el libro vs. la televisión. una conversación entre neil postman y camille paglia

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  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

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  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    3/70

    CUPON

    SUSCRIPClON ANUAL POR SEJS NUMEROS

    9 r l i ~ i c o

    ct

    > ADJUNTO

    CHEOU& POR

    LA CANTIDAD

    DE

    72.00

    (SE

    OOS NUEVOS

    P I S O S

    00/100).

    PRECIO

    PARA

    LA

    I t&PUBLICA

    MEXICANA.

    c 3

    ADJUNTO

    CHEQUE 50.00

    OOL.ARES R I S T O

    DEL

    MUNOO).

    Nombre

    D r e c c i 6

    C i u d a C

    Plaza de Ia Ciudadela m e r o 4, C e t r o s t r i c o de la Ciudad de M6xico

    C. 06040 6 r o , D

    F.,

    Tel6fono: 512 9 27 fax: 51041

    Estado C6digo postal

    e l 6 f o n o

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    4/70

    de

    OCexico

    NMERO VEINTIUNO / M Y ~ U N I O

    DE

    1994 N 12.00

    Plaza

    de

    la Ciudadela 4 Centro Histrico

    de

    la Ciudad

    de

    Mxico Tel. 512 09 27

    FAX

    510 41 85

    CERTIFICADO E LICITUD E TTULO

    NM

    . 6270

    CERTIFICADO

    E LICITUD E CONTENIDO NM . 4830

    Rubn Darlo

    Fresas de tnvierno 2

    Augusto Roa Bastos

    El

    autor como lector 3

    Antonio Deltoro

    Demaana 8

    Dan Laey

    La lectura en

    la

    era audiovisual

    y

    electrnica 9

    Jaime Moreno Vlllarr.al

    Espejos encontrados 39

    Rubn

    Darlo

    Jimnez tristeJimnez

    47

    Alelo Carpentler

    Letra y solfa 48

    Sergio Chelfee

    La dispersin 50

    l

    Museo Mexleano /

    Manuel

    Gutlrrez Nlera

    Aparatos prodigtosos 17

    Gastn Alelandro Martlnez

    Pudiera ser la edad 52

    Antonio

    Clsneros

    Alfredo

    aldlvar

    Todo

    lo

    que se canta 19

    De la baticuevay otros

    versos

    53

    NeU

    Postman/Camllle pagl la

    La

    cultura del

    libro vs. la

    cultura

    Umberto

    Eeo

    Hacerse lenguas

    54

    Leonardo Tarifeo

    Entrevista a Antonto Tabucchi

    57

    e

    la

    televisin 21

    Pablo Neruda

    La poesa en el ao 2000

    34

    Josefina Ludmer

    Los territorios que vendrn 35

    Juan Manuel

    Herrera

    Nubes 38

    Juan Tovar

    Dptico de Josefina Vtcens 59

    Manuel Porras

    El rincn del biblimano 61

    En

    la

    portada: Alberto Castro

    Leero

    Mente

    ulur slo

    leo sobre tela

    1992

    on

    O

    N.cion 1

    l

    Cullure y la Artes

    Presidente

    Rafael Tovar y

    de

    Teresa

    BIBLIOTEC

    DE

    MXICO

    Director General

    Jaime

    Garda

    Terrs

    Revista Biblioteca de Mxico

    Director: Jaime Garca Terrs

    Coordinacin Editorial: Sergio

    Gonzlez

    Rodrguez Jaime Moreno Vil/arreal y Juan Vil/oro

    Consejo de Redaccin: Fernando lvarez del Castillo Gerardo

    Deniz

    Julio Hubard

    Manuel Porras Bernardo

    Ruiz

    Rafael Valgas

    Coordinacin Administrativa: Carlos Mancera M

    Diseo: Germn Montalvo y Lourdes Olivares Tipografa e impresin: Imprenta Madero

    Foto de PierreOli

    vi

    er Deschamps 1986

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    5/70

    RU N

    D Rlo

    ,-

    ~ ~ , J

    __

    L

    de

    irlvi rno

    Es un da

    de

    otoo pintado a la acuarela.

    Hay fro.

    Los

    gorriones

    no van

    hoya la escuela.

    Hay bruma.

    El

    sol

    opaco

    y tristemente austero

    como

    si algn amigo le pidiese dinero.

    El

    aire

    con

    maneras polares y

    con

    francos

    pellizcos se imagina que somos osos blancos;

    ase

    de

    las narices tira

    de

    las orejas.

    En las casas

    abruman

    las toses

    de

    las viejas.

    El brandy

    punch es

    bueno

    y el jerez

    de

    San Lcar

    al bao

    de

    Mara con un poco

    de

    azcar.

    Margotn la francesa mientras el aire bufa

    sobre el techo demuestra

    que

    est

    dems

    la estufa.

    y yo

    agrego a los fuegos

    de

    Margotn el vino;

    un

    vino tibio

    que me da

    calor divino

    y humano.

    Prodigando sus caricias francesas

    dentro

    de

    mi

    copa

    Margotn

    pone

    tres fresas.

    En El Co rreo

    Es

    pa ol Buenos Aires

    4

    de junio de 1897

    Este

    poe

    ma

    y

    el que aparece en pginas interio res no se hallan r

    eco

    gidos en la

    m

    s reciente

    ed icin de las Obras de Rubn Dara Ed . Agu

    il

    ar 1968 . En 1992 con motivo del 125 aniver-

    sario

    de

    l nata licio

    de

    l poeta la Fundacin Internacional Rubn Da

    r

    a dio a c

    on

    ocer st

    os

    y

    otros poemas

    no

    recog idos en

    ed

    icin de J

    os

    Jirn Tern y Jo rge Edmundo Arellano. Agra-

    decemos a la Sra . Mim Hamrner direc tora de la Fundacin la comunicacin de Los

    lim

    os

    ms hondos

    y secretos

    B 1Jliteoa

    d xico

    . 2

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    6/70

    Como

    a la generalidad de los

    autores

    se me ha

    invitado, ms

    de una vez, a explicar ciertos

    enigmas de

    algunas

    de

    mis

    obras consideradas como las

    ms intrincadas y difciles.

    He

    fracasado siempre en este inten

    to

    de

    aclarar a los

    dems

    esas

    oscuridades

    que son

    indescifra

    bles incluso para m.

    He renunciado

    por

    tanto, in

    declinablemente, a hablar '

    de

    mi

    obra.

    A

    lo

    sumo en

    casos

    de

    compromiso ineludible, hacerlo

    pero a travs del comentario

    de

    la obra ajena.

    La

    lectura

    del

    texto

    otro

    es autorreveladora

    por el mismo principio de que

    uno se

    conoce a travs del otro;

    es decir, por el hecho de que las

    identidades

    slo se

    definen

    en

    el contraste de las diferencias,

    que

    a veces suelen ser caudalo

    sas entre los ms que ms se

    asemejan

    superficialmente. Las

    reflexiones

    que

    siguen sern

    pues

    un

    intento

    de

    situar

    al

    autor como lector.

    Para disipar

    desde

    el comien

    zo este malentendido habra que

    afrimar a l

    menos

    yo lo hago

    por m que el autor es el que

    menos

    conoce

    su

    obra.

    El

    autor

    es el nico que no puede hablar

    de ella , en ningn sentido.

    Salvo, quiz, acerca de las moti

    vaciones que le llevaron a escri

    birla; en otras palabras, slo po-

    dra hablar del proyecto que la

    antecedi, de los horizontes de

    sus propias expectativas, que gi

    raron en torno a l mientras la

    escriba, y que

    se

    fueron trans

    formando a lo largo de la obra

    en

    curso. Estas transformaciones

    abarcan siempre a la trada pro

    yecto / borrador / autor. Cuan

    do retoco mis obras es a m a

    quien

    corrijo, deca el poeta in-

    gls W. B. Yeats.

    En este viaje

    de reencuentro

    imposible, lo esencial permane

    cer oculto para el autor. Nada

    ms

    parecido

    a

    una

    peregrina

    cin hacia lo desconocido; a un

    sueo del cual se ha olvidado

    todo salvo su angustia inexpre

    sable. Acaso sta sea la razn

    por

    la cual

    nunca he

    intentado

    la relectura

    de

    mis obras; preci

    semos: la lectura de

    un

    verdade

    ro lector

    que

    lee su propia obra

    como

    si ya le fuera ajena y pu-

    diera juzgarla

    con

    relativa im-

    parcialidad. Leer una obra no es

    constatar datos y fechas, abomi

    nar

    de

    una frase mal escrita;

    murmurar

    por

    ejemplo: por

    qu

    no

    escrib esto en lugar

    de

    aquello ;

    levantar

    la

    obra por

    una

    de

    sus puntas

    como

    una al-

    l

    autor C 1ll

    lector

    AUGUSTO

    ROA

    B STOS

    fombra para no ver otra cosa

    que

    las basuras metidas all

    por

    la escoba de la incuria o

    de

    la

    prisa; aorar

    con

    remordimiento

    la perfeccin imposible.

    "Leer equivale a

    menudo

    a ser

    e m u c ~ o

    deca

    Raymond

    Roussel, el lcido autor

    de

    Im-

    presiones de AJrica

    La

    situacin

    empeora

    notablemente

    cuando

    quien habla de una obra es su

    propio

    autor. Y es

    que

    leer

    es

    lo

    primero

    que

    hace

    un

    autor. Leer

    a sus maestros , primero, a los

    que de una o de otra manera in

    fluirn sobre su formacin; leer

    se a s

    mismo

    ,

    despus

    en el

    momento

    de escribir las sucesi

    vas versiones

    de

    sus obras:

    ese

    nico e irrepetible

    momento en

    que

    lectura y escritura coinciden

    como

    anverso y reverso de la

    experiencia creativa de un autor.

    Bsicamente leer es ms dif

    cil que escribir, lo es an ms

    para el autor con respecto a su

    obra. Sobre todo cuando la obra

    est terminada. Sin embargo, a

    veces, esta aventura me ha de

    parado

    algn

    descubrimiento

    importante. El ponerse uno a re

    flexionar, de s

    de

    otro ngulo ,

    sobre qu

    significa

    este

    oficio

    tan antiguo de narrar "historias

    fingidas"

    como deca Cervantes,

    resulta saludable y aleccionador.

    En particular cuando uno revive

    ciertas experiencias iluminado

    ras en torno a la lectura de la

    obra ajena. Y esta permanente

    presencia de

    la

    obra

    ajena,

    de

    las obras de sus autores predi

    lectos , es la nica compaa que

    Biblioteca de Mxico

    mltlga el sentirse sumido

    en

    total soledad al escribir, que es

    sin

    duda el oficio ms solitario

    del mundo.

