el golpe que nunca fue

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30-S EL GOLPE QUE NO FUE Análisis crítico desde la izquierda VARIOS AUTORES

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30-SEL GOLPE

QUE NO FUE

Análisis crítico desde la izquierda

VARIOS AUTORES

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30-S, el golpe que no fue es una publicación especial, en la cual se recogen los puntos de vista, las opi-niones, los análisis de varias persona-lidades dedicadas a la academia y al periodismo, así como los pronuncia-mientos de las organizaciones sociales y políticas de la izquierda ecuatoriana, que durante el 30 de septiembre y los días subsiguientes escribieron alrede-dor de tan histórico acontecimiento.

Este trabajo es un testimonio de quie-nes, como la mayoría del pueblo, prefirieron el análisis objetivo de lo

que sucedió, antes que la asimilación acrítica de la propaganda oficial. Es un esfuerzo que pone en evidencia la falsedad de la versión construida por el gobierno, acerca de que el 30 de septiembre se intentó dar un golpe de Estado, hubo un secuestro e intento de magnicidio al Presidente de la Re-pública.

Nuestro agradecimiento a los articu-listas del Ecuador y de otros países que contribuyeron y aceptaron parti-cipar en esta publicación.

Presentación

Ediciones Opción,octubre 2010

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Algunas ideas sobreel golpe que nunca fueEdgar Isch L.

30 – S, EL GOLPE QUE NO FUE.Análisis crítico desde la izquierda

Varios autores

Ediciones Opción.Portada: Patricio AldázImpresión: Periódico OpciónAv. Santa Prisca Oe326 y Pasaje San Luis.Teléfono 022 282 011 Mail: [email protected]: 978-9942-03-235-51 000 ejemplares.Impreso en Quito - Ecuador, en octubre del 2010

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Algunas ideas sobre el golpe que nunca fue Edgar Isch L.

Hay mucho que hablar sobre los acontecimientos de este 30 de sep-tiembre, pero el análisis político debe responder a los hechos y no a afanes de aprovecharlos para justificar posi-cionamientos e intereses de distintos sectores. La verdad, al final, es revo-lucionaria porque permite conocer la verdad y actuar adecuadamente para transformarla. El engaño, en última instancia, se desenmascara porque, como diría Lenin, “la realidad es ne-cia”. Ni unos ni otros de los que pre-tenden aprovechar estos hechos de manera parcial y tergiversada podrán obtener más que beneficios tempo-rales, pues la realidad del país no se cambia ni con palabras ni con mani-pulaciones de la información y la ver-dad.

Empecemos entonces recordando que un golpe de Estado, de los que hemos vivido muchos en América Latina o de los golpes “blandos o institucionales” ahora practicados por el imperialis-mo, requiere de ciertas condiciones. Lo fundamental, sin duda, es que al-

guien declare derrocado al gobierno vigente y anuncie quién asume la di-rección del país en su reemplazo. En lo ocurrido del treinta de septiembre en Ecuador, esto no sucedió en ningún momento. ¿Cómo puede haber golpe de Estado, si nadie plantea el cambio de gobierno?

Veamos algunos detalles:

» Los policías insubordinados ni siquiera presentaron un represen-tante o liderazgo unificado. Antes de la suspensión de los medios de comunicación para tener una cade-na nacional de información contro-lada por el gobierno de Correa, se buscaba voceros y estos no existían, solo policías que daban su opinión personal, en desorden, sin que se visibilice un discurso unificado más allá de la demanda de sus condeco-raciones y bonos.» Cuando se presentó un supuesto vocero, lo que él hizo fue plantear un pliego de peticiones y pedir que se suspenda la medida de paraliza-

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sentaciones populares en el Ecuador (el Frente Popular3 y la CONAIE4 ) de calificar a los acontecimientos como un golpe de Estado. Ello no niega que, a río revuelto, hubo gente de Sociedad Patriótica, el partido de Lucio Gutié-rrez, tratando de aprovechar el mo-mento, pero no hay nada visible ni parcial que indique que dirigieron los acontecimientos y la actuación policial.

Igual ejercicio podemos hacer con la retención del Presidente en el Hospi-tal de la Policía. Llegó allí por deci-sión propia y de su seguridad, la que nunca le abandonó ni fue desarmada; tuvo contacto telefónico y personal sin ningún control; no hubo solicitud de “rescate” ni nada parecido; allí nunca le pidieron la renuncia a su cargo; los policías no usaron nunca la palabra “secuestro”. Ciertamente, no podía sa-lir del edificio, estaba retenido en su interior, algo grave para la máxima autoridad del país y para la línea de mando, pero nada extraordinario en momentos de una protesta de esta na-turaleza (los policías levantados tam-poco señalaron que no lo dejarían salir del hospital o al menos no hubo una expresión de esa naturaleza que fuera recogida por la prensa). Situaciones de este tipo se han dado en las protestas populares frente a los órganos legis-lativos, ministros u otras autoridades del continente y, por momentos, por las protestas internacionales contra el G20, la OMC o el Banco Mundial, sin que ello sea calificado de secuestro. El uso de este calificativo tiene más que ver con el afán de sanciones y con la manera en la que en el Ecuador se ju-dicializa la protesta social.

La judialización y criminalización de la protesta son una práctica del gobierno de Correa en los últimos tiempos, en los que se profundiza la derechización del régimen. “La criminalización de la protesta social no es otra cosa que el uso de las leyes, la aplicación del Có-digo Penal para perseguir todas las modalidades de resistencia legítima como el activismo y la protesta social; esta aplicación de la ley ante un acto de resistencia ha sido tomada como un medio para debilitar una acción social y pretende limitar los actos de protes-ta que se desarrollan en el ejercicio del derecho a la libertad de asociación, expresión y manifestación pacífica. La criminalización de la protesta está siendo usada con una clara intención política de desarticular, desmovilizar, amedrentar y desacreditar a las orga-nizaciones y movimientos sociales.

Consideramos que es abusivo calificar acciones legítimas en el marco de la protesta social, como delitos de sabo-taje, terrorismo o contra la seguridad interior del Estado, delitos tipificados en los artículos del 115 hasta el 166 del Código Penal.” 5

De hecho, se estima en una centena el número de dirigentes populares (y de izquierda), hoy enjuiciados por cargos tan graves y solo por ejercer el derecho a la resistencia recogido en la Constitución. Entre los perseguidos están los presidentes de la CONAIE y Ecuarrunari, las mayores organizacio-nes indígenas del país; la presidenta de la Unión Nacional de Educadores (UNE); múltiples dirigentes campe-sinos que defienden su agua ante las

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3 Ver el comunicado del 1 de octubre ubicado a continuación.4 Más abajo podrán leer el manifiesto de la CONAIE, emitido al medio día del 30 de septiembre.5 SOCIEDAD CIVIL RECHAZA CRIMINALIZACIÓN DE LA PROTESTA SOCIAL EN ECUADOR. Manifiesto de las organiza-ciones defensoras de los derechos humanos y otras organizaciones populares. 15 de septiembre de 2010.

Algunas ideas sobre el golpe que nunca fué Edgar Isch L.

ción. Eso, por supuesto no corres-ponde a un golpe de Estado, sino a una acción huelguística. Sí, una huelga de policías, algo que tal vez solo se dio en un escándalo cono-cido como el de las “muñecas de trapo”¹ , pocos años después de la dictadura. Lo que pasa es que en el Ecuador a los policías no se les reconoce el derecho ciudadano a la libre organización y, por tanto, no tienen un sindicato que recoja y exprese sus inquietudes, lo que al menos hubiese unificado su repre-sentación.» El propio Presidente de la Repú-blica señala que se reunió con tres grupos distintos de policías mien-tras estaba en el Hospital. No con una cabeza, no con un negociador, sino con tres grupos deseosos de hablar del punto central que pro-vocó el levantamiento. Tras uno de ellos, el sargento Marco García in-forma los avances sin poner nunca en duda la autoridad del Presiden-te.2» La falta de unidad en la acción es otro hecho evidente. Si se recuer-da de declaraciones de policías en Guayaquil y otras ciudades, ellos señalan que lo hicieron porque en el principal cuartel de Quito lo ha-bían hecho. No hay ninguno que hable de una coordinación o plani-ficación. » Mucho más estas características se muestran para el grupo de mili-tares que se tomó la pista del aero-puerto de Quito (y no sus áreas de control y comunicaciones), quienes ni siquiera quisieron hablar con la prensa.

» Más allá del tema inmediato de interés, los insubordinados no hi-cieron ninguna declaración contra el gobierno, ninguna propuesta de cambios políticos y no buscaron te-mas que les permitan unificar sus demandas con otros sectores socia-les. Los golpistas suelen presentar-se como los salvadores del conjun-to de la sociedad, pero eso tampoco pasó aquí.» Desde el punto de vista simbólico, en un golpe de Estado es obligatorio tomar como ejemplo el Palacio de Gobierno, para ratificar y demos-trar el cambio de poder. Aquí ni si-quiera hubo un intento de hacerlo.» De igual manera, es obligatorio tomar el control de los medios de comunicación para informar las ór-denes de los golpistas. De esto tam-poco hubo el más mínimo intento.» Ni existió la pretensión de anun-ciar al mundo el cambio de gobier-no y buscar aliados internaciona-les, otra necesidad de cualquier golpe de Estado.

¿Será que las fuerzas de seguridad involucradas olvidaron que un golpe de Estado se planifica? ¿Será que no nombraron a los responsables de ta-reas básicas como la vocería? O ¿será simplemente que no hubo golpe de Estado y que lo que sí fue un levan-tamiento policial cuyas causas y con-secuencias deben ser analizadas con seriedad?

Esto explica el desacuerdo del coman-dante de la Policía, de las Fuerzas Ar-madas y de muchos sectores del país, especialmente las más nítidas repre-

¹ Levantamiento popular en el Regimiento Quito, durante el gobierno de Oswaldo Hurtado.2 http://www.ecuadorinmediato.com/index.php?module=Noticias&func=news_user_view&id=134902&umt=Miembro%20de%20la%20Policía%20reconoce%20que%20están%20desinforma-dos%20tras%20reunirse%20con%20Presidente%20Correa

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entre 500 y 5 mil personas alrededor del Hospital en el cual estaba el Pre-sidente. Aún las cifras más altas son pequeñas, seguramente menores al número de funcionarios estatales que ingresaron como miembros de Alian-za País y, además, no toda esa gente estaba a favor de Correa, sino de la de-mocracia.

El rechazo a cualquier intento de la derecha de realizar un golpe de Estado no se discute, y en consecuencia la de-

fensa de la democracia. Pero amplios sectores del pueblo demandan gran-des cambios y el cumplimiento de la Carta Constitucional vigente. Es el go-bierno el que deberá decidir con quién y a favor de quién gobierna.

Las lamentables muertes, el funesto enfrentamiento militar – policial, las heridas que quedan, confirman que en el Ecuador hay mucho por hacer para lograr el cambio orientado al Sumak Kawsay y el socialismo.

Quito, 2 de octubre de 2010.

transnacionales mineras; estudiantes universitarios que defienden la au-tonomía universitaria. Y, el caso más grave, el presidente nacional de la Fe-deración de Estudiantes Universita-rios del Ecuador, detenido ya por casi 10 meses bajo cargos de terrorismo y en un proceso que claramente lo ubica como preso de conciencia.

Ninguno de estos luchadores judicia-lizados ni sus organizaciones pueden ser identificados como de derecha o pro-imperialistas. Ninguno cometió más delito que ejercer el derecho a la resistencia, recogido en el artículo 98 de la Constitución. Se oponen a leyes de continuidad neoliberal, a la falta de diálogo para su aprobación, a la impo-sición de los puntos de vista presiden-ciales.

Estos y muchos otros hechos hacen que cualquier comparación con Ve-nezuela o Bolivia sean equivocadas y no permitan un debate fructífero. Ni Chávez ni Evo han dicho que ellos no son antiimperialistas ni anticapitalis-tas, como sí lo dijo Correa ante Hilary Clinton en su visita al Ecuador; ni pre-sentan los devaneos del gobernante ecuatoriano cada vez más alejado de sus electores y de las organizaciones populares. Por el contrario, su acerca-miento a la derecha lo simboliza inclu-so en el pedido de amnistía a Alberto Dahik, ex vicepresidente impulsor de las mayores contrareformas neolibe-rales y enjuiciado por peculado y otros delitos comunes.

El levantamiento policial por supues-to puso en cuestión la vigencia de la democracia en el país. Pero también lo ha hecho meses atrás la existencia de una Asamblea Nacional sin deter-minación propia para legislar, con una mayoría que silencia sus opiniones y

solo recoge las determinaciones del Presidente de la República. Precisa-mente la acción policial se presenta como resultado de un veto presiden-cial al que se allana la mayoría go-biernista de la Asamblea, rompiendo al igual que en otras leyes cualquier acuerdo o resultados de consulta a los sectores involucrados.

Las organizaciones populares y la iz-quierda no plantearon nada que las li-gue con la derecha que, hay que decir-lo, también estaban asustadas del “mal ejemplo” que daba la Policía y el “pre-cedente” intolerable porque deben ser “obedientes y no deliberantes”. Lo que expresaron es el hecho que esta acción se sumaba a las de otros sectores po-pulares, los empleados públicos y las centrales sindicales, contra la concul-cación de sus derechos. La tropa poli-cial es también un sector laboral afec-tado por la situación del país, a pesar de mejoras que efectivamente ha teni-do en este gobierno. Por no consultar-les, se generó un conflicto en torno a “prevendas” que son simbólicas, pues se trata de sus medallas acompañadas de un aporte económico que, según se difundió, suele ser por ejemplo de 1.200 dólares por una vez a los 15 años de servicio.

Los acontecimientos llaman a recon-siderar que la democracia y la sobe-ranía residen en el pueblo y no en el gobierno. La continuidad del giro a la derecha y la prepotencia guberna-mental desconocen el papel del pueblo y se distancian de él. El gobierno debe reflexionar incluso considerando que por esta razón no hubo acciones po-pulares de respaldo más que en pocas ciudades y con un número de partici-pantes que debe llevarle a preguntar-se. En Quito, el centro de toda acción de respaldo, las estimaciones varían

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30-S: ¿golpe de Estado o golpe a la verdad?

Ramiro Vinueza P.

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30-S: ¿golpe de Estado o golpe a la verdad? Ramiro Vinueza

Rafael Correa y la llamada “revolución ciudadana” desarrollan una particular alquimia en la que se mezclan la prepotencia, el autorita-rismo como estilo de gobierno y la promulgación de leyes que afectan la soberanía nacional, que reducen o eli-minan los derechos de los trabajado-res y los pueblos. Dos ingredientes que al llegar a su punto producen mucho descontento, movilización y estallidos sociales, como el protagonizado el 30 de septiembre por elementos de la tro-pa de la Policía Nacional.

Y es que, mientras el gobierno más se aleja de los postulados patrióticos y democráticos que profesó en sus ini-cios, mientras más ataca a las organi-zaciones sociales y populares que pau-latinamente le han retirado su apoyo por su política anti popular, mientras se afectan derechos de los trabajado-res, requiere de un gobierno de fuer-za, autoritario y represivo. Así que el estilo de Correa no tiene que ver solo con desordenes emocionales, con su temperamento volátil, es una línea del

gobierno que responde cada vez más desembozadamente a los intereses de la burguesía y las transnacionales.

Esta política es la que en los últimos meses ha generado un sin número de reclamaciones, de pedidos de diálogo, rectificaciones y movilizaciones a las que el gobierno simplemente no ha dado oído, y es más, en su dogmáti-ca conducta de aplicación del Plan de Desarrollo elaborado en la Secretaría Nacional de Planificación y Desarro-llo (SENPLADES) ha desdeñado todo tipo de propuestas y planteamientos realizados por las organizaciones del movimiento indígena, de los trabaja-dores, maestros, estudiantes, de las universidades; incluidos los miembros de su propia bancada parlamentaria, a quienes presionó y chantajeó con la muerte cruzada.

Estos giros hacia la derecha, estas in-voluciones a sus orígenes demócrata-cristianos, esta regresión a la doctrina social de la iglesia, en la cual, según su hermano Fabricio, fue educado Co-rrea, son más evidentes. Hace pocos

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haberlos defendido frente al gobierno. En el Regimiento Quito, el ex coman-dante de la Policía, Freddy Martínez, fue recibido con abucheos e impedido de hablar bajo el grito de “traidor”.

Este sentimiento que tenía la tro-pa contra sus superiores llevó a sus miembros a plantear la salida de la cú-pula policial, pero en ningún momen-to se pronunciaron por un cambio, salida o derrocamiento del gobierno. Cuando el presidente Correa llegó al recinto policial los gritos eran: “Correa mentiroso”, “Correa traidor”.

Luego de la accidentada salida del Pre-sidente del Regimiento Quito, una de-legación de los policías de tropa hizo público un ‘pliego de peticiones’ que lo trasmitieron en varios canales de tele-visión, en el que señalaron que no es-tán en contra del Presidente, sino que quieren que se respeten sus derechos, que se les tenga la misma considera-ción que a los oficiales, porque no es justo, decían, que un oficial recién gra-duado gane 1.400 dólares frente a un sargento que, después de 25 años de servicio, gana 1.200 dólares.

Todas estas acciones tenían un carác-ter reivindicativo, no evidenciaban un plan de “conspiración”, y menos el “intento de un golpe de Estado”. Nadie anunció un cambio de gobierno, o que alguna persona nueva podía asumir la dirección del Estado, que son algunas de las condiciones básicas para que se produzca un golpe; los policías insu-bordinados no tenían un vocero o li-derazgo unificado, casi todos daban su opinión personal y no iban más allá de la demanda de sus bonificaciones.

Otras guarniciones policiales en el país se sumaron cuando conocieron que en Quito sus compañeros se ha-

bían paralizado, e hicieron lo que pa-radójicamente siempre impidieron en las calles reprimiendo a los jóvenes: quemaron llantas y gritaron consignas como: “la tropa unida, jamás será ven-cida”.

Plantear que esto fue una conspira-ción, o el intento de un golpe, es una mentira que por mucho repetirla se la quiere pasar como verdad. Este es un hecho huelguístico común y corriente, que por ser protagonizado por la Poli-cía, por supuesto tiene efectos y reper-cusiones que no son los mismos que la huelga en una fábrica. En este caso, la paralización policial generó una situa-ción que la aprovechó la delincuencia para realizar saqueos y asaltos; creó un estado de miedo y desprotección en la población.

El giro de los acontecimientos

La situación en el Regimiento Quito cambió con la llegada del Presiden-te Correa, quien en forma prepotente y autoritaria pretendió ingresar en el recinto policial, esto enardeció a los policías, quienes impidieron su ingre-so en primera instancia, sin embargo, Correa volvió a insistir y entró a la fuerza por una segunda puerta, por-que según el ministro Jalkh, “no podía perder el principio de autoridad” y, se-gún el mismo Presidente Correa, por-que “él es así”, en su vanidad pensaba que los policías a los que había vetado en la ley, lo querían mucho.

En el discurso que el Presidente hace ante los policías los increpa diciendo: “¡quién ha hecho más que este gobier-no!”, les dice que nadie les ha subido los sueldos como él y que no conocen la ley, esto provoca un bullicio gene-ralizado, consignas y gritos propios de estas situaciones. Ante esto el presi-

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meses, a propósito de la visita de la Secretaria de Estado de EE.UU, Hi-llary Clinton, señaló que su gobierno no era “ni anticapitalista, ni antiimpe-rialista”.

La reinstitucionalización estatal que busca Correa tiene que ver con la apli-cación de reformas dentro de un Esta-do burgués, que tienen como propó-sito reformular las condiciones de la acumulación capitalista, por tanto no se propone en el fondo ninguna trans-formación sustancial que no sea para afirmar el sistema. Cualquier cambio será epidérmico, superficial, como ha sucedido con los bonos, con la cons-trucción de algunas escuelas del mi-lenio, con contratos temporales para miles de maestros y médicos. Mien-tras busca ganar clientela electoral con estas medidas, Correa favorece y for-talece la propiedad privada, estimula a los viejos y nuevos ricos.

Estas circunstancias han generado una intensificación y ampliación de la movilización popular, de los traba-jadores en defensa de sus derechos de organización, por estabilidad y mejo-res salarios; de los pueblos indígenas y campesinos en defensa del agua como un derecho humano. Se han moviliza-do poblaciones enteras contra la Ley de Minería, que claramente favorece a las transnacionales, lo mismo ha suce-dido con la ley de Educación Superior, que elimina el cogobierno estudiantil, la autonomía universitaria; con el Có-digo de Ordenamiento Territorial, que faculta a los municipios a crear más impuestos y a elevar el precio de los combustibles.

Ha sido constante también la lucha de los jubilados para mejorar sus pensiones y la atención por parte del seguro social, de los pequeños comer-

ciantes por una ley que garantice sus derechos. El pueblo ha rechazado un nuevo endeudamiento externo y el in-volucramiento del país en el Plan Co-lombia.

La respuesta de Correa: el brutal des-alojo de los mineros en la provincia de Zamora, hace un año la muerte del maestro indígena Bosco Wisuma y la brutal incursión en Dayuma. Además, cientos de líderes indígenas, mujeres, maestros, jóvenes estudiantes opues-tos a la política del régimen son de-tenidos, enjuiciados y perseguidos. Varios de los dirigentes de los pueblos indígenas y negro han sido objeto de los más perversos ataques racistas; los jóvenes universitarios, los dirigentes políticos de la izquierda son insulta-dos y acusados, sin ninguna prueba, de terroristas, recurso recogido del experimentado narco gobierno de Ál-varo Uribe Vélez.

En las semanas previas al 30 de sep-tiembre la lucha creció, la Asamblea Nacional tocaba casi el fondo en su credibilidad y el gobierno de Correa sufría un franco desgaste.

Las tropas amotinadas reclaman sus derechos, no la cabeza de

Correa

El veto presidencial a la Ley de Servi-cio Público dejó inconformes a miles de servidores públicos, entre los que están los policías que se vieron afec-tados en sus bonificaciones y en sus ascensos, motivando que la tropa se tome algunos cuarteles y salgan a las calles como una forma de expresar su descontento y presionar para rectifica-ciones. En la tropa había una fuerte in-dignación contra la oficialidad policial, a cuyos miembros acusaron de haber-los abandonado y traicionado, de no

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que las acusaciones de conspiración caen por su propio peso.

