el monstruo amable

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  • Escrito con la desenvoltura ensays-tica que un acadmico deplorara pero un lector agradece, El monstruo amable. El mundo se vuelve de dere-chas?, de Raffaele Simone1 profesor de Lingstica General en Roma, al-canz gran resonancia en diversos pases de Europa. En un libro lleno de ideas y de interpretaciones perso-nales sobre la condicin y el porvenir de la izquierda, basadas en lecturas y discusiones puestas en evidencia en las notas al pie, Simone postula que

    nuestro Zeitgeist ha generado un cli-ma irrespirable para la vieja izquier-da clasista.

    Los tiempos se han vuelto propicios para una neoderecha, que se mues-tra completamente afn al paradigma tardomoderno dentro del cual nos movemos: globalizado y meditico, consumista e individualista. La iz-quierda, asegura Simone, solo parece confiar en su futuro fuera de Occi-dente, lo que, en su visin, incluye

    El monstruo amableNuevas visiones sobre la derecha y la izquierda

    Jos Fernndez Vega

    Los nuevos valores de las sociedades europeas son el consumismo

    y el individualismo, en un marco cultural volcado al entretenimiento y

    dominado por el capitalismo globalizado. Semejante contexto aleja

    a los individuos de la izquierda de modo casi espontneo y los inclina

    hacia una nueva derecha. Esa es la tesis central del influyente libro

    del lingista y crtico social italiano Raffaele Simone, cuyas ideas se

    discuten en este artculo. De acuerdo con Simone, Europa vive bajo

    el imperio de un monstruo amable que ejerce su opresin de manera

    casi imperceptible, pues no se basa en la coercin, y por ello el escenario

    es comparable al que imagin Alexis de Tocqueville en el siglo xix.

    Jos Fernndez Vega: doctor en Filosofa. Es investigador del Consejo Nacional de Investigacio-nes Cientficas y Tcnicas (Conicet) de Argentina y profesor de la Universidad de Buenos Aires (uba). Su ltimo libro es Lugar a dudas. Cultura y poltica en la Argentina (Las Cuarenta, Buenos Aires, 2011).Palabras claves: democracia, globalizacin, derecha, izquierda, Raffaele Simone, Europa.1. Taurus, Madrid, 2011, traduccin de A. Pradera.

    n ENSAYoEste artculo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad No 244,

    marzo-abril de 2013, ISSN: 0251-3552, .

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    Latinoamrica. Pero en esta zona del mundo paga el precio de un populis-mo que considera inaceptable2.

    El autor que gua las reflexiones de Si-mone es Pier Paolo Pasolini, uno de los nombres ms mencionados en el libro, a quien se define como un mar-xista exagerado pero genial3. Otro autor muy ponderado, para sorpresa de sus lectores latinoamericanos, es Jos Ortega y Gasset. El ltimo vrti-ce del tringulo de referencias es in-discutible: Alexis de Tocqueville, un pensador cada vez ms actual. De su clsico La democracia en Amrica, Eric Hobsbawm coment, con razn, que era el libro ms profundo jams escri-to sobre Estados Unidos4. Esta obra se remonta al primer tercio del siglo xix y, sin embargo, no podra conser-var ms actualidad. De ella toma Si-mone la caracterizacin esencial del monstruo amable.

    Tocqueville, Ortega y Pasolini confor-man una trada curiosa: sus crticas a la Modernidad son polticamente muy dismiles: un liberal pionero del siglo xix que visita la tierra de promi-sin poltica; un conservador-liberal en un ambiente retrgrado y a pun-to de estallar en una contienda civil; un comunista peculiar, a la vez trans-gresor y nostlgico, alarmado por el desmantelamiento de los antiguos valores de un pas al que consideraba en vertiginosa mutacin hacia el con-sumismo absoluto, y adems fuerte-mente crtico del Partido Comunista

    italiano, el mayor partido comunista de Occidente de la posguerra5. El ni-co punto en comn entre todos ellos parece ser geogrfico, pues provie-nen del sur latino de Europa: Francia, Espaa e Italia.