    Extraa semblanza. No se

    puede no

    pensar

    en

    alguien

    de

    esta especie

    cuando

    comienza

    esa lucha hasta el alba con el

    "ngel",

    que en

    este caso es la

    dimensin espectral, amenaza-

    dora, del

    papel en

    blanco, rea

    cia a admitir los signos

    de

    la i-

    jeza

    que

    un

    escritor

    debe co

    menzar por inscribirlos sobre el

    espacio

    viviente

    de

    su

    propio

    cuerpo, de su piel , de sus sue

    os

    en busca

    de

    esa

    realidad

    inmanente o inminente de lo

    real desconocido, el

    nico

    rea

    lismo que justifica y legitima la

    irrealidad

    de

    la

    escritura

    sim

    blica.

    El

    caso

    de

    Cervantes es para

    digmtico. Y no slo

    para

    los

    escritores

    de

    lengua

    espaola.

    Es realmente imposible sentar

    se

    a escribir una novela sin pen

    sar

    en

    Cervantes ,

    declaraba

    hace

    poco un clebre escritor

    ingls. "Ni siquiera Shakespeare

    pudo

    lograrlo." Pero Shakespea

    re y Cervantes eran contempor

    neos; la empata resultaba para

    ellos ms cercana y directa. Pero

    lo mismo

    acontece y seguir

    aconteciendo segn pasen

    los

    siglos, a travs

    de

    las lenguas,

    de

    las

    pocas

    culturales,

    de

    las

    mutaciones de la vida y del

    mundo.

    Uno

    de

    estos descubrimientos

    reveladores

    se

    produjo para m,

    hace

    muchos aos ,

    con

    el ha

    llazgo de

    un

    texto breve y sor

    prendente

    de

    Franz Kafka sobre

    l Quijote El fragmento me re

    vel

    un

    ngulo nuevo

    en

    la lec

    tura

    de nuestra obra mayor

    siempre nueva y

    proteica

    .

    El

    '

    texto

    de

    Kafka, desconocido en

    tonces

    por

    m, habla

    de

    Sancho

    Panza y sienta una hiptesis di

    ferente y a la vez vertiginosa

    sobre

    la naturaleza y el rol

    de

    este personaje en la novela , a

    poco

    que se

    medite

    sobre el

    hecho de

    las inagotables lectu

    ras posibles que quedan por ha

    cerse

    de

    una obra clsica, redu

    cida a modelo cannico.

    El delirio , el aparente bien

    temperado delirio de Kafka de

    sestabiliza los

    esquema

    s racio

    nales

    de

    la crtica tradicional

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    7/70

    Cada uno

    es

    artfice de

    su ve

    ntur

    que se nutre , como es sabido,

    de

    ideas y criterios establecidos,

    de estereotipos

    -l lammo

    slos

    arquetpicos . El pasaje de

    Kafka aporta una luz sesgada y

    como espectral no solamente

    sobre

    la lectura de l Quijote

    sino

    en

    general sobre los enig

    mas de la imaginacin

    que

    la

    lectura es capaz de sobreponer

    a los textos

    en

    apariencia ms

    transparentes y de ms armonio

    so delirio.

    El

    pasa

    je

    de Kafka dice lo si

    guiente: Sancho Panza, que por

    lo dems nunca se jact de ello,

    co n el co rrer de los ao s, me

    diante la composicin de una

    cantidad de novelas

    de

    caballe

    ra y de bandoleros, e n horas

    del at

    ardece

    r y de la noc

    he

    ,

    logr

    apart

    ar de s a su demo

    nio. A tal punto lo logr, que

    ste se l

    anz

    irrefrenablemente

    a las ms locas ave

    ntura

    s, las

    cua les , empero, por falta

    de

    un

    objeto determinado,

    no

    daaron

    a nadie. Sancho dio

    en

    llamar a

    este

    demonio don

    Quijote , e l

    que muy pronto se hizo dueo

    de s y se convirti en amo

    de

    Sancho Panza. Sancho, hombre

    libre, quiz

    en

    razn de

    un

    cier

    to sentido

    de

    la responsabilidad,

    sigui impasiblemente

    a don

    Quijote en sus andanzas, alcan

    zando con

    ello un grande y til

    esparcimiento hasta el fin de sus

    das.

    Este texto, titulado La verdad

    sobre

    Sancho Panza , figura

    en

    el tercer cuaderno en octavo de

    sus obras completas, y fue escri

    to

    alrededor

    de 1917. Segn la

    cronologa, verdadera o apcri

    fa, en

    la suerte de diario

    que

    el

    propio Kafka estableci

    en

    sus

    escritos.

    Lo

    preceden dos refle

    xiones --que

    son

    dos verdade

    ros aforismos-o La primera, del

    18

    de

    octubre

    de

    1917, dice

    con

    aquel laconismo

    seco

    y profun

    do que le era propio: Temor a

    la noche. Temor a la no-noche.

    La segunda, del da siguiente,

    expresa: Insensatez

    palabra

    demasido

    fuerte) de separar lo

    propio

    de

    lo extrao en la lucha

    espiritual. Sentimos que Kafka

    sig

    ue reflexionando sobre

    el

    destino, real y al propio tiempo

    simblico, de don Quijote; desti

    no concebido

    como

    un combate

    moral

    co

    ntr

    a los falsos mitos.

    Biblioteca

    de

    Mxico

    4

    Pero percibimos tambin que la

    reflexin

    de

    Kafka,

    ms que

    sobre los protagonistas de la no

    vela cervantina, versa en reali

    dad

    sobre su propia obra. Cuan

    do un autor habla de

    una

    obra

    ajena, es que est hablando de

    la propia.

    El diario

    kafkiano prosigue

    cuatro

    das

    despus,

    el 22 de

    octubre,

    a las cinco

    de

    la ma

    drugada): Una

    de

    las proezas

    .

    .

    qUijotescas importantes, mas Sig-

    nificativas que el combate con

    tra los molidos de viento, es el

    suicidio. Qu clase

    de

    suicidio,

    se

    pregunta uno de

    inmediato?

    Esto es nuevo y parece insensa

    to. Don Quijote muerto

    desea

    matar a

    don

    Quijote muerto -

    dice Kafka-. Para matarlo ne

    cesita, sin embargo, un espacio

    viviente.

    Busca

    entonces

    este

    lugar

    con

    la lanza y

    con

    la espa

    da en forma tan incesante como

    intil. En este

    quehacer

    ruedan

    los dos muertos en incesantes

    volteretas vivientes a travs de

    los tiempos.

    Vida y muerte se confunden.

    La fuerza de la imaginacin las

    sobrepasa. Y Kafka concluye:

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    8/70

    La de sgracia de don Quijote no

    es

    su fantasa

    , s

    ino Sancho

    Panza. Lo que es elevar, preci

    samente , a doble potencia , el

    poder de la fanta s a ,

    pu es

    hemos venido a

    enterarnos

    , por

    Kafka, de

    que

    Sanc

    ho

    es el ver

    dadero

    autor

    de

    la cantidad

    de

    libros de caballera y de bando-

    leros

    ,

    cuya incesante y aluci

    nante

    lectura acaba por secar el

    buen juicio de Alonso Quijano

    (lector) y transformarlo en don

    Quijote de la Mancha, Caballero

    andante , demoledor de mit

    os

    y

    embelecos de la Caballera y de

    los Caballeros andantes

    qu

    e

    subsisten como vestigios de

    un

    a

    edad ya mu e rta. La s tira

    se

    transforma

    en

    parodia y sta en

    tragicomedia; la realidad en fan-

    ,

    tasmagona.

    Qu diran de la lectura kaf

    kiana de

    l

    Quijote

    las acade

    mias y los acadmicos?

    El

    escn

    dalo estara apenas mitigado en

    los defensores del

    buen

    juicio

    por

    la conviccin de

    qu

    e el deli

    rio interpretativo de los autores

    no es

    una

    dimen

    s

    in

    digna de

    tenerse en

    c

    uent

    a . Y por lo

    tanto,

    tampoco

    lo

    se

    ran las his

    torias fingidas, como El Quijote

    que reemplazan la lgica aristo

    tlica por la lgica onrica , esa

    que

    aporta su cuarta dimensin

    a las verberaciones del lenguaje

    simblico. Pero , claro, no es lo

    mismo cons truir diccio na ri

    os

    c

    omo

    grand

    es

    sarcfag

    os

    pira

    midales

    qu

    e iluminar fa

    bul

    ado

    ras historias fingidas . Los gran

    de s faraon

    es

    de la lengua esta-

    .

    . .

    ran s

    lempr

    e vlvlentes

    en

    estas y

    no

    en

    los mau

    so

    l

    eos

    l

    ex

    icales .

    Lo cierto es que, con a

    qui

    es

    cencia o re

    chazo

    de los profe -

    . sionales acadmicos , la escisin

    entre el Caba

    llero de la Triste Fi

    gura y su creador y escud ero en

    su dobl e antag ni co mu es tr a

    un

    a fractura revel

    ad o

    ra ind ita.

    Lo

    que

    n o s ignifi ca

    ruptur

    a

    entr

    e estos dos caracteres arque

    tpicos, tota lmente o

    pu es

    tos y

    antin

    mi

    cos

    , s

    in

    o , al r

    evs

    , su

    conjugacin en la unidad y a

    r-

    mona de los contrarios. Hemos

    visto

    qu

    e Kafka califica de in

    s

    en

    satez el afn

    de se

    parar lo

    propio de lo extrao en la lucha

    espiritua

    l.

    Dos milenios antes , el

    p en

    sa

    mie

    nt

    o de He rcl ito , e n

    co incidencia con el de Pitgoras

    --(casi coe

    tn

    eo

    ya

    haba p

    os

    tulado

    es

    te

    co

    nce pt o so

    br

    e e l

    acuerdo de tension

    es

    inve rsas

    co mo las qu e ex is te n e n

    un

    a rco , p e ro ta

    mb i

    n sob re e l

    ac

    uerd

    o entre la identidad de la

    flecha y del blanco.

    El

    principio de la armona de

    los contrarios impr

    eg

    na el pen

    sa

    mi e nt o e ras mi a n o cuya in

    fluencia ,

    co

    mo

    se

    sabe ,

    es

    pa

    tente

    en

    la obra

    ce

    rvantina, y de

    modo

    mu

    y p arti cul a r e n

    D

    on

    Quij

    ote.

