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    Opción, Año 20, No. 44 (2004): 98-119ISSN 1012-1587

    El giro hacia la práctica en filosofíade la ciencia: Una nueva perspectiva

    de la actividad experimental Mercedes Iglesias

    Unidad de Filosofía de la Ciencia, Departamento de Ciencias Humanas,

    Facultad Experimental de Ciencias, Universidad del Zulia,

     Maracaibo, Venezuela. E-mail: [email protected]

    Resumen

    El presente trabajo se ocupa del giro hacia la práctica en filosofía dela ciencia y del cambio de la tradicional relación entre teoría y experimen-to. En cuanto a los filósofos de la práctica, se hace referencia a los cons -tructivistasy a losfilósofosdellaboratorio.El trabajomuestralanocióndeexperimento en el siglo XXy ofrece una nueva perspectiva deexperimen-tación entendida básicamente como acción y caracterizada como inter-vención en el laboratorio. Se extraen consecuencias filosóficas importan-

    tes: redefinir nuestra noción de observación, dar el merecido lugar a losinstrumentos y destacar el carácter artificial del efecto científico.

    Palabras clave:  Práctica, experimentación, efecto, artificialidad, filo-sofía.

    A Practical Turn in Philosophy of Science: ANew Perspective on Experimental Activity

    Abstract

    This paper treats thepracticalchanges that have occured in thephi-

    losophy of science and indicate how the traditional concepts of theoryand experimentation have changed. In relation to practical philosphers,

    Recibido: 25 de marzo de 2004 • Aceptado: 19 de julio de 2004

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    they have been characterized as construcctionalists and laboratory phi-losophers. This paper indicates how the notion of experiment is treatedin the XXth century, and offers a new perspective on experimentation,understood as action and characterized by intervention in the laboratory.Certain philosophicalconclusions are reached, ournotion of observationis redifined, a healthy respect for instruments is given, and remarks as tothe artificial character of the scientific effect are offered.

    Key words:   Practice,experimentation, effect, artificiality,philosophy.

    INTRODUCCIÓN

    Este trabajo pretende mostrar cómo el giro hacia la práctica en filo-sofía de la ciencia lleva a introducir una nueva imagen de la ciencia. Lafilosofía de laciencia sehaocupado siempre de la relación entre la teoríay el experimento; ha intentado establecer una definición de lo que es elconocimiento, así como también de precisar las nociones de racionali -dad, objetividad, verdad, mundo. El giro hacia la práctica obliga a queestos temas dejen deser tratados desde la teoría y a que se redefinan nue-vos problemas filosóficos. En las Consideraciones histórico-filosóficasse intenta presentar lamanera enque hasidoabordada lanocióndeexpe-rimento desde la llamada ‘concepción heredada’y desde la visión anti-positivista de los kuhnianos. En el siguiente apartado, denominado Una

    nueva perspectiva de la práctica experimental, se analiza cómo se llevaa considerar la práctica científica como eje de reflexión y cómo ello dalugar para que se conciba al ‘experimento’como una actividad, que ade-más supone intervenir en el laboratorio. Posteriormente, en las Conside-raciones Finales se plantean las ventajas que ofrece este giro así comotambiénlosnuevosproblemasfilosóficosquesurgenapartirdeestanue-va imagen de la ciencia.

    1. CONSIDERACIONES HISTÓRICO-FILOSÓFICAS

    En el siglo pasado, desde la década de los años veinte hasta prácti-camenteladécadadelossesenta,enlafilosofíadelacienciaseconsideró

    tradicionalmente al ‘experimento’como unageneralidad que confirma orefuta hipótesis o teorías. En esta perspectiva se pueden ubicar las asun-ciones tanto del Empirismo Lógico o Neopositivismo, que tiene a R.

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    Carnap como uno de sus mayores representantes, como del Racionalis-mo Crítico, encabezado por K. Popper.

    Aunquese hanvisto a estos dosmovimientos como antagónicos enprácticamente todos los sentidos, las discusiones filosóficas ocurridasdesde entonces permiten que podamos evaluar los supuestos básicos ytácitos quecompartían,másallá de lasconocidas divergencias;el tiemposiempre nospermite realizarunareinterpretación diferentenosólo de losacontecimientos y de los sucesos, sino también de las ideas y de los siste-mas de pensamiento.

    Pero veamos primero algunas de las discrepancias reconocidas en-tre Carnap y Popper, los autores más representativos de ambas corrien-

    tes. Carnapcree quela tareade la filosofíasuponela reconstrucción lógi-ca del mundo. Para ello se deben crear lenguajes artificiales, es decir,lenguajes que permitan comprender la lógica de la ciencia y del conoci-miento científico. Popper, por su parte, no comparte ese modelo episte-mológico puesto que no admiteque sea por medio del análisis y creacióndel lenguaje que la filosofía logre entender cómo es que se establece elprogreso del conocimiento científico o cómo es que se elaboran las teo-rías científicas. Carnap propuso el método de la verificación y más tardeeldeconfirmaciónogradosdeconfirmación,quenoessóloelmétododela ciencia sino el método que permite distinguir lo que es ciencia de loque no es ciencia. En este sentido, Popper propuso la falsabilidad comouna especie de método para distinguir lo que es ciencia de lo que no es

    ciencia pero, sobre todo, para establecer el modo en queunateoríapuededar cuenta del aumento del conocimiento. Carnap creía firmemente enlos fundamentos de la ciencia y del conocimiento científico; Popper du-daba mucho de la posibilidad de obtener fundamentos. Por último, Car-nap optaba por una lógica de la inducción mientras que Popper por unade la deducción.