¿Y el Ejército?

Los miembros de tropa del Ejército te-nían acuerdo con la paralización poli-cial. En verdad estuvieron de acuerdo con ir a la medida de hecho, solo que en este caso las negociaciones realiza-das por el ministro de Defensa, Javier Ponce, evitaron que se sumen y, aun-que un poco más tarde de lo dispues-to, acataron la disposición de tomar el control del país; esto prueba también que no hubo tal asonada golpista, sino un problema de reivindicaciones eco-nómicas. El mismo jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, ge-neral Ernesto González, respaldó el orden constitucional e insistió en el pedido de revisión o anulación de la Ley de Servicio Público.

La cadena indefinida y obligatoria fue dando sus frutos, los publicistas y pro-pagandistas del régimen pulsaban de-tenidamente la situación y a la figura de intento de golpe se sumó la idea de que el Presidente estaba secuestrado y de que había la intención de matarlo, con esto se dio la pauta para el Decreto de Estado de Excepción, la moviliza-ción de las Fuerzas Armadas y la orden de rescate del presidente Correa.

El país entró en laincertidumbre

Estos hechos cobraron los ribetes de lo espectacular. Emulando a su pre-sidente, un furibundo Ricardo Patiño arengaba a un grupo de empleados públicos y militantes de Alianza País para marchar a liberar al Presidente de la República, los periodistas Xavier Lasso y Giovanaa Tassi hacían lo mis-mo desde la Radio Pública. Si supues-

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tamente Correa estaba rodeado con gente que lo quería matar y bajo la vi-gilancia de francotiradores, ¿cómo es posible que estos líderes políticos y de opinión del gobierno no hayan medido el peligro al que exponían a su propio Presidente? ¿Pensaban que con solo gritos, piedras y palos podían hacer-lo? ¿No era mejor que los expertos -en este caso los militares- hagan su traba-jo? ¿Por qué provocar a los ya enarde-cidos y nerviosos amotinados? ¿Fue la orden de invasión masiva y en medio del fuego, por parte de alrededor de 700 militares, la mejor estrategia de rescate al primer mandatario?

No lo sabemos todavía, pero sí es ne-cesario advertir que ni Patiño, ni Las-so, son gente estúpida.

La cinematográfica salida del presi-dente Correa del Hospital de la Policía fue trasmitida en vivo y en directo por la televisión pública; en la Plaza de la Independencia se colocó una pantalla gigante para que los dos mil partida-rios de PAIS vean las incidencias de tan espectacular y sangriento acto de “rescate”.

Ya “liberado” y desde el balcón pre-sidencial, en medio de los aplausos y vítores de sus partidarios, retomó sus poses autoritarias, prepotentes y con-minatorias; acusó sin pruebas, defor-mó nuevamente la verdad y llamó a la vindicta pública, dijo que “no habrá perdón ni olvido”.

Se conce que 58 líderes de la izquierda están incluidos en una cacería de bru-jas absurda, a través de los organismos de justicia. La intención es justificar el ataque militar y sus resultados, bajo la idea de que hubo un intento de golpe de Estado.

dente Correa pierde la cabeza y en un impulso de ira se abre la corbata y la camisa y desafía a los enardecidos po-licías a que lo maten. Inmediatamen-te, como resultado de esta imprudente actuación, en medio de una trifulca en la que hay gases, golpes, insultos, y también gritos que pedían orden y tranquilidad, Correa sale de ese sitio hacia el Hospital de la Policía, donde es atendido de emergencia.

Casi al medio día, miembros de tropa de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) se toman la pista de la Base Aérea de Quito, con los mismos reclamos que la tropa policial; se conoce que el mismo malestar existía en el Ejército.

A esa misma hora se ordena la ca-dena “indefinida e ininterrumpida”, en la que los únicos voceros eran los invitados por el canal público; en ge-neral ministros de Estado y políticos que apoyaban al presidente Correa. A partir de ese momento cobra fuerza un bien armado discurso que señala que la democracia estaba en peligro, que existe el intento de un golpe de Estado, que una conspiración está en marcha y que el Presidente está secuestrado en el Hospital de la Policía. La población fue objeto de esta ofensiva mediática gubernamental por más de 7 horas y, efectivamente, esta idea empezó a co-brar credibilidad; la preocupación por la suerte del primer mandatario era evidente, pues a ratos los medios pú-blicos decían que no estaba secuestra-do, luego que sí, y que quienes preten-dían hacerle daño se estaban entrando por los techos; por momentos decían que las cosas volvían a la calma, pero al mismo tiempo mostraban imágenes que reflejaban lo contrario...

Sin embargo, el Presidente secues-trado recibía a sus ministros, recibió

a tres delegaciones de los policías su-blevados, dio entrevistas a los medios públicos, saludaba a sus simpatizantes desde la ventana y ordenó el operativo militar para su liberación.

Se conoce que la cúpula policial le pi-dió que abandone el hospital en pre-vención de los enfrentamientos con los militares, pues conocieron de la orden de intervención del Ejército.

En realidad, la democracia represen-tativa nunca estuvo en peligro, nin-guna fuerza social ni partido político hablaron o plantearon la salida de Co-rrea, todos hablaron de la necesidad de resolver el conflicto por la vía de la negociación y el diálogo; incluso el mismo Vicepresidente de la Repúbli-ca lo planteó desde Guayaquil y señaló que ni el primer mandatario ni él de-berían ir, porque para ello estaban los Ministros, que de paso fueron insulsos y cobardes.

El insistente mensaje del régimen so-bre el supuesto “golpe de Estado con-tra la democracia ecuatoriana” hizo su efecto en el exterior y trajo casi inme-diatamente los respaldos del gobierno norteamericano y de la ONU, de la UNASUR y los gobiernos de la región, empezando por Perú, Colombia, Chile.

Por su parte, las más importantes or-ganizaciones populares del país, que han reivindicado sus aspiraciones durante todo este período de derechi-zación del gobierno, han deslindado campos y denunciado permanente-mente las reales o supuestas acciones de conspiración de la derecha y el imperialismo. De esta manera se han pronunciado organizaciones como la CONAIE, ECUARUNARI, las Centra-les Sindicales, el FRENTE POPULAR y todas sus organizaciones, de modo

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Rafael Correa y el golpede Estado del cabo CotoneteFernando Villavicencio V

Las actitudes vengativas, retaliatorias y las sanciones que aplique el régimen, dejarán profundas heridas en las tro-pas policiales; y en varios sectores so-ciales grandes resentimientos contra el gobierno, que ha logrado salir triun-fante de esta crisis. Pero la línea auto-

ritaria, antidemocrática, entreguista no tendrá asidero, será enfrentada por los trabajadores y los pueblos, pre-cisamente porqu3e éste ya no es un proyecto del pueblo, es el proyecto de Correa, de las transnacionales y de la oligarquía.

2 de octubre de 2010

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El marco de honor de golpistas lati-noamericanos está decorado de ape-

llidos: Galtieri, Videla, Trujillo, Pino-chet, Durán Arcentales, Castro Jijón. Generalmente, los golpes de estado lo

dirigen generales y almirantes, solo en Ecuador, cabos y sargentos.

Mariano Farinango, campesino de la provincia de Cañar, se hizo po-licía luego de un frustrado intento de convertirse en migrante; en su adoles-cencia soñó con ser agrónomo, pero el destino patrio y la desesperación eco-nómica lo condujeron a un uniforme, no ingresó a la academia policial, por donde llegan los generales, se quedó abajo en el mundo de los rasos, cabos y sargentos, sus compañeros de botas le dicen “Cabo Cotonete[i]” por su afi-ción a meterse en partes escondidas y difíciles.

Le enseñaron obediencia, disciplina y lealtad, endureciéndole carne y es-píritu hasta secar sus lacrimales, le adiestraron las manos con todo tipo de armas defensoras de la democracia. Ha vivido duras jornadas reprimiendo

a gente muy parecida a él: en Dayu-ma, Molleturo, Zamora, Morona, a los “guambras” del Colegio Mejía; ya ha perdido la cuenta de las bombas lacri-mógenas lanzadas y cuántos cuerpos ha sometido, aunque en todas lo feli-citaron en nombre de la patria, de la ley y del gobierno revolucionario.

El jueves 30 de septiembre, Mariano Farinango se encontró al otro lado de la realidad, en el hospital de la policía en Quito, donde hace dos días nació su hijo, Walter; llegó a sentirse padre y se encontró con la revuelta. Entonces le tocó moverse entre la cuna y la calle, no podía ser extraño al reclamo de sus compañeros. Inexperto en protestas, tuvo que recordar y acomodar las con-signas que tantas veces silenció: “la tropa unida jamás será vencida”, no tenían otra, es la única que registra el diccionario callejero y además tiene rima y musiquita. Prendieron fuego a las llantas que tantas veces apaga-ron, saludaron con los “guambras” del Mejía que tantas veces reprimieron, y hasta improvisaron pasamontañas con camisetas al estilo “zapatista”,

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bres y hacerse de la vista gorda frente a los peces gordos, ellos solo querían un trabajo para sobrevivir, en una so-ciedad que no pudo ofrecerles más.

Los oficiales palidecieron, las estrellas opacadas, palas y charreteras huérfa-nas de brillo. El poder quedó desnudo de poder, los ministros y asambleístas revolucionarios sin guardaespaldas, sin motonetas ni carros blindados, alargando el paso, pisando huevos, parecían vendedores de pólizas de se-guro en guerra civil, apenas ropa con carne y hueso.

Los mandos medios de la revolución, corrían a buscar banderitas verdes descoloridas, por facebook y tweeter llamaban a sus pares hasta la plaza grande a defender la democracia y de paso sus puestitos ganados sin con-curso de merecimiento; otros los más gatos, por si acaso, mandaron sacar de sus despachos toda prueba que los in-volucre con varios ceros a la derecha arrancados del erario nacional.

Afectado por los gases, la presión ar-terial enloquecida, la rodilla inflama-da y los nervios destrozados, el Presi-dente fue atendido en el hospital por médicos y enfermeras de la Policía, se instaló en la habitación 302 donde recibió todas las atenciones, hasta ese momento jamás se habló de secues-tro ni nada por el estilo, tanto así que entraban y salían ministros, asam-bleístas, periodistas de los medios ofi-ciales, en algo muy parecido a un gabi-nete itinerante de los que arma todas las semanas. Desde el hospital, Rafael Correa, despachó, dispuso el estado de excepción, la movilización militar, se quejó ante sus colegas del mundo, ente la condenada OEA y la UNASUR, ordenó una cadena nacional de radio y televisión ininterrumpida, en la cual

solo desfilaron las voces gobiernistas; desde entonces los locutores de la ra-dio pública se convirtieron en agita-dores, convocando al país a levantarse para liberar al Presidente secuestrado y sofocar el golpe de estado. Secuestro especial, lleno de periodistas, cronis-tas gráficos, enfermeras, médicos, en-fermos, niños, miembros de fuerzas especiales, asesores venezolanos y el gabinete en pleno entrando y saliendo del escenario de “cautiverio”.

Todas las versiones de médicos, en-fermeras, periodistas independientes, oficiales de policía y la lógica de los acontecimientos, conducen a señalar que en horas de la tarde del 30 de sep-tiembre, los guionistas del régimen ar-maron su propia obra teatral. El Pre-sidente “quería salir con la frente en alto”, no podía abandonar el hospital en medio del himno policial y la calle de honor que le prepararon los Fari-nangos, Quishpes y Daquilemas, no, él es RC, Revolución Ciudadana, y te-nía que salir redimido por su Estado Mayor, convertido en héroe en medio de un teatro de guerra, con muertos y heridos, con recién nacidos asfixia-dos, mujeres y hombres enfermos, do-blemente enfermos, con un hospital bombardeado.

El himno de la policía se había acaba-do, la calle de honor esperando que salga el Presidente, cuando de pronto, sin aviso, el asalto total, un pequeño Bagdad en Quito. Entre la música de las ametralladoras, gritos y silencios eternos, Rafael es rescatado de las “ga-rras de los golpistas”, por sus grupos de élite, mientras en Palacio la muche-dumbre llora y vibra con las imágenes transmitidas en vivo y en pantalla gi-gante que se había preparado. El hé-roe llega, hace lo que sabe, se ubica en la tarima, toma el micrófono, mira a

Rafael Correa y el golpe de Estado del Cabo Cotonete Fernando Villavicencio V

para no ser identificados por los gru-pos de élite y la inteligencia de PAIS.

¿Qué había tras de esas consignas y de una protesta que inició en un cuar-tel de Quito y de pronto contagió a los demás recintos policiales del país e incluso a varias unidades militares, ministerios y empresas públicas? Era el rechazo al veto presidencial a la ley de servicio público que modifica y conculca varios derechos y conquistas adquiridas por casi medio millón de trabajadores del Estado. Sí, eso y nada más que eso; y estalló por el lado de la policía, porque otras organizaciones de trabajadores públicos están enmu-decidas, la mayoría de sus dirigentes degustando caviar en Carondelet, en nombre de una revolución que se en-gulló cualquier signo de dignidad y socialismo. La tropa policial y militar son servidores públicos más allá de los roles que cumplan en el Estado y como tal se levantaron, sin siquiera medir las consecuencias de su poder. Los policías ejercieron el mismo dere-cho de un trabajador de la salud o del ministerio de obras públicas, solo que el impacto dejó en harapos al gobierno y al desnudo lo que en el fondo es el Estado y el poder: “un grupo de hom-bres armados”.

De pronto, sin que estuviera en la agenda del Cabo Cotonete y demás huelguistas uniformados, el Coman-dante en Jefe de las Fuerzas Arma-das, Rafael Correa, desobedeciendo el descanso médico de 15 días dispuesto por los galenos que intervinieron su rodilla, apareció allí, sostenido en una pierna y en una muleta, con su Minis-tro de Policía mojado de miedo, entre la tropa, haciendo gala de su estilo de gobierno: soy el Presidente, soy la Asamblea, soy la Corte de Justicia, soy el Gabinete, soy el Comandante de Po-

licía, soy el Estado, soy la democracia.

Con una valentía parecida a estupi-dez y a provocación, hizo lo que mejor sabe: asaltar micrófonos, cámaras de tv, posicionarse en la tarima, agitar la adrenalina social y extremar pasiones. Emulando al ex Ministro de Energía de Gutiérrez, Carlos Arboleda, “Tar-zán de la Alpallana[ii]”, desafió a to-dos, abriéndose la camisa y pidiendo que lo maten. Como en un Macondo urbano, la presa se lanzó a la pólvo-ra, la víctima con sus propios pies, al menos con uno, fue directo a sus cap-tores, “rogando” que lo secuestren. Desbordó los límites, sobreactuó, y en las puertas del hospital recibió de su propia medicina: saboreó el bromuro de bencilo (clorobenzilideno malono-nitrilo) o gas lacrimógeno tantas ve-ces usado en contra de “ambientalis-tas infantiles”, “izquierdistas bobos”, “mineros mafiosos”, “burócratas do-rados”, “melenudos”, “bandoleros”, “enemigos del cambio”, como suele acusar cada sábado a quienes no le ha-cen reverencia.

Farinango con su hijo llegando y las familias de sus compañeros tomados los cuarteles, los jefes: coroneles y ge-nerales, intentando calmarlos, incluso bajo amenazas, pero ellos tenían las armas y eran mayoría, casi cuarenta mil frente a unas cuantas decenas de comandantes armados de susto. La cadena de mando y obediencia se hizo trizas, la tropa policial desconoció las órdenes de arriba; los “nadies” se re-belaron calificando a sus comandan-tes de traidores. Obligados a cumplir órdenes en nombre de la democracia, a dar la cara y poner la bala en nom-bre de un poder invisible y cobarde, a mancharse las manos para que otros anden limpios, a golpear y luego gritar su dolor en silencio, a encarcelar po-

Rafael Correa y el golpe de Estado del Cabo Cotonete Fernando Villavicencio V

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Sudamérica para los sudamericanos

Raúl ZibechiUruguay

las cámaras, acomoda la sonrisa, se pone la alimentadora en la garganta y dispara: “una vez más la revolución ha triunfado, el golpe de estado de la derecha ha sido sofocado, hasta la vic-toria siempre”

Caído el telón, Mariano corre a ver a su hijo y a su esposa, los abraza y llora las otras lágrimas, aún se siente el gas, Walter se ha bautizado en el oficio de su padre. Al día siguiente, la Fiscalía acusa al Cabo Cotonete de conspira-ción e intento de golpe de estado con-tra el gobierno revolucionario.

Mariano Farinango, tiene que re-nunciar obligatoriamente, como dis-pone la nueva ley del sector público; los ahorritos y bonos del Estado que reciba, ojalá le alcancen hasta el año

Rafael Correa y el golpe de Estado del Cabo Cotonete Fernando Villavicencio V

2016, cuando Walter cumpla 16 años, y pueda ir a la Academia de Policía a hacerse General. Para entonces Rafael Correa se postulará a su sexto manda-to, Walter ya podrá votar, pero nunca olvidará aquel 30 de septiembre de 2010, cuando junto al Presidente, es-tuvo secuestrado por su padre, el Cabo Cotonete.

NOTAS:

[i] Cabo Cotonete: personaje creado por el ac-tor Carlos Michelena.

[ii] Carlos Arboleda: ex Ministro de Energía de Lucio Gutiérrez, fue bautizado como “Tar-zán de la Alpallana”, porque en una asamblea de trabajadores petroleros se abrió la camisa y desafió a que lo maten. Arboleda fue de los primeros personajes en aparecer en los me-dios oficiales defendiendo al Presidente Co-rrea.

Martes, 5 de octubre de 2010

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Un pequeño número de policías se insubordinó en la mañana del jueves 30, sobre todo en la ciudad de Quito, pero también en Guayaquil y Cuenca, en rechazo a la Ley de Servicio Públi-co que, según manifestaron, perjudica sus ingresos y varios beneficios corpo-rativos. Cuando el presidente Rafael Correa acudió al regimiento de Quito número 1 tomado por los insubordi-nados, fue abucheado, mojado y ga-seado, y luego retenido durante horas en el Hospital de la Policía Nacional. Los policías también tomaron el Par-lamento e impidieron su normal fun-cionamiento, y soldados de la fuerza aérea ocuparon el aeropuerto interna-cional de Quito.

Con el paso de las horas, la insubor-dinación policial se convirtió en crisis política e institucional que forzó al presidente a decretar el estado de ex-cepción, primero, y más tarde a nego-ciar con representantes de los policías una salida a la crisis. No se trata, en rigor, de un golpe de Estado, aunque la sensibilidad de las izquierdas lue-

go de los sucesos de Honduras, hace algo más de un año, justificó la mayor alarma. Fue el entorno de Lula el que primero percibió que las cosas no sal-drían de su cauce y que la protesta po-licial quedaría en eso, más allá de lo exagerado, exacerbado y desmedido, además de ilegal e inconstitucional, de su accionar.

La crisis deja varias lecciones. La pri-mera es la respuesta fulminante de la Unasur, que fue capaz de reunirse en pocas horas para acotar la crisis ecua-toriana y encauzarla como ya había he-cho dos años atrás cuando la derecha boliviana buscaba jaquear al gobierno de Evo Morales. La rápida convocato-ria a una cumbre de presidentes de la Unasur, convocada a contrarreloj y ce-lebrada la misma noche del jueves 30 en Buenos Aires, es una clara muestra de que vivimos tiempos nuevos en los que el golpismo, en cualquiera de sus formas, ya no corre.

La segunda es que la región ha ido tomando forma propia, que ya tiene

Sudamérica para los sudamericanos Raúl Zibechi

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una madurez que le permite encarar situaciones complejas más allá de las diferencias entre los gobiernos que la integran. La rápida respuesta de todos los gobiernos es una de las mejores noticias. Los de Colombia y Perú mos-traron desde el primer momento su apoyo a Correa, cerrando incluso sus fronteras y dejando de lado antago-nismos y diferencias, y mostrando que son más las cosas que los unen que las que los separan. No puede olvidarse que menos de dos años atrás Ecua-dor y Colombia rompieron relaciones a raíz del bombardeo al campamento de Raúl Reyes el primero de marzo de 2008.

La tercera lección que deja esta crisis es la tardía reacción de la Casa Blanca que declaró su apoyo a Correa después que los militares ecuatorianos habían acordado la continuidad constitucio-nal y luego de ser emplazada por el gobierno cubano para que se pronun-ciara claramente.

En adelante, las crisis regionales se-rán resueltas en la región. Sudamé-rica para los sudamericanos podría ser el nuevo lema capaz de regir la vida política en esta región que ya no es patio trasero de nadie. Los hechos confirman el aserto del economista brasileño José Luis Fiori en un artí-culo publicado en el periódico Valor (29-IX-2010), en el que alerta que la región está viviendo una revolución intelectual, que ya consolidó una nue-va manera del continente de mirarse a sí mismo y al mundo, y a sus propios desafíos asumidos como oportunida-des y opciones, que deben ser hechas a partir de su propia identidad y de sus propios intereses.

Los principales líderes de la región ya no piensan, ni pueden hacerlo, en fun-

ción de sus relaciones con los centros de poder, que viven una profunda y prolongada crisis, sino en base a inte-reses propios. En Ecuador, ni siquiera la derecha más retrógrada, como la que encabeza el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, ha sido capaz de apoyar a los sublevados.

Por último, la crisis deja otra lección también importante. Las guberna-mentales fuerzas del cambio, o de la revolución ciudadana en el caso de Ecuador, no pueden enajenarse el im-prescindible apoyo de los movimien-tos sociales. El presidente Correa ha estado enfrentado con el movimiento indígena, con sindicatos y los más di-versos colectivos. Ciertamente, man-tienen posturas muy diferentes en asuntos decisivos como el uso de las aguas por las multinacionales mineras y por otras razones vinculadas al mo-delo de desarrollo. Pero Correa elevó en varias ocasiones el tono de la con-frontación, agrediendo innecesaria-mente a dirigentes sociales con acusa-ciones fuera de lugar.