    Revolucin?n

    En su estudio sobre Lenin aparecido en 1924, poco despus de la muerte del jefe bolchevique ocurrida ese mismo ao, Georg Lukcs sostuvo que su poca era la de la actualidad de la re-volucin. La expresin refleja, con su caracterstico tono hegeliano, la com-prensin de la realidad histrica que orientaba a la izquierda hace casi un siglo. Se era revolucionario porque ello se adecuaba al movimiento real del espritu histrico; o bien se era re-formista porque se pretenda contener

    2. Simone llega a consideraciones insostenibles, por ejemplo cuando comenta que, por sus ma-los usos, los lderes latinoamericanos piensa en Hugo Chvez o en Evo Morales no seran jams reconocidos como de izquierda en Euro-pa. Parece olvidar que no todos los miembros de la Internacional Socialista son presentables: lo era Carlos Andrs Prez o, ms localmente, Bettino Craxi? Ms all de eso, cabe pregun-tarse si atenerse a unos supuestos buenos usos no represent otro problema para la cri-sis de la izquierda. 3. Ob. cit., p. 25.4. Aos interesantes, Crtica, Buenos Aires, 2002, p. 366.5. Para las visiones polticas de la ltima po-ca de Pasolini (justamente aquellas a las que apela Simone), quiz pueda ser de utilidad J. Fernndez Vega: Poltica, cultura y mutacio-nes antropolgicas en Constelaciones. Revista de Teora Crtica N 3, 12/2011, disponible en , fecha de consulta: 29/11/2012.

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    una fuerza irrefrenable y conducirla por canales menos violentos y ms evolutivos.

    La izquierda contempornea, hablan-do en general, se volvi heterodoxa. Su fuerza remanente reside en la so-fisticacin terica que an puede ex-hibir y en el eclecticismo social con el cual reemplaz al clasismo. Deno-min de manera diversa a los acto-res emergentes: nuevos movimientos sociales, multitudes, juventud indig-nada, pueblo. Estos sujetos son los que animan hoy la energa autoral de un Toni Negri o un Alain Badiou, por citar solo a dos clebres pensado-res radicales de la Europa mediterr-nea. La lista podra ampliarse hacia casos an ms heterodoxos como el de Gianni Vattimo, comunista d-bil y catlico, o menos peculiares, pero no menos intensos, como el de Slavoj iek, quien tambin se defi-ne comunista y, en ocasiones, incluso postestalinista. Curiosamente o no, un reciente nmero de Foreign Affairs celebra su frase: La gran revolucin que la izquierda est esperando no se producir nunca, mientras ubi-ca a iek entre los 100 top global thinkers del ao 20126. Simone no aborda ni a estos autores ni el tema del sujeto social de la izquierda, pero expresa con claridad la condicin histrica general cuando afirma que la revolucin termin de salir de la agenda de la izquierda a lo largo de la dcada de 1980. Para la poca de la cada del Muro de Berln, ya nadie

    pensaba en ello. No fue Tocqueville quien vio en su admirada Amrica democrtica la tierra del final de las revoluciones, esas que continuamen-te complicaban la vida de Francia?

    De acuerdo con Simone, aun cuan-do acceda al poder mediante elec-ciones, la izquierda no logra impo-ner sus viejos valores, ms bien se limita a adaptarse a los dominantes. Por tanto, solo cabe concluir que lo que va a derecha es Occidente en su integridad7. La izquierda no dej nin-gn otro legado en las mentalidades europeas fuera de las instituciones del Estado de Bienestar, en aquellas sociedades donde todava se conser-van. Dichas instituciones son el gran objetivo que intentan abatir las fuer-zas que, al menos por el momento, dominan las recetas de salida de la presente crisis europea. Es lamenta-blemente cierto que esta crisis, cuyo estallido se remonta a los aos 2007-2008, sorprendi a la izquierda sin ningn tipo de soluciones.

    Problemasn

    Simone discute una serie de proble-mas que aquejan a la izquierda, re-cientes o histricos, sin detenerse en una consideracin ms detallada acerca de qu miembros de la familia

    6. The fp Top 100 Global Thinkers en Foreign Affairs, 11/12/2012, .7. Ob. cit., p. 36.

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    izquierdista los padecen. Le parece innecesario. El principal defecto que se le puede reprochar a su perspecti-va es la escasa atencin a la historia y cierto impresionismo en el anli-sis social. Con todo, nadie podra de-cir que su libro sufre demasiado por esas deficiencias que una mirada iz-quierdista ortodoxa, en otra poca, acaso hubiera considerado irremon-tables. Por el contrario, el texto es ca-paz de volver virtuosos sus defec-tos: adquiere una modulacin gil a la vez que enrgica, amortigua bajo cierta irona las amargas lecciones de la realidad y asume plenamente su forma ensaystica, un gnero po-pular que, sin embargo, la cultura de izquierda suele abandonar en manos de otros sectores polticos.