    Nada de todo lo anterior nos hace pensar que en los primeros cua-renta o cincuenta años del siglo veinte existiera una concepción unitariaentornoalafilosofíadelaciencia.EssólodespuésdelaobradeT.Kuhn La estructura de las revoluciones científicas (1962) que comienza a ver-sequeestosdosautoresteníanmuchomásencomúndeloquenosimagi-nábamos. La causa de este cambio obedece fundamentalmente a que laobra de Kuhn originó lo que se denominó una crisis de la racionalidad.Como observa I. Hacking, «durante mucho tiempolos filósofoshicieronde la ciencia una momia. Cuando finalmente descubrieron el cadáver y

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    vieron los restos de un proceso histórico de devenir y descubrimiento,crearon para sí la crisis de la racionalidad.» (Hacking, 1996). Esta crisisllevó a muchosautores a preguntarse qué era en lo que concordaban táci-tamente todos los filósofos para que laobra deKuhnocasionara tal cues-tionamiento.Apartirde este espacio de reflexiónes cuandose logranverbastantes acuerdos entre esas posturas aparentemente antagónicas.

    Carnap y Popper juzgaban que nuestro mejor ejemplo de pensa-miento racional era la ciencia natural, y apoyaban la idea (con variablesdiferentes) de que había una distinción clara y precisa entre teoría y ob-servación. Carnap estaba al acecho de confirmaciones de carácter empí -rico y Popper, de refutaciones en el mundo de observación posible. Paraambos, en definitiva, el conocimiento científico es acumulativo, dado alolargodelahistoria,ysuimagendelacienciaesunaqueencarnaelpro -greso científico. Porotra parte, losdossostienen quelos términos cientí -ficos son o deberían ser precisos y rigurosos, y que existe la unidad de laciencia, esto es, que toda ciencia debe poseer el mismo método científi-co.Porúltimo, concuerdan en queexisteunadiferencia fundamental en-tre contexto de descubrimiento y contexto de justificación. El contextode descubrimiento está dado porunaserie de consideraciones sociológi-cas, psicológicas e históricas con respecto a la producción de conoci -miento; pero lo que realmente interesa es el contexto de justificación, esdecir, unareflexiónen torno a cómo justificamos, explicamos el produc-to de la ciencia. Este tipo de consideraciones plantean, entre otras, pre-

    guntascomo: ¿Qué es unahipótesis? ¿Esta hipótesiso esta teoríaestá ra-zonablemente apoyada por las pruebas, confirmada por el experimento?En cuanto al interés por lo histórico, vale decir que no existe más quepara determinar cuestiones anecdóticas o cronológicas.

    Resumiendo, podríamosdecir queCarnapy Popperhanintentandodestilar lo esencial delmétodo científico y justificar nuestra confianzaenél; suponen que las preguntas por las reglas metodológicas conducen acánones universales de racionalidad, que es concebida enclavada en re-glas de carácter universal según las cuales se toman decisiones científi-cas. Es decir, las determinan. Como señala Pérez Ransanz (1999), estoha llevado a dar un predominio a las cuestiones lógicas y a minimizar elpapel de los sujetos.

    Después de Kuhn se unificó, entonces, una imagen de la ciencia: laimagen de lo que se ha aceptado en llamar ‘la concepción heredada’, la

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    imagen de la ciencia que se hereda y que Kuhn, de alguna manera, res -quebraja para conformar una imagen distinta.

    Kuhn elaboró, así, una concepción alternativa de la ciencia. Paraello, loprimero que sostuvo esque laciencia eshistórica, locualnoquie-re decir simplemente que cambia a lo largo del tiempo, sino que, si aten-demos a los procesosefectivos decambioa lo largo delahistoria, nos da-remoscuentadequeelmodomismoenqueconcebimoselconocimientose ha transformado sustancialmente. Esta perspectiva, por otra parte, haobligado a contemplar cómo de hecho funciona la ciencia, atendiendolas prácticas efectivas de los científicos y dejando dever la ciencia comouna serie de acumulación de teorías que se sustituyen sistemática y pro-gresivamente para mostrarnos el aumento del conocimiento.

    Por lo tanto, admite la existencia de una estructura esencial en lacontinua evolución de una ciencia. La noción de estructura se basa en laarticulación de una serie de etapas o fases por las que atraviesa toda dis-ciplina científica (1). En el inicio de una ciencia se conforma una etapapre-paradigmática, donde coexisten diversas escuelas que están deacuerdo entre sí pero precariamente; no logran producir un cuerpo acu-mulativo de resultados. Esta etapa culmina cuando el campo de investi-gación logra unificarse en una serie de supuestos básicos, que Kuhn lla-ma paradigma. Dentro de la constitución de una disciplina científica, elpaso de una etapa pre-paradigmática a una paradigmática sólo sucedeuna vez en su historia. La palabra paradigma tiene dos sentidos funda-

    mentales: logro o realización concreta y conjunto de compromisos com-partidos (Hacking, 1996).

    El primer sentido se refiere a un éxito particular y concretoen la re-solución de algún tipo de problema, y sirve de modelo o de guía para unacomunidad científica y también para la generación siguiente de investi-gadores, ya que estos tratarán de resolver de forma similar los proble -mas. El segundo sentido alude al marco de presupuestos o compromisosbásicos quecomparte lacomunidadcientífica,el cual incluye el compro-miso con leyes teóricas, con postulación de entidades, con procedimien-tos y técnicas experimentales y, también, con criterios de evaluación.Los dos tipos de paradigmas están tan íntimamente relacionadosquepa-rece natural usar la misma palabra para ambos.

    El consenso en torno a un paradigma marca el inicio de una etapade‘ciencianormal’,queconsistebásicamenteenunaactividadde‘resol-

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    ución de rompecabezas’. A través de esta actividad, el enfoque teóricodel paradigma aceptado se va haciendo cada vez más preciso y mejor ar-ticulado. Esta etapa es conservadora, pues el objetivo no es la búsquedade novedades ni en los hechos ni en la teoría. La investigación normal,por otra parte, va produciendo en su transcurso una serie de anomalías,de problemasquese resisten a ser resueltoscon lasherramientasconcep-tualese instrumentales delparadigmaestablecido.Esta es la etapa dondecomienza a germinarse una crisis. Con la crisis comienza la ‘ciencia ex-traordinaria’, esto es, la actividad de proponer estructuras teóricas alter-nativas que implican un rechazo o una modificación de los supuestosaceptados hasta entonces. Es en estos periodos en los que se pueden en-sayar muchas propuestas alternativas. Sin embargo, los científicos nun-caabandonanunparadigmahastaquehayanencontradootroquelesper -mita encargarse de las anomalías. Las crisis terminan por tres vías: 1) elparadigma se muestra finalmente capaz de resolver los problemas queprovocaron la crisis, 2) no hay ningún enfoque que permita resolver lasanomalías y estas deben permanecer así hasta esperar tiempos mejores y3) surge un paradigma alternativo que parece ofrecer una solución, ini-ciándose así la lucha por lograr un nuevo consenso.