    S

    i Espaa no hubiera

    p as

    ad

    o po r e l e r

    as

    mismo, no

    habra

    pr

    odu cido El Quijote ,

    dice e l

    gr

    an hispanista

    Ma

    rcel

    Bata

    ill

    on. En el

    Elogio de la lo-

    cura ilus tr ad o p o r Ho lb e

    in

    ,

    Eras

    mo

    par

    ece

    sa

    lud

    ar

    pr

    emoni

    to riame nt e la o

    br

    a mayo r d e

    Cervantes

    que

    emerge ,

    un

    siglo

    des pus, e n medio de l

    os

    r

    esa

    bios inquis

    it

    o

    ri

    ales de la Contra

    rref

    o rma , inaug

    urand

    o la mo

    dernidad.

    Escrito en la casa de su amigo

    Toms Moro en quien se inspi

    ra y a quien se lo dedica),

    El

    Elogio es

    un

    libro par de la Uto-

    p

    a.

    Ambos estn ligad

    os

    mu y

    ntimame

    nt

    e

    a

    partir del ttulo

    n

    comius moriae o Maria deri

    vado del no

    mbr

    e Moro). Ambos

    inspiran y sos

    ti

    enen la stira di

    ve rtida y melanc

    li

    ca de

    El Qu i-

    j ote.

    Es poco probable

    qu

    e Kafk a

    re fl

    ex

    ionara sobre l

    os

    o rge nes

    del erasmismo de

    El Qu ijote

    en

    e l

    qu

    e Ce rvant

    es

    se pr o

    pu

    so

    desarro

    ll

    ar en forma n

    ove

    l

    esca

    -

    co

    mo lo afirma un o de sus

    co

    me

    nt

    arist

    as

    la

    s

    tira e ras

    m

    is

    ta en elogio de la l

    oc

    ura hu

    ma

    na. En todo caso, lo que est

    en ju

    ego

    en

    El Quijote

    no es

    so

    lamente la s

    ti

    ra de la necedad

    humana co ncebi

    da

    como aluci

    nacin , sino la

    bsq

    ueda , a tra

    vs de e

    ll

    a, de la sab idura y de

    la se renidad como la sntesis de

    ambas en la armona de los con-

    tra

    ri

    os .

    S

    nt es is que i

    mp li

    ca la

    muerte de lo viejo pa ra que lo

    nuevo

    pu

    eda

    nacer. Con lo

    qu

    e

    nos acer

    camo

    s a la idea ambiva

    lent e

    de

    l su ici

    dio

    pr

    o pu

    es

    ta

    metaf

    r

    icamente

    por

    Kafka. Los

    textos citados

    so

    n p

    oc

    o

    fr

    ecuen

    tados , qu e yo sepa , por los cer-

    van

    ti

    stas y los amantes de nues

    tra novela fundadora, de la que

    t

    odos so

    mos, en alguna medida,

    Biblioteca

    de

    Mxi

    co

    5

    Le preguntamos a nue

    stro

    roedi tor

    (porece que

    la

    palabri ta le agra-

    d) si nos

    poda hablar

    un

    rato

    s

    obre

    las recientes j

    ornada

    s de

    Mundial. Para sorpresa nuestra

    no s co ntest

    que

    no

    hab

    a

    logrado

    asistir porque no

    gozaba

    de la visa estadounidense. C laro

    ampl i f ic

    que

    un

    bicho pe-

    queo como yo es capaz de co-

    larse

    ado

    ndequiera sin ser visto .

    S, pero un momento : antes que

    ratn soy intelectual,

    for beffer or

    for worse Y si no respetan

    mi

    s

    derechos, simplemente me absten -

    go

    de

    eje rce

    rl

    os subrepticiamente

    Le hic imos varias pregun tas para

    info rmarnos

    sobre

    su

    caso

    . S

    in

    embargo, como el rollo min ucio

    so

    que las co ntest

    ab

    a segua y

    se

    -

    gua , inte rminable, nos vimos obli-

    gados a llamar a Juan Vi lloro , re-

    c in desempacado de Ya le , y

    qu ien ya nos

    haba

    entr

    egado

    unas notas

    so

    bre Car os Fuentes,

    El iseo Diego , Rushdie, etc. para

    que las ampliara con unas obs

    er-

    v

    ac

    io

    nes en to

    rn

    o al

    Mu

    ndial

    a

    base

    de

    la ex

    po

    sicin

    de

    cierta s

    fi

    lias y fobia s del epnimo, a fin

    de

    que

    no se sintiera o fend i

    do

    po r la bru sca sustit uc i n . Fe-

    licit

    amo

    s a nuestro equ ipo p

    or

    los

    gole

    s (cuan

    do los

    hubo) y conde-

    namos a los gritones terminators

    que desde aqu desprestigian a la

    mismsi ma

    demagog

    ia naciona-

    lista ... y hasta el prximo nmero,

    a ver q u queda del pas.

    *

    Carlos Fuentes recibi r en nov iem -

    b

    re

    el Premio Prncipe

    de

    Asturias .

    Es el segundo narrador mexi cano,

    despus

    de

    Juan Rulfo , que obtie-

    ne esta distincin Hace cuarenta

    aos exactos Fu

    en

    tes public

    s

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    9/70

    disc pulos y de

    ud

    ores; incluso

    los que no la han ledo o la han

    ledo mal , lo que es an peor.

    Ignoro cul es la razn de esta

    falta

    de

    atencin o descuido

    de

    los aportes actuales a la cauda

    losa bibliografa cervantin

    a.

    En cuanto a m, simple lector

    y au t

    r d e hi sto ria s

    fingidas

    ,

    confi

    eso que

    esos textos oscuros

    co

    nst itu

    ye

    ro n

    para

    ml , en

    su

    mo

    ment

    o, una revelacin fulgu

    rante y

    me

    ofrecieron

    un

    hori

    zonte nuevo en la lectura

    de

    l

    Quijote una concepcin distinta

    de

    la

    literatura

    que no

    consiste

    en la fijeza de los textos estable

    cidos ni

    se

    encuentra

    en

    los dic

    cionarios

    de

    tpicos, sino

    en

    la

    plasticidad y mutabilidad de las

    forma s del cambiante universo

    del sentido, reinventado --{) re

    lativizado- cada

    vez

    por las

    pocas y los lectores.

    En primer trmino,

    esos

    tex-

    o disciplino e Sancho

    tos verifican

    para

    m el

    hecho

    de que la

    obra fundadora estaba

    construida sobre

    la

    base de

    la

    identidad de los contrarios; o

    sea,

    sobre

    la imposible

    separa

    cin

    de

    lo

    que

    es propio,

    de

    lo

    que

    es extrao

    en

    la lucha espi

    ritual del individuo y

    de

    la so

    ciedad.

    Separacin igualmente

    imposible en el oficio creativo.

    que

    es

    una de

    las formas

    de

    esta lucha. Esos textos verifica

    ban

    la falsa distincin

    maniquea

    entre el bien y el mal, a la

    que

    Cervantes

    se opuso

    a su

    mane

    ra , entre los primeros,

    en

    la at

    msfera maniquea

    y

    represiva

    de

    la contrarreforma. En cierto

    modo, Cervantes era

    un

    exiliado

    de su tiempo. Su estrategia con

    sisti

    en

    alegorizar esta situacin

    parodindola, y

    mezclando

    sutil

    mente la realidad y el delirio.

    Adems de la

    disolucin del

    maniquesmo

    en la

    armona de

    Biblioteca de Mxico

    los

    contrarios

    me impresion

    vivamente en los textos citados

    de Kafka el

    concepto

    sobre el

    suicidio

    de

    don Quijote, como

    una

    de

    sus

    hazaas

    ms signifi

    cativas.

    Hecho

    verdaderamente

    trgico, sin dejar

    de ser

    cmico,

    que se

    insina ya en la primera

    aventura

    de

    su

    segunda

    salida:

    el

    combate

    con los molinos

    de

    viento.

    En esta aventura,

    que

    cierra

    l

    primera parte

    de la

    novela

    el

    sentido demencial de

    lo heroico

    se

    exalta hasta su extremo lmite

    y se convierte en parodia, mien

    tras el juicio, a ras de

    tierra --{)

    menos

    despectivamente-

    el

    buen sentido de

    Sancho nada

    puede hacer para impedir que

    su criatura y

    amo se

    estrelle con

    tra lo que, para l, simple escu

    dero

    ,

    no

    es ms

    que

    el vaco de

    la irrealidad. En un sentido onto

    lgico, este concepto

    del

    suici-

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    10/70

    dio del

    que

    habla Kafka con

    respecto a don Quijote, se halla

    estrechamente ligado a la identi

    dad de

    los contrarios, y solamen

    te en ella tiene

    su

    explicacin.

    Tras

    la cada de su

    prim

    e r

    combate, el valor y la fe del Ca

    ballero

    en

    la

    verdad de

    su espa

    da o de

    su

    lanza (en la herldica

    quijotesca no existen distincio

    nes

    entre estos

    uten

    silios de los

    lo

    heroico )

    no disminuyen un

    pice. Las cosas de la guerra -

    replica

    a su escudero-

    es

    tn

    sujetas a continuas

    mudanza

    s.

    ..

    Atribuye

    a las

    malas arte

    s

    del

    sabio Fretn, que le

    ha

    robado

    los libros

    el

    hecho

    de haber

    convertido a los gigantes en mo

    linos de

    viento

    ,

    para

    quitarle la

    gloria de su vencimiento. La pa

    rodia se

    vuelve doblem

    e nte

    conmovedora por la poderos a

    razn de la sinrazn, frente a la

    estupefaccin y la s

    andez

    sim

    plata del escudero.

    El

    texto de Kafka de ja

    entr

    e

    ver sibilinamente la significacin

    simblica

    del

    suicidio de don

    Quijote , sin explicitarla en nin

    gn momento. Lo que supone

    un suicidio en todas sus signifi

    caciones de transmuta c i n y

    transformacin:

    desembarazar

    se ,

    por la muerte propia, de ese pe

    ligro mortal de

    inautenticid

    ad

    que

    habita en uno y

    que

    as

    um

    e

    las ms diversas mscaras.

    Kafka,

    leyendo

    a

    don

    Quijote,

    es de su propio suicidio del

    que est hablando. E

    se anona

    damiento

    que

    Kafka e l ms

    lcido profeta del

    totalitarismo

    concentracionario-- presinti en

    sus escritos. Estos fueron conde

    nados a la de str u cc i n

    del

    fuego. Condena de la

    cu

    al l

    os

    . rescat el

    buen

    sentido de su a

    l-

    bacea

    Max

    Brod

    , s

    eguro

    de que

    ellos

    encerraban

    la obra nica

    del siglo. El sui cidio , en su

    obra

    , es acaso la cla

    se

    de suici

    dio en que

    pien

    sa Kafk a con

    respecto a Don Quijote . El bu s

    car

    y darse uno su

    mu

    erte pro

    pi a , en

    tant

    o autor, se concibe

    .

