el dios de la muerte - douglas niles.pdf

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  • Bhaal era un dios colrico que se regocijaba con losactos sanguinarios y violentos. Cada vez que susseguidores mataban invocando su nombre, l se sentams y ms fuerte, ms y ms satisfecho. Era el terribledios de la muerte. Su dominio se extenda por el llanode Gehenna, un reino desolado y opresivo, construidosobre una vasta e interminable ladera de montaa.Chorros de vapor surgan de la vertiente y ros de lavala recorran.

  • Ttulo original: Black WizardsDouglas Niles, 1988Traduccin: Jos Ferrer AleuDiseo de portada: Orkelyon / OZN

    Editor digital: OZNePub base r1.0

  • A mi madre y a mi padre

  • Se llamar CymrychY blandir aquella espada.

    Su destino lo llevar a muchoslugares.

    Volar sobre la tierra,Aunque more en su seno.

    Viento y fuego, tierra y mar:Todos lucharn por l,

    Cuando llegue la hora dereclamar su trono.

  • IntroduccinEl llano de Gehenna era un reino

    desolado y opresivo, hostil a la vidamortal. Era un mundo construido sobreuna vasta e interminable ladera demontaa, siempre escarpada y que nollegaba nunca a un fondo o a una cima.Chorros de vapor surgan de lavertiente y ros de lava la recorran,chisporroteando en grandes cataratas,y se depositaban en burbujeantescharcas.

    Tales eran los dominios de Bhaal,terrible dios de la Muerte. Bhaal eraun dios agitado y colrico, a quien le

  • encantaban los actos sangrientos yviolentos. A medida que sus devotos sedesparramaban por el mundo, matandoen su horrible nombre, l se haca masfuerte.

    Bhaal buscaba venganza.Un secuaz del dios haba sido

    asesinado haca casi un ao del mundomortal, apenas un instante para el dios.Kazgoroth no era el siervo maspoderoso de Bhaal, ni su predilecto.Pero lo haba matado un mortal, y elhombre que se atreva a atacar a unsiervo de Bhaal poda atacarigualmente al mismo dios.

    La sed de sangre del dios empez

  • como un sencillo odio, un deseo de vermuertos a aquel mortal y a los que lohaban ayudado. Bhaal prevea susmuertes con lgubre placer.

    Pero aquel hombre era un principe.Y era amado por una druida. Estamujer tena un poder propio y serva auna diosa que era extranjera y, porende, odiosa para Bhaal.

    Y as su necesidad de venganzaevolucion y se convirti en algomucho mas terrible que un complot deasesinato. El prncipe era un lder desu tierra, y la druida protega aaquella tierra. Bhaal crea que no slolos mortales, sino tambin su tierra

  • misma tenan que morir.El dios tena un poderoso

    instrumento para llevar a cabo suvenganza. El secuaz de Bhaal,Kazgoroth, aunque muerto, no habadesaparecido del todo. Un fragmentode la Bestia su corazn estaba enpoder de uno de sus antiguosservidores, que lo retenadesesperadamente. Bhaal tom buenanota del Corazn de Kazgoroth. Prontolo utilizara.

    S, decidi. La tierra de aquellosmortales se convertira en una tierrade muerte, en una nacin en que losmuertos seran gobernados por los

  • muertos. Ningn ser viviente harafracasar su empeo.

    As fue concebida la venganza deBhaal.

    Entra.El asesino mir a su alrededor pero

    no pudo ver de dnde vena aquella vozsibilante. No obstante, la pared depiedra que se alzaba ante l se abri,revelando un pasillo ms negro que lanoche que los envolva.

    Murmurando una maldicin, elasesino, vestido con camisa y pantalnde seda, entr y desapareci en la densaoscuridad. Se desliz en silencio por elcorredor; sus blandas botas de cuero

  • resbalaban sin ruido sobre el liso suelode piedra. A su alrededor, la vastedadde Caer Calidyrr dormitaba en lasombra.

    El asesino entr con cautela en unade las torres del castillo. No vio msque oscuridad, una penumbra profunda yantinatural. Entonces oy un dbilchasquido de dedos, y la oscuridad sedisip. Pero no se hizo exactamente laluz; el efecto fue ms bien un alivio dela oscuridad. Dbiles rayos de luna sefiltraban a travs de las estrechasventanas en lo alto de las paredes, yalcanz a vislumbrar el Consejo.

    Los Siete estaban sentados alrededor

  • de una larga mesa en forma de U. Sehallaban de cara al asesino, con la mesaabierta ante ste como las fauces dealgn animal. Grandes capuchasocultaban sus caras. El asesino los miry apret los dientes; a duras penasreprim un estremecimiento de asco.

    Saba que el del centro era Cyndre.El jefe de los hechiceros confirm

    su identidad, contradiciendo con su vozamable los terribles poderes de quedispona.

    Fuiste negligente en tu trabajo enMoray. La hija del rey Dynnegallsobrevivi lo bastante para dar unadescripcin de tus hombres.

  • El asesino resopl ruidosamente porsu ancha nariz.

    Los guardias eran ms numerososde lo que t me diste a entender.Tuvimos que matar a varias docenas deellos. Y la niera ocult a la pequea enun desvn; tardamos horas enencontrarla. Perd a dos buenoshombres, pero la misin fue un xito: laestirpe de Dynnegall ha terminado, comopuse fin el ao pasado por tu encargo ala estirpe real de Snowdown.

    El asesino recalc su declaracincon un gruido grave e inhumano.

    No espero tanto descuido por eldinero que pago dijo el gran

  • hechicero con suavidad. Incluso tumadre, la orca, lo habra hecho mejor.

    Aquel insulto era demasiado. Unadaga centelle al salir de la manga delasesino y, con una rapidezextraordinaria, ste la lanz contra elpecho sin proteccin del hechicero.

    Los otros lanzaron un grito desorpresa, estremecindose ante el sbitoataque, pero Cyndre se limit a levantarun dedo y pronunciar en voz baja unapalabra. Al instante, a slo dos palmosde distancia de su objetivo, la daga setransform. En su lugar, sali volandoun gran murcilago que se volvi paralanzarse contra el cuello del asesino.

  • Centelle otra daga, pero stapermaneci en la mano del asesino, queensart al murcilago con la fina hoja ylo lanz sobre la mesa delante deCyndre. Pudo sentir que los ojos de stese fijaban en l desde debajo de lacapucha.

    Durante un instante, todo quedcomo petrificado en el saln, mientraslos hechiceros miraban fijamente a sujefe. El asesino permaneci inmvildelante de la mesa. El hechicero negrohizo un sencillo ademn y el murcilagomuerto desapareci. Una risita divertidason debajo de la oscura capucha, y latensin del saln se extingui poco a

  • poco.Bueno, Razfallow sigui

    diciendo amablemente el hechicero,pronto podrs volver a Calimshan. Sinembargo, otro rey de las Moonshaesamenaza el poder de nuestro feudo.

    Llevars tu banda a Caer Corwell.El prncipe de aquel reino es unaespecie de hroe local y una amenazapara nuestras ambiciones. El clrigo,Hobarth, nos ha advertido que debemosactuar con rapidez, pues el prncipetiene una amada que es igualmentepeligrosa.

    Tenis que matarlos, y tambin alrey. La paga ser el doble de la

  • acostumbrada, y el triple si puedesdevolver la espada del prncipe a CaerCalidyrr. Por encima de todo, esteprncipe debe morir.

  • 1Una druida del valle de Myrloch

    Vayamos a baarnos! Quieres,Robyn? Hace tanto calor y hemostrabajado tanto

    Querrs decir que yo he trabajadotanto dijo la joven, detenindose paraapartarse de la cara un sudado mechnde cabellos negros. Lo nico que hashecho t ha sido estorbar.

    Su compaero, un dragn de colornaranja y de apenas tres palmos delargo, que zumbaba como un colibr a su

  • alrededor, frunci el escamoso hocicocon momentnea indignacin.

    Adems, Newt prosigui Robyn, tengo que despejar esta maraa deenredaderas antes que nada. Parecenhacerse cada da ms espesas! No scmo poda Genna cuidar ella sola detoda esta arboleda.

    Una vez ms, apart con un gruesopalo las enredaderas de un tronco,agarr una de ellas y la arranc delsuelo. Despus la arroj sobre unmontn de otras enredaderas destinadasa alimentar una fogata por la noche.

    Por qu tienes que arrancar estasestpidas y viejas enredaderas? gru

  • el dragn. Djalas que crezcan comoles place y vayamos a nadar como nosplace a nosotros.

    Te lo he dicho cien veces, Newt.Este es el bosque sagrado de la GranDruida de Gwynneth, que me estenseando las reglas de nuestra orden.Parte de esta enseanza es obedecer susinstrucciones y ayudar a cuidar de laarboleda.

    La explicacin son un poco vagaincluso para Robyn, que haba seguidosumisamente durante casi un ao lasinstrucciones de su ta y tutora GennaMoonsinger. No era hoy la primera vezque la Gran Druida se quedaba

  • descansando tranquilamente en sucmoda casita mientras su alumnatrajinaba bajo el calor del verano.

    Pero Robyn era una pupilaabnegada. Se detuvo y respir hondo,relajndose al exhalar el aliento. Repitiesta operacin como le haba enseadosu maestra y pronto sinti que sedesvaneca su enojo. Se volvi hacia lasespesas enredaderas que amenazabanahogar el tronco de un viejo roble.Incluso sinti remordimientos por susdudas. Genna trabaja siempre duro, serecord. Ciertamente merece algndescanso.

    Robyn estaba trabajando en el borde

  • de aquella zona encantada que era elbosquecillo de la Gran Druida. Cerca deella estaban los altos setos que limitabangran parte de la arboleda, y estabarodeada de macizos robles. Ms cercadel centro del bosquecillo haba unmaravilloso jardn y un plcidoestanque, y en aqul se levantaba lasencilla casita de Genna.

    Detrs de la casita, se hallaba elelemento fsico dominante del bosque,que era tambin su corazn espiritual: elPozo de la Luna. La profunda charcaestaba rodeada de un anillo de altascolumnas de piedra cubiertas debrillante y verde musgo. Las cimas de

  • varios pares de columnas sostenantravesanos de piedra, levantados ycolocados all por el poder de grandesdruidas en eras remotas.

    Era para aprender los secretos deeste poder por lo que Robyn estudiabasu oficio con tanta diligencia. Habademostrado, tanto a su maestra como a smisma, que posea un talento innato pararealizar la magia drudica. Era laherencia de la madre, a quien nuncahaba conocido. Pero una cosa era elpoder heredado, y otra aprender laciencia y la disciplina necesarias paracontrolar aquel poder.

    Robyn tir de una gruesa raz,

  • apartndola del tronco hasta que serompi. La arroj sobre el montn yagarr otro zarcillo con una mano que sehaba vuelto fuerte y callosa durante suadiestramiento. Tambin aquellaenredadera se desprendi mal de sugrado del roble, pero Robyn tuvo queemplear casi toda su fuerza para vencerla resistencia de la planta.

    Bueno, yo te ayudar, para acabarde una vez con esto. Mira, yo tirar deesta enredadera y t agarrars aqulla

    No! grit Robyn.Pero, antes de que pudiese

    detenerlo, el dragoncito haba agarradoun cabo suelto de enredadera y tirado de

  • l con una fuerza que contrastaba con supequeo tamao. Las enredaderas queella haba desenmaraado con tantocuidado se soltaron y al instante seenroscaron de nuevo en el tronco delrbol.

    La fibrosa masa de enredaderasagarr al dragn duende con sus anillosy lo sujet contra el rbol. Lo nico quesobresala de la maraa de enredaderasera la punta movediza de una cola roja yuna patita con garras.