El comunicado de la Conaie habla por sí solo. Acusa a Correa de haberse em-peñado en atacar y deslegitimar a los movimientos sin haber tocado las es-tructuras de poder de la derecha. Esa actitud no ha hecho más que favorecer a la vieja derecha, tanto a la económi-ca como a la política. “Para nosotros es una situación bien incómoda, afir-mó un dirigente de las asambleas del agua del Azuay vía telefónica, ya que estamos contra la vieja derecha que quiere tirar a Correa, pero también contra la nueva derecha que represen-ta el presidente, por eso apostamos a tumbar este modelo que sigue siendo neoliberal”.

Eso tal vez explique que no haya ha-

Sudamérica para los sudamericanos Raúl Zibechi

bido masivas movilizaciones en apoyo de la “revolución ciudadana”, como las que hubo en 2002 en Venezuela para frenar y revertir el golpe contra Hugo Chávez, o las que en septiembre de 2008 derrotaron a la derecha en Bolivia. La soledad de un poder que

Sudamérica para los sudamericanos Raúl Zibechi

se proclama hacedor de los cambios y encarnación de la voluntad popular, enseña que algo no se está haciendo bien. La tentación de gobernar para la población pero sin ella, taponando las críticas con discursos, es pan para hoy y desamparo para mañana.

2 de octubre del 2010

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Carta al Presidente de la República

Correa se desespera antela mentira develada del supuesto“golpe de Estado” y el secuestro…..Luis Villacís MaldonadoDirector Nacional del MPD

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Frente a las declaraciones reali-zadas en la cadena sabatina del 9 de octubre, en la que Rafael Correa, en su desesperación, destila todo el odio posible contra el MPD, en mi calidad de Director Nacional del Movimiento Popular Democrático MPD listas 15, representando a decenas de miles de hombres y mujeres de izquierda revo-lucionaria que militan en nuestro Par-tido y que día a día entregan sus vidas por la Patria Nueva y el Socialismo, manifiesto lo siguiente:

Señor Presidente. Los hechos susci-tados el 30 de septiembre, tienen un UNICO RESPONSABLE, USTED, quien de manera insensata provocó a la tropa sublevada en el Regimiento Quito y luego al grito de: ¡MATENME! instigó AL COMETIMIENTO DE UN DELITO tipificado y sancionado en el Art. 386 del Código Penal. USTED fue quien vetó la Ley de Servicio Público que afectó los derechos de los servi-dores públicos –policías y militares–; fueron sus asambleístas dóciles y ob-secuentes quienes se allanaron prime-

ro y después se negaron a reconside-rar la ley cuando todavía era posible evitar la tragedia. Su prepotencia y arrogancia originaron los hechos, die-ron lugar a la protesta; su tozudez y capricho llevaron al sangriento desen-lace que el país condena.

Ahora usted nos llama criminales. Pero, ¿Quién tiene las manos man-chadas de sangre? ¿Quién se fue a festejar el supuesto rescate con cánti-cos y risas de sus aduladores? ¿Quién celebró su “victoria” sobre la memoria de todas las personas que perdieron la vida?. Basta escuchar la opinión de los familiares de los policías y militares fallecidos.

¿Criminales, nosotros los del MPD?.....Cuando se ordena un ataque militar contra un hospital lleno de pacientes, mujeres y recién nacidos, un operativo que violenta EL DERECHO INTER-NACIONAL HUMANITARIO recono-cido por la convención de Ginebra que prohíbe atacar estos establecimientos. ¡NI EN GUERRA SEÑOR PRESI-

Luis Villacís Maldonado

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de los gobiernos oligárquicos de la partidocracia, algunos de los cuales pululan en su gobierno pomposamente autollamado de “las manos limpias y los corazo-nes ardientes”

Por supuesto no es de “manos limpias” y menos de izquierda pedir amnis-tía para Alberto Dahik, obscuro per-sonaje impulsor del neoliberalismo, involucrado en casos de corrupción de los gastos reservados y responsa-ble, según la Comisión de la Deuda que usted conformó, de perjudicar al país en beneficio de los chulqueros internacionales. Esto mientras usted criminaliza la protesta social y, utili-zando el Código Penal, de la dictadura militar enjuicia por terrorismo y sabo-taje a más de cien dirigentes sociales, indígenas, maestros, universitarios, periodistas, ecologistas, campesinos. Simplemente por movilizarse exigien-do que se cumpla la Constitución de Montecristi.

Ser de izquierda requiere coherencia entre lo que se dice y se hace. Usted usa las canciones del Che (al cual tam-bién en vida le acusaron de terrorismo y sabotaje), al mismo tiempo que besa las manos de Hillary Clintonproclama a viva voz que no es ni anticapitalis-ta ni antiimperialista. De eso estamos convencidos, es suficiente recordar que usted firmó el 2009 los convenios para aumentar la “ayuda” militar nor-teamericana, que su Ministro de De-fensa en semanas pasadas fue felici-

Luis Villacís Maldonado

tado en el Pentágono y como premio, recibió quince millones de dólares de la USAID para el “Plan Ecuador”; basta ver su reconciliación y colabo-ración con el gobierno de Santos y su silencio inconsecuente frente a la participación de aviones yanquis en el bombardeo de Angostura. Esta tal su nivel de compromiso con los yanquis que mientras algunos desinformados, otros despistados y usted mismo su-gieren la autoría de la CIA y la USAID en el supuesto “golpe”, a reglón segui-do relevan de cualquier responsabili-dad al gobierno de Estados Unidos!

Sus ataques y calumnias, no nos van a amilanar, de ninguna manera, al contrario, el reiterado ATAQUE a la IZQUIERDA REVOLUCIONARIA nos provee valioso material para seguir luchando, para seguir enfrentando su política antipopular, antiobrera, porque CUANDO USTED SE CRISPA MUESTRA SU VERDADERA CARE-TA.. y eso el pueblo no se olvida. EL MPD NO SE VA A CALLAR POR MÁS QUE PERSIGAN, ENCARCE-LEN O ASESINEN A SUS DIRIGEN-TES; EN EL PAIS EXISTE UN GRAN SEMILLERO PARA CONTINUAR LUCHANDO POR LA PATRIA NUE-VA Y EL SOCIALISMO. El Presidente Correa, la derecha y el imperialismo deben recordar que mientras el MPD crece y se desarrolla, las mentiras, la demagogia, la prepo-tencia, desgastan al régimen de turno.

11 de octubre de 2010

DENTE SE PUEDE HACER ESO! ¡NI EN GUERRA!.

¿Criminales? Cuando se ordena re-primir cualquier protesta social, en la que incluso ha habido víctimas fatales como el profesor shuar Bosco Wizu-ma. ¿Criminales? Cuando se ha repri-mido con armas la protesta de los pue-blos como en Dayuma, a los mineros de Zamora y a los pueblos del Azuay, a los trabajadores y artesanos de Chim-bo, en la provincia de Bolívar; cuando Usted se dedica por todos los medios que dispone A DIFAMAR E INSUL-TAR EN VEZ DE GOBERNAR. En su conciencia quedarán los muertos, los heridos, los daños irrogados a la pro-piedad pública.

El Movimiento Popular Democrático NO HA SIDO PARTE DEL denomina-do INTENTO DE GOLPE DE ESTA-DO. ¡Eso es una farsa, no hubo tal gol-pe, ni secuestro!. Apoyamos una lucha justa, como siempre lo hemos hecho, a costa de nuestra vida. De nuestras filas muchos han caído como Jaime Hurtado, Pablo Tapia, Jorge Mogro-vejo, Luis Naranjo, Douglas Solórzano y otros valerosos militantes en defen-sa de los intereses de nuestro pueblo. Sus pataleos y sus amenazas no van a hacernos retroceder, al contrario, Señor Presidente, sus ataques nos de-muestran que estamos en el camino correcto y nuestro pueblo continua identificándonos como los luchadores populares que somos. No TENEMOS MIEDO a su prepotencia y arrogancia, tampoco a la represión y persecución de la cual somos víctimas.

Usted dice que las actuaciones del MPD, son imperdonables. SEÑOR PRESIDENTE, LO IMPERDONABLE ES QUE HAYA TRAICIONADO EL PROYECTO POLITICO DE CAMBIO

que apoyaron los trabajadores, la ju-ventud y los pueblos del Ecuador.

Lo verdaderamente imperdonable es que pasen si pena ni gloria y queden en la impunidad los hechos de corrup-ción de sus ministros, en especial de aquél que se comió los cheques, de los ministros de Agricultura, Obras Públi-cas así como es imperdonable los mi-llonarios contratos del Estado con su hermano, ¿Quién responde por esas ilegalidades? Hasta ahora ni su her-mano, ni usted, ni sus ministros……

Es imperdonable que se entregue las concesiones mineras y petroleras a las transnacionales. afectando seriamen-te la soberanía. Es imperdonable que se haya quitado el almuerzo escolar a los niños de escuelas fiscales y conti-núen cerradas más de cinco mil escue-las y más de seis mil sean todavía uni-docentes, mientras usted este año va a pagar puntualmente 900 millones de dólares de la ilegitima e inmoral deu-da externa.

Usted dice “que no nos sigamos cali-ficando de izquierda”. Le pregunto, Señor Presidente, quién es usted para calificar a quien es o no de izquierda. Usted debe saber que el MPD nació hace treinta y dos años, surgió en la lucha contra la dictadura militar, con una propuesta revolucionaria para romper con la dominación extranjera y defender los derechos de las mayo-rías. Somos consecuentes con nuestros principios, nuestra militancia es de hombres y mujeres honestos, patriotas y revolucionarios;en nuestro partido no encontrará banqueros corruptos, ni grandes evasores de impuestos, tampoco abogados de las transnacionales y de la oligarquía; no encontra-rá en el MPD ex colaboradores

Luis Villacís Maldonado

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A propósito de la revueltade los uniformados

Natalia Sierra

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A propósito de la revuelta de los uniformados Natalia Sierra

1. Un poco de memoria

Hace menos de un mes el gobier-no de Alianza País mandó a la policía y al ejército a reprimir la protesta de los mineros artesanales en el sur del país, esté hecho se sumaba a la larga práctica represiva anti popular que el gobierno de la Revolución Ciudadana viene aplicando en el país, desde que tomó posesión en el 2007. Recorde-mos lo acontecido en Dayuma en di-ciembre del 2007 cuando la población fue brutalmente reprimida por la po-licía y el ejército en respuesta a sus legítimas demandas sociales; o el de Azuay y Loja en diciembre del 2008 y enero del 2009 donde los aparatos represivos del estado nuevamente se lanzaron contra la población campesi-na e indígena que se opone a la nefas-ta Ley Minera, la cual atenta contra su vida y la de todos los ecuatorianos; la represión de Mayo del 2010 en Quito y otras ciudades del país en contra de los indígenas, campesinos y ecologis-tas que rechazaban la Ley de Aguas, la misma que da paso a formas camu-fladas de privatización; la represión

contra los maestros de la UNE en el 2009, en el 2010 contra los estudian-tes universitarios que rechazan la Ley de Universidades; las amenazas con-tra cualquier protesta de los trabaja-dores públicos en contra de la Ley de Servidores Públicos.

Se puede observar con claridad que el gobierno de Alianza País mantiene una continuidad mejorada con la po-lítica represiva del Estado ecuatoria-no. El ejército y sobre todo la policía siguen jugando su papel histórico, ex-presado en la Doctrina de Seguridad Nacional, que establecía como fun-ción principal, y casi exclusiva, de la institución policial latinoamericana, la represión en contra de la moviliza-ción social y popular y de la disidencia política de izquierda. En la Revolución Ciudadana no ha habido cambio algu-no en la función policial, institución que ha mantenido su papel represivo en contra de la protesta social, en un contexto político donde además se la ha criminalizado con mucha más fuer-za que en gobiernos anteriores. No olvidemos que varios dirigentes popu-

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cía o del ejército, decide hacer un paro por demandas laborales, en su calidad de empleados públicos. Creo que esto ocurrió el jueves 30 de septiembre en el país.

Es importante señalar que la pobla-ción empobrecida que no es cooptada por el ejército o la policía es “absorbi-da por la prisión y en torno a ella, entre los que van y salen de ella, la burgue-sía a constituido una barrera ideológi-ca (en relación al crimen, al criminal, al robo, al hampa, a los degenerados, a la sub-humanidad) que en parte está ligada con el racismo.” (Ibíd) Está es-trategia del poder divide al pueblo en los “buenos”: respetuosos de la Ley, de la moral, el orden y la democracia y en los “malos”: el pueblo marginal, peli-groso inmoral que amenaza a toda la sociedad; de esta manera se consuma la estrategia de poder que fragmenta y divide la lucha popular.

El funcionamiento de los aparatos represivos del Estado expresa de for-ma nítida la lógica de dominación del biopoder, es una clara manifestación de la racionalidad totalitaria del mun-do administrado. ¿Qué significa esto? Una forma de dominación política mediante la cual los seres humanos son regulados y sujetados de forma extrema a los mecanismos discipli-narios de control, de la cual resulta la destrucción de la conciencia del indi-viduo, producto de la sobre domina-ción del superyó. Estamos hablando de la producción de autómatas que obedecen de forma ciega a la autori-dad del Padre, llámese institución po-licial, gobierno o Estado, en la figura caudillista del mando militar o civil. Esta práctica presente en toda la insti-tución estatal y sobre todo en sus apa-ratos represivos tiene como su doble sombrío, el “padre obsceno”.

¿Qué sucede cuando la autoridad del Padre cae? ¿Qué pasa con esos indi-viduos automatizados que por mo-mentos quedan liberados de la ley a la que deben ciega obediencia, liberados de la voz del superyó que les ordena reprimir al pueblo dentro del marco de la “Ley“, para defender los intere-ses de los grupos de poder económico y político que les tutelan? ¿Qué pasa cuando la ley cae? Lo evidente, sim-plemente “enloquecen” y muestran el soporte obsceno de la autoridad legal, ese soporte que el pueblo, a quien la policía reprime, lo conoce de sobra. El comportamiento agresivo de la po-licía es constitutivo de su función re-presora, los policías son formados o deformados para ejercer fácticamente la violencia del poder burgués.

A lo largo de la historia republicana, el pueblo ecuatoriano y latinoamericano ha sufrido la violencia de los aparatos represivos del Estado. La violencia de la policía ha sido usada para reprimir las protestas sociales, para reprimir todo aquello que pueda representar un peligro para los intereses de la re-producción de la sociedad capitalista. Cuantos dirigentes político-populares del país y del subcontinente, así como personas sencillas, han sido víctimas de persecución, maltrato, tortura y asesinato perpetrados por el aparato policial y militar. La violencia estatal de la policía ha sido asumida como normal, legal y legítima siempre y cuando se trate de defender el orden social vigente. En estos casos, la vio-lencia de la policía es “democrática” e institucionalmente reconocida y acep-tada por toda la sociedad “democráti-ca”, que se vuelve cómplice del maltra-to y la violencia a la que es sometida la población disidente.

La novedad de lo sucedido el jueves

A propósito de la revuelta de los uniformados Natalia Sierra

lares han sido acusados, y en algunos casos enjuiciados, por “terrorismo, sedición y sabotaje”, política ordena-da desde el imperio norteamericano, que se inventó el discurso del terro-rismo para justificar las brutales in-tervenciones militares a pueblos que se resistían a la expansión violenta del capital transnacional. Acordémo-nos cuando George Bush salió con sus ejércitos invasores a masacrar pueblos en nombre de la defensa de la libertad y la democracia, en contra del “terro-rismo”. La defensa de la democracia es el mejor argumento para imponer los intereses del capital sobre la vida humana y la naturaleza.

No hay que olvidar que en éste go-bierno han sido seriamente atacadas y destruidas conquistas laborales, tanto de los empleados públicos como de los privados, dentro de la mejor versión neoliberal. Que han sido aprobadas leyes anti-populares que atentan, no solo contra el trabajador del campo y de la ciudad, sino contra la naturaleza: como la ley minera, la ley de soberanía alimentaria, la ley de universidades, la ley de servidores públicos, etc. Que este gobierno ha ofendido la dignidad de todos los ecuatorianos con su dis-curso profundamente racista, con el que ha intentado degradar nuestra matriz cultural andino-indígena. Que ha insultado y ridiculizado a los gru-pos ecologistas por defender la vida. Que ha traicionado la memoria de todas las generaciones de luchadores populares de la izquierda latinoame-ricana, usurpando un discurso que lo ha utilizado para encubrir su política antipopular. Que ha impuesto una po-lítica autoritaria propia de gobiernos de derecha. Que ha cerrado todos los canales de diálogo y de alianzas con los movimientos sociales organizados.

2. ¿Qué sucedió con la policía?

Es bueno recordar de dónde y por qué nace el aparto policial. Según lo plan-tea Michel Foucault, lo que la burgue-sía debía evitar a toda costa “… era la sedición, el pueblo armado, los obre-ros en la calle, y la calle al asalto del poder. Y la burguesía reconocía en la plebe no proletarizada, en los ple-beyos que rechazaban el estatuto de proletarios o los que estaban exclui-dos de él, la punta de lanza de la insu-rrección popular.” (Foucault, 1979:59) En función de éste objetivo se trabajó en separar al pueblo proletarizado del pueblo no proletarizado con tres ins-trumentos: El ejército, la colonización y la prisión. Agregamos al ejército la policía, instituciones que recogía un importante número de campesino que sobraba en el campo y que no se po-día vincular al aparato industrial de la ciudad, los mismos que serán uti-lizados en contra de los trabajadores. De esta manera se mantuvo y se man-tiene una oposición entre el ejército, la policía y los obreros, campesinos e indígenas, que en términos de perso-nas empobrecidas, y no como insti-tuciones, se traduce en una oposición del pueblo contra el pueblo. Esta opo-sición creada por el poder de la bur-guesía y administrada por su Estado liberal democrático burgués ha fun-cionado para mantener el orden so-cial vigente, es decir la explotación del trabajador. Sin embargo, según dice el autor francés, esta oposición, que por lo general funciona de manera renta-ble para la burguesía, en ocasiones se quiebra cuando los soldados o policías se niegan a actuar o disparar (Ibíd). A esta idea, y desde ella, se puede agre-gar que la estrategia de la burguesía queda sin efecto, al menos momentá-neamente, cuando la tropa de la poli-

A propósito de la revuelta de los uniformados Natalia Sierra

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orquestado por la derecha opositora del país en contubernio con fuerzas extranjeras. Ante esta afirmación uno tendría que hacerse las siguien-tes preguntas: ¿Cuál es el interés de dar un golpe de Estado a un gobier-no que no afecta los intereses de la mayoría de los grupos de poder eco-nómico del país, y menos aún de los intereses económicos del gran capital transnacional, sea de la bandera que sea. ¿Para qué se va a desestabilizar un “régimen democrático “que ha logrado pasar políticas antipopula-res, igual o mejor que los gobiernos neoliberales que lo antecedieron?, ¿Cuál sería la razón de parar un pro-ceso que gracias a la usurpación del discurso de la izquierda está inten-tando liquidar la utopía socialista? ¿Por qué terminar con un gobierno que está empeñado en destruir a las organizaciones sociales y populares del país y que ha cooptado a gran parte de la izquierda? No tiene senti-do alguno. La mayoría de los grupos de poder local y la burguesía interna-cional tienen mucho que agradecer a este gobierno, que lamentablemente ha logrado imponer una línea conti-nuista del modelo económico neoli-beral extractivito, con una política de corte autoritario, envuelto en un discurso de izquierda.

Esto sin embargo no quiere decir que no hayan aparecido en la revuelta policial intereses de pequeños grupo oligárquicos mafiosos que intenta-ron aprovechar la situación, pero de ninguna manera se puede hablar de un golpe de Estado preparado por la derecha del país, la cual se encuentra trabajado dentro y con el gobierno actual. Lo que no es posible no mirar y reconocer es la astucia política de Alianza País para capitalizar un hecho eventual.

Repasemos los hechos

a) El día jueves la tropa de la policía amanece con la decisión de llevar ade-lante una huelga, en su condición de funcionarios estatales, en contra de la Ley de Servidores Públicos que va a ser impuesta por el Ministerio de la Ley; igual como sucedió con otras le-yes antipopulares que se han venido aprobando con la complicidad de la Asamblea Legislativa de mayoría go-biernista. Hay que tomar en cuenta que una huelga de la policía no es lo mismo que una huelga de cualquier otro sector social, por la particulari-dad del trabajo que realizan su parali-zación trae muchas consecuencias en torno a la seguridad pública, y sobre todo en lo referente a la defensa de la propiedad, que es lo más sagrado para la democracia liberal. A esto se suma que son empleados que tienen bajo su custodia armamento, lo que hace que su protesta sea extremadamente peligrosa. Por último, no es común que el aparato represivo encargado de controlar la disidencia política de iz-quierda y la protesta social se ponga a protestar.

b) El presidente de la República de-cide ir a “poner en orden” a la tropa huelguista, cuando eso tenía que ha-cer el Ministerio del Interior con cual-quiera de sus funcionarios, estable-ciendo una mesa de negociación como se hace en estos casos. No hemos visto al presidente salir cuando los indíge-nas protestan en contra de la ley de aguas, o cuando los campesinos salen a las calles en contra de la explotación minería y su ley, o cuando los maes-tros se movilizan en rechazo a la ley de educación, o últimamente cuando los trabajadores públicos protestaban en contra de la misma Ley a la que se opo-nía la tropa de la policía. Quizás es que

A propósito de la revuelta de los uniformados Natalia Sierra

30 de septiembre es que la agresividad policial se volteó y afectó a aquellos que la administran, las víctimas aho-ra fueron los representantes políti-cos del estado capitalista, los mismos que sostienen los aparatos represivos. Ahora sí, la violencia de la policía es desquiciada, absurda, irracional; to-dos los gobiernos democráticos del occidente capitalista se sorprenden, o hipócritamente fingen sorpresa, alzan la voz de protesta y uno se pregunta ¿por qué no se sorprenden, no levan-tan la voz de protesta cuando el apara-to represivo de la policía violenta a los campesinos anti-mineros de todo el continente?, o cundo son reprimidos los pueblos indígenas que defienden la vida frente a la destrucción de la na-turaleza, etc.