    . .

    aSI

    como un

    renaCimiento

    y

    constituye

    un

    acto ex tremo de

    purificaci n in iciti

    ca

    ante la

    amenaza

    del Juicio Final, enten

    dido

    , no solamente en un senti

    do imaginativo y literario, sino

    tambin en el

    profund

    o

    se

    ntido

    religioso qu e impregn el simu-

    lado agnos

    tICi

    smo de Kafka, y

    que recorre su s o bras con e l

    trans

    ido

    temor y temblor de la

    angustia kierkegaardiana.

    En la alegora de El Quijote,

    este acto de purificacin es tanto

    ms significativo en cua

    nt

    o es

    asumido co mo una ve

    rd

    ade ra

    acc in heroi

    ca

    en el ocaso de

    un

    a vida. Todo el

    mund

    o deja

    la vida como s i aca b a

    ra

    d e

    nacer

    ,

    dice

    Lu

    crec io. La inicia

    cin cre

    pu

    scular de

    un

    per

    so

    naje

    insensato, desprendido como el

    demonio de

    un

    ho

    mbr

    e sensato

    -e

    ste pers

    on

    aje enge

    ndr

    ado por

    l

    os

    libros- busca vo

    lv

    er a la na

    turaleza y a la vid

    a;

    es decir, a la

    realidad en estado naciente.

    No es ste el destino de todo

    genuino crea dor:

    so

    brevivir en

    sus cria

    tu r

    as? Morir cue

    rd

    o y

    vivir l

    oc

    o - segn el e

    pit

    a fio

    del bachiller S

    ans

    n Carrasco-

    es el d

    es

    tino e legido por

    don

    Quijote . A lo qu e da fe la inti

    mac i n fin a l

    qu

    e e l hi sto ria

    da r , o compilador de la histo

    ria, e l prude

    nt

    e C

    id

    e Ha

    me t

    e

    Benenge li, hace a su pluma y a

    los eve

    nt u

    al

    es

    histo ri adores ,

    pres

    untu

    osos y malandrines, en

    previsin de qu e algn otro in

    tente profanarla y resucitar falsa

    me nt e

    al In g

    e

    ni oso

    Hid a lgo

    (clara alusin a la profana cin

    de Ave

    ll

    ane

    da

    ) .

    Lo cierto es qu e, ms a

    ll

    de

    la intimacin de Cide Hamete,

    co

    n el suicidio de don Quijote y

    su tr ansfo rm ac i n e n

    Al

    o nso

    Quijano, los dos mu ertos ha

    b

    an e mp ez ad o ya a ro d a r,

    como di

    ce

    Kafka, en incesantes

    volteretas

    sobr

    e

    un

    es pacio vi

    viente a travs de los

    ti

    empos y

    las

    lit

    eraturas. Desde Don Q

    uij

    o

    te a Alonso Quijano se tie nd e

    un a ln ea qu e lleva al o rige n

    pe ro ta

    mbi

    n a la transfo rma

    cin de ese origen. No es ya

    so

    lamente el rescate de

    un

    a identi

    dad co noc ida (no sabemos en

    r

    ea

    lidad quin es Alon

    so

    Quija

    no), sino la metamorf

    os

    is final

    del antihroe en hroe de la his

    to ria , y la de

    s

    te en hom

    bre

    co

    m n

    : la vue lta co mpleta de

    un

    personaje que se cierra sobre

    s mismo

    ab ri

    ndose, a la vez, a

    nuevas e innumer

    ab

    les represen

    taciones del destino

    hu

    mano .

    C

    ulturas

    Biblioteca de

    xi

    co

    /

    ton

    das

    enmascarados y en el tiempo

    transcurrido desde entonces no ha

    dejado

    de

    abastecer las mesas

    de novedades de las libreras. La

    ltima entrega del infatigable

    Fuentes es la novela Diana o la

    cazadora

    solitaria

    que inaugura

    una triloga memoriosa con el ttu-

    lo general de Crnicas de nues-

    tro tiempo .

    En

    este ltimo libro,

    Fuentes abandona las bsquedas

    formales y las reflexiones histri-

    cas de largo aliento que han ca-

    racterizado su narrativa y ofrece

    un relato confesional, ntimo, que

    sin

    duda

    sorprender a muchos

    de

    sus lectores. Si el ao pasado

    pudimos festejar el Prncipe de

    As-

    turias entregado a

    la

    revista

    Vuelta hoy celebramos con jbilo

    al amigo que desde los tiempos

    de la revista

    l

    espectador ha es-

    tado

    tan

    cerca de nosotros.

    Uno

    de

    los primeros co-

    laboradores de nuestra revista , el

    poeta cubano Eliseo Diego , falle-

    ci

    recientemente en la Ciudad

    de Mxico

    Eliseo

    Diego

    haba

    obtenido el Premio Internacional

    Juan

    Rulfo , que otorga

    la

    Uni

    ve

    rsi-

    dad de Guadalajara

    , y

    dictaba

    un

    seminario sobre poes

    a

    inglesa

    en la

    Facultad

    de Fil osofa y

    Letra s de la UNAM . Fundador de

    la revista Orgenes auto r, entre

    ot ros poemarios d e En la

    calzada de Jes s del Mo

    nte

    l

    oscuro esplendor y n las oscuras

    manos del olvido Eli

    seo

    Di

    ego

    tambin

    fue

    animador de

    la

    edit

    o-

    rial me xicana

    l

    Equilibrista

    di

    -

    rigida por nuestro

    amigo

    Diego

    Garca Elo, quien prepar para

    el Fondo de Cultura Econmica

    la

    ar,lo1oga de Diego Entre

    la d

    icha

    y la tiniebla .

    Su muerte es una prdida irre-

    parable para sus amig

    os

    y para

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    11/70

    NTONIO ELTORO

    e

    m n

    Hay peces solitarios

    que

    necesitan

    mucho espacio para vivir

    un alrededor vaco

    por

    el cual desplazarse;

    no son carniceros

    como el tiburn

    que se mueve buscando;

    comedores de peces invisibles

    o

    de

    plantas pequesimas

    su apetito es la inmensidad

    del ocano

    el azul despoblado;

    n d n en profundidades oscuras

    o en aguas claras

    pero

    difciles;

    p s n de un s a otras;

    no conocen las tardes.

    As quisiera vivir

    lejos de tardes preocup d s

    y

    de

    ceo fruncido:

    las tardes

    son

    dagas

    de puntas oscuras

    y de filos naranjas.

    Por l tarde sabr

    de

    los dems

    leer la prensa matutina

    recibir llamadas telefnicas:

    vivir en esas horas estrechas

    es poblarse:

    las maanas son

    animales

    o divinas las tardes humanas.

    Pensar y crecer

    camino del crepsculo:

    Adn

    se

    fue del paraso

    cruz el umbral del medio da:

    mordi la manzana

    de

    la tarde.

    8

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    12/70

    LA LECTUR

    EN

    LA

    ERA

    UDIOVISU L

    Y

    ELECTRONIC

    D N

    L CY

    Nota

    y

    traduccin de

    rturo

    cua

    Borbolla

    Este ensayo se public original-

    mente

    en Daedalus invierno de

    1983 ,

    revista de la American

    Academy

    of

    Arts and Sciences .

    Dan Lacy naci en los

    Estados

    Unidos en el

    ao

    emblemtico de

    1914. Se

    educ como

    historiador

    en la Universidad

    de

    Carolina del

    Norte. Fue profesor y ms tarde ,

    entre 1947 y 1950, bibliote

    ca

    rio

    en

    Washington. En la Biblioteca

    del Congreso

    ocup

    el cargo de

    asistente de director

    del

    Interna

    tional Information Adminis

    tration del Departamento de

    Es-

    tado. Durante los siguientes trein-

    ta y dos aos, Lacy se dedic a la

    industria editorial. En 1985

    se

    re-

    tir de McGraw Hill.

    Las

    materias

    de que tratan sus libros son un

    dictado de su experiencia profe-

    sional

    de

    todos los das: bibliote-

    cas, editoriales, la importancia de

    alfabetizar a la sociedad moder-

    na , resignada al periodismo y se-

    ducida por

    la

    imagen. Ha publi-

    cado,

    entre

    otros ttulos ,

    Free

    dom &

    Cornrnunications Uni-

    versity of Illinois Press , 1965), y

    cinco libro

    s

    de

    hi st o ria

    para

    nios.

    Tribus errantes que cuentan re-

    latos

    fantsticos sobre reinos

    prodigiosos al otro lado del ro

    distante,

    ancianos

    que atesoran

    en la memoria

    su

    pasado

    y

    el

    pasado

    de

    sus padres y

    de

    sus

    abuelos,

    profetas

    que

    aseguran

    poseer

    conocimientos sobre el

    . futuro: hechuras todas de la

    imaginacin que han contribui-

    do

    a lo largo del

    tiempo

    a saciar

    el hambre

    de

    hombres y muje-

    res por trascender la

    estrechez

    de su horizonte

    y

    la

    brevedad

    de sus

    vidas. Pero el

    mund

    o

    real, trazado de un modo no

    perdurable , se conforma

    y

    se

    funde de nuevo en la forma del

    mito, y la

    humanidad

    renace

    de

    un pasado de fbula

    capturado

    en

    un

    sueno

    para vIvir

    en

    un

    mundo

    de monstruos

    , mares

    efervescentes y montaas mgi-

    cas de las que

    nos separan

    slo

    unas

    cuantas jornadas de viaje.

    El

    arte

    de

    escribir,

    un queha

    cer que

    dispone

    cada palabra en

    un

    orden inalterable , hizo posi-

    ble la creacin de narraciones

    verosmiles

    y, dentro

    de ciertos

    lmites ,

    de

    una geografa conoci-

    da. Tucdides y Tcito, Estrabn

    y Herodoto fueron

    portadores

    de

    una

    sabidura, no

    hacedores

    de

    mitos.

    l

    Hasta la invencin

    de

    la imprenta, sin embargo, la po

    sesin de un conocimiento cer-

    tero

    sobre

    lo que haba ms all

    de la mirada y de los recuerdos

    de los

    hombres

    estaba confina-

    do a un puado de letrados con

    acceso a preciosos manuscritos.