    Te est bien empleado! lozahiri Robyn, mientras empezaba atirar de nuevo de las enredaderas paradesprenderlas del rbol. Deberas

  • prestar atencin a lo que haces!Newt sac al fin la cabeza de entre

    la maraa y la sacudi con vehemencia.Es la ltima vez que trato de

    ayudarte resopl, al quedar libre.Agitando sus alas de gasa, zumb en

    el aire y se cerni sobre la joven.Por qu no empleas tu magia con

    esas enredaderas y acabas de una vezcon el trabajo? pregunt, mirando alrbol con aire beligerante.

    Una druida tiene que cuidar delbosque con sus manos y su corazn respondi Robyn, recitando una de suslecciones. El bosque es la fuente desu magia; no puede ser atendido con

  • ella, o la magia perdera su poder.Yo dira que debe de ser muy

    aburrido hacer todos estos estudios ytrabajos tontos, da tras da, por toda laeternidad. No aoras a Tristn? Y noquieres alguna vez volver a casa?

    Robyn contuvo el aliento, pues staseran unas preguntas dolorosas. Hacacasi un ao que haba venido al valle yno haba tenido contacto alguno con suanterior hogar. Genna insista en queslo as Robyn poda cultivardebidamente sus dotes. Reflexion concuidado antes de responder, ms para supropio beneficio que para el de Newt.

    Lo aoro muchsimo, creo que

  • cada da ms. Y deseo estar con l. Talvez estar algn da. Pero, por ahora,debo aprender lo que pueda sobre laorden de los druidas, descubrir yomisma si estoy destinada a servir, comohizo mi madre y hace mi ta, comodruida de las islas. Es algo que tengoque hacer y, si Genna me dice que lanica manera en que puedo aprender esrealizando tareas vulgares en su bosque,tengo que hacerlo.

    Desde luego dijotranquilamente Newt. En todo caso,Tristn debe de tener mucho que haceren Caer Corwell. Fiestas y caceras ytodas esas lindas mozas y taberneras del

  • pas. No me imagino, por supuesto, queun prncipe de los ffolk pierda lasclidas tardes de verano en una frescacervecera, pero suponiendo que

    Oh, cllate! exclam Robyn,con ms dureza de lo que pretenda,pues Newt tena una extraa habilidadpara irritarla.

    Echaba en falta a Tristn. Pero, serecord, estaba cumpliendo su deber alseguir los pasos de la madre a quiennunca haba conocido, la madre que lehaba dejado un libro y una vara comopruebas de su legado drudico.

    Acaso no era as?Record la impresin de temor y de

  • asombro con que haba abierto, hacaslo un ao, el libro de su madre. Se lohaba dado su padre adoptivo, el reyKendrick de Corwell, padre de Tristn.En sus pginas Robyn haba empezado acomprender la naturaleza del trabajo queera capaz de realizar. Haba visto quetena poder para servir a la diosa, laMadre Tierra, y emplear la magiadrudica para mantener el equilibrio dela naturaleza en las islas que eran supatria.

    Ahora record la lisa vara de fresno,sencilla y sin adornos, pero que haballegado a ser su bien ms apreciado.Tallado por las propias manos de su

  • madre, era tanto receptculo comoinstrumento del poder terreno de lamagia drudica. No slo le habasalvado la vida, sino que haba sidoeficaz para rescatar a su reino del terrordel Pozo de las Tinieblas. Ahora estabasegura en la casa de la Gran Druida,esperando que ella la necesitase.

    Con melancola, se pregunt acercade su madre, como haca muy a menudo.Su ta Genna se la haba descrito contanto detalle que ahora le pareca porcompleto familiar. A veces Robyn tenala impresin de que haba conocidorealmente a su madre. Como siempre, lainvadi una profunda tristeza al pensar

  • que nunca conocera de veras a la mujerque la haba trado al mundo.

    Un sbito ruido el chasquido deuna rama secainterrumpi suspensamientos, y Robyn se qued helada.Conoca a todas las criaturas quevisitaban el bosque, y ninguna de ellashabra hecho un ruido tan torpe. InclusoGrunt, el arisco oso pardo que viva conellas en el bosquecillo, mova su molesin ruido entre las plantas.

    El chasquido se repiti y Robyn lolocaliz en un grupo de arbustos a suespalda. Un fuerte escalofro de miedorecorri su espina dorsal, y la jovenagarr el grueso palo que estaba

  • apoyado en un tocn prximo. Se volvipoco a poco.

    Los arbustos susurraron, indicandoque una criatura grande avanzaba endireccin a ella. De pronto, se abrieronpara revelar la tambaleante figura de unhombre. Al menos, pens ella, era un serhumano, aunque los enmaraados pelosde la cabeza y de la barba, los sucios ylarguiruchos miembros, y los ojosatolondrados y hundidos parecan msde bestia que de hombre. Aquellacriatura avanz como un mono, vestidaslo con unos harapos sujetos con untosco cinturn.

    Pero un sonido cascado brot de una

  • garganta inconfundiblemente humana alderrumbarse el personaje a los pies deRobyn.

    La esbelta proa de la barca surc lasnegras aguas del estuario de Corwell. Labarca armonizaba perfectamente con lanoche sin luna, lo mismo que las ochofiguras envueltas en capas que viajabanen ella. Cada personaje empleaba unestrecho remo para alejarla de unenorme galen inmvil anclado en elpuerto de Corwell.

    El puerto estaba en silencio, puesera ms de medianoche. Ninguna olaentorpeca el gracioso movimiento de labarca al deslizarse lentamente hacia la

  • proteccin de un alto muelle. Al llegar aste, seis remos fueron retirados ydepositados en la embarcacin, mientraslos dos restantes empujaban con cuidadola estrecha barca entre los pilotes.

    Las sombras figuras amarraron labarca. Una tras otra, saltaron al muelle yavanzaron en silencio.

    Subieron con cautela por la calle dela villa de Corwell y fueron avanzandode un edificio a otro con gran sigilo. Eljefe del grupo, ms alto y corpulento quelos otros, se detuvo para dejarlos pasar,mientras observaba por si haba algunaseal de peligro.

    Una mscara de seda negra ocultaba

  • la cara de todos ellos, pero ste laapart a un lado para atisbar con mseficacia en la oscuridad. Aunque parecaun hombre, no lo era. Tena ancha y rojala nariz, y sus dientes eran brillantes yafilados. Rpidamente, volvi a colocarla mscara en su sitio y se desliz detrsde su banda.

    Tristn Kendrick, prncipe deCorwell, estaba un poco borracho. Talvez ms que un poco, pens al sentir unaoleada de nuseas en el estmago. Ledola la cabeza y quera irse a la cama,todo lo cual haca que la discusin fuesemucho ms desagradable.

    No te portas como un prncipe!

  • No pareces un prncipe! Nunca estarsen condiciones de ser rey de los ffolk!

    La dura voz de su padre retumbdetrs de l, sacudiendo su cansancio.El prncipe se volvi para enfrentarsecon el rey.

    Hace un ao puse en fuga a unejrcito de hombres del norte desdeestas mismas murallas! gru,dominando su afn de gritar. Luchcontra la Bestia que se haba metido ennuestro patio. Incluso, padre, encontrla Espada de Cymrych Hugh!

    Tristn seal el arma poderosa,colgada en un lugar de honor sobre lachimenea y cruzada con la lanza de caza

  • predilecta de su padre. La espada erauna reliquia adorada por su pueblo yhaba estado perdida durante siglos,hasta que l y sus amigos la habandescubierto en las profundidades de uncubil de los frbolg.

    Todas aquellas hazaas fueronbuenas y heroicas y espectaculares se chance el rey. Y aquellos mritoste valieron la adulacin de las damas ylas bebidas del tabernero.

    Pero se necesita ms que herosmopara ser rey. Qu sabes t de nuestrasleyes y de la administracin de estereino? Puedes juzgar un pleito entrepastores que disputan acerca de unos

  • pastos compartidos o entre pescadoresque discuten sobre sus derechos a unamarradero? Hasta que sepas todo esto,no sers apto para gobernar. Ya conoceslas costumbres: slo podrs ser rey sila mayora de los nobles te considerancapaz de ello! Dudo de que fuese as situviesen que votar maana!

    Tristn apret los puos y, por unmomento, su irritacin fue tal que apenaspudo contener las ganas de pegar a supadre.

    Se apart, frustrado, y se dej caerpesadamente en el silln ms grande delestudio. La niebla del alcohol se estabaya disipando.

  • Pero su padre no quiso abandonar suataque.

    Es sorprendente que elpodenquero pudiese traerte a casa dijo con desdn. Y dnde est ahoraDaryth?

    Supongo que en la cama, pero nometas a Daryth en esto! Es mi amigo, yno permitir que lo insultes!

    Desde que se march Robyn parair a estudiar con su ta, te hascomportado como un chiquillo en ciertoinstante y como un bufn borracho en elsiguiente.

    La amo! Se fue y nada pareceimportarme, salvo el deseo de volver a

  • verla. Por la diosa, que la echo en falta!Ni siquiera s si volver algn da. Ysi decide pasar toda la vida en losbosques, cuidando de algn Pozo de laLuna del valle?

    El rey pas junto al silln paraenfrentarse con su hijo, y el prncipe,con un esfuerzo, aguant la mirada de supadre.

    Y qu, si lo hace! Es suprivilegio y tal vez suresponsabilidad. Pero t no entiendes deesto, verdad? La responsabilidad nuncate ha

    Padre, he decidido ir al valle deMyrloch y visitar a Robyn. Me marchar

  • en cuanto me haya preparado lointerrumpi con rudeza Tristn.

    Haba alimentado esta idea desdehaca varios das, pero no haba tenidovalor para decrsela al rey. Al menos,pens, esta discusin le haba dadofuerzas para hacerlo.

    Eso es exactamente lo que quisedecir! T

    Tal vez tienes razn en lo que am respecta lo interrumpi de nuevoTristn, echndose atrs para mirar a supadre. Despus de las aventuras delverano pasado, la idea de pasar mis dasenjaulado

    De pronto, la puerta del estudio se

  • abri hacia adentro con un chasquido demadera rota. Tristn vio que su padremiraba hacia la puerta y al instanteempujaba con violencia su silln.

    Entonces el prncipe oy variosclics y sinti que alguna especie deproyectil pasaba zumbando junto a sucabeza antes de que su silln sederrumbara hacia atrs. Se qued sinaliento y lo invadi un pnico fro queexpuls de su mente los ltimosvestigios de alcohol.

    Inmediatamente, Tristn rod delsilln y, desde el suelo, observ que unadaga de plata pasaba centelleando sobresu cabeza. Vio que su padre se

  • arrancaba un dardo fino del hombro ylevantaba una silla de madera parafrenar el ataque de una figura vestida denegro.

    Tristn se puso en pie de un salto, atiempo de enfrentarse con otro negropersonaje. La cara de ste estabacubierta con una espantosa mscaranegra, y el cuerpo apareca envuelto enuna capa de seda tambin negra, peroTristn slo vio la centelleante daga quepareca venir en busca de su sangre.Desesperado, mir a su alrededor enbusca de un arma y en ese instanterecord que la espada colgaba a trespasos de distancia. Una mesa baja lo

  • separaba de la chimenea.Fingi lanzarse contra su atacante,

    pero se dej caer al suelo, rod debajode la mesa y se puso de nuevo en pie deun salto. Su atacante salt sobre la mesaal mismo tiempo y su daga hizo unprofundo corte en la oreja del prncipe.Tristn agarr el arma, la hizo girar yclav profundamente la punta en elpecho del intruso antes de que stepudiese golpear de nuevo.

    Vio entonces que su padre setambaleaba hacia atrs al entrar por lapuerta otra figura vestida de negro.Haba otras detrs de ella. El prncipelanz de una patada un silln en el

  • camino de su nuevo atacante, con lo queconsigui detenerlo lo bastante paraarrancar la lanza del rey de su sitioencima de la chimenea.

