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nº 40, febrero 2017 año XII. ISSN: 1886-1083 serie histórica: nº 117 - año XXIX. 8 euros Almudena Gª Mayordomo, José L. Yuguero José Errejón, José L. Mateos, Luis M. Sáenz ¿Todavía se puede? Teresa Mollá, Beatriz Gimeno Carmen Castro, María Pazos, Ángel Rebollar Despatriarcalizar José Luis Redondo Cambio climático y productivismo Jesús Jaén El trabajador en la ciudad Ana Vega, Gloria Díez, Mercedes Ridocci De poetas y poemas Juan Manuel Vera Oligarquía, democracia, praxis Toni Negri Para acabar con la soberanía Lois Valsa La muerte al acecho. DeLillo José M. Roca “Dios castiga a América” José Luis Carretero Aprender haciendo oligarquía democracia praxis Olga Rizanova Fábrica y puente, 1913 El mundo de Trump y Putin

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nº 40, febrero 2017 año XII. ISSN: 1886-1083serie histórica: nº 117 - año XXIX. 8 euros

Almudena Gª Mayordomo, José L. YugueroJosé Errejón, José L. Mateos, Luis M. Sáenz¿Todavía se puede? Teresa Mollá, Beatriz GimenoCarmen Castro, María Pazos, Ángel RebollarDespatriarcalizarJosé Luis RedondoCambio climático y productivismoJesús JaénEl trabajador en la ciudadAna Vega, Gloria Díez, Mercedes RidocciDe poetas y poemasJuan Manuel VeraOligarquía, democracia, praxisToni NegriPara acabar con la soberaníaLois ValsaLa muerte al acecho. DeLilloJosé M. Roca“Dios castiga a América”José Luis CarreteroAprender haciendo

oligarquíademocraciapraxis

Olga RizanovaFábrica y puente, 1913

Elmundo

de Trumpy Putin

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Copia de página del periódico Madrid15m, nº 54, enero 2017http://madrid15m.org

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Trasversales 40, febrero 2017

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lo que hay…EDITORIAL. El mundo de Trump y Putin, 3-4.PORTADA INTERIOR: reproducción de una página del periódico Madrid15M.TRAVESÍA: EN LA RUTA. En la calle y en las instituciones, sí se puede, Almudena GªMayordomo, José L. Yuguero, Luis M. Sáenz, 5-14. Otro Podemos, José Errejón, 15-19.Gonzalo Puente Ojea (1924-2017), redacción Trasversales, 20. El final de un ciclo, JoséLuis Mateos, 21-25.ESPACIOS. Dios castiga a América, José M. Roca, 26-36. El trabajador de la ciudad,Jesús Jaén, 37-40. Para acabar con la soberanía, Toni Negri, 41-48. Una reflexión sobreoligarquía, democracia y praxis instituyente, Juan Manuel Vera, 49-58. El cambio cli-mático: desafío al sistema productivista, José Luis Redondo, 59-61. Aprender hacien-do la transformación educativa, José Luis Carretero, 62-64.TRAVESÍA: DESPATRIARCALIZAR. Se trata de despatriarcalizar, no llega con“feminizar” la política, Carmen Castro, 65-66. ¿Aprender a pensar? Así no, TeresaMollá Castells, 67-68. ¡Peligro, se legisla!, María Pazos Morán, 69-71. ¿Hasta cuándohay que esperar?, Ángel Rebollar, 72. La lucha contra la violencia machista comowhitewashing antifeminista, Beatriz Gimeno, 73-74.SEÑAS. La muerte al acecho, Lois Valsa, 75-77. Cuidado... con las palabras, MiquelMonserrat, 78. Alzarse y alzar la voz, entrevista con Ana Vega, 79-83. Gloria Díez,Presentación de Lava del alma, 85-86. La poesía es un derecho humano: poemas deLava del alma, Mercedes Ridocci, 87.GRAFISMOS. Obras de Olga Rizanova. Viñetas de Juan Ramón Mora (jrmora.com)

la redacciónÁngel Barón, Pedro A. Bueno, José Luis Carretero, Francisco Carvajal, Miquel Coll, MargaritaDíaz, Manuela Fernández, Almudena Gª Mayordomo, Beatriz Gimeno, Aquilino Ginory, JesúsJaén, Ramón Linaza, Luis Martín, Teresa Martínez, Pilar Membrillera, Enrique del Olmo, ToñiOrtega, Celia Pérez, Manuel Pozuelo, Freddy Quezada, José L. Redondo, Fernando Ruiz, JoséM. Roca, Ángel Rodríguez Kauth, Miguel A. Rodríguez Lorite, Luis M. Saénz, Belén Saiz, JuanManuel Vera, José Luis Yuguero.LOGO: Ana Muiña y Agustín Villalba. MAQUETA: Akilino & ArmandoCORRIGE: MargaPropiedad Y EDICIÓN: Asociación TRASVERSALEShttp://www.trasversales.net - [email protected] - ap. 6088, 28080IMprime: Torculo Artes Graficas, S.A.Depósito legal: C-2456-05. ISSN: 1886-1083SUSCRIPCIONES: ver http://www.trasversales.net/susc.pdfLa opinión colectiva de Trasversales se expresa sólo en textos editoriales. Se autoriza el usode aquellos materiales de cuyos derechos dispongamos, lo que confirmaremos tras aviso previo.

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consejo internacional de apoyoLa pertenencia a este Consejo no implica compromiso con la labor editorial, la líneageneral o el contenido y criterios de selección de los artículos publicados. Muchos desus miembros lo eran ya durante la primera etapa de la publicación (1989-2005).

Pilar Miró(1940-1997)

José A. Valente(1929-2000)

Eugenio Royo(1931-2001)

José M. de la Parra(1952-2001)

Laurent Schwartz(1915-2002)

Ignacio Iglesias(1912-2005)

Pierre Broué(1926-2005)

Joel James Figarola(1942-2006)

Jesús Cos Causse(1945-2007)

Leopoldo Alas(1962-2008)

Phyllis Jacobson(1922-2010)

Wilebaldo Solano(1916-2010)

Jean-René Chauvin(1919-2011)

Alex Falconer(1940-2012)

Francisco Fernández Buey(1943-2012)

Isidro Guardia Abella(1921-2012)

Maurice Nadeau(1911-2013)

José Mª Mendiluce(1951-2015)

Gonzalo Puente Ojea(1924-2017)

Cristina AlmeidaVicent Alvarez

Ana BelénFernando Ariel del Val

Alejando ArizkunEnrique Baquedano

Aaron BarneaRui Bebiano

José M. Benítez de LugoJacobo Bermejo

Alain CailléDavid Casacuberta

Antoni Castells DuránCarmen CastroMarisa Castro

Reinaldo CedeñoLinda de Sousa

Luis Antonio de VillenaElías DíazJavier Doz

Javier EsteinouRafael Estrella

Sam FarberRafael Feito

Benjamín ForcanoVasco FrancoAntonio GalaDan Gallin

Vicent GarcésPere Gimferrer

José A. Gómez YáñezCarlos Gómez Gil

Juan González DíazEnrique González Macho

Jordi GordonRamón GórrizJuan Goytisolo

Isabel Gutiérrez ArijaEsteban Ibarra

Jesús JaénMiguel de JuliánBoris Kagarlitsky

Adam Keller

Veronique KleckRaúl KollmanTamas Krausz

Bernard LangloisJosé Manzanares

Bill MarshallRosa Martínez

José Enrique MartínezJean-Luc MélenchonVicente Molina Foix

Juan MorenoManuel Núñez Encabo

Awilda PalauRosana PastorMaría Pazos

Luis Alejandro PedrazaPedro Pérez RamírezMiguel Serras Pereira

Gilles PerraultÁngel RequenaLaura Restrepo

Christian RetamalManuel de la Rocha

Peter RossmanFanny RubioAntonio Ruiz

Pedro SabandoRobinson Salazar

Víctor Manuel San JoséCarlos Sánchez

Marisol Sánchez GómezMariano Sánchez Soler

José M. Sánchez ZegarraAndrés SorelCarlos TéllezAnne Vernet

Isabel VilallongaImmanuel Wallerstein

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Trasversales 40, febrero 2017La opinión de Trasversales

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El mundo de Trump y Putin En el año 2016 se pusieron de manifiesto de una forma espectacular las fracturasdel sistema mundial y sus tendencias más regresivas y amenazantes. Acon -tecimientos singulares como la elección de Donald Trump como presidente deEstados Unidos, la emergente dictadura de Erdogan en Turquía, la caída de la ciu-dad siria de Alepo o el triunfo del brexit en Reino Unido, son algunos de loshechos más significativos que contribuyen a dibujar el contorno de un mundopeor, donde las posibilidades más siniestras se imponen con cierta regularidadmientras los síntomas de descomposición del orden económico, ecológico y socialse agudizan.La victoria de Trump es uno de esos acontecimientos que no se puede infravalo-rar. Un presidente fascista en la Casa Blanca (con todas las singularidades quequeramos tomar en consideración sobre ese fascismo "a la americana") es unaamenaza directa a los derechos de millones de norteamericanos, y muy específi-camente a las conquistas de las mujeres, de los ciudadanos afroamericanos o lasexpectativas de los inmigrantes de las últimas décadas. También están en peligrolas conquistas sociales que han resistido la ofensiva neoliberal de las últimas déca-das. Pero, también, es un experimento para el resto del mundo sobre la combina-ción entre neoliberalismo nacional y extrema derecha.Además, la sintonía entre lo que representan Trump y el presidente ruso Putin abreuna etapa muy preocupante en la evolución del marco internacional. La caída de Alepo merece una consideración singular. La ofensiva militar rusa enapoyo del dictador Al Assad ha contado con el silencio cómplice de la comunidadinternacional. Aunque la guerra siria aún no ha terminado, la prioridad manifiestade Putin es la lucha contra las milicias que representan la resistencia civil contrala dictadura, milicias nacidas del impulso de la revolución democrática siria, y nocontra el fascismo de Isis, lo cual refleja, claramente, su proyecto de imponer unorden autoritario en la zona. El movimiento democrático kurdo se convierte en unobjetivo directo no sólo del régimen dictatorial turco de Erdogan sino también dela alianza entre Putin y los restos de la dictadura baasista. Mientras todo esto ocu-rre en Siria, la izquierda europea, en crisis terminal, es incapaz tanto de alentar unmovimiento de apoyo a los refugiados sirios como de asumir lo que significa lacriminal ofensiva de Putin.El deterioro de la Unión Europea se acelera en todos los frentes. El triunfo del bre-xit es una poderosa sacudida. El ascenso de la extrema derecha en muchos paísesno es un accidente, sino la consecuencia de la degradación del proyecto europeoen lo social y en lo político. Las instituciones europeas llevan casi una décadadedicadas a fomentar las políticas de austeridad y el neoliberalismo laboral que haempobrecido a tantos millones de europeos. Las oligarquías económicas y políti-cas se han desentendido de la construcción de Europa sin que desde la ciudadaníase haya podido desarrollar un movimiento social suficientemente fuerte pararepresentar una esperanza frente a esta situación. En ese vacío se alimenta la xeno-fobia y el fascismo.

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Todos estos son algunos de los síntomas de un mundo que ha emprendido una rutadecidida hacia la descomposición. En el mundo dominado por las élites capitalis-tas, el mundo de Trump y de Putin, sólo puede acelerarse la degradación de la civi-lización social y su base ecológica.Muy sintéticamente, cuatro grandes tendencias marcan la sociedad y la política delsiglo XXI y sus riesgos intrínsecos:- La aceleración del crecimiento de la desigualdad social. La concentración de larenta y la riqueza alcanza niveles desconocidos desde hace un siglo. Las condicio-nes de vida de la mayoría de la población están amenazadas en todos los lugaresdel mundo.- La crisis ecológica se agrava en todos los frentes. El calentamiento global advier-te de que las condiciones de un equilibrio ecológico son incompatibles con elmodelo ultraproductivista del capitalismo mundial.- Las democracias electorales han entrado en crisis galopante. La emergencia deliderazgos de extrema derecha con fuerte apoyo popular está a la orden del díamientras crece el descrédito de un modelo político oligárquico incapaz de regene-rarse.- Los movimientos reaccionarios emergentes por diversos lugares del mundo ata-can algunos de los avances más importantes de las últimas décadas, en particular,el lugar social de las mujeres y las conquistas de igualdad entre personas de dis-tinto origen o color. Un nuevo machismo y un nuevo racismo forman parte del ata-que reaccionario.En el mundo de Trump y de Putin todas esas tendencias pueden agravarse.Frente a cada uno de esos riesgos históricos se necesita un poderoso movimientosocial de resistencia que se enfrente a los proyectos reaccionarios y aporte lasbases de un nuevo orden social. En esa perspectiva, por ejemplo, tienen una sin-gular importancia las poderosas movilizaciones de mujeres en diversos lugares delmundo, incluida la gran jornada anti-Trump de enero, que expresan la posibilidadde una resistencia victoriosa al nuevo fascismo y al nuevo machismo.Sin embargo, el desencadenamiento de los movimientos sociales no depende delos deseos, es un producto histórico imprevisible en gran medida, aunque la mul-tiplicación del protagonismo de la gente, a través de las iniciativas sociales y delas luchas populares, puede hacer más probable su emergencia.De la resistencia contra la degradación a la construcción de una nueva sociedadhay un largo y complejo camino. Pero los retos para la humanidad nunca han sidotan perentorios como en este momento histórico. Somos conscientes de lo lejos que estamos de la posibilidad de una reconstrucciónde la sociedad mundial capaz de armonizar todos las necesidades de la época.Sabemos que si la lucha por un mundo menos desigual se hiciera en nombre delproductivismo económico eso sólo podría acelerar la crisis ecológica o que unnuevo igualitarismo no necesariamente tiene que ser radicalmente democrático.Pero, sobre todo, sabemos que sin un poderoso movimiento igualitario, ecológicoy democrático el futuro de la civilización humana será, con toda probabilidad,catastrófico.

Trasversales 40, febrero 2017

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La opinión de Trasversales

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Este artículo se basa en una propuesta presentada en el proceso "atarse los cordones", sub-proceso de la II Asamblea Ciudadana de Podemos (Vistalegre II) para propuestas de per-sonas de los círculos de Podemos, y también como documento político para el mismoevento en la fase de transacciones previa a la presentación de candidaturas, cosa que laautora y autores no pretendíamos hacer. Su redacción original respondía a ese enfoque,pero aquí se ha revisado y adaptado como reflexión personal sobre la estrategia política engeneral y sobre la política de Podemos. El artículo se ha escrito antes de la II AsambleaCiudadana de Podemos y, por tanto, desconociendo sus resultados, pero creemos que losproblemas estratégicos subyacentes van a seguir planteados ya que no ha habido tiempopara una verdadera reflexión colectiva.

1. Son tiempos de alto riesgo: cambio climático, guerra global contra las mujeres, despo-sesión social en favor de las élites económicas del capitalismo, violación de los derechosde asilo y refugio, supresión o limitación radical de logros democráticos, la guerra como"instrumento geopolítico" normalizado. Esos desmanes van de la mano del auge de fascis-mos, ultranacionalismos racistas, fundamentalismos teocráticos, esclavistas y feminicidas,supremacismos masculinos y neomachismos, neoliberalismos implacables, autoritarismosdespóticos... Nombres con sabor a derrota de la humanidad: Trump, Putin, Erdogan,Brexit, Alepo, ISIS, Idomeni, Lesbos...La descomposición reaccionaria de la UE es parte de esa involución. Gracias al 15M lastendencias fascistizantes son aún débiles en España, pero no podremos "salvarnos en sole-dad". La causa principal del triunfo de las oligarquías contra el OXI griego fue el aisla-miento de Grecia, aunque también hubiera y haya errores del gobierno Tsipras. Es necesa-rio, por tanto, multiplicar esfuerzos en la construcción de alianzas sociopolíticas transna-cionales que abran otros caminos en la UE, la zona mediterránea y el mundo. A nuestroentender, Podemos debería comprometerse en esa tarea como una de sus grandes priorida-des, superando la ilusión de que basta la "soberanía nacional" para escapar de las políticasde recortes y de precariedad. Tras la II Asamblea Ciudadana Podemos debería tratar de darestabilidad y visibilidad, dentro del mandato que les corresponde, a su "subgrupo" en elParlamento Europeo, poniendo fin a la sangría que viene sufriendo, ya que sólo permane-ce en el Parlamento Europeo una de las cinco personas elegidas inicialmente.

Almudena García MayordomoJosé Luis Yuguero, Luis M. Sáenz

En la calley en las institucionestodavía sí se puede

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En la ruta Trasversales 40 / febrero 2017

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En la rutaTrasversales 40 / febrero 2017Una esperanza europea democrática e igua-litaria es una prioridad estratégica, en tornoa políticas y valores comunes: salario eingreso mínimos garantizados, igualdad dederechos y efectiva entre hombres y muje-res, universalización de servicios públicosde educación infantil y atención a la depen-dencia, política europea contra el cambioclimático, armonización fiscal progresiva,suelo común de derechos laborales, librecirculación de las personas, derechos deasilo y refugio, comunitarización de ladeuda o de parte de ella, creación de unTesoro Europeo, fortalecimiento de lascompetencias de instituciones electas pro-piamente europeas, etc., aglutinando así lasfuerzas necesarias para desobedecer losmandatos antidemocráticos de las oligar-quías y reiniciando la construcción delespacio europeo como escenario de diálogopolítico y conflicto social desde el queabordar los grandes retos de la humanidad.Un proyecto abierto al mundo, Europa yano es pensable sin pensar Siria o Turquía,Kurdistán, el Magreb o el África subsaha-riana...2. Hay desencanto. Las luchas populares ylas elecciones del 20 de diciembre de 2015posibilitaron un gobierno diferente, sinRajoy, sin el PP, sobre un compromiso deemergencia social y democrática. Pero nose hizo efectivo, y de eso no son culpableslas y los votantes, sino los dirigentes dePSOE, en primer lugar, y los de Podemos,aunque con menor responsabilidad.Los dirigentes del PSOE imposibilitaron unacuerdo con Podemos, renunciando a lome jor de su propio programa con la firmadel pacto Sánchez-Rivera y, después, cuan-do parecía abrirse un resquicio al acuerdo,con el golpe de mano pro-oligárquico con-tra Sánchez y contra las y los so cialistas delNoEsNo. La actual gestora del PSOE res-ponde a una clara voluntad de no alcanzaracuerdos con Podemos, reconociéndose co -mo más cercanos al PP. Por su parte, Po -demos dijo querer un acuerdo e in sistió enello, pero se equivocó en la esceni ficaciónestridente, en la prioridad de la "foto pre-

ministerial" sobre los contenidos y en lalimitación del horizonte de acuerdo a ungobierno de coalición sin tomar en cuen taotras posibilidades. Así, no se fo mentó pre-sión social efectiva en favor del acuerdo yse dio la impresión a muchas personas deque Podemos tenía tanta o más responsabi-lidad que el PSOE en el desencuentro.La nueva investidura de Rajoy ha sido unmazazo que generó desencanto hacia lasposibilidades de cambio y desconfianzahacia el PSOE y hacia Podemos, lo queexplica por qué, según los sondeos, Pode -mos sólo atrae a una pequeña parte de quie-nes se distancian de un PSOE convertidoen rueda de repuesto del PP. También espreocupante una tendencia al crecimientode la hostilidad hacia Podemos entre fran-jas de población que al inicio miraron conatención este nuevo proyecto; si Podemosse convierte en un partido hacia el que sólose siente amor u odio el proyecto originalhabrá fracasado. Según el barómetro delCIS de octubre 2016, entre los partidos deámbito estatal Podemos es aquel al que unmayor porcentaje de población no votaríanunca, 52,2% (dos años antes era 41,7%).3. Sin embargo, desencanto no es aúnderrota. El espíritu del "Sí se puede" estáalgo apagado pero vivo. No se ha cerrado laetapa de indignación y creatividad socialque se abrió en mayo de 2011. No se hacerrado en la calle, donde late una impor-tante potencia de cambio, ni en las institu-ciones, cuya composición es muy diferentey más favorable a la que había entonces. Lapotencia del 15M bulle en la vida cotidia-na, aunque no lo hará indefinidamente sinnuevos alientos.Sí se puede no fue retórica "vanguardista",sino un sentimiento popular en el que, pesea los recortes sufridos y el deterioro social,se expresaba el descubrimiento colectivodel apoyo mutuo y de la propia fuerza, esafuerza que incluso en un periodo tan nefas-to permitió lograr victorias defensivas, lamás destacada la de las mujeres contra el"proyecto Gallardón" pero también el blo-queo de parte de los planes privatizadores

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en la Sanidad, la reciente victoria de lamarea verde sobre las reválidas y otras. Esapotencia social, esa capacidad constituyen-te, aún vive en nuestras gentes. No es fácilde distinguir, cuando las luchas explícitassiguen teniendo menos intensidad que lasdel periodo que va del 15 de mayo de 2011a la marcha de la dignidad y las luchas porel derecho al aborto de 2014. No es fácildada la influencia de la precariedad y eldesempleo sobre la capacidad de reivindi-cación de las trabajadoras y trabajadores enlas empresas, y cuando esa misma precarie-dad es una terrible máquina de fragmenta-ción y aislamiento de la población másempobrecida. Para ver esa potencia hayque entender al "movimiento social" comoalgo más que una serie permanente demovilizaciones tradicionales, como algomás profundo, cotidiano, en una construc-ción/creación de sentimientos y espacios deapoyo mutuo, de cooperación, de solidari-dad humana, de reflexión. Un simple mer-cadillo solidario popular puede tener másde "movimiento" que una manifestaciónritual.Pese a las dificultades para la organizaciónen los propios centros de trabajo y al debi-litamiento de los vínculos de las y los tra-bajadores con las fuerzas sindicales, enparte por errores de éstas y en parte porcambios estructurales, emergen a la luchateleoperadores, "kellys" y otros sectores,mientras que el conflicto social se expandepor todos los espacios de la sociedad, en laciudad, los barrios, los pueblos, las iniciati-vas solidarias, el feminismo, la creacióncultural, las convergencias ciudadanas parala lucha contra la pobreza y la exclusiónsocial, la defensa de los bienes comunes,etc. Las condiciones de vida de la pobla-ción no dependen sólo de los ingresosdirectos, sino también, tanto o más, de lossistemas sanitario, educativo y de cuidados,de las prestaciones sociales, de las redes detransporte, del uso de los impuestos, etc.;muchas personas, sin tener un estatus asa-lariado, forman parte del proceso de gene-ración de plusvalor y sufren la extracción

de los bienes comunes en privilegio deunas élites. La figura productiva y la figuraciudadana son cada vez más inseparables,material y mentalmente.El conflicto social sigue presente en todoslos ámbitos de la vida social y con nuevasfiguras productivas, complejas e híbridas.Ni nuestra sociedad se ha entregado al PP,que sólo obtiene el voto de poco más deuna de cada cinco personas con derecho avoto, ni se ha extinguido la capacidad deprotesta y de construcción popular. El futu-ro sigue abierto.Más allá del mero electoralismo o de laretórica izquierdista hay que retornar a lasprioridades que nos guían, el bien común,la igualdad y la libertad, hacia una sociedadde la cooperación y el apoyo mutuo, no dela jerarquía y la rivalidad, lo que no puedeimpulsarse desde organizaciones basadasen la jerarquía y en las que, por tanto, ladiferencia conlleva rivalidad en vez de plu-ralidad. Cada cual puede utilizar los recur-sos éticos, sentimentales e intelectuales quequiera para llegar a sus conclusiones, peropara que tengan eficacia política éstas tie-nen que referirse a la vida común y expre-sarse en la lengua común. Hay que retornaral origen, a las políticas de emergenciasocial y bienestar, en terrenos como la sani-dad, la educación, los servicios públicos deeducación infantil y de atención a la depen-dencia, las pensiones, la legislación labo-ral, la jornada de trabajo, los servicios yprestaciones sociales, el acceso garantizadoa los recursos básicos de la vida, la políticafiscal; las políticas efectivas para la igual-dad y corresponsabilidad entre hombres ymujeres, la despatriarcalización de la polí-tica y de la sociedad, así como la erradica-ción de la violencia machista contra lasmujeres; la modificación del modelo pro-ductivo y del espacio urbano y rural en unsentido sostenible y liberador; el impulsode la construcción de Europa como espaciopolítico y social de convivencia y de con-flicto, abierto al mundo, desde el que abor-dar retos que superan el marco de los"Estados-nación"; la puesta en marcha, en

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España y en la UE, de planes que abordenradicalmente la lucha contra el cambio cli-mático y sus efectos devastadores; lademocracia y la pluralidad, en su sentidopleno, con transformaciones que, por sucalado, tendrían efectos constituyentes, enámbitos como la garantía de la libertad deexpresión y protesta, la reforma de las nor-mas electorales hacia sistemas proporcio-nales y más abiertos a la libre decisión de lapersonas por encima de los criterios de losaparatos de los partidos, la apertura de undiálogo en torno a la estructura territorialde España que lleve a un nuevo modelo enel que haya cabida para diversos sentimien-tos de "identidad nacional" -o para lacarencia de ellos- sin cerrar puertas a lasaspiraciones mayoritarias que pueda haberen tal o cual territorio. La convivencia nose puede imponer, se construye.4. La evolución de la mentalidad social, delas protestas, de la indignación, de lasluchas, es imprevisible, pues no depende delas decisiones que tomen tales o cualesorganizaciones, sino de los sentimientos ydecisiones de millones de personas. Sinembargo, desde el activismo social, desdeorganizaciones de diversos tipos, inclusodesde partidos como Podemos u otros odesde personas comprometidas, se puedeabonar el terreno para fomentar las propen-siones positivas, las condiciones favorablesa cambios sociales y políticos igualitarios ydemocráticos. Requiere una manera deestar, una manera de comportarse en losespacios más cotidianos, un respeto a ladiferencia, un saber escuchar, una pedago-gía y un saber aprender e incluso un saberdesaprender. Requiere persistencia ypaciencia. Y eso nos resulta difícil, exigeesfuerzo y autocorrección.En el caso de Podemos, una de las cosas acorregir es el modelo de "máquina electo-ral" jerárquica, casi monárquica, surgido dela primera Asamblea Ciudadana (VistalegreI) y que, posiblemente, sólo se corregirámuy parcialmente en Vistalegre II, que nisiquiera elegirá a los órganos de Podemossobre criterios de proporcionalidad equiva-

lentes a los que exigimos para el sistemaelectoral. Ese modelo tuvo aciertos perotambién efectos negativos, incluso sobrelos resultados electorales, que aún siendoexcelentes podrían haber sido mejores conun Podemos más arraigado socialmente ymás cooperativo. Los dirigentes tendierona rodearse de fieles, de incondicionales, loque lleva al aislamiento y aumenta los ries-gos de clientelismo; en muchos casos seactuaba como un cuerpo aparte que se diri-gía a la sociedad pero separado de ella, onos quedamos al margen de esfuerzos deconstrucción popular en pueblos, barrios yespacios de encuentro social, o se bloqueóe invisibilizó la iniciativa autónoma demiles y miles de personas activas enPodemos.Es cierto que en los debates previos aVistalegre II parece haber cierto consensoen que esa etapa debe cerrarse. Sin embar-go, no está muy claro que haya plena con-ciencia de ello, pues cuando se dice que esemodelo ya no sirve porque estamos en unafase diferente se expresa una comprensióninsuficiente de los daños causados por esemodelo jerárquico e hipercentralizado, unode ellos el debilitamiento de los círculos. Sise han podido usar poderes despóticos esporque se dieron poderes despóticos.Sí, en cierta forma todo el mundo pareceaceptar que Podemos debe dar un "girosocial", pero la manera en que parece estarintentándose encauzar nos inquieta, tantomás cuando las querellas internas previas aVistalegre II han tomado más la forma detirarse palabras a la cabeza ("instituciona-lista", "resistencialista") que la de hablarsobre cómo hacer bien la actividad social yla actividad institucional. Y surgen nuevasdualidades, como la de "máquina de con-flicto social" frente a la antigua "máquinaelectoral", olvidando dos cosas que para unenfoque verdaderamente "movimientista"deberían ser esenciales:- que Podemos debe dejar de ser cualquiertipo de máquina para transformarse en unorganismo vivo, o más bien en una confe-deración de organismos vivos con capaci-

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dad de decisión individual y colectiva, yaque una "máquina" de agitadores de calleno será mejor que una máquina de recolec-tores de votos;- que las tareas propias de Podemos no sereducen a las tareas del movimiento, ya quela función de Podemos no es liderar elmovimiento social, sino ser una bioherra-mienta al servicio del movimiento social,de la gente, para llevar a cabo tareas espe-cíficas que requieren una forma "política".5. A nuestro entender, las corrientes que seproclaman más "movimientistas" y multi-plican las incitaciones generales a lasluchas son las que peor están entendido lascaracterísticas del movimiento social y delo que las gentes esperan de Podemos. Enconcreto, pensamos que el sesgo "movi-mientista" dado a Podemos desde el 27 dejunio de 2016 no ha implicado un verdade-ro impulso de inserción social de Podemosporque sólo es propagandista y sustitucio-nista, sin que esto sea un juicio sobre elcompromiso de cada persona, ya que entodas las corrientes de Podemos hay perso-nas muy implicadas en todo tipo de espa-cios sociales, sino que es un juicio sobreuna orientación política.Es propagandista la insistencia verbal enque hay que luchar, los llamamientos a lasociedad a que luche, como si nuestra genteno hubiese salido a la lucha varios añosantes de que se formase Podemos. La genteno se interesó en Podemos porque necesita-se dirigentes o incitadores para sus luchas.Fue un error insinuar antes que el relevo delas luchas sociales pasaba a la acción insti-tucional de Podemos y sería un error colo-sal decir ahora que la entrada en las institu-ciones de Podemos y otras gentes vincula-das a la lucha contra los recortes es algoinútil y que lo único que sirve es volver a lalucha, porque hace ya mucho tiempo quelos pulsos de la lucha social no se acompa-san a las decisiones y llamamientos de nin-gún tipo de entidad. La consigna "LucharCrear Poder Popular", por muy respetableque fuese en el Chile de los años 70, esvacía en la España del siglo XXI, no crea

poder popular, no permite a nadie crearlosin saber que lo crea -que es como empiezaa crearse-, no surge del movimiento sinoque se le propone desde fuera, sólo identi-fica a una "vanguardia", convencida deantemano, a esa gente rara que en las mani-festaciones lanzábamos consignas que noinfluían sobre nadie porque se dirigían a losya convencidos. El uso hoy en España deesa consigna es anacrónico, incluso lo es elmás asequible canto "el pueblo unido jamásserá vencido", nos habla de un lejano pasa-do, y da la espalda al gran grito-acto de losúltimos años, el Sí se puede, el grito quellegó hasta los estadios de fútbol porque noera consigna sino símbolo de una multitudde acciones y voluntades colectivas.Y nos parece sustitucionista la tendenciapresente en la construcción del supuesto"movimiento popular" Vamos!, que no dejade ser Podemos, o una parte de Podemos,con otro nombre, y toda forma de confun-dir la construcción popular con la construc-ción paralela de grupos activistas de Po -demos con otra etiqueta. A nuestro enten-der no se trata de que las personas de loscírculos de Podemos que sienten la necesi-dad de implicarse en la acción social searrinconen bajo una etiqueta vacía, no setrata de que un consejo ciudadano emita laorden de que tal día los círculos salgan a lacalle como Vamos! para informar de taltema social y luego se concentren en talsitio para que un dirigente de Podemoseche un mitin. Podemos puede tomar ini-ciativas de calle por su cuenta, pero entanto que Podemos, sin crear la ilusión deque el mismo círculo es un partido si salecomo Podemos y un movimiento popular sisale como Vamos! La misma idea dePodemos como motor de la creación demovimiento popular es incorrecta: muchagente de Podemos ha participado o partici-pará en la creación de movimientos popula-res, o al menos en procesos de construcciónpopular, pero sólo puede hacerlo si la hacecon otra gente y desde una plena autonomíade lo social respecto a las "formas partido".Sólo en la medida en que la vida misma de

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Podemos incite y eduque a esa autonomía ya esa pasión por lo social en sí mismo, exis-ta o no exista Podemos, podría decirse quede forma indirecta Podemos participa en laconstrucción popular.En este sentido, algún compañero nos hahecho un simil con la relación entre PCE yel nacimiento de las Comisiones Obreras,pero eso no es acorde con la realidad delnacimiento de CCOO. Tal y como describela web de la Fundación Juan Muñiz Zapico,ligada a CCOO de Asturias, refiriéndose alos orígenes, "Esas primeras ComisionesObreras espontáneas son las primerasCCOO que con este u otros nombres(Comités, etc.) hacen su aparición. La his-toria de CCOO ha comenzado. Es la etapade CCOO como movimiento espontáneo.Las Comisiones nacen y mueren con cadaconflicto", y sólo más adelante "El PCElogró adaptarse a la nueva situación, no sinserias dudas sobre el interés del fenómenode oposición semiespontáneo que significa-ban las comisiones obreras y con reiteradascríticas a su carácter efímero y al margendel frente laboral clandestino propio, laOSO, Oposición Sindical Obrera". ConVamos! no se está creando nada similar aaquellas CCOO; de hecho no se está crean-do nada, sólo una máscara, una ilusión, loque no quiere decir que todo lo que hagasea inútil, por ejemplo se han hecho talleresinteresantes, pero que nada perderían porhacerse directamente como Podemos.Entonces, hay que preguntarse de qué girosocial estamos hablando. En realidad, esalgo bastante sencillo. Hablamos de pro-mover la inserción social en la vida cotidia-na, dando más valor al movimiento real delo común; de dar prioridad absoluta a loque preocupa a las personas, no a nuestrasquerellas ni a los juegos de palabras retóri-cos; de valorar y apoyar positivamente losesfuerzos de construcción popular en mar-cha; de encontrar, de forma natural, nues-tros lugares en ese esfuerzo colectivo,conscientes de que el tiempo dedicado aello es tanto o más útil que el dedicado atareas específicas de Podemos o de cual-

quier otro partido; de no mirar como sospe-chosa a la gente del círculo que da másprioridad a algún tipo de activismo socialque a su actividad como Podemos; de queel funcionamiento interno no impida nues-tra participación en la vida social común;de apoyarse y ponerse a disposición decada lucha social, de cada reivindicaciónjusta, de cada esfuerzo colectivo construc-tivo, sin pedir ni esperar nada a cambio ysin exigir ni buscar protagonismos. No setrata de que Podemos se lance en plan para-caidista sobre los espacios colectivos deacción social para lleva su "buena nueva",se trata de que cada persona interesada enel cambio social y democrático colabore,en la medida de sus posibilidades y tiempo,en aquellos espacios a los que naturalmen-te tienda. El problema no estuvo en quePodemos no organizase un desembarco desus miembros en los colectivos sociales, elproblema fue que en gran medida se desin-centivó su participación natural en los pro-cesos de construcción popular en marcha sino estaban directamente vinculados a Po -de mos. Eso es lo que debe transformarse.¿Lo hará Vistalegre II? Por ahora pareceque no. Pero creemos que, dada la precipi-tación con que se ha montado la IIAsamblea Ciudadana, al parecer para coin-cidir con el congreso del PP, la reflexióncolectiva a abordar se desarrollará más biendespués de Vistalegre II, pase lo que paseallí.6. Pensar "movimiento" e "institución"desde la contraposición, como si avanzaren un tipo de actividad implicase retrocederen otro, es un falso problema teórico, peroes un problema real porque tiene efectospolíticos perturbadores. Durante la Uni ver -sidad de Verano de la UCM del año 2016,Pablo Iglesias dijo que "Nosotros aprendi-mos en Madrid y Valencia que las cosas secambian en las instituciones, esa idiotezque decíamos cuando éramos de extremaiz quierda de que las cosas se cambian en lacalle y no en las instituciones es mentira";en esa frase hay buenas intuiciones perotambién una falta de matices, un binarismo

