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    EL EFECTO DE UN UNITARIO

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    Introduccin conceptual

    Una breve orientacin para nuestro lector.

    Todos los das rememoro aquel da en que esta historia me vino a la cabeza. Todo por escucharuna cancin la cual me ha llegado de una manera tan profunda y exquisita que hizo vibrar todosmis sentidos y trasladarme al mundo de la imaginacin. Por eso es que gracias a ella han surgidomuchos sentimientos e imgenes que se mantienen hasta el da de hoy. Y que junto con el amor ala literatura se concibe la magia que se transmite hacia otras personas.

    Han de existir muchas cosas por contar, pero particularmente me quiero orientar a la corrientellamada amor fraternal,que a pesar de que haya sido infravalorada en algunas circunstancias,daremos voto a que su subestimacin se compone de una injusticia. Ya que sobre este tipo deamor que he nombrado, en estos tiempos, es el que ms dejado de lado est. Podemos sentirlo encualquier circunstancia, ya sea con nuestras familias, nuestros amigos, cuando recibimos unaayuda o sonrisa genuina. Podemos sentirlo hacia otros seres como los animales y la naturaleza.Con todo esto quiero decirles que aunque no sea algo visible, est presente permanentemente ennuestras vidas.

    Aqu se relatar una situacin comn donde se comprueba cmo se traspasan las verdaderaspasiones y sentimientos. El tradicional contexto donde un abuelo le cuenta historias fascinantes asu nieto, pero de las que atrapan y que lo hacen sentir como si l estuviera metido en esa historia,mezcla de fantasa y realidad, de anhelo y fanatismo.

    Por eso es que en lo que relatar tendremos a un abuelo noble, valiente y aventurero. Su purezaera innata y por sobre todas las cosas, adoraba a su nieto y lo cuidaba como si del tesoro mspreciado se tratara.Este particular abuelo contaba magnificas historias las cuales el mismo habavivido. Su nieto lo esperaba todos los das para que se las cuente. Estos lindos seres eranpertenecientes de Sevilla y todas esas historias contadas eran respecto a los reinados que hubo en

    Castilla.Destacando la poca donde los reyes eran los mximos exponentes de todo un pueblo, el abuelo sedeca pertenecer a ella, relatando que haba sido plebeyo de un rey. Con el tiempo pudo tomar unaconfianza perseverante, tanta era dicha confianza, que el rey le contaba todas las cosas sucedidasen reinados anteriores y sus propios manejos respecto a su actual reinado. El nio quedabaimpresionado ante lo narrado y le exiga al abuelo muchas ms ancdotas a lo que el viejo hombretrataba de complacerle de inmediato para mantener su atencin. Todas sus apasionantes charlasgiraban sobre la vida de los reyes y sobre su vida.

    A medida que el pequeo fue creciendo, su abuelo se animaba a contarle otro tipo de cosasrespecto a sus historias de reyes. La situacin de Castilla, sus batallas, su tipo de cultura,

    economa y sobre todo, que haba sucedido verdaderamente con los reyes anteriores y que pasocon el ltimo. El viejo hombre, a pesar de ya no ser ms un plebeyo, saba mucho sobre el reyactual, traspasando toda esa informacin al joven, el cual, al escuchar como este rey era diferentea todos los dems por su bondad, qued impresionado y senta anhelo de conocerlo algn da. Losdas pasaban y el abuelo se pona ms viejo y enfermo. El joven, preocupado, intentaba darle susnimos y ayudarlo por todos sus medios. El abuelo al recordar como a su nieto le brillaban sus ojoscon sus historias y al ser sabedor del poco tiempo que le quedaba, le aconsejo que luche por susueo de conocer el hermoso pueblo de Castilla y si as lo deseaba, que mueva cielo y tierra para

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    conseguir ser plebeyo del actual rey, el cual era ya conocido para los odos del joven. El joven solole dijo que si eso le haca feliz, que por l, lo hara. El hombre neg con su cabeza y le contest: -Su sueo, es mi sueo. Y de su felicidad, ha de partir la ma. El joven le sonri con sinceridad y sefundieron en un fuerte abrazo. Su gran amor era como una energa profunda e intensa que podanotarse con solo verlos.

    El muchacho saba cul sera el pronto futuro de su abuelo, por lo tanto, los das que quedaban sequed compartiendo con el maravillosos momentos, recordando todas esas fascinantes historias.Lleg un da, que el pobre viejo no pudo ms con su cuerpo y alma, y con un gesto melanclico y ala vez de alegra, por el orgullo que senta al ver en lo que se haba convertido su muchacho, sedespidi de l.El joven lo recost, tomo fuerte su mano hasta que la vida abandon el cuerpo de su abuelo. Conun beso en la frente lo despidi y solo le dijo unas ltimas palabras: - Cumplir nuestro sueoabuelo.Sin ms, daremos inicio a nuestra historia.

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    Episodio IDonde hace su aparicin el personaje principal junto a otros de suma significancia en

    la historia.

    Ao 1400 D.C Reino de Castilla

    El rey, con todo su esplendor, se asom a su balcn viendo a toda la multitud aclamando por sullegada. Su bondad, logr salvar a mucha gente de la civilizacin y el agradecimiento a ese hombrecon bigotes blancos y corona dorada era tan enorme como el mismo reino.Al levantar su trono dejando relucir toda su majestuosidad, la muchedumbre no hizo esperar loschiflidos, los gritos y los halagos.A pesar de los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos, todo haba resultado en un mismopunto, mantener la fiabilidad del reino y la seguridad de su pueblo. La nobleza era encargada dedefenderlo frente a estos ataques. El rey de Castilla lleg a un acuerdo con el rey musulmn,logrando consolidar la paz definitiva en su reino.

    - Mis amados civiles, mis iguales. Agradecido estoy con ustedes por confiar en m. El gobiernocrecer, implementaremos ms lugares con curanderos para enfermos.

    Los gritos aumentaron an ms logrando arrancar otra sonrisa a su amado rey.Mientras los suspiros y las alegras seguan abordando el reino de Castilla, un joven de unosveintitantos observaba a lo lejos el gran evento. Este joven siempre ha odo historias sobre el Reyde Castilla Francisco Julio I, ahora quien gobernaba era Francisco Julio III.Siempre ha querido conocer al rey, por su bondad y por ser la Salvacin para el pueblo, queraaprender de l, decirle cuanto lo admiraba y si era posible, ser su fiel plebeyo.Este muchacho cuyo nombre es Murriel posea una contextura pequea, pero con una gran fuerzainterna y sorprendente frente a quien la descubriera.Su tez blanca, ojos miel y pelo negro hacan resaltar ms su sonrisa avasalladora, poseedor de ungran espritu.

    El joven se acerc an ms a la muchedumbre, los halagos hacia el rey eran increbles, se podaapreciar lo complacidos que estaban respecto a la poltica del pueblo de Castilla.El quera conocerlo, su anhelo se haba hecho an ms grande cuando su abuelo le cont en detallesobre el presunto rey.Murriel, se dirigi camino al Castillo; poco a poco la multitud iba desapareciendo despejando elcamino del joven.Su temor se incrementaba a medida que se acercaba, la inseguridad pareca augurar que quizs notendra el placer de conocerlo aquel da, solo esperaba que esos fueran falsos y vacilantespresagios. El posea el conocimiento suficiente para entender que no era comn visitar el rey comosi esto se tratara de una tarea asequible, solo esperaba que le recibiera.El rey, sigui observando detrs del ventanal como iba oscurecindose, siempre le gustabasentarse, comer frutos y observar la cada del atardecer. Sus ojos demostraban melancola. No eraun rey como todos, l crea en la igualdad y siempre estuvo dispuesto a escuchar a su pueblo. Apesar de todo aquello, un fuerte desamparo lo embargaba. Sigui observando cmo los civiles sedispersaban regresando a sus respectivos hogares cuando divis un grupo de jvenes reunidosmanteniendo una seria charla. El rey sonri al creer que se trataba de una unidad que tratara deorganizar algo beneficioso para el pueblo de Castilla.

    Murriel, continuaba con su camino hacia al castillo, pretendiendo que lo atiendan para obteneralgn tipo de cita con el monarca. Su objetivo se desvi temporalmente al captar su atencin algrupo de civiles algo alarmados. Se acerc para ver que suceda.Los mismos se encontraban discutiendo acerca de algunas opiniones respecto a una posible

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    construccin de chozas para realizar una enseanza a los ms pequeos.La conversacin haba comenzado apacible hasta que despego hacia tonos ms violentos por ladisputa entre dos campesinos que no se ponan de acuerdo, cuando los temas polticos semezclaban con el asunto.

    - He de decirle que su idea es intil, nunca recaudaremos lo suficiente.- Es usted un mal dotado y mal predispuesto Le retruc el campesino.

    - Djeme decirle que usted no tiene sentido comn Se quej el otro civil. Continuaron as pormucho rato, cuando Murriel se haba detenido a escuchar lo que decan, quedndose sorprendido yhasta divertido de tantos rebotes que tenia la charla.Ambos civiles, se acercaban impetuosamente, sorprendiendo a sus compaeros quienes intentabansepararlos ya que se gritaban muy de cerca.

    - Disculpe Intervino Murriel preguntando a un campesino quien tambin observaba la disputa -Cul ha de ser el inconveniente aqu?El civil lo mir curioso Buenas tardes Usted es de por aqu? Pregunt estudiando al joven Oh, veo que lleva sus cosas en esa bolsa Dijo sonriente Nunca le he visto Es un recinllegado?

    - As es, seor. He emigrado de Sevilla, vine a cumplir unos objetivos Dijo sin ser muy explcito.- Le doy la bienvenida Le sonri. Los otros campesinos continuaban discutiendo cada vez mas

    fuerte haciendo que el hombre tuviera que levantar la voz para hablarle a Murriel.- Han de discutir muy fuerte Dijo Murriel tapndose sus odos.

    El civil rio, luego le coment acerca del tema que protagonizaba la controversia en ese momento.Se haban reunido para solucionar un asunto acerca de los nios quienes carecan de cultura yciertos acomodos que otros nios disfrutaban.

    - Hemos de discutir acerca de qu hacer con algunos nios. Uno desea resolver el asunto pidiendoal consejo una pronta solucin y que sean encargados de permitirles usar algunas tierras y que elreino colabore para armar escuelas episcopales. El otro le discute alegando lo imposible que seraeso y proponiendo de juntar a la gente del pueblo para encontrar otra manera de cumplir con estesustento.

    - Comprendo. Pero lo que no concibo, es el problema contest el joven interesado en el tema.- Ya deje de tocarme usted, mal engendrado! Se escuchaba el grito del campesino que estaba

    peleando.

    - No tiene ningn principio usted Tanto le ha de costar entender otras perspectivas? Lecontest el otro.Ms civiles comenzaron a acercarse al barullo, el cual fue aumentando a medida de su llegada. Lagente intervena y apoyaba a una u otra parte, ocasionando un estallido que logro llamar laatencin de la mitad del pueblo.El rey, impresionado, se acerc hacia su ventana nuevamente para divisar la cantidad de civilesreunidos fomentando alboroto.Murriel se acerc hacia los campesinos que seguan entretenidos en su disputa, quiso intervenir enla misma, pero ambos hombres no le daban la posibilidad, ignorndolo por completo. El joven bufvarias veces y sonrea tmidamente al grupo de personas quienes estaban cerca de ellos.