    El desarrollo

    de

    la ciencia fue

    tenazmente frenado por la im-

    posibilidad de generar y distri-

    buir textos uniformes que resul-

    tasen confiables para los investi-

    gadores dispersos

    por todo el

    continente. As

    que

    el conoci

    miento que sobrevino en los si-

    glos XVI y

    XVII

    fue a la vez pro-

    ducto

    de la imprenta y produci-

    do por la imprenta .

    En el curso de los dos prime-

    ros siglos de

    la imprenta , mu

    chas otras invenciones multipli-

    caron el alcance de los sentidos

    y la capacidad de los seres hu-

    manos para trascender

    su

    expe

    riencia inmediata, entre ellas el

    tel

    esco

    pio, el microscopio , pie-

    zas precisas de relojera, buques

    avituallados para viajes transo-

    cenicos. El adelanto hacia

    una

    matemtica cada vez ms exac-

    ta,

    sobre

    todo del clculo hacia

    finales del siglo XVII, perfeccion

    inmensamente la de s

    treza

    del

    hombre

    para

    sistematizar info

    r-

    ma

    c in recin descubierta en

    esquemas

    coherentes.

    La imprenta permiti compar-

    1 Tucdides , po

    ltico

    e histo riador atenien

    se

    ,

    c

    leb re por su

    Histo

    ri

    a de la guerra del Pelo-

    po

    neso

    Cornelius Tc ito :

    orador.

    poltico e

    histo riador romano. Strabo : gegrafo griego.

    Her

    dot

    o : hi

    storiado

    r griego:

    esc

    ribi

    una

    his-

    to ria del mundo en nu

    eve

    li

    bros

    : cada uno

    lleva e l n

    om b

    re

    de

    una mu sa . Todas l

    as

    notas

    numeradas so

    n del

    traductor.

    Biblioteca de Mxico

    9

    /

    ton

    el

    idioma.

    Lo

    recordamos con los

    versos que public en nuestro se-

    gundo

    nmero:

    Entro por fi

    n

    entonces,

    al silencio

    del patio abierto a la

    intemperie

    donde firmemente entre la

    fronda atisban

    los

    mil y

    un

    ojos de las fbulas

    parpadeando en

    el

    abismo.

    Ahora

    s

    ests contigo al fin ,

    qu solo.

    *

    Con

    motivo de los cinco aos que

    Salman Rushdie lleva

    condenado

    a muerte, los escritores norteameri-

    canos

    Paul Auster y Don Delillo

    escribieron un

    folleto

    sobre la

    libertad de expresin que se

    re-

    parti en las libreras de Nueva

    York el

    14

    de febrero , da de los

    enamorados que el Ayatolah

    Jo-

    meini escogi para

    regalarle

    la

    atwa

    a Rushdie.

    U

    no

    de

    los

    pocos

    aspectos

    alentadores del caso Rushdie es

    que

    la tensin no ha

    minado

    la

    capacidad

    literaria y combativa

    del autor de Hios de la mediano-

    che Hay que decir que tampoco

    ha estado solo; sus colegas le

    han dado renovadas muestras

    de

    apoyo La ms reciente es

    el

    Par-

    lamento de Escritores, con sede

    en Estrasburgo, cuyo primer presi-

    dente

    es

    Salman Rushdie. El

    Par-

    lamento surgi a iniciativa de Jac-

    ques Derrida

    ,

    Carlos

    Fuentes ,

    Toni Morrison

    , Pierre Bourd ieu ,

    Edouard Glissant y Breyten Brey-

    tenbach, y su principal objetivo

    es

    defender a los escritores persegui-

    dos. En su primera declaracin

    como

    presidente, Rushdie record

    los destinos de O vidio y de

    Man-

    delstam. El

    poder

    puede reprimir

    a los escritores, pero sus obras so-

    bre

    viven. A

    la

    larga ,

    la pluma

    suele

    ser

    ms fuerte que la espa-

    da .

    *

    En materia de futbol nuestro

    Ratn

    es

    patriota por dos razones: por

    nacimiento y por amor propio [no

    quiere que, en la derrota, los fut-

    bolistas sean llamados ratonc i

    tos

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    13/70

    tir con una vasta audiencia y r

    pidamente

    l

    os

    nu

    evos

    conoci

    mientos.

    Los

    pormenores de los

    viajes a Asia y al recin

    de

    scu

    bierto continente

    de

    Amrica, en

    los que se describan sus geo

    grafas, floras, faunas, minerales ,

    y

    habitantes hum

    an

    os

    fueron

    ledos .con avidez y

    de

    spertaron

    el mpetu para acometer nave

    gac iones pos

    teriores. Igualmente

    va

    li

    osa fue la novedosa destreza

    de

    los cientficos para difundir

    con amplitud, con relativa rapi

    dez, en una forma fija y

    en un

    es tad o uniforme los resultados

    de sus observaciones. La habili

    dad del

    hombre

    para reconocer

    tierras distantes, incluso diferen

    tes planeta

    s

    y para alcanzar una

    co

    mpren

    sin

    m

    s

    profunda de

    los procesos naturales se ampli

    enormemente.

    Alg

    o similar ocurri, tambin,

    con la habilidad para conocer el

    pasado. Los documentos sobre

    el pasado del mundo

    se

    haban

    conservado de modo precario

    en un puado

    de libros copia

    dos a mano, expuestos al extra

    vo, el deterioro y los errores de

    transcripcin. La

    enorme

    multi

    plicacin

    de

    ejemplares

    de

    estas

    obras

    y la

    creciente

    capacidad

    para comparar distintas versio

    nes hizo po sibles las destrezas

    tcnicas de

    la edicin, verifica

    cin y anlisis textual , y concen

    tr la atencin en el pasado.

    Hubo un renacimiento del cono

    cimiento

    so

    bre el mundo anti

    guo

    que

    bautiz con su

    nombre

    a es ta era. La imprenta

    no

    slo

    co ntribuy a la pr

    eservac

    in y

    divulgacin del conocimiento

    sino adems a su rpida acumu

    lacin,

    pue

    sto

    que

    cada nuevo

    es tudi

    oso poda

    a su

    vez apo

    yarse en las ob ras

    publicadas

    por aq

    uellos

    que

    le precedi

    ero

    n.

    Hacia finales del siglo

    XIX,

    los

    procedimientos

    por medio de

    los cuales el conocimiento veri

    ficado se estab leca y transmita

    estaban tanto profes i

    ona

    liza

    do

    s

    co mo institucionaliz

    ados.

    Fue

    po

    sible ganarse la vida

    como

    f-

    sico, como historiador o

    como

    fil

    logo, y en consecuencia con

    sagrarse de tiempo

    com

    pleto a

    una disciplin

    a.

    Comu

    nidad

    es de

    eruditos organizadas por disci

    plina dieron

    un enfoque

    preciso

    y hasta entonces ausente en an-

    naimp

    ren ta

    del sig lo

    Y I

    teriores academias generales, y

    crearon

    un

    cuerpo profesional

    con un sentido de colaboracin

    en una empresa compartida. Las

    universidades se transformaron

    en

    centros de investigacin as

    como

    de

    enseanza. Las publi

    caciones especializadas

    se

    multi

    plicaron, y se crearon editores

    universitarios

    que

    aportaron re

    cursos adicionales para recoger y

    divulgar rpidamente el creciente

    flujo de los resultados

    de

    la in

    vestigacin.

    Las bibliotecas se

    convirtieron en el centro de las

    universidades, y

    se

    crearon bi

    bliotecas pblicas para hacer lle

    gar los vastos recursos

    de

    los

    li-

    bros

    al

    lector comn y corriente.

    Durante

    las mismas

    dcadas

    una sucesin

    de desarrollos

    concurrentes ampliaron enorme

    mente

    el acceso pblico a la cir

    culacin del

    conocimiento

    im

    preso. Prensas cilndricas impul

    sadas a vapor, placas estereoti

    padas , y papel

    masivamente

    producido

    de

    pulpa

    de

    madera

    incrementaron

    enormemente

    los

    volmenes

    de

    produccin (Jos

    tirajes) y disminuyeron el precio

    del material impreso. Hacia fina

    les

    del

    siglo XIX, varios cientos

    de pginas fueron impresos

    per

    cpita.

    La

    invencin del telgra

    fo y el

    tendido

    del cable Atlnti

    co aumentaron enormemente la

    velocidad y la eficiencia con la

    que la

    prensa pudo transmitir

    las noticias; y el tendido

    de

    una

    red

    ferrocarrilera hizo prctica la

    rp ida distribucin nacional

    de

    libros y revistas.

    La

    casi univer

    sa

    l educacin elemental y la am

    plia

    alfabetizacin

    crearon un

    amplio merca do pblico

    para

    este enorme torrente

    de

    impre

    sos. Con el peridico

    de

    a cen-

    Biblioteca e Mxico

    1

    tavo y las revistas y los libros

    baratos, la imprenta

    se

    convirti

    en un medio

    de

    masas.

    En verdad,

    durante

    el periodo

    que en

    Estados Unidos

    se

    ex

    tiende, aproximadamente, de la

    Guerra Civil a la Primera Gue

    rra

    Mundial

    la imprenta

    jug

    como nunca lo haba hecho

    antes y nunca

    lo

    volvera a

    hacer - un

    papel

    dominante y

    exclusivo Casi todos los adultos

    de

    Estados Unidos

    (Jo mismo

    que

    en Canad y

    en

    Europa Oc

    cidental) podan leer y adems,

    tenan acceso a abundantes -

    presos a un

    precio que

    ellos po

    dan pagar. Y la imprenta era el

    nico medio, adems

    de

    la pala

    bra

    oral por

    medio del

    cual

    ellos

    podan

    enterarse

    de

    cosas

    ms all de su experiencia per

    sonal.

    Fue durante esta era

    de

    com

    pleto predominio

    de

    la imprenta

    que se

    estructur nuestro siste

    ma educativo con un currcu

    lum elemental dedicado funda

    mentalmente a ensear a los

    nios las destrezas

    de

    la lectura

    y

    de

    la escritura, y las compara

    tivamente abstractas tcnicas

    de

    la manipulacin numrica. Se

    cundaria y preparatoria estuvie

    ron dedicadas

    al

    uso de estas

    destrezas para extraer

    conoci

    miento

    de

    la riqueza acumulada

    por la imprenta y, a

    nivel de

    posgrado

    , a contribuir ms am

    pliamente a su creacin. No es

    por

    accidente

    que

    una denomi

    nacin

    popular

    para

    la educa

    cin fuese

    aprender de

    los li-

    bros

    En las dcadas posteriores a

    1920, dos

    grandes

    olas

    de

    cam

    bio han derribado el predomino

    de

    la imprenta. La primera fue

    la

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    14/70

    ,

    revolucin audiovisual. Esta

    se

    sustent en las invenciones de

    finales del siglo

    XIX

    del fongra

    fo y del film y

    en

    el descubri

    miento a principios del siglo xx

    de

    radio

    pero

    su

    repercusin

    social ms

    importante

    ocurri

    despus

    de la primera Guerra

    Mundial. Hacia finales de

    la

    dcada

    de

    la posguerra la ma

    yora

    de

    los estadunidenses te

    nan acceso a los tres inventos:

    el fongrafo el film y la radio.