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en las opciones, que lleva a la confusión.Nunca nos hemos sumado al lema "la luchaestá en la calle y no en el Parlamento", aun-que hay que entender que esa frase tenía unsentido cuando en las instituciones habíamuy pocas personas sensibles al "abajosocial" y otro cuando se supone que hay, odebería haber, muchas, más del 20% delCongreso por ejemplo, por lo que decirloahora es mucho más idiota que antes. Sinembargo, la frase "las cosas se cambian enlas instituciones" también es totalmenteparcial, porque desde ellas apenas puedecambiarse nada cuando en la calle no hayambiente para ello, así que las cosas sí secambian en las calles, no es mentira decir-lo, los errores están en decir que se cam-bian sólo en la calle o sólo en las institucio-nes, y aún seguimos bajo la marca de esabipolarización insensata, y más cuando lainsistencia en los límites de la acción insti-tucional es sólo "táctica" porque en reali-dad se sigue pensando que todo se cambiaen las instituciones... pero sólo cuandogobierne Podemos.El cambio social se forja en la calle, en lasgentes comunes, y la actividad institucionales una herramienta útil para alentar esadinámica y para precipitar la conversión enleyes y actos de una parte de lo peleadosocialmente. Un ejemplo: sin el vertiginosoascenso de las movilizaciones LGTBI y sinel cambio de la mentalidad social, Zapaterono habría suprimido la prohibición delmatrimonio a una parte de la población,pero si las elecciones de 2004 las hubieraganado el PP es altamente dudoso que eseobjetivo se hubiese alcanzado en esa legis-latura. Ejemplo que, por cierto, tambiénsirve para recordar que el que tanto PPcomo PSOE sean "partidos del régimen" yparte del pacto de las élites políticas con lasélites oligárquicas y dinásticas, no hacecierto que PP = PSOE. Hay que entenderque toda igualdad entre lo que no es idénti-co es sólo parcial, afectando a algunas face-tas y a otras no. "Si se pierde el matiz, sepierde el concepto" (Manuel Sacristán).Pensamos que quienes simpatizaron con el

nacimiento de Podemos, quienes han vota-do a Podemos, no lo hicieron para que seles incite a luchar, para eso no necesitan aPodemos, las luchas sociales no emanan dePodemos sino que, por el contrario, lascondiciones de posibilidad de Podemosemanan de las luchas libradas y, aún más,de la indignación subyacente. Lo que sebuscaba y busca de forma específica enPodemos es una herramienta que amplíe elámbito de la lucha a espacios antes mono-polizados por los partidos de los recortessociales, una herramienta para tener pre-sencia en espacios de decisión política,para tener parlamentarias, concejales oalcaldesas, para poder promover recursosde inconstitucionalidad sin depender delPSOE, para poder impedir reformas consti-tuciones sin un refrendo popular, etc. Peroesa herramienta no puede reducirse a laintervención en las instituciones de unoscentenares de miembros de Podemosrodea dos de equipos de fieles e incondicio-nales, porque en tal caso perderá el contac-to con el "abajo" social, no reconocerá dequé se habla en la calle, no podrá contras-tar sus propuestas con nadie, y empezará ahacer "ingeniería política", hablará de "susocurrencias" y no se dará cuenta de queestá rompiendo los vínculos con la socie-dad. La actividad social y la actividad ins-titucional son inseparables, no hay quetener miedo a ninguna de ellas, aunque sinolvidar nunca que las instituciones, perotambién los puestos remunerados en parti-dos o sindicatos, generan siempre propen-siones hacia el acomodamiento, la fideli-dad a quien distribuye los puestos, la iden-tificación con cierto tipo de élite. De hecho,los puestos remunerados internos sonmuchísimo más peligrosos que los institu-cionales electos, que al fin y al cabo tienenque pasar por el voto popular.Afortunadamente, hoy la lucha ya está tam-bién en las instituciones y ésa es una granaportación de Podemos y, sobre todo, de lagente que ha votado para ello. Una vez queUnid@sd Podemos y las confluencias dis-ponemos del 20% del Congreso, de grupos

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parlamentarios autónomicos y de gobiernosmunicipales, si dijéramos "la lucha está enla calle y no en el Parlamento" desde lacalle nos dirían "Os votamos para que lalucha esté también en el Parlamento, asíque si no está no volveremos a votaros". Lapresencia institucional de Podemos nopuede sustituir el hacer social colectivo,pero tenemos la obligación de que sea útilpara mejorar la vida colectiva, la obliga-ción de aprovechar las oportunidades queofrecen instituciones con una composiciónmuy diferente y mejor a la que había antes,aunque no sea tan favorable como habría-mos querido. Podemos debe llevar adelan-te iniciativas propias acordes a las necesi-dades sociales y hacer un esfuerzo parla-mentario y social para promover acuerdosque permitan la aprobación de esas iniciati-vas o de las de otras fuerzas políticas si sonbuenas. Si contamos con la gente, las pre-siones sociales pueden inclinar la balanzahacia las iniciativas de rescate social ydemocrático, a la vez que esas iniciativaspueden alentar la presión social.No tiene sentido pedir a la gente que espe-re a que Podemos tenga mayorías absolutasy que mientras tanto luche porque nuestragente en las instituciones sólo podría haceralgo si es gobierno, no como oposición. Lagente va a luchar y ese es nuestro lugar, nosólo en tanto que Podemos sino, antes, entanto que gente, que personas. PeroPodemos está también en las institucionesy en ese espacio hay que librar una luchaque sea útil a la población. Toda fuerza quelogra cierta presencia institucional pero lausa para decir que en las instituciones nohay nada que hacer se ve abocada a perderesa presencia en los siguientes procesoselectorales. Si convencemos a alguien deque es inútil estar en las instituciones, novotará, y si no convencemos no votará aquien proclama su propia inutilidad.Podemos acertó al poner en marcha unaherramienta política que no se resigna a sertestimonial y que ha hecho frente cara acara a las élites que se reparten el manejode este país, una herramienta puesta a dis-

posición de toda la gente común frente auna "alta sociedad" privilegiada y en granmedida corrupta, pero no puede supeditar-se la acción a un momento futuro en el que"asaltaríamos los cielos", ni vivir los próxi-mos años como un "mientras tanto" enespera de futuras elecciones. Hay que com-prometerse, con más fuerza que nunca, conel aquí y ahora, en la calle y en las institu-ciones, porque es la forma de mejorar lavida colectiva y también la mejor forma depreparar las futuras elecciones y los cam-bios de gobierno. Desde abajo, en la calle,y en las instituciones, dando voz a la calle.7. Sin embargo, hay que bajar esta refle-xión a tierra. ¿Y si fuera verdad que en estafase no se puede conseguir nada en la acti-vidad institucional? Si fuera verdad, pormucho que nos disguste habría que recono-cerlo. Pero no es verdad. Pensamos que hayun nuevo escenario en el que la actividadinstitucional puede ser de gran utilidad, dehecho, pensamos que ya ha sido útil, nosólo en los ayuntamientos del cambio, sinotambién en los parlamentos autonómicos yen las Cortes españolas, aunque Podemosno ha sabido visibilizarlo lo suficiente:demasiada escenografía oculta lo esencial.En realidad, lo que debería preocupar esque estamos sacando de esa nueva presen-cia institucional menos utilidad social quela que se podría, por ejemplo en algunosayuntamientos del cambio, mucho mejoresque los del PP pero por debajo de lo querequieren las urgencias sociales, quizá porno entender bien que gobernar municipiosno debe ser sólo administración sino tam-bién lucha, una lucha en tensión con las éli-tes y con las normas y límites que hanimpuesto.El apoyo de la mayoría del grupo parla-mentario del PSOE a la investidura deRajoy, el rumbo tomado por la gestora delPSOE con su mensaje "estamos más cercadel PP que de Podemos", el apoyo al techode gasto para 2017, el pacto PP-PSOE paraencerrar el horizonte de reforma constitu-cional en el marco de un acuerdo entreellos y las negociaciones para la "renova-

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ción" bipartidista del Tribunal Consti -tucional dan nuevas fuerzas a Rajoy y alPP, dejando al PSOE como "rueda derepuesto" subalterna respecto a la derechatradicional y en grave crisis, pues granparte de quienes votaron PSOE se identifi-can con el "NoEsNo" y saben que sus aspi-raciones no pueden cumplirse sin acuerdosparciales entre PSOE y Podemos. Sinembargo, el pacto a tres que llevó a unnuevo gobierno del PP es un pacto débil,por el desprestigio social de Rajoy, porqueCiudadanos no encuentra un lugar en el queencajar y porque el PSOE de la actual ges-tora no es el que querían muchos de susvotantes, sino un PSOE artificial, de apara-to, que surge de una operación para dar elgobierno a Rajoy e impedir el acuerdo conPodemos, con la paradoja de que cuantomayor sea su entrega a Rajoy, menor será elapoyo que tendrá entre bases y votantessocialistas, lo que a su vez debilitaría algobierno de Rajoy y agravaría la crisis delmodelo de alternancia en el que se habíabasado la estabilidad y gobernanza delrégimen.8. Entendemos el desencanto, pero creemosen la potencia social, en la capacidad cons-tituyente que vive en nuestras gentes.Rajoy gobierna, pero lo hace en condicio-nes muy diferentes a las de la mayoríaabsoluta y el rodillo parlamentario. Si pro-fetizar victorias es retórica inútil, despre-ciar los logros parciales sería un graveerror. Lo que consigamos será fruto de lalucha popular en todos los ámbitos. Hemosavanzado, aunque ese avance será frágilmientras no se aceleren los procesos deconstrucción popular; mientras que losgobiernos municipales de cambio no seancapaces de promover mejoras efectivas yvisibles en la vida de la población, aunquepara ello tengamos que hacer frente a pre-siones o practicar la insumisión anteMontoro; mientras que no despleguemos ydemos visibilidad a toda la capacidad quecomo oposición tenemos en tantas institu-ciones, muy especialmente el Congreso,para dar paso a la voz de la gente y condi-

cionar la acción política de los gobiernos.No damos por sentado que los gobiernos enminoría del PP en comunidades autónomaso el propio gobierno de Rajoy vayan a estarahí hasta que terminen sus legislaturas: esun escándalo que gobierne un partido cru-zado por tantos casos de corrupción estruc-tural y que se sostiene con votos prestadospor otros partidos contra la opinión demuchas de las personas que votaron a esos"socios" del PP, sobre todo en el caso delPSOE. La mano de Podemos debe estartendida para poner fin a esa anómala situa-ción. Hay echar al PP del gobierno deEspaña, en 2020.... o antes.9. Hay que dialogar con todas las personas,voten lo que voten, salvo con quienes cer-cenan nuestros derechos. Hay que quererconvencer y querer aprender de nuestrasvecinas y vecinos, sin prejuicios. Podemosdebe ser un movimiento político diferente,sin vínculos ni dependencias ni "puertasgiratoras" respecto a las élites económicas,y que actúe como decidida oposición algobierno de Rajoy, contribuyendo a unmodelo político, productivo y social másigualitario y democrático. Podemos nodebe ser bisagra entre otros partidos ni "alaizquierda" del régimen, sino un movimien-to político autónomo que aspira a participaren la articulación de una nueva mayoríapolítica y de gobierno, en la que quienesgobiernen no sean tanto las y los gobernan-tes sino la propia gente. Pero pensar queentre la nada y el todo sólo está un vacíomonótonamente gris sería un error.Podemos es oposición a Rajoy, pero ni hayque resignarse a estar siempre en esa posi-ción ni hay que querer ser la única oposi-ción. Esa oposición se ejerce con nuestropueblo e incitando a otras fuerzas políticasa participar en la tarea, en particular alPSOE, pues gran parte de sus votantes noquieren sostener a Rajoy. La diferencia deproyectos y de horizonte no debe impediracuerdos parciales para transformacionesimportantes, posibles si Podemos y PSOEcumplimos nuestros programas electorales.La mano debe estar tendida, pese al rumbo

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tomado por la comisión gestora del PSOE,pues votantes de PSOE y votantes dePodemos comparten muchas aspiraciones.Pero sin esperar, cumpliendo con nuestratarea, como hemos hecho bloqueando elacceso de Fernández Díaz a la Comisión deexteriores o promoviendo la proposición deley para el aumento del salario mínimohasta 950 euros en el periodo 2018-2020 ola proposición de ley para la reforma delsistema de permisos y prestaciones para elcuidado y atención de menores por parte desus progenitores, en casos de nacimiento,adopción, guarda con fines de adopción oacogimiento, iniciativas que en algunoscasos han incidido sobre las posturas pre-vias de PSOE e incluso de Ciudadanos. Noes realista la promesa de la gestora delPSOE de convertir esta legislatura en unalegislatura progresista bajo un gobierno tanreaccionario y destructor como el de Rajoy.Para un cambio progresista, de libertad eigualdad, hay que echar a Rajoy, hace faltaotro gobierno. Otro gobierno es una condi-ción necesaria, aunque no suficiente. Peroesto no significa que no haya condicionespara conseguir objetivos importantes enesta fase.10. Son muchísimos los ayuntamientos quehoy no gobierna el PP porque ha habidoalgún tipo de acuerdo entre Podemos yPSOE. La vía del "no acuerdo conPodemos" tomada por la comisión gestoradel PSOE es suicida, por esa vía muchísi-mas alcaldías pasarían a manos del PP eincluso algunas comunidades autónomas;nuestro pueblo no lo perdonaría, ni se loperdonaría a Podemos si apareciésemoscomo cómplices de esa debacle.Podemos debe tender la mano a toda lapoblación, a quienes votaron PP pero seabochornan de tanta corrupción, al PSOE,lo dirija quien lo dirija, y, cómo no, a las ylos socialistas del NoEsNo, porque ni ahorani en 2020 habrá en España un gobierno decambio basado en la mayoría absoluta detal o cual partido. Hacen falta acuerdos. Novale cualquier acuerdo, pero sin acuerdosno habrá gobiernos de cambio. Acuerdos

útiles a nuestra gente y sus necesidades, enello no hay que ceder ante nadie ni antepolíticas de recortes sociales y debilita-miento de la democracia. Toca defender loque queda de los mejores logros del pasa-do, recuperar lo que nos han quitado enestos últimos años y ser parte de una refle-xión colectiva constituyente de una nuevaarticulación de la convivencia ciudadana.Ninguna de las personas nacidas a partir dela década de los sesenta del siglo pasado hatenido voz y voto en el actual modelo cons-titucional, incumplido en sus mejoresaspectos y congelado en equilibrios quecorresponden a un pasado lejano.Ahora, democracia.

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Desde las elecciones europeas de mayo de 2014 Podemos fue visto como la respuesta queuna parte de nuestro pueblo estaba buscando para la satisfacción de sus anhelos. Nuestraspropuestas no eran ni las más precisas ni las más viables pero en ellas nuestra gente supoencontrar la esperanza para frenar, primero, y revertir, después, la larga serie de daños yafrentas de las que habían sido víctimas en los últimos años, especialmente desde mayo de2010. Nuestra breve historia a partir de entonces explica bien el punto en el que nos encon-tramos. Nos hemos construido deprisa, excesivamente deprisa quizás, porque enVistalegre I la mayoría de nosotros aceptamos que la crisis del régimen de 1978, cuyos ras-gos más intuíamos que conocíamos, abría una "ventana de oportunidad" que interpretamoscomo la posibilidad misma de conquistar el gobierno de la nación para desde ahí acome-ter las tareas de transformación, que postulábamos de forma asimismo poco precisa.Para emprender esa tarea que enunciábamos en términos metafóricos como "asaltar loscielos", nos dotamos de una estructura partidaria extraordinariamente jerárquica y vertica-lista, justificada por la necesidad aparente de garantizar una unidad de criterios y eficaciaen la adopción de decisiones que al parecer sólo aseguraba una dirección de tintes clara-mente caudillista y autoritaria.El eficaz uso de los medios de comunicación de masas, tan fuertemente unido a nuestroorigen, potenciando la visibilización de algunas personas de la dirección estatal, favorecióla configuración de un partido en el que todo venía de arriba, en el que las iniciativas dela base eran inconcebibles y en el que la participación de los afiliados se articulaba casiexclusivamente a través de una serie de instancias burocráticas escasamente relacionadascon los movimientos sociales a los que se pretendía representar.En enero de 2015 una gran movilización popular convocada desde la dirección estatal con-centró en la Puerta del Sol de Madrid a cientos de miles de personas en una demostraciónde fuerza y cohesión que significó un reto al conjunto de las instituciones del régimen yque elevó nuestras expectativas electorales seguramente por encima de lo razonable.Tan elevadas expectativas estuvieron en el origen de cierto sentimiento de decepción porlos resultados obtenidos en las elecciones andaluzas y en las autonómicas y municipalesen las que, sin embargo, obtuvimos excelentes resultados en CCAA donde apenas si con-tábamos con organizaciones dignas de tal nombre y ganamos, con candidaturas de con-fluencia, los más importantes ayuntamientos del país.

José Errejón

Otro Podemos

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En las elecciones catalanas tras algunasvacilaciones en el discurso de campaña,conseguimos un más que digno resultadocon la candidatura Catalunya sí que es poty comenzamos a señalar una de las másimportantes perspectivas de cambio con eldiscurso de la plurinacionalidad y la defen-sa del derecho a decidir, poniendo las basesde los éxitos en Cataluña y Euzkadi en laselecciones del 20D y 26J y superando loslímites de la izquierda rupturista para con-solidar apoyos electorales en las dos nacio-nalidades.Tan acelerado ciclo electoral llegó a su tér-mino después del 20D, en el momento dededucir una posición política ante la nuevacomposición del Parlamento español. Elcapital político obtenido en las eleccionespermitía y al tiempo exigía una audaz ini-ciativa a favor de un gobierno para el cam-bio en la dirección política del país. Es verdad que contábamos también con lahostilidad del resto de los partidos políticosy especialmente del PSOE cuya direcciónnos veía como peligrosos intrusos a los quemarginar y excluir por todos los mediosdisponibles. Ello exigía de nuestra parteuna especial habilidad para granjearnos lasimpatía del electorado socialista, una parteimportante del cual había desplazado suapoyo hacia nosotros en la esperanza deque recuperáramos la defensa de los valo-res abandonados por el PSOE en su largoviaje hacia el centro político.No fue precisamente habilidad lo que nossobró con ocasión de las negociacionesentabladas para la investidura de PedroSánchez para la Presidencia del Gobierno.Abiertas con la insólita rueda de prensa enla que reclamábamos una Vicepresidenciay seis Ministerios para acceder a formargobierno con el PSOE, el curso de las mis-mas puso de relieve el escaso interés porambas partes para llegar a acuerdo alguno.El conocimiento de que el PSOE negociabasimultáneamente con Cs y la presentaciónde un acuerdo con ellos para que lo subscri-biéramos favoreció que la consulta internasobre las preferencias de modalidades de

gobierno rechazará el gobierno tripartito.Con la perspectiva de los meses transcurri-dos desde entonces no podemos descartarevidentes errores en la táctica negociadoraconsistentes en no haber tomado una inicia-tiva política que situara al PSOE ante susresponsabilidades políticas con su electora-do en vez de quedarse en la mera denunciadel acuerdo con "el partido del IBEX35".El fracaso de la investidura de Sánchezdejó un poso de amargura y decepciónentre las capas populares sobre el papel delos partidos de izquierda en este periodo,con el consiguiente efecto en las eleccionesdel 26J. El decepcionante resultado obteni-do por ambos partidos, acentuado en nues-tro caso al haber acudido en coalición conIU, supuso un varapalo en las posibilida-des de un cambio político y un balón deoxígeno para Rajoy y el PP.Este varapalo dio alas en el PSOE a lasmaniobras orquestadas por Cebrián yGonzález para cerrar el paso a cualquieracuerdo con Podemos y que se consumaronen el golpe interno en su Comité Federal enel que Pedro Sánchez presentó su dimisióny la Comisión Gestora favorable a SusanaDíaz se hizo con las riendas del partido.A partir de este momento las ya escasasposibilidades para trabajar por un gobiernodel cambio desaparecieron por completomientras asistíamos al Acuerdo PP-Cs, pri-mero, y a la abstención del PSOE, después,para hacer posible la investidura de Rajoy. Se ha puesto en marcha así una suerte degran coalición de la que ambos socios, PPy PSOE, obtienen beneficios mutuos. ElPP, que había perdido millones de votos porsus políticas antisociales y antidemocráti-cas ha frenado esta hemorragia y su inten-ción de voto muestra una tendencia ascen-dente apareciendo como el único partidocapaz de gobernar. El PSOE, sumido enuna crisis histórica, aplaza el momento devolver a competir con nosotros y, aún cuan-do le sobrepasamos en intención voto, con-fía en que su participación en las labores degobierno y su aparición como corresponsa-ble en la distribución más "social" de la

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recuperación económica le permitiránremontar esta situación y recuperar suhegemonía entre el electorado de izquierda.El resultado de todos estos movimientospara nosotros ha sido un cierto desplaza-miento de la centralidad política que había-mos conquistado y que no ha podido sercompensada con el llamamiento a la movi-lización en la calle. Desde el 27J y espe-cialmente desde el anuncio y luego la con-vocatoria de la II Asamblea CiudadanaEstatal nos hemos ensimismado en nues-tros problemas internos y pareciera queestuviéramos dando la espalda al mandatorecibido por los cinco millones de ciudada-nos que se nos han entregado su confianza.Los términos del mandato, las condicionesdel acuerdo de confianza firmado con nues-tros electores son inequívocas: estamos enel Parlamento para ser los apoderados desus intereses y sus derechos tantas vecesignorados por la casta política, no nos handado su apoyo para un periodo de acumula-ción de fuerzas al término del cual seobtendrían los frutos de nuestro acceso algobierno. Nuestro encargo es defender yhacer valer sus derechos y aspiracionesdesde el primer minuto de la legislatura yorientar nuestros trabajos a obtener resulta-dos incluso si no somos nosotros sus auto-res.Las perspectivas de esta legislatura seránciertamente difíciles para nosotros. El fun-cionamiento de facto de la gran coaliciónrendirá frutos a ambos socios sin que poda-mos olvidar a otros que de forma distintaobtendrán su propia renta política, el PNVy Cs. En estas condiciones es comprensiblela tentación de recuperar la cultura de "par-tido de lucha" y de proclamar la primacíade la calle sobre las instituciones. Nadapodría ser más negativo para nosotros y,sobre todo, para los millones de ciudadanosque nos apoyan, que ceder a esta tentación.Volver a "la lucha está en la calle y no en elpPrlamento" significaría desconocer quenuestros votantes han querido que la luchaesté también en el Parlamento, que nuestrapresencia en el mismo será útil para mejo-

rar la vida de las mayorías sociales.Las luchas sociales más importantes noesperaron a nuestro nacimiento, lo prece-dieron. Es un error reiteradamente probadoen la experiencia de los movimientos obre-ros y populares, la consigna de construirmovimientos populares. Nuestra contribu-ción, al respecto, debiera ser priorizar loque de verdad preocupa a nuestra gente,poner todos nuestros recursos a disposiciónde los procesos de construcción popular enmarcha sin exigir nada a cambio ni exce-dernos en nuestra visibilidad en esosesfuerzos constructivos ("ponerse a lacabeza de las manifestaciones").Esa orientación exige de nosotros que nosconstruyamos en una doble dimensión. Enprimer lugar, la dimensión del "partido enlas instituciones", una maquinaría en la quedeben predominar criterios de utilidad, efi-cacia y solvencia técnica para gestionar losintereses de quienes nos han votado y deaquellos sectores populares que no lo hanhecho porque aún no hemos ganado su con-fianza.Tenemos una presencia institucional muyimportante en los ámbitos legislativos,estatales y autonómicos, y participamos enel gobierno de las más importantes ciuda-des españolas; gobernamos como AhoraMadrid en la capital de España desempe-ñando cometidos esenciales que a vecesparece que no ponemos suficientemente envalor. Nuestro gobierno en el Ayuntamientode Madrid ha adoptado medidas decisivasen defensa de la salud de los ciudadanos y,como partido, no hemos hecho la menormanifestación al respecto.Pero la ciudadanía nos juzga mucho máspor lo que hacemos que por lo que deci-mos. Es imprescindible que intensifique-mos la puesta en valor de las realizacionesde nuestros gobiernos sin olvidarnos de cri-ticarles ante sus carencias en materia urba-nística o de otro tipo.Quedan dos años para las elecciones muni-cipales y nuestras organizaciones munici-pales debieran intensificar sus esfuerzos enel sentido indicado; a veces parece que fun-

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cionaran más como organismos de controlde los círculos que como instancias dedirección e impulso a la actividad políticaen las instituciones y en la sociedad civil.Y hay que incrementar nuestra actividad enlos parlamentos autonómicos especialmen-te en aquellas CCAA en las que hemoshecho posible el gobierno del PSOE. Nobasta con quejarnos de la deriva derechistade estos gobiernos bajo la dirección de laComisión Gestora, con desdeñar las miga-jas arrancadas con el aumento del 0,1% enel techo de déficit autonómico.Desde nuestro nacimiento afirmamos nues-tra inequívoca vocación de gobierno; antelos excelentes resultados que íbamos cose-chando Pablo repitió una y otra vez que nonos conformábamos con alcanzar unadigna representación parlamentaria, queaspirábamos a gobernar para cambiar estepaís.Tener vocación de gobierno tiene variasimplicaciones. Tenemos que plantearnosqué mensajes hacemos y en qué forma losdifundimos para atraernos a sectores socia-les muy amplios; tenemos que definir obje-tivos políticos pensando no en hacer propa-ganda de ellos y conquistar cotas crecientesde electorado sino en conseguirlos; y tene-mos, en fin, que considerar las alianzaspolíticas precisas para implementar laspolíticas necesarias para esta consecución.Ser partido de gobierno implica asimismovivir de forma permanente la tensión con laproducción de bienes y servicios públicos afavor de las mayorías sociales. Y, por lotanto, no descartar la consecución de losobjetivos políticos incluso cuando no esta-mos en el gobierno para protagonizar suconsecución.Eso por lo que se refiere a la dimensión ins-titucional y gubernamental del partido.Más importante aún en su condición deconstrucción social, de construcción depueblo. En esta dimensión los criterios devalor no son la eficacia o la solvencia sinola cooperación o el apoyo mutuo. Sin crite-rios de valor aptos para operar en la cons-trucción cotidiana de sociabilidades anta-

gónicas a las configuradas a través de lamediación mercantil. En la búsqueda de lamejor cobertura, en la orientación al biencomún, no hay aplazamiento posible, nopodemos proponer a la gente de abajo vivirel presente como un mientras tanto hastalas próximas elecciones. Hay que construirtodos los días yendo más allá de la meracrítica y la negación. Y es posible hacerloen el seno de los sectores populares; pervi-ven depósitos de potencia constituyenteque se ponen de manifiesto en cuanto lascrisis de la sociabilidad sistémica alcanzancierto nivel e intensidad. El 15M y losmovimientos sociales que se han desplega-do en su estela han sido indicativos de estepotencial que, en modo alguno, puede con-siderarse agotado.Pero el modelo de partido que tenemossalido de Vistalegre I es incompatible conesos criterios de valor y con esa empresaconstructiva. Ha cumplido con creces lamisión de irrumpir y alterar los equilibriosinstitucionales del régimen y sin ello nisiquiera podríamos plantearnos los objeti-vos de construcción social. Pero no es ade-cuado para emprender esa tarea históricacomo tampoco parece serlo para las laboresinstitucionales arriba descritas.De manera que el diseño y construcción delas dos dimensiones de Podemos en estanueva fase es una tarea tan estratégicacomo imprescindible. Creo que es vanointentar abordarla y resolverla en Vista -legre II y que probablemente valdría concertificar esta necesidad y encargar a unaConferencia monográfica que estudiará conla suficiente preparación tan complejatarea. Debiéramos convenir, en todo caso,que esta tarea no podría considerarse con-sumada en los trabajos de la Conferenciapor eficaces que fueran. Concebida en unaperspectiva histórica, la construcción dePodemos es una parte de la construccióndel pueblo que postulamos: la construcciónde la herramienta constructiva forma partedel proceso constructivo como un todo.Es evidente que el Podemos que postula-mos nada tiene que ver con los modelos

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convencionales de partido. Su construcciónrepresenta en sí mismo una profunda trans-formación cultural que afectará, en primerlugar, a las mujeres y hombres actualmenteinscritos en Podemos y deberá tambiénirradiar valores culturales antagónicos ensu entorno. Una auténtica revolución cultu-ral en la forma de hacer política de la que,a efectos meramente enunciativos, señala-mos aquí los principales rasgos:

- Un partido para la construcción de pue-blo.- Un partido comunidad que prefigura elpueblo a construir.- Un partido para la construcción delnuevo acuerdo social, para la refundaciónde la convivencia colectiva, frente a lasamenazas de descomposición social ybarbarie en la que se precipita la civiliza-ción capitalista.- Un partido escuela de democracia y ciu-dadanía activa, de formación de sobera-nos (=ejercicio de derechos+ asunción deresponsabilidades).- Un partido para la superación de lasbarreras entre las instituciones y la socie-dad civil, un partido al servicio de las nue-vas instituciones del pueblo.- Los círculos, instancias de poder ciuda-dano, deben mantener una relación de rei-vindicación/cooperación con las institu-ciones municipales.- Un partido para superar la distinciónentre militante y ciudadano, un partido deciudadanos/militantes.- Los círculos, punto de tangencia entre lasociedad civil y las instituciones.- Prefigurar en Podemos la prevalenciadel soberano sobre sus herramientas =prevalencia de los círculos sobre el apara-to del partido (creación de un consejoconfederal de círculos).- Un partido de estructura confederalbasado en la libre asociación de cada unade sus participantes, desde los inscritoshasta las estructuras organizativas delmismo.- Asentar la vida del partido en el ámbitomunicipal, trabajando por poderes locales

fuertes, con competencias y recursos detoda índole, como sede primera del poderdemocrático.- Un partido para la construcción del pue-blo europeo.

Son algunos de los rasgos que postulamospara Podemos, indispensables para hacerfrente a la nueva fase en la que estamos.Con ellos construimos otro Podemos.

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Gonzalo Puente Ojea:conciencia y libertad

Ha muerto Gonzalo (1924-2017), amigo y maestro. No cometeremosel error de hablar cómo si nos estuviese escuchando, lo que no casacon su cabal ateísmo. Pero si podemos seguir escuchándole, pormedio de la memoria y, sobre todo, de la lectura de lo mucho que haescrito. Y debemos hacerlo, porque nadie como él ha defendido contanto coraje y tanta lucidez la libertad de pensamiento y, con ella, lalibertad de expresión más allá de toda autoridad, de todo dogma, detodo fanatismo.

"La Iglesia católica es uno de los más difíciles obstáculos para laimplantación del laicismo en cuanto que garantía indisociable de losprincipios del Estado democrático de Derecho. La dogmática católi-ca de la rectitud de conciencia regida por sus normas y criterios deverdad arruina todo intento de hacer efectiva la libertad de concien-cia para todas las conciencias, al margen de su supuesta verdad ofalsedad en términos de cualquier ideología. Las conciencias, todasellas con sus propios contenidos de conciencia, reclaman, por elmero hecho de existir, igual protección legal sean o no sean de carác-ter religioso, y las diversas formas de cultivo y eventual cooperación-confesiones de fe, iglesias, congregaciones, colegios, fundaciones,clubes, etc.- son simples asociaciones de derecho civil o común, y noposeen ningún título que las habiliten para exigir un estatuto dederecho público, ni ningún privilegio de orden institucional oeconómico”

http://www.trasversales.net/t01gpo.htm

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Hablar con propiedad… decirlo claramente: estamos al final de un ciclo

Todo apunta a que estamos asistiendo a los últimos actos de un ciclo iniciado en 2010-2011. Durante casi un año el final era todavía incierto, tanto en su dimensión política comoen la temporal. Ese ciclo ha concluido con la conformación de un nuevo gobierno del PPy no con una nueva convocatoria electoral. La posibilidad de un gobierno alternativo (pro-gresista o de izquierda, la denominación es secundaria) fue estrangulada a comienzos deoctubre.No está de más recordar que el carácter de ese nuevo gobierno -eso sí, en minoría- deter-minará el devenir del nuevo periodo que se inicia: no era lo mismo la continuidad de Rajoyy el PP que su derrota y exclusión del Gobierno. Y no es lo mismo, tanto en consideracio-nes objetivas como subjetivas, de un lado la amenaza de continuar con las reformas-recor-tes (lo que debemos entender como continuidad del sufrimiento social) y, de otro, los efec-tos desmoralizadores de que el conflicto se ha resuelto en contra de los intereses de la"mayoría social". En fin, hay que admitirlo: las élites han ganado aunque, obviamente, notodas las derrotas son iguales ni tienen la misma trascendencia social o política. Habrá queseguir construyendo, organizando, confluyendo, movilizando… pero no con la perspecti-va de que en 2019 cambiarán las cosas a nuestro favor, una absurda idea que solo añade"sal" a las heridas creadas.No estamos ante un "impasse" ni sigue intacto el ciclo abierto con el 15-M. Hemos vivi-do un periodo rico en experiencias, a través de múltiples conflictos que han modificado elsentir y la percepción de todos los grupos sociales. Reformas laborales, privatizaciones delo público, deuda… no eran manifestaciones inevitables de la crisis de la economía capi-talista, sino medidas implementadas por la oligarquía para imponer soluciones adecuadasa sus intereses: una aceleración del proceso de concentración de la riqueza, una revisióndel marco jurídico-político de las relaciones sociales y una expropiación, a todos los nive-les, de los grupos sociales subalternos.De forma creciente, se ha producido una transferencia de recursos de las rentas salarialesa los beneficios empresariales (disciplinar a la fuerza de trabajo, ese y no otro, era el obje-to de las reformas laborales). También había que transferir recursos ingentes de lo públicohacia lo privado (hoy la sociedad sabe que privatizar es robar, que los derechos sociales yservicios públicos se han convertido en un instrumento de negocio al servicio de una mino-ría). Por último, los recursos de los países periféricos habrían de fluir, igualmente, hacialas élites de los países centrales (función que correspondía a la deuda). Así, reforma labo-ral, privatización de lo público y deuda pública han sido las vertientes por donde se handesparramado nuestros derechos, los cauces del tremendo allanamiento social efectuado.¿Pero este atropello tiene consecuencias en el terreno de las relaciones políticas?