    Padre! grit, arrojando lapesada arma de lado a travs de laestancia.

    Tristn salt sobre el silln quehaba derribado, seguro de que elpersonaje que tena delante, armado condos dagas, nada podra hacer contra lacentelleante Espada de Cymrych Hugh.

    Pero una de aquellas dagas choccon su hoja con tal fuerza que casi lahizo saltar de su mano. Slo dando unsalto atrs evit el prncipe que las

  • armas se clavasen en su vientre. Enrealidad, una de ellas le produjo undoloroso rasguo en el abdomen.

    Todava ms espantoso que aquelgolpe casi fatal fue el fuerte y roncogruido que sali de detrs de lamscara de seda. Aunque los otrosatacantes haban parecido humanos, elque se hallaba ante l era ms robusto yola peor que un hombre. La criaturaatac con furiosa intensidad, obligandoa Tristn a retroceder contra lachimenea con una serie de golpesfulminantes. Cada estocada ibaacompaada de un rugido bestial. Elprncipe dese desesperadamente ver la

  • cara que se ocultaba detrs de lamscara negra, para asegurarse de queaquella criatura era en verdad de carne yhueso y no un demonio conjurado de unapesadilla de borracho.

    Haciendo una mueca, Tristnblandi la espada contra su enemigo,esforzndose en ganar espacio paramaniobrar. Una vez ms, el intruso lehizo perder el equilibrio con susrapidsimas estocadas.

    El prncipe se apart de lachimenea, conteniendo el aliento al verque su padre clavaba la lanza en elpecho de otro atacante. El rey caysobre su enemigo y la pareja yaci

  • inmvil sobre el suelo.Su atacante sorprendi a Tristn al

    dejarse caer de pronto al suelo. Elprncipe record al hombre de la puertay, en el mismo instante, se arrojtambin al suelo y sinti silbar sobre lacabeza los mortales proyectiles.

    Despus se puso en pie y salt haciasu enemigo. En ese momento, oy ungrito de dolor en la puerta. Por lo visto,su furioso atacante se sorprendi tantocomo l, pues volvi la caraenmascarada hacia la puerta. El prncipeestuvo a punto de alcanzar con la puntade la espada a la criatura, pero sta miratrs en el ltimo instante y se puso en

  • pie con la agilidad de un gato. Aun as,la punta de la hoja de Tristn golpe lacabeza de aquel ser y le arranc lamscara de seda.

    El prncipe vi durante un instanteaquella cara que no paraba de gruir. Lacriatura pareca un cruce entre unhombre y una bestia; su cuerpo y susfacciones eran humanas, pero sus faucesestaban erizadas de colmillos, y susojos, muy juntos, parecandiablicamente brillantes e inyectadosen sangre.

    Otro grito de dolor son en lapuerta, acompaado ahora de gruidos.El prncipe vio que uno de los atacantes

  • entraba tambalendose en la habitacin,con un enorme podenco mordindole elcuello con furia letal, y distingui eldestello de una cimitarra que empujabaa un tercer arquero contra la pared.Daryth!

    El fiel podenquero, hbil en elcombate y sigiloso, debi de haber odoel alboroto. Con su ayuda, pensTristn, las probabilidades en la luchaparecan ms favorables.

    Daryth entr de un salto en laestancia, pasando junto al perrazo queestaba levantando su cabeza delensangrentando cuerpo. De pronto,Daryth se qued inmvil, con las

  • morenas y bellas facciones contradaspor la impresin.

    Razfallow! dijo al fin, con voztensa.

    El enemigo de Tristn se detuvotambin al ver al podenquero.

    Conque es aqu donde viniste aparar, calishita gru. Noesperabas ocultarte de m para siempre,verdad?

    Ya no necesito ocultarme murmur Daryth, avanzando despacio yagachado. Y menos aun de un asesinode nios!

    El monstruo ri entre dientes y, antesde que Tristn pudiese reaccionar, lanz

  • una de sus dagas directamente contra elcorazn de Daryth. Pero la cimitarra deplata se movi con rapidez e hizo caerel arma al suelo.

    Por lo visto, Razfallow comprendique la batalla estaba perdida. Sin que elprncipe pudiera impedirlo, salt haciala ventana, que se hallaba a unas diezvaras sobre el patio, se volvi a mirar aTristn, con el odio brotando casipalpablemente de sus ojos carmeses, yse lanz a la oscuridad.

    Guardias! grit el prncipe,corriendo hacia la ventana. Hay unintruso en el patio! Prendedlo vivo!

    El negro personaje haba

  • desaparecido ya en la noche, pero elgrito de alarma reson en todo elcastillo. Tristn, al volverse, vio queDaryth sostena delicadamente la cabezadel rey. El gran podenco, Canthus,estaba junto a l, olfateando consuavidad el cuerpo inmvil. La nicaherida que mostraba el padre de Tristnera la pequea punzada, apenassangrante, en su hombro. Sin embargo, elpodenquero mir al prncipe conprofundo dolor y espanto en sus ojos.

    El rey de Corwell ha muerto.Como todos los dioses, Bhaal

    comunicaba su voluntad a sus fielespor medio de sus clrigos: sacerdotes,

  • sacerdotisas, personas santas (o nosantas). Estos clrigos extraan sufuerza de sus dioses y muchos de elloseran capaces de actos de magia querivalizaban con los de los hechicerosmas prodigiosos.

    Como dios poderoso, Bhaal tenamuchsimos clrigos entre sus fieles. Yse daba el caso de que uno de los mspoderosos se hallaba en lasMoonshaes. ste le servira ahora parasus fines.

    Lentamente, Bhaal traz un plan.Le servira de entretenimiento y podraaumentar su categora entre todos losdioses de los Reinos Olvidados. Era un

  • plan complejo, pero contabanumerosas manos dispuestas aayudarle.

    Para empezar, enviara un sueo alclrigo de las Moonshaes. ste loconsiderara una profeca o una orden:en todo caso, sera la voluntad deBhaal.

    Y Bhaal saba que el clrigo leobedecera.

  • 2El Consejo de Corwell

    Largas sombras extendan las torres deCaer Calidyrr en agujas que seproyectaban amenazadoras sobre la villay, ms all, sobre las aguas de la bahadel Pez Blanco. El crepsculo puso final trajn del intenso comercio quecaracterizaba a la mayor ciudad de lastierras de los ffolk. Despus lleg lanoche, con sus propias formas decomercio: venta de la hierba ginyak,importada libremente de Calimshan, o

  • incluso, en los callejones ms oscuros,de jvenes esclavos de Amn o deTethyr.

    El hechicero pas por aquelloscallejones, que le eran muy familiares.Por fin, al hacerse completamente denoche, baj por una escalera a unstano, haciendo caso omiso de un viejoque dorma y apestaba a vino barato.Empuj a un lado una cortina que cubrauna pared del stano, y entr en unaancha habitacin redonda. La cmaraestaba iluminada por grandes braserosde carbones encendidos que emitan unresplandor rojo infernal y mantenanincmodamente caliente el lugar.

  • Un enorme crneo reposaba sobre unaltar en el centro de la estancia. Talladoen mrmol blanco, tena tal vez cuatroveces el tamao de una cabeza humana.Unas rayas rojas, que slo podan habersido trazadas con sangre fresca, salande los ojos de la calavera y se extendansobre los pmulos en una chillonacaricatura de lgrimas.

    Un hombre estaba plantado delantedel crneo, vuelto de espaldas alhechicero. La gruesa tnica y la capuchadel clrigo no podan disimular suenorme corpulencia. El hombre sevolvi despacio.

    Loado sea Bhaal salmodi.

  • Loado sea el seor de la muerterespondi el hechicero, con una vozsuave e incongruentemente amable.

    Has actuado ya segn miprofeca? pregunt el hombrn,apartndose del altar despus de haceruna reverencia a la calavera.

    As es, Hobarth respondi elhechicero. Estoy seguro de queRazfallow y su equipo los eliminarn enbreve.

    Pero eso no es todo. Noencontrarn en Caer Corwell a la mujer.

    No importa. Enviar a Razfallowal ltimo rincn de los reinos si esnecesario.

  • No! La voz de Hobarth eradura. Tengo que atraparla yo mismo.Bhaal desea su sangre para alimentar sualtar.

    Dnde est ella?Bhaal me ha mostrado, slo a m,

    dnde puedo encontrarla. Ir en subusca.

    Y por qu quiere el dios que lasangre de esa mujer brote de suscuencas?

    Tal vez Bhaal desea que lavctima sea una druida. Ya no hayninguna que est ms cerca que las deGwynneth, gracias a ti y a tu consejo.

    Cyndre ri entre dientes.

  • Si no recuerdo mal, t y tu diostuvisteis algo que ver en la eliminacinde los druidas de Alarn. Ahora losffolk de Calidyrr carecen de toda guacentral espiritual; estn maduros para tusesfuerzos persuasivos.

    As es convino Hobarth,inclinndose ante el altar.

    Te deseo xito. El poder terrenode los druidas puede ser muy enojoso,aunque no puede compararse con eltuyo.

    Mi fuerza es la de Bhaal dijo elclrigo.

    Desde luego Qu descuidadosoy!

  • El hechicero se volvi para que sucompaero no pudiese ver la sonrisadivertida que torca sus labios. Losclrigos y su fe idiota!

    Me marchar maana Esadruida no ver salir la prxima lunallena.

    Fue como si se hicieraninvisibles! inform Randolph, eljoven capitn de la guardia del castillo.El barbudo, que todava no tena treintaaos, no pudo evitar que la frustracinse trasluciese en su voz.Desaparecieron en el aire!

    Nosotros matamos a cinco deellos dijo Tristn. Cuntos pueden

  • haber escapado?Deban de ser al menos dos

    dijo el guardia, apretando furioso laempuadura de su espada. Encontr atres de mis hombres muertos en el patioo en la muralla. Uno haba sidodegollado; los otros dos, apualados porla espalda.

    Una banda muy experta murmur con amargura Tristn. Peroqu queran? Por qu? Mi padrenunca

    Se le quebr la voz y no pudocontinuar.

    El guardia no dijo nada. El y elprncipe permanecieron en silencio en el

  • devastado estudio del rey. Juntoscontemplaron la rota ventana del patio,observando la lenta llegada de la aurora.

    En la habitacin contigua, el cuerpodel rey yaca sobre su cama, donde lohaba depositado con gran respeto frayNolan, el sacerdote de Corwell. El reyKendrick recibira unas honras fnebresdignas de un lder de los ffolk antes dedescansar en el tmulo real.

    Con creciente dolor, Tristn tratabade aceptar la desaparicin de su padre.La conciencia de su muerte parecainconstante; la verdad se ocultabadurante un rato y despus,inesperadamente, volva a golpear a

  • Tristn con una fuerza cada vez mayor.A veces, el dolor era casi insoportable.

    Dnde est Daryth? preguntal fin, esforzndose en sobreponerse.

    Estaba dirigiendo la bsqueda respondi Randolph.

    Tristn se volvi a mirar la puertade la habitacin de su padre, mientras elcapitn de la guardia se marchaba de laestancia.

    Tristn oy que la puerta se cerrabay, despus, mir de nuevo al exterior. Leasalt un torbellino de ideas. Se debataentre la culpa y la incertidumbre. Porqu haban sido tan violentos los ltimosmomentos con su padre? Y qu sera de

  • l y del reino? Ahora que su padre sehaba ido, Tristn empezaba a darsecuenta de lo mucho que haba dependidode l. Una melanclica sensacin desoledad amenazaba con abrumarlo, ypens tristemente en Robyn, que estabatan lejos. Ansiaba su presencia conmayor desesperacin que nunca. Empeza andar de un lado a otro, impaciente,deseando que volviese Daryth. Por fin,se dej caer en un silln y clav los ojosen los carbones apagados de lachimenea.