    Con un poco de vergenza ajena, Si-mone tambin repasa los casos de conversin poscomunista. La histo-ria del ltimo siglo est llena de li-bros que registran la desilusin de ex-comunistas (solo por mencionar a estos) con el sistema sovitico. Pero lo que indigna a Simone son los re-cientes escritos de apparatchiks de toda la vida que buscan convencer al mundo de un sbito cambio en su Weltanschauung y ofrecen un mea cul-pa demasiado tardo.

    Simone, empero, deplora en primer trmino a quienes persisten en la iz-quierda y buscan ocultar el sol con las manos. Porque estos siguen mi-rando con los ojos de una simptica

    mala fe a Cuba y, segn afirma, tam-bin al chavismo. Venezuela operara as como reemplazo retrico del lu-gar vacante que dejaron China, Libia o Vietnam. La izquierda remanente est intoxicada de sentimiento anties-tadounidense y populismo, asegura Simone; justifica el terrorismo y, en general, cualquier poltica represiva en nombre del socialismo. La socie-dad socialista escribe result ser un mito descarado o una impostura indecente, y en su lugar se instala-ron por doquier camarillas nepotis-tas y clientelares, grupsculos de po-der y repugnantes nomenklaturas8. Quin podra refutarlo? Nacido en 1944, Simone vivi la mayor parte de su vida bajo el rgimen de la Demo-cracia Cristiana (dc) italiana, el cual se deja retratar muy bien con las mismas palabras de la cita anterior. Solo que, por supuesto, la dc esta-ba en la trinchera opuesta durante la Guerra Fra.

    Resultan penosas las referencias al problema palestino, una causa per-dida segn el autor, que la izquierda retrgrada seguira defendiendo aun al precio de caer en el antisemitismo. Una nota al pie particularmente arbi-traria revela bien la insuficiencia im-presionista del anlisis. En apariencia, tenemos que admitir el antisemitis-mo de la izquierda actual porque una amiga del autor, italiana de in-clinaciones propalestinas, se niega

    8. Ibd., p. 50.

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    a leer los libros de un escritor israel debido a su nacionalidad.

    Ms all de su crtica a cierta pa-leoizquierda, Simone avanza en la exploracin de las miserias de la iz-quierda moderna. Esta no exhibe ninguna idea slida desde la poca del Estado de Bienestar; sus dirigen-tes ya ni siquiera escriben libros dig-nos de mencin, sus propuestas se li-mitan al corto plazo. Pero, por cierto, algo tremendo ocurri y quebr el limbo de la mediocridad: la profun-da crisis econmica desatada en 2007. Dicha crisis revel, en parte, lo que ya se saba: la perspectiva de cualquier izquierda reformista descansa en la soberana del Estado, y era justamen-te tal idea la que haca agua con la crisis. El socialismo parece acabado afirma Simone, pero no la izquier-da; nadie puede sorprenderse de que la izquierda reformista se haya vuel-to liberal y se concentre en los dere-chos y la conquista de nuevas zonas para la libertad individual.

    El autor pareciera celebrar este giro, pues, por una vez, la izquierda no est involucrada en el mero resenti-miento y el malhumor. Aqu la refe-rencia fallida a Anthony Giddens alcanza toda su extensin. Resultan poco menos que increbles las evo-caciones de la tercera va propues-ta por el socilogo ingls, intransita-ble desde que su conductor poltico, Tony Blair, at su destino al carro mi-litarista de George Bush Jr. Giddens

    propagaba su tercera va como la manera mediante la cual la izquier-da finalmente tendra algn xi-to, se modernizara y saldra de su marginacin histrica. Result todo lo contrario: Blair acab capitulan-do ante el neoliberalismo rampante de la poca; Hobsbawm lo termin catalogando como un Thatcher con pantalones.