José Luis Mateos

El final de un ciclo

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Sin duda. Es una catástrofe que el nuevoperiodo se inicie con una victoria de lasfuerzas sociales y políticas responsablesdel desastre social impuesto en este largo ydenso lustro. El repliegue de los grupossociales que apostaron por el cambio tieneconsecuencias negativas, previsibles unas,imprevisibles otras. En este supuesto, todoserá más complicado, pues nada garantizaque si hoy se deja gobernar al PP, mañana,la sociedad pueda enfrentar con éxito unrenacimiento de las luchas sociales, unaforma de recuperar el protagonismo socialy político de los grupos subalternos.El nuevo Gobierno Rajoy no representa unimpasse, un alto en el camino a la espera deque dos contendientes antagónicos resuel-van el destino del país en una u otra direc-ción. No es, por tanto, un gobierno atacadopor dos flancos con enemigos poderososque esperan su momento. Señala el co -mienzo de un nuevo equilibrio que pone final efímero e inestable equilibrio del últimoaño, en que la pregunta ¿quién va a gober-nar?, resumía el desenlace que manteníaexpectante -y pasiva, todo hay que decirlo-a la mayoría de la sociedad española (lamisma que durante cuatro años, con el 15-M a la cabeza, había puesto en marcha unpoderoso movimiento social).Releyendo a Trotsky sobre la Alemania dela década de 1930 (La lucha contra el fas-cismo) y salvando las distancias, el gobier-no Brüning (marzo 1930 - mayo 1932) eraun gobierno frágil, inestable, provisional,sin base social…, en cambio, gozaba deuna relativa autonomía, debida, fundamen-talmente, al equilibrio de fuerzas entre larevolución (Thalmann) (sic) y la contrarre-volución (Hitler). En este caso, Brüning noexpresa el comienzo de un nuevo equilibriosocial, sino que anuncia el próximo fin delantiguo equilibrio: "Brüning está obligadoa tolerar la existencia de organizacionesobreras en la medida en que no está toda-vía decidido a entregar el poder a Hitler, oque no tiene la fuerza necesaria para liqui-darlas. También está obligado a tolerar yproteger al fascismo en la medida en que

teme, mortalmente, la victoria del proleta-riado. El régimen de Brüning es un régi-men de transición que no puede durarmucho tiempo y que anuncia la catástro-fe… Sólo se mantiene porque los camposprincipales, no han medido todavía susfuerzas". El hecho de que revolución y con-trarrevolución no se decidiesen a la con-frontación definitiva, terminó acabandocon los nervios de varios cancilleres: Enabril de 1932 Hindenburg es elegido presi-dente de la República y un mes despuésBrüning es cesado y sustituido por Papen;en diciembre Schleicher sustituye a Papen.Por fin, en enero de 1933 Hitler es nombra-do canciller en un gobierno de coalicióncon otras fuerzas de la derecha, desatandola persecución inmediata de las poderosasorganizaciones de la clase obrera alemana.Digamos que la previsión de Trotsky no secumplió en su totalidad, el fascismo notriunfó tras vencer previamente a la claseobrera, tuvo que gobernar para poderlavencer. La bravata comunista "… tras losnazis vamos nosotros" fue el epílogo de lacatástrofe: la más poderosa izquierda delplaneta se había rendido sin lucha.El gobierno Rajoy no se encuentra en lasituación de Brüning o sus sucesores.Tampoco podemos afirmar que el gobiernoRajoy sea un gobierno fuerte en un régimendébil. El hecho de que la gobernabilidad(capacidad para ejercer la dominación)prime por encima de la estabilidad, puedeser interpretado como una manifestación dedebilidad. Pero asegurar la gobernabilidadrequiere de una combinación acertada delegitimidad e invulnerabilidad, en unoscasos la legitimidad será el factor dominan-te, en otros deberá ceder su paso a la preo-cupación por la invulnerabilidad. Todoello, en realidad, está expresando la funcio-nalidad de los diversos elementos de laacción política del régimen. Así, el régimenno se mutila ni se disloca, simplemente seresitúa en un nuevo escenario.El periodo que ahora se cierra se inició allápor 2010, con la primera respuesta generala las políticas implementadas contra la cri-

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sis (huelga general contra el GobiernoZapatero, después llegaría la reforma cons-titucional del artículo 135). Pero es enmayo de 2011 cuando un nuevo fenómenoviene a alterar las formas tradicionales delconflicto social (aparición del 15-M). In -dig nación ante el sistema y posteriorimpugnación del mismo. Decíamos en2014 ("10 Tesis", aprobado por PODE-MOS- Ciudad Lineal):"En estos años, la sociedad ha visualizadoque la Constitución se ha adaptado a lasde mandas y exigencias de los grupos so -ciales dominantes, los mismos que han vul-nerado el contrato social vigente desde laTransición. Simultáneamente, han endure-cido -tras la última reforma laboral- lascondiciones de trabajo, produciendo unatremenda involución en la distribuciónsocial de la renta. Para completar eldrama, la sociedad asiste perpleja a ladesa mortización de lo público (privatiza-ción de la sanidad e introducción de dife-rentes formas de copago, reducción de lasinversiones en la escuela pública y venta-jas sin cuento para la privada-religiosa yconcertada, abandono de la ley de depen-dencia, de la investigación para el desarro-llo…). De la misma forma reaparece la"justicia de clase", se reduce la función dela mujer a la reproducción de las condicio-nes sociales, negando el derecho a dispo-ner de su propio cuerpo y haciendo recaer,fundamentalmente, sobre ellas, el peso deldéficit de servicios públicos (atención ycuidados). En fin, una lista de fechorías enla que no faltan el cuestionamiento de laSeguridad Social, la contrarreforma fiscal,la proliferación de los desahucios o elexpolio de los preferentistas.Asistimos, pues, al desmantelamiento delestado de bienestar antes, incluso, de quealcanzase niveles homologables al de lospaíses más desarrollados de la UE. No sepueden atacar las condiciones de vida dela mayoría de la población sin imponer, ala vez, la coerción sobre la protesta social,la represión de la disidencia, siendo asíque nuestra "democracia" cada vez lo es

menos, convirtiéndose en algo incómodopara las élites dominantes. A nadie sor-prende que este país se haya convertido enuno de los paraísos preferidos para lasmafias nacionales e internacionales. No esdescabellado afirmar que el GobiernoRajoy es el brazo político de dichas mafiasy el PP una tapadera para el desarrollo deactividades delictivas.Es lo que llamamos reforma oligárquicadel Estado. Acaso con semejante bagaje¿es posible mantener la lealtad de la"mayoría social" al sistema? Un Estadooligárquico y post-democrático al serviciode los grupos más parasitarios que anidanen la sociedad española, los mismos quenos exigen a todos lo que no rige paraellos".Pero la sociedad supo responder. Las asam-bleas populares, las mareas y plataformas,las marchas de la dignidad… lo hizo comosupo y pudo, ante la pasividad de laizquierda política, la inquietud sindical y lasorpresa de los movimientos sociales.Hubo que aprender, reaprender, improvisar,experimentar… y claro, equivocarse. Así setransitó de la indignación a la impugnacióny de ahí, al cambio. Pero este no llegó, secortó la racha…Aquellos que afirman que todavía sigueabierta la ventana de la oportunidad nodejan de recordarme a los que, a mediadosde la década de los 80, seguían creyendo enla posibilidad de la "ruptura". ¿Cómo inter-pretar entonces los términos de fracaso,decepción, frustración, derrota… tan realesa la vez que dolorosos? ¿Están en desusolos esfuerzos por comprender ideas como"estado de ánimo" o "relación social defuerzas"? En fin, ¿qué razones permitenafirmar que concluyó un periodo especial-mente esperanzador? Señalemos algunas:a) ¿Qué fue de aquella idea -lanzada por lasmismas élites (Sarkozy) sobre la necesidadde refundar el capitalismo? Pues bien, lejosde cualquier aflicción, ese capitalismoahondó en sus aspectos más destructivos,desarrollando un feroz ataque a los grupossociales subalternos, amenazando el colap-

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so de la naturaleza, reforzando el autorita-rismo o alentando el renacimiento de ideasderrotadas en 1945.b) El carácter de la nueva propuesta sobrereforma constitucional. Hace un año dichareforma se situaba entre el llamado "nuevoproceso constituyente" y la inmutabilidadde la Constitución de 1978. Los que apues-tan hoy por la reforma constitucional tien-den a profundizar en dirección hacia larecentralización del sistema, intentan ade-cuar la "constitución formal" a la "constitu-ción real" (reformas laborales, privatizacio-nes, deuda…). Aquella idea de que ya no setrataba tanto de "cambiar la Constitución"sino de "cambiar de Constitución" ha ter-minado en cierto desuso.c) Neutralización del PSOE cuando, preci-samente, constituye un componente nece-sario de un supuesto "gobierno de la mayo-ría social". Así es, recordemos que PODE-MOS surge, entre otras razones, para con-vertir la capacidad de movilización socialen poder político-institucional, entendien-do que esa formidable fuerza social, a lahora de expresarse políticamente, lo hacede forma plural, optando bien por Po de -mos, bien por el PSOE o bien por la iz -quierda nacionalista. Ese y no otro es elcarácter de ese gobierno (el "bloque social"de los de abajo en lucha contra la "alianzade las élites"). En consecuencia, no debe-mos ser indiferentes ante lo que ocurra enel PSOE, su neutralización es una necesi-dad de los grupos sociales dominantes. Noconviene regalar al enemigo o adversario,según se trate, aquello que todavía no haganado, pero sí sabemos que el éxito deSusana Díaz, sería un terrible mazazo paracualquier expectativa de cambio social ypolítico.d) Retroceso en todas sus formas de lamovilización social y del protagonismo dela sociedad civil. Aquella nefasta ideamanifestada en enero de 2015 por la cúpu-la de Podemos, que venía a decir algo asícomo: contra el PODEMOS de la protestalevantemos el PODEMOS de la gestión,sin entender que sin protesta no hay ni

habrá gestión. El Ayuntamiento de Madridy otros Ayuntamientos del cambio nos danbuena prueba de ello y no queremos que losmismos sean un simple interregno. En fin,la máquina de guerra electoral ha servidopara arrebatar el protagonismo a la protestay a la movilización y convertirnos en pasi-vos espectadores de la habilidad parlamen-taria de nuestros representantes. Al fondode todo, el llamado "poder popular" quedareducido a inocuo lema dominguero.e) Por último, se adivina cierto regusto porel narcisismo político. Se afirma, sin rigoralguno, que España está exenta del riesgode involución, como si el nacionalismo es -pañolista, el repliegue nacional contra laUE, el autoritarismo, el racismo, el machis-mo, la xenofobia, el clasismo de la peorespecie…, fuesen un simple decorado denuestra realidad social. Es cierto que lairrupción del 15-M y el surgimiento de Po -demos constituye el mejor dato, el más po -sitivo y estimulante de esa misma realidad.Pero esto no es un antídoto ni una vacunacontra cualquier proceso de fascistización.Es cierto que no contamos con un Farage,Le Pen, Petry, Wilders, Hoffer…, "fascis-mos" de electorado frágil y no consolidado,una basura que puede ser aventada. Encambio, en nuestro país se ha vivido unaresistencia prolongada primero y ofensivadespués, contra las élites, sus medidassociales y políticas y también contra susprivilegios. No está de más recordar que elfascismo puede reaparecer tras el fracasode las ofensivas sociales por el cambio, quetiene un carácter post-preventivo para ahu-yentar el temor que las élites han sentido yque, en última instancia, implica la movili-zación de las clases medias y otros gruposdesclasados no por proyectos de emancipa-ción social sino por el retorno del orden, laseguridad, la jerarquía, la exclusión… lomás vomitivo que el pensamiento humanopueda llegar a producir. Sin duda, una ame-naza para las gentes de izquierda.Extirpar de raíz esta posibilidad es ineludi-ble y ello requiere de mucha movilizaciónsocial, del protagonismo de los de "abajo"

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y de la lucha por la hegemonía de lasideas… En la Transición fuimos suficiente-mente fuertes para impedir la continuidadde la dictadura franquista, pero no lo sufi-ciente como para extirpar sus pervivenciasen el nuevo régimen. ¡Sería insensato infra-valorar este asunto! "Donde impera lo gris,pueden acabar dominando las fuerzasnegras de la reacción" (Arkadi Strugatsky).Todo lo anterior permite afirmar que lasituación es otra. Nueva situación y nuevastareas, sin que la decepción nos gane.Ahora bien, ¿se pueden considerar esascaracterísticas negativas como perdura-bles? ¿es posible cambiar esa dinámica?No obstante, sigo pensando que la acciónhumana, individual y colectiva, libre yconsciente puede impedir que las situacio-nes sean irreversibles. Esta situación notiene por qué representar un periodo de 10o 20 años. El equilibrio inestable de 2016ha sido sustituido por un nuevo desequili-brio igualmente inestable. Pero el fin de unciclo no significa el retorno a un periodo deresistencia, sino de lucha por cambiar lascosas y también, por cambiar de gobierno.Además, las fuerzas del cambio no puedenesperar a 2019 (sería una forma de suici-dio). Las élites necesitan que el desequili-brio sea estable y piensan en junio de 2017,con la idea de reducir las incomodidadesque la democracia supone. De todas y todosdepende que el nuevo ciclo sea un nuevodolor de cabeza para esos grupos parásitosy asociales.

Madrid, 21 de diciembre de 2016.

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Piensa a lo grande y patea culos en los negocios y en la vidaDonald Trump

Ha ocurrido lo inconcebible, lo indeseable y, empero, posible; Donald Trump, la personamenos apta para gobernar un villorrio, ha llegado a la presidencia del, todavía, país máspoderoso del mundo. Millones de ciudadanos de Estados Unidos y millones de personasque no lo son se preguntan cómo ha podido suceder.Hay, claro está, elementos de todo orden que lo explican; factores estructurales y coyun-turales, factores económicos, culturales y políticos, que han influido en su victoria, perouno de ellos, y decisivo, es el complejo, injusto, anticuado y poco democrático sistemaelectoral, que ha permitido que Trump, con 62.979.879 votos populares y 304 votos elec-torales recibidos, 241 diputados en la Cámara de Representantes y 52 senadores, resultasevencedor en las elecciones de noviembre, mientras Hillary Clinton haya perdido con másvotos populares, 65.844.954 (6,5 millones menos que Obama) y 227 votos electorales. Laex senadora obtuvo 194 representantes y 46 senadores.En una población total de 324.289.210 personas, las inscritas para votar fueron231.556.622 y las que finalmente votaron fueron 137.053.916. La participación fue del55,4%, pero desde 1972 la participación en las elecciones presidenciales no ha superadoel sesenta por ciento.

El último heredero de Ronald ReaganDonald Trump es un hombre blanco de 70 años (pocos días le faltaban a Reagan para cum-plirlos cuando llegó a la Casa Blanca), casado y padre de familia, y millonario, como otrosrecientes candidatos republicanos (Gingrich, Romney) y algunos miembros de su gobier-no. Es rico por herencia, su fortuna se estima en 4500 millones de dólares, según la revis-ta Forbes, repartidos en multitud de empresas. Arrastra varias quiebras en sus actividadeseconómicas y se jacta de no pagar impuestos (según algunos, es un estratega en burlar alfisco), no ha presentado su declaración de la renta en la campaña electoral y tiene intere-ses empresariales en una veintena de países.El magnate americano representa la última versión, zafia, extremada y grotesca, de la lla-mada "revolución conservadora", puesta en marcha, en los años ochenta, por RonaldReagan en los Estados Unidos y por Margaret Thatcher en el Reino Unido, e incluso hausado la misma idea que el actor de cine y luego presidente para definir su proyecto: Volvera hacer grande América.A lo largo de casi cuatro décadas, la sociedad estadounidense ha quedado marcada por losvalores y actitudes de un Partido Republicano cada vez más orientado a la derecha, que se

José Manuel Roca

Dios castiga a América

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ha mostrado neoliberal en el campo econó-mico, ultraconservador en el ámbito moral,unilateral en política exterior, militarmenteexpansivo, depredador de países del tercermundo y expoliador de la naturaleza.El pensamiento de los partidarios de uncapitalismo sin frenos legales ni morales,del Estado mínimo y del mercado máximo,de rebajar los impuestos a los ricos y lossalarios a los trabajadores, precarizar elempleo, dividir y trasladar empresas a paí-ses en desarrollo, reducir los gastos socia-les del Estado y aumentar los gastos milita-res, privatizar bienes y servicios públicos,transferir riqueza desde las clases bajashacia las clases altas, aumentar la deudapública, desregular la economía, expandirlas reglas del mercado por todo el planeta,gobernar el país como si fuera una empresaprivada, establecer la competencia comorelación preferente entre las personas ydividir la sociedad entre ganadores (pocos)y perdedores (muchos), se ha enseñoreadode los países occidentales y de buena partedel resto, pero sobre todo de los gobiernosy de las élites dominantes, sin que los man-datos de los presidentes demócratasClinton (1993-2001) y Obama (2009-2017)hayan podido (o querido) acabar con talhegemonía, aunque han paliado algunos desus efectos, ni los dirigentes de otros paíseshayan osado discutirla.Estamos, por lo tanto, ante una onda largade la ideología conservadora de extraordi-naria potencia, que el reventón financierode 2007 pareció, por poco tiempo, detenerpues mostró, por un lado, los negativosefectos sociales de la desregulación econó-mica y financiera, y por otro, que los neoli-berales tiraban por la ventana los principiosque, ayudados por organizaciones interna-cionales como el Fondo Monetario Inter -nacional, el Banco Mundial, la Orga -nización para la Cooperación y el Desa -rrollo Económico, la Organización Mun -dial del Comercio o la Unión Europea,habían obligado a asumir a otros países y,siguiendo el lema empresarial de que losbeneficios son privados pero las pérdidas

son de todos los ciudadanos, acudían alEstado para salvar, con elevadas sumas dedinero público, compañías aseguradoras yentidades de crédito privadas, llevadas a laquiebra por la mala gestión de sus directi-vos o la ambición de sus consejeros.El inicio de la recesión acabó con el belico-so gobierno neocon de G. W. Bush (jr.),pero no con la hegemonía del pensamientoneoliberal, pues los buenos propósitos derefundar el capitalismo sobre otras bases,anunciados por los principales dirigentesmundiales en las reuniones del G-20, en2008 y 2009 (en Washington, Londres yPittsburg), quedaron en agua de borrajas ylas frases de Obama -los días del descon-trol tienen que acabar- o de Sarkozy -laépoca del secreto bancario ha terminado-pasaron a la historia de la impotencia["Elecciones en EE.UU." IniciativaSocialista nº 74, invierno 2004-2005; "Bye,bye Bush", Trasversales nº 12, otoño 2008;"Obama" editorial, Trasversales nº 13,invierno 2008-2009; "Capitalismo indómi-to", Trasversales nº 19, verano 2010;"Neoliberalismo: el poder nuevo de ideasviejas", Trasversales nº 32, junio 2014;"Neoliberalismo: el aislado hombre econó-mico", Trasversales nº 33, otoño, 2014].Tras inyectar ingentes cantidades de fondospúblicos para salvar el sistema financiero(y en Europa, la moneda única) y aplicarunas drásticas medidas de austeridad, quehan hecho retroceder veinte años las condi-ciones laborales y existenciales de las cla-ses asalariadas y dejado sin amparo públicoa los estratos sociales económicamente másdébiles, no hay duda de que un neolibera-lismo todavía vigoroso sigue guiando laacción de los gobiernos.Hoy, el mundo occidental está orientadopor los valores y objetivos de la derechaneoliberal y a la vez conservadora. Lo másalarmante es que, ante la profunda crisis delas instituciones democráticas, las alternati-vas que se plantean a la situación actual,dada la deserción o la defunción de lasizquierdas, llegan desde posturas más con-servadoras, bien sean políticas, en forma de

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populismos de derecha y extrema derecha,o sean religiosas, en forma de fundamenta-lismos o de integrismos, o bien la mezclade ambas, pero todas las salidas apuntan aregímenes de tipo autoritario y a la consi-guiente merma (o incluso abolición) dederechos civiles.Trump es un efecto de esto; un personaje deesta época, fruto de una sociedad escindidapor la desigualdad económica y de la crisisdel sistema democrático general y del nor-teamericano en particular, que, desde fueradel ámbito político, aparece como unvoluntarioso caudillo para resolver los pro-blemas del país más poderoso del mundobuscando fáciles soluciones en el pasado,que ha creído hallar en los mandatos deRonald Reagan. Quien, a su vez, se inspira-ba en un país conformado por la moral delpionero (encarnada por él mismo en laspelículas del Oeste que interpretó), que yaentonces languidecía y se refugiaba en elinterior, en la América rural, aislada, reli-giosa y profunda. En La reacción conser-vadora. Los neocons y el capitalismo sal-vaje (Madrid, La linterna sorda, 2009) sepuede encontrar una biografía política deRonald Reagan, así como los fundamentosideológicos, los apoyos sociales y los obje-tivos económicos y políticos de su gobier-no.

Trump en campañaAutorretrato del personajeSu trayectoria profesional en el mundo delos negocios y su nivel de renta no han sidoobstáculos para presentarse ante los electo-res como un rico extravagante, rebelde ygeneroso, enfrentado al "establishment", alos liberales (progresistas) demócratas y alos burócratas de Washington para defender"a la gente", en una especie de versión adi-nerada y demagógica de Robin Hood con elpelo teñido."¿Quién queréis que gobierne América: laclase política corrupta o la gente?" pregun-taba a sus seguidores. Y la respuesta de esagente era obvia: "la gente", o sea, él: unmillonario, evasor fiscal para más escarnio,

como mejor representante de la gente quetrabaja y paga sus impuestos. Él mismocon firmó esta vacua pretensión el día 20 deenero, en el acto tomar posesión del cargode Presidente, cuando, en un discurso falsa-rio, pedestre y maniqueo, aseguró Vamos atraspasar el poder de Washington al pue-blo, haciendo creer, si ello es posible, queel pueblo, la gente corriente, la ciudadaníade rentas medias, siquiera como resultadoestadístico, pudiera verse representada porun magnate y por un gobierno formado pormillonarios y militares, que es una muestrade lo más granado de la oligarquía del país.Lejos de Estados Unidos es difícil entenderesa meteórica carrera política, que, desdefuera del ámbito político, aunque hizo unintento en el año 2000, le ha llevado enmuy poco tiempo a la Casa Blanca, pero,en su tierra, el magnate no era una personadesconocida.Como Reagan, que era una cara familiarpor el cine y la televisión, Trump, antes deser candidato a la presidencia, ya era famo-so por un programa de televisión (El apren-diz, un concurso de talento empresarial enla NBC, en el que mostraba su cualidadesde showman) y por sus apariciones en laprensa. En la económica, por su actividadinmobiliaria, como constructor y adminis-trador de hoteles, oficinas, casinos y cam-pos de golf, dentro y fuera de EstadosUnidos, además de por sus éxitos comoinversor (tiene en su haber buenos "pelota-zos" y alguna bancarrota) y por figurar enlas listas de los hombres de negocios másfamosos (hombre del año, concesión degalardones, premios al liderazgo económi-co, etc) y más ricos (en 2016 estaba en la113ª posición de los estadounidenses másricos y en la 324ª de las personas más ricasdel mundo, según la revista Forbes, conuna fortuna estimada en 4500 millones dedólares). Pero también era conocido por suaparición en la prensa rosa por sus costososdivorcios y porque durante casi una décadafue el promotor de los concursos de bellezade Miss USA y Miss Universo.Un tipo multimillonario, que tiene su pro-

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pio programa de televisión, su equipo defútbol y su marca de trajes, patrocina com-bates de boxeo y una carrera ciclista (elTour de Trump), aparece rodeado de bellasmujeres, posee su propio avión Boeing 757y varios rascacielos en el centro deManhattan, presta su nombre a otros edifi-cios emblemáticos repartidos por el mundo(Chicago, Panamá, Las Vegas, Honolulú,Toronto, Dubai, Atlanta) y tiene, además,una estrella en el Paseo de la Fama deHollywood, es una persona conocida y,además, envidiada, pues para muchos hom-bres ofrece la imagen perfecta del triunfa-dor.Le han ayudado también los medios deinformación. Por un lado la prensa y losmedios audiovisuales contrarios (como laCNN) o la prensa nacional (The New YorkTimes), que se lo han tomado a broma,pero, al ridiculizarle, indirectamente handado pábulo a sus palabras y han hecho cir-cular sus expresiones, y por otro lado, losgrandes medios afines (la cadena Fox) ymedios locales vinculados a asociaciones yorganizaciones muy activas influidas por elTea Party. Pero también han jugado unpapel importante las redes digitales, quehan reproducido y reemitido sus mensajescatastrofistas, llenos de falsedades y exage-raciones, pintando un país sombrío, invadi-do por extranjeros y azotado por el desem-pleo, por las drogas y la delincuencia, conbarrios vacíos, fábricas cerradas y gentecon miedo refugiada en su casa. Un país,que, de ser cierto lo que él afirma, debe susituación a empresarios como él y a la desi -gualitaria forma de gobernar del PartidoRepublicano.Esos mensajes pesimistas y llenos de resen-timiento, reproducidos desde los medios decomunicación o redactados por el propioTrump en Twiter, han sido replicados,difundidos y comentados en sus redes deseguidores, formando una sociedad parale-la que parece vivir en una burbuja aisladadel resto del país, inmune a la realidad, alos datos, a las cifras y a los hechos, dondela verdad, por increíble que pueda parecer,

es lo que dice Donald Trump, que lo haceusando términos muy asequibles al pueblollano, pero no en un lenguaje popular, sinovulgar y grosero.A personas simples con prejuicios anti-intelectuales, mal formadas (me gusta lagente sin educación, ha dicho) y peor infor-madas, Trump les parece un hombre va -liente, porque no utiliza el lenguaje políti-camente correcto que han empleado susadversarios demócratas. Pero el magnatefanfarrón no sólo falsea o exagera, sino quemiente a conciencia y vierte calumniassobre sus oponentes y sobre aquellos que asu juicio están contra él: ha afirmado queBarack Obama no nació en EstadosUnidos, ha amenazado con meter en la cár-cel a Hillary Clinton y con no respetar elresultado de las elecciones, por estar pre-suntamente amañadas, si el vencedor noera él; se ha jactado de poder abusar de lasmujeres y de poder matar a alguien sin per-der votos; ha prometido expulsar a oncemillones de personas sin documentos deresidencia y hacerlo de forma inmediatacon tres millones; ha prometido impedir laentrada de musulmanes, levantar un muroen la frontera con Méjico (que deben pagarlos mejicanos) para evitar la entrada de vio-ladores y traficantes de drogas, combatir elyihadismo en Iraq y en Siria con bombasatómicas o apoyar el uso de la tortura, entreotros excesos verbales.Ha atizado el resentimiento y el antagonis-mo social, se ha comportado de modo gro-sero, machista, racista y xenófobo -alegaque no tiene tiempo de ser correcto- y hatransmitido rudamente a los electores elmensaje maniqueo de un país en decaden-cia, con la corrupción instalada en las insti-tuciones y la delincuencia en la calle, quenecesita las soluciones simples y drásticasque él propone para volver a ser grande,ordenado y fuerte.En realidad, el verdadero problema está enla deriva del Partido Republicano hacia underechismo fanático, neoliberal en lo eco-nómico y conservador en lo moral, arras-trado por el Tea Party, el grupo de presión

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que desea volver a lo que considera los orí-genes -el individuo, la Biblia y las armas- yempeñado en aplicar un programa quedefiende menos gobierno y menos impues-tos, la libre empresa, la familia y la moraltradicional -no al aborto, religión (creacio-nismo), escuela confesional-, sostiene quela soberanía de Estados Unidos no se nego-cia y por tanto no acepta limitaciones enmateria de armamento o energía (niega elcambio climático) y propone descentralizar(quitar poder a Washington) para concedermás autonomía y más dinero federal a losestados, a los municipios, a la iniciativaprivada, a las familias y a las iglesias, quese deben ocupar de los necesitados y libe-rar al Estado de esa carga.Entre un 70% y un 85% de los miembrosdel Tea Party se "informa" a través de lacadena Fox. Más del 60% cree que Obamaquería instaurar el socialismo en EstadosUnidos, un 40% cree que es musulmán yque pretendía imponer la ley islámica; lainmensa mayoría desconfía de la prensa, delos intelectuales y de los "burócratas deWashington", cree que el gobierno engañaa los ciudadanos (ve conjuras por doquier)y que la labor del Senado y el Congreso eraimpedir que Obama pudiera gobernar.Así que Trump es un mal candidato, pero sirepasamos la lista -G. W. Bush jr., NewtGingrich, Sara Palin o Mitt Romney- pare-ce que el Partido Republicano no disponede candidatos mejores. Como Gingrich yRomney, también millonarios, Trump reve-la el interés del capital por la política y laaspiración de los ricos de colocarse directa-mente en el puesto de mando prescindien-do de intermediarios.Después de lo dicho en la campaña electo-ral, la llegada de Trump a la Casa Blancacorrobora, en cierta medida, la idea de quecualquiera (menos una mujer) puede llegara presidente, aunque sea un sujeto pocopresentable.Trump es un tipo narcisista, autoritario ysoberbio -temible, según quienes le han tra-tado-, que tiene perfectamente asimiladaslas vejatorias formas de trato que cree que

le permite su elevada posición en la escalasocial: es rico, es un jefe; manda, es untriunfador, pero con rabietas de niño malcriado. Y ante eso hay que doblegarse, por-que Trump ha emprendido esta carrera paraganar, para ser el número uno, porque elresto no cuenta, según la acrisolada doctri-na de los neoliberales de llegar a lo másalto y hacerlo en poco tiempo.Trump ha llegado a la política para ganar ytambién para hacerlo a su manera -My way,¿recuerdan?-, según sus propias y cambian-tes reglas, que no son fijas ni limpias por-que es un oportunista. Su, iba a decir filo-sofía pero dudo que sepa lo que es, su acti-tud en la vida es la de ganar como sea. Y decasta le viene al galgo, ya que procede deuna familia de triunfadores que llegaronbastante arriba en la escala social partiendode bastante abajo. Nieto de emigranteseuropeos, su abuelo regentó un burdel, yquizá de las historias que contaba el abue-lito sacó el pequeño Donald sus cavernariasideas sobre las mujeres.Así, pues, la primera conclusión a extraeres que antes de empezar a gobernar Trump,ya en la campaña electoral, ha roto lasreglas de juego político, no sólo hacia losadversarios, sino hacia los votantes, quetambién merecen respeto, hacia los votan-tes propios y hacia los demás. Ha venido amostrar, y de momento lo ha conseguido,que se puede ganar de cualquier manera;que todo vale con tal de ganar, porque, sino se vence, el resultado no vale. Más aún,no basta con derrotar al adversario, sinoque hay que destruirlo, incluso acusándolode hacer trampa, de traición o metiéndoloen la cárcel.Para entender el fenómeno Trump -escribeJohn Carlin ("El problema no es Trump",El País, 7-11-2016)- hay que recurrir a laantropología, en este caso al estudio delser humano en su versión más salvaje yprimitiva. Porque el trumpismo no tienecausa; tiene enemigos. No propone espe-ranza; propone odio.Todo indica que, al dedicarse a la actividadpolítica, piensa seguir las reglas expuestas

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en varios libros sobre el éxito personal enlos que ha participado y en particular enuno titulado Piensa a lo grande y pateaculos en los negocios y en la vida [ThinkBig and Kick Ass in Bussines and Life,2007, escrito en colaboración con BillZanker]

Retrato de los votantesSe ha dicho que Trump ha recibido un vototransversal, de hombres y mujeres, de jóve-nes y mayores, de blancos, hispanos,negros y asiáticos, lo cual es cierto, peroese voto hay que cuantificarlo.El resultado electoral ofrece un mapa com-plejo, que rompe las identificaciones fáci-les con los partidos hegemónicos, demó-cratas y republicanos, por niveles de rentao razones de etnia, género, religión, clase oestatus social y aún por zonas geográficas,ya que los republicanos han conquistadoestados como Wisconsin, Michigan, Iowa,Ohio y Pensilvania, que, en la zona indus-trial de los grandes lagos y el nordeste, hansido viveros tradicionales de los demócra-tas, junto con los estados del Pacífico. Enun rápido bosquejo, el reparto de votos enEstados Unidos es el siguiente: las costasdel Pacífico y del Atlántico (hastaCarolina) y el norte industrial son demócra-tas; los estados del sur, del golfo de Méjicoy del interior, republicanos. Colorado yNuevo Méjico votan con los demócratas. Hillary Clinton ha ganado en las zonas demayor concentración urbana con un por-centaje alto (85%), pero ha obtenido unporcentaje bajo (25%) en ciudades mediasy pequeñas y sólo 10% en zonas rurales,que es donde Trump ha obtenido sus votos,pues no ha ganado en las grandes ciudades,en ninguna con más de un millón de habi-tantes.Una encuesta a pie de urna (The New YorkTimes/El País, 11-11-2016) indica queTrump ha recibido el voto del 58% de per-sonas blancas, el 8% de negras, el 29% dehispanas y el 29% de asiáticas, mientrasque el voto de Hillary Clinton procede del37% de blancos, del 88% negros, del 65%

de hispanos y del 65% de asiáticos. Porsexos, Trump ha recibido el 53% de votosmasculinos y el 42% de votos femeninos,mientras que en Clinton el porcentaje seinvierte: 54% mujeres y 41% hombres. Enrelación con este dato, Trump ha recibido el58% de votos de hombres casados, el 47%de mujeres casadas y el 33% de mujeressolteras, mientras H. Clinton ha recibido el62% del voto de mujeres solteras, el 49%de mujeres casadas y el 37% de hombrescasados. La diferencia es grande en lo querespecta a las minorías sexuales (LGTB):78% Clinton, 14% Trump.Por confesiones, el mayor porcentaje devotos de creyentes es para Trump: 81%evangélicos, 58% otros protestantes y 52 %católicos, en tanto que H. Clinton ha recibi-do el apoyo del 71% de judíos y un 68% deagnósticos. Por estudios, Trump ha recibi-do el 51% y el 52% de votantes con estu-dios básicos y bachillerato, H. Clinton el45% y 43% respectivamente, pero un 49%de universitarios y 58% con estudios deposgrado (45% y 37% Trump); la diferen-cia se acentúa con personas no blancas: el71% de universitarios no blancos y el 75%de no blancos no universitarios han votadopor Clinton. Trump ha obtenido más votosen lugares donde tres de cada cuatro perso-nas no tienen estudios universitarios.Según esta encuesta, no hay gran dispari-dad de ingresos entre sus votantes: los queganan menos de 50.000 dólares anualeshan votado el 52% por H. Clinton y el 41%por Trump; en los que ganan más de100.000 dólares al año las preferencias son:47% H. Clinton, 48% Trump. Según otroestudio, el 20% de los votantes con ingre-sos inferiores a 30.000 dólares al año havotado a Trump.Más claridad ofrece la opinión sobre susituación económica respecto al año pasa-do: el 72% de los votantes de Clinton afir-ma estar en mejor situación que en 2015,opinión que sólo comparte el 24% de losvotantes de Trump. Y al revés, el 19% delos votantes de Clinton dice estar peor,mientras esta opinión se dispara al 78% en