    Kuhn describe un cambio de paradigma como una ‘revolución’.Sus tesis sobre el cambio revolucionario apuntan hacia los modelos tra-dicionales de evaluación de teorías y, por consiguiente, hacia la nociónde racionalidad que estos presuponen. Al describir un cambio de para-

    digma como una revolución, Kuhn está cuestionandoquela elección en-tre teorías rivales -integradas en paradigmas distintos- sea una cuestiónque puede resolversemediante algún procedimiento efectivo (algorítmi-co) de decisión. Es decir, se trata de una elección que no se resuelve conla simpleapelacióna la lógicay a la experiencia neutral, como pretendenlos empiristas lógicos; ni tampoco mediante decisiones claramente go-bernadas por reglas metodológicas, como proponen los popperianos(Pérez Ransanz, 1999).

    Estos planteamientos kuhnianos han forjado los conocidos proble-mas de la inconmensurabilidad entre teorías rivales, así como también al‘problema del nuevo mundo’, según el cual después de una revoluciónlos científicos ‘viven en otro mundo’. Pero la crisis de la racionalidad

    surge,en realidad,porquesesostienequeloscambios deparadigmas sonradicales dentro de una revolución y que no existen, de hecho, argumen-tos concluyentes para fundamentar las causas del cambio. A los científi-

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    cos que asumen el nuevo paradigma sólo les queda intentar obtener unconsenso entre sus colegas. Esto supone afirmar que la persuasión es elmodo como opera la ciencia en el establecimiento de un paradigma: lospartidarios de las teorías rivales esgrimen argumentos de plausibilidad,se sustentan en razones que puedan convencer a los otros de cambiar sumarco de investigación. Cuando, finalmente, después de un proceso dedebate y deliberación se establece el consenso, comienza nuevamenteuna etapa de ciencia normal. De esta manera, una vez que una disciplinacientífica ha alcanzado la madurez, pasa repetidamente a través de la se-cuencia ciencia normal-crisis-revolución-nueva ciencia normal.

    Las tesis kuhnianas, además de ocuparse de cómo funciona de he-cho la ciencia, también suponen unarevolución metacientífica,dadoquerevolucionan nuestra manera de analizar la ciencia. La obra de Kuhn noes sólo la obra de un historiador de la ciencia; sus propuestas han tenidoun fuerte impacto en la transformación de la filosofía de la ciencia. Pararesumir el carácter de la obra de Kuhn, se debe destacar que constituyeun fuerte llamado de atención en torno a lasvariableshistóricas, socialesypragmáticasydequeseexploreelimpactodeellasenladimensiónme-todológica.

    Los planteamientos señaladospermiten mostrar el desacuerdofun-damentaldeKuhnconlaconcepciónheredada.ParaKuhn:1)nohaydis -tinción definida entre teoría y observación, ya que asume que toda expe-riencia está determinada por marcos conceptuales y teóricos; dicho de

    otro modo, comparte lo que se ha conocido hasta ahora como la ‘cargateórica de la observación’; 2) la ciencia no es acumulativa; 3) la cienciaen desarrollo no tiene una estructura deductiva férrea; 4) los conceptoscientíficos en uso no son particularmente precisos; 5) la unidad metodo-lógicaesfalsa:haydiversostiposdeherramientasqueseutilizanparadi -ferentes tipos de investigaciones y, en consecuencia, las ciencias no es-tánunificadas;6)elcontextodejustificaciónnopuedesepararsedelcon-texto de descubrimiento.

    Sin embargo, a los efectos de este primer apartado, lo que interesarecalcar es que Kuhn transforma para siempre la filosofía de la cienciadel siglo XX. Las corrientes surgidas a partir de su obra son innumera-bles. Si bien es cierto que después de la publicación de Estructura de lasrevoluciones científicas Kuhn hace un excesivo énfasis en el cambio deteorías,nosepuede negar que insistióenelmucho trabajo por hacer en lo

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    concerniente a la práctica experimental y al contexto social en el estudiode los cambios ocurridos a lo largo de la ciencia.

    A partir de la década de los setenta surgen diversas corrientes quese abocan al giro de la práctica. Son las dimensiones históricas, socialesypragmáticasdelaactividadcientíficaysuimpactoenladimensiónme -todológica lasqueallanan el caminopara quelapráctica científica puedaser considerada como una perspectiva posible e importante. El primermovimiento quesurge es laSociología delConocimientoCientífico,queluego dará lugar a una serie de tesis generalizadas con elnombredeEstu-dios Sociales de la Ciencia. En su inicio, la Sociología de la Ciencia co-mienza con Merton (1980) en lo que referente a la ciencia como institu-ción social; pero estos análisis no interferían con el carácter epistemoló

    -gico: los contenidos científicos no son asumidos como sociales sino es-trictamente cognitivos. Pero la vertientequesurge a partir de lossetenta,es decir, a partir de Kuhn, constituye un movimiento que se dedica a lagénesis y validación de los conocimientos científicos, y son estos pro-gramas los denominados estrictamente Sociología del ConocimientoCientífico, como se señala en Lamo de Espinosa, González García y To-rres Alberto (1994).