    Las cuestiones prcticas lo sacaronde su tormenta emocional. Ya habanenviado mensajeros a los seores de los

  • pueblos de Corwell. stos vendran atoda prisa, y se reunira el Consejo paradeterminar el futuro de Corwell. Seelegira un nuevo rey.

    La idea de ver al gordinfln Koart oal codicioso Pontswain sentados en elsilln de su padre repugnaba a Tristn.Entre todos los pequeos jefes de lastierras de Corwell, el prncipe no podapensar en ninguno que fuese digno desentarse en el trono real, de ser su seor.Es el trono de mi padre, pens, de mipadre. O tal vez ahora, tal vez ahorael mo

    Se puso en pie con nerviosismo y sedirigi a la ventana, al darse cuenta de

  • lo mucho que haban cambiado sussentimientos en las ltimas horas.

    Mirando la aurora de coloranaranjado, Tristn se enfrent a laverdad contra la que, horas antes, habaluchado con vehemencia: quera, s, serel prximo rey de Corwell.

    Robyn lanz una exclamacinahogada y se arrodill junto a la frgilfigura. Un miedo vago le impedatocarla.

    Al tender al fin los brazos paravolver al hombre boca arriba, stebizque mirando el cielo. Farfull algoque en nada semejaba un lenguajearticulado, y ella alcanz a ver que tena

  • la lengua hinchada y agrietada. Tomrpidamente el frasco de agua y vertiunas gotas entre los labios resecos delhombre.

    No lo toques! le advirti Newt. Parece peligroso! No me fo de l!

    Slo entonces Robyn se dio cuentade que el dragoncito se haba escondidodebajo de un montn de hojas al verllegar al desconocido. Enterrado hastalos ojos, Newt observaba a los doshumanos.

    Oh, cllate! lo amonest ella,vertiendo ms agua en la boca abiertadel hombre.

    ste se atragant y tosi

  • espasmdicamcnte, pero lami conansiedad las gotas de sus labios,esforzndose en levantar la cabeza parapedir ms agua. Robyn, con muchadelicadeza, hizo que reclinase de nuevola cabeza sobre la hierba y le dio msagua.

    Poco a poco, pareci aflojarse latensin del hombre, que cerr los ojos.Su respiracin dej de ser jadeante yadquiri un ritmo ms regular. Al cabode un momento, pareci que se habadormido. Ella no saba cmo ayudarlo,tan frgil y dbil pareca. Pero, almismo tiempo, haba algo en l que laasustaba.

  • Quin eres? murmur,examinando al hombre.

    Tena la piel agrietada y seca, comosi hubiese estado largo tiempo expuestaa la intemperie. Los pelos de la cabeza yde la barba eran ralos, pero largos yenmaraados por las ramas y losespinos. Tena las uas sucias ygastadas hasta la piel. Hallaba sucomida araando el suelo en busca delarvas y races?, se pregunt Robyn.

    Su nica vestidura era una capa decuero, ceida con un tosco cinturn depiel, que apenas cubra su desnudez.Pero eran sus ojos los que le llamabanla atencin y la asustaban. Miraban

  • fijamente durante un instante y, despus,se movan a uno y otro lado comoenloquecidos, impulsados por algunamisteriosa combinacin de miedo y dedolor.

    Robyn observ que el hombre estabatorcido de un modo extrao, con lascaderas ligeramente levantadas delsuelo, como si estuviese tendido sobreuna roca. Con mucha suavidad, trat dehacerle cambiar de posicin y entoncesdescubri que llevaba una pequeabolsa atada al cinturn, oculta debajo dela rada capa.

    Era un objeto sucio, que no llamabala atencin. Sin embargo, atrajo su

  • mirada de un modo irresistible y sintideseos de observarlo y, al mismotiempo, miedo de aquella atraccin.

    Con gran cuidado, alarg la mano,tratando de sacar la bolsa de debajo delhombre. Sus vigorosos dedos tocaron unobjeto duro, como una piedra de buentamao. Pero, en cuanto lo toc, elhombre se incorpor y abri los ojos depar en par. Ella no haba visto nunca unamirada de pnico semejante.

    El hombre chill, y su voz retumben los odos de Robyn. Era un sonidopenetrante, monstruoso, que le hizopensar en un gran reptil presto a atacar.Pero l recul como un cangrejo,

  • sujetando la bolsa sobre el pecho.Robyn se levant de un salto al

    mismo tiempo, sorprendida por lareaccin del hombre, y alz las manosen ademn de que no tocara aquelobjeto del desconocido. Pero qu podallevar aquel hombre que fuese de tantovalor?

    Ven conmigo dijo con suavidad. Te llevar a un sitio donde podrsdescansar y comer.

    Lentamente, Robyn asi el brazo delhombre y lo ayud a ponerse en pie.Estaba muy dbil y se tambaleaba comoun borracho. Era evidente que se habracado si Robyn no lo hubiese sostenido

  • de los brazos. Pero pesaba muy poco yella no tuvo dificultad en mantenerlo enpie. Newt sali con cautela de entre lashojas y zumb detrs de ellos.

    Robyn condujo al hombre por elbosquecillo, entre los gruesos troncos delos robles, en direccin a la enredadamaleza que creca junto al anillo dearcos de piedra que sealaba el Pozo dela Luna.

    Al aproximarse Robyn a losarbustos, las ramas fuertementeentrelazadas se separaron sin ruido yformaron un arco algo ms alto que sucabeza, revelando que aquella maraaera un anillo de arbustos y no un

  • matorral espeso. Dentro del anillo, sealzaba el pequeo edificio que era lacasita de la Gran Druida. Con su techode ramas y sus paredes cubiertas dehiedra, pareca haber brotado del suelo.

    Robyn se detuvo en seco,recordando que su maestra estabadurmiendo una merecida siesta. Decidihablar a Genna del desconocido cuandose despertase. De momento, podacuidar ella sola del hombre.

    Ven por aqu dijo, cambiandode direccin, por entre estos rboles.Lo condujo a travs de una arboledade lamos temblones hasta una zonasombreada de verdes hierbas y lindas

  • flores. Puedes descansar aqu.Ayud al hombre a entrar en el

    prado y se apoy en un corpulento lamopara descansar. Un sbito gruido sondetrs de ella y, al volverse, casidejando caer al desconocido, vio unapequea montaa de pelo castao que sealzaba de la hierba. Una criatura enormegru y descubri los blancos colmilloscon irritacin.

    El hombre grit asustado y se apretcontra el tronco del rbol. Sus ojos casise salieron de las rbitas al ver el granoso.

    Cllate, Grunt! lo ri Robyn,agitando una mano. No te da

  • vergenza?El oso gru de nuevo, pero se puso

    a cuatro patas, cruz el prado ydesapareci entre los lamos del otrolado.

    Lo siento explic Robyn,apoyando una mano en el brazotembloroso del hombre. Se enfadamucho cuando lo despiertan de pronto.Pero olvdate de l: no te har dao.Adems, los animales tienen prohibidoatacar a otras criaturas dentro delbosque. Aqu ests a salvo!

    Dud de que el desconocido laentendiese, pero ste parecitranquilizado por su tono, pues se colg

  • de su brazo y dej que lo condujese alinterior del refugio.

    ste era en realidad un pradoherboso, rodeado y cubierto por unosrboles que entrelazaban sus ramas. Erapequeo, pues no guardaban allanimales y slo lo empleaban cuandoalguna criatura salvaje lesionadanecesitaba el bosquecillo como alberguemientras se recobraba de sus heridas.

    Robyn llev al hombre, que parecams dbil a cada paso, hasta un lecho deverdes hierbas. Lo ayud a sentarse enel suelo y le ofreci ms agua.

    Poco a poco el hombre dej detemblar y, por fin, se durmi. Pero,

  • incluso estando inconsciente, sujetabacon fuerza la rada bolsa y su durocontenido contra el pecho.

    Ella se levant en silencio cuando larespiracin del hombre se hizo msprofunda y regular, y se desliz a travsde la cortina de lamos para dejarlodescansar. All, posado sobre una ramabaja, encontr a Newt que la estabaesperando.

    Podemos ahora ir a nadar? pregunt l.

    Eran calishitas dijo Daryth.Al menos aprendieron su oficio enCalimshan, en la Academia del Sigilo.

    La cara morena del calishita estaba

  • tensa de ira, y sus ojos negroscentelleaban.

    Cmo puedes estar seguro? pregunt el prncipe mientras sacuda lacabeza para tratar de quitarse lamodorra de su breve sueo.

    De pronto, record el cuerpo de supadre en la habitacin contigua, peroapret los dientes para reprimir todamuestra de emocin. Senta en suinterior un fuerte deseo de gritar sudolor a los cielos, de clamar venganza.Daryth lo haba despertado despus delo que le parecieron unos instantes desueo, aunque ahora poda ver el sol alotro lado de la ventana.

  • En primer lugar, por sus ropas explic Daryth.

    El prncipe saba que su amigo habaestudiado en la Academia del Sigilo,pero Daryth hablaba raras veces deaquellas experiencias. Era algo, sentaTristn, de lo que el podenquero noestaba orgulloso. Los asesinos de laEscuela del Baj siempre llevan la sedams fina de Amnish, como sta.

    Mostr un trozo de tela arrancada deuno de los atacantes muertos.

    Y esos pequeos arcos son elarma predilecta de la lite del baj.Untados con veneno, son infaliblementemortales cuando se disparan a no ms de

  • quince pasos. Daryth hizo una pausa. Lo siento. Es un milagro que no tealcanzasen tambin a ti.

    Adems, estaba Razfallow. Elcalishita hizo otra breve pausa. Fuemaestro mo cuando estuve en laAcademia. Entonces yo era joven, perovigoroso y rpido. Pens que lo queaprendiese en la Academia mepermitira una vida de lujo y debienestar. Pero aquellas artes,asesinato a sangre fra, robo, traicin,tienen un precio.

    Y Razfallow me hizo ver eseprecio. Es uno de los asesinos mscrueles de los reinos. En definitiva, se

  • enfad conmigo. Para m, la solucinms conveniente era abandonarCalimshan, y as lo hice.

    Por lo visto, no lo ha olvidado observ el prncipe.

    Le di buenos motivos para ello murmur Daryth, pero, a pesar de lamirada curiosa de Tristn, no quisoentrar en detalles.

    Qu es l?Es medio orco. Su madre era una

    orca de pura raza. Es algo que le duele.Como si no se advirtiese

    murmur el prncipe.Por ltimo, encontramos a dos

    guardias en lo alto de la muralla

  • asesinados de una sola cuchilladaaqu. Daryth dobl la cabeza,sealando con un dedo la base delcuello. No s de ningn otro grupo deasesinos que emplee esta tctica paramatar sigilosamente.

    Fue el baj de Calimshan quienenvi asesinos a Corwell? pregunt elprncipe.

    Tal vez podra encontrar un objetopara su ira.

    No lo creo probable. Aunque seadiestraron en Calimshan, les pagaroncon esto.

    Daryth mostr un par de monedas deoro, con el perfil de un castillo

  • almenado en una de sus caras. Elprncipe tom las monedas y les dio lavuelta. En el reverso haba una siluetafamiliar.

    Caer Calidyrr? Les pagaron conla moneda del Alto Rey?

    As parece dijo Daryth,asintiendo gravemente con la cabeza.Uno de ellos fue lo bastante descuidadopara llevar su paga consigo; tal vez nose fiaba de sus compaeros. Ahora ya nole sirve de nada, y su presencia en sucuerpo nos dice muchas cosas.

    Cul es la relacin del Alto Reycon los gobernantes de los ffolk, como tupadre?

  • El ttulo de Alto Rey es sobretodo honorfico. Al menos desde queCymrych Hugh fue un verdadero rey queuni a los ffolk bajo un solo caudillo.Ahora lleva la corona de las islas comosigno de su autoridad, la corona de oroque forj el propio Cymrych Hugh; perotiene poca autoridad real, salvo sobre elreino de Calidyrr. En Moray,Snowdown y aqu, en Corwell, leprestamos poca atencin.