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los votantes de Trump.El mayor interés de los votantes de la exsenadora está en la política exterior (60%)y en la marcha de la economía (52%), el delos votantes de Trump está en la inmigra-ción (64%) y el terrorismo (57%). La cua-lidad más apreciada en un dirigente es quepueda traer un cambio, 83% en votantes deTrump, que tenga experiencia, el 90% devotantes de Clinton.Trump ha hallado los mayores apoyos enlos pueblos y ciudades pequeñas, en laAmérica interior, aislada, en pequeñascomunidades rurales con predominio depoblación blanca, cerradas sobre sí mis-mas, en las que se recela del exterior y delos forasteros, cuyos habitantes describeJohn Carlin (El País, 14-11-2016) de estamanera: Suelen ser amables en el trato,gente religiosa y honesta, decente dentrode su reducida órbita social. Pero, trassentarme a hablar con ellos un rato siem-pre he reaccionado con la misma perpleji-dad: ¿cómo es posible que hablen el mismoidioma que yo en casa? Sus palabras meson familiares pero sus circuitos cerebralesoperan de otra manera. Son gente de fesimple, ajena a la ironía; gente que eligesus verdades no en función de los hechossino de sus creencias o prejuicios; genteque vive lejos de los océanos y del resto delplaneta Tierra, al que tiene miedo. Nuncahe tenido una sensación similar de desco-nexión en Europa, África o AméricaLatina. Sólo en el interior de EstadosUnidos.Son la América que se ha quedado atrás, oque no ha evolucionado tan deprisa comolas costas y las grandes ciudades, que,poseída por un fuerte prejuicio anti-intelec-tual, se siente excluida económica, políticay culturalmente de la marcha del país yamenazada por otras colectividades, pre-sentadas por la propaganda como ávidas dequitarle lo poco que tiene, mientras percibelos efectos negativos de una globalizaciónque ha sido promovida por los grandes gru-pos económicos estadounidenses, tratandode conquistar nuevos mercados o de rebajar

costes de producción trasladando lasempresas a países con gobiernos serviles ynulos derechos laborales, ambientales ociviles, o delegarla directamente en empre-sas del tercer mundo, mientras alardeabande un imperial patriotismo que seguía al piede la letra el lema de Charles Wilson, pre-sidente de la General Motors: lo que esbueno para la General Motors es buenopara Estados Unidos.La inversión productiva en el exterior haacarreado desmantelar industrias en el inte-rior de Estados Unidos, perdiendo, a cortoplazo, puestos de trabajo estables y bienremunerados (por ejemplo, General Motorsera conocida como Generous Motors, porlos buenos contratos de trabajo) y destru-yendo la trama industrial y comercial cons-truida a lo largo de décadas, lo que ha afec-tado no sólo a las condiciones laborales -con paro prolongado, empleo precario ymal pagado- sino a la vida de las comuni-dades, que reposa en factores consideradosestables como el empleo de la población ylas perspectivas de progreso, de movilidadsocial, muy valorada en una sociedad indi-vidualista y competitiva, y ha afectado,también, a la configuración urbana (ciuda-des y zonas fabriles abandonadas, barriosfantasmales). La globalización ha cambia-do la forma de vivir de mucha gente, colo-cándola ante un futuro poco prometedor, ycuando la gente siente que el suelo semueve bajo los pies es fácil presa de dema-gogos y redentores, y eso es Trump, un fal-sario redentor.El fenómeno viene de atrás, pues segúnSusan George, presidenta de ATTAC,millones de personas han sido marginadas,ignoradas; sus quejas no han sido escucha-das desde hace mucho tiempo (entrevistaradiofónica en Carne cruda, 23-1-2017). Ydel justificado y predecible enfado de laclase trabajadora ante el descenso de sala-rios y de la protección social provocadospor el acuerdo de libre comercio conMéjico y Canadá (NAFTA) no corregidospor el Gobierno de Obama, por un lado, y,por otro, por el favorable trato dispensado a

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la banca tanto por Bill Clinton como porObama [Vicens Navarro: "Es sorprendenteque se considere sorprendente la victoria deTrump", Público, 11-11-2016]. La preocu-pación del Partido Demócrata por atender ala clase media urbana y a las minorías étni-cas, culturales y sexuales, ha llevado a des-atender a los trabajadores de cualquier sexoy color, olvidando los intereses comunesque comparten como clase social, que es loque representaba la candidatura de BernieSanders.Tampoco está en Trump tal propósito, puesno se preocupa sinceramente por los másgolpeados por el capitalismo, y la salidaque propone no es popular sino populista;no insta a las masas trabajadoras o desocu-padas a ser más dueñas de sus condicionesde vida recuperando un poder político per-dido, usurpado por la burocracia deWashington y por una élite económica a laque él pertenece, sino que pide que dele-guen en él, en un caudillo bienhechor, queles devolverá la prosperidad y la confianzaen el futuro.Personas mal informadas, intoxicadas porla propaganda -Los políticos han prospera-do, pero los puestos de trabajo han desapa-recido y las fábricas han cerrado. El esta-blishment se ha protegido, pero no a losciudadanos, sentencia Trump- y llevadaspor el individualismo imperante, han con-fiado en que un hombre presuntamenteexcepcional les saque las castañas delfuego y resuelva, pronto y bien, los proble-mas del país y particularmente los suyos. Ynadie les ha parecido más indicado que unrico heredero, que ha triunfado en los nego-cios, se ha arruinado varias veces y se harecuperado, para sacar adelante el país,porque Trump ha demostrado que puedellegar a donde se proponga. Esa gente igno-rante, cansada y resentida ha puesto suesperanza en quien emerge como un triun-fador nato, confiando en que, comoPresidente (y con la ayuda de Dios), mues-tre sus dotes sacando adelante el país y,sobre todo, a sus votantes más modestos.¿Acaso Trump es su Hugo Chávez?, se pre-

gunta el novelista John Irving ["MarcoAurelio predijo a Trump", El País, Babelia,22-11-2016]. Pues algo así deben de haberpensado muchos de sus electores.Lo fantástico -escribe Carlin ("El problemano es Trump" El País, 7-11-2016)-, lo gro-tesco, lo surreal es que tantos millones dehabitantes del país más próspero delmundo compartan su visión tribal, y que nosólo Trump sino sus devotos estén sólo uneslabón por encima de la jungla.

Programa y gobiernoLa llegada a la Casa Blanca está despejan-do las dudas sobre si había un Trump presi-dente distinto del Trump candidato. ¿Seatrevería a realizar todo lo que había anun-ciado en la campaña electoral? ¿Serían bra-vatas o había que tenerlo en cuenta comofirmes promesas? ¿Serán capaces de fre-narle las instituciones o le acompañarán ensus propósitos?Está lejos de representar a la población deEstados Unidos un gobierno de hombresblancos y millonarios, cuyas fortunassuman en conjunto 14.500 millones dedólares. Lo que equivale a la riqueza de los43 millones de hogares más pobres deEstados Unidos [Silvia Ayuso: "El gobier-no más blanco, rico y masculino", El País,20-1-2017].Las mujeres y los no blancos son la excep-ción. Lo que dice bastante de las personasque merecen la confianza de Trump y, porsi hiciera falta, ofrece pistas sobre sus ver-daderos objetivos.Nikki Haley, gobernadora de Carolina delSur, representará a Estados Unidos en elConsejo de Seguridad de la ONU, dondetiene poder de veto como miembro perma-nente. La Secretaría de Educación ha sidoconfiada a Betsy DeVos, una millonaria deMichigan, partidaria de la educación con-certada, y la Secretaría de Transporte aElaine Chao, de origen chino (Taiwan), quefue Secretaria de Trabajo con G.W. Bush(jr.).La otra excepción es el neurocirujano ne -gro Ben Carson, que ocupará la Secretaría

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de Vivienda y Desarrollo Urbano. Ningunamujer ni afroamericano ostentarán un cargotan importante como la Secretaría deEstado, que desempeñaron Colin Powell oCondoleeza Rice con G. W. Bush (jr.). Rex Tillerson, presidente de Exxonmobil,dirigirá el departamento de Estado. El abo-gado Reince Priebus, con experiencia polí-tica, será el jefe del Gabinete, y el cargo deJefe de Estrategia ha recaído en SteveBannon, autotitulado Darth Vader, un hom-bre enemistado con los medios de informa-ción (deberían tener la boca cerrada; losmedios son la oposición) y fundador de laweb Breitbart News, un canal de la derecharadical.El general James Mattis -"perro loco"-, conexperiencia en Iraq y Afganistán, será elSecretario de Defensa, y el general retiradoMichael Flynn, conocido por su islamofo-bia y su afinidad por la Rusia de Putin,Asesor de Seguridad Nacional. MikePompeo, antiguo oficial de la marina ymiembro del Comité de Inteligencia delCongreso, a donde llegó apoyado por elTea Party, es el nuevo director de la CIA,en tanto que James Comey se mantienecomo director del FBI. John Kelly, generalretirado del Cuerpo de Marines, ocupa laSecretaría de Seguridad Interior.Jeff Sessions, el senador que no pudo serjuez por sus chistes racistas y rechazó lalegislación contra la tortura, será FiscalGeneral.Nadie parece más indicado para dirigir laSecretaría de Energía que el ex gobernadorde Tejas, Rick Perry, quien en 2011 se pro-puso eliminar ese departamento. El nom-bramiento del Director de la Agencia deMedio Ambiente va por el mismo camino,pues el ultraconservador Edward ScottPruitt niega que exista el cambio climáticoy ha bloqueado los intentos de Obama deluchar contra el calentamiento. Sigue estaparadójica línea el nombramiento de TomPrice, médico retirado contrario al aborto yadversario de la reforma sanitaria deObama, como Secretario de Salud.La Secretaría de Comercio ha recaído en el

millonario y tiburón financiero WilburRoss, cuya fortuna (de unos 2.500 millonesde dólares) es algo inferior a la de Trump.Otro "vecino" de Wall Street, es StevenMnunchin, con una dilatada carrera enGoldman Sachs y su propio fondo de inver-sión, será Secretario del Tesoro. Ha prome-tido bajar los impuestos. Otro hombre deGoldman Sachs, Gary Cohn, será el direc-tor del Consejo de Economía Nacional.El presidente de Blackstone, el mayorfondo de inversión del mundo, StephenSchawarzman, estará al frente de un forocreado por Trump para asesorarle en asun-tos estratégicos. Y queda, finalmente, elpuesto de asesor personal de Trump, cargoconfiado a Jared Kushner, empresarioinmobiliario con una fortuna de unos 200millones de dólares y editor de The NewYork Observer, que ha sido uno de los cere-bros de la campaña electoral. Es el maridode su hija Ivanka.Con el Senado y la Cámara de Repre -sentantes de su lado, y el Tribunal Supremoescorado por la renovación de tres puestos,que seguramente serán ocupados pormagistrados conservadores, Trump puedegobernar sin las limitaciones que tuvoObama, pero, además de su intención, esta-ba en el aire la concreción de su programa,que en algún aspecto es contradictorio conel de los republicanos.Trump no es un político, sino un empresa-rio pragmático acostumbrado a mandar y amoverse según sus intereses, ni es un ideó-logo, aunque actúa con la firmeza de unfanático. La mentalidad que conforma susideas y actitudes se limita al repertorio deinstituciones (familia, patria, iglesia y mer-cado) y prejuicios propios de un varónblanco, rico y conservador (machismo,racismo, nacionalismo y capitalismo). Si leañadimos la tendencia a ejercer el poder deforma autoritaria y la pasión por el ordenpúblico, tendremos los ingredientes de unfascismo latente, pero presto a salir a la luzen cualquier momento.Ignora casi todo sobre la política mundial yva a gobernar el país como si fuera una

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empresa, guiado por su lema "América, pri-mero" y por cuatro elementos básicos quele han de servir de orientación: arriba yabajo, dentro y fuera, es decir, la gente y lasélites, Estados Unidos y el resto del mundo.En medio, él, un dirigente populista, parabeneficiar a los de dentro y de abajo (lasfamilias y los trabajadores), y recuperar lasfronteras, la riqueza y los sueños, según dioen la toma de posesión.Hacer que Estados Unidos vuelva a sergrande, es decir, fuerte, implica desandarparte del camino efectuado hasta ahora:desglobalizar, renacionalizar, romper lazoscomerciales, retornar técnicas y capitales,reindustrializar y, claro está, competir conpaíses del tercer mundo en el mismo terre-no que ellos. El proteccionismo es una defensa unilateralefectuada a costa de otros países, que puededesencadenar un efecto similar con nuevasbarreras arancelarias erigidas de modosimilar, aunque también puede ayudar aalgunos países a liberarse del dogal de cier-tos tratados o a negociarlos de nuevo. Entodo caso, es un intento de remodelar elorden internacional decidido de modo uni-lateral por la Casa Blanca, que rompe latendencia expansiva del capitalismo queera hasta ahora dominante. Lo que planteano pocos interrogantes y permite atisbar elfuturo papel de China, la fábrica del mundoy gran potencia exportadora, al ocupar ellugar de Estados Unidos como defensoradel libre comercio. El objetivo de Trump es producir enEstados Unidos -contratar estadounidensesy comprar productos estadounidenses-, loque, además de restringir el comercio exte-rior y limitar la inmigración, persigue revi-talizar la industria, mejorar el empleo y lacompetitividad. En ese sentido van la reba-ja de impuestos a personas (el máximo bajadel 39% al 33%) y sociedades (el máximova del 35% al 15%) y la supresión de tribu-tos sobre sucesiones.Trump pretende sustraer la producciónamericana a la competencia internacionalcalificada de injusta -hemos creado riqueza

que se ha quedado fuera- y tener las manoslibres: se deshará de los grandes acuerdosinternacionales multilaterales y dará prefe-rencia a los tratados bilaterales. El queaspira a mantenerse como el primer paísdel mundo no se puede ver limitado porpactos internacionales, ni por acuerdossobre armamento o sobre el cambio climá-tico (un bulo de China), que favorecen aquienes quieren atar de pies y manos a losEstado Unidos. El magnate tiene una concepción similar ala de Ronald Reagan sobre la función de laenergía. Las indicaciones sobre un uso másresponsable de la energía se consideran unaintromisión en la actividad de las empresasy de los particulares, que atenta contra lalibertad de mercado. En segundo lugar,Estados Unidos no puede renunciar a seruna potencia económica y, en consecuen-cia, debe ser un gigante energético. Es obli-gación del Gobierno facilitar esa energía,aunque con ello tenga que aumentar la pro-ducción de combustibles fósiles (carbón ypetróleo). El ecologismo está fuera de con-trol, ha dicho, y ya ha autorizado el proyec-to de construir dos oleoductos, que fueparalizado por Obama. Trump se propone mejorar las infraestruc-turas con una inversión de tres billones dedólares e incrementar el presupuesto delPentágono, como corresponde a una granpotencia, pero retirarse como garante de laseguridad de los países aliados, de los queespera que destinen fondos propios a man-tener su propia seguridad.Lo que unido a los 20.000 millones de dó -lares que costará el muro con Méjico, que,de entrada, debe adelantar Estados Unidos,y a la rebaja de impuestos hará crecer eldéficit público, pero eso no es una priori-dad para los republicanos, como se pudocomprobar durante el mandato de Reagan yel de G. W. Bush (jr.), que dilapidó el sane-amiento realizado por Bill Clinton con ladeuda dejada por su señor padre. Entre las prioridades está abolir la reformasanitaria, que ha beneficiado a 20 millonesde personas, y la reforma financiera de

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Obama para liberalizar ese mercado, asícomo endurecer la política migratoriadevolviendo a su lugar origen a inmigran-tes sin documentos de residencia, levantarun muro en la frontera con Méjico y esta-blecer controles más rigurosos para detec-tar terroristas (ha prometido acabar militar-mente con el Daesh).Apoyado por la Asociación Nacional delRifle, Trump defiende el derecho a poseerarmas de fuego y ha asegurado que nom-brará para el Tribunal Supremo jueces quelo mantengan. Lo cual refuerza la tópicavisión de la personalidad de los estadouni-denses como una mezcla de individualis-mo, religión y armas. En Estados Unidos secalcula que hay 300 millones de armas defuego en poder de la tercera parte de lapoblación. En 2016 su uso produjo en12.000 homicidios y 25.000 heridos.Tump refuerza el nacionalismo americanoasentado en el binomio poder fuerte yhegemonía blanca, pero introduce unavariación: hasta hoy el neoliberalismo, lareligión de los ricos, ha ido acompañado dela defensa del mercado libre, pero desdeahora propugna el proteccionismo.Dada la posición conservadora del Gabi -nete, también están en peligro los derechosde las mujeres (aborto, anticonceptivos,planificación familiar, ayudas a madres sol-teras), de los colectivos de gays, lesbianasy transexuales, e incluso la libertad religio-sa, por la presión de la derecha cristiana afavor de la enseñanza confesional.Mal asunto si con este programa cunde elejemplo, porque sabemos que lo que ocurreen EEUU tiene muchos seguidores fuera deallí, más aún cuando Trump se suma a laoleada de partidos de derecha populista,que, con Farage, Le Pen, Wilders y Orbán,está emergiendo con fuerza en Europa.En la ceremonia de acceso a la Presidenciaanunció que entramos en una nueva era.Otra nueva era bajo la hegemonía conser-vadora de un imperio americano belicoso,pero retraído e impredecible. Estaremosprotegidos por Dios, dijo.Falta nos va a hacer.

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El título de este artículo es un pequeño homenaje a dos buenos historiadores ingleses lla-mados los hermanos Hammond, que sirvieron de referencia para otros estudios posterio-res sobre la formación de la clase obrera en Inglaterra y en el resto de Europa.1. El viejo sindicalismo de la etapa fordista está en crisis. Incluso la parte más positiva,como fue su carácter reivindicativo, ya se ha ido perdiendo. En su lugar, las organizacio-nes sindicales tradicionales como UGT o CCOO se han transformado prácticamente engrandes maquinarias integradas al Estado (no benefactor sino depredador de derechos).Asimismo, el corporativismo es otra variante de este sindicalismo burocratizado y conci-liador que pone sus intereses de casta por encima de los intereses de la inmensa mayoríade las clases trabajadoras.Toda esta práctica se suma a una crisis generalizada de unas estructuras socio-laboralesque el neoliberalismo ha ido arrasando a su paso como la fragmentación de los trabajado-res; la desarticulación de las organizaciones obreras y de los derechos sindicales; el retro-ceso en la conciencia de clase o la expulsión de millones de personas del llamado merca-do laboral. La situación de las clases trabajadoras se mueve entre la desesperación y elconformismo.Los vacíos que han ido dejando los sindicatos tradicionales en su retirada no se han llena-do siempre de nuevas alternativas sindicales, sino de unos escenarios de tierra quemada eincluso de colaboración de una parte de los trabajadores con las políticas liberales. Losatropellos a los derechos han dejado a millones de asalariados desprotegidos y sin capaci-dad de respuesta. No es por casualidad que si existe un lugar donde la correlación de fuer-zas entre las clases se exprese más favorablemente al capital, éste sea en los centros de tra-bajo. Es ahí, donde vivimos un clima de dominación “feudal”favorecido por el desempleoy la altísima precariedad laboral.

Jesús Jaén

El trabajador de la ciudad(una visión distinta del sindicalismo)

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EspaciosTrasversales 40 / febrero 20172. Existen muchos ejemplos que ilustran lacrisis actual del movimiento obrero y sindi-cal. En primer lugar los datos de afiliación(aunque en muchos casos se compensancon nuevas incorporaciones) y sobre todo,la relación que se establece entre trabajadory sindicato (basada en una concepción másutilitarista, más instrumental, que en unaconciencia de clase o anticapitalista). ¿Esposible que todo esto haya empezado acambiar? No estoy seguro. No obstante, lagravedad de la crisis económica y los bru-tales ajustes económicos han ayudado acrear una nueva conciencia de que en estasociedad, las desigualdades sociales y elreparto de la riqueza están injustamentedistribuidas.Seguramente a ello ha contribuido deforma decisiva la situación del nuevo traba-jador pobre y precario, el desempleo masi-vo y la desintegración de las viejas estruc-turas sociales basadas en el antiguo contra-to social. Por decirlo llanamente, muchostrabajadores se “enteraron” que lo erancuando estalló la crisis, y se cayeron delárbol donde creían estar seguros (comoparte de una clase media más preocupadapor el consumo a corto plazo que por anti-guos valores sociales).3. Una prueba difícilmente rebatible sobrela crisis del viejo modelo sindical es quedesde el 14 de diciembre de 1988 no se haproducido una Huelga General que hayatenido un seguimiento verdaderamentemasivo ¡Y causas hubo más que suficien-tes! El paisaje ha cambiado cualitativamen-te en los treinta años transcurridos: deslo-calización industrial, nuevas tecnologías,paro y precariedad, así como un aumentocualitativo en la desconfianza de millonesde trabajadores hacia los dirigentes sindica-les y políticos. Pero también influye elhecho que no se vea la Huelga General deun día como un arma útil para derrotar unasleyes tan importantes como la reformalaboral o acabar con el paro.Contrasta sin embargo esa realidad con otraque hemos vivido desde que naciera elmovimiento 15M en mayo de 2011. Nos

referimos al éxito que han tenido algunasMareas como las que se protagonizaron ensanidad, educación u otros movimientossocio-laborales en la comunidad de Madrido en otras provincias. En algunas de ellas,como sanidad, el peso y protagonismos delos viejos sindicatos fue entre muy débil onulo.Aunque estamos ante un tema complejo deanalizar creo que el éxito -tanto por sumasividad como por algunos resultadosobtenidos- se debió a varias razones:- El movimiento nace desde abajo con unpotencial democrático muy grande, recelo-so de las manipulaciones de las cúpulassindicales o políticas, y creando nuevasestructuras basadas en la auto-organiza-ción.- No se trata solo de un movimiento reivin-dicativo laboral, sino que une esas peticio-nes legítimas con demandas sociales muypotentes enraizadas en la población (inclu-so en sectores conservadores), como ladefensa del hospital como patrimonio deuna ciudad o de un barrio frente a unasempresas que se asemejan al depredadorvoraz ávido de beneficios.Los protagonistas de estos movimientos(desde abajo y de defensa de lo público)incorporan nuevas formas de lucha basadasen una Estrategia (con mayúsculas). No selimitan a acciones para quedar bien (comopueda percibirse una huelga de un día);sino que combinan durante meses la movi-lización en las calles o centros de trabajo,con las denuncias en los juzgados o parla-mentos. De esa manera -e integrando alprograma las reivindicaciones del conjuntode la población- se logra un frente o alian-za entre trabajadores del sector con losvecinos, usuarios, alumnos, pacientes ytodos los sectores afectados.4. Por lo tanto no se trata de estigmatizar alos movimientos sindicales basados en ladefensa de los contenidos de clase. Todo locontrario. Se trata de fortalecer esos movi-mientos buscando alianzas estratégicas conotros sectores de trabajadores o incluso conamplias franjas de las clases medias que

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han sido golpeadas por la crisis económica.Se trata, al mismo tiempo, de acabar con unciclo de derrotas y desmoralización de lasque no son ajenos los dirigentes de los sin-dicatos tradicionales.Seguramente se podrá decir que esas alian-zas son más fáciles cuando se trata detemas como la sanidad o la educación.Cierto, pero en mi opinión, en todos loscolectivos obreros o de asalariados, existeese potencial para establecer alianzas estra-tégicas o puntuales con otros sectores (llá-mese usuarios, consumidores, pacientes,padres, alumnos,…). Así lo demostraronlos llamamientos a la unidad y solidaridadde los trabajadores de Coca Cola oTelemarketing en sus huelgas más recien-tes. En el primer caso pidiendo que no seconsuma esa bebida. En el segundo, infor-mando de las condiciones de precariedad ysolicitando que se bloquearan los call cen-ter de Movistar.Lo que tenemos que analizar a fondo escómo esta sociedad europea bajo este capi-talismo ha puesto los focos no solo en laexplotación del trabajo y la producción demercancías sino -cada vez más- en los pro-cesos de valoración de esa mercancía(publicidad, comercialización, transpor-te…); así como en una nueva redistribuciónde un salario que no tiene solo forma dedinero, sino también de servicios para lasociedad (salud, educación, servicios socia-les, pensiones,…).Todo esto es lo que nos obliga a desarrollarestrategias de apertura hacia la poblaciónen su conjunto partiendo del reconocimien-to y la existencia de las clases, pero parabuscar la mejor opción estratégica y tácticade confrontación con el capital y el Estado.Lo que quiere decir que con la actual corre-lación de fuerzas entre capital y trabajo ycon las nuevas estructuras tecnológicas,financieras y de mercado no se pueden de -rrotar los planes capitalistas si no es logran-do la unidad entre los procesos producti-vos, reproductivos y de consumo. Paradecirlo más claro: no puede triunfar unaHuelga General si a ella no se suman, ade-

más de las clases trabajadoras organizadasen sus gremios, la población en su conjun-to; es decir, los que utilizan los servicios ylo demuestran haciendo también boicot yhuelgas a las grandes empresas, multina-cionales o corporaciones financieras. No sepuede ganar, por ejemplo, a la patronalbancaria con la fuerza laboral empleada enel sector; hoy más que nunca se necesitadiseñar nuevas formas de acción y organi-zación entre empleados y consumidoresque se dirijan al corazón del sistema dedatos informatizados que hacen que la eco-nomía funcione.5. Todo esto me lleva a defender un mode-lo sindical que, siendo de clase, no se limi-te en su acción a la defensa de intereseslaborales y, en algunos casos, exclusiva-mente corporativos.El sindicalismo del siglo XXI debe ser unsindicalismo que se construya "desde aba -jo" y en plena fusión con los otros mo vi -mientos sociales (no me refiero a lasestructuras sindicales, sino a la acción deldía a día). La experiencia riquísima del15M y las Mareas debe ser la piedra angu-lar. En ese sentido me parece nefasto el sec-tarismo que ha tenido un sector del sindica-lismo (incluido el más radical) desprecian-do estos movimientos como de clasesmedias. Eso, en mi opinión, es no entenderabsolutamente nada, tanto de las nuevascomposiciones de clases en las sociedadesde hoy como en el papel jugado por losprincipales actores. Se trata de visionesobsoletas que consideran que la clase obre-ra se reduce al viejo proletariado industrialy que el resto es clase media o pequeñaburguesía con conciencia reaccionaria.El nuevo sindicalismo debería tambiénaprender de las nuevas formas de lucha yauto-organización que se han venido dandoen los últimos seis años. Los movimientosasamblearios y democráticos, la indepen-dencia respecto al Estado y la utilización delas propias instituciones (jueces o políticos)para no dejarles a los adversarios unasherramientas tan dañinas y potentes. Ahíestán los triunfos judiciales de la Marea

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Blanca, pero también la presentación demo ciones en ayuntamientos o parlamentosque han servido para dar una dimensión po -lítica a las reivindicaciones. En ese sentidopuedo decir que el Movimiento Asam blea -rio de Trabajadores de la Sanidad es unaorganización pionera en la combinación deformas distintas de lucha, apelando tanto ala movilización laboral como a la solidari-dad ciudadana o el apoyo institucional.Otro aspecto fundamental debería ser tam-bién el carácter internacionalista de estosmovimientos sindicales. Ya que no hay pro-blema hoy en un país que no tenga ramifi-caciones y orígenes en la Unión Europea oen los Tratados de libre comercio. La bús-queda de salidas y aliados en otros paísesdeberá ser una tónica habitual si se quierenquebrar las políticas globales del capital.6. Volvemos al título de este artículo, ElTrabajador en la ciudad. Aunque supongoque a esta altura del escrito ya se habrácomprendido, me gustaría insistir en que lapráctica y la acción de los movimientossindicales del siglo XXI debe ser renovaday reactualizada sobre la base de unas reali-dades socio-económicas y políticas (y porsupuesto tecnológicas) muy novedosas.Creo que la mejor definición que podría-mos hacer sobre ese futuro es que tiene quetener una dimensión social. El radio deacción del sindicalismo no se puede limitara "su sector", y mucho menos a sus afilia-dos como hacen los sindicatos tradicionalesen la administración, sino que debe am -pliarse a toda la comunidad afectada por talo cual política, ya sea la privatización de unhospital, el cierre de una planta donde seelaboran bebidas de una multinacional o lascontratas de la telecomunicación a cargo delas empresas del IBEX 35.El "Trabajador de la Ciudad es a la vez unUsuario del Trabajo" y como tal es explota-do, precarizado, afectado por los recortes olos abusos de las corporaciones financieraso empresas de la energía. No se trata sim-plemente de contabilizar los tres millonesde funcionarios, los seis millones de traba-jadores que viven con salarios indignos o

los cuatro millones de parados; se tratatambién de los que no pueden pagar la cale-facción, los medicamentos o incluso tienenque vivir en albergues o acudir cada día aun comedor social.Esa es la acción sindical y social que debe-mos asumir desde las empresas y barrios.No podemos dejar que las organizacionesno gubernamentales, las organizaciones decaridad o la Iglesia asuman el papel quecorresponde a un Estado, pero tampocopodemos dejar que éstas sustituyan en suacción el rol que deberían jugar los sindica-tos y movimientos sociales. Para eso esta-mos y en eso convergemos con una tradi-ción histórica donde hace muchas décadaseran los propios sindicatos los que asumíanesas funciones.De todo esto -salvando las distancias en eltiempo- es de lo que hablan dos historiado-res ingleses que escribieron dos hermososlibros sobre el anarquismo y el movimien-to obrero español. Chris Ealham en su librosobre la CNT y Temma Kaplan en su ensa-yo sobre "Orígenes sociales del anarquis-mo en Andalucía". A ello se refería cuandoafirmaba que:"La gran fuerza del anarquismo andaluz definales del siglo XIX reside en la fusión dela tradición comunitaria y la sindicalistamilitante. En las ciudades donde la granmayoría de la población trabajaba en laagricultura, las uniones de obreros agríco-las llegaron a ser identificadas con lacomunidad como un todo".Han pasado más de cien años y la sociedadha cambiado pero el conflicto de clasessigue siendo, básicamente, el mismo.

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Comenzaré con la crítica de la autonomía de lo político (nacional), bajo cuya bandera semueven varias posiciones, todas nostálgicas de la soberanía nacional.De hecho, hoy "la autonomía de lo político" se concibe por muchos como una fuerzaredentora para la izquierda, pero yo la considero como una maldición de la que escapar.Uso la frase "autonomía de lo político" para designar aquellos razonamientos que afirmanque el proceso de toma de decisiones en política puede y debe mantenerse alejado de laspresiones de la vida económica y social, de la realidad de las necesidades sociales.Algunas de las figuras contemporáneas más inteligentes que propone la autonomía de lopolítico la conciben como un medio para restaurar el pensamiento político liberal (deizquierda) liberándole del dominio ideológico del neoliberalismo, como antídoto, no sóloy no tanto, a las políticas económicas destructivas del neoliberalismo, incluidas la privati-zación y la desregulación, sino sobre todo a los modos con los que el neoliberalismo trans-forma y domina el discurso público y político: esto es, la forma en la que se impone unaracionalidad económica sobre el discurso político y socava cualquier razón política que noobedezca a la lógica del mercado.Allá donde la "democracia liberal" -explica Wendy Brown- mantiene "una modesta sepa-ración ética entre economía y política", la racionalidad política neoliberal cierra esta sepa-ración y "somete todos los aspectos de la vida social y política al cálculo económico". Deacuerdo con este punto de vista, el neoliberalismo es la cara ideológica y discursiva de la"subsunción real" de la sociedad bajo el capital o, como también dice Wendy Brown, "lasaturación de las realidades políticas y sociales por parte del capital".Cabe señalar que el proyecto ideológico de subordinar todo razonamiento político a lalógica del mercado no nace con el neoliberalismo, aunque hoy se presente con acentos másintensos. El "individualismo metodológico" y los modelos de investigación social choice(o de "elección social"), que han sido componentes clave de la ideología de la Guerra Fríaen las decisiones sociales (en particular en EEUU y en la obra de autores como KennethArrow), también insistieron en el hecho de que, para ser científica, la investigación debebasar la racionalidad política sobre la lógica económica de la elección individual del mer-cado y de la empresa.Sostener la autonomía de la política en este contexto, por tanto, es una manera de recha-

Toni Negri

Para acabar con la soberanía

Original en italiano en:http://www.euronomade.info/?p=8520Este texto recoge la intervención de Toni Negri en el festivalDeriveApprodi (Roma, 25/11/2016). Recupera parcialmente párra-fos de un nuevo libro, Assembly, Michael Hardt y Toni Negri,Oxford University Press. Por tanto, aunque haya sido montado ycontado por uno de ellos, bien podría estar firmado por ambos

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zar el dominio de la lógica del mercado yde restaurar un discurso político que no seael del liberalismo económico del libre mer-cado, sino el de la tradición liberal del pen-samiento político, de los derechos, de lalibertad y de la igualdad, el de la égaliber-té, usando el término de Etienne Balibar,que tiene fuertes resonancias en la obra deHannah Arendt y que se remonta al menosa Jonh Stuart Mill.Se puede reconocer que esta crítica liberalal neoliberalismo es honesta, pero hay queañadir que no es apropiada para un proyec-to democrático. Por un lado, siempre quedaprobada la insuficiencia de las nocionespolíticas de libertad e igualdad que noconectan directamente con las bases econó-micas y sociales de la desigualdad y de lafalta de libertad, en particular con las leyesde propiedad y del mando sobre nuestravida productiva y reproductiva. Por otrolado, en esa perspectiva el potencial o lacapacidad existente en la gente para gober-narse colectivamente siempre queda oscu-recida y, por lo tanto, la verdadera demo-cracia, constituida por una multitud capazde determinar decisiones políticas, siempreaparecerá solamente como una noble ideapara un futuro indefinido. "Los teóricosliberales que conducen el tren de la autono-mía de lo político nunca llegarán a su des-tino", resalta enfáticamente un amigo mío.Un segundo grupo de argumentos procedede la izquierda, desde autores igualmentebien intencionados pero igualmente inefi-caces, y están dirigidos a contrarrestar lacara económica del neoliberalismo, susproyectos de privatización y desregulación.Para este grupo, la autonomía de lo políticosignifica, en primer lugar, el retorno aalgún tipo de control público y estatal. Enrespuesta a la globalización neoliberal queha erosionado los poderes de la soberaníanacional, estos autores piensan en un retor-no a los mecanismos keynesianos y/osocialistas para reafirmar los poderes delEstado sobre la economía y, por tanto, parafrenar a los monstruosos poderes financie-ros y de las corporaciones. Se pueden reco-

nocer apelaciones tanto implícitas comoexplícitas a un "retorno del Estado" comofuerza que bloquee el neoliberalismo en laobra de algunos intelectuales americanos oeuropeos: Paul Krugman, Álvaro GarcíaLi nera y Thomas Piketty. En ellos, autoresde esta versión de la autonomía de lo políti -co, vemos unos aliados, y simpatizamoscon sus intenciones, pero siendo nosotrosin capaces por naturaleza de expresar posi-tivamente una deseabilidad del Estado y dela autoridad pública, consideramos esen-cialmente poco realistas e irrealizables lasape laciones contemporáneas al control es -tatal keynesiano o socialista, aunque sepre senten de manera muy pragmática.Atrás han quedado las condiciones socialesy políticas en las que estos proyectos sebasaron en el siglo XX. Bajo la regla neoli-beral, los sindicatos tradicionales y las or -ganizaciones de la clase obrera han sidodes truidas y sacrificadas, mientras que lasasociaciones que formaban la base de laciudadanía política se han vaciado hasta elpunto de generar nostalgia incluso entre lasélites de la derecha. Esto no significa quede bamos abandonar toda esperanza y resig-narnos a la regla neoliberal, sino que tene-mos que construir un nuevo punto de parti-da alternativo que implique a la vida pro-ductiva y reproductiva de las multitudes taly como son actualmente, reconociendo supotencialidad y tratando de realizar sucapacidad de organización y de coopera-ción.Por último, un pequeño grupo de intelec-tuales de izquierda entienden la autonomíade lo político bajo la forma de una vanguar-dia, a menudo presentada como respuesta ala incapacidad de los movimientos socialesde hoy en día, movimientos horizontales,pa ra derribar las estructuras capitalistasexistentes y plantearse el problema de latoma del poder. Slavoj Zizek, por ejemplo,siguiendo a Alain Badiou, proclama: "esnecesaria una nueva figura del Amo (en elsentido kojeviano)... una nueva Thatcher deizquierda, un líder que sepa cómo repetir elgesto de Thatcher en la dirección opuesta".

