en el cual encuentran también un estilo de

vida, pero que es criticado por vivir en una sociedad

que no permite el auge de lo nuevo y mucho menos

si es muy alejado de lo que se entiende como “lo

normal, lo aceptable”. Asimismo son condenados

por relacionarlos con algún tipo de música que no

es aceptada dentro del buen gusto de la gran masa

poblacional. Jonathan Orta afirma que el skate no se

encuentra ligado a ningún tipo de música y que hay

skaters que les gusta el hardcore, el metal, la música

electrónica, el rap y hasta inclusive la champeta, así

que finalmente lo que termina uniéndolos es ese

gusto en común por la adrenalina de este deporte

extremo, que es una familia que crece cada día más

en Barranquilla

Es posible entender el skate hoy en día, como una

esencia de la cultura barranquillera, como una prue-

ba más de las múltiples culturas urbanas que surgen,

se expanden y consolidan dentro de la sociedad y

que permiten que haya diversidad. En la medida en

que se acepten y comprenda en qué consisten todos

los movimientos urbanos, será posible adaptarnos y

permitir que Barranquilla sea entendida como una

ciudad cosmopolita, ya que como afirma “Laver”,

por criticar y hablar sin conocer, muchas de las

oportunidades de conocer algo nuevo se quedan

atrás.

Un deporte, un paisaje urbano barranquillero. Por Daniel Valencia

Foto: Mau Habeych / Skater: Jonathan Orta

El 4 a 0

Por Mabel Gasca

¡Se fue la luuuuuuuuuuuz!

gritamos y salimos dispara-

dos a jugar chequitas, un

juego parecido al softball

pero que se juega a mano

limpia con palos de escoba

en lugar de bates, y tapas

de gaseosas aplanadas con

piedras en vez de bolas.

El peladero de arena amari-

lla que llamamos parque, se

ve clarito porque hay luna llena. Marcamos las bases

y el home con las piedras de río pintadas de blanco

que cogemos de los jardines vecinos.

Ya tenemos los equipos armados y nunca nadie quiere

meter a las hijas del teniente Toscano porque son gor-

das y no corren. Pero, para disimular, las mandamos a

la banca con los basquetbolistas que tienen el balón

sin aire.

En el último inning me pusieron de pitcher porque To-

ño se tronchó un pie y los de la banca se fueron a ju-

gar bola e’ trapo en la mitad de la calle. Los de mi

equipo no saben que me formularon gafas.

Un out, dos strikes, bases llenas, Harry batea, veo la

checa que viene directo. Salto, estiro los brazos para

agarrarla en el aire, llega la luz y me encandila. No he

terminado de caer con las manos vacías cuando el gri-

to de un hombre nos paraliza:

¡Ayyy mi madreeeeeeee!

Con el mismo impulso que traían, los corredores pa-

san de largo y van hasta un remolino de gente con ve-

las encendidas. Tienen un hombre encuero amarrado a

un poste de la luz, al otro lado del parque. Le están

chorreando cera caliente encima.

Como nunca la Policía llega rápido, la gente les abre

paso y lo desatan. De un envión levantan al tipo y lo

tiran en el platón de la radio patrulla. Los agentes se

suben, cierran las puertas y arrancan.

¡Auxiliooooo, me van a mataaaaarrrrr!

Cada quien se va para su casa sin decir nada.

Cuando cree que ya estamos dormidos, mami le cuen-

ta a mi papá que al tipo lo agarraron haciéndole el

relámpago a las hijas del teniente Toscano.

¡Que man tan salao’!

Oro y doy gracias porque nadie se acordará del 4 a 0.

I´ve never seen so much life around death…

This has been the most amazing city ever, the most disgusting and

beautiful... It´s like seeing shiny shit, glorious garbage...

Las calles son estrechas y el río es majestuoso, los colores contra-

stan y la muerte produce serenidad... Hay paz, el caos es poéti-

co…

La buena energía me rodea, la muerte no me persigue, el amor

me acompaña, tú estás conmigo…

Hoy me he sentido India, hoy he sentido a la India.

Hoy me han mirado como nunca antes, como si por primera vez

vieran belleza lejana...

Me han confundido con una India mil veces y me han amado mil

veces; me han confundido con Musulmana y me han echado a la

calle...

Varanasi, tierra mágica, Ganges, agua divina, te soñé mucho

tiempo y hoy que puedo tocarte, olerte, verte y sentirte dentro de

mí, todo me parece un sueño... Eres magia y eres miseria, eres

Diosa y eres Dios, eres mía y eres de nadie, eres increíble e in-

ventada, existes en los sueños y miedos de tod@s los que hemos

sido tocad@s por ti, eres…

Volveré, juro que volveré para besar tus aguas, para revolcarme

en tu tierra, para evaporarme en tu cielo, para que tu fuego termi-

ne conmigo...

Varanasi Por. Luz Karime Santodomingo

Vivimos en una ciudad tradicionalista, viendo día a día la cotidianidad barranquillera, pero

¿qué hay más allá de esa cotidianidad? Dejamos pasar muchas cosas desapercibidas, sin dar-

nos cuenta de que existen ideas, perspectivas, creencias o pensamientos diferentes que tam-

bién hacen parte de una ciudad y que la conforman. Se discute por los peinados o los zapatos

que son el último grito de la moda; peinados y zapatos que quizás en una tarde verás en cinco

mujeres porque “esa es la moda”, o como dirían acá, “se están usando”. Sin embargo, hay

uno que otro con los pelos parados, los zapatos extravagantes o los cordones fosforescentes,

y es extraño que la mayoría al verlo pueda alarmarse y hasta mirarlo como la cosa más rara

del mundo.