    Pero qu significa este honor?Nominalmente, es el seor de los

    reyes de Corwell, Moray y Snowdown.El Alto Rey es en realidad el rey deCalidyrr, el reino ms grande de los

  • ffolk. Aunque los otros reyes, entre losque se hallaba mi padre, le debenfidelidad, no hay poder detrs de aquelttulo. El rey actual de Calidyrr,Carrathal, ha incrementado el comerciocon las naciones de la Costa de laEspada. Incluso ha contratado a unconsejo de magos de Aguas Profundas yde ms all para que lo asesoren. Sinembargo, no ha sido capaz de ofrecer unliderazgo fuerte, ni de unir las nacionesde los ffolk.

    Tristn hizo una pausa. Su padre y lhaban discutido ms de una vez sobreesto. Como los ffolk no tenan un ldernico y fuerte, los hombres del norte

  • haban sido capaces de conquistarmuchas de sus tierras, una a una. Nopodemos unirnos contra ellos, pensTristn; en cambio, ellos unen todas susnaciones contra un solo reino.

    Tal vez saba que tu padre notena ambiciones concedi Daryth.Pero quiz no era tu padre el objetivo deeste asesino. Es posible que slo fueseuna vctima por accidente; el verdaderoobjetivo podra ser uno que el Alto Reyno sabe que es un subdito leal, el mayorartfice de la gran victoria del aopasado.

    Yo? pregunt Tristn,impresionado.

  • Desde luego, esto no es ms queuna presuncin confes Daryth.Pero tu padre no era una amenaza parael Alto Rey. Tal vez t lo eres.

    Pero qu poda ganarmatndome? En cambio, el rey tieneenemigos a causa de su posicin. Quinsabe cuntos pequeos seores de lospueblos vendrn para disputar laposicin de mi padre! Uno de ellospodra ser el responsable de esto.

    Creo que es muy improbable arguy el podenquero. En primerlugar, los graduados de la Academia delSigilo no trabajan barato; dudo de queuno de aquellos seores pueda pagarles.

  • Tal vez fueron contratados por elAlto Rey o por algn individuoacaudalado de Calidyrr dijo Tristn. No puedo aceptar la idea de que yofuese el objetivo.

    Sin embargo, recordaba el empujnque su padre haba dado a su silln y eldardo que lo haba herido.

    Est bien dijo Daryth,encogindose de hombros. Pero, porsi acaso, ndate con cuidado.

    Lo har. En todo caso, el prximoConsejo es para m suficiente motivo depreocupacin. Los principales seoresde Corwell vendrn al galope en cuantose enteren de la muerte de mi padre.

  • Despus de las exequias, elegirn alnuevo rey.

    Qu piensas hacer? preguntDaryth.

    Pienso ser el elegido.La media luna proyectaba poca luz

    sobre el vasto y salvaje valle deMyrloch. No alcanzaba a traspasar elespeso dosel de hojas de los lamos, demodo que el recinto del refugio estabanegro como el carbn.

    El personaje que yaca all encogidose volvi y se sent, respirandoprofundamente. Haba dormido durantetoda la tarde y ahora se senta lobastante fuerte para moverse.

  • Con exagerada cautela, introdujo unamano parecida a una garra en la radabolsa y sac de ella una piedra negra.Tena curvo el perfil y lisa la superficie:como una escultura en piedra de uncorazn. Algunas de sus facetas eran deun negro puro y fuerte, y otras parecanan ms oscuras. Absorba luz eirradiaba un dbil calor. En su centro,palpitaba con un ritmo profundo ymaligno que pocos podan or pero que,para aquellos que podan orlo, lata confuerza. Observando nerviosamente losrboles que lo rodeaban, el hombre seencorv y apret aquel objeto sobre supecho.

  • Conejos y ardillas rebulleroninquietos en el bosque, como si algunaagitacin desconocida interrumpiese sudescanso. Las flores del jardn cerraronsus ptalos. En el estanque, los lirios seestremecieron y se apartaron de lasiniestra presencia, hasta que todas susflores se apretujaron contra la orillaopuesta como un rebao nervioso decorderos.

    De pronto, una risita de jbilo brotde los labios del hombre, pero,enseguida, ste se sobresalt. Lleno depnico, volvi la cabeza, tratando dedescubrir si alguien lo haba odo.Envolvi con cuidado el objeto en la

  • sucia bolsa y se tumb de nuevo sobre elherboso lecho.

    Dentro de la casa, a medio centenarde pasos de distancia, Genna se agit ensueos, al parecer angustiada por unapesadilla.

    Y Robyn se incorpor de pronto,empapada en sudor, pues tambinacababa de despertar de una horriblepesadilla. Haba soado que el rey, supadre adoptivo, yaca sobre su fretro.Rodendolo y descendiendo muydespacio, haba una niebla negra eindeciblemente amenazadora.

    No pudo volver a dormir durante elresto de la noche.

  • Por el buen rey Kendrick! Que ladiosa lo recompense!

    Pontswain levant su jarra, dejandoque la espuma se vertiese sobre la anchamesa.

    El Consejo de los Seores se habareunido en el gran saln de CaerCorwell, pues el estudio real no erabastante grande para recibir a tantagente. Los seores representaban a lospueblos y ciudades del pequeo reino,desde las diminutas comunidades de lasTierras Altas hasta los florecientespueblos de pescadores. Beban cervezanegra, brindando por su difuntosoberano.

  • Los treinta y un seores de lospueblos de Corwell se haban reunidoen el castillo para elegir al futurogobernante del reino. Tristn, comoanfitrin, se hallaba sentado a lacabecera de la mesa. Daryth se sentaba asu derecha, mientras que Randolph, ensu calidad de capitn de la guardia delcastillo, estaba de pie junto a la puertams cercana. Frente a Tristn, a unadocena de pasos, se sentaba fray Nolan,el clrigo de los nuevos dioses quehaba hecho proslitos entre algunosffolk de Corwell. La mayora de losffolk sostenan todava que la diosaMadre Tierra era la deidad suprema,

  • pero sus representantes, los druidas,rehuan por norma la poltica humana y,por esto, ninguno de ellos estabapresente.

    Galric se puso en pie, derramando lamitad del contenido de su jarra sobre lafalda del ceudo Koart, que estabasentado a su lado. Como de costumbre,Galric estaba borracho, y Tristnreprimi una sonrisa: al menos uno desus rivales estaba en malas condicionespara discutir con l.

    Por el rey Kendrick! gritGalric. Un magnfico gobernante y unhombre excelente!

    Bravo! Bravo!

  • El coro aprobador fue seguido dems ruidosos tragos. Tristn observ alos otros seores, tratando de descubrircul era su ms posible rival. Cerca del se hallaban sentados Koart y Dynnatt.Ninguno de los dos se haba portadobien durante la guerra y Tristn confoen que este hecho sera suficiente paracalificarlos de incapaces para gobernar.Saba empero que ambos eranambiciosos y que eran ntimos amigos;tena que estar alerta contra una posiblealianza.

    Ms lejos de l, Galric tena ya lacabeza cada sobre su pecho. Galricgobernaba un pueblo de las Tierras

  • Altas que haba acumulado considerableriqueza de las minas de cobre, hierro yplata. En todo caso, el seor estabaahora demasiado borracho parapresentar su candidatura.

    Ms all de Galric, se sentabaPontswain. Era un hombre afable yapuesto, con rizados cabellos castaosque caan sobre sus hombros, y una vozfirme y potente que llamaba la atencin.Tena un ingenio agudo, y el tonocortante de su voz haca a menudo queuno se preguntase si haba queridohalagarlo o insultarlo. El principeadvirti que la jarra de Pontswainpermaneca llena. El seor empleaba

  • ms tiempo juzgando a los otros de lamesa que unindose a los brindis.

    Pontswain gobernaba una extensa yrica regin al sudoeste de Corwell.Tristn saba que era muy ambicioso ylo consideraba el rival ms importanteentre los reunidos.

    Los otros, como Fergus de Kingsbayy Macshea de Cantrev Macsheehan,gobernaban pequeas comunidades quetodava se estaban recobrando de laguerra. Tristn consideraba que estosseores, como miembros del Consejo,eran hombres honrados y razonables,abiertos a la persuasin del mejorcandidato.

  • Durante un momento, el prncipepens de nuevo en el objeto de lareunin. Su padre haba sido enterradola noche anterior, y l tendra quepresentar sus argumentos para suceder alrey. Sinti que las palmas de sus manosempezaban a sudar. Su jarra, como la dePontswain, estaba casi intacta ante l.

    Seores empez a decir conuna voz tan suave que el grupo se vioobligado a guardar silencio para orle, os doy las gracias a todos por asistira este importante Consejo. Tambinagradezco vuestra presencia en lasexequias la noche pasada.

    Mi padre sirvi como rey durante

  • veintisiete aos. Con una notableexcepcin, fueron aos de paz yprosperidad. Los buques mercantesacuden con regularidad aqu y aKingsbay. Los impuestos hanpermanecido bajos, prcticamenteinexistentes para aquellos que tienenpocos medios para pagar. Creo quetodos estaris de acuerdo en que ospermiti gobernar vuestras comunidadescon pocas intromisiones.

    Cuando nuestros vecinos de Moraytuvieron la desgracia de ser invadidospor los hombres del norte, el reyKendrick y las fuerzas de Corwellfueron decisivos para derrotar a los

  • invasores.Y el verano pasado, cuando nuestro

    propio reino tuvo que soportar lo msrecio de la invasin, l llev a lospueblos a una victoria definitiva.

    Tristn no quera exagerar el papelde su padre en aquel conflicto, puessaba que su propia contribucin era laque le daba mayores mritos parasucederlo en el trono.

    En aquella campaa, donde losfieles seores Koart y Dynnattcombatieron junto a mi propiacompaa, los ffolk de Corwell no slorechazaron a un ejrcito de hombres delnorte, sino tambin a una tropa de jinetes

  • sobrenaturales. Triunfamos, con laayuda de esta poderosa espada yseal la Espada de Cymrych Hugh,sobre la Bestia a quien los hombres delnorte llamaban su jefe.

    El prncipe hizo una pausa,queriendo que cada uno de los seoresrecordase la Guerra de Darkwalker.

    Muchos son los males sufridos enaquella guerra que an hoy permanecen.Galric, cuyo pueblo fue asolado por lahambrienta manada de lobos Fergus yMacshea, cuyos hogares fueronincendiados por los invasores del norte.El propio Corwell, que pudo salvarse aduras penas.

  • Mientras que otros de los nuestros,como Pontswain, fueron msafortunados. No slo se libraron de ladestruccin de sus hogares, sino que nosufrieron la muerte de su gente encombate.

    Hizo una nueva pausa, para que loshechos fuesen bien comprendidos.

    Pero, antes de que pudiese continuar,Pontswain se puso en pie y sonricortsmente a los presentes, antes dehacer una breve inclinacin de cabezaen direccin al prncipe.

    Mi prncipe empez a decir,haciendo una pausa lo bastante largapara que nadie pudiese pasar por alto su

  • significado, apreciamos en gradosumo tu amable hospitalidad. Sinembargo, es hora de que atendamos alverdadero objeto de este Consejo. Porfavor, permite que pasemos a laprincipal tarea de elegir al prximo reyde Corwell.

    Pontswain se volvi de nuevo a losseores, recalcando con esta actitud elrechazo del prncipe.

    Tristn haba estado preparado paraalguna clase de maniobra, pero estabrusquedad lo pill por sorpresa.Recobr la voz al momento.

    Mi seor dijo, imitando a laperfeccin la pausa de Pontswain. Me

  • he ganado el derecho a asistir a esteConsejo, tanto como muchos de los aqupresentes, tal vez ms que alguno, sieste derecho se mide por la sangrevertida por el reino.