    Los sociólogos del conocimiento lanzan varias tesis que producenen la comunidad filosófica toda clase de polémicas. Básicamente sostie-nen que es imposible distinguir el contexto de descubrimiento del con-texto de justificación; asumen que no hay ningún criterio universal y ra-

    cional que garantice la verdad de una proposición o la racionalidad deuna creencia, pero, sobre todo, afirman que el conocimiento es una re-presentación queno proviene directamentede la realidad ni es un reflejoliteral y exacto de esta. A esta última tesis se la denomina ‘principio deconstructivismo’y es la más controvertida, dado que afirma que tanto elconocimiento como la realidad son socialmente construidos.

    Las polémicas y discusiones generadas fueron tan fuertes que ter-minaron ocasionando lo que se conoce como ‘guerras de la ciencia’. Sepensó queeste debate concluiría pronto, pero, muy al contrario, ha dura-do aproximadamente treinta años (2). Logró establecer que, en el fondo,lo que se discute es sobre la concepción del conocimiento, el lenguaje, larealidad, lo social. A mi juicio, uno de los temas más importantes es elcuestionamiento de una noción esencialista, tanto del sujeto como delmodo en que concebimos lo que llamamos mundo o naturaleza.

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    Es necesario destacar que si bien es cierto que los constructivistashan tomado posiciones muy radicales, todos ellos han estudiado con de-tenimiento procesos teóricos y experimentales de la ciencia, hanmostra-docómoselogra elconsensocientífico. Por lotanto,son los que han alla-nado el camino para otro tipo de filosofía de la práctica científica.

    Esta nueva filosofía de la práctica surge a partir de la década de losochenta y se centra en una pregunta: ¿Qué es lo que pasa en el laborato-rio?Los autores que comienzan a indagar en torno a estapregunta son B.Latour (1979), N. Cartwright (1980) e I. Hacking (1982), y posterior -mente P. Galison (1988) y J. Dupré (1993). Pretenden rescatar una filo-sofía de la ciencia empírica pero con puntos de intersección con las tesisconstructivistas: admiten que el giro sociológico ha asentado importan

    -tes líneas de reflexión. Se caracterizanporun rechazo común al aprioris-mo filosófico y a las tesis de laconcepción heredada; asumen algunas te-sisdeKuhnmásnosuenfoquefinaldelaciencia.Aspiranairmásalládeuna sociología del conocimiento puesto que juzgan que no podemosquedarnos con una visión exclusivamente social de la ciencia. La vidadel laboratorio señala ciertamente que hay muchas actividades, es decir,hay sujetos; no obstante, de lo que se trata es de mostrar la dialécticaexistenteentre lo socialy lo natural para abordar efectivamente la prácti-ca y el conocimiento científico.

    Aunqueel giro hacia la práctica ha replanteado muchos problemasfilosóficos,enestetrabajoabordaréelanálisisdeloquesucedeenlaacti -

    vidad experimental para destacar que ésta es básicamente un proceso deintervención. Es esta intervención la que evidenciará que no podemoscontinuar ni con una visión pasiva ni mucho menos con una visión teóri-ca de eso que se denomina en filosofía de la ciencia ‘experimento’.

    2. UNANUEVA PERSPECTIVA DE LAPRÁCTICA EXPE-RIMENTAL

    2.1. La ciencia vista desde la perspectiva de la acción

    Kuhn es uno de los primeros pensadores en llamar la atención sobreel desconocimiento de la filosofía en cuanto a la vida experimental. Al ha-

    cerlo, ha destacado el carácter idealista de la concepción heredada en loquerespectaaunaimagendelacienciayhamostradoqueloquesehade -nominado ‘experimento’ no es algo que simplemente confirma o refuta

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    teorías. Sin embargo, Kuhn (1993) termina sosteniendo que el experi -mento tiene una función significativa en la ciencia normal: hace real oexplícito elacuerdo yaimplícito entre la teoríay elmundo.Así que esne-cesarioirmásalládeélparareflexionarsobrelaprácticaexperimental.

    Contemplar la práctica efectiva de los científicos ha abierto una lí -neadeestudio innovadora y hageneradoreflexiones quetrascienden unaredefinición de la actividad experimental. Como he señalado, tanto la‘concepción heredada’como la visión kuhniana ofrecen una visión de lavidaexperimental que, en el fondo,estádeterminada por la teoría, y enelmejor de los casos, por aspectos teóricos que la influencian. De maneraque cuando la filosofía aborda el problema de la evidencia empírica, loquebuscaes unaperspectivapráctico-abstractacongruente conel tipo denarraciónapegada a unavisión teórica de la ciencia; unaperspectiva queincluya la práctica, pero desde el pensamiento. Podríamos resumirlo enla frase ‘pensar la práctica’. Pero pensar la práctica no significa en reali-dad conocerla en sus avatares y desarrollos.

    La ciencia, y en general todo tipo de conocimiento, está formadapor una dicotomía entre el pensar y el hacer, llamada normalmente rela-ción entre teoría y experimento, y que a su vez plantea una dicotomía en-tre elmundo del pensamiento y elmundo deloque entendemospor reali-dad o naturaleza. Esto sucede en las llamadas ciencias de la naturaleza yen las ciencias sociales o humanas, ya que por un lado se encuentra elmundodelavidaydelaexperienciayporotro,elmundodelpensamien-

    to que intenta conocerlo o describirlo. Si bien esta dicotomía es insalva-ble,no tenemos más remedio que habérnoslacon ella, puesdeestose tra-ta cuando se hace ciencia: de ver el modo en que los pensamientos y lavida experimentalconcuerdan hasta darnos la idea de queefectivamenteconocemos algún aspecto de la naturaleza o de la realidad.

    Por lo tanto, existe sin lugar a dudas una asimetría entre la teoría yel experimento que, hace que cuando se enuncian los conocimientos ob-tenidosenelmundoexperimentalselenieguejustamentetodoloquesu -cede en él. De esta forma, parecería que el efecto científico o la realidadsocial surgen inexorablemente de la teoría, que son algo así como unaimplicación lógica, conunahistoria máso menos coherentecon respectoal conocimiento; es decir, el resultado experimental es entendido comouna serie de proposiciones y con un orden de coherencia entre estas quegenera el producto final.