Adentrándonos un poco más en los pensamientos y creencias, Barranquilla es una ciudad, en

su mayoría, llena de católicos, cristianos o seguidores de Jesús. Pero en esta ciudad también

existen opciones para quienes no siguen estas doctrinas, y entre éstas se encuentran, por

ejemplo, los budistas. Esta es una creencia poco común, pero aun siendo escasas las perso-

nas que practican esta religión, tiene sus seguidores en una ciudad tradicionalista donde la

mayoría sigue las mismas costumbres, ideologías o creencias. Comúnmente, una persona con

una mente cerrada afirmaría que un budista es un extraño o un loco; pero si toma otra posi-

ción también puede descubrir una nueva manera de mirar la vida.

Pero, ¿qué es el budismo? ¿Una religión o una filosofía?

Es relativo, pues para unos es filosofía, para otros es religión, y para otros ninguna de las

dos. Algunas personas como Christian Acevedo, un barranquillero quien practica el budismo

desde hace 6 años, es una manera de vivir la vida desde donde lo más importante es la reali-

dad, el “ahora” tal cual y como es.

C: “Si digo filosofía, lo reduzco a una reflexión discursiva o a elementos del pensamiento

convencional y así le estoy quitando la importancia al ámbito empírico; la realidad pura no es

conceptual y es importante para el Zen” (budismo) y la religión es una definición sociológi-

ca.

Yo el budismo lo practico a mi manera porque no se trata de una obligación, no hay reglas

que obedecer ni un Dios para seguir; la filosofía limita al budismo a algo conceptual entonces

no lo considero filosofía”.

La persona que practica el budismo se basa en las enseñanzas de la realidad de la vida a

través de lo que se vive diariamente. Existen varias escuelas vertientes, yo practico el “Zen”

que es muy simple y radical, complejo pero muy “bacano”; es algo que se tiene que vivir, no

te puedo decir qué es ni quedarme en silencio, ninguna respuesta sería suficiente.

Lo que puedo decir es que es no teísta, lo que muchos saben y critican, pero se le puede lla-

mar “doctrina” o “cuerpo ideológico”.

¿Buda es el Dios de los Budistas?

C: No, Buda no es al budismo como Cristo es al cristianismo, no existe Dios. Lo importante

es vivir “aquí” y “ahora”, el pasado y el futuro no son realidad, hay que soltarlos y concen-

trarse en el presente que es lo verdaderamente importante. Buda es un referente, una figura

que existió, que vivió una experiencia y simplemente la dejó a quienes la consideren buena y

quieran experimentarla.

¿Qué inconvenientes tiene ser budista viviendo en una ciudad donde la mayoría son cristia-

nos?

C: No he tenido inconvenientes, pero a veces sí tengo que estar pendiente de cuidar mis pa-

labras porque algunas personas se ofenden, otras se sorprenden y para otras el budismo es de-

finitivamente una ideología loca. Por tanto me cuido de eso y respeto la ideología de los de-

más, no me meto con eso, Buda no es al budismo como Cristo es al cristianismo. Hay gente

que no entiende y al no entender cuestiona, la gente se sorprende, es irrelevante.

¿Qué hace un budista, o como se practica el budismo?

C: Hay que leer libros de Buda y hacer “Zen”, meditación pasiva “Zazen” que es meditación

sentada. Esta práctica de la meditación permite vivir una experiencia inexplicable, hay que

experimentarlo para poder hablar de ello. La otra es la meditación activa, a mí personalmen-

te me gusta montar en moto o hacer actividades triviales para entrenar a través de la concen-

tración; uno al despejar la mente hace cosas diferentes y cada vez que realizas actividades di-

ferentes estás haciendo un ejercicio mental de meditación maravilloso y beneficioso para la

vida.

El Budismo le da importancia a la realidad empírica, mira la realidad tal como es sin filtros

conceptuales, no juzga sin entender, no odia sino que ama, no perdona nada sino que entien-

de el porqué de todo lo que sucede, aprende a despegarse del yo; de la categoría de identidad,

género, nacionalidad, edad, entre otras cosas que realmente son importantes, y a las que

otras ideologías le dan mucha relevancia.

Este es el concepto de budismo de una persona que la practica. Así como otras personas tie-

nen diferentes ideologías, ésta expone una manera de pensar diferente, o intenta hacerlo para

aprender y experimentar algo nuevo. La mayoría de personas de países occidentales cuando

pensamos en religión, solemos pensar en las religiones monoteístas debido a que son las que

más han influido en nuestra cultura, tales como el cristianismo (la principal), el Islam y el ju-

daísmo. Sin embargo, vemos que hay otras opciones o maneras de pensar, como dice Chris-

tian “de vivir la vida basándose en la realidad”.

El budismo niega explícitamente el concepto de un dios creador. Al mismo tiempo no es un

sistema de pensamiento "materialista", ya que considera que el mundo temporal-espacial que

experimentamos a través de los sentidos no es suficiente para explicar la condición humana,

entonces es difícil catalogar el budismo como religión o filosofía. A pesar de esto, el budismo

trae consigo muchos elementos que pueden considerarse "religiosos" o "filosóficos". Sin em-

bargo, muchas personas al igual que Christian, toman las prácticas de la meditación o la filo-

sofía budista intentando mejorar sus estilos de vida o formas de pensar, sin considerarse es-

trictamente Budistas.

Budistas en Barranquilla, ¿una filosofía o una religión más?

Por Grace Cepeda

La televisión es el espejo donde se refleja la de-

rrota de todo nuestro sistema cultural...

Federico Fellini