    Vio que los seores que habansufrido durante la guerra asentan con lacabeza, antes de volver la atencin haciaPontswain.

    Bueno, bueno, muchachoEl tono altivo de Pontswain dio a

    Tristn ocasin de interrumpirlo.Dnde te has ganado el derecho a

    tener esos aires de superioridad? gru. Las leyes de los ffolk prevnque mi aptitud para gobernar sea juzgada

  • junto a la suya, viejo, y puede ser quesea considerada superior!

    En un breve instante, la lista decandidatos a la realeza haba quedadoreducida a dos. Ambos locomprendieron y se observaron unmomento antes de proseguir.

    Nadie negar empezPontswain que, bajo la gua de tupadre, prestaste algunos serviciosnotables al reino. Pero tu padre se haido

    Y precisamente por eso estamosaqu lo interrumpi de plenoTristn. Estuve sin mi padre en laLoma del Hombre Libre, donde mis

  • tropas detuvieron a un ejrcito dehombres del norte que nos superaba ennmero a razn de cuatro a uno.Encontr la Espada de Cymrych Hughsin mi padre, y devolv aquella arma alos ffolk despus de haber estadoperdida durante siglos. Mi padre yacaherido dentro de estos muros cuando meenfrent a la Bestia en el patio y laarroj del castillo. Y tambin estaba sinmi padre cuando persegu y mat a laBestia en mortal combate!

    Y desde entonces has perdido eltiempo bebiendo y corrindote juergas,y no has hecho nada ms para mejorar!lo acus Pontswain.

  • Varios seores se volvieron a miraral prncipe con ojos un tanto crticos, yste no respondi de momento. No se lehaba ocurrido que su reputacin hubierapodido llegar a odos de aquelloshombres.

    Tal vez me he divertido reconoci al fin Tristn, pero ha sidoa mi propia costa. No he atesorado unafortuna cargando unos impuestosexcesivos sobre los campesinos deCorwell!

    Ahora, varios seores miraron aPontswain con aire acusador, pues erabien sabido que se exceda en losimpuestos y era tacao en sus gastos.

  • Mi experiencia comoadministrador de una comunidad me hadado ocasin de prepararme para lacorona. Mi pueblo ha prosperado muchoms all de lo normal

    Porque te quedaste detrs de tusmurallas de piedra, mientras la guerraasolaba los pueblos de tus vecinos ypaisanos!

    Esa acusacin es falsa replicPontswain y me alegro de que me desoportunidad de responder.

    Durante la Guerra de Darkwalker,mis tropas patrullaron con diligencia enla costa sur del estuario de Corwell. Yomismo cabalgu al frente de ellas para

  • registrar las marismas, buscandohombres del norte o lobos o cualquierclase de enemigo. La voz dePontswain temblaba ahora deindignacin. Tengo yo la culpa deque los invasores no desafiasen mistierras?

    Varios seores parecieronconvencidos, mientras que otros, comoFergus y Dynnatt, fruncieron el entrecejocon visible disgusto.

    En todo caso concluyPontswain, tu falta de madurez dejapocas alternativas a este Consejo.Nuestro rey debe ser un hombre firme,inteligente y responsable. Est claro que

  • te supero en todos esos aspectos.Tal vez s dijo fray Nolan,

    hablando por primera vez. Y tal vezno.

    El clrigo se puso en pie y todos losseores esperaron con paciencia a quehablase. Aunque la mayora de ellos noadoraban activamente a los nuevosdioses del devoto clrigo, todos loconsideraban con respeto y con cienotemor. En fin de cuentas, su poderosamagia curativa haba beneficiado a msde uno.

    Yo creo que todos os apresurisdemasiado en tomar una decisin. Hayun gobernante por encima de vosotros,

  • incluso por encima de vuestro rey.Acudid a l para que os gue en estacrtica decisin. Dejad que el Alto Reydecida cul de estos hombres debeconvertirse en vuestro monarca.

    No puedo oponerme con fuerzabastante gru Pontswain.

    Fergus se puso en pie de un salto ylevant su grueso bigote en una ampliasonrisa.

    A m me gusta la sugerencia delfraile. Dejemos que el Alto Rey elijaentre ellos.

    De acuerdo! convino Koart.Dejemos que el Alto Rey decida!

    Los seores asintieron a coro, y

  • Tristn y Pontswain intercambiaron unarpida y desafiadora mirada. El prncipevolvi a mirar a los seores, incapaz deinterpretar la mirada sombra y confiadade Pontswain.

    Viajar a Caer Calidyrr a pedir alrey el trono de Corwell dijoserenamente Tristn.

    Y yo te acompaar y ganarsu aprobacin! se jact Pontswain.

    Asunto resuelto! farfullGalric, tambalendose borracho alponerse en pie y levantando su jarra.Que elija el Alto Rey!

    Una vez ms, el Consejo de los Sietese sent alrededor de la mesa en forma

  • de U. Siete velas iluminaban la grancmara circular. Sus fras paredesestaban cubiertas en varios lugares conlujosos tapices: dibujos abstractos conrayas carmeses que parecan de sangresobre el terciopelo.

    Cyndre ocupaba la base de la U. Suvoz, agradable y familiar como siempre,reson en la cmara, dirigindose alhechicero sentado a su derecha.

    Alexei, creo que eres reacio anuestros planes.

    Podramos equivocarnos alemplear de buenas a primeras alasesino. Temo que no es de fiar. Aquelclrigo gordo podra valerse de nosotros

  • para sus propios fines respondi elllamado Alexei.

    Cmo te atreves a discutir ladecisin de nuestro jefe? lointerrumpi el hechicero sentado a laizquierda de Cyndre.

    Su voz aguda sali de debajo de lanegra capucha. Pareca idntico a todoslos presentes, salvo que se permitalucir un pequeo broche de diamantessobre el hombro. Sus dedos, quetamborileaban con nerviosismo sobre lamesa, resplandecan con toda una seriede anillos de brillantes.

    Vamos, Kryphon lo reprendiCyndre. Por favor, manten a un nivel

  • corts la discusin.El jefe de los Siete sonri con

    benevolencia. Desde luego, ninguno delos presentes pudo ver la sonrisa debajode los pliegues de la capucha de Cyndre,pero todos la sintieron.

    Est bien respondi Kryphon,ms calmado. Pregunto a mi colega sila amenaza a nuestro seor, el Alto Rey,debe ser ignorada.

    Claro que no explic Alexei.Pero la nica prueba que tenemos de laamenaza son las profecas de ese clrigode Bhaal.

    Un clrigo muy poderoso, de unrey muy poderoso acot Doric.

  • La mujer estaba sentada a laizquierda de Kryphon. Su cara, como lasde los otros, estaba oculta debajo de lacapucha, pero su voz estaba llena de fraarrogancia. Sus dedos,extraordinariamente largos, golpearon lamesa.

    Cierto. Pero creo que deberamoscomprobar, con nuestros propiosmtodos, la veracidad de susafirmaciones.

    Crees que soy tonto? preguntCyndre. Claro que lo he comprobado,empleando medios ms seguros que losque puede usar ese desdichadosacerdote. Por ahora, ese clrigo y, s,

  • incluso su terrible deidad, sirven paranuestros fines.

    Si Cyndre advirti losestremecimientos nerviosos de losmiembros de su Consejo, no dio sealesde ello. El jefe de los magos prosigui,como si hablase a unos nios obtusos.

    Los reyes y seores importantesde los ffolk han sido eliminados oneutralizados. Se est aclarando elcamino para que nuestro seor gobierneen todas las Moonshaes.

    S, jefe dijo con suavidadAlexei. Yo

    Silencio.Esta nica palabra de Cyndre son

  • como msica en los odos de lospresentes, pero cerr sus labios como unbroche de hierro.

    El jefe hizo un ademn y los Sietesupieron que la puerta de la cmara sehaba abierto. Pronto oyeron el susurrode blandas botas de cuero en el oscuropasillo, y entonces tres hombres entraronen la estancia y se quedaron torpementeplantados en el extremo abierto de lamesa.

    En realidad, slo dos de ellos eranhombres; el tercero pareca un hombre,pero era mucho ms alto que suscompaeros. Tena largos los brazos ygrotesca la cara. Al lamerse con

  • nerviosismo los labios, dej aldescubierto unos afilados colmillos.

    Y bien, Razfallow? Qunoticias traes de Corwell?

    La pregunta de Cyndre era una meraformalidad, y sin duda el asesino losaba. El poderoso espejo mgico delhechicero le haba mostrado a ste elresultado de la misin.

    Fracasamos, jefe. El rey sesacrific para salvar al prncipe.Entonces intervino el guardaespaldasdel prncipe, un graduado de laAcademia y ex alumno mo. Perd acinco de mis mejores

    Esto es lo que pienso de tus

  • mejores.La voz de Cyndre no trasluca la

    menor amenaza, pero con los dos dedosndices seal a los hombres queestaban a la derecha y a la izquierda deRazfallow. Como hechizados, sellevaron las manos al cuello yempezaron a jadear. Se tambalearon ycayeron de rodillas y, despus, al suelo.Sus semblantes se tornaron negros,mientras se retorcan en su agona, ymurieron al poco rato.

    Razfallow observ impasible laejecucin. Por ltimo, el asesino sevolvi a Cyndre.

    Si has conservado la vida es

  • porque an te necesito le explic elhechicero. Srveme bien, y tal vez teconceda el don de vivir tu miserablevida

    Qu tienes, maestra? Por quhas gritado?

    Robyn se llev una mano a la bocaal ver la cara macilenta de Genna, que laobservaba fijamente desde su cama.

    Dolor! gimi GennaMoonsinger, derrumbndose sobre lasuave colcha.

    Mir ms all de Robyn, como sitemiese que alguna aparicin sepresentase en la puerta.

    Puedo ayudarte? Dime lo que

  • necesitas!Djame, muchacha! Vete!La voz de Gema era aguda y tena

    una dureza que Robyn no recordabahaber odo nunca en ella.

    Confusa y asustada, salitambalendose de la casita y cerr lapuerta de golpe. Vio al hombre (seguallamndolo el desconocido) regandolas rosas como le haba pedido quehiciese. Robyn se apart de l y dio lavuelta a la casa. Senta la necesidad deestar sola.

    Oy un fuerte bufido al cruzar el setoque se abri mgicamente ante ella, yGrunt se levant sobre las cuatro patas.

  • La joven le acarici la cabezota congesto distrado mientras se preguntabaqu extraa enfermedad tendra sumaestra. En los ltimos das, Genna sehaba mostrado taciturna ymalhumorada, y su salud pareca estardeteriorndose.

    Grunt se frot contra ella, para quele prestase ms atencin, y la hizo caeral suelo.

    Maldito seas, torpe zoquete! grit ella, y se arrepinti enseguida alver la expresin dolida de sus ojos.Perdona. No iba por ti No he queridoofenderte.

    El oso, apaciguado, acerc el hocico

  • para que lo acariciase ms, y ella repitisu gesto distrado.

    Volvi a pensar en Tristn.ltimamente haba pensado mucho en l.Con frecuencia, soaba despierta quellegaba de improviso al bosque. Se loimaginaba galopando entre los rboles,a lomos de su gran semental, Avalen. Legustaba imaginarse su alegra al verlay el fuerte beso que le dara comosaludo.

    Estaba segura de que algo andabaterriblemente mal; tema que en verdadel rey estuviese muerto. Se habramarchado de aqu, de no haber sido porla enfermedad de Genna, pues la Gran

  • Druida necesitaba ahora de toda suayuda.

    Vagamente ilusionada, se volvihacia el bosque que se extenda ms allde la arboleda, como si esperase verllegar el corcel blanco y su apuestojinete.

    Pero all slo haba hojas verdes,que oscilaban con suavidad bajo labrisa.