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Conociendo la obra de Zizek, no leemosestas afirmaciones de manera literal, comosi fuera una propuesta de alzar a algunoslíderes de la izquierda a la posición deautoridad última y definitiva. No nos pre-guntamos quién debe ser el nuevo Amo ymenos aún nos preguntamos si se trata deuna solicitud de empleo del propio Zizek.Más bien entendemos las proclamacionesde Zizek como gesto provocador, apoyadoen la comprensible frustración ante la desa -parición de los movimientos sin dirigentes(esas palabras se escribían a comienzos de2013, cuando Zuccotti Park, la plaza Tahriry la Puerta del Sol habían sido "limpiadas"por la policía), y también como gesto con-dicionado por sus dogmáticas suposicionespsicoanalíticas en cuanto a la formación degrupos; evidentemente, no compartimosesas afirmaciones. Jodi Dean, expresandofrustraciones similares ante la derrota deOccupy, pero sin la capacidad de Zizekpara esconderse tras provocaciones ambi-guas e impertinentes, acentúa el tema deuna dirección de vanguardia y propone lacreación de un nuevo partido comunista.Como creemos haber dicho ya, dado elamplio desarrollo de los sistemas inmunita-rios sobre la escena de los movimientos,parece imposible hoy en día , "¡gracias aDios!", imponer comités centrales y lide-razgos tradicionales sobre movimientossociales dinámicos y creativos.Estas diferentes afirmaciones sobre la auto-nomía de lo político, desde el ámbito libe-ral al de la izquierda radical, no sólo expre-san el hecho de haber sido amedrentados eincluso hipnotizados por el neoliberalismo,sino también una fe en la soberanía comobaluarte para restaurar el poder de laizquierda. Es cierto, como admiten muchosde estos autores, que el neoliberalismo hasocavado los poderes políticos soberanostradicionales. No hay que ir muy lejos paratomar nota de la manera en que en Europalas fuerzas del capitalismo global han ges-tionado la crisis de 2008 y la forma, nadaelegante, con la que los líderes del capitalfinanciero, pasando sobre todos los obstá-

culos y a través de la presión de los "mer-cados", han impuesto su voluntad no sóloen los Estados deudores, sino en todos lospaíses europeos. Las sociedades europeashan sido literalmente reconstruidas siguien-do los criterios jerárquicos creados por elpoder del dinero. Han aparecido nuevasconfiguraciones coercitivas de la divisióndel trabajo (precariedad laboral, desempleomasivo, etc.), la organización aleatoria perosistemática de las infraestructuras producti-vas, las escalas salariales variables en lareorganización de las normas de la repro-ducción social y diferentes diseños y medi-das alternativas rígidamente propuestas enlos programas de salida de la crisis peroque en realidad sirven para profundizar, através de la crisis, las divisiones de clase.El capital financiero bajo control neoliberalse ha liberado así de cualquier necesidad deresponder a las estructuras políticas tradi-cionales de representación y de funciona-miento de los gobiernos nacionales: meca-nismos electorales, estructuras legales fun-damentales y demás.Por tanto, esas referencias a la soberaníason hoy ineficaces, pero también peligro-sas. Peligrosas porque pierden de vista loque ha sido la soberanía en su historia y loque ahora quiere ser. Lo único que la sobe-ranía ha querido siempre es la desconexióndel poder de los sujetos, centralizando elpoder de decisión contra los sujetos, paraimponer el dominio sobre sus vidas,enviándolos a morir en la guerra. El proble-ma que tenemos es el de defendernos fren-te a la soberanía. Hemos intentado hacerlo,en los siglos de la modernidad, limitando lasoberanía, eliminando al menos una partedel carácter "absolutista" o, peor aún,"colonial" que había tomado gradualmente.Pero esas formas de control se han agotado.No quiero ponerme en plan de "profe" dehistoria del pensamiento político y mostraruna vez más cómo dos ideas reguladorasdel mundo burgués para organizar (y even-tualmente para limitar) la soberanía, tantolas relativas a la propiedad y la libertadcomo las relativas a la representación, se

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han convertido de formas ilusorias de con-trol del soberano en figuras de su dominio.De la maldita primera transformación, la dela propiedad y la libertad burguesa en laestructura de mando capitalista a través delmercado, ya hemos hablado. Pero sobre lasegunda, la de la representación que consti-tuye la soberanía, hay algo que añadir.Vale la pena recordar aquí el embrollomontado por Rousseau. Éste, por un lado,hace participar a los individuos en la funda-ción del público soberano, definido así:"como la naturaleza da a cada hombre unpoder absoluto sobre sus miembros, elpacto social da al cuerpo político un poderabsoluto sobre los suyos; y este mismopoder, dirigido por la voluntad general,lleva el nombre de soberanía". Por otrolado, maldice la propiedad privada: “El pri-mer hombre a quien, cercando un terreno,se le ocurrió decir: Esto es mío y halló gen-tes bastante simples para creerle fue el ver-dadero fundador de la sociedad civil.¡Cuántos crímenes, guerras, asesinatos;cuántas miserias y horrores habría evitadoal género humano aquel que hubiese grita-do a sus semejantes, arrancando las estacasde la cerca o cubriendo el foso: '¡Guardaosde escuchar a este impostor; estáis perdidosos olvidáis que los frutos son de todos y latierra de nadie!’" [El Origen de la Desi -gualdad Entre los Hombres, EdicionesLibertador. Buenos Aires 2006]. Pero elbuen Rousseau, que fue tan lúcido y severocuando identificó la propiedad privadacomo fuente de toda corrupción y comocausa de sufrimiento humano, da un tras-piés a la hora de confrontar la propiedadcon esa voluntad general a la que habíarecurrido para resolver el problema de lasoberanía. Teniendo en cuenta que la pro-piedad privada genera desigualdad, ¿cómose puede crear (inventar) un sistema políti-co en el que cualquier cosa pertenezca si -mul táneamente a cada uno y a ninguno, co -mo ocurría o, mejor dicho, como deberíaocurrir en esa voluntad general que atri buíaa cada uno y a ninguno la soberanía?Aquí la trampa se cierra sobre el buen Jean

Jacques. Si el concepto de lo público sepropone para responder a la pregunta "¿quées lo que pertenece a cada uno y a ningu-no?", la respuesta de Rousseau es "todoaquello que pertenece al Estado". Pero enese caso Rousseau sólo ha inventado unadorno, un embellecedor, que mistifica lacontinuidad de la apropiación de lo comúnpor parte de individuos propietarios. Y tratade convencernos de que eso nos incluye.Según su razonamiento, es legítimo que lopúblico asuma nuestros derechos y tomedecisiones acerca de lo que producimoscuando el "nosotros" se desvía de nuevo, apesar de la voluntad general, hacia una baseindividual, hacia la propiedad privada, esdecir, hacia esa misma base de la quehabía mos salido triunfalmente en nombrede la voluntad general. Esta es la lógicaimplacable del pragmatismo público.Los intelectuales conservadores han desa -creditado desde hace mucho tiempo laspre tensiones democráticas de la representa-ción política y del rousseaunismo románti-co. Aunque sus argumentos se dirigen amenudo contra la propia democracia, con-tienen algo de verdad. Ya a principios delsiglo XX, Robert Michels teorizó la "leyde hierro (o de bronce) de la oligarquía" enlos partidos políticos y su inevitable cierreen torno a una pequeña clique, haciendouna fuerte alusión al destino de la mistifica-ción soberana a través de la representación.Hoy en día muchos conservadores sostie-nen sin reticencias que las pretensionesdemocráticas de la representación son fal-sas.Recordemos como extraordinario ejemplode esta actitud la decisión del TribunalSupremo de Estados Unidos (caso 2010Citizens United) que eliminó todos loslímites a los gastos de individuos y empre-sas en apoyo a candidatos en las eleccionespolíticas. Aunque para cualquier observa-dor la legalidad de las contribuciones ilimi-tadas parece constituir claramente unacorrupción del sistema representativo, yaque da mayor influencia a algunos repre-sentados respecto a otros, la decisión del

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Tribunal parte de la convicción de que elsistema representativo ya está corrompidoy que no puede ser de otra manera.Consideremos la ecuación que el juezAnthony Kennedy, representando a lamayoría del Tribunal, estableció entre elvínculo del representante con el votante yel donante: "Está en la naturaleza de unrepresentante electo favorecer ciertas polí-ticas y, como corolario necesario, favorecera los votantes y donantes que apoyan esaspolíticas. Debemos también entender queuna razón sustancial y legítima -aunque nosea la única- para dar un voto o una dona-ción a un candidato es que ese candidatoresponde produciendo resultados políticosa favor de quienes le han apoyado. Lademocracia se basa en esa corresponden-cia". Cuando se lee el razonamiento deKennedy, que se hace eco del de Michels,se entiende lo esencialmente falsa que es laexigencia de una representación políticademocrática.Dicho esto, permítanme volver a un puntosobre el que otras veces he intentado plan-tear una alternativa al poder soberano: estoes, volver al concepto de poder constitu-yente. Es un acto revolucionario, un acon-tecimiento concebido como una excepciónjurídica que expresa ex nihilo un nuevoorden político: esa es su definición habi-tual. La Revolución americana o la france-sa o la rusa son los ejemplos más citados.El acto de "tomar el poder" se define aquídesde la unidad espacial y temporal delacontecimiento revolucionario victorioso.La soberanía del poder constituyente derivade este modo, en términos jurídicos, preci-samente de su carácter excepcional. Ahorabien, esa suposición ha sido criticada en lasúltimas décadas, por ejemplo por GiorgioAgamben y por Jacques Derrida. Paraambos se podía criticar de manera convin-cente el concepto jurídico de poder consti-tuyente en su pretensión de separarse delpoder constituido. En palabras de Derrida,"la violencia de la fundación de la ley con-serva la violencia de la preservación de laley y no puede romper con ella". Y, sin

embargo, una vez aceptada esta críticasigue siendo válida la concepción del poderconstituyente que habíamos propuesto,porque no se basaba en su figura jurídicasino en la materialidad del proceso revolu-cionario. Podemos pasar así del poderconstituyente a la acción constituyente, delpoder constituyente como concepto jurídi-co al poder constituyente como dispositivopolítico. Esta travesía nos ofrece una basesubversiva que vacía todo vínculo con lanoción de un acontecimiento unificado ypropone el proceso revolucionario comouna máquina abierta y plural que produceprogresivamente sus normas. Para recupe-rar la utilidad del concepto de poder cons-tituyente, más allá de sus configuracionesen el pensamiento jurídico y político, esnecesario diferenciar siempre, reconocer suheterogeneidad social y su duración tempo-ral, configurándolo como una potenciacontinua que se replica y que instituyesiempre nuevas figuras.Insistamos en algunos conceptos clave, o,más bien, en algunas nuevas condicionespolíticas, para redefinir el poder constitu-yente más allá de su modelo moderno. Enprimer lugar, hay que considerar la diferen-cia radical en la manera en la que los apa-ratos jurídicos y administrativos se posicio-nan respecto a (y son sucesivamente absor-bidos por) las estructuras económicas de lasociedad dominada por el capital global. Lasociedad en su conjunto es subsumida pro-gresivamente en los circuitos de organiza-ción económica y de mando capitalista,principalmente a través de la acción delcapital financiero que reorganiza la divi-sión del trabajo a nivel mundial, que seapropia en su beneficio de las formas tangi-bles e intangibles del trabajo social y extraerenta de la producción y reproducción de lavida y de la comunicación y circulación delvalor. El dinero es el principal medio a tra-vés del cual las finanzas controlan el"común productivo" (productive com-mons), se apropia del valor que producen ylo hace funcional a la explotación y a lajerarquía de la organización social.

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En segundo lugar, la construcción del mer-cado global debilita los poderes de losEstados-nación y disminuye su autonomíaconstitucional. Los Estados-nación siguenteniendo importantes poderes jurídicos,económicos y administrativos, obviamente,pero cada vez más se encuentran dentro, oincluso subordinados, a estructuras e insti-tuciones globales de gobierno, así como alas demandas del mercado capitalista mun-dial. El dinero y el gobierno global seincluyen uno en el otro y dan soporte a lasestructuras jurídicas de la sociedad capita-lista global.En tercer lugar, en el proceso de esta trans-formación biopolítica de la sociedad, lasfiguras de la fuerza de trabajo y de la ciu-dadanía se solapan con tal intensidad quelos conflictos sociales, económicos y polí-ticos resuenan a través de las estructuras depoder y se amplifican mutuamente. Lainmersión del trabajo vivo en la constitu-ción de la subjetividad política crea unaproliferante serie de antagonismos que dis-curren a través de toda la realidad institu-cional.En esta situación, el concepto de poderconstituyente expresado en la tradiciónjurídica moderna, como poder originarioincondicional, comienza a perder su signi-ficado. Quizá podría pensarse que podríavaler la pena abandonar el concepto y dejarde utilizarle. Pensamos, sin embargo, queal hacerlo nos privaríamos de una herra-mienta importante para la comprensión dela expresión de las fuerzas antagonistas yde su potencial para la transformaciónsocial. Por lo tanto, es mejor redefinir elpoder constituyente a la luz de las condi-ciones actuales.Veamos lo que sucede en las luchas. En losmás fuertes movimientos activos contra ladesigualdad, contra la privatización y con-tra el poder de las finanzas puede recono-cerse un desgarramiento del poder constitu-yente respecto a la autonomía de lo políti-co, con el fin de conjugar la crítica de lopolítico, de lo económico y de lo social.Había magia en el aire cuando los activis-

tas han construido campamentos urbanosen El Cairo o Estambul, Madrid, NuevaYork, Oakland o Río de Janeiro, creandoespacios urbanos comunes, ni privados nipúblicos, sino caracterizados por el libreacceso y por mecanismos experimentalesde gestión democrática. La creación deespacios urbanos comunes ha sido experi-mentada como antídoto contra los venenosde la privatización neoliberal, y estas expe-riencias son sintomáticas de una lucha cadavez más amplia que pone lo común contrala hegemonía de la propiedad privada y lasfinanzas. Atacar la propiedad privada einsistir en la cooperación social y lo comúncomo motor de nuevos procesos constitu-yentes no significa abandonar actualmenteel deseo de tener acceso a los bienes socia-les y a consolidar la seguridad de la vida.Por el contrario, eso lleva la lucha desde laapropiación a lo político. Por el contrario,así se reconoce que la propiedad privada esel principal obstáculo para la seguridad ybloquea el acceso a las necesidades de lavida para una gran mayoría. Además, hoyen día, dada la progresiva figura social coo-perativa de la producción, el derecho depropiedad ya no puede ser derecho a mono-polizar los bienes y a permitir poderes indi-viduales de toma de decisiones, ya nopuede ser el derecho de un lobo que defien-de celosamente su botín de otros lobos,sino que debe ser transformado en derechoa lo común, en una salida de la soledad através de la producción, hacia la coopera-ción y una existencia social en la igualdady la solidaridad.Por último, la transformación del poderconstituyente en un proceso continuo se haprofundizado a través de su inmersión en eltejido de la biopolítica: el contenido delpoder constitucional tiende a ser la vidamisma. Los activistas y militantes no pidensólo un aumento en sus ingresos o el soste-nimiento de los servicios de bienestar, sinoque buscan iluminar el hecho de que toda lavida, todos los trabajos de producción yreproducción, están sujetos a la explotacióny a la extracción de plusvalor. En la conti-

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nuidad de estas luchas reside una expan-sión de las necesidades, deseos y demandassociales. El poder constituyente puede con-vertirse en una composición de diferentessingularidades constituyente. Así, concebirel poder constituyente como un pluralismomultitudinario significa romper con todaconcepción fetichista de la unidad políticay cortar amarras con los conceptos de pue-blo y de nación tradicionalmente entendi-dos como unidad.En este punto, a la luz de las luchas que hanredefinido el poder constituyente como unproceso continuo, radicalmente plural ybiopolítico, estamos en mejor posición parareconocer la distancia y la incompatibilidaddel poder constituyente con la representa-ción y la soberanía. Cada vez más, las pre-tensiones democráticas de una representa-ción política quedan ampliamente recono-cidas como una vacía torpeza; no es casua-lidad que en los movimientos sociales hayaquedado prohibido hablar en nombre deotros. En lugar de la representación, surgenla cooperación y la agregación como meca-nismos mediante los cuales una pluralidadde diferentes fuerzas políticas actúan encomún. Ese "largarse con viento fresco" dela representación aparece también, comocorresponde, en el campo económico.Cuando la actividad económica consiste engrandes redes de cooperación social queproducen y reproducen la vida, subjetivan-do la sociedad, el mandato representativoya no tiene sentido. En este contexto, cual-quier recurso a la noción de voluntad gene-ral parece totalmente fuera de lugar y esilegítimo. La voluntad de todos está yaorganizada en la cooperación.Que la soberanía está excluida del poderconstituyente es algo cada vez más claro.Hoy es imposible definir una forma depoder constituyente concebido en términosde trascendencia o "excepción". El sobera-no requiere unidad, una unidad que es irre-mediablemente rota por el pluralismo radi-cal del concepto contemporáneo de poderconstituyente. Mientras que las decisionessoberanas están siempre vacías porque el

soberano está separado, por encima de lasociedad y actuando en la excepción, hoy elpoder constituyente está siempre lleno decontenido social hasta el punto del exceso.Para redefinir el poder constituyente, laexcepción del poder soberano debe ser sus-tituida por el exceso, es decir, por la natu-raleza excedente de la producción y de lacooperación social.Por último, ¿entonces, qué significa para lamultitud tomar el poder? Tomar el podersigue siendo para nosotros un objetivo cen-tral y, como hemos tratado de explicar, nopuede significar simplemente el vuelco delas relaciones de dominación y, en definiti-va, el mantenimiento de la máquina delpoder soberano, cambiando simplemente altimonel. Para una multitud tomar el poderes ante todo una tarea: inventar nuevas ins-tituciones no soberanas.Sin embargo, atención. Cuando nuestrosojos están fijos en la política institucional yasumimos que el pueblo (el electorado,etc.) tiene la capacidad necesaria para orga-nizar y sostener programas a largo plazo opara gestionar colectivamente las institu-ciones -en resumen, que el pueblo es capazde democracia-, a menudo esto se muestracomo una ilusión. Haciéndonos eco delrealismo, o más bien del cinismo, de JamesMadison, nos sentimos tentados a decir queuna verdadera democracia sólo sería posi-ble si los pueblos estuviesen formados porángeles. La única forma real y efectiva para respon-der hoy a estas preguntas pasa más bien pordesplazar nuestra perspectiva desde la esfe-ra política a la social o, mejor dicho, porcombinar las dos. Esto es lo que los movi-mientos nos indican. Sólo entonces sere-mos capaces de reconocer y promover, através de los extensos circuitos y la capaci-dad de cooperación y organización de lamultitud, los nuevos procesos políticosdemocráticos: comprendiendo que lostalentos de la cooperación social son unasólida base de la organización democrática.En la sociedad soviética de los primerosaños veinte acaeció, brevemente, un cone-

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xión entre la actividad radicalmente demo-crática de los soviets y los procesos institu-cionales de transformación económica ysocial. Durante un periodo, la revolución seconvirtió en una verdadera máquina institu-yente, o, más bien, en un complejo de ins-tituciones constituyentes. La fórmula pro-clamada por Lenin en 1920, "comunismo =soviets + electrificación", combina unaforma de organización política con un pro-grama de desarrollo económico. El proyec-to de desarrollo industrial soviético encon-tró obstáculos insuperables rápidamente,en parte debidos al bajo nivel de industria-lización ruso y a las insuficientes basesindustriales en términos de recursos socia-les y culturales de la población, por nomencionar el aislamiento internacional y elcerco de los países capitalistas. Sin embar-go, podemos aprender de la fórmula deLenin la necesidad de reforzar la pareja"organización política revolucionaria yproyecto social de transformación".Sería anacrónico, por supuesto, proponercualquier plan de modernización económi-ca. Hoy en día nos movemos en un terrenobiopolítico y el problema no es simplemen-te producir bienes, sino más bien una ex -pansión ontológica del ser social.El actual compromiso toma claramenteforma al situarse en el marco del desarrollocapitalista. Como nos enseña Marx, entrelos siglos XVIII y XIX el centro de grave-dad y el modo dominante de produccióncapitalista pasó de la manufactura (queesencialmente basó los aumentos de la pro-ductividad laboral sobre la división del tra-bajo) a la industria a gran escala (queaumenta la productividad mediante laintroducción de maquinarias complejas ynuevos esquemas de cooperación). Exten -diendo la periodización de Marx al sigloXXI, el centro de gravedad del capital sedesplaza de la industria a gran escala a laetapa del general intellect, en la que la pro-ducción se basa en circuitos de cooperaciónsocial cada vez más intensos y largos, pre-dispuestos por algoritmos maquínicos co -mo base para extraer valor de la producción

y reproducción de la vida social. En estafase la distinción entre lo económico y losocial se satura gradualmente. Este procesoestá estrechamente relacionado con el aná-lisis de las transformaciones del modo deproducción capitalista desde la manufactu-ra (con la subsunción formal de la sociedady la extracción de plusvalor absoluto) hastala industria a gran escala (con la subsun-ción real de la sociedad y la extracción deplusvalor relativo) y finalmente hasta lafase de la organización productiva delgeneral intellect (con la subsunción "cog-nitiva" de la sociedad a través de una coo-peración creciente y de la explotaciónextractiva financiera). La producción y lareproducción socializadas son actividadesbiopolíticas. Ahora, contra el trabajo alie-nado (es decir, aislado, individualizado,instrumentalizado) surge una resistenciacomún, que si en el régimen industrial seexpresó de manera extremadamente pode-rosa como "rechazo del trabajo", ahora seexpresa en nuevas formas de antagonismoactivas en todo el tejido social. El poderconstituyente por tanto no puede ni siquie-ra concebirse en términos puramente políti-cos; más bien debe estar vinculado a loscomportamientos sociales y a las nuevastecnologías de subsistencia, resistencia ytransformación de la vida. El proceso deconstrucción de nuevas instituciones debeasumirse dentro de esta nueva materiali-dad.Nuestra respuesta a la pregunta de la quehemos partido no es una propuesta sustan-tiva, sino más bien una línea-guía metodo-lógica y en todo caso no se debe esperaraquí una respuesta que ofrezca una solu-ción y dé reposo al tema planteado. Nuestrarespuesta es la de alguien que se hace conel balón y dispara, creando así una dinámi-ca, un movimiento. Para encontrar lasbases de nuevas formas democráticas deorganización política e institucional, hemospartido de la investigación de las redes decooperación que animan la producción yreproducción de la vida social.

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En perspectiva histórica, el último cuarto de siglo ha significado una etapa vertiginosa.Tras la descomposición del totalitarismo en Europa hemos vivido el triunfo del proyectodel capitalismo global neoliberal y, casi inmediatamente, se ha hecho visible la incapaci-dad socialmente constructiva del dominio liberista de las actuales élites.En este mismo plano, la época se caracteriza por la desaparición, tal vez definitiva, delmito capitalista del progreso, entendido como la creencia generalizada en una mejora li -neal de las condiciones de existencia material de los individuos y sus familias, de los gru-pos sociales y de las naciones. El progreso se acaba porque las reglas del juego del mundoneoliberal son la precariedad, el desempleo estructural, la degradación de las clases mediasy la eliminación de la ilusión de la movilidad social efectiva.Este ciclo de apoteosis de un capitalismo sin control se apoyó inicialmente en la euforiadel crecimiento indefinido y acelerado de los precios de los activos inmobiliarios y finan-cieros, gracias a la expansión del crédito, al margen de la capacidad real de crear riquezay valor. Pero se agotó pronto. Cuando se interrumpió pudo parecer que existía una lógicadel capital distinta de una lógica humana, como si fuera una fuerza objetiva la que desen-cadena y detiene el desarrollo ilimitado de la producción de mercancías por medio de mer-cancías. Sin embargo, la expansión sin límites del capital es el resultado de decisioneshumanas que pretenden ocultarse bajo la apariencia de ser obra de meros agentes de leyeseconómicas inalterables.La gran recesión del capitalismo global entre 2008 y 2013, cuyas réplicas pueden provo-car nuevos cataclismos en los próximos años, ha mostrado la necesidad y, también, la difi-cultad de desarrollar una visión mundializada anticapitalista que permita impulsar lasluchas contra la creciente desigualdad social en un marco futuro no basado en el creci-miento indefinido de los recursos utilizados y el consumo.Pero el punto de partida es complejo y difícil. La ofensiva liberista, que se desencadenó apartir de los años ochenta del pasado siglo, ha representado un sistemático proyecto decontrarrevolución social, que ha socavado fuertemente, en Europa y en el resto del mundo,algunos de los aspectos más importantes de la ciudadanía social y cuestionado las basesdel llamado Estado del bienestar. El nuevo espíritu del capitalismo, por citar la obra deLuc Boltanski y Ève Chiapello [El nuevo espíritu del capitalismo, Madrid, Ediciones Akal,

Juan Manuel Vera

Una reflexión sobre oligarquía,democracia y praxis instituyente

En el apartado El sujeto democrático de este artículo seutilizan elementos del texto "Castoriadis y la dialécticaentre lo nuevo y lo viejo", Juan Manuel Vera, Riff Raff,nº 42, invierno 2010.

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2002], ha vinculado su reorganización yexpansión con la degradación de la situa-ción social de la mayoría de la población.El neoliberalismo ha destruido gran partede la legitimidad del viejo sistema sin apor-tar realmente una legitimación alternativaen sentido propio, que ha sido sustituidapor la expansión de comportamientos quetrasladan a todos los ámbitos, reglas basa-das en la competencia individual y la ges-tión empresarial, hasta constituir una lógicasocial y una subjetividad propia. "El neoli-beralismo no es sólo destructor de reglas,de instituciones, de derechos, es tambiénproductor de cierto tipo de relacionessociales, de cierta manera de vivir, de cier-tas subjetividades. Dicho de otro modo,con el neoliberalismo lo que está en juego,es nada más y nada menos, la forma denuestra existencia, o sea, el modo en quenos vemos llevados a comportarnos, a rela-cionarnos con los demás y con nosotrosmismos" [Christian Laval y Pierre Dardot,La nueva razón del mundo (Ensayo sobrela sociedad neoliberal), Barcelona, Gedisa,2013, pp.13-14].El deterioro de la ciudadanía social que haalimentado esa oleada reaccionaria ha per-mitido a las élites económicas reforzar sucontrol sobre los gobiernos nacionales. Esaposición ha sido utilizada, además, paraobstruir el desarrollo de las institucionessupranacionales imprescindibles para so -me ter a control el nuevo impulso tecno-económico. El capitalismo desregulado ydesregulador ha podido desplegar algunasde sus peores consecuencias empezandopor su más directa consecuencia, un creci-miento atroz de la desigualdad social.La desigualdad mundial es la enfermedaddel siglo XXI. Se expresa en la concentra-ción brutal de la riqueza, simbolizada en elhecho de que el 1% más rico de la pobla-ción mundial posee más que el 99% restan-te de las personas de planeta, lo que supo-ne que acumula más de la mitad de lariqueza global [Una economía al serviciodel 1%, OXFAM 2016, www.oxfam.org].Según los cálculos de Oxfam en 2015, las

62 personas más ricas poseían más riquezaque 3600 millones, la mitad más pobre dela humanidad. Pues bien, la riqueza enmanos de esas 62 personas se ha incremen-tado en un 45% en apenas cinco años,mientras que la mitad más pobre se ha des-plomado en un 38% en el mismo periodo.La desigualdad afecta a todo el sistema,tanto a los países pobres como a las nuevaspotencias económicas, e incluso a los paí-ses más ricos con supuestas estructuras másdemocratizadas y una mayor cohesiónsocial. Desde el inicio de presente siglo, lamitad más pobre de la población mundialsólo ha recibido el 1% del incremento totalde la riqueza mundial, mientras que el 50%de esa “nueva riqueza” ha ido a parar a losbolsillos del 1% más rico. Son muy signifi-cativos los datos de los Estados Unidos,donde el 1% de los ciudadanos ha acumu-lado el 95% del crecimiento económicototal posterior a la crisis. Pero no menosimportante es el caso de la Unión Europea,que se presentaba como paradigma delEstado del bienestar, y ahora se encuentrasegún Eurostat con más de 120 millones depersonas por debajo de la línea de pobreza.Una situación inaceptable pero que aúnpuede agravarse. Porque la proyección delos datos indica que, de mantenerse laspolíticas económicas vigentes, la UniónEuropea podría llegar a los 146 millones depobres en el año 2025 [Consuelo LópezZuñiga, El Mundo, 17/07/2014].La creciente desigualdad social supone unmundo más injusto, pero también suponeuna contradicción interna del capitalismoya que limita las posibilidades de la propiaacumulación de capital. El FMI, en líneacon lo planteado por la OCDE, ha señaladolas graves consecuencias de la crecientedesigualdad [véanse informes “Causas yconsecuencias de la desigualdad de ingre-sos: una perspectiva global”, FMI, 2015;“La desigualdad del ingreso y la partici-pación de la renta del trabajo en los paísesdel G20. Evolución, impacto y causas”,FMI, 2015]. No es un hecho casual quetanto el FMI como la OCDE planteen que

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la desigualdad excesiva no sólo es un ries-go para la convivencia sino que afecta, ensus concepciones, a la productividad, elcrecimiento y el progreso.Este nuevo acento sobre la desigualdad hallevado a economistas como Robert Reicha plantear que la continuación de estas polí-ticas es un auténtico riesgo sistémico parael capitalismo [Robert Reich, Saving Capi -talism. For the many, not the few, Alfred A.Knopf, 2015. Las consecuencias de la desi -gualdad también se reflejan en el documen-tal sobre su obra Inequity for All (JacobKornbluth, 2012)]. Y otros como ThomasPiketty pretenden reubicar el tema de ladistribución en el centro del análisis econó-mico [Thomas Piketty, El capital en elsiglo XXI, Madrid, FCE, 2014].En paralelo a ese aumento de la desigual-dad, la concentración del poder económicoha alejado cada vez más al capitalismo dela libre competencia, degradando el merca-do propiamente dicho, a favor de conglo-merados oligopolísticos que utilizan losrecursos económicos en beneficio de unaminoría a costa del resto de la sociedad. Enlos países ricos, y en particular en EstadosUnidos, en la primera década del siglo XXIse ha llegado a niveles de concentración dela riqueza como los de la década de 1910-1920.La dinámica de la expansión del capital,como ya señalaba Rosa Luxemburgo, ledirige a succionar los espacios potencial-mente rentabilizables. En unas décadas elcapital global ha integrado sin dificultadlos mercados segmentados procedentes delcapitalismo estatal burocrático. También haimpulsado la conquista de los espacios pre-capitalistas que quedaban en zonas deAmérica Latina, África y Asia. Y, también,siguiendo las recetas neoliberales, haemprendido la conquista de los espacios delas infraestructuras públicas (energía, redesde comunicaciones, etc.) y de cobertura delos derechos sociales (sanidad, educación,pensiones, dependencia, etc.) utilizando laspolíticas desregulatorias para generar unasuerte de nueva acumulación primitiva en

favor de los adjudicatarios de los nichos denegocio privatizados.El dominio capitalista sobre el mundo,sobre el trabajo, sobre la naturaleza, sobrela vida de los consumidores de mercancías,resulta ser, en definitiva, un control directode grandes conglomerados y redes de inte-reses con capacidad para aprovechar la des-regulación y las nuevas reglas liberistas. Elcapitalismo y la corrupción sistémica cami-nan de la mano en todos los rincones delplaneta.El capitalismo es el rey pero, como en elcuento, está desnudo. El sistema-mundoestá sometido a la lógica aberrante de unaexpansión económica sin límites en la cualel planeta entero está al servicio de un cre-cimiento sin fin y sin finalidad. Los indica-dores cuantitativos aumentan incesante-mente, hasta que se desencadena la crisis yla destrucción masiva de fuerzas producti-vas, mientras el medio ambiente, la indivi-dualidad, la cultura, la sociedad, el propioser humano, sólo son instrumentos, facto-res subalternos, cuando no una mera mer-cancía más.No son ciegas fuerzas anónimas. El mundoglobalizado está gobernado por oligarquíaspolíticas y económicas profundamenteentrelazadas entre sí. Con el proyecto libe-rista, esas oligarquías políticas, a través desu control sobre las democracias electora-les, se han puesto enteramente al serviciode las élites económicas y su proyecto deregulación desregulatoria.Las instituciones políticas occidentales hanprofundizado su degradación, que se mani-fiesta en la esclerosis de los partidos, sus-traídos completamente del control de laciudadanía, la desconfianza generalizadarespecto a los políticos profesionales, insti-tuciones parlamentarias alejadas en su fun-cionamiento de los intereses y necesidadesde la gente, etc.La oligarquización de la política y lainfluencia creciente de los poderes econó-micos en ella son la causa fundamental dela actual crisis profunda de las institucionespolíticas occidentales, cada vez más impo-

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tentes ante el agravamiento de los proble-mas de la sociedad. Esta oligarquizaciónes, también, un elemento identificativo delos regímenes políticos construido a suimagen, desde las nuevas democraciaselectorales de los países del este de Europa,a los regímenes de fachada democrática enotras zonas del mundo.Son las condiciones para que aparezca unTrump, evidentemente, pero también paraotros tantos liderazgos xenófobos, ultrana-cionalistas, y liberistas extremos comoafloran en Europa y en otras zonas del pla-neta. La oligarquización neoliberal hafomentado la aparición de todas estas fuer-zas ultrarreaccionarias.