Después de lo acontecido el jueves 30 surge la pregunta ¿qué va a hacer el Estado burgués democrático con su “exceso obsceno”, es decir con su nú-cleo traumático e irracional en torno al cual se articula la razón democrá-tica? Esta interrogante trae a la me-moria figuras como las de Noriega, Sadam Husseim, Osama Bin Laden, los combatientes gringos de Vietnam o Irak, todos estos “excesos obscenos” creados por la política norteamerica-na que luego tuvieron que ser sacri-ficados para limpiar a la democracia de su “excremento”. Pero en el caso de los aparatos represivos la cosa es más complicada ¿sé sacrifica a más de treinta mil policías que componen la tropa? ¿Sé depura la policía? ¿Sé cambia los mandos?, ¿Sé suben los sueldos? ¿Sé hacen traslados? ¿Sé de-clara estado de emergencia y los mi-litares asumen el papel de la policía? ¿Sé les retiran las armas’ ¿Sé busca un chivo expiatorio? Al buen estilo de la política burguesa se puede dividir a los policías entre los policías “buenos”

obedientes, “democráticos”, leales al poder hegemónico y el grupo de poli-cías “desadaptados”, como ya se dijo, que se insubordinaron en contra la majestad del poder.

Todo esto, y más, se puede hacer, y, de hecho, se está haciendo, pero nada garantiza que los graves conflictos in-ternos que afectan a este aparato esta-tal y que son inherentes a su natura-leza desaparezcan. Nada evita que los aparatos represivos del Estado siga siendo el exceso obsceno de la demo-cracia.

No hay que pasar por alto que la for-mación y la vida de la policía está lle-na de “irregularidades” institucionali-zadas que contemplan el maltrato, la humillación, la violencia. Zizek sostie-ne que: “ La vida marcial, por ejem-plo, podría ser gobernada tanto por una colección de obscenas reglas no escritas y ritos (golpizas homoeróticas y humillaciones a compañeros más jó-venes) como por reglas oficiales. Esta violenta sexualidad no socava el orden en los cuarteles, su función es un di-recto soporte libidinal” (Zizek, 1999: 8.). De hecho hay que tomar en cuenta que la formación de la policía impli-ca gozar el cumplimiento de la ley, en otras palabras gozar las prácticas de represión que se ejerce contra la po-blación.

¿¿Cómo se devuelve la dignidad a los policías??

3. Un espectáculo mediático

El gobierno, a través de la cadena nacional del día jueves 30 de sep-tiembre, hizo correr la información, a nivel nacional e internacional, del supuesto golpe de Estado que se lle-vaba a cabo en contra de su gobierno,

A propósito de la revuelta de los uniformados Natalia Sierra

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golpe de Estado que recorrió el plane-ta y después de la solidaridad incondi-cional de los democráticos gobiernos del continente incluido el norteameri-cano con el apoyo de los gobiernos eu-ropeos, se “rescata” al presidente con la intervención de los grupos de élite de la policía y el ejército. La democra-cia revive en el país, el mundo liberal aplaude, y la política económica neo-liberal con su leyes funcionales queda intacta, y el justo reclamo de los traba-jadores públicos se invisibiliza, como las otras demandas populares.

Aclaraciones necesarias

Cabe aclarar que de ninguna manera estamos frente a lo sucedido en el Chi-le de Allende, ni siquiera de lo acon-teció con Chávez en el 2002, aquí no hubo intento de golpe de Estado ni se-cuestro, aquí las cosas marchan como tienen que marchar, en atención a los intereses económicos del capital mun-dial.

Si el gobierno de Alianza País fuera realmente un gobierno de izquierda que lucha por las demandas y los in-tereses de los sectores populares, la derecha nacional e internacional ya hubiese intentado hace rato defenes-trarlo, y sería el pueblo organizado quien lo respaldaría porque estaría

A propósito de la revuelta de los uniformados Natalia Sierra

respaldando a su proyecto revolucio-nario en contra de la derecha capita-lista. Hay que revisar ¿cuáles son las transformaciones reales ha llevado adelante este gobierno que atente contra las estructuras del poder eco-nómico del capital? Ninguna, todo lo contrario, se ha fortalecido medidas económicas antipopulares que quie-ren esconderse detrás de una política populista de subsidios y de una polí-tica de desarticulación y desmoviliza-ción social.Algo profundo salió el día de la revuel-ta, el Ecuador de abajo y de adentro, ese pueblo “malo” “inmoral” “desho-nesto”, como lo llama la ideología bur-guesa, aprovechando la ausencia de la policía salió a saquear.

Queda en mi mente una solo imagen real, la de aquel niñito de siete años que corría con una pelota entre sus pequeñas manos que había “robado” de uno de los tantos almacenes que fueron saqueados, mientras todos mi-rábamos las imágenes del héroe de un golpe inexistente.

Referencias

Foucault, Michel, La Microfísica del Poder,

Ed. La Piqueta, Madrid, 1979.

Slavoj Zizek, “Tu Puedes”,Extraído de LRB,

Vol.21 N. 6, 18 de marzo de 1999

11 de octubre de 2010

los otros sectores sociales no tienen la importancia de la policía, o quizás es que cuando el pueblo sale a protestar el gobierno manda a su aparato repre-sivo policial a reprimirlos y así cree resolver los problemas que su políti-ca antipopular provoca. Pero cuando el aparato represivo paraliza ¿a quién se manda a reprimir? ¿Al otro apara-to represivo, es decir a la Fuerzas Ar-madas?? Pero eso es gravísimo para la democracia y la institucionalidad, pues ésta se descubre en su reverso obsceno y el Estado se fractura.

c) Con su acostumbrada prepotencia, el presidente va a enfrenta la revuel-ta policial sin entender la compleja subjetividad del policía, que ya expli-camos en las líneas anteriores. La res-puesta de los policías sublevados ante el desafío del “Padre” caído es absolu-tamente previsible. De hecho, es una suerte para todos que, ante el gesto de poner el pecho a las balas, no haya habido una que responda al despropó-sito presidencial. Y no es que alguien ciertamente haya querido asesinar al presidente, pero en medio del des-ajuste psicológico del momento podía ocurrir cualquier cosa. Después de la agresión policial al presidente, esté se refugia en el Hospital de la Policía donde es atendido de sus afectaciones médicas, allí recibe la visita de algunos de sus ministros, realiza una rueda de prensa, declara estado de excepción, permanece comunicado con sus más cercanos y sobre todo permanece en el lugar. Eso de ninguna manera son los signos de un secuestro, lo que si hubo es una retención del mandatario que se fue dando mientras el conflicto su-bía de tono, cosa que se pudo evitar a través de mecanismos de negociación.

d) Se declara el estado de excepción, se suspende la trasmisión de los ca-

nales privados (excepto la radio La Luna) y queda solamente la informa-ción del canal público, que comienza a “relatar” los hechos, que como ya lo dijo Walter Benjamín y Foucault, siempre son construidos por el discur-so del poder según sus intereses, de ahí que quien tiene el poder sobre el discurso tiene el poder político. Se ha-bla del golpe de Estado y se moviliza a la población a defender la democracia y la institucionalidad, así como se pide el respaldo internacional para la mis-ma causa. Todo esto sucedía sin que la “sagrada” institucionalidad demo-crática corra realmente ningún riesgo, tanto los grupos económico en ascen-so con este gobierno, como las trans-nacionales que con el se benefician no van ha permitir que sus sistema políti-co se vea afectado.

e) Tanto el canal público como radio La Luna que era la única radio que no había acatado el estado de excep-ción y la cadena nacional, comenza-ron convocar a la población de Quito y del país a defender la democracia en el gobierno de Alianza País y a ir ha-cia el hospital de la Policía Nacional a rescatar al presidente. Si observamos la composición psicológica particular de los miembros de la Policía Nacio-nal, producto del propio carácter de las instituciones represivas y en las circunstancias en las que se encontra-ban, se podía producir una tragedia humana de proporciones inimagina-bles, muchísimo mayor de la que ya se dio con la pérdida de.las vidas huma-nas que hoy lamentamos. ¿A que men-te se le ocurre convocar a la población a enfrentar a una tropa policial que se encuentra acorralada, sabiendo per-fectamente que tenía acceso a armas de fuego?

f) Al final, después de la denuncia de

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“Si no puedes negar malas noticias,inventa otras que distraigan”

Guido Proaño A.

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“Si no puedes negar malas noticias, inventa otras que distraigan” Guido Proaño A.

Joseph Goebbels, Ministro de Pro-paganda de Hitler, era dueño de una personalidad cínica y dominante, gus-taba del protagonismo y era excesiva-mente temperamental. Su capacidad de manipulación era verdaderamente admirable… y despreciable. En tiem-pos de la Segunda Guerra Mundial llegó a organizar funerales masivos de batallones que aún seguían peleando en el campo de batalla; los preparaba como verdaderos espectáculos para exacerbar ánimos, acrecentar odios y revanchismos, para jugar con los sentimientos del pueblo y mantenerlo junto al Führer.

De eso han pasado más de sesenta años, pero sus discípulos pululan por todas partes. Del equipo de comunica-ción del actual gobierno se dice que se guía mucho por los principios goebbe-lianos. “Si no puedes negar malas no-ticias –decía el mentado nazi fascis-ta– , inventa otras que les distraigan” y a esa regla se ciñeron los publicistas de la “revolución ciudadana” duran-te los acontecimientos del 30 de sep-tiembre pasado. Mala noticia para el

gobierno fue conocer que la tropa de la Policía Nacional se declaraba en re-beldía frente al veto presidencial que, al igual que a todos los empleados pú-blicos, afecta a ese sector. Días antes se movilizaron ya los maestros, los diversos estamentos universitarios, los profesionales de la salud, emplea-dos de varias instituciones del estado, jubilados, etc. y todo indicaba que la protesta social tomaría más vuelo en rechazo a un conjunto de medidas y leyes antipopulares en las que ele-mentos de neoliberalismo son más que evidentes.

Pero la protesta policial, aunque si-milar en la naturaleza de los plantea-mientos levantados por otros sectores, tuvo la particularidad de producirse al interior de una de las instituciones que cumplen el papel de sustento del Estado capitalista, tornándose por ello más peligrosa. Con habilidad y malicia política, la protesta que en un inicio –e inclusive días después del 30S– Co-rrea y el gobierno la señalaron como minúscula y aislada, fue presentada como el intento de golpe de Estado, e

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nar de dirigentes populares y activis-tas políticos acusados de acción terro-rista, procesos no vividos en el país en ninguno de los gobiernos anteriores, incluyendo al de León Febres Corde-ro. Pero el gobierno de la “revolución ciudadana” tiene que diferenciarse de todos ellos y por eso ha criminalizado la protesta popular.

Ciertamente Correa dominó un mo-vimiento de protesta, no un golpe de Estado; derrotó a los policías alzados, pero no al movimiento popular. Re-cordemos que el paro del magisterio y el levantamiento indígena de hace un año hicieron retroceder en algunas de las pretensiones antipopulares del go-bierno, evidenciando la capacidad que tiene la acción unida de las masas.

Como parte de la criminalización de la protesta popular y con la intensión de minar la influencia política de organi-zaciones de izquierda como el MPD, Pachakutik, la CONAIE y las integran-tes del Frente Popular el gobierno las califica de golpistas y aliadas de la de-recha. Es la continuación del ataque constante que se observa desde meses atrás, seguramente porque esas han denunciado y combatido la derechiza-ción del gobierno.

Envalentonado como está, el gobierno muestra en su discurso la intensión de afirmar su carácter autoritario y anti-democrático a pesar de que el 30 de septiembre se escuchó, desde diversos lados, la necesidad de que este gobier-no aprenda a escuchar y a dialogar con el pueblo y que algunos funcionarios también se pronuncien a favor de abrir un diálogo. La democracia en el país está mellada –por decir lo menos–, y no por acción del levantamiento poli-cial o de las protestas populares, sino por responsabilidad directa de Correa

y sus levantamanos de la Asamblea Nacional que pisotean los principios democráticos contenidos en la nueva Constitución.

El gobierno no encarna la democra-cia, o dicho de otra manera, gobierno constitucional no es sinónimo de de-mocracia auténtica, ésta existe cuando los derechos del pueblo se respetan y promueven, cuando los funcionarios gubernamentales cumplen con la con-dición de mandatarios (poseedores de un mandato entregado por el pueblo) y no de mandamás; la democracia vive cuando el pueblo tiene trabajo y salarios dignos, no cuando es forzado a vivir de la caridad; hay democracia cuando se respeta la dignidad de las personas, no cuando se las insulta y veja desde la “majestad del poder”.

Correa no solo se siente fuerte, en la concentración gobiernista del 15 de octubre dijo ser poseedor de “protec-ción divina” y, en consecuencia, por ello salió victorioso. La vieja artima-ña del bien contra el mal utilizada en épocas medievales aparece hoy, la misma a la que invocó George Bush cuando declaró la guerra infinita con-tra el terrorismo tras los sucesos del 11 de septiembre de 2001 y en un len-guaje mesiánico aseguraba que “dios no es neutral”. Los Bush (padre e hijo) apelaban a la protección divina (un-der God) para imponer su política in-terna y externa. De sentirse investido de protección divina a creerse repre-sentante directo de una divinidad hay poca distancia, los reyes de la Europa feudal así se consideraban y ese me-sianismo ronda por Carondelet.

Con todo ello los problemas para Co-rrea son grandes, a medida que el proceso político avanza las contra-dicciones en las declaraciones de al-

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inmediatamente se habló de secues-tro al Presidente y hasta de intento de magnicidio. Así Correa pudo revertir la situación, retomar la iniciativa po-lítica y pasar a la ofensiva.

Con la infundada acusación la protes-ta fue desfigurada y el gobierno cubrió dos objetivos: aislar al movimiento y neutralizar la participación de otros sectores. En las primeras horas de esa mañana las manifestaciones po-pulares de simpatía con el reclamo de los policías surgían en varios sitios; sin embargo, al presentarlo como un movimiento golpista las cosas cam-biaron. Ese pueblo que durante años luchó en contra de la oligarquía entre-gada al imperialismo no podía permi-tir que sus enemigos lo utilicen para recuperar lo que habían perdido; ra-zonamiento y comportamiento justos, aunque muy pocos en ese momento descubrieron que quien estaba mani-pulando al pueblo era el gobierno.

Un tercer objetivo, no menos impor-tante, alcanzó el gobierno con su ma-niobra política: el respaldo a nivel internacional. Los pronunciamientos de solidaridad vinieron de todo lado, Obama y Chávez, Sarkozy y Morales, la OEA y la UNASUR condenaron casi simultáneamente el “intento de golpe de Estado”. La propaganda guberna-mental había dado los resultados es-perados, el discurso oficial fue convin-cente.

No obstante, lo conseguido no era suficiente; la trama creada no podía culminar sin un final dramático, de lo contrario la veracidad del discurso gu-bernamental quedaría en entredicho. Para que no haya dudas al respecto, el “rescate” al Presidente debía ser en medio de una acción violenta y peli-grosa, pues, debía afirmarse la idea de

que se derrotó a una fuerza poderosa y peligrosa. Y así se lo hizo, las fuerzas militares entraron a arrasar, sin im-portar que el campo de batalla fuera un hospital.

Pero cosa extraña, mientras el discur-so oficial gritaba que la democracia estaba en riesgo, que inclusive la vida del Presidente corría serio peligro, en Carondelet el equipo de propagan-da estaba preocupado de otras cosas: de colocar una pantalla gigante en la Plaza de la Independencia, probaba el funcionamiento de los equipos de sonido, se aseguraba que las cáma-ras de tv capten las imágenes precisas para que nadie se pierda el espectacu-lar “rescate” a Correa... ¿En dónde leí respecto de la manipulación del senti-miento de las masas?

Durante todo el día Rafael Correa fue victimizado. “Quieren asesinarlo”; “lo tienen secuestrado”; “hay una cons-piración en marcha”… repitieron una y otra vez durante la cadena nacional obligatoria e indefinida; pero en la no-che, sobre los cadáveres de ocho ecua-torianos y las heridas de cerca de tres-cientos compatriotas surge la imagen del héroe, del Presidente valiente. Las balas y los lesionados seguían cayendo en los alrededores del Hospital de la Policía mientras Correa ya hablaba al público desde los balcones del palacio. Pero… ¿la misión no culminaba con el “rescate”?

El mensaje de todo esto fue claro: quien proteste será aplastado. Algo de eso ya ha vivido el pueblo en es-tos años. En Dayuma se inauguró esa política de terror, se la ha aplicado en contra de los maestros, indígenas, pequeños mineros, campesinos, estu-diantes. Bosco Wisuma fue la primera víctima mortal y hay más de un cente-

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Carta de Lourdes Tibán alPresidente de la República

Lourdes Tibán

tos funcionarios gubernamentales alimentan la duda e incredulidad en que realmente hubo intento de golpe, hay un institucionalidad resquebraja-da, un movimiento popular que cada día se desencanta más del gobierno y asume el camino de la protesta. El go-bierno no puede sostenerse en base a la amenaza y presión al pueblo.

El Presidente Correa debe enten-der que este pueblo es inteligente y se hace muchas preguntas como las siguientes y que esperan respuesta: ¿Por qué mientras Chávez y Evo Mo-rales acusan del golpe de Estado al imperialismo, el gobierno se apresuró a decir que los EEUU nada tienen que ver en eso? ¿Por qué en su discurso del 15 de octubre comparó la crisis del 30 de septiembre con el levantamiento popular de derrocó a Jamil Mahuad? ¿Significa entonces que Mahuad fue víctima de una conspiración de la de-recha y el imperialismo? ¿Quiere decir eso que el Presidente Correa condena ese levantamiento popular? ¿Será por

“Si no puedes negar malas noticias, inventa otras que distraigan” Guido Proaño A.

eso que el gobierno levantó la orden de prisión contra Mahuad, respon-sable del feriado bancario de 1999? ¿Por qué si el gobierno dice que es de izquierda pide la amnistía de Alberto Dahik, contumaz defensor e impul-sador del neoliberalismo cuando fue Ministro de Finanzas y Vicepresidente de la República? ¿Por qué, de lo que se conoce hasta el momento, todos los fallecidos la noche del 30S se deben a proyectiles disparados por el Ejército y el Presidente acusa a la Policía? ¿Por qué, cuando Hillary Clinton estuvo en el país, Correa dijo que no era ni an-tiimperialista ni anticapitalista? ¿Es posible ser revolucionario y socialista sin estar en contra del capitalismo y el imperialismo?

Las preguntas son muchas, pero segu-ro que el pueblo no se sentará a que alguien las responda. Encontrará las respuestas y la verdad en medio de lo que mejor sabe hacer: trabajar y lu-char por una nueva vida.

17 de octubre de 2010

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Carta de Lourdes Tibán al Presidente de la República Lourdes Tibán

SEÑOR PRESIDENTE, RECO-NOZCA QUE HUBO MEDIOCRI-DAD EN EL MANEJO DE UN IN-CIDENTE INTERNO DEL PAÍS, Y NO BUSQUE CULPABLES A SUS ESTUPIDECES Y ERRORES

Señor Presidente, frente a la Cadena Nacional de la noche de ayer, aquí al-gunas aclaraciones:

1. Me ratifico en mi apoyo y respaldo frontal a las luchas sociales reivindica-tivas de todos los sectores sociales del país, particularmente con los servido-res públicos del país, donde se incluye la institución policial.

2. Rechazo y jamás apoyaré un Gol-pe de Estado ni un secuestro. En este caso no hubo ni golpe de Estado ni secuestro, porque los policías no pi-dieron asumir el poder político, sino tan solo, la revisión de dos artículos de la ley de servicio público, donde se respete su derecho de condecoración y su bono de ascenso. ¿En qué parte del mundo, a parte de Ecuador, se ha visto que un secuestrado esté rodeado

de amigos, de escoltas de seguridad, emitiendo decretos, hablando con la prensa del mundo? ¡Qué raro este tipo de secuestro!

3. Los resultados bochornosos y ver-gonzosos para el Ecuador y el mundo de los hechos del 30 de septiembre, es responsabilidad exclusiva de Us-ted Señor Presidente Correa, y no de la oposición legislativa, que lo que he-mos hecho es opinar frente a un he-cho porque somos sujetos políticos. O no tengo derecho a expresar mi li-bre pensamiento? Aunque usted para contrarrestar su error de actuación y pensando salir del apuro decidió dar un Golpe de Estado a la Libertad de Expresión, y el mundo conoció solo la versión Correa, y no la versión de los ecuatorianos.

4. Quién llevó a que esta movilización policial pacífica se vuelva incontrola-ble para el mismo gobierno, USTED SR. PRESIDENTE CORREA CON SU ACTUACIÓN PROVOCADORA E INCITADORA. USTED SE PUSO AL FRENTE COMO WAMBRA KARKA Y

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9. Sr. Presidente Correa, yo creo que usted necesita ya una ayuda médica psicológica o una limpiadita o purifi-cación como la de la Cocha. Pues, se ha acostumbrado a gobernar desde su condición de víctima – del pobrecito. Qué terrible imagen deja a nivel inter-nacional por su falsa alarma de golpe de Estado, en Argentina dicen que no sabemos distinguir que es Golpe de Estado y que es un MOTIN; en Cuba dice que los errores en los hechos del 30 de septiembre deja un Ecuador DESQUEBRAJADO, y peor, Lula Da Silva en Brasil dice que lo que pasa en Ecuador es una BURRADA. Es decir, nadie de los serios cree que en Ecua-dor hubo intento de Golpe de Estado, a excepción de Hugo Chávez.

10. Sr. Presidente, conociendo como le conocemos, estoy segura que los castigados serán los pequeños (los policías), mientras que usted es un SANTO, y como legisladora EXIJO LA CONFORMACION DE UN EQUIPO DE INVESTGACION DEL MAS ALTO NIVEL CON EXPERTOS INTERNA-CIONALES IMPARCIAL que determi-ne el grado de su responsabilidad y las respectivas sanciones a la gente de su gobierno, incluido a los que dieron el golpe de Estado a la Libertad de Ex-presión.