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    nes marca una brecha difícil de superar entre el pensamiento y la acciónen cuanto a su posibilidad deexpresión. 3)Por otraparte,nadie nos narratampoco lacreatividad inherentea lapráctica.En toda práctica científicahayelementosqueapelanalainnovación,alingenio,yauntipodesaberpráctico que no puede ser descrito fácilmente en una publicación. Lacreatividad es un determinado tipo de ingenio que es muy difícil de cap-tar y más difícil aún de predecir o establecerle un método, y debe enten-derse como una complejidad de variables que reflejan la innovación desituaciones que sólo es posible cuando sededica mucho tiempo a una ac-tividad, y que permiten -a veces y sólo a veces- encuentros felices.

    Porlotanto,construirunenfoquequecontemplelasperspectivasdelpensar y del hacer supone comprender que ambas instancias han estadocómodamente separadas de forma tácita. Ciertamente fue Kuhn quien loevidenció. Intentar reunirlos desde la noción de actividad experimentalimplica integrar espacios topográficos tomando en cuenta la interaccióndel pensar y de la acción, la interacción del mundo material con el mundocultural; supone incluir las matemáticas, los instrumentos, las capacidadestécnicas, losmodelos de instrumentos, la formalizacióndeconocimientos,etc. Son actividades y entidades a los cuales no es fácil dar una organiza-ción inteligible.Esto,porun lado, significará admitir ladiversidad y noin-sistir tanto en la unidad de la narración y, por otro, pensar en términos dered, es decir, de espacios topográficos y no sólo en términos lineales.

    2.2. La experimentación: intervención en el laboratorioLosautores insertos en el giro hacia la práctica -sean constructivis-tas o no-hanprofundizado en la práctica experimentaldesde unadimen-sión ‘micro’del experimento.Hanabandonado las grandes narrativas dela ciencia para reflexionar desde un experimento puntual. Todos elloshan trabajado situaciones concretas en la producción de conocimiento.Por ejemplo, Galison realiza una narración minuciosa de cómo se desa-rrolló lafísicadepartículasa partirde lacámaradeniebladeWilson y delLaboratorio de Cavendish donde trabajaba Thomson. Wilson yThomson tenían nociones e intereses completamente diferentes: Wilsonquería explicar el fenómeno de la lluvia a través de la cámara que cons-truyó y Thomson lautiliza para comprobar algo de loque estabaconven-

    cido: el carácter corpuscular de la materia, lo cual llevó luego a determi-nar la existencia del electrón. Este tipo de reflexión que realiza Galisonsólo es posible, reconstruyendo unahistoria no considerada en narracio-

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    nes tradicionales, estas han ilustrado solamente el resultado: la compro-baciónde la existencia de partículas elementales y, por supuesto,del ini-cio de la teoría correspondiente a la física cuántica.

    En este sentido, Hacking (1999) defiende que la experimentaciónes la intervención humana mediante aparatos en el laboratorio. Con eltérmino ‘experimentación’ se abandona la generalidad del término‘experimento’,yelinteréssecentraenloquesucedeenellaboratorio.Seubica así laexperimentaciónen tanto acciónlocal.La perspectivaprácti-ca debe ser capaz de reunir el dominio teórico, los instrumentos con loscualessetrabajayeltipodeexperimentaciónquesepretenderealizar.Enlos siguientes sub-apartados se muestran los diferentes aspectos que de-bemos considerar en un enfoque práctico de la ciencia.

    2.2.1. Los laboratorios

    «El laboratorio es un gesto, un golpe que crea una disciplina. Unadisciplina de investigación en ciencia está ligada a la invención de un lu-gar topográfico: el laboratorio» (Varela, 1999). Esta noción configura allaboratorio como un espacio que provee la perspectiva para un grupo deprocedimientos. No obstante, alcanzar una definición estándar de labo-ratorio no es una tarea fácil en la medida en que se nos presentacomo unespacio en constante cambio. En palabras de Galison, el laboratoriomuta, no es estable a través del tiempo. La imagen del laboratorio puedeubicarse tempranamente en espacios secretos, aislados del exterior,como era el caso de los alquimistas; puede extrapolarse a los barrios de

    los gentiles caballeros, a una especie de parlamento o congreso en pe-queño; puede relacionarse con un estilo artesanal de la época victoriana:el vidrio soplado, las herramientas construidas a mano. En un periodomás cercano a nuestros días, cambió radicalmente su fisonomía con elsurgimiento del laboratorio a gran escala, conproporcionesde unapode-rosa fábrica industrial. Actualmente, tenemos un concepto de laborato-rio en física que implica su dispersión por el mundo, en manos de diver-sas instituciones y estados (Galison, 1999).

    Tomar en cuenta los laboratorios como un espacio de organizaciónobligaa ubicar la práctica en un contexto espacial querequiere condicio-nes para existir: financiamientos, equipos, técnicos, científicos, admi -

    nistradores. Nos evidencian que la ciencia es una actividad que intervie-ne para producir determinados efectos. Este binomio sustituye la tradi-cional dicotomía entre teoría y experimento. Sin ser nada extraordinaria

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    esta forma de ver la ciencia, la filosofía se había negado a asumir una se-rie de variables que sí tienen repercusiones importantes en nuestras no-ciones de evidencia, teoría, ley, objeto o entidad del mundo.

    2.2.2. Aparatos o instrumentos

    En realidad, ambos términos pueden utilizarse indistintamente, sinembargo, cuando se habla de instrumentos parecería aludir a ‘recursosde estantería’,mientras queaparato o artilugiohace referencia a quemu-chasvecessonconstruidos especialmentepararealizardeterminados ex-perimentos. Debe aclararse que darles importancia a los aparatos no su-pone hacer una reflexión en torno a la tecnología en general ni a realizaruna filosofía de la tecnología. Su incorporación busca reconocer su pre-

    sencia histórica, obviada generalmente por historiadores y por filósofosde la ciencia, pero fundamentalmente implica unaconcepción muy dife-rente de la ciencia y del mundo.