La posibilidad democrática frente aldominio de la oligarquíaNo hay ninguna inteligencia histórica queasegure un transcrecimiento de las luchasparciales contra la economización delmundo, por los derechos sociales y por laslibertades individuales en una nueva crea-ción histórica. Conscientes de ello, hable-mos de la posibilidad democrática.En esta nota se reflexiona a partir de algu-nas ideas de Cornelius Castoriadis. En2017 se cumplirán 20 años desde su falleci-miento y es un buen momento para llamarla atención sobre la importancia de su pen-samiento político para quienes creemos queotro mundo es posible.Castoriadis elaboró desde los años cincuen-ta del pasado siglo hasta su muerte una crí-tica radical del totalitarismo estalinista,reflexionó sobre las nuevas vías del desa -rrollo capitalista fordista de su tiempo, ana-lizó el fracaso del marxismo como pensa-miento emancipatorio y como filosofía dela historia, desarrolló una teoría del imagi-nario social y de la función de la imagina-ción radical, investigó la raíces del proyec-to de autonomía e indagó, ya en las décadasfinales del siglo veinte, sobre el ascenso dela insignificancia en la sociedad contempo-ránea.La singularidad y la potencial utilidad deCastoriadis para este tiempo responde, en

mi opinión, a variaos elementos claves ensu pensamiento. Castoriadis fue un iguali-tarista radical al mismo tiempo que un pre-coz analista de la sustancia absurda delimaginario capitalista del crecimiento ili-mitado. Su visión de la democracia tam-bién es singular porque se construye desdeel esclarecimiento de que su base no puedeser otra que la igualdad, que para él essiempre social y política. Son ideas que vanal corazón de los problemas de nuestraépoca.La cuestión es si resulta posible una praxisinstituyente, es decir, el desarrollo de polí-ticas, de líneas de acción práctica, alimen-tadas desde la concepción de la autonomíadefendida por Castoriadis o si, por el con-trario, como el resto de las ortodoxias, ytambién las heterodoxias, procedentes delpasado siglo, estaríamos abocadas a unarepetición ritual de conceptos sin conteni-dos concretos referidos a una praxis, ajenosa los movimientos efectivos que puedenemerger frente a la lógica heterónoma delcapital.Siguiendo, en parte, las aportaciones deChristian Laval y Pierre Dardot, en su libroComún, lo esencial es plantearmos cómovincular el ejercicio del poder instituyente,que como creación social-histórica es obracolectiva y anónima, con la praxis, es decirla actividad que se dirige a la auto nomía."La política es, por tanto, una actividadque persigue conscientemente objetivos,mientras que la creación de nuevas signifi-caciones escapa a la actividad consciente.La cuestión es entonces saber cómo unapraxis colectiva consciente podría, si nohacer ser nuevas significaciones sociales,al menos contribuir a su emergencia"[Christian Laval y Pierre Dardot, Común,Barcelona, Gedisa, 2015, p.486]. Eso leslleva a afirmar que la praxis emancipatoriaes praxis instituyente o actividad conscien-te de institución.La praxis que nos interesa no se puededesa rrollar sin un contenido político. Tieneun objetivo, combatir el actual dominiomundial de las oligarquías.

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Castoriadis situaba, históricamente, en unode sus seminarios, la etapa final del sigloveinte en los siguientes términos: "No asis-timos actualmente a una fase de creaciónhistórica, de fuerte institución. En el mejorde los casos, es una fase de repetición, enel peor -y mucho más probablemente- es unperiodo de destrucción histórica, de desti-tución… Entendemos por destitución elmovimiento del imaginario social que seretira de las instituciones y de las significa-ciones imaginarias sociales existentes, almenos en parte, y las desinviste, las desti-tuye, quitándoles lo esencial de su validezhistórica o de su legitimidad, sin por elloproceder a la creación de otras institucio-nes que tomarían su lugar o de otras signi-ficaciones imaginarias sociales" [C. Cas -toriadis, Sujeto y verdad en el mundo histó-rico-social, Buenos Aires, FCE, 2004,p.16]. Tenemos presente ese concepto dedestitución como hipótesis de una incapaci-dad latente de superar el actual estado decosas.No es sólo Castoriadis el que reflexionó enese sentido. Podría pensarse, como señala-ba Inmanuel Wallerstein en un texto escritohace, también, veinte años, en un horizonteduradero, al menos durante varias décadas,de "desorden creciente y autoreforzante"[Immanuel Wallerstein, "Agonías del libe-ralismo" (La izquierda a la intemperie,Madrid, Los Libros de la Catarata, 1997,p.24] en el cual el sistema-mundo capitalis-ta no es capaz de establecer auténticas vál-vulas de escape y crece la deslegitimacióny la incapacidad de responder a las necesi-dades de una población descontenta peroaún incapaz de crear alternativas.Los conceptos de destitución y de insignifi-cancia, representativos de la interrogacióncastoridiana sobre el grado de decadenciade los valores de Occidente, e incluso sobrela posibilidad de una crisis antropológicaque obstruya la propia capacidad de autore-producción del sistema son, sin embargo,problemáticos. En primer lugar, porque lacreación neoliberal se construye, precisa-mente, sobre esa descomposición de los

valores occidentales, pero eso no le impideser una creación histórica, probablementeuna creación que materializa los sueños delas élites que dominan el mundo.La utilización por Castoriadis del conceptode insignificancia advierte sobre el riesgode un proceso de destitución en la actualdemocracia electoral, el contradictoriorégimen de compromiso nacido del equili-brio entre las oligarquías liberales y lasmayorías sociales, proceso que supondríala lenta desintegración de los valores queaún la sustentan. No es una declaración depesimismo histórico, sino un intento de darcuenta del estado de la sociedad, en unmomento dado, y de la acelerada pérdidade la capacidad de dar sentido de la vidaindividual y colectiva en las sociedadesoccidentales. El pensamiento de Casto -riadis es sustancialmente antielitista, y, portanto, dicho concepto debe comprendersecomo un aviso premonitorio del peligro deuna degradación social motivada por lafalta de protagonismo de la ciudadanía. Porello, la cuestión de la destitución y de lainsignificancia debe ser evaluada mediantesu contrapeso, la creatividad que en la últi-ma década han mostrado los nuevos movi-mientos sociales.Al mismo tiempo, y esa es una cuestiónrecurrente en diálogos con activistas socia-les que conocen la obra de Castoriadis, estáel problema de cómo compatibilizar lasideas sobre el ascenso de la insignificanciacon la emergencia de movimientos socialesque cuestionan el sistema. ¿De dónde sur-gen las voces instituyentes que desarrollanlas ideas emancipatorias en este tiempo?,¿estamos aún a tiempo de desarrollar unapraxis que contribuya a evitar que los dio-ses cambien una vez más de mascara y susagentes nos introduzcan en una nueva erade oscuridad, plenamente heterónoma? Onos limitamos a esperar lo impredecible, laaparición de una nueva creación históricade los de abajo.¿Proporciona la obra de Castoriadis instru-mentos útiles para abordar esta nuevaépoca y su compleja singularidad? ¿Incluye

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instrumentos capaces de ayudarnos a com-prender su especificidad, sus riesgos y susoportunidades sin incurrir en una mera rei-teración de sus ideas básicas? [una refle-xión sobre las posibilidades y las limitacio-nes de la obra de Castoriadis para actuar enla actual etapa puede leerse en "¿Por dóndepasa hoy la fidelidad al legado político deCastoriadis?", Amador Fernández Savater,El Viejo Topo nº 222-223, 2006]. O, dichoen otras palabras, ¿es posible trasladar lasclaves de la obra de Castoriadis, que cons-truyó su visión del mundo durante el largobloqueo vivido en el siglo veinte entre ladominación burocrática y el capitalismofordista democrático-electoral, a un mundopostotalitario, marcado por la dominaciónabsoluta de un capitalismo desregulado?No son preguntas triviales pues, indudable-mente, la parte fundamental de la obra deCastoriadis está concebida y desarrolladaen una época, la del capitalismo fordista,burocrático y social, y en las primeras eta-pas de su crisis, que es sustancialmentediferente en sus contenidos y formas dedominación del actual capitalismo neolibe-ral.La respuesta a esas preguntas determina sies posible ver a Castoriadis como un autorpolíticamente vivo o es un mero referentefilosófico. Para responderlas es necesarioun trabajo de largo alcance de comprensiónde la naturaleza de los movimientos socia-les que se han desarrollado en los últimosaños. Por razones subjetivas, tengo espe-cialmente en mente la experiencia españoladel movimiento 15-M que me parece para-digmático de lo emergente en este tiempohistórico, cuyo eje es el intento de reapro-piación colectiva de lo común frente a losprocesos de desposesión. Pero del mismomodo debería plantearse respecto a cual-quier movimiento potencialmente impug-nador del capitalismo presente en lasluchas sociales europeas y americanas de laúltima década o a las frustradas rebelionesde la primavera árabe.No es posible analizar completamente elsentido de un movimiento social.

Significan una apertura en lo que estabacerrado, en la clausura. Son indisolubles dela idea de reiniciar, aspiran a lo instituyen-te, su simple existencia planteaba unaauténtica brecha en los procesos de comu-nicación autorreferencial. Un llamamientoa la participación en las decisiones colecti-vas significa, en este tiempo, un llama-miento a construir un futuro diferente delque desean las élites dominantes.El nacimiento de un movimiento socialsiempre tiene aspectos indescifrables.Forma parte de unos acontecimientos noprevisibles, inesperados, que escapan a loscálculos. Es creación, aparición de unanueva mirada sobre la sociedad. Su efectomás importante, sin duda, actúa en la con-ciencia de sus participantes, en la percep-ción de que se trata de una clase de aconte-cimiento cuya mera existencia cambia larealidad, algo que sólo ocurre en las expe-riencias colectivas más creativas, aquellasque suponen el descubrimiento de poder enla acción común.Los movimientos que se oponen a la apro-piación por una oligarquía de las institucio-nes, los recursos materiales, la naturaleza,los conocimientos o la comunicación ex -presan la base indispensable para una polí-tica de lo común. Representan, en estemomento histórico, el germen imprescindi-ble de la posibilidad democrática, del pro-yecto de autonomía.Una auténtica praxis instituyente sólopuede construirse aprendiendo de esosmovimientos. Las experiencias creativas delos movimientos sociales son el único fun-damento concreto y auténtico de una praxisinstituyente.La posibilidad democrática se apoya en lasluchas de la gente pero, también, en laspotencialidades singulares de la época enque vivimos. En primer lugar, en estemomento histórico, tras la derrota de lostotalitarismos, el conflicto esencial enfren-ta directamente el capitalismo y la demo-cracia. Por otra parte, se está desarrollandoun cambio tecno-cultural de enorme tras-cendencia que hace posible una transfor-

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mación radical de las formas de organiza-ción, decisión y organización. Finalmente,se cuenta con una ciudadanía con un nivelcultural, de información y capacidad deinteracción, superior al de cualquier épocapasada en la historia humana y, además,con una acumulación de enseñanzas deri-vadas de las experiencias históricas sobrelos fracasos de los proyectos emancipato-rios del pasado.La posibilidad democrática implica, si -guiendo a Castoriadis y frente a lo que sos-tiene la tradición liberal, una realimenta-ción entre las luchas por la libertad y laigualdad.Esta argumentación plantea la proximidado lejanía del proyecto de autonomía deCastoriadis respecto a otras propuestas quese presentan como democrático-radicales.Son propuestas que pretenden transformarla actual democracia electoral, reintroducircontrapesos propios de la democraciarepresentativa y asignar creciente protago-nismo a nuevas formas de democraciadirecta. Se trataría de que el ejercicio delpoder político pueda recaer cada vez másdirectamente en la ciudadanía.No habrá una sociedad democrática sin ciu-dadanos que participen en las decisiones ycontrolen el poder político. Sin embargo,ello no significa que debamos considerar lademocracia directa, presencial o virtual,como un dogma. Se trata más bien del para-digma de referencia. Ese paradigma admiteque los procedimientos representativos, eincluso los propios de la democracia elec-toral, pueden ser precisos para la toma dedecisiones en ámbitos donde no sea consis-tente la participación directa, bajo cual-quier fórmula. Pero donde no existen esosobstáculos, las fórmulas de delegaciónelectoral o tecnocrática no es más que laenésima repetición del discurso de las éli-tes, el discurso de un despotismo ilustrado,el pretexto para la emergencia de nuevasoligarquías grandes o pequeñas.En toda sociedad imaginable van a existirdistintas interpretaciones de lo que signifi-ca el bien común, lo cual impide aceptar

cualquier concepción comunitarista cerra-da, roussoniana, de una voluntad general.En las democracias electorales occidenta-les, actualmente en crisis, el pluralismoderiva del respeto a los distintos interesesparticulares y permite articularlas institu-cionalmente. No es evidente que sea desea-ble ni necesario que sea la diversidad deintereses particulares la base de la plurali-dad política pues esta puede concebirse,también, a partir de las distintas formas deentender los intereses generales en unasociedad que pretenda evitar que la políticallegue a ser el conflicto de intereses y departicularidades.

El sujeto democráticoYa en 1956 señalaba Castoriadis lo siguien-te: "En el Este como en el Oeste, los regí-menes deben enfrentarse con el problemaque domina nuestra época: ya no hay claseparticular que tenga las dimensiones nece-sarias para dirigir la sociedad. La vida delmundo moderno, compuesta de actividadesentrelazadas y constantemente cambiantesde centenares de millones de productoresconscientes, escapa al dominio de cual-quier capa dirigente que se eleve por enci-ma de la sociedad" [C. Castoriadis, "Larevolución política contra la burocracia",1956 (La sociedad burocrática II, Barce -lona, Tusquets, 1976, p.219)].En la obra de madurez de Castoriadis nohay más sujeto que los ciudadanos y ciuda-danas. No hay sujetos políticos pre-consti-tuidos, pero sí posibilidad de la emergenciade sujetos capaces de nuevas creacioneshistóricas. Se trata de una concepción com-pletamente diferente tanto de la teorizaciónmarxista del sujeto revolucionario como delas visiones posmodernas de la imposibili-dad de un sujeto político.Una lectura superficial de Castoriadis, queha analizado las revoluciones como mo -mentos privilegiados de la historia en loscuales la creación histórica se muestra ensu plenitud, podrían inducir al error de pen-sar que nos situamos en un paradigma muypróximo al del marxismo revolucionario o

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el anarquismo clásico, en los cuales elmomento revolucionario adquiere una pre-eminencia absoluta. Sin embargo, la susti-tución de la revolución como argumentohipostasiado por la comprensión de loscomplejos e impredecibles caminos de lacreación histórica es, también, una de lasprincipales aportaciones del autor de Lainstitución imaginaria de la sociedad.Castoriadis tiene mucho en común con lacorriente anti-fundacionalista, que niega laposibilidad de una fundamentación de losvalores políticos, como ocurre con filóso-fos políticos por otra parte tan disparescomo Jean-Luc Nancy, Claude Lefort,Alain Badiou, Ernesto Laclau o ChantalMouffe. Debemos tener en cuenta que paraCastoriadis las ideas de igualdad social yde libertad política son significacionessociales imaginarias que no pueden serobjeto de un fundamento último ["Natu -raleza y valor de la igualdad", 1981 C.Castoriadis, Los dominios del hombre,Barcelona, Gedisa, p.140].¿Una praxis inspirada en una política de laautonomía puede entenderse como unapolítica de hegemonía en el sentido deLaclau o Mouffe? O, dicho de otra manera,¿hay una fase hegemónica en el desarrollode una política de la autonomía?Para Laclau y Mouffe, una concepción pre-valeciente del bien común en una sociedadsólo puede entenderse como el producto deuna hegemonía social. Esa prevalencia deuna concepción del interés general implicauna teoría de la decisión en un ámbito inde-cidible. "Una vez que la indecidibilidad haalcanzado el fundamento mismo, una vezque la organización de un cierto campoestá gobernada por una decisión hegemó-nica -hegemónica porque no se halla obje-tivamente determinada, porque eran posi-bles diferentes decisiones- el ámbito de lafilosofía llega a su fin y comienza el ámbi-to de la política" [Ernesto Laclau, Eman -cipación y diferencia. Citado por OlivierMarchand, El pensamiento político posfun-dacional, Buenos Aires, FCE, 2009].Desde la perspectiva de la autonomía no

hay sujetos colectivos predeterminados queoriginen un vector estable de decisioneshumanas sobre el destino político. Es unacompleja relación entre procesos institucio-nales y movimientos sociales la que puede,en determinadas condiciones, en contextosde luchas por la ampliación de las liberta-des democráticas y la igualdad social, darlugar a nuevas creaciones históricas híbri-das donde sea posible un mayor autogo-bierno de la sociedad (incluyendo consus-tancialmente formas de autogestión de losespacios laborales y vecinales).En mi opinión, las propuestas de democra-cia radical sustentadas en la construcciónde nuevos sujetos y hegemonías contingen-tes, confluyen en un primer nivel con lasconsecuencias de pensar el proyecto deautonomía en términos de praxis institu-yente, acción política, es decir, a partir delmomento en que se consideran las concep-ciones de Castoriadis no sólo en términosde filosofía política sino también de políti-ca práctica. Sin embargo, hay divergenciasevidentes. Se manifiestan sustantivamenterespecto a todas las concepciones carentesde una concepción instituyente de losmovimientos sociales y que conciben elmovimiento social como un mero instru-mento subordinado a un agente políticoemergente.Los grandes movimientos emancipatoriosdel pasado fueron siempre híbridos y nohay ningún motivo para pensar que no vayaa ser así en el futuro, especialmente anteregímenes políticos como las democraciaselectorales que implican, per se, una parti-cipación política de la mayoría de la pobla-ción, por limitada que esta sea y, en las cua-les, un momento de los procesos de movili-zación social consiste en la presión sobrelas instituciones.¿Cómo surgiría la capacidad de cambiar elimaginario social desde las instituciones sisólo pudiera emerger allí? Pero también,¿de dónde surgiría el cambio sin tener encuenta que las instituciones existentes sonlugares donde se manifiestan las tensionesdel sistema y de la propia sociedad?

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Una política de la autonomía no significani reducción de la actividad social a lasactuaciones institucionalizadas ni una merailusión movimientista en lo emergente. Elcambio no es ni plenamente institucional nicompletamente extrainstitucional.Una política de la autonomía supone unacrítica radical de los conceptos de estrate-gia y de programa y de la distinción entrefines y medios. No se puede luchar por laautonomía con métodos heterónomos. Lapolítica no consiste en la búsqueda de unlugar privilegiado desde el que teledirigiruna revolución o una reforma política osocial.El binomio autonomía-ciudadanía tieneelementos convergentes pero, también,divergente con otros binomios utilizados enotras propuestas que se presentan comodemocrático-radicales como hegemonía-pueblo o potencia-multitud.La singularidad de la concepción castoria-diana es que carece de fe en la inevitabili-dad de la construcción de nuevos sujetos yen la sabiduría inmanente de las masas, noconsidera que toda creación o potenciasean ontológicamente positivas y desconfíade cualquier creencia en estructuras su -puestamente dotadas de conciencia.Laclau y Mouffe, por su parte, lo hanexpresado de la siguiente manera: "Frenteal proyecto de reconstrucción de una socie-dad jerárquica, la alternativa de la izquier-da debe consistir en ubicarse plenamenteen el campo de la revolución democrática yexpandir las cadenas de equivalencia entrelas distintas luchas contra la opresión.Desde esta perspectiva es evidente que nose trata de romper con la ideología liberal-democrática sino al contrario, de profundi-zar el momento democrático de la misma,al punto de hacer romper al liberalismo suarticulación con el individualismo posesi-vo" [Ernesto Laclau y Chantal Mouffe,Hegemonía y estrategia socialista (Haciauna radicalización de la democracia),op.cit., p. 199].En esta perspectiva, una política de la auto-nomía también exigiría realizar un proceso

de reconocimiento de los movimientos so -ciales que impulsan la lucha por nuevosderechos y nuevas libertades, y la defensade los existentes, se oponen al imaginariocapitalista o incorporan la pretensión de laparticipación más amplia posible de losciudadanos y ciudadanas.Ello la situaría, nuevamente, en una praxispróxima a las formulaciones propias de unapropuesta democrático radical, establecien-do y privilegiando los enganches entre lasluchas del presente y el tipo de sociedadfutura que se desea. Pero esa cadena deequivalencias no implica ni la construccióndel sujeto en torno a un liderazgo ni unavisión jerárquica de la sociedad, comolamentablemente deriva en bastantes lectu-ras de Laclau. No se puede luchar por laautonomía con métodos heterónomos.Castoriadis no es un populista.Debemos pensar la posibilidad democráticacomo un régimen de socialización delpoder que encarna en movimientos socialesefectivos que surgen de las fracturas delorden existente. La creación histórica nosurge, nunca, del vacío.Nuestra sociedad es un magma de colecti-vidades y de organizaciones (empresas, a -so ciaciones, redes conectadas, etc.) y deex periencias. Reducir la democratización alas macroinstituciones es renunciar a lahumanización y mejora de las microinstitu-ciones donde vivimos, trabajamos y actua-mos. La extensión de las valores de libertade igualdad al seno de las distintas colectivi-dades y organizaciones económicas ysociales es una tarea pendiente del procesoparcial de democratización de los últimossiglos. Las viejas cuestiones del municipa-lismo, de la democracia industrial y de laautogestión vuelven bajo nuevas formas.Ahora que muchas organizaciones puedenser redes y entenderse como redes, el pro-blema de la distribución del poder en suseno está presente, incluso puede resurgircon mucha fuerza.¿Qué debemos entender por democratiza-ción de las organizaciones? Yo lo resumiríaen cuatro reglas: i) Democratización signi-

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fica voto allí donde es posible y consisten-te ejercerlo, ii) Democratización significaformas de control de los dirigentes de lasorganizaciones realizada por instrumentosindependientes de ellos, iii) Demo -cratización significa reconocimiento plenode los derechos de los ciudadanos en elseno de las organizaciones, iv) Demo -cratización significa reconocimiento de losderechos de los afectados a influir sobre lasdecisiones que les alcanzan mediantemecanismos regulados y transparentes["Organización y dominación", JuanManuel Vera, en La izquierda a la intempe-rie, Madrid, Libros de la catarata, 1997].

Caminar sin esperarLa praxis política necesaria supone quehaya posibilidades, citando a Castoriadis,"de lucha por objetivos que sean realiza-bles, que tengan sentido más o menosinmediato y a la vez puedan proyectarse yarticularse con una perspectiva global ymediata" [C. Castoriadis, "La crisis ac -tual", Zona Erógena nº 29, 1996]. Me pare-ce una definición muy precisa de lo quesignifica una praxis instituyente. Nos obli-gamos a centrarnos en lo importante, en lapraxis, en el presente, lejos de cualquierarbitrismo utópico, pero sin aceptar desvíosautoritarios y sustitucionistas.Es necesaria una praxis instituyente, queaspire a dar forma a un cambio radical de lapolítica. Se impone una praxis impura queactúa sobre mundos que son impuros por-que están vivos. La realidad no es unesquema.En el nuevo ciclo histórico existen basespara establecer nuevas formas de participa-ción de las personas en las decisiones queles afectan, así como de afrontar creativa-mente muchos de los viejos y nuevos pro-blemas de la sociedad humana. Tambiénexisten las premisas tecno-intelectualespara una nueva narrativa política destinadaa permitir y promover un avance radical enla libertad de los ciudadanos y en su ejerci-cio directo del poder.La historia de los dos últimos siglos sólo

puede entenderse a partir del conflicto exis-tente entre el capitalismo y quienes hanluchado por su autonomía individual ycolectiva. El desarrollo del capitalismo seha visto limitado por todas esas luchas(obreras, populares, democráticas, feminis-tas, socialistas, de liberación, anti-opresi-vas), y sólo esas luchas lo hicieron máslimitado y, en ese sentido, más soportablepara la ciudadanía. Capitalismo y democra-cia tienen una relación inversamente pro-porcional.Sabemos desde hace mucho tiempo queuna sociedad sin mercados es una inconsis-tente utopía. Pero también sabemos que lacreencia en que los mercados autorregula-dos dominados por las élites sociales pue-den generar equilibrio social es un inmensodisparate, que conduce al borde del abismoa la sociedad humana cada vez que lograimponerse. Ocurrió con la crisis de lasociedad decimonónica, crisis que condujoa dos guerras mundiales y al resto de catás-trofes del siglo veinte. Y lo hemos vuelto aver en el último cuarto de siglo.

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1. Los efectos del cambio climático ya los estamos sintiendo. Los gases que producen elefecto invernadero siguen aumentando, sobre todo el dióxido de carbono, CO2. Se calcu-la que ya hay más de 400 p.p.m. (partes por millón), la mayor concentración en la atmós-fera en 650.000 años, con el aumento más rápido desde 1880 (la revolución industrial),sobre todo en los últimos años. El efecto invernadero ha supuesto una subida del nivel delmar de 17 centímetros durante el siglo XX. El deshielo de Groenlandia, el Ártico y laAntártida es mayor que lo que se preveía (ahora mismo está a punto de desgajarse de laAntártida un iceberg del tamaño de la Rioja). Los glaciares están retrocediendo a ojos vistay la acidez de los océanos ha aumentado un 30% por la disolución de CO2. Se prevé queel deshielo de la taiga y del Ártico pueda liberar cantidades ingentes de metano con efec-to invernadero mucho mayor que el del CO2.Las consecuencias futuras dependerán de la concentración de gases invernadero: subidadel nivel del mar de más de un metro si seguimos emitiendo gases como hasta ahora,desertización del África subsahariana y del área mediterránea, cambios profundos de laagricultura y de la biodiversidad, fenómenos extremos, aumento de ciclones, etc. Efectosque pueden suponer el desplazamiento de millones de personas, habitantes de zonasinunda bles como islas y deltas de río. Igualmente se presentarán problemas graves decarencia de agua potable, de sequías, de desplazamiento de cultivos, de extensión de enfer-medades tropicales a nuevas zonas.Un fenómeno paralelo es la contaminación de las grandes ciudades por óxidos denitrógeno y micropartículas, que también contribuyen al efecto invernadero. Ciudades queenferman como en China o recientemente en Madrid. Últimamente también se está dandomás importancia al efecto del metano orgánico, el emitido por los rumiantes, ya que elmayor consumo de carne está produciendo un aumento de la cabaña vacuna.Es muy importante señalar que los gases invernadero se quedan en la atmósfera, sólo unapequeña parte es absorbida por los vegetales en la función clorofílica, así que su efectocontinúa después de ser emitido. La pretensión de enterrarlos es otro más de los proyectossin sentido, un gas se escapa por cualquier fisura. Igualmente se ha intentado fijarlos poruna reacción química, pero tendría que hacerse en el momento de las emisiones, no cuan-do está diseminado en la atmósfera, lo que plantea problemas irresolubles por la cantidadde focos de emisión que existen.También es esencial tener en cuenta que el CO2 se emite en toda combustión del carbón yde derivados del petróleo o gas y está ligado a su utilización.

José Luis Redondo

El cambio climático:un desafío al sistema productivista

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2. El consenso sobre que la subida de latemperatura es un efecto antrópico no sóloes científico, sino de la mayor parte lapoblación y ha hecho a la ONU tomar car-tas en su reducción. Las primeras medidasfueron el Tratado de Kioto de 2005, que noha sido capaz de frenar el aumento de lasemisiones de gases invernadero.El reciente Tratado de París de 2015 es elnuevo intento para frenar el cambioclimático, en donde más de 200 países sehan comprometido a tomar medidas. Estetratado comenzará a aplicarse a partir de2020 y para que entre en acción tiene queser ratificado por al menos 55 países con el55% de emisiones de gases invernadero.En el momento de firmar el Tratado lo rati -ficaron 16 estados, como Somalia, Pale -stina y varios pequeños estados insulares [a27/01/2017 había sido ratificado por 127 delas partes firmantes].Para elaborar las normas de aplicación seha reunido en Marrakech (7-18 no viembre)la COP22 (Conferencia Marco de las Na -ciones Unidas sobre el Cambio Climático),la COP23 se celebrará este año en Bonnpara acabar de poner en marcha el Tratado.Las medidas teóricas no permitirían limitarel aumento de temparatura a entre 1,5 y2ºCpara 2100 (1), que es lo máximo esperableantes de que los efectos sean devastadores,se supone que estarán más cerca de los 3ºCde media. Para poder conseguirlo los fir-mantes se emplazan a medidas más efi-caces en 2025. De nuevo se aplaza la fechadefinitiva para tomar decisiones definiti-vas.Algunas de las propuestas son importantesaunque insuficientes. Así como que el100% de la energía eléctrica provenga defuentes renovables entre 2030 y 2050 y elcompromiso de que los países desarrolla-dos aporten 100.000 millones de dólarespara ayudar a los que tienen menos recur-sos a la transición energética.Hay que tener en cuenta que 10 paísesemiten el 75% de los gases de efecto inver-nader; China el 24,5%, EEUU el 14,4%, laUE el 10,2% e India el 10%, por lo que es

esencial que estén a la cabeza de las reduc-ciones. Si con la llegada de Trump a lapresidencia EEUU se sale de los acuerdos,el 14,4% tendría que ser compensado porlos demás, lo que hace más difícil elcumplimiento del Tratado. También podríadarse un efecto cascada y que el Tratado sefuera al traste.Trump representa a los negacionistas porinterés, a las compañías productoras depetróleo y a los intereses de los países quetienen reservas. En contra de ellos tendríanque dejar de ser explotadas esas reservas,pues sino en 2100 el aumento de la temper-atura sería de 4,5 a 4,8ºC, con las conse-cuencias más catastróficas. ¿Cómo afrontarel desplazamiento de millones de personasdesde los países del Sur? ¿Con barrerasmilitares que precisan de gobiernos autori-tarios o dictatoriales en la UE o en EEUU?¿Vamos a guerras de exterminio para losdesplazados climáticos?España está situada en una de las áreas conmayores amenazas, la mediterránea. Unárea en la que aumentará la desertificación,la alternancia de periodos de lluvias torren-ciales y de sequías, de aumento del niveldel mar afectando a construcciones de lacosta y de cambios en la agricultura. A estose añade que una parte de los desplaza-mientos desde África intentarán venir porEspaña.Más de 400 entidades civiles se han puestolas pilas y han formado una Alianza por elclima proponiendo una Ley de cambioclimático y transición energética. En ellase pretende un país descarbonizado para2050, un sistema fiscal que penalice la uti-lización de combustibles fósiles, un fondode transición para el cambio energético,una regulación de todos los niveles admi -nis trativos para poner en marcha las medi-das adecuadas. Además se propone lapotenciación de las energías renovables,medidas sobre la industria, el transporte,los bosques, la agricultura y el aislamientode edificios. Aquí se presenta la posibilidadde apoyar a la ley y a su desarrollo tambiéndesde fuera del Parlamento.

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3. Desgraciadamente todas las medidas quepropone el Tratado de París son insufi-cientes. En primer lugar porque parece difí-cil que se cumplan, más aún con el discur-so negacionista y la política que anuncianTrump y el Partido Republicano. En segun-do lugar, porque como reconoce el propiotratado la subida estaría cerca de los 3ºC.En tercer lugar, porque hay que frenar ya laextracción de combustibles fósiles, y lasenergías renovables son incapaces de susti-tuir la producción actual de energía eléctri-ca y mucho menos la energía que consumeel transporte. Las investigaciones sobreenergía producida por fusión de átomosligeros como el hidrógeno no prometeresultados, el reactor Iter, el mayor proyec-to mundial, consume más energía que laque produce y los posibles avances noalcanzarían a resolver el caos climático.Ahorro de energía y aumento de la produc-tividad son medidas paliativas. Conscientesde esto algunos se proponen volver a lanzarla energía nuclear, aún reconociendo susproblemas ("Energía y cambio climático",Cayetano López Martínez, director delCiemat en Claves de la razón práctica, nº249, 2016). No han bastado los "cisnesnegros" de Chernobil y Fukusima, pareceque vale todo menos frenar el consumoenergético; y, sin embargo, esta es la únicasolución a medio plazo.El consumo de petróleo y gas puede fre-narse por subidas de su precio, debido a suescasez creciente y al rendimiento decre-ciente en su extracción, pero si el sistemanecesita energía para crecer se volverá alcarbón, más abundante pero más emisor deCO2. El problema de fondo está en lasnecesidad de seguir creciendo del capitalis-mo y del propio sistema técnico industrial.No hay "desarrollo sostenible" si desa rro llosignifica crecimiento del PIB y con él delconsumo energético.El crecimiento mundial se está basando enel aumento de la deuda sobre las espaldasde las futuras generaciones, pero tambiénen dejarles una Tierra menos habitable ydesastres de enorme envergadura.

Existe el peligro de que las medidas palia-tivas, como las del Tratado de París, queson necesarias, nos hagan olvidar la grave -dad de las crisis ecológicas.Hay que plantear ya que la única solución,tanto al cambio climático como al ago-tamiento de los recursos no renovables, esir a una economía sin crecimiento y conreciclaje de materiales. Es necesario sacarlas conclusiones del hecho de que la Tierraes un planeta finito y la humanidad ya hasuperado su huella ecológica (su posibili-dad de subsistir sin deteriorar irreversible-mente el medio ambiente en el que estamosinsertos).Una economía sin crecimiento suponedecrecimiento en los países con más con-sumo de energía per cápita. Decrecimiento,ya que no puede pararse la necesidad decrecer de aquellos países en peores condi-ciones. La humanidad tiene que pasar dedestruir el medio ambiente y de emitir másgases de efecto invernadero globalmente aotro modelo de desarrollo. Un modelodonde prime lo cualitativo, la austeridad enel consumo, menor producción, menoresdistancias recorridas en el transporte,mayor peso de lo local y adaptación alentorno.