    Los discursos

    de

    los dirigentes

    polticos podan ser escuchados

    ms

    que

    ledos; las noticias te

    nan un impacto visual a travs

    del

    noticiario cinematogrfico.

    Las pelculas ms que las nove

    las

    se

    convirtieron

    en

    el mejor

    medio para evocar cmo era la

    vida

    en

    otras pocas y

    en

    otras

    latitudes y entre otros grupos y

    clases sociales. Fue posible para

    los habitantes fuera de las gran

    des

    ciudades escuchar

    msica

    ejecutada

    profesionalmente

    . Se

    proporcion

    un acceso

    mucho

    ms

    directo

    a

    un mbito de

    la

    experiencia que trascenda

    el

    mbito

    de

    la vida cotidiana.

    La influencia

    de

    la revolucin

    audiovisual

    aument

    enorme

    mente

    cuando la televisin

    se

    transform

    en disponible para

    amplios pblicos despus de la

    segunda

    Guerra

    Mundial. En el

    sorprendente transcurso de

    unos

    cuantos aos la seal de la tele

    visin pudo ser recibida en ms

    del 90 por ciento de los hogares

    estadunidenses y el norteameri

    cano medio

    consuma varias

    horas al da sentado ante

    la

    pan

    talla.

    Diariamente

    c

    ientos

    de

    millones

    de

    horas

    previamente

    dedicadas

    a

    otros

    quehace re s

    . fueron transferidas a ver tel

    ev i-

    sin.

    Quiz

    nunca antes

    en

    la

    historia se logr

    un

    cambio tan

    masivo en los hbitos sociales

    en un lapso tan breve.

    Algo del cambio

    que

    fragu la

    televisin podra

    haber

    sido

    menos

    importante

    de

    lo

    que

    a

    primera vista parece. Hasta cier

    to

    punto

    la televisin era sim

    plemente

    un

    medio ms

    barato

    de ver pelculas sin necesidad

    de salir

    de

    casa. Gran parte

    de

    la programacin de

    la

    televisin

    consista en realidad en pelcu

    las previamente

    proyectadas

    en

    salas

    de cine y

    mucho

    de lo

    que

    se

    produca especficamente

    para la televisin imitaba mucho

    al cme

    tanto

    en

    su tcnica

    como en los propsitos recreati

    vos

    a los

    que serva. Pero

    la

    cantidad de tiempo destinado a

    este

    medio

    incluso dando por

    supuesta

    la

    similitud de conteni

    do

    era

    suficientemente

    grande

    como para

    ser

    muy importante

    ,

    por SI

    mismo.

    A pesar

    de todo

    fue con noti

    ciarios y

    documentales

    que la

    televisin logr afianzarse

    como

    un medio genuinamente nove

    doso.

    La

    radio ya nos haba fa

    miliarizado con el vrtigo de la

    noticia

    de

    ltima hora as

    como

    con la sensacin de presenciar

    un acontecimiento mientras su

    ceda como en los repOltajes ra

    diofnicos de Edward R

    Mu

    rrow desde el frente de batalla

    en Londres o

    como

    en las char

    las

    informales

    de Roosevelt al

    calor hogareo de la chimenea.

    y

    es

    cierto tambin que los noti

    ciarios cinematogrficos y algu

    nos documentales

    flmicos

    ex

    cepcionales fincaron

    preceden

    tes

    para

    la televisin. Pero fue

    de todos modos sorprendente el

    atractivo casi universal

    que

    des

    pert

    la

    televisin hasta conver

    tirse

    en la

    principal fuente infor

    mativa de sucesos nacionales e

    internacionales de noticias so

    bre la vida poltica las condicio

    nes sociales la naturaleza

    de

    otras culturas y el

    mundo

    de

    la

    ciencia. En poco ms de una d

    cada la televisin

    desplaz

    a los

    ms variados

    impresos como

    medio principal a travs del cual

    la mayora estadunidense se per

    cataba de una realidad que tras

    cenda su experiencia cotidiana.

    En

    nue

    stra

    dcada hay

    an

    otra revolucin

    la

    de

    la

    compu

    tadora y la tecnologa adyacente

    de comunicacin

    d e

    informa

    cin procesada.

    El

    espectacular

    descenso

    en

    el

    costo

    de

    la

    com

    putadora

    ha abierto su uso al

    p blico

    en

    general. Probable-

    .. . ...

    me

    nte se

    ra una prac

    tIC

    a

    com

    un

    acceder

    desde

    la casa o la ofici

    na a gigantescos bancos de in

    fo rmacin

    procesada que uno

    bu

    sca y moldea da y rearreglada

    con

    un

    poder enorme Textos e

    imgenes lo mi smo

    que

    info

    r-

    macin en cifras pueden ser ar

    chivado

    s

    en

    espacios increble-

    iblioteca

    e

    M

    xi

    co

    /

    ton

    ,

    verdes ). El que tantas veces ha

    triunfado

    como

    ratn, detesta que

    el mal

    juego

    se

    asocie

    con sus

    congneres. Es cierto que algn

    pariente

    se

    ha portado mal

    en

    la

    vida

    pero de ah a

    decir

    que

    todos los ratones

    son un

    desastre

    hay, o debera haber,

    un

    camino

    bastante

    largo

    . Nuestro Ratn

    se

    confiesa culpable

    de

    haber actua

    do con voracidad en cuestiones

    de queso , de

    libros particu-

    larmente rables o de la bella ,

    aunque algo temperamental , rato

    na que lleg a

    la

    Biblioteca pro

    cedente

    de

    uno

    de

    los mejores

    agujeros de Balderas. Sin embar

    go,

    es

    injusto que

    las

    fallas del no

    siempre fino Cadver Valdez se

    asocien con la vida ratona .

    Despus de

    Mxico

    , el Ratn

    apoya

    a

    Holanda en el Mundial

    ;

    como todas las aficiones sta

    es

    sumamente parcial.

    Para el Ratn

    ,

    la historia de las civilizaciones se

    mide

    por

    el paso de la vaca al

    queso.

    Por

    eso siempre ha apoya

    do

    a Francia y tiene cierta parcia

    l idad por

    los dane

    ses.

    Como

    estas selecciones no llegaron al

    Mundial ha optado por Holan

    da ,

    el

    paraso

    donde

    los quesos

    alcanzan el tamao de un baln

    reglamentario.

    En cuanto a sus repulsas , el

    Ratn

    detesta a l

    os

    advenedizos

    norteamericanos , cuyos quesos

    son de

    tercero

    di v isin. Pocos

    cosos

    le

    resultan ton pobres como

    el

    queso amarillo que slo sirve

    paro engaar el mol sobar de lo

    hamburguesa.

    *

    En el siglo XV I los ratones transmi

    tan lo peste negro del

    mismo

    modo

    en que los hombres transmi-

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    15/70

    mente

    compactos en

    discos

    lser, y vueltos a recuperar a tra

    vs del poder

    de

    localizacin

    de

    la computadora, creando de este

    modo posibilidades adicionales.

    Los entusiastas

    de

    esta

    nueva

    tecnologa informativa aseguran

    que

    sta sustituir o

    por

    lo

    menos

    disminuir la

    presencia

    .

    de industrias e instituciones: el

    peridico, la revista, el libro, la

    biblioteca.

    Ambas revoluciones l a au

    diovisual y la

    electrnica-

    ofre

    cen una gama de alternativas de

    comunicacin que estaban reser

    vadas hasta ahora a la imprenta,

    y anuncian tambin la posibili

    dad de ejercer muchos otros g

    neros

    de

    comunicacin inaccesi

    bles

    con

    los recursos

    de

    la im

    prenta: el sonido y el lenguaje

    de la msica, la fantasa del mo

    vimiento y del color, la percep

    cin

    de

    acontecimientos al tiem

    po

    que transcurren, la transmi

    sin instantnea de informacin

    procesada que se enriquece de

    modo continuo.

    l

    estaduniden

    se promedio dedica cada semana

    a la nueva tecnologa al menos

    tanto tiempo

    como

    reserva a la

    lectura.

    La

    prioridad

    de

    que

    goz

    alguna vez el acto de leer como

    quehacer

    que

    descubre

    una

    rea

    lidad que trasciende la experien

    cia personal cotidiana

    se ha

    hecho aicos para siempre.

    Cmo han modificado estos

    cambios la funcin de la lectura

    y qu diferencias se advierten?

    La produccin de materiales im

    presos ha disminuido mucho

    menos de lo que sera plausible

    suponer a primera vista. l n

    mero

    de

    peridicos

    descendi

    abruptamente y en particular

    los diarios urbanos vespertinos

    resultaron muy afectados. Pocas

    ciudades pueden financiar por

    ms tiempo ms

    de

    un peridi

    co; muy pocas, en realidad slo

    dos. La televisin

    no

    es slo una

    fuente

    mucho

    ms amplia

    de

    noticias, sino ms confiable. Las

    revistas de circulacin masiva

    que solan competir directamen

    te con la televisin por audien

    cia y anunciantes, como Satur-

    day Evening

    Post

    Life Look

    merican y Colliers terminaron

    por

    desaparecer. A

    pesar de

    todo, son negocios enormemen

    te redituables tanto los peridi-

    cos

    urbanos que sobreviven

    como las cadenas,

    en

    constante

    aumento

    de peridicos subur

    banos; tambin goza de prospe

    ridad la industria de publicacio

    nes

    peridicas, con revistas in

    numerables especializadas

    en

    ofecer banquetes

    para

    los ms

    diversos paladares e intereses.

    l

    nmero

    total de libros pu

    blicados anualmente se ha cua

    druplicado

    en nmeros redon

    dos desde que adquirir

    una

    tele

    visin fue accesible

    para

    la ma

    yora. La venta de libros, medida

    en ejemplares ms que en dla

    res, aument rpidamente

    en

    los

    primeros aos de la televisin,

    aunque descendi en aos re

    cientes

    para luego mantenerse

    estable,

    una tendencia que

    in

    forma de fenmenos como el

    dbil apoyo comunitario, el des

    censo en la matrcula educativa,

    y la disponibolidad de ediciones

    de bolsillo relativamente baratas,

    ms que reflejar un franco aban

    dono del hbito de la lectura.