    - Acaso no se oyen cuando hablan ustedes?! Exclam por fin Murriel. Los hombres solo lomiraron con mala cara y continuaron con sus entredichos.

    - Yo les puedo decir que como recin llegado no es agradable encontrarse con tanto engullido, el

    discutir de esta manera y sin escucharse alimenta su poca comunicacin y opinin del tema alrespecto Dijo Murriel ponindose en el medio de ambos.

    - Crrase usted, seor! Lo empuj uno de los hombres hacia un costado No intente injerir enlo que no le concierne.

    - Cmo dice? Qu no me ha de concernir? Pregunt incrdulo Yo creo que si puedeinteresarme este asunto, por eso me gustara aportar a su solucin.El resto de los civiles miraban a Murriel asombrados por el coraje del joven al interceder en unadisputa donde la gente estaba acostumbrada a escuchar y ver quien terminara concluyendo con lamisma y siendo el dueo de la razn.

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    - Qu he dicho? pregunt incrdulo al notar como lo observaban el resto de los civiles.- Muchacho, es mejor que no intente entrometerse Le dijo el campesino quien se haba

    presentado y le haba contado lo sucedido con anterioridad. Tom a Murriel por el brazo y loarrastr con l, permitiendo que los otros hombres continen con su controversia.

    - Pero me gustara contribuir en su objetivo.- Es usted un joven muy curioso verdad?

    - Soy y ser as por el resto de mi vida seor y mucha con honradez lo considero. Mi abuelo meha enseado - No pudo continuar con su relato ya que un fuerte ruido lo call. El civil que estabacon l se meti entre los dems campesinos para alentar a los que discutan.Dichos hombres estaban a punto de iniciar una fuerte ria.

    El rey, acompaado de su considerada fiel duquesa, comenz a sentirse un poco inquieto.- Qu ha de suceder all? Seal el monarca hacia el grupo de civiles reunidos y bulliciosos.- Quiz sea un simple agrupamiento para hacer sus tpicas peticiones a usted, su majestad

    Contest la duquesa con poco inters y mirndose en el espejo.- No nolo creo as, mi dama. Esto no es solo una simple reunin, han de estar bastante

    alarmados y eso me turba Contest el rey preocupado Le pido que primeramente llame usted alos guardias, encargndoles que estn atentos a la situacin y la frenen de ser necesario.

    - Cree usted que ser necesario? Acot ella con abulia Es decir, majestad, sabe lo comnque es esto, debera dejarles que sigan con sus asuntos y se arreglen solos, para as aprendercomo convivir en comunidad.El rey sin hacerle caso, nuevamente le exigi hacer lo pedido anteriormente. La bella mujer bufpero obedeci a su monarca enviando a un grupo de guardias hacia donde los civiles seencontraban.

    - No deben ustedes hacer este alboroto, no sera algo impresionante para los nios? Volvi ainsistir Murriel entre ponindose en el medio de los hombres.

    - Ya ha agotado mi paciencia, crrase! Grit el hombre empujando fuertemente a Murrielhacindolo caer al suelo.

    - Estos hombres son unos salvajes Dijo el joven mientras intentaba levantarse cuando eltumulto de gente se segua acercando a los autores de la agarrada, logrando que a Murriel le

    cueste ponerse en pie. Cuando lo consigui luego de algn esfuerzo, se alejo unos metrospensando cmo podra parar tal pelea, a la cual, vea como ridcula.Los guardias estaban dirigindose hacia el camino del alboroto, muchos civiles comenzaron a gritarcuando los vieron.Murriel sinti algo de pnico, nunca haba estado en una especie de protesta como aquella. Habainiciado con algo tan simple como dos campesinos discutiendo sus diferencias, y termin en algoexcesivamente escandaloso, lo que nuestro joven hroe quera evitar en un principio.Su abuelo siempre le haba comentado acerca de las manifestaciones que a veces se armaban,pero como siempre le contaba, consigui frenar varias de ellas. Sonri al recordarlo. Murrielaborreca demostrar sus miedos, por ese motivo, aunque temblara hasta las entraas, searriesgaba a pasar por situaciones engorrosas y complicadas.El joven se adentro mucho ms con la multitud, quienes ahora aplaudan a uno de los campesinosdando un discurso respecto a cmo le importaba la integridad de los nios, no permitiendo que el

    otro le conteste y tratndolo con violencia. Murriel revole sus ojos pensando lo presuntuoso quese vea aquello. Decidi no involucrarse ms, pensando lo intil que sera. Su decisin cambio en elmomento que pudo ver a un nio llorar del susto y decir palabras como Ya no peleen msMadre, no puedo jugar con este ruido, esos seores han de darme miedo.La madre no escuchaba a su hijo, solo lo tena sujetado observando con atencin la pelea.Murriel, con furia comenz a empujar a los civiles para llegar nuevamente a quienes desatarontodo el escndalo, sorprendido de su acto, consigui la atencin de la multitud, incluyendo la de losprotagonistas de la disputa.

    - No notan lo ridculos que han de verse! Grit. Los guardias estaban cerca de ellos Han

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    conseguido una situacin catica. Los guardias irn a reprenderlos.- Quin es usted, joven? Vyase! Grit un civil No sabe usted cmo ha de funcionar esto,

    nuestro rey nunca permitira que nos repriman.- Han aprovecharse ustedes de su bondad. Y aunque he llegado aqu hoy, se mucho sobre su

    mandato y s lo que espera de su pueblo y esto puede decepcionarle.- Vyase! Lo intent arrastrar un campesino.

    - No me ir! Acaso ustedes no se dan cuenta lo que han mal logrado? Ustedes diciendo quequieren lo mejor para los nios y ayudarles cuando el resultado es el contrario.- Mejor es que se vaya, muchacho. Puede ser arriesgado para usted Le dijo en tono calmado el

    campesino con quien haba hecho charla al principio.- Si hago eso, seor, me arrepentir por no haber expuesto mis pensamientos Dijo Murriel

    mirando como los guardias se acercaban. El joven se apresur a hablar. Era asombroso como losciviles que se encontraban all, guardias y hasta el rey desde su lugar con algunos miembros de lanobleza, lo observaban detenidamente. Nunca se imagin como sera capaz de acaparar suatencin, notndolo tan simple y arriesgado al mismo tiempo Aquel nio Dijo sealando alpequeo a quien l lo haba escuchado lamentar Su disgusto me hizo ver lo equivocados queustedes estn, ms an de lo que consideraba antes Murriel dio unos pasos hacia adelantemirando al nio ofrecindole su mano Venga aqu, pequeuelo.El nio se solt del agarre de su madre, acercndose hacia Murriel con temor. Los civilesobservaban como el nio avanzaba, mientras le dejaban el paso. Nuestro joven hroe, continuabasonriendo hasta la llegada del nio, tomando a este de la mano. Los guardias llegaron hacia lamultitud, notando el silencio que se haba producido a comparacin de unos momentos atrs.

    - Duquesa Habl el rey. La mujer se acerc hacia el - Conoce usted a ese joven? Preguntsealando a Murriel, quien le haba llamado la atencin respecto a cmo responda ante los civiles.

    - No le conozco, majestad, nunca le vi Contest la duquesa sin demasiado inters.- Veo como parte de mi pueblo le presta atencin al hablar Sonri.

    El rey qued pensativo. Tal actitud de nuestro hroe logr movilizarlo. Su pobre corazn afligidocomenz a sentir algo parecido a la esperanza.

    - Ha de sucederle algo, majestad? Pregunt la bella mujer.- No debe preocuparse. Procure que no suceda nada grave all Seal a la multitud Ir a

    descansar Dijo con un suspiro - Si algn civil desea verme, le pido que le asista, no me he desentir presentable en estos momentos Sonri forzosamente.- As ser, majestad La duquesa lo escolt hasta su lecho.

    Mientras tanto, Murriel pudo conciliar una especie de acuerdo, el cual le haba costado al principio,luego pudo acomodar.

    - No deben ustedes seguir con este absurdo. Deben ustedes de hablar con el rey parasolucionarlo.

    - Acaso cree usted que no lo hemos pensado ya? No es tan simple como se lo ve.- Me han dicho que el rey siempre ha escuchado sus necesidades.- Y testigos somos de aquello Le contest un civil Pero no siempre se consiguen cumplir

    nuestras peticiones, el consejo es parte de la decisin.- Usted porque es un cobarde que no se anima a enfrentar a la nobleza Le dijo el campesino

    con el cual haba participado de la disputa.- Yo he de creer que si se presentan organizadamente, colaborando entre todo el pueblo y

    presentando su idea les tendrn mucho ms en cuenta que de la manera clsica que lo hacen.Los civiles lo observaban extraados. A pesar que lo dicho por Murriel pudiera sonar muy simple,nunca haban recurrido a ese recurso. Poco a poco, los civiles fueron calmndose, consiguiendo quelos guardias no les repriman y pueda estabilizarse la situacin. No solo lo dicho por Murrielconsigui tal cosa, si no que su manera espontnea y valiente al enfrentarse a toda esa multitud,dejo en evidencia que se puede luchar por sus propias convicciones.Los civiles comenzaron a conversar con tonos diferentes, tomando en cuenta el consejo de su

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    recin llegado. A pesar de las diferencias, consiguieron volver a reunirse en los prximos das paratomar una decisin que logre satisfacer a todos de alguna manera equilibrada. Algunos campesinosagradecieron y admiraron a Murriel por haber enfrentado a la multitud y a los hombres de la pelea,quienes no estaban dispuestos a ceder ante nada.

    Sin mucho ms para agregar respecto a este particular hecho que tuvo que transitar nuestro

    hroe, no hubo mucho ms que lo relatado. El joven despidi con amabilidad a los civiles paradirigirse a su principal objetivo, conocer al rey. Murriel saba e intua lo dificultoso que podra ser,pero tambin haba escuchado por los civiles que se podra pactar una cita para realizar algunapeticin y l lo recibira gustoso. El problema es que al joven no se le ocurra ningn tipo depeticin respecto al pueblo, ms que ser su fiel plebeyo. Tampoco estaba demasiado seguro comose arreglaban tales entrevistas. Su arriesgado corazn exiga ir en ese mismo instante a intentarconocer y hablar con el monarca.El joven y reciente civil de Castilla, comenz a recordar la sabidura de su abuelo y todo lo que estele dej como la ms valiosa herencia en su peculiar corazn. Mir al cielo y sonri inocentemente.Con mucho ms anhelo, se dispuso a ir directamente por su objetivo y enfrentar cualquierimpedimento que se le presentase para cumplir el sueo que siempre ha tenido compartido con suabuelo.Al encontrarse a pocos metros del Castillo, lo observ con admiracin, detenindose en suestructura, su emocin iba acrecentando con cada paso dado.Murriel pudo llegar a la entrada del castillo donde all fue detenido.

    - No est permitido pasar, seor - Lo detuvo un guardia del Castillo quien posea grandesarmaduras y un casco de metal maysculo. Murriel solt una pequea risita imaginando como sedebera sentir ese hombre con tal pesada pieza de metal.El guardia lo mir confundido Ya le he informado que no tiene permitido el paso repiti.

    - Mis disculpas, hombre de metal - Sonri pero al guardia no le hizo demasiada gracia - Disculpenuevamente mi seor, deseo ver al Rey Pidi con voz temblorosa.