Finalmente, para que se repase un po-

Carta de Lourdes Tibán al Presidente de la República Lourdes Tibán

quito y se refiera a algunos términos con propiedad, ahí le alcanzo dos pe-queños conceptos:

Secuestro es apoderar de una perso-na utilizando la violencia, seducción, amenaza o engaño, sea para venderla o poner contra su voluntad al servicio de otro, para obligar a pagar rescate.. Quién le sedujo o le engaño para que entre al hospital? ¿a quién iban a ven-der o mejor quien “hubiera querido comprarle a Usted”?

Golpe de Estado: es la toma del poder político de un modo repentino y vio-lento, por parte de un grupo de poder. La tropa solo pedía que se respete sus derechos adquiridos mas nunca in-tentaron tomar el poder político. Ade-más, ¿qué poder iba tener la tropa si el Alto Mando ratificó reiteradamente el respaldo a su gobierno?

Casi me olvido, y qué paso pues Pre-sidente con la muerte cruzada que esa misma mañana del día jueves iba decretar, o ya se olvidó, o era solo para asustar a sus Asambleístas y le obedezcan en los vetos. No olvidará de este tema, que yo miedo no tengo. Además se podría pensar que todo lo que pasó el 30 de septiembre fue or-questado por usted para ver que tal es-taba su popularidad y según eso man-dar la muerte cruzada.

8 de octubre de 2010

PIDIO QUE LA POLICIA LE MATE, Y COMO LA POLICIA ES FIEL A LA DISCIPLINA JERARQUICA CASI, CASI CUMPLIERON CON EL PEDI-DO QUE USTED DE FORMA IRRES-PONSABLE LO PIDIO. Acto que lo rechazo porque esto no era deseable para nadie por mas opositor al régi-men que seamos. Su actuación fue provocadora porque si no estaba mal de salud, de seguro solo nos falto ver a un Rafael Correa también tirando bombas y piedras tras los policías.

5. Usted Sr. Presidente se ha vuelto muy mañoso para calificar a la lucha social como le da la gana, para mues-tra basta un botón:

» Salen los indígenas a las calles y son enjuiciados por sabotaje y terrorismo.

» Salen los policías a reclamar sus derechos, lo califica como Golpe de Estado.

» Se va con sus propios pies ha-cerse atender de la inflamación de la rodilla en el Hospital Po-licial y se autocalifica que está secuestrado.

» La gente le fue a sacar del hos-pital y dice No quiero que me rescaten.

» Usted mismo en el Regimiento Quito, le reta a los policías que le maten y ahora dice que le qui-sieron asesinar ¡Dios guarde si los policías le tomaban en serio para otra vez no hará ese chiste! Es como que se fuera a la Cocha y dice ortíguenme.

6. Qué bajeza Sr. Presidente que en 3 años de gobierno Usted no haya

aprendido a controlar sus emociones. Pensó que estaba en una sabatina y quería que le reciban con aplausos, pero como los policías en vez de aplau-dir se revelaron, Usted, producto de su propia personalidad pierde el control, enciende la bronca y ahora de mane-ra cínica busca culpables en las figuras visibles de la oposición, y dice que la culpable es la Lourdes Tibán. Por suer-te la CONAIE se pronunció a favor de la “Democracia” porque sino también estuviera en la lista cínica de los cons-piradores (ojalá no se confunda apoyo a la democracia con apoyo a Correa).

7. Yo qué culpa tengo, que su equipo de gobierno como son los Ministros de Seguridad Interna, de Gobierno, de Defensa, de Política, NO hayan es-tado en la capacidad de manejar un pinche incidente doméstico, y pongan al Presidente al frente para que ahí se desahogue. Claro ellos como Minis-tros fácil funcionan en casos como de Marlon Santi, Delfín Tenesaca, Carlos Pérez, Guadalupe LLori, Bosco Wisu-ma, Marcelo Rivera, Dirigentes de la Cocha, etc., pero resulta que frente a la tropa policial NO sabían qué hacer ¡qué vergüenza!.

8. A la irresponsabilidad suya Sr. Presidente se suma la imprudente actuación de su Canciller Patiño. Él y la Ministra Solíz, deben compartir con Usted la responsabilidad directa de los muertos en el “rescate”. Públi-camente los dos alarmaron al país y llamaron a la ciudadanía a dirigirse al Hospital para RESCATAR al Pre-sidente. Quién debía rescatar ¿la ciudadanía o las fuerzas armadas?. Pónganse de acuerdo y no hagan que se maten o se mueran en esta disputa por el rescate gente inocen-te. Sobre esto nada dijo su cadena nacional.

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…Ya viene el lobo

Geovanni Atarihuana Ayala

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…ya viene el lobo Geovanni Atarihuana Ayala

Pero un día, aparecieron los lobos de verdad.

Entonces, el pastor, muy asustado, volvió a gritar y gritar pidiendo ayu-

da a los campesinos. Pero nadie acudió esta vez…

(Fragmento del cuento popular ruso Pedro y el Lobo)

Cualquier parecido con la reali-dad del Presidente Correa no es pura coincidencia. Luego de meter la pata con su actuación irresponsable en el Regimiento Quito, ordenó inconstitu-cionalmente una cadena nacional des-de la que proclamó desde el sitio de su supuesto secuestro la proclama tragi-cómica “primero muerto antes que per-der la vida” y convocó al pueblo a movi-lizarse para detener el golpe y rescatar al Presidente, salvo algunos miles de burócratas contratados, cientos de mi-litantes de Alianza País, unos pocos so-cialistas y algunos noveleros, que según los cálculos más optimistas no supera-ban los tres mil en los alrededores del hospital y un tercio de la Plaza Grande, a la hora del té, el pueblo, pueblo no se

movió ni en Quito y menos en el res-to del país para defender al “valiente y revolucionario Presidente” que enfren-taba a la manada de lobos hambrientos de la derecha y la CIA.

Ninguna imagen de la cadena oficial pudo mostrar las cien mil personas que según declaró a telesur Rafael Correa “detuvieron el golpe” el 30-S, tampo-co llegaron a esa cifra el 15 de Octubre en la concentración por la democracia, pese al tiempo de organización (más de quince días), a los ingentes recursos gubernamentales, de las prefecturas y municipios con los que cuenta Alianza País y a la millonaria campaña mediá-tica. Uno de los muchos aspectos que quedaron al desnudo el 30-S fue la so-ledad y la incapacidad de movilización popular de la llamada “revolución ciu-dadana”. El guión se modificó: no fue el pueblo, sino un sangriento operativo militar el que “rescató” a Correa.

…Cojan al ladrón!

La lucha popular forjó por décadas un torrente de cambio en el país. El sen-

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yanqui de Manta no fue obra de la de-cisión personal de nadie, fue producto de años de lucha social por la sobera-nía, y como tal fue ratificada por la vo-tación popular.

El bombardeo y la masacre de Angostu-ra al mando de Uribe Vélez y el enton-ces Ministro de Defensa Juan Manuel Santos, recibió el rechazo unánime de los pueblos del Ecuador, en todo el país se movilizaron miles de compatriotas para rechazar la violación de la sobe-ranía nacional y respaldar la actitud consecuente del Presidente Correa que rompió relaciones con Colombia. Esa actitud se mantuvo durante el 2008 y parte del 2009 al denunciar la injeren-cia de la CIA en la policía y las fuerzas armadas del Ecuador, también al cali-ficar como un peligro la entonces posi-ble firma del convenio entre Colombia y Estados Unidos para instalar bases militares.

El que con los lobos se junta…

Con el segundo mandato del Presidente Correa se registra un giro a la derecha, un abandono del proyecto de cambio expresado en la violación permanente de los principios de la Constitución de Montecristi, en el impulso de una legis-lación antidemocrática, antipopular, de vuelta al neoliberalismo, en la cri-minalización de más de una centena de dirigentes populares acusados de terro-rismo y sabotaje. En esa misma línea el Presidente Correa experimenta una involución en su actitud frente al im-perialismo, pasó de una defensa con-secuente de la soberanía a posiciones vacilantes primero, y de sometimiento después.

Sin duda el hecho más revelador de este cambio se registró en el palacio de Carondelet, el 8 de junio del 2010 en

medio de sonrisas y afectuosos abrazos y besos con la Secretaria de Estado de los Estados Unidos Hillary Clinton, el presidente Correa proclamó “no soy anticapitalista, ni antiimperialista”. Ese discurso cada día se corrobora por los hechos sino revisemos algunos:

» El Informe de la Comisión de Investigación conformada por el propio gobierno, estableció la participación en el bombardeo de Angostura de aviones nor-teamericanos que despegaron de la base gringa en Manta, sin embargo el gobierno de Correa guarda un silencio cómplice, ni un reclamo ni una simple nota di-plomática de protesta por la par-ticipación yanqui en este ataque contra territorio ecuatoriano.

» Aunque diga lo contrario el Presidente Correa ha enterrado las demandas ecuatorianas sobre el ataque de Angostura, se recon-cilia con Santos, orgulloso autor confeso de ese crimen, la justicia ecuatoriana, que todos sabemos quién controla, ya lo absolvió.

» Durante una año al frente de la presidencia temporal de UNA-SUR, el Presidente ha moderado su discurso frente a la instalación de bases yanquis en Colombia. Quizá por ello el gobierno nor-teamericano y sus alfiles en la región Santos y Alan García, no demoraron en expresar su apo-yo al Presidente Correa el 30 de Septiembre.

» Más allá de los desmentidos del gobierno ecuatoriano estamos cada día más involucrados en el Plan Colombia, más de catorce mil hombres se han movilizado

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timiento anti oligárquico y antiimpe-rialista se ha ido afirmando, las ideas democráticas, patrióticas y de izquier-da se abrieron paso en la mente y el co-razón de los pueblos del Ecuador. Esa realidad es un hecho incontrastable para todas las fuerzas políticas.

Por eso la manipulación de los hechos del 30-S orquestada en Carondelet no se queda en la fabricación mediática de un golpe que nunca existió, sino que avanza más allá, intenta mostrar una conspiración fraguada desde el imperialismo contra un “gobierno de izquierda” contra una “revolución en marcha”, con lo cual buscan, ahí sí, de un solo golpe, justificar la criminaliza-ción de la lucha social que empuja el régimen, al tiempo de deslegitimar a las organizaciones indígenas, sindica-les, estudiantiles, de maestros, a los partidos y organizaciones de izquierda que expresan su desacuerdo con la de-rechización del gobierno, calificando como “instrumentos de la derecha y la CIA”. La vieja maniobra del ladrón que para confundir a sus perseguidores gri-ta: ¡Cojan al ladrón!

No pocos ingenuos han caído en esta trampa. Claro, los latinoamericanos recordamos la larga historia de golpes organizados por la CIA, tampoco olvida-mos las sangrientas invasiones de mari-nes yanquis. Es más en la última década nos hemos movilizado para condenar los golpes en Venezuela, Bolivia y Hon-duras. No se trata de exculpar al impe-rialismo norteamericano de sus afanes intervencionistas y conspiradores con-tra los pueblos de América Latina. Lo correcto es analizar no sólo los discur-sos sino sobre todo los hechos, tomar en cuenta el contexto histórico en el que se desenvuelven los acontecimientos y so-bre todo como diría Lenin los intereses de clase que están tras de ellos.

“Es en la práctica donde el hom-bre tiene que demostrar la ver-dad” (Carlos Marx).

Resulta entonces imprescindible revi-sar cómo se han desenvuelto en estos casi cuatro años las relaciones entre el Presidente Correa y el imperialismo, especialmente el norteamericano.

En la campaña presidencial del 2006 el candidato Rafael Correa sintoniza-do con el movimiento social y popular levantó un discurso de defensa de la soberanía, de no pago de la deuda ex-terna ilegítima, de no firmar el TLC, de salida de la base norteamericana de Manta. Asumió para sí el discurso de la izquierda y capitalizó electoralmente el anhelo de cambio de los ecuatorianos. Sin embargo antes de la segunda vuel-ta se entrevistó amigablemente con la embajadora norteamericana, como para tranquilizar las cosas se podría pensar. En todo caso es un hecho que durante cuatro años ni la Embajada, ni el departamento de Estado y menos la Presidencia de Estados Unidos han realizado ninguna declaración contra el gobierno de Rafael Correa como sí lo han hecho reiteradamente contra Hugo Chávez y Evo Morales.

El sentimiento patriótico y antiimpe-rialista de los ecuatorianos se reflejan en varios artículos de la nueva consti-tución, la prohibición de bases y tro-pas militares extranjeras en territorio nacional, los principios de autodeter-minación de los pueblos, la condena expresa a toda forma de imperialismo y neocolonialismo son fruto de la mo-vilización popular que en esos días se dio en Manta y otras ciudades, que per-mitió arrinconar en Montecristi a las posiciones vacilantes de algunos asam-bleístas de Alianza País como Rolando Panchana y otros. La salida de la base

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protesta, en enjuiciar como terroristas a los luchadores populares.

Le corresponde al campo popular se-guir bregando por desenmascarar el verdadero carácter antipopular y anti-democrático de la llamada revolución ciudadana, es fundamental fortalecer las organizaciones populares que hoy quieren ser sometidas, divididas o des-

truidas por el corporativismo de Esta-do, es necesaria una respuesta unitaria para derrotar la criminalización de la lucha social. Pero sobre todo es indis-pensable articular un proyecto unitario alternativo, que se movilice para exi-gir que se cumplan los principios de la Constitución de Montecristi y que se proyecte como una alternativa política desde la izquierda para cristalizar el anhelo de cambio de nuestros pueblos.

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a la frontera para ser el “yunque” en el plan de aniquilamiento de la insurgencia colombiana. Esto nos cuesta a los ecuatorianos, se-gún el propio gobierno, más de cien millones de dólares anua-les. En septiembre pasado el “yunque y martillo” funcionaron muy bien, tanto que el Presidente Santos y el Ministro de Defensa Rodrigo Rivera agradecieron y resaltaron la labor de coopera-ción del ejército ecuatoriano.

» El 20 de septiembre del 2010 el Ministro de Defensa, Javier Ponce acudió presuroso al Pentá-gono para recibir personalmente del Secretario de Defensa, Robert Gates, las felicitaciones, instruc-ciones y ayuda económica de 15 millones de dólares a través de la USAID para temas de “coope-ración” en la frontera colombo-ecuatoriana.

» El 29 de agosto del 2009, al día siguiente que el Presidente Co-rrea afirmara en Bariloche en la cumbre de UNASUR, que no era necesario depender de la DEA para luchar contra el narcotráfi-co, su gobierno renovó los conve-nios de cooperación con EEUU, los mismos que someten a la po-licía y a las fuerzas armadas a las ordenes de la DEA y la USAID, es decir de la CIA. En palabras de la embajadora yanqui de la época, Heather Hodger, “simplemente hemos legalizado lo que hemos venido realizando por años”. Re-sulta decidor que el actual minis-tro del Interior Jalhkh, vincula-do a través de PROJUSTICIA a la USAID se encuentra al frente de estos convenios. También es notorio que los cuerpos milita-

rizados de la policía GOE y GIR, que reciben la mayor ayuda nor-teamericana, se mantuvieron protegiendo al Presidente Correa durante la revuelta del 30-S.

El éxito de la tramoya montada re-quiere invocar la mano criminal de la CIA para manipular el sentimiento an-tiimperialista de los pueblos del Ecua-dor, pero como dice nuestro pueblo “el pez muere por su propia boca”, ese el caso del gobierno ecuatoriano.

Primero el Subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores y Secretario del Partido Socialista, Rafael Quintero al referirse a las declaraciones de Hugo Chávez y Evo Morales que responsabi-lizaban del intento de golpe al gobierno norteamericano declaró paladinamen-te “cada país tiene derecho a formarse sus propias ideas” y luego el canciller Ricardo Patiño y el propio Rafael Co-rrea han insistido en varias entrevistas en exonerar de toda responsabilidad al gobierno de Obama y descargar en grupos extremistas de la derecha de EEUU.¿un golpe organizado por la CIA y la USAID sin el aval del gobierno de Obama?

Ni a la oligarquía ni al imperialismo les interesa derrocar a Correa. Están conformes con un gobierno que le-gisla a favor de las transnacionales petroleras y mineras, que mantiene la privatización del agua y el latifundio, que aprueba leyes para violando la constitución permitir que las empre-sas extranjeras demanden al Estado en cortes internacionales. Tampoco les desagrada que terminen con la au-tonomía universitaria, ni que afecte los derechos laborales mientras ofrece exoneración de impuestos a los em-presarios en el Código de la Produc-ción. Están de acuerdo en reprimir la

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¿Qué pasó en Ecuador? ¿Qué está pasando? ¿Hubo intento de golpe de Estado en la insubordinación policial? Los recientes acontecimientos han suscitado una doble interpretación. La versión gubernamental va en la si-guiente línea: los policías y sectores de las fuerzas armadas del Ecuador inten-taron un golpe de Estado en una línea de reconstitución oligárquica suscitada por el rumbo político de un gobierno soberano y que había mantenido una agenda de ruptura con el modelo neo-liberal y que está produciendo, además, profundas transformaciones democrá-ticas en beneficio del pueblo en especial de los sectores más pobres; este intento de golpe de Estado ha sido evitado por la masiva movilización del pueblo ecua-toriano dispuesto a confrontar a la de-recha y a salvar este proceso que se ha autodenominado revolucionario, y, asi-mismo, por la valiente y firme actitud del Presidente del Ecuador que mantu-vo su coherencia hasta en los momen-tos más dramáticos.

Hasta ahí una interpretación que tiene

como eje director al gobierno ecuato-riano y que de alguna manera consta en varios pronunciamientos y análisis de sectores identificados con la izquierda política del continente. En esta visión la realidad es simple y contundente y las líneas que demarcan a la izquierda (los buenos) y a los que no lo son, aparecen claras y transparentes.

Sin embargo, los hechos, como alguna vez dijo Lenin, son tenaces y evidencian una realidad más bien prosaica y dife-rente: al parecer y tal como lo confir-man todos los datos existentes, nunca se trató de un golpe de Estado porque no hubo un pronunciamiento político en ese sentido de los sectores de la poli-cía y de las fuerzas armadas involucra-das en el conflicto, sino más bien, y por absurdo que pueda parecer, el núcleo del conflicto giró alrededor de reclamos administrativos y financieros por par-te de la tropa de la policía ecuatoriana, aparentemente lesionados por el Códi-go de Servicio Civil que fue aprobado por la Asamblea Nacional del Ecuador, pero que fue radicalmente cambiado

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crispación social. Empero, el sistema político ecuatoriano no daba muestras de absorber esa energía social y cana-lizarla dentro de la institucionalidad vigente, porque esta institucionalidad hablaba un solo lenguaje y en un solo sentido: aquel del partido de gobierno. Alianza País estaba reconstruyendo la institucionalidad política ecuatoriana desde el autismo y la arrogancia del poder. Cuando se produce la crisis po-lítica, el sistema político ecuatoriano fue incapaz de resolver esta crisis por-que él mismo era parte del problema. Tal como están las cosas, ahora Alian-za País deberá crear las garantías de su propia supervivencia política y resolver la crisis sin apelar a un cuestionado sis-tema político, una verdadera tarea para Sísifo.

En tercer lugar están los medios de comunicación convertidos en la víc-tima propiciatoria de la Revolución Ciudadana. A pocas horas de suscitar-se el conflicto político el gobierno optó por curarse en sano y zanjó la dispu-ta mediática y semiótica del conflicto asumiendo el control total de la infor-mación. En ese proceso el gobierno po-sicionó la idea de que estaba en juego la democracia atacada por la derecha camuflada en sectores de la policía, que habían sido objeto de manipulación de sectores claramente identificados con la oposición (se habló con insistencia del Partido Sociedad Patriótica y de su líder Lucio Gutiérrez). Más allá de que esta versión sea plausible está el hecho de que el momento en el que finalmente se abrió la señal para todos los medios televisivos, se tuvo acceso a informa-ción que contradecía las informaciones oficiales y que generaban dudas sobre los eventos sucedidos.

Los medios públicos hasta entonces habían luchado por su propia legitimi-

dad tratando incluso de ser mínima-mente críticos con el gobierno, en esta coyuntura más bien demostraron que la semiótica y la comunicación son fun-damentales a la hora de disputar al po-der y que llegado el momento la impar-cialidad es una máscara incómoda: la verdad siempre es una prerrogativa del poder. Los medios de comunicación están otra vez en el centro del debate porque presentan una realidad y unos hechos que contradicen las versiones oficiales. Ahora el gobierno tiene que disputar los sentidos entre su versión de que se trató de un intento de gol-pe de Estado y las informaciones que van apareciendo paulatinamente y que indican que ni siquiera se trató de un secuestro al Presidente. El problema es que esta disputa rasga la hegemo-nía ideológica del partido de gobierno y empieza a fracturarla, y sin esa hege-monía ideológica, el único soporte real que al momento tiene el régimen, las adhesiones clientelares y electorales pueden también fracturarse poniendo en riesgo su estabilidad política.

Pero hay aún más: la situación econó-mica del Ecuador no le favorece al go-bierno. No puede presentar cifras de crecimiento económico, generación de empleo, inversión, reducción de la pobreza, porque las cifras demuestran que, al menos en lo que a la economía concierne, la propuesta de Alianza País ha fracasado y no tiene visos de supe-rarse. El desempleo abierto y encubier-to alcanza a las dos terceras partes de la población ecuatoriana en capacidad de trabajar. El costo de la canasta familiar se ha incrementado a sus máximos his-tóricos: 550 dólares y el salario mínimo apenas cubre el 43% de esta canasta. De hecho, la pobreza se ha incrementado. Todo esto en un contexto de bonanza de los precios del petróleo, un impor-tante incremento en la recaudación fis-

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por el veto presidencial de Rafael Co-rrea. El hecho de que un reclamo ad-ministrativo haya generado la crisis política más importante del Ecuador de los últimos años, llama a la reflexión porque este hecho permitió que afloren varios fenómenos aparentemente disí-miles y contradictorios.