    Algo de izquierdan

    En una famosa escena de Aprile (1998), el director y protagonista de la pelcu-la, Nanni Moretti, solo ante su tv, exi-ga a los gritos que Massimo DAlema, ex-dirigente comunista devenido can-didato de centroizquierda, atinase a reaccionar diciendo algo de izquier-da frente al discurso de Berlusconi (luego de un rato solo le pedir que diga algo). El mdico pero tambin irnico reclamo cal hondo en la tra-dicin a la que el cineasta apelaba. Porque, por caso, la lucha de clases se haba vuelto una expresin extem-pornea, a veces solo violenta y des-ubicada. Pero tambin la nocin de progresismo sufri una sbita desac-tualizacin. Pas de moda o se volvi vergonzosa: la izquierda debera con-vencer a los dems de que su papel en la modernidad no es crear fracturas ni resentimientos, sino construir so-bre otras bases y con otros mtodos9. Simone parece dar por descontado

    9. Ibd., p. 62.

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    que el capital estara encantado con estas nuevas maneras. DAlema, por su parte, se volvi el smbolo de la reconversin poltica a un izquier-dismo que se inspiraba en la dere-cha y se volva sper light, cuando no abiertamente liberal y complacien-te con los poderes establecidos en el pas, como la Iglesia catlica. El fac-tor jacobino de la izquierda qued como una imagen de archivo que ge-nera temor y con la que no se desea quedar identificado.

    Ms all de estos desvaros reales, el libro plantea cuestiones urgentes. La izquierda en el siglo xxi se encuentra en un proceso de muerte y transfi-guracin. Su vida social de base se ha evaporado; Simone llega a pre-guntarse si todava existe en Europa un diario socialista. El entero pano-rama parece dominado por el mons-truo amable que Tocqueville fue el primero en imaginar. Se trata de un Leviatn que no funciona a partir del miedo que genera su infinita capaci-dad de coercin principio operativo del monstruo de Thomas Hobbes, sino que seduce, estimula la diver-sin, promueve el confort y el higie-nismo en los hbitos. El marxismo se preocup por desentraar la verdad de la produccin capitalista, pero dej de lado el hechizo que despierta el consumo. Y eso es lo que hoy atrapa a las sociedades. Pasolini fue posible-mente el primero en extraer de ello conclusiones polticas radicales, pero no tuvo seguidores.

    En su ensaystica poltica, Pasolini logr plasmar la primera descripcin de una neoderecha que se apoderaba del ambiente: populista, juvenilista, antiintelectual y fundada en la hege-mona de la imagen. La neoderecha cree en el dios-mercado, es privatis-ta a ultranza, global, apologista de la tecnologa y de un neoindividua-lismo descaradamente egosta. Por aadidura, se ve a s misma como el partido del amor, de la alegra y la di-versin vis--vis el partido del odio, el tedio y el anacronismo represen-tado por cualquier tipo de izquierda combativa. Se trata de la emergencia de un archicapitalismo fundado en el consumo y el espectculo tecnol-gico, con un rostro afable, festivo y friendly10.

    La neoderecha el monstruo amable consigui colonizar con xito al an-tiguo pueblo de la izquierda. Este cambio antropolgico (como lo de-nominaba Pasolini), sumado al fen-meno sociolgico de la disolucin de la clase obrera como clase universal (la izquierda en general la esconde, afirma Simone; ya no le brinda orgu-llosa visibilidad pblica), da como resultado unas condiciones objetivas que no podran ser ms hostiles para la supervivencia de la izquierda.

    La combinacin del naufragio del comunismo con la ola de despresti-gio y derrota que signific para toda

    10. bid., p. 17.

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    la izquierda, y el surgimiento de esta slida neoderecha que pronto se convirti en una especie de segunda naturaleza en buena parte del mun-do desarrollado, volvieron las cosas muy difciles para cualquier perspec-tiva poltica emancipatoria. Simone apenas le dedica espacio al aumento de la desigualdad, un fenmeno cu-yas cifras en eeuu, por ejemplo, han empeorado hasta acercarse a las de 192811. La lucha contra la desigual-dad, de acuerdo con una influyente visin de Norberto Bobbio, constituye la diferencia especfica de la izquierda respecto de la derecha12. Y es posible que el constante crecimiento de la desigualdad ocurrido a partir del fi-nal de los golden years del capitalismo de posguerra, es decir, desde inicios de los aos 1970, est en el centro de cual-quier modelo explicativo de la crisis actual (los trabajadores de eeuu, por ejemplo, debieron endeudarse para mantener su nivel de vida ante la baja de sus ingresos reales, y eso gener la prosperidad y una especulacin alu-cinada en las finanzas).