    - No le podr conceder tal deseo.- Cul es el motivo de su severa negacin? Verlo y hablar con l, es mi nica peticinseor

    Dijo nuevamente mirndolo con gracia.- Le aconsejo retirarse, hombrecito El guardia estaba por echarlo, cuando su acto fue

    interrumpido.Una figura femenina muy bella se haba acercado. Cabellos rubios, tez suave y blanca, posea unaTiara alta con unos diamantes blancos y brillantes haciendo remarcar mucho ms su belleza. Suatuendo era un vestido largo y rojo que reafirmaba su preciado busto con unos adornos de plata.

    - Duquesa! - Exclam el guardia dejndole el paso adelante.- Qu un rayo me parta en este mismo instante si no consigo congeniar lo que mis ojos

    presencian! Usted es?El atolondrado joven no pudo terminar su pregunta.- Aqu presente, la duquesa de Castilla Se present - Qu se le ofrece joven? - Pregunt ella

    con una mirada indescifrable.- Un placer conocerla a usted, su alteza - Hizo una reverencia.

    Ella lo salud de la misma manera.- Disculpe mi intromisin... preciso ver al rey - Pidi nuevamente, esperando una respuesta

    afirmativa de parte de la mujer.- Joven, hemos de notar su reciente espectculo con otros civiles. Le urge acaso algn tipo de

    necesidad? Pregunt apacible pero framente.- Acaso los ojos del rey se han clavado en mi persona? - Pregunt sorprendido mientras se

    arreglaba sus rebeldes cabellos.- No es lo que he querido decirle Contest rpidamente cortando la pronta emocin de Murriel

    El rey se ha de preocupar por su pueblo y si una controversia llega a surgir, el quiere estar al tantodel asunto. Por mi parte verlo aqu me ha venido como anillo al dedo para averiguar y as

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    comunicarle a su majestad.- Entiendo. Lamento si he ocasionado disturbios o molestias a su majestad. Yo recin he arribado

    a este pueblo, provengo de Sevilla. Mi deseo ahora es poder entrevistarme con el rey.- Debera ser citado por el mismo, como todos en el pueblo. Ver Comenz a explicar Muchos

    civiles desean hablar todos los das con su majestad, el Rey Francisco. Estas se basan en

    problemas que urgen y aquejan al pueblo. No puede recibir por cualquier situacin mecomprende, campesino?Murriel asinti desilusionado.

    - Para qu necesita usted a su majestad? Pregunt la duquesa.- Lo mo es algo personal. Yo - Una pequeas gotas de sudor podan notarse en su frente Me

    gustara ofrecerles mis servicios como su fiel plebeyo Dispar de repente.La duquesa lo observo intrigada.

    - Ya hay suficientes, no creo que el rey necesite otro plebeyo.- Djeme intentar hablar con l, le suplico. Si no necesita, me gustara que le fuera el que me lo

    anuncie Dijo firme. No desistira tan fcil.- Lo lamento joven, yo no puedo hacer nada al respecto Se cruz de brazos.

    - No hay manera de?- No insista, por favor! Quizs algn da tenga la oportunidad de hablar con l, pero este, no serel momento Dicho esto, se retir con altivez.El guardia mir burln a Murriel.

    - Es mi cara un motivo de burla para usted, seor? Pues vyase al mismo infierno Exclam conenojo.

    - No pierda el tiempo, jovenzuelo, jams ser un plebeyo del rey.El joven buf y se retir entristecido y decepcionado.En esos momentos, sinti que haba sido en vano haber hecho tal fatigoso viaje a Castilla.Sin embargo, en ese momento, record las palabras que su abuelo siempre sola decirle.Jams renuncies a tus objetivos. Los impedimentos que se presenten no te harn rendir, te harn

    lucharMurriel volte para mirar una vez ms al Castillo, una sonrisa se hizo presente en su rostro alrecordar tal frase. Como si una nueva iluminacin se hubiera acercado.

    - No renunciar, abuelo Murmur para luego buscar un lugar en el cual comenzar su nuevavida.Aqu es donde comienza la verdadera aventura de Murriel, sin renunciar ante el sueo anhelado yla promesa compartida con su abuelo.

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    Episodio IIDonde se explica brevemente el valioso lugar dnde se encuentra nuestro hroe y la aparicin de

    un nuevo personaje quien ocupar un lugar importante en la historia.

    Las viviendas de los civiles y/o campesinos eran cabaas o chozas de adobe, piedra, madera o

    inclusive barro cubierto de paja. Los ms afortunados tenan un fogn en el centro de su viviendapara cuando el frio los acarreaba. Murriel pensaba ofrecer sus servicios para conseguir alojamiento.Antes de buscar un hogar, decidi pasear y conocer el lugar.El joven recorri el reino embelesado por la estructura del mismo. Las casas de los campesinosrodeaban el castillo, se podan apreciar las bellas iglesias en direccin contraria al mismo,consideradas epidrmicas. Las catedrales fueron construidas siendo una novedad y extraordinarioatrevimiento para la poca, su arquitectura formando un arco semicircular con capillas laterales diouna fisonoma distinta respecto al resto de los edificios. Castilla era todo un sueo para quien seatreviera a visitarlo. Murriel disfrutaba de todo lo visto y aunque no consiguiera su objetivo, se irapleno y contento de all.Luego de recorrer varias zonas de Castilla, decidi buscar un lago para relajarse. Al acercarse al

    mismo, divis un joven de casi la misma edad que l. Pelo alborotado y castao, ojos azabaches ycontextura delgada eran unas de sus caractersticas. El joven estaba intentando pescar con suanzuelo de madera, sin obtener el xito esperado en cada intento que efectuaba. Suspirando sesentaba a cada momento para luego volverse a levantar y seguir demostrando su frustracinrespecto al desacierto de adquirir lo que esperaba. Murriel qued observndolo por unos instantes,sorprendido ante la desesperacin del joven, el mismo hacia movimientos poco convenientes allanzar su herramienta, agregando adems, que la punta de hueso que tenia la lanza estaba muymal ubicada en la misma, lo que haca an ms difcil poder pescar algo. Murriel comenz a rerdisimuladamente, evitando que el joven se diera cuenta.Se acerc delicadamente hacia el campesino quien no paraba de rezongar ante cada tiro dado, tocsutilmente su espalda y el joven se sobresalt.

    - Oiga! Exclam, soltando su lanza del susto.- Disculpe, no era mi deseo asustarle Sonri Murriel.- Aleje su preocupacin Contest, mientras volva a tomar su lanza de madera.- Lamento interrumpir su actividad, pero creo que est haciendo usted un mal movimiento

    Dispar inocentemente. El joven lo observ curioso.- Si me permite Le despoj la lanza sostenida por el joven para luego ubicarse a su lado.- Esta pa est mal posicionada Dijo mientras la giraba para ponerle en su lugar

    correspondiente Usted debe dar un paso hacia atrs, calcular la distancia adecuada y mirar haciaun lugar determinado, un punto fijo Explicaba mientras lo demostraba con sus movimientos Luego lance extendiendo el brazo con la fuerza justa. Al tirar de esta manera, la lanza

    desembocar en el lugar adecuado, debe de ser preciso. Es sencillo cuando se acostumbra ahacerlo Murriel fue a buscar la lanza, y al sacarla tena un pez incrustado en ella.- Es usted un excelente pescador Contest con asombro el joven quien haba estado

    escuchando su explicacin con entera atencin.- Desea hacer otro intento usted? Le entreg la lanza.

    El joven intent imitar la posicin que Murriel haba hecho previamente, dio un paso muy atrs,dejando su cuerpo graciosamente hacia un costado, al intentar extender su brazo, el mismo estabatemblando, fallando nuevamente con su cometido.

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    Murriel riendo divertido, se acerc al joven para acomodarlo de la manera correcta, dejndolo en laposicin adecuada, busc la lanza nuevamente y la situ sobre la mano del joven.

    - Ahora flexione bien su brazo derecho, luego con su cabeza cerca de la lanza mire con precisinen un punto fijo, hacia donde usted quisiera apuntar Le sugiri Murriel Ahora intente extenderel brazo que sostiene su herramienta, pero procure no hacerlo con mucha fuerza, mdala, si no

    mandara la lanza al infierno rio Murriel.El joven hizo como Murriel le indic clavando la lanza en un lugar determinado y conciso.- Ea! Lo he conseguido Exclam feliz el joven yendo a buscar su lanza.

    Murriel sonri satisfecho.- Le agradezco por su ayuda Dijo el joven acercndose contento Nunca le he visto por aqu.- No. Yo he de ser un recin llegado al pueblo Contest Murriel.- Oh, mucho gusto, sea usted bienvenido a Castilla extendi su mano amablemente.- Le agradezco su cortesa Dijo manteniendo su pura sonrisa Espero haberle servido de

    maestro de pesca.- Claro que si lo ha hecho Rio el joven - Cmo se hace llamar usted?- Soy Murriel y he llegado hace pocas horas aqu. He venido al lago a relajarme unos momentos

    luego de estar recorriendo este hermoso pueblo Dijo con ilusin Luego debo de buscar algunavivienda.- Mi nombre es Larry, soy un campesino de aqu. Provengo de una familia humilde, pero fui

    trabajando para sobrevivir ya que no eran suficientes nuestros sustentos. Gracias al rey, muchascosas han cambiado en este lugar. Somos una grata comunidad y estamos confiados en que todoir consolidndose con el tiempo Le cont Larry - Usted De dnde proviene Murriel?

    - Provengo de Sevilla. Mi desconsolado pueblo est pasando por convulsiones econmicas ysociales Agreg sin mucha alegra.

    - Por eso ha decidido emigrar aqu?- No fue ese el principal motivo Contest apacible.

    Larry arqueo una ceja - A qu se debe entonces?

    - Estoy aqu para ser el fiel plebeyo del rey Larry iba a decir algo pero Murriel no lo permiti Lo s. S que pensara que es imposible que un simple civil como yo, pueda hablar con el rey ymenos, ser su fiel y considerado plebeyo.Larry sonri espontneamente - Eso cree? Quin se lo ha dicho? Imagino que esos canallas delos guardias.

    - Cmo sabe eso, Larry? Pregunt intrigado.- Su comportamiento es igual con todos los civiles que quieren acercarse a su majestad. No es

    imposible, pero no niego que sea dificultoso. Muchos realizan peticiones al rey respecto a lasnecesidades del pueblo. Su caso es algo especial, Murriel.

    - Sus palabras me hacen aguardar esperanzas Tendr alguna posibilidad para esta causa? Pregunt ilusionado.

    - As le afirmo yo, amigo. Sabe algo? Su presencia me ha sido grata, le ayudar.Murriel comenz a sentir una fuerte energa positiva.- Estoy muy agradecido Larry. Dgame que necesita por esta ayuda y no tendr problema en

    concederlo.- Aleje sus preocupaciones, mi amigo Permite que le llame as? Puede vivir conmigo, podra ser

    usted un buen campesino. Y el trabajo no se le niega a ningn civil.

    Murriel se senta el ser ms afortunado del reinado. Nunca imagin que ira a hacerse un amigo tan

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    rpido y menos que este le agradara tanto. Las cosas menos esperadas suelen suceder en losmomentos ms oportunos. Su estada en Castilla no sera tan corta como el supona. Luego devarias charlas triviales que mantuvieron, Larry cort un poco de lea ya que estaba haciendomucho fro. Ms tarde, se dispusieron a comer algo que l haba pescado esa tarde con unosvegetales que le haba dado un compaero. La relevancia se relatar en el episodio siguiente.