    Losaparatos hanextendidonuestra conciencia delmundo.Porme-dio de ellos hemos ampliado nuestros horizontes y perspectivas y se hatransformado el mundo en que vivimos. En definitiva, nos hemos trans-formado a nosotros mismos. Por otra parte, los aparatos nos obligan aalejarnosdeunavisióndelacienciaqueDeweyhadenominadola‘teoríadelconocimientodelespectador’.Nospermitenverquelacienciaesunaactividad, y que, como tal, incluye diversas variables, entre ellas, la con-ciencia de los sujetos que la realizan. Si queremos entender cómo en laciencia se relacionan nuestros pensamientos con el mundo, o dicho de

    otro modo, cómo se relaciona la teoría y el experimento, debemos obli-gatoriamente reflexionar en torno a los aparatos. Y ello supone tambiénreflexionar en torno a quienes los construyen: sujetos históricos insertosen determinadas prácticas materiales e intelectuales.

    Deestasconsideracionesemergelanocióndequehaydiversastradi -ciones instrumentales que privilegian diferentes tipos de evidencia. En lafísica de partículas, por ejemplo, los que se educaron en la ‘tradición de laimagen’ consideran que es evidente aquello que aparece en la cámara denieblaoenlacámaradeburbujasparadarcuentadeunapartícula;esdecir,necesitan ‘ver’, lo cual ciertamente hacaracterizado gran parte de la tradi-ción occidental. Sinembargo, losformados en la ‘tradición lógica’no asu-

    menesta posición;porejemplo, losinvestigadores de lacámaradechispas(quesirveparacontarfenómenosmásqueparaver)consideranevidenteelsalto de la chispa y pueden desconfiar de muchas imágenes (3).

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    Otro aspecto que no ha sido tomado en cuenta es lo referente a loshacedores de instrumentos. Actualmente gran parte de ellos son comer-ciantes,vendedoresquenosmuestrancómofuncionanlosaparatosyquées lo quepodemos hacer conellos.Loshistoriadores de laciencia apenassehanocupadodelosfabricantesdeinstrumentosdeLondresoBerlínenel siglo XIX. Los actuales son compañías como la Shell Development,Westinghouse Research o el Laboratorio de Investigación Avanzada deHitachi, y también instituciones académicas.

    Estas reflexiones sirven para destacar su aspecto más importante,relevante para el análisis de la vida experimental: la historia de la física(y de la mayor parte de las ciencias actuales) nos muestra que los apara-tos son condición de posibilidad del descubrimiento científico . Si nosatenemos a la perspectiva del conocimiento del mundo, de cómo es, setienequereconocerqueesosaparatos,quepodemosdenominarenlíneasgenerales tecnología, son los que han permitido decirnos cómo es elmundo. Más aún, si asumimos que la ciencia además de una actividadpara conocer el mundo, también resuelve problemas, hay que reconocerque es con la tecnologíaque ello se logra. Demanera que la ciencia no essólo una actividad cognoscitiva.

    2.2.3. La relación teoría y experimentación

    A los efectos de este trabajo, lo que interesa destacar es que la vidaexperimental y la vida instrumental tienen algo así como una vida pro-pia, que deber ser conocida en el escenario correspondiente: hay que ir a

    los laboratorios y ver lo que efectivamente sucede en ellos. Únicamenteasí podremos captar qué es un experimento hoy en día.

    Cuando se asume esta perspectiva de estudios de casos, de puntosespecíficos de la historia de la ciencia, se encuentra que no es la teoría laque siempre ha guiado a la ciencia, que la relación entre teoría y experi-mento ha sido diversa y no unitaria, como han querido mostrarnos lahis-toriaylafilosofíadelaciencia.Descubrimosentoncesqueexistendiver-sos modos en que se ha relacionado la teoría y el experimento. Algunasveces se comienza con observaciones para las cuales no había teoría quepudiera abarcarlas (como sucedió en muchas ocasiones en la historia dela óptica); otras, fueron intereses de carácter práctico losqueprevalecie-

    ron, como es el caso de la termodinámica: una serie de invenciones prác-ticas que siguieron su propio ritmo y gradualmente se derivó la teoría:

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    Así la palabra ‘termodinámica’ nos recuerda queesta cienciasurgió del análisis profundo de una sucesión notable de in-venciones. El desarrollo de esa tecnología requirió una grancantidadde‘experimento’,peronoenelsentidodecontrasta-ción popperianade teorías, ni en el sentido de la inducción deDavy. Los experimentos eran intentos imaginativos requeri-dos para la perfección de la tecnología que se encuentra en elcentro de la revolución industrial (Hacking, 1996).

    También encontramos casos donde existen un sinnúmero de leyesexperimentales en espera de teoría; todo esto significa que la cienciapuede seguir funcionando con leyes fenomenológicas antes de que apa-rezca, finalmente, una teoríaque lasagrupe. Porúltimo, a veces, la teoría

    determinael experimento o lo guía completamente. Sonlos llamadosen-cuentros felices. A partir de estas observaciones se pueden destacar di-versosaspectos:a)quelavidaexperimentalnoestásometidaalateoríayqueno podemos seguircontemplando el experimentode lamaneracomolo hacía la concepción heredada. La relación entre la teoría y la prácticaexperimental es diversa, existen diversos tipos de interacción entre teo-ría y experimentación; b) en la historia de una misma ciencia la relaciónentreteoría y experimentacióntiene diversasmodalidades, lo cualobligaa que poco a poco se abandonen las generalizaciones y se vayan recono-ciendo particularidades propias caso por caso. Ello indica un llamado alaparticularidad, acercade la cual tanto lahistoriacomo la filosofía de laciencia han sido, en general, reticentes.

