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EL ñiosno un PUEBLO IBÉRICO PURO Copia literal de una carta que envió D. Francisco Jiménez García (periodista de la época colaborador del Diario Odiel con el seudónimo de "El Duende de la Placeta") a Don Marcos Jiménez Orta. Cedida gentilmente para esta revista por Doña Antonia Luisa Jiménez Limón. 29 de Septiembre de 1946 Mi querido don Marcos: Tardío pero cierto, como dice el refrán, me dis- pongo hoy a complacerle con un pequeño estudio sobre El Alosno y su comarca, una de las más interesantes en la historia del mundo y que sin embargo ha pasado desapercibida para los eruditos que se dedican a estas investigaciones. Espero que su gran amigo don Guillermo aficio- nado a cuestiones de arqueología, hallará en este modesto trabajo sugerencias que despierten su curiosidad para mejores frutos. Mi teoría sobre El Alosno se basa en experiencias personales que acaso ten- gan algún valor. Durante la guerra reco- rrí casi todos los caminos de España y con gran asombro observé que me encontraba más cerca de El Alosno en las tierras montuosas del alto Aragón, que en cual- quier pueblo andaluz. La manera de expresarse o de can- tar, las reacciones psíquicas de aquella gente ante cualquier circunstancia, eran exactamente iguales a las nuestras. ¿Pro- cedíamos nosotros de Aragón? No, sen- cillamente que aquellos aragoneses ru- dos y alegres eran como los hombres del D. MARCOS JIMÉNEZ ORTA. REY DEL FANDANGO ALOSNERO. Alosno, descendientes directos puros, de un fondo común racial. Éramos íberos. Luego he realizado algunos estu- dios sobre el particular que me afianzan en esta idea. Ya se sabe que lo íbero sólo queda en Soria, la antigua Arevaquia, la Alcarria, comarcas carpetanas, ciertas zonas de Aragón y dando un salto, en el Algarve portugués. Esto último ya nos dice algo. Como es natural las muchas invasiones de razas distintas que sufrió la península, fueron dejando su huella al mezclarse con el fondo autóctono y, sobre todo los árabes que empiezan a arribar a Andalucía desde el principio del neolítico, en el alba de la Historia, hacen sentir por fuerza su poderosa influencia. Tartesos, la Bética o el Al Andalus que todo es lo mismo, está saturado de tal manera por la cultura y la sangre árabes que hallar un pedazo de tierra como El Alosno, aislado, libre de arabismo es ver- daderamente extraordinario. Sin embar- go nada más cierto. Nuestra especial psicología es todo distinta a la de otras regiones andaluzas dominadas por los árabes. Las danzas de El Alosno, esas de San Juan con gravedad de rito primitivo, la del pino, en círculo como una supervi- vencia pagana del culto solar, el mesura- do continente pasos y mudanzas con que se bailan allí elfandango y las seguidillas (que no llegan a ser nunca sevillanas) demuestran igual que el cante que nada tenemos que ver con los hijos de Alá. El fandango, ese cante largo, no hondo, ale- gre y recio, no triste decadente, es un grito de lucha poderoso y magnífico, pu- ramente íbero. No quiso, ni tuvo porque el fan- dango del Alosno arrastrar la cola de modulaciones flamencas, brillantes y fal- sas como lentejuelas que caracterizan el cante andaluz que no es otra cosa en el fondo que una melopea más de los caravaneros del desierto. Claro es, objetará alguien, aue lo árabe y lo íbero, se confunden en la pre- historia y hay quien afirma que los emi- grantes del Sahara y de la Arabia llega- ron ya mezclados a nuestra península, sea como fueren aquellas primeras inmi- graciones humanas que salten el estrecho en la edad depiedra, aquíadquieren perfil

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Page 1: EL ñiosno un PUEBLO IBÉRICO PURO · PDF fileto subrayó el tipo moreno de los siluros que se encuentran todavía en Gales y en Irlanda, concluyendo de esto que los siluros habían

EL ñiosno un PUEBLO IBÉRICO PURO

Copia literal de una carta que envió D. FranciscoJiménez García (periodista de la época colaboradordel Diario Odiel con el seudónimo de "El Duende dela Placeta") a Don Marcos Jiménez Orta.Cedida gentilmente para esta revista por DoñaAntonia Luisa Jiménez Limón.