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    Episodio IIIDonde Murriel realiza una explicacin breve acerca del porqu desemboc en Castilla y su

    particular sueo.

    Larry comenz a servir los aperitivos sorprendiendo al recin llegado por el olor que la comida

    emanaba.- Esto esta delicioso, Larry Coment Murriel al dar un bocado.- Gracias amigo. Pescado es lo que ms solemos comer aqu. Y cunteme Cmo se ha animado a

    migrar hasta aqu, solo? Pregunt Larry interesado.- Desde nio me ha interesado Confes Mi abuelo sola contarme muchas historias sobre los

    reinados, destacando el de Castilla. El ha sido un plebeyo desde 1325. Si mis recuerdos no me hande fallar, en ese momento se encontraba Alfonso XI, mi abuelo me ha contado muchas ancdotassobre l, a quien llamaban el justiciero, mi abuelo le admiraba y siempre estuvo satisfecho con sulabor Comenz a contar el joven.

    - Comprendo ahora sus impacientes e inclinados motivos para desear convertirte en un fielplebeyo Acot el joven.

    - Lo que recuerdo de este rey, es que Alfonso XI consigui un fortalecimiento del poder realdividiendo a sus enemigos Relataba el joven emocionado, acordndose cada palabra que suabuelo le haba contado - Desde su infancia demostr sus magnficos dotes como gobernante, algomuy admirado por el pueblo de Castilla. Mi abuelo me ha contado que el subi al poder muy joven,tan solo tena unos quince aos continu explicando Lo que ms me ha llamado la atencin deAlfonso XI fue su alianza con Francia para luego conciliar una tregua con los musulmanes deGranada. Fue un hombre muy valiente quien supo sacar adelante su reinado ms all de losconflictos. Luego de su muerte, ocasionada por la fiebre negra en 1350, su sucesor fue Francisco I.Los restos de Alfonso XI fueron trasladados a Sevilla, mi pueblo natal y en 1371 lo trasladaron a lacapital real de la central de Crdoba.Larry arque una ceja - Cmo recuerda el todo aquello? Y ao por ao? Pregunt Larry

    asombrado.- Mi abuelo ha seguido sus pasos en todo ese tiempo, siendo testigo de todo lo sucedido con elrey. Al ascender Francisco I al trono, el reino no estaba mucho a su favor ya que huboinconvenientes con unas modificaciones hechas al parlamento del rey anterior. Hubieron conflictosy batallas que el rey Francisco I pudo controlar, pero no por mucho tiempo. Mi abuelo presenci sutriste muerte.

    - Todo esto que me cuenta es cierto, Murriel? Las lenguas comentan otro relato. El Rey FranciscoI ha escapado luego de enterarse que padeca la peste negra. Muri unos aos mas tardes de suhuda.

    - Ese dato es falso, querido amigo, el se suicid Confirm Murriel Mi abuelo ha estadopresente Repiti - Francisco I no soportaba la desobediencia de su reino en base a sus ideales

    polticos. Viva en la sombra de Alfonso XI, a quien no pudo reemplazar como un buen rey para susciviles. Su presin era tanta que por dicho motivo decidi suicidarse. A los civiles se les ha ocultadoeste hecho ya que ocasionara mucha polmica y discordia, haciendo pasar desapercibida suabandono al trono, inventando lo que usted sabe sobre su enfermedad y posterior fallecimiento.

    - Qu el diablo me lleve! Llev sus manos a su boca Su abuelo saba en demasa.- As es, el me ha contado todo acerca de los reinados en los que l estuvo presente. Como el de

    Francisco II quien tuvo uno superior a comparacin de Francisco I. Todas las noches esperaba lallegada de mi abuelo para escuchar esas fascinantes historias. Yo era el nico de mi familia a quien

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    le interesaban. El siempre deca que amaba su labor como plebeyo y estar cerca del rey. ConFrancisco II tuvo una relacin ms cercana confesndole algunas de sus hazaas. Mi abuelo seretir diez aos antes de la cada de Francisco II, el cual ya no estaba capacitado para llevaradelante el reino, asumiendo entonces el rey Francisco Julio III sonri con ensoacin A pesarde no haberlo conocido personalmente, mi abuelo me cont acerca de su manejo con el pueblo y lo

    ltimo que s, es que ha sido declarado como el rey ms bondadoso de los ltimos tiempos Termin de contar con un profundo suspiro.- Eso me consta plenamente, mi amigo Coment Larry sin salir de su asombro La verdad es

    que hay muchas cosas de las que usted ha dicho que no he sido enterado.- Confo en mi abuelo y s que todo lo que me ha contado ha sido cierto.- Cul es el paradero de l, Murriel?

    El joven le dedic una mirada solemne y desabrida El ha muerto hace dos aos.- Lo lamento Se disculp Larry.- No lo haga. Era mejor. Estaba sufriendo, una infeccin le atac, ocasionando que no pueda

    respirar, sangraba mucho y vomitaba. Veinte das despus de esa terrible agona, muri.- Le compadezco, mi amigo.

    - No exista cura para lo que el padeca dijo cabizbajo - Yo estoy aqu para cumplir mi sueo, yel de mi abuelo Se recompuso sonriendo. Sus ojos brillaban manifestando la emocin que loinvada.

    - Es usted una persona muy valiente Le dijo Larry haciendo que Murriel se sonrojara.

    Luego continuaron su charla sobre cosas triviales hasta finalmente ambos, cayeron en los brazosde Morfeo para conciliar su apaciguador sueo. Aqu finaliza el presente episodio, con el fin dedejar descansar a nuestro hroe con su nuevo amigo.

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    Episodio IVEpisodio cortodonde se exhiben ciertos pensamientos del rey y el conocimiento de una noticia quealentar a nuestro hroe.

    Al rey le costaba conciliar el sueo. Haba algo en su interior que no estaba bien. Por qu? El reinoestaba tomando el camino adecuado, estaba satisfaciendo las necesidades de sus civiles,campesinos y aldeanos. En el consejo surgan disputas, las cuales, las poda solucionarsencillamente.Se levant de su terciopelada cama desvelado. Se dirigi a su ventanal para observar el hermosoreino que se encontraba a su alrededor. Jams imagin que ese sera su destino, estaba conforme,pero an as no se senta del todo completo. Si el muriera, se preguntaba en manos de quinquedara el reino. Aunque conoca a la gente de la nobleza, todos muy idneos respecto a su cargo,con suficientes conocimientos culturales, sociales y gubernamentales para ser capaces de tomar sumonarqua. A pesar de ello, no les depositaba plenamente su confianza. El mismo sentimientosiempre lo irrumpa, los civiles quedaban en un segundo plano, lo primordial era el poder y laambicin que generaba el mismo. El era distinto, sus civiles importaban ms all de todo a pesarde las consecuencias y discusiones que eso le traa con el consejo. El necesitaba alguien a quienrecurrir y confiar plena y transparentemente.Quizs eso era imposible, quizs todo el mundo finga un inters, el cual que no iban a desarrollarluego alcanzar su objetivo Cmo saber? Cmo creer en palabras ajenas?De lo que l estaba seguro, era que mientras el permanezca en Castilla siempre defendera yauxiliara a su pueblo.Con esos pensamientos se retiro a descansar, mientras una jovial imagen apareci de repentecolndose entre sus pensamientos

    Un da nuevo se asomaba en Castilla. El castillo era iluminado por la dedicada luz que proceda delsol. La luz irradiada era tan fuerte que hizo despertar a los civiles para comenzar su nuevo da delabor. Murriel abri sus ojos lentamente observando a su alrededor, se encontraba en una

    acogedora cabaa, la cual le haba ofrecido su nuevo amigo, Larry, quien estaba durmiendo a sulado. Sonri al recordar la conversacin que haban tenido aquella noche.El joven soador se levant sintiendo pesadez en su cuerpo, expresando un chillido de dolor lo quehizo alarmar a Larry.

    - Murriel Se encuentra bien, amigo?- Si, no se preocupe. Me siento quizs, algo dolorido. No es alarmante Sonri.- Es comn que se sienta dolorido, no es la mejor paja para dormir Ambos rieron divertidos.- Igual agradezco toda su ayuda, me es indudablemente sincera.- Nosotros hemos aprendido a ayudarnos, le agradar conocer la gente que habita este pueblo.

    Comencemos a trabajar, y le explicar lo que tiene que hacer. Luego le ayudar a ver qu

    podemos hacer con suasunto.- Gracias Larry, pero- Sucede algo?- Sinceramente mi amigo, lo que menos deseo en esta vida es que usted se meta en problemas

    por mi culpa, ya ha hecho suficiente, yo seguir insistiendo, pero lo har por mi propia cuenta.- No quiere acaso que le ayude a acertar con el rey? Arque una ceja.- No me malinterprete, amigo. Solo no quiero agregarle problemas a su vida.- Descuide, no pasar nada de lo que ha mencionado. Adems, ya tengo suficiente experiencia

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    para tratar con esos guardias metlicos.Murriel rio ante el comentario.

    - Yo tambin les llamo as. A decir verdad, no s como toleran esa armadura.- La costumbre evita dolores y molestias al mantenerlos como parte de nuestras vidas. Quizs, a

    eso se deba su fatal humor.

    De repente su charla se vio interrumpida por un seor que entr rpidamente.- El rey har un banquete! Exclam haciendo que ambos jvenes se miraran.- Un banquete? Pregunt Larry observando al hombre.- As es, seor Larry, eso es lo que he dicho Contest impaciente el hombre quien luego de

    hacer un saludo se retiro rpidamente a avisarle al resto de los campesinos.- Espere un momento Rafael! Quiso detenerlo Larry Siempre tan apresurado Suspir.- Quin es ese seor, Larry?- Un consejero del rey Fue su corta respuesta.- Oh

    Larry abri sus ojos con impresin Murriel, esta es su oportunidad Dijo sonriendo y tomando asu amigo por los hombros.

    - Lo cree? Pregunt no muy seguro.- Por supuesto, ser mucho ms fcil hablar con el rey si realiza un banquete.Una emocin intervino entre las dudas de Murriel sembrando en l la esperanza de lograr sudadivoso objetivo.

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    Episodio V

    Donde se hace la presentacin del banquete y una breve explicacin del mismo.

    Como costumbre, en el reino de Castilla se solan hacer banquetes dos veces al mes, efectuandotodo tipo de festejos, cualquiera que fuese su origen, todas ellas eran momentos de socializacin y

    creacin de fuertes lazos adems de suponer unos hitos que marcaban el sistema de ordenacindel tiempo, como aquellas que daban la bienvenida a las estaciones.En esta ocasin, el festejo se deba al avance tanto poltico como econmico que haba surgidodesde la coronacin del rey, por lo tanto, participara todo el pueblo de Castilla.El mismo comenzara al atardecer y todos ya estaban al tanto de ello. Los campesinos ayudaban encuanto a la organizacin.Murriel y Larry aprovecharon esa misma ayuda para estar ms cerca del rey y de alguna manera,hacerse notar por l.

    - No lo s, Larry. Hemos estado aqu desde que el consejero nos avis y todava no hay rastrosdel rey.

    - Despreocpese Murriel y pruebe esto, esta delicioso Le dijo su amigo entregndole un bocadode la comida preparada.- Es correcto comer antes de la llegada del rey y los nobles?- Claro. Nosotros tenemos que probar que todo este en perfecto estado Le gui un ojo.

