el edificio

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EL EDIFICIO Nuestro Centro se encuentra ubicado en un emblemático edificio del Casco Antiguo de Cuenca, el edificio de El Carmen. Como su nombre indica fue construido como monasterio carmelita en el siglo XVIII. Durante los siglos posteriores tuvo distintos usos como cárcel, hospital o cuartel. El edificio tiene cuatro plantas y un pequeño patio interior que fue en su origen el claustro del monasterio. En la planta inferior se encuentra la cocina y el comedor. En las otras tres plantas se distribuyen las aulas, el gimnasio, sala de audiovisuales, aula Althia, biblioteca, despachos y otras dependencias.

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EL EDIFICIO

Nuestro Centro se encuentra ubicado en un emblemático edificio del Casco Antiguo de

Cuenca, el edificio de El Carmen. Como su nombre indica fue construido como monasterio

carmelita en el siglo XVIII. Durante los siglos posteriores tuvo distintos usos como cárcel,

hospital o cuartel.

El edificio tiene cuatro plantas y un pequeño patio interior que fue en su origen el claustro

del monasterio. En la planta inferior se encuentra la cocina y el comedor. En las otras tres

plantas se distribuyen las aulas, el gimnasio, sala de audiovisuales, aula Althia, biblioteca,

despachos y otras dependencias.

Además de nuestro centro, en una quinta planta del edificio, se encuentra el Centro de

Profesores de Cuenca. (Suprimido desde el curso 2011 -2012)

A pesar de su antigüedad y de que no fue construido para la función que tiene hoy en día, las

sucesivas reformas han tratado de adaptarlo a las necesidades de su uso y aún con las

deficiencias propias de la edad, trabajar entre sus paredes produce una sensación especial.

Su situación, en pleno Casco Antiguo con, según cuentan las leyendas, su red secreta de

pasadizos subterráneos todavía no descubiertos, junto al antiguo barrio judío y alcázar

árabe de Mangana, próximo al Museo de las Ciencias y sus presencias fantasmales, así como

la utilización que en otras épocas ha tenido el edificio: monasterio, cárcel, hospital, cuartel

y hay quien dice que hasta sede secreta de la inquisición, hace que entre sus umbrías

paredes y lúgubres corredores laberínticos surjan no pocas historias misteriosas, como

visiones de personas desorientadas o seres deambulando que no deberían estar ahí,

“fantasmas” que nos atraviesan como metáforas sutiles, la sensación de algo misterioso o

simplemente desapariciones. No sólo desapariciones de objetos pequeños como llaves o

cosas por el estilo, que son muy frecuentes, sino también de objetos voluminosos –ha

llegado a desaparecer una alfombra de 3 metros por 4- y hasta de personas, como el

conserje, que desaparecía de vez en cuando y nadie sabía dónde está.

Por otra parte, sus vistas a la hoz del Júcar, desde varias de sus ventanas son sencillamente

espectaculares.