    2.2.4. En torno al concepto de observación

    La práctica experimental también ha hecho que reflexionemosnuevamente sobre el concepto de ‘observación’. La filosofía ha tratadotradicionalmente esta actividad como algo pasivo, y desde este giro ha-cia la práctica se intenta negar esecarácter. Al asumirla desde laperspec-tiva teórica, la filosofía de la ciencia ha mostrado la observación comouna actividad que registra lo que se ve, ahí, en el experimento. De estaforma ha ubicado el problema filosófico en el carácter visible de lasenti-dades del mundo, con lo que la discusión se ha abordado a través de loque podemos afirmar comorealo nodel mundo.Estedebateesundebateentre instrumentalismo y realismo que haexistidoa lo largo de todoel si-

    gloXX.Lareflexiónentornoaloslaboratoriosylosaparatosnoscondu -ce a entender que la visibilidad de la ciencia actual no es nunca un ‘ver asimple vista’. Los electrones, esas partículas que han cambiado toda la

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    prácticadelafísica,nosevensinoatravésderastros.Porlotanto,lavisi-bilidad no puede ser ya un criterio para determinar lo que existe o noexisteenelmundo,sisecontemplacómoesunlaboratorioactualmente.

    A la luzde estas consideraciones también se cuestiona la carga teó-rica de la observación, mantenida por Kuhn, Hanson, Lakatos, Feyera-bend y otros para quienes todo enunciado observacional contiene cargateórica o que, en última instancia, todos los objetos que existen en elmundo son los determinados por la teoría. Los estudios de la práctica nopretendennegarqueel experimentador tieneunaseriededescripciones yde tradiciones tanto teóricas como experimentales: toda observación seinserta en contextos determinados, pero eso no supone concluir sin másque la observación depende de la teoría. A veces, aparece ahí, en un apa

    -rato, algo que nadie entiende, y el experimentador que conoce el instru-mentodebedeterminarsiesunartilugiodeesteosiesalgonuevoquenoentiende pero que está ahí y que, por lo tanto, hay que dar cuenta de él.Estas reflexiones muestran quehay un conocimientopráctico en la cien-cia experimental que impide que veamos a la observación como algodadoo,peoraún,comoalgoquesiempreestádeterminadoporunmundoconceptual. Un ejemplo que evidencia que muchas veces no tenemosningúnmundoconceptualprevioalanovedaddeloqueapareceeselco-nocido caso de la catástrofe ultravioleta.

    2.2.5. La creación de fenómenos o los efectos científicos

    A la hora de analizar la práctica científica resalta el hecho de que el

    trabajo experimental no es solamente preparar el experimento, diseñar yconstruir aparatos; también lo es manipular entidades y crear fenómenos.Una de las principales acciones que acontecenen lavidadel laboratorio esla intervención de la naturaleza. Esta intervención es llevada a cabo conaparatos enel laboratorio,que esel escenario donde semanipulan las enti-dades, sustancias y diversosobjetos paraver qué es loque sucedeen lana-turaleza. Así, la clave de la ciencia de laboratorio se advierte porque sevale de ‘aparatos usados en aislamiento para interferir’. El mismo acto deintervenir funciona como causa que produce efectos: estos son respuestasde la naturaleza y de determinados tipos de acciones. Es decir, los efectoscientíficos son un resultado de dos interacciones, por decirlo de algunaforma:laquerealizaelhombreconsusaparatosylasrespuestasquedaesoque llamamos naturaleza. Desde esta concepción, la naturaleza no se nosmuestra por sí sola: ella se abre, se despliega, según lo imponga la maneraa la que fue sometida en una acción específica.

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    Para obtener el efecto de un modo determinado, hay que aislarlo yluego purificarlo. La necesidad de obtenerlo de esta manera es la razónde queen el laboratorio sólo tengamos efectos generadosen estadopuro.Laintervenciónpuedeservistaentoncescomoelmodoenqueelhombrere-hacelanaturalezaenellaboratorioparaconocerla,yestoselograarti -ficialmente.Deallísederivaelcarácterartificialdelaciencia:deaislarypurificar fenómenos de la naturaleza y, además, de luego ser capaz decrear otros.

    Por último, hay otra acción fundamental además de la creación defenómenos o de efectos científicos: la estabilización de los fenómenoscreados,lograrquenosevayanparapoderconocerlos.Esteesotrofactorque atenta contra esa imagen idílica de que los experimentos confirmanhipótesis previamente establecidas por el investigador.

    3. CONSIDERACIONES FINALES

    El enfoque hacia la práctica ha supuesto no sólo un nuevo modo deconcebir los tradicionales conceptos filosóficos de objeto, evidencia em-pírica, experimento, teoría, sino también ha supuesto un análisis crítico almodo teórico que tanto la historia como la filosofía de laciencia han abor-dado lo que paradójicamente se conoce como ciencias experimentales.

    ¿Quérelaciónguardanconlafilosofíadelacienciatodasestascon -sideraciones en torno a la experimentación? Para comenzar, este enfo-

    que hizo énfasis en que el eje a partir del cual se ubica la reflexión es lapráctica efectiva de los científicos en los laboratorios. Se establece en-tonces un contexto: la acción es realizada en laboratorios que son en ge-neral espacios sofisticados de acción y se atiende a la pregunta: ¿qué eslo que efectivamente hacen los científicos?

    Por medio de estas consideraciones ciertamente pragmáticas, peroquehandadoaluzdiscusionesnotanpragmáticas,notamosqueloscien -tíficos no observan pasivamente la naturaleza, sino que intervienen, conaparatos, con técnicas que permiten producir lo que hoy denominamosun efecto científico (4).

    Para que existan los efectos tienen que ser producidos: los fenóme-

    nos de laciencia noestán ante lavista; debe trabajarsemucho paraque ad-vengan a existencia. La misma denominación de ‘efecto x’se debe a quellevan el nombre de quien los produjo: efecto Hall, efecto Zeeman, efectoCompton, etc., es decir, de sujetos humanos que trabajaron en ello.