    Murriel lo observ y comenzaron a probar los tipos de aperitivos que se encontraban en la mesa delbanquete.

    En esta clase de festejos solan servir Pastelitos de piones y de almendra con azcar, esprragos,salchichas y albndigas, perdices con salsa, varias cabezas de ternera, dorada y plateada, capones,

    jamn y jabal servidos con una variedad de potajes delicados, cordero asado con salsa de cerezasamargas, bandejas con diversas aves asadas, pollos guisados con azcar y agua de rosas, crema

    perfumada con salvia, membrillos cocidos con piones, azcar y canela, y por ltimo, confituras y eincontables tartas diferentes confites de especies.

    - Todo esto esta delicioso - comentaba Murriel mientras degustaba la comida.- Devore ms despacio Rea su amigo.

    El rey, se encontraba observando cmo era usual desde su ventanal todos los preparativos. Leagradaba ese tipo de festejos ya que senta que una ms a su pueblo. Todos organizando,ayudndose, saboreando la comida. Vea felicidad y alegra en sus rostros, hecho que lo llenaba deorgullo.En un momento pos su mirada hacia dos jvenes quienes coman como si fuese su ltimo da,

    cosa que lo hizo rer y llamar mucho su atencin.

    - Sequetina Llam a su fiel duquesa.- Su majestad Se acerc a l.- Quines son esos jovenzuelos? Los seal.- Unos campesinos Contest ella sin mucha emocin Oh, y aquel es el que intervino en

    aquella manifestacin Dijo recordando.- Le recuerdo Sonri paternal Me han comentado de aquello y hemos llegado a una

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    resolucin.Sequetina lo mir confundida - Resolucin? Por un barullo incoherente? Dijo despectivamente,al darse cuenta de ello, se disculp manteniendo disimulo No me he enterado, no he participadode tal reunin Se cruz de brazos ofendida.

    - Seguramente, estaba ocupada con otros asuntos, no se aflija Le sonri.

    Sequetina soport y reprimi su ira, sonrindole forzosamente.- Espero enterarme la prxima vez Slo dijo.El rey hizo caso omiso a su comentario y continu observando a ambos jvenes.

    - Se estn devorando todo Dijo con una amplia sonrisa.- Si desea, su majestad, puedo enviar a que los expulsen de all Le sugiri Sequetina.- No es necesario, djelos. Que disfruten de mi banquete.- Pero No cree que es irrespetuoso para su majestad?- Por supuesto que no, mi joven dama.- Usted manda Sonri falsamente- Mi bella dama, hoy ser un da de festejo Dijo orgulloso.- Como todos los que su majestad organiza.

    El rey mir dedicndole una gran sonrisa. Luego, qued pensativo por unos momentos,preguntndose el motivo de porqu ese joven lograba captar poderosamente su atencin. Despejsus pensamientos hacia su banquete y las siguientes tareas del mismo.Abandonando los pensamientos del rey, finalizaremos con el actual episodio, prosiguiendo con unanovedad para el siguiente.

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    Episodio VIDonde contina el banquete, aadiendo una breve presentacin de un nuevo personaje que quizs

    llegue a importarle al lector.

    Cerca del pueblo de Castilla, se encontraba una mujer muy particular, de unos cincuenta y tantos.Esta mujer era conocida, hace mucho tiempo no haba sido vista ya que muchos le teman.Estatura mediana, pelo rojizo, nariz respingada, ojos miel los cuales podan hipnotizar a cualquiera,eran una de las caractersticas de Brumma.Al enterarse sobre los ltimos acontecimientos del reino se interes en ir al banquete, aunque noestaba demasiado segura. Ella era una bruja. Nadie saba qu tipo de intenciones tena, pero simuchos poderes y magia negra, era capaz de hacer cosas que ni ella misma imaginaba. Temerosay ya decidida, dejando de lado su mastuerza inseguridad, sali de su cabaa, tapando su rostrocon una tela y un sombrero encamino hacia el castillo. Se senta liberada al salir despus de tantotiempo. Brumma estaba dispuesta a cambiar su destino y ser considerada como una civil ms.

    Los banquetes solan celebrarse en la sala principal, que era habilitaba para el evento, concaballetes y tableros, hacan las largas mesas cubrindolas con manteles. En esta ocasin, el

    acontecimiento sera fuera del Castillo, donde todos los civiles tanto campesinos como aldeanospudieran concurrir a l. La generosidad del rey, sobrepasaba el lmite de cualquier tipo de podergubernamental y estereotipo.El banquete dio comienzo, todos los comensales y civiles se encontraban reunidos esperando lallegada de su rey. Un barn se acerc para dar el discurso en su lugar, hablando acerca del origende tal festejo, agradeciendo al pueblo de Castilla por toda su unin y voluntad. Murriel se sentaajeno a toda esa situacin, ya que el cmo recin llegado no comprenda ciertas clausulas ycostumbres del reino. Luego de finalizar, todos aplaudieron demostrando el gran respeto concebidohacia el monarca.Un plebeyo dio inicio al banquete. Todos comenzaron a reunirse en la mesa principal para saboreartodo lo que se encontraba en ella.

    - Por qu no habr salido el rey a dar el discurso? Pregunt Murriel preocupado.- No lo s. A veces enva a los barones o duques a hacerlo en su lugar. Desea incluirlos.- Es extrao.- Por qu dice eso, amigo? Pregunt Larry.- Nunca he conocido un rey as. Es decir, por lo que veo y usted me ha relatado, es un rey quien

    sobrepasa lo especial Sonri.- Lo es, Murriel. Y no se preocupe, cumpliremos con su deseo.- Cree que es apropiado?- Por qu no lo sera? Se ha arrepentido acaso?- No es ese el motivo, Larry. Es solo

    Larry se acerc a l arqueando una ceja - Slo? Acaso el miedo le ataca, amigo mo?- No! Contest rpidamente.- Entonces iremos ahora Lo desafi.- No es demasiado pronto?- Realmente cree que puede ser pronto para intentar cumplir su sueo?

    Murriel hizo un gesto confuso.- Yo creo que no debe hacerse esperar, Murriel. Cuanto ms pronto sea, ms liberara dentro de s

    el deseo que le persigue. Hgalo realidad Lo arrastr.

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    - Espere A dnde me lleva?- Conozco un buen atajo para entrar al castillo. Seguro estoy de que el rey est all todava -

    Mientras se dirigan en camino al atajo afamado de Larry, Murriel se choc con una personaparticular.

    - Le ofrezco mis disculpas, seora.

    La mujer lo mir impasiblemente. Era imposible descifrar su mirada, pareca tan pura y tancontrariada a la vez, que Murriel qued algo petrificado ante ella.- No hay cuidado Respondi la mujer misteriosa.

    Murriel solo le sonri. La mujer sorprendida de tal gesto, se sinti agradecida, nunca la habantratado tan amablemente en el reino.El joven iba a retirarse cuando ella lo tomo del brazo Gracias Le devolvi la sonrisa.

    - Murriel Por qu se ha detenido? Qu sucede? - Se acerc Larry sorprendido ante la escena.- Na nada Titube.

    Murriel y la mujer mantuvieron la mirada por unos instantes, Mientras Larry se llevaba a su amigopresurosamente.Brumma, por primera vez despus de mucho tiempo, haba sentido una paz excntrica que hizo

    estremecer hasta el ltimo pelo de su piel.- Ese muchacho - Murmur. Sonri nuevamente y luego se dirigi hacia la mesa de aperitivos.- Se encuentra bien, Murriel? Esa mujer le dejo abrumado Rio ante su comentario.- No es eso Respondi Murriel He de sentir unos escalofros raros.- Algunas veces se comporta extrao, amigo.- Esa mujer tena una mirada extraa Le remat No s porqu su tacto me produjo esta

    sensacin tan rara.- Mejor sigamos con nuestro cometido. Procuremos ingresar al castillo Contest intentando

    dispersar los pensamientos de su amigo.

    La duquesa se encontraba seria en una esquina, observando cmo los comensales y campesinosengullan. Miraba a todos despectivamente, ella nunca haba estado de acuerdo respecto a talfestejo, pero el rey as lo haba impuesto. Mucha mezcla entre la nobleza y los civiles no iba a traerbuenos resultados, segn ella. De repente, desvi su mirada hacia dos jvenes quienesaparentaban con actitud sospechosa.

    - El joven de ayer Murmur. La duquesa se dispuso a seguirlos. No quera otros entrometidoscampesinos en su castillo.

    - Qu camino hemos tomado, Larry?- Por aqu ingresan los cocineros, sirvientes y plebeyos.- Plebeyos? Pregunt con una sonrisa.

    - As es, no se distraiga, debemos procurar que no se den cuenta.Un cocinero se acerco hacia ellos entregndoles bandejas y utensilios.- A lavar! Rpido! Orden.

    Ambos muchachos se rieron ante la confusin. Para Murriel era emocionante haber ingresado alCastillo. Deseaba conocer el saln principal.

    - Murriel, esccheme bien, iremos primero a la cocina a dejar esto sealando las cosas Luegoiremos directo al saln principal.

    - Cree que podremos entrar factiblemente?

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    - Mantenga su confianza en m Le gui un ojo.

    Hicieron lo que Larry sugiri. Dejaron las bandejas y utensilios en la cocina, se escabulleronrpidamente cuando un plebeyo intento frenarlos, estos lo miraron y salieron corriendo como unsantiamn.

    - Estn entrando al castillo! Grit el plebeyo.- Tan entrometido tena que ser? Por qu no cierra su boca?! Le dijo Larry sin frenar su

    recorrido.Murriel no poda creer lo que estaba haciendo. Jams en su vida haba hecho semejante cosa,estaba osando a enfrentar su sueo.A punto de llegar a la entrada principal, escapando de todo aquel quien deseaba detenerlos, unapersona los detuvo en seco con semblante serio lo cual provoc una sorpresa ante los individuosquienes estaban seguros de conseguir su cometido. A veces, uno puede creer llegar a un lugar, elcual luego se puede tornar inalcanzable y la frustracin puede apoderarse de todos nuestrossentidos sin poder echarle la culpa a la fortuna o al destino. Esto mismo, sintieron ambos jvenes

    al no caer en que consecuencia podra traer tal presencia. Con esta sensacin, dejaremos esteepisodio para seguirlo en el siguiente.

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    Episodio VIIContinuacin del hecho que relatado en el episodio anterior.

    Las cosquillas que se apropiaron del cuerpo de Larry no eran ms que nervios producidos ante lamirada inquisitiva de la duquesa.

    - Duquesa! Exclamaron ambos jvenes al unsono.- Otra vez usted, campesino? Lo indag a Murriel.

    Murriel y Larry se miraron refulgiendo miedo en sus ojos. Esa mujer, podra ponerlos en diferentessentimientos relacionados con nervios, pavor, pnico o cualquier palabra semejante, alternando elturno de los mismos como si de una ruleta se tratara.Larry golpeo sutilmente a su amigo para que comience la parla.

    - Su alteza. Disculpe nuestra intromisin.- Veo que no desiste en su deseo de conocer a nuestro rey Repuso la mujer.- Pues- Acaso mis palabras han dicho algo que no fuese cierto?

    - No, su alteza. Quiero decir, es usted duea de la razn Contest resignado Murriel.Sequetina no se senta de humor para tolerar las sandeces de esos campesinos. Particularmente deMurriel a quien tomaba como un muchacho insistente, inoportuno y pesado para encontrarse en unmismo lugar con l.Una pronta resolucin lleg rpidamente a la mente de Sequetina, quien deseaba deshacerse denuestro hroe a quien ella, no le tena el menor afecto.