En primer lugar está la posición de los movimientos sociales del Ecuador, en-tre ellos el movimiento indígena, que se desmarcaron tanto del gobierno de Alianza País cuanto de los insubordina-dos policías ecuatorianos, aunque me-diaron algunas declaraciones desafor-tunadas de varios de sus líderes, pero la organización indígena aprovechó la co-yuntura para resaltar lo que consideran el centro del debate político: las derivas extractivistas y neocoloniales que está asumiendo el gobierno de la Revolución Ciudadana. Las demás organizaciones sociales, entre ellas los sindicatos del sector público, aprovecharon de la co-yuntura para manifestar su malestar con varias leyes aprobadas por el régi-men y que lesionan sus derechos labo-rales. Esta posición del movimiento so-cial ecuatoriano permite comprender la orfandad del gobierno en sus momen-tos más dramáticos, cuando necesitaba de forma desesperada esa organización social, a la que siempre la había consi-derado como rezagos corporativos del neoliberalismo, se vio completamente solo y más bien rodeado de afectos, so-lidaridades y buenas intenciones de un reducido grupo de personas que, si bien son importantes, cuando se trata de disputar y defender el poder general-mente son intrascendentes si no son fe-nómenos mayoritarios y contundentes. En esas horas de soledad, el Presidente ecuatoriano Rafael Correa tuvo que ha-cer algo que jamás se habría imagina-do: negociar su estabilidad política con las fuerzas armadas.

En segundo lugar está el mismo siste-ma político ecuatoriano. La institucio-nalidad política se reveló incapaz de conjurar a los fantasmas que ella mis-ma había convocado. La serie de leyes que se aprobaron en el legislativo y que implicaron un proceso de diálogo, con-senso y acuerdos con actores disímiles, y que produjeron varios proyectos de ley cuya redacción no satisfacía a mu-chos de ellos pero que demostraban que se tuvo que ceder para mantener un frágil equilibrio, en el momento en el que llegaron al ejecutivo para su aprobación final fueron cambiadas de forma radical y alteraron, precisamen-te, ese equilibrio al que trabajosamente se había llegado. El veto presidencial a varias de estas leyes, como por ejemplo la Ley de Educación Superior, el Códi-go Orgánico de Servicio Civil, el Código Orgánico de Ordenamiento Territorial, entre otras, cambiaron el equilibrio con el cual fueron aprobadas al interior del legislativo y convirtieron al Presidente de la República en legislador de última instancia.

Los asambleístas del partido de gobier-no nunca pudieron ni contradecir ni presentar la más mínima resistencia esa voluntad del ejecutivo y, finalmen-te, nunca respaldaron ni reconocieron los acuerdos previos que ellos mismos habían suscrito con varios actores so-ciales, políticos e institucionales para lograr los votos necesarios para apro-bar esas leyes. Esto determinó una pérdida de confianza en la legislatura y una crispación de varios sectores socia-les que veían que su voluntad de llegar a acuerdos y realizar concesiones eran tabula rasa para el Ejecutivo.

Las reiteradas movilizaciones de las universidades, de los servidores pú-blicos, de los jubilados, de los indíge-nas, entre otros, daban cuenta de esa

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o, en su defecto, destruirla? ¿Cómo de-cirle a la ciudadanía que la verdad que presentan los medios de comunicación gubernamentales no son sino otra es-trategia de disuasión y que la verdad está en otra parte?

Alianza País está entre Escila y Carib-dis. Para salir de la crisis tiene que ape-lar al diálogo y al consenso pero eso la debilita políticamente, porque va a dar

la percepción de vulnerabilidad y ésa es la señal que necesita la oposición. En cambio, si mantiene su posición de he-gemonía y de imposición, solamente es cuestión de tiempo para que su teoría de la conspiración se convierta en una profecía autocumplida. La insubordi-nación policial y militar demostró que el rey está desnudo y, al parecer, pone al tiempo político de Alianza País en cuenta regresiva.

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cal y expansión de las exportaciones no tradicionales. Sin embargo, el régimen de Alianza País necesita aún de más recursos económicos, sobre todo para resolver los problemas del déficit fiscal. En ese sentido, ha presentado una pro-puesta de ley para ampliar la capacidad de endeudamiento hasta un 50% del in-greso nacional, y pagar las bonificacio-nes de jubilación en bonos.

Una propuesta que ha convocado a la oposición de los jubilados y de los traba-jadores públicos en contra del régimen y que anuncia futuras movilizaciones sociales. La economía es una bomba de tiempo para Alianza País que, por aho-ra, no consta en su lista de prioridades pero que a mediano plazo revelará su importancia.

Luego de esta crisis, Alianza País sabe que una cosa es el discurso y otra las necesidades del poder. Puede ser que la imagen del Presidente se haya fortaleci-do en la coyuntura, pero eso no implica que las condiciones de su propia gober-nabilidad sean las mejores. Más bien lo contrario, Alianza País sabe que en este simulacro no puede confundir las som-bras en el espejo y necesita respuestas contundentes que le posibiliten garan-tizar al largo plazo su permanencia en el poder y defender aquellos grados de libertad en el sistema político que la convirtieron en fuerza hegemónica. El descontento de varios sectores sociales, entre ellos las fuerzas armadas y la poli-cía nacional, están ahí, son indudables. Si Alianza País opta por resolver la cri-sis suscitada por insubordinación de la policía nacional sin resolver de manera previa las causas del conflicto que no solamente comprende a la policía sino a otros sectores sociales, sabe que el si-mulacro del golpe de Estado puede con-vertirse en una profecía autocumplida. Pero no puede resolver las condiciones

de su gobernabilidad sin cambiar el formato político de su hegemonía, y no puede cambiar este formato político sin resignar los correspondientes espacios políticos, es decir, vulnerar esa hege-monía.

Alianza País es un movimiento autista y en su diccionario político no existen las palabras “diálogo” y “consenso”. Está auto-convencida de que su proceso po-lítico es una verdadera revolución y ha trazado una línea demarcatoria entre aquellos que suscriben de forma incon-dicional su proyecto y el resto a quienes considera sus enemigos, incluidos los movimientos sociales. Con Alianza País no hay términos medios. Justamente por ello no hay espacios ni condiciones ni para la crítica menos aún para la au-tocrítica.

Pero el momento de refundación al sistema político se está agotando. El impulso histórico que llevó al poder a Alianza País se está fracturando por-que la sociedad ecuatoriana empieza a cambiar su orden de prioridades. Ése es su mayor drama y allí radica la ma-yor paradoja: ¿cómo piensa Alianza País recuperar esos grados de libertad con los cuales estaba reconstruyendo la institucionalidad y al sistema po-lítico sin fracturar las condiciones de su propia gobernabilidad? ¿De qué manera el sistema político ecuatoria-no puede recobrar su legitimidad sin hacer tabula rasa de sí mismo y tener que poner el contador en cero? ¿Cómo movilizar a una sociedad, sobre todo en momentos en los que más se la necesita y que nada tiene que ver con las apuestas electorales, cuando se ha tratado de desestructurar, manipular y desmovilizar a esa misma sociedad? ¿Cómo apelar a la organización social cuando se ha tratado de cooptarla y convertirla en un apéndice del régimen

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Prof. Mery Zamora Garcíaal presidente Rafael Correay a los pueblos del Ecuador Mery Zamora García

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Mery Zamora Garcia

Señor Presidente, creo que la mayo-ría de los ecuatorianos entendemos su desesperación, pues, a pesar de la millo-naria campaña publicitaria, no consigue convencer de sus mentiras.

La verdad de los sucesos del 30 de se-tiembre empieza a abrirse paso: una re-vuelta policial y militar que demanda la restitución de sus derechos conculcados por el veto presidencial a la Ley Orgáni-ca del Servicio Público; una imprudente y provocadora actuación del Presiden-te que desafía a los sublevados, que los conmina a matarlo; una trifulca en la cual los policías se desbordan y agreden al Presidente –cuestión que condena-mos– como respuesta a la provocación.

Lo demás es consecuencia de todo un complot preparado por el Presidente y sus hombres con el propósito de trans-formar su humillación y derrota a costa de cualquier precio.

La invención de que desataba un golpe de Estado para derrocar al Presidente, su “secuestro”, el estado de excepción, el monopolio de las noticias, el sangriento

rescate cuando estaban dadas y en mar-cha las condiciones para su salida pací-fica y tranquila del hospital.

Los sones de “victoria” entonados por usted y un pequeño grupo de partida-rios en la Plaza Grande, se sustentan en 8 muertos, más de doscientos heridos, un hospital devastado, niños huérfanos, viudas y madres desconsoladas.

Usted señor Presidente está entrampa-do por la verdad y por eso está empe-ñado en fabricar una conspiración en la que vincula a la izquierda revoluciona-ria, al MPD, a la UNE, al movimiento indígena, a Pachakutik y de otro lado al partido Sociedad Patriótica.

Efectivamente existe conspiración y conspiradores que no desaprovecharán las circunstancias para pescar a río re-vuelto. De un lado está la partidocracia, igual que su gobierno, están los inte-reses de los capitalistas e imperialistas que pretenden volver a tener el timón del Estado, de otro lado está Ud. y su partido señor Presidente, que conspi-ran abiertamente contra los intereses

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Mery Zamora Garcia

populares y nacionales, contra el anhelo de cambio, contra las transformaciones por las que nos pronunciamos en las ur-nas la mayoría de los ecuatorianos.

En estas circunstancias los trabajadores y los pueblos del Ecuador no renuncia-mos a nuestros derechos y estamos de pie, luchando por nuestros derechos, por la libertad y la democracia.

El país es testigo de que en las últimas semanas se desarrollaban importantes manifestaciones de diversos sectores sociales defendiendo sus derechos con-culcados. En ese contexto hace su apari-ción la revuelta de la tropa de la policía y de otras ramas de las fuerzas armadas.

La CONAIE, las Centrales Sindicales, el Frente Popular y sus organizaciones, entre ellas la gloriosa UNE fuimos con-secuentes con nuestros principios, con el compromiso con las bases, saluda-mos y nos solidarizamos con la rebelión de la tropa de la policía porque la sentía-mos parte de nuestra lucha. Esa fue una decisión justa y necesaria.

La Policía y las Fuerzas Armadas son los guardianes de la institucionalidad, del sistema capitalista; en nombre de la Ley defienden los intereses de los patronos y reprimen al pueblo, a los maestros/as, a la juventud. Eso lo sabemos y no lo olvidamos. Pero, en el momento que la tropa se subleva contra los atropellos y vejámenes, por sus derechos, rompen con esa obligación, asumen las mismas posiciones que los de abajo, se recono-cen como parte del pueblo y por eso ra-tificamos el respaldo que dimos el 30 de setiembre.

Los golpes de Estado han sido y son pa-

trimonio en el Ecuador de la derecha y la reacción, del trabajo de la CIA y el impe-rialismo a través de todos sus recursos. Por eso nos extraña que Ud. y su par-tido exculpen de ese supuesto golpe al imperialismo norteamericano. Los tra-bajadores y los pueblos, la UNE jamás apoyamos y no lo haremos en el futuro, esas asonadas. La izquierda tampoco se embarcará en esas aventuras.

En su acostumbrada cadena de men-tiras que emite todos los sábados me acusa de instigar a los estudiantes del colegio Aguirre Abad para que salgan a las calles en solidaridad con la revuelta policial. Sólo a una mente enfermiza se le puede ocurrir que los jóvenes es-tudiantes secundarios, en cuyo espíritu bulle la inconformidad y la rebeldía, en cuyas acciones está impresa la solidari-dad, requieran de las palabras de una profesora parvularia, que no los conoce directamente, para asumir una actitud altiva y valerosa. Qué poca estima tiene usted a la juventud ecuatoriana, los con-sidera borregos para ser manipulados.

Mery Zamora valora en toda su signifi-cación a la juventud ecuatoriana, la res-peta, saluda su espíritu rebelde, su amor a la libertad y a las causas del pueblo.

Pero ya sabemos que lo que busca son pretextos para encontrar culpables de lo que usted hizo. Sepa que no le tenemos miedo. Sus órdenes para que los fiscales y los jueces indaguen y condenen a la Presidenta de la UNE la consideramos una condecoración a la representación que ostentamos. Sepa que no correre-mos, que defenderemos nuestros prin-cipios y el derecho a la vida, pero, una vida con dignidad.

Miércoles, 13 de octubre de 2010

¿Qué pasó señor Presidente?

Edison Álvarez V.

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¿Qué pasó señor Presidente? ¿Qué pasó? ¿Solo usted se cree de izquierda? Ni de chiste, peor revolucionario. Ante los cuestionamientos hechos al Movi-miento Popular Democrático que si es un partido de izquierda, permítame de-cirle que está equivocado de la A a la Z. Que yo recuerde, ellos nunca han vendi-do sus principios y sí han sido capaces de entregar hasta la vida por conquistar una patria libre y soberana. Para mues-tra el compañero Jaime Hurtado.

Usted mientras habla y habla de patria libre y soberana sigue negociando con las transnacionales del petróleo y de la minería y les facilita el trabajo desalo-jando a los mineros artesanales para que vengan a apropiarse de nuestros recursos naturales, dictamina refor-mas a la ley de hidrocarburos para que las transnacionales petroleras se lleven nuestro petróleo a precio de huevo.

Y si de criminales hablamos, dígame, ¿quién dio la orden de asalto al Hospi-tal de la Policía del cual resultaron ocho ecuatorianos muertos? ¿Quién respon-

de por la bárbara represión desatada en Dayuma o por el estudiante del co-legio Mejía que perdió un ojo? ¿No dijo que los proyectiles que mataron a Bos-co Wisuma eran de armas que no usa la Policía, y ahora dice que sí las usa? ¿Cuándo mintió?

Si usted es de izquierda yo soy papá Noel. La verdadera izquierda, que es el MPD, tiene gente valerosa que ha estado al frente de la defensa de los intereses de los trabajadores, estudiantes, maestros, campesinos, de los sectores empobreci-dos por la oligarquía tradicional y ahora por usted.

Se equivoca señor Presidente, los mili-tantes y dirigentes de la listas 15, del par-tido de Jaime Hurtado, de Pablo Tapia, estamos orgullosos de ser, de pertenecer a la izquierda revolucionaria y llevar en alto el color naranja y turquesa y enten-demos que ser de izquierda es una con-vicción de vida y no un discurso como usted lo hace, porque usted utiliza la izquierda para subir popularidad, pero gobierna con la derecha. Así que Presi-

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dente no gaste saliva, ya que sus insultos nos fortalecen y nos hacen crecer.

Cada vez más gente se afilia a nuestro partido, tenemos dirigentes y directivas en las 24 provincias del país que traba-jan por convicción, no por sueldo como es el caso de su movimiento, eso le duele y más bien le devolvemos esa reflexión a la gente que está con usted y se dice de izquierda. La historia les juzgará y que-darán como logreros del reformismo, el

revisionismo y lame botas del imperia-lismo.

Señor Correa, sus palabras nos reafir-man que estamos en el camino correc-to, ni con la derecha tradicional (Nebot, Gutiérrez, Noboa, etc.) ni con usted, traidor del pueblo y lambón de los yan-quis; estamos con el pueblo y seguire-mos junto a él, hasta hacer de nuestra patria un espacio de libertad, de vida digna y justa para todos.

10 de octubre de 2010

Periódico “A Verdade”, BrasilPeriódico “En Marcha”, Ecuador

Editoriales

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Después de ser elegido presi-dente de Ecuador en el 2009, prome-tiendo realizar profundas transfor-maciones en el país, lo que llamó una “revolución ciudadana”, Rafael Correa dejó de lado su programa de cámbios y pasó a adoptar una política neoliberal de exprimir los salarios de los funcio-narios públicos, recortes presupuesta-rios en programas sociales, fuerte re-presión al movimiento popular y total sumisión al gobierno de los Estados Unidos.

La rebelión policial ocurrida el pasa-do dia 29 de septiembre no fue, por tanto, un hecho aislado. Hace meses el movimiento popular realiza huel-gas y manifestaciones reivindicando mejores condiciones de vida y diálogo con el gobierno de Correa. Este, mien-tras tanto, se niega a dialogar con las entidades populares y manda detener a todo aquel que critique su gobierno

como hizo con el estudiante y presi-dente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Ecuador (FEUE), Marcelo Rivera, que lleva preso nue-ve meses bajo la infame acusación de terrorista.

En realidad, una intensa lucha se vie-ne desarrollando en Ecuador. De una parte, un pueblo consciente de sus de-rechos y de su fuerza, que no acepta que un gobierno humille el movimien-to sindical, los pueblos indígenas, los campesinos, los profesores y los parti-dos de izquierda y haga caso omiso de sus derechos. De otro lado, un presi-dente que aunque elegido por el pue-blo, se comporta de forma arrogante y dictatorial.

El golpe de Correa

El día 29, los policías del país y gran parte de las Fuerzas Armadas se rebe-

Rafael Correa sin máscaraPeriódico “A Verdade”, Brasil

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Tras la crisis del 30 de septiembre pasado el Ecuador no es el mismo. Esos acontecimientos dejan una hue-lla profunda e incidirán, inevitable-mente, en el futuro comportamiento político del gobierno, del movimiento popular ecuatoriano, de la oposición de derecha y más actores sociales y políticos del país.

La polarización política es una de las secuelas: los más entusiastas partida-rios de Correa se afirman y cierran filas alrededor de su líder, por una parte, mientras la credibilidad de la palabra del Presidente se pone en duda en sec-tores cada vez más vastos. A quienes hace rato perdieron la confianza en Correa se suman hoy los miembros de la tropa policial con sus respectivas fa-milias (profundamente resentidos por la forma brutal como fueron tratados y reprimidos), pero también la tropa

del ejército afectada, igualmente, por el veto a la ley de Servicio Público.

La institucionalidad del Estado tam-bién sale afectada. No es sencillo que, por acción del Presidente, se haya producido una confrontación armada entre efectivos policiales y del ejército. Esas instituciones, llamadas a garanti-zar la estabilidad del Estado burgués, experimentan problemas internos, pugnas entre sí, desconfianzas en su interior, desmoralización, distancia-miento con el jefe de Estado, en este último aspecto en el caso de la Policía Nacional. La Asamblea, así mismo, se encuentra muy disminuida en popula-ridad y aceptación por el contenido de las leyes aprobadas, que han motivado la movilización social de estos días. El ejecutivo, de la misma manera, tam-bién sale golpeado por todos estos acontecimientos, pues, los elementos

Un hito en la política ecuatoriana

Periódico “En Marcha”, Ecuador

laron contra la decisión arbitraria de Rafael Correa de poner fin al pago de bonificaciones a los militares lo que llevaría a un rebaja de los salarios ac-tuales en más de un 30%.

Consciente del levantamiento, Correa, con premeditación, se dirigió al Regi-miento de Quito, donde la policía rea-lizaba una manifestación. Entró en el edificio y nadie lo golpeó o le tocó. Co-rrea pidió un micrófono y fue atendi-do por la policía, que esperaban que el presidente declarase que era favorable a la negociación. Pero Correa sorpren-dió a propios y extraños al ponerse a provocar a la policía diciendo, “Uste-des son un grupo de matones ingra-tos.” “Si quieren matar al presidente, mátenme, aquí está! Mátadme “.

La policía empezó a gritar y Correa no pudo hablar más. Un ayudante le puso una máscara contra bombas de gas, las mismas que Correa ordenó utili-zar a la policía contra los maestros en huelga. Extrañamente, Correa fue el único que lo pasó mal. Ningún asesor del presidente, incluso sin la máscara, tenía náuseas o se mareó.

Después de la provocación, Correa

Rafael Correa sin máscara Journal A Verdade/ Brasil

pidió que el ejército lo retirase del cuartel, aunque no estaba detenido. A continuación fue al Palacio y dio una entrevista acusando a la policía de tra-tar de dar un golpe de Estado.

Sin embargo, fue el propio Correa quién estaba dando el golpe de Esta-do contra la democracia en el Ecua-dor al decretar el estado de excepción, suprimir la libertad de organización, de expresión y manifestación y dar al ejército el derecho a la incursión en casas y arrestar a cualquiera sin auto-rización judicial. Las medidas de Co-rrea recibieron el apoyo inmediato del Departamento de Estado norteame-ricano. Incluso existe la sospecha de que antes del decreto de Correa, llamó a la Casa Blanca.

La democracia está en riesgo en el Ecuador. Pero el principal conspira-dor contra ella es el propio presidente Correa que quiere gobernar de mane-ra dictatorial, como reveló su decreto que estableció el estado de sitio contra un pueblo que decidió construir una nación libre de la dominación extran-jera y que ya no acepta ser engañado o humillado.

Este es Rafael Correa sin máscara.

Lunes, 4 de octubre de 2010

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Pronunciamientos de organizaciones sociales y políticas

antes citados lo afectan de manera directa, pero además la desconfianza popular sobre este crece.

No obstante Rafael Correa sorteó con éxito este, el peor momento de lo que va su gobierno, en perspectiva las co-sas se le tornan más complejas y ne-gativas. Ha afirmado su perfil autori-tario en la solución de la crisis, pero eso no le garantiza que el descontento social deje de manifestarse en protes-

tas abiertas. La revuelta policial es una expresión de qué ocurre en el tejido social ecuatoriano, de cómo piensan resolver los problemas los sectores que se sienten afectados por una polí-tica que cada vez está más cercana a la que aplicaron los gobiernos neolibera-les durante casi tres décadas. Ah, pero con dos ingredientes adicionales: un desembozado autoritarismo y fuertes dosis de populismo.

Lunes, 4 de octubre de 2010

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La lucha por la verdadera democracia,los derechos de los pueblos, contra laprepotencia y el autoritarismo continua!

Frente Popular

Las organizaciones populares, sindi-cales y sociales integrantes del Frente Popular ante los acontecimientos del 30 de septiembre en el Ecuador, mani-festamos:

1.- Los pueblos del Ecuador, las orga-nizaciones populares, amplios sectores sociales venimos defendiendo los de-rechos y conquistas adquiridos con la lucha y organización a través de la his-toria del Ecuador y en la Nueva Cons-titución; derechos que están siendo pisoteados por la política del Gobierno de Rafael Correa, cuyas leyes no corres-ponden al anhelo de cambio de los pue-blos, se contraponen a la Constitución, han sido elaboradas, promovidas e im-

puestas solo con la opinión y visión del régimen; aprobadas violentado proce-dimientos parlamentarios, recurriendo a viejas prácticas y maniobras inmora-les, ilegales e ilegitimas de los partidos de la oligarquía. Somos muchos los sectores afectados, que ante la actitud de oídos sordos del Presidente Correa y la incapacidad del Asamblea Nacional que no han dado paso a dialogo alguno, nos hemos visto obligados acogernos al derecho a la resistencia, a movilizar-nos y protestar para que nuestras de-mandas sean escuchadas; uno de esos sectores afectados son las tropas de la policía nacional y militar.

