el hombre que nunca tuvo derechos

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LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA “EL HOMBRE QUE NUNCA TUVO DERECHOS” En una ciudad muy grande, vivía un anciano llamado Alejandro. Alejandro vivía solo en una casa muy vieja. Un día recibió una carta del propietario comunicándole que debía abandonarla pues había decidido crear un centro comercial en el terreno que ocupaba la casa. Alejandro se puso muy triste, no tenía donde ir, no tenía hijos ni hermanos, y todos sus amigos se habían ido ya de este mundo. Alejandro pensó que acabaría durmiendo sólo, en algún rincón de una oscura calle. Además, era el mes diciembre y hacía mucho frío, y llovía casi todos los días. Pasaban los días y Alejandro no sabía que hacer, y le quedaba muy poco tiempo para irse de la casa en la que había vivido durante muchos años. La mayor parte de ellos con su mujer Esmeralda, la cual, desafortunadamente, se marchó al cielo, dejando sólo a Alejandro, el cual sólo pensaba en reunirse de nuevo con su querida mujer. Un día, en el que había nevado mucho, un niño estaba jugando en la calle donde vivía Alejandro y estaba haciendo un muñeco de nieve enorme. A Alejandro le extrañó que un niño jugara un lunes por la mañana, a esa hora los niños están en el colegio - Oye niño, ¿Cómo te llamas? - Me llamo Juan Carlos, dijo el niño - ¿Y no deberías estar en el colegio, en vez de jugar en la calle? -preguntó Alejandro. - Hoy tenemos fiesta señor, celebramos el día de la Constitución. Es un día muy importante-dijo el niño. - ¿La Constitución? -preguntó Alejandro- ¿Para qué sirve? No sirve para nada, yo me voy a quedar sin mi casa dentro de nada. El niño le respondió: - Si que sirve, es la ley más importante que tenemos los españoles. - ¿y que tiene de importancia? Le preguntó Alejandro.

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Cuento para el día de la Constitución

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Page 1: EL HOMBRE QUE NUNCA TUVO DERECHOS

LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA

“EL HOMBRE QUE NUNCA TUVO DERECHOS”

En una ciudad muy grande, vivía un anciano llamado Alejandro. Alejandro vivía

solo en una casa muy vieja. Un día recibió una carta del propietario comunicándole que

debía abandonarla pues había decidido crear un centro comercial en el terreno que

ocupaba la casa.

Alejandro se puso muy triste, no tenía donde ir, no tenía hijos ni hermanos, y

todos sus amigos se habían ido ya de este mundo. Alejandro pensó que acabaría

durmiendo sólo, en algún rincón de una oscura calle. Además, era el mes diciembre y

hacía mucho frío, y llovía casi todos los días.

Pasaban los días y Alejandro no sabía que hacer, y le quedaba muy poco tiempo

para irse de la casa en la que había vivido durante muchos años. La mayor parte de ellos

con su mujer Esmeralda, la cual, desafortunadamente, se marchó al cielo, dejando sólo a

Alejandro, el cual sólo pensaba en reunirse de nuevo con su querida mujer.

Un día, en el que había nevado mucho, un niño estaba jugando en la calle donde vivía

Alejandro y estaba haciendo un muñeco de nieve enorme. A Alejandro le extrañó que un

niño jugara un lunes por la mañana, a esa hora los niños están en el colegio

- Oye niño, ¿Cómo te llamas?

- Me llamo Juan Carlos, dijo el niño

- ¿Y no deberías estar en el colegio, en vez de jugar en la calle? -preguntó

Alejandro.

- Hoy tenemos fiesta señor, celebramos el día de la Constitución. Es un día muy

importante-dijo el niño.

- ¿La Constitución? -preguntó Alejandro- ¿Para qué sirve? No sirve para nada, yo

me voy a quedar sin mi casa dentro de nada.

El niño le respondió:

- Si que sirve, es la ley más importante que tenemos los españoles.

- ¿y que tiene de importancia? Le preguntó Alejandro.

Page 2: EL HOMBRE QUE NUNCA TUVO DERECHOS

- Es la ley que dice los derechos y obligaciones que tenemos los españoles.- le dijo

el niño.

- Ah sí ¿ y qué derechos tenemos?- le preguntó un poco incrédulo Alejandro

- Dice que todos tenemos los mismos derechos y obligaciones. Los niños tenemos

derecho a la educación y todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna-dijo

el niño

- ¿Has dicho a una vivienda? Pues a mi me la van a quitar dentro de muy pocos

días.

- Pues seguro, que mi padre, que trabaja en el ayuntamiento, le puede ayudar. Le

diré que venga a verle mañana.

Y así fue, al siguiente día el padre de Juan Carlos fue a visitar al anciano Alejandro. El

padre de Juan Carlos, que se llamaba Constantino, trabaja en el ayuntamiento y se

ocupaba de las personas que necesitan alguna ayuda, como era el caso de Alejandro.

Constantino se ocupó de que Alejandro se fuera a vivir a una casa muy bonita, donde

tenía personas que le ayudaban, pues Alejandro era muy mayor y ya tenía muchos

achaques. Allí Alejandro pudo ser feliz y todos los días se acordó de aquel niño que le

hizo ver que la Constitución es buena para todos.

Esther Gento Hernández, 3º de primaria

Ceip Dulcinea del Toboso, curso 2009/10