    - Agrcieme el favor de esperarme usted un segundo aqu, campesino Le orden la duquesamientras se retiraba.Murriel le dirigi una mirada asesina a su amigo.

    - Su mirada me incomoda, amigo.

    - Y cmo no hacerlo? De su extravagante cerebro sali tal idea arriesgada Dijo sarcstico.- Normalmente en estos eventos no hay nadie de la nobleza merodeando por el castillo,

    exceptuando la cocina Se defendi Larry Me extraa que la duquesa haya aparecido justo eneste preciso momento.

    - Y ya hemos encontrado problemas.- Qu le ha hecho pensar tal cosa?- La duquesa fue en busca de un guardia, estoy seguro. Ser la primera vez que conocer un

    calabozo. Cmo lograre soportar tal tortura?- Es usted un perseguido. Imposible que eso suceda.- Se toma todo muy tranquilamente, amigo.

    Minutos ms tarde, la duquesa regreso hacia los jvenes. El ruido que propinaban sus zapatospuntiagudos contra la fina madera, los hizo observarla con detenimiento.

    - Joven campesino Mirndolo a Murriel.- A sus rdenes, duquesa Hizo una reverencia graciosa, ya que Murriel no saba todava como

    presentarse ante la nobleza.Larry largo una risa ahogada. Sequetina rod sus ojos demostrando su antipata hacia el joven.

    - Desean recibirle Dijo sin aclarar ms.

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    Murriel cambi su notable cara de preocupacin a una de ensoacin. Larry le dirigi una miradade orgullo.

    - Es cierto lo que he escuchado?La duquesa asinti.

    - Usted Lo mir despectivamente a Larry Regrese a sus labores.

    - As lo har, su alteza Contest Larry sin evitar su egregio fastidio Merece usted ms quecualquier ser viviente esta oportunidad, aprovchela, Murriel Le susurr en el odo a su amigo. Seretir haciendo una reverencia.Luego de tal despedida, la felicidad que despeda Murriel de sus gentiles ojos no alcanzara laspalabras para describir tal sentimiento. Tampoco serian suficientes para que se entienda conexactitud lo que nuestro querido hroe estaba albergando en su corazn, dejando a exclusivaresponsabilidad del lector imaginrselo.

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    al rey, pero podr usted discutir conmigo acerca de lo que le preocupa. Algn inconveniente consu labor?

    - No, su alteza. Agradezco que se haya tomado su tiempo para hablar conmigo, un simplecampesino y civil. Mi nica peticin solo era conocer al rey.

    - El rey no es el nico en tratar con los campesinos, joven. Todos podemos resolver

    inconvenientes. Su majestad se encuentra ocupado.- Con todo el respeto que su alteza me pueda ofrendar. Yo no necesito charlar con la nobleza. Yodeseo conocer al rey.

    Sequetina observaba la situacin bastante mortificada. Ese muchacho tena algo especial, no paraella, pero si lo sera para el rey, si llegara a verlo como ella lo estaba viendo en ese momento.Tendra que impedir su encuentro, ese joven era demasiado persistente e inoportuno. Ella conocaal rey como la palma de su mano, y las caractersticas de Murriel, concordaban a lo que el reysiempre buscaba en las personas. Esas majaderas.

    - Por qu tanta insistencia tiene en conocer al rey, joven? Le pregunt el conde interesado.- No creo que pueda entender, su alteza. Agradezco su preocupacin pero mi deseo es hablar con

    el rey Una tristeza lo invadi de repente.El conde se acerc con un gesto de consuelo.Murriel suspiro profundamente Yo s que soy un simple y corriente civil Comenz a explicar concongoja Pero crame que no solo hago esto por m, lo hago por mi abuelo fallecido quien meenseo a seguir a pesar de las circunstancias, gracias a l, yo estoy aqu ahora. Es un sueocompartido con l y aunque me cueste, seguir intentndolo Explico emocionado haciendo que elconde se sintiera conmovido por unos momentos.Sin embargo, tal conmocin no alcanzaba para conceder el deseo demandado por el joven, sussentimientos se vean reemplazados por otros, los cuales esta vez, no se necesitan demasiadaspalabras para describirlos, dejando nuevamente en manos del lector deducirlos.

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    Episodio IX

    Donde se contraran nuevamente las emociones de Murriel a las relatadas en el episodio anterior.

    El rey haba escuchado la conversacin de ese impredecible joven. Haca mucho tiempo que nosenta tanta sinceridad, no se trataba de famas absurdas ni de poder consumado, era un sueo, un

    simple sueo de un joven que comparta con su abuelo, hizo enternecer al rey. Un fuertesentimiento lo asedi. Ansias extraas por abrazarlo. Medit si salir a aquel encuentro que tena elmuchacho con uno de sus monarcas, pero desisti. Era una sensacin suya, solo eso, no podraseguir dejndose llevar por sus sorpresivos e innecesarios impulsos. El tiempo le haba demostradoque eso ocasionaba una debilidad ofuscante.Sequetina y el conde quedaron en silencio. Murriel senta incomodidad, decepcin, desilusin y unfuerte dolor provocado por el sueo frustrado, el cual, su abuelo le haba hecho nacer en sucorazn.

    - Nuevamente me disculpo por mi intromisin y por haberle hecho perder su tiempo, alteza Hizouna reverencia Me retiro.

    - Joven Lo detuvo el conde.Murriel gir para clavar su desilusionada y fugaz mirada en el conde.

    - Est usted seguro que no desea hacer ninguna otra peticin? Es una oportunidad que deberaconsiderar y redituar Volvi a insistir el conde sonriendo victoriosamente. Lo que Murriel no supocmo interpretar.

    - No, su alteza Rectific Mi gratitud hacia usted nuevamente.Murriel senta que el conde se estaba burlando de l. El solo quera conocer al rey. Su primordialdeseo era ser su plebeyo, pero siquiera pudo mirarlo a los ojos. Su deseo anhelado lo senta hechopedazos. Sin embargo, aunque l se sintiera un civil ordinario, no permitira que lo humillen de talforma, aceptando algo que no ambicionaba.Con una pequea e inquieta lgrima que despeda de sus ojos, intent retirarse nuevamente con lafrente en alto.El rey consider nuevamente en presentarse, sus fieles e inocentes palabras haban tocado subenvolo corazn.

    - Joven civil Se escuch una voz gruesa y vigorosa a la vez.

    Murriel quien estaba de espaldas, apret fuertemente sus puos preguntndose si estos individuosde la nobleza pretendan seguir divirtindose con l. Gir nuevamente su cuerpo entero clavandosu mirada hacia la figura que haba aparecido de repente. Su semblante serio, perturbado yabrumador haba cambiado a uno maravillado y fascinado.Una fiel y exuberante sonrisa se dibujo en los labios del rey al notar la sorpresa del joven. UnaAlegra inmensa se col en su corazn al ver tal pura y sincera imagen.

    La duquesa llev sus manos a su jovial y bello rostro. No se percat de que el rey podra salir de suhabitacin, a quien tan concentrado haba dejado analizando unos documentos. Que mala fortunala suya. La mirada de ambos podra interpretarla hasta el ser ms inocente.

    - Su majestad? Se anim a hablar Murriel.El rey Francisco asinti.

    - Su majestad, no era necesario que usted intervenga en este asunto. Est muy ocupado usted,mi seor

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    El rey lo interrumpi con un gesto silencioso Gonzalo. Puede retirarse Orden amablemente sinmirarlo.

    - Con permiso, su majestad Dijo sin remedio alguno mirando la palidez de la duquesa quienaclamaba parar ese disparate.Sequetina indignada quiso retirarse cuando el rey la detuvo Usted no, mi bella dama.

    Ella lo mir desorientaba y desisti en obedecerlo sin reparo.Murriel sigui contemplando al rey sin salir de su asombro, su sonrisa se haba agrandado tantoque poda confundirse con la forma de la media luna.

    - Joven civil, sgame, por favor Le indic.

    Entraron a una habitacin descomunal donde se encontraba el tpico trono usado por el rey. Elmismo sola sentarse all, para leer sus documentos. El rey al observarlo pens que era un jovensencillo. Hace mucho tiempo que no haba visto a alguien con esas caractersticas tan particulares.Aparentaba ser un muchacho comn e ingenuo aunque algo desalineado y su imagen no tena unporte apreciable. A pesar de ello, mantena una sonrisa, diferente a esas sonrisas mentirosas e

    hipcritas que sola notar en los iguales con los cuales trataba; sonrisas exageradas y forzadas. Lasonrisa de aquel muchacho era distinta, demostraba emocin, alegra en el estado ms puro de susentimiento, tindola con desazn.Abandonamos temporalmente a nuestro hroe manteniendo la expectativa de que suceder con sutan esperado encuentro, para dar lugar a lo ocurrido con el personaje del cual se hablar en elepisodio siguiente.

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    Episodio X

    Episodio corto donde se relata una informacin que pudiera ser valiosa para el futuro de nuestros

    personajes.

    Larry estaba intrigado acerca del destino de su amigo. Preguntndose si habra conseguido su

    sueo. Luego, se decidi a comer nuevamente al ser tentado por un guardia quien engulla como sifuese su ltimo da de vida. Un joven campesino se le acerc con semblante abstrado.

    - Compaero Larry Lo salud.- Buenos das, Asier Le devolvi el saludo sin dejar de comer.- Su apetito es enorme Se rio.

    Larry asinti orgulloso y con comida en la boca dijo Paraso para mi paladar.- Oiga Lo golpeo levemente en la espalda Tengo algo que contarle.

    Larry solo asenta sin mirarlo.- Detngase con tu glotonera y prsteme atencin! Dijo alterado.

    Larry dej lo que le quedaba de su bocado en la mesa.

    - Por qu tanto fardo? Pregunt algo enojado.- El reinado se encuentra en peligro dispar.- Y qu quiere decir con eso? Arque una ceja.- Hoy a la maana, cuando se puso el sol, mis compaeros y yo salimos a buscar provisiones,

    cuando vimos un grupo de hombres no tan lejos de aqu. Hombres que jams haban estado antesExplic denotando su voz temblorosa.Larry lo mir sin demostrar ningn sentimiento. Se acerc hacia l, poso ambas manos sobre suhombro y dijo Mi querido Asier Por esa simpleza ha interrumpido mi comida?

    - No sea imbcil, Larry.- Por qu me ofende con tal insulto e imprudencia? Dijo burln imitando a la nobleza. Mientras

    su mano sostena su pecho.

    - Podr mantener una charla seria con usted alguna vez? Pregunt agarrndose la cabeza.- No lo s, Asier. Sigo sin comprender su mensaje.Asier llevo sus manos a su rostro con gesto de negacin.

    - Desea que sea mucho ms directo?Larry asinti.

    - Protestantes, Larry. En el pueblo han aparecido protestantes.- Y cmo es que est seguro de ello?- Uno de mis compaeros fue a averiguar acerca de esa manada quienes estaban husmeando en

    el pueblo. No son parte de nosotros, eso lo percibamos. Sin embargo, desaparecieron de unmomento a otro sin darnos cuenta.Larry qued pensativo por unos momentos.