    La diosa, la Madre Tierra, era unadeidad que en nada se pareca a Bhaal.Mientras los intereses de esteabarcaban planos y universos, los deella se centraban en las islasMoonshaes. Mientras el medraba con

  • la muerte, ella prosperaba con elcrecimiento y la vida. Bhaal seregocijaba con el caos y el desorden,mientras que la Madre Tierra solodeseaba el debido equilibrio de todaslas cosas.

    Las islas haban sido su cuerpo, suvida, desde el principio de los tiempos.Pero el poder de la diosa estabamenguando, pues slo a travs de susdruidas poda su cuerpo sobrevivir yprosperar. La llegada de los hombresdel norte, en siglos pasados, habaexpulsado a los druidas de muchaspartes de las islas.

    Y un desafo de otro origen, en la

  • gran isla de Alarn, la haba quitadopoco a poco esta tierra. No saba loque les haba sucedido a los druidas deAlarn; slo que sus vidas se habanapagado una a una, como si un cncerdevastador se hubiese extendido sobrela tierra.

    Sus islas de Snowdown y de Moray,pequeas y poco pobladas, cumplantodava con los preceptos de su antiguafe. Sus druidas eran gente devota perosencilla, y las exigencias de sus tierras,pocas y fcilmente satisfechas.

    Slo en Gwynneth sus druidasconservaban an un verdadero poder. Ysaba, de alguna manera sobrenatural,

  • que necesitara de todas sus fuerzas siquera sobrevivir.

  • 3El hechicero negro

    En el vasto paso subterrneo resonabansuaves ecos, mientras cientos de oscurosy pequeos cuerpos se deslizaban por lacaverna. Ninguna luz aclaraba lastinieblas, pero aquellas figuras semovan con rapidez y facilidad, evitandolas estalagmitas y pasando con cuidadopor el borde de unos abismos que sehundan hacia las profundidades.

    Estn tus tropas en posicin? Mitiempo es precioso dijo Cyndre con

  • suavidad.El hechicero negro se ocultaba como

    de costumbre debajo de su hbito, perosu actitud y su tono revelaban fastidio.

    Recibirs tu paga! ladr una delas pequeas criaturas, plantndosejunto al mago con irritacin.

    Slo le llegaba a la cintura. Su caramorena mir con entrecejo fruncido lahilera de figuras que pasaban. Si tumagia es tan poderosa como dices

    Dai. Dak, rey de los enanosnegros los duergar, desafi al magocon la mirada. No estaba acostumbradoa or quejas. Cyndre levant un dedo ymurmur en voz baja una palabra.

  • Dai. Dak, la salamandra de lacaverna, se qued helado de pnico. Susojos de reptil miraron al hechicero,salindose de sus rbitas. Cyndre hizootro ademn y el enano se plant denuevo a su lado, con aire arrepentido.

    Procura no poner nunca ms enduda mi magia dijo el hechicero, conmucha suavidad.

    Dai. Dak asinti rpidamente conla cabeza.

    Como hemos convenido, miejrcito guardar los accesossubterrneos a Caer Calidyrr. Nodejaremos entrar ni salir a nadie. Ycuando nos llames, estaremos all para

  • servirte!Muy bien. El hechicero sonri

    debajo de su capucha. Ahora pasemosal ataque.

    Mis tropas estn casi en posicin.Danos un momento ms, por favor suplic el enano.

    Cyndre mir con desinters la cortay achaparrada columna de combatientes.Todos eras barbudos y tenan la pieloscura cubierta de pelos. Patizambos,caminaban tambalendose pero conseguridad. Unas corazas de metal o decuero finamente trabajadas protegan suspechos, y todos llevaban brazales deacero.

  • Los gnomos de las profundidades los svirfneblin eran los mortalesenemigos de los duergar. La vastacomunidad subterrnea posea valiososdepsitos de oro y de acero, cavernas dehongos de primera calidad y buenosmanantiales. Sera una buenaadquisicin para los duergar. Y adems,matar a los svirfneblin sera una grandiversin para los malignos ydespiadados duergar.

    Cyndre gozaba con la perspectiva dela lucha, pues su magia asegurara lavictoria, y despus los duergar seuniran a las fuerzas que esperaban paraavanzar bajo el mando del hechicero. La

  • Guardia Escarlata y los duergar tenanejrcitos poderosos, y otra fuerza, queahora esperaba en silencio bajo el mar,se incorporara a estas legiones.

    Estamos dispuestos dijo Dai.Dak. Sigeme.

    El enano negro condujo a Cyndre atravs de la entrada de una angostacueva en la cima de un alto promontorio,todava bajo tierra. Contemplaron unavasta red de cavernas: el reino de lossvirfneblin. Grandes columnas de piedrase alzaban desde el suelo hasta el techo,a unas ciento cincuenta varas de altura.Incrustadas en estas columnas, habamuchas gemas que proyectaban una

  • suave luz amarilla sobre el escenario.Debajo de ellos, las casetas de

    piedra y techo redondo de los gnomosde las profundidades se arracimabancontra las paredes de la caverna. Losgnomos iban y venan de un lado a otro,atareados como siempre. Alfareros,joyeros, panaderos, granjeros, herreros,todos hacan su trabajo y trocabanconstantemente sus productos, pues ases el estilo de vida de los gnomos. Eranunos seres delgados pero fuertes, mspequeos que los duergar y muchomenos malvolos. Ms all del pueblo,se extendan los vastos bosques dehongos donde los gnomos cultivaban su

  • alimento. Un plcido arroyo discurraentre los enormes hongos, cruzado endiversos lugares por limpios puentes depiedra. La escena, en toda la caverna,era de absoluta paz.

    Pero esta paz terminara pronto.Siriax, punjyss, wizsaz nire!Cynder murmur las palabras de su

    primer maleficio y levant los dedos.Son un suave silbido a su alrededor yun largo chorro de gas amarillo brot dela punta de cada uno de sus dedos. Elgas se extendi y form una enormemasa amarilla, que comenz a descenderdesde el promontorio hacia el atareadopueblo, all en lo hondo.

  • El gas se filtr por las puertas yventanas y envolvi a los gnomos queestaban sentados o durmiendo otrabajando. Y a los que tocaba, losmataba.

    Un centenar de gnomos fueronsorprendidos por la muerte silenciosa yamarilla, y murieron antes de podergritar para avisar a los dems. El gassigui extendindose, deslizndose porlas calles, pasando de los muertos a losvivos. Un viejo gnomo, que subarenqueando por la calle, con su barbagris casi tocando el suelo, vio aquelhorror y grit una sola palabra:Huid!. Entonces el gas lo rode, y el

  • gnomo cay muerto.Al or el grito de alarma, salieron

    muchos gnomos de los edificios que nohaban sido todava alcanzados por lanube asesina. Cientos de aquellascriaturas corrieron a los campos,cruzaron las vastas plantaciones dehongos y se dirigieron a los puentes queatravesaban el plcido riachuelo. Pero,al llegar a ellos, varones, hembras ypequeos fueron recibidos por las armasde los duergar de Dai. Dak.

    Cyndre vio a un grupo de gnomos tal vez un centenar separarse de losotros y correr hacia una estrechacaverna ms all de los hongos. El

  • hechicero murmur una palabra y deinmediato desapareci del promontorio.Al instante siguiente estaba en la entradade la caverna, seguro de que era unasalida secreta. Lanz otro maleficiohacia el interior de la cueva y esper aque los gnomos entrasen en el pasadizo.De pronto stos se detuvieron, alencontrar cerrado su camino por unaslida pared de hierro que se extendadesde el techo hasta el suelo y de unapared a otra del tnel secreto.

    Todos dieron media vuelta paravolver de nuevo a la entrada, pero elhechicero negro estaba ahora plantadoall, esperando implacablemente los

  • momentos de mximo terror de losgnomos.

    Blitzyz, Dorax zuzz!El nuevo maleficio de Cyndre lanz

    rayos sibilantes contra las paredes y eltecho de la estrecha cueva. Grandespedazos de roca se desprendieron deellos y aplastaron a los gnomosatrapados. Cayeron ms y ms piedras,entre una espesa nube de polvo que seextendi hacia las grandes cavernasdonde ahora se terminaba la matanza.

    Cyndre sonri, satisfecho al vercumplida su tarea. Los enanos negroshaban ganado su alimento y susmanantiales y los tneles de las minas.

  • Su insensata sed de sangre habaquedado saciada. Ciertamente, losenanos negros haban conseguido todo loque siempre deseaban.

    Y el hechicero negro habaconseguido a los propios duergar.

    El festn haba terminado y losseores se haban ido, salvo Fergus yPontswain. Tristn se reuni con ellos,junto con Daryth y Randolph. El fuego seestaba apagando en las chimeneas, y uncoro de ronquidos brotaba de variosrincones del saln.

    Haban concretado los detalles delviaje: Daryth acompaara al prncipe ya Pontswain a Caer Calidyrr. All, se

  • presentaran los dos por separado alAlto Rey y defenderan sus aspiracionesa la corona de Corwell. Convinieron enacatar la decisin del rey.

    Muy bien dijo Pontswain.Cmo iremos hasta all?

    Yo pensaba acompaar a Fergus aKingsbay, cabalgando por la carreterade Corwell. Tristn mir al otroseor, que escuchaba impasible laconversacin. Puedesproporcionarnos una barca para cruzarel estrecho de Alarn?

    Fergus asinti con la cabeza,sacudiendo con ello su grueso bigote.

    Ser un placer.

  • Muy bien. Tristn se levant, ylos otros lo imitaron. Saldremos paraKingsbay al amanecer.

    Daryth y Tristn se dirigieron a sushabitaciones y prepararon sus cosaspara el viaje. Daryth se colg lacimitarra del cinturn y ocult un par delargos cuchillos en las mangas de sutnica. Tristn llevaba la Espada deCymrych Hugh y colg un arco y uncarcaj lleno de flechas en la silla de sucaballo.

    Durmieron poco aquella noche y laaurora los sac muy pronto de suslechos. Fueron enseguida a lascaballerizas, donde Daryth eligi su

  • montura, un caballo castrado de colorcastao, y Tristn ensill a Avalen, elpoderoso semental que tan noblementele haba servido durante la Guerra deDarkwalker.

    Fergus y su hijo estaban yapreparados, y poco despus llegPontswain. Llevaba una brillante cota demalla y montaba un soberbio corcelnegro como la noche. Adems de suespada, Pontswain traa una larga lanzacon astil de madera.

    El otro nico miembro de laexpedicin era Canthus, el podenco tanapreciado por Tristn. El perrazo era lamitad de alto que su dueo y pesaba casi

  • tanto como ste. Era un magnficocazador y un fiel compaero que habasido adiestrado por Daryth.

    Fergus esperaba montado en unagran yegua moteada, plantada en elpatio. Su hijo, Sean, montaba unpequeo semental de los mismoscolores. Cuando Tristn, Daryth yCanthus salieron de la caballeriza, eljoven caballo se apart nerviosamentede Avaln.

    El gran caballo de guerra hizo casoomiso del otro corcel y emprendi untrote corto hacia la puerta del castillo.Canthus salt a su lado. Descendieronpor el serpenteante camino del castillo y

  • torcieron hacia el oeste en direccin a lacarretera de Corwell. Seguiran estanica carretera general del reino yatravesaran Corwell hasta el puertooriental de Kingsbay.

    Durante la mayor parte de la primeramaana, cabalgaron en tranquilosilencio, poniendo sus monturas al pasodespus de haber trotado un brevetrecho. Fergus viajaba al lado delprncipe, seguidos de los dems.

    Por fin, el afable seor carraspe ydijo:

    Mira, prncipe, esto me recuerdahistorias que o de los primeros das delos ffolk en Gwynneth y las otras islas

  • Moonshaes. Gwynneth, como sabemosmuy bien, era entonces la ms grande delas islas, quiero decir en los tiempos deantes de Calidyrr.