29 de Septiembre de 1946

Mi querido don Marcos: Tardíopero cierto, como dice el refrán, me dis-pongo hoy a complacerle con un pequeñoestudio sobre El Alosno y su comarca,una de las más interesantes en la historiadel mundo y que sin embargo ha pasadodesapercibida para los eruditos que sededican a estas investigaciones. Esperoque su gran amigo don Guillermo aficio-nado a cuestiones de arqueología, hallaráen este modesto trabajo sugerencias quedespierten su curiosidad para mejoresfrutos. Mi teoría sobre El Alosno se basaen experiencias personales que acaso ten-gan algún valor. Durante la guerra reco-rrí casi todos los caminos de España y congran asombro observé que me encontrabamás cerca de El Alosno en las tierrasmontuosas del alto Aragón, que en cual-quier pueblo andaluz.

La manera de expresarse o de can-tar, las reacciones psíquicas de aquellagente ante cualquier circunstancia, eranexactamente iguales a las nuestras. ¿Pro-cedíamos nosotros de Aragón? No, sen-cillamente que aquellos aragoneses ru-dos y alegres eran como los hombres del

D. MARCOS JIMÉNEZ ORTA.REY DEL FANDANGO ALOSNERO.

Alosno, descendientes directos puros, deun fondo común racial. Éramos íberos.

Luego he realizado algunos estu-dios sobre el particular que me afianzanen esta idea. Ya se sabe que lo íbero sóloqueda en Soria, la antigua Arevaquia, laAlcarria, comarcas carpetanas, ciertaszonas de Aragón y dando un salto, en elAlgarve portugués. Esto último ya nosdice algo. Como es natural las muchasinvasiones de razas distintas que sufrióla península, fueron dejando su huella almezclarse con el fondo autóctono y, sobretodo los árabes que empiezan a arribar aAndalucía desde el principio del neolítico,en el alba de la Historia, hacen sentir porfuerza su poderosa influencia.Tartesos, la Bética o el Al Andalus quetodo es lo mismo, está saturado de talmanera por la cultura y la sangre árabesque hallar un pedazo de tierra como ElAlosno, aislado, libre de arabismo es ver-daderamente extraordinario. Sin embar-go nada más cierto. Nuestra especialpsicología es todo distinta a la de otrasregiones andaluzas dominadas por losárabes. Las danzas de El Alosno, esas de

San Juan con gravedad de rito primitivo,la del pino, en círculo como una supervi-vencia pagana del culto solar, el mesura-do continente pasos y mudanzas con quese bailan allí el fandango y las seguidillas(que no llegan a ser nunca sevillanas)demuestran igual que el cante que nadatenemos que ver con los hijos de Alá. Elfandango, ese cante largo, no hondo, ale-gre y recio, no triste decadente, es ungrito de lucha poderoso y magnífico, pu-ramente íbero.

No quiso, ni tuvo porque el fan-dango del Alosno arrastrar la cola demodulaciones flamencas, brillantes y fal-sas como lentejuelas que caracterizan elcante andaluz que no es otra cosa en elfondo que una melopea más de loscaravaneros del desierto.

Claro es, objetará alguien, aue loárabe y lo íbero, se confunden en la pre-historia y hay quien afirma que los emi-grantes del Sahara y de la Arabia llega-ron ya mezclados a nuestra península,sea como fueren aquellas primeras inmi-graciones humanas que salten el estrechoen la edad depiedra, aquíadquieren perfil

Page 2: EL ñiosno un PUEBLO IBÉRICO PURO · PDF fileto subrayó el tipo moreno de los siluros que se encuentran todavía en Gales y en Irlanda, concluyendo de esto que los siluros habían

propio; fundidos en el paisaje adoptan enel transcurso de miles de años caracterís-ticas raciales que le diferencian de cual-quier otro grupo, y al comenzar la histo-ria con la llegada de los griegos, 700 añosantes de Jesucristo, lo íbero está perfecta-mente definido en el mosaico más o me-nos afín de razas humanas, Fenicios yTartesios que pueblan la península.

¿ Y qué tiene todo esto que ver conEl Alosna? -Preguntará usted-. Todo seandará y para que resulte más entreteni-do el largo camino -5.000 años de histo-ria- le contaré la del pueblo, ese pueblonuestro tan querido, tal como yo lo veo enmi imaginación, asentándome cuantopueda en bases firmes y hechos contras-tados.

Estamos en el año 2500 antes deJesucristo en las postrimerías de la Edadde Piedra. Agarrados a los montes delAlosno viven tribus íberas, acaso yatraginantes y aventureros puesto queellos fueron más tarde los inventores delas herraduras de los caballos y esto de-muestra en cuanto apreciaban los servi-cios del noble bruto.