2.- Nuestra organización se ha carac-

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continúa, para demandar de la Asam-blea Nacional el rechazo a los vetos del Presidente a la Ley de Servicio Público y a la Ley de Educación Superior y se atienda las exigencias de los sectores populares.

8.- El Frente Popular hace un llamado a la unidad de los pueblos y sus orga-nizaciones para hacer frente a la polí-tica del régimen, generando un amplio debate que recoja las aspiraciones de

los diversos sectores sociales y juntos elaboremos el verdadero proyecto de cambio que anhelamos los pueblos.

Por la Directiva Nacional del Frente Popular

Magdalena Vélez Torres PRESIDENTA NACIONAL

Gualberto AlcívarCOORDINADOR

Viernes, 1 de octubre de 2010

terizado por principio en promover la unidad y la defensa de los derechos de los pueblos del Ecuador en su conjun-to; por ello nos solidarizamos con la lu-cha de las tropas policiales y militares, que al verse afectados en sus condicio-nes laborales y conquistas por la ley de servicio público, como lo estableció el propio Jefe del Comando Conjunto de las FF.AA., reaccionaron en su gran mayoría, en todos los rincones de la Patria, arriesgando sus vidas como lo hacen a diario en un país en crisis don-de la delincuencia crece cada vez más, arriesgando su puesto de trabajo que es el sustento de su familia y por encima del temor a las represalias, lo cual de-muestra que no ha sido por falta de in-formación o manipulación sino un ver-dadero descontento de un sector social ante la prepotencia y el autoritarismo.

3.- El Frente Popular defiende la demo-cracia aun con todas sus limitaciones, y luchamos por conquistar la auténtica democracia que está basada en la de-fensa de las aspiraciones, demandas y anhelos de la gran mayoría de ecuato-rianos/as y no en el criterio único del Presidente de la República y los asam-bleístas que equivocadamente asumen que el haber sido electos en las urnas los convierte en el soberano, dueños de la verdad, yéndose por encima de los derechos de los pueblos.

4.-El país, la comunidad internacio-nal y los pueblos del mundo deben co-nocer que no hubo golpe o intento de golpe de estado alguno, esta idea solo existió en la cabeza del propio Correa y fue difundida a través de los medios de comunicación del Estado que dieron al país una sola versión de los hechos durante varias horas sin permitir que ningún otro medio de comunicación informe de los acontecimientos. La realidad contradice la versión de in-

tento de golpe de Estado y habla por sí misma: en ningún momento escucha-mos ni se vio intenciones o exigencias que busquen la salida del presidente de su cargo, la tropa policial solo hablaba de sus problemas laborales y pedían la reconsideración de la ley; tampoco hubo sabotaje a las aéreas estratégicas, tomas de instituciones de los poderes del Estado, ni nada que signifique un golpe de Estado.

5.- Esta acción de protesta de las tropas policiales y militares se agravó, se des-bordó por una equivocada, soberbia y provocadora actitud del Presidente Co-rrea, quien en principio pudo manejar la situación desde el palacio de gobier-no como le corresponde, pudo salir en cualquier momento del Hospital de la Policía, lugar en el quiso permanecer por propia voluntad argumentado su necesidad de atención médica y, ade-más, nunca estuvo incomunicado, lo cual lo hace responsable de no haber dado una salida democrática y política a tiempo para resolver una demanda laboral que, de haber actuado recono-ciendo los errores en la ley, se hubiera evitado las lamentables e injustificadas pérdidas de vidas humanas y números heridos, la inseguridad de la que fui-mos víctimas muchos ciudadanos du-rante varias horas y el brutal, aventu-rero e irresponsable operativo militar que puso en riesgo la propia vida del Presidente.

6.- No existe razón para que continúe en vigencia el estado excepción. Exigi-mos su inmediata derogatoria.

7.- Ante la actitud prepotente y auto-ritaria del gobierno, que insiste en no escuchar los justos reclamos de los distintos sectores afectados por las le-yes anti populares, la movilización de las organizaciones sociales y populares

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Llamado a la unidad por unademocracia plurinacional de los pueblos

Conaie

Un proceso de cambio, por más dé-bil que sea, corre el riesgo de ser de-rrotado o juntarse a la derecha, nueva o vieja, si no establece alianzas con los sectores sociales populares organiza-dos y se profundiza progresivamente.

La insubordinación de la Policía, más allá de sus demandas inmediatas, des-nuda por lo menos cuatro cosas sus-tanciales

1. Mientras el gobierno se ha dedi-cado exclusivamente a atacar y des-legitimar a los sectores organizados como el movimiento indígena, los sindicatos de trabajadores, etc., no ha debilitado en lo más mínimo las es-tructuras de poder de la derecha, ni siquiera dentro de los aparatos del

Estado, lo que se ha hecho evidente por la rapidez con que reaccionó la fuerza pública.

2. La crisis social desatada hoy día también es provocada por el carácter autoritario y la no apertura al dialogo en la elaboración de las leyes. Hemos visto como las leyes consensuadas fueron vetadas por el Presidente de la República, cerrando cualquier posibi-lidad de acuerdos.

3. Frente a la crítica y movilización de las comunidades en contra de las transnacionales mineras, petroleras y agro-comerciales, el gobierno, en lu-gar de propiciar el diálogo responde con violenta represión, como lo ocu-rrido en Zamora Chinchipe.

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Manifiesto de las Centrales Sindicales

Las Centrales Sindicales CEOSL; CEDOCUT; UGTE; y las Organizacio-nes de Servidores Públicos FEDESEP y CONASEP, ante la agudización de la crisis que vive el País, generada por el gobierno y la Asamblea Nacional y como consecuencia de la cadena de atropellos y violaciones a los derechos de los diferentes sectores sociales y en particular de los trabajadores y ante la presencia de una cantidad de re-ciclados de la partidocracia que han torcido el verdadero proyecto político de cambio que impulsamos los traba-jadores y trabajadoras, expresamos al país lo siguiente:

1. Siempre continuaremos defendien-do la vigencia de una democracia par-ticipativa e incluyente, que respete la Constitución, en la que se consolide la

vigencia de los derechos humanos y de los principios y derechos fundamen-tales del trabajo. Así como combati-remos con frontalidad y firmeza con la movilización en las calles y plazas, toda acción que implique autoritaris-mo, arbitrio, abuso, atropello; venga de quien venga.

2. Dejamos claro que nuestra posi-ción es absolutamente consecuente con nuestra clase y con los objetivos de nuestro pueblo encaminados al BUEN VIVIR, y que bajo ningún con-cepto le hacemos el juego a la derecha, a la oligarquía, ni a ningún aventurero que propicie la anarquía, lo que hace-mos es defender con dignidad y de pie nuestros legítimos derechos laborales.

3. Nos ratificamos en la convocatoria

4. Este escenario alimenta a los secto-res conservadores. Ya varios sectores y personajes de la vieja derecha pedi-rán el derrocamiento del gobierno y la instauración de una dictadura civil o militar; pero la nueva derecha, dentro y fuera del gobierno, utilizará esta co-yuntura para justificar su total alianza con los sectores más reaccionarios y a los empresariales emergentes.

El movimiento indígena ecuatoriano, la CONAIE, con sus Confederaciones regionales y sus organizaciones de base manifiesta ante la sociedad ecua-toriana y la comunidad internacional su rechazo a la política económica y social del gobierno, y con la misma energía rechazamos también las ac-ciones de la derecha que encubierta forma parte de un intento de golpe de estado, y por el contrario seguiremos luchando por la construcción del Es-tado Plurinacional con una verdadera democracia.

Consecuentes con el Mandato de las comunas, pueblos y nacionalidades y fiel a nuestra historia de lucha y re-sistencia contra el colonialismo, la discriminación y la explotación de los de abajo, de los empobrecidos, defen-deremos la democracia y los derechos de los pueblos: ninguna concesión a la derecha.

En estos momentos críticos nuestra posición es:

1. Convocamos a nuestras bases a mantenerse en alerta de movilización en defensa de la verdadera democra-cia Plurinacional frente a las acciones de la derecha.

2. Profundizamos nuestra moviliza-ción contra el modelo extractivista y la implantación de la minería a gran es-

cala; la privatización y concentración del agua, la expiación de la frontera petrolera.

3. Convocamos y nos sumamos a los diversos sectores organizados a defen-der de los derechos de los trabajado-res, afectados por la arbitrariedad con que se ha conducido el proceso legis-lativo, conociendo que son reclamos legítimos.

4. Demandamos del gobierno nacional a deponer toda actitud de concesiones a la derecha. Exigimos que abandone su actitud autoritaria contra los sectores populares, a no criminalizar la protesta social y la persecución a los dirigentes; ese tipo de políticas lo único que pro-voca es abrir espacios a la Derecha y crea escenarios de desestabilización.

La mejor forma de defender la demo-cracia es impulsar una verdadera re-volución que resuelva las cuestiones más urgentes y estructurales en bene-ficio de las mayorías. En este camino la construcción efectiva de la Plurina-cionalidad y el inmediato inicio de un proceso de revolución agraria y des-privatización del agua.

Esta es nuestra posición en esta co-yuntura y en este periodo histórico.

Marlon SantiPRESIDENTE CONAIE

Delfín TenesacaPRESIDENTE ECUARUNAIR

Tito PuanchirPRESIDENTE CONFENIAE

Olindo NastacuazPRESIDENTE CONAICE

Jueves, 30 de septirmbre de 2010

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El PCMLE frente a losacontecimientos del 30 de septiembre

PCMLE

El Ecuador viene siendo el escena-rio desde hace algunos meses, de la intensificación y ampliación de las luchas sociales, que diversos sectores del pueblo trabajador, los sindicalis-tas, indígenas, campesinos, maestros, la juventud estudiantil, servidores pú-blicos, pequeños comerciantes, jubila-dos, vienen desarrollando, para opo-nerse a las políticas del gobierno de Rafael Correa que lesionan en los he-chos los intereses del país, de los pue-blos y de sus organizaciones, refuerzan o consagran las políticas neoliberales, privatizadoras y entreguistas.

Los trabajadores han levantado sus acciones en defensa de los derechos sindicales que han querido ser anu-

lados por parte del gobierno; los pue-blos indígenas combatieron en todo el país en defensa del agua como un recurso humano vital; las comunida-des campesinas e indígenas oponién-dose a la naturaleza entreguista y de-predadora de la Ley de Minería; los maestros exigiendo mejores garantías para la educación nacional, opuestos a unas evaluaciones retaliatorias y ex-cluyentes; los estudiantes y todas las universidades del país, contra una Ley de Educación Superior que elimina la autonomía universitaria, el cogobier-no estudiantil, el libre ingreso, otras conquistas y derechos; los servidores públicos se han movilizado defen-diendo su estabilidad, sus conquistas alcanzadas tras largas luchas; los jubi-

a las movilizaciones convocadas para el día de hoy, por nuestras organiza-ciones, para exigir que la Asamblea Nacional rechace el VETO PARCIAL a la Ley Orgánica de Servicio Público y se ratifiquen en el texto aprobado por el pleno, y de ser necesario seguire-mos movilizados si pretenden seguir afectando nuestros derechos.

4. Hacemos un llamado a todos los Movimientos Sociales de trabajado-res, servidores públicos, indígenas, campesinos, profesores, estudiantes y al pueblo en general a fortalecer un proceso de unidad que propicie una agenda común, que posibilite la im-plementación del verdadero proyecto político de cambio que todos quere-mos.5. Manifestamos nuestra solidaridad a todos los sectores sociales que se en-cuentran luchando por la vigencia ple-na de sus legítimos derechos.

6. Exigimos al gobierno nacional que ponga fin a esta política laboral enca-minada a liquidar los derechos de los trabajadores y servidores públicos.

7. Exigimos al Gobierno y a la Asam-blea Nacional que las leyes sean apro-badas luego de ser debatidas por to-

dos los sectores involucrados y que sus planteamientos, sean recogidos y respetados, terminando con la prácti-ca de aprobarlos por el Ministerio de la Ley, por lo tanto demandamos de la Asamblea Nacional la devolución de todos los proyectos de Ley que preten-den ser tratados por la vía económica urgente.

8. Condenamos la declaratoria del Es-tado de Emergencia o Excepción, por-que coartan los derechos individuales y colectivos del pueblo, y sirven de pretexto para violentar los derechos humanos.

Atentamente,

Eduardo Valdez C.,presidente de turno FUT

Mesías Tatamuez M.,presidente nacional CEDOCUT

Nelson Erazo H.,presidente UGTE

Miguel García F.,presidente FEDESEP

Hector Terán,presidente CONASEP

Jueves, 30 de septiembre de 2010

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de organizaciones sociales que han reivindicado sus aspiraciones, han deslindado campos y denunciado las reales o supuestas acciones de conspi-ración de la derecha, de la partidocra-cia, de las oligarquías y el imperialis-mo. De esta manera se pronunciaron CONAIE, ECUARRUNARI, las Cen-trales Sindicales, el Frente Popular y todas sus organizaciones, de modo que las acusaciones de conspiración caen por su propio peso.

El mismo Jefe del Comando Conjun-to de las Fuerzas Armadas, General Ernesto González, respaldó el orden constitucional, insistió en el pedido para la revisión o anulación de la Ley de Servicio Público, causante de los conflictos, al comparecer en la cade-na indefinida y obligatoria, ordenada por el gobierno a todos los medios de comunicación del país; igual fue la pe-tición de todos los voceros de los poli-cías insubordinados, mientras los ca-nales y medios pudieron recoger esos pronunciamientos para que se atien-dan sus necesidades. La famosa “cons-piración contra la democracia” que el gobierno y sus servidores denuncian, no aparece por ninguna parte……

Los acontecimientos eran graves y generalizados, pero se desbordaron, cuando haciendo gala de prepotencia, en abierta actitud imprudente, Correa fue a enfrentarse con los rebeldes y re-cibió el rechazo, incluso los irascibles excesos, de quienes se hallaban en el Regimiento Quito; quedó asilado en el Hospital de la Policía desde donde en horas de la noche fue sacado en medio de un sorprendente y desproporcio-nado operativo militar que fuera di-fundido por radio y TV a todo el país, poniendo en grave riesgo la vida del propio mandatario, provocando va-

rias víctimas fatales de dicha acción, decenas de heridos, graves daños a las instalaciones de esa casa de salud.

Luego de su espectacular salida, Co-rrea llega en medio de aplausos y víto-res de sus partidarios a la Plaza Gran-de, para repetir las poses autoritarias, prepotentes y conminatorias; acusar sin pruebas, deformar la verdad y llamaa la “vindicta pública”, que “no habrá perdón ni olvido” frente a los conspiradores, etc.

Los revolucionarios, los comunistas, los trabajadores y los pueblos, tene-mos claro que la democracia es una conquista de las masas a lo largo de centenas de años y por eso la defende-mos a pesar de sus limitaciones y ex-clusiones. La democracia representa-tiva es una expresión del poder de las clases dominantes, resguarda sus in-tereses; para la gran mayoría, para las clases trabajadoras, sigue siendo una retórica en cuyo nombre se los excluye y atropella. Teniendo claro estos con-ceptos, la lucha social, las acciones de los trabajadores y los pueblos, la pro-pia rebelión de la tropa de la policía, no se propuso ni plantea quebrar la vida institucional del país y menos es resultado de los afanes conspirativos y golpistas de la derecha, la partido-cracia y el imperialismo. El camino de los trabajadores y los pueblos, de la iz-quierda revolucionaria está claramen-te definido, es la marcha independien-te en busca de su liberación definitiva y cotidianamente en la lucha por sus derechos, aspiraciones, conquistas so-ciales y democráticas.

Es necesario afirmar, sin embargo, que la prédica gubernamental de que se producía un “golpe de Estado”, tuvo éxito y confundió a un sector de la opi-

lados para mejorar sus pensiones y su atención por parte del Seguro Social; los pequeños comerciantes han estado en las calles por una Ley que garantice su derecho al trabajo, la seguridad so-cial y otras conquistas.

Estas movilizaciones y protestas tam-bién han denunciado la posición del régimen para favorecer a los monopo-lios imperialistas petroleros, mineros, de telecomunicaciones; de favorecer el endeudamiento externo, en condi-ciones desventajosas; de involucrar al país en el Plan Colombia y de impulsar una política lesiva a la soberanía na-cional en la suscripción de la Conven-ción de los Derechos del Mar (CON-VEMAR).

El Presidente Correa ha respondido a estas acciones de lucha y las de-nuncias de las organizaciones socia-les, con una política represiva que va dejando víctimas fatales, heridos y grandes daños materiales como en los casos del ataque a la población de Da-yuma, a los mineros del Azuay, el ase-sinato del profesor shuar Bosco Wisu-ma, el desalojo violento a los mineros de Zamora y otros hechos. Dirigentes de organizaciones obreras, indígenas, campesinas, estudiantiles, de maes-tros, han sido detenidos, enjuiciados y perseguidos; son objeto de abomi-nables ataques y calumnias a través de una sonora y atiborrante campaña de los grandes medios que el gobierno controla, acusándolos de “mediocres”, “terroristas”, “corruptos”, etc.

En el marco de esta situación, el día 30 de septiembre se produce en dis-tintos lugares del país, la rebelión de las tropas policiales, la toma de los cuarteles, su salida a las calles, en res-puesta a la aprobación que se diera

en la Asamblea Legislativa a la Ley de Servicio Público y al veto presidencial, que significa arrebatarle a este sector una serie de beneficios, conquistas, subsidios, que los habían logrado en el transcurso de varios años.

Las tropas amotinadas denuncian es-tos hechos, exigen incluso el cambio de la cúpula de la institución, pero en ningún momento se pronuncian por un cambio de gobierno, por su derro-camiento y más bien solicitan el diálo-go, el cese de las actitudes autoritarias y que se atienda su situación. En es-tas condiciones, esa lucha de las tro-pas policiales, se añade a la de otros sectores populares en defensa de sus aspiraciones, de sus derechos y con-quistas.

Los revolucionarios, la izquierda, los comunistas, asumimos como un deber el apoyo a esta y todas las luchas que defiendan los intereses populares y del país. Consideramos que es una falacia acusar de que estas acciones formen parte de una “conspiración” en contra de la democracia, del gobierno cons-tituido y que sea parte de un intento de “golpe de Estado” de los “fascistas”, de la “derecha”, con la “participación de la izquierda”, sin que se demuestre para nada estas implicaciones.

La insistente denuncia del régimen sobre el supuesto “golpe de Estado contra la democracia ecuatoriana” trajo inmediatamente los respaldos del gobierno norteamericano y de la ONU; pero a la vez generó también, los pronunciamientos de la UNASUR, de los gobiernos de la región como Ve-nezuela, Bolivia, Argentina, Paraguay, y también de Colombia, Chile y Perú.

Corresponde señalar que la mayoría

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La lucha popular no es golpismo,es un derecho constitucional

MPD

Frente a los graves acontecimien-tos sucedidos en el país el pasado 30 de septiembre, en los que según el Pre-sidente Rafael Correa fue secuestrado y se produjo un intento de golpe de Es-tado y de magnicidio, el MPD expresa a la opinión pública sus puntos de vista al respecto.

1. El jueves 30 de septiembre de 2010 el país fue testigo de una rebelión pro-tagonizada por la tropa de la Policía Nacional y de ninguna manera de un intento de golpe de Estado. Sus prota-gonistas actuaron de esa forma porque se sintieron afectados por el veto pre-sidencial a la Ley de Servicio Público, de ahí que su plataforma reivindicativa se circunscribía a pedir “la derogatoria

del veto que afecta al sistema de con-decoraciones, ascensos, remuneracio-nes salariales por tiempo de servicio y que la cúpula policial sea designada a través del voto del elemento policial”. Nunca pidieron la renuncia del Presi-dente, ni hablaron de sucesión presi-dencial o de proclamación de un nue-vo gobierno, peor de un mecanismo de desconocimiento al gobierno y al régi-men constitucional.

2. El rumbo de los hechos tomó un giro distinto por la irresponsable presencia del Presidente en el Regimiento Quito N° 1, en donde provocó y desafió a la tropa policial al punto de conminarla que lo maten, comportamiento tipifi-cado por el Código Penal en el artículo

nión pública del país y del exterior. En el ámbito popular las cosas están cla-ras. Los acontecimientos de ayer son un nuevo episodio de la lucha social.

Más allá de las actitudes vengativas, retaliatorias y de las sanciones que aplique el régimen, ello deja profun-das heridas en las tropas policiales y en varios sectores sociales; el gobier-no de la “revolución ciudadana” que ahora canta victoria, debe saber que la lucha de los trabajadores, la juventud y los pueblos continúa; porque segui-mos en crisis, sigue la injusticia, las desigualdades sociales aumentan, se desborda y no se sancionan los actos de corrupción. La efervescencia, la lu-cha social y la aspiración del verdade-ro cambio se va constituyendo en una bandera de cada vez mayores y más grandes sectores de nuestros pueblos. Crece la conciencia popular!

Exijamos la anulación de los vetos presidenciales y de los elementos an-

tipopulares y antinacionales que con-tienen las leyes conexas como las re-formas a la Ley de Hidrocarburos, la Ley de Ordenamiento Territorial, de Servicio Público, Educación Superior, el Código de las Finanzas Públicas y otras que perjudican a los trabajado-res, la juventud y los pueblos. Del mis-mo modo, por la derogatoria inme-diata del “estado de excepción”, pues desde el gobierno se señala que no hay ninguna conmoción interna.

Hoy es la hora de trabajar más insis-tentemente por la unidad de todos los sectores que defendemos nuestras jus-tas aspiraciones, conquistas sociales y derechos; por quienes luchamos un futuro mejor. En esto reside, sin duda, la fortaleza de los pueblos, en ello está la garantía de la victoria!!