    - Averiguar Dijo sin demasiada importancia.- No. No lo haga, Larry. Es mejor dejar esto en manos de nuestros superiores.- Esta dentro de nuestra labor, Asier.- No. No lo est. Considero mejor advertir a los civiles.- Averige antes de accionar. No debera inculcar ya el pnico en los civiles.- Si han de ser lo que sospechamos, no pasar mucho para que nos ataquen.- Por ahora averigemos sobre los susodichos. Estemos seguros sobre su objetivo. Y luego

    deberemos advertir al pueblo de Castilla.

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    Nada de eso sucedi todava, ya que Larry no estaba completamente seguro de lo dicho por sucompaero. Continu disfrutando del banquete engullendo como si no hubiera sido conocedor de lainformacin que le fue dicha anteriormente.

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    Episodio XI

    Donde contina el milagroso encuentro entre Murriel y el rey.

    En la habitacin del rey, se encontraban nuestro hroe junto al monarca y la duquesa mirandoconsternada la situacin, sin poder comprender como pudo ser tan ingenua en creer que su

    encuentro anterior no iba a suceder estando el joven tan cerca del rey. Ella solamente quera queel sienta ese deseo colosal para luego rematrselo y romperle esa ilusin, sin pretender queposibilidad de que ambos se conocieran se cumpla. Suspirando, la duquesa observ como el reycomenz su conversacin.

    - Cul es su nombre, joven? - Pregunt el rey a MurrielEl joven mir a la duquesa y esta le hizo un gesto de reverencia para que la imitara y sepresentara formalmente delante del rey.

    - Mi nombre es... Mu... Murriel - Dijo titubeando.- Murriel? - Sonri el seor del trono - Mire que nombre tan simptico, jams le he odo.

    Murriel abri grande sus ojos, estaba realmente nervioso, no saba cmo actuar ante tal figura

    importante de la realeza y por sobre todo, por lo emocionante que era para l tal situacin.- Yo lo he de considerar un nombre corriente, su majestad - Solo contest agachando la mirada.- Murriel Hizo un gesto pensativo - Si usted cambiara su posicin enfrentndose hacia los

    dems ms erguido, su percepcin hacia la gente, cambiaria notablemente - Le sugiri.Murriel sonri inquieto.El rey se acerc al muchacho posicionndose a su lado, ensendole la manera de pararse hacialos dems, otorgndole unos pequeos consejos.

    - Escuche con atencin joven, segn he odo de un sabio una vez, que si miramos mucho haciabajo no podr adquirir todo el panorama ni estar alerta a lo que sucede en nuestro alrededor. Almirar hacia delante, todo se convierte en nuevo mundo para nuestro ser. Al decirle esto, esperoque pueda cambiar su postura, ms all de los dolores que esta pueda provocarle Rio ante su

    ltimo comentario.Murriel asenta a todo lo dicho por su dolo.- Usted tiene que demostrarse que tiene la seguridad suficiente para abarcar cualquier

    confrontacin que pueda provocar dicha o desgracia en su vida. Deje fluir sus sentimientos.Murriel estaba impresionado. Ni en sus locos sueos se hubiera imaginado que tendra esaconversacin con el rey, haba una conexin especial entre estos particulares seres, la cual, erasorprendente para ambos.

    - Es para m un placer, recibir tales sugerencias de usted, majestad Contest feliz.El rey le sonri apacible - Regresando a nuestro asunto Cul es su urgencia, joven? Repuso elrey.La duquesa revoleaba los ojos, sintindose completamente fastidiada y superada por esa

    circunstancia, que por un falso movimiento suyo, termin ocurriendo.Murriel se acerc al trono del rey donde este se haba sentado nuevamente.D - Pues... yo he venido aqu a ser su fiel servidor, su plebeyo, estoy dispuesto a ayudarle desdemis capacidades y posibilidades. Quizs no sean muchas pero... para servirle estoy, su majestad -Contest nervioso haciendo una reverencia de manera graciosa sin darse cuenta.El rey volvi a rer fuertemente mirando a la duquesa de manera cmplice. Esta rio forzosamente.Murriel se senta an ms nervioso.

    - Lo que quiero decir, es que yo he de adquirir conocimientos de mi abuelo. Se cortar madera y

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    - Fue interrumpido.- Me ha de gustar su actitud, muchacho Dijo el hombre impresionado por la espontaneidad de

    Murriel.- Muchas gracias, su majestad - Sonri Murriel.- Pero voy a tener que rechazar su peticin - Dijo fingiendo un semblante serio.

    - Oh, claro. He de comprender majestad- Contest tristemente el joven.Se senta completamente inservible. Completamente desilusionado, su mente daba vueltaspensando en lo rpido que haban sucedido las cosas, y mucho sentido tena. La vida no queraalargarle ms la ilusin a algo que nunca podra obtener.

    - Lo siento majestad, creo que me he apresuradocomprendo que no estoy a las alturas para...Siendo interrumpido nuevamente.

    - No ser mi plebeyo por otro motivo, muchacho. Si es que usted est de acuerdo en ser miunitario - Sugiri mientras se levantaba del trono.La duquesa qued desconcertada tanto o ms que Murriel, no poda creer lo impulsivo que era elrey y tampoco pudo evitar que la ira haga enrojecer sus mejillas.

    - U... unitario? - Pregunt intrigado.

    - Los unitarios son pocos aqu - Explic el rey - Por eso deseo que usted sea uno, me inspiramucha seguridad y le noto capaz de serlo.Murriel hizo un gesto de confusin para luego preguntar - Qu significa ser unitario?

    - Ver muchacho, hay muchos conceptos sobre eso - Empez a explicar el rey mientras lorodeaba caminando por su habitacin - En nuestro reino, unitario es quien aporta al pueblo de unamanera ms sencilla. Su objetivo, es mantener al reino unido y centralizado. Muchas veces ocurreque hay diferencias de opiniones en cuanto al gobierno. Es comn que esto suceda, todos somosindividuos con diferentes prototipos, pero la idea aqu, no es dividirnos y armar distintos bandospara atacarnos entre nosotros e ir a la toma de poder. Nuestro objetivo, es unificar esos ideales ycrearlo en uno muy fuerte para as mejorar la calidad del mismo - Concluy el rey.Murriel qued impresionado, comprenda su significado pero no se imaginaba a l como a uno -

    Cul sera mi labor? - Pregunt confundido.

    La duquesa revoleaba los ojos nuevamente, pensando sin poder entender como cualquiera podraser tan influyente en su reino y como cualquiera podra tener poder de convencimiento para con losciviles.

    - Que desfachatez Murmur indignada.

    - Siempre estar conmigo muchacho, hasta que se sienta seguro, es pura y exclusiva libertadpara proponer ideas y soluciones sobre los problemas que afectan a nuestro pueblo. Si usted lodesea, puede ir conociendo con ms detalle la calidad de vida de los civiles, enfocndote ms anen sus necesidades - Contest el rey poniendo una mano en su hombro.

    - Pero majestad. Usted a penas si me ha conocido Por qu ha de confiar en m como pararegalarme esta posicin?- Se lo extrao y apresurado que puede parecer esto. Pero si hay algo en lo que yo he de tener

    mucha facilidad, es de conocer a las personas con mirarlas a sus ojos y de esa manera puedo sabersi puedo confiar en ellas. Claro que no siempre le acierto Rio Pero no creo que me vaya aequivocar con usted.

    - Majestad yo soy muy torpe y lo ltimo que querra es defraudarle. Conformado estara con sersu plebeyo, mi sueo al conocerlo se ha concluido.

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    - Acaso usted tiene solo un sueo, Murriel? Pregunt dejndolo sorprendido Y no debe ustedpreocuparse, un unitario no es un labor formal ni tampoco pertenece a la nobleza. Pero entrenosotros le digo, que podra confiarle ms a usted como unitario que a uno de mis nobles. Se loextrao que puede sonar eso, pero una persona quien est en total interaccin con los civiles es laque me interesa.

    Sequetina, quien estaba en un rincn, quera escuchar lo que el rey deca, pero lo ltimo dicho porel monarca no puedo entenderlo ya que hablaba en un tono muy bajo. Ms alterada eso la pona.

    - Comprendo, entonces - Sonri Prometo que intentar hacerlo, y le agradezco de lo msprofundo de mi ser esta oportunidad, su majestad.La duquesa ya no quera estar presente all, sintindose completamente desprestigiada. Ella quesiempre haba estado a su lado. A pesar que ser duquesa segua siendo altamente superior que serunitario, ella notaba la confianza que depositaba el rey en el muchacho recin llegado y eso lahaca enfurecer an ms.

    - Algn da me vengare de esto, maldito rey gordinfln - Susurr ella mientras se retiraba.

    El banquete segua en su curso. El rey ira a saludar a sus comensales para luego ensearle a sureciente proclamado unitario los sectores del castillo.

    - Hacia dnde va? Le pregunt el rey al ver la intencin de Murriel al querer retirarse.- Puessu majestad, usted ir a presentarse al banquete con el pueblo Contest nervioso

    Debo de unirme a ellos.- Acompeme Murriel.- Su majestad.- No se niegue Le pidi Acompeme como mi fiel unitario.

    Para Murriel ocurra todo demasiado rpido. No se senta an parte de ese ambiente, aunque lofuera, de cierto modo. Sin embargo, su felicidad no caba en su pecho. Ha conocido al rey, y nosolo eso, se haba convertido en su fiel unitario. Su abuelo estara muy orgulloso de l.El rey hizo de su presencia. Los comensales quienes eran campesinos, aldeanos, barones, duques,condes, clrigos y entre otros personajes de la nobleza, conformaron un silencio tenaz al notar suacercamiento.Murriel, quien se encontraba a su lado izquierdo, distanciado unos metros del rey, sudando como sifuese su ltimo minuto de vida, sonrea forzosamente. Al lado derecho del rey se encontrabaSequetina simulando su tpica simpata.Murriel decidi retirarse para pasar desapercibido, el senta que no sera justo con el resto de losciviles estar a la par del rey, al menos, no todava. No llegaba a comprender todos los hechos,

    haban sucedido demasiado veloces como para que su mente pudiera enjuiciarlo. Las gotas desudor rodaban por su jovial rostro hacindolo brillar con la luz del sol.

    El rey dio su discurso. Al hablar, los civiles quedaban embelesados ante sus palabras. Su manerade expresarse, sus gesticulaciones y su intacta majestuosidad al parlar era algo que podraapoderarse de cualquiera quien lo escuchara. No existan motivos para no admirar a ese hombretan valiente y capaz de llevar su reinado, alguien quien jams se echara atrs ni simulara nadacierto que haya salido de su boca.Francisco mir hacia su costado izquierdo pero lo encontr vaco, Murriel no estaba a su lado.

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    Tema haberlo asustado, despus de todo, no era ms que un joven inexperto, pero con unpotencial que no haba percibido en alguien jams. Sonri al darse cuenta de su humildad. Esehecho demostr que le importaba su pueblo y que no necesitaba ser presentado formalmente pararealizar su nueva labor de unitario.Al encontrarlo entre la muchedumbre le dirigi una sonrisa veraz.

    Larry codeo a su amigo sin dejar de observar al rey.- Qu pasa? Pregunt algo enfadado Murriel.- El rey le esta sonriendo Le comunic.- Si Sonri el tambin Me ha declarado su unitario Dispar.- Cmo?! Le pregunt en tono alto.

    Murriel asinti con su cabeza sin borrar su honrada sonrisa.- Por qu no me lo ha contado antes?- Y en qu momento quera usted que lo hiciera? - Lo mir incrdulo.