Un día llegan unos hombres ru-bios de Oriente fuertes y trabajadoresque les dicen: - "Esas hachas de piedra nosirven, tenéis a mano otros materialesmejores". Y les enseñan el uso de losmetales, la utilización del cobre que sehalla a flor de tierra en todo el contorno.A ellos debe pertenecer ese escoplo depiedra encontrado en una gru ta del Alos-no que se conserva en el Museo Arqueo-lógico de Madrid.

Dio comienzo el período neolíticoo edad del cobre. En Alosno y Riotinto sefundan las primeras explotaciones mine-ras de Occidente. Aquellos buscadores demetales que transmiten sus conocimien-tos a los íberos indígenas, son cretenses.Se sabe que 2200 años a. C. los cretensesposeían ya grandes navios según los bar-cos de vela representados en las cazuelasde arcilla de la época.

Estos marinos de Creta, trajeronpues desde el Egeo hasta El Alosno losprincipios de la cultura. Después siguenllegando, aisladamente, durante siglos ysiglos estos mercaderes orientales, cam-

biando el cobre que ya trabajaban losnaturales por objetos de bisutería traídosdel lejano Egipto. Los cretenses alcanzansu mayor apogeo hacia el año 1600 a. deC. Es el primer imperio marítimo que lahistoria conoce, el del famoso rey Minos.-El toro de Minos, el Minotauro, que es elprecedente más lejano de nuestra fiestanacional-. El comercio de los cretenses seextendía hasta Inglaterra, donde en losmonumentos megalíticos se han encon-trado nuestras hachas de cobre, las lla-madas alabardas hispánicas que se fabri-caban en El Alosno hace más de 4.000años. Estos hombres, juntos ya con nues-tros antepasados íberos, establecieron unacorriente comercial entre Andalucía ylas Islas Británicas. Ello es probablemen-te, según algunos autores, la causa deque coincida el nombre de los Siluros deGales, con el de "Mons Siluro" andaluzque cita Avieno en su "Ora Marítima".A Inglaterra iban los andaluces en buscadel estaño para fabricar el bronce, y Táci-to subrayó el tipo moreno de los silurosque se encuentran todavía en Gales y enIrlanda, concluyendo de esto que lossiluros habían venido de España. Ade-más el dios Neto, dios turdetano de laguerra aparece igualmente en Irlandacomo Neid. Acaso los tartesios no seanmás que una variante de los cretensespertenecientes también a la cultura Egea.

Cuando los tirios o fenicios fun-daron Gades (Cádiz), hacia el año 1100a.C., encuentran ya formado en la Españameridional el reino de tartesos, el Tharsisbíblico de los metales...

Vamos al Alosno que se nos vaperdiendo en esta nebulosa de tiempostan lejanos. Tartesios y fenicios siguie-ron trabajando las minas de El Alosno,arrancando el cobre, el oro y la plata;mezclando el primero con el estaño de lascasitierades (Inglaterra) para fabricar elbronce. Hacia el año 700 a. C. llegantambién a las costas españolas nuevasoleadas griegas, esta vez los focenses,hijos de los cretenses como los cartagineseslo eran de los fenicios. ¿Hasta dónde semantiene pura la raíz ibérica de nuestracomarca ? Es de suponer que algo se mez-claría con aquellas razas. Coinciden sin

embargo todos los antropólogos que allídonde el tipo íbero es más numeroso yestá más adaptado al suelo, absorbe y setraba todos los elementos que se ponen encontacto con él. Afines del siglo Vía. C.un navegante massaliota (de Massalia,fundación fócense) descubrió en su peri-plo las costas andaluzas, en la "OraMarítima" del poeta latino Avieno, serecogen en verso las descripciones delperiplo fócense y hallamos al referirse alreino de tartesio una enumeración de lasdistintas tribus que lo poblaban, biendelimitadas racialmente en aquella épo-ca. Una de ellas eran "los Hiberos quehabitaban desde el Anas (Guadiana) has-ta el Iberus (Río Tinto).

Ellos y su país -dice- tomaron elnombre de la primera residencia de losíberos emigrados del África del Norte".

Así no solamente vemos que en elgran reino de Tartesios se distinguenperfectamente los íberos de nuestra co-marca alosnera, sino que entre elGuadiana y el Tinto, se sitúa la primeraresidencia de una raza que había de darnombre a toda la península: Iberia.

Y a partir de Tartesos, el fondoibérico que había podido mantenerse purose conserva ya siempre entre nosotrosfundiendo en su crisol racial cuantoselementos se le agregan. Ni cartaginesesni romanos ni árabes pudieron cambiaraquellas fuertes características que ha-bían perdurado 2.500 años. El Alosno espues, un pueblo íbero puro y de aquí sugran diferencia con otros andalucesinfluenciados por los árabes y su pareci-do con los de la meseta, Soria y Aragón...