    Simone, sin embargo, alcanza a cons-tatar ciertas consecuencias sociales. Menciona la emergencia de una ple-be parasitaria y violenta como con-secuencia de la degradacin del mun-do del trabajo, que es indiferente a la formacin profesional o cultural y solo est interesada en ingresar en el circuito del consumo. Cmo se co-municara con ella la izquierda? Qu

    podra ofrecerle a esta plebe, casi tardorromana, bien retratada por los jvenes de la periferia de las grandes ciudades, no integrados ni al empleo ni a la educacin?

    As como centr sus anlisis en la produccin antes que en el consumo, la izquierda se aboc a la observacin del hard power social y menospreci el poder blando. Y resulta que el mons-truo amable es producto de una tor-menta cultural antes que propiamen-te poltica, argumenta Simone. Aqu el auxilio esencial no es Karl Marx (ignorado a lo largo del libro), sino los geniales anlisis del segundo tomo de La democracia en Amrica, donde To-cqueville describe la pasin por el bienestar, el espiritualismo superfi-cial, la inmaterialidad e impersonali-dad del poder democrtico, un poder benigno que amenaza con degradar a los hombres pero sin atormentarlos. Si hubo una tradicin de la izquierda que se tom en serio las advertencias de Tocqueville y las profundiz y ra-dicaliz valindose tambin del psi-coanlisis, fue la escuela de la teora crtica. Pero Simone no menciona a

    11. V. el impactante estudio de Emmanuel Saez: Striking it Richer: The Evolution of Top Inco-mes in the United States (Updated with 2009 and 2010 estimates), marzo de 2012, . V. tb. Richard Duncan: A New Global Depression? en New Left Review No 77, 9-10/2012, pp. 5-33.12. N. Bobbio, Derecha e izquierda, Taurus, Ma-drid, 1998; tb.: Eguaglianza e libert, Torino, Einaudi, 1995.

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    Theodor Adorno o a Herbert Mar-cuse cuando explica que la industria cultural controla el tiempo de ocio de la gente y la infantiliza en nom-bre de la diversin permanente.

    El monstruo amable es tambin, desde luego, un intento por captar algunos de los rasgos salientes de la nueva configuracin cultural de Occidente establecida despus de la Guerra Fra. Con este objetivo, se interna en la cre-ciente dificultad que tienen los indi-viduos para diferenciar la realidad de la ficcin, producto de su adiccin a la vida virtual hipercomunicada, y la preeminencia absoluta del sen-tido de la vista en la vida contempo-rnea, en un paisaje social saturado de pantallas. El efecto de tal privile-gio sensorial es en realidad una de-gradacin de la vista, el exhibicio-nismo y la disolucin del sentido de la privacidad y la vergenza acom-paados de una desrealizacin de lo real. Se ha vuelto borrosa la distan-cia entre algo apenas visto y algo vi-

    vido, y aqu el autor se apoya en las profecas de La sociedad del espectcu-lo de Guy Debord.

    Simone concluye con una propues-ta para resistir el consumismo enlo-quecido mediante la adquisicin de lo mnimo necesario. Este alegato contra la descomposicin del indivi-duo en el mercado no puede ofrecer ms que un minimalismo casi mora-lista. El monstruo amable nos condena a un presente continuo, desvincula-do del pasado e incapaz de imagi-nar un futuro distinto. El libro de Simone no ofrece grandes perspec-tivas, sino un programa mdico y un diagnstico tremendo: el pueblo se ha vuelto impermeable a los vie-jos valores de la izquierda, carece de ideales respecto del futuro, se limita a ir de shopping y pasar la vida en-tretenido frente a algn tipo de ima-gen. La derecha se ha naturalizado a escala global: cada vez resulta, casi fsicamente, ms difcil permanecer en la izquierda.