    Larry se call. Prefiri seguir escuchando el discurso del rey y luego hablara con su amigo acercade lo que haba vivido en ese castillo. Al parecer, haba muchas novedades. Su semblante cambio

    al recordar la conversacin con su compaero, Asier. Esperara un poco, quera dejar disfrutar a suamigo de sus nuevos acontecimientos. Sera lo mejor. Adems, tampoco estaba tan seguro de esainformacin.El rey finaliz su agradable discurso para luego agradecerles a todos los presentes por haberasistido. El banquete continu sin mayores percances. Larry, Murriel y el resto de los comensalesdisfrutaron lo que quedaba de l. El rey se fue satisfecho de all, no sin antes contemplar una vezms, a su reciente proclamado unitario por quien senta una confianza innata desde la primera vezque percibi lealtad en sus ojos.Con tal demostracin, finalizamos junto con el discurso del rey, el episodio reciente.

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    Episodio XII

    Ms sentimientos del joven unitario y un pequeo enfrentamiento entre Sequetina y Murriel.

    El banquete ya haba finalizado y de a poco los civiles fueron regresando a sus hogares, el mismohaba finalizado con xito, donde una vez ms, el rey era el ser ms querido por Castilla. Nuestro

    joven hroe todava no poda aclarar de todo su realidad. Larry ya estaba entendido de lo sucedido,pero al verlo a su amigo tan confuso decidi hablarle de otros asuntos respecto a las cosas quehaban pasado en su ausencia Sin mencionar lo contado por Asier respecto a los supuestosprotestantes- y Murriel solo asenta lo que le era contado. Al verlo tan encimado en suspensamientos, el joven campesino se animo a hacerle una pregunta a su amigo.

    - Esta feliz?- A qu se debe tal pregunta? Le contest mientras levantaba unos platillos de madera de la

    mesa.- No se responde con otra pregunta, Murriel. Ya es todo un unitario, debera de hablar con

    propiedad Rio Larry.Murriel arque una ceja.

    - Por qu realiza los labores encargados a los sirvientes del reino? Lo ret Larry sacndole losplatillos para entregarlos a una mujer que se acercaba.- Larry. Yo estoy aqu para ayudar. Haber sido proclamado unitario- Personal del rey Completo Larry.- Eso no significa que sea un superior de nadie Espet cruzndose de brazos.- No se enfade, Murriel.- Larry, entindame, amigo. Estoy muy feliz por haber conocido al Rey Francisco. Jams hubiera

    imaginado que me proclamara unitario, pero no quiero que los civiles piensen que soy unengredo. Soy un civil normal, como ellos. La diferencia es que mi labor ser distinta a la de uncampesino.

    - Nadie duda de sus buenas intenciones, Murriel Le aclar.

    - Usted. El resto de los humanos de Castilla, no me conocen.- As lo ha dicho, mi amigo. No le conocen. Le conocern y en un buen contexto, crame Le diouna palmada.

    - Espero no se equivoque.- Confe en mi, amigo mo.

    Otro da se haba llevado al pueblo de Castilla. Murriel senta que la inquietud lo mortificaba. Suincertidumbre le ocasionaba perturbacin. El saber cmo sera trabajar para el rey y no como unplebeyo; si no como un unitario. Labor que an no entenda en su totalidad.El da haba comenzado, dos jvenes estaban impacientes por ver nuevamente la luz del sol einmediatamente ir a cumplir con sus labores. A diferencia de otros civiles, ellos se contentaban con

    hacer sus tareas correspondientes. Sera el ltimo da de labor como campesino para Murriel,preguntndose qu le deparara su nuevo destino.

    - Est preparado, su majestad? Bromeaba Larry.- Suficiente, Larry. Le pido que no haga esos comentarios frente de otros campesinos.- Oiga, Murriel Se sent en su cama de paja.- Si? Pregunt mientras divida sus herramientas de trabajo.- Por qu le interesa tanto lo que lleguen a pensar los dems civiles?

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    El semblante de Murriel cambi de repente.- Lo ltimo que deseo Larry, es que crean que yo me considero superior a ellos. An ms

    considerando que soy un recin llegado y que no tengo la suficiente experiencia como algunosotros campesinos de tantos aos. Todava me pregunto que habr visto el rey en m paraproclamarme como su unitario.

    Larry suspir pesadamente.- Quiere dejar de mortificarse? Dijo su amigo indignado - Por qu tiene tan poca confianza enusted, Murriel? Acaso no se cree capaz de ser un consagrado unitario?

    - No se trata de eso Contest cabizbaja No quiero que los dems campesinos- Ya no piense ms en eso Lo interrumpi Viva este momento Coloc sus manos sobre sus

    hombros Como lo hubiera deseado su abuelo Dijo logrando arrancar una sonrisa en sutestarudo amigo.

    - Gracias Larry. Ha sido usted un gran amigo desde que arrib a Castilla Antes estas palabrasambos jvenes se abrazaron efusivamente quedando como testigo la magnfica amistad que seprofesaban.La maana march sin inconveniente alguno. Murriel trabajo como cualquier da normal, el rey

    todava no lo haba mandado a llamar, acto que le pareci un tanto extrao, aunque no le diodemasiada importancia.Al ponerse el sol, la duquesa se acerc hacia l, ignorando a los campesinos quienes la saludabancon entusiasmo.

    - Joven campesino.- Su alteza Hizo una reverencia.

    La duquesa lo mir adustamente. El sentimiento que le produca ese muchacho se acercaba muchoa la repugnancia.

    - Me dirijo hacia usted para recordarle que tiene un compromiso con el rey y el consejo Le dijosin rodeos y emocin alguna.

    - Lo s, alteza Sonri el joven.- Lamento informarle, campesino, que unos inconvenientes han surgido en cuanto a talcompromiso.Murriel la mir incrdulo.

    - Su alteza podra enunciarme cuales son tales inconvenientes?- Han habidos desacuerdos respecto a la proclamacin del rey. El trmino unitario Dijo con

    gesto asqueroso Es un cargo que solo existe y existir, probablemente en el mandato del reyFrancisco.

    - Disculpe mi intromisin, su alteza, pero no comprendo sus palabras.La mujer sonri irnicamente Lo que quiero aclararle, campesino, es que en ningn reinadoexiste tal cargo, como unitario. El rey lo ha conformado para adjudicar unanimidad al pueblo .

    Usted correspondera a una labor presuntuosa. No es un oficio existente entre la nobleza.- Pero tengo entendido que no es una labor perteneciente a la nobleza Le retruc.- Claro que no Contest demostrando seguridad Pero las confusiones siempre estn

    presentes, por eso le afirmo el poco valor que consideramos, la nobleza y yo respecto a ese cargo.- Comprendo Contest desilusionado.- Sin embargo Continu Es un cargo muy importante dentro de los conceptos de nuestro rey,

    lo cual estamos obligados a obedecerle.De pronto, una pequea llama de esperanza se encendi en el interior del futuro unitario, aunque

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    todava nadie puede ensalzar con seguridad dicho destino.- Disculpe mi ignorancia, su alteza. Qu quiere comunicar con todo lo relatado?- Es un joven afortunado lo ha notado? Pregunt, sin comprenderse con qu intencin lo

    haca.- Aparentemente, su alteza Respondi Murriel con un dejo de nerviosismo.

    - No lo hace, joven. Yo le sugiero que se cuide, por que el consejo no est de acuerdo con estaabsurda proclamacin. No es ms que una burla ante nuestro reinado.- No considero, su alteza, que una decisin tomada por el rey, sea con intencin de burla. Su

    pretensin solo lleva a cabo mejorar el pueblo para que sus habitantes tengan una mejor calidadde vida Le contradijo.

    - Eso lo veremos Le contest amenazadora. Gir para retirarse Otra cuestin Se detuvonuevamente en su misma posicin El rey aguardar por usted en un cuarto de hora. Dirjase porla escalera LX Dicho esto, sigui su camino.

    - Qu mujer extraa Murmur el joven.Murriel qued pensativo ante las palabras de la duquesa. Abandonando su mortificacin, se dirigimuy contento hacia la cita del rey.

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    Episodio XIII

    Conversacin interesante entre el Rey y el joven unitario, aclarando las labores de este ltimo que

    le sern pedidos por el rey.

    Murriel qued pensativo por unos instantes, hasta luego recapacitar de no creer en todo lo que ledeca la duquesa; a pesar de ser una mujer muy inteligente, nunca la noto tomando algunadecisin respecto al reino. Se concentrara en su objetivo para dejar de prestar atencin a lasinjurias dichas por ella. Sonri al recordar que en unos minutos estara nuevamente frente a surey, aclarando sus ltimos detalles acerca de su labor, como un unitario. Se detuvo en seco alrememorar las palabras de Sequetina, acerca del falso concepto sobre la labor de unitario, sinembargo, admiraba el rey al intentar cambiar la poltica de su reino, admitiendo que existan cargosque permitan ocuparse en las necesidades de los civiles y labores de oficio bajo y medio.El joven cavil en que hasta quizs, podra llegar a permutar en prximos reinados y en el futuropoltico1en la historia de Castilla.El cuarto de hora haba pasado como un periquete. Murriel se senta emocionado y tendinoso almismo tiempo. Aunque el tenia bien en claro que el rey era una de las personas ms bondadosasque haba conocido, sus emociones le hacan percatar, que era una sensacin demasiada virtuosapara ser tan sustantiva y real.Intentando despejar sus pensamientos, se retir de sus labores para visitar al rey y hacer de supresencia para su cita concretada.El joven sigui las indicaciones de la duquesa, subiendo por la escalera LX, contempl una vez msla hermosura que lo rodeaba, la estructura de ese edificio era prodigiosa, consiguiendo hacer sentiral futuro unitario, como si en el paraso de Castilla estuviese.Al llegar a destino, pudo divisar al rey leyendo como era usual, sus documentos, su semblanteconcentrado lo imposibilitaba de todo lo que ocurra en su entorno, era una facultad que fuedesarrollando a lo largo de sus aos.

    - Su majestad Se atrevi a interrumpirlo.- Mi joven unitario El rey levanto su mirada situndola en Murriel Que grata presencia pueden

    apreciar mis ojos.Murriel hizo una reverencia fallida, como era habitual produciendo que al rey se le escapase unacarcajada.

    - Su espontaneidad me enriquece.- Lo siento, su majestad Contest avergonzado.- No se disculpe en vano, muchacho. Utilice las disculpas cuando la situacin tenga la suficiente

    virtud para recibirla.- Lo siento Volvi a repetir nervioso, cerrando sus ojos para intentar ocultar los nervios que lo

    acechaban.- He notado lo que ha trabajado en el reino en estos pocos das. Le aseguro, que mi orgullo

    estuvo presente en todo momento.- Muy agradecido estoy, su majestad.- Lo es demasiado, muchacho Sonri abiertamente - Est preparado para comenzar su nuevo

    oficio?- Si, su majestad. Aunque debo permitirme decirle que tengo ciertas inquietudes al respecto.- Cules seran, joven?- Me han comentado acerca de la labor como unitario. La misma no es existente entre ningn

    reinado, ni est estipulado en ningn tipo de nobleza Se explic Murriel acongojado.

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    - La informacin le ha llegado correctamente, muchacho. Pero creo recordar tambin, que le heexplicado acerca de esta labor y el objetivo de la misma. Aunq