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    Los efectos surgen en espacios donde pueda aislarse el fenómeno:es sólo así como podemos conocerlo y ello da lugar a reconocer el carác-ter artificial del efectocientífico (deninguna otra manera tendríamos loselectrones ni todas las partículas posteriormente conocidas), el cual ad-viene a existencia mediante determinadas prácticas experimentales einstrumentales y determinados modos de comportarse de la naturaleza.El efecto científico es un punto de intersección entre el comportamientohumano y el comportamiento natural.

    Los espacios de acción nos revelan que la práctica científica de lafísica, por ejemplo, tiene diversas subculturas: una experimental, unainstrumental y una teórica. Todas ellas intervienen en la producción delos efectos científicos. El enfoque que permite analizar las diversas sub

    -culturas requiere que necesariamente las insertemos en contextos. Haycontextos y tradiciones en la subcultura teórica, también los hay en lasubcultura instrumental y experimental.

    Desde esta perspectiva se abandona la generalidad queha tenido larelación entre teoríay experimento y se asumenlasparticularidades pro-pias de cada vida experimental, con sus respectivas vidas instrumental yteórica.Elmundodelaexperimentaciónesunmundoquetienevida,quesupone mucho trabajo, pero también creación y, por encima de todo, unconocimiento del experimentador en torno al aparato y al efecto, que eslo que permite tomar decisiones.

    Para que la filosofía comience a reflexionar acerca de todos estos

    temas, inicialmente se tiene que asumir una nueva perspectiva de la ob-servación, quitándole ese carácter pasivo que ha tenido durante muchotiempo. Además, al incluir los instrumentos, la filosofía tiene que pro-nunciarse sobre ellos: son los que determinan el modo en que se nos pre-senta el mundo o naturaleza. (No es lo mismo ver los cielos con el teles-copio de Galileo que con un telescopio electrónico). Esta perspectiva dela intervencióncon instrumentosobliga a reflexionaren el carácter artifi-cial del efecto científico: por un lado, es producido ‘en aislamiento y enespacios sofisticados’; porotro, nos lleva preguntarnos¿qué es eso, des-de el punto de vista ontológico, que llamamos efecto científico? No essimple naturaleza, tampoco será simplemente un objeto cultural. ParaLatour, se requiere una nueva denominación para lo que se produce en lapráctica científica. Él los llama ‘parejas ilegítimas’, ‘híbridos’.

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    Porotra parte,esta artificialidad delefecto también exige querede-finamos nuestras nociones como la objetividad: loscriterioscon loscua-les la ciencia ha llamado a algo ‘objeto del mundo’ han variado. Los es-pacios de acción nos muestran que la noción de ‘objeto’ha ido cambian-do y, en consecuencia, también aquello que sostenemos que es objetivodesde el punto de vista epistémico. Por lo tanto, los efectos científicosmuestran que debemos reconsiderar nuestras nociones ontológicas yepistémicas.

    Al respecto,surge inevitablemente lapregunta:¿qué tipo de imagi-nario hemos tenido de la naturaleza desde la Revolución Científica? Enrealidad,pareceríaque todavía tenemos muy interiorizada la idea de quela naturaleza tiene una esencia, que está ahí fuera en su totalidad y que elcientífico sólo tiene que descubrirla. Admitir una naturaleza que nuncase nos presentará de forma total supone romper con el lema introducidopor Galileo: el mundo de la naturaleza está inscrito en caracteres mate-máticos.

    Para concluir, esta visión de la práctica supone en parte un avancecon respecto a las crisisestablecidas porKuhn, para quien las revolucio-nes científicas suponían un cambio radical de paradigmas, donde ‘loscientíficos viven en otro mundo’. Los espacios de acción nos muestran justamente que las crisis nunca se dan en todas las subculturas a la vez:cuando Einstein planteó su teoría de la relatividad especial en 1905 y lageneral en 1915, ciertamente hubo un cambio teórico fundamental, pero

    la vida de la física en cuanto a la subcultura experimental e instrumentalno sufrió serias modificaciones (5). Por ello se puede sostener que lapráctica permite una estabilidad que niega las crisis establecidas porKuhn para la ciencia.

    Una de las consideraciones más importantes de esta perspectiva esque ofrece una visión que acoge tanto los cambios y la dinámica de laciencia como la estabilidad: Los cambios se van conformando en unmundo relativamente estable y esto gracias a que, en el caso de la física,la ciencia tiene tres subculturas y cadauna deellas puede continuar el ca-mino mientras otra se encuentre atravesando una crisis importante. Esteanálisis muestra que en la mayor parte del siglo XX hemos estado fasci-nadosnosóloporunavisiónteóricadelacienciasinoporunavisiónuni

    -taria y totalizadora, por una gran y única narrativa. Es hora de que acep-temos que la ciencia no funciona así y de que reflexionemos un poco so-bre el modo en que de hecho funciona.

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    Notas

    1. Esta posición de la noción de estructura como un concepto ordena-dorquepermiteentenderelcambiodentrodelaciencia,esanalizadapor Hoyningen-Huene, P., en ReconstructingScientific Revolutions.University of Chicago Press, Chicago y Longres, 1993.

    2. A partir de la década de los 70 comienzan los planteamientos cons-tructivistas. Los filósofos tradicionales no los tomaron seriamente,sin embargo,culminó en estaguerraque haduradoalmenos hasta fi-nales del siglo XX.

    3. La tradición de la imagen y la tradición lógica son términos utiliza-

    dos por P. Galison (1997) para abordar las diferentes tradiciones ex-perimentales e instrumentales que han existido a lo largo de la físicadel siglo XX.

    4. Aunque esta aseveración se aplica especialmente a la física, otrasdisciplinas como la biología molecular también son representativaspara ello.

    5. Entre 1895 y 1940 aproximadamente la física se dedicó al descubri-mientoy estudio de laspartículas.Autores como Thomson, Powellyposteriormente Álvarez descubrieron las partículas más importan-tes. El laboratorio, los instrumentosy la vida experimentalno semo-dificaron hasta muy posteriormente.

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     Mercedes Iglesias

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     El giro hacia la práctica en filosofía de la ciencia:

    Una nueva perspectiva de la actividad experimental 119