    Ninguna

    de

    estas estadsticas

    ofrece un claro panorama sobre

    el ejercicio real de la lectura en

    nuestra sociedad, pero un incre

    mento considerable y

    obvia

    mente no la declinacin que se

    profetiz hace

    t iempo- parece

    haber tenido lugar. No

    parece

    haber buenas razones como

    para creer que nuestra sociedad

    se prepara para decir, como el

    libro reciente de Anthony Smith:

    adis a Gutenberg.

    2

    A pesar de todo, las funciones

    de la imprenta estn cambiando.

    s todava el registro indispen

    sable y la correa de transmisin

    de

    los resultados de la investiga

    cin y de otras actividades aca

    dmicas. De hecho,

    mucho

    del

    2 Lacy se refiere al libro publ icado en 1980

    por Anthony Smith:

    Goodbye Gutenberg: tbe

    Newspaper Revo/ution

    o/

    tbe 1980s

    Oxford

    University Press, 376p. l ttulo engaa sobre

    la naturaleza del libro, porque no se trata de

    un sentido adis al periodismo impreso. Con

    un razonamiento impecablemente darwinista,

    Smith parti

    de la

    premisa

    de que

    los peri

    dicos de los noventa experimentaran gran

    des y obligadas mutaciones para sobrevivir a

    la

    s revoluciones audiovisual y electrnica. l

    autor explica la estrategia de adaptacin de

    unos cuantos diarios de Estados Unidos; o si

    se prefiere, examina al microscopio las meta

    morfosis que advierte

    entre

    los ms

    aptos

    para perpetuar su especie: cambiar

    de

    tecno

    loga, revisar el papel que cumplen en la so

    ciedad moderna y fijarse otros propsitos

    histricos.

    Biblioteca de Mxico

    aumento en el

    nmero

    de los li-

    bros y

    de

    las revistas que se pu

    blican revela la intensa actividad

    de los eruditos.

    De

    igual manera

    hay usos marginales y, en algu

    nos casos,

    un uso

    consciente de

    materiales audiovisuales y de

    computadoras en el saln de

    clase, la imprenta es todava el

    medio principal de la educacin

    formal. Finalmente,

    hay un

    au

    mento

    substancial de lectura re

    creativa de diferentes clases de

    novelas subliterarias, entre ellas,

    las novelas romnticas gti

    cas , el gnero del relato breve,

    el cuento

    de

    suspenso

    y la

    ciencia ficcin.

    Pero a pesar

    de

    estas cifras

    avasalladoras y del fluido inter

    minable

    de

    materiales impresos,

    la lectura dej de

    ser

    la fuente

    principal en

    realidad casi la

    nica, de ensanchar la experien

    cia personal. La mayora de la

    gente hoy decide por

    quin

    vo

    tar, cul es su opinin del con

    trol de armamento nuclear o el

    desempleo cul es

    su

    percep

    cin

    de

    los candentes proble

    mas del Medio Oriente, cmo se

    imagina la

    China

    contempor

    nea, cul

    es

    su sntesis

    de

    la his

    toria del hombre muchsimo

    ms a partir de lo que ve

    en

    la

    televisin

    que

    de sus lecturas.

    En cuanto trasponemos los con

    fines del mundo de la experien

    cia personal cotidiana dejamos

    de

    responder

    ante

    la realidad

    . .

    para

    reaCClOnar a

    una

    Imagen

    de esa realidad, confeccionada

    para nuestro

    consumo por

    los

    medios de comunicacin;

    en

    la

    ltima generacin, la naturaleza

    misma de los medios

    que

    crean

    esa imagen se ha modificado de

    modo

    fundamental.

    Qu tan importante es este

    cambio?

    Es

    ms

    clara esta

    nueva imagen

    del mundo? s

    menos ntida? Son nuestras res

    puestas a la realidad ms sensi

    bles y plenas de significado?

    O

    nuestras respuestas son mas

    confusas y vueltas irrelevantes?

    Sugiero que estos temas impor

    tan,

    que

    el medio a travs del

    cual percibimos la realidad ex

    terna a travs de los medios au

    diovisuales

    es

    un

    proceso

    por

    completo diferente del de perci

    birla por medio

    de

    la imprenta,

    y que la calidad de nuestra per-

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    16/70

    Foto de Hugues de Wrstemberger,

    1988

    cepcin es ahora mucho ms

    importante de lo que lo fue

    jams en la historia.

    l parecer, es suficientemente

    clara la importancia de la calidad

    de

    la

    percepcin de

    esa realidad

    que

    no

    nos

    es

    dable

    conocer

    por experiencia personal.

    En los das

    ms

    sencillos de

    nuestro crecimiento co mo na-

    cin, los grandes problemas

    que

    confrontamos fueron

    quiz tan

    exigentes como los

    que

    ahora

    enfrentamos , pero esos das

    caben

    dentro de

    la experiencia

    cotidiana de

    un

    ciudadano

    comn y

    corriente :

    independ

    en-

    . cia

    nacional

    versus el gobierno

    britnico, rgimen fiscal para los

    no

    representados , una

    confede-

    racin slida o frgil , esclavitud

    versus

    libertad

    ,

    reglament

    ac i n

    del sistema ferroviario o sumi-

    sin ante

    su predominio

    econ-

    mico. Los grandes problemas de

    la actualidad comportan el

    co-

    nocimiento

    de

    culturas y tierras

    distantes , complejos problemas

    de

    economa

    y gobierno , cue s

    tiones cientficas

    intrin

    ca da

    s.

    Con

    su

    buen juicio

    como nic

    o

    sustento ningn ciudadano

    comn

    y

    corriente

    podra ofre

    cer razonamientos convincentes

    sobre cul debiera ser nuestra

    poltica

    e n Medio

    Oriente

    o

    hacia Rusia , o China o Japn o

    los pases del Caribe , o

    sobre

    el control de la energa atmica

    o

    sobre

    e l

    desarm

    e nuclear o

    sobre la disminucin del dese m

    pleo. Mientras

    m

    s cru cial el

    proble ma de bienestar pblico o

    incluso de seguridad na cional ,

    es ms

    prob

    able qu e reso lver

    con sabidura dependa de cono-

    cimientos que

    la

    mayora de no

    so tros slo pu e de

    obtener

    de

    segunda

    mano.

    Pero

    lo que se nos ex ige para

    mejor co mpre

    nd

    e r el ho

    ri

    zo nte

    que

    tr a

    sc ie

    nde

    e l mbito qu e

    aba rcamos con la mirada

    no

    se

    limita a las dec ision

    es

    polticas

    sobre la vida pblica. El formi

    dable aumento del pode r

    huma-

    no de o bservac in por inst

    ru-

    mentos que van del microscopio

    e lec tr ni

    co

    a l te lescop io d e

    r

    ayos

    X, y por tcnicas de an li-

    sis

    qumi

    co

    y fsico va

    li

    nd ose

    de

    la es pec tografa, de trazado

    res rad ioac tivos, del lse r y de

    o tr as t

    ec

    ncas e lfls

    trum

    e nt os

    adems

    de los incr

    eb

    les hallaz

    gos que

    se

    han

    r

    ea

    li

    zado en

    el

    dominio

    de

    la inteligencia sinte

    tizadora han hecho pos ible , en

    iblioteca de

    x

    co

    tan la sfilis .

    Hoy en

    da ,

    en

    mate

    ria de v

    irus un

    ratn

    es

    ms ino

    fen

    sivo que

    un

    humano.

    El

    nuestro

    slo

    se

    considera culpable de una

    infeccin:

    es un

    tifoso

    de

    futbol , y

    ha integrado una porra que va de

    la Plaza

    de

    la Ciudadela a

    los s-

    tanos de a orn d Los

    Ratones

    de

    Balderas

    ,

    como

    se les

    llama

    histricamente, viven entre pape

    les

    impresos y partidos de futbol.

    El Mundial de Estados Unidos

    ha sido de una

    calidad

    que com

    place a

    un

    experto como nuestro

    Ratn (un experto comprometido

    -agrega

    l

    que cree

    en el

    fut-

    bol

    sin

    trampa de Menotti y

    odia

    los trucos de Bilardo). Sin embar

    go , para un ratn tifoso ningn

    mundial superar al

    ltimo

    del

    siglo

    XX.

    El

    inquilino

    de

    esta columna ya

    ahorra para viajar al pas

    de Mi

    chel Plati n en 1998. Cuando

    Francia promu

    g

    los Derechos

    del Hombre tambin logr la se-

    creta de icia de los ratones : a

    libertad

    de

    expresin

    es la

    condi

    cin necesaria para que

    la

    razn

    humana demuestre lo que puede

    hacer para que a tosca leche

    se

    transforme en los

    ms sub

    imes y

    plurales quesos.

    En la Biblioteca de xi-

    co

    el

    Siglo de las Luces

    es

    cosa

    de

    apetito.

    Bueno, pues ya

    co

    n s

    ta

    nos

    des

    pedimos.

    Porque, oiga usted ,

    qu

    se

    manita .

    Lo

    peor

    es

    que

    se

    trata de relmpagos de agosto en

    pleno junio (cua

    ndo

    entregamos

    esta columna). Y nos

    quedamos

    sin saber quin es el criminal ,

    cul es

    el

    c rimen , y quin la

    vctima. Ni modo apoyan el

    Ratn

    y os dems co-columnistas.

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    17/70

    el ltimo siglo

    elaborar una

    percepcin del universo que va

    much

    simo ms all de la

    ms

    imaginativa conjetura que haya

    mos

    concebido

    a partir

    de

    una

    experiencia personal: un univer

    so formado por miles de millo

    nes de galaxias cada una for

    mada .a su vez

    por

    miles

    de

    mi

    llones de

    estrellas y

    probable

    mente tambin por sistemas so

    lares que se han perpetuado

    por

    miles

    de millones de

    aos y

    quiz hasta por ciclos

    en

    los

    que se

    repiten de modo

    recu

    rrente

    condensaciones

    y estalli

    dos;

    cada galaxia

    se extiende

    ms all de las fronteras de la

    imaginacin para

    perderse

    en

    los reinos ignorados que caben

    en

    la

    palabra

    infinito al

    grado

    que

    la propia

    luz

    requerira

    acaso miles de millones de aos

    slo para recorrer esas galaxias.