Notas1. Uno de los objetivos del Tratado de Paríses "Mantener el aumento de la temperaturamedia mundial muy por debajo de 2°C conrespecto a los niveles preindustriales, yproseguir los esfuerzos para limitar eseaumento de la temperatura a 1,5°C conrespecto a los niveles preindustriales,reconociendo que ello reduciría considera -blemente los riesgos y los efectos del cam-bio climático".

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"Los hombres pueden hacer y rehacer las cosas, pueden transformar al mundo (…) pue-den superar la situación en la que están siendo un casi no ser, y pasan a un estar siendoen búsqueda de un ser más"

Paulo Freire

Los recortes de los últimos años han impactado en el mundo de la enseñanza de maneraradical. Recientemente una noticia del diario Público hacía hincapié en que, desde el ini-cio de la crisis global, el Estado Español ha recortado más en puestos de trabajo de profe-sores que de policías o en Defensa. Asimismo, en la Comunidad de Madrid, la imposiciónde instrucciones de inicio de curso que aumentan el número de horas lectivas a impartirpor los docentes en la enseñanza secundaria, así como el cierre de grupos de FormaciónProfesional o el desborde absoluto de las ratios de alumnos por aula, han generado el caldode cultivo de una acelerada precarización de la función docente, compaginada con una evi-dente pérdida en la calidad de la acción educativa.Este proceso viene acompañado por una creciente deriva encaminada a facilitar la intro-misión del mercado y las empresas privadas en el mundo de la enseñanza pública. Ya noes sólo que se favorezca a los colegios concertados, permitiéndoles saltarse la normativaque les impone límites a lo que pueden cobrar a las familias, o deshacerse del alumnadoconflictivo que, por pura equidad en el uso del gasto público, les correspondería; sino que,además, diversas fundaciones vinculadas con el IBEX o empresas subsidiarias de transna-cionales, así como "chiringuitos" disfrazados de consultorías o asesorías de todo pelaje, sevan introduciendo, con la excusa del fomento del espíritu emprendedor o de las competen-cias "light" de la empleabilidad y el liderazgo, en el ámbito de la formación profesional delos docentes o en aspectos cada vez más vinculados con la propia enseñanza de los alum-nos o las prácticas laborales asociadas.

José Luis Carretero Miramarhttp://joseluiscarreteromiramar.blogspot.com.es/

Aprender haciendola transformación educativa

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La organización de la Formación Profe -sional Dual en Madrid, por ejemplo, dondela improvisación y la ausencia de visión deconjunto se dan la mano con la privatiza-ción de funciones públicas (como la admi-sión del alumnado) y con la construcciónde un espacio operativo de mano de obrabarata, constituido por los propios alum-nos, con nula o muy limitada capacidad decontrol y seguimiento por parte de los cen-tros educativos; contrasta, incluso, con suimplementación en otras comunidadescomo Euskadi, donde el marco generadopor el sistema educativo ha sabido adaptarel modelo nórdico con una mayor dignidad,o con el propio modelo alemán, donde lostutores de las empresas están sometidos aun proceso de selección, seguimiento ycontrol por parte de los poderes públicosincomparable con el nuestro, o donde elmodelo mismo ha sido pensado y adaptadoa un marco productivo concreto (la empre-sa media industrial basada en el trabajo dealta cualificación) inexistente en la mayorparte de la Península Ibérica.Pero lo fundamental es que todo este proce-so de degradación no se produce en elvacío, sino todo lo contrario, constituyeuna debacle silenciosa pero letal, en unmomento decisivo.El proceso de descomposición y crisis civi-lizacional del capitalismo, que ha ido pro-fundizándose y acelerándose desde la tor-menta financiera de 2007, opera de manerabrutal sobre el mundo de la enseñanza. Lasvertiginosas transformaciones tecnológi-cas, geopolíticas, culturales y sociales delos últimos tiempos han puesto en jaque aun modelo educativo basado en una diná-mica keynesiana y fordista. El serviciopúblico universal de la enseñanza-fábrica,basado en el monopolio del conocimientopor los docentes y la estabilidad social hareventado por todas sus costuras.Aulas multiculturales, tensionadas por unapobreza revisitada de familias de workingpoors (trabajadores pobres) y precarios detodo tipo. Conocimientos cuya misma per-tinencia está puesta en cuestión, ante la cre-

ciente marea de lo audiovisual, lo afectivo-relacional y las necesidades de la emplea-blidad, que muestran una agresiva tenden-cia a una ambigua mixtura de creatividad einnovación y simple aculturación y nuevoanalfabetismo. Procedimientos que han sal-tado en pedazos en el vértigo, tambiénambivalente, de la gamificación, elAprendizaje Basado en Proyectos y otrosnuevos métodos que se mueven en la gamaamplísima y contradictoria que va desde la"pedagogía de la plastilina y las lucecitasde colores" hasta la profundización de losproyectos más progresistas y transformado-res. Centros en plena degradación, desorga-nizados, sin recursos y sin autonomía,poblados por trabajadores precarios ysobrecargados de tareas burocráticas y porjóvenes nihilistas que, muchas veces, tie-nen claro que para conseguir el éxito sociales más importante ser caprichosamentefriki (como los famosetes que salen en tele-visión o en las redes sociales) que conocera Platón o a Goya.La debacle del modelo educativo amenazacon bloquear e imposibilitar no sólo todaposibilidad de cambio del modelo produc-tivo español ahora mismo (cosa que porotra parte nadie intenta) sino, también, todatransformación del trasfondo cultural denuestra sociedad que pueda servir de sueloy sostén de un proceso de cambio socialdemocrático y liberador en medio del caoscreciente.Ahora que todo el armazón del sistema glo-bal cruje y se descompone, que todo cam-bia a pasos agigantados, y que el mundoamenaza con ser muy otro a muy breveplazo, el sistema educativo español se de -grada y hunde entre la nostalgia de un mun -do que ya no existe y el feroz acecho de losbuitres y las hienas que han husmeado laposibilidad de hacerse con sus despojos.Esa es una mirada posible.Y es real, pero incompleta.La situación, como en todos los momentosen que lo fundamental está en crisis estátambién cargada de contradicciones yambigüedad.

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La debacle del modelo pedagógico tradi-cional es también el marco de oportunidadpara la experimentación con nuevas formasde enseñar y de aprender que son, al tiem-po, instrumentos generadores de vivenciasde lo común capaces de crear conciencia dela propia situación social y de los mecanis-mos que pueden ayudar a cambiarla.El propio vacío de la juventud arrasada enun torbellino de cambios, ese del que tantohablamos, es también el espacio generatrizde nuevas formas de creatividad y de nue-vos discursos de lo común que pugnan porencontrar un hilo conductor capaz de gene-rar una visión de conjunto que fundamenteuna nueva "gran narración".En este escenario, las luchas de los docen-tes y de la comunidad educativa en su con-junto han de superar y trascender el ámbitode lo profesional y lo corporativo (eseámbito en el que son una y otra vez derro-tadas por la maquinaria mediática de laderecha, que les enfrenta al desesperadoresentimiento del resto de los trabajadores,y por el propio conservadurismo de sus

componentes y representantes sindicales)para alcanzar a ser lo que en puridad son:luchas por la textura, por los componentesesenciales, de una nueva cultura, de unabase dialógica para una nueva sociabilidad.Dar un sentido nuevo a la escuela, construirel aula sin muros, conectada y pletórica deflujos de saber y de vivencias de lo colecti-vo. Inventar una pedagogía de la pregunta,de la colaboración y de la iniciativa, frentea los degradados modelos de la pasividad ode la superficialidad. Construir pueblo tam-bién es construir las condiciones de posibi-lidad de una movilización educativa pro-funda y creativa. De una ofensiva sobre lasnociones de lo que importa conocer y decómo hemos de hacer para leer colectiva-mente nuestro mundo.Decía Paulo Freire: "yo no me concientizopara luchar. Luchando me concientizo."Aprender haciendo es, para la comunidadeducativa, multiplicar las oportunidadespara una nueva cultura. La cultura donde lalibre potencia de los individuos alimente elcaudal creador de lo colectivo.

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Aunque el discurso sobre!"feminizar" la política!(1) parece estar activando un interesantey muy necesario debate, sostengo que el trasfondo del mismo es una mera pose discursi-va si no va acompañado de propuestas para despatriarcalizar las estructuras, la política, elpoder y la sociedad (2). Incidir en la!idea de que aumentando la presencia de mujeres enel espacio público! (3) y asumiendo la "ética del cuidado" en el funcionamiento de lasestructuras generará potencialidad suficiente para provocar un cambio real en las mismases situarse en el ámbito de la ilusión discursiva.Como ya he explicado en!otro artículo (4),!"cualquier proyecto de emancipación políticaque pretenda ofrecer alternativas para la democracia económica y social, fuera de la colo-nización depredadora capitalista, debería plantearse como reto el de despatriarcalizar lasociedad para la plena soberanía de las mujeres, de los hombres y de las comunidades enlas que discurren sus vidas". Es decir, resulta impensable un hipotético cambio social queno incluya la necesidad de partir de un análisis de las estructuras y relaciones patriarcalesen los subsistemas sociales, económicos y culturales; y esto afecta de lleno a la credibili-dad de las organizaciones políticas.En estos días han proliferado algunos artículos de interés sobre!qué significa "feminizar lapolítica"! (5) y la mayoría de ellos recogen una interpretación bastante más generosa ynutrida que la que sugiere el propio concepto de "feminizar". En mi opinión, el conceptoen sí se refiere al resultado de un proceso de mayor concentración de presencia y partici-pación de mujeres en la política y en lo político; es evidente que a medida que los ratiosde participación se vayan equiparando y haya una mayor diversidad de género en la repre -sentación, se irán aportando más elementos al debate político y se evidenciarán necesi-dades prácticas, asociadas a los roles de género, hasta ahora no abordadas por la culturaandrocéntrica que predomina en las organizaciones políticas; de ahí a pensar que por símismo dicho proceso va a significar una transformación de la política me parece más unaproyección del "desideratum feminista" que una probable tendencia de cambio real.Coincido plenamente con que la paridad es necesaria por pura normalización democráti-ca, y por justicia social. Creo firmemente que es necesario incidir en el cambio del imagi -nario simbólico, y en este sentido, liderazgos como el de Ada Colau, Manuela Carmena oMónica Oltra proyectan otra forma de hacer política más próxima a las cotidianidades dela vida, abordando explícitamente la cuestión de los cuidados. Es evidente que estos lide -raz gos alientan a una predisposición favorable para dar algunos pasos más y, como diceMaría Pazos, llegar a "feminizar" el poder (6).

Carmen Castrohttp://singenerodedudas.com

Se trata de despatriarcalizar,no llega con "feminizar" la política

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DespatriarcalizarTrasversales 40 / febrero 2017Y sin embargo, no me parece que seagarantía suficiente para provocar un cam-bio en el orden de prioridades ni muchomenos para creer que las organizaciones oestructuras políticas van a empezar a desa -rrollar políticas feministas o a cuestionarlos privilegios masculinos otorgados desdela inercia de las estructuras patriarcales yheteronormativas.Por ello me parece que el debate no deberíacentrarse en la idea de"‘feminizar la políti-ca", porque, más allá de que probablementeexistan buenas intencionalidades, el riesgoes que se aproveche como una estrategemamás para marear la perdiz. En cambio, soypartidaria de abordar explícitamente lasrelaciones desiguales de poder que sereproducen en las estructuras políticas, losmecanismos sutiles -y no tanto- de violen-

cia que siguen funcionando, la necesidadde implicación activa y real de toda laestructura política y sus dirigentes con laeliminación del feminicidio, acabar con elninguneo y la estigmatización que afecta agran parte de las feministas"políticamenteincorrectas", tolerancia cero con tantomansplaining (7) progre que pulula en lasorganizaciones políticas, abordar el con-flicto permanente de los tiempos ante lainercia de la práctica y gestión política o lasresistencias a abrir el proceso para orientarel presupuesto público a la igualdad degénero, por mencionar algunos aspectosque considero efectivos para! despatriar-calizar (8).Así pues, insisto,! se trata de despatriar-calizar, y no, no llega con "feminizar" lapolítica.

Notas

1. www.eldiario.es/politica/reflexion-Pablo-Iglesias-feminizacion-politica_0_585491590.html2. singenerodedudas.com/blog/despatriarcalizar-la-sociedad-para-la-soberania-plena3. www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/articulo-jessica-albiach-primarias-podem-feminizar-politica-52813804. singenerodedudas.com/blog/despatriarcalizar-la-sociedad-para-la-soberania-plena5. www.eldiario.es/politica/significa-feminizar-politica_0_585491697.html6. ctxt.es/es/20161130/Firmas/9829/feminizacion-politica-medidads-de-paridad-desmasculinizar-ppina.htm#.WESRrm6j755.twitter7. es.wikipedia.org/wiki/Mansplaining8. singenerodedudas.com/blog/despatriarcalizar-la-sociedad-para-la-soberania-plena

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Con el año recién estrenado aparecen en el mercado todo tipo de productos para coleccio-nar. Entre esos productos están los fascículos de todo tipo para "seguir aprendiendo".Bueno, pues por lo visto y según la selección hecha por una editorial (¡no la voy a nom-brar porque no me da la gana!), sólo se puede "aprender a pensar" (así se llama el colec-cionable) con pensadores hombres.En la colección que han sacado a la venta y por la información que publicitan en losmedios de comunicación y en su página web no existe ni una sola mujer. Por lo visto conlas mujeres no se puede aprender a pensar y por tanto las siguen ocultando.En la historia de la humanidad han existido mujeres pensadoras y filósofas y que se lasoculte no deja de ser, desde mi punto de vista, una estrategia patriarcal para seguir mante-niendo el patriarcado con sus pilares perfectamente cimentados sobre el pensamiento mas-culino que, como sabemos, justifica siempre, esa estrategia.Mujeres pensadoras como Olympe de Gouges, Hipatia de Alejandría, Hildegard vonBingen, Aspasia de Mileto, Isabel de Villena, Teresa de Ávila, Mary Wollstenecraft,Concepción Arenal, Simone de Beuvoir, Leonore Kühn, Helene von Druskowitz, MaríaZambrano, Juana Inés de la Cruz, Celia Amorós, Amelia Valcárcel, Ana de Miguel, AliciaMiyares, Alicia Puleo, Judith Butler, Victoria Camps, María Montessori, Nancy Fraser,Adela Cortina, Luisa Posada y tantas otras que han contribuido a que entendamos el com-plicado mundo en el que vivimos, no merecen, al parecer ni una sola palabra. Claro, ahoraque alguien me diga que la selección no ha sido interesada.O como me dijo hace años un tipo de cuyo nombre prefiero no acordarme cuando le plan-tee la necesidad de rescatar de la historia local nombres de mujeres para darlas a conocer,se atrevió a decirme que la historia de los pueblos era una historia escrita por y para fami-lias y que por tanto las mujeres siempre tenían un papel invisible. Y ni se inmutó. Claro,mi demanda nunca fue atendida.Pero vamos con otro ejemplo vivo actualmente sobre otro coleccionable con el que se pre-tende que aprendamos. Es de la misma editorial y se llama "Genios de las matemáticas".Y el patrón masculino se repite. ¿Casualidad? No lo creo. Vuelven a ocultar nombres demujeres matemáticas como ya hicieron con las filósofas. Y haberlas, haylas, por supuesto.Vaya por delante otra (corta) lista de mujeres matemáticas: Ada Lovelace, Emmy Noether,María Gaetana Agnesi, Hipatia de Alejandría, Marie-Sophie Germain, Grace MurrayHopper, Marjorie Lee Browne, Mary Lucy Cartwrigth, Nina Bari, Julia Robinson,Maryam Mirzajani, Vera T. Sos, Victoria Hart, Mary Ellen Rudin, Rózsa Péter, SofíaYanóvskaya, Etta Zuber Falconer, Cecilia Krieger, Olga Gil Medrano y tantas otras.Y vuelvo a plantearme la pregunta. ¿Acaso para esta editorial cuyo nombre no voy a dary para tantas otras, las mujeres no hemos estado en la historia? Pues al parecer no, nohemos estado.Se empeñan en reproducir únicamente los saberes masculinos para reforzar su genealogíade sabiduría ocultando expresamente los conocimientos aportados por las mujeres. Insistoen que se trata de una estrategia patriarcal claramente definida con el objetivo de mante-ner ocultos los aportes científicos hechos por las mujeres.

Teresa Mollá Castellshttps://teresamolla.wordpress.com/

¿Aprender a pensar? Así no

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De ese modo no es de extrañar que en loslibros de texto que utilizan nuestros escola-res no aparezcan nombres de mujeres en lasdiferentes disciplinas científicas. Y, de esemodo se mantiene ese saber oculto a losojos de quienes vienen detrás y, por tanto,se sigue reforzando el pensamiento de quelas mujeres no hemos estado en el planoscientífico y, como consecuencia, no hemosaportado nada. Como vemos, pura falacia.Este tipo de actuaciones claramente defini-das forma parte de la violencia estructuralmachista que se ejerce de forma colectivasobre la mitad de la población que somoslas mujeres y las niñas. Pero, al mismotiempo, al negar esos conocimientos alconjunto de la sociedad se está evitando elavance en la senda del reconocimiento delos seres humanos, en su conjunto, haciauna igualdad plena en todos los sentidos.Como ya he dicho en alguna ocasión, elpatriarcado se alía con los medios de comu-nicación para apropiarse de ellos no solo enel aspecto económico. Va más allá. En esaalianza se apodera también de los lenguajesque son los elementos vehiculares de latrans misión de saberes y conocimientos. Alapoderarse de esos lenguajes y convertirlosen su maquinaria, esa alianza se convierteen una potente herramienta para su perpe -tua ción. Y de eso se nutre, de regenerarseen forma de estereotipos, de lenguajes noin clusivos, de imágenes cosificando elcuerpo de las mujeres y reduciéndolos ame ros objetos sin alma o, como en el casocon el que he comenzado, con la exclusiónmás descarada del ámbito de la creación delas ideas o de los conocimientos científi-cos.Lo que expongo puede parecer una quime-ra, pero no lo es, porque lo que no se nom-bra no existe. Y lo que no se ve, tampoco.Y en los dos coleccionables que esta edito-rial claramente patriarcal nos propone ni senos nombra ni aparecemos para nada. Porlo que se podría deducir que las mujeres nohe mos aportado nada a las ciencias que nospresentan. Y ya hemos visto que no es cier-to.

Hemos estado siempre. En condicionesmás precarias, en menor número comoconsecuencia del propio sistema patriarcalexcluyente. Hemos aportado conocimien-tos que incluso nos han usurpado los hom-bres de nuestras familias y que han firmadoellos. Hemos escrito, pensado, pintado,compuesto música maravillosa, creado,construido y un largo etcétera. Pero se nossigue ocultando a los ojos de la divulgaciónde los saberes. Si esto no es patriarcado enestado puro, que alguien me explique loque es.El ocultamiento de una parte de la humani-dad en beneficio claro de la otra mitad esuna estrategia clarísima para mantener elorden de las cosas como lo está ahora y, deese modo, mantener y perpetuar la desi -gualdad entre mujeres y hombres en todoslos niveles. Y como vemos el campo de ladivulgación científica no es una excepcióna pesar de que se pudiera pensar lo contra-rio.Hemos de ser constantes en dar a conocerlas aportaciones hechas por las mujeres enlos diferentes ámbitos. Hemos de estar muyorgullosas de nuestra propia genealogía deconocimientos y de aportaciones e ir sacán-dola a la luz y mostrándola para que, quie-nes la desconocen o vienen detrás no sola-mente la aprenda, sino que también se sien-tan orgullosas de ella.Por supuesto mi boicot más absoluto aestos coleccionables o a cualquier obra dedivulgación de cualquier tipo que no nosincluya. Y, desde luego, a esta editorial nole vuelvo a comprar nada, mientras puedaevitarlo. Es una de mis maneras demostrar mi dis-conformidad; no darles beneficios con midinero. Porque si no nos nombran y no nosreconocen tampoco merecen mi reconoci-miento.¿Aprender a pensar o a conocer el mundosin las mujeres?, desde luego por mi parte,en absoluto. Un no rotundo.

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Este martes se publicó en el Boletín del Congreso de los Diputados una Proposición deLey, registrada por el Grupo Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea, para la equi-paración de los permisos de forma que, en caso de nacimiento o adopción, cada progeni-tor/a tenga su permiso individual, completamente intransferible, de la misma duración ypagado al 100%.El permiso de 16 semanas intransferibles para cada persona progenitora se dividiría en dospartes:– Permiso parental inicial: las dos primeras semanas a partir del nacimiento o la adopción.Si hay dos progenitores/as, ambos/as coincidirían en este periodo especial en el que lamadre se está recuperando del parto.– Permiso parental para la crianza: 14 semanas a disfrutar antes de transcurrido un año. Sihay dos progenitores/as, este permiso les permitiría turnarse para cubrir otras 28 semanas(aparte de las dos iniciales) de cuidado del bebé en casa durante el primer año.

María Pazos Morán

¡Peligro, se legisla!

Publicado originalmente enwww.eldiario.es/tribunaabierta/Peligro-legisla_6_603749651.html

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Esta es exactamente la propuesta de laPlataforma por Permisos Iguales e In -transferibles ( PPIINA). Podemos vaticinarcon toda certeza que esta reforma, si seaprueba sin enmiendas que la desvirtúen,cambiará profundamente la sociedad y quela satisfacción de la ciudadanía será gene-ralizada.Sabemos que la inmensa mayoría de lospadres que, generalmente abocados por lascircunstancias, se quedan un tiempo acargo de su bebé, desarrollan el vínculoafectivo con él (ese vínculo que antes seconsideraba erróneamente reservado a lasmadres). Aunque antes de hacerlo suelenmostrar prevención e inseguridad, cuandolo hacen se sienten orgullosos y cambianradicalmente su comportamiento posteriorhacia el cuidado. Pero estos casos seguiránsiendo tan minoritarios como las circuns-tancias que los producen mientras no cam-bie la legislación.La reforma que se propone dará a lospadres la posibilidad efectiva de quedarseel mismo tiempo a cargo de su criatura quela madre (16 semanas); los padres la apro-vecharán y se operará un vuelco en las rela-ciones familiares. Los estudios demuestrantambién que el permiso de los padres reper-cute en un aumento de la armonía familiary en una reducción de la violencia hacia losmenores. Al no ausentarse más que loshombres, las mujeres dejarán de ser etique-tadas por las empresas como "mano de obramenos disponible", y con ello se reducirásustancialmente la brecha salarial de géne-ro. Con el mantenimiento de las mujeres enel empleo de calidad, se reducirá el riesgode pobreza infantil.Tan claros son estos y otros efectos positi-vos de esta reforma que el Congreso de losDiputados ya ha votado unánimemente afavor. ¿Qué más se puede pedir? Con estasevidencias y antecedentes sería de esperarque todos los partidos se unieran para apro-bar la Proposición de Ley por aclamación.Pero no cantemos victoria. Los peligrosacechan dispuestos a convertirse en en -miendas que podrían trastocar el sentido de

la reforma y convertirla en perjudicial. Heaquí los dos principales.Uno: introducir una parte transferible (quepuede llamarse engañosamente "de libredistribución dentro de la pareja"). Enga -ñosamente porque de libre no tiene nada:esta parte la madre se vería presionada atomársela, y el padre se vería presionado ano tomársela. Esto es fácil de entender, ypor eso es difícil colar esa parte transferi-ble. Pero una vez establecida, en sucesivasreformas podría aumentarse sin escatimar.Este es el caso de Estonia, un país pobre enel que el permiso transferible ("de libre dis-tribución dentro de la pareja") es de más deun año y está pagado al 100%. Estonia estambién el país con mayor brecha salarialde género de la UE.Quienes defienden los permisos transferi-bles, como el partido Ciudadanos, suelenrecurrir al ejemplo de Suecia, donde efecti-vamente también hay un largo permisotransferible. Hay que decir, en primer lugar,que Suecia fue el primer país que instauróel permiso transferible en la reforma de1974, que paradójicamente tenía por objeti-vo la total individualización e igualdad delos permisos. A última hora y sin debatepúblico, la Comisión que redactaba la Leycoló esa enmienda a sabiendas de que lainmensa mayoría de los padres le pasaría suparte a las madres. Suecia, en cuanto adiseño del sistema de permisos, es un ejem-plo de mala práctica contra la que debemosestar ojo avizor.Pero también hay que decir que, en cuantoa inestabilidad en el empleo y ausencia deservicios públicos de cuidado, España noes Suecia sino más bien Estonia. Mientrasque en Suecia las mujeres se mantienen enel empleo estable durante toda la vida apesar de su largo permiso, en España talsistema hundiría a las mujeres aún más enla precariedad laboral, aunque eso sea yadifícil de imaginar. Por todo ello, la refor-ma de Ciudadanos no es "un paso adelanteaunque insuficiente". Sería un catastróficopaso atrás.Dos: cambiar la estructura del permiso difi-

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cultando que el padre se quede al cargo delbebé durante una buena temporada del pri-mer año; por ejemplo alargando el periodoen el que se pueda disfrutar del permiso avarios años; o disminuyendo la duración oel pago del permiso del padre; o incluso nopermitiendo que el padre se pueda tomar supermiso fuera del tiempo correspondiente ala madre.Parece difícil de creer que en la sociedadactual se pongan trabas a que un padre sequede al cargo de su hijo/a, pero esto es loque ya se ha hecho al colocar la palabra"ininterrumpidamente" en la Ley de am -pliación del permiso de paternidad a 4 se -manas que acaba de entrar en vigor. Pareceuna palabra inocente, pero con ella se impi-de a los padres tomarse dos semanas para larecuperación del parto y reservarse lasotras dos para sustituir a la madre poste-riormente.Puede haber muchas más enmiendas quecambien el sentido y la utilidad de los per-misos, como ya se ha hecho en otros países.En el último momento y sin publicidad, unapalabra o un dígito pueden cambiarlo todo.Así, a pesar de que los gobiernos y laComisión Europea reconocen la conve-niencia de que los padres se tomen elmismo tiempo de permiso que las madres,en ningún país se ha llegado a instaurar unsistema de permisos iguales, intransferiblesy pagados al 100%.Es raro que Podemos no haya iniciado aúnsu campaña de comunicación y debate ciu-dadano en torno a esta reforma que conver-tiría a España en el país pionero. Es raroque ni el Gobierno ni los demás partidoshayan expresado aún su acuerdo o su opo-sición. ¿Es este silencio generalizado unsíntoma de que por fin la unanimidad tan-tas veces manifestada se va a concretar enLey? ¿O es un presagio de una tramitación"a puerta cerrada" en la que estos peligrosse colarían cómodamente?No nos engañemos, cuando se trata de darun paso importante para la sociedad, elprincipal aliado es el pueblo beneficiado, yel enemigo principal es la falta de debate

social. Esta reforma la quiere más del 90%de la ciudadanía. ¡Necesitamos luz y taquí-grafos/as!

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¿Hasta cuándo hay que esperarpara acabar con este feminicidio?

Para 2016, ibasque.com computa 53 feminicidios, que se elevan a 105 bajo los cri-terios de feminicidio.net. Pero esto es sólo la punta del iceberg. Al margen del tipode contabilización, lo mas importante son las muertas y maltratadas.Hay un cinismo latente al respecto, se sacan leyes, se ponen pulseras detectoras, lospolíticos dan charlas, se hacen concentraciones y manifestaciones de repulsa y todoello parece no servir para evitar los asesinatos. ¿Qué es lo que falla? Son varios loserrores y dejaciones que hacen imposible corregir este drama.Por un lado están los errores, por calificarlos de alguna manera, judiciales y poli-ciales. Es curiosa la falta de sensibilidad de algunos jueces, que dictan sentencias ymedidas precautorias de muy dudosa efectividad, con desafecto, con desidia ymucha falta de empatía. Falla el control policial y la protección adecuada a las víc-timas, cuando actuaba ETA había miles de escoltas, para defender la vida de lospolíticos marcados, por esa organización extinguida, ¿no son merecedoras lasmujeres aterrorizadas por sus verdugos, de la misma protección?Nos queda aquí el acoso a la mujer, por parte de los misóginos machistas, el maltra-to, los tocamientos indeseados, la degradación verbal y la violación están a la ordendel día y cada vez con mayores dosis de sadismo. Es necesario, por tanto, actuarsobre jueces, de uno u otro sexo, insensibles e incompetentes para tratar estos temasespecíficos, y aumentar el número de agentes especializados, destinados a la protec-ción de las víctimas.Todas las medidas jurídicas y policiales de nada sirven, si no acudimos a la base, sino educamos a la sociedad en la igualdad y el respeto. Para ello hay que actuar sobredos aspectos, el de la formación de los jóvenes y el social. Es imprescindible formaren colegios e institutos a los alumnos, en valores de respeto, igualdad, así como lagestión de las emociones y los sentimientos, como una asignatura propia, donde par-ticipen colectivos de mujeres maltratadas y maltratadores rehabilitados, que comoexcepción alguno hay, sin descuidar la responsabilidad en los quehaceres familiares,es decir el reparto de las tareas malentendidas como propias de la mujer. Pero depoco serviría todo esto si la propia estructura social sigue manteniendo una estruc-turas discriminatoria en el entramado social, entiéndase, sino corregimos, igualan-do, las diferencias salariales y las responsabilidades laborales.De nada servirán las leyes, si no se ponen los medios. Las leyes quedarán carentesde sentido de no corregirse los abismos sociales en todos los estamentos. Por tantoha de crearse un protocolo global, que dé una respuesta inteligente y efectiva al ter-rorismo machista y misógino.

Ángel Rebollar Lópezhttp://gatosdelcallejon.blogspot.com.es

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He escrito bastante últimamente sobre la necesidad de cambiar el marco ideológico en elque todas nos movemos respecto a la violencia machista porque me preocupa que esa reta-híla de mujeres asesinadas, termine provocando dos cosas: cierta impotencia del movi-miento feminista al centrarse en un asunto que no va a desaparecer si no se produce uncambio en las condiciones que la provocan; y, por otra parte, la asunción generalizada,pero acrítica, de que "la violencia machista es mala" por parte de actores políticos quedeclarando que es mala o que "todos estamos contra la violencia", se liberan así de tenerque tomar medida real alguna dirigida a combatir, precisamente, las causas que provocanesa misma violencia que es tan mala.Declararse enfáticamente en contra de la violencia machista es fácil, es barato, no implicanada, pero puede llegar a confundir. Creo que es peligroso que la lucha contra la violenciamachista, una vez que las feministas la hemos definido, conceptualizado, y convertido enun mal a combatir termine siendo cooptada, previa despolitización, por quienes no hacennada por combatirla, sino al contrario. Me preocupa que las habituales condenas contra losasesinatos machistas terminen convertidos en un mantra al que cualquiera se suma, inclu-so aquellas personas que son machistas.Es decir, me preocupa que al final la gente pueda decir, como ya he escuchado, "no hacefalta ser feminista para estar en contra de la violencia machista". No hace falta ser femi-nista seguramente para ser una persona que no usa la violencia machista (la mayoría no lohace), que le repugna la violencia en general o que está a favor de apoyar a las víctimas,y todo eso está bien. Pero sí hace falta ser feminista para entender cómo combatir adecua-damente esa violencia; de la misma manera que no hace falta ser de izquierdas para sentirpena o compasión por la suerte de los pobres pero sí hace falta ser de izquierdas para que-rer combatir la desigualdad económica y para saber cómo hacerlo de manera efectiva.

Beatriz Gimenohttp://beatrizgimeno.es

La lucha contrala violencia machistacomo whitewashing (*)antifeminista

* whitewashing = blanqueamiento, lavado de caraPublicado originalmente en http://bit.ly/2jebkeqblogs.publico.es/econonuestra/2016/11/05/la-lucha-contra-la-violencia-machista-como-whitewashing-antifeminista

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Mi entrada en las instituciones me ha per-mitido convivir de cerca con los debatesque surgen en el momento de diseñar laspolíticas públicas. Me ha permitido partici-par en las discusiones surgidas justo en esemomento en que hay que pensar de quémanera abordar los problemas y es ahí,naturalmente, donde la diferencia entre laderecha y la izquierda o entre el feminismoy el antifeminismo, se hace patente. Estadiferencia, en cambio, tiende a difuminarseluego, cuando los problemas son expuestosa la luz; ahí todo el mundo dice estar encontra de la pobreza, del cambio climático,de la violencia machista o del desempleo ylos bajos salarios. ¿Quién podría estar pú -blicamente a favor de esas cosas? En laComisión de la Mujer de la Asamblea deMadrid nadie muestra más repulsa por laviolencia machista que las diputadas delPP, y en los Plenos, desde el primero al últi-mo de sus diputados y diputadas declaranenfáticamente su "apuesta decidida e ine -quívoca por la igualdad de género" en elmismo debate en el que apuestan tambiénpor una importante reducción del presu-puesto en igualdad.Esa "apuesta decidida e inequívoca" por laigualdad y siempre contra la violencia lepermite ahora al PP nombrar a una ministrade Igualdad que está contra el aborto o con-tra la discriminación positiva que luchecontra la omnipresente cuota masculina; esdecir, les permite poner a cargo de Igualdada una ministra antifeminista, partidaria dela desigualdad. Eso sí, lo primero que hahecho la nueva ministra es decir que lalucha contra la violencia va a ser su máxi-ma prioridad. Casi puedo asegurar que va aser de lo único que hable durante su man-dato. En ese sentido la lucha (inútil) contrala violencia permite no hablar de la luchacontra las causas de la misma. Al descon-textualizar esa violencia de cualquier refe-rencia a la desigualdad, al aislarla de lascondiciones que la provocan, podemospensar que la actividad de su departamentoen ese sentido se limitará a varias campa-ñas de publicidad insistiendo para que las

mujeres denuncien, a promocionar la líneatelefónica de ayuda contra el maltrato y amuchas declaraciones públicas y muy enfá-ticas en ese sentido.Me da miedo que la lucha contra la violen-cia machista termine siendo como la luchacontra la pobreza o contra el desempleo,algo a lo que todo el mundo se apunta y quepermite limpiar conciencias y también polí-ticas sin incidir realmente en las causas quelas provocan. Y creo que una vez que elfeminismo ha conseguido politizar la vio-lencia machista tiene ahora que esforzarsemucho en conseguir vincularla a la desi -gualdad; única manera de combatirla efec-tivamente. Y tiene también que tener cuida-do con no verse enredado en las palabrasvacías y tramposas del antifeminismo dis-frazado. Tenemos que seguir combatiendola violencia machista al mismo tiempo quedenunciamos los intentos de whitewashing,de blanquear políticas antifeministas a sucosta.