    Fergus mir a Tristn paraasegurarse de que lo estaba escuchando.Satisfecho, prosigui, con su gran bigotesubiendo y bajando a cada palabra:

    En realidad, yo no estuve en laLoma del Hombre Libre el veranopasado. Llegu al castillo a tiempo depresenciar el asedio y la derrota de loshombres del norte.

    Jams haba visto un espectculosemejante! Hizo que me enorgulleciesede ser un seor de los ffolk! Y no puedo

  • dejar de pensar que fuiste t quienalcanz aquellas victorias.

    Fergus se volvi para mirarfijamente a Tristn.

    Lo que estoy tratando de decir esque tal vez estamos viendo que un pocode aquella antigua gloria vuelve aGwynneth. T sers nuestro rey, y tureinado ser bueno para Gwynneth ypara todos los ffolk. Y yo estar an msorgulloso por haberte servido concluy Fergus.

    Carraspe de nuevo y, desviando lamirada de Tristn, contempl conembarazo el pramo.

    De momento, Tristn no dijo nada,

  • pero el entusiasmo y la alegrailuminaron su semblante. Tena laimpresin de haber nacido realmentepara ser rey de los ffolk. En silencio,jur traer nuevos das de gloria aGwynneth.

    Tus palabras son muy alentadoras,seor. Ser un consuelo saber que dejoel reino en manos de hombres como t.

    Cruzaron varias comunidades, perola mayora de la tierra estaba dedicada apastos escasos y pedregosos, o acampos arados de poca extensin.Pequeas casas salpicaban el paisaje alargos intervalos, pero el camino estabavaca de otros viajeros.

  • Hablaron poco durante el resto delda. Tristn miraba de vez en cuando aPontswain, que cabalgaba al lado deSean delante de ellos. El seor hablabaconstantemente, con acompaamiento degrandes ademanes. El recuerdo de sujactancia repugnaba a Tristn. Pero, noqueriendo que Pontswain aguase suentusiasmo, oblig a su mente a pensaren cosas ms agradables.

    Robyn: Dnde estaba ahora? Questaba haciendo? Pensaba a menudo enl? Una vez ms, sinti aoranza. Laechaba tanto en falta! Sentaremordimientos por no haber ido ainformarle de la muerte de su padre. En

  • fin de cuentas, el rey Kendrick habasido su padre adoptivo; en realidad, elnico padre a quien haba conocido.

    Pero, se record, probablementehabra tardado semanas en encontrar elbosquecillo de la Gran Druida, o tal vezni siquiera lo habra encontrado. En otromomento, esta dificultad habraespoleado su afn de aventuras. Ahora,su misin le impeda gastar tiempo enesta bsqueda. Sinti el deseo egosta eintil de que ella hubiese percibido dealgn modo su angustia y viniese areunirse con l.

    El viaje a Kingsbay duraba por logeneral cuatro o cinco das a caballo,

  • pero la prisa que tenan los del grupohizo que slo empleasen tres en recorreraquella distancia.

    Con gusto os alojara en mi propiacasa explic Fergus cuando llegaronal pueblo de pescadores, peroencontraris mucho ms cmodas lashabitaciones del Salmn de Plata. Allhallaris tambin a Rodger.

    Rodger? pregunt Daryth.Es el pescador que enviar a

    Alarn con vosotros. Un hombre de fiary que sabe mantener cerrado el pico.Con un poco de suerte, cruzaris elestrecho maana por la maana.

    El clrigo odiaba el mar. Odiaba el

  • aire espeso y salino que ola a pescado.Odiaba el ruido del agua que chapoteabacontra el casco y rociaba constantementelas tablas. Incluso odiaba la montonavista del mar, que se extenda hasta elinfinito en todas direcciones, siempreigual pero lleno de inescrutablesdetalles.

    Pero sobre todo odiaba elmovimiento del mar, el balanceomarcador, las rtmicas subidas y bajadasque revolvan su estmago yamenazaban con hacer trizas su mente.

    Por centsima vez, maldijo lallamada que lo haba obligado a serviren estas islas, donde la nica manera

  • expedita de viajar era en barco. Y noera que discutiese los deseos de Bhaal,se apresur a recordarse, y a recordara aquellos que pudiesen estarescuchando sus pensamientos. Si Bhaalquera que Hobarth viajase a Gwynnethy volviese con la sangre fresca de lajoven druida, el clrigo lo hara sinvacilar.

    Adems, se consol, el viaje casihaba terminado. Al volver a mirar porencima de la baja borda, vio que el solse pona sobre el puerto ms oriental deCorwell, Kingsbay.

    Por fin!, pens Hobarth. Podracostarme en una cama decente, una

  • cama que no se mueva a cada rfaga deviento. Tal vez, murmur, podr inclusoseducir a alguna joven doncella para quehaga todava ms agradable el lecho.

    El robusto sacerdote se acarici lospliegues carnosos del cuello,agradablemente atrado por aquellaidea. Sus ojillos enmarcados entre lasespesas cejas y las hinchadas mejillascentellearon. Varias grandes verrugas castigos de Bhaal de una poca en quehaba sido menos devoto estropeabansu nariz. Su aspecto era absolutamentegrotesco, pero esto no era bice cuandose trataba de cortejar a las jvenes. Unsencillo y pequeo hechizo cegara a las

  • mozas en lo tocante a su aspecto y a suolor, creando admiracin y afn dondeantes no haba existido ms que miedo yrepugnancia.

    Por ltimo lleg la barca al muelle.Sujetando su nico bien, la pequeabolsa colgada del cinturn, salt de labarca sin despedirse del inocentepescador que lo haba conducido desdeAlarn. Hobarth estaba seguro de queaquel desgraciado se haba divertidoobservando su angustia.

    Kingsbay era una poblacin mspequea que la mayora de lascomunidades de Calidyrr. Las casitasestaban cubiertas con redondeadas

  • cpulas de paja en vez de las tablillasde madera corrientes en el estrecho.Pero la villa estaba bien iluminada conlmparas y antorchas, y numerosasposadas atraan al viajero con unamsica alegre y el aroma de suculentosasados.

    Hobarth eligi una llamada Salmnde Plata. Pensaba beber y comer antesde buscar una doncella, pero sus planesse vinieron abajo al cruzar la puerta.

    Sentado junto al fuego, retrepadotranquilamente en su silla y hablandocon un par de hombres, haba alguien aquien conoca por la misin que le habaencomendado Bhaal. La profeca haba

  • sido tan clara que no poda confundir laidentidad del hombre sentado al otrolado de la estancia: era el prncipe deCorwell. Su presencia aqu slo podasignificar que los asesinos de Cyndrehaban fracasado.

    Haba poca gente en la posada, porlo que Hobarth no tuvo dificultad enencontrar una mesa cerca del prncipe.Se sent de espaldas a Tristn y pidi envoz baja una jarra de cerveza a unacamarera que pasaba. Mientras tomabala oscura y espumosa bebida, aguz elodo para escuchar la conversacin quese desarrollaba a un par de pasos dedistancia.

  • Entonces, todo est arreglado dijo uno de los hombres. Zarparemoscon la aurora.

    S gru otro hombre, de msedad. Si el tiempo de los ltimos dasse mantiene, podremos

    El resto de la frase fue ahogada porlas carcajadas de los que estaban en ellocal cuando una camarera dio unabofetada a un cliente atrevido, pararuidosa diversin de los compaeros delhombre.

    Eso no har falta oy el clrigoque deca el viejo cuando hubieroncesado las risas. El PatitoAfortunado es una barca pequea, y

  • enseguida estar preparada. No puedesdejar de encontrarla; est amarrada en elmuelle ms prximo.

    Podrs cuidar de nuestroscaballos hasta que regresemos, Fergus?

    Ser un placer.Muy bien dijo el que haba

    hablado primero. Voy a dormir lo quepueda. Nos veremos por la maana.

    Yo me voy tambin a dormir dijo un tercer hombre.

    Hobarth vio por el rabillo del ojoque ste era moreno, tal vez un calishita.Tambin advirti que un perrazo sepona en pie y segua a los dos hombresescalera arriba. Hobarth se estremeci,

  • pues, despus del mar, odiaba a losperros ms que a nada.

    Haba estado pensando en seguir alos hombres a su habitacin y terminarla tarea de los asesinos, pero lapresencia del perro lo hizo cambiar deidea. Era probable que su magia mataraal prncipe antes de que esa criaturallena de pulgas pudiese reaccionar, peropens en aquellos largos colmillosclavndose en su carne y un escalofrorecorri su espina dorsal.

    Pero se le ocurri un nuevo plan,incluso antes de haber rechazado elantiguo. Rpidamente, apur su jarra,sali de la posada y volvi al muelle. El

  • Patito Afortunado fue fcil deencontrar.

    Temo que tu fortuna se haacabado. Patito murmur, riendo desu propia chanza.

    Despus de asegurarse de que nohaba nadie cerca, se sent en el bordedel muelle y empez a murmurar unmaleficio de deterioro. Al cabo de unmomento, haba terminado, aunque labarca no mostraba ninguna seal externade haber sufrido dao.

    Sin embargo, Hobarth saba quePatito Afortunado nunca llegara a lavecina isla de Alarn. Por la maana seasegurara de la ruina de la pequea

  • barca con un maleficio adicional.Ahora volvi pesadamente a la

    posada. Trat de recordar cmo era lacamarera.

    Yo lo podar gru el hombre,arrastrando los pies para llegar alespeso seto.

    Robyn lo mir sorprendida, pues erala primera declaracin inteligible quehaba hecho en los ltimos cuatro das.Agradecida, dio unos pasos atrs.

    Como quieras dijo, apoyndoseen un rbol para recobrar aliento.

    Ten cuidado con que no te quite elempleo le advirti Newt.

    El dragn, hoy azul en vez de

  • naranja, estaba posado en las ramas deencima del seto y observaba con airesevero a los humanos.

    El da haba sido fatigoso, tal comolo haban sido todos desde que eldesconocido haba llegado albosquecillo. Estaban junto a una de lasgrandes paredes curvas de murdagoque marcaban la linde ms lejana delbosquecillo de Genna, a ms dequinientos pasos de la casita y del Pozode la Luna. Los setos servan de murallacontra intrusos, pues sus fuertes ramasentrelazadas estaban erizadas deafiladas espinas. El murdago era unaplanta poderosa en la magia druida y,

  • as, serva doblemente para proteger lafinca de su dueo.

    Pero los setos requeran cuidadoconstante durante los perodos de lluvia,y ste haba sido un verano lluvioso. Sino eran atendidos por alguien, cerrarantodos los accesos y salidas del pequeobosque. Robyn, a pesar de sus guantesde cuero, tena pinchadas y araadas lasmanos y cansados los brazos, pues habaestado manejando una hoz, tratando dereducir los setos a sus debidasdimensiones.

    El desconocido tom la hoz de susmanos y la sostuvo como si hubieseempleado esta herramienta durante toda

  • su vida. Poco a poco, y con muchasuavidad, empez a cortar las puntassalientes del seto con rpidosmovimientos.

    A Robyn le sorprendi su evidentehabilidad. Por primera vez advirti queel hombre estaba mejorando bajo sucuidado. Su cuerpo se haba llenadoligeramente, y poda mantenerse en pie ycaminar sin tambalearse. Ahora, inclusotrabajaba.

    Por un instante, pens en correr ainformar a Genna de su xito, peroenseguida decidi no hacerlo. La GranDruida haba estado malhumoradadurante los ltimos das, aquejada de

  • una sensacin de rigidez en los huesos yde fuertes dolores de cabeza. Habapasado la mayor parte del tiempo en lacama, lamentndose cada vez que lajoven druida se acercaba a ella.

    Por consiguiente, Robyn evitaba lacasita siempre que poda, cosa que noera difcil pues su trabajo se