    Al

    mismo tiempo

    hemos

    descu

    bierto que el

    gnero

    humano es

    cientos de miles de aos ms

    antiguo de

    lo que hasta hace

    muy poco

    suponamos

    y

    que

    la

    especie est vinculada con todas

    las formas de vida

    en

    el decurso

    de

    una vida

    comn.

    Y

    nuestra

    concepcin

    de

    la

    naturaleza

    de

    los procesos genticos y bioqu

    micos

    que

    determinan

    las for

    mas y los procesos de la vida la

    inteligencia la autoconciencia

    de

    s misma ha sido

    completa

    mente revolucionados.

    El entendimiento cabal

    de

    esta reestructuracin total

    de la

    concepcin sobre la realidad del

    universo de

    la

    vida y de la re

    lacin del

    hombre con

    ambos

    nos es dable por supuesto slo

    de segunda mano por mensajes

    que

    recibimos a

    travs

    de los

    medios de comunicacin. De

    qu

    maneras

    entonces

    resulta

    que s importa cmo a travs

    de

    qu

    medios-

    se forma nues

    tra

    percepcin de la realidad

    que trasciende nuestra observa

    cin direc

    ta

    Para responder a

    esta pregunta es til recordar la

    funcin de la palabra. Todas las

    palabras son por necesidad abs

    tracciones : meten

    la mano

    en

    la

    totalidad catica de la experien

    cia

    y

    e lijen para su identifica

    cin un aspecto especfico. Dis

    poner un grupo de palabras en

    un

    a o r

    ac

    i n no

    s

    lo s

    upone

    abstr

    ae

    r un nmero de fragmen-

    -

    -

    -

    -

    _ _

    .

    t

    o to de err

    li

    vier Des homps

    989

    tos inconexos de la realidad que

    nos circunda sino tejer una rela

    cin vertebrada entre

    cada

    pala

    bra. Incluso la oracin que des

    cribe de modo sencillo un acon

    tecimiento intrascendente

    com

    porta un ejercicio intelectual ex

    cepcionalmente complejo;

    por

    gracia de la escritura un frag

    mento

    de

    la existencia adquiere

    una significacin humana. Esto

    es cierto por supuesto tanto

    para la palabra oral como para

    la escritura; pero al hablar se co

    munica algo ms de lo que las

    palabras dicen

    por

    s solas. Ha

    blar es de suyo una forma de la

    accin pues el timbre de la voz

    porta

    adems

    visos emocionales;

    una charla informal en particu

    lar

    podra

    no representar una

    exposicin

    conceptual

    medita

    da y sistemtica

    de

    la experien-

    Cla SInO un acercamiento

    mas

    bien intuitivo.

    La escritura sita al lector en

    una perspectiva an ms distan

    te de

    la

    realidad

    que

    la palabra

    oral. A cambio del relato vvido

    de una

    experiencia personal

    se

    nos describe un acontecimiento

    pero el acto de leer

    nos

    aparta

    tanto del autor

    como

    del suceso.

    En

    la

    lectura

    desaparecen

    la di-

    i

    blioteca de

    xico

    4

    versidad de

    entonaciones las

    cadencias los gestos; desprendi

    das

    del mbito

    de

    la emotividad

    las palabras yacen mudas sobre

    la pgina.

    La imprenta reside a una dis

    tancia

    an

    ms grande. Inventa

    da

    para

    acceder a un auditorio

    ms vasto y concebida para

    preservarse

    de modo

    indefinido

    las palabras destinadas a la im

    prenta se

    eligen y

    se

    disponen

    con

    delicada precisin. Una for

    malidad

    impersonal sustituye a

    la naturalidad de

    por

    ejemplo

    una carta personal.

    Comunicar un significado

    por

    medio de la palabra escrita es

    una empresa muy exigente. De

    un ilimitado fluido de la reali

    dad

    el

    autor debe abstraer

    exactamente

    aquellos elementos

    una fraccin infinitamente re

    ducida del

    todo-- que

    intentar

    comunicar a

    su

    lector;

    tendr

    que

    definir

    cada

    fragmento eli

    giendo una palabra para cada

    uno; tendr

    que

    describir

    cmo

    supone que

    se

    relacionan cada

    uno

    de

    esos

    elementos dispo

    niendo

    las palabras en oraciones

    Cy

    en una comunicacin ms

    amplia como en la que

    habi

    tualmente se utiliza la imprenta

  • 7/25/2019 El libro vs. la televisin. Una conversacin entre Neil Postman y Camille Paglia

    18/70

    las

    o

    ra

    c

    iones en

    p rrafos de

    aqu en captulos, y de ah en la

    arquitectura

    compl

    eja de un tra

    tado

    ) ; y tend r que codificar

    to

    do

    esto en complejos

    modelos

    de

    papel y tinta . A su vez, el lec

    tor te

    ndr

    que decodificar estos

    esq

    uemas, capturar el significado

    de

    cad

    a palabra, y edi

    fi

    car

    una

    imagen de la compleja estructura

    de la realid

    ad

    co

    ncebid

    a

    que

    el

    auto

    r

    ha

    cr

    ea

    do .

    Es sen

    cillamen

    te imposible comunicar cual-

    quier tipo de idea o informacin

    s

    in que tanto

    el autor

    como

    el

    le

    ctor hayan

    pe

    nsado intensa-

    mente acerca

    del

    mensaje.

    Esta forma de

    comunicacin

    - a

    bst

    rac ta , f

    ormal f i j

    p or

    su

    pues

    to sacrifica

    mucho

    de la

    reali

    dad como

    po

    dra

    comuni-

    carse a tra

    v

    s de la media

    au-

    diovisual. Leer una transcripcin

    de un cuarteto de Mozart no

    puede ser sino una experiencia

    po bre y

    li

    mitada

    comparada

    con

    escuchar

    su

    msica

    en

    dis

    co

    o

    en

    rad io ; leer una descripcin

    de una puesta de sol de un cua

    dro de

    El

    Greco es igualmente

    un pobre sustituto de

    ver

    ese

    cuadro en una diapositiva o en

    una

    pe

    lcula,

    en

    una

    televisin

    de pantalla de alta resolucin, o

    en una re

    pro

    duccin a color lo

    que es ya de suyo una

    forma

    audio

    visual ms que forma ver

    bal i

    mp

    resa) . As, tambin , los

    reportajes radiales

    de

    los prime

    ro

    s

    corre

    sp o

    ns

    ale s

    de guerra

    .

    no

    s conmovIeron en menor me-

    dida que las escenas televisadas

    de

    la guerra de Vie

    tnam

    . Ningu

    na descripcin de un candidato

    presi

    de

    ncial ni

    ningn

    te

    xto

    im

    p reso de sus discursos

    puede

    comunicar p

    or

    completo la s

    en-

    saci

    n

    de vivaci

    dad

    del ho

    mbre

    como lo

    vemos

    y

    escu

    chamos

    disertar

    an

    te u

    na

    pantalla de te

    levisin.

    Con

    todo , la so la di stan cia

    qu e separa al lector de la reali-

    dad que

    se

    describe es el prec io

    a pa gar a cambio de la

    co

    m

    prensin y la supremaca.

    El

    sig

    nificado es

    un

    fen

    men

    o creado

    por la reduccin de la experien

    cia a pa labras o rga

    niz

    ada s en

    oraciones .

    El pr

    oceso de co m

    prensin es el mismo proceso

    que comp

    orta

    redu

    cir

    un

    acon

    tecimiento a la escritura Un do

    cumental de telev isin

    so

    bre El

    Foto de Hugues de Wrstemberger 1

    9

    Salvador o

    sobre Lb

    ano pue

    de

    ayudarle al es

    pe

    ctado r a crear

    una

    ima

    gen

    mu

    cho ms vvida y

    conmovedora que cua lquie ra

    creada por la pa

    labra impre

    sa,

    pero a menos qu e el documen-

    tal sea ac

    ompaad

    o

    por un

    an

    lisis hablado o qu e es, esen

    cialme

    nt

    e, pala

    br

    a

    impr

    esa leda

    en voz

    lt

    el documental fra

    casar en

    propor

    cionar al audi

    torio la clase de comprensin, el

    tipo

    de

    se

    ntid

    o

    qu

    e l extr

    ae

    ra

    de

    ,

    dig

    amos la lectu ra de un

    ens

    ayo

    en

    Foreign Affairs

    L

    ee

    r

    es intrnsecamente un modo por

    completo diferente de elaborar

    una imagen de la rea lidad de lo

    que es

    ve

    r o escuchar Y la lec

    tura resulta indispensable cuan

    do el propsito ex

    ig

    e una con

    ce

    pci n

    ve

    rtebrada, m

    s

    bi en

    que una nueva impres in o una

    ex p erie nc ia emoc io n a l, de la

    r

    ea

    lidad.

    Hay otra s dos maneras, ms

    bien o

    br

    as, en las que la

    co

    mu

    nicacin por medio de la lec tura

    de un impreso difiere de la co

    municacin a travs de ver u or

    te lev isi n , radi

    o

    c ine, di

    scos.

    Una es simplemente la h

    ab

    ilid

    ad

    para pr

    esent

    ar

    un

    a masa s

    ub

    s

    tancial de informacin: el con te-

    Biblioteca de Mxico

    5

    nido de

    un so

    lo e jemplar de be

    New York Times abarca mu cho

    ms

    qu

    e la

    progr

    amacin de no

    ticiarios de

    un

    a semana de tele

    visin, y

    un

    libro

    pr

    oporciona el

    nico medio rea lista para pre

    se

    ntar

    un ex

    tenso , ve

    rt

    e

    br

    ado y

    d e ta llado tr a ta mi e n to d e un

    tem

    a

    El otro es la casi infinita y

    ms amplia gama de opcio nes

    de tema y enfo

    qu

    e

    qu

    e se o fre

    cen al l

    ec

    tor en contraste con el

    radi

    oesc

    ucha o el es p

    ec

    tad

    or

    de

    telev isin . El impul

    so

    de l

    os

    me

    dios, en r

    az

    n de su

    pro

    pia tec

    nol

    og

    a, ha sido el de congregar

    audiencias cada vez ms vastas

    frente a fuentes de transmisin

    cada vez ms pequeas. Un no

    ticiario de telev isin en

    tiem

    po

    triple A con un auditorio infe rior

    a l

    os

    10 millones

    de espectado-

    res simul t neos ape nas

    puede

    se

    r financiado .

    En aos

    reci

    entes

    esta situacin se ha modificado

    sustancialmente, con la band