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Don DeLillo (Nueva York, 1936) es un autor muy importante y referencia clara de la narra-tiva norteamericana actual. Sin duda, el gran maestro indiscutible de toda una generaciónde escritores. Un genial provocador ganador de la Medalla National Book Award 2015 porsu trayectoria literaria. Una carrera que comprende dieciséis novelas, tres obras de teatroy numerosos premios como el Nacional Book Award por Ruido de fondo (1985; SeixBarral, 2006), el International Fiction Prize por Libra (1988; Seix Barral, 2006), elPEN/Faulkner Award de Ficción por Mao II (1991; Barral, 2008), la Medalla Howeels porSubmundo (1997; Seix Barral, 2009), el Jerusalem Prize y el PEN/Saul Bellow Award atoda su carrera y la Medalla del National Book Award por su contribución a las letras esta-dounidenses.Estamos al tiempo ante un escritor de manías legendarias al que por lo visto era muy difí-cil entrevistar, a no ser en su última visita a España para la presentación de su nuevo libro.¡Se ha dado un auténtico baño mediático! Una verdadera excepción ya que mucha gentesabe que no tiene teléfono móvil ni dirección de email, lee las noticias en papel y en eltelediario, no en Internet; y entrega, si se lo piden, unas tarjetas de visita, que ya no puededejar de llevar al acabar preso de su propia broma, en las que, al lado de su difuso nom-bre, aparece la frase "Prefiero no hablar de ello". Como se sabe, también sigue escribien-do con su máquina de escribir Olimpia y borrando y tachando a mano. ¡Una auténtica rare-za en estos tiempos tan tecnológicos!

Lois Valsa

La muerte al acecho

Don DeLillo, Cero K, Seix Barral,traducción de Javier Calvo, Barcelona, 2016

"Todas las tramas tienen tendencia a avanzar hacia la muerte. Es su naturaleza. Ya seantramas políticas, terroristas, tramas de amantes, tramas narrativas o tramas de los juegosinfantiles. Cada vez que tramamos algo, nos acercamos un poco más a la muerte. Es comoun contrato que todo el mundo tiene que firmar, tanto los que urden la trama como losblancos de la misma".

Narrador de Ruido de fondo, Don DeLillo, Seix Barral, 2006

Sé que algún día moriré, pero pienso menos en ello que cuando tenía 50 añosDon DeLillo

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SeñasTrasversales 40 / febrero 2017El narrador del Bronx ya es un autorimprescindible desde hace décadas. Su tra-yectoria había comenzado en 1982, y desa -rrollado con hitos como Ruido de fondo,Libra y Mao II, pero es en 1997 cuandoreinventa el concepto de novela históricacon la fantástica y neotolstoiana, y summade todas sus obsesiones, novela Submundo.Ésta era su más ambiciosa novela en fondoy forma, y cuya portada, en la edición ori-ginal, presentaba una vista del World TradeCenter rodeado de niebla, y se cerraba, unapremonición, con la palabra "Paz". Desdeentonces su vigor literario había caído enuna prosa repetitiva y parecía no estar ya ala vanguardia, y desde luego no acorde consu máxima de "la literatura como formaconcentrada del pensamiento".Pero con esta última novela, Cero K, la másconvincente, según la crítica especializada,desde su obra maestra Submundo, ha recu-perado su vigor creativo y ha vuelto a lavanguardia literaria. A sus 79 sigue siendoel referente de la narrativa norteamericanacontemporánea y renovando su papel de"chamán jefe de la escuela paranoide de laficción". Estamos, pues, ante su novela másvital en mucho tiempo. En ella, recuperasus obsesiones más notorias (la tecnología,el terrorismo, el arte, la identidad o la pul-sión por desaparecer), a las que contraponeuna celebración de la vida. Al tiempo, estaobra es una auténtica oda al lenguaje, unaprofunda meditación acerca de la muerte yuna aguda reflexión sobre lo que significaestar vivo.Su argumento es que Jeffrey Lockart viajacon su padre Ross, inversor principal de uncentro que se halla en una misteriosa insta-lación semienterrada donde se ensayan"suspensiones vitales", al sur de Kaza jis -tán. Allí, financiada por poderosos, se hafundado una comuna conocida como"Convergencia" (claramente inspirada en laya existente Alcor Life ExtensiónFoundation de Arizona, donde ya hay cien-to cuarenta y cuatro privilegiados durmien-do en nitrógeno líquido a la espera de quesus dolencias puedan ser curadas). Hasta

allí va a viajar el narrador, el torturado JeffLockhart, hijo del narcisista Ross, para a -sis tir a los penúltimos ritos de su madrastra,Artis Martineau, actual mujer de Ross, paraconsolar a su padre, quien va a despedirsede su esposa, que va a sumarse al experi-mento. Dos años después, consciente y sinestar enfermo, Ross va a hacer lo mismo.Michico Kakutani, la crítica literaria estre-lla del The New York Times (ver su reseñaen El Cultural de El Mundo 20/05/2016),ha alabado la novela al máximo, tanto queya se quiere hacer una serie de televisión, apesar de señalar su comienzo abstracto y detrabajoso arranque hasta el final del primertercio. Luego, según ella, cobra impulso alconcretarse y abrirse hacia los temas predi-lectos del autor, en este caso la resurreccióngracias a una técnica todavía en proceso deperfeccionamiento relacionada con la rege-neración celular y la nanotecnología. Yotuve también, al comienzo, la misma difi-cultad y sensación de desconcierto al leer-la. Kakutani la ve como una muy convin-cente pieza de cámara que no aspira alalcance sinfónico de Submundo; y comouna obra "sombría y fríamente futurista"comparada con su otra importante obraRuido de fondo, que era "satírica y estaballena de humor negro".Su título tiene que ver con una unidad detemperatura llamado cero absoluto queequivale a menos doscientos setenta y trescoma quince grados centígrados. Pero tam-bién tiene que ver con los heraldos de unaforma nueva de ver el mundo: "A vosotrosos van a etiquetar como Cero K. Sois losheraldos, los que habéis elegido entrar pre-maturamente en el portal. Que no es unaentrada majestuosa ni tampoco una páginaweb de tres al cuarto, sino un complejo deideas y aspiraciones y realidades consegui-das con gran esfuerzo" (p. 273). Cero K esuna unidad especial que se dedica a lospacientes que han tomado la decisión cons-ciente de "hacer la transición al siguientenivel" antes de su muerte natural. Memoria,identidad y yo, a otro nivel. He ahí el quidde nuestra nanotecnología" (p. 273).

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En esta original novela se vislumbran des-tellos de la Alicia de Lewis Carroll, deKafka en las conversaciones kafkianas conlos guardias de las instalaciones que hablanuna jerga burocrática New Age; y en ellahay resonancias de los clásicos del cine deciencia ficción como 2001. Una odisea enel espacio (1968) de Kubrik Todos lostemas de otras novelas de DeLillo están,aquí presentes. Pero, además de ciencia fic-ción, debemos hablar de ficción filosóficaen la que se plantea la utopía de un hombreendiosado que crea un lugar en el que ven-cer a la muerte. "Tanto los que creen comolos que no, anhelan la inmortalidad", sos-tiene el autor. Una utopía que da alas a laciencia y a la tecnología como sustitutas delas religiones que han prometido la vidaeterna desde hace siglos para solucionar eltema de la mortalidad. Una utopía quecuestiona el autor como una idea ilusoria ypeligrosa. ¡Un mito de la inmortalidad paramultimillonarios!El autor, que reconoce que no hizo muchainvestigación científica sobre el tema, con-sigue con esta obra un difícil acercamientoa un mundo de frío absoluto que te dejahelado y sin asideras. Su lectura a vecesnos perturba por su asepsia, otras veces nosdeja sin respiración ante un mundo inson-dable. Estamos ante una inquietante novelade prosa glacial cuyos personajes hablancomo zombis. Ante un DeLillo química-mente puro en el que de nuevo se mezclanpasado y futuro. Pero esta novela más quede ciencia acaba hablando, de una formacálida y sensible, de literatura y de senti-mientos, de las cargas que llevamos encimay que no son otra cosa que el pasado y eldeseo de borrarlo ("¿por qué sólo guarda-mos los malos recuerdos?"). De la relacióncon nuestros padres (en este caso, padreausente que ha abandonado a la familia) yde los sentimientos ambivalentes haciaellos, del conflicto edípico en una palabra.Al final, DeLillo nos devuelve, desde aquelsiniestro mundo de "criogenicéis", aManhattan, a un autobús en el que viaja elnarrador, a la vida cotidiana misma. "Al

cabo de unos segundos las calles se carga-ron con la última luz del día y el autobúspareció transportar aquel momento radian-te" (p. 317). Frente a la utopía de inmorta-lidad de la que se ha hablado antes, la vidacobra de nuevo sentido en el alarido de unniño que señala el fulgor del sol suspendi-do, sin necesidad de "suspensión vital", conuna precisión asombrosa entre hileras derascacielos. "Aquel poder, aquella masaenorme, redonda y rubicunda era algoimpresionante, en medio de nuestra aglo-meración urbana, y yo sabía que existía unfenómeno natural en Manhattan, una o dosveces al año, por el que los rayos de sol sealineaban con la cuadrícula de las calles"(p. 317-318). Jeffrey recuerda entonces lafrase de su padre de que todo al mundoquiere apropiarse del fin del mundo que dacomienzo a la novela. Pero el niño estabaencontrando el asombro más puro en elcontacto íntimo de tierra y sol. "Regresé ami asiento y miré al frente. No necesitabala luz del paraíso. Ya tenía los gritos mara-villados del niño" (p. 318).

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Cuidado... con las palabras

En los últimos días me he dado cuenta de dos cosas: los hombres usamos más quelas mujeres la palabra "feminizar" -que no es lo mismo que "feministizar"- y ademástendemos a usarla con un sentido diferente, mucho más abstracto. Un amigo, Fredie,me dijo con mucha lucidez algo así como que hablábamos de feminizar la políticapara que no se notase que para que las mujeres entrasen se tenían que ir bastanteshombres. O sea, tal y como lo entendí, que es muy posible que los hombres tenda-mos a hacernos la ilusión de que la política se puede feminizar bajo una estructurade jerarquía masculina y así ya no haría falta que nos fuésemos de un montón depuestos "importantes". Fue un coscorrón que me hizo pensar.Tirando de ese hilo, también me he dado cuenta que tendemos a interpretar la "femi-nización de la política" como talante y como supuesta incorporación de los cuidadosa la vida de los colectivos. Pero en realidad el problema principal no es si en tal ocual organización "se cuida", y menos aún el relamido tema de "los hombres tam-bién tenemos que cuidarnos entre nosotros", sino quién cuida. Tampoco debemosolvidar que una parte de la actividad de una organización podría basarse en que fuerade ella hay personas asumiendo tareas que tendríamos que asumir muchos de quie-nes estamos dentro. Pondré un ejemplo: incorporar "chiquiespacios" para el cuida-do de niñas y niños en las actividades políticas, ¿feminiza la política? Si quienes cui-dan son ante todo mujeres, u "hombres-desecho" a los que se pone ahí porque se lesconsidera "prescindibles" en las otras actividades del evento, esa novedad aumenta-rá el sesgo patriarcal de la política, no lo debilitará. Y no hablemos ya de la parteoculta del iceberg: ¿no podría estar pasando que algunos de los hombres que asumentareas de cuidado en los colectivos sociopolíticos puedan hacerlo porque otra perso-na, con frecuencia mujer, esté asumiendo los cuidados en el hogar común?Ha empezado a sonarme mal el ruido que hacemos cuando decimos que hay valores"especiales" de las mujeres que han sido excluidos del mundo sociopolítico o labo-ral y que incorporarlos será positivo y eficaz. En este caso es imposible que el balónpase si no pasa también la jugadora. Me parece que hay que abandonar ese cursi len-guaje de manuales de "autoayuda" e ir a la raíz: los privilegios de los hombres ynuestra resistencia a perderlos. Y que cuando nos digamos "soy feminista, no soysecretario general o presidente o tal o cual cosa importante por ser hombre sino por-que me lo merezco, o porque nadie más quiere serlo, o porque me han presionadopara que acepte" rectifiquemos y nos demos cuenta de que sí, de que es muy posi-ble que lo seamos por ser hombres.Como dijo mi amigo, para que ellas entren nosotros tenemos que salir, lo que sóloocurre, en términos globales, porque nos van echando con su impulso. Lo demás soncuentos. No, no se "feminiza" sin las mujeres. Ni se feminiza sin destruir todos losprivilegios masculinos. Cuidado con llamar "valores femeninos" a las tareas queconsideramos subalternas o no nos agradan. Cuidado con hacer del mal virtud.

Miquel Monserrat

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"Donde hay voluntad hay camino"Gaston Rebuffat

"Yo soy esa que que se arrodilla ante un esclavo y no baja la mirada ante una reina"Réjean Ducharme

en L'avalée des avalés

Hola Ana, hace ya varios años te conocí como autora de El cuaderno griego, que, si norecuerdo mal, fue tu primer libro publicado. Desde entonces, no has parado. Siempre estáscreando, incluyendo proyectos tan singulares como el disco que hiciste en colaboracióncon Mapa Mudo y las colaboraciones con artistas plásticos. ¿En qué andas ahora?Mi curiosidad es infinita, lo cual me conduce a explorar territorios desconocidos y tensarmás y más la cuerda, afrontando nuevos retos casi como disciplina personal y profesional.Ahora mismo acabo de terminar un nuevo libro, en este caso un ensayo que describe a tra-vés de diversos principios algo así como un decálogo de supervivencia a través del análi-sis y la reflexión sobre nuestro propio proceso de crecimiento y desarrollo personal, denuestras experiencias. Sigo escribiendo poesía, relato y tengo varios proyectos (junto aeste último) que buscan ya editorial, tanto en literatura infantil con varios cuentos, comoun libro de poesía que se adentra en la poesía de no ficción ("Herencia"), un relato largo,hasta ahora el más largo que he escrito, una novela en el cajón y varios libros futuros abier-tos... Suma y sigue, siempre.

Entrevista con Ana Vega

http://elcuadernogriego.blogspot.com.es

Alzarse y alzar la vozAna Vega (Oviedo 1977), además de su participación en varioslibros colectivos, ha publicado libros como El cuaderno griego(Universos, 2008), Breve testimonio de una mirada (Amargord,2009), Realidad Paralela (Groenlandia, ed. Digital), La edad de loslagartos (Origami, 2011), Llanquihue (Huerga & Fierro, 2012).Obtuvo el Premio de la Crítica de las Letras Asturianas 2011. Hacoordinado numerosos talleres literarios. Traductora y correctorade estilo, colaboradora en prensa, crítica literaria, guionista, etc.

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Sin duda, eres escritora, no tanto porquehayas recibido reconocimientos externos(Premio de la Crítica de las Letras Astu -rianas 2011) como por tu propia naturale-za, sin embargo a la hora de describirtecomo tal siento cierta incomodidad puestengo la impresión de que al hacerlo teencasillo en un oficio perdiendo de vistauna relación compleja entre tu escritura, tucreatividad y tus impulsos vitales. ¿Es -cribes porque es tu trabajo, tu tarea comoescritora, o escribes porque necesitasescribir, porque es una de tus maneras deser? Dicho de otra manera, ¿escribes por-que eres escritora o eres escritora porqueeres tú?Escribo porque no concibo el mundo sin laescritura, tampoco sé cómo sobrevivir sinella, tampoco sin la lectura, sin la palabra.Escribir me ayuda a comprender, a ordenary reordenar pensamiento y realidad, sientola escritura como una parte más de mi cuer-po. Por otro lado está el oficio de escribir,la labor profesional que también se relacio-na con la escritura y la creatividad y queme apasiona igualmente. Creo en el pro-fundo poder de transformación de la creati-vidad en muchos ámbitos, me parece unaherramienta fundamental con la que afron-tar y enfrentarse al mundo.Al hacerte la anterior pregunta estaba yapensando en otra cosa. He hablado antesde "oficio". Pero me preocupa una cosa:¿hoy, aquí, en esta España, la escriturapuede ser "oficio" para quienes escribencómo tú, con una indignación que no es ladel grito o alarido que llama la atenciónpero también alivia sino más bien como el"grito mudo" del 15M, que no pierde inten-sidad, que se prolonga, que se contienepero sin rendirse? ¿Podría decirse que,como regla general, vivir la escritura aquíhace muy difícil "vivir de la escritura"?Vivir la escritura forma parte de ti, vivir dela escritura es prácticamente imposible,sigue sin dignificarse el oficio de escritor ode traductor o escritora o traductora; nosparece algo lejano el oficio de escribir, delas colaboraciones con las que tantos y tan-

tas escritores y escritoras a través de diver-sas publicaciones o periódicos lograbansobrevivir en otros momentos o lugares(recordemos las novelas por entregas, losrelatos que se publicaban en revistas yperiódicos...), el respeto que provocaba lacultura ahora se ha convertido en mera pan-tomima. La escritura es compromiso, no uninstrumento del poder y dicha instrumenta-lización de la cultura es clara, se ha conver-tido en objeto político y la cultura tambiénes educación y crecimiento y por tantoigualdad de oportunidades, la cultura no esproducto de consumo ni ha de serlo jamásde una élite o arma arrojadiza con la queganar votos o medio de provocar un pensa-miento plano del todo alejado de cualquiermínima opción de pensamiento crítico. El"oficio" como cualquier herramienta denuestro vocabulario que implica dignidad eintegridad ha sido amputado de nuestra len-gua y vida. Oficio y también deber moral,tal y como yo comprendo la escritura y portanto instrumento tan solo de alzar la voz,de dar voz a quienes son silenciados, quienescribe ha de situarse del lado de quien nopuede alzar voz ni mirada. Vencerán perono convencerán, nos recordaba Unamuno,y he ahí quizá la clave, admitir la derrotainicial de la historia puesto que el poder yla mediocridad gana y pierde el pulso lavalentía y la honradez, pero no abandonarla dignidad y libertad que jamás puede ven-cerse. Y pelear por supuesto por dignificarel oficio de escribir como tantos otros queno deben perderse pues estructuran unaparte fundamental del tejido del pensa-miento y por tanto de la acción. En estosaños me he preguntado demasiadas vecesdónde está la intelectualidad de este país,dónde su indignación, me sobra silencio yme falta palabra. Y coraje.Con mucha frecuencia reflexionas sobre laprecariedad, que tiende a constituirse en el"vínculo laboral" dominante. ¿Por qué lohaces? Pero, además, tengo la impresiónde que esa preocupación tuya no es sólosocial "en general", sino también específi-ca al mundo de la creación y la actividad

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cultural, como si supieses o intuyeses quese trata de un mundo que está siendo colo-nizado por la precariedad de una maneraespecial, que lo transforma más allá de lolaboral, un mundo en el que la precariedades embellecida bajo una "figura" como lade autónomo, hasta el punto de que se hangenerado mecanismos "extractivos" paraexplotar incluso a quien no tiene ingresos.¿Qué piensas al respecto?Reflexiono sobre la realidad que veo, laque me toca en piel propia pero también enpiel ajena y hablo porque es necesarioalzarse y alzar la voz, nunca fue tan nece-saria la desobediencia civil como en estemomento, nunca hemos vivido momentosde miseria moral tan graves y por desgra-cia, nunca he visto una facilidad tan extre-ma en el ser humano para admitir unaesclavitud impuesta por un capital quedevora vidas y crece con estos cuerpos quedevora. La precariedad laboral domina yvence porque se otorga esa posibilidad albajar la mirada y abandonar la lucha, perotambién vence la precariedad de las rela-ciones, de las exigencias del ser humanohacia otros seres humanos, ¿dónde seencuentra hoy en día la DeclaraciónUniversal de los Derechos Humanos, dón -de dichos derechos y cuántas voces sealzan contra esto? Nada, la nada parece irdevorando este silencio que es lo últimoque queda. Precariedad y esclavitud. Lacreación y la actividad cultural se han fija-do como hechos efímeros, herramientas deun solo uso, electoral, partidista o egocen-trista pero nunca la cultura ha sido menosparte del pueblo ni más grave esta situaciónque podría definirse como una transcrip-ción literal del cuento "El traje nuevo delemperador," se aplaude la nada, el vacío,nos sobra imagen pero falta contenido yseguimos aplaudiendo cuando nos vendenvacío y confusión. Se habla de autónomosy autónomas pero nadie habla de la reali-dad del autónomo como recaudador delEstado cuyas ganancias en muchos casosson apenas perceptibles y por tanto lo únicoque logra es pagar su cuota (con ganancia o

sin ella) e impuestos mientras se habla deuna realidad inexistente. La riqueza es fácilde ser contada, la pobreza se esconde porvergüenza y lo que se calla o esconde noexiste y lo que no existe no puede ser cam-biado. Cómo hemos llegado a un punto enel que los trabajadores y trabajadoras hande gastar más de lo que ganan o pagar paratrabajar, es decir, además de trabajar y noobtener apenas ingresos, el trabajo implicamás gasto. Cómo es posible una desigual-dad tan rotunda entre quien trabaja de sol asol sin llegar a nada y quien obtiene rentasy beneficios de la esclavitud ajena. Estasituación sólo provoca conflicto y una desi -gualdad de esta magnitud no augura unconflicto tranquilo a largo plazo. No es unadecisión inteligente, por tanto, obviar dicharealidad ni siquiera para quien se alza sobrenuestras cabezas.Personalmente no creo en la "meritocra-cia" bien intencionada, creo que hay accio-nes socialmente buenas y acciones social-mente malas, y que conviene fomentar lasprimeras, pero no creo en la atribuciónpersonal de méritos o deméritos, ya que loque hacemos está muy condicionado (nodeterminado) por condiciones de nuestravida que no hemos podido controlar. Sinembargo, creo que la "meritocracia" quefunciona hoy es, además, cínica, de hechono cree en el mérito, sólo lo proclama parajustificar el triunfo de los poderosos y desus sicarios. Por ejemplo, el que una nove-la se publique -y sobre todo en qué condi-ciones se publique- podría no depender enmuchas ocasiones de la calidad de la obrasino de un tejido de relaciones, de depen-dencias, de sumisiones, de favores mutuos.¿Está ocurriendo eso?Está ocurriendo y ocurrirá. Hablaba antesde las relaciones entre cultura y poder, en elmomento en que ambas opciones se vincu-lan el resultado se nos escapa de las manos.Existe, está claro, un factor de suerteimportante y de voluntad y trabajo, peroestá claro que poco o nada importa el valorde una obra o mucho menos el talento,importa lo que hay detrás, ese tejido de

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relaciones, de dependencias, de sumisión,en definitiva que tan bien describes. Locual nos conduce a que, al igual que ocurreen la educación en estos momentos, tansólo logre alcanzar ciertos puestos o luga-res o bendiciones o situación económicaquien asiente y traga y sabe defendersebien en un mundo en el que la integridad noes una buena compañera sino más bientodo lo contrario. Está claro que se premiala mediocridad y se castiga el talento, ade-más de no perdonarse. Al igual que la liber-tad de expresión parece balancearse en unadifícil posición, ¿existe realmente? Es difí-cil hablar de méritos pues como bien dicestodo está condicionado por múltiples facto-res pero realmente ¿quién valora algún tipode mérito? Todas las relaciones que hemospasado a establecer se vinculan al poder,relaciones de poder en todos los ámbitos ysentidos, el capitalismo y este sistema deltodo inhumano ha pasado a contaminarhasta lo más profundo del ser humano.¿Qué ocurre con quien nada a contraco-rriente, se aleja, se aparta, resulta incómo-do? ¿Ha de ser exterminado? Se quemaronbrujas y libros y libertad, siempre es lamisma historia. La diferencia, la coheren-cia, la libertad no es plato de buen gustopara quien dicta y mueve los hilos. Esgrave, es peligroso, provoca pensamientopropio.Eres escritorA. Eres mujer. De ello emanapotencia, como demuestra el muy diferentecomportamiento de las mujeres y de loshombres ante candidatos fascistas enEEUU y Austria. Pero, claro está, tambiénemanan obstáculos, zancadillas, agresio-nes materiales o simbólicas. En mundilloscomo el de la izquierda o el de la "industriacultural" hay cierta tendencia a decir quesí, que el machismo es muy malo, pero queen esos ámbitos no ocurre porque todo elmundo es muy majo. De vez en cuando, esose tambalea, como cuando alguien denun-cia como violadores a Daniel Ortega,Bertolluci o Marlon Brando. Pero prontose echa la manta encima y se vuelve a fin-gir. Como mujer y escritora, ¿es verdad

que nuestro mundo cultural es igualitario?¿cómo se vive la presión patriarcal enestos ámbitos?No es igualitario ni el mundo cultural nininguna esfera de este mundo, ni para lamujer ni para muchos otros colectivos, enel ámbito de la izquierda (término este deizquierda que se tambalea por sí mismo) noexiste una diferencia en este caso, si cabeaún es peor, puesto que donde suponesencontrarás, por rigor o coherencia del dis-curso, cierta superación histórica, te vuel-ves a encontrar la misma situación. Seaparta a la mujer o incluso se coloca a cier-to tipo de mujer frente al discurso. Presiónpero por todas partes, de hombres y tam-bién de mujeres. Volvemos a las relacionesde poder; donde existe desigualdad es fácilimponer, doblegar a otro ser humano. Elfactor económico es determinante. Sinopciones económicas la libertad no es real,las opciones son mínimas. Ocurre en elmundo cultural y en todos los ámbitos.Pero es necesario recordar que en nuestroentorno cotidiano y en la realidad de cadamomento y acción vamos construyendo elmundo que luego nos encontramos, portanto no podemos buscar las soluciones nicausas demasiado lejos puesto que si mira-mos cerca conoceremos mejor el problemade base, la premisa fundamental. Fingimoscon nuestro elaborado discurso trasversal ypatriarcal cambiar las cosas, cuando connuestras acciones demostramos todo locontrario. Agradezco en este caso habernacido donde nací y vivido donde viví yvenir de la familia de la que vengo y dondeme construí como persona, pues conozco larealidad desde abajo y eso me hace ver lascosas con una claridad excepcional. Habloel lenguaje de las mujeres que he conocidoy conozco y esa realidad sigue siendo lamisma, por desgracia, que hemos vivido degeneración en generación. Para que algocambie ha de existir voluntad de cambiopero sobre todo acción, no discurso. Y paraque llegue dicha acción hemos de conocerla realidad, algo que es evidente pero que,como podemos observar en cualquier

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medio, dista mucho de la "realidad real" dela mayor parte de la población. Si a alguienle sorprende que alguien como Trump ganelas elecciones es que no ha mirado correc-tamente la realidad que nos acecha y que enmuchos casos tenemos encima. No es cues-tión de acusar a la política sin más, sino dever que posiblemente sean el reflejo dealgo real que o bien no vemos o bien esalgo de lo que participamos. Esta realidadla construimos entre todos y todas.Tenemos que terminar, pero no sin aludir aalgo que tú tienes siempre muy presente: laenfermedad y las denominadas "discapaci-dades". No sé si te he entendido bien, creoque a la vez que reivindicas la capacidad yposibilidad de cura, incluso contra ciertosdiagnósticos, pones en cuestión el uso de laenfermedad como marca, como etiquetaje.Dices que "La verdad salva, siempre. Esnecesario hablar". ¿Te refieres también al"habla" de la creación literaria o artística?¿Ha influido en tu obra tu visión y tu com-portamiento ante la enfermedad?Es un debate y tema complejo y quizádemasiado amplio pero para resumir creoque es necesario decir que hemos de cono-cernos, de indagar en nuestra relación connuestro entorno y vida, conocer nuestrasheridas y cicatrices y resolver principal-mente quiénes somos y quiénes deseamosser. No existe esa valoración de que unaspersonas sean más capaces que otras, cadaser humano es un ser extraordinariamentediferente al resto y en esa diferencia radicala mayor "capacidad" de toda sociedad, enesa diversidad. Al entenderlo al contrario,dejamos de enriquecernos y provocamos elaislamiento, la desigualdad de oportunida-des y el empobrecimiento moral de dichasociedad o grupo. Debemos distinguir entrela enfermedad que ha de ser tenida en cuen-ta como lo contrario a la salud, algo quedebe protegerse pues el derecho a la vida yuna vida digna es un derecho fundamental,y la enfermedad de catálogo que ha sidocreada por algún laboratorio o marca far-macéutica como herramienta para lucrarse.Debemos desconfiar de la realidad que nos

cuentan y elaborar nuestra propia defini-ción de ésta. También es cierto que laenfermedad puede ser un camino de apren-dizaje importante, pues forma parte denuestra vida como la muerte, y esta socie-dad aparta el dolor y el sufrimiento, tam-bién la muerte, alejando al ser humano desu verdad más absoluta. Todos y todashemos de enfrentarnos tarde o temprano aello y a la soledad pues en ella y con ellamoriremos. Es necesario hablar de la ver-dad, de toda verdad, lo que ocurre y nosocurre, "hablar repara", decía Camus. Pueshablar, al igual que escribir, nos ayuda areordenarnos, comprendernos, situarnos.La creación artística en este campo es fun-damental y la relación entre la enfermedady el genio ha sido una relación larga a lolargo de la historia, la clave quizá seencuentre en esa diferencia que no ocurrecomo incapacidad del sujeto. sino comoincapacidad de la sociedad para afrontaralgo que le resulta ajeno por diferente y quepor tanto condena. En mi caso, personal-mente, la enfermedad ha supuesto el cono-cimiento más profundo y exacto de mímisma que creo nada ni nadie podría haber-me dado, y un deber absoluto de compro-miso hacia esa vivencia, convertir el sufri-miento personal en algo útil a modo colec-tivo, que tu verdad facilite la comprensiónde otros y otras, que tu verdad o vivenciasirvan de acomodo y compañía a quien sesiente incomprendido o cuyo dolor le con-duce a una soledad impuesta demasiadoagresiva. El dolor forma parte de la vidapero también la voluntad y nuestra volun-tad de construir algo diferente de cadahecho vivido o sentido. La capacidad detransformación y regeneración del serhumano (cuerpo y mente) es absolutamen-te inaudita.

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Buenas tardes a todos. Gracias por venir. Y gracias a Vergüenza Ajena por acogernos yacoger este acto.Les presentamos Lava del alma, un poemario de Mercedes Ridocci publicado por Playade Ákaba."Lava del alma", "Lava del alma" ¿Dónde había oído yo antes eso? Tengo buena memo-ria, no para las caras, ni para los nombres, pero sí para las palabras. Lo había oído antes,pero ¿a quién y cuándo y dónde? Empecé a buscar por los rincones de la memoria, por losestantes llenos de polvo, tenía que estar por algún lado, hasta que lo encontré.Fue una tarde, en un viejo chalet de la sierra madrileña. Yo había organizado una lecturaprivada de poemas. En aquel acto había vino y riesgo. Vino, porque creo que es un aliadonatural de la poesía, ablanda un poco la epidermis del que escucha, y riesgo, porque losinvitados no tenían mucho que ver con la literatura.Cuando terminamos con las botellas y los poemas, José María se plantó ante mí. JoséMaría es un experto en maderas. Sobre todo, en el negocio de maderas nobles y exóticas:nogal, cerezo, caoba, teca…. "Gloria –me dijo- esta tarde he sentido como un lavado deánima".Me llamó la atención que empleara la palabra ánima y no alma. Y sí, quizá esa sea una de

Gloria Díez

Presentación de Lava del alma

Gloria Díez Fernández (El Entrego, 1949) es periodista yescritora. Su primer poemario publicado fue Mujer deaire, mujer de agua, en la colección Adonais de editorialRialp, al que siguieron otros como Inocente ceniza yDominio de la Noche. Este texto recoge su intervenciónen la presentación del poemario de Mercedes RidocciLava del alma, Playa de Ákaba, 2014, realizada en el barlibreria Vergüenza Ajena, de Madrid.

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las funciones de la poesía, hacer un "pee-ling" de alma, quitar las células muertas.Si todavía trabajara con José María, creoque hoy le propondría un negocio:Hagamos…un túnel de lavado de ánimas.¡Toma "Veinte poemas de amor y una can-ción desesperada"! ¡Toma Cernuda, tomaRubén, toma Vallejo, toma Bukowski…!¡Toma...! Sí. "Toma", pero sin pasarse. Lasalmas no están acostumbradas a tantodetergente.A ver…ya he empleado cuatro minutos ytodavía me quedan por decir varias cosassobre Mercedes Ridocci.El ánima de Mercedes Ridocci se expresafundamentalmente de dos formas: con elcuerpo y con la palabra. Por eso su poesíatiene algo de danza y su danza mucho depoesía.La danza y el vino son dos complementosdel verso y del canto. Y si no, que se lo pre-gunten al dios Baco.Mercedes Ridocci trabaja el poema comouna obra de marquetería. Las palabrasencajan en su molde de forma exacta, paraformar estrellas, o grecas o guirnaldas.Si a Mercedes Ridocci le quitas una palabrade un verso, surge inmediatamente el"horror vacui", el vértigo, el miedo alvacío, porque ella tiene que encontrar otrapalabra exacta que tenga esa forma, quellene ese espacio.Mercedes Ridocci se mueve en dos campostemáticos: Uno es Eros, el amor, en todassus variantes y el otro, como no podía serde otra forma, es Thánatos, la muerte.Mercedes Ridocci tiene sus raíces cercanasen la tierra leonesa, y otras más lejanas, lasde los Ridocci, en el Piamonte. A ella lasangre italiana le sienta bien. Yo creo quepor eso tiene, a veces, un aire a lo AnnaMagnani.Mercedes Ridocci en su Lava del almaescribe cosas como esta:"La serpiente de los siete ojos penetraondulando por/ mi columna/ Escupe suveneno rojo. (…) Mi cuerpo se disuelve enllamas/ Se espesa en hielo.""Te fuiste al mediodía/ atravesado por la

sombra vertical del tiempo (…) olvidandoque en mi cuello blanco/ dejabas marcadapara siempre/ la huella de los dientes delinfierno"Y ahora sí, como espero haberles dejadocon los dientes largos, les dejo con Me -cedes Ridocci.

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SÉ(El tañido de mi ausencia)

Sé que a veces mis palabras callan y el silencio te rompe en grito.Sé que a veces me ausento y el vacío te late en vena.Sé que a veces me enredo en otras manos y te sangran las yemas de losdedos.

Sé que te amo tanto,que me pena la queja de mi silencio,el tañido de mi ausencia,el lamento de tus dedos.

© Mercedes Ridocci

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La poesía es un derecho humano

Mercedes Ridoccihttp://mercedesridocci.blogspot.com.es/

MIENTRAS DUERMES

En la noche,mientras duermes, mis sueños velan tus sueños.Al despertar la aurorabuscas con tus dedos el beso que sin querer olvidéen el quicio de tu boca.

© Mercedes Ridocci

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imágenes de un cuatrim

estreObra gráfica generosamente cedida para su reproducción en esta página por:

Juan Ramón Mora (jrmora.com)

Los eBook de JRMora: jrmora.com/blog/2016/07/04/ebook-3-periodismo

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En la noche,mientras duermes, mis sueños velan tus sueños.Al despertar la aurorabuscas con tus dedos el beso que sin querer olvidéen el quicio de tu boca.

Olga RizanovaComposición de color, 1914

Mercedes RidocciMientras duermesPoemario Lava del alma