PARTIDO COMUNISTA MARXISTA LENINISTA DEL ECUADOR

Comité Central

Viernes, 1 de octubre de 2010

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9. Llamamos a los trabajadores, cam-pesinos, pueblos indígenas, maestros, a la juventud y al pueblo en general fortalecer la unidad para avanzar en la lucha por profundizar los cambios que el país requiere, para defender la soberanía nacional, los derechos de los

trabajadores y los pueblos, e impulsar acciones para que la Asamblea Nacio-nal reforme las leyes que atentan a los derechos y conquistas de los trabaja-dores y pueblos.

Luis Villacís M.Director Nacional del MPD

Lunes, 4 de octubre de 2010

386 como instigación para delinquir. Hasta ese momento ni los funciona-rios de gobierno y menos aún los su-blevados hablaban de golpe de Estado; es más, el régimen calificó a la acción policial como la expresión de un grupo reducido y focalizado de policías levan-tados. La idea del golpe y del secuestro surge en las altas esferas del gobierno como un mecanismo para despresti-giar la protesta policial y de esa forma neutralizar cualquier tipo de respaldo popular y, por otro lado, para alcanzar la solidaridad internacional.

3. El establecimiento del Estado de Ex-cepción y la imposición de una cadena de radio y televisión formaron parte de las medidas para crear un ambien-te de intranquilidad, necesarias para los propósitos políticos del gobierno. Expresan a su vez la naturaleza auto-ritaria del mismo, violatoria de los de-rechos consagrados en la Constitución aprobada por el pueblo.

4. Es evidente que el Presidente Correa fue al Regimiento Quito porque sabía que detrás de la protesta no había nin-gún intento de golpe de Estado. ¿Acaso los aparatos de inteligencia que traba-jan con él le ocultaron que estaba en curso una acción de esa índole? ¿A qué jefe de Estado en el mundo se le pue-de ocurrir ir donde los golpistas para que lo retengan? ¿Cómo entender un secuestro en el que el plagiado recibe visitas, se comunica con el exterior y ordena medidas de gobierno?

5. Esos acontecimientos podían haber-se evitado si el presidente Correa no vetaba la Ley de Servicio público apro-bada por la Asamblea, si dialogaba con los sectores inconformes con su polí-tica, si permitía el funcionamiento de la Asamblea Nacional durante los su-

cesos del día 30 y si no asumía una ac-titud provocadora con los huelguistas.

6. El interés del gobierno por involu-crar al MPD en la participación de un supuesto golpe de Estado es parte del permanente ataque gubernamental en contra de nuestra organización, tiene el propósito de silenciar a la izquier-da revolucionaria y de criminalizar la lucha social. Esto no lo van a lograr porque vamos a seguir luchando por la Patria Nueva y el Socialismo, vamos a continuar junto a los pueblos del Ecua-dor por los cambios que el país necesi-ta, continuaremos luchando en contra de las oligarquías explotadoras y del imperialismo responsables del atrasa-do y pobreza en la que viven los pue-blos del Ecuador.7. Responsabilizamos al gobierno por el trágico desenlace de los sucesos del 30 de septiembre; demandamos la conformación de una Comisión de Investigación Especial de dichos suce-sos; exigimos que se realice la autopsia legal de todos los fallecidos para pre-cisar las causas y responsables de los decesos.

8. El Movimiento Popular Democráti-co luchó por la convocatoria a la Asam-blea Constituyente, en ella fuimos una de las fuerzas más entusiastas para la elaboración de la Constitución aproba-da por el pueblo. Ratificamos nuestra decisión de continuar luchando para que esos principios constitucionales sean respetados y aplicados, seguire-mos denunciando al gobierno en su constante violación a la Constitución de Montecristi; no abandonaremos nuestra crítica y combate a las políti-cas antipopulares, antidemocráticas y autoritarias del régimen que expresan su derechización y abandono del pro-yecto de cambio.

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La JRE ante la situación actual del Ecuador

JRE

El Ecuador vive un momento de crisis política en el que las contradicciones de clase se agudizan y la confrontación entre las posiciones revolucionarias y reformistas toma cada vez más fuerza.

El gobierno de Rafael Correa conti-núa el proceso de derechización que se expresa en el contenido neoliberal de su política, en el marcado autoritaris-mo con el que actúa, en los nexos que mantiene con sectores de la burguesía y en el acercamiento al gobierno de los Estados Unidos. La preocupación gu-bernamental por atender a los sectores populares no rebasa la ejecución de programas asistenciales de corte po-pulista con fines electorales.

Las organizaciones populares, polí-

ticas de izquierda y distintos secto-res sociales que aseguraronla victoria electoral de Correa se han convertido en blanco de su ataque, mientras los poderosos grupos económicos se sien-ten contentos con un gobierno que les garantiza “estabilidad en el país” para que sus empresas y bancos sigan obte-niendo enormes utilidades a costa de la explotación a millones de trabajado-res.

Debido a ello, la movilización social ha crecido en los últimos tiempos, parti-cularmente a propósito del contenido antipopular de leyes aprobadas por la Asamblea Nacional en unos casos, o, en otros, por vetos presidenciales que han eliminado las pocas conquistas fil-tradas en la Asamblea. Los empleados

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públicos, los maestros, los distintos estamentos universitarios, los jubi-lados, las enfermeras, etc. no se han movilizado en el país para conspirar contra nadie, sino para demostrar su descontento y exigir que se respecten sus derechos, para garantizar estabili-dad en sus puestos de trabajo, para te-ner educación gratuita o para alcanzar jubilaciones justas.

En medio de ese descontento general se produjo la revuelta policial del 30 de septiembre que no pedía más que el respeto a algunas conquistas como bonos o reconocimientos materiales en sus ascensos. Los manifestantes en su más radical exigencia demandaron un cambio en la cúpula policial, pero en ningún momento promovieron o pidieron la salida de Correa del gobier-no, por ende no fraguaron un golpe de Estado como el gobierno dice.

El intento de un golpe de Estado, el secuestro a Correa y la existencia de un plan para matar al Presidente son acciones que existen solo en la cabeza del Presidente de la República y de sus más cercanos colaboradores.

Difundieron aquello para desprestigiar la protesta de la tropa policial, para impedir que nuestro pueblo la respal-de y para justificar la represión que se ejecutó ese día y que sigue en marcha.

La justa protesta no hubiera tenido el fatal desenlace producido si Correa no asistía al Regimiento Quito para pro-vocar a los policías alzados y luego vic-timizarse, artimaña en la que insiste al decir que existía el propósito de asesi-narlo.

Al pasar de los días las cosas se van aclarando y el cuento del golpe de Estado pierde credibilidad. ¿Si fa-

llaron los aparatos de inteligencia y seguridad, por qué no destituye a los ministros del Interior y de Seguridad Interna, responsables de aquello? Na-die duda que aquí, y en cualquier país latinoamericano, no es posible un gol-pe de Estado sin el visto bueno y la in-tervención del imperialismo, entonces ¿Por qué el canciller Patiño se apre-suró en decir que nada tiene que ver los EEUU en este supuesto golpe de Estado? ¿Por qué Correa no acusa de ello al imperialismo? En otro aspecto, ¿Cómo es posible que un secuestrado tenga libertad para recibir visitas de sus allegados, para hacer declaracio-nes públicas y para dar órdenes ad-ministrativas? ¿Con qué propósito se organizó el “rescate” del presidente como un espectáculo transmitido en pantalla gigante ante los pocos parti-darios que se encontraban en la Plaza de la Independencia? ¿Eso era parte de la trama victimizadora?

La Juventud Revolucionaria del Ecua-dor expresó su apoyo a la protesta de la tropa de la Policía porque sus reivin-dicaciones eran justas, así como apo-yamos las luchas de todos los sectores populares que pelean por mejores con-diciones de vida. En esa acción no es-taba en juego o en peligro el gobierno de Rafael Correa o el régimen consti-tucional en general. No perdemos de vista que la Policía y el Ejército, como instituciones, son pilares fundamenta-les para defender el Estado capitalista y como tales han sido utilizadas por este mismo gobierno para reprimir la lucha popular, pero no es menos cier-to que en su interior también se ma-nifiestan las contradicciones presentes en la sociedad ecuatoriana, pues, la tropa está constituida por elementos provenientes de familias de campesi-nos, de trabajadores, de pequeños co-merciantes, artesanos, etc. que sienten

la opresión y maltrato de sus mandos, las diferencias existentes en su inte-rior, los privilegios de quienes tienen los más altos grados. Por eso no es raro que el descontento aflore como ocurrió el pasado día 30 de septiembre y, en esas circunstancias, para los revolu-cionarios es una obligación tomar po-sición y actuar.

Apoyamos el reclamo y el desconten-to de la tropa, no a la Policía como tal. Como revolucionarios somos luchado-

res por la democracia, por eso comba-timos al gobierno cuando viola el con-tenido democrático de la Constitución aprobada en Montecristi. Mas, la de-mocracia no se encarna en un gobier-no, se expresa cuando el pueblo tiene derecho a opinar, a protestar, a resistir y eso es conculcado por este gobierno en todo momento. No basta hablar de democracia, hay que permitir que esta se exprese en todo momento.

Secretariado Nacional JRE

6 de octubre de 2010

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El Movimiento de Unidad PlurinacionalPachakutik a la ciudadanía

Pachakutik

Ante los acontecimientos ocurridos el día 30 de septiembre y sus conse-cuencias, el Comité Ejecutivo Nacio-nal y el Bloque Legislativo del Mo-vimiento Plurinacional Pachakutik, manifiestan a la ciudadanía:

Desde su fundación en 1996 como Mo-vimiento Político, y aún antes, como movimiento indígena, campesino y popular, siempre hemos propugnado la existencia del régimen democrático como un baluarte para la garantía y vi-gencia real de la libertad y de los de-rechos individuales y colectivos, en la perspectiva de construir un Estado Plu-rinacional y una sociedad intercultural, equitativa y solidaria, aún a riesgo de la incomprensión y de acusaciones infun-dadas de separatismo o secesión.

Las nacionalidades indígenas, sus organizaciones y movimientos han demostrado hasta la saciedad su pa-triotismo mediante la defensa de la soberanía del Estado ecuatoriano en las fronteras, planteando propuestas de desarrollo sustentable del país, administrando con transparencia, participación ciudadana y pluralismo en los gobiernos autónomos descen-tralizados, fomentando la utilización racional de los recursos naturales, oponiéndose democráticamente a los modelos de gobiernos entreguistas y corruptos, responsables del feriado bancario, del saqueo del petróleo, las minas y la biodiversidad, y del pago dócil de una deuda externa ilegal e ile-gítima.

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El Movimiento Pachakutik exige al gobierno una investigación seria e im-parcial en donde prime la objetividad y la verdad, la aplicación justa de leyes y reglamentos, dejando de lado velei-dades retaliatorias y vengativas que en lugar de propiciar la normalidad insti-tucional alimenten rencores y pérdida de autoestima en los servidores públi-cos.

Exigimos que el Presidente Rafael Correa detenga la corrupción genera-lizada de su Administración, eviden-ciada, entre muchos otros, en el caso de la contratación sin licitación de la compañía coreana SK, para supues-tamente reparar la Refinería Estatal de Esmeraldas, por un monto de 860 millones de dólares, sin resultados positivos y, al contrario, obligando a importar 260 millones de dólares de nafta y gas licuado, y a no utilizar los lamentables acontecimientos del 30 de septiembre, como una cortina de humo para tapar sus desaciertos.

El Movimiento Pachakutik expresa, una vez más, su vocación de transfor-

mación pacífica, radical y democrática de una sociedad injusta y de un siste-ma económico explotador; y, aunque parezca una ilusión demandar impo-sibles, solicita al Presidente de la Re-pública descender de la majestad del poder burocrático insultador a los ni-veles de la verdadera “revolución ciu-dadana” en la que dice creer, a fin de que atienda realmente las necesidades de millones de mujeres y hombres de a pié, que sobreviven en la extrema pobreza y la miseria; mientras nues-tras riquezas naturales son saqueadas y contaminadas por compañías trans-nacionales, nuestros bosques y valles son depredados por empresarios mul-timillonarios e inclusive los grandes importadores y exportadores evaden miles de millones de dólares de im-puestos.

Rafael Antuni COORDINADOR NACIONAL

Magali OrellanaJEFA DEL BLOQUE LEGISLATIVO

Quito, 12 de octubre de 2010

La insubordinación policial del pasa-do 30 de septiembre constituye el des-borde de un acumulado de desconten-tos que afectan a muchas instituciones y sectores sociales perjudicados por una política social asistencialista y populista, y por una labor legislativa, cuya mayoría minimiza el diálogo o desconoce sus acuerdos al momento de plasmar las leyes correspondien-tes, en estricta obediencia y sumisión al Ejecutivo.

El Movimiento Pachakutik lamen-ta sobremanera que la actitud desa-prensiva y prepotente del Presidente de la República haya desembocado en el enfrentamiento fratricida entre miembros del Ejército y de la Policía, ocasionando pérdidas de vidas hu-manas y numerosos heridos, dejando serios malestares en ambas institu-ciones; y por ende, verdaderas trage-dias humanas en las familias de las víctimas directas de este malhadado acontecimiento. Pachakutik y al igual que la mayoría de los ecuatorianos, y la misma comunidad internacional se preguntan ¿Qué hubiese sucedido si el Presidente de la República resolvía el problema desde Carondelet, a través de sus ministros y en base al diálogo?

El Movimiento Pachakutik, si bien so-lidario con toda acción en defensa de los derechos humanos reconocidos en la Constitución, condena el hecho de haber dejado desprotegida a la pobla-ción, incumpliendo un deber que en ningún momento debe suspenderse.Es necesario y prudente, por la tran-quilidad del país, que el presidente cumpla con los compromisos adqui-ridos con las Fuerzas Armadas, que el 30 de septiembre solicitaron, a través del Jefe del Comando Conjunto, revi-se la Ley Orgánica del Servicio Público en cuanto a la vulneracion de los de-

rechos adquiridos por los militares, policías y demás servidores públicos del país.

Los acontecimientos del 30 de sep-tiembre no constituyeron en ningún momento una tentativa de “golpe de Estado”. Las demandas salariales y similares de la tropa policial y militar eran conocidas, aunque no atendi-das, por la oficialidad superior des-de hace mucho tiempo; nunca hubo sectores políticos o económicos que expresen su voluntad de derrocar al Presidente; las labores de inteli-gencia no han demostrado hasta el momento la existencia de una cons-piración; y finalmente, pese a su vi-sión maniqueísta y abusivamente descalificadora, el gobierno no logra demostrar ningún complot o partici-pación desestabilizadora, ni nacional ni extranjera.

El Movimiento Pachakutik respalda los pronunciamientos realizados en su momento por sus Asambleístas Cléver Jiménez y Lourdes Tibán, relaciona-dos con la solidaridad hacia la tropa policial como parte de los servidores públicos; cuestión que jamás puede interpretarse como azuzamiento a una tarea golpista.

Condenamos la malévola, infame y tendenciosa difamación de la perio-dista venezolano-estadounidense Eva Golinger, al afirmar, sin ningún fun-damento que nuestras organizaciones CONAIE y PACHAKUTIK, han reci-bido dinero de USAID y la NED, ins-tituciones norteamericanas, para im-plementar actividades conspirativas o atentatorias contra la democracia, como supuestos asalariados del im-perialismo, lo cual deberá demostrar ante la justicia nacional e internacio-nal.

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Así piensa Rafael Correa de los latinoamericanos

Extracto tomado del discurso pronunciado por Rafael Correa en la Universidad de Illinois el 8 de abril de 2010

...Viendo para atrás, sin duda los años pasados en Urbana-Champaign son de los más felices de nuestra vida. Es realmente una gran alegría poder volver a visitar Illinois.

El venir a estudiar ya con algo de ex-periencia, me permitió entender que la sociedad no puede sintetizarse en un sistema de ecuaciones; que si los econo-mistas pretenden ser cientistas sociales, no lo lograrán desde unos computado-res y alejándose cada vez más del objeto de estudio, que es la sociedad humana. Que cualquier intento de sintetizar en principios y leyes simplistas -llámen-se éstas el materialismo dialéctico o el egoísmo racional- procesos tan comple-jos como el desarrollo, está condenado al fracaso.

... Toda sociedad y cultura tiene sus valores y antivalores, y debemos sacar experiencias de todos ellos. Por ejem-plo, tal vez por la dureza de vida, creo que un latinoamericano está mucho más preparado que un norteamerica-no para soportar situaciones extremas. De esta forma, si un norteamericano y un latinoamericano se pierden en la selva, probablemente después de un año será este último el que sobreviva. El problema está en que si se pierden en la misma selva 200 norteamerica-nos y 200 latinoamericanos, después de un año los primeros ya tendrán su escuelita, sus cultivos, incluso su igle-sia, mientras que los latinoamericanos seguirán discutiendo quién es el jefe. Nos falta mucho para aprender a tra-bajar en equipo. En América Latina

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se dan en función no de los derechos y obligaciones establecidas por las re-glas formales, sino por la conveniencia del coyunturalmente más poderoso; y, finalmente, se encuentra lo que los si-cólogos llaman “disonancia cognitiva”, esto es, la incoherencia entre los valores expresados y los valores practicados, lo que genera que en lo abstracto se esté furiosamente contra ciertas conductas y situaciones, como por ejemplo la co-

rrupción e impunidad, y en lo cotidiano se actúe en función de lo supuestamen-te rechazado. Los mencionados antiva-lores hacen que las reglas formales, más aún dada la debilidad de las organiza-ciones para hacerlas cumplir, queden frecuentemente en simples enunciados. De esta forma, estoy convencido que el cambio cultural es lo más importante para el desarrollo. …

cada uno quiere ser capitán y ninguno marinero. ¿Que somos más solidarios? Probablemente, pero se trata de una so-lidaridad espontánea, sin organización, reactiva. Esa acción colectiva organiza-da, planificada, ya sea por solidaridad o interés, como claramente tienen los anglosajones, todavía está en ciernes en Latinoamérica, lo cual nos lleva a otro problema: la dificultad de que funcione adecuadamente el estado de derecho, el imperio de la ley.

Otra cosa que admiro mucho del mun-do anglosajón es su pragmatismo y sentido de responsabilidad. Si aquí se comete un error, se realiza el análisis correspondiente, se aplican las sancio-nes del caso, y, sobre todo, se toman los correctivos para que no vuelva a ocurrir el evento. Si en América Latina se come-te un error, le vamos a tirar piedras a la embajada de Estados Unidos. Es decir, la culpa jamás es nuestra, siempre es de los demás, y de esta forma no estable-cemos responsabilidades, peor correc-tivos, y, como dice Einsten, si hacemos siempre las mismas cosas, obtendre-mos los mismos resultados. Incluso nos inventamos toda una teoría para echar la culpa a terceros de nuestra pobreza: la Teoría de la Dependencia, es decir, nosotros éramos pobres porque Uds. eran ricos. Nadie puede negar a través de la historia los mecanismos de explo-tación que ha habido, me lo pueden de-cir a mí, que hoy soy testigo privilegia-do de aquello, pero para poder resolver nuestros problemas debemos aceptar que los principales –aunque no los úni-cos– responsables de nuestra situación somos nosotros mismos. Si no, como de costumbre, todos vamos a hablar del cambio, pero que cambie el resto, porque yo no tengo nada que cambiar. ¡Qué daño ha hecho el paternalismo en América Latina! Hablar no de pobres, sino de “empobrecidos”, la mitificación

del mundo indígena, nuestra eterna victimización, donde todos nuestros males –que los hay, y muchos– son cul-pa de terceros.

Ni qué decir del amor por la verdad del anglosajón. Recuerdo algo que me im-presionó profundamente. Uds. Saben que los latinoamericanos no nos ca-racterizamos precisamente por la pun-tualidad, lo cual se supone debe ser un horroroso defecto, que además de falta de respeto significa ineficiencia. Pues bien, si en Ecuador alguien llega tarde, como siempre será culpa del gobierno, ya que argumentará que es el tráfico, el mal servicio de transporte, etc. Sin em-bargo, acá en Urbana–Champaign, con uno de los mejores sistemas de trans-porte de USA, muchos latinoamerica-nos de todas formas llegaban tarde, y como ya no se podía echar la culpa al gobierno, resulta que un amigo me dijo que llegaba tarde porque era feo ser muy puntual. Es decir, el error se con-virtió en virtud. Cuánto nos ha costado en América Latina no llamar las cosas por su nombre.

Lamentablemente, ciertos antivalores culturales pueden anular las institucio-nes formales necesarias para el avance social y económico, y prevalecer como mecanismos de retraso y subdesarrollo. En este sentido, algunos de los antiva-lores de la cultura latinoamericana que constituyen poderosos obstáculos para que funcionen las instituciones forma-les, y, en particular, la democracia y el estado de derecho, son, entre otros, la cultura de la trampa, es decir, un inex-plicable deseo de romper las reglas de juego formalmente establecidas, donde el que lo hace más y de mejor forma no es el más sinvergüenza, sino tan solo el más “sabido”, con lo cual se destru-ye toda capacidad de organización; la cultura del poder, donde las acciones

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Presentación

Algunas ideas sobre el golpe que nunca fue

Edgar Isch L.

30-S: ¿golpe de Estado o golpe a la verdad?

Ramiro Vinueza

Rafael Correa y el golpe de Estado del cabo Cotonete

Fernando Villavicencio

Sudamérica para los sudamericanos

Raúl Zibechi

Carta de Luis Villacís al Presidente de la República

A propósito de la revuelta de los uniformados

Natalia Sierra

“Si no puedes negar malas noticias, inventa otras que distraigan”

Guido Proaño A.

Carta de Lourdes Tibán al Presidente de la República

…Ya viene el lobo

Geovanni Atarihuana Ayala

Alianza País: de la teoría de la conspiración a la real politik

Pablo Dávalos

Carta de Mery Zamora García al Presidente Rafael Correa y a los pueblos

del Ecuador

¿Qué pasó señór Presidente?

Edison Álvarez

Editoriales

Rafael Correa sin máscara. Periódico “A Verdade”, Brasil

Un hito en la política ecuatoriana . Periódico “En Marcha”, Ecuador

Pronunciamientos de organizaciones sociales y políticas

Frente Popular

CONAIE

Manifiesto de las centrales sindicales

Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador PCMLE

Moviemiento Popular Democrático MPD

Juventud Revolucionaria del Ecuador JRE

Pachakutik

Así piensa Rafael Correa de los latinoamericanos

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